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Trauma cervical

Unidad 9
Trauma cervical. Definición. Clasificación. Indicaciones quirúrgicas. Casos
clínicos.

Definición
Es cualquier lesión producida por la transmisión de energía de un objeto en el cuello
que producirá un daño en las estructuras sólidas y/o partes blandas comprendidas dentro de
él (músculos, vía aérea, aparato digestivo, sistema circulatorio, sistema endocrino, sistema
nervioso)

Introducción
El paciente con trauma penetrante de cuello representa un dilema diagnóstico y
terapéutico para el médico de urgencias y los cirujanos de trauma. Esto debido a que en el
cuello hay una densa concentración de estructuras vitales vasculares, aero-digestivas,
endocrinas, linfáticas y del sistema nervioso, localizadas en un espacio anatómico
relativamente pequeño. Además, ha existido una carencia de consenso entre los cirujanos
de trauma con relación a cuáles pacientes de estos deben ser explorados quirúrgicamente en
forma inmediata y cuáles pueden ser observados de una manera segura.
Un adecuado manejo del trauma penetrante de cuello implica conocimiento de la
anatomía del cuello, una buena anamnesis con énfasis en el mecanismo del trauma, un
cuidadoso examen físico y finalmente es necesario realizar algunas intervenciones
diagnósticas y/o terapéuticas orientadas a identificar si hay lesión de estructura importante
y a prevenir complicaciones y/o secuelas e incluso la muerte.
El manejo de estas heridas ha sufrido amplias variaciones a lo largo del tiempo,
desde un manejo quirúrgico mandatorio de todos los pacientes hasta un tratamiento
selectivo, basados en los hallazgos clínicos y los estudios paraclínicos, donde el
advenimiento de nuevas técnicas imagenológicas han permitido el desarrollo de
procedimientos diagnósticos y terapéuticos de fundamental importancia en estas lesiones.
Estos cambios en el manejo han acompasado en el tiempo los cambios en los
mecanismos lesiónales, donde las heridas de guerra con proyectiles de gran calibre y alta
velocidad han dado paso a las lesiones de la vida civil, donde la violencia social es la
principal causa etiológica de estas heridas en la actualidad.

Epidemiología
Debido a su pequeño tamaño solo el 5 a 10% de todas las heridas traumáticas
involucran el cuello. Las heridas de arma blanca o de arma de fuego producen el 93 % de
las lesiones, siendo un 56 % heridas de arma de fuego y el 37% heridas de arma blanca, de
las cuales el 66% se deben a agresión y el 21% autoagresión, solo el 7 % se producen por
lesiones no penetrantes.
Las lesiones vasculares suponen el 25% de todas las lesiones penetrantes del cuello,
la faringe o esófago el 15% de los casos, la laringe o tráquea se lesiona en el 12%, la
columna cervical en el 9 %, los músculo y partes blandas en el 23 % de los casos y las
lesiones de nervios principales se producen en 6 %.
El 10% de los pacientes con heridas penetrantes de cuello presentan trastornos en
las vías respiratorias. Más del 50% de los pacientes con heridas penetrantes de cuello no
tendrán lesiones en ningún órgano que requiera reparación quirúrgica. El 45 % de los
pacientes que precisan cirugía tienen lesiones vasculares, siendo un 12,3% arteriales y un
18,3% venosas, mientras que las heridas digestivas cuentan con un 8,4%. Las heridas
cervicales tienen una mortalidad aproximada del 11 % y esta mortalidad se debe en un 38
% a lesiones vasculares, un 12 % a lesiones de médula espinal, un 26 % a lesiones de vía
aérea, un 8 % a lesiones de aparato digestivo, (esófago), y un 16 % a lesiones asociadas.
El 67 % de las lesiones se producen en la zona media del cuello (zona II), el 13 %
en la base del cuello (zona I) y el 20 % restante en la zona alta del cuello o base del cráneo
(zona III). Los traumatismos cervicales presentan un 30 de lesiones asociadas, siendo las
más frecuentes las de cráneo.

Anatomía
El cuello es la región del cuerpo comprendida entre la cabeza y el tórax por el que
pasan elementos vasculares, viscerales y nerviosos. Su forma es cilíndrica. Posee eje
osteoarticular (la columna cervical) y su morfología varía con la edad, sexo, obesidad, etc.
Su longitud varía de un individuo a otro: 8 cm en el hombre y 7 cm en la mujer como
término medio.
- Límite superior: borde inferior del maxilar inferior, borde posterior de su rama
ascendente, articulación temporomaxilar, apófisis mastoides, línea occipital superior
protuberancia occipital externa.
- Límite inferior: borde superior del esternón y dos clavículas, por detrás, una línea
que pasa de una articulación acromioclavicular a la otra pasando por la apófisis espinosa de
la 7º vértebra cervical.
Presenta una serie de músculos divididos por regiones:
- Región posterior: trapecio, esplenio, complexo mayor y menor, transverso del
cuello, recto posterior mayor y menor, oblicuo mayor y menor, transverso espinoso,
intertransverso, iterespinoso y espinoso.
- Región lateral superficial: platisma o músculo cutáneo del cuello y
esternocleidomastoideo.
-Región lateral profunda: escaleno anterior, medio y posterior y recto lateral de la
cabeza.
- Región anterior: se dividen en dos partes: a) infrahioidea: esternocleidohioideo ,
omohioideo, músculo digástrico, esternotiroideo, tirohioideo. b) suprahioidea: digástrico,
estilohioido, milohioideo y genioideo.
- Hueso del cuello: representados por las 7 vértebras de la columna cervical en su
parte posterior y el hueso hioides en su parte anterior.
- Dentro del cuello, podemos encontrar estructuras pertenecientes al sistema
respiratorio (larínge y tráquea), al aparato digestivo (faringe y esófago), al sistema nervioso
(nervio neumogátrico, nervio hipogloso mayor, espinal, etc), estructuras vasculares (arterias
carótidas y sus ramas, venas yugulares internas, externas, anteriores y laterales) y
estructuras del sistema endócrino (glándulas tiroides y paratiroides). Desde el punto de
vista quirúrgico el cuello se divide en una región posterior, y otra ánterolateral.

Mecanismo lesional
El cuello representa el 1% de la superficie corporal y por su disposición topográfica
se encuentra protegido por la columna cervical, el maxilar inferior, el esternón y los
potentes músculos del cuello y hombro que tienden mediante un reflejo instintivo a
flexionar la cabeza y elevar los hombros ante una agresión a modo de defensa.
En lo que respecta al mecanismo lesional la gran mayoría de las lesiones
corresponden a heridas de arma blanca o de arma de fuego. Característicamente las heridas
de arma blanca causan lesiones menos severas que las heridas de arma de fuego a pesar de
lo cual heridas de arma blanca que al inicio parecen no haber causado lesiones
significativas pueden luego presentar heridas realmente graves de cuello. Por el contrario
las heridas de arma de fuego, tienen muchas veces un trayecto impredecible, y sabemos que
la cantidad de energía cinética generada y disipada en los tejidos es un importante factor en
determinar la morbilidad y mortalidad de este mecanismo lesional. La severidad de la
lesión estará determinada por varios factores tales como la velocidad del proyectil, la
distancia entre el arma y la víctima, y el tipo de arma.

La sospecha de potencial trauma inestable de columna vertebral surgirá


dependiendo de la cinemática del trauma y del tipo de traumatismo sufrido. Se deben
sospechar lesiones en la columna cervical y por ende realizar inmovilización espinal en las
situaciones definidas en el siguiente cuadro.

Condiciones que hacen sospechar trauma raqui-medular


- Colisión vehicular, sea conductor, pasajero, parrillero o peatón
- Trauma cráneo-encefálico
- Trauma por aplastamiento
- Caída desde altura importante
- Víctimas de explosión
- Zambullidas en aguas poco profundas
- Trauma facial directo
- Heridas por arma de fuego de alta velocidad y que atraviesen la columna

No es necesario inmovilizar las heridas por arma blanca; recuerde que los dispositivos
de inmovilización pueden interferir con la detección y reconocimiento de lesiones que
amenacen la vida
El diagnóstico de lesión inestable de la columna vertebral puede ser difícil, y puede
tener consecuencias devastadoras como la paraplejia, la cuadriplejia, etc.; de manera que
usted debe asumir que el paciente lo tiene hasta que pueda ser adecuadamente excluido.

Clasificación
El trauma cervical puede clasificarse de dos maneras:
1)- Según el mecanismo
A- Penetrante: es aquel que atraviesa el músculo cutáneo del cuello.
B- No penetrante: no atraviesa el músculo cutáneo o platsima

2)- Según la zona


-Zona I: se extiende desde el borde superior de las clavículas, hasta el borde
inferior del cartílago cricoides. El control proximal de los grandes vasos contenidos en esta
área generalmente requiere toracotomía.
-Zona II: va desde el borde inferior del cartílago cricoides hasta el ángulo de la
mandíbula. Las lesiones en esta área son las de más fácil exposición y acceso.
-Zona II: se extiende del ángulo de la mandíbula hasta la base del cráneo. El acceso
a las lesiones en esta área es difícil y generalmente requiere desarticulación de la
mandíbula.
La zonificación de las heridas no es lo más importante; sí lo es poseer un buen
conocimiento anatómico del cuello y tratar de establecer la trayectoria de la herida. La
decisión quirúrgica se fundamenta en la demostración de compromiso de órganos vitales o
de una sospecha fundamentada de que están afectados.

Manifestaciones clínicas
Las manifestaciones clínicas pueden ser muy variables, ya que como dijimos
anteriormente en cuello existen una gran variedad de órganos correspondiente al sistema
digestivo, endocrino, respiratorio, vascular y del sistema nervioso. Lo importante es
determinar cuáles signos y síntomas nos indican que el paciente debe ser explorado
quirúrgicamente. En caso de existir alguna duda se recurren a los métodos de diagnósticos
los cuales permitirán aclarar la situación y ayudar a la decisión de una conducta quirúrgica
o no. Las manifestaciones clínicas que indican cirugía son las siguientes:
- Sistema vascular
- Sangrado activo
- Hematoma expansivo
- Disminución del pulso carotídeo
- Sistema respiratorio
- Estridor
- Hemoptisis
- Disfonía
Sistema digestivo
- Salida de saliva por la herida
- Odinofagia/disfagia
- Sangrado en orofaringe
- Hematemesis
- Enfisema
- Aire o edema retrofaríngeo
- Ensanchamiento mediastinal
- Sistema nervioso
- Déficit neurológico
- Alteración del estado de conciencia sin trauma craneoencefálico asociado

Diagnóstico
El diagnóstico es básicamente clínico en el 90 % de los casos, en caso de duda
diagnóstico podemos utilizar los siguientes métodos complementarios de diagnóstico.
- Radiografía cervical (RX): Las radiografías simples anteroposterior y lateral del
cuello son de utilidad para definir trayectoria de los proyectiles. En toda herida penetrante
por arma de fuego y siempre y cuando el paciente este estable, es importante tomar RX en
dos proyecciones para definir la trayectoria del proyectil y si no hay orificio de salida su
ubicación final. Aunque las lesiones de columna cervical son poco frecuentes en el trauma
penetrante de cuello, solo en caso de sospecharse deben solicitarse RX de cuello en tres
proyecciones: anteroposterior, lateral que muestre la totalidad de las 7 vértebras cervicales
y una RX con boca abierta anteroposterior para evaluar el atlas. Solo de esta forma podrán
excluirse fracturas inestables de columna cervical que puedan ocasionar lesión medular y
consecuente cuadriplejia. La Rx también puede mostrar enfisema, aire retrofaríngeo y
desviaciones traqueales.
- Angiografía de cuatro vasos (dos arterias carótidas y dos arterias
vertebrales): está indicada para excluir la presencia de lesión vascular y se realiza en
forma rutinaria en el paciente con lesiones penetrantes a zonas I y III estables clínicamente
y en el paciente con lesión penetrante a zona II en aquellos centros en donde se practique el
manejo selectivo. Necesita personal especializado.
- Ecogafría doppler: son una alternativa de la angiografía para evaluar lesiones
vasculares en zonas donde los vasos sean accesibles, especialmente zona II. Tienen la
ventaja de no ser invasivos, se puede hacer en la sala de reanimación. El inconveniente es
que requiere personal especializado.
- Esofagograma: es esencial para evaluar perforación esofágica.
- Endoscopía esofágica: puede reemplazar al esofograma. Permite ver directamente
las lesiones esofágicas, cuantificar su magnitud y la presencia de sangrado.
- Broncoscopía: consiste en la introducción de un fibroscospio a través de la
tráquea para evaluar perforaciones o desgarros en la laringe y en la porción cervical de la
tráquea.
- Tomografía con contraste oral y endovenoso: permite evaluar muchas
estructuras de una sola vez y su sensibilidad mejora si se usa contraste intravenoso. Muestra
la presencia de hematomas, lesiones traqueales, laríngeas, esófagicas, vasculares, partes
blandas, columna cervical y permite evaluar otros compartimientos, como cráneo, tórax y
abdomen. El inconveniente es que le paciente debe estar clínicamente estable para su
traslado al tomográfo.

Tratamiento
Al ingreso del paciente como en todo traumatizado se debe seguir el ABCDE:
realizando la reanimación si ella fuere necesaria, es decir, garantizar la permeabilidad de la
vía aérea, reponer las pérdidas de sangre, controlar la hemorragia y lograr, en definitiva, la
estabilidad clínica. En el curso de este proceso, el paciente debe ser manejado bajo la
presunción de que existe fractura o luxación de la columna cervical con riesgo de lesión
raquimedular.
La permeabilidad de la vía aérea se obtiene con la intubación orotraqueal,
nasotraqueal o por medio de una cricotiroidotomía, en caso de lesión laríngea está indicada
una traqueostomía (única inidicación de traqueostomía de urgencia).
El control de la hemorragia suele lograrse con compresión digital, emplacamiento
con gasa o mediante suturas.
La estabilización de la circulación se consigue reponiendo el volumen (solución de
Ringer lactato o sangre), con dos catéteres de teflón periféricos y cortos (N° 14).
Luego de este proceso es importante descartar una lesión raquimedular o fracturas y
luxaciones de la columna cervical. Antes de comprobarse esto, el paciente debe atenderse
como si las tuviera.
Después de estabilizar el paciente se debe realizar historia clínica completa y
examen físico minucioso del enfermo, definir naturaleza y mecanismo del agente causal,
establecer si existe penetración y la trayectoria de las heridas. Con esto se trata de
identificar ciertas lesiones que en un comienzo pueden pasar desapercibidas y ordenar los
exámenes más apropiados. En este momento se determina si el paciente va a cirugía
inmediata o si requiere observación y exámenes complementarios.
A continuación describiremos brevemente las lesiones de cuello más frecuente que
precisan cirugía.

Técnicas quirúrgicas

Principios quirúrgicos
Se deben realizar campos quirúrgicos amplios con clorhexidina o solución
iodoformada. Durante la exploración de cuello o cervicotomía deben examinarse y
confirmarse o excluirse lesiones especificas en arterias carótidas, arterias vertebrales, vena
yugular interna, lesiones laringe-traqueales, lesiones esofágicas, lesiones neurológicas,
lesiones del conducto torácico y lesiones tiroideas. La exploración quirúrgica es
particularmente difícil en las zonas I y III. La zona II puede ser fácilmente expuesta
mediante una cervicotomía lateral (oblicua) izquierda o derecha. El control vascular puede
ser problemático en la zona I (el control proximal) y en la zona III (el control distal).
La incisión estándar en cuello paralela al borde medial del músculo
esternocleidomastoideo garantiza ante todo adecuado control proximal y distal de los vasos
sanguíneos mayores de la zona II. Esta incisión puede ser prolongada cefálicamente para
lesiones vasculares de la zona III y convertida a una estereotomía mediana caudalmente
para lesiones vasculares de la zona I. Otro tipo de incisión es la cervicotomía trasversal
(incisión tipo collar) que puede brindar adecuada exposición de ambos lados cuando las
lesiones son bilaterales. La incisión supraclavicular da buena exposición para lesiones
vasculares de la zona I, aunque la toracotomía ántero-lateral también puede permitir una
buena exposición.
La ingle y el muslo deben ser preparados quirúrgicamente en caso de que se
requiera extraer vena safena mayor para interposición de injerto autólogo o colocación de
parche si hay lesión vascular.
- Lesiones de partes blandas: este tipo de lesiones se deben reparar con sutura de
material absorbible (ácido poliglicólico o poliglactina 1/0 o 2/0), con control de hemostasia
y semiología para detectar otras lesiones.
- Lesiones de arteria carótida: los principios de la reparación quirúrgica de las
estructuras vasculares del cuello es la misma que para otras zonas del organismo, pero lo
que lo hace especial es la intolerancia de su órgano de perfusión terminal, el encéfalo,
cortos períodos de isquemia. Antes de realizar cualquier maniobra sobre la arteria es ideal
rodear la misma con cintas hileras en sentido proximal y distal a la lesión. Todas las suturas
se realizan con polipropileno 5/0 o 6/0. El abordaje quirúrgico de la arteria carótida común
y su bifurcación es obtenido realizando una incisión oblicua a lo largo del borde medial del
esternocleidomastoideo. La incisión debe extenderse para lograr el control proximal y distal
del vaso, si la arteria está lesionada en su sector proximal la incisión deberá extenderse
transversalmente a lo largo de la clavícula para lograr el control proximal, o bien añadir una
esternotomía mediana.

El tipo de reparación es determinado por el mecanismo y topografía de la lesión.


Los métodos de reparación incluyen la reparación primaria, ligadura, interposición de
prótesis, o transposición arterial. Las lesiones menores de 0,5 mm y que no involucren más
del 50 % de la luz del vaso se pueden suturar con puntos separados o sutura continua de
polipropileno 5/0 o 6/0. Cuando la lesión secciona la arteria completamente, el defecto es
menor de 1 cm y el vaso puede ser movilizado de modo de obtener una sutura sin tensión,
la anastomosis primaria es el procedimiento de elección. Cuando el déficit es mayor de 1
cm la colocación de una prótesis o la transposición deben ser considerados. La elección de
politetrafluoroetileno (PTFE), dacrón o vena autóloga siguen siendo puntos de controversia.
La arteria carótida externa puede ser ligada por encima y por debajo de la lesión sin
consecuencias. Cabe destacar las lesiones de la arteria carótida interna en su sector cervical
más alto donde la operabilidad de estas lesiones permanece cuestionada. En este sector la
arteria carótida interna está rodeada por la mandíbula, la apófisis mastoides, los nervios
craneales y estructuras venosas, continuándose con su trayecto a través de la base del
cráneo dentro del canal carotídeo. Las maniobras quirúrgicas tales como la subluxación o la
osteotomía de la mandíbula pueden no ser suficientes para lograr una sutura distal,
agravado por un sangrado retrógrado proveniente del cabo distal a través de las colaterales
intracraneanas. Muchas veces por la situación clínica del paciente no es posible realizar
cirugía reparativa alguna y se realiza lo que se llama control de daño, que consiste en
colocar un shunt o by pass con catéteres diseñados para tal fin por dentro de la luz arterial
para así facilitar la circulación sanguínea y una vez que el paciente este en mejores
condiciones realizar la cirugía definitiva.
La embolización es un método efectivo de hemostasis, como una alternativa a la
ligadura o la reparación y estaría indicado cuando la lesión se considere inaccesible a la
reparación quirúrgica, y se realiza en la sala de hemodinámica bajo visión radioscópica.
- Lesiones venosas: las heridas venosas son frecuentes y usualmente involucran las
venas yugulares y las venas subclavias. La exposición es a través de una incisión sobre el
borde media del esternocleidomastoideo. En las lesiones de las pequeñas venas de baja
presión la hemostasis se hará en forma espontánea y no tienen indicación de cirugía. Si en
el curso de una cirugía se observan estas lesiones la ligadura es el procedimiento de
elección. La reparación de la vena yugular interna puede realizarse en caso de lesión
tangencial con puntos de polipropileno 6/0 de forma continua o separados. En caso de
sección completa puede realizarse una anastomosis término-terminal, aunque la trombosis
es frecuente, de lo contrario la ligadura es el tratamiento de elección.
- Lesiones faringo-esofágicas: las heridas penetrantes del esófago son una entidad
poco frecuente es la lesión que pasa inadvertida más a menudo. El tratamiento de las
lesiones del esófago puede variar desde el simple drenaje de la lesión, pasando por el cierre
primario de la misma, un esofagostoma hasta la esofagectomía. El esófago cervical se
aborda siguiendo el borde medial del esternocleidomastoideo. Cuando el tratamiento se
instaura en forma precoz, antes de las 12 a 16 horas, la reparación de la herida en forma
primaria con cierre en dos planos, una capa interna con material absorbible (ácido
poliglicólico o poliglactina 2/0 o 3/0) y una capa externa con material irreabsorbible (seda,
multifilamento torcido, poliéster trenzado, poliamida, 2/0 o 3/0); o el cierre en un plano, es
el tratamiento de elección para estas lesiones debiendo asociarse el drenaje de la herida para
evitar el desarrollo de una infección profunda a nivel del cuello.
Si el cierre primario no es realizable por una gran destrucción de tejido esofágico o
no es seguro por una demora en el tratamiento mayor de 24 horas se debe realizar una
esofagostomía cervical lateral o terminal como drenaje salival, debiendo realizarse la
reconstrucción del tránsito digestivo en una segunda instancia luego de cicatrizada
completamente la lesión inicial.
- Lesiones laringo-traqueales: aproximadamente un tercio de las lesiones de vía
aérea involucran la laringe y los dos tercios restantes corresponden a lesiones de la tráquea.
Las incisiones que se utilizan con más frecuencia es una cervicotomía a través de la línea
media o en collar. Para lesiones a nivel del cartílago tiroides o por encima de él y que
requieran una vía aérea quirúrgica la cricotiroidostomía aparece como el procedimiento de
elección por la rapidez y facilidad para su realización; en caso de lesiones por debajo de la
membrana cricotiroidea, una traqueostomía de emergencia única indicación de este
procedimiento) puede salvar la vida del paciente. En caso de lesión de tráquea es de
elección realizar la traqueostomía a nivel del área lesionada, de modo de facilitar la
subsiguiente reparación de la tráquea. La reaparación de las lesiones de laringe incluyen el
debridamiento del cartílago desvitalizado, la reducción de las fracturas cartilaginosas,
cubrir con mucosa el cartílago expuesto, siendo la mayor parte de los pacientes candidatos
a reparación primaria; sabiendo que cuanto más precoz la reparación mejor los resultados
funcionales. Todas las suturas se realizan con material absorbible (ácido poliglicólico o
poliglactina 2/0 o 3/0).

La reparación de las heridas traqueales se realiza de elección en forma primaria con


puntos separados de material absorbible fino de modo de disminuir el riesgo de formación
de granulomas.

Caso clínico 1
- Hombre de 21 años
- Antecedentes personales: etilista
- Enfermedad actual: paciente iba de acompañante en automóvil sin cinturón de
seguridad, el cual sufre colisión contra un poste. El paciente es despedido del vehículo a
través del parabrisas. Es trasladado al hospital, por personal prehospitalario con collar
cervical en tabla espinal larga.
- Evaluación primaria: la auscultación es normal en ambos campos pulmonares,
oximetría 89 %. Presión arterial de 90/50 mmHg. Frecuencia cardiaca 100 x´, inconsciente,
escala de coma de Glasgow de 8. Se observa, herida a nivel de zona III, con lesión de piso
de la boca que involucra el 60 % del diámetro del cuello, con sangrado abundante.
- Exploraciones complementarias:
La paciente es conectado a un monitor multiparamétrico. El personal auxiliar
de enfermería coloca sonda vesical y dos catéteres de teflón N° 14. Se infunde 1500 cc de
Ringer lactato. Se aspira vía aérea, y se intuba al paciente.
No se realizan exámenes complementarios y se traslada al quirófano.
- Diagnóstico y tratamiento: paciente con trauma cervical grave, al cual se lo
explora observando lesión de piso de boca con destrucción de partes blandas y laringe. Se
evidencia lesión laríngea de 1, 5 cm de diámtero, se procede a traqueostomía y cierre
laríngeo con material absorbible.

Caso clínico 2
- Hombre de 18 años
- Antecedentes personales: apendicectomía
- Enfermedad actual: paciente que se encontraba robando en un domicilio
particular y recibe herida de arma de fuego por personal policial con orificio de entrada a
nivel de mejilla izquierda con orificio de salida por región lateral derecha del cuello, zona
II.
- Examen físico: auscultación normal, oximetría 92 %. Presión arterial de 110/70
mmHg. Frecuencia cardiaca 100 x´. Consciente. Se evidencia lesión en mejilla izquierda
sangrante y hematoma en zona cervical ántero-lateral izquierda y derecha. No se palpa
pulso carotídeo derecho y se evidencia enfisema subcutáneo en al zona.
- Exploraciones complementarias:
La paciente es conectado a un monitor multiparamétrico. El personal auxiliar
de enfermería coloca sonda vesical y dos catéteres de teflón N° 14. Se infunde 1500 cc de
Ringer lactato. Se aspira coágulos de vía aérea.
El paciente continua estable y se realiza:
- Rx columna cervical: enfisema cervical
- Rx de tórax: normal
Debido a la presencia de enfisema y a la no palpación del pulso carotídeo el
paciente es trasladado a quirófano.
- Diagnóstico y tratamiento: se realiza cervicotomía en collar y se evidencia lesión
de arteria carótida interna derecha con desgarro de la misma de 1, 5 cm que se encontraba
contenida por el hematoma. Se realiza control proximal y distal de la misma y se procede a
reasecar bordes necróticos y a la colocación de un parche de vena safena con sutura de
polipropileno 5/0 (no se utiliza material protésico para tratar a lesión debido al riesgo de
infección). Se evidencia lesión esofágica de 3 cm con salida de saliva. Debido a que le
paciente levaba menos de 6 hs de evolución se realiza sutura en dos planos con sutura
absorbile y drenaje cervical.

Caso clínico 3
- Hombre de 48 años
- Antecedentes personales: etilista crónico
- Enfermedad actual: paciente que mientras se encontraba bebiendo, es agredido
con arma blanca en región anterior de cuello, y es traslado al hospital.

- Examen físico: la auscultación es normal en ambos campos pulmonares,


oximetría 98 %. Presión arterial de 120/80 mmHg. Frecuencia cardiaca 90 x´, consciente,
escala de coma de Glasgow de 15. y se observa lesión cortante del 40 % en región anterior
del cuello, sin compromiso aparente de estructuras vasculares o de vía aérea.
- Exploraciones complementarias:
La paciente es conectado a un monitor multiparamétrico. El personal auxiliar
de enfermería coloca un catéter de teflón N° 14. Se infunde 1500 cc de Ringer lactato. Se
administra oxígeno al 100 % y 12 L x min.
Debido a la estabilidad del paciente es trsladado al tomógrafo. Se realiza TAC con
contraste endovenososque informa, pérdida de la continuidad de partes blandas en región
anterior del cuello sin evidencia de lesiones vasculares o de vía aérea.

- Diagnóstico y tratamiento: paciente con trauma penetrante de cuello. Es


trasladado a quirófano para realizar toillete y cierre de planos musculares y piel.

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