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EL DESARROLLO DE LA LEY DE EDUCACIÓN DE CATALUNYA

Los directores escolares podrán sancionar a los profesores este año

La mayoría de las propuestas de sanción actuales caducan antes de que


concluya la tramitación

Educació ultima la normativa que permitirá que las direcciones de los


centros resuelvan faltas leves
Jueves, 7 de octubre del 2010
JORDI CASABELLA / Barcelona
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La voluntad de dotar de mayor poder de decisión a los directores de las
escuelas e institutos de enseñanza pública ha pasado de ser una mera
declaración retórica a concretarse, primero, en la ley de educación de
Catalunya (LEC), después en un decreto, el de autonomía de centros, y ahora
en una norma que, por primera vez, permite a los directivos imponer sanciones
al profesorado que haya cometido una falta leve. La Conselleria d'Educació
prevé aprobar en las próximas semanas una orden que deja en manos de los
responsables de los centros la instrucción y resolución de este tipo de
expedientes, una tarea que hasta ahora se reservaban los servicios centrales
del departamento.

La orden, a la que ha tenido acceso este diario, entrará en vigor en breve y


confiere a los directores competencias disciplinarias sobre «el personal
funcionario de carrera, interino y sustituto en régimen administrativo» que
trabaja en los centros bajo sus órdenes.

PRESENTADO A LOS SINDICATOS / El texto, llevado ayer a la mesa sectorial


que reúne a los representantes sindicales y de la conselleria, atribuye a los
máximos responsables de cada centro la facultad de nombrar -si es preciso- a
las personas que han de instruir el expediente entre los funcionarios de carrera
que dependen de ellos, practicar las pruebas que estimen convenientes, dar
audiencia al interesado para que formule sus alegaciones y, finalmente, dictar
el sobreseimiento o la sanción que corresponda, de acuerdo con el reglamento
de régimen disciplinario de la función pública de la Administración de la
Generalitat.
Fuentes de Educació han explicado que actualmente «se imponen pocas
sanciones leves, pero se piden [por parte de los directores] bastantes, aunque
la mayoría de ellas no prosperan porque caducan antes de que se imponga el
correctivo». Sucede que la tramitación, que llevan a cabo los servicios
centrales, ha de resolverse en un plazo máximo de seis meses y que el
procedimiento resulta «extraordinariamente farragoso» para acabar imponiendo
un castigo que, en muchos casos, consiste en una amonestación de uno o dos
días de suspensión de sueldo.

La reforma normativa permitirá no solo dar respuesta a una reivindicación que


ha formulado reiteradamente un amplio sector del profesorado que desempeña
tareas directivas en los centros educativos públicos, sino también «garantizar
que, cuando se produce una falta, haya sanción», aseguran las fuentes
consultadas.

GANAR EN AGILIDAD / Educació sostiene que, a partir de ahora, «se acortará


extraordinariamente» el tiempo que se emplea en el proceso, de forma que «el
expediente más complicado se resolverá en 30 días como máximo». «Este es
un sector -añaden las fuentes- en el que hay mucha relación humana y ello
hace más factible que existan faltas que no están calificadas como graves,
como las de desconsideración hacia los demás», algo que resulta más
impropio en otros ámbitos de la función pública.

Los redactores de la norma defienden sus beneficios preventivos porque, en


primera instancia, permite al director «actuar sabiamente», intentando poner
remedio a las situaciones de conflicto que se creen sin necesidad de utilizar el
reglamento sancionador, reservándose «en la recámara» la prerrogativa de
imponer un correctivo. En los casos en los que se cometa una falta grave, el
procedimiento que se seguirá será el mismo que ha prevalecido hasta ahora:
los directores comunicarán lo sucedido a los servicios centrales del
departamento y propondrán la apertura de un expediente.

La norma aparece cuando se halla en fase de elaboración otro decreto decisivo


en el desarrollo de la LEC, el de dirección de centros, cuyo eventual contenido
suscita el recelo de los sindicatos y de un sector importante del profesorado,
que cree que comportará una jerarquización excesiva de la profesión.

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