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MONÓLOGO
EL BOSSON DE HIGS
PERSONAJES:
ESPACIO
Es el interior de un hospital psiquiátrico, en uno de los cuartos más aislados, con las
paredes acolchadas. Apenas una pequeña rendija en la puerta comunica con el exterior.
Ahí está un hombre maduro, rondando los cincuenta años, canoso, con el cabello un poco
largo, se ve descuidado en su aseo personal, responder al nombre de Larry. Todo el lugar
denota falta de higiene, viste camisa de fuerza, con la mirada perdida hacia la nada. Es
escoltado por dos enfermeros del centro psiquiátrico hacia la oficina del Psiquiatra de la
institución, la Dra. Mont para la evaluación de rutina de su tratamiento.
La Dra. Mont lo observa pero no dice ni una palabra, los enfermeros lo acomodan en una
silla, y se retiran. Ella saca pluma y una libreta y comienza a anotar lo que Larry inicia a
balbucear tímidamente…
-No, no; espérate. Te voy a contar qué fue exactamente lo que sucedió, porque tú de eso no
puedes saber nada… (Exitado, ansioso)
Lo que sí sabes, por lo que viste, es que, en cuanto me decidí, me fui directamente al jardín
en su busca, sin pensarlo más… (Pausa) Ese horrible siniestro jardín suyo. Sudaba de
angustia a cada paso que daba… ¡por todo! Pero claro que sobre todo por lo que sí sabía y
por lo que sabes muy bien que no sabía. (Insistemente, mira a la doctora a los ojos)
La doctora Mont se incomoda, se levanta de su silla y se sirve una taza de café mientras
continúa escuchando a Larry divagar por su desequilibrada mente unos minutos más:
(Cabizbajo, se encoge de hombros) …Por allá, por los viejos duraznos… sí, los que están
junto a la cerca que marca los límites de la propiedad ¿ya sabes cuáles? (Mira a la doctora
esperando su respuesta) Vi, por fin, su silla de ruedas.
Larry se lleva las manos a la cabeza y se jala el cabello, comienza golpearse la cabeza,
los enfermeros entran y lo amarran a la silla para evitar que se siga haciendo daño. Larry
desesperado, continúa hablando esforzándose por parecer coherente.
No; no lo hice. Sentía tal frustración por no haber podido hacer nada en aquella situación
absurda, tanta vergüenza, que ya no quise ver a ninguno de ustedes como les había
prometido. (La doctora vuelve a hacer anotaciones en su libreta, toma un sorbo de café y
continua escuchando a Larry en silencio, pero un poco extrañada) Así es que salí a la calle
por la puerta lateral del jardín y me alejé de la casa con el propósito de no regresar allí
jamás.
Eso fue. Te juro por mi madre que fue así como se dio el encuentro. (Se le entrecorta la
voz. Mira a los ojos a la Doctora y le dice seriamente)… No he quitado ni añadido
absolutamente nada. ¿Qué dices ahora?