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Empleo de criterios e indicadores en el Manejo Forestal Sustentable

Biodiversidad
Parte I - Propuesta metodológica. Verónica Rusch; Mauro Sarasola (INTA Bariloche)
Segundas Jornadas Iberoameicanas sobre Biodiversidad. San Luis, Argentina, 7-11/6/1999. Vol 2, pgs 15-24.
Resumen :
El manejo forestal sustentable implica la consideración de aspectos tanto socioeconómicos como
ambientales en la toma de decisiones. El empleo de indicadores objetivos, constituye una de las maneras de
evaluarlos. En este trabajo se propone una metodología para seleccionar indicadores de biodiversidad que
permitan evaluar el estado del sistema y apoyar el diseño de pautas de manejo. Se parte del principio de que
la integridad del ecosistema y sus principales funciones deben ser mantenidas, por lo que centramos la
atención en: (a) los elementos de la biodiversidad que son esenciales para el mantenimiento de la integridad
del sistema; y b) que, dado que una de las funciones es el mantenimiento de la biodiversidad, el manejo
forestal a escala predial debe respetar las pautas de conservación a escala regional (p.ej en relación a
especies en peligro y para los que existen requerimientos de instancia nacional e internacional).

El proceso para seleccionar indicadores fue el siguiente:


a) de Integridad. Se definen: 1- los procesos del ecosistema; 2- los elementos clave (especies, hábitats,
factores abióticos) que aseguran el funcionamiento de dichos procesos; y 3- las características del
hábitat y de paisaje requeridas por dichos elementos. 4- Los indicadores desarrollados se refieren a las
modificaciones a escala de paisaje (área, fragmentación, conectividad) del hábitat requerido por cada
elemento clave y los umbrales mínimos son aquellos que permiten mantener poblaciones viables.

b) de aporte a la conservación a escala regional. Implica que: 1- las especies y hábitats objeto de
conservación en cada jurisdicción (provincial, nacional), estén claramente explicitados ; 2- los
requerimientos de hábitat y paisaje de estos objetivos de conservación deben estar descriptos. Los
indicadores surgen en forma equivalente al punto a).

El método, que fue aplicado a bosques mixtos de Nothofagus spp., aborda la biodiversidad en un manejo
forestal desde la comprensión de los procesos y sus requerimientos, conduciendo a normas de manejo
precisas y permite orientar investigaciones básicas específicas hacia resultados de gran utilidad práctica.

1.1 Introducción
Los criterios e indicadores: una herramienta para el Manejo Forestal Sustentable
Es sabido que un Manejo Forestal Sustentable (MFS) debe abordar, al menos, tres
aspectos fundamentales logrando ser ecológicamente viable, económicamente factible y
socialmente deseable (Aplet y col, 1993). Esta necesidad de equilibrio y de una visión global
simultánea del sistema ecológico y productivo complejo, dificulta enormemente la toma de
decisiones relativas al manejo.
El INTA Bariloche está trabajando en un Proyecto tendiente a desarrollar una herramienta
objetiva, alrededor de la cual se puedan reunir los conocimientos actuales sobre las distintas
disciplinas que han de ser tenidas en cuenta en la formulación de propuestas de MFS. Es
importante destacar que la necesidad de diseñar estrategias que promuevan la planificación y el
uso de los bosques que no se hallan dentro de áreas de conservación estricta, ha sido considerado
como una prioridad para la región de los bosques Andino Patagónicos (Armesto, y col. 1998). La
metodología general se basa en la creación de un sistema de pensamiento jerárquico basado en
principios1 a partir de los cuales se desprenden criterios2, indicadores3 y normas prácticas para el

1
Principio : ley fundamental que sirve de base para el razonamiento y la acción. Los principios tienen el carácter de objetivo o actitud
relacionada con la función del ecosistema forestal o concerniente a los aspectos relevantes del sistema socioeconómico con el que se
relaciona el ecosistema

1
manejo. Esto permite la formulación de un sistema de evaluación, o la propuesta de metas a
alcanzar en un MFS y, en especial una base de discusión sobre los aspectos, tanto filosóficos, como
científicos, técnicos y operativos del manejo de los recursos. Esta metodología general, llamada
genéricamente “Criterios e Indicadores de MFS” es usada en muchos sistemas boscosos del mundo
(ISCI, 1996) y es desarrollada por distintos grupos con fines de cambios en el manejo y/o
certificación del mismo ante el mercado (Upton et al., 1996, Bass 1998, Campos y col., 1998,
FCAG, 1998). También el proyecto incluye estudios de caso para probar y ajustas los indicadores
sugeridos.

La necesidad de obtener criterios e indicadores para el análisis de la conservación de la


biodiversidad en el MFS ha sido identificado como prioritario en numerosas organizaciones
internacionales (Stork et al., 1997, Sedjo et al., 1998). Sin embargo, los primeros intentos de
determinar un “paquete “de indicadores útiles no han sido enteramente satisfactorios.
Generalmente se obtienen cientos de indicadores, tanto de los aspectos ambientales como
socioeconómicos, siendo entonces sumamente dificultoso determinar el valor relativo de cada uno
de ellos. En lo que se refiere al aspecto ambiental, por ejemplo, es obvio que cualquier intervención
humana producirá modificaciones en el ecosistema. El objetivo es determinar en que medida estas
modificaciones son o no relevantes, producirán o no cambios irreversibles y si las generaciones
futuras podrán contar o no con la cantidad y calidad de recursos tal como los recibimos en el
presente. Para ello es imprescindible poder seleccionar un número limitado de indicadores, a
partir de los cuales se pueda determinar si el sistema tiende a ser o no sustentable.

1.2 El principio: Los Principios


La posibilidad de pensar en un sistema jerárquico nos permite tener una referencia
constante del fin hacia donde vamos y de esta manera nos posibilita chequear la pertinencia de las
acciones realizadas a campo. Los Principios para el MFS, usados como base para el
razonamiento y la acción en el marco de este trabajo (Rusch, Sarasola ; 1998), son en gran parte
coincidentes con los propuestos por CIFOR (Center International for Forest Research) (CIFOR,
1996 ; Prabhu y col 1998) y abordan los aspectos ecológicos y socioeconómicos. Estos son:

1- La integridad de los ecosistemas forestales y sus funciones ecológicas deben ser


mantenidas
2- La capacidad productiva de bienes y servicios comercializables de los bosques debe ser
mantenida
3- El bienestar socioeconómico de las comunidades asociadas debe mantenerse o
incrementarse
Y, como principio de una jerarquía diferente,
4-- Los distintos sectores involucrados, incluidos los actores forestales, deben tener voz en el
manejo del bosque

Es importante subrayar, que dos de los principios se refieren a aspectos ecológicos: el primero
tiene como objeto preservar el equilibrio del sistema, brindar servicios ambientales, incluyendo

2
Criterio : estado o aspecto del ecosistema o sistema socioeconómico que debe resultar de la adherencia al principio. La forma en que
el criterio está formulado debe dar origen a un veredicto del grado de cumplimiento del principio en la situación actual.
3
Indicador : parámetro cuantitativo o cualitativo que describe elementos de los sistemas económico- sociales o ambiental de una
manera objetivamente verificable, en relación al cumplimiento de los criterios.

2
aquí aquellos no comercializables. El segundo, en cambio, hace énfasis en el mantenimiento de la
capacidad productiva de aquellos bienes y servicios que el emprendimiento económico a evaluar
comercialice.

1.3 Objetivo : una propuesta para abordar el tema de la biodiversidad.


Antecedentes.
El objetivo del presente trabajo es presentar una propuesta metodológica para abordar la
formulación de indicadores que permitan medir los aspectos de la biodiversidad en el MFS,
basados en el principio de que la integridad del ecosistema y sus funciones ecológicas debe ser
mantenida. Las propuestas relacionadas a este tema tienen sus orígenes en los conceptos de
desarrollo sostenible del Informe Bruntland, y tomaron impulso a partir de la UNCED (Río de
Janeiro, 1992). A partir de ella se han generado iniciativas de evaluación de Manejo Forestal
Sustentable a escalas nacionales y a escala predial. Entre las iniciativas nacionales se destacan el
Proceso de Helsinki (para bosques templados y boreales europeos), el de Tarapoto (para bosques
tropicales) y el de Montreal (para bosques templados y fríos de América y Asia y en donde
Argentina participa). Entre las iniciativas de empleo de criterios e indicadores a escala predial, el
CIFOR y el FSC (Forest Stewardship Council) son los organismos destacados por su trayectoria.
Mientras el FSC centra su atención en la certificación del manejo forestal, el CIFOR ha
profundizado más los aspectos ecológicos- científico. Las primeras iniciativas de estos últimos, sin
embargo, han derivado en la producción de cerca de 1000 indicadores sobre el tema
biodiversidad, dificultando una evaluación clara que permita definir si el uso es o no sustentable.
Ante la necesidad de reducir el número de los indicadores el CIFOR realizó un taller de
especialistas en el cual (Stork y col, 1997) se sugiere, (en contraste con las aproximaciones más
tradicionales que analizan la biodiversidad taxonómica), que es posible analizar los efectos de las
prácticas de manejo examinando el estado de los procesos que mantienen la biodiversidad a
distintas escalas. El supuesto es que, si los procesos que generan y mantienen la biodiversidad son
conservados, se mantendrán los niveles y patrones de biodiversidad sustentables. El desarrollo de
esta metodología ha sido un gran avance, permitiendo establecer indicadores de biodiversidad a
las diferentes escalas y jerarquías (sensu Allen y Starr, 1982). En el Cuadro 1.1 se enumeran los
indicadores propuestos en dicho taller y sus verificadores (indicadores mas precisos). Existe aún
la necesidad de establecer valores críticos o umbrales objetivos estrechamente relacionados con la
sustentabilidad del sistema. Los límites establecidos en forma arbitraria, son de difícil aplicación
ante la necesidad de cumplir, en forma simultánea, los principios socioeconómicos que también
rigen el manejo sustentable. En la propuesta de Stork y col. (1997) los umbrales son relativos al
estado natural del sistema, como por ejemplo: “no debe haber diferencias de estructura de paisaje
mayores al 10% de los valores históricos o de las porciones no perturbadas de la UMF”, son
difícilmente defendibles a la hora del manejo ya que no permiten afirmar que esos cambios
permiten el mantenimiento de la integridad del sistema.

1.4 El enfoque propuesto


El presente trabajo propone el establecimiento de indicadores que, como en el trabajo de
Stork y col. (1997) aborde la biodiversidad a distintas escalas jerárquicas temporales y espaciales,
pero tendientes a establecer indicadores y umbrales más claramente asociados a la sustentabilidad.
A través del Principio 1, hemos definido dos características importantes que deben ser mantenidas
en el ecosistema: la integridad del mismo y la capacidad de mantener sus funciones ecológicas. Los
criterios derivados de este principio se presentan en el Cuadro 1.2. A partir de dichos criterios se
pueden precisar las dos líneas de abordaje de los aspectos de la biodiversidad. Por un lado
(Criterio 1), se evalúa la diversidad necesaria para mantener la integridad del sistema frente a las

3
acciones de manejo forestal ; y por otro lado (Criterio 2) se considera que el mantenimiento de la
biodiversidad es una función ecológica del sistema per sé.

Indicadores Verificadores
1- Indice de área (ej. : Proporción de área con cada tipo de
Patrón de paisaje vegetación)
2- Indices de fragmentación - estructura de parches, conectividad
“Los valores críticos para todos los verificadores de patrón de y bordes- (ej. : Número de parche por unidad de área; tamaño
paisaje deben estar entre +- 10% de la desviación de las normas mayor de parche para cada tipo de vegetación; índice de
históricas o los sitios de la UMF no perturbada” contagio; índice de dominancia; dimensión fractal; distancia
promedio entre dos parches del mismo tipo; índice de
percolación; borde total por cada tipo de vegetación, borde
alrededor del parche mayor).
3- Indices de estructura del canopeo arbóreo (estructura vertical,
Diversidad de hábitats distribución de clases de tamaño, frecuencias de tamaños y
formas de hojas, frecuencia de distribución de fases del ciclo
“Los cambios en la diversidad de hábitats producto de la de regeneración; apertura del canopeo.
intervención humana se deben mantener dentro de límites críticos” 4- Indices del sotobosque (madera muerta caída y de pie,
abundancia de diferentes formas de crecimiento de especies
del sotobosque)
5- Gremios sensibles (abundancia relativa de estratos de
Estructura de los gremios regeneración de diferentes gremios arbóreos -pioneros, de
etapas tardías de sucesión, etc.-), abundancia de gremios de
“La estructura de los gremios sensibles, polinizadores y aves sensibles
dispersadores, no muestra cambios significativos” 6- Gremios de polinizadores y dispersadores(clave).
7- Riqueza y diversidad (tipos de hojas en el sotobosque, aves,
Riqueza de especies insectos)
8- Cambios temporales de riqueza y diversidad
“La riqueza/diversidad de las especies selectas no muestra
cambios significativos”
1- Tamaños de población de especies selectas (absolutas o su
Tamaños de población variación en el tiempo)
“Los tamaños y estructura demográfica de las especies 2- Estructura demográfica (frecuencia de edades, tablas de vida)
seleccionadas no muestran cambios significativos y los estados 3- estructura metapoblacional (estructura espacial de las
críticos de los ciclos de vida están presentes” poblaciones)
4- Descomposición (diámetro y tamaño de la madera muerta,
Procesos del ecosistema: descomposición y ciclado de nutrientes caída o parada, estado de la madera, abundancia de residuos
pequeños, grado de descomposición del mantillo, abundancia
“El estatus de la descomposición y el ciclado de nutrientes no de organismos descomponedores, bolsas de descomposición de
muestra cambios significativos” hojas)
5- ciclado de nutrientes (PH y conductividad del suelo, nivel de
nutrientes del suelo)
1- Calidad de agua (abundancia/ diversidad de organismos

4
Procesos del ecosistema: Cantidad y calidad de agua acuáticos, composición química del agua de los arroyos, bolsas de
descomposición)
2- Flujo de los arroyos

Cuadro 1.1: Indicadores y verificadores propuestos por Stork y col, 1997

Principio y Criterios de MFS


relacionados con el ecosistema
C1: Se mantien la biodiversidad del sistema
original requerido para mantener los procesos
del ecosistema

P1: La integridad del ecosistema y sus


funciones ecológicas deben ser mantenidos

C2: Se mantiene el habitat C3: Se protege el suelo y se mantiene


requerido por especies de interés la calidad de los recursos hídricos y la
especial capacidad de fijación de CO2

Cuadro 1.2. Principio 1 y criterios derivados

1.4.1. Criterio 1: La biodiversidad como eje de la integridad del ecosistema


1.4.1.1 Enfocando los procesos
Regier (1993) define a un sistema con integridad a aquel que, ante perturbaciones, es
capaz de organizarse y autocorregirse hacia un estado que es “normal” y “bueno” para dicho
sistema. A pesar del aspecto subjetivo que encierra esta definición, en realidad sólo obliga a
definir o explicitar el ecosistema meta, y lo que los técnicos o tomadores de decisión determinen
como “normal”. El término “integridad” ha sido discutido y empleado en la literatura por
numerosos autores, involucrando los conceptos de resistencia y resiliencia, y asumiendo una visión
de la estabilidad como un proceso dinámico. En la definición de integridad consideramos que el
tipo y escala de perturbaciones consideradas son aquellas a las que las poblaciones involucradas,
estén adaptadas por evolución conjunta.

El rol de la biodiversidad en la estabilización de los ecosistemas ha sido debatida por


muchos años y, aunque se concluye que ésta juega un rol importante, se reconoce que no toda la
biodiversidad tiene el mismo papel. Perry (1994) afirma que la estabilidad proviene de la
estructura interna, de las interconexiones y las relaciones entre especie y entre los componentes de
la biodiversidad que existen a diferentes niveles jerárquicos. Esta complejidad estructural es la que
permite que las funciones de los ecosistemas se mantengan. Nuestro enfoque de trabajo se centra
en estos conceptos y, por lo tanto, el criterio relacionado al mantenimiento de la integridad
(Cuadro 1.2) está expresado como: “Se mantiene la biodiversidad del sistema original requerido
para mantener los procesos del ecosistema”.

El mantenimiento de estos procesos es, por otro lado, la base del rendimiento sostenido de
los productos del bosque (Noss, 1993 b). Hemos considerado procesos como el flujo de energía (la

5
cadena trófica, incluyendo fotosíntesis, herbivoría, frugivoría, granivoría, insectivoría,
carnivoría), el ciclo del agua y los nutrientes; los mutualismos (polinización, fijación simbiótica,
dispersión), la sucesión (y las perturbaciones asociadas) y las migraciones.

1.4.1.2 Los elementos clave


No todos los elementos de la estructura de un ecosistema tienen la misma importancia en el
mantenimiento de la integridad del mismo. La ausencia de algunos elementos, sin embargo, puede
provocar cambios desproporcionados. A éstos se los denomina elementos clave. Estos son las
especies, grupos de especies, hábitats (ej.: grandes troncos caídos) o factores abióticos (ej. : fuego)
que juegan un rol fundamental en los procesos del ecosistema (o del paisaje) y del cual depende
una gran parte de la comunidad (Noss, 1991). La pérdida de estos elementos clave altera de alguna
manera la estructura y las funciones de forma de producir efectos en cascada. También producen
desequilibrios desmesurados aquellos elementos capaces de absorber o multiplicar las
perturbaciones en el paisaje. Habrá que considerar a los procesos que producen efectos
acumulativos en el tiempo (ej. : pérdida progresiva de nutrientes), que también podrán
desequilibrar el sistema. (En nuestra propuesta este factor es analizado independientemente a
través del modelado de la circulación de nutrientes.)
Al analizar el flujo de energía, típicos elementos clave se relacionan con su posición en la
cadena trófica y la superposición de roles entre especies (redundancia). La resistencia de una
comunidad a la remoción de especies depende de la riqueza y complejidad de la misma, pero
también del nivel trófico del cual la especie es removida. Si el elemento faltante es un predador, los
sistemas complejos se ven más afectados, pues se simplifican enormemente. Serán elementos clave
los que ejerzan control sobre sus presas. Pero si la remoción es de especies vegetales, ocurre lo
inverso: los sistemas complejos son los menos afectados (Pimm, 1986). Esto se debe al grado de
conectividad de las cadenas tróficas. Una alta interconección implica que existen numerosos pasos
alternativos para el flujo de energía hacía la parte superior de la cadena. En estructuras
piramidales ocurre que no hay muchas alternativas de control de arriba hacia abajo. De esta
manera, analizando el nivel de control que especies o gremios ejercen en la comunidad y la
existencia o no de redundancia, se determinan los elementos clave.
La propuesta implica que, como umbral mínimo, se debe asegurar la permanencia de estos
elementos clave en el sistema. Se reconoce también que la redundancia brinda mayor estabilidad
aún. Los niveles de redundancia necesarios y su relación con la diversidad no son fáciles de
establecer, y su inclusión en el método podrá realizarse a medida que más estudios profundicen en
el tema.

1.4.1.3 Los requerimientos de los elementos clave


El paso siguiente para poder elaborar los indicadores y dictar las pautas de manejo
consiste en determinar los requerimientos de hábitat y de paisaje de estos elementos clave. Los
elementos de hábitat en animales se refieren a características de los sitios de alimentación,
reproducción y refugio fundamentalmente y condiciones generales del medio en plantas. A partir
de esta información podrá plantearse también la estructura de paisaje necesaria para la
existencia de los elementos clave. Tres son las maneras en las que la estructura del paisaje
influye en la estabilidad del sistema y el mantenimiento de la viabilidad de las poblaciones:
afectando la tasa de dispersión de agentes destructivos (fuego, viento, plagas); proveyendo
hábitats mínimos para la migración; y proveyendo sitios “fuente” de individuos para
recolonizar. Sobre la base de la información existente (aunque en ciertos casos aún la
información es general) sobre tamaño mínimo de las poblaciones viables (necesaria para evitar
la extinción local), superficies de homeranges de las especies, tipos de barreras para las
especies, y movilidad entre parches (distancias de dispersión), se podrá determinar si la
estructura del paisaje tiene tamaño y conectividad suficiente para mantener poblaciones y
metapoblaciones viables de los elementos definidos como clave (Shafer, 1987, Noss,1993 a,

6
Franklin, 1993). En algunos casos las áreas requeridas por las especies clave pueden ser
mayores a las de la Unidad de Manejo, y por la tanto la UMF deberá ajustarse a una
planificación regional.
Al considerar que “preservar especies es preservar sus hábitats” (Perry, 1994, Noss,
1993), subyace la suposición de que no existen factores de mortandad externos (como presiones
de caza o recolección, muerte en rutas, etc.), en cuyo caso la ausencia de éstos deben también
incluirse en la caracterización del área requerida por la especie, refiriéndonos a estas entradas
de factores externos como “permeación”

Para la determinación de áreas y conectividad, pueden emplearse propuestas existentes


como la de Noss (1993a) que sugiere:
1- los corredores a escala de paisaje deben tener un ancho de, al menos, 3 veces la mayor
distancia en la que penetra el efecto de borde. Normalmente, las dimensiones de las
áreas de borde, donde existen efectos de incrementos de predación) se consideran como
equivalentes a 2 ó 3 veces la altura de los árboles.
2- Los tamaños de los corredores deben ser proporcionales al homerange de la vida de los
animales en consideración, (sugiriéndose corredores rectangulares del doble de largo
que ancho, equivalente al homerange)
3- Aunque se ha sugerido la necesidad de mantener poblaciones de 50 individuos para
evitar la autogamia y de 500 para evitar la extinción local, (Franklin, 1980), Thomas
(en Noss 1993) afirma que se deben mantener poblaciones de 1000 individuos para
mantener la viabilidad de poblaciones con fluctuaciones de abundancia normales

En todos los casos, tanto en la selección de los procesos, como de los elementos clave y sus
requerimientos a escala de hábitat y paisaje, es de suma importancia dejar constancia de las
suposiciones subyacentes y los conocimientos previos que conducen a dichas selecciones. Esto
permite modificar o mejorar cualquiera de dichas selecciones a la luz de nuevos conocimientos.

1.4.1.4 Los indicadores y verificadores


A partir de los conocimientos reunidos en las etapas anteriores, se puede evaluar a través de
indicadores de paisaje como los mencionados en el Cuadro 1.1, (de área y de fragmentación), el
estado del sistema, permitiendo entender las consecuencias de las modificaciones producidas por el
manejo, a la luz de los procesos que pueden estar siendo interrumpidos.

1.4.2 Criterio 2: El mantenimiento de los elementos de la biodiversidad de


interés especial
A través de los criterios 2 y 3 (Cuadro 1.2) se evalúa la necesidad de que el ecosistema
cumpla ciertas funciones prioritarias. Estas funciones son aquellas que, desde la UMF, se pueden
ver como “servicios” para áreas externas a la misma. El criterio 3 aborda los servicios de
preservación de los recursos hídricos y captación de CO2. En el criterio 2, en cambio, subrayamos
la importancia del servicio de la preservación de la diversidad. Aquí se enfoca la necesidad de
realizar manejos teniendo en cuenta la preservación de elementos de hábitat o especies que,
aunque puedan no ser clave para el mantenimiento de la integridad a escala de UMF, han sido
detectadas como objetivos prioritarios de conservación.
Esta parte de la propuesta sugiere la necesidad que los organismos de planificación de
ámbito estatal (nacionales, provinciales), zonifiquen sus áreas de influencia y definan claramente
las necesidades de conservación en cada una de las zonas previamente definidas. Probablemente
las especies consideradas sean aquellas con algún grado de peligro (en peligro de extinción,
vulnerables, amenazadas, raras, sensibles); especies paraguas o bandera (Miller et al., 98) y
hábitats especiales (frágiles, de alta diversidad, etc.). Noss y col(1994) sugieren que el 50% de un

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área natural debería protegerse como hábitat para vida silvestre para mantener el hábitat de
grandes carnívoros y los regímenes de disturbios naturales.
Con un esquema semejante al descripto anteriormente para las especies clave, se pueden
determinar los efectos del manejo forestal sobre los hábitats de los elementos considerados
necesarios de conservación, y de la misma manera, la severidad de las alteraciones producidas en
el paisaje. Deberán, por lo tanto, estar claramente explicitados los elementos de la biodiversidad a
tener en cuenta en cada área.

Las etapas del método se resumen en el Cuadro 1.3.

La metodología para definir los indicadores

Integridad del ecosistema Funciones ecológicas

identificación de procesos mantenimiento de


la biodiversidad

elementos claves
especies y hábitats
requerimientos de hábitat dde valor particular
y paisaje

Características de los hábitats


y estructura del paisaje en la
UMF

Cuadro 1.3. Secuencia en la determinación de


indicadores de biodiversidad

1. 5 Ventajas de la metodología
Aunque para la identificación de los elementos clave y sus características es necesario un
importante bagaje de conocimiento previo y un análisis detallado de cada uno de los procesos,
consideramos que este acercamiento permite:
1- basar los indicadores en los factores realmente esenciales que aseguren el mantenimiento del
sistema como un todo;
2- establecer umbrales objetivos de los indicadores basados en el conocimiento de los procesos y
las características de los componentes de la estructura y no simplemente en valores relativos
como una dada proporción de las condiciones originales (como sería por ej. : “el tamaño de los
parches de bosques coetáneos se modifica en un 10%”) ;
3- reducir el número de indicadores de manera que a través del análisis de los mismos se pueda
determinar en forma fehaciente si el manejo tiende a un uso sustentable de los recursos;
4- establecer los huecos de información existente, permitiendo orientar los trabajos científicos
básicos hacia el mejoramiento de las normas de manejo;
5- retroalimentar el proceso basándose en los nuevos conocimientos sobre el funcionamiento de
cada elemento del sistema, generados tanto como resultado de la aplicación de los indicadores
a situaciones concretas como por investigaciones específicas; ya que el método implica hacer
explícitos los supuestos subyacentes en la selección, tanto de los procesos, como de los
elementos clave, los requerimientos de hábitat de las especies o elementos seleccionados, las
características de paisaje necesarias, etc.. Estos supuestos deben ser revisados a la luz de los
nuevos conocimientos.

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6- El método puede ser usado, tanto para el Manejo de Bosques Nativos, como para la evaluación
de plantaciones (con especies nativas o introducidas), ya que se pueden evaluar las
transformaciones en distintos tipos de ecosistemas naturales.4

Bibliografía citada
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4
Los cambios producidos pueden ir desde el empobrecimiento del sistema, en densidad, cobertura, o en su número de
especies, el rejuvenecimiento del mismo, el reemplazo de especies; hasta la homogeneización total del sistema (en edad,
y composición genética)

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