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Importa mucho […], que se aprecie en toda su magnitud y trascendencia este problema; no sólo
para despertar o avivar el sentimiento de simpatía que inspira, sino principalmente, con el
objeto de evitar los peligros derivados de un estudio superficial o con tendencias exclusivistas,
que conduzca a la adopción de reformas, sin una base sólida, construida sobre la experiencia
nacional; reformas, que en la práctica, resultan inaplicables, sea porque se olvidan o desconocen
resistencias invencibles, que las hacen fracasar [
Por otro lado, también cuestionó el hecho de que haya predominado la imitación en el estudio
de la realidad educativa. “Suponiendo que somos iguales a los franceses y que, con iguales
medios podemos realizar la cultura nacional”, se actúa sólo de manera abstracta e idealista, sin
comprender la complicada realidad del Perú, sostenía.
El proceso educativo, según se deduce del pensamiento de Deustua, guarda una estrecha
relación con la ética. El problema educativo es consecuencia del problema moral. El Perú, desde
la perspectiva de Deustua, está dominado por una concepción materialista de la felicidad
nacional, la misma que debilita y aplasta la vida inspirada en la cultura ideal. Lo económico lo
domina todo. La persona es un simple medio de producción en un país extenso y de inmensas
riquezas. La cultura ideal, que desarrolla el pensamiento, la imaginación y el sentimiento está
desacreditada por la riqueza […].
He allí el espectáculo que ofrece el problema de la educación en el Perú. Por un lado un concepto
materialista de la felicidad nacional, que exalta la importancia de la cultura material y, por otro
lado, una cultura ideal desprestigiada, sin atractivos que exciten la necesidad de conocer e
incapaz por lo mismo de modificar esa tendencia viciosa que llevará al país a la corrupción y a la
ruina. En tanto, urge atender el problema moral para afrontar el problema de la educación. “Las
escuelas que no moralizan, son focos de infección, y las escuelas no moralizan si se contraen
exclusivamente a la cultura intelectual”. Por eso, Deustua, insiste en la necesidad de educar a
través de las ideas morales.
La escuela educa, la escuela moraliza, la escuela civiliza, no con maestros eruditos, ni con locales
y mobiliarios completos; sino mediante la acción del ejemplo y la influencia de las ideas morales,
operado por medios que hieran directamente el sentimiento. Ese es el secreto de la eficacia de
la escuela en los países que no son latinos y que no están bajo la dirección religiosa del clero
católico. Esa es también la causa principal de la superioridad de las sociedades regidas por un
sentimiento religioso de libre examen. En la cita anterior, la preocupación de Deustua está en la
moralidad, en la formación de un hombre con valores. La educación moral debía ser la encargada
de contribuir a la superación de los males nacionales. Por eso, sostuvo que “la juventud debe
ser educada en los sentimientos de libertad, de verdad, de armonía, de respecto al valor, etc.
bases de las clases cultas de las naciones ejemplares”.
El mal –decía- no está pues en la base, sino en la altura; está en las funciones directivas
principalmente […] No es riqueza lo que nos hace falta; no es población; no es energía y belleza
en nuestros pobladores; no es cultura en la masa obrera. Lo que nos hace falta es dirección, es
moralidad en las clases dirigentes, es educación selecta en esas clases; en una palabra, es una
aristocracia de sentimiento lo que no existe allí arriba.
La razón de la crisis social del Perú –según Deustua- está definido, en la falta de moralidad de
sus hombres y en especial de sus gobernantes. Por eso, planteó que “el problema capital es el
de la educación de nuestras clases dirigentes […]. “Esa es la primera y más importante faz del
problema de la educación nacional, que debe preocupar a los hombres que piensan en el
porvenir de la patria”. Para él, la tarea fundamental que había que afrontar era la educación de
la clase dirigente. Es a partir de aquí que defiende con ahínco la educación de la clase gobernante
y rechaza la educación de la clase popular, porque –tal como lo sostuvo en su publicación de
1904- “no está, pues, abajo, sino arriba, muy arriba, la solución del problema de la felicidad
común; está en la falta de preparación especial de los hombres obligados a poseer una cultura
superior”. Cuando los hombres de gobierno alcancen el grado de cultura moral, entonces el Perú
se habrá salvado, aún cuando subsistan conflictos económicos e internacionales; pues el paso
hacia el progreso exige que el país tenga dirigentes con una cultura moral superior. De no ser
así, serían incapaces de engendrarla (Aurora MARROU, 2001:311).
La educación, para Deustua, tiene como misión disciplinar las energías humanas como un medio
de llegar a un estado en que la felicidad individual se concilie, en el más alto grado, con la
felicidad pública. Esta es la clave para el progreso nacional. La escuela debe moralizar, debe
contribuir a la felicidad del individuo y de la sociedad.
La felicidad –según la entendió Deustua- está sustentada en el bien. Por eso consideró que el
“bien es un estado durable del sentimiento de placer y al cual no se llega por reposo, sino por la
actividad incesante”, y que “lo mejor que podemos concebir es un progreso, en el que cada paso
sea sentido como un bien, porque pone nuestra fuerza en movimiento, sin exigir de ellas más
que lo que ellas pueden ofrecer”.
En este sentido, sostuvo que el deber de todo gobierno es garantizar el derecho de cada uno a
ser felices. El gobierno debe asegurar una escuela que eduque, pero sin engendrar infelicidad. Y
por eso afirmó:
Los gobiernos no se han interrogado... sobre la fórmula de la felicidad nacional que debe
elaborar la voluntad peruana dirigida por una disciplina adecuada. No se ha preguntado en qué
debe consistir nuestra cultura, cuáles deben ser su extensión y sus formas, de qué modo
necesitan influir sobre la felicidad del pueblo, cual es el tipo que debe perseguir la sociedad
peruana, qué elementos deben entrar en su composición y que recursos convienen adquirir y
aplicar a favor de ese ideal de felicidad.
En la concepción elitista de la educación que propugnó Deustua, las masas populares, es decir,
los indígenas nada tenían que ver con la “aristocracia del sentimiento”, que defendía. De ahí que
su postura frente al indígena y a su educación era cruel e insensible. Este juicio es ante lo que
sostuvo en el “Problema Nacional de Educación” (1904:14):
[La población indígena vive] sin noción del vínculo de nacionalidad, sin experimentar ninguna
emoción que le haga comprender que esta patria es su patria, que este suelo les pertenece, que
la sociedad está constituida para su progreso […] Vive sin interés alguno, bajo el imperio
exclusivo de las necesidades materiales, que satisface como las bestias, que son sus únicos
modelos, y peor que las bestias cuando las excitaciones del alcohol avivan la brutalidad de sus
instintos sin disciplina.
¿Qué influencias podrá tener [la educación] sobre esos seres [los indígenas] que sólo poseen la
forma humana, las escuelas primarias más elementales? ¿Para qué aprenderán a leer y escribir
la geografía y la historia, y otras tantas cosas, los que no son personas todavía, los que no saben
vivir como personas, los que no han llegado a establecer una diferencia profunda con los
animales, ni tener un sentimiento de dignidad humana, principio de toda cultura? ¿por qué
habrían de ser felices, con esas ideas, que los más no podrán hacer uso contra sus semejantes?
Si bien Deustua pensaba que “la hora de la transformación simplemente no ha llegado”, propuso
diez temas de estudio para una reforma de la educación nacional:
10° El incremento de recursos pecuniarios para el fomento de la educación pública en todos sus
niveles.
Manuel Vicente Villarán, como positivista, consideraba que el hombre tenía en la ciencia el
principal instrumento para su liberación progresiva como ser humano. Su pensamiento gira en
torno a la idea de que la ciencia es factor preeminente del progreso social, que la transformación
personal y social, con la ayuda de los avances de la tecnología científica conduciría a un radical
cambio en la historia del ser humano y de los pueblos. Igualmente a través del conocimiento
científico, el hombre lograría en todo el mundo dominar la naturaleza, poniéndola a su servicio
para el progreso social y económico. Se hacía necesario, por tanto, crear nuevas formas
educacionales basadas en una actitud y metodología científica, cancelatoria de los sistemas
metafísicos-ontológicos tradicionales.
Manuel Vicente Villarán, fue un político, maestro y pensador que analizó con lucidez y
profundidad los problemas y perspectivas de la educación peruana. Sus ideas –de orientación
demo-burguesa, según José Carlos Mariátegui- transcienden hasta nuestros días como
referencias importantes para comprender nuestra complicada realidad educativa.
Su pensamiento pedagógico.
Manuel Vicente Villarán tuvo un pensamiento muy bien elaborado en torno a los problemas de
la educación peruana. Para él, la educación debía ser “democrática, simple, científica, común y
profesional, tendente a despertar energías, físicas y mentales, estimular el trabajo y formar
hombres”. Si bien muchos de sus planteamientos fueron consistentes y renovadores,
lamentablemente sólo quedaron en crítica, pues sus propuestas se frustraron porque el débil
desarrollo del Perú no tenía la suficiente fuerza para emprender una real transformación de la
educación.
Nuestro régimen de educación parece haber sido inventado deliberadamente para otro país y
otras épocas. Hay abundantes maestros que nos enseñan historia, literatura, latín, teología,
leyes, filosofía y matemáticas; pero no hay ninguno que nos enseñe a labrar la tierra, a criar el
ganado, a explotar las selvas, a navegar, a comerciar, a fabricar cosas útiles […] Nosotros, a pesar
de la vida independiente, hemos conservado en mucho el alma colonial; y aunque cambiando y
perfeccionando las formas, mantenemos en espíritu el mismo régimen de educación decorativa
y literaria que los gobiernos españoles implantaron con fines políticos en Sud América.
El Perú debería ser por mil causas económicas y sociales, tierra de labradores, de colonos, de
mineros, de comerciantes, de hombres de trabajo; pero las fatalidades de la historia y la
voluntad de los hombres han resuelto otra cosa, convirtiendo al país en centro literario, patria
de intelectuales y semillero de burócratas (Op. cit., 1962:310).
Lo que se desliza del pensamiento de Villarán es que faltan hombres con habilidades para la
industria, hombres que contribuyan al engrandecimiento y transformación del país. La apertura
a la modernidad que se promovió en el Perú de inicios del siglo XX exigía cambiar la educación
libresca, verbalista e inútil por una educación práctica, racional y útil. Era necesario, convertir la
educación con “alma colonial”, en una educación moderna para el desarrollo productivo del
país.
La fórmula que se impone a los educadores nacionales es huir, como de una plaga detestable,
de la necia instrucción erudita, verbalista, literaria y libresca y sustituirla con una educación
sobria y sana, basada en la idea de combatir el ocio y el apocamiento del carácter; que haga si
se quiere hombres rudos, pero eficaces; sencillos y sin desvastar, pero útiles a sí mismos y a su
patria.
En tal perspectiva e imbuido de las ideas positivistas de su época, afirmó que “era urgente
rehacer el sistema de nuestra educación en forma tal, que produzca pocos diplomados y
literatos y en cambio eduque hombres útiles, creadores de riqueza”. Por eso, sobre la base de
su experiencia en los Estados Unidos, sostuvo que el Perú debe corregir el destino de la
educación nacional, fomentando una educación práctica que ayude a la industrialización. La
realidad del Perú, exigía un nuevo modelo educativo desde la educación primaria hasta la
educación superior.
La tesis central expuesta por Villarán en “El factor económico de la educación nacional”
(1908) señala que el desarrollo económico del país era la condición indispensable para el
desarrollo educativo. “Sostenemos, pues, que el desarrollo industrial es el factor más
necesario para la mayor cultura”, porque, “la riqueza nacional y el esfuerzo para crearla
constituyen el más poderoso instrumento de nuestra educación en el presente”, afirmaba.
Sostenemos esta misma idea bajo un nuevo aspecto que deriva del anterior; la acción de la
escuela, tomada en amplio sentido, debe promover el progreso material, para que, a su vez, el
progreso material haga posible y prepare la cultura.
El ciclo que destaca Villarán es muy interesante, pues encuentra una relación bidireccional entre
educación y desarrollo económico. Estos dos aspectos son inseparables, uno es indispensable
en mayor grado para el otro. Su advertencia era muy clara:
Villarán, frente a la concepción educativa elitista de Deustua que propugnaba una educación
sólo para la clase alta, defiende una educación para la clase alta acompañada de un esfuerzo a
favor de la clase media y de las clases populares. Así, lo expuso en su tesis: “El factor Económico
en la Educación Nacional” (1908):
En este sentido, Villarán, expresa su opinión favorable respecto a la educación popular. Piensa
que la diferenciación entre la educación para las élites y la educación para el pueblo ahonda el
abismo que separa una clase de otra, ocasionando el abuso, la explotación del de arriba hacia el
de abajo. Para él, la extrema pobreza y la ignorancia del indio era la justificación que utilizaban
los caciques para explotarlos. Este hecho lo explicaba así:
Allí donde conviven unos pocos instruidos y con fortuna y una muchedumbre de ignorantes en
plena inopia, la facilidad de abusar estimula el abuso, los egoísmos se exacerban con la tentación
de impunes explotaciones y la injusticia se reviste de disimulos y de excusas por cuanto hiere a
seres lejanos, oscuros, desdeñados. Y estos extremos tienen caracteres de fatalidad, pues si
ponéis frente a frente al millonario y al mendigo, al sabio y al privado de toda instrucción, sin
remedio será amo el primero y esclavo el segundo, a pesar de todas las constituciones
igualitarias, discursos morales y paternales tutelas […].
Por eso, ante la situación anterior, Villarán propugnó la formación de las clases populares; la
educación de aquella “muchedumbre de ignorantes” posibilitaría el progreso social y económico
del país. Su planteamiento estaba basado en la necesidad de hombres útiles, creadores de
riqueza; hombres que contribuyan al progreso de nuestro país.
En este sentido, Villarán, expresa su opinión favorable respecto a la educación popular. Piensa
que la diferenciación entre la educación para las élites y la educación para el pueblo ahonda el
abismo que separa una clase de otra, ocasionando el abuso, la explotación del de arriba hacia el
de abajo. Para él, la extrema pobreza y la ignorancia del indio era la justificación que utilizaban
los caciques para explotarlos. Este hecho lo explicaba así: Allí donde conviven unos pocos
instruidos y con fortuna y una muchedumbre de ignorantes en plena inopia, la facilidad de
abusar estimula el abuso, los egoísmos se exacerban con la tentación de impunes explotaciones
y la injusticia se reviste de disimulos y de excusas por cuanto hiere a seres lejanos, oscuros,
desdeñados. Y estos extremos tienen caracteres de fatalidad, pues si ponéis frente a frente al
millonario y al mendigo, al sabio y al privado de toda instrucción, sin remedio será amo el
primero y esclavo el segundo, a pesar de todas las constituciones igualitarias, discursos morales
y paternales tutelas […]. Por eso, ante la situación anterior, Villarán propugnó la formación de
las clases populares; la educación de aquella “muchedumbre de ignorantes” posibilitaría el
progreso social y económico del país. Su planteamiento estaba basado en la necesidad de
hombres útiles, creadores de riqueza; hombres que contribuyan al progreso de nuestro país. El
Pensamiento Pedagógico en el Perú Contemporáneo 24 • La educación debe ser democrática.
La educación, según lo proponía Villarán, debe ser “la base inconmovible de la democracia
moderna”. En su tesis “La educación nacional y la influencia extranjera” (1908) sostuvo que: La
educación nacional debe ser democrática. Ni ha de concretarse en un grupo de privilegiados, so
pretexto de formar la clase directora; ni ha de consagrarse sólo a las capas sociales inferiores,
perdiendo de vista a las elevadas […]. Para que sea democrática, la educación necesita ser
electiva, múltiple, diversificada. La verdadera igualdad de los derechos educativos no ha de
consistir en proporcionar a todos la misma especie de instrucción, sino en dar facilidades para
obtener educaciones de distintas especies, calidades y grados, según las posibilidades
personales. Como hay escuelas de abogados y médicos, de ingenieros y militares, ha de haberlas
de comerciantes y mineros, de agricultores y mecánicos. Sólo enseñando todo, puede el estado
democrático enseñar a todos […]. La democratización de la educación, según lo propuesto por
Villarán, suponía que todos tengan la oportunidad de educarse. Con las diferencias del caso,
estaba de acuerdo con el impulso a la educación de la clase alta, pero sin descuidar la educación
de las clases media y baja. La separación entre clases, advertía, sólo profundiza las diferencias
sociales, favoreciendo la tiranía de los poderosos contra los débiles y la inequidad política y
económica entre gobernantes y gobernados. • La educación debe ser científica y útil para el
trabajo. En torno al carácter científico de la educación, Villarán sostuvo que la educación que
más conveniente para nuestro desarrollo es la educación científica, pues era un convencido que
“la ciencia combate la propensión al memorismo, enseña el método, calma la imaginación,
modera la vanalidad, refrena el verbalismo”. En su pensamiento se destaca que la educación
científica es un factor determinante en la vida del hombre y de la sociedad en que se
desenvuelve. Para Villarán, la educación científica, permitiría a los hombres acceder al
conocimiento científico, necesario para dominar la naturaleza y para aprovecharla en beneficio
del progreso social y económico. Tal como lo explica María Luisa RIVARA DE TUESTA (2003:34),
en Villarán se encuentra a un hombre que piensa que: La educación científica es un factor
determinante en la vida del hombre y de la sociedad en que vive, por lo tanto el nuevo hombre
peruano debe dejar atrás la preparación verbalista y abstracta, la ambición por los títulos
universitarios, las preferencias literarias y emprender una formación educacional basada en los
principios empíricos de la ciencia experimental. El Pensamiento Pedagógico en el Perú
Contemporáneo 25 En relación a la educación para el trabajo, Villarán, permanentemente
insistió en que la educación debe capacitar la mano de obra masiva que se necesita para
impulsar la industrialización del país. Propuso que había que educar para el trabajo como
alternativa a la cultura del ocio predominante en esos tiempos. En una de sus publicaciones
explicaba que: En toda escuela y en todo colegio el niño, grande o pequeño, debe trabajar. La
escuela urbana ha de tener algo de un taller; la rural, de una pequeña granja; porque siendo
nuestro mayor mal el ocio, parte esencial de la educación viene a ser el trabajo, y consistiendo
la primera de las necesidades nacionales en el desarrollo económico, es urgente despertar o
avivar, desde la infancia, las vocaciones industriales y dignificar y prestigiar las ocupaciones
productivas. • La educación debe resolver el problema del indio. En la polémica abierta contra
las tesis de Deustua, Villarán se muestra a favor de la educación del indio, pues cree que la
nación tiene que construirse con el indio y que la educación es la oportunidad que esperan para
desplegar sus capacidades a favor del desarrollo nacional. La cita siguiente -extraída de “El factor
económico en la educación nacional” (1908)- es una referencia del rechazo de Villarán al
planteamiento sobre el indio defendido por Deustua. Piensan muchos que esa gran mayoría de
habitantes, los moradores indígenas, constituyen un factor negativo de la nacionalidad, y bajo
esta errónea idea, ponen su única esperanza en formar nuestra nación sin el indio y a pesar de
él, con gente traída de Europa para reemplazarlo y acaso extinguirlo […] porque el indígena […]
nada consume y nada produce. La contrariedad de Villarán frente al planteamiento de su
maestro radica en que para él, la población indígena “es la parte de la nación que ha vivido hasta
hoy más desamparada de la solicitud del Estado para mejorarla”, por lo que se justifica su
amparo. El indígena, según lo argumentó es un ser con “una inteligencia natural notable” que
sólo espera la oportunidad que el Estado debe ofrecerle para alejarlo de la desidia. El
planteamiento de Villarán sobre la educación del indio es muy racional y bastante consistente.
Creía que la población indígena era un factor indispensable en el desarrollo del país. A
continuación un fragmento, extraído de su tesis de bachillerato de 1908, en donde argumenta
su postura frente a la educación del indio: Ábranse caminos y ferrocarriles baratos, que hagan
el territorio traficable, y ya se verá los prodigios de que es capaz la laboriosidad de nuestros
compatriotas de las punas. Comuníquense las ciudades con los valles y las altiplanicies, trácense
vías comerciales entre los lugares más poblados de la sierra y la costa, y los millones de los hoy
miserables indios se levantarán de su forzada inercia y, a la vuelta de pocos años, han de ser, tal
vez, más ricos y poderosos que nosotros […]. El Pensamiento Pedagógico en el Perú
Contemporáneo 26 Hay, pues, en la población indígena bases excelentes para formar una nación
laboriosa y pacífica. Si conseguimos darle facilidades para que pueda enriquecerse y educarse,
el porvenir nos reserva, podemos estar ciertos, cambios inesperados. Pero todo demuestra, al
mismo tiempo, que la clase del problema indígena estriba antes que nada, en proporcionar
facilidades y ocasiones de trabajo, y no solamente la simple instrucción […]. En suma, no se trata
de rehusar a la raza aborigen el universal instrumento de la educación escolar, sino de ofrecerle,
al mismo tiempo, la educación objetiva del trabajo y del ejemplo; la escuela aparece entonces,
no como el comienzo de la cultura, sino como el auxiliar de ella, porque no debe olvidarse que
la escuela primaria es un medio inventado para acelerar el perfeccionamiento de las gentes
civilizadas, no para iniciarlas en los usos de la civilización. • La formación del profesorado es
indispensable para afrontar los problemas de la educación. En relación al problema del
profesorado, en su tesis de doctorado: “La educación nacional y la influencia extranjera” (1908),
Villarán sostuvo lo siguiente: Recordemos, que dos son las soluciones generales para el
problema del profesorado: la de formar profesores nacionales, y la de importar maestros
extranjeros. La primera admite, por su parte, tres procedimientos, a saber: hacer en el país
maestros nacionales, bajo la dirección de profesores peruanos; formar maestros nacionales,
también en el país, pero bajo la dirección de expertos extranjeros; y enviar jóvenes peruanos al
extranjero a prepararse en la carrera del profesorado. Varios de estos sistemas pueden tener
cabida al mismo tiempo, según las circunstancias. Sobre el mismo asunto, en otro punto de su
tesis argumentó: Nada sería más halagador que formar con nuestro propio y exclusivo esfuerzo
una abundante cosecha de excelentes maestros. Pero consideradas atentamente las dificultades
se descubre la necesidad de pedir colaboración extraña que encauce y complete nuestras
débiles fuerzas. Una sola razón bastaría para comprenderlo: no es el maestro un artefacto que
se fabrica, sino un producto vivo que se reproduce. Por consiguiente, si no existen buenos
profesores no podemos pensar en formar otros profesionales […]. Por otra parte, la completa
formación de un maestro comprende además de los estudios generales y profesionales, la
experiencia, la larga experiencia de una consagración asidua y absorbente, la fe, la devoción, el
entusiasmo de una vocación inquebrantable que orienta el rumbo de toda una vida. El
Pensamiento Pedagógico en el Perú Contemporáneo 27 La preocupación de Villarán está
centrada en la formación del profesorado que, realmente, era un problema en la época en que
vivió. El impulso de la educación que él proponía sería imposible sin la existencia de maestros
preparados, por eso la tarea de formar maestros era indispensable. No se podía aspirar al
desarrollo nacional con el que soñaba sin maestros que lo promuevan desde la escuela.
José Antonio Encinas es el maestro más egregio del Perú de todos los tiempos. Fue postulado
como Rector de la Universidad de San Marcos en la etapa de mayor efervescencia del
movimiento estudiantil, 1931, y sin ser profesor de esa casa de estudios, en gracia a su
trayectoria moral, coherencia política y la brillantez de sus ideas.
Fue un maestro visionario. Sus ideas pedagógicas tienen extraordinaria vigencia y otras sólo a
futuro serán reconocidas […]. Fue un hombre honesto, incorruptible y con un amor profundo al
niño, al indio y a su tierra natal. Esos fueron sus tres grandes amores.
José Antonio Encinas constituye una de las personalidades más destacadas del pensamiento
pedagógico peruano. La concepción que abrazo sobre la educación peruana tuvo un tono
revolucionario
Su mensaje, reducido a síntesis, nos dice que el deber imperioso de las generaciones militantes
del Perú, es convertir la politiquería endémica y crapulosa, politiquería burocrática y zafia, en
política de educación, porque la educación es el único camino de hacer hombres grandes en
pueblos venturosos (Gamaniel CHURATA, en el prólogo de “Un Ensayo de la Escuela Nueva en
el Perú”).
c. Su pensamiento pedagógico.
Manuel VALDIVIA RODRÍGUEZ (1999:58), en el artículo que escribe sobre la vigencia del
pensamiento de Encinas, destaca lo siguiente:
El pensamiento de Encinas, por tanto, tiene rigurosidad científica y proyección intelectual, pues
muchas de sus ideas se adelantaron a los enfoques y propuestas que en nuestros días se
consideran como innovadoras. Su pensamiento sobrevive a pesar del tiempo trascurrido y sigue
orientando a los maestros que se animan a leerlo como parte de su inquietud por cambiar la
educación de nuestros días.
José Carlos Mariátegui es uno de los pensadores que, a pesar de los años trascurridos, sigue
presente en el mundo intelectual de hoy. Si bien sus ideas están insertas dentro de una
concepción ideológica, éstas tienen un valor extraordinario para orientar el estudio y la
transformación de educación peruana. Es reconocido como “El Amauta” del Perú –es decir el
maestro- debido a su ardua labor política en defensa del proletariado, así como por su profundo
e innovador pensamiento político que marcó el devenir de las ideas políticas del Perú del siglo
XX.
Su pensamiento pedagógico.
El pensamiento educativo del Amauta es amplísimo y complejo. Por lo que haciendo una síntesis
de sus escritos sobre educación, se pueden destacar las siguientes tesis:
• La dependencia de la educación.
No voy a hablar sobre la manera como Augusto Salazar Bondy luchó para realizar sus ideas.
Quiero dejar constancia de que fue ejemplar. El coraje filosófico del que nos habla Sócrates fue
una de sus cualidades más notables. Fue este coraje el que lo llevó a asumir una posición
revolucionaria y a comprometerse a fondo políticamente cuando tuvo la oportunidad de actuar
para realizar ideas. Pero lo que más admire siempre en él es que no olvidó nunca el origen de
sus ideas ni la razón última de su trayectoria. Augusto Salazar Bondy fue un filósofo que vivió su
filosofía hasta las últimas consecuencias. Por eso fue revolucionario cuya meta no fue nunca la
destrucción irresponsable, ni el poder por el placer de ejercerlo. Su meta fue solo una, cumplir
con la misión del filosofo, cumplir con la meta señalada por el ideal de vida racional, cumplir sin
concesiones ni deformaciones de su pensamiento con los dos altos fines que persigue todo
filósofo auténtico; decir primero cómo es, y luego cómo debe ser el mundo.
El filósofo, investigador y educador Augusto Salazar Bondy es uno de los intelectuales de más
destacada actuación en las últimas décadas. Su pensamiento llega hasta nuestros días con
mucha fuerza y esplendidez y se posesiona en las mentalidades de nuestros días como un icono
para comprender la complicada realidad educativa de nuestro país.
Tal como se lee en un artículo publicado sobre Augusto Salazar Bondy en la Biblioteca Digital de
CREFAL1 .
El rasgo más distintivo de la personalidad de Salazar Bondy fue su esencial calidad de maestro.
Luchador tenaz de la defensa de sus ideas, a través de sus ensayos y artículos periodísticos, de
su vida misma, supo enseñar virtudes de consecuencia y autenticidad.
c. Su pensamiento pedagógico.
Augusto Salazar Bondy es un pensador que tuvo una vida comprometida con la educación. En
su pensamiento sobresalen tesis de tanta significatividad para el presente como la relación entre
educación y sociedad, la educación para el desarrollo, la “consustanciación” entre educación y
trabajo, entre otros. Los acápites siguientes, son un intento de sistematización de los principales
hitos de su pensamiento:
Es sobre esta base que Salazar Bondy postula como principio y doctrina de la Reforma Educativa
peruana de 1972 una educación “en”, “para” y “por” el trabajo. En este sentido, la escuela debía
articularse con el mundo del trabajo -según lo interpretan Aurora MARROU y Nelly VIDALÓN
(1992)- en una doble perspectiva: La escuela (debe abrirse) al mundo del trabajo en una doble
dirección buscando, por un lado, que los talleres y unidades de producción se conviertan en un
espacio educativo de experiencia directa con el trabajo, y de otra parte, que la escuela procese
estas experiencias y logre un reconocimiento teórico en sus aspectos humanísticos y técnicos. •
La concientización como fundamento de la educación liberadora. La sociedad peruana –según
lo argumentó Salazar Bondy- se caracterizaba por su marcada economía dependiente y por la
existencia de una cultura de la “dominación”. Son estas características, predominantes en la
evolución histórica de nuestro país, las que exigen un cambio que conduzca indefectiblemente
a la liberación. En este caso, Salazar Bondy, postulaba que la educación para un país
subdesarrollado debe contribuir a la comprensión de las condiciones de dependencia que
somete a las mayorías y consecuentemente comprometerse con la transformación estructural
de tal situación de dependencia. Es en este punto –compartiendo los planteamientos freirianos-
que Salazar Bondy sostiene que una de las tareas que la educación debe priorizar es la
ejercitación de la conciencia crítica en el educando a partir del reconocimiento de su situación
históricosocial. El desarrollo de la conciencia crítica debe permitirle al educando ubicarse y
entender los “mitos enmascaradores” y los “factores ideológicos de la alienación”. Esta acción
educadora es lo que Salazar Bondy llama concientización. El Pensamiento Pedagógico en el Perú
Contemporáneo 57 Lo que se pretende desde la concientización es liberar al hombre de todos
aquellos elementos conceptuales e ideológicos que le impiden tener una percepción objetiva y
real de los hechos que acontecen a su alrededor. La concientización, para Salazar Bondy, es la
base para una educación liberadora; aquella que había propuesto Freire como alternativa para
desmitificar la realidad, humanizar a los hombres y luchar por su emancipación. • La educación
liberadora es condición para superar la cultura de la dominación. La educación –para Salazar
Bondy- debe ser un instrumento que permita “la creación de una cultura de la liberación en
oposición a la cultura de la dominación […]; la educación es un medio fundamental para llevar a
la práctica un proceso de desalienación o de libertad cultural y creativa” (CONVENIO ANDRÉS
BELLO, 1995:739). Para el pensador que se está estudiando, las estructuras de dominación
enclavadas en nuestro país justificaban sobremanera una educación liberadora. Para ello, se
debía comenzar por una transformación radical de la “escuela cerrada y aislada” en una escuela
liberadora, centrada en el trabajo y comprometida con la liberación. Desde la escuela liberadora
se debía promover que los educandos se vinculen con los procesos de trabajo y que reconozcan
que la “comunidad educadora” es fundamental en la construcción del conocimiento y en
asimilación de la cultura. La educación liberadora –según lo explica Salazar Bondy- tiene como
fundamento la libertad de la educación, la misma que entendió como “el derecho de todos a
educar y a elegir la forma de educarse, individualmente o en asociación con otros…”. En este
caso, la libertad de educación lo integró con los conceptos: derecho a la educación y libertad de
elección en la forma de educarse; los mismos que son relevantes si se asume como esencia que
todo hombre libre debe educarse en libertad y que desde la educación –entendida como praxis-
debe aspirar a una mejor realización y superación social. “La genuina libertad de educación”
tiene que partir por reconocer el derecho de todos los hombres a recibir los beneficios de la
educación, sin exclusiones, ni discriminaciones. En conclusión, la concepción humanista de
Salazar Bondy, destaca que la educación en libertad es condición para la educación liberadora y
que la educación liberadora es la clave para que los hombres puedan liberarse de aquella cultura
de la dominación que los reprime mentalmente.
Conocí físicamente al doctor Basadre en los primeros años de la década de los 70, del pasado
siglo… Recuerdo que, tímidamente, me acerque a él. Me impresionó su brillante mirada, de
hombre acucioso e inteligente. Mediano de estatura, de tez blanca, escaso de cabello, de nariz
aguileña, que tenía un tono de voz muy suave, casi apagado, que correspondía a su espíritu
discreto y fino.
Si bien Basadre no fue nuestro maestro en las aulas, lo fue en la vida. La máxima lección que nos
dejó, además del amor a la tierra natal, fue su modestia, su sencillez a ultranza. Él, que era un
faro en la cultura peruana, quiso siempre ser uno más, entre nosotros […].
Haber conocido al doctor Jorge Basadre Grohmann…, uno de los más notables peruanos de este
siglo…, es uno de los regalos más grandes que la vida me ha brindado.
Jorge Basadre, “El Historiador de la República”, es uno de los “más renombrados intelectuales
peruanos del siglo XX”. Es un hombre que por la altísima calidad de su pensamiento y la
profundidad de su obra, fue reconocido tanto en el Perú como en el extranjero y supo trascender
con ejemplaridad tanto dentro como fuera del país.
. Su pensamiento pedagógico.
Jorge Basadre, es un intelectual que “tenía claro que su principal deber político como docente e
historiador era historiar y enseñar bien” (SOTA, 2003:210). En el cumplimiento de ese deber
desarrolló su pensamiento básicamente en el campo de la Historia; pero que por la actividad
laboral que realizó como Educador y por las funciones que cumplió, propuso y defendió ideas
pedagógicas de trascendental importancia.
A continuación, se hace una ajustada reseña de los aportes y las principales ideas defendidas
por el maestro Basadre:
La crisis educativa afecta a todos los niveles educativos. La siguiente cita, adaptada del capítulo
“El pensamiento educativo de Jorge Basadre Grohmann”, escrito por Javier SOTA NADAL en el
libro “Grandes Educadores Peruanas” (2003:221-222), constituye una visión exacta de los graves
problemas que forman parte de la crisis educativa de los últimos años y que Basadre percibía
con una fina objetividad:
[En la Educación Primaria] “no obstante los esfuerzos últimamente intensificados y los planes
en marcha, continúa abrumada por programas congestionados, libros de texto inaparentes, a
veces clamorosos”. [En la Secundaria] “a pesar de las normas emanadas del Ministerio […] se
deja sentir la aguda crisis que tiene expresión pública a veces escandalosa en los desalentadores
resultados de los exámenes de ingreso a las Universidades y escuelas superiores”. [En los
Institutos de Educación Técnica se] “siguen tropezando con serios obstáculos derivados del
equipamiento deficiente y anticuado; de la muy relativa adecuación que entre algunos existe,
en contraste con meritorios esfuerzos últimamente acentuados, con la realidad económica
circundante; y del espectro de la falta de trabajo que a través de muchos años ha aguardado
implacable a gran parte de sus egresados”.
En otro momento de sus reflexiones, Basadre, destacó otras anomalías en la Educación Peruana:
1). El cambio frecuente, no justificado de personal, 2). La carencia de objetivos claramente
formulados para todo el sistema educativo, 3). La carencia de planes de largo alcance, de
programas de trabajo y de métodos específicos, 4). Las leyes y decretos hechos a priori con
sentido formalista y sin contacto con la auténtica realidad.
Por eso, el mismo Basadre fue muy claro cuando postulaba que había que:
Educar no sólo a niños, adolescentes y analfabetos adultos, sino también a nuestra opinión
pública y a nuestras clases y sectores dirigentes y a éstos últimos para que comprendan y se
resignen a que los problemas educativos sean estudiados, confrontados y abordados
técnicamente y en forma adecuada y a largo plazo.
El mencionado inventario fue realizado tomando como referencia diez variables, las mismas que
resultan válidas para abordar diagnósticos actuales.
2. El educador.
3. La labor escolar.
8. La supervisión escolar.
Tal como se puede percibir –por lo menos a nivel de esquema- las variables incluidas tienen un
enfoque holístico. Sólo la acuciosidad y destreza intelectual de Basadre era capaz de conducir
una obra tan completa y rigurosa. Los expertos de nuestros días pueden encontrar en este
inventario, una excelente fuente para orientar estudios sobre la realidad educativa actual.
En este caso, queda muy clara la ruta y la estrategia que deben seguir los políticos, los
tecnócratas de la educación y las organizaciones gremiales para dirigir la política educativa del
país. La planeación, en este caso, la asume como la opción para conducir cualquier cambio
educativo.
[El planeamiento] –lo decía Basadre en el Discurso Inaugural del Seminario Interamericano de
Planeamiento Educativo en la OEA (1958)- lo consideramos como el maridaje profundo entre
los hechos y las ideas, el acercamiento atento y permanente de cada país oficial con el
correspondiente país real, la aproximación de los olimpos burocráticos al anónimo nivel de la
hierba, la apertura avizora de rutas sólidas hacia el porvenir; en lo que tenga éste de previsible.
En el tema de la planeación, Basadre recomendó que todo Plan, debe considerar los siguientes
criterios: a). franqueza para aceptar los hechos negativos, b). prelación de lo más urgente sobre
lo que puede cumplirse después, c). política integral, d). previsión técnica frente a la
improvisación, e). trabajo en equipo frente a los personalismos y continuidad frente a la
inestabilidad. Lo lamentable es que estos criterios, que son en realidad recomendaciones para
afrontar los problemas de la educación, no se han tomado en cuenta; más bien de manera
“satánica” se han cumplido al revés: “ocultamiento (de diagnósticos); programas parciales;
improvisación; personalismos (equipos técnicos que rotan y se sustituyen); discontinuidad de
gobierno a gobierno y aún de ministro a ministro…” (SOTA, 2003:220). • La educación está
relacionada con factores socio-económicos e históricoculturales. Basadre, al definir la
Educación, no entiende a ésta como “una suprarealidad aislada del mundo o como un proceso
psicogenético autónomo, sino como un proceso eminentemente social” (HIDALGO, 2003:56)
que está estrechamente relacionada con factores socio-económicos e histórico-culturales. Así lo
explicaba: Consideramos… que la educación verdadera debe implicar la formación integral de la
persona humana, dentro de las correspondientes circunstancias históricas, geográficas y
sociales como medio para que logre ella una existencia digna, eleve su nivel de vida y se
convierta en elemento útil dentro de la sociedad. En la visión de Basadre hay un claro enfoque
de interdisciplinariedad, una perspectiva globalizadora; donde la Educación la articula –como
una unidad- con todos los otros aspectos que intervienen en la vida de un pueblo. Lo que
Basadre hace es tomar en cuenta “los pluri” y “los multi”, tan característicos en la realidad del
Perú, en el análisis de la realidad educativa. En tal sentido, es destacable, la importancia que le
concede al contexto para la formación integral de la persona. Lo anterior, supone: “[…]
reconocer la diversidad de la población escolar de nuestra patria: niños de la costa, la sierra y la
selva, niños que trabajan, niños de las zonas urbanas privilegiadas y de las zonas marginales…”
(HIDALGO, 2003:58). El Pensamiento Pedagógico en el Perú Contemporáneo 66
• La educación técnica como factor de desarrollo del país. En el artículo de Milciades HIDALGO
“La herencia educativa de Jorge Basadre” (II), ya citado anteriormente, se destaca la importancia
que le asigna el historiador a la Educación Técnica como factor necesario para el desarrollo del
país. Basadre, era un convencido “Que en un país en trance de desarrollar su industrialización
debe… estimularse, no sólo por el Estado, sino por la sociedad, el desarrollo de la Educación
Secundaria Técnica”. Lo anterior, resulta significativo destacar ante la brecha entre la educación
humanística y la educación técnica, pues, tal como ha ocurrido en los últimos años, la educación,
tanto pública como privada, básicamente centró su interés en preparar a niños y jóvenes para
acceder a la Universidad, dejando de lado su formación tecnológica. Es lamentable, como en un
país pobre que necesita de desarrollo, la Educación mantuvo su carácter libresco; sin ofrecer
alternativas que permitan a los estudiantes desarrollar sus capacidades técnicas para generar
recursos.