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La Falta de Agua

Mientras que en muchos lugares el agua limpia y fresca se da por hecho, en otros es un recurso escaso
debido a la falta de agua o a la contaminación de sus fuentes. Aproximadamente 1,100 millones de
personas, es decir, el 18% de la población mundial, no tienen acceso a fuentes seguras de agua
potable, y más de 2,400 millones de personas carecen de saneamiento adecuado. En los países en
desarrollo, más de 2,200 millones de personas, la mayoría de ellos niños, mueren cada año a causa
de enfermedades asociadas con la falta de acceso al agua potable, saneamiento inadecuado e
insalubridad. Además, gran parte de las personas que viven en los países en desarrollo sufren de
enfermedades causadas directa o indirectamente por el consumo de agua o alimentos contaminados
o por organismos portadores de enfermedades que se reproducen en el agua. Con el suministro
adecuado de agua potable y de saneamiento, la incidencia de contraer algunas enfermedades y
consiguiente muerte podrían reducirse hasta en un 75 por ciento.
La carencia de agua potable se debe tanto a la falta de inversiones en sistemas de agua como a
su mantenimiento inadecuado. Cerca del 50 por ciento del agua en los sistemas de suministro de agua
potable en los países en desarrollo se pierde por fugas, conexiones ilegales y vandalismo. En algunos
países, el agua potable es altamente subsidiada para aquellos conectados al sistema, generalmente
personas en una mejor situación económica, mientras que la gente pobre que no está conectada al
sistema depende de vendedores privados costosos o de fuentes inseguras.
Los problemas de agua tienen una importante implicación de género. Con frecuencia en los países en
desarrollo, las mujeres son las encargadas de transportar el agua. En promedio, estas tienen que
recorrer a diario distancias de 6 kilómetros, cargando el equivalente de una pieza de equipaje, o 20
kilogramos. Las mujeres y las niñas son las que más sufren como resultado de la falta de servicios de
saneamiento.
La mayor parte del agua dulce, aproximadamente el 70 por ciento del líquido disponible mundialmente
se utiliza en la agricultura. Sin embargo, la mayoría de los sistemas de irrigación son ineficientes:
pierden alrededor del 60 por ciento del agua por la evaporación o reflujo a los ríos y mantos acuíferos.
La irrigación ineficiente desperdicia el agua y también provoca riesgos ambientales y de salud, tales
como la pérdida de tierra agrícola productiva debido a la saturación, un problema grave en algunas
áreas del sur de Asia; asimismo, el agua estancada provoca la transmisión de la malaria.

Incendio forestal
Un incendio forestal es el fuego que se extiende sin control en terreno forestal o silvestre, afectando a
combustibles vegetales, flora y fauna. Un incendio forestal se distingue de otros tipos de incendio por
su amplia extensión, la velocidad con la que se puede extender desde su lugar de origen, su potencial
para cambiar de dirección inesperadamente, y su capacidad para superar obstáculos como carreteras,
ríos y cortafuegos.
Si bien las causas inmediatas que dan lugar a los incendios forestales pueden ser muy variadas, en
todos ellos se dan los mismos presupuestos, esto es, la existencia de grandes masas de vegetación
en concurrencia con periodos más o menos prolongados de sequía.
El calor solar provoca deshidratación en las plantas, que recuperan el agua perdida del sustrato. No
obstante, cuando la humedad del terreno desciende a un nivel inferior al 30 % las plantas son
incapaces de obtener agua del suelo, con lo que se van secando poco a poco. Este proceso provoca
la emisión a la atmósfera de etileno, un compuesto químico presente en la vegetación y
altamente combustible. Tiene lugar entonces un doble fenómeno: tanto las plantas como el aire que
las rodea se vuelven fácilmente inflamables, con lo que el riesgo de incendio se multiplica. Y si a estas
condiciones se suma la existencia de períodos de altas temperaturas y vientos fuertes o moderados,
la posibilidad de que una simple chispa provoque un incendio se vuelven significativa.
Por otro lado, al margen de que las condiciones físicas sean más o menos favorecedoras de un
incendio, hay que destacar que en la gran mayoría de los casos no son causas naturales las que
provocan el fuego, sino la acción humana, ya sea de manera intencionada o no.
Las causas que originan un incendio forestal se clasifican en cinco grandes grupos: 1

 Intencionados: según datos del Gobierno de España, representan cerca del 60 % de los casos
(entendiéndose intencionalidad tanto cuando hay acción dolosa como culposa del causante). Las
motivaciones son variadas, siendo con diferencia las más comunes la quema no autorizada, ilegal
e incontrolada de superficies agrícolas, ya sea para la eliminación de rastrojos o matorrales (lo que
se conoce como quema agrícola) o para la regeneración de pastos para el ganado.2 Tras estas
destacan también la piromanía, usos cinegéticos, vandalismo o venganzas personales. Por último,
en algunas ocasiones la motivación tiene que ver con ahuyentar animales (lobos, jabalíes), la
especulación urbanística, la animadversión contra repoblaciones forestales, bajar el precio de la
madera, y otras varias. Cabe señalar que el delito de incendio está tipificado en muchas
legislaciones.

 Negligencias y causas accidentales: representan un 20 %-25 % de los casos. En este apartado,


las quemas agrícolas (en este caso autorizadas, pero en las que los autores perdieron el control
del fuego extendiéndose éste por la superficie forestal colindante) están también entre las causas
habituales. Otras causas son las colillas y hogueras mal apagadas, motores y máquinas, quema
de matorral, líneas eléctricas, quema de basuras, trabajos forestales, etc.

 Rayo: esta causa natural representa cerca de un 4-5 % de los casos.


 Desconocidas: en cerca de un 15 % de los incendios forestales no es posible determinar la causa.
 Reproducciones de incendios anteriores: en contadas ocasiones (cerca del 2 %) un incendio es
una reproducción de un incendio anterior que no llegó a extinguirse del todo y se extiende a una
nueva zona.
Contaminación del agua

El agua es uno de los elementos naturales que se encuentra en mayor cantidad en el planeta Tierra.
También es gran responsable de la posibilidad de desarrollo de las distintas formas de vida:
vegetales, animales y el ser humano. Los organismos de todos los seres vivos están compuestos de
agua en una alta proporción, siendo que ésta es la que compone los músculos, órganos y los
diferentes tejidos. Por esto, sin agua no es posible la vida.
Uno de los mayores problemas mundiales en la actualidad es la falta de acceso de agua dulce y
potable por saneamiento. Si, además, le sumamos el problema de la contaminación del agua, se
empeora el panorama. La contaminación se produce por los residuos vertidos, los fertilizantes,
pesticidas o químicos que desembocan en las aguas dulces y que acaban por contaminar también el
agua salada. Sobre este problema, la ONG InpirAction dice: “Más de 1.000 millones de personas
sufrirán en el futuro la escasez de agua a causa de la contaminación, la superpoblación y el cambio
climático, que afectan a las fuentes de este recurso esencial”.
A su vez, según el informe de 2016 de las Naciones Unidas sobre el desarrollo de los recursos
hídricos en el mundo, casi el 80% de los puestos de trabajo que constituyen la fuerza laboral
mundial dependen del acceso a un suministro adecuado de agua y servicios relacionados con el
agua, incluyendo el saneamiento.
Tala de arboles
Desde que el ser humano aprendió a aprovechar los elementos que le rodeaban en su propio beneficio
no ha parado de explotar el planeta llevándolo hasta límites extremos.

La tala de árboles se ha convertido en una actividad devastadora que está acabando con las selvas y
bosques del planeta. En los últimos diecisiete años, aproximadamente, se han talado más de 2,3
millones de kilómetros cuadrados, de los cuales la mayoría no han sido replantados.

Actividades como la agricultura y la construcción en masa obligan a destruir grandes extensiones de


árboles. Pero no solo se destruyen parte de los bosques, también desaparecen ecosistemas enteros,
el hábitat de los animales se ve afectado, por lo que se reduce la biodiversidad.

Esto no solo afecta directamente a los seres vivos, también lo hace indirectamente, ya que la falta de
vegetación hace que el agua erosione de manera más fuerte el terreno y se produzcan corrimientos
de tierra y el ciclo del agua se ve afectado. Los árboles son los encargados de producir oxígeno y sin
ellos, los gases de efecto invernadero aumenta y como consecuencia el calentamiento global.

Países como Paraguay, o Indonesia tienen un gran índice de deforestación. La tala de árboles está
descontrolada. En cambio, en otros como Brasil y Noruega se ha comenzado a tomar medidas para
controlar esta actividad, tanto es así que en este último se ha prohibido cualquier producto en su
cadena de suministros que contribuya a la tala de árboles. Noruega pretende convertirse en el primer
país del mundo sin deforestación, un ejemplo que se debería seguir en todo el planeta.

Estamos destruyendo los pulmones del mundo. Pensamos que obteniendo materiales satisfaremos
nuestras necesidades, pero nos olvidamos que sin árboles y plantas no se puede completar el ciclo
para producir oxígeno necesario para respirar y, por consiguiente, para sobrevivir.
¡Debemos cambiar nuestras prioridades!

La explotación minera
Es una actividad ciertamente milenaria. Está probado por los diversos descubrimientos de disciplinas
que indagan sobre el pasado de la humanidad que el hombre explota minas para obtener de ellas
valiosísimos minerales desde hace miles y miles de años.

Dados los fantásticos dividendos que reporta a las empresas privadas y públicas que la practican es
que la explotación minera se convirtió en una de las actividades económicas más importantes del
mundo.

Básicamente consiste en la utilización de diversas herramientas y maquinarias especiales, más


recursos humanos, que permitirán obtener aquellos minerales que se generaron y permanecen
excepcionalmente en algunos suelos tras los diversos procesos geológicos acaecidos en nuestro
planeta.
Ahora bien, dentro de la explotación de minas existen dos modalidades que tienen que ver con la
ubicación de la reserva de minerales. Por un lado, la explotación de minas subterráneas que como su
nombre ya nos lo anticipa se efectúa debajo de la superficie terrestre, en túneles, por ejemplo, donde
se hallan enquistados los minerales. En este caso, la tarea de explotación se lleva a cabo de manera
manual ya que es sumamente complicado ingresar en estos reductos subterráneos complejas
máquinas como las que sí se usan a instancias del otro tipo de explotación.

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