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2.1 DERECHO A REUNIRSE PACÍFICAMENTE SIN ARMAS.

Hay derecho a reunirse, pero en forma pacífica. Lo pacífico es lo opuesto a


la violencia. No hay derecho a reunirse para fines violentos.

Las reuniones deben hacerse sin armas. Las armas pueden ser concebidas como
aquellos instrumentos destinados a atacar o defenderse, inferir o evitar un daño.
Pueden ser de diferente naturaleza (blancas, de fuego, etc.) y construidas a base
de diferentes materiales (de madera, de metal, etc.)

La razón de esta prohibición es que la seguridad y el orden público pueden


verse amenazados por reuniones con armas. Ya que las reuniones con armas
dejan de ser pacíficas.

Pero las reuniones sin armas no implican necesariamente que sean


pacíficas. Muchas reuniones en las que los participantes carecen de armas, se
convierten en violentas cuando se producen grescas, ataques cuerpo a cuerpo,
ataques a la propiedad pública y privada, enfrentamientos con los agentes del
orden, etc.

Lo que se quiere asegurar con el postulado constitucional son las reuniones


pacíficas y sin amenazas al orden público o a la seguridad ciudadana.

Ante la conversión de una manifestación[2] pacífica y sin armas, en una


violenta, los llamados a restablecer la paz y el orden son los miembros de la
Policía Nacional,[3] cuya actuación debe darse respetando los principios de
razonabilidad y proporcionalidad, sin excederse en el ejercicio de sus funciones y
en el uso de la fuerza.

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