You are on page 1of 54

Juan Antonio Monroy

Fuerte como la muerte | Í ndi ce 413

Índice

Explicación necesaria 2
Capítulo I: Realidad del Amor divino 3
Amor divino en mente humana 3
Fuerte como la muerte 5
Amor hasta el fin 7
Conclusión 9
Capítulo II: El alcance del Amor de Dios 10
Verdades elementales 10
Amor sin fronteras 12
Amplio cual es el mar 16
Conclusión 18
Capítulo III: La demostración del Amor divino 19
Las revelaciones de Dios 19
Conclusión 27
Capítulo IV: Primer objetivo del Amor divino 28
El hecho histórico de la perdición 28
El agente de la perdición 30
Causas de la perdición 33
El deseo de Dios 37
Conclusión 38
Capítulo V: Segundo objetivo del Amor divino 39
La vida natural 39
La vida eterna 43
El camino de la vida 50
Conclusión 53
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | Ex pl i ca ci ón nece sa ri a 423

Quisiera que este nuevo libro mío ayudara a muchos a entender más y mejor ese amor
divino que, en expresión del apóstol, excede a todo conocimiento. Es la única razón que tengo
para entregarlo a los lectores, a quienes ruego benevolencia y comprensión.

Explicación necesaria
No hay libro, por muy pequeño que sea, que no haya pasado por un proceso de concepción,
gestación y parto. Fuerte como la muerte no es una excepción. En la primavera de 1971 di en
Madrid cinco conferencias sobre el texto de Juan 3:16, resaltando cinco aspectos diferentes del
amor divino. A medida que estudiaba el tema crecía mi entusiasmo y mi interés por el mismo.
¡Había tanto que decir! ¡Podía desarrollarse desde tantos ángulos diferentes! Enfrascado en el
estudio, decidí abordarlo con una amplitud mayor de la necesaria para este tipo de conferencias.
Para la mera exposición verbal me habrían bastado notas mucho más breves, teniendo en
cuenta que el conferenciante ha de vigilar continuamente el reloj. Pero como yo mismo me
sentía absorbido por el desarrollo de los puntos que iba anotando, opté por redactar estas
conferencias, desde el primer momento, con la intención de publicarlas en un tomo. Por ello,
no sé si decir que he recogido en un libro cinco conferencias o que he redactado un libro sobre
el amor de Dios cuyos capítulos he desarrollado posteriormente en cinco charlas consecutivas.
Esto último me parece más lógico.
Después de Madrid, estas mismas conferencias las he dado en Texas, en Miami, en Bar-
celona, etc. Parece que los que las oyeron fueron espiritualmente edificados con su contenido.
Esto mismo deseo para los lectores de Fuerte como la muerte.
El título lo he tomado de Cantares 8:6, donde se dice que el amor es fuerte como la
muerte. En la redacción he seguido un método homilético eminentemente tradicional, con su
obligada introducción, la correcta división de los puntos principales y la conclusión. Asimismo
he aplicado el clásico sistema de las ilustraciones, que tanto ayudan a la comprensión del tema
que se expone. Sé perfectamente que en algunos círculos literarios se considera anticuada esta
manera de formar un libro. Yo no comparto la misma opinión. Rechazar lo antiguo tan sólo por
serlo, me parece absurdo. Antiguas son las estrellas y todavía recurrimos a ellas cuando busca-
mos la caricia limpia y suave para nuestro espíritu.
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | Re a l i da d de l a m or di v i no 433

Conforme se suceden las lecciones y el contacto personal va en aumento entre Marga y


Pablo, éste va descubriendo un “tercer misterio”:
Capítulo I
–“No hay solamente dos cosas grandes. Además de Dios y de la muerte, ¡hay una

Realidad del amor divino tercera cosa que hace temblar la garganta del hombre!”

“Porque de tal manera amó Dios…” Pablo la intuye, pero no la conoce. Es Marga quien la define:

–“Sí, Pablo; hay un tercer misterio que es un poco como sentir a Dios y un poco
Pablo dice que el camino más excelente de la vida es el amor. Y lleva razón. Hay caminos malos como sentirse morir”.
y buenos, caminos que dignifican la existencia y caminos que la pervierten del todo. Pero ninguno
tan importante como el camino del amor. La conocida frase de San Agustín “ama y haz lo que Pablo quiere conocerlo a toda costa:
quieras” no es una mera idea bellamente expuesta. Las acciones inspiradas en el amor difícil-
mente pueden perjudicar. El amor es el centro de la vida, la columna que sostiene el Universo. –“Dime esta tercera palabra. Quiero oírtela a ti”.
Alejandro Casona, el magnífico dramaturgo asturiano, ya fallecido, escribió muchas obras
buenas; una de ellas es La tercera palabra. La revelación no se produce hasta que cae el telón en la escena final. Marga, ya enamorada,
Pablo, veinticuatro años, es educado por el padre en plena montaña, lejos de todo y de todos. acariciando entre sus manos la cabeza de Pablo, repite:
En su interior anida “una inteligencia como una luz”, pero es analfabeto. Carece de malicia y de mo-
dales. Es un salvaje. Una fuerza de la Naturaleza, un bruto convertido en hombre. A la muerte del –“¡Amor..., amor..., amor...!”
padre, Pablo queda a cargo de dos tías, con quienes vive cerca de la montaña. Dos señoras mayores.
Una, soltera; la otra sólo estuvo casada ocho días y enviudó. Muerto el padre, las tías de Pablo de- Dios. Muerte. Amor. Estas son las tres palabras claves en la vida de todo ser humano. En la
ciden que es tiempo de darle una educación, y ponen un anuncio solicitando maestro. Responde tierra y más allá de la tierra. Dios es amor y a través del amor se llega a Dios. La muerte del cuerpo
Marga, “una joven universitaria de belleza fresca”, que ha leído muchos libros. Cuando Marga se en- supone la vida del alma y la entrada al disfrute pleno del amor divino.
tera que el “niño” a quien ha de educar es un salvaje de veinticuatro años coge de nuevo sus maletas
para regresar a la capital, pero las dos tías de Pablo la convencen y decide quedarse. “Dios es amor; y el que vive en amor, vive en Dios, y Dios en él” (1ª Juan 4:16).
A medida que pasan los días Marga va descubriendo los valores naturales de Pablo. Aquella
“página en blanco”, como le describió la tía Angelina, lleva las grandes verdades de la vida gra- AMOR DIVINO EN MENTE HUMANA
badas en el alma. Un día el alumno dice a su profesora:
Si el amor humano es un misterio, misterio mucho mayor es el amor divino. La mente del
–“Hay, primero, las cosas pequeñas: esta mano caliente, el frío en invierno y la luna hombre, aun la más privilegiada, no puede abarcar dentro de sí la grandeza de este amor. Entre
de noche. Y hay, después, las dos cosas grandes, que hacen temblar al hombre: la los pensamientos de Dios y los del hombre hay una distancia como de la Tierra al Cielo. Los ca-
muerte y Dios.” minos humanos están separados de los divinos por abismos de eternidad. Por mucho que un
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | Re a l i da d de l a m or di v i no 443

hombre se esfuerce en hablar del amor de Dios, jamás podrá describirlo tal cual es. Aunque fuera 2. Amor que supera todas las ataduras
capaz el hombre de emplear un lenguaje angélico, como dice Pablo, sería insuficiente para hacer Hay un pasaje en el antiguo libro de Oseas, simpático y atractivo, donde se expresa con
entender el amor de Dios. A lo más que alcanzamos es a trazar débiles pinceladas; pero pintar una gran fuerza dramática el amor paternal que Dios sintió siempre por su pueblo Israel, no obs-
el cuadro completo del amor de Dios es imposible. tante la continua ingratitud del pueblo. Dice así:

1. Amor que excede a todo conocimiento “Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los
En un importante pasaje de la epístola a los Efesios, Pablo ora a Dios y le pide que desarrolle que alzan el yugo de sobre su cerviz, y puse delante de ellos la comida” (Oseas 11:4).
la vida interior de los convertidos, a fin de que éstos estén en mejor disposición de comprender
el amor divino. Dice: Israel jamás comprendió este amor. Ni lo comprende el hombre de hoy. Dios ata con cuer-
das de amor; pero hay otras muchas cuerdas, cadenas de pecados que aprisionan al hombre y
“Que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y ci- lo esclavizan. Con una mente limpia, con un corazón purificado, la posibilidad es mayor. Pero en
mentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos su natural estado de muerte espiritual, comprender el amor de Dios es imposible para el hombre.
cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Las miserias de la tierra, a las que se siente encadenado, son un estorbo que le impiden contem-
Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de plar las bellezas del cielo.
Dios” (Efesios 3:17-19). En algún lugar he leído la historia de un romántico pintor que se hallaba pasando una tem-
porada de descanso en un hotel de la montaña. Una tarde, a esa hora en que el sol empieza su
Los cuatro sustantivos empleados por Pablo son los que normalmente se usan para conocer descanso y el cielo se viste de colores pálidos, el pintor, de pie en su habitación, contemplaba la
la medida completa de un objeto: anchura, longitud, profundidad y altura. Sin embargo, aplicada puesta del sol a través de los cristales cerrados. En aquel momento, una camarera, haciendo uso
esta regla al amor de Dios, tan sólo obtenemos débiles aproximaciones. Ni nuestra inteligencia de su llave maestra, penetró en la habitación para comprobar su estado.
da para más ni tampoco nuestra capacidad de descripción. Un comentarista moderno de la Biblia Viendo al pintor con la mirada fija en dirección a la ventana, se excusó tímidamente:
ha tratado de explicarlo del siguiente modo: –“Perdone, señor, ya sé que los cristales están sucios. Esta mañana olvidé limpiarlos”.
La mujer no podía comprender que lo que el pintor miraba con tanta fijeza era el paisaje
Anchura. El amor de Dios extendido a todos los pueblos, a todos los pecadores. del valle, no la suciedad de los cristales. Así ocurre con el amor de Dios. No podemos abarcarlo
Longitud. El amor de Dios en su expresión eterna, de principio a fin. en toda su amplitud y grandeza porque la suciedad de la tierra nos cubre la visión. Las cuerdas
Profundidad. Abismo insondable del amor divino, que alcanza al más degradado de los pe- humanas del mal nos atan, nos persiguen, nos matan la vida del espíritu.
cadores.
Altura. Amor sin límites y sin cansancio. 3. Amor que abrasa
El amor de Dios es como el fuego, según dice la Biblia, y el fuego no basta con imaginarlo
Estas ideas nos ayudan a comprender los cuatro ángulos del amor divino, pero son figuras para comprenderlo, hay que sentirlo.
pálidas, incompletas. El amor de Dios sobrepuja, desborda la mente humana. En palabras del Salomón dice que el amor de Dios, fuerte como la muerte, quema:
apóstol, “excede a todo conocimiento”. Está por encima del conocimiento dado al hombre. Su-
pera lo más avanzado de la ciencia y de la sabiduría que nacen en la Tierra. “Sus brasas, brasas de fuego, fuerte llama” (Cantares 8:6).
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | Re a l i da d de l a m or di v i no 453

El fuego está en movimiento constante. Sólo deja de ser cuando fenece. Esta imagen nos “El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor” (1ª Juan 4:8).
ilustra la realidad eterna del amor de Dios, que jamás deja de existir, porque Dios es eterno. Él
mismo nos dice desde las páginas de la Biblia: Aquí, en estas tres últimas palabras, se esconde todo el secreto del amor divino. Dios ama
porque Dios es amor. Porque no puede dejar de amar. Porque no sabe hacer otra cosa.
“Con amor eterno te he amado; por tanto, te soporté con misericordia” (Jere-
mías 31:3). “Si nada más –escribe San Agustín– se nos dijera en las páginas de las Escrituras; si
sólo eso oyéramos de la voz del Espíritu Santo: que Dios es amor, nada más tendríamos
Pero aquí no basta la imaginación. Se puede imaginar uno el amor como se puede imaginar que buscar.”
el fuego. Sin embargo, jamás sabrá lo que es el amor, hasta que lo viva, como tampoco sabrá lo
que es el fuego hasta que lo sienta en la propia carne. Esta sublime verdad resplandece a través de toda la Biblia.
Este fue el obstáculo principal contra el que tropezaron los judíos contemporáneos de
Cristo. No amaban a Dios y, por lo tanto, no podían ver más allá de la simple apariencia humana 1. El amor de Dios en la Creación
del Señor. Éste les dijo en una ocasión: El amor de Dios llena la Escritura desde sus primeras letras. Se manifiesta desde el principio,
aun sin nombre, en el acto de la Creación. Dios, esto es, el Amor, da comienzo a Su obra y cubre
“Yo os conozco, que no tenéis amor de Dios en vosotros” (Juan 5:42). el inmenso vacío existente en seis días o períodos de tiempo. Al término de cada jornada se
repite la misma expresión:
Para que el amor de Dios penetre un poco en la mente humana hay que sentirlo como un
fuego ardiente en el cuerpo, en los huesos y en el alma. De otra manera sólo se lo podrá imaginar. “Y vio Dios que era bueno.”

FUERTE COMO LA MUERTE Era bueno porque la Bondad, el Amor, Dios, lo había hecho.
La creación del hombre y su instalación en el huerto del Edén fue otro acto de amor divino:
En un pasaje ya citado de “El Cantar de los Cantares” se dice que el amor de Dios es fuerte,
intenso como la misma muerte. Tan fiel, tan invariable y eterno, que ni las muchas aguas de los “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra y sopló en su nariz
mares pueden apagarlo ni tampoco pueden ahogarlo los ríos. aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente. Y Jehová Dios plantó un huerto en
Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado” (Génesis 2:7-8).
–Papá –preguntó un niño de ocho años–, ¿por qué nos ama Dios tanto, si somos
muy malos? Hay amor también en la formación de la mujer:
–Porque Dios, hijo mío –respondió el padre–, no sabe hacer otra cosa.
Con su sabia respuesta este padre estaba enseñando al hijo una gran verdad teológica. “Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dor-
Dios ama porque no sabe hacer otra cosa, porque su naturaleza es amar, como la del sol es brillar. mía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová
La Biblia lo dice en un pequeño pasaje que encierra una gigantesca verdad. Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre” (Génesis 2:21-22).
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | Re a l i da d de l a m or di v i no 463

“No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido Jehová y os ha esco-
Independientemente de otras consideraciones, Eva fue la consecuencia del gran amor que gido, pues vosotros erais el más insignificante de todos los pueblos; sino por cuanto
Dios siempre profesó al hombre. Mirándole solitario entre los animales del huerto, Dios se dijo: Jehová os amó” (Deuteronomio 7:7-8).

“No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él” (Génesis 2:18). A través de sus escritos, los autores bíblicos van abriendo camino a esta gran verdad. El pacto
de Dios con Noé fue un acto de amor. Como lo fue también el llamamiento de Abraham. El amor
Incluso después de la caída Dios sigue amando a Su criatura. Cuando la ve desnuda la de Dios se proyecta sobre los patriarcas del Antiguo Testamento y sobre todo el pueblo judío. Su
viste con pieles de animales. Cuando la contempla espiritualmente caída le promete un Salva- amor es sentido y real. Los profetas describen la intensidad de este amor mediante una variedad
dor. de imágenes que nos descubren perfiles muy humanos. Así, se habla del amor de Dios hacia su
No fue Dios quien se apartó del hombre. Fue el hombre quien desobedeció a Dios y le pueblo como el amor de un esposo:
abandonó. Así ha ocurrido siempre. Dios nos ama. Nos ha amado desde el principio. Nos sigue
amando. Pero por nuestra parte somos indiferentes a Su amor. Rebeldes al llamamiento di- “Yo fui un marido para ellos, dice Jehová” (Jeremías 31:32).
vino.
En el primer libro de Samuel hay una historia que nos ayudará mejor a comprender esta Oseas y Ezequiel destacan la infidelidad de Israel, la ingratitud y la traición a este amor.
verdad. Saúl, el primer rey que tuvo Israel, vivía atormentado por los malos espíritus. Cuando También lo hace Jeremías:
más enfurecido estaba el rey, David, que por entonces era un niño, tocaba el arpa ante el rey y
la música conseguía aplacarle. Por esta razón Saúl amaba a David, según dice el texto bíblico. “Como la esposa infiel abandona a su compañero, así prevaricasteis contra mí, oh
Pero aquel amor, con el tiempo, se convirtió en odio. Saúl llegó a tener celos profundos de David. casa de Israel, dice Jehová” (Jeremías 3:20).
Hasta tal extremo que un día, mientras tocaba el arpa, como de costumbre, el rey le lanzó su es-
pada con intención de matarlo. Otras veces, el amor de Dios hacia Israel se expresa mediante la figura del padre, con auto-
¿Qué había pasado? David era el mismo, su arpa y su música eran las mismas. Quien había ridad y compasión al mismo tiempo:
cambiado era el rey, que de bueno se hizo malo. Así ocurre entre Dios y nosotros. La música de
Su amor continúa deleitando nuestros oídos y perfumando nuestras vidas. Pero no queremos “¿No es Efraín hijo precioso para mí? ¿No es niño en quien me deleito? Pues desde
oírle. ¿Ha cambiado Él? No. Hemos cambiado nosotros, todos nosotros. que hablé de él me he acordado de él constantemente. Por eso mis entrañas se con-
movieron por él, ciertamente tendré de él misericordia, dice Jehová” (Jeremías 31:20).
2. El amor de Dios en la historia de Israel
El amor de Dios no se interrumpe tras la caída. Se ha dicho muchas veces que Dios aborrece “Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo” (Oseas 11:1).
el pecado, pero ama al pecador. Desde Génesis hasta Malaquías el amor de Dios está presente,
visible y manifiesto en la historia vejotestamentaria del pueblo judío. La elección de Israel y su No podía faltar la imagen del amor materno, el más sincero, el más profundo, el más duradero
destino como nación llamada a llevar el conocimiento de Jehová a todos los demás pueblos, fue de los amores humanos. Con acento enfático nos declara Dios que su amor por Israel es aun su-
un acto basado en el amor de Dios. Así lo dice la Biblia: perior al que la madre siente por el hijo:
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | Re a l i da d de l a m or di v i no 473

“¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de
su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti” (Isaías 49:15). “Porque de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito para
que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”
La historia del Antiguo Testamento es la historia del amor de Dios hacia Israel y de la infi-
delidad de Israel hacia Dios. En un texto profético, aplicable al Mesías, se dice que debido a este Lo que este texto quiere decir es que Dios, en un momento de los tiempos, viendo la co-
gran amor de Dios hacia Su pueblo le soportó pacientemente en todas sus rebeldías espirituales. rrupción a la que el hombre había llegado, contemplando su condenación segura, se encarnó
Cuando el pueblo se subleva y grita contra Dios, Dios guarda silencio y perdona. Lo hace por en figura humana y se dejó crucificar en una cruz, resucitando luego y volviendo al hogar ce-
amor, por puro amor. Así está escrito: lestial, habiendo consumado nuestra salvación. ¡Este es el misterio por excelencia del Cristia-
nismo!
“Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, Valerio Máximo cuenta en el capítulo 9 de su quinto libro una historia conmovedora. Un
callará de amor; se regocijará sobre ti con cánticos” (Sofonías 3:17). padre de noble linaje tuvo conocimiento de que su hijo pretendía matarle para heredar su for-
tuna. Horrorizado el padre ante esta idea y temiendo que el hijo fuera más tarde sentenciado, le
Es la misma idea que se contiene en el texto, ya citado, de Jeremías 31:3. Dios amó a Su invitó un día al campo para dar un paseo juntos. Cuando estuvieron en pleno bosque, el padre
pueblo y lo sigue amando, porque el amor de Dios no tiene límites, no conoce fin. sacó un puñal y entregándoselo al hijo, le dijo:
Un cristiano recién convertido se llegó al ministro de su iglesia con la Biblia abierta y, mos-
trándole el texto de Romanos 9:13, donde Pablo habla de la soberanía de Dios, le dijo: –Sé que tienes intención de matarme. Toma este puñal y hazlo ahora. Aquí no te
verá nadie y tu crimen quedará impune.
–No comprendo por qué Dios aborreció a Esaú y, en cambio, amó a Jacob.
–Lo que yo no comprendo –respondió el ministro– es que pudiera amar a Jacob a El hijo, sorprendido y aterrado ante aquel rasgo del padre, cayó al suelo sollozando y pi-
pesar de tantas imperfecciones. diendo perdón.
Esto fue lo que ocurrió en el Calvario. Con el puñal de nuestros pecados clavamos en la
Y, sin embargo, lo amó. Como amó a Su pueblo. Como nos ama a todos nosotros, no obs- cruz al Dios que nos dio la vida. Y la gran mayoría del género humano todavía no ha llorado su
tante nuestras muchas imperfecciones. crimen.

3. El amor de Dios en la historia del Calvario AMOR HASTA EL FIN


He hablado del amor de Dios en la Creación y del amor de Dios en la historia del pueblo
hebreo. Desde Génesis hasta Malaquías. El próximo paso sería hablar del amor de Dios en la his- A pesar de todas nuestras infidelidades, el amor que Dios nos manifestó en Cristo al entregarle
toria del Calvario. Pero puesto que a este tema le voy a dedicar un capítulo entero, no me ocuparé en la cruz es un amor eterno. Existen personas que creen que están dejadas de la mano de Dios.
mucho de él aquí. Piensan que Dios no les ama. Estas personas están equivocadas. Dios ama. Dios ama mucho; de
No hay pasaje en toda la Escritura que exprese con más claridad, fuerza, convicción y elo- forma intensa, eternamente. Dios ama al hombre y a la mujer, por muy caídos que éstos estén
cuencia el amor de Dios hacia el hombre caído que el texto de Juan 3:16, conocido como la Biblia en el pecado. Dios nos ama desde el principio de los tiempos. Y nos seguirá amando hasta el
en miniatura y que está sirviendo de base a esta serie de estudios: final de los siglos. Dios no sabe hacer otra cosa. Dios es amor.
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | Re a l i da d de l a m or di v i no 483

Juan, el apóstol del amor, es el encargado de darnos esta buena noticia. Cerca ya de la cruz, al que le negare en la tierra, ante los hombres, Él le negaría en el Cielo, ante el Padre (Mateo
cuando su vida terrena estaba llegando al ocaso final, el amor de Cristo permanecía firme, in- 10:32-33). Pero Pedro se arrepintió, fue restaurado a la fe y Cristo le perdonó... porque le amaba.
mutable. Y el apóstol nos lo declara con palabras que hasta a las piedras conmueven: Porque le amaba hasta el fin.
Dios no puede amar la negación del hombre, no comparte su incredulidad. Es más: dice
“Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que que el que niega, el que no cree, “ya está condenado” (Juan 3:16). Ya, desde ahora, sin tener
pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el que esperar al día del juicio. Pero Dios ama al incrédulo. Ama al pecador. Lo ama como un padre
mundo, los amó hasta el fin” (Juan 13:1). ama a su hijo descarriado. Y está deseando que el hombre se vuelva de sus malos caminos y le
busque, le pida perdón, le ame a su vez.
Cristo amó hasta el fin... hasta la muerte, hasta la cruz, Cristo amó entonces y ama hoy a
toda clase de personas. 4. Ama al que le persigue
Pablo no estaba en aquella reunión a la que se refiere Juan. Pero Pablo estaba en la mente
1. Ama al que le traiciona y en el corazón de Jesús. El Señor amaba a Pablo. Lo amaba desde el principio. Lo amó hasta el
En aquella reunión de la que habla Juan estaba Judas, el que más tarde le traicionaría, en- fin. A pesar de sus persecuciones contra los cristianos. A pesar de las amenazas dirigidas a la
tregándole por treinta monedas de plata (Lucas 22:47-53 y Mateo 27:3-10). Cristo amó a Judas Iglesia de Cristo. A pesar de las maldiciones contra el mismo Señor. Cuando se le aparece en el
hasta el fin. camino de Damasco no le condena, no le recrimina con furia, antes al contrario, con amoroso
La traición es castigada duramente por las leyes. A los traidores se les pasa por las armas. El reproche le pregunta:
traidor es un ser al que la sociedad desprecia. Pero el traidor está también en el corazón de Cristo.
Hay muchas maneras de traicionar al Hijo de Dios. Si tú te sientes culpable de traición no “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hechos 9:4).
desesperes. Cristo te ama.
El tono de estas palabras revela el gran amor que el Señor sentía por Pablo. El mismo amor
2. Ama al que duda que siente por todos aquellos que, equivocadamente, le persiguen todavía, negando su sacrificio
Tomás, uno de los doce apóstoles, dudó cuando los demás le dijeron que Cristo había re- y atacando su divinidad.
sucitado. No lo creía. Quería comprobarlo personalmente metiendo su dedo en el costado del
Señor para cerciorarse de que estaban allí los agujeros de los clavos (Juan 20:24-29). Sin embargo, 5. Ama a quienes le matan
Cristo amó a Tomás. Lo amó hasta el fin, a pesar de sus dudas. No hay en toda la historia del pensamiento religioso una oración tan conmovedora como
La duda, en materia de fe, es un tormento para el espíritu. El que se debate entre la fe y la la que Jesús pronunció estando en la cruz. Fue una oración breve, concreta, dirigida al Padre
incredulidad es un ser digno de lástima. Pero la persona que duda ha de saber que Dios está a como un telegrama urgente:
un solo paso de sus inquietudes. Dios le ama. Le amará hasta el fin.
“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34).
3. Ama al que le niega
Pedro cometió el más terrible de los pecados. La negación. Negó al Señor tres veces. Juró Cristo se refería a la multitud que gritaba enardecida ante la cruz, la misma que había pedido
y perjuró que no le conocía, que nunca le había visto (Marcos 14:66-72). Cristo había dicho que la liberación de Barrabás y que había consentido en la muerte de Jesús. Para ellos pedía Cristo el
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | Re a l i da d de l a m or di v i no 493

perdón, porque a pesar de su pecado seguía amándolos. Para ellos y para todos nosotros, para amores a medias. Quiere ser el todo en todos. Quiere que se le ame como ama Él hasta las últi-
cada uno de nosotros, porque todos estábamos allí representados. Así lo dice la Biblia: mas consecuencias.
Un sabio, que también sabía pintar, pintó a un hombre con el corazón dividido. La mitad
“Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le del corazón en la mano izquierda, entregándosela al mundo. La otra mitad en la mano derecha,
tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él fue herido por nuestras rebe- ofreciéndosela a Cristo. El mundo, que con cualquier cosa se conforma, aceptaba la mitad que
liones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por sus lla- se le daba. Cristo rechazaba su mitad porque Cristo quiere el corazón del hombre completo. Él
gas fuimos nosotros curados” (Isaías 53:4-5). ama hasta el fin, y hasta el fin quiere ser amado. Lleva años, siglos pidiendo el corazón del hom-
bre. Diciendo:
A pesar de nuestro crimen contra Él, el crimen de nuestros pecados, Cristo sigue amán-
donos. “Dame, hijo mío, tu corazón” (Proverbios 23:26).

6. Ama a quienes le desconocen


La escena tuvo lugar después de resucitado Cristo. La cuenta Lucas. Dos discípulos andaban
desde Jerusalén a Emaús, unos 14 kilómetros de distancia. El Señor se une a ellos, conversa y
hace todo el recorrido con ellos, hasta llegar a la misma aldea. Y ellos, sin conocerle. Cualquier
otro se habría molestado, se habría sentido ofendido. Cristo, no. Les amaba. Entra con ellos en
la casa donde posaron aquella noche. Come y bebe con ellos. Al partir el pan se dan cuenta, por
la forma, por el gesto, de que aquel visitante era el Señor resucitado. Y entonces recuerdan que
mientras les hablaba por el camino ellos sentían arder sus corazones.
Aunque le desconocieron, Cristo no se apartó de ellos. Sabía el motivo:

“Los ojos de ellos estaban velados” (Lucas 24:16).

Y Cristo ama profundamente, entrañablemente, a todos los que viven con los ojos de la fe
velados, cerrados. Por eso, porque los ama, Cristo quiere que sus ojos sean abiertos. Es al hombre
a quien corresponde dar el paso adelante. Es el hombre quien tiene que pedir, como el ciego del
Evangelio: “Señor, que vea”.

CONCLUSIÓN

Ha llegado la hora de terminar, Cristo ama con amor intenso. Con amor eterno. E igual que
ama quiere ser correspondido. Cristo no desea corazones tibios. No quiere frialdades ni tampoco
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | El a l ca nce de l a m or de Di os 4103

Ese arco iris habla del amor de Dios para con todos los seres humanos, en todos los rin-
cones del mundo. El amor de Dios extendido a todas las razas, a todos los pueblos, a todas las
categorías sociales, a todas las edades, a cualquier condición en la que el hombre se encuentre.
Capítulo II ¡Porque Dios es Dios de todos, y para todos! Así lo dice San Agustín:

El alcance del amor de Dios “Dios es todo ojos, porque todo lo ve; todo manos, porque todo lo obra; todo pies,
“Al mundo...” porque está en todas partes. Se encuentra todo en el cielo, todo en la tierra, todo en
todas partes y todo al mismo tiempo.”

Para empezar hablando sobre la universalidad del amor de Dios no encuentro mejor ilus- VERDADES ELEMENTALES
tración que la de ese arco iris que tras la tormenta suele brillar en el firmamento como promesa
de buen tiempo. Que el amor de Dios es de alcance universal, sin limitaciones de género alguno, se deduce
Visto desde nuestra plataforma terrena el arco iris parece como un gran lazo de colores de las consideraciones que siguen.
que une el Cielo con la Tierra. La Biblia dice que el arco iris fue puesto por Dios inmediatamente
después del diluvio, como una promesa o alianza hecha a Noé y a sus descendientes de que 1. Dios es universal
jamás volvería a producirse otro diluvio: Le preguntaron a un niño de nueve años:
–¿Cuántos dioses hay?
“Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra. –Uno –respondió con rapidez.
Y sucederá que cuando haga venir nubes sobre la tierra se dejará ver entonces mi –¿Cómo lo sabes?
arco en las nubes. Y me acordaré del pacto mío, que hay entre mí y vosotros y todo –Porque dos no cabrían en el mundo –fue su lógica respuesta.
ser viviente de toda carne; y no habrá más diluvio de aguas para destruir toda carne.
Estará el arco en las nubes, y lo veré, y me acordaré del pacto perpetuo entre Dios y Dios, efectivamente, es uno. No existen dioses mayores ni menores ni iguales. Un solo
todo ser viviente, con toda carne que hay sobre la tierra” (Génesis 9:13-16). Dios que en la concepción cristiana se manifiesta en tres Personas distintas. Esta verdad aparece
en los mismos orígenes bíblicos:
En estos cuatro versículos se emplea tres veces la palabra “tierra” y cinco veces la expresión “ser
viviente” o “carne”, referida a personas. Esto ya es una demostración del amor universal de Dios. Su “Jehová es Dios, y no hay otro fuera de él” (Deuteronomio 4:35).
pacto fue un pacto de amor llevado a cabo con todos los habitantes de la tierra, sin excepción alguna.
Cuando el arco iris aparece, la humanidad entera ve renovada la promesa divina de no La afirmación de Moisés es compartida por todos los profetas del Viejo Testamento. Isaías
volver a destruir la tierra mediante otro diluvio. lo expone en representación de los demás:
Cuando la tormenta pasa, los rayos del sol iluminan todos los rincones de este Universo
material que conocemos, y respira tranquilo el hombre de la selva y el de la capital, el que anda “Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el pri-
por las montañas y el que recorre los mares. mero y Yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios” (Isaías 44:6).
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | El a l ca nce de l a m or de Di os 4113

En la montaña donde tuvo lugar la tentación de Cristo, tras haber pa-sado cuarenta días y “Por la transgresión de uno vino la condenación a todos los hombres... Por la des-
cuarenta noches sin comer, Jesús le dice al Diablo –¡al Diablo incluso!– que no hay más Dios que obediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores...” (Romanos
Dios y que sólo a Él hay que adorar: 5:18-19).

“Al Señor tu Dios adorarás, a Él solo servirás” (Mateo 4:10). Pero el mismo Pablo se encarga de decirnos que si la condenación es universal, el amor,
la compasión, la misericordia de Dios tienen igualmente proyecciones universales:
Y Pablo, el combativo Pablo, el infatigable predicador y escritor de las grandes verdades
cristianas, expone ésta que nos ocupa con palabras definitivas: “Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos”
(Romanos 11:32).
“Un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos,
y por todos, y en todos” (Efesios 4:6). 3. La salvación es universal
El hecho de que todos los habitantes de la tierra no sean salvos, no significa que la salva-
Está claro. Si Dios es único, universal, Su amor lo es también, por necesidad. Si es Padre ción de Dios esté limitada. Como dice Pablo:
de todos –Padre por derecho de creación, no de redención–, su amor se extiende, lógicamente,
a la Humanidad entera. “... Dios, nuestro Salvador, quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al
conocimiento de la verdad” (1ª Timoteo 2:3-4).
2. La condenación es universal
Cuando Adán cayó, toda la raza humana cayó con él. Cuando Adán pecó, la humanidad Mucha gente, en todo el mundo, ha admirado la música de El amor brujo, obra del genial
entera fue contaminada. El primer ser humano que existió jamás, esto es, Adán, fue hecho a compositor Manuel de Falla, nacido en Cádiz en 1876 y muerto a los setenta años de edad en
imagen y semejanza de Dios, o sea, puro, santo. El segundo hombre que pisó la Tierra nació a Argentina. Pero son pocos los que conocen el argumento. La letra, de Gregorio Martínez Sierra,
imagen y semejanza del primero, es decir, pecador, porque la pureza de Adán se había conver- habla de una joven gitana, Candelas, enamorada de un gitano tan hermoso como seductor,
tido en impureza a causa del pecado. Y la cadena de contaminación sigue sumando eslabones malvado y celoso en extremo. Por suerte para Candelas, el gitano muere y la muchacha se en-
a medida que nuevos seres humanos van naciendo. amora de otro, Carmelo, que la quiere hasta la locura. Pero cada vez que la pareja iba a darse
El apóstol Pablo resume esta doctrina de la condenación universal en uno de los pasajes el ritual beso del amor, surgía el espectro del muerto y se interponía entre ellos. Cansado, Car-
más interesantes de su epístola a los Romanos: melo se inventa una noche la forma de burlar al espectro. Sabiendo que el gitano muerto había
sido un mujeriego en vida, se presenta una noche con otra gitana guapa y de buen ver. Aparece
“Como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte, así el espectro, la ve y se va tras ella. De esta forma, Candelas y Carmelo pueden besarse tranqui-
la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron”. (Romanos 5:12). lamente.
En varios lugares de la Biblia se habla del beso de la reconciliación que Dios quiere dar al
El escritor bíblico alude a la muerte espiritual, que todos heredamos en Adán. Su culpa se hombre. Dios lo quiere, lo desea, lo intenta, pero cada vez que se acerca, los pecados del hom-
hizo nuestra. Con su pecado inyectó en nuestra vida el germen del mal: bre levantan una barrera entre él y Dios:
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | El a l ca nce de l a m or de Di os 4123

1. Madre de todos los vivientes


“Vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros El Dios del Viejo Testamento no es, como algunos han señalado, un Dios nacionalista, li-
pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro” (Isaías 59:2). mitado a un pueblo y a una sola raza. Es universal. El objeto de Su Amor es la Tierra entera sin
fronteras; de ninguna manera un solo pueblo. Esto se ve desde el primer capítulo de la Biblia.
Esto supuesto, el deseo de Dios no cambia. La salvación dada a conocer en Cristo es para En el acto mismo de la Creación. Cuando Dios creó a la primera pareja humana, les dijo:
todos los pueblos. La oferta de Dios sigue en pie:
“Fructificad y multiplicaos, llenad la tierra y sojuzgadla, y señoread en los peces
“Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos del mar, en las aves de los cielos y en todas las bestias que se mueven bajo la tierra”
los hombres en todo lugar que se arrepientan” (Hechos 17:30). (Génesis 1:28).

Si Dios es universal, la condenación es universal, y la salvación es universal, se sobren- El destino del amor divino no es un pueblo, es la Tierra. Y a la tierra entera envía su men-
tiende que el amor de Dios también, lógicamente, por fuerza, ha de ser universal. saje el Señor:

“De tal manera amó Dios al mundo.” “¡Tierra, Tierra, Tierra oye palabra de Jehová!” (Jeremías 22:29).

Y el mundo, para nosotros, está formado por los cinco continentes que explica la Geogra- Cuando despertó Adán de su sueño y encontró junto a sí a la mujer que Dios le había dado
fía. Cinco continentes como cinco estrellas luminosas que reciben y transmiten hasta el último por compañera, la llamó “varona”, “porque del varón fue tomada” (Génesis 2:23). Pero al ser
rincón de este planeta los rayos del amor divino. arrojados del paraíso, el mismo Adán le cambia el nombre:

AMOR SIN FRONTERAS “Llamó Adán el nombre de su mujer Eva, por cuanto ella era madre de todos los
vivientes” (Génesis 3:20).
Los tres puntos que acabo de mencionar en el apartado anterior hablan con sobrada elo-
cuencia, a mi parecer, del alcance universal del amor de Dios. No obstante, aun cuando los con- En hebreo, Eva tiene el significado de “vida”. Eva estaba destinada a ser la fuente de vida
sidero en sí mismos suficientes para convencernos de esta verdad, hay mucho más que decir al física para toda la raza humana. Habia de ser la madre de todos los vivientes. En Adán y Eva, el
respecto. La Biblia, en este sentido es inagotable. Y aunque se entiende que no voy a exponer amor de Dios empieza a manifestarse a toda la Humanidad, sin fronteras geográficas, sin ba-
aquí todo cuanto la Biblia dice sobre el particular, sí quiero, para satisfacción propia y conven- rreras raciales. Dondequiera exista un ser humano, allí está el amor de Dios queriéndolo envol-
cimiento de los demás, realizar una rápida incursión a través de sus páginas, yendo desde el ver en su inmenso manto.
primero al último de sus libros. Lo que podemos aprender aún es mucho. Y el tema bien merece
el análisis. En el mundo que nosotros conocemos y habitamos nada hay de tanta importancia 2. Noé y sus descendientes
como el amor de Dios. Prosigamos, pues. Ya he dicho en la introducción de este capítulo, que el pacto establecido por Dios con Noé
tras el diluvio fue un pacto de alcance universal.
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | El a l ca nce de l a m or de Di os 4133

“... Con vosotros y con vuestros descendientes después de vosotros; y con todo ser 3. Las naciones de la Tierra
viviente que está con vosotros” (Génesis 9:9-10). El hecho de que Dios eligiera a un pueblo para que diera a conocer Su nombre y Su
poder a todos los demás pueblos de la Tierra no significa que Dios se estaba limitando a una
En los tres hijos de Noé, Sem, Cam y Jafet, están representados todos los pueblos de la sola nación. El que llamara a este pueblo, “mi especial tesoro” (Éxodo 19:5) no quiere decir
tierra. que se desinteresara de los demás pueblos. Cuando Dios llama a Abraham para que encabece
la nación judía, no estaba, de manera alguna, limitando sus bendiciones a un grupo particular
“Y los hijos de Noé que salieron del arca fueron Sem, Cam y Jafet; y Cam es el de individuos ni a una sola raza. A través de Abraham, Dios quería enviar Sus bendiciones a
padre de Canaán. Estos tres son los hijos de Noé, y de ellos fue llena toda la tierra.” toda la Tierra. Así lo dice la Biblia:
(Génesis 9:18-19).
“En ti serán benditas todas las naciones de la Tierra” (Génesis 12:3).
Este pasaje, y todo cuanto sigue hasta el final del capítulo 10 del Génesis, constituye un
documento único en la literatura de los pueblos antiguos. Los tres descendientes de Noé han Abraham es el hombre más importante entre Adán y Cristo. Es llamado amigo de Dios.
sido muy estudiados por los etnólogos, quienes ven en ellos el origen de las diferentes razas Pero Abraham, en la Biblia, no es el de una sola nación. Es el padre ilustre de todos los pueblos
humanas, según los pueblos que de ellos descendieron. que habitan la tierra. Su descendencia sería tan numerosa como las estrellas del cielo, como
Esto aparte, aquí se ve, de nuevo, la preocupación universal de Dios. Su amor llega tanto los granos incontables de la arena del mar (Génesis 22:17).
al negro como al blanco, al amarillo como al mestizo. A los hijos de Noé se les dio la misma La arena del mar no está arrinconada en una sola zona del mundo. Las estrellas del cielo
orden que a Adán y Eva: no iluminan sólo un pedazo de la Tierra. Así tan universal como las estrellas, tan amplio como
la arena del mar, es el amor de Dios, un amor que ilumina las tinieblas del mundo en el que vi-
“Mas vosotros fructificad y multiplicaos; procread abundantemente en la tierra, y vimos... Del mundo en su totalidad.
multiplicaos en ella” (Génesis 9:7).
4. Visión profética
Los hijos de Noé cumplieron el mandato divino. Se dice de ellos que: Los profetas del Viejo Testamento, aun cuando fueron todos hebreos y hablaban, princi-
palmente, para el pueblo hebreo, no tenían, como se ha escrito con mucha ignorancia, una
“De éstos se esparcieron las naciones en la tierra después del diluvio” (Génesis mentalidad estrecha y localista. Ezequiel, Jonás, Jeremías, Miqueas, Oseas, Sofonías y otros vis-
10:32). lumbraron el amor universal de Dios y lo expusieron en sus visiones. Lo que ocurre es que sus
declaraciones son hechas siempre mediante metáforas que ni siquiera hoy están al alcance in-
Y las naciones todas fueron y siguen siendo testigos del amor divino, este amor que no terpretativo de los lectores sin luz de la Biblia.
conoce límites. Como dice David: Isaías es el más claro exponente de la universalidad del amor divino. En un bellísimo pa-
saje, el profeta presenta un cuadro fascinador, en el que resplandece el amor universal de Je-
“Los ojos de todos esperan en ti; y tú les das su comida a su tiempo. Abres tu mano hová, en relación con la bendición de todos los pueblos en Cristo. En Sión, el monte santo,
y colmas de bendición a todo ser viviente” (Salmo 45:15-16). Jehová se presenta en la figura de gran Señor que ofrece un banquete de amor a todos los
pueblos:
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | El a l ca nce de l a m or de Di os 4143

Por otro lado, nadie habló jamás del amor universal de Dios el Padre como lo hizo Jesús.
“Jehová de los ejércitos hará en este monte a todos los pueblos banquete de man- Amor que se manifiesta en la misericordia infinita de Dios y abarca a todo género de criaturas.
jares suculentos, banquete de vinos refinados, de gruesos tuétanos y de vinos purifi- Cuando da a conocer las reglas de la ética cristiana pone como ejemplo el amor del Padre
cados. Y destruirá en este monte la cubierta con que están cubiertos todos los pueblos, celestial:
y el velo que envuelve a todas las naciones. Destruirá a la muerte para siempre, y en-
jugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de su “Que hace salir su sol sobre malos y buenos y que hace llover sobre justos e injus-
pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho” (Isaías 25:6-8). tos” (Mateo 5:45).

Este pasaje tiene su paralelismo en el Nuevo Testamento, en 1a parábola de la gran cena, Pío Baroja, el gran novelista vasco ya fallecido, tiene una novela que se titula El mundo es
que relatan Mateo y Lucas. Aquí, como en Isaías, el amor de Dios es para todo el mundo. La in- ansi. En la fachada de una casa bajita, situada en la plaza de un pueblo solitario cerca del Ebro,
vitación al banquete reviste características universales. hay un escudo pequeño. Aunque desgastado por la acción del tiempo, aún se pueden distinguir
en él tres puñales, en forma de cruz, esgrimidos por manos cerradas. Los puñales se clavan en
5. El Salvador del mundo tres corazones que destilan gotas de sangre. Alrededor de ellos se lee esta leyenda: “El mundo
Aun cuando la universalidad del amor divino se da a conocer, como hemos visto, desde es ansi”.
los primeros capítulos de la Biblia, es en Cristo, en las páginas del Nuevo Testamento, donde Así es también el amor de Dios manifestado por Cristo. Como tres puñales que se clavan
esta doctrina alumbra con mayor profusión. Cuando Juan el Bautista ve a Cristo que iba hacia en los corazones pecadores del mundo. Como los corazones de la Trinidad misteriosa que sufren
él, dice a las multitudes: y sangran de amor por la redención de la Humanidad.

“He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). 6. Mentalidad apostólica
Los apóstoles de Cristo, pese a sus primitivas vacilaciones, aún cuando se les hacía difícil
Los samaritanos, que conocieron a Cristo mediante el testimonio de una mujer, vecina de reconciliar las enseñanzas nacionales de Moisés con el espíritu universal del mensaje cristiano,
ellos, llegaron a la misma conclusión: pronto entendieron, y así lo proclamaron, que el amor de Dios es para todos los pueblos.

“... Éste es el Salvador del mundo, el Cristo” (Juan 4:42). San Juan, con su mirada de águila, se percató de que “la luz vino al mundo” (Juan
3:19).
Jesús rechazó todas las formas de nacionalismo porque tenía conciencia de la universali-
dad de su misión. El Dios niño que nació a la carne en un pueblo de insignificante categoría Es una luz resplandeciente, positiva, salvadora, que tiene por finalidad iluminar las con-
había venido con un mensaje de amor universal, de redención universal. ciencias de todos los seres humanos, sin excepción, y librarles de la condenación:

“El Pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo... Y el pan que “No envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el
yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo” (Juan 6:33, 51). mundo sea salvo por él” (Juan 3:17).
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | El a l ca nce de l a m or de Di os 4153

San Pedro es el más reacio a esta apertura universal del amor y de la salvación de Dios en
Cristo. Pero tras el incidente en la azotea de una casa en Jope, cuando se hallaba en espíritu de La redención, que es obra del amor divino, se alaba en el Apocalipsis por medio de un
oración, su mente cambió radicalmente. En aquella visión de animales vivos Dios le mostró que nuevo cántico, en el que se ensalza la dignidad del Cordero a la vez que se le tributa adora-
todos los seres humanos son igualmente dignos de Su amor. Que nadie hay inmundo. Tras la ción. Este nuevo cántico brota como un alarido de triunfo, y es entonado por todos los pue-
lección, Pedro confiesa: blos:

“En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, sino que en toda “Cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus
nación se agrada del que teme y hace justicia” (Hechos 10:34-35). sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios de todo
linaje y lengua y pueblo y nación” (Apocalipsis 5:9).
Aun cuando la Ley ya afirmaba que Dios “no hace acepción de personas” (Deuteronomio
10:37), Pedro consideraba lógico que Dios, en Su soberanía, concediera privilegios a la nación Estos redimidos son los mismos que en otro pasaje del Apocalipsis aparecen cubiertos
de Israel. Pero esto no significaba, en absoluto, menosprecio hacia los demás pueblos. San de vestiduras blancas y con palmas en las manos. Su número es incontable. Proceden de
Pablo, en su discurso ante los griegos de Atenas, da las razones de este amor universal de Dios. todos los rincones de la tierra, como una muestra más de la universalidad del amor y de la
Dios ama a todos por igual porque es el Creador de todos: salvación de Dios. Nadie, a la vista de este pasaje, podría pensar en limitar el amor divino.
Dice el texto:
“De una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre
toda la faz de la tierra y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su “Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de
habitación” (Hechos 17:26). todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono, y en la
presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos” (Apo-
Este pasaje es de una gran importancia en la ética cristiana. Es una auténtica filosofía de calipsis 7:9).
la Historia y revela el origen común de la Humanidad. Un solo Dios, una sola sangre, un mismo
linaje, un amor único y universal. En la cúpula interior de la basílica que se levanta en el Valle de los Caídos, esa obra maestra
del arte mundial que se esconde entre montañas, en las cercanías de Madrid, comparable, en
7. La revelación final algunos aspectos, a la famosa catedral de la Sal que existe en las afueras de Bogotá, en Colom-
En la revelación final del Apocalipsis, donde la Biblia termina, el amor universal de Dios se bia, el artista ha querido dejar testimonio del amor universal de Dios. En el centro mismo de la
expresa por medio de imágenes y declaraciones que no ofrecen duda alguna sobre el particular. cúpula ha pintado una imaginaria figura de Cristo. Y rodeándolo, representantes de los cinco
El Evangelio eterno que algunos identifican con el anuncio del juicio final, es predicado, continentes: negros de cabellos ensortijados; asiáticos de ojos oblicuos; mestizos de piel ama-
al igual que en la Gran Comisión de Mateo 28, a todos los pueblos de la tierra: rillenta; blancos de ojos azules, etc. Y en el centro de todos, Cristo, Dios. Dios amando a la Hu-
manidad y proveyéndole el medio de la salvación. Dios en el centro de la Historia, punto de
“Vi volar por en medio del cielo a otro ángel que tenía el evangelio eterno para atracción universal, esperanza única para el hombre.
predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo” (Apo-
calipsis 14:6).
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | El a l ca nce de l a m or de Di os 4163

AMPLIO CUAL ES EL MAR “Jehová dijo: Levántate y úngelo, porque éste es” (1º Samuel 16:12).

Hay una pequeña pieza musical que se canta mucho en las congregaciones cristianas. La Así demostraba Dios su amor por el niño David. Cristo nos dio igualmente a conocer el
música es predominantemente melodiosa, suave. La letra ensalza la amplitud del amor divino. amor de Dios hacia los niños, cuando dijo a los apóstoles:

“Amor, admirable amor “Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de
que durará sin fin. Dios” (Lucas 18:16).
Es sublime y santo,
amplio cual es el mar, Los jóvenes, tan discutidos en la sociedad actual, despreciados incluso por una parte de
alto más que los cielos, esa sociedad adulta que ni les comprende ni les ama tienen un importante lugar en el corazón
es tu amor por mí.” de Dios. Todo el amor que Dios siente hacia los jóvenes está condensado y representado en
aquella mirada de Jesús al joven rico que acudió a Él para exponerle una cuestión de conciencia.
Amplio, como la anchura inmensa del mar, es el amor de Dios. Alto, como ese sublime Dice la Biblia que:
manto celestial que sirve de cobertura a la tierra, así es el amor de Dios.
El amor de Dios, ya lo hemos visto, no tiene fronteras; el amor de Dios derriba todas las “Jesús, mirándole, le amó” (Marcos 10:21).
barreras raciales y también sociales que levantan los humanos.
Nunca he comprendido cómo aquel joven, que se mostraba tan religioso, pudo escapar a
1. Abarca a todas las edades la mirada amorosa de Cristo. Aquella mirada divina hizo bajar los ojos, avergonzada, a la peca-
Para Dios no existen edades. Él ama por igual a los niños, a los jóvenes y a los ancianos. dora de Juan, capítulo 8. La mirada de Cristo conmovió al ladrón en la cruz e hizo llorar de re-
Cuando Samuel era niño y estaba en el templo ayudando al sacerdote Elí, Dios le llama mordimiento a Pedro. La penetrante y divina mirada del Maestro hizo que retrocedieran
por su propio nombre, interesándose personalmente por él: espantados los que fueron a prenderle al huerto. Aquella mirada, llena de amor, se posa ahora
sobre este joven rico y legalista. Sin embargo, el que se creía bueno huye de Cristo. En esta
“Y vino Jehová y se paró, y llamó como las otras veces: ¡Samuel, Samuel! Entonces huida está representado el actual conflicto religioso de la juventud. Dios sigue mirando a los
Samuel dijo: Habla, porque tu siervo oye” (1º Samuel 3:10). jóvenes, continúa amándoles, y los jóvenes persisten en alejarse corriendo de la presencia de
Dios.
Años más tarde, convertido Samuel en importante profeta hebreo, se llega a la casa de Tampoco los ancianos quedan al margen del amor divino. En algunos países, y para per-
Isaí, en Belén, porque de entre sus hijos había elegido Dios al que habría de ser segundo rey de sonas determinadas, los ancianos suponen una carga. Dios, en cambio, los hace objeto de Su
Israel. Ante Samuel fueron pasando todos los hijos de Isaí pero ninguno de ellos era el elegido. amor, al igual que ama a los niños, a los jóvenes y a los adultos. El amor de Dios no está condi-
Sólo quedaba el menor, el de menos significancia, el más niño, que ni siquiera estaba presente. cionado por la edad. Su corazón no se mueve al capricho de los años. Dice el Génesis que:
Se hallaba en el campo apacentando las ovejas. Por indicación de Samuel fueron a buscarle. Y
cuando estuvo ante el profeta: “Abraham y Sarah eran viejos de edad avanzada” (Génesis 18:11).
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | El a l ca nce de l a m or de Di os 4173

Estos viejos fueron bendecidos con un hijo cuando todas las esperanzas de tenerlo se ha- “Cuando llegó la noche, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, que tam-
bían desvanecido. Y en la bendición de Dios a estos dos ancianos está representado el amor bién había sido discípulo de Jesús” (Mateo 27:57).
que el Señor tiene para con todas las personas de avanzada edad. Es más: no sólo ama a los an-
cianos; también recomienda a los demás seres humanos que les amen y les respeten: Entre los discípulos de Jesús había ricos y también pobres. Pescadores sin más recursos
que los que la mar les proporcionaba a diario:
“Delante de las canas te levantarás y honrarás el rostro del anciano” (Levítico 19:32).
“Andando Jesús junto a la mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado
2. Abarca todas las condiciones sociales Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar porque eran pescadores.
El amor de Dios no está limitado por la edad ni tampoco por los condicionamientos socia- Y les dijo: Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres” (Mateo 4:18-19).
les. Dios ama por igual al que vive en la cabaña como al que se mueve entre las paredes de un
palacio. Es cierto que Jesús expresó la dificultad que encuentran los ricos para penetrar en el En la primera declaración pública que Jesús hizo de su ministerio, dijo, citando al profeta
reino de Dios. Pero esta dificultad no la pone Dios; es barrera que ellos mismos levantan al de- Isaías, que había sido ungido:
pender enteramente de los bienes materiales y renunciar a la vida del espíritu. Las palabras de
Jesús no ofrecen duda: “para dar buenas nuevas a los pobres” (Lucas 4:18).

“¡Cuán difícil les es entrar en el reino de Dios a los que confían en las riquezas!” Eran las buenas nuevas de salvación, el Evangelio de la Gracia que llegaba hasta el más
(Marcos 10:24). pobre de los seres humanos:

Esto no significa que Dios rechace al hombre simplemente por ser rico. La Biblia no pone “A los pobres es anunciado el Evangelio” (Lucas 7:22).
el énfasis en el dinero del hombre, sino en el hombre mismo, en su corazón, en su alma, en su
obediencia a la voluntad divina, en su aceptación del plan de Dios, en su testimonio cristiano. Pobres y ricos, aristócratas y proletarios, clase alta, mediana, baja, más baja aún, hombres,
Entre quienes acompañaban a Jesús en sus viajes por las tierras de Palestina, anunciando el mujeres, niños, jóvenes y ancianos de todas las condiciones sociales están en el corazón de
Evangelio del reino, se encontraban mujeres ricas: Dios: A todos los ama Dios por igual. Si no todos se salvan es porque no corresponden al amor
divino. La culpa, en este caso, no es de Dios; es de ellos.
“Juana, mujer de Chuza, intendente de Herodes, y Susana y otras muchas que le
servían de sus bienes” (Lucas 8:3). 3. Abarca todas las categorías intelectuales
Pablo dice que:
Rico era también uno de los discípulos de Cristo, el que descolgó el cuerpo de la cruz, lo
embalsamó y le dio sepultura, mostrando así el amor que sentía por el Maestro. Para este hom- “Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo” (2ª Corintios 5:19).
bre el dinero no suponía dificultad alguna a la hora de dar a Dios lo que es de Dios. Mateo nos
lo presenta con estas palabras: Esta reconciliación, como el mismo texto indica, no estaba limitada a una determinada ca-
tegoría de personas. Los fundadores de religiones tienen preferencia por las clases intelectuales.
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | El a l ca nce de l a m or de Di os 4183

Quieren que su mensaje penetre, primero, en los altos círculos de la inteligencia. Dios no obra y condenado a muerte por un tribunal militar. Los cónsules de Inglaterra y Norteamérica pidie-
así. Todo lo contrario: sin despreciar a los sabios, Cristo alaba al Padre por haber puesto los ron clemencia para el condenado, pero fue inútil. Llegado el día fijado para la ejecución, y
grandes misterios divinos al alcance de las mentes menos privilegiadas. cuando ya estaba el pelotón de soldados preparado para disparar, se presentaron de improviso
ambos cónsules y cubrieron al condenado con las banderas inglesa y norteamericana. El oficial
“Te alabo, Padre, Señor de los cielos y de la tierra, porque escondiste estas cosas encargado de la ejecución no se atrevió a dar la orden de fuego. Hubiera sido como una decla-
de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños” (Mateo 11:25). ración de guerra a estos dos grandes países. Más tarde, según cuenta la historia, el preso fue
indultado.
Cristo demostró con su comportamiento en la tierra que el amor de Dios no estaba li-
mitado a los intelectuales ni tampoco a los ignorantes. Que era y continúa siendo amor que Así, como una bandera enorme, el amor de Dios nos cubre y nos protege. El antiguo libro
abarca a todos los grupos del conocimiento humano. Le vemos en la historia evangélica dis- de Cantares dice que la bandera de Dios es el amor (Cantares 2:4). Es una bandera universal.
cutiendo con un doctor de la Ley sobre la vida eterna y el modo de entrar en ella (Lucas Se extiende sobre todos los pueblos de la tierra, cobija a personas de todas las edades, de todas
10:25-30). Doce años de edad tenía cuando los padres le hallaron sentado entre los grandes las condiciones sociales y de todas las categorías intelectuales. Porque el amor de Dios es tan
del pensamiento religioso judío, “oyéndoles y preguntándoles” (Lucas 2:4-6). Juan nos habla grande como Dios mismo, y Dios, lo dice la Biblia, llena con Su presencia los mundos.
del encuentro entre Jesús y un sabio de la Ley hebrea llamado Nicodemo. A este hombre,
solamente a él le aclara el Señor la importantísima doctrina del Nuevo Nacimiento (Juan
3:1-11).
Por otro lado, en esta misma historia le vemos relacionándose con personas de muy es-
casos conocimientos intelectuales. Tres capítulos del Evangelio de San Juan están dedicados,
casi en su totalidad, a referirnos encuentros de esta clase. En el capítulo 4 Jesús dialoga exten-
samente con una humilde mujer de Samaria, a quien enseña la clase de adoración que Dios es-
pera de nosotros. En el capítulo 8 la hace objeto de su lástima y otorga su perdón a una mujer
adúltera a quien los legalistas judíos querían apedrear. Y en el capítulo siguiente, el 9, cura a un
ciego de nacimiento, mendigo inculto, y a continuación le abre también los ojos del espíritu
mediante una larga conversación que sostiene con él.
El amor de Dios es tanto para el idiota baboso que pide limosna en la plaza del pueblo
como para el sabio que enseña a grupos selectos desde la cátedra universitaria.

CONCLUSIÓN

D.L. Moody cuenta la historia de un inglés nacionalizado en Norteamérica que fue dete-
nido por el Gobierno español en Cuba durante la guerra de 1867. Acusado de espía, fue juzgado
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | L a de m ost ra ci ón de l a m or di v i no 4193

el padre–. “Nada –respondió Luis–, que dicen que me fusilarán si el Alcázar no se rinde.” Siempre
a través del teléfono y siguiendo el relato de la Historia, el coronel Moscardó contestó: “Si fuera
Capítulo III cierto, encomienda tu alma a Dios, grita viva España y muere como un héroe”. Cándido Cabello
cogió de nuevo el teléfono y el jefe del Alcázar le dijo que no pensaba rendirse, que podían

La demostración del amor divino matar al hijo.


Así sucedió. El Alcázar no se rindió. Luis Moscardó fue fusilado el 23 de agosto de 1936.
“... Que ha dado a su Hijo unigénito...” Estas dos historias nos ayudan a comprender –con las debidas distancias– esa otra historia del
Calvario. Aquí también un Padre entregó voluntariamente a Su Hijo al sacrificio. La diferencia,
Hay en la Historia de España dos dramáticos episodios referidos a dos padres que consin- lógicamente, es notoria. Guzmán el Bueno y Moscardó eran militares que dejaron morir a sus
tieron en la muerte de sus hijos con el fin de salvar a otros que en ellos confiaban. hijos en defensa de sus amigos, para salvarse a sí mismos y a un pequeño número de personas.
El primero se remonta al año 1294 y fue protagonizado por el célebre guerrero español Dios entregó al Hijo por amor, por puro amor, voluntariamente, sin presiones ni amenazas, no
Alonso Pérez de Guzmán, a quien su acción valió el sobrenombre “El Bueno”. Por aquella fecha, para beneficio propio, sino en favor de la Humanidad entera, de amigos y de enemigos. Así lo
Guzmán el Bueno era “alcaide” de Tarifa, la antigua y bella villa marinera enclavada en la costa dice San Juan:
gaditana, entre la capital y Algeciras. La Historia cuenta que fuerzas moriscas procedentes de
Tánger, a las que se habían unido cristianos enemigos del rey Sancho, sitiaron la ciudad e hicie- “En esto consiste el amor; no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que
ron toda clase de promesas a su “alcaide” para que éste entregara la plaza. Como no consintiera él nos amó a nosotros, y envió a Su Hijo en propiciación por nuestros pecados...” “En
Guzmán el Bueno, los sitiadores, que tenían como rehén a uno de sus hijos, anunciaron que lo esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros...” (1ª Juan 4:9 y
degollarían. Aquí cuenta la Historia que el célebre Alonso Pérez de Guzmán arrojó su propio 3:16).
puñal al jefe de los sitiadores, imaginamos que por encima de los muros que aún rodean la
parte vieja de Tarifa, diciéndole: “Si no tenéis arma para consumar la iniquidad, ahí va la mía”. ¿Fue necesaria la entrega de Cristo? La muerte vicaria de Jesús ha sido muy comentada y
Y termina la Historia diciendo que el hijo de Guzmán el Bueno fue, efectivamente, dego- discutida. La mente humana no acepta con facilidad la idea de uno muriendo por todos. Pero
llado con el puñal del padre. si Cristo, el Hijo eterno del Padre, no hubiere muerto de la forma que lo hizo, no habría espe-
El segundo episodio, parecido, es más reciente. Ocurrió en Toledo, al comienzo de la Gue- ranza de salvación para la Humanidad. El sacrificio de Cristo fue el último intento realizado por
rra Civil española. El entonces coronel Moscardó resistía en el Alcázar al frente de una guarnición Dios para granjearse libremente el amor del hombre. Desde la eternidad de los tiempos anda
compuesta de militares y civiles: hombres, mujeres y niños. El ministro de la Guerra y otros Dios dando a conocer Su existencia, Su poder y Su amor de múltiples maneras. La cruz fue el
altos jefes políticos y militares de la República habían estado telefoneando insistentemente al eslabón final en la cadena de revelaciones divinas. Fue la única forma de redimir al hombre
coronel Moscardó pidiéndole que se rindiera. Finalmente, y ante la negativa del coronel, el 23 caído. Y fue, también, la mayor prueba de amor que Dios ha dado al mundo.
de julio de 1936 Cándido Cabello, uno de los jefes de las milicias de Toledo, llamó por teléfono
a Moscardó para decirle que si no entregaba el Alcázar, matarían a su hijo Luis, a quien habían LAS REVELACIONES DE DIOS
hecho prisionero aquella misma mañana.
“Para que vea que es verdad, le va a hablar”, dice la Historia que dijo Cabello a través del Hay un pasaje en la epístola a los Hebreos que nos habla de las distintas revelaciones de
teléfono. Luis Moscardó pronunció una sola palabra: “Papá”. “¿Qué ocurre, hijo mío?” –preguntó Dios al hombre. Dice así:
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | L a de m ost ra ci ón de l a m or di v i no 4203

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los “vino la palabra de Jehová a Abram en visión” (Génesis 15:1);
padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el hijo, a quien
constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el Universo” (Hebreos 1:1-2). hasta el último, en cuyo capítulo final se nos advierte contra las posibles falsificaciones o co-
rrecciones a:
Este pasaje es fundamental en la historia de las revelaciones divinas. Dios ha hablado no
una sola vez, sino muchas; no usando un método único, sino de distintas maneras; no en una “las palabras de la profecía de este libro”. (Apocalipsis 22:18),
sola época, sino en todos los tiempos; no a una sola generación, sino a todos los padres de la raza
humana; no mediante seres ocultos, sino usando a hombres que anunciaban públicamente los toda la Escritura Sagrada es un testimonio fiel y perenne de la revelación de Dios a través de la
oráculos divinos. He aquí algunas de las maneras en que Dios se ha dado a conocer al hombre. palabra.

1. Revelación por la Palabra 2. La revelación cósmica


Decía Emilio Castelar que “la Biblia es la revelación más pura que de Dios existe”. En efecto: A la revelación por medio de la palabra, de la voz, sigue inmediatamente la llamada reve-
ya en la primera página del libro sagrado encontramos a Dios revelándose a través del dina- lación cósmica. Dios se hace visible a través de la Creación. En seis días o períodos de tiempo
mismo y la Omnipotencia de Su Palabra: da vida a un universo vacío. El cosmos adquiere significado. La Creación es el testimonio visible
de Su existencia. De Su amor. De Su poder. De Su gloria.
“Dijo Dios: Sea la luz, y fue la luz” (Génesis 1:3).
“Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus
No tiene límites el poder de Dios. Existente desde la eternidad de los tiempos, se hace manos” (Salmo 19:1).
manifiesto por medio de la palabra. El salmista lo expresa de forma plástica:
Pablo usa este argumento de la revelación cósmica para demostrar la culpabilidad del
“Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos y todo el ejército de ellos por el hombre. No están exentos de pecado aquellos que desconocen otras revelaciones de Dios. No
aliento de su boca” (Salmo 33:6). lo están porque la creación visible habla con sobrada elocuencia del invisible Autor:

Esta palabra divina, que es voz, aliento, expresión, se materializa en un momento de la “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente
Historia, toma figura de hombre, se hace carne humana y habita entre nosotros. ¡Es el gran visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas he-
misterio de la Encarnación! chas, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1:20).

“Aquel Verbo (o Palabra) fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su glo- 3. La revelación histórica
ria, gloria como del unigénito del Padre) lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14). Por revelación histórica se entiende la presencia de Dios entre el pueblo judío: El llama-
miento de Abraham; la revelación a Moisés; la donación de la Ley; la salida de los hebreos de
Desde el primer libro de la Biblia, donde se dice que: Egipto y su introducción en la tierra prometida; la formación del pueblo judío; sus contactos
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | L a de m ost ra ci ón de l a m or di v i no 4213

continuos con este pueblo a través de los Profetas; el rechazo de Israel como nación; la forma-
ción de la Iglesia; nuevo pueblo de Dios encargado de llevar el conocimiento de Su Nombre por “Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza y dijo:
todos los rincones de la Tierra, etc. ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí” (Éxodo 3:4).
La presencia de Dios en todos los aconteceres de la Historia es in-negable. La Biblia afirma
que la Historia se mueve por disposición divina. Nada ocurre por casualidad. Todo tiene un sen- En las mismas páginas del Antiguo Testamento encontramos otras manifestaciones seme-
tido y un propósito en la mente de Dios. jantes de Dios a Samuel, siendo niño (1º Samuel 3:10), y a Elías cuando se hallaba oculto en
A este respecto se habla de un grupo de filósofos que discutían sobre temas de religión. una cueva en el monte Horeb (1º Reyes 19:13). Dos veces en el Evangelio de Mateo y otra más
Sólo uno era creyente. Los demás confiaban en la casualidad más que en Dios. El creyente pro- en el de Juan, la voz de Dios se deja oír desde el cielo, revelándose, manifestándose a los hom-
puso jugar una partida de dados. Sacó, intencionadamente, unos dados falsos que llevaba es- bres. Ocurre primero durante el bautismo de Jesús. Al salir del agua:
condidos. Tiró la primera vez y ganó; la segunda, y volvió a ganar; la tercera partida la ganó
también. Los dados estaban preparados. Los que fiaban en la casualidad no aguantaron una “Hubo una voz de los cielos que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo com-
cuarta partida. Reaccionaron. “Aquí hay trampa”, dijeron. “Efectivamente –respondió el que placencia” (Mateo 3:17).
era creyente–, hay trampa. Lo he hecho para demostraros la poca confianza que tenéis en la
casualidad. Ganar tres veces seguidas os pareció demasiada casualidad. Y, en cambio, Dios viene La misma voz repite idéntico mensaje en el momento trascendental de la transfiguración
dando pruebas de Su intervención en la Historia desde su primer momento y seguís atribuyén- de Cristo (Mateo 17:5). Y se deja oír, otra vez, en una ocasión en que la tristeza invade el co-
dolo todo a la casualidad.” razón del Hijo y siente su alma turbada (Juan 12:28). Más tarde, cuando Cristo vuelve a su
Entre los muchos pasajes bíblicos que hablan de la revelación histórica de Dios está éste gloria primitiva y vela desde el cielo por Su Iglesia, su voz se hace escuchar en la tierra, envuelto
de David, en el que dice que el Señor su tierno acento en un resplandor de luz. Saulo cabalga en persecución de los cristianos. Y de
repente,
“Ha manifestado sus palabras a Jacob, sus estatutos y sus juicios a Israel” (Salmo
147:19). “cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues?”
(Hechos 9:4).
4. Revelaciones directas
Entre las muchas maneras que Dios ha empleado para hablar al hombre está el método Dios ha estado siempre hablándonos, Dios nos ha estado buscando siempre.
más o menos directo, dejando oír literalmente Su voz a individuos o a grupos de personas. Des-
pués de la caída Dios se interesa personalmente por Adán, que se había escondido en un vano 5. Las teofanías del Antiguo Testamento
intento por ocultar su pecado: “Teofanía” es una palabra griega que se usa entre los comentaristas de la Biblia para de-
signar las manifestaciones sensibles de la divinidad que se registran en el Viejo y en el Nuevo
“Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?” (Génesis 3:9). Testamento. La palabra misma no se encuentra en la Biblia, pero los hechos que define son reales.
De igual modo llama a Moisés. Cuando el futuro caudillo hebreo contempla el singular Estos hechos han dado lugar a no pocas controversias entre los teólogos y los críticos de la Biblia.
espectáculo de la zarza que ardía continuamente sin llegar a consumirse, se acerca para ver las Naturalmente, mi intención, aquí, no es entrar en especulaciones teológicas, sino sumar estas
causas. “teofanías” a las muchas maneras con que Dios se ha venido manifestando al hombre.
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | L a de m ost ra ci ón de l a m or di v i no 4223

El pasaje más importante entre los que hablan de “teofanías”, a juicio de los comentaristas Jeremías tiene una visión cuando el rey Josías llevaba trece años reinando sobre Judá.
bíblicos, es el de Génesis 18:1-15, donde se trata de la aparición de tres mensajeros celestiales La cuenta así:
a Abraham. En el capítulo siguiente estos tres mensajeros quedan reducidos a dos, dirigiéndose
a Sodoma para anunciar a Lot la destrucción de la ciudad (Génesis 19:1-25). “Vino, pues, palabra de Jehová a mí, diciendo: antes que te formase en el vien-
Tres casos más de “teofanías” se contienen en el primer libro de la Biblia. Un mensajero tre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones”
celestial consuela a Agar, criada de Abraham, junto a una fuente en el desierto (Génesis 16:1- (Jeremías 1:4–5).
15); Jacob lucha toda una noche con “un varón” celestial cuando se dirigía al encuentro de su
hermano Esaú (Génesis 32:22-32). Y Melquisedec, personaje misterioso, recibe a Abraham Ezequiel, Daniel y otros profetas del Antiguo Pacto describen igualmente las visiones re-
cuando éste regresa triunfante de una batalla (Génesis 14:17-20). cibidas de Dios. Todos ellos anotan escrupulosamente el momento histórico de la revelación.
Otras “teofanías” bíblicas son: el ángel que cerraba el camino a la burra montada por Ba- Así, Zacarías dice:
laam (Números 22:21-35); el varón armado que vio Josué cuando se disponía a sitiar Jericó
(Josué 5:13-15); el ángel que se presentó ante Gedeón cuando éste preparaba trigo para los “En el octavo mes del año segundo de Darío, vino Palabra de Jehová al profeta Za-
suyos (Jueces 6:11-24); el ángel que se apareció a la mujer de Manoa para anunciarle el naci- carías, hijo de Berequías, hijo de Iddo, diciendo: se enojó Jehová en gran manera con-
miento de Sansón (Jueces 13:1-23); el ángel de Jehová que vio David “entre el cielo y la tierra” tra vuestros padres” (Zacarías 1:1-2).
cuando se disponía a llevar a cabo un censo entre su pueblo (1º Crónicas 21:16-27); y los varones
que fueron vistos por las mujeres en la resurrección de Cristo (Mateo 28:1-10; Marcos 16:1-8; La enumeración de estas visiones podría prolongarse mucho. Los videntes tenían, como
Lucas 24:1-12; Juan 20:11-18). prueban los pasajes citados, el convencimiento de la intervención divina en ellos. Dios les ha-
Hay autores que todavía añaden otros episodios más a la lista de las “teofanías” bíblicas. blaba para que, a su vez, hablaran al pueblo de parte de Dios.
Y hay quienes sólo consideran auténtica “teofanía” el primer caso citado, es decir, la aparición
de los tres varones a Abraham, con la posterior desaparición de uno de ellos. Aquí sólo pretendo 7. Las revelaciones en sueños
dejar constancia de esta otra forma elegida por Dios para comunicarse con el hombre. Incluso a través de los sueños Dios ha hablado al hombre. La preocupación de Dios por
hacerse entender y amar por Sus criaturas ha sido tanta y tan fuerte que no ha escatimado
6. Las visiones proféticas medio alguno para llamar su atención.
Las visiones proféticas del Antiguo Testamento constituyen una manera más entre las La Biblia habla, entre ellos, de los sueños vividos por el Faraón de Egipto (Génesis 41:1) y
muchas empleadas por Dios para ponerse en contacto con el ser humano. Los profetas, bajo por dos de sus más importantes criados (Génesis 40). Estos sueños fueron interpretados por
el influjo de la inspiración divina, tenían plena conciencia de las visiones, respondían a reali- José, a quien sus hermanos llamaban, precisamente, “el soñador” (Génesis 37:19).
dades objetivas que les ponían en contacto con Dios y les capacitaban para penetrar en los El rey Nabucodonosor, de Babilonia, tuvo asimismo un sueño importante que ningún mago
misterios divinos. de su corte logró interpretar. Requerido Daniel, éste oró pidiendo ayuda a Dios. Y dice el inspi-
Isaías, en una visión recibida mientras se hallaba en el templo, oye: rado texto:

“la voz del Señor que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros?” (Isaías 6:8). “Entonces el secreto fue revelado a Daniel en visión de noche, por lo cual bendijo
Daniel al Dios del cielo” (Daniel 2:19).
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | L a de m ost ra ci ón de l a m or di v i no 4233

por Dios empleando igualmente el fuego desde una zarza que ardía (Éxodo 3:2). Y cuando el
Un “ángel de Dios” habló en sueños a Jacob cuando éste servía en casa de Labán (Génesis pueblo hebreo sale de Egipto, la Biblia dice que Dios les guiaba:
31:11).
Y del mismo Labán dice la Escritura Santa: “de noche en una columna de fuego para alumbrarles” (Éxodo 13:21).

“Vino Dios a Labán arameo en sueños aquella noche, y le dijo: Guárdate que no Por fuego fue también la manifestación de Dios en el monte Sinaí. El tremendo espectá-
hables a Jacob descomedidamente” (Génesis 31:24). culo fue presenciado por todos los israelitas, que temblaron de espanto. Así lo cuenta Moisés:

Dios se valió de un sueño para impedir que Abimelec, rey de Gerar, adulterase con Sarah, “Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina,
ignorando el rey que estaba casada con Abraham: y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos”
(Éxodo 20:18).
“Dios vino a Abimelec en sueños de noche, y le dijo: He aquí, muerto eres a causa
de la mujer que has tomado, la cual es casada con su marido” (Génesis 20:3). El fuego es la versión gráfica de la presencia de Dios, y también de Su amor. La Biblia esta-
blece una semejanza entre el amor y el fuego. Mediante ese fuego Dios quiere llegar hasta el más
Es de destacar que la mayoría de estas revelaciones divinas fueron hechas a personas que oculto rincón del corazón humano, a fin de que el hombre entienda toda la grandeza de Su amor.
no pertenecían al pueblo judío. Ni el Faraón, ni Nabucodonosor, ni Labán, ni Abimelec eran he-
breos. Esto demuestra, una vez más, que Dios no distingue razas ni naciones a la hora de darse 9. El lenguaje de las nubes
a conocer al hombre. Las nubes que en las religiones del paganismo tenían un sentido religioso, aparecen en la
Biblia como una manifestación más en la historia de las revelaciones divinas. Las nubes, al igual
8. Manifestaciones por fuego que el fuego, dan testimonio de la presencia de Dios entre los seres humanos.
Dios ha hablado también por medio del fuego. Una realidad física tan primitiva como el El fuego iluminaba de noche a los israelitas; una nube los guiaba durante el día:
fuego no podía quedar descartada en la serie de manifestaciones divinas. Principalmente en
el Antiguo Testamento, el fuego es un constante elemento como símbolo del poder y del cui- “Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el
dado de Dios para con Su pueblo. Los pasajes que mencionan estas manifestaciones son nu- camino” (Éxodo 3:21).
merosos.
Abraham presenció: El testimonio divino de las nubes, como ocurre en el caso del fuego, es constante en las
dos partes de la Biblia. Las nubes intervienen en los pactos que Dios hace con Noé (Génesis
“un horno humeante, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales 9:13), con Abraham (Génesis 15:12) y con Moisés (Éxodo 19:16). La nube de Dios está igual-
divididos” (Génesis 15:17). mente presente en el Nuevo Testamento. En el monte donde tuvo lugar la transfiguración del
Señor, los tres discípulos que acompañaban a Jesús oyeron “una voz desde la nube” (Mateo
De igual forma habló Dios a Elías en el monte Carmelo (1º Reyes 18:36-39) y más tarde 17:5). Y Pablo, refiriéndose a los últimos tiempos, dice que cuando el Señor vuelva y se le
en la cueva de Horeb (1º Reyes 19:12). Moisés, como ya lo hemos mencionado, fue llamado unan los “muertos en Cristo”, los creyentes que vivan esa gloriosa experiencia serán:
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | L a de m ost ra ci ón de l a m or di v i no 4243

Dios habla por los medios más diversos. Pero nunca habla en vano. Está continuamente
“arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire” dándonos pruebas de su existencia, de su amor. Cuando cuenta nuestros pecados, cuando pesa
(1ª Tesalonicenses 4:17). nuestra fe, cuando divide todo aquello en lo cual confiamos y que constituye nuestro humano
orgullo, ya podemos temblar ante Su presencia, como tembló el rey y todos los que le acompa-
Todavía, en estos tiempos de materialismo que nos ha tocado vivir, cuando hasta la poesía ñaban en el banquete al ateísmo, haciendo burla de las cosas sagradas.
se está convirtiendo en estercolero, nos queda el recurso de mirar a las nubes y deleitarnos en
las maravillas de Dios. Job, el viejo poeta, nos lo aconseja como un recreo para el espíritu: 11. La revelación suprema
El autor de la epístola a los Hebreos dice que Dios, en los tiempos antiguos, habló de mu-
“Deténte, y considera las maravillas de Dios. ¿Sabes tú cómo Dios las pone en con- chas maneras a nuestros padres. De entre estas distintas formas de hablar he seleccionado las
cierto y hace resplandecer la luz de su nube? ¿Has conocido tú las diferencias de las once principales. El pasaje citado señala una más, la que considera más importante de todas:
nubes, las maravillas del Perfecto en sabiduría?” (Job 37:14-16). en Cristo.

10. La escritura en la pared “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los
Hay un caso en la Biblia, caso único, en que Dios se manifestó de una manera tan original padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo” (Hebreos
como misteriosa. El rey Belsasar de Babilonia, que había sucedido en el trono a su padre Nabu- 1:1-2).
codonosor, hizo en palacio una gran fiesta a la que invitó a mil personalidades de su reino. Du-
rante el banquete se bebió en abundancia y Dios fue ultrajado. Cuando la francachela alcanzó El contraste entre las revelaciones del Antiguo Testamento y la gran revelación del Nuevo
su apogeo, todos los que estaban en la sala del banquete presenciaron, con miedo y temblor de es evidente. Cansado de no ser oído ni tampoco correspondido, Dios realiza una última tentativa.
piernas, una mano misteriosa cuyos dedos dibujaban sobre la pared signos enigmáticos. Quiere ayudar al hombre. Desea salvarlo. Tiene interés en que el destino eterno del hombre sea
El rey dio orden inmediata para que los magos de la corte descifrasen el escrito. Pero nin- de gloria. Dios, paciente para con todos, no desea que perezcamos. Quiere nuestro arrepenti-
guno pudo. Entró en escena la reina madre y aconsejó a Belsasar que llamase a Daniel, quien miento, el retorno al hogar celestial. Abre un camino nuevo y vivo en la historia de las revelacio-
había interpretado los sueños de Nabucodonosor. Daniel acude, rechaza las dádivas que el rey nes. Las formas pasadas de comunicarse con los humanos no dieron mucho resultado. Y Dios
le ofrece para que le interprete la escritura, y acto seguido le dice su significado, aclarándole pone en práctica una nueva, distinta, la más grandiosa, manda a Su propio Hijo a la tierra.
previamente que el anuncio venía de parte de Dios, a quien el rey había ofendido. Dice Daniel:
12. Superioridad de Cristo
“Y la escritura que trazó es Mené, Miné, Tekel y Parsín. Ésta es la interpretación Los tres primeros Evangelios relatan una parábola altamente ilustrativa en la Historia de
del asunto: Mene: Contó Dios tu reino y le ha puesto fin. Tekel: Pesado has sido en las revelaciones divinas. Aunque la lección se aplica principalmente a Israel, en esos labradores
balanza y fuiste hallado falto. Peres: Tu reino ha sido roto y dado a los medos y a los que rechazan a los mensajeros está representada toda la Humanidad. El texto de Mateo dice
persas” (Daniel 5:25-28). así:

Efectivamente, aquella misma noche, como la Historia confirma, Darío de Persia puso fin “Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la cercó de vallado,
al imperio babilónico y el rey Belsasar fue muerto. cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores, y se fue lejos.
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | L a de m ost ra ci ón de l a m or di v i no 4253

Y cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para
que recibiesen sus frutos. Mas los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, “el misterio escondido desde los siglos en Dios” (Efesios 3:9).
a otro mataron y a otro apedrearon. Envió de nuevo a otros siervos, más que los pri-
meros; e hicieron con ellos de la misma manera. Finalmente les envió a su hijo, di- “Dándonos a conocer el misterio de su voluntad, según su beneplácito, el cual
ciendo: tendrán respeto a mi hijo. Mas los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron se había propuesto en sí mismo de reunir todas las cosas en Cristo...” (Efesios 1:9-
entre sí. Este es el heredero; venid, matémosle y apoderémonos de su heredad. Y to- 10).
mándole, le echaron fuera de la viña y le mataron” (Mateo 21:33-39).
Antes de Cristo, la Humanidad tenía un conocimiento imperfecto de Dios; le veía como a
Por medio de esta parábola Jesús muestra la actitud culpable de la nación judía para con través de un espejo oscuro. Después de Cristo el conocimiento es total; desaparecido el velo,
los profetas enviados por Dios desde el primer momento de su Historia como nación. Aquellos la visión es “cara a cara”.
mismos líderes religiosos que le escuchaban colmarían la medida de la iniquidad, entregando
a Jesucristo al poder civil para que se cumpliera la sentencia de muerte que ellos habían decre- 13. Amor de Padre
tado. La acusación fue tan clara que la comprendieron inmediatamente. El texto de Mateo La entrega de Cristo fue un acto de amor supremo por parte del Padre hacia la Humani-
añade: dad caída. Sólo un Dios de amor podía llevar hasta semejante límite su preocupación por el
hombre. Las anteriores revelaciones de Sí mismo no fueron escuchadas, ni apreciadas, ni co-
“Oyendo sus parábolas los principales sacerdotes y los fariseos, entendieron que rrespondidas. Sus profetas fueron maltratados, asesinados. Pero en el corazón de Dios conti-
hablaba de ellos. Pero al buscar cómo echarle mano, temían al pueblo, porque éste nuaba viva la llama del amor y decidió desprenderse del Hijo amado en beneficio del hombre
le tenía por profeta” (Mateo 21:45-46). rebelde. ¿Lo merecía el hombre? Se ha dicho que no; pero si Dios llegó a semejante sacrificio
fue porque aún seguía amando a la criatura que había formado a Su imagen y semejanza. Así
Independientemente de la aplicación nacional, referida al pueblo judío, la parábola de los lo ve el apóstol Pablo:
labradores malvados tiene una enseñanza de aplicación universal. La Humanidad permanecía
sorda a los llamamientos hechos por Dios a través de los profetas. Estos fueron, en su mayor “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo
parte, maltratados y asesinados. Finalmente Dios decidió enviar a Su propio Hijo en un último murió por nosotros” (Romanos 5:8).
intento de comunicarse con el mundo que había creado. En el texto de Lucas se le llama “mi
Hijo amado” (Lucas 20:13). En esta misma epístola agrega el apóstol que el amor de Dios fue tan grande:
La diferencia es clara. Los profetas eran “siervos” de Dios. Cristo es Hijo. El unigénito, el
amado del Padre. Como tal, Cristo es superior a todos cuantos le precedieron. El mismo Cristo “que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros” (Ro-
tiene conciencia de esta superioridad. Declara ser mayor que Jonás (Mateo 12:41); es superior manos 8:32).
a Moisés, a Elías (Mateo 17:1-8) y superior a David (Marcos 12:35-37); es antes que Abraham
(Juan 8:56-58) y más importante que el último de los profetas, Juan el Bautista (Lucas 3:15-16); En otro de sus escritos el apóstol entona un canto de gratitud a la misericordia de Dios,
es incluso superior a los ángeles (Hebreos 1:5-14). manifestada mediante la entrega del Hijo. Es un pasaje claro, sublime, enternecedor. Dice:
En Cristo, según dice San Pablo, quedó aclarado:
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | L a de m ost ra ci ón de l a m or di v i no 4263

“Dios, que es uno en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando 14. Amor de Hijo
nosotros muertos en pecado, nos dio vida juntamente con Cristo” (Efesios 2:4-5). La redención del hombre no hubiera sido posible sin la conjunción de dos grandes amores
divinos: el amor del Padre y el amor del Hijo. En el misterio de la Trinidad cristiana, el Dios único
Fue su “gran amor”, el amor eterno, sin fin, amplio cual el mismo cielo, ancho como los existe y se manifiesta en tres Personas distintas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Cada una de estas
mares que cubren parte de la tierra, el motivo que llevó a Dios a entregarnos Su propio Hijo. tres Personas divinas desarrolla un ministerio especial en la salvación del hombre. Se ha dicho
Existe una leyenda árabe que habla de un matrimonio desavenido. Ella era una tirana, ce- que el Padre planeó la redención, el Hijo la llevó a cabo y el Espíritu Santo la confirmó en el co-
losa, insaciable; él era una infeliz víctima de la dictadura de su mujer. Esta se quejaba siempre razón del individuo. El amor del Hijo al dejarse crucificar para salvar al hombre fue tan grande
de que el marido no la amaba. Y cuantas más pruebas le daba el hombre de su amor, más se como el amor del Padre al desprenderse del Hijo. Así lo declaró el propio Jesús a sus discípulos:
quejaba ella. Un día llegó al extremo de sus celos. Y de su maldad. Le dijo al marido: “Si es
verdad que me amas, tráeme el corazón de tu madre”. Prosigue la leyenda diciendo que el ma- “Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado.” “Nadie tiene mayor
rido, obediente, fue a la aldea donde vivía la madre, la mató, le sacó el corazón, lo envolvió en amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos” (Juan 15:9-13).
un papel y regresó hacia el hogar. Se le hizo de noche. Tenía que pasar por unos senderos soli-
tarios, de mucho peligro. Dos ladrones le salieron al encuentro con intención de robarle. El Y Él la puso hasta por sus enemigos. Porque:
hombre depositó el paquete con el corazón a un lado del camino, alzó las manos y se dejó re-
gistrar. Los ladrones, al comprobar que no llevaba dinero, descargaron su furia golpeándole sin “siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo” (Romanos
piedad. 5:10).
En este punto dice la leyenda que el corazón empezó a saltar de inquietud. La madre siem-
pre es madre. Y al ver que maltrataban a su hijo, no podía permanecer indiferente. No le im- “Por medio de aquel que nos amó” (Romanos 8:37).
portaba en aquellos momentos la crueldad del hijo; le preocupaba tan sólo el peligro en que se
hallaba. Estas declaraciones de Pablo emanan de su propia experiencia. Cuando vivía y actuaba en
Esta leyenda nos ayuda a comprender el amor de Dios. Nosotros le despreciamos, nos re- calidad de enemigo público, declarado, del Maestro, el amor de Cristo fue como un impacto en
belamos contra Sus mandatos, nos portamos cruelmente con Él, pero sabiendo que nos ame- su vida errada. Este amor se le reveló en mitad del camino entre Jerusalén y Damasco. Tras su
nazaba la condenación eterna, aún se arrancó el corazón y nos lo entregó. Nos dio a Su propio conversión, Pablo experimentó la gran realidad que declara a los miembros de las iglesias en la
Hijo. La declaración de San Juan, que ya hemos citado, es elocuente: región de Galacia:

“En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo “El hijo de Dios... me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gálatas 2:20).
unigénito al mundo, para que vivamos por él. En esto consiste el amor, no en que nos-
otros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en Se entregó por él y por todo el género humano, porque Su amor es universal:
propiciación por nuestros pecados” (1ª Juan 4:9-10).
“Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros” (Efesios 5:2).
Amor tan grande no lo ha conocido la Historia.
En esta entrega hubo sacrificio. Hubo abnegación. Hubo también humillación.
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | L a de m ost ra ci ón de l a m or di v i no 4273

El escritor suizo Rudolf Binding, muerto en 1938, tiene una novela corta, El sacrificio, de revelaciones de Sí mismo, decide encarnarse y hablar directamente con el hombre, sacrificán-
la que se han vendido muchos miles de ejemplares en diferentes idiomas. Alberto, hombre de dose por él. Dios entrega a Su Hijo para redimir a toda la Humanidad.
gran temperamento, se aburre con su mujer, Octavia, a quien le gusta la vida tranquila. A Alberto Porque obras son amores, Dios no se limitó a palabras. Puso en movimiento el dinamismo
le cansa el aburguesamiento de la existencia que lleva y se decide a salir de su pacífíco ambiente. de su corazón y se desprendió del Hijo amado para ofrecerlo en sacrificio. En el monte Moria,
Se enamora de una muchacha joven, bella y de mucha fantasía, llamada Joie. El amor de la pa- la voz de Dios detuvo la mano de Abraham que empuñaba el cuchillo para descargarlo sobre el
reja consiste tan sólo en dar largos paseos a caballo por el bosque y a la orilla del lago. Sobre- cuerpo de Isaac, en obediencia al mandato divino. En el monte de la Calavera, Dios mismo des-
viene una epidemia de cólera y Joie cae enferma. Todas las tardes Alberto pasa frente a la cargó el cuchillo sobre el corazón del Hijo. Permitió Su muerte para darnos una prueba más de
ventana de la habitación donde yace la enferma, la saluda, y continúa su paseo a caballo. Esto Su amor.
conforta a la muchacha. El médico sabe que el día que Alberto deje de pasar frente a la ventana,
Joie no sobrevivirá. Y Alberto muere atacado por el cólera. Agoniza, con la angustia de pensar “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito...”
que Joie morirá, al faltarle el saludo diario. Es entonces cuando entra en escena Octavia, la es-
posa del muerto. Se pone la ropa de éste, oculta su rostro lo mejor que puede y sigue pasando
cada tarde ante la ventana de la enferma, saludándola como solía hacerlo el esposo. Hasta que
Joie sana y se entera del gran amor demostrado hacia ella por la mujer que tenía motivos para
aborrecerla. Octavia se humilló por amor. Esta es la conclusión del novelista.
El amor de Cristo hacia nosotros le llevó a la más grande humillación que pudo sufrir Dios:
morir a manos de los hombres. Pero dice la Biblia que Él aceptó esta humillación con gozo:

“Siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a qué aferrarse,
sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los
hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose
obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Filipenses 2:5-8).

Su cruz fue nuestra victoria. Por su humillación vino nuestro ensalzamiento. Su muerte
fue nuestra vida. Ahora podemos entonar el cántico de los redimidos, alabando:

“al que nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su sangre” (Apocalipsis 1:5)

CONCLUSIÓN

Así es el amor de Dios. Guzmán el Bueno y Moscardó entregaron a sus hijos para salvar
su honor y librar de la muerte a un reducido grupo de personas. Dios, tras muchas y distintas
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | Pri m er objet i vo de l a m or di v i no 4283

EL HECHO HISTÓRICO DE LA PERDICIÓN


Capítulo IV En el lenguaje de la Biblia, perderse significa estar privado de la vida eterna y de las ben-
diciones temporales de Dios. El Señor Jesucristo ilustró este estado del hombre por medio de

Primer objetivo del amor divino dos claras imágenes: la puerta ancha que conduce a la perdición y la puerta estrecha que lleva
a la vida eterna:
“Para que todo aquel que en Él cree no se pierda...”
“Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino
Los nativos del África negra no son muy elocuentes en la exposición verbal de sus que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la
ideas, pero en cambio suelen usar imágenes muy acertadas para ilustrar lo que sienten y puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan” (Mateo
piensan. 7:13-14).
Entre las muchas historias vividas por los misioneros cristianos en ese continente figura
una que ilustra admirablemente el hecho de la perdición. El predicador, al terminar su diaria lec- 1. El primer pecado
ción de vida cristiana, que solía desarrollarse al aire libre, bajo los protectores árboles del bosque, La perdición humana es consecuencia del primer pecado. El Nuevo Testamento, princi-
preguntó a uno de sus oyentes si sabía explicarle la doctrina bíblica de la perdición. palmente los escritos de San Pablo, nos ofrece una teología de la perdición, comentando los
resultados calamitosos del pecado de Adán. Pero la historia verídica, tal como ocurrió, nos la
–No puedo explicarla –contestó el interpelado, un hombre de casi sesenta cuenta Moisés, bajo la inspiración de Dios.
años, de rostro sereno y mirada tranquila–, pero se la voy a demostrar como sé. En la creación del primer hombre se distinguen dos principios: uno corporal (“polvo de la
tierra”) y otro divino (“aliento de vida”):
Se apartó del grupo. Tomó un puñado de hojas secas e hizo con ellas un círculo pequeño.
A continuación cogió un gusano de los que por allí había, lo puso en el centro del círculo y pren- “Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y
dió fuego a las hojas. Toda la preocupación del gusano era caminar, salir del círculo, pero al fue el hombre un ser viviente” (Génesis 2:7).
sentir el calor y el humo, volvía inmediatamente al centro, donde se sentía más seguro. Cuando
ya estaba agotado, cuando sus intentos por escapar del círculo de fuego eran inútiles, el hombre Creado el hombre, Dios procedió a la formación de la mujer. Para ello infundió en Adán
de nuestra historia lo cogió con dos dedos y lo colocó sobre una hoja verde y fresca, donde el una especie de sopor que lo dejó dormido, y de su propia carne hizo a la que estaba destinada
gusano recobró su vigor. Cuando hubo terminado, el hombre negro de la historia se volvió hacia a llenar su soledad:
el predicador y le dijo con una mirada de triunfo: “Esto es la perdición”.
Efectivamente. No pudo ilustrarla mejor aquel hombre que no sabía explicarla. Nosotros, “Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dor-
todos, vivíamos como el gusano, en un círculo de maldad, de pecado y de muerte eterna. mía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová
Cuando estábamos desfallecidos, sin esperanzas, al borde mismo de la muerte, Dios, en un acto Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto
de amor supremo, envió a su Hijo a fin de rescatarnos. Y Cristo, con Su muerte en la cruz, nos es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque
libró de la eterna perdición. del varón fue tomada” (Génesis 2:21-23).
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | Pri m er objet i vo de l a m or di v i no 4293

La aparición de la serpiente en el jardín donde vivían Adán y Eva demuestra que el mal
La primera pareja fue formada en pura inocencia, a imagen y semejanza de Dios: feliz, era ya una realidad. Ya había tenido lugar la rebelión de Lucifer y su caída, juntamente con los
destinada a vivir eternamente, dotada de naturaleza espiritual: ángeles rebeldes (2ª Pedro 2:4, Judas versículo 6). La historia del primer pecado es una página
negra en la vida de la humanidad. El autor inspirado la cuenta de esta forma:
“Creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los
creó” (Génesis 1:27). “Pero la serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Jehová
Dios había hecho; la cual dijo a la mujer: ¿Con que Dios os ha dicho: No comáis de
Adán y Eva fueron puestos en un jardín donde todo lo tenían; nada les faltaba. En el se- todo árbol del huerto? Y la mujer respondió a la serpiente: Del fruto de los árboles
gundo capítulo del Génesis, Moisés describe la frondosidad, las maravillas de aquel lugar edé- del huerto podemos comer; pero del fruto del árbol que está en medio del huerto,
nico. La transcripción entera del pasaje ocuparía mucho espacio. Para la continuación de la dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis, para que no muráis” (Génesis 3:1-3).
Historia que estamos trazando bastan los puntos principales:
La perdición de la raza humana se estaba ya fraguando. Y nótese que el maligno ataca pre-
“Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había cisamente en la parte más sensible de nuestra naturaleza: el orgullo. El hecho de que un solo
formado... Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén para árbol de todos cuantos existían en el Edén les estuviese prohibido era considerado como una
que lo labrara y lo guardase” (Génesis 2:8-15). ofensa por la primera pareja. El hombre, desde Adán, ha sido rebelde a toda clase de prohibicio-
nes. No quiere límites a sus deseos. Lo prohibido es lo que más le atrae. El Diablo lo sabe, y por
Hasta entonces, Dios había hablado con el hombre solamente de vida, de felicidad, de in- ese lado ataca. Para conducir a Eva hacia la desobediencia le insinúa que Dios ha sido demasiado
mortalidad celestial. Ahora, por primera vez, le habla de muerte. Le somete a prueba y le ad- exigente con ellos, que lo que Dios teme es que el hombre llegue a igualarle en conocimiento:
vierte contra los peligros de una muerte espiritual si come del fruto prohibido de un árbol que
tiene el simbólico nombre “de la ciencia del bien y del mal”: “Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis, sino que sabe Dios que el día
que comáis de él serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y
“Mandó Jehová Dios al hombre diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer, el mal” (Génesis 3:4-5).
mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él co-
mieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:16-17). Esto era todo cuanto Eva necesitaba. ¡Ser igual a Dios! El eterno deseo del hombre, latente
ya en el pecho de la primera mujer. La humanidad se queda pequeña para el hombre. Anhela
El estado de inocencia en que Adán y Eva vivían no era un estado de perfección. Para ello ser divino. Y para conseguirlo no le importa pasar por encima de todas las prohibiciones. Es
hacía falta pasar la prueba. Hay que tener en cuenta que Adán, si bien no conocía el mal de ma- más, hasta las más negras consecuencias se le antojan brillantes. Lo que quiere es ser Dios. Pro-
nera experimental, en cambio sí conocía su existencia. Dios le había advertido. Le había dicho sigue el texto:
que un peligro le amenazaba, que se mantuviera alejado del mismo. El mal, entonces, no era
un agente en el alma de la primera pareja. Era una realidad que les rodeaba, pero que la hubie- “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer y que era agradable a los ojos,
ran podido evitar tan sólo con estar sujetos a la voluntad divina. No lo hicieron así y se produjo y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría, y tomó de su fruto y comió, y dio también
la caída. a su marido, el cual comió así como ella” (Génesis 3:6).
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | Pri m er objet i vo de l a m or di v i no 4303

“De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino
En ese breve pasaje está contenida la historia de la caída. La perdición eterna tiene ese de Dios” (Juan 3:3).
origen. Eva, como ser más sensible, cae primero; luego Adán. Hombre, después de todo, débil
ante las insinuaciones femeninas, sucumbe igualmente. El resultado de la caída fue fulminante. Pablo trata el tema en varias de sus epístolas. El pasaje más importante está en el capítulo
Allí empezó la lucha entre la carne y el espíritu, que ha de durar hasta la liberación final mediante cinco de la carta a los Romanos, que ya ha sido citado en otro lugar de este libro:
la muerte:
“El pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte; así la
“Entonces fueron abiertos los ojos de ambos y conocieron que estaban desnudos; muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Romanos 5:12).
entonces cosieron hojas de higuera y se hicieron delantales” (Génesis 3:7).
El pecado de Adán y Eva contaminó a toda la humanidad. Produjo la muerte física y es-
Aquellas hojas de higuera de nada sirvieron. El pecado ya estaba cometido. Con su des- piritual. Nos sumió a todos en la perdición. La historia, tal como se cuenta en el Génesis, y que
obediencia, Adán y Eva lo perdieron todo: “Su dominio, su dignidad, su felicidad, su inocencia, hemos querido reproducir a pesar de su extensión, puede ser negada si así place a la incredu-
su pureza, su paz” y hasta su alma, porque murieron espiritualmente. Este es el histórico relato lidad. Pero los efectos de aquella caída que el Génesis cuenta son demasiado reales para ig-
de la perdición del hombre. Y de esta perdición vino Cristo a salvarnos. norarlos.
Se puede negar la historia de la serpiente, pero no hay más remedio que creer en la au-
2. Una herencia nefasta tenticidad del pecado. Los hombres matan. Y roban. Se emborrachan y maltratan a sus seme-
La perdición de Adán y Eva tuvo un eco universal. Su caída introdujo el pecado en el jantes. El odio tiñe de sangre las miradas. El hombre explota al hombre. La fraternidad es tan
mundo. Desde entonces todos los autores bíblicos constatan la corrupción moral del hombre, sólo una palabra. Hay que tomar precauciones contra el engaño, contra la mentira, contra la
sus inclinaciones continuas hacia el mal. Job dice que el hombre es: hipocresía. El pobre envidia al rico; lo odia a veces. El rico desprecia al pobre; lo explota. Las
armas para destruir son mil veces superiores a los instrumentos agrícolas. La intriga y la maldad
“abominable y vil, que bebe la iniquidad como agua” (Job 15:16). acechan en las sombras. El amor es una bola de nieve bajo el sol tenue de la primavera: se de-
rrite, va desapareciendo lentamente.
En el salmo 51, David se lamenta por haber heredado una naturaleza pecadora. Tiene con- Si todo esto fuese mentira, también lo sería la historia de la serpiente. Pero la maldad hu-
ciencia de su inclinación al mal por el hecho de haber nacido de mujer: mana es el argumento más contundente en favor de la autenticidad del capítulo 3 del Génesis.

“He aquí, en maldad he sido formado, y en pecado me concibió mi madre” (Salmo EL AGENTE DE LA PERDICIÓN
51:5).
El pecado que conduce a la perdición, ya lo hemos visto, entró en el mundo por Adán y
Cristo se refirió muchas veces al estado de perdición en que se encuentra el hombre sin Eva, o Eva y Adán. Pero los seres humanos no desembocan a la perdición eterna por aquel pe-
Dios. Y para la reconciliación puso como condición indispensable el nuevo nacimiento. Sólo a cado, lo que sería injusto por parte de Dios, sino por sus pecados propios. Es decir, que si usted,
través de él puede el alma volver a la comunión con Dios: que lee ahora mismo estas páginas, se pierde, no es porque Adán pecara, sino porque su propio
estado espiritual le lleva a perdición. A causa del pecado de Adán nacemos con el germen del
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | Pri m er objet i vo de l a m or di v i no 4313

mal en nuestra naturaleza, pero no nacemos, de ninguna forma, perdidos sin remisión. Cada no tentaría a nadie. Es mucho más atractivo para los deseos del hombre. Se adapta y se trans-
cual se condena por su propio pecado. forma de acuerdo al ambiente en el que su víctima se desenvuelve. Aparece en el encanto de
En cambio, el agente que indujo a pecar a nuestros primeros padres, ése sí que continúa las situaciones que más nos atraen, con un brillo nada sospechoso, pero mortífero al final.
siendo el mismo en los días actuales. El Diablo consiguió la perdición de Adán y Eva, y trabaja
para lograr la nuestra. “El mismo Satanás se disfraza como ángel de luz” (2ª Corintios 11:14).
Actualmente, el Diablo lleva una gran ventaja que favorece su obra destructora: la incre-
dulidad del hombre en su propia persona. Cada vez se cree menos en el Diablo, y esto hace que Es así como consigue engañar y perder a las almas. Pablo, a quien corresponde la cita an-
el enemigo de las almas pueda actuar con mayor comodidad. terior, agrega que de esta manera disfrazado el Diablo obra:
Todas las religiones, desde los primeros balbuceos de la Humanidad, han creído en dos
espíritus opuestos: uno bueno y otro malo. Los egipcios, los caldeos, los griegos y los romanos, “Con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad
las antiguas religiones de China y de Japón creían en dioses buenos y en dioses malos. Pero el para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos”
Diablo de la Biblia es enteramente diferente. No es un dios malo, es eso, un Diablo, un ser in- (2ª Tesalonicenses 2:9-10).
fernal tan personal como lo es Dios, con poder para desviar a las personas de sus buenas aten-
ciones y encaminarlas hacia el mal. 2. Induce al pecado
La Biblia traza su biografía. Nos dice que antes de ser Diablo, antes de convertirse en ser- En una conversación de tono subido que Jesús mantuvo con líderes de la religión judía,
piente y hacer caer a nuestros primeros padres, fue un ángel, un querubín hermoso, lleno de que procuraban matarle, el Señor los acusó de estar bajo la pecadora influencia del Diablo. Les
luz, cuya ambición le llevó a rebelarse contra Dios (Isasías 14:12-15; Ezequiel 2:13-19; Lucas 10: dijo:
18). Fue, como hemos visto, el autor del primer pecado. También lo fue de la primera guerra,
misteriosamente desarrollada en el cielo (Apocalipsis 12:7-9), y del primer crimen, haciendo “Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis
que Caín se levantara contra su hermano Abel y le matase (Génesis 4:1-8). hacer. Él ha sido homicida desde el principio y no ha permanecido en la verdad porque
En nuestros días, el Diablo ejerce una gran actividad. Entre los muchos títulos que le da la no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso y
Biblia figuran los de Satanás, Tentador, y Belial. Satanás quiere decir adversario, y como tal ejerce padre de mentira” (Juan 8:44).
el oficio que su segundo título indica, el de tentador, con la intención de perder al hombre.
Belial significa inocuo, perdedor de las almas. Las maneras en que el Diablo tienta hoy al hombre En la conocida parábola del sembrador, Jesús dice que:
son tantas que haría falta más de un volumen para describirlas. Vamos a analizar algunas de las
que más destacan en las páginas de la Biblia. El conocerlas nos ayudará a evitar la perdición. “La cizaña son los hijos del malo” (Mateo 13:38).

1. Se transforma en ángel de luz Malo porque induce al mal, porque alienta el pecado, porque busca, a través de él, la per-
Las figuras grotescas del Diablo que suelen representarse en pinturas y esculturas no co- dición de las almas. El apóstol del amor insiste en esta verdad. Escribe:
rresponden a la realidad. Esos diablos con cuernos y rabos, con grandes tenedores en las
manos, sacando e introduciendo a los condenados en calderas de aceite hirviendo, no son los “El que practica el pecado es del Diablo, porque el Diablo peca desde el principio.
diablos de la Biblia. El Diablo es más astuto que todo eso. Si su apariencia fuese así de repulsiva Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del Diablo” (1ª Juan 3:8).
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | Pri m er objet i vo de l a m or di v i no 4323

Y las deshizo, clavando el pecado con Su propio cuerpo en la cruz. Queriendo poner a prueba la obediencia de Cristo y Su fe en las promesas del Viejo Tes-
tamento, el Diablo le dijo:
3. Ciega el entendimiento
Demonio, que es otro de los nombres dado al Diablo en la Biblia, quiere decir inteligente, “Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: a sus ángeles mandará
astuto. El texto de Génesis que trata de la caída define así a la serpiente: cerca de ti y en sus manos te sostendrán para que no tropieces con tu pie en piedra”
(Mateo 4:6).
“La serpiente era astuta, más que todos los animales del campo que Dios había
hecho” (Génesis 3:1). En su versión, el Diablo emitió una importante cláusula. Precisamente la que hablaba del
cuidado divino: “Te guardará en todos tus caminos”. Hoy procede igual. Tuerce el significado de
Con su astucia el Diablo consigue embotar la mente, el espíritu y el corazón del hombre. la Biblia, la adultera, y esto ha llevado al Cristianismo a la enorme confusión doctrinal que padece.
La mente, para que no piense en Dios ni en las cosas eternas; el espíritu, para que no dé impor-
tancia a la regeneración ni se ocupe de la salvación del alma. El corazón, para que lo mantenga 5. Zarandea a los creyentes
vacío del amor divino y lleno de los mezquinos amores de la tierra. Pablo, el apóstol, lo expresa El Diablo no limita su obra a los incrédulos. En realidad su principal campo de acción es el
con estas palabras: corazón del creyente. Se ha dicho que en ningún otro lugar ejerce el Diablo tanta presión como
en la Iglesia. Con los incrédulos no tiene que esforzarse. Le adoran. Todo su empeño consiste
“El dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les res- en apartar al creyente de la fe que profesa. Y para conseguirlo despliega toda su astucia. El após-
plandezca la luz del Evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios” (2ª tol Pedro nos pone en guardia contra este temible adversario. Dice:
Corintios 4:4).
“Sed sobrios y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda
La predicación del Evangelio tropieza hoy con una barrera mental de signo negativo. Ello es alrededor buscando a quien devorar” (1ª Pedro 5:8).
prueba de la gran influencia que el Diablo está ejerciendo en el entendimiento del hombre moderno.
Quien escribió esto conocía por experiencia los rugidos y los zarpazos del Diablo. Sus afi-
4. Adultera las Escrituras lados dientes se clavaron en el alma de Pedro, hicieron mella en su fe y el apóstol negó tres
En este terreno el Diablo es un auténtico maestro. Desde el principio, en su conversación veces consecutivas a su Maestro. Jesús mismo le había puesto en guardia. Y las palabras dirigidas
con Eva, le vemos torciendo el significado de la Palabra divina y creando dudas hacia ella. En la a Pedro son un aviso a todos nosotros. Están ahí, en las páginas de la Biblia, como una intermi-
tentación de Cristo usó el mismo procedimiento. Al que era la Palabra hecha carne quería con- tente luz amarilla que nos advierte contra el peligro:
fudir con la Palabra misma. En la segunda de las tres tentaciones el Diablo citó a Cristo un pasaje
del salmo 91. Pero la cita fue incompleta. El salmo dice: “Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zaran-
dearos como a trigo” (Lucas 22:31).
“A sus ángeles mandará acerca de ti que te guarden en todos tus caminos. En las
manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra” (Salmo 91:11-12). Ante este peligro hagamos caso al apóstol: velemos.
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | Pri m er objet i vo de l a m or di v i no 4333

No por sí mismo, sino escudándose en Dios, pidiendo al Eterno la necesaria fortaleza espiritual.
6. Se opone a la predicación cristiana Job, en el Viejo Testamento, es un claro ejemplo del hombre que vence al Diablo. Cristo le venció
Ello es lógico. El Diablo es enemigo de Cristo. Trató de matarle cuando niño, mediante por nosotros, en el desierto y en la cruz, y pone a nuestro alcance la victoria. Pero para ello hay
aquella brutal orden de Herodes. Le tentó cuando se hallaba físicamente débil. Durante su que querer hacerle frente. Santiago nos da este consejo:
ministerio en la tierra le combatió de continuo. Salió derrotado, porque la cruz fue la victoria
plena contra el Diablo, pero el maligno no se resignó. Mientras dure su actividad continuará “Someteos, pues, a Dios; resistid al Diablo y huirá de vosotros” (Santiago 4:7).
oponiéndose cuanto le sea posible a la predicación del mensaje cristiano.
En su carta a los cristianos de Roma, Pablo les dice que sus deseos de ir a visitarles fueron La fe es un valioso escudo para evitar la tentación y vencer al Diablo:
impedidos en más de una ocasión:
“Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de
“No quiero, hermanos, que ignoréis que muchas veces me he propuesto ir a vos- fuego del maligno” (Efesios 6:16).
otros (pero hasta ahora he sido estorbado) para tener también entre vosotros algún
fruto como entre los gentiles” (Romanos 1:13). Finalmente, la confianza en Cristo, el refugiarse en Sus promesas y andar en Sus caminos,
puede ayudarnos en la lucha contra el Diablo. El Nuevo Testamento insiste en que Cristo, por
Igual le ocurrió con sus proyectados trabajos entre los creyentes de Tesalónica: haber triunfado sobre el maligno, puede socorrernos en nuestros momentos de apuro:

“Por lo cual quisimos ir a vosotros, yo Pablo, ciertamente, una y otra vez, pero Sa- “Porque en cuanto él mismo padeció siendo tentado es poderoso para socorrer a
tanás nos estorbó” (1ª Tesalonicenses 2:18). los que son tentados... Porque no tenemos un Príncipe que no se pueda compadecer
de nuestras flaquezas; mas tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pe-
Ante la imposibilidad de acudir personalmente, Pablo mandó un representante suyo a Te- cado” (Hebreos 2:18 y 4:15).
salónica, ya que le inquietaba la idea de que el Diablo pudiese echar por tierra todo su trabajo
entre aquellos creyentes: CAUSAS DE LA PERDICIÓN

“Por lo cual también yo, no pudiendo soportar más, envié para informarme de ¿Por qué se pierden los seres humanos? El Diablo, ya queda dicho, es una realidad, y su
vuestra fe, no sea que os hubiese tentado el tentador y que vuestro trabajo resultase influencia nefasta sobre las almas, también. Pero el responsable final de la perdición no es el
vano” (1ª Tesalonicenses 3:5). Diablo, es el propio hombre, que haciendo uso de su libre albedrío, de su voluntad soberana,
prefiere obedecer al Diablo antes que a Dios; le agradan más los caminos del mal que los del
7. Resistiendo al Diablo bien. No hace esfuerzo alguno por sacudir de su vida la influencia del Diablo. Y éste le lleva a la
El Diablo es, como hemos podido ver a través de los seis puntos expuestos, que induda- perdición.
blemente podrían ampliarse, el agente que contribuye a la perdición del hombre. Contribuye, En el curso de la última oración que Jesús tuvo con sus discípulos, cuando la hora había
le influencia, le acosa, le ataca con todas sus armas, pero el responsable final, esto debe quedar llegado de volver al Padre, Cristo pide por ellos. Pide que sean guardados del mundo, que per-
claro, no es el Diablo: es el mismo hombre. Porque si éste se lo propone puede vencer al Diablo. manezcan unidos, que no se pierdan. Dice el Señor:
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | Pri m er objet i vo de l a m or di v i no 4343

En nuestros días los valores están invertidos. El hombre renuncia con gusto al tesoro del
“Cuando estaba con ellos en el mundo, yo los guardaba en tu nombre; a los que cielo por los tesoros en la tierra. Prefiere las perlas de aquí abajo, aunque brillen menos, que la
me diste, yo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición, para eterna perla celestial. Lo espiritual tiene una importancia secundaria, nula en muchos casos. Y
que la Escritura se cumpliese” (Juan 17:12). esta indiferencia hacia lo eterno desemboca fatalmente en la perdición.

Este “hijo de perdición” es Judas, el que traicionó al maestro. El hecho histórico no se 2. La superficialidad religiosa
había consumado aún, pero Jesús, que “sabía lo que había en el hombre” (Juan 2:25), conocía Lucas nos cuenta la parábola de una higuera plantada en un campo de viñas. Era una hi-
su desenlace. Juan dice que la perdición de Judas estaba profetizada: “Para que se cumpliese la guera atractiva, con muchas hojas verdes, pero sin frutos. Tres años consecutivos había acudido
Escritura”. La referencia es al Salmo 41:9. el dueño de la vid a coger frutos de aquella higuera, pero sin resultado alguno. La higuera era
Pero el que esta perdición estuviese predicha en la Escritura no quiere decir que ello la estéril (Lucas 13:6-9).
causase, sino simplemente que la anunciaba. La perdición de Judas fue un problema de libertad La religión ocupa un importante lugar en la sociedad moderna. No obstante, las institu-
personal. Cristo le había advertido de los malos caminos que llevaba (Juan 6:70 y 13:25-30), ciones religiosas están en el mundo como aquella higuera en el campo de viñas. Tienen esplen-
como nos advierte a todos. Judas pudo haber cambiado de actitud, pudo incluso haberse arre- dor, atractivo, hay en ellas movimiento, actividad; sin embargo, todo es hueco, es humo,
pentido después de cometer la traición. No lo hizo así y se perdió. vanidad, lamento, frío; es ruido de huesos secos.
El hombre de hoy se pierde igualmente porque quiere. Por no obedecer las advertencias Lo triste es que sus miembros viven engañados. Creen que les es suficiente ese brillo externo
de la Biblia. Siguiendo las lecciones de algunas parábolas, voy a enumerar nueve causas que de religiosidad con el que se adornan. Y es suficiente, sí, para vivir sin complicaciones sociales,
contribuyen a la eterna perdición del ser humano. para no ser tachados de incrédulos, para recibir alabanzas por sus obras de caridad, pero el día
de la prueba ocurrirá lo que en la parábola de los dos cimientos (Mateo 7:24-29): Descubrirán
1. La indiferencia espiritual que su fe y toda su actividad religiosa estaban basadas sobre are-na movediza. Contemplarán,
Esta es una de las causas que contribuyen a la perdición del hombre. Las cosas eternas, cuando ya no haya remedio, el derrumbamiento total de sus artificiales estructuras religiosas.
los grandes valores del más allá, Dios, la vida del espíritu, no se toman con el interés que
requieren. La indiferencia hacia todo lo espiritual está minando los corazones, está contami- 3. El descuido del alma
nando los cerebros y el resultado es el vacío y la angustia que nos rodean por todas partes. El descuido espiritual es otra causa de perdición eterna. Millones de seres humanos en
En el capítulo 13 de Mateo figuran dos pequeñas parábolas que nos ilustran sobre la im- todo el mundo viven como si no tuviesen alma. La tienen, la sienten, la viven, pero tan sólo les
portancia del más allá. Un hombre encuentra un tesoro escondido en el campo. Lo vuelve a sirve para reír y llorar, para amar y aborrecer, para sentir y pensar...
ocultar. Va a su casa, vende todo lo que tiene y compra aquel campo. El tesoro representa el Lucas 15:8-10 nos cuenta la parábola de una mujer que perdió una moneda griega, una
reino de Dios. Por poseer la vida eterna el hombre ha de desprenderse gustosamente de cuanto dracma, y anduvo con una lámpara a través de toda la casa, hasta que la halló. ¿Por qué perdió
posee, dando prioridad a las cosas del espíritu. esta mujer su moneda? Por lo mismo que el hombre pierde su alma: por descuido, por no vigi-
La segunda parábola es parecida. Un mercader de perlas halla una perla preciosa. Inme- larla debidamente.
diatamente vende cuanto tiene y compra aquella perla que es, asimismo, una imagen del cielo. En esta misma línea tenemos en Mateo 25:1-13 la parábola de diez vírgenes que espera-
En la vida terrena hay muchas perlas preciosas, pero ninguna de ellas comparable a la gran ban la llegada de un cortejo nupcial. Cinco de ellas eran prudentes y llenaron de aceite sus lám-
perla que en la parábola simboliza el esplendor y la hermosura del cielo. paras, para poder alumbrarse en la noche. A las otras cinco se las llama insensatas en la
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | Pri m er objet i vo de l a m or di v i no 4353

parábola. Tomaron igualmente sus lámparas, pero descuidaron el aceite. Y cuando llegó el cor-
tejo, no pudieron asistir al encuentro del esposo por falta de luz. Por descuido perdieron las “Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico en Dios” (Lucas 12:16-21).
alegrías del encuentro. Por descuido, también, muchos quedarán excluidos del reino de Dios
cuando lleguen las bodas del Cordero. 5. La rebeldía paterna
Tanto aquí como en la parábola de los siervos vigilantes (Lucas 12:35-40), Cristo nos ex- En el primer capítulo de Isaías hay un pasaje que contiene un patético lamento de Dios
horta a la vigilancia espiritual, a que no descuidemos la salvación del alma. ante la rebeldía de sus criaturas. Dice:

4. Las ambiciones materiales “Crié hijos, y los engrandecí, y ellos se rebelaron contra mí” (Isaías 1:2).
El número de los que se pierden por ambiciones materiales forma legión. El dinero ha
sido siempre la raíz de todos los males sociales. Las más grandes calamidades de la Historia se Esta rebeldía queda ilustrada con todo lujo de detalles en la parábola del hijo pródigo (Lucas
han debido, directa o indirectamente, al dinero. 15:11-32). Al hijo nada le faltaba. Tenía un hogar cómodo, unos padres que le amaban y unos
En la parábola del sembrador dice Cristo que muchas predicaciones son recibidas con sim- amigos que le querían. Pero no estaba satisfecho. Todo eso se le hacía pequeño. Pide la parte de
patía. La gente, aparentemente, responde a la llamada de Cristo. Pero luego viene el materia- la herencia que él creía que le correspondía y se aleja a explorar nuevos mundos. El padre no dis-
lismo y todo lo arrasa: cute. El padre, que en la parábola representa a Dios, nada hace por retener al hijo. El amor ha de
ser libre, voluntario. Retener al rebelde sería coartar su libertad, y Dios ha hecho al hombre libre.
“El afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra y se hace in- Fuera del hogar el hijo comprueba que no hay más que miserias. Va dando pasos descen-
fructuosa” (Mateo 13:22). dentes hasta terminar ejerciendo un trabajo que le repugnaba tan sólo para poder comer. Por
fortuna para él, reacciona, vuelve arrepentido a la casa del padre, pide perdón y el padre hace
La perdición del alma a causa de las ambiciones materiales se ilustra más claramente aún una gran fiesta de bienvenida.
en la parábola del rico insensato. Un rico agricultor comprobó con satisfacción que todos sus La historia se repite en todos los tiempos. El hombre se aleja de Dios. Y fuera de Él no en-
graneros estaban abarrotados de trigo. Para solucionar el problema de almacenaje pensó en cuentra más que ruina, miseria, perdición.
derribarlos, construir otros mayores y vivir cómodamente de las rentas. De esta forma razonaba:
6. La dureza del corazón humano
“Diré a mi alma: alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años, repó- Hay seres humanos que parecen tener corazones de piedra. Son insensibles a la voz de
sate, come, bebe, regocíjate.” Dios. Indiferentes por completo al amor demostrado por Cristo con Su sacrificio en el Calvario.
Oyen, leen, sienten en ocasiones que Dios anda en su busca y, sin embargo, se quedan tan fríos
Pero no contaba con lo más grave: como si no tuvieran sentimientos para lo espiritual. Esta actitud, indudablemente, conduce al
hombre a la perdición. Pablo lo expresa así:
“Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de
quién será?” “Por tu dureza y por tu corazón no arrepentido, atesoras para ti mismo ira para el
día de la ira y de la revelación del justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno con-
La parábola termina con esta solemne advertencia: forme a sus obras” (Romanos 2:5-6).
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | Pri m er objet i vo de l a m or di v i no 4363

8. El extravío
En la ya citada parábola del sembrador, el Señor dice que hay semilla que cae junto al ca- Entre las muchas causas que pueden motivar la perdición del alma se encuentra el ex-
mino y no germina porque llegan las aves y la comen. En su propia interpretación, esta semilla travío. El extravío religioso. El capítulo 15 de Lucas que contiene las parábolas de la moneda
es el mensaje cristiano en corazones superficiales. Corazones endurecidos para las cosas de perdida y del hijo perdido, el pródigo, empieza con otra ilustrativa parábola, la de la oveja per-
Dios sensibles a la influencia del maligno, que neutraliza inmediatamente los efectos de la Pa- dida.
labra. Pablo dice que la dureza del corazón humano entenebrece los sentidos y aparta al hombre Si la moneda se perdió por descuido y el hijo por rebeldía, la oveja se perdió por extravío.
de Dios (Efesios 4:18). El mundo sería distinto si los que en él vivimos cerrásemos nuestros co- Abandonó el rebaño, se apartó del pastor y esto hizo que anduviese descarriada por los mon-
razones al mal y los abriésemos al bien, a la vida y al amor a Dios. tes. Para evitar la perdición por extravío hay que apartar la vista de todas las religiones terrenas,
de todas las instituciones humanas y fijarla sólo, exclusivamente, en Cristo. El mismo Señor lo
7. La desobediencia a Dios dice:
Creer en Dios no es suficiente. Tampoco supone un acto de heroísmo intelectual por parte
del hombre, como algunos de ellos piensan. La Biblia dice que también los diablos creen y tiem- “Permaneced en mí y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por
blan. Muchos de los que creen en Dios se encontrarán con la desagradable sorpresa de que su sí mismo si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí...
fe no les sirvió de nada a la hora de enfrentarse con Él. Esto será así porque si bien creyeron, no El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los re-
obedecieron. Y la fe sin obras, es decir, sin las obras que produce la obediencia, es una fe muerta. cogen y los echan en el fuego y arden” (Juan 15:4-6).
El mismo Señor Jesús lo aclara:
En este aspecto hay que mantener los ojos del espíritu muy abiertos, porque en muchos
“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino casos el extravío religioso, como afirma la Biblia, se debe a la excesiva confianza que ponemos
el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en en líderes que, a su vez, viven engañados. Así dice el profeta:
aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos
fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les de- “Pueblo mío, los que te guían te engañan, y tuercen el curso de tus caminos” (Isaías
clararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de la maldad” (Mateo 7:21- 3:12).
23).
9. El desprecio a la invitación divina
En la parábola de los dos hijos se trata igualmente el tema de la obediencia como condi- Finalmente, el hombre se pierde por despreciar las continuas invitaciones de Dios. La
ción indispensable para entrar al reino de Dios (Mateo 21:28-31). Un padre pidió a sus dos hijos Biblia dice que Dios trata por todos los medios de atraerse al hombre; y éste huye de Dios, re-
que fuesen a trabajar a su viña. El primero dijo que iría, pero no fue; el segundo dijo que no chaza los insistentes llamamientos del Creador.
iría, pero luego fue. Jesús alaba al segundo, porque pese a su primera negativa luego se arre- Lucas nos cuenta la parábola de un hombre importante que hizo un gran banquete y con-
pintió y obedeció los deseos del padre. Los desobedientes figuran entre los que quedarán ex- vidó a muchos. A la hora de la cena, los invitados empezaron a excusarse. Uno de ellos dijo que
cluidos del reino de los cielos (Hebreos 4:6-11). había comprado un campo y tenía que ir a verlo. Otro, que acababa de adquirir cinco yuntas de
bueyes y quería probarlas. Un tercero arguyó que acababa de casarse y no podía aceptar la in-
vitación al banquete (Lucas 14:15-24). Todo eran excusas. Los catorce primeros versículos del
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | Pri m er objet i vo de l a m or di v i no 4373

capítulo 22 de Mateo cuentan otra parábola semejante. En el texto de Mateo algunos de los vencernos de que Dios no quiere, de ninguna manera, que Su criatura se pierda. Compruébese
convidados no solamente despreciaron la invitación, sino que además reaccionaron con violen- la fuerza y la sinceridad de este lamento divino:
cia, hiriendo a los servidores del que preparó el banquete.
Estas dos parábolas anuncian la invitación universal de Dios a los pecadores. Los que más “Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no quiero la muerte del impío, sino que se vuelva
dignos parecen del reino de los cielos quedarán fuera, y los despreciados de la sociedad parti- el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros malos caminos; ¿por
ciparán en las bodas del Cordero. Quien se pierde por rechazar el llamamiento divino es ciego qué moriréis?” (Ezequiel 33:11).
y sordo. La invitación de Dios, a través de los siglos, ha sido clara y terminante:
Dios no desea la muerte eterna del impío. No quiere que el pecador se condene. Le llama.
“Venid, que ya todo está preparado” (Lucas 14:17) Le ruega. Le insiste para que abandone sus caminos de pecado y vuelva a Él creyendo, arrepen-
tido, proclamando Su Nombre con gozoso agradecimiento. Desde los tiempos eternos Dios anda
EL DESEO DE DIOS tras el hombre buscándole, invitándole, suplicándole que acuda a Él, que es suficientemente
compasivo para perdonar y bastante poderoso para borrar el pecado. Véase este otro patético
He enumerado nueve causas por las cuales el hombre puede perderse. Estas lecciones fi- llamamiento de Dios, contenido en el libro de Isaías:
guran en la Biblia para advertirnos del peligro que corremos si despreciamos los consejos de
Dios. La Biblia es como un potente faro, puesto por Dios en la tierra para iluminar nuestras vidas “Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos;
y nuestros sentidos. dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid al agra-
Podemos perdernos. Adán y Eva se perdieron. El Diablo trabaja en contra nuestra, desea viado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda.
nuestra perdición. Los caminos de este mundo están llenos de precipicios a los que podemos Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como
caer en cualquier momento. La amenaza nos rodea por todas partes. Podemos perdernos, es la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, ven-
cierto, pero también podemos no perdernos, si nos refugiamos en Dios y si hacemos de la fe drán a ser como blanca lana” (Isaías 1:16-18).
un ancla para nuestra alma. Dios no quiere nuestra perdición. Lo dice el principal texto que
sirve de base a estos estudios: En otro libro profético, el de Jeremías, la invitación de Dios va encaminada a lograr que el
pecador abandone su conducta torcida. Que deje los caminos de perdición por los cuales anda
“De tal manera amó Dios al mundo que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo y que regrese a la casa del Padre:
aquel que en él cree no se pierda...”
“Así dijo Jehová: Paraos en los caminos y mirad, y preguntad por las sendas anti-
Esta es la realidad. Dios no desea nuestra perdición y ha hecho todo cuanto puede por guas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestra alma”
evitarla. No se trata de un pasaje aislado. Es doctrina general de toda la Biblia. (Jeremías 6:16).

1. El Antiguo Testamento Los caminos seguros para el alma son las sendas antiguas de Dios. Las veredas que los
Desde el mismo instante en que Dios crea al hombre le advierte contra los peligros de la hombres modernos trazan desembocan fatalmente en la perdición.
perdición. Ya hemos comentado estos textos. Ni tampoco harán falta otros muchos para con-
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | Pri m er objet i vo de l a m or di v i no 4383

2. El Nuevo Testamento unión de su madre, una anciana gitana. El paso precipitado de un coche hizo que el caballo se
Los llamamientos amorosos de Dios al hombre se repiten en el Nuevo Testamento. Y es encabritara. Con tan mala fortuna que, al tambalearse el carro, la gitana cayó a las aguas del
imposible que no encuentren eco en nuestra conciencia. Decía Cristo: río. El hijo, inmediatamente, abandonó las bridas del caballo y se tiró al río para rescatar a la
madre. Pero le fue imposible. La anciana no le dejaba. Se debatía continuamente entre las
“Yo he venido en nombre de mi Padre...” “He venido para que tengan vida, y para aguas, con la desesperación de la persona que se siente ahogar. Los gritos del hijo para que se
que la tengan en abundancia...” quedara quieta no servían de nada. Sus esfuerzos para reducirla fueron estériles. Cuando al
“Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca cabo del tiempo logró sacarla fuera del agua, la madre era ya cadáver. Estrechando contra su
en tinieblas” (Juan 5:43; 10:10; 12:46). pecho el arrugado rostro, llorando de dolor y de impotencia, el hijo pronunció estas palabras,
que la vieja gitana no pudo oír:
La vida breve de Cristo en la tierra fue una continua invitación a los hombres para que
acudieran a Él, para que no se perdieran. En uno de los más sublimes llamamientos que registran “Madre, madre. Si lo que yo quería era salvarte. Si yo no quería que te ahogaras.
los Evangelios, Cristo dijo, y sigue diciéndonos a todos desde las páginas inspiradas de la Biblia: ¿Por qué no me dejaste que te sacara del agua?”

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Como en la historia de la gitana vieja, Dios está haciendo grandes esfuerzos para salvarnos.
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso, y humilde de cora-
zón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (Mateo 11:28-29). “El Señor... es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino
que todos procedan al arrepentimiento” (2ª Pedro 3:9).
Millones de personas en todos los tiempos y entre los más diversos países, han experi-
mentado la verdad de estas promesas. Han acudido a Cristo y, efectivamente, sus almas han Si nos empeñamos en salvarnos nosotros mismos, nos hundiremos. Si nos dejamos llevar
hallado el reposo, la paz, la salvación. Uno de los primeros que tuvieron esta dicha fue el após- de los consejos divinos, y confíamos en Su poder, nos salvaremos de las aguas turbulentas de
tol Pedro. Y porque él la vivió, porque sintió su alma acariciada por la paz de Cristo, pudo luego esta vida y entraremos felices en la eternidad del cielo.
proclamarla con seguridad. Dijo en casa de Cornelio:

“De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren re-
cibirán perdón de pecados por su nombre” (Hechos 10:43)

CONCLUSIÓN

Sobre el tema de la perdición he leído en algún lugar una bonita y tierna historia que
puede valer para ilustrar el pensamiento general de este estudio.
Una caravana de gitanos, compuesta de varios carromatos, cruzaba el puente levantado
sobre un río bastante caudaloso. En uno de los carros, al pescante, iba un hombre joven en
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | S eg undo objet i vo de l a m or di v i no 4393

“El camino de la vida –dice Salomón– es hacia arriba al entendido” (Proverbios


Capítulo V 15:24).

Segundo objetivo del amor divino abajo.


La vida, vista desde arriba, es distinta a como la describen los que la juzgan sólo desde

“... Mas tenga vida eterna...” Aquí vamos a ocuparnos de la vida natural y de la vida eterna, tal como la concibe y la
describe la Biblia.
Una de las obras más famosas de Luciano, el formidable autor griego de Diálogos de los muertos,
es la titulada Vidas en subasta. Luciano hace aquí una crítica aguda contra los sistemas de su LA VIDA NATURAL
tiempo, que se dedicaron a filosofar sobre el misterio de la vida. En la sátira de Luciano, los sis-
temas y sus fundadores son vendidos por Zeus y Hermes en pública subasta. Las teorías llamadas científicas acerca del origen de la vida natural se han sucedido y se
Desde Luciano hasta nuestros días han pasado casi dieciocho siglos. Los libros de todas las han contradicho ininterrumpidamente a través de los siglos. La filosofía materialista dice que
especialidades acerca del origen, razón y fin de la vida se han multiplicado tanto que, parafrase- todas las formas de vida proceden de la materia, porque la materia, asegura, es eterna. Otra
ando al apóstol Juan, podríamos decir que si hubiéramos de juntarlos no cabrían en el mundo. teoría mantiene que el universo no es creación, sino emanación de Dios. Por otro lado, hay
La gran mayoría de estos escritos lo que hacen es confundir, en lugar declarar. Complican quienes afirman que la creación existía eternamente con Dios. Esto dio origen a la teoría del
lo sencillo; desvirtúan las realidades; extravían al sincero; pierden entre sus laberintos especu- dualismo, según la cual Dios y la materia existían como principios eternos e independientes y
lativos al que se afana por conocer la verdad. Dios usó la materia existente para ajustarla a sus propósitos. Darwin, el célebre naturalista in-
Habría que hacer como Luciano: subastar todos estos libros en la gran plaza del mundo y glés, en su estudio sobre el origen del hombre, hace descender la vida humana de otra forma
quedarnos con uno solo, con la Biblia. de vida menos organizada, pero jamás definida ni localizada por el autor de El origen de las es-
La Biblia dice todo lo que el ser humano necesita saber acerca de la vida. Lo dice llana y pecies.
claramente, sin torceduras filosóficas, sin dificultades literarias, sin errores doctrinales. La Biblia, Estas teorías han ido pasando, cayendo en el olvido, como ocurrirá con las nuevas, porque
aquí, es como un gran pabellón de cristal transparente cuyas paredes reflejan las vidas de quie- la vida humana, a pesar de todos los devaneos científicos, tiene un solo origen: Dios.
nes en ellas se miran.
La Biblia es un libro vivo, un libro de vida. Empieza y termina con un río de vida. Su mismo 1. Dios es el autor
Autor dice que: La Biblia no teoriza ni filosofa sobre el origen de la vida. Simplemente la presenta como
don de Dios, el viviente eterno. Dios es un Dios vivo, Dios de vivos. La designación de “Dios vi-
“Dios no es Dios de muertos, sino de vivos” (Mateo 22:32). viente” es fija en las páginas de la Biblia. Moisés se preguntó:

La Biblia habla de la vida mineral, vegetal y animal. De la vida natural del ser humano; de “¿Qué es el hombre para que oiga la voz del Dios viviente?” (Deuteronomio 5:26).
la vida mística, de la vida espiritual y de la vida eterna. Todo ello juzgado como juzgan estas
cosas en el cielo, visto con la mirada de Dios, lo cual es más importante. Jesús declaró que había sido enviado a la tierra por:
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | S eg undo objet i vo de l a m or di v i no 4403

En seis días el Creador llevó a cabo toda su obra. Se ha discutido mucho si fueron días de
“El Padre viviente” (Juan 6:57). veinticuatro horas o no. Pero ha sido un despilfarro inútil de tiempo, de energía y de material.
Dios no mide el tiempo como nosotros. Ya lo hemos dicho. Para Él, un día es igual que mil años,
Y Pablo, el apóstol, dice que nuestros sufrimientos son más llevaderos: y mil años como un día. Si fueron días como los nuestros o grandes períodos de tiempo no afecta
en nada a la esencia del relato. Puede elegirse lo que más agrade. Yo creo que Dios pudo llevar
“Porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres” a cabo su obra tanto en seis días como en seis segundos o en seis mil años. Esto no varía nada.
(1ª Timoteo 4:10). Ahora mismo no sabría decir dónde he leído una observación que recuerdo, que me pa-
rece importante y que quiero mencionar aquí. Es ésta: la Biblia, al tratar de la creación, emplea
El Dios de la Biblia no es una divinidad muerta como las divinidades de los pueblos paga- tres palabras claves: crear, hacer y formar. La primera se emplea para describir la creación de
nos. Es un Dios vivo. Sólo un Dios así podía originar la vida. Es el autor de la vida humana indi- los cielos y la tierra, para sacar a la luz lo que no existía. La segunda, que se emplea siete veces
vidual: en el relato del Génesis, se usa para indicar el empleo de material ya existente, como cuando
el carpintero hace el mueble usando la madera que ya existe. Y la tercera, formar, se indica para
“El espíritu de Dios me hizo, y la inspiración del Omnipotente me dio vida” (Job la construcción del cuerpo humano; la figura aquí es la del gran Alfarero que modela, que forma
33:4). su obra de la arcilla.
La labor del primer día o período de tiempo es sencillamente majestuosa: “Dijo Dios: Sea
Es el Autor que dio vida a todos los pueblos de la tierra: la luz, y fue la luz”. ¡Qué sencillo! ¡Qué hermoso! Se dirá: ¡Imposible! ¿Cómo, dónde, cuándo?
Contestamos:
“Dios, Creador de los cielos, y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus
productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por “Por la fe, entendemos haber sido compuestos los siglos por la palabra de Dios,
ella van” (Isaías 42:5). siendo hecho lo que se ve, de lo que no se veía” (Hebreos 11:3).

El primer capítulo del Génesis presenta un relato completo sobre la creación. Relato que, El segundo día Dios separó las aguas de arriba de las nubes, de las aguas de abajo, por
dicho sea de paso, la ciencia no ha podido desmentir hasta ahora, pese a los numerosos ataques medio de una placa sólida llamada firmamento.
que se le han dirigido desde todos los ángulos del saber humano. El tercer día Dios juntó las aguas que anegaban la tierra en un lugar, apareciendo así los
Antes de la creación, océanos y emergiendo de ellos la tierra seca y firme. Existiendo la tierra e infiltrándose la luz a
través de las grandes capas de nubes, se crearon las condiciones para la vida orgánica y la vege-
“la tierra –dice la Biblia– estaba desordenada y vacía”. tación surgió en su triple manifestación:

Densas masas de vapor, o de gases lo cubrían todo. La Biblia lo explica diciendo: “Las tinieblas “Hierba verde, hierba que dé simiente y árbol de fruto”.
estaban sobre la faz del abismo.” “El Espíritu de Dios se movía” contemplando la escena de sus
operaciones futuras. Era una escena negra, sin orden, confusa, que únicamente una potencia El cuarto día Dios crea el mundo sideral; se produce la aparición de las grandes lumbreras:
divina podía iluminar y ordenar. El Sol, la Luna y las estrellas. Se ha querido ver aquí una dificultad, señalándose que la luz ya
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | S eg undo objet i vo de l a m or di v i no 4413

estaba creada desde el día primero. Efectivamente, así fue, y, además, se ha demostrado que llas para nuestras noches de ensueño. La vida humana brotó de la divina. Esto haría falta gritarlo
la Tierra tuvo su origen del Sol, por lo que éste tuvo que ser antes que aquélla. por todo el orbe para disipar dudas. El texto del Génesis agrega:
Pero el inexistente error es consecuencia de una lectura superficial de todo el pasaje. La
Biblia no dice que Dios creara las lumbreras; simplemente decretó: “Sean lumbreras”. Estas ya “... Y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (Génesis
existían desde el día primero y eran suficientes para los principios de la vida vegetal, infundién- 2:7).
dose a través de las espesas nubes. En esta cuarta etapa de la creación los cielos se despejan
por completo y los astros iluminan directamente la tierra, señalando el día, la noche y el paso Ese soplo de vida hizo al barro andar, reír, pensar, amar, llorar, sentir. Hasta tal punto
de los años. los autores bíblicos están convencidos de que Dios es el Autor de la vida que si Él recogiera
El quinto día Dios da otro importante paso en su obra con la creación de la vida animal. nuevamente su aliento, si retirara Su espíritu, la vida humana desaparecería:
Las aguas se pueblan de peces y de grandes monstruos marinos, y por el espacio abierto que
está bajo el firmamento empiezan a cruzar las aves. Por fin, el sexto día o último período de la “Si él pusiese sobre el hombre su corazón, y recogiese así su espíritu y su aliento,
creación, Dios hace a los cuadrúpedos y a los mamíferos. La tierra produce ya vegetación en toda carne perecería juntamente, y el hombre volvería al polvo” (Job 34:14-15).
abundancia y se adapta, por lo tanto, a la forma más elevada de la vida. Este día:
Siglos después de escribirse estas palabras los hombres que fueron escogidos e inspirados
“Hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y por Dios para darnos el Nuevo Testamento seguían pensando exactamente igual. El autor de la
todo animal que anda arrastrado sobre la tierra según su especie.” vida que disfrutamos aquí es Dios; en este caso Cristo, que significa igualmente Dios. Pedro, re-
criminando a los judíos por la muerte del Señor, les dijo:
En el curso de esta última etapa hizo también al hombre. Pero, y éste es un detalle que mu-
chos pasan maliciosamente por alto, la Biblia especifica bien claro la línea de separación entre el “Vosotros matasteis al autor de la vida” (Hechos 3:15).
hombre y las creaciones anteriores. El hombre no es el resultado de una evolución biológica. Es
creación directa e independiente. Intervienen dos elementos. Uno terreno y otro divino. En cuanto No puede exigirse mayor precisión.
al primero, el texto sagrado dice:
2. Dios es el conservador
“Formó Dios al hombre del polvo de la tierra” (Génesis 2:7). Dios es autor y también conservador de la vida. Dios es un Padre responsable. Nos crea y
nos cuida. Nos hace y nos conserva.
Rendle Short, que fue profesor de cirugía en la Universidad inglesa de Bristol, dice:
“En su mano –dice Job– está el alma de todo viviente” (Job 12:10).
“Esta declaración es científicamente exacta, porque los trece elementos que com-
ponen el cuerpo humano se encuentran en la tierra”. De Sus manos salimos y en Sus manos continuamos. Daniel se lo dijo así a Nabucodonosor,
para que nosotros jamás lo olvidemos, censurándole su soberbia contra Dios:
No obstante, el hombre no es tan sólo terreno. Es animal, pero no sólo animal. El padre
del hombre no fue el mono, como quieren aquellos que desearían cocoteros en lugar de estre- “En cuya mano está tu vida, y cuyos caminos son todos tus caminos” (Daniel 5:23).
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | S eg undo objet i vo de l a m or di v i no 4423

El mundo ha de comprender esta verdad. Nuestras vidas están en las manos de Dios. “El Señor no retarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza, sino que
Se ha dicho muchas veces que si Dios controla realmente nuestras vidas, podría terminar es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos
de una vez y para siempre con todos los males que aquejan a este mundo. Si quisiera, procedan al arrepentimiento...”
desde luego podría hacerlo. Pero hay, según la Biblia, dos razones principales que se lo “... Y tened entendido que la paciencia de Nuestro Señor es para salvación” (2ª
impiden. Pedro 3:9 y 15).
La primera es nuestra libertad moral, lo que en teología se llama libre albedrío. Nosotros
no somos autómatas. Somos seres libres. Estamos formados a imagen y semejanza de Dios. 3. Dios es el sustentador
Dios no es un dictador. No puede permitir que nos movamos al capricho de Su voluntad. Él se Hoy día hay quienes se rebelan contra Dios ante el espectáculo del hambre. Dicen que
limita a poner ante nosotros el bien y el mal. Nos deja libres para elegir. Ni puede forzarnos a Dios ha puesto sobre la tierra unas vidas que no puede sustentar, que están condenadas a pe-
hacer el bien ni tampoco impedirnos que hagamos el mal. Es decir, como poder, si quisiera, recer de hambre.
puede. Pero entonces no seríamos seres humanos. Seríamos máquinas. Lo que hace es adver- La Biblia dice que Dios, como autor y conservador de la vida, es también su sustentador.
tirnos y aconsejarnos que escojamos el bien: El sermón de la montaña es iluminador en este aspecto. Cristo, después de invitarnos a
contemplar la manera en que Dios alimenta a las aves del cielo y viste a los lirios del campo,
“A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto agrega:
delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para
que vivas tú y tu descendencia” (Deuteronomio 30:19). “No os acongojéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos o qué beberemos, o con qué
nos cubriremos?... vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas
“Apártate del mal y haz el bien, busca la paz y síguela” (Salmo 34:14). cosas... buscad primeramente el reino de Dios y su justicia... y todas estas cosas os
serán añadidas” (Mateo 6:28-33).
Somos seres libres. Estamos dotados de voluntad, de inteligencia, de emociones. Nuestra
libertad significa que podemos decidir por nosotros mismos, y por esta causa Dios nos respeta, ¿Por qué, entonces, hay gente que muere de hambre en el mundo, si Dios es el sus-
no nos fuerza hacia una determinada actitud. tentador de la vida humana? Porque la ambición y el egoísmo del hombre impiden una
La segunda razón es Su misericordia. Dios podría destruirnos a todos en cuestión de se- justa distribución de los recursos naturales que Dios ha puesto para sustentar la vida sobre
gundos. Pero esta medida no iría con Su carácter. No se debe olvidar que Dios es amor. Su amor la tierra. La desigualdad social no es obra de Dios. Es del hombre que, en expresión del fi-
espera siempre nuestro arrepentimiento. Así lo dice la Biblia: lósofo, es un lobo para su hombre hermano. La explotación criminal del hombre por el
hombre.
“Es por la misericordia de Jehová que no somos consumidos, porque nunca deca- La Biblia lo denuncia y lo condena:
yeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana” (Lamentaciones 3:22).
“¿De dónde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? ¿No es de vuestras pa-
El apóstol Pedro, refiriéndose a los días últimos de la Segunda Venida de Cristo y el fin del siones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codiciáis, y no tenéis; matáis y
mundo, escribe: ardéis de envidia, y no podéis alcanzar; combatís y lucháis, pero no tenéis lo que des-
eáis... He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | S eg undo objet i vo de l a m or di v i no 4433

cual, por engaño, no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían La vida eterna se describe en la Biblia por medio de un gran número de textos que con-
segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos”. tienen declaraciones, afirmaciones y casos concretos que la ilustran con entera claridad. No
“Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vues- vamos a examinarlos todos, ni siquiera todos los más importantes, pero sí los suficientes para
tros corazones como en día de matanza. Habéis condenado y dado muerte al justo, despejar cualquier duda sobre el particular.
y él no os hace resistencia” (Santiago 4:1-2 y 5:4-6).
1. El árbol de la Vida
Aquí, en este fuerte pasaje de denuncia social, se señalan las causas de las desigualdades La vida eterna, tan negada, tan descreída, aparece como realidad celestial desde las pá-
y discriminaciones que a diario vemos y vivimos. No son causas celestiales, sino terrenas. El ginas iniciales de la Biblia.
autor de las injusticias humanas no es Dios, es el hombre. Dios, al contrario, acoge, socorre y Después de la caída Dios expulsó a Adán y Eva del paraíso. Y al hacerlo les habló por vez
ayuda a todos cuantos a Él acuden. La experiencia del salmista fue ésta: primera de la muerte física. Dijo al hombre:

“Mozo fui y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su simiente que “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de
mendigue pan” (Salmo 37:25). ella fuiste tomado; pues polvo eres y al polvo volverás” (Génesis 3:19).

Dios, lo asegura la Biblia, es el autor, el conservador y el sustentador de la vida natural. Por su desobediencia, Adán sufriría trabajos, dolores y finalmente moriría, volviendo al
polvo de donde fue tomado. Pero la muerte no sería el fin de la existencia. Creado a imagen y
LA VIDA ETERNA semejanza de Dios, Adán era inmortal, como lo somos todos. Esta inmortalidad está represen-
tada en el texto del Génesis por el árbol de la vida:
La vida natural la tenemos, la vivimos. Ni siquiera a un tonto se le ocurriría intentar con-
vencernos de que no tenemos vida. La sentimos en nosotros mismos como una explosión de “Y dijo Jehová Dios: He aquí el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien
realidad. Es nuestra desde que nacemos. Pero el texto que comentamos y el tema que de él y el mal; ahora, pues, que no alargue su mano, y tome también del árbol de la vida,
deducimos hablan de vida eterna, no de vida temporal. La entrega de Cristo en la cruz fue con y coma y viva para siempre. Y lo sacó Jehová del huerto del Edén, para que labrase
el objeto de darnos vida eterna. Eso dice el pasaje de Juan 3:16. la tierra de que fue tomado. Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto
Las gentes se preocupan mucho por conservar la vida temporal. Pero nada hacen por ase- del Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para
gurar la vida eterna. Y ésta del más allá es más importante que la otra del más acá. Los antiguos fi- guardar el camino del árbol de la vida” (Génesis 3:22-24).
lósofos decían que el hombre es como un árbol al revés, con las raíces en el cielo, de donde recibe
la savia que le hace fructificar. Nosotros venimos del más allá y al más allá desembocamos después En su estado pecaminoso, Adán recibió un favor al ser arrojado del paraíso. No hubiera
de la muerte. El hecho de que muchos lo nieguen no cambia la realidad. La Biblia es terminante: sido feliz allí. Ningún pecador sería feliz en el cielo, en el supuesto de que pudiera entrar. Adán,
terreno, había sucumbido a su flaca y pobre naturaleza. Al pecar conoció el bien y el mal. El bien
“El polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios, que lo dio” (Ecle- que había perdido y el mal que había obrado. De la eternidad del cielo Adán descendió a la tem-
siastés 12:7). poralidad terrena. Pero la vida eterna en el paraíso de Dios continuaba –y continúa– siendo in-
alterable. Esta vida eterna está aquí representada por el árbol de la vida, guardado por una
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | S eg undo objet i vo de l a m or di v i no 4443

espada encendida. Con ello indicaba Dios que el camino hacia la eternidad quedaba cerrado al
hombre que intentara recorrerlo con sus propios esfuerzos. Las condiciones para entrar en la “Caminó Enoc con Dios, después que engendró a Matusalén, trescientos años, y
eternidad tenía que ponerlas Dios mismo, siguiendo los dictados de sus planes eternos. engendró hijos e hijas. Y fueron todos los días de Enoc trescientos sesenta y cinco
Esto se ve en la inmediata reacción de Adán y Eva tras la caída. El pecado se les hizo pri- años. Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios” (Génesis
meramente realidad por el conocimiento de su desnudez. Intentaron cubrirse con hojas de hi- 5:22-24).
guera. Pero Dios les proveyó de algo más consistente, y simbólico a la vez. Dice el Génesis:
Por este “caminar con Dios” entiende el autor inspirado la profunda fe de Enoc, su some-
“Jehová Dios hizo al hombre y a su mujer túnicas de pieles, y los vistió” (Génesis timiento a la voluntad divina, que le valió entrar en la eternidad sin atravesar el túnel de la
3:21). tumba. El autor de la epístola a los Hebreos lo comenta en este mismo sentido. Dice:

Para conseguir aquellas pieles fue preciso derramar sangre. Y esa sangre nos habla del “Por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte, y no fue hallado, porque lo tras-
Cordero de Dios que fue inmolado para abrirnos un camino “nuevo y vivo” hacia la eternidad. puso Dios; y antes que fuese traspuesto, tuvo testimonio de haber agradado a Dios”
La promesa de este Redentor, primera de cuantas se contienen en la Biblia, se encuentra en el (Hebreos 11:5).
mismo capítulo del Génesis, donde Dios le dice a la serpiente:
El otro personaje fue Elías, uno de los más grandes profetas del Antiguo Testamento y
“Pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta el que más espacio ocupa en las páginas de la Biblia. Después de una larga serie de milagros,
te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el calcañar” (Génesis 3:15). importantes todos ellos, fue arrebatado al Cielo en una carroza de fuego. Ocurrió el hecho
cuando el profeta, en unión de Eliseo, que le sucedió en el ministerio, se dirigía desde Gilgal
La simiente de la serpiente es el Diablo. La simiente de la mujer –la Virgen María– es Cristo. al Jordán, pasando por Betel y Jericó. Así lo cuenta la Biblia:
El Diablo apenas rozó la planta del pie de Jesús con sus tentaciones, pero el Señor le aplastó la
cabeza, triunfando plenamente sobre él en la cruz (Colosenses 3:13-15). Con este triunfo, Cristo “Aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego con caballos
abrió las cerradas puertas a la vida eterna. Ahora: de fuego apartó a los dos y Elías subió al cielo en un torbellino. Viéndolo Eliseo,
clamaba: ¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca
“Los unos y los otros tenemos entrada por un mismo Espíritu al Padre” (Efesios más le vio; y, tomando sus vestidos, los rompió en dos partes” (2º Reyes 2:11-
2:18). 12).

2. Enoc y Elías Si la vida eterna es una mentira, ¿hacia dónde fueron arrebatados estos dos grandes hom-
La vida eterna está igualmente representada en los episodios de Enoc y Elías, dos perso- bres de la antigüedad bíblica? No se evaporaron, ni se desintegraron a la manera de los moder-
najes en quienes no se cumplió la sentencia bíblica de volver al polvo de la tierra, puesto que nos invasores de las películas televisivas. Pasaron de esta vida a la otra, donde continuaron
no murieron a la manera que todos morimos. existiendo. Más de mil años después, uno de ellos, Elías, aún continuaba vivo. Apareció junto a
Enoc, padre de Matusalén, fue “trasladado” de la tierra al Cielo sin pasar por la experiencia Jesús en el monte donde tuvo lugar la transfiguración.
de la muerte. La Biblia lo cuenta así:
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | S eg undo objet i vo de l a m or di v i no 4453

3. La muerte de los patriarcas La paz de Dios no es la paz del cementerio sin esperanza. Es la paz del alma, la alegría feliz
Decía Unamuno que en la vida del hombre no es el camino lo que cuenta, sino lo que hay del más allá celestial. Porque Dios, dice la Biblia, no es Dios de muertos; es Dios de vivos y en
al final del mismo. Importa, desde luego, la manera en que se vive la existencia, pero tiene más Él viven todos cuantos creen y le obedecen.
importancia el saber acabarla, el llegar con el alma entera y con la fe en el pecho, al momento
inevitable de la muerte. La religiosa superiora de Diálogos de Carmelitas deprime por el terror 4. La aparición de Samuel
que demuestra al enfrentarse con la muerte. Aun cuando se haya vivido con un exceso de reli- En el primer libro de Samuel hay un capítulo que los espiritistas suelen citar con mucha
gión, la muerte espanta si no se cree en otra vida más allá de la tumba. La forma en que murie- frecuencia. El rey Saúl, inquieto ante la amenaza de los filisteos, se decide a consultar a una pi-
ron los principales patriarcas del Antiguo Testamento nos convence de la fe que tenían en la tonisa, cosa que han hecho muchos estadistas y políticos en todos los tiempos. Se disfraza, y
vida eterna. con dos hombres de confianza se llega hasta Endor, donde entra en casa de una adivina. Esta,
De Abraham se dice: aunque no le reconoce, se resiste y le dice que el rey ha prohibido, bajo pena de muerte, que
se consulte a los muertos. Saúl le jura por Dios que nada dirá, y, siempre sin darse a conocer, le
“Exhaló el espíritu, y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de años, y pide que invoque el espíritu del profeta Samuel, que en vida había sido gran amigo y consejero
fue unido a su pueblo” (Génesis 25:8). del rey. La pitonisa obedece, y al aparecer Samuel descubre la identidad de Saúl. Pero éste la
tranquiliza diciéndole que nada ocurrirá. Saúl, al reconocer al profeta, se arrodilla en señal de
Lo mismo se afirma de Isaac: reverencia y respeto.
Entre el profeta y el rey se desarrolla el siguiente diálogo:
“Y exhaló Isaac el espíritu, y murió, y fue recogido a su pueblo, viejo y lleno de
días” (Génesis 35:29). “Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué me has inquietado haciéndome venir? Y Saúl res-
pondió: Estoy muy angustiado, pues los filisteos pelean contra mí, y Dios se ha apar-
Dos cosas principales se dicen en estos textos. La primera, que exhalaron el espíritu. Ello tado de mí, y no me responde más, ni por medio de profetas, ni por sueños; por esto
nos habla de la inmortalidad, porque este espíritu es el “aliento” de Dios que vive en el hombre te he llamado, para que me declares lo que tengo que hacer. Entonces Samuel dijo:
desde la formación de Adán; la chispa de divinidad que todos llevamos dentro y que nos hace ¿Y para qué me preguntas a mí, si Jehová se ha apartado de ti y es tu enemigo? Je-
inmortales. Cuando Esteban muere con el cuerpo apedreado, destrozado, pide a Jesús que re- hová te ha hecho como dijo por medio de mí; pues Jehová ha quitado el reino de tus
ciba su espíritu, su inmortalidad, a la que ninguna piedra puede alcanzar (Hechos 7:60). manos y lo ha dado a tu compañero, David” (1º Samuel 28:15-17).
La segunda cosa importante en los relatos de la muerte de los patriarcas es el lugar donde
fueron, más allá del sepulcro. Los dos fueron recogidos o unidos a su pueblo. ¿En qué lugar es- Al consultar a una pitonisa Saúl quebrantó la Ley divina que lo prohibía (1º Crónicas
taba el pueblo? No podía ser en la nada de la muerte oscura, puesto que Dios mismo le había 10:13). Samuel, en el más allá, se “inquietó” ante la evocación de la mujer (1º Samuel 28:15).
hablado a Abraham de este lugar, como premio a su vida de fe: Algunos comentaristas bíblicos creen que Dios permitió esta aparición, que tanto explotan los
espiritistas, con el fin de que Samuel comunicara al primer rey de Israel el desastre que le
“Tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez” (Génesis aguardaba.
15:15). Al margen de estas consideraciones, el texto contiene una formidable apología en favor
de la vida eterna. La pitonisa reconoció inmediatamente las facciones físicas de Samuel. Saúl
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | S eg undo objet i vo de l a m or di v i no 4463

también. Luego Samuel, el mismo Samuel que había vivido y muerto, continuaba existiendo “Me has guiado, según tu consejo, y después me recibirás en gloria. ¿A quién tengo
más allá de la tumba, en el lugar donde yacen los que mueren en la fe. yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra. Mi carne y mi corazón
desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre” (Salmo
5. La seguridad de Job 73:24-26).
La incertidumbre ante el más allá, la angustia por saber qué hay al otro lado de la tumba,
ha inquietado al hombre de todos los tiempos. Cuando Roberto Ortiz, presidente que fue de Esto que escribía David lo creía también. Lo sentía vivamente. Entre los dramáticos episo-
Argentina, agonizaba en el lecho, dijo: “Me encuentro frente al trance más duro de toda mi dios que le tocó vivir figura el de la muerte de uno de sus hijos, el que tuvo con la que había
vida”. El problema de la supervivencia ya se lo planteó Job, uno de los más antiguos personajes sido mujer de Urías, el heteo. El niño enfermó gravemente al séptimo día de haber nacido.
de la Biblia. Discurriendo sobre la brevedad de la vida, dijo: David sufrió mucho por ello. Oró a Dios. Ayunó. Pasó toda una noche durmiendo en el suelo.
Todo ello, con la esperanza de que el niño mejorase. Pero murió. Los cortesanos de palacio te-
“El hombre morirá, y será cortado; perecerá el hombre, ¿y dónde estará él?... Si el mían darle la noticia. Les preocupaba la reacción de David. Cuando éste, finalmente, se entera,
hombre muriere, ¿volverá a vivir?” (Job 14:10 y 14). termina sus llantos, se lava, come y reanuda su vida normal. Extrañados los grandes de palacio,
el rey les da una explicación lógica:
En Job, sin embargo, el tema de la inmortalidad del alma no es angustia. En otro lugar de
su libro responde positivamente a los interrogantes que aquí se plantea. Job cree en la otra “Viviendo aún el niño yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá
vida. Está seguro de ir un día a ella. La siente, la espera, la vive desde la tierra. Dice: compasión de mí y vivirá el niño? Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar?
¿Podré yo hacerle volver?”
“Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo; y después de des-
hecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios; al cual veré por mí mismo, y mis ojos Y acto seguido, ofreciéndonos un magnífico ejemplo de fe en la eternidad, agrega, refi-
lo verán, y no otro, aunque mi corazón desfallece dentro de mí” (Job 19:25-27). riéndose al niño muerto:

El corazón de Job desfallecía ante la deliciosa perspectiva de la vida eterna. Estaba seguro “Yo voy a él, mas él no volverá a mí” (2º de Samuel 12:15-23).
de que su Redentor, su Dios, es un Dios vivo. Y que le vería literalmente después de la muerte,
cuando su cuerpo se hubiera deshecho en la morada de los muertos. Ir al encuentro del niño, cuando éste ya había muerto, no significaba otra cosa que ir al
encuentro de Dios, vivir en la eternidad, gozar el reino de los cielos, que es donde están los
6. El hijo de David niños que mueren sin haber pecado por sí mismos, según afirmó el Maestro (Mateo 18:1-5;
David es otro personaje del Antiguo Testamento que estaba enteramente seguro de la re- Lucas 18: 15-17).
alidad de una vida eterna en el más allá. En los salmos que escribió abundan sus declaraciones
al respecto. El que lleva el número 73 es representativo de esta convicción. El autor tiene aquí 7. Las declaraciones de Jesús
la certidumbre de que la únión del creyente con Dios no termina en la tumba. Se prolonga tras La certeza de la vida eterna se expresa con mucha mayor claridad en las luminosas páginas
la muerte. Escribe: del Nuevo Testamento. Las afirmaciones y los ejemplos son tantos que si nos decidiéramos es-
pigar y comentar todos los pasajes que se ocupan del tema formaríamos un buen libro.
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | S eg undo objet i vo de l a m or di v i no 4473

Cristo, quien es en sí mismo la vida eterna, habló sobre el más allá de una forma que sólo “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi
los ignorantes o los incrédulos pueden rechazar. Leyendo las declaraciones de Jesús y creyén- Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a pre-
dolas, nadie puede dudar sobre la existencia de una vida tras la muerte; vida celestial, feliz, es- parar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez y os to-
piritual, eterna. maré a mí mismo, para que donde yo estoy vosotros también estéis” (Juan 14:1-3).
En la mente de Cristo la vida eterna es una lógica consecuencia de la inmortalidad de Dios.
Si Dios es eterno, el hombre ha de serlo por necesidad. Si la vida del hombre terminara en la La casa del Padre es la vida eterna. Las moradas para el creyente allí son incontables. Y si
tumba, al final de los tiempos Dios se encontra-ría reinando sobre un universo de cadáveres. la eternidad fuera una mentira, si no hubiera cielo, ni Padre, ni posibilidad de seguir viviendo
Cosa imposible, porque: tras la muerte, Cristo nos lo hubiera dicho. La sinceridad de Jesús no sólo nos convence. También
nos abruma.
“Dios no es Dios de muertos, sino de vivos, pues para él todos viven” (Lucas 20:38).
8. La transfiguración
Para Jesús, tras la muerte existen dos lugares perfectamente definidos. Uno para el alma La transfiguración de Jesús, que los tres primeros Evangelios registran, es una prueba más
que muere con la salvación de Dios y otro para la que muere sin ella. Dice: de la vida eterna. El texto de Mateo dice:

“Vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que “Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, su hermano, y los llevó aparte a un monte
hicieron lo bueno saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a re- alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus ves-
surrección de condenación... E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida tidos se hicieron blancos, como la luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías ha-
eterna...” (Juan 5:29; Mateo 25:46). blando con él” (Mateo 17:1-3).

La vida eterna, que en su conversación con uno de los dos ladrones que fueron con Él cru- Estos dos hombres representaban la Ley y los profetas, que entronizaban al Mesías. Su
cificados Cristo definió como el Paraíso, no es una esperanza para los últimos tiempos. Es una presencia, allí, hablando con el Maestro, siendo reconocidos por tres de sus discípulos, indica
realidad desde el instante mismo de la muerte del cuerpo. A este ladrón, que pidió a Cristo un que el más allá no es un sueño de ilusos.
simple recuerdo, el Señor aseguró: De Elías ya hemos hablado. Fue arrebatado en un carro de fuego. Moisés murió a los
ciento veinte años y le enterraron en el valle de Moab, en un lugar que los israelitas jamás co-
“De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el Paraíso” (Lucas 23:43). nocieron (Deuteronomio 34). Su tumba quedó en el anonimato para evitar que se convirtiera
en centro de peregrinación religiosa.
Si la vida eterna fuese una mentira, Cristo no habría infundido vanas esperanzas a un hom- Con todo, más de mil años después, estos dos hombres continúan vivos, hablan, son reco-
bre que estaba al borde mismo de la tumba. Sus palabras no fueron palabras de consuelo. En nocidos. Si fuese cierto que todo desaparece tras la tumba, Jesús, quien fue protagonista principal
la cruz mantuvo lo que siempre había creído y proclamado, que hay otra vida más allá de ésta. de este episodio, nos habría engañado sin ninguna misericordia. Cosa del todo imposible, porque
Una de sus más contundentes y claras afirmaciones al respecto es la que transcribe Juan en su Él, como dice uno de los apóstoles que presenció aquel prodigio, jamás:
Evangelio. Hablando con los discípulos, el Señor les dijo:
“... hizo pecado ni se halló engaño en su boca” (1ª Pedro 2:22).
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | S eg undo objet i vo de l a m or di v i no 4483

pero ahora éste es consolado aquí, y tú atormentado. Además de todo esto, una
9. El rico y Lázaro grande sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieran
Probablemente no existe pasaje alguno en toda la Biblia que nos hable de la vida eterna pasar de aquí a nosotros, no pueden, ni de allá pasar acá” (Lucas 16:22-26).
con tanta fuerza y claridad como el de Lucas 16:19-31, que nos cuenta la historia del rico y Lá-
zaro. Para restar mérito a esta historia hay quienes dicen que se trata de una parábola. Si así Si lo que este pasaje dice, contado por el mismo Señor Jesucristo, es una mentira, todo es
fuese, sería la única de todas las parábolas donde el protagonista principal tiene nombre propio. mentira en el Cristianismo. Y si es verdad lo que afirma, la vida eterna existe. El cielo y el infierno
Y aun cuando se tratara de una parábola, en nada cambiaría la realidad de la lección que Cristo son dos realidades indiscutibles.
quiere darnos mediante ella.
El texto evangélico nos habla de dos hombres. Uno de ellos rico, el otro pobre. El rico 10. Convicción apostólica
hacía banquetes a diario. El pobre, que además tenía el cuerpo cubierto de llagas, mendigaba Los apóstoles de Cristo vivieron enteramente convencidos de la realidad eterna. Y llevaron
a la puerta del rico, deseando las migajas que caían de la mesa de éste. sus convicciones hasta el martirio. Para ellos el más allá no era un sueño, ni una ilusión, sino
Murieron los dos, como mueren todos los que nacen, porque la sentencia bíblica es infa- algo tan patente como el aire que respiraban, tan seguro como la vida natural que vivían.
lible: San Pedro empieza su primera epístola alabando a Dios por las bendiciones espirituales
otorgadas a los creyentes, a quienes ha sido dado en Cristo
“Está establecido a los hombres que mueran una vez, y después el juicio” (Hebreos
9:27). “Una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos
para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar
Pero no todo acabó con la muerte. Los dos, el rico y el pobre, con-tinuaron viviendo en el la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero” (1ª
más allá. Dejaron la vida temporal y entraron en la eterna. De lo terreno pasaron a lo celestial. Pedro 1:3-5).
El texto bíblico, que reproducimos aquí casi en su integridad, define claramente, sin dudas, sin
equivocaciones posibles, dos lugares después de la muerte. Dos, no tres, ni cuatro. Un lugar de Esta herencia incorruptible la esperaba el apóstol en la otra vida, en esa eternidad a la
salvación y otro de condenación. Un sitio donde se goza y otro donde se sufre. Premio y castigo, que se entra por el túnel de la muerte:
según se haya sido creyente o incrédulo. Porque estos dos lugares no están determinados por la
condición social de quienes van a ellos, sino por la fe y obediencia a Dios y a Su Palabra. “Nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los
Dice Jesús: cuales mora la justicia” (2ª Pedro 3:13).

“Murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió tam- Para San Pablo, la vida eterna es la morada celestial que nos aguarda cuando el cuerpo
bién el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio haya rendido el espíritu a Dios. Dice:
de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces él, dando voces, dijo: Padre Abra-
ham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en “Sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciera, tene-
agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham mos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna en los cielos” (2ª Corin-
le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; tios 5:1).
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | S eg undo objet i vo de l a m or di v i no 4493

(porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la


La presencia en la carne significa para el apóstol la ausencia de esa vida eterna que preside vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó), lo que hemos visto y
el Señor Jesucristo: oído, eso os anunciamos” (1ª Juan 1:1-3).

“Sabiendo que entretanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor” A un misterio grande sigue otro mayor. Cristo es la vida eterna en Sí mismo, pero es tam-
(2ª Corintios 5:6). bién el medio que a ella nos conduce. Es la fuente de donde el agua brota y el agua viva que
apaga la sed. Es la puerta que el Padre abre para darnos paso a la vida eterna.
Su deseo, reprimido a causa del trabajo que debe hacer en la tierra, es romper las ataduras Las palabras de Juan, sencillísimas, al alcance de todas las mentalidades, son de una gran
humanas y vivir con Dios en las alturas celestiales del más allá feliz: elocuencia:

“Los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia, porque no quisiéra- “Dios nos ha dado vida eterna; y ésta está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la
mos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida” vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Estas cosas os he escrito a vos-
(2ª Corintios 5:4). otros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna,
y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios” (1ª Juan 5:11-13).
“Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Mas si el vivir en la carne
resulta para mí en beneficio de la obra, no sé entonces qué escoger. Porque de ambas Como se ve por todos estos pasajes del Nuevo Testamento, los apóstoles de Cristo no te-
cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es nían dudas de ninguna clase sobre la realidad de la vida eterna. Más allá de la muerte física,
muchísimo mejor” (Filipenses 1:2-23). cuando sus cuerpos bajaran a la sepultura, continuarían viviendo espiritualmente conscientes
en las mansiones eternas. ¡Qué convicción tan alentadora para nosotros!
San Juan asocia la eternidad del Verbo con la vida eterna. El prólogo del Evangelio que
lleva su nombre y el de la primera epístola desarrollan esta verdad. El Verbo, que también es 11. Las almas de los degollados y el libro de la vida
vida, se manifestó para darnos vida eterna y abrirnos el camino que conduce a su posesión. En El último libro de la Biblia, el Apocalipsis, es un libro fuertemente escatológico. Trata,
Juan es donde encontramos la declaración de Jesucristo concerniente al propósito vivificante casi en su totalidad, de las cosas que han de suceder. Los grandes acontecimientos del futuro
de Su encarnación: son comunicados al apóstol Juan mediante una revelación que Cristo le hizo cuando el após-
tol se encontraba en la isla griega de Patmos, desterrado a causa de su fiel testimonio cris-
“Yo he venido para que tengan vida y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). tiano.
En los veintidós capítulos de este libro palpita la vida en el más allá. Mediante una serie
Juan y los demás apóstoles tuvieron la gran fortuna de ser testigos de esta vida. Con sus de símbolos, figuras e imágenes, el apóstol nos describe qué es la eternidad y cómo será nuestra
manos terrenas, ellos tocaron, palparon al Verbo de vida eterna: vida cuando abandonemos la que ahora poseemos. Los dos capítulos finales, que tratan de la
nueva Jerusalén, la ciudad celestial cuyo Hacedor y Arquitecto es Dios, son un canto de espe-
“Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ranza a la inmortalidad. Expresan la firme seguridad de los creyentes en esa vida eterna que
ojos, lo que hemos contemplado y palparon nuestras manos tocante al verbo de vida tan torpemente se niega.
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | S eg undo objet i vo de l a m or di v i no 4503

En una de las muchas revelaciones que el libro contiene, Juan ve a los muertos en Cristo “En aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el
ocupando un lugar de gloria bajo el trono de Dios. Dice el inspirado texto: libro” (Daniel 12:).

“Cuando abrió el quinto sello vi bajo el altar las almas de los que habían sido muer- Esta liberación es entendida y explicada por San Juan en sentido triunfal de salvación. Li-
tos por causa de la Palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran berarse de las ataduras carnales, desligarse del yugo de la muerte, pelear y vencer en la batalla
voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra de la fe hasta alcanzar el premio en la vida eterna:
sangre en los que moran en la tierra? Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo
que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de “El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del
sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos” (Apo- libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles”
calipsis 6:9-11). (Apocalipsis 3:5).

Los cristianos decapitados por Nerón estaban allí, vivos en la otra vida, conscientes, como Los moradores de la Jerusalén celestial serán los que estén inscritos en “el libro de la vida”.
un testimonio perpetuo para los que creen, como un desafío a los que niegan la realidad de la Sobre esto no hay engaño posible. Quienes mueran en la fe de Jesucristo, habiendo cumplido
gloria eterna. los requisitos que Dios pone para la salvación, irán a la vida eterna con Dios; los que mueran en
La vida eterna está asimismo representada en el Apocalipsis por el llamado “libro de la incredulidad, irán a la otra vida eterna, donde estaba el rico de Lucas 16, al lugar de condenación
vida”. No se trata de un grueso volumen donde se registran literalmente los nombres de cuantos del cual jamás se sale. La Palabra de Dios es categórica:
han pasado por la tierra. No es una biblioteca celestial. “El libro de la vida” es una expresión,
una figura para darnos a entender que Dios nos conoce, nos lleva en su mente, tiene conoci- “No entrará en ella ninguna cosa inmunda, que hace abominación y mentira, sino
miento de todas nuestras acciones, según la clarísima declaración de Jesús: solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero... Y el que no se
halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego...” (Apocalipsis 21:17
“Aun los cabellos de vuestra cabeza están todos contados” (Lucas 12:7). y 20:15).

David tiene la convicción de que todo cuanto fue formado en el mundo estaba previa- Jesús, primero (Lucas 10:20), y más tarde Pablo (Filipenses 4:3), se regocijaron juntamente
mente registrado en la mente de Dios, en Su libro de la vida: con sus discípulos porque sus nombres se hallaban inscritos en “el libro de la vida”. Es decir,
porque cuando terminaran de vivir aquí y sus cuerpos bajaran a la tierra, ellos, perfectamente
“Mi embrión vieron tus ojos y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que conscientes, seguirían viviendo en el paraíso de Dios.
fueron luego formadas, sin faltar una de ellas” (Salmo 139:16).
EL CAMINO DE LA VIDA
Todavía en el Antiguo Testamento, en Daniel, “el libro de la vida” alcanza ya una perspec-
tiva extraterrena. Tiene el mismo significado espiritual de salvación eterna que le da el Apoca- La vida eterna es una realidad en las páginas de la Biblia. No es un sueño. No es una ilusión.
lipsis: No es una ficción. Es una certidumbre, una seguridad sin balanceos. La vida no termina con la
muerte. Puede decirse que con la muerte del cuerpo da comienzo la vida verdadera, la del espíritu.
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | S eg undo objet i vo de l a m or di v i no 4513

Son muchos los que se preguntan qué han de hacer para ir a la vida eterna. En torno a
esta preocupación del ser humano se han levantado numerosos sistemas filosóficos y religiosos. “De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del
Sin embargo, para ir a la vida eterna sólo hay que hacer una cosa: morirse. Así de sencillo. Al mal no comerás, porque el día que de él comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:17).
morirnos, todos desembocamos en la eternidad. Unos en el lugar de salvación y otros en el de
condenación. La pregunta correcta no sería qué hacer para ir a la vida eterna; puesto que a ella La sentencia era clarísima: Si comes la fruta prohibida, mueres. Dice la historia bíblica que
vamos todos, sino qué hacer para pasar la vida eterna junto a Dios. Esto es otra cosa. Qué hacer Adán comió del árbol que le había sido vedado, pero no murió. Al contrario, tuvo una larga vida,
para alcanzar la inmortalidad en el paraíso celestial. llegando, según afirma Génesis 5:5, a los 930 años. ¿Qué había pasado? ¿Se equivocó Dios?
Son muchos los caminos que se señalan. Cada religión tiene su camino particular que va ¿Faltó a Su palabra? En absoluto. La muerte de Adán no fue física, sino espiritual. Adán fue arro-
desde la tumba al cielo. Y el hombre, con frecuencia, se ve envuelto en una encrucijada que le jado del paraíso, salió de la presencia de Dios, sus relaciones con el Creador quedaron inte-
marea, le aturde, le agobia el espíritu. La Biblia recomienda cuidado en este aspecto. Dice: rrumpidas. A esto se le llama en la Biblia muerte espiritual. No es la muerte que se produce por
la entrega del espíritu, sino más bien por su contaminación, por su perversión. Es muerte en el
“Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte” pecado. Pablo menciona a ciertas viudas de quienes dice que viviendo están muertas (1ª Timo-
(Proverbios 14:12). teo 5:6). Si viven, no pueden estar muertas. Esto es lógico. La referencia es al espíritu. Viven en
la carne, tienen vida física, pero están entregadas “a los placeres” del cuerpo, esto es, al pecado,
De ahí la importancia de pedir a Dios mismo la luz necesaria para evitar los extravíos, su- lo que en sentido bíblico significa muerte.
plicándole con el salmista: A uno que quería seguir a Jesús, pero que deseaba posponer este seguimiento hasta la
muerte y entierro de su padre, el Maestro le dijo:
“Guíame en el camino eterno” (Salmo 139:24).
“Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú, ve y anuncia el reino de Dios”
Hay una sola manera de entrar en la eternidad feliz: Volviendo a nacer. Adán nos dio la (Lucas 9:60).
muerte del espíritu como herencia; Cristo nos resucita de esa muerte y nos reconcilia con el Padre.
Está claro que un muerto no puede enterrar a otro muerto. Una vez más, la referencia es
1. Muerte en Adán al espíritu. La desobediencia de Adán motivó la caída de la raza humana. Desde entonces el pe-
San Pablo nos ofrece la explicación a nivel de teólogo: cado está en el mundo y en el hombre, y con el pecado la muerte espiritual. En su carta a los
Efesios, Pablo les recuerda que antes de su conversión “estábais muertos en vuestros delitos y
“Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la pecados” (Efesios 2:l).
muerte, así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron” (Roma-
nos 5:12). 2. Vida en Cristo
El pecado de Adán sumió a toda la raza humana en muerte; muerte espiritual, muerte
Para atender adecuadamente el sentido de este texto hay que tener un conocimiento pre- eterna, separación de Dios. En este estado el hombre no podía aspirar a su entrada en la eterni-
vio del hecho histórico que lo inspiró. dad feliz. Había que resucitar de esta muerte, volver de nuevo a la reconciliación con Dios, par-
Cuando Dios colocó a Adán en el huerto de Edén le dio esta orden terminante: ticipar de Su perdón y de Su amistad. Todo esto lo consiguió para nosotros Cristo. Completando
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | S eg undo objet i vo de l a m or di v i no 4523

el pensamiento que dejó en suspenso en Romanos 5:12, donde habla de la transgresión de Adán
y de sus funestas consecuencias, Pablo añade: “Siendo enemigos, fuimos reconciliados con Dios por la muerte de Su Hijo” (Ro-
manos 5:10).
“Pero el don no fue como la transgresión; porque si por la transgresión de aquel
uno murieron los muchos, abundarán mucho más para los muchos la gracia y el don De tal manera esto es así, que el apóstol Juan, para certificarlo, para despejar toda duda,
de Dios por la gracia de un hombre, Jesucristo” (Romanos 5:15). cuando ya es anciano, escribe:

La enseñanza es clara. Adán introdujo en el mundo el pecado y la muerte. Cristo, en cam- “Este es el testimonio: Que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en Su
bio, nos da la justicia y la vida. En Adán morimos a la vida del cuerpo y a la vida del alma; en Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida”
Cristo, fuente de la vida misma, tenemos la redención de nuestros cuerpos y la vida del espíritu, (1ª Juan 5:11-12).
que es la vida eterna en el paraíso de Dios, junto al Padre de las luces.
Sin Cristo, los hombres viven “ajenos de la vida de Dios” (Efesios 4:18), que es la vida del Al aceptar a Jesucristo como Salvador ya tenemos la vida eterna. Lo que Dios ofrece no
espíritu. Espiritualmente muertos. Pero no muertos sin remisión. Hay posibilidad de cambio. es una esperanza, ni una posibilidad, sino seguridad total. La vida eterna tiene su fuente en
Pablo es claro: Cristo, porque Él es el “Autor de la vida” (Hechos 3:15). Y no hay otra manera de alcanzarla.
Ningún otro camino nos lleva al cielo. De la tierra que pisamos al más allá que vislumbramos
“La ley del espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de hay dos senderos. Uno es ancho, se le llama camino de muerte y a la muerte eterna desemboca.
la muerte” (Romanos 8:2). El otro es estrecho, es el camino de la vida y lleva a la vida eterna. Este camino es Cristo mismo.
Lo dijo sin equívocos:
Las dos leyes heredadas de Adán, la ley del pecado y la ley de la muerte, quedan anuladas
por la muerte, la resurrección y ascensión de Cristo. Con su obra de redención llevada a cabo a “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino por mí” (Juan 14:6).
nuestro favor, Cristo:
Agrega San Pedro:
“quitó la muerte y sacó a la luz la vida y la inmortalidad por el Evangelio” (2ª Ti-
moteo 1:10). “Y en ningún otro hay salvación, porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a
los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12).
Este fue el motivo de su encarnación:
3. El camino de la vida
“Destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al En Adán está la muerte y en Cristo está la vida. Fuera de Cristo no hay forma de alcanzar
diablo” (Hebreos 2:14). la vida eterna feliz. Ésta se obtiene por medio de un proceso espiritual que en la Biblia se conoce
como nuevo nacimiento. La doctrina fue explicada por Jesús a un doctor de la ley judía llamado
La muerte de Cristo fue nuestra vida. Nos enseñó el camino feliz hacia la tumba y nos Nicodemo. Este acudió una noche al encuentro del Maestro y le confesó su fe en los milagros
abrió las puertas de la salvación: que Cristo realizaba, milagros que, para Nicodemo, eran señales claras de su origen divino. Apar-
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | S eg undo objet i vo de l a m or di v i no 4533

tándose del tema tratado por Nicodemo, Jesús le hizo ver la importancia y la necesidad del “Ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por
nuevo nacimiento: vuestro fruto la santificación, y como fin la vida eterna. Porque la paga del pecado
es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Ro-
“De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo no puede ver el reino manos 6:22-23).
de Dios” (Juan 3:3).
Este cliché del plan divino para la salvación humana es rechazado hoy día por muchos te-
Las palabras de Cristo estaban envueltas en un misterio espiritual que Nicodemo era ólogos del Cristianismo. A quienes todavía creemos en él nos llaman fanáticos, fundamentalistas
incapaz de comprender, pese a sus profundos conocimientos teológicos. Y preguntó a a ultranza y muchas cosas más. Pero no hay otro. Aquí, también, Dios ha colocado un “lo tomas
Cristo: o lo dejas”. La Biblia dice que:

“¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda “Dios, nuestro Salvador, quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al co-
vez en el vientre de su madre y nacer?” (Juan 3:4). nocimiento de la verdad”.

Esto era imposible de admitir. No lo concebía Nicodemo ni hay mente humana que lo acepte. Pero en el mismo texto añade que sólo existe un medio único de salvación, Cristo:
Salir del vientre es posible, cuando se ha cumplido el período normal de la gestación, pero pre-
tender volver al vientre materno cuando se es ya adulto supone una locura. Y esto era, precisa- “Porque hay un solo Dios, y un solo Mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo”
mente, lo que el Señor quería. Que Nicodemo entendiera la imposibilidad material del nuevo (2ª Timoteo 2:3-5).
nacimiento a fin de que comprendiera su realidad espiritual. Le respondió Jesús:
Hay un solo Dios, un solo Salvador, un solo Mediador entre Dios y los hombres y un solo
“De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu no puede plan de salvación, que ya hemos descrito. Lo demás es especular en las tinieblas. Querer sustituir
entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del las enseñanzas divinas por los conceptos y mandamientos de los hombres que mudan la Verdad
Espíritu, espíritu es” (Juan 3:5-6). de Dios en mentira, que creyéndose sabios se hacen fatuos y terminan rindiendo a las criaturas
más culto que al Creador, de quien dice Pablo que es bendito por los siglos.
Como se ve, el nuevo nacimiento, único medio de poseer la salvación del alma y de entrar
a la eternidad del cielo, es una realidad que debe operarse en la naturaleza espiritual del indi- CONCLUSIÓN
viduo. Es una regeneración, una purificación del pecado del hombre viejo y la consiguiente
unión espiritual con Dios. Tiene dos partes, una invisible y la otra visible. La primera comprende De acuerdo con el contenido del texto que hemos venido meditando a lo largo de todo
fe en Dios y arrepentimiento sincero de los pecados cometidos. La segunda consiste en la con- el libro, el primer objetivo del amor divino es evitar nuestra perdición y el segundo darnos
fesión de la fe que se profesa y en el bautismo por inmersión. El cumplimiento de estas orde- vida eterna. Esta vida existe en el más allá. Es una realidad. Nuestra vida no termina con la
nanzas pone a la persona en contacto espiritual con Dios y la une al Cuerpo de Cristo, que es Su muerte. Más allá de la tumba, el alma sigue viviendo. Somos inmortales. Todos los seres hu-
Iglesia. Esta es la conclusión del apóstol Pablo: manos somos inmortales. Venimos de Dios y a Dios vamos. La Biblia abunda en pasajes que
lo testifican.
Juan Antonio Monroy
Fuerte como la muerte | S eg undo objet i vo de l a m or di v i no 4543

El antiguo lema de España era “Non plus ultra”, es decir, nada más allá. Cuando regresó
Colón diciendo que había un “plus ultra”, que existía un más allá, que sus ojos lo habían visto y
lo habían palpado sus manos, la realidad se opuso y España cambió su lema. Ahora es “Plus
ultra”, más allá.
En muchas mentes y corazones se halla aún escrita la palabra “no”. Es una palabra fatídica,
negra, con una esperanza macabra. Es preciso arrancarla de los espíritus y poner en su lugar la
palabra “sí”. Hay otra vida después de ésta. Hay un más allá feliz al otro lado de la tumba y a él
podemos ir si nos refugiamos en Cristo.
En los tiempos del Antiguo Testamento existían tres ciudades llamadas ciudades de refu-
gio. Los homicidas podían escapar a estas ciudades, y entre sus muros estaban a salvo de la jus-
ticia (véase Deuteronomio 4:41-43). Tu ciudad de refugio espiritual es Cristo. Si vives en Cristo
escaparás a la justicia de Dios. De lo contrario te alcanzará un día tu propio pecado.
Has de elegir: si mueres sin Cristo mueres condenado e irás a la eternidad sin Dios. Si mue-
res en Cristo, con Cristo, mueres salvado y pasarás la eternidad junto a Dios. Desde las páginas
de la Biblia, Dios mismo te lanza este desafío:

“A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto
delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para
que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz y si-
guiéndole a Él; porque Él es vida para ti, y prolongación de tus días” (Deuteronomio
30:19-20).

La decisión te corresponde a ti. Él ya lo ha hecho todo. Su amor es una realidad universal,


manifestado en la entrega del Hijo, con el fin de evitar tu perdición y darte la vida eterna. Por
Su parte nada más puede hacer. En tus propias manos está el destino eterno de tu alma. El
deseo del Señor es que elijas el camino estrecho que te lleva a la vida feliz. ¿Lo harás?

“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito
para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.”

You might also like