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Editorial
Populismo y posverdad,
¿sólo tendencias?
Jorge Luis Manrique
jmanrique@intramed.net
Inmanencia 2016;5(1):161-165
Un emisor y un receptor se comunican y comparten
ideas, sentimientos, opiniones y conceptos por me-
dio del intercambio de señales comprensibles para
ambos. Para la comunicación oral y escrita, utilizan
idiomas o lenguas, sistemas convencionales que de-
finen normas, reglas, vocabulario y gramática, incor-
poran o descartan vocablos y modifican acepciones
en respuesta a estímulos sociales, científicos, eco-
nómicos o culturales del medio. Hoy se hablan unos
seis mil novecientos idiomas. Tres de los casi siete mil
millones de humanos se comunican en diez lenguas:
mandarín (873 millones), hindi (570), español (330),
inglés (328), árabe (230), portugués (220), bengalí
(203), ruso (145), japonés (126) o punjabi (109).
La expresión inglesa International Network of Com-
puters (Red Internacional de Computadoras), apo-
copada como Internet, fue definida por el Diccio-
nario de la Lengua Española como “red informática
mundial, descentralizada, formada por la conexión
directa entre ordenadores mediante un protocolo
especial de comunicación”. La Web 1.0. surgió en los
´60, cuando la red publicaba documentos de texto
que los usuarios sólo podían leer. El primer correo
electrónico se envió en los ´70. Infinitas novedades
en equipos y programas posibilitaron almacenar y
compartir textos, imágenes, sonido y video e inte-
ractuar en tiempo real o diferido. Progresivamente,
los internautas abandonaron el rol de consumidores
pasivos y se convirtieron en productores de conteni-
do. Reunidos en comunidades virtuales interactivas,
generaron las Redes Sociales (Social Media), cuna de
la Web 2.0. A principios del siglo XXI setenta millones
de ordenadores se enlazaban en la red. La conectivi-
dad aumentó en forma exponencial y a fines de 2016
Facebook registraba mil ochocientos, YouTube mil,
Instagram quinientos y Twitter trescientos cincuenta
Porque las palabras han dejado de comunicar.
Cada palabra es dicha para que no se oiga otra.
La palabra, hasta cuando no afirma, se afirma….
La palabra no muestra. La palabra disfraza.
José Saramago
millones de usuarios. En este medio anidó el medio
de comunicación de mayor penetración del planeta
que compite con ventaja con los medios gráficos,
radiales, televisivos o cinematográficos y constituye
la principal fuente de entretenimiento infantil.1 Una
tercera parte de los internautas se comunican en in-
glés (26%) o español (7%). 2En todas las redes se apli-
ca el microtargeting, técnica basada en algoritmos
estadísticos que analiza, individualiza y agrupa a los
usuarios según los deseos, creencias o expectativas
manifestados y ofrece acorde con ellos bienes, obje-
tos o servicios (pasajes, alojamientos, libros, música,
objetos, compañía…). Sistemas operativos más sim-
ples compatibles con múltiples dispositivos, acceden
a gran cantidad de información almacenada en fuen-
tes externas (nubes); ordenan metadatos aplicando
lógica descriptiva y logran conclusiones con las que
corrigen y cambian procedimientos (aprenden) y dan
lugar a acciones compatibles con la inteligencia arti-
ficial, germen de la Web 3.0. (web inteligente) que ya
está en curso.
La inteligencia es la capacidad de efectuar el análisis
lógico, racional y afectivo de cualquier información,
comparar con conocimientos específicos lo aprecia-
do, concebir ideas y decidir o imaginar acciones. La
calidad de los resultados por lograr se relaciona con
el quantum de información examinado y con la apti-
tud del metabolismo de procesamiento aplicado. La
exteligencia es una forma de inteligencia cognitiva.
El individuo forma parte de un sistema. Accede al sa-
ber almacenado fuera del cerebro, interactúa con el
medio (personas, libros e ideas), interpreta señales o
patrones de interés estratégico y finalmente decide.
La interacción entre ambas inteligencias maximiza la
autonomía de opinión y de acción.3
Los medios de comunicación difunden y divulgan

información, hechos e ideas con fines informativos,
publicitarios, propagandísticos o aún lúdicos. Utilizan
estilos diversos, contienen opiniones y transmiten
intenciones del emisor y siempre apelan a los inte-
reses del receptor al que se dirigen. La información
aporta hechos o conceptos presuntamente supervi-
sados y ordenados y ofrece elementos que permiten
evaluar hechos y conceptos para actuar con funda-
mento racional. La publicidad inserta o reposiciona
un producto o servicio en el mercado con la inten-
ción de modificar conductas de consumo y maximi-
zar ventas. La propaganda selecciona, censura y ma-
nipula hechos y argumentos con criterio dogmático
para sustentar conclusiones con las que promueve
actitudes que convienen al emisor. La jerarquía infor-
mativa regida por el automatismo del microtargeting
es sustantivamente funcional a la propaganda.
El término del año
Desde 2013 varias entidades dedicadas al estudio de
los idiomas eligen la palabra a la que estiman prota-
gonista del año, de acuerdo con el uso en los medios
y el interés lingüístico despertado sin tomar en cuen-
ta belleza, originalidad o novedad del término.
Desde entonces, la Fundación del Español Urgente
(Fundéu BBVA)4seleccionó los términos escrache
(ruptura, destrucción, aplastamiento o registro foto-
gráfico de una persona); selfi (fotografía tomada de
uno mismo, en general con teléfonos móviles, table-
tas o cámaras web) y refugiado (persona obligada
a buscar refugio fuera de su país a consecuencia de
guerras o persecuciones políticas). En 2016 escogió
el vocablo populismo, definido como tendencia po-
lítica que pretende atraer a las clases populares, em-
pleada con frecuencia con sentido despectivo5.
Mientras tanto, el Diccionario Oxford (Oxford English
Dictionary) eligió los vocablos selfie (con idéntico
significado al asignado en español), vape (acción de
inhalar y exhalar el vapor producido por un cigarrillo
electrónico o dispositivo similar) y en 2015 el emoti-
cón “Cara con lágrimas de alegría” (pictografía que
mejor refleja el carácter, ánimo y preocupaciones del
año).
Cara de lágrimas con alegría: http://bit.ly/2iGJUfM
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Post-truth (posverdad), vocablo escogido en 2016,
se refiere a “circunstancias en las que los hechos
objetivos influyen menos que los llamamientos a la
emoción y a la creencia personal a la hora de mo-
delar la opinión pública.”6El término, aplicado desde
1992 aumentó su uso un 2.000% respecto de 2015.7
Las palabras son conocidas como verbos y estos de-
finen acciones. Si los términos seleccionados definen
tendencias su análisis tiene interés social.
Inquietudes e incógnitas
La Real Academia Española registra al término po-
pulismo en 1936 como “perteneciente o relativo al
pueblo”, en 1985 como “doctrina política que preten-
de defender los intereses y aspiraciones del pueblo”
y en 2014 como ‘tendencia política que pretende
atraerse a las clases populares” “que suele emplear-
se con sentido despectivo”.
Populismo y populista fueron voces neutras. Relexi-
calizadas y de acuerdo a quién y cómo las utilice, ca-
lifican más que definen. Las izquierdas critican la au-
sencia de énfasis para erradicar el sistema capitalista
mientras las derechas entienden que prioriza los in-
tereses de los sectores populares contra el resto de la
comunidad. 8Los partidarios del populismo lo estiman
como estrategia para enfrentar a las élites, devolver
el poder al pueblo, garantizar políticas progresistas y
promover la justicia social. Asocian su descalificación
con exclusiones y luchas de clase (popular-antipopu-
lar o rico-pobre). Los que opinan en contrario de los
populismos, los conciben como suma de maniobras
demagógicas de corte totalitario y retórica naciona-
lista que recurren a modelos caudillistas y liderazgos
carismáticos sólo para acceder y conservar el poder.
Observan que los cabecillas asumen saber lo que
conviene a todos, deciden de manera inconsulta,
proponen metas difíciles de cumplir e instrumentan
las acciones populares. Promueven el descrédito de
los grupos económicos, políticos, empresariales e in-
telectuales a los que califican de “malas élites”. Es-
timulan resentimientos, odios y envidias y generan
lógicas amigo-enemigo que tildan de conspiradores a
quienes no comparten o enfrentan el ideario de “los
buenos del pueblo”.9 Dicen representar a la ciudada-
nía pues como miembros del pueblo conocen bien
sus necesidades y por tanto, dicen, “sabrán defender
sus (nuestros) auténticos intereses”. El basamento
ideológico del populismo sigue en discusión y a fuer-
za de hacer que signifique una cosa y la contraria,
tal vez acabe significando nada.10Zygmunt Bauman
(1926-2017) describe la actualidad como era de cam-
bio y movimiento constante, donde la única certeza
es la incertidumbre. Desempleo creciente, enfrenta-
mientos de presunto origen religioso, guerras, migra-
ciones, refugiados y nueva pobreza son fenómenos
comunitarios crecientes. A su juicio, se vive un inte-
rregno en el que se pretende enfrentar los proble-

mas con viejas soluciones ineficientes o se les aplican
nuevas propuestas inadecuadas para solucionarlos.
Insiste en que aunque “ser populista no siempre es
malo”, “quienes lograron convertirse en dictadores,
siempre lo hicieron desde posturas populistas” pero
subraya que “cualquier ideología popular, puede uti-
lizarse con fines demagógicos”.11
El término verdad es polisémico. Entre las acepcio-
nes aceptadas, destacan “conformidad de las co-
sas con el concepto que de ellas forma la mente” y
“acuerdo de lo que se dice con lo que se siente o se
piensa”. Segú Aristóteles,es verdadero decir que es
lo que es y que no es lo que no lo es. Algo idéntico
a la realidad o al ser, expresa una verdad ontológica.
La verdad epistemológica está contenida en juicios
o conocimientos afirmados como realidades y que
se corresponden con los hechos o cosas a los que se
refieren. La verdad científica es el máximo exponen-
te de la verdad lógica como manifestación de verdad
objetiva. Las ciencias formales (lógica y matemáti-
ca) sólo consideran verdaderas, completas y finales
las proposiciones compatibles con sus axiomas. Las
ciencias fácticas confirman o niegan causas y motivos
y logra resultados verosímiles, de valor provisorio y
“sólo por ahora”, mediante la observación y modifi-
cación experimental de sucesos y procesos. En pleno
siglo XX, Bertrand Russell (1872-1970) y Alfred Tarski
(1902-1983) replantean la teoría semántica de la ver-
dad y la ajustan a postulados aristotélicos.
Mentira, para el Diccionario de la Lengua es “cosa
que no es verdad”, “expresión o manifestación con-
traria a lo que se sabe, se piensa o se siente”. Tan
falso es decir que es lo que no lo es y que no es lo que
sí lo es cuanto asegurar como verdadero algo que no
concuerda con la realidad, los hechos o las cosas a
los que se refiere. Incurre en engaño consciente e
intencionado y promueve falsedades genuinas o ver-
dades selectivas quien cree o sospecha que algo es
falso en todo o en parte y oculta la realidad en forma
parcial o total. Lo que no es verdadero, es dudoso o
es falso. Mentira y autoengaño asocian mitomanía,
seudología fantástica o fabulación y su reiteración
define trastornos de la personalidad.
Hannah Arendt (1906-1975) 12afirmó que “la since-
ridad nunca figuró entre las virtudes políticas. Las
mentiras siempre se estimaron como medios justifi-
cables en los tratos políticos”.
Numerosos pensadores apoyaron el uso político del
engaño al que justificaron como “necesario en bien
del interés público” y denominaron “noble menti-
ra”, mentira necesaria, ductus obliquus (expresión
oblicua) o economía de la verdad. Los sistemas de
gobierno absolutistas, autoritarios, despóticos o mi-
santrópicos aplicaron este concepto. Jenofonte (431
- 354 a.C.) aseguró “el gobierno de los sabios es facili-
tado por la abrumadora estupidez de los gobernados;
cuanto más crédulos y poco perceptivos sean, más
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simples resultan de manipular”. Platón (427 - 347
a.C.) afirmó “es lícito que falten a la verdad quienes
gobiernan y que engañen a los enemigos con menti-
ras bélicas o de espionaje y a los conciudadanos con
mentiras políticas”. Nicolás Maquiavelo (1469-1527)
aconsejó en El Príncipe “fabricar amenazas externas
si no existen“ pues ”el estado de guerra, es un medio
para gobernar”. ”Quien engaña encontrará siempre
quien se deje engañar“, “… el vulgo siempre se deja
atrapar por las apariencias” aunque “es necesario
fingir y ocultar esta condición“. 13Federico II el Gran-
de de Prusia (1712-1786) opinó que el gobernante
debe simular y mentir al pueblo, merecedor del trato
de un menor de edad, y que debe ser apartado de
las cuestiones que lo exceden. Friedrich Nietzsche
(1844-1900) estimó que el género humano cuen-
ta con algunos “hombres superiores” capaces de
enfrentar la realidad mientras la mayoría, la ‘masa
ciega’, no busca la verdad sino satisfacer creencias
que lo consuelen con falsas esperanzas. Max Weber
(1864-1920) aseguró que la veracidad no es un prin-
cipio aplicable a la esfera política. Leo Strauss (1899-
1973) entendió que las verdades esenciales, sólo
deben ser conocidas por “una élite” de sabios y que
deben evitar compartirlas con la sociedad que para
enfrentarla requiere mitos políticos, consuelos meta-
físicos y mentiras reconfortantes. Carl Schmitt (1888-
1985) concibió al Estado como comunidad suprema,
gobernada por una dictadura cuya norma política era
la mentira y el pluralismo algo inadmisible. Categori-
zó a los individuos como “amigos o enemigos” según
compartieran o no la posición del gobernante y sugi-
rió engaños eficaces para lograr sus fines.14 Ernesto
Laclau (1936-2014) coincidió con muchos de estos
conceptos.
La posverdad aparenta ser un concepto novedoso.
Ralph Keyes (1945- ) asegura “…alguna vez hubo ver-
dad y mentira, ahora contamos con la posverdad que
ni verdadera ni falsa resulta en un “nuevo” valor ve-
ritativo. Reúne afirmaciones que aplican eufemismos
para “economizar”, “endulzar” o “mejorar” la verdad
y evitar enfrentamientos.15 Aplica criterios mutables
y naturaliza relativismos éticos. Alimenta narraciones
que apelan a prejuicios, manipulan sentimientos y
reemplazan lo real y auténtico por versiones, rumo-
res o trascendidos sin distinguir hechos de relatos ni
realidad de ficción. La pasión se impone a la razón
y la mayor parte de la gente prefiere confirmar sus
ideas y no desea que la realidad cambie el concep-
to que tiene sobre ella. La certeza objetiva caduca
ante sucesos capaces de turbar lo políticamente co-
rrecto pues “es más importante lo que aparenta ser
la verdad que la misma verdad”.16 El microtargeting
domina la comunicación, selecciona destinatarios y
reitera mensajes que favorecen las intenciones del
emisor. Cuanto más miente una persona, más fácil le
resulta hacerlo17 y si reitera transgresiones del códi-

go moral logra modificaciones neurológicas que le fa-
cilitan transgresiones mayores. 18El trato bondadoso
de lo deshonroso promueve el “no juicio” y concede
el triunfo a la mentira.19 El dicho popular afirma “la
mentira repetida mil veces se transforma en una ver-
dad” y resulta verosímil cuando (verdadero o falso) el
torrente informativo lo reitera miles de veces. Joseph
Goebbels (1897-1945) utilizó este proceder durante
el gobierno nazi y afirmó, entre otras cosas: “cuan-
do no puedas negar las malas noticias, inventa otras
que las distraigan”’ y “…más vale una mentira que
no pueda ser desmentida que una verdad inverosí-
mil”. Aquí, la sustancia corrompida y corruptora de
la posverdad.
La literatura asoció engaños y populismos que instaló
en universos distópicos. 20En 198421, George Orwell
(1903-1950) concibió un Ministerio de la Verdad, que
combinaba hechos manipulados, mentiras y medias
verdades enlazados por contrasentidos semánticos y
“creaba” una “realidad” funcional a los intereses del
Estado. El relato logrado se expresaba en “neolen-
gua” que satisfacía el “doblepensar”, sintetizado en
el lema “La Guerra es la Paz, la Libertad es Esclavi-
tud, la Ignorancia es la Fuerza”. En ”Un mundo feliz”22
Aldous Huxley (1894-1963) describió una dictadura
perfecta con apariencia de democracia que asociaba
autoritarismo, embustes, populismo y consumo de
sustancias (“soma”). Lograba una prisión sin muros,
un sistema en el que los esclavos amaban la servi-
dumbre y merced al consumo y al entretenimiento,
no soñaban escapar y menos aún, oponerse.
Algunas propuestas para enfrentar la posverdad y
el populismo
Michel Foucault (1926-1984) insiste en que “la ver-
dad” es “la especie” que legitima el poder de turno.
La narración importa más que la realidad de los he-
chos: al mercado interesa la posibilidad de venta y
al poder la satisfacción de sus intereses. En los ´90,
Jean-François Revel (1924-2006)23 aseguraba, que las
élites eruditas mentían para defender sus ideologías.
Para Fernando Savater “…la mentira es una tarea a
la que tantos intelectuales dedicaron grandes esfuer-
zos y sacrificaron aún su honradez” ejercitando “el
engaño, la deformación culpable de la realidad co-
nocida, la desinformación y el silencio culpable o la
selección sesgada y tendenciosa de lo dicho y lo ca-
llado”.24 En la actualidad el flujo comunicativo es más
rico y accesible que nunca y en la “era de la posver-
dad”, los pensadores responsabilizan a la sociedad
de generar las falsedades cotidianas. Umberto Eco
(1932-2016) observa “… las redes sociales otorgan
al tonto del pueblo el rol de portador de la verdad:
legiones de imbéciles que antes hablaban,…sin da-
ñar a nadie, cuentan hoy con crédito similar al de un
premio Nobel”. 25
La comunicación política transformada en propagan-
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da, la apatía de gran parte del periodismo, la puesta
en escena de los políticos hacia el espectáculo y la
fragmentación de la ciudadanía facilitan el uso de la
posverdad como instrumento de encubrimiento de
lo que se desea ocultar y termina constituyendo una
estafa. 26La confiabilidad de la información está sos-
pechada, la mayoría de la población la analiza con
ligereza, descree más cuanto más enfrenta a sus
creencias y adhiere a las sugerencias de los comuni-
cadores del poder, que aseguran que los hechos que
los contrarían son falsos, obra de gente repugnante
y horrible.27 María Seoane advierte “La posverdad
sirve ajustadamente a estos intereses…. Su ejercicio
permanente llevaría a la posdemocracia, mundo de
ficción política donde los ciudadanos... estimulados
por conexiones mediáticas y por un poder que nece-
sita de ese extravío para asaltar el Estado, votan de
acuerdo con sus pasiones y prejuicios”. 28La “noble
mentira” del gobernante asocia hipocresía y autoen-
gaño, desprecia la libertad y la dignidad públicas,
vulnera el espíritu moral y se constituye en instru-
mento funcional de todos los totalitarismos. Enga-
ñar al pueblo “por su bien” merece descalificación
ética. Tzvetan Todorov (1939-2017) recuerda que “La
inmensa mayoría de los crímenes colectivos fueron
cometidos en nombre del bien, la justicia y la felici-
dad para todos. Las causas nobles no disculpan los
actos innobles.”29
El ideal ilustrado de Kant cifra en la autonomía de la
razón. Su ejercicio exige como condición necesaria el
conocimiento de la realidad. “La mayor parte de los
debates en torno al sentido y pertinencia de datos
e informaciones, giran acerca de su interpretación.
Debemos valorar los datos, …formular preguntas,…
y romper con el paradigma que entiende a la socie-
dad del conocimiento como el encuentro vertical en-
tre los expertos y las masas”, dice Daniel Innerarity
(1959-).30Las sociedades democráticas resuelven di-
ferencias entre sus miembros según normas jurídicas
aplicadas por organismos con funciones legislativas,
ejecutivas o judiciales que se controlan entre sí. Cada
opinión vale en la decisión final. Manifestar la verdad
conocida cuando es debido, es un bien moral custo-
diado por la virtud de la veracidad personal y asistido
por la fidelidad, la honestidad y la sinceridad, antóni-
mos formales de la mentira. La conformidad entre lo
que piensa, actúa y expresa cada individuo, interesa
a la vida comunitaria.
Martha Craven Nussbaum (1947- )31 considera que
la mejor vacuna contra excesos demagógicos y men-
tiras disfrazadas, descaradas o aún consagradas es
el conocimiento de las ciencias humanas. Concibe
al Estado democrático en el respeto del otro, como
ser humano. Para definir acciones justas, legítimas o
convenientes sugiere abandonar prejuicios y evaluar
los hechos mediante reflexión, pensamiento crítico y
análisis lógico. Concede valor sustantivo al diálogo,

remarca el rol de los participantes como interlocu-
tores y desestima la calificación de oponentes, con-
trincantes o enemigos. La propuesta coincide con las
metas del Programa de Desarrollo de la ONU.32
Uno de los protagonistas de La Peste, asegura :”…to-
das las desgracias de los hombres provienen de no
hablar claro. He decidido hablar y obrar claramen-
te,…. Afirmo que hay plagas y víctimas. Nada más. Si
decirlo me convierte también en plaga, será contra
mi voluntad. Trato de ser un asesino inocente.” Re-
cuerda que “…el bacilo de la peste no muere ni des-
aparece jamás, puede permanecer dormido durante
decenios,…y un día para desgracia y enseñanza de
los hombres, la peste puede despertar a sus ratas y
mandarlas a morir en una ciudad dichosa.”33 La figura
de la peste bien cabe a la mentira.
“…cuando la mentira es la verdad,…el bien y el mal
se definen por penal, …falta envido y truco, chis-
te nacional,…¿qué ves cuando me ves?”, cuestiona
Divididos.34Si “la violencia genera violencia”, si “nun-
ca más”, si “ni una menos”, si “hacer contagia”, cabe
desvelar la posverdad y cultivar ”mercados de verda-
des” hasta que surja la “posmentira”’.35 Insistir que
“la verdad no se fíe, ni se preste, ni se dé” parece un
proceder digno y prudente.
José Saramago (1922-2010) insiste que ”los únicos
interesados en cambiar el mundo son los pesimistas,
porque los optimistas están encantados con lo que
hay”.
Por ello, el próximo número de INMANENCIA reitera-
rá la temática inagotada: pobreza, adicciones y me-
dio ambiente.
¡Hasta entonces, de verdad y con honrado pesimis-
mo!
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