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Programa de Historia
UPB
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En su barrio de infancia, La Paz, en Envigado, construyó canchas de fútbol y viviendas.
https://www.abc.es/historia/abci-autentica-muerte-pablo-escobar-suicido-sanguinario-cocaina-
201610190539_noticia.html
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https://www.semana.com/nacion/articulo/cifras-de-atentados-victimas-de-escobar/365633-3
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Hermes Zapata, Maria Gladys Echeverry y Beatriz Elena Zapata, mis familiares, son las personas que relatan
este momento coyuntural
El fútbol como acercamiento. ¿Héroe o villano?
En esta misma década de los años 80, coincidí con el señor Pablo Escobar en varios
partidos, pero ya partidos más privados, con el fin de que “el patrón” o “doctor” como
le llamaban todos a su alrededor, se desestresara. En cierta ocasión compartí
equipo con el “patrón”, allí me di cuenta de que presentaba unos dolores de rodilla
y, casualmente me le acerqué y le pregunté: Doctor, ¿Qué le pasó en la rodilla? A
lo cual me respondió que no sabía, pero que le dolía mucho y se sentía muy mal
por el dolor, acto siguiente le pregunté por qué no se hacía operar, y el señor Pablo
Escobar me dijo: “Me da miedo de la cuchilla”. Esto me impactó y todavía lo tengo
grabado como si hubiera sido ayer. En aquel tiempo no teníamos noción de todo lo
que él hacía, ni preveíamos lo que iba a hacer.
Habla Hermes Zapata: Esos recuerdos los tengo todavía muy patenticos. Me
acuerdo que el dos de diciembre de 1993 me encontraba laborando en Química
Antex, una fábrica con sede en Medellín, de allí fui a hacer las compras de unas
herramientas que necesitaba. De regreso, en vez de dirigirme a mi hogar, fui al
barrio Girardot a visitar a mi mamá, al llegar me encontré a toda la familia
sentada en la sala, observando el televisor, mirando impresionados la pantalla y
tratando de dilucidar lo que ésta decía, que el señor Pablo Escobar Gaviria,
héroe y villano había caído abatido en un barrio de la ciudad de Medellín. Yo me
asombré en un principio y luego sentí un alivio, porque había una zozobra en la
sociedad, se vivían momentos tensos. El solo ver pasar un carro de policía
generaba miedo, ya que no se sabía con certeza cuándo tenían puesta una
bomba. Se vivía con el estrés generado por tantos atentados, en el que la
sociedad civil se vio afectada. Entonces, el darse cuenta de que la persona que
ocasionó todos estos daños al país y sus habitantes había muerto, le hacía a
uno sentir un alivio profundo, y más al saber y tener presente a todos los
conocidos inocentes que murieron en medio de esta guerra.
El ambiente luego del deceso de Escobar fue tenso, porque se pensaba que las
personas que lo idolatraban, la cual no era poca, iban a reaccionar frente al
estado.
Habla Beatriz Elena: Juan fe, recuerdo que estaba viviendo en Sincelejo. Ya
vamos para casi treinta años cuando se oyó esa noticia, ¿no? Bueno, lo que sí
recuerdo es que todos esos costeños eran asombrados, porque Escobar era
todo un personaje, y nos decían que sin él estábamos “jodidos”, que ahora quién
nos iba a defender ante el mundo. Irónico, porque después de muerto fue que
se supo con certeza todo lo malo que hizo y lo asesino que llegó a ser, antes no,
porque pasaba “platica”, obvio. Bueno, eso es todo, no me acuerdo de muchos
más detalles en cuanto a ese día.
A lo que se quiere llegar con estas memorias es ver la importancia que tuvo el
personaje en Colombia, donde hay un antes y un después luego del nacimiento
y muerte del personaje ya narrado. No se trata de decir cuáles relatos son ciertos
y cuáles no, pues la memoria es selectiva y subjetiva y se construye
históricamente y socialmente mediante elementos heterogéneos que marcan la
vida de las personas, lo que a ellos les quedó, lo que a ellos los marcó.