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Psicología Jurídica
Resumen
La psicología jurídica es la que trata de aportar información de la especialidad en
conductas personales antes, durante o al final del proceso de actos legales. Su rol
permite ayudar y facilitar a otros profesionales como jueces y abogados a desarrollar sus
tareas con mayor eficacia. Una parte muy importante de su labor es la realización de
peritajes, por lo que el psicólogo jurídico puede ser llamado al juicio y someterse a
preguntas.
Aunque el psicólogo forense no es experto en leyes, sí que tiene que facilitar con su
diagnóstico la ayuda para delimitar la responsabilidad criminal y, por esto, su lenguaje
debe ser sencillo, claro e inteligible.
En cuestiones donde el tribunal o juez necesita saber si en la personalidad del autor hay
variables psicopatológicas de algún tipo que puedan modificar la responsabilidad
criminal es necesaria la consulta del psicólogo especialista en ámbitos jurídicos.
Respecto a las cuestiones éticas, el psicólogo jurídico puede optar por renunciar a un
caso si es familiar de alguno de los imputados o existen de por medio intereses de
cualquier tipo que pueda afectar su objetividad, asimismo podrá renunciar si sus
conocimientos son limitados.
Se debe tomar en cuenta que el psicólogo jurídico realiza labores de diagnóstico la cual
es afectada siempre por un margen de error. Las responsabilidades de las posibles
libertades son siempre de los jueces y serían del psicólogo si el informe fuera falseado
expresamente.
Comentario
La Psicología Jurídica tiene una especial importancia en nuestra sociedad, puesto que,
está enfocada a orientar y dar soluciones a los cuestionamientos psicológicos que surgen
en el ámbito jurídico, ésta presta apoyo teórico-técnico tanto dentro como fuera de los
tribunales, asesoría profesional a jueces como parte de un consejo asesor, mediación
extra judicial en los juzgados de familia y del trabajo, etc. participando como una
ciencia aplicada dentro del ámbito legal-judicial.
La participación del psicólogo dentro de la justicia no es algo nuevo, sus aportes datan
del siglo XVIII en Europa, sin embargo, desde hace unos años nuestro país ha
experimentado una serie de cambios en materia legal, fuertemente expuesta en lo penal
y familia, la asesoría que prestan hoy en día los profesionales de esta área se evidencia
con mayor estampa; el interés actual se pone de manifiesto al constatar la gran cantidad
de diplomados y cursos referente a la actuación de la psicología dentro de la justicia y
como ésta es un importante actor dentro de la reforma, además del interés que
demuestran las instituciones de educación superior en impartir dicha formación.
El psicólogo jurídico, debe dejar de ser un experto acrítico, que posibilite la solución de
un caso judicial, pero alejado de la necesidad de hacer justicia, para ser profesionales y
ciudadanos dedicados a propiciar una mejor ley, más humana y parecida a las
necesidades de quienes deben cumplirla, para junto con las disciplinas de la :
criminología y derecho, buscar y lograr no ya una mejor justicia, que sólo atiende a los
intereses de una clase, quién tiene el poder, sino una justicia diferente: que respete los
Derechos Humanos y las diferencias individuales.
En este sentido, dicho profesional está llamado a ver más allá de la apariencia, siendo
crítico en todos las situaciones de su quehacer profesional, ofreciendo formas
alternativas de solución de conflictos legales, que les dé primacía a las víctimas, se
aproxime a los involucrados, intentando comprender los motivos, etiologías e incluso
procesos mentales de estos. Con la finalidad última de transformar el derecho y el
sistema de justicia penal, teniendo como norte las garantías ciudadanas y efectiva
realización de los Derechos Humanos.
La importancia de la Psicología en el mundo del Derecho está fuera de toda duda. Sin
embargo, son muchos aun los que se resisten a sus experiencias y aplicaciones, nadie
puede negar lo útil y necesaria que resulta como disciplina científica aplicable al
peritaje judicial. Es necesario vencer resistencias, recelos y dudas entre ambos mundos,
el psicológico y el jurídico, y buscar los medios para que dicha cercanía se convierta en
mayor conocimiento y aceptación mutua, siempre buscando el mayor beneficio y la
mayor felicidad a todos los miembros de la sociedad que se encuentran involucrados en
algún proceso legal.
Resumen
Al analizar casos referentes al ámbito organizacional, específicamente empresarial y
laboral, el psicólogo debe tomar en cuenta una diversidad de variables, que van desde
los aspectos individuales y grupales hasta la estructura y procesos organizacionales,
pues todos ellos se encuentran interrelacionados. Tomar alguna decisión sin valorar
estos aspectos llevaría a soluciones distintas.
Respecto a las cuestiones éticas, el papel real de los psicólogos dentro de la empresa
debe estar delimitado. Los psicólogos del trabajo no son clínicos, ellos pueden detectar
la necesidad de una intervención psicológica pero no puede hacer una.
El diagnóstico y tratamiento no tiene porque ser conocido por la empresa, a no ser que
el propio trabajador, así lo desee o autorice.
Los casos no se pueden dar por cerrados al solucionar el conflicto inicial, sino que hay
que hacer los seguimientos necesarios, durante el tiempo que haga falta.
Comentario
Trabajar con personas implica adoptar una serie de prácticas –o políticas, cuando
aquéllas se hallan institucionalizadas- de recursos humanos que logren no sólo captar al
personal potencialmente más adecuado, sino motivarle y retenerle en vistas de las
necesidades de cada organización en particular. Si bien los procesos de selección y
retención consisten en evaluar las características de los empleados para que desempeñen
de manera eficaz las exigencias del puesto a cubrir, no se pueden olvidar algunas
exigencias éticas como: el respeto por la autonomía personal pues tratamos con
individuos autónomos, es decir, que obran libremente en conformidad a un plan de
acción propio que aquéllos han elegido; la no-maleficencia pues la obligación, como
profesional de la Psicología del Trabajo, es de no dañar intencionadamente a aquellas
personas con las que tratemos, evitando sistemáticamente cualquier tipo de agravio, o lo
que es lo mismo, cualquier tipo de trato injusto o de perjuicio a los derechos
fundamentales de las personas; y la competencia pues el psicólogo del trabajo
profesional ha de reconocer los límites de sus competencias particulares y las
limitaciones de su experticia. De ello se deriva un principio de responsabilidad
profesional: en el ejercicio de su empleo, el psicólogo ha de asumir las consecuencias de
sus propios actos, así como asegurarse de que éstos no son indebidos.
Esto está cambiando un poco en el Perú debido a que hay psicólogos organizacionales
que han conseguido un mejor entendimiento de las organizaciones gracias al
complemento de una maestría en administración general, que le permite hablar de igual
a igual con sus clientes corporativos y entrevistar a los candidatos a un puesto hablando
en su propio lenguaje. De todas formas, esto sería una adición para una mejor
comprensión global en el trabajo del psicólogo organizacional porque, si bien es cierto,
ya tienen la base y los conocimientos necesarios para ejercer el trabajo necesario
enfocándose en el personal de determinada empresa, para lo cual están contratados.