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IIT Satafi. Departamento de Geografía e Historia.

Bloque 2. La Edad Media: Tres culturas y un mapa político en constante cambio (711-
1474)

2.1 La Península Ibérica en la Edad Media: Al-Andalus.

La conquista musulmana de la Península y la formación de al-Andalus se inscriben en el proceso


de expansión del Islam, una nueva civilización que se extendió de forma espectacular por Asia
oriental y el norte de África. Al-Andalus surge como una provincia de este imperio, coexistirá con
los reinos cristianos que se forman en el norte y cuyo crecimiento está relacionado íntimamente
con la crisis andalusí. Será un periodo de convivencia y de lucha, de intercambios culturales. Si
hasta el siglo XI al-Andalus es el hegemónico, desde este siglo se iniciará la progresiva extensión
de los reinos cristianos hasta terminar con su desaparición en 1492.

1) Al-Ándalus: la conquista musulmana de la Península Ibérica. Emirato y Califato


de Córdoba.
La conquista musulmana se inscribe en el proceso de expansión del Islam. En el año 711, los
musulmanes, dirigidos por Tarik, atraviesan el estrecho para intervenir en la guerra civil entre los
visigodos por el trono. La victoria de Guadalete sobre el visigodo D. Rodrigo es el inicio de un
proceso de conquista y ocupación bastante rápida. Sevilla., Córdoba y Toledo fueron conquistadas
por Tarik que junto con Muza el gobernador árabe del N de África ocuparon entre el 712 y el 714
las principales ciudades visigodas. Se produjeron enfrentamientos importantes en Toledo y
Zaragoza. La conquista fue rápida gracias a que algunos aristócratas hispano visigodos pactaron
con los musulmanes, capitulaciones, a cambio de conservar su patrimonio y practicar su religión.
Lo mismo hicieron las comunidades judías y parte de la población descontenta con la monarquía
visigoda
Los territorios que conquistaron los musulmanes en la Península Ibérica, al-Andalus, se
convirtieron en un emirato dependiente de Damasco,(714-756), gobernados por un emir
sometido a la autoridad del califa, la capital se situó en Córdoba desde donde se dirigió una
política de conquista hacia el norte frenada en 722 en Covadonga y en 732 en Poitiers.
Entre 715 y 740 el emirato se encargó de organizar la administración provincial, dividiendo el
territorio y nombrando a las autoridades locales y situando a las guarniciones de frontera.
En el 740 estalló una rebelión de beréberes, el origen estaba en el descontento de este grupo
social debido a su situación de subordinación respecto a los árabes que habían conseguido las
mejores tierras y ocupaban los puestos más importantes en la administración y el ejército. Como
consecuencia de esta sublevación se despoblaron las ciudades del norte de al-Andalus, en el Valle
del Duero; esta situación permitiría a los cristianos del norte consolidar el pequeño reino astur.
El cambio a un nuevo periodo el emirato independiente tiene relación con la caída de los califas
Omeyas de Damasco y la instauración de una nueva dinastía los Abasíes. La llegada a al-Andalus
de un miembro de la familia Omeya ( que consiguió huir), Abd-al-Rahman propicia un
levantamiento contra el gobernador, en el año 756 se proclama emir, rompe con la autoridad del
nuevo Califato Abasí y transforma el emirato en independiente (756-929) políticamente, aunque
se continúe reconociendo la autoridad religiosa del califa de Bagdad. Se inició una importante
reorganización administrativa y de la recaudación de impuestos, además de crearse un importante
ejército mercenario y permanente. Alternaron las fases de estabilidad con graves tensiones entre
las familias árabes y las tribus beréberes y entre el poder central y los gobernantes de las
provincias fronterizas (marcas). Esa inestabilidad derivó a finales del siglo IX en una grave crisis
político militar, los emires apenas controlaban de forma efectiva el Valle del Guadalquivir.
En esta situación llegó al poder Abd al-Rahman III cuyos éxitos militares le permitieron
proclamarse califa y desligarse totalmente de Damasco. El califato de Córdoba (929-1031) se
convirtió en un estado floreciente y fuerte, mantuvo el control sobre los reinos cristianos del norte y
fue, sin duda, la civilización más brillante y avanzada del momento en el occidente Europeo. El
califa se convirtió en un auténtico autócrata, la unión de poder político y religiosos le valió el
dominio sobre el ejército y los políticos, visires, gobernadores. La situación económica mejoró
hasta el punto de que se acuñaron grandes cantidades de moneda de oro y plata.
La prosperidad se mantuvo durante el reinado de al-Hakam II; Hixam II dejó el poder en manos de
su visir, al- Mansur, que ejerció una auténtica dictadura y desarrolló una continua presión militar
sobre los reinos cristianos del norte, realizó más de cincuenta expediciones de castigo justificados
como una guerra santa, particularmente importante fue la del 985 que arrasó Barcelona y la del
997 cuando llegó saquear Santiago de Compostela. Tras su muerte se inicia la crisis del Califato.

2) Al Andalus: Reinos de Taifas. Reino nazarí.


La muerte de Al Mansur en 1002 sume al Califato en el caos. La sucesión de califas es constante
hasta el extremo de vaciar de contenido el título y desplazar el poder a las diversas coras o
provincias. Hasta 1031 se sucedieron golpes palaciegos, asesinatos y rebeliones, protagonizadas
por diferentes grupos de la aristocracia árabe y los grupos militares de beréberes.
El poder central no existía, el Estado cordobés se descompuso en pequeños reinos, las taifas;
una asamblea de nobles reunida en Córdoba en el 1031 declaró extinguido el califato.
El territorio de Al-Andalus se dividió en veintisiete reinos independientes o taifas, gobernados por
familias árabes, beréberes y eslavas; a finales de siglo las taifas más débiles, habían sido
absorbidas por otras árabes o por los reinos cristianos.
Los reinos de taifas gozaron de cierta prosperidad económica y cultural detrás de la cual se
ocultaba la debilidad política y militar, Los enfrentamientos entre ellos fueron aprovechados por los
reinos cristianos que intervinieron prestando protección a cambio del pago de parias a los reyes
cristianos, con el consiguiente flujo de riqueza hacia el norte. La política de treguas no pudo
impedir el avance cristiano, en 1085 el rey de Castilla conquistó Toledo, este significativo éxito
propició que los reyes de Sevilla y el Algarbe pidieran ayuda al poderosos reino almorávide del N
de África.
Hubo tres periodos de taifas, el segundo y el tercero tras la caída de almorávides y almohades
respectivamente.
La ayuda almorávide (S.XI) llaga con Yusuf ben Tasufin que unifica al Andalus y vence en Coria
y Sagrajas (1086) a los castellano-leoneses. Logra suprimir las parias e inicia cierta recuperación
económica y territorial bajo una fuerte intolerancia religiosa. A partir de 1100 se inicia un declive
interno y externo con la pérdida de Barbastro, Zaragoza (1118) y Tortosa que concluye en 1146
con la proclamación de nuevas taifas.
La caída almorávide tuvo que ver con la irrupción de los almohades (S.XII) en el norte de África.
Los almohades sustituyen a los almorávides en el Magreb y en 1148 en al Andalus bajo Abd al
Mumin. Los reyes almohades mantuvieron la unidad andalusí y la iniciativa militar, infringieron a
los cristianos una derrota importante en Alarcos pero su escaso número de tropas no permitió
mantener la zona conquistada. La respuesta cristiana se produjo en 1212 cuando una coalición de
los reinos cristianos peninsulares con apoyo de cruzados europeos y auspiciada por el papa
derrotó a los musulmanes en las Navas de Tolosa abriendo el valle del Guadalquivir a los
cristianos. El sistema político de los almohades se deshizo igual que antes lo hiciera el almorávide
y surgen las terceras taifas.
Entre 1223 y 1248 la ofensiva de los reinos cristianos fue espectacular, aragoneses y castellanos
avanzaron hacia el sur conquistando Valencia, Murcia La Mancha y Andalucía occidental, Córdoba
(1236) y Sevilla (1248).
Sólo una de las unidades políticas en que se había descompuesto el reino almohade consiguió
mantener su independencia, el reino nazarí de Granada. Estaba gobernado por la dinastía de
los Banu Nasr o nazaríes y mantuvo su independencia gracias a tres factores: una hábil gestión
diplomática, se hizo vasallo de Castilla y pactó con los benimerines del norte de África, las
minorías cristiana y judías muy reducidas facilitaban la estabilidad social y la llegada de andalusíes
de otros reinos aumentó la población y el potencial económico, basado en la agricultura de regadío
y la producción de seda.
El reino alcanzó su esplendor en el siglo XIV. A principios del XV los problemas sucesorios
desestabilizaron el reino y Castilla aprovechó la situación para ir conquistando diferentes plazas
hasta la rendición final de Granada por Boabdil en 1492.
Eje cronológico
3) Al Ándalus: economía, sociedad y cultura
La España musulmana supuso importantes cambios en la economía. El mundo andalusí fue
predominantemente urbano, en las ciudades convergía la riqueza del reino y eran la sede de los
gobernadores de las provincias. La ciudad y el uso de una moneda de oro de calidad, el dinar,
sostienen la actividad comercial que, junto con la agricultura, son la base de su organización
económica.
La propiedad de la tierra estaba en manos de las élites, tras la conquista los árabes sólo
expropiaron las tierras en aquellas ciudades que opusieron resistencia y las de la Iglesia y los que
huyeron. El Estado se quedó con un quinto y el resto lo repartió entre los árabes. En las ciudades
donde se firmaron capitulaciones los propietarios mantuvieron sus posesiones. La progresiva
fusión de las élites árabe e hispanovisigoda hace difícil determinar el origen de las propiedades.
Se mantuvo un número importante de campesinos libres, colonos con contratos de aparcería.
Los árabes introdujeron importantes avances en la agricultura y en los sistemas de cultivo. La
base agraria siguió siendo la de los cultivos mediterráneos pero se introdujeron nuevos productos
como algunos frutales (cítricos), el algodón, la caña de azúcar, las aromáticas. Parte del desarrollo
agrícola se basó en la extensión de los sistemas de regadío gracias al empleo de técnicas
hidráulicas como la noria, las acequias, las albercas o los molinos.
El desarrollo de la ganadería fue importante, además de la ganadería ovina, la cría de caballos,
ovejas, apicultura y gusanos de seda estuvo muy extendida.
Los árabes continuaron la explotación minera sobresalió la extracción de plomo, cobre, cinabrio y
oro, que se obtenía del lavado de diversos cursos fluviales.
Buena parte de la prosperidad económica de al Andalus se debió a la actividad artesanal. El textil
fue el sector más desarrollado, se producían paños de lana y lino, alcanzó un enorme desarrollo la
seda gracias a la cría de gusanos en cientos de aldeas de la vega de Granada. Los artesanos se
especializaron en productos de lujo como la pedrería, orfebrería, el cuero, la alfarería y el vidrio.
La mayor parte de los productos se vendían en los propios talleres, los productos agrícolas en los
zocos. El sahib al suk se encargaba de vigilar pesos y medidas para evitar fraudes.
Al-Ándalus mantuvo también un intenso comercio exterior, tanto con los restantes países islámicos
como con la Europa cristiana. El comercio internacional estuvo controlado por mozárabes y judíos
hasta el siglo X; Al-Ándalus importaba esclavos y pieles, especias y maderas preciosas de Oriente;
exportaba sedas, tejidos y pieles, frutos secos, azafrán y azúcar.

La sociedad andalusí es muy heterogénea: muladíes, beréberes, cristianos de Al Andalus o


mozárabes, árabes del norte o sirios, árabes del sur o yemeníes, “eslavos” y judíos.
La división social tenía una base religiosa, había una enorme diferencia entre los musulmanes y
los no creyentes. Los primeros, además de poseer la propiedad de la tierra, eran los únicos que
podían ejercer cargos políticos y militares; no es de extrañar que desde muy pronto la población
hispanovisigoda abrazara el Islam formando el grupo de los muladíes.
Los no musulmanes tenían más restringidos sus derechos. El Islam permitía el culto privado de
otras religiones siempre que se pagara un impuesto, las comunidades judías y cristianas tenían
sus propias autoridades que debían responder ante las musulmanas y se encargaban de la
recaudación de los impuestos. Los cristianos andalusíes son los mozárabes, mantuvieron una
convivencia pacífica con los musulmanes aunque fueron perseguidos hasta casi desaparecer con
los almohades. La Iglesia mantuvo cierta organización y Sevilla, Mérida y Toledo se mantuvieron
como sedes episcopales. Su decadencia comenzó ya en el siglo X
Los judíos fueron una minoría en las ciudades andalusíes, su importancia económica desapareció
durante el periodo nazarí debido al rechazo que, como entre los cristianos, tuvieron que sufrir.
Tanta diversidad genera conflictos constantes y de ahí la necesidad de un poder central fuerte que
los apacigüe. Las revueltas de beréberes y muladíes son las que más destacan aunque la de los
mozárabes hasta el siglo X no hay que obviarlas. Tras esos conflictos se esconde la organización
interna de la sociedad: una clase alta formada por árabes, grandes propietarios de tierras y
acaparadores de cargos en la diversas administraciones; la clase media urbana estaba formada
por funcionarios, juristas, comerciantes y propietarios de talleres artesanos; y una clase media
baja de artesanos, agricultores, jornaleros, muladíes y mozárabes. El escalón social inferior lo
conformaban los esclavos.
En el plano cultural, Al-Ándalus mantuvo un estrecho contacto con el resto del mundo musulmán,
sobre todo a partir del siglo IX, lo que le permitió participar en la amplia recopilación de textos
literarios, filosóficos y científicos que los estudiosos islámicos fueron recogiendo, tanto del mundo
griego como del persa y del indio.
La primacía religiosa del Islam marcó toda la cultura andalusí. Sin embargo, una cierta tolerancia
intelectual, especialmente en el periodo califal y las primeras taifas, junto con la prosperidad
económica permitieron un gran desarrollo cultural en general y una brillante producción literaria.
El Califato de Córdoba convirtió a Al-Ándalus en un centro cultural de gran magnitud, la corte
califal fue destino de escritores, filósofos, historiadores y doctores del todo el mundo islámico ya
que algunos califas (Abd al-Rahman III y Al-Hakam II) alentaron la creación y la investigación,
además de reunir importantes bibliotecas. De Al-Ándalus proceden algunos de los intelectuales y
científicos más importantes de la Edad Media, como el filósofo Averroes que hizo posible el
conocimiento de la filosofía aristotélica para le pensamiento medieval, Maimónides, también
filósofo o el poeta Ibn Gabirol.
En el campo científico el contraste con el panorama que ofrecía en esas fechas la ciencia en el
mundo cristiano es abrumador. Hay que destacar las aportaciones realizados desde campos como
la astronomía o la medicina, además, Al-Ándalus fue la vía a través de la cual se difundió hacia el
resto de la cristiandad europea el sistema de numeración de origen indio que terminó sustituyendo
a la numeración romana.
Entre los andalusíes hubo expertos navegantes y astrónomos, entre ellos el toledano al Zarqalí
que perfeccionó el astrolabio, un instrumento de orientación que fue utilizado hasta el s. XVIII
cuando fue sustituido por el sextante.
El uso de la lengua árabe se generalizó entre la población andalusí desde un principio, se mantuvo
un uso indistinto del latín en las zonas rurales que fue consolidándose a medida que avanzaba la
reconquista, son muchas las palabras de origen árabe del español.
El esplendor cultural de al Andalus fue posible, en parte, debido al ambiente de libertad ideológica
que se desarrolló en el territorio andalusí, hay que señalar que hubo momentos de intolerancia
religiosa que frenaron ese esplendor y que coinciden, en general, con la llegada de los almohades.
Es importante señalar que en el plano cultural e intelectual hubo relaciones relativamente cordiales
entre las tres religiones. Los intercambios culturales se intensificaron durante el periodo califal y
las primeras taifas. Buena parte del conocimiento de la época clásica llego a Occidente a través de
Al-Ándalus. Incluso ya bajo dominio cristiano y gracias a algunos reyes (Fernando III, Alfonso X el
Sabio) se desarrolló el interés por la cooperación intelectual y la realización de actividades
traductoras en numerosas ciudades: Córdoba, Zaragoza, Toledo, etc. A partir del siglo XIV estas
actividades de colaboración también decayeron.
El arte hispanomusulmán se encuadra dentro de las características generales del arte islámico:
escaso desarrollo de las artes figurativas debido a los preceptos religiosos, relevancia de la
arquitectura, gran despliegue de elementos decorativos y tendencia a la abstracción. Se trata de
un arte religioso pero también palatino pues constituyó una de las principales formas de
representación del poder. Los edificios más importantes son la mezquita y el palacio.
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Bloque 2. La Edad Media: Tres culturas y un mapa político en constante cambio (711-
1474)

2.2 La Península Ibérica en la Edad Media: Los reinos cristianos.

Tras la invasión musulmana las tierras situadas al norte del Duero y del Ebro no fueron ocupadas,
quedaron fuera del control musulmán. A partir de esta situación se fueron configurando pequeños
grupos de resistencia que se convertirán en Estados, reinos que se fueron consolidando e
iniciaron un lento avance hacia el sur que culminó ocho siglos después con la desaparición del
reino de Granada.
El proceso de formación, consolidación y expansión de los reinos cristianos se denomina
Reconquista, no se establece vinculación entre el reino visigodo y estos reinos cristianos y el
avance hacia el sur fue, sobre todo, fruto del crecimiento demográfico y el proceso de
feudalización de los estados cristianos, el elemento religioso existió pero no fue preponderante.
La expansión cristiana coincidió con la debilidad y crisis de al Andalus y tuvieron mucha
importancia los procesos de reorganización territorial de las tierras conquistadas, la dinámica
interna de los reinos y las disputas entre los diferentes reinos cristianos.

1) La Península Ibérica en la Edad Media: los primeros núcleos de resistencia.


Durante los siglos VIII al X tiene lugar la etapa de formación y consolidación de los reinos
cristianos a partir de unos pequeños núcleo de resistencia que se sitúan en la Cordillera
Cantábrica y en los Pirineos.
- El reino astur-leonés surgió en torno a un grupo de nobles visigodos refugiados en la zona
cantábrica, en el 722 tuvo lugar una enfrentamiento, una escaramuza, entre un destacamento
árabe y un pequeño grupo de cristianos encabezados por Pelayo, noble de origen visigodo. Los
astures proclamaron rey a Pelayo. La supervivencia de este pequeño reino, con capital en Oviedo,
se debió al desinterés de los musulmanes, ocupados en controlar sus luchas internas. Los
cristianos extendieron su dominio hacia Galicia y la actual Vizcaya. El primer monarca de
importancia fue Alfonso I que realizó varias compañas por la meseta norte y repobló algunos
territorios con mozárabes.
Alfonso II estableció la capital en Oviedo y se organizó el Estado sobre la base del derecho
visigodo, restableció la legislación visigoda (Fuero Juzgo), se configuró una iglesia independiente
de la de Toledo, justo cuando se inicia el mito de Santiago, potenciado por la corona por razones
ideológicas y económicas.
El periodo de máximo esplendor llega con Alfonso III a finales del siglo IX, la frontera se sitúa en el
valle del Duero, siempre entendiendo que el éxito tuvo mucho que ver con la crisis que atravesaba
el emirato.
A comienzos del s. X la capital del reino se traslada a León, comenzamos a hablar de reino de
León. En la primera mitad del siglo se ocupan zonas próximas al sistema Central y se consolida la
presencia del condado de Castilla a partir de núcleos vascones de Cantabria y Vizcaya, se
extenderá hacia la Rioja y el Valle del Duero; fue decisivo el impulso de Fernán González que
consiguió su práctica independencia.
Este último periodo estuvo caracterizado por el continuo hostigamiento del califato, sobre todo de
al Mansur.
La zona de los Pirineos presenta una situación similar a la Cantábrica pero además era zona de
frontera entre el reino franco y el poder musulmán. Carlomagno, emperador de los francos creó
una frontera, la Marca Hispánica, para frenar a los musulmanes que tras la derrota de
Roncesvalles se verá limitada a la zona pirenaica y a Cataluña Estos territorios serán gobernados
por condes, primero francos luego autóctonos.
- El reino de Pamplona, embrión del futuro reino de Navarra. Se constituyó en el siglo IX en el
Pirineo occidental en torno a comunidades que no habían sido dominadas por los árabes y que
también pretendían mantenerse fuera de la influencia carolingia.
Los orígenes del reino son confusos, en el siglo IX está en el poder la familia Arista, sin embargo
en el siglo X se consolida la dinastía Jimena que extendió su poder por tierras de La Rioja. La
política matrimonial permitió el engrandecimiento del reino que llegó a su máximo esplendor con
Sancho III (1000-1030) que incorporó el condado de Castilla (por su matrimonio con doña Sancha,
heredera del reino) y los territorios de Ribagorza y Sobrarbe, además de ejercer una indiscutible
autoridad sobre el reino de León. Tras su muerte el reino se divide entre sus hijos lo que supuso el
fin de esta hegemonía política.
- El condado de Aragón, surgió en los valles pirenaicos (de Ansó, Echo y Canfranc), en torno a
Jaca. En el s. IX eran vasallos de los francos, un siglo después Aznar Galíndez iniciaba una
dinastía condal sólida, desde Jaca el condado se fue extendiendo al tiempo que desaparecía la
influencia carolingia. La vinculación de Aragón con el reino navarro se debió a la política
matrimonial impulsada por los navarros.
- Los condados catalanes. Los territorios del Pirineo oriental fueron conquistados e incorporados
por los carolingios a finales del s. VIII, constituyeron la Marca Hispánica. Eran un conjunto de
condados gobernados por familias francas. A finales del s. IX Wilfredo el Belloso, conde de Urgell,
consiguió el control de otros condados, tres de ellos, Barcelona, Gerona y Vic, pasaron a su
sucesor, formando un núcleo de poder de cierta importancia; no se puede hablar de independencia
hasta finales del siglo X, con Borrell II, que aprovechó el cambio en la dinastía francesa para dejar
de prestar juramento a los reyes francos. La conexión con el reino franco explica la penetración
de las instituciones feudales europeas en Cataluña.

2) Los reinos cristianos en la Península Ibérica: principales etapas de la


Reconquista.
La Reconquista es el proceso de formación, consolidación y expansión de los reinos cristianos en
los territorios musulmanes, es paralelo al proceso de repoblación y se contemplan 4 fases:
- Siglos VIII al X: formación, consolidación de los reinos cristianos y ocupación del valle
del Duero.
Los primeros núcleos de resistencia a la ocupación musulmana se localizaron en la cordillera
Cantábrica y los Pirineos, su evolución llevó a la formación de los reinos Astur-Leonés, Pamplona
y los condados aragoneses y catalanes.
Los territorios situados entre la Cordillera Cantábrica y el Sistema Central fueron el ámbito natural
de expansión del reino astur leonés, en realidad se trataba de territorios despoblados o poco
poblados ya habían sido abandonados por los musulmanes y la población cristiana había
emigrado al norte, este extenso territorio no estaba dominado ni por al-Ándalus ni por el incipiente
reino astur. A lo largo del siglo IX se ocuparon las tierras hasta el Duero.
En lo que se refiere a los Pirineos se consolidaron el reino de Pamplona, Navarra desde el siglo X,
y el condado de Aragón. En la zona oriental los carolingios mantuvieron bajo su autoridad los
Condados Catalanes que formaban parte de la denominada Marca Hispánica, desde finales del
siglo IX lograron cierta independencia que les permitió el avance hacia Vic. La presencia
musulmana en el valle del Ebro limitó el avance cristiano hacia el sur.
Este primer proceso de expansión se detuvo a mediados del siglo X, por dos causas principales, la
primera la necesidad de completar la ampliación del territorio con un proceso de colonización y
redistribución de la población y en segundo lugar debido a la recuperación del poder en al
Andalus, sobre todo bajo el gobierno de al Mansur.
- Siglo XI y primera mitad del XII: conquista de los valles del Tajo y del Ebro.
Para muchos historiadores la verdadera Reconquista comienza en el siglo XI, las causas que
permitieron la reanudación del avance cristiano están en la debilidad de al-Ándalus y también en el
crecimiento demográfico y económico de los reinos cristianos, puede hablarse de cierto espíritu de
cruzada pero no de forma relevante, al menos hasta la aparición de las órdenes militares.
La caída del Califato y la formación de las taifas no supusieron la inmediata puesta en marcha del
avance hacia el sur debido a que los reyes cristianos aprovecharon la debilidad andalusí para
exigir a los soberanos musulmanes el pago de parias a cambio de no atacarles e incluso de
ayudarles en caso de ser atacados por otros reinos cristianos o musulmanes. Las parias
proporcionaron a los reyes enormes sumas de oro que permitieron afianzar su autoridad y
fortalecer a los ejércitos cristianos al tiempo que favorecían el desarrollo económico.
En la conquista del valle del Tajo fue clave la toma de Toledo dirigida en 1085 por Alfonso VI que
logró unificar de nuevo los reinos de Castilla y León.
La reacción musulmana no se hizo esperar, los reyes taifas de Sevilla y el Algarbe solicitaron la
ayuda de los almorávides. Tras detener el avance cristiano en Sagrajas (1086) los beréberes
reunificaron al Andalus, recuperando las taifas, incluyendo el reino de Valencia. En 1110 volvieron
a derrotar a los castellanos en Uclés.
Los núcleos de resistencia orientales tomarán también la iniciativa frente al poder musulmán en el
siglo XI. El reino de Navarra será el menos activo en el proceso de Reconquista al quedar
bloqueado por el crecimiento de Castilla y Aragón. Aragón, condado convertido en reino desde
Ramiro I, atacó al rey taifa de Zaragoza, aunque resultó muerto en la batalla (Graus, 1063). Sus
sucesores continuaron con las campañas, Pedro I consiguió la caída de Huesca (1096), Barbastro
(1100), finalmente Alfonso I el Batallador (1104-1134) consiguió Zaragoza, desde aquí continuó
su avance por el valle del Ebro conquistando Tudela, Tarazona, Rueda, Soria y Calatayud. El
territorio ganado por el monarca aragonés era extenso y rico, tanto por sus ciudades como por sus
extensas zonas de regadío.
- La segunda mitad del siglo XII: la conquista del valle del Guadiana, alto Júcar y Turia.
A mediados del siglo XII la corona de Castilla y León sufrió una importante crisis política debido a
las disputas dinásticas tras la muerte de Alfonso VI. Su hijo, Alfonso VII llegó a ser proclamado
emperador, a pesar de sus éxitos tuvo que reconocer la independencia de Portugal. Firmó con
Ramón Berenguer IV el Tratado de Tudillén en el que se fijaba la distribución del territorio de Al
-Ándalus que quedaba por conquistar entre los dos reinos, Castilla reconocía a Aragón el derecho
de conquista de las taifas de Valencia, Denia y Murcia; en el posterior Tratado de Cazorla (1179)
se revisaban algunos aspectos, entre los que destacan la renuncia de Aragón al reino de Murcia a
favor de Castilla.
Fruto de esta colaboración fue la toma de Teruel (Aragón) y Cuenca (Castilla).
El reino de Navarra consiguió mantener su independencia pero no pudo evitar la anexión definitiva
de Álava y Guipúzcoa por Castilla (1200).
El siglo terminaba con la derrota de los castellanos ante los almohades en Alarcos (1195)
Hay que señalar que es durante la segunda mitad del siglo XII cuando nacen en tierras de Castilla
y León las órdenes militares españolas, la primera fue la Orden de Calatrava (1158), modelo de las
posteriores; Alcántara y Santiago. El papel de las órdenes militares fue clave en la lucha contra
los musulmanes y también en la actividad repobladora de las tierras de la meseta sur.
- Siglo XIII: conquista del valle del Guadalquivir, Levante y Baleares.
La derrota de Alarcos consiguió la unión de los reyes de Castilla (Alfonso VIII), Aragón (Pedro II) y
Navarra (Sancho VII) y la colaboración de numerosos nobles europeos que acudieron al
llamamiento del Papa y del arzobispo de Toledo. En 1212 los cristianos atravesaron Despeñaderos
e infringieron una severa derrota a los musulmanes en las Navas de Tolosa.
Alfonso IX de León conquistó Extremadura (Alcántara 12214, Badajoz, 1228), mientras que
Andalucía y Murcia fueron conquistadas por Fernando III de Castilla, que además consiguió la
reunificación definitiva de Castilla y León tras la muerte de Alfonso IX (1230). El avance se vio
favorecido por el derrumbamiento almohade y la formación de las terceras taifas, el rey nazarí
facilitó la caída de Córdoba (1236) y Jaén (1246) y ayudó con sus tropas a la conquista de Sevilla
(1248) a cambio de convertirse en vasallo de Fernando III. La caída de las ciudades andalusíes
culminaría con la incorporación por Alfonso X de Niebla (1262) y Cádiz (1265). El dominio
musulmán quedaba reducido al reino nazarí de Granada, vasallo de la Corona castellana hasta el
siglo XV.
Respecto a la Corona de Aragón, tras unos años conflictivos debido a pleitos dinásticos, retomó la
iniciativa con Jaime I el Conquistador, inició la conquista de Baleares en 1229. La conquista de
Valencia fue realizada de forma conjunta por la nobleza catalana y aragonesa cuyos intereses
económicos y territoriales coincidían, se realizó entre 1232 y 1245; Valencia cayó en manos
cristianas en 1238 tras un largo asedio. La frontera con el reino de Castilla quedó establecida en la
actual Alicante.

Eje cronológico
3) Los reinos cristianos en la Edad Media: las formas de ocupación del territorio y
su influencia en la estructura de la propiedad. Modelos de repoblación y
organización social.
La organización social en el medioevo cristiano fue consecuencia de tres factores: los modelos de
repoblación, el protagonismo de la Iglesia y la importancia de lo militar en una sociedad en
permanente estado de guerra.
La repoblación fue un proceso paralelo al de Reconquista, suponía el reparto de las tierras y la
organización de su explotación tras ser arrebatadas a los musulmanes. A lo largo de los siglos VIII
al XIII se sucedieron diferentes modelos, adaptándose a las circunstancias, necesidades y
características de las tierras reconquistadas:
La presura o aprisio (siglos VIII al X) consistía en la ocupación de una tierra despoblada o de
muy baja ocupación, se aplicó en parte de Galicia, la cuenca del Duero, el alto Ebro y el
prepirineo. Estos territorios fueron ocupados por la nobleza guerrera y por campesinos que se
ocuparon de su explotación, se les reconocía la propiedad con solo cultivarlas, luego legitimada
por los reyes. Hacia el siglo X la repoblación se encargó a monasterios, obispos y nobles, que
podían ceder partes de sus tierras a colonos que pagaban una renta. Había además tierras
comunales. Se consolido la pequeña propiedad, característica en la Península Ibérica al norte de
la línea del Duero.
La repoblación concejil se desarrolló en los siglos XI y XII en las tierras comprendidas entre el
Duero y el Tajo. El territorio reconquistado era dividido en concejos con grandes términos regidos
por una ciudad de cuyo gobierno se ocupaba un representante real. El rey otorgaba a la ciudad un
Fuero o Carta Puebla que regulaban la vida municipal lo que permitió la aparición de comunidades
de villa y tierra integradas por una ciudad que actuaba como capital y el territorio circundante, el
alfoz, formado por numerosas aldeas. La estructura de la propiedad que resultó de este sistema
repoblador se caracterizó por el predominio de la mediana propiedad libre y la abundancia de
tierras comunales (pastos y bosques).
El repartimiento fue el modelo repoblador característico del siglo XIII y de la zona del valle del
Guadalquivir y del sur de Levante. Se adjudicaron casas y lotes de tierra con la población
musulmana adscrita entre los nobles y las órdenes militares que habían participado en la
conquista como pago por su apoyo militar. En territorios más vacíos como Extremadura o el valle
del Guadiana la escasez de colono favoreció que la tierra se adjudicase en grandes latifundios.

Respecto a la organización social de los reinos cristianos peninsulares se consolidó una


estructura estamental definida por la función que cada grupo desempeñaba en la comunidad y que
es común al resto de la Europa feudal; el clero, la nobleza y los campesinos. La división social se
caracterizaba por la rigidez, la movilidad vertical era muy escasa, sólo el clero puede considerarse
un estamento abierto aunque con una clara delimitación de los cargos en función del origen social
de sus miembros. La Reconquista impulsó en la Península Ibérica el proceso de expansión del
sistema feudal, similar al del resto de Europa, caracterizado por la debilidad del poder de la los
reyes, carentes de un ejercito propio y distantes, y un fortalecimiento de la nobleza que se
atribuirá los poderes del Estado en sus territorios ( defensa militar, poder judicial, cobro de
impuestos...)
La nobleza era uno de los estamentos privilegiados, a cambio de su función recibía del rey un
territorio del cual obtener rentas para sufragar sus gastos; no pagaban impuestos y tenían sus
propios tribunales, ocupaban con exclusividad los cargos políticos. Durante todo el periodo
protagonizaron enfrentamientos con la monarquía siempre que vieron en peligro su poder
El clero era el otro estamento privilegiado, disfrutaba de propiedades y privilegios semejantes a los
de la nobleza, cobraba el diezmo y no pagaba impuestos. Igual que en la nobleza había
importantes diferencias entre alto y bajo clero; se distinguía además el clero regular del secular.
El tercero de los ordenes sociales era el estado llano, suponían la mayoría de la población, estaba
formado en su inmensa mayoría por campesinos que a lo largo del proceso de feudalización y
repoblación habían perdido sus tierras y pasado a depender de señores a los que les unían lazos
de dependencia; los campesinos libres eran minoría solo en el norte . En las ciudades vivían
fundamentalmente artesanos y comerciantes libres, los burgueses y a partir de la expansión
comercial del s. XIII se forma una oligarquía urbana protegida por la monarquía.

4) La evolución económica de los reinos cristianos


La economía durante la Alta Edad Media fue fundamentalmente agraria. La mayor parte de la
población se dedicaba a la agricultura. La propiedad de la tierra era muy diversa; los nobles y la
jerarquía eclesiástica tenían señoríos (trabajados por siervos) y grandes latifundios donados por la
monarquía durante la repoblación. En el centro y en el norte peninsular predominaba la mediana y
pequeña propiedad agraria de las zonas repobladas con presura y con el método concejil. En los
valles del Ebro, Levante y Andalucía permanecieron grandes grupos de población musulmana
(mudéjares) que siguieron manteniendo una agricultura de regadío. Las técnicas de cultivo eran
muy pobres: arado romano, barbecho, ausencia de abonos…en cuanto a los cultivos cereales,
olivo y vid ampliados cuando se conquistan las tierras de regadío del sur con cultivos
hortofrutícolas más variados
Dentro de la economía agraria destacará rápidamente la ganadería, sobre todo tras las grandes
conquistas del siglo XIII, así surgirán el Honrado Concejo de la Mesta la Mesta y la Casa de
Ganaderos de Zaragoza.
El Honrado Concejo de la Mesta fue creado por Alfonso X “el Sabio” en 1273 perduró hasta 1836,
tras diversos avatares. Alcanzó su máxima pujanza con los RR.CC. y los nuevos privilegios
concedidos por estos. Es una institución que se encargaba de regular todos los aspectos relativos
a la ganadería trashumante de ovejas merinas Juzgaban todos los litigios establecidos entre
ganaderos y campesinos, entre ganaderos y las autoridades locales. También se encargaban de
recaudar los impuestos y los derechos reales; era la parte más sustanciosa de la débil hacienda
real castellana.
Los objetivos de la Mesta eran muy variados: había que explotar los enormes territorios ocupados
por Fernando III con una escasa demografía y beneficiar y controlar a la nobleza e Iglesia, dueños
de los inmensos rebaños.
La monarquía la protegió y benefició a lo largo de su historia. La lana de la oveja merina era la de
mayor calidad en Europa y se dedicaba en su mayor parte para su exportación. Para centralizar la
exportación de la lana surgió el Consulado de la Lana con sede en Burgos. Los derechos de
exportación eran enormes.
El desarrollo de la producción y comercialización de la lana frente a la agricultura originará graves
problemas a la agricultura .
La artesanía se desarrolló en las ciudades que fueron surgiendo a lo largo del Camino de Santiago
y en las ciudades conquistadas a los musulmanes. Se regía por un férreo sistema gremial. La
artesanía destacó en Andalucía y sobre todo en Cataluña a partir del siglo XIII.
El comercio se desarrolló muy tardíamente y estuvo condicionado por la disponibilidad de
monedas. La economía hasta el siglo XIII era prácticamente de subsistencia y cerrada. Con la
expansión del cultivo y con el desarrollo de la Mesta empezaron a surgir rutas interiores. Los
monarcas para animar este movimiento y conseguir un desarrollo de la burguesía que frenase las
ansias de poder de la nobleza, crearon numerosas ferias a lo largo de sus territorios, entre las que
destaca Medina del Campo, estas junto con la expansión hacia al-Ándalus aumentó la riqueza y la
acuñación de monedas lo que impulsó el comercio y la aparición de cambistas y de los bancos.
El comercio internacional se extendió con el dominio del estrecho de Gibraltar. Los castellanos
tendieron al dominio de las rutas atlánticas que comunicaban las villas cantábricas con el Canal de
la Mancha y Flandes, a donde exportaba lana de Castilla y el hierro de Vizcaya, llegando a ser la
flota mercante y militar más importante de la zona. Los catalano-aragoneses tendieron hacia el
Mediterráneo y el norte de África, compitiendo para ello con las ciudades italianas.

5) Los sistemas de gobierno .


Durante la Edad Media surgirán diferentes fórmulas de gobierno que perdurarán durante siglos y
que tendrán mucha repercusión en la historia de la península.
El rey es la figura fundamental del gobierno y en torno a él surgirá un grupo de personas que le
ayudan y que se denominó corte o curia regia que con el tiempo se amplia con consejeros y
cargos especializados: mayordomo, alférez…Los reyes no tenían capital fija.
A partir del siglo XIII surgirán nuevas instituciones como las Cortes donde se reunían
representantes de los estamentos: nobleza, clero y estado llano o ciudades, que sólo tenía poder
para vigilar los nuevos impuestos.
La Corona de Castilla acabará englobando a los reinos y territorios de Galicia, Asturias, León,
País Vasco, Castilla, Extremadura, Andalucía y Canarias. La monarquía tuvo un gran peso político,
se impone un modelo autoritario, pero los enormes territorios entregados en la repoblación a las
Ordenes Religiosas, a la Iglesia y a los nobles hicieron surgir una nobleza terrateniente muy
poderosa, en algunos casos incluso más poderosa que la misma monarquía. Con el fin de
simplificar las diferencias legales, Alfonso X "el Sabio" elaboró el "Código de las Partidas" y
concedió el "Fuero General " a todas las ciudades. En el reino de León se reunieron las primeras
Cortes medievales (1188). A lo largo del siglo XIII y XIV existieron numerosas "minorías" y guerras
civiles en las que la nobleza arrebató a la monarquía muchas de sus funciones y gobernaron en
sus señoríos .
El País Vasco se administrará según unas leyes distintas debido a la pobreza del territorio y a la
dispersión de la población.
En cuanto a la administración local el órgano más importante era el concejo gobernado por los
regidores. A finales del XIV surge la figura del corregidor, con funciones judiciales y militares,
que representaba a los reyes en los municipios.
En la Corona de Aragón la monarquía tendrá un modelo pactista, cada territorio que lo formaba
mantendrá unas cortes propias que vigilarán el poder del rey para evitar que éste fuera contra sus
tradiciones políticas, y unas leyes y fueros diferentes La ciudad de Barcelona mantendrá su
Consejo del Ciento. El reino de Aragón mantendrá también sus Cortes e instituciones entre las que
destacará el Justicia Mayor de Aragón que vigilará al poder del rey para que no cayese en
contrafuero.
Cuando Jaime I conquiste Valencia y las Baleares en vez de integrarlas en los anteriores, decide
convertirlas en reinos separados con sus instituciones propias. Lo único que tienen en común
todos los territorios de la Corona de Aragón es el monarca.
La administración municipal variaba según los reinos. En Aragón gobernaba un justicia o alcalde
nombrado por el rey. En Cataluña gobernaban unos magistrados locales, los jurats, asesorados
por un consell.

6) La difusión de la cultura en los reinos cristianos


La cultura en los reinos cristianos fue minoritaria, el mundo de la cultura fue predominantemente
rural, estuvo recluido en los monasterios ( San Millán de la Cogolla…), en el marco de los
scriptoria se preservó y conservó la cultura clásica además de estudios de carácter teológico. La
alfabetización era un rasgo de los miembros de la iglesia y tenía lugar en latín.
El Camino de Santiago se convirtió en el principal vehículo de entrada de novedades culturales y
artísticas desde Europa además de elemento importante para el desarrollo económico del norte de
la península. Desde finales del siglo XII con el renacimiento de la vida urbana, cobraron
importancia las escuelas catedralicias y luego las Universidades o Estudios Generales, apoyadas
por los reyes porque les permitía arrebatar a la iglesia la exclusividad de la difusión cultural, la más
antigua, aunque de corta vida, fue la de Palencia, le siguieron Salamanca, Valladolid, Lérida y
Lisboa.
Otro aspecto importante fue la aparición de literatura en lenguas romances: castellano (Cantar del
Mío Cid), galaico-portugués y catalán; proceso que se inició en el siglo XI con la evolución del
latín, y que afectó primero a la lengua hablada y luego a la escrita.
En los territorios aragoneses se desarrolló una importante obra escrita, destacando Ramón LLull.
Durante toda la Edad Media tres civilizaciones coexistieron en la Península Ibérica, la cristiana, la
musulmana y la judía. Esta coexistencia pasó por etapas de convivencia pero también por otras de
intolerancia y persecución. La colaboración entre cristianos, musulmanes y judíos se llevó a cabo
en las escuelas de traductores, la más importante fue la de Toledo cuyo prestigio se incrementó
durante el reinado de Alfonso X el Sabio, que fomentó, además, la utilización de lenguas romances
como el gallego y el castellano (Cantigas de Santa María, Las Partidas). La Escuela fue muy
importante en la difusión en la península y Europea de las obras científicas, filosóficas y literarias
de griegos, romanos y orientales.
En cuanto a la convivencia entre las tres culturas en los primeros siglos los contactos fueron
escasos, el único conocimiento que los cristianos tenían de Al-Ándalus procedía de los
mozárabes. A partir del siglo XI la situación se hizo más conflictiva, la guerra favoreció el miedo y
el odio a la vez que la propaganda religiosa tanto cristiana como musulmana propició la
intolerancia y las persecuciones. Las comunidades mozárabes prácticamente desaparecieron de
al-Ándalus bien por conversión o por emigración al norte. Las conquistas cristianas introdujeron un
nuevo elemento, los mudéjares, musulmanes en territorio cristiano, que fueron expulsados de las
ciudades donde no se permitía su culto.
Las comunidades judías tuvieron cierta importancia en las ciudades debido a su poder económico,
fueron toleradas en Al-Ándalus donde se redujeron mucho con almorávides y almohades. En los
reinos cristianos fueron quedando relegados en las aljamas y a partir del s. XIII se produjeron
episodios de persecución o progroms avivados por los sectores más intransigentes de la Iglesia
que terminaron con su expulsión ya en el siglo XV.

7) Los reinos cristianos en la Edad Media: las manifestaciones artísticas.


Tras la invasión de los musulmanes en el año 711 se produjo la desaparición del reino visigodo y
sólo quedó bajo control cristiano un pequeño reducto en la zona norte, en estas áreas de
resistencia surgirían los primeros reinos cristianos. Estos primeros reinos cristianos desarrollaron
dos estilos, fundamentalmente arquitectónicos: el asturiano y el mozárabe.
El arte asturiano se desarrollo durante los siglos VIII y X en torno a la dinastía que funda el reino
de Asturias con capital en Oviedo. Su base fue el legado visigodo, su periodo de máximo
esplendor se desarrolló durante el reinado de Ramiro I (842-850)
Las principales manifestaciones son arquitectónicas, utilizan plantas basilicales de tres naves, los
muros son de mampostería y utilizan arcos de medio punto, y bóvedas de cañón sobre fajones.
Destacan una decoración de soga o cuerda y la presencia de celosías de piedra en las ventanas.
Destacan San Julián de los Prados, Santa María del Naranco, San Miguel de Lillo y Santa Cristina
de Lena; con influencias mozárabes (pórtico lateral) se construyó San Salvador de Valdediós.
Ligado a las comunidades cristianas que vivían en territorio andalusí se desarrolló el mozárabe
en torno a los siglos X y XI. Esta arquitectura es heredera de la visigoda pero con cierta influencia
califal, se trata de construcciones pequeñas de carácter rural, con plantas basilicales de tres naves
separadas por arcos de herradura y cabeceras rectas, Los arcos de herradura están presentes en
el pórtico lateral y en la planta. Destaca San Miguel de Escalada.
Los dos estilos artísticos medievales, el Románico y el Gótico, penetran en la Península a través
del Camino de Santiago.
El Románico se desarrolla en los reinos cristianos a partir del siglo XI, es un estilo europeo, de
carácter religioso y rural cuyas manifestaciones más importantes son arquitectónicas.
La arquitectura románica se caracteriza por la construcción de edificio de piedra, el uso de la
planta de cruz latina, los arcos de medio punto y las bóvedas de cañón sobre fajones en la nave
central y de arista en las laterales, para contrarrestar el peso de las cubiertas se construyen
contrafuertes exteriores; las cabeceras suelen estar rematadas por ábsides semicirculares, los
espacios son recogidos, con escasas ventanas y una luz tenue. Los muros se decoran con
pinturas murales. Los principales edificios son las religiosos.
La escultura está subordinadas al marco arquitectónico, se desarrolla en los capiteles y en las
portadas, es de temática religiosa y una importante función didáctica (Portada de Santa Mª la Real
de Sangüesa, Claustro de Santo Domingo de Silos).
La pintura se organiza en torno a dos escuelas, la castellana cuya obra más relevante es la
decoración de la cripta de San Isidoro de León y la catalana que tiene sus ejemplos más
interesantes en San Climent y Santa María de Tahull.
En la Península destaca un primer románico de influencia lombarda que se desarrolla en Cataluña
y cuyos ejemplos más significativos son los monasterios de Ripio y San Pedro de Rodas (Gerona).
El románico más importante se desarrolla a lo largo del Camino de Santiago, ejemplos son: Jaca
(Huesca), San Martín de Frómista (Palencia), San Isidoro de León y la catedral de Santiago de
Compostela. Hay que destacar las cúpulas gallonadas de la catedral de Salamanca y la colegiata
de Toro y como construcciones civiles el castillo de Loarre y las murallas de Ávila.
A partir del s. XIII se inicia la penetración del estilo gótico en la Península Ibérica por dos vías
diferentes, el Camino de Santiago y el Mediterráneo.
La arquitectura se caracteriza por la construcción de grandes edificios de piedra de altísimas
proporciones gracias a la utilización de nuevos elementos como los arcos ojivales o apuntados y
los arbotantes, el vano se impone sobre el macizo y las ventanas se recubren de vidrieras de
colores, la luz y la altura son muy importantes en el gótico. En la Península se construyen
siguiendo el modelo francés las catedrales de León, Burgos y Toledo. Otros templos góticos
importantes son Ávila, Salamanca y Sevilla, esta última ejemplo ya del último gótico, el
denominado estilo florido o flamígero.
En la Corona de Aragón la influencia llega desde el Mediterráneo, se desarrollan catedrales con
planta salón como Santa María del Mar en Barcelona o Palma de Mallorca; el desarrollo del
comercio en la Corona Catalano-Aragonesa explica el desarrollo de un gótico civil representado
por las lonjas de la Seda y el Consulado del Mar en Valencia y la Lonja de Palma de Mallorca,
entre otros edificios.
La demanda de artes plásticas fue impulsada por la nobleza, sobre todo a partir del s. XIV. Desde
Flandes, Borgoña y Alemania llegaron artistas que dirigen obras en las grandes fábricas góticas,
teniendo un enorme desarrollo la escultura funeraria, ligada al concepto nobiliario de la fama
(Doncel de Sigüenza, sepulcro del Tostao en Ávila). Durante el siglo XIII fue importante la
producción de retablos.
En los reinos cristianos se desarrolló además el mudéjar, obra de constructores musulmanes que
desarrollaron obras románicas y góticas realizadas con un estilo propio marcado por la influencia
de la arquitectura hispanomusulmana, ejemplos son la iglesia de San Pedro del Arrabal en Toledo
y las torres de la ciudad de Teruel.

Bloque 2. 2.3 La Baja Edad Media: crisis de los siglos XIV y XV

1. Los reinos cristianos en la Baja Edad Media: organización política e instituciones en


el reino de Castilla , en la Corona de Aragón y en el reino de Navarra
A lo largo del siglo XIII se consolidan dos modelos diferentes en las dos principales coronas
peninsulares, así el rasgo más acusado de la Corona de Castilla es el proceso de fortalecimiento
del papel de la monarquía (más autoritaria) mientras en la Corona de Aragón se impone el
“pactismo”
En la Corona Castellana a partir del siglo XIII se producen dos cambios institucionales
importantes: la aparición de las Cortes (1188) y la unificación legal a partir del la reintroducción del
Derecho Romano, que además defendía que la autoridad debía concentrarse en manos del rey,
único que tenía capacidad para aprobar o derogar leyes; así se establece en las Partidas de
Alfonso X y en el Ordenamiento de Alcalá de 1348 que reforzó el poder del rey.
En la evolución del Estado castellano lo más importante es el desarrollo y consolidación de las
instituciones, iniciado por Alfonso X y continuado por los Trastámara: El Consejo Real que había
nacido como órgano consultivo se convirtió en el principal instrumento de gobierno en el s. XIV. La
creación de la Audiencia o Chancillería , con sede en Valladolid, regularizó la función de la
justicia. La Corte incluía una serie de cargos y oficiales al servicio del rey como Mayordomo (a
cargo del patrimonio real), Chanciller (burocracia), Condestable (fuerza militar) o Almirante
(armada); prácticamente todos estaban en manos de la nobleza. La Hacienda se especializó y
cobró importancia, el progresivo aumento de impuestos (alcabala, servicio, montazgo) favoreció la
creación de las Contadurías de Hacienda y Cuenta y se organizó una red de recaudadores por
todo el territorio. Además se dieron pasos hacia la creación de un ejército permanente al servicio
de la corona, además cada vez desempeñaran un papel más importante en las tareas de gobierno
los letrados, formadas en leyes en las universidades.
Las Cortes de Castilla tienen su origen en 1188 cuando Alfonso IX de León convoca en una
sesión extraordinaria de la Curia Regia (órgano consultivo formado por los nobles) a
representantes de las ciudades para contrarrestar el poder de los señores y afianzar la autoridad
real. Este hecho se considera como el inicio de las Cortes leonesas que precedieron a las de
Castilla. Aunque se ha resaltado su talante democrático, lo más que consiguieron los
representantes de las ciudades fue el ejercicio del derecho de petición al Rey. Pronto se instaló la
costumbre de reuniones periódicas que tenían como objetivo aprobar subsidios a la Corona; la
actividad de las Cortes castellanas fue intensa e importante a pesar de su carácter consultivo,
debido, en parte, a la representación de las ciudades, principal apoyo de los reyes frente a las
aspiraciones de la nobleza. Sus participantes se agrupan en función de los tres estamentos. A
partir del siglo XV pierden importancia.
Respecto a la organización territorial, en tiempos de Alfonso X se dividió en reino en provincias y
merindades, el gobierno estaba en manos de los concejos, cada vez más en manos de las
oligarquías locales; se impuso el intervencionismo real sobre los concejos mediante el sistema de
regimiento y la extensión de la figura de los corregidores.
La Corona de Aragón era una confederación de reinos, Aragón, Valencia, Mallorca y el
principado de Cataluña tenían distintas instituciones y leyes, esto explica la debilidad de la mayor
parte de los reyes aragoneses; además, los gastos de la expansión mediterránea permitieron a la
nobleza exigir a la monarquía importantes contrapartidas que se consolidan con el Privilegio
General y los distintos Fueros que Pedro III se vio obligado a jurar.
A lo largo de la Baja Edad Media se consolidan las Cortes integradas por representantes de la
nobleza, el clero y la alta burguesía urbana, defendían los intereses feudales frente a la Corona,
existían en Aragón (1245), Cataluña (1214) y Valencia (1238). Aparecen las Diputaciones, en
origen comisiones temporales de las Cortes que pasaron a ser permanentes en los distintos
reinos: La Generalitat Catalana (1359) estaba formada por seis miembros, renovables por tres
años, y estaba encargada de velar por el cumplimiento de las leyes y el mantenimiento del orden
público, se convirtió en el máximo órgano político del Principado. La Diputación del Reino de
Aragón (1412) y la del Reino de Valencia (1419). En Aragón se impuso la jurisdicción del Justicia
Mayor, un cargo en manos de un noble que defendía los privilegios estamentales frente al rey. En
cada reino existía un virrey, lugarteniente o gobernador.
Por lo que respecta a la administración local, los municipios fueron cayendo bajo el control de las
oligarquías urbanas, el gobierno era ejercido por un representante del rey y un concejo asesor.
El reino de Navarra estuvo unido a Aragón hasta el siglo XII en que se independizará; Navarra
careció de la posibilidad de expansión territorial a costa de los musulmanes. Encerrado entre
poderosos vecinos- Castilla, Francia y Aragón- inició un acercamiento a Francia desde el siglo XIV,
que significó la entrada de dinastías Francesas en el gobierno del reino. En los últimos siglos de la
Edad Media se buscó acabar con la presencia francesa en los cargos de gobierno potenciando a
los navarros. Navarra tenía un importante Fuero General, normativa que limitaba las atribuciones
del rey y garantizaba muchos derechos políticos de los súbditos y derechos esenciales jurídicos de
la vida privada. Las Cortes nacidas tardíamente tuvieron gran vitalidad en los siglos XIV y XV.

Texto: PETICIONES DEL ESTAMENTO POPULAR EN LAS CORTES DE


BURGOS
Algunos ricos hombres y caballeros de nuestros reinos toman algunas ciudades y villas y
lugares de nuestros reinos y los hacen suyos, y también hacen nuevamente suyas muchas
casas en perjuicio de los vecinos de dichos lugares (...). Algunos poderosos ponen
tributos nuevamente en algunos lugares donde nunca los hubiera, portazgos, rondas y
otros tributos desfavorables (...).
Algunos de dichos ricos hombres despueblan los dichos lugares que les habían sido
dados, aumentando los pechos (impuestos) de tal manera que los campesinos marchan,
los campos se despueblan y se yerman los lugares (...). También hacen muchos agravios
y sinrazones a sus habitantes, tomándoles mucho de lo suyo y pidiéndoles dinero, y pan,
y vino, y otras cosas y tomándoles los oficios que tienen por sus fueros y privilegios (...).
Pedimos que dichas ciudades y lugares, que fueron siempre de vuestra Corona Real
antes de que el rey Don Enrique vuestro padre los entregase a algunos señores y
caballeros, vuelvan a vuestras manos.
Peticiones del estamento popular en las Cortes de Burgos (1373)

2. Los reinos cristianos en la Baja Edad Media: crisis demográfica, económica y política.
El periodo de la Baja Edad Media fue de crisis generalizada, estuvo marcado por el hambre, crisis
demográfica y los conflictos sociales.
La primera parte del siglo XIV se corresponde con una fuerte crisis de subsistencia al romperse el
equilibrio entre población y recursos tras numerosos ciclos de malas cosechas debido a
condiciones meteorológicas adversas (la llamada pequeña edad glacial). La escasez de cereales
provocó la carestía, el abandono de tierras y el hambre. En este contexto se produce la epidemia
de peste negra de 1348 que llegó a la Península Ibérica por la costa mediterránea. Afectó tanto a
la Corona de Aragón como a Castilla y fue especialmente virulenta en las ciudades. Las pérdidas
demográficas fueron importantes, entre un 25% y un 35% de la población, además la peste se
convirtió en una enfermedad endémica, provocando nuevos repuntes en la mortalidad y
manteniendo a la población aterrorizada; los efectos de la peste negra se multiplicaron sobre las
poblaciones subalimentadas e incrementaron el despoblamiento. Durante el resto del siglo XIV se
mantuvo la regresión demográfica, no sólo por las epidemias, también por las guerras y el hambre.
La crisis demográfica fue mayor en Cataluña y algunas regiones del norte de Castilla y menos
acusada en Aragón, Valencia y en el sur. Durante el siglo XV asistimos a una recuperación
demográfica en Castilla y el reino de Valencia, mientras que en Cataluña la crisis se mantuvo.
La crisis económica estuvo relacionada con la subordinación del sistema económico medieval a
la agricultura, el ciclo de malas cosechas provocó la aparición del hambre; la despoblación de
regiones y campos debido a la peste contribuyó al desastre económico. Los precios tendieron al
alza y los grupos más desfavorecidos tuvieron problemas para acceder a la alimentación. Este
contexto de crisis agraria y demográfica favoreció el auge de la ganadería trashumante, que fue
privilegiada en Castilla con la creación del Honrado Concejo de la Mesta (Alfonso X 1273). Esto
provocó un aumento de la producción de lana que supuso tanto el crecimiento de actividad
artesanal en varias ciudades como la exportación en bruto. También la crisis demográfica tuvo
consecuencias negativas en la producción artesanal, en este caso en Cataluña; tanto Valencia
como Castilla iniciaran su recuperación en el siglo XV.
La combinación de la crisis demográfica y de la crisis económica generó una serie de problemas
sociales que se concretan en enfrentamientos entre la nobleza y los campesinos y en conflictos
de carácter urbano.
En Castilla los nobles había incrementado su poder y los reyes les cedieron jurisdicción. Este
proceso se produjo en paralelo al un incremento de la explotación feudal que se tradujo en
exigencias, nuevos tributos y abusos por parte de los señores, las protestas ante el rey y las
reclamaciones ante las cortes fueron continuas y se concretaron en los llamados memoriales de
agravios. Se generalizaron los movimientos de protestas, el más grave de todos fue la revuelta de
los irmandiños, se desarrolló en Galicia.
En la Corona de Aragón, sobre todo en Cataluña, la existencia de los malos usos hacía que la
situación de explotación de los campesinos fuese más dura. Los payeses catalanes estaban
sometidos, entre otras exigencias feudales a la remença, un impuesto que debían pagar si querían
abandonar la tierra, esto significaba la falta de libertad (servidumbre). En la segunda mitad del
siglo XIV la crisis hace que los señores aumenten sus exigencias, los payeses de remença
comenzaron a organizarse y a enfrentarse a sus señores; el rey Alfonso V les apoyó y suspendió
los malos usos y la remença. Aunque no se solucionó el problema de la remença hasta que
Fernando el Católico declaró extinguidos los malos usos en la Sentencia Arbitral de Guadalupe
(1468).
Otros conflictos, estos en el ámbito urbano fueron los que enfrentaron en Barcelona a la oligarquía
con los sectores populares; también en Mallorca se produjo una rebelión muy grave cuando los
campesinos (forans) se enfrentaron a los señores que vivían en Palma.
Las minorías religiosas también fueron protagonistas de los conflictos sociales de los siglos XIV y
XV. Los mudéjares eran población musulmana, bastante numerosa en Aragón y Valencia donde
trabajaban en el campo y no disminuyó, menos numerosa en Castilla y sometida a una mayor
presión social que hizo que en el siglo XV fueran una minoría. Los judíos eran bastante
numerosos en muchas ciudades, inicialmente gozaron de cierta tolerancia, pero la mayor parte de
la población siempre fue hostil: Vivían aislados en sus barrios (juderías y alhamas) e incluso
debían llevar un distintivo en su ropa. Desde mediados del siglo XIV el antisemitismo creció y la
protección de los reyes no pudo evitar los ataques indiscriminados a las juderías (progroms). El
antisemitismo fue utilizado como válvula de escape a las tensiones sociales y a los conflictos de
clase, la pobreza, la búsqueda de culpables para las catástrofes y los sermones fanáticos fueron
algunas de las causas que explican la persecución de los judíos.
Los conflictos políticos durante estos dos siglos tienen, tanto en Castilla como en Aragón, un
denominador común: el enfrentamiento entre los reyes y la nobleza . La nobleza lucha por
mantener y aumentar su poder y aprovecha los momentos de debilidad de la Corona para lanzarse
contra ella.
En Castilla, tras la muerte de Alfonso X el Sabio se abrió una etapa de crisis marcada por las
minorías de edad de los monarcas. La crisis política fue también constante en el reinado de Pedro
I el Cruel (1350-1369); en primer lugar se produjo el enfrentamiento con el rey de Aragón (guerra
de los dos Pedros) debido a problemas fronterizos y de rivalidad comercial. Después en 1366
estalló una guerra civil en Castilla que enfrentó al rey, que en su intento de someter a la nobleza y
a la Iglesia hizo que estos apoyaran a su hermanastro, Enrique de Trastámara que le disputaba el
trono, y que al final venció y se coronó como Enrique II instaurando una nueva dinastía en Castilla,
y en cuyo reinado se produjo un reforzamiento de los privilegios de nobles e Iglesia para tener su
apoyo. (S. XIV)
Los reinados de Juan II y Enrique IV en el siglo XV se caracterizaron por múltiples conflictos
cuando los monarcas intentan reforzar el poder real y de la administración central. A Enrique IV le
sucedió su hermana Isabel de Castilla. A pesar de todo Castilla salió fortalecida, por el crecimiento
económico y por la consolidación del Estado.
En la Corona Aragonesa la situación fue de constante inestabilidad, por un lado estaba la dificultad
de controlar un conglomerado de reinos, por otro el enorme esfuerzo que suponía la política de
expansión por el Mediterráneo y por último, las pretensiones de la nobleza, más fuerte y mejor
organizada que en Castilla. A todo esto hay que sumar las desastrosas consecuencias de la peste
y de la guerra con Castilla.
La crisis dinástica provocada por la muerte sin descendencia de Martín el Humano se zanjó en
1412 con el compromiso de Caspe y la llegada a Aragón de la Casa de Trastámara con Fernando
I. Alfonso V " el Magnífico" (1416-58) intentó reafirmar el poder de la Corona pero tuvo que
enfrentarse al rechazo de nobles. Sin embargo su labor fue importante en la consolidación de las
posesiones catalano-aragonesas en Italia. Durante el reinado de Juan II la oposición entre el
autoritarismo real y el pactismo de las instituciones catalanas provocó la guerra civil catalana, a
pesar de la victoria del rey, a su muerte la Corona de Aragón quedó arrasada por los conflictos y la
prolongada crisis.

3. Los reinos cristianos en la Baja Edad Media: la expansión de la Corona de Aragón en


el Mediterráneo.
Confluyen en la expansión aragonesa por el Mediterráneo central los intereses de la monarquía
por ampliar sus dominios una vez acabada “su reconquista” peninsular, los de la nobleza en busca
de nuevos títulos y rentas y los burgueses de Barcelona y Valencia como mejor medio de expandir
su comercio con nuevos mercados.
La Corona de Aragón se lanza a la creación de un imperio comercial y territorial en el
Mediterráneo. Las bases de esta expansión son: el extraordinario desarrollo del comercio a larga
distancia, la creación de un aparato jurídico de carácter internacional (figura del cónsul) y la
conquista militar de importantes zonas.
Los comerciantes catalanes obligaron a sus monarcas a reafirmar militarmente su dominio
comercial. La primera apertura hacia el Mediterráneo fue la conquista de Mallorca por Jaime I el
Conquistador.
Durante el reinado de Pedro III el Grande se conquista Sicilia (1282). Con Jaime II, una expedición
militar de mercenarios catalano-aragoneses, los almogávares, que al mando de Roger de Flor
partieron hacia el Imperio bizantino para luchar contra los turcos. El emperador de Bizancio
desconfiando de sus triunfos hizo asesinar a Roger de Flor lo que dio lugar a la “venganza catalán”
de sus capitanes que conquistan y ponen bajo la autoridad del rey aragonés el Estado vasallo de
Atenas-Neopatria en Grecia (s. XIV). También se lleva a cabo la conquista de Cerdeña, que se
convierte en un importante núcleo comercial.
Alfonso V, el Magnánimo dedicó todo su esfuerzo a la ampliación del imperio mediterráneo. En
1442 consiguió incorporar el reino de Nápoles a la Corona de Aragón. La expansión favoreció a la
burguesía catalana, que llegó a entablar una dura competencia con las repúblicas mercantiles
italianas: Venecia, Génova y Pisa. Los territorios mediterráneos no quedaron bajo el control directo
del monarca, sino indirectamente a través de príncipes pertenecientes a la familia real.
Hay que destacar que el coste económico de estas empresas imperialistas forzó a los reyes de
Aragón a pedir ayuda continuamente a la nobleza y al clero. Este es uno de los factores que
explican que la monarquía aragonesa fuera una ”monarquía pactista”. La expansión militar fue
muy costosa y además de desgatar sus finanzas y erosionar su política interior y exterior, le
granjeó numerosos enemigos dentro y fuera del reino, aunque permitió un próspero desarrollo
comercial para Cataluña, Valencia y Baleares
4. Los reinos cristianos en la Baja Edad Media: Las rutas atlánticas: castellanos y
portugueses. Las islas Canarias.
Castilla mostró pronto interés por el control de las rutas marítimas del Estrecho de Gibraltar; las
causas que explican el interés por las rutas atlánticas tienen que ver con el desarrollo del comercio
marítimo en el norte de África y en la Europa Atlántica, principales centros de acción exterior de
Castilla. Los puertos andaluces se convirtieron en punto de escala preferente en cualquier viaje
entre el Mediterráneo y el Atlántico, en Sevilla y otras ciudades andaluzas se instalaron banqueros
y agentes comerciales en su mayoría genoveses e italianos. La importancia del tráfico marítimo
permitió el desarrollo de la industria naval. El otro foco de expansión fueron los puertos del
Cantábrico, sobre todo Bilbao, donde estaba centralizado el mercado de lana y hierro vasco hacia
los puertos de la costa atlántica europea, y a Flandes, de donde se importaban productos de lujo.
La importancia de las rutas marítimas hizo que la corona castellana buscara alianzas políticas,
desde la llegada al trono de los Trastámara hay un claro alineamiento con Francia con quien se
firmó una alianza militar, como cumplimiento de esta alianza la marina castellana intervendrá en
defensa de las costas francesas frente a los británicos en el marco de la guerra de los Cien Años,
la victoria castellana en La Rochelle (1372) fue el comienzo de la hegemonía castellana en las
rutas del Canal y del Golfo de Vizcaya y preparó al país para el descubrimiento de América.
En su expansión atlántica, Castilla estaba en abierta competencia con Portugal, el principal
impulsor de esta primera etapa fue el infante don Enrique (el Navegante); estableció en Sagres
una auténtica escuela de navegación desde la que colocó a Portugal a la cabeza de la política
descubridora, hacia mediados del siglo XIV habían ocupado los archipiélagos de las Azores, Cabo
Verde y Madeira y habían comenzado a recorrer la costa africana. La rivalidad de Castilla con
Portugal tuvo un segundo episodio de enfrentamiento político, un pleito dinástico que terminó
inscrito en el contexto general de la Guerra de los Cien años debido a la alianza entre Portugal e
Inglaterra, los castellanos invadieron Portugal pero sufrieron una aplástate derrota en Aljubarrota
(1395) que alejó a Castilla del trono luso pero no hizo desparecer la rivalidad comercial y
diplomática entre los dos reinos.
Por lo que respecta a Canarias, este archipiélago se encontraba en un estadio evolutivo cercano
al neolítico, sus pobladores se dedicaban al cultivo de cereales y sobre todo, al pastoreo; la
presencia europea era muy antigua y durante el siglo XIV llegaron marinos mallorquines,
andaluces y portugueses.
En 1402 un grupo de caballeros normandos al mando de Juan de Betancourt llegó a Lanzarote y
en nombre del rey de Castilla comenzó la colonización. La conquista del Archipiélago Canario duró
cerca de un siglo. Varios factores fueron la causa de que se alargara tanto, como la falta de
medios económicos por parte de los conquistadores, la fuerte resistencia que ofrecieron algunas
islas y también que las islas no eran tan ricas como muchos europeos suponían y ante esta
evidencia bajaba mucho el afán descubridor. Al principio la Corona castellana no mostró mucho
interés por estas islas, pero con la expansión marítima del siglo XV los enclaves canarios se
hicieron cada vez más importantes, de ahí su definitiva conquista a finales del siglo.
No tiene por ello nada de extraño que fuera precisamente en ese territorio en donde, años más
tarde, encontrara Cristóbal Colón tanto el aliento como las bases materiales para llevar a cabo su
proyecto de viaje a las Indias cruzando el Atlántico.

Bloque 2. La Edad Media: Tres culturas y un mapa político en constante cambio (711-
1474)

Los reinos cristianos.

2.4 Los primeros núcleos de resistencia cristiana. Principales etapas de la Reconquista.


Modelos de repoblación.
Durante los siglos VIII al X tiene lugar la etapa de formación y consolidación de los reinos
cristianos a partir de unos pequeños núcleos de resistencia que se sitúan en la Cordillera
Cantábrica y en los Pirineos. Además se inicia la Reconquista, que es el proceso de expansión
de los reinos cristianos en los territorios musulmanes, y que es paralelo al proceso de
repoblación que suponía el reparto de las tierras y la organización de su explotación en diferentes
modelos, adaptándose a las circunstancias, necesidades y características de las tierras y que se
desarrolla en 4 etapas:

1ª. Siglos VIII al X: formación, consolidación de los reinos cristianos y ocupación del
valle del Duero.
- El reino astur-leonés surgió en torno a un grupo de nobles visigodos refugiados en la zona
cantábrica, encabezados por Pelayo, noble de origen visigodo a quien proclamaron rey y con
capital en Oviedo. Se organizó el Estado sobre la base del derecho visigodo, (Fuero Juzgo), se
configuró una iglesia independiente de la de Toledo, justo cuando se inicia el mito de Santiago,
potenciado por la corona por razones ideológicas y económicas. El periodo de máximo esplendor
llega con Alfonso III a finales del siglo IX, la frontera se sitúa en el valle del Duero, siempre
entendiendo que el éxito tuvo mucho que ver con la crisis que atravesaba el emirato. A comienzos
del s. X la capital del reino se traslada a León, comenzamos a hablar de reino de León. Aparece el
condado de Castilla.
La zona de los Pirineos era zona de frontera entre el reino franco y el poder musulmán.
Carlomagno, creó una frontera, la Marca Hispánica, para frenar a los musulmanes territorios que
serán gobernados por condes, primero francos luego autóctonos.
- El reino de Pamplona, embrión del futuro reino de Navarra. Se constituyó en el siglo IX en el
Pirineo occidental los orígenes del reino son confusos, en el siglo IX está en el poder la familia
Arista, sin embargo en el siglo X se consolida la dinastía Jimena que extendió su poder por tierras
de La Rioja. El reino llegó a su máximo esplendor con Sancho III (1000-1030). Tras su muerte el
reino se divide entre sus hijos lo que supuso el fin de esta hegemonía política.
- El condado de Aragón, surgió en los valles pirenaicos en torno a Jaca. En el s. IX eran vasallos
de los francos, un siglo después Aznar Galíndez iniciaba una dinastía condal sólida, desde Jaca el
condado se fue extendiendo al tiempo que desaparecía la influencia carolingia.
- Los condados catalanes. Los territorios del Pirineo oriental fueron conquistados e incorporados
por los carolingios a finales del s. VIII, constituyeron la Marca Hispánica. Eran un conjunto de
condados gobernados por familias francas. A finales del s. IX Wilfredo el Belloso, conde de Urgell,
consiguió el control de otros condados, que pasaron a su sucesor, formando un núcleo de poder
de cierta importancia; no se puede hablar de independencia hasta finales del siglo X, con Borrell II,
que aprovechó el cambio en la dinastía francesa para dejar de prestar juramento a los reyes
francos. La conexión con el reino franco explica la penetración de las instituciones feudales
europeas en Cataluña.
El modelo de repoblación de esta etapa es la presura o aprisio que consistía en la ocupación de
una tierra despoblada o de muy baja ocupación, por la nobleza guerrera y por campesinos que se
ocuparon de su explotación, se les reconocía la propiedad con solo cultivarlas, luego legitimada
por los reyesHabía además tierras comunales. Se consolido la pequeña propiedad, característica
en la Península Ibérica al norte de la línea del Duero.

2ª. Siglo XI y primera mitad del XII: conquista de los valles del Tajo y del Ebro.
Las causas que permitieron el avance cristiano están en la debilidad de al-Ándalus y también en el
crecimiento demográfico y económico de los reinos cristianos.
La caída del Califato y la formación de las taifas fue aprovechada por los reyes cristianos
aprovecharon para exigir a los soberanos musulmanes el pago de parias a cambio de no atacarles
e incluso de ayudarles en caso de ser atacados por otros reinos cristianos o musulmanes. Las
parias proporcionaron a los reyes enormes sumas de oro que permitieron afianzar su autoridad y
fortalecer a los ejércitos cristianos al tiempo que favorecían el desarrollo económico.
En la conquista del valle del Tajo fue clave la toma de Toledo dirigida en 1085 por Alfonso VI que
logró unificar de nuevo los reinos de Castilla y León. Tras esta los almorávides detuvieron el
avance cristiano en Sagrajas (1086) y reunificaron al Ándalus.
Los núcleos de resistencia orientales tomarán también la iniciativa frente al poder musulmán en el
siglo XI. El reino de Navarra será el menos activo. Aragón, condado convertido en reino desde
Ramiro I, atacó al rey taifa de Zaragoza. Sus sucesores continuaron con las campañas avanzando
por el valle del Ebro. El territorio ganado por el monarca aragonés era extenso y rico, tanto por
sus ciudades como por sus extensas zonas de regadío.
La repoblación concejil es la forma de repoblación que se desarrolló en las tierras
comprendidas entre el Duero y el Tajo. El territorio reconquistado era dividido en concejos con
grandes términos regidos por una ciudad. El rey otorgaba a la ciudad un Fuero o Carta Puebla que
regulaban la vida municipal lo que permitió la aparición de comunidades de villa y tierra integradas
por una ciudad que actuaba como capital y el territorio circundante, el alfoz, formado por
numerosas aldeas. La estructura de la propiedad que resultó de este sistema repoblador se
caracterizó por el predominio de la mediana propiedad libre y la abundancia de tierras comunales
(pastos y bosques).
3ª. La segunda mitad del siglo XII: la conquista del valle del Guadiana, alto Júcar y
Turia.
A mediados del siglo XII se produce la independencia de Portugal y se firmó los Tratados de
Tudillén y Cazorla en el que se fijaba la distribución del territorio de Al -Ándalus que quedaba por
conquistar entre los dos reinos.
El reino de Navarra consiguió mantener su independencia pero no pudo evitar la anexión definitiva
de Álava y Guipúzcoa por Castilla (1200).
El siglo terminaba con la derrota de los castellanos ante los almohades en Alarcos (1195)
Durante la segunda mitad del siglo XII nacen en tierras de Castilla y León las órdenes militares
españolas, la primera fue la Orden de Calatrava (1158), modelo de las posteriores; Alcántara y
Santiago. Su papel fue clave en la lucha contra los musulmanes y en la actividad repobladora.
4ª. Siglo XIII: conquista del valle del Guadalquivir, Levante y Baleares.
La derrota de Alarcos consiguió la unión de los reyes de Castilla (Alfonso VIII), Aragón (Pedro II) y
Navarra (Sancho VII) y en 1212 los cristianos infringieron una severa derrota a los musulmanes
en las Navas de Tolosa, que permitió un rápido avance.
Alfonso IX de León conquistó Extremadura , mientras que Andalucía y Murcia fueron conquistadas
por Fernando III de Castilla, que además consiguió la reunificación definitiva de Castilla y León
tras la muerte de Alfonso IX (1230). El dominio musulmán quedaba reducido al reino nazarí de
Granada, vasallo de la Corona castellana hasta el s. XV.
Respecto a la Corona de Aragón, Jaime I el Conquistador, tomó Baleares en 1229. La conquista
de Valencia fue realizada de forma conjunta por la nobleza catalana y aragonesa cuyos intereses
económicos y territoriales coincidían. La frontera con el reino de Castilla quedó establecida en la
actual Alicante.
El repartimiento fue el modelo repoblador característico del siglo XIII y de la zona del valle del
Guadalquivir y del sur de Levante. Se adjudicaron casas y lotes de tierra con la población
musulmana adscrita entre los nobles y las órdenes militares que habían participado en la
conquista como pago por su apoyo militar. En territorios más vacíos como Extremadura o el valle
del Guadiana la escasez de colono favoreció que la tierra se adjudicase en grandes latifundios.
2.5 Los reinos cristianos en la Edad Media: organización política, régimen señorial y
sociedad estamental.

Durante la Edad Media surgirán diferentes fórmulas de gobierno que perdurarán durante siglos y
que tendrán gran repercusión en la historia de la península.
El rey es la figura fundamental del gobierno, ostenta todos los poderes, y en torno a él surgirá la
corte o curia regia, un consejo consultivo, que con el tiempo se amplía con consejeros y cargos
especializados: mayordomo, alférez…Los reyes no tenían capital fija.
A partir del siglo XIII (León 1188) surgirán nuevas instituciones como las Cortes donde se reunían
representantes de los estamentos: nobleza, clero y estado llano o ciudades, pero carecían de
poder legislativo, sus funciones eran aconsejar al rey, jurar al heredero y vigilar nuevos impuestos.
La Corona de Castilla acabará englobando a los reinos y territorios de Galicia, Asturias, León,
País Vasco, Castilla, Extremadura, Andalucía y Canarias. La monarquía tuvo un gran peso político,
se impone un modelo autoritario, pero los enormes territorios entregados en la repoblación a las
Órdenes Religiosas, a la Iglesia y a los nobles hicieron surgir una nobleza terrateniente muy
poderosa, en algunos casos incluso más que la misma monarquía. Con el fin de simplificar las
diferencias legales, Alfonso X "el Sabio" elaboró el "Código de las Partidas" y concedió el "Fuero
General " a todas las ciudades.
En la administración local el órgano más importante era el concejo gobernado por los regidores.
A finales del XIV surge la figura del corregidor, con funciones judiciales y militares, que
representaba a los reyes en los municipios.
En la Corona de Aragón la monarquía tendrá un modelo pactista, cada territorio que lo formaba
(Aragón, Cataluña, Valencia y Baleares…) mantendrá unas cortes e instituciones propias que
vigilarán el poder del rey, y unas leyes y fueros diferentes. Estos territorios solo tienen en común
el monarca. Destaca el Justicia Mayor de Aragón que juzgaba conflictos entre los nobles y el rey.
La administración municipal variaba según los reinos. En Aragón gobernaba un justicia o alcalde
nombrado por el rey. En Cataluña gobernaban unos magistrados locales, los jurats, asesorados
por un Consell. El Consejo de Ciento era una institución municipal con carácter asesor y
administrativo.
Respecto a la organización social de los reinos cristianos peninsulares se consolidó una
estructura estamental: el clero, la nobleza y los campesinos. La división social se caracterizaba por
la rigidez, la movilidad vertical era muy escasa, sólo el clero puede considerarse un estamento
abierto. La Reconquista impulsó en la Península Ibérica el proceso de expansión del sistema
feudal, similar al del resto de Europa, caracterizado por la debilidad del poder de los reyes,
carentes de un ejército propio y un fortalecimiento de la nobleza que se atribuirá los poderes del
Estado en sus territorios (defensa militar, poder judicial, cobro de impuestos...)
La nobleza era uno de los estamentos privilegiados, a cambio de su función recibía del rey un
territorio del cual obtener rentas para sufragar sus gastos; no pagaban impuestos y tenían sus
propios tribunales. Protagonizaron enfrentamientos con la monarquía.
El clero era el otro estamento privilegiado, disfrutaba de propiedades y privilegios semejantes a los
de la nobleza, cobraba el diezmo y no pagaba impuestos.
El tercero de los ordenes sociales era el estado llano, la mayoría de la población, estaba formado
en su inmensa mayoría por campesinos que, a lo largo del proceso de feudalización y repoblación
habían perdido sus tierras y pasado a depender de señores a los que les unían lazos de
dependencia; los campesinos libres eran mayoría solo en el norte. En las ciudades vivían
fundamentalmente artesanos y comerciantes libres, los burgueses y a partir de la expansión
comercial del s. XIII se forma una oligarquía urbana protegida por la monarquía.
La economía fue fundamentalmente agraria. La propiedad de la tierra era muy diversa; los nobles
y la jerarquía eclesiástica tenían señoríos (trabajados por siervos) y grandes latifundios donados
por la monarquía durante la repoblación. En el centro y en el norte peninsular predominaba la
mediana y pequeña propiedad agraria de las zonas repobladas con presura y con el método
concejil. En los valles del Ebro, Levante y Andalucía permanecieron grandes grupos mudéjares
que siguieron manteniendo una agricultura de regadío.
Dentro de la economía agraria destaca la ganadería, así surgirán el Honrado Concejo de la Mesta
la Mesta, creado por Alfonso X “el Sabio” en 1273 que perduró hasta 1836. Es una institución que
se encargaba de regular todos los aspectos relativos a la ganadería trashumante de ovejas
merinas Juzgaba los litigios y se encargaban de recaudar los impuestos y los derechos reales.

2.6. Organización política de la corona de Castilla , de la Corona de Aragón y del reino


de Navarra al final de la Edad Media.

A lo largo del siglo XIII se consolidan dos modelos diferentes en las dos principales coronas
peninsulares, así el rasgo más acusado de la Corona de Castilla es el proceso de fortalecimiento
del papel de la monarquía (más autoritaria) mientras en la Corona de Aragón se impone el
“pactismo”
En la Corona Castellana a partir del siglo XIII se producen dos cambios institucionales
importantes: la aparición de las Cortes (1188) y la unificación legal a partir del la reintroducción del
Derecho Romano, que además defendía que la autoridad debía concentrarse en manos del rey,
único que tenía capacidad para aprobar o derogar leyes; así se establece en las Partidas de
Alfonso X y en el Ordenamiento de Alcalá de 1348 que reforzó el poder del rey.
En la evolución del Estado castellano lo más importante es el desarrollo y consolidación de las
instituciones, iniciado por Alfonso X y continuado por los Trastámara: El Consejo Real que había
nacido como órgano consultivo se convirtió en el principal instrumento de gobierno en el s. XIV. La
creación de la Audiencia o Chancillería , con sede en Valladolid, regularizó la función de la
justicia. La Corte incluía una serie de cargos y oficiales al servicio del rey como Mayordomo (a
cargo del patrimonio real), Chanciller (burocracia), Condestable (fuerza militar) o Almirante
(armada); prácticamente todos estaban en manos de la nobleza. La Hacienda se especializó y
cobró importancia, el progresivo aumento de impuestos (alcabala, servicio, montazgo) favoreció la
creación de las Contadurías de Hacienda y Cuenta y se organizó una red de recaudadores por
todo el territorio. Además se dieron pasos hacia la creación de un ejército permanente al servicio
de la corona, además cada vez desempeñaran un papel más importante en las tareas de gobierno
los letrados, formadas en leyes en las universidades.
Las Cortes de Castilla tienen su origen en 1188 cuando Alfonso IX de León convoca en una
sesión extraordinaria de la Curia Regia (órgano consultivo formado por los nobles) a
representantes de las ciudades para contrarrestar el poder de los señores y afianzar la autoridad
real. Este hecho se considera como el inicio de las Cortes leonesas que precedieron a las de
Castilla. Aunque se ha resaltado su talante democrático, lo más que consiguieron los
representantes de las ciudades fue el ejercicio del derecho de petición al Rey. Pronto se instaló la
costumbre de reuniones periódicas que tenían como objetivo aprobar subsidios a la Corona; la
actividad de las Cortes castellanas fue intensa e importante a pesar de su carácter consultivo,
debido, en parte, a la representación de las ciudades, principal apoyo de los reyes frente a las
aspiraciones de la nobleza. Sus participantes se agrupan en función de los tres estamentos. A
partir del siglo XV pierden importancia.
Respecto a la organización territorial, en tiempos de Alfonso X se dividió en reino en provincias y
merindades, el gobierno estaba en manos de los concejos, cada vez más en manos de las
oligarquías locales; se impuso el intervencionismo real sobre los concejos mediante el sistema de
regimiento y la extensión de la figura de los corregidores.
La Corona de Aragón era una confederación de reinos, Aragón, Valencia, Mallorca y el
principado de Cataluña tenían distintas instituciones y leyes, esto explica la debilidad de la mayor
parte de los reyes aragoneses; además, los gastos de la expansión mediterránea permitieron a la
nobleza exigir a la monarquía importantes contrapartidas que se consolidan con el Privilegio
General y los distintos Fueros que Pedro III se vio obligado a jurar.
A lo largo de la Baja Edad Media se consolidan las Cortes integradas por representantes de la
nobleza, el clero y la alta burguesía urbana, defendían los intereses feudales frente a la Corona,
existían en Aragón (1245), Cataluña (1214) y Valencia (1238). Aparecen las Diputaciones, en
origen comisiones temporales de las Cortes que pasaron a ser permanentes en los distintos
reinos: La Generalitat Catalana (1359) estaba formada por seis miembros, renovables por tres
años, y estaba encargada de velar por el cumplimiento de las leyes y el mantenimiento del orden
público, se convirtió en el máximo órgano político del Principado. La Diputación del Reino de
Aragón (1412) y la del Reino de Valencia (1419). En Aragón se impuso la jurisdicción del Justicia
Mayor, un cargo en manos de un noble que defendía los privilegios estamentales frente al rey. En
cada reino existía un virrey, lugarteniente o gobernador.
Por lo que respecta a la administración local, los municipios fueron cayendo bajo el control de las
oligarquías urbanas, el gobierno era ejercido por un representante del rey y un concejo asesor.
El reino de Navarra estuvo unido a Aragón hasta el siglo XII en que se independizará. Navarra
careció de la posibilidad de expansión territorial a costa de los musulmanes. Encerrado entre
poderosos vecinos- Castilla, Francia y Aragón- inició un acercamiento a Francia desde el siglo XIV,
que significó la entrada de dinastías Francesas en el gobierno del reino. En los últimos siglos de la
Edad Media se buscó acabar con la presencia francesa en los cargos de gobierno potenciando a
los navarros. Navarra tenía un importante Fuero General, normativa que limitaba las atribuciones
del rey y garantizaba muchos derechos políticos de los súbditos y derechos esenciales jurídicos de
la vida privada. Las Cortes nacidas tardíamente tuvieron gran vitalidad en los siglos XIV y XV.
La situación de predomino francés llegó hasta que en 1425 Juan II de Aragón fue proclamado
también rey de Navarra. El enfrentamiento con su hijo, que desencadenó una guerra civil, debilitó
al reino y facilito que en 1512 fuera conquistado por Fernando el Católico quien lo incorporó al
reino de Castilla.

Texto: PETICIONES DEL ESTAMENTO POPULAR EN LAS CORTES DE


BURGOS
Algunos ricos hombres y caballeros de nuestros reinos toman algunas ciudades y villas y
lugares de nuestros reinos y los hacen suyos, y también hacen nuevamente suyas muchas
casas en perjuicio de los vecinos de dichos lugares (...). Algunos poderosos ponen
tributos nuevamente en algunos lugares donde nunca los hubiera, portazgos, rondas y
otros tributos desfavorables (...).
Algunos de dichos ricos hombres despueblan los dichos lugares que les habían sido
dados, aumentando los pechos (impuestos) de tal manera que los campesinos marchan,
los campos se despueblan y se yerman los lugares (...). También hacen muchos agravios
y sinrazones a sus habitantes, tomándoles mucho de lo suyo y pidiéndoles dinero, y pan,
y vino, y otras cosas y tomándoles los oficios que tienen por sus fueros y privilegios (...).
Pedimos que dichas ciudades y lugares, que fueron siempre de vuestra Corona Real
antes de que el rey Don Enrique vuestro padre los entregase a algunos señores y
caballeros, vuelvan a vuestras manos.
Peticiones del estamento popular en las Cortes de Burgos (1373)

Eje cronológico

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