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EL DIABÓLICO PLAN

KALERGI: EXTERMINIO DE
LA RAZA BLANCA, HACIA EL
NUEVO ORDEN MUNDIAL

Menachem Begin, primer ministro de Israel entre 1977 y 1983 en un discurso dirigido al Knesset (el parlamento
israelí) - Bandera del movimiento Paneuropa - Richard Nikolaus Coudenhove-Kalergi.

- La gran mentira de la liberación: el Genocidio contra


el pueblo alemán por parte de los vencedores
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EL PLAN KALERGI: EXTERMINIO DE LA RAZA BLANCA, HACIA EL NUEVO


ORDEN MUNDIAL
Menachem Begin, primer ministro de Israel entre 1977 y 1983 en un discurso dirigido al Knesset (el parlamento
israelí):

Nuestra raza es una raza de amos. Nosotros somos dioses sobre este planeta. Somos tan diferentes de las razas
inferiores como ellos lo son de los insectos. De hecho, comparados con nuestra raza, las otras razas son bestias y
animales, como mucho, son ganado.
Nuestro destino es gobernar sobre las razas inferiores. Nuestro reino terrenal será gobernado con vara de hierro
por nuestro líder. Las masas lamerán nuestros pies y nos servirán como nuestros esclavos.

El Plan Kalergi, elaborado en 1923 tiene mucho que ver con el párrafo anterior como a continuación podrán
comprobar.
Aunque le parezca extraño, estas palabras no las dijo Adolf Hitler (la foto de Hitler era para despistar), si no que
fueron pronunciadas por un judío (realmente estos “judíos” son los descendientes de los Grigori): Menachem
Begin, primer ministro de Israel entre 1977 y 1983 en un discurso dirigido al Knesset (el parlamento israelí).

Y además, este buen hombre también obtuvo el premio Nobel de la paz de 1978 (Hemos de recordar que también
le dieron el mismo galardón al presidente del único país que está en guerra permanente en alguna parte del
mundo -EEUU- lo que dice bien poco de los Nobel).

PLAN KALERGI
El Plan Kalergi es un plan genocida elaborado en 1923 por el político mestizo Richard Nikolaus Coudenhove-
Kalergi junto con sus socios masones, precursores de la Unión Europea, para destruir a Europa y exterminar a
la raza blanca, mediante el fomento del multiculturalismo (el primer paso hacia la dictadura de un único estado
mundial) y la inmigración masiva de negros, asiáticos, mestizos latinoamericanos, amerindios y musulmanes con
el fin de mezclarlos racialmente, produciendo así, según sus propias expectativas, una raza mestiza pasiva,
amansada, predecible y manipulable, de carácter e inteligencia inferior sobre la cual pudiera gobernar
eternamente la élite aristocrática judía, pues dicha mente inferior les impediría organizarse para rebelarse, e
incluso darse cuenta de que están dominados. Este plan, expuesto en 28 tesis, está inspirado en el dominio
humano sobre los animales de granja, los cuales, debido a su inferior inteligencia no pueden rebelarse.

PUESTA EN MARCHA
La invasión inmigrante, de acuerdo a los nuevos estándares económicos y la globalización, ya se ha producido y
no existe intención de rechazarla por parte de los gobiernos por mucha crisis que haya. Y al mismo tiempo se
fomenta el mestizaje para lograr el exterminio de la raza blanca, en todos los países blancos del mundo. No en los
asiáticos, ni africanos, en donde no hay invasión inmigrante, sino solamente en los países blancos. La invasión se
disfraza de progreso, caridad, humanismo, fraternidad, justicia social, igualdad, etc. Pero se trata de un plan
criminal y despiadado para destruir a los europeos.

LA ESENCIA DEL PLAN


En sus primeros manifiestos escritos entre 1923 y 1925, el Plan Kalergi exigía que los judíos tomasen el poder,
primero en Europa y después en todo el mundo. El plan se basa en un racismo judío utópico y se refiere a una
«raza superior» (Herrenrasse) judía. La expresión Herrenrasse, utilizada por Adolf Hitler para describir a la raza
aria, fue usada también por Coudenhove-Kalergi para corroborar la reivindicación de la soberanía judía en Europa
y en el mundo. También el término «raza noble judía» es utilizado constantemente. Con motivo de la creación de
este imperio judío, el plan Kalergi proclama la abolición del derecho de autodeterminación de los pueblos y,
posteriormente, la eliminación de las naciones por medio de migraciones alógenas en masa, o bien su
despedazamiento interno a través de movimientos separatistas “étnicos” como el separatismo catalán o vasco.
Para que Europa sea dominable por los judíos, pretende transformar a los pueblos racialmente homogéneos en
conjuntos mezclados de blancos, negros y asiáticos. A estos mestizos les atribuye crueldad, infidelidad y otras
características que, según él, deben ser creadas conscientemente porque son indispensables para conseguir la
superioridad de los judíos.

Mucho antes que Hitler, Kalergi compartía la opinión del alto rendimiento de la raza blanca, especialmente de la
subraza nórdica, pero, al contrario que Hitler, no aspiraba al fomento, conservación y fortalecimiento de la
misma, sino a su destrucción. Por este motivo, pretendió influir en la “Creación”, porque pensaba acertadamente
que al cruzar las razas, se eliminarían talentos y características admirables de cada una de ellas. A pesar de su
valoración positiva de esta raza, creó el plan de su exterminio únicamente porque decía necesitar a mestizos
fácilmente manipulables para cuando los judíos tomaran el poder. En la actualidad, encontramos otra palabra en
los medios de comunicación americanos cuando se refieren a la colonización de Afganistán e Irak, otro de los
muchos signos que prueban que la semilla de Kalergi sigue germinando. Se trata de nationbuilding y significa algo
así como la creación artificial de naciones a manos del hombre. En cuanto a la idea de Kalergi sobre el hombre
cruzado consanguíneamente, encontramos grandes conocimientos sobre la evolución y la cría de razas que en
algunos puntos concuerdan asombrosamente con las investigaciones de Darwin y las, en ese entonces no
redactadas, teorías del Tercer Reich. También la ciencia moderna, impulsada sobre todo por Israel, que con el
análisis del ADN puede distinguir a los judíos de sus primos, los árabes, confirma los conocimientos de Kalergi sin
que se pueda averiguar la proveniencia de dicha sabiduría.

Richard Nikolaus Coudenhove-Kalergi


Richard Nikolaus Eijiro Graf Coudenhove-Kalergi, (Tokio, 16 de noviembre de 1894 – Schruns,
Vorarlberg, Austria, 27 de julio de 1972) fue un político y geopolítico austríaco-japonés que en 1923 publicó un
manifiesto titulado Pan-Europa, que supone la fundación de la Unión Internacional Paneuropea, y con ella,
el Movimiento Paneuropa, antecedente de la Europa de Maastricht y la Unión Europea, así como realizador
principal del criminal “Plan Kalergi”. Kalergi dio al concepto de “Paneuropa” y “paneuropeísmo” el significado de
“la unificación de todas las naciones europeas bajo un solo Estado”, con el objetivo adicional de transformar
étnicamente a Europa mediante la integración de distintas razas y culturas extrañas al continente, formando así
una Europa cosmopolita, multicultural, multirracial y eventualmente mestiza.

Hijo del conde y diplomático Heinrich Coudenhove-Kalergi (autor del libro La idiosincrasia del
antisemitismo) austrohúngaro. Su madre, Mitsu Aoyama, era de origen japonés. Obtuvo su doctorado en filosofía
en la Universidad de Viena y trabajó como periodista y editor en la revista “Paneuropa”. Es reconocido como el
fundador del primer movimiento popular para una Europa unida.

Posteriormente al manifiesto publicado en 1923, publicó su trabajo más importante, titulado “La lucha por
Paneuropa” (1925-1928) en tres volúmenes. Sus ideas influyeron en Aristide Briand y su discurso en la Sociedad
de Naciones del 8 de septiembre de 1929. Después de la anexión de Austria a Alemania, huyó a Francia en 1938, y
luego a Estados Unidos en 1940. Allí dio clases en la Universidad de Nueva York hasta 1945, cuando regresó a
Francia. En Estados Unidos publicó su obra “Cruzada por Paneuropa” en 1944. Después de su regreso a Francia,
fundó la Unión Parlamentaria Europea. En el congreso de dicha Unión en 1947 (8 al 12 de septiembre) defendió la
idea de que la creación de un mercado amplio, con una moneda estable (el posterior Euro), era el vehículo para
que Europa reconstruyera su potencial y ocupara el sitio que le correspondía en el concierto de las naciones. En
1950, Coudenhove-Kalergi fue la primera persona que recibió el Premio Carlomagno, otorgado por la
ciudad alemana de Aquisgrán a aquellos que “contribuyen a la idea de una Europa unida y en paz”. El origen del
premio se sitúa el 19 de diciembre de 1949 cuando un comerciante de la ciudad de Aquisgrán, el Dr. Kurt Pfeiffer,
que había fundado un círculo cultural con el nombre de “Corona Legentium Aquensis” con la intención de
fomentar el diálogo entre los políticos, los científicos y los personajes culturales de toda Europa, anuncia la
creación de un premio que bautiza con el nombre del emperador Carlomagno quien en el siglo VIII había fijado su
residencia en Aquisgrán. Dicho premio se otorga a la aportación (anual) más valiosa a la “comprensión” y
“desarrollo” de la comunidad en Europa Occidental y por servicios a la “humanidad” y a la “paz mundial”. La
aportación puede ser en los campos de la literatura, ciencias, economía o política. Su entrega, el mes de mayo, se
realiza en la Sala de la Coronación del ayuntamiento de Aquisgrán tras lo cual se hacen tres discursos, uno por el
alcalde la ciudad, otro de alabanza por un invitado especial y el tercero por el propio premiado. no es coincidencia
que sea Carlomagno, ya que la mayor parte de toda la realeza, políticos y muchos actores son descendientes de
dicho emperador. Entre los premiados tenemos a Konrad Adenauer, Winston Churchill, Paul Henri Spaak, Robert
Schuman, Salvador de Madariaga, Juan Carlos I, Henry Kissinger, François Mitterrand, Helmut Kohl, Roger
Schutz, Felipe González Márquez, Tony Blair, Bill Clinton, Valéry Giscard d’Estaing, Juan Pablo II (Premio
Extraordinario), Jean-Claude Juncker, Javier Solana, Angela Merkel, Jean-Claude Trichet, Wolfgang Schäuble.

Bandera del movimiento Paneuropa, ¿les suena de algo la cruz y las estrellitas?

Kalergi estaba a la cabeza de la conspiración que amenaza actualmente la subsistencia de los pueblos de Europa.
Ya en 1923, y ante sus hermanos masones, este oscuro personaje proclamó que Europa sería dominada por
una «raza aristocrática judía». Con tal fin, los europeos debían «ser cruzados» con negros y asiáticos como si de
animales se tratara. De este “cruce”, Coudenhove-Kalergi esperaba la consecución de una clase humana inferior,
fácilmente gobernable y sin carácter.

Entre sus adeptos de primera hora se encontraban los políticos checoslovacos Tomáš Masaryk y Edvard Beneš así
como el banquero Max Warburg, que puso a sudisposición los primeros 60.000 marcos.

El canciller austríaco, Monsignore Ignaz Seipel, y el más tarde presidente austríaco, Karl Renner, se encargaron
después de liderar el “Movimiento Paneuropa”. Kalergi mismo indicaba que altos políticos franceses apoyaban su
movimiento para reprimir la revancha alemana. Así, el primer ministro francés Edouard Herriot y su gobiemo, al
igual que líderes británicos de todos los ámbitos políticos y entre ellos el redactor jefe del Times, Noel Baker,
cayeron en las maquinaciones de este conspirador. Finalmente, hasta consiguió atraer a Winston Churchill.

En 1926, Kalergi volvió de dar unas conferencias por Estados Unidos con la certeza de haber convencido a la
opinión pública americana del plan de apoderamiento judío de Europa. Aquí le esperaban dos nuevos seguidores:
el ministro de asuntos exteriores francés, Aristide Briand, y el canciller alemán, Stresemann. En el mismo año, el
que más tarde se convertiría en el genocida checo de 300.000 alemanes sudetes, Edvard Beneš, fue nombrado
presidente honorífico. El hasta ahora casi desconocido Kalergi, también negociaba con Mussolini para restringir
el derecho de autodeterminación de los austríacos y favorecer todavía más a las naciones vencedoras de la
Primera Guerra, aunque fracasó.

De la interminable lista de altos políticos del siglo XX, hay que mencionar especialmente a Konrad Adenauer, el
ex-ministro de justicia español, Ríos, y John Foster Dulles (EEUU). Sin respetar los fundamentos de la democracia y
con la ayuda del «New York Times» y el «New York Herald Tribune», Kalergi sometió al congreso americano a sus
planes. Su desprecio por el principio del gobiemo popular, lo manifiestó en una frase de 1966, en la que recuerda
sus actividades de posguerra: “Los siguientes cinco años del Movimiento Paneuropeo se dedicaron
principalmente a esta meta: con la movilización de los parlamentos, se trataba de forzar a los gobiernos para que
construyeran Paneuropa”. Ayudado por Robert Schuman, ministro de exterior francés de noble proveniencia
judía, Kalergi logra quitarle al pueblo alemán la gestión de su producción de acero, hierro y carbón, y la pasa a
soberanía supranacional. Aparecieron otros nombres: Degasperi, el traidor de la autodeteminación de los
Tiroleses del Sur y Paul-Henri Spaak, el líder socialista belga, finge querer establecer la paz entre el pueblo alemán
y el francés a través de los herederos de Clemenceau, quien ideara el plan genocida de Versalles. Ya en los años
veinte, determina el color azul para la bandera de la Unión Europea. El papel líder de Kalergi en la creación de la
Europa multicultural y de la restricción del poder ejecutivo de parlamentos y gobiernos, queda patente hasta
nuestros días, y se manifiesta en el otorgamiento del «Premio Coudenhove-Kalergi» al canciller Helmut
Kohl como agradecimiento por seguir dicho plan, así como en el elogio y la adulación del poderoso personaje por
parte del masón y europolítico, el primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker.

Kalergi se declaraba a favor de un “pacifismo” que exige la paz de las naciones, pero permitía la violencia del
poder judío. Sólo apoyaba la declaración de igualdad ante la ley, hasta que el sistema judicial actual fuese abolido.
A esto lo llama “eliminación de la desigualdad injusta“. Tras la toma del poder por parte de la «raza noble
judía» conseguida gracias a la exigencia de igualdad, ésta quedará anulada. A partir de entonces, los judíos
consolidarán su soberanía sobre los no-judíos con la «desigualdad justa». También desdeña leyes y cláusulas que
el propio país defiende y exige, cuando se trata de atacar a otros pueblos. Kalergi declara a los hombres incapaces
de gobemarse a sí mismos, de ahí que proclame un Nuevo Orden Mundial. Con la abolición global de
la democracia, los judíos pretenden llevar la paz, la cultura y la alimentación a toda la humanidad. Califica de
«afortunada providencia» el hecho de que la humanidad pueda ser dirigida por esta «noble raza judía». Se jactó
de que los judíos son los líderes del socialismo, del comunismo y del capitalismo, confirmando así el punto de
vista de nacionalsocialistas y fascistas. La gran influencia judía en el gobierno estadounidense o en los servicios
secretos es fácilmente comprobable. Así, un 37% de los miembros del NKVD (policia secreta soviética) pertenecía
a la étnia judía, sobre todo, en el caso de los altos mandos, si bien, en términos generales, y en relación a su
participación desmedida en estas ideologías, los judíos quedaron en minoría. Cuando propuso su plan y se jactó
del liderazgo judío dentro del comunismo y el capitalismo, los bolcheviques ya habían matado a millones de
enemigos políticos. Quiere ver reunidos «pólvora, oro y tinta» en las manos de la «raza superior judía». Con
esto, Kalergi expresa esas palabras clave, mucho antes de la aparición política de Hitler. En general, confirma una
sed de poder judía, como hasta entonces sólo la habían denunciado los antisemitas. Ahora se trata de comprobar,
hasta qué punto sus planes se han llevado a cabo.
Actualmente la raza blanca es solo el 8% de la población mundial, del cual el 2-3% son mujeres en edad de
procrear. Eso sin tener en cuenta el fomento del aborto lo cual acerca aun mas si cabe, año tras año, la extinción.

El 14 de abril de 2003, en el Hofburg vienés, se encontraron el ex-canciller alemán, Helmut Kohl -portador de la
Orden de Kalergi- y Otto de Habsburgo para celebrar juntos el ochenta aniversario del “Movimiento Paneuropa”
que había sido fundado por Richard Kalergi.

Otto von Habsburg, cabeza de la dinastía Habsburgo hasta el 1 de Enero de 2007, se convirtió en el Presidente
Honorífico de la Unión Paneuropea Internacional después de la muerte de Coudenhove-Kalergi en 1973. El último
presidente de la Unión es —desde 2004— Alain Terrenoire, director de la Unión Paneuropea en Francia. La Unión
tiene varias sedes en muchos países europeos, con su Secretaría General localizada en Múnich.

Algunos miembros famosos del Movimiento Paneuropa fueron Albert Einstein, Sigmund Freud, Thomas
Mann, Franz Werfel, Salvador de Madariaga, Charles de Gaulle, Aristide Briand, Konrad Adenauer, Franz Josef
Strauß, Bruno Kreisky y Georges Pompidou. Fue prohibida por los nacionalsocialistas alemanes en 1933 y fundada
de nuevo tras la Segunda Guerra Mundial.

A continuación un pequeño extracto, de los puntos mas significativos del Plan Kalergi, en formato de vídeo,
extraído del libro: “Adiós Europa”. El plan Kalergi escrito por Gerd Honsik.

Descarga del libro completo “Adiós Europa”. El plan Kalergi:

http://defenderlapatria.com/adios,%20europa.%20el%20plan%20kalergi.pdf

VIDEO: https://youtu.be/7KfIzo8vVb8

19 de agosto de 2012 · de vistoenlaweb.org · en Israel, Noticias. ·

FUENTE: https://vistoenlaweb.org/2012/08/19/descarga-libro-plan-kalergi-exterminio-
de-la-raza-blanca-hacia-el-nuevo-orden-mundial/

La gran mentira de la liberación: el


Genocidio contra el pueblo alemán por
parte de los vencedores
mayo 16, 2016 Historia
En la conferencia de Potsdam realizada en agosto de 1945, poco después de la rendición alemana el 8 de
mayo de 1945, los aliados dividieron Alemania en cuatro zonas de ocupación militar -Francia al suroeste, Gran
Bretaña al noroeste, Estados Unidos al sur, y la Unión Soviética al este-. Las antiguas (1919-1937) provincias de
Alemania al este de la Línea Oder-Neisse (Prusia oriental, el este de Pomerania y Silesia) fueron transferidas
a Polonia, mudando el país hacia el oeste. Aproximadamente 15 millones de alemanes étnicos sufrieron terribles
penalidades de 1944 a 1947 durante su huida y expulsión de los territorios de Alemania del este y de Sudetes.

De los cerca de 12.4 millones de alemanes que en 1944 vivían en territorio que después del desmembramiento de
Alemania se convirtiría en parte de la Polonia de la posguerra, un aproximado de 6 millones huyeron o fueron
evacuados antes del avance del Ejército Rojo. Del resto, más de un millón fueron asesinados y 3.6 millones fueron
expulsados por los polacos, un millón fue nacionalizado polaco y 300.000 permanecieron. Miles murieron de
inanición y de congelamiento durante su expulsión en lentos y contaminados trenes. De este holocausto nadie se
acuerda. La parte de Prusia oriental que rodeaba Kaliningrado fue anexionada a la Unión Soviética.

La expulsión de los alemanes de Polonia, de la Unión Soviética, de los Sudetes, Hungría, Yugoslavia y de Rumania,
fue autorizada por los aliados en Potsdam, pero los países fueron exhortados a parar las expulsiones a partir de
cierto momento debido al agotamiento que los refugiados pondrían a los recursos existentes en Alemania.

Muchos de los alemanes que se quedaron, la mayoría mujeres y niños, fueron objeto de fuertes actos de ultraje,
hasta que finalmente fueron deportados a Alemania en la década de 1950. Fueron forzados a usar brazaletes
identificadores y miles murieron en campos de concentración como en Lambinowice, Zgoda, Potulice, Jaworzno,
Glaz, Milecin, Gronowo, y Sikawa.

En añadidura, entre 2 y 2.5 millones murieron como resultado de una evacuación alemana mal planeada,
bombardeos, hundimientos de barcos de refugiados, de hambre y privación durante largas marchas durante el
frío glacial, en los trenes de expulsión, en campos de concentración o asesinados por tropas de saqueo y por
habitantes locales. Otros 165.000 fueron transportados por los soviéticos a Siberia. Un verdadero genocidio por el
cual nadie, hasta el momento, ha sido responsabilizado.

El cuerpo gubernamental pretendido para Alemania fue llamado el Consejo de Control Aliado. Los comandantes
en jefe ejercieron autoridad suprema en sus respectivas zonas y actuaron de acuerdo en temas que afectaban a
todo el país. Berlín, que se encontraba en el sector Soviético (al este), fue también dividió en cuatro sectores, con
los sectores del oeste convirtiéndose posteriormente en Berlín Occidental y el sector soviético en Berlín Oriental,
capital de Alemania del Este.

Un tema clave en la agenda de los invasores era la desnazificación; cerca del fin, la esvástica y otros símbolos
públicos del régimen nacionalsocialista fueron prohibidos, y una Insignia civil provisional se estableció como una
bandera temporal para Alemania; la cual permaneció como la bandera oficial para el país (necesaria por razones
de derecho internacional, ya que los barcos alemanes necesitaban portar algún tipo de marca indentificatoria)
hasta que Alemania del Este y del Oeste comenzaran su existencia por separado en 1949.

Los Estados Unidos, el Reino Unido, y la Unión Soviética acordaron en Potsdam un amplio programa de
descentralización, tomando en cuenta a Alemania como una sola unidad económica con algunos departamentos
de administración central. Estos planes se rompieron en 1948 con la aparición de la Guerra Fría.

Zonas de la ocupación alemana en 1946. Sarre (en la zona francesa) se muestra con franjas ya que fue removida
de Alemania en 1947 como un protectorado francés.

Para convencer a los alemanes de la opinión aliada sobre ellos, una estricta política de no fraternización fue
añadida por el General Eisenhower y el departamento de guerra. Sin embargo, gracias a la presión del
Departamento de Estado y congresistas de Estados Unidos en lo individual, la política fue levantada en etapas. En
junio de 1945 la prohibición de hablar con niños alemanes fue hecha menos estricta. En julio fue posible hablar
con alemanes adultos en ciertas circunstancias. En septiembre de 1945 toda la política fue depuesta en Austria y
en Alemania. Solamente la prohibición de matrimonios entre civiles estadounidenses y alemanes o austriacos
permaneció por algún tiempo.

El Plan Kaufman
Propaganda alemana contra el plan Kaufman.

En 1941 el consejero de presidente americano, Nathan Kaufman, desarrolló un plan satánico nunca visto por la
humanidad desde tiempos del Antiguo Testamento. Este plan pretendía la extinción del pueblo alemán mediante
la esterilización de los ciudadanos masculinos. Miles de médicos americanos debían extirpar el escroto a veinte
millones de padres de familia, jóvenes y niños.

Este plan de anular uno de los pueblos culturales más importantes del planeta por medio de la castración sólo
tiene un leve precedente en el Antiguo Testamento: el Rey David obsequia a su padre político con los prepucios
de 200 filisteos como regalo de noviazgo. El tan idealizado Rey de los judíos con cuyo nombre, miles de cristianos
son bautizados, se sirvió de la masculinidad de sus presos para jactarse de semejante hazaña.

El presidente Franklin Delano Roosevelt estaba encantado con su consejero Nathan Kaufman pero, más tarde, se
decidió por una solución más factible y revisada de la ”cuestión alemana”.

El proyecto de extinción de Kaufman, planeado por el gobierno americano hasta el último detalle, no se puede
ver como una reacción al ”Holocausto” ya que esté recién sucedió entre 1942 y 1944. Por el contrario hay que
indagar hasta que punto el plan americano de extinción de 1941 no fue impulsor de los esfuerzos de guerra y
precedente de la persecución de ciudadanos judíos en Alemania.

Siguiendo las recomendaciones de Kaufman, en la Conferencia de Yalta se dispuso la utilización de varios


millones de alemanes para su uso como mano de obra esclava al finalizar la guerra, ya que de acuerdo con el juez
Samuel Rosenman, el presidente Franklin Delano Roosevelt, declaró que los alemanes merecían ser castigados de
esa manera. Muchos de ellos trabajaron hasta la muerte en campos de trabajo del Reino Unido y en la Unión
Soviética. Las pésimas condiciones y los abusos que sufrieron cobraron muchas vidas y fueron constatados por
la Cruz Roja.

“Tenemos que ser duros con los alemanes y me refiero a su pueblo, no solo a los nazis. Hay que castrarlos o
tratarles de manera que no puedan reproducirse y seguir el que camino que siguieron en el pasado.”- Franklin
Delano Roosevelt, 19 de agosto de 1944

“Existen menos de 70 millones de hunos malvados. A algunos se podrá curar, a los demás hay que exterminarlos.”
– Winston Churchill, abril de 1941

Incluso se llegó a idear un dispositivo para la esterilización en masa, pero los planes fueron abandonados tras el
fallecimiento de Roosevelt y la firme oposición de altos mandos del ejército estadounidense, como fuera el caso
del general George S. Patton.
El Plan Morgenthau
Al igual que todos los planes genocidas estadounidenses posteriores al Tratado de Versalles, también el Plan
Morgenthau fue elaborado a pedido del presidente Roosevelt y por uno de sus consejeros que pertenecen a la
minoría judía. Esta vez fue el ministro de economía y su nombre era Henry Morgenthau Jr.. El mismo tenía como
una de sus prioridades la destrucción de la industria alemana y la transformación del país en un territorio agrícola,
que no representaría una amenaza para los intereses imperialistas y colonialistas estadounidenses.

En su documento dice literalmente: «Alemania no será ocupada con el objetivo de liberación sino como una
nación vencida y enemiga (…) Destrucción de los ramos industriales fundamentales, partición en estados del norte
y sur, desestructuración del Ruhrgebiet (la principal área industrial) y su conversión a una zona internacional; los
alemanes deben realizar trabajos forzosos en el extranjero».

Mapa que muestra la propuesta de Morgenthau para la división de Alemania.


El Plan Hooton

HARVARD es el nombre de la central de incubación de genocidio: el 14 de enero de 1943, el magazine


neoyorquino: ”Peabody Magazine” (P.M.) publicó un nuevo plan de genocidio del profesor Ernest Albert Hooton
que propuso una política de poblamiento como solución a la ”cuestión alemana”.

Su cometido era desarrollar una forma de genocidio que no fuera tan bestial como la de Kaufmann pero bastara
para las metas bélicas.

En la serie de artículos ”¿Deberíamos matar a los alemanes?” él da la menos sangrienta respuesta: ”¡Eliminemos
las predisposiciones bélicas de los alemanes por medio de la cría controlada!”.

Propone la esclavización de todos los varones alemanes: ”Los padres de familia alemanes bajo ningún concepto
deben volver con sus familias, tampoco después de la guerra.”, así era su plan, la separación de las familias para
siempre y así poder frenar la reproducción y posibilitar la integración familiar de hombres extranjeros que
reemplacen a los propios varones. La inmigración se convierte en obligación.

La retención de soldados incluso en la posguerra y su falsa definición como ”presos de guerra”, corresponde a los
fines del Plan Hooton al igual que la inmigración forzada.

También reconocemos el parecido con el Plan Kalergi que quiere hacer dominables a los pueblos de Europa a
través de la cría controlada. Una conferencia del gerente del ”Canadian Centre for German and European
studies”, Jeffrey Peck (sionista), confirma que la obligación de instaurar la multiculturalidad en la sociedad actual
sigue siendo un fundamento de la política alemana manipulada por los EE.UU.

En 1993 dijo: ”Espero que con el tiempo, la composición étnica del estado se transforme de blanca y
religiosamente cristiana a marrón, amarilla y negra, y la religiosa en musulmana y judía. Resumiendo, el concepto
de la identidad alemana, ha de ser cambiado.”
Las intenciones judeo-americanas de 1993 que nos comunica el señor Peck concuerdan literalmente con las del
Plan Kalergi de 1923. También coincide con lo declarado en 1943 por el profesor Hooton.

Aquí hay que apuntar que también Daniel Goldhagen que a finales del segundo milenio causó furor con sus
opiniones sobre la nación alemana, procede de la universidad de Harvard. Al igual que su predecesor, el profesor
Hooton, seis años antes, el pretende haber descubierto características negativas de los alemanes. Él no considera
la persecución de los judíos como un acto de dictador sino como crimen nacido de predisposiciones
genuinamente nacionales. Pero no ofrece ninguna solución. Ni pide castración de Kaufman, ni propone la nueva
”cría” de los alemanes como Hooton.

De cualquier forma las creencias del profesor Hooton deben haber encontrado fervientes seguidores en Harvard.
El 4 de septiembre de 2002, Joyce Howard Price citó en el renombrado Washington Post a un nuevo adepto del
genocidio: el profesor Noel Ignatiev, del departamento de ”estudios negros” que había proclamado en el Harvard
Magazine de septiembre que la erradicación de la raza blanca también sería deseable para América.

Cristopher Reed, el editor del Harvard Magazine, defendió impunemente esa erradicación planeada de la raza
blanca en la revista de octubre. En su página web se lee: ”Traicionar a lo blanco es lealtad a la humanidad”.

Espero que este lema nunca repercuta en el inocente pueblo israelí.


El parecido con los Planes Kalergi, Kaufman y Hooton se hace obvio: El malentendido de que la soberanía judía
solo puede ser reforzada si la raza nórdica a la que Kalergi, al igual que Hitler, considera especialmente efectiva,
sea destruida, probablemente se deba al mensaje esencial del Plan Kaufmann y Hooton.

El Profesor Ignatiev que aquí reclama la integración hasta el autosacrificio, proviene, al igual que sus precursores,
de la minoría judía, o sea, de aquel bando que siempre fue acusado de no querer integrarse.

Sin embargo, también fue un profesor sionista llamado David Horowitz, quien públicamente mostró su
desacuerdo: ”¡Sólo de Harvard, donde los blancos son difamados, ha podido surgir semejante artículo”.

Volvamos a la Segunda Guerra Mundial: a principios del 1944, el presidente Roosevelt decidió encomendarle a su
consejero Wendell Willkie la elaboración de métodos de ataques bélicos basados en estos planes con esa misión,
Willkie fue enviado a Moscú.

La principal meta bélica finalmente fue la abolición de la exclusividad racial (”abolition of racial exclusiveness”).
Semejante objetivo de guerra equivale, según la legislación vigente, al genocidio formulado con una claridad y
elaborado de tal manera que no se ha visto nunca antes nada parecido.

La Mentira de la Liberación: Yalta- Casablanca – Postdam.

Dos mentiras son las que siempre se vuelven a escuchar cuando se habla de los EEUU y Alemania: que en 1945,
los americanos ”liberaron” a los alemanes y que les trajeron la democracia. En realidad vinieron para destruir
Alemania y abolir la democracia.

Ya en 1942, los Estados Unidos habían decidido ”romper la hegemonía de la música alemana”.
Al mismo tiempo, ya se había designado un grupo de colaboradores que manejarían el liderazgo de Alemania en
caso del triunfo.

En los primeros lugares de esa lista figuraba un confidente de Coudenhove-Kalergi y miembro del Movimiento
Paneuropa cuyo nombre era Konrad Adenauer. Más tarde, y financiado por la CIA y la Banca Warburg, él debía
elaborar la propaganda de Europa.

A partir de entonces, los EEUU fueron responsables de todos los crímenes cometidos por la alianza liderada por
ellos. Los crímenes de los aliados fueron ordenados, forzados, tolerados o bien vistos por los EEUU que los
hicieron posibles gracias a sus envíos de armas.

Estos crímenes fueron:


– el terror del bombardeo contra la población civil alemana

– el asesinato de un millón de presos de posguerra alemanes que murieron de hambrunas intencionadas en las
praderas del Rhin.

-la expulsión de 15 millones de alemanes.

– la matanza de tres millones de civiles en el mayor crimen de limpieza étnica.

– el embargo realizado al pueblo alemán después de la guerra y durante tres años que llevó a la muerte por
inanición a cinco millones de víctimas.

– la esclavización de los soldados alemanes como presos de posguerra.

– el robo de 165.000 km 2 de tierra alemana, una tierra que originariamente fue ganada pacíficamente, mientras
que cada metro de suelo israelí y americano fue arrebatado por medio de genocidio, guerras e inmigración
anticonstitucional.

– la transferencia de responsabilidad de Europa hacia la dictadura más sangrienta de la historia, es decir, el


Imperio de Josef Stalin.
La expulsión de los alemanes después de la Segunda Guerra Mundial muchas veces se disculpó o, por los medios
no se explicó, en referencia a Lidice y Auschwitz. Sin embargo, esa justificación es errónea por varias razones.

La expulsión de los alemanes de la región sudete, así como el bombardeo de la población civil, ya fue decidido en
1940, antes de las acusaciones por Lidice y Auschwitz osea, antes de los sucesos con los que se justificaron.

Ese motivo para el plan criminal contra los alemanes todavía no existía cuando el plan fue elaborado. Recién la
historia contempóranea ”informó” posteriormente sobre ello.

Los protocolos de las tres conferencias de liberación en Casablanca, Yalta y Postdam, así como sus conclusiones
demuestran la convicción antidemocrática y genocida de los firmantes.

Expulsiones de alemanes tras la Segunda Guerra Mundial


Expulsión de alemanes después de la Segunda Guerra Mundial. Un verdadero holocausto olvidado por la historia
oficial.
Antes de finalizar la Segunda Guerra Mundial, se había producido un considerable éxodo de los alemanes
refugiados de las zonas que están bajo amenaza de ocupación por el Ejército Rojo. Muchos alemanes huyeron de
sus zonas de residencia en virtud de vagas y desorganizadamente ejecutadas órdenes de evacuación del régimen
alemán en 1943, 1944, y a principios de 1945, o sobre la base de sus propias decisiones de dejar el país en el
período de 1945-1948. Otros alemanes permanecieron y fueron obligados a abandonar más tarde por las
autoridades locales. Las cifras del censo, en 1950 el número total de alemanes étnicos que aún vivían en el Este
de Europa en alrededor de 2,6 millones, aproximadamente el 12 por ciento del total antes de la guerra.

La mayoría de los vuelos y de las expulsiones se produjeron en áreas de la actual República Checa, Polonia y Rusia.
Otros se produjo en los territorios de Hungría, Serbia (predominantemente en la región de
Vojvodina), Lituania, Eslovenia y otras regiones de Europa central y oriental.

VÍCTIMAS MORTALES
El número total de los alemanes expulsados después de la guerra sigue siendo desconocido, debido a que la
mayoría de las últimas investigaciones proporcionaron una estimación conjunta, incluyendo las que fueron
evacuados por las autoridades alemanas, huyeron o fueron muertos durante la guerra.

Se estima que entre 12 y 14 millones de alemanes étnicos y sus descendientes fueron desplazados de sus
hogares.

En el curso de los sesenta años transcurridos desde el final de la guerra, las estimaciones del total de muertes de
civiles alemanes han oscilado entre 500.000 y un máximo de tres millones. La estimación oficial del gobierno
alemán de víctimas mortales debido a las expulsiones se situó en 2,2 millones durante varias décadas. El debate
sobre el número de muertes y su causa sigue siendo tema de tensa polémica.

Masacre de Dresde
Los criminales bombardeos de Dresde también conocidos como la Masacre de Dresde, se llevaron a cabo hacia el
final de la Segunda Guerra Mundial por parte de la Real Fuerza Aérea de Gran Bretaña y la Fuerza Aérea de
los Estados Unidos. Con esos dos nombres se suele hacer referencia a los cuatro ataques aéreos consecutivos que
se realizaron entre el 13 y el 15 de febrero de 1945, apenas doce semanas antes de la capitulación de Alemania.
Por aquel entonces la ciudad estaba abarrotada de refugiados llegados desde el este, que huían de las represalias
sanguinarias del Ejército Rojo, incitado con especial saña y odio por Ilya Ehrenburg, comisario político del
movimiento sionista tras la retirada del Ejército Alemán.

Medio millón de mujeres y niños alemanes murieron quemados y despedazados por los bombardeos aliados.
Como daño colateral que siguió a su proceso de democratización.

BOMBAS INCENDIARIAS
Durante los mismos, entraron en acción la increíble cifra de más de mil bombarderos pesados, que dejaron caer
sobre la “Florencia del Elba” cerca de 4.000 toneladas de bombas altamente explosivas y dispositivos incendiarios,
arrasando gran parte de la ciudad y desencadenando una tormenta de fuego que consumió el centro histórico de
la misma.

El segundo ataque, mayormente con bombas incendiarias de termita, se programó para tres horas más tarde de
modo tal que los bomberos (que arribarían también de otras ciudades para apagar el fuego) resultasen víctimas
del ataque.

Antes del alba, se produjo un tercer ataque con casi 150 mil bombas incendiarias y bidones de fósforo, para
activar la horrorosa pira. Los cazas escoltas tenían la instrucción de descender al nivel de los tejados y
barrer “blancos de oportunidad”. Abrieron fuego sobre masas de gente que atestaban las rutas fuera de Dresden
y sobre cualquier cosa visible. Un grupo de niños, del famoso coro de la Iglesia de Kreuzkirche, fue masacrado en
la calle del zoológico. Prisioneros de guerra británicos, que habían sido puestos en libertad ya que sus campos de
internación estaban ardiendo, fueron ametrallados también.

BALANCE DE VÍCTIMAS
Desde el fin de la guerra el número de fallecidos en el bombardeo de Dresde ha sido objeto de constante revisión
por parte de la comunidad académica. Las cifras exactas son difíciles de determinar. Los cálculos cuentan con la
dificultad añadida de que, la ciudad, que en 1939 tenía una población de 642.000 habitantes, estaba en el
momento del bombardeo atestada con cerca de 200.000 refugiados y miles de soldados heridos.

El nacionalismo alemán defiende la cifra del cuarto de millón de muertos, como en el artículo de Thomas Brehl,
político y cofundador de la organización Kampfbund Deutscher Sozialisten. Esta es una cantidad superior inclusive
a las de otros bombardeos aliados contra ciudades del Eje, como Tokio (100.000 muertos) o el Bombardeo de
Hamburgo (Operación Gomorra) de casi 40.000 muertos.

Primeras estimaciones
Las primeras informaciones que se publicaron en los medios, se hacían eco de cantidades de seis cifras. El
periódico sueco Svenska Morgenbladet apuntaba el 17 de febrero de 1945 “por encima de los 100.000” y el 27 de
febrero a “cerca de los 200.000” muertos. En 1948, el Comité Internacional de la Cruz Roja mencionaba 275.000
cuerpos “identificados” en la región de Dresde. En 1951, Axel Rodenberger hablaba de entre 350.000 y 400.000
muertos. F.J.P. Veale escribió en 1955 en Advance to Barbarism que el número estaba entre los 300.000 y los
500.000. El británico David Irving calculó en 1963, en su libro “La destrucción de Dresde”, entre 135.000 y
250.000; Hans Dollinger en 1973, 250.000; y Rolf Hochhuth en 1974, 202.000.

El Süddeutsche Zeitung hablaba en 1975 de 135.000 y Die Welt de “250.000 o incluso 400.000” fallecidos. El
antiguo oficial del alto mando de Dresde Eberhard Matthes afirmaba ya entrada la década de los 90 que el 30 de
abril de 1945 tuvo lugar en su presencia una conversación telefónica con Adolf Hitler a petición de este, en la que
se informó al Führer de 3.500 cadáveres identificados, 50.000 identificables y 168.000 inidentificables.

Violaciones en masa cometidas por el Ejército Rojo

“¡Maten! ¡Maten!. En la raza alemana no hay más que mal, ¡ni uno entre los vivos, ni uno entre los aun no
nacidos, nada más que mal! Sigan los preceptos del camarada Stalin. Aniquilen a la bestia fascista de una vez por
todas en su guarida. ¡Usen la fuerza y rompan el orgullo racial de esas mujeres alemanas! ¡Tómenlas como su
botín de guerra! A medida que avancen, maten, nobles soldados del ejército rojo.” – Ilya Ehrenburg, comisario
soviético sionista.

Es uno de los dramas más trágicos y ocultos del siglo XX, pero ahora —medio siglo después— el libro de un
historiador militar británico logró que muchas mujeres alemanas hablaran de él: los horrores vividos a manos de
soldados soviéticos, que perpetraron violaciones en Alemania desde 1945 hasta 1949. La odisea de estas mujeres
salió a la luz gracias a Anthony Beevor, cuyo libro Berlín: The Downfall, 1945 (Berlín: La caída, 1945) se publicó el
mes pasado y se convirtió en suceso. En su best-séller, Beevor —un ex soldado británico— usa material inédito de
los archivos rusos de Moscú y describe el terrible sufrimiento de unas dos millones de mujeres y niñas alemanas.
Entre las víctimas hubo mujeres que llegaron a ser figuras destacadas. Por ejemplo, Hannelore Kohl, esposa del ex
canciller Helmut Kohl. La señora Kohl (se suicidó el año pasado) fue violada a los doce años, cuando ella y su
mamá no pudieron escapar en un tren que iba a Dresden. El libro de Beevor tuvo una conmovedora recepción de
las víctimas, muchas de las cuales viven en Gran Bretaña.

“Me habían ordenado enterrar a unos muchachos de la Juventud Hitleriana cuando ellos me encontraron”, dice
Martha Dowsey. “Seis soldados del Ejército Rojo con las caras tiznadas me tiraron al suelo junto a las tumbas y me
violaron, uno tras otro”. La mujer tiene ahora 81 años. Durante décadas, nunca había encontrado a nadie que
creyera lo que le tocó vivir. Por años, se consideró que el Ejército Rojo era un grupo de héroes que había liberado
a Alemania de los nacionalsocialistas. Para Martha no fue así. “Eran agresivos, brutales. Nunca les conté esto a
mis hijos; y mi esposo sólo supo que me había pasado algo horrible. Tuvo la delicadeza de no preguntar”, dice en
su casa de un barrio del sur de Londres. Hace muy poco que Martha se armó de valor y habló. Y fue gracias al libro
de Beevor. Las víctimas —a quienes Beevor señala que los rusos consideraban “botín de guerra” con el que
compensar los crímenes de la Wehrmacht en Rusia— iban de los 12 a los 80 años de edad o más. Una mujer
alemana —Jutte, de Preston— le escribió a Beevor: “Muchas veces quise hablar de eso, pero sabía que nadie me
creería o que interpretarían mi historia como un rapto de autocompasión. Lo que usted escribió es una forma de
mostrar cómo se puede soportar el sufrimiento.”

Mujeres alemanas violadas y asesinadas por los rojos.

Una mujer a la que Beevor visitó en Berlín le contó que había matado a un soldado con su arma mientras él
trataba de violar a su mamá. “Después —dice Beevor— me di cuenta de que el soldado la había violado a ella y
que ella luego había armado la historia y trataba desesperadamente de creerla.” En sus cartas, las mujeres
confirmaron lo que describe Beevor en el libro en el sentido de que, para evitar correr la misma suerte que sus
vecinas, muchas mataron a sus hijas y luego se suicidaron. Para fines de la década de 1940 —las violaciones se
sucedieron durante tres años o más— las tropas soviéticas habían sembrado desesperación. Según algunos
informes, el 90% de las mujeres berlinesas había contraído enfermedades venéreas. Beevor cita declaraciones de
un médico que le dijo que, de las aproximadamente 100.000 mujeres violadas en Berlín, un 10% murió, la mayoría
por suicidios. La tasa de mortalidad del casi millón y medio de mujeres violadas en el este de Prusia, Pomerania y
Silesia, dice, es más elevada. En el caso de las embarazadas, se estima que el 90% abortó. Las que optaron por
seguir con el embarazo, dieron al bebé en adopción porque no soportaban la vergüenza. En 1946, el 3,7% de los
niños nacidos en Berlín eran hijos de rusos.

Helke Sander, militante izquierdista alemana y autora de Liberador y liberado, una extensa investigación sobre las
mujeres violadas que realizó en 1992, asegura que todavía se sienten las consecuencias.“Hay mujeres que nunca
pudieron hablar de esto y cuyos maridos se los prohíben. También están sus hijos, que ahora descubren que son
producto de una violación. Finalmente, están los que tratan de averiguar la identidad de sus padres”. Berlín: La
caída, 1945, despertó indignación en Rusia. El embajador ruso en Gran Bretaña lo calificó de “acto de blasfemia”.
El libro se publicará en Alemania en setiembre, y ya le dijeron a Beevor que lo más probable es que desate una
tormenta. El diario Die Welt dijo que es “un golpe épico” que revela “una crónica desconocida de las atrocidades
cometidas cuando el Ejército Rojo avanzó hacia Berlín”. Luego del revuelo que el libro provocó en Rusia, Beevor
está preparado para la posibilidad de que haya un incidente diplomático entre Berlín y Moscú. “Es un tema muy
delicado, y el gobierno alemán se muestra renuente a desenterrarlo por temor a perjudicar la nueva relación que
estableció con Putin y el Kremlin”, dice.

También llegará al mercado alemán en momentos en que ese país se encuentra inmerso en un debate sobre la
“normalización”, mediante el cual trata de abordar su historia de manera más amplia. Die Welt señala que
después de “medio siglo de frío interior” durante el cual Alemania trató de reflexionar y expiar su
pasado nazi pero prestó muy poca consideración a las penurias que vivieron sus ciudadanos, el libro de Beevor
demuestra que, para seguir adelante, los alemanes tienen que evaluar no sólo su papel de verdugos, sino también
el de víctimas”.

Hordas de ”infrahombres” asiáticos


Beevor describió a las tropas soviéticas como “hordas de infrahombres asiáticos”. En su libro “Berlín 1945 – La
caída” se cita lo siguiente:

Las tropas mongoles introducidas


por Stalin en Berlín fueron responsables
de miles de violaciones de mujeres.

“Los temas centrales de esta obra -no por el lugar que ocupan en ella, sino por su amplitud- son cabalmente las
brutales atrocidades cometidas por los soldados y oficiales soviéticos contra la población alemana, la resurrección
de la imagen de las “hordas asiáticas”, que la propaga más tarde lo hizo un pequeño grupo de
historiadores neonazis, de los que Alemania se separó ya hace tiempo. La principal conclusión del libro, a partir de
la cual el autor conduce la totalidad de sus discusiones sobre el tema de las brutales atrocidades cometidas por
los militares soviéticos, y especialmente las violaciones de mujeres alemanas, se resume en este párrafo: “La
imagen de soldados portando antorchas en llamas encima de rostros de mujeres refugiadas en un bunker,
seleccionando a sus víctimas, es característica de la totalidad de los ejércitos soviéticos que participaron en la
batalla de Berlín.

VIOLADAS POR EL EJÉRCITO ROJO


Esta horripilante realidad, jamás al igual que los crímenes cometidos por los nazis o los japoneses podrá ser
justificado a los ojos de la historia. La violación sistemática de las mujeres alemanas es sin duda uno de los hechos
más negros de la historia contemporanea a la par que menos conocido.

Un diario se descubrió entre las ruinas en llamas de Berlín, totalmente arrasada por el choque de dos ejércitos
poderosos y desesperados. No había ningún nombre escrito en la portada, pero entre todas las historias de
privaciones y luchas, una revelaba el infierno de una guerra que se acercaba a su apocalíptico final. La autora, una
joven alemana, describía cómo había sido violada por los soldados del Ejército Rojo, que avanzaba ávido de tomar
la ciudad y de vengarse de los alemanes.

“Cierra los ojos, aprieta los dientes, no digas nada”, garabateó la mujer, recordando cómo se había inducido al
silencio para soportar la agresión. “Pero cuando la ropa interior cae rasgada y los dientes rechinan
involuntariamente, la última prenda… Estoy paralizada. No siento asco, sino una completa frialdad. Es como si mi
espalda estuviera helada. Estoy mareada, tengo frío en la nuca. Antes de marcharse extrae algo del bolsillo y lo
lanza sobre la mesa sin decir palabra; aparta la silla y sale dando un portazo. Ha dejado un paquete de tabaco
arrugado. Es la propina”.

Ha habido que esperar hasta ahora, 60 años después de que se produjera la violación de esta mujer anónima,
para que se conozca la verdadera dimensión de la campaña de violaciones perpetrada por el Ejército Rojo durante
la Segunda Guerra Mundial. El escritor británico Antony Beevor, ex oficial del Ejército cuya reconstrucción de
la Batalla de Stalingrado se convirtió en un éxito de ventas, está a punto de publicar un libro sobre la caída de
Berlín. Al buscar entre archivos soviéticos, cuyo acceso había estado vedado a los historiadores hasta hace poco,
Beevor descubrió una tormenta de venganzas que le dejó “totalmente consternado”.

Se cree que unos dos millones de mujeres fueron violadas, agredidas o asesinadas por los soldados del Ejército
Rojo en su avance sobre Alemania, pero el libro de Beevor revelará horrores aún mayores.“Cuando el Ejército
Rojo llegó a Berlín, los soldados ya consideraban a las mujeres una especie de botín carnal”, afirma. Y
agregó: “Creían que podían hacer lo que quisieran, ya que estaban liberando Europa”.

En algunos casos las mujeres de una calle entera fueron violadas: abuelas, embarazadas, incluso mujeres que se
encontraban en su lecho de muerte. Según el representante del Vaticano en Berlín, en octubre de 1945, seis
meses después del final de la guerra, miles de mujeres permanecieron semanas escondidas en los tejados para
eludir los saqueos y registros de los escuadrones del Ejército Rojo quienes, cuando se emborrachaban, avivaban
su apetito sexual.

“Han violado a mujeres de entre 10 y 70 años, e incluso a algunas de hasta 75 años”, aseguraba el representante
del Vaticano. Beevor ha descubierto aspectos todavía más siniestros: los rusos violaron incluso a reclusas
liberadas de los campos de concentración, mujeres esqueléticas, vestidas de harapos. “Esto echa por tierra la idea
de que los soldados sólo utilizaron la violación como una forma de venganza contra los alemanes”, afirma. Sus
comentarios ya han provocado polémica. El embajador ruso en Londres ha acusado al escritor británico de
“blasfemar” contra el pueblo ruso. “Es una injuria contra el pueblo que salvó al mundo del nazismo”, ha declarado
indignado esta semana Grigory Karasin.
Desarme Industrial de Alemania
La propuesta inicial para la política de los poderes del Oeste que siguió a la rendición, el llamado Plan
Morgenthau propuesto por Henry Morgenthau, Jr., era para el siguiente:

“Debe ser el objetivo de las fuerzas aliadas el conseguir la desmilitarización de Alemania en el menor periodo de
tiempo posible después de la rendición. Esto significa un desarme completo del ejército alemán y de los civiles
(incluyendo la remoción o destrucción total de todo el material bélico), la total destrucción de toda la industria
armamenticia alemana, y la remoción o destrucción de otras industrias clave que son básicas para el
reforzamiento militar. En un corto periodo de tiempo, si es posible en no más de 6 meses del cese de hostilidades,
todas las plantas industriales y equipamiento no destruido por acciones militares deberá ser o completamente
desmantelado o removido del área (Ruhr) o completamente destruido. Todo equipo deberá ser retirado de las
minas y las minas deberan ser minuciosamente desbaratadas.

El Plan Morgenthau, aunque subsecuente y ostensiblemente archivado debido al rechazo público, influyó en la
política de la ocupación; más notablemente a través de la directiva punitiva de ocupación los Estados Unidos y los
planes industriales para Alemania.

El Nivel de los planes industriales para Alemania eran planes para reducir el potencial industrial
de Alemania después de la Segunda Guerra Mundial. En la conferencia de Potsdam, con los Estados Unidos
operando bajo la influencia del plan Morgenthau,[10] los triunfadores aliados decidieron abolir las fuerzas
armadas alemanas así como también todas las fábricas de municiones e industrias civiles que las apoyaban. Esto
incluía la destrucción de toda la capacidad de construcción de naves marítimas y aéreas. Incluso, se decidió que
las industrias civiles que pudieran llegar a tener potencial militar, que en la era moderna de la “guerra total”
incluía virtualmente a todas, iban a ser severamente restringidas. La restricción de estas fue para preparar
las “necesidades aprobadas en tiempos de paz” de Alemania, que estaban definidas para establecerse en un
promedio del estándar europeo. Para poder alcanzar esto, cada tipo de industria fue subsecuentemente analizada
para saber cuantas fábricas requería Alemania con este nivel mínimo de requerimientos industriales.

El primer plan, del 29 de marzo de 1946, indicó que la industria de Alemania debía ser reducida a 50% de los
niveles de 1938 con la destrucción de 1.500 plantas manufacturadoras enlistadas. En enero de 1946 el Concejo de
Control Aliado sentó las bases para una futura economía alemana poniendo un límite al máximo de producción
acerero, permaneciendo lo permitido en alrededor de 5.800.000 de toneladas al año, que equivalía al 25% del
nivel de producción anterior a la guerra. El Reino Unido, en cuya zona de ocupación la mayor producción de acero
se localizaba, había argumentado por una mayor capacidad de producción, fijando el tope a 12 millones de
toneladas de acero por año, pero se tuvo que someter a la voluntad de Estados Unidos, Francia y la Unión
Soviética (quienes habían fijado el límite a 3 millones de toneladas). Alemania iba a ser reducida al nivel de vida
que conocía en el clímax de la Gran Depresión en 1932. La producción de automóviles se fijó a 10% del nivel
anterior a la guerra.

La ”Desnazificación”
La desnazificación fue una violenta y arbitraria imposición de los ejércitos aliados después de su victoria sobre
el Tercer Reich el 8 de mayo de 1945. Reforzada por la Conferencia de Potsdam, debería resultar en la
“depuración” de la sociedad, cultura, prensa, justicia y política de Alemania y Austria de toda influencia de
los nacionalsocialistas.

Para Alemania el Comité de Control de los Aliados aprobó en 1946 una serie de directivas de desnazificación
mediante las cuales definía a ciertos grupos de personas y a continuación conducía a una investigación judicial.

El proceso consistía básicamente en el terrorismo de ocupación primero y en el lavado de cerebro colectivo y


la ingeniería social después. En el lado ocupado por los soviéticos predominó el terrorismo de ocupación y en el
lado ocupado por los angloamericanos predominó la ingeniería social.

APLICACIÓN EN ZONAS DE OCUPACIÓN


La desnazificación fue aplicada con diferentes esquemas y rigores en las diferentes zonas de ocupación, aun en
contra de los acuerdos de Potsdam. Se inició con detenciones masivas. En total se contabilizaban sólo en las tres
zonas de ocupación occidentales cerca de 182.000 prisioneros. Hasta 1947 estaban en prisión:

Zona británica 64.500 personas

Zona americana 95.250

Zona francesa 18.963

Zona soviética 67.179

En la zona de ocupación occidental devino en 5.025 condenas, de las cuales 806 fueron sentencias de muerte, y
de éstas 486 fueron ejecutadas.

CONCLUSIÓN
Tampoco debemos olvidarnos del lanzamiento de las bombas atómicas contra un Japón vencido, ordenado por
Harry Salomon Truman, masón de grado 33, fueron ocultados,

Ambos holocaustos, bien reales y tangibles, no una mentira como ”la Shoá”, que sirve de excusa para que
estafadores, usureros y codiciosos cobren millonarias indemnizaciones por un crimen inventado por razones
políticas, para que todo alemán y no-sionista sienta culpabilidad y vergüenza.

FUENTES
Plan Kaufman http://es.metapedia.org/wiki/Plan_Kaufman

Plan Morgenthau https://es.wikipedia.org/wiki/Plan_Morgenthau

Masacre de Dresde http://es.metapedia.org/wiki/Masacre_de_Dresde

Desnazificación http://es.metapedia.org/wiki/Desnazificaci%C3%B3n

Crímenes de guerra del Ejército Rojo

http://es.metapedia.org/wiki/Cr%C3%ADmenes_de_guerra_del_Ej%C3%A9rcito_Rojo

Violaciones en masa cometidas por el Ejército Rojo

http://es.metapedia.org/wiki/Violaciones_en_masa_cometidas_por_el_Ej%C3%A9rcito_Rojo

”Adiós Europa” Plan Kalergi – Gerd Honsik


http://defenderlapatria.com/adios,%20europa.%20el%20plan%20kalergi.pdf

Fuente:http://socialismopatriotico.blogspot.com.ar/2015/10/la-gran-mentira-de-la-liberacion-el.html?spref=fb

FUENTE: https://argentinatoday.org/2016/05/16/la-gran-mentira-de-la-liberacion-el-
genocidio-contra-el-pueblo-aleman-por-parte-de-los-vencedores/

Richard Nikolaus Coudenhove-Kalergi(Metapedia)

Richard Nikolaus Eijiro Graf Coudenhove-Kalergi

Richard Nikolaus Eijiro Graf Coudenhove-Kalergi (en japonés:


リヒャルト・ニコラウス・栄次郎・クーデンホーフ=カレルギー Rihiyăruto-Nikorausu 栄次郎 (= Eijiro)
Kūdenhōfu-Karerugī), (Tokio, 16 de noviembre de 1894 - Schruns, Vorarlberg, Austria, 27 de julio de 1972) fue
un político y geopolítico austríaco-japonés que en 1923 publicó un manifiesto titulado Pan-Europa, que supone la
fundación de la Unión Internacional Paneuropea, y con ella, el Movimiento Paneuropa, antecedente de la Europa
de Maastricht y la Unión Europea, así como realizador principal del criminal "Plan Kalergi". Kalergi dio al concepto
de "Paneuropa" y "paneuropeísmo" el significado de "la unificación de todas las naciones europeas bajo un solo
Estado", con el objetivo adicional de transformar étnicamente a Europa mediante la integración de distintas razas
y culturas extrañas al continente, formando así una Europa cosmopolita, multicultural, multirracial y
eventualmente mestiza.

Vida
Era hijo del conde y diplomático Heinrich Coudenhove-Kalergi (autor del libro La idiosincrasia del
antisemitismo) austrohúngaro. Su madre, Mitsu Aoyama, era de origen japonés.[1] Obtuvo su doctorado en
filosofía en la Universidad de Viena y trabajó como periodista y editor en la revista "Paneuropa". Es reconocido
como el fundador del primer movimiento popular para una Europa unida.

Posteriormente al manifiesto publicado en 1923, publicó su trabajo más importante, titulado "La lucha por
Paneuropa" (1925-1928) en tres volúmenes. Sus ideas influyeron en Aristide Briand y su discurso en la Sociedad
de Naciones del 8 de septiembre de 1929. Luego de la anexión de Austria a Alemania, huyó a Francia en 1938, y
luego a Estados Unidos en 1940. Allí dio clases en la Universidad de Nueva York hasta 1945, cuando regresó a
Francia. En Estados Unidos publicó su obra "Cruzada por Paneuropa" en 1944. Luego de su regreso a Francia,
fundó la Unión Parlamentaria Europea. En el congreso de dicha Unión en 1947 (8 de septiembre al 12 de
septiembre) defendió la idea de que la creación de un mercado amplio, con una moneda estable, era el vehículo
para que Europa reconstruyera su potencial y ocupara el sitio que le correspondía en el concierto de las naciones.

En 1950 fue la primera persona que recibió el Premio Carlomagno, otorgado por la
ciudad alemana de Aquisgrán a aquellos que "contribuyen a la idea de una Europa unida y en paz".

Plan Kalergi
Artículo principal: Plan Kalergi

“ El hombre del futuro será un mestizo.[2] ”

Bandera del "Movimiento Paneuropa". - Richard Nikolaus Coudenhove-Kalergi en 1949.

Kalergi estaba a la cabeza de la conspiración que amenaza actualmente la subsistencia de los pueblos de Europa.
Ya en 1923, y ante sus hermanos masones, este oscuro personaje proclamó que Europa sería dominada por una
«raza aristocrática judía». Con tal fin, los europeos debían «ser cruzados» con negros y asiáticos como si de
animales se tratara. De este "cruce", Coudenhove-Kalergi esperaba la consecución de una clase humana inferior,
fácilmente gobernable y sin carácter.
Entre sus adeptos de primera hora se encontraban los políticos checoslovacos Tomáš Masaryk y Edvard Beneš así
como el banquero Max Warburg, que puso a sudisposición los primeros 60.000 marcos.

El canciller austríaco, Monsignore Ignaz Seipel, y el más tarde presidente austríaco, Karl Renner, se encargaron
después de liderar el "Movimiento Paneuropa". Kalergi mismo indicaba que altos políticos franceses apoyaban su
movimiento para reprimir la revancha alemana. Así, el primer ministro francés Edouard Herriot y su gobiemo, al
igual que líderes británicos de todos los ámbitos políticos y entre ellos el redactor jefe del Times, Noel Baker,
cayeron en las maquinaciones de este conspirador. Finalmente, hasta consiguió atraer a Winston Churchill.

En 1926, Kalergi volvió de dar unas conferencias por Estados Unidos con la certeza de haber convencido a la
opinión pública americana del plan de apoderamiento judío de Europa. Aquí le esperaban dos nuevos seguidores:
el ministro de asuntos exteriores francés, Aristide Briand, y el canciller alemán, Stresemann. En el mismo año, el
que más tarde se convertiría en el genocida checo de 300.000 alemanes sudetes, Edvard Benesch, fue nombrado
presidente honorífico. El hasta ahora casi desconocido Kalergi, también negociaba con Mussolini para restringir
el derecho de autodeterminación de los austriacos y favorecer todavía más a las naciones vencedoras de la
Primera Guerra, aunque Mussolini no cedió.

De la interminable lista de altos políticos del siglo XX, hay que mencionar especialmente a Konrad Adenauer, el
ex-ministro de justicia español, Ríos, y John Foster Dulles (EEUU). Sin respetar los fundamentos de la democracia y
con la ayuda del «New York Times» y el «New York Herald Tribune», Kalergi sometió al congreso americano a sus
planes. Su desprecio por el principio del gobiemo popular, lo manifiestó en una frase de 1966, en la que recuerda
sus actividades de posguerra: "Los siguientes cinco años del Movimiento Paneuropeo se dedicaron
principalmente a esta meta: con la movilización de los parlamentos, se trataba de forzar a los gobiernos para que
construyeran Paneuropa". Ayudado por Robert Schuman, ministro de exterior francés de noble proveniencia
judía, Kalergi logra quitarle al pueblo alemán la gestión de su producción de acero, hierro y carbón, y la pasa a
soberanía supranacional. Aparecieron otros nombres: Degasperi, el traidor de la autodetemiinación de los
Tiroleses del Sur y Paul-Henri Spaak, el líder socialista belga, finge querer establecer la paz entre el pueblo alemán
y el francés a través de los herederos de Clemenceau, quien ideara el plan genocida de Versalles. Ya en los años
veinte, determina el color azul para la bandera de la Unión Europea. El papel líder de Kalergi en la creación de la
Europa multicultural y de la restricción del poder ejecutivo de parlamentos y gobiernos, queda patente hasta
nuestros días, y se manifiesta en el otorgamiento del «Premio Coudenhove-Kalergi» al canciller Helmut Kohl como
agradecimiento por seguir dicho plan, así como en el elogio y la adulación del poderoso personaje por parte del
masón y europolítico, el primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker.

Kalergi se declaraba a favor de un "pacifismo" que exige la paz de las naciones, pero permitía la violencia del
poder judío. Sólo apoyaba la declaración de igualdad ante la ley, hasta que el sistema judicial actual fuese abolido.
A esto lo llama "eliminación de la desigualdad injusta". Tras la toma del poder por parte de la «raza noble judía»
conseguida gracias a la exigencia de igualdad, ésta quedará anulada. A partir de entonces, los judíos consolidarán
su soberanía sobre los no-judíos con la «desigualdad justa». También desdeña leyes y cláusulas que el propio país
defiende y exige, cuando se trata de atacar a otros pueblos. Kalergi declara a los hombres incapaces de
gobemarse a sí mismos, de ahí que proclame un Nuevo Orden Mundial. Con la abolición global de la democracia,
los judíos pretenden llevar la paz, la cultura y la alimentación a toda la humanidad. Califica de «afortunada
providencia» el hecho de que la humanidad pueda ser dirigida por esta «noble raza judía». Se jactó de que los
judíos son los líderes del socialismo, del comunismo y del capitalismo, confirmando así el punto de vista
de nacionalsocialistas y fascistas. La gran influencia judía en el gobierno soviético y estadounidense o en los
servicios secretos es fácilmente comprobable. Así, un 37% de los miembros del NKVD pertenecía a la étnia judía,
sobre todo, en el caso de los altos mandos, si bien, en términos generales, y en relación a su participación
desmedida en estas ideologías, los judíos quedaron en minoría. Cuando propuso su plan y se jactó del liderazgo
judío dentro del comunismo y el capitalismo, los bolcheviques ya habían matado a millones de enemigos políticos.
Quiere ver reunidos «pólvora, oro y tinta» en las manos de la «raza superior judía». Con esto, Kalergi expresa esas
palabras clave, mucho antes de la aparición política de Hitler. En general, confirma una sed de poder judía, como
hasta entonces sólo la habían denunciado los antisemitas. Ahora se trata de comprobar, hasta qué punto sus
planes se han llevado a cabo.[3]

Años posteriores
El 14 de abril de 2003, en el Hofburg vienés, se encontraron el ex-canciller alemán, Helmut Kohl -portador de la
Orden de Kalergi- y Otto de Habsburgo para celebrar juntos el ochenta aniversario del "Movimiento Paneuropa"
que había sido fundado por Richard Kalergi.[4].

Obra
Praktischer Idealismus ("Idealismo práctico") (1925)

Kampf um Paneuropa ("Lucha por Paneuropa") (3 Volúmenes, 1925-28)

Judenhass von Heute ("El antisemitismo de hoy") (1935)

Die Europäische Nation ("La nación europea") (1953)

Weltmacht Europa ("Europa, potencia mundial") (1971)

Referencias
↑ Los fundadores de la UE, 2007. Deutsche Welle 20.03.2007, 10/04/2008

↑ Richard Coudenhove-Kalergi, Praktischer Idealismus, 1925, p. 22.

↑ Gerd Honsik, Adiós Europa: Un Racismo Legal

↑ Diario Kronenzeitung del 15 de abril de 2004

Artículos relacionados
Unión Europea

Movimiento Paneuropa

Plan Kalergi

Globalización

Mestizaje

Enlaces externos
paneuropa.org

Extractos de Praktischer Idealismus

FUENTE: https://es.metapedia.org/wiki/Richard_Nikolaus_Coudenhove-Kalergi

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