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EL PODER DE LO SAGRADO:
EL CULTO A LOS ANTEPASADOS EN LA CHINA ANTIGUA
Walburga Wiesheu
Escuela Nacional de Antropología e Historia
Ciudad de México, México
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XII Congreso Internacional de ALADAA Walburga Wiesheu
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Para la etapa dinástica anterior al periodo de Shang tardío, es decir el periodo de la primera dinastía de China, la de
los Xia (circa siglo 21 a 17 a.C.), y los periodos de Shang temprano y medio (aprox. 1600 a 1400/1300 a.C.),
resulta difícil determinar la naturaleza de diversos aspectos religiosos como es también el culto a los antepasados, ya
que sobre los huesos adivinatorios aún no aparecen inscripciones, ni hasta la fecha se han encontrado los entierros
reales, aunque la introducción y la consecutiva elaboración de un arte sagrado plasmado en las vasijas de bronce,
como parte central de la parafernalia ritual relacionada con el culto a los antepasados, indica que éste ya debe de
haber desempeñado una gran importancia en el desarrollo de prácticas religiosas impulsadas por el sector de la elite
gobernante, con el fin de asegurar una consagración divina de un poder político de origen esencialmente secular a
partir de los conflictos intergrupales intensificados que reforzaron el liderazgo militar de los primeros monarcas de
China en la transición del Neolítico a la Edad del Bronce.
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lugar las importantes prácticas adivinatorias en las que el rey o un adivino de la corte
invocaban más que nada a los espíritus de los ancestros.2 Con la ayuda de éstos se
pronosticaban la lluvia y las cosechas, y se tomaban decisiones gubernamentales
vitales relacionadas con la conducción de guerras o la realización de rituales como son
los de hacer sacrificios a los antepasados en cantidades adecuadas y momentos
propicios, o también se consultaba el tipo de sacrificio que sería adecuado para un
ancestro determinado (Keightley, 1999). Como ejemplo de ello tenemos la siguiente
petición hecha por un adivino llamado Shi respecto de sacrificios destinados a un
antepasado de nombre Fu Yi, que como es común en los registros de esta otra vital
institución dinástica que es la práctica mántica3, empieza con la anotación de la fecha
cíclica en que se efectuó la adivinación: “En el día yimao, adivinación de Shi: ¿Hay que
sacrificar un carnero a Fu Yi, o no? ¿Hay que sacrificar dos carneros a Fu Yi o no, en el
quinto mes?” (Kontler, 2002:22), o este otro registro oracular que dice: “¿Debemos
pedir una buena cosecha a Wanghai [...], al ofrendarle un perro, una oveja, un cerdo,
un sacrifico quemado de tres series de ovejas y cerdo, y la matanza de nueve toros,
tres lechones, y tres gentes de los Qiang”? (Colección Jinbun 609, reproducido en Eno,
1996:49).
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Si bien en la religión Shang existía una deidad suprema más bien abstracta, llamada Shangdi ( el “Dios de Arriba”),
ésta únicamente se invocaba por conducto de los espíritus de los ancestros; además de éstos se veneraban, y a veces
se invocaban también, a diversas fuerzas de la naturaleza como el cielo, ríos, montañas, la tierra y el viento.
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Más específicamente, se trata de una práctica piromántica, puesto que los huesos adivinatorios constituidos por
omoplatos de animales y caparazones de tortuga fueron sometidos al calor mediante una varilla candente que se
introducía en hoyos preparados para este fin, lo que produjo grietas sobre los huesos, mismas que fueron
interpretadas por los adivinos o el mismo rey, según la petición hecha al espíritu invocado. Esta petición junto con el
pronóstico y muchas veces también el resultado, fueron anotados sobre los huesos. Para más detalles sobre esta
práctica adivinatoria, que después de los Shang se convirtiera en el famoso sistema de los hexagramas del Yijing o
Libro de los Cambios, véase a mi artículo en Wiesheu (2003).
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sacrificios que ofreció, los rituales que ejecutó y las adivinaciones que él hizo...el rey
dependió de sus ancestros....” (Ibid.:213).
A todos estos personajes se les rendía culto siguiendo una secuencia regular de
cinco rituales repartidos a lo largo del año litúrgico. En estos rituales los ancestros
divinizados eran conmemorados en los templos de los antepasados, a través de la
realización de determinados sacrificios en días particulares de la semana de diez días
combinado con un ciclo de sesenta días que pudo ser reconstruido a partir de los
registros oraculares. De hecho es posible afirmar que la liturgia relacionada con el culto
a los antepasados dio lugar al calendario chino tradicional basado en lo que en tiempos
posteriores se conoce como el sistema ganzhi, que consiste en una combinación de los
diez tallos celestiales y las doce ramas terrenales de la milenrama. No existe certeza
aún acerca de la secuencia específica y el contenido de estos cinco rituales. En opinión
del estudioso chino Dong Zuobin (apud. Keightley, ibid.), el ritual yang incluyó música
tocada con tambores, el de yi la ejecución de la danza de plumas, el de ji una ofrenda
de carne, el de zai una ofrenda de granos, y en el de xie quizás se combinaron varios
tipos de ofrendas para completar el ciclo.
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Es decir, se omitía el primer ciclo.
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tales prácticas rituales figuran tres consortes de Wu Ding, uno de los reyes más
prominentes de Shang tardío; conocidas como las “Duo Mu” o “Muchas Madres”,
deben de haber sido especialmente apreciadas por haber dado luz a varones.5 Dos de
éstas mujeres fueron la Lady Jing y la Lady Hao (o Fu Hao). De este último
sobresaliente personaje femenino tenemos por ejemplo la siguiente inscripción
oracular: “Cuando el rey invita a la consorte de Wu Ding, la ancestro Madre Xin, y
realiza el ritual zai, no habrá falla”; Mu Xin (”Madre Xin”) era su nombre póstumo
(Keightley, 1999). Regresaré más adelante sobre este sobresaliente personaje
femenino cuando hablaré de su tumba desenterrada por los arqueólogos en Anyang.
Por su parte y según afirma Keightley (op.cit.), el sabor que despedía el humo
de la carne rostizada y el aroma del alcohol eran de especial agrado para los
ancestros, tanto en los banquetes funerarios como en los festejos que los mismos
reyes llevaban a cabo para honrar a sus antepasados en los templos dedicados a su
memoria; en éstos se guardaba una tablilla que encarnaba al espíritu del ancestro,
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Aunque autoras como Ying Wang (2004) piensan que el hecho de que algunas consortes reales se hubieran
convertido en antepasadas dependió más bien de la posición ritual de sus maridos y no tanto de que hubieran dado a
luz a hijos varones y que acaso también eran herederos al trono. Ying Wang también menciona que la mayoría de los
reyes tenían incluida a una consorte en dicho ciclo ritual dedicado a la memoria de los ancestros, mientras que otros
reyes tenían incluidas a dos, todas las cuales en generaciones posteriores también eran posiblemente consideradas
como las consortes legales o reinas oficiales. Pero en el caso de las más de cincuenta esposas que tuvo el rey Wu
Ding, tres eran objeto de atención cúltica al ocupar el rango de antepasadas. De lo contrario deben de haber sido
sacrificadas como parte de la ceremonia funeraria, lo que de seguro fue el caso de la mayoría de las esposas y
concubinas de los soberanos reales.
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mismo que el rey viviente en uno de los rituales conocido como bin, allí lo “invitó” o lo
“tuvo como huésped”, en presencia de la parentela más cercana de miembros de la
familia o del linaje. Algunos arqueólogos chinos piensan que determinados objetos de
piedra y jade de unos 7 cm de largo recuperados en tumbas y sobre los que se
encontraban grabados los nombres de templo de los difuntos, podían haber sido los
restos de tales tablillas, pero creen que la mayoría de éstas estaban hechas de
madera, por lo que no se han conservado. Otro ritual, llamado xiang, cuyo signo retrata
a dos hombres de cara a un recipiente, parece haber consistido en ofrecer una fiesta a
los espíritus. Tal como observa asimismo Keightley (ibid.), la misma palabra se usaba
para cuando el rey entretenía a sus aliados con fiestas seculares que también son
mencionadas en los textos oraculares. En todas estas fiestas se usaba una gran
cantidad de vasijas rituales de bronce para la preparación y el consumo de alimentos y
bebidas, sobre todo de “vino” (jiu)6 cuya esencia degustaban los ancestros en las
ceremonias dedicadas a su memoria y en aquellas fiestas funerarias en que personajes
destacados se convirtieron en tales.
De documentos históricos tempranos como el Libro de los Ritos (Li JI) -uno de
clásicos confucianos conservados desde el período de Zhou Oriental-, se deduce que
la celebración de fiestas funerarias en la China antigua precisamente tenía como
propósito el de crear un nuevo espíritu ancestral que pudiera comunicar sus
bendiciones a los descendientes y así obtener su ayuda y protección en diversos
asuntos mundanos, con lo que dichos difuntos convertidos en antepasados se volvían
no solamente espíritus sumamente activos sino también poderosos aliados del sector
gobernante (Nelson, 2003). Más que de crear alianzas entre los vivos, se trató aquí de
sellar un pacto entre los ancestros reales difuntos y sus descendientes. La evidencia
existente incluso pudiera sugerir que las fiestas funerarias eran más importantes que
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La palabra china jiu se refiere genéricamente a cualquier tipo de bebida alcohólica, pero por lo general se ha
traducido a otros idiomas como “vino”; existen evidencias de la existencia de toda una industria floreciente
dedicada a la destilación de bebidas alcohólicas, pero es de señalar que en cuanto a éstas en realidad se trata
de licores hechos de cereales como el mijo, fermentados y aromatizados con ciertas plantas. En las ceremonias,
éstas se preparaban, calentaban, escanciaban, servían y consumían en las llamadas “vasijas rituales de vino”, en tanto
que otros recipientes de bronce consistían en aquellos recipientes usados para cocinar y servir la carne y los granos, así
como los que se empleaban para las abluciones rituales.
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las fiestas seculares, y conseguir la ayuda de los ancestros difuntos debe de haber
constituido una estrategia política e ideológica crítica: “Tal parece que los fallecidos,
tanto los que partieron recientemente como los ancestros más antiguos, eran aliados
más poderosos que sus contrapartes terrenales” (Nelson, ibid.:65). Se podría decir
incluso que el poder sagrado emanado de los ancestros divinizados hizo que éstos se
convirtieran en los espíritus protectores del propio Estado Shang (Wang Wei, 2006,
apud. Wiesheu, 2007b).
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Tal como señala Kontler (2002:21), hacia el final de la dinastía Shang el culto a los reyes difuntos: “.... presenta un
carácter que nuestra sensibilidad contemporánea juzga a la vez fastuosa y brutal. A la violencia incontrolada del
mundo, a la que emana de los enemigos, de los animales salvajes y de las calamidades naturales y fisiológicas, se
respondía con la violencia controlada del sacrificio. [...] Por ello se les sacrificaba, a veces en números considerables,
y según determinados protocolos, animales domésticos (bueyes, cerdos, perros y carneros), animales salvajes
(capturados durantes las cacerías rituales) y hombres, enemigos y presos. Las víctimas humanas eran decapitadas; las
víctimas animales, degolladas, despellejadas, ofrecidas cocidas o crudas, partidas o enteras, ahumadas o asadas,
enterradas, ahogadas o quemadas. Su sangre, manantial de vida, consagraba los instrumentos y el lugar del
sacrificio”.
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tumba de una sola rampa, localizada en el sector este del cementerio real, fue
posiblemente la de la Dama Jing, quien como ya se mencionó, era una de las
consortes oficiales del rey Wu Ding que logró acceder al rango de antepasada. Como
tal fue conmemorada mediante su nombre póstumo de Biwu, que, por ejemplo, figura
en una inscripción sobre uno de los recipientes de bronces más grandes que se han
recuperado de la dinastía Shang (Ying Wang, 2004). En esta tumba, que también
había sido violada, se identificaron un total de 38 esqueletos de seres humanos
sacrificados.
Dicha tumba de la Dama Hao (conocida como la “Tumba 5”), forma parte de un
grupo de siete tumbas de menor escala, ubicadas a unos 200 m al oeste de los
basamentos palaciegos y de los templos ancestrales del núcleo cívico-ceremonial de
Anyang. En esta tumba se verificaron un total de 16 esqueletos de seres humanos
sacrificados, de los cuales ocho se encontraban en el ataúd exterior, otro que estaba
junto con un perro en una fosa debajo del ataúd, y otros cuatro esqueletos habían sido
dispuestos encima de las ataúdes, en tanto que tres más estaban acomodados en
nichos laterales. Aún siendo una tumba menor dentro del conjunto de los entierros
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reales de la ciudad-capital, ostentó una gran cantidad de ofrendas. La presencia de
armas entre los muchos objetos lujosos de esta tumba pudiera hacer alusión al
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Además de armas, instrumentos y recipientes de bronce que en total pesaron más de 1600 kilogramos, se
recuperaron más de 700 piezas de jade y otros objetos de diversos materiales, entre las que destacan más de 7000
conchas caurí (Bagley, 1999).
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destacado papel militar que desempeñó Fu Hao, ya que como se puede desprender de
los registros oraculares, en vida ella tuvo grandes logros como comandante militar y
realizó varias campañas bélicas en que hizo importantes conquistas para el Estado
Shang9.
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Tenemos, por ejemplo, este registro oracular: “¿Debe Fu Hao seguir a Guo de Zhi y atacar la tribu X, con el rey
atacando desde el este hacia el lugar donde va a estar Fu Hao?” ( Registro Yibian 2948, en Eno, 1996:50).
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Autores como K.C. Chang (1983), quienes han postulado la existencia de un predominio de creencias y prácticas
chamánicas en la religión shang, creen que en diversos rituales se recurría a la intoxicación con el alcohol para
producir un estado de trance que facilitaba la comunicación con los espíritus de los ancestros, tal como se puede
inferir para el caso de las ceremonias mortuorias realizadas en el contexto de entierros de la élite de la Dinastía Zhou.
Véase para una descripción y discusión al respecto, a Wiesheu (2005).
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Bibliografía
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Afiliación institucional:
Dirección postal:
División de Posgrado
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Periférico Sur/Zapote s/n
Colonia Isidro Fabela
01030 México D.F., México.
Síntesis curricular:
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