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TEMA 01
CONTENIDO
que se hacía necesario comenzar con una visión de conjunto del programa y
con los criterios orientadores desde los que ha sido elaborado.
Esto, sin embargo, lo hemos pagado a un precio muy alto. Somos indivi-
dualistas, y lo somos mucho más de lo que nosotros pensamos. En esto esta-
mos más lejos del ideal que otras culturas técnicamente menos avanzadas, lo
cual se viene diciendo desde hace tiempo (v. Opler, Culture and Mental Health,
N. York 1959; E. Fromm, Psicoanálisis de la sociedad contemporánea, Méjico
1956). Esta reflexión irá apareciendo a lo largo de este curso.
Esto dará lugar, a lo largo de este curso, a que haya que adelantar, en
unos temas, parte de la materia que luego se concluirá en otros y también a
que no digamos la última palabra sobre una cuestión sino cuando llegue el
momento, que no siempre es el mismo en el que se plantea y se discute la
cuestión. Porque lo cierto es que parece que unas cuestiones desembocan en
otras, más bien que en alguna clase de resolución, y, atendiendo a esas otras,
ocurre que en muchas ocasiones se hace la luz sobre la anterior.
Ahora bien, una vez que han entrado en el clima intelectual, se han ido
alejando, en cierto modo, de las personas concretas. No nos ponen en ese
contacto vivo con el ser de carne y hueso que se encuentra, o desencuentra,
con nosotros en la vida (v. A. Gehlen, Antropología filosófica. Del encuentro y
desencuentro). Y esto último parece que viene exigido de un modo
imprescindible por el criterio de una filosofía concreta.
Entre estas dos alternativas hemos optado por una filosofía del hombre
que tenga seriamente en cuenta las ciencias positivas y, en particular, a la
psicología. Esto es algo más duro y trabajoso; sin embargo, solamente
centrando la atención en las diversas ciencias puede hacerse fecundo el
trabajo de la reflexión en el nuevo mundo cultural que se va gestando.
¿Cuáles son las relaciones de ese hombre con los actos sobre los que le
vemos deliberar en la escena, tomar la iniciativa y cargar con la
responsabilidad, pero cuyo verdadero sentido se sitúa más allá de él y se le
escapa, de suerte que no es tanto el agente el que explica el acto, sino más
bien el acto que, manifestando posteriormente su significación auténtica, vuelve
sobre el agente, descubre lo que éste es y lo que realmente ha realizado sin
saberlo?
2. Tarea y método de la AF
El hecho de que exista esta materia (la AF) en muchos planes de estudio
y la forma de enfocarla en este curso no pueden indicar sino una cosa: que es
insuficiente fiarse de la pre-noción instintiva de hombre que llevamos en
nosotros. Lo cual no quiere decir que ésta se considere deformada o poco
segura, aunque también podría ser, sino más bien que no parece honrado en el
pensador, al que más o menos se supone entregado a la educación y la
formación de otros, que realice su trabajo sin haber analizado antes, de modo
sistemático y a poder ser científico, lo que piensa sobre sí mismo y sobre los
otros.
Por eso, este epígrafe trata de hacer explícitas las razones implícitas de
esa persuasión −muy de la generación actual de intelectuales− de la necesidad
de una reflexión a fondo sobre el ser del hombre; esta necesidad desemboca
en una AF. Pues bien, tal explicitación ha de proceder según los pasos que
vemos a continuación.
Y esto, aunque sea verdad también que una creencia religiosa, como
actitud en la que históricamente se vive, cualifica de una manera especial la
condición histórica real de unos individuos o de otros; por eso es inauténtico
suponer que podemos pensar como si no existiera o que, prescindiendo de
ella, dejamos al hombre que somos en la integridad de su experiencia. En
cualquier caso, esta manera de vivir una creencia es algo que filosóficamente
no puede renunciar a analizarse dentro del espíritu reflejado en la expresión
anselmiana «fides quaerens intellectum» (la fe está obligada a buscar su
racionalidad).
Por un lado, el fideísmo de una persona culta que declara que piensa
toda la vida desde tal creencia, pero que está persuadida de que no pertenece
a la razón fundarla y aclararla; por otro lado, el racionalismo del que está
convencido de que es humanamente consecuente prescindir de las creencias
religiosas positivamente para empezar a construir desde cero. Es claro que
entre la una y la otra puede darse un camino intermedio, al que orienta la
expresión anselmiana antes citada.
En cualquier caso, nadie vive en un medio sin que ese medio influya en
él, al menos negativamente como imposibilidad de que exista a la vez otro
contexto humano. La honradez del trabajo filosófico que aquí se intenta no se
basa en que aseguremos al principio que vamos a pensar con la neutralidad de
un hombre «como tal», estratosférico. Mas bien se basa en una toma de
conciencia de que aquí se hace una filosofía enraizada en los problemas del
hombre, empeñada honestamente en revisar siempre el punto de vista propio
con la ayuda de quien tiene realmente otro.
posee los secretos verdaderos del ser universal. Son sólo un intento de
exponer la experiencia filosófica y científica sobre la realidad humana, que ha
tenido un grupo intelectual bastante amplio y abierto, deseoso de comunicarse
y comunicar un mensaje con otros. No se dirigen al hombre en general, sino a
quien pueda hacerse un «tú» en este diálogo. Probablemente no es posible
una verdadera antropología filosófica sino concibiéndola de esta manera
dialogal –a no ser que se recorten sus alcances hasta límites muy estrechos, y
entonces quizá no muy interesantes.
que es el ser humano; sin embargo, les parece que ésta es una situación
prácticamente no remediable.
Nota 1. «La deconstrucción es una estrategia afirmativa que, dondequiera que se ejerce, procede a la inversión de las
oposiciones tradicionales, a las que descubre como jerarquías violentas. En la sistemática de estas mismas
oposiciones, constituyéndola y desbordándola a la vez, [Derrida] ve un elemento "indecible" en la lógica de la oposición
y también indispensable en su «juego». ¿Qué se deconstruye? Los textos, y sobre todo los textos filosóficos; pero,
como consecuencia del concepto de "texto general", también todo (y particularmente las «instituciones») puede ser
objeto de deconstrucción» (Encyclopedie phil. univer., Les notions phil., París 1990, PUF I, 557).
Nota 2. «Metarrelato» es un término con el que se indica que «más allá», o detrás, de cualquier relato expresado
(frase, enunciado o proposición) hay «otro» relato no expresado y que tiene un significado «oculto»; a su vez, más allá
de éste hay también otro implícito, etc. «Toda frase está encadenada a otra frase. Una frase presenta un universo de
frases. En esta cadena, la última palabra es una "ilusión"... La filosofía no es una ciencia humana. La filosofía hoy es,
por consiguiente, mantenerse a distancia de la reflexión antropológica... La tarea de la filosofía no es cumplir el
proyecto ilustrado de la modernidad, sino dar derecho a la diferencia» (Ib., Les Oeuvres phil., París 1992, PUF II, 3505-
3506). V. J.-F. Lyotard, La diferencia, Barcelon 1988, Gedisa, sobre todo pp. 69 y 207).
4. La posición de E. Gellner
* Respecto del relativismo, defiende que hay una versión sustantiva, final
y definitiva de la «verdad»; pero rechaza considerar como igualmente válido
cada uno de los embriones significativos de la pre-Ilustración.
* A los relativistas hay que decirles : «Nos dais una excelente explicación
de la manera en que escogemos nuestro menú o nuestro papel pintado; pero
como explicación de las realidades de nuestro mundo y como guía de
comportamiento, vuestra posición es cómica».
Resumen
5. Los individuos y las culturas pueden ser objeto de una AF, porque los
acontecimientos humanos «se hacen» y no sólo «acaecen» (G. Vattimo) bajo la
presión de unos «textos» o unos «metarrelatos» sociales o políticos.
GLOSARIO
Alteridad radical. Término que hace referencia a que sólo es posible una descripción
interpretativa de las dimensiones específicas del ser humano.
Axioesfera. Es el «mundo de las normatividades» en general, que rige la vida humana desde
los aspectos de su supervivencia hasta los valores por lo que se rige su existencia. (Axios, del
griego, significa «valor»). El autor de este tema acuña aquí este término para recoger y
expresar «la técnica de integración de valores» de la que habla una reciente psicología llamada
«logoterapia» (V. Frankl, Elisabeth Lukas, etc.). Le damos la razón a Fichte cuando dice: «El
problema de la vida no es captar verdades [valores], sino ser captado por verdades [valores]».
Bioesfera. Concepto que expresa el «mundo de la vida» como distinto del «mundo de la
materia» y también de los de «la conciencia» y «la cultura» (N. Hartmann).
Comprensión. Inteligencia de algo como una unidad global o como un todo que tiene un
significado. P. ej., comprensión del mensaje de un libro, de una obra de arte o también, en
nuestro caso, de la realidad humana como un todo. Se opone al concepto de «explicación», el
cual obtiene la inteligencia de algo analizando sus partes. Para J. Balmes, la ciencia tiene que
romper un objeto para explicarlo, mientras que la filosofía entiende ese objeto en su conjunto.
W. Dilthey (principios del s. XX) señala que la «comprensión» es propia de las ciencias de la
cultura y la «explicación» de las ciencias de la naturaleza.
Hermenéutica. Término de origen griego. El hermeneutés era el sacerdote que interpretaba los
oráculos de los dioses, que eran ininteligibles para el pueblo. Significa, por tanto,
«interpretación». Lo introduce Schleiermacher (s. XIX) en el pensamiento contemporáneo. R.
Rorty señala que a la filosofía, hoy, no le queda otro camino que la interpretación.
Ideas pre-reflexivas. Este término se refiere a las ideas que se tienen sobre una determinada
realidad «previamente» a cualquier consideración o reflexión razonada y coherente sobre ella.
Tales ideas suelen tener un carácter de «opinión» o «punto de vista», que por lo general son
desacertadas, aunque en ciertos casos pueden ser «rectas». Ya Platón lo manifestó así.
Interdisciplinar. Con este término se indica la necesidad, desde hace unos años, de investigar
cualquier hecho o realidad desde puntos de vista científicos distintos y complementarios. P. ej.,
como se hará en este curso, exponer «la conciencia» desde los campos de la biología, la
cibernética, la historia, la psicología, la fenomenología, etc.
Metarrelato. Concepto que pone de manifiesto que toda frase está encadenada sucesivamente
a otras frases, ocultas o implícitas, la última de las cuales expresa una «ilusión» (v. nota 2 en el
texto).
Mitoesfera. Es el campo o mundo de las leyendas, los símbolos y los mitos. A partir sobre todo
de Freud y de Jung (principios del s. XX), este «mundo» se ha considerado como «la piedra
angular» de un sujeto, de una sociedad o de una cultura, en el sentido de que da la clave para
interpretar el sentido o el significado de su vida. En tiempos recientes se han dado estudios
muy profundos sobre el mundo de los símbolos; por eso, es hoy un tema de gran actualidad.
Noosfera. Del griego noús, este concepto se refiere al campo de la racionalidad, también del
Cosmos, al de la razón humana y sus productos, e incluso a la conciencia humana. Viktor
Frankl quiso llamar a su nueva psicología «nooterapia», o terapia de la conciencia; pero, por
razones prácticas, la llamó «logoterapia». En cualquier caso, aquí usamos este término como
«búsqueda de sentido» y, por tanto, incluye los «sentidos» que guían el comportamiento de los
individuos y las sociedades.
Post-historia. Desde Nietzsche, la historia se concibe como sin «logos» ni «telos», es decir,
sin racionalidad y sin finalidad. Por lo tanto, no se puede «suponer» que la historia se rige por
una razón ni tampoco por un fin.
Sentido existencial. Es aquel que hace de «móvil último» de una vida, muy difícil de captar en
general por su carácter oculto o endotímico, es decir, situado en lo más profundo de los
individuos. Incluye algo más que las motivaciones psicológicas o psicoanalíticas. Por eso, su
«realidad» parece manifestarse sobre todo, y quizá únicamente, en la integración de unos
valores. Según sean los valores que integra una vida o una cultura, esa vida o esa cultura
estará especificada por tal o cual «sentido existencial». Nace con Husserl (principios del s. XX),
cuando afirmó que el correlato de las vivencias es propiamente el «sentido de las cosas» y no
las cosas como tales.
Relativismo. El relativismo es una corriente de pensamiento que no admite una «verdad como
tal» ni una «objetividad en sí». Incluso los llamados «juicios objetivos» son considerados como
un producto de experimentos muy parciales y de unos análisis muy particulares. En este tema
se ha expuesto la crítica de E. Gellner al relativismo de nuestro tiempo.
Tanatoesfera. Término acuñado por el autor de este tema. Con él pretende referirse al mundo
de lo siniestro, lo doloroso, lo agresivo y violento en la existencia humana. Está tomado, como
es claro, de los llamados «impulsos de agresividad» (o pulsiones de muerte) de Freud.
Trascendencia. Este concepto puede tener varios significados. Los más importantes son estos
dos: 1) O se refiere a un ser que «está más allá de la historia», y por tanto del tiempo y del
espacio; 2) o se refiere, en un sentido muy amplio, a la dimensión en virtud de la cual el ser
humano tiene que ir «más allá de sí mismo» para realizarse a sí mismo. El ser humano «se
trasciende», p. ej., simbolizando sus necesidades en unos mitos o también la responsabilidad
de sus actos ante la sociedad. Hoy suele hablarse, por eso, de «trascendencia sin
trascendente» (Ernst Bloch).
LECTURAS RECOMENDADAS
Blanco, Guillem, Curso de antropología filosófica, Buenos Aires 2000. Aunque se trata de un
«curso» (y por eso su presentación es fundamentalmente didáctica), el tratamiento de los
temas, el progreso de las cuestiones propuestas, la sistematización y las interrelaciones que se
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establecen en esta obra manifiestan claramente que se hace un estudio profundo del ser
humano, en el que, según dice el autor, «gran parte del territorio sigue aún por explorar». El ser
humano, como culminación de todo ser viviente, es el que da su nombre a este saber que es la
Antropología Filosófica, «profundamente enraizado en la Metafísica, pero distinto de ella»,
porque, epistemológicamente hablando, es parte de la Filosofía Natural. Su tarea esencial,
como saber filosófico que es, consiste en «dar la verdadera imagen del ser humano, lo que la
realidad humana es en verdad». A esta tarea está dedicado este «curso» a lo largo de sus
ocho capítulos: 1) Introducción a la Antropología Filosófica; 2) El ser viviente y sus grados; La
vida orgánica: 3) La vida vegetativa; 4) Los problemas de la vida sensitiva; 5) La definición del
hombre; 6) La inteligencia humana; 7) La voluntad humana; 8) El alma y el hombre. La obra se
completa con una bibliografía de las publicaciones generales más importantes sobre AF, que
dista mucho de ser exhaustiva, pero que debe ser tomada como punto de partida para
proyectos futuros.
Cencillo R., Luis, Tratado de antropología integral, Madrid 1971-1976, tres tomos, Ed. de la
Universidad Complutense de Madrid. Catedrático de Antropología de la Universidad de
Salamanca, el autor sigue en esta obra, en su consideración filosófica del ser humano, un
método fenomenológico, existencial y dialéctico, inspirado sobre todo en algunos conceptos de
Heidegger y Merleau-Ponty, así como en ciertos aspectos del pensamiento de Hegel. Esta
base le lleva a destacar los «contenidos» fenomenológicos básicos de la realidad humana,
como son: el desfondamiento, la ambigüedad y la desorientación radicales del hombre, pero
también su «realidad» como «práxis» no sólo económica, sino sobre todo existencial. Es muy
relevante la propuesta que hace, al comienzo de la obra, sobre el carácter «científico» de la
AF.
Gadamer, Hans-Georg, La herencia de Europa, Barcelona 2000 (2ª ed.), Península. En esta
obra se habla de las relaciones entre las ciencias naturales y la filosofía, del fin del arte y de las
raíces antropológicas de la libertad humana. Su propósito es descubrir los «cauces» de la
historia cultural por los que discurre «esa otra historia real» que condiciona la vida de los seres
humanos. La «herencia de Europa» asume algunos de los contenidos más sustanciales de una
historia concreta, contenidos que pueden ayudar al cultivo de la «parcela» sobre la que sus
herederos tienen que desarrollar su vida.
Gehlen, A., Antropología filosófica: del encuentro y desencuentro, Barcelona 1993, Paidós. La
meta de la filosofía de Gehlen es encontrar las instituciones fundamentales y sus constitutivos
rectores. Pero su pretensión, a partir de aquí, es más amplia: no sólo abarcar disciplinas tan
distintas como la morfología, la fisiología, la lingüística, la psicología, etc., sino también intentar
que los conceptos e ideas que se empleen en «su modelo de hombre» sean específicos del
«ser humano», y además, lo bastante generales como para que se puedan aplicar tanto al
aspecto físico como el psíquico, como p. ej. el concepto de acción.
Morey, Miguel, El hombre como argumento, Barcelona 1987, Anthropos. En este libro, muy
valioso de vanguardia, se exponen las principales teorías del siglo XX, humanistas unas y anti-
humanistas otras, que hacen posible o imposible una consideración de la realidad humana
adecuada a nuestros tiempos. Se recorren, en una línea o en otra, las posiciones de
Heidegger, Sartre, Foucault, Chomsky, Skinner, etc. Las reflexiones de Morey sobre todos ellos
son dignas de tenerse muy en cuenta. Por lo demás, este libro incluye una muy amplia
bibliografía sobre AF desde la p. 167 hasta la p. 244).
París, Carlos, El animal cultural, Barcelona 1994, Crítica. En esta obra se asume una
definición extensiva del término «cultura». La cultura se ve como «una totalidad compleja» que
comprende desde las prácticas y loa materiales técnicos y económicos hasta las
representaciones del mundo, los códigos morales y las realizaciones expresivas, pasando por
los procesos de comunicación, las formas de organización política y social. El análisis de la
cultura, o de los procesos culturales, lleva al autor a servirse de disciplinas diversas, que
incluyen la ciencia y la técnica, la sociología, la filosofía y la antropología. Evita caer en
reduccionismos de cualquier tipo, basándose en los componentes biológicos, sociales y
culturales que intervienen en cualquier proceso, y sigue la larga marcha de la cultura a través
de la vida zoológica y hasta su despliegue humano.
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Taylor, Charles, Una antropología de la identidad, Buenos Aires 2002. La base de esta obra
es el debate entre liberales y comunitaristas en torno a la concepción del sujeto y de las
relaciones entre individuo y sociedad. Sus escritos se centran sobre todo en cuestiones
antropológicas y éticas que giran en torno a la constitución moral de la identidad del sujeto.
Distanciándose de la oposición entre liberales y comunitarios, las líneas de su trabajo confluyen
en una concepción del ser humano como un ser de significados y une esta concepción a una
teoría de lo que él llama «libertad situada». A través de su visión filosófica del hombre como ser
de significados establece la conexión que se da entre una inevitable configuración cultural y su
definición libre.
EJERCICIOS DE EVALUACIÓN
[En los Ejercicios de evaluación de todos los temas de este Curso, los participantes en él
tienen estas dos opciones: (1) O enviar las respuestas de los Ejercicios que se proponen
en cada tema al Tutor: ddf201@filos.ucm.es. (2) O escribir un Ensayo personal (dos
páginas como máximo), como se dice en la «Guía didáctica», sobre el tema (ideas prin-
cipales, crítica personal, etc.), que asimismo se enviará al Tutor. Pero también es posible
mezclar las dos opciones a lo largo del Curso: en unos temas hacer los Ejercicios y en o-
tros temas redactar el Ensayo indicado)].
1. En este tema se han expuesto unos criterios orientadores para elaborar una AF.
Intente recordarlos y piense por su cuenta si considera necesarios otros.
2. Piense alguno ejemplos de lo que el grupo familiar o el medio cultural «pone» en
nosotros.
3. ¿Son muchos o pocos los momentos en que emergemos de la trabazón del grupo?
¿Por qué?
4. ¿Cómo le parece que se puede salir de comportamientos estandarizados y tener
conductas profundamente propias?
5. Reflexione por su cuenta sobre qué significa el «carácter procesual» de la vida
humana. ¿Qué pasos sigue ésta en su camino?
6. Piense en las diferencias que hay entre definir al ser humano como «ser-con-el-
otro» y «ser-para-el-otro».
7. Explíquese a sí mismo la diferencia que hay entre «explicación» y «comprensión».
8. Piense si considera adecuada, y por qué, una consideración filosófica del ser
humano a partir de las distintas regiones (o campos) de su ser.
9. Lea el texto de J.-P. Vernant, incluido al principio. ¿Puede resumirlo o también
escribir otro semejante, pero de inspiración personal?
10. Intente retener y repetir las seis «claves de significación» de la AF como la hemos
planteado aquí.
11. ¿Qué diferencias ve usted entre nooesfera y axioesfera?
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BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA