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“La fe es previa a la razón”

Este profesor de la Georgetown University es un


referente de la sociología de la religión
31/05/2018 00:03 | Actualizado a 31/05/2018 01:02

José Casanova, experto en sociología de la religión (© CCCB, Miquel Taverna, 2017)

En pleno siglo XXI, el hombre sigue recurriendo a cosmovisiones


alternativas –desde las religiones tradicionales hasta corrientes
esotéricas y místicas- para dar respuesta a una realidad que va más allá
del racionalismo. Y todo ello a pesar de la progresiva secularización de la
sociedad y del auge del cientificismo. Esta es, sin duda, una paradoja que
invita a la reflexión. Uno de los investigadores que más ha teorizado sobre
estas y otras cuestiones es el sociólogo José Casanova, profesor de los
Departamentos de Sociología y Teología en la Georgetown University e
investigador senior del Berkley Center. Casanova ha estado esta semana en
Barcelona para participar en los debates promovidos por el CCCB que se
enmarcan dentro de la exposición La llum negra (La luz negra). La
Vanguardia ha conversado unos minutos con él.
Cómo explica usted que las religiones todavía persistan cuando
en el siglo XX, al menos en occidente, muchos presagiaban su
desaparición…

No es que persistan, es que se han recreado de nuevo. El pronóstico, de


alguna manera, se ha cumplido en Europa, pero ha fallado en el resto del
mundo. La teoría de la secularización era válida para el Viejo Continente.
Estaba clarísimo que las instituciones religiosas perdían poder, que las
iglesias perdían gente… pero esta idea se extrapoló al resto del mundo, se
dijo que la modernidad llevaba a ese escenario. Teleológicamente
[propósitos o finalidades de un ser] se extrapoló al futuro, y
genealógicamente al pasado. Se decía que la religión era algo muy antiguo,
primitivo, que desaparecería con la modernidad.

Y no ha sido así…

Las ciencias religiosas han descubierto en los últimos 30/40 años que en
realidad la religión y lo secular son dos construcciones de la modernidad.
No existía el concepto de religión en singular antes de los siglos XVI y
XVII. Ese proceso de construir una dinámica binaria religioso-secular en
Europa ha llevado a la secularización, pero en el resto del mundo lo que ha
comportado es la construcción de religiones que no existían. En vez de ser
simplemente vestigios de algo que había desaparecido, son creaciones
nuevas.
Casanova, durante la conferencia que ha impartido esta semana en el CCCB (© CCCB, Miquel Taverna, 2018)

Entiendo.

A mí me costó por lo menos 20 años comprender la religión americana. Me


preguntaba ‘¿por qué esta gente es tan moderna y tan antigua al mismo
tiempo?’ Ahí es cuando te das cuenta de que la religión es un producto de
la modernidad americana. El hinduismo tampoco es una cosa muy antigua.
Claro que existía antes, pero el hinduismo de hoy es un producto de la
movilización anticolonial de Gandhi y de los demás líderes. Son productos
del encuentro entre occidente y el resto del mundo. De ese encuentro
aparece el pluralismo religioso a nivel global.

O sea, que la modernidad no tiene por qué llevar


irremediablemente a la secularización…

No. Es verdad que lo que Charles Taylor llama el marco inmanente secular
se ha extendido: la ciencia se cuela en todas partes, el Estado se cuela en
todas partes, la economía… en muchas partes se funciona como si Dios no
existiera. Pero es ese marco inmanente el que hace posible precisamente
todo tipo de creencias religiosas, creencias y no creencias. Lo que la
modernidad hace es ofrecer las opciones seculares y religiosas. El
individualismo modero está basado en eso, en la opción.

Casanova es profesor de los Departamentos de Sociología y Teología en la Georgetown University e


investigador senior del Berkley Center (© CCCB, Miquel Taverna, 2018)

Me lo puede desarrollar.

En Europa, creíamos que para ser individuos modernos libres era


necesario librarnos de la religión como algo tradicional. Pero en el resto del
mundo, experimentan la religión precisamente para hacerse individuos
modernos. Es en ese ‘hacerse moderno’ donde ellos optan por esa opción
religiosa. En Latinoamérica, en los últimos 40 años, ha habido una
explosión de todo tipo de religiones. En lugar de pasar de la homogeneidad
católica a la homogeneidad secular, la católica pierde hegemonía pero no
para hacerse todo el mundo secular. Hay un 10% de la población que sí se
ha hecho, pero un 40% ha buscado religiones distintas.

Pero en Europa no.

Todavía no. Pero cuando llegan inmigrantes con otras religiones tenemos
que preguntarnos ‘¿qué hacemos?’, ‘¿cómo nos identificamos frente a
ellos?’. Cuando trabajaba en Alemania no había musulmanes, sólo había
turcos. Y en Francia no había musulmanes, había magrebíes. Y en Reino
Unido paquistaníes. Pero ahora no hay ni turcos, ni magrebíes ni
paquistaníes, ahora hay musulmanes. Cuando ellos eran turcos, nosotros
éramos alemanes. Pero ahora que no somos alemanes, ¿qué somos?,
¿cristianos? ¿seculares?

El raciocinio es una forma de reflexión que cuestiona el sentido común y


que ofrece una visión alternativa

Le sigo.

Es esa dinámica que fuerza a la gente o recobrar la identidad cristiana


europea, aunque no sean religiosos –es parte de esa xenofobia
antimusulmana de muchos grupos de derechas que no son religiosos pero
que definen la cristiandad como la identidad europea-, o podemos
hacernos seculares y no solo ser anticlericales ante nuestras iglesias, sino
también frente a todas las religiones. O simplemente nos abrimos a aceptar
que el resto del mundo es distinto de Europa. Podemos decir que
queremos ser seculares pero a la vez comprender que es una acción
nuestra, histórica, que hacemos porque lo queremos, no porque ser
moderno lleve a esa acción.

¿La fe empieza donde se acaba la razón?

La fe es previa a la razón. De niños creemos en los padres, en el mundo, en


los demás… Sin creencias no podemos vivir. Que el Sol daba vueltas a la
Tierra era una creencia normal hasta que llegó la ciencia y nos dijo ‘no te
creas todo lo que tus ojos ven’. El raciocinio te fuerza a ver una realidad
distinta a lo que es el sentido común. La primera creencia es el sentido
común, ya sea por lo que perciben nuestros sentidos o por lo que nuestro
grupo define como real. El raciocinio es una forma de reflexión que
cuestiona precisamente el sentido común y que ofrece una visión
alternativa.
Sin creencias no podemos vivir

Entiendo.

El fallo de la ciencia es creer que esa visión alternativa es la verdadera, la


única. Hay que darse cuenta de que esa visión nunca va a desplazar las
formas de creer. Puedo creer en la teoría de que el Sol es simplemente una
bola de gases o lo que sea, pero hay una dimensión estética, por ejemplo,
de una puesta de sol sobre la cual la ciencia no tiene que decirme nada. Es
el intento de reducirnos a ser puramente pensamientos, mentes. Es un
poco cartesiano, ¿no?

Usted dirá…

Es la idea de nacer con 20 años ya cumplidos para no tener que pasar por
la niñez, llena de sentimientos, de ilusiones… No podemos dejar de ser
animales corpóreos, que tenemos sentimientos, que nos identificamos los
unos a los otros a través de las relaciones personales, y eso es algo que el
raciocinio no puede darnos. El raciocinio nos ofrece una forma de ser
humanos distinta, pero no la humanidad que uno encuentra en la versión
más primitiva del ser humano, en los grandes mitos, ritos… Podemos
desmitificar los mitos, pero no abandonarlos, porque los necesitamos.
Necesitamos cuentos, narraciones, somos animales que necesitan narrar
quiénes somos y de dónde venimos, y eso la ciencia no nos lo puede dar.

La ciencia puede funcionar como si Dios no existiera, pero las personas no


tanto

¿Por qué la ciencia no acaba de desbancar a la religión?

La ciencia puede funcionar como si Dios no existiera, pero las personas no


tanto, aunque vemos sociedades modernas muy secularizadas en las que la
gente no cree y no necesita creer. No creo en la idea de que los seres
humanos somos ‘homoreligiosos’ y que necesitamos la religión. Lo que sí
creo es en la necesidad del hombre de trascender, y eso puede ser por
medio de experiencias religiosas, pero también a través de experiencias
estéticas o de otro tipo.
¿La inherente necesidad humana de creer es la mejor baza de
las religiones para garantizar su supervivencia?

A veces situamos el concepto de creer en la fe, en los credos, pero no es


algo cognitivo. La religión es un sistema existencial. Por ejemplo, la ciencia
nos dice que si seguimos ecológicamente el camino que estamos trazando,
vamos al suicidio colectivo. Pero la ciencia no puede convencerte para que
actúes. Para que uno se mueva tiene que haber una fuerza ética que
proviene de dentro que te dirija y que va más allá de ti. Y eso es lo que la
religión te da, esa posibilidad de trascender más allá de ti mismo y de
pensar que formas parte de un mundo.

Creo en la necesidad de trascender del hombre

Somos parte de un todo…

Las religiones primitivas sacralizaban la naturaleza. Ahora necesitamos


resacralizarla porque si no, nos vamos al carajo. Casi por necesidad será
perentorio regresar a las religiones primitivas en las que la naturaleza es
algo vivo, no un simple objeto que podemos instrumentalizar y explotar. Es
la placenta donde vivimos.

Ser creyente o no serlo, ¿es una decisión libre?

En parte sí y en parte no. La conversión no es una elección racional que


lleva a algo, como cuando decido comprarme una cosa u otra. Es algo que
de alguna manera te cautiva. Puede comenzar, al principio, como
simplemente un interés intelectual, pero llega un momento en el que puede
llegar a cautivarte para dedicarte a ello. Al fin y al cabo, la religión te da
una forma de disciplinarte, de repensar tu ser. Tú mismo no puedes
controlar la religión, ella te controla a ti. Puede ser como una elección al
principio, pero al final es algo que te posee a ti.

La naturaleza es la placenta donde vivimos

¿La vida adquiere más sentido si se es creyente?


Alguien puede creer en la humanidad y puede ser suficiente. No creo que
los religiosos tengan una ventaja sobre los que no lo son. Simplemente es
creer en algo trascendente, aunque sea un humanismo inmanente pero que
me trasciende a mí como individuo y al que yo dedico mi vida, mis
sentimientos, mi solidaridad. Tiene que haber algo más allá de mí que me
lleva a salir de mí mismo para unirme a los otros: solidaridad,
reconocimiento mutuo… fraternidad en definitiva.

Pensar en el otro…

En el momento presente creo que lo más saludable es el reconocimiento


del pluralismo irremediable de la humanidad y de sus formas religiosas, un
pluralismo que un poco limita a todas y cada una de las religiones. Es lo
que decía la Madre Teresa de Calcuta: ‘Amo a todas las religiones pero
estoy enamorada de la mía’. Sí, la mía es especial, pero las otras también
tienen algo de especial. Eso es lo importante. Todas tienen que aportar algo
a la humanidad.

Casanova apuesta por el reconocimiento del pluralismo irremediable de la humanidad y de sus formas
religiosas (© CCCB, Miquel Taverna, 2018)
Entiendo.

Todas las religiones, en el momento actual, reivindican ser únicas y


diferentes y tienen derecho a eso, pero al mismo tiempo deben ser iguales a
las otras. Desde el punto de vista cognitivo, si hay 10 religiones verdaderas
ninguna de ellas lo es. Pero se pueden aceptar como una opción existencial
que ciertos individuos y grupos tienen. Cada una de ellas viene de una
tradición que nos dice algo de la humanidad, y pueden ayudar. Quién iba a
pensar que las religiones primitivas podrían ayudarnos ahora a repensar la
naturaleza.

Es verdad.

Es importante pensar que no hemos superado nada en la historia de la


humanidad, que todo está ahí a modo de conocimientos básicos que
todavía podemos usar para confrontar los retos presentes. Ninguna
religión, ninguna teoría ética, ninguna filosofía cuenta con el monopolio de
las respuestas, sino que necesitamos todo el conocimiento acumulado de
todas estas tradiciones humanas para poder vivir en común y funcionar
como humanidad.

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