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EL LIER!

) DE MIS RECUERDOS

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MEXICO
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ANTONIO (JARCIA CUBAS

EL LIBRO
DB N/IIÍS

RECUERDOS
-,-v * ' . ....

Narraciones Históricas, Anecdóticas y de C o s t u m b r e s Mexicanas


a n t e r i o r e s al actual e s t a d o social,
I l u s t r a d a s coq rr>as de trescientos fotograbados.

PARTE PRIMERA

- i LOS MONASTERIOS ^

MEXICO
I m p r e n t a de Artui'o García Cubas, H e r m a n o s Sucesores,
Calle del Arco <le San Agustín número 3.

1 8 0 4
ii·LioTçra pacilNAi
M t x l C O
I
fs.

— NO»

Es propiedad del Autor.


INDICE;
PÁQS. PAOS.
INTRODUCCIÓN 7 Convento de Jesuítas 114
de San Diego 117
PRIMERA PARTE.
de San Cosme 119
Los M o n a s t e r i o s en México. del Carmen 121
de la Orden hospitalaria 122
CONVENTOS DE RELIGIOSAS.
de Juaninos 128
Acto de profesión de una monja 13 de Agustinos recoletos 124
Detalles acerca de los Conventos 16 de Benedictinos 125
Organización monástica 18 de Antoninos 126
Muerte y funerales de una monja 20 de Filipenses 128
Conventos existentes al efectuarse la ex- de Betlemitas 130
claustración 21 de San Camilo 132
Refundición de los conventos 37 de Paulinos i;-j.-{
La exclaustración 38 Plano de la ciudad de México (situación
Hermanas de la Caridad.—Su historia en de los conventos) 13(j
México 41
SEGUNDA PARTE.

CONVENTOS DE RELIGIOSOS. Cuadros de Costumbres.

Descripción del Convento de S. Francisco. 53 Mundonuevo 187


Plano del Convento 60 Tribulaciones de un Regidor de antaño.. 145
Iglesia grande.—Festividades 62
MEXICO DE NOCHE.
Las Capillas 71
Historia del Sacristán P . Morales 74 Los Portales. — Calle del Refugio.— El
La Familia Franciscana 78 Viático.—Café del Progreso.— Teatro
Organización Monástica 80 Nacional. — Ejecución de Roberto el
La Sedición 85 Diablo.—Fonducho del Conejo Blanco. 153
La Exclaustración 92 Noche de Luna.—Serenatas.- Vendedo-
Conclusión 94 res ambulantes.—Café del Bazar.—-La
Santiago Tlaltelolco 95 Plaza de Armas.—El Pastelero, el Did-
Convento de Santo Domingo 99 cero, la Retreta.—Los Turroneros.—La
'» de la Merced 104 ! Alcaicería. — Don Gregorito ó broma
» de San Agustín 109 del Vinatero,—El Sereno.—El Cafó del
i. de San Fernando 112 Cazador.—Historia de Pepe el tuerto. . 166
634 INDICE.

PÂGS. PÁGS.
Noche de Luna oficial.—Aspecto tenebro- La Semana Santa.—Tipos de la Semana
so de la ciudad.—El Coche simón.— Santa.—Los Monumentos.— Las Pro-
Baile en la Lonja.—Un Pacto con el cesiones.—Sábado de Gloria 323
Diablo.—Alarma de robo, infundada.— Hechos memorables acaecidos en las Se-
Los Serenos 177 manas Santas de 1850 y 1857 337
Bautismos y Compadrazgos.—Los prepa- Las Fiestas de Tlalpan 349
rativos.—El Bautizo.—El Refresco.. . 182 La Festividad del Corpus 358
Tertulias y Juegos de Salón 187 El Día de San Juan 371
Espantar el sueño á los niños 191 Las Fiestas de la Patria 376
México de día.—La Diligencias 197 El Día de Muertos 380
Vendedores ambulantes. — Los Cafés.—
Desayuno de los pobres 202 TERCERA PARTE.
Tipos especiales.—El Aguador 207 Asuntos Históricos y Descriptivos.
Fuentes públicas 211
El Barbero 214
Proemio y Apólogo 395
Cristalero y Mercero Instrucción pública. — Consideraciones
218
El Pulquero y las pulquerías 220 generales 398
Los Mendigos 224
La Amiga 401
El Evangelista 225
La Escuela Primaria 403
Los Prisidiarios y la Acordada.—El Mi- Escuelas particulares 407
nistro ejecutor 229
Escuelas francesas 408
Tipos Nacionales.—Mantequero, Carni- Pintadas de Venado 410
cero, Panadero, etc., etc 238
Escuelas de Señoritas 411
Trajes de la época 241
Colegio de San Gregorio 411
Tertulias por las tardes en la Librería de Invasión americana 426
Andrade 245
Traslación de la Estatua ecuestre 444
El Tivoli de San Cosme 249
La Dirección de Colonización 447
Diversiones favoritas.—La Maroma.—Tí- Secretaría de Fomento 450
teres.—Paseos y Teatros.— Teatro de Dictadura de San ta-Anna. — Restaura-
Nuevo México. •>— Teatro Principal.— ción de la Orden de Guadalupe.—Ras-
Teatro de Oriente.—Teatro Nacional... 254 gos característicos de la Dictadura . . . 453
Corridas de toros 269
El Conde Raousset 459
Un diálogo interesante entre el toro y el Pronunciamientos de antaño 466
caballo 275
Los odios políticos; 476
Congreso de Diputados 280
El Periodismo 479
Los vítores, las luces y las procesiones.. 285
Trabajos emprendidos para el estableci-
miento de la Monarquía 484
FESTIVIDADES.
Entrada de Maximiliano en México . . • • 494
Fiestas de Navidad.—Las Posadas y sus Organización del Imperio de Maximiliano 499
preparativos 291 Estado del país en 1866 507
Los Nacimientos.—Misas de Aguinaldo. Un milagro de San Antonio.—Episodio
Las Pastorelas.—Día de los Inocentes. de la Guerra de Intervención 511
—Año Nuevo y Reyes.—Rifa de Com- Historia de la Sociedad Filarmónica.—
padres 299 En la casa de un pianista.—Una sinfo-
Festividad de San Felipe de Jesús 305 nía de Beethoven.—El Ruiseñor mexi-
Tiempo Santo.—Carnestolendas 308 xicano.—Ejecución de la opera Ildegon-
La Cuaresma 312 da.— La Sociedad Filarmónica. — El
Diversiones en Cuaresmas 314 Conservatorio de Música.—La Bohe-
Paseo de la Viga 315 mia literaria.—Conservatorio dramáti-
Viernes de Dolores y la Calle de Roldan. 319 co.—Actos solemnes de la Sociedad.—
INDICE. 636
PÁGS. PAOS.
Llegada del Maestro Morales.—Música Valle de México sfta
clásica.—Grandes festivales. — Teatro ... 568
del Conservatorio.—El golpe de gracia. 518 Exploración de la Mesa de Coroneles y
574
CUADROS DESCRIPTIVOS. Excursión á la Cosía veracruzana 58f>
Huazcazaloya 539 610
Atotonilco el Chico 549 Excursión á Cacahuamilpa .. 618
Real del Monte 554 628

- -~£-^-.MNI3>M>-»-^

E R R A T A S NOTABLES.

Pág. 93, 2* columna, linea 8, dice: 1851


lease: 1861
„ 196, 2* „ „ 46, dice: enfatuar
lease: infatuar
280, r 33, dice: pero á otras se les apagaban los fuegos
lease: pero otras, les apagaban los fuegos
338, 2 a 12, dice: institutos
lease: instintos
459, I a 19, dice: y natural era y que
lease: y natural era que
510, 2 a 17, dice: pai a hacer factible
lease: de hacer factible
550, 2» 23, dice: acha
lease: hacha
551, 2 a 16, dice: se distinguen á lo lejos que con sus cimas
lease: se distinguen á lo lejos, limitadas por monta-
ñas que con e-us cimas
574. en-el título, dice: Ruinas de Miltaitoyuea.
lease: Ruinas de Metlatoyuca.
164 I a columna, linea 21 dice: aspereza. Lease: espereza
280 I a ,, ¡t 7 ,, hierros Lease: yerros
406 1? ¡t jt 29 ,, caliendo Lease: cayendo
SI 8r. Líe.

Op IGNACIO fl^ISC&I/
€n demostración de gratitud y aprecio.

¿ntonio Sarcia HuboA.


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INTRODUCCIÓN
4

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ÍGOTE, bondadoso lector, que al consentir en la idea de ofrecerte
¿¡i ^ . jr- en libro compaginado la narración de los hechos que han tenido
su desarrollo en la bienaventurada sociedad mexicana, y han sido
iy
vistos por mis propios ojos, asaltáronme dos dificultades que si no
U
$J dieron al traste con mis propósitos, retardaron al menos su ejecu-
4
ción: sea la primera, el recelo de desagradarte con un estilo desabrido

1 y mal perjeñados conceptos, aunque, te juro, he procurado en cuanto


de mí ha dependido, no causarte tal disgusto; sea la segunda, el temor
de aparecer á tu vista presuntuoso, lo que líbreme Dios de haber imaginado. He
llamádote bondadoso para prevenir tu ánimo en mi favor y lo dispongas para el
perdón que bien merecen las faltas en que incurra contra esa deidad tan bella co-
mo altiva de nombre Minerva, deidad para mí muy respetable, pero de tan alto
abolengo que solamente los príncipes de la literatura se codean con ella.
8 INTRODUCCIÓN

Han arrastrádome, lector mío, para expresar mis ideas de la manera que aca-
bas de leer, dos corrientes que, según he observado, nunca han suspendido en la
tierra su libre curso. Una es la que incita á no pocos escritores á decir que nada
saben, confesión que no es un impedimento para que se presenten en la palestra
de la sabiduría, dejando entrever en sus modestas frases un ogullito solapado, y yo,
en obedecimiento de tal costumbre, he acudido, para dar una prueba de mi modes-
tia, á la frase sacramental de los mal perjeñados conceptos; la otra corriente que
ha derribado mi altivez, es aquella que apoderándose de la debilidad de los hombres
háceles decir, muchas veces, lo que no sienten, y prueba de ello es, lector mío, el
calificativo que te he dado, sin tener la honra de conocerte. Si bondadoso eres,
por naturaleza, el adjetivo resulta innecesario, pues siempre habría contado con tu
indulgencia, porque la bondad y la caridad al prójimo son dos virtudes inseparables
en la tierra; si bondadoso no fueses, confiesa que, conforme á una práctica social,
he acertado al blanco echando mano de esa substancia alcalina, qu<í tanto sirve para
desmanchar la ropa, como para dulcificar los caracteres acres ó rehacios.
Por consiguiente, el calificativo que he lanzado á la ventura, hágolo extensi-
vo á todos los lectores; de éstos, unos como tú se mostrarán benévolos conmigo,
que tal proceder arguye nobleza de alma, y otros habrá por demás quisquillosos,
que hincarán el diente de su crítica en mis escritos para castigarme por las verda-
dades amargas que creyeren encontrar en ellos, empeñándose en avenirse el saco
que, sin medidas determinadas, haya yo podjdo zurcir.
Me dirás, lector amigo, que perteneciendo á la sociedad de que trato debo
participar de sus defectos y me tendrás, sin duda, por un diablo predicador. A
ser cierta tu aserción, las verdades que te diga serán hijas de una dilatada expe-
riencia y por consiguiente de mayor autoridad, por aquello de que más sabe el
diablo por viejo que por diablo.
También he querido personificar en tí á todo un público, porque fácil es en-
tenderse con un sólo individuo y no con la turba multa que causa miedo. Larra,
el donoso Fígaro, preguntaba en el "Pobrecito' Hablador" ¿quién es el público y
en dónde se le encuentra? Yo puedo, también, responder á la pregunta, porque
igualmente conozco á ese público y sé donde se le halla. Si tú, caro lector, sales
de tu casa, lo encontrarás diseminado y por tanto inofensivo en las plazas, calles
y avenidas, y si fijas tu atención en los diversos individuos que pululan en la ciudad,
puedes descubrir en muchos, á la par que su presunción, sus distintos caracteres,
con sólo mirarles el rostro, pues que por el sobrescrito se conoce la carta. Al pa-
sar tu revista no cesarás de exclamar: éste no sabe jota; ese no sabe de la misa la
media; aquel no sabe dónde tiene la mano derecha; el de acá no sabe cuántas son
cinco, y el de allá no sabe leer más que en su misal; y por el estilo irás descu-
briendo á los demás la hilaza, pero ten bien entendido que á muchos de los que
así ves, vagando por esos mundos de Dios, lo que de meollo les falta les sobra de
atrevimiento.
•UUITECA NACIIRIi
MEXICO
INTRODUCCIÓN 9

Si á pesar de tu inteligencia^ débil es tu perspicacia, poco ó nada aprovecha-


rás del examen fisonómico que, por mi consejo, quisieras emprender, mas no te
engañarás, te lo aseguro, si piensas mal de todo "hombre de mala catadura," por
lo que de ese tipo expresó, con tanto acierto, el bueno de don Alfonso el Sabio.
En cambio, otros individuos se presentarán á tu vista, aunque en notable mi-
noría, respecto de quienes no puedes lanzar idénticas exclamaciones, pues en ellos
advertirás los principales rasgos de sus facultades intelectuales, y aun de ese peque-
ño número de ciudadanos ilustrados, debes descartar á los sabihondos, de quienes,
por su presunción desmedida, has de precaverte como de los animales ponzoñosos,
pues aun cuando el mérito y la modestia constituyen generalmente un consorcio
admirable, la última de esas virtudes suele andar descaminada, razón por la cual
te aconsejo, que nunca intentes entablar con ellos polémica alguna, por justa que
sea tu causa, pues ten por cosa cierta que el vulgo, agrupación de individuos sin
criterio propio, fácilmente se doblega á voluntades extrañas, y no concede la razón
al que la tiene, sino al que lastima ó difama.
La reunión de esos individuos, de todas clases y jerarquías, de notables dife-
rencias en lo físico y en lo moral, de gustos y pareceres contrarios, constituye ese
público tan temible por su calidad de montonero. Donde quiera que suene un tam-
boril lo encontrarás ejerciendo sus libertades, cada cual conforme á sus inclinacio-
nes, costumbres y educación.
En su calidad de "Juan Diego," como lo llamaba Altamirano, en todo se en-
tremete, nada más que casi siempre tiene el don particular de rebajar lo que por su
naturaleza y cualidades es elevado y ensalzar lo que propende á la bajeza y á la
ruindad; y siendo como es su presunción ilimitada, cree saber de todo, cuando en
realidad de verdad, de poco entiende. Por eso llamo mártir á la parte ilustrada de
la sociedad pues nada entre dos aguas, entre la arrogancia de los de arriba y la
ignorancia de los de abajo.
Ese público, unas veces se presenta manso y bonachón cuando hay quien lo
sujeta pero otras se exhibe con todos los instintos de su fiereza, cuando puede ejercer
contra el caído sus facultades soberanas, y como cada acto social tiene su público
determinado, la manifestación de tales facultades es más ó menos amenazante, en
razón inversa del menor ó mayor grado de cultura que reside en los individuos.
Las festividades cívicas son las que atraen un público más numeroso pero éste
se divide en dos grupos: el patriota y el patriotero. El primero celebra con digni-
dad las glorias nacionales, y el segundo las canta, pero como en todos sus actos,
fuera de tono. Otro público digno de especial mención por su importancia numé-
rica y constante renovación, es el concurrente á los templos, el cua! puede, así
mismo, dividirse en dos clases: la de los creyentes sinceros que se congregan para
dar cumplimiento á los preceptos religiosos, y la de los tibios que sólo acuden para
dar tributo á la costumbre.
El público taurómaco y el aficionado á los espectáculos teatrales, por el sis-
10 INTRODUCCIÓN

tema de tandas, son gemelos por sus gustos y pareceres, caracterizándose ambos
por la intercadente turbación del juicio. Si el primero vocifera y se enloquece ante
las sangrientas escenas que se desarrollan en la arena, el segundo se enloquece y
grita ante el aniquilamiento del arte en las tablas.
Existe un público que ha establecido el principio de la igualdad, pero no con
las notables miras de la democracia. La levita, la chaqueta y el sarape se ostentan
en repugnante consorcio y con la despreocupación que constituye uno de los rasgos
de la ilustración que alcanzó el siglo XIX, en los garitos, en las cantinas y en las
comisorias. Ese consorcio del traje negro y del traje pardo resalta más en las ma-
nifestaciones populares, en las que los del segundo grupo incitados por los del
primero, dan á su ánimo tan grande expansión, que traspasa el límite de las con-
veniencias sociales. De este público, al que las falsas doctrinas han hecho creer,
que él sólo constituye el pueblo soberano, y que su voz es la de Dios, me abstengo
de hablar, tanto porque su modo de ser es de todos conocido, como porque no
quiero incurrir en el crimen de lesa majestad. Al mencionar el siglo XIX, hice
abstracción de sus adelantos científicos, artísticos y literarios, por los que recibió
justamente el nombre de siglo de las luces, y sólo me referí á dos clases de indivi-
duos: una la de aquellos que por ir en la vida muy de prisa, corrren desatinados
y sin freno, sin reparar en los tropiezos peligrosos del camino, y otra, la del estado
llano, público levantisco, quisquilloso y de pelo en pecho, pero que en achaques de
ilustración ha quedádose en el limbo. En tal concepto, el aludido siglo, malo fué
como su padre y nos dejó un hijo lleno de gracias, pero mal educado y en extremo
calavera, que ha de dar más guerra que sus antepasados, si Dios no lo remedia.
Nadie puede dudar de las excelencias del siglo que acaba de pasar; hoy todo
se hace por la electricidad, hasta los matrimonios, pues los que arden en el fuego
del amor, obran con rapidez suma: se miran, se consiertan y se van.
A pesar de todo lo expuesto, puedo asegurar, que reside en la sociedad un
público que rinde culto á la honradez y á la virtud, y otro al que me permito llamar
por excelencia clásico, que conserva por las bellezas del arte su buen gusto y la
tradición.
Aún más pudiera decirte, lector amigo, mas suspendo por ahora, otras
apreciaciones, á fin de no hacer difuso este prólogo de mi libro, que se ha extendi-
do más de lo que yo quisiera, y para no agotar en un sólo cuadro los brillantes
colores que la misma sociedad ha puesto en mi paleta.
Persuadido debes estar, discreto amigo, de que en mis narraciones he atado
corto á la mentira, elemento de que se sirven los escribidores de historietas vulga-
res y engañosas, buenas para los de escaso ingenio, mas no para los de espíritu
fuerte y juicio claro. Mi manera de escribir, como habrás observado, tan pronto
llana, tan pronto seria, según el estado de mi ánimo y las circunstancias lo requie-
ren, te dará á conocer la índole de mi libro; y por lo que atañe á las descripciones
que en él haga, he de hablarte: así de la hierbecilla que crece en la húmeda grieta
INTEODÜOCION 11

de una roca, como del robusto liquidámbar, abrigadero de pájaros cantores; así del
arroyuelo que juguetea, como un niño, en el florido prado, como del ya crecido río
que impetuoso se desborda, rompe diques y salva los escollos que encuentra en su
camino y, al fin, manso y reposado, tras de su largo curso, termina su existencia
sepultándose en los abismos del mar; así de la verde colina que apenas se levanta
sobre los extensos llanos que la rodean, como del gigante de nuestro valle, del
Popocatepetl, hermosa montaña que se alzó á grande altura, vomitó fuego y al be-
sar el cielo heláronse sus labios.
He dividido en tres partes el libro que te ofrezco.
La primera trata de la historia de los Monasterios en México, cuya lectura es
hoy de mayor interés por haber sido aquellos suprimidos.
La segunda desarrolla cuadros de costumbres que casi en su totalidad han de-
saparecido, á causa de las evoluciones naturales de la sociedad.
La tercera ofrece cuadros descriptivos y narraciones con ciertos pormenores
que interesan á la historia general del país.
Las reflexiones y las consiguientes moralejas á que sujeto ciertos asuntos de
mi libro, son hijas de mis convicciones, y en otros las omito porque, tanto unas co-
mo otras, se desprenden de la misma relación; pero declaro, y afirmo, ante todo,
que el espíritu de mis escritos no es el de ofender, aun cuando á veces así lo parez-
ca por la exposición de una verdad. Mis observaciones son generales, con absoluta
abstracción de alusiones personales. Ni celos ni rencores me animan, sino un buen
deseo, cual es el del progreso moral y material de la República. En la presente
época se ha llevado á cabo una obra colosal con el establecimiento de la paz. La
barrera que obstruía el paso de la corriente civilizadora, fué por ella destruida, pero
aún trae ésta en su impetuoso movimiento revueltas sus aguas que es preciso pu-
rificar. Hay que destruir diques y rompientes que en su cauce le forman aluviones
procedentes de regiones incultas, para que, deslizándose pura y tranquila, pueda
llegar sin obstáculo alguno á su deseado y final destino.
Al abrir el "Libro de mis recuerdos" se levanta el velo de lo pasado y apare-
ce en la escena una sociedad que, por sus costumbres, difiere esencialmente de la
actual. En aquella brillaba más el elemento moral y en ésta resalta el elemento
material: fúndanse en uno ambos caracteres y la nación será grande.

Hntomo García Cubas.

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^

LOS MONASTERIOS DE MEXICO


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CAPITULO I.

CONVENTOS DE RELIGIOSAS
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ACTO DE PROFESIÓN DE UNA MONJA.


J¡ mi querido amigo Santiago ¡{amlrej.

m .« A RA el año de 1852. La ceremonia con-


movedora que presencié en el templo
de Santa Clara cierto día, cuya fecha
poco importa conocer, dejó en mi ánimo una
ridad de que la neòfita fuese fiel á la religión
católica y estuviese limpia de toda mancha^in-
famante; de que su ingreso en el convento no
reconocía un acto de despecho ni un arranque de
impresión que no ha podido borrar el trans- exaltación religiosa, y de que su salud y su
curso de los años, como que, en tales momentos, edad no ofrecían inconvenientes á las reglas
una hermosa joven, llena de vida y atractivos, establecidas en el monasterio. Amonestábasele
daba su eterno adiós al mundo. Tal recuerdo y se le hacía comprender las penalidades de la
pone en mi mano la pluma para relatar la prác- vida de clausura, á fin de asegurar su vocación.
tica general que se observaba en la toma de Hecha por ella la renuncia de los bienes de que
velo y en la profesión de una monja. podía disponer en favor de los pobres, prepa-
Para ser admitida una joven en alguna co- rábase á entrar en el convento, á cuyo acto pre-
munidad religiosa, era indispensable la aquies- cedían los tres días de libertad durante los
cencia de la abadesa ó superiora y de las her- cuales la joven, ricamente vestida, muy alhaja-
manas, así como la del prelado, previa la segu- da yacompanada de su madrina, paseaba en
14 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

carrr.aje, yendo y viniendo por las calles de la giosas que, en procesión, conducían á la joven
ciudad, para hacer sus visitas de despedida á á la Sala Capitular con el fin de despojarla de
todao sus amistades, siendo frecuente que de sus lujosas vestiduras, de hacerle cortar su lar-
cada casa saliese más adornada con una flor ga cabellera y de ponerle el humilde hábito de
prendida en el pecho y la cual contenía una mo- la Orden, para volver con él, presentándose
neda de oro, la que, unida á las demás, servíale transformada á las atónitas miradas de los cir-
muchas veces para completar el dote de 4,000 cunstantes. ¡Momentos terribles, capaces de
pesos de que se hacía cargo la mayordomía del hacer perder el juicio á la que en tales tran-
convanto. Ya en éste, la joven, igualmente ata- ces, no se hallase animada de una verdadera
viada y con gran acompañamiento, oía la misa vocación ! :
mayor, presentaba durante el ofertorio una ve- La joven empezaba á ejercer el noviciado,
la de cera, comulgaba y presenciaba la bendi- que duraba un año, período de tiempo reque-
ción que de su hábito hacía su confesor. rido para sujetar á prueba su vocación, pu-
Acabadas estas ceremonias se la llevaba en diendo, entretanto, volver á su hogar si el arre-
proce'sión por la nave del templo, cantándose pentimiento la hacía mudar de propósito. En-
himnos en su honor, hasta la puerta del coro ba- tregada á la maestra de novicias y alejada del
jo, la que no se t r a t o dé las
abría sino des- monjas, s e l a
pués de haberse instruía en to-
entonado en la- d o l o concer-
tín ( como l a s niente á la vida
d e m á s antífo- monástica q u e
nas que ge ha- iba á abrazar.
cen constar en #
* *
el curso de este Curiosas é in-
artículo ), c o n teresantes como
acompañamien- l a s anteriores,
to de órgano, es- eran las prácti-
te versículo de cas para bende-
David: Abrid- cir el velo y dar
me las puertas la profesión.
de la justicia y T o d a s esas
entrando por p r á c t i c a s re-
ell a s alabaré cuerdan las cos-
al Señor, y de contestar el coro: Esta es la tumbres hebraicas, así como las antífonas á
puerta del Señor, los justos entrarán por ella. ellas referentes, traen igualmente á la memo-
Abríase la. puerta y veíanse á todas las monjas ria el célebre Cantar de los cantares.
de la comunidad con sus velas de cera encen- Pasado el noviciado, si aun perseveraba 1»
didas y con los velos echados; la que iba á to- novicia en sus propósitos, disponíase á tomar
mar el hábito se arrodillaba en el umbral, el velo, á cuyo acto precedía la celebración de
en tanto que la abadesa se adelantaba hacia tres caxJÍtulos, durante los cuales aquélla, pues-
ella, le entregaba un crucifijo y tomándola de ta de rodillas, hacía confesión ante la comuni-
la mano izquierda la levantaba, la introducía dad, de su negligencia en la observancia per-
á paso lento en el coro y la detenía á mitad de fecta de las reglas que se le habían impuesto,
sil camino para que volviese el rostro hacia la y pedía perdón de sus faltas y omisiones, todo
entrada é hiciese una profunda reverencia en conforme á una fórmula establecida.
señal de eterna despedida al mundo. La puer- El día de la profesión, acabada la misa y el
ta se cerraba y la gran reja del coro se cubría sermón alusivo á la ceremonia, durante la cual
con su pesada cortina, en tanto que los circuns- el velo se hallaba sobre el altar, el sacerdote
tantes, por la parte de afuera, sólo escuchaban oficiante y sus ministros se dirigían á la reja
conmovidos los cánticos funerales de las reli- del coro, se ordenaba á las monjas que previa-
LOS MONASTEEIOS. 15

la con Jesucristo, dirigiéndole estas palabras :


mente habían sido convocadas á toque de cam-
desposóte con Jesucristo, Hijo de Dios Pa-
pana, que encendieran sus velas, y empezaba
dre, quien te guardará sin mancilla, prosi-
la ceremonia de imposición del velo, entonán-
guiéndose las ceremonias propias del acto, cua-
dose la siguiente antífona: Prudente vírge- les eran : la colocación del anillo nupcial en el
nes, preparad vuestra* lámparas, he ahí al dedo de la desposada, diciéndole : Recibe,
esposo que viera-, aprestaos á recibirle. El sa- pues, el anillo de fidelidad, prenda distintiva
cerdote después, con un crucifijo en la mano, del Espíritu Santo, para que seas llamada
procedía á bendecir el velo, ya preparado en esposa de Dios, si limpia y fielmente le sir-
una fuente de plata, y en seguida llamaba ala ves, á lo que ella respondía: — Mi Señor Je-
novicia con estas palabras: Ven hija mía y sucristo con este anillo me ha dado segurida-
àyeme, que yo te ensenaré el temor de Dios, des de la fidelidad de sus promesas y me co-
y por medio de una oración la bendecía igual- rona como á esposa, suya. Yo te bendigo ¡oh
mente. Luego, sentado el oficiante en un sillón, Padre de mi Señor Jesucristo, por que en aten-
exhortaba á la novicia á que le dijese si era ción á tu Hijo se ha extinguido el fuego de
por voluntad ó por fuerza su ingreso en el con- concupiscencia que me circundaba; y por úl-
vento, la edad que tenía, preparándola para eJ timo la coronación y entrega de una palma,
acto de la profesión, que hacía ante la abade- actos sucesivos que el sacerdote ejecutaba, di-
sa, pronunciando los cuatro votos de la Kegla, rigiendo á la profesa estas palabras:—Recibe
así expresados: Yo, Fulana, prometo a Dios, en tu frente el distintivo de Cristo.- Toma en
<í la Bienaventurada Santa María, siempre tus manos la palma de la Virginidad para
Virgen, y á San Francisco y á Santa Clara, que te haga El su esposa, y si en El per-
y d todos los Santos, y á vos Madre Abadesa, manecieres, seas coronada con la gloria de la
de vivir bajo la Regla todo el tiempo de mi inmortalidad, á todo lo que ella contestaba:—
vida, en obediencia (primer voto), sin nada El Señor me ha revestido un ropaje tejido de
Propio (voto de pobreza), y en castidad (ter- oro y me ha engalanado con preciosas é in-
cer voto), y también como por la misma Re- contables joyas. Toda esta ceremonia termina-
gla está ordenado, bajo de clausura (cuarto ba con los últimos cantos del hermoso himno
v
oto). Acto continuo entonábase la letanía, y Veni Creedor.
^tirada después la profesa á un aposento inte- Terminada la profesión, el sacerdote hacía
rior, llamábala tres veces el sacerdote,diciendo. solemne entrega de la nueva monja á la Aba-
Llega, esposa de Cristo y recibe la corona desa, diciéndole:—Entrégate esta nueva espo-
lue Dios te tiene preparada desde la eterni- sa de Cristo para que la conserves sin man-
za, á lo que ella contestaba : por qué conmigo cha alguna hasta el día del juicio, y así la
v
a el ángel del Señor que custodia mi cuerpo, lleves arde la presencia del Rey Altísimo y
a
l segundo requerimiento hecho en voz m&s la devuelvas á su dueño Jesucristo.
a
lta, respondía la profesa ó el coro por ella : Des- Cantábase el Tedeum, durante el cual aqué-
precié el reinado del mundo y las pompas del lla abrazaba á las que ya eran sus hermanas en
siglo por el amor á mi Señor Jesucristo, a el claustro, y de ellas recibía la bendición.
luien vi, « quien amé, en quien creí y a quien La nueva monja perdía el nombre con que
hi
*e objeto de mi predilección; y por último, era conocida en el st'#Zo, ó sea el que había lle-
al
tercero, puesta ya de rodillas la profesa, de- vado en la sociedad, y tomaba el del claustro,
«*a: Sierra soy de Cristo, y por tanto le ser- ó sea el que adoptaba para su vida monástica,
Viré amo esclava. anteponiendo á éste el substantivo Sor, con-
Inmediatamente el coro entonaba el hinm tracción de Sóror, hermana. Así, pues, nuestra
Veni Creator y el celebrante procedía, entre esclarecida poetisa monja jerónima, llamada en
'fnto, á substituir en la profesa el velo blanco el siglo Inés Azbaje, tomó en el claustro el de
de
novicia por el negro de la monja, proman- Sor Juana Inés de la Cruz.
a n d o oraciones alusivas al acto y á desposar-
16 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

II
ALGUNOS DETALLES ACERCA DE LOS CONVENTOS DE RELIGIOSAS.

':\vm<>$p-

p |L ceremonial descrito en el capítulo an- Para profesar las Capuchinas, presentában-


¿p' terior para la entrega del hábito é ini- se con velo blanco y corona de rosas, sustitu-
>f posición del velo á las monjas de Santa yéndose aquél, después de haber pronunciado
(Hará, se diferenciaba en algunos de sus deta- los votos, con el velo negro, y ésta, con una
lles, respecto de otros conventos de distintas corona de espinas. El canastillo de boda que
órdenes. se les entregaba, contenía, entre profusión de
En Santa Brígida, por ejemplo, la abadesa flores, las disciplinas, silicios y otros instru-
era la que colocaba el anillo nupcial en el de- mentos de penitencia.
do anillar de la pretendiente desde el i>rincipio
del noviciado, y ya en el acto de la profesión, * * *
tendíase en tierra la nueva monja con el ros- Muchos fueron los monasterios estableci-
tro hacia el suelo mientras duraba la letanía, dos en México, y en todos ellos las religiosas
dándose fin á esta ceremonia con el fúnebre observaron una vida ejemplar, con entera suje-
canto de las monjas y el toque á muerto de las ción á las severas reglas de sus instituciones,
campanas, práctica que era común á los demás y si, en el largo período de su existencia, señaló-
conventos de recoletas, ó sea de regla más es- se uno que otro hecho aislado que se apartase
tricta. Aun cuando las Brígidas observaban de aquellas costumbres austeras, pagando tri-
estrecha clausura no pronunciaban en su pro- buto á la fragilidadd humana, tal ejemplo por
fesión este voto. Para ser recibida en la En- excepcional, confirmaba la regla común de vir-
señanza, Convento de Benedictinas, la pre- tud, que comprendía á todas aquellas santas
tendiente llamaba á la puerta de la portería mujeres. La justicia exige tal declaración, que
interior, departamento donde era recibida por ha de transmitirse á ias generaciones venide-
la comunidad, y allí puesta de rodillas, pedía ras ; así es que la Reforma, al suprimir las co-
encarecidamente á la Madre Priora el hábito munidades religiosas, por lo que resyjecta alas
de las hijas de Nuestra Señora ; se la conducía monjas, no reconoció por causa la conducta ob-
luego al coro bajo del templo, donde se ento- servada por ellas, que fuese merecedora de tal
naba el famoso himno '"Te Deurn Laudamus," castigo, sino el acatamiento de uno de los prin-
y después al aposento que se le tenía prepara- cipios políticos umversalmente aceptados por
rado, disponiéndose, en seguida, todo lo con- el partido liberal, y cuyo cumplimiento debía
cerniente á la ceremonia de la toma del hábito j hacerse efectivo al obtener éste el triunfo con-
y velo blanco, dando principio con esto el no- tra el partido conservador, que sostenía ideas
viciado que duraba dos años, al término de los diametralmente opuestas.
cuales se daba la profesión conforme á un ce- ¡
remonial muy semejante al expresado en el * * *
artículo anterior. i La mayor parte de los conventos ocupa-
Según costumbre generalizada, las recolé- j ban una área considerable. La planta de los edi-
tas tomaban por esposo á Jesucristo Crucifica- \ ficios, con raras excepciones, era tan irregular
do, en tanto que las monjas llamadas ''blancas" coipo la de todos sus departamentos, los que
se desposaban con un Niño Dios; unas y otras se veían en completo desorden, con notables di-
moraban en sus celdas con sus respectivos es- ferencias de nivel en sus pisos superiores, ra-
posos. zón por la cual, encontrábanse por todas par-
LOS MONASTERIOS. 17

Mucho llamaron mi atención en varios con-


tes grandes y pequeñas escaleras que comunica- ventos tanto el coro alto como el bajo por su
ban extensos patios con reducidas azotehue- mueblaje y adornos, consistiendo aquél en lar-
las y estrechos pasadizos, grandes claustros y gos canapés arrimados á la pared, á uno y otro
galerías, en las que se hallaban las celdas en lado de un gran altar que se levantaba en el
tanto que muy apartadas de éstas se levanto- centro con la Imagen del Crucificado; algunas
ban viviendas aisladas. Frente de un adorato- sillas de caoba, de muy alto respaldo y cojín
rio veíase la pieza de penitencia, en cuyas pa- de cuero; rinconeras de cuatro pies, de forma
redes se notaban claras señales de los cruentos triangular, y mesas con cubierta cuadrada, so-
castigos que voluntariamente se infligían las bre la que descansaba un gran nicho formado
monjas. A las salas de labor se sucedían ya el de vidrios planos sostenidos por varillas de
refectorio, ya la enfermería, y á los baños y madera ó de metal, y dentro del cual se res-
lavaderos una huerta de grande extensión, en guardaba la imagen de algún santo, de cuyo
cuyos términos se levantaba uu pequeño san- hábito pendían figurillas de plata llamadas mi-
tuario, como el de Guadalupe en a C o r t ó n Uujros. El suelo se hallaba cubierto con este-
y de los Remedios en Santa Clara, á donde ras de palma y las paredes se veian entapizadas
concurrían las religiosas, en peregrinaron de grandes cuadros con pinturas al óleo. Una
sus festividades anuales; existiendo por ürn- pileta de agua bendita estaba incrustada en ca-
mo, en lo más apartado del convento, el pan- da marco de las puertas de ambos coros, encon-
teón. Todos los detalles expresados qn•^carac- trándose en el superior de éstos el órgano y en
terizaban á los vetustos edificios, c o n s t i t u í el bajo, á un lado de la gran reja, la cratícula,
un verdadero laberinto. El aseo era **«%*£ ventanilla por donde recibían las monjas la
todos ellos: los pisos, de ladrillo unos y j * Comunión, para cuyo acto se acercaban aqué-
lejos otros, tan resbaladizos, q ^ P ^ T llas, de una en una, con los pies descalzos, re-
sobre ellos el paso seguro, se veían muy o p tirándose sin dar la espalda al sacerdote, que
los primeros, y blancos como la nieve con u eii sus manos tenía el copón con las Sagradas
dibujos azules los segundos, siendo en todo tan Formas.
exagerada la limpieza, si es que en ésta cate Por la parte exterior existían varios depar-
la exageración, qne no sólo las puertas y vi tamentos que dieron á las calles en donde es-
drieras sino los bancos y tarnnas.y ha ^ taban sus nombres, tales eran la Portería y
vigas de los techos se veían con ^f™™ las Rejas. La primera era una pieza extensa,
de todo lo nuevo, .fuerza de agua 7 ^ £ de gran portada á la calle y con dos grandes
ta; no se notaba mía mancha ™}»¿¡%to¿ puertas en su interior, cuyos umbrales nadie
ni un vidrio empañado, y ami los P » * ^ £ ^ traspasaba sino en casos excepcionales. Una
zos que adornaban los claustros y. « J ^ estaba casi siempre cerrada, y la otra abierta
s i e n ! algunos de " T ^ g ^ w L * durante las horas del día que permanecía fran-
ca la de la calle, pero con un cancel de dos
mano de barniz. l o v í ^ «rimer puertas, de poco más de una vara de altura y
exclaustración. Santa Teresa fué e pnn tras del cual, se veían á las criadas de las mon-
convento que visité y ^ ^ S ^ ^ jas departiendo con las mandaderas del con-
tales circuntancias, como m e . a f ^ o g o p a t i o d e vento, de puertas afuera, hallándose muchas
Porsuelegantearquite^^^^ veces presentes la madre portera y la que la
la Encarnación, obra d e finesdel
I m91
f, • gb bXXV I I I . acompañaba para oir los recaden que envia-
DonMi uelCon tanzó,
g S á ban y recibían las monjas y las conversacio-
La curiosidad me condujo á los nes que pudieran tenerse, razón por la cual
tados rincones de algunos f ^ T ^ U n era conocida con el nombre de la Madre Es-
satisfacerla observando la igual ^ n b cucha. Tal práctica no era observada por las
de los confesonarios ^ ^ ^ ¿ n e B . Brígidas y demás recoletas, las que sólo se en-
medianera del templo, de tal ma n
tendían con personas de afuera por el torno,
nue era de uso general en todos los conventos.
tos, que el confesor y la V ^ ^ J Z y
Era éste un aparato de madera, hueco y de
verse, estando aquél por la parte ae
ésta por la de adentro.
18 EL LIBEO DE MIS RECUERDOS.

forma cilindrica, colocado en una ventanilla ban á la calle, todas seguidas aunque indepen-
practicada en la pared y dividido en varios dientes entre sí. En la pared interior, media-
compartimentos por tablones horizontales y nera del Convento, se hallaba practicada una
verticales, los cuales de dos en dos formaban grande abertura cuadrada, que ocupaba casi
ángulos diedros, de manera que al girar sobre todo el lienzo de aquélla, y estaba defendida,
su eje el aparato para transportar de afuera tanto por la parte interior como por la exterior,
para adentro, y viceversa, los objetos que se por rejas de hierro con púas del mismo metal,
colocaban en las tablas horizontales, en todos cuyas fuertes barras se hallaban tan poco se-
los casos las verticales interceptaban la vista paradas unas de otras que no dejaban espacio
de los interlocutores. suficiente para introducir la mano, así es que
Cuando alguien quería hacer uso del torno la monja para entregar ó recibir algún obse-
tocaba á él, oyéndose inmediatamente la voz quio, hacía uso de una pequeña pala adherida
de la Madre Tornera que decía: Deo gratias, á un mango largo. Allí, tras de las Rejas, la
á lo que contestaba el de afuera: A Dios sean religiosa en presencia de la Madre Escucha
dadas, retorno en castellano de la salutación platicaba con sus visitas, y si aquélla era re-
dicha en latín; limitándose las locuciones que coleta permanecía con el velo echado, y sólo
seguían á lo estrictamente necesario al asun- descubría su rostro á sus parientes.
to de que se trataba, pues para las pláticas con Antes de la profesión concedíase á la novi-
las monjas estaban destinados los Locutorios cia un día de libertad para que recibiese en la
ó Rejas. Todo objeto que por sus grandes di- Reja á sus allegados y amistades, dándole á
mensiones no podía entrar por el torno era des- elegir entre estas dos condiciones: ver ó ha-
pachado por la gran puerta indicada, la cual, blar. Generalmente optaban por la segunda,
sólo se abría en casos determinados como el de haciendo el sacrificio de permanecer con el ve-
que se trata. lo echado por todo el tiempo que duraba la
Las Rejas ó Locutorios eran piezas que da- conversación.

«£
XXX

ORGANIZACIÓN MONÁSTICA.

-<&>mo&-

• ARA el buen orden de todas las prácticas nas, á Capítulo, una vez á la semena, por lo
que se observaban en los monasterios, menos.
las religiosas desempeñaban diferentes fun- E n la elección de la Abadesa las monjas es-
ciones. taban obligadas á guardar la forma canónica.
La Abadesa ó Superiora cuidaba de todo lo Tres días después del fallecimiento de la Aba-
relativo al buen orden y disciplina del monas- desa, ó de su separación del cargo, en virtud
terio, y del cumplimiento de las obligaciones de renuncia ó deposición, por motivos plena-
que incumbía á la comunidad, en general, y á mente justificados, se procedía al nombramien-
cada religiosa en particular, contando entre to de la nueva Superiora, la que había de lle-
sus atribuciones la de convocar á sus herma- nar, para el efecto, las dos siguientes condi-
LOS MONASTERIOS. 19

ciones: haber hecho su profesión según la regla ¡ res, á los médicos y á los artesanos que tenían
y tener por lo menos treinta años de edad. | que hacer reposiciones en el interior del con-
Para tal acto, eran convocadas á Capítulo las vento. Recibía ó hacía salir por una de las dos
monjas, á toque de campana, dándose princi- | puertas de la portería los objetos que por sus
pio á la ceremonia, invocando la gracia del Es- ! dimensiones no ¡xxlia.ii pasar |x>r <•! torno. A
p í r i t u Santo, á la hora señalada por la Madre I ninguna profesa, fuera de la Madre Portera y
Vicaria, q u e las presidía. La elección era li- d é l a Madre Escucha, era permitido estar en la
bre, mas si llegaba á probarse que en ella ha- portería. La puerta exterior de ésta tenía dos
bía, ejercídose coacción alguna, se declaraba llaves, de las cuales u ñ a s e hallaba en poder
de la que desempeñaba el oficio de portera y
nula.
y la otra en el de la Abadesa.
La Vicaria ó segunda prelada cuidaba de
las ceremonias (pie se practicaban en el coro, La Tornera recibía por el torno los recados
del rezo del oficio divino durante el día y de y comestibles para las religiosas.
m a i t i n e s en la noche, y del buen orden en to- E s t a s tenían reja cada quince ó veinte días
das las oficinas del convento. para recibir á sus parientes y á sus amistades,
La asistencia al coro para la oración era á mas en n i n g ú n caso dejaba de estar presente
la Madre Escucha.
las cuatro de la, mañana, y de las Capuchinas
Las celadoras cuidaban de la fiel observan-
á las doce de la noche, convocadas á toque de
cia del silencio en las horas para éste señala-
campana. das, tanto de día como de noche.
La elección de Vicaria y de las demás reli-
Las Definidoras ó Discretas eran cuatro
giosas que desempeñaban otros oficios, se ha- religiosas de las más antiguas y prudentes, y
cía por la Abadesa- y l>or las Diaercttm, que ge- t e n í a n l a obligación de tratar reunidas, en con-
neralmente eran cuatro. sejo, con la Prelada, todos los asuntos con-
La Madre Sacristana empezaba sus tacnas cernientes al régimen del convento, y si éstos
á las cinco de la mañana disponiendo en una se referían á los bienes é intereses del mismo,
pieza contigua á la sacristía los ornamentos, asistía á la conferencia el Mayordomo.
vasos sagrados y todo lo necesario para la ce- Las Madres enfermeras asistían y velaban
lebración de las misas que habían de decirse á las enfermas de su convento hasta el resta-
d u r a n t e la mañana, procurando (pie todo estu- blecimiento de éstas ó su muerte. H é aquí la
viese en perfecto aseo. Entregaba todos aque- práctica que se observaba para administrar el
llos objetos por un postigo abierto en la pared \ Sagrado Viático á una enferma y para los fu-
que mediaba entre ambos departamentos. Ade- | ñera les de la que moría, según las noticias que
más, la. Sacristana tenía á su cargo la vigilan- | me comunicó, para estos artículos, mi excelen-
1
cia, de las lámparas del Santísimo te amigo Santiago Ramírez.
La Madre Portera recibía á los confeso-
20 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

IV
ÚLTIMOS MOMENTOS Y FUNERALES DE UNA MONJA.

Í E S P U É S que el Médico expresaba s\x fu- los votos que en el día del Bautismo fueron
nesto pronóstico y. en la mayor parte de hechos á la orilla de la cuna, contestaban to-
los casos, cuando contestaba afirmati- dos los labios con el acento de una profunda
vamente la consulta que le hacía la Madre En- convicción.
fermera, y no pocas veces la enferma misma, Cuando el sacerdote, después de haber da-
sobre la conveniencia ó la necesidad de hacer do la Sagrada Comunión á la enferma, cambia-
las últimas disposiciones, la Madre Abadesa ba la Estola blanca por la morada, y se dispo-
ordenaba que se administrasen á ésta los San- nía á administrarle el Sacramento de la Ex-
tos Sacramentos, y esta noticia, cundiendo co- tremaunción, la Madre Abadesa entonaba el
mo chispa eléctrica por todo el convento, po- I salmo Miserere, que era acompañado por to-
nía en acción la nunca interrumpida actividad | das las religiosas.
de sus diligentes habita- Nada particular había
doras, (pie se apresuraban después de este acto, has-
áasearde una manera ex- ta (pie se iniciaba la ago-
traordinaria el i n t e r i o r nía.
de los claustros, cuyo pe- En este instante su-
rímetro, especialmente el premo, una Religiosa re-
del tránsito para la En- corría todo el Convento,
fermería, libre hasta del tocando una campanilla
polvo más imperceptible, consagrada, que sólo en
rogaban con agua, c o n estos casos sonaba, dando
fiores y con lágrimas. el toque de Credo.
A la hora desiguala Todas las monjas acu-
para esta tierna, solemne dían á hacer esta última
y patética ceremonia, to- profesión do Fe á la cabe-
da la Comunidad con cera de su hermana mori-
excepción de las enfer- bunda ; y mientras éstas
meras, que permanecían entonaban el l ú g u b r e
al lado de la enferma, canto, las seglares que
CONCEPC ION.—CAPILLA INTERIOR!
preparándola p a r a re- eran las aspirantes, cria-
cibir el Sagrado Viático - se reunía, con vela das y niñas que vivían en el Convento, eleva-
en mano, en el Coro bajo, de donde el Santísi- ban sus procos privadamente en sus celdas
mo era llevado en procesión, bajo de palio, respectivas.
])or tres sacerdotes, si la religiosa enferma era Cuando la agonizante exhalaba, el último
Prelada, y ]x>r uno solo en los demás casos, suspiro, el sacerdote presente, ó en su ausen-
precedido por las monjas, (pie, durante el tra- cia la Madre Abadesa, rezaba el responso pri-
yecto, conmovían la atmósfera con harmonio- mero con toda la Comunidad; y durante tres
sos, tiernos y conmovedores cantos, que suspen- horas, el cadáver no se tocaba, quedando vela-
dían al llegar á la enfermería, para dejar oir la do únicamente por las madres enfermeras.
voz del sacerdote, cuyas preguntas solemnes, A las tres horas se le vestía con todos los
en que el alma renueva á la orilla del sepulcro hábitos de Religiosa, con excepción del Man-
LOS MONASTERIOS. 21

t o ! que sólo se le prendía s u p e r f i c i a l m e n t e , y con asistencia de los capellanes y deniíís sacer-


se le q u i t a b a , así como el r e l i c a r i o , en el mo- dotes i n v i t a d o s ; y así éstos, como las monjas
m e n t o de In i n h u m a c i ó n : se le cubría de Ho- y acólitos llevaban un ramo de (lores naturales
res y asi era conducida por la C o m u n i d a d p r o - con un f r a g a n t e l i m ó n |x>r remate.
cesionalmente á la Sala Dr Profiivdis. donde T e r m i n a d a s las V i g i l i a s se celebraba la M i -
permanecía (res días si hal)ía sido Prelada, y sa y luego los res|x>nsos, para ser c o n d u c i d o
en todo caso, un día y una noche i>or lo me- luego el cadáver, en l i o m b r o r . d e Sae.ordot.es al
nos. A l l í era velada (xjr (odas las monjas que Coro Bajo, donde se t e r m i n a b a el O f i c i o de d i -
se t u r n a b a n cada hora j x i r gnqx>s de tres, las f u n t o s y permanecía hasta el m o m e n t o de la
que no cesaban de o r a r d u r a n t e esfe t i e m p o ]x>r inhumación.
su hermana d i f u n t a . Esta g e n e r a l m e n t e tenía lugar en el m i s m o
El día d e s t i n a d o para el f u n e r a l , se celebra- Coro donde estaban las fosas ó en el p a n t e ó n ;
braba éste con toda s o l e m n i d a d para lo que |M'i'o en algunos casos se hacía en una C a p i l l a
se p e r m i t í a la entrada á los f i l a r m ó n i c o s q u e (pie había en el j a r d í n , especialmente si era
f o r m a b a n la orquesta bajo la Presidencia del contagiosa la enfermedad (pie había d e t e r m i -
C a n ó n i g o (pie nombraba la Sagrada M i t r a , y nado la m u e r t e .

CONVENTOS DE RELIGIOSAS EXISTENTES EN LA CIUDAD


AL EFECTUARSE LA EXCLAUSTRACIÓN.

f l / f ^ S conventos (pie e x i s t í a n en la C a p i t a l en Todos estos conventos c o m p r e n d í a n las s i -


« ^ ' los m o m e n t o s de la e x c l a u s t r a c i ó n eran g u i e n t e s Ordenes r e l i g i o s a s :
v e i n t i u n o , de los cuales míos dependían OoNCKivioxisTAS. l ' u a ¡lustre y noble ma-
d i r e c t a m e n t e del O r d i n a r i o , ó sea de la auto- trona |x>rl.uguesa. Doña B e a t r i z de S i l v a , f u n -
r i d a d del A r z o b i s p o , y otros de los p r o v i n c i a - dó esta c o n g r e g a c i ó n , movida |x>r su piedad y
les de San F r a n c i s c o y S a n t o D o m i n g o . Los devoción á la I n m a c u l a d a Concepción de M a -
p r i m e r o s e r a n : la C o n c e p c i ó n . R e g i n a , lia I va- r í a . D i r i g i é n d o s e para llevar a c a b o sus p r o -
liera, Jesús M a r í a . E n c a r n a c i ó n . Santa Inés. pósitos al M o n a s t e r i o de S a n t o D o m i n g o el
Kan José de G r a c i a . San B e r n a r d o . San L o - K e a l . d e la c i u d a d de Toledo, creyó a d v e r t i r en
renzo. San .Jerónimo. Enseñanza A n t i g u a . E n - dos religiosos franciscanos (pie le hablaron en
señanza N u e v a . Santa B r í g i d a . Santa Teresa lengua |x>rtuguesa.al Seráfico Padre San E r a n -
la A n t i g u a . Santa Teresa la N u e v a y C a p u c h i - cisco y á San A n t o n i o de Padna. quienes le
nas de San F e l i p e : los segundos: Santa C l a r a . pronosticaron (pie había de ser madre de m u -
San J u a n de la P e n i t e n c i a . Santa Isabel y Ca- chas h i j a s s i n lesión de su v i r g i n i d a d .
p u c h i n a s de C o r p u s C h r i s t i . (pie dependían T r e i n t a años | x T i n u u c c i ó de seglar en el
del P r o v i n c i a l de San F r a n c i s c o , y Santa Ca- mencionado .Monasterio, al t é r m i n o de los cua-
t a l i n a de Sena del de S a n t o D o m i n g o . les pasó á h a b i t a r los palacios cedidos por la
22 EL LIBRO LE MIS RECUERDOS.

Reina Doña Isabel, y que'más farde fueron con la imagen de Nuestra. Señora y otro peque-
convertirlos en el Monasterio de Santa Fe. En ño, adherido al manto sobre el hombro derecho;
ellos fijó su reclusión con otras doce doncellas toca blanca de lienzo, que cubría, la. frente, me-

,mfí ••.

TEMPLO DE LA CONCEPCIÓN.

nobles en 1184, siendo aprobada, en 1-1Í18 por j jillas y garganta, y sobre aquélla un velo negro,
el Papa. Inocencio V I I I la institue ion de la. ! La cintura debía ceñirse con un cordón de cá-
Orden, que habia comenzado ñamo ó de otra materia seme-
con iil nombre, hábito y oficio de jante.
la Concepción. Su primitiva re- Los conventos de esta Orden
gla fué la, de^Santa Chira: mas en México, fueron:
no siendo adaptables á ést.;i el La Concepción. El venera-
hábito y el oficio de la Concep- ble Obispo Don Juan de Zumá-
ción, cambíeseles aquélla por rraga. conforme á las disposicio-
otra particular, dada por unos nes de Don Andrés de Tapia,
frailes menores de la Observan- fundó un colegio con cuatro
cia, de la provincia, de Castilla, doncellas, hijas de conquistado-
y confirmada por el Papa Julio res, y el cual fué ((rígido en con-
11 en 151.1. K\ hábito de las re- vento en 1530. Las religiosas de
ligiosas de esta Orden era: túni- este Monasterio, el más antiguo
ca y escapulario de estameña de la ciudad, fueron las funda-
blanca, como símbolo de la pu- doras de otros que se menciona-
reza virginal: manto de color rán en seguida.
azul de cielo; en el pecho, sobre El convento ocupaba la gran-
el escapulario, un gran escudo CONCEPCIÓN. de extensión de 32,000 varas
LOS MONASTERIOS. 23

cuadradas, hallándose limitado al Norte por la Ontiveros, de 1856, los bienes que poseía este
calle de la Concepción, al Sur por la de la convento eran los siguientes: 1H2 fincas urba-
Puerta Falsa de San Andrés, al Oriente por el na s cuyo producto anual eran $70,135; capitales
callejón de los Dolores y casas particulares, y activos §189,335 que redituaban $11,340. Su
al Occidente por la calle Rejas de la Concep- mayordomo era Don Jorge Madrigal.

CONCEPCION.—CLAUSTRO Y COCINA DESTRUCCIÓN DEL CONVENTO.

ción y Plazuela de Villainil. Su elegante tem- Rcijiíia C'œli. — E] convento fué fundado
plo, privado de la hermosa reja de hierro que por religiosas de la Concepción en 1570. La ex-
cerraba su atrio, sigue abierto al culto católi- tensión superficial del terreno que ocupaba,
:
medía 15,500 va-
ras cuadradas, es-
tando limitado al
Norte por la pla-
zuela de Regina,
al liste por casas
particulares a n -
tiguamente sepa-
radas por un ca-
llejón del mismo
nombre, a l S u r
por la calle! del
Tornito, y al Oes-
te por la Estam- '
pa de Regina. El
templo permane-
ce abierto al cul-
to c a. t ó 1 i c o : la
LA CONCEPCIÓN,—TANQUE. pa r t e principal REGINA.
co; nias el convento fué destruido en parte para del convento se transformó en un hermoso líos
la apertura de una calle que es la prolongación pital construido á expensas de la Sra, Doña
de las del Águila y de los Dolores y sale á la Concepción Béistegui, y el resto fué adjudicado
plazuela de Villamil, y parte fué dividido y en lotes. S u s bienes, según la misma fuente
adjudicado en lotes. Según el Calendario de indicada, eran 62 casas que producían $28,757
24 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

¡il año y $93,725 de capitales activos cuyos ré- al Oeste, por la de Ohiquis. Bienes con que
ditos eran $42,2(>0. Su Mayordomo, Don Ma- contaba, 88 casas que producían §37,271 y ca-
nuel Bausa. pitales activos, §1-12,737, cuyo rédito era de
Jesús Mur'm. En 1580 fué. fundado igual- §8.781. Su Mayordomo. Don José Ramón Ma-
mente por concepcionistas, las que dos años lo. El templo, uno de los más hermosos de Mé-

JESUS MARIA.—CAPILLA INTERIOR.

antes se habían establecido en la casa de la JESUS MARIA.-PATIO Y FUENTE.


esquinadel callejón de la Santa Veracruz y Ma-
ríscala, comprada con el capital que cedió al xico, continúa.abierto al emito católico, y de los
efecto Don Pedro Tomás Denia. El convento lotes en cjue fué dividido para su adjudicación,
de que se trata ocupaba una área de más de dos grandes fueron exceptuados, uno por la ca-
p—• . . ._, lle de C h i -
quis, donde
existí? la Es-
cuela de Ar-
tes para Mu-
jeres, y otro
por la de la
Acoq nia,
que fué des-
tinado p a r a
cuartel.
Balva-
vera, funda-
do en 1 5 7 3
por las mis-
mas religio-
sas Concep-
ción i s tas, «••• JESUS MARIA.
con la advo-
14,500 varas cuadradas y estaba limitado al cación, primero de Jesús de la Penitencia, h¡1'
Norte por la calle Estampa de Jesús María ; al biendo sido levantado el templo existente con
Éste, por la de su nombre, al Sur, por la calle bienes de la Sra. Doña Beatriz de Miranda. El
dé, la Acequia, antes, el Colegio de Santos, y . convento abrazaba 8,000 varas cuadradas ele
LOS MONASTERIOS. 25

superficie, y lo limitaban al Norte y al E s t e , las Santa Inés.—Religiosas de la Concepción


calles de las Rejas y Bajos de Balvanera, al S u r fundaron este convento en 1600, á expensas de
la de este último nombre, y al Oeste edificios los Marqueses de la Cadena. E l edificio ocupa
.. particulares.
P o s e í a f>3
c a s a s, q u e
j d a b a n un
producto de
$30.499 y ca-
pitales acti-
vos por valor
de $.42.338,
que reditua-
ban $2,052.
Su M a y o r -
domo, Don
Rafael Díaz.
E l templo
permanece
PANTEÓN DE LA CONCEPCIÓN. abierto al
culto católico y el convento distribuido en lo-
tes y adjudicado. BALVANERA.-PATIO.
Encarnación— E l monasterio fué fundíalo
en 1594 por religiosas q u e siguen las reglas ba la extensión de 9,5(X) varas cuadradas, estan-
Concepcionistas, y levantado el edificio á ex- do limitado al Norte por casas particulares,
pensas, en gran parte, de su patrono Don Al- pertenecientes á las (ralles del Hospicio de San
varo de Lorenzana. El terreno q u e ocultaba Nicolás, al E s t e por el callejón de S a n t a I n é s ,
el monasterio medía 12,5(X) varas cuadradas, y al S u r por la de este nombre y al Oeste por ca-
se hallaba limitado al Norte por la calle de la
P e r p e t u a , al E s t e por la de
Santa Catalina de Sena, al
S u r por la de la Encarna-
ción y al Oeste por el edi-
ficio de la aduana. S u her-
moso templo sigixe abierto
al culto católico; la parte
más bella y g r a n d e de su
convento está destinarla á
la " E s c u e l a de D e r e c h o "
y '"Escuela de P á r b u l o s , "
y la contigua, no menos
extensa, á la " E s c u e l a N o r -
mal de Profesoras." Sólo
la casa d e la esquina de la
Encarnación y S a n t a Ca-
talina fué adjudicada. Bie-
BALVANERA.
nes q u e poseía la Comuni-
BALVANERA,—CLAUSTRO.
d a d : 79 fincas cuyo producto era de $52,897;
capitales activos, $452,082, q u e redituaban
sas particulares de la misma- calle y de la i]tA
$22,828. S u mayordomo, D o n M a n u e l R u í z de
I n d i o T r i s t e . Sti templo, q u e poseía la torre
Tejada.
más esbelta y airosa de la ciudad y q u e sólo la
26 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

gran inventiva de un arquitecto para la des- pitales activos que redituaban $1,739. Su Ma-
trucción, pudo hacer desaparecer en pocos mo- yordomo, Don Rafael Barberi.

mentos, se halla abierto al culto católico El San José de Orada.—Por iniciativa de


convento fué adjudicado en lotes. Los bienes Don Fr. García Guerra y á expensas de Fer-
nando Villegas, fundóse en 1610 este convento

CLAUSTRO BAJO DE LA ENCARNACIÓN. SANTA INES.-PATIO.

de la comunidad consistían en 23 casas queda- con la advocación de Santa Mònica, en el mis-


ban un producto de $12,858 y en $38,582 de ca- mo lugar en que estuvo un recogimiento de mu-
LOS 27

jeres casadas y viudas. Las religiosas fundado- El templo fué adjudicado á protestantes del
ras fueron dos concepcionistas y dos del monas- culto evangélico; una gran parte del convento
terio de la Encarnación. El terreno en que se destinó á cuartel y el resto fué vendido.
estaba situado el convento comprendía 14,000 San Bernardo.—Cinco monjas de Regina,

W- !

SANTA INES.-DESDE EL ATRIO DE CATEDRAL.

ra
s cuad/adas y se hallaba limitado al Norte
P°r la calle de San José de Gracia, al Oriente entre las que se contaban tres hermanas de
y~ e* callejón de la Estampa del mismo nom- Don Juan Márquez Orozcp, comerciante rico,
Dre
- al Sur por la calle del Corazón de Jesús y fueron las fundadoras del convento en 1636, en
accidente por edificios particulares. Consis la casa que para tal fin legó aquél en su testa-

SANTA INES.-DEMOLICION DE LA TORRE. CONVENTO DE S. BERNARDO.—DEMOLICIÓN.

tían los bienes del convento en 52 casas cuyos mento, así como otros bienes, para la fundación
productos eran $27,078 y en $76,803 de capita- de un monasterio de la Orden de Cister. La am-
les activos que redituaban $4,593. Su Mayor- pliación del convento y la construcción del tem-
domo Don José María Medina. plo fueron costeadas más tarde por Don José
28 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

Retes de Largache. La área que comprendía las reformas, y de Clarisas, las que continua-
era de 8,o00 varas cuadradas hallándose limi- ron sujetas tanto á su primitiva regla como á
tado al Norte por la calle de su nombre, al Sur las prescripciones que en su testamento dejó
por la de Don Juan Manuel, al Este y al Oeste consignadas la misma Santa, y á las constitu-
por edificios particulares. La comunidad poseía ciones de la reformadora del instituto clariso,
53 casas que daban un producto de $ 27,663 y Santa Coleta. Los conventos de esta orden fue-
capitales a c t i - ron en México
vos por valor de los de Santa Cla-
$186,213, cuyo ra, San Juan de
r é d i t o era de la Penitencia y
$9,807. P o r el Santa Isabel, to-
centro del con- das Urbanistas.
vento fué abier- L o s conventos
ta, después de la que seguían en
exclaustració n , México l a regla
la calle de Oeam- estricta de San-
po, adjudicán- ta Clara, toma-
dose l o s lotes ron el" nombre
que quedaron á de Capuchinas.
uno y otro lado
El hábito de
de ella; el tem-
las r e l i g i o s a s
plo, sin su coro
fué al principio
y sin la torre,
de toscos lienzos
que fué destrui- SANTA CLARA.- EXTERIOR
de color gris os-
da, sigue al servicio del culto católico.
curo, y, después, por disposición pontificia lo
CLARAS.—A principios del siglo X I I I tu- cambiaron por paños de estameña de color azul,
vo efecto en la iglesia de San Damián de la como el manto.
ciudad de Asís, la fundación de la Segunda Or- Santa, Clara.—En 1570 fué establecido un
den de San Francisco por la esclarecida Virgen beaterío sujeto á la regla de Santa Clara, en la
Santa Clara, poco tiempo después de ermita de San Cosme, San Damián y
haber abrazado el estado monástico en San Amaro, donde hoy existe el tem-
el convento de benedictinas de San Pa- plo de la Santísima. En 1579 el beaterío
blo. El seráfico Padre San Francisco se convirtió en convento, en virtud de
fué quien impuso el hábito á la Santa, la solemne y pública profesión que hi-
y dirigió desde el principio á las pri- cieron veintidós señoras ante la madre
meras congregantes acudiendo para el Luisa de San Jerónimo, concepciònis-
sustento de éstas á las limosnas. La ta. La estrechez en que vivían en el
primera regla dada por el Santo á las antiguo beaterío dio motivo para la
religiosas que tomaron el nombre de traslación del convento á un lugar
damia.nistas, encerraba tales princi- más espacioso, como el de Pepetldn,
pios de austeridad, de disciplina y de
en la esquina de Vergara. Allí levan-
pobreza, que fué preciso suavizar por
taron las Claras su casa y templó, que
disposición del Papa Urbano IV, al-
ocuparon hasta el día de su exclaustra-
gunos de los actos que aquella prescri-
ción. Un incendio que acaeció á las dos
bía, á pesar de la obstinación de la
de la mañana del día 5 de Abril de 1755,
Santa y de sus compañeras para que
CLARA destruyó el templo y parte del conven-
nose alterasen sus primitivas prácti-
to, hasta el punto de verse las monjas
cas. Como los religiosos Franciscanos, las co-
en la necesidad de refugiarse en el convento de
munidades de Santa Clara se extendieron rá-
pidamente por todo el orbe católico, recibiendo Santa Isabel; mas habiéndose apresurado las
el nombre de Urbanistas las que admitieron reparaciones del edificio, volvieron aquellas á
su casa el 16 de Mayo inmediato.
LOS MONASTERIOS. 29

La extensión superficial qne ocupaba este San Juan de la Penitencia.—Fué funda-


monasterio, era de 18,000 varas cuadradas, ha- do en 1593 por cuatro religiosas de Santa Cla-
llándose limitado al Norte por la calle de San- ra. Su hábito, de color gris como el de los an-

ta Clara, desde la esquina de Vergara hasta tiguos franciscanos, les fué cambiado por el
la del callejón de aquel nombre; al Orien- de estameña azul, como el de las Claras.—El
te por este mismo callejón; al Sur y Occiden- convento ocupaba una superficie igual á la del
te por edificios de las calles 2 a- de San Fran-
cisco y Vergara. colindantes con las tapias del
convento. El templo ha seguido dedicado al
culto católico, mas sin el coro que fué adjudi-
cado con los demás lotes en que se fraccionó
el convento y sin la torre, que fué destruida.
Por la huerta de este convento, se abrió el úl-
timo tramo de la Calle del Cinco de Mayo,
frente al Teatro Nacional, (hoy destruido) y
es la continuación de la que se había abierto
ya por el centro del Oratorio de San Felipe
Neri. El Mayordomo de las Claras fué Don
Jorge Madrigal.
El único dato respecto á las propiedades
que para su subsistencia disfrutaba el conven-
vento, es el siguiente:
44 fincas por valor de $384,163.
Comparado este dato con los de los demás CONVENTO'DE SANTA CLARA.-CLAUSTRO.
conventos y noticias anteriores, se viene en
conocimiento de que el número de fincas y sus anterior y se hallaba situado entre la plaza de
valores, pueden estimarse en una tercera par- San Juan al Este, callejón de San Antonio al
te más. Sur, casas de la calle Ancha al Oeste y la ca-
30 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.
Ile Nueva ó 3 "? del Ayuntamiento al Norte. bre por el Este, casas de las calles del Puente
El convento todo fué adjudicado en lotes, y el de San Francisco y Santa Isabel por el Sur,
templo ha continuado servido por religiosos y calle del Mirador de la Alameda por el Oes-
franciscanos.
El número
d e fincas con
que c o n t a b a ,
conforme a u n
cálculo s e m e -
jante al a n te-
nor, era: diez y
nueve por valor
de $104,233,0
bien 25 por va-
lor de $138,977,
aume n t a n d o
una t e r c e r a
parte más.
Santa Isa-
MONJA DE SANTA ISABEL.
bel.—El con- •¡•••••KMlSr*!'':
vento de reli-
TEMPLO DE SANTA ISABEL —DESDE SAN FRANCISCO.
giosas franciscanas con la advocación de Santa
Isabel Reina de Hungría, fué fundado en 1601 te. Véase el plano que acompaña al artículo
por Doña Catarina Peralta, viuda de D. Agus- "México de Noche," Segunda Parte, Capítu-
tín de Villanueva Cervantes, en la casa de su lo I I .
habitación, con seis religiosas de Santa Cla- Fincas que poseía: 18, por valor de $98,198.
ra.—La extensión superficial que ocupaba el Su Mayordomo, Don Francisco Escalante.
convento era de 11,500 varas cuadradas, ha- CAPUCHINAS.—Hemos visto que la primi-
llándose comprendido entre el callejón de San- tiva regla de Santa Clara sufrió ciertas refor-
ta Isabel por el Norte, la calle del mismo nom- mas admitidas por algunas religiosas, que re-

Calle de S ta. serie de vivien-


Isabel, antes de das que se cons-
ser derribada la truy e r o n en el
manzana en que atrio cuando se
estuvo el Con- enajenó el con-
vento, derrum- vento en lotes.
be llevado i cabo En la expre-
para convertir el sada nave se es-
lugar en una tableció primero
gran plaza en la una fábrica de
que desemboca hilados de seda,
la Avenida del después la Socie-
Cinco de Mayo. dad Filarmónica
En el grabado se Francesa y por
advierten la par- último la Libre-
te exterior de la ría de Ballezcá y
nave del templo Cía.
sin la torre y 1 a

ANTIGUA CALLE DE SANTA" ISABEL.


L08 MONASTEBIOS. 31

cibieron el nombre de Concepcionistas unas, ron trasladadas, con gran pompa, al monas-
y de Urbanistas otras, en tanto que las que terio que acababa de ser para ellas levantado
siguieron la reforma de Santa Coleta que vino con la advocación del protomártir mexicano
á poner en vigor la austera severidad de la pri-
mera regla de Santa Clara, se denominaron
Clarisas. Una de estas
religiosas, la Madre Ma-
ría Lorenza Longa, natu-
ral de Cataluña y viuda
de un italiano, empren-
dió la institución de la
Orden tercera d e S a n
Francisco en Ñapóles, en
1538, con el fin de seguir,
á la letra, en los monas-
terios de mujeres, la es-
tricta regla de Santa Cla-
ra, y fundó, además, el
monasterio de Santa Ma-
ría de Jerusalén. Las re-
T¿P0#*" ligiosas tomaron el nom-
bre de Hijas de la Pa-
CAPUCHINA.
sión, recibiendo, alfin,el
de Capuchinas, al tomar el hábito de los reli- TEMPLO DE CAPUCHINAS.
giosos así llamados, y al vivir bajo la dirección
de éstos. San Felipe de Jesús. Ocupaba el monasterio
Capuchinas de San Felipe. Este con- el centro de la manzana limitada por las calles
vento fué fundado en virtud de un legado que de Tlapaleros y Capuchinas al Norte y Sur.
en 1665 dejó en su testamento, para tal fin,

TEMPLO DE CAPUCHINAS

Doña Isabel de Barrera, viuda del Capitán TEMPLO Y CONVENTO DE CAPUCHINAS.


Don Simón de Haro. Las monjas fundadoras DEMOLICIÓN.—APERTURA DE LA CALLE DE LERDO.
salieron de su convento de Toledo, en Espa-
ña, y llegaron á México en Septiembre del El templo daba á esta última calle, hallándose
mismo año; se hospedaron en la Concepción, la parte más retirada del convento hacia la pri-
y al año siguiente, 25 de Mayo de 1666, fue- mera de dichas calles, de la que la separaba
32.« EL LIBBO DE MIS RECUERDOS.

una elevadísima tapia, en cuyo frente, que mi- pro por 40,000 pesos el terreno en que fundó
raba-á la calle de la Palma, cubierto'por cris- el Convento, poniendo la primera piedra el 12
tales y resguardado por un cobertizo de made- de Septiembre de 1720. Concluido el edificio
ra, se hallaba un gran lienzo con la efigie, al aposentáronse en él las monjas fundadoras, que
óleo, de Nuestra Señora del Refugio, imagen salieron de los conventos de Santa Clara, San
Juan de la Penitencia y Santa Isabel. Por bu-
la del Papa Benedicto X I I I , de 26 de Junio
de 1727, el monasterio fué destinado para in-
dias nobles é hijas de caciques. Hallábase todo
el edificio limitado al Norte por la calle de Cor-
pus Cristi, llamada después Avenida Juárez; al
Sur , por la calle de Tarasquillo; al Oriente, por
casas particulares, y al Occidente por un calle-
jón sin salida. Tampoco tenían vienes y vivían
como las demás capuchinas, de la caridad pú-
blica.
AGUSTINAS.—Las congregaciones monásti-
cas de esta Regla, cuya existencia se atribuye
al mismo San Agustín, se hallan esparcidas
con diversas denominaciones en los países ca-
tólicos, siendo ejemplares las religiosas por la
TEMPLO Y ANTIGUA,FUENTE DE CORPUS CRISTI.
regularidad de su vida monástica y por los ser-
que sucesivamente fué trasladada á San Lo- vicios prestados á la humanidad, pues se dedi-
renzo, Sagrario y San Bernardo; por el Este y caban al servicio y cuidado de los enfermos y
Oeste confinaba el edificio con casas particu- hospitales. Ipona fué el lugar en que estable-
lares, y ocupaba una área de 4,500 varas cua- ció el primer monasterio la misma hermana de
dradas. El templo y el convento fueron des- San Agustín, sucediendo á esta Congregación
truidos p a r a l a otras varias. En México, las rigurosamente lla-
f apertura de laca- madas Agustinas eran las de Puebla, Oaxaca
lie que tiene el y Guadalajara y usaban hábito negro con man-
nombre de Lerdo, gas largas, en tanto que las de la Capital, apar-
distribuyéndose tándose de la regla general, usaban túnica blan-
lo demás en lotes ca ceñida con el cinto de San Agustín, largo
que fueron adju- escapulario de color leonado como la capa, gran
dicados. Las Ca- rosario, toca blanca y velo negro ( las de San
puchinas no te- Lorenzo): túnica blanca de manguillos largos,
nían bienes, y era toca blanca y velo negro ondeado sobre la fren-
tal la pobreza en te, y de cuyos extremos, que caían sobre el pe-
que vivían, que cho, arrancaba el largo escapulario negro (las
muchas veces se de San Jerónimo).—Unas y otras usaban so-
veían en la nece- bre el pecho el escudo de metal con alguna ima-
sidad de t o c a r gen sagrada pintada al óleo.
una campana pa- San Jerónimo.—Fué fundado por monjas
ra implorar la ca- concepcionistas en 1585. E l monasterio ocupa-
ridad p ú b l i c a .
JERONIMA. ba una manzana entera, cuya superficie era de
Los vecinos, al es-
15,000 varas cuadradas, y estaba limitado por
cuchar aquellos sonidos en horas desusadas, se
las calles de San Jerónimo y Rejas del mismo
aprewwaban á enviar á las monjas algunos co-
nombre, al Norte y Este; por la calle Verde al
mestibles.
Sur, y por la de Monserrate al Oeste. El templo
Capuchinas de Corpus Cristi, frente á la permanece abierto al culto católico ; mas el con-
Alameda. El Virrey Marqués de Valero com- vento fué dividido en dos grandes fracciones.,
LOS MONASTERIOS. 33

aprovechada una en extenso cuartel, y subdi- el recogimiento llamado de la "Misericordia."


vidida la otra en lotes y adjudicada. Las Jeró- Dos fueron las monjas fundadoras que se hi-
nimas poseían 89 fincas que producían anual- cieron venir del convento de Oaxaca. Hallába-
mente $34,247, y capitales activos por valor de se situado el de México en la manzana limita-
$119,814 que redituaban $5,991. da por la calle de la Cerbatana al Norte; por
San Lo- la calle de Santa Catalina, al Oeste; por la de
renzo.— Este San Ildefonso, al Sur, y por casas particulares
Convento fué al Este. Comprendía una superficie de 13,200
f u n d a d o en varas cuadradas. El templo permanece abierto
1598 por Don al culto católico; una gran parte del convento
Juan Chava- fué destruida para un amplio cuartel, y el res-
rria Valero y to adjudicado. Las religiosas usaban el hábi-
Dfia. M \ Zal- to de ios dominicos: túnica, escapulario y toca
dívar Mendo- blancos, velo negro prendido con alfileres y re-
za, con cuatro cogido por la espalda con un listón y que en
religiosas d e forma de un pequeño escapulario cala por el
S a n Jeróni- pecho. Manto negro.
mo y dos de Poseían 60 fincas por valor de $351,000.
Jesús María. El Mayordomo del convento era el Lie. D.
Estaba limi- Juan Manuel Fernández de Jáuregui.
tado al Norte CARMELITAS.- Algunos historiadores pre-
por un calle- tenden que la institución de religiosas Carme-
DOMINICA.
jón, hoy cerra- litas data desde los primeros siglos de la Igle-
do; al Este por sia, mas el que verdaderamente aparece como
la calle de la Estampa de San Lorenzo; al Sur fundador, es el B. Juan Soreth, quien estable-
por la calle de la Concepción, y al Oeste por ca- ció en Francia los primeros Monasterios, en
sas particulares. La superficie del terreno que 1452, autori- r
ocupaba medía 10,000 varas cuadradas. El tem- zado p o r la
plo continúa abierto al culto católico, y en la bula del Pa-
parte principal del Convento se halla estable- pa Nicolás V.
cida la Escuela de Artes para varones. Las reli- La i n s titu-
giosas poseían 60 fincas que producían anual- ción se pro-
mente $30,057 y $28,300decapitalesactivos,cu- pagó rápida-
yos réditos ascendían á $1,493. El Mayordomo mente, con -
del Convento era Don Francisco del Villar y tando en el
Bocanegra. siguiente si-
DOMÍNICAS.—Esta orden monástica fué ins- g 1 o muchos
tituida por Santo Domingo de Guzmán en conventos en
1206, en Prouille, entre Carcasona y Tolosa, or- Francia, Ale-
den que pronto se extendió á otros conventos mania, 11 a-
de Francia y España. Llamáronse á éstas re- lia, España y
ligiosas predicadoras, por ser una de sus prin- Portugal.
cipales ocupaciones la instrucción de la niñez. T a n célebre
De dicha Congregación nació la célebre insti- institu c i ó u
tución del Santo Rosario. cuenta entre CARMELITA.

Santa Catalina de Sena.—El convento de sus hijas algunas que por sus virtudes han
domínicas de esta advocación, fué fundado por sido colocadas en los altares como Santa Ma-
el Provincial de la Orden de Predicadores de ría Magdalena de Pazzis y la virgen admira-
Santo Domingo, á solicitud de dos damas lla- ble Santa Teresa de Jesús, que tomó el hábito
madas las Felipas, quienes cedieron para el de carmelita en el Convento de Avila, conoci-
efecto una casa destinada en otro tiempo para do con el título de la Encarnación. Mucho ha-
5
34 EL LIBRO DE MIS KECUEEDOS.

bía perdido de su austeridad la primitiva re- La Capilla del Señor de Santa Teresa es uno
gla, y en tal virtud Santa Teresa concibió la de los edificios más notables de la Capital. Sus
idea de su reforma, logrando al fin su objeto elevadas bóvedas descansan sobre un rico en-
en la misma ciudad de Avila, á pesar de los tablamento, sostenido por columnas jónicas,
obstáculos y contrariedades que hubo de ven- estilo de Miguel Ángel; sobre los arcos tora-
cer, y alcanzando la aprobación de aquélla por les se eleva la majestuosa cúpula formada de
el Papa Pío IV en 1562. Las religiosas de la dos cuerpos que producen un bello efecto, tan-
Orden de Carmelitas se distinguen en dos cla- to por la parte exterior como por la interior,
ses: las de la primitiva institución y las refor- en la que el cuerpo inferior deja ver, por la
madas ó descalzas, llamadas también teresia- interrupción de su bóveda, el casquete esféri-
nas. Conságranse estas religiosas á la vida co que cierra el superior, bellamente ilumina-
contemplativa y en su vida monástica se ha- do por la luz que recibe de las ventanas ocul-
llan sometidas á un régimen muy austero. Su tas por la interrumpida bóveda del expresado
hábito consiste en túnica y escapulario color de primer cuerpo. Todo el templo se halla bien
de café, manto blanco como la toca y velo negro.
Los conventos de teresianas que existían en
México, eran:
Santa Teresa, la Antigua.—En unas casas
de la propiedad de Don Juan Luis de Rivera,
legadas por éste en su testamento para la fun-
dación de un Monasterio de Carmelitas des-
calzas, estableció el jjrimer convento de San-
ta Teresa el Arzobispo de México Don Juan
Pérez de la Serna, quien para obligar á las fa-
milias que las habitaban á la pronta desocu-
pación de ellas, improvisó astutamente muy de
mañana un altar en un departamento de las
mismas viviendas é hizo llamar á misa, á la
que concurrieron los vecinos, quienes por tal
motivo se vieron estrechados á dar cumpli-
miento á la orden del Arzobispo. Inmediata-
mente dieron principiólos trabajos para trans-
formar aquellas casas en monasterio, al que,
ya terminado, 1. ° de Marzo de 1616, pasaron
dos religiosas del Convento de Jesús María,
fundadoras del nuevo y más tarde célebre Con- CAPILLA DE SANTA TERESA.
vento de Santa Teresa. Dicho convento no era
muy extenso, pues apenas contaba 4,000 va- decorado, luciendo con profusión mármoles,
ras cuadradas de superficie, hallándose limi- bronces y pinturas debidas al artista Juan Cor-
tado al Norte y al Oeste por las calles de su dero, unas al temple en la ápside y en la cúpula
nombre, al Sur por la del Arzobispado y al Es- y otras al oleo, en los altares del crucero, copias
te por varias casas particulares. Las religio- de dos hermosos cuadros: La Transfiguración
sas poseían 26 fincas que producían anualmen- de Rafael, y La Asunción del Ticiano.
te $14,(X)0 y capitales activos por valor de La capilla fué dedicada el 17 de Mayo de
$27,467 que redituaban $1,806. Tenían por Ma- 1813, interviniendo en su construcción y pri-
yordomo á Don Antonio María Salonio. El mitivo decorado tres eminentes artistas, direc-1
tenvplo antiguo, así como la hermosa capilla tores de sus respectivos ramos, en la Academia
del Señor de Santa Teresa, permanecen abier- de Nobles Artes de San Carlos: Don Antonio
tos al culto católico y en la parte principal del Velázquez, arquitecto, Don Manuel Tolsa, es-
convento se halla establecida la Escuela Nor- cultor y arquitecto y Don Rafael Jimeno,
mal para hombres. Pintor.
LOS MONASTEEIOS. 35

El terremoto de 7 de Abril de 1845 derribó y abrigaba en su recinto, en 1861, veintiuna


la atrevida cúpula sostenida por esbeltas co- religiosas que se sostenín con los productos de
lumnas, así como la ápside en que se hallaba 28 fincas cuyo valor ascendía á $ 172,000. El
representada por el pincel de Jimeno la lucha templo, dedicado en 1715 permanece abierto
que sostuvieron á mano armada, en 1684, los el culto y nada ofrece de notable.
rancheros de Ixmiquilpan y El Cardonal, opo- BENEDICTINAS.—Santa Ecolástica, a ejem-
niéndose á que la imagen del crucificado fuese plo de su hermano San Benito, fundó esta orden
trasladada del segundo de dichos lugares de religiosas, y para el efecto, reunió en un sitio
á la capital de la, entonces, Nueva España. llamado Piombarola, en medio de un desierto,
La cúpula actual, obra del arquitecto Don y cerca del monte Casino, donde se hallaba la
Lorenzo Hidalga sustituyó á la de Velaz- comunidad de aquel santo, varias vírgenes que
quez y las pinturas de Cordero, reemplazaron se entregaron á la vida monástica, bajo la
a l a s de Jimeno, de quien sólo queda el San dirección de San Benito y de los estatu-
Mateo en una de las pechinas. (1) tos que él mismo les había dado. Esta Orden,
Santa Teresa la Nueva—El convento de que se halla
triste y sombrío aspecto fué fundado en 1701, extendi-
en la parte Oriental de la plazuela de Loreto, da en todo
el orbe cató-
( 1 ) El territorio mexicano que como el de toda la
América es, en gran parte de constitución volcánica, ha lico, sufrió
sido conmovido, frecuentemente, por desastrosos terre- como las de-
motos, pudiendo citarse entre los de mayor intensidad más a l g u -
los siguientes: „ , ,„ , .„„„
El llamado de S. Juan de Dios, 8 de Marzo de 1800. nas r e f o r -
El de la Encarnación, 25 de Marzo de 1806. mas, y se le
El de Santa Mònica, 4 de Mayo de 1820.
El de Santa Cecilia, 30 de Noviembre de 1837. con s i d e r a
El que derribó la cúpula de Santa Teresa en 1845. como la más
El de Santa Juliana, 19 de Junio de 1858.
Este ha sido uno de los más terribles que el autor del antigua, fe-
presente libro ha tenido ocasión de observar. Hallábase cunda y cé-
en la calzada de Chapultepec, camino para la capital,
cuando se hizo sentir un fuerte sacudimiento trepidato- lebre de la
rio, á las nueve y cuarto de la mañana; á ese movimien- iglesia occi-
to 'siguieron fuertes oscilaciones, que violentamente
cambiaron de dirección transformándose al fin en movi- dental. S u
miento ondulatorio. Los campos de la hacienda de la hábito e r a
Condesa se hundían y levantaban por tramos alterna-
tivamente, haciendo chocar las aguas de las acequias, negro c o n
obligadas á dirigirse en direcciones encontradas, ó á pre- manguillo,
cipitarse en cascada sobre las acequias transversales, á BENEDICTINA.
causa del repentino desnivel producido por el terrible é toca blanca
irregular movimiento de la tierra; los árboles de la cal- que cubría la cabeza y caía sobre los hombros
zada, se azotaban unos contra otros, produciendo un
confuso ruido, con el choque de sus follajes, y la exten- á manera de muceta.
sa arquería que remataba en el Salto del Agua, adquiría
los sinuosos movimientos de una culebra que se arras- Enseñanza Antigua. — Con el título de
tra por el suelo, y rompiéndose A la vez, por muchos Nuestra Señora del Pilar, fundóse este con-
puntos desprendía abundantes chorros de agua espumo-
sa que abrillantaba la luz del sol, mas á causa del terror vento en 1754 por la R. M. Sor María Ignacia
que en tales momentos embargaba el ánimo, la belleza Azlor, natural de la hacienda de Patos en Coa-
del espectáculo sólo servía para acrecentar el pavor.
Los movimientos debieron ser simultáneamente con- huila. Habiendo profesado en España regresó
trarios en la capital y así se explica el efecto mecánico á México con algunas compañeras del conven-
producido, que determinó en las bóvedas de unos tem-
plos y en las techumbres de no pocos edificios, anchas to de Bessieres en Barcelona, á efecto de rea-
y extensas aberturas que se correspondían en una mis- lizar su anhelada fundación, lo que al fin logró
ma dirección. La Iglesia de San Pablo, la Universidad,
el Palacio, el Sagrario, Santo Domingo y las casas in- venciendo los mayores contratiempos y difi-
termedias, sufrieron los efectos del funesto movimiento. cultades. Las religiosas pertenecen al Insti-
La ciudad quedó en un estado lastimoso; cerráronse
varios templos, entre ellos, los del Sagrario y San Fer- tuto de la Compañía de María, que tiene por
nando; se apuntalaron innumerables casas; prohibióse objeto la enseñanza primaria de las niñas. Su
el tránsito de carruajes por las talles; la Alameda abrió
sus puertas por las noches para dar albergue á los que convento de México ocupaba un terreno que
abandonaban sus hogares que amenazaban ruina. Tal medía 8,000 varas cuadradas de supeficie, y se
fué el terrible terremoto de 1858, que se hizo sentir en
muchos lugares de la República. hallaba limitado al Norte por la calle de la En-
36 EL LIBRO DE MIS EECUEEDOS.

carnación; al Este y Oeste por casas particu- por un interés mundano, pues tal era el de pe-
lares y al Sur por la calle de Cordobanes. El tem- dir á la venerada imagen un novio ó la fideli-
plo da á esta calle y sigue abierto al culto católi- dad y constancia de éste si ya lo tenían.
co; la mayor parte del convento fué transforma- Las monjas de la Nueva Enseñanza poseían
da en Palacio de Justicia, y la menor en la Es- quince fincas con un producto de $7,000 anua-
cuela de Ciegos y da á la primera de dichas les y capitales activos por valor de $47,000 que
calles. Los bienes de la comunidad consistían redituaban $1,500. El Mayordomo era D. José
en 84 casas, cuyos productos ascendían á la María Ortiz Monasterio.
suma, de $22,61-4; sus capitales activos $9,225, BRÍGIDAS.—Santa Brígida fué una Prince-
que redituaban $461. Su Mayordomo era D. sa de Suècia, descendiente de los Reyes de Go-
Teófilo Marin. tia y esposa de Wolfen, Príncipe de Nericia,
Betlemitas ó Enseñanza Nueva.—Con este quien se hallaba, como ella, dotado de todas
último título fué fundado en 1811 un monas- las virtudes cristianas. Ambos esposos, de co-
terio para indígenas, por el Obispo de Duran- mún acuerdo, propusiéronse abrazar una vida
go Márquez de Castañiza, con religiosas de la de mayor perfección, y con el fin de lograr su
Enseñanza Antigua. Hallábase situado dicho objeto determinaron su separación, ingresando
monasterio en la calle llamada, del Colegio de él en el convento de Cis- -
Guadalupe al Oriente del templo de Loreto, ter y dedicándose ella al [
calle que es hoy conocida con el nonmbre de las establecimiento d e u n
Inditas. A causa de la temprana ruina del edi- monasterio, en 1844, bajo
ficio, las religiosas fueron trasladadas prime- las reglas de San Basilio
ro al convento de San Juan de Dios y después y de San Agustín, funda-
al de la Orden hospitalaria de los Betlemitas, dores de célebres monas-
comunidad que había sido suprimida por el de- terios, tales como el esta-
creto de las Cortes españolas d e l . 0 de Octubre blecido por el primero en
de 1820. El convento abarcaba una superficie las orillas del Iris, en el
de 1,200 varas cuadradas. Ponto, y fué el modelo de
Se hallaba circunscrito por las calles si- todos los que se fundaron
guientes: San Andrés, al Norte; Vergara, al en Oriente, y el de ermi-
Este; Callejón de Betlemitas, al Oeste, y por taños ó clérigos regula-
casas particulares al Sur. El convento fué dis- res, planteado por el se-
tribuido en lotes por la parte Oriental, y ad- gundo en Tagasta, ciudad
judicado después de la exclaustración, trans- de la Numidia. El pri-
formándose aquéllos en hotel, casa de huéspe- mer monasterio de agus- -Ortari'rJjét.. _
des y viviendas; la parte occidental se hallaba tinos que, según la regla
ocupada por la Compañía Lancasteriana que dada por el gran Doctor de la Iglesia, fué esta-
la retuvo en su poder hasH el día en que cesó blecido, como se ha manifestado ya, en Ipona
en sus fluiciones. por la hermana del Santo.
E n el templo se estableció la Biblioteca del E l único monasterio de la orden de que se
"Cinco de Mayo;" pero en virtud de haber si- trata establecido en México, era el siguiente:
do ésta suprimida, los libros ingresaron en la Santa Brígida.—Fundado á expensas del
Nacional y el edificio quedó destinado á bode- Oidor Don José Francisco de Aguirre y de su
ga de la Secretaría de Fomento. Dicho templo esposa Doña Gertrudis Roldan. Procedentes
era de los más concurridos por venerarse en él del convento de Vitoria, España, llegaron pa-
la Imagen de San Francisco de Paula, el hu- ra la fundación del de México, seis religiosas,
milde fundador de la orden de los Mínimos. el 3 de Septiembre de 1743, y se hospedaron
Respetabilísimas matronas y lindas jóvenes en el convento de Regina, de donde pasaron el
concurrían allí á orar, con sus cirios de cera 21 de Dicienbre del mismo año al que se les
teñida de color de fuego, guiadas las primeras había fabricado, á pesar de no estar del todo
por su excesiva cuanto justa devoción al Santo concluido. El hábito de las religiosas recoletas
que por lema tenía la caridad, y las segundas era un sayal pardo con escapulario, ceñido con
LOS MONASTERIOS. 57
Pinta blanca ; toca que les cubría el cuello, la, Norte por casas del-Puente de San Francisco;
frente y las mejillas; velo negro, espeso. En las al Oriente, por la calle de San Juan de Letrán;
festividades usaban eoguya ó capuz, que con- al Sur, por el antiguo colegio de este nombre,
sistía en una túnica talar de estameña, plegada que en parte fué derribado para abrir la 2.a ca-
desde el pecho y con manga larga á manera de lle de la Independencia, y por el Oeste, el ca-
los agustinos; ceñían la cabeza, sobre el velo, llejón de López. El monasterio contaba para
con una corona formada de cintas blancas, en su subsistencia 11 fincas, que producían $6,172
las que resaltaban cinco discos de paño encar- anuales, y $142,709 de capitales activos, que
nado, en representación y memoria de las cinco redituaban $7,386. Su Mayordomo era, Don An-
Hngas del Salvador. tonio Icaza. — El templo es hoy uno de los prin-
El convento, (pie comprendía 9,(XX) varas cipales de México, por el solemne y decoroso
cuadradas de superficie, se hallaba limitado al culto católico que en él se sostiene.

*4&»
"VI
REFUNDICIÓN DE LOS CONVENTOS DE RELIGIOSAS.

n <y>mw¿?-

| f | | | L art. 76 del decreto de 5 de Febrero de dieron su tierna despedida á sus, hasta enton-
*4p 1861, sobre aclaraciones á las leyes de des- ces, tranquilos monasterios, cuyos umbrales
amortización, reducía el número de con- transpusieron guiadas por las superioras, y
ventos de religiosas al que el Gobernador del montaron en los coches y ómnibus que las es-
Distrito y los Gobernadores de los Estados es- peraban para conducirlas á otros conventos de
timasen necesario, debiendo observarse en la religiosas, las (pie, menos desgraciadas en ta-
refundición el principio de (pie no quedasen les momentos, sólo trataron con su comporta-
separadas las monjas que seguían una misma miento digno y caritativo, de aliviar las penas
regla. Para llevar á efecto esta <lis]x>8Íeióïi, el (pie afligían á sus compañeras.
mismo decreto concedía el plazo de quince días. Los conventos designados en la ciudad de
Antes de expirar éste, en la noche, del 13 al México para la refundición y las religiosas
14 de Febrero, presentáronse en los conventos que á ellos ingresaron, se expresan á conti-
los interventores nombrados ]x>r el Gobierno, nuación :
con las órdenes é instrucciones necesarias pa- 1. Regina, al que pasaron las monjas de la
ra el pronto desempeño de su delicada comi- Concepción y Jesús María.
sión. La prudencia observada por éstos, pero 2. San Lorenzo, las de la Encarnación.
más que todo la humilde y cristiana resigna- i}. San José de Gracia, las de Santa Clara.
ción de las religiosas, allanaron todas las difi- 4. San Jerónimo, las de Balvanera y San
cultades que era de temerse nacieran al ponerse Bernardo.
en ejecución unas órdenes que venías á destruir, 5. Enseñanza Antigua,, las de Betlemitas ó
en un instante, los tradicionales hábitos de Enseñanza Nueva.
tantos años. Con sus ojos bañados en lágrimas 6. San Juan de la Penitencia, las de San-
y encomendándose á Dios, aquellas religiosas ta Brígida y Santa Isabel.
38 EL L I B E O DE MIS RECUERDOS.

7. Santa Teresa la Nueva, las de Santa, Ca- Balvanera 27


talina de Sena, y Santa, Inés. San Jerónimo 26
8. Capuchinas de Guadalupe, las Capuchi- Santa, Isabel 25
nas de San Felipe y las de Corpus Cristi. Santa Catalina de Sena 25
9. Santa Teresa la Antigua, que permane- San Bernardo 23
ció sin alteración alguna. Santa Clara 22
Dos días después las comunidades de San- Santa Teresa la Antigua 22
ta Catalina y Santa Inés abandonaron el con- San José de Gracia 22
vento de Santa Teresa, la, Nueva, á cansa de la San Juan de la Penitencia 22
estrechez del local, permitiéndoseles volver uni- Santa Teresa, la Nueva 21
das al convento de las primeras. » Enseñanza la Nueva 21
El número de religiosas que existían en los Corpus Cristi 19
expresados conventos el día de su refundición, Santa Inés 17
era el siguiente:
Encamación 44 Total número de religiosas 559
Concepción 36 La misma ley, de que se ha hecho referen-
Capuchinas 35 cia, determinaba, que los productos de los re-
Enseñanza Antigua 35 mates correspondientes á los conventos supri-
Regina 30 midos fuesen destinados á la capitalización de
San Lorenzo 30 montepíos y pensión de viudas y huérfanos, y
Jesús María 29 la otra mitad al fomento de la instrucción pú-
Santa Brígida 28 blica y establecimientos de Caridad.

VII
LA EXCLAUSTRACIÓN.

-oom<xép-

J'OS años permanecieron las monjas en los 1863 el ejército Francés se presentaba podero-
monasterios refundidos, conforme á las so y amenazador, con la severa actitud del que
'<'fc providencias gubernativas indicadas en venía á vengar el desastre del 5 de Mayo del
el capítulo anterior. año anterior.
La intervención que sobre los asuntos de Al comenzar el mencionado año de 1863, el
México se propusieron llevar á cabo las tres na- General Bazaine emprendía su movimiento,
ciones unidas, Francia, España é Inglaterra, del Futirte de Perote á Puebla, estableciendo
en virtud de la convención celebrada, en Lon- su cuartel general en Nopalucan, en tanto que
dres el 31 de Octubre! de 18(51, había tomado el General Duay avanzaba por Quecholac para
nueva, faz desde la ruptura de los convenios de ponerse en comunicación con Bazaine. Todos
la Soledad, que dio por resultado la separación eso movimientos, cuyo final resultado había
de España é Inglaterra por los hábiles manejos de ser un formidable ataque á la ciudad de
de Don Manuel Doblado, Ministro del Presi- Puebla por un ejército de 40,000 hombres al
dente Don Benito Juárez, y la resolución de mando del General Forey, exaltaron el ánimo
Francia de realizar por sí sola la empresa. En de los liberales, quienes se aprestaron a la de-
LOS MONASTEEIOS. 39

fen sa, apelando á cuantos recursos podían su- entregar á las monjas sus dotes, y proveer, en-
gerirles las apremiantes circunstancias en que tretanto, á su manutención, é indicaba, por úl-
se hallaban. timo, que continuarían destinados al culto ca-
Entonces nació el célebre decreto de 26 de tólico los templos de esos conventos que fuesen
Febrero de 1863, expedido por el Presidente señalados por los gobernadores respectivos.
Juárez y autorizado por su Ministro de Rela- En virtud de este decreto las monjas aban-
ciones Don Juan Antonio de la Fuente. Los donaron sus conventos en las fechas que se ex-
considerandos del decreto, eran terribles y se presan en seguida.
referían ; á la urgencia de repeler al ejército ex- Las de San José de Gracia, Santa, Clara y
tranjero por todos los medios posibles y á la Santa Catalina de Sena, el 1.° de Marzo de
necesidad de disponer de los conventos para 1863.
obtener, en parte, los recursos necesarios, y Las de Santa Isabel, 2 de Marzo.
para destinar algunos de ellos á hospitales de Las de Jesús María, San Lorenzo, Santa
sangre y otros al asilo de los que se inutiliza- Brígida y Enseñanza Antigua, el día3.
ren en la guerra y de las familias de los (tue en Las de la Encarnación y Enseñanza Nueva,
ésta perecieren; á la incompatibilidad que exis- el día 5.
tía entre la ley de Cultos y la forma de una Re- Las de Corpus Cristi, del 2 al 5.
pública popular, con los medios coactivos que Las de Regina, Concepción, San Jerónimo,
estrechaban á las monjas al cumplimiento de Balvauera, San Bernardo y San Juan de la Pe-
sus votos, las que, por otra parte, se sometían tencia, el día 8.
al poder discrecional de ciertos individuos, con Las de Santa Teresa la Antigua, el 11.
independencia de toda otra autoridad; á la in- Las de Santa Teresa, la Nueva, el 12.
conveniencia de dejar en manos del clero ese Y las de Santa Inés y Capuchinas se igno-
poder, cuyos desafueros serían más trascenden- ra la fecha.
tales en las circunstancias en que á la sazón Los últimos acontecimientos que habían
se hallaba el país, limitando la influencia de hecho á los franceses dueños de la heroica Pue •
aquél en las conciencias de las religiosas, res- bla, decidieron al Gobierno del Sr. Juárez á
tituidas ya á la condición civil, á lo prescri- abandonar la Capital, á pesar de los aprestos
to iK>r el decoro del hogar doméstico, por la militares que se habían hecho para la defensa
opinión púbica y por las leyes ; á significar que de ésta, y se apresuró, antes de partir, á comu-
la opinión era desfavorable á la subsistencia nicar al Cuerpo Diplomático su traslación á
de las comunidades, y que las religiosas, contra la ciudad de San Luis Potosí. Tan luego co-
las que ninguna prevención existía, conserva- mo el Sr. Juárez y sus Ministros se hallaron
rían el goce de sus derechos especiales, y á ex- fuera del recinto de la Capital el 31 de Mayo,
ceptuar, por último, de la expresada supresión reuniéronse los afectos á la Intervención para
á las Hermanas de la Caridad, por no hacer vi- declarar por medio de un manifiesto su adhe-
da común y por estar consagradas al servicio sión á ella, celebrando, al efecto, en la Casa de
de la humanidad doliente. Correos una Junta, presidida por el General
El decreto declaraba, por tanto, extingui- Don Bruno Aguilar. Hízose cargo provisional-
das en toda la República las comunidades de nalmente del mando político y militar de la pla-
señoras religiosas, concediendo el plazo de ocho za el General Don Mariano Salas, quien lo de-
días para la desocupación de los conventos; clinó el 5 del propio mes en el General francés
ordenaba que las oficinas de Hacienda desig- De Potier. Dos días después entró en México
nadas por el Ministro del ramo recibiesen esos la División Bazaine, y el 10 del mismo el grue-
edificios, pudiendo las religiosas disponer li- so del ejército francés y sus aliados, al mando
bremente de cuanto fuese de su uso particular; del General Forey, al que acompañaba el Ge-
consignaba á la Secretaría de Hacienda la ena- neral Almonte y el célebre Ministro Dubois de
jenación de los conventos y penaba á los es- Saligny, de quien tendré oportunidad de ocu-
cribanos que autorizaran las correspondientes parme en el siguiente artículo. El General Fo-
escrituras sin la orden previa, concernien- rey empezó á ejercer desde luego la autoridad
te á cada caso, de la misma Secretaría; ofrecía de que venía investido, expidiendo su decreto
40 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

de lfi Junio, relativo á la formación de la Asam- En la tarde de aquel día fueron sucesiva-
blea de Notables, como preliminares del Go- mente conducidas á su convento las religiosas
bierno que iba á establecer la Intervención en número de 25, en los carruajes de las prin-
Francesa en México. cipales familias de la Capital. El limo, señor
El cambio efectuado en la situación políti- Arzobispo Don Pelagio Antonio de Labastida,
ca de la Capital produjo, como era natural, la acompañado del Doctor Don Bernardo Gárate,
reacción conservador;!,, siendo una de stis prin- Obispo de Querétaro; de los Canónigos Don
cipales manifestaciones la vuelta de las mon- Braulio Sagaceta y Alva y de otros sacerdotes,
jas à sus conventos. las recibió solemnemente ante una numerosa
El 2 de Junio las Teresianas ocuparon su concurrencia. En el hermoso templo previa-
antiguo monasterio. El 3 las Brígidas. mente adornado y ya cerca de las seis subieron
El 5 las monjas de Regina, San Jerónimo, las monjas en dos hileras al presbiterio, donde
San Juan de la Penitencia, Encarnación, San entonaron el Miserere ante el limo, señor Ar-
José de Gracia, Santa, Teresa la Nueva, Cor- zobispo, revestido de pontifical; se descubrió
pus Cristi y Enseñanza Antigua. Muchas de al Divinísimo y fué llevado en procesión has-
éstas encontraron disminuidos sus conventos ta el coro para ser colocado en un altar, mo-
por la enajenación que de algunos de sus lotes mento solem tie en que las religiosas, puestas
se había efectuado. de hinojos, revestidas con sus vistosos mantos
Las de San Lorenzo el día 7. azules y luciendo en el pecho sobre la túnica
Las de Santa Catalina de Sena el 8. y escapularios blancos sus escudos, renovaron
Las concepcionistas ocuparon la parte que sus votos. Terminada esta ceremonia la proce-
de su antiguo convento les quedaba libre el 2 sión regresó hacia la ábside del templo, cuyas
de Agosto. Las de la Nueva Enseñanza, que bóvedas repercutieron en esos instantes los
habían recibido asilo en San Andrés, volvieron hermosos cánticos del Te Dcinu Laudmu-us.
á Betlemitas el 15 de Noviembre. El Prelado metropolitano dio la bendición con
Otras religiosas, menos afortunadas, no tu- | custodia, finalizando con esta augusta ceremo-
vieron ya sus antiguas casas á donde volver, | nia aquél acto tierno y conmovedor. A la nrn-
como las de Balvanera, que se refugiaron en I nana siguiente tuvo efecto una misa solemne
Regina, y las de Santa Inés en Santa Catali- : en acción de gracias, en la que predicó uno de
na de Sena. \ los oradores más f¡írnosos de aquella época, el
Las Capuchinas se reunieron el 5 de Junio R. P. agustino Fray Manuel Valadez.
en el Santuario de los Angeles, y el 25 del mis- '< A cuántas consideraciones se presta, el re-
mo mes pasaron á la Enseñanza, Antigua. torno délas monjas á su antigua clausura.Fe-
Las Claras se congregaron en la casa núme- lices ante la alagüeña perspectiva (pie les ofre-
ro 17 de la Avenida de Buenavista, y las Isa- cía líi vida en sus queridos monasterios, no
belas el 24 de Julio, en la casa número 21 de ' sospechaban que su dicha, sería sólo la flor de
la Avenida de San Cosme. un día, como efímero fué el gobierno que quiso
Las últimas religiosas que lograron después darles nuevo ser, gobierno (pie pronto sucum-
de muchas dificultades establecerse en una bió por haberse establecido sobre la endeble
parte de su monasterio, fueron las de Jesús Ma- base de una intervención extraña, recurso siem-
ría, el 8 de Febrero de 18H4, y tal vez por esta pre funesto para las naciones, pues \x>r fuerte
circunstancia, la recepción que se les hizo en y poderosa que aquella se presente para, lograr
su antigua casa, fué más solemne como paso á sus primeros fines, es muy débil é impotente
manifestar. para proseguirlos.
LOS MONASTEBIOS. 41

VIII
LAS HERMANAS DE LA CARIDAD EN MEXICO.

SU ORIGEN E INSTITUCIÓN. SU ESTABLECIMIENTO EN MEXICO.

fA institución de las Hermanas de la Can- El Cónsul mexicano en Burdeos, Don Ta-


ridad tuvo efecto en París, año de 1634, deo Ortiz dirigió el mes de Abril de 1831, una
por San Vicente de Paul. La primera iniciativa al Gobierno mexicano por conducto
superiora fué María Luisa de Marillac, viuda del Obispo de Puebla, Doctor Don Francisco
del señor de Gras, antiguo Secretario de la Pablo Vázquez, relativa al establecimiento en
Reina María de Médicis. Desde su origen la México de las hijas de San Vicente de Paul.
institución no tuvo el carácter de las órdenes Acompañaba á la iniciativa una exposición de
monásticas, sino el de una asociación religiosa la superiora del Hospital de enfermos incura-
Para servir, á imitación de Jesucristo, á los po- bles de París, en la que se exponían las reglas
bres y particularmente á los enfermos, adqui- de la institución.
riendo la perfección cristiana, con el ejercicio El estado intranquilo del país, por causa
de la caridad, y sujeción á los superiores. de las revoluciones políticas, no permitió al
42 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

Gobierno mexicano tomar desde luego en con- pital de la República el 15 del mismo mes,
sideración la iniciativa del Cónsul en Burdeos, siendo recibidas por el prelado mexicano y por
y hasta, el año de 184!? no volvió á tratarse del el Cabildo eclesiástico en el palacio arzobis-
asunto. Las gestiones did Doctor Don Manuel pal. Pasaron en seguida al Templo de Santa
Andrade y del Bachiller Don José Guadalupe Teresa, donde se cantó un Te Deum y se les
Romero, dieron el favorable resultado que? se dio la bendición con la custodia por el mismo
deseaba como fué la expedición, previo dicta- Arzobispo.
men del Consejo de Estado, del siguiente dij- De dicho templo se dirigieron á las tres de
ere to : la tarde, á la casa, de la señora Cortina, quien
Valentín Canalizo, General de División, etc., las condujo al alojamiento que les había Tire-
sabed : parado en la casa número 3 del Puente de
Que persuadido di; la utilidad que debe Monzón.
proporcionar á la República el establecimien- Nueve fueron las Hermanas que vinieron
to de la Congregación de señoras denominadas de España como fundadoras de su institución
Hermanas de la Caridad, por los eficaces y des- en México.
interesados servicios (pie prestan á la humani- Navarras: Sor Atjnstina 1 nza, srrperiora;
dad doliente en los hospitales y casas de benefi- Sor Josefa liamos. Sor Mariana- Elio, Sor
cencia, no menos que á todos los pobres menes- Micaela Aranz // Sor Ureyoria Bola. Vas-
terosos en particular, de conformidad con lo corujadas: Sor Maf/daleua Latie<ini, botica-
consultado por el Consejo de representantes ria; Sor Teresa Corritido, Sor Luisa Maria-
de los departamentos y on virtud de la licen- det n Sor Juana Bautista Artía.
cia, que por su parte ha concedido la autoridad Tres meses permanecieron en la casa del
eclesiástica metropolitana, he tenido á bien Pílente de Monzón, y ocuparon sucesivamente
decretar en uso de las facultades de que se ha- después una casa de campo en Tacubaya, per-
lla investido el Gobierno nacional: teneciente á su bienhechora, la hacienda de
''Se permite el establecimiento de las Her- Clavería. la casa conocida con el nombre de la
manas de la Caridad eii ésta, y las demás ca- Maríscala, frente á la Alameda, y, por último,
pitales y lugares de la República, según id ins- el edificio, á medias levantado, conocido con
tituto de sil fundador San Vicente de Paul y el nombre de Colegio de las Bonitas, en el que
bajo las reglas y estatutos que para su ejerci- establecieron el noviciado y su casa, matriz.
ciopresenton y se aprueben por el Gobierno." El padre Sánchez de Tagle intentó fundar
Presentados á éste los Estatutos de la Co- el expresado Colegio para, acoger en él á cuan-
munidad fueron aprobados en virtud de no tas hijas naturales estuviesen expuestas, por
contravenir á las leyes del país, y no existien- su belleza, á la deshonra. Por esta circunstan-
do ya inconveniente alguno para el estableci- cia dio el vulgo el nombre de Colegio de las
miento en la República de la citada institu- Bonitas, al edificio que se levantaba en la Pla-
ción, la señora Doña Ana María Gómez de la, zuela de Villanal, y hace poco tiempo fué de-
Cortina dio á sus agentes en Madrid los pode- rribado.
res suficientes para que gestionasen con los su- Poco sobrevivió á su meritoria obra la se-
periores de las Hermanas de la Caridad el nom- ñora Gómez de la Cortina, pues falleció el 6
bramiento de las que debieran pasar á la Re- de Enero de 1846, después de haber tomado el
pública, en calidad de fundadoras. Asociáron- hábito de las hijas de San Vicente de Paul, y
se á la señora Cortina para la. consecución de de asegurar á la institución el legado de cien-
la empresa las señoras Doña Faustina y Doña to cuarenta y un mil pesos.
Julia, Fagoaga y los señores General Don Ci-
rilo Gómez Anuya y Don Manuel Andrade y
REGLAS A QUE SE HALLARON SUJETAS EN MEXICO
Pastor.
LAS HERMANAS DE LA CARIDAD.
Con el Director y Subdirector, Presbíteros
Don Buenaventura Armegol y Don Ramón Las condiciones para ser admitida una jo-
Sanz, llegaron las Hermanas fundadoras á Ve- ven en la Congregación en México, eran las
racruz el 4 de Noviembre de 1844, y á la Ca- mismas observadas en París y en los demás
LOS MONAS 43

lugares en que había extendido su benéfica, in- las preocupaciones de tal ó cual partido, ni es
fluencia la institución, á saber: ser soltera, justo ni honrado. Acaso el instinto que me
y tener de 16 á 28 años de edad; hallar- guiaba en mi juventud para escribir, más tar-
se sana de cuerpo y espíritu, sin defecto de hechos de que fuera testigo, h izóme obser-
corporal y esencialmente de la vista ; proceder vador, y, como tal, narro los que se refieren á
esos ángeles enviados por el cielo en socorro
de legítimo matrimonio y contar con una as-
de la humanidad, con sacrificio de su juventud,
cendencia sin mancha en el honor y la fama;
de su bienestar y de sus vidas, en aras de tina
Poseer la suficiente fuerza física para soportar
de las más grandes virtudes: La Caridad.
las fatigas propias de su nuevo estado; ser
instruida en los principios religiosos; saber Vélaseles por las calles, de dos en dos, con
leer y escribir y, por último, gozar de la bue- su hábito azul, gran rosario al cinto y gorro
de lienzo blanco aderezado, ya solicitando so-
na fama que da una conducta intachable. Me-
corros para los afligidos y necesitados, ya, pe-
diante estas condiciones era recibida en la co-
netrando en las habitaciones y casas de bene-
munidad, á propuesta de la superiora, snjetá-
ficencia para impartir alimentos y medicinas
basele á prueba por tres meses y si, al termi-
á los enfermos y los auxilios de la religión á
nar éstos, perse veraba en su propósito, ingre-
los moribundos, sin que las contuviese el me-
saba en el noviciado y se le imponía el hábito
noscabo de su salud, como inevitable conse-
sm ceremonia alguna.
cuencia de tantas fatigas, ni las arredrase los
Pasado el tiempo indispensable para que
rigores del invierno ó el calor enervante del
su espíritu se ajustase al objeto y reglas de la verano. Bajó su amparo y solitos cuidados es-
institución, pronunciaba los votos de obedien- tuvieron los hospitales del Divino Salvador,
cia, castidad y pobreza, pero temporalmente, San Pablo, San Andrés, San Juan de Dios y
de manera que si persistía en continuar la vi- otros muchos fuera de la Capital. Si á veces,
da de sacrificios, los renovaba cada año, en el como excepción, asistían á personas ricas, no
mes de Marzo, pudiendo separarse de la comu- era ciertamente movidas i)or un vil interés per-
nidad en caso contrario y entrar de nuevo en sonal, sino por sentimientos de gratitud hacia
Posesión de sus bienes, á los que no había re- las personas piadosas que amplia y frecuen-
nunciado. temente favorecían los establecimientos de
Exigíasele solamente á la neòfita, al en- beneficencia, por intervención de las mismas;
trar en la comunidad, la ropa blanca y, por ¿ni qué sentimiento interesado jxxlían abrigar
vía de dote, una cantidad módica, proporcio- las que, habían trocado voluntariamente los
nal á. los medios de subsistencia de su familia, goces de la vida por los trabajos y servicios
no excediendo aquella de doscientos pesos. del hospital, las que habían abandonado su
Sus obligaciones eran asistir á los enfer- alta posición social y renunciado el Ixmto
mos, principalmente en los hospitales y en las para vestir el humilde hábito de Jas hijas de
cárceles, procurándoles la curación de cuerpo San Vicente de Paul? Nombres pertenecien-
y alma, sin retroceder ante el repugnante as- tes á honorables familias y no pocas opulen-
pecto <pie ofrecen, con frecuencia, los desgra- tas, figuraron en la benéfica, institución, corno
ciades seres que adolecen de enfermedades as- Fagoagas, Vivancos, Moneadas, Molinos del
querosas y contagiosas, prohibiéndoseles tan Campo, Blancos, Sanroman y otros muchos.
sólo la. asistencia, de aquellos (tuyos males pu- Lo que verdaderamente admiraba en las Her-
dieran ofender, por su naturaleza, el pudor. manas de la Caridad era. el celo personal con
que procuraban dar cumplimieto á las obliga-
C O M O SE COMPORTABAN LAS HERMANAS ciones (pie se habían impuesto. Celo extraor-
LE LA OARIÜAU,
dinario que solo podía ser engendrado \x)T turn
virtud excelsa.
Difícil y comprometido es el acto de escri-
bir sobre asuntos históricos, cuando dominan
las pasiones políticas y no se atiende á la ra-
zón, pero como la historia debe ser verdadera
y no convencional, quien solamente cuida de
E L L I B R O DE MIS R E C U E R D O S .
u
VAIVENES P O L Í T I C O S QUE SE RELACIONAN tulos legales de Presidente y dio nuevos bríos
al partido conservador, que se apresuró á sa-
CON LA
car todo el provecho posible de la situación,
HISTOIUA DE LAS HERMANAS DE LA CARIDAD. para recobrar sus antiguos fueros y sus inte-
reses, con los que había dado al traste el triun-
Era el año de 1857, época, tormentosa, de- fo del partido liberal. Sobrej)oniéndose éste á
licada y comprometida, como de transición so- tari terrible emergencia, se aprestó de nuevo
cial, en la, (pie so encontraron frente á frente á la lucha en defensa de sus principios con-
dos altos personajes dignos de respeto. Uno, quistados, iniciándose en tales momentos la
el Presidente de la República D. Ignacio Co- desastrosa, guerra de tres años.
monfort qno ejercía el poder bajo la presión de Echando al olvido los hombres, que las
sns compromisos políticos y de las exigencias axacciones é intransigencias de un partido, en
del partido liberal exaltado; otro, el Araobisj» el poder, preparan, para más tarde ó más tem-
de México, Doctor D. Lázaro de la Garza y Ba- prano, el triunfo del contrario, el conservador
llesteros, que practicaba los actos de su minis- no quiso, en los momentos señalados, ceder un
terio con entera sujeción á sus convicciones, ex- ápice de sus pretensiones, y se mostró tan
citado á su vez por las exigencias del partido inflexible como el liberal en la hora de su
conservador. triunfo.
Víctimas ambos de las cirunstancias ; lu- Otro pronunciamiento efectuado en el con-
chaba el primero para contener el tremendo vento de Santo Domingo, por el General Pa-
alud en que se había convertido el torrente que rra, 11 de Enero de 1858, con parte de las fuer-
él mismo había impulsado dentro de un cauce zas de Zuloaga, cambió la fase de la situación,
determinado, y el segundo, frío y sereno, tra- pues el nuevo plan desconoció á Comonfort
taba, por diverso camino, de contener igual- como Presidente y designó á Zuloaga General
mente los efectos del desvastador aluvión ; bre- en Jefe, confiriendo á una junta de represen-
gando aquel con las avanzadas medidas polí- tantes de los Departamentos la facultad de
ticas que se le imponían por sus partidarios y nombrar al primer magistrado de la Repú-
resistiéndolas éste con la firmeza del que se blica.
apega en todo al cumplimiento de su deber. El noble intento de Comonfort de reanu-
La actitud de ambos dio motivo para que dar los lazos fraternales de los mexicanos en
se les llamase, por los descontentos : débil é in- la época menos á propósito para lograrlo, pro-
consecuente al primero, fanático é intolerante dujo sus vacilaciones y éstas el desprestigio de
al segundo, cuando los actos de uno y otro, su persona, contra la cual asestaron los dos
según se ha dicho, eran hijos de las circuns- partidos intransigentes sus odios y sus ata-
tancias. Ni el carácter de Comonfort se pres- ques,, no quedándole otro arbitrio al bien in-
taba para gobernar en una, época tan tormen- tencionado magistrado, que el de aceptar la si-
tosa, ni el Sr. Garza era el adecuado para, tran- tuación (pie la suerte le deparaba. Declaró la
sigir con los principios que repugnaba. ciudad en estado di' sitio, puso en libertad á
La lucha sostenida entre los dos poderes Don Benito Juárez, que desde el día 17 de Di-
era la, síntesis de la lucha, general de las con- ciembre anterior había sido reducido á prisión,
ciencias, la que no podía, dirimirse, en aque- y se aprestó á combatir valerosamente con las
llos momentos, sino por la fuerza de las armas. escasas fuerzas que le permanecieron fieles.
El 17 de Diciembre la división Zuloaga Los beligerantes, como en las pasadas lu-
se pronunció en Tacnl>aya desconociendo la. chas, convirtieron en fortalezas los principales
Constitución emanada de la revolución de Ayu- edificios de la Capital. Las fuerzas del Gobier-
tla, y proclamaba, la Presidencia de Comonfort. no, cuyo jefe era, el mismo Comonfort, ocupa-
El pronuciamiento produjo la. agitación con- ron el Palacio, la Universidad, la Catedral, San
siguiente, no sólo en la Capital, sino en toda, Francisco y la Acordada, y las pronunciadas,
la, extensión del país, pues al adherirse el Ge- Santo Domingo, San Agustín, la Ciudadela y
neral Comonfort al plan revolucionario de otros puntos viniendo ádar ádichasfuerzasma-
Zuloaga, el 19 del mismo mes, rompió sus tí- yor prestigio la presencia de los Generales Oso-
LOS MONASTERIOS. 45

lio y Miramón que aparecieron en el campo de principios de 1858 no debe considerarse como
las disidencias, como por encantamiento. inútil digresión, puesto que aquellos aconte-
Empeñada la lucha, el General Comonfort mientos prepararon, entre otros hechos, el que
hubo de sufrir, uno tras otro terribles desen- se refiere á las Hermanas de la Caridad.
gaños, tales como la desgraciada tentativa pa- En toda la época de nuestro ser político, an-
ra el restablecimiento de la paz, la pérdida de terior á la Intervención francesa, los Minis-
la Acordada que no pudo, recobrar á pesar de tros extranjeros, abusando de la debilidad de
su temerario arrojo y el abandono del conven- nuestros Gobiernos, propasaban sus faculta-
to de San Francisco por la fuerza que lo guar- des, constituyéndose en verdaderas potencias
necía. despóticas. Que un mexicano diese involunta-

MUERTE DE UNA GERMANA DE LA CARIDAD

El resultado de la lucha, como se sabe, fué riamente un empellón á un inglés; que otro, sin
el triunfo, en la Capital, del partido conserva- intención, mirase de soslayo á un francés, cau-
dor, el nombramiento de Don Félix Zuloaga sas eran bastantes para que Ministros como
para Presidente y la expatriación voluntaria de Mr. Percy Doyle y Mr. de Gabriac, mostrasen
Don Ignacio Comonfort. á la par que su coraje su soberbia, dirigiendo
reclamaciones al Gobierno, con la exigencia
OBIGEN DE LA HOSTILIDAD AL INSTITUTO DE LAS
de una indemnización, al canto, y la consi-
HIJAS DE SAN VICENTE DE PAUL.
guiente amenaza de la venida á nuestros puer-
Lo que se ha manifestado sobre la situa- tos de escuadras formidables. La tradicional
ción política del país á fines del año de 1857 y cuestión de los pasteles de Emilio Lefort, la
46 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

del Baño de las Delicias y la de aquel famoso para los gastos de viaje de dichas fundadoras ;
proyectil que, con el disfraz de cohete trona- la que sufragó en esta Capital los gastos de
dor, iba á privar de la vida al representante de instalación, y la que, por último, dotó al esta-
un monarca y otros incidentes por el estilo, blecimiento con el capital de 141,(XX) pesos en
prueban la, verdad de mi proposición. esta forma:
En mala, hora, durante los aciagos momen- Escritura de reconocimiento al 5 por cien-
tos del golpe de Estado de Comonfort, el Mi- to anual sobre la hacienda de San José Ten-
nistro francés, Mr. de Gabriac, intentó poner guedó, 42,000 pesos.
bajo su poderosa égida á las hijas de San Vi- Con el mismo rédito, impuestos sobre la
cente Paul, á las que nadie trataba de perju- casa, número 8 de la calle del Espíritu Santo,
dicar. El 18 de Enero de 1858, al expirar el ar- 19,IXX) pesos.
misticio, convenido entre los beligerantes el Valor de las casas números 7, 8 y 9 de la
día anterior, el Vizconde Mr. de Gabriac diri- calle de Tiburcio, cedidas sin gravamen algu-
gió al Gobierno una nota en la que exponía que no, 61,(XX) pesos.
tanto la institución de los Lazaristas, estable- Con el rédito do 5 por ciento, sobre las ca-
cidos en el Espíritu Santo, como el de las Her- sas 23 y 24 de la calle del Coliseo Viejo, 19,000
manas de la Caridad, eran de nacionalidad pesos.
francesa, hallándose, portante, bajo el amparo Como era de esperarse y lo prometió el Go-
y protección del Gobierno Imperial, motivos bierno del señor Comonfort, ningún daño re-
por los cuales había dispuesto que el pabellón cibió el Instituto de las Hermanas de la Cari-
francés ondease en ambos establecimientos, dad, durante los aciagos días en que se halló
para, preservarlos de los males que pudieran agitada la Capital á consecuencia de los pro-
resentir á causa del próximo rompimiento de nunciamientos de Tacubaya y Santo Domingo,
las hostilidades. así es que aquellas santas mujeres continua-
El Subsecretario de Relaciones contestó la ron impartiendo sus cuidados á los pobres, á
nota de Mr. Gabriac, manifestando que el Go- los enfermos y á los aflijidos, es decir, ejer-
bierno pro tejería con todo su poder, no sola- ciendo en toda su plenitud la caridad cristia-
mente á dichos establecimientos, sino á todos na; más estaba escrito que nuevas impruden-
los tpie existiesen en la Capital; que en aqué- cias habían de comprometer, andando el tiem-
llos no reconocía otra nacionalidad que la me- po, la paz y sociego de esos seres contra quie-
xicana, en virtud de no haber sido franceses nes hasta entonces no había prevención al-
sus fundadores en México y de que su existen- guna.
cia se debía á una autorización del Gobierno y
OTRA REMINISCENCIA HISTÓRICA.
su sostenimiento á la piedad de los mexicanos.
El Ministro francés no aceptó esta doctri- Llegó el mes de Enero de 1861, en que due-
na é insistió en su proposición acerca de la na- ño el partido liberal de la situación ]X)lítica,
cionalidad francesa de ambos establecimien- como consecuencia de su triunfo en las lomas
tos, agregando para darle mayor fuerza, que los de Calpulálpan, á fines del año anterior, puso
edifícaos habían sido adquiridos mediante los en vigor los principios que había conquistado,
fondos remitidos de París por el Superior, el publicando las Leyes de Reforma. Los ¡hu-
Padre Esteban. rras ! de los vencedores, mezclados con los ale-
En lo cpie concierne á las Hermanas de la gres sonidos de las campanas, resonaban lú-
Caridad, debióse su fundación en México á la, gubremente en los oprimidos corazones de los
Sra. Doña, María Ana Gómez de la, Cortina, vencidos, acrecentándose en unos y otros, por
Condesa, de este nombre. Ella fué la que reca- tan encontrados sentimientos, los rencores po-
bó del Gobierno mexicano la autorización co- líticos. Mientras unos, con el alma satisfecha
rrespondiente, la que por medio de su agente se entregaban, sin descanso, á su ardua labor
eu Madrid, Don Bonifacio Fernández de Cór- de transformación social, otros ahogaban en
doba, gestionó el nombramiento de las funda- sus pechos los gritos de indignación que les
doras, Sor Agustina Inza y once compañeras; causara el proceder de sus contrarios. El tiem-
la que situó en Madrid los fondos suficientes po produce la transformación de las ideas, y
LOS MONASTERIOS. 47

éstas como u n efecto más ó menos inmediato, xión, de semblante adusto, tez blanca y barba
Producen las g r a n d e s evoluciones de la socie- cerrada; q u e podía tenérsele por monóculo en
dad, por lo q u e , concediendo, y es m u c h o con- virtud de mirar con el ojo derecho al través de
ceder, que la h u m a n i d a d resplandezca en to- u n lente, mientras que m a n t e n í a a p r e t a d a m e n -
dos sus actos por su recto juicio, unos debie- te cerrado el ojo izquierdo, y en fin, fué el
ran proceder con cautela en la imposición de agente más á propósito que en sus dominios
sus doctrinas y otros con la p r u d e n c i a necesa- p u d o haber hallado Napoleón I I I p a r a llevar
ria para acogerlas como inevitables, mas ¿por á cabo sú empresa política.
qué tal hipótesis no puede convertirse en rea- INCIDENTE RELATIVO A LAS HERMANAS
lidad? P o r q u e en los partidos políticos q u e e n DE LA CARIDAD.
las sociedades m o d e r n a s se d i s p u t a n el poder
0
quieren llevar á las naciones al absolutismo A las dificultades q u e el P r e s i d e n t e Don
apoyado en la inquisición, ó i n t e n t a n condu- Benito J u á r e z tenía que vencer para el arreglo
cirlas á la demagogia con su razón de Estado, de su Gobierno y restablecimiento del orden,
la guillotina; p o r q u e las naciones, particular- tras de u n a época tan tormentosa, vino á agre-
mente las de raza latina, h a n heredado y tras- garse el enojoso incidente de las H e r m a n a s de
miten u n vicio social que rompe la harmonía la Caridad.
que debe r e i n a r e n t r e los miembros de una U n denuncio había revelado al Gobierno,
misma familia, ese odio perenne de los parti- la ocultación, en el edificio de las expresadas
dos que obliga al vencedor á hostilizar cons- religiosas, de u n a fuerte suma de dinero y al-
tantemente al vencido, odio cuya inmediata hajas pertenecientes á las monjas de la Con-
consecuencia es la intolerancia, y la más ó me- cepción. E l Gobierno ordenó, en consecuen-
nos lejana, el r a q u i t i s m o social. cia, el cateo del establecimiento y q u e se in-
coasen los procedimientos judiciales necesa-
E n la época presente, de ligereza y broma,
110 rios. E l cateo dio por resultado el descubri-
faltará quien a t r i b u y a mis conceptos á una
v miento, en u n sepulcro del panteón, de 41,000
a n a ostentación filosófica, pero tampoco fal-
pesos y algunos objetos de valor ocultos bajo
tarán personas sensatas que, atendiendo á mis
u n a capa de estiércol.
sanos propósitos, sepan darles el valor que me-
rezcan. A los q u e se hallen en el p r i m e r caso E n u n a de las diligencias judiciales el Mi-
le
s contesto poniéndoles como u n ejemplo de nistro de F r a n c i a , Mr. de Saligny, presente
la verdad de mis p a l a b r a s á la culta Francia, en el establecimiento de las H e r m a n a s de la
que con sus desórdenes está escandalizando al Caridad, se opuso á q u e aquellas se llevaran á
cabo y dirigió al Secretario de Relaciones, en
m u n d o entero y, quizá, preparándose su ruina,
vez de u n a nota oficial como es costumbre en
1° q u e Dios no permita.
los asuntos diplomáticos, u n a simple esquela
E n u n a de las más t r e m e n d a s crisis halló-
8e en u n despreciable pedazo de papel, y la cual
n u e s t r a R e p ú b l i c a al principio del año de
186 estaba escrita con el siguiente tono que raya-
1 , y p a r t i c u l a r m e n t e la Capital, en q u e acon-
ba en insolencia:
tecieron los hechos q u e paso á referir y reanu-
dan la relación histórica de las H e r m a n a s de « Muy estimado señor:
la Caridad. « ¿Ha resuelto vuestro gobierno exasperarme é in-
« disponerse con la Francia? Debo creerlo así, al verle
« persistir en los increíbles ultrajes de que es teatro, hace
MONSIEUR DUBOIS DE SALIONY.
« 36 horas, el establecimiento de las Hermanas de laCari-
F r a n c é s de p u r a sangre y, como muchos de ic dad. A pesar de las representaciones que ayer os ha
8
u s compatriotas, de naturaleza fosfórica, pues „ dirigido Mr. de la Lond, por mi orden, dicho estable-
apenas se les rasca, ya están a r d i e n d o ; de ca- cí cimiento sigue ocupado por una soldadesca grosera y
« brutal que comete toda clase de insultos hacia la Su-
rácter irascible por t e m p e r a m e n t o y vanidoso « péñora y las Hermanas. No presenciare por más
P ° r la plenipotencia de q u e se hallaba investi- « tiempo tal escena que es una ofensa directa y preme-
do, en aquellos tiempos en que, como se ha di- « ditada hacia el gobierno del emperador bajo cuya
ch « protección se hallan esas santas mujeres en todo el
o , los r e p r e s e n t a n t e s extranjeros amenaza-
ban á nuestros gobiernos por asuntos baladíes; « mundo.
hombre de m e d i a n a e s t a t u r a y recia comple- u Por tanto, si no retirais inmediatamente vuestros
EL LIBKO DE MIS RECUERDOS.

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LOS MONASTERIOS. 49

" soldados, enya presencia, ninguna buena razón puede


tración de religiosas, que acababa de verifi-
«justificar, desde hoy os mando mi protesta, y renun-
carse.
" cío ¡1 renovar toda especie de relaciones con un gobier-
n o para el cual, me veo precisado á declarar, que no La Secretaría de Justicia, á cargo de Don
" hay nada sagrado. Ignacio Ramírez, hizo saber, por medio de una
« Quedo, etc. circular, que el Gobierno estaba resuelto á con-
«Firmado, A. de Saligny.
servar y protejer, á la par que los estableci-
" Al Sr. Pon Francisco Zarco, etc mientos de beneficencia, el de las Hermanas
« Domingo 17 de Febrero de 1861. »
de la Caridad, para que continuasen prestando
El Juez 79 de lo Civil, contestando á un sus importantes servicios, como cumplía á los
oficio del Gobernador del Distrito, relativo al fines de su instituto, bajo la inspección del
asunto, informó acerca de lo ocurrido en el Ins- Gobierno, sin que dicho establecimiento pu-
tituto de las Hermanas de la Caridad el 18 del diera quedar sujeto á la protección y amparo
mismo mes, manifestando: que concluidas las de ningún soberano extranjero, sino á la legí-
diligencias que se practicaron para averiguar tima acción del Gobierno mexicano.
la procedencia de una cantidad de dinero en- El informe rendido por el Juez y la decla-
contrada en el edificio, pasó á éste al medio ración de la superiora y de las Hermanas de la
día de la fecha expresada, con el fin de extraer Caridad, demostraron que éstas no habían re-
los objetos encontrados la noche anterior y de- cibido ofensa alguna al practicarse las diligen-
positarlos como convenía: que Mr. de Saligny, cias ordenadas por la autoridad, la cual hizo
á la sazón presente en el establecimiento, se saber á Mr. de Saligny el resultado de la ave-
opuso á que el mismo Juez llenara su cometi- riguación.
do, cubriendo con su cuerpo la entrada de la Quién había de decir á Mr. de Saligny que
pieza en que se hallaban dichos objetos, lo que esos ilusorios ultrajes de que se quejaba, in-
dio por resultado que el mismo Juez, tratando feridos á esas santas mujeres, serian con el
de evitar al Gobierno un conflicto, adoptó la tiempo efectivos en su j)ropia, patria? en esa
prudente resolución de retirarse. Mr. de Sa- grande y poderosa nación, grande y poderosa,
ligny no solamente impidió la acción ejecuti- no \K>r hechos como el de que se trata, sino
va del Juez, sino que rompiendo los sellos por sus gloriosas campañas. \yav su industria
que amparaban el depósito, llevóse éste á su y por su adelantamiento en todos los ramos de
casa. los conocimientos humanos.
El Gobierno no toleró tal desafuero v acor- El enojoso incidente de las Hermanas de
dó, por tanto, que la Secretaría de Relaciones la Caridad tomó el sesgo que tenía que seguir
dirigiese sus instrucciones á nuestro Encarga- (iii aquellos críticos momentos, durante los cua-
do de Negocios en Francia, para que pidiese les, entraban en contienda tan encontrados in-
al Gobierno francés la remoción de su repre- tereses: el del Ministro francés, cuya política
sentante en México, quien con su conducta ha- se reducía á crear dificultades al Gobierno, con
bía demostrado ser el menos á propósito, no la premeditada idea de obligarlo á un rompi-
sólo para reanudar las relaciones entre los dos miento, de acuerdo con el plan concebido en
gobiernos, ni aun para conservarlas. el palacio de las Tuberías ; el del Gobierno me-
xicano, (pie trataba, como era, natural, de con-
PROSKiUE LA HISTORIA DE LAS HERMANAS trarrestar la actitud hostil del Ministro fran-
BE LA CARIDAD. cés, salvando así su decoro y dignidad; y el de
La conducta imprudente de las Ministros las Hermanas de la Caridad, cuyo único fin
franceses* Mr. de Gabriac y Mr. de Saligny y estribaba en la conservación de su instituto.
sus ilimitadas exigencias, fueron la causa pri- De la contienda entre el Gobierno y Mr. de
mordial de la indisposición de los ánimos en Saligny surgió la lucha (pie hubo de sostener
contra de la benéfica institución de las Her- la superiora entre las sugestiones del repre-
manas de la Caridad, sobre todo, en los mo- sentante de Napoleón I I I y las disposiciones
mentos en que el Gobierno, á pesar de las crí- de la autoridad del país. Hacíanla entrever
ticas circunstancias del momento, las había aquéllas una era feliz y de prosperidad para
excluido de los efectos generales de la exclaus- el instituto, bajo la protección y amparo del
50 EL LIBEO DE MIS RECUERDOS.

poderoso Imperio francés, sostenida esa ilu- tro del preciso término de un mes, con lo pre-
sión por la idea, igualmente sugerida, de la venido en la cláusula anterior, respecto de
precaria y efímera existencia de la adminis- aquellos establecimientos de que estuviesen
tración liberal, la que pronto debería ser sus- encargadas. El cuarto punto se refería á los
tituida por la vigorosa y perenne de un mo- P P . Paulinos que se hallaban instalados en el
narca. convento del Espíritu Santo, y á quienes se
. Fácilmente alucinada la superiora con ta- les manifestaba la obligación en que se halla-
les ideas, no piído prever que su resolución en ban de dar acatamiento á la ley de Reforma
esa lucha dependería, quizá, la vida del bené- que suprimía las comunidades religiosas, no
fico instituto. reconociendo el Gobierno en ellos otro carác-
El 18 de Enero (1861) el Gobierno dirigió ter que el individual como ministros de un
un oficio á la superiora, Sor Agustina Inza, culto.
para comunicarle que las Hermanas de la Ca- Tales providencias, que fueron el resulta-
ridad dependían solamente (leí Gobierno de la do del conflicto que Mr. de Saligny había pro-
República, hallándose éstas, por tanto, obliga- vocado, debieron ser para el ánimo de éste cau-
das á r e - sa de gran
nunciar to- contrarie-
da protec- dad. Ante
ción extra- 1 a actitud
ña , á lo del Gobier-
que tiqué- no cedió la
¡ lia contes- arrogancia
tó que no del Minis-
asistiéndo- tro francés,
i le el dere- quien limi-
I oho de po- tó su ac-
! ner por ción á re-
I obra el ac- clamar una
I to que se promès a
| le ordena- que, asegu-
ba, remitía raba, se le
I la a t e n t a había h e -
¡ nota del cho p a r a
"^í^-^UJt- Gobierno á que el asun-
EN EL CAMPO DE BATALLA.—EL SACRIFICIO. " l
peTSOlUl
to relativo EN LA EXPULSION.—LA RECOMPENSA.
á quien co- á las Her-
rrespondía la decisión del asunto. manas de la Caridad permaneciese en statu, quo,
No logrando el Gobierno Mexicano el re- suspendiéndose los efectos del decreto de 18 de
sultado favorable que se prometía de su co- Febrero y de la circular de 28 de Mayó, hasta el
rrespondencia diplomática con Mr. de Salig- definitivo arreglo que debía efectuarse en Pa-
ny, se dirigió á los gobernadores de los Esta- rís, entre el Ministro mexicano y el Gobierno
dos, comunicándoles su resolución por medio francés. El Gobierno, en vista de los antece-
de una circular, (28 de Mayo de 1861) cuyos dentes, negó haber hecho semejante promesa,
puntos eran: 1.°, que las Hermanas de la Ca- respecto de un asunto ya resuelto en virtud de
ridad no eran ni podían ser más que una so- las providencias dictadas, las que conformán-
ciedad meramente civil, reunidas con el fin de dose con las leyes fundamentales de la Repú-
efectuar obras de beneficencia, sin que se les blica, tenían el carácter de legislativas.
reconociese carácter alguno religioso; 2.°, que Para poder apreciar en todo su valor los
en la práctica deberían sujetarse á reglamen- actos imprudentes de Mr. de Saligny, preciso
; tos puramente civiles, aprobados por el Go- es tener presente la delicada situación políti-
bierno; 3.°, que cumplieran las Hermanas, den- co del país en aquella época de lucha y de tran-
LOS MONASTERIOS. 51

sición social, d u r a n t e la cual los exaltados no de la comunión romana no han imitado sino
p e r d o n a b a n medios que pudieran condiicirlos imperfectamente caridad tan generosa." *
á la realización de sus ideas, así es q u e saltan- Los q u e h a n esgrimido la innoble arma de
do aquéllos la b a r r e m de lo justo, convirtieron • la calumnia, contra las H e r m a n a s de la Cari-
en odio á las H e r m a n a s de la Caridad el res- dad, establecidas en la R e p ú b l i c a , calumnia
peto que, por sus virtudes, habían éstas con- lanzada á la faz del m u n d o , ¿no han reflexiona-
quistado, no faltando quienes para perderlas, do en que siendo aquéllas en su mayoría me-
echasen m a n o de armas vedadas, como las de xicanas, su deshonra, (calificativo (pue me re-
la maledicencia y la difamación. sisto á pronunciar) mancharía el b u e n nombre
N a t u r a l era q u e los enemigos de la I n s t i - de la patria, cuando en todas las naciones, sin
tución t r a t a s e n de aprovechar el m o m e n t o fa- excepción, han sido tan estimadas las hijas de
vorable que les ofreció el referido incidente San Vicente de P a u l , por sus relevantes virtu-
para inclinar en su contra el ánimo del P r e s i - des v
dente Don B e n i t o J u á r e z , sin tener presente
FIX JJE ESTA HISTORIA.
que en aquel pecho de g r a n i t o h a b í a n de es-
trellarse sus esfuerzos, como en los cantiles de Con el decreto del Sr. J u á r e z cesó la tor-
las costas los oleajes del Océano. Aseguraba- i menta que se había desatado contra las hijas
se que á las insinuaciones (pie se le hacían pa- de San Vicente y el tiempo t r a n s c u r r i ó sin da-
ra quo arrojase á las H e r m a n a s de la Caridad ño para, ellas, hasta, que en 1874, elevadas al
de su s a n t a casa, replicaba: "¿con q u i é n e s sus- rango de constitucionales las leyes de Refor-
tituimos á estas caritativas mujeres T ma, con algunas adiciones, reapareció en la car-
Si los hechos q u e la maledicencia atribuía p e t a d e lamosa presidencial el expediente re-
á las H e r m a n a s h u b i e r a n sido ciertos, el ca- i lativo al i n s t i t u t o de que se trata. L a aplica-
rácter enérgico reconocido del P r e s i d e n t e no ción de uno de los principios de dichas leyes
los hubiera tolerado y la ( « t i n c i ó n del I n s t i - y del relativo á trajes religiosos, considerado
t u t o habría sido en el acto decidida. N o podían como de alta política, ligado todo esto con no
d i m a n a r de aquel corazón actos contrarios á sé (pié asuntos económicos referentes á ferro-
los de un firme convencimiento y el decreto carriles, según se decía en público y yo no pue-
de 26 de F e b r e r o de 18(58. que garantizaba la do asegurar, privó á la nación mexicana de los
p e r m a n e n c i a de aquéllas, no se h u b i e r a expe- asiduos, desinteresados y caritativos cuidados
dido, decreto que en el considerando relativo j de las H e r m a n a s de la Caridad.
dice á la letra: "(pre la supresión de común i- ! Después de una discusión acalorada en el
dades religiosas, ahora existentes, no compren- ; Congreso, en la que no faltaron oradores libe-
de, ni debe comprender á las H e r m a n a s de la j rales de gran corazón, como Martínez de la To-
Caridad, q u e a p a r t e de no hacer vida común, j rre, (pie defendieran á aquéllas, expidióse- la,
están consagradas al servicio de la h u m a n i d a d I ley (pie s u p r i m í a l a institución en la Repúbli-
doliente." ca. El tin tan deseado |x>r algunos, habíase
El mismo Voltaire q u e nada sagrado respe- | ya logrado, y eran inútiles, por tanto, obras y
tó é hizo objeto de sus burlas á la misma he- ! palabras q u e pudieran ofender á las q u e te-
roina J u a n a de Arco, su compatriota, al hablar I nían sobre sí una inmensa desgracia. Acusaba-
de las h e r m a n a s de la Caridad, se expresó en los ¡ seles, sin embargo, de pretender el secuestro de
términos siguientes, en su obra Essais su r les centenares de jóvenes educandas para, arran-
nacurs: carlas del suelo patrio, y el mismo Periódico
"Nada es tan grandioso en el mundo co- Oficial h u b o de deshacer el cargo, manifesta.n-
mo el sacrificio ¡pie un sexo tan delicado ha- j
ce de la belleza, de la juventud /y á veces, de i * Peut-être n'est-il rica de plus «rand (dijo en nu
obra) que le sacrifice que l'ait un sexe délicate déla
su elevada cuna, (como en M Arico), para ali- \ beauté et de la jeunesse, souvent de la haute naissan-
ciar, en los hospitales ese cúmulo de miserias ; ce; pour soulager dans les hospitaux ees ramas «le toutes
les misères humaines, dont la vue est si humiliant
humanas, cuyo aspecto es tan humillante pa- pour l'orgeil humain et si révoltante pour notre déli-
ra el orgullo humano y tan repulsivo para catesse. Les peuples separés de la Communion romai-
ne n'ont imité qu'imparfaitment une charité si <;cne-
nuestra delicadeza. Los puelilos separados .réuse.
52 E L L I B K O Ori MIR R E C U E E D O S .

do que persona alguna había denunciado al Según datos publicados oportunamente por
Gobierno violencia semejante. el señor Licenciado Don Diego Alvarez de la
El 11 de Enero de 187.5, para evitar, tal Cuadra, de las 410 Hermanas existentes en el
vez, la expatriación voluntaria de tantas jóve- país, en Diciembre de 1874, eran mexicanas
nes mexicanas, se dispuso cpie la primera au- trescientas cincuenta y cinco.
toridad política, de cada, lugar, residencia de He dado una breve relación histórica de las
las Hermanas, visitase, â éstas para, inquirir Hermanas de la Caridad en México, sin comen-
de cada una, separadamente, su libre voluntad, tar la ley que suprimió la Institución y que
ya para permanecer en el país, ya para alejarse sólo por necesidad he mencionado. Si fué im-
de él, á lo (pie la ley no las obligaba. El re- política ó una exigencia por razón de Estado,
sultado de estas diligencias produjo el conven- no es á mí, ciertamente, ni á tal ó cual parti-
cimiento pleno, de que en su totalidad las Her- do, á quienes toca hoy dar la debida solución,
manas vestían el hábito de las hijas de San sino más tarde á la Historia, la que, libre de
Vicente; de Paul en virtud de su libre albedrío pasiones, coloca á los hombres y los hechos en
y que su voluntad era la de abandonar el país, el lugar que les corresponde. Declaro, sí, que
como lo efectuaron á poco tiempo. conforme á los impulsos de nd conciencia, tie-
En fines de Enero de 1875 se hicieron á la ne que serme simpática la resolución de Don
mar, en Veracruz, abordo del vapor "Louisia- Benito Juárez y no la del señor Lerdo, y que
ne," 144 mexicanas, 8 francesas y 7 españolas. deploro que la Caridad, por exigencias políti-
En Febrero se embarcaron en el vapor "Vi- cas, no haya, servido de salvaguardia á las que
lle de Brest" 87 mexicanas y 24 extranjeras. la ejercían, quienes en pago de su abnegación
Otras muchas SÍ; hicieron á la mar en Maza- sin límites, viéronse condenadas á morir en el
tlán con dirección á San Francisco California. ostracismo.
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C A P I T U L O II

CONVENTOS DE RELIGIOSOS
-••«EtM-

CONVENTO DE SAN FRANCISCO.

J¡ mi querido amigo Juan de I)¡os feza.

DESCRIPCIÓN D E L CONVENTO.

O me, sería posible describir el extenso diestra se hallaba (véase el grabado). Ese pór-
Convento de, San Francisco, sino tra- tico, convertido hoy en almacén ó depósito de
yendo á la memoria las impresiones fierro, presentábase con su esbelta arquería
que recibí cuando, siendo niño, lo visité por pri- despejada, y sustentando espaciosas galerías,
mera vez. En mis ratos de esparcimiento, que cuyas ventanas se hallaban simétricamente re-
eran aquellos en que rara vez piídulm rciuido, partidas y concordantes con los arcos del piso
asustado por las largas y difíciles lecciones seña- inferior. Las paredes interiores del claustro
ladas en la escuela, dábame por paseante á la se hallaban adornadas con grandes lienzos pin-
ventura, y unas veces me dirigía al campo para tados al óleo que representaban los actos prin-
admirar las obras de la Naturaleza, y otras, me cipales de la vida de San Sebastián de Apa-
introducía á los conventos y edificios públicos ricio. Entretúveme, un tanto, repasando las
para satisfacer mi curiosidad y descubrir lo que leyendas que acompañaban á los cuadros, y
ignoraba. Una de esas ocasiones, que, repito en penetré, al fin, en el convento cuyos umbrales
desagravio de mis faltas, fueron pocas, dirigí traspasé en los momentos en (pue varios legos
mis pasos hacia el Convento de San Francisco. repartían á muchos pobres, hombres, mujeres y
Entré por la puerta de Letrán en su anchuroso niños, sopa y puchero que extraían con cucha-
atrio, limitado por templos y capillas y fuíme rones, de dos altos peroles, remitidos oportuna-
en derechura á un extenso pórtico que á nú mente, según costumbre, por los cocineros del
54 EL LIBRO DE 1 :S RECUERDOS. ^__

convento. Además, enviábanse á familias po- contraste que formaba con el aspecto lóbrego
bres en portaviandas, alimentos. * de la portería. Como mariposa volé en el acto
Hálleme en una pieza espaciosa, de techo hacia aquel resplandeciente foco y pude admi-
elevado y de escasa luz, á pesar de la cual mi rar la hermosa perspectiva que ofrecían los ele-
vista perspicaz piído distinguir un gran lienzo gantes claustro y sobre claustro que limitaban
pintado que arriba de la puerta se hallaba. Re- el patio y estaban formados por arcadas sus-
presentaba un San Cristóbal de proporciones tentadas por columnas dóricas, las del prime-
colosales, en actitud de pasar un río, apoyán- ro, y corintias, corolíticas ó festoneadas las del
dose en un troco de árbol á guisa de bastón y segundo.
llevando sobre sus hombros al niño Jesús que Los muros interiores de ambos claustros
sustentaba al mundo entre sus manos. A mi estaban adornados con grandes cuadros, debi-

ATRIO DE S/ FRANC l'SCO.

derecha estaba la gran escalera, que conducía dos al delicado pincel de Baltasar de Echave,
al piso superior del edificio, y á mi frente un y representaban las principales escenas de la
gran arco que servía do entrada al patio del vida de San Francisco de Asís, explicadas en
claustro principal, el cual se ofrecía á mi vista escudos sostenidos por ángeles, también pin-
inundado todo de luz y más brillante por el tados. Todas las leí y quedé instruido de las
grandes virtudes que adornaron á tan gran
* Cuando publiqué por primera vez este artículo Santo. Hoy estos claustros, despojados de sus
(lijóme un amigo que los religiosos, con esa práctica de
repartir alimentos daban pávulo á la vagancia. La crí- pinturas y adornos, han sido transformados en
tica no tenía razón de ser, pues cuantas veces fijé mi templo protestante.
atención en tales prácticas advertí que á quienes se aten-
día con el nocorro, eran ancianos y personas enfermas Como mi interés del momento no era el de
verdaderamente necesitadas. visitar el templo, sólo eché un vistazo á la an-
LOS MONASTERIOS. 55
Esquina de Zuieta.
tesacristía, cuya entrada se hallaba en el án-
Capilla de S. Antonio. gulo Noreste del patio, y sólo atrajo mi aten-
ción tin sepulcro que existía en la pieza pe-
queña, medianera entre dicho departamento
y el tenqjlo. Esa tumba era la del glorioso mi-
i Celdas en la parte alta sionero y apóstol de la caridad, el Venerable
| Fray Antonio Margil de Jesús, cuya fama era
entonces para mí enteramente desconocida.
#j 1
k Retrocedí por la parte septentrional del
claustro á la portería, y enqjrendí por la esca-
* é ¡st M u
R Puerta del jardín.
lera que al principio mencioné, el ascenso al
piso superior del convento. La escalera era de
tres ramas : una que subía por el centro á un
descanso, frente del cual se abría la puerta de
^Éfci la calcilla del noviciado y las otras dos latera-
JM les que arrancaban de ese descanso y termina-
ban eii el piso superior. Las paredes estaban
adornadas con grandes cuadros, que represen-
Cuartel.
taban diversos pasajes de la vida de San Bue-
naventura, y el techo era de artesón dorado
con figuras de relieve que simbolizaban las
virtudes, coronadas por el Espíritu Santo.
Frente al descanso había una buena pintu-
Capilla del Señor de ra, que representaba al Patriarca San José,
Burgos.
y estaba avaluada en $3,000.
Llegado que hube al piso superior, presén-
teseme el camino que debía seguir para inter-
narme en el convento, y era el indicado por la
puerta que se hallaba hacia el Oriente y con-
ducía al sobre claustro, precedido por dos es-
Portada principal. paciosas galerías, que constituían, la de la de-
recha, la Sala Capitular y la de la izquierda
el antecoro. La puerta de éste estaba forma-
da de cuatro pilastras dóricas, de las cuales
las dos mayores y más apartadas sostenían el
comizamento con el frontón partido para dar
lugar á la colocación de una cruz de piedra, y
á los lados de ésta, á dos bolas de coronamien-
to, y las dos menores empotradas en el grueso
del muro, que sostenían machotes angulares,
Casa del Capellán. sobre los que descansaba el dintel, sustituyen-
i* calle de S. Francisco do las curvas de un arco por líneas rectas. Las
pilastras y moldura estaban pintadas de ver-
Capilla del Tercer Or-
den. de esmalte y los adornos, de estilo del renaci-
miento, dorados, decoración que producía un
buen efecto. Como la puerta estaba cerrada y
Plazuela Guardiola. mi intención, además, era dejar para otra oca-
Casa de los Azulejos.
sión mi visita al templo y á todo lo que á él
pertenecía, recorrí la Sala Capitular y penetré
por su puerta del fondo en los claustros inte-
riores, nombre que también se daba á esos
Casa Escanden.
largos y estrechos pasadizos, que recibían es-
56 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

casa luz por claraboyas abiertas en las paredes blioteca se hallaba sobre aquel claustro exte-
medianeras de algún patio ó por lumbreras rior que guió mis pasos á la portería, y del cual
practicadas en el techo, á grandes distancias, hice mención.
los cuales pasadizos ó galerías daban entrada, Largo tiempo permanecí allí contemplando
por uno y otro lado, á las celdas de los Padres aquellas riquezas literarias acumuladas por los
y ponían en comunicación los diversos depar- franciscanos durante largos años, y cuando hu-
tamentos del convento. Las puertas de las cel- be satisfecho mi curiosidad, proseguí mi inte-
das eran bajas, y estrechas, de jambaje desnu- rrumpida visita por lo largo de esa galería, al
do y sobre las cuales se veía algún cuadro con término de la cual, hacia el Poniente, di con
la efigie de un santo ó de algún sacerdote el claustro que en dirección de Norte á Sur,
ilustre. formaba el alero occidental del convento, dan-
El claustro en que me hallaba pertenecía do las ventanas de sus celdas, unas al jardín
al noviciado, cuyas celdas por la parte del Sur y otras á la calle de San Juan de Letrán. Al
caían al jardín, y por la del Norte, á dos pa- empezar á recorrerla me encontré primero una
gran escalera de tres tramos que descendía al
piso inferior, y después muchas celdas; más
como iba haciéndose tarde, no me detuve más
y apresuré mis pasos hacia el lejano término
de la galería ó sea la capilla de San Antonio,
situada en la esquina de Zuleta y San Juan de
Letrán. Hallábame en el departamento del Co-
ristado, cuya era esa capilla que hoy pertene-
ca al Hotel del Jardín, hallándose en los bajos
de ella establecidos juegos de billar.
Esa Capilla me recordó una antigua con-
seja que poco antes me había referido un re-
ligioso. Cierto lego en los momentos de atizar
una lámpara que estaba á su cuidado, y que
en aquélla continuamente ardía, vio cerca de
la luz un brazo con su correspondiente mano,
la que tenía entre sus dedos una carta. El le-
go se apresuró, sin pérdida de momento, á dar
cuenta al Provincial de un hecho tan extraor»
dinario, y á poco se oyó sonar la campana que
llamaba á reunión, y los religiosos acudieron
PUERTA DEL CORO DE SAN FRANCISCO.
á la Sala Capitular en la que instruidos de lo
tios simétricamente situados á uno y otro la- que acontecía, resolvieron, después de una cor-
do de otro pasillo que formaba ángulo recto ta deliberación, dirigirse á la Capilla. Ya en
con el anterior. Por éste continué mi explora- ésta y en presencia del brazo aquél, que no
ción y pronto me encontré en una espaciosa abandonaba su primitiva posición, todos fue-
galería abierta por la parte de los dos referi- ron acercándose á él, de uno en uno, empezan-
dos patios que la inundaban de luz, y cerrada do por el Provincial y terminando por el últi-
enteramente por el Norte por un extenso mu- mo lego, para ver á quién de ellos era entre-
ro en el que no había otro hueco que el de una gada la misteriosa carta; más como todos se
gran puerta de medio punto, con enrejado de volvieron sin ella, mandóse entonces buscar á
madera, que hacia el centro de él se hallaba. otro religioso y á su lego, á la sazón ausentes,
Acerquéme á dicha puerta y dirigí por entre poniéndose entretanto la comunidad en ora-
las barras de la reja, mis investigadoras mira- ción. No tardaron aquéllos en llegar á la Ca-
radas, y con asombro descubrí una inmensa pilla é instruidos del caso, á su vez repitieron
biblioteca, muy rica, según supe después, en la escena anterior; mas sin fruto por parte del
obras históricas y en manuscritos. Dicha bi- religioso, aunque no por la del lego, en cuyas
LOS MONASTERIOS. 57

manos fué depositada la carta. Asustado y tré- Calle de Zuleta y en el cual decían misa los
mulo éste recorrió con agitación febril las lí- sacerdotes peregrinos que solían llegar de la
neas trazadas en aquélla y al terminar su lec- Tierra Santa.
tura dijo al Provincial y á los padres de la co- Abandoné la capilla de San Antonio y pro-
munidad en tono angustiado estas palabras: seguí mi excursión por el dilatado claustro con-
"Voy á emprender un viaje muy dilatado, y en finante por el Norte y Sur con hileras, de celdas
tanto que me dispongo á dar cumplimiento á que daban, unas á la mencionada calle de Zule-
un mandato ineludible, os ruego que os pon- ta y otras á la huerta, convertidas hoy en vivien-
gáis en oración." Todos los religiosos se pos- das del Hotel del Jardín. Por la parte media
traron y entonaron el Miserere, concluido el de esta galería desembocaba otro claustro por
cual se dirigieron al lugar en que el lego ha- el que enderecé mis pasos, encontrándome, á
bía permanecido inmóvil. Habláronle y no res- poco, en un dédalo de crujías estrechas y so-
pondió, tocáronle el cuerpo y éste no se movió, litarias, que constituían, en parte, los pasadi-
quedando todos atónitos y asustados cuando
vieron en las manos del Prelado las vestiduras
abandonadas por el lego, cuyo cuerpo había
desaparecido.
Preguntando yo mucho tiempo después, cuál
sería la moraleja del cuento, se me respondió
por uno: Misterio y nada más misterio; y por
otro: "El referido lego había imputado á la co-
munidad faltas graves, y el calumniador tarde
ó temprano alcanza su castigo."
La capilla de San Antonio, que aún exÍ3Íe
por la feliz circunstancia de que el gasto de
demolición era cuantioso y excedía de los cálcu-
los económicos del que pretendió echarla aba-
jo para sustituirla con otro edificio, es de una
arquitectura bella y graciosa; la forma de su
planta es una cruz griega cuyos brazos forman
cuatro pequeñas naves cerradas por hermosas
bóvedas de cuatro aristas y sostenidas por pi-
lastras dóricas. De las cuatro del centro arran-
can los arcos torales, cuyas claves, en las na-
ves oriental y occidental, tienen labradas, en
i
alto relieve, las imágenes de San Francisco y
San Antonio; sobre los arcos y pechinas des-
cansa el entablamento octogonal, muy rico en CLAUSTRO INTERIOR,—ZL P. MARGIL.
adornos labrados en la piedra, tanto en el arqui-
trave como en el friso y la cornisa; y, por últi- zos de la enfermería. Las puertas abiertas de
mo, una bonita cúpula revestida en su parte una celda franqueáronme la entrada en ella, la
exterior de azulejos, entre cuyos dibujos se ad- cual era una pieza pequeña, cuya única venta-
vierten escudos flordelisadoB, da feliz remate na caía, por el Norte, á un gran patio, hallán-
al edificio de tan elegente construcción. La par- dose en la pared occidental, en el ánguloNO.,
ticularidad de esta pequeña capilla consiste en pintada al temple, la imagen de un sacerdote,
hallarse sobre otra de la misma forma, con la y al pie de ella la siguiente inscripción hecha
única diferencia de estar en ésta sustituida con azulejos: Verdadero retrato del Venera-
la cúpula con una hermosa bóveda de claustro. ble—P. Fray Margil de Jesús—misionero
Llamábase esta segunda capilla de los Santos apostólico el qual fa—lleció en este sitio y
Lugares y tenía, como la primera, su altar en Convento—de X. P. San Francisco de Méxi-
el extremo oriental de la nave paralela con la co dia 6 de Agosto de 1726—á los 70 años de
e
ÒH EL LIBRO DE :S RECUERDOS.

edad. La celda cou esta inscripción, pero sin puerta de Letrán, y me hallaba perdido en un
la efigie, existe aún en la casa, de vecindad en lugar diametralmente opuesto, colindante con
que se convirtió la enfermería, casa marcada el Colegio de Niñas y la Casa de Diligencias,
con el número 9 de la calle de la Independen- no perdí una sola, palabra de la enredada fra-
cia., desde la cual se advierte- aquella ventana. seología del lego. Descendí por la indicada es-
sobre la escalera del patio, dando precisamen- calera á la gran Sala de Profundis y, por una
te su frente á la ¡usera, occidental de la calle de puerta practicada en la pared, opuesta á la del
Gante. jardín, recorrí caminando al Oriente bajas ga-
Proseguí ¡ululante por aquel dédalo de ló- lerías y patios, al Norte de los cuales que da-
bregas galerías, cuyo silencio sólo era inte- ba el panteón del Convento, en parte de la
rrumpido por el leve ruido de mis pasos, so- que es hoy calle de Gante, y por el del Sur,
brecogiéndome, como era natural, ese incons- una extensa pieza en que se guardaban ob-
ciente temor que infundí» la soledad, temor que jetos del templo, y hoy está convertida en el
se convirtió en pavor, cuando ni voltear la. es- depósito de vinos llamado "Las Bodegas de
quina de lina, galería, de improviso se ofreció Jerez." Pasé á otro patio más occidental, y en-
á mi vista, en el fondo de una estrecha capi- contré á mi izquierda el salón del refectorio,
lla, la escultura de aquel venerable fraile, de convertido hoy en Pensión de Caballos de la
pie sobre un altar, con su sayal de francisca- calle de la Independencia. En ese extenso sa-
no, y cuyo lívido semblante reflejaba los ])áli- lón, cuyas ventanas por la parte occidental
dos destellos de una lámpara, pronta á extin- daban al jardín, veíanse largas y angostas me-
guirse, que pendía del techo de la misma capi- sas de pino con sus bancas de lo mismo, si-
lla. Yo (pie no conocía, según he manifestado, guiendo todas el contorno rectangular de la
los gloriosos antecedentes del ameritado mi- pieza. De las paredes colgaban algunos cua-
sionero, tomé ¡upadla escultura por el cuerpo dros, y en la opuesta á la del jardín había dos
de una persona que acababa, de abandonar la puertas, una grande, que comunicaba prime-
vida, por un muerto de aquellos á quienes la ro con una galería larga y estrecha y luego
acobardada imaginación de un niño, concede con el patio, y otra pequeña que era la cocina,
lit, facilitad, de moverse, de perseguir y de aga- de la cual sólo queda como vestigio, una ven-
rrar. El miedo prestóme ¡das y eché á volar tana baja con reja de hierro, situada al Orien-
por aquellos intrincados é interminables claus- te de la puerta de la Pensión.
tros, hasta <pie, fatigado, moderé mis pasos, La gran galería indicada por el lego, que
deparándome la suerte, á un lego que acerta- se hallaba enfrente y hacia, el norte del refec-
ba á pasar cerca de mí. torio y en el mismo eje, no era otra que la gran
¿Qué andáis haciendo.hermano? me pre- Hala de Pro/u ndis, de tristísimo aspecto, en
guntó. virtud de la muy escasa luz que de sus venta-
Buscando pronta salida. Padre, le con- nas recibía. Encontrábase en ella un retablo
testó con presteza. dedicado al Santo Cristo de Burgos, y en el
Cuanto más avancéis por aquí, os ¡dejáis centro un túmulo de marmol que, según reza-
más de ella : regresad por donde habéis venido. ban sus inscripciones, guardaba los restos mor-
Eso no, repliqué, indieadme otro camino, tales de un Obispo. Parte de la casa que per-
aun cuando para hallar la, salida me sea pre- tenece á la familia, del Doctor Lavista se halla
ciso dar un gran rodeo, pues tengo la intención construida en un pequeño solar de la antigua
de conocer todo el convento. Sala de Profundi's del convento franciscano.
Dificilillo os, observó el lego, mas si así El reloj de la torre dio en esos momentos
lo queréis, seguid esta, galería, (señalándome! las cinco horas de la tarde, advirtiéndome que
el poniente), tomad en seguida, á la derecha, ya era tiempo de que abandonase el convento.
la extensa galería que se os presente, descen- Dirigíme por el claustro principal á la porte-
ded la. escalera (pie en su término se encuen- ría, (pie encontré ya desierta, recorrí pronta-
tra,, la que os conducirá á la Sala de Profun- mente la parte del atrio que me separaba de la
dis, comunicada con el Claustro principal. puerta de Letrán, y mi salida por ella coinci-
e
Yo, que había entrado en el convento por la dió con la de los muchachos de la escuela qu
LOS MONASTERIOS. 59

el convento sostenía, quienes como siempre, y yo regresaba á la mía con las vivas é impere-
habían lanzádose á la calle en tropel, espar- cederas impresiones recibidas y con las nue-
ciéndose por ella y alegrándola con sus retozos vas ideas inculcadas por mi atenta observación
y algarabía. Todos ellos volvían á sus mora- en aquella tarde que deserté del colegio, ideas
das, con una lección más, aprendida de memo- que temprano ó tarde habían de serme de al-
ria en fuerza de las repeticiones del decurión, guna utilidad.

PORTADA LATERAL DE SAN FRANCISCO.


fiO EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

II
PLANO DEL CONVENTO DE SAN FRANC I SCO.-PLANTA BAJA.
: f | v N T E S de emprender la descripción del I ll;i.s, conviene presentar el plano del antiguo
toys
g<y| templo de San Francisco y de sus capi- | convento, cuyas referencias son:

CALLE DE ZULETA.

CALLE L>E S-AJXT FBANOISCO.


LOS MONASTERIOS. 61
KDIKKTOS r-OIJXDAXTICS. forman hoy la casa número 12 de San J u a n de Le-
A.—Hotel Iturbide. trán. En el piso superior, la biblioteca antigua ha
B.—Casa de Diligencias. sido sustituida por el templo protestante "Unión
C-—Callejón de Dolores, que, con la apertura de la nue- Evangélica."
17
va calle, forma hoy la de la Independencia.
18
- —La Santa Escuela, hoy la casa número 12.
D.—Fraguas de la Casa de Diligencias. Hoy Depósito ¡ - —Portería.
de mármoles. ! i*'- —Escalera principal y Capilla del Noviciado en el
entresuelo.
<" M.—Calle île la Independenci a. j 19. —Bodega y en el piso superior, Sala Capitular y al
••'•Calle de (¡ante frente al antecoro.
«i M.—Calle de San Juan de Letrán. I 20. —Claustro principal. Circo y Teatro de Chiarini,
1.—Templo grande de San Francisco, su hermosa na- primero, y templo protestante evangélico después.
ve, completamente desmantelada sirvió después de 21 —Antesacristía.
1 -
la exclaustración, de caballerizas del Circo Chiarini j 22. —Sacristía. Este departamento forma la entrada pa-
y más tarde de templo protestante. ra el templo protestante por la calle de (¡ante.
-•—Capilla de la Purísima. l i a desaparecido. ¡23. —Celda del Padre Guardián y Sacristán mayor. De-
•'*•— Capilla de Balvanera. sapareció con la apertura de la calle de (¡ante.
4.—Atrio, del cual sólo existe una pequeñísima parte. 24.—Jardín y Panteón. El primero también desapare-
5.— dniíHIn (leloxSt'ri'iUc;. Templo primitivo de San Jo- ció por igual motivo y en el lugar del segundo se
sé de los Indios. Fué destruido y en su lugar y en construyeron las casas números 10, 12 y 14 de la
el del jardín inmediato se levantó el Hotel Ameri- expresada calle.
cano, esquina NE. de la nueva calle de (¡ante. Con
25 —Bodegas.
otra parte de dicho lote \; con la de algunas celdas 2«. —Patio y en el piso superior claustros y celdas de los
y claustros inmediatos, tuvo su ampliación el Ho- religiosos.
tel Iturbide. — Escalera adornada con buenos cuadros, existentes
tf.—Celda del P. Capellán de los Servi tas. hoy en la Academia de Bellas Artes, y representan
7.—Habitación y jardín del Capellán de Aranzazn, ani- pasajes de la vida de San Sebastián de Orta.
llos destruidos para la apertura de dicha calle. 28 —Salade profundi», ocupada en parte por la casa del
K
-—Capilla de Aranzazn. Sirvió por algún tiempo de Dr. Lavista.
bodega y cobrería, y al fin fué destruida para levan- —Salón del Refectorio.
tar en su lugar y en el del atrio correspondiente el 31 y 32.—Patios de diversos departamentos y en el
moderno templo de San Felipe. piso superior pasillos y celdas.
!)
-—Portada de la calle de San Francisco. —Antiguas bodegas.
I"- Tercer Orden. Fn su lugar existen una casa parti- —Patio.
cular y el Hotel Guardiola. —En el piso superior claustros, celdas y capilla de
11:—Celda del Capellán v habitación del Padre Provin- la enfermería. La celda marcada con una estrella
cial. es aquella en la (pie murió el V. Fr. Antonio Margil
'-•—Capilla de la Segunda Estación. de Jesús.
13.—Portada de la calle de San Juan de Letrán. Los :!t¡. —Parte del convento arrendada por los religiosos á
números 11, 12 y 13, casas del Sr. (i. Torres. la Casa de Diligencias.
•4.—Capilla del Sr. de Burgos, sustituida con la par- 37. —Caballerizas de la ("asa de Diligencias.
te del atrio hasta la portada del templo grande, 38 —(¡ran Jardín de San Francisco, hoy pertenece al
por la casa número 13 de San Juan de Letrán. En Hotel del Jardín.
la parte principal de esta portada, que desapareció
39. — Patio del Noviciado.
se veía un bajo relieve (pie representaba á la Purí-
40 , 41 y 42.—Patio, zaguán y cuadras del cuartel. Casa
sima y al Sutil Escoto en actitud de escribir, y al pie número 11. En el piso superior, celdas antiguas de
esta inscripción: los provinciales.
Fitltjoribitx ri'xtíla XO/Í/ ¡iritilix .—En el piso inferior bodegas del jardín y en el su-
Albtt -so/f.s rx: xic .so/i ït'ilil (liba, 43
Anees Sroti rafttmo xm.s no/es perior el constado que se extendía por el claustro
(i\iii'(i (Hciiiit i¡ttx .s,ittjter ¡it fHirtix. de la calle de Zuleta.
15.—Celda del Capellán de dicho templo. 44 —Bella Capilla del Calvario. En el piso superior la
!"•—Claustro exterior, en el que se hallaban los cua- Capilla de San Antonio, transformada en habita-
dros relativos á la vida de San Sebastián de Apari- ción del Administrador del Hotel.
cio. Este claustro y la habitación antes expresada 45 —Celdas pertenecientes hoy al Hotel del Jardín.
ñ2 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

IGLESIA GRANDE DE SAN FRANCISCO.

-<¡K>m-yí:

;¡ ,|}/E los varios templos que los franciscanos quitectura severa, no puede negársele, con to-
¡!
Sr de la ciudad de México poseían en el re- do, el mérito que lo distingue, por más que se
cinto de su convento, el principal y más afanen en ridiculizarlo sus opositores, muchos
notable era el dedicado á su santo patrono. La de los cuales, evidentemente, han debido decla-
orientación de éste, según la regla general es- rarse sus enemigos, por no tener las aptitudes
tablecida por dichos religiosos, era de Levante necesarias para imitarlo. Si se me diera á ele-
á Poniente, teniendo á este rumbo la puerta gir entre tal estilo y el gótico para la edifica-
principal, la que ha desaparecido detrás de los ción de los templos, optaría sin vacilar por el
muros de las nuevas construcciones ejecutadas segundo; mas mi predilección por este estilo
en el atrio. La portada del costado norte era an- tan bello y tan apropiado para morada del Se-
tes tan bella y rica por su ornamentación, según ñor, no me impide reconocer el mérito del que
el estilo churriguero, como desfigurada hoy inventó el arquitecto salamantino. Esa com-
por la desaparición binación admira-
de estatuas y ba- ble de rectas y
j o s relieves q u e curvas, de acuerdo
completaban s u s con la estética, la
detalles, a c c i ó n XJerfecta simetría
destructora debida en los variados y
al antiestético pro- complicados ador-
testantismo. nos, y la delicada
Lo que caracte- y laboriosa ejecu-
riza el estilo arqui- ción en tantos de-
tectónico de Chu- talles de filigrana,
rriguera es la pro- todo presenta en
fusión de adornos su conjunto u n a
en todos y en cada obra de hermoso
uno de los conpli- aspecto, en la que,
cados detalles de PORTADA LATERAL DE SAN FRANCISCO, AL FRENTE.—A LA DERECHA, EN- á la vez, se admi-
la c o n s t r u c c i ó n . TRANDO, EL TERCER ORDEN.—A LA IZQUIERDA CAPILLA DE ARANZAZU. ra el ímprobo é in-
Las pilastras, sin genioso, trabajo de
un grueso uniforme, están llenas de molduras la montea, como el delicado y laborioso que
y garambainas, presentando apenas, como mía hubieran de emplear para su ejecución los can-
reminiscencia de los órdenes clásicos, sus ca- teros. La portada lateral de San Francisco,
piteles dóricos ó corintios; los cornisamentos las del Sagrario y la de la Santísima, consti-
están cortados para dar lugar á otros labra- tuyen los más acabados modelos de ese estilo
dos caprichosos, los que muchas veces se li- en México, razón por la cual debemos conser-
gan con las jambas de puertas, ventanas y ni- varlos. Los protestantes hicieron desaparecer
chos, en dibujos complicados; y los medallones de la portada á que me refiero, entre las esta-
y repisas, aquéllos con imágenes en relieve y tuas, las de la Virgen de Balvanera, Santo
éstas con estatuas de piedra, se hallan por to- Domingo y San Antonio, y entre los bajos re-
das partes recargadas de festones. Si es cierto lieves el escudo simbólico de la fraternidad de
que tal estilo pugna con las reglas de una ar- Santo Domingo y San Francisco y el que re-
LOS MONASTERIOS. 63

presentaba la Impresión de las Llagas del Sal- los apóstoles y de los mártires; Nuestra Seño-
vador en el Seráfico Padre. ra de Aranzazu en la guerra de Navarra, el de
Antes de entrar en la iglesia grande por la la historia de la Virgen de Balvanera, y por
puerta lateral que se ha descrito pasábase último Nuestra Señora del Rosario y Santo
por la capilla de Balvanera dividida en dos Domingo.
tramos, uno al Occidente, que realmente cons- Una portada dorada con su reja de hierro,
tituía el Santuario de la Virgen, y se hallaba en cuyos intercolumnios estaban colocadas dos
separado por un enverjado de hierro, y otro al estatuas de piedra, que representaban á San
Oriente, que daba paso para el templo princi- Juan Capistrano y á San Bernardino de Sena,
pal. Seis pilastras y dos muros formaban cua- comunicaba la capilla de Balvanera con la
tro compartimientos, de los cuales, los dos Iglesia grande, la cual, inundada toda de luz
extremos estaban cubiertos por bóvedas, y los que recibía por sus numerosas ventanas y ha-
dos centrales por cúpulas, unas y otras sosteni- cía resaltar los distintos detalles de la arqui-
tectura, de sus adornos y altares, ofrecía un
aspecto grandioso. Sus elevadas y amplias
bóvedas váidas cuyos nervios ó fajones se-
guían, unos en simétricos dibujos la circunfe-
rencia y otros partían á la clave, compartién-
dolas en segmentos de círculo, estaban soste-
nidas por arcos de medio punto que arrancaban
de un hermoso entablamento dórico, corres-
pondiente remate de las hermosas pilastras y
de los muros, en el centro de los cuales se
hallaban suspendidas graciosas tribunas, con
su piso, zócalo y balaustrada de maderas finas,
y sobre cuyas cornisas se hallaban colocados
á distancias iguales, hacheros de metal. La
cúpula, de figura octogonal, de cuyos lados
cuatro correspondían á los arcos torales y cua-
tro á las pechinas, se alzaba airosa sobre las
elevadas bóvedas del templo, con sus ocho
, ventanas igualmente repartidas y ostentaba la
misma ornamentación que los arcos y paredes,
muy semejante al estilo del renacimiento; so-
bre la cornisa descansaba una baluastrada
que daba mayor realce á su hermosura. El re-
INTERIOR DEL TEMPLO DE SAN FRANCISCO.
tablo principal bajo la ábside, era de orden
corintio, algo mezclado con el estilo churri-
das por un entablamento corrido de orden guero: cuatro grupos de columnas pareadas
dórico. sostenían el entablamento ricamente decorado,
Antes de la exclaustración, la expresada ca- y dividía el altar en tres tramos, ocupado el
pilla tenía sus altares, vasos sagrados y or- del centro por un elevado tabernáculo de pla-
namentos. El retablo principal poseía seis imá- ta, y los de los lados por dos grandes nichos
genes de talla: la Virgen de Balvanera en un con las imágenes de talla de Santo Domingo
nicho de plata y cristales, cuyo coronamiento y San Antonio de Padua.
consistía en una ráfaga del mismo metal con Sobre el baldaquino que coronaba el Ta-
la imagen del Espíritu Santo; San Ignacio bernáculo se veía, interrumpiendo el entabla-
mártir, San Benedicto, Santo Toribio, Santa mento, la estatua de San Francisco de Asís
Rosalía, San José y San Ireneo. Varios lien- sostenido por grupos de nubes, sirviéndole
zos adornaban las paredes, tales eran los de de fondo una gran ráfaga de plata bruñida.
la Virgen como reina de los arcángeles, de Otras estatuas, varios medallones con imáge-
64 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

nés de santos, festones cruzados en los fustes márgenes del Río Bravo, los que con el aumen-
de las columnas, varias repisas con jarrones to de religiosos que sucesivamente enviaba la
sobre el entablamento, y por último, en posi- Provincia de México y bajo la sombra de las
ción dominante un gran cuadro de la Sagrada benéficas doctrinas del Evangelio, prospera-
Familia, pintado al óleo, completaban los de- ron. Sin embargo, la conducta imprudente
talles de aquel bellísimo retablo, echado abajo de los soldados y su ahinco por encontrar en
sin compasión. En la parte inferior del Ta- los montes minas que los enriquecieran, y el
bernáculo había un nicho con la imagen de abandono y descuido en que, por tal motivo,
Nuestra Señora de la Macana, detalla, de un se encontraban las Misiones, esterilizaron los
poco más de media vara de altura, vestida de afanes y sacrificios de los misioneros, tanto que
seda y adornada su cabeza con una corona sublevadas todas las tribus, en un solo día, 10
de oro ; tenía en sus brazos al Niño Dios y una de Agosto de 1680, cayeron sobre los estableci-
pequeña macana de plata, igual en la forma á mientos españoles, pasando á éstos á cuchillo,
las espadas de pedernal ú obsidiana de los an- quemando casas, destruyendo capillas y derri-
tiguos guerreros mexicanos. bando altares, no perdonando su furor ni aun
Los primeros religiosos franciscanos que, á la Virgen María, la que escondida á tiempo
para alivio de los indios, llegaron á México en i por unos religiosos para evitar el ultraje, fué
el siglo XVI, trajeron consigo la imagen de la al cabo descu-
Virgen María, copia fiel de la que con el título bierta y profa-
de Nuestra Señora, del, Sa y rar io se veneraba nada, recibien-
en la Catedral de Toledo. Como se sabe, á la do tan furioso
conquista por la fuerza de las armas, siguióse golpe de maca-
la conquista espiritual, tanto más provechosa na, que quedó
y duradera cuanto más grande y evangélica en dos partes
fué la conducta observada para conseguirla. dividida.
Desde el año de 1538, en que fué descubier- El autor de
ta por el misionero Fray Marcos de Niza la ri- esa p r o f a n a -
ca y extensa región regada por el Río Bravo ción, dice la
y que más tarde fué llamada Provincia de Nue- tradición, per-
vo México, no escasearon las expediciones de dió el juicio,
gente armada y de religiosos para la conquis- corrió por los
ta material y espiritual de las numerosas tri- campos y fué
bus que la habitaban. A las expediciones in- conducido a l LA VIRGEN DE LA MACANA.
fructuosas del Capitán Melchor Díaz, en 1539, fin por el mis-
para rectificar lo descubierto por el Padre Ni- mo demonio, que le había sugerido acto tan
za, y de Vázquez Coronado que hubo de regre- abominable, á un árbol corpulento, de cuyas
sar con su ejército muy mermado, siguióse la ramas se ahorcó. En esc* día perecieron 498
del anciano lego Fray Agustín Rodríguez y de españoles, entre los que se contaban 18 religio-
dos religiosos que lo acompañaban, quienes, sos. Dos misioneros que escaparon de la ca-
abandonados por la fuerza que los custodiaba, tástrofe juntaron los pedazos de la Virgen y
perecieron á manos de los indios. Tales con- la transportaron á Tlalnepantla, población de
tratiempos no hicieron desmayar á los conquis- las cercanías de México, en la que permaneció
tadores, guiados los soldados por el deseo de hasta ser trasladada, el 26 de Enero de 1755,
hacer fortuna y los religiosos por el interés de á la capilla del noviciado del convento de San
la conversión de los indígenas, y al fin se or- Francisco de México. Más tarde fué colocada
ganizó una fuerza respetable, en 1596, al man- en el tabernáculo de la iglesia grande.
do del valeroso Don Juan de Oñate, á quien Tal es la tradición de la célebre imagen de
acompañaban ocho misioneros que llevaron Nuestra Señora de la Macana, que hoy se
consigo á su protectora Nuestra Señora del venera en la iglesia de Corpus Cristi.
Sagrario. La expedición se internó en aque- Otros altares se hallaban distribuidos en el
llas dilatadas regiones y fundó pueblos en las templo, en los intercolumnios, dedicados á loS
LOS MONASTERIOS. 65

siguientes santos: del lado del Evangelio, el de Uno de los departamentos más bellos del
San Sebastián de Aparicio, en el que se con- grandioso templo era, sin duda, el coro, digno
servaba, en una Custodia de madera, una re- de especial mención por su elegante y costosa
liquia de dicho santo, los de San José y la Di- sillería de caoba, lujosamente tallada, de dos
vina Pastora, imágenes que pertenecían á la cuerpos, cuyo entablamento sostenido por co-
Sra. D. a Josefa Moneada; el del Santo Cristo lumnitas de gracioso labrado, alcanzaba con
de la Calera y el del Santo Entierro, de la pro- su remate de un calado corrido de la misma
piedad del Conde de Santiago, y, por último, madera, la comisa general del edificio, d é l a
los de San Juan Nepomuceno, San Luis Gon- que arrancaban los arcos de la bóveda. Ade-
zaga, San Antonio de Padua y San Salvador más de los santos, labrados en los altos respal-
de Orta; por el lado de la Epístola, hallábanse dos, hallábanse esculpidos los sellos de la Pro-
otros tantos altares en los que se reverencia- vincia, del Santo .Evangelio, interrumpiendo
ban las siguientes imágenes: la Virgen del Apo- la parte alta de la sillería en el tramo central,
calipsis, Nuestra Señora de los Dolores, el Se- frontero á la ábside del templo, un gran nicho
ñor de las Fatigas, ó sea Jesucristo con la Cruz con la imagen de la Purísima. El coro poseía
á cuestas ayudado por Simón Cirineo, Santa un gran fasistol de ébano, dos buenos órganos
María Magdalena, San Francisco en el momen- y una balaustrada de madera fina bien labrada,
to en que le impri- que servía de ante-
me sus llagas él ' pecho, con tres me-
Salvador, laJSantí- dios puntos dora-
sima T r i n i d a d dos en los que se
Santiago Apóstol y hallaban, en el del
San Benito de Pa- centro, la imagen
lermo. Otros alta- pintada d e S a n
res secundarios se Agustín ,y en los
hallaban simétrica- laterales las de San
mente colocados á Francisco y San
uno y otro lado de Buenaventura, d e
los principales. talla. Del destino
Una gran puerta *i^ssjSÊ&K que se diera á la si-
practicada e n l a llería tan hermosa,
pared del crucero CORO DE SAN FRANCISCO.
nada he podido in-
déla iglesia mayor, vestigar.
por la parte septentrional, comunicaba ésta con La antesacristía y sacristía eran de mucha
la capilla de la Ptirísima. Este pequeño San- importancia por su buena construcción y atre-
tuario era de planta cuadrada y tenía sus pare- vidas bóvedas. En la primera existían dos es-
des adornadas con catorce cuadros pintados al caleras con barandal de hierro, las que se apo-
óleo, en láminas de cobre, de las cuales once re- yaban en los muros oriental y occidental, y
presentaban diversos pasajes de la vida de la remataban en dos corredores con amplios des-
Virgen y uno, con su marco de plata, la imagen cansos, que conducían uno á la celda del Pa-
de Nuestra Sra. de Guadalupe, perteneciente dre Sacristán y otro al sobreclaustro principal,
al ilustre Colegio de Abogados. Otros dos cua- cuyas paredes se veían enteramente cubiertas
dros de la propiedad del General Don José de grandes cuadros, debidos al famoso pincel
María Cervantes, representaba la Virgen de la de Rodriguez Juárez. Bajo el descanso ó co-
Silla y San José. Un altar circular, en cu rredor de la escalera occidental se abría un
yo frente estaba el Sagrario tenía por remate gran arco que permitía observar la hermosa
ïm templete dentro del cual estaba la estatua perspectiva que ofrecía el claustro principal y
de la Purísima lujosamente ataviada, la mis- se prolongaba por la portería al claustro ex-
ma que hoy se venera en el templo de Corpus terior ó del atrio, presentando los titas bellos
Cristi, se elevaba en el centró de la capilla de efectos alternados de luz y sombrá.'De las pa-
la que hoy no queda vestigio alguno. redes, cuyo guardapolvo y friso eran de azule-
9
66 EL LIBR DE MIS BECUERDOS.

jos, pendían ocho cuadros, tres grandes de Vi- dral, y hoy se encuentran depositados en una
llalpando, que respresentaban : la escena de urna en la Capilla de la Purísima del mismo
Abraham, la casa de la Virgen y la degollación templo.
de los Inocentes; otro sobre la puerta de la sa- La sacristía, en la que se entraba por una
cristía, con la imagen de Jesús crucificado; puerta muy amplia, correpondía dignamente
otros dos con las efigies de San Juan Evange- por su arquitectura, como los demás departa-
lista y el Sutil Escoto, y por último, dos chi- mentos mencionados, á la grandiosidad del
cos con los retratos de los Illmos. señores Obis- templo. En la pared del frente ó sea la del
pos Martínez de Galizondo y Fray Juan de Sur, se levantaba un altar de madera dedica-
Moya, A los lados de la puerta de la iglesia, do á la Virgen María bajo su advocación de
bajo e 1 tramo la Purísima, ha-
central de las es- llándose á los la-
caleras, h a b í a dos dos escultu-
dos fuentecillas ras que repre-
de tecali para sentaban á San
agua bendita, y Joaquín y San-
en los lienzos de ta Ana, y en un
pared dos tarjas nicho, en la par-
con las siguien- te inferior, una
tes o c t a v a s , pequeña i m a -
compuestas por gen de S a n t o
un religioso 'en D o m i n g o de
18H4 con moti- Guzmán. U n a
vo de la reno- extensa cajone-
vación del tem- ra de madera de
plo. AMTESACRISTIA
DE SAN FRANCISCO. bálsamo d i v i -
¿Ves este templo cuánta pompa ostenta, dida en tramos por pilastras, corría á lo largo
de las paredes, contando sesenta y seis cajo-
Altares nuevos, nuevo el p a v i m e n t o ? . . . .
Pues es un pobre que con nada cuenta. nes con asas de metal amarillo, y en los cuales
¿Ves su decoro, miras su ornamento?.. .. se guardaban los ornamentos de uso común y
Ni aquí hay derechos, ni disfruta renta: de lujo para las grandes festividades, cuyas ri-
Si saber quieres en que está el portento cas telas, de expléndidos bordados, fueron em-
Y por qué sobra, si á empezar no alcanza, pleados por algunos en tapices de siis muebles
Oye á Francisco: PIDAN CON CONFIANZA. y aún para otros usos innobles.
¡ Salve mil veces, pueblo mexicano ! Una gran mesa elíptica de madera fina, con
que á tus expensas ves reedificado templete en que se hallaba un Santo Cris-
Y se levanta al llegar tu mano to, ocupaba la parte central de la sacristía, 1*
El almo templo que yacía inundado. que por tres rasgadas ventanas que caían »
Se esfuerza el rico; se une el artesano.. .. un jardín contiguo al panteón de los Padres,
Tu honor ¡oh pueblo! mira aquí grabado; recibía mucha luz. En el pavimento, al frente
Tuyo es el lauro, tuyo es el contento, de dicha mesa, se hallaba'el sepulcro de los
Y en nos eterno el reconocimiento. Condes de Santiago, cubierto con una lámina
de bronce con inscripciones.
La puerta á que me he referido, daba en- Hoy, de tan hermoso departamento sólo
trada á una pieza pequeña, intermedia entre queda una fracción convertida por mucho tiem-
la sacristía y la iglesia grande. En ella estaba po en una tahona de la calle de Gante, cuya
el sepulcro y efigie del célebre y Santo Misio- estrechez, lobreguez y paredes llenas de OUÍD»
nero Fray Antonio Margil de Jesús, cuyos res- daban pena al que tuvo ocasión de admirar
tos fueron trasladados en los momentos de la aquel antiguo recinto/tan amplio, tan aseado
demolición del convento, por el P . F . Amado y tan expléndidamente iluminado.
Montes, á la capilla de la Soledad de la Cate- La iglesia de San Francisco era notable»
LOS MONASTERIOS. 67

además, por el esplendor que desplegaba en ramos de flores en vasos apropiados sobre los
todas las ceremonias religiosas, desde el rezo altares y en los hermosísimos tibores chinos
en el coro, murmullo patético producido por que en el presbiterio alternaban con los blan-
más de cincuenta voces, hasta la misa de once dones. Entretanto el espacioso templo que lu-
de los domingos, de la que tendré ocasión de cía sus cortinajes de seda carmesí con franjas
darte una lijera idea, mi buen lector, en el ar- de oro y mucha plata labrada, iba llenándose
tículo "México de día." de fieles. Los repiques alegres, sonoros y si-
La festividad de San Francisco, el 4 de Oc- multáneos de los dos hermosos templos, San
tubre, era espléndida y en ella oficiaban los Francisco y Santo Domingo, anunciaban el
dominicos, como los franciscanos oficiaban en principio de la misa, la cual proseguía, ejecu-
la de Santo Domingo el 4 de Agosto, práctica tándose en el coro alguna de las bellas concep-
que era seguida como constante recuerdo de ciones de los célebres maestros, hábilmente in-
la fraternidad que ligó en vida á sus santos terpretada \K>T la gran orquesta de la ópera y
patronos. Desde la víspera, un repique á vue- por diestros cantantes entre los que sobresalía
lo en el templo de Santo Domingo, correspon- por su poderosa voz el P. Salamanca. El pul-
dido por el de San Francisco, después de me- pito, era igualmente servido por un religioso
dio día, anunciaba á los franciscanos la salida dominico.
de la comunidad dominicana de su convento. Acabada la misa y despojados los oficiantes
La de San Francisco se dirigía entonces á la de sus lujosas vestiduras, eran conducidos por
esquina de la calle de Vergara, para esperar á el Padre Sacristán al mirador del jardín de la
aquella que, con su Prelado á la cabeza, se acer- sacristía, alfombrado y compuesto, para que en
caba por la calle de Santa Clara y la de Ver- él tomasen, si querían, su desayuno pues casi
gara. Al verificarse el encuentro, llamado vul- era llegada la hora de asistencia al refectorio.
garmente el topetón, abrazábanse los religio- La costumbre de terminar las funciones re-
sos de una y otra comunidades, según sus res- ligiosas, celebradas en honor de los Santos Pa-
pectivas clases y categorías, en presencia de la triarcas, San Francisco y Santo Domingo, con
muchedumbre y á tiempo en que las músicas banquetes y comidas espléndidas en ambos
hacían oir sus harmonías y los cohetes atrona- conventos, en el siglo XVIII, dio motivo á la
ban el aire con sus estallidos. Unidas ambas amonestación que, con el carácter de privada,
comunidades, se dirigían al templo de San dirigiera el insigne Conde de Keviilagigedo á
Francisco para dar principio á las vísperas, di- los respectivos Provinciales. Ese gran gober-
rigiéndose al efecto los religiosos que habían nante que así cuidaba de los asuntos civiles
de revestirse con los ornamentos previamen- como de los religiosos, manifestó á dichos pre-
te preparados, á la sacristía, y los demás al lados que no era justo ni decoroso distraer los
coro. fondos destinados á objetos piadosos, extra-
Acabadas las solemnes vísperas se procedía viando la inversión de las limosnas, con escán-
a tomar el refresco prevenido, y á las cuatro y dalo de los fieles, en banquetes, en las celdas,
media seguían los maitines á los que concu- para los padres graves, y en el refectorio para
rría gran número de fieles. Tanto en estas ce- los demás religiosos. Los Provinciales recono-
remonias como en las del día 4, el sacristán cieron la justicia de la amonestación y contes-
mayor hacía los oficios de maestro de ceremo- taron proponiendo el medio que diera fin á la
nias. El día de San Francisco, desde muy tem- práctica establecida, y era el de que se retira-
prano, se hacían los preparativos necesarios sen los religiosos á sus respectivos conventos
para la gran solemnidad: sacábanse de los ca- al terminar las ceremonias religiosas.
jones de la sacristía los ornamentos más ricos Otra de las festividades clásicas era la del
para la misa mayor y otros muchos para los 8 de Diciembre, que se celebraba en honor de
demás oficios; encendíanse las velas de cera la Inmaculada Concepción de María, con la mis-
que con profusión había, en los altares, blan- ma pompa que se desplegaba en la de San Fran-
dones y aranas trifoliadas que pendían de las cisco, habiendo quedado señalada como una
bóvedas de largas cadenas, adornadas con sus de las más notables que en sus fastos registra-
flotantes gallardetes tricolores, y colocábanse ron los franciscanos, la efectuada el I o , 2 y 3 de
68 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

J u n i o de 1855 con motivo de hi declaración A


d o g m á t i c a do la I n m a c u l a d a Concepción de María,
N u e s t r a Señora. C u a n t o h a y de más rico y es- Concebida,, en. Gracia,
p l é n d i d o salió á relucir en el hernioso templo Por. la. Piedad. Singular
y dióse á las ceremonias del triduo u n carác- De. su. Divino. Hijo
ter excepcional de magnificencia, á cuyo fin A labanza. Perpetua,
n a d a omitieron los religiosos, y con sobrado
motivo, p u e s aquella declaración era para ellos,
como c o n s t a n t e s defensores de tal misterio, u n María,
señalado triunfo. A los cortinajes carmesíes Sic m pre. ii ivenc ib le
y gallardetes tricolores s u s t i t u y e r o n los de azul Recibe, ahora,
celeste con estrellas de plata, y al pie de las Los. honores, del. triunfo
c o l u m n a s ocuparon el lugar de los confesona- Por. tu. mas. esplendida, victoria,
rios hermosos m a l e t o n e s con naranjos, y á
u n o y otro lado, relucientes como el oro, blan-
María,
dones de bronce con sus enormes cirios. L a s
Salió. Pura
l á m p a r a s y a r a ñ a s en gran n ú m e r o s u s p e n d i -
De. vn. linaje Corrompido
das de las elevadas bóvedas, se veían adorna-
Como, broto, la. luz
d a s con g u i r n a l d a s y festones, y flotando de
De. las. tinieblas.
s u s e x t r e m i d a d e s graciosas borlas de hilos de
azul y p l a t a como los cortinajes, en t a n t o q u e
los altares brillaban por su riqueza, y espar- E n la portada principal del templo, q u e
cían el aroma de las flores q u e profusamente t a m b i é n estaba m u y adornada, se leían igual-
los a d o r n a b a n , aroma q u e se mezclaba con el m e n t e las s i g u i e n t e s i n s c r i p c i o n e s :
de la, m i r r a q u e ardía, en los incensarios. Lado derecho:
E n las p i l a s t r a s se h a l l a b a n sobre tarjas las
"El Convento de San Francisco de México da gra-
s i g u i e n t e s inscripciones en latín, c o m p u e s t a s cias inmortales al Ser Supremo por la nueva estirpe
por el Br. F r a n c i s c o M a r í a O r m a e h e a : adornada de la primitiva inocencia, y de una Santidad
Consumada, desde el principio de su existencia, para
Todas, las. generaciones
engendrar en tiempo, al Hijo de Dios, que ratificando
recordaran con su Sangre la alianza celebrada entre el Cielo y la
Con. placer, i. veneración, Tierra, repararía ventajosamente cuanto había caído en
A. María la primera ruina."
Imagen, intacta, del Creador.
Lado izquierdo:
Descubierta
"María recibiendo la naturaleza íntegra y sin man-
con. la. luz. de. la.fé.
cha con la perfección de todas las virtudes para ser ele-
vada, conforme á los decretos eternos, ¡1 la augusta
dignidad de Madre de Dios, cumplió los oráculos de los
Dedicatoria Profetas, superó la esperanza de las Naciones, dio
El. Convento, de. Franciscanos, de. Marico. gloria al Hacedor Supremo, nobleza á Su Santo linaje*
Ofrece, este, humilde, obsequio alegría tí los cielos, y honor al género humano; ahora se
A. la. V ir (jen recrea en el regocijo y la congratulación universal, por
haberse declarado Dogma de fe tan gran privilegio.
Concebida, sin. Pecado.
Año 1854."
P r e c e d i ó al famoso t r i d u o d e la iglesia 'de
A S a n F r a n c i s c o , la s u n t u o s a festividad q u e , con
María igual motivo, tuvo verificativo en la Catedral
Desde, su. inmaculada. Concepción el día 26 d e M a y o anterior, y á la q u e contri-
La. criatura, más. Santa b u y ó el e l e m e n t o oficial. D e s d e el d í a 21 as
Que. lian, visto, los. Sit/los A b r i l h a b í a s e publicado, por b a n d o extraor-
Honor. Eterno. dinario, el decreto del P r e s i d e n t e S a n t a - A n n a ,
q u e d e c l a r a b a d e fiesta n a c i o n a l el 8 d e D J '
LOS MONASTERIOS. 69

ciembre de cada año, á fin de perpetuar el dog- culares con ramos de flores y cirios encen-
ma de la Inmaculada Concepción de María y didos.
ordenaba que este acontecimiento, tan plausi- Alumnos de los colegios con sus caracterís-
ble para el catolicismo, fuese celebrado en to- ticos trajes é insignias (véase "Festividad del
da la República con las solemnidades estable- Corpus.")
cidas. Otro decreto de la misma fecha daba Cofradías con sus lujosos estandartes y
igual carácter al día elegido por la Catedral pendones.
con tal objeto. La bula de S. S. Pío IX rela- Comunidades religiosas y sacerdotes del
tiva á la declaración dogmática fué publicada, clero secular, muchos revestidos.
igualmente por bando, el 22 de Abril. Un bellísimo y elegante carro triunfal que
El triduo de la iglesia de San Francisco tu- conducía á la Purísima, iba tirado sucesiva-
vo efecto como antes he indicado, en los días mente, de largos y gruesos cordones de seda
1» 2 y 3 de Junio. El primer día ofició el De- roja, por Obispos, como los Sres. Madrid y Be-
legado Apostólico y Arzobispo de Damasco, launzarán, canónigos, otros sacerdotes y reli-
Monseñor Luis Clementi, y pronunció la ora- giosos, caballeros de Guadalupe y generales.
ción panegírica el religioso franciscano Fr. Ricas telas de tisú adornaban el carro en el
Agustín More- que aparecían,
no ;el segundo, entre grandes
celabró el Ilus- masas de nu-
t r í s i m o Sr. bes, ángeles y
Obispo de Te- querubines
n a g r a , Don con los atribu-
Joaquín M a - tos de la celes-
drid, y predicó t i a l pureza y
el Ilustrísimo precedidos por
Sr. Obispo de el A r c á n g e l
German icópo- San M i g u e l .
lis, Don Ma- En la parte de-
n u e l j . Pardío, lantera veíase
y el tercero, la imagen del
cantó la Misa Seráfico Padre
el Ilustrísimo fundador de la
1
Sr. Arzobispo Orden de los
de México, Dr. Menores, y en
CARRO DE
LA PURÍSIMA.
Don Lázaro de la posterior, ro-
la Garza y Ballesteros, y dijo la Oración Sa- deaban el trono de la Reina de los Angeles, las
grada el Ilustrísimo Sr. Madrid. estatuas de los grandes escritores que cons-
tantemente sostuvieron la concepción inmacu-
La procesión con que dio fin el triduo fué
lada de María, San Buenaventura, el Sutil Es-
una de las más célebres que se registran en los
coto, Alejandro de Ales y la V. Agreda. La
anales de la Iglesia mexicana, tan sólo compa-
Purísima, hermosa escultura de la propiedad
rable á la que, con igual motivo, efectuó la Ca-
del bordador Aguilera, dominaba todo aquel
tedral el día 26 de Abril. Las calles de la ca-
precioso y artístico conjunto, y daban á la ima-
rrera fueron las de Santa Isabel, San Andrés,
gen mayor realce su flotante y blonda cabelle-
Santa Clara, Tacuba, Empedradillo* Plateros
ra, su túnica blanca de seda con cordón y bor-
y San Francisco.
las de oro y su manto color de cielo salpicado
Siete batidores montados en soberbios ala- de estrellas. En el pedestal que sustentaba á
zanes, debidamente enjaezados, abrían la mar- la Virgen leíase en letras de oro el bellísimo
cha, á los que seguían una banda de música y cántico: Tota pulchra est Maria, et mácula
las diferentes agrupaciones en el orden si- non est in te.
guiente:
Corporaciones, empleados y muchos parti- Este carro salvo algunos detalles salió por
70 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

primera vez en ral en represen-


la procesión que tación del Ge-
efectuó la Cate- neral Santa-An-
dral por las ca- na, á quien una
lles de la carre- i n d i s p o s i c i ón
ra del Corpus. impidió asistir,
L a solemne y por último una
función d e l a brigada forma-
Catedral t u v o ba la columna
efecto el 26 de de honor.
Abril. La proce- Inmenso era
sión salió á las el gentío que se
cinco de la tar- apiñaba en las
de y regresó á aceras, y en los
las ocho de la balcones y puer-
noche. tas de las casas,
Como de cos- las q*e lucían
tumbre, señalá- b e l l o s cortina-
base el tránsito jes, muchos de
de la Vigen en lujosos tejidos
las calles por la de seda, y pre-
profusión de flo- ciosos a d ornos
res y o b l e a s de flores. La ilu-
arrojadas de lo minación duran-
alto de las ca- te las tres no-
sas, y por la llu- ches fué esplén-
via de hojas pe- dida por el es-
queñas de papel mero que en ello
en que estaban puso á porfía el
LA CATEDRAL.-FESTIVIDAD DE LA DECLARACIÓN DOGMÁTICA.
impresos versos vecindario, sien-
en loor de María, tales como los siguientes: do dignas de mayor atención por el gusto de
los adornos y la profusión de luces, el con-
A I.A IN'.MAITI.ADA CONCEPCIÓN DE MARIA.
vento de Santa Isabel y las casas de Moneada,
P u r a es la luz del expleñdente día
Brillando el sol en la mitad del cielo,
Rincón Gallardo, del Barrio, Barron y la an-
Puras las gotas que la aurora envía tigua de Escandón, en la Plaza de Guardiola,
Sobre las yerbas del fecundo suelo, en la que lucían millares de luces de colores,
Pero tú eres más pura todavía. dominando en el frontón las rojas, que forma-
Agitado Luzbel de rabia y celo ban un corazón atravesado por un dardo de
Bien quiso oscurecer tanta pureza;
Pero como u n relámpago del cielo fuego, y en los intermedios de los balcones
Cayó el dragón, y entonces tu hermosura otras blancas que hacían brillar el dulce nom-
Resplandeció más candida y más pura. bre de MARÍA.
A I.A PURÍSIMA E INMACULADA CONCEPCIÓN DE .MARÍA. A la festividad de la Catedral y de San
(Jetara. Francisco siguiéronse las de los otros templos,
Limpia es la gota que pintada cuna celebrándose en la mayor parte con misas de
Halla en el cáliz de la flor más bella;
pontifical, en las que brillaban por la palabra
Pura es la luz de la argentada luna;
Limpísimo el fulgor de nivea estrella. los mejores oradores de la época, y si era el
La luz del sol es pura cual ninguna, Padre franciscano Fray Manuel Pinzón, había
Y entre mil astros su esplendor descuella; que oirlo. No era uno de esos oradores que
Mas todo pierde ¡ou VIRIIKN! su limpieza arrebatan por el fuego de la palabra; era un
Ante t u excelsa y virginal PUREZA!
orador que convencía por la lógica de su dis-
Cerraba la procesión el Comandante Gene- curso, sus bellos modales y su dicción fácil y
LOS MONASTEKIOS. 71

correcta, & todo lo que cunspecta de los otros


se adunaba una hermo- predicadores menciona-
sa presencia. Tales do- dos, y muy particular-
tes eran causa de que mente con la del P.
se le buscara y condu- Pinzón.
jera á las prisiones para En San Francisco,
convencer, en sus últi- templo de tantos re-
mos días, á criminales cuerdos, y en el que por
empedernidos, en los primera" vez se congre-
que hacía renacer la fe garon los mexicanos
para que con ella mar- en Octubre de 1821,
chasen al suplicio, po- presididos por el Gene-
seídos de una santa re- ralísimo Don Agustín
signación. No eran, por de Itnrbide para dar
cierto, de escaso mérito gracias á Dios por la
loe demás oradores sa- consecución de la In-
grados q u e t o m a r o n dependencia Nacional,
participación en las so- reuniéronse por segun-
lemnes festividades de da vez en los días 24, 25
la Virgen. Tales fueron y 26 de Octubre de 1838
el Doctor Moreno y Jo- para honrar la memo-
ve, Deán de la Catedral ; ria de aquel que había
Pray Agustín Moreno, alcanzado tal gloria, y
religioso franciscano; cuyas cenizas estuvie-
los Padres Don G i l ron expuestas durante
Alemán y Don Juan EXEQUIAS DEL EMPERADOR ITUR9IDE. los tres días menciona-
B. Ormachea, y el Obis- dos en el majestuoso ca-
po Madrid, cuyos vehementes discursos y al- tafalco que se levantó bajo la cúpula del sun-
ta entonación contrastaban con la oratoria cir- tuoso templo.

IV
LAS CAPILLAS.

-ooa<xs>-

*L espacioso atrio que rodeaba en gran par- Señora de Aranzazu y Tercer Orden, al Norte,
te al templo principal, descrito en el ca- estando de por medio la portada de la calle de
pítulo anterior, hallábase limitado por San Francisco; el Señor de Burgos, al Ponien-
otros templos secundarios como eran los si- te, y la Santa Escuela, al Sur, en el claustro
guientes: Los Servitas, al Oriente; Nuestra que comunicaba el atrio con la portería.
72 EL LIBRO DE RECUERDOS.

CAPILLA DE LOS SERVITAS.—Esta era de tres impedir la erección de la cruz en el expresado


naves, de techo plano, sostenida la del centro, atrio, estaba á ella aferrado contrarrestando el
más elevada- que las laterales, por ocho colum- inaudito esfuerzo de muchos nobles mexicanos
nas. Las tres puertas que correspondían á las que pugnaban por levantarla, hasta que un re-
naves daban al Poniente, hallándose por el ligioso, sabedor del hecho por revelación mani-
Indo opuesto al altar mayor. Como el pavimen- fiesta, en momentos en que oraba, salió violenta-
to del templo se hallaba bastante elevado so- mente de su celda, dirigiéndose al grupo de los
bre el del atrio, ascendíase á él por una exten- que inconscientemente luchaban con el es-
sa escalinata. Si la importancia de este templo píritu, maligno, y apartando á la gente, llegó á
era escasa, atendiendo al estilo de su arquitec- donde el demonio se hallaba y le dijo : "apártate,
tura y construcción, era muy grande con res- maldito; pues, á pesar tuyo, ha de ser levanta-
pecto á su origen. da la Cruz de Jesucritso y enarbolado el estan-
Mucho so ha discutido acerca de cuál fué darte de la fé." El demonio huyó y la Cruz fué
el primer templo cristiano construido en Méxi- fácilmente erigida en aquel lugar, la cual, por
co al consumarse la conquista, y de los estudios ser tan elevada, se distinguía desde grandes
de nuestros historiadores se deduce que la pri- distancias por los caminos de los alrededores
macía corresponde al de San Francisco, que de la ciudad. Después de hecha la iglesia nue-
se fundó en 1525. (1) H a discutídose igual- va, casi en el mismo lugar de la primitiva, la
mente el lugar que corresponde á la situación Cruz fué derribada por temor de que se de-
de ese templo primitivo, el cual no es otro, sin rrumbase sobre aquélla. El hecho debe haber-
duda, que el mismo, aunque muy reducido, en se efectuado al declinar el siglo XIV. Este se-
que se levanta el hermoso que, por fortuna, no gundo templo, que es el que describe Betan-
vino por tierra á los inconsiderados golpes de court, tenía su techo de artesón y plomo, fué
los exaltados. A firman la aserción dos razones : sustituido en el mismo lugar por el hermoso
la primera por corresponder exactamente á la templo, que aún existe, dedicado el 8 de Di-
indicación del P. Mendieta. quien dice: "El ciembre de 1716.
Convento de San Francisco de México tiene Basta una sola mirada al plano del antiguo
edificada en las espaldas de la Iglesia, á la Convento de San Francisco que he presentado,
parte del Norte, una solemne capilla dedi- para cerciorarse del buen fundamento de mis
cada á la vocación del Glorioso San José ;" y observaciones.
segunda, porque esa capilla de San José de los Con la construcción del segundo templo,
Naturales, fundada por el Padre Gante, la mis- que por su posición interceptaba, en gran par-
ma, que más tarde y reducida tomó el nombre te, el antiguo atrio, quedaban ya sin la direc-
de Servitas, era de siete naves, enteramente ta aplicación que al principio se les diera, las
abiertas, para que el gran concurso que en el siete naves de la Capilla de San José de los
atrio se reunía pudiese fijar su atención en las Naturales, y tal vez por esta circunstancia se
ceremonias religiosas, todo lo cual indica que redujeron aquellas á cinco y más tarde á tres,
el extenso atrio debió estar despejado de toda de que constaba la Capilla dS los Servitas, que
construcción que necesariamente habría de in- vino á sustituir á la famosa edificada por el
terceptar la vista de los siete altares que se le- Padre Gante, la que fué, según Betancourt, la
vantaban al Oriente y en el fondo de las suso- primera parroquia de las Indias Occidentales
dichas naves. y Seminario de la Doctrina cristiana, y á la
Los primeros religiosos levantaron en me- que el Emperador Carlos V y Felipe I I conce-
dio del extenso atrio una inmensa cruz de ma- dieron privilegios de iglesia catedral. En ella
dera, para cuya construcción fué escojido uno celebráronse el primer Concilio mexicano, las
de los más altos pinos del bosque de Chapul- honras por el Emperador Carlos V, el primer
tepec; y cuenta la tradición, conservada por auto del Santo Oficio y las primeras confirma-
el historiador Torquemada, que el diablo, para ciones. La capilla fué demolida en 1769, co»
motivo de la orden del Key que despojó á los
(1 ) Véanse las importantes é ilustradas notas nú- religiosos de este curato. La citada capilla*
meros 40 y 51 del Sr. García Icazbaleeta á los Diálogos
de Cervantes Salazar. tan interesante para la historia religiosa de ¿a
LOS MONASTERIOS. 73

Capital^ estuvo s i t u a d a en el lugar contiguo al frente de la del Tercer Orden y hacia la calle
edificio.de la Marqxiesa de Valparaíso, hoy H o - de S a n Francisco, que se hallaba limitada por
tel I t u r b i d e , y como su orientación era de E s - u n portal, en el q u e se había consagrado un
te á Oeste, el c a m p a n a r i o de q u e habla Guijo altar á S a n Antonio, perteneciente á los indios
en sus noticias debiera estar p r ó x i m a m e n t e otomíes, circunstancia que ofreció á los vas-
frontero al callejón de Betlemitas. congados dificultades que no sin gran trabajo
Con-los mismos reglamentos de la Congre- hubieron de vencer. L a obra dio principio el
gación de los "Siervos de M a r í a , " establecida 27 de S e p t i e m b r e de 1682 y se t e r m i n ó con la
en Cadiz se erigió en México la del venerable solemne dedicación en el año de 1(588. L a ca-
"Orden tercero de los siervos de M a r í a S a n t í - pilla estaba situada de O r i e n t e á Occidente,
sima de los Dolores," celebrándose su funda- teniendo á este r u m b o la p u e r t a principal y á
aquél el altar mayor. Su extensión era de 31
ción con solemnes oficios divinos y procesión
metros de longitud y 10 de latitud, y se halla-
en los días 12 y 13 de Noviembre de 1791.
ba cerrada j)or tres bóvedas de lunetos y la
El templo de los ServiUiis poseía, además
mayor balda, en forma de cúpula, todas soste-
del retablo mayor, dedicado á N u e s t r a Señora
n i d a s por espesos muros y por pilastras.
de los Dolores y adornado con las e s t a t u a s ves-
tidas de S a n F e l i p e Benicio y S a n t a J u l i a n a , L a portada principal era de orden corintio,
San J u a n E v a n g e l i s t a y S a n t a M a r í a Magda- y sus columnas, de piedra de cantería gris, y
lena, nueve altares consagrados á San J o a q u í n , las basas, capiteles y entablamento, de piedra
S a n t a Ana, la S a n t í s i m a Trinidad, S a n J o s é , blanca, teniendo arriba del medio p u n t o de la
San Gabriel, el Señor de la H u m i l d a d , S a n p u e r t a u n escudo, t a m b i é n de piedra, con la
Cosme, S a n t a R i t a y N u e s t r a Señora de G u a - imagen de N u e s t r a Señora de Aranzazu, q u e
dalupe, de los cuales dos correspondían al fren- reposaba sobre la copa de u n árbol, y á la cual
te de las" naves laterales, tres á la del lado de imagen dirigía sus m i r a d a s un pastor q u e cer-
la Epístola y cuatro á la del Evangelio. E n t r e ca del tronco se hallaba, todo el cuadro de me-
dio relieve. Abajo del escudo se leía esta ins-
los lienzos que poseía el templo contábanse el
cripción, que, como las q u e siguen, nos conser-
que r e p r e s e n t a b a la Aparición de la Virgen á
vó el Sr. R a m í r e z A p a r i c i o :
los Siete Siervos de Florencia, y u n o grande
en la sacristía, q u e figuraba el árbol genealó- CAPILLA DE LA MILAGROSA IMAGEN DE
gico de los Servitas. N U E S T R A SEÑORA DE ARANZAZU, Y E N T I E -
G r a n d e fué la importancia histórica de la RRO DE LOS H I J O S y NATURALES DE LAS
primitiva capilla de S a n J o s é de los N a t u r a l e s , TRES PROVINCIAS DE VIZCAYA Y REINO DE
Por hallarse ligada á los primeros actos civili- NAVARRA, DE s r s MC .TERES, H I J O S Y DES-
zadores de los religiosos franciscanos en el CENDIENTES, Á CUYA COSTA SE FABRICÓ Y
nuevo mundo, y al asignarle el primer lugar DEDICÓ EN EL AÑO DE 1688
como p a r r o q u i a n o se quiere decir q u e a n t e s
de su erección estuviesen privados de la admi- E n el friso se hallaba grabada esta otra ins-
nistración de los sacramentos los h a b i t a n t e s cripción :
de la recién conquistada ciudad, sino que fué SACRO SANCTA L A T E R A N E N S I S ECCLESIA.
el p r i m e r templo, en forma, q u e se levantó pa-
ra tal objeto, p u e s a n t e s aquellos ejercicios es- O t r a más existía en la parte superior de la
p i r í t a l e s se practicaban i n t e r i n a m e n t e en de- m i s m a fachada y decía:
p a r t a m e n t o s aderezados al efecto en el palacio Til HONORIFICENTIA PoPULI NoSTRI.
de Axayacatl y en la casa de Cortés.
C A P I L L A D E N U E S T R A SEÑORA DE ARANZA- Critica el Sr. R a m í r e z Aparicio, y con ra-
ZU.- Los vascongados erigieron u n a capilla en zón, la primera de dichas inscripciones, pues
el interior del convento, la cual se hallaba en estaba fuera de toda posibilidad, el hecho de
el descanso de la escalera principal ( sin duda h a b e r costeado la fabricación los descendien-
la capilla q u e d e s p u é s fué del noviciado ); mas tes de los fundadores.
deseando poseer otra de mayor extensión y en Adornaba la otra portada mi relieve q u e re-
paraje más público, resolvieron levantarla en- presentaba á S a n P r u d e n c i o .
10
74 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

E L TERCER ORDEN. Este templo se halla- En la portada principal del templo se ha-
ba frente del anterior, Su mayor longitud de llaba un bajo relieve, cuyo asunto explicaba
Occidente á Oriente, era 44 metros, y su ma- la siguiente inscripción, según el Sr. Ramírez
yor latitud, 14. El edificio, como todos los de Aparicio:
los franciscanos, era de mucha solidez y rica-
SAN LUQUESIO, Á QUIEN N. P . S. FRANCISCO DIO
mente adornado con hermosos blandones y
EL PRIMER HÁBITO DE LA TERCERA ORDEN.
frontales, lámparas de plata y retablos, uni-
AÑO DE 1221.
formemente distribuidos, tales eran: el mayor,
en el que se hallaban las siguientes imágenes : CAPILLA DEL SEÑOR DE BURGOS.—Hallá-
Nuestra Señora de Guadalupe, el Santo Ec- base situada esta Capilla, fundada por la cé
ce Homo y un Crucifijo, el del Sagrario de lebre Congregación de los montañeses, en la
Nuestra Señora de los Dolores, de la Purísima, parte Occidental del atrio de Sur á Norte, te-
Señor San José, el Señor de la Columna, San niendo á aquel rumbo el altar mayor y á éste
Antonio y San Francisco. La Orden Tercera la puerta principal, y dando uno de sus costa-
fué fundada en 20 de Octubre de 1615, y el dos á la calle de San Juan de Letrán. Su ma-
templo, dedicado el 22 de Diciembre de 1624. yor longitud era de 33 metros y su mayor lati-
tud de 16, incluyendo el grueso de los muros.
Dedicóse esta Capilla con el nombre de San
José de los Españoles, el 19 de Marzo de 1657,
con asistencia del Virrey, Duque de Alburquer-
que y de la Audiencia. El templo primitivo
de San José de los Españoles, que era de ar-
tesón y'cuyos muros se hallaban adornados con
1 buenos cuadros que representaban la vida del
i iLZi í! Patriarca, debidos al pincel de Baltasar de
Echave, el viejo, fué substituido por otro de bó-
vedas y dedicado al Santo Cristo de Burgos,
\ % * 11 L* > * • el día 6 de Febrero de 1780. Este templo po-
seía muchas alhajas de plata y los siguientes
1^ I P:, ^ altares:
El retablo principal adornado con cuatro
lienzos de la Pasión de Jesucristo y un nicho
grande con marco de plata y cristales, que
resguardaba la imagen del Santo Cristo de Bur-
TERCER ORDEN VISTO DESDE SANTA ISA3EL.-BROCAL DEL
PATIO DE LA CASA DE ESCANDON.— CASA DE LOS AZU- gos, que fué trasladado á San Lorenzo y pos-
LEJOS.
teriormente á la Concepción.
Los hermanos terceros sacaban en la proce- Altar del Señor de los Desagravios, cuya
sión que hacían el domingo en que celebraban imagen se hallaba en su nicho igualmente con
la festividad de Nuestra Señora, en su advo- su marco de plata y cristales.
cación de la Purísima, una doncella huérfana, Altar de San Cristóbal, de la Virgen bajo
costumbre establecida igualmente en otros la advocación de Nuestra Señora de Montes
templos como la,Catedral, Santo Domingo, la Claros y de los Santos Justo y Pastor.
Santísima, etc. Las huérfanas que sacaban en Altar del Señor de la Columna.
las procesiones y habían sido sorteadas por las Altar de Nuestra Señora de la Luz.
cofradías para asignarles un dote de trescientos Altar de Nuestra Señora de la Barquera.
pesos generalmente, y que recibían el día que No es posible tratar de la capilla del Señor
tomaban estado, iban vestidas de blanco, cu- de Burgos, sin traer á la memoria las estafas
bierta la cabeza con un largo y transparente de un tuno sacristán, que por sus truhanerías
velo, con cirio encendido en una mano y acom- hizo época, como la hicieron Chucho el Roto
pañadas de sus respectivos padrinos, miem- en el siglo próximo pasado, el Pillo Madera,
bros de las mencionadas cofradías. en el siglo X V I I I , y Martin Garatuza en el
LOS MONASTERIOS. 75

XVII. Pillastres de tal calidad dan muestras te fué creida, pues abonaban al sacristán su
de una rica imaginación, tanto para la concep- larga permanencia en el convento y sus ante-
ción de sus proyectos como para vencer las di- cedentes, que pasaban por honrados. Los re-
ficultades que se ofrecen para desarrollarlos, ligiosos, al principio, creyeron trastornado el
pero casi siempre son desmañados para cal- juicio del sacristán, cuando éste muy ufano y
cular las consecuencias y librarse del castigo, contento les dio la buena nueva de la lotería,
así es que muy rara vez logran gozar del fru- mas al fin cayeron en la red, y con ellos los
to de sus robos. particulares. Unos prestábanle su plata labra-
Era el mes de da que no volverían á ver, y otros se apresu-
Noviembre de raban á darle á crédito, ropa, alhajas, coche
1852. La capilla y cuanto solicitaba para él y para la novia, y
de Burgos se ha- hasta los principales fondistas de la Capital
llaba engalana- llenaron sus mesas con los más exquisitos man-
da con los más jares para él y sus comensales.
ricos paramen- Efectuóse el solemne triduo y el tercer día,
tos que poseía el que fué la dominica en que la iglesia celebra
convento de San el Patrocinio de Nuestra Señora el respetable
Francisco, y con Obispo de Tenagra, Don Joaquín Fernández
no despreciable Madrid, pronunció un elocuente sermón, du-
cantidad de pla- rante el cual tributó al bueno del sacristán
ta labrada, que los mayores elogios por su piedad y actos de
para las solem- reconocimiento á la divinidad por los favores
PABUO MORALES.
nidades de los recibidos, y dirigiéndose á los circunstantes les
Franciscanos prestaban, según costumbre, al- decía con la elevada entonación que le carac-
gunas casas ricas. Celebrábase un triduo en terizaba, estas palabras: Imitad á Pablo.
acción de gracias al Señor de Burgos por las El tuno, al terminar el sermón, dio al señor
loterías de la Habana y de la Academia de San Obispo una flor que contenía una moneda de
Carlos, que simultáneamente decía haberse ga- oro, y aseguran algunos que al arrodillarse an-
nado el tuno del sacristán. te él, en el atrio, para despedirlo, lo despojó
Llamábase éste Pablo Morales. Era un mo- de su pastoral, so pretexto de volvérselo con
retón de 22 años de edad, alto y delgado de exquisita montadura.
cuerpo; afeaban su rostro de color apiñonado, Este último hecho no me consta y lo refie-
su nariz roma, los labios gruesos y abultados, ro como me lo contaron, aunque no es invero-
especialmente el inferior, y sus ojos verdes, la símil si se atiende á que el respetable Obispo
frente era elevada y sus cabellos lacios. Mucho por su limpio corazón y carácter bondadoso,
tiempo hacía que desempeñaba el oficio de sa- incapaz de hacer mala nadie, no podía en aque-
cristán en la expresada capilla por el misera- llos momentos, comprender la refinada malicia
ble sueldo de diez pesos mensuales, y á pesar del sacristán.
de sus penurias, jamás se le vio triste y ape- Terminadas las fiestas, separáronse del tem-
nado, sino tan sólo en los últimos días que pre- plo los objetos de valor que lo adornaban, ha-
cedieron á la festividad religiosa que se ha ciendo creer Pablo Morales á los religiosos,
mencionado, sin duda por haber entrado ya el que había devuelto á sus legítimos dueños los
amor en su corazón. Mas ¿cómo podría efec- que no pertenecían al convento. Estando el pa-
tuar su deseado enlace faltándole para ello los dre capellán á las puertas del templo vio sa-
recursos necesarios? El ingenio vino en su lir á varios mozos de cordel que conducían unas
ayuda, y entonces fué cuando ideó el hacerse lámparas de plata, pertenecientes á la capilla
pasar por rico para robar más fácilmente, pues de Burgos, y dirigiendo la palabra al sacristán
conociendo, por intuición ó malicia, el corazón le dijo:
humano, sabía que al poderoso, sea quien fue- ¿A dónde llevas esas lámparas?
re, todos le rinden y le facilitan incondicional- —A la platería, respondió aquél con el ma-
mente cuanto solicita. La invención fácilmen- yor aplomo. Voy á componerlas y á cambiar-
76 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

les an forma por otra más elegante y mo- to temible jefe de policía Don Juan Lagarde,
derna. logróse encontrar, el 22 del mismo mes, una
Bueno, bueno, Pablo, dijo el capellán fro- buena parte de los objetos robados, como fue-
tándose las manos, dejando franca la salida. ron los siguientes: un hilo de perlas, un reloj
La insistencia de los particulares para la de- de mesa y otro de bolsa del Padre Salamanca.
volución de sus vajillas y la fuga del sacristán Recobráronse después por el Juez Don Ber-
pusieron en claro la truhanería de éste, la que nardino Olmedo, á quien se consignó la causa,
produjo en la sociedad el escándalo consi- siete arrobas tres libras de plata machucada
guiente. perteneciente á las lámparas y ciriales, en una
Pocos días después apareció en los periódi- casa de empeño de la calle del Ángel á cargo
cos el siguiente aviso: de un Sr. Carmona. Aseguráronse, además,
"Convento de Nuestro Padre San Francis- 313 marcos de plata, de una vajilla cuyos pla-
co. Suplicamos á ustedes tengan la bondad de tos tenían por marca el nombre de Paredes y,
insertar en el diario (pie redactan el siguiente por último, en Veracruz, la, policía dio con 103
anuncio : onzas de oro y algunos tejos de plata.
INTERESANTE. El total monto de todo lo robado fué esti-
"Pablo Morales, sacristán de la Capilla del mado en $()0,(XX).
Señor de Burgos, ha robado toda la, jjlata que Más de un año permaneció prófugo él sa-
se había pedido para, adornar dicha Capilla en cristán, tiempo durante el cual la, policía no
la función de desagravios (pie anualmente se cesó en sus pesquisas para encontrarle y para
hace, y de un triduo que con el especioso y fal- hallar mayor número de los objetos robados.
so pretexto de acción de gracias por haberse Tanto dio (pie decir ese hurto tan famoso, que
sacado una, lotería, hizo él mismo á su costo el hecho (lió tema á los poetas para ejercitar
en la referida Capilla. su pluma, y el 8 de Diciembre del mismo año
"Las alhajas perdidas y de (pie por ahora representóse en el Principal, jwr primera vez,
tengo noticia, son tres candiles, cinco lámpa- una graciosa comedia del Sr. Casanova, "El
ras, cruz alta y ciriales, tres docenas de platos, Sacristán y la Lotería de la Habana," en la
ocho fuentes ó platones, veinticuatro candele- cual mucho hicieron reír, el eminente Castro
ras, dos paces, una vara de guión, un plato de que hacía el papel del Sacristán, y el no menos
tintero, un acetre, un platillo de vinajeras y insigne actor español Don Pedro Vínolas á
otra porción de piezas más de que no hago en quien el público llamaba por cariño, Papá Vi-
este momento memoria, todo de plata, y una ñolas, y el cual representaba á Don Juan Jes-
casulla, de tisú de oro y plata. si, que llamaban el Judío, propietario de una
"Se suplica á la persona (pie sepa el para- tienda de ropa y de objetos de lujo, estableci-
dero de todas ó alguna parte de estas alhajas, da, en la primera calle de Plateros y denomi-
se sirva dar el aviso correspondiente al (pie nada, "El Museo de las Modas." A este co-
subscribe, en la habitación de la misma, capilla merciante había estafado el sacristán, según
del Señor de Burgos, sin que por este aviso le se decía, objetos para la novia, por valor de
pare perjuicio id molestia de ninguna espe- $1,(XX).
cie. El 27 de Diciembre de 1858, entre 6 y 7 de
"Como se ha fugado el expresado Morales, la noche, el famoso sacristán, que había desfi-
sin que hayan sido bastante para encontrarlo gurado su rostro, fué aprehendido en una tien-
las muchas y exquisitas diligencias que he da de la Villa de Guadalupe, y entregado al
practicado, debo advertir á quien pueda ocul- Gobernador del Distrito. El Juez Don Ber-
tarlo, que en defensa de mi honor comprome- nardino Olmedo había sido suspendido entre-
tido, perseguiré al ocultador por todas las vías tanto, en el ejercicio de su empleo, y aunque
(pie las leyes me permiten, como cómplice del rehabilitado poco tiempo después, siguió co-
robo relacionado. nociendo de la causa el Juez 2.° de lo Crimi-
"México. Noviembre 18 de 1852. Fr. Flo- nal, Don Teófilo Carrasquedo. Yo visité en la
rencio Ilota." cárcel, por curiosidad, al tuno del sacristán,
A la actividad del entonces tan sagaz cuan- y las señas de su persona no se han borrado
LOS MONASTEBIOS. 77

de mi memoria, siendo tales como las he indi- sus días mucho tiempo después, siendo fogo-
cado. nero del ferrocarril de Tlalpan.
En 6 de Noviembre de 1854, el Juez men- La época á que se contrae esta historia fué
cionado sentenció á Morales á 10 años de pre- notable por los muchos robos sacrilegos que
sidio, dando por compurgado á Don Cesáreo en ella se efectuaron, siendo digno de referir-
Carbonell, dueño de la casa de emt>eño de la se el perpetrado por Manuel D. Uceda, en la.
calle del Ángel numero 7. con los padecimien- iglesia de San Sebastián, por la contraposición
tos sufridos en la cárcel y en el hospital, y que ofrece con el llevado á cabo por el tantas
pérdida del dinero que dio al sacristán por la veces mentado sacristán. Este por el ingenio
plata, dejando á salvo sus derechos para reco- que demostró en la concepción de su plan y
brar del mismo los $2(X) del hilo de perlas y el aquél por el que adoptó para prevenir la cir-
justo interés. Los cargos de la sentencia fue- cunstancia atenuante, inventando un docu-
ron los siguientes: ; mento que lo hiciera ¡jasar por loco. El robo
1. Substracción fraudulenta de alhajas per- i consistió en la custodia de la parroquia y el
tenecientes al culto divino en la Capilla del ; documento á que me refiero fué un papelucho
Señor de Burgos. en que estaba escrito el pacto que sigue:
2. De las alhajas que se hallaban en depó- "Por la presente me obligo á dar y daré, en
sito ó en calidad de préstamo del Convento de el tiempo que. convengamos, á mi benefactor
Santa Clara ó pertenecientes á particulares. y único Sr. Luzbel,-k quien reconozco como
3- Estafa de un hilo de perlas de la propie- [ mi rey y protector, en el cielo, en la tierra y en
dad de Don Luis Páramo, comprado en $550, el infierno, por su poder, sabiduría y bondad
(
iue p¡,gó. | omnipotente, el alma mía y la de cualquiera de
4. Robo de una casulla que dio Morales á | las personas de mi familia, porque me tienda
Don Toribio Escórcia, sastre. su mano bondadosa y remedie mis necesida-
En la misma causa consta que Pablo Mo- des como le pido; sacándome del miserable es-
b l e s estuvo extrayendo meses antes de descu- tado en que me hallo, para lo cual renuncio to-
bierto el delito la plata labrada, con diversos 1 das las gracias y virtudes que haya alcanza-
Pretextos, hasta la cantidad de 1.221 marcos i do en el bautismo, y además que haya obteni-
(
k plata, la que en parte vendió, en parte re- í do en toda nú vida. Hecha esta obligación,
mitió á Veracruz y en parte empeñó en la ca- i quedo inmediatamente bajo su protección y
sa de Don Gabriel Castañeda ; que la Sra. Mon- ! cuidadoso amparo y obligado á su servicio en
¡ todo y por todo, el día 11 de Junio de 1852, á
eada fué una de las personas robadas; que
los 28 años f> días de mi vida. -Manuel D.
mucho influyó en el robo la indolencia del P.
i Uceda. Luzbel, rey omnipotente del Univer-
Capellán de Burgos, y por último, que Carbo-
so celeste y terrestre, Un signo."
nell recibió en venta y en calidad de empeño,
; Este Uceda ó era un tuno redomado ó esta-
alhajas de algún valor, de las que parte vendió
! ba hábilmente dirigido por otro. Sin embar-
a Don Antonio Labully y parte depositó en la
go, el tal documento de nada le sirvió pues pa-
casa de Don Remigio Caire en el Portal de las
gó en el patíbulo su crimen y la mano sacri-
Plores.
lega fué clavada en la puerta del templo en (pie
El sacristán cumplió sil condena y se le vio cometió el delito.
tranquilo por las calles de México, acabando

£¿i

à
78 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

LA FAMILIA FRANCISCANA.

"ÍB.L martes 25 de Enero de 1524 (liáronse á Benavente, quien fijándose en ella preguntó
of*'- la vela en San Lúear de Barrameda, los su significado y al contestársele que (pieria de-
doce religiosos franciscanos que la Pro- cir el pobre, dijo, ese será mi nombre, ¡nom-
videncia enviaba, al socorro de la Nación me- bre ennoblecido por las relevantes cualidades
xicana,, recién conquistada por Cortos, lisos del misionero y que la historia lo registra, co-
doce apóstoles, dignos descendientes por sus mo los de sus dignos compañeros, en sus pá-
virtudes, de los que acompañaron al Salvador ginas más gloriosas !
del mundo, eran Fr. Martín de Valencia, Pre- j Cortés, tan luego como supo la llegada á
lado de la Provincia, de San Gabriel en Espa- Veracruzde los religiosos, mandó para auxiliar-
ña; Fr. Francisco de Soto. Fr. Martín de la Co- los á varios de sus criados y entre éstos á uno
ruña, Fr. finan de Juárez, Fr. Antonio de Ciu- llamado Juan de Villa Gómez, y no contento
dad Rodrigo, Fr. Toribio de Benavente, Fr. con esto, acompañado de todos los caballeros
García de Cisneros, Fr. Luis de Fuensalida, é indios nobles, salióles al encuentro á'su lle-
Fr. Juan Ribas, Fr. Francisco Jiménez y los gada á la ciudad do México, (pie fué el %\ de
legos Fr. Andrés de Córdoba y Fr. Juan de Junio. Tanto él como el altivo Pedro de Al-
Palos. Durante su navegación detuviéronse! varado, Gonzalo de Sandoval y demás capita-
por más ó menos tiempo, para descansar, en nes y caballeros españoles dieron á los francis-
los lugares siguientes, Isla Gomera, una de canos señales do respeto y veneración, hincan-
las Canarias; San Juan de Puerto Rico, Isla do en tierra las rodillas y besando á todos las
Española, ó de Santo Domingo y la Trinidad manos, acción que fué imitada por los indios.
en la Isla de Cuba. El 1.5 de Mayo del mismo Los doce misioneros halláronse con otros
año llegaron á San Juan de Clúa y desembar- cinco de su orden que habían llegado antes, no
caron en la Villa Rica de la Veracruz. A pie y con la autoridad apostólica como ellos, sino
descalzos emprendieron su camino con direc- con licencia de sus Provinciales, y eran Fr.
ción á México, mas hicieron alto en Tlaxcala, Juan Tocto. Fr. Juan do Aora y el insigne y
tanto por la necesidad de descausar como por noble lego Fr. Pedro do Gante. Los nombres
el deseo de visitar aquella ciudad defamta fama. de los otros dos han quedado ignorados en nues-
La, presencia de su población tan numerosa cau- tras historias, y sólo he podido descubrir, en
sóles niara villa y contentoal contemplarel cam- un manuscrito del Archivo General de la Na-
po fecundo en quo iban áderramar la simiente de ción, el de uno de ellos, Fr. Pedro Melgarejo,
sus cristianas y civilizadoras doctrinas. Mayor el cual vino con Cortés, según unos, ó \yoco
fué el asombro de los indios cuando pudieron tiempo después, según otros. Tal vez sea ese
contemplar el porte noble y humilde de los sa- religioso el antiguo é íntimo amigo del Pa-
cerdotes y las muestras de respeto que les tri- dre Valencia, en España, llamado Pedro Mel-
butaban los soldados españoles, cuyas arma- gar.
duras y relucientes trajes contrastaban con las
La primera morada de los religiosos á su
vestiduras raídas de los misioneros. Dando se-
llegada fué el palacio de Axayacatl (esquina de
ñales de la mayor curiosidad seguíales por to-
Santa Torosa y 2.a del Indio Triste ). en el cual
das partes la muchedumbre, pronunciando con
se aregló un departamento que pudiera servir-
frecuencia aquellas gentes la palabra motolo-
les provisionalmente de templo, al que sin du-
nia, particularmente cuando observaban al P.
da se dio entonces el nombre de "Iglesia Vie-
LOS MONASTERIOS. 79

ja," para distinguirlo del que se edificó el año artes del dibujo y la pintura. Levantáronse co-
siguiente de 1525 en la casa de las fieras del 1 legios, como (il famoso di; Santa Cruz de Tlal-
Emperador Moctecuhzoma, no habiendo sido | telolco, para indios nobles, fundación decreta-
edificado hasta entonces ningún otro en el si- da por Carlos V en 1585 y llevada á cabo por
tio (pie á dichos religiosos se había asignado el Padrí» Fray García de Cisneros, quien nom-
«MI la plaza principal, y que se asegura vendie- bró á los primeros catedráticos, que fueron Fray
ron éstos en S-iO, decididos á establecerse más Arnaldo do Bassacio, lector de latinidad, el
cerca de la población indígena, á fin de ejercer cual fué substituido por el ilustre Sahagún;
con mayor fruto su sagrado ministerio. Fray Andrés de Olmos y Fray Juan de Gaona,
Instalados ya los diez y siete religiosos en profesor de retórica, lógica y filosofía. El Pa-
el palacio de Axayaeatl, celebraron capítulo el dre Gante fundó, templos "y escuelas para ins-
día 2 de Julio y erigieron su nueva custodia trucción de los indios, y por este orden todos
«on el titulo de "Santo Evangelio" y como pri- los demás religiosos dedicáronse con ahinco
mer custodio al Padre Fray Martín de Valen- á cambiar el estado social de los indígenas, sa-
cia. Dicha Custodia fué elevada á Provincia. cándolos de la postración y abatimiento en
°on el mismo título, en el capítulo general ce- que se hallaban, y levantaron templos y hos-
lebrado en Niza el año de 1585, y no se proce- pitales, fundaron ciudades y se constituyeron,
dió al nombramiento do Prelado sino hasta la por último, en amparo de los desvalidos. Ade-
celebración del primer capítulo provincial, en más, á esos religiosos y á otros que les suce-
México, el año siguiente, recayendo aquél en dieron, debemos preciosas narraciones sobre
t'l Padre Fray García de Cisneros. nuestra historia antigua, así como gramáticas
Al emprender sus primeras tareas apostó- y vocabularios de los idiomas del país. A ellos
licas, distribuyéronse los misioneros francis- debieron su instrucción los historiadores Ix-
canos en diversos lugares del país: cuatro per- tlilxochitl, Tezozomoc, Chimalpáin. Muñoz
manecieron en México con el Padre Fray Mar- Camargo y otros muchos que sobresalieron en
tín de Valencia-cuatro se radicaron en Texcoco, las letras.
cuatro en Tlaxcallan y cuatro en Huexotzin- j ¡ A cuántas consideraciones se presta la lle-
co. centros de gran población y de la mayor gada dii los insignes religiosos á la antigua
importancia para las misiones. Como hombres ciudad de los aztecas !
hábiles y de experiencia, pusieron todo su afán, Donde ha sido plantado el cristianismo se
desde luego, en la educación de la niñez, le- ha echado la, simiente fecunda de la civiliza-
vantando edificios, aunque humildes, para es- ción y de la libertad. Remontándonos á épocas
cuelas. La enseñanza era al principio muy di- lejanas, á principios del siglo V de nuestra era,
fícil y laboriosa, á causa de tener que practi- vemos cpie los bárbaros, salidos de la Germa-
carla por señas : mas después (pie los religiosos nia, se derramaron i»r el Continente Euro-
aprendieron, no sin grandes dificultades, los peo, desbaratando nacionalidades y contribu-
idiomas indígenas, friéronles más practicables yendo con (»1 cristianismo á la formación de
los tralla jos para inculcará los neófitos, útiles nuevas sociedades á las (pie dieron, aquéllos su
conocimientos como los de la lectura, escritu- vigor, y éste su moral, elementos que consti-
ra y, sobre todo, de la Doctrina cristiana. La tuyeron las poderosas bases de la civilización
educación de la niñez les allanó el camino pu- moderna. El feudalismo que, al destruir la
ra la conversión de aquellos mieblos. á la que potestad real, creó la jerarquía de los magna-
contribuyeron eficazmente, otros famosos reli- tes, que simultáneamente eran vasallos y se-
giosos franciscanos, como el venerable y celo- ; ñores, constituía, por su organización, un fuer-
so Fray Juan de Zumárraga, y los que on nú- I te dique que se oponía al libre curso de la
mero de veinte trajo de España, en 1529, el corriente civilizadora de los pueblos, corriente
Pudre Fray Antonio de Ciudad Rodrigo, sien- que fué á estancar sus aguas para conservarlas
do uno de ellos el ilustre Padre Sahagún. La puras en los monasterios, y salir de allí más
instrucción no se limitó ya á los ramos antes tarde, derramándose para fertilizar los campos
mencionados, sino (pie los extendieron al la. del orbe cristiano. Aquellos monjes, residen-
tin, retórica, lógica y filosofía, así como á las tes en las casas señoriales trataban, con arte y
80 EL LIBEO DE MIS RECUERDOS.

maña, de morigerar los hábitos incultos y gro- ces, y las de observantes, recoletos y misione-
seros de los magnates, infundiendo en sus co- ros que practicaban una absoluta pobreza y
razones la moral cristiana ; ó encerrados en sus vivían de limosnas, razón por la cual llamában-
monasterios, convertidos en escuelas, entre- se mendicantes, tales fueron en México los fran-
gábanse al estudio de la filosofía, de la litera- ciscanos, los dieguinos y los fernandinos.
tura, de las ciencias y las artes, y á sacar del Ningunas instituciones gozaron de mayor
olvido los preciosos restos de la civilización prestigio id dieron tantos motivos para multi-
griega y latina,, de lo {pie, provino la prepon- plicadas controversias, como las órdenes mo-
derancia que alcanzaran las órdenes religiosas. násticas, las que ejercieron en las sociedades
La orden franciscana, objeto principal del su grande influencia durante trece siglos, has-
presente • artículo, tuvo origen en Porticella, ta que la filosofía del siglo X V I I I jjreparó el
cerca de Ñapóles, el año de 1208. Su gran fun- golpe de gracia que recibieron en el siguiente.
dador, natural de Asís, abíindonó los goces de No han existido ni existirán, mientras el mun-
la vida que podían proporcionarle las riquezas do sea, mundo, instituciones de todo género,
de su padre llamado Bernardpu. para consa- que no tiendan á la relajación, pues tal es la
grarse á la, predicación y á las obras de pie- condición humana; mas en lo relativo á las ór-
dad, y dio á sus discípulos de la orden, que por denes monásticas, debieron tenerse presentes
humildad llamó de los "hermanos menores," las instituciones, cuyas reglas tendían, por su
una regla que mereció la aprobación del Su- moral severa, á la, reorganización social, y no
premo Jefe de la Iglesia., y en la, que prescri- fijarse tan sólo en la relajación de la vida mo-
bía la pobreza, la humildad y la eficacia en la nástica, cuyo remedio no era difícil aplicar. La
conversión de pecadores é infieles. Fué el pri- inconstante humanidad, según la historia lo
mero en dar el ejemplo de tales virtudes, yen- revela, siempre está dispuesta á quemar hoy
do en persona para practicarlas á la Siria y al lo que ayer adoró, pues con facilidad se le alu-
Egipto. cina y convierte con la exposición de nuevas
La orden se difundió rápidamente por to- ideas, hábilmente presentadas; así es que se
da Europa, dividiéndose las agrupaciones re- sucederán, uno tras otro, los sistemas filosófi-
ligiosas en claustrales que poseían bienes raí- cos, y nunca quedará aquelht satisfecha.

VI
ORGANIZACIÓN MONÁSTICA.

-«•uo-

fA Provincia del Santo Evangelio, ma- gadas por los inalterables preceptos de las
dre fecunda de las demás establecidas reglas y constitución de la, Orden.
en la Nueva España, podía compararse, El Convento de México era la cabeza de la
por su organización, á una República. En to- Provincia y en él, además del guardián, mora-
das las entidades (pie la, constituían, depen- ba el superior de ella, de cuya autoridad de-
dientes unas de otras, según su condición, re- pendían directamente las guardianía s y de éstas
sidía el gobierno local, pero todas reconocían las vicarías existentes en distintos lugares del
un centro directivo y estaban íntimamente li. territorio.
LOS MONASTERIOS. 81

Así, pues, el Provincial tenía á su cargo el tán, el de Bibliotecario y Archivero, el de P .


gobierno general y la dirección de todos los Enfermero y los de Maestros de Novicios, de
asuntos relativos á la Provincia. Coro, etc., etc.
El Guardián era el prelado ordinario á Los Comisarios de la Orden Tercera esta-
quien estaba encomendado el buen orden y ban obligados á ejercer con celo su ministerio,
arreglo del convento. predicando, confesando y reformando todo
Los Vicarios ejercían sus funciones en de- cuanto exigiese la institución de los Herma-
terminados lugares, dependientes de las guar- nos Terceros.
dianías. La Orden Tercera de San Francisco fué
Los Definidores eran cuatro doctos y dis- fundada en 1121 y establecida en México el 20
cretos r e l i - de Octubre de 1615. En ella eran admitidos
giosos que en los seculares que se congregaban para seguir
los conventos la regla franciscana sin renunciar, por ello, á
asesoraban á la vida civil. Varias personas notables perte-
los guardia- necieron á esta Orden, como la Reina Isabel
nes para de- la Católica en España, y la Duquesa de Albur-
terminar y re- querque, en México. Los conventos de Santo
solver todos Domingo, San Agustín y la Merced tenían la
l o s asuntos misma institución.
importantes Los Hermanos Terceros, además del tem-
que se ofre- plo que como congregación religiosa levanta-
cían, y eran, ron en 1727. según se ha dicho, fundaron, como
además, con- asociación de auxilios mutuos, el Hospital del
sultores y co- mismo nombre para sus enfermos, el 7 de Ma-
j u e c e s del yo de 1756, en el sitio que fué del mayorazgo
Provincial, de los Villegas. (1)
congregados Antes, el Superior Gobierno de todas las
en [Capítulo Provincias de franciscanos, regulares y refor-
para la reso- mados de la Nueva España, residía en un Co-
lución de los casos más graves. misario general, empleo suprimido en 1769
' Los Lectores eran los religiosos encargados por mandato del Rey, habiendo sido el último
de la enseñanza de la filosofía, teología y mo- Comisario el R. P . Fr. Manuel de Nájera.
ral. Los preceptos consignados en la regla fran-
Los Predicadores ejercían sus oficios au- ciscana, según la Exhortación Americana, eran
torizados competentemente por el Capítulo, los siguientes: evitar que la avaricia y la opu-
mediante las condiciones de suficiencia, de- lencia hincasen su pie en los conventos; evitar
mostrada ante un jurado calificador, formado las malas compañías, las tertulias y la inobe-
de doctos religiosos nombrados por el Provin- diencia á los Prelados, la que vulnera los más
cial, quien, además, tenía la facultad de elegir caros intereses de la Religión, y conservar el
al Predicador Conventual. espíritu de subordinación para evitar la anar-
Los Confesores, para poder ejercer ese mi- quía de la República; condenaban en los pre-
nisterio, debían ser examinados por el guar- lados la negligencia, causa de lamentables
dián y definidores, y para la aprobación teníase
en cuenta no sólo la instrucción del individuo, (1.) El vasto edificio que ha sido derribado para sus-
sino su moralidad y buenas costumbres. Para tituirlo con el del Correo, poseía grandes y bien venti-
confesar mujeres la edad requerida era la de ladas enfermerías, viviendas para los Capellanes y em-
pleados, buena capilla, patio con hermosas arquerías y
40 anos. Además, era requisito indispensable diversos departamentos y oficinas. En 1861 fué adjudi-
la licencia del Ordinario. cado á un particular y en 1865 lo recobró el Gobierno
de Maximiliano para establecer en él los Ministerios de
Y por este orden hallábanse instituidos Hacienda y Guerra, así como otras oficinas y, por úl-
timo, en lugar de aquellos fué ocupado por una escuhla
otros cargos, cuyos nombres manifiestan sus elemental y los altos por la Escuela de Comercio y la So-
objetos y oficios, tales eran el de Padre Sacris- ciedad mexicana de Geografía y Estadística.
11
82 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

estragos; la inacción, que abre camino al con- pábulo nutritivo de las almas, y los ejercicios
tagioso mal ejemplo; la codicia, que corrom- espirituales, que impiden se gaste la devoción
pe y prostituye al superior y ata sus manos ó se embote con inútiles y ociosas conversa-
para el castigo con desprestigio de su autori- ciones.
dad y jurisdicción, y la pusilanimidad, que La instrucción era exigida como un ele-
enerva á los Prelados y los hace descuidados mento de perfectibilidad religiosa, tanto que
y poco vigilantes respecto de la conducta de la misma Exhortación Americana señala su
sus inferiores, á falta, conjunta-
quienes d e b e n mente con la in-
aconsejar ó re- observancia de
prender con se- los p r e c e p t o s
veridad s e g ú n constituciona-
las faltas, casti- les, como causa
gando á u n o s directa de la re-
c o n blandura, lajación de las
disimulando sus costumbres mo-
flaquezas ó con- násticas, y pre-
denando á otros viene que nin-
á penas mayo- gún individuo
res, desde la de que careciese de
reclusión á 1 a tales condicio-
de excomunión, nes fuese admi-
conforme á la HOSPITAL DE TERCEROS. tido á la religión
importancia del ni á pretexto de
delito, dirigiendo á todos por la senda de la re- suma excasez de religiosos, pues menos perju-
gularidad, oiraesta al camino de la perdición; dicial es la inopia de individuos hábiles que la
todo, en fin, había de ser espíritu, fuego y ac- pestilente abundancia de los indignos. Así se
tividad. expresa la referida Exhortación, la que, por
Entre las más importantes exhortaciones último, dice igualmente': " El claustro es el
de la regla, re- muro de la dis-
saltaban las re- ; | ciplina monás-
lativas á la cari- tica y defensa
dad, á la ver- de la Religión,
dad, á la predi- por lo que, asal-
cación que debía S
*" »MWMIMJIM:
tado aquél por
ser breve y sen- los enemigos,f á-
cilla, como sen- cil es la conquis-
cilla y breve fué ta de ésta. Por
la palabra de Je- eso estaba pro-
sucristo ; á la po- hibido el ingre-
breza que, tanto so de mujeres en
en común como los conventos.'
en particular, es- Todos Jos re-
HOY NUEVA CASA DE CORREOS.
taban obligados ligiosos de la
á observar todos los religiosos, conforme á las Orden vivían de la caridad, y cuando no al-
reglas y prácticas del excelso fundador de la cansaba la obvención para el sustento, recu-
Orden. rrían al privilegio de la mendicación, trasla-
Para restablecer en todo su apogeo la regla dándose á los campos en solicitud de limosnas
en el caso de que ésta fuese vulnerada por la de borregos, trigo, maíz y otros artículos, pa-
relajación de las sencillas costumbres en los sando de una á otra hacienda ó estancia de 1»
conventos, recomendábase la oración mental, comarca. Generalmente era un religioso acom-
LOS MONASTERIOS.
88
panado do un lego, el que se presentaba en las píritu Santo en la que comulgaban los secula-
fincas dirigiendo á los habitantes, al presen- res, á cuyo fin se tenía prepado el vaso sagra-
tarse, esta salutación : La paz sea en esta casa. do con las formas. Durante la misa, para la
que los oficiantes se; revestían con ornamen-
tos encarnados, hallábanse en el coro los reli-
Los Capítulos eran las juntas celebradas giosos de la comunidad y los electores.
por los religiosos para determinar y resolver A la señal de ordeiiaeiún. ( convocación á ca-
asuntos relativos á su Orden y para las elecio- pítulo ) dado por la esquila, todos abandona-
nes de superiores. ban el coro y se dirigían á la Sala Capitular,
Cuando á dichas juntas concurrían todos los donde esperaban al preste y ministros revesti-
guardianes de la Provincia para la elección de dos con ornamentos blancos y humeral, y con
Provincial, el capítulo era ¡/encra/ é inferme- su acompañamiento de acólitos que conducían
'/'o cuando para ellas convocaba dicho prela- .la cruz alta y los ciriales. Ya todos congrega-
do, al año y medio de estar desempeñando sus dos y puestos de rodillas entonaban el Himno
funciones. Las elecciones eran canónicas, es Veni Créalo,- S/ilvifns, y seguía el sermón ca-
decir secretas, y por absoluta mayoría de vo- pitular, concluido el cual salían de la sala to-
tos, precediéndose en la votación, no por cate- dos los (pie no eran capitulares.
gorías sino por la procedencia de antigüedad, El Provincial que terminaba,, antes de que
depositando los electores en una urna sus vo- se procediese á la elección, hacía entrega del
tos expresados por cédulas ó habas blancas ó sello y registro de la Provincia, confesaba sus
negras, indicando aquéllas la aprobación y és- faltas y el Presidente del capítulo le contesta-
tas la reprobación. Dos escrutadores computa- ba en los términos convenientes.
ban los votos. Los electores juraban ante un Crucifijo
Para la elección de Provincial eran voca- proceder con toda conciencia en la elección,
les todos los guardianes, el Provincial que ter- la cual se efectuaba por escrutinio secreto, á
minaba sus oficios, los definidores y predica- cuyo fin el Presidente y definidores nombra-
dores conventuales. El Provincial duraba en ban dos testigos y un secretario, quienes, jun-
8 tamente con aquél, recibían las cédulas para
u encargo tres años.
Terminada la elección de dicho prelado se cada nombramiento. Hecho el cómputo de vo-
procedía, bajo la misma forma, á la de los guar- tos, el secretario publicaba sucesivamente el
dianes y definidores. nombre del electo en la forma prevenida por la
La elección de Provincial era una especie Regla, y so terminaba el acto con el cántico her-
de cónclave, la cual por curiosa bien merece mosoiMTedeinn LaialamusyelsonoTo repique
relatarse. á todo vuelo de las eaumpanas. Ordenábase la
Antes de la Pascua del Espíritu Santo se- procesión, (pie descendía por la escalera princi-
ñalábanse para ese acto cuatro días, viernes, pal, salía por la portería al atrio, entraba en el
sábado, domingo y lunes. En la tarde; del jue- templo por la puerta del frente y se dirigía, al
presbiterio, donde, al pie del altar de Santo Do-
ves, víspera del día en que daban principiólas
mingo y en un sillón de antemano preparado,
ceremonias y, llamados por el sonoro toque del
tomaba asiento el Prcnsidente del Capítulo
esquilón del templo grande de San Francisco,
para exhortar á los electos, arrodillados, en tal
iban llegando sucesivamente id convento los
momento para ser confirmada su elección. El
vocales que, como se ha dicho, eran los dife-
mismo Presidente hacía entrega del sello al
rentes guardianes de la Provincia á quienes se
nuevo Ministro Provincial, y todos los religio-
alojaba en las celdas sin permitírseles comu-
sos se acercaban A éste para tomarle la ben-
nicarse unos con otros.
dición.
El
viernes por la mañana celebrábase en El domingo siguiente cantaba la misa tam-
el templo, ya lujosamente adornado, la fiesta bién solemne y en acción de gracias, el nuevo
de la Concepción, con misa y sermón, á la Provincial y había procesión con la imagen de
que asistían todos los religiosos. San Francisco, asistiendo el preste con almai-
El sábado muy de madrugada, decían su zar y cruz.
misa y se preparaban para la solemne de Es-
84 E L L I B K O D E MIS R E C U E R D O S .

El lunes siguiente, el nuevo guardián can- cual hallábase tendido el hábito con el cordón.
taba la misa de difuntos, aplicada á todos los Arrodillábase el pretendiente y dirigía el ros-
religiosos de la Provincia. Antiguamente con- tro al prelado, quien le preguntaba: ¿ Que quie-
currían las primeras autoridades religiosa y re?-- Padre, contestaba aquél, mucho» días
civil á una parte de estas ceremonias : el señor ha que deseo servir á Nuestro Señor en esta
Arzobispo en la tarde del domingo, y el Virrey Sania Religion y asimismo aunque indigno,
en la del lunes, siendo costumbre que los elec- pido y suplico á V. R. y á todos estos Padres
tos, además de dar parte oficial de sus nom- me admitan á su santa, compañía,, en la cual
bramientos, hiciesen su visita, de etiqueta á con el divino favor, propongo y pienso per-
dichas autoridades, pero últimamente sólo se severar hasta la muerte. Exhortábale el pre-
llenaba la primera de esas formalidades. lado, en seguida y le decía: Si erajiel y cató-
lico, de condición libre y no esclavo, de lim-
pio linaje y sin marea infamante; si no tenia
Para terminar la parte narrativa respecto de deudas y estaba, desligado de matrimonio con-
la organización monástica de los religiosos de sumado, si se, presentidla de voluntad y no
la Orden franciscana, conviene añadir lo que competido ni violentado; si cataba sano, no
se refiere á la toma de hábito y á la profesión. afectado de enfermedad, contagiosa, y por
Los ministros generales, los provinciales y último, para què pedia, el hábito, á lo que con-
los vicarios provinciales, electos por renuncia testaba: Para el Coro ó para Lego, según el
ó muerte, tenían autoridad para admitir novi- caso. (Los novicios legos eran aquellos que
cios, quienes antes de recibir el hábito eran por su edad, ó por otras causas, no se les da-
examinados de gramática y literatura, sobre ba la instrucción para el estado sacerdotal ó
los motivos de su vocación y demás circuns- de corona).
tancias requeridas, previas las informaciones Acabado el interrogatorio acercábanse al
sobre la conducta y cualidades del preten- novicio algunos religiosos para desnudar la
diente. ropa secular é ir poniendo sucesivamente el
Durante el año del noviciado, ocupábase hábito y capilla y ceñirle la cuerda, median-
aquél, bajo la dirección del Maestro de novi- te ciertas y adecuadas ceremonias.
cios, que era nombrado por el definitorio, en Para la profesión se repetían los mismos
aprender el oficio divino, en la oración con- actos y se le hacían al novicio idénticas pre-
templativa yen humildes ejercicios, sin hablar guntas, agregando las siguientes: si perseve-
con seglares ni escribirles, sino en casos de ur- raba en su propósito y quería, profesar, pro-
gente necesidad. Estábale prohibido salir del cediéndose en seguida á la bendición del ha-
convento, exceptuándose los casos de proce- bito y cuerda. Acabadas las oraciones condu-
sión general, so pena de descontarle! de su falta, centes á ese acto, se vestía, al novicio el hábito
el tiempo del año de su noviciado. Tomában- de profeso y se le ceñía la cuerda. Este se po-
sele tres veces al año sus votos, á los que re- nía de rodillas cerca del prelado, quien le ad-
caía la aprobación manifestada por medio de vertía que la, excelencia, de aquella profesión
habas blancas, con excepción de la última, que le restituía á la, gracia del Santo Bautismo-
era de viva voz, por religiosos que, tuviesen Al responder aquél afirmativamente á la pre-
más de cinco años de hábito. gunta que se le hacía sobre si (pieria mudar
El novicio quedaba excluido de la comuni- de nombre, confirmábasele por el prelado el
dad si faltaba á la mayor parte de sus votos, cpie había elegido y se procedía á pronunciar
teniendo por sospechosa su recepción si ésta los votos, que eran de dos clases, uno que se
se efectuaba á pesar de concurrir en sus faltas refería al juramento de defender la Purísima
la tercera parte de aquéllos, y en tal caso til pre- Concepción de Nuestra Señora y otros relati-
lado no podía, por sí solo, decretar la expul- vos á la profesión, en esta forma:
sión, sino con el consejo de los discretos y P R I M E R VOTO.
y padres graves del convento. Yo, Fray X. (1) j„ro y ¡ia;/0 yofo ,}, jym Nues-
Para dar el hábito congregábase á toque de tro Señor y á la Virgin Santhimn y á X. ]'. San Frai1'
campana la comunidad en el coro en medio del (1 ) Fray, contracción de Frater.
LOS MONASTERIOS. 85
cisco, y ri tí l'ari re rie. tener y defender torio* lox días ríe mi Menores, confirmarla por el Señor Papa Honorio, viniendo
'''(la: r/ne ht Sacratísima Virgen María Xneutra Señora fné en obediencia, sin. propio y en castidad.
concebida nin la mancha del pecado original, y Jiresereada A lo que contestaba el Prelado:
de ella por Ion mérito* de la pasión de mi Santísimo Hijo, "<SÏ tn estas cosan guardares, yo te prometo In rida eter-
i'n el ¡trimer instante de Su Ser, según se contiene en las na, en el nmnlire del l'adre, etc." . . . .
{
'oiistitnciones Apostólicas, i/ en esjM-eia/ en la de X. San- Concluida la Profesión, colocábase el nue-
lísimo l'adre Alejandro Vil. vo religioso en medio del coro y se entonaba
por los cantantes, detrás del fasistol, el himno
VOTOS DE LA PROFESIÓN. Veni Creedor y otras oraciones, terminando
el acto con las exhortaciones que el Prelado di-
}"", Fr. X. lingo roto y prometo á Dios, y ít la Biena-
rigía al profeso. El nuevo religioso recibía la
venturada Siempre Virgen María, y id Bienarentnrado l'a-
dre X. San Francisco y á todos los .Santos, y á tí ¡'adre, bendición de su Prelado y el abrazo de sus
í/nardar todo el tiempo de mi eida, la Regla de los Frayles hermanos en el Claustro.

VII
LA SEDICIÓN.

-O0iK/S>-

t^jERROCADA la dictadura de Santa-An- mas era impotente para establecer la paz, ger-
na en 1855. por la triunfante revolución men fecundo de positivos beneficios; así es que
de Ayutla, establecióse el nuevo Go- la lucha- renació con sus consiguientes trastor-
bierno, que con el germen de las ideas ultra- nos. Mientras en las capitales en que impera-
liberales preparábase para echar por tierra las ba la fuerza, se llevaban á cabo actos de rigor,
antiguas instituciones. El Presidente Coniori- en los campos se levantaban guerrillas y en
fort, que había sustituido al General Alvarez, algunas ciudades, como Puebla, se organiza-
hubiera sido, por su carácter conciliador, se- ban fuerzas que amenazaban derrocar el nuevo
gún se ha dicho en otro artículo, un excelente Gobierno establecido. La situación no podía
gobernante en épocas menos azarosas, pero en ser más difícil y com prometida para el Presi-
aquella de transición y de exaltaciones políti- dente, quien tenía que ejecutar alternativa-
cas era inadecuado. El Presidente no podía mente, diversos actos que constituían una vida
apartar de sí, las exigencias de sus partidarios activa de combate, como eran los de acudir
y continuaba siendo, como acontece en todos á los campos de batalla, sofocar conspiracio-
los trastornos políticos, en vez del Supremo nes y atender á las exigencias de sus correli-
Magistrado de la Nación, el jefe de un partido gionarios, entre los que se habían inscrito mu-
exaltado que las más veces exige actos contra- chos á quienes la famosa revolución de Ayutla
no debía ni un suspiro.
rios á la equidad y á la justicia.
En tal situación, Comonfort podía obrar Además de la lucha militante en esa época
encerrado en el limitado círculo de su partido, aciaga, habíase empeñado y se hallaba en tod a
86
EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

su fuerza otra más terrible aún, la de las con-


perdido; pero antes de dejarse aprehender, ex-
ciencias, con motivo du la ley de desamortiza-
citó con energía á los paisanos para que vola-
ción. Tal estado de cosas produjo las vacila-
sen á las cuadras á tomar las armas.
ciones de Comonfort para atacar, impelido por
sus partidarios, y la actitud enérgica del Ar- Tales son los textuales conceptos del parte
zobispo Garza para resistir por análogos mo- rendido por el Mayor Pagaza.
tivos. El Diario OJicial, del lñ de Septiembre,
con el título de '•Conspiración" publicó una
A los frecuentes avisos que al Gobierno
noticia, íx>r la que se hacía saber al público
daba la policía sobre la celebración de juntas
que en la madrugada del día, anterior se había
sospechosas, siguióse el denuncio hecho ¡)or
descubierto una conspiración en el convento
el Mayor del Cuerpo de Independencia de una
de San Francisco, complot que era dirigido
conspiración (pie decía haber descubierto en
por los reaccionarios y algunos malos eclesiás-
el monasterio de San Francisco.
ticos; que varios religiosos franciscanos, de
A lloras avanzadas de la, noche del día 14 acuerdo con un oficial del Batallón Indepen-
de Septiembre de 1S;">(>, el expresado jofe Don dencia, habían introducido á los conspiradores ;
Vicente Pagaza, á quien acompañaban los ca- pero que al arrojarse éstos sobre el depósito
pitanes Don Pedro VaJdés. Don Román Sala- de las armas del Cuerpo, el Mayor Pagaza, con
zar, el subayudante Gutiérrez y Don Floren- gran presencia de ánimo, resistió el primer
cio Ortiz, salió de su cuartel, (pie no era otro empuje y, dando vivas al Supremo Gobierno,
que un departamento del mismo convento, que logró sofocar en su cuna el movimiento, que
daba á la calle de San Juan de Letrán, edifi- hubiera inundado de sangre la capital en el
cio marcado hoy con el número 11. lTn grupo mismo día en que celebraba la Independencia.
de gente que discurría por el atrio del conven-
to, fué notado por aquél á través de la reja de La policía continuó las pesquisas durante
la portada, y conjeturando que allí se tramaba la noche, y el resultado de ellas fué la apre-
una conspiración, mandó al capitán Valdés hensión de seis religiosos franciscanos, un clé-
por fuerza armada, al expresado cuartel, con rigo, algunos mozos del convento, el campane-
la (pie cubrió las avenidas y penetró con parte ro y el preceptor, todos los cuales fueron remi-
de ella en el atrio siguiendo los pasos de los tidos á la Casa municipal.
sospechosos, que se habían refugiado en el in- En la obra "México á través de los siglos"
terior del convento, á quienes aprehendió en y en otras publicaciones, se asienta que una
la celda del Padre Magna Grecia y remitió al señora fué la que en la noche del 14 denunció
repetido cuartel. Los aprehendidos fueron los al Gobierno la conspiración con todos sus de-
paisanos Leandro y Agustín Baridón, Luis talk's. Yo no he encontrado nada oficial á es-
Rósete, Antonio Reballoso. Gil Vargas, José te respecto, como los lie obtenido acerca, de los
María Nájera. .fosé Alvarez. Cirilo Pozos y hechos expresados.
Benigno Serrano. Ocupábase el Mayor en otras El día 1<> se publicó el decreto siguiente:
pesquisas, cuando los aprehendidos manifes- El ciudadano ](¡nació Comonfort, Presidente
taron (pie no eran culpables, (pie todo estábil substituto de la República. Mexicana, á los
descubierto y que era de todo pinito necesaria habitantes de ella, sabed :
su presencia en el cuartel; entretanto el oficial Que en uso de las facultades que me con-
que había abandonado su ¡mosto de guardia, cede el art. ))." del plan de Ayutla, reformado
salió al encuentro del Mayor, á quien detuvo en Acapulco, y con acuerdo unánime de la jun-
en la puerta del atrio poniéndole al pecho la ta de ministros, he venido en decretar lo si-
pistola al grito de ¡Viva la Religión y muera guiente:
Comonfort! A pesar de la natural sorpresa- que Art. 1." Para la mejora y embellecimiento
tal acto causara en el ánimo del Mayor, no de la capital de la República, en el término de
perdió éste la sen nidad, y dirigiéndose á los quince días, contados desde la fecha de este
soldados les preguntó con energía si estaban decreto, quedará abierta la calle llamada Ca-
dispuestos á obedecerle. A la respuesta afir- llejón do Dolores, hasta salir y comunicar con
mativa de éstos, el oficial de guardia se vio la calle de San Juan de Letrán, y se denomi-
nará "Calle de la Independencia."
LOS MONASTEBIOS. 87

Art. 2.° Se demolerán los edificios (1) y se "Ignacio Comonfort, Presidente substituto de
ocuparán los terrenos necesarios, por causa de la República, Mexicana, á los habitantes de
utilidad pública, previa indemnización ajusta- ella, sabed:
da con los propietarios. Que en uso de las facultades que me conce-
Por tanto, mando se imprima, publique, de el art. 3.° del plan de Ayutla, reformado en
circule y se le dé el debido cumplimiento. Pa- Acapulco, y en atención á que en la madruga-
lacio del gobierno nacional de México, á los 16 da del 15 del mes actual ha estallado una se-
días del mes de Septiembre de 1856. — Ignacio dición en el convento de San Francisco de
Comonfort.—Al ciudadano Manuel Silíceo." esta ciudad, sorprendiéndose infraganti delito
Como resultado del decreto de 16 de Sep- y en los claustros y celdas del mismo conven-
tiembre inmediatamente el 17 á las diez de la to muchos conspiradores y entre ellos varios
noche, se procedió á la apertura de la calle que religiosos, he venido en decretar, con acuerdo
Prolongaba el callejón de Dolores para darle unánime del consejo de ministros, lo siguiente :
salida á la de San Juan de Letrán. Keunié- Art. 1.° Se suprime el convento de francis-
ronse, al efecto, cuatrocientos barreteros, más canos de la ciudad de México, y se declaran
como todos se bienes nacio-
resistían á la nales los que
ejecución de la le han pertene-
ob
r a , fuéles cido hasta
Preciso álos di- aquí, e x c e p-
rectores de és- t u a n d o s e la
tos, animarlos iglesia princi-
0011
peroracio- pal y las capi-
nes
y hacién- llas, que . con
doles escuchar sus vasos sa-
¡ a canción de grados, p a r a -
í^'Cangre-
J08 mentos sacer-
"queeraco-
dotales, r e l i -
¡tto quien dice
1a quias é imáge-
Marsellesa
nes, se pondrán
J* los exalta-
á d i s posición
y de aquella
é del Ilustrísimo
Poca. U n re_
APERTURA DE LA CALLE DE LA INDEPENDENCIA. señor Arzobis-
| i d o r miembro (VISTA POR SAN JUAN DE LETRAN,—OCTUBRE DE 1856). l>o, para que si-
¡* "na antigua gan destinados
«ast!**6 f a m i l i u ' consente benefactora del Mo- al culto divino.
la h ° r i ° ' a r r e b a t ° de las manos de un operario Art. 2.° El Ministerio de Fomento dictará
lúe- ^ e ^ a y C ^ 0 k*S P r m i e r o s golpea los que las medidas conducentes al aseguramiento y
i/gubremente repercutieron en el hogar de la enajenación de los bienes declarados naciona-
h
°norable familia. les en este decreto.
a
exaltación de los ánimos subió de pun- Art. 8? El producto de dichos bienes se re-
to
zón esta medida, elogiada, como era natural, partirá desde luego en el orfanatorio, casas de
Por unos. y censurada por otros, tanto que los dementes, hospicio, colegio de educación se-
^isnios religiosos temieron que el castigo que cundaria para niñas, y escuela de artes y ofi-
tnm V m p o i l í a n o quedase limitado á la aper- • cios de esta capital.
• a de m i a calle ijor el c e n t r o d e s u c o n v e n t o > Por tanto, mando se imprima, publique,
pronto otro circule y se le dé el debido cumplimiento. Pa-
ro eT* hecho vino á poner en cla-
ldaíaento lacio del Gobierno-nacional de México, á 17
lió 4 , de sus recelos. El día 17 sa-
• ~ - - _ i ^ _ ° ^ d e c r e t o del tenor siguiente: de Septiembre de 1856.—I. Comonfort, Al
edi cio s e r a n l a C. Ezequiel Montes." -
««s lidas
ceWfl^, y p a £r t e d, e k h u e r enfermería, la bocina, va-
t a de, c o n v e n t a
Estos decretos que imponían pena tan se-
88 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

vera á los francisca nos y las disposiciones gu- el E. S. Presidente, en 17 del corriente supri-
bernativas de Traecmis en Puebla, enajenando miendo el Convento de Religiosos Francisca-
las fincas rústicas y urbanas de varias corpo- nos de esta ciudad y declarando bienes nacio-
raciones y obras pías para cubrir el millón de nales los epue le han pertenecido hasta aquí,
pesos que al clero de la diócesis se le había se- exceptuando la Iglesia principal y las capillas,
ñalado como contingente, y los discursos de que con sus vasos sagrados, paramentos sacer-
los oradores parlamentarios en los que se lan- dotales, reliquias é insignias quedarán á dis-
zaban al clero acusaciones tremendas, marca- posición del Ilustrísimo S. Arzobispo.—Como
ban el espíritu que guiaba la política de la el asunto es de tanta gravedad, creímos nece-
épocii. y predecían la suerte que al clero le es- sario ponerlo en conocimiento del I. S. Arzo-
taba reservada. bispo, no obstante de estar impedido de ocu-
Bastaban para la justificación de las medi- parse del despacho de los negocios, y S. S.
das que habían de llevarse á la práctica, al- Ilustrísima nos ha prevenido que ocurramos á
gunos hechos, por insignificantes que fuesen, V. E. con el fin de aclarar algunas dudas con
siendo uno de estos la Sedición de San Fran- relación al artículo 1.° del citado decreto, y son
cisco. las siguientes: 1.a Si por parte del Supremo
La comunidad que en aquella fecha se com- Gobierno habrá inconveniente en que queden
ponía de cuarenta y dos individuos, abando- al cuidado de las capillas, on sus respectivas
nó inmediatamente su convento, (1) y entre habitaciones, los mismos religiosos que actual-
los religiosos salió humilde y resignado entre mente las sirven.—2. a Si la habitación del Pa-
las filas de los soldados (pie custodiaban el dre Sacristán de la Iglesia principal no queda
edificio, el mismo que con su crucifijo en la comprendida en la declaración que se ha he-
mano, á imitación de León el Grande en Ro- cho de ser bienes nacionales el convento y los
ma, ante las hordas de Atila, pudo contener que le han pertenecido, sobre lo cual llamamos
en Guanajuato, el 24 de Noviembre de 1810, la atención de V. E. puesto que sin esa habi-
con su actitud enérgica é impetuosa perora- tación no habría donde poner al aclesiástico ó
ción, los terribles efectos de la cólera vengati- eclesiásticos que se designen para el cuidado
va de los realistas que mandaba Calleja. de esa Iglesia.—3? Si las fundaciones piado-
El Gobierno por conducto de la Secretaría sas pertenecientes á la Iglesia están exentas
de Justicia, comunicó al Arzobispo la provi- de esa misma declaración, puesto que sin ellas
dencia dictada contra los franciscanos, acom- no habría medios de sostener el culto.—4> Si
pañándole el decreto de 17 de Septiembre. la plata cpie sirve para el ornato y decencia de
Pocos días después los gobernadores de la la misma Iglesia está también exceptuada de
Mitra, contestaron en los términos siguientes: esa declaración como lo creemos nosotros y lo
"E. S. Hemos recibido el oficio de V. E. espera el Ilustrísimo Sr. Arzobispo.—Sírvase
en que nos comunica el decreto expedido por V. E. resolver estos puntos á fin de que su Ilus-
trísima dicte las providencias necesarias para
(1) Según el Almanaque franciscano (1858). Los el arreglo de este negocio. — S. S. Ilustrísima
religiosos ¡í que me refiero eran: Kl Provincial Doctor
Homedes, que residía con los I'l\ Berra y Águila en la lamenta como nosotros este triste aconteci-
habitación del Tercer Orden; el l*. Madariaga en la de
Aranzazu; el P. Vera en la de Burgos; el P. Sosa en la miento, y "deseara que no se hubiera tocado
de los Servi tan; el P. Madrid en el Hospital de Terce- ese convento que tantos beneficios ha hecho á
ros; el l'. Arias en el Colegio Militar del que era Cape-
llán; el Y. González y Díaz en Santa Clara; el P. Hi- esta población en el orden moral, y donde han
dalgo y Melgar en San*Juan de la Penitencia; el P. Vi- existido tantos y tan ejemplares Religiosos,"
llagráñ en Santa Isabel; los PP. Domínguez y Carrasco
en Corpus Cliristi; los PP. tirito y Acosta en las Capu- y no dudamos, por lo mismo, que V. E. se ser-
chinas de Guadalupe; los PP. León é Iglesias en casas virá interponer sus respetos para con el E. S.
île sus parientes, á causa de enfermedad; por último,
el limo. S. D. Fr. ./<«.' Muría <lr Jt'xi'm ¡Mumizarátt, el P. á fin de que mitigue una pena que si bien
antiguo religioso al que me he referido, Fr. Amado la hayan merecido algunos Religiosos según
Montes Guardian, v los PP. Medellín, Rósete, Espi-
nosa, Magna (¡recia, Erazo, Meza, Zedillo, Santillán, lo expresa la parte expositiva, del decreto, no
Borja, Mota, Chávez, Salamanca, Vergara, Sánchez, debe recaer sobre toda la comunidad.—Así lo
Ogazón, Montoya, Molina, Dávalos, Cortázar, Villa-
nueva, Manzano, Leon, Cornejo, tres legos y dos dona- esperamos de V. E., etc."
dos, en el Convento. La Secretaría de Justicia resolvió los pun-

EilLlBTECA NACIIMM
LOR MONASTERIOS. Ht)
tos consultarlos por los señores (.Toberna dores bre del año próximo pasado, castigó entonces
de la Mitra, en los términos siguientes: res- con mano fuerte un escándalo y salvó de un
pecto del primero, que ¡il arbitrio del señor conflicto á esta hermosa ciudad. Tiempo es ya
Arzobispo quedaba determinar lo convenien- de (pie resplandezcan, como siempre ha suce-
te, en virtud de la autorización (pie le con ce- ! dido, las otras virtudes que adornar, el bello
dia el art. 1'-' del decreto: en cuanto al según- i carácter de V. E. Pedimos indulgencia y gra-
do, que estaba comprendida en la excepción del ¡ cia en favor de esa casa religiosa tan querida
mismo decreto la habitación del P. Sacristán, ¡ para los mexicanos, y nos atrevemos á asegu-
pero con las dimensiones que á bien tuviera ¡ rar que la Orden no ha s¡<lo mlpíMt'-, y que
señalar la Secretaria de Fomento: respecto del I ninguno de sus individuos volverá á ser obje-
•>' que niego que se tuviese conocimiento de . to de la justicia de V. E.
«•s fundaciones piadosas, según informe pedi- ! '•Concédales Y. JO. que vuelvan á ocupar
do al expresado Ministerio, se tomaría en con- ! la parte libre de su convento, y á sostener el
sideración lo consultado, y, por último, (pie la I culto (pie tanto ha brillado en su antiguo tem-
plata que servía para el ornato de la Tglesia j plo. Otorgúeles V. E. esta gracia, cuando se
estaba comprendida en la excepción. propone dispensarlas á todos los mexicanos ex-
La Secretaría de Fomento nombró á uno | traviados, y así dará Y. E. un nuevo y esplén-
d« sus empleados, el Sr. D. José María Flores I dido testimonio de que si se sabe castigar con
Verdad, para cpie.en representación de la nus- | toda la ¡nflexibilidad de la. justicia, es también
ron. autorizara la entrega que el K. P. Supe- \ indulgente después del escarmiento. ¡Que en
r
ior de la Provincia del Saldo Evangelio, haría j este acontecimiento brillen, como siempre, las
a
' lllmo. señor Arzobispo de la iglesia princi- ! virtudes de V. E.!
P¡u, capillas, fundaciones, vasos sagrados, pa- I "Así lo esperamos, reiterándole á V. E.
'«mentos, reliquias é imágenes que pertenc- ; nuestra súplica, y presentándole los sentimien-
dieron al extinguido convento. tos de nuestro cordial afecto y profundo res-
Por su parte el señor Arzobispo ordenó al I peto.
Provincial Doctor Fr. Buenaventura Home- j México,Febrero 17de 1857.-- Excmo. Sr. -
tl(
-S, honorabilísimo sujeto i>or su saber y vir- i Mmwlino Castañi'da. Francisco Zarco,—
tunes, que procediera á efectuar la entrega de ' fin Mermo Prieto, ¡¡/navio Reyes. •• Manuel
todo lo expresado ásus comisionados los Sres. ; María l'artjas. Antonio Escudero..-• 1 (¡na-
íu-- Don José María Baldi via. Licenciados D. : ció Ochoa Sánchez. Pedro ('outreras Eli-
A
"drés Davis y Don José Juan Victoria, en- j zalde. Rafael María Villatjrán. Pedro de
tfega qW; S(, rj tíVD ¿ (Jf(;(..t0) previo inventario ! Ravauda. • Pedro Irir/oycH. José Eliaio
«le t o d o s los o b j r t O S . | Muño-.. Pablo Téllcz. Juan de Dios Arias.
tilico meses después de este acontecimien- /Jen ito Quijano. José Mariano Sánchez.
to; un grupo de liberales elevó al Gobierno la - Mariano Ramírez. .José María. Cortés y
Petición que á continuación se expresa: Esparza. M. Pay no. José ¡le Empavan.
"Ministerio ele Justicia, Negocios Eclesiás- J. Mariano fiadas. José María'del Cas-
tlc
os é Instrucción Pública. Sello tercero, Hilo Velasco, lieuilo (tómez Farias. Félix
cuatro reales : años de 1856 y 18ÍV7. Excmo. Sr. Romero. Litis (iitliérrez Correa. José, S.
IJOS cpie suscribimos teneniOH el honor de i üiierejazn. Manuel Zelina Abail.
Presentarnos á V. E.. al íntegro y justo Magis- i "Es copia. México, Febrero 20 de 1857. •
r
¡ido que ha sabido hermanar tan sabia y pru- ; Ramón- I. Alcaraz."
(
''Uteinente la severidad con la clemencia, la ¡ El resultado de esta petición fué el decreto
'"ergía con la dulzura, el castigo con el i>er- i siguiente:
tlül
», para pedirle haga uso de estas brillantes ¡
Calidades que tan altameten lo distinguí-,.. en ! "El C. lanado Comonforl. Presidente sus-
il, >-,
bivor del Convento de San Francisco de esta- I tituto de la República Me.ricana. á los ha-
L
«pital. bitantes de ella, sabed :
» • E. fué severo, enérgico y justiciero al ¡ Que (m uso de las facultades que me con-
lctar su
decreto supremo de 17 de Septiem- | cede el art il" del Plan de Ayutla, reformado
ill) El, LTBRO DE MIS RECUERDOS.

cu Acapulco, he tenido á bien decretar lo que j Sospecho (pic el padre Magna Grecia, á
figne: . (p-,ien algunos han tenido por traviesillo, estu-
Art. !'•' He concede á los franciscanos de la. • viese complicado en osa locura del Padre Le-
ciudad de México la gracia de restablecer su ; comí.
convento en la parte del mismo edificio que ] Absolutamente no, me contestó la perso-
designe el Ministerio de Fomento. • na interpelada. Estaba en su celda muy tran-
Art. !•' La autoridad respectiva sobreseerá ! quilo y tan inadvertido do lo (pie acontecía co-
en la en usa (pie se estaba Corma ndo á los reli- ruó los demás religiosos. Comprometiéronle
giosos del expresado convento. simplemente los que, al ser perseguidos, se
Por tanto, mando se imprima, publique, cir- refugiaron en su habitación.
culo y se le dé el debido cumplimiento. Pala- ¿Cómo no, repliqué yo, se refugiaron en
cio del Uobiorno Nacional en México á lí) ele otras celdas como en la del docto Provincial
Febrero do I N¡V7. lijnuvh Coiuonfort. All!. Homedes, en la del Obispo Belaunzarán ó en
José María Iglesias. la del Guardian, el Padre Montos?
Y lo comunico á V. K. pnra su inteligencia En alguna, había de ser, me contestó, y
y fines consiguientes. al pobre Magna Grecia le tocó esa desdicha,
Dios y Libertad. México, Febrero lí) de quien perdió esa misma noche sus cortos aho-
1H;")7. /1/1!r*M ¡<i H . Kxi'iuo. señor Gobernador i rros procedentes de sus misas y cuanto poseía.
del Distrito." Sejíuid refiriéndome el acontecimiento,
Los religiosos volvieron á su convento el !| Presentáronse, al fin, el (Sobornador del
lí> de Mar/o de bS.YT. ocupando la parte que i Distrito, el jefe de policía, un periodista,otros
les quedó libre, abierta ya la calle á la (pie se ! individuos y gente armada. El Gobernador,
dio el nombro do la IndojM-ndeiicia. j de carácter enérgico dirigió durísimas palabras
Tales son los detalles y resultados de la se- ! al Padre Lecona. (pie había sido sorprendido
(lición del convento de San Francisco, según i en su celda, más no fué por la respuesta á Ro-
.•1 ])¡<ir¡<> Oficial y algunos periódicos de la ma, pues como he manifestado, dicho padre
época. I también era muy vivo de genio. La contienda
Las numerosas celdas con que contaban I fué tul en esos momentos que, al barullo, acu-
los conventos de México permitían á los reli- : dieron algunos religiosos de la comunidad y,
giosos dar alojamiento á algunos particulares, j entre el los. el Padre Amado Montes, q u e e n
mediante ciertas condiciones encaminadas á i aquellos momentos, en que lucían ya los pri-
la observancia del orden en aquellos . estable- i meros a Inores de la aurora, se disponía á decir
oído. El convento de San Francisco era el que ; su misa, y encarándose al Gobernador y á sus
más uso hacía de esa prerrogativa, así es que i acompañantes, les dijo en tono severo:
en él nunca faltaban íx-rsomis extrañas, gene- ! ¿Quéescándalo es éste y por qué profa-
ralmente estudiantes. Entre; aquéllas hallaba- | liáis estos lugaresV
se, en la época de que se trata, un clérigo lia- | Muy hábil sois. Padre para disimular, le
mado Lecona. hombre poco reflexivo y dotado ! contestó el Gobernador: mas tened en cuenta
de un carácter fogoso. Este era quien traía en- ; que todo está descubierto,
tro manos, según se decía, manejos revolució- I A tan violenta salida del Gobernador, el
nanos y se añadía, (pie estaba á punto de lie- ! Padre Montes, que aun permanecía ignorante
var á cabo un movimiento que derrocara al \ de lo que pasaba, quedó al pronto confuso.
Gobierno creyendo locamente que bastaría pa- i más reponiéndose luego y levantando la voz,
m ello echar á vuelo las campanas del templo. | lanzó á aquel una, réplica altiva y severa, ala
á cuyo repique extemporáneo habría de levan- ¡ (pie siguieron, por una y otra parte, recrimina-
tarso el pueblo que no estaba en antecedentes. | ciónos y contestaciones agrias y violentas, á
1 mi do tantas personas á quien interpelé ; las que puso fin un incidente, que provino del
estrechándole á que me expusiese, sin amba hallazgo de unas hojas viejas de libro tiradas
jes, la realidad del hecho, dióme su palabra de •n el suelo, y en las que se creyó encontrar,
honor de quo su relación nada falso contendría j tal vez, el hilo de la conjuración
y yo me at revi á decirle : | Verlas el Gobernador é inclinarse para co-
LOS MONASTERIOS. ill

gerlas,todo fué obra de, un momento; poro an- Todos los circunstantes pudieron advertir
tes de pasar la vista por ellas, friéronlo arreba- en aquella bodega, en vez de guerreros arma-
tadas por el Padre Montes, que las había reco- dos, ángeles y santos de palo, (pie por viejos é
nocido como páginas de las Reglas de Han I inútiles allí existían relegados en espera de los
Francisco, y casualmente; aquellas en que se cuidados de un artista que les diera nuevo ser.
consignaba, una terrible sentencia espiritual VA Gobernador, como hombro de mundo y
dictada por el mismo Seráfico Padre, laqueen de verdadero valor, (pie reconocía idénticas
aquellos críticos momentos supo aprovechar cualidades en el Padre Montes, á quien parti-
el Padre Montes, dándole un significado ma- ! cularmente apreciaba, no se (lió por ofendido
terial. por aquella broma, antes bien rióse de la ocu-
Ved qué coincidencia, señor Gobernador, rrencia y prosiguió en sus pesquisas y cateo
le dijo acercándole á los ojos las páginas suel- i del convento hasta las doces del día 15, en que
tas de aquel libro, y escuchad lo que aquí está se retiró con todos los suyos, habiendo antes
escrito. | remitido á la Diputación los seis religiosos y
De ti. Santísimo Padre, y de toda la curia ! demás individuos ya citados.
Celestial; y de mí jjrohrecillo, sean malditos Viva fué la discusión respecto de la se-
los (¡ne con su nial ejemplo confunden y des- ! (lición, sostenida por los periódicos y en las
truyen lo (¡uc por los sanios frailes (le este or- conversaciones privadas, poro las observaciones
den edificaste y no cesas de edificar. do los defensores de los franciscanos y las ré-
- Abandonad, Padre, vuestras recriminacio- plicas débiles y desmañadas de algunos pe-
nes, y apresuraos á entregar la gente y armas riódicos que sostenían la culpabilidad de éstos,
que habían de servir para vuestro motín. reproducidas por el Diario Oficial, infundieron
—¡Gente para nuestro motín! repitió en to- en el espíritu público la duda, respecto déla
no exaltado el religioso, disponiéndose á pro- realidad del hecho, duda que. sólo podía ser
seguir la enojosa discusión; más reponiéndose desvanecida con la publicación de los datos au-
pronto, ante una súbita idea, agregó irónica- ténticos do la causa (pie se formó á los expre-
mente: tenéis razón, seguidme y os entregaré sados religiosos, lo que no se verificó. S i d e
nuestra gente, pero os advierto que ésta es de esos datos que trato de inquirir resulta, compro-
tanto poder y valimiento que bien puede asus- ! bada la falta cometida por dichos religiosos,
taros su presencia. i no tendré reparo alguno en reconocerla; pero
Todos siguieron al religioso hasta una bo- entre tanto os de creerse que. los vehementes
dega que muy cerca de la sacristía estaba; deseos del Ayuntamiento para abrir la calle al
mandóla aquel abrir y dijo señalando al in- través del monasterio de San Francisco, con-
terior: juntamente con las locuras, más de lengua (pie
He ahí el ejército con que cuentan los de obra, del clérigo Lecona, comprometieron á
franciscanos. la comunidad franciscana.
92 EL LIBKO DE MIS EECUEEDOS.

VIII
LA EXCLAUSTRACIÓN.

-<Xï>ltô«-

OESTRUCCION DÉ LAS CAPILLAS TERCER ORDEN Y SEÑOR DE BURGOS.


ESQUINA DE LA PLAZA DE GUARDIOLA Y CALLE DE SAN JUAN DE LETRAN.

fOS religiosos, según se ha manifestado, Burgos, atrio y portada 2.435 51,442


volvieron á su convento, en virtud del Cuartel 550 13,130
decreto de 19 de Febrero de 1857, y en Convento, esquina Indepen-
él permanecieron hasta el 28 de Diciembre de dencia y San Juan de Letrán. 734 20.744
1860, día en qtie el general en jefe del ejército Parte del jardín y Convento,
federal publicó en la Capital las Leyes de Ke- calle de la Independencia.. 1,309 33,226
forma expedidas en Veracruz por el Gobierno Jardín, Portería, y Escalera
Constitucional, el 12 de Julio del año de 1859. principal 1,295 33,145
Para facilitar la venta del convento, divi- Sala de proñmdis y una esca-
dióse en nueve lotes cuyas áreas y precios lera 1,193 24,510
fueron los siguientes, habiéndose convocado Sacristía y claustro principal. 1,552 27,729
postores para su venta por medio de un aviso Abside del templo 463 6,860
de 27 de Mayo de 1861. Habitación del P. sacristán (C.
Superficie, me- Valores. de Gante) 571 10,137
Partes principales que comprendían. tros ouads.
Panteón (Calle de G a n t e ) . . . . 355 8,396
Servitas 666 12,612
Suman las superficies 17,765 metros cua-
Atrio y habitación del capellán
drados y los valores $400,747.
de Aranzazu 875 17,7«)
Suma la anterior superficie, metros
Capilla de Aranzazu 1,988 47,784
cuadrados 17,765
Iglesia grande y atrio 1,637 30,449
Tercer Orden, atrio y claustro. 2,141 62,823 Al frente 17,765
LOS MONASTERIOS. 93

Del frente 17,765 ñores con fecha 28 de Octubre de 1862. No he


La superficie que el Convento había podido investigar las razones que haya habido
perdido en 1856, con la apertura de para que dichos edificios volviesen al poder
la calle de la Independencia, impor- de la Nación.
taba.. 2,478 Respecto del destino que se dio á los lotes
La de la calle de Gante, abierta en vendidos, véase el plano del Convento y sus
Abril de 1861 1,612 referencias pág. 60 y 61.
La del jardín, que había sido adjudi- En el mes de Abril de í851 fué destruida
cado al antiguo arrendatario Don la Capilla de los Servitas, con motivo de la
Jnan Tonel 6,256 apertura de la calle que había de poner en co-
•ka de una parte del Convento al Orien- municación la P Calle de la Independencia,
te del jardín, lote que fué adjudicado abierta en 1856 con la 1* de San Francisco,
á la Empresa de Diligencias. 4,113 derribándose al efecto algunos claustros y ga-
lerías, parte del panteón de los Padres, la casa
Suma, la área total del C o n v e n t o . . . . . . 32,224 del Padre Capellán del templo grande, la men-

•HHHHHMI^HHHHI Lili

PLAZA DE.GUARDIOLA.-ESTADO ACTUAL.

Don Vicente Escandón y Socios hicieron I cionada Capilla y la casa de su capellán. La


Proposiciones para adquirir el Templo grande destrucción fué simultánea con el desmante-
e
^an Francisco con la hermosa sacristía y lamiento de la iglesia principal. Dióse á la
antesacristía, así como el templo de San Agus- nueva calle el esclarecido nombre de Gante,
ín
, Tercer Orden, sacristías, atrio y casa del del benemérito misionero, no sólo fundador
ca
Pellán, por la suma de $60,(XX) en esta forma: de la primitiva Capilla de San José de los Na-
En dinero .'$ 3,000 turales sino del colegio franciscano, en el que,
Títulos de capitales en vía de pago.. 27,000 como asienta el ilustrado y erudito historiador
^ n Papel deuda común 30,000 García lcazbalceta, se reunían más de mil ni-
ños á los que se daba educación religiosa y ci-
$ 60,000 vil; establecimiento que era á un tiempo es-
La proposición fué aceptada por el Gobier- escuela de primeras letras, de instrucción su-
°> según consta por la comunicación de la perior y de propaganda; academia de artes y
decretaría de Hacienda dirigida á dichos Se-, oficios, y un centro, en fin, de civilización.
94 EL LIBRO DE MIS EECUEEDOS.

Dispersos los religiosos franciscanos por la to el día 19 de Junio de 1895 y desde el día
ciudad, después de la exclaustración, trataron 21 inmediato congregáronse otra vez los ca-
de recobrar, aunque desmantelado, su antiguo tólicos en su antigua y venerada casa de ora-
ción para unir sus preces á las del sacerdote y,
como dice el prefacio de la misa, para elevar á
Dios sus corazones. En el mismo lugar profa-
nado por los pesebres de Chiarini, pero ya pu-
rificado, se alzó de nuevo el ara cristiana, y à
resonar volvieron, con los cánticos sagrados,
los ámbitos del templo.
Muchos de los hecbos referidos sin tras-
pasar los límites trazados por la historia, fue-
ron debidos á las terribles circunstancias de
aquellos momentos en que las pasiones políti-
CAPILLA DE SERVITAS EN DÏMOLI3ION. cas habían llegado á su mayor recrudescencia.

templo, pero siéndoles adversa la fortuna, de-


En todo el país había en 1756 los siguien-
claróse ésta en favor de los P P . de la Com-
tes Conventos y Colegios:
pañía de Jesús que administran el aristocrá-
tico templo de Santa Brígida. Debido al em-
peñó de dichos P P . y, principalmente del P . PROVINCIAS. Comentos. Vicarias. Misiones. Número de
religiosos
Larra, llevóse á ca-
bo el rescate del fa- 20 4 48 513
moso templo y de la M i c h o a c á n 11 12 18 254
Zacatecas 12 7 27 137
adyacente Capilla 12 10 28 157
de Balvanera, por la Yucatán 12 11 3 265
4 250
cantidad de 100,000 11 11

pesos al contado, COLEGIOS


suma á la que de- QuerJtaro 1 16 90
11
ben agregarse 50 Zacatecas 1 )1 26
* 97
F,í. P£DRO DE GANTE. 1 96
8
mil pesos que im- 1
11
It
portaron las reparaciones. Al fin, la nueva
consagración del profanado templo tuvo efec- 75 44 185 ; 1,929

CONCLUSION.

-O>0O-

||lgurémonos transportados los de la gene-


y cruel, y sometidos después á la dura presión
ración presente á otra época, al siglo XVI
de los encomenderos, trabajando sin descanso
, con la civilización y costumbres de los az-
en los campos y en las minas para enriquecer á
tecas, bajo la férula de un sacerdocio ignorante
los señores, mal alimentados y peor vestidos, hu-
LOS MONASTERIOS. 95

millados y envilecidos por propios y extraños, dos por el cielo para alivio de nuestras miserias.
sin poder gozar de la tranquilidad del hogar Ahora bien: consideremos la ficción con-
y del amor de la familia y, por último, sin es- traria, transportando á esos frailes á la época
peranza, de mejorar en algo nuestra triste y presente, y pongámosles frente á frente de su
precaria existencia; figurémonos en tales mo- casa, templo y escuela. ¿Cómo no se conturba-
mentos la aparición de los frailes franciscanos rían sus sencillos corazones ante la destruc-
con sus vestidos raídos, sus sandalias hechas ción del edificio, á fuerza de muchos sacrifi-
pedazos, sin más bienes que un Crucifijo y su cios levantado, llevada aquella á cabo, sin
bre viario, pero dotados de un hermoso corazón miramiento alguno, por los mismos que más
y de una alma grande;que se presentaban ten- alarde hacían de pertenecer á la. raza por ellos
diéndonos la mano con amor, á fin de levan- redimida? ¿Cuánto no sufriría su ánimo al es-
tarnos de la postración en que yacíamos, en- cuchar, al compás de la música de los Cangre-
señándonos las verdades cristianas, infundién- jos, el ruido de los barretazos dados á los mu-
donos nuevos y útiles conocimientos y opo- ros de su Santa Casa, que dio abrigo á un
niéndose con energía heroica á los desmanes Martín de Valencia, á un Gante, á un Bena-
del soldado conquistador, sacándonos de la es- vente, á un Sahagún, á un Cisneros, á un Mar-
clavitud y elevándonos, por último, ala digni- gil de Jesús y á tantos otros insignes sacerdo-
dad de hombres libres; y en vista de todo esto, tes de heroicas virtudes? Sus atribulados co-
¿ qué concepto nos hubiéramos formado de esos razones destilarían gotas de sangre y sus labios
beneméritos religiosos ? Habríamosles tenido, que no sabían maldecir, sólo habrían proferido
ciertamente, por ángeles de redención, envia- est;i amarga jjalabra: ¡Ingratos!

SANTIAGO TLALTELOLCO.

-<50H<XÍ>-

(Al'K.MMl'K Al. CAI'ITl'I.O II. )

| | O C ( ) tiempo después de fundado el Con- í tancia de los personajes que intervinieron en


vento de San Francisco, se erigió, por los I la fundación del Colegio y la excelencia de
mismos franciscanos,el de Santiago Tlal- ¡ sus directores, frailes franciscanos, auguraron
telolco, cuyo templo que al principio sólo fué j desde luego la. grandeza de un plantel en que
una humilde capilla, sustituyóse en 154Ü por iba á derramarse la simiente de la futura civi-
otra de mayor capacidad y más tarde en ln'09 lización del país. El soberano que regía en-
por el templo que aún subsiste convertidoen bo- tonces la monarquía más poderosa del mundo,
dega de la Aduana. En el mismo convenio in- Carlos V, decretó hi fundación del Colegio;el
mediatamente se fundó el célebre Colegio de ilustrado y virtuoso obispo de Santo Domin-
Santa Cruz para instrucción de los indios per- go y Presidente de la Segunda Audiencia, D.
tenecientes á la nobleza mexicana. La impor- Sebastián Ramírez de Puenleal dio cumplí-
96 EL LIBEO DE MIS RECUERDOS.

miento al soberano decreto, y nombró profeso- procedieron en sus investigaciones y escribie-


res á Fr. Arnaldo de Bassacio, Fr. Andrés de ron así los ilustres misioneros, dejándonos in-
Olmos y Fr. Juan de Gaona, doctos é insignes apreciables y numerosos monumentos históri-
varones y, por último, el nobilísimo D. Antonio cos y literarios. Sin los trabajos de los misio-
de Mendoza, priiner virrey en la Nueva Es- neros que aprovecharon las circunstancias
paña, inauguró el ijlantel con toda solemnidad favorables, con oportunidad y talento, aun
(1535), y le impartió valiosa protección dotán- cuando nuestros museos estuviesen henchidos
dolo, para su sostenimiento con estancias de de códices indígenas, estaríamos en el limbo,
ganado y campos de labranza. respecto de nuestra historia antigua.
Cinco años después de la llegada de los mi- Por otra parte, lógico era su proceder res--
sioneros de que se trató en el artículo anterior, pectode la desaparición de teocallis y fetiches,
es decir en 1529, llegaron "de España con el. pues allanábales el camino para conseguir su fin :
P . Fr. Antonio de Ciudad Rodrigo, diecinueve "el culto azteca que era notable por lo escru-
religiosos de la misma comunidad y entre ellos puloso de su ceremonial, y disponía favorable-
el muy ilustre Fr. Bernardino de Sahagún,
quien por su saber, virtud acrisolada y caridad-
evangélica, digno era de figurar al lado de Fr.
Martín de Valencia, Fr Pedro de Gante, Fr.
Toribio de Benavente y de los demás de que
se ha tratado, todos verdaderos apóstoles de la
humanidad.
Mucho se ha hablado y escrito con insisten-
cia sobre la destrucción de documentos históri-
cos atribuyéndola, sin razón, al Obispo Zumá-
rraga. El vehemente deseo de infundir en los in-
dígenas los preceptos de una religión humani-
taria, tan opuesta á los sanguinarios ritos de
los mexicanos, guió á los religiosos para llevar á
cabo esa destrucción aunque no en las pro-
porciones que han querido darle los poco re-
flexivos escritores que han. tratado del asunto.
Yo mismo, y lo deploro, en una ocasión pagué
tributo á esa vulgaridad, que deseché, cuando
bebí en fuentes más puras de la historia. SANTIAGO TLALTELOLCO.-EXTERIOR.
Verdad es que los teocallis fueron derribados
y muchos ídolos destruidos ó mutilados, pero mente á los que lo profesaban para admitir el
las escrituras geroglíficas existen en gran nú- pomposo y brillante ritual de la religión roma-
mero, las que, debido á nuestro descuido, enri- na : no fué difícil pasar de las fiestas y ceremo-
quecen los principales museos de Europa y de nias de una religión, á las fiestas y ceremonias,
los Estados Unidos; las bibliotecas públicas de la otra; trasferir el culto á los ídolos espan-
y no pocas privadas, conservan preciosos có- tosos de aquel culto, á las bellas imágenes en
dices, muchos de los cuales han sido reprodu- pintura "y escultura que adornaban la Catedral
cidos por las prensas europeas. Además los
cristiana. Verdad es que los convertidos com-
religiosos y, muy especialmente, el ilustre Sa-
prendían mal los dogmas de la nueva fé, y aún
hagún, aprendieron el idioma de los con-
menos comprendían su verdadero espíritu, pe-
quistados, no sólo para comunicarse con los
ro si el filósofo se rie al ver esta conversión
indios, á fin de hacer fructuosas sus predica-
más bien de forma que de sustancia, el filán-
ciones y enseñanza, sino para obtener de los
tropo debe consolarse al considerar cuánto ga-
mismos indígenas la aclaración de las escritu-
naron la humanidad y la moral, con la susti-
ras geroglíficas é inquirir por sus tradiciones
tución de ceremonias inmaculadas y pacíficas
los pormenores de su historia. Así fué como
en vez de los cruentos y abominables sacrifi-
LOS MONASTERIOS. 97

cios de los aztecas." (Prescott, Historia de la aún por los recuerdos que entraña, se levanta,
Conquista de México). lejos del centro de la población, la parda mole
Esos frailes como Sahagún, Torquemada, del extemplo de Santiago Tlaltelolco.
Motolinia, etc., sin desatender la conversión y Conforme á la regla general de los francis-
canos, el templo se encuentra situado de Este
á Oeste, teniendo al último rumbo la puerta
principal y otra lateral mirando al Norte.
El templo permanece en pie y el convento
que lo circundaba casi por todas partes, ha su-
frido modificaciones aplicando sus departa-
mentos principalmente á ciuirtel y prisión mi-
litar.
El templo es de sólida construcción.
El interior del edificio, en forma de cruz
latina, ofrece el mismo aspecto de los templos
antiguos: arcos de medio punto que arrancan
de elevadas pilastras sostienen las bóvedas
váidas cumplidas ó sea en forma de casquetes
esféricos. En las pechinas que resultan de la
unión de los arcos torales, se venan altos relie-
ves di; barro cocido, que representaban los em-
blemas de los cuatro evangelistas, los cuales

INTERIOR DE SANTIAGO TLALTELOLCO.

enseñanza de los indígenas, á quienes sirvién-


doles de poderosa égida apartaban do la con-
dición de esclavos, ocupábanse eu escribir
gramáticas, vocabularios y diccionarios; cate-
cismos y sermones; anales, epístolas, crónicas
mteresantes é historia general, sin concretar-
8
e á la simple relación de los hechos, sino ex-
tendiéndose á la exposición de todos aquellos
Pormenores que daban á conocer suscintamen-
te la organización social del pueblo conquista-
do, como nos dio de ello prueba entre otros el
"ustre P. Sahagún con su apreciabilísinia
°bra "Historia general de las cosas de Nueva
España;" ellos fueron los que á la vez levan-
taban templos y escuelas y difundían útiles
conocimientos respecto de la agricultura, de EL P. SAHAGÚN EXPLICA LOS MISTERIOS DE LA RELIGION
los diversos oficios y de las artes, no sólo me- A LOS RECIÉN CONQUISTADOS.

cánicas sino aún liberales ; esos frailes, en fin,


constituyeron un bello asterismo que, despren- descansaban sobre ménsulas apoyadas en el
dido del cielo, vino á iluminar el territorio de entablamento, emblemas que daban al edificio,
la Nu
e v a España, en el siglo XVI. á la par que sus retablos, un carácter singu-
Triste y de aspecto sombrío, más sombrío lar. El retablo principal que, como todo lo del
13
í»8 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

templo fué destruido, poseía entre sus detalles luciéronse dignas de renombre por sus doctri-
doce buenas pinturas de Baltazar de Echave, nas civilizadoras y caridad evangélica.
las cuales así como las existentes en el coro La organización de los distintos Conventos
desaparecieron. En la Sacristía encontrábase de religiosos no ofrecen tan notables diferen-
una bella tribuna de madera fina y primorosa- cias (pie hagan necesaria la relación circuns-
mente tallada, la que según la tradición, fué ¡ tanciada de cada uno, repitiendo detalles que
lu cátedra desde la cual enseñaba, y exhortaba I son comunes y se han consignado al tratar del
á los indios el venerable I\ Sahagiin. Convento de San Francisco. Por tanto, en lo
Esa cátedra debiera haberse conservado en (pie sigue que trata de cada Convento en par-
uno de nuestros principales colegios, como en ticular daránse los pormenores principales que
la universidad de Salamanca supieron con- | interesan á su historia.
servar la del eminente Pr. Luis di' León. En lo que concierne al asunto de lus Mo-
nasterios en México, no he limitado las narra-
\ \ \ ciones del "Libro de mis recuerdos" á los ac-
tos que prepararon y determinaron la supresión
En este capítulo he tratado los puntos his- ¡ de aquellos y la destrucción de los Conventos,
tóricos más intererantes de la comunidad de hechos de quo fui testigo, sino (pie las he exten-
los franciscanos, la primera cpie se estableció dido á los actos efectuados en épocas pasadas,
en la recién conquistada ciudad azteca: trata- como remininscencias históricas, á fin de con-
ré en el siguiente los que se refieren á las otras signar, aunque de una manera suscinta, el na-
agrupaciones religiosas que en el siglo XVI cimiento y desarrollo de esas instituciones que
siguieron á la franciscana y que, como ésta, recibieron tan duro golpe en 1861.
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C A P I T U L O III

CONVENTOS DE RELIGIOSOS
(CONTIN! lACION)

-nm*+-~$*~

CONVENTO DE SANTO DOMINGO.

| A orden de Predicadores fué instituida j)or I fallecido cuatro de los doce primeros religio-
S a n t o D o m i n g o de G u z m a n , aprobada j sos.
por Inocencio I I I y confirmada por H o - Dos años después de la llegada de los fran-
norio I I I ( A ñ o 121(i). Tenía por objeto prin- ciscanos, entraron en México doce religiosos
f
^pal la predicación del Evangelio con motivo dominicos (en J u l i o de lf>2(>),delos cuales cin-
(
<• la guerra d é l o s Albigensos, q u e causaba es- co eran de la Provincia de Castilla y tres de la
ra
g o s en la región austral de F r a n c i a . de Andalucía, á los que se unieron cuatro en
. E u el S i g ] 0 X V I los P P . dominicos q u e la isla de Santo Domingo, contándose entre és-
•Pintamente con los doce franciscanos de q u e tos al ilustre Sacerdote F r . Domingo de Betan-
Se
* r a t o ''» el Capítulo anterior, salieron de E s - zos. Hospedaron se en el Con ven to de S a n F r a n -
);| cisco, pero á poco se trasladaron á una. casa que
I na con dirección al país recien conquistado
r
*- ° r t é s , detuviéronse en la Isla Española, existía en el lugar q u e más tarde fué de la I n -
l u
' ''«pera de su prelado F r . T o m á s Ortíz quien quisición y hoy de la Escuela de Medicina. E l
P°r asuntos de; importancia,, relativos á la Or- lugar era tan insalubre q u e costó la vida á cin-
br'!' h u b í a s ( ' (1< 'tenido en E s p a ñ a . E l 2 de F e - co religiosos y de los siete restantes cuatro re-
ro de ir)2() según Remesa 1, se embarcó con gresaron á E s p a ñ a y tres pasaron en 15)39 á
r S siet
° « religiosos en S a n L ú c a r de Barra- u n lugar contiguo á dicha casa en el (pie fun-
n
jl j , ( fi. en la m i s m a nave en q u e venía el Lie. daron su convento y levantaron el templo q u e
uis Ponce de León, encargado de residenciar | fué dedicado en 1Ò75. H u n d i d o y anegado to-
* Cortés. Detuviéronse poco tiempo en la isla | do el edificio en 171f>, construyéronla, de n u e -
s
Pañola, ( S a n t o D o m i n g o ) en la q u e habían | vo conforme a u n plan m á s e x t e n s o y convenien-
100 EL LIBBO DE MIS RECUERDOS.

te, dedicándose ¡il día ¡5 de Agosto de 1786, tal tos de la Capital por su extensión, hermosas
es, el templo que aun existe. El Convento fué proporciones, elevadas bóvedas de lunetos, ai-

PLAZA DE SANTO DOMINGO.


Dnscnircioy,- PB Í.A ESTAMPA.—Al frente Templo y atrio de Santo Domingo.— Angulo NE. de
la Plaza. Aniigua inquisición, hoy Escuela de Medicina.—Angulo N.O. de la Plaza. Por-
tería y Capilla del Tercer Orden, destruida.—Lado Oriental de la Plaza. Antigua Adua-
na, hoy Secretaria de Comunicaciones.—Lado Occidental. Portal de Santo Domingo y
antig'.a fuente.

SANTO DOMINGO.—INTERIOR. CAPILLA DEL ROSARIO.

dividido en 1801, en lotes y destruida la Capi- rosa cúpula y retablo tan notable como el de
lla del Kosario así como la Iglesia del Tercer la Profesa, dominando en el conjunto arquitec-
Orden, quedando sólo en pie el majestuoso.tem- tónico el orden corintio.
plo principal, uno de los más bellos monumen- La Capilla del Kosario de orden jónico cons-<
LOS MONASTERIOS. 101

tituía una joya de arquitectura y de ornamen- El gran patio con una fuente en el centro
tación, uno de los más elegantes edificios que se hallaba limitado por cuatro elevadas arcadas
8
P° eía la capital y que solamente las exaltacio- que sostenían las habitaciones ó celdas de los
nes políticas de la época y, sobre todo, el in- padres. Las paredes del claustro formado por
justificable encono de un anciano arquitecto, dichas arcadas, estaban cubiertas por una co-
Pudieron determinar la destrucción. Tan be- lección de lienzos debidos al famoso pincel de
la capilla se levantaba sobre planta crucifor- Miguel Cabrera y representaban pasajes de
me, cortados los ángulos rectos que formaban la vida de Santo Domingo.
nave principal y la del crucero, de manera Este claustro, como el de la Profesa, San
que los muros se unían por medio de chaflanes Francisco y otros conventos eran por su deco-
que convertían la parte central del templo en ración, un trasunto de los famosos claustros
una rotonda, compartida por dieciseis hermo- de los conventos italianos.
sas columnas gemelas. Eran éstas esbeltas, El extenso atrio se hallaba limitado al Nor-
con estrías y bellos capiteles jónicos festonea- te por la portada del templo principal, al Po-
dos, sobre los que descansaba el rico entabla- niente por el hermoso templo de la Tercera
mento corrido, rematado por una elegante ha- Orden, que fué derribado y la capilla del Se-
lustrada. Los ñor de la Espi-
ar
c o 8 torales ración y hacia
sostenían l a s el Este y Sur
bóvedas de lu- por una cerca
netos que per- de maniposte-
mitían que las ría c o n dos
Ve grandes puer-
ntanas inun-
dasen de luz el tas en el tramo
re correspondien-
c i n t o del
ter te á la facha-
nplo. Una
graciosa cúpu- da del templo
la principal, que-
daba feliz
re dando e n t r e
mate al edi-
fic!o y tan to es- éste y el de la
ta, como la áb- Tercera Orden
8i
de, las bóve- la portería del
das y los table- convento, pre-
CONVENTO DE SANTO DOMINGO EN DEMOLICIÓN. cisamente don-
a s de los in-
tercolumnios, lucían pinturas al temple que re de da principio la calle de Leandro Valle.
Presentaban pasajes de la vida de la Virgen y Tras de la ábside de la Iglesia mayor se en-
er
an debidas, en su mayor parte al pincel de contraba el tétrico templo de los Sepulcros
Santiago Villanueva. Mármoles y bronces do- de Santo Dominyo, nombre que aún conserva
rados á fuego eran los materiales de que esta- la calle en que se hallaba la entrada de dicho
ña formado el retablo de la Virgen. templo.
El hermoso templo que se ha descrito fué Las épocas de transición se han señalado,
consagrado el 28 de Enero de 1690, renovado aquí y en todas partes por inevitables desór-
ei
i 1736 á la vez que la Iglesia grande, y des- denes, más ó menos censurables. En la que á
truido en 1861 para abrir la solitaria y triste la exclaustración se refiere, pena y congoja
calle de Leandro Valle. causaba la destrucción que con inusitada dili-
Extensa y bella como la de San Francisco gencia se llevaba á cabo en los monasterios.
er
a la sacristía del templo de Santo Domingo, Templos como la capilla del Rosario venían al
cerrada por una extensa bóveda elíptica, casi suelo en pocas horas, sin respeto á las obras
Plana, la cual por ingenioso medio de destruc- de arte ; esbeltas torres como la de Santa Inés,
don, concebido por el mismo anciano arqui- se derrumbaban á los multiplicados golpes de
tecto, cayó de golpe. las barretas, y cuando á éstas se resistía la
102 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

fuerte mole y sólida construcción de otras, co- minicos trece momias, acontecimiento que dio
mo la de San Bernardo, echábase mano de má- materia al público novelero para la invención
quinas destructoras como el ariete. De lo alto de mil cuentos y patrañas, que fueron acogi-
de lus torres arrojábanse las campanas y es- das con toda la verosimilitud de la historia por
quilones que al chocar contra las comizas ha- algunos periódicos nacionales y extranjeros,
cíanlas pedazos, y llegaban al suelo con gran atribuyendo unos á crímenes cometidos en el
estruendo. mismo convento y otros á los reprobados pro-
De los claustros desaparecían millares de cedimientos de la Inquisición, dando por cier-
pinturas, unas recogidas por comisionados del to que los tales esqueletos eran restos de rene-
gobierno y, otras, no pocas, por aficionados á las gados y judaizantes emparedados por el célebre
bellas artes; rotas las puertas de las bibliotecas, tribunal, que ejercía sus funciones en el cer-
libros y manuscritos de gran interés histórico cano edificio, ocupado hoy por la Escuela de
y muchos inapreciables, quedaron á merced de Medicina. Católicos, en toda la extensión de
quienes querían llevárselos, y muchos desen- la palabra, fueron los individuos cuyos eran di-
cuadernados y regados por los claustros, hechos chos esqueletos, individuos recomendables por
que denunció á las autoridades el "Siglo X I X " sus virtudes y que por muerte natural termi-
de la época, refiriéndose al convento de San naron su peregrinación en la tierra, contándo-
se entre ellos el famoso Fr. Servando Teresa
de Mier.
M. K. P. Presentado, Dr. Mtro., exprovin-
cinl Fr. Francisco Eojas y Andrade, natural
de México. Falleció el día 7 de Agosto de 1826.
P. Dr. Fr. Servando Teresa de Mier, na-
j tural de Monterrey. Murió el 19 de Mayo
! de 1827.
R. P. Presentado Fr. Mariano Soto, de Mé-
xico, murió el día 9 de Enero de 1829.
M. R. P. Mtro. Fr. Mariano Botello, natu-
ral de México. Falleció 11 de Mayo de 18)52.
| M. R. P. Mtro. exprovincial, Fr. Domingo
| Barreda, natural de México. Día de su falleci-
I miento 7 de Octubre de 1832.
MOMIAS. i M. R. P . Mtro. Dr. y exprovincial, Luis
I Carrasco, natural de Zempoala. Falleció el 25
Agustín, y de (pie hacia resjxmsables á los co- | de Agosto de 1833.
misionados por no haber sabido cumplir con
I M. R. P. Mtro. Dr. Fr. José Fernández Pe-
el deber (pie el gobierno les había impuesto.
| llón. natural de México. Día en que falleció
Yo fui testigo de que en la expresada bibliote-
! 13 de Junio de 1831.
ca de San Agustín se hallaban amontonados,
R. P. Presentado, Fr. Matías Castro, de
sobre el suelo, libros y papeles en el más com-
México, murió el día 2 de Enero de 1837.
pleto desorden y confusión. En carros eran
R. P. Predicador General. Fr. Mariano
conducidos los libros de la rica biblioteca de
Hidalgo, de Toluca, fué sepultado el 15 de Ju-
San Francisco, pero con tal falta de cuidado
nio de 1837.
(pie no ])oeos se desprendían y caían al suelo,
de los cuales uno, que tuve noticia, fué recogi- R. P. Mtro. Fr. Domingo Guerra, natural
do por un muchacho, y vendido en dos reales, de Tacubaya, Murió 16 de Junio de 1840.
libro (pie más tarde adquirió un blibliófilo M. R. P. Mtro. Fr. Mariano Cerón, de Xo-
amigo mío, jjor la suma de cien pesos, pues el chimilco. Falleció 22 de Diciembre de 1840.
t:il libro era de suma importancia histórica. M. R. P. Mtro. exprovincial Fr. Tomás
1 Ahumada, natural de Estepona en la Villa de
En Febrero de 1861, se extrajeron del osa- Málaga. Murió 13 de Mayo de 1842.
rio perteneciente al panteón de los padres do-
M. R. Mtro. exprovincial, Fr. Antonio Bri-
LOS MONASTERIOS. 103

to, natural de México. Murió el día 6 de Ju- pudiesen ver á los reos sin ser por ellos recono-
nio de 1843. cidos.
Los cadáveres eran sepultados en los sepul- Dos dichos agudos del pueblo demostraban,
cros de la iglesia de este nombre, y al cabo de uno, el temor que inspiraba el Santo Oficio
cierto tiempo se extraían los restos para depo- con sólo nombrarlo: Al rey y á la Inquisición
sitarlos en el osario. chitan y, otro, el desprestigio en que al fin ha-
Para el establecimiento en México del San- bía caído el tribunal: un Santo Cristo, dos
to^ Tribunal de la Inquisición, los P P . domi- candeleras y tres majaderos.
nicos cedieron el primitivo local que, á su lle- La Inquisición de México celebró Varios
gada, se les designó para fundar su convento. autos de fe en Santo Domingo, en la Catedral,
Uicho tribunal ejerció sus tristes y lúgubres en la Profesa y en la Plaza, del Volador que
funciones hasta su extinción, por decreto de fué el más notable. (Véase; Historia/de Méxi-
la8
Cortes Españolas de 1813, y aunque fué co y de su civilización, pág. 74). La plaza del
restablecido en 1814, dejó para siempre de Volador llamada así por los juegos de este
existir en 1820. Del antiguo edificio nos han nombre que en ella se efectuaban, formó par-
Quedado las noticias siguientes: En la parte te del antiguo palacio de Motecuhzoma, pasó al
ba
.ia se hallaba un segundo patio llamado de dominio d e
los Naranjos, ( hoy la casa de la Perpetua que Cortés y de
tué del esclarecido poeta D. José Joaquín Pe- s u s herede-
sado). Al rededor del cual se hallaban 19 ca- ros y al del
labozos y detrás de ellos otros tantos jardini- Ayuntamien-
nos ó asoleaderos, en los cuales los presos sa- to por com-
an a
recibir el sol y otra prisión llamada rope- pra que á és-
*j° compuesta de tres piezas y algunos otros. tos hizo en
En la parte alta se hallaban la Sala de Au- 1837. Los ac-
diencia y los departamentos de oficiales y mi- tuales edifi-
nistros, dando entrada á la primera una pieza cios sustitu-
adornada con 40 retratos de inquisidores. Cons- yeron á las
tituían el ornato y mueblaje de dicha Sala, barracas d e
columnas y cornisas de orden compuesto, rica madera d e 1
apicería, de damasco encarnado, un altar bien antiguo mer-
ecorado en la cabecera sur, con una pintura cado quesub-
que representaba á San Ildefonso recibiendo sistieron has-
a
casulla de manos de la Santísima Virgen, un ta 1841. La DOMINICOS.
ablado en el lado opuesto sobre el cual estaba Inquisición
a
mesa de los inquisidores y bajo de un dosel tenía el Quemadero, al Oriente de San Diego
U8
tres sillones con cojines y almohadones ó sea el terreno que comprende la mitad de la
que eran, como aquél, de terciopelo carmesí Alameda.
c
°n franjas y borlas de oro; y por último á los Los dominicos poseían el Colegio de Porta
08
del dosel que ostentaba las armas reales Cœli, fundado en 1603 en las casas compradas
y un crucifijo, dos ángeles de los cuales uno á Do Isabel de Lujan en 12,800 pesos, dedi-
? n í ^ e n una mano la oliva y en la otra la cándose el templo en Mayo de 1771. El cole-
emente inscripción : Nolo mortem impii, sed gio fué dividido en lotes en 1861 y vendido á
^ c°nvertatur et vivat, y el otro en la mano particulares. El templo permanece en pie y
ei
*echa una espada y en la izquierda la ins- abierto al culto católico y el Colegio conver-
!pción: ad fasciendam vindictam in natio- tido en casas particulares presenta en el exte-
toiis: increpationis in populis. La sala se rior el mismo aspecto que poseía antes, parti-
fuñicaba directamente con las prisiones y cularmente en la parte que corresponde á la
n un departamento, tal vez el de los tormén- calle Bajos de Porta Cœli, con un raquítico
8
A - Una puerta/junto al dosel se hallaba llena ventanaje perteneciente á las antiguas celdas.
de a gujeros á fin de que el delator y testigos Fr. Domingo de Betanzos, hijo de ricos é
101 KL L I B R O DE MIS R E C U E R D O S .

ilustres padres, abrazó la carrera eclesiástica Provincia i n d e p e n d i e n t e de la de S a n t a Cruz de


para bien de la h u m a n i d a d . Intimo amigo del la Isla Española, en virtud de las bulas del papa
benemérito franciscano F r . Martín de Valen- Clemente V I I , debido á las instancias del P .
cia, del virtuoso O b i s p o Zumárraga á quien Betanzos, y de ella nacieron las P r o v i n c i a s de
asistió en sns últimos momentos y del escla- S a n t i a g o de Guatemala en l.V)l, cuyo pri-
recido virrey Don Antonio de Mendoza, trata- mer convento debió su fundación al mismo pa-
lia con ellos de todos los asuntos que propen- dre, la de S. H i p ó l i t o de Oaxaca en l.">92, la de
dían A procurar el bien de la raza conquistada, P u e b l a de los ángeles en K)ii5 y la d e S. Vi-
noble sentimiento que desarrollaba por medio cente de C h i a p a s .
de la caridad, de la predicación y del ejemplo, Multiplicáronse los conventos en el p a í s , a u n -
motivo por el cual era llamado j u s t a m e n t e , por q u e ya en 18H1, é|x>ea di' la exclaustración, ha-
unos, el apóstol mexicano, y, por otros, el va- bía reducídose m u c h o el n ú m e r o , y solamente
rón santo. existían los s i g u i e n t e s : México. S a n P e d r o y
Al lado del P . Betanzos se alza la preemi- S a n P a b l o de Querétaro, Azcapotzalco, Gua-
nente figura de F r . Bartolomé de las Casas se- dalajara. Zacatecas. S a n J u a n del Kío, Som-
g u n d o obispo de la Provincia de C h i a p a s , brerete y Cuantía, de la Provincia de México:
quien por sus obras y escritos en favor de la T e h u a n t o p e c . Y a n h u i t l á n y Tlaxiaco en la de
raza, conquistada, tuvo no pocos enemigos. O a x a c a : P u e b l a . Veracruz, Teposcolula y Cui-
Con el título de S a n t i a g o do la Orden de pre- da huac en la de Puebla y S a n Cristóbal en la
dicadores, los dominicos se erigieron en 10:52 en de C h i a p a s .

*¿fi*
ix
CONVENTO DE LA MERCED.

;If'^fOS primeros religiosos, mercedarios que Recibidos en Tabasco los españoles en son
^ F pisaron el suelo mexicano, (15P.I) fue- de guerra ]>or los indígenas, aprestáronse á 1¡1
ron F r . Bartolomé de Olmedo y F r . J u a n lucha (pie fué tenaz ]K>r las frecuentes arreme-
de las Varillas. El P. Olmedo, por sus virtudes tidas de los (pie defendían su territorio y cuyo
y h u m a n i t a r i a s labores respecto de los indios, n ú m e r o acrecía prodigiosamente. T r e s días
fué u n insigne sacerdote, digno precursor de consecutivos d u r ó la lucha, pero en el último.
los misioneros franciscanos, " u n o de esos pia- 2") de Marzo, las huestes españolas, d e s p u é s de
dosos varones, según los conceptos de Pros- asistir á la ceremonia de la misa que dijo el
cott, (pie ofrecen el ejemplo raro, en todos tiem- i P. Olmedo, según d e ello nos informa B e r n a l
]M)H. de un celo ardiente, unido á un e s p í r i t u! Díaz del Castillo, alcanzaron la, célebre y de-
de Viva Caridad y de hermosas acciones, acor- I cisiva victoria en los canqxjs de Ceutla, lugar
des con los sabios preceptos q u e se inculcan." j en que se erigió una población con el nombre
Compañero constante de Cortés hallóse en to- | de Santa María de la Victoria.
dos los lances de la conquista, siempre dispues- Vencidos los indios y, tal vez, movidos del
to á mitigar los sufrimientos del pueblo con- deseo de? alejar de su territorio á los españo-
quistado. | les, de acuerdo con la protesta de paz y amis-
LOS MONASTERIOS. 105

tad que les hicieron, al día siguiente acu- je llevando en su compañía á otro ameritado
dieron al campo del afortunado Cortés y ob- mercedario Fr. Juan de las Varillas.
sequiáronle objetos de valor y veinte donce- Una nota correspondiente al Capítulo XV
llas entre las que se contaba la célebre Malin- de la Crónica de la Merced del P . Pareja, di-
ce lo que sigue en justo elogio del P . Olmedo:
"Digno es de que la Nueva España erigie-
se estatuas ó por lo menos eternizase su me-
moria con el elogio, que para darle alma á un
lienzo en que el M. R. P. Fray Juan Antonio
de Segura lo hizo representar bautizando á Ix-
tlilxochitl, rey de Texcoco le concibió en esta
décima:
Aplaúdate este Orbe entero,
Grande Fr. Bartolomé
Porque para el Sol de fé
Le serviste de lucero:
De haber sido tú el primero
De este Orbe conquistador,
Nadie borra el explendor,
Que aunque otros después vinieron
Ellos apóstoles fueron,
Pero tú su precursor."

# *
Seis años después, 1530, llegó con el mis-
mo Cortés, á su regreso de España el P . Fr.

FR. BARTOLOMÉ DE OLMEDO.

c
ûe de origen mexicano. Catequizadas éstas
P° r la predicación del P. Olmedo, con la inter-
vención del intérprete Jerónimo de Aguilar
que durante su cautiverio en Yucatán apren-
dido había el idioma de los indígenas, fueron
bautizadas por el mismo P , Olmedo á quien
a
yudaba en todos sus actos el Clérigo Juan
•Uíaz. La Malinche que, como se sabe, fué lapo-
derosa auxiliar de Cortés para la consecución
5 e su grande empresa, recibió el nombre de
Doña Marina.
Seguir paso á paso la vida del benemérito
Wercedario, Fr. Bartolomé de Olmedo, me obli-
garía á extenderme más de lo que conviene al
Presente artículo, y basta saber que ni las pri-
vaciones, ni las fatigas,ni las penalidades consi-
guientes ala ardua empresa acometida por Cor-
tés, hiciéronle desmayar en sus humanitarios
Propósitos respecto de la siempre desgraciada
raza indígena. BAUTISMO DE IXTLILXOCHITL EN TEXCOCO.

El P . Olmedo, anciano, fatigado y enfermo


no
pudo acompañar á Cortés en su expedición Juan José de Leguízamo con otros diez reli-
Las Hibueras y murió en México poco tiem- giosos de la misma orden, quienes después de
P° después de haber aquél emprendido su via- una corta permanencia en la entonces Nueva
14
106 EL LIBRO DE MIS BECUEÈDOS.

España, pasaron á Guatemala, «on Pedro de fundar conventos en México y en otras pobla-
Alvarado, donde hicieron su primera fundación, ciones. Con esta autorización abrieron los pa-
aumentando su número con nuevos profesos. dres su noviciado en el que entraban jóvenes
Faltándoles allá medios para poder instruir á de familias distinguidas, lo que originó con-
los estudian- tradiciones por
tes, mandában- parte de las o-
los á México tras comunida-
para que si- des y una con-
guiesen los troversia c o n
Cursos de la el ordinario, á
Universidad, la que puso tér-
concluidos los mino, eñ favor
cuales, los más de los merce-
regresaban á darios, una cé-
Guatemala. Al dula del rey,
principio se expedida el 30
hospedaban en de Septiembre
u n mesón y de 1595, por la
luego en la ca- que se ordena-
sa que por San ba al Virrey y
Hipólito .les á la Audiencia
proporcionó que amparasen
CONVENTO DE LA MERCED.-EXTER1OR.-LAD0 PONIENTE.
un antiguo a- á dichos reli-
migo del padre Olmedo, hasta que en 1589 pu- giosos. El mismo P. Vera remitió de Guate-
dieron adquirir con limosnas su habitación por mala á México, en 1596, una imagen de Nues-
San Lázaro cerca del lugar en' que estábanlas tra Sra. de la Merced la cual se veneró en el
ataranzas. Ensanchada aquella sucesivamen- templo.
te se transformó en convento en 1593, con sus Por hallarse el Convento muy distante del
correspondientes eeldas y oficinas. centro, resolvieron los religiosos trasladarse
En el mis- al lugar en que
mo ano el Vi- hoy subsisten
rey dio pase á unos paredo-
dos cédulas del nes en ruina,
monarca espa- el mercado de
ñol, por las que. la Merced y un
se daba á los hermoso claus-
padres la fa- tro convertido
cultad de fun- desgraciada-
dar en Méxi- mente en cuar-
co un colegio, tel, á orillas
el cual se ins- del canal. Ese
ti tuyo en la lugar fué ad-
expresada ca- quirido por los
sa pero sólo padres en 18
para doce es- mil pesos en
LA MERCED.-INTEraOR
tudiantes. 1601ymásade-
El P. Fr. Francisco Veraquehabíapasado lante varias casas y un mesón, pero como" les
á España como Procurador de la Provincia de quedaba de por medio un callejón ..que que-
Guatemala, regresó á Nueva España con el rían cerrar y para ello se les negara la licenr
cargo de Vicario general (1594) viniendo en su cia por el Virrey, Conde de Monterrey, ocu-
compañía ocho religiosos con facultades de rrieron á las vías de hecho, y en una noche
LOS MONASTERIOS. 107

tapiaron los dos extremos de la estrecha vía, En 1862, comoresultado de la extinción de


lo que dio motivo á que el pueblo se amotina- las Ordenes monásticas, se dio principio a l a
ra y acudiera al Virrey para que se reparase el demolición del convento y de la iglesia.
mal causado por tal abuso, más á pesar de to- Era ésta espaciosa y de tres naves, resguar-
do, el acto quedó consumado. La conducta dada por un techo de dos aguas, formado ex-
del Virrey es una prueba en 2>ro de los que terionnente de láminas de zinc y cubierto in-
creen que tal acto fué i>or él mismo aconse- teriormente por un bello artesonado, sustitu-
jado. yendo á la cúpula una pirámide hueca exagonal
E n 1602 comenzaron la construcción de su con una ventanilla en cada faz y con los deta-
primer templo, disponiendo al efecto de los lles del techo en general. El templo estaba
fondos que les proporcionaba la explotación de construido de Norte á Sur, á este rumbo la
una mina de Zacualpan, que les fué cedida, ábside y á aquel las tres puertas correspondien-
así como de buenos materiales que extraían tes á las naves. El atrio era cuadrado, limitado
del cerro de Santa Marta. al Sur y al Este por las portadas del templo
Por bula del papa Paulo V, el Convento mayor y de la Santa Escuela y por el Norte y
fué segregado de la Provincia de Guatemala Oeste por dos tapias con sus correspondientes
y elevado con entradas. Ver-
otros, ya fun- daderamente
dados en Nue- era admirable
va E s p a ñ a , < el c l a u s t r o
en Provincia principal que
independiente podía compe-
con el título de tir en elegan-
" L a Visita- cia con los cé-
ción de Nues- lebres de Ita-
tra Señora" el lia. Hallábase
27 de Marzo de limitado el pa-
1619, siendo tio por hermo-
su primer pro- sas a r c a d a s
vincial el P. sostenidas por
l'r. B e n i t o columnas dó-
Martínez. jEn ricas en el pi-
la página si- so inferior y
guiente se ex- CLAUSTRO DE LA MERCED. \x>r otras muy
presan los con- hermosas y
ventos y hospicios que tenía la Provincia. corintias, en doble número, en el superior. So-
Deseando los religiosos sustituir su mez- bre el corniznmento del primero, bellamente or-
quina Iglesia por otra de mayores proporcio- namentado como los arcos, descansaban las co-
nes acudieron, para lograr su objeto, al arbi- lumnas de la arcada superior, decoradas en sus
trio de las limosnas, solicitando cien protec- fustes con relieves y arrancando de sus capite-
tores, suscrito cada cual con la suma de mil les graciosos arcos dentellados que servían de
Pesos, mediante el ofrecimiento que á todos se soportes al rico cornizameuto del segundo cuer-
íes hizo de gozar del patronato con los privi- po del edificio. Dichas columnas se hallaban co-
legios consiguientes. Pronto adquirieron los locadas simétricamente correspondiendo unas
100,000 pesos, encabezando la suscrición el á las columnas y otras á las claves de la arca-
» irrey marqués de Cerralvo, quien puso la da del primer piso. Las paredes de los co-
Primera piedra del nuevo templo el 20 de Mar- rredores bajos del claustro estaban cubiertas
zo de 16iM, el cual fué terminado el ¿50 de Agos- por quince grandes cuadros (pie representaban
to dé 1654, quedando la primitiva iglesia con. Ja vida de San Pedro Nolasco, ejecutados por
a g r a d a á la Tercera Orden de Nuestra Señora pintores mexicanos, pertenecientes á la época
de artística de México, y las de los corredores
la Merced.
108 EL LIBEO DE MIS RECUERDOS.

altos por otros cuadros de diversos asuntos. Huerta de Tacuba fué conocido el Convento
Se habla en pretérito, no obstante que tan be- que los mercedarios fundaron por el año de
llo monumento arquitectónico permanece en 1620, entre San Jacinto y Popotla en el lugar
pie, por que no es ni sombra de lo que fué. en que el camino se bifurca conduciendo una
Destruidas las molduras en parte y embadur- de las vías á la hacienda de Cía vería y la otra
nadas de cal las restantes, desaparecido los á la población de Tacuba. El templo fué de-
cuadros, tapiada la bellísima arquería superior dicado el domingo 13 de Enero de 1668. Más
y sucia y desmantelada la inferior, todo causa tarde el lugar cambió su nombre por el de Mer-
honda pena y más cuando se considera que, ced de las Huertas y fué casa de recolección.
sin necesidad, asestáronse rudos golpes al arte, El hábito de los
víctima expiatoria de ajenas culpas. Hoy que religiosos de la or-
los tiempos han cambiado y que la exaltación den militar de Ntra.
irreflexiva sólo reside en algunos raquíticos Señora de la Mer-
cerebros, deben repararse tan inmensos males. ced y Redención de
La actividad de los mercedarios, desde su Cautivos, fundada
instalación en la casucha de San Lázaro, fué en España en 1182
tan notable, que no solamente hizo progresar su por Don Jaime I,
instituto, sino que les permitió levantar tem- rey de Aragón, con
plos y conventos, siendo el de México la cabe- el fin de redimir á
za de una extensa Provincia que contaba con los cristianos que
las monasterios de Puebla, Guadalajara, Mo- caían en poder de
relia, Oaxaca, Zacatecas, Aguascalientes, Ve- los moros, era blan-
racruz, Atlixco, San Luis Potosí, Lagos, Coli- co, teniendo en el
ma y Chiapas ; con hospicios en Toluca, Valle escapulario el escu-
de Santiago, Celaya, Guanajuato y Querétaro do de la Orden, co-
y, por último, con un colegio y una casa de ronado c o n u n a
recolección en la capital. cruz de plata abier-
MERCEDARIO.
En 162(5 seis religiosos que doctrinaban á ta en campo rojo,
los indios que residían lejos del Convento, se en jefe de las armas de Cataluña, que son cua-
establecieron en una humilde habitación que tro barras encarnadas en campo de oro.
con su huerta les donó una india, en la parte Los mercedarios tenían bajo su patronato
Occidental de la Ciudad, que bañaban las aguas el Colegio de San Ramón, situado en la 2 a Ca-
del lago. Con el tiempo mejoraron su casa y lle de este nombre, acera que mira al Sur, y
levantaron el templo en otro solar cercano y de fué fundado por el limo. Sr. D. Alonso Enri-
mayor amplitud, cedido jíor el Presb. Antonio quez de Toledo, pero á causa de la decadencia
Ortíz, abriéndose aquél al público en 1678. del instituto como del de San Juan de Letrán,
Nueve años después erigieron su colegio con celebróse un concordato entre los superiores y
la denominación de San Pedro Pascual. Dete- el Provincial de la Merced por el que se con-
riorado el primer templo por su mala construc- vino en que el primero se incorporase al se-
ción fué reedificado en 17H5, á expensas de gundo. El provincial continuó ejerciendo el
Don Domingo del Campo Murga. Tal es el Patronato, con el derecho de proveer ocho lu-
templo conocido con el nombre de Belem de gares de gracia. Desde entonces el instituto
los Padres. tomó el nombre de Colegio de San Juan de Le-
Con el nombre de la Concepción de la trán y Comendadores Juristas de San Ramón.
LOS MONASTERIOS. 109

PANORAMA DE LA CIUDAD DE MEXICO.-EN PRIMER TERMINO CONVENTO DE SAN AGUSTÍN, VISTO POR LA CALLE DEL ARCO.

CONVENTO DE SAN AGUSTÍN.

-oseo-
j o s religiosos agustinos llegaron á México cisión de los agustinos de México para decla-
en Junio de 1533 y se hospedaron en el rarse independientes de los de España produjo
Convento de Santo Domingo. A poco to- una contienda entre ambas Provincias que no
maron posesión del terreno llamado Zoquipnn cesó sino hasta el año de 1590, en que se dio
. que la Keal Au- el fallo en favor de la de México. En 1676, un
diencia les señaló incendio, que duró tres días, destruyó la igle-
para que edifica- sia, pero fué reedificada, dándose principio á
sen su casa y tem- las obras en Mayo del siguiente año y termi-
plo, como lo veri- nándose el 14 de Diciembre de 1692, día de la
ficaron bajo los dedicación.
auspicios del Em- El Convento adquirió grandes creces por
perador Carlos V la munificencia de Doña Isabel Moctezuma,
que, para el efec- hija del Emperador de este nombre y esposa
to, mandó darles del español Pedro Cano. La dedicación de la
102,000 pesos. Su- Iglesia del Tercer Orden tuvo efecto en 1714.
bordinados á la El Convento y sus dos templos ocupaban
Provincia de Cas- la extensa manzana comprendida entre las ca-
tilla permanecie- lles de San Agustín, Tercer Orden, El Arco y
ron hasta 1543 en Bajos de San Agustín.
q u e s e declararon Comprendía grandes patios con hermosos
independientes de claustros ornamentados con pin turas de los bue-
AGUSTINO.
aquella, con el nos artistas mexicanos, extensas galerías y nu-
nombre de Pro- merosas celdas y otros departamentos, como
vincia de Agustinos del Sto. nombre de Jesús, las de San Francisco, Santo Domingo y San
y para ejercer su ministerio, con más provecho, Fernando, amplias escaleras que llamaban la
e dedicaron, como otros religiosos, á aprender atención por sus elegantes artesonados y dos
°s idiomas indígenas. Como era natural la di- porterías, de las cuales, una daba á la Calle de
110 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

San Agustín y otra á la Calle del Arco. Muy binadas con las principales expresadas, hallán-
cerca del contrafuerte oriental de la ábside del dose sobre cada uno de los arcos un amplio
templo, en la última de dichas calles y á regularbalcón de aspecto elegante. Después de la es-
altura, arrancaba un gran arco cubierto, que claustración, el edificio fué destinado á Biblio-
teca Nacional, modificado el interior hacién-
dose desaparecer el crucero y la cúpula por
medio de pilastras de manipostería que sostie-
nen una bóveda de madera igual á la primitiva
del templo. El aspecto exterior, con excepción
de la portada, no correspondía á la belleza del
interior: un gran muro formado de sillares de
basalto escoriáceo, sin adorno alguno ni corni-
samento hallábase terrumpido por la puerta
CLAUSTRO PRINCIPAL DE SAN AGUSTÍN. lateral del templo, sobre la cual había un me-
terminaba en la acera de enfrente, y comuni- dallón con la imagen de talla de Nuestra Se-
caba el Convento grande con el departamento
del noviciado, que ocupaba parte de otra man-
zana. El arco fué destruido en 1823.
El templo es uno de los edificios más nota-
bles y bellos de la Capital. La elevada bóveda
semicilíndrica y de lunetos descansa sobre un
vistoso y rico entablamento dórico, sostenido

BIBLIOTECA NACIONAL.—INTERIOR.

ñora de Guadalupe. Ese muro se ligaba, en án-


gulo recto, con el no menos tétrico y sombrío
de la Capilla del Tercer Orden, hallándose li-
mitado el atrio, al oriente y poniente, por dos
tapias almenadas con sus puertas, correspon-
diente una á la fachada principal del templo, y
otra á la del costado, levantándose en el ángulo
de ambas tapias, una gran cruz de piedra. Sin
embargo, la bella portada con sus dos torres,
una, la oriental, de pequeñas proporciones, y la
otra, occidental, alta y majestuosa así como las
TEMPLO DE SAN AGUSTÍN.—INTERIOR. cúpulas y los contrafuertes que arrancaban en
arco de las bóvedas de las capillas para soste-
por elevadas pilastas entre las cuales se hallan ner la del cañón principal del gran templo, di-
distribuidas las Capillas, separadas de la nave simulaban los defectos indicados y daban al
principal por arcos de medio punto, poco ele- conjunto del edificio un sello de grandeza.
vados y sostenidos por pequeñas pilastras com- La Sillería del Coro, de madera de nogal
LOS MONASTERIOS. Ill
tallada, era de gran mérito artístico, cuyo costo llenos de libros, cuyo número excede de 200
fué de 240,000 pesos. Era de dos órdenes de mil volúmenes. Al pie de las elevadas pilas-
asientos, en cuyos respaldos, en la parte supe- tras y sobre pedestales se levantan las estatuas
ñor, se hallaban representados en alto relieve de Valmiky, Confucio, Isaías, Homero, Pla-
254 pasajes del Antiguo Testamento. Díjose tón, Aristóteles, Cicerón, Virgilio, San Pablo,
que la sillería había sido vendida á un extran- Orígenes, Dante, Alarcón, Copérnico, Dascar-
jero en la cantidad de 3,000 pesos, pero esto no tes, Cuvier y Humboldt.
iné exacto. Por mucho tiempo ijermaneció de- Los destartalados muros exteriores fueron
sarmada y casi abandonada en una bodega de reformados, siguiéndose el estilo arquitectóni-
la Escuela de Sordo-mudos, en Corpus Cristi, co de la hermosa portada, aumentada solamen-
dándose lugar á que una gran parte se perdiera, te con cuatro cariátides y respetándose el re-
Pero al fin lo que de ella quedó ha sido apro- lieve de San Agustín. El atrio fué converti-
vechado en un Salón de la Escuela Prepara- do en un jardín y sustituidas las tapias por
toria. En el Convento y sobre todo, en la igle- enverjados de hierro, sobre cuyas pilastas
81
a, existían buenas pinturas de los antiguos de cantería descansan los bustos de ilustres

TEMPLO DE SAN AGU3TIN.-REV0LUCI0N DEL 15 AL 27 DE JULIO DE 1840.

artistas y fué gran fortuna el hallazgo de dos mexicanos: D. Manuel Carpió, poeta; D. Ma-
hermosos cuadros, uno de Zurbarán y otro de nuel" Eduardo Gorostiza, autor dramático; D.
Sebastián de Arteaga: el del primero represen- Francisco Manuel Sánchez de Tagle, poeta;
ta á Jesucristo dándose á conocer á sus discí- el abate D. Francisco Javier Clavijero, histo-
pulos en el Castillo de Emáus y el del segun- riador; D. Fernando A. Tez0zomoc,historiador;
^ 0 ! á Santo Tomás poniendo el dedo en la he- D. Fernando Ramírez, abogado y anticuario;
ri
da del Salvador. Ambas pinturas se conser- D. Fernando A. Ixtlilxochitl, historiador; D.
van en la Academia de Bellas Artes. Lucas Alamán, historiador; Fr. Manuel Náje-
Convertido el suntuoso edificio en Bibliote- ra, filólogo; D. José Bernardo Couto, abogado;
ca Nacional, inaugurada el 2 de Abril de 1884, Netzahualcóyotl, poeta ; D. Manuel de la Pe-
e
ven en el pavimento de la nave principal ña y Peña, jurisconsulto; D. Carlos de Si-
grandes mesas con atriles para comodidad de güenza y Gróngora, humanista; D. José Anto-
lQ
s lectores y cerrando los arcos de la Capilla, nio Álzate, naturalista; D. José Joaquín Pe-
«ruceros y ábside, quince grandes estantes de sado, poeta; D. Leopoldo Río de la Loza,
cedro que así como los de cada Capilla está n químico; D. Joaquín Cardoso, literato y Di-
112 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

rector de la Biblioteca Nacional ; D. José Ma- griego, á la entrada de la Biblioteca, formado


ría Lafragua, idem., idem; Fr. Manuel Nava- bajo el antiguo coro, y la estatua de Minerva,
rrete. poeta y D. Mariano Veytia, historiador. colocada en el gran nicho con el que fué susti-
Para terminar, luiremos mención del vestíbulo tuida la puerta lateral del templo.

€^
IV
CONVENTO DE SAN FERNANDO.

-<i$n<œ>-

2IBf OCOS años llevaba de fundada la ciudad nerada cruz. Según la obra de Sigüenza y
de Querétaro, cuando llegaron á ella Góngora "Glorias de Querétaro," la repetición
con el conquistador Fernando de Tapia de los prodigios de aquel signo de redención,
(1570), varios franciscanos recoletos, de la re- "movió la piedad de las fieles y á instancias
gular observancia, quienes para la administra- de los religiosos franciscanos se fabricó la er-
ción de los santos Sacramentos solo tuvieron mita de carrizo y tejamanil y á los cuatro
una rústica capilla en cuyo altar'fué colocada años se mejoró construyéndola de calicanto y
una gran cruz de piedra, que tanta celebridad techo de madera." E n tal estado permaneció
había de alcanzar en los venideros tiempos. el humilde templo hasta 1654, en que se eri-

SAN FERNANDO.—EXTERIOR,
SAN FERNANDO.—EL CONVENTO.

Por la precisa traslación de los padres á otro gió en convento y se levantó el otro templo de
lugar más adecuado, la ermita aquella quedó mayores proporciones, en la colina del Sangre-
desierta y al fin destruida \K>T la acción del mal. El religioso Fr. Antonio Linaz pasó á
tiempo y únicamente permaneció en pié la ve- España para asistir al capítulo de 1682, y
LOS MONASTERIOS. 113

aprovechando su estancia en la Corte, obtu- el templo, que es el mismo que conocemos, se


vo del rey y de sus superiores la licencia ne- terminó y bendijo el 19 de Abril de 1755, ha-
f a r i a para fundar un colegio apostólico de biéndose colocado la primera piedra el 15 de
Misioneros, como consta en la bula de 8 de Octubre de 1735.
•Mayo del siguiente año. De vuelta á Queré- Como se ha visto, la cuna de los colegios
taro en unión de 22 religiosos, puso en prác- de Propaganda Fide fué Querétaro. Dichos
tica inmediata su resolución, estableciendo en colegios y el número de misioneros que exis-
e
l convento el Colegio de Propaganda Fide, tían en 1874, conforme nota del Pres. V. de
el día 15 de Agosto de 1683, quedando termi- P. Andrade, á las Noticias de México por 8e 7
nado en 1698. daño, eran: "San Fernando 7, Querétaro 9,
Los expresados padres venían á México á Orizaba 12, Pachuca 13, Cholula 18, Zapopam
dar misión, circunstancia favorable de la que 26 y Zacatecas 47. Total 132 comprendiendo
Ruiso a p r o v e - en este número
charse el arzo- los 24 hermanos
bispo D. Fran- laicos."
cisco de Aguiar El templo es
y Seijas p a r a de hermosa cons-
que en la capi- t r u c c i ó n , de
ta* f u n d a s e n g r a n amplitud
aquellos un con- y de aspecto se-
vento, idea que vero. Sus anti-
no pudo llevarse guos altares del
a
efecto, s i n o estilo de Churri-
más tarde en guera han sido
1731 en que ocho sustituidos por
misioneros r e - otros modernos.
ci
é n llegados Poseía muchos
convinieron en cuadros, p e r o
«enar aquel de- SAN FERNANDO.—INTERIOR DEL TEMPLO. s ó l o conserva
*»• Estableció- los del coro y
'onse desde luego, en la ermita de Necatitlán, otros que adornan los cruceros, capillas ad-
Probablemente la capilla que por varios años yacentes á éstos y la sacristía. La hermosa si-
existió en el siglo pasado, en la esquina de las llería del Coro notablemente tallada, no corrió
c
alles primera y cerrada de Necatitlán. En esa la suerte de la de San Francisco, que desapa-
flttita fundaron su hospicio, pero apenas per- reció, ni la de la San Agustín, de la que una
manecieron en él tres meses, pues habiendo parte muy incompleta se conserva en un sa-
adquirido con limosnas una casa y huerta al lón de la Escuela Preparatoria. El convento,
occidente, se trasladaron á su nueva habita- en virtud de la ley de exclaustración fué en
*jm, habilitando de capilla una pieza, con la parte vendido en lotes y en parte derribado
^vocación de San Fernando, el 30 de Mayo para abrir la calle principal de la colonia dfe
de
l mismo año. Guerrero, formada en la huerta y campiñas
del mismo convento, y en otras adyacentes.
El hospicio se convirtió en Colegio apos-
%co En el atrio y plaza se formó el jardín qne
de San Fernando, en virtud de la real
j ^ h d a de 13 de Octubre de 1733. Desde en- lleva el mismo nombre de Guerrero, y en el
nces continuaron las obras de ampliación cual se levanta la estatua de este caudilo de la
convento, con el auxilio de las limosnas, y Independencia.

< & &


114 E L L I B R O DE MIS RECUERDOS.

JESUITAS.

-ooo-
' r' OCAS instituciones han sido tau comba- la para capilla. El P. Sánchez señaló su es-

X
'; tidas y lan perseverantes como la fun- tancia en México, sembrando beneficios y
dada por San Tgnacio de Loyola en estableciendo escuelas. El primer colegio fun-
lôiU, en los momentos en que la, paz de Nu- dado por él, bajo los auspicios y patronato de
remberg ( U>'.\2) había asegurado el triunfo <le siete personas ricas, fué el Máximo de San Pe-
Lutero cuyas doctrinas habían invadido la Eu- dro y San Pablo, en el terreno cedido, corrien-
ropa Septentrional. do el íiño de lril'.l Tan grande era el número
Imputábase á los jesuítas el preconcebido de los alumnos que al colegio concurrían, así
fin de obtener el dominio universal. sobnqx>- de la ciudad como de varios lugares cercanos,
ii¡endose á todas las potestades de la tierra. que se vieron los sacerdotes en la necesidad
Tal imputación de que más tarde supo aprove- de abrir, poco después, los de San Gregorio,
charse en España el Conde de Aranda, tenía San Bernardo y San Miguel. Los colegios de
por causa un principio establecido en las re- San Pedro y San Pablo y de San Gregorio
alas de la Compañía de Jesús, ó sea el ciego estaban contiguos y aunque se comunicaban
acatamiento de todos y cada uno de sus miem- no tenían otra relación que la de hallarse su-
bros, al general que tenía, la facultad de nom- jetos á un mismo rectorado.
brar á todos los superiores de las distintas ca-
La primera iglesia que tuvieron los jesuí-
sas de la misma Compañía. Tal principio ha-
tas fué aquella en (pie, por gratitud, trabaja-
cía creer (pie un intento dominador iba dirigido
ron numerosos indios del pueblo de Tlacopan,
á los asuntos políticos y no á los espirituales,
mediante la intervención de su cacique, capi-
cuando aquellos, por su constitución, les es-
lla tpie ]jor tener sus techos de dos aguas á ma-
tallan terminantemente prohibidos. Acrecía
nera de una choza, fué llamada XawiMeopan.
el temor de los gobiernos la ilustración que
Para el sostenimiento de sus colegios con-
siempre ha distinguido á los jesuítas y su ad-
taban los sacenlot.es con el producto de las co-
mirable disposición para atraerse numerosos
legiaturas de algunos (pie las pagaban, y de
discípulos é infiltrar en ellos la sabiduría.
los derechos parroquiales, pues aunque la ci-
Enviados por San Francisco de Borja 11c- tada capilla no era parroquia, administrábanse
i'aron á México con el insigne jesuíta, Pedro en ella los sacramentos, mediante la, corres-
Sánchez en Septiembre de 1Ò72. los sacerdotes pondiente licencia.
Diego López. Pedro Díaz, Hernán Juárez de En 158H, por orden del General de la Com-
la Cámara, Francisco Bazán, Pedro López de pañía y con autorización del Virrey, refundié-
la Parra, Diego López de Mesa. Alonso Ca- ronse en uno los colegios de San Gregorio, San
margo. Juan Curiel, Pedro Mercado y Juan Bernardo y San Miguel en el de San Ildefon-
Sánchez y los hermanos Bartolomé Larios, so, establecimiento (pie hoy es la Escuela Pre-
Martín de Motilla. Martín González y Lope paratoria, quedando como casa de estudios de
Navarro. la Provincia el de San Pedro y San Pablo, go-
Hospedáronse en el Hospital de, la Purísi- bernado, unas veces, por los patronos y, otras,
ma, hoy -lesús Nazareno, y di' allí pasaron á por los jesuítas. Esta casa fué la que se con-
unos solares que les fueron cedidos por Alonso virtió t;n Colegio de San Gregorio, dedicado
de Villaseca. rico minero de Txniiquilpan, y en principalmente á la instrucción y doctrina de
los cuales aderezaron su habitación y una, sa- los indígenas.
LOS MONASTERIOS. 115

En toda la extensión del territorio mexica- imagen una capilla en el bautisterio de la igle-
no, donde se vea levantar un gran templo, un sia de San Gregorio. En los anos de 1682 y
edificio sólidamente construido, una finca de 1683, Don Juan Chavarria y Valero, rico es-
campo como una fortaleza, y una obra de arte, pañol, entregó de su pecidio $ 34,000 para la
puede asegurarse, sin error, que los jesuitas construcción de un nuevo templo é hizo dona-
fueron los autores de tales monumentos. ción de la famosa hacienda denominada San
El templo de San Andrés, destruido duran- José Acolman, de algunas fincas y de otros
te la noche del 19 de Junio de 1868, con el fin bienes para fomento de la escuela de indíge-
de abrir la calle de Xicotencatl, fué en su ori- nas. Estos bienes prosperaron con la buena
gen la iglesia del colegio y noviciado de Santa administración de los Padres, quienes aumen-
Ana, edificios levantados por los jesuitas.(1626 taron considerablemente las rentas del Colegio
a
1642), á expensas de D. Melchor Cuéllar. con la adquisición de otras ricas propiedades.
De poca duración fueron estos edificios, pues La institución de la Compañía de Jesús,
á causa de su pronto deterioro, viéronse obli- prosperó en el territorio mexicano y llegó á
gados los jesuitas á abandonarlos, y así per- poseer además de los colegios citados y casa
manecieron hasta 1676, en que, con motivo de profesa de México, los colegios Espíritu San-
to y S. Javier, el célebre templo de la Compa-
ñía y los seminarios de San Ignacio y San
Jerónimo en Puebla ; el noviciado de Tepotzo-
tlan y seminario para indios ; colegios y semi-
narios en Querétaro, Zacatecas, Oaxaca, León,
Guanajuato, San Luis, Veracruz, Celaya,Chia-
pas, San Luis de la Paz, Guadalajara, Duran-
go, Mérida y Pátzcuaro; residencias en Parras,
Chihuahua, El Parral y Campeche; misiones
en Sinaloa, Nayarit, Chihuahua, Sonora, Ta-
rahumara y sobre todo en las Californias.
Los Jesuitas fundaron en la Baja las 18
misiones siguientes : Nuestra Señora de Lore-
to, San Francisco Javier, Santa Rosalía Mu-
legé, Purísima Concepción, Santiago de los
Coras, Nuestra Señora del Pilar y Todos San-
tos, Nuertra Señora de Guadalupe, San Igna-
TEMPLO DE SAN ANDRES.
cio de Loyola, San José del Cabo, Santa Ger-
trudis, San Francisco de Borja, San Francisco
la nueva fundación hecha por el capitán An- de Balicatá, Nuestra Señora del Rosario de
drés de Tapia, volvieron á abrirse templo y co- Viñadaco, Santo Domingo de la Frontera, San
legio pero con la advocación de San Andrés. Vicente Ferrer, San Miguel del Encino y Santo
Con el título de Ara Cœli se estableció, conti- Tomás. Las de la Alta California fundadas
gua al colegio, la casa de ejercicios, á cargo de por los fernandinos, fueron 13, á saber: San
Diego de Alcalá, San Carlos de Monterrey,
*°s padres filipenses, quienes dieron principio
á San Antonio de Padua, San Gabriel de los
sus trabajos en 1751.
temblores, San Luis Obispo, San Francisco,
Doce años después del destierro de los j e -
San Juan Capistrano, Santa Clara, San Bue-
suítas tanto la casa de ejercicios como el cole-
naventura, Santa Bárbara, Purísima Concep-
gio fueron destinados al hospital que todavía
ción, Santa Cruz y la Soledad.
existe, quedando agregada á él la iglesia men-
cionada. Refrendado por el Conde de Aranda se es-
Andando el tiempo, el Padre Juan B. Za- pidió el decreto de 27 de Febrero de 1767, por el
pata, en 1675, trajo de Italia la imagen de cual, el rey Carlos I I I ordenaba el extrañamien-
-muestra Señora de Loreto y las medidas de la to de los jesuitas de todos los dominios espa-
kanta Casa de Nazareth, labrándose para la ñoles. Dirigiéronse al efecto con el mayor si-
116 EL LIBEO DE MIS RECUERDOS.

gilo, circulares á las autoridades de los lugares cisco Javier Clavijero, Francisco Javier Ale-
en que aquellos residían, con la prevención de gre y Juan Luis Maneiro: el primero escribió
que los pliegos no se abriesen sino en deter- la historia antigua de México, monumento im-
minada fecha, á fin de que el decreto fuese perecedero, é in-
cumplido simultáneamente en todas partes y, teresantes diser-
con tanto rigor, que no se hacía excepción de taciones históri-
los enfermos ni de los impedidos. cas y murió en
El marqués de Croix virrey á la sazón de Bolonia (1787) en
Nueva España, dio cumplimiento al decreto donde tiene u n
con las prevenciones ordenadas, de manera modesto sepulcro ;
que en la noche del jueves 24 al 25 de Junio, el segundo escri-
Octava de Corpus, fueron aprehedidos los je- bió varias obras
suítas en todos sus Colegios del país, publi- siendo la más im-
cándose, en la misma mañana del 25, el bando portante la "His-
del Virrey relativo al decreto, documento aquel toria de los Jesuí-
que revela, por su redacción un servilismo sin tas" y tradujo en
igual. He aquí las sultánicas frases del bando: verso latino 1 a
"deben saber los subditos de el gran Monar- Iliada de Homero
ca que ocupa el trono de España, que nacie- MANEIRO. y murió también
ron para callar y obedecer, y no para discu- en Bolonia en 1788; el tercero fué un insigne
rrir, ni opinar en los altos asuntos del Go- latinista, escribió varias obras y falleció en
bierno, Ninguna necesidad había de un pro- México en 1802. El padre Andrés Cavo, natu-
cedimiento tan altanero, cuando el real decreto ral de Guadalajara, fué igualmente expatria-
hubiérase cumplido, llanamente, por ir dirigi- do, á pesar de hallarse al cuidado de las misio-
do á quienes no oponían resistencia alguna. nes de infieles. Escribió la "Historia civil y
La salida su- política de México" que D. Carlos M ? Busta-
cesiva de los reli- mante, cambiando su título, publicó en 1836
giosos, conforme con el de "Los Tres Siglos de México durante
iban llegando del el gobierno español."
interior, tuvo efec- Restablecida la Compañía de Jesús por el
to por el puerto de papa Pío VII, en 1814, y en virtud de la Cé-
Veracruz el 26 de dula Real de 10 de Septiembre de 1815, los je-
Julio del mismo suítas desterrados sobrevivientes regresaron al
año, 25 de Octu- país y tomaron posesión de los colegios de San
bre, 20 y 29 de Ildefonso y San Pedro y San Pablo y la direc-
Noviembre y 30 ción del de San Gregorio, de manera que en
de Enero de 1768, 1816 contaban, además de estos establecimien-
en 15 buques, an- tos, con los de Puebla y Durango.
ticipadamente Por decreto de las Cortes españolas, 1820,
preparados, q u e
fué de nuevo suprimida la Compañía de Jesús.
debían conducir-
CLAVIJERO. En 1822 el desmantelado templo de San Pe-
los á Italia, tocan-
dro y San Pablo convirtióse en Salón de Se-
do puertos de España.
siones del Congreso hasta 1829 en que la Cá-
Todos los edificios y bienes de la Comuni- mara fué trasladada al Palacio Nacional. El
dad fueron confiscados, consistiendo éstos prin- templo, después de varias transformaciones,
cipalmente en 126 haciendas de labor, caña de volvióse á abrir al culto católico, en 1832, y
azúcar y cría de ganados, creándose para la ad- conducida á él la Imagen de Nuestra Señora
ministración de los cuantiosos bienes la Di- de Loreto de su hermosa iglesia que á causa
rección general de Temporalidades. del desplome de sus muros temíase el derrum-
Entre los jesuítas expulsados se encontra- be; mas habiendo cesado los temores, volvió á
ban los ilustres Veracruzanos, los padres Fran- ser conducida la imagen á su antigua casa, en
LOS MONASTERIOS. 117

1850. El antiguo templo de San Pedro y San jónico y cuyo conjunto arquitectónico llama
Pablo, perteneciente entonces al Colegio de San la atención por sus detalles. Las cuatro gra-
Gregorio, se destinó á biblioteca del mismo ins- ciosas rotondas en el brazo menor del crucero
tituto, muy rica aquella en manuscritos y obras
importantes sobre la historia de México.
La Compañía de Jesús fué otra vez resta-
blecida por el decreto de 19 de Septiembre de
1853 y de nuevo suprimida en 1856. Los pa-
dres vivieron separados y sólo se reunían pa-
ra sus conferencias en una casa de la calle del
-águila. En 1863, durante la intervención, vol-
vieron á establecerse en el Colegio de San Il-
defonso bajo la dirección del ilustrado sacer-
dote, Dr. D. Basilio Arriaga.
A la caída del Imperio emanado de la in-
tervención, el Colegio de San Ildefonso fué con-
vertido en Escuela Preparatoria y los pocos
jesuítas que había se refugiaron en San Ca-
milo.
Hoy los templos de Santa Brígida y San
Francisco, que cambió su primitivo nombre
Por el de "Corazón de Jesús," se hallan á car-
go de Sacerdotes de la expresada Compañía.
De las antiguas Iglesias de estos religiosos,
una, la de San Pedro y San Pablo, sigue sir-
TEMPLO DE LORETO.-INTERIOR.
viendo de taller á la Escuela Correccional, y la
otra que por origen tuvo una humilde casucha las esbeltas pilastras estriadas que sostienen
y vino á ser con el tiempo, por sus reedificacio- un rico entablamento, sobre el que descansan
nes sucesivas, el suntuoso templo de Nuestra airosos arcos, bóvedas de lunetos y una atrevi-
Señora de Loreto que se halla abierto al culto, da cúpula sostenida por preciosas columnas
"ajo el cuidado de su ilustrado Capellán, el corintias, todo está revelando el genio artísti-
p
resb. D. Agustín Hunt y Cortés. co de los insignes arquitectos, Don Agustín
•^l templo es de aspecto grandioso de orden Paz y Don Manuel Tolsa.

imp
VI
CONVENTO DE SAN DIEGO.

-<«>H<Xí>-

IUINCE religiosos descalzos de la más ex- daron en San Cosme, hospital de indios, fun-
« tricta observancia, según las reformas dado por el Obispo Zumárraga, siendo aquél,
6 a
^ Orden seráfica, hechas por San Pedro Al- además, hospicio para dar alojamiento á los
cántara, llegaron á México en 1580 y se hospe- misioneros quepasaban áFilipinas. A la lie-
118 EL LIBBO DE MIS BECUEBDOS.

gada de éstos, era Virrey en la Nueva España ley de exclaustración, fué dividido en lotes en
D. Lorenzo Suárez de Mendoza, Conde de la los que se levantaron casas particulares y se
Corufla y arzobispo de México, D. Pedro Mo- abrieron las calles de Colón yjte Balderas.
ya de Contreras. El templo que ha quedadjppBn" pie, sin el pan-
Después llegaron otros religiosos llamados teón anexo, y parte del atrio convertidos en ca-
del Pendón, viniendo de Comisario al docto sas particulares, no es de extensas proporcio-
sacerdote Fr. Miguel Talavera, á quien el nun- nes, pero se halla ricamente decorado, llamando
cio de S. S. dio cartas y un estandarte con las sobre todo la atención la capilla de los Dolo-
insignias de Jesucristo, diciéndole : "recibid el res, la más bien y propiamente ornamentada
estandarte de la Cruz con que podréis vencer de las que existen en la capital. Quince gran-
á los enemigos de la fe." (Crónica de San Die- des cuadros de Vallejo (1772) revisten comple-
go por Fr. Bal tazar de Medina, Cap. I I I ) . Los tamente los muros del templo, representando
de la nueva Misión fueron recibidos en la er- pasos de la Pasión, siendo los principales, la
mita de San Cosme por sus hermanos, que los Exposición del Cuerpo de Cristo, la Oración
habían precedido. del Huerto y la Cena. En las pechinas se ven
De estos misioneros,
unos prosiguieron su ca-
mino para Filipinas y
otros permanecieron con
el padre Talavera, y fue-
ron los fundadores del mo-
nasterio,'^ constituyéndose
en custodia en 1598. Tras-
ladados,"-más tarde, á un
lugar del tianguis de San
Hipólito, fabricaron su
convento y levantaron
iglesia que, con la advoca-
ción de San;Diego de Al-
calá, fué dedicada en 1621.
La construcción de ambos
DIEQUINO.
edificios llevóse á cabo, ba-
jo los auspicios y patrona-
to de D. Mateo Mauleón y de su mujer, patro-
nato que pasó, por herencias de familia, á la ca- PANTEÓN DE SAN DIEGO.
sa del mariscal de Castilla, unida, más tarde,
á la del Conde del Valle, la que continuó sos- las figuras de los cuatro Evangelistas, y á los
teniendo sus derechos, preservando al templo lados del altar mayor, obra de gusto coronada
de la adjudicación. E n la fiesta titular, al ter- con la estatua de la Fé, hay dos bellos lienzos
minar la misa, el provincial seguido de todos alegóricos dedicados á la Virgen Guadalupa-
los religiosos, se dirigía á la puerta del templo
na, uno, y al patriarca San José, otro. El tem-
y en ella hacía entrega de las llaves del Con-
plo principal posee un hermoso tabernáculo,
vento al Conde del Valle y éste las devolvía al
habiéndose llevado á cabo toda la ornamenta-
Provincial, manifestando su voluntad para
ción por el celo del ilustrado padre Cornago.
que la Comunidad permaneciera en el expre-
En la sacristía existe una colección de cuadros
sado Convento un año más, acto del cual daba
que representan asuntos principales de la vi-
fe un escribano.
da de la Virgen.
Los dieguinos se constituyeron primero en La Provincia de Dieguinos de México, con-
Provincia dependiente de la de San Gregorio taba los dieciseis siguientes conventos:
de Filipinas, y en 1602 en Provincia indepen- San Diego de México.— Santa Bárbara de
diente. Vendido el Convento con motivo de la Puebla.—San Ildefonso de Oaxaca.—Nuestra
LOS MONASTERIOS. 119

Seflora de los Angeles de Churubusco.—San franciscanos de Michoacán. — San Antonio


Bernardino de Tasco.—San Francisco de Pa- de Querétaro. — San José de Cuautla.— San
chuca, que en el Siglo X V I I I se incorporó á Pedro Alcántara de Guanajuato.— Purísima
los Colegios Apostólicos de Propaganda Pi- Concepción de Aguascalientes.—San José de
de, San Antonio de Siiltepec.—Nuestra Se- Tacubaya.—San Antonio de Córdoba y Nues-
ñora de Guía de Acapulco que pasó á la de tra Señora de Guadalupe de Morelia.

VII
SAN COSME.

-<3ȟǒ>-

?A parroquia actual de San Cosme fué en obtuvieron la ermita y establecieron una ayu-
i- su origen, según se ha manifestado en da de parroquia hasta 1667 en que fué trasla-
la parte relativa al Convento de San Die- dada á San Lázaro en el pueblo de San Anto-
go, un hospital para indios forasteros fundado nio de las Huertas, siempre administrada por
Por el virtuoso Arzobispo Zumárraga. El hos- los P P . franciscanos. Probablemente el Hos-
pital con su er- pital de S.Láza-
mita, que en ro, al que se alu-
1581 sirvió de de en algunas
refugio á l o s historias, f u é
Primeros d i e- el que hizo des-
guinos, se ha- truir Ñuño de
H a b a situado Guzmán, por el
conforme asien- incoveniente
ta el P. Balta- que ofrecía su
sar de Medina situación inme-
en la "Crónica diata al acue-
de la Provincia ducto que con-
de San Diego," ducía el agua á
hacia la parte la ciudad.
septentionaldel En 1669 se
acueducto de la • i áKwM convirtió la er-

Tlaxpana, poco mita en casa de


T E M P L O DE SAN C O S M E .
há destruido, ó Recolección ó
sea en la acera de la antigua calzada de Tla- sea de mayor recogimiento y de más extricta
°opan, contraria á la del costado del actual observancia, con el título de Nuestra Señora
templo de San Cosme. de la Consolación, (Baltazar de Medina). La
Trasladados en 1594 los dieguinos á su con- tradición refiere que una niña cayó en un
vento, que habían edificado los franciscanos, profundo pozo; que la madre de ésta tomó
120 EL LIBBO DE MIS BECTJEBDOS.

en sus brazos á la Virgen, y dando quejas era el del insigne Marqués de Casa Fuerte, uno
lastimeras la condujo al brocal del pozo. En de los mejores gobernantes que han existido.
presencia de la imagen hincháronse las aguas, Tres eran las lápidas que en aquella pared se
y manteniendo á flote á la niña, ascendieron hallaban: una en latín y dos en castellano. Es-
lo bastante para que la madre afligida pudiese tas últimas eran las siguientes:
recibir en sus brazos á su hija viva y sana.
I.
Bajo los auspicios y patronato de D. Agus- D. Juan de Acuña, marqués de Casafuerte,
tín Guerrero, que cedió á los franciscanos un murió Hiendo virrey de este reino,
solar contiguo á la ermita, se emprendieron en 17 de Marzo de 1734. Está sepultado en este
las obras de edificación del convento, ponién- presbiterio.
dose la primera piedra del templo en 1672. Por
muerte de Guerrero, suspendiéronse las obras, Descansa aquí, no yace, aquel famoso
mas á poco continuaron á expensas del nuevo Marqués, en guerra y paz esclarecido,
patrono Don Domingo Cantabrana, y el tem- Que en lo mucho, que fué, lo merecido
No le dejó que hacer á lo dichoso:
plo se terminó y dedicó el 13 de Enero de 1675, Ninguno en la campaña más glorioso
con la advocación de Jesús, María y José, ad- Ni en el gobierno fué tan aplaudido,
No menos quebrantado que sufrido
vocación per- Vinculó en la fatiga su reposo.
petuada e n Mayor que grande fué, pues la grandeza
Á que pudo incitarle regio agrado
el relieve que Fué estudiado desdén de su entereza,
representa á Y es que retiró tanto su cuidado
De lo grande, que tuvo por alteza
la S a g r a d a Quedar entre Menores sepultado.
Familia y El Sr. García Icazbalceta, aludiendo al
aún existe so- Marqués de Casafuerte, me refirió lo siguiente :
bre la puerta Rondaba, cierta noche, la ciudad en com-
del m i s m o pañía de su ayudante, ambos á caballo, y á eso
templo. Can- de las doce los sonidos de una esquila del mo-
tabrana r e - nasterio llamáronle la atención y preguntó á
nunció el pa- su ayudante cuál sería la causa de aquellas
t r o n a t o , el campanadas á deshoras. Respondióle el ayu-
cual por su dante:—cosas son éstas de los frailes, llaman
propia indi- á maitines pero no van.
cación, reca-
El Virrey, sin contestarle, se apeó del ca-
yó en Señor
ballo y se acercó á la puerta del templo para
San José,
COSMITA. observar lo que en el interior pasaba y tuvo la
h e c h o con-
paciencia de estar oyendo el rezo de los maiti-
memorado en un cuadro de grandes dimen-
nes y el canto edificante del Miserere que en-
siones debido al buen pincel de José Alcíbar,
tonaban los religiosos durante sus actos de
notable pintor del siglo XVIII, y discípulo de
penitencia. Al retirarse del templo dijo á su
Ibarra. Dicho cuadro que representa en la par-
ayudante esta lacónica frase: los frailes no
te Buperior, entre un hermoso grupo de ángeles
soL· van, sino se dan, aludiendo al ejercicio
á San José, y por la inferior varios personajes
de disciplina que acababa de escuchar, con lo
arrodillados, entre loa que aparece el benefac-
que el susodicho ayudante quedó corrido y
tor Cantabrana, existía cubriendo la paretic del
avergonzado.
lado de la Epístola y fué quitado de ese luga*
para sustituir ¡oh dolor! una obra de arte con En 1855 el general Santa-Anna convirtió
una pintura de brocha gorda. PMtedel Convento en hospital militar, habien-
do pasado & S. Francisco los pocos religiosos
En el lado del Evangelio se hallaba un se- que en él existían.
pulcro, por mil títulos respetable, el cual fué Después de la guerra de Intervención la
igualmente removido porque sus lápidas im- Iglesia de San Antonio de las Huertas fué
pedían embadurnar la pared con los mismos destruida (1862), pasando el curato á San
colores que profanaron el arte. Ese sepulcro Cosme.
LOS MONASTERIOS. 121

CONVENTO DEL CARMEN.

-•£©30-

^IÔ origen á la Orden religiosa de Nuestra llegando á formar catorce conventos de frailes
Señora del Carmen el establecimiento y dieciseis de monjas. La reforma introdujo
de un anciano Sacerdote, de nombre en la Orden costumbres más austeras, restitu-
"ertoldo y natural de Calabria, con diez com- yéndola á su regla primitiva.
pañeros de origen germano, en el monte Car- De la orden reformada por Santa Teresa
m
ek> de la Siria, antigua morada, según la tra- fueron los carmelitas que llegaron á México el
cción, del profeta Elias. San Alberto, patriarca 18 de Octubre de 1585, siendo cuatro sacerdo-
de Jerusalem dióles en 1209, las reglas que de- tes, dos coristas y tres legos. El Virrey, mar-
leran observar en su vida monástica, las que qués de Villa Manrique, les señaló para lugar
ueron aprobadas por el papa Honorio I I I , pe- de su fundación la ermita de San Sebastián que
ro eran tan severas esas reglas que el pontífice servía de parroquia, administrada por religio-
Qocencio IV, creyó conveniente suavizar, cir- sos franciscanos. Por la influencia del mismo
custancia por la cual se
dio á los religiosos el
nombre de mitigados.
r
Sucesivamente si-
guiéronse h a c i e n d o
otras correcciones al es-
tatuto, por las que se
permitía á los mismos
religiosos fundar con-
* ventos, interrumpir el
silencio, comer carne
tres veces á la semana,
asistir en común al re-
fectorio, pasearse por
los claustros y otros lu-
gares en horas en que
lo permitiesen los ejer-
r CARMELITA. cicios obligatorios de la
jjj ,. comunidad y, diversas
p l a c a c i o n e s , se contaba la relativa al hábi- TEMPLO DEL CARMEN.
' *** l a c t i al sustituyéronse con capas blan-
solamente las del mismo color con listas Virrey quedó la administración á cargo de los
Pardas. Carmelitas quienes la mantuvieron hasta el año
tra g V e x t e n d i d a s e hallaba la religión de Nues- de 1607, en que renunciaron el curato é hicie-
efiora del Carmen, contando ya con nu- ron de él entrega á la Cormmidad de los Agus-
la d ° T m o n a 8 t e r i ° s en el Siglo XVI, cuando tinos. Este cambió no fué del agrado de los in-
de J y c é l e b r e m o n a d e Avi
Í l a , Sor Teresa dios, quienes muy contentos se hallaban con
6 ayudada r Fr J u a n d e la Cruz in la administración de los Carmelitas y produjo
t r o dU ] ^l 'a r P° - > "
° «forma de los Carmelitas descalzos, en ellos grande exaltación que degeneró en
16
122 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

motín que sólo el tiempo pudo apaciguar. Los truido por el famoso Arquitecto D. Eduardo
Carmelitas se trasladaron al convento que ha- de Tres Guerras, til de San Luis, el de Méxi-
bían ya levantado en el mismo barrio y lugar co, el de Toluca, el de San Ángel.
en que hoy se levanta el templo de Nuestra Se- Con motivo de la ley de exclaustración, des-
ñora del Carinen. Este templo fué dedicado el apareció el convento Carmelita de la Capital,
14 de Octubre de 1742. A esta iglesia prece- el cual fué dividido en lotes para edificación
dieron otras dos: la primitiva que era de arte- de casas particulares y para la apertura de nue-
són y la segunda de bóveda, situadas de Orien- vas calles.
te á Poniente y no como la actual, de Norte á
Sur.
Los Carmelitas con sus misiones contribu-
yeron eficazmente á la repoblación de aquel
barrio é hicieron prosperar en el país su ins-
titución, difundida rápidamente y constituida
en provincia con el nombre de San Alberto,
en 1594, Fundáronse sucesivamente muchos
conventos, como fueron el de Nuestra Señora
de los Remedios de Puebla, el mismo año en que
se fundó el de México, 1586 ; los de Nuestra Se-
ñora del Carmen de Atlixco, 1588. Nuestra Se-
ñora del Carmen de Morelia, 1593; (convento y
Seminario) de Nuestra Señora del Carmen de
Celaya, 1597 ; Santa Teresa de Querétaro, 1(501 ;
Nuestra Señora del Carmen del Desierto 1606;
Santa Ana de Coyoacán (San Ángel), 1614;San
Ángel de Salvatierra 1644. San Joaquín (Ta-
raba), 1696; Santa Cruz de Oaxaca, 1699; San-
ta Teresa de Orizaba, 1735 y, por último, los NUEVO TEMPLO EN CONSTRUCCIÓN.

de Guadalajara, Tehuacán y San Elias de San


Luis Potosí en 1747. * Notables fueron todos El insigue arquitecto I). Eduardo de Tres
los conventos Carmelitas por sus famosos tem- Guerras dejó ya fuera de cimientos, al Orien-
plos entre los que sobresalen el de Celaya cons- te de la iglesia actual, el grandioso templo, que
no llegó á terminarse, cuya construcción había j
* (Nota ú las Noticias de México (le Sedano, por el se encomendado á su gran inteligencia y gustó
Presl). V. de Y. Andrade). verdaderamente estético.

*9í¿a.

HIPÓLITOS.
RELIGION DE LA ORDEN HOSPITALARIA.

-<$0H<£>-

^•- mediados del Siglo XVI llegó á México y, con preferencia, á cuidar á los enfermos del
Bernardino Alvarez, comerciante de no hospital de la Concepción, hoy de Jesús Na-
escasa fortuna y dotado de magnánimo cora- zareno, mas no satisfecho con esta obra meri-
zón. Dedicóse con empeño á ejercer la caridad toria, se propuso fundar otro hospital, congre-
LOS MONASTERIOS. 123
I
gîilirio ;il efecto á varios eclesiásticos, viendo Al tratar did templo do San Hipólito ami-
'•-Otoñarlos sus ;ii'¡nies. con el establecimiento den á la memoria tres hechos dignos de men-
del hospital general de la Caridad en el sitio ción y que. bien descritos se encuentran en la
wclidrj por D. Miguel Dueñas y por I). a ísaliel obra de mi inteligente y buen amigo Luis
«le Ojeda, o , I,, (.S(|iii!ia ile las calles de l'or- González Obrogón, conocida con el título de
tacudi y de la Celada, parte de la cual tomó el "México Viejo." Esos hechos son: el desas-
nombre de San Bernardo. tre de los españoles en la segunda Cortadura
D'1 corta duración fué el mencionado hos- de la Calzada do Tlacopan en la noche triste,
pital, pues deseando su fundador sustituirlo ¿50 de Junio do 1520, la supersticiosa fábula .quo
eon otro de mayor amplitud, emprendió nueva entre otras muchas causó gran desaliento en
obra en concurso con los demás hermanos ríe el ánimo do. Motecuhzoma. fábula, á que aludí!
ni Caridad, en un sitio más extenso, y conti- el relieve riel monumento rpie se levanta en el
guo á la primitiva ermita de los Mártires, que ángulo did atrio de. dicho templo y el célebre,
había tomado el nombre de San Hipólito, en paseo rlrd pendón. Como todas las órdenes hos-
memoria de la rendición de la ciudad azteca á pitalarias, la.de los Hipólitos quedó suprimida
los españoles. por el decreto de las Cortes españolas en 1H20,
Impartiendo sus cuidados á los enfermos continuando los mismos religiosos, pero sin la.
desvalidos y ancianos, pasó su vida, id bene- forma de, comunidad, asistiendo el hospital de
mérito Alvare/. y murió en 1ÔH-L siendo se] ni I los locos, hasta 184¡5, en qui! siguió atendido
tildo en la misma casa de beneficencia fundada j i>or administradores, á causa de la muerto ríe
por él y á I;, ,p„, p „ s o j ) 0 r I,,,,,,-,: /.;,/ rslr /ios- los últimos religiosos.
l'ifal na se iiinjii la rnriilml til que tlijrrt' | El edificio fué vendido, en parte, por Santa-
'/'"' ifV ella necesita. Aprobada más tarde, por ! Anna,dH42,yelmstoquedósujotoálosva.ivonos
elemente VIII |;1 congregación' de los herma- do la política, convirtiéndose sucesivamente en
llü
» «le la Caridad. 1<'«(M. adoptaron éstos su hospital militar, 1847; en hospital municipal,
hábito y establecieron el noviciado, erigiendo- IH50; en Escuela de Medicina, en el mismo
S(
"> por último, en religión hospitalaria, oonfur- | año; otra vez en cuartel, 1H5;5, y más tarde en
ni'' á la Regla de San Agustín y en virtud de fábrica, de tabacos. El hospital de locos, estu-
•H 'Hila de Inocencio XI!. dada en 17<X>. Rajo vo bien asistido i>or las Hermanas de la Cari-
Ios mejores auspicios siguió regido el hospital | dad de 1844 á 1H75 en que se vieron obligadas
•h'Sthiado. al fin. para dómenles. j á expatriarse, y desrle entonces ha quedado di -
IJÍI antigua ermita, levantada ú raíz de la ; rígido por id Ayuntamiento. El templo, antes
«'"quista, fué sustituida por un templo cuya j dr; la. exclaustración fué administrado por los
«'oiistrucción tardía se terminó en lTi'.U. Más ¡ P P . Paulinos, luego por Capellanes y hoy, en
tarde el templo reparado y embellecido. se es- ! tin. i«r los PP. de la Congregación del Cora-
ti''•noel 20 de Agosto de 1777. zón de María.

•••&-Í»r¿¿

JUANINOS.

<y>®oo)
mX
?M]lj Hospital de San Juan de Dios fué fun- | una Arch ¡cofradía, la casa de niños expósitos
*•?"• 'halo en 1ÒN2 con el nombre de llosjiital i con el título ríe Nuestra Hcñortí, de ios l)e-
<>'• In /'Jpifaiúa. ])or el Dr. Pedro López. ; san/parados, de la que en 1H04 se hicieron car-
Htiien estableció juleinás bajo los c.uirlados de | go los P P . Juanillos, recien llegados de Espa-
124 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

fia. Estos reconstruyeron templo y hospital, la extinción de su orden. Dicho Hospital fué
parte del cual fué destruido por el incendio fundado por Hernán Cortés en un lugar cer-
acaecido el 10 de Marzo de 1766, pero pronta- cano á la Tlaxpana, pero destruido de orden
mente reparado á expensas de la caridad pú- de Ñuño de Guzmán, por el inconveniente que
blica. Suprimi-
das las Ordenes
hospitalarias por
decreto de las Cor-
tes en 1820 fué
clausurado el hos-
pital por la retira-
da de los Juani-
llos y ocupado por
religiosas de la
Nueva Enseñan-
za, las (pie más
tarde se traslada-
I ron á la antigua
I casa de los Betle-
I mitas donde esta-
' bleeieron su con-
JUANiNO. vento. Abierto de
nuevo el hospital
de San Juan de Dios por los esfuerzos de Don TEMPLO DE SAN LÁZARO.
Gaspar de Ceballos y otros particulares, se
encargaron de él las Hermanas de la Caridad ofrecía su situación próxima al acueducto de
en 1845, continuando prestando eminentes ser- agua pota-ble de la que se hacía uso para las
vicios hasta, el año de 1875, en que se ausen- necesidades del hospital, antes de ser aprove-
taron del país con motivo de haberse declara- chada por el vecindario. En 1572 el Dr. Pedro
do constitucionales las leyes de Reforma I véase López estableció, por su cuenta, el hospital en
el artículo Hermanas de la Caridad, Parte pri- el suburbio de la ciudad conocido con el nom-
mera, Cap. II). bre de San Lázaro, administrado por el Ayun-
Los P P . Juaninos se hicieron cargo del tamiento de la capital después de la extinción
Hospital de leprosos, de San Lázaro, en 1721 de los Juaninos hasta 1862 en que fueron tras-
y lo administraron hasta 1821, con motivo de ladados los enfermos al hospital de San Pablo.

6-¿?IKí3

AGUSTINOS RECOLETOS.

-<X':í

?AS diversas ramas en que se dividió la los Agustinos descalzos, instituida en 1574 en
orden de religiosos agustinos, como fue- Portugal por el P. Tomás de Jesús y aprobada
" ron los de San Pablo, de los Jerónimos por el capítulo celebrado en Toledo. El expro-
y de Santa Brígida, (lió origen á la reforma de vincial de los Agustinos, el eminente Fray
LOR MONASTERIOS. 125

Luis de León, IOH llevó & Espilla y el P . Fray ¡ mida In Orden en 1S20 quedó convertido el
•'ujiíi de San Jerónimo los trajo á Mexico, en : monasterio en casa |Mirticulnr, In misma qne
"tinterodedoce, porelañode lti()6. Estossacer- ¡ hoy se ve marcada con el número lili y sirvió
«lotes formaron un hospicio contiguo á la pa- '•• de nioniiln al general Don Vicente (¡nerrero.
rro
qnia de Santa Ana y de allí se trasladaron i Los Agustinos ]XIM-1IIII el Colegio de Kan
&
l-'i calle siguiente a lo. de Santa Teresa parte ; Pablo, en la pliwn de este noinlire, cuyo t.eni-
(1(
' 1" extensa llamada antiguamente de las pío fue ayuda de la parroquia de San .lose,
^tíirazanas. á efecto de fundar su convento administrada |>or franciscanos hasta 15*ii». Un
y hospicio con el título de San Nicolás, nom- el uno de IHÍil se destinó el edificio á llospi-
,m
' «pie adquirió lamencionada calle. Supri- , tal. conocido con el nom I ¡re de .luáivz.

BENEDICTINOS.

, ^ A cofradía, que j>or patrona eligió A I toridad. hasta que llegados <pic hubieron los
";>' Nuestra Señora de Monserrate y «pie benedictinos ( 1(51 1), á quienes se les (lió '«se-
por origen tuvo el culto que á esta sión de la ('api I la. la (¡posición cesó por completo
"""gen tributaban los aragoneses Diego J ¡ - y el culto prosiguió celebrándose sin interrup-
1 ílu /
" y Fernando Moreno, compañeros de ción. Kl Monasterio.erigido en I'rionito,conti-
_ ortos, yfl ancianos v ricos, fué autorizada en nuó funcionando aunque con |¡oc.os religiosos.
13*1 ]">'• el pupa (Gregorio X I I I . Kl helio ideal i hasta el 20 de Knerode |N2I en (pie. |x¡rel tan-
ill. ;i
Cofradía era levantar un templo A su tas veces citado decreto de las cortes españolas,
s
r ""ta patrona y mi hos])itaI en las lomas de
• fueron suprimidas las comunidades religiosas.
•'"•nhaya para atender A los indios atacados Kl templo (piedó subsistente y es el misino
' *' U1 '" tspidemia entre ellos reinante, mas sus i (pie conocemos y cerca del cual existió otra
•' ¡mes fuero,, infructuosos )>or la ojiosieión '. capilla de dos |¡equeñas torres, dedicada, á
'l"e la autoridad eclesiástica le hacía, negán- : Nuestra Señora de la Candelaria y. probable-
' °*' 'l «'fonocerla. La j>crserveranc¡n de los I mente, se levantaba en la calle conocida con
1
° " ' que prescindido hahían de sus jiro- el nombre de Chapitel de .Monserrate.
f r <,( s

y·'ctos, fuera <le la ciudad, logró la erección del En un artículo sobre los benedictinos de
!n
™ U»lo, e„ un solar de la calle Verde, adqniri- ! México, suscrito con las iniciales.!. M. I). se
|x>r compra, á los religiosos agustinos. IX»- | lee lo que sigue:
"tcóse el templo en 15SK) y en 61 fué colocada la •"Los benedictinos de México observaban
""''"I ti ira d(. Nuestra Señora, imagen Heldela • las mismas prácticas que los de Kuropa. Man-
<!"<•• se veneraba en el Monte-Serrato de Espa- I tenían en su claustro cierto nlimen) de niños,
'• pero coino las cuestiones con el Ordinario I (pie les servían de acólitos y canfores, á los
)l
| °siguieron, tan pronto cerraba, el templo sus que educaban religiosamente y les enseñaban
b e r t a s como las abría, á voluntad de dicha au- las primeras letras, la gramática latina y la
126 EL LIBRO DE MIS BECÜEBDOS.

música. Según sus constituciones, dedicábanse miembros de su Orden más de 40 papas, más
diariamente al cultivo de la tierra, y á copiar de 200 cardenales, 50 patriarcas, 1,600 arzobis-
manuscritos antiguos. Fruto de los trabajos pos, cerca de 5,000 obispos y una infinidad de
del primer género fué la introducción de va- Santos Canonizados." Benedictinos fueron
rias legumbres y plantas en nuestra república, siete obispos de la Iglesia Mexicana. Fr. José
debiéndoseles entre otras la de las ciruelas Pérez de Lanciego, arzobispo de México. Fr.
que llaman de España, pues fueron los prime-
ros que aquí las cultivaron. Inmensos eran los
curiosos manuscritos que tenían acopiados en
sus bibliotecas, especialmente sobre las histo-
rias de las Americas y que se han perdido des- I
graciadamente, acaso de una manera irrepara-
ble. Poseían, en fin, bellísimas pinturas, de
las que aún existen tres en la Academia de San
Carlos de esta capital, siendo una de ellas del
famoso Zurbarán."—"Los pobres y desvalidos
eran también objeto de las atenciones de nues-
tros monjes. E n el priorato de Monserrate se
repartían gratuitamente remedios á los enfer-
mos, con un simple papel en que constara la
indigencia de los que los pedían, á cuyo fin
había una botica dentro de la misma casa,
donde se elaboraban los medicamentos. Su ro-
pería estaba abierta para vestir al desnudo y
diariamente se daba de comer, á la puerta, á
no corto número de necesitados."
El traje de los benedictinos era como el de BENEDICTINO.
los de igual nombre de el Monte Casino: túni-
ca larga y capa negra. Juan del Valle, obispo de Guadalajara. Fr. Die-
"La Orden de los benedictinos, (dice una go de Quintanilla, obispo de Durango. Fr.
obra consultada), considerada, en general, ha Mauro Tovar, obispo de Chiapas. F. Manuel
dado á luz distinguidos personajes, tanto por Quiroz, electo para el obispado de Oaxaca.
los puestos que han ocupado como por las cien- Fr. Pedro de los Keyes Bios, obispo de Yuca-
cias en que se han distinguido, y por los San- tán. Fr. Luis de Pina y Mazo, obispo de Yu-
tos que han salido de ella. Cuentan entre los catán.

ANTONINOS.

«sia
k ^ N 1530 Alonso Sánchez pidió al Cabildo Calzada de Ixtapalapan. Los Canónigos regu-
de la Ciudad de México un solar para l a r e s de San Antonio Abad vinieron á México
fundación de la Ermita de San Antón, en 1628, adquirieron la ermita, fundaron el
solar que le fué concedido á extramuros en la hospital para los contagiados del mal de Sa»
LOS MONASTERIOS. 127

Antón 6 de la lepra y levantaron su priorato 17 de Enero hasta el 28 de Febrero, para pre-


y templo. Esta orden fué suprimida en 1787 servarlos de las pestes y de enfermedades con-
Por bula del papa Pió VI, expedida á instan- tagiosos, han continuado en la parroquia in-
cias de Car- mediata de Santa Cruz Acallan, á la que; son
los I I I , que- llevados, en el tiempo señalado, animales de
dando secu- todií especie, adornados con ñores y listones.
larizados los Efectúase esta ceremonia en memoria de la Vi-
religiosos, da (ltd Santo en el desierto. En el mencionado
mas los de templo de Santa Cruz se conservan los cuadros
México, que históricos (pie adornaban la. Capilla de los Ta-
no excedían
de diez, con-
tinuaron ad- 4 i . ; ' •.
ministrando
el t e ni p 1 o
q u e perma-
i ;.
Tacuòa, Excakrilla*.
neció abierto t
hasta el falle-
cimiento del
último de los
|—1
(
illp 7
-..„., e x p r e s a d o s
Mil
re 1 igiosos.
ANTONI.NO.
De aquel Mo-
Ui M
»sterio sólo queda el templo cuya torre; se le- i ^ «5

«nta en medio de los edificios que sustitu- 5
yeron al priorato y hospital, siendo el prin-
cl
te
Pul de aquellos, la moderna fábrica de hilados, «1
Jidos y estampados. Llegábase á la portada
del
templo por un patio, rodeado de portales t CAI'Il.l.A DU LOS TAl.AMAliTKKOS.
^ ll U n o de los cuales se veía un famoso cuadro
•'legórico, conocido con el nombre de La Tcn-
labarteros, que existió en el ángulo N. O. del
«ción. El interior del templo que hoy sirve de
atrio de la Catedral ó sea la esquina del Empe-
bodega A 1¡, expresada fábrica se- hallaba de-
dradillo y Escalerillas. Dichos cuadros son:
corado con algunas pinturas al fresco que en
su 1. La primera misa dicha en México.
totalidad han desaparecido.
2. Bautismo de Cuauhtemoc.
El hábito de los monjes de San Antonio ¿3. Espaldarazo ó castigo dado á Cortés, en
bf presencia de los indios, por haber llegado tar-
id era de paño azul, con la letra griega tan
So
W. la capa. di;, una vez, á misa.
Las bendiciones que á las personas y á los 4. La aparición de la Virgen de Guada-
Simales se daban en dicho templo, desde el lupe.
128 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

FILIPENSES.

Kï>0-

ïll Destruida la iglesia por el terremoto del 4


(Ml NA sociedad de sacerdotes ( 1657 ) que ba-
de Abril de 1768, poco menos de un año des-
-^ j° lft dirección del Presbítero D. Anto-
v pués de la expulsión de los jesuítas, los filipen-
nio Benavides celebraban sus conferen-
ses pasaron á ejercer su ministerio en la igle-
cias, primero en la sacristía de San Bernado y
sia de la Profesa que había permanecido ce-
después en una capilla de Balvanera, dio ori-
gen á la Congregación del Oratorio de San Fe- rrada durante este corto tiempo, pero volvían
lipe Neri, cuya erección, con tal carácter, fué en la noche á su convento por estar ocupado
autorizada por bula de 24 de Diciembre de el de los jesuítas por los colegiales de San Il-
1697, mucho tiempo después de la existencia defonso, hasta que por orden real de 20 de Abril
de aquella sociedad de 1771. se le dio en
con el título de U- propiedad todo aquel
nión. De la Capilla edificio, en cambio
de Balvanera pasa- de los bienes raíces
ron á unas casas que que poseían en la ex-
compraron en la que presada calle de San
hoy es calle de San Felipe.
Felipe Neri y en El templo nueva-
e l l a s establecieron mente adquirido de-
un hospicio y una bía llamarse San Jo-
capilla cuya dedica- sé el Real, pero so-
ción tuvo efecto el lamente conserva es-
24 de Mayo de 1661, te nombre la calle
bajo la advocación que antes fué llama-
de su Santo patrono da sucesivamente de
del que tomó nom- las Carreras, de los
bre la mencionada Oidores y de la Por-
calle. La capilla fué tería de la Profesa.
reemplazada d e s - Desde aquella é-
pues por un templo poca los filipenses
de tres naves que CLAUSTRO DE LA PROFESA. han continuado ejer-
bendijo el arzobis- ciendo con dedica-
po Don Francisco de Aguiar y Seijas, el día ción su sagrado ministerio, y pocas veces ha
6 de Junio de 1687, mas no contentos, tal sido interrupida la tranquilidad del Claustro,
vez, los religiosos con esa iglesia, empren- con hechos como el relativo á las juntas en él
dieron la construcción de otra en un sitio in- celebradas, en Noviembre de 1820, entre per-
mediato. El de la primera está convertido en sonas influentes bajo la dirección del Doctor
una pensión de caballos, no quedando otras se- y Canónigo Monteagudo, con el fin de derro-
ñales de su antiguo destino religioso que la car la Constitución española, juntas que fue-
portada y su alta torre y el de la segunda es- ron el preludio de k evolución política del
tá sustituido por el Teatro Arbeu, limitado por plan de Iguala.
fuertes muros en que se advierten las pilastras El Oratorio de San Felipe, antigua Casa
y arcos del templo no concluido. Profesa de los Jesuítas era espacioso siendo
LOS MONASTERIOS. 129

digno de atención el claustro principal de ar- bern aculo y en el segundo de orden compuesto,
cadas esbeltas, cuyos muros interiores se ha- la hermosa estatua de San Felipe Neri, sus-
llaban totalmente cubiertos por hermosos cua- tentada por un grupo de nubes que se desta-
c o s de Miguel Cabrera, que representaban can ante unas ráfajas de oro. Otros once alta-
Pasajes de la Vida de San Ignacio de Loyola. res posee el templo adheridos á los muros y en
*A portería se hallaba igualmente decorada armonía con el retablo principal. La cúpula
°on pequeños cuadros debidos al mismo ex- está decorada con buenas pinturas ejecutadas
celente y fecundo autor, preciosa colección con por los más aprovechados discípulos de la Aca-
alegorías del hombre degradado por el pecado demia de Bellas Artes, bajo la dirección de su
y regenerado por la profesor D. Pele-
religión y k vir- grí n Clavé.
tud. En los corre- En Febrero de
dores y pasadizos 1861, á causa de la
del Convento no es- ley de exclaustra-
caseaban otras pin- ción, se dio princi-
turas de Cabrera, pio á la demolición
como las de la Vida del Convento, 1 a
del Salvador y de que terminada de-
San Francisco Ja- jó abierta la segun-
vier. La célebre ca- da Calle del Cinco
sa de Ejercicios, de Mayo, en el te-
obra de Tolsa, po- rreno ocupado an-
seia una hermosa tes por la portería
capilla, con buenas y el claustro princi-
escuíturas,como las pal. Por la parte del
de Jesucristo "y la Sur se levantaron
Virgen de los Do- varias casas parti-
lores, y así mismo, culares y el Hotel
cuadros de g r a n Gillow y por la del
mérito de la escue- Norte, el Hotel Co-
la Sevillana, l o s monfort y edificios
Que, por fortuna, se particulares y en-
salvaron de la que- tre ellos el que hoy
m
a , y se hallan'en- ocupa la Dirección
riqueciendo las ga- de Telégrafos fe-
lerías de la Acade- derales. La casa de
mia de Bellas Ar- ejercicios q u e d ó
tes. convertida e n e l
hotel Colón. Solo el
El templo es de LA PROFESA.—DECLARACIÓN DOGMÁTICA, hermoso t e m p l o
ios más bellos y ele- permanece en pie, administrado dignamente
gantes de la Capital; de tres naves cerradas por por los mismos filipenses.
ai
rosas bóvedas de lunetos y elevada cúpula,
aquellas yésta sostenidas por columnas agrupa- La demolición de edificios continuó des-
8
°-a > formadas por cuatro medias cañas yuxta- pués por el Convento de Santa Clara y dos ca-
puestas y soldadas por medio de otros labrados sas particulares, para prolongar la expresada
Ugmosos, existiendo en los muros, adosadas las calle dándole salida á la de Vergara frente del
mismas columnas, detalles todos muy genera- pórtico del Teatro Nacional, grande y hermo-
o s del estilo gótico. El retablo principal, co- so Coliseo echado abajo últimamente para la
mo toda obra de Tolsa, es de bellas proporcio- prolongación de la repetida calle hasta el par-
nes, y verdaderamente artístico, dominando en que de la Alameda.
La Congregación del Oratorio echó rafee»*»
Primer cuerpo, de orden jónico, un bello ta-
17
130 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

Puebla, 1676; Gudalajara, 1678; Oaxaca, 1702; las ceremonias religiosas. Clásica verdadera-
San Miguel el Grande, 1712; Querétaro, 1763 mente fué la efectuada los días 17, 18 y 19 de
y Guanajuato, 1793. Junio de 1855, para solemnizar la declaración
dogmática de la Inmaculada Concepción deMa-

FILIPENSE.

LA PROFESA. ría. El adorno del templo con el gusto que dis-


tingue á los filipenses, los ricos ornamentos, flá-
El templo de la Profesa ocupa en la Capi- mulas y cortinajes de azul y plata y la profusión
tal un lugar muy distinguido por el fausto y de plantas y flores, todo fué digno del acto que
decoro con que, en todos tiempos, ha celebrado se celebraba.

*4&»
BETLEMITAS.

-<í>0ll<XS>-

AORRIENDO el año de 1655, un h e r m a n o asistir á los enfermos convalecientes y la


? de la Orden Tercera de San Francisco, instrucción de la niñez, siendo aquella apro-
Pedro de San José Betancourt, natural bada por el Rey de España en 1667 y confir-
de Tenerife, fundó en Guatemala la hermandad
mada por el Papa Clemente X en 1674.—Muer-
de los Betlemitas, estableciendo desde luego
to el venerable fundador de la Congregación
un hospital en dicha ciudad, con el título de
siguió rigiendo ésta D. Rodrigo de Arias Mal-
Nuestra Señora de Belem y adoptando como
donado, uno de los doce compañeros de aquel
principios fundamentales de su Institución el
Dicho Rodrigo de Arias abandonando títulos,
LOS MONASTERIOS. 131

como el de Comendador de la orden de Cala- tuida por el templo que aún existe y se ben-
trava, y elevados empleos, como el de Gober- dijo el 29 de Septiembre de 1687.
nador de Costa Rica, tomó el humilde nombre En este mismo año el pontífice Inocencio
de Rodrigo de la Cruz, sirviéndose tan sólo de XI elevó la congregación á Religión hospi-
su buena posición y valimiento, para hacer talaria, facultándola, para los votos solemnes
prosperar la benéfica institución. conforme á las reglas de San Agustín, elegir
En dicho año de 1674, enviados por Rodri- su general y gozar de varios privilegios. Des-
go de la Cruz, á instancias del antiguo Obispo de entonces vistieron los religiosos el hábito
de Guatemala y á la sazón Arzobispo de Mé- que les señaló, muy parecido al de los capu-
xico Don Fr. Payo Enriquez de Rivera, llega- chinos: túnica de paño burdo, pardo oscuro,
ron á México los hermanos Francisco del Ro- capa corta del mismo color, con capucha, rosa-
sario, Francisco de San Miguel y Gabriel de rio al cuello y cinto de San Agustín ; la capa
Santa Cruz. Hospedáronse en el Hospital del tenía un escudo alusivo á la patividad del Se-
Amor de Dios (hoy Academia de Bellas Artes) ñor: una estrella de plata iluminando tres co-
hasta 1675 en que se trasladaron al lugar que ronas, emblema de los reyes magos.
p o r instan-
cias del Ar-
zobispo - v i -
rrey Fr. Pa-
yo Enriquez
de Rivera, les
cedió la co-
fradía de San
Francisco
Javier, esta-
blecida en la
parroquia de
la Santa Ve-
racruz. Di-
cho lugar era
el situado en
las calles de
San. Andrés
y Betlemitas,
BETLEMiTA. entonces co-
nocidas respectivamente, con los nombres
INTERIOR DEL TEMPLO DE BETLEMITAS.
de Tacuba y Villerías, nombre éste del pro-
pietario de unos predios pertenecientes á esa
c El hermano Rodrigo de la Cruz pronunció
alle. Dos anos después, 1677, habíanse ins-
talado Jos hermanos en las casas que se les sus votos en Roma en Mayo del citado año y
cedieron, las que desde luego habilitaron de sus compañeros en México, siendo dichos vo-
hospital y levantaron su capilla que fué de- tos, los de obediencia, pobreza, castidad y hos-
dicada el 12 de Febrero. El 24 de Marzo, se- pitalidad, obligándose á servir á los pobres
gnn la crónica de San Diego por Baltassar convalecientes, aún siendo infieles ó atacados
G de enfermedades contagiosas. Así fué como se
Medina, hicieron los hermanos su profe-
sión ante el dean Don Juan Poblete, con- inauguró solemnemente la nueva Orden reli-
forme á lo dispuesto por el Papa Clemente X giosa hospitalaria de Nuestra Señora de Be-
a c t u á n d o s e el día siguiente una solemne pro- lem, á la que el Papa Benedicto XIV, conce-
cesión para conducir el santísimo sacramento, dió nuevos privilegios.
«el templo de San Francisco á la mencionada Esta benéfica institución que se había es-
capilla, la cual fué de corta duración, susti- tendido y ¡joseía en 1820 dos Provincias, la del
132 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

Perú con 22 hospitales y In de Nueva España easteriana una parte del convento para el es-
eon 10 pertenecientes á la Capital, Puebla, tablecimiento de sus escuelas, hasta 1894 en
Guanajuato, Oaxaea. Veracruz, Tia Imanalco, que dicha Compañía las entregó al Gobierno
Habana, Cuba, Antigua y Nueva Guatemala, general en virtud de una suprema disposición.
fué suprimida como las demás órdenes religio- Desmantelado el templo se destinó á bibliote-
sas, por el repetido decreto de las Cortes Es- ca popular la que fué clausurada al terminar
pañolas. Los bienes desaparecieron. Después sus funciones la Compañía Lancasteriana.
de la supresión de las órdenes monásticas el El templo convertido hoy en bodega del Mi-
hospital de San Juan de Dios estuvo cerrado '; nisterio de Fomento con la puerta nuevamen-
por algunos años, convirtiéndose en monaste- i te abierta en el lugar de la ábside, era por stis
rio de las religiosas de la Nueva Enseñanza, retablos del estilo más acabado del Salaman-
las que habían abandonado su casa y colegio tino Churrigera, por sus lámparas de plata, cu-
de las Inditas que amenazaba ruina. Al abrir- ya forma estaba en armonía con los retablos y
se de nuevo el hospital dichas religiosas fue- por los detalles generales del templo, ofrecía
ron á morar en el convento de los betlemitas. el verdadero tipo de las construcciones en la
En 1822 el gobierno cedió ala Compañía Lan- Nueva España durante el Siglo XVIII.

CAMILOS.

-ïTM<

ff ( )C() hay (pie decir de estos sacerdotes por co con los sacerdotes
falta de datos, pues los documentos (pie tpie acompañando al
pudieran dar luz sobre su historia en ; padre Martín de Moya,
México se perdieron en 1829. al llevarse á efec- llegaron en 1750, y se
to el decreto de expulsión de españoles y al ser establecieron en una
ocupado el edificio en lHiW de orden del Pre- casa llamada de las Cal-
Bidente Gómez Farias, por individuos (pie se deras, en la calle que
disponían á marchar para las Colonias de Ca- tiene el nombre de San
lifornia, La Congregación de los padres regu- Camilo, donde forma-
lares de la buena muerte fué fundada en l.">86 ron su convento y le-
por San Camilo de Leus para cuidar de los en- vantaron iglesia. Allí
fermos y dar auxilio y consuelo á los agonizan- permanecieron hasta su
tes. El papa Sixto V aprobó la orden, solem- exclaustración, en 1861,
nemente y la erigió el papa Gregorio XV eu abandonando su eaí;a
1594; Clemente VIH, la confirmó más tarde que fué ocupada, por los
concediéndole nuevos privilegios, y Pió VI dio seminaristas, quienes, á
en 1643 un breve, para que se estableciera en
su vez, habían abando-
España la congregación, independiente de la de
nado la suya naciona-
Boma. De esta procedió la fundada en Méxi-
lizada y con la .amenaza
LOS MONASTEBIOS. 133

de ser demolida á fin de ampliar la pla- da del Imperio de Maximiliano, lo abandona-


zoleta del Seminario, mas habiendo cambia- ron para siempre, quedando en él subsistente
do de parecer el Gobierno, fué vendido el edi- el Seminario Conciliar.
c i ó á un particular, quien lo convirtió en El hábito de los Camilos consistía en sota-
hotel. na y capa negra, ambos con una cruz roja al
Los Camilos volvieron á reunirse en la par- lado derecho, casi á la altura del hombro. El
te libre de su convento en 1863, pero á la caí- sombrero era de teja ó acanalado.

PAULINOS.

-o&ww—

jL Convento del Espíritu Santo que exis- por las Cortes españolas dio motivo para que
tió en la calle de este nombre, fué en su la propiedad del convento estuviese comparti-
principio un hospital fundado en 1600, da entre la autoridad eclesiástica y la Civil, de-
P° r Don Alonso Rodríguez del Vado y su mu- terminando el arzobispo, por una parte, que
jer D* Ana de Zaldívar, pero mal asistido el la administración del templo fuese ejercida por
establecimiento se puso al cuidado de los her- capellanes nacionales y, en un tiempo por sa-
manos de la Caridad en 1612 y, más tarde, ba- cerdotes franceses cuando fué aquel cedido á
jo el de los Hipólitos, cuya comunidad obtuvo la Colonia francesa para sus prácticas religio-
e
l patronato y tomó posesión del hospital en sas, y dedicando el gobierno por otra parte, el
1634. convento á diversos usos, ya para escuela de
Esmerábanse los hermanos en el cumpli- primeras letras que dirigía D. Octaviano Chou-
miento de las obligaciones que se habían im- zal, ya para el establecimiento tipográfico de
puesto, asistiendo á los enfermos, hospedando D. Vicente Gra reía Torres.
á
Jos pobres que llegaban de Europa y soco-
* * #
rriendo á los necesitados. Su progreso fué cons-
tante hasta lograr convertir su convento en El establecimiento en México de los P P .
Priorato y levantar un buen templo que fué de- Paulinos fué debido á la iniciativa y trabajos
dicado el día 19 de Mayo de 1715, templo en de varias personas y, principalmente, de D.
l u e siempre se mantuvo el culto, solemne y Manuel Andrade y Pastor, trabajos que dieron
c
°n el mayor decoro. por resultado la expedición del decreto de 23
En el mismo monasterio hallábase establé- de Junio de 1845 que á la letra dice: "Se per-
enla, como en otros conventos y parroquias, mite en cualquier lugar de la República el es-
^ "Santa Escuela" cuya fundación fué apro- tablecimiento de la Congregación de misione-
bada por el papa Alejandro VII, en 1635. El ros, instituida por San Vicente de Paul, bajo
n
de sus instituciones era el de "enmendar la las reglas dadas por el mismo Santo, que se
vida y aprender á servir mejor á Dios." presentarán al Supremo Gobierno para su apro-
La extinción de las Ordenes hospitalarias bación, si en ello no encontrare inconvenien-
134 EL LIBBO DE MIS EECUEBDOS.

te." Presentadas las reglas, según se ordena- Publicadas en México las Leyes de Refor-
ba, y aprobadas en 1846, se declaró legalmente ma expedidas por el Gobierno Constitucional
establecida la institución que empezó á produ- en Veracruz, el día 12 de Julio de 1859, los Pau-
cir sus efectos á la llegada de los Padres Juan linos permanecían en su convento ; y en esos
Bautista Figueroa, Juan Serreta, Juan B. Bo- momentos el inoportuno Ministro francés, con
quet y Joaquín Alaban, quienes erigieron la mayor exaltación que su antecesor Mr. de Ga-
Provincia y abrieron el noviciado. briac intentó sostener respecto de las Herma-
Con las Hermanas de la Caridad habían nas de la Caridad y de los Paulinos, fueros que
llegado antes en 1844, los Padres Buenaventu- el Gobierno no podía aceptar, llevando aquel
ra, Armengol y Ramón Sanz, (Véase artículo sus exigencias, al extremo de querer obligar al
Hermanas de la Caridad), y sucesivamente Gobierno á suspender los efectos de una ley.
otros sacerdotes que con los anteriores exten- En la correspondencia que se siguió mostrá-
dieron su esfera de'acción á Puebla, León délos base el Ministro francés altanero y extravagan-
Aldamas, Pátzcuaro, Morelia, Saltillo, Monte- te y el gobierno mexicano, correcto y modera-
rrey y Guadalajara. Por decreto de 6 de Julio do. El final de la cuestión fué la circular de
de 1853, expedido por el General Santa-Anna 28 de Mayo de 1861, que trata del carácter que

CASINO ESPAÑOL.

TEMPLO DEL ESPÍRITU SANTO.


el Gobierno reconocía á las Hermanas de la
entraron los^Paulinos en posesión deltemplo Caridad y P P . Paulinos, la cual en su último
y parte libre del Convento del Espíritu Santo. artículo decía: "Respecto de los padres Pau-
El año de 1854 al hacerse un empadrona- linos se observará estrictamente la ley que su-
miento en la Ciudad, el prefecto del Cuartel primió las comunidades religiosas, no recono-
num. o consultó si los Paulinos debían repu- ciéndose en ellos más carácter que el individual
tarse como extranjeros, lo que dio lugar á una de ministros del culto.
correspondencia entre el Ministro de Relacio- Abandonado el Convento por los Paulinos,
nes, Bonilla, y el P. Ramón Sanz, Visitador se convirtió en casas particulares y el bonito
de la Provincia, quien hizo al fin, la siguiente templo fué en parte demolido, aprovechándose
declaración: "Obsequiando el superior oficio sucesivamente en tahona, almacén, teatro, lon-
de V. E./le 19 del actual,' tengo el honor de ja para tratar asuntos mineros, etc. En 1862
manifestarle (pie los padres Paulinos de na- se derribó la torre, y en el estrecho atrio cons-
cionalidad extranjera no se consideran con de- truyéronse casuchas miserables, todo lo que
recho ft'alegnrla. en el país'en que residen, si- ha sido sustituido con el hermoso y elegante
no que se reputan como subditos de él." (22 de edificio levantado para el Casino español. El
Mayo de 1854). templo era de una nave y tenía dos puertas, una
LOS MONASTERIOS. 135
en e
* centro del estrecho atrio y otra, bajo el tiguo edificio y colegio de San Ildefonso en
cubo de la torre. En el interior del Convento 1816, con motivo del restablecimiento de la
Vistió la Capilla ó Santa Escuela de Cristo á Compañía, los padres mandaron pintar, en un
cargo de una congregación. alto muro del departamento llamado Colegio
chico, un surtidor que indicaba la fuerte pre-
J» J» J» sión del agua por el chorro sumamente («leva-
do, al lado del cual pusieron este lema:
-Doy término á esta primera parte del "Li-
ro ALTIUS QUA PRETIUK.
^ e mis recuerdos." con la corta narración
que sigue: Lema que puede hacerse extensivo á toda
Instalados de nuevo los jesuitas en su an- opresión en general.

INTERIOR DE LA CATEDRAL.-VISTA TOMADA DESDE EL CORO.


136 EL LIBBO DE MIS BECÜEBDOS.

PLANO DE LA CIUDAD DE MEXICO


Kn que se expresa la situación de los antiguos Conventos de la Capital.

1 La Catedral. CONVENTOS DE BELÏÔÎOSAS.


CONVENTOS DE RELIGIOSOS.
A. La Concepción.
g. Eegina.
2 San Francisco. G. Jesús María.
3 Santo Domingo. D. Balvanëra.
4 La Merced. E. Encarnación.
5 San Hipólito. F. San José de Gracia.
6 San Fernando. G. San Bernardo.
7 San Diego. H. SantaClara.
8 El Carmen. J. San Juan de la Penitencia.
9 San Cosme. L. Santa Isabel.
10 San Juan de Dios. M. Capuchinas.
11 San Lázaro. N. Corpus Cristi.
12 Monserrate. O. San Jerónimo.
13 San Antonio Abad. P. Santa Catalina de Sena.
14 Oratorio de San Felipe Neri. Santa Teresa la Antigua.
15 San Camilo. Santa Teresa la Nueva.
16 Espíritu Santo. S. Enseñanza Nueva*
17 San Andrés. T. Santa Brígida.
18 Hospital de Terceros. U. Betienw&s.
SBO-TTKTX>A I » Â- H T -E

CUADROS DE COSTUMBRES
3
57el') < ^ ir
'f?
CAPITULO I

TIPOS Y ESCENAS SOCIALES


*>•—»--È<E&H-

MUNDONUEVO

itl.ltH lui"a uni+ --¿-«Ht—

I § A sociedad es como un hermoso hacia el progreso humano, debe aquella siem-


•**=^ î río que ofrece puras y cristali- pre presentar. El elemento bueno existe aún
nas sus aguas cuando el fango por fortuna en México, pero va sobresaliendo
no las enturbia. Los indivi- el malo, enturbiando con sus actos esa corrien-
duos que la forman constituyen te que podemos llamar del porvenir de la Na-
dos elementos: el bueno que cami- ción. Vicios y defectos inherentes á la condi-
na por el sendero del bien obrar y ción humana existen en las naciones, mas no
el malo que en su tránsito va re- en todas como en la antigua, Roma, han llega-
s endo las impurezas del vicio para oscure- do á producir el más completo desquiciamien-
a
hermosa trasparencia que, en su curso to social. Muchos ríos del mundo, á pesar de
18
,138 EL LIBBO DE MIS BECUEBDOS.

sus fuertes aluviones, no se desbordan si tie- hagas lo que tantos otros que por el real que
nen sus cauces bien consolidados y su régimen pagan, por helado ó chocolate, se apoderan del
regularmente establecido, y si por extraordi- lugar como de país conquistado y se creen con
narias avenidas suelen desbordarse, pronto derecho á pintar indecencias en el mármol de
vuelven á encauzar sus aguas y proseguir su la mesa y rayar con sus chispas de diamante
curso normal. Grandes naciones como Alema- los cristales de la puerta.
nia, Estados Unidos é Inglaterra pueden ser
comparadas con esas voluminosas y regulari-
zadas corrientes, y alguna pequeña como Sui-
za, mas ésta tiene sobre aquellas la ventaja do
hallarse encerrada, no pudiendo extender su te-
rritorio ni, por tanto, sonar en el moderno im-
perialismo, pero vive feliz y eso le basta. Al-
gunos ríos que por sus desbordamientos son
fecundantes como el Nilo, no admiten paran-
gón con las naciones en las que tales causas
producen efectos desastrosos.
Al tratar de la sociedad mexicana en el pre-
sente articulo, atiéndase bien que hablo de
ella en general y del elemento malo en parti-
cular, haciendo casi completa abstracción del
CAFE DE "LA CONCOSDIA."
elemento bueno. Hecha esta importante adver-
tencia, entro en materia. El escondrijo aquel es el escaparate que te
Desquiciadilla anda la sociedad, lector ami- ofrezco, al través de cuya vidriera puedes di-
go, y esta mi aserción no tiene vuelta de hoja, vertirte con la multitud de figurillas de movi-
y en verdad te digo que para probarte que no miento, que van y vienen y se tropiezan en la
tiene por donde la deseche el diablo, preciso avenida más concurrida de la Capital, y para
es que eche un párrafo contigo. Para que veas que el carácter que he asumido de expositor
que nada pongo de mi cosecha y que lo que di- del totilimundi ó mundonuevo sea completo,
go son tortas ij'panpintado respecto de la rea- no te faltarán, querido lector, las cancioncillas
lidad, observa por tí mismo á los individxios, del saboyano, nada más que por carecer de voz
pues como cada cuba huele al vino que tiene y de la condición del hijo de los Alpes, sólo te
ellos mismos te dirán lo que son. Vuelve apo- recitaré en castellano, la letra de esas cancio-
nerte en la calle, como el otro dia te aconsejé, y nes á que he aludido. Óyelas, pues, en tanto
encontrarás en ella gente de capa negra y gen- que sigues recreándote con ese aparato que te
te de capa parda, que ni buscadas con can- he propocionado. Cancioncillas son éstas ó lec-
dil para sacar el hilo por el ovillo, y así, te ciones que de mucho provecho han de servirte
recomiendo queen tu afán de meterte en vidas en el curso de tu vida, como hijas que son de
ajenas, corran parejas tu cuidado y discre- la observación y la experiencia.
ción, para lo cual no te falta meollo ni dos de- Instalado en el esconce aquel de la Concor-
dos de frente, que Dios te dio; más si no quie- dia abre tamaños ojos y mira atentamente á
res tropezar con uno de esos inciviles que sue- I los que pasan. Muchos siguen el camino de la
len plantar una fresca al lucero del alba, que conveniencia con pies ligeros y el de la recti-
se te haga encontradizo, unos de esos que bus- tud y moralidad con pies de plomo; á irnos ve-
can prójimos que tengan bien herrada la bol- rás que solícitos van á caza de gangas y otros
sa, ó de sufrir una cogida de uno de tantos que andan oliendo donde guisan ó simplement
eléctricos que van por esas calles de Dios co- te oliscando, para publicar en periódicos vidas
mo alma que se lleva el diablo, abandona laB ajenas y si, como de costumbre, olfatean mal
aceras para no parecer lagartijo ni coyote, mé- cantan la palinodia al día siguiente de exhi-
tete de rondón en la Concordia y toma asien- bida la noticia, ó callan como un muerto. Ve-
to tras de una vidriera, y á buen seguro qué tú rás, asimismo, individuos que andan en picos
CUADBOS DE COSTUMBRES. 139

pardos sin que nada les importe qne se vaya pudiéndoseles aplicar la conocida sentencia:
lo amado y quede lo descolorado, y otros, muy de aquellos polvos vienen estos lodos.
ordinarios por cierto, echando sapos y cule- Tan pronto se te presentarán ricos de la
bras por sus bocas ó despanzurrándose por pelea pasada empobrecidos, como pobres en-
quítame allá esas pajas. Aquellos vienen he- riquecidos de última hornada; sabios de aque-
chos una uva, ó como dicen nuestros léperos, llos que no atajan la pelota y tontos que son
muy mamados, molestando á todo el mundo el tipo del que asó la manteca y que no an-
°°n sus impertinencias y éstos van que vuelan dan en cuatro pies como los gatos por qué
para pelar al prójimo en ciertas cosas ó, lo Dios es grande.
qne es más seguro, para ehar su caudal en el Para no causarte enojos, amabilísimo lec-
pozo airón, y en tanto que algunos, como la- lor, abandono el estilo sentencioso que á las
9w'tijas en cimborrio permanecen arrimados mientes se me vino, y sólo te pido que, miran-
á las paredes de las casas, ó están en babia do á mi arrepentimiento, me perdones, y si
ante los escaparates de "La Esmeralda," los ra- quieres, como una satisfacción que bien me-
teros que se pierden devista hincan la uñacon reces, que retire de lo escrito la sarta de refra-
tanta maña que canta el credo. nes, estoy pronto á obedecerte, pues como no
Así va el mundo, y el que no crea que es- soy río, atrás me vuelvo.
tá para dar un estallido, es porque no tiene Y qué diremos de las damas mexicanas,
ojos ó tiene telarañas en ellos. Desengáña- benévolo lector, sino todo aquello que redun-
te lector, todos andamos descaminados y ese da en honor suyo, pero entiéndase bien, que
desquiciamiento de que te hablo seguirá de hablo de las damas y no de aquellas que no lo
frente hasta que de Dios nos venga el reme- son.
dio, á no ser que estemos dejados de su mano. Bien merecen las damas mexicanas, no só-
Azotando calles y con sus contoneos sol- lo nuestra indulgencia por los defectillos que
tando el trapo, verás á la corruptora Celesti- suelen tener, sino toda nuestra consideración,
n
a , ó Corredora de oreja, á muchas de sus pu- en primer lugar, por lo que valen, y en segun-
pilas y á no pocas aspirantes al pupilaje. do lugar por ser hermosas y verdaderas sacer-
Jóvenes apuestos mirarán tus ojos, quienes dotisas que mantienen vivo el fuego de, la fe
P ° r su porte darante á conocer su noble alcur- religiosa, que quiérase ó no se quiera, ha de
nia, más como el hábito no hace al monge, ni ser la que tarde ó temprano regenere á nuestra
e
» oro todo lo que reluce, muchos de los ele- sociedad. Que nuestras jóvenes son santurrón-
gantes que así ves, han convertídose por sus cillas, mejor; déjalas estar, mi buen lector, y
vicios en gente de escalera abajo, y si salen sólo procura evitar que se apodere de ellas el
de una cantina para entrar en otra, es que fanatismo, vicio que es tan perjudicial para
quieren pillar una zorra, si no es que ya la ellas mismas como para la Iglesia y para la
Uevan en el cuerpo, más todos ellos, á p< sar sociedad. Más garantía te ofrece la mujer
de su vida airada, siguen y seguirán sitado que reza y reprime sus pasiones por el temor
los mimados de la sociedad porque quien tiene de Dios, que una filósofa que cree ser todo
dineros pinta panderos y dineros son calidad, obra única de la naturaleza, pues ya tiene en
aunque yo digo que oro es lo que oro vale. ésta al editor responsable de todas sus fecho-
Tal conducta reconoce por causa el medio rías. ¡Desgraciada nación aquella en que el
social en que se vive, sin que basten á conte- hombre arranca á la mujer su fe religiosa, que
ner el mal, la educación y el ejemplo por aque- la corrompe y la conduce á la sentina de sus
llos recibidos. Si una fruta sana se desprende vicios !
de la rama que la sostiene y rueda al fango, Si tienes hijas, queridísimo lector, reflexio-
"remisiblemente esa fruta se pierde. na en lo que te digo.
También verás individuos que, sin ser vie- Además, deben las jóvenes abrigar el con-
jos, caminan arrastrando los pies por la flojedad vencimiento de que la virtud y la ciencia son
de las piernas; pues bien, tales individuos van compatibles. La mujer instruida es una pre-
Pregonando, con su raquitismo, que fueron de ciosa flor que recibe de la virtud su delicado
*a vida airada y son de naturaleza gastada, aroma; si la flor muere, el aroma adquiere la
140 LE LIBBO DE MIS. BEOUEBDOS.

forma de un angel, que bate SUB alas y se diri- perderás, pues te prevengo que fueron muy po-
ge al cielo. Por tanto, la mujer debe tener sim- cas las que me tendieron generosamente su
pre presentes, para seguirlos, aquellos senti- mano. Por el contrario, hube de luchar en la
vida con toda clase de caracteres que, por des-
gracia, tarde conocí, como tardía llega siempre
la experiencia; así es que si quieres adelantarla
en tí, y aún es tiempo, oye mis consejos ó sean
las cancioncillas aquellas del saboyano á las
que aludi anteriormente, al poner ante tus ojos
mi mundonuevo, cancioncillas por las cuales
me darás sin duda el título de diablo predica-
dor, cumpliéndose la predicción que expuse en
el prólogo de mi libro.
En tanto que recito las susodichas cancio-
nes, sigue divirtiéndote con las figurillas del
mundonuevo. El NOSCETE IPSUM es un prin-
cipio filosófico profundo y extremadamente
útil, pero es igualmente provechoso conocer á
los demás. No te alucinen unos por sus fingi-
mientos, ni preocupen tu ánimo otros con su
descaro; mide á todos por sus acciones y dale
el lugar que merecen.
El recuerdo de algunas escenas quedesde mi
infancia leí en el preciosísimo Oil Blas, y que
sin cesar se repiten, me demuestran que el mun-
do no ha cambiado, y así tengo que recomen-
darte también, que desconfíes de todos los que
á tí se lleguen con frases altisonantes en en-
comio de tu persona, pues los tales individuos
mientos de piedad que, en su niñez, le fueron te quieren comer medio lado. No permitas qué
inspirados por su buena madre. te llamen Demóstenes ó Cicerón si eres oradof,
ni Dante ó Victor Hugo si poeta, ni Newton ó
• *• Humboldt si hombre de ciencia, y así de los de-
más. Admite por conveniencia tan sólo, el que
No hay cosa más repugnante en los escri- se te compare con un santo, y eso con un San
tos de^un individuo, que ver aparecer en ellos Francisco, porque al confesar que tienes con
continuamente el pronombre personal yo, li- tan Seráfico Padre un punto de semejanza, la
cencia apenas perdonable en un Zorrilla, por pobreza, huirán de tí los aduladores, como se
su alta jerarquía, en el mundo de las letras, huye de la peste.
mas debe tenerse presente que en las Memo- Nunca des, como se dice vulgarmente, tu
rias y en las Autobiografías de cuyo carácter brazo á torcer; preséntate ante los magnates
participa el LIBRO DE MIS RECUERDOS, tal cir- siempre de relumbrón y nunca des á conocer
cunstancia es á ellas inherente y no debe cau- tus miserias, si acaso te aquejan y tendrás he-
sar extrafieza, cuando el que escribe se presen- cha tu fortuna.
ta como testigo de los hechos que relata. Ruégote que no entres en sociedades ni en
También he de advertir, mi complaciente agrupaciones, sean de la clase que fueren, en
lector, que no estando obligado á relatar todos las que puedas servir de escalón á los demás,
los hechos que han deearrolládose á mi vista, pues todos al subir, te han de hollar y humi-
callaré aquellos en los que, mereciendo repro- llado te quedas.
bación, hayan intervenido personas que me Te recomiendo que en la lucha por la vida,
dispensaron algún bien, en lo que casi nada sigas siempre la línea recta, aunque la socie-
CUADROS DE COSTUMBRES. 141

àadliaya resuelto el problema en sentido con- fijando en tu memoria alguna de sus estrofas,
trario. y no te preocupes con el plagio, pues ten bien
Te referiré una escena, que puede servirte entendido que no te lo han de atrapar, pues
de útil enseñanza, aún cuando ella se refiere á son muy raros los que hoy tienen conocimien-
°tra época y á otras costumbres, pero que pu- to con aquel Señor. Ni tampoco, atendiendo á
dieran volver, la cual tuvo lugar en una Secre- la gran distancia de los tiempos, corre, riesgo
taria de Estado en ocasión en que varios gol- de que el ilustre mantuano descubra la super-
£*» de la suerte habíanme dado las primeras chería, escribiendo en la puerta de la habita-
lociones de una amarga experiencia. ción, cuya es del'personaje objeto de tu lisonja :
Departíamos amigablemente varios indivi- ¿ O S EGO VEBCICULOS FECIT TULIT ALTER
duos en una de las piezas del Ministerio de Fo- HONORES.
mento, & la sazón en compostura, y versaba la Sic VOS NO VOBIS '
•ttnversación sobre la buena fortuna de mi per- Resabios y no otra cosa son estas citas, na-
^ma, que había caido en gracia al Presidente da más que resabios de mi antiguo colegio de
Comonfort. San Gregorio, por las que no debes de mur-
Uno de mis compañeros escribió con su lá- murar. ¿ Acaso te llamo presuntuoso por que en
Piz en la pared, sobre la blanca preparación la tus discursos lances frases latinas, diciendo que
B
iguiente infundada profecía: has hecho tal cosa AD HOC, que por haber gas-
"García Cubas llegará á ser un alto perso- tado tu caudal, te quedaste IN ALBIS; que diste
naje." en el BUSILIS ó en el QUID de la dificultad; que
Ni alguacil, dije con presteza al enterar- eres el NON PLUS ULTRA de los mortales; que
m
e de semejante disparate. en tus tratos la condicional es SINE QUA NON ; que
—¿Por qué razón? me preguntó aquel que tal asunto se halla en STATU QUO; que para ser
« había echado de profeta. creído dices PER ISTAM, haciendo la señal de
Porque imbuido, le contestó, desde mi más la cruz; que has cometido un QUID PRO QUO;
temprana edad en ciertos principios matemáti- que VELIS NOLIS haces tal cosa; que llamas
l*08» mi norma en todas mis acciones es y será PANDECTAS á la recopilación de leyes del Empe-
la linea recta. rador Justiniano y digas por último MONS PAR-
—No sé qué influencia pueda ejercer un TURIENS, aludiendo al que te ofreció las perlas
Principio matemático en las acciones de la vi- de la Virgen y te salió con un GOPHIR.
da humana. ¿Cómo no hemos de hacer uso de tales vo-
—Mucha, porque en la vida práctica, según ces, si también fueron nuestros padres los de
6
podido observar, para lograr un fin, no es la clámide terciada, pantorrillas desnudas y co-
a re ronita de rosas?
cta sino la curva, el camino más corto.
Tiene razón este muchacho, dijo una per- Cuánto más vale recurrir al clásico idioma,
^ n a ya entrada en años, que nos escuchaba, y que está infiltrado en el nuestro, que usar pala-
yo agregaré, continuó diciendo, que la curva de brotas tan ásperas y desabridas como el SPORT,
**e camino debe contener forzosamente, como el TRUST, COMITÉS, INTERVIEW y tantas otras
Cemento principal, una de estas tres calles de como las que se echan á volar diariamente.
l é x i c o : la de los Meleros, la de las Damas ó He hablado del muy generalizado vicio de
la
de Plateros. la adulación, que mucho rebaja la dignidad del
Mucho nos reimos de la ocurrencia, por más que adula y en nada acrece el mérito del adu-
<P*e al sujetar á la reflexión tal idea jugueto- lado. Si tú, querido lector, persona bien naci-
a
) viésemos que encerraba una máxima deses- da, dirijes expresiones más ó menos afectuosas
perante. á una persona, á la que le debes favor y distin-
Preséntate en los convites preparado con ciones, tu acción es noble y levantada, y pue-
Runos versos para que los espetes, en son de de decirse, el polo opuesto de la que otro, por
"ttndis improvisado, en honor de algún perso- medio de frases no sentidas, pone en juego pa-
n e á quien desees tener grato, ó, hablando ra lograr un fin que derecho va al negocio y no
?°> adular; más si tu caletre no fuese favo- al cariño.
• ïec ido por las musas, echa mano de Virgilio Todo esto que te digo, no es para que des-
142 EL LIBEO DE MIS RECUERDOS.

precies los elogios sinceros que te hicieren, do que no has de confundirla economía con la
sino para que no te envanezcas con los que, miseria, que es el vicio de todo mentecato, pues
desde á media legua huelen á jabón. se aviene á pasar muy mala vida para acumu-
Este vicio de que trato ha sido fruta de to- lar tesoros y que, al fin, al abandonar este
dos los tiempos y gustada por muchos de cuan- mundo, deja, como aquél de marras, enterra-
tos habitan nuestro mundo. Si hasta el gran da su alma para que algún avisado disfrute
Virgilio tuvo á este respecto sus caiditas, y lo de ella.
digo en este tono por la veneración que profeso Cumple siempre lo que ofreces y nunca
al eminente ingenio que tanto bueno dejó es- ofrezcas lo que no puedes cumplir, defecto so-
crito. cial muy común entre nosotros.
Si quieres conocer á los hombres y, sobre Si á pesar de mis consejos, mal te hallares
todo, investigar quiénes son tus verdaderos en el mundo por las flaquezas de nuestros pró-
amigos, di á cada uno de éstos que te has sa- jimos, ármate de paciencia y prosigue el cami-
cado la lotería ó dales otra noticia que te sea no de la vida, con paso firme y por buen terre-
favorable, y obsérvales en tal momento, la ex- no, para que no caigas en el fangal en que tan-
presión de su rostro; Si al contestarte cada uno tos se han precipitado.
de ellos—cuánto me alegro—ves reflejarse en AUDACES FORTUNA JUVAT. — Esta es otra
su mirada el regocijo que indican las palabras, máxima de altísima importancia y muy útil pa-
ese es tu amigo leal y verdadero; más si nada ra todo aquel que aventura su caudal en una
dicen sus ojos que son espejos del alma, y sa- ardua empresa; pero hay muchos que hábil-
len las palabras apenas perceptibles de unos mente la explotan y logran como fantasmas
labios contraidos, ese es un falso amigo, un en- alucinar á la sociedad que al fin les da su pa-
vidioso. se de hombres grandes. Muchos tipos encon-
Semillas son las amistades de las que unas trarás, lector amigo, por esos mundos de Dios,
salen buenas y otras vanas. Cultiva con es- que han sabido encumbrarse merced á una au-
mero las primeras y aparta á las dañosas de tu dacia desmediada que, sin dificultad alguna,
lado.
triunfa siempre de la candidez columbina de
En tu largo vivir si aún joven eres, cuída- esa misma sociedad; nías si quieres conocerlos
te menos de un baladrón que de un taimado, á fondo, examina atentamente la causa de su
que aquél, no ha de armarte como éste zanca- presunción con el mismo cuidado con que apli-
dilla y al suelo vengas. Los individuos de es- cas ácido nítrico á una moneda para descubrir-
ta especie constituyen en la gran familia so- le el cobre y aparecerán como son y te dirán
cial fieras domésticas, cuyo malévolo instinto lo que valen.
les descubres cuando ya laceraron tus carnes
Ya te veo venir, carísimo lector, para decir-
con sus uñas.
me que yo también he caído en ese vicio que
No des ni tomes dinero á logro, si no quie- censuro, pues parece que con mis latines quie-
res que, despierto, te punce la conciencia, en res darme una mano de barniz de entendido y
el primer caso, ó que te asalten, dormido, lo sabio; pero antes queme, dirijas la palabra, yo
malos sueños y pesadillas, en el segundo. me confieso ante tí y manifiesto que no por
No permitas que para alivio de sus males acudir algunas veces á ciertas frases, expresa-
te apliquen sanguijuelas, que como se hinchan das en el bello idioma de Cicerón, me tengo ni
con la sangre humana, son la causa determi- quiero que me tengan por latinista, ni mucho
nante de la anemia en todo individuo que acu- menos, no por desprecio al clásico idioma, si-
de á tal remedio ; ni abras en tu heredad agu- no porque desgraciadamente el estudio que de
jeros que, siendo cada vez mayores, acabarán él hice, no me autoriza para adquirir tan hon-
por convertirse en hoyancos, tan difíciles de roso título.
cubrir que harán imposible las labores y, sin
Si tu corazón abriga aún odios de partido,
éstas, tu hacienda está perdida.
yo te ruego que los deseches por las siguien-
Por tanto, recomiéndote que para cubrir tes consideraciones que deben pesar en tu áni-
las necesidades de la vida, acudas á la diligen- mo. Sea la primera, que la Nación tiene ne-
cia, al trabajo y á la economía, bien entendi- cesidad del concurso unánime de todos sus hi-
CUADROS DE COSTUMBRES. 143"

jos á fin de que fructifique la paz ; sea la se- vivas las frases estampadas, otras, recobro la
gunda, que la existencia de los partidos poli- pluma y prosigo escribiendo.
eos no tiene ya razón de ser, puesto que vencido Indiscreta por demás la sociedad, entregó-
uno, ni puede ni le conviene volver á su vida me muchos de sus secretos, más como no me
militante, y cuando, por otra parte, dichos par encargó el sigilo no tengo por qué callar sus
"dos nada se deben, y si se han cometido al- poridades.
gunos hechos reprobados por uno, no pueden Tan arbitraria é inconsecuente es, que da
ser santificados los ejecutados por el otro; así títulos á su antojo; tan pronto abate intelgen-
como, por una y otra parte, no han escaseado cias como encumbra nulidades. El título que
las buenas acciones. más prodiga es el de filósofo, sin tener en cuen-
Si existen propagadores de las ideas libe- ta la germina significación de la palabra. Fi-
rales y los hay también de las teorías conser- lósofo llama al despreocupado; filósofo al su-
vadoras, reprochándose unos y otros sus faltas cio y desaliñado; filósofo al que sigue la máxi-
y defectos, con tendencias á la desunión ¿por ma del ¿qué dirán y qué se me da d mil'
qué, tú y yo, mi buen lector, no hemos de go- filósofo al desesperado que pone fin á sus días ;
zar de igual libertad para difundir nuestras filósofo al escritor que se echa á volar por los
ideas, encaminadas á la concordia de todos los espacios imaginarios y cuyas fantásticas lucu-
Mexicanos, sin excepción, y á hacer efectivo braciones nadie entiende, y filósofa, en fin, á
el significado de uno de los colores de nuestro la tonta que cura males de amor con un vaso
hermoso cuanto querido pabellón? No gaste- de estricnina. Buenos amantes de la sabidu-
mos nuestra virilidad en contiendas inútiles; ría son todos estos individuos.
unámonos y seremos fuertes. ¿Cómo quieres, lector amigo, que esté bien
La discusión debe existir puesto que son con la mayoría de la sociedad, que si eres po-
^evitables entre los humanos las opiniones bre te desprecia y si rico te adula por delante
contrarias, más para que aquella sea provecho- y te hace trizas por detrás ; que muchas veces
s lanza contra tí una calumnia que circula como
a debe seguirse por medio del razonamiento
y no por el de los insultos y diatribas, pues un alud, tanto más irresistible cuanto mayor
téngase por cosa cierta, que todo aquél que ar- es la deshonra que envuelve; que si eres bue-
guye con injurias, deja viva y triunfante la té- no te llama hipócrita; si honrado tonto, y si
sis del contrario. afecto á las ciencias, á las letras ó las artes,
En tus conversaciones y discursos debes plagiario?
Procurar, por tanto, identificar tu voluntad al Ya ves que la envidia y la malevolencia no
mecanismo de un reloj bien arreglado; si éste residen en tí ni en mí ; están infiltradas en ella
es regulador del tiempo, midiendo con exac- misma.
titud los minutos y las horas; sé tú, el regula- La difamación causa gozo en las almas en-
dor de tu conducta social, midiendo tus pala- fermas y por tal motivo circula con profusión
bras y conceptos. en esa clase social que se llama vulgo, con el
Si quieres prosperar en la política, sé co- que se identifica el elemento malo de que ven-
mo muchos, que no tienen ideas fijas y sólo go tratando y esa es le causa, de que no pocos
admiten las que les convienen según las cir- halaguen é ese vulgo dando á la honra, ave
c
ustancias. Sobre todo estudia bien á Maquia- delicada, nueva forma, y echándola á volar pa-
Ve
'o, mas como para seguir tan perniciosa ra que los buitres la devoren.
máxima, tienes que echarte á las espaldas tu Desengáñate, lector, el cuerpo social está
honradez y tu conciencia, te ruego apartes de constituido como el sistema de la numeración
tí ese vicio social. decimal: cifras de orden superior á la izquier-
Cuando dejo correr mi pluma para atacar da de una coma y cifras de orden inferior á la
Vl derecha. Las primeras aumentan sucesivamen-
cios sociales, con frecuencia la abandono, re-
flexiono y me pregunto: ¿estaré en lo justo ó te de valor según el lugar que ocupan, más y
me habré dejado llevar de un arranque injus- más distantes de. dicha coma, y las segundas,
"ficado? Entonces al recordar los hechos ob- por el contrario disminuyen en la misma pro-
8erv porción; más como la misma sociedad ha que-
ados, tacho lo escrito unas veces, ó dejo
144 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

rido que el valor numérico ó pecuniario de los 1.a Por que esas ideas, filosóficamente en-
individuos, tenga el mismo significado que va- marañadas, ni yo, siendo su padre, las enten-
ler y estimación, el mérito correlativo de ellos diera.
se aprecia por el lugar á la izquierda ó á la de- 2.a Por que es muy fácil pasar de las ideas
recha del consabido signo ortográfico. Por tal razonables á las de la locura, como les aconte-
razón, los individuos á quienes su mala suer- ce á los que quieren ir más allá de lo que ven
te ha colocado en la rama descendente, tanto sus ojos.
disminuyen de importancia, á medida que más 3. a Por que estoy muy bien hallado en mi
se retiran de la coma, que del tercer lugar en casa y no quiero hospedaje en San Hipólito.
adelante sus valores, en los cálculos sociales co- En resumidas cuentas, lector amado, te doy
mo en los aritméticos, se desprecian, porque un consejo que me sujiere la experincia: no te
todos juntos no llegan á un centavo; por el envanezcas con los aplausos del mundo, ni te
contrario, los de la rama ascendente, van ga- des á la pena por su desden é indiferencia; sé
nando en importancia, representación y talen- bueno, cortés y honrado por tu propia satisfac-
to, en proporción á su alejamiento de la co- ción y tranquilidad de tu conciencia.
ma, llegando á la cúspide de la felicidad, los Si encontrares lo que leyeres ajustado á la
que han pasado al séptimo lugar, pues han al- verdad y de acuerdo con tus sanas intenciones,
canzado el de los millones. Muchos de esta ra- me holgaré de ello, y no te importe lo que de
ma superior descienden con rapidez á la infe- nosotros digan los intransigentes, aun cuando
rior, á ca\isa de las dilapidaciones á que los nos abrumen con sus dicterios, que al fin, el
arrastran sus vicios. Triste situación la de buen callar se pierde.
aquellos que así reducen el capital á las últi-
mas fracciones decimales ! * * #,
Por el contrario no faltan algunos que de
la inferior saltan á la superior, debido á su tra- En los siguientes artículos verás, carísimo
bajo, á su economía ó á la suerte. lector, cuadros de costumbres nacionales que
En la mencionada rama de los grandes va- precedieron al actual orden social, y podrás ob-
lores, distínguense las familias, unas por su ho- servar mediante la justa comparación con los
norabilidad y su amor al bien general, resul- que al presente se desarrollan, lo que la socie-
tantes de su buena educación, de abolengo dad ha perdido y lo que ha ganado: ha perdi-
trasmitida, y de sus virtudes cristianas y, otras, do, casi en su totalidad, su genuina y nacional
por su soberbia, su desprecio al pobre y su fisonomía, trocada por la de caracteres extra-
falta de caridad. Los que así proceden han de ños de servil imitación ; ha ganado el don in-
tener presente que esas dos ramas del sistema estimable de la paz, debido á la discreta y pru-
social son las de un elipse, ambas sujetas por dente administración del General Díaz, paz
igual, á dos puntos fijos, conforme á la ley de bendita de que recogerá opimos frutos la so-
su común destino. Esos dos puntos por la mis- ciedad, si sabe aprovecharse de ella*. Como re-
ma ley, se hallan equidistantes de los ápsides miniscencia de lo asentado al principio de es-
de la elipse, hallándose el primero en la Tie- te artículo, debo decir: el gobernante, con su
rra y el segundo en el otro Mundo, donde no ímprobo trabajo, abrió el hermoso canal por el
hay arriba id abajo, ni derecha ni izquierda, que dio libre curso á la corriente civilizadora de
sino brillando en el cielo el signo de la igual- la nación ; á ésta toca no estancarla ni derra-
dad y de la justicia. marla inútilmente en vez de fecundar los cam-
A muchas consideraciones se presta la dis- pos de la producción. Para lograr tan apete-
cusión de la elipse, por las que acuden á la men- cido fin, hay que desterrar males inveterados.
te nuevas ideas, pero que ya forman un labe- Esos males son: la inmoralidad, hija del indi-
rinto del que difícilmente se sale. ferentismo, que cada vez adquiere mayores cre-
Tanto por esta razón, como por las que en se- ces; el sentimiento disolvente, engendrado por
guida te expreso, amable lector, conviene aban- los odios políticos entre los miembros de una
donar la discusión de la elipse en el punto en misma familia, y el desequilibrio existente en
que la dejamos: las diversas clases sociales, no en lo que atañe
CUADROS DE COSTUMBRES. 145
a por medio de la educación moral y de la ins-
los bienes de fortuna, sino en lo que concier-
ne á dos factores contrapuestos, como son la trucción, asimilen sus costumbres á las de las
ilustración y la ignorancia, á los que debe agre- clases superiores, objeto que no se logra, cier-
garse, como un mal, la inercia de la población tamente, conduciendo al pueblo por caminos
mdígena. Ese desequilibrio de que trato, exis- torcidos y escabrosos, en los que no puede ren-
te en todas las naciones, pero la proporción de dirse la jornada, ni por laberintos en que tan-
tales elementos no es la misma : en unas la ilus- tos se han perdido. La prudencia aconseja que
tración se alza muy alta y dominante sobre la las sociedades, para constituir agrupaciones
^ o r a n c i a , contraponiéndose á los efectos de fuertes y vigorosas, deben entrar, de lleno, en
esta, y, en otras, acontece lo contrario. Por tan- el recto y amplio camino trazado por la mora-
to, debe procurarse que las clases inferiores, lidad, la instrucción, el civismo y el trabajo.

K^S

TRIBULACIONES DE UN REGIDOR DE ANTAÑO.

1
que voy á contarte, querido lector, no se llegada de algún importuno. Un ligero temor,
refiere á los tiempos que corren, razón ó si se quiere, sobresalto, embargó de pronto
Por la cual, buen cuidado he tenido de mi corazón, cobarde hasta el extremo ante la
estampar en el título de este artículo un ad- presencia de un recaudador de contribuciones
verbio de tiempo y pasado en su más extensa que, en la época á que me refiero, causaba el
acepción, pues has de saber que huyo siempre mismo espanto que un alguacil del Santo Ofi-
las alusiones, y si alguna similitud se en- cio en los famosos tiempos del gran Felipe I I .
cuentra entre los ediles de antaño y los de ho- A poco el criado devolvió á mi ánimo la tran-
gaño, la culpa no es mía sino del que trate de quilidad, presentándome un gran pliego ce-
avenir á unos y á otros el mismo saco; y así rrado, el cual pura y sencillamente anunciaba
Protesto, una y mil veces, que mi relación per- que mi humilde persona había caído en gra-
enece á la historia antigua y no á la moderna. cia á los electores y habíanme honrado con el
nombramiento de Regidor del Ilustre Ayun-
* # tamiento que debía gobernar á esta buena ciu-
Alia por el año de 18 hallábame le- dad de México en el ano del Señor, que no he
vantado muy de mañana, cierto día, cuya pre- querido precisar.
nsa fecha no hace al caso, cuando sonó la cam- Yo. que aún conservaba en mi espíritu las
panilla en el patio de mi casa anunciando la ilusiones de la vida en toda su pureza, y que
19
14(5 EL LIBRO DE MIS BECUEEDOS.

había adoptado el principio de que para lo- he referido asistí á la Sala de Cabildo con el
grar un fin se requiere fuerza de voluntad que, fin de hacer la protesta de ordenanza. Había
por cierto, no me faltaba, tuve en aquellos mo- llegado para mí el momento de dar el primer
mentos verdaderos transportes de alegría. Aho- paso en la vida pública. Héteme ya en el Sa-
ra sí, me decía yo, puedo realizar el bello ideal lón de Cabildos, vestido de rigurosa etiqueta,
de mis proyectos : propondré y llevaré á cabo en unión de todos mis compañeros en popula-
todas aquellas mejoras en que se interese la ridad y consejo, dispuesto como ellos á prome-
salubridad pública; contribuiré con mis ini- ter fidelidad á la Carta magna que con todas
ciativas á destruir la mendicidad; precaveré sus añadiduras muy pocos habían leído, todos
con enérgicas disposiciones, las funestas con- protestado y ninguno guardado, con las solas
secuencias del juego, de la prostitución y de excepciones, si se quiere, de los constituciona-
la embriaguez; fomentaré con toda la fuerza listas á ojos cerrados y de los enemigos siste-
de mi voluntad la instrucción pública, base y máticos del clero.
sólido asiento de toda sociedad ilustrada ; pro- El día 1.° de Enero pasamos todos sin be-
curaré que el trabajo rehabilite al criminal; deles, porque no eran de uso ya, á dar al Pre-
trataré de convertir al hospiciano y al huérfa- sidente de la República el primer gregorito de
no desvalido en buenos ciudadanos, y en fin, los muchos que en el año recibía; tal era la fe-
dirigiré mis esfuerzos para que el que sufre y licitación de año nuevo. Para creer muy feliz
llora en un hospital, encuentre consuelo en sus y satisfecho al Primer Magistrado de la Repú-
dolencias y alivio en sus miserias. Todo esto blica en tal día, todos se fijaban únicamente
me dictaban mis sentimientos y mi entusias-
en la muchedumbre que entraba al palacio y
mo, como que era en aquellos momentos, todo
de él salía y en las palabras que le eran dirigi-
un alcalde de principio de año.
das, pero nadie tenía en cuenta las molestias
Mis propósitos, según habrás podido adver- que le causaba estar en pie durante horas en-
tir, carísimo lector, eran muy loables, mas co- teras, sufrir con paciencia las necedades de mu-
mo vulgarmente se dice, para realizarlos, con- chos que iban rumiando los discursos que le
taba sin la huéspeda. Conforme á la comedia decían, y de los incorrectos que aprovechaban
Receta contra las suegras, iba yo á entrar en la oportunidad para recomendarle el buen des-
liza abierta con una suegra y una contrasue- pacho de un negocio, pedirle un empleo ó de-
gra, pues tales eran entonces Su Señoría el mandarle' limosna, porque has de saber, lector
Gobernador del Distrito y su Excelencia el Mi- amigo, que las gentes, en su mayoría prácticas
nistro de la Gobernación, pues hay que tener en la táctica militante del buen vivir, acudían
presente que en aquellos días nuestros cuer- solícitas al toque de llamada, cuando el perso-
pos municipales gozaban de toda la indepen- I naje estaba en alza, y obedecían al de disper-
dencia apetecida, menos en todo aquello que sión cuando estaba de baja. Si tales eran las
no fuese la expresión neta de la voluntad de tan molestias causadas al Presidente en el primer
altos personajes. día del año, ¿qué no te diré caro lector, del
Como era natural, vestíme pronto y salí á día onomástico? Entonces eran tantos los aga-
la calle en solicitud de felicitaciones, y dis- sajos, tantas las demostraciones personales y
puesto á promover con el inadvertido amigo en comandita, tantas las traídas y llevadas del
quelasuerteme deparase, conversación que re- Presidente de aquí para allí, que no le dejaban
cayese en el asunto que personalmente me in- un punto de reposo ni de satisfacción al lado
teresaba, y proporcionarle, al darle noticia de de su familia. Momentos eran aquellos en que
mi nombramiento, la grata satisfacción de fe- el personaje, si no renegaba de su alto puesto,
licitarme dándome un apretón de manos, ¡Era por lo menos ganas le vendrían de decir: no me
yo tan inocente! ¿pues no fué aquel día uno quieran tanto, ó quiéranme con talento. ¿Y las
de los más felices de mi vida ? fiestas nacionales? ¿ y las funciones de pre-
mios? ¿y las dedicatorias para los toros, en
* * que el obsequiado había de arrojar puñados de
Citado por el Secretario del muy ilustre monedas al banderillero que no plantaba las
Ayuntamiento,después de los preliminares que banderillas en las ancas del toro? ¿y las de los
CUADROS DE COSTUMBRES. 147

espectáculos teatrales, en que tenía que hacer terio de coléricos. Hice acerca del primer in-
sus regalos al primer actor ó á la prima don- cidente mis apuntes á fin de mandar cubrir
na f En todos estos casos la regiduría andaba oportunamente aquellos baches, hacer limpiar
lista, por cuanto á que en la vida práctica era los caños y acequias y formar un plan bien es-
muy conveniente estar siempre á la vista del tudiado, para el conveniente saneamiento de las
que gobernaba. casas de vecindad, y por lo que respecta al cen-
Volviendo á mi historia, te diré carísimo tro de la población, no era muy grande mi cui-
lector que el primer Cabildo se ocupó, como dado, por cuanto á que observaba que la Cor-
era natural, en lo relativo á la distribución de poración estaba dispuesta á gastar sólo en él,
comisiones, hecha por.el Presidente Munici- los dineros del Municipio, y con respecto al
pal, que lo era de la Comisión de Hacienda y otro hecho, revistiéndome de toda la energía de
e
n lo concerniente á los presupuestos, previa- que era capaz, hice suspender inmediatamen-
mente elaborados por el mismo Alcalde, de te la obra y promoví en Cabildo el castigo del
acuerdo con la suegra y la contrasuegra susodi- imprudente que la había ordenado. Tan esca-
chas. Ya fuese por la repugnancia que me cau- sos eran los recursos de la Comisión de Poli-
c h a tal proceder ó ya por el deseo de empezar cía, que muy poco logré hacer de lo mucho que
a
ejercer mis edilicias funciones, hice algunas intentaba.
•observaciones con respecto á una y otra lista, Paso á darte cuenta, lector amigo, de mi
c
°n tanta más razón, cuanto que por la pri- otra Comisión.
mera se me designaba para desempeñar car- La partida asignada en el presupuesto y
gos ajenos á mi aptitud y á mi carácter; y por aprobada por el Ayuntamiento para la reposi-
a 8egunda aparecían los ramos que se me en- ción de los paseos, ascendía á mil pesos. Yo
comendaban con tan escasos elementos para que desconocía por completo todas las triqui-
8u
desarrollo, que daban al traste con mis bue- ñuelas de la organización político-civil de nues-
nos propósitos y, á pesar de mi heroicidad, la tro Ayuntamiento, con el mayor candor del
Vl
ctoria no coronó, sino á medias, mis esfuer- mundo me propuse, por el buen desempeño de
zos. mi comisión, distribu ir convenientemente aque-
Había experimentado las primeras contra- lla suma. Al efecto supliqué á un honrado y
ri buen amigo, Mr. Wangool, muy conocedor del
edades, mas eran tortas y pan pintado compa-
r ramo de jardinería y tenía en arrendamien-
adas con las que iban á seguir. No pude lograr
que se me diese la Comisión de Instrucción Pú- to el jardín de San Francisco, que me acom-
uca, pero en cambio conseguí que se me de- pañase á San Ángel á fin de ayudarme en la
8l
gnasen las de Policía y Paseos y empecé á compra de 500 fresnos y de algunas carretadas
ejercer mis oficios. de tierra de hoja. Con tan aficaz auxilio, obtu-
Mis primeras atenciones fijáronse en los ba- ve aquellas plantas y la tierra de que necesi-
rios que por su desaseo y aglomeración de taba, en las mejores condiciones y mandé abrir
gente constituyen los verdaderos focos de la las cepas necesarias en los lugares de la Ala-
^salubridad de la Capital é hice mi primera meda en que más se hacía notar la despobla-
visita al de la Palma, y durante ella hube de ción de árboles, particularmente por el costa-
evarme el pañuelo á las narices y de apearme do que da á la Avenida de la Maríscala, así
carruaje, aquí y allí, para que aligerado és- cono en la calle de San Juan de Letrán, Pla-
'Pudiera salir de los baches, y resignábame zuela de Villamil, y en otros lugares. ¡Cuál
llenarme de lodo, condolido de las desgracia- seria mi asombro, al observar un día, en la ex-
{
as
muías que tiraban de aquél, haciendo es- presada calle, en lugar de la tierra vegetal que
erzos inauditos para librarse de los sobera- la víspera había yo hecho depositar al lado de
os cuartazos que les daba el auriga, animal cada cepa, montones de cascajo, substitución
irracional que aquellas ; otras veces toma- qn; había sido ordenada por aquella suegra de
j e l "mibo de Santiago Tlaltelolco y en este que te he hablado, mi buen lector. Como era
ugar sorprendíame una obra que por orden no natural, indignado por una falta que revelaba,
üe
quién, ejecutaban unos 20 hombres, y desvie luego, la ruin situación que guardaban
sistía en la remoción de un antiguo cemen- los regidores, fui en derechura á ver al Gober-
148 El, LIBRO DE MIS RECUERDOS.

nador para exponer mi justa queja y nú resen- tanto cpie ni un raquítico arbolillo en la pla-
timiento. zuela de Santiago Tlaltelolco, demostraban la
Amostazado me recibió y dijome: buena previsión de mi señora suegra.
No tiene usted libertad para hacer nin- interminable y fastidiosa, haría mi relación
gunos gastos. si hubiera de contarte, nú buen lector, todas
— Creo estar en mi derecho al hacer los que las peripecias de mi regiduría y confórmate
sean necesarios, dentro de los límites que me con saber, además de lo que he referido, que
séllala la partida que, para nú Comisión, ha intencionalmente me destruyeron en la Ala-
aprobado el Ayuntamiento. meda unos preciosos laureles de la India, que
— Está listed engañado, tanto que yudispu- con mucho cuidado había cultivado, sin más
te de una parte de los mil pesos para la compra motivo, según sospeché, que el de no haber in-
de 150 fresnos á $2 docena, mientras usted ha cluido entre los trabajadores cpie trasplantaron
pagado ésta á í¡12. la palma que me regaló Don Simón Lara, á
—Sí, señor, le respondí yo, yx^ro advierta quienes no merecían la gratificación que á aque-
usted que si hay gran diferencia en los precios, llos asigné. Uijéronme que unos cabadlos des-
mayor la hay en la calidad de las plantas; las bocados destrozaron aquellas plantas y yo hu-
que usted ha comprado son varitas secas sin be de hacer el tonto por la imposibilidad en
condición para su desarrollo y han sido, ade- que me hallaba para aplicar, por falta de prue-
más, clavadas en la tierra sin preparación al- bas, un castigo.
guna, en el salitroso suelo de Santiago Tlal- #
telolco, en tanto que las plantas compradas por * #
mí, con la intervención de persona inteligen- Desde mis mocedades había observado los
te, son otros tantos árboles que se lograrán y barbarimos (pie ostentaban las muestras de no
no se tirará el dinero, como que, además, han pocas casas de comercio, y me propuse, ¡ino-
sido colocados convenientemente en la Ala- cente de mí! corregir males inveterados. Algu-
meda. nos rótulos hice desaparecer, como el de un
Nunca hubiera yo dicho tales cosas á nú fonducho en la calle de las Rejas de Balvane-
señora suegra que más le hubieran enfurecido, ra y otro perteneciente á un taller de afilador,
produciéndole mayor desazón el calificativo de en la calle de las Damas. Uno y otro, no tanto
varitas secas, que di á las plantas que compró, i \K)v disparatados cuanto por prestarse sus con-
por lo que estuve á punto de que me sacase los ceptos á interpretaciones nada pulcras y que
ojos, á lo que son muy inclinadas todas las con- no quiero mencionar, fueron la causa más jus-
géneres de aquella parien ta postiza. tificada para mi saña.
•Bien, señor, díjele para terminar ¿ he de Mi regiduría no fué de larga duración, mo-
pagar yo los árboles (pie he plantado en la Ala- tivo por el cual, solamente á los casos expresa-
moda? dos reduje mi acción.
- Por esta vez, me contestó, se pagará el j Desde tiempo atrás habíanse observado
gasto cuando se presente la cuenta. muestras disparatadas como las siguientes:
• Y se presentará con sus respectivos com- ¡ E S P E N D I O DE P A J A Y CEBADA
probantes; mas también advierto á usted (pie j PONDA AL E S T I L O D E L P A I S .
si sólo de nombre he de ser el regidor de Poli-
cía y de Paseos, admítame usted desdo luego LA I N D E P E N D E N C I A MEXICANA
mi renuncia. POR MAYOR Y MENOR.
— Cálmese usted y vaya á ponerse de acuer-
do con el Sr. X., que era. el Presidente del E X P E N D I O DE CARNES
Ayuntamiento. DE P E D R O GONZALEZ.
Los resultados de aquellas compras (pie ori-
ginaron mi primera decepción en el Ayunta- FONDA D E L P R O G R E S O
SE GUISA D E COMER.
miento, fueron 400 árboles logrados en i a Ala-
meda, pues, en su mayor parte, los que hoy cu- MADAMME COUSSIN
bren la avenida Norte, datan de esa época, en RAMERA DE PARIS.
CUADROS DE COSTUMBRES. 149

Muchas casas de comercio situadas en es- muestra de una Sastrería de la calle de Rebel-
quina, tenían sus muestras divididas, mitad des, que dice con grandes letras: EL DISLO-
hacia una calle y mitad hacia la otra, de ma- Q U E : y el de un fonducho en la. calle de la Ale-
nera que si unos leían el principio de las fra- gría qui; solo advierte; lo (pie está á la. orden del
S(í día: LOS SABIOS SIN ESTUDIO.
s, otros leian el complemento y viceversa.
•Los disparatea y equívocos á que daba lugar *
e * #
* poco ingenioso medio de anunciar eran del
tenor siguiente: Entre las ínfulas de los señores Regidores
Por una calle. :
I'm-la otra.
contábase la de presidir los espectáculos con
CHOCO LATE
el carácter di; jueces do; teatro, y al efecto, tur-
SUPE RIOR nábanse para sus asistencias á los Coliseos. En
tanto que á mis compañeros tocábales asistir
BUEN REMEDIO PARA EL PECHO
al Teatro Nacional para recrearse con las ar-
ES MEJOR QUE TODOS monías de la gran Opera, mandábanme á mí á
NO TOMARLO SI NO ES EN presidir las humildes representaciones domin-
AY UNAS gueras di; la tarde; en el Teatro del Pabellón
de la calléele Arsinas, no por desprecio cierta-
ESTE PAN Y mente á mi persona, dicho sea en verdad, sino
BUEN BIZCO CHO SE HACE porque yo nunca manifesté interés por las ta-
EN VENE RO, NO TIENE les presidencias. Verdad es que yo no tenía
NA DA DE
que lucir mi traje de etiquete arrellanado en
ADULTERA CIONES
TERROBA Y COMPAÑÍA el sillón presidencial en el palco central del
Ayuntamiento, en el Oran Teatro, ni me veía
En las dos últimas muestras indicadas, re-
rodeado de algunos colegas igualmente elegan-
futaba la ingenuidad, aunque inconsciente.
tes, que por consecuentes, iban á hacerme com-
•e los comerciantes. En la primera se aconse-
pañía : sino que solo, decentemente vestido por
jaba que uo se tomase el remedio ¡uy ! y en la :
( respeto á mí mismo y por consideración á la
-gunda se declaraba que el bizojo Terroba en- j
i humilde sociedad que iba á presidir, abando-
venenaba y adulteraba. Hoy generalmente es-
naba el palco que se me señalaba y tomaba una
se hace, pero no se dice, á pesar del Consejo
butaca, cerca de la cual estaba mi (ujuilitri ó
Superior de Salubridad.
sea uno de los celadores del Ayuntamiento,
No es de extrañar que A mediados del Si- pronto á escuchar y á poner en práctica mis
« ° de las Luces existiesen letreros semejan- órdenes.
.'*' on&udo al principio del siglo de la Klectri- Dos voces tocóme en suerte la. presidencia
< ad y d,, [ as combustiones cerebrales, se leen de diversiones públicas en el Oran Teatro Na-
guales ó mayores despropósitos, como los (pie ! cional, y lo (pie no me aconteció en el del Pa-
Sj
giien : ! bellón, me sucedió en éste. Era una tarde y
L A
F L ( ) R XACIDA EN LA CALAVERA, i debía cantarse Rohcrlo el Dt'ahlo; y digo de-
TJA
bía, porque estaba escrito que aquel día mis oí-
REFORMA DE LA PR( )YJ.DEN(TA. I dos no habían do recrearse con las bellas ar-
HE L I M P I A E L CALZADO monías de la gran partitura-deMeyerbeer. Ha-
CON PRONTITÚ. I llábame instalado en el palco de honor y á \K>CO
RECUERDOS D E L PORVENIR. llegaron uno por uno, muy ufanos y de (jorra,
H. , " "mestra es prima'hermana do; algunos algunos amigos que iban á hacerme compañía,
tu,os
Periodísticos como éste: causándome mortificación, como era natural,
PREDICCIÓN D E L T I E M P O . tal circustancia. pero hice, como vulgarmente
Cuyo párrafo consigna solamente hechos se dice, de tripas corazón y procuaré olvidar
y-1 efectuados por la naturaleza y nadadiec, en el incidente.
0 Habíase anunciado el principio de la fun-
absoluto, de lo que la buena Señora hará ma-
ción para las cuatro en punto é iban á sonar
•Ingenuidad sin igual es la que revela la las cinco, y aquélla no comenzaba; el público
150 LE LIBRO DE MIS RECUERDOS.

se impacientaba y cou sus ruidosas manifesta- veces tirano en demasía con los artistas, y á
eioiH'S ponía a prueba la. fuerza de mi carác- veces sobrado bonachón, fué lo último entóir
ier de Juez. Llamé a mi celador y le, ordené ces, y saludó a m i hombre cotí nutridos aplau-
qne fuese á inquirir la causa de la detención, j sos, y ¿cómo no, si éste hacía, el sacrificio de
y volviendo pronto me informó (pie el tenor ! cantar sólo i>or complacerle?
H. se hallaba indispuesto. Inmediatamente ¡ La ópera se cantó mal y el público, sin sa-
ine transladé al escenario en compañía de un • berlo. me desairó, mas yo hice pagar al tenor
médico que la suerte me deparó, é hice compa- J ese desaire con cincuenta pesos que Its impuse
recer ante mi al enfermo, entablándose desde ¡ de multa. Si ésta, como solía suceder, se la le-
luego el siguiente dialogo: ! vantó la Comisión de Hacienda, no llegué á
¿De (pié adolece usted? ! saberlo.
Tengo lalaringe tan ¡nnamadaquenopue En iguales circunstancias me encontré eier-
do etnitir la voz para cantar. Y al decir esto i ta noche; en que por segunda, y última vez pre-
se esforzaba, por lanzar un graznido (pie mu- sidí en el G ran Teatro, mas en esta, vez fué bur-
chos tenores suelen dar en plena representa- lado el mismo empresario. Tratábase de la eje-
ción, gozando de completa salud. cución de una zarzuela y el público, cosa ra-
A ver la garganta, hombre, dijo el médi- ra, tratándose de un espectáculo de ese género,
co, y después de examinarla.añadió: si la tie- tuvo ábien no concurrir, sino en desesperan-
ne usted enteramente sana. te minoría.
Pues el caso es, señor, (pie yo no puedo El empresario esperábanlas concurrentes:
cantar: y pretendiendo probar lo que decía, I Juan Diego, como llamaba al público Ignacio
soltaba, otro graznido. I Altamirano. se impacientaba, y yo no cesaba
Pm tanto queel médico observaba y el can- j de comunicar órdenes íior medio de mis écla-
tante fingía, acercóse á mi una persona y me i dores. Un monótono sonecito. llevado por los
dijo: ! concurrentes con los cabos de los bastones so-
Nada tiene H., sino que ha reñido con la j bre el pavimento del patio, y con los pies so-
Km presa y no quiere cantar. i bre el de la galería: cantos de gallo, maullidos
¡Cómo se entiende! exclamé revistiendo ; de gato y ladridos de perro, que tan bien sa-
me de entereza digna del caso aunque contra | bían imitar los asistentes á la cazuela, y por
mi modo de ser: Doctor, dé usted su informa- j último, los estridentes chillidos que rompían
"• i i los tímpanos de los oídos, todo ello era pre-
Lstá tan bueno como yo. I cursor de una gran tormenta, que en el lengua-
Salga usted ala escena, dije al tenor H., ¡ je de bastidores se traduce rior un escándalo
y luego agregué, dirigiéndome al representan- i en el teatro.
tante de la Kmpresa : (pie comience la función. ! Dijéronme que la señorita Fulana se hulla-
Obedeceré, contestó el primero, y me pre- ! ba indispuesta, y al punto me dirigí al palco
sentaré en la escena, pero á cantar bien, eso i1 escénico con mi amigo el Doctor Peón, A quien
ya lo veremos. . había suplicado que me acompañase. Descu-
\m función dio principio, instalándome yo i brieron mis ojos en un esconce un cuadro es-
entre bastidores, A fin de vigilar más de cerca I tético bien simulado por la sutil comiquería, y
el cumplimiento de. mis disposición.*. dèbilment») iluminado por un quinqué de bas-
Se acalló el público, descorrióse el telón, i tidor.
dieron fin la introducción y el primer coro y ! Hallábase sentada la niña en un sillón con
se levantó de su asiento Koberf.o separándose I los ojos cerrados y la cabeza recargada en el
de su amigo Bertramo. Roberto, que no era ! respaldo, como la de aquel á quien van á rasil-
otro ipie el incorregible tenor H., antes de en- rar; la madre á sus pies arrodillada, y una cria-
tonar la frase "l llustri Cavalieri" hizo ademán da de pió, presentando una taza de vaporosa
de dirigirse al público llevando sus dos manos tizana.
A la garganta y fingiendo una tosecilla de tí- ¡Qué tiene la señorita? preguntó yo.
sico para, indicar (pie. en tales momentos, le - - No sé qué le hadado, contestó la madre,
aquejaba una bronquitis aguda. El público á dirigiéndome sus penetrantes miradas.
CUADROS DE COSTUMBRES. 151

—Señor Doctor dije entonces á mi ami- pestad de bastonazos, gritos y chiflidos atro-
go, sírvase usted atender á la señorita. naba el teatro.
No bien el Doctor Peón hizo las pregun- Poco á poco fué despejándose! éste, hallán-
guntas conducentes, cuando la madre se apre- dome yo instalado en la Contaduría para vigi-
suró, á su vez, á hacer á la hija indicaciones lar el exacto cumplimiento de la orden. Ago-
oportunas. tóse el dinero de la entrada y todavía, existía
_ ¿Verdad, niña, que te duele aquí y aquí? público que se agolpaba ante las rejas de aque-
'"jóle á la hija, tocándole sucesivamente el es- lla oficina. Sañudo y mohíno el empresario,
tómago y k cabeza. mandó á un dependiente quo fuese á traerle
-• Sí, señor, me duele aquí y aquí, contestó de su casa cincuenta pesos. Agotáronse éstos
a n
ina, llevándome también su mano á esas y hubo necesidad, para despachar á todos los
Partes de su cuerpo. concurrentes, de enviar por otros cincuenta
No obstante el manifiesto fingimiento, el pesos. Pedíle explicación al, entonces, mala-
Uoctor Peón procedió á reconocer á la enfer- venturado empresario, de aquel caso, para mí,
ma, e n cuyo rostro aparecían las tintas de la tan extraordinario, y díjome:
rosa, y M] terminar aquél su examen, díjome: - Las devoluciones han excedido á las en-
— Ningún síntoma de enfermedad he adver- tradas porque han presentádose á cobrar los
tido en la señorita, mas respecto de los dolo- concurrentes con mayor número de vueltas de
res (
iue sufre, según dice, nada puedo asegu- las que corresponden á los boletos vendidos,
rar. contándose entre ellas muchas que los intere-
La calma de aquella gente en el foro, y la sados han tenido buen cuidado de recoger y son
mlla del público en el salón me desesperaban, las relativas á las entradas gratis, señalándome
así es (
pie hube de decir á la madre con un to- en ese momento á un individuo que tan vilmen-
no imperativo: te procedía. Mandó aprehender á éste y remi-
"~ ¡Basta ya de ficción, señora!que la seño- tirlo á la Diputación. Confitándome las pérdi-
rúa proceda inmediatameate á cumplir con su das sufridas por el empresario, en virtud de
deber. este incidente, levanté la multa conforme á mis
No bien habían salido de mis labios estas atribuciones, pues aun no había dado cuenta
Palabras, cuando apareció en escena un indivi- de ella á la Comisión de Hacienda.
Uo
> quien casi encarándose conmigo, dijo: *
# *
. Yo no puedo permitir que mi hija traba-
Je estando enferma. Un día, como hoy, mandóseme instalar una
^ La decepción por la falta de público es mesa electoral en el edificio del Hospicio de
ía única enfermedad que á todos ustedes aque- Pobres, creyéndome sin duda muy diestro en
J'i; l>or consiguiente, para dar término al es- el teje manejo que, con habilidad suma y á la
°ándalo, mande usted anunciar al público la alta escuela, ejercíase para hacer tonta á la ley
"«sponsion de la zarzuela y la devolución in- orgánica electoral, habilidad aquella á la que
ediata de las entradas, y además, le preven- muchos debian su encumbramiento.
K° que mañana entere usted en la Tesorería Ignorando yo i»r completo tales prácticas,
«nicipal, cincuenta pesos de multa que le im- con la mayor buena fe del mundo intenté ejer-
pongo. cer mis funciones, arreglándome á la ley, para,
. La imposición de multas, obligado por las lo cual hube de aprenderme ésta de memoria;
•^instancias, dando tortura á mi carácter, y sin embargo mi torpeza debió de ser grande
-laine aparecer en aquellos momentos tan y manifiesta, puesto que di motivo para que
mediante como los que, por su oficio, repre- prontamente me apartase del puesto el primer
s a n en el escenario historietas fingidas, alcalde municipal, substituyéndome con uno
poco, oyóse un pitazo prolongado, el te- de mis compañeros que tenía fama de ser algo
e alzó, y i l n individuo, más muerto que travieso en achaques electorales.
v
°> apareció en el escenario, ante Juan Die- Yo me retiré después de haber tocado el
^° e n f urecido. Sosegóse éste, habló aquél, y violón por vía de introducción y otro continuó
elón volvió á bajar, á la vez que una tem- la comedia.
152 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

A causa del fracaso recibido, muy impre- I minar una revolución que ya tocaba alas puer-
sionado me acosté la noche de ai piel día y so- tas de México era preciso ceder al Gobierno
ñé cosas verdaderamente extraordinarias. Mu- linos créditos pertenecientes al Municipio de
chas fueron las peripecias de mi sueño, mas México, y aunque no se expresaba el monto
pusieron en claro que para llevar á la práctica., de éstos, calculé su importancia por el objeto
como es debido, ciertas leyes, es necesario (pie ! á <pie se destinaban y por el rédito de ii.(XX)
la ilustración penetre en las masas populares. pesos que producían, único dato (pie pudo po-
Al coordinar ya despierto estas ideas no pude nerse en claro. Opúseme á ese despropósito
menos que dar gracias á Dios por mi relevo. : manifestando que el Ayuntamiento no estaba
A los que no estén conformes con la tesis he i autorizado liara ceder bienes quo administra-
de decirles, (pie siendo los sueños inconscien- I ba. á pesar de las razones de conveniencia que
tes no debe darse importancia á lo soñado. en favor de la cesión de dichos bienes se ale-
gaban, con la percepción mensual de 3,(XX) pe-
* * * sos (pie entregaría la Aduana, Tres horas sos-
túvose la discusión, juntamente con uno de
Toco el tin de mi regiduría, dejando en el i mis apreciables compañeros, cuyo nombre no
tinturo otros percances en el que intervinieron i expreso por no estar autorizado para ello;
grandes poderes, y poderes secundarios, entre ¡ mas al fin, y á pesar de mis pobres argumen-
los que fluctuaba el de los ediles, constituyen- tos y d*i los ilustrados y jurídicos de mi com-
do los tres, en su conjunto, la viciosa organi- í pañero, la cesión se aprobó por mayoría de
zación que tenía nuestro Ayuntamiento. votos.
Una iniciativa lanzada de improviso en el Al día siguiente presenté mi renuncia, y
seno del Cabildo, llenóme de asombro por la aunque no se me admitió, no volví á aparecer
magnitud del asunto que envolvía. Para do- más en el Cabildo.

• * ! &
CUADROS DE COSTUMBRES. 153

el
éctricos con los que nos ha favorecido nuestro ilustre Ayuntamiento. Tampoco voy á hablar-
te del México de fines del siglo XVIII, época en la cual los ladrones y pendencieros satisfa-
gan impunemente sus perversas inclinaciones, favorecidos por la densa obscuridad que reinaba
en
las plazas y calles, después de la hora de la queda, en que se apagaban los hachones que
Ponían delante de sus puertas los comerciantes, y cuando se extinguía la luz de las velas de
8e
bo que ardían en farolillos, pendientes de los balcones de una que otra casa rica. No, voy
á
a p o n e r t e de lo que fué nuestra hermosa Capital allá por los años del Señor de 1850 á 1870;
m
as p a r a p r o c e d e r ( , o n a ] g ú n acierto, preciso es hacer de las noches tres importantes distin-
ciones: I.*, noclas d e absoluta obscuridad; 2.a. noches de verdadera luna, y 3.*, noches de luna
oficial, siendo de notar que poco temor infundían las primeras, ninguno las segundas y mucho
Jas terceras; de suerte que por causa de éstas, ganas daban de rogar á la Divina Providencia
^ se dignase transportar á muy remotas regiones á la casta Diana para que fuese á ser, en
le
]anos mundos, la dulce confidente de otros amores y nos libertase de las tendencias econó-
mic
a s de nuestros ediles.
=*@c=

° i para nosotros no existe hoy un diablo nas de cuyos actos nadie es individualmente
cojuelo, bastante complaciente que nos con- responsable, por perjudiciales que sean, razón
ozca al chapitel de una torre para mostrarnos por la cual es difícil y tardía la corrección de
®8de allí, mediante la desaparición de los te- sus faltas. Caligula deseaba que todo el pue-
°8 de las casas, escenas verdaderamente rea- blo romano poseyese una sola cabeza para
as
con las que saciaba su curiosidad el abatirla de un simple tajo; pero yo, más hu-
j^eno d e D o n c l e o f a g L e a n d r 0 P é r e z Z a m . mano que el hijo de Germánico y Agripina,
11
lo, la facultad de mi memoria substituirá no quisiera tanto; me conformarla con que to-
Poder de aquel travieso diablillo y, en vir- da la sociedad tuviese un sólo cuerpo para
de ella, haré que retrograde el tiempo, á darle unos cuantos azotes cada vez que se des-
n
j Ponerte frente á frente de otra sociedad vía de todo lo digno y correcto, aunque sospe-
e
o^as costumbres y de revelarte, cuando cho que no daría aquélla tregua ni descanso á
aso lo requiera, los vicios que han afecta- mi brazo, pues tal es de inconsecuente, mal-
y aun afectan á esa comunidad de perso- criada y corajuda.
20
154 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

* * *
proporcionarte, lector amigo, dignándote fa-
vorecerme con tu agradable compañía, per-
Durante las horas de la noche, horas men- mitiendo que nos transportemos á aquellos,
guadas para las calles por falta de la luna, co- si no para tu persona, sí para la mía, felices
mo dijo el famoso Don Luis Vélez de Gueva- tiempos.
ra, la debilona luz que producían en el centro -¿Adonde quieres que te lleve, hoy día ÜO
de la ciudad 750 aparatos de líquido de tre- de Noviembre de 1852? Al teatro.—Has he-
mentina que dieron en llamar gas liquido, y cho una excelente elección, pues oirás al gran
la más escasa, todavía, que emitían otros mil Marini en Roberto el Dioblo. Vístete de eti-
de aceite en los suburbios, en va.no pugnaban queta y cogido de mi brazo echemos á andar
por disipar la obscuridad. La colocación de los por esas (talles de Dios.
faroles á prudentes distancias, en pies de ga- El poco movimiento que adviertes en éstas
no te revelan, ciertamente, la
importancia de una capital que
•: cuenta con 200,000 almas;
pues, con excepción de la gen-
te (pie se retira á sus hogares y
la que, corno nosotros, se diri-
ge al teatro, sólo encontramos
algunos individuos (pie vocean
sus mercancías. Por aquí, un
hombre del pueblo, envuelto
en su manta, TÍO muy aseada
que digamos, y bajo la cual
lleva un cesto, grita de tiempo
en tiempo: castaña, asada y
cocida, castaña asada ; por
allí otro canta: turrón de al-
luevdra, cutera y molida, tu-
LA CATEDRAL Y LAS CADENAS ANTES DE 1840. rrón de almendra; ya es una
india la (pie nos sorprende con
lio de fierro, rijos en las paredes de los edifi- su agudo grito:
cios y alternados, producían, ¿pesar de sus dé-
biles destellos, un hermoso efecto de perspec-
tiva, á causa de la rectitud y grande extensión No i n . nm.rán *
de las calles, alumbrado al cual prestaban ayu-
da con sus reflejos, hasta ciertas horas de la ó bien otra que nos aturde con el de : no mer-
noche, algunos quinqués y aparatos de Baga- carán juilas asados. Por aquí nos sale al en-
lly ó de Green, pertenecientes a boticas, pul- cuentro un muchacho ofreciéndonos fósforos
perías, estanquillos, tendejones y otros esta- i) cerillos, ó fósforos del silencio, y por allí se
blecimientos comerciales de; ínfima importan- nos presenta la tamalera, sentada en el umbral
cia. de una puerta, al lado de una olla grande, cu-
No existiendo por las noches el paseo de la bierta con lienzo blanco (pie por tapadera tie-
Alameda, á causa di; estar privada de alumbra- ne un plato de barro vidriado, y oímos (pie
do, de hallarse! rodeada de inmundas aeequias nos dice al pasar: lanaditos cernidos de, chile,
y de tener sus puertas de hierro cerradas, y no de dulce y da manteca, pasen á merendar.
siendo, por otra parte, esas noches de luna, que Nos hallamos en la avenida del Empedradillo,
disponían el ánimo para gozar instantes de es- frente de nuestra Catedral, único edificio mo-
parcimiento en el paseo de las cadenas, forzoso numental que se levanta en la espaciosa plaza,
era prescindir de todo ejercicio higiénico y així- llamada de Armas, unas veces, y de la Consti-
lar á otras distracciones, como las que voy á tución, otras.
CUADROS DE COSTUMBRES. 155

Nos internamos en el Portal de los Merca- soñolientos unos y muy despiertos otros, sos-
deres, por la bocacalle de Plateros y, á poco teniendo los últimos animada plática sobra
andar, nos hallamos frente á frente del anti- los palpitantes asuntos de la política.
Llegamos al término del portal y prosegui-
mos nuestro paseo por el de Agustinos. Ante
las dos pilastras del arco, que en la cortada es
quina sirve de unión á las dos arquerías, se
levantan las alacenas de libros, de Don Anto-
nio y Don Cristóbal de la Torre, quienes á pe-
•fea*36"'" • sar de sus exiguos establecimientos, y de tener
al frente, en la esquina, interior de ambos por-
tales, la gran librería de Rosa y Bouret, hacen
muy buen negocio. El portal de los Agustinos
ofrece el mismo aspecto del anterior y sólo te
llaman la atención las covachas en que se en-
cuentran expendios permanentes de dulces, co-
vachas que tiene sus techos inclinados, á cau-
sa de estar formados por los segundos tramos
PORTAL DE MERCADERES. de las escaleras que conducen á las viviendas
del segundo y tercer piso. Como estas casas
Suo Café del Cazador, más como la hora noes
carecen de patios dichas escaleras arrancan á
'a que nos conviene para visitarlo, seguimos
cortísima distancia de los zaguanes.
adelante, dejando á nuestra derecha, los pues-
tos de los dulceros (pie, por las noches, colo- En la medianía del portal, cuyos arcos han
can sus mesillas ante las cerradas puertas de perdido sus justas proporciones, por sucesivos
la
s sombrererías, ramo principal del comercio hundimientos de las pilastras y por la eleva-
e n eg
te lugar durante el día, y por nuestra iz- ción del suelo, descubrimos el largo y estre-
quierda, las alacenas de juguetes para niños, cho Callejón de Bilbao, y en el mismo portal,
cerradas también de noche, y las cuales, como bajo del arco frontero á la entrada de dicha ca-
llejuela, dos mesas cubiertas con
grandes manteles, y sobre éstos,
platos y varias fuentes con en-
salada de lechuga, grandes rába-
nos escamados y carnes frías, y
al pasar frente de ellas se nos
invita á cenar, diciéndonos: aquí
liii)jj¡((¡ii(>rc donoso. A fuerza da
preguntas, he llegado á investi-
gar que el donoso es el fiambra
aumentado con tamales calien-
tes. Sigamos de frente, mi com-
placiente amigo, y no nos deten-
gamos á tomar el donoso en pa-
raje tan pvíblioo, por no ser de-
cente, que ya te llevaré, al termi-
nar la ópera, al chiribitil del
"Conejo Blanco," donde cenarás
muy bien y á tus anchas.
PORTAL DE AGUSTINOS.
Fuera ya del portal, nos ha-
j es
observar, amigo mío, están adheridas á llamos en la bocacalle de la Palma, frente de
s Pilastras de la Arquería. En los resaltos la cual se levanta la elevada tapia perteneciente
as alacenas descansan algunos individuos, al Convento de Capuchinas, la que según pue-
156 EL LIBRO P E MIS RECUERDOS.

des observar, divide en dos tramos la vía públi- sando por ahí el jesuíta D. Francisco Javier Laz-
ca, uno al Oriente con la denominación de Tla- cano, observó una de esas faltas á la moral y,
paleros ó del Portal de Agustinos, y otro al Oc- desde luego, se propuso cortar de raiz el mal.
cidente, con la del Refugio. En ese elevado Con el concurso de algunas personas y mediante
paredón, coronado por una citarilla de ladrillo, el permiso del Ayuntamiento, hizo limpiar el
lugar y poner en la sobredicha tapia la imagen
de Nuestra Señora del Refugio de Pecadores,
pintada en lienzo, como se ha dicho, por el in-
signe Cabrera. Con este motivo, el tramo de la
Calle de la Acequia, desde el mencionado pa-
redón hasta la esquina del Puente del Espíri-
tu Santo recibió el nombre de Calle del Refu-
gio, así como el otro tramo, desde dicha pared
hasta la esquina de la Monterilla, tomó el de
Tlapaleros, á causa de haber establecido en él
sus tiendas los comerciantes en sustancias y
útiles para los pintores, tiendas llamadas en
México Tlapalerías i Tia ¡¡all i color).
*
# *
Pasamos adelante y dejando atrás el Café
de la Bella Unión y algunas casas particula-
res, nos internamos en el destartalado portal
de La Fruta, que da principio como á los dos

CALLE DEL REFUGIO.

puedes ver un retablo de la Virgen que bajo la


advocación de Nuestra Señora del Refugio,
pintó en lienzo el insigne Miguel Cabrera; el
retablo se halla sobre una repisa, de piedra y
resguardado por un cobertizo de madera y plo-
mo. Puedes observar ese gran nicho á favor
de la luz de sus farolas y de la (pie despide el
buen alumbrado de los sa Iones de billar del Ca-
fé de lit Helia l nión (pu; está al frente.
Cuando era conocida con el sólo nombre de
la Acequia la serie de calles, (pío daba princi-
pio en el Puente de la Leña y terminaba en el
callejón de Dolores, cerrado por el Convento
de San Francisco, habíase formado un basure- PORTAL DE LA FRUTA.

ro al pie de la tapia del Convento de Capuchi- tercios de la expresada Calle del Refugio y ter-
nas, lugar en (pie no pocas indecencias se co- mina en la esquina de la llamada del Espíritu
metían. Hacia mediados del Siglo XVT1I, pa- Santo.
CUADROS DE COSTUMBRES. 157

Al hotel y Café de la Gran Sociedad sigue efecto, á poco andar, nos hallamos frente á fren-
ese portal llamado del Águila de Oro, el cual te de la estufa del Divinísimo, precedida por
Por su buena construcción y esbeltos arcos dis-
ta mucho de ofrecer el feo aspecto que hemos
observado, querido amigo, en el de la Fruta y
el que obsarvaremos en el siguiente, ó sea por-
tal del Coliseo. En el portal del Águila de Oro
se encuentra el establecimiento de Reynaud,
expendio de dulces y carnes frías y en la ace-
ra de enfrente la famosa dulcería francesa de-
nominada el Paraíso Terrestre, competidora de
los establecimientos del mismo género de De-
vers y Gramout, en las calles del Puente y Es-
píritu Santo, respectivamente.
En la esquina del Callejón del Espíritu San-
to termina dicho portal, y en la opuesta, donde
8e
encuentra el establecimiento litográfico de
PORTAL DEL COLISEO.
Don Antonio Decaen, da principio el portal del
Coliseo. Tan feo y sucio como el de la Fruta es- los hermanos de Nuestro Amo, que no cesan
tá formado de toscas pilastras que, por capite- de cantar el alabado. La estufa va custodiada
por dos soldados y un cabo con
el fusil al brazo. A las puertas
•" * "# y ventanas asoman los vecinos
que con sus velas encendidas
alumbran el tránsito de su Di-
vina Majestad, y nosotros, como
todos, nos descubrimos y pone-
mos una rodilla en tierra.
La costumbre de acompañar
por las (talles al sagrado Viáti-
co data de 1742, establecida por
una congregación de artesanos
y adoptada por diversas clases
sociales, cuyos individuos reci-
bieron el nombre de Hermanos
de Nuestro Amo. En la época
PORTAL DEL ÁGUILA DE ORO.
de que se trata, solamente gen-
es, tienen zapatos de madera en que asientan tes del pueblo eran los que no abandonaban
aviesas horizontales, también de madera que, aquella práctica y la de ir cantando jaculato-
811
vez, sostienen el muro superior, con el bal-
conaje del nada. ( , s tétioo edificio. Hacia la me-
(llí
uiía del portal, la plancha de madera ó tra-
mesa horizontal está sustituida por un arco,
y el balcón, correspondiente difiere de los de-
s
por algunas molduras y relieves de mal
gusto. Asegúrase que ese arco era la entrada
. distinción del Teatro Principal, reservada
al V irrey.
*
'•>l sonido de una sonora campanilla nos rias por la calle. En el Siglo XVIII los her-
J u n c i a que el Sagrado Viático se acerca, y en manos, mercaderes y eclesiásticos, alumbra-
158 EL LIBBO DE MIS EEOÜEBDOS.

ban con cirios é iban acompañados de músi- lia un grupo de rancheros, ellos con anchos
cos y cantores, estableciéndose, desde enton- sombreros de palma y sus cotonas de gamu-
ces, la Cofradía de los Cocheros de Nuestro za, y ellas de trenzas sueltas y con sus rebo-
Amo, oficio que desempeñaban las personas zos de bolita. Con qué placer toman aquéllos
más prominentes. sus soletas y nieve de limón, que instintiva-
# mente soplan
* #
Entremos antes de cada
nn momento sorbo, c o m o
T
en la "Socie-
dad del Pro-
F Trrn Trn para comuni-
car á aquella
greso," p u e s algún calor, y
todavía pode- éstas sus tazo-
mos disponer nes de café con
de una media leche y sendas
hora, antes de p o s t a d a s de
q\ie dé princi- pan con man-
pio la Opera. teca. En otra
Un gran patio mesa, un hon-
c u b i e r t o de rado padre de
cristales, for- f a m i l i a con-
ma, como ves, templa la frui-
el salón prin- ción con que
cipal del esta- CAFE DEL PROGRESO. sus pequeñue-
blecimiento, los saborean el
uno de los más concurridos de la Capital; buen mantecado ó el helado de zapote ó fresa,
gruesas pilastras de madera sostienen los co- en tanto que en la de más acá un individuo
rredores, tras de cuyos barandales se ven si- abstraído en la lectura de un periódico, ape-
métricamente colocadas las puertas del hotel nas fija su atención en el que está á su la-
y del comedor de la gran fonda; observa en do, muy pensativo y cabizbajo, haciendo apun-
la parte b a j a , al tes en su cartera,
frente la cantina y I referentes tal vez, á
detrás del mostra- ' la distribución del
dor al cantinero con sueldo recibido. De-
su gorra de tercio- bajo de los corredo-
pelo, eu la que flota res, varios grupos
una gran borla de de individuos que
seda; íi la derecha rodean las mesas,
una portada, medio míos de pie y otros
ojival, que -da en- sentados, d e n u n -
trada á las salas de cian á los concien-
billar; á la izquier- zudos jugadores de
da una puerta y un ajedrez, ó á los que
pasillo que comu- se entretienen en el
nican con el Tea- trivial juego de las
TÉATRO PRINCIPAL.
tro P r i n c i p a l , y damas ó en el no
frente de la cantina, la puerta que da entrada menos inocente del dominó, haciendo los úl-
al café por la calle del Coliseo. Las mesas,
timos escuchar el continuo repiqueteo pro-
distribuidas con simetría, están formadas por
ducido por las fichas al ser barajadas sobre el
grandes discos de mármol montados sobre
mármol.
tripiés de fierro, y todas están ocupadas por
distintas clases de individuos. En una se ha- Abandonamos el café del Prograso salien-
do por la puerta que da á la calle del Coliseo
CUADROS DE COSTUMBRES. 159

EL GRAN TEATRO.—EXTERIOR.

uevo y á poco andar nos hallamos frente á Atravesamos después el hermoso y amplio
rente del vetusto Teatro Principal, acerca del vestíbulo y entramos en la gran sala, ya casi
Ua llena de espectadores, la que presenta un her-
l me apresuro á poner en tu conocimiento
í^e, á causa de contar ya la ciudad con el nuevo
y hermoso Teatro de Vergara, sus puertas per-
ft
necen cerradas por largas temporadas y que
en s
u escenario han brillado, últimamente ar-
8t
&s de relevante mérito, que á su tiempo te
* * * 4 conocer.
*
* #
*" grito que escuchamos: "á las gorditas
cuajada, señores" nos indica que nos ha-
amos en la esquina de la calle de Vergara.
11
el pórtico del gran coliseo, frente de las ca-
°* números 4 y 5 de la expresada calle, vemos
varios elegantes con el sobretodo al brazo,
• j ^ n e s esperan la llegada de las bellas damas
8X18
Pensamientos ó á otras de sus familias,
Hjie sucesivamente van llegando en sus mag-
°os landos. Detengámonos un momento
el cartel para instruirnos acerca del re-
*** de l a p i e z a :
liberto, duque de Normandía. Sr. Salvi. GRAN TEATRO.—PATIO Y VESTÍBULO.
I r * ^ 1 1 6 1 0 Bertramo Sr. Marini.
•*«*] princesa de Palermo Sra. Bertuca. moflo aspecto. Todos los antepechos de los pal-
"da, aldeana de Normandía.. Srita. Steffenone.
«fmbaldo Sr. Quinto.
cos son de madera estucada y dorada, así como
«na, Superiora del Convento. Sra. MontplaWr. las columnas y pilastras corintias que sostie-
lfJO EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

nen el atrevido arco del prescenio. Las buta- j has podido observar, más á tus anchas, la her-
cas son de caoba con sus cojines de tafilete niosura del salón y el buen efecto que presen-
rojo, muy relucientes por el aseo; cinco puer- ta por su aseo, como que, no contando el tea-
tas posee la sala, la central y cuatro laterales tro más de nueve años de existencia, todo en
de las cuales dos corresponden á los palcos j él es nuevo y la incuria no ha dado aún lugar
intercolumnios, sobre los cuales están en sus para su demérito; y en tanto que lo has esta-
hermosas repisas los bustos de dos ingenios do examinando, la concurrencia ha ocupado
mexicanos, Alarcón y (loroztiza. El telón de todas las localidades y me congratulo de que
boca, obra, del entendido pintor Riviere, re- tu atención se fije de preferencia en los pal-
presenta la gran plaza de México con l;i pro- etos.
yectada columna de la Independencia y dos Con (pié atención miras el número 5,-
fuentes monumentales, y el otro telón ó de en- ¿Qné hermosa dama, no es verdad? y qué bien
treactos, por el mismo pintor, es rojo, con ara- le sientan las riquísimas alhajas (pie ostenta
bescos, cordones y flecos en el extremo de la en su alabastrino cuello y en su bien peinada
cortina y tres grandes medallones en su cen- cabellera. Esa noble dama es la Sra. Doña
tro con hermosas figuras que représenla!) á Dolores Escandón. Fija ahora tus miradas
Me1p ómen e, en las rozagan-
Talla y Terpsí- tes jóvenes que
core. El alum- en este momen-
brado, por últi- to entran en el
mo, está redu- palco 1(>. t a n
cido á las can- llenas de vida y
dilejas del foro con sus trajes
y á noventa lu- vaporosos y veo
ces colocada s en que abres tama-
un gran disco ños ojos domi-
de metal blanco nado por tu ad-
bruñido, con su miración; t e n
perilla dorada calma y si tan-
e n e l centro, to te gustan, te
aparato á que diré q u i é n e s
dan el nombre son por si inten-
de lucerna y el tares pretender
cual desciende á a l g u n a de
ya (¡ncendido ó GRAN T E A T R O - EL SALON.
ellas : son l a s
asciende para encenderse por la horadación hijas de Don Fernando Benítez. Me pregun-
practicada en el centro del cielo raso. tas ¿quiénes son las jóvenes de la platea nú-
Las observaciones que haces revelan tu sen- mero 7, cuyos ojos brillan como estrellas?
timiento estético, pues ha llamádote la aten- Son las Eeheverrías, te contesto yo.—-Y laher-
ción y has elogiado el grandioso aspecto del ; mosa dama de la platea anterior que seduce
salón, el bello arco del prosceido y la amplitud j por su frescura y gallardía, te diré quién es,
de la embocadura del foro. Pronto te conven- ' aunque no me lo preguntes: Doña Hipólita
ceras de otras circunstancias favorables dees- i Urruchua, viuda de Martínez del Campo.—Di-
te Coliseo; tales son sus buenas condiciones \ rige luego tus miradas al palco número 20. ¿Qué
acústicas, para la ópera como para la comedia, ; te parece la dama que está con esas dos jóve-
su buena ventilación y sus numerosas y expe- : nes?— Hermosa como sus brillantes, oigo que
ditas salidas que ponen á cubierto de cualquier ¡ me contestas, y cuidado que éstos son ex-
peligro á los concurrentes, y por tanto, basta- ! pléndidos. - E s a dama, te digo, es Doña Ana
ría decorar este teatro cual se merece, para María Cubas, la noble tía que prestó á mi or-
convertirlo en uno de los de primer orden. fandad valioso auxilio aliviando el infortunio
Instalado en una de las butacas del centro de mi buena madre. Las jóvenes que la acom-
CI'AHKDS lili COSTI'M liKliS. 1(51

Pafiun son la simpática é inteligente Margari- cia y hermosura, á las (pie hemos contempla-
ta víaUnie y la .graciosa Juana Gamboa. Por do: las Honderos, Algaras y Cnsaflores, en los
constituirme en tu guía nie veo fuera <le ese palcos 2, ;¡ y 4; las Cervantes. Trigueros y Te-
Palco.-- Mas ¿quién es la elegantísima joven rreros, iíii los (i. "i> y M: la Sra. Victoria Rui de
de soberano aspecto y en cuyo liello semblan- Pérez (-Jal vez en el 17: las Anzoáteguis (¡n el
te se revela la bondad tie su caràcter? ¡All! IN: Cortina. Afórenos. Sni.de Cancinoy la Sra.
««Vierto que con sólo mirará la del palco nú- Noriega con sus hijas las ( Hiregonos, en los
«n.To 21, apreciasen lo que válela distinguida, palcos 22. 2iS, 21 y 2">. y por último, las Mosos,
Catalina Barron, (pie acompañii á su inania la Rincón Gallardos. Sra. I turbe y las Lombar-
n
»V'le Sra. Doña Cándida Añorga. En el pal- dos, en las plateas 1. 2. I. ò y S.
co de la Sra. Agüero, que es el número 11, ve-
ras á las simpáticas y elegantes BneliH y á su
kdoAlns Martínez Nogroto. atrayéndose los Las vigorosas y estridentes frases de los
corazones por sus gracias juveniles.- Mira trombones con (pie da principio la introduc-
ahora en el palco número lí) á una d<' las da- ción de la maravillosa obra de Meyerbeer, nos
Inas
principals, tan noble y bella «mío niiiii- obliga, lector querido, á poner toda nuestra
°|« y rica, la Sra. Doña Dolores Rubio de Rn- atención en la escena, y observa, al alzarse el
•to, á lu ([vu: acompañan sus dos virtuosas y telón, la ¡i|K)stura del dulce tenor Salvi y del
8
|nipAticjis hijas. ,; Qué te lia llamado la aten- gran bajo .Marini. que aparecen sentados cor-
ción en ,.J j^lco j o <1U(, , l o apartas de él los en de una mesa, y di si por su continente, no
Kenielosï ¡ Ah ! ya caigo en la cuenta y iiplnu- te revelan desde luego á dos grandes artistas
j » tu buen gusto. Ves á la hermosa Manuc- (pie |ioseen el dominio absoluto de IÍI escena;
,tt
Barrio À no es verdad? mas no queriendo distraer para nada tu aten-
ción, dejaré para, después de terminada la ópe-
Mucho te ha llamado la atención la supe-
ra nuestras observaciones, tanto en loque ata-
rabundante y escogida, concurrencia de imos-
tro ñe á la obra musical, como á su dcscuqieño.
primer teatro: mas te advierto, (pútrido lec-
tor, que siempre es así porque nuestro público Por tin. la obra (pie comenzó con una so-
«Míe predilección por los grandes espectácu- lierbia introducción, dio término, al cabo de
los. P a r ; , demostrarte cuan cierto es lo «pie te cuatro horas, con un majestuoso terceto digno
(ll
KO. te hago saber (pie el empresario Marel- remate de la gigantesca partición. Voy á lle-
Z(
'k ha recogido de entradas, desde el Pide Ma- varte, como te ofrecí, querido amigo, á cenar
yo t'U (pie St , estrenó la Compañía hasta hoy á la fonda del "Conejo Blanco," á la (pie. te
Wile Noviembre, la respetable sumado UM) advierto, solemos ir muy do tiempo en tiempo
,n
il pesos. Los ricos jamás abandonan sus pal- y sólo l>or humorada, algunos de los concurren-
cos en las tenqioradas, sean loscsix-ctáoulos de tes al teatro. IÍI fondista nos tiene reservada
v
crso ó canto, y aun cuando se ausentan de Mé- en su misma habitación una mesa, pues los
demás del público se proveen del afamado do-
xico, aquéllos quedan pagados. Jior lo (pie w
noso, en el jiortnl de Agustinos, frente al ca-
a p l í c a l a existencia constante de buenas com-
llejón, donde viste la. mesa con los manjares
pañías. Ninguno de (dios toma.ixw pretexto.
Á (pie excitaron tu ajietito. Pongámonos en ca-
la cuarta ó quinta representación, la insufi-
mino y refiéreme, entre tanto, tus impresiones.
ciencia ile una soprano, 6 do un tenor, ó la re-
Jamás he oído, me dices, cantante algu-
petición de his ójieras. para no tomar el abono
81 no como Salvi, (pie tanto seduzca, asi por Ja
KUionte, ni so abonan A medias como suele
dulzura de su voz. como lM>r su intachable es-
f e e d e r mi otras partes. Por eso tienes hoy
cueln, hasta el grado de que los espectadores
buenos espectáculos baratos, (pie mañana se- suspenden la respiración cuando él canta. No-
an, tal vez, tan malos como caros. té, (pie para emitir sus notas altas recurre al
Pronto va comenzar la ópera y así te indi- i falsete, pero lo ejecuta con tal arte, suavidad
caré quiénes son las damas (pie ocupan lospal- V modulación (pie verdaderamente encanta. En
0 0 8 ei
> que no has fijado tu atención por el des- ¡•l brindis del primer acto, en la siciliana Sorte
orden que ha seguido tu curiosa investigación, arnica a le m'ajjido, y en los dúos con Rambal-
y advierto que todas ellas no ceden en elegan- 21
162 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

do, Bertramo, Alicia é Isabel, estuvo admira- tadas coplas nel lasciar la Normandia, inte-
ble. rrumpidas por la llegada de Bertramo que da
—Pues te diñé, amigo mío, que los mejores motivo al hermosísimo dúo. E n el terceto final
papeles de Salvi son los de Edgardo, en Lu- estuvo á la altura de sus dignos compañeros
cía; Genaro, en Lucrecia; Nemorino, en el Marini y Salvi.
Elíxir de Amor; Fernando, en la Favorita; —Veo que has estado muy acertado en tu
Lord Arturo, en Puritanos, y Pollioni, en Nor- juicio respecto de esta artista tan estimada en
ma. ¿Y qué te pareció Marini? los teatros de Milán, Turin, Florencia y Bolo-
—Fué para mí el héroe de la noche. Es un nia, en el italiano de Londres y en el de Tacón
cantante de primer orden, y ya sabía yo que en la Habana en el que cantó con la Tedesco
tal es el concepto que de él se tiene en Euro- y la Bossio. Las principales óperas del reper-
pa. No solamente creo que es el artista de más torio de esta excelente artista son: Norma,
nota, en su género, que ha venido al país, sino Roberto el Diablo, Hernani, Puritanos, Ma-
que juzgo muy difícil que otro, de tal impor- ría de Rohan, Lucia, Lucrecia y Atila. ¿Y
tancia, llegue á pisar las tablas de nuestro tea- qué me dices de la Bertuca y de Quinto?
tro, pues á su hermosa voz, aduna la maestría — Que estuvieron muy discretos en sus
del gran cantante, su arrogante figura^ y el do- respectivos papeles, la primera cantandocon pa-
minio de la escena. En toda la obra estuvo fas- sión la bellísima aria DelVumana grandezza
cinador. El dúo entre el sencillo Rambaldo y oh infausta sorte, y la muy sentimental, tan
el satánico Bertramo, Oh che onesfuomo, che llena de encanto y llamada de Gracia, "Rober-
galantuomo, nada dejó que desear, mas en lo , to oh tu ch'adoro," con la cual Isabel mueve á
que verdaderamente estuvo soberbio el gran compasión al amante ; y el segundo ó sea Ram-
Marini fué en el vals infernal, Demoni fatali, baldo, cantó muy bien, no solamente su origi-
De regni infernali, acompañado de los estri- nal balada Regnava un tempo in Normandia,
dentes acordes de los instrumentos de metal, y sino su parte en el espiritual dúo con Ber-
en la evocación enérgica y expresiva oh voiche tramo.
qui pósate, entro la freda tomba.—M'udite La escena del Cementerio de Santa Rosa-
voif; en el hermoso dúo con Alicia y en el ma- lia es patética y causa arrobamiento por la
jestuoso terceto final. majestad de la música. Bertramo, antes de
—Hágote sa- desaparecer, infunde su espíritu avasallador á
ber que Marini la orquesta, en la cual vibran las últimas fra-
sobresale, a d e - ses del enérgico mandato, sorgete, oh! suore,
^Ê B K más, en sus pa- dalla tomba uscite. Bajo el poderoso influjo
M W*\ peles de Oroveso de esa música, en la que el sorprendente jue-
en Norma, Du- go de timbales produce un grandioso y mági-
que Rui Gómez co efecto, las losas de los sepulcros se levantan,
de Silva en Her- y los cadáveres se animan, transformándose en
WL nani, ópera en encantadoras y juguetonas huríes, que convier-
que canta una ten los fúnebres sudarios en vestiduras vapo-
dificilísima ro- rosas. Ninguna de ellas logra con sus hechi-
manza e s c r i t a zos seducir á Roberto, sino Elena la más her-
i,-Wk- :-&MM para él por el mosa que lo atrae con sus encantadoras acti-
BALBiNA STEFFENONE. insigne V e r d i ; tudes que va marcando el gracioso ritmo mu-
Duque Alfonso sical, hacia el pedestal del cual ha de arreba-
en Lecrecia. Marcelo en Hugonotes, etc., etc. tar el ramo de ciprés ó sea el talismán que le
¿ Y qué juicio te has formado de la Steffenone ? abrirá las puertas del aposento de su bella Isa-
—Paréceme tan excelente artista como mu- bel. La ejecución de tan delicioso bailable fué
jer hermosa. Con qué delicia escuché su deli- perfecta por la elegante y simpática Adela
cada aria Vanne disse al figlio mió, por la dul- Monplaisir.
zura con que supo expresarla, y cuánto me Procuraré, lector amigo, darte á conocer en
-entusiasmó con las bellísimas y bien interpre- otra ocasión á la Compañía de los esposos de
CUADROS D E COSTUMBRES. 163

ese nombre en dos de sus mejores espectácu- teatro con el mismo intento de cenar, miedo
los, como son el aparatoso bailable: Esmeral- me daría penetrar en este para mí, antro mis-
a ó
nuestra Señora de París, y el grandio- terioso. He contado más de sesenta pasos pa-
so titulado El Triunfo de la Cruz. ra topar, como se dice, con pared. Mas ¡qué
ven mis ojos á nuestra derecha ! ¿Qué signifi-
*
* # ca la gran lumbrada que arde, sin disipar las
Hemos llegado ya á la medianía del Por- tinieblas de esa cueva que me parece del In-
tal de Agustinos y nos hallamos frente á fren- fierno? ¿Acaso nos dirigimos á la verdadera
te del famoso Callejón de Bilbao. morada de Bertramo?

CORTE LONGITUDINAL Y PLANTA DEL GRAN TEATRO NACIOIVAL, DERRIBADO ÚLTIMAMENTE PARA PROLONGAR
LA AVENIDA DEL CINCO DE MAYO.

Cuan estrecho y largo, es me dices ; nada — Es la cocina. Pasemos por frente de ella,
m denos vuelta sobre nuestro flanco izquierdo é
e revela en él la existencia de esa. fonda que
tanto me has encomiado. Apenas dintingo á la ins "alémonos, al ejemplo de nuestros acompa-
biz de ese raquítico farolillo, una que otra puer- ñar tes, en la gran pieza de la fonda.
ta ó ventana á nuestra derecha y un gran pa- ¡Esta es la fonda! pero si nada se distin-
redón á la izquierda. Paréceme imposible que gue en ella, alumbrada como está tan débil-
tal escondrijo exista en el centro de la Ca- mente por esa vela de sebo que arde sobre la
pital. Si no fuera porque venimos con algunos m e a . Yo tomo asiento y espero con resignai
acompañantes, que con nosotros han salido del ción lo que resulte de esta calaverada.
164 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

—No te arrepentirás de ella. estar alumbrada tan sólo por el fuego del bra-
Luego poniéndote las manos sobre tus ojos, sero.
á guisa de visera, como para recoger la luz, oi- A poco vuelve trayendo dos platos muy
go que me dices: olorosos, de pollo asado, medio dorado por el
— ¡ Qué es lo que acompasadamente se mue- fuego, con su ensalada de lechuga finamente
ve sobre aquella tarima resguardada por una es- picada, y nos los pone delante. Como gente de
tera? Mi curiosidad sube de punto y no acier- guante blanco preferimos á los vasos del blan-
ta á distinguir, si es un cuadrumano que nos co neutli, copas de vino Carlón, á falta de otro,
amenaza con sus brazos ó son las aspas de un y limitamos nuestra cena, además del plato
peqiieño molino. supradicho, al de unos ricos pescados blancos
—Risa me causa el engaño de tu vista, ami- de Chápala, empanizados, tan tiernos y bien
go muy querido. Lo que causa tu sobresalto es preparados que en nada se parecen á esas ti-
un muchacho tendido boca arriba sobre aque- ras de cuero con que suelen regalarnos las
lla tarima, -y se entretieHë èri: levantar una y malas cocineras y aun los cocineros, y por úl-
otra pierna alternativamente. timo, á otro de frijoles chinos, por lo bien re-
- ¡Vaya con el muchacho! Y ese intermi- fritos, con el aditamento de unos sabrosos pe-
tente ronqxiido que oigo por ose otro rincón, neques y un enorme y rojo rábano escamado.
¿quién lo causa? No nos falta buen pan blanco ni, para el
—El fondista, (pie se echa á dormir sobre último plato, tortillas tiernas que sucesivamen-
un sillón mientras llegan los trasnochadores te nos envían del comal. Rehusamos tomar por
parroquianos, y ahora se aspereza á fin de es- prudencia el afamado fiambre y otros potajes,
pantar el sueño y estar listo para servirnos. en cuyo buen condimento cifra su orgullo el
Conque, á imitación (te los demás, fuera los barrigudo hostelero y patrón del chiribitil tan
guantes blancos y á cenar. pomposamente llamado "Fonda del Conejo
Blanco."
El local que tienes delante no es ciertame-
te digno de los concurrentes al teatro de la gran-
de Opera, quienes asisten por costumbre á los
grandes establecimientos, pero en él no hay
camorras ni pendencias, se cena bien y se reti-
ra uno contento. A esto nada más se redúcela
calaverada, si por tal puede tenerse, y ruega
á Dios, buen amigo, que no sobrevengan otros
tiempos en que por un fonducho como el del
Conejo Blanco haya mil garitos y cantinas en
que los desórdenes, y no inocentes pasatiem-
pos, estén á la orden del día. Salimos alfin,de
la fonda, á deshoras de la noche, para mí cosa
rara. Desierto como las calles está el Portal de
Agustinos. Sólo el reloj de la Catedral con su
FONDUCHO DEL CONEJO BLANCO. vibrante campana que da la una de la mañana
y el alerta de los centinelas de Palacio, inte-
A poco preséntase el fondista, viejo barri- rrumpen el silencio de la dormida ciudad. En
gudo, de fisonomía poco expresiva á causa de nuestro tránsito sólo encontramos á uno que
sus mofletes muy pronunciados, de su nariz otro sereno soñoliento en el umbral de una
chata y de su frente deprimida; su vestido con- puerta, á otro atizando un farol, trepado en lo
siste en pantalón azul listado, y chaqueta de alto de su escalera de tijera, y á otro, en fin,
lienzo blanco sobre la camisa muy limpia, aun- que conduce á un borracho á la cárcel muni-
que sin corbata. Enciende inmediatamente dos ' cipal.
grandes velas de sebo que pone sobre la mesa, j Las escenas que te he obligado á presen-
y se dirije á la cocina, que ha dejado ya de I ciar, querido lector, en virtud de la imaginación,
CUADEOS DE OOSTÜMBKES. 165

fueron hechos positivos, tanto en lo que concier- gaba la propicia circunstancia de nuestra pre-
ne
á la representación de la gigantesca obra de disposición para conocer y estudiar ciertas cos-
Meyerbeer, como en lo que atañe á la famosa tumbres. En tal virtud, pasadas algunas horas,
cena á que me he referido. Dos queridísimos conduje á mis dos amigos á la nunca bien pon-
y respetables amigos y yo, salíamos cierta tar- derada fonda del Callejón de Bilbao, y allí se
de, concluido un banquete, del primer tívoli efectuaron las mismas escenas y sorpresas que
de la ciudad. Ambos amigos, uno abogado te he obligadoáexperimentar,lector amigo, sor-
distinguido, y otro entendido ingeniero, eran, presas muy naturales para quien por primera vez
además, eminentes historiadores y estadistas. visitaba esa casuca. ¿Quieres saber quiénes
El primero, echando á un lado su gravedad, eran mis amigos?-—Pues bien, uno, el de las
sorpresas, era Don José Fernando Ramírez y
*ne manifestó el deseo que en tales momentos
e an otro, el que ya no se sorprendía, porque con-
imaba, de cenar bien esa noche al estilo
migo había andado en semejantes andurriales,
mexicano, deseo que se explicaba por hallarnos
c Don Manuel Orozco y Berra.
°mo un farol, á causa de lo mal que fuimos
8
ervidos en el expresado tívoli, á lo que se agre- —Conque á dormir y hasta otro día.

p
U N O DE LA PARTE CENTRAL DE LA CIUDAD PARA SERVIR A LOS ARTÍCULOS
"MEXICO DE NOCHE."

1 Diputación. 18 Templo del Espíritu Santo.


* Portal de Mercaderes. 19 La Profesa.
20 Convento de los PP. Filipenses.
1 £°,r,tal d e Agustinos. 21 Callejón de Mecateros.
* Callejón de Bilbao. 22 Callejón de la Alcaicería.
o fonducho del Conejo Blanco. 23 Templo de Santa Clara.
« Café del Cazador. 24 Templo de Betlemitas.
< Sociedad de la Bella Unión. 25 Minería.
» Ketablo «Virgen del Refugio.» 26 Hospital de Terceros.
in ±,emPlo de Capuchinas. 27 Santa Isabel.
10 Portal
ran
de la Fruta. 28 Santa Brígida.
í¿ £ort Sociedad, 29 Colegio de San Juan de Letrán.
ío £ al«Águila de Oro.» 30 Convento de San Francisco.
\í E ^ d e l Coliseo. 31 Hotel de Iturbide.
14 Café del Progreso. ¿2 Casa de Diligencias.
í« ïmro Principal. 33 Callejón de Dolores.
16 Teatro Nacional. 34 Colegio de Ñiflas.
!" Café del Bazar.
166 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

IV
NOCHE DE LUNA.

•s-o~§~
Jî mi buen amigo ¿albino Cávalos.

SUPONGO, mi complaciente amigo, que la reina de la noche, en tanto que otaras con-
no has de haber quedado descontento servan su brillo á fin de no privar á la tie-
del paseo qtie te hice dar la noche aque- rra del sublime espectáculo del firmamento.
lla de feliz recordación, ni disgustado por tu Luz y ambiente, puro cuando no lo dañan los
asistencia al gran teatro de Santa-Anna para hombres, reinan en las calles de la ciudad, en
deleitarte con la hermosa partitura de Meyer- las que ya nos encontramos tú y yo, en cami-
beer. Tiempo hace ya de esto, y ahora que nos no para el paseo de las Cadenas,^ lugar de las
volvemos á ver, me complazco de nuevo en in- citas amorosas, en donde el travieso hijo de
vitarte para el paseo de las Cadenas esta no- Venus, ligero é inconstante como una mari-
che, domingo 19 de Junio de 1853. El mes en posa, vuela en giro oblicuo, entre los ramajes

PANORAMA DE MEXICO EN NOCHE DE LUNA.

que estamos es el de las flores y el que ofrece de los fresnos de la calzada, y si llega á posar-
noches verdaderamente deliciosas y más en la se en alguno de éstos, es para omiltarse y he-
época del plenilunio, en la que por una feliz rir desde lejos, con certero dardo y á mansalva,
coincidencia, nos hallamos. Aceptas ¿no es ver- á sus descuidadas victimas, desobedeciendo
dad? p\ies á las siete de esta noche estaré en el llamamiento de la madre qué, orgullosa por
tu casa. las tales gracias del niño, le dice:
¡Cuan bellas y seductoras son las noches
«Mis fuerzas eres, hijo
en México cuando la luna trasmite sus vivi- y sólo en tí mi gran potenciafijo.»—(Virgilio).
dos fulgores por una atmósfera limpia y trans- Mas hay que advertir, amigo mío, que ese
parente! Intensa luz que amortigua ó mata la descuido de que te hablo, tan oportunamente
de muchas estrellas que sirven de cortejo á aprovechado por el traidor y alado infante, no
CUADROS DE COSTUMBRES. lfS7
s e re
fiere á las jóvenes, (quienes se hallan siem- LA GOLONDRINA
JlñJiajtte
pre dispuestas á afrontar el peligro y á ofre-
cer su pecho descubierto á las saetas de oro
dftl amor, sino á los p a d r e s y maridos, á quie-
nes el mocozuelo les hace la j u g a d a de poner-
les en los ojos su propia venda.
E n el camino encontramos á los mismos
voceadores de mercancías que advertimos la
¡ftpfppi^i!
v=*
°tra n o c h e ; mas ahora hemos de agregar en los
apuntes de n u e s t r a cartera, el (pie en estos mo-
mentos escuchamos, más cadencioso, cierta-
.i?v
w*
mente, q u e los a n t e r i o r e s :

- * tt>-m«~r¿n tn-mr-las de chi-l* y dr tm-fAi

¡ Y qué hermoso es el t i m b r e de la voz de yy ff'T'TTf.f


esa india! ¡ C u á n t a s coristas y no coristas de
'a ópera la envidiarían !
A poco se nos presenta un g r u p o de hom-
, ^r-i i*-1 i """1 -i f r**i f^—r
bres y mujeres q u e a n d a n de p a r r a n d a , éstas
e
» t o n a n d o bonitas canciones, y aquéllos ar-
monizándolas con los alegres acordes de las
pitarras. 'JJTJ- ^ &
P a r é m o n o s en el portal de la F r u t a p a r a es-
cuchar la pieza sentimental que ejecutan., al
P*e de las v e n t a n a s de la " G r a n Sociedad."

Abandonemos el portal y sigamos i>or la


MHAOA OEAMOA
•Andvih calle del E s p í r i t u S a n t o , con dirección al "Ca-
fé del Bazar."
Hállase éste situado en los bajos del hotel
de su nombre, frente al templo del E s p í r i t u
S a n t o , al que u n a generación atacada de in-
*n tiualme-»a¿, dt.iil m-y» loea '-peses, t.tlip- diferentismo, convertirá en u n a tahona. (•*.)'
E n t r e m o s en el Café y conocerás el esta
blecimiento más decente de la ciudad. E l as-
V U
Son-tTo nhptMio s4,hjyo,: JQ /laysp" ¿"" '* pecto del patio, a u n q u e reducido, es bellísimo:
u n hermoso jardín con plantas escogidas, de
olorosas flores y con graciosas fuentecillas de
'" - i* , Íen-</i-da limit i/f tscu - ra, /a eS-pre
vistosos juegos de agua, ocupa el centro dejan-
do libres varios senderos que conducen á los no
S'H»'" J*lu 1er ,iur*,/a-/ni-r«á« detua-mor.Umt interrumpidos kioscos de la derecha, m u y bien
pintados, interior y exteriormente, de figuras
caprichosas y en cuyas jmertas se ven, sus-
r* — <i* de tu pendidas de los arcos principales, hermosas fa-
a - nw-
rolas chinescas. ¡Qué magnífico es el efecto

Ahora, escucha con atención la preciosa ( * ) En el lugar de la tahona y «le las casuehas de
pieza " L a G o l o n d r i n a " que, según el preludio comercio que ocupaban el estrecho atrio del antiguo
templo del Espíritu Santo, levántase hoy el edificio del
nos indica, van á ejecutar los tocadores de gui- Casino Español. (Véase el grabado de la' Primera parte
tarra, bandolón y flauta. Cap. IL—Paulinos).
168 EL LIBRO DE 1 US RECUERDOS.
!
que ofrece la espléndida luz de la, luna con- i •— Bonito nombre ¿no es verdad? me apre-
trastando con la tenue y apacible de la artifi- suro á decirte, mas te advierto, mi buen ami-
cial que arrojan dichos fanales y los farolillos | go, que ese nombre será sustituido por otro, á
venecianos. | causa de una epidemia que nos viene de Fran-
A la izquierda hay un salón bien decora- I cia y ha, empezado á invadirnos ya con alguna
do, con sus mesas de marmol, dispuestas co- : intensidad.
mo en los demás establecimientos del mismo i ¿ Y cuál será ese nombre ?
género; y, por último, al frente min sala, en la ; Según las tendencias sociales que obser-
que nos instalamos atraídos por el lujo des- vo: El Boudoir de las Damas.
plegado en el local y lo confortable de él. Her- i ¡Vaya con la monería! ¿Y esa otra, El
mosos divanes forrados de rico brocatel, alter- Zafiro/
nan con las consolas y los grandes espejos. \ Igualmente cambiará de nombre, c o n
en que se reflejan las luces de los candelabros motivo de otra epidemia que de más cercanos
y se reproducen las graciosas figuras que ador- amenaza.
nan los tapices y el cielo raso. En ese agrada- - ¿Cómo se llamará?
ble retrete tomamos un fino mantecado, des- Bar Room.
pués de lo cual salimos del café para continuar ¡Jesús, qué barbaridad!
nuestro paseo. A la, salida del Bazar te sor- ! Así lo verán tus ojos si logras, como lo
prende la presencia de un coche (pie va que deseo, prolongar tu vida.
vuela, seguido de una turba de granujas, que i ¿Por qué los Gobiernos no han cuidado
aturden con su gritería y preguntas ¿qué sig- | de establecer un cordón sanitario?
nifica esto? Los que en el coche van. te con- I Porque no es posible bichar con la ad-
testo, llevan un recién nacido que acaba de ser ! versidad. Esa epidemia debe ser trasmitida
bautizado en el Sagrario, y esos pilluelos siguen j por los vientos reinantes y proceder, no de mi-
el carruaje, pidiendo á gritos el rulo á los pa- crobios (pie fácil sería destruirlos, sino de un
drinos. De esta costumbre te daré próximamen- germen colosal que tiene las facultades diges-
te pormenores que satisfagan tu curiosidad. tivas del avestruz, que con nada se atraganta
Recorremos la calle del Espíritu Santo con y todo lo digiere.
dirección á la de Plateros y, ya en la esquina, Según van las cosas, ¿de lo presente qué
te sorprende, con razón, el pobre aspecto de la quedará para lo porvenir?
Joyería de Baric, no obstante ser depositaría Los recuerdos y las corridas de toros.
de riquísimas alhajas y, en la esquina del fren-
te, que da á San José el Real, una triste pa-
ragüería. A tu sorpresa acudo manifestándo-
te que, según mis presunciones, se levantará Llegamos á la plaza en los momentos en
más tarde, en el primer lugar, un elegante y que las sonoras campanas de la Catedral dan
bello edificio destinado igualmente para Joye- el pausado toque de ánimas, contestado por el
ría, y se establecerá, en el segundo, una fonda de los otros campanarios, costumbre estable-
decente y digna de la Capital, establecimiento cida desde los primeros años del Siglo XVIL
que al son del arpa gala se le llamará Restau- Son las ocho de la noche y hemos llegado á
rant. la esquina del Portal de Mercaderes, y di si
Seguimos por la calle de Plateros en la que ! no te causa arrobamiento la contemplación de
á favor de la luna, puedes distinguir, amigo j nuestra anchurosa plaza iluminada por la lu-
mío, las muestras de los diferentes estableci- í na, á pesar de las nubes queen estos momen-
mientos, como son: varias platerías, y la Ta- tos han invadido nuestro cielo.
picería de Didier en la acera que mira al Nor- Con excepción del extenso Palacio Nacio-
te, frente de la cual ves, abierta, la famosa Dul- nal cpie sólo en las almenas que lo coronan
cería de Plaissant. ofrece puntos luminosos, todos los demás edi-
En la calle I a de Pkteros, llama desde ficios que rodean la plaza se ven resplande-
luego tu atención la muestra del gran cajón de cientes por la argentada luz que de lleno reci-
ropa "El Tocador de las Damas." ben, descollando entre todos, nuestra hermosa
CUADROS DE COSTUMBRES. 169

Catedral que aparece con sus elevíidas torres como de su propio y exclusivo dominio, tanto
^aguardada por el fanal del cielo. . que puede decirse que ha logrado alcanzar el
Jja calzada que constituye el paseo de las trust del pastel.
Cadenas, se halla separada, como puedes ob- ~-¿Y eso que es?
rvar, querido amigo, del extenso atrio por ¡Otra expresión pedantesca del porve-
Un nir!
gran número de postes de cantería ligados
P°r gruesas y colgantes cadenas de hierro, le- Al emprender nuestra retirada nos acerca-
antándose en los ángulos que corresponden, remos al pastelero para que oigas claramente
Uno á la plazoleta del Seminario y otro á la los versos que canta, muchos de ellos picares-
avenida del Empedradillo, los dos hermosos cos, y mientras tanto, penetremos en la calza-
Préstales que sostienen las grandes cruces ro-. da y sigamos la corriente.
Jas de piedra. En el mal pavimentado atrio Si quieres acertarla, establezcamos nuestro
cr observatorio reclinados en este arriate que por
ece la yerba y asoman de trecho en trecho,
Piedras grandes cuadradas, restos tal vez de la casualidad nos dejan libre. Allí está apoyado

LAS CADENAS EN NOCHE DE LUNA.

Primitiva Catedral. El embaldosado de dicha en el poste, frente á nosotros, un jovencillo bo-


alzada está limitado por una hilera de fres- quirrubio que, de vez en cuando, hace señales
nos telegráficas con el puro encendido á esa joven,
. plantados en arriates y defendidos por en-
verjados de madera. Observa la gran anima- casi una niña, que tiene delante. Por nuestra
ción que reina en esa larga y estrecha calza- izquierda vienen dos lindas jóvenes, llenando
da; la gente va y viene sin cesar, en tanto que la calzada con sus vestidos de excesiva anchu-
duchos descansan recargados en las cadenas ra, según la moda. Una de ellas no cesa de mi-
6 rar hacia atrás y es que sin duda la sigue el
sentados en los bordos de los arriates y en
a novio. ¡Cómo lucen sus hermosos vestidos á la
s bancas de piedra, construidas en los espa-
c l o s co luz de la luna! los que podemos admirar en
mprendidos entre los fresnos. Mira al
Pastelero, instalado desde muy temprano en el virtud de la poca gente que en este momen-
à to pasa ; una lleva su traje color de rosa con
»gulo del Empedradillo, con su aparato en que
^antiene calientes los pasteles y su gran lum- tres olanes festoneados y la otra el suyo, ama-
brada y siempre lo verás ahí. rillo limón, también con tres olanes guarneci-
dos de listón y fleco; las dos ostentan ricas
Ese hombre se aprovecha de su industria
22
170 EL LIBRO DE MIS EECUEBDOS.

manteletas y sombreros de paja, á la moda, la retreta rompe frente del Palacio Nacional, ó
cuya ancha falda les cubre casi completamen- sea el momento en que se retiran á sus cuarte-
te el rostro. Mira con qué donaire la enamo- les las bandas de los diversos cuerpos de la
rada saca por debajo de la manteleta la mano guarnición. Al toque especial de cornetas y
y entrega al novio una carta, sin que lo ad- tambores vemos marchar las diversas bandas
viertan el papá y la mamá que vienen detrás. por la plaza, tomando distintos caminos para
Por este orden con- desaparecer por las bocacalles. No hace mu-
tinuamos observando y sho tiempo que esas bandas, á causa de la in-
di virtiéndonos con la di- suficiencia del alumbrado público, caminaban
versidad de trajes, se- á favor de la luz de sus marmotas, que consis-
gún laclase y distinción tían en volumidosas farolas de lienzo blanco
de las clamas, y confor- completamente esféricas, que eran conducidas
me á los diferentes gus- en astas de maderas por soldados que iban ade-
tos de los hombres par- lante de aquéllas. Algunos cuerpos han sus-
ticularmente por lo que tituido las marmotas con elegantes farolas de
respecta á los abrigos, cristal. Las bandas van acompañadas de sus
pues al lado de las capas músicas, á las que les está prohibido detenerse
españolas de cuello de en las calles para dar concierto ante la casa de
nutria y viieltas de ter- algún jefe de graduación, según costumbre
ciopelo, se ven las ro- que habían establecido, y sólo por permisión
EL DULCERO.
mánticas, taimas de di- especial se queda alguna en la plaza para que
versos colores, monte- el público goce, por un par de horas, de la lla-
cristos y capotes militares, distrayendo á cada mada retreta ó sea de la audición musical.
momento nuestra atención los voceadores que Después del toque de retreta ningún soldado
ofrecen ya los caramelos de esperma y las al- anda franco en la calle.

EU PASTELERO.

mendras garapiñadas, ya el turrón de almen- Mucha gente se retira del paseo de las Ca-
dra, las gorditas de horno y las rosquillas de denas para ir á recrearse con las harmonías de
maíz cacahuacintli. En este momento las nue- la música en el andén del Palacio Nacional.
ve suenan en el reloj de la Catedral, hora en que Han sonado ya Uus diez, hora prudente pa-
CUADROS DE COSTUMBRES.'- 171

fa retirarnos; pero antes quiero que oigas can- Un perdido, muy perdido,
tar al famoso pastelero. El aparato que éste Que de perdido se pierde,
Si se pierde ¿qué se pierde,
tiene sobre una mesa y en la cual conserva ca-
Si se pierde lo perdido?
lientes los pasteles, consiste, como ves, en un
tópié de fierro que sostiene un aro de barril Si quisiereis prosperar,
sobre el cual descansa de costado una olla gran- < 'atriiiritox, en la vida,
Sacudid ú los de abajo
de de barro que contiene por adentro los pas-
Y adulad ¡í los de arriba.
teles y por encima rajas de ocote ardiendo. El
Pastelero, sin darse tregua ni descanso, ento- A cenar, pastelitos y empanadas, pasen
na con
voz nasal sus picarescas canciones, con rotos á cenar.
el
fin de atraer á los compradores, y escucha lo
Como (jue te chiflo y sales,
que canta: Como que te hago una seña, .
A cenar, pastelitos y empanadas, pasen Como que te vas por leña
nif
ias d cenar. . Y te vas por los nopales.

•tu.'
Cl fAirCLCflC Triste y desolada estoy,
Por tener un novio tuerto,
Porque más me convendría
Que fuera del todo ciego.
En la medianía del mar
Le dijo Cupido á Venus:
De un rayo te escaparás,
Pero de mí, lo veremos.
Si quieres que yo te quiera
Manda enladrillar el mar,
*"* - te - li - ta* ¡f em • p* - na f/a.t Y después de enladrillado,
Soy tuya y puedes mandar.
El sereno de esta calle
ce — nar
Me quisiera hacer favor
Mi vecina de allí enfrente De prestarme su linterna
Se llamaba Doña Clara; lJa devisar á mi amor.
Y si no se hubiera muerto,
Todavía así se llamara. A cenar pastelitos y empanadas, pasen
-¿ cenar, etc. niñas á cenar.
Señorita, señorita A una niña allá en los toros
La de la mascada negra, Dióle muy fuerte vahído,
Dígale á su mamacita Porque al ver salir el toro
Que si quiere ser mi suegra. Pensó que era su marido.

Las mujeres al querer Cuando uno quiere á una,


Son como el indio al comprar; Y esta una no le quiere,
Aunque las despachen bien Es lo mismo que si un calvo
No cesan de regatear. Se encuentra en la calle un peine.

A un : o Cristo de fierro Dicen que un sol en el cielo


Yo mis j le conté, Para alumbrar puso Dios;
Y el San. risto me dijo: En el cielo puso uno,
¿Y á mí, qué me cuenta usted? Pero en tu carita, dos.
Mordió un gato ú un escribano
El pobre que se enamora
Y él clamó con sentimiento:
De mujer que tiene dueño,
Ten gatito miramiento,
Queda como el maladrón
Advierte que soy tu herm
Crucificado y sin premio.
El pobre nue se enamora Con medio sé regalan cinc^.
De nna muchacha diente, Dos comiendo,
Es u m o la carne dura Dos mirando
Para el que no tiene dientes. Y una vieja regañando,
172 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

Yo (¡m' de amor blasfemé Real, frente de la portería del extenso Con-


Y en la mujer no ci-ci
vento de los P. P. del Oratorio ó La Profesa.
Al ver tus ojos clame:
;Sefior, ten piedad de un".
Diósele nombre del Arquillo al principio, por-
que en su entrada tenía un pequeño arco do
Y a se lue acalló el ocote, manipostería, y cambió su denominación por
¡Qué iles-rraciaila fortuna!
,',1'ara ¡pié (iiierenios luz,
la de Mecateros, con motivo de haberse esta-
Maniendo una hermosa luna'.' blecido en él mercaderes de artefactos de pita,
como cuerdas, costales, mecapales. etc. Si vie-
A cenar, ¡nistelifos // empanadas, paxm nes á este lugar por la mañana, verás á mano-
viñas á covar. jos los mecates iMMidientes de los marcos de las
Has estudiado ya al pastelero, y sólo te que- puertas de cada accesoria, como muestras del
da por examinar, caro amigo, otro tipo tan dig- especia I comercio. Crúzase este callejón con el
a
no como 61 de tu atención, y es el turronero. de la Aleaicería, que da principio en la I ca-
Precisament*; lo oigo cantar en esios momen- lle de Plateros, y terminae n la de Taouba, ha-
tos en la esquina del callejón de Mecateros. llándose hacia el cruzamiento, por el lado de
Sígneme, que poco hemos de alcanzar de su San José el Real, dos pequeñas manzanas li-
cantinela, y en efecto, al acercarnos á el, sólo mitadas, la de la derecha, por los Callejones
escuchamos lo que sigue: de la Cazuela, que forman una rinconada, y la
Al buen turrón de almendra, entera i/ mo- de la izquierda, de idéntica manera, i>or los de
lida, turrón de almendra. la Olla. Todo este conjunto de seis manzanas
'i TU4ROHÍ*O y seis estrechos callejones, fué construido, con
el nombre de Aleaicería. para servir de mer-
Chi - ni - t a pe - /i - to rii* - lyri* Ti
cado interior, á imitación del de sedas de Gra-
nada, con tiendas, almacenes y patios en las
seis manzanas, lo que no -tuvo efecto. (*)
n~rÍ4> \0 - 7o * Sur QtL* bit* - qwi n - mo - »*

i '" ) Pespués de la ampliación del Callejón de Meca-


iixte-vo* For '¡uf '/(*• voy '« m.—jnr Twrrpn ét <U- teros y del de la Aleaicería, por la parteipie correspon-
de :i ¡Materos y de la destrucción del Convento de lu
l'rofesa y de una parte del de Sta. Clara, este lu^ar de
la (Mudad cambió de aspecto, seiriin se observa en los
njfiWrt •*« «A* — r « -Jr. at mentir» .«¡fruientes frrabailos.
Kn la calle del Reloj
l.e di cuerda á mi fortuna,
l'ori|ue el lioiulire muy tunante
No se coníorma con una,
Siempre i|iiiere tener dos
l'or si se enojare alguna.

A una niña en el portal


Le expresé mi sentimiento
Y por medio i|iie le di,
Me dijo (|Uc era yo hambriento.
;,( Viiim i|uiere le dé nuis
Mirando como está el tiempo'.'

Al buen turrón de almendra, cule-


rau molida, turrón de almendra.
#
* *
Nos hallamos como ves. querido
amigo, en la entrada, del largo y muyes-
trecho callejón de Mecateros. que da
principio en el lùnpedrndillo y va á
desembocar en la Calle de San .losé el CALLEJÓN DE'MECATEROS.
CUADROS DE COSTUMBRES. 173

Penetramos en interminable callejón de Me- i solo. E n t r e aquellos debe haber algún inocen-
°ateros, cuya lobreguez a p e n a s puedo disipar la ton á quien van á d a r un bromazo, el cual con-
"orrnosa luz de la huía y observemos lo que pa- siste en incitarlo á que llame á la xraerta eon
Sfl
en (isa esquina que el primer tramo de dicho j ten piedad para q u e se le abra y pueda e n t r a r

AVENIDA DEL CINCO DE MAYO Y TEATRO NACIONAL. SEGUNDA CALLE DE LA PALMA.

callejo,, forma con el segundo de la Aloaiooría. á la tienda con los demás á fin de tomar algu-
' n grupo de jóvenes docentes se ocupan en nas copas. E n tanto que el engañado habla, el
go qu(> v o ¡idivino y deseo no pierdas de vis- (pie se halla del otro lado, ó sea, el t u n a n t e en-
i r e s se tríil,-a de una escena que ha de can gañador le contesta acercando la boca á la aber-

rarte á 1¡, vi-/, sorpresa y diversión. Ku esa es- tura que dejan libre el quicial de madera y el
'Unna se halla establecida una tienda, desam- marco de cantería de la puerta, lo q u e hace
parada de noche, cuvas p u e r t a s dan, una al creer al primero que la voz que le replica le
L
"e.|ón de Mecateros y otra al de la Alcaieería: llega del interior de la tienda. Tal es la esce-
en
la primera está el g r u p o de jóvenes q u e ex- n a en q u e se hallan a c t u a l m e n t e y escucha con
(
'itó nuestra curiosidad, y en la segunda uno atención el diálogo entablado:
174 EL LIBEO DE S :S RECUERDOS.

—Abra usted pronto y véndanos unas co- qiie no ha querido abrirnos la tienda, vamonos
pas de Jerez. al café del "Cazador."
—Ya está usted muy borracho, vayase á su La escena que has observado, que implica
casa y déjeme dormir. una chanza muy pesada, se conoce con el nom-
—No sea insolente; si no quiere vender bre del "Vinatero," ó I), tireyorito, chanza que
sus bebistrajos, ronque hasta que le chifle el alguna vez ha tenido consecuencias desagra-
guarda. dables por las cuestiones sostenidas entre la
— Vayase á dormir la mona, briago de Sa- víctima del bromazo y el dependiente de la
tanás, y déjeme en paz. tienda á quien se le exige satisfacción por ofen-
El briago lo será usted, y además sin ver- sas que no ha inferido.
güenza y ladrón. En efecto, al día siguiente, el burlado jo-
Lo de ladrón lo dirá por el rapto de su ven, desde muy temprano, échase á buscar á
hermana. sus compañeros para ir con ellos á armar ca-
Si es hombre haga coraje y salga para morra á D. Gregorito, el de la tienda, mas co-
que le mida las costillas con este bastón. mo es de esperarse, á ninguno de aquellos tu-
Lo que usted sabrá medir será el forro nantes sus amigos, halla en su casa, resolvién-
de sus enaguas. dose, por tanto, á dirigirse sólo al lugar en que
Vava usted y muela á quien quiera. recibió la ofensa, sosteniéndose entre él y el
- Vaya usted y muela á la suya. tendero el siguiente diálogo:
i—,--••-- • _j- . . . . . . . . . . . ,
i - - ¿ E s usted D. Gregorio?
I No señor. Yo soy Policarpo Domínguez,
! para servirle.
1
v,Quién es, pues, Don Gregorio?
| Aquí ninguno hay de ese nombre.
I — Entonces, ¿quién fué el insolente que
i me insultó anoche?
! ¡Ah! ya caigo en la cuenta. ¿Es usted
de México?
No señor, de Huajintlán.
-Pues por eso.
- ¿Cómo por eso? Se burla xtsted de mí?
Cálmese usted y estéme atento. Acer-
qúese á esa puerta (señalándole la de la Alcai-
I cería) y observe cómo se encuentra el quicial
i de madera con respecto al marco de piedra.
j —May separado.
i - P\ies bien, si estando cerrada esa puer-
: ta así como esa otra (señalándole la de Meca-
teros) en l a q u e usted se encuentra. ¿Cómo
percibirá, la voz del que le habla desde la otra?
—¡Ah, tunantes! exclama el engañado jo-
ven, cayendo en la cuenta y echando á correr,
EL SERENO. confuso y avergonzado.

En tanto los compañeros que veían acer- *


* #
carse al guarda atraído por el escándalo y los
Viertes bastonazos dados en la puerta, termi- i Las once han dado en el reloj de la Cate-
a la broma, diciéndole al ya bastante enco- | dral, hora prudente para retirarnos á nuestras
lerizado amigo: | casas, reas es tan agradable el ambiente que
—Cálmate, hombre, y no te precipites que ' se respira y tan espléndida la luz de la luna,
mañana vendremos á castigar al insolente. Ya I que nos sentimos inclinados á no dar por ter-
CUADROS DE COSTUMBRES. 175

nada nuestra excursión nocturna y, por tan- tista Ceballos, con su famoso golpe de Esta-
to, te iinvito á visitar, por último, ely café del do. Si estos acontecimientos, con sus nume-
Cazador, que nos proporcionará buenos temas rosas peripecias de pronunciamientos y com-
para nuestra, conversación. bates sucesivos, defecciones y medidas impo-
terminada la extensa acera del Empedra- ¡ líticas como la supresión de la libertad de im-
dillo y pasada la bocacalle de la primera de prenta, dan motivo para contrarios pareceres,
lateros, nos internamos en el portal de Mer- todos están de acuerdo, empleados y militares,
caderes y, a p o c o a n ( j a ] . 5 f ren t.e á los arcos 4V y en el punto concerniente á la renovación del
' •> se nos presentan las dos puertas del famoso gobierno por otro, sea el que fuere ; animados
del Cazador, frente del cual pasamos la los empleados, por la esperanza de que cesen
a
«oche. El establecimiento es uno de los los exiguos y crónicos prorrateos á que están
f1 antiguos de la capital y el cual, por cier- sujetos, \X)T la pobreza del Erario; y deseosos
s
signos cabalísticos que en él advierto, pue- ! los militares de sacar partido de su colabora-
«o asegurarte, querido amigo, que dejará de ] ción, activa, ó pasiva, en la revolución, que dé
existir por el año del Señor de 1901. De sus por resultado la caída del Gobierno. Has de sa-
(
° s Puertas, una es la practicable, pues la otra ber, lector amigo, que en el local en que nos
ne faja s u vidriera. Ni por la exigua exten- S hallamos se han fraguado no poca s revoluciones.
11
de la sala, ni por su menaje, reducido á j La cantina cerca, de la cual nos hallamos,
nas cuantas mesas, bancas y sillas, ni por la ; trac á mi memoria una historia que parece
c
asa luz que emiten algunos aparatos de es- cuento, de la que te impondré, mientras sabo-
píritu de trementina, puede el local competir ¡ reas esa excelente mezcla del Tabasco y Soco-
n
^ los de la Bella Unión, Bazar, Progreso y ( nusco que en tazas de porcelana ha puesto el
teatro de Santa-Anna. I mozo sobre la mesa.
instalados en la mesa cercana á un cuar- ¡ #
Uc
ho que amplía, un tanto cuanto, el local i * *
r
su fondo, observamos á los concurrentes Obligado estoy á referirte, bondadoso ami-
H ie excitan nuestra curiosidad por sus hete- i go, un suceso que tuvo efecto durante una cua-
ogeneas agrupaciones. Por aquí se ve una : resma, hace algunos años, de cuya fecha exac-
ormada de empleados del Gobierno, por allí | ta, aunque quiero, no ¡raedo acordarme. Los
ra
de tinterillos y agentes de negocios, entre > actores fueron varios jóvenes troneras y un po-
8
que suele hallarse algún escribano y, por bre hombre que prestaba sus servicios en este
lm
° ' rodeando la mesa contigua á la vidrie- Café, siendo el Convento de San Francisco el
de la puerta, la constituida por militares lugar elgido por aquéllos para la cómica esce-
e
irados y en actual servicio. Por el tono y na que iban á representar.
rza
de la voz que emplean los circunstau- Calaveras que hayan causado daño al pró-
• e n sus conversaciones, y con el auxilio de jimo en particular, y á la sociedad en general,
e
8tra excepcional perspicacia, podemos ad- siempre los ha habido; mas es preciso conve-
ir si las pláticas versan sobre asuntos in- nir que éstos de que trato deben aventajar por
e
rentes, sobre negocios que traen entre ma- su ingenio y gracia, á los venideros.
nos ó sobre los palpitantes temas de la política. Pepe el tuerto, pues tenía un ojo apagado,
Los de la segunda agrupación poco ó nada llamaban al expresado sirviente del Cazador,
dejan percibir de su discusión, respecto á sus quien por su carácter oficioso y jovial, había-
^guillas judiciales, mas los de la primera y se hecho acreedor á la confianza de los suso-
cera no se cuidan, poco ni mucho, de expo- dichos troneras, muy temibles en toda, la ciu-
r
sus opiniones. La asonada de Guadalajara dad por sus sempiternas travesuras, siendo el
^pntra el Gobernador ¿López Portillo, conver- jefe de esa cuadrilla de jóvenes alegres, uno
a en una'-revolución general, que proclama que por su intrepidez ha alcanzado alta gra-
oanta-Anna. es el tema de la discusión, en duación en el ejército nacional y que con su
a
que unos aprueban la caída de Arista y otros último atrevido ataque, en Noviembre del año
nazan á Santa-Anna, á quien, para sus fines pasado, contra los pronunciados de Guadala-
dictatoriales, le allanó el camino, D. Juan Bau- ra, salió levemente herido, Una de esas trave-
17(5 EL LIBEO DE MIS BECUEKDOS.

auras fué por cierto la. que llevaron á cabo con puerta de la celda y se retiró á su habitación,
aquel individuo del ojo eclipsado, y al efecto dejando entretanto á Pepe el tuerto dormir la
embriagáronle cierta noche, condujéronle á una mona.
barbería é luciéronle afeitar y abrir cerquillo Ya puedes imaginarte, querido amigo, el
por el barbero, y después pusiéronle el sayal y sobresalto de aquel desgraciado al despertar,
capilla de franciscano, con todo lo cual quedó viéndose encerrado en la mística estancia y
convertido en uno de los hijos del Seráfico Pa- vestido de franciscano; al tocar con sus manos
dre. el sayal, la tonsura, circular, y, sobre todo, al
Entretanto, la fuerza de la mona habíale ver delante de sí al Padre Guardián que con
cedido un poco al desventurado hombre, y así, un tono severo le reprendía, lanzándole textos
pudiéronle conducir entre dos de aquellos jó- latinos, los que sólo servían para aumentar
venes calaveras, sosteniéndole por los brazos más su confusión. Observando el P . Guardián
para ayudarle á caminar, aunque con vacilan- (pie el idioma de Horacio no hacía mella en el
tes pasos, en dirección del Convento de San caletre de aquel desventurado, continuó dicién-
Francisco. dole (>n el de Cervantes:
A los fuertes aldabazos (pie en la portería Ya sabéis, hermano, que por nuestras
del monasterio daban los troneras, pregunta- constituciones os está vedado el vino, y debéis
ba por la parte de adentro el hermano portero: tener presentes ""las penas á que están sujetos
—¿Quiénes llaman á estas horas (eran las '• los tpie so- hallaren defectuosos en beberlo,
doce de la noche), turbando el sosiego de esta *• dentro ó fuera, de la casa, sin grave necesi-
Santa Casa y " d a d ; si fueren sacerdotes, no sean hechos
Unos que traen á un religioso enfermo. " prelados; si fueren coristas, no sean ordena-
— No sé quién pueda ser ese religioso, re- " dos de orden sacro; si legos, traigan tres me-
plicó el hermano portero, pues ya todos los del " ses caparon."
Convento se hallan recogidos en sus celdas. ¿ Pero quién soy yo, interrumpió Pepe el
Abra pronto, hermano,dijeron losdeafne- ¡ tuerto, para que así me hable su Paternidad.''
ra, porque el caso es apurado en virtud del nial Eso es lo que yo os pregunto ¿quién sois?
estado en que se encuentra este pobre? religio- ¿A qué convento pertenecéis^
so, á quien la falta de pronta asistencia puede - Yo no pertenezco á Convento alguno, si-
causar la muerte, y tal desgracia recaería so- no á la cantina del Cazador.
bre vuestra conciencia. Padre. -Parece que os burláis ó que aun no es-
— Yo no abro, contestó éste, si no me lo or- táis en vuestro juicio.
dena el Padre Guardián á quien voy á dar par- Es verdad, Padre, no estoy en mi juicio
te inmediatamente. i H sé lo (pie me pasa, mas suplico á Su Reve-
A poco volvió el hermano portero en com- rencia se sirva mandar preguntar al Cafe del
e
pañía del Superior, quien precavidamente di- Cazador por Pepe el tuerto; si contestan qu
rigió sus miradas hacia afuera por el ventanico ; no está allí, ese Pepe soy yo, y si dicen que se
de la puerta y cerciorado de que entre aque- ; encuentra en el establecimiento desempeñan-
llos individuos había efectivamente un reli- : do su oficio, en ese caso, padre, no sé quién soy •
gioso, mandó abrir aquélla, permitiendo la en- i El Padre Guardián no pudo menos, en esos
trada en el Convento á la turba de calaveras j momentos, que reírse; comprendiendo, al fim
que conducían al beodo de Pepe el tuerto, que i la burla que se les había jugado, quitóle al
apenas podía mantenerse en pie. | pobre hombre el hábito é hizo llamar á un bar-
Lleváronle á una celda, pusiéronle sobre bero para que; acabase de trasquilar aquella
un cutre y le abandonaron á los cuidados del j cabeza, y así, mondo y lirondo, pudo volver á
custodio del Convento. su cantina el bueno de Pepe el tuerto, rene-
Muy pronto hubo éste de descubrir que gando de su amistad con aquellos troneras.
ninguna enfermedad aquejaba al religioso, si- Es de presumir que el autor de esta trave-
no un» magna borrachera, por lo cual creyó sura tuvo por inspiración, para llevarla á ca-
prudente aplazar la reprimenda para cuando bo, el precioso cuento de Tirso de Molina;
aquélla se hubiese disipado; así es que cerró la "Los tres maridos burlados."
CUADROS DE COSTUMBRES. 177

NOCHE DE LUNA OFICIAL.

--i-í

Aspecto tenebroso de la ciudad.—El coche Simón.—Baile


en la Lonja.—Alarma por un
a3alto infundado de ladrones.—-Los Serenos.

Jf mi distinguido amigo J). Rafael Jfngel ¿e la peña.

r OR tercera vez me veo eu tu amable com- la suerte nos depare para llegar á la Lonja sa-
pañía, carísimo amigo, y dispuesto co- nos y salvos, ó por lo menos sin desperfectos en
mo siempre á servirte de guia en tus los vestidos, y al mismo tiempo para evitar el
Paseos por la Ciudad, sintiendo solamente que desagradable encuentro de ciertos carros que
ft son y serán, tal vez, por todo el presente siglo,
sta noche sea una de aquellas llamadas iróni- j
cámente de luna, siéndolo tan sólo para los ga- j el desdoro de la Municipalidad. Allá viene con
tos de azotea y las lechuzas de los campanarios, j
; En f iftud de la santa economía, cuando la
'toa, la castísima luna, apenas se presenta en i
las regiones celestes con el aspecto de una ta-
jada de melón, nuestro ilustre Ayuntamiento
ordena y manda que los aparatos de Bagalli j
cesen de funcionar y que las candilejas de.los j
barrios reserven su aceite, para noches más |
tenturosas y de menos peligro para la inocen- ¡
<[ia.
Mas quieras ó no quieras, hemos de salir sus faroles encendidos un simón de sopandas,
esta noche, jueves 14 de Julio del año del Se- con el cochero montado en la mula de mano,
ûor de 1853, á fin de asistir al espléndido bai- conjunto típico de la época virreinal. A falta
le de la Lonja. Vestidos de rigurosa etiqueta y de una carretela con pescante como las hay ge-
con el sobretodo al brazo, á causa de la tempe- neralmente, y en virtud de venir sin car y a ese
ratura estival de que gozamos, salimos á la ca- simón, montamos en él y ordenamos al coche-
"e. La luna, que apenas ha llagado al cuarto j ro que nos conduzca á la esquina del Palacio
creciente, sólo ilumina con su tenue luz los j Municipal. Tanto el cochero como el simón,
cuerpos superiores de los edificios en determi- son objetos de nuestra atenta curiosidad. E a
nadas aceras, dejando sumergidos en las time- aquél un hombre de mediana estatura y de
bles los ámbitos de las calles. Vémonos obli- complexión robusta y como todos los de su cla-
8 a dos, para evitar testaradas, á las que este- se, muy afable al ofrecer su carruaje y dema-
l o s expuestos, deslumbrados por aquella fajàvj siado disputante al cobrar la paga. S ú traje con-
blanquecina de moribunda luz, á caminar des- siste en camisa sin corbata, chaqueta de lien-
pacio y casi á la ventura, tarçtoque creo pruden- zo blanco, pantalón de casimir sujeto á la cin-
*• esperar el paso de algún coche de sitio que tura por un ceñidor de estambres de colores,
23
178 EL L·IliliO ÎJE MIS RECUERDOS.

y un ancho enero, sujeto abajo de la rodi- una galería que corresponde en situación y di-
lla derecha y suelto sobre el pie, al contrario mensiones á la de este portal en que nos ha-
de la bota fuerte, le cubre k pantorrilla. A fa-
vor del tosco estribo de fierro, adherido fuer-
temente á un barrote horizontal del armazón
del carruaje subimos con pena y entramos en
la caja suspendida por anchas y gruesas correas
ó sopandas, tirantes de los jabalcones. El mo-
vimiento de la caja, dentro de la cual ya nos
hallamos, sentados en cojines tan duros como
là piedra, no puede ser peor. Esa oscilación
constante de adelante para atrás y de atrás pa-
ra adelanto, y la trepidación que se experimen-
ta cuando las ruedas tienen que salvar algún
• hoy a n c ó n (le
I los muchos que
I se forman en
S nuestros pavi-
! mentostanmal
l empedrados,
causan verda-
deros mareos; PALACIO MUNICIPAL.

mas al fin lle- llamos, sirviendo aquella solamente de tránsi-


gamos á la es- to y, periódicamente, para administración de
q u i n a de la la vacuna.
M on t e r illa y
1H
c o r t a m o s la
consabida dis-
COCHERO ÛE SITIO. puta del coche-
ro, q u e n o s
quiere convencer de que la hora de las l ü es la
media noche, dándole un duro.
El llamado palacio municipal sólo tiene pa-
ra justificar su nombro la bella arquería del
portal en que nos hallamos, el cual como pue-
des ver, querido amigo, forma una extensa ga-
lería cerrada, hacia el Oriente, por la tienda de
ropa denominada ''El Sol" y, hacia el Ponien-
ts, por la Sedería de los hermanos Alvarez.
Cinco accesorias, pertenecientes á otras, tan tas
Notarías y dos zaguanes, preceden á las am-
plias puertas de la Lonja.
El primero de dichos zaguanes comunica
CARRUAJE ELEGANTE.
el portal con un patio destartalado y el segun-
do, por medio de una escalera inmediata á él, En el momento en que nos acercamos á la
conduce á tres departamentos del piso supe- primera puerta de la Lonja, se detiene ante el
rior, tales son : la Sala de Cabildos y oficinas edificio un soberbio carruaje y de él se apean
de su dependencia, el despacho y oficinas del tres elegantísimas damas, pasan por delante
Gobierno del Dirtrito y la Cárcel municipal, de nosotros y, arrastrados como por un imán,
siendo de notar que la parte más importante las seguimos y penetramos en el gran salón de
del edificio, sin destino alguno de provecho, es baile.
CUADItOS DR COSTUMBRES. 179

» * # da, con ahuevados y ramitos de flores. Mu-


chos de los vestidos son de tres ó cuatro ola-
La Lonja es el establecimiento en donde se
nes festoneados ó de fleco, con airosos moños
reúnen diariamente los comerciantes para ce-
de ancho listón en los hombros, y talles á
lebrar sus transacciones mercantiles. El nu-
la Luis XV. Las señoras lucen espléndi-
mero de sus socios propietarios asciende á 46,
dos brillantes en los brazaletes, pendientes y
además de todos los que son admitidos como
diademas, brillantes que lucen más sobre las
subscriptores conforme al reglamento, quienes
cintas de terciopelo negro interpoladas en las
tienen la obligación de contribuir con cinco
trenzas, recogidas graciosamente sobre la cabe-
Pesos mensuales para todos los gastos necesa-
za, en tanto que las jóvenes lucen en sus .ves-
rios, inclusive los correspondientes á los dos
tidos vaporosos, de blanco y oro ó de azul y
ó tres bailes que se dan en el año. La Lonja
plata, flores y listones, y adornan sus tocados
68tá abierta desde las siete de la mañana has-
con ramitos de violetas ó plumas salpicadas
ta las once de la noche, y sólo tienen derecho
de polvillos de plata, lo que contribuye á pre-
de entrar en ella los subscriptores, pudiendo,
sentarlas como pintadas mariposas.
•m embargo, visitarla otras personas, y par-
ticularmente los forasteros, mediante un per- Todas las damas, aunque por distintos ca-
miso especial. Los juegos de azar están ter- racteres, son hermosas y por tanto, bien pode-
minantemente prohibidos. mos agruparlas, sirviéndonos de guía aquello
en que más se distinguen.
Instalados ya en el salón, observa, querido
a ¿ Quieres forma r una hermosa constelación
migo, cuan extenso y. espléndido es. Hállase
tomando por tipo esencial los bellos ojos, capa-
dividido en cinco galerías separadas por doce
ces de causar envidia á las estrellas? Pues pa-
columnas estucadas. Hermosas arañas de bron-
06 ra el caso elige á Dolores Osio, Carmen Ituar-
penden de los techos, las que reflejan sus
te de Cumplido, las Echeverrías, Teresa Ga-
mil luces en grandes espejos rodeados de plan-
ray, Carmen Cervantes, Luisa Quijano, Con-
tas, festones y bellos ramilletes de olorosas
cha Valle y Angela Pede mon te,
flores. La presencia del General Santa-Anna,
quien da en este momento el brazo á la Mar- ¿ Quieres formar después preciosos nidos de
quesa de la Rivera, esposa del Ministro espa- palomas? Cuenta para ello con Margarita Gar-
s í , aumenta el brillo de la reunión por su lu- gollo, Pepa, Mar-ía y Teresa Schneider, las Tri-
jo y por el de los oficíales de su lucido Esta- gueros, Adelaida y María Castillo, Carmen Go-
do Mayor. ribar, las Buchs, Angela, Jesús y Amalia Món-
tenle, Chole Guzmán, Lola Peña, Luz Zoza-
ya, Joaquina Barrera y su hermana, las Be-
launzaranes y Sáyagos.
¿Para un grupo de hermosas palmeras, por
su donaire y gracia ? Ahí están : Elena Basadre,
Ignacia Arellano, Aurora Bustamante, Caro-
lina Prado, Mariana Tornel, las Elgueros, Do-
lores Elízaga, Cuevas y Moranes.
Deseas arreglar un ramo de rosas? Pues es-
cojo én este jardín á las Benítez, Carmen Ru-
bio, la Grum bach y la Ayestarán, las Gil, Ibá-
fiez, Geaves, Hoppes, Cosío, Gómez Lamadrid,
BAILE DE. LA LONJA.
Terán, Pimenteles, Paradas, Obregones, Pepa
Leño y Damiana Vega.
Embelesado debes estar ante la presencia ¿Pretendes, en fin, traer á tu imaginación
de tantas damas que rivalizan por sus elegan- las grandezas del Olimpo? Pues mira y lo con-
tes vestidos, ora de hermoso tul bordado á la seguirás, á Catalina Barrón, Estefanía Labat,
duquesa ó de brocatel ¡/lasé orlado de ricas Lola y Manuela Barrio, la Marquesa de la Ri-
blondas, ora de gasas de Ohambery, sembra- vera, Pepa Osio, Escandón, Rubio de Canci-
do* de puntillos de plata, ó de organdí de se- no, María Barrio y Rosario Bosero, y otras que
180 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

podíamos segregar de los otros grupos, por co- la segunda noche de la cita, al ver sobre la me-
rresponderles de preferenoia éste. sa otro papel que por timbre tenía la imagen
del murciélago alevoso, y en ese papel se ha-
* * llaba escrito lo que sigue:
—Observo, querido amigo, que tus miradas
siguen de continuo á esa joven que, por su do-
naire y gracia, parece una linda mariposa que
revolotea en este bello jardín de flores anima-
das. Su presencia trae á mi memoria una his-
afijo mío:
torieta muy en voga, en la actualidad, historie-
ta en que el protagonista es un pobre hombre Jfa puedo aceptar el pacto que me has
que por insinuación del general aquel que te propuesto, por dos razones: primera, por-
di á conocer noches pasadas en el Café del Ca- que ya r¡o tengo confianza en la formalidad
zador, pretendió hacer pacto con el diablo. de los /¡ombres que, á lo mejor, se hacen
—¿Con qué fin? atrás y quedo burlado; segunda, porque esa
—Con el de lograr la adquisición de esa jo- hermosa dama que me pides ¡ay!.... para
ven encantadora. mí la quisiera. Pídeme otra cosa y te la
—¿Tan sandio así ha sido el pretendiente, concederé.
que por tal medio ha creído lograr su deseo? Cu padre
—Tan sandio así, que de todo hay en la
Villa del Señor y, además, dicho general h izó-
A.M,*JbeV.
le creer en los prodigios de la magia negra que
cual á otro Fausto lo convertirá en un galán
hermoso, apuesto y rico y, por tanto, irresisti-
ble.
y<
—Curioso estoy por saber las peripecias -Ingenioso es el cuento y ¿cual es la mo-
del lance. raleja?
Voy á satisfacer tu curiosidad, aprove- —La que de él puede deducirse es la si-
chando los momentos en que los bailadores guiente:
nos dejan libre el campo. Convencido de la efi-
cacia del propuesto medio, el poco avisado y "No se hizo la miel para la boca del asno."
haraposo galán cayó en la red y aceptó, desde
luego, la cita que para la noche del día siguien-
te le diera el tantas veces citado militar. El lu- Deliciosa noche ha sido la presente en la
gar de la cita fué un cuartucho del barrio de que hemos contemplado no pocas hermosas
la Palma, cuartucho que previamenie adereza- damas reunidas, tanto que quisiéramos que las
do, de una manera lúgubre, y oliendo á brea y horas suspendieran su curso; mas como las di-
azufre quemado, ofrecía todas las condiciones chas no son constantes en esta vida, la maña-
de una morada de Satán. En esa tétrica estan- na se nos viene encima obligándonos muy á
cia, reunidos el sutil engañador y el crédulo nuestro pesar á emprender la retirada.
enamorado, éste al dictado de aquel escribió Las dos y media de la mañana ha dado el
en un papel la condición del pacto, que no era reloj de la Catedral, hora en que tú y yo, con
otra que las de entregarse en cuerpo y alma á la mayor parte de las familias, abandonamos
Luzbel, á cambio del gran servicio que se le la Lonja. Ya en la calle los ecos de nuestra
exigía. plática, el sonido acompasado de nuestros pa-
—Dejemos este papel sobre la mesa, díjole sos y los aullidos lejanos de un perro calleje-
el militar, por que el diablo no se deja ver si- ro, interrumpen el silencio de la noche, duran-
no á fin de cuentas, y mañana á la misma ho- te la cual entra en reposo la colectividad hu-
ra volveremos por la respuesta. mana. Avivada nuestra imaginación por ese
Figúrate, caro amigo, cuál seria el asombro i silencio nos entregamos á juiciosas reflexiones
y el disgusto que recibiera el inocentón aquel, | sobre ciertas preocupaciones, trasmitidas de
CUADROS DE COSTUMBRES. 181

una á otra generación y estriban particular- de instruirnos de la ocurrencia. Algunos sere-


Diente en imprudentes consejas, referidas á los nos se encuentran ante la puerta de una casa,
niños. • en tanto que otros se ven recorriendo las azo-
—Cuántas criaturillas, me dices, se halla- teas, lo que nos indica que se trata de pillar á
rán en estos momentos sobrecogidas de terror unos ladrones que han robado ó han intenta-
al escuchar los aullidos del callejero can, con do robar aquella casa. Dos ó tres jefes, á ca-
la idea que se les infunde de que el tal animal ballo, llegan sucesivamente y comunican sus
lanza sus quejidos porque ve al diablo. órdenes, en virtud de las cuales, los serenos
—Muchas, te contesto yo, y ten por cierto entran y salen, suben y bajan, se asoman á los
que esas preocupaciones y consejas, de que ad- balcones, y salvan las citarillas, registran to-
quirirás pleno conocimiento cuando te dig- dos los rincones y alumbran con sus linternas
ues acompañarme á visitar algunas casas, en los cuerpos voladizos del edificio. Al cabo de
'as que serás por mí presentado, cansas son del un cuarto de hora, los serenos salen de la ca-
Pavor qne infunden á los niños los lugares so- sa, el zaguán de ésta cierra sus puertas, y aqué-
litarios y los privados de luz, mas espero de llos se retiran á s u s puestos. Acercóme enton-
Uios el remedio que ha de librar á la Sociedad ces á uno y le pregunto:--;Qué huboV y me
rte tan perniciosa costumbre. responde :—Nada señor, sino que los de la ca-
Súbitamen- sa sintieron pasos en la azotea, figurándoseles
te interrumpen ser de ladrones, y eran de los gatos que en aque-
nuestra conver- lla se pasean.
sación las agu- ¡Cómo no han de pasearse esos bichos,
das y repetidas le repliqué yo, en noche que para ellos es de
pitadas de los luna !
serenos, que — ¿Y por qué no pueden haber sido, obser-
anuncian algún vas tú, verdaderos ladrones ó por lo menos la-
grave aconteci- drones de corazones de guapas mozas los que
miento. hayan intentado asaltar la casa? Loque suce-
- La obscu- de es que cuando la policía llega tarde, lo que
ridad no nos acontece con demasiada frecuencia, aquéllos
permite distin- han escapado y ésta salva su responsabilidad
guir á los guar- atribuyendo el accidente á las travesuras de
dianes del or- los gatos.
den público que Damos término á nuestra conversación al
CABO DE SERENOS.
aparecen p o r llegar á tu casa en la cual te dejo para ir á des-
t
°das las bocacalles, y sólo observamos sus cansar en la mía. Al despedirme de tí. hieren
•uovimientos apresurados y el rumbo á que mis oídos la vibrante campana del reloj de la
8(3
dirigen, por los centelleos lejanos de las Catedral y la voz del guarda que grita, después
luces de sus faroles. Nos acercamos al lugar de una prolongada pitada:
" f , i peligro, guiados por la curiosidad, á fin ¡Las tres y sereno!
182 EL LIBRO DE MIR RECUERDOS.

VI
MEXICO DE N O C H E .
(CONTINUACIÓN) .

--HS-

EAUTI8MOS -5T 00:M:PA.:D:RA.ZQOS-

.vN nuestro primer paseo te ofrecí, querido deshoras de la noche, cuando no es el propio
amigo, darte pormenores sobre todo lo marido acompañado, á veces, del sereno, y los
concerniente al acto, mediante el cual fuertes aldabazos que se dan á la puerta de la
adquirimos el ser de gracia y el nombre de cris- casa de una profesora en obstetricia, son IT»
tianos. Mi plática versará, por tanto, sobre los indicios ciertos de que el drama, tan temido
bautismos y compadrazgos. como esperado en un hogar, se ha iniciado ya.
Las típicas escomas que tienen lugar gene- El criado ó, pongamos por caso, el marido,
ralmente por las noches en esta buena ciudad envuelto en su gabán da paño grueso, pañue-
de México, durante la mitad del Sitjlo de las lo de seda al cuello y Bombrero sumido hasta
luces, y que, salvo algunos detalles, seguirán los ojos; la comadrona arrebujada en un man-
presentándose mientras el mundo sea mundo, tón de espesa lana, y el sereno abrigado ccn
se refieren al acto indispensable de cristiani- capote especial de paño de Querétaro; los tres
zar á los recien nacidos ; mas como toda obra, á la luz del farol del guardián público dirigen-
según me enseñaron en la época del obscuran- se apresuradamente á la casa de la paciente:
tismo, al decir de los modernos, debe constar el primero, para consolar y dar ánimo á la con-
de tres partes: prólogo, desarrollo y epílogo, sorte y á sufrir, á la par de ella, como si la mal-
debo proceder en mi narración conforme á esa dición del Señor á nuestra primera madre re-
práctica añeja. zara con él; la segunda para ejercer su profe-
sión en su calidad de adjunta á la facultad
médico-quirúrgica y de profetisa,pues por me-
dio de un alfiler prendido á cierta altura en una
LOS PREPARATIVOS. vela de cera encendida, asegura que al llegar
la flama al expresado alfiler, el tan temido lan-
Salida de la cnenia- nna dama (cuenta ce tendrá su realización, y el tercero para re-
errada las más veces por las mismas interesa- cibir la propina, volver á su puesto abandona-
das), entra en Consejo la familia con el fin de do, lanzar una prolongada pitada y echarse de
elegir entre sus amistades al padrino y la ma- nuevo á dormitar.
drina, cuestión no tan sencilla al parecer, por Llegado á este mundo el infante entre zahu-
cuanto á que la elección do tales parientes es- merios de alhucema, por intervención de S. Vi-
pirituales debe recaer en individuos que, por cente Ferrer, cuya efigie puesta de cabeza en
su buena posición social, puedan dar algún una mesa, da testimonio del hecho, procede la
día sombra y abrigo al ahijado, y que por su comadrona á bañar al recien nacido en agua do
estrecha amistad no rehusen, caso que acon- romero y á vestirlo, es decir, á ceñirle apreta-
tece con frecuencia, llevar á la pila bautismal damente sus mantillas y fajeros como proce-
al niño que lia de llegar de París, según se de una cigarrera, arrollando las hojas del ta-
da á entender á la parte menuda de la fami- baco para dar forma á su labor, no quedándo-
lia. le, por tanto, á la infeliz criatura los brazos li-
Las carreras ue un criado por las calles á bres, sino comprimidos por las apretadas liga-
CUADftOK Mí COKTUMBKEK. wt
«uras, todo ello con el fin de que no se arañe que el del médico se considera como secun-
°on sus propias uñitas y para que, con el tiem- dario, y cuando éste ocupa el lugar que le co-
po, no sea alborotadizo, razón por la cual, se rresponde, todo cambia de aspecto en favor de
dice con referencia á todo joven inquieto y ten- la madre y del hijo; sin enbargo, si aquél es
tón, que no le amarraron las manos cuando como algunos, parlanchín, hace buena pareja
niño. con la comadre, dejando á todos boquiabiertos
con sus explicaciones terapéuticas aplicadas
al caso, y sus textos en latín.
En tanto que la adjunta á la facultad de
Galeno llena sus funciones con el recién naci-
do, personas de la familia preguntan si aquel
es niño ó niña, y hacen sus observaciones y
pronósticos. Una que la echa de experimenta-
da en achaques de la maternidad, dice que
aquel muchacho, tan coloradote, ha de ser más
blanco que el armiño y, si se quiere, rubio y
de ojos azules, y otra que igualmente presume
de sabihonda manifiesta que el infante, no obs-
tante la depresión de su mollera, ha de ser muy
talentoso como el Padre Abolafia de la Profe-
sa. Los niños de la casa, imbuidos como están
No es raro entre la gente del pueblo que la i en las falsas ideas que-se les han inculcado,
misma partera amolde en una jicarilla la ca- j preguntan indiscretamente dónde está la caji-
wza del recien nacido, le aguce con los dedos, ¡ ta en que vino el nene de París, no faltando
impregnados de aceite de almendras dulces sin alguna niña (pie niegue á su papá que le en-
" J tgo, la nariz chata, tratando de enmendar cargue otro niño llorón como el de su mamá.
'as imperfecciones del hombre en su estado em- Llega el momento en que la familia tiene
brionario, y coloque en las delicadas maneci su segundo conciliábulo, con el fin de imponer
nas del nene, dijes y amuletos, como ojos de al niño el nombre con que ha de ser conocido
cenado, pedacitos do azabache y otras zaran- en el mundo. Acúdese, desde luego, al calen-
dajas, para precaverlo de ciertas calamidades dario que pocas veces ó ninguna deja, á aqué-
de la vida y librarlo de las brujas. Prepara, ade- lla satisfecha, pues pongo por caso, si el libri-
más, el primer alimento del niño, consistente to aquel marca San Paucracio el día del naci-
e
Q agua azucarada, que se le administra con la miento, todos á una voz exclaman: ¡ay que feo!
extremidad del dedo meñique, ó por medio de —Yo, prorrumpe; una anciana por ser devo-
un hisopillo de hilaza y, por último, se esfuer- ta de la Santa abogada de imposibles, le lla-
za para halagar á la familia, tratando de pro- maría Rito.
bar que el matrimonio, cuyo es el nene, se ha- —No tía, contesta una joven, ese nombre,
la exento de todo gatuperio, manifestando que sobre ser tan feo, como el dé Paucracio, es im-
las facciones del niño son toditas, trasunto propio para un hombre.
ne
l de las del padre, probanza inadmisible por --Yo, exclama otra joven, acordándose de
°uanto á que los rasgos tisonómicos de todo an- su novio, le llamaría Tito.
a l t o que viene á este mundo, por rudimen- -—Todos esos nombres son prosaicos inte-
tales y abultadas, á los de nadie se parecen. rrumpe un petimetre recien llegado de París
tampoco descuida la susodicha señora la pre- de Francia como él dice, á donde lo enviaron
paración de infusiones de algunas yerbas pa- para mal educarse ; por mí se llamaría René,
ra administrarlas al niño, con el fin de que Arístides ó Ciodofredo.
ar
roje la baba, evitarle un empacho y facili-
El niño terrible de la casa interviene tam-
w l e el régimen de ciertas funciones natu- I bien en el asunto diciéndole á su hermana ma-
rales. I yor:
Tan importante es el oficio de la partera, I —¿ Por qué no le llaman Chacho ?
184 EL LIBHO DE MIS RECUERDOS.

Que tonto eres, si es nombre de perro. —¡Como! pues què ya


¿ Pues por qué á mí me llaman Chucho - Pos, ya, si su mercé es servida.
y á mi hermanita, como á la gata, Miche V Será muy mono el niño ¿no es verdad?
Vete de aquí muchacho, qué entiendes Pos, quien sabe pué que sí.
tú de esto, ya te ha dicho mi mamá que los Dígale usted que nos alegramos mucho
asuntos de las personas grandes, no rezan con- y que por allá iremos para darles el parabién.
tigo. —Adiós, Niña.
Y por el estilo, no hay persona, grande ni —Adiós, Roque.
chica, que no exponga su parecer. La madre Señálase el día para el bautismo y se pro-
impone el nombre del padre, éste el de la ma- cede á formar la lista de los nombres ó llame-
dre, aun cuando el niño resulte Ursulo, los pa- mos letanía, que debe llevarse al Señor Cura
drinos también los suyos y hasta la comadre para el acto solemne, al que tú y yo, caro ami-
propone que se llame Vicente Efe. go vamos á asistir.
Ciertas gentes preocupadas no admiten por
primer nombre otro que no sea el del santo que II
corresponde al día del nacimiento, seguras, co-
mo están, de que el niño, en la carrera de la EL BAUTISMO.
vida, se libertará de una muerte repentina. A eso de las siete de la noche ó p. m. co-
Muy común es que al discutido nombre se mo se dirá en lo porvenir, detiénese frente al
anteponga otro de reglamento, de José para Cuadrante de la parroquia un carruaje que,
los hombres y de María para las mujeres, y to- según la calidad de las personas que en él lle-
davía queda, á merced del cariño, la modifica- gan, es un simón ó un elegante lando. Las di-
ción de los nombres así por ejemplo: los lla- ferencias esenciales entre uno y otro consisten :
mados Josés, Franciscos, Ignacios, Guillermos, en que del primero se apea de la escuálida mu-
Eustaquios ó Eduardos, se les dice Pepes, Pan- la de mano el cochero y abre la portezuela,
chos, Nachos, Memos, Quicos y Lalos, y á las por la que bajan á saltos las personas, me-
llamadas Rosarios, Isabeles, Dolores, Jesuses diante el estribo rígido de hierro, y del segun-
y Teresas, cambíaseles sus nombres por Cha- do el lacayo, quien además de desempeñar el
ros, Chabelas, Lolas, Chuchas y Teres. mismo oficio de abrir la portezuela, desdobla
Las primeras atenciones de la que en ta- con gran estrépito la escalerilla do goznes, en
les momentos, desempeña el interinato de ama tanto que el cochero, de librea, permanece quie-
de la casa son: mandar á una de las criadas to en el pescante, cuidando de sus frisones.
por dos jaletinas de patitas al Café del Caza- Como brotada de la tierra aparece la turba de
dor, con el fin de reparar con tal alimento las muchachos, que apenas dejan el paso libre &
fuerzas de la paciente, desfallecida por el re- las personas que han bajado del carruaje y
ciente trance, ordenar á la cocinera que com- son generalmente, el padre de la criatura, el
pre en la plaza del Volador un manojo de ga- padrino, la madrina y la partera, que á los tres,
llinas, para el condimento del substancioso cal- llama ya compadres, la cual lleva en su regazo
do, con el (pie ha de alimentarse aquella en los al embrión del ser humano, envuelto en largas
subsecuentes días de la cuarentena, y enviar mantillas, blancas como el ampo de la nieve,
con el criado, generalmente indio bozal, el re- y sobrecargadas de listones de seda, randas y
cado de ordenanza á todas las amistades de la encajes, así como la falla que cubre la diminu-
familia. ta cabeza del pimpoyo. Mientras los pilluelos
He aquí el corto diálogo entablado entre el esperan fuera del Cuadrante la terminación de
criado y la persona que recibe el mensaje: la ceremonia, para ejercer sus diabluras, las
sobredichas personas se instalan pacientemen-
—Buenos días, niña.
te en la oficina de la parroquia, en espera del
- Buenos días, Roque.
señor Cura ó del Vicario y entretanto, el nota-
Que dice la niña Pancha, que como es-
rio asienta la partida de bautismo, según la fi-
tán sus mercedes, que les besan las manos y
liación y generales que del ahijado da el pa-
que ya tienen un criadito más á quien man-
drino.
dar.
CUADROS DE COSTUMBRES. 185

Quisiera omitir, mi buen amigo, los deta- tiva entran en el coche, el cual echa á rodar
lles de la ceremonia del bautismo, pero el cos- con cuanta velocidad pueden trasmitirle las
quilleo que siento por narrarlos, no me per- escuálidas muías. Los muchachos persignen el
mite llevar á cabo tal propósito, con tanta más coche, á carrera abierta, gritando sin cesar •.pa-
razón cuanto que considero que las impresio- drino, bolsa de cuero, medio pa dos, y padri-
n a que se reciben en ese acto no han sido, no pelón, y otras cosas por el estilo. Y á me-
k" vez, experimentadas por tí. Mueven tu áni- dida que observan en menguante la liberalidad
mo
los apuros del padrino para sostener ante del padrino, escaseando por tanto los ñacos que
la
pila bautismal, al rorro aquel que por las se les arrojan, van desertando sucesivamente
forzadas y variadas posiciones á que se le su- en cada esquina.
jeta, según las exigencias de la ceremonia, con- No paran en esto los apuros del padrino y
serva ileso su cuerpecillo por milagro, maneja- la madrina, pues en la casa del ahijado les es-
do Por tan inexpertas manos; los chillidos del peran otros lances también comprometidos.
jocoso al sentir en su velluda cabeza la impre- Desde que se apean del carruaje empiezan á
sión del agua fría y los gestos que hace el an- distribuir su caudal. Dos ó tres pesos de pro-
gelito al saborear la sal que en sus labios po- pina al cochero, único caso en que éste deja
ne
el sacerdote; las escudriñadoras miradas del de ser el tenaz disputador de la paga; medios
sacristán y monaguillos para descubrir por la y reales flamantes del nuevo cuño á todos los
facha del padrino lo que tienen que esperar de criados de abajo á arriba, á los niños de la ca-
su liberalidad, y, por último, la actitud distrai- sa y á los demás chicuelos que se aparecen co-
ga del mismo padrino, preocupado con la idea mo por encantamiento, y escuditos de oro á
*™ la conveniente distribución de los volos en- las personas de respeto y señoritas. Presén-
tre tantas gentes, de diferentes clases y condi- tanse los escuditos, cada cual, en una flor, sos-
ciones, y con la de los obsequios á la comadre tenido por alambres y armado en brichos y
y al ahijado. A causa de las traídas y llevadas, espiguillas de metal blanco Además, los pa-
y del maltratamiento que tiene que sufrir el drinos tienen que reservar parte de tales dona-
" e las mantillas, suele acontecerle, con daño tivos para sus amistades de fuera de la casa,
f
te los padrinos, lo que á Sanchica cuando re- para la profesora de obstetricia, á la que por
cibía cartas de su padre, el Gobernador de la rigurosa costumbre se le da una onza de oro,
ínsula Barataria, que se iba en aguas. y para los gorrones que nunca faltan en las ca-
lles y que haciéndose los aparecidos exclaman:
La palabra rolo aplicada á la propina dada
0011 padrino, el voló.
motivo de la ceremonia, proviene de la res-
Puesta que da el ayudante á esta pregunta del A la distribución general de los volos pre-
sacerdote :—vi« rapuzare,—volo. cede el acto de la devolución del niño á la ma-
Fuera ya del templo la comitiva, se ve asal- dre, la que espera en su cama, ya de falla y
tada' por la turba de pilluelos que atruenan el vestida con un peinador blanco como la nieve,
aire con sus desaforados gritos de padrino, el adornado con embutidos, y abrigada con una
v
olo, mientras el padre y los padrinos se estre- lujosa colcha de seda, de la misma proceden-
chan para formar en tomo de la comadre un cia que los mantones de Manila. El padrino,
Parapeto que la defienda de la terrible acorné- al poner al niño sobre la cama, dirige á la co-
"da de los muchachos, á los que procura apar- madre, en corto discurso, las frases que su fe-
1
ta " el padrino arrojando lejos puñados de me- cundia le permiten, ponderando las virtudes
wiecillos de plata, sobre los que se arrojan aqué- de los padres y las gracias de su ahijado que
llos como sobre los granos de maíz las aves de acababa de ser purificado con las santas aguas
«on-al. El cochero, que como los aurigas de to- del bautismo, á todo lo que aquélla contesta:
08
los tiempos es sobradamente práctico en ¡Compadre, que tenga usted buena mano!
c
uantos actos de la vida pone en juego la so- El padrino deposita bajo el almohadón, el
ciedad, se halla prevenido, con la portezue- obsequio destinado á la comadre, el cual con-
la de su carruaje abierta, al pie del estribo y siste en una joya, cuando no deja para más
^mbrero en mano. Libres del contacto inme- tarde, ó para el acto de la sacamisa, hacer el
diato de los pilluelos, las personas de la comi- regalo.
24
18f5 EL LIBRO DE MtS RECUERDOS.

Ill y al repiqueteo de las copas de- cristal por me-


dio de los cuchillos y tenedores, se pongan en
EL REFRESCO. pie para felicitar á alguien, por medio de su
discurso en prosa ó verso, que han estado dis-
Noche feliz es aquella en que la madre abri- curriendo durante la comida; brindadores que
ga en su regazo al niño, iniciado ya en la reli- desde (pie toman la copa en su mano hasta
gión de Cristo, y en que todos los de la fami- que pronuncian la última palabra hacen reir
lia se entregan, por tal motivo, á las expansio- por su actitud y por la incoherencia de las ideas
nes de alborozo. Los criados van y vienen dan- y disparates obligados rjor la tiranía de los
do cumplimiento á sus respectivas obligacio- consonantes, mas como se tiene presente que
nes y todos, doudos y convidados, se dirigen no todo hijo de vecino viene á este mundo con
al comedor, donde la plática animada confun- sal en la mollera, todos procuran tener oidos
de su murmullo con el lejano ruido que produ- de mercader.
ce el movimiento rotatorio de los cubos de los Como os natural, los brindis obligados, en
neveros (pie desempeñan su oficio en la pieza la celebración del nacimiento de un niño, van
inmediata. • dirigidas á los padres de la criatura que dan el
Sobro el blanco alemanisco que cubre la ambigú, al infante que es el santo de la fiesta
mesa,, hállanse, simétricamente colocados, pla- y á los padrinos que reparten medicedlos de
tones que contienen, apilados, bizcochjilos de oro en flores de trapo. Los novios como es de
varias clases, como soletas, rodeos, puchas y costumbre, brindan por señas, siendo los tales
polvorones, así como rebanadas de; queso fres- brindis, aunque mudos, los más expresivos y
co y de carnes frías, adornado todo esto con elocuentes.
banderitas de papel picado, de variados colo- El verdadero epílogo del drama queda pa-
res. A la luz de las velas de esperma, sostenidas ra después, en que acrecen las incomodidades
en candelabros de bronce, brillan los cubier- del padrino á medida que pasan los años y son
tos de plata y las copas de cristal y se avivan mayores las exigencias de los compadres y
los colores de los claveles y de las rosas de cas- del ahijado, mas no ix>r esto creas, carísimo
tilla que, (m vistosos ramos, sostienen los her- amigo, que te aconsejo que seas egoísta y mal
mosos floreros de porcelana. No escasean bue- cristiano, pues lo único que de tí quiero es que
nos vinos para los hombres, licores finos para seas precavido, y que para aceptar el cargo in-
las damas y golosinas para los niños, como cre- quieras previamente, con astucia, la intención
mas de varias clases, natillas y confituras de con que se te haga la demanda, si es con un
las afamadas dulcerías francesas como "El Pa- buen propósito ó por vil interés. Si tienes vo-
raiso Terrestre" y "Devers." En clases de re- cación para semejantes parentescos, procura
frescos, sírvense sangrías, helados diversos y encompadrar con un indio, porque éste sabe
finos mantecados y particularmente los llama- ser agradecido, y ten por cierto que no te fal-
dos canutos que, como otras cosas buenas, des- tarán, de tiempo en tiempo en tu casa, flores, le-
aparecerán de nuestros hábitos. gumbres y gallinas bien cebadas.
Como la propensión á pronunciar brindis No dejarás, mi buen amigo, de recordar
en los convites ha sido tan general en todos cuanto te he referido, siempre que recibas en
los tiempos, no faltan en fiestas como la que tu hogar este recado: Que cómo está su wercé.
se describe, brindadores que al grito de ¡bomba j que lebesnn las manos y que ¡ja tiene un cria-
por Fulano! lanzado por uno de los asistentes I dito más á quien mandar.
CUADROS DE COSTUMBRES. 187

VII
TERTULIAS Y JUEGOS DE SALON.

¡[¡5 LEÑO conocimiento tuve, desde niño, de exclaustrar al diablillo aquel, hube de recurrir,
•K las excelencias de aquel diablillo que, con gran ventaja, á MNEMOSINA, hija del cielo,
por su precipitado lanzamiento del cie- la que si bien se hace de rogar, al fin cede.
lo y caída de golpe en la tierra, quedó tan es-
tropeado, aunque sin detrimento de su ingenio *
# #
y travesura. Decidor, alegre y bullicioso trajo
a
l mundo, según las referencias que de él hi- Mediante la aquiescencia de esa diosa om-
zo
el famoso narrador Don Luis Velez de Gue-nipotente, á conducirte voy, mi leal amigo, al
vara, la zarabanda y los enredos, circunstan- interior del hogar, donde disfrutarás de distrac-
cias por las cuales he tenido al tal diablillo por
ciones, tal vez más halagüeñas de las que has
e
» numen de los trasnochadores y parranderos. gozado, en tus nocturnos paseos por la ciudad.
Malo como los otros diablos que sobre él ca- Vas á concurrir á una de esas tertulias que sir-
yeron y tan maltrecho lo dejaron, cuando por ven de solaz y entretenimiento á los jóvenes,
s
us malos procederes fueron proscritos del cie-durante las noches de los miércoles y sábados
lo, suele tener otras cualidades, no malejas, co-
en que los teatros cierran sus puertas, por ser
mo las de ser muy diligente y desinteresado, aquéllos días de correo. La casa en que voy á
tanto que bien se puede tener tratos con él sin conducirte; es de las principales de la ciudad
compromiso alguno para los intereses del al- y se hulla, situada en una calle céntrica. La fa-
ma. Por tales requisitos y por la facultad (pie milia que la habita se distingue por su trato
tiene para recordar las pretéritas escenas hu- fino y esmerada educación, de abolengo tras-
manas y prever las futuras, écheme á investi- mitida, siendo tan afables el Señor y la Seño-
gar su paradero para demandarle su ayuda,
ra, como apuestas y elegantes sus tres hijas,
mediante la cual, dar pudiera yo á mis cuadros
de blondas cabelleras, finísimos rostros y cuer-
de costumbres vigor y colorido; mas sólo lle-
pos enhiestos como las palmeras. A cuadro tan
gué á saber, que después de vagar aquél por
seductor debe agregarse la presencia de dos
el mundo, haciendo de las suyas, túvole á su
jóvenes, hermanos de aquéllas, quienes tal vez,
servicio el último Nigromante que hubo en
por no existir otros centros de reunión que más
nuestra tierra, quien advertido, A tiempo, de
tarde impondrán los adelantos de la civiliza-
que él solo se bastaba para sus tines en este
ción, limitan sus gustos á vestir bien, montar
mundo, y de que los hombres, respecto de sus
diabluras, estaban más adelantados que el mis- á caballo y jugar un partido de carambola en
el Café del Progreso.
mo diablo, tuvo á bien encerrar á éste, i)or re-
trógrado, en una damajuana de barro recocí- | Hecha tu presentación en la casa, quedas
cido y no en redoma de vidrio, como lo hizo desde luego admitido en ella, como un buen
el astrólogo de marras, en loque obró muy cuer-amigo, pues nadie abriga, el temor de que los
damente, que si es fácil dar libertad al diablo tertulianos introduzcan en la reunión á perso-
rompiendo un frágil trasto, de su encierro en nas que, por sus antecedentes, no sean dignos
mi pecho empedernido, nadie lo saca, ni el mis- de ella.
mo Don Leandro Pérez Zambullo, si aún vi- Otras familias acuden á la tertulia con su
viera. contingente de apuestos galanes y hermosas
jóvenes en las que impera el distinguido tipo
"or tanto, no pudiendo para mis propósitos, mexicano, cuyos principales rasgos son: faz
188 EL LIBBO DE MIS RECUERDOS.

apiñonada levemente teñida con las suaves tin- provísase con ayuda de los criados el estrado
tas de la rosa, negra y abundante cabellera, y y da principio el animado y devertido juego.
ojos rasgados y expresivos que centellean co- Ya te encuentras con tus compañeros for-
mo en nuestro puro cielo las estrellas. De esas mando rueda y enlazando tus manos con las
jóvenes, las que se distinguen por sus progre- finas y sedosas de las jóvenes que la suerte te
sos musicales, distraen á la concurrencia, si ha deparado. Representando al inmundo ani-
son discípula8 de León, con brillantes fantasías mal, una Señorita ocupa el centro de la rueda
de Thalberg ó de Liszt ejecutadas en el piano, y el que imita al gato, está fuera de ella.
y si de los maestros Flores y tíalderas, con su Girando con vertiginoso movimiento los de
hermoso canto interpretando, ora, arias como la rueda, ora se estrechan para impedir la en-
las del Barbero de Sevilla, Semíramis, Tancre- trada del astuto cazador, ora se apartan para
do ó Mahometo segundo, ora, tiernas y senti- facilitar la evasión de la joven perseguida, ó
mentales romanzas, como El Are María de su retorno al centro de la rueda, para impedir
Baca y la famosa Stella Confidente. que sea atrapada por aquél. Al fin, el gato apro-
Al concierto sucede el baile, durante el cual vechándose de algún resquicio, provenido por
reina gran animación y una confianza plausi- el descuido de los jugadores, penetra en el cír-
ble, como que no traspasa los límites de la de- culo, á tiempo que por el lado opuesto no se ha
cencia. facilitado á la preciosa rata la salida, y aquel
logra su objeto. Es de advertir que cuando la
perseguida y el perseguidor son novios, aque-
Ha tocádote en suerte, queridísimo amigo, lla pone todos los medios posibles para que és-
hacer tu segunda visita en una noche en que te la atrape fácilmente.
los tertulianos han elegido para divertirse, los Un ser invisible, pero de gran acción en el
juegos de prendas y los animados de Salón. En juego, no cesa de revolotear entre los naranjos,
tanto que las personas graves forman sus co- y, á veces, se detiene para herir con sus dar-
rrillos para discurrir en los asuntos políticos dos nuevos corazones,
del día, ó para echar su partido de malilla, los y mantener vivas en
jóvenes conciertan los juegos que han de po- otros las- heridas ya
ner en acción, á los que de buen grado te en- causadas, m i e n t r a s
tregas seducido por la graciosa invitación que que los papas, entre-
se te hace y por la halagüeña esperanza de go- gados á su tranquila
zar momentos de felicidad durante aquellos ac- c o n v e r s a c i ó n , con
tos sociales en que vas á tomar participación, otras personas mayo-
en medio de jóvenes alegres, radiantes de her- res, no paran mientes
mosura y juventud. en las hazañas de Cu-
Propónese, desde luego, para dar principio pido. Llegará tiempo,
á los juegos, el muy animado del gato y la ra- lector amigo, que tú y yo alcanzaremos quizá,
ta, mas apenas se ha enterado de la proposi- en el que veremos desaparecidos de la socie-
ción la Señora de la casa, cuando se dirige á la dad átales ratos de esparcimiento, durante las
bullanguera juventud, con el propósito de im- noches, y substituidos por otros, particular-
pedirle que ponga aquélla en práctica, diciendo: mente en los teatros de á veinticinco centavos
- ¿Se han propuesto ustedes, acabar con la tanda, centros de reunión en los que el trai-
la alfombra de la sala? dor mocosuelo, convertido en un cosaco, no
Tiene razón mi mamá, contesta una jo- lanzará ya sus finísimos dardos de marfil, si-
ven, y además seria preciso despejar la pieza no que esgrimirjá la burda lanza que conviene
de tanto estorbo, y luego agrega: ¡alpatio, al para excitar las sensaciones del brutal mate-
patio! rialismo.
Todos admiten la indicación y rápidos co- Terminado el juego, todas las ratillas cogi-
mo el rayo, atraviesan los corredores, descien- das por los gatos, han entregado sus respecti-
den las escaleras y se instalan en el amplio pa- vas prendas y se disponen á cumplir, sucesi-
tio, adornado con macetones y naranjos. Im- vamente, los castigos á que, por sus descuidos,
fflLIITECI lAtttHÍ
Mexico
CUADBOS DE COSTUMBBES. 189

8« hicieron acredoras, siendo de advertir que gusto toma asiento aisladamente en el estrado.
también los hombres entregan prendas por fal- Ernesto, más por fuerza que de grado se
tes cometidas en el juego. echa á andar con manos y pies por el suelo,
La que hace de directora y depositada de guiado por otro de los tertulianos, que le dice :
las prendas, saca una de su pañuelo converti- —Detente borriquillo y saluda á la concu-
do en bolsa, la presenta y pregunta: rrencia. El castigado mueve la cabeza verti-
— ¿Qué le mandan ustedes al dueño de es- calmente, prosigue luego su camino y, á la voz
ta prenda? del que lo guía se acerca al estrado, pasando
— Que conteste tres veces sí y tres veces no. revista á las jóvenes, con el fin de descubrir á
—¿De quién es esta sortija? la más casquivana, que es en lo que consiste
—Mía, contesta una guapa joven, y adver- verdaderamente la penitencia.
tida de lo que tiene que hacer, va á colocarse Cómo la buena educación hace discretas á
e
« un sitio retirado. las gentes, Ernesto, que es fino por los cuatro
Todos los demás se agrupan para convenir costados, al tocar la orla del vestido de cada
secretamnte en la pregunta que ha de hacerse joven, mueve la cabeza en señal negativa, y al
6
aquélla. llegar á su amada le dice quedo, muy quedo:
—Que conteste si desprecia á Ernesto pro- —Nada de casquivana tiene la que tanto
Pone una joven, quedo, muy quedo, y acepta- adoro.
ba la proposición, la directora pregunta en voz —Eso no se vale, gritan muchos á la vez,
alta: ¿sí ó no? quienes si no oyen las palabras de Ernesto, las
- S í , pronuncia, desde lejos, la requeri- adivinan.
da, á tiempo que la risa de todos le advierte Así termina la penitencia que degenera en
que su respuesta ha sido desgraciada. práctica grosera ó inconveniente, entre tertu-
—¿Pues qué he dicho? pregunta á su vez lianos de baja condición, quienes celebran que
la joven, confusa y acongojada. el burro sabio lance un rebuzno para signifi-
—•Que desprecias á Ernesto. car que ha encontrado á la dama que adolece
Ya ven ustedes por qué rehuso spmeter- de un defecto ó de la mala cualidad que, por
me
á esta penitencia, que hace decir á una la condición del juego, se ha marcado. Quien
c
osa q u e . . . . . . y no pudo terminar la frase, tal hace se asimila, en todo y por todo, al ani-
aumentando su confusión estas palabras que mal que representa en la escena.
Ernesto le dirige: Rosar i to, lo que está en el Tócale en suerte á otra joven pedir un abra-
corazón á los labios sale. zo rogado, pena que no deja de ser mortifican-
Viéndola todos tan contrariada y afligida, te por la insistencia de los tertulianos en de-
8 sechar los ruegos.
ituación que da pávulo á la felicidad de Er-
nesto, la indultan del resto de la pena, tocán- —Lola, dame un abrazo.
dole á ella su turno á efecto de sentenciar á —¿Por qué te lo he de dar?
°tra persona, pira lo cual la directora le di- —Por nuestra amistad.
n
&e la siguiente pregunta: —No.
—•Como dolorida y agraviada ¿qué le man- —Por lo mucho que te quiero.
flas al dueño de la prenda que va salir? - No.
Si es hombre, que haga el burro sabio y, —Por fulano. "
M mujer, que pida á todos un abrazo rogado. —•No y no.
*ales penitencias son de las más comprome- —Por zutano, diciéndole un nombre al oído.
tedoras y mortificantes, ó impónelas la agra- -Tómalo.
viada para vengarse del chasco recibido. —Nada de secretos, niña, grita la directora.
La directora saca de su pañuelo un lapice- —Que se diga por quién dio el abrazo ó el
ro
y pregunta: ¿de quién es? santo que hizo el milagro, prorrumpe una de
—De Ernesto, prorrumpen, á la vez varias las jóvenes.
voces. A lo que hipócritamente contesta la pe-
Ya ves, qué desgraciada soy, dice Rosa- nada:
n
t o á una confidente suya, y con marcado dis- —Por mi papá.
190 EL LIBRO DE RECUERDOS.

Esta escena se repite en términos pare- —A diez.


cidos. —¿Quién quieres que te saque?
Juegos como la momita, el pan y queso, la —Fulanita.
monja y el diablo, la canasta de flores y otros La nombrada se dirige al lugar en que se
por el estilo, sólo se ponen en acción, por su encuentra el feliz penitenciado, da á éste la
extraordinario movimiento, en los patios ó en mano para que se ponga en pie, simulando que
los jardines de las casas veraniegas, en no- lo saca de la cisterna, y le da tantos abrazos
ches de huía; pero existen otros, menos agita- cuantas son las varas de profundidad á que
dos para los que la sala ú otro departamento fué hundido.
de una habitación, ningún inconveniente ofre- Otras penas se imponen como la recitación
cen, como la momita con vara ó sea la anderga, de versos, tocar algún instrumento y can-
el estiren y aflojen, Anton Perulero, el buque tar ó vocear ciertas mercancías imitando á los
cargado de mercancías, el zapatero, vuelen vendedores ambulantes. Hacer el espejo re-
vuelen y otros en tan gran número como el de produciendo las contorciones y visajes de otra
las penitencias. persona. Decir á cada uno de los presentes un
Antes de disolverse la reunión de las fami- favor y un disfavor, caso comprometido para
lias, los bulliciosos jóvenes abandonan el pa- los desmañados y poco circunspectos, mas no
tio y vuelven á la habitación y se instalan en para los avisados que concierten en una flor
la sala para entregarse, como final de fiesta, al la descortesía, diciéndole á una joven, por
juego conocido con la repetida palabra "vue- ejemplo, es usted hermosa, pero presumida y
len, vuelen." falta de mérito sólo podrá decirlo la que envi-
Alternados hombres y mujeres y sueltas die sus relevantes cualidades. Hacer un rami-
las manos, se colocan en torno del director ó llete y ofrecerlo á la persona más querida, es
directora del juego. Al decir ésta, levantando otra penitencia que no puede reputarse como
los brazos: "vuelen, vuelen patos," los demás tal, á menos que con marcada intención ó por
levantan los suyos moviéndolos á imitación falta de seso, lo que no acontece entre gentes de
del aleteo de las aves. La directora prosigue la buena sociedad, designe á unas damas con
diciendo sucesivamente: "vuelen, vuelen cana- los nombres de preciosas flores como el clavel
rios," "vuelen, vuelen palomas" y los circuns- y la rosa, y á otras con los de ásperas é ingra-
tantes repiten el mismo ejercicio, hasta que tas plantas como el cardo y la cabezuela. Con-
de improviso dice aquélla: "vuelen, vuelen co- vertirse en la "esquina de provincia" es casti-
nejos," momento en que la risa y burla de los go que rara vez se impone entre la gente de
que por avisados contienen el movimiento de buena educación por ser pocos los actos que,
sxis brazos, advierten A los distraídos que no sin desdoro de ésta, pueden ejecutarse. Para
cesan de agitar los suyos, que los cuadrúpedos referir las inconveniencias á que tales escenas
no vuelan. Los que incurren en tal error en- del juego se prestan, conviene saber que se da
tregan sus correspondientes prendas, para la el nombre de "Esquina de Provincia," al án-
imposición de los castigos, de los cuales el si- gulo saliente del baluarte norte del Palacio
guiente no debe considerarse como tal, sino Nacional, baluarte en cuyas paredes se fijaban,
como un hecho afortunado.^ en otros tiempos, los decretos del Gobierno y
A la consabida pregunta,- ¿qué le níandas bandos de policía, como los avisos de todo gé-
al dueño de la prenda que va á salir ? una res- nero y pasquines, y en cuyo inmundo recodo
ponde : acudían, al igual de los perros callejeros, los
Que se vaya al JJOZO. borrachos y pilluelos para quebrantar las dis-
El joven á quien su buena suerte le ha de- posiciones de policía.
parado tan agradable penitencia, se retira á Otras veces los alegres tertulianos eligen
un extremo de la pieza, ocultándose tras de al- el entretenimiento de las charadas animadas,
gún mueble, y se le pregunta:
que está de moda, el cual consiste en que las
--Ya te hundiste en el pozo?
personas en combinación con diversos objetos,
Ya.
dan las indicaciones para descifrar el enigma
—¿A cuántas varas? propuesto. Por eso verás, amigo mío, que en
CÜADftOS DE COSÏUMBHÉ8. 191

el fondo de una tina inversamente colocada en los tipos de la especie indicada se les da el
el suelo, ponen al perro de la casa y se pide la nombre de leones, ó bien en la misma cama
solución de la charada, que no es otra que sientan á otro individuo de rostro desgraciado,
Can~tina; juntan á dos individuos uno que tuerto y, por añadidura, picado de viruelas,
Se a
Peüida Lobo y el otro que se distingue por circunstancias que concurren en él para cali-
obeso, y de esa unión resulta gordo-lobo. En ficarlo de feo, indicio claro para descifrar el
Una c
ama sientan á un currutaco barbado y enigma: Cama-feo.
melenudo, lo que debe dar por solución de la Basta con lo expuesto para conocer el en-
charada: Cama-león, siendo de advertir que á tretenimiento de los juegos de salón.

^ 3

•VII

ESPANTAR EL SUEÑO A LOS NIÑOS.

E obligué, mi buen amigo, á concurrir á til auditorio, formado de niños de la casa y de


^ una tertulia de la buena sociedad, y es- la gente de escalera abajo, de algunas señoras
taría dispuesto á llevarte á otros hoga- mayores y de las criadas, refiere, cuando bien
es librados salen los oyentes, las aventuras de
para que observaras las escenas en que se
^ e intervenir á los niños, con el fin de es- Pulgarcito, de la Caperucita Encarnada, del
Pnntarles el sueño, mas la narración que de Gato con botas y de otros protagonistas de los
,. a s te baga por escrito, te ahorrará el fasti- cuentos de Perrault, pues las más veces, la bue-
o que pudieran producirte, siendo, jjor tan- na Señora adopta para temas de su narración
' mntil tu presencia, cuando á tu arbitrio tradiciones terroríficas, como las de Don Juan
^ueda suspender la lectura cuando quisieres, Manuel, La Llorona, la Mulata de Còrdova,
i soy prolijo en esta mi narración, sin omitir y El Coche de lumbre ó bien, hechos crimino-
ndias escenas, debes tener presente que és- sos, como los asesinatos de Dongo á fines del
8 Siglo XVIII, ó espeluznantes, como El Man-
se hallan de acuerdo con mi propósito, cual
s oar á conocer, aun con sus nimios detalles, to Verde de Venecia, ó las patrañas que, por
°s actos de la Sociedad Mexicana, á media- vía de ejemplo, se mantienen vivas, y en las
dos que figura como actor principal, unas veces,
del Siglo XIX.
el diablo con cola y cuernos, que cuando ha
Mientras las personas mayores juegan al
bla echa chispas por la boca, y otras, un muer-
resillo ó á la malilla, y las jóvenes disfrutan
to que anda por las azoteas, se asoma por las
tos placeres que proporcionan la música,
citarillas y amenaza á los vivientes con des-
canto ó los juegos de salón, á los niños se
8 colgarse, diciendo con voz cavernoza, "caigo
entretiene, en retirado aposento, con histo-
tas ó no caigo;" ora son brujas con sus ojos de
y consejas que alguna anciana de feliz
lumbre, que se entregan á la danza infernal
Memoria les relata. Kodeada ésta de su infan-
192 EL LÍBBO DE MIS RECUERDOS.

como preludio de sus fechorías y ora, en fin, como todos los niños, interrogaá la narradora:
nahuálea, que chupan la sangre á los chúme- —¿Qué es buho nana?
los. Como las narraciones van acompañadas Ave de rapiña y de pico corvo, como el pe-
de mímica exagerada, suele suceder que en el rico de tu papá.
ardor del entusiasmo y como bervigracia, la —¿Y siervecilla?
historiadora se lance al cuello de una criada y —Un animal bonito, sin cuernos, como la
la medio acogote. galga de tu mamá.
El intento de espantar el sueño á los niños Con esta aclaración todos los niños sé mues-
va más allá de lo que se desea, pues ya en la tran muy contentos, pero apartándose de la
cama, se apodera de ellos un sueño intranqui- rueda el más inquieto dícele la recitadora:
lo, asaltado muchas veces por pesadillas. —Estate quieto Pepito y vé á sentarte en-
Como tales escenas ejercen perniciosa in- tre tus dos hermanitas.
fluencia en la educación del niño y contribu- —Si no cabo, responde el niño, que como
yen á formar su carácter, no podemos menos todos los de su edad no entiende de irregula-
tú y yo, querido amigo, que reprobar costum- ridad de los verbos.
bre tan perjudicial, aunque felizmente va és- —No seas cuatrero (el que dice dispara-
ta desapareciendo. tes) le replica la que trata de corregirle.
La recitadora de cuentos da principio á Con la recitación de otros dos ó tres cuen-
cada uno de ellos con estas frases: tos de corte del anterior, termina la velada y
—Están ustedes para bien saber y yo para los niños se van á acostar.
mal contar (en lo que dice una verdad palma- En tales tertulias, consentidas por las fa-
ria) que éste era un príncipe y luego si- milias, entre niños y criadas, además de los re-
gue el desarrollo de la historia en la que los sabios que aquéllos adqtiieren, habitúan su oí-
demás actores son, una hermosísima princesa do á expresiones mal sonantes y á no pocos
y un buho, gran encantador, que convierte á barbarismos, como los engendrados y difundi-
aquélla en siervecilla;enuméranse los grandes dos por la clase baja de la sociedad, pues oyen
trabajos del príncipe para el desencanto de su decir: se trompezó, por se dio un tropezón, me
amada, al que se opone el buho; descríbense revolví por regresé, de altivo se pela por abu-
maravillosos bosques donde el principe en- sa usted demasiado, truje el recaudo por tra-
cuentra á la siervecilla y al tocar al desencanto je las verduras, mas que nunca por nada me
un grito infernal del buho, transforma á aqué- importa, quiaque que lo vide por lo vi hace
lla en chicharra que va á morar en la margen tiempo, á naiden he raptado por á nadie he ro-
de un cristalino río; allí, el penetrante chirri- bado, esculcar los trapos, por registrar la ro-
do del insecto atrae al príncipe que no cesa pa, tapar por cubrir ó abrigar, haiga por ha-
de buscar á su bien amado, y á tiempo de efec- ya, rotar por romper, daca ó deque por dame
tuarse el desencanto, otro grito del buho se y déme, jalar por tirar de una cuerda, ó por
escucha, y sale de aquel lugar, hendiendo los estirar, chispar por desprender, agarramos,
aires, una nítida paloma, á la que siguen en lugar de nos dirigimos por tales calles, es-
el príncipe y los de su comitiva á todo co- tar de flato, por estar de mal humor, arrollar
rrer de sus caballos ; refiérese que la precio- por arrullar al niño, hacerse el guaje, por ha-
sa ave entra en un palacio rodeado de jardines cerse el tonto, el Beático por el Viático; ñan-
y habitado por el grajo, otro encantador, gran go por desmedrado y, como éstas, otras mu-
enemigo del buho y, como es de día, el poder chas frases que forman un vocabulario de dis-
de la comadreja se sobrepone al de aquél, y el parates, tan extenso como puede serlo el dic-
desencantamiento se efectúa: el príncipe re- cionario de la Academia. Los que convierten
gresa á su palacio con su bella prometida, rei- en esdrújulos los verbos, en el plural del pre-
na el contento, celébranse los esponsales, si- sente de subjuntivo, diciendo vayamos, baile-
guen las fiestas reales, y el cuento se acaba mos, traigamos, vengamos, etc., y cometen do-
entrando por un callejoncito y saliendo por bles barbarismos diciendo vuélvamos y mué-
otro más bonito. ramos, han tenido su primera escuela eviden-
I temente en tales tertulias, pudiéndoseles apli-
Un niño de la casa, curioso y preguntón
CUADB06 DE COBTÜMBBE8. 103

car el epigrama del ilustrado Conde de la Cor- A estos entretenimientos siguen los de las
tina. disparatadas y, casi siempre, sosas adivinan-
—¿Quién te enseñó la lengua castellana? zas, como las que siguen:
Quién había de ser, sino mi nana. "Sala barrida,
Así es que son muy pocos los que están Patio regado,
exentos de incurrir en faltas gramaticales en Sale un negrito
Sus conversaciones y en sus escritos. Muy empicado."
U m o en la música y en la pintura, los ma- —El pinacate, contestan alborozados los
08 niños, quienes mil veces han dado la respuesta.
Principios producen malos artistas, así los
resabios adquiridos en la niñez ejercen su per- Algunas veces, en los exámenes escolares,
niciosa influencia en la edad madura. suelen hacerse preguntas semejantes á las si-
"odo esto que te refiero mi buen amigo, no guiente proposición :
lene
P°r objeto, hacerme pasar por maestro, "Agua pasa por mi casa
PJie tal idea ni soñada la he tenido; pongo en Cate de mi corazón.... " etc.
relieve tales hechos, con el exclusivo fin de ex-
Y no pocas veces se responde: melón.
poner las causas de nuestras faltas, en lo que
re Circunstancia por la cual la bola negra es-
specta á la rica y hermosa habla castellana.
tá pidiendo á gritos entrar en la ánfora.
* * * "Somos siete hermanas,
Yo la primera nací,
Continuemos observando las veladas de los
liños, cuyos pormenores por frivolos que pa- Soy de todas la más chica
e
zcan, nos dan la necesaria materia para co- ¿Cómo puede ser así?
nocer bien el carácter de la sociedad. Las personas de la servidumbre reconcen-
En ocasiones la encargada de entretener á tran todos sus sentidos en laproposición: unas
08
Pequeñuelos los fastidia con sandeces, co- levantan la cara y miran el techo como pidién-
mo los cuentos de la buena pipa y del gato, dole inspiración, otras inclinan la cabeza y se
con sus pies de trapo y sus ojos al revés, ¿quie- llevan la mano á la boca, señal inequívoca del
re
» que te lo cuente otra, vez? silencio y de la meditación, mientras los niños
Unas veces, obliga al niño á que presente alelados, se contemplan unos á otros. Pasados
abierta la mano derecha, para señalar y dar algunos instantes, una joven marisabidilla, se
nombre á cada dedo, comenzando en el meñi- da en la frente una palmada, y dice :
i n e y terminando en el pulgar, nombrándolos —-Ya sé lo que es, la Semana.
8
ncesivamente: —No es eso.
Niño chiquito y bonito, —¿Cómo que no es? pues no son siete los
El señor de los anillos, días de la semana, y el primero de ellos, el lu-
El tonto y loco, nes, que lo hacen más corto los artesanos,
El quiebra platos y lame cazuelas, cuando no lo suprimen por completo.
El mata gorgojos. —Pues entonces ¿que será.... ?
Y otras veces poniéndose en pie el niño tó- —¿Se dan ustedes por vencidos?
malo una criada por las manos y lo hace oscilar —Sí, contestan muchos á la vez.
inertemente de adelante para atrás, diciendo: —La Cuaresma, que consta de siete sema-
"Los maderos nas, de las cuales la primera es la más chica,
De San Juan pues que comienza el miércoles de ceniza.
Piden pan, —¡Ah! ya, endeveras, prorrumpe una de
No les dan, las nanas llena de admiración.
Piden queso —Achcale, (eso es) grita enfáticamente la
Les dan un hueso galopina.
Ric ric rie," Los acertijos que por repetidos resuelven
fomento en que se da al niño groseras sacu- prontamente los niños, son del tipo siguiente:
didas, que lo hacen reir nerviosamente en vez "Por adentro colorado,
de hacerlo llorar. Y por afuera como salvado."
25
194 EL LIBBO DE MIS BECUEBDOS.

—Calabaza, grita, sin embargo, un Simón alzan los brazos, dirigen sus miradas al cielo
el bobito, que ha olvidado la solución. y dicen muy serios:
—Tú sí que eres un calabazo, diantre de ¡ Qué lindos padres !
muchacho; el mamey, niño, el mamey. ¡Qué admiración!
Y de tal naturaleza son los demás acertijos Y postrándose, añaden en seguida, en tono
que se proponen y tienen por solución, el puen-
grave:
te, la cebolla, la granada, las balanzas, la luna,¡Entremos en oración!
la escoba, y otras innumerables. El carácter condicional del juego consiste
En vista de tanto como te he referido es-en que todos han de conservar absoluta serie-
tarás tal vez en la creencia de que nada me dad, pues á los que no pueden contener la risa,
queda por contarte acerca de los entreteni- se les impone, par la directora, las penas pro-
mientos de los niños, más digote que estás en porcionales á las faltas en que han incurrido,
un error, pues aún faltan algunos que, para tu —Doz manazos (palmadas) al Padre Fray
conocimiento, voy asacar delahnacen de mi me-Fulano.
memoria. Dos azotes al Padre Zutano.
Para el juego del escondite, los niños pre- Con lo que se da por terminado el juego.
sentan sus manos extendidas y la que hace de La Procestón. En tanto que uno de los ni-
directora del juego va dando sucesivamente enños recita los despropósitos que en seguida
el dorso de aquellas, ligeros pelliscos, dicien-
se expresan, todos los demás, con las personas
do á la vez: que las acompañan, dan vueltas al rededor de
Merolico, Merolico. la pieza, en orden de procesión, procurando
¿Quien te dio tan grande pico? aquel niño, al terminar la lista de sandeces,
Nuestro Señor Jesucristo; atrapar á uno de sus compañeros para que dé
Tú que vas prenda y lo sustituya. El juego vuelve á repe-
Tú que vienes tirse, así como la siguiente relación:
A lavar Mañana domingo
Los manteles De pico de gallo,
De la chata narigata, Se casa Benito
y al terminar esta frase ordena al niño á quien Con un pajarito
se dirige, que se ausente diciéndole : ¿Quién es la madrina?
Yo te mando Doña Catarina.
Que te vayas á esconder ¿Quién es el padrino?
Al cañito de San Miguelito. D. Juan Botijón,
El niño parte en seguida y va á buscar un Y dale que dale con el bordón
escondrijo cualquiera, aunque sea la carbone- Antes que acabe la procesión.
ra. Cuando la quietud y el silencio indican A estos juegos siguen otros igualmente in-
que el niño aquél se ha ocultado, dirígenle es-
sulsos como el Sopla vivo te lo doy, el moni-
ta lacónica pregunta ¿ya? á la que una voz dé-
gote y el panadero, que es el último, general-
bil y lejana responde, ya. mente elegido para que el sueño se apodere
Los demás niños parten en su busca, toman-de los niños, quienes ya cansados, no pueden
do distintas direcckmes ; más los que han te-resistir las repetidas y fastidiosas frases de
nido el buen sentido de dirigirse hacia el lu-
"dormid, dormid" ¿ya está el pan?
gar de donde ha partido la voz, pronto dan La que dirige el juego de Pipis y Gañas,
con el escondido. da en el dorso de las manos de los niños, lige-
ros pelliscos, á la vez que va preguntando y
LOS FRAILES EN ORACIÓN.
aquellos respondiendo:
Un fraile, dos frailes, —Pipis y gañas,
Tres frailes en el Coro Juguemos á gañas.
Hacen la misma voz ¿Con qué jugaremos?
Que un fraile solo. —Con la mano cortada.
Esto lo cantan en tono de himno, y luego —¿Quién te la cortó?
CUADROS DE COSTUMBRES. 195

—El rey y la reyna. Que con el alma en el cuerpo


—¿Dónde está el rey? Me has dejado amanecer,
—Se fué por agua, Así te pido y suplico
—¿Que es del agua? Me dejes anochecer,
—Se la bebiéronlas gallinitas. Por tu Santísima gracia
En este orden siguen muchas preguntas Y tu gran poder. Amén.
tan sandias como las respuestas, hasta que se Al ir á la escuela:
dice al niño, que toca el fin de la relación: al- Con Dios me acuesto,
za la mano que te pica el gallo. Con Dios me levanto,
La segunda parte del juego, cuyo intento Con la gracia de Dios
principal es el de provocar, como se ha dicho Y del Espíritu Santo.
el sueño de los niños para llevarlos á acostar, Dios conmigo,
se distingue, por la repetición de la siguiente Yo con El,
frase: Dios por delante
—¿ Ya está el pan ? Y yo tras de El.
—No, se está poniendo el panadero los Después de comer:
pantalones. Gracias te doy, gran Señor,
A cada repetición del dormid, dormid, y Y alabo tu gran poder,
de idénticas preguntas, respóndese sucesiva Pues que sin merecerlo
mente que el panadero ya se puso los zapatos Me has dado bien de comer;
la chaqueta, el sombrero, etc., hasta que llega Dios se lo pague ú quien me lo dio,
el momento de hacer esta última pregunta: Dios se lo dé á quien no lo tenga.
—¿ Ya está el pan?
—Allá va ya. * * *
Y termina el juego con el examen de las Injusto por demás sería señalar los defectos
manos de todos los jugadores para observar su de la educación que ayer se daba á los niños y
temperatura. Al que las tiene calientes se le no parar mientes en la que hoy reciben.
dice: Estas son para Dios, y al que las conser- Si perniciosa era antes la costumbre de per-
va frías: éstas son para el diablo. mitir las tertulias de niños y criadas, por los
Al fin dominados los niños por el sueño las resabios que aquellos adquirían, mayor es la de
nanas cargan con ellos y los llevan á sus ca- permitir hoy, que tomen participación en las
mas, los persignan, los desnudan y los acues- conversaciones de personas mayores y aún ex-
tan haciéndoles repetir, ya casi dormidos, la si- trañas á la familia. Un niño en el estrado es
guiente oración: un taimado cuando calla, pero que todo lo oye
Santo Ángel de mi guarda, y nada pierde de cuanto se dice, respecto de
Mi dulce compañía, hechos nada edificantes como son todos los que
No me desampares sirven de temas de conversación y están á la
De noche ni de día. orden del día; indiscreto y comprometedor
Con Jesús me acuesto, cuando suelta su media lengua, hace sufrir
Con Jesús me levanto, por su mucha ingenuidad, no pocas congojas
Por la gracia de Dios y bochornos á las personas de su familia.
Y del Espíritu Santo. Entregar un pequeñuelo á merced de su
Bendito y alabailo sea, etc. nodriza es una práctica de las más impruden-
De la misma manera son llevados á sus dor- tes, por cuanto á que la tal nodriza trata de asi-
mitorios los niños de la servidumbre, quienes milar á sus costumbres la del niño, dándole á
ya tranquilos caen en sus camas, como piedra comer frutas y golosinas que no puede digerir,
en pozo. tirándole de un delicado miembro, por ejemplo
Idénticas son las oraciones que los niños de un brazo, para llevarlo por la calle, hacién-
repiten en diferentes actos del día. dole multiplicar sus débiles pasos para igualar
Gracias te doy, gran Señor. . á los suyos, pasándolo imprudentemente de una
Bendigo tu gran poder, acera á otra sin cuidarse, poco ni mucho, de los
196 EL LÍBBO DE MIS BECUEEDOS.

animales y vehículos que transitan por la calle; nos, que más han de servirle en su edad madura.
exponiéndolo á los ardores del sol y no resguar- Creíase antes que el teatro era una escue-
dándolo de los vientos helados, descuidándolo la de moralidad y aunque no estoy de acuerdo,
mientras se halla entregada á sabrosa plática de una manera absoluta, con tal aseveración,
con una amiga ó con su amante y, otros casos convencido estoy de que el teatro ilustra, abs-
que pudieran citarse como el de llegar aqué- tracción hecha de aquél á que antes me he re-
lla á poner sus manos sobre el niño, unas ve- ferido; no existiendo más diferencia entre el
ces porque llora y otras por que la molesta. de antaño y el de hogaño, que en aquel no do-
No es de extrañar, por tanto, que el niño minaban los asuntos inconvenientes que se
regrese á su casa, con algunas contusiones, con han expresado y en éste no sólo dominan sino
un brazo roto ó tocado de alguna enfermedad. que se les ha dado proporciones excesivas;
No menos inconveniente, y tal vez más gra- aquél divertía y daba, generalmente, pasto al
ve, es la costumbre de permitir que cualquier espíritu, y éste, con exceso despreocupado, tam-
criado lleve á un niño á la escuela y vuelva por bién divierte pero alagando las pasiones y
él, pues quien ignora que los criados de ma- dando pasto á espíritus enfermos ; en aquél re-
las costumbres, como generalmente son los solvíanse los temas del asunto, y en éste casi
hombres del pueblo bajo, siempre están profi- siempre quedan sin solución, como que las
riendo palabras indecentes, sin recato alguno; cuestiones de que tratan son arduas y peligro-
que hacen participante al niño de sus colo- sas, y si la tienen, no dejan satisfecho al es-
quios amorosos, nada pulcros ó de sus conver- pectador de buenas costumbres.
saciones obscenas con los amigos; que aprove- H e hablado del teatro, estableciendo dife-
chando su paso por una pulquería entran en rencias entre el antiguo y el moderno, pe-
ella para satisfacer su repugnante vicio, con ro de una manera general, pues ni en el pri-
otros individuos de su jaez, en medio de los mero faltaban escenas censurables, ni en el se-
cuales está el niño oyendo leperadas, y obser- gundo escasean las correctas y dignas, pues no
vando escenas que debe ignorar y obligado á todos los autores han apechugado con el re-
veces á beber el degradante licor, abuso lleva- pugnante realismo que en estos tiempos do-
do á cabo con algunos niños, de lo que muchos mina.
están bien enterados. La gravedad del caso to-
Si por haberme atrevido á tanto en la época
davía es mayor cuando es una niña la que así
en que se escribe con temor, he de recibir dicte
se descuida.
rios, benditos sean si mis observaciones pudie-
A estos abusos, que tan perniciosa influen- ran producir sus frutos en la patria que me es
cia ejercen en el porvenir de los niños, débese tan querida.
agregar la costumbre de llevarlos al teatro, en Abandonemos el tono sentimental y volva-
vez de dejarlos en el hogar, entregados á su mos al llano, siguiendo el ejemplo de los tea-
tranquilo y necesario sueño. En casos seme- tros, en los que para dar tregua al dolor y ali-
jantes, la imaginación viva y lozana de un ni- vio al espíritu, impresionado por las escenas
ño, al despertar, trabaja afanosamente para fuertes de un drama, sigúese á éste el saínete
darse cuenta de las escenas realistas del tea- con sus festivas peripecias,es decir: llorar pa-
tro francés y de las nada pulcras de la zarzue- ra reir después, lo contrario de lo que aconte-
la, escenas unas y otras que inducen á la per- ce en el gran teatro del mundo, que, al fin de
versión. El adulterio, los maridos engañados, todo, solamente subsiste la impresión dolorosa.
los raptos y la seducción, forman los asuntos Para dar término á este artículo es oportu-
en que estriban, casi exclusivamente, los ar- no hablar de otro defecto, de menos trascen-
gumentos de la comedia moderna, escenas tan- dencia que los anteriores, pero defecto al fin,
to más peligrosas, cuanto más bella es la for- el cual propende, á enfatuar á los niños, y por
ma y más reales y vivos los episodios. En esos ser el asunto de naturaleza tan diversa, debe
espectáculos, el hombre aplaude, la mujer se ser tratado no seriamente como he manifesta-
mortifica ó finge mortificarse y el niño piensa do, sino bajo la influencia del buen humor.
en lo que no debe, en lugar de fijar en su men- Encantadoras son las gracias naturales de
te y en su corazón preceptos y sentimientos sa- los niños pero no las artificiosas que las más
CUADROS DE COSTUMBRES. 197
Veces
son desagradables, y se dice las más ve- te del estrado, se yergue, avanza un pie, mueve
ces
» porque algunas hay en que un niño, por su la nuca como si le molestase el almidonado cue-
Precocidad é inteligencia, airoso sale de su ar- llo de la camisa, y da principio á su recitación.
día empresa. De entle de unas matas
Si en cualquiera reunión se halla presente Seguido de perros,
^ niño habilidoso y recae la conversación so- No dilé corla,
016
las excelencias de sus facultades intelec- Volaba un c o l . . . . n e j o . . . .
tuales, entra desde luego en escena, la que se Después de una larga pausa dice :
desarrolla de una manera análoga ala siguiente : —Si ya se me fué.
Envanecida la madre por los elogios tribu- —¿Qué, el conejo?
tados al niño, llama á éste y le dice: —No, la fúlbula.
—Di Manolito la fábula que sabes. —Déjelo usted, dice una señora, compade-
Si no me acueldo. cida de la congoja del niño que pugna por sa-
—Sí, hijo, aquella de los Conejos. car del atolladero de su memoria la continua-
El remilgoso levanta un brazo á la altura ción de la fabulilla: otro día se acordará.
de su cara, y dice: Dos ó tres lindas jóvenes se acercan presu-
Si ya se me ovildó. rosas al muchacho, lo estrechan entre sus bra-
Dirigiéndose la madre á las personas que zos y le dan besos tronados como saben ha-
Gstán de visita les dice: Los muchachos son cerlo cuando quieren, diciéndole: qué gracio-
como los pericos, que cuando más empeño se so! qué mono!
lene e
n que hablen permanecen mudos. Cuántos, ante semejante espectáculo no ex-
Al fin fog ruegos y caricias triunfan de la clamarán : ¡ Quién hubiera, en su niñez, recitado
°08tinación del mocoso, quien se coloca al fren- versos!

MEXICO DE DIA.

-•§-0-3-

L A S DILIGENCIAS.

JOMO el amanecer del tiempo de mis mo- su carro de oro, y al rubicundo Apolo que, como
cedades no ofrece diferencia alguna con un lagartijo de Plateros, tenazmente la persi-
el del presente, ahorróme el trabajo de gue. Ese amanecer, querido lector, debe serte,
08
cribirtelo, querido lector, al estilo de poeta, además, muy conocido, á menos que seas uno de
^ ^ d o á Doña Aurora, muy emperejilada, en esos que hacen del día noche y de la noche día
198 EL LIBRO DE MIS BEOUERDOS.

y aun así, atrasado por tus extravíos, pueden Al dar el reloj las cuatro de la mañana,
haberte sorprendido los primeros albores de la acercábase el administrador de la Empresa »
mañana, y si tampoco por esa contingencia la portezuela del carruaje para preguntar si los
los conoces, permanezca intacta tu ignorancia, asientos estaban completos. Has de saber, qu e '
pues no esperes que aguce mi pobre entendi- rido lector, y permíteme por oportuna la digre-
miento para describir tal belleza natural á flo- sión, que en México, antes como ahora, y e n
jonazos y calaveras como tú. ciertos casos, las gentes recibían nombres de
Allá en los tiempos en que dietatorialmen- cosas. Llamábanse, como acabas de ver, asien-
te gobernaba Su Alteza Serenísima, cosa dig- tos en diligencias, cargas, en los coches de al-
na era de ver y no de experimentar, las famo- quiler, cantasen los hospitales, butacas y puer-
sas diligencias, de las que algunas muestras tas en los teatros, numéros en los baños, cual"'
nos quedan, prestando sus servicios en comar- tos en los hoteles, mesas en las fondas y i " a '
cas distantes de los ferrocarriles. zas en el Ejército, así como cucharas ó medio
A las tres y media de la mañana veíanse cucharas los albañiles, buenas tijeras los sas-
frente de la Casa de las Diligencias, situada tres afamados y punios los jugadores.
en el Callejón de Dolores, hoy primera calle Apenas recibían los cocheros la orden d e
de la Independencia, dos de esos carruajes con partir, las diligencias rodaban velozmente po*
sus tiros completos de riiulas, sus covachas, el empedrado de las calles produciendo un rui-
enchidas de equipajes y los cocheros y sota- do infernal é interrumpiendo el silencio de I a
cocheros ya listos en , noche que ya declina-
sus pescantes. Una de ba. La Diligencia del
dichas diligencias era Interior, daba vuelta
la del Interior y otra por la calle del Coliseo
la de Veracruz. Como
para tomar por el Î* ° r '
faltaba poco para que
te la garita de Peral vi-
sonasen las cuatro de
11o, y la de Veracn^
la mañana en el reloj
continuaba por la u e l
de la Catedral, apenas
Coliseo Viejo, al O"
tenías tiempo de mon-
para salir de la ciudad
tar en el cuarruaje que
por la garita de S. Lá-
iba á partir para Vera-
zaro. El brío de losani-
cruz, á donde supongo que te dirigías, y aco-
males, adquirido al principio, á fuerza de lati-
modándote lo mejor que te era posible, me-
gazos, sólo tenía su manifestación, que puedo
tiéndote como cuña entre los demás pasajeros,
llamar de reglamento, á la salida y ala entrada
esperabas con tranquilidad el deseado momen-
de las poblaciones, pues ya en pleno camino,
to de la partida. Aún reinaba la obscuridad de
el decaimiento de aquéllos era tal, que su an-
la noche, y la escasa luz que proyectaba la fa-
dar adquiría gran semejanza con el de las tor-
rola de la Casa de Diligencias no te permitía
tugas, y el cochero dejaba al sota el cuidado
distinguir sino tan sólo los bultos de tus com-
de azuzarlos, quien, para el efecto, descendía
pañeros de viaje, todos arrebujados en sus man-
de su elevado asiento para proveerse, en ram-
tones ó capas y los más soñolientos. Entre esos
blas y arroyadas, de piedras ^sas con las q« e '
bultos, uno que se hallaba frente á frente de tí
subido de nuevo en el pescante, apedreaba ala 8
pertenecía evidentemente, por lo que podías
muías, apuntándoles de preferencia á las ore-
observar, á una dama, y como quisieras ó no,
jas, obligando por tal medio á los pobres ani-
sus rodillas se oprimían contra las tuyas, cau-
males, á sacar fuerzas de flaquezas y poder
sábate cierto gozo tal circunstancia, á pesar de
arrastrar penosamente, por hoyancos, ladera»
tu despreocupación y de tu ignorancia respec-
y barreales, la pesada mole de la diligencia.
to de las prendas personales de la compañera
de viaje que te había tocado en suerte, albur Durante la caminata, muchas eran las im-
que jugabas y que sólo con la llegada de la luz presiones que sucesivamente recibías, agrada-
podías descubrir si lo perdías ó lo ganabas. bles muy pocas, y penosas las más, las que cati-
saban irremisiblemente tus sobresaltos. La pf*"
CUADROS DE COSTUMBRES. 199
e r a im
. Presión que recibías era en los momen- derarse de los bienes de la Iglesia, no obstan
8 G
n que, alejado el carruaje (le la ciudad, te, según decía, constituir éstas un banco que
^** ya de Santa Marta, los expléndidos ra- siempre había facilitado y facilitaba, de grado
>° 8 de la aurora te ofrecían un cielo azul con ó por fuerza, los fondos necesarios á los gobier
^ 1Vos ce lajes en el horizonte, y los campos y nos para que saliesen de sus apuros. La seño-
on tes alumbrados por una luz tenue y apa- ra ya entrada en años que estaba delante de tí.
°* K luz que te permitía distinguir los dife- narraba algunas escenas galantes aunque no
es
tipos que iban encerrados en aquella al- indecorosas, que atribuía á otras damas de la
M ^ ? U e l l a m a b a " diligencia, y & quienes época de D. Gruadalupe Victoria, y al referirlas
°rfeo iba abandonando. En la testera del ca- despedían centellas sus ojos. Sólo tú no decías
Ua e v e í
^ a s una familia compuesta de un jo- palabra, pues harto ocupado estabas en volver
v
n env la cara á cada instante, para mirar de soslayo á
r ® uelto en sarape del Saltillo, una seño-
la otra compañera, de no malos bigotes, que se
arrebujada en su mantón de estambre, tejido
8 anc hallaba detrás de tí.
a | h o y cubierta la cabeza con gran pa-
UeI ( e El constante vaivén que adquiría el carrua-
° ^ seda con dibujo de colores, estilo es-
Cocea • • je por la desigualdad del terreno, y el pésimo
a
^ una joven de no malos bigotes, moreni- estado del camino, hacíate dar, al menor des-
y de ojos negros y vivaces, y un niño que cuido, cabezadas contra la portezuela, que te
guía
dormitando; ocupaban los asientos del producía, por lo menos un chichón en la fren-
j !? °' tu persona cerca de la portezuela, á tu te, al mismo tiempo que te veías obligado á
° un ranchero, y en seguida, cerca de la levantar los vidrios del coche por la inmensa
e r ^ P o r t e z t i e l a , un viejo militar, y por último, cantidad de polvo amarillento y sutil que te
*\ tos asientos delanteros, un fraile carmelita, secaba la lengua, te hacía cerrar los ojos y has-
°radote y rechoncho; un comerciante y una ta por los poros de tu cuerpo penetraba. Los
r ^ a á tu frente. La presencia de ésta fué pa- sustos se repetían cada vez que pasaba por ho-
1 e
l primer sobresalto del camino, porque yancos y laderas el pesado vehículo, momen-
Ve
z de la beldad que tu imaginación se ha- tos en que éste tanto á un lado se inclinaba
forjado, tus ojos sólo veían una vieja, cu- que obligados, por instinto, se veían los pasa-
8
rodillas, entonces, en vano pugnabas por jeros aladear sus cuerpos en sentido contrario,
Partar de la tuyas, á la vez que el ranchero, procurando el necesario contrapeso, y cuando
nías dormilón de todos, seguía cabeceando esta precaución no era bastante, el vuelco del
i / e t u hombro izquierdo, obligándote, para carruaje era idefectible, y los pasajeros forma-
enderte d e él» a dar también algunas cabe- ban una masa en el interior de aquella caja ce-
atI
as contra el barrote de la portezuela. rrada, sufriendo golpe* contusos, cuando bien
Los pasajeros, al mirarse á la luz del día, librados salían, pues á veces sacaban un brazo
a
u i b i á b a n s e u n f r í 0 s a l u d o , y poco á poco iban roto, una costilla hundida ó un pinchazo en la
""lanzándose, con virtiendo la conversación. mejilla.
desabrida en animada, la cual recaía en to-
e Si por tu desgracia ibas solo en la diligen-
» camino sobre las bellezas de las obras na-
rales que observaban, sobre las excelencias cia, ya podías encomendarte á Dios, pues el
as poblaciones que encontraban en su trán- pillastre del cochero te jugaba una mala pasa-
y sobre diversos asuntos que promovían da en alguna cuesta pedregosa. En tales mo-
l
a 8 Personas
T t a r n r m - - de
J ~ tan
J.~— distintos
. l ! - i - i - - caracteres,
i como mentos dejaba libre el garrote y azuzaba á las
las muías; el carruaje rodaba, con movimiento ace-
que iban reunidas en el carruaje. El viejo
Uitar, con estentórea voz, refería episodios lerado por el pendiente y áspero camino y la ca-
e
la revolución de la Acordada; el ranchero, ja saltaba ya oblicua, ya verticalmente, con tal
algo despabilado, contaba las agudezas de ímpetu que, á veces, parecía estar á punto' de
u
mgenio, mediante las cuales había logrado, abandonar las sopandas, y tú, entre tanto, sal-
Uchas veces, libertar sus efectos de las ga- tabas en el interior como una pelota, del suelo
as
de los facinerosos; el carmelita hacía ob- al techo, de unos á otros asientos, dándote de
l a c i o n e s y quizá fundadas, sobre las tenden- cabezadas y sufriendo no pocos golpes contu-
as
que observaba en los políticos para apo- tusos, pero si eras un poco avisado, podías evi-
200 EL LIBRO DE IS BECUERDuS.

tar los efectos de las bruscas sacudidas, bur- tenía su realización. Esos parajes en el caniin 0
lando las malévolas intenciones del taimado de Veracruz, eran los montes de Riofrío, I a
cochero, aterrándote con brazos y piernas al Barranca de Juanes, la Agua del Venerable y
banco central del carruaje. Loma Larga. Por idénticas circunstancias me-
El rechinido áspero y penetrante del garro- recen citarse los principales lugares peligrosos
te, anunciaba frecuentemente el paso de la di- de los demás caminos; tales eran, en el de Ja-
ligencia por las laderas, y su llegada á las pos- lapa, Cruz Blanca, poco antes de las Vigas : e»
tas de remuda y á lugares donde se almorza- el de Paehuca, los Callejones de Ozumbilla, efl
ba. Tales momentos eran de alivio y de algún las faldas del cerro de Chiconautla; en el del
solaz para los caminantes. Todos, hombres y Interior, la Cuesta de Barrientes á la salida de
mujeres, descendían del carruaje á fin de esti- Tlalnepantla, y la Cuesta China, al descender
rar las cnerdas, que sobrada necesidad tenían á Querétaro; en el de Toluca, Cuajimalpa, El
de ello, y era el momento en que ponías á prue- Contadero y Llano de Salazar; en el de Cuer-
ba tu galantería, dando la mano á las señoras na vaca, el (luarda y Huitzilac, y en el de Cuau-
para que saltasen en tierra. tla, La Calavera.
Al llegar la diligencia al lugar donde se al- Generalmente recibían los pasajeros el avi-
morzaba, y á las poblaciones, ya tenías espe- so alarmante en la posta inmediata al lugar
rándola una muchedumbre de pordioseros y de del peligro, y desde ese momento cesaban la8
canes hambrientos, un empleado del correo y conversaciones alegres y animadas en la dili-
algunos peones de hacienda ó dependientes de gencia, reduciéndose á determinadas pregun-
tiendas de pueblo, que debían recibir, aquél la tas que unos á otros se dirigían ; las damas, s1
valija del correo, y éstos las cartas dirigidas á los ladrones tenían la costumbre de llevarse »
sus patrones, correspondencia clandestina, cu- las mujeres; el que la echaba de valiente, si es-
yo agente único era el cochero, quien repartía taban dispuestos todos los pasajeros á defen-
las dichas cartas confiadas á su cuidado por derse; y el fraile, si serían los bandoleros de los
medio del sotacochero, cobrando, como la ad- que pedían á los padrecitos su bendición y 1*
ministración general del ramo, peseta porcarta. mano para besarla, ó de los que apaleaban si»
Insufribles eran los viajes en tiempo de respe.tar el carácter sacerdotal.
aguas, principalmente por el mal estado de los Todos los pasajeros, mucho antes de llegar
caminos. A cada paso dificultoso parábase la al lugar del peligro, escondían su dinero, alha-
diligencia y oías la voz del cochero que orde- jas y relojes en los cajillos de las portezuelas,
naba que todos los pasajeros echasen pie á tie- entre el zacate de los cojines de cuero, en el
rra. Que quisieras ó no, habías de descender pesebrón, en el cielo del carruaje y en cuan-
del carruaje, metiéndote hasta los tobillos en tos escondrijos hallaban en éste.
el lodo unas veces, y otras caminando á pie Muchas veces la necesidad sugería á los pa-
por grandes trechos, entretanto que se sacaba sajeros recursos verdaderamente ingeniosos,
del atolladero la diligencia, la cual continuaba como el de una joven que al acercarse los la-
sola, con su rodar dificultoso, hasta salvar los drones despuntó un plátano é introdujo en la
pasos peligrosos. Muchas veces tenías que dor- parte carnosa una sortija de gran valor, y te-
mir encerrado eii la diligencia, detenida por el niendo á aquellos delante, fingió que el miedo
lodo del camino, en medio de un llano, como la habia puesto nerviosa y trémula, sorpren-
una embarcación que se halla cogida por los diéndola en los momentos en que se retiraba
hielos de las regiones polares. la fruta de la boca, y al verla en ese estado los
Susto magno era aquel que infundía en el ladrones, dijéronla que no temiera nada por su
ánimo de los viajeros toda polvareda lejana, persona, y despojándola con miramiento de lo
que se creía producida por alguna banda de que creían de algún valor, dejáronle en la ma-
ladrones que se disponía á dar su asalto á la no la fruta con el corazón de diamantes.
diligencia. Sobresaltos como estos ibas expe- Más muertos que vivos llegaban los pasa-
rimentando en todo el camino, particularmen- jeros al famoso monte de Riofrío, y creyendo
te al acercarse la diligencia á ciertos lugares en muchas veces haber librado del peligro, hallá-
los que el_ tantas veces temido acontecimiento I banse repentinamente rodeados por una banda
CUADROS DE COSTUMBRES. 201

e
facinerosos, salidos de unos matorrales, y dando á los pasajeros, no podían reprimir su
°omo diestros y prácticos en el oficio, dos de enojo y los golpeaban en castigo de haberse
e dejado robar cobardemente.
Hos se abalanzaban á las portezuelas del ca-
""uaje, apuntando al interior con sus trabu- Cuando el carruaje hacía su entrada en Mé-
c s , otros se dirigían á la covacha para sacar xico con las cortinas de cuero y vidrieras echa-
J°s equipajes, y el capitán hacía descender á das, señal evidente era de que llegaba robada
08
pasajeros, ordenándoles imperiosamente y con los pasajeros en dicho estado lastimoso.
4Ue se azorrillasen, es decir, que se pusiesen El mencionado carruaje, como de costumbre,
a
gatas en la tierra, con la prohibición expre- entraba en la casa délas Diligencias y recorría
sa de levantar la cabeza y de mirar. Al que vo- los patios que se comunicaban con el del Ho-
l t a r i a m e n t e no ejecutaba tal acción, lo azo- tel Iturbide, deteniéndose en éste, y entonces
rrillaban á golpes, y á los que desgraciada- se cerraban las puertas de la calle, se retiraba
mente apartaban sus miradas de la tierra, á á la gente y se tomaban todas las precaucio-
culatazos y empellones les hacían obedecer, nes para que las señoras de nadie fuesen vis-
"ronto los ladrones vaciaban la diligencia de tas, y entretanto no les llevasen de sus casas
cuanto en ella encontraban de valor, resultan- trajes para que cubriesen su desnudez y pudie-
do en la mayor parte de los casos, inútil la pre- sen salir de la diligencia
cautoria providencia de los pasajeros. Entre- Solía haber bandidos generosos, cuya mag-
tanto, solamente el cochero y el sota permane- nanimidad consistía en dar á cada uno de los
cían impasibles, como potencias neutrales, en robados un duro para que pagasen el almuer-
lo
s asientos de su alto pescante. zo tie aquel día en la correspondiente posta.
Es verdad, querido lector, que en la época La actitud pacífica y resignada de los pasa-
Presente hemos ganado con el establecimien- jeros alentó de tal manera á los ladrones de ca-
to de los ferrocarriles, pero también es cierto mino real, que lances hubo de que tres ó cua-
que si hoy te libras de las azorrilladas, no tro indios armados de garrotes desvalijaran la
estás exento de volar por los aires arrojado por diligencia en las puertas de la Capital.
a ventanilla de un tren expreso á impulso de Otras veces los foragidos, particularmente
08
hercúleos brazos de un feroz yankee, y si cuando encontraban alguna resistencia, se en-
ahora no estás expuesto á hundirte una costi- sañaban con los asaltados disparándoles, con
,a
> á perder un ojo ó á romperte una pierna, puntería certera, sus carabinas, de lo que re-
Juntamente con cuatro ó cinco compañeros al sultaban no pocos casos desgraciados que la-
yolcarse una diligencia, sí lo estás para de- mentar. Tal es el que paso á relatar como fin
Jar, con 800 ó 400 pasajeros estampada en cual- de historia.
quier parte la fe de bautizmo, con un inesperado Uno de los acontecimientos que más hon-
descarrilamiento, ó á ser triturado por los eléc- da impresión han producido en el país, fué el
tricos. asesinato de un viajero ilustre al ser asaltada
No todos los ladrones se conformaban con la diligencia por siete bandidos el día 4 de Ma-
el robo del dinero, alhajas y equipajes, sino que yo de 1854 en el paraje conocido con los nom-
desnudaban á sus víctimas, obligándolas á con- bres de Loma Larga y Vuelta de la Celda, en-
l o a r su camino en la diligencia, en la que tre Tecamac y Riofrío, camino para Puebla. El
n
OB á otros se miraban en camisa, espectáculo filántropo milanès, el Conde Cossato, después
que, con sobrada razón, causaba congojas á las de haber dado la vuelta al mundo y recorrer al-
Pudorosas damas. gunos lugares de la República, salió de Méxi-
Muchas veces acontecía que la diligencia co el expresado día con el fin de embarcarse en
°bada, con sus pasajeros en el estado calami- el Puerto de Veracruz con dirección á la Amé-
toso que acaba de expresarse, llegase á otro lu- rica del Sur. Los bandidos capitaneados por
gar en el que era esperada por otra banda de Jacinto Moran, salieron al encxientro de la dili-
malhechores para ser nuevamente asaltada y, gencia, y ante la actitud enérgica de los pasa-
hacerse cargo éstos de que otros xle su cala- jeros, hicieron uso de sus armas, trabándose
a
más activos que ellos les habían madruga- un combate, durante el cual el Conde Cossato
d°> como decían, vaciando el carruaje y desnu- y sus compañeros se defendieron valerosamen-
26
202 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

te. Apenas había caído mortalment*? herido el entrecortadas frases de unos vales y recibos,
capitán de los bandidos por el certero tiro del así como una firma, fueron los indicios lumi-
Conde, cuando éste vino al suelo atravesado nosos (pie guiaron á la autoridad de las pobla-
por una bala de los asaltantes y fueron heridos ciones de Amecameca y Ayotla para el descu-
los pasajeros Avila, Mork y Saunier. El ban- brimiento de los criminales, cuyo notable pro-
dido adonizante fué retirado del lugar i>or sus ceso tuvo ]»r final resultado la ejecución en la
compañeros á fin de ocultarlo en otro lejano, plazuela de Santo Domingo (el 30 de Octubre
en tanto que el cuerpo del Conde, despojado del mismo año) de los bandidos Eusebio Mer-
del reloj y alhajas, permaneció tendido en el cado, Nicolás López y Antonio Mercado, cu-
campo hasta que llegó al lugar del suceso la yos cadáveres fueron expuestos por ocho días,
autoridad y empezó á practicar las primeras el del primero en Loma Larga, lugar en que
diligencias. se perpetró el crimen ; el del segundo en el Ce-
Tan funesto acontecimiento impresionó vi- rnen I erio de Ayotla, y el del tercero en los pa-
vamente, tanto á los habitantes de la Repúbli- redones de Tlapacoyan, lugar como el anterior,
ca, como á los de países extranjeros, en los (pie el en (pie celebraban dichos malhechores sus reu-
noble ('onde habíase dado A conocer honrosa- niones.
mente pov las relevantes prendas que loadorna- En vista de tantos contratiempos como los
ban. Los criminales pronto fueron descubier- (pie se experimentaban en los caminos, no es
tos y aprehendidos, merced á las activas dili- de extrañar que nuestros antepasados se cre-
gencias y á la sagacidad de la policía. Los cha- yesen obligados, al emprender cualquier viaje,
muscados tacos de paj,)el (pie se hallaron rega- \yor corto que fuese, á otorgar su testamento y
dos en el campo del siniestro, que contenían á hacer confesión general de todas sus culpas-

VENDEDORES AMBULANTES.

- V - .."—SU.-

AS paseádote, queridísimo lector, por la la Lonja y otros hechos curiosos que ni soña-
buena ciudad de México en aquellas no- do habías: y pues bien instruido te hallas de
ches en que por mi intervención ó de la las nocturnas costumbres de antaño, fuerza es
diosa de la Memoria, conociste nuestro gran que también conozcas los antiguos usos de
teatro, el paseo de las Cadenas y aquel fondu- nuestra hermosa Capital durante el día, si pa-
cho del Conejo Blanco, así como los bailes de ra tal fin me otorgas de nuevo tu venia. Seré
CUADROS DE COSTUMBRES. 203

°tra vez tu guía, pero has de prometerme sa- ción y cuyo remedio lo es de un estudio con-
cudir por tu parte el marasmo que, en general cienzudo.
Sfi
ha apoderado de nuestra sociedad, á fin de Esas reflexiones que me sugiere, no un sis-
lue vuelvas á ponerte, de un salto, frente á tema pesimista, sino mi buen deseo, tienen un
frente de otra época en que las diligencias y no fin determinado, como es el de prepararte- pa-
•os trenes de vía herrada, eran los vehículos que ra que procedas con sano juicio y buen discer-
nos transportaban á los diversos lugares del nimiento, en las comparaciones que establez-
País. He soltado dos palabras, marasmo y ferro- cas entre las costumbres de antaño que te ofrez-
carriles, que por expresar ideas contradicto- co y las actuales. En aquéllas verás moralidad
rias parecen mal aplicadas á un mismo asunto, y en éstas más adelantamiento material aun-
Puesto que la primera indica inmovilidad y que no en el sentido absoluto de la palabra,
la segunda vertijinoso movimiento; más oye según he manifestado anteriormente.
atentamente mi explicación, con la que pre- Prosigo, pues, lector amigo, y óyeme, te lo
tendo probarte que, en los tiempos que corren, suplico, con tu no desmentida buena voluntad.
una idea no excluye á la otra. No cabe duda, y
P°r necio me tendrías si sostuviera lo contra-
rio, q u e i o s ferrocarriles determinan en la ac-
tualidad una era de progreso, como que han ve- Aún no sonaba en la Catedral el toque del
n
ido á sustituir á esas pesadas alcancías, lla- alba, contestado por el de las sonoras campa-
gadas diligencias, que se balanceaban sobre nas de los templos de la Merced, San Agustín,
S
U8 sopandas de cuero; á los coches de camino Santo Domingo y San Francisco, que la Refor-
c
°n su camisa de fuerza y sus tiros de mulitas ma derribó de sus torres, cuando ya se oía el es-
arrendadas, á veces, con mecates; á las carre- tridente ruido de las pesadas diligencias que
tas de transporte y á los arrieros, esos tipos de partían á las cuatro de la mañana del callejón
honradez que casi han desaparecido; pero ad- de Dolores, hoy primera calle de la Indepen-
vierte que ese movimiento de trenes de vapor dencia. Una, la del Interior, se dirigía á Te-
y eléctricos es resultado de una actividad ex- pic, por Cuautitlán Tepeji, Soyaniquilpa Arro-
traña y meramente especulativa, profusamen- yozarco, San Juan del Río, Querétaro, Cela-
te alimentada por nuestros gobiernos progre- ya, Salamanca, Irapuato, Guanajuato, Silao,
sistas y no por la sociedad, que ninguna par- León, Lagos, San Juan de los Lagos, Pegue-
ticipación ha tenido en ello. Contempla esa ros, Tepatitlan, Zapotlanejo, Guadalajara y
apatía reinante en todo y para todo, la pobre- Tequila, y la otra para Veracruz por Riofrío,
za, particularmente de las poblaciones peque- Puebla Pero te y Jalapa. La primera empleaba
ras, que son las más, la poca alza de nuestra in- en su carrera siete días, y la segunda tres y
dustria fabril, la debilidad del espíritu de em- medio.
presa y otras circunstancias que no están en
consonancia con el movimiento de los ferroca- Ahuyentadas las tinieblas de la noche por
rriles y dime, querido lector, si todo ello no te los primeros albores de la aurora, empezábase
revela que en nuestro sistema actual de educa- á observar el movimiento de la ciudad, que iba
ción algo nos falta que imprima poderosa ener- en aumento á medida que los moradores aban-
8ía á un pueblo debilitado por su indiferencia donaban sus lechos.
a
que he aludido. Ese es el marasmo de que te El mugido de las vacas que se dirigían á
"e hablado, mi buen lector, marasmo que man- las plazuelas designadas, para ser ordeñadas,
tiene la miseria pública á pesar de los ferroca- era el que primerament*; interrumpía el silen-
rriles y de la paz que dichosamente y por lar- cio de la noche.
go tiempo disfrutamos, por lo que convendrás Los serenos con paso perezoso á causa de
conmigo en que nuestro progreso, que realmen- su pasado é intranquilo sueño, se retiraban de
te existe, y me complazco en reconocer, es rela- las esquinas, en tanto que apresuradamente
tivo, mas no el que debiera, mediante la desapa- los sirvientes de uno y otro sexo recorían las
rición de ese mal que llamo enflaquecimiento calles en busca de las primeras provisiones pa-
social, cuyas causas son dignas de investiga- ra sus amos. Los barrenderos, como hoy, no
hacían otra cosa que levantar nubes de polvo
204 EL LIBBO DE MIS BEOUEBDuS.

para transportarlo de un lugar á otro, viniendo Carbó siú voceaba el indio otomí, que por
al fin el agua á ponerlo en remojo. lo tiznado se asemejaba á un etíope.
Otras diligencias, como eran las de las lí- Mantequilla de tí real y medio, repetía sin

ñl m • i»«S
H ^ H m li * \ n

CARBONERO. OLLERO. LAVANDERA.

neas de Toluca, Morelia, Cuerna vaca, Cuautla, cesar otro indio que llevaba á espaldas en un
Pachuca, Cuautitlán, Ixmiquilpan y Texcoco, huacal su mercancía.
que salían de México entre seis y siete de la El vendedor de trastos de loza ordinaria,
mañana, confundían su ruido con el que pro- procedentes de Cuautitlán.
ducían coches de alquiler que se La lavandera que apenas po-
dirigían á los sitios señalados, día abarcar bajo del brazo, un
como eran la Plaza Principal, las cesto en que llevaba ropa me-
plazuelas del Seminario, Guar- nuda para lavar ó bien, veíase
diola, Santo Domingo y las ca- cargando sobre los hombros me-
lles de la Maríscala, y San José dia docena de enaguas que iba á
de Gracia, y con el de los óm- entregar en la casa donde pres-
nibus, guayines y carretelas que taba sus servicios.
se situaban también en la Plaza Mercarán poilus, voceaba el
Principal y en la calle del Co- pollero, que conducía á los infe-
liseo Viejo para conducir á los lices animales apretados y con-
vecinos de México á San Cosme, fundidos en el huacal, por cuyos
Tacubaya, San Ángel, Tlalpan instersticios asomaban aquéllos
y otros lugares de los alrededo- una pata para descansar, ó la
res. Desde 1857 México contó cabeza en busca de aire que res-
con dos vías férreas, la de Méxi- pirar.
co á Guadalupe, (pie inaguró so- Y por el estilo oíanse otros
lemnemente el Presidente Co- gritos tales como los siguientes,
POLLERO.
monfort el día 4 de Julio, y la advirtiendo que algunas de las'
de México á Tacubaya, que se estrenó el 16 de mercancías sólo se expendían en determina-
Septiembre. das épocas:
El bullicio consiguiente á la populosa ciu- Cecina buena.
dad crecía con los gritos de los vendedores am- JVo mercará usté los jiatos.
bulantes. La que vendía chichicuilotes, garbosas ave-
CUADROS DE COSTUMBRES. 205

cillas, no gritaba como casi todos, los demás Otros gritos, que á su tiempo indicaré, de-
mercaderes, sino que voceaba su mercancía, jábanse oir en determinadas épocas.
entonada y cadenciosamente: Un tipo original, Chencha el de las tena-
zas, se presentaba por las calles vendiendo esos
instrumentos indispensables para hornillas y
fogones, ofreciéndolos con palabras inarticu-
ladas, acompañadas de una sonrisa de idiota,
á la vez que hacía sonar las tenazas, hiriéndo-
Hay sebooooo grito agudo y pene las con una barilla de hierro.
trante, con el que se anunciaba la que daba Vuelvo á tomar el hilo de mi narración:
^«.cambio de sebo algunas hierbas medici- "México por la mañana."
nales. Los cafés, como los del antiguo Cazador,
Jabón de la Puebla. El Progreso, La Bella Unión
Petates de cinco varas. y la Gran Sociedad, abrían sus
Petates de Ja Puebla. puertas temprano para que los
Pescado blanco. madrugadores tomasen un
Tornillo, mejorana, muicle, buen desayuno, consistente en
y otros vegetales de las herbo- chocolate ó café con leche,
Jarias. ';&.. acompañados de mollete y de
Sucesivamente iban apare- enormes tostadas con mante-
ciendo, durante el día, mayor ca, ó bien roscas y huesos de
número de mercaderes ambu- lo mismo y bizcochos de á cin-
lantes que gritaban : co, que envidiamos loa presen-
Mercarán ranas. tes que no contamos con biz-
Tierra para las macetas. cocherías, tan justamente afa-
Alpiste para los pájaros. madas como la de Ambrís, en
Compran tinta. la calle de Tacuba, y la de
Zapatos que remendar. Puerto en la 3* de San Juan,
Sillas que entular. bizcochillos de á cinco cuyo
Buenas cabezas de horno. recuerdo asociado al de la pa-
Al buen coco fresco. tria, hizo derramar algunas lá-
Cr istcd y loza fina. Hay ropa quecamb iar ? grimas en su ostracismo al virtuoso Arzobispo
Agujas, alfileres, broches y bolitas de hilo. de México D. Lázaro de la Garza.
Requesón y melado bueno. Muy dados eran algunos á to-
;
Por la tarde sucedíanse los gri-
tos de Mileuiii, melcocha. La in-
ula que vendía el correoso dulce
^morado de ajonjolí, y contenido
P^ r mar los pesados huevos espiritua-
les con soletas ú otros bizcochos
finos de los ya expresados.
Cierto es que México había ade-
e
n una aljofaina de calabaza, cam- nsL». lantado mucho, pues contaba ya
biaba su mercancía por clavos y con no pocos establecimientos de-
fierros viejos, razón por la cual los centes en sustitución del primero
niños no dejaban en sus casas cla-
1 •i Vj\ y mezquino que existió en la calle
vos á vida ni llaves en las cerradu- de Tacuba, y á cuya puerta un mu-
ras. chacho anunciaba á grito partido
Buenas palanq uetas de nuez. que allí se servía café con leche y
Aquí hay tamales. m ¿i mollete con mantequilla, y del me-
Aquí hay atole. nos antiguo de Veroli, situado en
a»^ lo que más tarde fué el Café de la
Nilatzio, ó sea alcaucil, que se
cambiaba por palos viejos, lo que
CHBNCHi. BL DB Î.Â.B TENAZAS
Sociedad del Progreso.
inducía á los niños á la destrucción de mue En otros cafés y lecherías como el de Mi-
"les, aún de mediano uso. nería, situado en los bajos del edificio así lia-
206 EL LXBBO DE MIS RECUERDOS.

mado. donde hoy está la imprenta de Fomento, mo que corren los tiempos del adelanto de la
y los denominados (Irán Cafa- de las Escale- química que ha hecho necesario el estableci-
rillas, Café Xacional, Puente de San Fran- miento del Consejo Superior de Salubridad.
cisco, Rejas de Halranera, Maríscala y otros, Las lecherías hallábanse generalmente ins-
tomábase atole de leche, blanco ó ligeramente taladas en grandes accesorias,en lasque había
rosado, con bizcochos ó tamales cernidos y ade- media docena de mesitas cuadradas, negras,
más, por la tarde y noche, arroz con leche, con sus cubiertas pintadas á imitación del mar-
natillas, bien nie-sahe, leche crema, ¡ir ¡calla mol ; un armazón y mostrador en un rincón,
y otros dulces por el estilo. En algunos esta- un quinqué de aceite que pendía del techo, un
blecimientos como el de Balvanera, servíase, escaparate con los platillos de dulce y, á la
al medio día, la refrigerante cuajada. puerta, sobre una mesita de palo blanco, un
Los pobres gran lebrillo lleno de leche ya hervida y á la
se dirigían para que el enfriamiento había creado una gruesa
hacer su desa- nata, que más tarde debía de recogerse para
yuno, á deter- las sabrosas natillas que se expendían por la
minadas esqui- tarde y noche.
nas, en donde Incontable era el número de los estableci-
se expendía, no mientos que con los títulos de Cafés y Leche-
sólo el a t o l e rías se hallaban distribuidos por toda la ciudad,
simple, sino o- pudiendo citar sin referirme á los de mayor
t r o s compues- importancia antes mencionados, los siguien-
tos, tales como tes: Café de Manrique en la calle de este nom-
el de a>ifu, chi- bre, junto al número 5; de las calles de Tacu-
lealole y cham- ba. Cadena. Rejas de Balvanera, la Merced y
purrado ó ato- 1.a de San .luán. El famoso del "Infiernillo,'
le con chocola- se hallaba situado en la calle del Coliseo Vie-
te, y a d e m á s jo, en la casa inmediata á la antigua Sociedad
agua de hojas de El Progreso. La bebida especial y predi-
de naranjo con lecta de los que á dicho establecimiento con-
su copitade aguardiente, té claro y agua teñi- currían erael/o.s/onYo: Café puro que servía
da, con café; mas en cambio gustaban aquellas el mozo á discreción, llenando á la vez vaso y
gentes un sabroso pan blanco que ya quisié- platillo, y para complemento de la bebida dos
ramos los de la época, actual de los hrioch, y ó tres terroncillos de azúcar y una copa de
vKiadali'iias. masas de harina mezcladas con buen catalán que á dicha bebida se mezclaba
azafrán, cuando no con cromato de plomo en para apurarla tranquilamente á sorbos pausa-
vez de lluevo, salvas algunas excepciones, co- dos y alternados con fumadas del cigarrillo.
CUADROS DE COSTUMBRES. 207

3CI
TIPOS ESPECIALES.

E L AGUADOR.

MEDIDA que el día avanzaba íbanse ba el chochocol y unas pequeñas bolsas en que
presentando otros tipos, que, por sus guardfiba los colorines y la afilada navaja, ins-
caracteres especiales, voy á dar á cono- trumento indispensable para las operaciones
^ r separadamente. gatunas. De su cintura pendía un cucharón
E L AGUADOR, tipo original, que casi ha des- de madera, de mango largo, del cual se servía
a
Parecido, poseía las siguientes cualidades: para alcanzar el agua de la fuente!, estando ba-
er
& el amigo de confianza de las cocineras y ja, y llenar el cántaro trasmitiendo el liquido
1&
8 camaristas, el correvedile de los enamora- al chochocol. Echábase éste á la espalda, sos-
o s , el inventor de un sistema especial de con- teniéndolo por medio de una cinta ancha de
tabilidad, el que ejecutaba su destreza quirúr- cuero sujeta en la cabeza, eu tanto quede ésta"
gica en los gatos, el que en tiempos más anti- misma, mediante otracorrea de cuero, sus pen
guos enterraba á los muertos y en las proce- día por delante el cántaro lleno igualmente, con
siones de la Semana Santa cargaba á los San- el que contrabalanceando el peso del volumi-
tos. noso chochocol, lograba poner su cuerpo en
Desde la seis de la ma- equilibrio.
fl
ana daba principio á sus Unas veces con paso tardo y trabajoso y
'aenas dirigiéndose á una otras con cierta ligereza proporcional á las
*uente, no sin echarse al co- fuerzas individuales y al peso de la carga, se
le
to, de pasadita, una copa dirigía á una de tantas casas en que prestaba
fle
mezcal ó chinguirito en sus servicios, pudiendo decirse, de planta.
al
guna vinatería para hacer Durante el tránsito, los muchachos que
*« mañana ó para » _ iban á la escuela lo detenían para mitigar su
ohrigarse el esto- ^Mfr y sed á boca de cántaro, y sólo los gatos, \x>r su
*yo. De pie al ^^Á admirable instinto, huían de él espeluznándo-
^rde de la t í p i c a KL AGI
KI. AGITADOR V SU VICTIMA. se para esconderse en los más recónditos luga-
'uente del Salto del Agua ó de la tradicional res de las casas.
de Al subir la escalera de una habitación, la
la plaza de Santo Domingo, ó bien al de
cualquiera otra de las situadas en distintos primera que salía al encuentro era la cocinera
'égares de la ciudad, llenaba de agua su esfé- que entablaba con él el siguiente diálogo:
rico chochocol, cuyo asiento, en forma de rode- ¡Alíjame Dios! ñor Trenidá, qué tarde ha
e e venido; por poco me deja hoy sin guisar. De
ncajaba en una de las aberturas circulares
P'acticadas en la superficie superior del bro- altiro se pela Usté maestro, (abusa listed de-
cal de piedra, de la fuente. masiado ).
El aguador vestía camisa y calzón de man- —Qué quiere, ña Pascuala, si no había
"*' calzoneras de gamuza ó pana, mandil de agua en la pila de Zuleta y he tenido que ir
Cuero que pendía de una especie de valona de hasta el Salto del Agua.
a —A mí no me engaña Usté, ñor Trenidá,
misma materia, de la que era igualmente el
casquete que cubría la cabeza, y el cinturón el chinguirito (aguardiente.) es lagua que iría
^Ue sostenía por detrás el rodete en que apoya- á buscar en la vinatería de la esquina.
208 EL LIBRO DE MIS BECUEKDOS.

—A qué mala es usté, ña Pascuala, mire —Puesto que ese señorito viene con bue-
que ni siquiera lo he prebado. nos fines, qué le hemos de hacer, deque la carta-
Bueno, bueno, hombre: vacíe su cántaro Estos eran los preliminares de una activa
en la tinaja y eche layua del chochocol en el correspondencia amorosa, que allanaba muchas
barril, y ya sabe que después, h a d e echar ba- veces el camino á la Vicaría.
ño á la Señora, cuidando de llenar bien la ti- El tercer diálogo era sostenido entre la ama
na y la calentadera para que ésta no se desol- de la. casa y el mismo aguador, de esta manera:
dé, como sucedió el otro día. Buenos días, maestro.
El aguador vertía el agua del cántaro en la - M u y buenos días tenga su Mercè.
tinaja, como se le había prevenido, y haciendo Lo he mandado llamar para que me com-
girar con maestría el chochocol hacia adelan- ponga al gato, ese demonio de animal que no
te, le quitaba la tapa de cuero y dejaba caer nos deja dormir en las noches, por sus pleitos
sobre el barril una sonora y espumosa cascada. en la azotehuela con los gatos de las casas ve-
Hay que advertirte, caro lector, que el agua- cinas.
dor suf ría pacientemente las impertinencias de - Muy bien, niña.
la cocinera por el interés de los tacos que aqué- Tan pronto como se daba la orden, el agua-
lla solía darle, consistentes en tortillas de maíz, dor procedía á dar cumplimiento á lo ordena-
que servían de emboltura al escamocho de do, no sin protesta de la criada que aseguraba
arroz, frijoles y, á veces, de carne. como buena observadora que había sido, qu e
Otras veces el diálogo era sostenido con la el gato aquél trocaría sus inclinaciones beli-
camarista, en estos términos: cosas por otras que de pacíficas pecaran, en-
Hágame tregándose á la molicie como todos los gatos,
una valedura en igualdad de circunstancias : comer bien, dor-
( un favor) ña mir mejor y engordar á reventar, dejando en
Tomasa: entre- paz á los ratones de la casa, aunque por los
gúele esta carta vigotes le pasaran.
á la niña Ma-
Mucho cuento era aquel y afán ingrato:
nuelita.
Cambiar de condición al pobre gato.
—¿ Por quién
me ha tomado Terminada la faena del cirujano recibido
usted hombre? en el Salto del Agua, poníase en libertad al
Mire que si se lo cuitado y descompuesto animal y, entonces,
digo á la Seño- era de ver la precipitada
ra, pierde usted fuga que emprendía éste
su colocación. por los corredores de la ca-
sa, en busca de un refugio
LA RECAMARERA.
—No sea po-
lejano, que al fin hallaba
linaria (desde-
entre las plantas trepado-
ñosa) ña Tomasita; mire que este negocio nos
ras de la azotehuela, cerca
puede producir algunos rudes y á más quel
de aquellos techos inclina-
Siñor no quiere á la niña pa cosa mala.
dos que la causa fueron de
—• Con todo y eso, Don Trenidá, á mí no
su desdicha, la que, al fin*
me gusta andar en esos gatuperios, y advierta
podía llorar á solas en su
que si la señora nos come el trujo (nos
escondrijo, prometiendo á
descubre).
la vez, no reincidir en sus
Me ha dicho el Señorito, que si se casa
nocturnas correrías. Todos en la casa queda-
con la niña Manuelita, no hemos de arrepen-
ban complacidos por el despropósito gatuno y
timos del servicio que nos pide, porque á más
solamente el pobre animal, desde su escondi-
de recompensarnos bien por que es muy dadi-
te exclamaba:
voso, usted ha de ser, ama de llaves de su ca-
sa y yo su camarista, con que otwí, ándele (de- Dolido de mis yerros y pecados,
cídase) ña Tomasita. Prometo no volver á los tejados.
CUADROS DE COSTUMBRES. 209

La liquidación de cuentas con el aguador, causa de lo cual continuaba la pelea con solo
e
ra otro asunto de no menos curiosidad. los correajes, de los que pendían algunos ties-
—¿Cuánto le debo á usted, maestro? pre- tos. Con la cabeza rota, el cuerpo magullado y
guntaba la señora de la casa al aguador. chorreando sangre, era al fin conducido á la Di-
Pos quén sabe, niña, respondía éste. putación por los padres del agua fría, que tal
—A ver, Tomasa, trae la boti ta de cuero de era el nombre que se daba entonces á los gen-
'oscolorines,—en la cual, aveces, solían desli- darmes.
garse éstos en mayor número que los viajes del El chochocol que, como el cántaro, era de
aguador. barro, constituía la prenda más querida del
Procedíase a la liquidación de esta mane- aguador, tanto que, si por una desgracia se le
ja: La señora ponía todos los colorines sobre rompía, acudía al medio de remendarlo, unien-
la do los pedazos con pita, que hacía pasar por
mesa en montoncitos de á tres, los que su-
mados constituían otros tantos medios reales. los pequeños agujeros que practicaba en los
Así, pues, si aquéllos eran 39 y dos colorines, mismos tiestos con una lezna, y luego cubría
a las puntadas con zulaque.
aflora pagaba al aguador dos pesos y tres
y meclio reales, quedando reservados los dos Venturosos días eran para el aguador, aque-
e
°l crines restantes para nueva cuenta. llos en que se vestía de nazareno y en que ce-
Casi nunca terminaba esa liquidación, sin lebraba el triunfo de la Santa Cruz. Para lo
Que la señora dejase de hacer alguna observa- primero no economizaba gasto alguno, aun
ci cuando tuviese que echar sus viajes por mu-
°n, como ésta:
~~^ álgame Dios, maestro, qué cara ha sa- chas días, sin recibir remuneración, en virtud
nio el agua esta semana. de las deudas contraídas, y para lo segundo
—Pues ya ve la niña, por los colorines, ] os bastábanle algunas economías,' á fin de enflo-
rinje* que he echado. rar la fuente, adornar la Santa Cruz, y echar
Pero si en esta semana no ha habido más al aire una gruesa de cohetes tronadores.
Que un baño, ni se ha fregado la escalera, y las Muy aficionado era el aguador al fandango
bacetas están muertas de sed. y asi podrías verlo, lector amigo, bailando un
—Pues quén sabe en qué estará, niña. zapateado en canoa que surcaba el canal du-
Y con esto terminaba la observación. rante los paseos de Santa Anita, como dando
Algunas veces, la señora hacía llamar al muestras de su destreza con el alegre jarabe en
a
guador para que le proporcionase una coci- algún cuartucho de humilde habitación.
e r a , una criada, una camarista ó un portero,
Pues ninguno como él era tan apto para des-
empeñar e i c a r g 0 t p 0 r ] a familiaridad con que
'ataba á todos los sirvientes habidos y por
«aber.
En mis artículos relativos al día de Muer-
tos y Semana Santa, te doy á conocer, amigo
^ctor, el importante papel que desempeñaba
e
* tipo que te describo, como trinitario en los
atierros, y como nazareno en las procesiones
<ie Semana Santa.
i ">r regla general, el aguador no se veía
^UipHcado en los robos y asaltos de las casas, EL JARABE.
y> por el contrario, tal era la confianza que ins-
piraba siempre á sus amos, que éstos ponían Al compás de la festiva y bulliciosa músi-
» su cuidado los objetos que, durante la mu- ca del jarabe, unos bailadores taconeaban de
^ n z a , transladaban los mozos de cordel. Era recio en la madera del pavimento, y otros, por
Pendenciero, y en sus contiendas con sus com- falta de zapatos, hacían gala de la potencia de
pañeros, daba y recibía golpes con el cántaro, sus desnudos talones ; pero todos movían con
Que se estrellaba á veces en sus espaldas, á agilidad sus piernas, las trenzaban, para alter-
27
210 E L L I B R O DE MIS RECUERDOS.

nar el rápido movimiento de cada pió; adelan- Que al árbol lo van á ver
tándose unas veces y retrocediendo otras; ya Solo cuando tiene tunas;
Solo cuando tiene tunas,
poniéndose en actitud erguida, con las manos Menos ni se acuerdan del.
hacía atrás; ya inclinando el cuerpo hacía
adelante, dejando caer con desaliento los bra- Amar con pena y resabio
Es el mayor sacrificio;
zos, y al terminar los músicos el estribillo Vale más tonto y no sabio
que sigue: Que amante, pero sin juicio,
Si piensas que te quería, Para no sentir agravio
Era por entretenerte; Ni agradecer beneficio.
Que el amor que te tenía Buscando donde acostara,e
Ya se lo llevó la muerte. Se me apagó la linterna.
mudaban de posición las parejas para repetir La fortuna que encontré
La cama de mi morena.
el jarabe al son de la nueva música como la del
Palomo, el Butaquito, la Petenera, el Artillero, ¡Ay, que Severiana!
el Café, el Durazno, el Sombrero Ancho y otras ¡Qué ojitos tan bellos!
canciones muy en boga en aquellos tiempos y Quisiera tener
Un retrato de ellos.
que te daré á conocer, amable lector, en el cur-
so de la obra. Con mi Severiana
JARABt
Tengo una porfía:
Si será melón ó será sandía
Si será de noche ó será de día.

JARABE MORELIANO

Ya no quiero, no quiero
La sombra de tu cariño,
Lo que quiero es contestarte
Para darte tu destino.
El ritmo del Jarabe cambiaba con soneci-
• ra. pût fn-trente-ner ïe, a.mor one
I , U.C
U.C.
tos como los siguientes:

/s A-_ Jra se la //f __ va ¿a nixwr- te All,


CL PALOMOXK
El estribillo variaba cada vez que cambia-
ban su pedición los bailadores, á tiempo (pie
moderaban el movimiento, como para, dar tre-
<¿I tfi rt, /a ven t*-nn 7*.-¿o -nufn our /mrej ah, irn-i**'
gua al zapateado. Las principales estrofas
eran:
Si dudas de mi constancia di ta fn /a ven
m^m^m^mm
t»•9 na a oitar .¿fon aotè \r.*t'»n& »"P*
Por que, á veces, yo no te hablo,
Con la lengua de mis ojos
Hablo más, cuanto más cayo. jo m» i/u* itt- ti-nt... ytt* 'tip fr/»i n* /*, „ta /,«*-,#« a f*'a

Cuatro palomitas blancas


Que vienen de por allá,
ayttnt ttancfo rrrtp* /o '**o our n\e irai ..pf-*
Unas á las otras dicen :
No hay amor como el de acá.
JARABE TAPATÍO. té'»* an ¿« rrtf ua -/#« fr*. /< *?%t ta 7a lo

Estándome yo meciendo Una paloma al volar


Se me reventó la reata, Su dorado pico abría,
La fortuna que fui á dar Todos dicen que me hablaba,
En los brazos de mi chata. Pero yo no la entendía ;
Sólo que no la olvidara
Ingratas, crueles fortunas Entendí que me decía :
He llegado á comprender Palomita y Palomo.
CUADROS DE COSTUMBRES. 211

Eres Palomita indiana Guajito. á mí sí,


l'el palomar de Cupido, Métete, métete, por aquí ;
achate á volar, si sabes, Guajito, á mí ya.
Y vente al campo conmigo Métete, mótete por acá.
Palomita, Palomo.
Eres mi paloma blanca,
Y yo tu pichón azul. St-ño-ia su /je-n fin tú Mt 4)ttir re lle-tat mf

Arrima acá tu piquito


Y haremos: cu-rru-cii-rú.
Palomita, Palomo.
En las torres de Morelia
Anda un gavilán penando. Señora, su periquito
Palomita, no te asustes Me quiere llevar al río,
Pichones anda buscando Y yo le digo que no
Para darles de cenar Por que me muero de frío,
A quienes andan paseando. Pica, pica, pica perico,
a auAjiTo
Pica, pica, pica la rosa.
Quisiera ser periquito
¡P^^ÎTL
(*i/flyi .¿o- a
¥feÉÉ
jjjji fttt>_ ine-cfro fiir /rata ya le oas-fe—Giii* -jt Para volar en el aire,
Y allí decirte secretos
" "W tío
m=rmm&
ya no te cam-pro ttt chi-i'%a-rron
Sin que los oyera nadie,
Pica, pica, etc.

FUENTES PUBLICAS.

~S-»-I~

Continuación del articulo "El Aguador."

l'ara durfinal artículo concerniente al Aguador, conviene dar una idea de los acueductos que han sido
K destruidos y de las fuentes públicas, muchas de las cuales ya no existen.

¿i/OS eran los acueductos que surtían á la Caja del agua se retiró del Puente de la Ma-
Capital: el que daba, principio al Occi- ríscala á la bocacalle del Puente de Alvarado,
dente de Cruvpultepee, recorría la calza- de, ésta á laesqnina de la avenida de Buenavis-
da de la Verónica y dabafinen la Maríscala: ta, después á la de San Cosme, y por último á
*wé comenzado por el Marqués de Moldes Cla- la Garita de la Tlaxpana, desapareciendo con
ros (1(503 álr>()7) y terminado por el de Uua- este tramo la fuente del mismo nombre, do es-
dah-dzur, (1620). Tenía más de 900 arcos de tilo churrigueresco.
Manipostería y ladrillo, de 5»- de altura, <>'"7 de El otro acueducto tenía su origen cerca de
aro. Sucesivamente fueron destruidos por Chapultepec; recorría la calzada de Belem é
rajaos, dándose principio á los trabajos en iba á terminar en la típica fuente del Salto del
°^- Por la destrucción del primer tramo la A ¡/na: Fué concluido en 1779 en tiempo del
212 EL LIBRO DE MIS RECüERDuS.

Virrey Don Antonio María de Bucareli. La De las tres fuentes que había en el Paseo
extensión era de 3 k ÍK)8 y contaba 904 arcos. de Bucareli la del centro llamada de Guerrero,
También este Acueducto fué destruido por estrenada en 1829, era la notable pues no ca-
tramos quedando en pit? la hermosa fuente del recía de mérito artístico; fué destruida para
"Salto del Agua," y destruida la que se halla- levantar en su lugar el monumento á la mciuo-

FUENTE DEL SALTO DEL AQUA Y ACUEDUCTO DE


CHAPULTEPEC.
CAJA DE AGUA EN LA CALLÉ DE LA MARÍSCALA Y PRINCIPIO
DE LA DE SANTA ISABEL.
ria del Sr. Juárez. La fuente era de grandes
ba cerca de Chapultepec y de la calzada de dimensiones en cuyo centro se levantaba un
Tacubaya. templete circular con cuatro pórticos, corres-
Otra de las típicas fuentes de la Capital, pondientes á los cuatro vientos, y separados
propia de las construcciones antiguas, era la por columnas gemelas de orden jónico, las que
que se levantaba en la plaza de Sento Domin- sostenían el entablamento dórico. De ésta
go, frente al portal del mismo nombre. Era de
forma circular con un tosco pilón en el centro
que vertía el agua por cuatro caualillas y se
hallaba coronado por una. águila parada en un

FUENTE DE LA TLAXPANA. FUENTE DE CHAPULTEPEC.

nopal, en actitud de emprender el vuelo. Es- arrancaba una construcción piramidal sobre 1»
ta circunstancia dio origen á la creencia vul- que descansaba la estatua alusiva a l a lude-
gar de que dicha fuente señalaba el lugar de la pendencia. Sobre dicho entablamento, en la*
tradición azteca que por resultado dio la de fun- partes correspondiendo^ los pórticos, so velan
dación de la famosa Tenochtitlan. cuatro|estatuas recostadas, apoyando, iaa ca;
CUADROS DE COSTUMBRES. 213

bezas en la cornisa, y en los ángulos cuatro tri- nían el cornisamento; en cuyos ángulos, res-
tones que vertían el agua por las bocas, en tan- pectivamente, se hallaban cuatro leones que
to que ocho macetones de piedra, distribuidos arrojaban agua por la boca y, jjor último, un,
^métricamente en el vaso circular de la fuen- pedestal circular y sobre éste la estatua de la
te» arrojaban el agua, en pabellón, por sus bo- libertad, coronaban el monumento.
as Hoy la fuente principal de la Alameda eS
de coronamiento.

FUENTE DE SANTO DOMINGO.

Las otras dos fuentes del Paseo de Buca- ANTIGUA GLORIETA CINTRAI. DE LA ALAMEDA.
*j61i no eran de importancia: una fué destrui-
da para colocar en su lugar la hermosa esta- de fierro colado y de muy distinto aspecto.
tua de Carlos IV, y otra próxima á la antigua La fuente de Zuleta en la calle de este nom-
garita de Belem derribada para despejar la ca- bre se hallaba embutida, con su techo aboveda-
" e que sustituyó á dicho paseo. do y el brocal recto en dirección del muro que
pertenecía al antiguo convento de San Fran-

FUENTE DE BUCARELI. GLORIETA CENTRAL DE LA ALAMEDA (ESTADO ACTUAL).

La fuente de la Alameda, se componía : del cisco, en la acera de dicha calle que mira al
rocal recortado y estípite de manipostería, Sur, y próxima á la esquina de San Juan de
v pilastra á manera de pirámide invertida) con Letrán. Todavía se advierten las pilastras y el
wados de escamas alternadas en las cuatro arco de cantería que sostenían la bóveda.
^ces curvas, limitadas en los ángulos por mol- La de la plaza del Colegio de Ñiflas, tenía su
erás y terminadas en modillones, que soste- brocal rectangular y saliente ante el muro de
214 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

la casa que fué reemplazada por el edificio del Colegio de Niñas, estaban distribuidas en mu-
Banco Hipotecario. chas calles, como San José de Gracia, San
La de Corpus Cristi era circular y se halla- Miguel, Cervatana, Real de Santa Ana y Nue-
ba en medio de la avenida frente al templo de vo México.
aquel nombre, (véase el grabado del artículo Semejantes á la de Corpus Cristi eran las
"Capuchinas de Corpus Cristi.") de Regina, San Fernando, San Sebastián, etc.,
Otras fuentes semejantes á las de Zuleta y etc., todas las que sumaban 61.

GLORIETA Y FUENTE DE LA ALAMEDA.

EL B A R B E R O .

-t-o-í-

fOS barberos han sido en todos tiempos fru- llaba suspendido un quinqué de aceite, en e '
ta abundantísima, y los ha habido de dos punto en que se cruzaban dos largas cintas de
clases, unos que hacían la raspa por me- lienzo que seguían las diagonales de la pieza*
dio del acerado filo de la navaja y otros que á fin de que en ellas y no en otra parte, hicie-
la ejecutaban con el oportuno y buen mane- sen las moscas sus gracias consabidas. En l» 8
jo de la lengua ó de la pluma; mas antes de paredes, media docena de cuadros dorados con
presentarte, amable lector, un tipo de los de la estampas iluminadas que representaban los
primera especie, conviene que conozcas, una principales episodios de la vida de Santa Ge-
Barbería. Era ésta comunmente una accesoria noveva, deMazzeppa ó de Gil Blas, alternaba»
grande de planta cuadrada, con el lujo de te- con la efigie de algún Santo y con varios obje-
ner su cielo raso pintado, en cuyo centro se ha- tos de diversas formas y usos diferentes, tales
CUADROS DE COSTUMBRES. 215
r
an: una guitarra, un estuche de cuero negro pe. Generalmente estos establecimientos sólo
Pendiente de largas correas, con media doce- tenían por muestra una tablita que pendía de
na de navajas, la bacía de metal, pieza tan in- un gancho, y en la cual solamente se hallaba
18
pensable como la del estuche para el barbe- escrita esta palabra: "Barbería."
ro
' P u e s con ella salía particularmente las raa- Los demás establecimientos eran otra co-
anas
de los domingos, para desempeñar su sa, según has podido observar, amable lector,
°ncio en algunas casas particulares, y por úl- por lo que te he manifestado al principio, y asi
lm
o , <Jos 0 m ¿ g egpejog montados sobre sus sólo añadiré que eran conocidos por los títulos
espectivas consolas, en cuyas cubiertas de pa- que tenían sobre sus puertas, y eran de este
0
blanco pintado á imitación del mármol, se estilo: "Barbería del Buen Tono."—"Fulano
lan uno ó dos frascos de aceite de macasar, de tal, Profesor en Flebotomía" y así los de-
wtes con pomada de toronjil que trascendía á más.
ar
gas distancias, cepillos y cañas de rizar el
Pelo, de mucho uso en la época. No faltaba el # *
raserillo con lumbre en el rincón cercano á la Tan aptos eran los barberos para poner y
Puerta ni, en el umbral, un gallo giro amarrado curar los cáusticos y aplicar sanguijuelas y san-
de
una pata, junto al mollejón. Como el barbe- grías, como para dejar mondas las cabezas, ri-
o era en esos felices tiempos el colega, ó más zar la cabellera, afeitar con suavidad de navaja
len
dicho, el cómplice de los doctores sángre- y convertir en castaño ó negro el pelo blan-
os y dentistas, razón por la cual se aplicaba co, para lo que sabían también confeccionar
el
Pomposo título de flebotomiano, tampoco fal- tinturas ad hoc; tan buenos eran para entonar
'fban en las susodichas consolas, tenazas para cancioncillas nacionales y tocar en la vihuela
esdentar al prójimo y algunas ventosas de vi- un jarabe pespunteado, la Pasaditaú otros sone-
^ o . y en el umbral de la puerta, un gran le- citos del país, cuando su oficio les permitía un
"Ho con agua, en la que se veía mover la ma- descanso, como formar parte de las músicas de
s'1 compacta, informe y negruzca de las san- cuerda para bailes. Unas veces sus canciones
guijuelas. eran festivas, como la que sigue:
« a b i a barberías desde las más humildes en
A mí me picó un mosquito,
que se trasquilaba al indio, por cuartilla, has- Más abajo de la ceja;
a
las de más categoría en que se rasuraba y No siento tanto el piquete,
cortaba el pelo por dos reales, según rezaban Como la roncha que deja.
ft
s muestras. Las primeras hallábanse situadas
Principalmente en la plaza del Volador y en Alternaba esta tonadilla con otras alegres
ot
ras como la del Baratillo, siendo fácil distin- canciones que estaban en voga, como
guirlas á la simple mirada, por su suelo réga- ÍL BUT ACUITO,
le* de mechones negros como el azabache, y , e¡^ibSir/ñ,

°s paredes entapizadas con malas estampas


itográficas y con anuncios de corridas de to-
ros y de maromas, y en medio de todo eso, sen-
tado muy tieso en su silla un indio, con una
8
ucia toalla echada al cuello, frente de una
niesa con espejillo de mala muerte, y de pie,
Junto al indio, el barbero que metía sus gran-
des tijeras, por acá y por acullá, sin ton ni son,
Por la enredada guedeja de aquél su cliente.
utras veces era un hombre del bajo pueblo, el
Que se entregaba á discreción en manos del
"garó de nueva especie, quien introducía el ' Arrima tu butaquito, cielito lindo,
Pulgar de su mano izquierda en la boca de Siéntate en frente;
^ u e l individuo para levantarle el carrillo á Ya que tú no me quieres, cielito lindo,
fi
n de que la tirantez de éste, facilitase el ra- Yo quiero verte.
¡Cuántas veces me engañaste
216 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

Con tu negra falsedad! La voy á ver,


Y me dices que me quieres, La voy á hablar
; Ay, ay, ay! si será verdad; Para un asunto
Ja, ja, ja, qué risa me da. Particular,
Aqueje lunar que tienes, chatita mía, La he de decir
La he de jurar
Junto á la boca Que hasta la muerte
¡Ay! no se lo des á nadie, chatita mía. Yo la he de limar.
Que á mí me toca.
Cuantas veces yo medito Si abandonaba el género festivo adoptaba
En tu negra falsedad. el sentimental ó romántico, como era el de la
Me dan ganas de morirme,
¡ Ay, ay, ay, si será verdad ; canción de La Vida.
Ja, ja, ja, qué risa me da. ¡Y esta es la vida! ¿y al mirar el féretro
Tienes unos ojillos, bien de mi vida. Cobarde tiembla el misero mortal,
Y unas pestañas, Cuando la tumba es el asilo único
Y una embustera boca, cielito mío, Donde se encuentra verdadera paz?
Con que me engañas,
Y por eso puaudo pienso
En tu negra, falsedad, Luego, el entusiasmo imperaba sobre el
Me dan ganas de olvidarte sentimentalismo, y cediendo nuestro vate Fer-
¡Ay, ay, ay! si será verdad; nando Calderón el campo á Espronceda, el
Ja, ja, ja, qué risa me da. barbero entonaba la canción del pirata.
-u.tf.ft Mllrgrttfo __

3^^H^
"Emtímmsmá
^m •fipfífpg mM^rl^Üft,
Me he de comer un durazno,
Desde la raíz hasta el hueso.
No le hace que sea trigueña,
Será mi gusto y por eso,
¡Ay! dile que si,
Dile qué cuándo se baña.
Que eso de querer á dos. Con diez cañones por banda,
No se me quita la, maña. Viento en popa á toda vela.
Mira qué hermoso durazno. No surca el mar, sino vuela
Pero no lo has de comer. Un velero bergantín :
Porque no se hizo la miel Bajel pirata que llaman
Para la boca del asno, Por su bravura El Temido,
¡ Ay ! dile que sí, En todo el mar conocido
Dile que no tenga susto. Del uno al otro confín.
Que eso de querer á dos Que es mi barco mi tesoro,
Es para mí, puro gusto. Que es mi Dios la libertad;
AltefrrHo Mi ley, la fuerza y el viento,
Mi única patria, la mar.

!0^>ï$^mk^m0k El barbero ejercía su oficio no solamente


en el establecimiento, cuya patente número
£gf% tul, se hallaba registrada en los libros del
Ayuntamiento, sino también en determinadas
Vamos á tomar café, casas, á las que era llamado.
Chatita, no seas ingrato,
Que lo tomarás con leche Por eso lo verías, mi buen lector, caminan-
Y cucharita de plata. do á paso veloz por esas calles, con su soffl-
CUADEOS DE COSTUMBRES. 217

brero de alta es todo lo que ha llegado á mi conocimiento.


copa, chaque- El barbero (después de asentar la navaja
ta y pantalón en una cinta de cuero, pendiente de la manija
de casimir, con de un picaporte, y de dar principio á la ope-
la bolsa de cue- ración de afeitar).—Pues entonces, señor, no
ro de las nava- sabe usted lo mejor: la picudez de Cuellotes.
jas pendiente El cliente (hablando pausadamente por te-
de una correa mor de una cortada).—No llame usted así al
t e r c i a d a al Gobernador Don Miguel María Azcárate, hom-
hombro, y toa- bre por mil títulos respetable.
lla d o b l a d a . El barbero (sacudiendo la mano llena de
Introducíase copos de jabón).—Pues así le dicen todos por
en los domici- la exageración de sus cuellos, tan blancos siem-
lios como Pe- pre que á media legua se le miran.- Pues como
dro por su ca- iba diciendo, luego que el Gobernador recibió
sa, pues cual- aquella orden, cuya ejecución ofrecía diflcul.
EL BARBERO.
q u i e r.a que tades por haberse declarado los ediles en sesión
friese el fin que á ellos le llevara, era esperado permanente, se fué á ver al Sr. Ramírez, quien
°°n impaciencia. le previno .que inmediatamente procediese á
Imposible érale al barbero permanecer ca- disolver el Ayuntamiento, apelando para ello
llado cuando se hallaba ejerciendo sus funcio- á la fuerza armada, si necesario fuese.
nes, durante las cuales refería al cliente algu- El cliente (levantando instintivamente la
nos chismes de vecindad, ó le daba noticia de cabeza á riesgo de recibir una cortada).—
sensación. He aquí el diálogo que se entabla- ¡Qué cosas me cuenta usted, maestro!
os y que da una cabal idea del carácter del in- El barbero (acabando de descañonar la
dividuo que describo: barba). Como usted lo oye, señor. El Gober-
El cítenle ( sentado ya y entretanto se le nador salió de Palacio meditando en el cami-
echaba al cuerpo un peinador).—¿ Qué noticias no un plan que le permitiese dar, sin violen-
corren por ahí, maestro? cia alguna, exacto cumplimiento á las dispo-
El barbero (dando con la mano á la barba siciones del Gobierno. Aquí va lo bueno, con-
e 8tl
cliente una soberana jabonada, que ape- tinuó diciendo el fígaro. El señor Gobernador
n 8
f le dejaba libres ojos y narices). Pues la llegó á la Diputación, entró en la sala en que
disolución del Ayuntamiento. se hallaban reunidos los munícipes resistiendo
El cliente—-¿ Cómo así hombre ? Yo tan so- el mandato del Ministro Ramírez, y les dijo:
to sabía que á causa del desfalco del Inspector —Con sentimiento, señores, manifiesto á
de Carnes, que excede de 11,000 pesos, y del ustedes que traigo órdenes terminantes y ex-
desprestigio de la Corporación por los cotinua- presas para no dejar salir de esta sala á nin-
dos ataques de la Prensa, el Gobierno, por guno de ustedes.
conducto del Ministro de Relaciones Don Jo- —¡Cómo es eso! dijo un edil en el colmo
sé Fernando Ramírez, pasó al Gobernador del de la indignación. Tomen, señores sus som-
-LHstrito una tremenda nota, restringiendo las breros, y veamos quién es el guapo que pueda
ta
cultades de las comisiones y haciendo á la impedirnos la salida. Y diciendo y haciendo,
misma Corporación varios cargos; y que ésta, todos tomaron el portante, camino de sus ca-
ofendida, dio al Ministro una contestación en sas. Los munícipes salieron y el Gobernador
orminos que fueron calificados de irrespetuo- tranquilamente echó la llave al Salón de Ca-
808
y resistentes á las órdenes consignadas en bildos.
la
expresada nota de 28 de Julio, lo que dio El cliente, no pudiendo contener la risa á
motivo á la orden de suspensión inmediata de causa de la cual la navaja del barbero le infi-
aquel Cuerpo, dándose al Gobernador el en- rió un rasguño en la cara, que no fué adverti-
cargo de atender á la dirección de los ramos do sino hasta que dejó asomar algunas gotitas
'Municipales é inspeccionar sus fondos. Esto de sangre, dijo:
28
âi8 EL LIBKO DE MIS RECUERDOS.

— ¡ Cosas son estas muy propias del ca- pués el nombramiento de la Corporación Mu-
rácter, ingenio y mundo del señor Goberna- nicipal que funcionó el año anterior, para que
dor ! substituyera á la que había sido disuelta y re-
El desenlace de esta historia, que se desa- cibido el golpe de gracia del íntegro Goberna-
rrolló en los meses de Julio y Agosto de 1852, dor Don José Miguel Azcárate.
fué, primero, la presentación al Ministro Ra- Con esto doy fin al artículo relativo á los
mírez de la llave que se había echado, y des- barberos.

4?mm>&

EL CRISTALERO Y EL MERCERO.

-S-O-l-

' f é | L CRISTALERO. Este era un tipo original trario en obedecimiento del centro de grave-
"^p¡ que sacaba provecho de su industria dad, para lo que le daban eficaz ayuda dos
cambiando por ropa usada los objetos de ó tres vasijas, cuyo verdadero nombre por de-
su comercio, consistentes en una docena de coro no digo, que sustentaba con la mano que
platos, una ó dos fuentes, ^ el cesto le dejaba libre. Lle-
media docena de pozuelos vaba, además, al hombro al-
de, filete dorado, algunos ter- gunas piezas de ropa y»
nitos, nombre impropio da- cambiadas y sobre su som-
do al conjunto de dos'obje- brero de fieltro ó palma un
tos, como eran un plato y su sombrero alto de pelo, adqui
taza, la (pie tenia estampa- rido también por cambio.
do con letras doradas uno Parábase en las puertas
de estos nombres: ¡'epiia, de las casas ó entraba en
Lupe, Chole, Concluí, etc., los patios de ellas y anun-
ó bien frases por este esti- ciaba su presencia gritando:
lo: no we oír ¡des, cariño Cristal y loza fina que
eterno, «mor mío ó dueño cambiar.
amado, y revueltos con to- En unas casas nadie se
dos estos objetos de porce- fijaba en él, continuaba su
lana otros de cristal como camino, mas en otras ha-
botellones, vasos de anteo- cíanle subir la escalera pa-
jo, por tener su fondo en ra llevar á efecto el uso in-
forma de lente que hacía teresante de la permuta.
disminuir la imagen do los Entonces era digno de escu-
objetos que al través de ella char el típico diálogo enta-
se miraban, algunos sale- blado entre la ama de la ca-
EL CRISTALERO
ros y vinagreras. Todo es- sa y el cristalero.
to se hallaba contenido en una canasta, en Ella.—Vamos á ver, maestro (has de sa-
cuya asa metía el brazo el cristalero para sos- ber, lector querido, que todos eran maestros,
tenerla y caminar con ella por las calles de cualquiera que fuese el ejercicio) qué cosas bue-
la ciudad, con el cuerpo inclinado al lado con- nas me trae.
CUADROS DE COSTUMBEES. 219

El-—Vea la señorita estos vasos con anteo- en este interesante diálogo, ponderando ella
jo, de cristal de roca, muy finos; y diciendo es- las excelencias de las prendas viejas que ofre-
to daba un capirotazo al vaso que sostenían en cía, y exagerando él los defectos de las que re-
la palma de la mano izquierda. chazaba, tratando de engañarse uno al otro,
Ella.—¿Cuánto quiere por la media do- pera obtener mayores ventajas. Al fin se des-
cena? pedía el cristalero dejando en cambio de las
El.—Pos déme seis pesos por los seis va- botas, de los pantalones y del sombrero, un par
sos. de vasos.
Ella.—¡A Dios! ni que fueran de plata.
El.—¿Pos cuánto quere dar? *
Ella.—Le daré dos pesos y eso porque no
diga. \ *
El.- Válgame la Virgen Madre! pos qué
me los he jay ado tirados?
Ella.—No, hombre, pero están muy caros. E L MERCERO.--Era un tipo muy semejan-
El.—Vaya, ¿cuánto quere darme su mercé te al anterior, con la diferencia de (pie éste no
e
n Dios y en concencia? permutaba, sino que vendía sus mercancías.
Ella.—Hombre, yo no doy más de los dos En la canasta que llevaba al brazo hallábase
Pesos. contenida toda una mercería. Agujas, alfile-
El.—Pos á ver, no tiene alguna ropita que res, dedales, de- i
feriar? vanadores, tije-
Ella.—Mucho le he juntado, maestro, y voy ras, carretes y
* traerlo, y diciendo esto dejaba solo al cris- bolitas de hilo,
talero. horquillas, pren-
A- poco regresaba la señora muy cargada dedores, aretes,
ue
ropa y acompañada de una criada que traía Lavalles y Cate-
nn sombrero alto de pelo y unas botas de me- cismos de Kipal-
'Uo uso que no se ponía ya el señor porque le da, de ediciones
estimaban los pies. económicas, ver-
Ella.—Vamos, hombre, aquí le traigo muy sos y ejemplares
"nena ropa, casi nueva. Mire esta bata de se- por Inclán y Six-
ñ
°ra ¿qué le dice? to Casillas, jue-
El.—Ay señorita! si está rompida. gos de la Oca y
Ella.—¡ A Dios ! por un rasgoncito que tiene. del Sitio de Sebastopol, juguetes para los niños
Cualquiera le da á usted dos pesos por ella. y otras zarandajas; en tanto que su mano iz-
EL-—Pos mire, señorita, siempre no. quierda sostenía una vara de medir y un bas-
Ella.—Vamos, y esta casaca de militar? toncillo de madera del que, pendían, en varios
El-—¿ Quén quere que me dé por ese repe- dobleces, embutidos y puntas tejidas para ena-
lo ni nn peso, ahora que los melitares de su guas. De algunas casas salía como había en-
alteza se la echan de lao con sus relumbro- trado, sin vender nada, pero en otras solía hacer
nes? No ve, señorita, que ese quandambur su agosto, cuando la gente estaba de humor
Parece jumaño de puritito viejo? para comprarle. La señora de la casa adquiría
Ella.—¿Y para qué es la bencina, hombre, algunas varas de embutidos para unas nuevas
81
no para volver lo viejo nuevo? fundas de almohadas; las niñas se proveían
til.—Ni an ansina, señorita. de alfileres, horquillas y carretes de hilo y el
Ella.—Vaya, ¿qué me da por estos panta- niño, de un monillo que subía y bajaba por
lones y estas botas? una varilla de madera; la cocinera no dejaba
El.—Pos le dará á su mercé por todo eso pasar la ocasión sin comprar una escobetilla
^ne está muy desbelitado este ternito. para el pelo y un espejito de caja circular de
Ella.—¡Pues hombre, no se pierde usted! hoja de lata, y sobre cuya tapa se ponía aquél
Un cuarto de hora, lo menos, transcurría vertical; la ama de llaves compraba una nove-
220 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

na ó un pequeño La.valle, edición de Murguía: na. Tal era el tipo que describo y del cual exis-
y las criadas unos aretillos de similor y un fis- ten todavía algunos ejemplares, debiendo con-
tol con mosaiquillo de vidrio y si sabían leer, tar entre ellos á los baratilleros al pormenor
versos amatorios de Sixto Casillas y hasta el que en los mercados públicos ó á la puerta
portero no dejaba escapar al Mercero sin ob- de una iglesia atraen á sus parroquianos leyen-
tener de él un catecismo de Ripalda para su do en alta voz versos y consejas como los an-
hijo que concurría á una escuela lancasteria- tes expresados.

3tIV
EL P U L Q U E R O ,

•*~0-
._¿v
ffeíL L cura y el pulquero, mala la comparación, bautisterios; como los conductores ejecutaban
tienen un punto decontacto: los dos la operación, de noche, no advertían aquella
bautizan, nada más que aquél lo hace circunstancia tan desfavorable para su intento
con poca agua para cristianizar á individuos y su sorpresa era inmensa cuando al entregar
de la especie humana, y éste con mucha para el licor en las casillas, aparecía ligeramente te-
acrecer y desvirtuar el jugo del maguey, (lua- ñido de azul ó rojo.
dalupe Hidalgo, Cerro Gordo, Atzacualco,San- Nadie ignora lo que es hoy un pulquero,
ta Clara Cuatitla y San Pedro Xalostoc, eran como tampoco ignora lo que son las pulque-
los lugares en los quo el antiguo pulquero ha- rías de las (pie se encuentra una á cada vein-
llaba el elemento de que necesitaba para sus te pasos, con sus lujosas y cursis paredes y no
bautizos, elemento (pie por contener carbonato pocas cou sus inmundos pavimentos enchar-
de sosa era favorable al licor de la Reina Xó- cados con un líquido que, por decencia, no
chitl, en tanto (pie hoy, las acequias en las quiero nombrar, ni deja de conocer la manera
afueras de la ciudad, le prestan su favor para con que es conducido el licor de las haciendas
descomponer la blanca bebida. a la garita y de ésta á las pulquerías, ni los po-
No puedo pasar adelante, querido lector, cos pulcros procedimientos en el lavado de las
sin referirte la astucia de que se valió la pro- tinas y en la traslación del blanco neufl i de
pietaria de una gran hacienda do los Llanos, las pipas á las jarras medidoras, á ciencia y
para hacer caer á los pulqueros en el garlito, paciencia de todo el mundo, ni, por último, la
mandando al efecto disolver añil y almagre en aglomeración de gente del pueblo en las casi-
los charcos (pue en opinión de muchos eran los llas y las riñas originadas generalmente por
CUADROS DE COSTUMBRES. 221

Piusas haladles de las que resulta el derrama- tas y vestida con la gracia de las chinas po-
miento de sangre y, á veces, la muerte de un blanas, de cuyo tipo he tratado en mis artícu-
,n<
iividuo.PuessL todas estas circunstancias te los relativos al Corpus, Semana Santa y Evan-
son bien conocidas, mi buen lector, te referiré- gelista. Era natural que tal vendedora atraje-
as
que caracterizaban á las pulquerías de otra se al expendio mayor número de parroquianos;
é
Poca. mas como casi siempre se hallaba á su lado un
Hubo un tiempo en que esos establecimien- individuo llamado el matón, y era el padre,
s eran
inmensos jacales cuyos techos de dos hermano ó amante de la misma, originábanse
a
guas, formados de tejamanil, descansaban en algunos pleitos que se generalizaban, hasta el
Pilan
wares de - madera ó piedra. Levantábanse en grado de hacer necesaria, para mantener á ra-
as
Plazuelas ano van rio su lado nrincipal en un ya á los contendientes, la intervención no sólo
alto, m u r o que, generalmente, era la parte pos- de la Policía, sino de la fuerza armada. *
erior
de algunas casas, de manera que por los Poco á poco fueron desapareciendo esos ja-
r e s la
<ios restantes ofrecían grandes vanos sin calones, con motivo de las nuevas construccio-
Puertas. El piso era de tierra apisonada y an- nes, que tendían á regularizar la ciudad, y fue-
e
el expresado muro hallábanse armazones de ron estableciéndose las pulquerías, no sólo en
Cadera gruesa, los que sustentaban los barri-
es del pulque y, arriba de éstos, vasos cónicos * Las Pulquerías del género ríe las mencionarla»
e
vidrio, lisos ó acanalados, así como algunos existían en ios lugares siguientes:
ajetes y jicaras que constituían otras tantas /'. del Águila.—Puerta Falsa ríe Sto. Domingo y ca-
adulas. Las barricas hallábanse pintadas de llejón de Altuna.
°J°. verde, y azul, con letreros que les daban /'. de Ui Viznaga.—Plazuela ríe la Estampa ríe la
Misericordia.
"ombres, como La Vencedora, La Niña, La P. ríe la Hola.—Kn la ríe este nombre, ú espaldas ríe
altana, La Reina, La Valiente, etc. Arriba Tepee.hichilco.
e
'as tinas hallábase pintada la pared con /'. ilel.lardin.—Al sur de la manzana comprendida
guras que representaban, ya un moro con re- entre la calzada de Santa María y callejón ríe la Ha-
ocíente alfange en una mano, y la cabeza de bana.
n cr
Í8tiano en la otra, dominando un gran le- P. de las Papan.—En el callejón rie este nombre.
re P. del Recrea.—Calle Estanco de Mujeres.
ro q u e decía: puiqueria del Moro Valien-
e
'> ya el fiel escudero de Don Quijote en su P. deSanelio Panza.—Plazuela al norte ríe la Estam-
pa de San Lorenzo.
urro, y arriba, con grandes letras escrita, la P. ile San Marlin.—Cerca de Tlaltelolco, en el lugar
nom
inación: Pulquería de Sancho Panza. sin duda, en que existió en los primeros años ríe la
™ Pulquero, un tanto regordete, pues pa- Conquista la ermita ríe este santo.
<** que lo S bebedores de pulque tienden á la P. del Pílenle (¡iwhrada.—Plazuela de la Toldla.
0 /'. del Tnrnilo de Regina. -Kn la ralle ríe este nom-
esidad, y vestido de largo cotón listado de
azu bre, acera que mira al Norte.
l ó rojo, hallábase de pie al lado del apara-
0 P. del Árbol.—En la plaza de su nombre.
descrito, y gritaba, de vez en cuando, con
P. de la Florida.—Calle ríe la Buena Muerte.
"Xte la fuerza de sus pulmones: P. d é l o s Gallos.—Calle ríe San Felipe de Jesús.
"Dónde va la otra," P. de la Garrapata.—Calle rie lus Recogidas.
P. de Tenexpa. Plazuela de su nombre.
ënto que, 8 j n d l u l a ) s e refería á la medida ó
a I', ríe las Granaditas.—En la plazuela ríe su nom-
el vaso que contenía cierta cantidad de li- bre, por Tepito.
r
Por precio determinado. P. de Celaya.—Un la calle ríe su nombre.
Mientras, dos pelados, sin más traje que P. del Tepozán.—Calle do Santa Ana.
camisa y calzón de manta, apuraban sen- P. de los Cantaritos.—Al oriente riel Carmen.
. C!ljetes de pulque otros jugaban sobre el P. de Juanico.—Al oriente riel Callejón riel Ar-
° de tierra á la rayuela con tejos de plomo marlo.
eon cuartillas ó tlacos, que eran las mone- P. ríe Mixcalco.—En la plazuela ríe su nombre.
s corrientes de cobre y no pocos se dedica- P. de Solano.—En el Puente ríe su nombre.
P. del Agua escondida.
an al juego- del rentoy. P. de los Camarones.-—Plazuela de su nombre.
*<n algunas pulquerías era una mujer la P. del Puente riel Santísimo.—Calle ríe Nuevo Mé-
e
*Pendedora de pulque, elegida entre las boni- xico.
P. de Cuajomulco.—Plazuela de su nombre.
222 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

Ins calles de los arrabales, sino aun en las del En otro hallábase pintado un burro, de cu-
centro de la ciudad, y andando el tiempo fue- yo hocico abierto y levantado salía esta síla-
ron aquéllas desplegando gran lujo en su de- ba repetida: JLi lin lui y abajo el in-
coración, apelándose para ello á verdaderos dispensable letrero que decía: l'n candida'0
artistas, que á falta de protección por parte á diputado.
de los potentados, hallaban su refugio en esos Y por el estilo muchos hechos pudiera re-
lugares, en que todo era verdaderamente pro- ferir.
saico y vulgar. Adoptáronse por títulos de esos A consecuencia de una disposición de la
establecimientos nombres de las novelas más autoridad, que prohibía á los bebedores P° r "
en boga entonces, como Esmeralda, Los Mos- manecer en las pulquerías, el encargado de una
queteros, El Espía del Gran Mundo i/ rl Ju- de éstas fijó en lugar visible la siguiente pre-
dío Errante, ó bien el de algunas óperas, co- vención.
mo La, Norma, Semíramis y La, Sonámbula. Vayan entrando,
Muchos de los pulqueros abandonaron el co- Vayan bebiendo,
tón de lino y adoptaron la chaqueta, y otros Vayan pagando,
aviniéronse á permanecer en mangas de ca- Vayan saliendo.
misa. El pulque siguió trayéndose on odres su-
Había en las muestras de algunas pulque- cios de cochino, á lomo de burro y de muías,
rías títulos que por hallarse divididos, mitad ó bien en carros, no dejando los tales cueros
hacia, ana calle y mitad hacia otra resultaban y el traqueo de producir el olor nauseabundo
disparatados, como éste: del licor. No cabe duda que. hoy los transpor-
.Por un lado. ! Por el oirá. tes por medio do carros especiales de un ferro-
carril y en las pipas de madera, determinan un
Pulques finos adelanto en el ramo de que se trata, poro no
de los Llanos en lo concerniente á la limpieza, pues el asun-
Pate nete to, en todos sus pormenores, es asqueroso. Su-
6. cio el licor, sucios los barriles, sucio el con-
Letreros que sólo podían juntarse vistos ductor, sucio el medidor y sucias las tinas.
desde la eontraesquina de la pulquería y leer- ¡Parece increíble que tanta mugre produzca
se así: tanto dinero!
Pulques finos Antes, como
de los Llanos hoy, la primera
Videneie operación q u e
t e <>.
se p o n í a en
Lo más gracioso del caso era el agravio que práctica on las
el pintor había inferido á la gramática con'su p u 1 q u e r í a s,
barbarisino Palenele. Muy comunes eran las mientras d e s -
muestras disparatadas de las casas de comer- empeñaba su o-
cio, según he tenido ocasión de exponer en el ticio el topador
artículo "Tribulaciones de un Regidor de An- ó sea, el que sa-
ta fio." lía á recibir el
Los asuntos jiolítieos de aquellos tiempos pulque á la ga-
de tal manera traían excitados los ánimos de r i t a , montado
las gentes, que hasta en las pulquerías se ha- (íii su jamelgo,
cía alusión á las personas, razón jx)r la cual era el lavado de
veíanse pintados en la pared de uno de esos las tinas y dis-
establecimientos varios gansos, cuyos picos poner en orden
eran de diferentes dimensiones con letreros, las medidas y PULQUEROS.
arriba, (pie decían: ;Ah qué picos! ¡Ah! qué los juguetillos
piquitos! ¡¡ Ah qué Picazos!! aludiendo á unos que solían distribuirse á los marchantes los
señores liberales de ese nombre. domingos. A poco aparecían los cansados bu-
CUADROS DE COSTUMBRES. 223

rros
° los carros que conducían los consabi- de la licencia de instalación y del derecho de
° s cueros repletos del blanco licor. Inmedia- patente. Generalmente en alguna de las puer-
Wente procedía el jiearcro ó sea el expende- tas de la casilla se instalaba la enchiladera,
dor del pulque á recibir éste midiéndolo en un que vendía á más y j
cubo de hoja de lata, cuya capacidad era de fK) mejor el picante i
Cuartillos. Pura esta operación, el arriero en aperitivo para las ¡
a C!l
H<N desataba, la correa de la boca del odre libaciones del pul-
y vertía en aquel cubo (¡1 blanco y espumoso que.
nniitli q11(i ( í r a transportado do allí á los barri- Muchas veces
es
de la casilla, y tanto el conductor como el una murga, de lo
Jicarero, no se preocupaban, ni poco ni mu- m á s destemplada
cho, con mano- lastimaba, d e s d e
sear do lo lindo muy temprano; los
a q u e l líquido oídos de los veci-
que habían de nos, á quienes se
dar fi beber, des- anunciaba la aper- __^_^____^-_
pués, á sus se- tura ó renovación \ ' V*-* *"" ^#5
G R U P 0 DE
mejantes. Lo de una casilla, la COCHEROS GUSTANDO
EL "NEUTLI."
que acontece y
que en tales mo-
s e g u i r á suce-
mentos aparecía con enramadas de sauz en sus
diendo, si Dios
puertas y banderillas de papel ó lienzo y muy
no lo remedia.
pintada y enflorada en el interior.
E1 jicarero Desde muy temprano veíanse á los borra-
daba al arriero chines (pie andaban tambaleándose por las ca-
una boleta dis- lles, pudiendo distinguir fácilmente al que ha-
paratada q u e
bía hecho la mañana con pulque, del que la
era el correspon -
había efectuado con chinguirito. Aquél, por
LA ENCHiLADERA. diente recibo del
lo pesado, embrutecido y pendenciero y éste
pulque. por lo alegre, decidor y divertido.
'j«- autoridad municipal daba alas pulque- Tales son los pormenores que puedo dar-
ó l a denominación de Casillas, distinguién- te, mi buen lector, acerca del pulqiurro y de
fls
con números correlativos para el pago las -pulquerías.
224 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

:xv
LOS MENDIGOS

-S •O-î—

•(•OS MENDIGOS constituían, á voces, tipos tan digos seguían recitando la declaración del Mi s '
originales, que sería falta imperdonable terio de la Trinidad y los circunstantes repe-
on mi, el HO dártelos á conocer, carísi- tían la acción que has observado, cuando e»
mo lector, (iiiiadospor muchachos ó por perri- caso lo exigía.
llos que desempeñaban, á las mil maravillas, Otras veces recitaban un romanceen el q l i e
el oficio de lazarillos, caminaban por las calles exponían, como ejemplo, el castillo que Di<)g
y se paraban en los zaguanes de las casas, des- Nuestro ¡Señor ejecutó con dos lujos maleado*
de los cuales imploraban la caridad, diciendo: que sacaron á su padre á un monte i/ lo >H(l'
¡Ave María Purísima! Tna bendita carilla mataron ¡nira que se lo comieran las jierns-
paráoste ]K>bre ciego. Al segundo 6 tercer gri- El romance daba principio de esta manera:
to bajaba alguna criada con mendrugos que el
mendigo echaba en un saco de lienzo (pie pen- Descuadérnense los ejes
de este tachonado velo,
diente del hombro llevaba, ó con un plato de vistan luto las estrellas,
escamocho que él mismo vaciaba en una ca- nieguen su luz los luceros;
nastilla ú olla según convenía, en razón de la cúbranse de horror los astros,
mayor ó menor cantidad de líquido contenido oculte el Sol sus reflejos,
en aquél. Algunas ocasiones parábanse dos en la Luna eclipse sus rayos,
y todos los elementos
una esquina, uno frente de otro para recitar nieguen su benevolencia.
versos, algunas consejas ó la doctrina cristia- Torbellino sea el viento,
na por el sistema catequístico; generalmente el agua montes de espuma,
eran ancianos, distinguiéndose, uno, el de la voraz destruidor el fuego,
capa raída, por un parche de tafetán verde y en terremotos la tierra
dé muestras de sentimiento.
(pie lo tapaba un ojo, y otro, el de la cabeza Llore mares la obediencia,
vendada, por su saco de paño, que de coloréa- vierta arroyos el respeto
te había pasado, por la inclemencia del tiem- al verse tan abatido
po, á tornasol. con ultraje tan funesto,
Gran concurso
O bien decían otras composiciones á ésta
de gentes de
parecidíis:
t o d a s clases
los rodeaba, y Escúchame navegante,
oye ahora, por que vas surcando tu sombra;
ni i interven- atiende; pues que te nombra
mi voz en tu puso errante,
ción, querido detente ya. caminante,
lector, lo que desde el nacer al morir,
hubieras e s - (pie te pretendo decir,
cuchado entonces, al estar allí presente. que tu vida es todo un susto;
y así escucha sin disgusto,
Decidme hermano ¿quién es la Santísi- si te quieres divertir:
ma Trinidad y Antes de nacer, causaste
á tu madre mil dolores,
Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu penas diste por favores,
Santo. Al decir estas palabras, todos los cir- y el alma la congojaste :
cunstantes se quitaban el sombrero. Los men- naciste, más no cesaste
CITA UROS DE COSTUMBRES. 225

de provenirla tormento nocí dos que, por una circunstancia fuera de


so te q u e d ó en el olvido: todo orden regular, debo dártelos á conocer,
p u e s á Dios ( Todos los circiiuslmt- lector amigo. É l era un anciano que se halla-
im se (¡iiitubaii el sombrero), has ofendido,
busca el arrepentimiento. ¡ ba entre los 70 y 80 años de «dad, y dábase á
conocer por lo mofletudo y por su capa color
En fin, á la tierra sales de hormiga, y ella, que frisaba en los fió, se,dis-
<le tu patria desterrado,
t i n g u í a por su zagalejo deslavado y por su ca-
triste, sujeto y postrado,
á padecer muchos males: beza de ajo, pues tal era de escaso y enmara-
penas te cercan, mortales; ñado el blanco pelo qui; tenía. Los dos oran asi-
que lo humano aún no resiste; duos concurrentes al templo di; San A g u s t í n y
jamás el descanso viste; los verías en la puerta lateral transformada hoy
y así. estudia en discurrir en un nicho con la estatua de Minerva, siem-
si naces para morir,
ó para vivir naciste. pre de pit; y enfrente uno del otro, y como de
la vista nace el amor y el trato e n g e n d r a el ca-
* por este estilo continuaba la narración, riño, cátate, amigo lector, que en voz de venir-
P !l ra terminarla manifestando que la vida es so á las manos, que más les habría valido, dié-
10(1(1
fila u n a ilusión. ronsolas en la Vicaria, con justa admiración
^luchos, como se observa en el día. se ins- de todo el m u n d o al ver q u e á tal desaguisado
t a b a n en las p u e r t a s de los templos, y yo co- los condujo su mal deseo.

XVI
EL EVANGELISTA.

f
;;
cj ' ^ 0 1 "^'! 'lo Sant') Domino, plaza dol raba darse á entender, no necesitando de otros
"' mismo nombre, se hallaban instalados elementos para desempeñar bien su oficio sino
•os escribientes ó memorialistas eono- de los siguientes: en lo espiritual, un caletn;
OK
vulgarmente con el do EraiitjcUxtfts y algo aguzado, y en lo material, u n a vieja pa-
>r
* ''I Excmo. Ayuntándote) con el de Xiínie- pelera de cubierta, inclinada,dos sillas de asien-
As
- El tipo q u e voy á d e s c r i b i r t e , carísimo lee- to do tule para él y pa.ra su cliente, unos cuan-
• f a por regla general, un sor que á su ex- tos cuadernos de papel de diversas formas,
'Uada pobreza unía su natural inclinación á elasiiS, colores y tamaños, un tintero, dos ó tres
' "dependencia individual, como que, en efee- plumas de ave y una navaja para tajarlas. Co-
'i ( lo nadie dependía y á nada se sujetaba, ni mo ora á la voz fabricante y expendedor de
1 a
la tiranuela gramática. El Diccionario tilda di; huisache, tenía á los pies de la pape-
lera un cántaro Heno de aquel líquido, y en la
Para él un mueble inútil, pues sólo procu-
29
226 EL LIBEO DE MIS BECÜEHDOS.

boca de ese cántaro un pocilio de loza pobla- —Dígame usted, pero en voz baja, lo que
na que le servía de unidad de medida. Con los quiere que diga á su marido.
productos de esta pequeña industria el Evan- —Pos nada más que desde que se fué con
gelista aumentaba un mi compadre no tengo
tanto cuanto los que iranquilidfí, que se
le proporcionaban los me ha dado el soplo àe
honorarios de su ofi- que el ditador se va
cio, bastante escasos con sus tropas ¡>a ha-
de por sí. cer con ellas un O'-
Generalmente, e 1 trupicio; que me salí
evangelista era un in- de mi destino, pnciue
dividuo ya entrado en el amo echó á mi ma-
años, y tenia que ha- rido la indir< Ind e <Hie
bérselas con personas era un hombio m a l a -
de todas clases y con- lt (^° y porque el niño
diciones. grande que es más feo
Instálate conmigo, que el perro dogo de
querido lector, en el mi comadre Tribucia,
Portal de Santo Do- me anda reqitiebran-
mingo, retrotrayendo do todos los días. Mas
el tiempo, y observa no, no le diga usté es-
los diversos tipos que to á mi marido, por j
se van presentando. que conozco su ca.ro-
ter, y es capaz de ha-
Mira esa criada de
cer una barbaridú.
no malos bigotes que
se acerca con sus ena- —No tenga usted
guas de castor floreado cuidao ya se lo diré
y el rebozo terciado al hombro con cierta gra- á su señor marido todo desjigurao.
cia, caracteres todos que corresponden al géne- Veamos de qué manera el Evangelista
ro garbanzo que más dé un transmitía al papel las ideas
catrín quisiera ver en su olla. manifestadas por la cliente.
Mírala con qué desembarazo "Sr. Don Panfilo Bienpica.
se acerca al esc?-ibiente y le Acapulco ó donde sialle-
dice : Megico 10 de Marzo de 1854-
—Vengo pa que me escri- Mi nunca olvidado Panfilo:
ba usté una carta á mi marido. Mea legrare que al resibo
—Siéntese usted y dígame desta te alies conla caval salud
cómo se llama su marido. que yo paramí deceo, esta so-
—Panfilo Bienpica que es- lo se reduce á decirte que den-
tá con el señor Comonfort en de que mi compadre te souza-
Acapulco. có para irte á la bola yo no ten-
¡Ave María Purísima! go tranquilidá y ora mas que
pronunciado tenemos. Que no dicen que el mismo ditador
la oiga á usted el diurno que sale á guerriar con todos sos
está allí cerca, porque la verdá melitares que asegún dicen
no tengo ganas de que me vi- donde pintan naiden borra m&8
site Don Juan Lagarde. (Tre- yo confio, en la Santísima Vir-
mendo Jefe de Policía en aque- gen que nada tiade suseder; y
lla época). entertanto te noticio que me sali de la cas»
—En efeuto, mi marido ha ido á guerriar donde serbia, que tu sabes, por quel amo dig°8
por la Liberté. un dia que todos los prommsiados eran uno
CUADROS D E COSTUMBRES. 227
andidos de camino rrial, y mi querencia á tí descuacharrangado (andrajoso), ni apelativo
ûo podia aguantar ese desagrabio que era una tiene.
mdireta para el amado de mi corason y á mas —Y eso qué lihace, vale, si cualquiera hi-
H
' higo de ese viejo ques un catrin mas feo lacha es jorongo, poniéndole boca manga.
quel perro dogo de ña Tribucia tu comadre, —Dos reales le costará la carta, y allá se
m
* andaba (lisinquietándome diciendome co- laiga con el marido.
sas que no te cuento por que no agas una —/Miste que trato! Dos ríales por ri-
omina. farme (reñir) con el melitar y echarlo juera
Cuando te veré mi adorado Panfilo pues es- deste mundo por una polinaria, yo no caigo va-
to
i que no me calienta el Sol sin ti. ledor.
Es cuanto tiene que decirte tu fiel esposa, Y diciendo esto el leperillo se aleja can-
q t m h, —Martina Hernandez de Bienpica" tando :
Luego apa- Que estoy borracho dice la gente,
rece, medio a- Que estoy borracho con aguardiente.
lumbrado p o r £L BOR HA CHITO
Mleorelto
los espíritus del
alcohol, un lepe-
rillo de camisa y
**=¿
Siel a.-marl* fnéde-li-to Ay1 si.

ancho calzón de
manta, sarapillo
Da- miU muer Ir te pillo Ay•' no, J sepuiiamu ce.
al h o m b r o y
sombrero de pe-
S tate.
ni ras Ay.'Si, Entipaitleonelelclvida^y! -no

— Oiga, vale-
dor, dicele al Donde
'ondejam*»
¡amó¿em te* nomire^íu/
nomire-Ay. si Torbislai'ios •feria» f Ay
rr/eriJo,Aut
Èilriíitla
Memorialista,
¿ cuánto q u e re
por una carta pa .. Estoy iorracAo dtttla.yenle Estoyoori- o ron ayuarrfi*:.-.
Rosa Cruz? Me enamoré de una beata
I —¿Para un ¡Aysí!
masón ? Por tañer amor bendito
~~~¡Ah, que vale! si yo no me entelijo con ¡Ay no!
eg La beata se condenó
e señor.
—¿ Pues quién es esa Rosa Cruz ? ¡Ay sí!
Y á mi me falto un poquito.
Pos qnen ha de ser, sino esa de los pe-
fí ¡Ay no!
ndnnjnes que acaba de estar aquí. ¡Ah! qué susto tenía yo
¡Pero hombre! si es casada. !Ay sí!
Y eso qué lihacc, vale. Sentado en un rinconcito.
¿Cómo qué le hace? no ve .que el marido Estribillo: Estoy borracho, etc.
^ s ""¡litar y puede darle mmlleqada que ni el
'x-ríHro alcance. A poco ves, lector amigo, á un ranchero que
- A mí no me asusta, nengún melitar, si pide al Evangelista unos versos para felicitar
pénele que murió Padures ya no hay hom- á un compadre suyo con motivo de su cum-
bres. pleaños.
Además esa china. no se Ha Rosa — ¿Cómo se llama usted? pregunta el escri-
Cr Uz . biente.
—Pos llámela Coslelaeión. — José Santos Villerías, responde el ran-
A Usté ¿qué nombre tiene? chero.
"" Yo me llamo Juan Toribio, pa servir á — ¿Y su compadre?
811
buena persona de Usté. Marcos Catalán.
"—¡Pero hombre! si á más de estar tan Siéntese usted, y espere un poco; y dicien-
228 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

do esto saca de su papelera un pliego chico, | el mismo, y para comprobarlo, querido lector,
color de rosa, y escribe lo qui5 sigue: voy á citarte un caso del tiempo del Imperio
de Maximiliano.
AI Sr. 1). Marcan Catalán
en su día. Instalado se hallaba uno de tantos escri-
birnt.es, ante su papelera, con la pluma que
Con prósperas alegrías acababa de tajar, en ristre, esperando la lle-
Y en unión de mi comadre, gada de algún cliente, el cual no tardó en pre-
Te felicita eu tus días, sentarse. Era éste un hombre ya entrado en
Tu cariñoso compadre
José Santos Villerías. años, y á juzgar por sus trazas debía de ha-
llarse en extrema pobreza.
Quintilla que sabían acomodar los Evan- y,Qué se le ofrece á usted, señor? le pre-
gelistas á cualquier nombre. « guntó el escribiente.
Ido el ranchero, muy ufano con su quin- — Quiero, contestó el interpelado, que me
tilla, van apareciendo nuevos clientes, como rédate una carta pa el rey.
son: El y alai i. enamorado, que declara su pa- —Pero si aquí no hay Rey siuo iïmoera-
sión á la que supo inspirársela, desde el pri- dor de la República, se apresuro ¡i de oir ei
mer momento en que turo la dicha de que sus Evangelista.
ojos en ella se Jijasen y su corazón quedó —Bueno, hombre, Rey ó Emperador, lo
mortalmenle herido, reproducción en roman- mismo da. Escríbale usté, pero niegúele pa
ce, de la representación alegórica del timbre que me dé una car ida.
del papel, que consiste en dos pichones que
- Siéntese usted, hombre, y ya verá todo lo
se acarician con los picos, ó bien dos cora-
que le pongo. Y diciendo esto, el evangelista
zones atravesados de parte á parte, por enor-
levantó la inclinada tapa de la papelera, tomó
me flecha.
un pliego de papel azulado, el cual, en su es-
La celosa, que da quejas al amante infiel, quina superior izquierda tenía un pequeño
quejas para las que, no bastando la. prosa, ex- timbre realzado que. decía BATH, púsole sobre
présase igualmante en verso, de esta manera: la susodicha tapa del escritorio, metió la plo-
¿Qué te ha hecho mi corazón ma en la estrecha boca de un tintero de vidrio
Para que así lo maltrates? en forma de tortuga, y se puso á escribir, en
Si lo has de herir poco á poco, tanto que el cliente esperaba sentado en la si-
Mejor será que lo mates. lla de asiento de tule, destinada á los parro-
ó bien: quianos.— Cuando hubo terminado la Carta,
Ni contigo ni sin tí que original conservo, leyóla en alta voz.
Mis males tienen remedio; "Sacarjial MM. dicimule mis Cortas Pala-
Contigo, por que me matas bras, por quien es, esta solo se reduce á supli-
Y sin tí, por que me muero.
carle por vida de la niña emperatris de que se
FA solicitante de algún empleo ó emolu- duela de un pobre anciano ya me faltan las
mentos, que imptitra una gracia eclesiástica, fuerzas para poder buscar el sustento de mi
civil ó militar, por medio de un memorial que, familia aoraque Dios nos ha traido nuestro pa-
el Evangelista extiendo en el papel sellado del dre de la república que se duela de los pobres;
bienio correspondiente, empezando en la fór- quiero si Dios le mueve el corazón me socorra
mula admitida,, no faltando evangelistas que con lo <pie le digte el corazón para poderme
dieran principio á su escrito con la siguiente: regresar á mi tierra pidiendocelo por la empe-
"El susodicho .Juan N. Troncoso, hijo de ratris la niña Carlotita (pie es cosa, que esti-
su madre Nemesia Alcántara y de Miguel mo que sacarreal MM. estima que crere en su
Troncoso que murió en la guerra contra los bondadoso corazón (il no quedar desconsolado,
americanos, como más halla lugar, y con el si Dios le mueve el corazón es cuanto le supli-
más profundo respecto, eomparesco y dijo." ca el inútil S.
ote, etc. Q. S. M. B."
Este era el Evangelista del tiempo de Su I —Eso es hablar en plata, hombre, dijo el
Alteza Serenísima, y en todos tiempos ha sido | cliente, tome el rial y diga dónde firmo.
CUADROS DE COSTUMBRES. 229
- Aquí, contestó el evangelista, señalando vida sin crímenes trabaje por el partido del
el lugar al calce de las cuatro iniciales, y en- horden y sumamente adicto y sumiso á los de-
tregándole para el efecto la pluma mal tajada. seos d e S S . MM. YY. que Dios Guarde: cuya
El cliente escribió como pudo su nombre y virtud y esperansa me movió á proclamar en
trazó una rúbrica muy historiada. Justlahuaca esladode ( )ajaca el dia dos de Dbre
El evangelista dobló la carta y la entregó á la cabeza de sus pueblos como otros Liber-
a
l interesado después de haber puesto en el so- . tadores en la desastrosa crisis de Méjico.
ore la siguiente dirección: Damos á Dios Ntro. Sor. á Su Sma Madre
Al Señor Emperador. Ntra Emperatris las gracias, y a SS. MM. la
E. 8. M. entera obediencia y heternagratitud como
Ntros Soberanos á quienes pido la paz y nos
Prima hermana de esta carta es la siguien-
mande para participar de la venturosa Hera
te que original también conservo :
que felisito.
A S S . MM. Y. Y. B. L. M. D. SS. MM. YY.
Postrado á sus Plantas manifiesto estar pa- S. N.
deciendo el martirio Eléctrico con todo el po- Basta ya de Evangelista y pasemos á otro
uer de su maquinación, del que he salvado la asunto.

xvii
LA ACORDADA Y LOS PRESIDIARIOS.

-S-0--I-

i K X l S T Í A por la séptima década del Siglo tantemeiife á las poblaciones, hubo de. poner-
íp : pasado, en la buena ciudad de México, se en práctica., en tiempo del Virrey Duque de
un edificio tétrico y sombrío, cuya pro- Linares, la determinación acordada por la
picia despertaba en la memoria recuerdos na- Audiencia de México en 1710 para reprimir
|| a gratos. Hallábase situado en la antigua ca- el mal por medios enérgicos y privativos; de
le
del Calvario, que. hoy forma parte de la ex- clarándose una persecución activa á los mal-
e
"8a avenida que lleva al nombre de Juárez, hechores. Más de2.(XK) individuos se distribu-
y tenía su fachada hacia el Norte de la man- yeron con el tiempo por los campos y las po-
zana limitada, al Oriente, por la calle de la blaciones, formando cuerpos semeja.nt.es á los
acordada, hoy de Balderas, y al Occidente, cuadrilleros de Toledo, sujetos nljiwz de cami-
t*>r un terreno en que se formó la calle I a de nos ó capdán de la Acordada, nombre éste
*iumboldt; pero antes de describirte, querido derivado del calificativo que se J.;ó á la prime-
ector, ese edificio, conviene recordarte lo que ra resolución de la Audiencia, y que también
Ql
o origen á su construcción. recibieron el Tribunal (pie; juzgaba á los reos
_ Infestado el país por los salteadores de ca- y la Prisión.
minos y por el vandalismo que amagaba cons- Unos galerones en Ohapultepec fueron las
280 EL LIBEO DE MIS RECUERDOS.

primeras caréelos del Tribunal hasta que se de la Acordada, echándose abajo, en conse-
levantó el edificio apropiado, el cual habien- cuencia, y con gran contento del pueblo, I a
do sido destrozado por el terremoto de 1718 horca del Ejido, sitio aborrecible por haber
(Sedano) fué reconstruido en un solar inme- sido en él ejecutado, por medio del garrote el
diato que medía <i(i va- ilustre insurgente Don
ras de frente y 70 de Leonardo Bravo, el lo
fondo, estrenándose el de Septiembre de 1812-
14 de Febrero de 1781. Desde entonces el edi-
En el extenso terreno ficio de la Acordada
conocido con el nombre quedó destinado para
de Ejido de Concha, del prisión ordinaria y con
nombre de uno de los tal carácter subsistió
más famosos persegui- hasta 18<>2, en que frie-
dores de bandidos, se ron trasladados los pre-
alzaba In horca sobre un sos á la nueva Cárcel de
gran tablado forrado de Belen, y desde esa épo-
plomo. De los nueve ca- ca con el de cuartel mu-
pitanes de Acordada nicipal hasta su demo-
que hubo el estable-
lición reciente para ser
cimiento del Tribunal
sustituida por tres ca-
(1710-1812) los más re-
sas de estilo moderno-
nombrados fueron D.
El Tribunal de la
Miguel Velázquez, D.
Acordada se estableció
José \ elázquoz de Lo- CALLES DE LA ALAMEDA, CORPUS CHRISTI Y EL CALVARIO
HOY AVENIDA JUAREZ. primero en Chapulte-
rea, hijo del anterior,
pec, de allí fué traslada-
D. Jacinto Martínez de la Concha, D. Francis-
do al lugar en que se fundó el Colegio y Con-
co Antonio Aristimuño y D. Manuel Antonio
de Santa María. En ese período fueron azota- vento de San Fernando; luego pasó á un anti-
dos 1.729 reos; guo obraje, lugar ocupado más tarde por el
remitidos á pre- Hospicio de Po-
sidios. ll),-410; A ^ bres y, por últi-
asaeteados 888; I J I T ¿ ¿ í mo, en 1757, se
dados en liber- * : estableció en el
lugar definitivo
tad, 3 5 , 0 5 8 ; 1 l I l T M Ï D É r w - a l frente al Calva-
destinados á o- rio. Arruinado
tieios y obrajes, el nuevo
2<>;>; desterra-
dos de los pue- I edificio
por el terremo-

1
blos, 777; reco- to de 17<)8 fué
gidos y deposi- reedificado vol-
tados,- 250; en-
tregados á la. I viendo á él los
presos (año de
Inquisición <>8; 1781) que ha-
muertos en la bían sido trasla-
prisión, 1,280;
dados interina-
pasados á hos- ACORDADA, PASEO DE BUCARELI CON LA FUENTE DE LA VICTORIA
CAPILLA DEL CALVARIO.
mente á otro lo-
p ¡ t u l e s , :¡4!).
cal, en el q « e
Causas juzgadas, ()2,SKX); causas pendientes,
más tarde fu é
;57,50(i.
establecido el cuartel del Puente de los Gallos-
Por la Carta Constitucional de las Cortes El aspecto que el edificio presentaba exte-
de Cádiz, do 1812, quedó abolida la institución riormente, construido de piedra roja basáltica,
con las molduras, jambas, pilastras y cornisas
CUADROS DE COSTUMBRES. 231

de recinto y cantería, era, como se ha mani- patios de los cuales el principal se hallaba ro-
festado, triste y severo. A uno y otro lado de deado de corredores y tenía en su centro una
s
n portada, sobre la que había un escudo que fuente cuyo único adorno consistía en una es-
en otros tiempos ostentaba sin duda las armas tatua mutilada, y en los otros se veían altos
«e España y, en la época á que me refiero, las paredones, en algunos de los cuales estaban
de México independiente, hallábanse simétri- practicadas puertas y ventanas para dar esca-
camente distribuidos en el piso superior, los sa luz y ventilación á las galeras en que dor-
"aleones que correspondían á varios departa- mían los presos y á la capilla, panadería, en-
mentos, entre los que se contaba la habitación fermería y otros departamentos necesarios al
del Alcaide, y en el inferior, puertas y ven- servicio de la prisión.
tanas pertenecientes á los Juzgados, al cuartel Con el edificio de la Acordada, uno de los
de Policía y á la pieza en que se exponían los más característicos de Jas construcciones del
cadáveres. gobierno colonial y con la capilla del Calvario
Sobre la puerta principal esxitía grabada, que se hallaba enfrente del ángulo Noroeste,
e
n piedra, esta octava: daba fin la ciudad por esa parte, pues ya al
Poniente sólo proseguía una ancha calzada
Yace aquí la maldad aprisionada, que terminaba en una gran plazoleta, en cu-
Mientras la humanidad es atendida. yo centro, lugar ocupado hoy por la soberbia
Una por la justicia es castigada estatua de Carlos IV, se hallaba una fuente de
Y otra por la piedad es socorrida. piedra con su taza que vertía el agua por cua-
Pasajero que ves esta morada, tro agujeros, en ella practicados. Llamábase
Endereza los pasos de tu vida, dicha fuente de la Victoria, y la cual se repre-
Pues la piedad que adentro hace favores senta en el anterior grabado. Ligábase la so-
No impide á la justicia sus rigores. bre dicha calzada con el Paseo de Bucareli,
que se hallaba limitado al Oriente por terre-
Además de esta octava existían otras dos
u nos eriazos en uno de los cuales, en el más
»a en cada extremo de la fachada. La del la-
extenso, rodeada de fosos y acequias, se veía la
do del Hospicio era ésta:
Ciudadela, y por el Poniente el famoso Ejido
T Aquí en duras prisiones yace el vicio, y otros llanos que iban á terminar en lejanas
^ íctima á los suplicios destinada, arboledas. El paseo de Bucareli, que se halla
Y aquí á pesar del fraude y artificio, hoy substituido por una hermosa avenida, solo
Resulta la verdad averiguada. ofrecía, un triste aspecto y terminaba, por la
Pasajero! respeta este edificio parte del Sur, en la garita de Belén y en la cal-
Y procura evitar sn triste entrada; zada de la Piedad. Dicha garita dedicada para
Pues cerrada una vez su dura puerta,
Sólo para el suplicio se halla abierta.
Y por último, la del lado del Paseo, así de-
cía;
Aquesta excelsa fábrica suntuosa,
Defensa es de las vidas y caudales;
Y su muralla fuerte y espaciosa,
-Al público le impide muchos males.
¡Oh, tú que miras su fachada hermosa,
Cuidado como pisas los umbrales !
Que aquí vive severa la justicia
GARITA DE BELEN.
Y aquí muere oprimida la malicia.
Según Don Ignacio Cumplido, el autor de la recaudación de las alcabalas instituidas des-
^stas octavas fué el padre filipense Licencia- de los primeros años de gobierno Colonial, y
do Don José Rincón. hasta hoy desaparecidas en México, ofrecía la
En el interior del edificio existían grandes particularidad de poseer, al lado de la habita-
232 EL LIBRO DE MIS BEOUEEDuS.

ciÓTi dol Teniente! de G a r i t a , (los arcadas q u e 1847, avanzaban hacia la Capital por la calza-
estaban s e p a r a d a s por el a c u e d u c t o (pie em- d a d e C h a p u l t e p e c , g a n a n d o terreno a u n q u e
pezaba en C h a p n l t e p e c y t e r m i n a b a en el Sal- con perdida de m u c h o s h o m b r e s .
to del Agua,: la del Norte, á la derecha del L a calle del Calvario era la comprendida
acueducto, estaba formada por tres arcos, d e desde la e s q u i n a de S a n Diego y Avenida J u á -
mayor elevación el del c e n t r o ; y la del Sur, á rez h a s t a la calle á la espalda del templo, co-
la izquierda, por dos de igual altura. A m b a s nocida hoy con el n o m b r e de H u m b o l d t , y eu
fueron d e r r i b a d a s con el tin de s u b s t i t u i r l a s vez de las b o n i t a s casas q u e hoy se levantan
por otra uniforme, pero (pie murió al nacer, si «afrente de la a n t i g u a Acordada y del Hospi-
se me p e r m i t e la expresión, puesto (pie por cio, sólo existía u n derruido p a r e d ó n q u e se-
m u c h o tiempo se m a n t u v o en pie la nueva, p a r a b a la h u e r t a de los padres dieguinos, de
construcción con aspecto ruinoso, en la que se u n a acequia sucia, q u e d a b a á la mencionada
gastó i n ú t i l m e n t e tiempo y dinero. Con el re- Avenida. E n la expresada calle E s p a l d a de San
cuerdo d e esas arcadas nos vienen t a m b i é n á Diego y p a s a d a la capilla del Calvario (véase
la memoriad o s hechos muy notables: Ja solem- el siguiente grabado) q u e hacía esquina, exis-
ne entrada del Ejército trigaran te el 27 de tió el jardín de Tolsa, lugar preferido para los
S e p t i e m b r e de. 1821, q u e e n t r a ñ a la consuma- galanteos y citas amorosas y en cuyas mesas
ción gloriosa de nuestra Independencia, y la de bolos rodaban con profusión las onzas de
cion gloriosa un nuestra inuepciuieiieiii, y m ¡ I K UUU« iu ,„»„,».. L-— « * - i„
heroica defensa q u e de ella hizo el General \ oro y, por ú l t i m o , las calles de Colón y de
T e r r é s con escasa fuerza y tres piezas de arti- \ B a l d e r a s , son de nueva existencia, a b i e r t a s en-
llería, t r a t a n d o de contener el í m p e t u de los tre los m u r o s del vetusto convento de San
americanos, q u e el día l!l de S e p t i e m b r e de Diego.
1 Alameda.
2 Convento de San Diego.
'A San Hipólito.
»11 4 Hospicio de pobres.
5 Acordada,
(i Huerta de San Diego.
7 Capilla del Calvario.
8 Jardín de Tolsa.
H Calle Paseo Nuevo.
10 Plaza de toros.
11 Kstatua ecuestre.
12 Ti'voli del Eliseo.
Vi VA Kjido.
( M V - I ^ Í A 14 Paseo de Bucareli.
CALLKH NI"KVAS.

A. Calle Balderas por el Convento de


S. Diego.
H. Calle Humboldt.
C. talle Iturbide.
D. Calle ( Jolón por el Convento de S.
Diego.
]•:. Calle Rosales, antes del Paseo
Nuevo.
V. Calle Bucareli.
(i. Paseo de la Reforma.
II. Acueducto dcS. Cosme. Tramo del Puente de Al varad á Buena Vista destruido en 1871
I. Kl mismo acueducto: Tramo del Puente de la Maríscala, al ile Alvarado destruido en 1852.

H e descrito este a n t i g u o arrabal de la ciu- desdi» 1825 h a b í a n sido d e r r i b a d a s ocho capi-


dad de México por relacionarse con la prisión lias que se levantaban, u n a s á continuación d e
de la Acordada, y si he sido prolijo dando otras en la extensa Avenida formada por las
á conocer algunos pormenores de ésta, es por- calles de la Alameda, Corpus Cristi y Calva-
q u e así lo requiere el ti]x>. ya perdido, q u e pre- : rio. D i c h a s capillas con s u s p u e r t a s d e e n t r a -
tendo bosquejar. da y de salida, al E s t e y Oeste respectivamen-
Esta parte de la ciudad había variado no- \ te estaban d e s t i n a d a s al piadoso ejercicio del
tablemente á mediados del Siglo X I X , p u e s I Viacrucis d u r a n t e los viernes d e C u a r e s m a
CUADROS DE COSTUMBRES. 233

practicándose las primeras estaciones en San Segunda de Humboldt, ( Espalda de San Die-
francisco y la última en la Capilla conocida go, en la que se hallaba el Jardín de Tolsa).
con el nombre del Calvario, situada en la es- En el siguiente plano dante á conocer esos
quina que hoy forman las calles de Patoni y detalles.

•-' c
t Sur*
J67)

r. a

**• Templos y Convento de San Francisco. 2, ¡!, 4, 5, (i, 7. S y 9 Serie de Capillas para el ejercí
"• Colegio de Niñas. ció del Viacrucis.
~- Callejón de Dolores, hoy parte de la 1" Calle de la H. Templo, Convento y Huertade San Diego.
Independencia. Comunicabaantiguamente con I. Acueducto que terminaba en la Maríscala.
la Calle de Zuleta. J. Caja de agua.
L. San Hipólito.
"• Colegio de San Juan de Letr.ín.
E M. San Juan de Dios.
- Convento de Santa Brígida. X. Santa Veracruz.
*"• Convento de Santa Isabel. (Toda la manzana ha O. Corpus Cristi.
sido derribada). F. Plazuela de Duajomulco.
* *
Al pasar por enfrente de la Acordada, lee- | que no podían pagar la distinción; es decir,
t°r mío, verías en el interior, á pocos pasos j que allí observabas en consorcio inconvenien-
t e la puerta, una gran reja formada de toscos ¡ te á la perversidad y el vicio con la simplici-
y fuertes maderos, y si te detenías algún tiem- | dad y la inexperiencia, y expuestos los cora-
P° bajo el dintel podías oír la voz del baque,- j zones no dañados á perderse fácilmente en me-
k*'o, que llamaba ágri tosa alguno de los presos, i dio de aquella atmósfera infestada, pues si
gritos que eran repetidos sucesivamente, tras ! había departamentos ó separan para apartar
de la tosca reja, por otros individuos á dife- I del común de los presos á determinados indi-
rentes distancias apostados. Picada ya tu cu- viduos, no era con el noble fin de evitar el
r
iosidad no podíaj detener tus pasos y pene- contagio, sino con el de alojar en ellos á los
"abas, mediante el permiso respectivo, en que pagaban el separo ó distinción. No po-
a
quel foco de los vicios y de la depravación, j días, sin acongojarte, oír el ruido siniestro de
Asombrábate el ver, en el extenso patio, una ! los grillos y de las ca:l'!:i:i; que los presos, man-
wu-medumbre sucia y haraposa, que se agita- ¡ cornados, arrastraban en el pavimento, y el
" a y mostraba dócil á los mandatos de los pre- j murmullo (pie aquella muchedumbre produ-
Ht'tcntcs, que eran escogido''., entre los fasci- ¡ cía, mezclándose con los gritos de los presiden-
tterosos, para conservar el arden con garrote | tes y empleados: ni versin repugnancia el re-
en
mano; y tu admiración subía de punto al : cibimiento qui! se hacía de los desgraciados de
°03ervar allí confundidos álos verdaderos cri- ! una nuera remesa para consignarlos al cala-
^males con los que sólo habían delinquido en boza de semana, en el que ingresaban reagra-
faltas leves, sin exceptuar á los reos políticos I vando la triste situación de los demás presos.
30
234 EL LIBRO DE MIS RECUEBDOS.

Solamente los que habían cometido faltas le- I día á la comitiva, ni los dobles de algunos cam-
ves y de policía, así como los ebrios no pasa- ! panarios, ya no se oían las vehementes exhor-
ban á la Acordada, sino que, sentenciados, des- i taciones del sacerdote que al lado del reo ca-
de luego, en la llamada Calificación que el minaba con un crucifijo en las manos, ni los so-
Gobernador del Distrito hacía en el mismo Pa- llozos de las mujeres, quienes al pasar la fúne-
lacio Municipal, se les llevaba, juntos hom- bre comitiva se arrodillaban en las aceras de
bres y mujeres, abarrer los Arbolitos, nom- las calles y en los balcones, y, por último, no
bre que se daba al paseo de Las Cadenas, en tenía ya lugar el encuentro del reo con el Señor
el estremo del atrio de la Catedral, limitado de la Misericordia, que se sacaba, en andas,
por hileras de fresnos. del templo de la Santa Veracruz. Las a¡ecu-
A todos aquellos gritos que repercutían las ciones sin ese aparato se hacían en algunas
paredes de la cárcel, durante el día. había otros plazas, y comunmente en los lugares en quo
que fatídicamente llegaban á herir los oídos se habia cometido el crimen, asistiendo tan só-
de los presos en la noche; tales eran los ¡aler- j lo los hermanos de la misericordia, quienes
tas! de los centinelas, que vigilaban las azo- ¡ salían con los reos de la misma cárcel.
teas, patios y murallas, gritos á los que, en una j En aquellos tiempos luciéronse notables al-
época, se mezclaban los ladridos de los perros ! gunas personas que por su profesión ó minis-
de presa que se soltaban en los patios é iban i terio, hubieron de entender en asuntos relati-
á olfatear á los presos por las cerradas puertas | vos á la cárcel y á los presos. Estas fueron:
de los calabozos. De todos esos gritos, solo uno I El Licenciado Don José María Casasoln,
oían los presos con gran complacencia, el del j honorable letrado y fiscal severo é inflexible
boquetero cuando decía: Fulano de fal con su ! en el cumplimiento de la ley.
sombrero, porque era el momento en que salía i Don Miguel Perdigón Garay, muy llano
éste en libertad. en el trato familiar, pero siempre correcto al
Un día de permanencia en la prisión era desempeñar su noble misión de defensor y cu-
bastante para adquirir pleno conocimiento de ¡ ya elocuencia, más de una vez, arrancó del pa-
la serie de miserias que tenían cabida en ella. ¡ tíbulo al criminal.
A los malos tratamientos que se daba á aque- El Licenciado Don Antonio Madrid, in-
llos desgraciados, y á los peores alimentos que j tegérrimo juez.
á título de caridad se les distribuía, agregá- El Obispo Don Joaquín Fernández Ma-
banse otras inconveniencias que hacían más | drid, siempre dispuesto á llevar el consuelo á
infortunada la existencia, siendo la mayor de los que sufrían en la prisión, conducta igual-
todas la de morar en unas galeras húmedas, j mente observada por los P P . filipenses Abo-
sin luz ni ventilación, en las que aquellos se- ! gado y Abolafia.
res infelices se hallaban acosados, durante la i El religioso franciscano Fray Manuel Pin-
noche, por asquerosos insectos, sin más cania j zón, quien con su fácil y persuasiva palabra
que una estera miserable ni más abrigo que en las tandas de ejercicios espirituales que da-
una sucia y vieja frazada, dormitorios en los ba en la prisión, apartaba de la senda del cri-
(pie se bebía y se jugaba ala baraja, se hacían ¡ men aun á los más obstinados.
revelaciones de proyectos criminales y tenían i El religioso mercedario Fray Manuel Bur-
cabida escenas rtipugnant.es. Mal podía corre- guichani, el compañero inseparable del senten-
girse allí el vicio, cuando los que cuidaban del ; ciado á muerte, y que según él mismo decía,
orden sólo debían su nombramiento á la fama j el número de los que había auxiliado en el pa-
de sus delitos, cuantío se permitían las canti- tíbulo, ascendía á 1,014.
nas en el interior de la misma cárcel y la in- | Al fin salías, lector querido, de ese local en
traducción, por las mujeres de los presos, de j el que penetraste, excitado por tu curiosidad,
tripas de aguardiente. j y ya fuera no podías, dejar de recordar graves
Aquella costumbre de conducir á los reos, ¡ acontecimientos de nuestra historia, directa-
al patíbulo con gran aparato había desapare- i mente relacionados con el edificio de la Acor-
cido. Ya no se escuchaba la fatídica campani- dada. Aquel cañonazo disparado por Balderas
lla que de vez en cuando agitaba el que prece- en la antigua Inquisición la noche del 30 de
CUADROS DE COSTUMBRES. 235

Noviembre de 1828, fué el anuncio á la ciu- cadenas, cuyo siniestro ruido dejábase oir á
dad, de las tristes y escandalosas escenas que distancia pregonando el castigo de aquellos
iban á desarrollarse. Aquel fatal disparo que infelices : veíanse dirigir con trabajoso paso á
un hombre de bien engañado creyó dirigir con- una calle de cuya limpieza estaban encargados
tra el Palacio Nacional para derribar un Mi- levantar las tapas de la atarjeas, introducirse
nisterio, fué á dar en el corazón de la Ley, la uno en el fango de aquélla con un cubo de ma-
que desde entonces quedó á merced de los re- dera que llenaba de lodo inmundo y lo pasa-
volucionarios: ese disparo, en fin, fué el pre- ba al compañero que había quedado afuera,
cursor del motín de la Acordada, que por epí- encargado de entregarlo á otros compañeros
logo tuvo el desprestigio de la dignidad pre- que iban á vaciarlo sobre el pavimento de la
sidencial de la República, el infame saqueo calle, en un cerco de majada, en donde el lodo
del Parian que redujo á la miseria á varias fa- se secaba al calor del sol; veíanse, en fin, dis-
milias mexicanas, el vil asesinato del Conde frutando de un corto rato de reposo, durante
del Valle por el oficial de Artillería Palacios el cual reparaban sus fuerzas con el escaso re-
y la inicua ley de expulsión de españoles, que frigerio que en canastilla sucia les llevaba la
además de la bárbara acción que *en sí entra- andrajosa y, como ellos, desgraciada mujer.
ñaba, hacía perder al país grandes riquezas y Según te he manifestado, lector querido,
vitales elementos. ¡Dichoso aquél cuyo nom- en la cárcel de la Acordada no solamente se
bre no se halle asociado á semejantes aconte- purgaban los verdaderos delitos, sino también
cimientos! las simples faltas y muchas veces las políti-
cas. De tal manera habíanse recrudecido los
odios de partido en aquellos tiempos, que á
pesar de la Constitución ya sancionada, cas-
tigáronse con la pena infamante del grillete á
oficiales del Ejército que fueron sorprendidos
conspirando en una casa del Puente de Alva-
rado, por el activo Gobernador del Distrito, la
noche del 2(5 de Mayo de 1857. Grande fué la
indignación que produjo en la ciudad la pre-
sencia, por algunas horas, de aquellos oficia-
les, con grillos en los pies y detenidos al bor-
de de la atarjea del callejón de Santa Clara, y
aun el mismo Comonf ort, que consintió tal des-
afuero, no pudo menos que expresar, más tar-
Otro suceso digno de memoria fué la jor- de, su arrepentimiento con estas palabras:
nada tremenda del 20 de Enero de 1858, en la Aquel hecho r.s el único que lia dejado un re-
que el General y Presidente Comorifort con un cuerdo amargo en mi memoria y un remor-
valor espartano intentó recuperar, con un pu- dimiento en mi conciencia de gobcrnatde.
ñado de soldados fieles, el edificio de la Acor- Esos recuerdos causan verdadera angus-
dada que había caido en poder de los aguerri- tia, tanto, que no puedo comprender la intran-
dos Osollo y Miramón. sigencia de la Prensa actual, en general, (pie
Tiempo es ya de darte á conocer, mi buen parece destinada á mantener vivos aquellos
lector, al presidiario de aquellos tiempos, á ese odios de partido que, hoy, no tienen razón de
desgraciado ser cuyos infortunios se hallaban ser. El periodista (pie no aconseja y sólo hie-
reagravados por la pena infamante del grille- re, no cumple con su noble misión ; y si la Pren-
te. Sucios, casi desnudos y unidos de dos en sa siguiera un camino inverso, la patria le
dos por una larga cadena de hierro, sujeta por sería deudora, en gran parte, de su salvación.
argollas del mismo metal á las gargantas de La cárcel de la Acordada desapareció y con
los pies, derecho el del uno é izquierdo el del ella el tipo del antiguo presidiario.
otro, veíanse salir de la prisión entre dos filas
de soldados y arrastrando en el pavimento sus JP JP J?
236 EL LIBRO DE MIS BECUEBDOS.

E L MINISTRO EJECUTOR.—De intento he 1. Por las posesiones, embargos y lanza-


separado este artículo del anterior, á pesar de mientos, terminándose en un día la. diligencia,
la relación que los liga, porque uno por su ca- 20 reales y veinte más por cada mañana ó tar-
rácter no se presta á la broma y el otro sí. Ge- de que empleaba en repetir aquélla, y si se
neralmente el Mi- practicaba fuera de la ciudad, 1 peso por legua
nistro ejecutor era de ida y vuelta.
un hombre de edad 2. Por las prisiones ordinarias que judi-
madura y agrega, cialmente se le cometían, siendo dentro de la
bonísimo lector, á ciudad 1 peso y 2 si salía fuera.
esta nota las que 3. Por su asistencia á una ejecución de pe-
siguen y adquiri- na capital, 5 pesos.
rás una idea com- 4. Por cobranza de autos que devolvía á la
pleta del personaje oficina, 1 peso, que pagaba la parte acusada
que trato de bos- de rebeldía, ó 12 reales por cada mañana ó
quejar. Tez pálida, tarde que invertía cuando se dificultaba la sa-
facciones bien de- ca de a'quélhas por ocultación del responsable.
terminadas á cau- El Ejecutor, acompañado del escribano y
sa de lo enjuto de por mandato del Juez, pasaba á la casa de un
lus carnes, ojos pe- deudor, á fin de hacer los requerimientos de-
queños dé mirar pe- bidos para el pago inmediato de la deuda ó, en
netrante, patilla re- su defecto, para el señalamiento de bienes
cortada y un poco crecido el entrecano cabe- muebles ó raíces. Si el deudor no se hallaba
llo; tales son las señas individuales, mas aho- presente ó se rehusaba á señalar bienes, el Mi-
ra atiende á las concernientes al traje : panta- nistro ejecutor los determinaba para hacer la
lón de casimir con listas de subido color for- traba.
mando cuadros, largo chaleco y muy ancho A causa de los actos propios de su oficio
corbatín sobre el que asomaban las agudas ex- el Ministro ejecutor no era mirado con bue-
tremidades del cuello de la camisa, saco de pa- nos ojos y le pasaba lo que ó los Inspectores
ño con amplias bolsas que dejaban asomar los del timbre y á sus congéneres que" era recibi-
rollos de papel en ellas depositados y un som-
dos con desazón y despedidos descortesmente;
brero de pelo de alta copa, digno de ir á figu-
mas la impertubabilidad del Ministro ejecutor
rar con las otras prendas sobredichas en un
rayaba en estoicismo, pues á una brusca des-
museo de indumentaria.
pedida devolvía un saludo cortés, aunque á
El ejercicio profesional del Ministro eje- legua se le conocía la afectación, y á las pala-
cutor no era el resultado de largos estudios co- bras mal sonantes contestaba con otras, al pa-
mo pudieran indicarlo las borlas que en el pu- recer afectuosas, es decir, sabía dorar muy
ño del bastón llevaba, sino de las cualidades bien la pildora.
de su carácter, tales eran: 1'.' la de avenirse de En la traída y llevada de los autos tenía
buena voluntad á un sueldo tan escaso como el funcionario de que se trata, su teje mane-
mal pagado ; 2;>, la de darse buenas trazas pa- je con los abogados y escribanos y su destre-
ra salir avante en los percances que le sobre- za consistía en saberse colocar en el medio
venían y procurar la compensación con los ga- conveniente de intereses encontrados.
jes del oficio; #•', hide ser inflexible con aque- Además del Ministro ejecutor del Supre-
llos en que recaía el peso de su autoridad; 4*, mo Tribunal de la Nación, cada uno de los
la de saberse acomodar á las circunstancias, cinco juzgados de lo Criminal tenía el suyo.
según iban las cosas entre escribanos y abo- Los reos aprehendidos diariamente por la
gados y entre éstos y los jueces, extremos de policía, eran conducidos á la Diputación, en
los cuales él formaba el término medio; y 5 a , cuya cárcel permanecían por algunas horas
la de tener una edad maduriia para conocer en calidad de detenidos, á fin de constituir al
bien el mundo en que vivía. Sus atribuciones día siguiente la remesa que se enviaba á la
y emolumentos de que disfrutaba eran estos:' Acordada para la secuela judicial.
CUADEOS DE COSTUMBRES. 237

No he podido investigar de dónde proce- ferencia suma que los botones del pantalón
la
la facultad de un Ministro ejecutor para dejasen huérfanos los ojales y que las correas
conducir personalmente á un reo de la Dipu- abandonasen las aletas de los zapatos.
ación á la Acordada, mediante la retribución En tal estado, el reo echó á andar, paso á
e
Un peso. Sin duda esa circunstancia cons- paso, oprimiendo con ambas manos la pretina
ituía un abuso de la facultad expresada en la del pantalón y seguido del curial que empu-
cláusula 2 a que he hecho constar en el presente ñaba el bastón, muy prevenido para armarle
rtlculo. Que tal costumbre existió es un he- zancadilla á la primera tentativa de evasión.
cho evidente, según lo comprueba el caso que Tú te figurarás, caro lector, que no hacién-
v
°y á feferir. dose esperar ésta mucho tiempo, el reo, apro-
L n famoso criminal que había caldo en las vechándose del gentío que se aglomeraba en
(les de la justicia, creyó posible su evasión la esquina del portal, diese á coirer y que, á
haciéndose conducir á la Acordada por el Mi- impulsos del instinto, echase atrás los codos,
nistro ejecutor, á efecto de lo cual ofreció á y abandonase en tal virtud los calzones, que
te
la recompensa de diez pesos. Las renom- cayendo abajo y enreclándose en los pies, fal-
adas hazañas del reo, por una parte, y la tos de sujeción por los zapatos sin amarras,
r
gueza del ofrecimiento, por otra, infundie- hiciéranle dar un soberano vuelco sobre el pa-
0n
. como era natural, la desconfianza al eje- vimento, lo que no podía menos que excitar
Utor y al juez, por lo que éste dijo á aquél la burla y algazara de todos los presentes.
Hue si el expresado pájaro de cuenta se le es- Mas la cosa no pasó así, según te la has
a
Paba, recaería sobre él todo el peso de la ley. figurado, sino de la manera que voy referirte.
" A i t e r e s , más que la amenaza del juez, El desventurado reo caminaba con inseguro
ofluyó en el ánimo del ejecutor, quien á fin paso á causa de la demasiada holgura de los
- no perder la propina ofrecida y de evitar zapatos y sin apartar sus manos, para nada,
responsabilidad que pudiera sobrevenirle, del lugar en que cierra la pretina del panta-
ctó al reo las dos siguientes proposiciones lón, actitud por la que parecía que un fuer-
8u
geridas por su ingenio. te cólico le aquejaba; seguía adelante, perdien-
&ra la primera, que los diez pesos habían do el equilibrio y tropezíindo aquí y allí, re-
de
darse adelantados. negando de su suerte y seguido de su inflexible
&ra la segunda, que había de dejarse arran - guardian, hasta que al fin pudo llegar á la
r
los botones de los pantalones y las correas Acordada, para ser inscrito en el número de
los zapatos que eran de oreja, según el uso los presos.
de
!a época. Al despedirse del Ministro ejecutor, con-
Aceptadas las dos proposiciones por el reo vencido de que éste había sido más astuto que
1 e i sin duda, se tuvo por más ladino que el él, articuló estas x'ahibras, entre risueño y
' r i al, entregó los diez pesos, que al caer uno mohíno.
tto en la mano de éste dejaban oír su argen- ¡Valedor, bien merece los <v ,z pesos que
1,0
y agradable sonido, y permitió con indi- le di, por lo mañoso!
288 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

ZXIVIII
MAS TIPOS NACIONALES.

SA D E M Á S de los (¡pos q u e ni ninuciosamen- E L CARNICERO, q u e a p r e s u r a d a m e n t e con-


te he d ¡ido te H conocer, mi buen lector. ' ducía del almartigón u n a mula ciiyos lomos so-
o t r o s m u c n o s iban presentándose d u r a n - portaban un a p a r a t o d e hierro, con garfios, de
te el día por las di versas cal les y pinzas d é l a ciu- ; los q u e pendían los desollados cuerpos de las
dad. i reses.
El IcjH'rHlo de camisa y calzón de manta,
con la frazada al hombro, reclinado en el guar-
dacantón de una esquina,, fumando su cigarri-
llo, y en plática con su mujer.

Ei, F R U T E R O con su c a n a s t a llena d e fru-


tas de la estación, también e n la cabeza.

E L MAXT.F.(HICI:O. De m a n d i l y b l u s a de
manta, caminaba por las calles, sosteniendo
en la cabeza la aljofaina de hoja de lata, con
dos ('i tres arrollas de manteca apilada. Anti-
g u a m e n t e era el tal individuo verdaderamente
asqueroso, sin más prenda en su vestido q u e
el calzón arremangado, tan grasicnto conto su

cuerpo, viéndosele, cruzado en su d e s n u d o y E L V E L E R O , s o s t e n i e n d o horizontalmeid 6


mantecoso pecho u n rosario. | en s u s h o m b r o s u n largo b a s t ó n d e cuyas e s -
CUADROS DE COSTUMBRES. 2:59
'trinidades colgaban varios racimos de velas y el cántaro, dos canastas con Ja'salsa, la en-
«lo sebo. salada y otros condimentos, ó bien ambos lle-
vaban en una angarilla, el horno de hojadela-
ta, la. salsa y la pimienta.
E L ARRIERO, guiando su recua, de ínulas,
con carga ó sin ella, ó bien vélasele recibien-
do la que confiadamente, y amparada por su
buena fe se lá entregaba.

E L PESCADERO, que igualmente llevaba al


«ombro un palo cilindrico, en cuya extremi-
(
''ld superior estaba fijo un aro del q m pen-
día la red, y además, en la mano el cesto con
1
1Q
s pescados.

Los INDIOS DE ROMERÍA,que se dirigían aun


santuario ó regresaban de él, llevaban un largo
bastón en cuyo extremo aparecía, en estampa
la imagen del Señor de Chalina, ó de la Vir-
gen de los Remedios, entre ramajes de oya-
mel.
E L NEVERO que llevaba en equilibrio so-
bre la cabeza el cubo de la nieve y en la ma-
Los CABECEROS, que en vez de llevar en an- no una canasta con platos y cucharitas de me-
ë'irilla todo lo concerniente A su comercio, uno tal y no anunciaba su mercancía como los de
a t e n t a b a en alto una tabla de madera y so- hoy, gritando: "Helados de nieve" sino que la
voceaba diciendo: "Xiere de Limón y leche,
al nevero! A los canutos nevados ¿quién se
refresca ?

E L PANADERO, que llevaba sobre la cabeza


re
ésta el horno con las cabezas de carnero, un gran cesto lleno de pan y cubierto con una
y otro cargaba, como el aguador el chochocol red.
240 EL LIBBO DE MIS EEOÜEEDOS.

i"-":

ijüyggg^g"*
E L CAROADOR que unas veces estaba de pie E L RANCHERO, con calzonera de pana ó cue-
en cualquiera esquina ó sentado en el guarda ro y su cotón de gamuza, montado en su ca-
cantón, esperando á ser llamado por algún de- balleria con anquera, ó sea la cubierta de cue-
pendiente del comercio para el transporte de ro que resguardaba las ancas del animal hasta
fardos ó dinero, ó bien por algúu criado ó por
un aguador para que se encargase de la mudan-
za de una casa, y otras se le veía ejerciendo su
oficio llevando una casa á cuestas en virtud del
sistema económico del ama de casa que iba á
cambiar de domicilio, pretendiendo que el mo-
[ . i.tjNW
zo de cordel transportase, en un viaje lo que S$Lik^ F
debiera efectuar en tres.
E L JAULERO que á causa del poco peso de
los objetos de su comercio, se echaba tantos á los corvejones. Otras veces presentábase el ran-
la espalda, que su cuerpo casi desaparecía en- chero con su traje lleno de bordados, botonadu-
tre el inmenso volumen de la carga. ras y agujetas de plata, montado sobre rica si-
Tipos iguales al anterior eran los CEDACE- lla, en brioso corcel y con su vistoso sarape del
ROS. Saltillo al hombro.
CUADBOS DE COSTUMBBES. 241

TRAJES DE LA ÉPOCA.

-S-O-f

E presentado, en general, tipos del pue- los tenderos y algunos empleados de baja es-
blo y poco ó nada he dicho de la gente tofa, eran los parroquianos de los sastres rin-
de pelo, cuyos caracteres, por lo que res- coneros, para quienes el lujo consistía en los
p e t a al traje, eran como siempre, muy varia- trajes de escandalosos colores. Así es qiie si
dos, sujeto como se halla éste á las modas, que bien se veían atravesar diariamente por las
l o sólo constituyen una esclavitud para el ser calles elegantes de la primera especie, también
humano, sino á veces un martirio. Hoy nos se observaban en ellas, con especialidad los
oiríamos de las modas pasadas; otros se burla- domingos, á los de la segunda. Presentábanse
r
*"i mañana de las presentes, á lo que cierta- éstos luciendo, muy ufanos, el chaleco de ter-
niense dan motivo esos macetones copados de ciopelo color de guinda, verde mar ó azul tur-
uores, esas pajareras y aparatos inverosímiles quí ó de Prusia, en cuyo campo resaltaban ra-
j * e cintas, plumas y alas de cuervo que llevan majes de colores; la camisa de tablas menudi-
las señoras en la cabeza y han tas. bien lavada y almidona-
^ d o en llamar sombreros. da, sobre la que caía la corba-
kn la época á que me he ta de toalla, en cuyo nudo
re
ferido en mis artículos an- aparecía un gran solitario de
teriores, una moda atormenta- vidrio con centelleos, que á su
dora había pasadodichosamen- propietario parecí arde los de
e
para los hombres, como era Sirio, la levita negra y, á ve-
^ uso de las trabillas ó pía- ces, un saco listado de colores,
ler
as en los pantalones, los y por último, el pantalón de
^ U e sujetos por ellas á los pies casimir con dibujos de ramas,
J por los tirantes á la cintura, flores y hasta muñecos, como
°rrnaban por su excesiva ten- si la tal prenda hubiera sido
8l
°n, rodilleras tan levantadas hecha con un retazo de alfom-
Cue parecían hechas de propo- bra.
s o Para ocultar diviesos. Hu- Todos los demás que no
1)0
vez que á un individuo le pertenecían á estas dos espe-
ae
°nteciera, estando de visita, el siguiente cies, andaban por las calles con trajes que no
Picanee: al cruzar una pierna sobre la otra, llamaban la atención, id en un sentido ni en
° Pudiendo la trabilla resistir mayor tensión, otro.
'tó del pantalón produciendo en el elástico A las señoras, la moda nueva las exponía
simir, un rápido encogimiento, cuyo natural á conflictos y vergüenzas. Con el fin de evi-
ecto gran mortificación causó á dicho ter- tar el peso de muchas enaguas, que exigían
tuliano. los anchurosos vestidos que, como siempre, las
AJOS elegantes, ricos ó de modesta fortuna, monerías de Francia habían impuesto, hubie-
largo pelo rizado conforme al uso, seguían ron de inventarse el mirr¿ñaque, (así decían)
8 la crinolina, el puf y el polisón. \ Perdón te
modas francesas y acudían para la confec-
u de sus trajes á las justamente afamadas pido lengua castellana!
j^treríag; mas los de medio pelo y petimetres El Mirriñaque era una enagua de género rí-
°a8a de vecindad, entre los que se contaban gido, exprofesamente fabricado para armadu-
242 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

ras, ó bien era de un lienzo almidonado ó en- dor! Si la dama lograba apaciguarlo por un
colado. La crinolina era el ahuecador por ex- costado oprimiéndolo contra la pierna, se le-
celencia, formado do cuatro ó cinco aros de vantaba terco é inobediente por el otro, y ve-
mimbres ó do láminas delgadas de acero, de ces hubo que el tal aparato se pusiese; de re-
menor á mayor diámetro, y ligados por cintas vés, como un paraguas cuando no resiste el ím-
de lienzo. petu del viento.
Estos dos aparatos, y principalmente el se- Constituían el jmfxiuoa cojincitos rellenos
gundo, proporcionaban á todo el mundo espec- de lana ó de crines de caballo, y su objeto era
táculos gratis. simplemente alzar, más ó menos, por detrás,
En las grandes anegaciones, tan frecuentes la, enagua del vestido. ¡Qué desgraciado fué el
en nuestra hermosa Capital durante la estación que dio. por nombre á tal dije el de una inter-
lluviosa, no había más que pararse en una, es- jección !
quina y observar el paso de una dama por la ta- ¿ Y el polisón.' Esto ora una especie de ton-
bla de puente improvisado, y entonces, por re- tillo, fragmento esférico hecho de un lienzo,
flexión, se veía en el agua como en un espejo armado con barbas de ballena, y se sujetaba á
toda la parte interior do la crinolina. la cintura, como el anterior, por medio de una
Si alguien se encontraba en la calle con dos cinta de lino.
damas, apresurábase á dejar libre la acera pa- Tales aparatos no dejaban, igualmente, de
ra no exponerse, al pasar \>ov causar, á voces, sonrojo á las
en medio de «días, á venir al que los usaban, y yo recuerdo
suelo por el irresistible cho- un caso, en extremo mortifi-
que de los ahuecadores. Tal cante, que aconteció en un lu-
sería lo que á mi mozo de cor- gar m u y concurrido, como
del le aconteciera, en un caso quien no dice nada, el Portal
de éstos apurado, que después de Mercaderes.
del fracaso con una dama no La picara cinta abandonó,
pudo menos (pie burlarse de cierto día, la delgada cintura
ella, dicióndole con suma gra- do una bella joven, y con la
cia : cinta el polisón cayó al suelo.
— ¡Tamaño farol ¡ta. dos La joven no se dio por enten-
velitas de sebo! dida del fracaso y siguió ade-
Otras veces, y lo que es lante sn camino, encendida co-
más sensible, estando la dama moTun sol;"pero un tunante é
de visita en una, ?u.sa, acontecía que al tomar indiscreto pilludo de los que siempre abun-
asiento, la natural presión ejercida en las va- dan en aquel lugar público, levantó el malha-
rillas contra el «acojinado del sofá hacía le- dado aparato y corrió tras de la joven gritán-
vantar la crinolina por dolante á gran altura dole sin cesar:
y con ella el vestido, á guisa de una concha ¡ Señorita, señorita, aquí está su anquera!
de apuntador ó consueta, ofreciendo á los cir- Por no hacerte el cuento largo, querido lec-
cunstantes diversión gratis, á pesar de las ma- tor, no te hablo de otros inconvenientes á que
notadas quo la del conflicto daba sobre el ves- se sujetaban con gusto las señoras: como siem-
tido para deshacer la bóveda indiscreta. pre, por la sola consideración de ser de moda
Como para, compensar el tal percance con los objetos que los causaban, como por ejem-
otro de contrario efecto, la traidora crinolina plo, los ahuecadores en forma de plátanos gui-
levantábase por detrás, cuando las picaras va- neos con que se levantaba el pelo arriba de las
rillas eran oprimidas contra el mostrador de sienes, y las ingratas castañas, bolsas de red
una tienda do ropas en los momentos en (pie, en las que se recogía el cabello y colgaban por
de pie, aquélla hacía sus compras. detrás de la cabeza.
Si soplaba en la calle un ventarrón, ¡cuán-
to apuro y cuánto esfuerzo para contener por
todos lados los impulsos traidores del ahueca- J& JSF Jfr
CUADROS DE COSTUMBRES. 243
Ya veo acudir á tus labios, bonísimo lec- dario; ya el dieguino y
tor, una pregunta, sugerida por tu curiosidad, fernandino, cuyos hábi-
—¿Cómo era México los domingos? Casi el tos he dado á conocer
mismo que hoy, te contesto yo, salvas algunas en los artículos relativos
Pequeñas diferencias que estoy pronto á pre- á los monasterios y pro-
sentarte. cesión del Corpus. Los
Desde muy temprano el toque pausado de muchachos s i e m p r e
agudas campanas llamaban á Misa en más de aprovechaban el encuen-
w templos que la Reforma redujo á unas dos tro de alguno de estos
terceras partes, y, como eu el día, algunas an- religiosos para llegarse
cianas y las jóvenes madrugadoras, envueltas á él y pedirle la bendi-
en sus mantones de merino negro, se apresu- ción, dicióndole: la ma-
raban á cumplir con el precepto dominical ; pe- no pad recito, á lo (pie
ro ya de k s ocho en adelante íbanse presen- aquél contestaba: Dios
tando diversos tipos que conviene darte á co- te ha ¡ja un santo, dán-
nocer. dole á besar la mano
El individuo (aunque en notable minoría) desnuda, unas veces, ó
CLÉRIGO.
que conservaba la mala costumbre de atender bajo del sayal, otras.
tarde á su aseo acudía al templo arrebujado en Vestidas l¡is Señoras con saya de gro ne-
s
u capa española, á fin de encubrir su cuerpo gro y rica mantilla de blondas sujeta, al pelo
á medio vestir, pues iba en mangas de camisa por un rico fistol y caida con gracia á las es-
y sin corbata, y si llevaba pantalón, era sin paldas, ofrecía el típico carácter de la dama me-
duda, por el temor de que algún leperillo, al xicana, en la que á la vez brillaba el donaire y
verlo sin él. en la calle le dirigiese este expre-
sivo dicho: dealtiro te peíales, loque tradu-
cido al castellano quiere decir conforme al ca-
so: demasiada despreocupación es la tuya,
v
- por último, sus pies iban metidos en holga-
das chinelas con ó sin bordados en las palas,
^ o bien echaba el padre la bendición, salía
mi hombre del templo y se dirigía, con la pre-
sura qne el peso de la capa le permitía, al ba-
no
> de éste á la peluquería y de ésta á la ca-
8a
> en la que ya se vestía con su mejor ropa,
transformándose inmediatamente en el lechu-
guino conquistador que salía azotando calles.
Los jóvenes á quienes se daban los diver-
sos nombres de pisaverdes, currutacos, me-
quetrefes, dandys, petimetres, catrines y el I
LA CAPA Y LA MANTILLA.
muy popular de rotos, vasta nomenclatura re-
ducida hoy al nombre genérico de la¡/arli- señorío. Las jóvenes se presentaban con velo
J°s, parábanse en las puertas y atrios de los de punto ó cubiertas con pañolón de seda, mas
templos para ver entrar y salir á las damas, ninguna iba con sombrero á la iglesia. El uso
(,
n general, y cada cual, al objeto de su amor, de los zapatos bajos, de; raso negro, asegura-
e
n particular. dos por las ligns de seda, llamadas impropia-
Por aquí veíase al clérigo, de sotana y ca- mente cáligas, que se cruzaban sobre las bue-
Pa negras y sombrero abarquillado, por allí el nas medias de p(denle, y el vestido corto, jjer-
roiigioso franciscano acompañado de su lego, mítían observar los diminutos y bien formados
aquél con sombrero blanco de tendida falda, pies de las mexicanas.
y este con capucha. Ya era el dominico el que Dos jóvenes, ella guapa moza y él de no
a
parecía con sombrero de clérigo, ó el merce- malos bigotes, veíanse venir con dirección al
244 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

templo. llevando el joven en su niíino izquier- j los soldados hincaban una rodilla ou fierra y
da el devocionario de la dama y enlazando és- ¡ rendían las armas, y "los clarines y tambores
ta su brazo izquierdo con el derecho de su com- ! batían marcha, cuyo regular y solemne ritmo
pañero, muellemente reclinada y ]x)saudo con i producía, en tan solemnes momentos, un má-
ademán cariñoso sobre aquel mismo brazo la ! gico efecto al unificarse con el pausado y ar-
;
mano que le quedaba libre, lín su andar pau- gen tino sonido de la campanilla y los trinos
sado y en su conversación, al parecer muy i de la regocijada ave.
tierna, conocíanse desde luego. á dos recién ¡ Los paseos á los alrededores de la Capital,
casados en pleno disfrute de su luna de miel, i como Tacubaya y Han Ángel, donde se comía
listo minino se observa hoy y seguirá obser- j bien y se jugaba A los bolos, se visitaba á las
vándose mientras el inundo sea mundo y los ¡ familias, se daban, por las tardes, frecuente-
i|iir lo habitan den cidrada en su corazón al j mente tamaladas y se bailaba. |>ouíau en ino-
iimor. Podrá disminuir el período de esa hi- ¡ vimieiito los carruajes de alquiler, desde h:s
na. mas eclipsarse ésta, jamás. ¡ primeras horas dol día. en la herniosa Capital:
La .Misa de onceen San Francisco era la . ómnibus, guayines y carretelas transportaban
que más gente atraía, por asistir áella con fre- ! á mucha gente á los amenos lugares expresa -
cuencia algiln batallón de los (pie guarnecían I dos, por dos reales (d asiento, aumentando el
la. Capital, el cual entraba á la iglesia con pa- ] movimiento los coches particulares y de nú-
so mesurado, al compás del sonido del tambor, • mero, así como los trenes del ferrocarril, cuan-
y ocupaba en debida formación el centro de la j do ya los hubo.
iglesia, en tanto (pie los gastadores se desprèn- j Todo lo que he manifestado puede dar una
:
(lían de la cabeza del cuerpo para ir á colocar- i lea cabal de lo (pie era la ciudad de México
se en el presbiterio, á uno y otro lado del al- • por la mañana, allá ]jor la sexta década del si-
tar. Durante la ceremonia, la m Tísica del Cuer- glo XIX. jx-ro falta dar á conocer algunas di'
po hacía resonaren los ámbitos del templo sus . las costumbres de la tarde y (pie. en realidad
bellas armonías, las (pie muchas veces se niez- : de verdad, han desaparecido del teatro de la
ciaban con los alegres trinos del inquieto sal- I Capital, ó pueden considerarse, en parte, como
lapared. lín la elevación callaba aquélla, todos ! sombras de lo (pie fueron.
CUADROS DE C O S T U M B R E S . 245

TERTULIAS POR LAS TARDES.

'f"1
V -)ï pasabas, lector mío. por el Portal de Sociedades de (pie era miembro, de buenos li-
Agustinos á poco de escuchar las cam- bros, mapas, instrumentos y colecciones di!
p a n a d a s q u e en las torres de los tein- dibujo, de minerales, d e monedas y medallas
Plos se d a n á las tres de la tarde, en conme- y al país en general, de apreciabilísimas obras
moración de las agonías del Señor, podías ver y opúsculos diversos, debidos á su vasto ta-
!
<1 lado oriental del callejón de Bilbao la li- lento, gran erudición y fecunda pluma. E r a un
brería de Andrade, y en esa librería, en el es- hombre q u e á todos ayudaba y dirigía con sus
pacio medianero entre las dos puertas del consejos, y sólo tuvieron queja de 61, los mu-
(>
stablec¡niiento y el mostrado)', reunidos va- los versilicadores y literatos incorrectos á q u i e -
rios personajes (pie, por su posición en el nes con suma gracia, azotó d e lo lindo por
"Huido de las letras y su sabrosa plática, con- medio de su periódico I'll Xiirridi/o, q u e por
v
'iene d a r á conocer, a d v i n i e n d o q u e á tan lema tenía: " E l peine (pie más raspa es el me-

1 1

e
JNfeá
L CONDE DE LA CORTINA Y DE CASTRO. DON JOSE JOAQUIN PESADO. DON JOSE BERNARDO COUTO.

íl
Ri'adable tertulia se adhería mi humilde j)er- ¡or para q u i t a r la caspa." Era delgado y do
s
° n a , en horas de asueto del colegio, seducido elevada estatura, y correcto en el vestir; su
l*!" lu fácil é instructiva palabra de aquellos fisonomía presentaba caracteres bien determi-
S;
d)ios y por el cariño (pie me demostraban. nados: nariz aguileña, ojos de viva/, mirada,
Ki, CONDE DI; I,A COUTINA Y DE CASTUU, (á boca regular sombreada, por un tupido y recor-
' f i e n debí, siendo m u y joven, mi ingreso á la tado bigote, frente despojada y el pelo, termi-
Sociedad de (¡eografía y Estadística), excelen- nado en pequeños rizos y traído de atrás hacía
" ! y correcto hablista, literato distinguido, de la frente.
''¡•íficter jovial y desinteresado, rico q u e por El Conde de la Cortina me estimulaba pa-
"ivoreeer, sin discreción, á todo el inundo, ca- ra proseguir mis incipientes trabajos geográ-
81
se quedó sin blanca. Espléndido por edu- ficos, dándome útiles consejos, poniendo á mi
c c i ó n y por carácter, dotó á los establecimien- disposición su rica biblioteca y obsequiando,
tos científicos y literarios de México, y á las me con sus interesantes apuntos sobre la de-
24« EL LIBRO DE MIS. BECl'ERDOR.
I
terminación físico geográfica de l;i ciudad d e Dos- MAUIAND RIVA PALACIO, imtigno >'
México y cou las interesantes noticias ¡ué- ! ]jrobo M i n i s t r o d e Hacienda y recto(-¡oberna-
d i t a s . relativas á la Liurii tlirisoritt ml ri' ht dor del listado .le México, de (rato amable >'
Xiirni l'.sjiin'ui i/ <iiitilfiimln. datos q u e pu- bondadoso. Indias cualidades q u e rayaban a
IJIït|ti(> en mi plainer At las y q u e nie fueron de veces en debilidad d e carácter: su fisonomía,
suma utilidad en mis trabajos ulteriores. era atractiva, siendo los rasaos más proininoii-
I)()N .losí: .IdAolÍN I'KXAIIO. el poeta ele- tes de ella los s i g u i e n t e s : nariz aguileña, alií"
g a n t í s i m o y clásico, el apologista católico de proilUllcillilil á causa, tal vez. del ligero h» 1 1 '
un orden muy elevado, como se le lia un') en Ks- dimieiito de los carrillos, mirada inteligente,
paña. siendo además, el tipo d e la pulcritud y frente despejada V el pelo recogido sobre la»
de la afabilidad estereotipada en su semblan- sienes, á niauera de caireles.
te por una I ¡¿jera confracción d é l o s labios, Así como á Don (íregorio Mier. veíasele
trasunte) liel de la sonrisa, la q u e harmoniza- siempre en lu calle acompañado de un taiiU-
ba con su franca mirada y su ingenuo tálenlo. liar d e p e n d i e n t e , y usaba también g r a n d e pa-
DON .losí: I>I:I:NAIÍIH> COI-TO. lumbrera del ñuelo d e seda, con la diferencia d e lio llevarlo
foro mexicano, y cuidado ipie había ya enton- como aquel señor, bajo del brazo, sino en lfl
ces ilustri's abobados. (¡runde inteligencia v mano.
afabilidad eran s u s principales prendas, retra- Oíros personajes, de q u i e n e s sólo recueid"
tada .aquélla en su expresiva fisonomía y re- algunos rasgos, por haberlos visto pocas vt'Cf»
presentada ésta en s u s modales. S u cabe/u di-
I·II aquella amena tertulia, fueron:.
minuta estaba iii razón inversa de la densidad
¡),)N- A l . l M A N I . l a i A l í A N O o V ISSCAXDÓN- ' ' '
de su masa cerebral: siendo en él caracleris- :
probo é ¡nteligelile abogado, digno <l¡SCÍpUl°
t i c o . el uso del pelo casi cortado sobre peine. - del S r . Conto y del no menos ilustre juriscon-
Al insigne poeta 1 i. .losé .loaqtlín P i s a d o sulto DON M \NI.I:I. OÍ: LA I'KSA Y I ' K S A . B W -
V ni ilustre jurisconsulto I), liernardo ('onto, . además, un correcto escritor y apreciable poe-
debí ¡¿¡¡nales consideraciones q u e las dispen- ta, el q u e más tarde había de enriquecer la li-
sadas por el ('onde de la ('orí ¡na y si ¿fraudes teratura nacional con su estudio sobre r r a j
fueron ésfas. no menos ¿grande lia sido m i g r a - Luis de León, y de d a r ejemplo, en época nías
titutl. reciente, de un valor civil extraordinario.cuan-
DON AXDIÍKS (¿TINTANA KUII. es.-larecido. do con motivo d e la discusión del proyecto so-
patrióla, de noble figura, e l e f a n t e escritor é bre la abdicación de Maximiliano, dirigió en la
insigne literato á i p i i e n . con ¿¡.ran pena maní- Asamblea al misino I laza i ne, (¡encrai en del 1 '
tiesto q u e a p e n a s conocí, pues desde mediados del Ljéreitofrancés. las tremendas palabras cou
de Abril de |N.")| había payado el tributo á la las ipie Paulo IV. ell offos t¡enqX)S. increpo
naturaleza, ufio q u e también uns arrebató al no d u r a m e n t e al D u q u e d e ( ¡ u i s a : hlus: » ' / ' ' "
menos ilustre patriota é insigne poeta dramá- iiii/miin. IInlicis lin-lin muí/ ¡toco />nr nu'"'
tico DON M A M m. Km M;HO (¡OIIOSTÍZA. Ii'i> SIIIIITUIIII: iiiriius min ¡Kir lu Ijjlt'sM•'
DUN ( ii;i-.(',iiiMn Muni \ T I : I : \ N . el potenta- multi, tihsiiliiliiinriilr mitin, ¡tur ritrxlrtt Imiti'"-
do (pie siempre tuvo abiertas s u s arcas paru Ki. CoNiii: DON .losí: MAKÍA BASOCO. IIIU.V
a t e n d e r o p o r t u n a m e n t e á las emergencias d e instruido, q u e conocía al dedillo los clásicos
la Administración pública, líespeclo de s u s latinos, gramático profundo é intransigente
razeos característicos, sólo puedo decir lo q u e con los (pie aporreaban la lengua castellana-
recuerdo: era un hombre corpulento, de noble l'.ra de mediana estatura y de fisonomia agra-
fisonomía y nunca abandonaba ,;u grilli pa dable, á pesar de ciertos rasgos en q u e se re-
filíelo d e seda bajo del brazo. Acompañábale Ira I aba la ironía.
siempre un individuo q u e . más q u e su depen- A todos estos individuos. ]x>r mil títulos
diente, era su pesquisidor de not ¡cías como un notables, hay q u e a g r e g a r l a respetable perso-
rcpoiicrn de estos tiempos, pues nunca el S r . nalidad de DON .losí: MAKÍA AXDKADIC el in-
Don ( ¡regorio se conformaba con presentarse fatigable bibliófilo, principalmente en lo que
en la reunión sin un arsenal de las q u e aquél concernía á la historia de México, y el q u e no
ú toda llora le proporcionaba. escaseaba libros á los e s t u d i a n t e s pobres.
CUADROS DE COSTl'MBKKS. 217

Ocasión se me p n w n t t i carísimo lector, (]<• • ;, IV. dónde cree usted, sefior Don F u l a n o ,
''Xlaayarmo nu poco contigo. preguntaba- uno, (pie proceda la palabra TI, de
De aquellos individuos tan honorables, los que abusan nuesfros léperos, sobre todo, cuan-
si'florcs Cortina. Pesado y ('«uto fueron, por do los ciega la ira '1
dicha mía. mis primeros y bondadosos amibos. Invidentemente, señor Don Zutano, res-
'lUietles con sus consejos ol'n-cíniuiii· nn vasto pondía el ofro. viene del latín, y e\|x>ntii sus
(
"<it!i]K> para enderezar mis pasos hacia una |x>- razones.
sioiói, holgada, porcl hermoso y tranquilo sen- Xo conformándose este último con tal opi-
dero del tralla jo h o n r a d o : mas desalía rec i d os nión, expuso sus objeciones, c o n t i n u a n d o en
'"' este m u n d o aquellos á cuya memoria, si pu- tal virlud la discusión hasta, que acertó á pa-
oiera. alzaría grandes monuinenfos. quedóme sar l'reule por frente de la puerta de la libre-
S1 ría el Mr. Don Andrés Q u i n t a n a Roo. á quien
> enseñanza, mas no la posición que para mí
'"'Scaban. siendo sustituidos por of ros aminos. después de devolverle el saludo (pie desde
;iSl afuera, á fodos dirigía, uno de los contendien-
llamados, que "por desgracia conocí, quie-
"•'& levantaron en mi camino valladar de llo- tes le repitió desde el umbral de la puerta la
res, jxTo valladar al lin. luciéndome: tic iii¡nl susodicha pregiintn:
'"' fxixtis, obstáculo que en vano se esforzuron Diga usted. Sr. Don Andrés. ;.de dónde
''" ayudarme á destruir otros amibos, leales cree usted (pie proceda, la palabra HV
eoino los primeros, que solí encontrar en ese ¡De la pulquería! eonlesló el Sr. (¿nin-
'"i c a m i n í . lana y prosiguió imperturbable su camino.
listas vicisitudes de la vida hiciéronnieex- Otra vez el Sr. Ha soco, des) més de una.
(:
»iiíiiir más de una vez: gustosa plática, se despidié) de los concurren-
¡ Ah fortuna, fortuna! ¡has de encadenarme fes y montó en un ó m n i b u s q u e debía llevarlo
siempre al carro de fus caprichos! no lejos de su casa, lira una farde del mes de.
Mayo, en (píela elevada temperatura ahogaba,
á la líente, sin que una ráfaga de viento la
Demos treinta al sentimiento v prosigamos mitigase, y no bien había tomado el Mr. lía-
lil
relación. soco asiento en el vehículo, cuando subió á
Allí, en esa librería, se comentaban los dia- éste muy abochornada una. señora gorda, co-
ri
° s sucesos, se emitía juicio, tanlo sobre las nocida suya, la (pie después de saludarlo y
Obran europeas nuevamente recibidas, como darse aire en la cara con el pañuelo, le pre-
Sobre las publicadas en México, v s e discutían guntó:
" ' v c r s o s a s u n t o s q u e se relacionaban con la his- ;,Qué dice usted, señor, de la calor?
toria, las bellas letras, las ciencias y las artes. lil Sr. Basoco alzó los ojos para mirarla y
P'ira lo que nunca fallaban punios propues- sólo le. contestó:
tos, y en esas discusiones siempre resaltaban ¡Que es masculino, señora!
"i erudición, la «gracia y la oportunidad con Algunos atribuyen este hecho al Lie. Don
'l'ie se traían á colación sátiras, anécdotas d¡- .Joaquín ( 'ardoso.
v
erf¡das y hechos pasados (le exacta aplica- lil callejón de Bilbao existe aún en toda
ción, y aún en las mismas frivolidades que á su longitud, pero de doble anchura, la cual se
y
eces no faltaban, según acontece en toda reu- le dio ni levantarse el edificio conocido con
nión <le carácter p u r a m e n t e amistoso, si' ob- el nombre de " C e n t r o Mercantil." que sustitu-
servaba la tendencia para dilucidar un punto yó al l'orlal de Agustinos.
•"«loso, y la sal que fan sabrosa hacía la cou-
v
ersación. y tan cierto es esto, q u e voy á per-
mitirme referir hechos, á que la demostración Si muy agradables eran, para mí. las ter-
"ie obliga.. tulias de la librería de Andrade. no lo eran
Dos de los concurrentes á la librería, dis- menos las que tenían lugar los sábados. ]x>r
entían acerca del origen de una palabra mal las fardes, en la babifación de I). Crimno Pon-
So
nanU;, muy usada por la gen to baja del pue- seca. Si en las primeras se discutían produc-
blo. | ciones literarias y artísticas, en las segundas
248 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

se dilucidaban" asuntos do nuestra historia mado en Europa ácido riolócico, nos hablaba
patria y se tocaban puntos que más interesa- de la composición y naturaleza de las aguas
ban á la instrucción pública, y si en aquellos de los pozos artesianos en el Valle de México,
el pretexto de las tertulias era aprovechar pa- y de aquellas que, por los acueductos de la
ra el Animo y la amistad, ratos de expansión, Tlaxpana y de Belen, llegaban á la capital
en las segundas era, con idéntico fin, el juego procedentes de los manantiales de la fértil ca-
del billar. En estas reuniones, á la gravedad ñada de Los Leones y del pintoresco parque
de los Sres. Don Urbano Fonseca, Don José de Chapidtepec. Don Fernando Ramírez, nos
Fernando Ramírez y Don Leopoldo Río de la comunicaba el resultado de sus investigaciones
Loza, se contraponía, la jovialidad de Don Ma- históricas, manifestando que el bautizmo de
nuel Orozco y Berra, á quien nunca faltaban Moctezuma I I . hecho de que trata Muñoz Ca-

•*

DON LEOPOLDO RIO DE LA LOZA. DON JOSE FE ANDO RAMIRFZ. DON MANUEL OROZCO Y BERRA.

cuentos y dichos, graciosos y oportunos que margo en su Historia de Tlaxcala, era una
referir, ya para disculparse de mía chambona- falsedad. Orozco y Berra nos hablaba de la
da, en los efectos de la carambola., ya para dis- Cosmogonía tolteca y de sus soles. En una de
traer á su contrario en una jugada y hacerlo in- esas comunicativas reuniones, el señor Ramí-
currir en la misma falta. rez concibió la idea de formar para el Atlas
Sin desatender las peripecias del juego de la República que, á la sazón: yo publicaba,
mezclábanse á las pláticas festivas, serios ra- el interesante Cuadro histórico geroglífico de
zonamientos sobre puntos (pie á cada cual más la peregrinación de Ion tribus aztecas que po-
interesaba. El Sr. Fonseca exponía sus pro- blaron el Valle de Mé.rico y, por último Orozco
yectos para el establecimiento de una buena y Berra inició allí la idea de formar la Carta
Escuela de Artes, Don Leopoldo, el descubri- Etnográfica de la República y la Geografía de
dor del ácido pipizaoico, drástico activo, lla- las lenguas indígenas de México.
CUADROS DE COSTUMBRES. 249

EL TIVOLI DE SAN COSME.

-~f-o-s-

fRANDES son los apuros en quo se en- llos esparciendo sus perfumes, y éstas osten-
tando sus esféricos corimbos de colores páli-
cuentra el escritor que pretende descri-
bir un paraje de todos conocido, para dos, azul y rosa; musgosas colinas, estanques
con ánsares que en el agua se deslizan ; fuentes
quienes la realidad hace innecesaria la pintura,
razón por la cual se ha apoderado de mi ánimo murmurantes; cenadores y kioskos en medio
gran desaliento que me impide bosquejar, si- de los prados; el "Cenador de Robinsón," en
quiera, un cuadro alto sostenido por
con algún sello de I dos corpulentos fres-
novedad, mas como nos; una gran jaula
ha de objetárseme de palomas viajeras ;
que la pintura es in- calandrias y gorrio-
dispensable para los nes que trinan sin
de tierra adentro, cesar en la espesa
como se les llama á fronda, y, por últi-
mis paisanos de más mo, un cuadrumano
alládeTlalnepantla, que con sxis piruetas
y para los de tierra en la cuerda tensa,
afuera, como llamo divierte á los hom-
yo á nuestros parien- bres y espanta á las
tes y prójimos de señoras.
más allá de las fron- Con esos elemen-
teras y de los ma- tos y mediante la fra-
res, acato la obser- seología y tropos que
vación ; pero adop- adopte cada cual, se-
t a n d o un término gún se lo permita su
medio, cual es de propio numen, ob-
dar yo los elementos t e n d r á el deseado
necesarios, para que cuadro, digno d e l
mis lectores lejanos pined de Velasco ó
puedan dar forma á de la pluma de un
un pintoresco cua- Jorge Isaacs.
dro, según el poder Hay que advertir
d e s u s facultades que todo esto se re-
imaginativas. fiere á una época pa-
Los elementos que sada, pues destinado
puedo proporcionar, venciendo en parte mi hoy el ameno parque á un Colegio francés, ha
desmayo, son: un hermoso parque de fresnos sufrido algunas transformaciones.
seculares, en el ameno barrio de San Cosme; El Tivoli de San Cosme era el lugar de los
terreno compartido en prados y jardines ; tor- festines que organizaban el amor, la política y
tuosas callecillas acotadas por macetones con la amistad. El canto epitalámico que inspira-
hermosos rosales y robustas hortensias, aqué- ban dos corazones estrechamente unidos por
32
252 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

interpretación q u e no está de acuerdo con el ! han enviado á sus fauces la ú l t i m a cucharada


t e m p e r a m e n t o do n u e s t r a s paisanas. Agradoz- de la sopa. I n i c i á b a n s e las libaciones con el
0.0 al cocinero (pie no haya puesto: Me.ricai. jerez amontillado para proseguir con los vinos
tira frappt*. blancos y tintos, y t e r m i n a r con el espumoso
c h a m p a ñ a . T a n t o como el viento, por el des-
DESSERT.
I equilibrio atmosférico, arrecia por grados, des-
¡Bendito sea Dios! «pie con los postres da ; de la ligera brisa, hasta el huracán, así aumen-
tin el banquete, y la. tortura de los estómagos, i taba g r a d u a l m e n t e , \x>r el desequilibrio indi-
q u e . como el c h a m p a ñ a , han estado \xiv largo vidual, la alegre plática, desdi; el suave mur-
tiempo "très frappés." mullo hasta el bullicio estrepitoso, momentos
Bien hayan los ingleses ipie no salen de su en q u e todos h a b l a b a n y n i n g u n o se entendía.
"beef steak." "roast b e e f y "plum p u d d i n g " FA repiqueteo de una copa de cristal, hacía ce-
y se ochan al coleto los mejores vinos del inun- sar m o m e n t á n e a m e n t e el bullicio, atrayendo
do, sin golpearlos, mediante lo cual, no pasan i la atención de los convidados hacia el indivi-
dias i>or ellos, y se mantienen feos, fuertes y duo, <pie ya de pie y copa en mano, se dispo-
formales. nía, á ofrecer el b a n q u e t e al agasajado perso-
L a mayor parte de los banquetes habidos naje; contestaba ésto ¡ p o n í a n s e en pie los amis-
en el Tivoli de San Cosme, fueron decoro- tosos y a p i ñ á b a n s e los más en t o m o s u y o ; nu-
sos, como que á ellos generalmente concurrían tridas palmadas celebraban cada frase altiso-
personas d i s t i n g u i d a s y de buena educación, nante del discurso, cada reminiscencia histó-
la. cual permito el trato familiar sin traspa- rica, palmadas (pie eran secundadas por los
sar los límites de la decencia: poro otros hu- (pie permanecían en sus apartados asientos, á
bo, de los dados A escote, que se singularizaron donde apenas llegaban los ecos del orador: ter-
por las faltas de u r b a n i d a d en q u e incurrían minaba el discurso y u n a estrepitosa salva de
algunos individuos q u e allí, como en todas sus aplausos atronaba el recinto; q u i é n e s se acer-
reuniones, eran la nota, discordante do la bue- caban al ídolo do aquel día, liara felicitarlo,
n a crianza. IX» talos individuos tomé a p u n t o s q u i é n e s para estrecharle la mano, y quiénes
para atacar en ellos uno d o l o s vicios do socio- para abrazarlo, diferentes hechos, ejecutados
dad mas vituperables. No sólo puede aplicár- conformo al grado de confianza q u e cada cual
seles el aforismo conocido: " d i m e lo (pie co- había alcanzado en su trato con aquél q u e en
mes, y t e d i r é quién eres," sino también éstos: esos momentos era objeto de tales demostra-
" t u manera de comer, revela, tu clase, y l a c ó n - | ciones.
duota observada en la mesa, da a conocer al C o n t i n u a b a la comida y r e a n u d á b a n s e las
(pie. es ó no bien educado." No satisfechos («sos conversaciones de los diversos g r u p o s , q u e al
individuos (-on sus incorrecciones en la mesa. ' fin se unificaban para hablar tan sólo de l ° s
al terminar el b a n q u e t e llenábanse la faltri- discursos, del (pie ofreció el b a n q u e t e para cri-
q u e r a do dulces y pastelillos, acción ([lie de- ticarlo, y del (pie lo aceptó, para elogiarlo. Los
muestra, gran |K.ibre/.a do espíritu, pues quie- sonidos de las copas de cristal, cercano ya el
nes la cometen ponen cu claro su ruin i n t e n t o fin del b a n q u e t e , se confundían con el murmu-
do saldar hasta el último cen'avo del escoto, llo do las pláticas a n i m a d a s y hacían fijarla
ó |K)r lo menos, autorizan para creer q u e las atención de los circustantes en los brindado-
personas do su predilección, para q u i e n e s han res, (pío a r d i e n t e m e n t e deseaban g a n a r la vo-
sido aparejadas las provisiones, sólo median- luntad del repetido personaje, m e d i a n t e sus
te esto r e c i r s o . pueden g u s t a r do falos masas discursos que variaban en la forma, y eran en
y con ti t u r a s . ¿Verdad, querido lector, (pie ni prosa ó verso, escritos ó improvisados, a u n q u e
tú ni yo llovamos sobras á nuestras casas? de éstos algunos h u b o (pie llamo mixtos, por-
La-observación ha venido á demostrar que- que a n t i c i p a d a m e n t e se r u m i a b a n p a r a hacer-
en los festines la diosa del silencio abandona la los pasar después como violentos partos do»
presidencia y se aparta para d¡-r la alternativa., ingenio; pero todos estaban acordes en su es-
como hoy so dice, al mofletudo y regordete Ba- píritu, como era el de enderezar al personaje
có, on los momentos en q u e los c i r c u n s t a n t e s tantos piropos q u e ni la S a n t í s i m a T r i n i d a d
CUADROS T)E COSTUMBRES. 253

los ha recibido on las oraciones que diariamen- amistosa, pasa repentinamente á la grosera
te se le dirigen. amenaza. Si en tal peligro te hallares, despre-
Como (ni aquellos tiempos los gobiernos venido lector, aprovecha el vuelo de otra mos-
cambiaban con las estaciones, y había en ca- ca para escurrir el bulto, consejo (pie te doy
da limación crisis ministerial, no era raro que por haberlo practicado con éxito satisfactorio;
un personaje encumbrado escuchase el mismo aun cuando éste no fué debido al vuelo del
brindis que antes fuera pronunciado en loor nauseabundo insecto, sino á la oportuna apa-
del personaje caído, de lo (pie resultaba, que rición de dos arrogantes mozas.
y<> no ora solo un hombre el más grande; (pie KI hecho que voy á referirte, aconteció en
habían visto los siglos en la patria, de Mocte- una calle céntrica de la capital, una (le aque-
zuma, sino dos, con la única diferencia, de (pie llas que se distinguen por sus elegantes casas
el verbo adular se conjugaba para uno en tiem- de comercio en cuyos lujosos escaparates cen-
po presente y para otro en el de pretérito )«-r- tellean las piedras preciosas ó si; exhiben te-
tecto, quedando el futuro, in péetore, para el las, adornos y demás efectos (píese; hallan ba-
magnate venidero. jo el dominio de la moda. Interpoladas con
Tal proceder que estriba en la adulación, esas casas de comercio, aparecen otras (pie só-
contrasta con el que por fundamento tiene el lo llaman la atención por los letreros blancos
verdadero cariño, y debo advertir (pie si ban- ó dorados do sus vidrieras, y por las cortini-
quetes hubo como el descrito, otros se realiza- llas do terciopelo ó raso, (pie protejen el inte-
ron, y no pocos, en que la sinceridad resplan- rior, de las curiosas miradas de los (pie discu-
deció con la majestad (le soberana. Como he rren por la calle. Los provocativos letreros,
coloeádome á la izquierda de la unidad, hace dicen, en nuestro idioma. "Cantina," ó en el
tiempo que no concurro á banquetes, y quiz A de nuestros primos. "Sample room," estableci-
por oso ignoro si en ellos ha minorado la inco- mientos quo por sus espejos y mostradores de
rrección y ha aumentado la decencia, aunque marmol, serán elegantes salones y todo lo (pie
presumo que sea lo inverso, pues he observado se (pliera, pero que por su objeto y destino, se
que en el mundo, la moralidad y la pulcra so- llaman y siempre han llamádoso tabernas, en
ciabilidad, no van como el sol en el espacio, toda fierra de cristianos.
avanzando, sino como el nodo equinoccial, re- Paseábame trampillo por la susodicha (ra-
trocediendo. lle, cuando fui sorprendido por un "amigo"
(pie me era tan conocido como el Sultán do
Zanzíbar, lo (pie no era. un obstáculo para que
JSf mostrase [¡articular afición á mi persona. In-
vitóme con insistencia á que lo acompañase al
inmediato "smupleroom," y yo me negué, co-
mo ora natural á satisfacer sus deseos, hacién-
dolo presente, para tpic me disculpase, el mal
El asunto déla ebriedad merecí» un capí- de garganta (pie me aquejaba: instóme con ve-
tulo aparte. hemencia por segunda voz. y yo. con entere-
El beodo es una calamidad en todas par- za, repetí mi repulsa, la quo vi'-, á determi-
tes. en las calles, en los paseos, en los teatros nar en él, la transición dol nociu!-.ido cariño al
y en los banquetes. No concribo el placer qui' brutal enojo, poro quiso mi buena suerte que
puedan proporcionarle:elenouont.rode un ami- acortasen á pasar las dos esbeltas y bien ata-
go, la audición de las obras dramáticas y mu- viadas jóvenes ya nombradas, cuya, presencia
sicales y el trato alegre y franco de las ter- marcó el oportuno calderón de nuestra discor-
tulias, sino apurando constantemente copas de dante plática. Yo me replegué á la acera; el
licor. Sírvele de pretexto el vuelo de una mos- amigo aquél se bajó del andén, las niñas pa-
ca para invitarte á beber, que quieras ó no saron, y en tanto que el beodo, adorador, á la
(pueras, estés enfermo ó sano, y llega 4 tal gra- par, de Baco y de Cupido, con el cuerpo incli-
do su empeño para que con él compartas una nado, puestas sus manos en la (untura, y tam-
de las mayores desazones, que de la. instancia baleando la cabeza, so quedó mirando fi jamen-
254 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

t(> ¡l los dos Ixtllos jwhnitos q u e se alejaban, j aprovechar, q u e r i d o lector, p u e s no debes ol-
yo me escurrí por u n a puerta d e cierta tienda. : vidar que e n t r e la clara razón y el sentido per-
y salí |»or la otra., q u e daba á d i s t i n t a calle. turbado, aquélla tiene sobre éste todas las ven-
<)|M>rt.uhidad como la mía. s i e m p r e puedes ! tajas.

DIVERSIONES FAVORITAS.

O S T l ' . M B R K inveterada fué y seguirá ] campo, pertenecía á Don Soledad Aycardo,


T'. siendo en virtud d e ciertas razones <pie l hombre astuto y laborioso q u e había logra-
por conocidas callo, la de divertirse los do a d q u i r i r gran reputación y aplauso, no so
humanos los días domingos en esta parte «le lamente entre la gente del pueblo, sino entre
la A infrien S e p t e n t r i o n a l , pues, según se dice, la rica, y encopetada, pues has de saber, q « e "
nuestros escrupulosos vecinos del Norte dedi- rido lector, que tan bueno era aquel bisojo,
can esos días á la oración. Las corridas de to- pues torcido de vista era, para bailar y dar
ros. las maromas, los paseos de la Alameda y volteretas sobre un caballo, s a l t a r e n la cuer-
Bucareli, el atrio de Catedral, la Pradera y la da y hacer el payaso que, al decir de los inte-
líetama. constituían las diversiones favoritas ligentes en a c h a q u e s de ese arte h u m i l d e . » °
del pueblo. De las plazas de toros que existían tenía rival, como dirigir y tomar participación
en la Inicua ciudad de México, se tratará, se- en las comedias y saínetes que se representa-
paradameiite. l>an por la noche, ó mover a l a s mil maravillas
Los paseos de la l'rtulrrtí y la f{cf<nmi,i4 los títeres en las funciones de este género q n "
primero (Mitre la Palma y la Soledad de S a n t a a l t e r n a b a n con las representaciones dramáticas.
C r u / , en cuyo sitio han levuntádose c a s a s , y No temas, lector amigo, q u e abuse de tu pa-
i'l segundo por la parte sur de la ciudad, en la ciencia describiendo, con todos s u s pormeno-
rinconada de Mouserrate. ofrecían columpios, res, las funciones de circo q u e se celebraban
volador, sidie y Imja y otros juegos por el es- por las tardes, y sólo ofrezco decir, lo m u y pre-
til», maromas y niei ¡ondas, todo lo q u e ex- ciso p a r a (pie puedas d i s t i n g u i r la diferencia
traordinariameiite atraía ala gente del pueblo entre los a n t i g u o s espectáculos y los de estos
Otras maromas, ó sean los lugares en q u e los ; tumi pos; mas para conseguir el objeto tú y y 0 ,
cirqueros y volatines lucían su destreza, exis- ; debemos asistir, retrotrayendo de nuevo el
tían en la cuarta calle del Reloj y en la escpii- ' tiempo, á esa época d é l a s maromas del Reloj'
na del P u e n t e del Santísimo. i I'iwnfr del Santísimo, la Pradera, /y la RcUi-
La primera de dichas maromas (]\u\ con la ; iwi, sin d a r l a preferencia á n i n g u n a por lo
desaparición do la segunda quedó d u e ñ a del j que respecta al local, que h a r t o ingrato era el
CUADROS DE COSTUMBRES. 255

de las cuatro, no existiendo más diferencia zarrapastroso que conducía un cántaro lleno
esencial entre esos corrales, que la que resul- de agua y un vaso de vidrio, para dar de beber
taba de tener los dos primeros su techo de te- á los que compraban dulces á su amo.
jamanil y los dos últimos, muy espléndido el A las cuatro ó cuatro y media, al toque de
s
uyo, como que era el natural, el mismo cielo. una marcha ejecutada por la murga salían los
No sé á punto fijo la época en que desapa- volatines y cirqueros y á la cabeza, el famoso
reció el circo del Puente del Santísimo, pero payaso, quien hacía al público grotescos salu-
del que bien me acuerdo por diversas circuns- dos y presentaba á sus chicos, como él llamaba
tancias es del llamado el Reloj, y por tanto á á todos los de la comparsa.
él so refiere la, siguiente relación. Hase comparado el payaso de hoy con el
Desde muy temprano empezaba á acudir la bufón de la Edad Media. La comparación es
gente del pueblo, así como algunas familias exacta, salvando las siguientes diferencias: el
co payaso divierte á un público y trata de con-
'i sus propios retoños y las infieras con los
a graciarse con él, en tanto que el bufón distraía
jenos; el caso es que, poco antes de dar prin-
cipio la función, el circo ofrecía un completo á su señor, adulaba á los magnates cuando
Heno. Los concurrentes confundían su algara- le convenia, y se vengaba de sus enemigos. El
bía con los destemplados acordes de una mur- payaso con sus chistes causa hilaridad, y cuan-
ga en quo desempeñaban los principales pape- do se trnslimita. hiere; mas las heridas (pie in-
r s cl bombo y el clarinete, que ensordecían á fiere no son profundas, y siempre es aplaudi-
'°s que podían desde grandes distancias escu- do, pues infeliz de aquel que se da por agra-
darlos. viado en el circo, porque da pábulo á la burla
En tanto que unos concurrentes se echaban de los espectadores ; y el bufón inventaba cuen-
a
' coleto sendos jarros de pulque, otros refres- tos «pie iban envueltos en advertencias (pie sal-
caban sus fauces con el jugo de las limas ó de vaban vida ú honra, unas veces, ó en amenazas
'as naranjas, y el dulcero se abría paso por en- que producían el deshonor ó la muerte, otras.
tre la gente apiñada, llevando un cajoncito so- El payaso sólo ejercita su oficio en determina-
dos momentos, pero fuera de éstos es un hom-
bre como todos, y el bufón siempre era el ju.
glar que tomaba participación en las conspi-
raciones, en las guerras y en las fiestas; el pa-
yaso, \yor último, es querido de muchos y de
ninguno odiado, y el bufón, por el contrario,
era de muy pocos estimado y de muchos abo-
rrecido. Fortún, aquel chispeante Forttív, dijo
(pie los payasos existen en los círculos sociales
y políticos, y yo digo que no le faltaba razón.
El verdadero payaso mexicano que conocí
en la época á (pie me vengo refiriendo, presen-
taba caracteres algo distintos á los del cloicu
actual, y el más popular de todos, era Don So-
ledad Aycardo, quien, como los demás de su
oficio, aunque con moderación y sin causar á
nadie particular ofensa, dirigía sus puyas en
EL DULCERO.
verso á las viejas y á las suegras, y piropos á
las muchachas bonitas; criticaba vicios socia-
ore cuya servilleta estaban los caramelos de les, y por eso hablaba, ora de las casas de ve-
e
sperma, los cartuchos de las almendras gara- cindad, ora de la mujer mal casada, de los bo-
piñadas, acitrones, calabazates y camotes cu- rrachos y de los jugadores.
biertos, huevos reales y yemitas acarameladas, Presentábase unas veces con el vestido ajus-
gritando acá y allá: dulces para tomar ayua, tado al cuerpo, la cara enharinada, y con un
équién se refresca? Iba siguiéndole un chico cucurucho de fieltro en la cabeza, larga cabe-
25í$ EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

llera rizada según la moda de la época, peina- El volatinero, después de algunos paseos
do que era conocido con el nombre de rom un- por la maroma de cáñamo, durante los cuales
tied, ceñida la frente con una cinta de ter- la constante y fuerte oscilación del balancín,
ciopelo bordada de oro y enagüilla de puntas acusaba el desequilibrio de su cuerpo, retro-
con cascabeles, y otras veces gorra con pluma, cedía violentamente tronzando los pies, hasta
cara limpia y acicalado el bigote. tocar con los maderos de la tijera, que le servía
En todo lo que sigut; no me refiero á indi- de reclinatorio; sacaba su pañuelo, limpiába-
viduos determinados, sino que presento al pa- se el sudor, y esperaba á que el payaso recita-
yaso y volatineros en sus tipos generales. se los versos ofrecidos, para cuya escena calla-
^^^^^ Antes de co- ba la murga.
menzar la fun- El payaso, yendo y viniendo y agitando los
ción, el maromc. brazos como un cómico incipiente, cumplía su
ro, vestido con cometido de esta manera:
camisa y calzón Las Mariquitas son finas,
las Juanitas muy hermosas,
las Catarinas garbosas,
y lindas las Agustinas;
las Tomasas muy catrinas,
las Pepas, cielo estrellada;
Al concluir este verso, poníase á bailar y
cantaba con cierta bellaquería, acompañado del
bombo, los últimos versos de la octava:
aunque sea con una de éstas
madera, coloca- yo quisiera estar casado.
das á regular distancia una de otra, y ya en
alto, recargado en los lazos que afianzaban una De la misma manera seguía recitando otras
de aquéllas en su parte superior, esperaba A cinco ó seis octavas, dando fin con la siguiente:
(pie unos hombres diesen á la sobredicha cúer- | A todas las quiero yo
da. el necesario temple, que él mismo probaba I y toditas me han de amar,
con dos ó tres sucesivos hincapiés. Entretanto, y luego que acabe el circo
ó todas he de buscar.
el payaso se dirigía á los músicos y al público, l Soy buen mozo, aunque miren
diciendo: i todo mi cuerpo pintado,
Señores, muy buenas tardes, ! oigan chulas, yo con todas (bailando y
la función va á comezar: | cantando)
y yo con unas coplitas \ quisiera verme casado.
que les voy á dedicar. ; Concluido este acto, la murga continuaba
Déle al bombo, maestro al cémbalo \ tocando y el volatinero procedía á ejecutar la
porque ya quiero bailar. j
segunda y más difícil parte de sus ejercicios,
|
que consistía en brincar más sobre la' cuerda,
La música tocaba un rato, y el payaso des- i
caer sobre ella sentado, primero de un lado y
pues hablaba al volatinero en estos términos: j
Vamos, señor ¡imito; ya es tiempo de que j después de otro, y, por último, dar un salto
luzca, sus habilidades ante el digno y respeta- j mortal, con el balancín siempre asido y ca**r
ble público. Siga la música maestro al cém- montado en la cuerda, de cuya flexibilidad se
balo, i aprovechaba para saltar de nuevo y caer sobre
El volatinero, con el balancín horizontal, ella de pie.
cogido con ambas manos y empujándose con El volatinero soltaba al fin el balancín y
1
la planta del pit que había tenido apoyada en bajaba de la cuerda por medio de otro salto
uno de los maderos de la tijera, avanzaba so- mortal, daba las gracias al público que lo aplau-
bre la cuerda, trenzando los pies y dando salti- día y se retiraba. El payaso, para dar tiemp 0
tos, fácilmente impelido por efecto de la mis- A que sacasen los caballos para el circo, toma-
ma elasticidad de la cuerda. ba el timón é imitaba sobre el suelo del redon-
CUADROS DE COSTUMBRES. 257

del los movimientos del volatinero y, por últi- de que no ignores ciertos pormenores de ese
mo, recitaba versos satíricos como los siguien- teatro del Reloj que era, como quien dice, el
tes: polo opuesto del Coliseo de Vergara.
El diablo la mujer es, Los actores que formaban la compañía dra-
de quien el hombre va en pos. mática de Don Soledad, poseían esta notable
pues cuando no engaña á dos, cualidad: cuando fingían el llanto en el teatro
es porque entretiene á tres. hacían reir, y cuando sonreían exponiendo sus
—"No te amo por interés" miserias fuera de él, hacían llorar. Diminuta
te dirá "que á ti te quiero:
tú eres mi delicia," pero por demás era la compañía en lo concerniente
no te fíes de la suerte á características, pero tal circunstancia no era
porque (cantando y bailando) la mu- de tomarse en consideración por cuanto á que
jer más fuerte, contaba aquélla con un Cuervo, es decir, un
al fin se rinde al dinero. actor de este apellido, ya muy entrado en años,
Para qué he de describirte, carísimo lec- y como la voz de éste era igual á la del cuervo
tor, las escenas del circo que ya conoces tan ave, y la de este pajarraco idéntica á la de las
bien como yo, pues esos bailes de los cirque- viejas y suegras gruñonas, he aquí por qué el
ros sobre el caballo, levantando alternativa- individuo Cuervo desempeñaba á las mil mara-
mente las piernas, echando primero la derecha villas los papeles de la característica, para lo
á un lado y después la izquierda al otro, con que 'no le faltaban sus sayas y pañolones pro-
«1 cuerpo muy tieso y dejándose caer muy fa- pios, de color de ala de mosca, ni esas ligeras
tigados quedando sentados en las aucas del ca- protuberancias de carne que á las espaldas de
ballo, son los ejercicios del primer acto ecues- las gentes echan los años.
tre usados en los tiempos antiguos y en los Don Soledad Aycardo, y quien habla de él
modernos, y así es que pasaremos á otra cosa. habla de toda su Compañía, (lióse á estimar
por su carácter afable y complaciente con todo
el mundo, pero muy en particular con los có-
coras que capitaneados, no por un truhán, si-
Has quedado instruido, lector querido, de no por un individuo simplemente alegre y deci-
lo que eran las funciones de maroma por las dor y á quien por ciertos defectos de su mirada
tardes, y tiempo es ya de que conozcas las re- llamaban el tuerto Suárez, concurrían en gran
Presentaciones dramáticas que tenían lugar número á los espectáculos. Esos cócoras, con
Por las noches y tardes do los días festivos, sus travesuras y chistes de buena ley, atraían
costumbre que aún prevalece, aunque debo al humilde Coliseo la concurrencia más selecta,
advertirte que muy poco te he de hablar de de nuestra sociedad, paru la. que llegaron á es-
teatros por ser innecesaria toda relación, cuan- casear las localidades, hasta el punto de pa-
do para adquirir pleno conocimiento del asun- garse dos onzas de oro por un palco.
to cuéntase con la galana Reseña histórica La triste y tranquila cuarta calle del Reloj
(
bl teatro en Mé.rico que ha brotado del estu- veíase muy animada en las noches, y recorri-
dio, asiduidad y fecunda pluma de mi buen da por hermosos carruajes de los que se apea-
amigo Enrique de Olavarría y Ferrari, obra ban elegantes damas que, sin pararse á escu-
e
n la (pie, hallarán todas las personas de buen char los versos (pie cantaba un truhán paste-
gusto y (pie se interesen en nuestros asuntos lero á la entrada del edificio, proseguían impá-
nacionales, detalles, episodios curiosos y he- vidas su camino por un extenso patio descu-
chos históricos, todo lo que, á medida que se bierto, en cuyo fondo estaba la puerta del tea-
avanza en la lectura de la obra, aviva más y trillo de madera.
más el interés. Leí!, por tanto, mi buen lector, Era éste de planta cuadrada, con mal pavi-
esa curiosísima reseña, y, estoy seguro, me mento, pues era el (pie, quitando las bancas ó
darás las gracias por el consejo. lunetas, servía para el circo y la maroma. Los
Seguiré reseñando, paciente lector, las f un- palcos y galerías, construidos de fuertes made-
ciones teatrales que se organizaban bajo la di- ros y tablazón, se hallaban embadurnados de
rección del famoso Don Chole Aycardo, á fin mala pintura, de lo que en absoluto carecía el
33
258 EL LXBRO DE MI S RECUERDOS.
~ " ~"7
tocho de tejamanil, del q u e pendían dos ó tres j estas escenas tenían la particularidad do re-
armazones de hoja de lata, con q u i n q u é s de i presentar muy A lo vivo, las (pie on sus pue-
aceito. El paleo escénico, que ocupaba el lado ¡ blos desarrollan los indios en sus matrimonios.
oriental de la sala, tenía su telón pintado con :
a h ^ o r i a s y con el siguiente dístico:
Con falso brillo ;/ cou <l¡rasos nombres. \
¡secciones tie móvil/ dol/ a los ¡lumbres. Vivd consideración ha obligadomo. lector
amable, á no s e g u i r e n esto artículo q u e se re-
Con un lleno completo el salón y termina- ¡ fiero á teatros, el orden riguroso de los tiem-
da la obertura, q u e nunca dejaba de ser rum- j pos, y es, á sabor, la conveniencia do dejar pa-
bosa. aun en los teatros unís ramplones, al de- i
ra el fin lo q u e más debí? impresionarte, si 110
cir de los programas, daba principio la come- !
por la narración, sí por el recuerdo q u e ella
dia (cuando no eran títeres).la cual pertenecía !
entraña, como es el del acontecimiento más
casi siempre al género festivo y raras veces al i
g r a n d e que se registra en los anales de nues-
sentimental, ya oran ¡¿as ('¡tusó media noche,
tro teatro. El apogeo di; las funciones de títe-
d u r a n t e cuya representación los cócoras diri-
res, circo y comedia, organizadas por el justa-
gían dichos agudos y oportunos A las taimadas
mente popular Don Soledad Ayeardo. tuvo
aquellas de la comedia que c l a n d e s t i n a m e n t e
efecto al t e r m i n a r la década de 00 A (>(>. en
introducían en la habitación á sus insulsos pre- i
tanto (pie el relativo á las del teatro de S a n t a
tendientes, quienes no se escapaban, y con ma-
Anua, fué en los primeros años.
yor razón, de un fuego graneado de chistes dis- !
p a r a d o d o las lunetas: ya era ¡'i/ioó el /V/Hf.7- \
¡>c ile Maule ( 'resta la comedia que se ponía en !
acción, y en la que los actores Ayeardo y Vi. !
daría, reían y lloraban a l t e r n a t i v a m e n t e , como I El teatro tío Nuevo México, que jxioos años
lo pedían sus papeles, y entonces era digno de i atrás había, sido el lugar de reunión do la alta
oír las risas burlonas de los cócoras y sus lio- | sociedad mexicana y en cuyo escenario brilla-
riqueos de niños malcriados y corajudos, ge- ron insignes artistas, q u e tan detalladamentoda
neralizándose, por tanto, la risa en los palcos : á conocer la importante Reseña liislórica, di'
y galerías. O t r a s veces representábase ¡'Jl . Olavarria. Iiabia. decaído notablemente é iba
¡Sanio /ini/ido. cuyos protagonistas eran, una ; derecho á su completa ruina. Hallábase situa-
mujer desvergonzada, un pillo sacristán y un do el teatro en la callo de su nombre, acora
marido bobo, ó bien dábase el Casamiento de • q u e mira al Norte, en el sitio en q u e hoy hay
los initios, pieza en la cual, después de insul casas [¡articulares. Kn su exterior presentaba
sas peripecias, y como final resultado, salían el as]x'c.to ile humilde edificio al q u e daba en-
los cónyuges de la iglesia y atravesaban en i trada un amplio zaguán. La acora de enfronto
procesión el i NI Ui> escénico, bajo e n r a m a d a s y . hallábase interrumpida por callejones, y en su
arcos de tillo, procedidos jjor los tocadores de i extremidad oriental, por una plazuela llamada
tambor y chirimía, acoinpañadosdel padrino y ! do Ta rasqui I lo. en la cual se veían, alineadas
la madrina y seguidos de toda la indígena co- j contra los muros de las casas, chozas de indios
initiva, la ipie corraba el indio del torito y otro j carboneros, y en la ¡pie. más tarde, la señora
q u e iba q u e m a n d o una rueda chispera y trona- '• Adalid levantó las casas que hoy existen y se-
dora. A poco aparecía en el escenario, una vieja i ñalan la extensión que dicha plaza tenía. En
d e e n a g u a s do lanilla azul listada dé blanco, pa- ; su interior, el teatro ofrecía un aspecto docen-
ño en la cabeza y iinicliijiiemel, la q u e no ora j te por sus palcos pintados de blanco mate con
otra que nuestro insigne Cuervo que guiaba á I filetes dorados, por los retratos de autores y
los indios que llevaban para el festín, unos, j artistas en e.larobsouro q u e adornaban los an-
sobro la cabeza, g r a n d e s eny.uolas do mole, y tepechos, y por su cielo raso bien pintado >'
o t r o s . A las espaldas, las ollas de los tamales. felón con alegoría muy complicada, (pie ofre-
quimiles ¡i c.hiiii¡n¡liuHes con las tortillas de cía, además, el siguiente dístico, escrito con
ninfa y el cuero con el pulque curado. Tocias g r a n d e s letras:
CUADROS DE COSTUMBRES. 259

Xo es el teatro un rano pasatiempo;. M a n u e l a Méndez y los actores F r a n c i s c o P i -


Escuela es de riiiud ¡j útil ejemplo. neda, F e r n a n d o Martínez, J u a n D a l m a u , y el
gracioso R u i z .
H a considerádose el teatro por algunos co- E l actor P i n e d a además de poseer u n a bue-
mo <>scuola de moral y de b u e n a s c o s t u m b r e s na escuela y el dominio de la escena, se halla-
y. por otros, como medio d e p a s a t i e m p o sola- ! ba dotado d e buena presencia y d e finos mo-
mente. A u n c u a n d o n o estemos d e acuerdo en dales, cualidades q u e le conquistaron la esti-
todo con la primera proposición, negamos ro- mación del público. L a s piezas en q u e más
t u n d a m e n t e la segunda, pues debe tenerso en sobresalía eran Los h ¡jos de Eduardo, La Vi-
consideración q u e el teatro, a d e m á s de servir | donaria. El Arte de Conspirar, El Trova-
de agradable e n t r e t e n i m i e n t o , ejerce g r a n d e é j dar, Lo conjuración d" Venecia, Catalina
inmediata influencia en la cultura social, según i Howard y el Campanero de San Pablo.
la expresión del e m i n e n t e literato Don L e a n -
dro F e r n a n d e z de Moratin. Asimismo puede
asegurarse q u e cuando se llevan á la escena e s -
pectáculos indignos, como en el día acontece,
el teatro pierde su noble g e r a r q u l a , á q u e lo
elevaron, Lope de Vega, y Alarcón, M ore lo y
Calderón, Moratin, Gorostiza y otros muchos,
instaríamos e n t e r a m e n t e de acuerdo con la
primera proposición, si las obras (pie se llevan
«il teatro a d u n a c e n á la bella forma el fin mo-
ral q u e t a n t o d i s t i n g u e á las magistrales co-
medias d e D o n J u a n R u i z de Alarcón, gloria,
á la vez. de México y E s p a ñ a , comedias q u e
dejan en el espíritu d e los espectadores u n a
impresión provechosa. Con respecto alfinmo-
ral, e n t r e " L a s P a r e d e s o y e n " y "Teresa Ra-
q u í n " hay u n a distancia enorme. Aquélla re- FERNANDO MARTINEZ.
crea el espíritu y lo vivifica: ésta halaga las pa-
siones y d a ñ a el espíritu. F e r n a n d o Martínez, que por idénticas cua-
lidades, era igualmente! apreciado del público
se d i s t i n g u í a en el género caballeresco, razón
* por la cual, d e s e m p e ñ a b a con perfección pa-
* #
peles como el del rey D o n P e d r o en El rico
E l teatro d e N u e v o México se estrenó el lióme de Alcalá,.
domingo Hüde Mayo de 1841, representándose E l Coliseo por la excelencia de sus actores,
por la tarde El Torneo; d r a m a de n u e s t r o va- estuvo e n lucha abierta con el P r i n c i p a l en
te F e r n a n d o Calderón y por la noche el deno- que a c t u a b a u n a C o m p a ñ í a de relevante mé-
minado Los hijos .— rito, t a n t o q u e si el primero que recibió el nom-
de Eduardo de bre de Belchite ponía en escena El Campane-
Casimiro D e l a - ro de San Pablo, d r a m a q u e , como todos los
vigne, traducido de B u c h a r d y , era del g u s t o de la época, repre-
por B r e t ó n de los sentábase t a m b i é n la m i s m a pieza en el segun-
Herreros. Buenos do, ó d e Santa Paula, nombre q u e aludía al
artistas formaban panteón así llamado q u e entonces existía. F r a n -
la Compañía, co- cisco P i n e d a en N u e v o México é H i g i n i o Cas-
mo eran las ac- tañeda e n el P r i n c i p a l rayaban, por igual, á
trices Inocencia gran altura e n el papel del C a m p a n e r o . L o s
Martínez, Cándi- concurrentes d e u n teatro acudían al otro pa-
da García, Cre- ra hacer comparaciones respecto del desempe-
ño d e u n mismo d r a m a y, exaltados por sus en-
sencia López y FRANCISCO PINEDA.
2(50 EL LIBHO DE MIS REOUEBDOS.

TEATRO PRINCIPAL RESTAURADO.

contrndns simpatía Inicia los actores, daban ce es en los caracteres que exigen virtud, noble-
origen á cuestiones enojosas que poderosamen- za y en los que hay un sacrificio que hacer al
te contribuían á mantener viva la rivalidad de honor y al deber porque entonces puede decir-
los dos teatros. se que está en su cuerda."
Los principa- En el notable periódico "El Apuntador" se
les actores d e l lee respecto de esta artista lo siguiente : ^Mu-
Teatro Principal chas veces, al escuchar un diálogo entre el Sr.
eran: S O L E D A D Valleto y la Srita. Cordero, hemos creído ha-
CORDERO, j o v e n llarnos más que en el teatro, en una tertulia de
mexicana, digna primera clase, pues las maneras de entreain-
discípula de la fa- bos harían sin duda honor á la más esmerada
mosa actriz Agus- educación."
tina Montenegro, Vasto era el repertorio de tan estimable ac-
que en años an- triz, pero en las comedias qvie más brillaba
teriores había re- eran las siguientes: Un novio para la niña,
presentado en los la Madrina, La Marcela, la Reina de 16
teatros de Méxi- aflos, la Cieçja, Muérete y Verás.
SOLEDAD CORDERO. co. La Cordero, DOÑA JOSEFA DUDREVILL, actriz de gran
á su simpática figura, talento y finos moda- mérito que desempeñaba los papeles que to-
les unía irreprochable conducta, cualidades maba á su cargo con la mayor propiedad, ad-
por las cuales fué umversalmente apreciada. quiriendo en cada representación un nuevo
Un crítico de la época se expresaba así res- triunfo.
pecto de la Señorita Cordero: "donde más lu- DON MIGUEL VALLETO.—El correcto caba-
CUADROS DE COSTUMBRES. 261

_ero en la escena y en la sociedad, actor dis- en la comedia francesa "La Madrastra" tra-
tinguido, de quien tomamos del "Apuntador*' ducida al castellano por el mismo Sr. Goroz-
los siguientes datos: "el Sr. Valleto es bien tiza. Castro progresó hasta el grado de figu-
formado; t i e n e r a r dignamente .
una fisonomía ex- en una compa-
presiva, ojos vi- ñía de buenos ac-
vos, buena acción tores entre los
y modales muy que se contaba
finos en la esce- Don Miguel Va-
na y fuera de lleto. Todo aquel
ella. Su porte es que de día acer-
decente, su trato taba a pasar fren-
caballeresco y te al Coliseo po-
arreglada su con- día observar, tras
d u c t a ; circuns- de la puerta en-
tancias que le ha- treabierta de és-
cen estimable en te, al actor Cas-
ANTONIO CASTRO.
la sociedad, tan- tro, sentado en
to como su mé-
MIGUEL VALLETO. una silla y absorto en el («studio de alguna
rito en el teatro.
Comedia. El género en que más brilló fué el
&11 el género serio tiene sensibilidad, fuego,
cómico, tanto (pie, al anunciarse piezas como
Nobleza y dignidad,distinguiéndose entre otros
las siguientes: La Segunda Dama duende,
dramas en La educación en el Colegio de To-
nin Marcela, No más mostrador. Don Diei/ui-
(jthon, Cronwel. La noria, el Mulato, Pa-
to. Un tercero en discordia, ¡Qué baraúnda!
"'o fíl marino y Está loca. En el género co-
Et pilludo de París, A nin;/una de las 1res,
nuco inferior se hace muy notable en el As-
El hombre más feo de Francia, Un ramille-
Plv<tnt¡smo, Las citas. La familia de Darío,
te y La familia imjrrovisada, el público acu-
^fifamilia del Boticario; pero donde es. su-
día gustoso porque contaba con disfrutar, en
perior verdaderamente es en las de costum-
br aquellas noches, ratos de verdadero solaz. An-
es, como M'ujucl y Cristina, La, llave fal-
Sa dando el tiempo Castro aumentó su repertorio
y sobre todo, las de Don Manuel Bretón de
con muchas comedias de difícil enumeración,
*°s Herreros."
bastando citar las principales: El héroe, por
JUAN SALGADO é HIOÍNIO CASTAÑEDA, am- fuerza, para la que tuvo de modelo al in-
"^s mexicanos, fueron dos actores de relevan- signe Valleto, Ceros Sociales, de Serán. El
* mérito, discípulos del gran actor Andrés mudo por compromiso, La Pata de Cabra.
**ieto, que en otros tiempos deleitó al públi- En el papel de Andrés, del terrible drama La
•~0 de la Capital. Los dos compartían con Va- Carcajada, Castro adquirió justa celebridad
teto la dirección en el Teatro Principal. De por la perfección en el desempeño y por la ver-
estos actores no existen retratos ó, por lo rae- dad de aquella estrejñtosa y prolongada risa
° ! el autor de este libro no ha logrado ad- que hacía estremecer á los espectadores po-
n 8

quirirlos. seídos de tina impresión dolorosa. Tal era Cas-


DON ANTONIO CASTRO nacido en nuestra tro; unas veces trasmitía la plácida sensación
hermosa Guadalajara, la Perla de Occidente, del gozo y otras inspiraba sentimiento de do-
^orazó la carrera del teatro bajo los auspicios lor.
el muy ameritado actor D. Bernardo Aveci- En 1842 la Compañía de Nuevo México ad-
a
que, con sus sabias lecciones, lo inició en los quirió mayor importancia por haber ingresado
SG
cretos del arte, así como del eminente drama- en ella los siguientes artistas llegados de Es-
urgo D Manuel Eduardo de Garoztiza, quien paña: actrices María Cañete de Laimón y Ro-
0
animó con sus consejos, y con el carácter de sa Peluffo de Amienta y los actores, Ramón
g i r i n o lo presentó al público en el Teatro Barrera, Francisco Javier Armen ta, Francisco
Principal la noche del 15 de Agosto de 1834, Garay, Juan de Mata Ibarzabal, á los que más
2í¡2 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

tarde se unió Hermosilla que, como los ante- En el teatro de Nuevo México dividióse el
riores fué notable actor, poro eu cambio Pine- público en partidos que daban lugar á cuestio-
da y Bruno Martínez pasaron al Principal. nes enojosas, primero en 1842, entre los parti-
MARÍA CAÑETE, jo- darios de Con-
ven hermosa, de donai- cha López, que
re y gracia, dotada ade- eran militares,
más de voz dulce y so- y los de María
nora, pronto conquistó Cañete queeran
las simpatías y el cari- civiles; y luego,
ño de la mayoría del en 184H, entre
público que la colmaba los de esta mis-
de aplausos, tanto en ma actriz y los
las comedias en (pie ha- de Rosa Peluf-
cía resaltar sus relevan- fo. El desorden
MARIA CABETE tes cualidades, como en cpie con motivo
EN SUS ÚLTIMOS AÑOS.
las canciones y coplas del beneficio de ROSA PELUFFO.
(pie entonaba durante algunos entreactos. Ma- la Cañete hubo
riquita Cañete como generalmente era llama- la noche del 7 de Febrero llegó á tal extremo,
da, vivió y murió entre nosotros. que se hizo necesaria la intervención de la au-
ROSA P E U ' F F O , fué, igualmente ameritada toridad, la que arrestó por el momento á varios
artista, digna de figurar en la excelente com- oficiales, y los confinó después á Perote, y hu-
pañía, de Nuevo México, y on las que después bo, además, serios disgustos entre el Gobierno
se organizaron para actuar, sucesivamente, en del Distrito y el Ayuntamiento, de lo que re-
los principales teatros de la capital. sultó la disolución de este cuerpo.

PLANO 111—NUEVO MEXICO, CUAJOMULCO Y TARASQUILLO.


REFERENCIAS.
1 Puente de San Franoiseo. 5 (¡alie de Huacaleo.
2 Calle de la Alameda. 6 Calle de Guadalupe.
3 dille de Corpus Cristi. 7 Calle y Plaza del Sapo.
A. Templo de Corpus Cristi. 8 Calle de Nuevo México.
•i Calle Nueva (a) Santa Ana. 9 Calle de la Pelota.
CUADROS DE COSTUMBRES. 263
10 Calle de Tarasqnillo. 22 Espalda fiel Colegio San Juan de Letrán.
11 Callejón de Cuajomuleo. 23 Callejón de López..
12 Callejón de Frías. 24 Calle San Juan de Letrán.
13 Callejón de Dolores y los de Salsipuedes y Lamas. E. Convento de San Francisco.
14 Plazuela de Tarasqnillo. F. Convento de Santa Brígida.
H. Capilla de Los Dolores. (¡. Colegio San Juan de Letrán.
C. Teatro de Xuevo México. 25 Calle fie /nieta.
D. •Vriroiiin del Puente del Santísimo. 26 Calle del Hospital Real.
15 27 Calle de Ortega.
Calle Puente del Santísi nio.
16 2X Primera de San Juan.
Calle de San José.
17 29 Calle del Puente Quebrado.
Callejón de la Teja.
18
Puente de Peredo. 30 y 31—2a y 3 a de San Juan.
19
Calle de la Escondida. 32 Calle, Plaz,a y Pulquería de La Polilla.
20
Calle de Victoria. J. Teatro de la Unión.
21
Calle de los Rebeldes. L. Baño v Temascal de La Polilla.

Al fin, el referido teatro, con la pérdida de zos con artistas de mérito, entre los que recuer-
sus actores, q u e pasaron al de S a n t a - A n n a , do á la Sra. Francisconi, á su hija Emilia Vi-
^ a u g u r a d o con un concierto el 10 de F e b r e r o llanueva, una y otra muy hermosas, y al nota-
de 1844, cedió el campo al vetusto coliseo ble actor La Puerta. Así es que ese teatro si-
* rincipal q u e , feo, fuerte y formal, siguió de- guió por algún tiempo sosteniendo su antiguo
safiando de pie, en la calle de su nombre, á to- prestigio, ofreciendo, por las noches comedias,
dos los teatros de la capital habidos y por ha- y por las tardes dramas di; sensación y de gran
ber
- El de N u e v o México, después, cayendo atractivo por sus efectos escénicos, tales como
y levantando, c o « h u m i l d e s compañías atraía el 1Azaro Pastor de Florencia, Margarita
P ° r temporadas al público d e las tardes q u e de Bordona ó la Torre de Nesle, La Berlina
se divertía con las d i s p a r a t a d a s piezas del gé- del Emigrado, La Abadía de Castro, Trem-
nero sacro-religiosocomo Las ('nafro Apari- ía años ó la rida, de un pujador, ('alalina
C'ojirs, El Buen Ladrón San Dimas,San Fe- Hoirard, Ana, Balena, Kl Caw panero de San
lipe de Jesús, La Creación y el Diluvio, La Pablo, A ngelo, Urano de Padua, y otras ro-
'^iiollación de los Inocentes y, por Navidad, mánticos por e.l estilo, repertorio de que hacía
} íls insulsas pastorelas de antiguo corte, con sus uso igualmente el Teatro Nacional, sujeto alas
ln
dispensables conciliábulos de tres demonios mismas viscisitudes.
e
n tanto que el Principal seguía sosteniéndo-
se- & pesar de los tiempos que no eran, por
* * #
eierto, los-de su apogeo con aquella excelente
c
°mpañía. que poco antes puso en escena ma- El Teatro de Oriente, que por caprichos de
K'stralmente las obras de su buen repertorio la suerte tuvo en 18;">4 la alta honra de osten-
v
i sobre todo, las bellísimas comedias del ini- tar en su destartalado escenario á excelsos ar-
«niable Bretón de los Herreros, quien parecía tistíis, que habían sido dos años antes las de-
haberlas escrito, como se ha dicho, p a r a l a Du- licias del público en el gran Teatro de la calle
breville, Soledad Cordero, Miguel Valleto, de Vergara, seguía, fuera de ese corto y bri-
•'«un Salgado, Higinio Castañeda y Antonio llante período, la suerte de los llamados del
Castro, pues grandes eran las aptitudes de to- Pabellón, en Arsinas, y de la Fama ó Esme-
(
'os esos artistas para desempeñarlas. ralda, que más tarde recibió (¡1 nombre de Hi-
Desorganizada tan excelente compañía, por dalgo, en la calle de Corchero, dando funcio-
'& muerte de unos actores y por la separa- nes los días f estivos por las tardes. El de ( Men-
r o n de otros que pasaron al Teatro Nacional, te había inagurado un nuevo género de repre-
4«e era el que sostenía la competencia, el Prin- sentaciones, sustituyendo las in ulsas pastore-
cl
P¡d empezó á decaer notablemente, y tan las de antaño con otras en que intervenían los
Pronto cerraba sus puertas como las abría, pre- mismos pastores de aquellas piezas, pero que
sentando de tiempo en tiempo, nuevos refuer- desarrollaban escenas mejor tramadas y ame-
204 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

n izadas con varios coros, tomados del reperto- abrir el camino de la bienaventuranza, y e l
rio italiano, tales eran las piezas compuestas drama comenzó. ¡Qué decoraciones aquellas,
por Don Mariano Osorno, intituladas: Los/i/- querido lector! ¡Qué trajes y qué acción! oí
jos de Halo n liras. La. Pala del Diablo. Fe Víctor Hugo está allí presente, ó se cae muer-
lísaro el pescador y otras. to de pena al ver destrozar á una de sus hija 8 '
ó toma inmediatamente su maleta y se ausen-
ta de. la Capital. Respecto á decoraciones, sólo
recuerdo la mal pintada cámara nupcial, e n
Ue los llamados teatros Pabellón, Fama y uno de cuyos rincones aparecía, una mala ca-
Tiiión, sólo te hablaré, caro lector, del último, ma con pabellón de muselina blanca, sobreca-
por conservar en mi memoria algo que á. él se ma de indiana, muy floreada y lustrosa, por 1°
refiero. Kn cuestiones de teatro yo no admito engomada, y almohadas con las fundas de an-
términos medios: ó lo muy bueno que da pasto chos volantes, y, por último, el mueblaje déla
al espíritu, ó lo muy malo, que causa hilaridad, época, no de mediados del siglo XVI, sino de
y eso de vest en cuando. Tal vez adopté por ins- mediados del XIX.
tinto, siendo niño, esta máxima, y por eso Con referencia á los trajes, sólo tengo pre-
cierta tarde, atraído por el bombo (pie escan- sentes el tonelete (pie hacía las veces de chu-
dalosamente sonaba á la puerta del teatrillo pa ducal, la capa y una especie de gorra con
de la. I'nión (a) HI l'ambazo. me lancé al in- pluma que < aracterizaban al pedestá aquel-
terior de él. Instalado en medio del saloncillo de bigote encrespado y ceño adusto, así conio
cuadrilongo, de viguería formado, y descan- el bria.l azul adornado con brichos de plata, y
sando mi individuo en un mal asiento, tran- la diadema de metal amarillo que daban ser »
quilamente es|HTé á que diera principio la la Tisbe de crinolina. De las peripecias del
función, anunciada en un cartel, tpie en la es- drama no me preguntes mucho, caro lector,
quina del Fuente Quebrado, representaba.con pues la infiel memoria, sobre este punto, sólo
figurones de vivísimos colores, las principales puede recordar un hecho que ofrecerte.
escenas leí Aiujelo. fimito tic Patina, (¡ue tal Cuando Angelo dice á Tisbe, refiriéndose
era la obra que en aquella tarde, ajusticiaban á su mujer: "La mancha que ha caído en un
unos faranduleros. El tiempo transcurría, y el lecho lo trueca en un sepulcro. Esa mujer de-
público de la cazuela, (pie no cesaba de comer be morir."
naranjas, tirando las cascaras al patio, y de
El buen podestá tuvo á bien no solamente
echar sus tragui tos de pulque, daba muestras
cambiar la frase, sino convertir el tono impe-
de su impaciencia con grifos, chiflidos y gol-
rativo en interrogativo, y dijo con un sonso-
pes dados es el suelo y antepechos de la gale-
nete bien marcado:
ría, bullicio que se mezclaba con los retum-
/Por qué ha manchado mi lecho/
bantes y secos golpes del bombo, que eu laca-
Y antes de que dijese más, un chusco le gr'-
lie se esforzaba, aunque inútilmente, pa rua tru-
tó desde la galería con el mismo sonsonete:
er mas espectadores. Tan henchida de gente se
hallaba la galería, i pie sobre las tornapuntas •- ( Y lu, cabezo de buei/. por qué le doY-
(pie sostenían el techo de. tejamanil y avanza- mislé?
ban al inferior dol salón, veíanse dos ó más le- El malaventurado teatro de la l'nión fué
perillos, asidos á ellas con brazos y piernas, substituido por las casas en queso encuentran
como era costumbre, según se mu ha dicho, en la impronta y baños de M erguía, en la calle
el antiguo teatro de los (iallos I Véase la nofa del Puente Quebrado. (Véase el plano que se
al fin del artículo). Encendidos al fin candiles halla en este artículo).
y candilejas, (pie echaban mét humo que. un
*
horno agujereado. i'jtTlitóítf pe r una mala or- * #
questa la nimbosa, obertura, con ritmo d e s -
El (iran Teatro de Santa Anua, (pie des-
robe; levantóse el telón, que precisamente de- de la caída del dictador perdió para siempre su
bía, tener, mas de ello no me. acuerdo, uno de i nombre cambiándolo por el de Teatro Nacio-
esos lemas (pie conceden al teatro la virtud de I nal, permanecía abierto por largas témpora-
CUADROS DE COSTUMBRES. 265

EL GRAN TEATRO NACIONAL.

das figurando entre los artistas ya conocidos, sen que ausentarse de la ciudad por tempora-
°tros como Don Pedro Vínolas, Don Ignacio das, resultando de todas estas circunstancias,
kervín, Don Manuel Pabre, Doña María de
*°8 Angeles García y su marido Don Donato
estrella, Dorotea López y Don José Cejudo,
" quien la muerte pronto sorprendió, dejándo-
n
° s el insigne actor el recuerdo de sus triun-
fos en el Luis Onceno, de Casimiro Delavigne,
y en la hermosa comedia Quién .es ella? del
famosísimo Bretón de los Herreros.
El hermoso teatro de Vergara, por su ex-
tensión, proporciones y buenas condiciones
ac
ústicas, era el apropiado para los espectá-
culos líricos, dramáticos y coreográficos de i
Pomposo aparato, así como para los grandes
'estivales, patrióticas funciones y bailes de
mascaras.
Lo digno de observar es que el precio de
abono en luneta, por 22 funciones dramáti-
cas en el mes, era de 9 pesos, y por 12 líricas,
cuando el teatro estaba ocupado por una Com-
pañía de Opera, 16 pesos, y en esa propor-
ción los palcos, plateas y demás localidades.'
*" abono del teatro entraba precisamente en
e
i presupuesto de los gastos mensuales, tan- VALERO EN LUIS XI.
(VÉASE EL ARTICULO "SOCIEDAD FILARMÓNICA.")
to de las familias ricas como de mediana y es-
casa fortuna, y, además, los de la primera clase según creo haber dicho en otra ocasión, un he-
nunca abandonaban sus palcos aunque tuvie- cho favorable para el sostenimiento de diver-
34
2tífi EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

siones dignas de la culta Capital. Nadie po- jos escénicos, tanto en los dramas serios como
dría prever entonces que, andando el tiempo, en las comedias ligeras y festivas, brillando
aquellos espectáculos fuesen interrumpidos sobre todo, aquella en "Adriana Lecouvreur,"
por funciones de á real la tanda, que profana- "La Escuela de las Coquetas," "Por él y por
ron el gran Coliseo en el que brillaron artis- mí," "La Trenza de sus Cabellos," "La Dama
tas de gran mérito como Boherer, Herz, Pheif- délas Camelias," "La Flor del Valle," "No hay
fer y Bottesini; Marini, Salvi, Badiali, Tam- que tentar al diablo," "Por derecho de Con-
berlick, Gassier y Tamagno; la Son tag, la quista" y la graciosa piececilla,"; ATRÁS !" y és-
Steffenone, la D'Angri, la Peralta, la Scalchi te, el galán de finos modales y aristocrático ti-
y la Patti; Arjona, Valero, Antonio Castro, po en "El hombre de mundo," "Sullivan," "El
Domingo Garcia y Coquelín, y por último, arte de hacer fortuna," "Un marido como hay
Matilde Diez, la perla finísima del Teatro Es- muchos," "La Escuela de las Coquetas," "Por
panol, y Adelaida Ristori, el diamante purísi- derecho de Conquista" y las demás que des-
mo del Teatro italiano, y otras estrellas de empeñaba en unión de Matilde Diez, que era
primero y según- l l a m a d a "La
do orden. perla del teatro
La z a r z u e l a español;" aque-
/^l^^k. con sus abusos llos tiempos del
lastimó h o n d a - "Poliuto" y del
mente la digni- "Profeta" des-
dad del teatro y empeñados por
las tandas die- un artista de la
ron le el golpe de talla de Enri-
gracia. Aquellos que Tamberlick,
tiempos del Ro- apellidado " e l
berto el Diablo, REY de los teno-
desempeñado por res" que al en-
MATILDE DIEZ. un Marini que tonar el "Credo"
LA SONTAG.
causaba espanto en la primera de
en Ja invocación por su enérgica actitud y su dichas óperas, recibía inmensa ovación, y en
potente voz; aquellos tiempos de la Condesa la escena de la Coronación de la segunda obra
de Rossi y reina mencionada, no
del teatro (1854) sólo fascinaba á
dulcísima Ami- Fides, sino al
na que hacía llo- público entero;
rar, graciosa Ros- aquellos t i e m -
8¡na que hacia pos, en fin, de
reir, la gentil Ma- Angela Peralta
ría hija del Regi- (1865-1871) el
miento, que con Ruiseñor mexi-
su tierno adiós, cano, neto refle-
á todos conmo- jo de la Sontag
vía, y la traviesa por su argentina
Norina, q u e al y hermosa voz,
MANUEL CATALINA. poner en ejecu- su incompara-
ción sus feroces, ble flexibilidad ENRIQUE TAMBERLICK.
pero fingidos instintos, contra el gordo D. Pas- de garganta y su
cual, hacía i\acer de todos la compasión en fa- correcta escuela de canto que deleitaba en la
vor de ese pobre viejo ; aquellos tiempos de Ma- "Lucía," "Puritanos," "Sonámbula," "Pardon
tilde Diez y Manuel Catalina que entusiasma- de Ploermel," "Barbero," "Marta" y otras mu-
ban al público por la perfección de sus traba- chas. ¡ Qué diferencia entre esos tiempos y los
CUADROS DE COSTUMBRES. 267

del Can-can y las Seguidillas que se entroni- era el arte de aquella dama aun con los obje-
zaron en el gran Teatro para mengua del arte. tos, que hacíalos aparecer viejos estandonue-
Ya espero, caro lector, argumentos en con- vos; en tanto que en el Principal, con aplausos
tra de mis reflexiones, diciéndome que tras de atronadores se celebraban las gracias de los
aquellos tiempos que menciono vinieron otros animales.
dando lustre á nuestro teatro con los insignes Llámame presuntuoso y cuanto quieras,
artistas como los que antes he citado. Es ver- carísimo lector, mas te prevengo que ninguna
consideración detendrá mi pluma para referir
hechos que se relacionan con mi persona y
me llenan de legítimo orgullo. Tuve tan gran-
de como sincera amistad, con esa excelsa ar-
tista y señora que tan dignamente ha sabido
llevar la corona de Condesa. En los aristocrá-
ticos salones del Ministro italiano Don Luis
Biagi, otro amigo muy querido, eran tan ame-
nas aquellas tertulias de los miércoles, duran-
te la temporada artística de la RISTORI, en las
que los conciertos
alternaban con el r
baile, que nunca fal-
té á ellas y allí fué
donde trató á la rei-
na del teatro. Otro
ANGELA PERALTA. tanto puedo decir de
dad, vino la sin par Adelaida Ristori que así la insigne Peralta y
como la Soutay, era gran señora en la socie- y de los eminentes
dad y gran artista en el teatro, pero también artistas Tamberlick
e
8 verdad que aquellos tiempos habían cam- y Valero, amigos lea-
biado, en lo que concierne á la afición del pú- les y sinceros con j
blico por los espectáculos dignos, y para pro- quienes me ligaban
bar mi aserción me basta con recordar hechos, los lazos eternos del
"uando la Ristori, (1875) cuyo nombre sin ca- cariño. ¡A la que vi-
lificativo alguno, basta por sí solo para expre- ve, y & los que mu-
8
ar la grandeza de la artista, encantaba en el rieron, consagro este ADELAIDA RISTORI.
Nacional á un corto número de espectadores, afectuoso recuerdo!
con la admirable ejecución de Isabel reina Pido que me perdones la digresión, ama-
'l<' Tnr/laierra, la Fedra, Pía de Tolomei, bilísimo lector, y paso á dar término á mi his-
María Sluard y otras obras magistrales, ha- toria.
cíanle competencia cu el Principal los perros En idénticas circunstancias encontráronse
8
abios que demostraban sus monadas ante un ARJONA y el mismo VALERO, así como la exce-
Público numeroso. En el Nacional unas cuan- lente Compañía de Opera Cómica de la ALH AI-
tas personas de buen gusto enviaban con sus KA, una de las mujeres más hermosas y artis-
Palmadas sus plácemes á la insigne artista, á tas que han pisado las tablas de nuestros tea-
'a Isabel de Inglaterra, que se presentaba en tros, y la no menos buena Compañía de la
e
* primer acto radiante de majestad por su grande Opera, de Defosse, las que huyeron de
Porte, por su acción y por su traje y en el úl- México, en quiebra por falta de público.
timo aparecía débil, enfermiza y flaca, pero
siempre altiva, arrastrando viejo y deteriora-
do aquel mismo manto, flamante y regio que * * *
antes llevara y apenas podía entonces soste-
nerse en los hombros de la Reina, tanto así El gran acontecimiento teatral en la sexta
década del siglo, que difícilmente volverá á
2H8 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

presentarse en los venideros tiempos, fué el de 800,000 habitantes con que cuenta la Capital,
la existencia, en 185-1, de dos excelentes com- ¡ qué van á sostener dos teatros de ópera y dos
pañías de ópera, que simultáneamente traba- de comedia, cuando apenas pueden con los de
jaban, una en el Teatro Nacional con la egre- zarzuela, y eso por el sistema de tandas!
gia ENRIQUÍTA SONTAO y el gran barítono C É - He extendídome, mi buen lector, más de lo
SAR BAIHALI, digno de figurar aliado d é l a conveniente al hablarte de teatros, pero los
Condesa de Rossi, y otra en el teatrillo de recuerdos gratos que se agolpan en mi mente,
Oriente, en la que figuraban la arrogante de una época tan fecunda en acontecimientos
STEFFEN'ONE, el dulcísimo SALVI, et impetuoso notables en el asunto de que trato, hanme
BENEVEXTAN'O y el gran bajo MAKINI. Si en el obligado á traspasar los límites que me había
primer teatro se gozaba con la magistral in- propuesto.
terpretación de la "•Sonámbula," "Hija del
Regimiento,"'"Barbero de Sevilla," "María de
Rohan," "Don Pascual," "Nozze de Fígaro,"
según antes he indicado, en el segundo causa- NOTA ACERCA DEL TEATRO DE LOá
ban deleite las audiciones de "Norma," la
GALLOS.
misma "María de Rohan," "Lucrecia," "Fa-
vorita," "Lucia," "hrnani," "Puritanos" y, so- La primera plaza de gallos que hubo en México, tW
bre todo, "Roberto el Diablo." que se tiene noticia, estaba situada en la calle del Cua-1
tirante de Santa Catarina ( a ñ o 1736) y fué trasladada
El teatrillo de Oriente era todo de made- (año 1745) al callejón délos (jallos, donde permaneció
ra, tanto que la tablazón que cubría los palcos hasta 1798 en que, el día de San Pedro, fíe estrenó la
veíase desde las calles de Puesto Nuevo y San que. existió en la calle de las Moras, en el terreno com-
José de Gracia, sobre las azoteas del raquí- prendido entre las casas 17 y 18 de la minina valley las
correspondientes de la calle conocida con el nombre
tico edificio de un solo piso, en cuyo interior de Pulquería de Celava.
se hallaba at pié 1 formado, circunstancia que Kl aspecto que ofrecía la tal plaza era el siguiente!
permitía á los amantes de la música que no en el exterior, una fachada humilde, de dos cuerpos, con
podían pagar los precios de la Opera oiría balconaje vulgar el superior y con puertas y ventanas
desde las aceras de enfrente en las que los es- el inferior, délas cuales la principal tenía más de puer-
peculadores jxuiían estrados y cobraban uno ta cochera que de pórtico, ¡í lo que se agrega que la su-
sodicha fachada se levantaba en una calle mal empe-
ó dos reales por asiento. Es¿is dos agregias drada y recorrida longitudinalmente por un albañal.
compañías, al unirse, como muchos deseaban, circunstancia común á la mayor parte de las calles en
habrían constituido con sus buenos elementos, aquella época. Tras de las azoteas de esa parte del edi-
sus magníficas orquestas y sus buenos coros, ficio se levantaba un enorme techo de tejamanil, en for-
lina sola, pero tan sobresaliente, (pie no se ma de un cono deprimido que ostentaba en su vértice,
como remate, un erguido gallo de? palo; en el interior,
hallara en verdad, otra mejor, en los más afa- ! veíase un amplio palenque circular limitado por tres
mados teatros europeos, mas sólo coneurrio- • órdenes de palcos y galería y resguardado por el expre-
m ambas al templo de la Profesa, el día lii , sado techo, i|ue se hallaba sostenido por enor^ues tor-
tus Julio, para cantar, ¡recuerdo triste! la, misa ! ñapuntas que avan/.anan mucho hacia el centro.
de réquiem de la SONTAO. Kn l.S'iL' la civilización dio un gran pase en el canu-
: no del progreso, transformando ese local destinado ori-
Aquellas épocas aciagas en (pie los habi- j (¡alíñente á una diversión cruenta y nada culta, por
tantes de la Capital no abandonaban el teatro, | otro que debiera servir para espectáculos dignos de una
id aun en los momentos de mayor peligro, J sociedad ilustrada. Con el nombre de Teatro provisio-
aquellas en que los proyectiles arrojados j>or j nal, mediante las reformas qui se le hicieron, abrió sus
| puertas al público la compai. dramática que dirigí*
armas fratricidas reventaban sobre las cabezas | Pon Luciano Cortés, en la (pie figuraba como primera
de los transeúntes y aquellas en (pie la peste ! comedianta Cecilia Ortiz. Alternativamente e. teatro'
del cólera-morbo se ensañaba con los habi- i durante su existencia, siguió dando funciones dediver-
tantes, acechándolos en las puertas y en el i so género: unas veces con buenos artistas y otras con
i faranduleros de la peor especie.
recinto de los mismos teatros, dan la medida
I Kn 1825 el Teatro Provisional presentó una compa-
del carácter que distinguía á los mexicanos de
ñía mixta decanto, verso y baile, y para demostrar la
entonces y de su grande afición á las dig- bondad de los espectáculos,liaste decir, que la primera
nas y decentes diversiones del teatro. Hoy los sección puso en es.eena la. Urraca ladrona y Tancredo,,
CUADROS DE COSTUMBRES. 269

segunda la Xiíín en cana y la madre en las máxcarax Kn 1831 el teatro se convirtió en circo y el antiguo
y 'a Mojigala de Moratín, y la tercera diversos bailes- coliseo en teatro de la Opera, y aquel cayendo y levan-
Pantomímicos. tando con sus diversos espectáculos, prosiguió hasta el
Dos años después, el teatro que había cambiado su año de 1841 en que por las nuevas reparaciones que se
n
° m b r e por el de la Opera, pudo ofrecer una compañía le hicieron estuvo en disposición de recibir dignamen-
11
l u e figuraba el insigne tenor y compositor sevillano te ¡í otra artista de gran mérito la Castellan, que en la
Manuel (Jarcia, padre de las agregias cantantes la Mali- ejecución de Lucía de haniennone, ópera (pie cantó
ran y la Viardot. (Jarcia se estrenó con el Harhern de también en París, no conocía rival.
'""> esa admirable partitura de líossini, desempe- El teatro de los (Jallos continuó dando malas come-
ñando el papel del Conde de Almaviva, en el que no dias y pastorelas hasta el año de 1844 en que desapare-
conocía rival. La Pellegrini, distinguida artista y la ció á causa del voraz incendio que se inició al medio
an
t a Marta formaban parte de la compañía. día, el 2 de Noviembre.

<xA/V

CORRIDAS DE TOROS.

—í-o-

jjL comparar los usos y costumbres de la que no es oro todo io que reluce, por lo que
época á que me he referido con los de respecta al orden social.
la actual, danse á conocer aquellos en Nadar contra la corriente es un vano es-
íue se ha progresado, los que hemos dejado fuerzo, y por tal tengo el de algunos de mis
atrás y los que permanecen estacionarios, par- escritos que, como el presente, contraría cos-
ocularmente en los que concierne al bajo pue- tumbres arraigadas en el pueblo. Entre las
blo. que han sido y son en nuestra querida patria
Conozco bien los argumentos, querido lec- objeto de predilección, cuéntase las corridas
tor, que has de oponer á mis aserciones y prin- de toros.
cipalmente á las que contrarien tus gustos é Dos eran las plazas que existían en la Ca-
mclinaciones, mas no por eso dejaré de ma' i- pital, ambas tan espaciosas (pie podían conte-
festarlas. Dirasme que es inveterada la cos- ner de 10,(XX) á 11,(XX) espectadores, siendo la
tumbre de elogiar lo pasado y de deprimir lo más antigua la llamada de San Pablo, que se
Presente y, acaso, no te falte razón, pero debo hallaba situada al SE. é inmediata al templo
Prevenirte en mi favor, asegurándote, según de aquel mismo nombre y cuyos datos acerca
ya he manifestado, que no obro por sistema de su construcción están perdidos. Solamente
alguno, ni me preocupo con ideas preconcebi- ha podídose investigar que en Septiembre di;
das que den por resultado la alteración de los 1788 el virrey D. Manuel Antonio Flores man-
«echos y, por consiguiente, sus falsas conse- dó suspender las obras de la plaza que se cons-
cuencias. Que la nación y la capital han ade- truía en la plazuela de las Vizcainas, á fin de
lantado, no cabe duda, pero también te diré que fuera levantada en la de San Pablo. Pro-
270 EL LIBEO DE MIS KECUEBDUS.

bable es que dicha plaza, reedificada, después De la función que en honor del General
de la independencia, haya sido la que repre- Santa-Anna se dio por el mes de Octubre de
senta el grabado. No fueron muchas, las co- 1858 sólo te hablaré, caro lector, de lo que pro-
dujo en mí agradables impre-
siones.
La plaza del Paseo era
hermosa y de gran extensión;
todo lo más granado de lo so-
ciedad ocupaba las lumbre-
ras y el tendido de la sombra,
como henchidas por el pueblo
estaban Lis lumbreras y e '
tendido del sol. Todo era allí
alegría y animación, avivadas
por la3 bulliciosas sonatas
que ejecutaba una excelente
música militar. Elaspectode
aquella plaza era, como siem-
pre en tales momentos, gran-
dioso é imponente, y á la vez
PLAZA DE TOROS DE SAN PABLO.
la imagen más neta y fiel de
la seducción. La fiesta er* de
rridas de toros á las que me llevaron siendo gala, y como á ella concurría S. A. S. el General
niño, y sólo me referiré en este artículo á la Santa-Anna y su esposa la Sra. Doña Dolores
primera y á la última de aquellas á que asis-
tí. No han podido borrarse de mi memoria los
sangrientos episodios de que, por primera vez,
fui testigo en la gran plaza de San Pablo, co-
mo (pie vi tendidos, muertos en la arena, diez
y siete caballos y un picador, por lo que debes
figurarte, lector amable, que la tal corrida no
pudo causarme agradable impresión.
La otra plaza llamada del Paseo, estrena-
da el 25 de Noviembre de LS51, se levantaba
en el ángulo formado por la Calle del Paseo,
hoy de "Rosales y la Calzada, conocida con el
nombre del Ejido, ó sea el ángulo NO. de la
glorieta en que se admira la hermosa estatua
ecuestre de Carlos JV.
Derrumbada la plaza peiinaneció en pie,
por algunos años, el edificio que tenía al fren-
te y había destinad >se para Café y Nevería,
quedando convertida, en casa particular y úl-
timamente reedificada es hoy un palacio de
estilo moderno.
Solamente nos quedan los recuerdos de di-
cha, plaza que en el extremo Norte del Paseo
PLAZA DE TOROS DEL PASEO Y CALLE HOY DE ROSALES.
de Bucareli se levantaba imponente con sus
272 lumbreras, extensas graderías y sus enre- Tosta hacía la partición ó despejo de la plaza el
jados de hierro en las mencionadas calles de famoso Cuerpo de Granaderos de la Guerdifti
el Paseo y el Ejido.
con sus casacas encarnadas y altas gorras de
OUADEOS DE C08TUMBBE8. 271

P6*0 y chilillo rojo. La desaparición en niies- lieron por otras puertas de la valla para ofrecer
ras
costumbres, de ese acto ejecutado por los á Bernardo y á su segundo, hermosas capas
°uerpos militares, es un adelanto, por cuanto de raso rojo, en cuyos bordados brillaban mo-
a
que el ejército, por su alta y noble
misión, debe apartarse de servir de di-
versión al público, por más que aquel
^cto fuese muy vistoso y agradable,
i n s i s t í a dicha partición en ciertas
Poluciones ejecutadas al son de la
Música por los soldados, que iban y
e
nían en columnas, apartándose unas
e
ces y juntándose otras, ó girando so-
re
sus flancos en diversas direccio-
ne8
para representar diferentes fign-
'18, como en las cuadrillas lanceras,
° n s °lo la diferencia de ser el paso
tai
^ o y mesurado.
i n c l u i d a s dichas evoluciones y al
^S^do toque de una corneta, ordenado
P° r la autoridad que, en tales momentos
asciende de su alto solio para consti- EDIFICIO QUE SUSTITUYÓ AL DE LA ANTIGUA PLAZA DE TOROS EN LA
•urse en directora de un espectáculo ESQUINA DE ROSALES Y DEL EJIDO.

arante el cual no se le guardan por el público nedas de oro. La cuadrilla, por el orden que
8
miramientos debidos, salió la numerosa guardaba y por los ricos y vistosos trajes que
ladrilla capitaneada por el famoso torero ostentaban los toreros, echadas al hombro sus
capas de diferentes y vivísi-
mos colores, causóme una sen-
sación indescriptible. Por de-
lante venían los dos locos, que
por sus sandeces y simplezas,
han sido con justicia supri-
midos, y por detrás los picado-
res con Bus sombreros de an-
cha ala y copas semiesféricas
y sus abigarrados trajes de
charro, recargados de borda-
dos y alamares de plata, y á lo
último, el vistoso tiro de mu-
litas.
Después del saludo acos-
tumbrado á las autoridades y
al público, dividiéronse en di-
versos grupos los toreros, to-
mando por distintos rumbos;
las mulitas á todo correr, des-
CALLE DE ROSALES ANTES DEL PASEO. aparecieron detrás de la valla
por las puertas que á su paso
fio
se cerraron, y dos picadores se lanzaron hacia
^ a r d o (xaviño, quien traía á su lado al se-
el toril, al galope de sus caballos, para colo-
s^odo espada, Mariano González, conocido co-
carse á uno y otro lado de la puerta.
con el nombre de "Mariano la Mon-
Entre tanto, los locos, vestidos como IOB
> W mismo tiempo que varios caporales sa-
272 EL LIBBO DE MIS RECUERDOS.

payasos d e los circos, empezaron á ejecutar s u s temporáneos, e n el escuálido l u g a r t a n escaso


gracejadas, ya t i r a n d o por lo alto u n a naranja de árboles como de p a s e a n t e s pedestres, y tan
p a r a recibirla en su e n h a r i n a d a frente, en la a b u n d a n t e de a g u a sucia en sus acequias li-
q u e aquella se estrellaba, ya poniéndose á bai- mítrofes, como falto d e la l i m p i a en s u s dos
lar, gesticulando y haciendo grotescas contor- m e z q u i n a s fuentes.
siones. O t r a s de s u s gracias consistía e n acos- ¡ C u a n diferente es el aspecto q u e hoy ofre-
tarse al lado del toro, m u e r t o ya, ó en montar- ce el hermoso Paseo de la Reforma tan exten-
se en el vientre de éste p a r a ser j u n t a m e n t e so, tan provisto de árboles, de hermosas quin-
con él a r r a s t r a d o por las muías. Sonó la trom- ¡ t a s y de elegantes m o n u m e n t o s , q u e d a prin-
peta y casi al mismo tiempo se abrieron las ¡ cipio en la grandiosa plaza de Carlos I V y ter-
p u e r t a s del toril. l r n a r r o g a n t e toro de Ateneo, ¡ m i n a en el sitio mágico d e C h a p n l t e p e c . (*)
d e esos de frente china, salió disparado como ¡ T i e m p o de sobra tengo p a r a dar rienda
Mecha, y no bien h u b o visto á un picador, pre- ! suelta á las reflexiones (pie me sugieren las co-
p a r a d o ya con la pica en ristre, c u a n d o se arro- | rridas de toros, é i n t e r r u m p i d o ya el relato, po-
jó sobre él con ímpetu violento y tomó la pri- co importa, (pie la digresión sea más ó menos
mera vara, d a n d o un airoso y oblicuo salto por i larga.
el flanco del caballo; mas á la segunda, destri- j No era poca la diversión (pie me propor-
pó á éste ó hizo dar al j i n e t e u n soberano i cionaba el lento movimiento de los carruajes
t u m b o . Y a ves, q u e r i d í s i m o lector, cómo tam- por aquella calzada llena d e hoyancos q u e ha-
bién me p e r m i t o el lujo de soltar a l g u n a s fra- cían saltar sobre sus muelles las cajas de los
ses propias d e la jerigonza t a u r i n a . carruajes, t a n t o q u e u n a vez vi desprenderse
Al h a b l a r de toros, según costumbre esta- de u n o d e ellos el asiento posterior de su lu-
blecida, no me preocupo con la gramática, ni joso lacayo quien, todo empolvado y maltrecho,
me i n t i m i d a la impropiedad de las figuras, y h u b o d e seguir al coche, a b a r c a n d o trabajosa-
tal vez á estas circunstancias se d e b a la falta m e n t e con sus brazos el estorboso mueble.
de sindérisis en este; párrafo. ¡ U n a d e t a n t a s diversiones ( p í e n o s proporcio-
Muy n a t u r a l es q u e la suerte de la pica sea nan gratis, en todos tiempos, n u e s t r o s Ayun-
casi siempre desgraciada, pues ¿ q u é otra cosa tamientos!
puede resultar, caro lector, de un tallarín mon- Volvamos al relato di! los toros.
tado en u n fideo, como g e n e r a l m e n t e son. en- Sólo presencié de aquella función q u e se
tre nosotros, el j i n e t e y su cabalgadura, q u e i d a b a á beneficio del p r i m e r espada B e r n a r d o
se ponen frente á frente de u n a fiera de t a n t a j (¿avino, el principio de q u e ya hablé, el medio
pujanza como el toro? L a m u e r t e segura del i y el fin. Como á las cinco de la t a r d e , e n t r ó en
caballo y los frecuentes t u m b o s del picador, i la, a r e n a u n a elegante carretela abierta, tirada
c u a n d o bien librado sale. L o mismo te digo res- i por frisones, y en cuyos asientos posteriores
pecto del m a l éxito de las d e m á s suertes, á can- | i b a n dos preciosas n i ñ a s vestidas d e azul y
sa de la misma i n e p t i t u d y desconocimiento j blanco. L a carretela, á todo correr de los ca-
del arte, q u e c o n s t a n t e m e n t e oigo e c h a r en la j ballos, dio u n a vuelta por el circo y se detuvo
cara á los toreros. . j cerca del lugar en q u e se hallaba el p r i m e r es-
No daré cuenta, de todo lo (pie aconteció i pada. L a s n i ñ a s descendieron del carruaje y
en aquella corrida, p o r q u e mi ánimo apocado, |
al decir de los a m a n t e s de ese espectáculo, obli- (*) Gobernando la Nueva Kspaíla el excelente vi-
góme á salir de la l u m b r e r a d e s p u é s de la des- rrey I). Antonio María de Bucareli y Ursua, se estreno
el Paseo <le Bucareli el «lía 4 «le Noviembre de 17c-
gracia referida, y á permanecer retirado en el
Se hallaba comprendido entre la plaza en que se levan-
corredor exterior, recargado en la b a r a n d i l l a ta la Kstatua de Carlos IV y la garita de Helen. Poseí»
y e n t r e g a d o A la contemplación de los hermo- dos glorietas, la del centro llamada de Guerrero ó de te
sos p a n o r a m a s (pie me ofrecía el nunca bien independencia, la cual fué estrenada el lti de Septiem-
ponderado Valle de México y á la observación bre de 1829, y otra al terminar el paseo, cerca de 1»
garita mencionada. La primera fué destruida para Ie"
d e aquel ir y venir y rodar d e los carruajes en
vantar en su lugar el monumento mandado erigir en
el paseo de Bucareli, monótona costumbre e n honor de I). Benito Juárez. La estatua de Carlos I '
q u e consistía el desahogo de aquellos m i s con- ocupa el lugar de la antigua fuente de la Victoria.
CÜADBOS DE COSTUMBRES. 273

se acercaron á éste para ofrecerle una hermo- la aplicación de todos cuantos pudieran dar-
8a
corona cuajada de monedas de oro, en los me los taurómacos, como el de pusilánime, apo-
"•omentos en que los atronadores aplausos y cado, etc., etc.
los vivas de la multitud espectadora se mez- Justas son las lamentaciones del toro y del
claban con los alegres acordes de la música, caballo, y, además, hay que decir de éste que,
bernardo subió al carruaje con las niñas é hizo olvidando el hombre sus nobles servicios, no
8u
paseo triunfal en aquella plaza, durante el se contente con sujetarlo al cruento sacrificio,
cual no cesó el palmoteo y el entusiasmo del sino (pie aún después de herido, lo martirice,
Público. Día de un triunfo espléndido para introduciéndole de nuevo en el vientre los in-
aquel que millares de veces expuso su vida lu- testinos, cosiéndole; la herida y levantándolo á
chando con el toro, y la cual, ya anciano, per- puntapiés para (pie, débilmente movido por
dió al fin á causa de una tremenda cogida en los últimos alientos vitales, vuelva á la arena.
,a
plaza di! Texcoco, hace pocos años. ¡Cuánta sensibilidad la tuya, me dirán, y cuán-
Al terminar la función, el Presidente San- ta crueldad la vuestra, contestaré!
a
Anna, acompañado de su esposa, montó en ¿Y el torero ? Ese me causa doble pena,
otra elegantísima carretela, que lo condujo al porque á la vez tiene que atender á la fiera to-
paseo de Bucareli. Como de costumbre!, iba por ro y á la fiera público. Este nunca si! halla
delante del carruaje un piquete de lujosos gra- contento, por más que aquel demuestre valen-
naderos de la guardia, montados en soberbios tía y arrojo y se esfuerce! en complacerle pro-
a
'azanes; por detrás, un regimiento del mismo curando ejecutar las suertes con mayor lim-
cuerpo sirviéndole de escolta, y á los lados, á pieza. Una cogida, que le dé el toro puede
caballo, los edecanes llenos de relumbrones. acabar con su vida; pero una cogida del pú-
A
°da aquella aparatosa comitiva dio veli blico lo lastima, y lo ultraja con sobrada injus-
o velozmen-
te una vuelta en el paseo, fuera de la linea de ticia.
jos coches particulares y se alejó después con Dícese en descargo de esa, para mí fiera
gual velocidad y en dirección al Palacio. costumbre!, que (illa aparta al público del vicio
Al reanudar mi relación, empiezo por ad- de la embriaguez, impidiéndole que gaste to-
er
" r t e , caro lector, que yo pertenezco á esa do su jornal en la bebida, y para probar tal
minoría que, con ofensa de la gramática y del aserción, se echa, mano de la estadística crimi-
buen sentido, han dado en llamar "sensibile- nal, y, por otra parte, se nos quiere demostrar
a
> y por tanto, me permito decirte, en uso de que los espectáculos sangrientos infunden un
,a
facultaltad que me concede nuestra gran valor esforzado y una poderosa energía en el
arta, que el espectáculo de la corrida de to- hombre, cualidades indispensables de todo
08
es para mí horripilante, y lo considero co- ciudadano que ha de aprestarse á la defensa
010
indigno de la cultura de un pueblo, tanto de la patria. ¡Qué bellas teorías si fuesen cier-
c°mo la bárbara costumbre de los boxeadores tas! Dígaseme simplemente que el espectácu-
CJe
la ilustrada Inglaterra, y de Ja no menos lo es del gusto de muchos, y punto en boca,
u
*ta nación norteamericana. Tal es mi opi- pues hay gustos para todo, ¡ y vaya si los hay !
ión y si con ella te conformas, querido lector, Para mí lo mismo da que el famoso licor
"ïucho me holgaré de ello, mas si fuera mi pa- de la reina Xóchitl, si! tome en la calle de las
recer contrario al tuyo, que los dioses inmor- Damas, que en las barracas situadas en las in-
tales de la Roma de Nerón te concedan el ga- mediaciones de las plazas de toros, y que se lle-
ardón merecido por tu ánimo esforzado, y dé- ve en jarros, para beberlo en el tendido du-
jame, triste de mí! sumido en la condición del rante la corrida, y que si! apuren copas de Co-
Ciego que no puede apreciar las excelencias de gnac en las cantinas de la. misma plaza ; mas no
'os fuegos fatuos. queriendo ofender á la estadística desconfian-
Nunca, por agradar, he de decir lo que no do de sus cifras, ni á la policía negándole la
'ento, pues amo la verdad y odio el fingimien- exactitud de sus cómputos, acepto los benéfi-
*°' aunque persuadido estoy de que mi con- cos resultados obtenidos en pro del pueblo du-
sueta ha de acarrearme el desagrado de mu- rante las dos ó tres horas que dura una corri-
los y m i l dicterios, mas he anticipádome en da. ¿Para reprimir, qué digo, para dar tregua
35
274 EL LIBKO DE MIS RECUERDOS.

por corto tiempo, á uno de los vicios popula- iniciarse en todo ser humano, y para acallar
res más degradantes, se cree alcanzar mucho los justos clamores de la conciencia. ¡Voces
(in la mejora, social de ese pueblo con las co- I desentonadas y estrepitosas (pie contestan »
rridas de toros? La observación demuestra lo los salvajes y terribles bramidos del toro qu°
contrario. ¿Acaso otras diversiones más nobles piden venganza!
y honestas, como el teatro, por ejemplo, no al- Los esgotadores en las ¡plazas de toros me
canzarían resultados más provechosos? Hon- producen el mismo efecto (pie los padrinos en
da pena causaría en mi ánimo una respuesta i los duelos.
negativa, pues ella vendría A demostrarme la ! La patria tiene necesidad del valor de sus
falta absoluta de cultura del pueblo. ] hijos, pero no de ese valor brutal, sino el qu p
Dénsele, con ofensa de la civilización, infunde la dignidad, bellísimo don (pie sólo
para (pie vocifere y se enloquezca, las co- se adquiere por medio de las virtudes cívi-
rridas de toros, pero no como escuela de so- cas.
briedad y patriotismo. Estas cualidades sólo Los romanos eran en extremo valientes y
se adquieren en planteles especiales y con el estaban habituados á la, guerra; mas al perde1"
buen ejemplo. Edúquesele convenientemente las virtudes que en un tiempo fueron el sello
é instruyaselo en todo aquello (pie deba saber, de su carácter, esterilizaron aquellas grandes
pero tanto en la parte educativa como en la facultades. Por cientos de miles acudían á los
instructiva,, han de estar infiltrados los gran- grandes circos para presenciar los tremendos
des principios de la moral, freno de oro de las combates de las fieras y las inhumanas luchas
pasiones humanas, sin los cuales sólo se con- de los gladiadores, sangrientas escenas todas
seguiría que el hombre, en el caso de que se á que el pueblo romano habíase connaturali-
trata, en lugar de tomar el blanco "nontii" en ! zado desde (pie dio principio su nacionalidad-
escudilla de barro, lo apure en copa de cristal Habituado estaba su oído á los espantosos ru-
y cpie veamos en las calles, en vez de un bo- gidos de las fieras, su vista á las repugnantes
rracho de frazada, á un ebrio de levita. Loque luchas en que se despedazaban los hombres
comunmente se observa. con aquellas, y sus corazones insensibles, »
¿Ni cómo puede ser escuela de buenas cos- no dar cabida á la compasión. Tal era de es-
tumbres, una diversión en la que hasta la gen- forzado aquel pueblo; mas á pesar de sus tra-
te decente pierde el decoro que exige su edu- diciones guerreras y de su enérgico talante,
cación, y se croe autorizada para vociferar pro- bastó que Odoacro, Jefe de los hérulos, sona-
firiendo palabras inconvenientes y nivelándose se desde Rávena las manos, para que viniese
con la hez del pueblo? Ya que tal espectácu- á tierra el poderoso Imperio de Occidente. ¿ *
lo está á la orden del día, procure aquélla ser sabéis por (pié? Porque el valor digno y el pa-
tan correcta como en sus otras reuniones, ó triotismo estaban refrenados por la corrup-
por lo menos, no rebajo su dignidad al dar rien- ción, el perjurio, el latrocinio y tantos vicios
da suelta á su expansión. j como tenían enervada á la sociedad.
Si el argumento referente; á la tregua que Cuidemos de que la nuestra no llegue, p ° r
se da, al vicio de la embriaguez es falso, igual- el desprecio de los principios morales, á esa
mente trivial y engañoso es el relativo al es- extrema degeneración.
forzado valor que se dice adquiere el especta- Hase dicho en favor de; las corridas de to-
dor en presenciado las sangrientas escenas de ros, parodiando la primera proposición de I a
la, lidia. El luchador, sí posee un valor teme- famosa ley de la gravitación, que "la virilidad
rario al ponerse frente á frente de la fiera em- de un pueblo está en razón directa de sus es-
bravecida, á pesar de las ventajas que sobre pectáculos," falsa proposición, porque en el
ella tiene; pero el espectador no aumenta, su presente caso, la segunda, (pie se ha omitido,
ardimiento, lo (pie adquiero, os la, fiereza de destruye por completo á la primera enuncia-
ánimo. Por eso grita desaforadamente el pue- da. Esa segunda proposición es: "y en razón
blo y se enloquece á cada tremendo episodio ! inversa del cuadro de la inmoralidad," la qu e
de la lucha, para ahogar, en su nacimiento, los tiene su comprobación en los mismos hechos
nobles impulsos del corazón que tienen que | declarados, que fueron la causa de la destruc-
CUADROS DE COSTUMBRES. 275

°ión del poderoso imperio, m i n a d o en sus ci- tí llega por medio de un tercer individuo que
mientos por la moral cristiana y herido de han dado en llamar reparler, cuando el título
f u e r t e por los pueblos germanos, viriles y vi- que en castellano le conviene es el de chis-
gorosos, sin estar h a b i t u a d o s á los sangrientos moso.
es
Pectáculos d e los Calígulas, Nerones y Do-
micianos.

UN DIALOGO INTERESANTE.

Como ligera introducción á esta s e g u n d a


Parte del escrito concerniente á las Corridas
ae
toros, conviene referir la siguiente verídi- Oye, pues, las quejas y consideraciones del
ca historia. Dos sabios muy dados á investi- toro y del caballo, dignas de tenerse en cuenta.
gar vidas ajenas, sacáronle; á Júpiter, como Dice el toro: al luchar contra mí el hom-
Vu
lgarmente se dice, sus trapillos al sol. Pu- bre pone en juego cuantos ardides le sugiere
sieron en claro dichos sabios las trazas que se su grande inteligencia, en tanto que yo lucho,
(
|aba aquel dios para el logro de sus perversos guiado solamente por el instinto que estimula
nnes, como eran los de transformarse en cu- mis arremetidas para atender á mi conserva-
clillo, en lluvia de oro, en sátiro, en hormiga, ción y propia defensa; él tiene escuela como
en
ruego y en toro á ñn de seducir á diosas y la de Ronda que pone en acción la inteli-
linfas de lo mejorcillo que había en el Oliin- gencia para vencer, y la sevillana que se vale
P° y fuera de él. ¡Vaya si el tal Jove ha sido de la astucia para burlar, escuelas en que
Utl
pillastre de cuenta! Averiguaron los sabios aprende los artificios para encolerizarme, he-
que Proserpina era inedia hermana del Caba- rirme y matarme, conforme á reglas estableci-
lo
< y, desenmarañando las madejas de los em- das por los célebres diestros Pepe Hillo y el
píricos enredos, que el caballo y el toro eran Chiclanero Montes, y yo no tengo más escue-
Parientes, circunstancia por la cual el prime- la que la de los campos en los que soy tan útil
r ( e
° * estes animales destripa, con frecuencia, á ese mismo hombre que me ofende; él para
al segundo. Calificado el hecho de los dos sa- la lid adapta cada suerte á los impulsos de mi
ltos, como un crimen de lesa majestad, el po- instinto que le son muy conocidos, y yo me
deroso Jove los castigó, con virtiendo á uno en presento ignorando sus ardides, los que no me
"^o y á otro en caballo, con la condición de deja conocer, pues cuando bien librado salgo
|pie conservarían en el campo la razón y el y perdonado por mis hazañas, se me retira del
habla, aunque algo perturbadas, pero entera- coso al cual no vuelvo por cpie experimenta-
mente privados de ambas facultades en las do ya, me convierto en pegajoso, sigo el bulto y
Plazas de toros, en lo que obró el dios con buen no iicudo á los engaños, á los que mi bravura y
Seso, pues de lo contrario, era evidente que ceguedad me precipitaron la primera vez, bra-
n
mgún diestro pudiera quedar para contar su vura y ceguedad que constituyen la base del
historia. toreo.

# # El cerca la arena con vallas y contravallas


y burladeros, para ponerse á salvo en los mo-
Hallábanse en el cercado de una hacienda mentos en (pie le doy alcance, y yo no tengo
aquellos dos pobres animales, el toro con no donde guarecerme; él me ataca de montón y
Pocas heridas ya cicatrizadas, y el caballo con con diversas armas me hiere, y yo estoy sólo
a
piel del vientre remendada. Animado é in- y sin más armas (pie las dadas por la natura-
eresante era el diálogo por ellos sostenido, en leza ; á él acuden todos sus cómplices, dándo-
Y (1"« campeaban algunas ideas filosóficas, me; golpes, echando á mis ojos sus capas y
deliberadamente concebid a s. pegándose á mi cola para impedir mis movi-
i e daré á conocer, caro lector, esa conver- mientos y que acabe con el que tantos daños
sación que te parecerá incoherente porque á me ha causado, y á mí nadie me favorece ni
276 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

me ampara: él viste de seda, porque hay quien —Pues no estés tan orgulloso con tales pro-
diga que mis cuernos resbalan en ésta, y exal- genitores, pues la fe de su casamiento no cons-
ta su ánimo con la idea de brindar á la dama ta en el registro civil.
de sus pensamientos alguna suerte, y con apu- —• No ataques la honra de mis padres y trá-
rar cualquier excitante licor, en tanto que yo talos con respeto, que él ha sido el omnipoten-
sufro la aserrada de mis cuernos, y algunas te dios de las aguas y ella la seductora diosa
veces en la hacienda, el fuerte golpe de un de la agricultura, y la buena posición en el
madero que me descoyunta, y así lastimado se mundo todo lo borra y como dijo el otro, debéis
me conduce al circo, desfallecido por el ham- saber, los subditos del gran monarca que ocupa
bre y por la sed, y por último, él á cada toque el trono del Ponto Euxino, que nacisteis para
del funesto cornetín, es reemplazado por otros callar y obedecer y no para discurrir ni opi-
para la ejecución de distintas suertes, vinien- nar en los altos asuntos de soberanos enredos.
do de refresco, y yo he de luchar con todos, ya —¡ Qué cervillón eres ! con razón te ensillan.
herido, sin que se me dé tregua ni descanso, Yo sí puedo estar orgulloso de que los famosos
para llegar al fin á terminar mi vida por la es- griegos, Apolonio y Taurisco, esculpiesen mi
pada traidora que se me oculta con Ja muleta, imagen, la que, con el nombre de Toro Farne-
y á los certeros golpes del puñal del punti- sio, admira el mundo.
llero. Y la mía ha sido elevada sobre majes-
Epílogo y moraleja del sangriento drama tuosos arcos de triunfo, como el de Septimio
es el acto en que el tiro de muías enjaezadas Severo y el del Carrousel y, en tiempos menos
me llevan arrastrando por la arena, á mí que, remotos dióme el Gran Cervantes fama impe-
erguido y fuerte en el campo, he ayudado al recedera, poniéndome al servicio del ilustre
hombre á proporcionarse (il sustento. manchego.
- - Y yo, dice el caballo, víctima todavía - ¡Cuántas consideraciones, caballo amigo»
más inocente, sólo me (piejo de la ingratitud nos guardaban los antiguos, y cuánto nos des-
dol hombre ¡pie, por una hipócrita conmisera- precian los modernos ! ¡ O témpora o mores !
ción, me, condena á morir de una manera de- Tú también sabes latin, ahora que no se
sastrosa,, cubriéndome los ojos para que no vea estudia, ¿cómo lo sabes?
venir la muerto y de ella me defienda.. Por tradiciones de familia y por la his-
-•- ¿Porqué, pregunta, el toro, será tan cruel toria.
el nombre? Sigamos refiriendo lo que á nuestra exis-
-Porque, responde el caballo, aún con- tencia conviene, y dejémonos de inútiles la-
serva restos de la barbarie primitiva. mentaciones.
¿Cómo lo sabes? — Si Júpiter, prosigue el toro, no se hubie-
- P o r tradiciones de familia y por la his- ra trasmutado en mi individuo, el rapto de la
toria, que algo me han enseñado. bella Europa no se habría efectuado, y el pode-
¿Luego, sabio eres? roso seductor no gozara de su triunfo en Creta.
—Si poseer algunas nociones sobre la na- Por mí, continuó el caballo, y mis com-
turaleza humana constituyo sabiduría, docto pañeros que teníamos los cascos de bronce, y las
soy y, tal vez, á esta circunstancia deba mi co- crines de oro, fué conducido el carro de Neptu-
locación en el cielo como asterismo. uo sobre las ondas del mar; también hálleme un
También yo he sido en él colocado y si cido al de la refulgente aurora, y el mismo po-
honra me dieron en los espacios celestes, en la deroso Neptuno tomó la forma de uno de mi ra-
tierra he sido adorado, como encarnación de za para engañar á Ceres (pie por huir de él ha-
Osiris y Apis me llamaron, dándome maravi- bíase convertido en yegua. Yo serví á Marte y
lloso sepulcro, digno de la suprimía majestad. á Perseo y á heroes de la guerra de Troya, co-
Si en Memfis no figuré á tu lado, túvo- mo Hector, Eneas y Aquilea, por mí fué toma-
me en mucha estima (il pueblo griego, artista da, después de esa lucha de diez años la famo-
por excelencia, y hay quien asegure que soy sa Ilion, capital de la Troadia, fundada por
de altísimo linaje, pues que debo mi ser al Apolo y Neptuno, y Caligula que me llama-
gran Neptuuo y á la hermosa Ceres, ba Incitatus, me construyó un palacio, puso-
CUADEOS DE COSTUMBRES. 277

me pesebre de marfil, me sentó á su mesa, me -Por viejo y por inútil me llevan á la lu-
rodeó de sacerdotes y pretendió elevarme á la cha y el que me guía me entrega para que sa-
dignidad de Cónsul. cies en mí tus furores.
—Tal era ese Caligula de bruto. ¿Tan fiero así es el hombre?
—El bruto lo serás tú y toda tu casta, y dime - Y más que tú. Si lo vieras en lucha con
¿de qué te envaneces y ¿de haber tenido por as- otro de su especie, te horrorizarían los con-
cendiente al buey Apis? Si éste no tuvo hijos, tundentes golpes que se dan, en presencia de
y aunque los hubiera tenido por la gracia de muchos individuos que ansiosos miran la lid
algún encantador, tú no posees sus cualidades. • brutal, esperando cada cual ganar la cantidad
Pues él ostentaba, sobre el costado derecho, en | apostada, en pro'de uno ú otro lidiador; si uno
8
u hermosa piel, negra como el azabache, la I cae desfallecido, casi exánime, pronto acuden
Wanca y nítida señal de su nobleza en forma ! á su socorro los de su partido para reanimar-
de media luna. Así es que tu tonta vanidad se Í lo con fricciones y bebidas estimulantes y po-
parece á la de muchos hombres que si tienen | nerio en aptitud de renovar la lucha interrum-
buena ascendencia, traida á veces de los cabe- ; pida, la que continúa á más no poder, y si al
llos, son de baja estofa por sus acciones. Yo • fin, uno de aquellos cae moribundo se declara
8
í puedo envanecerme y para ello me sobra la el inicuo triunfo del vencedor, quien no obs-
razón, pues con el nombre de Unicornio he tante su victoria, queda en tan lastimoso esta-
sido y soy el emblema de la fuerza de una po- do, ([iie su cuerpo aparece corno el tallo de una
derosa nación, la que con la protuberancia ¡ planta tuberculosa y su cara convertida en vo-
°iue de mi frente sobresale cuatro palmos, luminosa é informe remolacha.
arremete, con justicia ó sin ella, ¡i todo el mun- Me (hijas asombrado, pues tal acto, á
do; en tanto que tú, á pesar de tu dudosa as- sangre fría, no se observa entre las fieras.
cendencia, no dejas de ser un toro pinto, hijo - Mayor será tu asombro cuando sepas qui;
de la vaca mocha y, además tu conducta no es el caso individual se hace extensivo á los pue-
muy honrosa y digna que digamos, cuando los blos que, sin piedad, se despedazan, y en los
hombres te consideran como el emblema del que no impera la justicia, sino la fuerza bruta.
marital consentimiento. Ya veo que la ilustración de que tan (o
— No me insultes, ó te arremeto como en alarde hacen los hombres, es puramente re-
e
l redondel. lativa.
— Aquí no temo tus iras porque no hay pica- Así es, en efecto.
dor que á tí me entregue indefenso; pero á qué ¿Por qué la mujer, observa el toro, ese
vienen tantos enojos cuando conversamos co- hermoso ser, tierno y sensible, dotado por la
roo dos buenos amigos. Lo que te dije no fué naturaleza de tan delicado corazón, autoriza
insulto, sino una verdad palmaria y tú misino con su presencia espectáculos como las corri-
das la prueba de tu acción rústica y grosera das de toros?
en el coso, pues no sabes distinguir á tu ofen- Porque cuando la mujer se desprende, de
sor, del caballo infeliz, al que sin causarte da- I sus naturales sentimientos es peor que el íiurii-
no alguno das la muerte. bre.
— Al fin resuellas por la herida. Hanme dicho, y así debo creerlo, que á
Tal boquete me abriste. veces las cruentas escenas de la lidia, causan
Qué bien arguyes, ¿estudiaste por ven- desmayos á ese ser, el más bello de la creación.
tura en alguna Universidad? - Sólo un bobalicón, como tú puede estar
Quizá me haces esa pregunta porque al- dispuesto A dar su asentimientoá tal patraña,
gunos de mis congéneres se han graduado de y es que no conoces los artificios ó más bien
doctores, mas por lo que á mí toca, te digo que dicho, artimañas de la mujer.
debo mi saber á la experiencia, pues caballo ¿Tan ingeniosa y astuta es?
viejo soy. - Tan ingeniosa y astuta, cuando le con-
¿Tú, viejo? vient!, y tan precavida que á la plaza lleva po-
—Viejo y reviejo, mírame la boca. llutes de cristal con sales y volátiles aceites,
—Efectivamente anciano eres. para acudir á tiempo á sus desmayos volunta-
278 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

rios. cuando no lanza entusiasmada su pañue- Esto quiere decir, amigo tauro, que para
lo ó su abanico al diestro afortunado. En ta- toda buena corrida el animal ha de ser, no so-
les momentos el angelical espíritu de la mu- lamente bruto, sino sobrebruto.
jer es arrastrado por las aromáticas emanacio- Sírvete deeirm.\ mi noble compañero de
nes de aquellos pomos, para perderse en los infortunio, así como hay toros sobrebrutos no
espacios, huyendo del redondel, al que sólo la existen también animales sobre caballos?
vanidad pudo llevarlo. — Por tales tengo á muchos de los que me
Cómo, si son cristianas, pueden mezclar montan.
actos de na tura loza tan contraria, asistiendo —• No digas eso, que sobre tus lomos han
al incruento sacrificio religioso por la maña- cabalgado hombres ilustres.
na, y á la sangrienta lucha de hombres y ani- Pero no todos han sido Césares, Alejan-
males, por la tarde? dros ni Napoleones y al contrario, no pocos ton-
Porque, en asuntos religiosos, algunas tos de capirote, razón por la cual con ellos, &
hay que entre la realidad y la apariencia, no veces ino desboco.
admiten distinción. ¿ Por qué, mi pariente tauro, siendo tan
V sabes, caballo amigo, la argucia de impetuoso permites que abusen tanto de tí?
que se sirven los taurómacos para converti- •Porque á pesar de nú bravura y fortale-
en benigno y humanitario, según dicen, el san- za, no puedo sobreponerme al poder del hom-
griento ejercicio del toreo? pues estriba, ni bre, y yo, á mi vez te pregunto, mi primo her-
más ni menos, en el arfe, según el cual los bue- mano, ¿por (pié permites que te ensillen?
nos diestros ejecutan las diferentes suertes de Por la misma razón que tú me has dado
Ja lidia. ¿Qué gano con (pie unos me pinchen y ¿cómo no han de hacer los hombres con no-
en lu cruz ó cerca de ella? á lo que llaman cas- sotros en la plaza, lo que practican entre sí,
tigo, como si yo hubiera, cometido algún deli- en el gran mundo? Aunque de. una manera
to? que otros me claven banderillas caídas ó distinta ponen en obra las suertes del toreo.
abiertas, orejeras ó pescueceras, si todas ellas Se dan pnyusos y en sus asuntos saltan por
me hieren y al arrancármelas me rasgan la piel las picas de Flandes; hincan las uñas en bie-
con los arpones? y, por último, que uno lla- nes ajenos sin cuidarse de que sea en la cruz
mándome con engaño, me hunda jxir la cruz ó lejos de ella: se clavan buenas banderillas al
una espada de acero bien templado? Todas cuarteo, al quiebro y de sobaquillo: se engañan
estas suertes serán dignas de aplauso para los con navarras y verónicas: se arrebatan las no-
diestros que las ejecutan, mas para mí consti- , vias y no novias, suerte de antaño conocida, y
tuyen un continuo martirio. Y tú también. i>o- ! á cuya acción han empeñádose los modernos
bre animal, ¿qué ventaja, obtienes con que en en dar el nombre de ''raptar," y, por último,
tí se monte un portentoso picador? Que se te se descabellan y se matan á revuelo de mule-
prolongue algnn tiempo más tu mísera exis- | ta ó de frazada, á mete y saca y á volapié, al
tencia, pues al lin vienes á caer en mis agudos descubrir ó apuntando y con desplantes, para-
cuernos. Cuando yo. al igual de mis persegui- das y respuestas, todo esto sin perjuicio de
dores, acudo al ai te (pie el instinto me sugie- \ otros actos como el de ensillarse y parar los
re para mi defensa, dicen que desparramo la pies.
vista, que no acodo al engaño, que busco el
bulto como si ellos no diesen sobre el MIJO, que A comprender no alcanza mi escasa in-
corto el terreno, (pie no quiero salir dei lugar \ teligeneia lo último que me has dicho, ó es tu
de mi querencia, y quién sabe cuántas cosas ; proposición filosofía alemana?
más, pero lo cierto es (pie todos y por todo me líscueha atentamente lo que voy á ex-
castigan. Cuando se declara que soy mañoso ! plicarte á pesar do mi trastornado cerebro,
y, ]xir. tanto, no de lidia, se me vuelvo al co- ; consecuencia del castigo (pie Júpiter nos im-
rral, en medio de una rechifla general. Esto : puso á tí y á mí por entrometidos, d i o s hom-
quiero decir que si no me presto , (pie mi mar- 1 bres ••ensillan'* á otros cuando los primeros
tirio y muerte sirvan de diversión, se me tie- abusan de la bondad y el carácter de los se-
no por un ser indigno. ¡ gundos, ó los engañan, acto muy semejante al
I de las banderillas. Parar los pies á otro equi-
CUADROS DE COSTUMBRES. 279

v
aleá detenerlo en su carrera, ó cortar los vue- común origen, pues no debes olvidar que fui-
'os al genio, suerte que estriba en la crítica mos hombres y que si bien, grande fué la ins-
ajusta, á la que apelan los malos diestros. trucción que, recibimos, faltónos la educación,
— Ahora comprendo tu teoría inteligente la (pie, según algunos dicen, se mama, pero
amigo y me explico por qué me atormentan yo asiento que desterrada de la Tierra, no hay
•os hombres, cuando entre sí son tan despia- donde adquirirla.
dados. - ¿Luego no puede haber entre nosotros
— Cuánto más nos valiera que el gran Jove una paz firme y duradera?
hubiera invertido las condiciones del castigo Como no la hay entre las naciones, (pie
c
lue nos impuso, pues yo hubiera preferido ser al negociar sus tratados se quieren mucho,
w
> el campo idiota y mudo, y conservar en la mas á poco, se rompen la crisma, por quítame
Plaza la razón y la soltura do lengua. | allá esas pajas ó, por lo menos, viven en per-
¿Y que hubieras logrado con eso, torito ! petuo desasosiego.
aban to ? i ¿Ya terminaste?
-¿Cómo (pié, rocín viejo, imitar los enga- Todavía tengo algo (pie decirte. No fal-
ños de los diestros y cogerlos, como ellos ha- ! tan algunos di; tu raza en el gran mundo que
C(
m. al quiebro. | esquivan con arte y disimulo las suertes del
Si para este fin te sobraba la razón ¿pa- | toreo y siguen el bulto (pie ofrece reluiubro-
ra qué (pierias el habla? ¡ nes, mas cuando algunos diestros les arrojan
— ¡Cómo para qué! hijo de Ceres, para con- | á la encornada testa sus capitas blancas ó
testar á los de Sol y Sombra sus improperios I amarillas, que son colores (pie más brillan en
y desvergüenzas. j en la Tierra, se hacen los suecos, empinan el
Vuelve á ser nuestra conversación eno- ! lomo, dan la vuelta y á brinquitos se dirigen
josa? al chiquero donde están muy bien hallados.
•- ¿Por qué me dijiste torito abanto? ¡ ¡ Eso no hace un toro de Ateneo como yo!
--Y tú, ¿por qué me llamaste, primero, ro- | antes despacharé mil veces por los aires á los
cín viejo, y luego, con muy torcida, intención i diestros que quieran escarnecerme.
"le mentaste á mi madre? Bien dicho, ¡viva tu dignidad! y dame
¿Es posible que no ha de haber paz en- la mano, que estrechara, contento con la mía,
tre nosotros? si no fueran pezuñas las de entre ambos. Tal
—Investiguemos los medios de adquirirla admiración me causa tu conducta, que hasta
y para ello, ya que Jove nos concedió la razón, en verso me haces hablar. Basta ya de charla
razonemos. y separémonos. Quédate en tu cercado adqui-
— Razonemos. riendo mayor bravura y pujanza, y yo me voy
-- Desde luego advierto, mi bravo amigo, al monte, á reunirme con mis compañeros ro-
que existe un poderoso obstáculo que se opo- cinantes, y sólo te ruego que, si alguna vez,
ne á nuestro tratado de paz y de amistad fir- nos volvemos á encontrar en el redondel de una
me y duradera, consistiendo aquél en nuestro plaza, no seas tan bruto conmigo.
280 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

XL3CIV
CONGRESOS Y DIPUTADOS.

;í v ra|l r TEN ignora lo ([TK; la palabra diputado los, siendo las causas de su estado irregular, las
%£' significa? ¿ Quién no sabe por su pro- desa venencias con el Ejecutivo; 3 a clase, Con-
pia experiencia ó por la ajena, lo que A gresos de la peor especie, como eran aquellos
los moríales cuesta el alcanzar tan honorifico sometidos á la voluntad de tres ó cuatro indi-
cargo? ¿Quién es aquél quo desconoce la uti- viduos de la, misma agrupación, quienes más
lidad de. los Congresos buenos':' y ¿quién, por hábiles, más atrevidos ó más ambiciosos, se
Último, no lamenta, los hierros cometidos pol- arrogaban facultades de directores de escena.
los malos V Generalmente en estos Congresos nada se ha-
lisas agrupaciones de ciudadanos (pie, su- blaba y nada se hacía, caracterizándose por
cesivamente, han presentádese en la escena una calma absoluta, como la que, se supone,
política de nuestro país, han ofrecido distintas debe reinar en el limbo. Cuando esto aconte-
Tases, según el espíritu del elemento dominan- cía, adiestrados los diputados por los susodi-
te de las ilustradas clases sociales ó de Jas que chos directores y en virtud de un auto acorda-
proceden de cortijos y villorrios y conformo á do, iK>rsimdidos estaban del sesgo que debía
las tendencias ]>oIíl¡cas en ellas manifesta- dársele á tal ó cual asunto, de.manera qne si
das. Congresos buenos los ha habido, como dos ó más compañeros tenían á bien entablar
aquellos en (pie los legisladores animados Víni- una disensión, los oían como quienes oyen
camente |jor el sentimiento de hacer el bien, llo-
reemplazaban las tinieblas con la luz. por me- ver sin mojarse: pero interrumpida á la hora
dio de una sensata é ilustrada, discusión; pero de la votación, la sabrosa plática que cada
también existieron otros malos, que pretirie- cual mantenía con sus compañeros de al lado,
ron las tinieblas á la luz. no dando cabida, en daban su voto afirmativo ó negativo moviendo
sus delibeiaeiones á otros Batimientos (pie no la cabeza, mas nunca de viva voz, sí ó no
fuesen la expresión de sus odios y rencores. como Cristo Nuestro Señor nos enseña, según
Los Congresos malos pueden dividirse en reza el catecismo de Ripalda; ó bien, abando-
tres clases, y son: I a Los que por la. verba y naban el salón de sesiones por el de recreo, pa-
arranques demagógicos de sus oradores recor- ra platicar más á sus anchas, y en los momen-
daban las terroríficas escenas de la Conven- tos en que el Secretario, desde la tribuna, pre-
ción Nacional francesa, no faltando quienes guntaba con terquedad: "¿falta algún señor
pretendieran asumir los papeles de los demago- diputado por votar?", dignábanse los desma-
gos Danton, Marat y Robespierre; "2a Quis- ñados aquellos asomarse á la puerta del sa-
quillosos y levantiscos que, á veces, se salían lón y decir "sí" con una ligera inclinación de
con la suya, pero áotras les apagaban los fue- cabeza, ó decir "no" moviendo la mano de iz-
gos con sutil reprimenda, como aconteció en la quierda á derecha, mímica á que se habían
época.del Ministerio de Don Sebastián Lerdo, acostumbrado, creyéndola, sin duda, de buen
ó con la. aplicación del contundente recurso del tono, pero con la cual, los intereses del país
golpe de Lstado. como en la época de Don quedaban muy mal librados, desmostrándose
•luán H. Cevallos. Tales Congresos, (Migeneral, con tales prácticas la inutilidad de las discu-
(¡run de los que hablaban mucho y hacían po- siones en ciertas y determinadas circunstan-
co. Se ha dicho la frase en general, porque al- cias.
gunos de estos Congresos no eran del todo ma- Cuando la votación no era nominal dejá-
banse oír las últimas frases del Secretario; con
OüADftOS DË COSÍUJÍBSfiS. Í8Í

*as que cerraba la discusión, que por el tono biese fijado en los 42° de Latitud N. y no, si-
y celeridad con que se expresaban llegaban al quiera, en los 14° para que la cesión de terri-
oído de los circunstantes como el sonido de torio, según él, fuese menor; ó bien las exalta-
Una carretilla en movimento. Esas frases eran : ciones políticas hacíanles incurrir en despro-
"¿Está suficiente- pósitos, como aquel
mente discutido?" que, por odio á Car-
" N o hay quien los IV, propuso que
tome la palabra?" se destruyese nues-
• •^"Se aprueba?"— tra bellísima esta-
" A p r o b a d o . " El tua ecuestre, para
Presidente y el Se- convertir el metal
cretario se cambia- en "tlacos," ínfimas
ban entonces una monedas en aque-
mirada de satisfac- lla época.
ción. Cuando el Po-
Que hubo dipu- der Ejecutivo se
tados y no pocos de hallaba depositado
instrucción y ver- en una persona dig-
CÁMARA DE DIPUTADOS EN SAN PEDRO Y SAN PABLO.
d a d e r o patriotis- n a y circunspec-
mo, de aquellos que honraban con su presen- ta, que no atrepellaba la ley, la calma del
cia los cuerpos legislativos; que brillaban en Cuerpo legislativo poco importaba y aun en
el foro, en la magistratura y en la cátedra sa- ciertas circunstancias se consideraba prove-
grada, en las letras y en las artes, ¿quién lo chosa: pero cuando aquel Magistrado era de
duda? pero también es cierto que otros se die- carácter altivo y dominante, no solamerte apro-
ron á conocer por su pobreza de espíritu, co- vechaba para sus intentos el estado calmoso
mo aquel que, apegado al consejo que desde de una Cámara bonachona, sino también el
8
u pueblo había recibido, decía: opino como turbulento de otra cámara indócilj para lo que
opine Su Señoría Sánchez de Taglo, uno de no le faltaban sutilezas que poner en juego.

CÁMARA DE DIPUTADOS EN EL PALACIO NACIONAL.

Io
» diputados talentosos que ha habido; y como *
*quel otro que enalteciendo su patriotismo,
nacía cargos al gobierno por haber consentido El día 24 de Febrero de 1824, aniversario
snqtie e\ \imne co n i 0 8 Estados Unidos se hu- del plan de Iguala, se estableció la Asamblea
36
282 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

Legislativa en el antiguo templo de San Pe- ostentaba las armas nacionales, hallábase co-
dro y San Pablo, adaptándose al efecto la parte locada la sillería, destinada á los diputados. El
del Abside y la nave del crucero. A la derecha de primer grabado representa, el lugar que se des-
ésta se hallaban bajo un dosel, dos sillas, desti- cribe, en los momentos en que Iturbiile pres-
tó juramento ante el Congre-
so.'el 21 de Mayo de 1822. A
los dos días di! haber sido elec-
to emperador.
Tal fue el local en el q"<'
se iniciaron los debates entre
yorkinos y escoceses, (¡rigen de
los odios y rencores que divi-
dieron á los mexicanos y pro-
dujeron á la Nación males irre-
parables.
En 182«.) fué trasladada 1»
Cámara al hernioso salón ex-
profesamente construido eii el
Palacio Nacional, tras del co-
rredor oriental del gran patio.
Su forma era, semicircular, con
su parte plana hacia el mencio-
nado corredor y la curva al w-
do opuesto. En ésta hallában-
INCENDIO DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS, 22 DE AGOSTO DE 1872
se dos órdenes de galerías pa-
nadas al presidente del Congreso y al deposi- ra el público, sostenidas por columnas estria-
tario del Poder ejecutivo en los actos oficiales das que descansaban sobre un alto zócalo, an-
de asistencia y algo retirada la mesa del mis- te (il tumi estaban colocados en (los gradas, los
sillones de los diputados. En las tra-
viesas de los claros compartidos de 1¡|S
dos galerías habíanse inscrito con le-
tras de oro los ilustres nombres de los
heroes de nuestra independencia: Hi-
dalgo, Allende, Abasólo, Alda ma. Ro-
sales, Jiménez. Moielos. Matamoros.
Galeana, Mina, Rayón, Pravo Leonar-
do, Bravo Victor, Guerrero. Victoria.
Barragán, Muzquiz y Ramos Arizp^-
Ocho elevadas columnas del mismo es-
tilo en la parte plana, compartían el
muro en siete tramos, de los cuales el
primero, tercero, quinto y sexto se ha-
llaban adornados con tableros de mol-
duras estucadas: adheridos al central
la plataforma, doseTy asientos que ocu-
paban (il presidente del Congreso V (>'
ANTIGUO TEATRO ITURBIDE, CONGRESO ACTUAL. depositario del Poder ejecutivo en l ° s
mo presidente y secretarios de la Asamblea; actos solemnes oficiales, y en los tramos se-
en el extremo opuesto habíanse construido dos gundo y sexto se hallaban practicadas las
órdenes de galerías para el público: y por úl- puertas qui! comunicaban el salón de sesio-
nes con la sala llamada de desahogo, cuya®
timo, bajo el ábside, que en su parte superior
CUADROS DE COSTUMBRES. 283

ventanas enrejadas correspondían al repetido sirviéndoles de fondo el pabellón de Iguala.


corredor. Este cuadro y otro que representaba á Nues-
Daban luz al salón veinte ventanas de me- tra Señora de Guadalupe fueron colocados al
(
'io punto, abiertas en la parte inferior de la principio en la parte central del hemiciclo, y
bóveda de madera que arrancaba del entabla- después al frente, arriba del dosel.
mento. Por causa, del siniestro, el Congreso siguió
El incendio acaecido el 22 de Agosto de celebrando sus sesiones en el Halón de Emba-
1872, después del medio dia. destruyó com- jadores del palacio y en el mismo año de 1872
fué á ocupar el teatro elegante de Iturbide.
La obra de este hermoso coliseo fué dirigi-
da por el arquitecto D. Santiago Méndez y
debida á la iniciativa y afanes del Sr. D. Fran-
cisco Arbeu á quien igualmente le era acreedo-
ra la sociedad mexicana del gran teatro que
se levantaba en la calle de Vergara y fué des-
truido últimamente, con el fin de prolongar la
calle del Cinco de Mayo. El teatro de Iturbi-
de, se estrenó con un suntuoso baile de más-
caras, el día H do Febrero de 18ô(i, Domingo
de Carnaval.
TEATRO ITUR3IDE. La compañía dramática (pie actaó desde
Patamente el edificio y sólo se logró salvar luego, estaba formada de las actrices Cañete,
'i' espada y el bastón de Tturbide. Veíanse es- Francisooni, García y Pilar Pavía y de los ac-
tos objetos bajo el dosel, colocados en un cuadro tores Mata, Fabre, Castro y Padilla.
—'>A*-

En tiempos anteriores al actual orden de (pie provino su cesantía por períodos de tiem-
c po más ó menos largos. Santa-Anua arbitria-
osas,que fueron según la generación actual los
de Maricastaña, parodiábanse no pocas veces y rio por temperamento, nunca consintió en que
c su Rosina tuviese aya, por lo que dio á ésta
'on relativa exactitud, las escenas de la celebra-
da obra de Rossini. "El Barbero de Sevilla." de mano, así como al maestro de música, pues
IJOS papeles se hallaban así distribuidos: tanto Berta como Don Basilio le estorbaban,
El Conde de Almaviva El Presidente. mas como en la vida política, Don Bartolo era
amante de médico y, á veces, remediador de males, y por
Rosilla. La Silla Presidencial. otra parte reprobaba tales supresiones que al-
Fígaro, confidente teraban, en su esencia, las escenas de la obra,
del conde Kl Ministro íel Interior. suprimió á Santa- Anna y repuso á Don Basi-
Don Basilio, maestro de música. 11 Congreso. lio y á Berta, confiriendo el papel de Conde de
Don Bartolo tutor de Rosina El Pueblo. Almaviva á Comonfort. No congeniando éste
•"'•rta. aya de Rosina La C institución. con Berta por lo muy acicalada que en 1857
Coro de aduladores, intrigantes, t'arsan- la puso Don Basilio, le propinó tal tunda que
"'«, músicos, soldados y demás gente menuda. la puso á las puertas de la muerte, y por este
Kl argumento, es muy sencillo. El (.'onde, conato de homicidio, Comonfort perdió para
vivamente enamorado de Rosina acude para siempre su título de Conde.
">grar sus fines á la sagacidad d ^ígaro y á Don Basilio en sus últimos años, vivía en-
'a seducción del profesor de mus i* -a. á efecto trampado, teniendo que acudir á prestamistas
de engañar al candido de Don Bartolo y de á fin de atender á sus necesidades. Esto no lo
nulificar el estorbo de Berta, vieja que desde dice el libreto de la ópera, pero lo sabía de bue-
IN2-1 había hecho su aparición en México. na tinta, el candido de Don Bartolo, quien á
Esta buena señora fué por unos amada pesar de todo, no ponía el remedio cambiando
platónicamente y desdeñada por otros, de lo de maestro á su pupila.
284 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

Con elementos como los expresados, la in- zitti, piano, piano, non facciamo confusione,
terpretación de la afiligranada obra de Rossi- á pesar de lo cual los amantes, al emprender
ni nada dejaba que desear, esencialmente en la escapatoria, eran sorprendidos por el tutor
las dos siguientes escenas. Aquella en que el y gente armada; más como en tales momentos
Conde y el barbero ofrecían á Don Basilio una se descubría que Almaviva era el verdadero
bolsa con dinero y le instaban para que se fue- Conde, muy bien hallado con su hermosa Ro-
ra á acostar haciéndole creer que la fiebre lo sina, todos en la última escena quedaban con-
devoraba, y todo con el fin de que dejase el tentos y satisfechos, menos, por de pronto, el
campo libre á los amartelados amantes. lelo de Don Bartolo.
No puede darse una escena más graciosa, El buen éxito de la delicada obra de Ros-
ni una parodia más perfecta. sini depende de la calidad de los actores que
"Presto, presto, ándate a letto, decía Fí- la desempeñan, y como los de antaño andaban
garo. á la greña, pretendiendo todos asumir el papel
" Voipaura in var mifaie," decía el Conde. del Conde, seducidos por las gracias de Rosi-
"Dice bene, ándate, ándate." na, dicha obra resultaba casi siempre desastro-
"Presto ándate á riposar," insistía Fí- sa, pero cuando aquellos estaban en el papel
garo. que les correspondía el desempeño de la obra
A todo esto Don Basilio reflexionaba pri- nada dejaba que desear. A las escenas referi-
mero: das síguense las que á bien tuvo Beaumar-
—"Una bórsa.. .. "ándate a letto" para chais desarrollar en su segunda obra dramáti-
decir en conclusión : Eh no son sordo. ca "Las Nupcias de Fígaro" más á causa de
Non mi facció pin pregar. los caracteres inconvenientes de sus perso-
Y se retiraba dando las buenas noches. La najes, sólo admiten hoy la comparación con las
otra escena en que la parodia igualaba á la obra, del orden político, en lo que concierne á la si-
era aquella en que Fígaro al ejercer su oficio, tuación relativa de los actores. Rosina ha ce-
jabonaba el rostro de Don Bartolo hasta los ñídose la Corona de Condesa y aunque no fal-
ojos para que, ofuscada su vista, no advirtiese tan pajecillos que la enamoren, el esposo n°
el amoroso coloquio de Rosina y Almaviva, debe inqietarse ni abrigar recelo alguno. Ele-
quien con el disfraz de maestro de música ocu- vado éste á Gran Corregidor de un vasto
paba el lugar del bueno de Don Basilio qui territorio atiende á sus obligaciones y mira
reposaba riel letto. por la prosperidad del Corregimiento, al contra-
rio del libertino aquel de la obra de Beau-
Como se ha visto, el atrevido Conde, me-
marchais; Don Bartolo continúa ejerciéndola
diante la ayuda del sagaz barbero, tan pronto
medicina, y Don Basilio dando sus lecciones
suprimía al complaciente maestro de música,
de música; Fígaro ha contraído sus esponsa-
como pretextando la llegada de un regimiento,
les con Susana, camarista de Rosina; y sólo la
se presentaba ante el candido de Don Bartolo,
pobre Berta, aunque algo repuesta de las tun-
disfrazado de militar, esgrimiendo el sable é
das que le dieron, padece aquellas hinchazo-
infundiendo en todos el espanto, particular-
nes causadas por las ventosas que tan conti-
mente en la vieja Berta que corría despavori-
nuadamente le aplicaron para cura de sus ma-
da para librarse de los sablazos que en la ropa
les, remedio peor que la enfermedad, pues ha
le propinaba el audaz Conde. Escenas eran
trastornado su naturaleza, tanto que si con un
estas en las que Santa Anna no conoció rival.
ojo ve al Peñón, con el otro ve á Contreras,
Las trazas que se daban los dos amantes
y si con una mano afloja con la otra aprieta, y
con el auxilio del barbero, siempre vencían los
hay quienes aseguren que de ello tiene la cul-
escrúpulos de Don Basilio y de la pobre Ber-
pa el maestro de música.
ta, y se burlaban de la vigilancia del receloso
tutor, y así marchaba la acción hasta el des- Todo esto te lo cuento, lector mío, muy en
enlace que preparaban los tres, cantando zitti, secreto.
CUADROS DE COSTUMBRES. 285

LOS VÍTORES, LAS LUCES Y LAS PROCESIONES.

-S-O-3-

íRECEDIAN á determinadas funciones * — • - = *

De las fiestas son saínetes


religiosas el Vítor y las verbenas cono-
Cohetes;
cidas con el nombre de Las luces. Adornan casas y esquinas
Formaba el vitor un grupo numeroso de Cortinas;
hombres, en su mayor parte muchachos, que Quitan de noche capuces
con banderolas en grandes carrizos de hojas Luces.
Vecindario que reluces
verdes, que llamaban cañaverales, recorrían
De Agustín en devoción,
las calles próximas al templo en que había de Adorna tus casas con
efectuarse la función titular. Esa bulliciosa Cohetes, cortinas y luces.
agrupación iba delante de un carro engalana- «f *

do, en cuya testera se veía, bamboleando, la -5K


escultura de un santo ó de la Virgen, rodeada ¿No hay leña, carbón ni cisco?
de niflos vestidos de ángeles. El objeto de tal ¿0 vivimos en Ginebra?
vítor era el de invitar al vecindario para la com- ¿0 aquí nunca se celebra
postura de las casas durante el día y su ilumi- A Domingo ni á Francisco?
¿0 no somos del aprisco
nación durante las noches del novenario, y
Del Patriarca San José?
Para este fin varios individuos iban repartien- ¿0 habrá de decirse qué
do en casas y tiendas invitaciones en versos Somos no más unos rotos?
disparatados é impresos en cuartillas de papel ¿0 habrán de ser más devotos
de diversos colores. Las invitaciones eran de Ellos que nosotros, eh?
este tipo:
=*
ZOO EL LIBRO DE M S RECUERDOS.

A la invitación hecha solamente al vecin- en torno suyo, vendía otros artículos de co-
dario, se seguía la recolección d e fondos para mercio q u e se veían sobre los montones de fru-
sufragar los gastos d e las funciones de igle- ta y los voceaba, u n a s veces, diciendo: atl>ncn
sia y de la procesión, ó, por lo menos, para condumbio (condumio) de cacahuate, y otras:
a y u d a r á ellos, pues h a d e tenerse en c u e n t a vn pan de alearía, una cuarlillita.
q u e n o todos los templos d i s f r u t a b a n de ren- LA ELOTEKA sentada en la g u a r n i c i ó n de
tas p i n g ü e s . P o r tal razón e n ciertos barrios, u n a acera mostraba sobre el e m p e d r a d o su
en unos más q u e en otros, a n d a b a n d e p u e r t a mercancía envuelta en un ayate y sobre el en-
en p u e r t a y de, casa en casa d e comercio, cual- voltorio, unas c u a n t a s mazorcas vajxM'osas. N o
quiera q u e fuese la importancia d e éste, los cesaba d e g r i t a r : Ai/u! lia;/ cíales calientes,
comisionados del templo, con alcancía ó con niña, a<]ni hay elotes.
un g r a n plato d e metal, recogiendo las limos- LA VENDEDOHA DI: [MAM i;l!E. de pie t r a s de
nas y d a n d o á t r u e q u e d e ellas, las estampi- una mesa, sobre la q u e se veían platos, ensala-
llas del s a n t o de la fiesta, mal litografiadas, en deras y fuentes bien abastecidas de carnes
t a n t o que, en las habitaciones hacían la colec- frías: a<¡tü ha;/ donosa.
ta para el indicado objeto piadoso, dos religio-
sos, g e n e r a l m e n t e padre grave uno, y e r a el
q u e h a b l a b a con la oratoria persuasiva propia
del caso, y lego el otro, portador de u n a bandeja
de plata en q u e se echaba el dinero de las li-
mosnas trocadas también i)or e s t a m p a s ó por
escapularios. Asi pues, de habitación en habi-
tación llenaban aquellos religiosos su cometi-
do y m u y satisfechos regresaba.» á su con-
vento.

* * *

Al día siguiente del famoso vítor apare-


cían con cortinas algunos balcones, p u e r t a s CACAHUATERO.
y ventanas y jx)cos faroles encendidos p i r la
noche, pero á medida (pie la tiesta del sardo se E L (ACAHi'ATEiio. con los frutos de su co-
acercaba iba notándose el incremento (pie ad- mercio aunados sobre petates de p a l m a : caca-
q u i r í a la c o u q w s t u r a d e las casas y las ilumi- huate tostado de homo, al linen cacahuales
naciones, hasta, el día de las vísperas en «pie pasen y pechen; ó b i e n : al huen Salralierra,
llegaban á todo su esplendor, siendo de notar apretien, aprclini.
p a r t i c u l a r m e n t e las escenas d e las noches ó de LA TAMAI.EIÍA. el consabido g r i t o : laniali-
las luces, como v u l g a r m e n t e se llamaban á las fos cernidos, de chile, de dulce y de manteca.
verbenas, según se ha dicho. E l ó la q u e vendía ciertos bebistrajos,
Los vendedores de efectos determinados se también de pie detrás d e una mesa con vasos
instalaban, con licencia de la autoridad, en las de vidrio llenos de aguas fermentadas, colora-
e s q u i n a s y á orillas d e las aceras, a l u m b r a n d o das ó amarillentas unas, y de incierto color
sus puestos con rajas d e ocote, que ardían en otras, gritaba : .1 la Ituena chicha fresca, aipií
unos cajetes colocados sobre tri pies d e toscos hay lepache. ai/ní hay Ubico. La chicha se
maderos. hacía con cascaras molidas de pifia ó de manza-
Diversos eran, por demás, los puestos q u e na., mezclándoles azúcar, el leparla' con asien-
o b s t r u í a n las calles, como diferentes tenían q u e tos de p u l q u e y con ¡liloncillo, y á veces con
ser los gritos de los voceadores, tales como los polvo de canela, y el tiltico con arroz d e clase
siguientes: especial y con dulce de panocha. Sólo la lin-
L.\ Fiei'TiiKA q u e además d é l a s naranjas, ñolera permanecía en silencio y muy afanada
limas, plátanos y otras frutas (pie apilaba en estirar con las manos, sirviéndole de nú-
CUADROS DE COSTUMBRES. 287

oleo la rodilla y sobre una. servilleta, la malea- lindrico que colgaba del dintel de aquella puer-
ble masa de harina, hasta que adquiría la for- ta, como se paraba otro á fin de observar los
ma, de un delgado disco de 14 á 15 pulgadas efectos pirotécnicos de los cohetes corredizos
que, por una cuerda tendida diagonalmente de
un extremo á otro de la calle, iban chillando
seguidos de una cauda de abundantes chispas,
para producir el estallido en los momentos en
que daba la revuelta.
Los sonidos destemplados de un tambor, y
á veces de una chirimía, y la grande algazara
que se dejaba oír, llamaban de todos la aten-
ción hacia determinada calle. Un leperillo,
precedido por el del tambor y seguido de la
turba de muchachos, llevaba sobre sus hom-
bros un petate viejo de palma á guisa de capi-
sayo, y sobre el petate un armazón, en el que
metía la cabeza, siendo la tal armadura el es-
queleto de un torito de cartón, encohetado, con
sus cuatro patas de carrizo rígidas y abiertas.
A. los sonidos desapacibles del tambor, aquel
hombre iba y venía dando brinquitos y vuel-
BUÑOLERA.
tas sobre sí mismo, por toda la calle, y los mu-
de diámetro, y luego lo echaba á t'reir en la chachos seguíanlo aturdiendo con sus gritos y
sartén, teniendo cuidado de darle vuelta en la chillidos, tratando de coger por las patas al to-
manteca requemada por medio de dos palillos. rito, ó prendiendo palomitas y cohetillos, siem-
Hecho el buñuelo iba á darcon otros cincuen- pre con la tendencia de dirigirlos á quien en
ta, ó más compañeros á un gran cesto.de don- tales momentos era el punto objetivo de sus
di» pasaba muy rociado ile miel, diáfana en de- travesuras. Llegaba el momento, para todos tan
masía, al plato del comprador. deseado, de la prendida del torito: ala luz fos-
Los balcones y ventanas veíanse, en gei\e- forescente que, caminando con lentitud, se ad-
ral, atestados de jóvenes y niños, que reclina- vertía en una de las varillas del susodicho ar-
dos en los barandales gozaban de las palpitan- mazón, se escu-
tes escenas de la verbena; en tanto que otros chaba como un re-
balcones sólo permanecían abiertos para dejar doble el estallido
escapar libremente, la luz que emitían las ara- de los cohetes de
ñas de cristal de algún salón, los acordes de la primera rueda,
un piano ó los acentos de la que, acompañada que seguía giran-
por éste, entonaba sus canciones, y pocos bal- do echando chis-
cones, en tin, permanecían cerrados dejando pas circularmente,
percibir al través de sus cristales el contorno bajo cuya tupida
de un anciano con birrete que se cuidaba del lluvia se metían á
viento, ó bien de una niñera que; velaba sobre más y mejor los in-
el tranquilo sueño de un angelito. f e r n a l e s mucha-
chos, siempre dis-
En la calle todo era ir y venir; unos por
puestos á e c h a r
las aceras y otros por el centro, quedando de
por tierra al lepe-
por medio los vendedores. Tan pronto se dete-
rillo con su carga. EL TORITO.
tenía un grupo ante la puerta de un figón para
Terminados los efectos de la rueda, proseguía
contemplar las sombras chinescas de varias
la luz fosforescente caminando hacia otro án-
figuras (pie, movidas por un rehilete á impul-
gulo del armazón para prender la segunda
sos del viento, pasaban y volvían á pasar, pro-
rueda, y de la misma manera por la tercera
yectándose en el blanco papel de un farol ci-
288 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

y cuarta, hasta la última pieza, especie de mo- la, todo lo que iba reproduciéndose de un cuer-
linete, que se hallaba en la parte superior del po à otro del castillo, hasta llegar al superior,
aparato. en el cual, después de muchos tronidos, apa-
Durante todo este; tiempo el tambor no ce- recía, la imagen del Santo que se celebraba,
saba de sonar, con su ritmo persistente y vi- dentro de un marco de luces de colores bri-
vaz, lo (pie aumentaba la diversión y la alearía. llantísimos. Con la quema de los castillos y
Hubo vez que á poco de empezar á arder el to- los toritos daba fin la verbena de aquella no-
rito, desapareciera, éste desbarrado;! manos de che. Los balcones quedaban libres de las per-
los muchachos, quienes corrían con los frag- sonas curiosas que los llenaban, las cuales se
mentos encendidos yendo á confundirse entre retiraban á sus alcobas, y si eran visitas, se
la multitud, tí»i medio de la cual estallaban los apresuraban á tomar sus abrigos y á despedirse
cohetes y producían sus efectos las ruedas chis- de los dueños de las casas para retirarse á sus
peras, lo «pie naturalmente causaba gran desor- moradas. La gente del pueblo, que desde las
den entre la masa.de los paseantes y daba oca- diez de la noche, hubieran ó no tronado los
sión a los gritos de las asustadizas mujeres. castillos, obligada por la intransigente dispo-
Los templetes (pío en algunos cruceros de sición de las casas de vecindad, tomaba el ca-
las calles se levantaban, formados de maderos mino de sus hogares, en tanto que los vende-
y lienzos, estaban rodeados de gente del pue- dores, unos cubrían con petates sus mercan-
blo, agazapándose no pocos bajo el tablado, cías, y otros cargaban con las mesas del fiam-
para escuchar con gran complacencia, los acor- bre y de las aguas fermentadas y apoco el pi-
des de la, música de viento. to del sereno, único sonido que hería los oídos
de los (pie aún permanecían despiertos, anun
ciaba, que las calles, poco ha tan animadas,
quedaba» desiert'is y silenciosas y convertidos
sus pavimentos en basureros, pues tal era la
inmensa cantidad de cascaras de frutas, parti-
cularmente de cacahuates, que los cubrían.
Las luces más notables eran las de la Mer-
ced, San Miguel, con motivo de la festividad
do Nuestra Señora del Pilar, San Agustín, el
('armen, San José y Santa María.

* * *
LAS LUCES EN UN BARHIO.
l'na nutrida salva de cohetes y repiques
Al través del humo que despedían los acho- despertaban al vecindario á la hora del alba,
lics de los vendedores, distinguíanse de lejos, anuncios de la solemne función religiosa que
como sombras fantásticas, los rnslillos (pie se iba. á celebrarse. En ésta casi siempre se can-
levantaban erguidos en el crucero de dos ca- taba la misa del maestro Lauro Rossi, direc-
lles. Kl repique de las campanas del templo tor que fué de la gran Opera que actuaba allá
inmediato en que se celebraba la tiesta del l>or el año ÍMH en el teatro Principal, misa
Santo, era el anuncio de (pie habían termina- compuesta en honor de la Virgen del Pilar.
do los solemne.; maitines. Toda la gente (pie magistralmente ejecutada en San Miguel por
salía del templo iba á aumentar la densidad los artistas de la Opera y bien pagada por el
de la, gran masa humana que so agitaba en las Doctor Aguirre cura de la parroquia. Como el
cercanías de los castillos para presenciar los objeto de este artículo es el de las procesiones,
juegos pirotécnicos (pie, como los do hoy, con- domos por efectuadas las funciones de iglesia
sistían en soles de chispas y jarrillas que gira- (pie se celebraban con la misma solemnidad
ban sobre sus ejes á impulso de los mismos (pie hoy se acostumbra, y pasemos adelante.
cohetes, formando rehiletes de fuego y (pie- Las calles por donde había de transitar la
dando iluminadas, al tin, con luces de Bonga- procesión cambiaban por completo de aspecto.

IIIUSTECA NACIMM.
CUADRO DE COSTUMBRES. 289

cortinas en los balcones, banderolas y gallar- les lances huía á todo correr, no tanto por el
detes en algunas azoteas, lujosos arcos qu< horror que les causara el siniestro drama, cuan-
no eran otra cosa que grandes cuerdas tendi- to por librarse de la policía que echaba la garra
das en alto, de una acera á otra, y en las cua- á cuantos encontraba para (pie fuesen á decla-
les colgaban, doblados diagonalmente, pañolo- rar ante el alcalde del Cuartel, hoy comisario.
nes de seda y á veces ricos mantones chinos, i Restablecida la tranquilidad continuaba la
de los que habla grande existencia en Méxi- j fiesta. A la voz de: ya viene la procesión, apar-
°o< traídos antiguamente por la nao de Filipi- | tábase la gente para formar calle, apiñándose
nas a Acapulco y después á (xuaymas; otros ; en las aceras. La procesión desfilaba abrién-
arcos estaban formados de pañuelos de seda j dola las hermandades con faroles encendidos
p á l m e n t e dobladosy de cuyas puntas ]>endían i y precedidas de sus estandartes, á los que se-
°bleas de colores, y otros de verdes tules ador- \ guían los miembros de cofadrías con escapu-
nados con la dorada flor del Xempoalxóehitl. lario y vela encendida, y mosqueador; niños y
Aquí se alzaba un templete para los músicos niñas, interpolados de trecho en trecho, aqué-
y Por allí un altar ó posa; cortinajes y festo- llos \ estidos de ángeles ó indios polleros ó bien
nas colgaban de los dinteles de las puertas y de San Juan Bautista según se ve en el dibujo
V(
mtanas, y en algunas casas, particularmente de Villasana y éstas de almas gloriosas ó de ín-
81
eran panaderías, se observaba
Una cuerda diagonalmente tendida
de la azotea á una reja baja de la
ac
era contraria y era por la cual,
en
el momento oportuno, había de
descender un ángel para derramar
"ores sobre la imagen predilecta
ine se llevaba en la procesión. Los
niuchachos, como siempre, apiñá-
banse acá y acullá, quiénes \m-
ra
recoger dulces ó cacahuates que
de algún balcón les arrojaban.
Vienes para ijroveerse de pam-
"(K'dos que desde una azotea
ec
naban á la calle los panaderos. LA PROCESIÓN.
l0
8 que, acostumbrados á vivir siempre en el
e ditas que iban derramando flores; la cruz alta
ncierro y en continua esclavitud, gozaban en
y los ciriales precediendo á l;i comunidad re-
*ales días de verdadero solaz. De.tiempo en
ligiosa, y á distancias regulares llevábanse en
tiempo veíanse á lo lejos, hendiendo el aire,
andas varias imágenes de Santos, siendo la úl-
niiles de papeles de colores con versos impre-
tima la de la festividad que. generalmente, era
sos dedicados al santo de la fiesta. Músicas,
re la Virgen de la Merced, la del Carmen ó la de
piques, cohetes y algazara, todo contribuía
a Nuestra Señora del Pilar, imágenes sobre las
hacer muy alegre y animada la fiesta : mas
cuales llovían las obleas de colores, papel pi-
para que en ella no faltasen puntos negros que
cado y pétalos de diversas flores. Con dos ó más
P° r momentos las deslucieran, veíanse hom-
compañías de soldados (pie marchaban pausa-
bres del pueblo ebrios que molestaban á todo
e damente, precedidas de su banda de música,
l niundo y pendencieros que con puñal en
daba fin la procesión, y yo con este artículo
•nano, se atacaban como fieras y se mataban
Sl que harta fatiga me ha costado en fuerza de
n compasión. La gente que presenciaba ta-
apurar la memoria.

37
CAPITULO II

LAS FESTIVIDADES

FIESTAS DE NAVIDAD.

^ /a apreciable Srita. Raquel Serratos.

L A S POSADAS.

iO fui joven ¿ Por qué, caro lector, te pa, gorra con una gran pluma de ánade muy
"í^" causa admiración esto que te afirmo? enhiesta, y espada al cinto, y hoy la ejecuta
¿Piensan acaso que vine al mundo ya un gracioso diablillo que está casi desnudo,
grande y encanecido ? ¿ Qué en mis calendarios con venda en los ojos y bellas «lillas de ma-
l o tuve mis Abriles y mis Mayos, y qué todos riposa en las espaldas. Lo que no h;is visto ni
fueron Noviembres y Diciembres? ¿Crees que verás es lo contrario, jóvenes que se vuelvan
broté del seno de la tierra, tan hermosote como viejos, porque no existen diablos que hagan la
nuestro Citlaltepetl, cou flores en el vestido, transformación ni gente que se deje. Es ver-
fuego en el corazón y nieve en la frente? Ver- dad que hay muchos jóvenes «pie parecen vie-
dad es que hay vejetes que se vuelven jóvenes, jos, pero fíjate bien en la expresión, lo parecen
como nos lo ha contado formalmente aquel mas no lo son, y precisamente ponen todo lo
gran sefior, llamado Goethe, y como observa- que está de su parte para no dejar de serlo, y
mos todos los días, con sólo la diferencia de al fin se salen con la suya.
que antes hacía la transformación un gran Paréceme que la lógica no ha quedado muy
diablo, coloradote, de borbónica nariz, cejas airosa que digamos en el párrafo anterior, y
angulares, barbas de chivo y orejas de ídem, es, que hemos confundido los hechos natura-
lujosamente vestido y ataviado, de trusa y ca- les con los diabólicos. Las transformaciones
292 EL LIBKO DE MIS RECUERDOS.

naturales las efectúa el tiempo, quiérase ó no constituía la época más alegre y animada del
se quiera, pero al paso de los años, yendo siem- año, y con razón, como que es aquella en que
pre adelante y jamás retrocediendo, en tanto se celebra el acontecimiento más grato que
que las diabólicas, cuyos demonios transfor- registran los fastos de la humanidad: la venida
madores son los vicios, convierten en un abrir del Salvador.
y cerrar de ojos las inclinaciones de los viejos En esa época, el nocturno é inmenso fanal
en las juveniles, ó convierten realmente al jo- que cubre nuestro Globo se ostenta más be-
ven en viejo, con igual violencia, según obser- llo y más grandioso, permitiéndonos observar,
vamos diariamente en la sociedad; mas estos en virtud de la diafanidad y pureza de la at-
modos de vivir son ficticios, á fuerza de ser mósfera, el mayor fulgor de las estrellas que
contranaturales. centellean en las principales constelaciones,
Para dejar plenamente satisfecha á la lógi- como si el firmamento, con la magnificencia
ca, tan ofendida en el primer párrafo, ocurro de sus principales galas, quisiera unificarse al
á la filosofía de las matemáticas, hija jaredilec- contento de los hombres.
ta de aquélla. Los factores son: la juventud y En tanto la Tierra, pasmada de frío, pre-
la salud (salvas las causas perturbadoras na- senta sus árboles sin hojas, sus plantas secas
turales); la vejez ó la edad de los achaques; y sus pastos abrasados, sustituidos por la nie-
los años correspondientes á una y otra edad, y ve que cubre los campos, como que es la épo-
los desarreglos que con más ó menos abusos ca del rigor invernal, cuya crudeza hirió, en
cometen los hombres y alteran el orden natu- su nacimiento, á Aquel que, después de ense-
ral. Así tendremos: ñar al hombre á ser libre y á dominar sus pa-
-+- edad X -)- desarreglos da + enfermedad ó siones, había de morir enclavado en una cruz. *
muerte anti- La Iglesia, para santificar ese aconteci-
cipada. miento tan memorable, ha dedicado. á la ora-
+ edad X desarreglos da enfermedad ción, á la penitencia y al retiro, el tiempo lla-
y vejez que mado de Adviento, que da principio el cuarto
conserva domingo antes de la Natividad. Las abstinen-
hermosos cias y sacrificios que constituyen la prepara-
rasgos de la ción para celebrar las tiernas y alegres cere-
juventud. monias de la Pascua, redoblábanse en los mo-
— edad X — desarreglados da + salud ó juven- nasterios y con mayor austeridad en los de re-
tud en toda ligiosas, y no pocas familias se entregaban a
su lozanía. tales prácticas.
— edad X + desarreglos da — salud y vejez Los franciscanos celebraban la Calenda de
prematura. Navidad solemnemente por medio de una ce-
Ya vez, carísimo lector, (pie por tus dudas, remonia tierna, y conmovedora. El toque á
he metídome, sin querer, en el laberinto de la vuelo de una esquila (pie dejaba oír su voz so-
filosofía alemana, mas te prometo que de él
pronto he de salir, aunque sea saltando por * Kn México re ni voz envía el cielo á la tierra sus
las tapias. Dejemos á los franceses los acerti- copos de nieve. Las heladas más notables de que se.
jos ó rompecabezas de los hijos de la antigua tiene memoria fueron las del 2(5 de Diciembre de 1814
Germania, que ellos nos los volverán muy cu- y del sábado 27 de Diciembre de 1856. Ksta última fué
cos y enñoraditos, como sabe hacerlo su rica muy copiosa: los árboles y las plantas estuvieron cu-
biertos de nieve, de un espesor variable de 1 á 6 pulga-
imaginación, unas veces para bien y otras pa- das. l>a ciudad era la que ofrecía el efecto más be-
ra mal de la humanidad. llo y extraordinario; las niveas cristalizaciones, mas
Ya (pie hemos convenido en que fui joven, ('i menus largas y de caprichosas lisuras, pendían de
y no de esos (pie tontamente abrevian la ca- los balaustrados de los balcones, de los hilos telegra-
licos y de las molduras de las casas; los detalles arqiii-
rrera de su vida,, entro en materia, haciéndote
tect 'micos de la Catedral, como los de los otros templo»,
presente que de todas las festividades del año, estaban cubiertos de car¿imbanos, así como los postes y
ninguna me hizo salir tanto de mis casillas co- cadenas que limitaban el atrio, ofreciendo el edificio,
mo las Jornadas ó Posadas. Esta festividad ; en su conjunto, un aspecto piágico y encantador.
CUADROS DE COSTÜMBBE8. 293
Q
ora de hermoso timbre, en las fiestas clási- tando en perfecta paz el orbe en la sexta edad
cas, convocaba á coro á los religiosos, á las cin- del mundo, Jesucristo Dios Eterno, Hijo del
00
y media de la mañana, la víspera de Navi- Padre Eterno, queriendo consagrar el mundo
dad. El cántico severo de los monjes, con acom- con su piadosa venida á los nueve meses de
pañamiento de órgano, saludaba la llegada del concebido por el Espíritu Santo, nació en Be-
día, con las bellas oraciones de la hora de pri- lén de Judá, de María Virgen, hecho hombre."
ma, concluidas las cuales, subían del templo, Dichas las últimas palabras, todos los re-
e
n forma procesional los acólitos con la cruz ligiosos se postraban, tocando el suelo con la
a
'ta, ciriales é incensarios, legos con roquete frente.
y cirios endendidos, y un sacerdote revestido Otras preces y oraciones seguían al cántico
^ n capa pluvial morada, con el Martirologio de la Calenda, dando fin la ceremonia con un
en
la mano. Al llegar la procesión al coro discurso sagrado y con la felicitación mutua
todos los religiosos abandonaban sus asientos de los religiosos por haber tenido la dicha de
ue la rica sillería, que no existe ya, y se colo- celebrar, una vez más, el fausto acontecimien-
caban en hileras á uno y otro lado del facistol to de la venida del Mesías al mundo. Un so-

POSADAS EN C; V DE VECINDAD.

Para dar principio á la ceremonia, entonando, lemne repique anunciaba el término del acto
c
°n acompañamiento de órgano, el solemne religioso.
cántico de la Calenda de Navidad, concebido Hoy todo ha cambiado, y no queda de aque-
en
estos términos: lla costumbre más que su memoria, en virtud
"A los cinco mil ciento noventa y nue^e de la cual, aún vibran en nuestros oídos los
a
ûos de haber creado Dios el Cielo y la Tie- ecos sonoros de aquellas campanas que convo-
**&•, dos mil novecientos cincuenta y siete del caban á la oración, la grave y armoniosa voz
e l u v i o , dos mil cincuenta del nacimiento de del órgano y las conmovedoras salmodias de
A
waham, mil quinientos diez de la salida del los religiosos.
Pueblo de Israel de Egipto, conducido por *
* #
Moisés, mil treinta y dos de la unción del Rey
u
avid, en la semana sesenta y cinco del Pro- Las Panadas ó /ornadas eran y son esos
e
ta Daniel, olimpiada ciento noventa y cua- actos de la vida soci il de México que tienen
r
° , á los setecientos cincuenta y dos años de lugar anualmente pa r-i celebrar, con novena-
a
fundación de la ciudad de Roma y veinti- rio, el aniversario del Nacimiento de Jesucris-
nueve del imperio de Octaviano Augusto, es- to. En ningunos actos, tanto como en éstos,
294 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

ha tratádose de unir estrechamente lo humano del Novenario ó de las Posadas una Babel, en
con lo divino, la diversión con el fervor reli- donde las voces de los que ofrecían su mercan-
gioso, ó como vulgarmente se dice, la ópera cías y las do los compradores, los gorjeos mal
con el sermón. La causa detnn encontrados sen- imitados que producían los muchachos soplan-
timientos ha sido, por una parte, la solicitud d(i do sin cesar sus rlautillas de carrizo y pitos de
conmemorar his penosas jornadas (pie hubie- hoja de lata, llenos de agua, y el murmullo de
ron do emprender Alaría y José, de Nazareth la multitud, producían una confusión inexpli-
á Betlehen, á tin de empadronarse, en cum- cable. Por aquí veíanse montones de grandes
plimiento del edicto promulgado por el Empe- ramas del oloroso pino ó abiés religiosa, de la-
rador romano César Augusto, y, por otra, el ma y heno y de algunas Hores, y por allí 1&S
deseo de festejar el plausible sucoso del naci- mesas con sus sombrajos y tiendas improvisa-
miento de Jesús. das en (pie se vendían juguetes muy variados
Los actos que provienen de esta unión de en sus formas y tamaños, hechos de diversas
distintos sentimientos, se dividen en tres cla- materias y destinados para repartir en ellos la
ses: primera, los de pura devoción; segunda, colación durante la noche de las posadas; asi
los de devoción y recreo, y tercera, aquellos como esculturas de barro ó cera, ya agrupadas,
en que impera el placer. En el curso de este representando á la Virgen y á San José ó sean
artículo daré á conocer sus caracteres distinti- los Santos Peregrinos que caminan por detrás
vos, tales como pude observarlos en aquellos de una mula, conducida por un Ángel, grupo
tiempos. que constituía la jornada, ya aisladas, figu-
Los novios y los niños eran los quo más rando pastores y pastoras, ínulas y bueyes
gozaban de las tiestas de Navidad, aquéllos echados, borregos y ánades, sin que faltase en
por las gratas emociones que á cada paso les los mismos puestos el tradicional portal de Be-
proporcionaba el amor, y éstos por la inocente lén con su establo, formado aquél de madera
y viva ilusión de los juguetes. Era la época en pintada y revestida de algodón y talco; estre-
que los emisarios de esquelas perfumadas, re- llas y cometas de estaño; fuentecillas que echa-
dactadas con expresivo laconismo, hacían su ban agua; arbolitos y pinos; casas de campo,
agosto, como que el oficio era lucrativo y más chozas y capillas de madera, de cartón ó de
expedito y seguro que el del Correo. Dime, caro papel con labrados de popote, y en fin, todo
lector, si en tus mocedades no recibiste misi- cuanto podía ser útil para los nacimientos.
vas concebidas en los términos siguientes: Apartados de los puestos de juguetes, obser-
•'Mañana á las diez nos veremos en la plaza." vábanse los de confiteros y fruteros, los prime-
--•"No dejes de ir esta noche á la posada; ten- ros con sus tiendas formadas de tablazón, de
go que hablarte;.'" "Si vas esta noche á la po- esteras y lienzo blanco, en cuyas mesas ó mos-
sada disimula, pues mi papá, ha maliciado ya." tradores improvisados SÍ; veían á montones
- "Si no quieres darme un gran disgusto y (pie confites grandes y chicos, canelones, pastillas,
yo quiebre contigo, no bailes esta noche con y en la parte interior, en gradas, dulces cubier-
Fulana," y por úllimo: "Mi papá no quiere tos de todas clases. (írandes balanzas de hie-
que vayamos esta noche á la posada; pero si rro pendían del techo así como faroles de pa-
vos,á las seis, un pañuelo blanco en el balcón, peles de diversos colores y las P¡fintas ú ollas
es seña de que vamos." Si tu carácter retraí- que habían de llenarse de colación y fruta, muy
do, lector mío, no te permitió andar en tales adornadas con calados de papel y fafalaises, o
zarandajas, téngote por un hombre insensible revestidas do papeles y lienzos para represen-
y de mal gusto. tar diversa* figuras grotescas.
No todo ha de sir chanza en mis artículos. Los fruteros tenían sus puestos al aire li-
En ellos verás aparecer, con frecuencia á IX;- bre, defendidos del Sol por sombrajos. Allí se
mócrito y á Heráclito; tan pronto mi; verás reir veían en esteras, á raíz del suelo, montones de
como llorar, porque así lo requie-vn las esce- diversas frutas cuino naranjas, perones, tejo-
nas que observó en la sociedad, y produjeron cotes, plátanos, jicamas, guacamotes y granadi-
en mí, encontrados sentimientos. tas de China, abundando sobre todo, los pues-
La plaza de 1» Constitución era en los días tos de cacahuates.
CUADKOS DE COSTUMBRES. 295
Aquella inmensa multitud que invadía la raímente empleados ó dependientes del Co-
Plaza estaba en continuo y vertiginoso movi- mercio, recurrían al auxilio del escote, y otros
miento. Unos iban $ otros venían pasando re- instigaban á las niñas mimadas á quienes na-
vista á todos los puestos. Criados y mozos de da negaba el papá para obtener de éste el
cordel atravesaban entre la muchedumbre, con acuerdo respectivo con relación al importante
cestos vacíos los que iban, y con ellos muy asunto de las posadas. Tales instigadores lla-
Provistos de frutas, confituras y juguetes los mados picoa lar (/os, si no daban dinero se ins-
que volvían. Los portadores de piñatas que las cribían cdmo los socios industriales, con el va-
llevaban pendientes de una asta ó ensartadas lioso contingente de su trabajo. Ellos eran los
e
n bastones, así como los vendedores de faro- que á punta de tijera hacían curiosos calados de
les cilindricos, esféricos ó en forma de estre- papel, y tan pronto se les veía sobre una silla,
llas, interrumpían sin cesar el paso de las gen- hincando clavos, á golpe de martillo, en los
tes. dinteles de las puertas para colgar los faroli-
Esta animación reinaba por el lado del Por- llos de papel ó de vidrio, como encaramados
tal de las Flores y de la Diputación, así como en una escalera de mano para alcanzar las
Por el Portal de Mercaderes. traviezas de los corredores á fin de ejecutar

PARIAN Y CASAS CONSISTORIALES.

Antes de 1843 en que fué demolido el Pa- igual operación; ya se les veía fijando ra-
r
'an formaba éste dos calles, una con la Dipu- mas de pino en los marcos de las puertas y
ción y otra con el Portal de Mercaderes. En la formando arcos de lo mismo en los corredores ;
ultima se establecían los vendedores de todos ya empeñados en arreglar el altar de las jor-
*°8 objetos concernientes á las fiestas de Navi- nadas, soltando el martillo para reemplazarlo
^ d y de los arreos militares para los niños el con una gran bola de hilo ú otra de cera de
'•la de San Juan y en ella también tenían lugar Campeche, materias indispensables para fijar
'°8 paseos del 1 y 2 de Noviembre, los que mas los adornos de papel donde era necesario.
'arde se efectuaron en el Zócalo. La verdad es que este tipo no quedaba sin
La organización de las posadas ofrecía di- honrosa recompensa, pues como hombre in-
Ve
rsas circunstancias que deben darse á cono- dispensable se convertía en maestro de cere-
^ r . Los ricos, como está en el orden natural monias y de bastonero durante el baile; las
^ e las cosas, las organizaban sin dificultad al- niñas de la casa lo presentaban á todas sus
SUna, pero los que no disfrutaban de rentas ó si amistades, encomiando su gran ingenio y su
las poseían eran escasas, apelaban á diversos bellísimo carácter y decían que era muy cu-
tedios y á no pocos sacrificios. Unos, gene- rioso, de lo que resultaba que todas las jóve-
296 EL LIBRO DE MIS EEOUEKDU8.

1
nés quedaban impresionadas en su favor; eon reducían á saraos, más ó menos espléndidos,
todas ellas bailaba, sin inspirar celos á nadie. con uno que otro rasgo de las fiestas de Na-
Diversas familias se repartían por turno vidad. En muchas casas ri^is dábase á las Po-
a a
los días de las Posadas y como era natural, sadas el carácter de las de I y 3 clase pero
establecíase entre ellas la competencia, tan- separadas en virtud de un límite que aplaudo.
to en lo concerniente al mejor arreglo de la A las ocho se efectuaba la Posada, casi en fa-
fiesta, como á la calidad de los objetos y de la milia, dominando la devoción, y á las nueve,
colación que con (dios se regalaba. ya terminada aquélla, llegaban los convidados
En algunas casas comenzaban l;is Posadas para la tertulia. Tal vez esta circunstancia no
caseritas, y éstas eran las más peligrosas por reconocía por causa un plan meditado, sino la
cuanto á que las familias invitadas, en las pri- necesidad en que se hallaba la familia de vio-
meras noches, se encontraban en un abrir y lentar el acto de la jornada, en favor de los ni-
cerrar de ojos, con el compromiso encima. ¿Có- ños que no podían desvelarse y, por tanto, es-
mo decían las niñas al papá ó la mujer al ma- perar á los invitados que, por regla general y
rido, hemos de hacernos desentendidas con esa de alta etiqueta establecida, acudían siempre
familia tan distinguida, que nos ha hecho la tarde á sus reuniones.
honra de invitarnos á sus Posadas? ¿Qué di- El carácter de las Posadas que podemos lla-
rán de nosotras y Es preciso, querido papá ó mar nacional, conservábase en la clase media,
esposo mío, que tomemos una noche. tanto en las jornadas de primera clase como en
De todo esto resultaba (pue las Posadas se- las de segunda. Al concurrir á una Posada, lo
gún se ha dicho, no tenían, al principio, otro primero que se advertía al entrar en una casa
objeto que el de divertir á los niños de la ca- eran los bosquecillos improvisados con ramas
sa se convertían, en lujosas. El papá accedía, de fragante pino que esparcían en el recinto
sin gran dificultad, á los ruegos de sus hi- de aquella el delicioso aroma de los bosques.
jas, estuviese; ó no en fondos, porque en el pri- Miles de farolillos de papel de diferentes co-
mer caso tomaba de su caja el dinero de que lores, ya encendidos, que juntamente con el
necesitaba para sus compras de juguetes y ri- heno colgaban de esas ramas y de las traviesas
ca colación en la Dulcería de Devers, y en el horizontales de los corredores, puertas y ven-
segundo, hacía llamar cargadores á fin de que tanas, difundían por todas parte su apacible
condujecen espejos muebles ó algunas joyas claridad, en tanto que las habitaciones, parti-
al Monte de Piedad ó á la casa de préstamos cularmente la sala, se hallaban inundadas de
del ínclito Bustillos, y ya provisto de fondos, luz por millares de bujías que ardían en los
en virtud de tan expedito recurso, zanjaba to- candelabros y arañas de cristal. Llegaban los
das las dificultades que pudieran oponerse á la invitados sucesivamente y conforme á la cos-
realización de las suntuosas tertulias. tumbre por el buen uso establecido, arrodillá-
Por tanto, los ricos (pie en la tierra son los banse los concurrentes y se persignaban, los
relativamente felices, no tenían dificultades cantores entonaban un himno, y daba princi-
como se ha expresado, para el conveniente pio la letanía de la Virgen, cantada por todos,
arreglo de sus Posadas, pues poseían fondos organizados en procesión. Por delante iba el
de sobra y dependientes que entregaban éstos ejército de niños provistos de velitas de sebo
sin dilación, criados que convertían en jardi- ó de cera encendidas, con las que chorreaban
nes venecianos los patios y adornaban escale- de lo lindo los suelos de los corredores y las
ras y corredores, y picas lar (jos que ayudaban alfombras de las piezas, luego seguían los jó-
en todo. Estas posadas, \>OT SU lujo eran de venes, varones y hembras, quieues también so-
primera clase, pero }x>r sus tendencias, según lían dejar escapar las chorreaduras de las ve-
la clasificación establecida al principio de este las, embebecidos como iban en sus dulces y
artículo, podían considerarse de tercera, es de- nada místicos coloquios; las personas ya de
cir, de aquellas en que impera la diversión. edad, que son las que inmediatamente seguían
En la clase social de (pie se trata, por regla distraían poco ó nada su atención del acto de
general, no tenían las posadas el verdadero ca- piedad y, por consiguiente, poco ó nada man-
rácter que las distingue, pues tales actos se chaban las alfombras; tras de ellos iban los
CUADROS DE COSTUMBRES. 297
n
iños que en hombros llevan las andas de los Y las de dentro con el mismo canto, res-
dantos Peregrinos, con el ángel y la consabi- pondían:
da é indispensable mulita, los que parecían ca- ¿ Quién á nuestras puertas
minar sobre un lecho de lama y bajo arcos for- En noche inclemente
j a d o s de papel picado y brichos de plata, pa- Se acerca imprudente
ra Para molestar?
caracterizar el tiempo de la escarcha. De-
Y así continuaban cantando va-
rias estrofas, con terquedad las de
afuera y con marcado egoismo las
de adentro, hasta que conmovidas
éstas con los últimos conceptos de
las que demandaban asilo, aquellas
se resolvían á abrir las puertas, di-
ciendo:
Entrad, pues, ¡oh esposos!
Castos é inocentes,
Cultos reverentes
Venid á aceptar.
Momentos eran éstos en que el
alborozo llegaba á su mayor expan-
sión, en que la muchachería al oír
cantar
Ábranse las puertas,
Rómpanse los velos,
P03A0AS EN CASA PARTICULAR.
Que viene á posar
El Rey de los cielos
tr
ás de las andas marchaban los músicos, to- metían más ruido que un tren expreso, con su
cadores de guitarras, bandolones y flauta y algarabía y continuados gorgoritos de sus flau-
erraban la procesión todos los de la servi- tillas de carrizo y pitos de hojadelata.
dumbre, quienes no dejaban de representares- Pasados algunos instantes y colocado el
cenas similares á las del segundo grupo. Mu- Misterio sobre una mesa, poníanse todos de
chas veces los niños portadores de las andas rodillas y empezaba el rezo por el acto de con-
abrían la procesión, conduciéndolas á brazo si trición al que seguía la oración de la jornada
er
an de poco peso. correspondiente al día, y terminaba con siete
Terminada la letanía, durante la cual no ha- Ave Marías, cantándose al terminar cada una
bían dejado de echarse al aire cohetes trona- de ellas la siguiente:
dores, hacía alto la procesión y procedíase á éACULATOM*
Pedir la Posada, para ouyo acto las cantantes,
generalmente jóvenes apuestas, se dividían en
dos grupos, quedando uno dentro de la pieza
elegida y otro fuera con las andas y con la tfi^ttt #?«¿J#I« rnLtt p* - - rtL fut tonjmisf**.
mayor parte de la concurrencia.
Terminado el rezo, renacía el bullicio gene-
Cantaban las de afuera: ral, confundiéndose las alegres pláticas de las
jóvenes con la algazara de los chicuelos que
no cesaban de gorgoritear con sus flautillas de
carrizo. Retirábase la servidumbre á menos
que hubiese Piñata, pues en tal caso procedía-
De larga jornada se por todos á la diversión de romper la olla,
Rendidos llegamos, como aún hoy se acostumbra.
Y así lo imploramos Instalada la concurrencia en la sala, pre-
Para descansar. sentábanse, á.poco, dos ó más criadas, muy
38
298 EL LIBRO DE MIS EEOUEBDaS.

peripuestas y peinadas con gracia, recogidas didos con la lama, al Patriarca y á la Virgen
sus trenzas con listones de seda, sosteniendo acostados, desaparecido el Ángel, y la mulita
con ambas manos grandes bandejas con jugue- patas arriba.
tes y colación que señoritas y niños de la ca- En las casas de vecindad, particularmente
sa, distribuían ordenadamente á todos los con- en los barrios, se efectuaban las Posadas con-
currentes, terminado lo cual empezaba el baile. forme al mismo ceremonial, con la diferencia
En las Jornadas de primera clases ó sean de (jue, siendo toda gente de trabajo, se acos-
aquellas en que reinaba la devoción, se rezaba taban temprano y los bailes eran escasos.
y cantaba, había procesión y cohetes durante Costumbre que ha desaparecido ya, es la
la letanía, sin que nadie en tales momentos dis- de los muchachos que andaban cantando por
trajese su atención del objeto religioso; se pe- las calles y pidiendo posada en diferentes ca-
día y daba la posada con las mismas manifes- sas de comercio. Veíanseles de dos en dos por
taciones de alegría; guardábanse con venera- distintos rumbos de la ciudad, conduciendo
ción los Santos Peregrinos; se rompía la olla, en una tabla compuesta con la consabida la-
se repartía la colación con los juguetes, los ni- ma, con algunos cadejos de heno y con sus fa-

POSADAS CALLEJERAS.

ños se iban á acostar, y las visitas permane- rolitos de papel ó guardabrisas, en los que ar-
cían en la sala agradablemente conversando, y dían velitas de sebo, á los Santos Peregrinos,
á poco se retiraban á sus casas. Las .Tornadas al Ángel y á la mulita. En el trayecto de una
de esta clase eran, por tanto, muy escasas. áotra calle y di> una á otra estación, oíanseles
Las de pura diversión ó de tercera clase, se cantar á toda voz.
revelaban por la manera con que eran trata-
dos los Santos Peregrinos que sólo habían ser-
vido de pretexto para aquella. Los portadores
de las andas, terminado el acto religioso, pre-
cipitadamente cargaban con ellas para rele-
garlas á una pieza recóndita de la casa. Basta La palabrota ¡Caramba! dicha con tanta
saber que cierta ocasión advertí la prisa que insistencia, valía un Potosí. Con esa interjec-
se daban los que» querían anticipar el baile, ción los muchachos azuzaban á los flojonazos
para llevar el Mislerio A su escondite, tanto pastores para que se movieran y echaran á
que á poco vi en el rincón de una pieza de úl- andar, y no con pasos de tortuga. ¡Cuántas
timo orden, sobre mesa destartalada y c o n f u n . v eces hay que lanzar en México esa i n t e
CUADROS DE COSTUMBRES. 299

ción, con toda energía, p a r a q u e los negocios ¡ d a b a n en creer que era español, después el rey
caminen y no d u e r m a n ! indio y á lo último el negro; en la clave del
D e t e n í a n s e los m u c h a c h o s frente á los ten- portal estaba suspendido un ángel que en sus
dajones y otras p e q u e ñ a s casas de comercio, y manos sostenía el letrero: (/loria in excelsis
se ponían á e n t o n a r d i s t i n t a s canciones con (leo. y por último, sobre el portal, brillaba en
diversas estrofas, como las s i g u i e n t e s : el cielo, un cometa de extaño, representación
del que guió los pasos de los Santos Reyes
hacia el lugar en que nacía el Redentor del
Mundo.
Muefot, m ml u*rix no In lUan, / » ht A**en, pcrfUJm áektrintj ¡mm:
Los pastores y pastoras que se aprestaban
á tributar su adoración al Niño, y cuyos tra-
jes han de haber servido de modelo pa-
ra vestir á los aldeanos que figuraban en
la ópera de Bellini, la Somnámbula, as-
cendían por la colina formada de pie-
jura
dras de mina, con cristalizaciones bri-
llantes de cuarzo, spato calizo y spato
fluor, cubiertos los intersticios que dejaban
Muchas veces las estrofas eran inconve-
entre sí, con lama y flores. Nada hay que de-
nientes por su color algo subido. Los mucha-
cir respecto de estos caprichos pues no ha-
chos recibían un finco, moneda ínfima de aque-
bía de adornarse el Nacimiento con basaltos
llos tiempos, algunas piezas de fruta ó dul-
del Pedregal de San Ángel; pero lo que no
ces ó bien juguetes y se retiraban, dirigiéndo-
acepto es que tanto la botánica como la zoolo-
se á otro lugar de comercio, volviendo á cantar :
gía estuviesen en contradicción con la teoría
Ca—minenpas tores, ¡ Caramba ! de los naturalistas; plantas de opuestos climas
Quiai-—viene—Miguel, y animales de todas las regiones del globo se
Conlaes—pada—enla— mano, ¡Caramba! | hallaban allí representados. Observábase á la
Para lu—cifer, ¡Ay Ca.—raniba! vez una vegetación vigorosa y primaveral y
Para lu — cifer.
cadejos de escarchas y mazas de nieve, símbo-
los del crudo invierno, representados por tro-
LOS NACIMIENTOS. zos de sulfato de cal hidratado. Por aquí se
\ veía una casita al lado de un pastor ó de un
En la última noche de Posadas, ó sea la del | borrego que no cabían por las puertas; por
1
24 de Diciembre, el ceremonial tenía y aún allí, fuentecillas que echaban agua como en
tiene dos variantes esenciales: la acostada del los modernos jardines, estanques cristalinos,
Niño y la sustitución de los regalos ó aguinal- j hechos con pedazos de espejo, sin faltar en
dos por la cena que generalmente tocaba dar i ellos garzas, patos y peces, detalles con que no
á los dueños de la casa en qne se había efec- ! se engalanó aquel lugar de Palestina. Algunos
tuado el ejercicio de las jornadas, l'ara lo pri- | Nacimientos hubo notables, aunque no total-
mero se tenía prevenido el yacimiento ó re- ! mente exentos de impropiedades: el del Obis-
presentation, en miniatura de los alrededo- ; po Madrid en su casa de la calle de Chavarria
res del portal de Belén. Kn dicha representa- j y el de movimiento, del corredor Camargo en
ción panorámica imperaban los anacronismos la del Empedradillo. Yo tan sólo recuerdo las
y falta de propiedad. El portal, unas veces en hermosas figuras del Misterio, esculturas gua-
completa ruina y otras ñamante, resguardaba temaltecas, y las de los pastores hechas de ce-
de la intemperie al Haí/rado Misterio. San ra, debidas á excelentes artífices mexicanos,
•José y la Virgen arrodillados á uno y otro la- cuyos renombrados artefactos eran, en aque-
do del Niño Dios, acostado en su cuna de pa- llos tiempos, objetos de exportación.
ja ó pesebre; al frente y también en situación Después del rezo de la novena Jornada, to-
simétrica, echados el buey y la niula; después dos se dirigían al yacimiento para acostar al
seguían los tres reyes magos, primero el que Niño Dios, entonándose en su honor la can-
300 EL LIBRO DE MIS RECUERDUS.

ción del rorro, acompañada de una música encargados de algunos templos, que toleran
alegre y f este josa. tales desmanes, que no se adora á Dios con
He tratado de hacer la descripción de las cencerradas, ni la alegría requiere para su ex-
Jornadas con todos sus detalles, á pesar de ser pansión escenas como las que justamente son
muchos de éstos cotiocidos, por que deseo de- objeto de mi crítica.
jar consignadas costumbres que van caminan- La noche de Navidad en México, triste es
do á su completa desaparición, costumbres decirlo, es noche de profanación y de desórde-
que, por frivolas que parezcan, daban solaz y nes á que se entrega una parte del pueblo. De
contento á una generación que no conocía el profanación, por su comportamiento poco dig-
marasmo que se ha apoderado de la presente, no durante la misa y desórdenes por los exce-
en lo que atañe á sus actos sociales. sos á que se entrega durante toda la noche que
La cena no podía servirse antes de las doce anda corriendo el Gallo.
de la noche, hora en que terminaba el día de
la abstinencia y seguía aquel en que ya se po- LAS PASTORELAS.
día comer carne y pescado. Todo cuanto ape-
tecieras, carísimo lector, te sería concedido de Los teatros daban funciones alusivas á la
los dueños de la casa, menos promiscuar, ra- solemnidad del nacimiento de Jesús, y entre
zón por la cual causaba impaciencia la lenta ellas las más populares eran las pastorelas, cu-
marcha del reloj. yo fin y carácter revelo en la siguiente des-
cripción.
MISAS DE AGUINALDO Y DE GALLO. La Pastorela da principio con un famoso
Conciliábulo. Al alzarse el telón aparece en
Otros actos característicos de las fiestas de uno de los antros del infierno Luzbel, cuyo
Navidad eran las misas de Aguinaldo y la lla- vestido es como sigue: camiseta y calzón de
mada de Gallo, que se celebraban y aún se ce- malla color de carne, con zapatilla negra bor-
lebran, las primeras por la mañana durante el dada de lentejuela; tonelete de mangas perdi-
novenario, y la segunda A las doce de la noche das, con forro rojo y adornado de cintas del
del día 24. Dichosamente las primeras no tie- mismo color y brichos de oro. y ceñida la ca-
nen hoy el carácter que antiguamente las dis- beza con corona de laurel. Preséntase triste y
tinguía, y digo dichosamente por que, tanto apenado por la próxima venida al mundo de¿
la augusta ceremonia, como el sagrado templo Mesías, y medita para vengarse en los medios
recibían graves ultrajes, que no debe tolerar que ha de poner en juego á fin de perder al
una sociedad civilizada como la nuestra. Tales hombre, oponiéndose al decreto divino de su
ultrajes consistían en la ridicula música de las redención. Los improperios salen de su boca,
murgas y en los versos que se cantaban, tras- y para llevar á cabo sus designios, con acento
pasando muchas voces, los límites de la decen- iracundo llama al Pecado, furia infernal que
cia. Si estas misas con el expresado carácter ha de prestarle eficaz ayuda. Este diablo sale
se celebran aún en algunos lugares de la Re- por escotillón, diciendo con toda arrogancia:
pública, no lo sé, mas lo que, por desgracia ¿Quién me llama 'i y respóndele Luzbel: -
puedo asegurar es quo las misas de (-Jallo, to- Tu príncijM' y señor. En seguida disponen su
davía más inconvenientes, existen. Poco tiem- plan de operaciones, mas como para realizar-
po hace (pie concurrí en Veracruz á una misa la, engañando al hombre, necesitan de la As-
de ese carácter, que so celebró en el Templo tucia, demonio de tonelete y corona como los
de la Pastora, y allí no pudieron menos que otros, sale al llamado de Luzbel, de entre
excitar mi indignación las escenas (pie presen- los bastidores que figuran con el telón de fon-
cié. En tanto que el sacerdote decía la misa, do las lóbregas cavernas del infierno, hacien-
estando patenti! el Santísimo Sacramento, vol- do igual pregunta (pie el Pecado y recibiendo
víase loca en el coro una música extravagante, idéntica respuesta.. Animado Luzbel por las
con los aires caneanexeos, lo que dio lugar exhortaciones y baladronadas de sus compa-
para que unos extranjeros se burlasen allí de ñeros, se enfurece y amenaza al cielo, hacién-
ja ceremonia y de la sociedad. Entiendan" Tos dole aquéllos coro. Cuando la exaltación está
CUADROS DE COSTUMBRES. 301
ei
* toda su fuerza, gran cantidad de cohetes some un lujoso vestido de respingo, medias de
c
ni8peros, encendidos entre las bambalinas, seda y sandalias de raso con sus ligas corres-
ar
rojan una copiosa y persistente lluvia de pondientes: ajustóme unas alas de hojadela-
niego; los diablos van y vienen levantando los ta, sobre las (pie caía recogido un manto de
wazos y lanzando sus amenazas con voz ira- seda verde y sobre mi rizado pelo colocó una
cunda, como quienes van á comerse al mundo, diadema adornada de piedras, al parecer pre-
"asta que ya fatigados, agotada la pólvora y ciosas, la que terminaba con una airosa pluma,
terminada á tiempo la perorata, cae el telón también verde; y de esta manera en un abrir
dando fin el Conciliábulo, cuyas infernales es- y cerrar de ojos me convirtió en el arcángel
cenas, para mayor persuación, dejan apestando Gabriel. Ensayado bien mi papel que no tira
ó
azufre todo el recinto del teatro. otro que el de anunciar á los pastores la buena
A esta furiosa tempestad de ungidas pa- nueva y el de dar mandobles á diestra y á si-
siones y del arte pirotécnico, sigúese en los niestra y tener por algún tiempo humillado ba-
de
oiás actos el desarrollo de la pastorela, cu- jo un pie al demonio de la Astucia, di con todos
yos caracteres principales son: la calmuda sen- los de la comparsa en el teatrillo conocido con
culez de los pastores, vestidos á la usanza de el prosaico nombre del Pambazo, hoy casas y
lo
s Elvinos y Nemorinos de las Operas; las baños de Murguía, calle del Puente Quebrado.
desavenencias y riñas domésticas de Bato y Figúrate, caro lector, mis apuros al actuar an-
^ d a ; las sandeces de Bato y Bras, tan perse- te un público escogido, como que era de invi-
guidos por la saña de Luzbel ; la aparición del tación, en el momento en que asentando mi
arcángel San Gabriel á los pastores para anun- pie izquierdo en el tablado y hollando con el
C1
arle8 el nacimiento del Mesías, en los mo- derecho el cuerpo hercúleo de la Astucia, á la
'nentos en que, sentados en rueda, platican y vez que tenía que tomar la actitud del vence-
°enan á mandíbulas batientes, y la gran con- dor, sosteniendo en alto la espada triunfadora.
tienda sostenida por los tres arcángeles Mi- Las contorsiones de aquel diablo blasfemo,
Koel, Gabriel y Rafael contra Luzbel, El Pe- cegado por la cólera, no me permitían guardar
cado y l a Astucia. Después de muchos dimes el cuerpo en equilibrio y poco faltó para que
y diretes, los batalladores, ya en el colmo de viniese á tierra mi celestial persona; sin em-
1 '
la
exaltación, acaban por desnudar las espa- bargo, mantúveme firme á costa de mil es-
das y empieza la lid, mas no en silencio, sino fuerzos.
acompañando á los golpes de los aceros las Tales eran las famosas pastorelas que. si
fanfarronadas propias de los valientes calleje- no han desaparecido, del todo, de nuestros há-
a s , excepción hecha de las palabras mal so- bitos, han perdido mucho de su antiguo ca-
nante, hasta que al escucharse el grito de Mi- rácter.
guel :-.¿ Quién como Dios, bestia fiera 'i caen También era costumbre de los teatros en
desplomados los tres diablos á los pies, res- aquellos tiempos, poner en escena, en tiempo
pectivamente, <le los ángeles sus vencedores. de Navidad, la pieza titulada: Kl mayor con-
aquellos, humillados, desaparecen al fin por frario ariu'1/0. ó el Diabla Predicador, cuyo
escotillones, á tiempo (pie la miísica y el ean- protagonista, el lego, Fraij Anlolhi, era ca-
10
de los pastores (pie se escuchan á lo lejos, racterizado, un is veces por la festiva, María
celebran el triunfo alcanzado contra el infier- Cande que vino á México siendo casi una ni-
n
° - Libres ya los pastores de las asechanzas ña, y otras por Antonio Castro,ambos de mu-
del demonio se dirigen al portal de Belén para chísimo gracejo
decir requiebros y ofrecer sus dones al rechín Cuando sea t' -mpo y haya Posadas case-
nacido. riltis. cuidaré, an ble lector de llevarte aellas.
Yo también, de niño, fui actor en uno de
esos coloquios, pues era costumbre que las i'a- DÍAS DE LOS INOCENTES, ANO NUEVO
"Hlias los representaran en teatros caseros y Y REYES.
aig-?unas veces en teatrillos alquilados. I'na túi
le.lana
¡a que en una pastorela desempeñaba el Dejemos, carísimo lector, á los concurren-
papelde Ardelia, me tomó por su cuenta: pú- tes á las Posadas, de ijue te hablé en mi artí-
302 EL LIBRO DE á i s RECUERDOS. __
i
culo anterior, reponiéndose de sus trasnocha- \ sión celeste a c o m p a ñ a d a s de las majestuo-
das, y á los q u e cayeron en cama por su extre- • sas y sonoras voces del órgano y e n v u e l t a s en
mada predilección á la cena de Nochebuena, las perfumadas n u b e s del incienso. Algo bne-
aliviándose d e s u s dolencias, y c o n t i n u e m o s I no había d e contarte, q u e r i d í s i m o lector, pro-
observando otros hechos y otras costumbres I pió de n u e s t r a s costumbres, y si por lo q u e re-
q u e dan fin con la festividad de los S a n t o s Re- i fiero y aceptas nos tienen los escépticos por
yes y señalan, ó h a b l a n d o con m á s propiedad, | fanáticos, déjalos decir, en p r i m e r lugar porque
señalaban, con aquéllas, la época más alegre; y | su dicho no es cierto, p u e s no hay exageración
a n i m a d a de la vida social de México. Aparte- ! en el culto q u e tú y yo profesamos, y en se-
mos también de nuestra, vista la extensa y her- i g u n d o lugar porque hacemos uso de la liber-
mosa Plaza Mayor, convertida en un tiaiKjiiis- ! tad de conciencia, principio consignado eu
lli miserable q u e no haría honor al pueblo de I n u e s t r a Constitución. D a m o s al César lo (/>"'
la república más atrasado, y q u e produce á los | es del César ij <í Dios lo <¡KC es <le Dios. N i
extranjeros tan mal efecto: dejémosla, repito, | t ú ni yo, por el hecho de reconocer y adorar á
revelando el buen g u s t o de nuestros ilustrados
I ese Dios, ponemos el más leve tropiezo á la
A y u n t a m i e n t o s , y prosigamos la relación.
m a r c h a social y a d m i n i s t r a t i v a , y así cumpli-
A la fiesta de Navidad sígnese i n m e d i a t a - mos fielmente con nuestros deberes civiles y
mente la de los S a n t o s Inocentes, q u e jlasaría religiosos.
inadvertida si no fuera por la c o s t u m b r e in- La festividad del 1'-' del año, t a n t o civil co-
memorial de hacer tontos en tal día á nuestros mo eclesiástica, es u n a de las mas solemnes en
semejantes, c u a n d o tal calificativo merécenlo el m u n d o entero. E s verdad (pie todos consi-
más los q u e no descuidan poner en práctica deran un año menos en el camino de la v i d a :
tal acto. pero t a m b i é n es cierto q u e en ese día luce el
l ' n amigo pide á otro prestado dinero ó una sol de la esperanza y se presenta un año m á s á
alhaja, así como una dama pide también á o t r a las ilusiones de esa misma vida q u e se va. P o r
un sombrero ú otro objeto cualquiera, asimis- tal motivo, en semejante (lía. (pie es como otro
mo en calidad de préstamo, y si el olvidadizo cualquiera, pero q u e convencionalmente el
a m i g o ó la distraída dama e n t r e g a n lo q u e se h o m b r e ha fijado como el p r i n c i p i o d e la me-
les pide, caen en la nota de ¡nocen/e* y reciben dida de los tiempos, todos se saludan con be-
después, j u n t a m e n t e con el objeto devuelto, neplácito. Por donde quiera se escuchan las
una escobilla adornada con lislones. una caji- palabras " F e l i z Año"' y por todas partes se ven
ta de caramelos ó algunos juguetillos para q u e aparadores atestados de herniosísimos objetos,
se divierta el niño ó la niña que fue la presa debidos á la i n d u s t r i a h u m a n a , y por las ca-
de aquel garlito. Cara mí. dicha c o s t u m b r e es lles, criados q u e van y vienen con lujosos re-
v e r d a d e r a m e n t e una inocentada, menos cuan- | galos y herniosos ramilletes de flores. E s el día
do se convierte en fullería, pues suelen haber | g r a n d e de las congratulaciones.
algunos, i n d i g n a m e n t e descarados, q u e en tal
día piden dinero y objetos con el ánimo de no
hacer la debida devolución. Kncárgote por RIFAS DE SANTOS Y DE OOMPADRES.
tanto, lector mío, (pie te a m a r r e s en un dedo
un listón, ¡i lin d e q u e te recuerde el día 2N de
Costumbre arraigada era la Rifa de Hálito*
Diciembre.
; el día 1'-' de E n e r o . Deposi taba use en u n a án-
Kl día de San Silvestre la buena cii. iad de fora eedulillas de papel, en cada una de las
México cierra el año con broche de oro. acor- : cuales constaba, el nombre de un S a n t o . L a s
dándose, al fin. de (pie hay un Dios ante quien jóvenes, tan vivarachas} - alegres en la Rifado
debe prosternarse para darle gracias por los , compadres y en los demás actos que se han
favores recibidos cu el año que t e r m i n a é im- descrito, mostraban, al verificar la de los S a n -
plorar su socorro para el año que comienza. tos, la mayor seriedad y compostura, impulsa-
Todos los templos de la ciudad, desde las das por un acto de verdadera devoción. En tan-
siete de la, noche, se hallan henchidos de gen- ! to que de aquella ánfora iban sacándose una
te, cuyas fervorosas plegarias suben á la man- i por u n a las mencionadas eedulillas, de otra
___ CUADROS DE COSTUMBRES. 303

ánfora hacíanse salir de la misma manera, Una carcajada de las dos cortaba el hilo de
aquellas en que se habían escrito los nombres tan interesante' diálogo.
(
le las personas, las que debían consagrar es- - ¿Qué estarán tramando ustedes, niñasV
pecial devoción, durante el año, á los Santos decía la señora de la casa.
que respectivamente le había tocado en suer- Nada, mamá, contestaba Charo, sino que
te. Los nombres de Santos (pie nunca faltaban ésta tiene unas ocurrencias (pie. .. .
en las ccdulillas eran los de San Francisco de ¿ V tú. continuaba la. que recibía órdenes,
' aula por casamentero y Santa Rita por alla- ó sea Lola, con quién has de salir entonces?
nadora de imposibles, licencia ¡pie las jóvenes : Con Don Chano, el cobrador de tu casa,
s
e tomaban sin desdoro de su devoción, pues ; ordenaba Charo con viveza.
"ay que convenir que estaban en su derecho ¿V vas á bailar, el domingo, con ese ente
e :
n procurarse tan buenos abogados para salir estrafalario?
avantes en los asuntos que más pudieran in- j No, pirque para, entonces habré hecho
teresarles. | las paces con Alejandro.
Al Hn llega, el (ule Enero, día. de la Epifania Y por ese estilo seguían haciendo sus com-
0
Manifestación del Señor, en que la Iglesia ; lunaciones para halagar á sus amigos y aini-
conmemora tres Misterios: 1" La adoración ; gas, en virtud del conocimiento que tenían ad-
que rindieron al Niño .Jesús, en el portal de i quirido acerca de las inclinaciones de unos y
•Belén, los tres Reyes magos (pie llegaron de ! otras.
oriente guiados por el brillante cometa; 2.', el Empezaba la rifa é iban saliendo sucesiva-
Bautismo de Jesucristo en las aguas del Jor- mente, sin intervención del cura ni del Juez
dán, y ¡]". el primer Milagro del Salvador en del Registro Civil, matrimonios perfectamen-
'as bodas de Canaan, al convertir el agua en te arregladitos, de suerte (pie ninguno de los
vino. En este día se quitan los nacimientos y contrayentes se quejaba de la suerte, ni se
s
e procede á partir la torta de reyes y á la Ri- daba por agraviado, sino en muy determina-
ta de compadres, costumbre que si subsiste no dos casos como el expresado.
es sombra de la que fué. —Manuel H., decía la primera escrutadora.
En los sombreros de dos jóvenes, á falta de Enriqueta (i., contestaba la segunda.
urnas electorales, se derwsitaban, en uno, los •••-¡ Ay! q u é . . . . gusto, iba á decir la nom-
nombres de las damas y en otro, los de los va- brada, pero la última palabra moría en sus la-
rones. Mas pira que puedas obtener, lector bios.
amable, una idea exacta de lo que era tal cos- —¿Qué es eso. niña, decíale en tono de re-
tumbre, empecemos por fijar la atención en el prensión la mamá que se hallaba cerca, ten
preludio, que no era otro (pie la ligera conver- vergüenza.
sación habida entre las dos jóvenes que se —Iba á decir, respondía la niña, algo morti-
apoderaban de las cédulas y de las urnas para ficada : ¡ Ay ! qué pena (pie papá no haya venido.
Practicar la rifa. Ruena alhaja eres tú.
—¿Qué te parece, decía una llamada Cha- La rifa continuaba.
ro & otra de nombre Lola, sacamos á Manuel Alejandro Z.. pronunciaban con cierto
c
on Chucha ó con Enriqueta ? desenfado los labios de Charo.
— Con Enriqueta, contestaba la segunda, -Petra O., pronunciaban con énfasis los
Porque á Chucha ya no le hace caso. de Lola.
—Bueno, pues ya sabes que cuando saque Una risa general estallaba en la sala, bur-
e
l nombre de Manuel has de decir Enriqueta. ! laudóse de la suerte de Alejandro, risa que su-
-~Y cuando salga el de tu novio Alejandro, I bía de punto al escucharse, en seguida, los
¿canto el tuyo? | nombres de la elegante dama y del humilde
—No, porque me tiene muy ofendida y he \ Don Chano, instrumento nada más, como la
l
te castigar á ese pillo. Di, entonces, el nom- : pobre Doña Petra, de las amorosas intrigas de
bre de Petra, la ama de llaves (persona muy : la Charito.
r
espetable pero ridicula por su facha y por su I La mamá de Enriqueta oprovechábase de
fecha). ¡ esta circunstancia, para demostrar y poner en
304 EL LIBEO DE MIS RECUERDOS.

relievo la simia legalidad de las dos jóvenes en Algo avanzadas ya las horas de la noche,
el desempeño de su encargo. la sala preparada para aquél hallábase tan
El sorteo ([iie tan bien sabía unir las vo- brillante y resplandeciente como una ascua;
luntades, continuaba de la manera indicada, ellas ya listas presentábanse luciendo sus her-
dando pábulo á la hilaridad de los concurrentes mosos trajes confeccionados por Celina, Cora-
los desgraciados consorcios quesurgian.de vez ba, Hortensia ó la Oubrard, celebres modistas
en cuando, de las improvísenlas urnas electo- de aquella época, y ellos con sus bien cortadas
rales, y en las (pie ninguna intervención tenía casacas, por Crigüen, Ora reía, Pestail y (icu-
la suerte, sino las intrigas de los jóvenes, á gaud. Al preludiar los músicos la primera con-
quienes nunca faltaba en semejantes reunio- tradanza ( entonces no se decía danza ), los com-
nes, alguna victima (pie fuisse el objeto de sus padres se acercaban al estrado, como es cos-
burlas. Es verdad que en la socii dad presen- tumbre, para sacar á sus correspondientes co-
tan se seres desgraciados y lipos ridículos que madres. Ya organizadas las parejas, (tóbasela
se prestan á ellas, por su fatuidad.presunción señal para (pie la música rompiese á tocar-
y simpleza. momento solemnísimo en que todos se entre-
Desde el momento en que terminaba la fa- gaban á los goces de la. más plácida expansión;
mosa rifa., las horas se sucedían con velocidad los compadres presentaban á sus comadres su
eléctrica, cuyo motor era la inquietud del áni- obsequio, que consistía generalmente en un
mo en (pie vivían los compadres y las coma- precioso objeto de tocador, y ellas á ellos, una
dres, anhelando la llegada del domingo. En es- hermosa rlor ó un ramilletito que se colocaban
te díade completa felicidad, saludábanse aqué- los agraciados en el hojal de la casaca, y P° r
llos y éstas por la mañana en las calles de Pla- fin, llegaba el momento suspirado. Dábanse
teros, y volvían de nuevo á saludarse, por la alegremente el abrazo de compadres llegando
tarde, en el Paseo de Bucareli, diciéndose con al colmo el contento general y el baile prose-
las miradas: ya pronto nos veremos en el baile. guía.
OtJADBOS GE COSTUMBEBS. 305

FESTIVIDAD DE SAN FELIPE DE JESUS.

--S-0->

ÍONÓCESE la historia de San Felipe por qe. se pretende fundar en la casa donde nació
haberla escrito varios insignes varones el Sto. qe. es la qe. esta señalada en el cole-
entre los que se encuentra á Fr. Balta- gio de Sn. Juan de Letran, el puesto es có-
sar de Medina, circunstancia por la cual no me modo, y en el medio de la filigresia, qe. esta
detendré en referirla, y sólo trataré de la fes- señalada pa. qe. la Catedral advierta qe. el se-
tividad del ilustre santo mexicano que, en lo ñalarse las Parroquias en Iglesias fundadas,
que concierne al culto exterior, ha desapareci- es pr. no haber comodidad de edificarlas de
o°> y de referir uno que otro punto que pueda nuebo, ni el patrimonio de S. M. está en esta-
servir para ilustrar ó dilucidar aquélla. do de poderlo hacer, qe. si hubiera algunos devo-
Que la población en que Felipe de Jesús tos; qe, tan dignamte. y en obra tan santa qui-
Vl
° la luz primera fué la Capital de la antes sieren gastar sus caudales esta Ciudad hará el
•Nueva España, nadie lo duda ya; mas en lo empeño posible con S. E. pa. qe. tenga efecto
l u e si existen divergencias es respecto del lu- lo qe. se pide. Y en quanto al ultimo punto
gar fijo de su nacimiento, según consta en las qe. se traiga el Cuerpo del Sto. del G apon, ó
"istorias, pues en tanto que unas señalan la una reliquia suya, se juntará esta Ciudad con
oalle de su nombre ó la de San Felipe Neri, el Cabildo de la Sta. Iglesia pa. qe. en esta
otras fijan las de Tiburcio ó las de San Juan, ocasión de Naos se escriba á los Cabildos Ecle-
y ahora vengo á aumentar ese catálogo con un siásticos y secular de Manila en orden a esta
"igar más en la calle de San Juan de Letrán ; diligencia y qe. si fuere menester dineros se
Pero advierto que me presento bien autorizado procuraran los posibles pa. este efecto; esti-
^ Q el siguiente documento: mando obra tan de la grandeza do aquel Ca-
bildo en servicio de ambas Magestades, y al
ACTA DE CABILDO DE LUNES 21 DE ENEHO
recado y respuesta hayan los Sres. Dn. An-
DE 1636.—LIBRO 30, PS. 106. -COMISIÓN DE
dres de Balmaceda, y Dn. Amo. de Monroy
LA STA. IGLESIA SOBRE PARROQUIAS.
Figueroa, como comisarios.— Y asi mismo va-
En el Cabildo celebrado Lunes 21 de Ene- yan a el convto. de Sn. Franco, y traten con el
r
° de 1636, vidose el recado qe. trajeron los co- pe. Guardian, y religiosos transfieran la fiesta
misarios de la Sta. Iglesia Catedral qe. está en de esta Ciudad pa. el dia qe. les pareciere pr.
e
| Cabildo antecedente sobre la fiesta del glo- qe. no se falte a la Catedral. Asi mismo se
ri
°so San Felipe de Jésus, Patron de esta Ciu- acuerda haya la vispera del Sto. luminarias ge-
^adj y haviendose conferido sobre los tres pun- nerales y qe. el. Sor Corregidor las mande pre-
tos
qe. en el se contiene, de conformidad se res- gonar. Que se pongan luminarias en las Casas
Ponda a la Sta. Iglesia estimando el empeño qe. de Cabildos, y cohetes, y ruedas este dia, sin
ft
ace en esta obradigna de su grandeza, y qe. en qe. se hayan de escusar las de la fiesta, y los
Cuanto a qe. la Ciudad asista en la Sta. Iglesia Srs. Comisarios de fiestas libren la costa en el
lene prometido celebrar esta fiesta en sudia Mayordomo qe. cumpla los libramientos. Los
e
u el Convto. de Sn. Franco, de qe. no puede Srs. Comisarios lo aceptaron y se les dio un
Pfswudir, y sin embargo se tratará con el dcho. papel con la respuesta pa. qe. le den al Ca-
°onvto. la transfieran, y asistirá esta Ciudad bildo."
~°ii mucho gusto, y habrá luminarias genera- El día 5 de Febrero de 1629, á los 54 años
68
— Y en quanto á la fundación de Parroquia del nacimiento de San Felipe de Jesús y á los
39
:$(>(> EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

'52 ilii su nuil-tirio, filé celebrada por p r i m e r a vajase d e la e s c r i p t u r a a t e n t o A (pie os precis


w * mi lu Capital la función religiosa, estable- esta ocasión, se revoca el acuerdo en qe. se
<:iila tïii su honor, con motivo do la beatifica- m a n d ó , y lo d e m á s necesario se d é d e c u e n t a
ción hecha en liorna, por el P a p a l T r b a n o X I J I ) d e dichos P r o p i o s , del tercio qe. deben !«•••
en virtud de l;i huía, expedida en 1-1 de S e p - T i e n d a s a d e l a n t a d o de esto a ñ o , q e . esta rete-
t i e m b r e de 11)27. nido, y haviendo traidose la resolución de la
Acerca de la festividad del S a n t o , lie aquí consulta, se; du Villcte p a . q e . la. Ciudad le vea.
el acta, del Cabildo celebrado el 12 de E n e r o y enibie los Comisarios q u e h a n d e executar es-
de I <i2!). fojas ;«»:
tas ordenes de lo q u a i se d a r á noticia al con-
"•Que el principal dia (¡o. es a chuso (lo Fe- vento, c u a n d o venga la. d c h a . resolución, y en
brero de este a ñ o la Ciudad tome en sí el ce- q u a n t o á qe. se t e n g a i>or Patron y Abogado
lebrar la fíenla de estos Stos. martyres espe- d e la Ciudad lo recibo pr. tal, y a s e n t a r á con el
cial al Sto. Pr. Felipe, pa. lo i|e. los Comisarios convento las C a p i t u l a c i o n e s qe. convengan pa.
de esta C i u d a d con los qe. nombrare el Cabil- la celebración de su fiesta c a d a año.**
do de la Sfa. Iglesia, se j u n t e n con el pe. ( i u a r - Va puede i m a g i n a r s e el curioso lector los
dia.n, y dispongan las Calles por donde hade g r a n d e s regocijos á q u e debieron entregarse
venir la Procesión, las Casas se liando adere- los vecinos de la buena, ciudad do México, al
zar, y limpiar colgándolas con todo lucimien- celebrar por p r i m e r a vez la festividad estable-
to, y qe. se pongan Altares en todas las bocas cida por las a u t o r i d a d e s civil y religiosa, de
de las q u a d r a s , y arlilicios de fuego pr. cuen- común acuerdo, y cuan g r a n d e sería el d e I a
ta de esla C i u d a d : y en todas las azoicas mu- madre del S a n t o , A la q u e se honró lleván-
chas trómpelas, y clarines, y en la. Iglesia se dola (ui la procesión á la d e r e c h a del Fxcolo.n-
ponga la cera necesaria, olores, y j u n s í a pr. tísimo señor Virrey, el M a r q u é s de Cerralvo.
dicha cuenta con todo lucimiento. Que el dia q u i e n había, soñaládole, así como A sus dos lu-
en la tarde haya una mascara general qe. se jos, u n a r e n t a para su subsistencia. Poco du-
p u b l i q u e . Y i'ii la calle de S n . Franco, h a y a raron los goces d e a q u e l l a b i e n a v e n t u r a d a ma-
carrera publica.: y á la noche luminarias gene- dre, p u e s & los quinen días d e esta solemnidad,
ra los. y una mascara q u e salga, do las C a s a s de su alma, voló A la mansión celeste p a r a unir-
este Cabildo, é con q u i n c e personas, qe. hande se A la d e su ya glorificado hijo.
ser, el Sr. Corregidor. Alcaldes ordinarios. Al-
Por interesante se da cabida en este artícu-
guacil mayor, lîegidores, y F s c r i b a n o mayor,
lo al presente g r a b a d o del siglo X V I 1 1 . q« ( í
sin oxsepluar persona alguna los (piales cada
ofrece curiosos detalles de la festividad con
uno hade elegir un compañero de fuera, y to-
q u e a n t i g u a m e n t e se h o n r a b a á S a n Felipe"" 1 '
llos hande yr vestidos de baqueros de tafetán
J e s ú s . L a procesión sale d e la Catedral p o r
le híspana, y mantos de velillo, cubiertos d e
la p u e r t a del p o n i e n t e y recorriendo las ca-
Caballo de lo misino, g u a r n e a d o s de oropel,
lles del E m p c d r a d i l l o y Plateros se dirige " '
sombreros de lo misino, hachas en las manos
templo de San Francisco. Vose la Catedral
de cera de China, y dos de C a m p e c h e pa, los
con cercado d. manipostería coronado de »'"
Lacayos, y aquella- noche en estas ('asas de.
m e n a s , sin la torre occidental y sólo con ^
Cabildo haya muchos fuegos y l u m i n a r i a s , y
p r i m e r cuerpo de la ( )riental. t e r m i n a d o des-
r e p i q u e de las c a m p a n a s , y el di» por la ma-
de Mîàii y con la c ú p u l a (pie diez años ni* 8
ñana los Caballeros Regidores salgan cu for_
t a r d e fué s u s t i t u i d a por la muy bella (pie hoy
ma de esb-is ( 'asas con todo lucimiento y acom
existe, d e b i d a al gimió del insigne Tolsa. Ad-
pañaniiento pr. S. 10. si fuere, y no yendo h a .
viértese en segundo t é r m i n o la. capilla, de l ° s
de llevar la Ciudad Masas, delante de la mas-
T a l a b a r t e r o s , construida en UiK7 en el áng» 1 0
cara hande ir d i e / y ocho caballos e n c a b r e s t a -
de las Escalerillas y el E m p c d r a d i l l o . y des-
dos de atabales, y trompetas, y todo este g a s t o
t u i d a i«n LS2:*. de orden del a y u n t a m i e n t o .
se hade hacer pr. cuenta de Propios, pr. lo q u a l
(Véase el plano de la pág. 127). En el "¿1-
se señala los mil pesos qe. estan en poder del
timo término se descubre el templo de San-
Mayordomo de resto de los tres mil pesos qe.
to Domingo. L a e s t a m p a no puede referir-
dio, q e . a u n q u e se acordó se le bol viesen, y loa
Be A la p r i m e r a festividad celebrada en K # y '
0I7ADE0S DE COSTUMBRES. 307

Porque la, Capilla de los Talabarteros aun no en hombros de religiosos, quienes se remuda-
xistía. ni tampoco puede referirse á los años ban de cuatro en cuatro, en cada bocacalle,
cpie siguieron al de 1T.*1 porque en ese año ya hasta el portal donde eran sustituidos por
" ' habían terminado las dos torres. clérigos, y, ya en la Catedral, por los señores
prebendarlos. Tan luego como la imagen se
hallaba ya colocada en el Altar Mayor dábase
principio á las vísperas.
Al día, siguiente ó sea de la festividad, los
franciscanos y los dieguinos, después de la, mi-
sa conventual, si dirigían á la. Catedral á las
La imagen de San Felipe, que era la mis-
ocho de la mañana, dándose principio luego á
ma que mandó hacer la madre para tributar
la procesión que en el interior del templo pre-
al hijo los honores de la Santidad, se llevaba
cedía á la solemne misa cuya oración sagrada
de la casa de un bienhechor que la tenía en de-
estaba encomendada, por turno anual, á un reli-
Pósito durante el año, á la iglesia grande de
gioso franciscano y á otro dieguino. Termina-
San Francisco el día 4 de Febrero.
da la función ambas comunidades, acompaña-
das del gremio de plateros, regresaban, á San
Francisco en solemne procesión conduciendo
al Saldo. El lujo que desplegaban los plate-
ros en his ailles de su nombre era extraordi-
nario. Eu los altares (pie leva litaban al frente
de sus casas, lucían los grandes cortinajes de
soda roja, recamados de oro, y se veían brillar
al lado de los hermosos blandones, innumera-
bles y variados objetos de plata, debido á su in-
dustria. Todas las casas, como era costumbre
general en tales actos, se hallaban engalana-
das con los más preciosos adornos.
Sacábanse en la, procesión diversos grupos
de esculturas, alusivos á los diferentes suce-
sos de la vida del Santo: sn nacimiento, su
primera educación, sin faltar la tradicional hi-
guera y la negrita., la toma de hábito, la profe-
sión, el embarque en Acapulco, el naufragio y
aparición en el cielo de una cruz como vatici-
nio del martirio, prisión de Felipe y de sus
compañeros en Na.ghasaki puerto del Japón,
su afrentoso castigo y por último, sn muerte
(íii la cruz en Naghasakb
Llegada la, procesión á San Francisco, co-
PROCESIÓN DE SAN FELIPE. locábase la imagen principal en su altar, en el
presbiterio, donde permanecía, b a s t a d domin-
A las dos de la tarde rezaban vísperas los iro llamado de Cuerda en el que la Tercera. Or-
religiosos, y tan luego como so oía un repique den celebraba la, función, después de la, cual, la,
en el templo de San Diego anunciando la sá- imagen era conducida, á la casa del bienhe-
bila de su comunidad, la de San Francisco or- chor, en la (pie se depositaba.
denaba la procesión á toque de campana, de Tal era antiguamente la, festividad de San
l a n e r a (pie cuando aquélla llegaba, á la puer- Felipe de Jesús que, en lo que concierne á la
ta del templo, se interpolaba con la primera y solemnidad y lujo de la procesión, mucho ha-
'Unbas se ponían en camino, sin cruz ni mi- bía, decaído en los años anteriores á la lie-
nistros, conduciendo la imagen á la Catedra\ forma.
:«)8 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

IXI
CARNAVAL Y TIEMPO S A N T O .

CARNESTOLENDAS.

¡ -WA KKCK q u e In sociedad instituyó lasfies- No puedes imaginarte, lector q u e r i d o , lo


'-O fas do ( nrnnval. remedo do las baeana- q u e era el famoso Paseo de Bucareli y a p e n a s
les, saturnales y luporoales de (-¡recia y podrás tenor u n a idea ligera de él por lo que
Koiua.eoino una despedida ile los placeres mun- yo te cuente. Constituían el mencionado pa-
danos para e n t r a r de lleno en el S a n t o tiempo seo, (pie se estrenó en 1778, u n a a n c h a calza-
de Cuaresma, y digo parece, porque en México, da q u e d a b a principio en la plazoleta en que
por lo menos, subsiste la diversión en tanto hoy se levanta la e s t a t u a ecuestre y termina-
( p í e s e procura alejar la causa q u e se aduce ba en la garita do Belén; su pavimento, según
para, justificar aquélla, puesto q u e vemos pro- te he referido, estaba tan lleno de hoyancos
longarse tales fiestas hasta la dominica de Pa- como de tierra floja, la cual á pesar de regar-
sión, llamándoles después do piñata, de la. vie- se desde t e m p r a n o por los presidiarios, levan-
ja, do la i noza, etc.; más d o l » advertir q u e si taba densas n u b e s de polvo; cuatro hileras de
una gran parte de la sociedad mexicana sigue sauces anémicos, en las márgenes de u n a s ace-
tales prácticas, olra. esencialmente religiosa, q u i a s pestilentes, c o m p a r t í a n en tres aquella
so aparta de tales abusos. calzada, la del centro, de mayor a m p l i t u d , pa-
Consecuente con el plan q u e me he pro- ra los carruajes y cabalgaduras, y las dos la-
puesto no voy á t r a t a r de las actuales fiestas terales para la gente de á p i e ; y por último,
de Carnaval, muy decaídas por cierto, sino d e dos fuentes con sus e s t a t u a s m u t i l a d a s , q u e se
las (pie fueron en la década de l.S.*>() á l.SliO, á hallaban en el centro de sus respectivas y an-
(pie me he referido en los anteriores artículos churozas plazoletas circulares, no merecían tal
sobre c o s t u m b r e s . nombre por la exigua cantidad de sus a g u a s ,
101 Carnaval en .México no ha podido ni las cuales eran vertidas, de lo alto de los pe-
puede compararse con los de Venecia, Roma, destales, por m u y delgados é i n t e r m i t e n t e s cho-
París y otras ciudades europeas, quo han al- rrillos, de tan m í n i m a fuerza q u e n u n c a les
canzado tanta fama en la celebración de esa fué dado trazar en su caída otra línea geomé-
fiesta., pero también es preciso convenir que trica q u e la vertical.
el insulso Carnaval de hoy n o es ni nombra dol Allí, en ese paseo, (pie con ser de t a n t a
de ayer. Verdad es que, si ha pasado la época fealdad, no impedía la expansión del á n i m o á
de los antifaces de soda, caras vemos diaria- la vista de los hermosos p a n o r a m a s occidenta-
mente quei son verdaderas caretas do aparen- les del Valle, se aglomeraba la g e n t e en los
tes virtudes, de amor y fidelidad, do honradez, días de Carnaval.
probidad, amistad, modestia y caridad. E n t r e los ricos carruajes tirados por caba-
La animación y alegría que reinaba el do- llos fr¡sones, arrendados por elegantes coche-
mingo y martes de Carnestolendas eran ox- ros desde los pescantes, se interpolaban en
f r a o r d i u n r -í. Las callos - h a l l a b a n h e n c h i - gran n ú m e r o , los de plaza, más ó menos h u -
d a s do gen.' ipie se dirigía al Paseo do Buea- mildes y no pocos d e sopandas, cuyos coche-
roli por las tardes, y á los por falos y callo de ros iban montados en las muías de m a n o guar-
Vergara. por las noches, para di vertirse con los necidas con colleras. Todos desfilaban, con su
enmascarados. rodar pausado y mo.nótomo, d a n d o vueltas en
CUADBOS DE COSTUMBRES. 309
a
alzada. De trecho en trecho aparecían her- ración de individuos, cada uno de los cuales
bosas carretelas abiertas, con comparsas de procuraba ganar terreno abriendo brecha por
caballeros ricamente vestidos á la usanza an- aquellas compactas barreras. Todos esos in-
tigua española, ó bien de estudiantes, marmi- convenientes, favorables, para aquellos que
tones y pierrots, todos los que se complacían acuden presurosos á donde afluye la gente para
en
distribuir ramitos de flores y alcartaces de ver lo que se pesca, eran pacientemente sufri-
dulces á las damas de los carruajes. Otras com- dos por los que iban arrastrados á tales di-
parsas de figuras grotescas iban en carretones versiones por sus caras mitades ó por sus gra-
e
& carretelas muy viejas y desvencijadas y ciosas hijas. La algazara de los muchachos del
algunos enmascarados montados en burros, pueblo, fuera de los portales, denunciaba la
°iUe provocaban la risa de los mirones, sin que llegada de enmascarados que, á poco, se unían
n
adie osase lapidarlos como no hace mucho á esa masa de seres humanos que se agitaban
'empo aconteció á los que intentaron revivir en el interior de aquéllos. El diálogo que se
®8as costumbres. ¡Siempre revelando el pue- entablaba entre un máscara y el elegido por él
bl
o bajo su falta de cultura! para una broma, rara vez era ingenioso y agu-

Por la noche la fiesta era más animada, y do, pues casi siempre se hacía notar por lo in-
Para divertirse bien, bastaba recorrer las ca- substancial y tonto.
,e
8. Lo primero digno de notar era la trans- Encontrábanse, con frecuencia, en las ca-
formación de las barberías entapizadas com- lles, comparsas que se dirigían, unas á va-
pletamente por miles de trajes, de todas clases rias casas particulares para divertir á sus due-
y colores, viéndose confundidos los de moros y ños y otras al teatro; pero todas seguidas
cristianos, y al lado de los dominós de tafetán por la turba de muchachos que mezclaban sus
n
egro orlados de cintas rojas ó azules, los del gritos á las atipladas voces de los enmasca
abriego y otros muchos debidos á la estram- rados.
bótica fantasía de los sastres cursis. Si grande era el gentío que invadí,! los
Prosigamos nuestra excursión por los por- portales y las calles principales de la ciudad,
rales. Imposible era dar un paso en éstos, por mayor era el que se epiñaba en la calle de Ver-
fi
l inmenso gentío que los invadía, y en los gara, particularmente delante del pórtico del
cuales se formaban dos corrientes opuestas Gran Teatro de Santa-Anna, el cual ostenta-
°iu« lentamente avanzaban hacia las desembo- ba en suportada miles de farolillos venecia-
caduras de las calles de Plateros y la Palma, nos y vasos de culi >res, ya colocados en los mar-
^as apreturas eran consiguientes á la aglome- cos de las puertas y ventanas, ya rodeando, en
310 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

espiral, los fustes de las columnas en tanto, con q u é donaire dirige á las d a m a s de las pla-
(pie se bala uceaba en los aires una gran faro- teas frases galantes, debidas, u n a s á su propio
la de lienzo blanco t r a n s p a r e n t e , con sus pin- ingenio y otras al ajeno, pero aplicadas coi»
t u r a s alegóricas, y se hallaba suspendida del talento. A l g u n a s veces maneja la sátira, pero
segundo cuerpo del editicio. Los que tenían sin t r a s p a s a r los límites de la decencia. L n es-
boletos de invitación podían p e n e t r a r en el te m o m e n t o se detiene frente id palco àei
vestíbulo para divertirse con la entrada-de los A y u n t a m i e n t o y lanza con sonora voz estas
máscaras. p a l a b r a s : / / / o s / a cuándo, ilustre niituicip10-
Ya estamos en el teatro. La sala de espec. ((basarás de nuestra ¡Kiciencia! Desde luego
láculos. con su piso horizontal, y el foro con advertirás, querido lector, (pie este máscara
decoración apropiada, forman un sólo salón de pertenece al primer género y especie inge-
baile, e s p l é n d i d a m e n t e i l u m i n a d o por las ara- niosa.
ñas de cristal y la litn rita q u e penden de su Sigamos á ese otro máscara q u e no da so-
techo. Va es cerca, dw la media, noche y, por siego á sus piernas ni á su lengua viperina }'
tanto, hora en (pie los pídeos están llenos de oigamos lo q u e dice en voz alta al joven que
espectadores y el salón invadido por los en- tiene d e l a n t e : - " N o t o por tu palidez q u e las
mascarados, l ' n a buena orquesta colocada en calabazas e n f e r m a n ; mas no seas tonto, hom-
un tablado en el fondo del foro, ejecuta ido- bre, y e n a m o r a á la h e r m a n a , (pre t a m b i é n es
gres piezas de gran sonoridad por la percusión rica."' L u e g o dirigiéndose al individuo q u e con
de los timbales. Las piezas (pie se han de bai- su esposa está al lado, profiere estas palabras:
lar se a n u n c i a n por carteles que sucesivamen- " D i m e , N., ¿ q u i é n era la hermosa joven con
te se colocan en el a n t e p e c h o del palco central quien m a n t e n í a s tan dulce conversación ayer
de los segundos, y los bastoneros, q u e lucen en la Alameda'' ¿por q u é te recatabas tanto'?
sus taigas y plegadas capas de seda negra ri- Y por último, deteniéndose .delante de aquel
beteadas con cintas rojas, dan la señal del pilleo, grita al que en él se e n c u e n t r a con su
baile golpeando el pavimento con el cabo de familia: "Oye, General H., dícenme que en
sus g r a n d e s bastones, en cuyo extremo supe- laacciém de Cerro Gordo te convertiste en hu-
rior Holán largos listones de variados colores. racán." y al proferir este insulto gratuito, se
Todo ; 111 i es animación y alegría, y en tan- escabulle entre la m u l t i t u d , desaparece y va á
to q u e unos bailan, otros mantienen sabrosa m u d a r su disfraz como lo verifican otros más-
t'on versación en los palcos y en el estrado del caras en idénticas circunstancias.
salón, formado á raíz d é l a s plateas, y e n el
Parece q u e la careta autoriza al q u e la lle-
cual están confundidos los enmascarados y los
va para cometer toda clase de groserías, pero
no disfrazados.
al q u e es objeto de tamaños desmanes, no se
Los máscaras pueden clasificarse de la ma- le concede el derecho de arrancar la careta al
nera s i g u i e n t e : primer género, los de b u e n a insultador. Dichosamente no son muchos los
educación; segundo género, los (pie ni por el (pie de esta manera se propasan. Tales son los
forro la conocen. Ll primero c o m p r e n d e d o s es- máscaras que pertenecen al segundo género-
pecies: máscaras ingeniosos y discretos y más- Los individuos de la segunda especie de
caras t r a n q u i l ó s e inofensis r os:el segundo abra- este segundo género, son aquellos simples que
za otras dos especies: máscaras atrevidos y te- oreen proceder con acierto y gracia, diciendo
mibles por sus indiscreciones y máscaras so- con atiplada voz al (pie no tiene antifaz: ya '<'
sos y de ningún gracejo,debiendo contarse en- conozco. Al (pie tal dice hay (pie, contestarle:
tre éstos los de la subespecie ó li nelineuclies. Y yo á It por I H obliisoenleii(ll)iu'eiil(/. General-
que son gentes del bajo pueblo, ó indígenas cu- mente los de esta especie son los embromados-
yo único placer consiste en a n d a r vagando por Kl Carnaval es la época de las aventuras
esas calles de Dios, disfrazados con trajes amorosas, de las burlas y de las c h a n z a s : no
raídos y grasicntos, generalmente de moros. es tan solo el baile de fantasía el (pie saca de
I'rosigamos, lector amable, nuestras inves- sus casillas á más de cuatro alegres mortales,
tigaciones en el salón d u r a n t e el baile. Mira â sino el deseo de divertirse á costa de los demás-
ese máscara, elegantemente vestido, y observa La decencia me veda referir, lector amigo-
CUADROS DE COSTUMBRES. 311

ciertos episodios realistas y me concretaré á merced de la gente de trueno, la «pie, ya sin


Narrar uno ó dos chascos risibles de que fui miramiento alguno, convertía el baile en ver-
testigo i'u mis mocedades. Vu joven rico á pu- dad» ira bacanal, y no abandonaba, el teatro si-
ra carga cerrada, logró conquistar á la linda no en los momentos en que asomaban por
costurera de su casa y la llevó al baile, vesti- Oriente los primeros albores de la. aurora.
da de dominó. Muy ufano entró en el teatro lle-
vando del brazo á su presea, bailó con ella y
MIÉRCOLES DE CENIZA
'a condujo á cenar A una pieza apartada del
"úsnio teatro, momento solemne en que el an-
M KMKNTO, I I O M l ) , l ¡ l IA l ' l ' I . V I S KST,
tifaz debía caer y descubrir el rostro encanta- HT i s I'['I.VI:III:M HKVKIÍTKIÜS.
dor de la costurera. Así fué el caso, pero aquel
joven no vio el cielo de delicias que se prometía, Dieron terminólas tiestas de Carnaval, pa-
Hl cientemente sufridas por la Iglesia, la <p¡e al
no la cara de su suegra. Vn terremoto no pu-
'lo infundir susto tan grande en el ánimo del fin lanza al hombre el tétrico recuerdo de que
Cuartelado amante, como aquella visión, susto es mortal. Traele á la memoria que su juven-
'"ezclado con la ira que le produjo la, sangrien- tud, belleza, honores y riquezas desaparecen
ta burla que le había jugado la costurera. Las en el insondable abismo de la eternidad; (pie
consecuencias debieron de ser fatales, pues no sn vida, por larga, que parezca, es tan sólo \m
volví á tener noticias de aquel desventurado chispazo eléctrico en la. indefinida medida de
joven. los tiempos y, por último, que sólo la virtud
Otro joven, elegantemente vestido de Pie- y las buenas acciones pueden darle la felicidad
r
*"ot, aconsejado por la novia que con su her- relativa en este planeta, en que estamos de pa-
"lana concurrió al baile, ambas disfrazadas con so, y la bienaventuranza en la vida futura. Ta-
'déntieos dominós, se acercó con timidez al les son las ideas filosóficas que encierran las
Papá de aquélla, solicitando su aquiescencia palabras (pie la Iglesia repite; sin cesar al día
Pítra sacarla á bailar: mas el buen señor, que siguiente de las locuras humanas.
ya estaba instruido de las relaciones amorosas Si todos los hombres, en su lucha por la
que ligaban al solicitante con la hija, le mani- existencia, meditasen en que han nacido del
festó en tono algo severo: Con Fulanita, no: polvo y polvo han de volver á ser, sin bastar
baile usted con Zutanita : y le entregó á la her- los tesoros del mundo para, prolongar á su ar-
mana. Debo advertirte de paso, amable lector, bitrio la vida, ¡cuánlosahorrarían á sus seme-
( jantes los golpes de sus iniquidades!
l"e en aquellos tiempos brillaban por su au-
sencia en tales bailes, personas de mal vivir, y. La humanidad, en general, A posar de ese
por consiguiente, las damas descendían de sus recuerdo, signe siendo loque ha sido: vanido-
palcos para pasear en el salón y muchas para sa, presumida, ó indiferente. Los que consti-
bailar. Hecha esta importante advertencia, tuyen la excepción reciben el saludable aviso
prosigo mi narración. Ya casi al empezar las de la Iglesia, con la, fé cristiana ; más los otros,
cuadrillas, que era la pieza preludiada por la descreídos, persisten en su indiferentismo y
orquesta, dijo el joven á su amable pareja: en sus filosofías, y sólo recuerdan (pie hay un
No me pesa, señorita, tener por compañera á Dios, cuando se hallan en el último trance de
'a hermana de mi n o v i a . . . . ¡Si yo soy! le su vida.
uiterrumpió aquélla con violencia.—¡Ah! eres
tú: la suerte nos favorece y puesto que no so-
Abandono la pluma del filósofo y recobro
"los culpables, aprovechemos la ocasión, y bai-
mi pobre pincel, á fin de seguir pintando mis
lemos. Advierte, lector amigo, que en esta vez
oiiadritos de costumbres.
el chasqueado no fué el amante, sino el futu-
Con el vestido en desorden y arrancada la
ro suegro.
careta, con semblante macilento y el cuerpo
A medida (pie las horas avanzaban la di- fatigado, vénse salir del teatro los últimos más-
versión era más animada y el contento rayaba caras que abandonan el salón del baile, cuan-
e
n frenesí, sobre todo cuando ya retirada la do ya la moribunda luz de las lámparas dan
concurrencia de los palcos, quedaba el salón á paso á las tinieblas que pronto han de en.se-
312 EL LIBRO DE MIS BECUEBDuS.

florearse de aquel recinto, y cuando las aves, na, culantro verde, ó bien: chícharos, ejotes y
alentadas por los primeros resplandores de la habas verdes.
aurora, responden con sus festivos trinos al La costumbre de quebrar cascarones en la 8
severo y pausado toque de las campanas que, cabezas de los amigos, era en tiempos pasados
en los templos, convocan á los fieles á la pri- muy general y celebrada, de la cual sólo que-
mera misa. dan vestigios. Eran aquellos, como su nombre
Los santuarios abren sus puertas y la gen- lo indica, cascarones de huevo que se rellena-
te, muy en particular la del sexo femenino, ban unos de papel cortado en pequeñísimo 8
acude á tomar ceniza, ceremonia que dura to- pedazos, de diversos colores, de oro y plata,
da la mañana y prosigue por la tarde. Algu- aromatizado aquél, á veces con finas esencias ;
nos hombres y muchas damas y mujeres del y otros de tiza, harina, salvado ó de otras subs-
pueblo, sin escasear los niños, se retiran á sus tancias, algunas de las cuales solían ser sucias
casas con la frente señalada con una cruz, he- y asquerosas, revelándose, desde luego, por el
cha á la perfección con molde, en contra de lo uso que de unos ó de otros se hacía, el poco ó
mandado, é irregular en los más casos por es- ningún grado de cultura de las personas, y di-
tar marcada por mano del sacerdote, conforme go poco grado, porque la finura del objeto em-
está prevenido. No faltan quienes contraven- pleado no apartaba de la acción la grosería, y
gan á otras disposiciones de la Iglesia, hacien- más si era aquélla ejecutada con las damas.
do uso, en lugar de ceniza seca, de ceuiza hú- Así, pues, no existia casa alguna de las que
meda que, además, ofrece el inconveniente de expenden frutas y verdura, ni tendejón, p ° r
producir en la frente chorreaduras que con- pequeño que fuese, que no ostentasen un gran
vierten la cruz en un borrón. Los despreocu- cesto de mimbre, lleno de cascarones de abi-
pados conservan la marca de su ser por algu- garrados colores.
nos días, por todo el mes ó por todo el tiempo Todos los usos de los pueblos reconocen un
que duran adheridos á la frente los residuos origen ; mas cuál sea el de los cascarones en
de las palmas benditas quemadas. México, no he podido investigarlo.
Los gritos de los vendedores, en las dife-
rentes horas del día, revelan por los efectos LA CUARESMA.
que anuncian el principio el Santo tiempo de
Cuaresma con sus vigilias consiguientes. El tiempo que precede á la Pascua de I n -
Pescado blanco, vocea una india, que lle- surrección, tiempo consagrado á la Oración, al
va en su bandeja de madera los pescados, cu- recogimiento y á la penitencia, consta de cua-
biertos con las histrosas y anchas hojas de la renta días, sin contar los domingos, y da prin-
ninphea alba. cipio el Miércoles de Ceniza y termina el Sá-
Pescado bagre fresco, pescado bagre, gri- bado de Gloria. La Iglesia ordena la abstinen-
ta con voz de trueno el vendedor procedente cia y el ayuno como una conmemoración de
de Cuerna vaca y de Jojutla, quien conduce su los cuarenta días que ayunó Jesús en el De-
mercancía en sus hombros y lleva en las ma- sierto.
nos una balanza de platillos de cobre y las pe- Según los Santos Padres, la Cuaresma es
sas correspondientes. de tradición apostólica, aun cuando el manda-
Una india grita: no tomará usted Cuzcuz, to de la Iglesia no tuvo efecto sino hasta me-
que es la harina de maíz para hacer un dulce diados del siglo III.—La austeridad estable-
especial, y otra: Ahuautle molido, ó sean hue- cida y observada en los primeros tiempos fné
vecillos de moscos de las lagunas, con los que relajándose paulatinamente. El ayuno consis-
se hacen tortas envueltas en huevo. tía entonces en la abstinencia de carne, hue-
Por aquí un vendedor aturde con el grito vos, leche y vino y en comer una sola vez al
de mercarán paa-pas y por allí otro con el de día, después de vísperas ó sea por la tarde.
no mercarán ranas y ajolotes. Esta costumbre prevaleció hasta el siglo X l H -
Por acá una india vende su hortaliza gri- —Los de la Iglesia de Oriente fueron más es-
tando: Verdolagas, romeritos y espinacas, y trictos que los latinos, pues limitaban sus ali-
por allá otra: tequezquite yepazote, yerbabue- mentos á pan y agua, frutas secas y legumbres-
CUADROS DE COSTUMBEHR. 313

&n el siglo XII, los latinos agregaron á la co- | gar á los guisados y potajes, como comple-
Jálela algunas conservas, permitiéndoseles en mento indispensable de la buena sazón, una
la
% noche tomar agua y poco vino, corto refri- puntita de ajo, una puntita de orégano, una
gerio á que se (lió el nombre de colación. puntita de pimienta ó una puntita de canela,
En 17()2 el Papa Clemente XIII, concedió todo lo (pie solía producir sus puntitas de
a indigestión al (pie bien librado salía de las co-
facultad de comer durante la Cuaresma hue-
^<J8, manteca, queso y otros lacticinios y tam- midas de vigilia.
bién carne, con excepción de los primeros cua- En las casas ricas que como tales se consi-
tr
o dias. de los miércoles, viernes y sábados y ¡ deraban, pues algunas hay que se tratan como
ae
toda la Semana Mayor, pero i ni] «nía á to- pobres, las suculentas sopas de ostras ó de ra-
uos los que usasen de esa gracia, el deber de bióles rellenos de espinacas y sardinas, los
observar la ley del ayuno con una sola comida delicados pescados au gratin ó á la veracru-
y á los ricos, además, el de distribuir limosnas zana, la sabrosa lamprea, la excelente mayo-
â nesa de langosta ó de salmón, las famosas em-
los pobres. Esa gracia siguió ampliándose
P° r los Sumos Pontífices, reduciendo las ex- panadas de Emilio Lefort, aquel pastelero que
^Pciones á sólo el Miércoles de Ceniza, los con sus reclamaciones contribuyó á la inva-
Vl
erries y los cuatro últimos días de la Sema- sión francesa en 1838, y algunos buenos pota-
na
Santa. En cambio de tales privilegios con- jes, ricos vinos, licores, exquisitas frutas y
cedidos á España y á sus colonias, los agra- dulces constituían las comidas de penitencia,
c
|¡idos debían de ejercer la caridad con rela- ó sean de viernes. En las casas de medianos
C1
°n á su clase y jerarquía. recursos, cuyos dueños sabían tratarse como
* fatuos de qué manera en México, por re- ricos, comían tan bien como éstos, substitu-
g' a general, se ha i>ractieado la abstinencia y yendo el bobo, la lamprea, y la langosta con el
(íl
ayuno. pescado bagre, el bacalao y los camarones;
Muy satisfechos quedaban antes los ha- mas aquellas cuyos recursos las obligaban á
dantes (y lo mismo puede decirse de los ac- limitar sus gustos, y pertenecían, en tal vir-
tud, á la clase menos (pie mediana, so» confor-
uales) de nuestro bello país, persuadidos co-
maban con abastecer sus mesas de un buen
^ 10 estaban de haber cumplido fielmente con
08 caldo de habas con su indispensable puntita
mandatos de la Iglesia, con sólo la abs-
de aceito;, capirotada ó sea sopa de pan dulzo-
'''ición de comer carne en los días señalados
t; na, con sus rajas de huevo cocido; lonjas de
'i el Calendario por medio de un signo, ó sean
pescado robalo envueltas en huevo y fritas,
'°8 días do vigilia.
con su correspondiente ensalada de lechuga,
l'aies días no eran, como la ni poco hoy lo ó bien ens'dada de remolacha: tortas de ca-
8
°n, de penitencia, sino de recreo v de satis- marón, de ranas ó de almejas; el famoso re-
'acción al apetito de la gula. Asombrado lias voltijo do; romeritos, chile, papas y camarón,
>e quedar, lector amigo, al pasar tu vista por o;n cuyo buen condimento fundaban su orgu-
d
interminable lista de conservas y potajes llo algunas damas; frijoles refritos, vino ó cer-
° a que en los días de abstinencia se rogala- veza; y, por último, fruta y dulce. Los fiebres
" a n, tanto las familias ricas, como las de me- que siempre; se tratan como pobres, agregaban
'minos recursos y las pobres. De pescados y como extra, á sus comidas ordinarias, muy
"'ariscos proveían los vendedores ambulantes, frugales i>or cierto, algunos an imalojos y pro-
<ls
í como de; conservas y licores las tiendas de ductos de las lagunas, así como uno que otro
"'tramariiios, y de todo cuanto produce nues- potaje de hierbas ole infinita variedad. Entre
r
° privilegiado suelo, los mercados públicos. los primeros, y ahora es el momento de tu
^111 los días de vigilia las cocineras se afana- asombro, queridísimo lector, se contaban los
•*n por hacer gala de sus conocimientos cu- ajolote* ó axolotl de piel negra y carne blan-
'narios, dirigidas muchas veces por las seño- ca de un gusto semejante al del pescado ba-
íls
de las casas ó por las amas de llaves, las gre; acociles, parecidos al langostín, de co-
l
lUe además, solían acercarse al brasero para lor pardo, cuyo sabor so; acerca al de los
bservar el conveniente punto de la miel de marisc:os; atepocates ó atepocatl, rana peque*
as
torrejas ó de los huevos reales, ó para agre-
40
314 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

ña en estado de transformación ; amarillitos, ó compensaba el sacrificio llevado á cabo, y co-


cli.avalcH, peoesillosde color amarillo: y nictla- mo si tal comida fuese tan solo un aperitivo,
piqiH's, peces más pequeños, aunque semejan- hacíase en la noche la colación apurando una
tes á los anteriores, y el ahitan lie, pasta de taza del aromático Tabasco ó Soconusco, con
huevecillos de moscos que venden los indios una media docena de suculentos bizcochos de
páralos pájaros. Entro los segundos se enume- á cinco, do aquellos que se fabricaban en 1»
ran los quelites, verdolagas, espinacas, quin- bizcochería do Ambriz. de la calle de Tacuba,
touiles, romerifos y otras plantas, así como el ó en la no intuios afamada de Puerto de la ca-
cuithiroclic ú hongo del maíz, cou cl que se lle de San -luán.
hacen quesadillas, y por último, claclaoi/os ó Esas ipio te he pintado eran las comidas
sean quesadillas de mai/, azul rellenas de fri- do vigilia con las que se creía cumplir el man-
jol. Te compalez o, lector querido, por el es- dato de la Iglesia, y convendrás conmigo, ama-
tropeo que ha de haber sufrido tu lengua, al ble lector, que el tal ayuno, de la manera qu^
pronunciar tales nombres. se practicaba, equivalía simplemente á hacer
Los pescados salados y los mariscos produ- ostentación de un ropaje de Carnaval.
cían una sed insojxu'tablo, la que era preciso
mitigar tomando por la barde aguas frescas,
nieve ó helados, por más que fuese perjudi- DIVERSIONES EN CUARESMA.
cial tal aditamento á los estómagos.
En las casas se preparaban las aguas de Siempre la sociedad aprovecha las oportu-
chía con zumo do limón, y las de juña, tama- nidades para poner de manifiesto sus inconse-
rindo, limón solo y por último horchata de pe- cuencias. En el tiempo santo, salvas honrosas
pitas de melón con su polvo de canela. excepciones, la vanidad disputa á la austeri-
En las calles, los neveros que llevaban equi-dad su imperio, el lujo no cede el campo á la
librando en la cabeza el cubo de la nieve y en compostura circunspecta que requiere el due-
la mano una canasta con canutos envueltos en lo de la Iglesia, y la diversión llama con tam-
zacate, no cesaban de gritar: . 1 / buen canu- bora á las puertas de los teatros para los bai-
to llenado! ;A tomar timón a tccl/c.al ncrc- les de Carnaval, mientras las campanas de loS
ro! ó bien, ; A. lomar Unión ij roxa, al ncrc- templos convocan á los fieles para la oración-
Cosa extraña, ó más bien dicho inconsecuen-
Y on tin, los grandes establecimientos lla- cia magna, os aquella de clausurar los teatros
mados en México Sociedades, como eran: la para las representaciones líricas y dramáticas.
Bolla l'nion, (iran Sociedad, El Progreso y y tenerlos abiertos para las escenas carnava-
El Bazar, se hallaban henchidos de gente que lescas, «pie se suceden durante los domingos con
acudía para, apagar su sed tomando buenos los nombres de Piñata, la Vieja, la Moza y la
sorbetes. Lo mismo puedo decir de las neve- Sardina; al mismo tiempo «pit; las corridas de
rías, particularmente de las de mayor crédito toros prosiguen librando sus sangrientos lan-
como eran la de Santa Clara y la de San Ber- ces. Detesto la hipocresía, como altamente per-
nardo, la cual estaba situada freinte á la, por- judicial á la Religión, y sólo quisiera que la
tería del convento que daba nombre á la calle sociedad fuese algo consecuente con los prin-
y correspondía al extremo mirto de la nueva cipios (pie profesa. Cuando se observaba algún
calk; de Ocampo. rigor en las prácticas cuaresmales, la priva-
Si de la, relación de las vigilias (jasamos â ción de las diversiones, durante los cuarenta
la del ayuno, observarás, amigo lector, «pie la días, avivaba más el deseo de gozar de ellas
gente era, antes como hoy, consecuente con \ después d«> la Pascua.
sus principios. Durante el tiempo «pie duraban clausura-
Proscribíase, en verdad, el desiyuno, pero ! dos los teatros, los autores ó formadores de
á las doce del día era el desquite. Pna opípa- j Compañías dramáticas se ocupaban en la nue-
ra comida, capaz de alimentar por ocho días á I va organización de éstas y en reforzarlas con
una legión de bohemios que son los que. suelen algunos actores y actrices desconocidos del
tener hambre y sed de justicia, ampliamente público de la Capital, y los comediantes pro-
CUADROS DE COSTUMBRES. 315

curaban aumentar su repertorio estudiando los carruajes, cabalgaduras y gente de á pie


nuevas comedias y aderezar sus trajes. Proce- para llegar al primero, era hermoso, mientras
díase en los coliseos á los debidos trabajos de el arrabal que atravesaban para arribar al se-
reparación y aseo y á poner en buen estado do gundo llamaba la atención por lo feo y sucio,
servicio las decoraciones. hallándose en el tránsito las plazuelas de
El afán que se observaba en el público que San Lucas y San Pablo en las que el viento
acudía á la esquina del portal de Mercaderes, levantaba densas nubes de polvo, circunstan-
terminada la Semana Santa, para instruirse cia que ha determinado, sin duda, el abando-
del elenco de las compañías y de las funciones no de ese paseo que ofrecía algunos atrac-
anunciadas, era tan extraordinario como la tivos.
concurrencia á las contadurías de los teatros Hallábase la calzada del Paseo de la Viga
para proveerse de localidades. Era un verda- compartida en tres, como la de Bucareli, por
dero alboroto el que causaba la apertura de hileras de sauces que por su follaje y dimen-
los teatros, y asunto inagotable de conversa- siones no desdecían de su calidad de árboles,
ción la bondad de las compañías y el mérito pero como en todo eran contrarios ambos lu-
de los artistas. gares, en el primero existía abundancia de
agua y ninguna fuente, y en el segundo va-
rias fuentes sin agua. Por la parte occidental
PASEO DE LA VIGA. del expresado Paseo de la Viga extendíanse
verdes campiñas interrumpidas por las arbo-
El primer Domingo de Cuaresma es lla- ledas de las calzadas de San Antonio Abad,
mado de la tentación en memoria de la que Niño Perdido y la Piedad, y remataban al pie
ejerció el demonio contra Jesús en el desier- de las lomas de Tacú baya. En primer térmi-
to, y también de los blandones porque en tal no y á orillas del mismo paseo set veían peque-
día los que se habían excedido (m las escenas ñas granjas en que se apacentaba algún gana-
do, y perdidas en la espesura de
los bosque-cilios, casas de campo á
las que acudía la gente para sabo-
rear el atole de; leche y los buenos
tamales cernidos que en ellas se
expendían, á la vez que entre los
árboles se observaba el constante
vaivén de los columpios, las rápi-
das vueltas del volador y el pansa-
do movimiento del subí! y baja, jue-
gos todos que no cesaban un mo-
mento de estar en acción.
El canal, limitado hacia la par-
te opuesta por varias quintas, con
sus miradores atestados de curio-
sos, ofrecía escenas muy anima-
EMBARCADERO DE LA VIGA. das. LÍIS canoas, henchidas de
gente, iban y venían deslizándose
del Carnaval, acudían á la iglesia con cirios con lentitud en la tranquila corriente, en
encendidos para desagraviarla. Desde este do- tanto (pie el embarcadero, invadido por la
mingo hasta el Jueves de la Ascensión, el pa- multitud, despedía sin cesar embarcaciones
seo de Bucarelí cedía el campo al de la Viga. Hetadas por los que aceptaban la invitación
Si el primero ofrecía poco atractivo por la es- de los remeros que continuamente gritaban:
casez de árboles, el segundo seducía por su á Santa Anita, dos por medio real.
amenidad; mas como en todo han de existir Aglomerábanse en dichas canoas hombres,
las compensaciones, el barrio que recorrían mujeres y niños, gozando todos del contento
316 EL LIBRO DE MIS BEOUEBDoS.

general, diversamente manifestado según la esas canciones, lánguidas y tristes, en las que
clase y calidad de las personas. En las canoas todo era, según la letra, quejas dirigidas al
fletadas por familias decentes, ocupaban éstas desdeñoso amante, lágrimas y heridas profun-
con cierto desahogo, sus asientos, bajo de un das abiertas en el pecho apasionado, é invo-
toldo curvo formado por petates y sostenido caciones, pero nada más que invocaciones.
por arcos de madera ; de vez en cuando las rá- Con muy diferente aspecto se presentaban
fagas del viento hacían oír el canto juvenil de las canoas ocupadas por gente del pueblo. Unos
alguna dama y los acordes de la guitarra que iban sentados en los bordes de la canoa, entre
lo acompañaba, de tal suerte que si por acaso, los que se contaban los músicos, que tañían
lector amigo, te hubieses encontrado en otra una arpa, un bandolón y una guitarra, y otros
embarcación cercana, habrías podido escuchar en los planos inclinados de las que impropia-
la letra de alguna de las canciones muy en mente pudiéramos llamar proa y popa, pues
boga entonces, tal como la siguiente: de una y otra carecen las primitivas embarca-
ciones aztecas.
Bella es la flor que en las auras
El centro de la canoa quedaba libre, sin el
Con blando vaivén se mece :
obstáculo del toldo, para los bailadores, que,
Bello el iris que aparece
por el gusto que se daban, no hubieran cam-
Después de la tempestad.
biado su suerte por la del Preste Juan, que de-
Bella en noche borrascosa
be haber sido el rey más feliz de los mortales.
Una solitaria'estrella;
El grupo de bailadores formaba un extraño
Pero más que todo es bella
conjunto de individuos de diversos trajes y
La risa de la beldad.
condiciones.
Esta canción, cuya letra es de nuestro Fer- La china de zagalejo y rebozo terciado, y
nando Calderón, constituía el tipo de las de- el charro de calzonera de paño con botonadu-
más, generalmente de ritmo melancólico. ra de plata y sombrero canelo galoneado.
El romantisismo había hecho'su irrupción La nodriza, que dejó entregada su cría ft
en México con las obras más en boga, enton- los caritativos servicios del biberón, y el agua-
ces, de los novelistas y dramaturgos franceses dor, que concurría á la fiesta sin desprenderse
y españoles, por lo que las canciones adole- de sus arreos y casquete de cuero.
cían de ese sello de sentimentalismo que ca- El leperito de calzón blanco y frazada al
racterizaba á dicha escuela que, al fin, vino á hombro y la figonera, cuya ropa estaba impreg-
ceder el campo á la nada pulcra escuela rea- nada de un olor de frituras excitantes.
lista. El barbero, de pantalón largo y chaqueta
cortn, y la recamarera ó criada, em-
pleada en el servicio doméstico, de tren-
zas sueltas, enaguas de percal muy ade-
rezadas y pañuelo de seda prendido al
cuello.
El ii dio petatero de Xochimilco, de
calzón blanco arremangado y sombrero
de palma, y la india juilera de Santa
Anita, con una manta de lana azul raya-
da, enredada en la cintura, en vez de
enaguas, <¡iiich<¡uemel, que le cubría pe-
cho y espaldas, dejando expedito el uso
GARITA DE LA VIGA. de los brazos, y paño en la cabeza, lla-
mado tachomite, que le caía hacia atrás.
Las niñas sensibles, para quienes la pala- En fin, allí se veían mezclados los diversos
bra suicidio les era totalmente desconocida, tipos del pueblo, sin que faltase el inválido
daban descanso á su espíritu y desahogo á sus con su pata de palo, el brazo en cabestrillo ó
aflicciones y amores contrariados, entonando un ojo cubierto con parche de seda verde, quien
CUADROS DE COSTUMBRES. 317

EL CANAL DE LA VIGA.

a
pesar ríe sus achaques y estado calamitoso, LAT USA
daba libre curso á su contento y también solía
tomar participación en el fandango, pues tal
es
la fuerza de voluntad humana. 's - la-ha la Tu-Sa es-ta ba. t Sen-t*-~
Además de loa jarabes que se han descri-
to en el artículo relativo al aguador, ejecutá-
di Ja fu un nn-cón Yrl ¡ji-ca'ie de] Tn-S f I/o.Ha*: ten
banse por los expresados tripulantes de la ca-
n
oa los siguientes sonecitos:
fa-Sf>e2 ¡kr.nu ~fun tan-ùiit,fttr Inputnt*

JL·liezuro.
EL AHIJA LUCù
fcfc
to-càn
^m tídll-L·l
tmn% ?€tn/^ne ¿a vo-n a~- ¿wèr

TfTTTt a^t
í¿n. Si Se-rá ¿aTícSa^Tusa.' ! f.
cite vie*ne a 0t>r-m*r.
t

Estaba la Tusa, estaba


Sentada en el canapé,
Y el picaro del Tusito
Díciéndole no sé qué.
Tan, tan
Estaba la Tusa, estaba
Paradita en una esquina
Y el picaro del Tusillo
Ahora acabo de llegar del Ahualulco, Adentro de la cantina.
De bailar este jarabe moreliano; Tan, tan, que tocan
Todos dicen que se mueren por bailarlo
Las muchachas bailadoras de mi barrio.
Ahora acabo de llegar del Ahualulco, Ésl§lÍ M-adre- ct- fa He-ve-meus-Ud'a/¿a-ñe 4£a-ma
De bailar este jarabe de Tampico;
Que se mueren, que se mueren {tor bailarle
Las preciosas bailadoras de Jalisco.
Ahora acabo de llegar del Ahualulco,
su-men áy/ Aía-drt-ci-tm- futfurrlrtsmi mmi. JUi-,
De bailar este jarabe con más ganas;
Que me dicen que se mueren'por bailarlo Mamacita lléveme usté al baño
Las simpáticas y bellas mexicanas. Mamacita, lléveme usté allá,
318 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

Los calores ú mí me consumen ¡Ay! Todo el mundo se aproveche,


Mamacita, qué fuerte es mi mal. Que por esto no se peca.

mm Jindcuilc :0S CHAVOS IA MOPiNfTA

. Jly!qrue
¡Jty: cue io-Tii-li>s
t>o-ni; t sen 7os e -na- nos.
\ti mfelií frtferfi¿? i-}
cucmdo le iai-Zan
f^P3
los me-jci-ea-not
Ay qué bonitos
Te acuerdas cuando pusiste
Son los enanos
Tus manos sobro las mías,
('liando los bailan
Y, llorando, me dijiste
Los mexicanos; Que jancís me olvidarías.
Sale la linda,
Adiós, adiós,
Sale la fea,
Adiós Morenita, adiós;
Sale la enana
Adiós, adiós,
Con su zalea.
Llorando me voy por vos.
liaste chiquito, Te acuerdas cuando estuvimos
liaste jurándote, Sentados en la escalera,
Yate pareces Y, llorando, me dijiste
Al guajolote. Ya veremos por quién queda.
Sale la linda Adiós
Va los enanos, LA ^CTtNCRA
Ailffff'f^to
Ya se enojaron
I'or ((lie á la enana
La pellizcaron.
^gmm^&^^^
Sale la linda
E n otras raimas no se bailaba, pero al rui-
do (¡no producía el agua, hendida por las ca-
noas ni impulso de los remos mezclábanse los
acordes del harpa y de la g u i t a r r a ó los ecos I La Petenera, señor,
de las frescas y lozanas voces de las q u e can- ¡ Xadie la sabe bailar,
t a b a n . m u c h a c h a s r o m á n t i c a s ó alegres, q u e | Solo los marineritos
Que navegan por el mar.
i m p r i m í a n á s u s canciones el carácter (pie las
;Ay! Soledad, Soledad,
d i s t i n g u í a . Revelábanse las p r i m e r a s por s u s Soledad de la callada,
acentos plañideros y quejumbrosos y las se- Contigo lo tengo todo,
g u n d a s por sus tonos vivos y francos propios Y sin tí. no tengo nada.
de la florida j u v e n t u d . Jil r i t m o de las cancio- Trigueñita te hizo el cielo
nes románticas era siempre el mismo, triste y Para mi condenación,
monótono, del q u e se ha dado m u e s t r a en el Delgadita de cintura.
Alegre de corazón.
curso d e esta historia, en t a n t o (pie el de las
;Ay! Soledad. Soledad,
populares, siempre ha sido festivo y variado. Soledad del Cardo Santo
Dejemos á las jóvenes resentidas, abando- Ks verdad que eres trigueña,
nadas en las aras d e s u s platónicos amores y Pero si te quiero tanto.
fijémonos en las joviales q u e rinden a l a edad Antes de anoche soñaba
primaveral de la vida, el j u s t o tributo. (¿ne en tus brazos me dormía,
Ojalá fuera verdad
EL ATOLt
, _ ^í/rfro viro _ i I Lo que el sueño me decía.
¡Ay! Soledad, Soledad,
,™ •„„ ,/0 Soledad del horizonte.
También se suele quemar,
\ï Í f V C > + T r- La ata-¿e-ra se *-i-fn a-cnan-dv Con su propia leña el monte.
Qlie ill·l a/o-//> rsfa èiie-rTtt

De este atolito de leche Quien te puso Petenera


Y tamales de manteca, No te supo poner nombre
CUADROS DE COSTUMBRES. 319

Por que te debía haber puesto enchiladas, renovándose el fandango. Algunos


¡Ay! Soledad, Soledad, continuaban su excursión en las canoas, por
I-a perdición de los hombres.
los canales de las chinampas ó camellones for-
Porque te debía haber puesto
¡Ay! Soledad, Soledad, mados en medio del agua, en los que se pro-
La perdición de los hombres. veían de frescas lechugas y de oloroso apio.
Ingrata, tirana y vil,
Las chinampas, verdaderos jardines flotantes,
La soga vas arrastrando, ostentaban las simétricas plantaciones de su
No te descuides velando. hortaliza y sus variadas flores, tales como las
¡Ay! Soledad, Soledad, amapolas de encendido color, la azulada es-
Y te apague yo el candil
puela de caballero, el disciplinado clavel, la
Con que te estás alumbrando;
¡Ay! Soledad, Soledad, retama de vivísimo color amarillo, los chícha-
Con (jue te est.-'.s alumbrando. ros y alelíes de variados colores y el dorado
zempoalxochitl.
Las canoas que regresaban de los pueblos Las regatas improvisadas por los celosos
ue Santa Anita é Ixtacalco. ofrecían un nue- remeros originaban entre éstos algunas riñas
vo aspecto por los adornos de las personas que que asustaban á las damas y á los niños, sus-
venían en ellas. Las mujeres coronadas de lo- tos que tenían su compensación con la hilari-
zanas y frescas amapolas, rojas y blancas, y dad que causaban la caída de un individuo al
'°s hombres con idénticas coronas puestas en agua, los dichos agudos que de una á otra ca-
'os sombreros. Entre tantas embarcaciones que noa se cruzaban, y el espanto que infundía, en
las mujeres la aparición repentina de una vi-
borilla entre las ovas del canal.
He dado la preferencia, lector querido, á la
descripción de los paseos, por agua, á Santa
Anita, por serte ya conocidos los de las cal-
zadas, puesto que en mi artículo relativo al
Carnaval te di cuenta de lo (pie pasaba en Bu-
careli, advirtiéndote, tan sólo, (pie el de la Vi-
ga poseía idéntico carácter. Mucha gente de
á pie en las calzadas laterales, la intermina-
ble línea de carruajes de todas clases y condi-
ciones, dando vueltas en la ancha calzada cen-
tral, en medio de ésta, gente de á caballo lu-
ciendo hermosos corceles con sus ricas sillas
plateadas, y de trecho en trecho apuestos dra-
gones que cuidaban del orden. Al confuso mur-
REGRESO DE SANTA ANITA. mullo de la multitud, veníanse á mezclar los
ecos de la lejana vocería de la plaza de toros
iban y venían, con lento movimiento, veíase de San Pablo, como en (il desierto deben mez-
cruzar la ligera chalupa, hendiendo velozmen- clarse al susurro del viento los gritos guerre-
te las aguas á impulso del remo, con destreza ros del salvaje.
Manejado por una indita que casi desaparecía
ei
Ure la inmensa cantidad de Mores y verduras
(
lue en aquélla conducía. V I E R N E S DE DOLORES.
Eran dichos pueblos de Santa Anita é Ix-
acalco, los lugares elegidos on tales días por Dos ó tres semanas ante.-- del sex!o Viernes
a gente del pueblo para su esparcimiento. En de Cuaresma, (pie fué consagrado á la Virgen,
a
s chozas de ramas y zacate, y en las peque- como un tierno recuerdo de sus dolores, por
ras huertas, se instalaban los paseantes para resolución del Sínodo provincial celebrado en
p r e n d a r , unos el tradicional atole» de leche y Colonia en 141;i, hacíanse los preparativos \Yd-
°s tamales, y otros, pato cociilo y las tortillas ra los famosos altares que en tal día se levan-
320 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

taban. Esos preparativos consistían en emba- del alba y las bandas militares tocaban su ale-
durnar de agua recargada de chía, jarros, co- gre diana, anunciando la venida del día, cuan-
males, cantaritos, ladrillos, pinos y otros obje- do las calles que conducían á la de Roldan se
tos de barro muy poroso, de diversos tamaños hallaban invadidas por la alborozada multitud
y de variadas formas, cuidando de echarles que semejaba grandes oleadas que nacían por
agua diariamente; en sembrar en platos y en distintos rumbos de la ciudad é iban á morir
macetillas, trigo, lenteja, cebada, alegría y en las orillas del canal.
otras semillas, preservando unos sembrados del Era la tal calle nada agradable por el as-
contacto del aire, á fin de obtener las plantas pecto triste que le daban los vetustos y des-
amarillas, y dejando libres otros para que és- tartalados paredones del convento de la Mer-
tas se desarrollasen y adquiriesen su verdor; ced, en los cuáles se hallaban abiertas puertas
y, por último, en echar el ojo á cuantos mue- y ventanas sin orden ni simetría, á la vez que,
bles, trastos, lienzos y otros objetos existiesen por ruines y desaseadas, no se recomendaban
en la casa y fuesen útiles y necesarios para la ciertamente las casas particulares que se le-

CALLE DE ROLDAN EL' VIERNES DE DOLORES.

improvisación y adorno de los referidos alta- vantaban en la acera opuesta. Media calle era
ros. de tierra y media de agua, la que bañaba con
Llegaba, en fin, el tan esperado Viernes de su pausadísima y sucia corriente, aquellos mu-
Dolores, día de grande animación en la. Capi- ros conventuales que la Reforma se apresuró
tal, tanto por ser el onomástico de innumera- á derribar.
bles personas, pobres y ricas, como por ser el El canal se hallaba eonq>letainente invadi-
señalado para conmemorar los sufrimientos de do por las canoas que habían llegado para
la Santísima Virgen. I'aratodts estos actos ofrecer á los habitantes de la Capital las va-
civiles y religiosos, la ciudad ei tera se ponía riadas producciones de las chinampas do San-
en movimiento, quiénes para coi iprar las cuel- ta Anita. San .Juanico é Ixtacalco, consisten-
gas y agasajos para las Lolas, quiénes para tes en abundante hortaliza y en profusión
adquirir flores y adornos para los altares, ac- de ñores. El gentío que llenaba la calle era
tos (pie se iniciaban con el famoso paseo de inmenso, tanto que, corno se dice vulgarmen-
las ñores. te, pudiera andarse sobre las cabezas. Allí l*18
Apenas sonaba en los campanarios la hora, familias decentes mezclábanse, por fuerza, con
CUADRO DE COSTUMBRES. 321

•as del pueblo bajo, y todas iban y venían de to ; forrábase el altar con lienzos blancos ador-
esquina á esquina, abriéndose cada cual, en- nados con moños y listones de colores, y se
tre la multitud, un camino trabajoso que al fin cubría la mesa con frontal y palio. Improvi-
se abandonaba para acercarse á la orilla del ca- | sado ya el altar procedíase desde luego á su
nal, con el intento de proveerse de ñores y de adorno. Unos se ocupaban en dorar naranjas
verduras. Sosteníanse, entonces, diálogos ani- y en formar banderitas con popotes y hoj illas
mados entre las que deseaban obtener de sus de plata y oro volador, y otros en hacer las
mercancías mayor utilidad, á favor de las cir- aguas de colores con las que habían de llenar-
cunstancias, y las que no se dejaban engañar, se copas, botellones y cuantos vasos de cristal
estimuladas por las economías necesarias de había disponibles en la casa. Sacábanse de sus
aquel diado ilimitados gastos, consiguientes á encierros los sembrados amarillos y traíanse
'a extraordinaria comida de vigilia, á las cuel- de los corredores y azotelraelas los verdes, así
gas de las Lolas y á los altares de Dolores á como las macetas de mejor follaje y de plan-
•as aguas frescas y demás adminículos necesa- tas en flor, mientras que las criadas, bajo la
rios. Entre la multitud colábanse los mucha- dirección del ama de la casa, empleaban su
chos y Jos mozos de cordel, que portaban gran- tiempo en la cocina ó en otra pieza retirada,
des cestos y ofrecían á todos sus servicios, y moliendo en metates grandes cantidades de
Para completar la animación del cuadro no fal- pepitas de melón, echando en remojo la chía,
taban familias en los balcones de las casas de el tamarindo, el perifollo y la flor de Jamaica,
exprimiendo limones y timbiriches, y redu-
frente al canal, ni algún mcrcedario curioso,
ciendo, por último, á polvo la canela en almire-
con su hábito blanco, asomado por un balcón
( ces que repicaban de lo lindo. Entretanto, el
'e su vetusto convento.
ama, sin abandonar la parte directiva, echaba
Entre nueve y diez de la mañana, hora en
aziícar y más azúcar en una olla llena de agua,
Hue el sol^ po r s u elevación sobre el horizonte
llevándose á la boca cou frecuencia cuchara-
empezaba á bañar con sus ardorosos rayos la
dillas del líquido para dar testimonio del buen
temosa y sucia calle de Roldan, las familias grado dulcificante. *
abandonaban el canal, montando unas en sus
carruajes que las esperaban en la calle del Los procedimientos para las aguas de co-
"uente de la Lefia, y otras se dirigían á pie lores variaban según la calidad y recursos de
camino de sus casas, pero todas bien abaste- las familias, en las que solía haber algún es-
c í a s de Uoros y no pocas, además, de horta- tudiante de química, que ponía á prueba sus
liza y de legumbres. Por supuesto muchos jó- conocimientos, ó bien un pico largo entendi-
venes, tanto del hermoso como del sexo feo, do y vivaracho, tipo que te describí, lector ami-
s
e retiraban llevando en la mente gratos re- go, en el artículo "Fiestas de Navidad."
cuerdos de las travesuras de Cupido que, co- Las substancias para teñir las aguas eran :
mo siempre, andaba en tales bolas haciendo Para las coloradas, los pétalos de la ama-
(
le las suyas. pola.
Multiplicadas eran las faenas á que se en- Para las tornasoladas, los mismos con una
vegaban las familias para, armar un altar de piedrecita de alumbre.
IJolores, á causa de ser los menesteres tan nu- Para las moradas, la grana ó cochinilla,
merosos como variados. Echábase mano de una que se transformaban en rojas por medio del
mesa, así como de algunos cajones de madera mismo alumbre.
(
'e diversos volúmenes y aun de cofres. Arri- Para las carmesíes, el palo de Campeche.
maban aquélla á la pared principal de la sala Para las purpúreas con vivos de fuego, los
y Ponían éstos sobre la mesa simétricamente pétalos de la flor de Jamaica, ó bien el carmín
colocados de mayor á menor, formando gra- púrpura disuelto en amoníaco.
nas; clavaban en la pared una cortina blanca Para las azules, el sulfato de cobre amo-
0 niacal ó la caparrosa.
fie color, de lino ó seda, dándole la forma de
Pabellón, bajo del cual se colgaba el cuadro de Para las verdes, el mismo sulfato de cobre
la V irgen á la altura de la última grada, y so- con unas gotas de ácido clorhídrico, ó bien la
bre aquel cuadro se suspendía un Santo Cris- Pimpinela.
41
322 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

Para las amarillas, solución acidulada de Baca ú otras análogas, seguíase una conversa-
cromato amarillo neutro, con adición de car- ción muy animada que generalmente versaba
bonato de potasa. El bicromato de potasa en (abstracción hecha de la emprendida por los
pequeña cantidad, pues en mayor, el amarillo novios ó aspirantes al bendito yugo que nun-
pasa por diversos grados desde el pálido has- ca desperdician ocasión que pueda redundar
ta el anaranjado ó rojo de oro. Los del pueblo en beneficio de sus íntimos asuntos) sobre f»
usaban de la planta llamada zacatlascalí. que buen gusto que había precedido al aderezo del
daba aquel color sin trasparencia alguna. altar, sobre sus graciosos y variados adornos
Hecho el acopio de todo lo necesario, pro- y, principalmente, sobre la bondad de la pin-
cedían desde luego á colocar sobre el altar los tura que representaba ala Madre de Jesucris-
objetos tan numerosos como variados. Gran- to, por más que la tal pintura, en la mayor par-
des velas de cera, doce (mundo menos, adorna- te de los casos, fuese un verdadero mamarra-
das con banderitas de plata y oro volador y cho, debido á ciertos pintores cursis que no sa-
colocadas en candeleros con los cabos envuel- biendo dar á un rostro la expresión de dolor,
tos en papeles de color picados, se distribuían recurrían para, indicar éste, al puñalito clava-
simétricamente en la» diversas gradas del al- do en el seno de María y, á veces, á siete puña-
tar. Las ollitas, los ladrillos, los pinitos y de-litos radiantes y simétricamente repartidos en
más figuras de barro, sembrados de chía y ale- el mismo virginal seno para expresar los siete
gría, alternaban con los platos y macetas que dolores. No faltaban, ciertamente, pinturas
ostentaban las amarillentas plantas del trigo buenas de nuestros célebres artistas del siglo
y de la lenteja, de la misma manera que las XVIII,ni algunas debidas á pinceles europeos.
hileras de naranjas con sus banderitas de oro, En los intermedios de las piezas musica-
quedaban interrumpidas por los ramilletes y les, reducidas generalmente ácanciones acom-
por frascos y botellones tras de los cuales se pañadas en el piano ó en la guitarra, y duran-
colocaban lamparitas dt; aceite que, una vez te la conversación, las criadas aparecían en la
encendidas, hacían brillar vivamente las aguas sala conduciendo grandes bandejas charoladas
de colores que aquéllos contenían. A los lados con enormes vasos de cristal abrillantado, pa-
del altar colocábanse las macetas de mejores ra tales actos reservados, en los que ofrecían
plantas, y á su pie se formaba un tapete con las famosas y variadas aguas refrigerantes: la
salvado extendido, sobre el que, por medio de espumosa horchata con sus rajas y polvo de
patrones de papel, se hacían al rededor com- canela, la mucilaginosa agua de chía, las ama-
plicadas labores con pétalos de Hores, polvo rillentas de limón, tamarindo, pina, timbiri-
de café y obleas desmenuzadas, y en el centro
che y demás expresadas. Por de contado, el
el anagrama de la Virgen. Las naranjas y los
ama de la casa procuraba que los concurren-
sembrados sobrantes se colocaban en los bor-
tes se diesen prisa para beber la chía, á fin de
des de las macetas grandes, en los del tapete
no dar tiempo á que la semilla, en virtud de
y en cuantos huecos habían quedado libres en
su menor densidad, ascendiese á la parte su-
el altar.
perior del var . quedando en el fondo de éste
Llegada la noche, encendíase éste convir- el líquido azucarado, porque tal percance ha-
tiéndose en una ascua de oro que despedía en cía asomar los colores á la cara de aquélla, y
todas direcciones rayos luminosos de vivísi- ten por cierto, lector querido, que en las casas
mos colores, á la vez que las banderitas tre- en que te ofrezcan esa bebida, han de presen-
molaban agitadas por las ligeras corrientes tarte el vaso sin calmarse aún la borrasca pro-
del viento, producidas por la desigual tempe- ducía en él por las fuertes batidas del molini-
ratura que reinaba en los diversos lugares de llo, y si entonces quieres dar un susto á las pa-
la sala, la que á poco se veía invadida por las tronas, pretexta que estás abochornado, aparta
familias invitadas. Después del rezo en unas á un lado el vaso impidiendo que se lo lleven
casas, ó déla ejecución, en otras, de algunas y ofrece apurar la fresca bebida, pasado un
piezas musicales, entre las que, en ocasiones, se cuarto de hora, mas no te descuides porque
cantaban el Stabai Muter de Rossini, las Sie- son capaces, por no dar su brazo á torcer, de
te Palabras de Mercadante, el Ave María de ajitar el líquido con el dedo.
CUADROS DE COSTUMBRES. 328

Lo que verdaderamente causaba legítima al pie de la Cruz, aquélla con sus ojos baña-
admiración era la fortaleza de aquellos estó- dos en lágrimas y pendientes de los labios de
magos que, como un aditamento de las comi- Jesús que le dice: Mujer, he ahí á tu hijo, y
das de Vigilia, recibían algunos cuartillos de éste viendo con ternura á la que el Salvador
a
gua fresca, sin enfermarse, porque no había le señalaba como madre. Completaban aquel
remedio y era forzoso beber de todas cediendo grupo las hermosas figuras de María Cleofas
4 las instancias de las niñas y personas de tu y María Magdalena. Las rocas de la eminen-
estimación y á las recomendaciones que cada cia apartábanse de su sitio para dar salida de
cual, según sus gustos, hacia de aquéllas. La sus tumbas á los muertos que resucitaban, y
horchata por ser muy superior á la que expen- en el fondo de aquel cuadro, el sol que se ha-
día la horchatera gorda del portal de las Flo- llaba á la mitad de su carrera veíase eclipsado,
res, que era de tanta fama y tanto vendía, que distinguiéndose tan sólo un disco ennegreci-
de medio en medio real llegó á amontonar do con protuberancias color de sangre en la
tantos pesos y adquirir tal lujo que hasta pia- circunferencia.
no de cola tenía en su casa; el agua de flor de En conmemoración de los dolores de Ma-
Jamaica por su sabor acidulado semejante al ría, los principales templos de la Capital, en
del tamarindo, la de timbiriche por su gusto las diversas horas del día, celebraban sus au-
agradable y propiedad refrigerante, la de chía gustas ceremonias, á las que asistían en gran
por llenar aquella condición de que te he ha- número las personas piadosas. Por la mañana
blado, mi buen lector, y además por sus pro- verificábanse misas solemnes, durante una de
piedades epáticas, y así de las demás, de suer- las cuales, en el Sagrario, cumplían con el pre-
te que, pasando de la horchata al limón, di; la cepto anual los alumnos del Colegio de Mine-
pifia al perifollo, y de la chía al tamarindo, ría, y los de San Juan de Letrán en la capilla
echábanse las gentes al coleto unos seis ü de su Colegio; por la tarde, la solemne proce-
ocho vasos de agua, siendo de advertir que ta- sión del templo de la Soledad de Santa Cruz,
les escenas eran repetidas por algunas fami- y por la noche el ejercicio de las tres horas en
lias que pasaban de una A otra casa visitando la Tercera Orden de Santo Domingo y en la
altares. Santa Escuela del Espíritu Santo. También
En la época á que me refiero en mis pre- en algunos célebres colegios como en el de
sentes artículos, cosa digna era de ver el her- San Gregorio, los grupos de estudiantes levan-
moso Calvario que levantaba el Padre Picazo taban en sus respectivas aulas, altares á la
en su casa de la calle del Puente de la Mer- Virgen de los Dolores, y los rectores, acompa-
ced, frente por frente de la portada principal ñados de algunos catedráticos, los visitaban
del templo de este nombre, del que sólo que- fijando su atención, de preferencia, en las
dan hoy en pie unos elevados y derruidos pa- imágenes que los alumnos hablan hecho con-
redones y el hermoso claustro, muy maltrata- ducir de, sus casas.
do por cierto. Tal (¡ra en otros tiempos el sexto viernes
El Calvario del Padre Picazo llamaba la de Cuaresma, llamado de Dolores.
atención no solamente por las buenas esc ni til-
ras debidas al cincel de nuestros hermanos los
guatemaltecos, sino por la perfecta imitación, LA SEMANA SANTA.
en todo el conjunto, de la terrible escena del
Crólgota. Kn una gran sala débilmente! ilumi- Kii DOMINGO DE RAMOS con su poética pro-
nada por los reflejos de unas lámparas, medio | cesión de las palmas y ramas de olivo, en con-
ocultas por las peñas del Calvario, destacába- memoración de la entrada triunfal de Jesucris-
se la bella figura del Crucificado en medio de to en Jerusalen, abre las ceremonias augus-
sus compañeros de martirio, uno con el sem- tas de la Semana Santa. El ejercicio de las
blante apacible del que pide por gracia su lu- Tres Horas en la Profesa, durante la tarde de
gar en el Cielo y otro con las facciones des- ' ese día y la solemne misa dedicada á la Vir-
compuestas del descreído que desespera. La I gen, en el mismo templo, el LUNES SANTO,
Virgen y el predilecto discípulo del Salvador J atrajeron en otros tiempos, como en el presen^
324 EL LIBRO DE MIR RECUERDOS.

te, la atención de todos los que saben apre- E L LUX ES SANTO cumplía con el precepto
ciar cuanto hay de digno y grande en la Reli- anual el Colegio del Seminario, en el Sagrario.
gión Católica. En este templo, como en los Todas las ceremonias que se efectúan en la
demás de la Capital, sus ceremonias, por de- actualidad durante la Semana Sarda, cum-
corosas y excelsas, forman un verdadero con- plíanse de la misma manera en las épocas an-
traste con los despropósitos irrisorios de los teriores, y por tanto trataré en el presente ar-
pueblos de indios, prácticas no autorizadas tículo solamente de aquellos actos religiosos
realmente por la Iglesia, sino toleradas por (pie hayan venido á establecer con el tiempo
ella á más no poder. El viajero que observe notables diferencias ó que hayan desapareci-
en dichos días las ceremonias de la Catedral, do de nuestras costumbres.
del templo de la Profesa y de otros muchos E L MARTES SANTO había procesión por la
en donde dignamente se representan las es- tarde, que salía de la capilla de Tepito, y reco-
cenas de la Pasión, y las compare con las ri- rría las calles conduciendo, entre otras imáge-
diculas mojigangas que tienen verificativo en nes, un Santo Cristo. Dos circunstancias ha-
Tacuba, Atzcapotzalco, Ixtacalco y en otros cían notable la tal procesión: una era la gran-
pueblos, particularmente el Viernes Santo, di- de extensión de la carrera y otra la práctica
fícilmente podrá comprender que aquéllas y seguida por los indios, cuyos hábitos nunca
estas prácticas corresponden á la misma reli- desdicen de su carácter pertinaz y la cual con-
gión sublime del Crucificado. Establecidas se sistía en detenerse delante del Palacio Nacio-
hallaban tales costumbres en la misma Capital nal y en poner de frente el Santo Cristo al
de la República y, para destruirlas, un digno balcón principal, á pesar de tener éste sns
Gobernador del Distrito dictó la siguiente pre- puertas cerradas. Hacíase esto porque en tiem-
vención en 30 de Marzo de I83fi: "Habiendo po de la dominación española, los virreyes,
•'acreditado la experiencia, (pie con motivo de desde el expresado balcón, puestos de rodi-
"representar en algunos barrios de esta ciu- llas, rendían su adoración á la imagen del Cru-
"dad lo que llaman, los pasos, ó la Semana cificado.
"Sarda, se cometen innumerables desórdenes,
El Colegio de San Ildefonso cumplía en
"ysiendo conveniente además, desterrar de una
este día con el precepto anual, también en el
"Capital Civilizada como ésta, las ridiculas es-
Sagrario.
"cenas de armados, espías y fariseos con que
E L MIÉRCOLES SANTO, último día de los
"se cree equivocadamente contribuir á la nía-
cinco lin que la Catedral celebraba, como hoy,
"jestad del culto, sirviendo solamente para
la rara y misteriosa ceremonia de La Seña,
"hacer que el pueblo pierda el respeto debido
tenía efecto el oficio llamado de tinieblas que
"á los augustos misterios del cristianismo, y
se distinguía por su carácter particular, prin-
"recordar algunos restos de los siglos bárba-
cipalmente en los conventos de religiosos. Es-
"ros, he venido en decretar los artípulos si-
ta melancólica ceremonia que en tal día pre-
"guientes :- - l v Se prohibe que con ningún pre-
cede á las fastuosas del .Jueves Santo, efec-
"texto salgan en esta ciudad armados, espían,
tuábase á obscuras para representar, según al-
"sayones, centuriones, fariseos y otros objetos
gunos, las densas tinieblas que envolvían á la
"ridículos con que se pretende representar los
tierra en los momentos en que el Hombre-Dios
"llamados pasos de la Semana. Santa, bajo la
pronunció en la Cruz sus últimas palabras:
"multa de cincuenta pesos, y en su defecto un
Cousummatum est.
"mes de cárcel. —2'-' Los señores alcaldes, re-
En Santo Domingo, en San Francisco y
g i d o r e s y comisionados de este Gobierno cui-
en los demás conventos de religiosos el solem-
"darán del puntual cumplimiento del artículo
ne canto de éstos, al pronunciar los salmos,
"anterior, á cuyo efecto darán las órdenes co-
rrespondientes á sus auxiliares, agentes dedaba á la ceremonia el carácter triste y me-
"policía y demás personas á quienes conven-lancólico (pie correspondía á las escenas de
"ga." que se hacía memoria. La extinción de las seis
luces del altar mayor, al entonarse el Benedic-
Por igual determinación han quedado ya i tus, denotaba la muerte de los profetas que
prohibidas tales escenas en los pueblos. anunciaron la pasión del Señor, así como la
CUADROS DE OOSTÜMBBES. 325

extinción sucesiva de las catorce velas amari- dritos de papel en los que estaban escritos los
entas del tenebrario, por la mano negra de nombres de las personas á quienes eran aqué-
' «das, representaba el desvío de los Apostó- llos remitidos, no faltando en el Portal de Mer-
os, uno por uno, del lado de su divino Maes- caderes los del brazo fuerte ó sean vendedores
r
°i así como el de las dos Marías, en tanto de repelos (sombreros renovados), llamados
que la vela blanca que coronaba el tenebrario, aquéllos así, por llevar sobre el brazo cuatro ó
<*e forma triangular en representación de la más sombreros superpuestos en forma de co-
tantísima Trinidad, no se apagaba para de- lumna.
n t a r la fe constante de la Virgen Maria, y.
al mismo tiempo, para representar, como dice
el Vi zconde Walsh, al Salvador, luz del mun-
que se eclipsa por algunos instantes detrás
de
las sombras de la tumba.
•Al ocultarse el cirio encendido detrás del
altar, el templo quedaba enteramente sumer-
pdo en las tinieblas y se escuchaba el cántico
"gubre del Miserere, concluido el cual, un
^ a n estrépito conmovía todo el ámbito del
-Oiplo, significando el trastorno de la natura-
eza y l a conmoción de la tierra en los momen-
t s de expirar el Salvador del mundo, ruido
aquel producido por los golpes que en los ban-
08
daban con los libros, tanto los religiosos LA CHIERA.
Uio los fieles asistentes á la ceremonia.
Introducíanse algunas veces en el templo De los puestos de chía que abundaban en
•nviduos de esos que nada respetan, provis- las esquinas de las calles, unos estaban ya com-
8 de clavos y martillo, y á favor de la obscu- pletamente levantados y aderezados y otros á
^ a d y del estruendo producido, clavaban en medio levantar ó faltándole tan sólo sus ador-
entablado los vestidos de las señoras. nos. Los tales puestos de chía eran barracas,
JUEVES SANTO por la mañana.- El movi- de nueve ó diez varas cuadradas. Tres lados
lento inusitado que.se observaba en la ciu- quedaban cubiertos con biombos viejos, con
ad era el indicio evidente del gran día en que petates y carrizos y con cuantos objetos pu-
a
cristiandad conmemora la institución del dieran servir para el objeto, así como para for-
Ugusto Sacramento de la Eucaristía. La mag- mar el techo. La parte descubierta, cerrábase
ucencia desplegada en los templos durante con un mostrador improvisado formado de
as ceremonias, como una tregua al dolor por huacales encimados, con un tablón de madera
a pasión de Jesucristo, era igual á la mani- por remate. A todos los pies derechos arrimá-
a t a d a hoy en los santuarios que han queda- banse ramas de sauz, uniéndolas por sus co-
0
en pie respetados por la Reforma. En tal* pas para formar arcos, principalmente en la
a
- desde muy temprano veíanse andar con parte delantera de las barracas, y de estos ar-
Precipitación, por las calles de la ciudad, á los cos se colgaban, en otros de hilo, invertidos,
'a">'riletes (aprendices de sastre) y á las cos- innumerables cantaritos de barro, ollitas, ja-
urerillas, llevando aquéllos, al brazo, trajes rros y otros objetos de la misma materia. Los
amantes de paño y casimir, y cargando éstas huacales quedaban revestidos profusamente
Qormes cajas de cartón con lujosos vestidos con alfalfa y trébol, y adornados con hermosas
e seD
ora. Por aquí encontrábase al aprendiz amapolas, y sobre el mostrador improvisado
® zapatero, con algunos pares de botines de lucían en vasos enormes de cristal las aguas
Charol pendientes de las manos, y por allí al de colores, algunas separadas en un mismo va-
Prendiz de sombrerero que conducía cuida- so en virtud de sus diferentes densidades. Les
samente uno ó dos sombreros altos de seda, huecos que formaban por la parte de adentro
yas cintas sujetaban por una esquina cua- los huacales, ocupábanlos las ollas, que conte-
326 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.
I
nían agua azucarada y las demás refrigeran- el donaire con que la ciñera servía sus agua 8
tes. Un canapé y algunas sillas de palo de pe- frescas. Unas jicaras de calabaza pintadas de
rillas doradas y asientos de tule, pintadas de rojo y adornadas con dibujos de pájaros y flo-
negro ó de amarillo, con adornos de frutas y res, conforme al arte indígena, y algunos va-
pajarracos de colores con su polvito de oro sos de cristal,, eran los titiles de que se valía
falso, constituían el mueblaje de las barracas para desempeñar su oficio. Con una jicara to-
y como principales adornos en los rincones, maba de la olla el correspondiente dulce q l i e
columnas de yeso con estatuas ó jarrones de lo convenía y lo depositaba en el fondo de un va-
mismo, y en las panules algunos cuadritos de so y luego con otra jicara tomaba la horchata,
madera de caoba con estampas del Periquillo ó por ejemplo, y la vertía desde muy alto y P a "
de las batallas de Napoleón. Algunos puestos rabólicamente sobre aquél, y así sucesivamen-
de chía se distinguían por unos cerrillos de te levantando tan pronto el brazo derecho co-
arena mojada adornados con flores, sobre los mo el izquierdo, pasaba el líquido del vaso á la
que descansaban las rojas tinajas de Cuauti- jicara y de ésta al vaso, hasta presentar éste
tlán llenas de agua. rebosando y coronado de blanca espuma.
En cada esquina te encontrabas, querido
lector, con dos ó tres puestos do los que te he
pintado, y difícilmente podías hacerte el des-
entendido al llamamiento de una guapa chie-

LA MANTILLA.

Antes de las nueve de la mañana los ptsa-


rertles, ó sean los latjarlijas de entonces, se
instalaban en las entradas de los templos y e "
las acoras de enfrente para ver de cerca á la9
damas quo acudían á los divinos oficios. Iban
éstas, particularmente las jóvenes, con sus lu-
josos vestidos de terciopelo rojo, azul ó verd«'
y mantilla de punto lino y hermosas blondas
á la española, siendo á veces aquélla blanca,
OTRO TIPO DE LA CHIERA.
en tanto que las señoras mayores presentában-
ruque*con su voy. melosa te decía: chut, ur- se de saya de uro y moirfi antique y también
didla, Unión, ¡dita ó tamarindo. ,<¡tté lanía con su rica mantilla. dHKX) y más pesos de va-
usted, mi tilmo/ /'ase usted á refrescar. Esa lor.
chiera no vestía como las de hoy. enaguas y Los ti ¡unios ó Patires tlel atjtta, fría, hoy
blusa de percal, sino su vistoso zagalejo y su : gendarmes, muy peripuestos, pues tal día eg"
camisa escotada llena de randas, ni usaba pei- j tronaban uniformes, se instalaban 'desde tem-
nado á la moda, sino entretejidos sus largos prano en las esqiünas de las calles y en la s
y negros cabellos con listones y recogidos so- puertas de los templos para cuidar del orde»-
bre la frente ó bien, sueltas á la espalda sus pero antes, querido lector, habían dejado ya
hermosas trenzas. No era esto ciertamente lo : en las casas sus recetitasen versos ramplón^ 9 '
común, mris no escaseaba el género. impresos en papel de color, con letras y ador-
Al detenerte, amable lector, ante uno de nos dorados, pidiendo la matraca, práctica
esos puestos, no podía menos (pie embelesarte ¡ igualmente seguida por los serenos.
CUADROS DE COSTtIMBEKfi. 827

Diéronles á esos g u a r d i a n e s del orden pú- ; naba el aire el r u i d o de las m a t r a c a s y p a r t i -


"'ico el n o m b r e con q u e e r a n conocidos unos c u l a r m e n t e el de las escandalosas c a r r e t i l l a s .
Padres q u e c u r a b a n las e n f e r m e d a d e s por el M u c h o s creen q u e la p r o h i b i c i ó n del mo-
Sls
tenia h i d r o t e r á p i c o y se h a b í a n establecido vimiento de los carruajes y c a b a l g a d u r a s p o r
0,1
1» casa n ú m e r o 11 de la calle de O r t e g a . E l las calles reconoce por origen s o l a m e n t e u n a
Pueblo que de todo se burla, habíales eompues- medida de policía, mas no hay tal cosa, p u e s
10
versos q u e a n d a b a n en boca de las g e n t e s . el fin principal de tal providencia fué el de
tíl
'«'S como los s i g u i e n t e s : t r i b u t a r un acto de respecto á las c e r e m o n i a s
q u e conmemoran la Pasión de J e s u c r i s t o . (*)
Los p a d r e s del agua fría
listan h a c i e n d o p r i m o r e s :
Médicos y cirujanos
( ") l'or curiosa dase cu seguida la primera disposi-
S e meterán de a g u a d o r e s . ción <|iie lie encontrado relativa al asunto, en la época
del Gobierno español, y es á la letra, la que sigue:
Ya mi s u e r t e va A c a m b i a r
"Don Martín de Mayorga, Caballero del orden de
Voy á heredar á mi t í a : Alcántara, Mariscal de (¡ampo de los reales ejércitos de
Por q u e la van á c u r a r Su majestad, Virey < iobernador y Capitán general de
Los p a d r e s del a g u a fría. esta Nueva Kspaña, Presidente de la Audiencia Real
de ella, Superintendente general de Real Hacienda, Pre-
Muy a r r a i g a d a era la c o s t u m b r e de pedir sidente de la Junta de Tabacos, Conservador de este
" « s e r e n o s su uiatffn:n el J u e v e s S a n t o , como ramo y subdelegado ¿teñeraI del restablecimiento de co-
rreos Marítimos en el mismo Üeyno, etc. etc.
'gual gratificación solicitaban el día de Cor-
Siendo el día.Tueves santo uno de los de mayor aten-
Pus y Noche Buena, con las d e n o m i n a c i o n e s
r, 8
: ción y respeto, y en el que nuestra santa Madre Igle-
' p e c t i v a m e n t e de tarasca y a g u i n a l d o . sia Católica Romana, con demostraciones de regocijo
He a q u í los versos, m e d i a n t e los cuales es- í celebra la institución del divinísimo Señor Sacramenta-
!
P°nian su solicitud: do y después que concluye los divinos oficios, publica
; su silencio, en amoroso recuerdo del que observaron los
Después de t a n t o s desvelos Apóstoles, cuando recibieron su santísino cuerpo la no-
Y de t a n t o s sinsabores, che del día en que para el remedio del ¿¡enero humano
; se dignó sacramentarse y quedarse entre nosotros. Y
De lluvias A cual mejores
debiendo nuestra obligación en .seguir este ejemplo y
Q u e echan sobre mi los cielos : no interrumpir ni quebrantar en manera alguna estesi-
Y t a n t o s riesgos y h o r r o r e s : i lencio con el sonido y estruendo que hacen los Forlones
| y cabal¿íaduras, ni menos exponer este crecido liel y ca-
Si de la matraca el día : tólico Público á que en las opulentas y créenlas concu-
C a d a v e i n t e años viniera. • rrencias que ofrecen las demostraciones públicas que
F i g u r a o s , señor, q u é fuera ! en estos días se celebran experimenten sus individuos
D e la t r i s t e vida mía ! algún perjuicio: debiendo mi obligación extinguir, co-
Con tan semejante espera. ! rregir y precaber cualesqnier desorden que profane, eo-
! rrompa y vulnere instituto tan sagrado como el que se
P o r eso me g u s t a á mí. • venera en los días Jueves, Viernes Santo y Sábado de
Que a u n q u e m u c h o me desvelo. i (¡loria. Mando que ninguna persona sea de la dignidad,
I carácter, privilegio y condición que fuere, no anden en
Cada año e n c u e n t r o consuelo,
Forlón en las c allesde esta corle, en los expresa.)los días
Desde q u e A vos conocí i y lo conduzcan á su casa antes de (pie esta Santa igle-
D e b í a rendirle mi celo; sia Catedral finalice los divinos oficios, y el Sábado de
(doria no lo ejecutarán hasta que se hayan concluido
Mi matraca solo os pido, los de este día, só pena de perdimento el Forlón y Ca-
Y contento quedaré; balgaduras que se les encontraren, y só la misma pena
Mis p e n a s las sufriré. ninguna persona pasar:! ni andará las calles á caballo, á
excepción de aquellos (pie en las procesiones tuvieren
Y viviendo a g r a d e c i d o
sus oficios y motivo para andar en ellos. V á este fin
C o n s t a n t e os vigifciré. los Justicias de su Majestad, tendrán especial cuidado
: de que se verifique su cumplimiento pasándose á este
A las diez de la m a ñ a n a , hora en q u e se
efecto testimonio á la Real Sala del Crimen, y otro al
^Picaba la gloria, cesaba por completo el trán- i caballero Corregidor y Alcaldes ordinarios. Y así mis-
'to por la c i u d a d de los carruajes y c a b a l g a - • ino mando á los Guardas de las Garitas que guarnecen
r l a s ; las c a m p a n a s e n m u d e c í a n y sólo a t r o I esta Capital no permitan que en semejantes (lias entre
328 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

Los Oficios divinos en los templos de San Fran- legiales comulgaban ese día en su templo, en
11
cisco, Santo Domingo, San Agustín, San Fer- cumplimiento del precepto anual y no salía
e
nando, San Diego y en los de religiosas, se del colegio pero podían permanecer en la igl '
hacían con el decoro y grandeza que observa- sia todo el tiempo que quisiesen, tras del cer-
ban la Catedral, la Profesa y Nuestra Señora co de madera formado al efecto.
de Loreto, templo convertido hoy en los talle- Terminados los Oficios, los templos per-
res de la Escuela Correccional. A los oficios manecían como hoy, abiertos, á fin de que los
de la Catedral asistían el Presidente y sus mi- fieles acudieran durante el día á rendir sus
nistros, los tribunales, autoridades y emplea- actos de adoración al Dios Sacramentado. En
dos, honrándose siempre al Primer Magistrado el interior de cada templo infundían en el al-
de la República poniéndole al cuello la llave- ma sentimientos de inefable dulzura, el ruid°
cilla de oro del Sagrario que guardaba el Sa- que producía el chisporroteo de la cera que ar
grado Depósito del Santísimo Sacramento, co- día en el monumento, el aroma de la mirra y
mo honrábase de la misma manera al Gober- de las flores, el murmullo sordo de los que, en
nador del Distrito con la llave del Sagrario de grupos, andaban de aquí para allí rezando el
la Colegiata de Guadalupe. Via Crucis, los delicados acordes del piano y
La Iglesia de Loreto antigua de San Pe- los seductores trinos de los pájaros que
dro y San Pablo, ( * ) pertenecía al Colegio de délas
San Gregorio. Las festividades religiosas ce- casas habían sido llevados en sus jaulas, par a
lebradas en él, en la época del célebre Rector que también ellos, con stt tierno lenguaje, di-
Don Juan Rodríguez Puebla, eran famosas, rigiesen á Dios sus alabanzas.
y particularmente las ceremonias del Jueves En la tarde, no sólo las visitas á los siete
Santo, por el fausto desplegado en ellas y por altares y la asistencia á la ceremonia del Man-
el suntuoso monumento. Contribuían grande- dato ó Lavatorio, hacían salir de sus casas »
mente al lucimiento de esas ceremonias el ofi- los vecinos de la buena ciudad de México, si-
ciante, el limo. Sr. Don Joaquín Fernández no también la célebre procesión que á las tres
de Madrid, Obispo de Tenagra, y los colegia- salía de la Santísima, acto religioso que, P° r
les que formaban unos la orquesta y coros, ser uno de tantos que han desaparecido de
bajo la inteligente dirección del gran maestro nuestras costumhres, procuraré describir con
Don José Antonio Gómez, y otros servían el i cuanta minuciosidad me sea posible.
altar lujosamente vestidos de túnica y vistoso !
roquete, acólitos que sabían llevar con elegan- |
cia los ciriales y manejaban con destreza y
gracia los incensarios. Aunque la mayor par- ¡
te de los colegiales desempeñaban por turno ¡
durante (»1 año estas funciones, eran elegidos |
en el día clásico de que se trata los de mejor |
talante y los de igual estatura. Todos los co- I

por ellas ínulas y caballos hasta que se haya verificado


el toque de las campanas al tiempo de las Glorias el sá-
bado santo, bajo la pena «le diez pesos quo les impongo
y han''se les saque irremisiblemente en caso de omi-
c.ión, y para su observancia se pase así misino testimo-
nio al Superintendente de esta Real Aduan.—Mexico,
Marzo veinte de mil setecientos ochenta y dos.—(Fir-
mado).—Martin, di Maiiimjn.—(Firmado).—Por man-
EL JUDERO.
dato de Su Excelencia,—./o»'- ilr (lorrtu;:."

(*) Kl actual templo de Loreto hallábase entonces


Como la expresada procesión era también
abandonado, con sus puertas tapiadas é interiormente la de las prácticas religiosas que más atraía
anegado. atención de todos los habitantes de la Ca-
CIAPKOK DE (JOSITMBIJES. H29

P"al, la Plaza Mayor y las calles de la carrera veces descrito, ya el charro de calzonera y
Challaban invadidas por inmensa multitud chaqueta de cuero con bordados de plata, in-
lue formaba una maza compacta, destacándo- : dios expendedores de diversas mercancías, y,
86 e
» ella los juderos que llevaban suspendidos por último, hermosas frutas y flores, hechas á
^ n lo alto de largas varas de madera, racimos la perfección. El arte del cerero, tan decaido
<ie grotescas figuras de cartón encohetadas, hoy, fué en.aquellos tiempos de muchísima
,a
'nadas judas, que debían ser quemadas co- importancia.
j ^ a ú n se acostumbra, el Sábado de ü loria; Al confuso murmullo de la multitud mez-
08
Mdmoneros que sostenían sobre sus cabe- clábanse los gritos de los vendedores, los di-
^18- tablones de madera en que llevaban sus versos sonidos de las matracas desde el débil
u
K*rcancías que anunciaban constantemente á y metálico de las de plata y oro, hasta el atro-
nador y molesto de los carretones y carretillas
que arrastraban los muchachos, y el persis-
tente ronquido de las cantarranas, todo lo que
producía un original desconcierto, acompaña-
do, de tiempo en tiempo, por los secos y pau-
sados sonidos de la carraca de la Catedral.
En el atrio de ésta, mal pavimentado y des-
provisto de plantas, aglomerábanse las gentes,
unas para tomar asiento en las escalinatas en
espera de la procesión, y otras rodeando á las
expendedoras de espuma de cacao, las que con
feccionaban su bebida en grandes vasos de ba-
rro, mezclando en el agua azúcar y cacao mo-
lido, y batiendo fuertemente la mistura con
molinillos especiales de madera, trasnsforma-
TIPOS DE SEMANA SANTA.
ban el liquido en espuma, la cual servían en
MATRAQUERO - VAMONER3. - NAZARENO.
grandes jicaras de calabaza.
grito ronco y partido: á dos rosquillas y un La procesión que salía de la Santísima, co-
Minian, y los matraqueros que llevaban cla- mo he dicho, á las tres de la tarde, guardaba
adas en torno de un carrizo, en alto levanta- el orden siguiente-
' °* las matracas de diversas substancias fabri- 1. Los trinitarios de túnica roja con escu-
a do de metal y gola de tela blanca encañonada.
das y <le distintas formas y tamaños: unas
Gra
n de madera, presentando en sus retnates De esta cofradía eran los que por delante de
°bjetos de mueblería, otras de hoja de lata cu- la procesión conducían una enorme cruz ne-
yos dijes adheridos, consistían en espejitos, gra de forma ochavada con cantoneras é Inri
"nas con sus calentadoras, regaderas y otros de metal dorado y pendiente de los brazos la
°bjetos análogos; habíalas de marfil y hueso y Sábana Santa, previamente encarrujada por
también de plata y oro, aunque los vendedo- las monjas de San Bernardo.
res ,1« 2. Sacerdote con sobrepelliz.
unas y otras no se apartaban del portal 3. Imagen del Redentor cautivo, en hom-
y <ie las calles de Plateros. Aquéllas ostenta- bros de individuos de varias sociedades.
ban, como adornos principales, roperillos y ar- 4. Ecce homo, con su túnica de púrpura y
marios con diminutos objetos y utensilios de capa blanca de seda bordada de oro, corona y
u
so doméstico, guitarrillas y violines, maceti- caña de plata y soga de oro.
»as con plantas y ñores de seda y otros dijes 5. San Dimas preso. Cubrían sus piernas
c
uriosos, y éstas, preciosos objetos de filigrana, un calzón de terciopelo y llevaba al cuello, so-
ar
t e en el cual siempre han sido muy hábiles ga de seda encarnada con mezcla de oro.
nuestros plateros. Otras matracas lucían pré- ñ. El Señor de las tres caídas, con túnica
posas figuras de cera: ya una hermosa baila- de terciopelo morado bordada de oro. Llevaba
d l a con su vestido vaporoso á media pierna, á cuestas la Cruz que ayudaba á sostener Si-
*a graciosa china con su vistoso traje tantas 42
3:«) E L L·IBRO P K MIS RECUERDOS.

món Cirineo, de calzón corto, chupa de tercio- tro la comunidad de la Merced, en la esquina
pelo y gorra de lo mismo con pluma verde. llamada de la Papelería, donde el Provincial
7. Cofrades del Señor de la Salud. La Co- recibía de las manos del Abad de Guadalupe,
fradía fué fundada por cirujanos, farmacéuti- la cruz de carey; continuaba en seguida con
cos y flebotomianos por el año de 1625. dirección al templo de la Merced, en el que en-
8. El Cristo de la Salud con Santa María \ traba, quedándose fuera las imágenes de 1»
Magdalena, abrazada del pie de la Cruz. Virgen y la Santísima Trinidad, por no poder
9. Camaristas del Misterio de la Santísima pasar por las puertas, á causa de sus elevados
Trinidad. Eran doce señoras vestidas de saya palios. Puesta de nuevo la procesión en mo-
y mantilla. vimiento acompañábanla los padres uierceda-
10. La Santísima Trinidad, representada rios hasta la esquina del callejón de loa Gallos,
por el Padre Eterno, que sostenía en sus bra- que desemboca en la calle de la Merced. P ° r
zos el cuerpo inanimado de Jesucristo, y lle- este servicio, aquellos religiosos recibían de 1»
vaba en el pecho al Espíritu Santo, simboliza- Archicofradía de la Santísima, 50 pesos para
do por una paloma de oro. Esta imagen de la la redención de cautivos. La procesión prose-
Trinidad iba en unas hermosas andas, bajo guía primero por la calle de Balvanera, en-
un rico palio de seda, blanca con bordados y traba en el templo de este nombre por una
Hecos de oro, sostenido por ocho varas de me- puerta y salía por la otra, y luego seguía por
tal, fijas en las mismas andas. los Bajos de Porta-Cœli, Flamencos y Palacio,
11. .San Pedro, imagen toda de talla cou su donde se detenía para presentar de frente la
aureola de plata dorada, y al pie del santo el imagen de la Santísima al Presidente de la Re-
gallo. pública, que se hallaba en el balcón principal-
12. El Abad de Guadalupe, con una cruz En ese momento, á ejemplo del mismo Presi-
de carey, precediendo á sacerdotes congregan- dente, todos los que llenaban la espaciosa pla-
tes del Misterio. za se arrodillaban, y reinaba un profundo si-
13. Los demás miembros de esta congrega- lencio. La misma escena se repetía ante el se-
ción ó esclavos del Misterio y de San Homo- ñor Arzobispo frente de su palacio. De aqní,
bono, sastres en su mayor parte, de pantalón la procesión tomaba la dirección del templo de
blanco y chaquete negra, escapulario y escu- donde había salido, por las calles de la Mone-
do de la Santísima en el pecho, del lado dere- da, Santa Inés y Amor de Dios.
cho. Iban incorporados los congregantes de Poética, como siempre, era la noche del
San Sebastián y San Pedro. Jueves Santo. Bañada la ciudad por los vivi-
La Archicofradía de la Santísima fué fun- dos fulgores de la luna llena, cuya luz argen-
dada en 1580. En un principio la formaron tada formaba un hermoso contraste con los ra-
doce caballeros y guardianes, á los que se agre- yos color de fuego que del interior de los San-
gó el gremio de los sastres y su alcalde. Usa- tuarios se desprendían por las ventanas de sns
ban túnicas rojas y escudos de metal con cru- naves y elevadas cúpulas, presentaba un má-
ces triangulares en el pecho. Su estandarte te- gico efecto. Henchidas de gente hallábanse
nía una cruz roja y azul en campo carmesí, y las calles, á la vez que de ella rebosaban los
lo conducía el tesorero de la Archicofradía. templos que ostentaban sus espléndidos mo-
14. Música militar y una Compañía de numentos por millares de luces alumbrados.
tropa. A los cafés y neverías también afluían sin ce-
Además, cada santo iba precedido del es- sar numerosas familias, y particularmente de
tandarte correspondiente á la corporación de forasteros, que hacían gran consumo de ricos
las invitadas para cargar las imágenes y se- mantecados, de los famosos napolitanos y de
guido de un sacerdote con estola. bizcochitos helados.
La procesión, así organizada, recorría la ca- Aquel gentío, que en direcciones encontra-
lle de la Santísima y 3. a de Vanegas, entraba das se movía en las calles principales de la
en el templo de Jesús María, donde las mon- ciudad, apartábase á trechos, para dejar la ace-
jas cantaban un himno, proseguía después por ra libre y ceder el paso á una comitiva que se
las calles de este nombre, y le salla al encuen- 1 acercaba. Dicha comitiva, que andaba visi-
CUADROS DE C'OSTI'MBKES. 881

^ « d o las S i e t e Casas, era unas veces la del puro ideal del arfe, razón por la cual debieran
b i d e n t e de la República, y otras la del se- reducirse á cenizas t a n t a s c a r i c a t u r a s como
lor
Arzobispo. F o r m a b a n la p r i m e r a : dos la- existen, (pie no pueden infundir respeto ni ve-
a
y o s que llevaban g r a n d e s cirios encendidos neración. Todos los monumentos, por su bri-
y l o r i a n la marcha, luego seguían los edeea- llo, p r e s e n t a b a n el mismo atractivo, distin-
^ e s y algunos generales vestidos de gala, y á guiéndose unos por la riqueza de sus adornos,
0
último S u Excelencia, de g r a n d e uniforme, y otros, como los de las monjas, por sus curio-
J M segunda dos lacayos, igualmente con sus sos sembrados.
^ r e s p o n d i e n t e s cirios, familiares de roque-te, El m o n u m e n t o de la Catedral era todo de
al
g u n o s sacerdotes, y á lo último Su Señoría madera y llamaba la atención por sus dimensio-
ustrísirna, de sotana y capa moradas con ri- nes y por su buen gusto y proporciones arqui-
es v e r d e s y sombreros de canoa, con cordón tectónicas: hallábase formado de dos cuerpos
, Colorí verde, cuyas p e q u e ñ a s borlas caían sobre elevada meseta á la que se ascendía por
a
° i a atrás. M u c h a s veces, al encontrarse am- amplias g r a d e r í a s ; lf> columnas sostenían el
as c
° m i t i v a s , saludábanse con atención y res- cornisamento (pie correspondía al primer cuer-
Peto y continuaba cada cual adelante en su ca- po, de forma circular semejando un templo en
™ i n o. Así fué como observé en la calle de San cuyo centro se levantaba el altar del Sagrario
r
<incise,o, y grabé en mi memoria, las lucidas en (pie se depositaba la Sagrada E u c a r i s t í a ;
u n i t i v a s del General Arista y del señor Ar- frente á las bases de las columnas se levanta-
sobispo Garza en LSÓl ó 1H.>:Í. ban pedestales en los (pie se sostenían gran-
Jja gente que se apiñaba en la entrada de des estatuas de talla que representaban á los
8
templos formaba una barrera que con difi- profetas, sacerdotes y reyes del a n t i g u o Testa-
. tad podía traspasarse y no sin riesgo de de- m e n t o ; idéntico al primero, pero de menores
jar el reloj ú otra prenda en poder de algún dimensiones era el segundo cuerpo, (pie se ha-
' ' e r o . \ a adentro herían nuestros oídos las llaba, cerrado por una herniosa bóveda calada,
v
°ces del q u e d e m a n d a b a para los Sanios lit- que sostenia la estatua de la Fe. Este monu-
J't-res de Jcriisaléii y del que pedía ¡tova lit mento, que producía un hermoso efecto, par-
''•'tención de eanliros. ó los impresionaba vi- ticularmente encendido, se armaba en la par-
l m e n t e el c h i r r i a n t e sonido de las cadenas del to de la nave que corresponde á la puerta del
nor del Aposeidillo que no era otro que una Empedradillo. Hoy sólo se aprovechan para el
, l a l ¡ i imagen de J e s u c r i s t o metida en una ea- m o n u m e n t o las estatuas.
J f t alta enrejada que llamaban cárcel, custodia- En el grandioso templo de San Francisco
ba por dos feroces sayones, y la cual se le- el monumento era de perspectiva. Hermosos
antaba en algún lugar recóndito del templo. lienzos bien pintados y colocados en distintos
muchacho, oculto, era el q u e se encargaba planos verticales como las decoraciones llama-
10
golpear ó arrastrar en el pavimento una ca- das de rompimiento en los teatros, cubrían en
cona gruesa de hierro para d a r á la ficción ma- su totalidad la ábside del templo, figurando
•>0r realce. En tales momentos salían, como elevadas arcadas que descansaban sobro her-
l0
y . á relucir esculturas de estrambólica eje- mosos e n t a b l a m e n t o s sostenidos por (> esbel-
'iciori: \'iri/cncs tlr lo Soledad con lagrimo- tas columnas y altos muros en los que se veían
íes de cristal, Señores del Veneno ó viles ca- practicados balcones con sus correspondientes
r
' e a t u r a s de la divina tiguia de J e s u c r i s t o , y balaustfados: en la parte superior del lienzo
algún Suido Entierro, ó sea la figura del Sal- exterior, se hallaba pintada una alegoría de la
ador ya uuierto, con la cabeza envuelta en Arca de la Alianza, y á los lados las ligaras de
r
apos como la de un enfermo de hospital y la Justicia y la Templanza, y e n el interior,
abierto el cuerpo con una colcha tejida de sobre grupos de nubes, las virtudes teologales:
gancho. Con razón se ha dicho que de lo subli- Fe. Esperanza y Caridad. Levantábanse al pie
me á lo ridículo no hay m a s q u e un paso. Las de las columnas y de los muros, diez pedesta-
u
g » r a s do J e s u c r i s t o y de su excelsa Madre les (pie sostenían las estat nas de madera de los
Solo deben ser representadas, para acercarse sacerdotes Aarón y Melcliisederh : el Rey l)<t-
a « « o r i g i n a l e s , resplandeciendo en ellas el más rid con el arpa y el Reí) Salomón con el libro de
332 EL LIBBO DE MIS RECUERDOS.

la sabiduría; Josué con el brazo levantado y no postean la decoración á que me he referido.


sosteniendo en alto al Sol y Sanson armado de ' numerándose entre éstos el de Loreto, que lla-
la quijada del asno con que dio muerte á 1,000 maba la atención por el buen gusto de sus
filisteos: la Reina Esther y la valerosa Judit. adornos, la plata labrada que brillaba en él, V .
y los profetas Isaías y Daniel. los diversos Pasos de la Pasión, representados
En el centro y delante del gran tabernácu- en los lugares de los altares secundarios del
lo, levantábase sobre gradas con sus balaus- templo. Había otros que únicamente poseían
trados laterales, la mesa del Cenáculo, al fren- un sólo lienzo pintado y representaba también
te de la cual se hallaba .Jesucristo en medio í un edificio ideal en prespectiva, como los de
r
de sus apóstoles, figuras todas de madera ta- Santo Domingo y San Agustín, los que. P°
llada. Otros altares menores se alzaban á los , cierto, eran igualmente muy hermosos,
lados cubriendo los ambones y en ellos brilla- i VIERNES SANTO. Diferenciábase el Vier-
ban profusamente ricos platos y jarrones de ! nes del Jueves Santo por las sombras de tris-
plata cincelada. Los sembrados de todas cla- teza que se apoderaban de la ciudad y parti-
ses, como los que servían el Viernes de Dolo- cularmente de los templos. En estos, no e r a
res, plantas y ramos <le flores, las doradas na- ya la esplendente luz del día la que alumbra-
ranjas, las aguas de colores y las velas de ce- ba y hacía brillar tantos primores con que st
ra adornadas con banderillas de plata y oro, había rodeado el trono del Altísimo, sino la
llenaban los altares y la escalinata del presbi- muy escasa que penetraba por los resquicios
terio sin dejar un sólo espacio libre. Las velas, 1 de las puertas y por las veladas ventanas, l u Z
á millares, se veían simétricamente distribui- 1 que debilitándose más y más, apenas permitía
das en los altares, gradas y escalinatas, en las | distinguir los desmantelados y enlutados alta-
molduras del templo, en las numerosas arañas i res, con excepción del mayor que aún conser-
que pendían de las bóvedas y en todos los de- | vaba encendidos algunos cirios del moniimen-
talles arquitectónicos déla decoración del mo- i to. El hermoso cántico de la víspera<jh>ri(i'"
numento, de suerte que una vez encendidas e.tcelsis Deo, acompañado del alegre repiq u e
todas las luces, ofrecían un mágico efecto por de las campañas, iba á ser reemplazado por e l
las numerosas líneas brillantes que determi- de las lamentaciones de Jeremías á cuyas fra-
naban, unas horizontales á diversas alturas, ses sólo respondía por la parte exterior del
otras verticales á diferentes distancias y otras templo el grave y seco sonido de la matraca;
oblicuas en situación paralela ó en direccio- así como las ricas vestiduras de gala, propias
nes encontradas, y de todo ese foco deslum- para celebrar la divina institución de Jesu-
brador salían centelleando encendidos rayos,
cristo, iban á substituirse con los ornamentos
engendrados por las multiplicadas aguas de
negros de los sacerdotes en señal de duelo p ° r
colores.
la muerte del Salvador del mundo.
Los altares secundarios del templo hallá- En ningún día como en el del Viernes San-
banse cubiertos por grandes lienzos, de 10 va- to, la Iglesia católica se presenta más noble }'
ras de longitud, bien pintados, los cuales repre- digna patentizando el origen divino de su ins-
sentaban diversos pasajes de la vida de Jesu- titución. En ese día, la Iglesia en el acto más
cristo, tales eran: la entrada en Jerusalem la sublime de sus ceremonias pide y ruega al Se-
ciudad de Samaria, el convite del fariseo, la ñor, sin excepción alguna, por amigos y ene-
resurrección de Lázaro, los vendedores arro- migos, practicando el ejemplo que le diera el
jados del templo, la mujer adúltera, el paralí- mismo Jesucristo.
tico de la Piscina, la borrasca del mar. la pes- Fuera del templo esas sombras de tristeza,
ca milagrosa, la ( )raeión del Huerto y el La- hijas del ánimo angustiado, parecía (pie lucha-
vatorio. ban aún con la luz del Sol para amortigua1"
El monumento de San Francisco era el ti- sus esplendores, de ese Sol que se ocultó tin
po de todos los llamados de perspectiva, entre un día para no alumbrar, la grande iniquidad
los que se hacían notables los de Regina y San llevada á cabo en la cumbre del Calvario.
Fernando, así como el elegante de la Profesa Como el culto de la Iglesia católica es úni-
era el modelo de los de su clase, ó de los que co, general é invariable, las ceremonias de en-
CUADROS DE COSTUMBRES. 333
oace
8 eran las mismas que las observadas San Dimas crucificado.
"oy, y sólo su manifestación en las calles y la El Señor de las Tres Caídas y Simón Ci-
a
si8tencia de las autoridades civiles á los actos
rineo.
religiosos es lo que ya no existe, razón por la El hermoso Señor de la Expiración.
cu
al sólo me detendré en describir la proce- Nuestra Señora de la Piedad bajo de palio.
sión que a las tres de la tarde salía del tem- San Miguel vestido de negro con gran plu-
plo de Santo Domingo, y era conocida con el ma en la diadema, empuñando en la diestra
«ombre del Santo Entierro. un estandarte, negro también como la pluma.
Un gentío inmenso, como el de la víspera, El Santo Entierro, cuya pesada urna era
-Cenaba calles y plaza, en la que los mismos conducida por los nazarenos del gremio de los
Patraqueros y vendedores de rosquillas inte- cocheros.
rrumpían el silencio que reinaba en la ciudad Los marcos que ceñían por todos lados los
P°r la total ausencia de carruajes y cabalga-hermosos cristales que dejaban ver la imagen
duras. Un murmullo que sordamente se levan- de Jesús en su lecho de muerte eran de plata
taba de entre la multitud anunciaba la llega-y artísticamente trabajados á cincel; unos pre-
da á la plaza de la procesión que había reco-ciosos ángeles del mismo metal daban feliz re-
cido ya las calles de la Perpetua y del Reloj.
mate á la urna en sus esquinas y adornaban
Abrían la procesión algunos nazarenos, que
ésta, por último. Hores cou profusión, almen-
i n d u c í a n una enorme cruz de madera con in-
dras de cristal y hermosos penachos de hilos
cr
ustraciones de concha y, pendiente de los de vidrio de diversos colores. Al ser translada-
W o s , la Sábana Santa. da la pesada urna de un lugar á otro, aque-
Los nazarenos eran los aguadores que el
llos penachos adquirían el gracioso movimien-
•'ueves y Viernes Santos abandonaban sus go- to de las palmeras agitadas por el viento.
rras y mandil de cuero y vestían un traje muy Al ruido de las matracas, al murmullo de la
Peculiar que consistía en chaqueta y calzón multitud y á los gritos de los vendedores, mez-
de pana negra hasta la rodilla, encima de otro
clábanse el. sonido que producía el choque de
blanco encarrujado, que caía en forma de vo-las almendras contra los cristales de la urna,
lante hasta cerca de los pies desnudos, volan-
las melancólicas melodías de dos flautas, cu-
te que asomaba con los pliegues en forma de yos tocadores caminaban ocultos debajo de
a
banico por las aberturas laterales del cal-las elevadas andas del Santo Entierro, el so-
^ u de pana; terciada al hombro, sobre la cha-
nido sordo de los tambores de la tro^m que
p e t a , llevaban una gran toalla recogida late-
marchaba detrás de la procesión y la voz de
ralmente en la cintura por medio de un moflo los nazarenos que pregonaban la remisión de
de ancho listón negro; un gran escapulario, culpas, concedida por la Iglesia, diciendo á
forado para el Jueves Santo y negro para el cada paso: hincándose de rodillas delante de
ternes, pendían de los hombros cubriendo este divino Señor se ganan doscientos dias de
Pecho y espaldas, y por último, ceñíalos la oa-
indiligencia.
°ei«a un pañuelo blanco en varios dobleces. A continuación seguía la Virgen de la So-
^08 nazarenos cargaban á los Santos, regabanledad.
de flores las calles, repartían estampas y me-
Gran bandera negra con cruz blanca con-
didas del Santo Entierro y pregonaban las in-
ducida por un religioso.
dulgencias. Iban provistos de una vara larga
Padres dominicos.
de madera resistente, en cuya extremidad ar-
El Excmo. Ayuntamiento de la capital ba-
piaba una horquilla de hierro. Para descansar
jo sus mazas.
de su pesada carga, ponían sus varas vertical-
Compañía de tropa con su banda correspon-
mente apoyadas en el suelo, á fin de recibir
ft diente. Los soldados marchaban lentamente
8 andas, cuyas varas horizontales encajaban
e
n las expresadas horquillas. al son pausado de los tambores á la sordina,
y todos llevaban un pequeño escapulario so-
A continuación de la gran cruz con la Sá- bre el pecho y el chacó á la espalda, pendien-
°ana Santa, seguían las siguientes imágenes: te del cuello por unos cordones.
Un Ecce Homo. La procesión daba vuelta por la plaza, en-
334 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

traba en la Catedral por la puerta oriental pozos de Guadalupe. Zacoalco y Santa Clara
del frente, recorría la nave procesional y salía Cuautitla; lavados estaban el mostrador y 1°8
por la puerta correspondiente de las Escaleri- aparadores, en los que lucían vasos enormes
llas, torcía al ( )ceidente y luego al Norte por de vidrio, manojos de apio y cerros de tuna
las calles de Santo Domingo para regresar á colorada, para, airar el pulque tan pronto co-
su templo. mo fuese recibido; las paredes, enfloradas V
Muchas veces esta procesión se encontra- adornadas con picados papeles de colores, y
ba en la plaza con otra idéntica, aunque de las puertas con enramadas de sauz. En las
menor importancia., quo salía de Santiago ó de vinaterías las piqueras (armazón semicircular
la Parroquia de Santa Ana. de madera con enrejado de metal exteriormen-
SÁBADO DE GLORIA. Muy de mañana anda- te, colocado en un extremo del mostrador) bien
ban los judoros y particularmente los de las provistas de botellones llenos de aguardiente
matracas y mamones, ofreciendo sus mercan- de caña, jarabe, mistelas y diversos licores.
cías á vil precio. Las tocinerías, pulquerías y Hay (pie advertir, lector amigo, que en
vinaterías, tenían sus puertas entornadas, pu- aquel entonces, los decentes tomaban sus CO-

N R A D O DE GLORIA. LOS JUDAS.

diando observarse á favor de esta circunstan- pitas en las pastelerías francesas como la de
cia el interior de dichas casas. En las prime- Plaisant, en la calle de Plateros y en las lla-
ras veíanse en los esqueletos de madera milla- madas sociedades como la del Progreso, (Iran
res de ¡abones dorados y plateados, en grupos Sociedad y Bella 1'nión. pues las vinaterías
y en distintas posiciones combinados, forman- eran las cantinas de los borrachitos de fraza-
do figuras y labores caprichosas; los pilones da, quienes se conformaban con gastar sus
de manteca en aljofainas de hojadelata, mos- cuartillas de clunijuirila refino.de miníela, de
traban en la superficie adornos también de arriba i/ abajad alcohol rebajado, de brinqui-
plata y oro, y en la cúspide un rain i to de /o.só mezcla de cuatro licores, re con //, re con
flores, y la carne de cerdo pendiente del gara- ea ó re con •na ó sean refino con lima, refino
bato ostentaba adornos de llores y oro volador. con canela ó refino con naranja.
Las pulquerías tenían ya las tinas pintadas También los panaderos tomaban muy di-
de nuevo por fuera y bien fregadas por dentro, recta participación en el contento general. Las
listas ya para recibir el blanco neiilli, cuyo azoteas de las panaderías veíanse! coronadas
bautismo no tenía verificativo, como hoy. en de gente enharinada esperando el repique de
la misma ciudad de los palacios, sino en los la Catedral para prender los judas que yacían
( i • ADUOK TU'. COSTI'M BRES. :Í:5.->

colgados de mías sogas atravesadas en las ea- versas callos aturdiendo a los vecinos con sus
'' e s. y los cuales judas tenían unos sacos lle- alegres dianas, y en las esquinas los mucha-
n
Ç>s de pan y aun algunas tripas con aguar- chos con largas cuerdas prevenidos echábanles
diente en las manos, alicientes que atraían al manganas á los perros que corrían despavori-
"'gar mucha gente del pueblo. dos á causa de los truenos, y hacíanles dar dos
Kn las carrocerías y en muchas casas par- ó tres saltos mortales por el aire. Algunas ve-
ticulares, uncidas estaban ya las ínulas y ca- ees esos pobres animales corrían, desaforada-
ballos á los carruajes y listos los cocheros pa- mente, azuzados por una lata 'deja de sardi-
ra hacer partir éstos á las primeras eampana- nas amarrada de la cola. La algazara de los
''as de la gloria; por último, en las garitas es- muchachos en los lugares en que so quemaba»
peraban igualmente para el mismo intento las los judas, disputándose el armazón de éstos,
"tulas y los carros de pulques, unas y otros aumentaba el barullo del momento y causaba
•'"Horados. la hilaridad de miles de espectadores que ha-
Hoco antes de las diez el sonoro repique de bía en las puertas y balcones de las casas.
'a Catedral y los estampidos de la artillería Repentinamente distinguíanse g r a n d e ; s
avisaban á la población que el oficiante de la manchones negros que se movían por el pavi-
hermosa basílica había entonado ya el ¡/loria mento de una calle, los que no eran otra cosa

TRAVESURAS DEL SÁBADO DE GLORIA.

1,1
excelsis Dea, anunciando la resurrección i que parvadas de pavos, presuntas víctimas de
gloriosa del Señor. : la voracidad humana (pie venían dando brin-
En esos momentos la expansión de alegría quitos al ser ligeramente tocados con el látigo
Hue estallaba en la población no reconocía lí- ¡ del conductor para (pie no se desviasen del ca-
niites. A los repiques de la Catedral contesta- mino. Entonces podías ver, caro lector, en al-
ban los de los demás templos de la ciudad, y guna esquina cómo una de esas parvadas se
* los estallidos del cañón los truenos de los ju- detenía, remolinándose, en tanto que una co-
(,
as que ardían en casi todas las calles de la cinera, una ama de llaves ó algún pinche de
c
»ndad. Enarbolábase el pabellón, que hasta cocina, cogía por los pies á unas de esas aves
'ntonces había permanecido á media asta, en destinadas al sacrificio y poniendo la cabeza
08
edificios del gobierno nacional y en la Ca- abajo le tomaba el peso, porque has de saber,
r r a l . Las plazas y las calles instantáneamen- mi buen lector, que tanto en la Pascua de Re-
e
se veían recorridas por cabalgaduras de ¡ surrección como en la de Navidad, estos po-
°das clases, por los carruajes y por los entto- I bres animales son, como se dice vulgarmente,
•"ados carros y ínulas del pulque que hacían | los que pagan el pato y así hoy los verás, co-
Centrada triunfal; las bandas de los cuerpos I mo se han visto siempre en las buenas mesas,
Partían de la plaza y se dispersaban por di- i bien desplumados y muy dorados al horno,
:Î:{() KI, M u K O DE MIS l i E O K H D O S .

con el pescuezo retorcido y el pico encajado do la ceremonia, con la ú n i c a diferencia de


en u n alón, ó destrozados, a s o m a n d o las blan- q u e la procesión p a r a conducir á su Divina
cas p e c h u g a s e n t r e el rojo chilazo del mole. Majestad, d e la capilla de G u a d a l u p e á su Sa-
En d e t e r m i n a d a s c i r c u n s t a n c i a s , existen | grario, sólo se efectúa bajo las bóvedas de 1¡1
algunos p u n t o s de semejanza e n t r e los h u m a - i Iglesia. El rezo q u e precede al acto, se hace
nos y esos pobres animales, siendo los princi- hallándose el templo casi á obscuras, pero al
pales: 1", el nombre; de guajolotes con q u e se t e r m i n a r aquél, como por e n c a n t a m i e n t o , se
d e s i g n a á los h o n r a d o s ; 2", los b r i n q u i t o s q u e convierte éste en un inmeso foco de luz. L a s
los hombres suelen dar en la vida azotados por a r a ñ a s s u s p e n d i d a s de los elevados arcos, y to-
el látigo de la suerte, y H'-', ser algunos pasto ' dos los objetos de metal, como los bruñidos
de la voracidad de los envidiosos y malque- ! dorados de los altares y cornisas q u e por to-
1
rientes, con sólo la diferencia de q u e éstos no d a s p a r t e s reflejan los rayos luminosos d e n u -
se comen á sus semejantes muertos, sino vivos. ¡ llares de bujías, presentan p u n t o s brillantes,
A poco veíase mover la compacta m u l t i t u d ; como en el cielo las estrellas, p u e s tal parece
con dirección al templo de S a n t o Domingo, i (pie el firmamento en tales momentos, apar-
para, presenciar la procesión q u e salía de él ¡ tundo las bóvedas del templo, aparece allí P a _
para («inducir el S a n t o E n t i e r r o al templo de I ra c o n t r i b u i r con s u s grandezas á la majestad
la Concepción. L o s derechos de propiedad á i del acto. Todos los asistentes, con velas en-
esa imagen correspondía.)) por igual á u n a i cendidas, se colocan en dos alas formando ca-
monja Concepciouista y á un h e r m a n o de és- j lies en las d i s t i n t a s naves del templo. E l can-
ta, religioso d o m i n i c o : y por tanto, d i s p u t á - | to lejano de los sacerdotes a n u n c i a q u e orga-
banse ambos sn posesión, h a s t a (pie convinie- | nizada la procesión se h a p u e s t o en movimien-
ron en q u e permaneciese el S a n t o la mayor ! to, y á poco aparecen los acólitos, n i ñ o s lujo-
!
p a r t e del año en el templo de la Concepción s á m e n t e vestidos, p e r t e n e c i e n t e s á familia 8
!
y d u r a n t e la C u a r e s m a en el de S a n i o D o m i n - principales de la Capital, unos d e r r a m a n d o
go, al cpie era conducido el martes de C a r n a - flores y otros conduciendo la cruz alta y 1° 9
val. Este fué el origen de la práctica observa- ciriales y manejando con gallardía los incen-
da por muchos años acerca, de las sucesivas sarios, siguen d e s p u é s los sacardote que reve-
translaciones del S a n t o E n t i e r r o de u n o á otro lan (in su s e m b l a n t e u n a conciencia t r a n q u i -
templo. la y, á lo ú l t i m o y bajo un soberbio palio de
La plaza de S a n t o Domingo a d q u i r í a el sá- seda recamada de oro, cuyas varas son condu-
bado de ü l o r i a el mismo aspecto general de cidas por caballeros, el sacerdote q u e revestido
la I'laza principal en los días anteriores, y en de rica capa pluvial lleva en sus manos ¡d
ella encontraban su ú l t i m o refugio los mamo- S a n t í s i m o . En esos momentos escúchase P»
neros. asi como las expendedoras d e cacao en marcial r i t m o d e una marcha triunfal ejecuta-
el portal, célebre ya. por haber dado abrigo d a por la b u e n a m ú s i c a q u e sigue á la proce-
desde t i e m p o inmemorial á los célebres Ecan- sión, y luego los bellísimos acordes de celes-
¡/elistan, de los (pie te hablé, q u e r i d o lector, tiales h i m n o s , q u e tal parecen, por su gran-
en otra ocasió)). diosidad, los ejecutados por u n a soberbia or-
La translación en la noche, del S a n t í s i m o q u e s t a en el coro. T e r m i n a d a la procesión y
S a c r a m e n t o , de la Casa A n t i g u a de Ejercicios d e s p u é s de los cánticos de costumbre, el on-
(hoy H o t e l Colón) de la Profesa al templo, ! ciante d a á los concurrentes la bendición con
era en aquellos tiempos uno de los actos mas i la s a g r a d a forma, cerrando la Profesa en tal
grandiosos q u e en s u s ¡malos registran los fe- i momento, con llave de oro. las a u g u s t a s cere-
lipenses, como grandiosa y patética sigue sien- j monias de la S e m a n a S a n t a .

«^^^fc tí
CUADROS DE COSTUMBRES. 337

IV
HECHOS MEMORABLES ACAECIDOS DURANTE LAS SEMANAS SANTAS

DE 1850 Y 1857.

iL asesinato horroroso perpetrado en la sólo pueden llevar á cabo hombres en quienes


persona del anciano Don Juan de Dios no han existido los principios de la moral cris-
Cañedo, uno de los hombre prominen- tiana ó que los han echado en olvido, induci-
tes del partido liberal y representante en el dos por la corrupción y los vicios.
Congreso Nacional por el Estado de Jalisco, El robo fué meditado por Rafael Negrete,
'leñó de consternación al vecindario de la Ca- criado de otra persona que habitaba el hotel,
pital. Era la noche del Jueves Santo, 28 de atraído por el cebo que le ofrecieran 3,000 pe-
Marzo de 1850. El Sr. Cañedo, con motivo sos que vio introducir en el cuarto del Sr. Ca-
" e la licencia que concediera á su criado para ñedo y que no vio salir. La idea fué comuni-
Pasear, hallábase solo en su cuarto número 38 cada á José María Avilés por medio de otro
de
l Hotel de la Gran Sociedad, sin más luz criado de nombre Clemente Villalpando. Los
'lue la producida por los pálidos reflejos de la cómplices que habían permanecido de vigi-
luna, que penetraban por el único balcón de lantes en el corredor, huyeron al escuchar la
' a estancia. El asesino, dejando en los corre- fatídica voz de lo maté. El crimen no fué des-
a r e s del hotel á sus dos cómplices, penetró cubierto sino después de las diez de la noche,
e
n el cuarto, y dirigiéndose inmediatamente hora en que regresó de su paseo el criado del
al Sr. Cañedo, que se hallaba sentado en el Sr. Cañedo. La policía, á pesar de la activi-
8
°fá, se apresuró á manifestar, de obra y de dad que desplegó en aquellos momentos, no
Palabra, sus perversos designios. Ya en pie. pudo descubrir al asesino ni á sus cómplices,
e
l Sr. Cañedo, dio voces pidiendo auxilio, no quienes permanecieron algunos días ocultos
obstante los esfuerzos de José María Avilés. en la ciudad y luego se ausentaron de ella, di-
°jUe tal era el nombre del malvado, para que rigiéndose Avilés á Temascal te pee, dejando
callase, entablándose á poco una lucha horri- en los empeños los objetos robados.
pilante entré la víctima y el verdugo, aquélla La maledicencia, siempre dispuesta para
dando vueltas en torno de una mesa redonda vulnerar la honra de los individuos, atribuyó
Poniéndola de escudo, y éste asestando sin el nefando crimen á venganzas políticas seña-
compasión con un cuchillo que días antes ha- lando como autor de tan vil acción al mismo
bía mandado afilar, herida tras de herida, cuan- Presidente de la República, cuya honorabili-
tas veces el indefenso anciano se ponía al al- dad, umversalmente reconocida, fué el pode-
cance de sü mano. Por fin cayó en tierra la
roso escudo contra el que se estrelló la calum-
victima y el asesino, ciego de furor, acabó de
nia.
rematarla con más certeros cuanto cobardes
Aprehendido tres meses después José Ma-
golpes, completando con ellos el número de 31
ría Avilés en Temascaltepec y confeso de su
Puñaladas, todas inferidas, con excepción de
delito, fué conducido á México, en donde, jun-
una, en el costado derecho y en la espalda.
tamente con sus cómplices, se le substanció la
El reloj de bolsa del infortunado Cañedo, una
correspondiente causa. El 29 de Octubre el
capa con que salió disfrazado el asesino, una
Juez Don Mariano Contreras'sentenció á Avi-
corbata y algunas camisas, fueron el precio
^ e crimen tan espantoso, uno de aquellos que lés y á Negrete á sufrir en la horca la última
pena, debiendo ser ejecutada al pie del balcón
43
338 EL LIRBO DE MIS RECUERDOS.

del cuarto del hotel en que tuvo efecto el ase- dera inflamada, que iban á caer sobre los te-
sinato, y á Clemente Villalpando á diez años chos de lejanos edificios.*
de presidio con calidad de presenciar la ejecu- Por todas partes se movían con precipita-
ción. Esta se llevó á efecto, en los términos ción los zapadores, piquetes de tropa y gentes
prevenidos, el dia 8 de Marzo de 1851, ante un del pueblo que huían á todo correr en diver-
inmenso gentío. sas direcciones para no ser cogidos y llevados
Véase el segundo grabado de la página 157, por fuerza, á fin de prestar socorro y ayuda en
el cual representa el Hotel de la (iran Socie- el lugar del siniestro. Gente de la líltima cla-
dad en primer término (hoy CasaBoker), y el \ se que sólo está dispuesta á meterse en los lu-
antiguo portal del Águila de Oro, en segundo. ) gares donde puede hincar la uña, hallaba 1»
El primer balcón de los. tres que se advierten j ocasión para sus depredaciones á que la incli-
en el grabado, corresponde al cuarto en que se j nan sus institutos salvajes.
llevó á cabo el proditorio asesinato. A poco las violentas campanadas de la Ca-
i pilla de los Dolores, anunciaron que el fuego
Un crimen tan horrendo en día. tan santo ! se había transmitido, por medio de los encen-
no podía menos que conmover, según pare- j didos leños de los torbellinos, á otros edificios
cía, á la misma naturaleza. Triste, muy triste j como eran en tales momentos, la herrería fran-
amaneció la mañana del Viernes Santo. Un f cesa situada en la calle de Nuevo México, fren-
fuerte viento desatado del Sudoeste arreciaba te al teatro de este nombre y la carrocería in-
á medida que avanzaban las horas del día y mediata de Don Patricio Desmond. Soldados
levantaba nubes de polvo que hacían palide- y paisanos acudieron con presteza para sofo-
cer la luz del Sol. Después del medio día el car el nuevo incendio, pero el viento, que no
silencio que reinaba en las solitarias calles, era cesaba de soplar con furia esterilizaba todo
tan sólo interrumpido por los bramidos del esfuerzo, y á poco, esta carrocería, como la
viento, convertido ya en huracán que desgaja- primera, se vio completamente envuelta en las
ba las arboledas del Paseo de Bucareli y de la llamas. Yo era entonces muy joven y sin duda
Alameda, mientras que en los templos, hen- á tal circunstancia debí que aquel horroroso
chidos de gente, se escuchaban los rezos y los espectáculo dejase en mi alma impresiones
lúgubres cantos del ejercicio de las siete pala- indelebles. Desde las primeras campanadas
bras y de las agonías. Poco antes de la una de abandoné el templo de Balvanera al que ha-
la tarde, los graves y persistentes sonidos de bíame llevado mi madre y volé como otros mu-
las campanas de los templos de San José y chos al teatro de los sucesos. Con varios jóve-
San Juan de la Penitencia, en momentos en nes de mi edad penetré en los indicados esta-
que debían estar calladas, infundieron grande blecimientos, y con nuestro auxilio lográronse
alarma en toda la población. Las gentes, sa- sacar algunos carruajes, unos en buen estado
lían de sus casas y desocupaban los templos, y otros muy maltratados, aún ardiendo sus
recorrían apresuradamente las calles y se pre- pescantes y pesebrones. También libertamos
guntaban unas á otras la causa de tal alarma, algunos caballos tirando de los almartigones y
que debía ser producida por un acontecimien- sacándolos á la calle, donde daba compasión
to grave, á juzgar por los toques de las cam- el verlos con la piel achicharrada y lamiéndo-
panas lejanas, qiie se dejaban oír cada vez con se las quemadas cuando ya no los sujetába-
mayor insistencia. Pronto la ciudad tuvo co- mos. Más de cincuenta caballos perecieron
nocimiento de que un voraz incendio, inicia- consumidos por las llamas y otros corrían fu-
do antes de la una de la tarde, en la carroce- gitivos por las calles de la ciudad.
ría de M. Hugo Wilson en la calle del Sapo, Los incendiados edificios de Nuevo Méxi-
tenía envuelto en llamas el establecimiento. co comunicaron el fuego á una casa y á los ja-
A las nubes de polvo que invadían las ca- cales de los indios carboneros del callejón de
lles agregábanse, para hacer más espantoso el Tarasquillo. (*)
espectáculo, los torbellinos de humo denso que
recorrían velozmente el espacio, y en los que (* ) Antiguamente las manzanas comprendidas en-
se veían brillar siniestramente, trozos de ma. tre las calles de San Juan de Letrán y Hospital Keal
CUADROS DE COSTUMBRES. 839

-Ni el huracán cesaba ni los torbellinos con Las pérdidas se estimaron en la cantidad
8u
s carbones encendidos dejaban de cruzar de 150,000 pesos, de la que las dos terceras
violentamente por'la atmósfera, y por tanto, partes correspondieron á Mr Hugo Wilson.
el
fuego continuó propagándose á grandes dis- Acontecimientos tan funestos en tales días
tancias. no podían menos que contristar hondamente
Los sucesivos y terribles toques de las cam- á todos los habitantes de la populosa México.
panas de Santa Brígida, San Francisco y San-
te Isabel nos obligaron á correr hacia el rum- * # #
"° de la Maríscala, abandonando aquellos
^uncios de los que nada podía salvarse ya por Acontecimientos de otro orden vinieron á
haber hecho de ellos su completa presa el fue- turbar la tranquilidad pública en la memora-
go- En el nuevo lugar de los sucesos, ni mis ble Semana Santa de 1857. Costumbre muy
^mpañeros ni yo pudimos prestar auxilio al- antigua fué la asistencia de las primeras auto-
guno por ser ya de todo punto imposible, limi- ridades á los divinos oñcios, práctica que ma-
tándonos á presenciar el siniestro espectácu- nifestaba las íntimas relaciones que ligaban á
lo que se ofrecía á nuestra vista. El fuego que la Iglesia y al Estado. La Constitución de
había invadido la herrería de Don Antonio 1857 desató esos lazos que más tarde fueron
irigoyen, en la parte oriental de la manzana completamente deshechos por las leyes de Re-
°i«e limitan la calle de la Maríscala y el calle- forma. Señalóse aquel año por los acalorados
jón de Santa Isabel, (Véase el plano de la pá- debates y las exaltaciones políticas cuyas pú-
gina 233, letra F. Convento y Callejón de San- blicas manifestaciones no reconocieron valla-
a dar. Cordones, cintas y moños rojos señala-
Isabel), cundía con violencia en la carpin
tería contigua de Don Ignacio Unzein, á una ban á los liberales ; cordones, cintas y moños
^ s a particular y á un molino perteneciente á verdes distinguían á los conservadores. ¡ Hasta
Don Lorenzo Montano, siendo tan vivo el ele- ese punto llegó el refinamiento en la demos-
mento destructor que todo desapareció en po- tración de los odios políticos! Los amargos
008
momentos, no quedando sino los paredo- frutos de esa desunión, creada desde los pri-
nes ennegrecidos y humeando los escombros á meros años que siguieron á la consumación de
as cuatro de la tarde, hora en que el fuego se la independencia, por los tristemente célebres
°abía extinguido por todas partes. Mr. Poinsset, Ministro americano en México
y Don Lorenzo de Zavala, aún no cesa de re-
cogerlos la República.
P°r el Este, Puente de San Francisco y Corpus Chris- Tal orden de cosas produjo el estado de vi-
' Por el Norte, Revillagigedo por el Oeste, y el Sapo y
lc
toria por el Sur, se hallaban interrumpidas por nu-
va inquietud en que se hallaban todos los áni-
erosos callejones tortuosos é irregulares y por algu- mos y las terribles luchas que agitaban las
"J*8 plazuelas. Los callejones de las Damas y San Juan conciencias. Ambos poderes, en las esferas de
e
Letran, así como la plazuela del Puente del Santí- sus atribuciones, imponían deberes que llenar
simo, desaparecieron con la apertura de la calle de y penas que satisfacer. El Estado exigía el
Nievo México, continuación de la de Zuleta. Tampo-
co existe ya el Callejón de Tarasquillo que de O. á E .
juramento de la Constitución incondicional-
esembocaba en el de Dolores frente de otro cerrado mente, bajo la pena, de entregar en los brazos
e
dos metros de latitud y que hoy tiene el pomposo de la miseria al contraventor de su mandato,
" t a l o de Avenida O. B. A. La capilla de los Dolores, y la Iglesia ordenaba la abstención completa
l o e igualmente desapareció se levantaba en la acera del juramento, conminando á los desobedien-
l i e mira al Oriente del callejón del mismo nombre, al
tes con las censuras eclesiásticas. ¡Terriblesi-
norte de la casa número 4 y enfrente de otra famosa
^venida, O. fí. A., como la expresada. Dicha capilla tuación para la gente timorata, cuyas obliga-
l e derribada al regularizarse los tortuosos y estrechos ciones sociales le decían j a r a , y sus deberes
'••allejoitesque de Sur íí Norte se convirtieron en las ca- de conciencia, no jures! En tal virtud los que
es ]» y 2 a de Dolores, distinguían al abrirse las calles juraban conservaban un empleo, es verdad,
í e l a Independencia y Plazuela de Tarasquillo. De
mas no podían ser absneltos en el tribunal de
* Plaza de Cuajomulco no queda ni rastro y sólo
"Xiste con tal nombre el antiguo callejón más extenso la penitencia, y los que se ajustaban á los
v
regularizado. (Véase el plano de la página 262), mandatos de lajlglesia no temían pan que dar
340 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

á sus familias. Cierto es también que esa tre- la Iglesia mexicana, dispuesta siempre á re-
menda lucha hizo resplandecer los actos de chazar cuanto no estuviere ajustado á los de-
dignidad de personas de gran valer, de cuyos beres de conciencia, y el espíritu de concilia-
buenos y honrados servicios se privó á la na- ¡ ción que animaba al Jefe del Estado, eran dos
ción, pero también puso en relieve la infideli- fuerzas que se contraponían, sostenida una
dad de los que se aprestaban á jurar, con en- por las intransigencias de los conservadores y
tero desprecio de las censuras eclesiásticas, y I debilitada la otra por las exigencias de los li-
el perjurio de los que tan pronto se retracta- i berales, siendo la resultante precisa de ambas
ban del juramento otorgado como se apresta- • fuerzas el estado de inquietud y desorden en
ban á jurar de nuevo en los casos necesarios. que se halló el país entero y muy particular-
Esas vivas inquietudes no sólo se agitaban mente la Capital de la República. Las exage-
en el seno de la sociedad en general, sino en ; raciones de una y otra parcialidad política,
el de las familias, desatando y rompiendo los ¡ nulificaron por completo las sanas intencio-
más sagrados vínculos, y conmovían tanto á nes de Don Ignacio Comonfort y perdieron al
los que se hallaban alejados de la política co- recto hombre de Estado. Si los propósitos de
mo á los que, por convicción ó por los terri- aquel honrado ciudadano hubiesen sido uná-
bles compromisos de partido, defendían las nimemente acogidos, las reformas constitucio-
nuevas ideas, las que al ponerse en práctica, ; nales hubiéranse llevado á cabo de acuerdo
en concepto de muchos, traspasaron los lími- con los sentimientos generales de la Nación,
tes de lo conveniente. Esas luchas morales produciendo un Código que no sirviese tan
que, sin cesar, atormentaban las conciencias, i sólo para dar fuerza legal á la existencia de
produjeron desde los primeros momentos ac- ¡ los gobiernos.
tos inconsecuentes, como los llevados á cabo j He pintado á grandes rasgos la situación
con respecto al juramento de la Constitución, violenta y tormentosa del país en el año de
en diversas oficinas. Mientras en unas obli- 1857, para determinar la causa del conflicto
gábase á los empleados á cumplir ceremonio- que surgió en la Catedral entre la autoridad
samente con lo preceptuado, ante un Crucifi- civil y la eclesiástica el Jueves Santo, 9 de
jo, colocado sobre una mesa que servía de al- Abril.
tar improvisado, con las velas de cera ericen- ¡
En virtud de la delicada situación que guar-
didas y abierto el libro de los Santos Evange- i
daban las autoridades civil y religiosa, el Pre-
lios, tin otras la ceremonia era de mera fórmu- ¡
sidente Comonfort creyó prudente, tal vez, abs-
la, ante el mismo Cristo, pero con las velas ;
tenerse de asistir á los divinos oficios de la
apagadas y cerrado el expresado libro sagra- j
Catedral como era de costumbre; mas el Oró"
do. En aquéllas exigíase el juramento indivi- j
bernador, hombre dotado de un carácter enér-
dualmente, y en éstas en conjunto, sin atender ¡
gico y activo propúsose concurrir á la Cate-
á las omisiones de unos ni á las reservas de
dral, en representación del señor Presidente,
otros, como tuve ocasión de observar en la Se-
y con tal objeto trató de inquirir previamente
cretaría de Fomento. Preguntando el Minis-
la actitud que respecto de su persona asumi-
tro á los empleados, conforme á la fórmula es- ;
ría la autoridad eclesiástica, indagación á qpe
tablecida, si juraban la Constitución, unos
lo obligaba el rumor propalado de que no sería
cuantos contestaron sí juramos, pero los más
recibido en la Catedral. Con este motivo diri-
permanecieron en silencio, y al terminar el
gió al Sr. Arzobispo una carta primero y, des-
Secretario con las frases de costumbre si así
pués el siguiente oficio:
lo hiciereis, etc., un empleado de categoría se
adelantó hacia aquél y le dijo:
'•Ulmo. Sr.
—Advierta usted, señor Ministro, que yo "No pudiendo asistir el Excmo. Sr. Presi-
he contestado negativamente. dente á los oficios del jueves y viernes de i'1
En ese caso, replicó aquel funcionario presente semana que se celebran en la Santa
señalando la puerta con la mano, por ahí pue- Iglesia Catedral, tengo el honor de decirlo
de usted retirarse de la. Secretaría. V. S. I., para su conocimiento y el del Vene-
La energía que caracterizaba al Prelado de rable Cabildo, manifestándole que yo conçu-
CUADROS DE COSTUMBRES. 341

" i r é en lugar de S. E. á dichos actos.—Con entre los que iba diligente el célebre Porfirio
este motivo, tengo la honra de reproducir á García de León, se dirigió á la Catedral, en
^ • S. I. mi atenta consideración. -Dios y Li- los momentos en que el templo tenía cerradas
c i t a d . Abril 7 de lHôl.—Junn J. Haz. - sus puertas, la multitud estaba amotinada en
Almo. Sr. Arzobispo de México." la plaza, y la tropa sobre las armas. El Go-
. bernador recorrió el atrio principal, y subió al
En la contestación el Prelado mexicano piso superior de éste por la escalinata, siem-
Wanifestó al Gobernador que con nadie ha- pre ejerciendo aquellos actos de energía que
; a tratado sobre el asunto, pero que haría eran propios de su carácter y que las circuns-
"ien en omitir su asistencia ( Abril 2 de 1857 ), tancias requerían. Penetró luego, por el atrio
consejo reiterado en la contestación que el de los canónigos, en el patio del Colegio de
mismo Prelado dio á la nota oficial del expre- infantes y detuvo su caballo ante la puerta de
sado funcionario, agregando, entre otras con- la antesacristía, en la que entró á pie con el
sideraciones, la del escándalo que de ello (la
fin de exigir de los canónigos que permane-
asistencia) recibirían los fieles.
cían encerrados en el coro, la llave del Sagra-
A pesar de todo el Gobernador, acompaña- rio que, según costumbre, se ponía al cuello
o del Ayuntamiento, bajo sus mazas, se pre- del personaje que representaba la primera au-
sentó á las puertas de la Catedral, el Jueves toridad. No logrando su objeto volvióse al
an
w>, poco antes de las nueve de la mañana atrio donde uno de sus acompañantes hubo de
J aperando ser recibido mandó dar el corres- sostener porfiada disputa con el portero que
P°ndiente aviso, primero por medio del Co- se rehusaba á entregar las llaves de la gran
mandante de escuadrón Don Mucio Key es y reja de hierro, á pesar de verse amenazado por
después por conducto del Jefe de Policía Don las pistolas de su contendiente. Entregadas al
rancisco Iniestra, recibiendo por contesta- fin las llaves en virtud de la orden que el por-
ción á la primera misiva, por un capellán de tero recibió del Canónigo Cobarrubias, el Go-
001,0
y á la segunda por el Canónigo Gárate, bernador con su séquito abandonó el atrio y
°jUe no se le recibía, porque tal era la orden con frases destempladas y duras dispersó al
de
l señor Arzobispo. pueblo é hizo retirar á los colegiales del Se-
El Gobernador tan luego como regresó con minario, quienes de manto y beca, observa-
e
* Ayuntamiento al Palacio Municipal, dictó ban atónitos, desde las rejas, lo que pasaba
al
gnnas disposiciones y entre éstas la de in- Cerráronse las puertas por orden del Gober
ormar al Supremo Gobierno sobre todo lo nador, quien con la actividad que le caracte-
Zurrido, terminando su comunicación á la Se- rizaba se apartó del lugar para combatir con
cretaría de Justicia é Instrucción Públ ica con presteza la actitud amenazante del pueblo y
est
e párrafo: dictar las providencias que exigían las cir-
cunstancias. Sacáronse del palacio algunas
"La conducta del clero en esta vez es so-
remanera insultante y despreciativa á las au- piezas de artillería y cubriéronse las torres de
oridades, y creo perdería el tiempo en incul- la Catedral y las bóvedas del Sagrario de sol-
Cílr
á usted la necesidad de un castigo tan dados. Algunos tiros al aire apaciguaron, co-
P'onto, tan público y tan grande como ha si- mo siempre, á la multitud.
do
la ofensa. Llamo la atención de V. E. so- Entretanto el alboroto que había estable-
re los términos de las comunicaciones del se- cido sus reales en la Catedral, subió de punto
n
° r Arzobispo, en las que desacatando á la con la llegada del señor ( )bispo Madrid, quien
Utoridad se atreve á decir que sería un es- sabedor de lo que acontecía en la Catedral
cándalo para los fieles mi concurrencia al tem- abandonó apresuradamente! el templo de San
P l0 - Si la conducta, del clero se dejara sin cas- Fernando en donde acababa de oficiar y se
So, sería necesario perder la esperanza de dirigió á la Catedral penetrando en ésta por la
ser obedecido y respetado en lo de adelante.'" puerta oriental de las Escalerillas. Su presen-
cia infundió nuevo aliento á los que llenaban
En seguida montó á caballo y seguido del el templo, muchos de los cuales prorrumpie-
Je*e de policía y de otros individuos armados, ron en gritos sediciosos contra los liberales
342 EL LIBRO DE MIS BECUEBDOS.

sin comprender que con su conducta impru- | así una nueva prueba de su respeto á la reli-
dente ultrajaban también la casa del Señor en gión, porque no hacía mas que diferir el cas-
dia tan santo. La reprensión severa del enér- tigo de los culpables, y por el convencimiento
gico Obispo por aquel acto tan poco decoroso, de que cualquiera medida de represión enca-
puso término al alboroto. Los canónigos per- minada á sofocar los gritos sediciosos proferi-
manecieron todo el dia en el coro hasta las seis dos en la casa de Dios, hubiera producido allí
de la tarde en que se cercioraron de que no funestos resultados, siendo asi que fuera de
corrían ningún peligro. La Catedral abrió de aquel lugar no se podía turbar el orden impu-
nuevo sus puertas y el público se apresuró á ¡ nemente, merced á las providencias tomadas
visitar como de costumbre el monumento, co- ¡ de antemano.
mo si nada hubiese acontecido. "Hoy que han desaparecido ya los motivos
El término de ese conflicto fué una noto que hubo para suspender la acción del gobier-
del Ministro de Justicia al Arzobispo, fecha- no, comunicaré su resolución á V. S. I., no sin
da el día 12 del mismo mes de Abril, la cual entrar antes en algunas explicaciones concer-
por su importancia y por constituir la sínte- nientes al caso.
sis de los sucesos, merece ser reproducida: "Según las noticias recibidas hasta ahora,
el único punto de todo el Arzobispado de Mé-
"'Ministeriode Justicia, Negocios Eclesiás- xico en que se ha ultrajado á la autoridad ci-
ticos é Instrucción Pública.—Excmo. Sr. — vil, ha sido el de la Santa Iglesia Metropoli-
Con esta fecha digo al limo, señor Arzobispo tana, pues en los demás ninguna diferencia ha
de México, lo que sigue: habido entre lo practicado en este año y e n
"Timo. Sr. En comunicación oficial de y los anteriores. Semejante contradicción es
del corriente, manifestó á este Ministerio el verdaderamente incomprensible, en razón de
Excmo. Sr. Gobernador del Distrito, qtie ha- que en todas partes debi/> obrarse de la mis-
biéndose presentado á los tres cuartos para las ma manera, ya fuera en un sentido, ó ya en
nueve de la mañana de ese día en unión del otro.
Excmo. Ayuntamiento de esta Capital, y bajo "Prescindiendo de esta circunstancia en 1»
las mazas, en el atrio de la iglesia Catedral con falta cometida para con el Excmo. Señor Go-
el objeto de asistir á las ceremonias religio- bernador del Distrito, no solamente resultó
sas, según lo ha hecho siempre la autoridad menospreciada la autoridad que ejerce este
civil por costumbre inmemorial, se le mandó funcionario, sino la del supremo magistrado
decir, primero por un capellán de coro, y des- de la República, en cuyo lugar concurría á lo»
pués por el señor canónigo Gárate. que había Oficios, como expresamente lo manifestó á ^ •
dado orden V. S. 1. de que no se le recibiera. S. I. el mismo Señor Gobernador, en la nota
"Desde luego habría hecho uso el Gobier- oficial que le dirigió el día 7 del corriente.
no de sus facultades económicas para castigar "Si se diera al caso un carácter de perso-
tan grave falta, si guiado el Excmo. Señor Pre- nalidad sería todavía más irregular la conduc-
sidente de sus sentimientos religiosos, no hu- ta observada por la autoridad eclesiástica, por-
biera resuelto suspender todo procedimiento que aún los débiles pretextos que pudiera ale-
en los días solemnes consagrados por el cris- gar ésta tratándose de una disposición gene-
tianismo al recuerdo de los misterios más au- ral, desaparecerían en el supuesto de haber
gustos de nuestra redención. A fin. pues, de tomado una decisión excepcional. Tal deci-
que los oficios divinos se celebrasen en los sión es, además inconcebible, si se recuerda
términos de costumbre, se recomendó á las au- que mientras el cabildo de la Santa Iglesia
toridades que se limitasen á la conservación Catedral se negaba á recibir al Excmo. Señor
del orden público: y aunque éste se alteró de Gobernador, representante del Excmo. Señor
una manera escandalosa, dejando profanarse Presidente, el cabildo de la Colegiata de Nues-
«I templo por los mismos que debieron y pu- tra Señora de Guadalupe recibía al Presiden-
dieron reprimir este desacato, no quiso el go- te del Ayuntamiento de México, representan-
bierno usar de su poder contra los que con- te del Excmo. Señor Gobernador.
vertían la iglesia en plaza pública, para dar "Pero lo más notable de todo es, quo ni se
( l U>RÚS l'»K O O K l T M B R I i S . -UM

1,11
hecho vider, ni existo indudablemente un ! prema. tolerando además los gritos sediciosos
'"'"«¡miento legal, una disposición canónica : con (|ue se profanó escandalosamente el tein-
'm<' autorice la conducta observada por el ve- pío del Señor, el Kxcmo. Señor ['residente ha
"«Tilble cabildo en virtud de la orden de V. S. tenido á bien disponer que en debido castigo
" " " i - V sin embargo, el ( ¡ o b i e r n o h a recibido de las faltas indicadas proceda V. I v a la apre-
"" < lesa ire público, desaire «pie no puede de- hensión de todos los canónigos que las come-
a r impuno sin vilipendio de la autoridad que lieron y los tenga presos hasta nueva orden
'*' na confiado la Nación que representa y á del (iobieruo. en la sala capitular del Excmo.
l
'»ya soberanía se ha faltado por los que tic- A y u n t a m i e n t o , para q u e aun el local en q u e
"fi> la obligación de respetarla como todos, y se haga efectivo el castigo, sirva de repara
">ás aún q u e la generalidad de los ciudadanos, ción del ultraje.
i n c i s a m e n t e por el carácter peculiar y eleva- ••Comunicólo á V. K. de orden del Kxcmo.
'lo de q u e están revestidos. Señor Presidente para su inteligencia y cum
'"Los sucesos ocurridos en esta Capital el plimiento.
"'"'•ves Santo, fácilmente pudieron envolverla -'Dios y Libertad. México, A bril 12del«r,7.
''" grandes desastres y pueden todavía ocasió- lijlrsiits. Kxcmo. Señor (iobernador del
;
"¡irlosen la República entera. Las consecuen- Distrito."
' ' ¡ " S a q u e dieren lugar serán de la exclusiva " KM copia. .México. A bril 1 2 de lHfw. liii-
,Ví
H>onsabilidad de los que las han provocado. món I. Alroni:..
s
' n (ju t . (.,, manera alguna afecten la del <¡o-
merno, i p i e n o hace más (pie cumplir con la Kl Arzobispo, en virtud de esta disposición
"aligación indeclinable de no p e r m i t i r q u e sea gubernativa, permaneció preso en su palacio
escarnecida su autoridad. P"1' algunas horas, sufriendo igual pena en la
"La falta ha sido de tanta gravedad que Sala Consistorial los canónigos D o n d o s é M a -
''•'baría castigarse con el e x t r a ñ a m i e n t o de V. ría ( V a r r u b i a s . Don Domingo de la Fuente.
*"*• L de la. República, por ser esta la pena de- Don Salvador Zedillo y Don Miguel Zurita.
dignada jjor las leyes para, casos semejantes, y substrayéndose de ella los Sres. Don Bernar
lil
"Ule en todos tiempos y naciones se ha usa- do («árate, Don -luán H. ( )rmaechea y Don .7o-
1,0
con los prelados (pie desacatan á las auto- sé Miguel Alva.
r
'<lados s u p r e m a s : pero á pesar de la fuerza Kl conflicto oficial habíac e s a d o , pero con
"'(a estas razones, teniéndose presentes la avan- :
t i n u ó agitándose en el público y particular-
i z a edad do Y. S. 1.. o] nial estado en que se mente en la P r e n s a , atribuyéndose unos á
''tieilentra a c t u a l m e n t e su salud, y el respeto otros, según el parí ¡do político (pie représen-
t e merecen sus virtudes privadas, se ha ser- t a b a n . la causa de los desórdenes.
vi(
' 0 el Exemo. Señor Presidente limitar la pe- I n o s atribulan al partido conservador la
" a à que Y. S. I. se ha hecho acreedor, ala idea preconcebida de promover en uno de los
' ^ m o s t r a c i ó n de desagrado (pie contiene esta días más grandes de la cristiandad una aso
n
° t a , y £ ]., ,],, ( | U ( , permanezca preso en su pa- nada (pie diera por resultado el derramamien
'•'•ció arzobispal hasta nueva orden. to de sangre, imputando al clero y muy part
" T e n g o e l s e n t i m i e n t o de comunicarlo á Y. ciilarmente á los canónigos esa idea, para cu-
'^- L, protestándole las consideraciones de mi ya realización teníase prevenida la gente de
I-Articular aprecio." armas necesaria: otros atribuían al (¡oberna
"Y tengo el honor de transcribirlo á Y. K. dor hechos (pie no habían pasado, como su en-
*'n respusta á su comunicación citada., y para Irada, á caballo en la Catedral, dando tajos á
'l«e sepa, cuál ha sido la pena impuesta al diestra y siniestra.
''mío. Señor Arzobispo: mas como la culpa no Los periódicos liberales insistían en (pie la
***'d exclusiva del Prelado, puesto que se come- reacción había preparado el conflicto esperan-
'6 igualmente por el venerable cabildo de es- do (pie el pueblo se levantara en masa, secun
ta
Santa Iglesia Catedral, el cual prestó su dando los esfuerzos del clero; mas se decía
°bedii'nc¡H á la orden (pie se le (lió de (pie ul- (pie el chasco había sido completo, puesto q u e
tr
ajara al represe i itante de la a u t o r i d a d su- i el pueblo después de aquel desorden había
Í144 i:i, LIIÍKII in; MIS RK< I KHIKIS.

permanecido tranquilo, t a n t o q u e las a p r e h e n - LA BATALLA DEL JUEVES SANTO.


sioiiüS hnchus on la noche del día M y ou todo Iliiji) esle sislemn ruin
o í d l a ! * no excedieron d e 11 ó sean S alboro- l'.n ijiii no ini/iim lu lijl,
tadores y .'i sediciosos en una población de ;tjité is l'iiiiitiii/iirt/ Ex el It'll,
250,000 almas. Y .liuiii lin:.' Es i·l Delfín.

La, Prensa, conservadora, por sn parte, ex- El Estandarte Nadon.il.)


ponía razones de mi orden contrario p a r a in-
c u l p a r al partido liberal, de aquel conflicto, Camisa nácar con vuelo,
manifestando q u e la p r e g u n t a del ( j o b e r n a d o r C h a q u e t ó n hasta el fundillo,
al Arzobispo indicaba duda y la, d u d a suponía La corbata con anillo.
motivos y a n t e c e d e n t e s para fundarla: (pie si Revuelto el dorado pelo,
c o s t u m b r e fue de la Iglesia mexicana como de Con la espada hiriendo el suelo.
la, española, honrar á la primera autoridad po- De oalzonera y botín.
lítica, poniéndole al cuello la llave del S a g r a - S o m b r e r o á la espadachín
rio ipie el J u e v e s S a n t o guarda la Sagrada Bigote y pálida faz. . . .
Eucaristía., no se faltaba á lev alguna inte- ¿ Q u i é n os? E s -Juan J o s é Baz.
r r u m p i e n d o esa c o s t u m b r e (pie voluntariamen- Es monseñor el Delfín.
te había, establecido la Iglesia, aun contravi-
¿ N o es este el lindo doncel
niendo á un precepto ritual q u e ordena q u e
Que en los tiempos de su alteza.
el oficiante sea el que conserve, en tal día, la
H u m i l l a d a la cabeza,
expresada llave. Tal era el a r g u m e n t o que se
If izo tan t r i s t e papel ?
hacía valer para negar al (Jobernador derecho
¿ N o os este golilla a q u é l .
a l g u n o Ala honra q u e la Iglesia d i s p e n s a b a .
Que con plateado c h u p í n
J u z g á b a s e , al mismo tiempo, á la autoridad
Solía ocurrir al festín
civil inconsecuente con los p r i n c i p i o s q u e pro-
Del Dictador ? El mismo hombre.
clamaba, insistiendo en ser recibida por la
M a s ahora tiene otra nombre.
eclesiástica, c u a n d o aquélla habíase declarado
Es monseñor el Delfín.
ya, apartada, do la religión católica, y c u a n d o
todas las disposiciones civiles d i c t a d a s pug- De N a c h o vastago hermoso.
naban a b i e r t a m e n t e con las i n m u n i d a d e s de De su pueblo la esperanza.
la Iglesia. Del reino la mejor lanza,
Yo no hago c o m e n t a r i o s sobre u n a s y o t r a s Tan gentil como animoso,
razones aducidas en aquella tormentosa épo- A p e n a s le a p u n t a el bozo
ca por ambos partidos, y sólo las presento pa- Y ya bravo paladín,
ra (pie el lector, con su buen criterio, p u e d a Con voz do agudo violin,
j u z g a r do ollas con rectitud. De los esbirros contralto,
Poco tiempo d e s p u é s aparecieron unos ver- Catea aquí, da allá un asalto
sos escritos con mucha, gracia por el Sr. Don El mexicano Delfín.
Ignacio Aguilar y Marocho, según se dijo, una
¿ A m e n a z a riesgo gravo
de las personas prominentes del partido con-
A la d i n a s t í a imperial?
servador, versos q u e fueron muy bien aco-
Al p u n t o el príncipe real
gidos, no solamente por el público, sino por el
Correr al peligro sabe,
mismo (Sobornador A quien a l u d í a n , t a n t o (pie
l'or eso c u a n d o la llave
por ello felicitó al autor, (pie temía haber in-
Negaron del ( ' a m a r i n .
currido en su enojo y desagrado.
Montado en tordo rocín.
En medio al pueblo g r i t ó :
J? ¡Vasallos! ¿ Q u i é n cómo yo?
. ¿Quién otro como el Delfín?

¡A un principií tan preclaro


N o d a r la llave esta vez!
Í T A O R O S DE COSTT'MBBES. 345

i \ oto al demonio! que este es Ni devota á quien no arañe,


C H cnsiis belli muy claro. Xi oficial (pie no estropee.
¡KM s u b d i t o s ! d a d m e amparo. En eso hace bien á fe:
C u e r r a contra el S a n e d r í n . Kn los reinos de Pepín
Que se encienda el e s t o p í n : Y en los del gran Saladín,
Nadie en los cuarteles quede. Si el real ánimo se irrita
Ahora verán lo que puede Contra la turba maldita,
l'n demócrata Delfín. iQué otra cosa hace, un Delfín?

Los riñeros, Su valor ¡ah! no se agota,


Los bomberos, Deja las almas perplejas:
Zapadores. Aquí derrota las viejas.
Minadores. xVllá. muchachos derrota.
Nacionales, Anda, -corre, vírela, trota
Virreinales. Este héroe de San Q u i n t í n ,
Todo el mundo venga acá. Ya requiere el espadín.
Ya la pistola m o r t u o r i a . . . .
Con cañones, ¡ Loor E t e r n o , eterna gloria
Mosquetoncs: A Monseñor el Delfín!
Con obuses
Y arcabuces. Fija cual buen (jeneral
Proyectiles Su primera paralela
Y fusiles, En medio de la plazuela
< 'ircunden á Catedral. l'ara, sitiar Catedral.
El en un p u n t o central
I n piquete Dirige al coro visuales,
A q u í se mete. P a r a que de los ciriales
Otro corre Los fuegos biiiti combinados
Hacia la torre. Queden al p u n t o apagados
De a r m a d u r a s l'or sus fuegos transversales.
Las alturas
Por doquier se ven brillar. Contra un rojo monacillo
Cria pieza diestro aboca,
Y las beatas
En t a n t o quo otra coloca
Timoratas,
Frente del E m p e d r a d i l l o :
Los chicuelos
Infatigable; el caudillo
Con sus duelos.
Asesta una. batería,
Los q u e arguyen
Para enfilar la crujía,
^ los que huyen
Y ordena (pie á los blandones
Rumor hacen infernal.
(Que son h ) mbres de calzones)
E n t r e t a n t o , espada en mano. Cargue la caballería,
I'd iracundo mancebo
Previene que haya desmocha,
Con un ardor siempre nuevo
Si resisten sin e m p a c h o
Atropella al c i u d a d a n o :
El Señor del Buen Despacho
Su talante soberano
() el S a n t o Niño de Atocha.
Aquel monárquico esplín.
I ' n a culebrina mocha
» el tan profundo desprecio
A p u n t a á San Valentín,
( on que mira al vulgo necio
l'n obús á San M a r t í n ,
Todo revela al Delfíi
Y diez pistolas di; muelles
Xo hay pobre á quien no aporree A los pobres S a n t o s Reyes,
X i rico á quien no regañe. Bisabuelos del Delfín.
44
346 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

Aplica sin dilación "¡ Tlaco por la gran batalla


Un ariete á la derecha, De Monseñor el Delfín !"
Que es preciso'abrirse brecha
Hasta el Altar del Perdón ; En tanto á hincarse de hinojos
Oculto allí un escuadrón, Fué ante el Augusto Monarca;
A su tiempo dará fin Nacho en sus brazos le abarca.
Al canonical[motín, El llanto asoma á sus ojos,
—He aquí. Señor, los despojos
Y ya el ejército junto,
De vuestro real consanguin,
Se apoderará del punto
—"Alza, bello Querubín,
Gritando: ¡Viva el Delfín!
"De mi tronco hermosa rama,
Así dispuesto el ataque, "Con razón hoy te proclama
A su trotón arremete, "Todo el reino su Delfín.
Y sin que nadie le aplaq"ue,
"Fué sencillo sin disputa
A la sacristía se mete.
"Tomar á Sebastopol ;
No halla gentes de bonete,
"Mas rendir el Facistol
Que son para él los titanes; "Nori estpeccata minuta,
No obstante, sigue sus planes, "Sigue tu gloriosa ruta
Y antes que débil rendirse, "De triunfos por el jardín,
Fiero se le ve batirse "Ciñe tu sien de jazmín:
Con'inermes sacristanes. "Si ahora que sólo eres pollo
"Eres mi más firme apoyo
De las bichas el denuedo
"¿ Qué harás de gallo, Delfín ?
Formadas en batallones,
Del órgano los cañones, "Látigo á esa gente necia
Todo lo arrostró sin miedo. "Hija del obscurantismo,
Contemplaba el pueblo ledo "Que conserva el fanatismo
Al humano Serafín, "De respetar á la Iglesia.
Y al verlo, prorrumpió al fin "De hierro con mano recia,
En ecos^entusiasmados : "Sin andar con garantías
¡Gloria y honor le sean dados "Que sólo son tonterías
A Monseñor el Delfín. "Zurra á todo monigote
"Para que á fuer de chicote
"¡Mexicanos! es desdoro
"Acaten mis regalías.
"Perseguir al enemigo
"Que tímido busca abrigo; "Soy demócrata sultánico,
"El nuestro se halla en el coro. "Liberal de profesión
"De la corona el decoro "Y mantengo á la Nación
"Salvamos de insulto ruin: "Transida de terror pánico.
"La llave, q\ie era el botin, "¡Pues y el estatuto orgánico!!!
"La ocultó el Clero arrogante; "¡Qué estatuto pobre grey!
"Mas la obtendré el año entrante, "Canta el Miserere mei.
"Os lo juro: YO EL D E L F Í N . " "Tu cuello al vulgo somete,
"Muerte te espera ó grillete,
Dijo así á sus tropas fieles "¿No ves que yo soy el Rey?
El principe valeroso,
Y fué á buscar el reposo "Y ahora estoy de candidato,
Cubierto con sus laureles. "Ahora estoy de meritorio,
De los diarios y papeles "Mi gobierno es transitorio
Difundió luego el clarín "Y yo me hago el mogigato.
La fama del Arlequín "Cuando afianzado el contrato,
Y gritaba la canalla: "Sea el Señor de la comarca t
(JCJADROS DE COSTUMBRES. 347

"Vendrán azotes y marca "¿Qué es lo que ha hecho la piedad?


"Y el tormento y laB galeras. "No ha hecho nada en conclusión:
"¡Vaya! ¿Qué será de veras, "Del Papa la alocución
"Si de chanza soy MONARCA? "Dejó á cada uno en sus trece:
"Más que al Arzobispo pese,
"La libertad es el hierro "Yo tengo en todo razón.
"Y el calabozo y el yugo,
"Y la leva y el verdugo, "Que perezca el Sacerdote,
"Y el cadalso y el destierro; "Pero que se ponga ahito
"Y sepa este pueblo perro "Ya Picazito el chiquito,
"Que yo solo soy el arca "Ya Picazote el grandote;
"Do si la Nación se embarca "Las monjas, coman camote.
"No parará hasta el Tabor : "Con tal que tome buen vino
"Yo lo digo, Comonfort, "El valiente de Schiaffino,
"¡El Católico MONARCA! "Y tengan la bolsa llena
"El pobre de Loperena,
"Naturaleza sujeta "Iniestra y Rubio el beduino.
"Todo mejora á esta norma,
"Lo vemos en la reforma "Pero estos suben la renta
"En tiempo de Elizabeta: "A los pobres y artesanos:
"Vaya una niña de teta "Pues yo digo: Ciudadanos,
"Y en los suplicios muy parca "Esto ya no es de mi cuenta.
"¡ Cuánto más terreno abarca "¿ Vuestra fortuna es escasa?
"Que aquella vetusta necia, "¿No coméis? ¿No tenéis casa?
"Para reformar la Iglesia "V; Y no os lo paga el tesoro
'Mi astucia de un gran MONARCA ! "Cuando os da cada año un toro (*)
"Relleno de buena masa?
"Un Obispo sin disputa,
"Sólo ha de ser un mendigo "Mas volviendo á tus hazañas,
"Que nada lleve consigo, "¡Oh democrático Apolo!
"Y que duerma en una gruta. "Ellas muestran que tú solo
"Por eso he puesto en venduta "Tienes mis mismas entrañas.
"El peculio todo entero "Tus travesuras y mañas
"De la Iglesia y de su Clero. "Hijas de tu genio alcohólico,
"Rico debemos ser Nos, "Han causado más de un cólico
"Quitemos lo suyo A Dios "En este solemne día
"Que Dios no quiere dinero. "A toda la gente pía,
"A todo el bando católico.
"Yo soy en México todo;
"¡Qué Concilios ni qué alforja!
"Mi gratitud es inmensa,
"Cuando el rey está de gorja "Iguala á tu sacrificio.
"Mete la mano hasta el codo: "¿Tan eminente servicio
"Casas y haciendas á rodo "Dejaré sin recompensa?
"Coja cualquier ciudadano, "El elogio do la Prensa
"Y quede con bola en mano:
"¡Oh qué inapreciable dicha
"Para la gente de picha ( *) Alusión á un «ran banquete popular, que Re sir-
vió, bajo de iflit, en la calzada de la Piedad y la mesa
"Que yo sea su Soberano! tenfa en el centro, como pieza montada, un toro íntegro
asado, con los cuernos y las pezuñas dorados. Años
"Y á mi sola voluntad después 1M Orijiunla en sus caricaturas representaba
"El democrático bando siempre al lado de Don Ignacio Comonfort, la cabeza
"Fincas se fué adjudicando ó simplemente loa cuernos del toro, en memoria de ese
"Al grito de ¡ L I B E R T A D ! célebre banquete.
848 E l , LIBRO DE M IK R E C P E K D O S .

"¿Qué vale aunque sea sesudo? "En tiempo del Dictador.


"Yo mis decretos no mudo. "Y de todo alrededor,
"Mi resolución tomé, "En campo color de hormiga,
"Y por premio te daré "Un gran lema que así diga:
"Dos títulos y un escudo. "Fué el Delfín el que en un triz
"Mató d la ítjlesia matriz....
"Acéptalos, son primicias "Anda "'Juan" Dios te bendiga."
"Que tu denuedo y tu fe
"Bien merecen. Así es que. ('alió Comonfort augusto,
"Formando til mis delicias, Y con su bigote esposo
"En uso de mis franquicias Imprimió un áspero beso
"Y amparado con el manto De Ba/, al pálido busto:
"Del plan de Ayutla: Por tanto, l Tn grito se oyó de susto
"A más de mi A délalitado ( ) más bien un retintín
"Quedas desde ahora nombrado Como de agudo flautín
"El Duque del Jueves Santo. ¡Que viva su Majestad!
¡Que viva la. libertad!
"De tu casa en el blasón Dijo Nacho y el Delfín.
"Es bueno que se registre
"Con escudo, lanza en ristre, Comonfort con mansedumbre
"Manopla y yelmo, un campeón A Baz tomó de una oreja
'Que al correr de su trotón, Y asomándole á la reja,
"Entre aplauso general. Así habló desde la. cumbre
"Lleno de furia infernal, A la absorta muchedumbre:
"Se vea con estudio y arte "Aquí tienes, pueblo amado,
"Pasando de parte á parte "Del reino, al ADELANTADO:
"A la Tglesia Catedral. "Venid, contemplad un tanto
"AL DUQUE D E L J U E V E S SANTO
"Moribundas dos navetas.
"Densangrándose mi telliz. "¿Con él seréis desgraciado?"
"Manca una sobrepelliz.,
"Una estola con muletas.
"Una alba huyendo en chancletas. Y el que ha tenido la gloria
"Prisioneros dos manteos. De poner fin á esta historia.
"Dispersos seis solideos. Aunque á alguien parezca ripio.
"Contuso un bonete adulto. Concluye como al principio:
"Un misal pidiendo indulto; Desengañaos, mexicanos, ,
"Estos serán los trofeos. Lo demás son cuentos vanos.
Bajo esto sistema ruin
"También exprese el buril
En que no impera la ley,
"(Si es que esto al pincel no toca)
Comonfort no es más que un Bey.
"Saliendo de negra boca
Y Baz es sólo un Delfín.
"Sapos y culebras mil;
"Este es un medio sutil El Cronista de los Reyes-
"De pintar el Diccionario
"Del lenguanje tabernario,
"Y que dirá (sin desdoro * *
"De la decencia y decoro)
"Cuál es tu idioma ordinario. Los sucesos referidos no permitieron, F° r
su magnitud, que la calma se restableciera PU
"Ponga á otro lado el Pintor la población, ni la tranquilidad volviese á l ° s
"Aqual bordado uniforme, espíritus, pues el mismo manifiesto del Cro-
"Con que estabas tan conforme bernador daba pábulo al temor, pues sus con-
(VAI)KOK 1)13 C O S T l M I í K E S . .'S l'J

ce
ptos hacían traslucir la existencia de uu pe-, I direcciones, empujándose unos á los otros,
"ero inmediato: así es que el Viernes Santo ¡ atropellando á las señoras y niûos; éstos 11o-
Un
incidente baladí bastó para interrumpir el | raban y corrían á la ventura, apartados de sus
sosiego aparente de ese día, ocurrido por una cuidadoras ; los matraqueros, juderos y manio-
•'"coiía «pie, por cómica, formaba notable con- | neros, venían al suelo con sus aparatos, redu-
traste eon las muy graves de la víspera (pie ; ciéndose á pedazos sus mercancías bajo la.
Pudieron haber anegado en sangre el terri to- ; planta de los fugitivos. Restablecióse, A poco,
do la Kepública. l'n carro cargado de cadenas la calma, la procesión prosiguió su pausa-
y "arras de hierro cruzó la plaza produciendo da marcha, el carro, causa del desastre, se alo-
grande estrépito, en los momentos en que pa- ! jó, y el suelo de la plaza apareció regado do
Hí,
ba.la solemne procesión del Sanio KnUciro. | jirones de vestidos, piezas aplastadas de fruta
La. asustadiza gente tomando aquel ruido y fragmentos abigarrados de judas, matracas,
V°r «1 de piezas de artillería, huyó en todas i rosquillas y mamones.

LAS FIESTAS DE TLALPAN.

fi mi muí/ qiiL'riJv amijp i/ cvnipaiicra el Sr. JJ, Julio párate.

NÉJ " U ' u K ; t r de los más amenos de la re- Descuellan entre los árboles, corpulentas
gión austral del Valle de México, sobre castañas, y en los camellones limitados por
los primeros escalones de la serranía, de matas de violetas ó por rosales de castilla, se
A
Jusco. y a H kilómetros al Sur de la Capital. ven simétricamente distribuidas las del encen-
Se
'f'vanta el caserío de la población «le Tlal- dido fresón y de la purpurina y aromática fram-
lJa
" ó San Agustín de las Cuevas, la (pie sólo buesa, así como en los jardines dominan las
^°«8ervíi vestigios de su antigüedad en lossu- hermosas y gallardas hortensias que. en el lu-
Ur
bios. caracterizados por callejones en (los- gar, adquieren prodigioso desarrollo.
en, vallados de plantas, rústicas habitacio- El quebrado terreno en (pie se asienta la
ns y extensos solares poblados de arboles fru- población de Tlalpan ofrece por todas partes,
es c
' uyo conjunto forma un notable contras- sitios deliciosos desde los cuales se recrea la
coii lu moderna ciudad (pie se distingue por vista con amenos paisajes y pintorescos pano-
"ctjtud de sus calles, numerosas quintas y ramas, la montaña con sus cedrales en las que-
a
««nadas tuertas y jardines. bradas y sus pintadas labores en las vertien-
íióO KL U R R O l)K MIS UE('l T EK])OS.

tes; las profundas barrancas, cubiertas en par- rros, en elegantes carretelas ó en coches de al-
te, de lavas basálticas, y en parte de una rica quiler, unos en buen estado y otros medio des-
vegetación, perteneciente á las coniferas, y las vencijados; en diligencias, en ómnibus'ó en
cumbres del Ajusco que se alzan majestuosas carros de dos ó cuatro ruedas, pues era el tiem-
hasta tocar, casi, el límite de las nieves perpe- po en que se echaba mano de. todo vehículo
tuas. Al pie ile la cordillera ext ¡ándense her- por maltratado (pie estuviese, como que medía
mosas y verdes campiñas, interrumpidas por población de la Capital y de muchos pueblos
el terreno volcánico del pedregal, (pie con sus á la. redonda, so transportaba al lugar de las
enormes rocas fundidas, está demostrando las tiestas, que en aquella época podía tenerse por
tremendas convulsiones que en época, muy re- el Baden Baden ó el Monte Cario de México.
mota sufrió el suelo. Frondosas arboledas y Los que á Tlalpan se dirigían iban, como di-
corrientes de agua fresca y cristalina, hermo- ce el refrán, por lana, y los que regresaban,
sean varios lugares, como las Fuentes, el Nino, volvían trasquilados, pues pocos eran los que
Peña Pobre, el Coscomate, Chimalpa, las Fá- venían con su dinero en el bolsillo y raros,
bricas d*! San Fernando y la Faina, el Sillón muy raros, los gananciosos.
de Mendoza, paraje donde da principio el fa- La animación que reinaba en la famosa
moso y extenso pedregal (*) y, por último, el ciudad de San Agustín de las Cuevas en los
Calvario que es una hermosa colina al O. de mencionados días, era extraordinaria, por ma-
Tlalpan, sombreada por el espléndido follaje ñana, tarde y noche. Desde muy temprano las
de corpulentos fresnos, sauces y algunos ahue- calles se veían recorridas por los vecinos de la
huetes. Capital que sucesivamente iban Uegando, di-
rigiéndose unos á la plaza donde ya estaban
instalados, al abrigo de sus sombrajos de lien-
zo ó de petate, los puestos de los cafeteros y
La extensa calzada (pie liga á Tlalpan con neveros, y aquellos en que se jugaba á las car-
la Capital de la República, veíase, en los tres tas, á los dados, al reloj, al imperial y á la lo-
^^^ tería de cartones, sin faltar el ordina-
• rio carcamán ni el famoso juego de
las tres cartitas. (-¡ente del pueblo se
agrupaba en torno de las mesas, unos
para jugar y otros para divertirse con
los versos y chascarrillos de los carca-
Diancros y demás truhanes que tam-
bién sabían engañar y desplumar al
prójimo.
Los alburiloB constituían en los
juegos de cartas el principal, y digo
alburitos porque el monte no excedía
de veinte á veinticinco pesos, ni las
paradas de tlaco, cuartilla ó de las ín-
SAN AGUSTÍN DE LAS CUEVAS • TLALPAN. timas monedas de plata, siendo de no-
tar que casi nunca aparecía el naipe
días de la Pascua de Espíritu Santo, recorri- «pie mayor parada tenia.
da incesantemente por toda clase de personas, Los dados se jugaban por medio de un co-
que hacían el camino á pie, á caballo ó en bu- no de hoja de lata con una abertura en su vér-
tice, por la cual se echaban tres de aquéllos.
De los seis números de los dados tres jugaban
( *) I-a tradición relien" <|iie siendo (recuentes las por cuenta del montero y tres por cuenta de
visitas i|tie el Virrey Mendoza haría ;í Tlalpan para
los puntos, y lo extraño del caso era que cuan-
activar con su presencia los trabajos de la calzada y del
puente, hnprovisósele por los canteros un sillón, ta-
do se levantaba el cono y aparecían los dados
llándolo en una de las rocas del pedregal. sobre la mesa, casi siempre presentaban en su
CUADROS DE COSTUMBRES. 351

taz superior los números que al montero con- ja, por diversas figuras ó por números; mas
venían, efecto piobable, no de la magia negra, siendo tan generalmente conocido el jiiego de
sino de la del truhán que manejaba los dados, esta clase de lotería, sólo me detendré en dar
y la cual consistía, sin duda, en que en éstos á conocer la nomenclatura de que se valían
estaba destruida la uniforme densidad de la los truhanes para anunciar los mímeros ó las
uiateria por medio de azogue ó plomo intro- figuras, que, según el caso, iban sucesivamen-
ducido en determinado y conveniente lugar. te saliendo de sus manos.
La ruleta ó imperial era un aparato cir- Cuando los cartones eran de números no
cular en cuya circunferencia había un casille- gritaban los nombres con que son conocidos,
ro formado por numerosas divisiones, negras sino los que habían asignádoles en el juego, y
unas y coloradas otras, alternadas y todas nu- así decían : la* palomitas, el 22, las alcayatas,
meradas. Al girar el aparato sobre su eje se el 77; Ion anteojos tic /'Hatos, el 8.
hacía rodar por la circunferencia una esferita En la lotería por figuras tampoco mencio-
e
n dirección contraria al movimiento de aquel, naban los nombres de éstas, sino frases aellas
la
cual al perder su fuerza inicial saltaba por alusivas. Así i»r ejemplo, gritaban: el <pic le
las diversas casillas hasta detenerse en una. y cantó ú San Pedro, el gallo: el ahrij/o de los
entonces el de la ruleta gritaba: Veinticinco polires, el Sol ; la perdición de los hombres,
Colorado, por ejemplo, y pagaba ¡ib' por 1 al una d a m a : l>on Ferruco en la Alameda, un
que había apostado al número de la casilla, petimetre; Marii/nila ¡¡ .1 ua-i Soldado, nna
recogía las apuestas de los otros puntos, y pa- mexicana del brazo de un militar; la arma de
gaba además, á la par, al que sólo había apos- nií caliente, un machete: ¡A re María Purí-
tado al color. Con el alma en un hilo, como se sima! el diablo: las iusii/uias del militar,
dice vulgarmente, estaban pendientes todos los unas charreteras: la Pelona, la Muerte;; el
J ugadores del vertiginoso rodar de la bolita, pa- a ni ajo de los hombres, el perro: Ya parriba
ra adquirir, la mayor parte de ellos, al fijarse San Loreir/A). la parrilla: no ha" m ¡res de eso,
esta en una de las divisiDnes, el desengaño de el almirez.
8
« triste suerte. A uno y otro lado del aparato El carcamán era entre todos los juegos el
y sobre el tapete de la mesa, hallábanse unos más grosero y el (pie atraía más gente del
benzos de hule ó paño, divididos en tantos pueblo. El carcamavero, el truhán )»r exce-
c
uadros numerados, cuantos eran los números lencia-, no tenía asiento fijo, como que las fe-
(1
e la ruleta. De manera que el que ponía un rias y las tiestas de todas las poblaciones del
Peso de parada hacia el centro de mi cuadro país constituían inagotable mina (pie nadie
re
cibía, si el número era favorecido por la como él sabía explotar: así es que tan pronto
Suerte, :{(í por 1 ; si la parada se colocaba sobre se le veía en Ameca y (luadalujx!, como en San
a
Hnea de dos casilleros, indicaba que apos- Juan de los Lagos, en el Pueblito y en Zam-
taba á los dos números de estos, y recibía de pan, y recorría la República desdo Acapulco
Premio 18 por 1; y si la colocaba en el cruce - á l'a so del Norte, y desde Medellín hasta San
r
° de cuatro casillas, tenía acción á los cuatro Blas, razón por la cual se daba el nombre de
"Ûnieros de éstos, mas sólo se le premiaba con misioneros A los que abrazaban tal-ejercicio.
;* Por uno. ¡Cómo han afilado los hombres el Todavía hoy existed tipo, aunque el verdade-
lT|
genio para desplumar á sus semejantes! ro es raro y está llamado á desaparecer.
La ruleta, que con una instalación más apa- Desde muy tempra.no el earcauíanero en
ratosa se presentaba en la entrada de algunas Tlalpan, instalaba su puestcTque'consistía en
"e las grandes casas de juego, era el refugio una mesa colocada bajo el abrigo de un som-
j l e los desplumados en las partidas, pues si la, brajo sostenido por dosjpies derechos de ma-
°rtuna les sonreía y volvían á armarse, re- dera. Sobre el raído tapete; de la mesa, y en la
gresaban á aquéllas é, fin de emprender nueva parte delantera de ésta, tendía un armazón de
Cil
mpana. madera ó de hojadelata, dividido en doce par-
l'ara la lotería ó rifa de cartones usábanse res, las cuales contenían, bajo de vidrios, diez
stog divididos en diversos cuadros, que se dis- cartas con las diversas figuras de la baraja y
"Uguían por los diferentes naipes de la bara- además una colorada y otra negra.
352 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

De pie, detrás de la mesa invadida ya por ¡ Pa coronar á las madres


algunas gentes del pueblo, el carcamanero agi- j (thie tienen bijas bonitas.
taba entre sus dos manos un gran cubilete de
En el mar está una palma
cuero ó de otra materia, con cascabeles, y
Verde, verde hasta la punta:
guardaba en ese cubilete tres dados, de los
Si usted se llama no quiero.
cuales, dos tenían marcados sus puntos del
Yo me llamo, mas que nunca.
uno al seis, y el tercero, con los correspondien-
tes al siete, á la sota, al caballo y al rey. así Vamos niñas bonitas, vamos entrando
como al color rojo y a-1 negro. El cnrcamanero Al as. al dos. al 1res.
dejaba caer los dados, y pagaba las paradas
Adiós, me despido ingratas
de las tres cartas favorecidas y recogía las de
Ya no quiero vuestro trato.
las siete restantes, y si salía un color, pagaba
¡Ah qué indinas son las ratas
como en un albur la parada correspondiente á
(Jue quieren comerse al gato!
éste y alzaba la otra.
Los jugadores eran siempre atraídos á la Entre todos los juegos el que mas llamaba
mesa del carcamán por los colorados y pican- la atención por constituir una estala descara-
tes versos que el pillastre lanzaba continua- da, era el de las tres enditas. El fullero ex-
mente produciendo en su auditorio hilari- tendía en el sucio su sarape y se sentaba so-
dad general, y sólo cuando se acercaba la po- bre él con las piernas abiertas, ponía á su
licía pronunciaba aquél otros, dé los que pue- fronte un montón de monedas de plata y c0~
den ser transmutados al papel. Siempre agitan- bre y empezaba el susodicho juego atrayendo
do su cubilete, así decía: á la gente por medio de sus chascarrillos, muy
semejantes á los del carcamán. Reunidos y<1
Entren y rayan entrando
los jugadores, enseñábales tres cartas: el as,
Vayan todos aportando.
la sota y el rey, por ejemplo, y barajándolas
Con cinco se sacan set's
con destreza colocábalas repetidamente y en
Y con. seis se sacan diez.
lugares alternados sobre el sarape, enseñando
Entren niñas bonitas, ramos entrando. y nombrando las figuras al levantar aquélla 8
y ocultándolas al dejarlas caer, de suerte que.
En los cerros se dan tunas
conociendo los circunstantes el lugar de deter-
Y en las barrancas pitayas,
minada carta, ponían á ésta sus apuestas con
Y en las tecas de las viejas
la seguridad de ganar. El fullero, al cabo de
Anidan las guacamayas.
un rato de viva manipulación, y ya en reposo
\ origan y vayan poniendo ; las cartas sobro el sarape, preguntaba: ,'dón-
Que estoy, preciosas, perdiendo. | de está el rey/ y todos los ¡ninfos ponían sus
paradas sobre la carta de en medio por ser "1
Marcela de los infiernos:
lugar en que ésta había sido colocada, segu»
El que vive con Inés
observaron. Cuando vanadio apostaba, el ru-
Xo es naranjo y tiene cuernos.
llero alzaba la carta, mostraba que era el i,b
Dime, Man •ela. uiién
y recogiendo el dinero se conformaba, con de-
.1 / as, al ¡los, al 1res, cir muy tranquilamente: perdieron.
Pongan al as. sin cautela. Este juego de manos es, con razón, iiu>>
Mientras me dice Marcela, perseguido por la policía. í)or ser el (pie m»5
S¡ no es naranjo, lo que es. se presta para desplumará los pobres.
Si¡/an y rayan entrando.
Se ra, se tira y no /aty reclamo;
Al ir aanando, se ra. pagando
El juego por excelencia y de mayor atrac-
) ' al ir ¡wrdiendo, se ra recoijiendo.
tivo, el (pie reunía en torno del tapete vord°
Del cielo cayó una palma al pobre y al potentado, al dependiente y al
Hocicada de campanitas. principal, al joven y al anciano, y aun al ado-
CUADROS DE COSTUMBRES. 353

Jeseente y á la dama, era el de las Partidas, á poderosa égida, y las que me inspiraron ideas,
•as que los empleados no podían concurrir por merced á las cuales fui precabido á pesar de
Prohibición del Presidente Santa-Anna. mi inexperiencia, y hube de conservar en mi
No todas las partidas eran de la misma ca- espíritu, tal vez por un instinto benéfico, la
tegoría, pues las había de primer orden como más completa indiferencia hacia los monto-
'as establecidas en las casas del portal de la nes de oro que veían mis ojos y que á otros
Plaza y on \iX esquina de la misma, y otras de causaba inmenso desasociego. Por tanto, lo pri-
So
gnndo y tercer orden, las cuales se hallaban mero que hice, después de mi paseo por la
'«atribuidas en diversas calles de la pobla- plaza, cuyas escenas te he descrito, fué sacar
r o n . En las primeras sólo se jugaba oro, sien- mi boleto de la diligencia para asegurar mi re-
do la menor parada de una onza, ó bien oro y greso á México y pagar mi almuerzo en la
P° c a plata, y en las segundas mucha plata y buena fonda de M. Coquelet. En ciertas par-
P°co oro. tidas la cantina y fonda corrían por su cuenta
Como en tales días, en la época a que me para el servicio gratuito de los concurrentes.
reí
Wo, ó sea la década de 1H:>() á 18(!0, era Libre de todo cuidado penetré, como uno
c
°stumbre establecida, y no mal vista, la de de tantos, en la casa del portal en que se ha-
abandonar la Capital y dirigirse á Tlalpan llaba instalada una de las partidas de más
^ ° n el intento de jugar, poco ó mucho, según rumbo, como (pie pertenecía á personajes de
a mucho copete. En una gran sala del piso bajo,
condición social de las personas, nadie se
avergonzaba de concurrir k las partidas, como sin más muebles que la mesa del juego y unas
nadie se escandalizaba de ver entrar en ellas cuantas sillas que la rodeaban, vi reunidas
a los demás, porque el juego era el objeto prin- gentes de diversas condiciones y de diferentes
ci
Pal de la feria de San Agustín de las Cuc- sexos y edades. Cubría la extensa mesa un ta-
as. Los que no podían concurrir á este lugar pete verde de paño con dos grandes cuadrados
Wmaban su vaquita y la confiaban á un ami- negros, también de paño, distribuidos simé-
g0
Para que la jugase, y á íin de que puedas tricamente á uno y otro lado del centro, cada
Müeciar bien informado, querido lector, de to- uno con dos divisiones para la debida sepa-
0
»0 concerniente al juego y á los jugadores ración de las paradas, y un cajón para retirar
^ n af luellos famosos tiempos, permíteme (pie de la circulación del juego la moneda menuda
e
refiera mis impresiones, mas antes has de de oro ó plata y obligar al punto á no parar
Prometerme el no juzgar de los hechos con un sino grandes monedas. A los conocidos daban
cp caja. Formando cuadros como en campaña los
»terio diferente del quo dominaba en aquella
combatientes, estaban apiladas dos mil onzas
°ciedad para la cual la expresada diversión
<!ra de oro en columnas de á veinte, dispuestas á
lu cosa mas natural del mundo.
entrar en acción, así como agrupados en tor-
i ° era casi un niño y merced á esta cir-
eu no de la mesa, unos sentados y otros de pie,
nstancia varias personas, jóvenes unas y an-
en segunda y tercera fila, se hallaban los que
canas otras, persuadidas de que la inocencia
conspiraban para desbaratar aquellos famosos
«árlales la fortuna, me confiaron la vaquita cuadros que, en las partidas, son más difíciles
^nviándome á Tlalpan para que la jugase, de destruir, que en el campo de batalla los
i ndigna y vituperable acción que así inicia- formados por soldados aguerridos, como que
a á un adolescente en la fatal carrera del vi- más caprichoso y voluble es el azar de la for-
cio!
tuna que el azar de la guerra. Para que la
Muy comparación sea más exacta, no faltaban en
satisfecho con seis onzas de oro que
10 los puntos ó jugadores buenos planes de ata-
° r an mías y con una docena de pesos fuer-
es que, más á pesar de todo casi siempre salían
- partí muy de mañana cierto día de Pas-
completamente derrotados, püdiendo en tales
cua en una diligencia, y al cabo de dos horas
e casos decirse con verdad: plaza sitiada casi
gué á la nunca bien ponderada ciudad de
nunca es tomada, lo contrario de lo que ase-
an Agustín de las Cuevas. Las constantes
gura la táctica militar.
aciones de mi madre, la que ignoraba en ta-
_ 8 momentos el incidente que te cuento, ama- De todos los que rodeaban la mesa pocos '
e
lector, fueron, sin duda, en aquel día mi
354 EL LIBKO DE MIS RECUERDOS.

eran los que por curiosidad, tan sólo, so ha- ; Imitando lo que otros hacían, sin que guia-
liaban frente do ella, pues los más conspira- ra mi mano, ni el valor, ni la timidez, puse o»
ban para desbaratar aquellos montones de oro '¡ primer parada de una oncita á un rey de oro»
por cuantos medíosles sugiriese su ingenio. ¿ contra una soto de espadas y al venir ésta *
Unos, osean los verdaderos puntos, se apres- la segunda y vieja, según oí decir, y era de di-
taban al combato con su dinero, poco ó mucho, , ferente color que la carta contraria, vi barrer
y otros, couio los cazadores de conejos y los , mi moneda en compartía de otnis muchas com-
levanta muertos, sólo ponían de su parto el ! pañeras, á la vez que se pagaban y se retira-
atrevimiento, atisbando los primeros la bara- i ban riel tapete por los puntos, las paradas ga-
ja para jugar sólo en el caso en que sus ojos ¡ nanciosas. Ya más atrevido en mi segundo in-
de lince pudiesen descubrir la puerta, es decir I tento puse doble parada á otra sota, por pare
la primera figura de los naipes ya barajados, y | cerme, entonces, fácil su inmediata aparición,
estando atentos los segundos al menor descui- i y la cual figura jugaba contra un cinco de co-
do de un jugador para alzarse con su parada. ¡ pas; mas un viejo (pie con atención me obser-
Desde luego llegaron á mis oídos algunas vaba, me dijo: pero ¿qué hace usted, mucha-
frases que nunca habían percibido, tales eran cho, pues no ve que se está haciendo la chi-
estas : ¿ ya están todos ? - corre fuera de puer- | ca? pase usted su parada á la otra carta. i °
ta—á la segunda moza á la segunda vieja— ! obedecí y á la quinta ó sexta manipulación
se hace la chica se hace la grande, y otras | del tallador apareció la sota, y vino moza pues
por el estilo. ' era del mismo color que la carta contraria-
Ejecutadas las sucesivas operaciones, como Entonces dirigí á mi viejo consejero una mi-
barajar, alzar, tender las cartas de cada albur rada con la que quise decirle ¡qué bruto ha
en el tapete y poner las corres]>ondiente8 para- sido usted! El comprendió mi reproche y se
das ó apuestas, el tallador dirigía á los circuns- conformó con decirme: ¡Qué quiere usted, fa-
tantes la expresada pregunta ¿están*torios? á lló la regla! Parece que estos señores todo lo
la que contestaba el director de la partida, hacen con reglas, lo que no impide que más
después de cerciorarse de que ya no había otros tarde ó más temprano se queden, como dice
puntos: corre. Entonces el mismo tallador, con un adagio nuestro, en un petate, y son como
toda parsimonia, ejercía su oficio, en medio de los billeteros que quieren hacer creer que los
un silencio profundo, que dejaba oír el débil billetes cuyos números suma 13 ó 19 ó deter-
ruido riel alateo rio una mosca, y era rie ver la minada fecha obtienen indefectiblemente el
diversa expresión que, en tales momentos, ad- gran premio de la lotería. ¡CábaJas que aún
quirían los rostros rio los concurrentes reve- subsisten de la antigua nigromancia!
lando los sentimientos que interiormente los Ya me estaba fastidiando el jueguito y qui-
agitaba. Unos poníanse rio encendido color y se terminar cuanto antes con él, y á éste fin
demostraban en el semblante cierta zozobra; puse las tres onzas que me quedaban de 1°
lívidos otros, expresaban en el gesto mortales ¡ vaquita, á un rey. tan sólo por contradecir »
ansias, y muy pocos, solamente, sin inmutar- mi inoportuí ^ consejero y vino un famoso y.
se, revelaban indiferente calma y una sangre regordote rey < le espadas, pero en el momento
fría admirable. Algunos, al deslizarse cada ¡ en que mi parada tenía tres onzas más encim»>
carta de la baraja acariciada por la experta i vi alargarse el brazo de un levanta muertos,
mano del tallador, creían ver en las extremi- asir con sus garras las seis relucientes mone-
dades, apenas visibles, de un dos de bastos, das y embolsárselas muy tranquilamente sin
por ejemplo, las patas de un caballo ó de una valerme mis justísimas protestas, ni la defen-
sota, figuras en las (pie habían cifrado su es- sa que en mi favor se servio hacer mi viejo
peranza, sucediendo á la ilusión más comple- consejero: todo terminó en que éste le dijo **
ta la inmediata decepción. A veces, por con- otro sinvergüenza y yo me alejé indignado»
descendencia del tallador, corría la baraja al- tanto por la escandalosa fullería de que fui
guno de los puntos, el cual, según el temple y víctima, como por el triste papel que se me
estado de su ánimo, ejecutaba tal acto con fir- había hecho representar en aquella ocasión-
me ó con trémula mano. Al retirarme, los famosos cuadros de oro,
CUADBOS DE C08TUMBBES. 355
sólo habían resistido los continuados em- turbación de ánimo que embargaba al tallador
P jes de los puntos, Bino que se hallaban más al barajar con trémula mano los naipes y la
P°tentes que antes, reforzados por diez ó quin- serenidad del jugador, manifestada en los mo-
ouevas columnas de á veinte oncitas cada mentos en que cortaba las cartas y corría el
nna. albur con mano firme. A cada deslizada de
Casos se dieron de que alguna ó algunas carta para descubrir una nueva, todos se po-
e las famosas partidas de la feria de Tlalpan nían lívidos y apenas podían contener la res-
e8e
n desmontadas, y bien merece, por tanto piración, menos el interesado que impertur-
" e-te refiera, carísimo lector, uno de esosca- bable seguía echando naipes al tapete verde,
808
· Había en México por aquellos tiempos, hasta que al fin apareció una figura que cau-
°élebre jugador á quien ni alentaba la bue- só una inexplicable sensación en los circuns-
fluerte ni agobiaba la desdicha. Impertur- tantes y una aclamación general. El punto
"le siempre, jamás reveló en su semblante había ganado el albur. Sin inmutarse éste pa-
sentimientos que agitaban su ánimo, así ra nada, llevóse á poco sus tres mil onzas, y
tos sucesos prósperos como en los adversos ya empezaban á abandonar la sala de la par-
su existencia, viéndosele vivir tan conten- tida los demás jugadores, cuando fueron dete-
en medio de la riqueza como resignado en nidos por el director que les dirigió las si-
indigencia, montando unas veces con es- guientes frases: "Señores, la sociedad cuenta
P endidez su casa, y otras haciendo entrega á con los fondos suficientes para reponer el mon-
U8 acr
eedores de cuanto en ella poseía. te: así es que, dentro de unos instantes, conti-
^8te ser original, tipo del gran jugador, cu- nuaremos la partida."
e
*istencia se deslizaba alternando entre la Tales son los accidentes del juego, y de és-
Opulencia y la inopia, hallábase en TÍalpan en tos ha sido el más vivo ejemplo el caso á que
días de fiesta á que me refiero, y ya fuese me he referido. El expresado jugador, des-
Porque se encontrase entonces corriendo uno pués de muchas peripecias como las manifes-
los períodos de escasez, ó por que la adver- tadas, murió triste y miserable en sitio, nada
suerte lo hubiese despojado por la mañana decente, como que era el retrete de uno de los
P 0 0 0 ó mucho oro con que se había apres- principales hoteles de la ciudad de Puebla.
10
T* á la pelea, el hecho fué que en la noche Voy á tratar, lector amigo, de otra clase de
tal día sólo un tostón guardaba su bolsillo, juego en el que la muerte de un animal re-
j con él se dispuso á entrar de nuevo en ac- suelve el punto. Cuando veo á la humanidad
ción atacando primero la ruleta. Sobre la car- gozar con los espectáculos cruentos y la saña
**** a m e r a d a de ésta echó la susodicha uio- con que se miran los mismos individuos que
e
aa, y como en tales momentos la voluble for- la forman, juzgo muy acertada la idea de Plau-
0,10
se declaró en su favor, la inuuieta bolita to: Homo hominist lupus. Cierto es que el hom-
a
iO en su número por el que recibió 18 pe- bre ocupa el lugar prominente en la Creación
808
en oro y plata. Armado ya, como dicen los por encerrar en su ser un principio espiritual
Jugadores, se dirigió auna de las principales ! activo, pero también es verdad que posee ins-
Partidas, en la que tuvo la atingencia de ganar tintos feroces, que solo se modifican y desa-
Primer albur y tras de éste, con pocas alter- parecen en virtud de la educación moral y
ativas, otros muchos á la dobla: de manera quien dice educación dice verdadera civiliza-
^ne 4 la inedia hora había adquirido unas mil ción.
H^inientas onzas y con ellas la posibilidad de Disponíame á regresar á México en las pri-
^ ° I r enalta y arrogante voz: tupo el monte. meras horas de la tarde, cuando me encontré
°üos los circunstantes mirábanse azorados con un amigo, á cuya generosa invitación de-
nos á otros, pues apenas podían imaginarse bí el poder concurrir á la plaza de gallos, la
Hne hubiese un ser que arriesgase en un albur que me sorprendió, tanto por el aspecto poco
j'S pingües ganancias. Aceptado el envite por agradable del edificio, como por la concurren-
director de la partida, todos se dispusieron cia, muy numerosa y en gran parte escogida.
Presenciar con el mayor silencio el lance, ad- Vi desde, luego en el redondel á un hombre
rándoles el contraste que formaban la per- que se movía sin cesar y que vociferaba coi;
356 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

toda la fuerza de sus pulmones, üíjoseme que cuando ya todo estaba listo, continuaba el gri-
era el gritón, que procurase no perder una pa- tón:
labra de las que dijera, y que atendiese cui- —¿Todos están casados?—¿Están hechas
dadosamente á todas las peripecias del espec- | las apuestas?—Cierren la puerta, y confun-
táculo. Así lo hice en efecto, mas no sin vol- ¡ diendo su voz con los acordes de una música
ver á preguntar quiénes eran aquellos indivi- ! bulliciosa, proseguía diciendo:
duos que veía sentados detrás de una mesa en —Vamos, señores, que se hace tarde. Pre-
el palenque, y se me contestó que uno era el ben los gallos.
sentenciador ó juez, nombrado por los mis- !
mos jugadores para hacer cumplir en todas ¡
sus partes el reglamento, siendo sus fallos ina- i
pelables, y el otro el depositario de las apues- i
tas, el cual pasaba al redondel por orden del j
juez para cerciorarse de si un gallo estaba bien I
muerto, y para atender á otros incidentes.
Cuando entramos en la plaza había jugá- |
dose el mochiller con $50 y 50. es decir, la ;
primer pelea por la que se había concertado j
dicha apuesta, ó sea la mayor, siendo los otros j
50 los reales que el perdidoso tenia la obliga- |
ción de entregar para la empresa. i Entonces los soltadores ponían de frente á
El gritón, alzando la voz, dirigió á los cir- sus gallos, sin soltarlos, arrancándoles plumas
cunstantes el siguiente anuncio: de la gola para encolerizarlos y refrescándoles
Primer careado. — 4 libras 11 onzas.— la cabeza con bocanadas de agua. A poco
Navaja libre. Vengan los gallos. j los soltaban desde las rayas marcadas en el
Llámanse careados á los lances concerta- j suelo. Libres los valientes animales, lanzá-
dos entre los dueños de dos gallos de igual pe- j banse uno contra el otro, brincando á tal altu-
so, pues los que se ajustan sin descubrir aque- ¡ ra y con tal Ímpetu, que del choque resultaba
líos, reciben el nombre de tapados, y pueden el desprendimiento de muchas plumas q « e
ser libres ó á la balanza, es decir, de igual volaban por el aire, imprimiendo á la pelea un
peso. aspecto más siniestro. Al segundo encuentro,
El gritón repetía su pregón y agregaba: ya un gallo cayó mortalmente herido, clavando
está aquí un gallo.--Venga el otro. Hagan en la tierra el pico, en tanto que el otro, ir-
las apuestas. guiéndose y sacudiendo las alas, lanzó su can-
En ese momento, los corredores, que eran to di; triunfo. Pagáronse á los gananciosos las
seis ó más individuos á quienes se daba á apuestas, y el gritón, en desempeño de su ofi-
reconocer previamente, y de cuya fidelidad era cio, dio grandes voces diciendo:
responsable la Empresa, recibían el dinero de ¿Todos están pagados? ¿No hay quién
los asistentes que querían apostar á determi- reclame?—Abran la puerta.
nado gallo de los que iban á pelear, y se echa- En la pelea siguiente sólo hubo una Ve'
ban á andar apresuradamente por el palenque, quena diferencia con la anterior, y la cual con-
como locos, unos en tal dirección y otros en sistió en (pie los concurrentes no aceptaron *
la opuesta gritando todos á la vez y dirigién- la par las apuestas que los corredores ofrecían,
dose á los concurrentes:---25 pesos á Fulano viéndose éstos en la necesidad de ofrecer sus
(el dueño del gallo), ó bien, 25 pesos al gallo pesos á 7 reales y á (i, y como el gallo que ga-
prieto.—¿Quién quiere parejo á Fulano? Mu- nó no fué aquel por el que se apostó, sino e1
chos contestaban aceptando y entregando sus contrario, causa de la depreciación de los p*'"
apuestas á los corredores, y hablando todos á sos, el gritón anunció:—Han corrido las apues-
iin tiempo producían inmensa algarabía. En- tas á siete y á seis.— Se hizo la chica.
tre tanto, amarrábanse las navajas á los es- Como tal espectáculo no era de mi agrado,
polones d e los gallos y se pesaban éstos, y y lo encontré en todo y por todo repugnante,
CUADROS DE COSTUMBRES. 357

solicité de mi bondadoso amigo su venia para en las verdes praderas surcadas por las bulli-
^tirarme, y no sólo la concedió sino que me ciosas y cristalinas aguas de un arroyuelo,
ofreció conducirme á un pintoresco lugar, en y divertirme con las parejas de jóvenes ena-
e
l cual gozarían nuestros espíritus de gratísima morados, por quienes se recreaban comunicán-
expansión durante las pocas horas que aún dose la intimidad de sus afectos, ora paseando
restaban de la tarde. ceremoniosamente sobre la fresca hierba, ora
entregándose á los expansivos goces del baile.
Entretanto, la gente del pueblo se divertía á
* * # su modo, particularmente con las meriendas
de tamales en aquellas cabanas que se veían
El lugar á que me llevó mi amigo fué el diseminadas en los bosquecillos.
Pintoresco del Calvario, entre cuyas frondo- Ofrecióme el amigo, por último, llevarme

EU CALVARIO.- TLALPAN.

8a al suntuoso baile que se daba aquella noche


« arboledas se agitaba un gran gentío que |
8e en la casa perteneciente á uno de los princi-
divertía al son de alegre y estrepitosa mú- j
sica, cuyos ecos, conducidos por el viento, j pales banqueros de la Capital, mas hallándo-
x me obligado á rehusar su amable invitación,
oan á mezclarse en la población con el con- ¡
"nuo repiqueteo de las monedas «leí oro y díle un apretón de mano en señal de despedi-
Plata de las partidas. da y fui á meterme en la diligencia que había
En aquel sitio permanecí cerca de una ho- de conducirme A México. Durante el camino
ra sólo meditaba en el disgusto que iba á causar
> tiempo durante el cual, pude respirar el
^ a s delicioso y perfumado ambienti;, gozar con mi presencia á las de la vaqui ta, á causa
e a
I frondosidad y hermosura de aquel edén, del amargo desengaño del que, en tal ocasión,
contemplar los inocentes juegos de los niños era yo el triste mensajero.
358 E L LIB1ÎO DE MIS KECUEKBOS.

V I

LA FESTIVIDAD DEL CORPUS.

—s-O-f—

JÏ mi querido amigo Snriquc de Olavarria y ferrari.

• ' P a r a describir c:>ta fiesta sería p r c


' c i s o todo lo risueño d e la estación en
'q-.e la Iglesia lia querido celebrarlo.
' S e r i a m e neb 1er el r a d i a n t e so), cl cíe-
'lo azul y las Huí es d e J u n i o . ÏSecesi*
' t a r i a de la inspiración que p r o d i ce_n
' e s t a s cosa.-» exteriores y de los vivilj*
" c a n t e s {pensamientos que bajan al ni"
'"ma con el rocío que en los bellos día»
• ' t a c sobre las l l o r e s . "

/•:/ l'iscwnic Walsh.

HPI!1
~.~"r'
UNCI PÍOS del siglo X I I I , dominada I
la Priora de un convento di; Lieja por ¡
dominica de la Trinidad, la libre demostración
de su gozo y alegría.
el pro!'nudo amor y suma devoción que ;
profesaba ¡í la Sagrada Eucaristía, figurábase I
ver, con demasiada frecuencia, un disco (lores- ¡
plandeciente luz, con un hueco en el centro, re- | Entre las costumbres europeas introduci-
presentándolo su ardiente fantasía, en aquel, Ja das (in México por los conquistadores, cuénta-
Iglesia Católica, y en éste, la ausencia de, la se la festividad del Corpus, la que fué adqui-
festividad con que deberla solemnizarse la riendo, año por año, mayor esplendor. Los gi-
augusta institución de Jesucristo. Secundada ! gantones, la tarasca, el diablo cojuelo y otras
la superiora en sus ideas por el Arcediano de figuras grotescas precedían á la procesión,
aquella Catedral, fia cobo Pantaloon, llevóse á ; mas siendo su concurso un desdoro para aquel
efecto la deseada solemnidad, la que se hizo ¡ acto tan solemne y augusto, fué cayendo en
extensiva á todo el orbe católico en 121)2. por i desuso hasta su completa abolición en tiempo
bula de l'rbano IV. nombre que había recibi- del segundo Conde do Kevillagigedo. Todas
do el mismo arcediano al ser elevado al solio esas figuras eran emblemáticas, representan-
pontificio. Más larde, en. liJIO, Juan X X I I de- do la tarasca, por ejemplo, el dragón infer-
cretó la procesión del Corpus y su Octava, so- nal humillado por el Dios Sacramentado, ó
lemnidad anual (pie con el tiempo adquirió sea el pecado vencido por la gracia. Figuraba
mayor importancia por el carácter oficial-que aquélla una serpiente colosal, á veces de siete
le dieron los soberanos y el pueblo. El oíicio cabezas que, por medios mecánicos, abrían
divino del día lo redactó Santo Tomás de sus fauces para tragar cuanto á ellas se arro-
Aquino. jaba, y de que se aprovechaban los que iban
Como se sabe, el Sacramento de la Euca- en el interior del animal. Este es el origen del
ristía fué instituido por Jesucristo la víspera juguete de cartón que en el día festivo que se
de su pasión, razón por la cual, no pudiendo describe, se vende á los niños. Las danzas de
la Iglesia manifestar sus regocijo en sus días pluma pantomímicas y las mascaradas, fue-
de duelo, se conforma con inundar de llores, ron igualmente suprimidas por indecorosas, y
de aromas y de luz sus monumentos el Jueves de las representaciones de asuntos sagrados,
Santo, aplazando para el jueves que sigue á la efectuadas en los tablados que se levantaban
CUADROS DE COSTUMBRES. ÎÎTiî)

fin
el atrio de la. Catedral, solo nos ha queda- ta el atrio del templo, hacía tres descargas de
do su memoria. fusilería: al empezar y al terminar la misa y
en la elevación.
* * *

Entre las festividades de culto externo la


Procesión del Corpus era en México la más so- Las calles que recorría la procesión que
lemne, particularmente á mediados del pasado salía de la Catedral por la puerta del Ponien-
siglo, en tpie llegó á su apogeo. Desde la vís- te, eran las del Empedradillo, Tacuba. Santa
pera, los repiques de la Catedral á vuelta de Clara.. Vergara, 2'-' y i!'' de San Francisco, 2" y
esquila, que preceden al medio día, anuncia- ! 1" de Plateros, y una parte de la Plaza mayor,
wm la gran ceremonia no sólo á los habitan- j ¡jara entrar por la puerta principal. En todas
tes
de la Metrópoli, sino á los vecinos de los ellas hallábase tendido, á la altura de los se-
pueblos comarcanos, á los que llegaban, con- ¡ gundos pises de las casas, el toldo ó vela de
'lucidos por el viento, los alegres y armoniosos | lona, que interceptaba los rayos del Sol: los
sonidos de las campanas, entre los que se es- balcones, puertas y ventanas lucían desde muy
cuchaba dominante el de la mayor ó Santa temprano ricos tapices y cortinajes de seda,
María de Guadalupe, que sólo deja oír su gra- con adornos de flores en festones y guirnaldas.
v
e y acompasada voz, en los días clásicos de Parte de la guarnición formaba valla, en toda
'<'• Iglesia. Desde esos momentos veíanse reco- la. carrera, sin impedir el libre tránsito de los
rridas las calles por artesanos y modistas que (pie acudían para ver pasar la. procesión y se
se daban prisa para llevar á los parroquianos replegaban oportunamente à las aceras. En
de sus patrones las diversas prendas de ropa tanto que la, Catedral se hallaba henchida de
1 u e, según uso inveterado, debían estrenar, el fieles que asistían á la solemne misa, en el
día siguiente hombres, señoras y niños. Los atrio, entonces sin jardines y limitado por ca-
escolares abandonaban las aulas llenos de al- denas de hierro que pendían de grandes postes
borozo, como que sólo soñaban en los goces de cantería, se agolpaba un inmenso gentío,
y n e la próxima festividad les prometía., de cu- confundiéndose en él diversas clases sociales,
yo entusiasmo participaban todos los habitan- entre las que se distinguían: la familia, fuere-
tes de México, á quienes animaba una sola ña, por sus trajes de abigarrados colores, el
•dea, un solo pensamiento, el de presenciar la
Procesión triunfal de la Sagrada Eucaristía.
^ a gran basílica, como aún se observa, abría
8118
puertas para la asistencia de los fie-
tes á las solemnes vísperas y para presenciar
*a traslación del Santísimo Sacramento, del
Sagrado á la misma Catedral. En tanto que
•a autoridad civil dictaba con anticipación el
ceremonial que en la procesión habían de ob-
servar las autoridades y empleados, la militar
°rdenaba la formación de la gran columna que
uebía desfilar tras de aquella, como guardia de
honor al Dios de los Ejércitos, previniéndose,
l e r n a s , que el gran día fuese celebrado con
Jiueve salvas de 21 cañonazos: al toque del al-
ba, al comenzar la misa, á la elevación, al ter-
minar la misa, al salir el Santísimo de la Ca-
tedral, al pasar por la calle de Vergara frente
a CHINA MEXICANA.
l Teatro Nacional, al entrar en la Catedral,
» las doce y al ponerse el sol. Además, el Co- charro de sombrero galoneado y la china me-
le,'gw militar, que escoltaba al Presidente has- xicana con sus enaguas de seda ó de castor
360 EL LIBRO BE MIS RECUERDOS.

bordado de lentejuela, su camisa escotada lle- ora la mulita formada de hojarasca y relien»
na de randas, sus medias caladas y zapato ba- de plátano pasado de Apatzingan.
jo de raso, sus sartas de coral al cuello y pen- Entretanto, las calles de la carrera se ha-
dientes ó arracadas de oro, su típico peinado llaban incesantemente recorridas por pasea11'
de trenzas entretejidas con listones de colores, tes, entre los que se distinguía el petime" 6 .

CHINAS POBLANAS,—RANCHERO.

recogidas sobre la frente á manera de corona, dirigiendo á los balcones que aparecían como
y con sus rizos llamados compromisos en am- preciosos canastillos de flores animadas, sus
bas sienes. No menos interesante era el tipo investigadoras miradas para descubrir el ros-
de la china poblana, representado en el se-
gundo grabado. Todos se apiñaban ante los
puestos de fruta para proveerse del empalago-
so dátil constantemente rociado por el frutero
con una escobilla formada de hojas de maíz y
empapada en miel no clarificada; ya de la
hermosa é incitante sandia y de otras frutas
peopias de la estación y traídas de distintas
regiones del país. Aquí se veía á un niño car-
gando sobre el brazo un huacalito cubierto con
hojas de tule en que clavaban sus tallos algu-
nas flores anémicas, y dejaba ver entre los in-
tersticios que formaban sus barras de madera,
la perita verde de San Juan, el empedernido
capulín y el no menos recio chabacano; allí se
presentaba el honrado padre de familia, de ca-
saca azul con botón dorado, llevando en su
gran pañuelo de seda, á guisa de saco, el buen
melón de Jojutla, los sabrosos aguacates de
Tecozautla y los ricos duraznos de Ixmiquil-
LA TARASCA Y HUACALITO.
pan, en tanto que sus hijos con sus flamantes
vestidos y gorras de terciopelo azul ó morado, tro de la novia, entre los de las preciosas jóve-
iban por delante cargando muy ufanos, ora la nes que llenaban aquéllos, ávidas de ^er y " e
verde tarasca de cartón con rodaje de madera, ser vistas.
CUADROS DE COSTUMBRES. 361

FUEREÑOS Y FRUTERA,
Dibujo tomado como algunos otros, con la licencia respectiva, del Album antiguo "México y sus Alrededores

Las azoteas del Convento <le Santa Clara lemnes en (pie el gentío inmenso acababa de
8(4 v
«ían adornadas de cortinas y gallardetes, invadir las aceras, los balcones y azoteas de
• ^ c u n a d a s en ellas las monjas Urbanistas ( 1 ) las casas. Una descubierta de gastadores, al
e
la Orden, así como las criadas de éstas; las paso lento de sus caballos, marchaba despe-
Pâmeras con su hábito azul de franciscanas, jando el camino de la procesión, organizada
u
velo blanco y toca negra, ostentando sobre por el Provisor, de manteo y bonete, y si era
61
pecho un escudo redondo ó elíptico con sa- Capitular, de capa pluvial, el cual, acompaña-
cadas imágenes pintadas, (2) y las segundas do del Promotor y notarios se colocaba, al efec-
°p n sus enaguas flamantes y rebozos listados, to, en la puerta que da al Empedradillo. La
8ln
altarles el ahuecador de uso en la época. procesión seguía este orden:
Por último, en el pórtico del Teatro Nacio- 1. Hermandades con sus estandartes y fa-
*• se apiñaba la gente sobre, tablados y gra- rolas colocadas en largos bastones y adorna-
der*as previamente dispuestos. das con almendras de cristal y penachos de fila-
mentos de vidrio, de diversos colores; gente
del pueblo con vela encendida en mano, y de
trecho en trecho, cargadores con cajas llenas
Iwos bellos, sonoros y alegres repiques de de velas de cera, para ir proveyendo de ellas á
18
Catedral anunciaban al pueblo el fin de la los que quisiesen ingresar en la procesión. (1)
18a
y la salida de la procesión, momentos so-
( 1 ) Los hermanos del Santísimo en las Parroquias
> U) Las monjas dp Santa ( lara, como las de Santa tenían la obligación de acompañar al Sagrado Viático
"*• y 8an Juan de la Penitencia, llamábanse T'rba- que visitaba á los enfermos. En tales casos precedían á
u ^ * " Porque, en virtud de la concesión del Papa l!r- la estufa, alumbrando con sus faroles y entonando cán-
] °_IV, se hallaban exceptuadas de la pobreza abso- ticos de alabanza; por delante de todos iba el que con-
" q u e debían estar sujetas por regla de la ínndado- ducía una mesa pequeña revestida de frontal, manteles
" podían, por tanto, poseer algunas rentas. y palio, y no cesaba de sonar una campanilla. Al acer-
, V») 1.a mayor parte de las pinturas de los expresa- carse la comitiva por el Palacio ó por algún cuartel, el
deudos, como todos los de las monjas de los demás centinela gritaba: "Guardia á Su Majestad,» los soldados
» e ntog, eran de mucho mérito, pues se debían á los salían y formaban en la acera, se descubrían, ponían
dVr ^ ^ e renombrados artistas mexicanos, comoRo- una rodilla en tierra y rendían las armas, desprendién-
. * ° e z Juárez, Vallejo, Ibarra, Cabrera y otros. Hoy dose al propio tiempo de la guardia, dos soldados y un
"*s existe uno que otro de esos escudos que suelen cabo, para colocarse aquéllos á los lados y éste detrás
L ntrarse e n 'o** bazares, pues en su mayor parte de la estufa, y así acompañaban al Divinísimo hasta su
desaparecido del país y llevádose al extranjero. regreso á la Parroquia. Al escucharse en las noches el
46
3r>2 ET, L I B R O DE MIS R E C U E R D O S .

2. Las cofradías con sus guiones y estan- Haba una rosca que indicaba por su color
dartes. Los individuos que las constituían facultad que se estudiaba.
iban, como todos, en dos hileras y vestidos Alonsiacos, traje talar, compuesto de man-
de frac, en su mayor parte, con grandes esca- to azul obscuro y beca azul celeste, sin rose»
pularios pendientes de cintas de oro, la cabeza los gramáticos, con ella de color carmesí los
descubierta, vela de «ira con arandela de pla- filósofos y bachilleres, y verde los que disfru-
ta en una mano y en la otra un ramo de flores taban beca nacional. El rector y profesores
y mosqueador, especie de abanico circular he- usaban la beca de terciopelo, y puños.
cho de papeles encarrujados, de diversos co- Seminaristas, manto color de vino y beca
lores. (1) azul con escudo en la parte que caía sobre e
8. Señoras de saya y mantilla con escapu- pecho. El escudo de los profesores se distin-
lario, vela de cera en una mano y ramo de flores guía por su rico bordado en las becas de ter-
en la otra. ciopelo, y una corona de laurel cerca del aba-
4. Educandas de las Hermanas de la Ca- nico, así como las becas de honor. Todos los
ridad vestidas de blanco y presididas por las colegiales de manto y beca usaban bonete ne-
hijas de San Vicente de Paul. gro con borla, de igual color al del rodete
5. Los bedeles de la Universidad con su rosca.
traje talar de terciopelo morado con mangas En la época á que me refiero no sólo lo8
encarrujadas y sobrecuello grande que caía colegiales sustituían sus nombres por apodos»
sobre las espaldas. Llamase dicho traje tjar- que deducían dé los defectos personales ó de
nacha. Los bedeles marchaban con sus mazas otras circunstancias, sino unos colegios res-
de plata al hombro. (2) pecto de otros, así es que los gregorianos, q" e
(!. Los colegios nacionales en el orden si- por su traje negro en las asistencias parecían
guiente: una parvada de pajarracos, eran conocidos con
(rret/orianos, de traje negro de etiqueta. el nombre de zopilotes; los Seminaristas, con
Af ¡nevos, de pantalón, chaleco y casaca el de muías; los Alonsiacos. con el de coche-
azul, con franjas y bordados de oro. espadín y ros; los Mineros con el de lacayos; y lo 9 r ' e
sombrero montado. San Juan de Letrán con el de conejos. Todos
Lateranos, manta talar de color obscuro y los colegios en las procesiones se disputaban
beca blanca. Esta consistía en una cinta lar- el lugar preferente, llegando á infundir temo-
ga de paño, de una cuarta de ancho, que se res sus desavenencias, por lo que fué preciso
cruzaba sobre el pecho y caía sobre los hom- sujetarlos al orden del ceremonial oficial que
bros hacia atrás, teniendo en sus extremida- he indicado.
des piezas del mismo paño plegadas en forma 7. Terceras órdenes con sus cruces.
de abanico, cerca de una de las cuales se ha- 8. Comunidades religiosas, precedida cada
una de su cruz y ciriales, y presidida p ° r
tres sacerdotes revestidos, de capa pluvial el
sonído de la campanilla, como por encanto se abrían
puertas y ventanas, y aparecían miles <le luces (pie
de en medio y de dalmáticas los de los lados.
alumbraban el camino <pie seguía Su Divina Majestad. I ban en este orden :
(1) Contábase entre las Cofradías la de «los coche- Merced-arios, de hábito blanco con el es-
ros de Nuestro Amo," constituida por personajes de la cudo rojo en el pecho, sobre la sotana.
alta sociedad, quienes tenían la obligación de conducir
Cam ¡los, que eran los que auxiliaban a les
las muías de la estufa en las procesiones.
agonizantes, hábito negro con dos cruces ro-
( 2 ) Los bedeles de la Universidad eran dos indivi-
duos nombrados por los Doctores en Claustro pleno, y jas, una en la sotana y otra en el manteo.
tenían la obligación de vivir en el establecimiento, cui- Agustinos, hábito negro con capucha, inan-
dar del aseo del edilicio, llamar á claustro á los docto- guillo y cinto.
res, concurrir con mazas á los actos públicos y exáme- ¡Jiet/uinos ó franciscanos descalzos, hábi-
nes de la Universidad, adornar el General, llevar la
notó de la falta de los profesores á las clases para la
to color de café con capucha y cordón blanco
aplicación de las multas respectiva*, pregonar los acuer- en la cintura.
dos del claustro y mandatos del rector y otros cargos Franciscanos, hábito azul, capucha y c01'
de menor importancia.
don.
CUADROS DE COSTUMBRES. 363

dominicos, s o t a n a y escapulario blanco 12. L a s P a r r o q u i a s con sus respectivas


1:011
escudo negro e s t a m p a d o , m a n t e o negro cruces y ciriales, yendo primero la más moder-
0011
° a p u c h a y un gran rosario p e n d i e n t e del na y á lo último la más a n t i g u a ó sea la del
c
uello. (1) Sagrario. Cada u n a iba r e p r e s e n t a d a por el
9. L o s Rectores de los Colegios y prelados cura, de capa pluvial, y por los vicarios, de
re dalmáticas.
%iosos.
10. E l Claustro de Doctores, quienes iban De trecho en trecho, veíanse niños y n i ñ a s ,
® t r a J e talar, m u c e t a ó esclavina y la borla vestidos los primeros de indios polleros con
doctoral en la m a n o ; t a n t o ésta como aquélla, el huacal á las espaldas, ó bien de ángeles de
Se dÍ8 relucientes alas de metal blanco, diadema con
t i n g u í a n por el color de la facultad; blan-
d í teología; azul, filosofía; rojo, j u r i s p r u d e n - su cruz y penacho de p l u m a s de colores, t u n i -
Cla cela blanca de seda recogida á media pierna,
> amarillo, m e d i c i n a ; verde, cánones. (2)
11- Archicofradía del Santísimo, con su manto tie razo azul ó rojo, inedias de seda y
p a n d a r t e q u e por escudo tenía un S a n t o sandalias con sus ligas de raso, y las segun-
ttsto, escapulario con la custodia bordada de das de almas gloriosas, de t ú n i c a y velo blan-
0r
o y bastón de plata. cos y coronas de rosas. Aquéllos y éstas iban
d e r r a m a n d o flores.
13. Archicofradía de la Virgen de los R e -
medios. Llevaban sus bastones de plata q u e
Ü) Algunas, veces asistían los Carmelitas, que co-
m los por rematí! tenía un maguey y sobre éste la
° Funiandinos gozaban del privilegio <le 110 con-
' r r i r à las procesiones. Los primeros usaban sotana Virgen di; su advocación.
<e t n,or
' eafé y manteo blanco con capueba, y los 14. L A V I R C E N D E LOS R E M E D I O S conduci-
f u n d o s hábito gris, también con capucha. da por S e m i n a r i s t a s . (1)
Los Filipenses esperaban en la puerta de la I'rol'e- 15. P e r t i g u e r o de la Catedral con su traje
88
' a llegada del Santísimo para acompañarlo, ingre-
ó g a r n a c h a blanca de gran ceremonia, y maza
sando en la procesión, hasta la bocacalle de la Palma,
y ""egresaban de allí ¡í su Oratorio. Cuando salía en la debajo del brazo.
Procesión la Virgen de los Remedios, tomaban en sus 1(5. Cruz procesional y ciriales de la Cate-
°»<bros las andas cuatro de dichos sacerdotes para dral, conducidos por S e m i n a r i s t a s .
«mdueirla por el tramo indicado. 17. Clerecía con sobrepelliz.
(<¿) Los estudios de la Nacional y Pontificia Uni-
18. Subdiáconos y diáconos con dalmáticas.
ersidad tenían por objeto completar y perfeccionar
" 8 de los Colegios. Kl gobierno interior residía en el 111. Presbíteros con casulla.
e
''tor, que era nombrado por el Claustro Mayor, y du- 20. Curia eclesiástica, formada por el Pro-
aen
» « encargo tres años; en el Maestrescuela, ele- visor y Promotor, con m a n t e o y bonete.
gido conforme á los Cánones y Concordatos de la Na- 21. Infantes d e c o r o con su m a n t o rojo,
tion y en los Claustros Mayor, Menor y de Hacienda.
beca azul, sobrepelliz y bonete encarnado.
Componían el Claustro Mayor todos los Doctores
•"««'dentes en la Capital, mas para formarlo bastaban 22. Coto de la Catedral, formado de músi-
doce. cos vestidos de negro y de los capellanes y so-
™ Claustro Menor era una sección del Mayor y se chantres, de sobrepelliz.
^Mliponía de dos Doctores por cada una de las cuatro 23. Secretario del Cabildo eclesiástico y
a
«iltades, y tenían el título de Conciliarios.
C uras.
Constituían el de Hacienda, por turno, la mitad de
os
Catedráticos y duraba lo que el Rectorado.
Los grados académicos de Doctor (pie la Universi- (I) La Virgen de los Remedios salía en la proce-
*w confería á los Licenciados que querían optarlo y á sión del Corpus, cuando se hallaba en México traída
°s sabios que ¡í ella se incorporaban, eran los de Teo- de su Santuario en épocas en que por escase/ de las llu-
r í a , Jurisprudencia, Medicina y Filosofía. vias se acudía á su socorro, celebrándose un triduo en
'•«s que habían concluido todos sus estudios en los la Catedral. Kn tales ocasiones el Ayuntamiento de ¡a
Colegios y en la Universidad obtenían el grado de Li- Capital, que gozaba del patronato sobredicha imagen,
cenciados; mas los que sólo presentaban sus estudios nombraba dos regidores que eran los (pie acompaña-
" e colegio recibían el de bachiller. Los de Minería po- ban :i dos miembros del Cabildo eclesiástico encarga-
•'lan obtener los grados de Doctor y Licenciado en dos de traerla en coche desde su Santuario, para depo-
''•encías, mediante los estudios del Colegio y examen sitarla en el templo de la Santa Veracruz y trasladarla
' ^ r e s p o n d i e n t e en la Universidad, y el de bachiller con al día siguiente á la Catedral en solemne procesión, en
"61o e ¡ p r j , | l e r requisito. la que lomaban participación todas las autoridades.
364 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

24. Cabildo eclesiástico precedido por seis La lluvia de obleas desmenuzadas y de flo-
infantes ó coloraditos, revestidos de capa plu- res deshojadas que sucesivamente inundabae
vial igual á la de los Canónigos, y conducían espacio, anunciaba á los que esperaban. ' a
las varas ó cetros de plata, correspondientes proximidiid del SANTÍSIMO SACRAMENTO. Flo-
las dos menores ó nimhos á racioneros, las dos res y obleas eran arrojadas, á media calle, en-
medianas ó (/lorias á Canónigos, y las dos ma- vueltas en un gran pañuelo que pendía de una
yores ó apóstoles á dignidades de la Santa cuerda, y el cual id recibir fuerte sacudida va-
Iglesia. (1) ciaba su contenido, produciendo esa lluvia vis-
Los canónigos iban revestidos de ricas y tosa de mil colores que caía sobre el palio de
hermosas capas pluviales de lama de plata y Divinísimo. Frente á cada abanderado de los
prof lisamente bordadas de oro. Dos Capitula- cuerpos que formaban la valla, se hallaba ten-
res conducían, con los paños de hombros, la dido un rico tapete tinte; el cual avanzaba e
mitra y el báculo del señor Arzobispo, en tan- Arzobispo bajo del palio, para ejecutar un acto
to que varios coloraditos no cesaban de echar ceremonioso y conmovedor. El porta-estan-
incienso y mantener el fuego de sus incensa- darte, después de tremolar su bandera con de-
rios, los (pie impelidos por aquellos, dejaban sembarazo y galanura, la tendía sobre el tape-
escapar, al terminar cada movimiento ascen- te para que recibiese la bendición, que con la
cional, densas nubéculas de humo. custodia daba el Arzobispo á la Nación. ¡M°*
mento solemne en que la tropa rendía sus ar-
2¡i. E L SANTÍSIMO SACRAMENTO, conducido
mas, las músicas dejaban oír sus himnos triun-
por el Prelado do la Iglesia mexicana, quien
fales confundidos con el alegre y armonioso
ostentaba sus ricas vestiduras arzobispales.
repique de las campanas, y el espacio se cu-
Tba en medio de dos capitulares, uno dignidad
bría de flores que, en su caída interceptaban
y otro canónigo, igualmente revestidos, y bajo
y rompían las nubes del incienso, (pie pugna-
de un palio espléndido de lama de plata con
ban por subir ¡d éter.
bordados y ñeco de oro, cuyas ocho varas de
plata eran llevadas por Seminaristas. (2> Los empleados y autoridades civiles prece-
didos por las mazas del Ayuntamiento conti-
nuaban en seguida, cerrando la procesión el
( 1 ) Los extremos ó limbos de las varas menores son Prt sitíente de la República, acompañado de
lisos. Lliímanse yloritw las dos varas medianas porque sus Ministros y seguido de su Estado Mayor.
con ellas dos Canónigo- van al pie del altar al entonar- Las épocas del General Santa-Anua se dis-
se la gloria en las misas solemnes. Kn los remates de
las varas se hallan unos ángeles cincelados. Las dos
tinguieron por la etiqueta que se hizo obser-
mayores se llaman opóMnlix por tener cincelados en var á los empleados y por el lujo del Ejército;
sus remates las imágenes de los discípulos de Jesu- por tanto nos referiremos á una de ellas, á la
cristo. del año de 1NÒ4. por ejemplo.
(2) La Custodia de la Catedral era de dos cuerpos Según el ceremonial adoptado, el orden
artísticamente cincelados, de 500 marcos de plata, con
que se observaba en las asistencias públicas,
dos viriles ó relicarios que servían alternados, cada
año para la procesión: uno era de oro y ¡imitar guarne- era el siguiente:
cido de perlas y esmeraldas, y otro de oro enriquecido Después de los colegios, comunidades reu-
con :!,400 diamantes, ],40() esmeraldas, 850 perlas y un
hermoso zafiro de $1,000 de valor.
La Custodia grande, llamada de Horda por haber La circunstancia de sei ocho las varas del palio y no
sido este rico propietario y minero el ipie la vendió ;í seis, se remonta, sin duda, ¡i los primeros tiempos del
la Catedral, tenía un valor de ¥150,000; medía eon su (iobierno español, en (pie con motivo de la disputa
pie cerca de un metro de altura, y poseía KH marcos de ocurrida entre el Ayuntamiento y la Audiencia, sobre
oro; la enriquecían por el írente 5,s?0 diamantes y por ;¡ quiénes correspondía llevar las varas, el segundo de
el reverso, 2.05M esmeraldas, 5-14 rubies, loo amatistas dichos cuerpos, dispuso en obvio de dificultades en
y 28 zafiros. Su viril se sacaba en la procesión de la l.V>:¡, (pie el palio constase de ocho varas, ;! fin de <I1M*
Octava del Corpus, que se hacía sólo por la Plaza, v cuatro fuesen llevadas por oidores y cuatro por los oñ-
por ser aquel tan pesado, el Arzobispo tenía que sopor- ciales reales, ó sean, el factor, el veedor, el tesorero V
tarlo por medio del /Vofii.i, cilindro pequeño y hueco, el contador. Tal disposición privó al Ayuntamiento
¡le plata, en que e n t r á b a l a espiga de la Custodia, y del derecho (pie creía poseer como representante de la
pendía de cintas que se sujetaban al cuello. ciudad.
CUADROS DE COSTUMBRES. 365
glosas y claustro de doctores, que ya hemos | los actos á que concurría el Presidente. Dicho
njeTlr>Ír»nr.,l_^ . •(' * A i . . . . „ „ . . „ . . , * „ ., 1 J...1Z _ __
Mencionado, seguían: uniforme consistía en casaca azul, pantalón y
-"•
- -• Las
-uno mazas
mazcis del
u e i Ayuntamiento.
A y u í i u u u i e m u . Los
uva be
ut;- chaleco blanco, éstos con franjas
u m u e c u uirineo, tsowo w i i uaiijaa y iiiei.es u e y filetes de
' e s con su traje semejante á los de la Uni- oro y aquélla con bordados de lo mismo, más
tersidad, y con sus mazas debajo del brazo. ó menos anchos y recargados de adornos según

BENDICIÓN DE LA BANDERA.

"'• Jefes de las oficinas municipales. la categoría del individuo, sombrero montado
«o. Empleados subalternos de diversas ofi con pluma ó sin ella, y espadín. (1)
c
iuas.
iodos los funcionarios y empleados prtbli- ¡
eos,8 (i) l'ara facilitar Inejecución de tales disposiciones
"T ' en virtud de disposiciones dictadas por ¡ },\,.w.rimM. ..cntr-itaw «•„,> «f.,,,,,,,1 , 11 .1
Santo * • ii -i. Í~ tiicieroiihe (oiuratah con ataniaclos sastres: de la capital,
«*«Xa-Anna, a s i s t í a n d e g r a n u n i f o r m e á t o d o s | quienes recibían mensualincntc las cantidades que de
366 EL LJREO DE MIS RECUERDOS.

29. Jefes de las mismas oficinas. de ella cuatro muías tordillas que conducía 0
'.iO. Jueces de letras y miembros del Tri- montados, dos personajes pertenecientes á *a
bunal mercantil y de sn Junta de Fomento. Cofradía de los Cocheros de Nuestro Amo.
¿U. Corporación Municipal. El uniforme 42. El coche de la Presidencia, tirado p ° r
de los regidores consistía en casaca, panta- cuatro caballos frisones.
lón y chaleco azul obscuro, aquélla con cuello, 43. Columna de honor.
vueltas y carteras con bordados de oro; espa- Formaban ésta los cuerpos de la guarni-
dín con borla negra, y sombrero montado guar- ción, los que, en la época á que me refiero,
necido de pluma negra. seguían el orden siguiente:
'.Í2. Gobernador del Distrito. Alumnos del Colegio Militar, con sus
iY-i. Oficiales de la guarnición que no to- vistosos trajes: casaca azul, con cuello y sola-
maban parte en la formación, por clases y an- pa de terciopelo negro, vueltas y vivos carme-
tigüedad, presidiéndolos el Comandante Ge- síes, caponas de oro y cordones de lo mismo
neral. en el brazo izquierdo, chacó azul turquí con
34. Empleados de Correos, Tesorería y Se- vivos y chorros de plumas rojas.
cretarías de Estado, Juez de Distrito, Promo- Todos los cuerpos iban precedidos de sus
tores fiscales de Circuito, Director General de músicas á la orden del Tambor Mayor, hom-
Correos y Tesorero General. bre corpulento, vestido de gran uniforme, con
155. Contadores mayores del Tribunal de una ancha banda terciada sobre el pecho;alta
Cuentas. gorra de pelo con enorme chilillo rojo, y bas-
156. Subsecretarios de Estado. tón colosal de voluminoso puño dorado, bas-
37. Comisión del T r i b u n a l d e G u e r r a . tón que hacía girar en diversos
US. Comisión de la S u p r e m a Corte de J u s - sentidos, para
ticia. El traje de ceremonia de los Magistra- indicar los movimientos que debía seguir el
dos era: casaca de p a ñ o azul obscuro, con cue- batallón. Entre los instrumentos músicos de
llo, vueltas, solapa, punto, faldones y carteras, las bandas militares, contábase el Chinesco,
bordadas de oro, y botón de águila; pantalón hoy en desuso completamente, el cual consis-
azul y chaleco blanco, igualmente guarneci- tía en varios semicírculos ó medias lunas de
d o s ; corbata blanca, sombrero m o n t a d o sin metal, de diversos diámetros, de los que pen-
galón, guarnecido con pluma blanca, presilla dían muchas campanitas, hallándose aquellos
de oro y escarapela tricolor; bastón con p u ñ o colocados de mayor á menor y de abajo á arri-
de oro y borla n e g r a ; espada con p u ñ o dora- ba, en ana asta que á su tiempo sacudía el
do. Los Magistrados habían sustituido la es- que la portaba para hacer vibrar las campa-
pada por un pequeño alfanje de oro, q u e lle- nillas.
vaban pendiente del cuello por medio de u n a Batallón de Granaderos de la Guardia.
cadenilla de metal. Formábanlo hombres de elevada estatura y
•V.). Secretarios del Despacho y el Presi- cuyo traje se componía de casaca encarnada,
d e n t e de la República, en medio de: los de Re- con cuello, solapa, vueltas y barras azul celes-
laciones y Gobernación. Edecanes. te, pantalón blanco, polaina y alta gorra de
41). J e f e de la P l a n a Mayor. Director G e - pelo con una granada por escudo.
neral de Artillería, Director General de Inge- Baterías del Batallón permanente de Ar-
nieros, Generales del Ejército. tillería. Los soldados vestían: piqueta azul
41. Inmediatamente seguía la estufa de con vivos carmesíes, solapa de terciopelo negro
gala del Santísimo, la cual era de carey y cris- con los ojales bordados de oro; cartuchera con
tales sostenidos por marcos de plata. Tiraban bandolera blanca, chacó de cuero con triángu-
los, forrajera y chorro de estambre carmesí y
dos cañones cruzados por escudo.
sus sueldo* so descontaban ú los empleados basta que Cazadores de la Guardia. Casaca verde
quedase cubierto el total importe de los trajes, el obscuro con costillar, hombreras y barras de
cual montaba :¡ no despreciable cantidad, siendo de color amarillo; chacó negro con cinchos de
2Ó0 ¡í 800 pesos el que correspondía á los escribientes,
y de 400 y más de 1,000 ;'t los altos funcionarios.
charol, pompón verde y una corneta por es-
cudo.
CUADROS DE COSTUMBRES. 367

Batallón primer Ligero. Levita verde con Regimiento de Granaderos de la Guar-


Vlv
08 amarillos; pantalón gris y chacó con dia. Casaca corta encarnada con vivos, azul ce-
Pompón verde. leste y blancos, cartera de charol, pantalón azul

ENTRADA DEL CORPUS EN CATEDRAL.

Infantería activa. Levita y pantalón azul con cachirulo y bota fuerte, corta y negra, guan-
turquí con vivos de azul celeste, lo mismo que te blanco de ante, morrión de latón con cime-
e
l pompón del chacó. ra de lo mismo, cola de cerda y una granada
Ambulancia: piqueta gris y vivos amari- por escudo. Los caballos tenían por lo menos
U08, así como el pompón del chacó. 7 cuartas de alzada.
368 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

Balerías de la Artillería de la (luardia. riscal de la Corte, (íran Chambelán de la Em-


(Ulereo de Lanceras. Piqueta verde cou peratriz, el Jefe del Chambelanato y el Secre-
vivos encarnados, hombreras y sardinetas ó tario del Maestro de Ceremonias, permane-
alamares blancos: manoplas de charol, panta- ciendo las damas en las gradas del presbiterio.
lón encarnado con franja verde y cachirulo ! A uno y otro lado de la crujía se colocó 1»
negro, polonesa encarnada con escudo y ende- ! guardia palatina con sus alabardas, en tanto
nula de metal amurillo, chorro blanco como la I que los demás asistentes fueron distribuidos
forrajera. Banderola blanca en la lanza. ' en los lugares que el mismo ceremonial les se-
(Caballería, l'eniianeide. Piqueta y panta- ñalaba..
lón azul, (»n cuello, vueltas, barras y franjas Concluida la Misa, organizóse la procesión
encarnadas; chacó de cuero y charol con poní- ; en el orden que á continuación se expresa, I a
pon encarnado. j que saliendo por la puerta de la Catedral q" e
('ahallvría A cl ira. Piqueta, y pantalón mira al Norte debía seguir por el Portal àe
azul turquí, con vivos de azul celeste como el I Palacio, 1" y 2 a calle de Mercaderes, Estanco
;
pompón del chacó. de Hombres, San Martín, Guevara y Portal
Tal era. en otros tiempos, la famosa proce- de Borja, para entrar por la puerta principal-
sión del Corpus en México. A un destacamento de infantería y á una
banda de música, seguían:
Representantes de los barrios.
Las parroquias del sagrario. San José, San
Debe hacerse especial mención de las festi- ; Sebastián y la Cruz.
vidades del Corpus celebradas en los años de ¡ Los colegiales de manto y beca.
186") y 18<)6, la primera en Puebla, por la pom- | Como los colegiales de México de distin-
pa y magnificencia desplegadas en la ceremo- i tos Seminarios, los de Puebla se distinguían
nia, y la segunda en México, por haber sido por s\is apodos, dándoseles el nombre de Cu-
la última. cos á los del Seminario y de Palanquetas á
Kl jueves ]•"> de Junio de LSI!.") la, ciudad de ! los del Carolino; aquéllos porque presumían
Puebla se vistió de gala y su hermosa. Cate- ; de más sabios, y éstos porque los creían débil
dral ostentó sus más preciosos adornos y ricos j palanca para echar por tierra aquella presun-
paramentos. A las ocho de la mañana el Obis- i ción. El Colegio Carolino en tiempo de los Je-
I» revestido y acompañado del Cabildo ocle- : suítas se llamaba del Espíritu Santo, y se dis-
siástieo y de sus familiares, recibía en la puer- ¡ t iuguían los colegiales por el escudo de la Com-
ta de la Catedral la comitiva imperial que pañía en la. beca: después de la expulsión de
acababa do salir, conforme al ceremonial es- aquéllos, tomó el Colegio el nombre de Caro-
tablecido (que indicaremos al tratar de la pro- lino y adoptó en su escudo las armas de Espa-
cesión), del edificio del Obispado (pie hospe- ña, el cual fué sustituido por el de las armas
daba entonces al Archiduque Maximiliano y ! nacionales después de la Independencia. Más
á su esposa. Cn inmenso gentío cubría el ; tarde se sustituyó su traje por uniforme seme-
atrio del templo dejando apenas libre el tra- jante á los de Minería de México.
yecto central, cubierto de ricas alfombras. (1 ) El Ayuntamiento con sus mazas.
Conducida la comitiva al interior de la Ca- Tribunales.
tedral, los Soberanos se arrodillaron en las El Prefecto Político con los empleados y
gradas del presbiterio para hacer una cor- autoridades del Distrito. Todos do grande uni-
ta oración, dirigiéndose en seguida al tro- forme y con sus condecoraciones.
no que se les teida, preparado, acompaña- Condecorados de Guadalupe.
dos de los siguientes dignatarios: (¡ran Ma- < )fici¡i les del Ejército.
Secretarios de ceremonias.
Tesorero y Secretario de la Intendencia.
Médico del Emperador.
(1 ) Para desrriliir («tu ceremonia me lie sujetado
estrictamente al ceremonial de la época, sin alterar los Oficiales de órdenes.
títulos y nombres en él expresados. Chambelanes.
CUADROS DE COSTUMBRES. 369

Ayudantes de Campo. Capitán de la guardia palatina. Los indi-


Generales con mando. viduos que formaban esta guardia eran de
Ministros. gallarda estatura, y vestían vistosa casaca en-
Intendente general de la lista civil. ' carnada, pantalón blanco y bota fuerte de cha-
Gran Mariscal de la Corte. rol ; casco de plata bruñida que por remate os-
El Cabildo eclesiástico. tentaba una águila de metal amarillo. Iban
E L SANTÍSIMO SACRAMENTO conducido por con sus alabardas á los lados del palio, del
el Obispo bajo de un hernioso palio. Emperador y de la Emperatriz. Véase el artí-
El Emperador con el uniforme de General culo "Organización del Imperio de Maximi-
mexicano y pendiente del cuello los tres colla- liano," Tercera parte.
res: Toisón de Oro, Águila Mexicana y Orden Gran Maestro de Ceremonias.
de Guadalupe. (1) Chambelán de servicio, de gran uniforme,
con sus condecoraciones y cifras del Empe-
_ U) La orden del Tuixóu, cuya fundación tuvo por ob- rador.
jeto la defensa de la Iglesia y de la religión cristiana, Gran Chambelán de la Emperatriz.
•^ce alusión al vellocino que ( ¡edeón, de la tribu «le La Emperatriz con un rico traje de moiré
an&sés, ofreció al Señor en acción de gracias por su
blanco bordado de oro, adornado con encajes
ictoria contra los madianitas. Los Estatutos de la or-
Bn ex
c l u y e n el uso d e otras condecoraciones cuando de Bruselas; manto carmesí, cuya larga cauda
"eva ésta, mas los austríacos gozan del privilegio de la recogía en sus brazos una dama de honor;
Poderla usar, juntamente con otras. La Orden fué ins- la banda de la (iran Cruz de San Carlos tercia-
tituida en 1429, por el Duque de Borgoña Felipe el da sobre el pecho : ( 1 ) sartas de perlas y de
ueno, ('. introducida en España por Eelipe el Hermo-
*>. esposo de Juana la Loca, y padre de Carlos V. Es-
Paña y Austria se dividen el derecho de nombrar á los cansaba una águila coronada y del inferior pendían vina
aballeros, siendo el Key de la primera de dichas na- palma y una oliva enlazadas por sus pies. El lema al
ciones el que se considera como (iran Maestre. La d¡- rededor de la elipse era: RELIGION, UNION É ÍNDKHKN-
84
es un gran collar de oro con las armas de Borgoña DESciA, los símbolos de nuestros colores nacionales, y el
•faltadas, y cuyos eslabones figuran llamas de fuego; del reverso; Ai. PATRIOTISMO HEROICO. LOS Grandes
el pende el toisón ó sea la piel de un corderillo de Cruces llevaban la placa igual á la Cruz, pudiendo
ro
- La condecoración no es trasmisible á los herede- usarse ambas adornadas de brillantes y de otras pie-
08
«tel Caballero, pues al fallecimiento de éste es de- dras preciosas.
ueltaal Grau Maestre, quien la confiere á un nuevo La Orden del AijnUa Mr.ili-umi fué creada por de-
Caballero, siguiéndose, en la trasmisión, la práctica creto de Maximiliano, de 1" de Enero de 1865, para re-
Cue ge observa en los cargos académicos. compensar el mérito sobresaliente, y los servicios ex-
La J u n t a gubernativa de 1822 creó la Orden de Gua- traordinarios hechos al Estado y al Soberano. La Or-
upe °on el objeto de premiar los eminentes servicios den se componía de Caballeros, Oficiales, Comendado-
e los que se distinguieron en las guerras de la Indepen- res, Grandes Oficiales, Grandes Cruces y Grandes Cru-
dencia, institución que sancionó el primer Congreso, ces con Collar. La condecoración representaba el águi-
en
13 de Julio de 1822, llevándose á efecto la solemne la mexicana con la« alas desplegadas, descansando so-
inauguración de la Orden en la insigne Colegiata, el día bre un nopal y desgarrando la serpiente, llevando so-
J3 de Agosto inmediato. En 11 de Noviembre de 1853, bre la cabeza la corona Imperial y cruzados sobre el
habiendo caído en desuso la institución, Santa-Anna la pecho el cetro y la espada, que representaban la Equi-
••estableció para premiar las acciones meritorias en to- dad i'ii la Jiiatidii. La condecoración se llevaba p e n d e n -
das las clases sociales. La inauguración y el ceremonial te de una cinta de moiré verde y rojo, sin roseta, al
a
e esta fiesta de muy curiosos detalles, serán el objeto lado izquierdo del pecho, los Caballero»; de la misma
de otro artículo.. manera y con roseta los Oficiales; al cuello, los Co-
La regencia del Imperio, gobierno emanado d e la mendadores; sobre el pecho, en una placa abrillanta-
intervención, volvió á restablecerla, y el 10 de Abril da de ocho rayos con piedra verde en las extremida-
"e 18t>5, Maximiliano decretó sus Estatutos, designan- des, los Grandes Oficiales; pendiente de cinta ancha,
a
°> como en los anteriores decretos, la jerarquía d e cruzada en forma d e banda sobre el hombro derecho,
ran
Maestre al Jefe del Gobierno. 1.a orden se com- los Grandes Cruces, y además la placa de los grandes
ponía de Caballeros, Oficiales, Comendadores, Gran- Oficiales. El Collar era de oro y sus eslabones que re-
des Oficiales y Grandes Cruces. 1.a cruz era d e oro d e presentaban el águila mexicana y las cifras de Maximi-
cuatro brazos que ostentaban esmaltados los tres colo- liano, se hallaban alternados.
res nacionales; en el centro, sobre una elipse esmalta- (1 ) Por decreto de Maximiliano, firmado en Cha-
da de verde y sobre campo blanco, se hallaba grabada pultepec á 10 de Abril de 18fi5, se instituyó la Orden
1»V irgen d e Guadalupe; sobre el brazo superior des- para señoras, con el nombre de San Carlos, á fin de
47
370 EL LIBBO DE MIS RECUERDOS.

herniosos brillantes en el cuello y pecho, ri- procesión, dispuso que la misa fuese celebra-
ca diadema de diamantes de la cual se des- da con toda pompa en la capilla de Palacio y
prendía, hacia atrás, un hermoso penacho de que aquélla tuviese efecto en los corredores
plumas carmesíes. altos del mismo edificio, los que en tal virtud
Damas de palacio y damas de honor, todas fueron adornados con grandes cuadros, mace-
con vestido escotado, banda de San Carlos, tas de hermosas plantas, arcos, festones y co-
condecoraciones y alhajas, y además, las pri- ronas de oloroso clavo y de hermosas flores.
meras llevaban la cifra de la Emperatriz. Tanto por esta causa como por la ausencia del
Una banda de música. Arzobispo, que se hallaba en Toluca, la solem-
Destacamento de infantería. nidad pública no fué tan pomposa como en
En la columna de honor se contaban cuer- años anteriores. En Palacio tuvo efecto la
pos de las legiones extranjeras, tales eran: procesión de la Corte con el aparato proscri-
Legión austríaca, infantería. El traje de to por el ceremonial, en tanto que la pública
los soldados era: pantalón rojo, polaina blan- se verificó limitándose la carrera, por la falta
ca, blusa azul «mida á la cintura por una cin- de la vela, á las calles de Tacuba, San José el
ta de charol, gorra con una pluma de ave. Real y Plateros, quedando organizada la pro-
Legión belga. Pantalón y levita verde, cesión de la manera siguiente: Escuelas, Co-
sombrero apitonado sin falda, con chorro de fradías, Educandas de las Hermanas de la Ca-
pluma negra. ridad, vestidas de blanco y llevando sus es-
Ulanos, caballería. Pantalón con bota fuer- tandartes, las hijas de San Vicente de Paul,
te, dormán con alamares, polonesa. Comunidades religiosas. Parroquias, Clerecía,
Húgaros, Blusa, y pantalón azul, bota fuer- Cabildo eclesiástico. E L SANTÍSIMO SAOBA-
te y sombrero de fieltro. MENTO bajo de palio, el Ayuntamiento, el Pre-
fecto político y el Comandante de la Plaza de
# Maussion con su Estado Mayor, la estufa de
* *
gala del Sagrario y una pequeña escolta en
En 18(i(>, Maximiliano regresó de Cuerna- que figuraban destacamentos franceses, aus-
vaca para asistir el Hl de Mayo á la festivi- tríacos y belgas. Formó la valla tropa mexi-
dad del Corpus. No existiendo ya la vela que cana.
antes se colocaba en las calles que recorría la Esta fué la última procesión con que se
celebró en México la solemne festividad del
premiar el mérito femenil y los actos de caridad, de Corpus, pues en el ano siguiente, 1867, coin-
abnegación y desprendimiento. Componíase de dos cla- cidió con el último día del asedio de la Capi-
ses: (iran Cruz y Pequeíia Cruz. La cruz era de esmal- tal, llevado á cabo por el ejército que manda-
te y de forma latina; en el anverso decía: IlitmUitn»,
divisa de San Carlos Rorromeo, y en el reverso: San
ba el General Díaz, sitio que comenzó el 16
Carlos, y se hallaba incrustada en otra cruz de esmalte de Abril y terminó con la rendición de la Pla-
blanco, con sus extremidades terminadas en florón. za el viernes 21 de Junio.
La Gran Cruz pendía de una gran cinta de seda car- Al describir la antigua solemnidad del
mesí, de HS milímetros de ancho, que se cruzaba sobre
Corpus, sólo me ha guiado el deseo de consig-
el pecho, pasando del hombro derecho al costado iz-
quierdo. La Pequeña Cruz, se llevaba sobre el hombro ! nar algunos hechos que he presenciado y cier-
izquierdo, pendiente de una cinta igualmente carmesí tas costumbres que han desaparecido, sin al-
y dispuesta en forma de nudo. terar para nada la verdad histórica.
CUADROS DE COSTUMBRES. 371

•VII

EL DIA DE SAN JUAN.

jELEBRÁBASE antiguamente el día de- nistas, y en eso estriba el pecado, por el que
dicado al precursor de Jesucristo con se me castigó, con encierro en un calabozo, sin
extraordinaria concurrencia á los baños otros alimentos que pan y agua. Ya ves, lec-
públicos y con la tradicional recreación de los tor querido, que todo lo que te cuento ha cos-
niños, que consistia en adornarse con los tádome algunos sinsabores en la vida. Es ver-
arreos militares. Dichas costumbres aún sub- dad que esa vez tuve miedo á una lección mal
sisten, en parte, mas antes de proceder á la aprendida de la gramática de Becherell, falta
descripción de tal fiesta conviene hacer algu- que se castigaba con algunos reglazos de pla-
nas explicaciones, por las que vendrás en co- no en las espaldas y en las pantorrillas, ó con
nocimiento, carísimo lector, del vehemente de- buenos estirones de orejas las que adquirían
seo que me anima para instruirte en todo lo entonces el aspecto y el color encendido de un
que te conviene saber. tomate, ó con algunas retorcidillas de cabello,
He manifestádote anteriormente que, á que hacían ver á mediodía las Siete Cabrillas.
causa de mi afición á inocentes correrías, du- Para que me juzgues menos mal di go te
rante algunas horas que de vez en cuando, de- que, fuera de algunas pintadas de venado, de
fraudaba á mis obligaciones escolares, diéron- ciertas lecciones mal aprendidas y de no po-
me
en mi casa una soberbia tunda, y ahora te cas florecidas que solía dirigir á las del en-
advierto que á no ser por mis pintadas de ve- jambre, yo nada hacía, en verdad, que mere-
nado, aunque fueron pocas, no podría hoy dis- ciese castigos semejantes.
frutar de la satisfacción de revelarte hechos
olvidados que, por haber pasado al dominio * * *
de la historia, son verdaderamente curiosos é
interesantes. Bien supe aprovechar esos mis En mi correría por la ciudad, cierta tarde,
Paseos clandestinos, metiéndome en los asilos hálleme sin determinada intención, en la fea
de la austeridad, llamados conventos, en el calle de la Polilla en la que ya habían desapa-
H8Ílo de la política, dicho sea el Palacio Na- recido la plazuela y dos callejones que la liga-
cional, ó en el asilo de la historia y arqueolo- ban con la del Puente Quebrado, callejones
gía, ó sea el museo; pero en cierta ocasión me que limitaban, además, una pequeña manza-
desvié del camino de esos lugares, y tomé ins- na en la que ses hallaba establecida, por la par-
tintivamente el del baño de la Polilla, que no te del Sur, una pulquería de las antiguas de
pudo á tan mal liujar llevarme mi mal deseo. jacalón, de las que oportunamente te hablé,
Imperdonable era en mí el abandono de la es- y por la del Norte una finca de mala muerte
cuela francesa mixta que dirigían Mr. y Mme. que ocupó el teatrillo miserable de la Unión,
Jen en la calle de Zuleta, pues has de saber, conocido igualmente por el Pambazo, nombre
amabilísimo lector, que en ella un enjambre prosaico (pie tan bien cuadraba con la fealdad
de galanas mariposillas, pertenecientes á la del pequeñísimo edificio de madera y planta
"°r y nata de la sociedad (antes no se decía rectangular. Véase el plano de la pág. 3*>2—
créíjie) atraía como el imán al acero, y, sin Calle, plazuela y baño de La Polilla.
embargo, las gracias angelicales de aquellas
Al pasar por la puerta de una casa de ba-
niñas no tuvieron poder bastante, en tal oca-
ños, que quedaba enfrente, es decir en la ace-
sión, para contener mis tendencias excursio-
ra que mira al Norte, y ya cerca de la esquina
372 E L LIBRO DE MIS RECUERDOS.

de San .Juan, vi dos o tres hombres de calzón tres ó cuatro peldaños para descender al fon
blanco a r r e m a n g a d o hasta los muslos, que sin do. constituía la tina, la que recibía el agua
cesar cruzaban el patio con dos cubos en las por un caño practicado en la pared contigua
manos, cogidos de sus azas. con el receptáculo en forma de embudo, por
El movimiento continuo de esos hombres la parte de afuera. Los temascal evos, que ; *<''
picó mi curiosidad y sin pedir venin al porte- era el nombre de aquellos individuos de cal-
ra, si es que lo había, me colé en el interior zones arremangados que vimos en el Baño de
del edificio. Lo primero q u e observé fué una la Polilla, acarreaban el indispensable líquido
pieza, cpie según el letrero que mostraba sobre á los placeres, viéndoseles tan pronto ir con
(d dintel de su puerta era el " D e s p a c h o . " y los cubos vacíos como venir con ellos llenos
después una serie de cuartuchos que tenían los de agua caliente, la que vertían en los men-
pomposos nombres de placeres, otras construc- cionados receptáculos, diciendo á grito parti-
ciones irregulares que limitaban el patio, y. do para ser oídos de los b a ñ i s t a s : dos cubos
algo retirado, un horno en el (pie ardía mucha en el primer viaje, cuatro cubos en el segundo
leña que calentaba el agua de una caldera (pie y seis cidios en el tercero, (pie eran los que
sobre aquél se hallaba. correspondían á medio real, y luego seguían
Ya era tarde, y como no podía dejar de pre- llevando, sin limitación alguna, agua fría ó
s e n t a r m e en mi casa, á la hora conveniente, voluntaria, que tal era el nombre (pie le daban.
sin correr el riesgo de descubrir mi falta de Cada bañista disjionía de un panecillo de ja-
aquel día. e m p r e n d í la retirada, a b r i g a n d o el bón con su correspondiente estropajo.
propósito de aprovechar en otras acasiones los Tales eran los baños de l'laccr, que pode-
ratos de ocio que me proporcionaban princi- mos considerar de lujo, comparados con los
palmente las tardes lilires de los sábados, pa- que, en los mismos establecimientos, toma-
ra observar otros baños populares de gran re- ban las mujeres en común, en g r a n d e s piezas
nombre, y q u e J ¡odian dejar completamente sucias y de muy esca/.a luz, en las cuales ha-
satisfecha mi ya excitada curiosidad. bía hasta una docena de tinas, generalmente
La gente decente que. contra la regla ge- de madera. Llamábanse dichas piezas en al-
neral, tomaba baños fuera de casa, acudía co- gunos baños. Salas del Temascal, por tener
mo hoy, á buenos y aseados establecimientos éste su boca ó entrada en esos misinos depar-
como los de Verga ni. Coliseo, Amor de Dios, tamentos. Aquellos hombres, los de los cubos,
Misericordia, Bel loin i tus, d e s ú s . Rebeldes. ('o- tenían el privilegio de p e n e t r a r e n tales piezas
rreo Mayor. Cuajomulco. y el de .M urguía en I para servir á las bañistas, que pagaban sólo
el P u e n t e (¿uebrado, el cual había reemplaza- una cuartilla, tanto por el agua caliente como
do al famoso teatrillo de la l u i ó n . Los pre- por la fría, no bastando para contener las curio-
cios de costumbre en tales baños era de 2 á sas miradas de aquéllos, una cortinilla de mala
4 reales. Los frecuentados |>or la gente del muerte que colgaba al frente de cada tina.
pueblo eran los llamados: Pescadhos. en la De tales hechos proviene, sin duda alguna,
calle de Don T o i i b i o : .Montón, en la calle del el nombre de tcmascalcvos, que en las casas
mismo n o m b r e ; ('ocoles, en el callejón de la suelen dar á los poquoñuolos cuando los co-
X a n a : el Prior, en San F e r n a n d o : Pajaritos, rren de los aposentos de las señoras á (pie han
en el callejón de su n o m b r e : Tepozán, |K>r San- osado penetrar.
ta A n a : la Polilla.cn la calle así llamada; Ca- Costumbre sucia. por cierto, era aquella de
nales, en la de Mouserrate. y otros cuyos nom- \ bañar á uno ó dos niños en el agua q u e l a m a -
bres no [Hiedo recordar. Además, existían mu- i dre había dejado, á quienes daba ésta buenas
chos establecimientos de la vadéeos como el de i .
:
las Culebritas. hoy baños del Factor. estregadas con el estropajo, lo (pie unido A la
Los placeres eran unos cuart uchos encala- aversión que los infantes mostraban por el
dos, que recibían escasa luz por una mísera agua y la picazón (pie en sus ojos producía la
ventanilla, l'n agujero elíptico de una y me- lejía del jabón, d e t e r m i n a b a en ellos su amar-
dia vara de eje mayor, practicado en la tierra, go lloro y sus horripilantes chillidos, (pu? hon-
revestido de azulejos y con una, escalerilla (li- d a m e n t e lastimaban los oídos de las personas
(pie en la misma pieza se bañaban, siendo á
CUADROS DE COSTUMBRES. 373

* e ces tan agudos aquellos gritos, que podían . cido principalmente en las orillas de los ríos
Ser
d u c h a d o s por los que a n d a b a n en la calle. ó acequias. En la misma Capital no ha desa-
Para que nada faltase á esos antros, cuyo parecido del todo.
'P° estoy bosquejando, que los hiciese seme- No escaseaban en aquellos tiempos los ba-
jantes á las cuevas del infierno, la escasa luz ños de agua fría, contándose entre los princi-
f ,le
l penetraba por unos altos agujeros llania- pales los del .Jordán, el Sol y las Delicias, si-
' o s ventanas, se veía en lucha abierta con el tuados los dos primeros en la calle de Belén,
^<>por muy denso y cargado de humores, que y el tercero en la de su nombre. El de la Al-
Pugnaba por salir para buscar su n a t u r a l y berca de Chapultepec era, con justa razón, el
llbr
e campo de expansión. más afamado á causa de la a b u n d a n c i a , lim-
k l fcmazcalli usado para el baño de vapor pieza y transparencia de sus aguas y de la
esde la época de los antiguos mexicanos, era amenidad y hermosura del lugar, muy intere-
Una
construcción de forma esférica, de piedra sante también, por sus curiosas tradiciones,
'<& ladrillo, como los grandes hornos de pan. según las cuales, en tiempo de Ahuixotl, los
or
'a parte posterior existía un hornillo en indios arrojaron en las albercas ¡dolidos y al-
f
P<e ardía m u c h a leña q u e caldeaba unas hajas, y las indias sus zarcillos y collares pa-
Piedras porosas, generalmente basálticas, las ra aplacar la cólera de uno de sus dioses tute-
Wales tapaban el agujero que lo comunicaba lares que tenía atligida á la ciudad con una
-°n el temazcalli. Barríase el suelo de éste tremenda inundación. Más fabuloso es aún el
' en
él se extendía una estera ó petate, en el relato acerca de la inmersión de la célebre
lue se acostaba el paciente desnudo, quien Malintzi en las cristalinas aguas de la alberea
C o g i é n d o s e c u a n t o era posible, había podi- conocida con el nombre de Motecuhzoma, pa-
° entrar por aquella estrecha a b e r t u r a , que ra no aparecer más. fábula á que, sin duda, dio
<;s
Pués quedaba tapada. El mismo, ó la per- margen la falta de noticias acerca de la muer-
° na
que lo acompañaba, rociaba con agua te de la intérprete sagaz de Cortés.
r
l medio de un hisopo formado previamente La alberea de los baños, hoy agotada, era
hierbas ú hojas de maíz las piedras calen- en otros tiempos un rico é inagotable manan-
d
<ias, para d e t e r m i n a r el rápido desprendi- tial que hacía casi rebosar el estanque (pie
•"'ento del vapor, y con el fin de excitar la aprisionaba sus transparentes aguas y al que
* fí'- azotábasele previamente con las mismas acudían los buenos nadadores para, hacer gala
hojas de] maíz. Después de haber sudado lo de su destreza, arrojándose desde los altos pre-
a t a n t e , salía aquél del tetiiazralli y echába- tiles para perseguir y a t r a p a r e n su trayecto
e a
reposar sobre otra estera q u e en un sota- por el voluminoso y t r a n s p a r e n t e líquido, una
n e o había. O t r a s veces el paciente, al tor- monedilla de plata, de propósito arrojada, ó
'inar su baño de vapor y ya fuera, se sumer- bien para recostarse en el corredor interior
sla en el agua de una tina que se hallaba cor- formado de troncos de árbol en las paredes
•'• lodos estos pormenores dan á los susodi- rectangulares del estanque, hacia su parte me-
"os baños mucha semejanza con los rnoder- dia, y en aquella, posición permanecer, por al-
n 8
° llamados rusos. gún rato, para demostrar (pie sabían detener
Empleábanse aquéllos como remedio etica/. el aliento, por largo tiempo, como los mejores
Para reumatismos y enfermedades cutáneas, buzos. Otros se desprendían del susodicho co-
"'lulo su uso muy general entre las indias y rredor para descender, no sin dificultad, al fon-
"¡«jeres del pueblo después del parto. En Mé- do, y los muchachos entretenían á los mirones
•ico ( ! r . m ( - ) s ( a s conducidas, bien cubiertas y que asomaban por los pretiles de la alberea,
(
'"tadas en una silla q u e llevaba á las espal- con sus graciosas travesuras en el agua, la que
,,s
'ni mozo de cordel, ó bien sostenida con tenía el color y transparencia de una pálida es-
111
ayate de grueso tejido. L a traída de la pa- \ meralda.
-lente al establecimiento, su baño y el trans- A un lado de la Alberea se hallaba el esta-
Porte á su casa, costaba 7 y medio reales. blecimiento de los baños para las familias, el
t i uso del teinnzcalli es aún muy general \ cual consistía en una serie de pequeños depar-
tíri
los pueblos de indios, y tiénenlo estable- i tamentos á los que daba entrada, un amplio
374 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

t o m a b a n la d i r e c c i ó n d e los d i f e r e n t e s b a ñ o s
d e la c i u d a d , los ( p i e s e h a l l a b a n m u y b a r r i -
dos y r e g a d o s , p u e s t o s d e gala con e n r a m a d a s
d e s a u c e s e n los p a t i o s , p u e r t a s y v e n t a n a s , y
l u c i e n d o p o r t o d a s p a r t e s r a m i l l e t e s y festo-
n e s , b a n d e r o l a s t r i c o l o r e s y l o s l l a m a d o s im-
p r o p i a m e n t e arcos, q u e no eran otra cosa q l i e
u n a s c u e r d a s t e n d i d a s á lo a l t o , y d e l a r g o a
largo, con s u s colgajos m u y enflorados, o r a de
tule, mitad verde, mitad blanco, ora de pañue-
CHAPdLTEPEO. los d e s e d a d o b l a d o s d i a g o n a l m e n t e , c o m o era
de uso c o m ú n para las procesiones.
c o r r e d o r a d o r n a d o d e p i n t u r a s al e s t i l o p o m -
L a a n i m a c i ó n ( p i e r e i n a b a e n t o d o s los es-
p e y a n o y c u y o l ' i v n l r daba, á la c a l z a d a q u e d e
tablecimientss balnearios, particularmente por
( ' h a p u l t e p c c c o n d u c e á T a c a b a va.
la m a ñ a n a e r a e x t r a o r d i n a r i a , y d a b a n c r e c e s
á la a l e g r í a g e n e r a l los b u l l i c i o s o s a c o r d e s d e
las m ú s i c a s d e c u e r d a . P o n í a n d e manifiesto
e s e c o n t e n t o , la a l g a z a r a ( p i e a r m a b a n l o s ba-
Kl d í a d e S a n . l u á n se d i s t i n g u í a d e los d e -
ñ i s t a s e n los e s t a n q u e s , los c h a s q u i d o s q u e el
m á s p o r el g r a n m o v i m i e n t o q u e se o b s e r v a -
a g u a p r o d u c í a c a d a vez q u e u n o d e a q u é l l o s
ba e n la p o b l a c i ó n . D e s d e los i n s t a n t e s e n
se z a b u l l í a y los g r i t o s q u e p a r t í a n d e l i n t e -
«pie se d e j a b a o í r e n las t o r r e s d e los t e m p l o s
r i o r d e los c u a r t o s , d e n u n c i a n d o , á los d e a f u e -
el t o q u e d e l a l b a , los ( p i e se d i r i g í a n á los b a -
ra, á m u j e r e s y n i ñ o s , q u e e n e l l o s s e b a ñ a
ñ o s r e c o r r í a n las c a l l e s , u f a n o s y c o n t e n t o s ,
ban. quienes lanzaban esos gritos, impresio-
c a n t a n d o m u c h o s v e r s o s c o m o los s i g u i e n t e s ,
n a d o s , á veces, p o r la baja t e m p e r a t u r a del
ó s e a n las f e s t i v a s m a ñ a n i t a s :
agua.
íAf:| H i C o s t u m b r e e r a e n t o d o s los b a ñ o s y a g a -
Li/Ti^'Li/ir [
la s e t e n í a , la d e o b s e q u i a r á los c o n c u r r e n t e s
T: con f r u t a , j a b o n e s y e s t r o p a j o s . E n a l g u n o s
e s t a b l e c i m i e n t o s d á b a s e aquélla, en eazuelita8
Amapolita morada
d e b a r r o , p e r o e n los m á s s e e n v i a b a n l a s p e -
I )e los c a m p o s d e T e p i c
r i t a s d e S a n d u a n y los c a p u l i n e s j u n t a m e n t e
•Si n o e s t á s e n a m o r a d a
c o n el a g u a q u e s e r v í a n l o s t e m a s e a l e r o s ver-
Kuamórate de mí.
t i é n d o l a , c o m o s e h a d i c h o , e n l o s c a ñ o s d e los
I íespierta divina aurora
p l a c e r e s . R e g a l á b a n s e los j a b o n e s , c o n labo-
M ira q u e ya a m a n e c i i ' ) :
r e s ó) s i n e l l a s , d o r a d o s y p l a t e a d o s , c o n s u s
(¿ne a m a n e c e , q u e a m a n e c e .
s a l p i q u e s d e mot i l l a s d e s e d a s d e c o l o r e s , a s i
KoMta d e . l e r i c ó .
c o m o los e s t r o p a j o s , t e ñ i d o s d e r o j o , v e r d e o
N a c a n t a n los p a j a r i t o s . a m a r i l l o y e n la. f o r m a d e j a r r a s , de; c a n a s t i l l a s
N a la l u n a s e m e t i ó . y de otros objetos.
A b r e mi a l m a t u s l i o j i t o s Kn la t a r d e s e g u í a la f r a s c a , a s í c o m o e n
M ira (pie ya a m a n e c i ó . los d í a s s u b s e c u e n t e s , a u n q u e m e n o s a n i m a d a -
¡Ay sí! ¡Ay no! v n o c e s a b a s i n o el l í a d e S a n P e d r o .
I ' o r t us l i o j i t o s
Me m u e r o yo,
tran M i île México á Veracruz no i|iiei]ó terminad" !i,n ' >
I n o s t o m a b a n el c a m i n o d e ( ' l i a p u l t e p e c
hasta el 1 de Julio de 1*57, y el de México á Taeiil»a>'11
e n c a r r e t e l a s . ¡//i,(////ics y ó m n i b u s . I * | v o t r o s
íué inaugurado el l u d e Septiembre del mismo año, »''
fililí comenzó ,-i correr del Km peí I radi I lo, por trace'""
animal y hasta el L'á de ( Ictiibre de Isó!» fué ésta sul*'
i i No existían aún en el I >i-tiit.. en los primeros tituida por la de vapor y los trenes partían de la Kst*'
siete años ile li I lécada ile 1 ,Vi( » ;í INliOvías terreas. Kl eii'm del Paseo Xuevo.
( T A U R O S ]>E COSTI'.MURES.

% * H En la tarde, y en todos los barrios de Mé-


xico, hacían los muchachos sus formaciones.
' Los muchachos celebraban, como ahora, el sin atender á sus tallas ni á la uniformidad de
(
'i<i de San J u a n vistiéndose de soldados, no los trajes, y así marchaban por las calles d¡
( x
' lsticndo en tal costumbre más diferencias rigiéndose al atrio de la ( 'atedral. á las plazuo-
"otablos que el d ( . haber desaparecido en ella las y ¡í la Alameda, entreteniéndose en todos
°' carácter bélico que la distinguía, y en ser estos parajes en hacer ejercicios y simulacros
,10
y relativamente corto el número de niños de guerra que muchas veces desi'n era han en
(
iue la siguen, verdaderas luchas. < )rganizábunse bandos á
En o] expresado día el andén del Portal de imitación de los (pie realmente dividían á la
""'TCfulorog. como antes las dos calles <pie for- nación, así es (pie según las épocas tomaban
nii
iban el iinsmo portal y el Palacio del Ayun- las denominaciones de federalistas y centra-
«irniento con el edificio a n t i c u o del P a r i á n . listas, de puros y polk os. de liberales y reac-
'"'struido en 184.'} de orden del Presidente cionarios: de la misma manera one en la épo-
,ll
'ta Anna, veíase cubierto de mesas y pues- ca colonial habían adoptado nombres como los
°S en cpU> s e expendían toda clase de a r m a s de moros y cristianos, españoles y IVanceses,
j arreos militares: sombreros montados con insurgentes y chaquetas.
P'Unia ó fafalaises de papel, chacos con d i o - M u c h a s veces los muchachos abandonaban
r
° s , chilillos ó pompones, kepis, morriones y sus armas de ¡agüele y emprendían una lu-
f?°rras d(> cuartel: casaquillas, charreteras y cha aldorta á pedradas, de lo (pie resultaban
a
poiias de e s t a m b r e : fornituras, sables, espa- algunos descalabrados y no poco (pie hacer A
as
de metal ó de madera revestida de papel la policía. Mas lo (pie verdaderamente causa-
taiuulo. fusiles de hojadelata. cañoncitos y ba sobresalto en el vecindario y hacía poner
drizas con banderola: tambores, pitos y cor- en movimiento numerosas patrullas, eran los
(
'tas: barbas y bigotes postizos, banderas tri- pleitos suscitados de barrio á barrio, en los
olores, y para (pie nada faltase, vendíanse ipie tomaban participación los valentones, y
'ios carrizos en uno de cuyos extremos tenían se hacía uso de las piedras y de las armas eor-
ucajado un caballito de badana y zacate, y tas. como puñales y tranchetes, en particular.
ran en los q u e cabalgaban los chicuelos. Todas las puertas se cerraban, la gente huía.
•rrastrando en la tierra el cabo opuesto al en azorada, á todo correr, y las palrullas. las más
pie estaba ensartado el cuadrúpedo de cuero. veces, entraban en acción con sable desenvai-
• oco escrupulosos eran algunos padres de nado para dar. A poco, la estampida y dejar el
ainilia para gastar, por una vana ostentación, campo libre á los contendientes, hasta (pie
• °SCientos y más pesos en lujosos vestidos mi- ; fuerzas bastantes Uceaban para dominar A és-
uaros para sus hijos. tos y dar tin A la lucha.
Aprovecho la oportunidad (pie me ofrece el Las contiendas eran más encarnizadas
t reserite artículo para consignar un hecho que cuando acudían á ellas para dirimirlas con el
l,Vo
efecto en la hermosa ciudad angelopoli- prestigio de su valor ciertos valientes, quienes
'Uia, pocos años después de la terminación por haber vencido onda cual á un contrario
el
Jnijierio de Maximiliano. El ( i enera I Don suyo de otro barrio, eran coronados en las pul-
' osé María (¡onzáiez de Mendoza, que mucho (pierias é> en otros lugares de este jaez por los
Ruró en la Política del país, adunaba á un valentones de su localidad, ('liando en una
l!lr
o talento una imaginación viva que algu- lucha (laqueaba un bando, presentábanse los
as veces le hacían concebir ideas muy origi- coronados de éste para infundirle nuevo ardor
''les y excéntricas. La que ahora me viene á y reanimar con su ejemplo la pelea, hasta lo-
a
memoria, es relativa á una cláusula de su grar muchas veces la victoria.
"•Staniento. en la (pie ordené) la imposición de Kl origen de la antigua costumbre de ves-
^fi capital, destinando los réditos á la compra tirso los niños de soldados y de sus ejercicios
' ,<j vestidos y arreos militares, para distribuir- militares, en el «lía expresado, debe remontar-
108
el dia de S a n J u a n entre los niños pobres se á la éjioea de los Repartimientos y Enco-
Ue
la ciudad. , miendas, casi al principio del gobierno colo-
376 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

nial, pues tal costumbre no es más que la imi- multos y sediciones, á tener listas sus arm» 9 y
tación de las escenas que en tales tiempos se á presentarse á los alardes y revistas que de-
efectuaban. Los encomenderos estaban obli- bían verificarse en épocas determinadas, y &**
gados, según Carta del año de 1532 á la Au- se practicó por algún tiempo, al cabo del cual
diencia de México, á cuidar de la defensa de aquel ejercicio de los alardes quedó limitad 0
sus respectivas provincias, á combatir los tu- al día de San Juan.

BAÑOS DE CHAPULTEPEC.

-w^« 'H^^f^* »^^-

LAS FIESTAS DE LA PATRIA.

-S-O-i-

ILL sentimiento íntimo de amor ala Patria cas. El entusiasmo alienta en todos los cora-
que en su pecho abriga el hombre, ja- zones y de tal manera aviva nuestros sentidos
más se revela con tanta fuerza y ener- que todo aparece ante ellos sobrenatural. Lo 8
gía como en los críticos momentos en que alegres repiques de las campanas y particu-
aquella sufre los terribles efectos de una in- larmente los de nuestra hermosa Catedral hie-
vasión extranjera. Dígalo yo, á quien la in- ren nuestros oídos como una música celeste*
justa guerra americana hizo derramar las pu- de la misma manera que los conmueven los
ras lágrimas de un niño y la invasión fran- lejanos estampidos del cañón cual si fuesen
cesa destilar las muy amargas del corazón del los misteriosos retumbos del mar con los q« e
joven. éste revela su grandeza, el sol se presenta »
Ese sentimiento digno y grande es el que nuestra vista más radiante y esplendoroso, Î'
impera en los fastuosos días que dedica la Na- nuestra bella ciudad engalanada con flores»
ción al aniversario de sus glorias. Unificados cortinajes y banderas, transformada en un»
los pensamientos de todos sus hijos por un fin magnífica mansión de las batías. ¿Quién °o
tan grande, noble y elevado, dase tregua al se siente conmovido al presenciar el hermoso
dolor y échanse al olvido las rencillas políti- espectáculo que ofrece la ciudad en las primó"
CUADROS DE COSTUMBRES. 377
ra
8 horas de la noche del 15 de Septiembre? cipación en nuestro contento; por el afán que
¿ Quién no participa de esa alegría revelada se advierte en los vecinos para adornar sus
P° r el inmenso gentío que invade todas las ca- casas con cortinajes y festones; por ese ir y
des, en las que se agita y corre como impe- venir de los floreros, portadores de guirnaldas
tuoso río para desbordarse en la gran Plaza y coronas ensartadas en bastones de madera;
de la Constitución? Allí las bombas estallan por el movimiento de los carruajes, que rue-
en
«1 espacio y arrojan á millares sus luces dan velozmente para ir á situarse en conve-
de Bengala, luces de vivísimos colores que niente lugar de alguna bocacalle, desde donde
iluminan por momentos todo aquel recinto, puedan ver sin obstáculo los que en ellos van
dando a la vista el poder de abarcar en su con- el desfile de las tropas; por la presencia en las
junto, aquella masa inmensa del pueblo que calles de las bellas mexicanas, muy bien ata-
no deja más espacios libres que los ocupados viadas como saben hacerlo, que se dirigen alas
V°T los puestos de los confiteros y fruteros, casas situadas en la línea de la carrera, y van
(
iue desde lejos se distinguen á favor de sus á ser la principal gala y ornato de los balco-
lumin a r j a s de ocote. El murmullo que produ- nes, y, en fin, por la animación general que
ce la multitud se confunde con las alegres so- ¡ reina en el pueblo, que corre y vuela para co-
"atas de una banda de músicos instalados en locarse en las aceras, detrás de la valla de los
^ 8e gran kiosco, que se levanta en medio del soldados, y acaba por formar en éstas, barre-
Jardín iluminado por millares de farolillos ve- ras impenetrables.
necianos; confusión extraña (pie de vez en Para hacer resaltar las diferencias que ha
c
Uando es interrumpida por el estampido de establecido el tiempo sobre la manera de cele-
Un
petardo que lanza al aire sus grandes cohe- brar nuestra independencia, conviene retroce-
tes chisperos y tronadores, que al reventar en der á la época á que si; refieren las narracio-
' a s alturas inundan el cielo de lluvias de oro, nes de este libro.
despiden en todas direcciones rayos de fue- La función de la noche de ese día celebrá-
So y luces brillantísimas de variados colores. ; base antes en el Gran Teatro Nacional, cuya
Todo aquel gentío está pendiente del reloj de compostura, así como el arreglo de aquélla,
I a Catedral, y ansioso de que llegue el momen- \ estaban á cargo de la antigua Junta Patrióti-
to en que el Presidente de la República, des- ca. Adornábase el pórtico y el salón del Tea-
de el balcón principal de Palacio, ha de lan- tro con banderolas y festones; hermosas ara-
zar el famoso grito: ¡VIVA LA INDEPENDENCIA! ñas de cristal pendían del techo y el foro se
•Momento solemnísimo en que el entusiasmo convertía en otro salón de menores dimensio-
ra
y a e n frenesí. nes, cerrado por grandes cortinajes, lienzos
Los alegres repiques á vuelo de la Catedral decorativos y espejos, en los que se reflejaban
y los clamores de la multitud contestan al pa- las plantas y los ramos de flores que consti-
triótico vítor del Presidente; las bandas de tuían el más precioso adorno. Al frente se co-
los cuerpos se reparten por todos los ámbitos locaban, bajo un dosel de terciopelo, los asien-
de la ciudad tocando alegres dianas, con tam- tos de honor destinados al Presidente y á sus
bores y cornetas; los vecinos se retiran, según Ministros; á la izquierda se ordenaba la or-
8
u calidad, á sus palacios, á sus modestas ca- questa, y á la derecha asientos para ciertos
8a
» ó á los pobres hogares de los barrios, y la invitados, así como para algunos poetas y can-
§ente de fuera á los hoteles y mesones, des- tantes. Los alegres acordes del Himno Na-
pués de haber permanecido, como muchos de '• cional saludaban la llegada del Presidente
a
4Uéllos, por más ó menos tiempo en los cafés ¡ que se dirigía á su asiento atravesando el sa-
y neverías, y sólo el populacho queda dando lón por en medio de la concurrencia puesta
quehacer á la policía toda la noche. en pie, y la función comenzaba. Reducíase
ésta á la lectura del discurso oficial y de la
Al día siguiente los repiques de todos los
Acta de la Independencia, á la recitación de'
templos y los estampidos del cañón saludan
composiciones poéticas que alternaban con
la llegada de la aurora. Esa linda mañana se ¡
distingue de las demás porque aparece más ; hermosas piezas musicales ejecutadas por la
grande orquesta y los artistas de la Opera. En
brillante y puro el Sol, como si tomara parti- j
:Î78 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

estas funciones podía advertirse la inconve- cional. nombrándose al efecto los jurados cali-
niencia de tal costumbre, primero porque de ficadores. El de las poesías, formado p ° r l 0
la tal fiesta no disfrutaba el pueblo, sino de- Sres. Couto, Carpió y Pesado, optó por la ver-
terminadas familias del agrado del Ayunta- sificación de ü . Francisco González Bocane-
miento y de la J u n t a Patriótica, como siem- gra, y el de las piezas musicales, constituid
pre acontece; y segundo, por el mal efecto que por los Sres. José Antonio Gómez, Agustín
causaban los discursos á un público ávido de Balderas y Tomás León, se decidió por la com-
escuchar á los cantantes, y apenas toleraba las posición de Don Jaime Nunó. El 16 de Sep-
poesías si eran cortas y bien recitadas, cir- tiembre de 185-4, hízose oír por primera vez-
cunstancias que muy raras veces concurrían en el gran Teatro el himno que logró alcanza
en aquel acto. Yo mismo presencié en algu- la gloria de llamarse nacional.
nas festividades los desaires inferidos por el A las fiestas cívicas del día lfi, precedía l»
público á los oradores, haciéndolos descender solemne misa en la Catedral á la que concu-
de la tribuna antes de tiempo, en medio de rría el Presidente con sus Ministros y Estad
una rechifla estrepitosa y de aplausos burles- Mayor, el Gobernador del Distrito, Ayunta-
cos que, en México, son más que aquélla bo- miento de la capital y altos funcionarios cic-
chornosos y tomidos. les .y militares, siendo el acto más lucido en

FIESTA CÍVICA EN LA ALAMEDA.

Desde la consumación de nuestra indepen- época de Santa-Auna por la ostentación qu e


dencia no faltaron quienes intentasen dotar á éste desplegaba en sus ceremoniales.
la República de su canto nacional, pero todos La comitiva que constituía el llamado P 3 '
los ensayes fueron infructuosos. En 1849 vi- seo cívico salía de Palacio y recorría parte o
no al país el notable pianista Enrique Herz, la plaza principal y las calles de.Plateros y
quien agradecido por el buen recibimiento San Francisco para penetrar por el ángu
que se le hizo en la capital, compuso la mar- SE. de la Alannda en la gran glorieta central.
cha que, dedicada á los mexicanos, fué ejecu- á un lado de la cual se levantaba el templete
tada la noche de su beneficio, en el gran tea- improvisado en que habían de instalarse e
tro de la calle de Vergara, por los de la orques- Presidente y su séquito para oír la oración c -
ta y dieciseis pianistas en ocho pianos, ante vica que desde la tribuna, previamente colo-
un público numeroso. Aquella marcha de tipo cada, dirigía al pueblo el comisionado non -
antiguo, caracterizado por su ritmo lento, á brado, al efecto, por el Ayuntamiento.
pesar del aplauso con que fué saludado y á La cívica procesión si no fuera por la com-
pesar de su difusión en los primeros días no postura de las calles, por los repiques, por *a
alcanzó, al fin, la popularidad deseada. músicas y por la gente tan alegre y las tropa
A fines de 1853 la Secretaría de Fomento tan peripuestas y vistosas, producían un ma
expidió la convocatoria citando á poetas y efecto, pues cualquiera, al verla, creería que se
compositores para la creación del himno na- trataba de un entierro. Los empleados y mv-
CUADEOS DE COSTUMBRES. 379

for ^ a r t ' c u l a r « s que seguían á los vítores, gran trabajo zurcir un discurso, pues bastá-
os
no P o r los diversos gremios de artesa- bales, para el efecto, un corto vocabulario de
ve i" f l a r c * l a b a i 1 á paso lento, de dos en dos, frases rebuscadas y altisonantes, como las que
an 0S
° a s * t o d o s de negro, y se detenían siguen:—El ominoso yugo.—Las cadenas de
, y allí para no cortar la procesión, sin sa- la opresión. El obscurantismo.— Los Dos
girl d 6 n d e P ° n e r las manos ni á dónde diri- Mundos.— La tenebrosa Inquisición.—La ho-
Vls
8 ta. Esa culebra negra que apoyaba guera del fanatismo. El cetro férreo. •— El
a e n la Calle d e l P u e n t e d e S a n F r a n León ibero.—La Águila caudal.- La tiranía
cisc "
p y í a c °la aún no volteaba la esquina del opresora.—Los inmarcesibles laureles— El Sol
a de
gg Mercaderes, empezaba á desbaratar- ó la luz de la Libertad.- La noche ó las tinie-
a
ia entrada de la Alameda, de la misma blas de la esclavitud, y así otras por el estilo.
tro k & ^ 1 "' e n ^ a s n u ^ e s se disuelve una gran A un discurso del carácter que critico, dé-
bese el hallarse vacío el sepulcro de Cortés, en
¿engo por cierto que en tal acto los Presi- el templo de Jesús, del que violentamente hu-

COLUMMA DE HONOR DESF I LANDO FRENTE A PALACIO.

e
s renegaban de su puesto, primero, por bieron de sacarse los restos una noche para ser
em
„ ° r de (pie el discurso, á cuya audición remitidos á Palermo, ¡il Duque de Terranova,
(,
s condenaba, fuese extenso, circunstancia en lM2i{, á fin de que nofuesen profanados por
P!a tan sólo de las academias: segundo, el pueble, incitado por la imprudente excitati-
malo y mal dicho, circunstancia une todos va del orador del K> de Septiembre.
adviLr Uan, menos el orador; tercero, por el te- i A las interminables parejas de los particu-
Hior j lares y empleados seguían las autoridades su-
a las alusiones á la política del Gobierno,
en ¡ periores, el Ayuntamiento, generales y el Pre-
ocasión que solían aprovechar los indiscre-
ton i sidente rodeadode sus Ministros y Estado Mii-
^ - y cuarto, por las diatribas á España, eir- ; yor, y á lo último los coches lujosos de) Go-
/¡"'stíincia que caracterizaba álos patrioteros. | bierno y los diversos cuerpos del Ejército, á
J
8to rio quiere decir que escaseasen oradores I los que se iban incorporando, por su orden, los
' talento que. huyendo de tales defectos, pro- i soldados que formaban la valla. El tiempo que
piciasen discursos dignos v elocuentes. Hoy duraba la ceremonia en la Alameda lo emplea-
*a Perdídose la cost timbre de zaherir á Espa- | ba el Ejército para organ zar la columna que
a G
n los discursos"del 16 de Septiembre, por j pronto había de pasar frente al Palacio y ha-
'adores á quienes, ciertamente, no ofrecía
380 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS

cer los debidos honores al Primer Magistrado Antiguamente, en la época de Santa-Anna,


de la República. El regreso del Ejército, así con especialidad, celebrábanse además otras
ordenado, por las calles de la carrera, consti- fiestas patrióticas como las del 11 y 27 del mis-
tuía, el acto más grandioso de la solemnidad. mo mes de Septiembre, la primera en conme-
•fuegos de volatines en la plaza, paseos, moración de la batalla de Tampico contra £>a"
circo y otras diversiones por la tarde; fue- rradas, y la segunda como aniversario de la
gos de artificio, teatros y espléndidas ilumina- entrada en México del Ejército trigarante .al
ciones por la noche, completaban las distrac- mando de Tturbide.
ciones de acpiel día, á cuya solemnidad ó bri- Todos los actores de aquel drama extraor-
llo contribuían las colonias extranjeras. dinario han desaparecido de la haz de la tie-
Algunas veces amenizaban la procesión rra y se hallan sujetos al juicio de Dios, acto-
hermosos carros alegóricos. res de aquel drama que, como final rebultado,
La festividad del IB de Septiembre fué desató vínculos políticos, pero que ni pensó m
instituida por decreto de la Regencia de 2 de intentó romper los lazos que estrechamente de-
Marzo de J822. ben unir, para siempre, á la madre con la hija-

EL DIA DE MUERTOS.

—S-O-i-

"Vestidos negrox y pensamientos venies."—(JCKVKI»».

>.()!)( )S los calendarios, sin excepción, di- tido y luto en el corazón, nadie podrá negarlo;
cen: "Noviembre 2."' •'Conmemora- «pie muchos acudan presurosos á los cemente-
ción di- ios fieles difuntos." ¡Qué gran rios para colocar en los sepulcros de sus deu-
mentira es ésta! Tan inexacta y tan falta de dos, como ofrendas de su amor, cirios y Mores,
fundamento es la tal indicación como la de ninguno tampoco puede ponerlo en duda: m» s
los pronósticos que acerca del bueno mal tiem- lo que sostengo, por que? el hecho está á la vis-
\K> nos aseguran, con inaudito descaro, los ta, es que en tal día dominan generalmente
mismos almanaques. Deberían decir, para no los pensamientos verdes de que trata QuevP-
faltar al octavo mandamiento: " La festividad do, y las lágrimas de cocodrilo de que ha-
I>or los rieles difuntos." blo yo.
Qne muchos llevan ese día luto en el ves- Ese día es para unos, y hablemos claro, p«"
CUADROS DE COSTUMBRES. 381

ra
l°s creyentes, un día de llanto y de profun- cias que la de no expresarse, por innecesaria
da meditación, y para otros, es decir, para los entonces, la advertencia de que la muerte ha-
1
«diferentes ó tibios, un día de risa como otro bía efectuádose en el seno de la Iglesia Cató-
cualquiera. Los primeros, como se ha mani- lica y la de insinuar al invitado, lo que hoy no
festado, son los que llevan á los sepulcros flo- se acostumbra, á que concurriese á los funera-
res y cirios: aquéllas como la más pura mani- les con su coche (si lo tenía se entiende).
festación del acendrado cariño y éstos como Reuníanse, como hoy, los dolientes á la ho-
el emblema del fervor religioso. Las flores ra señalada, en la casa mortuoria, y en Unto
constituyen el adorno más precioso de la tum- que unos permanecían en pit; en el patio y en
ba, que l a envuelven en una atmósfera de sua- los corredores, otros entraban en la sala ó asis-
vísima fragancia, y los cirios son el símbolo tencia, cuyos muebles y espejos se hallaban
de la oración, exhalada continuamente por la cubiertos de lienzos blancos sostenidos jxjr la-
"ama que se dirige al Cielo y expresada por zos y moños negros, esperando aquéllos la sali-
el constante chisporroteo de las luces. Los in- da del ataúd de la pieza que habla servi-
diferentes llevan también cirios y flores, pero do de capilla ardiente, momento terrible en
u0
para expresar aquellos sentimientos, sino que los sollozos y algunos lejanos y ahogados
Para rendir culto á la costumbre y dar su tri- gritos, anunciaban á los dolientes la irreme-
b
«to á la vanidad. diable cuanto penosa despedida de los deudos
fodos van á la mansión de los muertos, y del difunto.
lo
s mismos escépticos al entrar en el camino Los entierros efectuábanse de la manera
'razado por los actos civiles no pueden pres- qui; paso á indicar.
cindir de penetrar en los que marcan los reli- Allá en tiempos de Maricastaña asistían á
giosos y. ¿sabéis por qué? porque son arras- los funerales los trinitarios, <|ue era los agua-
trados por la irresistible fuerza de la creencia dores, que, conforme á las prescripciones de
Universal, de la misma manera que un peflas- su cofradía, establecida en el templo de la
co
es arrastrado por impetuosa corriente ó Santísima, enterraban á los muertos, á cuyo
arrebatado por el violento alud de la montaña. efecto vestían hopalanda colorada y valona de
lienzo blanco. Cuatro de ellos cargaban el
ataúd, y unos diez ó más, marchaban por de-
LOS ENTIERROS. lante, de dos en dos, con vela encendida en
mano. Muy anteriora ésta cofradía fué laque
l na cartulina negra con letras de oro ó pla- existió on el mismo templo de la Santísima,
ta, ó bien blanca con letras negras, te anun- desde; el 20 de Marzo de ÍÒNO. cuyo título fué:
ciaba, lector ([Herido, ht muerte de un parien- "Arch¡cofradía de la Santísima Trinidad." for-
te, de un amigo ó de un simple; conocido, cosa mada de doce caballeros ó guardianes de la
''" verdad que pasa, en todos tiemjjos: /nas Ja sagrada imagen, quienes vestían igualmente
'bferencia que encuentro entre las tarjetas an- túnicas purpúreas, con encomiendas y escu-
tiguas y las de ahora, me obligan á tomarlas. dos de metal, y cruces triangulares sobre el
°°mo se dice en estilo oficial, en consideración. pechó. Guiábalos en las procesiones el guar-
Sobre fondo negro y lustroso, que era de dian tesorero, enarbolando un estandarte en el
nso más general, aparecía dorada ó plateada, que lucía una cruz azul en campo carmesí.
y más ó menos bien dibujada, una urna deba- Con el tiempo aumentóse la Arch ¡cofradía con
Jo de un baldaquín, sostenido por columnas el gremio de los sastres, que tuvieron por pa-
cuyas bases eran unas calaveras ante dos ca- trón á San líomobono, y más tarde con el de
ndías cruzadas, descansando sobre aquellos los cirujanos, farmacéuticos y flebotomianos.,
capiteles unas lechuzas, aves nocturnas que que ix>r x'atrón principal adoptaron al Santo
v
'en en J a s tinieblas y tienen un canto monó- Cristo de la Salud, cuya imagen se ha vene-
tono y lúgubre. En la plancha principal de la rado en el mismo templo, y jjor patronos se-
urna figurada, ó en la de su pedestal si lo 1c- cundarios á San Cosme y San Damián, bajo
nía, aparecía el fatal anuncio, redactarlo en los cuya advocación se fundó la primera ermita,
Mismos términos usados hoy, sin más diferen- (pie en el lugar de aquel templo existió.
382 EL LIBBO DE MIS BECUEBD06.

A juzgar por el traje que adoptaron los tri- riesgo de ser vistos por los dolientes, que van
nitarios y á su institución en el mismo tem- delante.
plo, debió haber existido relación muy direc- Escuchemos ahora lo que en cada uno de
ta entre ellos y los antiguos guardianes del esos carruajes se platica.
Misterio de la Trinidad. En el primero:
Los trinitarios hablan desaparecido á me- --¿Qué dice usted? ¡Qué desgracia!
diados del siglo, siendo sustituidos en los ser- —Si me parece imposible la desaparición
vicios fúnubres por los pobres del Hospicio. de este amigo tan querido.
Generalmente concurrían á los entierros ocho —Tan bueno, tan honrado y tan conse-
hospicianos grandes que, alternándose, carga- cuente . . . .
ban el ataúd, y ocho chicos que iban delante —Y tan excelente padre de familia y tan
con cirios encendidos, y á todos se les pagaba buen ciudadano.
un peso por vía de limosna. Su traje era, como —¡ Pérdida es y muy grande la de mi ami-
la cachucha, negro, y ceñían la blusa con cin go para la familia y para la Patria, ó para la*
turón de cuero. En las exequias pomposas el letras, ó para el Ejército, si en vida había si-
máximo era de 100 hospicianos, como se vio do literato ó militar el difunto.
en los funerales de Don Lucas A laman en el Como se observa, en este coche había sólo
templo de Jesús el 5} de Junio de 1858. el cariño.
Tras del fúnebre cortejo seguían con los En el segundo carruaje:
dolientes los carruajes, más ó menos de lujo y —¡Qué dices, hombre, qué mala suerte es
numerosos, según la calidad del difunto. En la mía! ¡Morirse el patrón (ó jefe) en los mo-
la época A que me refiero ( mediados del siglo), mentos en que iba á aumentar mi sueldo se-
ya estaban en uso los canos fúnubres: así es gún me había ofrecido, ó á promover mi as-
que la diferencia en los entierros, además de censo en la oficina!
la expresada, consiste en que los coches de —Lo que es por mi parte lamento su muer-
cuatro asientos están sustituidos por carrua- te, más ésta no empeora mi situación, pues sa-
jes de tranvías. bes que el difunto no me quería.
Otra notabilísima diferencia de tal cos- —También eras muy faltista.
tumbre consiste en el comportamiento de los Entretanto, otros sostienen diálogos de dis-
asistentes, cuya conversación declina verda- tinto género:
deramente en irrespetuosa, lo que debe reco- —¡Pobresmuchachas Fulanita yZutanita,
nocer por causa la mayor concurrencia eu ca- (las hijas del difunto); están inconsolables pe-
da vehículo. ro cada vez más lindas.
Hoy los asistentes á los funerales pueden —Ahora es tiempo de consolarlas....
dividirse en tres clases: —Como que te diré, Zntanita no me ve
1". La de los verdaderos dolientes, ó sean con malos ojos.
los deudos y amigos de cora/.ón, quienes se —Ni á mi Fulanita, pero téngole miedo á
instalan en el primer carro, si suponemos que la vieja que todavía está muy fuerte.
sólo sean tres, para facilitar más la descrip- —Pues hijo, el que no se aventura no pasa
ción. la mar.
2 a . La de los que concurren por obligación, En este coche suele, de vez en cuando
siendo tales individuos dependientes de la ca- asomar á los labios de los asistentes la son-
sa del difunto, sus antiguos empleados subal- risa.
ternos de oficina, civil ó militar, ó de alguna En el tercer carruaje :
casa de comercio. Estos se apoderan general- —Convénzase usted, Fulano (el difunto)
mente dol segundo carruaje. se llevó la llave de la gaveta.
8 a . La de los indiferentes, que concurren —No lo crea usted, pues según pública voz
por compromiso, y son los que invaden el ter- y fama, ha dejado una fortuna más que re-
cero y último cocho, con el preconcebido fin i guiar.
de irse desprendiendo poco á poco y uno por —Pues yo tengo mis datos para juzgar lo
uno en las bocacalles durante el tránsito, sin contrario. Muchas veces la señora me exposo
CUADROS DE COSTUMBRES. 38:J,

sus cuitas, manifestando q u e Ja fortuna de su llenar los carros que le pidan con dolientes de
marido iba á menos cada día. la primera clase, y con pocos de. la segunda,
Pero tenga usted presunto que donde absteniéndose de invitar á los do la tercera,
lloran está el muerto. Yo sé que F u l a n o hizo que son los que rehuyen los momentos tristes
muchos negocios que le proporcionaron gran- y ultrajan un cadáver con su i m p o r t u n a con-
des utilidades. versación.
E s verdad, pero también tuvo grandes Concluidos los funerales y ya de regreso á
pérdidas en el juego, pues como usted sabe. la ciudad los (pie asistieron á (dios, vansc;

ra muy dado á la tinilm. apeando de los tranvías y dirigiéndose, unos
- No tanto, h o m b r e ; es verdad que no to- á los billares y cafés, oíros al teatro y los me-
" í a mucho de aquello con que se hacen los nos, que son los dolientes verdaderos, á la ca-
formones, pero es de lo q u e menos se necesi- sa mortuoria en la q u e suelen encontrarse con
ta hoy para hacer pesos. otras personas de esas i m p e r t i n e n t e s que en
¿ C u á n t o cree usted que dejaría:" tan terribles momentos insultan á una, fami-
Su medio milloncejo. lia desdichada, manifestándole pesar con la
¡Caspita! Fis decir, (pie á c a d a hijo le to- palabra y su indiferencia, por no decir despre-
carán sus 12."),(KX) duros. Xo es mal bocado. cio, con sus pláticas y risa tan fuera de pro-

INTERIOR DEL PANTEÓN DE SANTA PAULA.

Y así prosiguen haciendo el balance de la pósito, según habrás tenido ocasiones de ad-
fortuna del difunto y u n a cuenta tan exacta vertir, querido lector.
UUe ni el finiquito falta, y de est;i conversa-
ción pasan á otra más a n i m a d a hasta t e r m i n a r KL PANTEÓN DE SANTA PAL'LA.
<'U anécdotas y cuentos que provocan carcaja-
das. Cuestión de contrastes: unos lloran y Hallábase situado en la Calzada de S a n t a
otros rien. María y tenía su puerta principal al O r i e n t e ,
¡Y éstos son los (pie acompañan a u n cadá- casi enfrente de la calle de los Salitreros,.pa-
ver á su última morada! ra llegar á ella pasábase un mal luiente cons-
Tan r e p u g n a n t e es para mí esta conducta. truido sobre una acequia sucia y pestilente,
•lue una vez, en caso semejante, hube de salir- que corría por toda la avenida, de S u r á Nor-
me indignado á la plataforma del carro, en te, desde la rinconada que formaba el a n t i g u o
compañía de otro amigo. edificio de las H e r m a n a s de la Caridad, ya
P o r tal motivo, aconsejo, lector amigo, á derribado, hasta el puente de S a n t i a g u i t o . Di-
todos aquellos que por desgracia ineludible cha puerta, único detalle (pie por fuera inte-
tengan q u e acudir al Sr. (rayoso, procuren r r u m p í a la monotonía de los muros q u e por
384 E L L I B R O DE MIS B E C t ' E B D O R .

cada lado se extendían, en una longitud de t>2 Tres galerías abiertas con sus techos de vi-
metros, era de medio punto eon verjas de ma- guería, sostenidos hacia el interior por pilas-
dera pintadas de verd»», apareciendo entre los tras dóricas y hacia afuera por las paredes y
radiantes barrotes del arco una mitra y arri- sepulcros que en tres órdenes sobrepuestos
ba, de la clave una O dividida de m «lio á me- existían, limitaban el panteón por el Oriente,
dio por una espada, con lo que un ingenio Norte y Sur, no avanzando estas dos últimas
cursi pretendió significar: ¡oh partida! más allá del frente de la capilla : de suerte que
Al entrar en el amplio /aguan veíanse pin- la mitad de aquél hallábase sin construccio-
tadas en una y otra pared, respectivamente, nes, y era la parte en (pie se abría la capiro-
1RS siguientes octavas: tada ú hoyanca de repugnante aspecto, en 1<1
cual dábase sepultura común á los cadáveres
Piedad, misericordia. Dios bondoso. de los pobres cuyos deudos no podían pagar la
Alivia al hombre en su terrible muerte. \ particular. I Tna trampa de madera, á guisa de
Y á la entrada del mundo misterioso i puente levadizo, cubría aquélla, y sólo se le-
Sosténgalo, Señor, tu brazo fuerte. vantaba para dar entrada en la espantosa hon-
Mortal que entras aquí, ruega ardoroso , dura á un nuevo cadaver, el cual, apenas cn-
Por los que hallaron ya su eterna suerte; ; bierto con un puñado de tierra, se confun-
Y á la súplica ardiente de este suelo i día con los demás. ¡Dichosos tiempos los ac-
Siempre benigno la ha escuchado el cielo. ; tuales en que ha desaparecido tan lúgubre co-
' mo perniciosa costuraba!
En este sitio solitario, umbrío.
A donde gime el alma enternecida Cada tramo del panteón, separado por la
No se halla la fortuna, el poderío. crujía, se hallaba compartido en cuatro jardi-
Sino el último resto de la vida: nes de forma regular, en los (pie se levataban
Aquí se torna el hombreen polvo frío: criptas y sepulcros de construcciones más ó
Aquí ve su carrera fenecida. : menos elegantes. Entre esos monumentos eran
Kesjx'ta este lugar, y al verlo, espera notables, los de las familias Luermo y Melga-
El golpe horrible de la muerte fiera. ; rejo, los del Doctor Andrade y Don Antonio
María Esnaurrízar, y el que se levantó para
Abajo de una de las octavas había, tam- ; depositar el pie que perdió el General Santa
bién pintada, una calavera y dos canillas cru- Anua, combatiendo contra los invasores fran-
zadas y más abajo estu sentencia: ceses, en Yeracruz.el à de Diciembre de 1838;
ese pie hallábase guardado antes, en urna de
Filí lo (¡ne recs
madera, en la capilla de Santa Teresa.
Serás lo (¡ne soi/.
Una crujía limitada por balaustradas de *
# *
piedra, igualmente compartidas por pilastras
tpie sustentaban urnas funerarias, conducía El Panteón de Santa Paula estaba ligado
directamente á la capilla, que si* levantaba en á dos acontecimientos que no debo pasar en
el centro del panteón, con su puerta de arca- silencio, y á ellos voy á referirme.
das gemelas y sobre cuyo entablamento, sos- Si la atlulación levantó aquel monumento,
tenido |>or columnas dóricas, se alzaba el cam- la ingratitud lo echó abajo el (i de Diciembre
panario formado de dos cuerpos: el inferior tie de 1844. sirviendo de instrumento ese mismo
tres arcos y de uno solo y de menons propor- pueblo que. en días mejores, abatiendo su dig-
ciones el superior, al (pie daba remate una es- nidad, se uncía en lugar de los caballos á l*1
tatua de la l'e. cuya crnz dorada y bruñida carroza de Santa Anna para conducirle en
reverberaba los brillantes rayos del sol. Las triunfo j)or las calles de la Capital : pueblo que.
campanas pintadas de negro y con una cruz como todos, siempre está dispuesto á lapidar
dorada. (pie en los mencionados arcos existían, hoy al que incensó y glorificó ayer, digno re-
dejaban oír. durante las exequias (pie se efec- presentante, en tal día, del revolucionario
tuaban en las diversas horas del día, su pau- pueblo francés que, en Octubre de 1793, asal-
sado y triste clamoreo. tó la abadía de San Dionisio, para profanar los
CUADROS DE COSTUMBRES. 385

cadáveres de sus antiguos reyes, sin perdonar completo de la política, habíase radicado en
°1 de Enrique el Grande y el del no menos fa- México en la casa número <> de la calle de Ver-
moso general Tnrena, ambos gloria de la gara. De esas relaciones he tomado los puntos
fruncía. necesarios á mi objeto, y para determinar los
Entiéndase bien que no trato de defender rasgos característicos de aquel personaje; en
la personalidad del General Santa-Anua, ni de I los últimos años de su existencia.
disculpar sus graves faltas cometidas particu- ! Un amigo de nuestro inolvidable Don An-
larmente en su última dictadura y aún des- ! selmo de la Portilla, el inteligente, y eaballe-
pués de ella; ataco un acto innoble é indeco- ! roso Director de La Iberia, visitó al General
roso que ui siquiera fué debido á la exaltación : Santa Auna el día 12 de Marzo del expresa-
u,!
un partido, sino á los rencores personales | do año. La pintura que hace do ese persona-
de un solo individuo que supo explotar á tiem- je «pie tantas veces fué el arbitro de los des-
po la veleidad del pueblo bajo. tinos de México, es la «pie sigut;: Era un an-
l'ti malaconsejado médico y algunos indi- ciano «le elevada estatura y de cabeza erguida,
viduos á caballo azuzaron á nuestro pueblo y : y vestía el traje tradicional, compuesto de un
'° condujeron al panteón de Santa Paula, y ancho pantalón blanco, chaleco de seda ama-
echando al olvido que en aquella reliquia es- rillo claro, casaca azul con botón de águila,
taba vinculada una página de nuestra histo- i dorado y corbata blanca.. A pesar de las arru-
ria, la columna fué lazada, echada á tierra y l gas que surcaban su rostro y de. los pocos ca-
aducida á pedazos, destrozada la urna y ata- | bellos que cubrían su cabeza, negros todavía,
dos al extremo de una cuerda los restos de : su aspecto era el de un hombre cuya edad no
aquel pie, perdido por su dueño en defensa «le ! excedía de los sesenta años: su paso, aunque
'a Patria. Arrastrados por las calles de la ciu- lento á causa del pie, era firme y seguro, y su
dad á los gritos de ¡Muera Santa Auna! des- I cuerpo tan erguido, que aún prometía resistir
prendiéronse al fin del lazo en la de Vergara, ' los embates de la edad.
8
'eii(lo levantados por un santa annista, según Después de referir Santa Amia las impre-
80
aseguró. El pueblo siguió dando muestras I sion«;s recibidas al regresar á su patria, en la
de su inconsciente encono, destruyendo la es- I que todo halló mudado, no sólo en lo concer-
tatua que se levantaba en el peristilo del gran ! niente á la administración pública, sino en lo
teatro, y cometiendo "otros desórdenes «pie al I relativo á las costumbres y k los hombres; de
nn
pudo evitar la autoridad haciendo bajar «le ¡ lamentarse por la pérdida de tantos amigos
811
columna, otra estatua del mismo Santa- que la muerte le había arrebatado y de felici-
Auna que se hallaba en la Plaza del Volador, i tarse por los pocos que 1«; quedaban, y des-
y la cual fué depositada en una cochera del | pues de relatar hechos «pie conservaba vivos
"alacio. También se retundió el busto de ye- i en su memoria y (pue, en parte, dejaba escri-
80
que en uno de los medios puntos de los bal- : tos según decía, recayó la conversación sobre
i n e s de la "Sociedad de la Bella Unión" había. I los restos de aquel pie que consideraba perdi-
Ese mismo pueblo amotinado intentó des- | dos y con los cuales venía á reunirse, como
truir el hermoso cuadro de Paris, que repre- j había dicho en los Estados Unidos.
8(,
nta la capitulación de Barradas en Tampico 1 Una feliz conincidencia permitió al escri-
y en el cual resaltaba la figura de Santa-Anna, ! tor de quien he tomado estos apuntes, dar la
P^ro el diputado Llaca impidió que se llevase ; relación del hecho «pie tanto he deseado escla-
a
cabo aquel acto de lesa civilización. ¡ recer, aunque no ha dejádome aquélla satisfe-
Deseoso de investigar el paradero de los I cho por cuanto á que no ha sido comprobada
''^presados restos, para complemento de esta i por varias personas á quienes h<; pregunta-
"'storia, he preguntado á los libros y á los ¡ do y que, en mi concepto, debieran estar ins-
"Ombres, y sólo he adquirido relaciones de ¡ truidas de los hechos que si; mencionan.
Periódicos, como las de El ( 'arreo del Couier- ¡ Una señora presentóse al general, en pre-
Ct0
< La Iberia ,</ El Federalista,, el año de sencia de la persona en cuestión y le entregó
°'4, que se contraen al asunto, cuando ya el una caja diciéndole que su marido, antiguo
General Santa-Anna, anciano y alejado por Coronel del Ejército, habíale encargado poco
49
386 EL LJRRO DE MIS RECUERDOS.

antes de morir que pusiese en sus manos, en sin empuñar el cetro. Su cadaver fué condu-
tiempo oportuno, las reliquias de aquel pie. cido al panteón del Tepeyac, sin honores mi-
que se creían perdidas y que él había recogi- litares, ni más acompañamiento que el de unos
do y conservado. cuantos leales amigos.
Otras pinceladas, según los datos verídi- Sic transit gloria hujus •minuli.
cos que he adquirido, servían para hacer re-
saltar más los rasgos característicos del perso- * # *
naje (pie mucho tient* que figurar en la His-
toria. El otro acontecimiento á que me referí al
Cuando so le presentaba alguno de sus an- principio de este artículo, es el (pie en segui-
tiguos subordinados, recibíale de pie, y avan- da paso á relatar,
zando luego hacia ál y dando con el bastón No ya la adulación ni el imbécil furor po-
repetidos golpes en el suelo, indicio cierto de pular, sino el patriotismo fué el que desarro-
su excitación nerviosa, le preguntaba: lló otra escena conmovedora, digna de eterna
—¿Quién eres tú? recordación.
Soy Fulano de Tal, el antiguo asistente Era el día 17 de Septiembre de 1848. La
de Vuestra Excelencia, que á mucha honra aurora de esa mañana fría y nebulosa, fué sa-

,ff r.nn
ENTIERRO DE FRONTERA. -ESQUINA DE GUARDIOLA Y SANTA ISABEL.

tuvo el pelear contra los t/aiikcrs, siendo prue- i ludada, por las salvas de artillería que anun-
ba de ello estas cicatrices. ! ciaban á la ciudad el imponente acto que iba
Supongo que te habrán ascendido. j á verificarse para trasladar los restos de cuatro
--•¡Oh! no señor, soy sargento como siem- ; héroes que perdieron la vida, un año antes,
!
pre. defendiendo á la patria contra los invasores
¡Qué me dices, hombre!. . . .eso no pue- ¡ norteamericanos.
de ser. Y al rejx*tir sus frases, agitaba más y ; Desde el templo de Jesús en que se halla-
más el bastón, haciéndolo sonar fuertemente i ban depositados esos restos, hasta el Panteón
contra el suelo y luego añadía: de Santa Paula, señalábanse las calles de la
Toma hombre, toma, é impacientándose- ; carrera por los cortinajes blancos con moños
porque en sus bolsillos no hallaba la moneda ; negros (pie adornaban puertas y balcones.
que dar quería, retirábase de la sala para vol- Esas calles eran las de Jesús, Portacœli, Fla-
ver en seguida con uno ó dos pesos que entre- mencos, frente de Palacio, frente de Catedral,
gaba á su antiguo compañero de armas. Plateros, Profesa (3'-' de San Francisco), 2a-
El 21 de .(unió de lNTfidojó de existir, á de San Francisco ó del Correo, (*) I a . de San
los H4 años de su edad, el tantas veces célebre
Don Antonio López de Santa-Anna, aquel que (*) Ksta oficina estaba entonces en dicha calle, en
en vida llegó á ostentar las ínfulas de un Rey una de las casas de Borda, hoy Palacio de Cristal.
_________ CUADROS DE OSTCMBRES. 387

Francisco h a s t a la esquina de la del Monte I b Jefes y oficiales del Ejército y Guar-


P
i o ( 1 ) 0 S a n J u a n de L e t r á n , S a n t a Isabel y dia Nacional.
siguientes hasta el Panteón. 17 A y u n t a m i e n t o .
H e a q u í el orden de la fúnebre procesión: 1H Varias corporaciones.
I Descubierta de Caballería de la Guardia 1!» Secretarios de Relaciones. J u s t i c i a y
nacional. Guerra, q u e presidían el duelo.
- G u a r d i a alemana (2) en guerrilla. La comitiva llegó al Cementerio de S a n t a
;
5 G u a r d i a francesa con las armas á la fu- ¡ Paula y se agrupó en torno de u n a pira que.
«érala, llevando los oficiales al brazo un eres- : al costado derecho de la Capilla se habiti le-
Pon negro. vantado, en tanto q u e los Cuerpos Nacionales
4 Batallón Nacional "Mina'" con cuatro Hidalgo, Victoria, Independencia y Bravo
Piezas de artillería. formaron en el fondo del Cementerio y las
5 Cuerpos nacionales Hidalga, Viciaria, ; guardias alemana y francesa custodiaban la
Independencia y Braros. con armas á la fu- e n t r a d a del P a n t e ó n . E n la tribuna prepara-
nerala. * : da til efecto, leyéronse- j)or el Licenciado Don
> Alumnos del Colegio Militar, con un es- ¡ -losé Marín Laeunza, varias inscripciones la-
f

tandarte negro con esta inscripción: .1 las ] tiiuis en nombre del V¡cario Capitular y pro-
'1>«J murieron por la patria. nunciaron notables y patrióticos discursos los
7 Preste y acólitos con ciriales, cruz alta ¡ Generales Don S a n t i a g o Blanco y Don J o s é
y acetre. | María Gonzalez/ Mendoza, así como sentidas
8 R e s t o s de los p a t r i o t a s FUONTKKA,CANO, ¡ poesías los señores Don Guillermo P r i e t o y
PÉREZ y X K O T K M A T I . . cuyos ataúdes iban ¡ Don Félix María Escalante, un oficial de Guar-
conducidos, respectivamente, á hombros de ¡ dia Nacional y un a l u m n o del Colegio do S a n
cuatro sargentos. < o" ) IGregorio.
'•' Carro fúnebre cubierto con un gran pa- ¡ T e r m i n a d a la ceremonia, depositáronse los
«o negro y sobre el cual posaba una águila i ataúdes en sus respectivos nichos, en el ala
dorada q u e con sus garras sostenía la misma | derecha del P a n t e ó n , y un alumno del Cole-
v gio Militar colocó, en nombre do sus compa-
estidura y un estandarte. Llevaban los cordo- j
Ues algunos inválidos. ñeros, la b a n d e r a d o q u e so ha hecho mención,
1" G r u p o de inválidos con estandartes. i á tienqio q u e la artillería de Mina hacía l;i
I I C u a t r o callados enjaezados. correspondiente salva fuera del Panteón y los
12 C u a t r o mareros vestidos de negro. i demás cuerjxMS las de fusilería dentro de él.
1H Tercer R e g i m i e n t o ligero, con armas á Las inscripciones á <pie he ¡iludido escri-
i» funerala. tas en las lápidas que cubrieron los sepulcros,
14 L o s colegios (le S a n Ildefonso. San j fueron las siguientes:
•'uan d e L e t r á n , S a n Gregorio. Seminario y j Ksti'enuo ai- invicto .loanni Cano
Minería. j l l o c sepiilcrum donat.
!•> Particulares de riguroso luto. M;cx¡can;c Kcclesiir
• X V. Kalenilas Octobris anno
MIM r e x i,vi II
Kcclosia Mexicana
(1) F.l Montepío ocupaba entonces Hi casa que hoy
Hic (¿iiiescore Itecrevil.
' ^ ' M Sr. Garría Torres.
Joseph Frontera
( - ) F.n esa época liirtiin.ua para. México, las colo-
< i loria et honore coronal us.
nias extranjeras habían tomado las armas ¡«ira m u -
X V. Kaleiiilas < )t tobris anuo
servar el onlen i-n la ciudad, á lili de dejar i'X|>e»lit<>
ll MIMI ( \ I . \ III
' J'.ji'irito y (riiunlia .Nació' al ¡>ara combatir al in-
vasor. •loanni X . IVre/.
' '•> ) Kl General Frontera sncnmbió en la batalla M i l i t a r i ( ¡ l o r i a Claro
'"'I 1!) de Agosto contra el invasor norteamericano, en M.ixican.-e l'à-elesia-
J'ailierna. Kl (¡encrai 1'érez, el Teniente Coronel Don lloc tu I il il llim
•Ulan Cano y el Coronel Xicoténcatl, fueron muertos Uicavit.
Por el mismo invasor en su ataque á Cliapultepcc el XV kalendas Octobris anno
(lí
a .13 de Septiembre <le 1847. .MIH'CCXI.VJIl
388 EL LIBBO DE MIS BECUEBDOS.

Obiit sed in sternum vivit así prosiguió el Cementerio por la vía de su


Filipis Xicotencatl decadencia hasta su clausura, con aplauso ge-
Hic Quiescendo neral, en 1871.
Muniflcentia Ma»xican«> Ecclesise
XV. Kalendas Octobris anno
MDCCCXLVIII-
LA VERBENA DEL DIA DE MUERTOS.
Costumbre fué, y muy arraigada, lade en-
terrar á los muertos en el interior de los tem- El día de Todos Santos en la tarde unos
plos y en sus atrios, y á pesar de las repeti- pobladores de la Capital concurrían, como hoy,
das disposiciones de la autoridad no empezó á los templos para visitar las reliquias de los
á desterrarse de la ciudad sino hasta el año bienaventurados que en ellos se veneran, (*)
de 1836, en que el activo y probo Don Vicen- y otros dábanse prisa para disponer todo lo
te García, Administrador del Hospital de San concerniente á la compostura en los panteoneB
Andrés, obtuvo permiso del Gobernador de la de los sepulcros y monumentos que habían de
Mitra, después Arzobispo de México, Doc- aparecer al día siguiente vestidos de gala. Con
tor Don Manuel Posada y Garduño, para edi- este fin las familias remitían á los expresados
ficar un Panteón General en el antiguo Cam- cementerios candeleras y cirios, jarrones y ti-
po Santo que cerca de la iglesia parroquial bores, coronas de chaquira, azabache ó de flo-
de Santa María la Redonda fundó en 1784 el res artificiales y cuantos adornos le sugería el
Arzobispo Don Alonso Núñez de Haro y Pe- acendrado cariño hacia sus deudos difuntos, 6
ralta, para enterrar en él á los que fallecieren bien su vanidad, porque de todo hay en la vi-
en el expresado Hospital. Por acuerdo del ña del Señor, según observar puedes, lector
Ayuntamiento fué declarado el nuevo estable- amigo, en los tiempos que corren. Al día Si-
cimiento Cementerio General con el título de guiente, muy de mañana, completábanse aque-
Santa Paula, confiándose la ejecución de la llos adornos con ramos y coronas de frescas y
obra al mencionado administrador, señalándo- olorosas flores, se asistía á los templos para
se para sufragar los gastos algunos productos oír una ó las tres misas que en tal día dicen
de las rentas del mismo Hospital y de los cré- los sacerdotes y daba principio la visita á los
ditos que le reconocía el Gobierno General por panteones. Omnibus, guayines y coches par-
asistencia y auxilios que había impartido á in- ticulares y de providencia, como si se tratase
dividuos del Ejército. de una gran verbena, no cesaban de transpor-
tar gente rica y de mediano porte, en tanto
Con el aumento del terreno del nombre de
que la del pueblo, formando cordones apenas
Santa Marta, comprado por el mismo señor
García, el Panteón de Santa Paula llegó á
poseer una superficie de 37,8(X) metros cua- ( *) Las reliquias de los santos existentes en la Ca-
drados, y adquirió la tan deseada preponde- pital que se expouían al público en tal día, eran i*8
rancia, ostentando una buena Capilla, de la que siguientes:
se ha hecho mención, en cuyo altar se venera- San Primitivo, San Teófilo y Santa María, en la Ca-
ba una hermosa pintura de Cabrera que re- tedral.
San Plácido mártir y San Vicente, nifio y mártir,
presentaba á Nuestra Señora de las Angustias, en la Colegiata.
más de mil doscientos nichos, grandiosos mo- Santa Oeieste mártir, en Loreto.
numentos como el muy notable de Esnaurrí- San Clemente, Santa Cándida, Santa Rubrineta,
zar, y bellos jardines de plantas y flores olo- San Rufo y un hueso del dedo pulgar de San Juan Ne-
rosas que perfumaban el ambiente; mas con pomuceno, en la Enseñanza Antigua.
Santa Felicitas mártir, en Santa Teresa la Antigua-
la muerte del señor García, acaecida en 1851, San Adesdato mártir, en Santa Teresa la Nueva.
todo empezó á decaer rápidamente hasta el San Vicente mártir, en Balvanera.
grado de convertirse el Panteón en un fangal ; San Plácido mártir, en la Concepción.
desaparecieron las hermosas plantas para dar Santa Victoria mártir, en la Encarnación.
lugar á la rastrera hierba, y el fragante aroma San Incundo mártir, en la iglesia grande de San
de las flores y de los azahares fué substituido Francisco.
Santa Clemencia, vestida á la romana, en el Tercer
por un hedor nauseabundo ó insoportable, y Orden.

IIILI1TECA I
LA F V I rí r»
CUADB08 DE COSTUMBEES. 389

wternimpidos, se dirigía à ellos á pie, llevan- que hacía resaltar los vicios y defectos de que
do no pocos individuos sus provisiones de bo- habían adolecido en vida aquellos que, víc-
ca en las que como elemento principal contá- timas de la muerte, yacían tranquilos en sus
base el pulque, precaución inútil, por cuanto tumbas.
a
qne en las inmediaciones de los panteones Si el epitafio enumeraba las prendas de un
les esperaban los puestos de fritangas y de la caballero ó las virtudes de una dama, no fal-
Popular bebida. taban quienes propalasen ideas contrarias,
A las diez de la mañana todo estaba listo manifestando que el primero había sido un
en agiotista ladrón y la segunda una Mesalina.
los panteones á los que llegaban unos, se-
S>un he manifestado, querido lector, para en- Para que no abrigues duda, querido lector,
vegarse á la oración y llorar, y otros para di- acerca de tales hechos aunque, por fortuna, no
vertirse y reír; aquéllos para exponer su an- generales, te refiero que hace poco tiempo es-
gustia y éstos para ostentar su vanidad. Mez- cuché frases semejantes de un individuo—¡ca-
cla extraña de encontrados sentimientos por so estupendo por extraordinario!—quien no
la que no dejarás de preguntar: ¿cómo será conformándose con palabras injuriosas puso
f su pie con gran desacato y desprecio sobre la
acil distinguir, entre tantos que visten de ne-
8 r o, los que llevan luto en el corazón de los losa funeraria. ¡Oh caridad cristiana! ¿por
que se hallan tan sólo animados por sus pen- qué te has alejado de los hombres?
samientos verdes? Observa con atención, te Por el estilo seguía la crítica ensañándose
contesto yo, á los primeros en el cementerio con los muertos; de suerte que todos aquellos
y e n el templo, y á los segundos en el cemen- modelos de virtud que como tales hacía apa-
terio y en el paseo, sin preocuparte en nada recer el tierno amor, la gratitud ó la petulan-
con el vestido negro, que es el disfraz que en cia, si se quiere, tornábalos la maledicencia
*al día de carnaval á muchos corresponde. en ejemplares del vicio y de la maldad.
Aquella gente, con excepción de los que Que muchos títulos pomposos de los epita-
*ban guiados por un puro sentimiento y á los fios con que se quiere enaltecer la memoria
que no alcanza la crítica, se derramaba por las de los hombres sean dignos de censura, nadie
galerías y prados de los cementerios demos- puede negarlo, y más cuando aquéllos ofrecen
trando cada individuo sus tendencias y los di- composiciones de poetas ramplones, que en
ferentes sentimientos de que se hallaba po- cada verso asientan una herejía, ó por lo me-
seído. Los elegantes, de flamante luto, anda- nos, frases poco pulcras, como las que se re-
oan en busca de corazones heridos por el amor gistran en las revistas de los panteones. Todos
y los desarrapados con su medio luto de pura esos epitafios son dictados en los momentos
tougre, deslizábanse á caza de relojes y de los en que el dolor impera sobre la razón, motivo
objetos mal parados en las tumbas : embriaga- por el cual pocos, muy pocos, aparecen con
dos aquéllos con los humos de su petulancia ideas correctamente expresadas. En esas ma-
6
indiferentismo, y ebrios éstos con los espi- nifestaciones obra, á veces, la hipocresía, y
o n s del pulque ó del aguardiente, pero todos para probar esto que digo, bondadoso lector,
P'ofanando aquellos lugares del eterno reposo remíteme á un hecho como el que te voy á
Q© varias generaciones. contar:
Durante la visita á los panteones, los que En Santa Paula, en ese gran cementerio
Ja habían pagado su tributo á la naturaleza que por completo ha desaparecido á fin de ex-
esperando el juicio de Dios, alcanzaban en ta- tender por ese rumbo la planta de la ciudad,
le
s momentos el juicio de los hombres, tanto había entre sus millares de lápidas una que
ma
8 tremendo, cuanto que no es como el de llamaba fuertemente la atención por los tier-
Aquél, justo y misericordioso. Al leer los epi- nos conceptos que expresaba, finalizando con
tafios, en su mayor parte pomposamente ins- estas frases:
ectos, la crítica no se limitaba á reprobar sus
J^uibombantes conceptos que hacían aparecer "Su afligida esposa lo llorará eternamente.*'
l**8 cementerios como los sagrados depósitos Quién había de decir que un mes después
**© cuerpos gloriosos de puros ángeles, sino de hallarse allí sepultado aquel modelo de los
390 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

esposos, había de verse á la v nul i ta que, por I por cuatro de ístos cargado, figuras simétri
tyjí V,L.IIIII" ~ ~ 0 — C5 .,

cierto, era joven y bella, paseándose muy ufa camente colocadas sobre listones de tejamanil
na en la Alameda, admitiendo los requiebros las que unidas unas con otras por charnelas,
de un galán.
He aquí por qué el tan agudo como filóso-
fo Don Francisco de Quevodo se expresó en
estos términos: "Vestido negro y pensamien-
tos verdes."

*
# *

Los serenos ó guardianes nocturnos, los ;


ENTIERRITO.- JUGUETE.
padres del at/ua fría ó guardas diurnos, hoy i
gendarmes, los repartidores de periódicos, los ! constituían un aparato (pie se movía á volun-
aguadores y otros individuos por el estilo, tad, acercando aquéllas unas veces, y aleján-
desde muy temprano repartían versos impre- dolas otras, con lo (pin pretendíase figurar el
sos, más ó menos chabacanos, por medio de andar pausado y regular de los del entierro.
los (males pedían su hindia, su cnlarera ó su Por aquí veíanse
ofrenda, de ht misma manera que pedían sus sobre una mesa bizco-
gajes correspondientes á otras tiestas; su ma- chos de diversas figu-
traca y aunas frescas en la Semana Santa: ras coloreando por la
su tarasca y h naca I Un en el Corpus, y su ¡ grajea, y pendientes
(aiuiualdo en Navidad. Todos hacían mérito i de unos barrotes hori-
de los servicios prestados á los vecinos, por lo j zontales de madera,
que se consideraban acreedores á la recom- j sostenidos por dos
pensa solicitada. i pies derechos fijos en
Frente al Portal de Mercaderes y á la ori- i la misma mesa, cirios
lia del andén exterior colocábanse los puestos, | de variadas dimensio-
en los que se vendían todos los objetos (pue se nes, y por allí apare-
relacionaban á las ideas fúnebres del día. cían sobre otra mesa,
Fu unos aparecían las tumbitos de tejama- j dulces cubiertos y con-
TRINITARIO CON CABEZA
nil, pintadas de negro con orlas blancas, con i fitados, sin faltar los
ÜE GARBANZO,
sus candeleras de carrizo en los ángulos, así ¡ Figura (|tie rt-emphizalia en otro condumios, los boca-
3 'gnetts fie ¿i'x cnl:i'rrito.-i à la itc
como las ¡¡iras, remedo do los grandes cata- j IOÚ monigott'S. dillos, palanquetas y
falces que para las exequias do los presiden- la calabaza en tacha,
tes y arzobispos se levantaban en la Catedral, de tierra caliente y, sobre todo, los de pura
no faltando, ]>or consiguiente, en aquéllas, el azúcar, entre los que sobresalían los afamados
muñeco de barro que representaba al prelado alfeñiques de las monjas de San Lorenzo.
mexicano ó n un general muerto, como tampo- El pueblo. ( pie en tal día dase á comer esos
co faltaba la esta, .lita, do la Fe que coronaba dulces de azúcar, (pie generalmente represen-
el monumento. tan cráneos, esqueletos, tibias y otros huesos
Fn otros veíanse esqueletos de barro, (pie del ser humano, conviértese, aunque en apa-
por tener sus cráneos, piernas y brazos suje- riencia, en osfófatjo.
tos con alambres, adquirían movimientos epi- ¿Cuándo desaparecerá de nuestro pueblo
lépticos al tomarlos en la mano; muortocillos tan repugnante costumbre?
tendidos que representaban un fraile ó una I nos para ver y sin- vistos, y otros para
monja con mortaja, y que por medio de una proveerse de los objetos expresados, acudían
pita se sentaban, y los eidierritos, colección al Portal de Mercaderes por la mañana, sin
de figuras que COTÍ sus cabezas de garbanzo y que por eso faltasen al paseo de los panteones
sus vestidos de papel, representaban monigo- que terminaba casi al obscurecer.
tes, trinitarios y el indispensable rnuertecillo Para aplicar los sufragios por las almas del
CUADROS DE COSTUMBRES. 391

Purgatorio, instalábase, por la tarde, en la preparado con el expreso fin de que á la me-
Puerta principal de cada templo, un sacerdote dia noche tuviesen que cenar sus deudos di-
con estola negra, y allí, de pie, al lado de una funtos. Además de ser supersticiosa tal cos-
tumbre, es estúpida, por cuanto á que no rea-
lizándose el esperado hecho, tan contrario al
orden natural, la gente se mantiene en sus
trece, y cada desengaño sólo sirve para engu-
llir, al día siguiente, las golosinas ó distribuir-
las á veces, entre sus amistades.
Hermana carnal de esta costumbre es la de
los velorios. Considerada la muerte de un ni-
ño como el tránsito de un ángel, creen de su
deber, los que tal costumbre siguen, el despe-
'«esa cubierta de paño negro y sobre la cual dirse de aquél por medio de una fiesta, en quo
había un Santo Cristo, ana calavera, dos cirios hace el principal papel la misma madre, la
e
ncendidos y un acetre, recibía las limosnas que por rendir culto al uso inveterado ener-
Vie le daban y decía sus preces aplicándolas va en su corazón los más grandes y puros sen-
a
las almas de los difuntos que le indicaban. timientos. Tiéndese el cadáver del niño, cú-
(Hrcs concurrían en masa á los teatros pa- bresele, de Hores y se le encienden dos ó cuatro
ra solazarse con las terríficas escenas del Don vTelas de sebo; una, orquestilla compuesta de
"Unn Tenorio, drama que, según se dictí, es ! tocadores de arpa, vihuela y aun jaranitas,
oíalo, pero que, á pesar de sus defectos, atrae i ejecuta sonecillos del país, menudeando el tra-
siempre inmenso concurso de gente, que nc ! dicional jarabe que, por parejas, todos bailan,
sabe de crítica literaria y sólo atiende á la har- i no dándose más treguas que las necesarias
monía de los versos y á las calaveradas del pi- i para saborear los bizcochos y gorditas de
1,0
aquél que echa bravatas por las uñas, se cuajada y apurar algunos vasos de aguardien-
r
oba a una novicia para conducirla á una apar- te. Esta costumbre repugnante importada á
tada orilla, seduce á las mujeres y mata á los i México de las provincias meridionales de Es-
Papas y prometidos por partida doble, platica | paña, va decayendo, en verdad, entre la, gente
con los mármoles, cae muerto sin sentirlo, á : de nuestro pueblo; pero debe lamentarse que
Ulanos de su antiguo camarada, ve su entierro ; no haya desaparecido aún del todo, lo que
y escucha los salmos penitenciales que van j igualmente se advierte respecto del acto de las
cantando por él. y, por último, llama al cielo ; Tres cdídas, en la Semana Santa, acto que,
°iae no le oye, y sin duda por eso sube verti- ; como el anterior, por ser contrario á la sana
c
alniente á él en compañía de la monjita, uno razón, tiende eficazmente á embrutecer á los
y otra transformados en espíritus de aguar- que lo ejecutan.
diente, mientras el desdichado Comendador, Velábanse también, de la manera descrita,
P° r haber defendido su honra y morir asesina- á los adultos, con la diferencia de que á éstos
do por el robador de su hija, permanece en los j se les rezaba, sin perjuicio de otros actos, ta-
apretados infiernos. | les como los juegos de prendas y los albures,
¡ Sanísima moral de nueva emisión, que mu- de los que se aprovechaban los tunos de pro-
cho perjudicaría á nuestro pueblo si tomase fesión ; lanzábanse chascarrillos y acertijos (pie
P°r lo serio é incondicionalmente el teatro. provocaban la risa y referíanse cuentos é his-
c
omo escuela de las buenas costumbres! torietas tremebundas llamadas ejemplos. El
"or la noche los del pueblo bajo, que sólo velorio terminaba á las doce en punto de la
concurrían al paseo de la Plaza hasta las diez noche, hora en que penan las almas.
re
la noche, hora en que irremisiblemente se
i
erraban las casas de vecindad, ya en sus ho- # * #
gares encendían las velas en el altar de sus
rendas, consistiendo éstas en bizcochos, fru- Como acontece en los coliseos con las mu-
a
y dulces, tamales y calabaza cocida; todo taciones de las comedias de magia, así cambia-
392 El, LIBRO DE MIS RECUERDOS

ba la escena, de la mañana á la noche, en el misma calle, que era en lo que consistía el su-
teatro del gran mundo, durante! ese día consa- sodicho paseo': A veces colocábanse los asien-
grado á conmemorar á los rieles difuntos. El tos sobre tablados, lo que ofrecía á las damas
tétriQo cementerio era sustituido, en la noche, la oportunidad de lucir mejor sus lujosos tra-
por un espléndido salón profusamente ilumi- jes, hacer resaltar su belleza é impresionar a
nado por millares de luces que reflejaban las los que las miraban, con los destellos de sus
lunas venecianas; al triste clamor de las cam- diamantes.
panas sucedíanse los alegres acordes de una Más tarde, aprovechándose la base circula1"
orquesta; las salmodias, los rezos y sufragios del monumento (pie por disposición del mismo
convertíanse en cantos de amor: el traje negro Santa Anna había de levantarse en conmemo-
de las damas desaparecía y era sustituido, ración de la Independencia nacional, improvi-
como por encantamiento, con el vaporoso ves- sábase el salón con vigas y lienzos blancos,
tido de las hadas, es decir, las alondras de co- adornándosele con festones y ramos de flores,
llar negro se transformaban on mariposas de grandes espejos, farolas de cristal y farolillo9
esmaltadas y relucientes alas; en fin, la risa venecianos. La base aquella (pie impropiamen-
sustituía al llanto, y la alegría al dolor. Nun- te dio su nombre de Zócalo á todo el espacio
ca como en tales días comprobábase más el di- de jardines con que se le rodeó y que la servil

DIPUTACIÓN. PAI PORTAL DE MERCADERES.

cho de Quevedo: '"Vestidos negros y pensa- imitación hizo extensivo á los lugares análo-
mientos verdes," y el del mentido sentimiento, gos de otras ciudades y pueblos de la Repú-
que traduzco con la expresión vulgar de "Lá- blica, era insuficiente para servir de paseo, re-
grimas de Cocodrilo." sultando de la aglomeración de tanta gente en
Antiguamente el paseo del día de muertos espacio tan reducido inconvenientes de los
tenía verificativo en la calle que formaban el que, como muestra, me permitiré referir al-
Portal di' Mercaderes y el edificio del Parian. guno. Formábanse sobre aquella gran rueda,
destruido en 1H4H por determinación del Pre- al parecer de molino, dos corrientes circula-
sidente Santa Anna, con el fin de ampliar y res compactas y opuestas (pie, con la aflue n "
regularizar la gran plaza de la Capital. De- cia. sucesiva de nueva gente, aumentaban su
fendida de los rayos del sol, por la mañana, densidad y suspendían intermitentemente su
y del sereno i>or la noche, la sobredicha calle curso, en tanto que las personas que toma-
quedaba convertida, en un salón en el que se ban asiento en los estrados sólo veían las es-
colocaban hacia una y otra acera los puestos paldas de los que, formando una apretada ba-
de (pie se ha hecho mención, y tras de ellos rrera, permanecían en pie para ver pasar y re-
sillas en hileras para que los concurrentes pasar á unas mismas gentes como las sombras
descansasen de tantas idas y venidas, por la chinescas de una farola. Bien podía el atento
_____ CUADROS DE COSTUMBRES. 393 _

observador advertir lo que pasaba en aquellas ; rio y erguido, llevaba juntas sus dos manos,
m
asas humanas que como culebras enroscadas : cada una do las niñas echaba atrás la que le
s
e movían, culebras de mil cabezas que á gran quedaba libre, bien para la cartita, bien para
Prisa consumían el oxígeno contenido en el dar el cariñoso apretoncito á la mano del no
•nedio en (pie se agitaban, sin bastar, para re- ; vio, que iba detrás dando gracias al diablo por
u
°var aquél, las aberturas (pie por todas par- aquella apretura tan propicia para sus desma-
tes ofrecía el tal saloncillo. Así es que el ca- nes. Así es que si tienes bijas, queridísimo
lor
« a insoportable y la presión asfixiante. . lector, y por precisión has de llevarlas por uno
Si los pisotones y estrujones causaban á unos I de estos dos caminos: el invadido por una con-
Kr¡mdes molestias, la apretura ofrecía en cam- j currencia excesiva, ó el solitario del (pie se ha
bio
á otros, y particularmente á los enamora- j enseñoreado un toro puntal, elige el segundo.
(
l°s. oportunidades que eran bien aprovecha- j Después de lo que te he dicho dime con la
(
l«s. Allí verías, querido lector, á un honora- j mano puesta en el corazón, si nuestras eos-
ole
padre de familia llevando del brazo á i lumbres, relativas al día de muertos, no eons-
Sl
's dos lindas hijas, y en tanto que él. se- i tituyen realmente una ironía.

50
T E H O 3 3 H . -A- ' . A - H T E

ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS

CAPITULO I

ASUNTOS HISTÓRICOS
+ÍQ:-+-

PROEMIO
X un pasaje de la presente obra adoración en los heroicos tiempos de (ironia y
y dirigiéndome á tí, lector ami- Roma, conocida con el soberano nombre de
¿¡'¿: go, hice mención (le dos divi- Justicia, la que á bien tuvo darme, para que
nidades, Miinnoninn y ('lio, de guía me sirviese en mis escritos, una, her-
i bajo cuyo supremo amparo lie mosa joven, de blanca vestidura, (pie por atri-
i podido escribir " E l L i b r o de mis re-
v cuerdos,"' y alioru te advierto que
butos tiene un corazón en la mano y una níti-
da paloma en el pecho, atributos (pie la dan á
otras divinidades han auxiliándome conocer con el bello nombre de Sinceridad.
' t a l m e n t e , una, hija del tiempo v de la re- Por qué medio conocí á la diosa, menciona-
flexión (pie EjjX'ricucid se llama y,otra, dio- da, vas á saberlo, mi bondadoso lector, si te
8
a del poder y do la fuerza, objeto de grande dignas pasar tu vista por el siguiente:
39<) E L L I B R O DE MIS RECUERDOS

OLOG

Durante una de mis excur- Vamos pues, me contestó ella, y echa-


siones en el país, hálleme cierto mos á andar, dirigiendo nuestros pasos por
día perdido en una de esas sel- hermosos departamentos, en los (pie reinaba
vas tropicales que, por su exu- un orden asombroso, y se veían adornos diver-
lierancia. y hermosura, son gala sos y ricos emblemas de la equidad, de la bue-
y ornato de nuestro privilegiado na fe, de la rectitud.de la dignidad y de todos
territorio. De improviso presen- los demás atributos de la diosa que iba yo »
tóse me ui t lugar despejado, con un visitar.
sendero limitado por hermosas Pronto me encontré en un departamento
| plantas de pintadas y olorosas bellísimo, templo y sagrario de la Justicia, en
ñores, y á cuyos lados se exten- medio del cual apareció ésta en su trono, de
dían verdes praderas en las que pie, serena, con los ojos vendados, apoyando
corrían jugueteando arroyuelos su diestra en el puño de la espada y teniendo
sin cuento, (pie iban y retrocedían, haciendo suspendida de la siniestra una balanza.
saltar esferitas cristalizadas al choque vio- — ¿Qué deseáis de mí? me dijo con una voz
lento de sus aguas contra los guijarros. Tan angelical y apartando la venda de los ojos.
espléndido camino condújome á un lugar reti- — Conoceros, porque os amo, le contestó yo-
rado, en donde grupos de árboles corpulentos Está bien, volvió á decirme aquella divi-
cercaban y escondían con sus frondosas copas, nidad en forma de mujer; todo aquel que nie
un palacio, cuya arquitectura, por rara, rica y, implora obtiene mi favor.
para mí desconocida, me causó un asombro in- ¿Consentiríais, señora, en que por un
descriptible. Las puertas del palacio se halla- momento hiciera uso de vuestra balanza?
ban de par en par abiertas, y yo, sin miedo, —Os lo concedo.
por ellas penetré en un anchuroso patio limi- -No abusaré de vuestra condescendencia
tado por arcadas afiligranadas de mármol y y me limitaré, por tanto, á pesar las acciones
alabastro. Muchas y hermosas ninfas corona- de tres héroes que he elegido para el efecto:
das de palma y vestidas con los airosos y sen- Hidalgo, Morelos é Iturbide.
cillos trajes de las griegas del gran siglo de Pues bien: poned en el platillo de la de-
Pericles, se paseaban por el pavimento, que recha las buenas acciones y depositad en e'
parecía hecho de cristal y piedras preciosas, y de la izquierda las faltas, me indicó la diosa,
llevaban en las manos ya una cítara, ya una volviendo á cubrir sus ojos con la venda }'
lira, ya una flauta. Resueltamente me dirigí á presentándome la balanza en perfect» equili-
la (pie más cerca se hallaba y le pregunté: brio.
¿Qué palacio es éste donde; la luz brilla Puse inmediatamente sobre el platillo de
tan pura y se respira un delicioso ambienti;? la derecha el lfl de Septiembre, más su pes°
- Es el palacio de lu Justicia, me contestó. fué tan grande, quo obligó á aquél á descen-
- ¿Tíeside aquí tan bella y poderosa dei- der con rapidez y á posarse en el suelo; depo-
dad ¥ volví á preguntar. sité en seguida en el otro platillo hechos coi» 0
Aquí mora, y si queréis verla, pronto los de Valladolid y Guadalajara, y el inflexi-
quedará satisfecha vuestra curiosidad, pues ble fiel se inclinó, haciendo levantar al prime-
siempre está dispuesta á recibir al que llega ro de aquéllos un centímetro sobre el suelo.
rindiéndole el homenaje (pie merece como dis- Libres después los platillos y puestos de
pensadora de grandes beneficios, por más que nuevo en equilibrio, coloqué las sucesivas
los hombres se empeñan en quebrantar sus campañas de Morelos en el de la derecha, e '
santos preceptos. ¡ cual descendió hasta quedar igualmente com-
—Vamos pronto á verla, le supliqué yo. primido contra el suelo en fuerza de tanto peso;
ASUNTOS HISTÓRICOS Y D E S C R I P T I V O S . 397

Puse luego en el de la izquierda las órdenes De las operaciones practicadas me pregun-


de represalia del grande hombre y gravitan- tó la diosa:
do, obligó al primero á alzarse un centímetro —¿Cuáles han sido los resultados?
sobre el suelo. Yo, que siempre he conside- —Dos he obtenido, le contesté: sea el pri-
rado tales órdenes hijas de las circunstan- mero, que en la balanza de la justicia las ac-
cias que obedecían á un fin, cual era el de con- ciones meritorias de los tres héroes pesan mu-
trarrestar la terrible y belicosa actitud del ac- cho más que sus errores; sea el segundo, que
tiy
o y experto General Calleja, quise contener los tres héroes, el iniciador, el labor ador y el
ef
>e leve movimiento ascensional, obedeciendo consumador de la independencia, son igual-
'os impulsos de mi corazón; más la diosa, que mente acreedores á la estimación de los mexi-
adivinó mi propósito, me contuvo diciendo en canos, á quienes nada autoriza para convertir-
tono de reconvención : los en banderías políticas.
- D e j a d líbrela balanza y no tratéis de in- Al escuchar mis últimas palabras, la diosa
clinarla, por favor, á ningún lado, pues nada irguióse con noble arrogancia y dijo en tono
°s autoriza para quebrantar mi suprema é in- severo estas palabras:
flexible ley —Tenéis razón, ¡tal conducta, no sólo es
De la misma manera procedí respecto de irreverente, sino impía!
Iturbide, colocando, como era natural, en el Llenado el objeto que en el palacio aquél
Primero de los mencionados platillos el plan me deparó mi impensada visita, me despedí
'le Iguala y el 27 de Septiembre, principio y de la diosa, ofreciéndole volver en solicitud de
nn de nuestra última epopeya, y aquél, como su favor, siempre que mi pluma hubiese de
en
las otras pesadas, descendió hasta tocar el emplearse en asuntos de interés histórico, y
suelo; deposité en el otro las acciones milita- dejando escrito en su precioso álbum la mora-
i s de Iturbide contra los insurgentes, y con leja de mi cuento:
8
U peso levantó un centímetro sobre el suelo "Las acciones de los hombres deben pesar-
e
* primer platillo. se en la balanza de la Justicia.*'

ENTRADA DE ITURBIOc. - 2 7 DE^SEPTIEMBRE DE 1321.


3í)8 EL LTRRO DE MIS RECUERDOS.

INSTRUCCIÓN PUBLICA.

• ^ ^ < -

¡NSIDERAC IONES GENERALE:

Üf1 T adquiere el pleno conocimiento de ella; en


|fel'.N los tinos que siguieron al do n u e s t r a aquéllos la luz es crepuscular ó la m u y bell*1
«3p*' emancipación política, los ramos q u e d e la aurora, conforme á la resultante de dos
constituían la Instrucción Pública y fuerzas combinadas, la a p t i t u d del maestro >'
especialmente los de la profesional eran defi- la inteligencia de los a l u m n o s ; pero la meri-
cientes y sin la d e b i d a coordinación, tan esen- diana sólo brilla en el gabinete del hombre es-
cial y provechosa, para los cursos escolares, tudioso.
pero la ciencia hizo penetrar su luz en aquel Según se lia man if estado, la ciencia fué
a n t r o contuso, tanto que ya en la quinta, déca- penetrando poco á poco en el caos de las ti-
da del pasado sisólo, habíase procurado corre- nieblas diseipando las sombras de la ignoran-
gir tales defectos, á pesar do las g r a n d e s JXT- cia. Los cursos preparatorios para las carre-
turbaciones políticas de aquellos tiempos. Los ras profesionales eran en general, de gramáti-
alumnos de los colegios no estaban obligados ca latina, que d u r a b a dos años, de Filosofía
ya. á concurrir á las academias de la, l'Diver- (pie se hacía en tres, comprendiendo: Lógica-
sidad que los distraía de los estudios á (pie Metafísica y Etica. M a t e m á t i c a s y Física muy
estaban dedicados en sus respectivos institu- elemental. Al observarse cuan incompleto* 5
tos, y creáronse en éstos nuevas clases (pie permanecían los estudios por la falta de otros
completaban y encadenaban metódicamente interesantes, i n t i m a m e n t e relacionados con
las materias (pie correspondían á cada profe- ellos creáronse sucesivamente las siguientes
sión. c á t e d r a s : de Ideología para los cursos prepa-.
'rumorosos los q u e dirigían la I n s t r u c c i ó n va torios: de Hconomía íiolítica. Derecho Na-
Pública de carecer de lo destruido y no alcan- tural y de G e n t e s y Derecho P ú b l i c o l'ara la
zar lo proyectado hubiéronse de conformar con profesión de abogado, haciéndose la práctica
lo existente, pero dirigiendo sus esfuerzos á de ésta en el estudio de un jurisconsulto, en
mejorar aquélla en todos sus ramos, hasta don- la academia de •Jurisprudencia, y en la l n l "
de alcanzaban los elementos do q u e podían versidad por lo que respecta al Derecho Públi-
disponer. co y P a t r i o .
Preciso es aclarar q u e esos servicios de-
La Universidad fué erigida en 1551 con
bíanse más á los esfuerzos individuales de mi-
iguales privilegios de la de Salamanca, por <"'
nistros ilustrados (pie á la acción colectiva de
! emperador Carlos V de Alemania y I de Espa-
los gobiernos, faltos de recursos y atentos, so-
: ña. Al p r i n c i p i ó s e instaló aquélla en la casa de
bre todo, á d o m i n a r difíciles y comprometidas
! la e s q u i n a de las calles del S e m i n a r i o y Arzo-
situaciones en el orden político.
I bispado y luego en el edificio q u e expresa-
Se p r e g u n t a r á ¿cómo siendo tan iinporl'eo-
\ mentí! se construyó enfrente de la plaza do'
tos los estudios, antes de esa primera evolu-
! Volador, en el solar que se compró al hijo de
ción pedagógica, existieron hombres tan dis-
• Cortés, Reedificada la I'ni versidad en la épo-
tinguidos en la «Jurisprudencia, en la. Medici-
ca de Carlos 111, llegó á su apogeo, teniendo
na, en la Ingeniería y en otros ramos'/ P o r
la inmediata y econòmica dirección de la ins-
quo en los colegios sólo se hace la presenta-
trucción secundaria y de facultades, enseña 1 1 '
ción de la ciencia y en el gabinete es donde 8e
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 399

«lose en sus aulas Filosofía, Juriapriulen- j y con un lujoso cojín adornado con franjas y
'*'ft y Teología. Entre sus vastos departa- i borlas de oro, sobre el cual descansaba el ca-
"K'ntos contábanse: la biblioteca con diez mil ! pelo doctoral.

CLAUSTRO DE LA UNIVERSIDAD.

Volúmenes y manuscritos muy apreciables, so- j Los estudios de la Nacional y Pontificia


ore la historia del país: el claustro de Docto- ; universidad tenían por objeto completar y
rf,
s; el General ó aula principal con tribuna perfeccionar los de los colegios. El gobierno
y sillería de maderas finas, preciosamente tra- ; interior residía en el Rector, que era nombra-
ajadas, y una capilla que aún existe, en la i
Cu
al entre otras festividades so celebraba la ;
(Ie
San Luis (ionzaga, cuya imagen era con-
ducida procesionalmente por los alonsiacos
(
l«sde su colegio a la expresada capilla.
Entre los usos escolares de la época cítan-
8e
los vejanimes que eran los actos que pre-
c i a n á la toma (le posesión de algún grado
° Prebenda, y durante los cuales se ridiculiza.-
ba
y aún se humillaba al sustentante con ne-
Clas
argumentaciones, para llenarlo después
(le
agasajos. A esos actos vejatorios que por
8t,
s abusos y consecuencias habían desapareci-
do, se contrapusieron otros más tarde, que
^rvian de estímulo, tales eran: la distribución
solemne de los premios, en cuyo acto compe-
tían, por la pompa y lnjo, los diversos cole-
a o s , así como la preferencia (pie se daba en
a
universidad, para ocupar determinados y
honoríficos lugares, en general, á los que hu-
biesen recibido algún grado como Bachiller, AULA PRINCIPAL DE LA UNIVERSIDAD, HOY CONSERVATORIO
DE MUSICA.
P°r ejemplo. Si el sustentante para recibir la
borla de Doctor era seminarista, el balcón prin- do por el Claustro Mayor y duraba en su en-
cipal del Seminario (hoy hotel), se engalana- cargo tres años; en el Maestrescuela, elegido
ba con un rico cortinaje de terciopelo carmesí conforme á los cánones y concordatos de la
400 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

Nación y en los claustros Mayor, Menor y ríe veces precediendo á los doctores en las proce-
Hacienda. siones y asistencias y, otras, conduciendo, en
Componían el Claustro Mayor todos los medio de los dos, al que iba á ser examinado
Doctores residentes en la Capital, mas para en la Aula mayor ó el General.
formarlo bastaban doce. La Universidad fué suprimida y repuesta
El Claustro Menor era una sección del Ma- varias veces hasta 1865 en que dejó de existir
yor y se componía de dos Doctores por cada definitivamente, siendo ocupado el edificio en
una de las cuatro facultades, y tenían el títu- dicho año, por la Secretaría de Fomento y con
lo de Conciliarios. motivo de la traslación de esta oficina al lugar
Constituían el de Hacienda, por turno, la en (pie hoy se encuentra el Correo.
mitad de los catedráticos y duraba lo que el Solo permaneció en aquél el Museo que es-
Rectorado. taba á cargo de D. Fernando Ramírez.
Los grados Académicos de Doctor que la Se adquiría el grado do Licenciado me-
Universidad conforto á los Licenciados que diante el riguroso examen, de la Xochc 'Triste,
querían optarlos y á los sabios que á ella se el cual duraba dos horas; se sustentaba ante
incorporaban eran los de Teología, Jurispru- cinco sinodales y el sustentante disertaba so-
dencia, Medicina y Filosofía. El traje de los bre el punto que se le señalaba. El Seminario
Doctores para las asistencias era talar, muse- y los Colegios de San Ildefonso, San Juan de
ta ó esclavina y la borla doctoral. Tanto ésta Letrán y San Gregorio eran Escuelas de Ju-
como la museta se distinguían por el color de risprudencia y de órdenes sagradas, particu-
la facultad: blanca,. Teología; azul, Filosofía; larmente el del Seminario. La organización de
rojo, »Fnrisprudencia; amarilla, Medicina; ver- los dos primeros colegios mencionados era
de. Cánones. idéntica al del tercero, pues sólo diferían en
Los que habían concluido sus estudios en algunos detalles y muy esencialmente en lo
los colegios obtenían en la Universidad el tí- que atañe á los castigos, que en aquéllos no
tulo de Licenciados, mas los que sólo presenta- revestían la estremada severidad que en San
ban sus estudios de colegio recibían el de ba- Gregorio, del (pie se tratará particularmente.
chiller, ó sea el primer grado de una facultad. Las Bellas Letras recibieron gran impulso
Los del colegio de Minería podían obtener los con el establecimiento de la Academia de Le-
grados de Doctor y Licenciado en ciencias, trán en 183(5 y del Liceo Hidalgo en INóO, no-
mediante los estudios en el Colegio y examen tables asociaciones por la ilustración de los
correspondiente en la Universidad y el de ba- individuos que la formaban. Otro tanto pue-
chiller con sólo el primer requisito. de decirse de las Bellas Artes que fueron sa-
Los bedeles de la Universidad eran dos in- cadas de la postración en que se hallaban en
dividuos nombrados por los Doctores en Claus- los años anteriores al de 184(5, año en que,
tro pleno, y tenían la obligación de vivir en procedentes de Europa, llegaron á México
en el establecimiento, cuidar del aseo del edi- ameritados profesores de pintura, escultura y
ficio, llamar á Claustro á los Doctores, concu- grabado, quienes se hicieron cargo de sus res-
rrir con mazas á los actos públicos y exáme- pectivos ramos en la Academia de San Carlos.
nes de la Universidad, adornar el general, lle- Transmitiendo sus hábiles conocimientos a
var la nota de las faltas de los Profesores pa- los entendidos alumnos del instituto, éste pros-
ra la aplicación de las multas respectivas, pre- peró alcanzando una época brillante con las
gonar los acuerdos del Claustro y mandatos exposiciones anuales, acogidas por el público
del Rector y otros cargos de menor impor- con verdadero entusiasmo : anverso de una me-
tancia. dalla cuyo reverso es el indiferentismo de la
Su traje conocido con el nombre de Gar- sociedad actual.
nacha ( Véase el grabado Aula de la Universi- Respecto de los cursos de medicina, limi-
dad) era talar, de terciopelo morado con man- tados á las Universidades de México y Gua-
gas encarrujadas y sobrecuello grande que dalajara, dióseles mayor ensanche con el "Es-
caía sobre las espaldas. Los bedeles camina- tablecimiento de las Ciencias Médicas,' - (1833)
ban con las mazas de plata al hombro unas organizado en el ex-convento de Betlemitas,
ASUNTOS HISTORIÓOS V D E S C R I P T I V O S . -101

bajo la dirección del afamado facultativo Don públicos sustentados por los alumnos revela-
Casimiro Liceaga. Desde entonces hubo de ban la marcha progresista de la Escuela, que
sostenerse una lucha tenaz entre los profesó- con la práctica de Pachuca produjo excelen-
o s del establecimiento empeñados en soste- tes mineros, geólogos, ingenieros y ensayado-
ner su útil plantel y la indiferencia de los Go- res de metales.
biernos, absorvidos en los asuntos políticos,
t k esa lucha provino la instabilidad del Ins-
tituto q u e d e Betlemitas pasó al ex convento LA AMIGA.
(
kl Espíritu Santo y de allí á San Ildefonso,
adquiriendo el nombre de Escuela de Medici- Preséntanseme como un sueño los hechos
na al promulgarse en 18:58 su reglamento de- de mi primera niñez, y al despertar acuden á
finitivo. De San Ildefonso se trasladó á San mi mente, una en pos de otra, las ideas soña-
•Joan de Letrán en 1847 y después al conven- das, que procuro coordinar para reconstruir
to de San Hipólito en 1851, en donde el Di- escenas niales. En primer lugar viénese á mi
rector y profesores lograron organizar las cla- memoria una casa de vecindad de la calle de
808
y establecer los gabinetes, laboratorios y Santa Catarina Mártir, y en la más recóndi-
anfiteatro, pero tantos esfuerzos fueron inüti- ta vivienda de esa casa, la Amiga, á la (pie
"*S, pues exigiéndose, A poco, la desocupación concurría en compañía de mi hermana ma-
(
'el edificio para, convertirlo en cuartel hubo yor. La maestra era una mujer ya entrada en
'If trasladarse la Escuela, de nuevo, á San íl- años, de cabeza blanca, con el pelo recogido en
( diminuta castaña llamada chongo, sostenida
'efonso. Tantos contratiempos produjeron la
n,1<1 por alta peineta de carey; piel ligeramente
lga de los estudiantes y la decisión de los
arrugada, ojos pequeños y nariz corva, sobre
Profesores para dar. en sus casas, clases par-
cuyo caballete montaban Tinos lentes (pie ar-
ticulares, hasta (pie. haciendo el último es-
maban en arillos de metal blanco y por enci-
tuerzo, compraron el edificio de la ex Inquisi-
c ma de los cuales, inclinando un poco la cabe-
»ón en 5ü,()0() pesos y establecieron definiti-
za, dirigía al soslayo sus investigadoras mira-
vamente su Escuela, la que amparada por tan
das, indicio seguro de retinada malicia. l T na
'lustres sabios, entró de lleno en la vía de su
saya de lienzo burdo y un pañuelo de seda,
progreso, produciendo varones insignes que diagonalmente doblado y cruzado al cuello,
8u
pieron elevar á grande altura la honra de constituían las prendas principales de su ves-
1¡i
facultad. tido. I ma estampa de la Purísima Concepción
y unas pantallas de cristal adornaban las pa-
redes de aquella sala, cuyo mueblaje se redu-
cía á dos rinconeras de cubierta cuadrada que
sustentaban nichos de vidrio con imágenes
de santos; una butaca de cuero y cuarenta ó
cincuenta sillas de variadas formas y abiga-
rrados colores.
El modo de enseñanza que en tal Amiga
se seguía era individual, de uso corriente en
la época y el procedimiento absolutamente sin-
tético, partiendo del conocimiento de las letras,
al de las sílabas, palabras y oraciones.
ESCUELA DE MINAS.—EXTERIOR. De uno en uno eran llamados los niños an-
te la maestra, comenzando por los más atrasa-
La Escuela de Minas prosiguió por la seu- dos quienes según su turno, extendían sobre
' u
que le trazaron al principio del siglo ante- las rodillas de aquélla el Silabario del "Niño
rior
los eminentes profesores El Hoyar, Ve- Jesús, - ' y al ir nombrando los caracteres, los
la
zquez de León y D. Andrés del Río, y á me- señalaban con un puntero de popote ó de vi-
ados del mismo siglo los exámenes y actos drio retorcido que ostentaba en su remate, no
51
402 ET, LIBRO DE MIS RECUERDOS.

aguzado, un moni to negro, y así daban su lec- en todo el tiempo quo duraba el paseo, pre-
ción, diciendo: Jesús ¡¡ Cruz y la que siijue senciado, por los vecinos, no cesaba la turba
es a, aludiendo al grabado que en la 'primera infantil de aclamar á su feliz compañero con
los gritos de ¡rira! ¡rira! que acabó la, car-
tilla. Terminada la procesión y ya reunidos
todos los niños en la sala de la Amiga, echába-
se por alto, comoen la Nochebuena, la colación,
la que á poco de ser regada por el suelo hacían
desaparecer por completo los mismos niños.
Los rotleos, puchas y soletas, polvorones y pe-
ripitas, que eran unos bi/.cochillos de figura
cónica, con cinco hoyuelos bien marcados y se
vendían en la bizcochería de Ambriz en la ca-
lle de Tactiba, todos se adornaban con bande-
rillas de papel picado, y se distribuían á ma-
no, sin excluirse á los vecinos que á bien te-
MAESTRA DE LA AMIGA.
nían presenciar el acto.
página del Silabario procedía á las vocales, y Muy finchado se retiraba el victorioso niño
luego apuntaban y pronunciaban éstas, ó bien y se dirigía á su casa en la, que lo esperaban
las consonantes que constaban en la página nuevos agasajos y, sobre todo, los tiernos ha-
siguiente. Al deletreo, seguían los ejercicios lagos de la madre.
de sílabas y palabras, y así sucesivamente lle- Si el niño era de condición humilde, los
gaba el niño á terminar sus monótonos estu- agasajos en el vítor quedaban sustituidos por
dios del silabario. Tal .acontecimiento era el un cestillo de colación de confites de colores
más feliz en la vida del niño, como que había y por otro de bi/.cochillos de maíz eacahua-
llegado el momento en (pie recibía por prime- zititli, en figuras de rosquillas y cochinitos.
ra vez el premio de sus afanes. Disponíase al Los sábados eran los deseados días para la
efecto el VUor, y si el niño pertenecía & fa- maestra, pues en ellos descansaba de sus fae-
milia acomodada, presentábase para tal fiesta nas por la tarde, y recibía de cada alumno (pie
en la Amiga con su flamante vestido y gorra se le presentaba, por la mañana, el precio do
de terciopelo, aun en el rigor de la canícula, y la enseñanza, que era, generalmente, una pe-
seguido de dos criadas (|iie en sendas bande- seta, amén de algún rega lito. En tales días la
jas de metal llevaban, en una los bizcochos y maestra daba como premio á los aplicados fa-
confituras para regalo de los niños y niñas de rolillos de papel picado de diversos colores.
la Amiga, y en otra, muy enflorado y cubierto Además de los ejercicios indicados, practi-
de listones de raso el silabario usado por el caban los niños, diariamente, los concernien-
victorioso. A los solícitos cuidados de la maes- tes á la doctrina cristiana: pero como la lec-
tra, aunque á expensas de la familia del nifio, tura de corrido era del todo desconocida por
debíase la compostura del patio de la casa con ellos, enseñábales la maestra, cantando, los
los llamados arcos formados de pañuelos, dia- preceptos del Padre Kipalda, que ellos repe-
gonalmento doblados y pendientes de largas tían en coro con el mismo sonsonete, recal-
cuerdas, así como el de puertas y ventanas, de cando la última sílaba de cada verso ó frase,
cuyos dinteles pendían farolillos de diversos diciendo:
colores, hechos de papel picado. Como á las
cuatro de la tarde se organizaba el vítor con Todo fiel cristiano
la muchachería, presidido por el agasajado ni- Está muy obligado.
ño, á cuyo lado i ba la maestra y el portador de
un estandarte que por escudo tenía el enflora-
O bien la maestra preguntaba:
do silabario. El vítor recorría los patios de la
-•-¿Qué son virtudes teologales 'i
casa de vecindad, cuyos improvisados adornos
Y ellos respondían muy serenos:
no bastaban para destruir su mal aspecto, y
—Lo mismo que divinas.
ASUNTOS HISTÓRICO ! Y DESCRIPTIVOS. 403

Lo que, en concepto de los niños, equivalía | ses .superiores, haciendo de tales labores ojales
á la siguiente frase: adiríiiclo nsfeil. ! y fruncidos. Las más adelantadas hacían s u s
^ á fuerza de repeticiones con el tonillo \ dechados en pedazos pequeños de cañamazo,
aquel, g r a b á b a n s e en la mente du los niños las '
palabras, con absoluta independencia de su ;
sentido: así es que, abandonadas las frases
dictadas por la maestra al débil criterio de sus
alumnos, eran naturalmente tergiversadas, ra- ;
z
ón por la cual, los q u e en aquella Amiga nos ¡
u b i c á b a m o s no concedíamos á las virtudes teo-
logales otro a t r i b u t o que el de adivinas, y t a n t o
Podíamos decir de los ángeles como aplicar á
los diputados, que ya en aquel entonces exis- ;
Man, lo de " u n o s espíritus puros qne están á
LMos alabando."
Si. vx)r nn evento, la maestra hacía algu-
nas explicaciones, inculcaba en los niños co-
nocimientos como el que se refiere al origen
de la humanidad, q u e no era otro (pie el de
una masa de barro, y les inspiraba actos de restirados en bastidor, consistiendo la labor
humildad, entre los que se contaban los de ¡ en bordar, con estambre ó seda, los caracteres
arrodillarse y besar la tierra. Los niños obe- del abecedario y algunas figurillas, entro las
decían á todo inconscientemente, así es que cpie no faltaban palomitas acariciándose;, ó u n
sólo por instinto sabían, á veces, poner en ; corazón traspasado por un dardo, quedando los
agradable práctica aquellas máximas. Cierto trapillos aquellos, con tanto manoseo, de u n
<lía un niño atrevióse á dar humildemente un I color entre blanco y humo de ocote.
ósculo en el nacarado carrillo de una niña, sin Tal era el tipo de las a n t i g u a s Amigas.
recatarse de la maestra, mas ésta, nunca tal
cosa viera (pie más la disgustase, pues mohí-
na en extremo, díjole id atrevido alumno, tal j LA ESCUELA PRIMARIA.
v
oz con intención de hacerle distinguir las di- j
fererites clases de tierra: E n una esquina du las calles del Reloj, q u e
H i n q ú e s e el atrevido y póngase en cruz. \ por su mal sonante nombre no menciono, exis-
Kl n i ñ o obedeció, hincando ambas rodillas l tía la Escuela del Padre Zapata quien gozaba,
on el suelo y extendiendo en alto los brazos, I fama de ser estrictamente severo. A esa E s -
molesta y cansada |>osición. que hízole sentir, cuela fué á parar mi humanidad á mi salida
nial de s u grado, la irresistible acción de la de la Amiga. Era la tal Escuela una de las
gravedad. L a escrupulosa maestra no se dio quo habían adoptado el sistema de Lancaster,
l'or satisfecha con aquel castigo, pues al reti- ' ó de enseñanza mutua, con sus añadiduras, á
rarse el niño, de la Amiga, en la tarde, díjole ¡ las que somos tan inclinados los mexicanos,
a la hermana de éste: pues nunca nos hemos conformado, ni nos
M i r a , híjita, desde mañana no traigas conformáronlos, quizá, en lo porvenir, con las
más á tu hermanito. teorías europeas, lisa y llanamente, sino exa-
La asustadiza señora no comprendía que gerándolas hasta un grado inconveniente.
percances como aquel q u e causara la expul- A las ocho de la mañana acudíamos los
sión de un alumno, son naturales en las escue- ! muchachos á la escuela y a n t e s de e n t r a r e n la
1
las mixtas. sala de clases, formábamos en un largo y es-
Aparte de los estudios comunes á niños y trecho corredor, en donde el que hacía el ofi-
ninas, la maestra enseñaba á éstas á hacer do- cio di' inspector general, pasaba la revista de
bladillo y á p e s p u n t e a r : más las niñas, gene- ' aseo, armado de aquella campanilla á cuyos
ralmente poco diestras, se adelantaban á cla- toques eran ejecutados los diversos actos de la
404 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS

(
escuela. Todos presentábamos las manos ex- nos ciudadanos. Kn el nombre del ¡'ad>' 'i
tendidas, y el inspector, al recorrer las tilas, j del Hijo n del Ksftirilu Sanio." Y al decir
daba un fuerte campan i I lazo en la mano que esto, ejecutaban con la mano extendida el sig-
observaba sucia, y tal era la sensación causa- nificativo acto del Cristianismo, levantándose
da que obligaba al castigado alumno á levan- ; luego á la voz del Inspector.
tar una pierna para apoyar en ella el miem- ¡ Practicábanse otros actos de la Escuela á
bro adolorido. Otras veces presentábamos los j toques de campana, mediante los cuales, to-
dedos en hacecillos verticales y á sus extremi- ! dos los niños simultáneamente pasaban la pier-
dades se aplicaba el golpe de campana si éstas ¡ na derecha entre la banca y la mesa correspon-
aparecían con las uñas crecidas. ' diente; luego la izquierda, en seguida se sen-
Terminada la inspección nos dirigíamos en taban y, por último, ponían sus manos, prime-
8
formación y al compás lento de la campanilla, • ro en las rodillas y luego en las mesas, la
á la sala, en la (pie nos distribuíamos, por cla- cuales ofrecían algunas diferencias. Las per-
ses, en las mesas. Eran éstas largas y estre- | tenecientes á la primera clase, ó de los niños
chas, con sus bancas adheridas y simétrica- de menor edad, eran más bajas y no tenían,
mente colocadas, una detrás de otra, dejando j como las otras, sus cubiertas inclinadas, sino
entre sus extremidades y las respectivas pare- ; horizontales, formando estrechas y largas ca-
des de la sala, un espacio de una vara. Los jillas de uno á otro extremo, cubiertas de are-
instructores de clases, que también se llama- na fina, la que se emparejaba con un instru-
ban Monitores ó Decuriones, hallábanse ins- mento corredizo de madera, á guisa de las apla-
talados en sus lugares, de pie, sobre el extre- ' naderas de albañil. Prevenidos los alumnos,
mo derecho de sus respectivas bancas y al la- ¡ el decurión ó instructor de clase, que como se
do del telégrafo, el cual consistía en una plan- ; ha dicho, se hallaba de pie en el extremo de
chuela de madera, sostenida en alto por un i la banca, decía en voz alta, despacio y con un
bastón, fijo en la misma banca apareciendo en ¡ tonillo especial:
dicha planchuela los caracteres (pie habían de ! -•• /'rimera clase. Atención. A maipí*-
ser copiados por los niños: pero si quieres, j cula, y apuntaba en el telégrafo la menciona-
lector amigo, obtener ideas exactas de todas i da letra, debiendo advertir que por las maña-
las prácticas observadas para Ja enseñanza j nas hacíase el ejercicio con las mayúsculas y
mutua, abandonémosla Escuela del Padre Za- ¡ por la tarde con las minúsculas.
pata, en la que fué corta mi permanencia, y i Todos los niños de la clase marcaban la le-
trasladémonos á cualquiera de las sostenidas i tra anunciada con un punzón ó con el dedo en
por la Compañía Laneasteriana, denominadas • la arena, é inmediatamente después el instruc-
"Filantropía," "Santa María." "Santa Rosa," i tor, por mandato del inspector, examinaba los
"San Felipe de .Jesús." "Caridad" y "Benefi- j trazos hechos i>or aquéllos.
cencía." Fu procedimiento análogo se empleaba en
Las prácticas observadas hasta aquí en la la siguiente.' clase. A las diferentes voces de
Escuela del Padre» Zapata eran comunes á las mando, cuales eran: manos á las rodillas ma-
escuelas de que vamos á tratar. A la voz del nos sobre las mesas, presenten pizarras y pi-
inspector, los alumnos daban su frente á las zarrines, limpien pizarras, los niños ejecuta-
mesas, quitábanse los sombreros, echábanse- ban los actos (pie se ordenaban y escribían
los á las espaldas sujetándolos por medio de lo ipii! les dictaba el instructor. Formaban las
un cordón y se arrodillaban para elevar sus superiores clases los niños más adelantados,
preces al Ser Supremo, en los siguientes tér- quienes ocupaban las últimas mesas, en las
minos: que escribían en papel, copiando bajo la di-
"¡Dins iOmnipotente! I>í;piate c<'har una rección del instructor, las muestras de letra
mirada de ¡iroteccióu soltre este estableci- española por Don Torcuato Torio de la Riba,
miento, derramando tu dirimí- luz sobre lodos las que pegadas en cartones tenían los alum-
nosoti-os. á jin de <¡ue aprorechúndonos de la nos delante. Con tal objeto, las mesas se ha-
instrucción que ramos á recibir, seamos bue- llaban, como se ha dicho, ligeramente inelim'-
nos hijos, buenos esposos >/, por último, buc- |das, menos en la parte superior, en que esta-
ARI'NTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS.
m
ban embutidos los tinteros de plomo, de forma tos ejercicios seguían los de las cuatro reglas
cilindrica, llenos c o n t i n u a m e n t e de tinta de de la Aritmética, en pizarrón los principian-
"uizaehe y caparrosa, de la (pie había gran re- tes y en pizarras los adelantados, quienes ex-
Puesto en un cántaro que en una alacena se tendían sus conocimientos á los quebrados y
guardaba. regla de tres.
Las clases de escritura en pizarra forma- Los libros de texto para la lectura corrida
ban cinco secciones, y los ejercicios (pie se de las dos últimas clases eran los más gene-
Practicaban eran de voces ó palabras do una á ' ralmente admitidos. El Amigo tic los Xiños,
cinco sílabas, según el orden de aquéllas. L a s traducido por Kscolquis; el Libro /SVv/fno/o de
'fe escritura en papel, constituían dos seceio- la Academia; el Simón de Xairhta ó el Mer-
,u s
' , de las cuales formaban la primera los que cader forastero, el Calccismo hislórico del
8e
ejercitaban en los trazos de letra grande y Abale Flcitry. las F á b u l a s de; S a m a n i e g o ó
n,(1
diana. y la segunda, los que se ocupaban las de Iriarte.
e
' i los de letra p e q u e ñ a ó cursiva. Las mues- L n cuarto de hora dedicábase d i a r i a m e n t e
tras de escritura fueron al principio, las de Pa- á la enseñanza de la Doctrina cristiana ó sea
n d a r e s , en la época que se describe las de I). del Catecismo del Padre Ripa Ida, del que los
T
° r c u a t o Torio de la Riba y después las de instructores de los semicírculos, según el res-
Iturzaeta. pectivo adelanto de los alumnos, leían en alta
La mesa del maestro ocupaba una elevada voz la parte correspondiente del texto y la ha-
Plataforma en la cabecera principal de la sala cía repetir por los alumnos, hasta (pie la, apren-
y Sobro la cubierta de esa mesa, resguardada dían de memoria, ó so les hacía aprender de
P°r una carpeta do bayeta verde, veíanse, ade- la misma manera, dos p r e g u n t a s ó dos respues-
más de algunos libros, hojas de papel, un gran , tas, ó una página entera del catecismo, obli-
'"añojo de plumas de ave. remojándose en una gándoles á preguntarse y á responderse mu-
^'leta de vidrio verde y hacia un lado el sím- : t u a m e n t e .
" ° ' 0 de la autoridad escolar, la palmeta. (¿ran El maestro se rodeaba do los alumnos más
•"abajo ora para los maestros en aquella épo- aprovechados y los instruía suficientemente
0,1
en qi U . n o S( . conocían las j^lumas de acero preparándolos para el cargo de decuriones, vi-
a operación de (ajar las de ave. para todos los gilaba á los inspectores é instructores en ejer-
"himnos q u e hacían sus ejercicios de eseritu- ; cicio y aplicaba á los alumnos los castigos me-
Til
«m papel. recidos por las faltas d e q u e eran acusados por
Rayábase éste por medio de la pauta, la aquéllos, sin perjuicio del correctivo <pie di-
c
" a l era una plancha de madera barnizada con rectamente propinaba al muchacho que era
r ri
° glonaduras señaladas jjor medio de cuerdas cogido por él en alguna infracción reglamen-
" ( ; rtonienfo a d h e r i d a s y más ó menos abier- taria.
as, según los diferentes tamaños de los carac- Kn tal escuela de numerosos alumnos y
teres (jii,. trazaban los a l u m n o s : además, para esencialmente democrática, no escaseaban los
''i caído de las letras tenía aquélla otras líneas castigos extraordinarios, y si el muchacho era,
°hlicuas. respecto de las primeras, con u n a i n - malcriado y de mal carácter, entonces era de
t
''iiiació n de 22¿o y todas equidistantes. Sobre ver la lucha abierta sostenida porél y el maes-
'' s a planchuela poníase el papel en que había tro, la (pie todos los alumnos presenciaban
hacerse la plana, y para hacer aparecer en azorados. Mientras el preceptor se esforzaba
-' 'as líneas negras, frotábase con un trozo ci- )x>r sacar á tirones al muchacho de su asien-
'todrieo de plomo. to, éste se resistía estendiendo una pierna co-
A las clases de escritura seguían las de lec- mo tranca sobre el suelo y aferrándose á la
l
"*a, para las q u e los niños, separados por gru- banca y á la mesa con las manos, hasta que al
jios en | n s p i l s j l [ o s . S(> formaban en seinicírcu. fin iba ]K)co á poco cediendo á la fuerza, pro-
0s
- en el centro de los cuales se colocaban los siguiendo la escena por los pasillos con monos
l s
' pectivos decuriones, quienes con un punte- resistencia, hasta que ya. en la, plataforma del
0 8t
'ñalaban las sílabas, palabras ú oraciones, maestro, la presencia sólo de la disciplina
Se
g ú n la clase de cada grupo, y al t e r m i n a r e s - j arrancaba al muchacho desaforados gritos q u e
4()fi EL LIRRO DE MIS RECUERDOS.

ponían on conmoción toda la escinda. A cada ] y con ese lin existía la seña, que tal tira el nom-
disciplinazo acrecían los chillidos, i|iie se con- bre de un trozo p e q u e ñ o de madera (pie P ° r
vertían en sollozos al terminar la azotaina. Kl medio de una correa pendía de un clavo en , t l
castigado con paso tardo, la cabeza baja y el pared. Siempre q u e un niño, por algún moti-
brazo dereclio sobre los ojos, regresa ha á su vo, tenía precisión de salir de la sala, bastába-
asiento lanzando al maestro sordas amenazas le descolgar la seña, acercarse á la mesa del
y refunfuñando: ahora lo verás con mi p a p á : preceptor, y presentarle en alto el palo aquel-
y cuidado, que éste era. un feroz militar de los Esta costumbre no era observada mi las escue-
lanceros de Torrejón. Kn otras escuelas la pal- las d e la C o m p a ñ í a .
m e t a substituía á la disciplina. T e r m i n a d a s las labores de la escuela, c 011
Los castigos ordinarios consistían en arro- los ejercicios de aritmética, poco antes de 1¡»8
dillar á los a l u m n o s y ponerlos en cruz obli- | cinco de la tarde, oíase la voz del instructor
candólos, á veces, según la. e n t i d a d de sus fal- general que ordenaba á los decuriones recoger
tas, á hincarse sobre el borde de una, regla y á pizarras y pizarrines, y á los niños la atención
sostener en las manos piedras pesadas; en ht ; para (pie. arrodillados, escuchasen la siguien-
manifestación pública de sus faltas, hincán- te oración con que se daba gracias al lot' 0
dolos igualmente y poniéndoles al pecho, pen- [ poderoso.
diente del cuello, una planchuela de madera "(Iran Dios, le llamos iiifinilas ¡p'iK'"1"
en la q u e se leían según los casos, frases como por liaheruos asisliilo cu nuestros trahftjo* !l
e s t a s : por moilorro. por pleilisla, por <lcsa- le su pilcamos (pie le diipii's conliiniar <hsp<'11'
seailo. etc., etc., y á veces al desaplicado se le sil miónos esle heiie/icio. en el nombre >l<'< * " '
ponían las orejas de burro, hechas de cartón ó dre." etc.
trapo armado, y con tan risible adorno en la Las escuelas lancasterianas suprimieron
cabeza sacábasele á una ventana que diera á estas preces en sus prácticas escolares, asi co-
la calle: en su detención en la escuela y encie-
mo la enseñanza de la doctrina cristiana, e n e
rro en el calabozo, y en otros castigos que se
año de |S(5|.
hallaban proscritos en los reglamento.; de las
Al terminarse la oración, el instructor gene-
escuelas laneasíerianas, los q u e poco á poco
ral hacía sonar varias veces la campanilla- ft
fueron caliendo en desuso, como el de la cor-
cuyos toques sucesivos los niños se ponían en
ma, (pie consistía en sujetar en un pie. ó en
pie. tomaban sus sombreros, se cubrían, Vo"
los dos, planchas pesadas de madera para ha-
nían las manos en las costuras del pantalon,
cer a n d a r al niño con excesivo trabajo: el ta-
abandonaban sus lugares á medida (pie se le
ragallo. (pie era otra plancha pesada de made-
nombraba y se colocaban, en tila, contra '•
ra (pie s u s t e n t a b a n los niños sobre los hom-
pared cercana á la plataforma del maestro pa-
bros, y (pie al menor movimiento se deslizaba
ra escuchar las penas impuestas por las falta
sobre el cuello, causando molestia suma : el sa-
cometidas, y así formados salían de laesciiel' 1 -
co era, el castigo marcado para las faltan gra-
por el orden de las ocho clases, con sus decu-
ves, y consistía en meter en aquél al delin-
riones á la cabeza.
cuente y suspenderlo por medio de unos cor-
Apenas abandonaba la turba de inueluí-
deles del techo de la escuela: el de la carava-
chos la puerta de la escuela, precipitábase c0~
na, era aplicado á varios niños que j u n t o s ha-
mo un alud, en la calle, formando gran alga-
bían cometido la misma falta, y al efecto po-
zara, como la (pie. en iguales eircunsfaiieía <
níaseles un yugo de madera, del que tiraban
aún se observa.
todos los de la escuela, y |ior último el c e p ) ,
Con el establecimiento, en México, de '"
(pie se aplicaba á los que cometían algún ro-
escuelas lancasterianas á principios del a ñ o ' 1 '
bo ó lastimaban á sus compitieres y á los (pie
1*2:!. la instrucción pública adquirió un P 0 '
portaban armas con q u e pudieran causar al-
deroso impulso, pues vino á poner en plan'*
gún d a ñ o .
el modo mutuo tan ventajoso respecto del in-
Kn la escuela del Padre Zapata, ninguna dividual en escuelas de numerosos aIuiiH ,oS '
necesidad, ni aún la de tomar agua, permitía Los promovedores de tan útil mejora, como
á dos niños salir de la sala simultáneamente. ! he hecho notar en mis Elementos de Historl*
ASI'XTOS IIIKTOIilCOS V M i S C U H ' T l V O S . 407

Me-nvo ¡i SH ('¡riUzaetóii fueron los señores lias conforme á las instrucciones quo recibieron
Codorniu, Don Agustín Buenrostro, oi Coro- por la expresada Secretaría.
n i Don Eulogio Yillaiirrutia, Don Manuel Cuatro eran las escuelas lancasterianas de
Fernández Aguado y Don Eduardo Touren" niños y cinco de niñas, d e n o m i n a d a s las pri-
Miniers. Apoyarla la sociedad por el (iene- meras Filaidro/tía. /'('forma. /íiilali/i, y IV-
^ l í s i m o Don Agustín de Itnrbide, la Regen- dal Alcocer; llamadas las segundas, /iide/ieu-
t a concedió pura el establecimiento de la pri- (lc)ici(i, /Yoí/rc.so, Jour Marin, del Uto, y II"-
o r a e s c u d a l;i Sala del Serreta de la extin- iiilo Juárez. Además contábanse la, escuela
g i a Inquisición. Dicha escuela, denomina- mixta LUierlaJ y la nocturna para, adultos
<la
Kl Sol permaneció allí la mayor parte del Zaraijoza. UPí eran los alumnos inscritos y
año de 182:5. siendo d e s p u é s trasladada á Be- •Vil) los asistentes el día de la. entrega, (veíase
tle
m i t a s á causa de los progresos que había á este respecto el interesante informe (pit; á la
af
«luirido la nueva institución, patrocinada Secretaría de -lusticia (lió el distinguido Pro-
l*>r los sefiores Don J o s é María Fagoaga, Don fesor Don Manuel Cervantes Imaz (1<S!I2).
«•rítanlo Haz y demás socios cuyo número
""•dio había a u m e n t a d o .
La escuela cambió su nombre por el de ;EI " ' A h T i r j LARES
''"iiitropía, y abrió de nuevo sus clases á
fií ,fl s «le dicho año, coi i mas de 2Ô0 alumnos. Huérfano de padre q.iedé siendo m u y ti ¡Fio.
Lar 'ontjHiùid l^iiicasleriana siguió adelan- mas Dios nie(leparó una madre dotada de gran
•ando con rapidez, permitiéndolo sus elemen- fuerza d e voluntad y de abnegación sin lími-
í ---i " ' l" • '
s
"stableeor nuevas escuelas y extender su tes para procurarme una buena educación., y
^'Sterna de enseñanza á las capitales del país. tales fueron sus sacrificios, (pie por mi p o r t e
a sociedad. ,p„. vio logrados sus deseos fa- tuviéronme ]>or rico en las excelentes escuelas
^ r o c i d a por las autoridades civiles, por el en que me puso. La del Padre Velasco, en la
; a bildo eclesiástico y por los operarios de va- segunda calle de S a n t o Domingo, competía,
j " 1 ' * talleres, cuidó de formar sus reglamentos. jxjr su fama, con la de Calderón, en la segun-
,l
cartilla civil y la de enseñanza mutua, así da calle del P u e n t e de la Aduana Vieja. Va
m o d e estimular á los padres de familia de no se veían en la sala de clases de aquella, es-
a fábrica, de tabacos, ofreciendo vestir á dos cuela el piso de ladrillos, el sucio mueblaje y
" l f l o s «le los más adelantados, llegando su ab- las destartaladas paredes (pie se observaban
^«¡ición hasta el p u n t o de adoptar á un niño en las escuelas primarias que se han descrito,
«JUien la guerra de la Independencia redujo pues todo revelaba en olla el esmerado cuida-
la do de su Director. Sobre el entarimado de ma-
orfandad. L a compañía estuvo sujeta á
as vicisitudes consiguientes al estado intran- dera se hallaban las mesas, muy aseadas, en
«jUilo del país, á causa de los sucesivos distur- dos hileras colocadas dejando en el centro el
08
Políticos, pero sobreponiéndose á los obs- paso libre hacia la cabecera principal do la sa-
c
«lo8, marchó con paso tírate hasta nuestros la, donde se levantaba la plataforma con la
as en que por la suprema resolución de la mesa del Director. En osas mesas, do cubier-
^ r e t a r í a de J u s t i c i a é Instrucción Pública, tas ligeramente inclinadas, si; hallaban fijas
( e (
2-> de Marzo de 1HSK). quedaron convertidas vertiealmente al fronte do los alumnos, las
, n n a c i o n a l o s las escuelas lancasterianas, sien- muestras de escritura de Torio, en cuadros de
° e s t a disposición tan importante para el con- madera barnizada, y en las paredes veíanse
s i e n t e desarrollo de la instrucción públi- suspendidas, también en cuadros, las mejores
^a, como lo fué la ley de 21 de Marzo del si- muestras de dibujo de J u l i e n . El orden reina-
m i e n t e año q u e declaró la instrucción obliga- ba en aquel colegio, en el que todos los alum-
toria. nos guardaban la compostura debida, no por
ara recibir las escuelas lancasterianas miedo á los castigos, (pie eran allí casi desco-
fu eron comisionados los Sres. Lie. J o s é E. Du- nocidos, sino por el buen ejemplo y tinos mo-
n
y Profesor M a n u e l Cervantes Imaz, á cu- dales del Director. Acostumbrábase á los ni-
8 es
fuerzos debióse la organización de aqué- ños al aseo é inculcábaseles la más sana mo-
IOS E L LIBRO DE MIR RECH'ERDOS.

nil, poniéndose en juego l;i prudencia, (pie á ESCUELAS FRANCESAS.


la vez desechaba el rigorismo de- a n t a ñ o y re-
pudiaba la absoluta libertad de hogaño. Ade- La traslación de nú familia á otro rumbo
más de 1« lectura, escritura, aritmética y doc- de la ciudad fué la causa de mi sei)aración de
tiiiia cristiana, e n s e ñ á b a n s e en aquella escue- la escuela del Padre Velasco y de mi ingreso
la la gramática castellana por Herranz y (¿ui- en u n a francesa. Kn aquella época habíanse
roz. con extensión la aritmética de l ' r c n l l o . la multiplicado en el país los planteles dirigidos
moral y u r b a n i d a d del mismo autor, algo de por aptos profesores francesos, y particular-
g; ografía y algo de dibujo. mente» (>n la Capital, tales como Mr. Aubin.
Para la escritura usábase el papel p a u t a d o Mr. R i c h a r d e t . (pie en una do n u e s t r a s revo-
por los mismos n i ñ o s y las p l u m a s de ave con- luciones políticas perdió la vida ( véase ol ar-
sabidas, sirviendo d e modelo las afamadas tículo de esta obra Revoluciones de (iiif(iño)-
m u e s t r a s de Don T o r e u a t o Torio de la R i b a y J o u r d a n e t . J i n o n x . Leo Félix, Lnfont, los Ro-
otras de letra inglesa. E n la é\H>ca á q u e me berts, Tessier, .Ion, M a t h i e u de Fossoy. Daf-
refiero eran objeto de g r a n d e importación los eonr. ( i u i l b a u t . Desfontaines, Riboulet, y otros
papeles calados y realzados, los q u e ostenta- (pie m u c h o c o n t r i b u y e r o n al adelanto do ' fl
ban variados dibujos de tortísimos colores, instrucción pública, compartiendo la enseñan-
d e s t i n a d a s tales hojas para las planas con q u e za con excelentes maestros mexicanos, como
los a l u m n o s de las escuelas comprobaban en Don .losé M a r í a Abarca, Don Manuel Calde-
sus casas sus adelantos ó felicitaban á miem- rón y Somohano, Don Fermín Moléndez, Don
bros de sus familias en los días onomásticos. Agustín ( )rozco, Don Paulino y Don Honio-
Kn esas planas se veían los palotes trazados bono Oviedo, Don P o m p o s o P a t i n o . Don .fosé
con mano más ó menos firme : letras repetidas, María Rodríguez y Cos. Don Manuel R u i z Dá-
como //. // ó m. m: a l g u n a s palabras ó la rela- vila. Don J o s é María Velasco, sobresaliendo
ción completa de las muestras, según el ade- e n t r e los establecimientos dirigidos por espa-
lanto de los alumnos. I'ara el dibujo, cada, uno ñoles los de Don J o s é María Priani y de Cas-
de éstos se hallaba provisto de un carboncillo, tro, Don .losé ( i e n e r y Cortés y Don J o s é Sa-
de un lápiz artificial, sostenido por lapicero de t u r n i n o Varza.
latón, de una rascadera, pequeña chapa de ma- Kl colegio de los hermanos Luis Napoleón
dera con mango, y cuyas superficies de marina- y Casimiro Robert, asociados de Mr. Tessier,
ja fuertemente adherida, conservaban la aspe- fué (tn el (pie ingresé, y hallábase situado en
reza necesaria, y. por último, de un cajoncillo la calle d e la J o y a . Kn ese plantel, además de
hecho de papel en que se recogían los residuos las mesas comunes para la escritura y dibujo.
del carboncillo y del lápiz, sin faltar la miga cada a l u m n o tenía su papelera ó p u p i t r e , co-
del pan, con la q u e . á fuerza de restregar el mo enfáticamente la llamábamos, y en la cual,
papel para borrar los malos trazos, q u e pocas a d e m á s de los libros y útiles de escritura y di-
veces dejaban de serlo, convertían la superfi- bujo, g u a r d á b a m o s golosinas y juguetes, sin
cie de aquél en sucia y grasicnta. Con todo, faltar entre éstos la cuerda, el trompo y la pe-
no faltaban alumnos que llevasen á sus casas lota. L a t a p a de la papelera, por su revés, era
muy regulares dibujos. un museo de e s t a m p i t a s y dibujos malamente
iluminados por nuestras inexpertas manos.
T r a s de la mesa de caoba que sobre la pla-
taforma se alzaba veíase la figura riel Direc- Por primera vez fijé mi atención en aque-
tor, de cabeza blanca, de ojos azules y faccio- lla escuela en los m a p a s de las cinco partes
nes nobles y á su lado los niños (pie jior t u m o del mundo, (pie colgaban de las paredes, alter-
eran llamados para liarles ó tomarles la lec- nando con las muestras de escritura y con las
ción. Tal circunstancia hace juzgar, á falta de de dibujo, principalmente de paisajes, que era
otros detalles (pie se escapan á mi memoria, el (pie de toda preferencia se nos enseñaba, de
(pie el modo seguido en la expresada escuela la misma manera q u e se prefería, sobre toda
era el individual. escritura, la gallarda letra inglesa, para la que
los tres directores m o s t r a b a n s u m a habilidad.
Los estudios de Geografía q u e se hacían
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 409

dios el ayudante, también francés, pero tan


en las escuelas y colegios del país, á pesar de
cerrado como un othomí, hacía retrogradar
los textos adoptados de Almonte, de Letrone
nuestros escasos conocimientos en el bello idio-
y Balbi, no prosperaban y progresaron muy
ma de Cervantes. Era aquel francés de los que
P°co en las escuelas francesas con el Meissas
por ningún esfuerzo humano pueden pronun-
y Michelot, no por deficiencias de esta obra,
ciar clara la »• y de los que no conocen otro
sino porque, no estando sujetos los estudios á
tiempo de los verbos castellanos que el infini-
determinados cursos anuales, jamás extendía-
tivo, y, por tales motivos, en lugar de decir pe-
mos nuestros conocimientos más allá de las
rro decía pedro, y nos dirigía frases como és-
generalidades de Europa, siéndonos de todo
tas: Usted hacer muy mala escritura; tested
Punto desconocida la geografía nacional, para
la estar bien inaplicado : ¡oh! usted ser mucho
que no existía ni la más insignificante carta
malcriado, y otras por el estilo, y hay que ad-
mural, y aquí conviene advertir que, para el
vertir que cada frase de esas iba acompañada
tratado de límites de 1848, entre México y los
de un tironcillo de orejas que hacía decir, en-
Estados Unidos, hubo de echarse mano de la
tre dientes, al castigado alumno: ¡Oh ! ser us-
muy imperfecta y reducida Carta americana
ted un animal;—por lo que, mollino el ayudan-
de Disturnell.
te, le interpelaba:—¿Qué cosa tú decir?—Na-
Rápidos progresos hacíamos los alumnos
e da, respondíale el alumno, y llevándose la ma-
n la escritura y dibujo de paisajes, en la arit-
no á la oreja, añadía: (¡ue mí doler mucho.
mética y, sobre todo, en el francés, aunque
En las escuelas francesas referidas los pu-
°°n detrimento de la hermosa habla castella-
pilos comíamos bien, nos acostábamos tempra-
na, á la que se asestaban los más rudos golpes,
no y nos levantábamos juntamente con la auro-
^ m o los que resaltaban en la traducción del
ra: hacíamos buenos ejercicios, como lo son to-
siguiente trozo del Telémaco :
dos los que proporcionan los juegos infantiles
"Tout-á-coup elle aperçut les débris d'un
sin necesidad de los toques de tambor, y en los
navire que venait de fair naufrage."
ratos de recreo teníamos por amigos á los que
"De repente ella apercibió los restos de un
en las horas de clase mostrábanse tan severos.
ûavio que venía de hacer naufrayio." Debe
La palmeta, la disciplina y otras penas cor-
advertirse que según las construcciones gra-
porales como las ya mencionadas, eran desco-
maticales que se nos enseñaba los pronombres
nocidas en escuelas como la de (pie se trata;
Personales habían de repetirse hasta el fasti-
pero en cambio teníamos los regíanos de pla-
dio, y que de allá nos viene el mal empleo de
no, que nos hacían ver al medio día las estre-
Palabras como desapercibido por inadvertido.
llas; los encierros y los tirones de orejas, que
Así es que los muchachos hablábamos un
nos obligaban á levantarnos del asiento á me-
mal francés, nuestros directores se expresaban
dida que acrecía la intensidad del estirón, que
en peor castellano, sembrando nuestro idioma
á veces era tal que nos hacía subir sobre el
de galicismos.
La gramática de Becherell y el Chantreau banco y enderezar paulatinamente el cuerpo
eran excelentes libros de texto, enseñados por para amortiguar, ya que no para nulificar del
inmejorables maestros; pero faltábanos allí un todo, la fuerza muscular de aquellos giganto-
°nen profesor de español, tanto que, si mer- nes Mr. Rpbert y Mr. Tessier. La castigada
ced á los diálogos aprendidos del Chantreau oreja adquiría el aspecto y rubicundez de un
y á lo que prácticamente se nos enseñaba en gran tomate, y todo aquel día nos hacía expe-
la misma escuela, podíamos hablar con el sas- rimentar la desagradable sensación de su ca-
tre, con el zapatero y con cualquiera hijo de lentura.
Ja culta Francia, en cambio nuestro propio Los encierros y las detenciones en el cole-
idioma sufría las consecuencias de aquel aban- gio después de terminadas las clases estaban
dono. á la orden del día, más los detenidos no per-
La perniciosa influencia, á este respecto, manecían ociosos, pues el verdadero castigo
n
° iba tan mal siempre que teníamos que ha- consistía en no retirarse á su casa el alumno,
bérnoslas con alguno de los tres ilustrados di- en tanto que no compurgaba su falta, apren-
rectores; mas cuando intervenía en los estu- diendo de memoria determinado número de
52
410 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

líneas del Chantreau. de la gramática de Be- po que debían emplear en sus estudios, ^ o n o
cherell ó del Telémaco, y merced á esta cir- era muy dado á tal costumbre, más no dejaba
cunstancia llegamos á conocer por completo de acordarme de que era muchacho, y de que
las aventuras del hijo de Ulises y aun parte más deleite se hallaba en ver correr tranquil»
de las de Aristonous. Para librarnos de tal la agua sucia del Canal de la Viga, que en pro-
castigo, dábasenos todos los sábados, como curar fijar en la memoria diálogos en francés,
premio á los aplicados, una hojilla de papel de para hablar con un sastre ó con el zapatero,
color con la firma de uno de los directores, y que nos enseñaba nuestro querido •'Chan-
la cual tenía esto impreso: treau." Una de esas veces- ¡la recordaré siem-
Immunité.... Viijnt. . .. (¿iiardiitc.. .cin- pre con horror!—en que pinté venado, mi bue-
quante. .. .cent linnet, según los diferentes na madre, imbuida como toda la sociedad en
casos, y luego, manuscrito, el nombre del agra- la famosa doctrina de que "la letra con san-
ciado. gre entra,'' me encerró en un cuarto con un
Diariamente, á las cinco de la tarde ó poco energúmeno encargado de propinarme, con un
antes, leíase en presencia de todos los alum- buen látigo, unos cuantos azotes, y se alejo
nos la lista de los castigados, con expresión para no escuchar ni mi llanto, ni mis gritos.
del número de líneas (pie de algún libro ha- Encolerizado yo por el dolor de los primeros
bían de aprender: más los (pie poseían tales latigazos que me propinó aquel fariseo, no llo-
inmunidades ó exenciones, puramente perso- ré ni grité, pero le menté no sé á quién, q u e
nales, acudían á sus papeleras, extraían el pa- lo enfureció de tal manera, que redobló sus es-
pelillo aquel, lo entregaban al maestro y con fuerzos para hacerme sentir más los cuartazos
esto quedaban libres de la pena. y en mayor número de los recetados, ponién-
dome como nuevo. Mi pobre madre, por esa
Tales eran las prácticas observadas, con traslimitación de facultades, reprendió seve-
pocas diferiencias. en las famosas escuelas ramente á mi verdugo y le pagó de mala gana
francesas, en Jas (¡ne generalmente se obser- el precio estipulado, dándole una peseta, de lo
vaba el modo individual, en algunos casos el que infiero que salieron los azotes á centavo.
mutuo, y nunca el simultáneo. Yo maldije al verdugo y besé á mi madre, ' a
Otra escuela francesa (pie frecuenté fué la única que entonces lloraba.
mixta dirigida por Mr. y Mme. J'en, en la ca-
lle de Zuleta, y como los niños y niñas (pue en La sociedad vive en un continuo error >
ella nos educábamos éramos yacreciditos, ejer- nunca admite, en su vida práctica, el justo me-
cían los directores extremada vigilancia, á pe- dio que le conviene. En la educación de la ni-
sar de la cual no escaseaban algunas inocen- ñez, ó es el rigor excesivo el que adopta, ó es
tes escenas como las de la Amiga ya descrita una libertad absoluta, y así es que, en virtud
y, por consiguiente, tampoco escaseaban los de la que hoy se goza, diametralmente opues-
reglazos de plano, ni los encierros en el cala- ta á la sujeción anterior, el (pie pinta venado
bozo, á pan y agua, cuyos efectos hacíanlos no se conforma con mirar correr tranquilamen-
menos sensibles las miradas compasivas de las te las aguas de un canal, con escudriñar un pa-
que los causaban. lacio, ni con visitar los museos para satisfacer
Otra escuela cpie no debo pasar en silen- su curiosidad; hoy, millares de establecimien-
cio, fué la del Padre Falco, porque en ella se tos públicos, de todo género, desvían á los ni-
enseñaban bien algunos ramos, y particular- ños y jóvenes de aquellas inocentadas y 1°8
mente la Gramática castellana y las Matemá- atraen al peligro de la misma manera que el
ticas por el inmejorable texto de la afamada abismo atrae al hombre para que en él, in-
escuela de Saint-Cyr. conscientemente, se precipite. No tengo nece-
sidad, querido lector, de especificar los bo-
chornosos hechos que día á día acontecen en
PINTADAS DE VENADO.
esta nuestra querida ciudad de los palacios,
Pintar venado era la frase gráfica con que pues están á la vista, y lo que tú y yo debe-
los estudiantes designaban su deserción de la mos lamentar más es la punible indiferencia
escuela á lugares retirados para matar el tiem- de los padres de familia.
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 411
¿ Cuál de los dos extremos es menos malo ? ble letrero que decía: "A mi querido papá, en
A
tu ilustrada discreción dejo la respuesta. el día de su santo;' - en seguida el nombre de
la donante y, por último, la fecha. No hay pa-
ra qué advertir que la tal cuelga había hecho
ESCUELAS DE SEÑORITAS. desembolsar al obsequiado papá más de un cen-
tenar de pesos, y todo ¿para qué? para que,
Los ramos de enseñanza para niñas y se- andando el tiempo, los relucientes cuadros fue-
ñoritas en sus colegios eran la lectura, escri- sen á hacer compañía á las calzoneras de ga-
tur
a , aritmética, dibujo, urbanidad y religión* muza, á los mantones de lana y á tantos dijes
Maniática castellana y labores manuales y, como ostentaban las numerosas casas de em-
además, el francés en establecimientos como peño de la Capital, que hoy tienen muchos el
'°s de Mme. Jen, la Saint Vital, la Solliers y pomposo título de Bazares.
otras, que competían con los colegios mexicà- La instrucción de la mujer ha tomado un
"os dirigidos por las Sras. Higinia Galván y nuevo giro y bien podemos felicitarnos de las
Rodríguez Puebla. Las prácticas que en di- creces que ha alcanzado, y sólo es de lamen-
chas escuelas se observaban eran las mismas tar que en algunos ramos, como en el de la
de las escuelas de niños y, por tanto, sólo nos historia patria principalmente, no se hayan
referiremos á las labores manuales, que con- ceñido algunos maestros á la relación exacta
estían en costura en blanco, bordados y teji- y no convencional de los hechos, y á mostrar
dos, motivo por el cual en toda escuela la sala la verdadera deducción filosófica de ellos, sino
de clases hallábase ocupada, además de las me- que han procurado trasmitir á las alumnas,
Sas
y papeleras para los ejercicios de escritu- con el preconcebido fin do propagar sus ideas,
ra
y de dibujo, con sillas bajas y bastidores, según confesión explícita de uno de aquéllos,
u
«os armados sobre el suelo y otros desarma- sus pasiones políticas y perpetuar los odios
dos pendientes de las paredes, sin perjuicio de que han dividido á la gran familia mexicana.
08
cuadros de muestras que en ellas se osten-
Siempre he considerado A la mujer como
taban. Las labores manuales no dejaban de
Se un ángel de paz y de ventura y no como el ge-
r costosas á las familias, en razón de los pe-
nio del mal. Cuando observo que en el cora-
didos, casi diarios, que las maestras hacían de
zón de un ser para mí tan estimado, se abri-
"po, sedas y demás útiles de que hacían las
r gan los rencores, fruto de una mala educación
»iñas un uso inmoderado, principalmente
siento profunda pena que si; transforma en
d a n d o se trataba de ejecutar alguna obra pa-
dolor al verla trocar sus galanas vestiduras de
ra obsequiar, en sus días onomásticos, al pa-
ángel por las desgarradas de la discordia. La
dre, á la madre, á la tía ó á cualesquiera per-
instrucción es el complemento de la hermosu-
sonas de sus familias ó amistades. Consistían
ra de la mujer, pero no autoriza para que el
las tales labores ya en un gatazo, de alto re-
ser más bello de la creación se desprenda de
ueve. relleno de algodón, bordado con estam-
los tiernos sentimientos que deben dar sus
bre y sedas blanca y negra, y el cual animal
bendecidos frutos en el hogar. La dulce y apa-
con sus ojos de vidrio amarillo, aparecía sen-
cible voz de la predestinada á madre de fami-
tado ó echado sobre un cojín encarnado con
lia nunca debe ser reemplazada por la atrona-
borlones de oro; ya en una guacamaya de mil
dora y vengativa de un Robespierre, y tenga
colores, con su pico de cera y ojos encendidos,
bien entendido toda aquella que siga una con-
también de vidrio, parada sobre la rama de un
ducta contraria, que la insensatez la colmará
árbol, y realzado todo sobre el fondo blanco
de aplausos, pero la discreción le negará su
del nioiré antique ó ya, en fin, en un macetón
, „ _ , _ , . __ — ,
aprecio.
"ornado en gro de Lyon, con hilo de oro y len-
tejuelas, siendo de la misma materia el arbus- COLEGIO DE S A N G R E G O R I O .
to con sus flores. Todas estas labores ponían-
se en cuadros de marcos dorados y cristales El antiguo colegio de San Gregorio se ha-
de cenefa negra ó azul con dibujos igualmen- llaba situado en la calk; del Monte Pío Viejo,
te de oro, y á cuyo pie brillaba el indispensa- acera que mira al Sur. Los Departamentos que
412 EL LIBRO DE 1 S BECUEBDOS.

lo constituían, forman hoy: la parte occiden- su desplome hacia la parte oriental; mas la
tal ó Colegio grande, es hoy la Escuela Co- historia ha callado un hecho que enaltece al
rreccional ; el antiguo templo de San Pedro y Rector de San Gregorio y que, por su impor-
San Pablo, ha quedado convertido en los ta- tancia, no debe echarse al olvido.
lleres de dicha Escuela; la parte oriental ó
Colegio chico está ocupada por la dirección de
Instrucción Pública; la hermosa y extensa
huerta se halla transformada en un páramo;
y por último el Templo de Loreto, que en aquel
tiempo estaba abandonado, por los temores
que se abrigaban de un derrumbe, se halla
abierto al culto católico.
Acerca del origen del colegio, véase en la
primera parte de este libro el artículo relativo
á los P P . Jesuítas.
Decaído el establecimiento, á causa de la
expulsión de estos sacerdotes en 17<V7, fué sal-
vado de su completa ruina por los buenos ofi- DON JUAN RODRIGUEZ PUEBLA.
cios de Don Francisco Javier Gamboa, quien,
para lograr que se respetasen aquellos bienes, Por el año de 1843 existía en México, caro
hubo de alegar la circunstancia de hallarse lector, un individuo que para sus negocios go-
afectos á una obra pía, motivo por el cual el zaba de gran ascendíante con el Gobierno, per-
Colegio adquirió un nuevo impulso bajo el ré- mitiéndole tan propicia circunstancia aumen-
gimen de las constituciones que se señalaron tar sus rentas y atender á la conservación de
en 1776, solviendo á su templo en ese año la sus casas, que formaban la mitad de una man-
imagen de Loreto, que había sido trasladada zana. El Gobierno de aquella época no era ri-
á la Encarnación, cuando partieron los Padres co, ¡que había de serlo! pero eso sí, fiel á sus
de la Compañía. De de 1816 á 1821, años que compromisos, determinó adjudicar al potenta-
marcan el restablecimiento y la segunda extin- do aquél, en pago de no sé qué deuda, parte
ción de los jesuítas, el Colegió volvió á estar del edificio del Colegio de San Gregorio. Sú-
regido por éstos ; pero mal gobernado después polo á tiempo el Sr. Rodríguez Puebla, y con
por una junta municipal, púsose, en 1824, ba- la decisión y actividad que le eran tan genia-
jo la dirección de otra nombrada por el Go- les, se dirigió á Palacio, se presentó al Sr. Tri-
bierno, el cual además, había favorecido al gueros, que era el Ministro de Hacienda, y ex-
Colegio, adjudicándole los bienes del clausu- puso sú demanda: contestó el Ministro y re-
rado Hospital Real, entre los que se contaba plicó el Sr. Rodríguez : aquél expuso la nece-
el Teatro Principal, á condición de que en sidad de cubrir compromisos del Gobierno y
aquel plantel se impartiese educación á indí- éste defendió los intereses sagrados del Cole-
genas, dándoseles lugares de gracia á dos ó gio, debiendo advertir que en aquellos momen-
más de éstos de cada Estado: y, por último, tos se entendían dos hombres de gran corazón-
hallóse el Colegio bajo la hábil y estricta di- Por fin, el Sr. Rodríguez Puebla, para acabar
rección del Licenciado Don Juan Rodríguez de convencer al Ministro sobre la inconvenien-
Puebla, desde el año de 1829, en que fué nom- cia del acto que se intentaba llevar á cabo, y
brado, hasta el 31 de Octubre de 1848, en que á efecto de obligarlo á ponerse de su parte en
acaeció su muerte, con la corta interrupción la noble causa que defendía, aquel hombre al-
de tres meses, del Ki de Mayo de 1889, en que tivo se arrojó á los pies del Ministro, dicién-
fué suspenso en sus funciones por San ta-Anna, dole con éstas ó parecidas frases.
al 12 de Agosto, en que volvió á ejercerlas,
—De rodillas pido á usted la revocación de
habiéndose cerrado durante el rectorado del
un acuerdo que perjudica los intereses del Co-
Sr. Rodríguez Puebla el templo de Loreto, que
legio de San Gregorio.
infundía serios temores de un derrumbe, por
—Levántese usted—díjole el Ministro, y e»
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 413

^echándole después entre sus brazos, afiadió: taba en boga, la máxima aquella que guiaba á
^-Regrese usted sin cuidado alguno á su que- nuestros antepasados para la educación de loa
rido colegio. niños.
Pocos días después de esta escena, tart dig- Una cama de madera con sus correspon-
na dientes accesorio8,*un lavabo con su palanga-
y conmovedora, se publicó el decreto del
tenor siguiente: na y aguamanil de hojadelata y en el cajonci-
"Valentín Canalizo, General de División, 11o, el bote de la bola, brocha y cepillo para
*tc„ sabed: Que deseando prestar á la Ins- lustrar el calzado; un baúl forrado de piel pe.
trucción Pública todo el apoyo y protección luda, reforzado con cinchos de fierro y henchi-
que demanda el bien de la Nación, y cuya do de la indispensable ropa blanca, de dos ó
Prosperidad es uno de los preferentes objetos tres trajes de lienzo y uno de paño fino, con-
^ e que incesantemente se ocupa el Gobierno teniendo, además, cepillos, espejillo, tijeras,
Supremo; advirtiendo, por otra parte, lo muy botones hilo y agujas, todo esto hacía su en-
inveniente que es atender al Colegio de San trada en el colegio á hombros de cargadores,
Gregorio, cuyos adelantos son notorios; en uso á la vez que el nuevo alumno, quien llevaba
de las facultades de que se halla investido el bajo el brazo sus flamantes libros, como el
Supremo Gobierno, he tenido á bien decretar, Iriarte y los Autores Selectos de la más pura
p
-° junta de Ministros, lo siguiente: latinidad. Atravesaba éste el patio de l- Las
Artículo 1" Se consignan en propiedad de- Casas," cabizbajo para evitar las burlonas mi-
unitivamente al Colegio de San Gregorio to- radas de los colegiales y se presentaba al Maes-
dos los edificios en que hoy SÍ; haya estableci- tro de Aposentos, quien lo instruía acerca de
do, incluso el que ocupó antiguamente el Mon- algunos pormenores, le indicaba el número de
tepío de Animas, y pertenecieron al fondo de orden que le correspondía, haciéndoselo mar-
temporalidades. car en la página 50 de cada uno de sus libros,
*' Al entregarse aquellos edificios, se en- y le designaba el lugar que había de ocupar
vegarán igualmente al Rector del colegio to- su reducido mueblaje en alguno de los seis
dos los documentos y títulos correspondien- dormitorios del Colegio Chico, cuales eran:
tes, con las constancias que acrediten la tras- San Estanislao, Loreto, San Felipe, San José,
lación de dominio.- 21 de Octubre de 1843." Guadalupe y San Gregorio.
El Ministro Trigueros envió al Sr. Rodrí- Pocos eran los libros de los colegiales (pie
guez Puebla el anterior decreto impreso en no tuviesen, además del número reglamenta-
Papel vitela. rio marcado en las páginas indicadas, los si-
Mi ingreso en el Colegio de San Gregorio guientes perversos, escritos en el reverso de
obedeció al mandato de una tía mía, rica se- la pasta:
ñora, de excelente corazón, á la que no cesaré
Si este libro se perdiere
de bendecir, pues fué quien acudió en auxilio
Como suele suceder,
| e mi buena madre en los momentos en que
Suplico al que se lo hallare.
°s gastos de mi educación eran mayores.
Que me lo sepa volver.
La sociedad, en aquella época, había adop-
a Y si fuere de uñas largas
do la célebre máxima de que la letra con
Y de poco entendimiento.
*anyre entra, y en tal virtud, ningún colegio
Que se acuerde
ofrecía sobre el particular mayores ventajas
c Del séptimo mandamienio:
°mo el famoso de San Gregorio, dirigido por
No hurtarás
' celebérrimo Rector Don .luán Rodríguez
Las uñas te cortarás
Puebla.
Con las tijeras de Barrabás.
A rocuraré describirte lo mejor que pueda,
ector amigo, las escenas de aquel colegio que, Si, por un evento, el nuevo alumno esca-
aunque diferían en algunos pormenores res- paba de una premeditada maldad de los cole-
pecto de las de otros establecimientos, marcan giales, no se libertaba del apodo con que ha-
tipo general de todos en la época, á que ven- bía de ser conocido en lo porvenir, deduciéndo-
go refiriéndome, en la que, como h,e dicho, es- se aquél de los d,efeçtos físicos ó de alguna cir-
414 EL LIBKO DE HIS BECUERD08.

cunstancia particular; así es que al alto de nos y Mayores, y, además, la llamada de Re-
cuerpo y piernas largas llamábanle la Grulla, formistas, ó sea á la que concurrían los alum*
al cargado de hombros Camello, al de aspecto nos de extraordinaria aplicación y hacían el
marcial el Soldado, Coracero ó Cabo cuarto; curso de gramática en un año, en lugar de dos.
al de pelo largo, alborotado, la Pájara; al de cu- E n las cátedras, el profesor tomaba la cla-
tis encendido, Chüpotle; al feo de encargo, el se señalaba previamente á los alumnos y cada
ídolo; al de beatífico rostro, el Lego; al de cual iba dándola de memoria, y aquel qne de
nariz prominente, el Tucano; al de barbilla corrido le decía sin turbarse, conforme á 1*
saliente, la Chiva; al chicuelo de ojos vivos, frase escolar, ganaba el preferente lugar qn*3
el Ratón; al obeso, de facciones toscas, el Hi- ocupara el que había sufrido equivocaciones,
popótamo ; al inquieto y distraído, el Loco, y á quien se le propinaba, además, una veintén»
por último, á todo chismoso, Bocas. ó mas de palmetazos, dándose casos de que
Ordenábanse todos los actos del colegio por éstos fuesen cincuenta y aun cien. El profesor
los toques de campana, de los que estaba en- nos enseñaba á leer el latín y traducir al cas-
cargado un colegial, á quien por tal motivo tellano las fábulas de Fedro, las cartas fami-
dábasele el nombre de Campanero. Al despun- liares de Cicerón, la gnerra Catilinaria de Sa-
tar la aurora, cuatro campanadas* anunciaban lu8tio, Oraciones de Cicerón, la Eneida de Vir-
á los colegiales la hora de levantarse: el maes- gilio, Elegías de Ovidio, Odas y el Arte poé-
tro de aposentos recorría los dormitorios y los tica de Horacio.
sotaministros, alumnos encargados del buen Pocos palmetazos recibíamos los alumnos
orden de éstos, hacían cumplir esta primera por la recitación de las lecciones del Iriarte,
disposición reglamentaria obligando á los pe- pues siendo en verso, nos era muy fácil rete-
rezosos á ponerse en pie, mal de su grado. To- nerlas en la memoria, am turbarnos tii un sólo
dos los alumnos descendían al patio, lavában- punto; mas la parte de los adverbios, despoja-
se cabeza y brazos en los lavaderos que en un da de aquella circunstancia, si nos costaba
ángulo de aquél había, y á continuación, se muchos dolores y muchas lágrimas, pues la
gún los oficios que cada cual desempeñaba, palmeta no cesaba de funcionar. En la clase
unos tomaban regaderas de hojadelata y las de Menores presencié dar cincuenta palmeta-
llenaban de ugua y otros se armaban de esco- zos á un alumno, no en las manos, conforme
bas de popote y procedían al aseo de sus res- al uso corriente, sino en las plantas de los pie 8 '
pectivos dormitorios, hacían sus camas é in- dándose por pretexto para tal innovación, el
continenti se dirigían á la iglesia de Loreto tener dicho alumno, según se decía las manos
para oír la misa que les decía, unas veces el curtidas.
Padre Rosas, que era en extremo lento, y | Generalmente, algo de cierto había en esto,
otras el Padre Muñoz, que pecaba de ligero. pues por experiencia propia llegué á advertir
Después de la misa dirigíanse los colegia- que al octavo ó décimo palmetazo la sensación
les al refectorio, en el que se les 6ervía el de-
i dolorosa cesaba y era sustituida por un ador-
sayuno, consistente en un pocilio de chocola- mecimiento de la mano, que se comunicaba »
te, un buen pan y una taza de atole blanco todo el brazo, debiendo advertir que si tale»
que, á veces, endulzaban aquéllos con la miel castigos recibí, no fué por desaplicado, puesto
de panela que en botellitas guardaban de la que pertenecía á la clase de los Reformistas,
cena de la víspera. Del refectorio pasábase al sino por naturales distracciones de niños, q « e
estudio de Pasos, que era el que se hacía en hacían aparecer flaca la memoria, la que no
los corredores, yendo y viniendo cada quien era tal, puesto que me sabía mis autores, con-
por su lado. En el verano, los alumnos, muy forme á otra frase escolar, de cuerito d cuerito.
de mañana, se bañaban en agua fría en el gran Algunos ilusos, y este caso era muy gene-
estanque de la huerta y estudiaban en la mis- ral en las escuelas primarias, pegaban en l*8
ma, por clases'y en lugares determinados. palmas de sus manos dos cabellos en forma de
cruz, pnes tenían por cierto que al tocar 1*
A las nueve, otras cuatro campanadas anun-
palmeta la santa insignia, saltaría reducida *
ciaban la hora de cátedras, que en el Colegio
mil pedazos.
Chico eran las de Mínimos, Menores, Media-
ASUNTOS HISTÓRICOS Y D E S C R I P T I V O S ; •i ir,

Si l¡i palmeta hacía sentir su acción on los ! A las die/, y media de la mañana sonaba
aplicados, con mayor razón funcionaba en los la hora de cuajo, aquella en que los alumnos
'"'<•'" fft'/o.x, así llamados los negligentes que ! salían de sus cátedras é invadían el patio de
t( r
' « m i a b a n un curso y pasaban á otro por iiri- " L a s Casas," no tanto con el ánimo de dar ex-
st-ricordií, de Dios. pansión á su espíritu fatigado, cuanto con el
^11 el Colegio G r a n d e no ora. como en el de comer un p e d a / o de pan ó saborear algu-
milico, excesivo el rigor, aun cuando de él no nas golosinas, pues era llegada la hora en que
St
' prescindía, ni era sólo la memoria la faeul- el apetito se manifestaba en toda su fuerza.
tf
"l que se ejercitaba en las cátedras, servidas : El portero no cesaba de llamar, á gritos, á los
por buenos profesores, quienes no se litnita- afortunados alumnos á quienes de sus casas
Dil
'i á tomar á los alumnos las clases señala- mandaban algún refrigerio, del que participa-
o s , sino á dar las explicaciones convenientes ban los buenos amigos, en tanto que los me-
s
° b r e los puntos que en aquéllas se versaban. nos mimados de la fortuna escapábanse á la
Así lo observé en la clase de Lógica, en l a q u e huerta, como podían, en busca de frutas ver-
''' profesor Don S a b i n o Flore/., cine era un ver- des.
dulero sabio, infundía en nosotros la doctri- Mitigada un tanto la hambre <lc /as diez ij
" i l «ni una exposición clara y elocuente. medid, como se llamaba, á esa calamidad, en-
Kn el Colegio (arando las cátedras de J u - tregábanse los colegiales á sus juegos favori-
risprudencia establecidas, e r a n : tos. Por aquí, unos se entretenían con (il hu-
Primer a ñ o : Derecho Natural, por Heine- lero, en el que mostrábanse muy hábiles; por
<'io. Derecho de (¡entes, por Vattel. allí, empeñábanse otros, jugando a I Seco, ó sea
Segundo a ñ o : Derecho público, por Maca- en echar fuera de una gran circunferencia tra-
n
''- Principios de legislación, por Felangie- zada en la tierra, el trompo de un compañero,
1-1
• Klementos de Derecho romano, por Hei- ó una moneda, por medio de sus trompos, de
"t'cio. p u n t a de tope ó de p u n t a de rajar, los (pie
l'ercer a ñ o : Derecho civil, por Sala. De- ; caían bailando en el centro del círculo y se
r, alejaban de él zumbando, en virtud del impul-
'cho canónico, por Cavalario.
so recibido, razón jxjr la cual el (pie arrojaba
Cuarto a ñ o : Derecho civil, por Sala. De- ¡
r(, un trompo se excusaba de toda contingencia
cho criminal, por Gutiérrez. ¡
g r i t a n d o : no ¡unjo eahc-.as; por acá veíase á
Además, en el mismo d e p a r t a m e n t o s e d a - ¡
Jil uno saltando sobre un pie, tratando de enca-
'i los cursos de Filosofía, y eran: ¡
! minar con éste un tejo de plomo de una á otra
l'rinier a ñ o : Lógica, de Heinecio. Ideo-
l curva, de un cuadrado á otro cuadrado, liguras
°gia, por Destutt de Tracy. Metafísica, por \
trazadas en el suelo en forma de una rúbrica
'bie<|uier, y Filosofía moral, de Heinecio. !
simétrica, indispensable para el juego de El
Segundo a ñ o : Matemáticas, por Vallejo, Pino; por allá otro se entretenía haciendo sal-
física, por Despretz. tar una pelota: tan pronto se veía un grupo de
Tercer año ó q u i n t o de estudios preparato- colegiales jugando al loro emliolado, como se
rios. Cronología, por Florea,— Cosmografía. observaba otro entreteniéndose en el del hriu-
P°r Xúfiez Arenas. Geografía, por Almonte. eo, ó orí el de la olla de lámales, consistiendo
"- economia política, por Ferrier. éste en ponerse aquéllos uno tras de otro, con
H a b í a , por último, establecidas en el co- el cuerpo doblado, apoyándose cada cual en el
ll;
gio cátedras de F r a n c é s é I n g l é s , de Dibu- siguiente compañero y el primero en la pared,
•1° y Música. Academia de H u m a n i d a d e s , de en tanto que otros colegiales, de uno en uno,
•'uristas y pasantes, la de Literatura, Física armaban un gran salto y. abriendo las piornas,
i' Antigüedades mexicanas y dos escuelas de iban á caer lo más lejos posible sobre la tila
Primeras letras, una ¡jara colegiales y otra pa- de los estudiantes agazapados, y sobre los pri-
r!l
externos. meros (pie caían venían otros, hasta que aque-
Ll número de alumnos q u e cursaban las lla fila se rendía al poder de tanto peso, cayen-
c !
' ises del Colegio de San Gregorio eran más do todos en el suelo, viéndose! en extraña con-
(1<;
WX), siendo 2(X) los internos y más de 40U fusión brazos, piernas y cabezas, no siendo
'°8 Caixmses.
416 EL LIBKÜ DE MIS KECJUERDOS

raro que el que se picaba por alguna contu- ban en la galería mencionada, y mientras en
sión recibida diese de mojicones al que creía una Najera y Sánchez Solís hacían prodigio 8
habíasela inferido. con la tinta de China, en la otra ensayaban
Terminada la hora de recreo, ó sea la de los alumnos que constituían la orquesta, ober-
cuajo, se volvía á los corredores de Pasos pa- turas como La Fausta y el (.'aballo de bronce,
ra estudiar y preparar las cátedras de la tarde misas de Gómez y de compositores italianos
hasta el medio día, que era la hora señalada y otras piezas instrumentales. El solfeo y el
para el refectorio, al que entraban los alum- piano se estudiaban en diversas piezas corres-
nos del Colegio Chico después de haber comi- pondientes á la misma galería.
do los del Colegio Grande, que eran los filó- Entre la música y el dibujo, ramos para mí
sofos del segundo y tercer año y los juristas. de gran prelidección, elegí el primero, con el
Una larga y estrecha galería separaba un co- deseo de estudiar el piano bajo la hábil direc-
legio del otro, y por ella marchábamos de uno ción de Don José Antonio Gómez; pero mis
en fondo y en el orden de nuestros asientos, propósitos no se realizaron, porque, contra mi
marcados en el extenso comedor. vocación, túvose por conveniente destinarme
Dábanlas ventanas de éste al patio mala- para ruño de coro. A los que desempeñaban
mente llamado de la Majada, pues nada ofre- cargos como éste en la iglesia de Loreto, dá-
cía que pudiera justificar su nombre, sino tan banles diariamente en el refectorio, dos ó tres
sólo algunos arbustos de saúco junto á las pa- semanas antes de cada clásica función, y á la
redes. Instalados los alumnos en sus respec- hora crítica de las diez y media, una taza de
tivos asientos del refectorio, servíase la comi- leche caliente y un bizcocho de la afamada
da por varios mozos que en discos de madera casa de Ambriz; así es que yo no sé si, en vir-
llamados portadoras, con sus mangos, condu- tud del balsámico alimento, canté bien ; pero
cían cada vez ocho platos con sus correspon- lo que sí puedo asegurarte, caro lector mío, es
dientes condimentos, en tanto que un alumno, que canté mucho bajo las bóvedas de aquel
nombrado ad hoc, nos leía de pie en la tribu- famoso templo.
na, la Monarquía Indiana, de Torquemada, A las cuatro de la tarde repetíanse las cá-
de la que nadie hacía caso. Cna sopa, el pu- tedras y á las cinco era llegada la hora más
chero y un guisado que llamaban principio y solemne del cuajo, en la que se reproducían
era para, nosotros un mal fin, frijoles, pan y con más fuerza los juegos y diabluras de la ma-
tortillas de maíz, una piecesilla de fruta y otra ñana, como que las circunstancias para los
en compota, constituían la comida, que nues- alumnos no eran las mismas, puesto que en
tras buenas facultades digestivas de niños y tales momentos no se entregaban á sus recrea-
tanto ejercicio nos hacían devorar. Algunas ciones, sino después de haber vigorizado sus
veces, por campanada de vacante, nos servían estómagos con una tacilla de chocolate y mi
un condimento que era de nuestro gusto, tal buen pan.
era una torta de arroz con su salsa de ányel, A poco la noche extendía su obscuro manto
y entonces poníamos en juego toda la astucia sobre el vetusto colegio, en el que algunos
de que éramos capaces para repetir el susodi- quinqués de aceite, fijos en las paredes, alum-
cho plato, encantando á los mozos, es decir braban escasamente los extensos corredores,
haciéndolos tontos con la maravillosa desapa- en los que se rezaba el rosario y se estudiaba,
rición de aquél. Es verdad que la torta angé- para lo cual encendíanse algunas velillas de
lica quedaba aplastada entre la cubierta de la sebo, que permitían á los estudiantes, distri-
mesa por su reveiso y el plato sostenido con buidos en diversos grupos, distinguir los ca-
el cuchillo clavado en una hendedura de la racteres de sus libros.
madera. He dicho se rezaba el rosario, y nada es
Después de un corto descanso concurría- más falso que esto, pues no debe tenerse por
mos unos á la sala de dibujo y otros á la de rezo las palabras que mienten los labios con
música, que enseñaba uno de los filarmónicos absoluta independencia del sentimiento. Arro-
más entendidos que ha tenido México, Don dillábanse los alumnos en dos alas, á lo largo
José Antonio Gómez. Ambas salas se halla- del corredor, y á la cabeza el que dirigía el
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 417

^ r o . Cuando el Padre Maestro, que iba y ve- Elegí para mis parciales á los más turbu-

a, á paso lento, entre ambas filas de mucha- lentos del Colegio chico, á fin de que todo estu-
chos, se alejaba un tanto, el rezo se simplifi- viera en consonancia con la historia, y el dra-
caba á s u mínima expresión, de esta manera: ma comenzó en el corredor de í'aaos, débil-
—Dios te salve, bendita entre las mujeres, mente alumbrado por aquellas veli I las de sebo
amén Jesús. que en sus arandelas de hoja de lata ardían
Santa María, los pecadores, de nuestra sobre los respaldos de las bancas. Reunióse el
m
uerte, amén. Senado en lo más apartado del corredor y an-
te él me presenté muy estirado para demos-
Y apenas se iniciaba la letanía con las pa-
trar mi descaro y arrogancia, mas como el Cón-
labras ¡Kirie eleison! ¡Christi eleison! cuan-
do sul Cicerón estaba ya en autos de los planes
ya terminaba con el Agnus Dei qui tollis
de la conjuración, por haberlos descubierto la
Peccata mundi.
chismosa Fulvia, ó sea la boca de otros tiem-
Terminado el llamado rosario, acudíamos
pos, y en el Colegio era González el coyol*;, se
P° r cuarta vez al refectorio á cenar frugal-
levantó mollino de su asiento y con potente
i t é , consistiendo el plato principal en un
voz lanzóme la famosa invectiva:
guisado que, por el color de caldo, dábamos-
le
el nombre de agua puerca. Servíase al fin Quousquc i ande, m tilintare, ('(dilina, ¡la-
mie
l de panela, con su hojita de naranjo, sien- tieniia nostra/ hasta el pasaje: O lew pora, O
<*° la tal miel la que, según te he manifestado, mores!
lector amigo, guardábamos en botellitas para Confundido yo por la elocuencia de Cice-
adulzar el atole del desayuno al día siguien- rón salí precipitadamente del Senado y fuíme
**• También se leía en la tribuna, durante la á reunir ecu mis parciales en otro corredor, é
^ u a , mas como de costumbre nadie hacía inmediatamente, subido sobre una banca, los
caso del lector. arengué, diciendo:
k
Los Pasos de la noche eran los que más se '('om¡ievtum c¡/o habeo, milites, rerba vi-
aprovechaban en el estudio, menos cuando el vis virtutem non addere," etc., etc., para todo
Padre Maestro se ausentaba por un caso for- lo que mucho nos favorecían los tremendos
tuito, pues entonces renacía el desorden, pro- ejercicios de memoria á que se nos sujetaba
movido por los abanderados, que eran los co- en el Colegio. A poco, fuimos allí sorprendi-
,e
giales más inquietos, quienes se asociaban dos por Marco Petreyo, lugarteniente de Cayo
Para fraguar y llevar á cabo sus travesuras, Antonio, con su cohorte Pretoriana, y dio prin-
capitaneados por Pedro Landázuri. cipio la más reñida batalla, á reglazos, puña-
das y librazos, hasta que el Petreyo del Cole-
Para hacer resaltar el espíritu que anima-
gio, el Padre Maestro, llegó, armado de la pal-
ba á los estudiantes de aquella época, referi-
r meta, á ponernos en juicio, y á impedir que
é una escena que tuvo verificativo en los co-
Catilina, contraía verdad histórica, desapare-
cedores de Pítaos.
ciera de entre los vivientes.
Propusímonos parodiar la guerra Catilina-
' i a . maestramente relatada por Cayo Crispo Maltrechos todos nos retiramos del campo
kalnstio, para lo que nos favorecía la ausen- de batalla, ó sea del corredor de la sala de
t a accidental del Padre Maestro y de los ho- Guadalupe, con las contusiones consiguientes
°ns, como llamábamos á los chismosos. Para y los vestidos desgarrados, y á los que los con-
'a representación de aquel drama dióseme el servaban intactos, habiánles crecido, converti-
Papel del inquieto Lucio Sergio Catilina, y á das en fundas las piernas de los pantalones
Uri
o de mis condiscípulos, (pn; gozaba fama de y las mangas de las chaquetas, á causa de ha-
hablantín, el de Marco Tulio Cicerón, é hicié- bérseles deshecho las alforzas que, las inocentes
r
°nse otros nombramientos como los de sena- señoras de aquella época hacían á los vesti-
dores, de Marco Petreyo, de mis parciales prin- dos de los niños para soltarlas en proporción
ci
Pales como Cayo Manlio y Fesulano, sin al crecimiento de éstos.
°«iitir los de la perdida Sempronia, que había A las ü de la noche sonaban las campana-
<*e entrar en la conjuración, y de Fulvia, que das que marcaban el momento de la queda;
h
abía de descubrirla. todos nos recogíamos orí nuestros dormitorios,
418 EL LIBBO DE MIS RECUERDOS

débilmente alumbrados, respectivamente, por sadamente, que se quedó hecha un mascarón


una farola de escasa luz. Oíanse, tan sólo, los de retablo, viéndosele toda la entrada del esó-
pasos tardos del Maestro de aposentos que re- fago, y de la traqui-arteria, con los conduc-
corría todos éstos para vigilarnos y, á poco, só- tos salivales, tan clara y distintamente, que
lo el silencio de la noche reinaba en el re- el barbero dijo descubría hasta los vasos lin-
cinto del Colegio, poco antes tan bullicioso. fáticos, donde excretaba la respiración. Cesa-
Las relevantes cualidades del Rector eran ron las voces, asustáronse todos, luciéronse
su vasta instrucción, su rectitud y su buen mil diligencias para restituir la mandíbula a
don de gobierno; mas como nada es perfecto su lugar; pero todas sin fruto, hasta que al
en la humanidad, adolecía el Sr. Rodríguez barbero le ocurrió cogerla de repente, y darla
Puebla de un vicio en que declinaba el hábi- por debajo de la barba un cachete tan furioso,
to de los castigos que, á veces, rayaban en que se le volvió á encajar en su sitio natural,
crueldad. Presentábase, cuando menos se es- bien que como estaba desprevenida, se mor-
peraba, en los corredores, en el refectorio, en dió un poco la lengua y escupió algo de san-
las cátedras, en los dormitorios, distinguién- gre."
dosele por su elevada estatura, su ceno ceve- Esos celebérrimos mojicones del Rector
ro y su andar reposado, sin abandonar la capa, eran, comunmente, los preliminares de otros
que sostenía recogida por detrás con la mano castigos, como palmetazos, cuerazos y encie-
izquierda, en tanto que con la derecha se ali- rros en las bóvedas, ó sean los calabozos del
zaba el cabello largo con que cubría la parte Colegio Chico. He hablado ya de los palmeta-
calva de su venerable cabeza. Siempre que zos que se propinaban en número increíble,
observaba algo que le desagradara, por insig- los que hacíannos ver rayos y estrellitas cada
nificante que fuese, daba tres fuertes palma- vez que los recibíamos: trataré en seguida de
das, que resonaban fatídicamente en los ámbi- las azotainas y encierros. Las azotainas eran
tos del Colegio. El alumno de tal manera lla- comunes y de poca importancia, propinadas á
mado acercábase medrosamente al Rector, y un solo individuo; mas no así las que se ad-
antes de que moviese sus labios para respon- ministraban á varios alumnos que juntos ha-
der á la pregunta por éste dirigida, había re- bían cometido las mismas faltas, pues enton-
cibido ya un solemne mojicón por debajo de ces el castigo era más solemne. Al efecto, el
la barba, que casi siempre lo obligaba á mor- Rector siempre llevaba consigo un cuero en-
derse la lengua, y si el alumno, para evitar es- rollado, grueso y de vara y media de longitud,
te contratiempo, recogía aquélla y hablaba el cual, según las malas lenguas de los resen-
confusamente, el Rector insistía en que se ex- tidos colegiales, habíale servido al padre de
presara con claridad, â fin de aprovechar el aquel para sostener su cántaro de aguador.
momento oportuno de darle en la barba el con-
El hecho que paso á referir da la verdade-
tundente golpe á puño cerrado, al que se daba
ra medida de las azotainas gregorianas. La ex-
el nombre de cochino. Sin duda el buen Rec-
tensa sala de San Estanislao era el dormito-
tor de mi amado colegio ponía continuamente
rio de más de treinta alumnos, entre los que
en obra el lance aqtiel que refiere el Padre Is-
se encontraba un boca que, además de su nada
la, en su famosa obra "Fray Gerundio de Cam-
envidiable oficio, desempeñaba el repugnante
paza»" cuando trata de la educación del hijo
de traidor, pues era él quien, á veces, invitaba
de Antón Zotes y de Catania Rebollo, y para
á sus compañeros de colegio para salar, es
probar ésto que digo, copio el párrafo que al
decir, para faltar á las clases, é irse á jugar »
asunto se refiere:
un sótano que existía en el patio de la Maja-
"Como la buena de la Catania abría tanto da; después hacía la lista de los salantes o
la boca para pronunciar su A, y naturaleza faltistas y los denunciaba para que fuesen
liberal le había proveído de este órgano abun- irremisiblemente castigados. Judas semejan-
dantísimamente, siendo mujer que de un bo- te bien merecía la pena que le impusimos.
cado se engullía una pera de donguindo has- Llevamos adelante nuestro propósito tal
ta el pezón, quizo su desgracia que se la de- día como hoy, comprando al despensero Telle-
sencajó la mandíbula inferior tan descompa- chea, que era quien la fruta nos vendía, cuan-
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 419

to zapote prieto tenía en la despensa, y así cuentes en la misma sala y privación del cho-
Preparados, sorprendimos al delincuente á me- colate y de la cena de aquel día. Sin embar-
la
noche, lo desnudamos por completo, dí- go, había tal hermandad en aquel colegio, que
aosle unos cuantos porrazos y le untamos en ninguno de nosotros quedó sin alimento aque-
todo el cuerpo aquella substancia negra. En lla noche, pues todos los colegiales de las otras
tan miserable estado, lanzóse fuera de la sala, salas acudieron en nuestro socorro, llevándo-
2° r rió por los corredores, llamó á la puerta del nos tacos, que nos entregaban por la rejilla
¿vector, entró en la alcoba de éste y denunció de la puerta, y en tanta abundancia, que de lo
° ac ontecido. Sorprendido el Rector por la excedente amaneció regado el suelo de la sala.
extraña figura que á deshoras se le aparecía, En la pieza del Rector había un perro de
^"no fatídica sombra no disipada por la tenue piedra á cuya cabeza aplicaba fuertes cosco-
|nz de una lamparilla, intimidóse por de pron- rrones todo alumno que era castigado con tal
' m a s repuesto del susto que infundiera la pena, por haber infringido alguna disposición
^sión, preguntóle con burla si era el diablo. reglamentaria, y no se crea que la intensidad
"ando el maestro de aposentos se presentó de'aquéllos quedaba al arbitrio del castigado,
en
la sala, por orden del Rector, todos los pues si daba flojo en la susodicha cabeza, la
a'umnos nos hallábamos sin chistar, recogidos suya era la que recibía el coscorrón del con-
en
nuestros lechos. tundente puño del Rector ó de otro superior,
Tres días después, estando los delincuen- para enseñar de esa manera al alumno á dar
e en
® cátedra, recibimos la orden de acudir recio y á veces hasta hacerse sangre. Los pa-
á
la sala de San Estanislao, á las cinco de la ñuelos y otros objetos perdidos por los alum-
tarde, y esperar cada quien, de pie, al frente nos, los depositaba aquel perro, del cual eran
G
su cama. A poco presentóse el Rector con separadas tales prendas por sus dueños me-
ceno
adusto, y arremetió incontinenti al pri- diante los expresados golpes.
mero que encontró delante, dándole dos ó tres Tal era el terror que en todos infundía D.
e
Jos consabidos coch inos y buenos tirones Juan Rodríguez Puebla que hubo vez que al-
e gunos colegiales que nos entreteníamos en ju-
cabellos, luego hizo poner una cama en el
centro de la sala, entregó á un alumno que por gar á la momita en un lugar vedado, preferi-
Uerte
y tosco llamábamos manotas, el cuero mos arrojarnos del corredor al patio, antes que
^ u é l para que nos diese con él. Diezmando entregarnos al Rector, que venia á nuestro en-
Primero, y quintando después á los alumnos, cuentro. Preciso es decir que á los gregoria-
Izóles tender, por turno, boca abajo en aque- nos nada tenía que envidiar la Santa Inquisi-
a cama y ordenó á manotas que cumpliese ción.
COXÍ
su oficio. Este como buen compañero y Varias eran las bóvedas ó prisiones del Co-
v
totima también, procuraba que el cuero pro- legio Chico, siendo temible la de San Lucas
dujese su principal efecto en el colchón, pero por ser extremadamente húmeda y tener, con
uon Juan Rodríguez, á quien nada se le esca- frecuencia, el piso anegado, circunstancia por
paba, comprendió la mácula, tomó el aborre- la cual, veíase el castigado obligado á perma-
cido cuero en la mano y dio á manotas dos ó necer quieto y encogido sobre una sucia y es-
res fuertes zurriagazos que le hicieron saltar trecha tarima, por pedruscos sostenida. Ese
nna vara sobre el suelo, diciéndole al aplicar- sótano tenia una ventana que daba á la huer-
e cada uno de aquéllos: «sí se da. En conse- ta, por la cual nos escapábamos los enjutos
cuencia la zurra prosiguió con el deseado rigor de carnes, los únicos que podíamos aprovechar
m
a s ninguno de los castigados, en su mayor el estrecho hueco que provenía de la disloca-
Parte de corta edad, lloraban ni decían como ción de una de las barras de la reja de fierro.
en
'a Amiga : ya no lo volveré á hacer, sino, por Entonces nuestra excursión no se limitaba á
e
i contrario, mordían la almohada y se estaban la huerta, sino que la emprendíamos al aban-
Ue
rtes, jurando Vengarse del famoso bocas. donado templo de Loreto, que á pesar de ha-
Yo me escapé de la azotaina, debido á la llarse completamente anegado, lo recorríamos
8
"erte, mas no del castigo general, dictado en toda su extensión, saltando de uno á otro
P° r el Rector, cual fué encierro de los delin- zoclo. A esta circunstancia se debió, sin duda
420 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

la alucinación de los que atiababan el interior producía la idea de libertad, propúsoles aban-
del templo por una rejilla que en la tapiada donar el Colegio, y á fin de obligarlos á dar el
puerta había. Alguien creyó observar la exis- atrevido paso, expúsoles el contraste que exis-
tencia de una sierpe, monstruo alado y con
garras que vagaba en el solitario recinto del
templo, por lo que el pueblo se apiñaba en la
susodicha puerta para observar el monstruo
aquel que no existía y sin embargo, todos
veían, describiéndolo con sus pelos y señales.
La prensa trató del asunto y sólo el tiempo
pudo desengañar al pueblo de su ofuscación.
No faltó algún especulador que vendiese es-
camas de pescado, como procedentes de aquel
monstruo y en las cuides, se decía, estaba gra-
bada la imagen de Ntra. Sra. de Loreto. .
Aquel soberbio templo abandonado, que
tenía su suelo cubierto de agua y sus elevadas
y majestuosas bóvedas inundadas de luz; al- DON MIGUEL MIRAMON.

gunas aves que revoloteaban, asustadas por


nuestra presencia, tratando de huir por las vi- tía entre la vida libre del campo y la del Co-
drieras rotas de las ventanas; 1a repercusión legio, sujeta á tantas privaciones y á tantos
en los solitarios ámbitos del edificio, de nues- castigos. Un lunes fueron llevados al Colegio
tras voces y de los chasquidos producidos por los cinco alumnos por sus respectivos criados,
el agua al recibir los cuerpos sólidos que le mas al volver éstos las espaldas, en la porte-
arrojábamos y, por último, aquella Santa Ca- ría, emprendieron la fuga reuniéndose en un
sa de Loreto, imagen fiel de la feliz mansión lugar de la ciudad, previamente determinado.
de Nazaret, en que se verificó la Encarnación Conforme á su primera decisión, dirigiéronse
del Divino Verbo, aquella casa que se alzaba á pie á la Villa de Guadalupe con el fin de
con su techo de dos aguas sobre el pavimento marchar en seguida para Texcoco; pero mu-
del presbiterio; todo nos infundía un santo dando de parecer, deshicieron el camino y to-
respeto mezclado de pavor y de tristeza. maron el de Tlalpan para ir á buscar en las
fíe dicho lo bastante acerca de los casti- asperezas del Ajusco la soñada y dichosa de-
gos, para pintar el espíritu déla época, abste- hesa. El día avanzaba y el hambre apuraba á
niéndome de indicar otros, para que no se crea los cinco niños que habían abandonado su Co-
que trato de rebajar en algo las relevantes cua- legio, provistos de escasísimos recursos, por lo
lidades del Rector Don Juan Rodríguez Pue- que se decidieron á pedir hospitalidad en la
bla, concretándome á citar los más generales, primera casa que la suerte les deparó. La due-
con su deformidad, porque así lo requiere la ña de ésta recibiólos con afabilidad pero les
verdad histórica. manifestó que nada podía hacer en favor suyo
El rigor observado en el Colegio debía de sin consentimiento de su marido, quién no
ejercer poderosa influencia en el porvenir de tardaría en presentarse. En efecto, á poco lle-
los alumnos de carácter más ó menos enérgi- gó éste é informado por la señora de la pre-
co, como lo comprueba el hecho que paso á tensión de aquellos niños descarriados, cuyo
indicar, y fué el origen de la carrera militar buen porte prevenía en su favor, procedió a
do Don Miguel Mirainón. Hallábase éste cier- pedirles explicaciones sobre la causa de su
to día en el Colegio, departiendo amigable- abandono, las que dieron ellos contándole mu
mente con sus compañeros Andrade, Valdez, mentiras, siendo la principal la de que los cin-
Gonzalez y Caballero, sobre las excelencias de co eran huérfanos de padre y madre, y que va-
la vida campestre galanamente expuestas en gaban en busca de algún empleo, aun cuando
una novela para ellos predilecta, y aprovechán- fuera el de pastores. Aquel señor, que no era
dose Miramón de) entusiasmo que en todos otro que el juez de Tlalpan, comprendió po*
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 421

el interrogatorio capcioso que hizo á los vaga- vo, si los hay, y al instante comprendía el en-
bundos y por haber creído reconocer en uno gaño y haciéndose el desentendido recetábale
de ellos al hijo de un amigo suyo, que los cin- al del fingimiento una onza de sulfato de mag-
co habían desertado de sus casas. Para no ha- nesia y dieta rigurosa, con lo cual no le que-
certe el cuento largo, querido lector, te diré daban ganas á aquél de hacer otra vez la cla-
que el activo juez pronto devolvió la calma á cuacha, es decir, perdediza la salud.
cinco familias de la Capital, á las que como Los sábados, por la tarde, había cátedra de
era natural, habíalas puesto en la mayor con- religión y sabatinas, se hacía el aseo general
goja la desaparición de aquellos niños. De és- de salas y acudían, por turno, á la iglesia, los
tos, dos que fueron Andrade y Caballero, vol- colegiales que iban á confesarse para comul-
vieron al Colegio de San Gregorio, donde el gar al día siguiente, durante la misa. A la
¿lector, no conformándose con los azotes que confesión precedía, como era natural, el exa-
les diera, los mandó atusar y vestir de solda- men de conciencia, para el que ocupaban aqué-
dos, en tanto que Miramón fué enviado por su llos una larga banca de la iglesia, manifestan-
Padre al Colegio Militar en el que hizo su bri- do el mayor recogimiento; pero cuando concu-
llante carrera que vino á terminar en un patí- rría el grupo de incorregibles, desaparecían
bulo. Gregorianos fueron también los solda- las señales de verdadero respeto y tomaban
dos valerosos Ignacio Zaragoza, Esteban Co- dichos alumnos una actitud afectada, so pre-
ronado, Plutarco González y otros. texto de entregarse á la abstracción por ente-
El sistema de castigos establecido en aque- ro. Sentábanse estirando las dos piernas y re-
llos tiempos, contrasta con el de absoluta le- cargando, por la nuca, la cabeza en el respal-
nidad que hoy se observa en las sociedades do de la banca, echábanse en la cara el pañue-
modernas, ambos viciosos, de lo que resulta lo ó vendábanse los ojos y mediante estas cir-
que si antes los alumnos temblaban, en pre- cunstancias fingían entregarse por completo
sencia de los profesores, hoy éstos tiemblan al examen de sus pasadas diabluras. Los más
en presencia de los alumnos. malévolos de entre ellos aprovechaban la oca-
Los gregorianos, para toda asistencia, ves- ción que les ofrecía la hipócrita actitud de to-
tíamos de negro, traje de etiqueta, sin excep- dos, empujaban la banca hacia atrás, la que,
tuar á los de muy pequeña edad, lo que no volteada, caía al suelo y con ella los incautos
dejaba de ser algo extravagante, pues al lado colegiales, sin poder éstos descubrir á los au-
del grave profesor veíase á un muñeco de frac tores del percance, que no pocas contusiones
y sombrero alto, y en el conjunto de todos y chichones en las cabezas había causado.
una parvada de zopilotes, que era el nombre Los domingos, después de la misa y del
que justamente se nos daba. desayuno, procedían todos los alumnos al aseo
Colegial que se enfermaba, cuatro compa- de sus personas, indispensable condición re-
ñeros cargaban con él en la cama, llevándolo glamentaria para poder salir del Colegio. Co-
á la enfermería donde lo asistía el Doctor Ro- rregían, con la aguja y la seda, los desperfec-
bredo ó el Doctor Cepeda, quedando al cuida- tos de su ropa, zurciendo un rasgo ucillo ó pe-
do de un viejo seco que, según la iconología, gando botones con tan fuertes remaches, que
era la imagen fiel de la dieta á que iba á su- antes desprendiérase el pedazo de lienzo, que
jetarse al paciente : champurrado por la maña- de éste aquéllos, y como entonces eran de mo-
na, sopa de pan y un cuarto de pollo asado al da los peinados á la romántica, los que no te-
niedio día y vuelta con el atole en la tarde y nían para pagar al peluquero, ensortijaban
vuelta con el pollito en la noche, amén de las hacia adentro la extremidad de su luenga ca-
cucharadas prescritas por el Doctor y admi- bellera por medio de otates bien calientes; la-
nistradas con estricta puntualidad por el es- vábanse y daban lustre á los zapatos y aquel
cuálido vejete. que por su desgracia, ó culpa de la lavandera,
Con ciertos toques de campana anunciába- no había recibido su ropa limpia, fingía con
se la llegada del médico, y los que trataban papel de marca el cuello y la pechera de su
de fingirse enfermos, buen cuidado tenían de camisa, con notable perfección, á pesar de ser
no hacerlo con el Doctor Robredo, que era vi- la tal pechera, según el uso, de tablas menu*
422 EL LIRBO DE MIS RECUERDOS.

ditas, y así cncaiiiaha, es decir, hacía inocen- anticipándoles el día del juicio, pues ya pue
te al maestro de aposentos. des figurarte}, caro lector, lo que sería aquello,
Muchos eran los oficios que en el colegio teniendo á su disposición, cada uno de los
desempeñaban los alumnos corno ios de cam- doscientos colegiales, una gruesa de cohetes.
panero, bibliotecario, guardarropa de los be- , Las funciones eran solemnes, á cuyo lucimien-
cas que eran .'Î2, y sobre todo, los concernien- to contribuían los alumnos, quienes en tales
tes al servicio del templo de Loreto, nombre días se regalaban con un buen desayuno, ape-
que se le daba al antiguo de San Pudro y San titosa comida y tamalada en la huerta.
Pablo. I na gran parte de los colegiales, aco- Precedían á las solemnidades de la Semana
litábamos, turnándonos por semanas, misas re- Santa, los altares de Dolores, el viernes de
zadas, cantadas y rosarios, vistiéndonos para este nombre, en cuya noche cada cátedra lu-
el caso de manto y roquete, y empuñábamos 1 cía el que había levantádose á escote de l° s
con arte, los ciriales y el incensario. Otras ve- mismos alumnos, siendo aquéllos visitados,
ces ejecutábamos el oficio de coristas, paia lo ceremoniosamente, por el Rector y catedráti-
(pie teníamos bien aprendidos los cánticos de cos del colegio.
la Salve Regina, y la Letanía, misas comunes El jueves y viernes santos permanecían los
con acompañamiento de órgano y misas solem- colegiales en el establecimiento y á éstos se
nes con acompañamiento de piano y orquesta,
debía el extraordinario brillo de los oficios y
así como los cantos relativos á la Semana San-
del espléndido monumento, cuyo ornato oiri-
ta, sin excluir las Siete Palabras de Merca-
i gía el mismo Rector.
danto y el Stabat Mater de Pergoleso.
( )cho colegiales de la misma edad é igual
Entre las «col¡farfas y el canto preferíamos ¡ estatura, con sus mantos flamantes y roquetes
aquéllas por que dejaban descansar nuestras j blancos y vistosos, acompañaban al Obispo,
laringes, no obstante proporcionarnos el se- j el Ilustrísimo Señor Don Joaquín Fernández
gundo, la, consabida taza de leche á la hora ! Madrid, que era quien generalmente oficiaba,
crítica del apetito, la (pie apurábamos con de- otros en igual número, servían el altar con ci-
licia, en los días festivos, á la hora del sermon. riales é incensarios, y otros más, on el coro,
Sin embargo, ¡cuántos sentimientos poéticos hacían resonar en las bóvedas del templo sus
brotaban de nuestros infantiles corazones al voces infantiles acompañadas por la orquesta.
entonar aquellos cánticos dulces y tiernos, y El Jueves Santo el colegio cumplía con el pre-
sobre todo los de la misa, de aguinaldo en la cepto anual, y desde, el Rector hasta el último
noche de Navidad! Aquella misa de encanta- sirviente recibían la Sagrada Eucaristía de ma-
doras melodías, con acompañamiento de pia- nos del Obispo, quien pausadamente recorría
no, grabó en nuestras almas sus conmovedo- el templo con su brillante séquito de acólitos,
ras frases, que, según entiendo, debíanse al los cuales daban á los (pie comulgaban una
estro musical de nuestro maestro Don José An- copita de buen vino.
tonio (¡óme/.. Después de los oficios, los colegiales que-
Las funciones clásicas en el templo de Lo- daban en libertad de volver al templo las ve-
reto (iran las de Navidad, las Tres Horas del ces que (pusiesen, pero sin traspasar una bar-
sábado d é l a Semana de Dolores, la Semana da de madera, al efecto dispuesta en todo e
Santa, San (¡regorio y la Natividad de la Vir- costado oriental de aquél.
gen. Dos ó tres semanas antes del 12 de Mar- El monumento, en la noche, era de lo u l í i s
zo y S de Septiembre, prescindíamos los estu- vistoso 2»r las incontables luces, el brillo «e
diantes de las tres tortillas que se nos daban la plata labrada, las banderitas de oro vola-
en las comidas y de los chocolates de la tarde, dor y las aguas de. colores depositadas en her-
ó sean de tres ó cuatro tlacos diarios (pu; se mosos frascos de cristal, aguas transparente
nos convertían en gruesas de cohetes tronado- de vivísimos colores preparadas bajo la direc-
res. En tales días festivos, muy de mañana, ción del famoso químico Don Leopoldo Río ( l e
nos hallábamos todos los colegiales coronando la Loza. La brillantez del monumento contras-
las bóvedas del templo, y al sonar el alba, dá- taba con el lúgubre aspecto de otros altare 8 '
bamos á los vecinos la más estupenda zumba, en que se veían representados algunos cua-
ASUNTOS HISTÓRICOS Y D E S C R I P T I V O S . 423

•Iros de la Pasión. Natural era, atendiendo á dedicatoria en latín (generalmente con una
tales circunstancias, que el público de, la Ca- estampa litografiada de la Virgen María bajo
pital diese la preferencia en sus visitas á los alguna de sus ad vocació nos), y en la última,
monumentos de San Pedro y San Pablo, Pro- también en latín, las materias del certamen.
tesa y San Francisco. Tales actos, particularmente los del Cole-
El 12 de Agosto de cada año se celebraba gio de Minería, eran muy lucidos, por versar
c
°n expansiones de alegría y espléndido re- algunos en las ciencias experimentales, para
fresco, en Ja noche, (¡1 retorno del Rector al lo (pie contaban los alumnos con los elemen-
Colegio á los pocos meses de haber sido sus- tos necesarios.
penso en sus funciones por Santa Auna. La distribución de premios en San Grego-
La Natividad, ya en tiempo de vacaciones, rio, contra la regla común de los demás cole-
celebrábase por los alumnos que no gozaban gios, hacíase do día. Entoldábase para el efec-
Ue éstas, con juegos divertidos y quemadas de to el patio principal y se adornaban las colum-
toritos. nas, arcos y ventanas con olorosos festones de
Réstame hablar de la espléndida función clavo, artística y simétricamente colocados,
ff
t - la distribución de premios con (pie se daba sin que ocultasen para nada las muchas ins-
término al año escolar. A los exámenes esco- cripciones que constituían el principal orna-
r r e s que se anunciaban coa ocho campana- to de aquel recinto. M acetones con naranjos y
""is, seguían los actos públicos, como era de otras plantas de herniosas ñores entre las que
u
so en todos- los colegios. A tres de los alum- resaltaba la encendida ñor de Noche Buena,
n
°s más aventajados de cada clase, después se multiplicaban ante los grandes espejos dis-
Ufe haber sufrido el examen reglamentario, se tribuidos en pilastras y corredores; surgiendo
lt!
s nombraba para (pie sustentaran un acto el obelisco levantado en honor del fundador
Público de lucimiento, á cuyo efecto dábanse- del Colegio, entre el tupido follaje de las
'fes los inultos sobre los (pie debían tratar, plantas.
aquellos momentos en que los actuantes, En el fondo del patio, frente á la entrada,
acompañados de su profesor, iban y venían se alzaba el alfombrado tablado y sobre él y
Por los diferentes departamentos del colegio bajo un dosel de terciopelo el asiento destina-
•bstribuyendo las invitaciones á los superiores do al Presidente de la República, y á uno y
y provocando celos en sus compañeros, eran otro lado los de los Ministros, superiores del
Para ellos los más felices. Las invitaciones á Colegio y de los personajes invitados.
•Pie se daba el nombre de actillos, eran unos La exactitud reglamentaria de todos los
cuadernos de cuatro cuartillas de papel, de las ejercicios del colegio, (ira rigurosamente ob-
cuales la primera tenía impresa la invitación servada en el de la distribución de premios. A
ei1
los siguientes términos: las diez de la mañana dejábanse oír los ale-
Fulano de Tal. (El nombre del que apadri- gres toques de la campana (pie anunciaban el
naba el acto). deseado momento en que daba principio aquel
acto solemne.
Suplica á usted.
Se digne honrar con su asistencia el Ac- El patio principal del colegio era un cua-
to de drado, limitado por cuatro arcadas, cada cual
Pri mer curso de Filosofía (por ejemplo). de ocho arcos, correspondiendo á cada uno de
Que con el favor divino, sustentará en la éstos, en el segundo piso, una ventana. En
s
ala de actos (ó en el general), la mañana del cada lado del pa-tio y simétricamente, cuatro
'tía tantos, su ahijado. ventanas estaban abiertas y cuatro tapiadas,
M. X. y en éstas se encontraban las siguientes ins
La fecha. cripciones, cuyo orden riguroso se escapa á
mi memoria.
En las otras cuartillas, hallábanse, en una Al Norte:
ld
inscripción latina con el nombre del susten-
tante, la materia del acto, la fecha y el nom- ('¡m nu. Talen.
.Sitlnstln. .Solón.
bre del profesor que lo presidía, en otra una JIurucio. Utilón.
424 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

Miit'it) Sri tula. I'itiwu. Con motivo de la muerte del señor Rodrí-
Tllu L'irln. Hiux.
(JiiiiiliHiiiiii. ( 'Iríilitlln. guez Puebla, acaecida, como se ha manifesta-
Ftilrti. Erriilinlrn. do, en 1848, los gregorianos agradecidos pu-
I>il'ujilr luuii'u xiiplriitnr sieron en el zócalo de la misma pirámide esta
Oiiiiitx i/ni /il'.'i'xtis pii/iiilix otra inscripción:
Milllitililn xiljiiintitliil
Siuii/ux rxl ti rriiritm. .1 lu iiii'uiui'iii tlr lluu Jim i, Rtiilriíjnrz J'itehht
lirxttt n nulas tlr rxtr ralri/ia.
Al Sur: Aún tlr MDCCCLXVIII.
Súrrill Tallin.
VnyHin.
Otras muchas inscripciones que como líis
l'lultn
Arixtn r/rx. I'linin. anteriores, ha conservado en una de sus Re-
Zrui'm Olitliu.
I'upiuiuim.
vistas la Asociación gregoriana, se leían en el
lltnnr a.
Dr mux tt'lll'X. Siurru. Colegio Grande, tales como las que siguen:
Lirtiri </. I 'nritr/iu Xipnlr.
En la Cátedra de Lógica, establecida hacia
1' i„/u III Eritiwixrii Xiirrriu (luniliuil el ángulo NO. del patio:
l'nul lift Mu.rimú liri/i K'lttttux Mr.ririuii
Mr.r rillli Piipit/i Oli in pnrilitii F.xla siipirux ri. tliriíjr in riu tiiiliiiiim liiiiiii.
llilmil i:r D'upiituítx riu .In.rln Miinijirn
Cluru Hrt/riirruturi At' lintuunurtini Artiuin En la cátedra de física:
<;m/. <nl. A lliailtixxilnll
!.. D. 1). D. (¿lli Vil' i/tli ilniíll xiipiriltiam lllrlijirill ¡iillrt'llt xittllit.
Oiri llrrifiiri ximjiiliiri Ttililii
h'rrrriibil En el descanso de la escalera principal
Tmili iijl'rli nu nurrx
Ejuxtlt'm l'nlrj/ii.
Al frente:
Yniilr jHii, iiiulilr mi'
Al Este: Tinmi'i'iii Dimiiiii tlurt'hu rus.

.Xrirtnii. Ihlntr. Al Oriente:


Vriirltin l'rrruiitrx Snnrrilru.
Maxxillâu. Ariii.iln. Siipiíiilitiiii uili¡iir iluiiiiiinin xtnlti tlrxpiciniit-
liiiji'iui. Slmfa-itpi'itri:
l-înxxm t. ( ! injurio. Al Occidente:
l'iilufii.r. Huron.
Salis. I.nrlr. luitiuiii xupinit'ur fliiior Jkmiiui.

A Eliminin .Irunrr En el Claustro del (Joro


¡h srilln'itlnr tir ht l'nrtliill. Al Oriente:
Al Oeste: Fut/il ii'i'i'paruliilr trni/itix

A Iriin. Hurt,tin,In. Al Occidente:


ttiht: lilitrijrrn.
(,'tiuitt. Aluni, All xtlinnn xiijiiriix lit tu iiiinni' rxl Juri
l'urtillti. Sur .Ititinii. Ditrx, //'/«•/•, liuitiiruliix, jitilrlitr rr.r tleuit¡nr i-ripnn-
Uni m. Mnttrtirii.
Dnitrr rri.r fi'li.r multas iiitniri'uliis tunirnx;
MllIlItlNlI. OiitlIHII.
Trinpnrii xi fui'i'iiit iiuhiln stilus rrix.
Unir. Al ru.
Al Yrueriililr En la puerta del cuarto de reliquias:
l'nlrn tir Ouittr
l'itiitltitlnf t/ Mtirxlrii Jiixti iu pirprtttm riri'nl,
/tr lus prinirrus isnirliix tlrl El u/itul Ikiminniii rxl ini'iirx rurttiii.
A mili mu:
En el descanso de la escalera de la sala de
Al xiihii), hiiii'iitn, litimi/ilisiiiia San Luis y al pie de una hermosa imagen «Ie
/'. Anl'tiiiiu Xi'iilr: San Gregorio:
1*111' sus huriinx tifirinx ¡utril fini rxlr
Ciilri/m ru ri unit tir I7S.',. Eri'f xtli'ii'ilux muai,,ix i¡,li iu ritu xuti sujj'ulsit
hniiiitiit rt iu ilirlnix xuix ruri'iihtii'tlliii ti inplnui.
En 18:5<i el Rector Rodríguez Puebla levan- (¡ittlxi xlrl/ii iiiuttitiiitl ni iiiriliu itfliiilu rt ijiliixi llimi I"'"1
/// ilirlmx xuix Ittcil.
tó mi el centro del patio nn monumento pira-
midal en honor del benefactor Don Juan Cha- En el comedor de la sala de San Luis
varria. En la cara del frente, dentro de un Al Occidente:
medallón de cantería, se puso esta inscrip- Ailnlrxrrits jtutil ritan xtlilnt
Etitlnt ruin xrnniirrit nun.rrxrtlrt uli ru.
ción :
.1 Duu .Intuí ('hurtti'fiti Al Sur:
Fiiiitliiilur tlr fxtt: Culrt/iii.
Año tlr MlHXVXXXYl. Qui sprertriid nioiliru palilalia ikxc'uh'iit.
ASUNTOS HISTÓRICOS Y D E S C R I P T I V O S . 425

Al Norte, en la sala de San Juan : Licenciados Don Mariano Esteva y Don José
Melius es muñen honitm (¡nam dii'itiie umita'. María Lacunza, y con la adquisición por com-
pra de la biblioteca, en su mayor parte de me-
En la sala de la orquesta dicina, del afamado Doctor Villa. El 18 de
Al Norte:
Noviembre de 1849 se instaló la biblioteca pú-
El profesor que en su retiro acieil i blica de San Gregorio en el antiguo templo de
La senda de In (/ran Filosofia
.Ml'i conocí' en lin ijiic es la armonio
San Pedro y San Pablo, con 5,461 volúmenes
A rie no menos ijrato // necesario distribuidos en las siguientes secciones: Dere-
Al hombre en sociedad // il/ solitario.
cho Civil, 238 volúmenes.- Derecho Canóni-
Al Sur: co, 165.—Historia Profana, 185.—Historia
O cosotros incómodos oi/entes
Eclesiástica, 251. -Ciencias y Artes, 210.—
En quienes la ilisere.la cortesia Humanidades, 211.—Miscelánea, 92.—Diccio-
Suplir la falta i/e afición debía, narios, 122.—Sagrada Escritura, 207. -Litur-
Xo con riiesfros coloquios im/trndentes
El sagrado doléis île la armonio. gia, 32.— Santos Padres, 58.—Teología, 308.
Concilios, 2. — Sarmonarios, 164. — Ascéti-
En el refectorio: cos, 337.--América, 324.-Publicaciones pe-
El Coleqio de Sun (¡rcijorio á sit fundador. riódicas, 1,037, Manuscritos, 102.—Biblioteca
Juan (Jharai ría.
A ño (le IKl.-j.
del Doctor Villa, 1,416.
Pocos edificios han sufrido tantas trans-
Por último, en la columna monumental co- formaciones como el templo de San Pedro y
ronada con el busto del Padre Las Casas, eri- San Pablo, después de la Independencia. De
gida en el patio del Colegio Chico, se leía: fines de 1821 á 1829 sirvió de salón del Con-
.1 Las Casas greso; convirtióse después en salón de bailes
Padre de los Americanos, y teatro. De 1832 á 1850, fué otra vez templo
La jiirenlnd ijreiioriaiía.
y Santuario de Nuestra Señora de Loreto. A
I T no de los grandes servicios prestados por poco de ser clausurado en el último año ex-
e
i Sr. Rodríguez Puebla al Colegio de San presado se convirtió en sala de actos y Biblio-
Gregorio fué el acrecimiento de la biblioteca, teca del Colegio de San Gregorio y suprimida
e
nriqueciéndola con excelentes obras, particu- ésta luciéronse varias obras en el templo en
larmente la sección de América, con inapre- 1857 para adaptarlo á un establecimiento de
ciables manuscritos, entre los que se encon- niñas que debía tener el nombre de .Colegio
gaban gramáticas y bocabularios indígenas, de la Paz; de 1858 á I860 sirvió al Colegio
°bras doctrinales y otras relativas á nuestra Militar, luego de cuartel y Hospital Militar,
"istoria; tales como la de la Compañía de Je- más tarde de almacén y depósito de víveres
sús en Nueva España, las Crónicas de San del Ejército francés y, por último, desde 1884,
Diego y del Santo Evangelio; biografías de de talleres de la Escuela Correccional.
nombres notables que florecieron en América; El vetusto edificio del Colegio que fué su-
obras que tratan sobre sucesos notables y cu- primido por decreto de 17 de Agosto de 1853,
riosos y otras muchas sobre ciencias, artes y queda en pie, aunque transformados diversos
literatura, siendo de advertir que para tales departamentos. El Montepío Viejo ocupado
adquisiciones el Rector sólo contaba con el por la enfermería es hoy la casa de los Cape-
Producto de los cabos de vela que mandaba llanes de la Iglesia de Loreto; el patio de "Las
recoger y vender. Casas" del Colegio Chico, con sus pertenen-
Después de la muerte del Sr. Rodríguez cias y sin el monumento del insigne defensor
Puebla, cuyos restos descansan en un elegan- de los indios, está aplicado á la Dirección de
te monumento que bajo uno de los arcos del Instrucción Pública; el patio principal y el
templo dórico de Loreto levantó la gratitud de los lavaderos, claustros y dependencias del
de los gregorianos, la biblioteca se enriqueció, Colegio Grande y el patio de la Majada del
ya en tiempo del Rectorado del Doctor Don Chico, comprendiendo el refectorio, todos es-
José María Díaz de Sollano, con las donacio- tos departamentos, muy cambiados, sirven á
nes del Doctor Don Basilio Arrillaga y de los la Escuela Correccional ; en el templo antiguo
54
42í> E L L I B R O DE MIS R E C U E R D O S .

do San Pedro y San Pablo, abierto antes al Supremo las plegarias de los fieles, sin que
culto de la Virgen, se hallan instaladas, como nadie abrigue ya temores de derrumbe del edi-
se ha dicho, las máquinas de la misma escue- ficio, ni recuerde la patraña de la Sierpe, que
la, así como en el dórico templo de Loreto, en tanto conmovió al ignorante y crédulo pueblo
otro tiempo clausurado, elévanse hoy al Ser bajo de la Capital.

I I

INVASION AMERICANA.

•s-m^-
JÎ mi estimado amigo cl Sr. Xic. 'j). femando tûurct.

tó.RA yo un adolescente cuando oí referir, cha techumbre me hallaba, impaciente y


•A '• cierta mañana, los trisfes episodios de acongojado, la tarde del 1!) de Agosto de IHit,
las primeras campañas libradas por atento el oído y fijas mis miradas en los retira-
nuestro ejército contra el invasor norteameri- dos y pedregosos terrenos (pie se encuentran
cano. Sentí oprimido el corazón y uns ojos se al pie de la serranía de Ajusco. A veces dis-
humedecieron. ¡Lágrimas puras vertidas por tinguía vagamente la incierta luz de los fogo-
el amor de la patria! nazos de las piezas de artillería y á veces es-
No te hablaré, lector amigo, de todos los cuchaba las detonaciones débilmente conduci-
lances de esa injusta guerra, por hallarse es- das por las ráfagas del viento.
critos en buenos libros, y solamente trataré do En vano mi anciosa solicitud interrogaba
aquellos qne-prcseneié y dejaron hondas im- á esa luz y á esos sonidos para que me dijesen
presiones en mi ánimo, que para desvanecerlas las peripecias do la tremenda, lucha emprendi-
siquiera no bastaron los hechos de la célebre 1 da en las lomas do L'adierna y, al fin, lleno do
batalla de la Angostura, y más bien diéronle zozobra y con un vago presentimiento (pie au-
mayor fuerza oíros acontecimientos como la mentaba mi aflicción, ya (nitrada la noche, me
toma de la heroica Veracruz y el desastre de retiré al aposento de mi madrea la que encon-
Cerro Gordo. tré cerca do mi hermana, ambas arrodilladas y
Hallábame con mi familia en Tacubaya, orando ante la, hermosa imagen de Jesús cru-
alojado on una casa contigua al puente cono- cificado. Al verlas en tal actitud, presto me
cido con el nombre de Cartagena, y desde el arrojé á su lado, é hincando ambas rodillas eu
elevado techo de aquella casa podía abarcar la tierra, púseme también en oración para pedir
vista, todo el valle y percibir el oído los ecos á Dios el triunfo de nuestra justa causa.
procedente» de comarcas distantes. Sobre di- | Llegó la mañana del día 20 y con ella el
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 427

triste desengaño de nuestra derrota, en la ma- ticularmente en compaña, los más eminentes
drugada de tal día, confirmada por los disper- servicios.
sos y heridos que no cesaban de pasar por Alternativamente dirigía mis miradas á los
aquel puente de que te he hablado, querido dispersos que pasaban por el puente, con sus

PUENTE DE CARTAGENA EN TACUBAYA.—DISPERSOS DE LA BATALLA DE PADIERNA.

lector. Inútilmente busco las palabras, que no gloriosas heridas, y á los campos, de los que
encuentro, capaces de dar una idea exacta de no se levantaba, á causa de estar humedecidos,
las amarguras de mi corazón, á la vista de tan- ni la más ligera nube de polvo que me indica-
tos infelices sacrificados por la, ambición, riva- se el movimiento de las fuerzas de Santa Anna,
lidad, desaciertos é insubordinación, (deméri- en su retirada por el camino de Coyoacan y el
tos terribh s de otra campaña personal, soste- de, los cuerpos de Guardia Nacional (pie aban-
nida por los que dirigían los asuntos de la donaban sus posiciones fortificadas de San An-
guerra. ¡Cómo no había de causarme honda tonio y Xotepingo para dirigirse á la Capital
pena la presencia de aquellos heroicos solda- por la ('alzada de San Antonio Abad, confor-
dos que llegaban del campo de batalla, con sus j me á las órdenes del General en jefe. (*)
vestidos en desorden, chorreado sangre medio
contenida por los vendajes, ó pegadas á sus ; (*) Setini el Sr. Una Barrena, "Recuerdos déla In-
carnes las ligaduras por la misma sangre coa- vasión Norteamericana," esta fuerza constaba de la sép-
gulada; unos con la cabeza envuelta en trapos ' tima Bridada al mando del «leneral < lúincz Palomino,
que de blancos habíanse tornado en rojos, y I compuesta de cazadores de Allende, Libero de Melania
y conipañíado cazadnresde < ¿alcana, .Jiménez, Morelos
otros con el brazo en cabestrillo; quién se veía ; y Berdnzco. Cuerpos de ( Inardia Nacional ¡í las ordé-
Pasar con la mano puesta en la deshecha qui- ! nesele los coroneles Don Anastasio Zere/.ero y Don Jo-
jada y quién transportado en ÍUJH'.IIIC Ó en ca- j sé (iuadalupp IVnlijsón Caray. Kn todo 2,OUI hombres,
milla! A los débiles quejidos de los valientes Cuerpo de ( Inardia Nacional Hidalgo, de 700 hombres,
a l n i a n d o d e l Teniente Coronel Don Félix (¡alindo y
heridos respondían los sollozos de las soldade-
compuesto de empleados, artesanos acomodados, una
ras que los seguían, de esas mujeres que si Compañía de estudiantes de Derecho de la (jue eran ca-
bien constituían la ínfima clase social por sus pitanes personas distinguidas como los Licenciados Ala-
oíalas costumbres, prestaban al ejército, par- triste, Sabino Flores y Sánchez Solís, y otra Compañía
428 EL LIBRO DE MIS BECTJEBDOS.

Ante el desastre sufrido por la más florida trincheras, se formaron en columna y arreme-
división del ejército, de esa gran desgracia de tieron á sus enemigos á bayoneta calada, cos-
la que alcancé ver la triste escena referida, tando á la nación, tales rasgos de valor, pre-
y al anuncio de las nuevas operaciones milita- ciosas vidas como las de los intrépidos Don
res que, sin pérdida de tiempo, emprendían
las fuerzas americanas, mi ánimo decayó de
tal modo, que mi atenta observación era la de
un insensato, como que no la alentaba ya la
sublime esperanza de la víspera. Las detona-
ciones repetidas de la artillería y fusilería que
muy distintamente escuchaba, cuando el sol
marcaba la mitad de su carrera, y seguía escu-
chando después sin interrupción por la parte
oriental de donde me hallaba, diéronme á co-
nocer el ataque violento emprendido por los
invasores contra el convento de Churubusco y
el puente del mismo nombre. El poder yanki
luchaba con el ardor que podía infundirle su
soberbia y su ambición, y el mexicano, con el
inspirado amor de la familia, por el amor del
suelo, por el amor de la patria. Si las acome-
tidas de los americanos eran impetuosas y obs-,
tinadas, violenta y porfiada era la resistencia POLKO. - GUARDIA NACIONAL.
de los guardias nacionales mexicanos. Como BATALLÓN HIDALGO.

retrocede un cuerpo elástico al chocar con


Francisco Peñúñuri y el joven abogado Don
otro resistente, así veíanse rechazadas las le-
Luis Martínez de Castro. En vano el denoda-
giones yankis, cada vez que intentaban un
do General Rincón pedía con insistencia re-
asalto, mas como el tiempo avanzaba prolon-
fuerzos de gente y municiones pues el auxilio
gándose la lucha, llegáronse á agotar las esca-
que se le dio, en fuerza de su insistencia, fué
sas municiones con que sin previsión alguna
poco eficaz á causa del corto número de los va-
fué dotado el convento convertido en fortale-
lientes irlandeses que formaban la Compañía
za. No desmayó por contratiempo tan fatal el
de San Patricio, é inconducente, porque las
ardor de los defensores, quienes salvaron las
nuevas municiones eran de distinto calibre.
Ya puedes figurarte, lector mío, la violenta
excitación que produjera en ánimos tan esfor-
á las órdenes del Doctor Don Miguel Jiménez, tenien- zados, ese accidente provenido de una imprevi-
do por oficiales íi los no menos distinguidos hombres de sión imperdonable ; lo que sentirían los cora-
ciencia Don Leopoldo Río de la Loza, Don Francisco zones de aquellos valientes al pretender ansio-
Vértiz y Don Francisco Ortega. Ademiís, eran oficiales
samente introducir en sus fusiles balas de ma-
de este Cuerpo los señores Don Mariano Campos, Don
José María González de la Vega, Don Agustín y Don yor calibre, y al tratar, con anhelo, de reducir
Manuel Tornel, Don José Francisco Rus, Don Sabás á pedazos los mismos proyectiles ó de buscar
García, Don Luis Aguilar y Medina, Don Manuel Ks- por el suelo piedrecillas con que poder substi-
naurrízar, Don José María Picazo, Don Andrés Davis tuir á aquéllos. El Ejército yanki contaba con
Bradburn, Don Mariano Ziirate, Don Guillermo Rode armas mejores y de igual calibre, las que dis-
y Don Francisco Jiménez. Cuerpo de Guardia nacional
Victoria de 500 plazas, compuesto de propietarios y co- paraban á la vez una bala y tres postas, q « e
merciantes, al mando del Teniente Coronel Don Pedro hacían el efecto de metralla. Tiempo de sobra
Jorrín. Kntre los Jefes y oficiales de este Cuerpo, se hubo para proveer al Ejército mexicano de se-
contaban: Don José María Carballeda, Don Luis y Don mejantes proyectiles, advertidos desde las pri-
José Veraza, Don Pedro de Garay, Don Mariano Fur- meras campañas.
lone, Don Francisco Urquidi, Don Manuel Izita y Don
Francisco Sáyago. Los que componían los dos Cuerpos La desordenada retirada de Santa-Anna
Hidalgo y Victoria, hacían la campaña á sus expensas. con sus fuerzas, en tan críticos momentos, las
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 429

pérdidas sufridas por los defensores de Chu- contraguerrilla de desnaturalizados mexicanos


rubusco, abandonados á sus propios esfuerzos, que formaban la vanguardia del ejército inva-
y la libertad de acción en que aquella retira- sor, como guías y denunciantes.
da dejó al Ejército norteamericano, todo esto Con cinismo sin igual pasaron por el so-

LA BATALLA I CHURUBUSCO.

bubo de producir los fatales resultados que bredicho puente haciendo gala de sus cabalga-
deploramos. duras, de sus vestidos de charros mexicanos y
A las tres y media de la tarde todo había de sus sombreros jaranos que ostentaban es-
concluido en Churubusco, la guarnición había- crito sobre listón rojo el padrón de- su ignomi-
se entregado á merced del enemigo, y éste, en nia, y como para realzar más su delito de infi-
verdad sea dicho, en vez de humillar al ven- dencia, tomaron las actitudes que los caracte-
cido, lo enalteció por su heroico comporta- rizaban en toda ocasión semejante, espoleando
miento. Halláronse entre los prisioneros los á sus caballos y levantándoles las riendas para
bizarros Generales Rincón y Anaya y el emi- obligarlos á saltar con violencia y á hacer ca-
nente poeta dramático Goroztiza. racoleos, á la vez que, con la mano libre, se
Las últimas escenas de tan aciago día fue- alzaban la falda delantera del sombrero y da-
ron los ataques infructuosos contra la garita ban un grito como es costumbre entre los fa-
de San Antonio Abad, por los mismos perse- cinerosos.
guidores de las fuerzas de Santa-Anna, en su Si los contraguerrilleros se procuraron por
retirada para replegarse en la Capital. sí mismos \ina mancha infamante, ésta no pue-
de alcanzar á la nación. El cuerpo que de ellos
se formó bajo el amparo de los invasores, se
contraponía en todo y por todo á los que se
constituyeron al abrigo del pabellón nacional.
El 21 entró en Tacubaya la División Wort, Aquéllos eran criminales salidos de las cárce-
y á pesar de mi propósito de no presenciar les, sus favoritas habitaciones, y ya repudia-
aquella entrada, pudo más en mí la natural in- dos por la sociedad, y éstos eran los hombres
clinación que siempre me disponía á observar- de trabajo y patriotismo que dan vida á la na-
lo todo. ción, quienes sin diferencia de clases forma-
Solamente comparable con mi dolor fué la ban el Ejército y la guardia nacional, en la
^dignación que me causó la presencia de la que figuraban artesanos, comerciantes, indus-
480 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS

tríalos, agricultores, estudiantes, hombres de corrido por sus compañeros, quienes sólo tu-
ciencia y de letras, ricos y pobres, jóvenes y vieron tiempo para observar asombrados la
ancianos y, en fin, todos aquellos que con sus violencia del acto.
hechos honraban su nombre de mexicanos. Así Las guerrillas del Departamento de Pue-
es que, en la hipótesis de que los contrague- bla que se hallaban á las órdenes del valiente
rrilleros hubieran arrojado una mancha en General Rea, hostigaban sin cesar al enemig 0
nuestro pabellón nacional, ésta hubiera pro- y veces hubo que, penetrando aquéllas en el
ducido en nuestro honor el mismo efecto que recinto de la ciudad, lo combatiesen, regando
pudiera producir una gota de tinta vertida en las calles de cadáveres, á despecho de los ame-
medio del Océano. ricanos que hacían sobre ellos un vivo fuego
Con la despreciativa voz de los poblanos desde el fuerte de Loreto.
eran conocidos los desnaturalizados guerrilte- Otro episodio que produjo en los habitan-
ros, atrayendo sobre la invicta Puebla una tes de la ciudad un terrorífico espectáculo fué
execración injustificable, tanto porque el en- el siguiente. Cierta mañana, causando horri-
tonces Departamento de ese nombre contribu- ble sensación, se vio recorrer las calles á un
yó con su sangre y elementos á la defensa na- americano, á todo correr de su caballo, dando
cional, como porque los tales guerrilleros no desaforados gritos, á causa de los dolores que
eran solamente de Puebla, sino también de le producían en sus laceradas carnes los vio-
otros Departamentos do la República. Desgra- lentos sacudimientos de una lanza que llevaba
cia fué para aquella hermosa capital la forma- clavada en el cuerpo, siendo las sacudidas del
ción en su recinto de ese cuepo traidor, bajo arma, tanto más violentas cuanto mayor era el
los auspicios de los jefes americanos. ímpetu del caballo en su rápida carrera.
Prueba patente del patriótico comporta-
miento de los hijos dol rico Departamento de
Puebla, fueron las numerosas guerrillas que *
* *
de ellos se formaron, que competían en arrojo
y ardimiento con las de Veracruz, México y El armisticio concertado entre los belige-
otros Departamentos, y aprovecho la oportu- rantes franqueó las puertas de la Capital á nn
nidad que se me presenta para referir intere- familia, con la que volví á mi hogar. La ciu-
santes episodios. dad, aunque animada por el gentío que en ella
¡2M r na de las guerrillas poblanas más temi- circulaba y los corrillos que por todas partes
bles era la (pie al mando del patriota Eulalio se veían, discutiendo con calor, sobre los acon-
Villaseñor burlaba sin cesar la vigilancia de tecimientos del día. me pareció en extremo
los invasores, que cuando no los combatía, bir- triste, á causa de la predisposición de mi
lábales cuantos efectos, municiones y caballa- ánimo y del mal'aspecto que ofrecían las
da podía. Empeñóse! una vez, en las goteras calles, con sus pavimentos de tierra floja, de
de Puebla, una lucha tremenda entre la gue- las que habían sido arrancadas las piedras y
rrilla y una, fuerza, americana que con vigoroso transportadas á las azoteas de las casas, á fin
empuje la atacó. El hijo de Villaseñor cayó de que sirviesen de proyectiles en tiempo opor-
mortalment» herido al certero tiro de un ame- tuno. lTn misterioso pavor infundía á la vez
ricano que montaba un caballo de gran alzada, el aparato colocado en el astabandera de nues-
pero simultáneamente se desprendió de la gue- tra Catedral, el cual estaba formado de unas
rrilla el padre de, la víctima y con ímpetu vio- esferas negras de diversos diámetros que col-
lento y lanza en ristre atravesó el campo ene- gaban de un madero horizontal sujeto al mis-
migo y se (lió á perseguir al matador de su mo palo de la bandera. Ese aparato era un te-
hijo. Al observar el americano actitud tan re- légrafo de señales previamente convenidas pa-
suelta, emprendió la huida á todo correr de su ra denunciar los movimientos del enemigo en
caballo, pero si veloz era, la fuga, más violenta los alrededores de la Capital.
era la persecución, de manera que antes de Aceptado por el General San ta-Anna el so-
alcanzar aquél la garita de la ciudad fué de- bredicho armisticio propuesto por el General
rribado por su perseguidor, sin poder ser so- Scott, el 21 de Agosto, nombróse una comisión
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 431

compuesta de los señores General Herrera y la ejecución de nuevas obras de defensa; mas
Licenciados Cou to y Atristáin, para que tra- como tal aseveración no era exacta, aparece
tase sobre las proposiciones de paz que iba á que los motivos principales que tuvo Scott pa-
ra esa declaración fueron: l", el desagrado
que le causó la no aceptación de las proposi-
ciones de Trist y la presentación del contra-
proyecto mexicano; 21-', un acontecimiento des-
graciado provenido del acto indiscreto del Ge-
neral Scott al solicitar, como una cláusula del
armisticio, la autorización para que los ameri-
canos se proveyesen por sí mismos de víveres
en la plaza de la Capital, y el no menos impru-
dente de Santa-Anna al concederla, sin tener
presente ambos Generales la disposición en
que naturalmente se encuentra todo pueblo
para aprovechar las ocasiones que se les pre-
senten y descargar su ira contra el enemigo,
mas creyeron, sin duda, que el de México, co-
mo una excepción del carácter de todos los
pueblos en circunstancias análogas, miraría
con buenos ojos que su enemigo acudiese á la
misma Capital á proveerse de cuanto le hacía
falta, así es que sucedió lo que era inevitable.
A la vista de más de cien grandes carros de
TELÉGRAFO DE SEÑALES EN LA CATEDRAL.
transporte, que habían penetrado hasta la pla-
za, el pueblo se amotinó y armado de guija-
presentar el Comisionado americano Mr. Trist, rros tomó una actitud resuelta, y esto era. llo-
Pero éstas fueron de tal naturaleza y tan exa- ver piedras sobre carros, muías y carreteros, y
geradas, que no pudieron ser admitidas por la aun sobre los lanceros mexicanos que acudie-
Comisión mexicana, la que, previas nuevas ron á contenerlos. Maltrechos animales y con-

EL PUEBLO APEDREA LOS CARROS.

mstrucciones del Gobierno, presentó un con- ductores regresaron con los carros vacíos al
traproyecto, juntamente con una importante y campo enemigo, aquellos bien sacudidos y és-
bien razonada Nota. tos con no pocos desperfectos.
El 6 de Septiembre declaró el General El movimiento incesante de tropas y de
kcott roto el armisticio, dando por pretexto trenes producían, particularmente en las no-
la violación de él por Santa-Anna al ordenar ches, un ruido siniestro, como el precursor de
432 EL LIRRO DE MIS RECUERDOS.

una desastrosa tormenta, y ponían de mani- convenientemente armado en su tripié, para


fiesto la reanudación de las hostilidades. Tras la observación del terrible drama que se desa-
los preparativos llegó el famoso día 8 de Sep- rrollaba en el Molino del Rey y Casa Mata. El
tiembre. Algunos alardes hechos por el ene- punto en que nos hallábamos era dominante
migo hacia el Sur de la cuidad, hicieron creer y de horizonte despejado. Alternativamente
que iba á ser atacada la garita del Niño Per- los que observábamos la batalla mirábamos &
dido : pero á poco oyéronse detonaciones leja- la simple vista las grandes humaredas produ-
nas por el rumbo de Chapultepec y se tuvo la cidas por los continuados disparos de las ar-
certidumbre de que el punto objetivo del ver- mas de fuego, ó por medio del anteojo, aunque
dadero ataque era el Molino del Key. En esos indecisamente, algunos movimientos de 1&S
momentos escuchábanse en la ciudad los to- columnas enemigas, sin dejar de escuchar los
ques de generala por las bandas de los Cuer- repetidos estallidos de la Artillería y el fuego
pos que recorrían las calles, y simultáneamen- graneado de la fusilería.
te el pausado y grave sonido de la campana Tocóme en suerte el mirar por el anteojo
mayor de la Catedral que tocaba á rebato. En- el campo de batalla en los momentos felices
tonces la población se entregó á la mayor agi- en que el General Echegaray con el Tercer Li-
tación; los militares, á paso apresurado ó al gero, según supe después, el General León y

CASA MATA DESPUÉS DE LA BATALLA.

correr de los caballos que montaban, sé diri- el Coronel Balderas con el Batallón de Mina,
gían á sus puestos designados; los trenes de rechazaban, fuera de parapetos, á una colum-
Artillería rodaban con precipitación y grande na yanki poniéndola en desorden. Pude per-
estrépito: la gente iba y venía, y con inquie- fectamente distinguir muchos objetos que, en
tud igual, unos se dirigían á los lugares escam- dispersión, cubrían la loma contigua á Casa
pados del < )este de la ciudad y otros á ganar Mata y que violentamente se movían con di-
las alturas de las casas y de los_templos ; quié- rección á Tacubaya, permitiéndome la esplén-
nes corrían con armas, quiénes sin ellas, y el dida luz del sol distinguir el color azul de los
populacho, en pelotones, recorría las calles uniformes.
lanzando ¡vivas! á México y ¡mueras! á los Entonces lancé un grito que, arrancado
yankis. del alma, podía traducirse por una exclamación
Yo no puedo explicarme cómo tan oportu- de triunfo. Todos se apresuraron á ver por el
namente me encontré sobre las bóvedas del anteojo, uno tras otro, y confirmaron mi ob-
templo de Belén de los Padres, pues no recuer- servación; mas el anciano, que debía poseer
do los antecedentes, mas lo cierto es que allí conocimientos militares, no se manifestaba
estuve el lado de dos ó tres frailes mercedarios del todo satisfecho y exclamaba, impaciente y
y de un anciano, y podiendo disponer, por airado: ¡Qué hacen las caballerías! ¡Qué hace
gracia que se me hacia, de un gran anteojo el General Santa-Anna!
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 433
Como siempre, el blanco de todos los tiros ñana siguiente el fuego continuó de la misma
era el General Santa-Anna. manera, mas á poco sucedieron á los estridentes
El episodio que he referido es el que, sin sonidos de la Artilleria las detonaciones de la
duda, dio motivo para celebrar en México con fusilería, tan continuadas, que herían nues-
dianas y repiques un triunfo completo sobre tros oídos como el redoble simultáneo de mu-
e
l Ejército enemigo, que desgraciadamente no chos tambores. El ilustre Bravo, con un cuer-
existió. po de H(M) milicianos, ya muy disminuido por
Preciosas vidas como la del Coronel Don las bajas que había sufrido, y con los esforza-
Gregorio Gelati, del General León, de ameri- dos alumnos del Colegio Militar, y sin los auxi-
tados oficiales, del coronel del Batallón Mi- lios que con insistencia demandaba, hizo cuan-
na Don Lucas Balderas y de otros valien- to pudo por salvar el punto confiado á su va-
tes, costó la heroica defensa del Molino del lor, y si en tan lastimosos momentos nuestro
•Rey y Casa Mata, contra el ataque tan in- hermoso pabellón sufrió una desgarradura
fructuoso para el Ejéicito americano, cuyas más, su honor quedó, como en Churubusco y
pérdidas fueron de 9 oficiales muertos, 49 heri- Molino del Rey, muy levantado. En esa defen-

ATAQUE DE CHAPULTEPEC.

dos y 729 soldados entre muertos, heridos y sa hubo que lamentar irreparables pérdidas
dispersos. Los defensores que sobrevivieron como las de los valerosos General Pérez, Co-
á la catástrofe se retiraron y se pusieron al ronel Cano y Comandante Calvo, las de los
abrigo de los fuegos de Chapultepec, y los ame- denodados alumnos del Colegio Militar, casi
ricanos, abandonando los edificios conquista- unos niños, el Capitán Juan de la Barrera y
dos qué tanta sangre les costó, se replegaron Subtenientes Francisco Márquez, Fernando
a su cuartel general de Tacubaya. Montes de Oca, Agustín Melgar, Vicente Suá-
Con iguales peripecias y rasgos de valor y rez y Juan Escutia y, por último, la del bravo
°on idéntica desdicha fué defendido el fuerte Coronel Santiago Xiconténcatl, jefe del esfor-
de Chapultepec los días 12 y 13 de Septiem- zado Batallón de San Blas, el único que fué
bre. Al comenzar el primer día, los retumbos enviado de refuerzo tan inoportunamente, que
de los disparos lejanos de la Artillería anun- sólo llegó para pelear en la rampa del cerro,
ciaron el terrible bombardeo emprendido por hacer vacilar al enemigo con su empuje y pe-
los invasores contra aquella fortaleza, el cual recer. Conmemoran estos hechos los monu-
fué sostenido durante catorce horas. A la ma- mentos de Chapultepec y Molino del Rey.
434 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

El pueblo mexicano en la prolongada y de- su más poderosa artillería. Dispersos en tira-


sigual lucha con el Coloso del Norte fué des- dores los rifleros de una y otra columna avan-
graciado pero hizo cuanto pudo en defensa de zaban poco á poco, protegidos por los arcos de
su honra. Para llegar ante los muros de la Ca- los acueductos, pero tal era el fuego nutrido
pital, el invasor hubo de sostener muchos com- que recibían de los defensores, que á medi-
bates que diezmaron sushuestes, en Palo Alto, da que ganaban terreno dejaban las calzadas
La Resaca de Guerrero, Monterrey y la Angos- sembradas de cadáveres. Cortas eran las guar-
tura, en Bracitos y El Sacramento de Chihua- niciones para contener por mucho tiempo el
hua, en Alvarado y San Juan Bautista, en Ve- doble y formidable empuje del enemigo, en los
racruz y Cerro Gordo, en diversos lugares del momentos en (pie éste se aventuraba á jugar
Estado de Puebla, en Padierna, Churubusco, el todo por el todo. Sea por escasez de muni-
Molino del Rey, Casa Mata y Chapultepec. Si ciones, según dijo en su descargo el General Te-
tan tenaz resistencia hubiera sido bien dirigi- rrés por el abandono de la garita de Belém,
da, qiiizá, la nación norteamericana habría sea por no ser proporcional el número de de-
amainado en sus pretensiones ó vístose obli- fensores con el que presentaba la columna de

ÀTAQUE DE LA C RITA DE BELEM.

gada á invadir de nuevo nuestro territorio con ataque, el hecho fué que la expresada garita
un ejército más poderoso y con mayores ele- quedó á merced del enemigo, hecho por el cual
mentos de guerra. el General Santa-Anna, descargó los ímpetus
Esquiva la fortuna con los que peleaban por de su ira contra el General Terrés que se había
sus libertades con ardiente patriotismo, los en- manejado con valor y visto obligado á replegar-
tregó á merced del orgulloso vencedor, en la se á la Ciudadela. Al abandono de la garita de
histórica colina de Chapultepec. Sin pérdida Belém se siguió el de la garita de San Cosme y
de tiempo y temeroso el enemigo, á pesar de sus á uno y otro el de la Ciudadela, en virtud de la
triunfos, del ardimiento mexicano, organizó decisión adoptada en un consejo de guerra, qite
dos fuertes columnas de ataque y las lanzó por tuvo efecto en este edificio, decisión por la
las calzadas de Chapultepec y La Verónica la cual, al retirarse el General Santa-Anna con el
la tarde del día II? á fin de apoderarse de las ejército á la Villa de Guadalupe, dejaba la
puertas de la Capital. Por la primera de las Capital á merced de las huestes invasoras.
mencionadas calzadas avanzó la columna diri- Entonces fué cuando el Ayuntamiento de
gida por el General Quitman y por la segunda México, por medio de una comisión, en la ma-
la del general Worth, sostenidas ambas por drugada del 14, presentó al General Scott, en
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 435
Tacubaya, á la vez que una protesta enérgica animados unos por su orgullo herido en los
proposiciones, mediante las cuales ponía á su momentos de su triunfo y otros por su patrio-
disposición la ciudad, pero tan altivas y deco- tismo. Aquéllos derribando puertas, á golpes
rosas que formaban contraste con las que, ge- de hacha, penetrando en las casas, para apri-
neralmente, se presentan á todo vencedor. sionar ó matar á sus moradores, y éstos atra-
Después de ocupada la Ciudadela por las yendo á su terreno á los enemigos para darles
fuerzas del General Quitman y la garita de San muerte segura en represalia de los saqueos de
Cosme por las del general Worth, pusiéron- las casas mexicanas.
se ambas en movimiento, muy de mañana, con Un cuerpo de la división Worth que se ha-
dirección al Palacio Nacional. Las primeras, bía posesionado del hermoso edificio de la Mi-
anticipándose á la segundas, salieron por el nería fué hostilizado vigorosomente desde las
costado oriental de la Ciudadela y recorrieron
las calles de Nuevo México, Rebeldes, San
Juan de Letrán, San Francisco y Plateros, y
las segundas se dirigieron por las de Alvara-
do, Maríscala, San Andrés y Tacuba.
En los primeros momentos todo parecía
tranquilo en la ciudad, mas al pasar la colum-
na Quitman frente al callejón de López, oyé-
ronse las primeras detonaciones producidas
por armas de fuego y á poco otras por el rum-
bo de la Alameda, las (pie advirtieron al ene-
migo que tenía que habérselas con el pueblo.
El General Scott, que había entrado á las í)
de la mañana del día 14 hallábase en el Pa- HOSPITAL DE SAN ANDRES.

lacio y al escuchar las detonaciones lejanas,


en los momentos en que dictaba la orden del azoteas del Hospital y torres del templo de
día, recomendando á su ejército un comporta- San Andrés, que existía en el lugar de la calle
miento prudente, advirtiéndole que la retira- nuevamente abierta con el nombre de Xico-
da del Ejército mexicano no daba por termina-
da la lucha sino que la aplazaba, creyó que el
alboroto era provocado por algún desafuero de
los voluntarios, pero cerciorado de la realidad
del hecho, al tener conocimiento de que los
mexicanos eran quienes desde las azoteas de
las casas y de las calles retiradas hacían fue-
go sobre los soldados, dio orden á los Gene-
rales Quitman y Smith para (pie ocupasen con
buenos tiradores, las torres de los templos y
las azoteas de las casas de que estaban en po-
sesión los mexicanos, y colocasen, convenien-
temente en ciertas avenidas, piezas de artille-
ría, cargadas con granadas y metralla. Tales
disposiciones (pie se llevaron á efecto, en lu-
gar de amedrentar al pueblo, aumentaron su
ardimiento, así es que los estallidos de la ar- TEMPLO DE SAN ANDRES.
tillería y las detonaciones de los rifles enemi-
gos se confundían con los disparos de los mos- téncatl. Los proyectiles de los mexicanos se
quetes y fusiles de los que defendían sus li- cruzaban sin cesar con los de los invasores y
bertades. Mezclábanse á tan siniestro estruen- cuando éstos avanzaban hasta ponerse bajo los
do, los gritos de los que desafiaban la muerte, muros de dichos edificios, recibían una lluvia
436 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

de piedras, macetas y cuantos objetos halla- y de la Alameda, siendo frecuentes los encuen-
ban á la mano los defensores, quienes eran in- tros en la calle, provocados por la odiosa pre-
dividuos del cuerpo de guardia nacional Hi- sencia de los traidores contraguerrilleros.
dalgo, algunos practicantes que, andando el Al fin los invasores se vieron en la necesi-

EL PADSE JARAUTA.

tiempo, fueron médicos distinguidos, el admi- dad de echar abajo las puertas del Hospital
nistrador del Hospital Don Vicente García y para penetrar en su recinto, donde dieron
bus dos sobrinos. De los departamentos del muerte al portero y redujeron á prisión al ca-
mismo Seminario ocupado por el enemigo se le pellán D. Ignacio Quintanar. Los defensores,
hostilizaba, así como de otros edificios cercanos convencidos de la inutilidad de sus esfuerzos
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 437

Pusiéronse en salvo ganando las azoteas de las Aquf 1 fraile era Don Celedonio Domeco de
casas inmediatas. Jarauta.
Alejado de mi hogar me hallaba con mi La fuerza americana que ocupó la capital
madre y hermana en una casa de la calle del de la República, constaba de 14,001) hombres
Cuadrante de Santa Catarina, donde no al- distribuidos en cuatro divisiones.
canzaban las granadas que sin ce*sar llovían La primera al mando del General graduado
P° r la parte occidental de la ciudad, cuando Worth y compuestas de dos brigadas á las ór-
e
n la mañana del mencionado día 14, escuché denes de los coroneles Garland y Clarke.
con asombro un gran alboroto en la calle, á la La segunda al del General graduado Twis,
v
ez que los vecinos de la expresada casa, horn- con dos brigadas, una mandada por el General
e e s , mujeres y niños apresuradamente aban- Smith y otra por el coronel graduado Rieley.
donaban sus habitaciones y corrían por los pa- La tercera, General Pilow, con dos briga-
"os dirigiéndose al zaguán, en el que se agru- das, la del General graduado Pierce y la de
paron movidos por la curiosidad. Yo corrí con igual clase Cadwalader.
todos sin que fueran bastantes los gritos de mi La cuarta de voluntarios al mando del Ge-
•Uadre, y sacando mi cabeza como pude por neral Quitman, de una sola brigada que man-
e
ntre aquella masa compacta de cuerpos ha- daba el General graduado Shilds.
Ulanos que interceptaban la puerta, vi corrien- Formaban la fuerza:
do en tropel por la calle, con dirección ala es- P2 Batallones de Infantería.
quina de la Amargura, un pelotón de hombres H ,, ,, Artillería.
armados y á cuya cabeza iba un fraile, monta- 1 Batallón de Zapadores y Mineros.
do en un brioso caballo, con sus hábitos arre- 1 Regimiento de Rifleros.
mangados y sosteniendo en sus manos nues- 1 „ „ Caballería ligera.
tro glorioso pabellón de las tres garantías. El '•> Regimientos de Dragones.
tr
aile aquél infundía aliento é inspiraba entu- 1 ., ., Voluntarios de Nueva,
Sl
asmo á los gritos de ¡Viva México y mueran
Ios York, Carolina del Sur y Pensilvània.
yankees! Así es que los hombres que en el
Za 1 Cuerpo de Marinos.
guán había, abandonaron éste para unirse
a No logrando Scott calmar el ardor del pue-
l grupo de los patriotas, y yo con ellos. Así
blo, ordenó (.pao fuesen voladas las manzanas
"egamos á la esquina de la calle que enfila á
!ls de cuyas casas se hacía fuego â sus soldados.
de Santo Domingo, momentos en que se
v Si tal disposición fué dictada como una sim-
eia de hijos la columna norteamericana que
nacía su entrada en la j^laza, desembocando ple amenaza ó no se llevó á efecto, según se
Por las calles de Tacuba y de Plateros. Una dijo, por falta de pólvora, cuyo dcjjósito se ha-
"escarga de fusilería, ordenada por el fraile, llaba en Chapultepec, el hecho fué que la ciu-
tn
é contestada por los yavkees, A la vez que dad no tuvo que lamentar tan gran desdicha.
Por otros puntos lejanos se escuchaban las de- De los combates, los más terribles fueron
tonaciones de las armas de fuego, pues eran los del día 15, tanto que un oficial americano,
os
momentos de una conflagración general en de buen criterio, decía á sus prisioneros: "Bien
a ciudad. A poco grupos de; lanceros des- celebran los mexicanos (il aniversario de su in-
Prendidos del ejército que había emprendido dependencia."
S
U retirada por Guadalupe, se dirigían esqui- Una proclama del Ayuntamiento de Méxi-
vando calles, hacia otros lugares desde los cua- xico Ajada en las esquinas excitaba al pueblo
es
pudieran causar mayores daños. El grupo para que abandonase su actitud belicosa, ma-
de patriotas siguió combatiendo y yo hube de nifestándole que ningún socorro podía esperar
Retirarme arrastrado por mi madre, á la (pue de las fuerzas que mandaba Santa- Anna y que
"abía puesto, por mi imprudencia, en la mayor la misma corporación se hallaba en la imposi-
congoja. bilidad de procurar el cumplimiento de las
proposiciones que había estipulado con el ven-
El padre, con los suyos, abandonó aquel cedor, mientras no estuviesen calmados los áni-
Punto para elegir otros más convenientes para mos. La proclama produjo el resultado que se
«u intento. deseaba pues el 16 de Septiembre cesó la hos-
438 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS

tilidad al ejército invasor, coincidiendo, en tal á parte, pero no "murió y fué después Senador
día, el acto del General Santa Anua, en Gua- de los Estados Unidos; Franklin Pierce, q« e
dalupe, por medio del cual hacía renuncia del llegó á ser Presidente de 1853 á 1857; el Coro-
cargo de Presidente. nel Jefferson Davis, herido en la batalla de la
Por haber hecho armas el pueblo de Méxi- Angostura y fué Presidente de los del Sur.
co contra los soldados invasores, Scott impu- Capitanes de ingenieros Roberto E. Lee, des-
so á la ciudad la multa de ló(),(HK) pesos, que pués General en Jefe del Ejército del Sur en
pagó el Ayuntamiento. De esa suma 1(M),(KX) la guerra separatista; J. T. Beauregard, uno
pesos fueron empleados en la compra de obje- de los principales generales del Sur, Jeorg
tos más necesarios para los soldados yankees B. McCrellan, General en Jefe de las tropas
y r>0,(XX) enviados á Washington é invertidos del Norte; Thomas A. Kearney, Capitán de
en la formación del parque del "Asilo mili- Caballería, que perdió un brazo en la garita de
tar" de dicha ciudad. San Antonio Abad, llegó á ser General del
Ejército del Norte y murió en el campo de ba-
talla en 1864; el Teniente Clises S. Grant, fué
* * * General en jefe del Ejército del Norte y <l°s
veces Presidente de los Estados Unidos, y
Desde el día 11 en quo el pabellón de las otros muchos que no puedo enumerar.
estrellas fué enarbolado en el Palacio Nacio- Notáronse como bien organizados los cuer-
nal, á las siete de la mañana, la contienda sos- pos de rifleros y los de artillería, dignos pro-
tenida por el pueblo no cesó sino hasta el lo, piamente del ejército de una nación civiliza-
(»n que se retiró á sus hogares, ya perdida la da, por lo que hago de ellos, como de los ofi-
esperanza de ser socorrido por el ejército que ciales á ipie me he referido, la mención que en
á las órdenes del General Santa Auna se reti- mis apreciaciones creo justa. A estas cualida-
raba, por Guadalupe al interior del país. des se contraponían las de los oficiales volun-
Dividido el ejército mexicano en dos cuer tarios, pues muchos fueron los que se confun-
pos, uno marchó para Puebla al mando del dieron por sus desórdenes con la hez de sus
General Santa-Anna y otro para Querétaro al subordinados, autorizando con su ejemplo ac-
del General Herrera, á donde igualmente se tos inmorales, como los que tenían lugar en
dirigió Don Manuel de la Peña y Peña, en los salones de baile del callejón de Betlemitas.
quien, como Presidente de la Suprema Corte de la calle del Coliseo, frente al Teatro Prin-
de Justicia, había recaído el cargo de Presi- cipal, y del Hotel de la Bella Unión, no fal-
dente de la República, por renuncia que de él tando quieires cometieran actos criminales co-
hizo, en Guadalupe, el General Santa Auna. mo el asalto de la casa de Don Manuel Fer-
Tiempo es ya, mi querido lector, de darte nández, en la calle de la Palma, en defensa de
á conocer la vida y costumbres de los invaso- la cual perdió la vida Don Manuel Zorrilla; y a
res, mas para ello es preciso considerar á éstos convirtiendo en cloacas inmundas las casa
en dos grupos: el de los jefes, oficiales y sol- (pie ocupaban por haberse ausentado de ella
dados del ejército regular, y el de los oficiales sus dueños, ya concurriendo á las casas de jue-
y soldados voluntarios. En el primer grupo go toleradas por sus mismas autoridades.
encontrábanse individuos que por su compor- Esa tolerancia fué en gran parte la causa
tamiento en la guerra y el (pie observaron du- de las expoliaciones y robos que pusieron á 1»
rante su estancia en la Capital, demostraron población en un estado intranquilo, particu-
su buena instrucción militar y, sobre todo, edu- larmente en las noches.
cación, contándose entre ellos jefes de alta Los voluntarios constituían una
graduación y muchos subalternos que, por sus
soldades-
méritos, obtuvieron más tarde en su nación,
ca en la que estaban representadas todas " l
grandes honores y las más altas dignidades,
razas, desde la caucásica hasta la etíope y
como los Generales William O. Butler, segun-
do di; Scott; Patterson, James Shields, á quien, por consiguiente, eran también variables la
en Cerro Gordo, una bala lo atravezó de parte inclinaciones y costumbres de los individuo
Hasta en los trajes existía diferencia con 1°
soldados de los cuerpos regulares, pues ésto
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 439
v
estian, uniformemente, pantalón y chaqueta margaritas. En las reuniones con ellas dába-
de paño azul y cachucha de hule, y los volun- se lugar á la comisión de escenas soeces é in-
tarios usaban trajes variados y ridículos (pie morales que, á veces, tenían por escenario los
consistían en pantalón bombacho ó ajustado balcones del hotel de la Bella TTnión y por es-
y bota fuerte, chaqueta, blusa ó levita, verde, pectadora A la gentualla que, con burla, las
r
°ja ó de indetínitivo color, y ceñida la cintu- aplaudía y cantaba la popular canción de "La
ra con una correa que sostenía, á la vez, un Pasadita:"
Pistolón de seis tiros y un gran cuchillo de
m
°nte; sombrero de fieltro, de palma ó de pe-
tate, ó bien á manera de chambergo ó jarano;
unos usaban barbas y otros no, por todo lo cual
|°8 tipos variaban al infinito. De esta clase era ;Ay! amigos míos,
los voy :í contar
*a gente que formaba la cuadrilla del lejano lo quo me lia pasado
Walker que, en aquella época, fué tan tend- on esta oiiulad:
e e por sus depredaciones en el camino de Ve- entraron los yankees,
r
acruz, como la del famoso é inhumano Duppin me arriesgué apedrear,
en y á la pasadita,
la época de la intervención francesa.
fiiit-rfiir'ni-'la-i'i'tit.
Si por hábito ó educación los tales volun-
tarios así como muchos soldados, en el ejerci- Va las Margaritas
hablan el inglés,
d o de su profesión y de sus maldades, revela-
los dicen: me quieres
ban que su cerebro estaba organizado como el y responden: ¡¡rx,
ae
todo ser humano, por medio del cual pen- mi i'nh'iiili' ili' uniu ix
saban, sentían y obraban, existía en todos un iiiiirlio (/unto rxlá
as y, á la pasadita
go extraño, un candor especial, mas no el
^ue procede de la resultante de nobles sentí- lan-tl·iriít-i/it-i'f'iii.
r e n t o s connaturales, sino de le ceguedad y Sólo las mujeres
"® la confianza inherentes al bonachón, ó co- tienen corazón
- 1 0 en nuestra tierra se llama, con más propie- para hacer alianza
-"d, á c a ¿i a individuo de esa especie, un Juan con esa nación,
y ellas dicen: yamos,
^dnas, como podré demostrar en el curso de pero no os verdad,
est
e artículo. y á la pa-sadita
Común era en ellos el hábito de la embria- liin-iliiriii-ihi-n'iii.
, e z ' y este rasgo y el anterior formaban dos Todas esas niñas
' e mentos de que supieron aprovecharse nues- en la •'Bella Unión"
r bailan muy alegres
°8 léperos para cometer sus iniquidades, y
as meretrices de la última ralea para expío- danza y rigodón;
parecen so.floras
Nos; mas como tales accidentes no les servía
e de gran calillad,
enseñanza para precaverse del daño, mi ca- y á la pasadita
seación tiene en esa inocentada su primera ttin-fl<i/ni-tl<i-rán.
Prueba.
Solo do los hombros
¡Cuan grande fué la amistad de los solda- no hay que desconfiar,
doi18 c
on la hez del pueblo, y cuan cara les cos- pues lo que ellos hacen
tó! no lo hacen por nial:
pues á las borracheras que adquirían en
suelen como el gato
endae, tabernas y pulquerías, seguían las
también halagar,
pendencias y á éstas los asesinatos, lo que obli- y á la pasadita
a las autoridades yankees á reprimirlos por titii-iltiríii-ilii-ríiit.
edio de severos castigos.
y e un orden diverso aunque igualmente En los bailes eran los voluntarios la ima-
judical para los soldados fué su amistad gen viva de la caricatura, tratando de imitar
las meretrices de ínfima clase y á las que los bailables del pueblo. Cada cual tenia por
er n
° ellos mismos el nombre impropio de compañera una margarita y al ejemplo de ésta
440 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

ejecutaba el jarabe, con el cuerpo descoyunta- galejo y el rebozo por los vestidos escotados,
do y las piernas muy dobladas, y en fuerza ahuecadores, cofias, moños y cintas, de tocio
del movimiento producido por el obligado za- lo que se proveían en las casas de empeña
pateado, adquirían fuertes sacudidas las fal- por cuenta de los empresarios, sin faltar lo
das del sombrero y el gran saco de provisiones collares y pendientes de similor, efectos de
que por medio de correas pendía de uno de sus tercera y cuarta mano, tan averiados como
hombros, aconteciendo con frecuencia que á sí inocencia y virtud de las (pie los usaban.
mismo se diese zancadilla al pretender tren- La plaza del mercado y puestos de verdu-
zar las piernas, toscamente aprisionadas en las ras, los tendejones y los cafés improvisados en
botas fuertes. alguna puerta de no pocas tiendas de ultrama-
rinos, eran los lugares áque asiduamente asis-
tían los soldados y voluntarios, como que aque
mercado y aquellos puestos les proporciona-
ban, á bajo precio, coles, cebollas, nabos toma-
tes, zanahorias y cuantos frutos producían
nuestras chinampas y campos de hortaliza, lo
que saboreaban crudos, con fruición tal, cua
si gustasen de los manjares más delicado
Faltábales muchas veces el dinero ó las ganas
para satisfacer el precio del efecto comprado,
y entonces se alzaban con éste diciendo con
el mayor cinismo: esfe por mí. He aquí, qo '
YANKEES Y MARGARITAS, rido lector, otro rasgo de sublime candidez.
En tanto que unos bailaban, otros mante- Los cafés improvisados los proveían del des
nían plática con sus amores, y no digo sabro- yuno, consistente en una taza de agua calie
sa, porque era imposible que lo fuese, con te teñida con café y una torta de pan, todo es-
aquellas meretrices á quienes el pueblo bajo to por una cuartilla de real, pero lo raro
daba el nombre, de ciertos insectos de ocho caso era, que muchos despreciaban el pan, 7-
pies, ni podía ser sabrosa una plática, sosteni- acompañaban cada sorbo del café aguado con
da en medio de ademanes y contorciones, por un mordisco de cebolla, de nabo, de tomate
monosílabos, ó por algunas frases ú oracio- de zanahoria, y si algún azorado les mostraba
nes en las que, como sujeto, aparecía un caso admiración ellos, como la cosa más natural de
oblicuo del pronombre personal yo, verbo en mundo, decían, mostrando el encendido toma-
infinitivo y por complemento un barbarismo, te y meneando la cabeza: ¡Oh! esto estar mo-
ejemplo: mí querer osté. cho bueno. Hay que advertir que tan dados
No debe causar extrañeza que los soldados eran en sus locuciones á los infinitivos corno
hablasen así, cuando los mismos oficiales, con á las interjecciones. De sus comidas nada
su educación y todo, y como una prueba del puedo decir porque no los vi á las horas de
desdén con que todo norteamericano mira cual- rancho, pero supongo, haciéndoles mucho ta-
quier idioma que no sea el suyo, decían cada vor, que aquéllas eran mejores que los desayu-
despropósito que cantaba el credo, y allá vá nos, atendiendo á las abundantes y suculenta
uno de tantos. Ponderando un oficial la pro- raciones que les daban ; sin embargo, se dec
pensión al lujo que distinguía á las america- como cosa cierta que condimentaban las vía
nas y particularmente á las neoyorquinas, can- das y manjares con ruibarbo y muchas droga i
didamente decía que eran muy lujuriosas. y hasta las mismas frutas, como el zapote, rn
Como he manifestado, diversos eran los lu- mey y melón, no se escapaban del condirne
gares establecidos para semejantes tertulias, to de la mostaza. Con razón un amigo mío rn
pero el más concurrido era el de la Bella Unión, decía, hace poco, que la comida esencialmen
al que todo hijo de vecino podía concurrir, yankee le sabía á tlapalería.
mediante la exhibición de dos pesos. Para ta- Andaban por las calles constantemente &>
les bailes, las margaritas abandonaban ei za- la pipa en la boca ó mascando tabaco de
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 441

ginia, que secretaba una sanguaza que escu-- te la ejecución el lugar se hallaba custodiado
rriendo por las extremidades de aquélla mar- por soldados de infantería y caballería con
caba unos surcos á manera de pinceladas de3 sus armas preparadas. También se castigaba
barniz ó belladona. á los yankees por sus desmanes, mas los casti-
Tanto abusaron nuestros léperos de los can- gos no eran públicos sino privados y propor-
dorosos yankees, que las autoridades del ejérci- cionales á las faltas. Consistían en tenerlos en

CASTIGO PUBLICO.

*° invasor se vieron en la necesidad de obrar pie sobre un tonel con el brazo extendido y
con energía para reprimir los desmanes. En- un paso en la mano, ó montados sobre un ca-
tre los castigos impuestos se adoptó el infa- ballete ; en atarlos á un árbol dándoles por ali-
mante de los azotes á cuerpo desnudo. En los mento pan y agua, y en sujetarlos á otros cas-
costados de la Alameda y en la plaza princi- tigos semejantes por un tiempo más ó menos
pal se improvisaron aparatos á manera de pi- largo.

FUNERAL YANKEE.

cotas, consistentes en una cruz formada por Otra práctica que llamaba mucho la aten-
el
pie derecho de un farol y un madero, apa- ción era la observada en sus funerales. En don-
rato que permitía crucificar al reo sujetándole de quiera enterraban á sus muertos, en la Ala-
08
brazos al madero y los pies al del farol, así meda, en los atrios de los templos, en el paseo,
como la cintura, y desnudas las espaldas, des- en el campo del Ejido, en San Lázaro y en los
cargaba sobre ellas un soldado fuertes latiga- potreros, pues poco ó nada les importaba que
208
con el chicote de los carreteros, y duran- el lugar fuese ó no sagrado. Para la conduc-
56
442 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

ción de un cadáver al campo mortuorio, la co- | darlo ventiún tiros de artillería, y al último
mitiva guardaba <;1 orden siguiente: por delan- ¡ estallido sonaron las músicas de los cuerpos.
te iban unos cuantos músicos tocando una A continuación el ejército se puso en movi-
marcha desentonada y desabrida, que más te- miento desfilando frente á Palacio á la vista
nía de fúnebre por su desbarajuste que por su de más de seis mil espectadores, quedando
s
ritmo; á los músicos seguía un pelotón de sol- ¡ evacuada definitivamente la Capital por la
dados con las armas terciadas, luego un carro | fuerzas americanas á las nueve de la mañana.
grande de transporte con su toldo de lona ar- j El Presidente General Don José Joaquí»
mado en aros de madera y en ese carro iba el de Herrera entró en la Capital en la noche de
cajón con el cadáver; á continuación el caba- j ese día y desde el siguiente se ocupó en dictar
lio del difunto conducido de la brida por un sus disposiciones para el arreglo de la Admi-
soldado, y á lo último los asistentes al entie- nistración y en convocar al Congreso á sus se-
rro, militares pero sin armas. Según el rito de siones ordinarias.
la religión que en vida había profesado el di- ¡
funto, era la ceremonia con sacerdote ó sin él. i
En este caso un oficial era el (pie rezaba ó leía i
en vez del dicho sacerdote una oración, con- ! Declarada la guerra entre México y los Es-
cluida la cual echaba una palada de tierra en tados Cuidos el Gobierno mexicano en lciH»
la fosa, y á su ejemplo hacían lo mismo los solicitó de las potencias europeas España, In-
asistentes, quienes durante toda la ceremonia glaterra y Francia su mediación con el fin de
habían permanecido con la cachucha en la ma- evitarla, sin desdoro de México, y si ésto no
a
no. Los soldados hacían tres descargas segui- era posible, para procurar los medios que '
das y todos se retiraban. Los cadáveres de hiciesen menos desastrosa.
los que en vida no habían pertenecido á reli- El agente diplomático mexicano en Madrid
gión alguna eran enterrados sin ceremonia. trató sobre el asunto con el Ministro de Es-
Cuando andaban en formación por las ca- tado Español, apoyando su solicitud, en la no-
lles para renovar sus guardias ó por cualquier ticia que se tenía acerca del proyecto concer-
otro motivo, vélaseles siempre acompañados tado por las tres potencias mencionadas con
de música (pie ejecutaba la canción favorita el fin de sostener el equilibrio político de
del yankee doodle. América y proteger sus intereses en el nuevo
Diez meses permaneció el ejército norte- mundo. Diversas fueron las conferencias ha-
americano en la Capital de la República, co- bidas entre el Ministro mexicano y el espa-
mo una consecuencia de los desaciertos come- ñol, mas éste, como final resultado, contestó a
e
tidos durante la guerra, pero ajustada la paz los razonamientos de aquél, manifestando qu
llegó el momento de que fuese desocupada por muy conveniente sería para los intereses de
las fuerzas iuvasoras. ambas naciones, una alianza defensiva, peí"0
T
Era el 12 de Junio de 1848, l na batería exponía dos causas que en su concepto con-
de cuatro piezas y la Guardia Nacional Mexi- trariaban la realización del proyecto: la insta-
cana habíanse colocado por disposición del bilidad de los Gobiernos mexicanos y el desis-
General Don Rómulo Díaz de la Vega, en el timiento acerca de aquel proyecto por una de
costado derecho del Palacio Nacional, en tan- las tres naciones que sabía ser fuerte con los
to que las fuerzas americanas formaron en es- débiles y débil con los fuertes. Tales fueron
te orden : la Infantería y Caballería, frente al sus palabras textuales.
portal de las Flores y la Catedral, y la Artille- El auxilio que reclamó México de Inglate-
ría frente al Portal de Mercaderes. A las seis rra no fué más feliz. Con referencia á la inva-
de la mañana, al arriar la bandera americana sión de la California por los americanos. Mr-
que flameaba en el Palacio Nacional, ambas J. D. Poules, Presidente de la asociación me-
fuerzas presentaron las armas y fué saludada xicana y de la América del Sur, elevó al Gabi-
aquélla con una salva de treinta cañonazos. nete Británico una representación, pidiendo
Inmediatamente con igual ceremonia se hizo la mediación del Gobierno de S. M. B. á fin
el pabellón nacional disparándose para salu- de conseguir la reconciliación de las dos na-
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 443
c
iones beligerantes, y evitar los resultados de- i tando que los intereses británicos ganarían con
«astrosos de la guerra. Mr. M. Addington, á ellos.
nombre de Lord Aberdeen, Ministro de Nego- Toda lo que so consiguió de Inglaterra fué
cios Extranjeros, contestó con fecha í> de Ju- una excitativa, pero tan débil que los Estados
nio de 1846, que el Gobierno de S. M. estaba Unidos fácilmente la esquivaron, invirtiendo
penetrado de todos los males que debía aca- los papeles, pues solicitaron de Inglaterra que
rrear el rompimiento efectuado, por desgracia, influyera con el Gobierno mexicano para que
entre México y los Estados Unidos y del me- se decidiese á aceptar la propuesta hecha por
noscabo que necesariamente tenían que sufrir ellos y entrase en negociaciones de paz.
los intereses británicos, y en consecuencia Los misinos resultados obtuvieron las ges-
que observaría, con la mayor diligencia, la tiones hechas en Francia por (il Gobierno me-
marcha de los acontecimientos á fin de apro- xicano, cuya nación hubo de sostener una lu-
vechar cualquiera ocasión favorable que le per- cha desigual, no por inferioridad en calidad y
mitiera conseguir, mediante sus esfuerzos, cal- aliento de sus soldados, sino por la superiori-
mar las animosidades (pie existían entre los | dad de los elementos de guerra de sus contra-
dos pueblos y restablecer la paz. j rios y por las circunstancias especiales expre-
El (iobierno inglés evidentemente se puso j sadas en el curso de este artículo.
en observación; pero aquella ocasión favora- Tras de tantos quebrantos y sacrificios y
ble para evitar el derramamiento de sangre, después de pactada la paz con los Estados
desgraciadamente no se presentó. Unidos la nación mexicana recibió de Francia
El Gobierno mexicano insistió en su de- una ofensa de un Ministro si se quiere, pero
manda ante Lord Palmerston, sucesor de Lord ofensa, al fin. El Gobierno provisional repu-
Aberdeen en el Ministerio de Negocios Extran- blicano (pie había sustituido al monárquico
jeros, y á la nueva representación hecha por de Luis Felipe, dio instrucciones á su repre-
el Ministro mexicano en Londres, recayó una sentante en Washington para que gestionase
contestación que alejaba toda esperanza de la ante el Gobiern ) americano la retención de
mediación por parte de un (Iobierno que en una parte de la indemnización que debía en-
virtud de su poderosa influencia hubiera podi- tregar á México en cantidad igual á la que
do evitar algunos males. Lord Palmerston, ex- montaban los créditos contra México de ciu-
puso las siguientes razones: que reconocía el dadanos franceses. El Ministro mexicano en
Principio general de una nación neutral, cual París reclamó contra esa disposición, y en res-
era el no exigir nada, á ninguna de las belige- ¡ puesta se le aseguró que tales instrucciones
rantes, á menos de que pudiera sostener con no existían, mas á pesar de la protesta del
las armas lo que adelantasen las palabras, tan- Presidente provisional, Mr. de Lamartine,
to más cuanto que no era fácil prever si el quien no estaba advertido del acuerdo del Mi-
Parlamento y la opinión pública pudiese con- nistro de Negocios extranjeros, el hecho fué
siderar la oposición á las intenciones de los desgraciadamente cierto. Las admistraciones
Estados l nidos, de interés bastante para afron- mexicanas anteriormente habían señalado las
tar una guerra de riesgos y resultados trascen- reídas, por medio de las cuales debían cubrir-
dentales. se aquellos créditos, mas las atenciones de la
El (gobierno mexicano no solicitaba tanto, guerra obligaron al Gobierno mexicano á sus-
sino simplemente una mediación amistosa en pender los pagos, particularmente! los consig-
la (pie no era preciso adelantar palabras (pie nados á la Aduana de Veracruz, que so halla-
requiriesen su sostenimiento por medio de las ba en poder del enemigo, suspensión tempo-
armas. ral que no reconocía otra, causa que la de fuer-
No obstante tal declaración, el asunto, aun- za mayor. El asunto siguió tratándose por la
que sin éxito, fué discutido en la Cámara de vía diplomática y se evitó al fin el agravio (pie
los Comunes, á moción de Lord George Ben- se quiso inferir á México en momentos para
tinek. él tan desgraciados.
Los periódicos como el Times se declara- Todo esto consta en documentos oficiales
ban partidarios de los americanos, manifes- que he consultado.
444 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS

XXI
TRASLACIÓN DE LA ESTATUA DE CARLOS IV.

~>m<-
jfA obra artística del insigne Toisa que en Ya me voy para el paseo
los últimos años del gobierno colonial A llorar mi soledad
constituía el más bello ornato de la gran Pues desterrado me veo.
plaza de México, hallábase después encerrada
Se llegó el fatal momento
en los estrechos límites de los claustros de la
Que mis estudios cesaran,
Universidad, (véase el grabado de la página
Y que de aquí me expulsaran
399). En ese lugar permaneció hasta 1852 en
Aunque sin pronunciamiento.
que fué trasladada á la plaza que marcaba el
A mí y mi pobre jumento
principio del antiguo paseo de Bucareli. La
Nos destierran según veo,
traslación se llevó á cabo en quince días por
Se les cumplió su deseo
el distinguido arquitecto Don Lorenzo de la
A todos mis enemigos;
Hidalga, constructor del gran teatro de San-
Adiós, todos mis amigos,
ta-Anna después Nacional, de la hermosa cú-
Adiós, querido Museo.
pula de la capilla del Señor de Santa Teresa,
de la casa de Guardiola y de otros edificios. Ya me han tenido colgado,
Para la traslación hízose deslizar la plataforma Y en el aire suspendido:
que sustentaba la pesada estatua sobre cuñas ¿Qué delito he cometido
de madera engrasada, sirviéndose al efecto de Para ser tan estropeado?
resistentes cuerdas de cáñamo y fuertes ca- Muy sujeto y amarrado
brestantes colocados á convenientes distan- Me han tenido sin piedad,
cias. Esta es una gran maldad
Poco antes de las fiestas de la Patria, la Que no previene la ley;
estatua fué sacada de la Universidad para lo Ya se despide tu rey:
que hubo de destruirse el umbral y ahondar Adiós Universidad.
el terreno de la gran puerta. Conducida lenta-
Adiós busto de Santa-Anna,
mente por la calle de la Acequia, hallóse á po-
Que estás señalando al Norte;
co frente á frente de otra estatua que sobre
Yo me voy sin pasaporte
una columna dórica se levantaba en el centro
Y tú te quedas ufana,
de la plaza del Volador, estatua de bronce que
Tal vez pasado mañana
representaba al General Santa-Anna, de pie,
Se te bajará el empleo (1)
con la mano izquierda apoyada en el bastón,
Y estarás como me veo,
y con la derecha, apuntando el Norte. Tal cir-
Después de lo que has sufrido:
cunstancia dio motivo para los versos satíricos
Tú te irás para el Ejido, (2)
y diálogos burlescos que la callejera musa echó
Yo me voy para el paseo.
á volar en hojas sueltas por las calles de la
ciudad, tales como los siguientes: Adiós, niñas cigarreras (3)
DÉCIMAS Y DESPEDIDA DEL CABALLITO DE TROYA.
(1 ) Boca de profeta tuvo su Majestad.
Adiós querido Museo, (*) (2) Lugar en que se ahorcaba á los criminales-
Adiós Universidad, (3) En la acera de la Universidad, entre la puerta
y la es juina d», la calle de la Merced, se instalaban las ci-
(*) El Museo, según se ha dicho en otro lugar, es- garreras que trabajaban por cuenta propia, obteniendo
taba en la Universidad. gran parte de su obra prima de los cachos de puro y co-
ASUNTOS HISTÓKICOS Y DESCRIPTIVOS. 445

Que llaman del guajolote, Hoy que por dicha ha salido


A mí me llevan al trote Todo lo coje en deseo:
Y mi partida es de veras: Lo llevaban al Paseo
Adiós, pobres recauderas, Y en el sitio se atrancó,
Que hay por la Universidad, Pon pie con sorpresa vio,
Adiós, toda la ciudad, Muñecas, vela, cañones,
Y adiós, la curiosa gente: (*) Tropas y otras prevenciones
Voy á treparme á una fuente Carlos Cuarto se paró.
A llorar mi soledad. Allí se estuvo mirando
He mucho tiempo estudiado Entre los cacahuateros,
Lecciones de moral sana, Las fruteras y cocheros
Y pensando entrar por lana Que lo estaban admirando,
He salido trasquilado; Con ellos estuvo hablando
Como nada he adelantado De sus tormentos fatales,
Me corren ya del Museo, Discurriendo de sus males
No volveré, según veo, Una lágrima rodó
Por que siendo tan modorro, Y más de un suspiro dio
Para el ostracismo corro Por las fiestas nacionales.
Pues desterrado me veo. Haciendo reminiscencia
Estuvo de su poder,
El caballito de Troya
Incomodándose al ver
Está que se cae de risa
Vitorear la independencia,
De ver á la estatua nueva
Y sin tener ya paciencia,
Sin sombrero y cacariza.
Mucho su alma padeció,
El 1(5 de Septiembre, el monarca español, Y los labios se mordió
Ve
8tido á la heroica y montado en su famoso Con bastante desagrado,
caballo que el vulgo dio en llamar el Caballi- Más quisiera haber cegado
to de Troya, detenido en la gran plaza de la En el momento que vio.
Constitución, presenció la gran animación del
Por la noche son sus quejas
gentío que la llenaba y los fuegos de artificio
Pues una porción de cohetes
Prendidos en celebración de la independencia
Le quemaron los cfichotes,
nacional. A pesar de mi propósito no puedo
Las pestañas y las cejas.
Prescindir de copiar las siguientes estrofas alu-
Una multitud de viejas
sivas.-
Le mitigaban sus males,
COMO CARLOS CUARTO VIO Le ofrecían dulces, tamales
LOS FUEGOS ARTIFICIALES LA BABA SE LE CAYÓ. Y buñuelos que comer,
Carlos cuarto se paró Mas él sólo (pieria ver
Por las fiestas nacionales, Los fuegos artificiales.
Y en el momento que vio A pesar de su poder
Los fuegos artificiales Y de su edad desmedida,
La baba se le cayó. No verá más en su vida
Tanto tiempo en el Museo Lo que hoy acaba de ver.
Que estuvo Carlos metido; No dejó de padecer,
Mas también se divirtió,
1
'as de cigarros que recogían en las calles. Por tener Cuando todo concluyó
ulal:oratorio ante el museo de la Universidad, el pú- Y se retiró la gente,
>co daba á los cigarros que elaboraban, el nombre de Al caballo y al jinete
doctores. La baba se les cayó.
(*) Aludía á la fuente, de La Victoria reemplazada
Por su pedestal. De este jaez eran las numerosas composi^
446 EL LIBEO DE MIS RECUERDOS.

ciones que en hojas sueltas y en calendarios les (27,615 kilogramos) y tardó en liquidarse
diéronse al público en esa ocasión, las que no dos días. La altura total de la estatua es de
inserto por evitar la difusión de esta historia. 4 m. 75.
Nueve días más tardó la estatua para lle-
gar al lugar de su destino, y el día 25 levan-
tábase sobre su pedestal, previamente cons-
truido por el arquitecto Hidalga. Las sátiras
lanzadas á la efigie del monarca español y la
general opinión manifestada de que dicha es-
tatua no debiera adornar plaza alguna de la
capital fueron causa de gran discusión sobre
las inscripciones que debieran ponerse en el
célebre monumento, cuya salvación debíase á
las excelencias del ¡irte. Adoptáronse al fin las
inscripciones jjropuestas por el distinguido li-
terato D. Florencio M a del Castillo, las que en
letras de alto relieve, labradas á cincel en dos
chapas de mármol de Carrara, dicen:
La Oriental
LA ESTATUA DE CARLOS IV.
El Virrey D. Miguel de la Grua Talamanca
Marqués de Branciforte
Que gobernó la Nueva España en 1794 hasta 1798 Desde el año de 1803 la estatua permane-
Mandó hacer esta estatua ció en la plaza principal hasta el de 1822 en
De Carlos IV de Borbón, Rey de España 6 Indias que fué relegada al patio de la Universidad.
La cual fué colocada en la Plaza Mayor de México Alzábase sobre hermoso pedestal en el centro
El dfa 9 de Diciembre de 1803, cumpleaños de una glorieta elíptica (38 m. eje mayor y o*
de la Reyna Maria Luisa
eje menor), limitada por cuatro balaustradas,
Siendo Virrey D. José de Iturrigaray
México la conserva como un monumento de arte. compartidas por otras tantas puertas de hie-
rro artísticamente trabajadas Don Antonio
Al Poniente: Velazquez, otro arquitecto notabilísimo y p r 0 "
El dfa 4 de Agosto de 1802 fesor de la Academia de Bellas Artes, diri-
fué fundida y vaciada esta estatua en México gió estas obras que daban á la plaza un as-
en una sola operación con el peso de 400 quintales pecto monumental, la que hoy sólo ostenta,
por el director de Escultura de la Academia como edificio grandioso, la Catedral. Dicha
D. Manuel Tolsa plaza era entonces reducida á caiisa del edin-
quien la pulió y cinceló en catorce meses
cio del Parian que ocupaba el lugar frontero
y en 1852
siendo Presidente de la República Mexicana á los portales de Mercaderes y Diputación y
D. Mariano Arista fué demolido en 1843.
y Presidente del Ayuntamiento de México
Destruida la glorieta y conducida la esta-
D. Miguel Lerdo de Tejada
se condujo y colocó en este sitio. tua á la Universidad, las cuatro puertas de hie-
rro, de que se ha hecho referencia, fueron colo-
Esta bella estatua fundida en la huerta del cadas en los ángulos de la Alameda; más tarde
antiguo colegio de San Gregorio por D. Sal- en 18(58 en que se hicieron desaparecer las
e
vador de la Vega, español nmy experimen- acequias que limitaban el hermoso paseo, n "
tado en esta clase de operaciones, quien por la vadas á Chapultepec, formándose con ellas la
m
perfección de su delicado trabajo logró com- portada del espléndido parque y, por últi °
eU1
partir la gloria con el insigne Tolsa en la eje- con motivo de las obras de ampliación y '
sa
cución de uno de los monumentos que, en su bellecimiento de éste, desaparecieron sin '
género, sólo compite con el de Marco Aurelio berse el destino que se les haya dado.
en Roma. Cuando la estatua de que se trata fué co-
El metal fundido tuvo de peso 600 quinta- locada en la plaza aún no existía en la Cátedra
ASUNTOS HISTÓBIOOS Y DESCRIPTIVOS. 447

la construcción que sirve de gracioso remate un siglo, han prestado eminentes servicios,
a
l frontón do la portada principal. Esa cons- arreglándolos actos civiles de la buena ciudad
trucción coronada por las bellas estatuas de la de México.

PLAZA PRINCIPAL DE MEXICO CON LA ESTATUA DE CARLOS IV.

" é , la Esperanza y la Caridad ofrece un estético ¡No permita Dios que se profane la obra
c
°njunto ideado y dirigido por el genio fecundo del insigne Tolsa ni que lleguemos á lamen-
de Tolsa para la instalación en 1807 del reloj tar la desaparición de otra, debida al artífice
y de sus campanas sonoras, que durante casi Rangel !

IV
LA DIRECCIÓN GENERAL DE COLONIZACIÓN E INDUSTRIA.

-s-¡&«~

| A S leyes de 1? de Junio de 1839, 2 de Di- de la 3 a calle de San Francisco, en la que mo-


ciembre de 1842 y 27 de Noviembre de raba el Secretario de la Junta.
1846, crearon la Dirección General de Daré á conocer el personal de esa oficina,
Colonización é Industria á la que se le asig- así como los personajes que, con frecuencia,
naron, por la segunda de dichas leyes, fondos concurrían á las reuniones que en ella se cele-
Spéciales. braban.
Hallábase establecida en la casa número 4 Constituían la junta:
448 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

El Presidente cuadrienal Don Mariano da, sobre la que caía el pelo corto y lacio, des-
Macéelo, abogado inteligente, probo y de fina cubría la bondad de su entendimiento. Era
educación, quien hubo de abandonar su pues- espléndido en su trato, como espléndidas eran
to en la Dirección, el día 11 de Junio, para ! las tertulias que promovía, ya para festejar »
hacerse cargo de la Cartera de Relaciones, la ! las personas de su familia en sus días onorflás-
que muy pronto había de entregar á Don Jo- ; ticos, ya para celebrar, según costumbre, al-
sé Fernando Ramírez, después de luchar con j gunas festividades del año como la de la Na-
las dificultades creadas en la Administración ! tividad, por ejemplo. Su mesa estaba puesta
pública, por las desavenencias entre el Con- | y sus aristocráticos salones siempre abiertos
greso y el Ejecutivo representado por el Gene- | para todas sus relaciones amistosas, que eran
ral Arista. j de lo más granado de la sociedad.
Vocales propietarios, Don Sabús Iturbide ! El Doctor Don Mariano Gálvez era oriun-
ue
y Don Eustaquio Barrón, suplentes, Don | do de la República de Guatemala, de la q
Luis Varela y Don Juan Francoz, todos in- ¡ fué Presidente por los años de 1831 á 183o.
dustriales, de quienes con excepción del Sr. Durante su administración dio muestras de su
Barrón á quien mucho traté, conservo poca patriotismo, probidad é ilustración,
memoria, sino es tan sólo de su laboriosidad facultades
y honradez. que constituían, como se ha dicho, los princi-
El Secretario, Doctor Don Mariano Gál- pales rasgos de sa carácter. Desarrolló las me-
vez cuya inteligencia, finura, amabilidad y joras materiales, reformó las cárceles dándo-
cuantas dotes revelantes pueden adornar al les nueva organización y espidió la ley de Ins-
hombre en su vida pública y privada, eran trucción Pública, todo de acueido con el es-
otras bellas cualidades que poseía, y me hacen píritu del Siglo. Tales disposiciones cuyos al-
recordar, con orgullo, al excelente amigo que tos fines, muchos no alcanzaban á comprender
tuve por primer jefe. Era quien impartía su va- sirviéronle para su destierro y á esta circuns-
limiento á los jóvenes que se acogían á su pro- tancia fué debida su estancia entre nosotros.
tección, dirigiendo sus primeros pasos en la Si él dio á México los frutos de su inteligen-
carrera del foro. Entre éstos hízose digno de cia la sociedad mexicana le tributó su alta es-
mis gratos recuerdos otro amigo querido, igual- timación.
mente llamado al seno de Dios, uno de aque- Don Ayvstín Sánchez de Tagle era el Ofi-
llos que al abandonar este valle de miserias, cial mayor de la oficina, tipo de la decencia y
dejan un vacío muy difícil de llenar, tal fué ! de la caballerosidad, hijo del renombrado pœ-
Don Rafael Martínez de la Torre. j ta Don Francisco Manuel Sánchez Tagle; su
instrucción era vasta y conocía bien cuatro
idiomas extraños al suyo, como eran el latín,
francés, inglés y alemán, para los que tenía una
admirable facilidad. Firme en sus ideas con-
servadoras, jamás transigió con las del opues-
to partido, como lo demostró más tarde en un
acto que tuvo verificativo en la Secretaría de
Fomento, y del cual he tenido oportunidad de
hablar en esta obra.
Don José María Flores Verdad, nieto
del Licenciado del mismo apellido, que murió
en 1808 en un departamento del Arzobispado,
DOCTOR GALVE2. en el que se hallaba preso á causa de sus avan-
zadas ideas de independencia. Flores Verdad
Era el Doctor Gálvez de mediana estatura, era un joven de talento, de buena instrucción
de facciones regulares y de color moreno; sus y de principios liberales. '
ojos negros revelaban, en sus miradas, la vive- Don Manuel Pizarro, Tesorero, un buen
za de su carácter, así como su frente despeja- amigo y hombre de bien á carta cabal.
Un servidor de ustedes, meritorio, que y a
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 449

disfrutaba de su pingüe gratificación de $15 y el Arno, ó bien me embarcaba en Genova ó


Censuales, y dice pingüe, porque como nada en Liorna para recalar en la hermosa y nunca
le faltaba'para sus atenciones, merced á los bien ponderada bahía de Ñapóles, á fin de vi-
sacrificios de su buena madre y á la protec- sitar la espléndida ciudad del mismo nombre,
ción de la bondadosa tía de que ya ha habla- de explorar la vecina región volcánica del Ve-
do, aquella gratificación constituía una ri- subio, y de retroceder, por último, para pene-
queza. trar, por la Vía Appia, en el recinto de la cé-
Tal era el personal de la Dirección gene- lebre ciudad de Roma.
ral de Colonización é Industria en el año del Así fué como me inicié en el hermoso es-
Señor de 1851. tudio de la Geografía, y así es como compren-
No era, por cierto, muy cansada la vida que do la enseñanza de ésta.
llevábamos en aquella oficina, pues el despa- Generalmente, al terminar los trabajos de
cho diario quedaba terminado en la mañana, la oficina, empleábamos el tiempo en traducir al
1° que nos permitía dedicarnos á practicar el castellano algunas obras extranjeras, tales co-
francés, emprendiendo la traducción de algu- mo las indicadas en la relación que sigue: El
nas obras, ó bien entregarnos á ciertos estu- entendido Agustín Tagle, del alemán, el inte-
dios de interés particular, sin perjuicio de las resante estudio de Sartorius, intitulado Im-
labores de la oficina. portancia de México para, la Colonización
En la pieza donde se hallaba instalada ésta Alemana, cuya copia, en limpio, me valió una
existía una rica biblioteca perteneciente á un buena gratificación. Plores Verdad, varias
albaceazgo, la que se me presentó como un ri- obras de iiovelistas franceses, muy en boga, de
co manantial de puras y abundantes aguas las que era editor Don Ignacio Cumplido, y yo
1«e me convidaba á beberías. Entre sus nu- hacía mis ensayos traduciendo algunas obras,
merosas obras, las que más recuerdo, por ha- también del frailees, como la Cecilia, de Du-
oer ejercido, sin duda, mayor atractivo en mí, mas; la (leoj/rafía Animada, por des Essarts,
fueron la Historia de los Romanos, Las Me- y los cuentos de Miss Martineau, La Colo-
T nie isolée, la Mar enchantée y la Coalition
«or¿7ts del Mariscal Duque de fíafjusa, los
des ouvriers, traducciones que regalaba, para
Preciosos cuentos de il'/Yss Henriette Marti-
n su publicación, á Don Vicente García Torres.
eau, aplicados á la economía política, que tan-
ta boga alcanzaron en Inglaterra y Francia, He dado á conocer el personal de aquella
v modesta oficina, que sirvió de fundamenlo á
arios tratados de Geografía y algunos Atlas,
Particularmente uno descriptivo de Italia, la Secretaría de Fomento creada en 1858 ; rés-
l tame sólo manifestar quiénes eran los perso-
iue contenía soberbios grabados, cartas y pla-
nos de esa nación que, por artística y bella, najes que á ella concurrían frecuentemente.
re En los días de juntas, á las que eran cita-
cibió el nombre de los "Jardines de Europa."
Mi lozana y fresca imaginación hacíame dos varios industriales y agricultores, veían-
Ve se llegar por los amplios corredores de la ca-
r en todas aquellas líneas, naturales detalles
topográficos, que me inducían á recorrer los ca- sa, departiendo amigablemente y andando á
minos para trasportarme á las amuralladas ciu- paso lento y mesurado, primero á un banque-
dades de la Italia septentrional, verdaderas ro y á un rico industrial, ambos de elevada
arcas de tesoros artísticos é inestimables, en estatura, de maneras y vestido irreprochables,
las que penetraba para no dejar en ellas rin- el uno tipo inglés y el otro tipo español ; aquél
cón alguno sin explorar. Recorría sus calles era Don Eustaquio Barrón y éste Don Caye-
y 8 ns plazas, me instalaba en sus palacios y tano Rubio, á quien por su porte y arrogan-
museos, visitaba sus templos góticos y bizan- cia llamaban el rico lióme de Alcalá; luego
tinos y dirigía mis pasos á sus famosos tea- eran otras dos personas de mediana estatura
tros y grandes paseos. Todo se me represen- y de caballeroso aspecto, ya entrados en edad,
t a tan á lo vivo como si en realidad reco- á juzgar por sus cabezas blancas, agricultor
ciese toda aquella península privilegiada. Yo infatigable uno y hombre de letras y de Estado
e otro; llamábase el primero Don Tiburcio Ca-
ncumbraba los Apeninos y descendía á las
ñas y el segundo Don Lucas Alamán; á poco
toen cultivadas campiñas, regadas por el Po
57
450 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS

aparecían otros dos personajes; mexicano, in- llegaba solo con la actitud del que continua-
dustrial y estadista Don Antonio Garay; es- mente medita en sus planes y combinaciones,
panol, agricultor y también industrial Don Lo- á los que debía su opulencia, y éste era D ° n
renzo Carrera. Otro personaje, casi siempre Manuel Escandón.

LA SECRETARIA DE FOMENTO.

-HHHHS-

(ÍWIJOY á referirte, lector amigo, algunas his- gentes Sres. Don Mariano Ordaz y Don Fran-
^W'- torias en las que aparece mi humilde cisco de la Maza.
persona por relacionarse aquéllas co- Pusiéronse al frente de aquella Secretaria
mo en la anterior relación, á los actos de mi dos individuos de opuestas opiniones políti-
vida. Líbreme Dios de pretender con ello dar cas, el Ministro Don Joaquín Velázquez de
á mi nombre un realce que no tiene; mi inten- León y su oficial Mayor Don Miguel Lerdo
to sólo estriba en presentarte hechos de que de Tejada; mas como aquella oficina ningún
fui testigo. roce tenía con la política, ambos personajes
La Secretaría de Fomento, que tan pode- siguieron la misma senda en la prosecución de
rosamente ha influido en las mejoras materia- un noble fin, cual era el desarrollo de las me-
les del país, fué creada por el decreto de 22 de joras materiales en el país.
Abril de 1853, y á fin de que pudiese atender Don Joaquín Velázquez de León, hombre
á los objetos de su institución, se le asignaron de edad madura y de carácter adusto por tem-
fondos especiales, entre los que se contaban peramento, formaba contraste con Don Miguel
los de peajes que recaudaba la Administra- Lerdo, hombre de menos edad, jovial y co-
ción de Caminos, creada un mes después de la municativo, y sólo tenían ambos como pun-
Secretaría de Fomento. tos de contacto la buena educación, la inteli-
Esta dio principio á sus labores con el gencia y la honradez. Conservador aquél y re-
personal de la extinguida Dirección de Colo- formista éste, probable era que germinaran en
nización é Industria, cuya organización he da- el corazón de uno sentimientos repulsivos
do, aunque someramente, á conocer, y con respecto del otro, mas si tal antipatía existió,
otros empleados que de diversas oficinas fue- jamás la revelaron.
ron llamados, como los pundonorosos é inteli- Tuve por jefe inmediato en aquella ofici-
ASUNTOS HISTÓBICOS Y DESCRIPTIVOS. 451
n
»i en la Sección de Industria, al caballeroso Era el Sr. Lerdo, como he dicho, un hom-
6 inteligente Agustín Tagle, conservador á pu- bre que se hallaba en la fuerza de su edad, de
fl
o cerrado, y por compañero á José María mediana estatura, siendo los rasgos caracte-
rísticos de sil fisonomía los siguientes: nariz
aguileña, frente despejada, sobre la que caía
el pelo en onda recogido, ojos do mirada fija,
que eran como los espejos de su inteligencia,
la patilla recortada y completamente afeita-
dos barba y bigote. En la Secretaría llenaba
cumplidamente sus deberes y fué él quien for-
muló los primeros cuadros estadísticos y esta-
bleció los Anales del Ministerio de Fomento,
á la vez que en su casa trabajaba en la forma-
ción de sus cuadros sinópticos de la Repúbli-
ca y en escribir obras como el Comercio exte-
rior y Los Apuntes históricos de la Heroica
ciudad de Veracruz, cuyo primer tomo había
dado á luz en 1850.
Don Basilio José Arrillaga era un anciano,
VELAZQUEZ DE LEON. de cuerpo diminuto, con un hombro más alto
que otro, lo que le obligaba á caminar casi de
alores Verdad. La diversidad de opiniones lado y con la cabeza inclinada. Jamás traba-
tempoco alteraba en aquella Sección la buena jaba sentado y para alcanzar á la cubierta de
ar
monía de sus empleados. la mesa ponía ésta en zancos. Montado á la
Don Miguel Lerdo de Tejada, que conoció antigua nunca abandonaba sus costumbres
^ i afición á la Geografía y Estadística del tradicionales, y particularmente la de rezar
P a ís, ramos que él cultivaba con éxito plausi- en todos los actos de su vida, para los cuales
ble, tne cobró cariño y me alentó con sus con- tenía sus oraciones peculiares, compuestas mu-
ejos para que no abandonase tan interesantes chas por él, así es que al oír el toque de las
estudios, y creyendo que mi permanencia en doce suspendía en el acto sus labores, y en ac-
*a Sección 2 a era menos eficaz para el efecto, titud del sacerdote que dice la misa, saludaba
Pasóme á la I a que se hallaba á cargo del Li- á la Virgen María, con las palabras del arcán-
cenciado Don Basilio J. Arrillaga. gel Gabriel. Era el tipo de la minuciosidad y,
por tanto, muy dado á los apuntes, tanto en lo
concerniente á su vida privada, como en lo re-
lativo á los trabajos de oficina: al lado de la
cuenta del zapatero ó de la lavandera, que lle-
vaba en un cuadernillo, se hallaba la muy ori-
ginal oración por él compuesta para antes del
desayuno ó para después de la comida; y en
las portadas de los expedientes ponía tantas
referencias ó tocas, que no era posible que
existieran de éstas más en un convento de
monjas. Al lado de todo esto brillaban sus
virtudes, su honradez acrisolada, su amor al
trabajo y su tesón en el cumplimiento de sus
LERDO DE TEJADA.
deberes. Demuestra su laboriosidad la exten-
Antes de pasar adelante en estas mis Me- sa colección de leyes, decretos y circulares que
morias, conviene dar á conocer á estos dos publicó, abrazando una larga época, desde la
P e o n a j e s que dirigieron mis primeros pasos consumación de la Independencia.
i 101 la senda escabrosa de la Estadística. Era tal mi inclinación á los conocimientos
452 EL LIBEO DE MIS RECUERDOS.

geográficos, que nunca dejé de aprovechar los El Presidente ordenó á su Ministro que
momentos que me dejaban libres mis ocupa- me gratificara con cien pesos, lo que fué p&ra
ciones en el Ministerio, ya para hacer mis en- mí una gran fortuna.
sayos del dibujo de cartas, ya para estudiar La Carta permaneció expuesta en la Aca-
las matemáticas de San Cyr y algunas obras de demia de San Carlos por todo el tiempo de su
Geografía, á cuyo efecto me formé una humil- Exposición anual, y fué acogida con elogi° s
de biblioteca que no excedía de quince volú- por la Prensa, los que no me envanecieron,
menes. Verdad es que tenía á mi disposición pero me alentaron para continuar esos traba-
las espléndidas librerías del Conde di; la Cor- jos apenas iniciados.
tina y del Licenciado Don José María La- Esos elogios que tan bondadosamente me
cunza. tributaba la Prensa, decidieron, sin duda, »
Como nada me arredraba para salir airoso un director de una Escuela nacional á instar-
en mi intento, me lancé á la ejecución de la me para que aceptase el nombramiento de pro-
entonces para mí obra magna de copiar la fesor de dibujo geográfico y topográfico, mas
Carta de la República, que en muy grande es- tal incidente sólo me sirvió para conocer, an-
cala había formado la sociedad de Geografía dando el tiempo, cuan voluble es la humani-
y Estadística, y que yacía, si no olvidada, por dad. Yo. que conocía mi insuficiencia, rehuse
lo menos desconocida de todo el mundo. Con el bondadoso ofrecimiento, manifestando con
el tesón propio de mi carácter y con las nocio- toda ingenuidad que el cargo aquel era muy
nes adquiridas del dibujo geográfico, pronto superior á mis fuerzas, no poseyendo, como no
di término á tan laboriosa empresa; y si bien poseía, los conocimientos necesarios que debie-
el trabajo adolecía de los defectos consiguien- ra trasmitir á los alumnos. El director insis-
tes á mi inexperiencia, tenía el mérito de ser tió en sus propósitos y yo en mi negativa, pues
el resultado de una gran fuerza de voluntad desde entonces comprendí cuan grande era la
y de ofrecer rectificaciones importantes que responsabilidad de un profesor que se aventu-
me fueron aconsejadas por el ilustrado Oficial ra á enseñar lo que no sabe, en la verdadera
Mayor Don Miguel Lerdo de Tejada. Grande acepción de esta palabra.
era el abandono en que se encontraba la Geo- Mi renuncia, en lugar de enaltecerme en el
grafía nacional, excepción hecha de los loa- ánimo del director, debióle causar un gran
bles esfuerzos de la Sociedad de Geografía y enojo, pues desde entonces no volvió á tratar-
Estadística. Tan marcado era aquel abando- me sino con un despego inaudito, aun después
no, que para el tratado de límites entre Méxi- de que por mis continuados estudios había
co y los Estados Unidos echóse mano en 1848 puéstome en aptitud de escribir un Curso ele-
de la incorrecta y muy deficiente carta de los mental de dibujo geográfico y topográfico. El
Estados Unidos Mexicanos, publicada en Lon- buen concepto que de mí se tenía cuando le'
dres por J . Dosturnell; así es (pie aquella de-
noraba mucho de lo que debía saber, trocóse
ficiencia enalteció ñus trabajos hasta el grado
en indiferencia cuando por mis puros esfuer-
de que el Ministro Don Joaquín Velázquez de
zos había conseguido saber algo. ¡Tales son
León me llevase á la presencia del Presidente
las ironías de la vida!
Santa-Anua.
La Geografía de Malte-Brun, la Uranogra-
El omnipotente personaje examinó con de- fía de Francœur y la Astronomía por Johns-
tenimiento la carta que se le presentó, y al ob- ton eran mis autores predilectos; mis hora 9
servar en ella la grande extensión del territo- de estudio, las primeras de la mañana; el si-
rio que tan injustamente nos arrebataron nues- tio, la Alameda, y mi lugar favorito de ésta,
tros vecinos, dijo no sé qué palabras llenas de la calle oriental que desemboca á la glorieta
amargura, lo que no dejó de causarme grande de la gran palma, plantada por mí, más tarde,
estrañeza pues advertí que antes de la presen- cu recuerdo de aquellos días, palma que al u n
tación de aquella Carta, no se tenía la menor se hizo desaparecer.
idea acerca de la importancia del territorio La Carta formada por la Sociedad de Oo°'
perdido. Ese acto quedó profundamente gra- grafía y Estadística adolecía de los defectos >'
bado en mi memoria. errores consiguientes al primer trabajo ein-
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 453

Prendido con los datos existentes, que no se gobernadores de los Estados los que pudieran
recomendaban por su exactitud, razón por la proporcionarme, y ya con todo esto tuve faci-
°ual, tal voz el gobierno no la publicó. Las co- lidad de formar una nueva Carta, sobre la pro-
rrecciones que en ella hice por el consejo ilus- yección que mi apreciable amigo el Ingeniero
trado del Señor Lerdo de Tejada fueron pocas D. Francisco Díaz Covarrubias calcula y me
Pues no era fácil aplicar las que me propor- dedicó para tal fin. Dicha carta fué la publi-
cionaban otros datos más recientes, sin tras- cada en 18f>3, y sirvió de base á los franceses
tornarla por completo. Decidí me, por tanto á para la que se formó en el depósito de la Gue-
aprovechar los planos parciales y gran núme- rra según refirió Mr. Neox, en su Relación Po-
ro de datos acopiados por el Ministerio de Fo- lítica y Militar, de la Expedición francesa á
mento y Sociedad de Geografía y á pedir á los México, 18(51 á 18B7.

DICTADURA DE SANTA-ANNA.

f l | | 0 te hablaré, querido lector, de todos los eran en realidad los que correspondían á una
^ i actos de la última administración del Ge- monarquía, como lo comprueban su podeu-dic-
neral Santa- Anna, porque deben de ser- tatorial y los hechos que voy á referir:
te conocidos á causa de hallarse consignados El 19 de Diciembre de 1853 tuvo efecto la
e restauración de la Orden de Guadalupe, con-
n la historia, sino de aquellos que, por sus
detalles característicos, pudieran interesarte; forme al ceremonial previamente decretado.
Por tanto, voy á referirte lo que presencié y no Reinaba en la ciudad gran animación y en el
temas que, al ejemplo de muchos narradores, Palacio un movimiento inusitado. Las calles
te haga miiar, al través de lentes mal acomo- rebosaban de gente que se dirigía con presteza
dados á tu vista, los hechos deformados, ya á las del Empedradillo, Santo Domingo y si-
amplificándolos, ya deprimiéndolos, de confor- guientes, que eran las señaladas para el trán-
midad con sus aviesas intenciones, causa de- sito de la lujosa comitiva, con dirección al San-
terminante de la propagación de errores en la tuario de Guadalupe.
historia y como tal creo, quiero que observes Elegantes carruajes entraban en el Palacio
'os cuadros que te ofrezco, con tu vista natu- por la puerta principal, pertenecientes unos
ral. á los presuntos condecorados, y otros á los Se-
cretarios de Estado, deteniéndose los de aqué-
RESTAURACIÓN DE LA ORDEN llos en el gran patio y siguiendo los de éstos
DE GUADALUPE. hasta el de la presidencia, para salir después
con sus dueños en el orden marcado por el ce-
Los usos introducidos por Santa-Anna, par- remonial.
ticularmente en su última Administración, Los sonoros repiques á vuelo de la Catedral
454 EL LIEBO DE MIS EECUEEDOS.

y el estampido del cañón, á las nueve de la diplomáticos y los de los caballeros de otras
mañana, conmovían al gentío que se apiñaba órdenes y de las señoras de los Ministros, po-
en las expresadas calles de la carrera. Era la dían transitar libremente por las calles y cal-
hora en (pío los Caballeros de Guadalupe, for- zadas de la carrera, distinguiéndose respecti-
mando una lucida comitiva, descendían de las vamente aquéllos por el color del lazo que en
habitaciones presidenciales por la escalera de el hombro izquierdo llevaban los cocheros:
honor, seguidos de los oficiales, generales y amarillo paja, encarnado y verde. Todos los
edecanes, todos de gran uniforme y, á lo últi- demás carruajes se dirigían á Guadalupe por
mo, enteramente solo, apoyándose en su bas- otras calles y por la calzada de piedra, mas no
por la de tierra, que era la reservada para la
comitiva, hallándose custodiada por dragones
de la guardia, apostados de trecho en trecho.
A la llegada de la comitiva á la insigne Ba-
sílica, todos los invitados á la ceremonia ocu-
paban los lugares que se les habían señalado
con anticipación : las señoras de los caballeros
y Ministros, en el Coro alto, y los generales,
jefes, funcionarios y empleados, á uno y otro
lado de la Crujía que del Coro bajo conducía
al Presbiterio.
El Gran Maestre, revestido con un rico man-
to, tomó asiento bajo el dosel de terciopelo que
del lado del Evangelio se había colocado, cer-
EL GENERAL SANTA-ANNA. ca del de Monseñor Clementi, Delegado Apos-
tólico, que era el oficiante. Apartadas del
ton, el Gran Maestre de la Orden Guadalupa- Presbiterio y á la altura de éste se hallaban
na, quien por su porte y por su rico uniforme dos tribunas, una á la derecha que ocuparon
recamado de oro, cualquiera lo habría terddo la esposa y familia del Presidente, y otra á la
por un rey absoluto, que al decir verdad sólo izquierda, en que se colocó el cuerpo diplomá-
le faltaba para tal el nombre, pues las ínfulas tico. En la Crujía central, limitada por balaus-
le sobraban. tradas de plata, se colocaron los Caballeros de
La salida de la comitiva del Palacio se hizo la Orden.
en este orden: à una descubierta de gastadores La ceremonia dio principio á las diez de la
del Regimiento de Granaderos, seguían los mañana y terminó á las tres de la tarde, dan-
coches de los condecorados Caballeros, Comen- do asunto al hábil pintor francés Pingret, pa-
dadores y Grandes Cruces, cuyos cocheros lle- ra la ejecución de un hermoso cuadro al óleo.
vaban en el hombro izquierdo un listón blan- El artista eligió para el efecto los momentos
co; los carruajes de los Ministros precedían la en que el Gran Maestre de la Orden entrega-
elegante carroza del Gran Maestre, tirada por ba las insignias al Ilustrísimo Arzobispo de
seis arrogiuit.es caballos retintos, guiados por México.
tres cocheros y postillones de lujosa librea, se- Una gran comida durante la cual no esca-
guían después los brillantes oficiales del Es- searon los brindis, como siempre adulatorios,
do Mayor: cuatro picadores á caballo, con li- dio fin á la fiesta de aquel día.
brea, de la Casa del Gran Maestre ; una bellí-
sima estufa dorada y pintada con emblemas y
his armas nacionales, de la CUÍI! tiraban cuatro GRAN BAILE EN PALACIO.
hermosos caballos anaranjados, y, por último,
el vistoso Regimiento de Lanceros de la Guar- El Conde de la Cortina era, por carácter y
dia. por educfición, un hombre espléndido en toda
Solamente los coches de las señoras de los la extensión de la palabra, así es que el baile
caballeros de Guadalupe, los de los agentes dado por él en Palacio, en celebración del res-
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 455

tablebimiento de lo Orden de Guadalupe, fué cetones cuyas plantas y flores comunicaban al


uno de los más famosos que se registran en los ambiente gratísimos aromas. Tres eran los
anales históricos de la ciudad de México. salones principales: el de Iturbide lujosamen-
La noche del 2 de Febrero de 1854. el Pa- te amueblado, que tenía tal nombre por el gran
lacio Nacional habíase trasformado, como por cuadro que con la efigie del héroe de Iguala en
encanto, en un suntuoso edificio, digno de las su testera se hallaba ; el que le seguía, que por
cortes europeas. Los granaderos de la guardia, su lujo no cedía al anterior, era conocido, por
de polaina negra, pantalón blanco ajustado, algunos, con el nombre de Napoleón por tener
casaca roja de paño y botón dorado y alta go- adornadas sus paredes con algunos cuadros que
rra de pelo, formaban valla en el corredor ba- representaban las principales batallas del gran

CEREMONIA EN LA BASILICA DE GUADALUPE.

jo, desde la puerta hasta el pie de la gran es- batallador; el del Consejo de Ministros que
lera, la cual se hallaba cubierta de alfombras, habla cambiado su mueblaje del despacho por
hornada, á uno y otro lado, con macetas de el lujoso de la tertulia. Todos estos salones
hermosas plantas, y con las paredes engalana- fueron destruidos en la época de Maximiliano
das de espejos y candelabros de bronce, cuyas para formar uno solo, que era el extenso y des-
bujías como las lámparas que pendían del te- proporcionado que hace poco se hizo desapare-
cho, despendían torrentes de luz, en tanto que cer con motivo de las reparaciones y embelle-
e
l corredor alto, cubierto enteramente de lien- cimiento del departamento presidencial, lleva-
SOi listado de azul, semejaba una inmensa tien- dos á cabo últimamente.
da de campaña, igualmente adornada con ma- No escaseaban en todos los departamentos
45fi EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

los cortinajes rojos de damasco de seda, ricos Era el 11 de Septiembre de 1854. El tiem-
candelabros y arañas de cristal que con sus po, como si quisiera favorecer la fiesta de ese
millares de luces convertían la residencia pre- día, ofreció una mañana apacible, con el cielo
sidencial en una ascua de oro que dejaba es- ligeramente entoldado por las nubes que in-
capar por los balcones que daban á la plaza terceptaban los ardientes rayos del sol. Rei-
corrientes de fuego. naba en la ciudad la mayor animación, ofre-
Lo más granado de la sociedad mexicana lle- ciendo la Plaza Mayor un espectáculo impo-
nó aquellos salones, viéndose brillar, por don- nente. Izado el pabellón nacional, flotaba airo-
de quiera, los ricos bordados de los uniformes so en la Catedral, en el Palacio y la Diputa-
civiles y militares, placas, veneras y cruces de ción, y los edificios todos se hallaban engala-
los altos dignatarios y ministros extranjeros, y nados con cortinajes y festones; cinco mi'
los espléndidos collares y diademas cuajados hombres que formaban la guarnición veíanse
de brillantes que además de sus ricos trajes, convenientemente distribuidos, luciendo sus
ostentaban las señoras. El Conde de la Cor- variados y lujosos trajes, sus cascos y morrio-
tina vestía el traje de gentilhombre de Cáma- nes, sus estandartes y banderolas.
ra de la Corte española y lucia en el pecho di- Elevábase en el centro de la plaza un altar,
versas condecoraciones, y al cinto la espada resguardado por un lujoso dosel y custodiado
con puño y rodel de oro que us.1) su padre al por apuestos gastadores con sus respectivos
ser armado caballero de Calatrava. zapapicos y palas al hombro. •
El Conde de la Cortina, hombre de mun- Santa-Auna, rodeado de sus Ministros y
do, de sociedad y de talento, recibía á las da- de su Estado Mayor, todos vestidos de gala,
mas y las condneía dándoles el brazo, sin que apareció en el balcon central del Palacio y I a
ninguna se librase de sus galanterías, tan ex- misa comenzó ante el mencionado altar. Las
presivas y llenas de gracia, como finas, conve- músicas de los cuerpos dejaron escuchar alter-
nientes y oportunas. nativamente sus harmonías, á veces confundi-
A las diez y media se presentaron Sus das con los toques de los clarines que anun-
Altezas Serenísimas, que tal era el título que ciaban los diferentes actos de la ceremonia y
se daba al General Santa-Anna y ásu esposa, ordenaban al ejército la ejecución de ciertos
siendo recibidos por el Conde, con la finura y uniformes movimientos.
que le caracterizaba. En los momentos de la Elevación, los tam-
La hermosa señora Doña Dolores Tosta de bores de todas las bandas ejecutaron á la vez
Santa-Auna, ricamente alhajada, rompió el la patética y marcial marcha de reglamento,
baile con un vals, teniendo por compañero á la vez que se escuchaban, á cortos intervalos
el señor Pastor, Encargado de Negocios del de tiempo, el toque agudo de la campanilla eu
Ecuador, y luego bailó las cuadrillas de honor el altar, el grave y sonoro de la campana ma-
acompañada del Ministro de Inglaterra, Mr. yor de la Catedral y las salvas de fusilería q « e
Percy Doyle. efectuaban las compañías previamente apos-
El baile continuó hasta las cuatro de la ma- tadas en la ¡)Iaza del Seminario. Al mismo
ñana, no obstante haberse retirado el Presi- tiempo todo el ejército se prosternó y rindió
dente y su esposa á las dos y media. las armas, como se prosternaron todos los asis-
Tal fué la fiesta organizada por el Conde tentes, que constituían un inmenso gentío,
de la Cortina para celebrar la restauración de viéndose, por último, desprenderse del altar
la Orden de Guadalupe. nubes de incienso que en su movimiento as-
cencional iban á perderse en el espacio.
GRANDES FESTIVIDADES. Terminada la sagrada ceremonia, todos los
Cuerpos desfilaron ante el balcón presidencial,
Las principales festividades del año eran en este orden: Granaderos y Cazadores de la
las del 13 de Junio, 11, 1« y 27 de Sep- Guardia, brigada de Artillería volante y de »
tiembre. De tales fiestas, una recuerdo que pie, Tiradores de la Guardia, activo de Cela-
produjo en mí tan indelebles impresiones que ya, Granaderos de á caballo y Lanceros de 1»
haría mal en dejarla reposar en mi memoria. Guardia, el Cuerpo Médico Militar y la Am-
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 457

bulancia con sus respectivos carros. (*) Esta familias de los Ministros y otros funcionarios,
fuerza, después de hacer los honores al Gene- en los templos, en los teatros y en las tertu-
ral Presidente, se dirigió á las calzadas de la lias; sobre el color de los cintajos, de los co-
Piedad y Bucareli para concurrir al acto de cheros y lacayos, que dieran á conocer los ca-
otra ceremonia. rruajes de dichos funcionarios, según sus je-
A las diez de la mañana salió del Palacio rarquías; sobre el tratamiento oficial y priva-
para Bucareli la lujosa comitiva, abriendo la do que debiera darse á los Ministros, y sobre
marcha, como siempre, los batidores, á los que otras minuciosidades que no recuerdo. En des-
seguían los coches de los Consejeros y Minis- cargo de Don Lucas Atamán, del General Tor-
tros, la carroza abierta de San ta-Anna, los ofi- n'el y de Don Antonio Haro y Tamariz debo
ciales del Estado Mayor á caballo y á los lados decir, que cuando tales cosas pasaban, los dos
de la carroza y detrás de ésta el lujoso escua- primeros habían muerto y el tercero se había
drón de Lanceros. separado de la Secretaría de Hacienda. Otros
El General Santa-Auna se situó en Buca- Ministros, como Don Ignacio Aguilar y Don
reli bajo una tienda de campaña que se había Lino José Alcorta, poco tiempo desempeña-
levantado en la glorieta central del Paseo, don- ron sus respectivas carteras de Gobernación y
de distribuyó recompensas á sus compañeros Guerra.
de armas en la batalla de Tampico y pudo es- El plan proclamado en Ayutla y reforma-
cuchar el discurso oficial de Sierra y Roso, en do en Acapulco el 11 de Marzo de 1854, sinte-
en el que se le decía entre otras cosas: Lux tizaba, en sus considerandos, todos los actos
mentis incendium. La luz de su inteligencia de la dictadura, calificados de atentatorios á
es la independencia y libertad de la nación, sien-
un incendio de gloria.
A esta segunda ceremonia siguió un nuevo do los principales el de la venta, sin necesidad,
desfile de las tropas al mando del apuesto Ge- del territorio de la Mesilla, el de la, prórroga
neral Don Benito Quijano, y el regreso de la indefinida de las facultades dictatorias, el de
comitiva oficial al Palacio. inversión de los fondos públicos en gastos su-
En la tarde hubo vítores y músicas en los pera uos y para enriquecer á los favoritos; el
Paseos, y en la noche iluminaciones y función de represión de la Prensa, con desprecio de la
de ópera en el Gran Teatro de Santa-Anna. opinión pública; el de haberse entregado á un
bando político y no echar al olvido resenti-
RASGOS CARACTERÍSTICOS DE mientos personales, y por último, el de haber
LA DICTADURA Y £ U S CONSECUENCIAS. tratado de sustituir l;is instituciones republi-
canas con las monárquicas.
Si en tales actos la ostentación se mani- Hacíase el cargo al General Santa-Anna
festaba con cierto sello de grandeza, en otros de haber quebrantado con tales actos sus jura-
aparecía con particularidades pueriles, como mentos al plan de Jalisco, en virtud del cual
todos aquellos que provenían de los ceremo- había ocupado la silla presidencial.
niales, discutidos largamente en Consejo de Fiado en su poder y en el Ejército que le
Ministros en lugar de tratar y resolver los im- era adicto, creyó el General Santa-Anna sofo-
portantes asuntos del Estado. Esos puntos en car en poco tiempo y sin dificultad alguna,
que el Gobierno ocupaba gran parte de su tiem- aquel movimiento, tratando de nulificar, pri-
po eran sobre los uniformes de los empleados, mero, y de atraer â su causa, después, con ha-
quienes, en su mayor parte, no podían sufra- lagadoras promesas al que era el alma de la
gar el gasto; sobre si unos brichos de oro más insurrección, á Don Ignacio Couiorlfort. mas
0
menos en la casaca y pantalón podían reve- no fueron bastantes para lograr su objeto, ni
lar la proporcional categoría de aquéllos ; sobre la campaña emprendida por él á la cabeza de
e
l lugar que debían ocupar las privilegiadas 5,000 hombres escogidos, ni su actitud enérgi-
ca y amenazadora frente á las murallas de Aca-
( *) Mandaba el Cuerpo Médico Don Pedro Vander- pulco, ni el prestigio que se intentó darle con
l'nden, y como los de la Ambulancia llevaban al hom-
el pretendido triunfo del Peregrino, por el que
wo largos y gruesos bastones, dábase á dicho jefe el
nombre de "Perico el de los Palotes." se le recibía bajo arcos de triunfo en la Capi-
58
458 EL LIBBO DE MIS BBCUESD08

tal, ni la conseja inventada como un feliz au- guefio, de edad madura, de levitón y pantalón
gurio de la futura dicha del Dictador, lo de negros, quien iba montado en un caballo te-
aquella águila imperial que revoloteando en tinto y llevaba, bajo el brazo, un rollo de pape-
el cielo de Chilpancingo descendió al campa- les, quizá algunas proclamas.
mento y se paró airosa cerca del afortunado No quedó con todo esto dominado el tumul-
General. to, pues el pueblo, siguiendo las insinuaciones
No pudiendo Santa-Anna dominar la in- de algunos malévolos que no faltan en cierta»
surrección que había cundido, á pesar de sus ocasiones, se dirigió primero á la casa delex-
enérgicas disposiciones y medidas de terror, Ministro Bonilla, calle de San José el Real, y
no sólo en los Departamentos de México, Mi- después á la de la señora Tosta, calle de Ver-
choacán, Colima y Jalisco, sino en IOB de Nue- gara; á la imprenta del Universal, calle de Ca-
vo León y Tamaulipas, San Luis y Veracruz, dena número 13, y á la casa de Don Manuel
resolvió abandonar la Capital, llevando al cabo Lizardi, calle del Colegio de Ninas. El pue-
su propósito en la madrugada del 9 de Agosto blo, sin temor á las patrullas que rondaban 1»
de 1855 y tomó la vía de Veracruz con el pre- ciudad, asaltó la primera de las mencionadas
concebido fin de embarcarse. Había dejado casas, viéndose á poco descender por los balco-
listo un manifiesto para que en su oportunidad nes, muebles, cortinajes, libros y un gran pia-
se diese á luz, suponiéndolo remitido desde no que al estrellarse contra el suelo pr jdujo un
Perote por él mismo. estruendo pavoroso. Con todo esto se formó
Tan luego como se tuvo conocimiento en la en la calle una inmensa hoguera que
Capital de la inesperada fuga del Dictador, despedía
prodújose una conflagración general. La plebe una luz siniestra. Del asalto de la segunda casa
se amotinó frente al Palacio con el intento de hubo de notable, además, la extracción de un
asaltar el departamento presidencial; mas la carruaje al que se le pegó fuego y ardiendo foe
guardia, que estaba sobre las armas, la mantu- paseado en triunfo por las calles, hasta la lla-
vo en jaque y para obligarla, al fin, á deponer mada de la Acequia; la imprenta de Rafael
su actitud amenazadora, abandonó el recinto Rafael quedó aniquilada, apareciendo los ti-
del Palacio y se colocó en formación frente á pos regados por las calles, y lo mismo acon-
los muros, á la vez que algunas compañías del teció en la casa del Señor Lizardi, en la que-
batallón que ocupaba el próximo cuartel de la yo, sin comerla ni bebería, perdí algunos ob-
v
calle de la Acequia ejecutaban igual movimien- jetos.
to. Los gritos de la multitud y las vías de he- En los días que siguieron al de tales des-
cho á quo la misma se entregó lapidando á los órdenes se vendían á la mano por las calles, to-
soldados, obligaron á los oficiales á dar á sus mos con las pastas de pergamino chamuscadas,
subordinados la orden de que hiciesen una de las obras de Cicerón, Qnintiliano, Séneca y
descarga cerrada al aire. Todo esto que refie- de otros célebres autores.
ro fué presenciado por mí desde un balcón de Pocos han alcanzado en su vida tantos ho-
una casa del Puente de Palacio. nores y tan colosal prestigio como alcanzó el
Al escucharse las detonaciones vióse á los General Don Antonio Lopéz de Santa-Anna
alborotadores volver las espaldas y echar á co- y pocos muy pocos los que han descendido co-
rrer por la plaza, en distintas direcciones, pa- mo él á la tumba, precedidos de una indiferen-
ra ganar las bocacalles, y caer algunos, como cia tal, por no decir desprecio, que sólo puede
muertos ó heridos, á la segunda descarga, mas compararse en magnitud á la inmensa adula-
debo advertir que á poco se levantaban y pro- ción de que fué objeto durante su omnímodo po-
seguían su carrera de tal modo interrumpida, der, no bastando para considerársele digno de
con el fin de librarse, según era de creerse, de que se le tributasen, como despedida de este
los efectos de algún proyectil. Despejada la mundo algunos honores, la memoria de sus ac-
plaza apareció pocos, momentos después, otro ciones guerreras en Tampico y Veracruz. I**
grupo numeroso del pueblo bajo, guiado, tal mayor parte de sus amigos, que estuvieron e»
vez con el buen fin de apartarlo de los desór- auge durante su poder, le abandonaron en 1*
denes, por un hombre corpulento, de color tri. desgracia porque tal es, en general, la triste
condición humana; mas la conducta de retrat-
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 459

miento observada por el Gobierno, y dígase por y de tal naturaleza, que se convirtieron en fal-
la Nación ; no debe equipararse con la de los fal - tas graves que. más tarde ó más temprano, de-
B
°s amigos, porque tal proceder tuvo por moti- bían de acarrearle un completo desprestigio.
vo la razón de Estado. Culpa fué todo ello de la torpe adulación y cul-
Los errores del General Santa- Anna en las pa de él que se envaneció con ella. Carlos V ci-
diversas épocas jque gobernó el país, fueron, á fró su grandeza en la conciencia de sus propios
nú entender, comunes á todas las Administra- hechos y no en las lisonjas de los aduladores;
ciones que se sucedieron en el país; pero en por eso relegó á éstos al desprecio y por eso él
1* época de su última dictadura, fueron tantos pasó á lahistoria con el dictado de un gran Rey.

"Vil
EL CONDE RAOUSSET.

—>©-«-

| A riqueza del famoso mineral "Planchas motivo, según decían, de los atentados y beja-
de Plata," en la Sierra de la Arizona, So- ciones que contra ellos ejercían los californios,
nora, dio motivo en 1852 á la formación y con esa fuerza, bien armada y equipada, se
de dos Compañías rivales, de las cuales la de- embaroó el 18 de Mayo con destino al puerto
nominada "Compañía restauradora" de Jecker, de Guaymas.
Torre y C*, acudió para garantizar sus intere- Antes de su salida de San Francisco quejá-
8e
s al elemento extraño, y la de Forbes, Ose- base el buen Conde, en una carta dirigida al
guera y C \ presidida por Don Eustaquio Ba- Ministro de Francia en México, del Gobierno
rron, puso los suyos bajo la salvaguardia de americano cuyos agentes estorbaban la partida
la autoridad mexicana, y natural era, y que ésta de aventureros que pudiesen ir á trastornar el
mostrase preferencia, si es que la hubo, por la orden establecido en un país amigo como era
9e
gunda de las empresas referidas. México, protestaba contra la aplicación de las
La casa banquera de Jecker celebró un con- leyes que para ello se invocaban, considerándo-
trato con el Conde Gastón Raousset de Boulbón la para él y para los suyos vejatoria, puesto que
Para la.ocupación y estudio del Mineral de la se les confundía con los piratas, y hacía valer,
Arizona, dándole al efecto extensos poderes y por último la circunstancia de que todos los
ios recursos necesarios. Raousset salió de Mó- emigrantes estaban provistos de pasaportes vi-
dico por la vía de Acapulco con dirección á San sados por el Cónsul mexicano en San Francisco.
*'rancÍ8co de California el 8 de Abril del men- Manifestaba, además, que nada lo detendría
cionado año, y allí reunió 176 hombres, en su para la consecución de su intento; que iría á
mayor parte franceses, dispuestos á emigrar con la Arizona y descubriría ricas minas de oro y
460 EL LIBBO DE HIS BEOUEBDOS.

plata; que despertando celos acudirían los ca- Guaymas el 1 ? de Junio al frente de su gente
lifornios amillares para intentar la conquista de y con dos piezas de artillería, siendo tan bien
Sonora, pero que él desbarataría el intento, es- recibido por el pueblo, según expresiones su-
tando en ello empeñados sus intereses y su hon- yas, que el mismo alcalde del lugar, nada re-
ra, que se le dieran elementos para vencer y ven- celoso por cierto, le instó para que permitiese
cería, consistiendo éstos en armas, municiones, que 60 de sus soldados marchasen en la pro-
transportes y víveres para mil hombres que cesión del Corpus.
pensaba reunir. Invocaba en abono de sus pro- El uniforme de IOB 176 franceses que ha-
pósitos el bienestar de Sonora, el buen suceso bían hecho la guerra en Africa y servido en 1»
de la Compañía explotadora y la honra de la guardia móvil, consistía en blusa de lana azul,
Francia. Confiaba en el Gobierno mexicano de pantalón de casimir del mismo color y sombre-
quien nada tenía que temer, pues libre de preo- ro de fieltro, llamando la atención el buen es-
cupaciones, éste no abrigaba el temor de que la tado de su equipo y armamento.
inmigración de franceses á Sonora, envolvieee Raousset debía con tor, en virtud de la in-
una idea de conquista y, en fin, que agradeci- fluencia que en su favor ejercían los agentes
dos todos ellos al pueblo mexicano que reco- diplomáticos, con la protección de las autori-
nocía el carácter caballeroso de los franceses dades y pueblo de Sonora, circunstancia que
con el que se asimilaba el suyo, dispuestos es- le prometía establecerse allí sin dificultad nin-
taban, por intereses y por deber, á defender á guna y tener bajo su mando, en poco tiempo,
todo trance á Sonora, y si necesario fuese á una fuerza de 4,000 franceses dispuestos á com-
saltar al abordaje la embarcación americana batir con valor, no solamente contra los indios
que estorbase en San Francisco su salida. bárbaros, sino contra los aventureros america-
Me he detenido en estoB pormenores por- nos á quienes todos ellos profesaban un odio
que concuerdan con algunos rasgos caracterís- implacable.
ticos del Conde. A pesar de la confianza que los funciona-
Este contaba para el buen éxito de su em- rios franceses trataban de inculcar en el áni-
presa con la protección del Ministro francés mo de las autoridades mexicanas, reiterando
en México, Mr. Levasseur, y del Cónsul de sus protestas de que los acaudillados por
Francia en San Francisco, Mr. Dillon, quien Raousset daban toda clase de garantías por
por recomendación del primero proporcionó á su buen porte y disciplina y de que respeta-
los franceses sus pasaportes gratis, en los mo- rían las leyes, las costumbres y aun las preo*
mentos oportunos en que el Gobierno de So- cupaciones del país, el Comandante General
nora se había decidido por la colonización eu- de Sonora Don Miguel Blanco, dio orden, con-
ropea en la frontera, para contener las depre- formándose á las instrucciones del Gobierno
daciones de los indios bárbaros y las excursio- General, para que los emigrados se detuvie-
nes de los aventureros americanos, y á ese fin ran en Guaymas, mientras no se les diese or-
había obtenido de la Legislatura la ley com- den contraria, en el caso de ser conveniente
petente. su internación en el país, con el aparato mili-
Parece que Mr. Lavasseur había entrado tar que presentaban. Permitíales el Gobierno
en sociedad con la expresada empresa restau- de Sonora que conservasen su organización en
radora del Mineral de la Arizxma y placeres de calidad de guardia nacional, á condición de
oro de Sonora, pues así lo hace suponer la fe- sujetarse al Comandante del Departamento y
licitación que dirigió al Sr. Aguilar, Goberna- de que todos reconociesen y acatasen las le-
dor de aquel Departamento, por tener su nom- yes del país. Estas vacilaciones de nuestras
bre inscrito al lado del suyo en la nómina de autoridades, que rebajaban la dignidad de un
la Compañía, pero atendiendo á la incompati- Gobierno, contrariaban á Raousset, porque re-
bilidad del negocio con la dignidad de su car- tardaban la prosecución de sus planes, aun-
go todo lo renunció sin retirar, por eso, la pro- que lo envalentonaban así como á toda su
tección que dispensara á la empresa en gene- gente.
ral, y al Conde Baousset en paiticular. Por fin el Comandante General, de acuerdo
Este célebre aventurero desembarcó en con el Gobernador interino de Sonora Don Fef-
ASUNTOS HISTÓRICOS Y-DE8CBIPTIV08. 461

nando Cabillas, cediendo á las instancias de los al oeste de la Villa del Altar. Este era otro
franceses que ofrecían obedecer las disposicio- Conde francés, más reflexivo que Raousset,
nes de la autoridad, y atendiendo al mal cli- con quien tenía muchos puntos de contacto,
m
» de Guaymas, nocivo para aquéllos, y á pues uno y otro eran de alta alcurnia; de bue-
otras consideraciones que jamás debieron ha- na presencia, de talento y vida poco arreglada.
ber influido en el ánimo de las autoridades Algunas fechorías llevadas á cabo por Mr. de
mexicanas, condescendió en que se internasen Paudray en Francia obligáronle á huir y á re-
en
el país con destino á la Arizona, confor- fugiarse con 80 franceses en un rincón desier-
mándose con asignarles el nombre de colonos to de la frontera de Sonora;.mas habiendo lle-
y con señalarles la ruta por Ures, Arizpe y gado á su noticia que se trataba en México de
Santa Cruz. su extradición, pedida por su Gobierno, se
Al tener conocimiento de estas disposicio- suicidó.
n s el Ministro Levasseur mostróse contraria- Las condiciones impuestas por la autori-
do y ofendido, tanto, que en la nota que el 21 dad de Sonora á Mr. Raousset, eran:-- I a Que
de Agosto pasó á Don Fernando Ramirez, Mi- los franceses habían de sujetarse á las leyes
nistro de Relaciones, hacia alusiones que las- del país. —2a Que habían de establecerse en las
timaban la dignidad y decoro del Gobierno colonias militares designadas por el Coman-
del Sr. Arista, tales como las de indicar que dante General si deseaban prestar al país sus
aquellos manejos reconocían por caúsalas su- servicios.—3 a Que podían establecerse en co-
gestiones de la empresa rival "Forbes Ose- lonias civiles, sujetándose á la ley de 25 de
gaera" y otras por el estilo, manifestando que Abril de 18135 y al decreto de 14 de Mayo de
86
abstendría ya de dar consejos á quienes los 1851, manifestando tales propósitos y renun-
despreciaban y desconocían en él sus buenos ciando su nacionalidad. Desde Saric contestó
oficios y simpatías por México. Raousset al Comandante Blanco, el 16 de Sep-
El Ministro de Relaciones contestó, como tiembre, que no acudía á su llamamiento por
8
abla hacerlo Don Fernando Ramírez, con no conformarse con ninguna de las proposi-
cierta dureza dentro de los limites de la forma ciones que se le imponían.
diplomática, proceder que era preciso para Los franceses continuaron su camino con
desvanecer dignamente los infundados cargos dirección á Guaymas, el mismo que habían
Que se hacían á un gobierno, que si en algo llevado á la Arizona, y proponiéndose el Ge-
había faltado era en haber sido demasiado neral Blanco salirles al encuentro en compa-
complaciente en un asunto peligroso. ñía de Pe8queira, avanzó con sus fuerzas aban-
El General Blanco insistía en que Raousset donando Arizpe. El movimiento emprendido
8 e le presentase en Arizpe sin aparato militar, por el General Blanco, haciendo dar un gran
» fin de arreglar las condiciones según las cua- rodeo á sus fuerzas para llegar á Hermosillo,
les pudieran aquél y los suyos permanecer le- cansó á su gente y lo privó de una parte de
galmente en el territorio sonorense, á la vez su artillería y do gran número de soldados, en
Pile el célf bre aventurero se quejaba de los ac- los momentos críticos en que iba á encontrar-
tos arbitrarios y atentatorios que contra su li- se. Los del 4'-' Batallón, que competían en va-
bertad y los intereses que representaba, ejer- lor y en arrojo con los ópatas de Pesqueira,
cían Jas autoridades mexicanas, lamentos que eran leones en las peleas según lo habían acre-
hacía llegar al Ministro francés. ditado; así es que los franceses tenían que ha-
Entretanto, la expedición aventurera siguió bérselas con soldados fogueados, de esos á
su marcha con dirección á la Arizona, despre- quienes no se les disputa el laurel de la victo-
ciando, las órdenes de la autoridad, y de regre- ria sino á costa de mucha sangre. El 14 de
so hizose fuerte en el Saric, á unos 45 kilóme- Octubre, á poco de haber entrado en Hermo-
tros del codiciado mineral "Planchas de Pla- sillo la fuerza mexicana y de tomar las posi-
**> ' contando ya con 5 piezas de artillería y ciones convenientes, presentáronse los france-
con. una fuerza de 250 hombres, á causa de ha- ses en tres columnas, empeñándose desde lue-
,"írsele reunido los franceses que con Mr. de go el combate.
"audray habían estableoídose en Cocóspera, Los que defendían su territorio y los que
4f)2 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

trataban de apoderarse de él, peleaban valero- ! tar todos de sus buenas intenciones, manifes-
sámente, aquéllos con el ardor del entusiasmo tando que se les había engañado al asegurar-
patrio, y éstos con el convencimiento del que les que. habían de conquistar por la fuerza ue
tiene quo vencer ó morir: pero fatigados los las armas, el derecho para trabajar las minas.
primeros ¡i causa, de sus marchas forzadas por A pesar de todo, el (ieneral Don Mig" e l
ásperos terrenos, por vericuetos y barrancas, Blanco desbarató la primera intentona del fa-
y faltos de alimento no pudieron, al tin, resis- moso aventmero.
tir el empuje de los segundos que se libraron
al combate bien alimentados y después de ha- *
ber tenido sobrado descanso en su campamen-
to. Flanqueada en la, alameda de Hermosillo En Mayo de INÓ:! el Conde Raousset es-
la parte principal de la fuerza mexicana, por , cribió al Ministro de Francia en México, dí-
la, ausencia de la Caballería, su dispersión fué ! cióndole ouo en verdad había concebido el pro-
inmediata, y los franceses quo en la refriega i yecto de invadir á Sonora, para vengarse, ut '
habían perdido á Oarnier, el segundo del (.'on- Cobierno de Don Mariano Arista que lo había
de Raousset, sólo tuvieron que combatir al engañado negándole á la gente que á sus in-
Subteniente Don Francisco Borunda, que con mediatas órdenes debía proteger la explota-
:{0 hombres se había hecho fuerte en una ca- ción de minerales en Sonora, el auxilio que se
sucha de la población, y á quien sólo pudie- le había ofrecido; pero que, en vista del cam-
ron aprehender después dis haber agotado sus bio político efectuado en el país y de ser el
soldados las municiones y disparado él, el úl- (ieneral Santa Anua el nuevo gobernante,de-
timo tiro de su pistola, hiriendo en el cuello sistía de su idea y ofrecía su espada y sus ser-
á un francés, por lo que éste quiso, más tardis, vicios al (iobierno.
darle muerte, que impidió el Conde diciendo En virtud de estos propósitos Raousset vi-
á su compañero: "No tenéis derecho para ha- no á México y se presentó al Presidente bati-
cer lo que intentáis, pues fué un valiente que ta Anua el mes de Julio, dando principio á sus
os hirió en buena, lid." conferencias, cuyo objeto era la colonización
Después lie la refriega, los franceses pro- y la explotación dis minas en Sonora.
siguieron su camino con dirección á Cuayinas, I'm el tiempo que permaneció/ el Conde en
no sin ser molestados por la Caballería que al México, pretendiendo arreglar sus asuntos, ha-
mando del Capitán Felipe Chacón les picaba bí' de conocerlo en la, casa de un pariente mío,
la, retaguardia en el llano llamado de las Avis- en la que pusiéronme á su disposición para
pas, en tanto que el (¡enei'al Blanco, con toda que le ayudase en la formación de la Carta de
su fuerza reunida y con su Artillería se apres- Sonora, que él construía mediante los innu-
ti') á un nuevo cómbale: pero Raousset, en vis- merables apuntes que conservaba eu su carte-
ta del imponente aparato militar de las fuer- ra y que yo dibujaba con harta desconfianza
zas mexicanas, enarboló el pabellón blanco en de mi aptitud, pues como he manifestado ya.
las alturas de la, Hacienda, del Tigre en la.quo apenas hacía entonces mis primeros ensayos.
se. había encerrado, y al fin capituló en San Esta, circunstancia que tes indico, carísimo
José de (íuayinas el día I de Noviembre, sien- lector, me ofrece la oportunidad di; darte á co-
do el resultado île la capitulación la protesta nocer á un personaje cuya ambición desmedi-
hecha por los franceses, en presencia de un da nulificaba sus buenas cualidades.
Santo Cristo y con la mano puesta en los san- La fisonomía del Conde era muy expresiva
tos evangelios, de reconocer las leyes y auto- y en extremo simpática, cuando en ella no se
ridades del país, estar prontos á disolver su reflejaba la cólera ó alguna contrariedad. Su
fuerza y á entregar las armas cuya adquisi- rostro oval, sus facciones regulares, su tez blan-
ción no fuese por compra legal y en cambio el ca y limpia que dejaba transparentar las azu-
(jouerai Blanco garantizaba, sus vidas y segu- ladas venas, su dorada cabellera terminada en
ridad personal. rizos y su sedosa y poblada barba, igualmente
Raousset, con todos los suyos, se embarcó rubia, ofrecían todos los caracteres del hernio-
para San Francisco California, no sin protes- so tipo caucáseo. Su despejada frente y su vi-
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 4(J3

v | tados fronterizos; y en tanto q u e ésto lo en-


a mirada revelaban u n a inteligencia nada co-
mún y u n carácter fogoso q u e lo disponía á lle- I trotenía con promesas, el Conde instaba por
1
var á ejecución inmediata las ideas que con- u n a resolución definitiva, engañándose nm-
cebía, y como i^ra un poco sordo, llevábase con ! filamente, "a.sí es que, cuando uno solicitaba
frecuencia la mano al oído para escuchar mejor. ! seriamente lo (pie sabía no le habían de con-
S I ceder, (il otro m a n t e n í a unas esperanzas q u e
' i actividad era asombrosa para llevar a c a b o
s ¡ no tenía ánimo de realizar," si he de valerme
« s planes relativos fí Sonora, planes cuya ver-
dadera significación sólo residía en su mente, di! las expresiones de Don Anselmo de la Por-
y si oran aviesos sabía ocultarlos con habilidad. ¡ tilla (in su " H i s t o r i a de la Revolución de Mé-
Presentándolos con la, seductora idea, de la co- ! xico contra la dictadura, del General S a n t a
lonización extranjera. Si obró en un principio J Anna."
con recta intención y después hostilmente á J Hieiéronsc públicas entonces a l g u n a s de
«ansa de las vacilaciones del Gobierno, no es ¡ las pláticas del Presidente y del Conde, pu-
l'ácil decirlo, si tan sólo se atiende á las protes- ! (liándose a t r i b u i r las vacilaciones del dictador
i
tas que formuló y constan en su proceso.
; á lo que paso á exponer.
A n i m á b a m e el (.'onde, al notar mi descon-
| Prendado (il Conde de la apostura y valon-
fianza, á proseguir el dibujo de la carta, califi-
: tía de los indios son ore usos, p a r t i c u l a r m e n t e
cando con h a r t a benevolencia mis trabajos y.
s de los ópatas y los yuquis, aseguraba á S a n t a
»bre todo, (il relativoá las montañas, sin preo-
i Auna,, salva, sea la exageración, míe con diez
cuparle para nada los errores quo solían apa-
| mil dii ellos bien armados y dirigidos, conquis-
recer en aquélla, no por culpa, mía, dicho sea
ft| taría (il m u n d o . Peligroso era, por tanto, en-
i mi abono, sino á causa de su carácter vio-
t regar tales elementos a u n hombre del temple
lento.
y aspiraciones do Raousset.
H u b o voz, ¡pie por falta do claridad en al-
Si la mirada, del Conde (ira. perspicaz, la de
g»iio de los trazos del Conde, dibujase yo, en
Santa Anna, (ira, según se decía,, de águila,, y
'"gar de una montaña, una laguna y, entonces,
é : como los ojos son el reflejo de los sentimientos
l> sin vacilar tomaba una hermosa navaja de
del alma, ambos se conocieron á fondo y son-
afeitar de mi ¡mriente, y con olla raspaba (il pa-
dearon sus intenciones.
Pel á todo su sabor sin miramiento alguno, has-
Mostraba cierto día, (il P r e s i d e n t e á Kaous-
ta hacer desaparecer el detalle errado y devol-
i set, no una pepita, sino un trozo de oro virgen
ver á aquél su tersura á fin do quo yo hiciese :
procedente de los placeres sonorenses, y uní-
aparecer la m o n t a ñ a en lugar do la laguna.
bos se pusieron á examinar, (il Conde la pepi-
Tal fué el origen de aquella primera, carta
( (i i ta, y (il dictador la fisonomía de aquél.
' Sonora, debida á la vigorosa imaginación de
u i No sé (pié rasgos observó S a n t a A n n a en
n hombre de m u n d o y a l a no menos lozana de
llr ! (illa, pero el caso fué que los proyectos de co-
> joven, carta q u e existe en la Secretaría do
lonización militar vinieron abajo, q u e d a n d o en
^omento.
j pie tan sólo (il ofrecimiento hecho al Conde
A su calidad de francés bien educado, reu- 1
del grado de Coronel en (il Ejército mexicano.
nía ol Conde u n a exquisita amabilidad que en-
Tal proposición debió de irritar al aventu-
traba en lucha con la violencia do su carácter
re ro que tan grandes empresas meditaba, y
cuando se le contrariaba, revelando los opuestos
así fué (pie, á poco, desapareció de la Capital
sentimientos q u e agitaban su ánimo (il ceño
c tomando el camino do Acapulco con dirección
° n t r a í d o y su excitación nerviosa, más como
| A San Francisco de California que (ira el cen-
Poseía u n a gran fuerza de voluntad, acababa
tro de sus maquinaciones.
siempre \x>r dominarse. Todas estas cualida-
Algún tiempo después el General Yáñez,
des contribuían á hacer simpática la persona-
Gobernador do Sinaloa, descubrió, por una co-
lidad del aventurero, cuyas miras tiran dema-
rrespondencia (pío Kaousset. sostenía con algu-
siado peligrosas.
nas personas, las aviesas miras di; ésto, cuales
írsas fueron sus conferencias h a b i d a s
oran las de alzarse con una p a r t e del territo-
°-on ol P r e s i d e n t e S a n t a - A n u a , relativas al es-
rio nacional y vincular en ella su soberanía,
tablecimiento de colonias militares, en los Es-
corroborando el hecho las noticias q u e acerca
4(54 EL LIERO DE MIS RECUERDOS.

del aventurero ministraban los agentes de Mé- leguas de la costa, y que en ninguno de éstos
xico en el exterior y muy particularmente las pudiesen permanecer más de ñ() hombres.
del Cónsul mexicano en San Francisco de Ca- Secundando los esfuerzos del Gobierno pa-
lifornia, las que se referían al reclutamiento ra destruir las maquinaciones de Raousset. el
de aventureros para invadir á Sonora. Las pri- Ministro francés, Mr. Alfonso Daño, hizo
meras providencias dictadas por el Gobierno cuanto pudo, siendo aprobada su conducta por
de México, consistieron en reforzar con tropas el Gobierno de Napoleón, quien igualmente
nuestra, frontera y en ofrecer á los aventureros, condenaba los actos de los aventureros, tanto
que por su miseria entraban en empresas te- que (il Secretario de Estado Mr. Dronyn de
merarias, empleos en (il Ejército, y paia con- Lhuys, comunicó las órdenes para que el Mi-
trariar los planes de Raousset, prevínose al nistro de Marina despachara un vapor de gue-
Cónsul de San Francisco el envío de dichos rra para protestar con su presencia en las
aventureros á los puertos de Guayinas, Maza- aguas del Golfo de California, contra la pira-
tlán y San lilas, en partidas parciales que no tería de Raousset, é hizo además, la manifes-
excediesen de 00 hombres, á la vez que se or- tación siguiente: "La Francia, no reconoce al
denaba á los comandantes de los departamen- que sin ordeños de su Gobierno y sin declara-
tos de Occidente la inmediata internación de ción de guerra, toma las armas que (illa no le
aquéllos para (pie fuesen distribuidos en los da, para perturbar un país con quien ella esta
diversos cuerpos del Ejército. en paz y amistad: el francés que esto hace de-
Tales medidas debieron haber desbaratado ja de ser francés."
los planes de Raousset,. pero la imprudencia y Los 400 hombres enviados por el Cónsul
traslimitaoión de facultades del Cónsul de San Valle, en California, franceses en su mayor
Francisco, contrariaron los propósitos del Go- parte, pocos alemanes, irlandeses y chilenos,
bierno y favorecieron aquéllos, comprometien- desembarcaron en (juaymas y allí permane-
do los más sagrados intereses do la República. cieron, á pesar-de las reiteradas órdenes q l i e
El expresado Cónsul plantó en San Francisco el Gobierno había librado previamente para
la bandera de enganche general: tomó á eredi- ¡ que fuesen reembarcados, con excepción dolos
to caudales con el enorme interés de un oO por '• que manifestasen deseos de prestar sus servi-
ciento: suscitó cuestiones enojosas y compro- | cios en el Ejército. Ofreciendo dificultades el
metedoras; promovió el arresto del Vicecónsul • cumplimiento deesas órdenes, por la actitud
francés, y lo peor de todo fué el envío, deso- j de los franceses, (pie exigían (il cumplimiento
bedeoiondo órdenes terminantes, do 400 secua- j de los ofrecimientos que les había hecho el
ees del Conde, ¡í Guayinas, (il único puerto del '. Cónsul Valle, el General Yáñez. Comandante
Departamento codiciado. Prevenido á tiempo ¡ de Sonora, se resolvió á organizarlos bajo el
el Gobierno de la República de la impruden- j mando de oficiales por ellos elegidos, dándo-
cia del engañado Agente diplomático, libró el j les armas, uniformándolos y asignándoles su
1!* de Abril de ÜSÒ4 sus órdenes á los Coman- I pré, todo lo que, á ni i entender, fué impruden-
lie
dantos generales de Sonora, Sinaloa, Jalisco y \ te, pero no tanto que diera motivo para q
Colima, reiterándoles las prevenciones ante- ¡ más tarde, el Gobierno de México desconocie-
riores, y poco tiempo después dirigió id Gene- • ra los buenos servicios prestados á la Repú-
ral Yáñez una nota, en la que manifestándose blica por el benemérito General Yáñez.
la desaprobación de los actos del Cónsul, des- En Jos últimos días de Junio apareció en
tituido ya. y sujeto á juicio, se incluían las las aguas del puerto de Guayinas (4 paile-
órdenes relativas al desarme de aquellos fili- bot Belle, trayendo á bordo al famoso Conde
busteros y á su disolución, precediéndose A Raousset, quien conducía 200 rifles para l° s
reembarcar para San Francisco á los que así aventureros, y desembarcó el !'•' de, Julio, ani-
lo quisieren, y para San Blas A los tpie mani- mando con su presencia á sus compañeros, q l i e
festasen deseos de servir en (il Ejército mexi- no tuvieron ya reparo en manifestar sus planes
cano, prometiéndose A otros su internación en hostiles. Diversas conferencias habidas entre
el país, á condición de (pío los lugares elegi- Yáñez y Raousset sólo sirvieron para poneré»
dos para su residencia estuviesen retirados 50 claro la moderación de aquél al tratar de disua -
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 465
dir á los franceses de su loca y temeraria em- los presos, á tiempo que el General Ramírez
presa, y la altanería del segundo al imponer Arellano daba auxilio al fortín del Muelle, de-
condiciones que respiraban sólo odio y ven- fendido por el Subteniente José María Prie-
ganza contra el Gobierno del General Santa- to, impidiendo el asalto. Destruido por com-
Anna. La audacia de aquellos aventureros lle- pleto el plan del Conde, trocáronse los pape-
gó al grado de exigir al Comandante de So- les, tomando la ofensiva los mexicanos y la de-
nora, el día 13 de Julio, como rehenes para fensiva los piratas; Raousset se encastilló en
s
u segurid¿id, armas, municiones y artillería; la casa de Don Miguel Díaz, y la mayor parte
Pero el General Yañez, que sabía ya á qué de los perseguidos se encerraron en el Hotel
atenerse, propuso á aquéllos un corto plazo Sonora, pero ni aquél ni éstos pudieron soste-
Para contestar, con el intento de disponerse nerse por mucho tiempo. Asaltada la casa de
convenientemente á la pelea, la que no se Díaz, Raousset hubo de abandonarla y per-
hizo esperar mucho tiempo. A las dos y me- seguido por la sección que mandaba el Sub-
dia de la tarde, los franceses organizados en teniente Miguel Gutiérrez, eficazmente ayu-
cuatro secciones emprendieron el ataque con- dado por el valeroso español Don Jorge Mar-
tra las posiciones de los mexicanos, obedecien- tínón, preceptor de la escuela pública de Guay-
do las instrucciones que previamente les ha- mas, fué hecho prisionero, á la espalda del
bía dado Raousset, tales eran: obrar sin escu- Cuartel, presentando su espada ensangrenta-
char parlamentarios, avanzar los tiradores pro- da, en tanto que en el hotel todos los que que-
tegiendo la marcha de la columna, y tirar de daron vivos se rindieron á discreción. Al ca-
Preferencia á los artilleros; asaltar el fortín bo de tres horas de un rudo combate las ale-
del muelle y convergir todas las columnas que gres dianas y los entusiastas ¡vivas! á la Re-
Por distintos rumbos habían de partir, al cuar- pública, anunciaron el completo triunfo de las
tel general, y tomar á la bayoneta la artillería .armas mexicanas. 48 muertos del enemigo, 78
heridos, 76 prisioneros y 159 rendidos á discre-
Para volverla inmediatamente contra los me-
ción, fueron el resultado de aquella gloriosa
xicanos.
campaña, cuya fecha, 13 de Julio de 1854,
Como cuerpos de aventureros que ninguna
quedó indeleblemente marcada en los fastos
nacionalidad representaban, diversas eran las
de nuestra historia.
banderas que los guiaba al combate: unas eran
"egras con cruz blanca ó de tableros negros El Cónsul francés, en cuya casa algunos
y blancos, y otras negras con cruz amarilla de los enemigos se refugiaron, pidió gracia
ó blancas con el centro azul, tales eran los para ellos al General Yáñez, en nombre de
Pendones protectores de los que pretendían S. M. Napoleón I I I , en virtud de haber sido
desgarrar el glorioso pabellón de Iguala. engañados por el Conde, y el defensor de
Conformándose con las instrucciones so- Guaymas ofreció el perdón á nombre del Pre-
bredichas, desprendiéronse de su cuartel los sidente Santa-Anna. Este fué otro motivo que
franceses, y tomando las columnas distintos la envidia supo explotar para empeorar la cau-
rumbos cayeron con ímpetu sobre el baluarte sa del ameritado General Yáñez.
de los mexicanos; sus tiradores pusieron fue- La fuerza mexicana ascendía á 1554 hom-
ra de combate á nuestros artilleros con su Ca- bres así distribuidos:
pitán Don Mariano Alvarez, pero los cañones Estado Mayor 13
Q
o volvieron sus bocas contra los defensores Artillería 22
del territorio, sino que, servidos nuevamente 3er. Batallón 99
P°r artilleros improvisados, siguieron vomitan- Piquete San Blas 3
do la metralla contra los audaces enemigos, Irlandeses y cldlenos que vinieron con
kstos atacaban con brío, mas sus fuerzas se los de Raousset 28
estrellaron ante la heroica resistencia de nues- Batallón urbano de Guaymas 120
tra escasa fuerza. Mientras el Capitán Espino 2'-' Batallón de Guadalajara 69
deshacía la fuerza que obraba en la calle del
Cuartel, el Subteniente Palomares cubría la 354
cárcel y peleaba vale rosamente ayudado por El Conde Raousset nombró su defensor,
59
4f)íi EL LIBRO DE MIS RECUERDOS

que no fué otro que aquel Subteniente Bo- ciones testamentarias, escribió cartas muy sen-
rundaque también combatió en la primera in- tidas á los de su familia y recibió los últim° s
tentona, y agradecido aquél por sus buenos ofi- auxilios espirituales que le impartió el párro-
cios dejóle su anillo y sus pistolas. co de Guaymas, Don Vicente Oviedo.
Substanciada la causa. Raousset fué fusi- Una extendida loma que desde el mar se
lado en la plazuela del Muelle á las seis de la observa circundada de peñascos, señala el ce-
mañana del día 12 de Agosto de 1854. Murió menterio en que duerme el eterno sueño aquel
con valor y, corno Maximiliano, sólo pidió hombre cuya desmedida ambición lo apartó de
que no se le tirase á la cara. Hizo sus disposi- la senda de la verdadera gloria.

"VIII
PRONUNCIAMIENTOS DE ANTAÑO.

-->@«—

I á la República! Que siga el artificio enfrenan-


|NC()MPLETA quedaría la colección de do la dura boca de esos corceles y encaminan-
~*p mis cuadros de, costumbres, lector amigo, do á la sociedad por el sendero de la morali-
si no te bosquejara el que se refiere á los dad, que es lo que constituye el hermoso com-
famosos pronunciamientos que incesantemen- plemento de la pacificación del país.
te alteraban la tranquilidad pública y daban pá-
bulo al descrédito de nuestra patria en el ex-
terior. La historia de México independiente
# *
en los años á que me refiero, forma un nota-
ble contraste con la del Gobierno coloidal, Un repique lejano y un cañonazo eran e
aquélla por lo quisquillosa y alborotada y ésta fatídico anuncio de una sublevación en la Ciu
por lo monótona y tranquila. dadela, y lo que se dice de México debe a p "
Dannie idea los partidos políticos de fogo- carse á Guadalajara, Puebla, San Luis Poto
sos corceles con tendencia á desbocarse, por lo sí y demás lugares del país en que se inicia
que, en la actualidad, el gran mérito del Ge- ban los movimientos revolucionarios. La Ca-
neral Díaz, dicho sea en verdad, consiste en pital desde ese momento entraba en grande
haberlos contenido sin reventar las riendas conmoción. Las puertas se cerraban con grao
que los sujeta, á cuyo fin ha debido necesitar estrépito, las gentes corrían por las calles, al-
de más maña que de fuerza. ¡Bendita sea esa gunos corrillos que en las esquinas se form»-
maña que ha proporcionado una era de paz
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 467

ban para preguntarse los individuos unos á las contestaciones entre los jefes de la revolu-
otros lo que acontecía, prontamente se dicipa- ción y el Presidente pot ella desconocido. Da-
ban, y afligidas las madres de familia en las ba origen á esas contestaciones, casi siempre,
casas por la suerte de sus hijos, ordenaban á la risible pretención de los pronunciados para
sus criados que fuesen por ellos, sin pérdida que el Presidente depusiese toda actitud de
de tiempo, á las escuelas y amigas. Los coches defensa, haciéndole responsable de la sangre
abandonaban sus sitios y se dirigían con apre- que se virtiera y de los males que al país cau-
s a m i e n t o á las carrocerías. De vez en cuan- sase su obstinación. El plan proclamado por
do se dejaban oír los toques de clarín que con- aquéllos siempre era salvador, regenerador
vocaban á los soldados á sus cuarteles; coroná- ó libertador, así como la autoridad que se que-
banse de fuerza armada las alturas de Palacio ría derrocar era, en todos los casos, arbitraria,
y de éste salían á relucir á la plaza las piezas ilegal y despótica. Tanto como enaltecían los
de artillería. Poco á poco iba desapareciendo pronunciados su patriotismo, su desinterés'y
de Jas calles y plazas la gente, hasta quedar el amor á sus conciudadanos, deprimíanse los
solitarias, tristemente alumbradas yor el sol actos del Gobierno acusándole de verdaderas

INTERIOR DEL PALACIO EN TIEMPO DE REVOLUCIÓN.

que con sus pálidos rayos parecía, en tales mo- faltas é imputándole otras. Nunca en tales
mentos, condolerse de nuestro infortunio. So- planes como en las proclamas dejábase de con-
lamente en los balcones y en los zaguanes, á signar que el alzamiento era la expresión de la
^edio cerrar, se veían agrupados los curiosos, voluntad soberana de la nación, y su único
dispuestos á desaparecer al menor indicio de objeto la defensa de los sacrosantos derechos
u
« peligro. A poco, algunos soldados y los co- de la Patria ó de los verdaderos intereses del
gidos de leva, á las órdenes de oficiales, afaná- pueblo.
banse en levantar trincheras y barricadas en Como se ha manifestado, los preludios de
ias bocacalles de las cercanías de Palacio y, por las escenas á que daban lugar los pronuncia-
P° r último, el silencio de la ciudad sólo era in- mientos, consistían en agrias contestaciones
terrumpido por el galope de un caballo que entre el Gobierno y el jefe de los pronuncia-
Contaba algún dragón que iba de acá para dos, sin apearse aquél y éstos los tratamientos
al
'a, comunicando órdenes. de Excelencias, tratamientos que resaltaban en
Las fuerzas pronunciadas y las defensoras medio de los denuestos; en levantar los con-
de
l Gobierno permanecían en la inacción sin tendientes trincheras ; en coger de leva á los
abandonar sus preparativos, mientras duraban hombres y en apoderarse de los principales
4fi8 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

edificios y templos, colocando en las ventanas la población, presa de la mayor ansiedad, so-
de los campanarios y en los pretiles de las azo- lamente oía el continuado estampido del cañón,
teas sacos rellenos de arena, no quedando más y el nutrido fuego de la fusilería, los repiques
intersticios entre ellos que los necesarios para de determinados templos anunciábanle el tér-
dar paso á los cañones de los fusiles y, por mino, por entonces, de la lucha, y quiénes po-
último, en declarar el Gobierno la ciudad en dían ser los victoriosos. Las calles, en las que
estado de sitio y en lanzar todos proclamas y había sido la refriega, presentaban algunos de
manifiestos. sus edificios destrozados por las granadas y ba-
Si los pronunciados se apoderaban de los las razas, y regados sus pavimentos de cadá-
templos situados en la parte occidental de la veres de los que habían sido ametrallados por
ciudad, los del Gobierno tomaban posesión de la artillería ó alanceados por las terribles ca-
los que se hallaban en la parte opuesta, y al ballerías de Torrejón.
romperse el parlamento, ya que ninguno de los Para dar tregua á las inicuas escenas como
contendientes cejaba en sus pretensiones, rom- la que acaba de indicarse, representábanse, á
píase el fuego entre dos ó más torres contra- veces, otras verdaderamente cómicas. Intem-
puestas, continuando por algunas horas hasta pestivamente un repique á vuelo era el anun-
que el clarín ordenaba la suspensión de armas, cio de otro acontecimiento que ponía á la ciu-
momentos que eran aprovechados por los ve- dad en conmoción, y del cual no era advertida
cinos para acudir con presteza á proveerse de sino hasta los momentos en que las gentes po-
los artículos de primera necesidad en los para- dían salir de las casas para hacer sus compras.
jes en que podían encontrarlos. En los barrios
particularmente, eran las mujeres las que con
tal objeto salían á la calle, pues los hombres
no asomaban las narices por el temor de ser
cogidos de leva. Como era natural, en esos acia-
gos días tan escaso andaba el dinero, como li-
mitados y caros los víveres; así es que la po-
blación vivía en continuas aflicciones, miserias
y sobresaltos.
A poco el fuego de fusilería y uno que otro
cañonazo disparado por el rumbo de la Ciuda-
dela y contestado por la artillería del Gobier- HI
no, obligaba á los que por necesidad andaban LANCERO.
en las calles, á refugiarse prontamente en sus
casas, si no querían encontrar fuera de ellas El repique aquél no lo había determinado un
una muerte segura, como á muchos aconteció, triunfo parcial de las fuerzas gobiernistas con-
sin que á sus deudos Jes fuera posible salir á tra las pronunciadas ó viceversa, sino la entra-
levantar los cadáveres ó acudir al socorro de da á la Capital de un refuerzo que al Supre-
los heridos. mo Gobierno enviaba tal ó cual Estado ó De-
Si risible era esa guerra de torre á torre, partamento, consistente en cuarenta dragones
haciendo abstracción de las desgracias que empolvados que con sus cuarenta encanijados
causaba, honda pena infundía en todos los caballos habían tomado alojamiento en el me-
ánimos la sangrienta lucha sostenida por los són de Tezontlale.
contendientes en los momentos en que unos Los sucesivos pronunciamientos produje-
trataban de ganar á los otros, por asalto, edifi- ron otras tantas revoluciones, sostenidas, antes
cios ó barricadas. Entonces veíanse por las ca- de la proclamación del plan de Ayutla, por in-
lles avanzar los soldados en tiradores ó en co- tereses individuales más que políticos, y de tal
lumna cerrada, á las órdenes de sus oficiales, manera recrudecieron los odios de partido qu e
demostrando unos y otros mucha serenidad y poco faltó para que en México se reproduje-
un valor admirable y digno de una noble cau- ran las horribles escenas con que escandaliza:
sa. Después de algún tiempo durante el cual ron al mundo otras naciones. Principio fué ¿ e
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 469
e ban punto de reposo," de la misma manera en
sas escenas los fusilamientos en los caminos
de prisioneros, sin formación de causa, y á pre- nuestro país, dábale Urrea áBustamante, Bus-
testo de pretender aquellos escaparse, ultrajan- tamante á Santa-Anna, Santa-Anna, á él, Pa-
do de tal manera á la justicia, no solamente redes á Santa-Anna y éste á todos, menudean-
P°r el hecho sino por el nombre de ley fuga do los golpes sin tregua ni descanso.
con que se distinguió el inicuo procedimiento. Santa-Anna, de carácter vivo, de talento
La revolución casi siempre triunfaba, y co- natural, que conocía más (pie nadie á sus pai-
mo consecuencia del triunfo establecíase un sanos, y era travieso por temperamento, zafa-
nuevo Gobierno, central ó federal, conforme al ba A tiempo el cuerpo y dejaba que á otro le
plan proclamado; á poco un nuevo pronuncia- tronase la bomba en la mano y se retiraba muy
miento convertía en arbitrarios, ilegales y oportunamente á su hacienda Manga de Cla-
despóticos A los mismos que poco antes habían vo, .') se expatriaba voluntariamente, antes de
Sido los salvadores, regeneradores ó liberta- que otros descretasen su ostracismo, de lo que
dores, y nuevos patriotas desinteresados y resultaba que cansados pronto los mexicanos

PALACIO NACIONAL DESPUÉS DE LAS JORNADAS DEL 15 AL 27 DE JULIO DE 1840.


REVOLUCIÓN CONTRA BUSTAMANTE.

a de su nuevo gobierno, apelaban otra vez áSan-


mantes de sus conciudadanos echaban por tie-
rr ta-Anna, lo llamaban y recibían en la Capital
a al nuevo Gobierno, en virtud de aquella
misma voluntad soberana de la nación, la que, bajo arcos de triunfo. Cierto es que hubo vez
a que le saliera fallido su intento, como aquella
decir verdad, no deseaba otra cosa sino que
la en que, al emprender su fuga, fué aprehendi-
dejasen en paz.
Tal do en las inmediaciones de Xico, mas tal inci-
era el sistema de pronunciamientos per- dente constituía una excepción de la regla.
fectamente establecido, para la repetición has- Dieron pábulo á las marcadas tendencias
ta el fastidio de las mismas escenas, con ma- de Santa-Anna al gobierno dictatorio, los di-
yor ó menor efusión de sangre, y más ó menos ferentes partidos que se disputaban el poder
Persistentes; y así como en el inimitable Qui- creyéndolo su salvador. Si aquéllos reincidían
jote (perdone el insigne Cervantes la osadía) en su error, él reincidía en sus inconsecuen-
se lee: "daba el arriero á Sancho, Sancho á la cias, pues aceptaba y juraba, como Fernando
^oza, la moza á él, el ventero á la moza, y to- VII los principios que repudiaba para que-
dos menudeaban con tanta priesa, que no se da-
470 EL LIERO DE MIS RECUERDOS.

brantarlos después, sacrificándolo todo en aras mento, dejaba satisfechos, para volver á poco
del poder absoluto. á las andadas. El aspecto que adquiría la ciu-
Otras vocea los beligerantes dejaban en re- dad y el ánimo de sus moradores eran diversos,
lativa tranquilidad á la Capital, cuando las pero las emociones las mismas.

ESQUINA DE LOS PORTALES Y DIPUTACIÓN DESRUES DE LAS JORNADAS DEL 15 AL 27 DE JULIO DE 1840.

fuerzas del gobierno andaban por esos mundos i De vez en cuando un intempestivo repiqi»3
de Dios, ¡i caza de las pronunciadas, para, di- I en la Caledivd anunciaba una buena nueva pa-
rimir sus contiendas en los campos de batalla, | ra el Gobierno pero en caso contrario las eam-

COMBATE EN LA CALLE DEL REFUGIO.

ó para amasar un pastel en cualquier lugarejo panas permanecían mudas, y los que á muer-
en que se tenía ya preparado el amasijo, prác- to tocaban eran los corazones de los adictos,
tica muy frecuente que á todos, por el mo- aunque muchas veces acontecía que éstos ce-
ASUNTOS HISTÓRICOS Y UESCRIPTIVOS. 471

lebrasen, como triunfos sus derrotas. En todo En la guerra hay mil azares;
caso los pacientes vecinos de la gran ciudad Y, además, la exactitud
sorprendidos, unas veces por los consabidos No siempre fué la virtud
repiques y estallidos del cañón y, otras, por los De los partes militares.
gritos de los vendedores de noticias extraordi- Muchos planes y cautelas,
narias, abandonaban en gran número sus ca- Y alardes y movimientos,
sas y formando oleajes en las calles, su diri- Y zanjas y campamentos,
gían precipitadamente á la plaza de la Consti- Y curvas y paralelas.
tución, d i o s preguntaban dónde y cómo fué Mucho de causar zozobras
la acción y otros respondían dando tantos por- A las fuerzas enemigas;
menores como si en aquélla se hubiesen en- De encarecer las fatigas,
contrado; quienes se abrazaban, manifestando De describir las maniobras,
á gritos su alegría; quienes al estrecharse las Mucha recomendación ;
manos se mostraban pesarosos y exponían en Mucho de Roma y Numancia;
voz baja sus dudas, acerca de la exactitud de Y, ¿qué nos dice en sustancia
'as noticias, transformando en favorables las El jefe de división V
adversas mediante un razonamiento inspira- Que anduvimos cuatro leguas;
do por la pasión. El gentío se remolinaba en Que el faccioso echó á correr
'a plaza, mientras que los balcones de las ca- Dejando en nuestro poder
sas se hallaban enchidos más de curiosas (pie Ibia mochila y dos yeguas;
de curiosos, pues éstos habíanse lanzado alas Que allí hubieran muerto muchos
calles, en tanto que en el balconaje del pala- De la gavilla perjura
cio asomaban los escuálidos semblantes de los A no ser la noche oscura
empleados, sujetos á rigurosa dieta por causa Y á no faltar los cartuchos;
de las circunstancias. Que el cabecilla vasallo
Por las plazas y calles de la ciudad, corrían Huyó á tiempo de la (pierna,
l°s pilludos, cotí sus hojas noticieras en la Y se salvó . . . por la extrema
mano, gritando según los tiempos y la, política Ligereza del caballo;
dominante: la, derrota del faisioso l'iicblita Que por falta de refuerzo
0
la derrota del Macabeo M ¡ramón. Deja el campo de batalla
No había casa de la cual no fuesen aqué- Y va á esperar la vitualla
llos llamados para imponerse con avidez sus A Villa Franca del Vierzo;
moradores, de todos los detalles (pit; del nuevo Que envíen francas de portes
acontecimiento propalaban las noticias, unas Diez Cruces de San Fernando:
v
eces ciertas y otras falsas, descubriéndose por Y concluye suplicando
los mismos conceptos de los partes oficiales Al Ministro y á las Cortes
1^8 imposturas, entro las que resaltaba la, que Que sin exigir recibo
Se refería al prodigioso número de bajas cau- Le traigan los maragatos
sadas al enemigo, en tanto que en las fihis de Seis mil pares de zapatos
los soldados fieles contábanse solamente un Y un millón en efectivo.''
muerto y dos contusos. Esos partes traíanme
"• la memoria la graciosa crítica que sobre la Con excepción de los nombres propios y
materia expuso el ínclito Bretón de los FTorrc- de lugares así como de la graciosa descripción
r
°s, en su famosa comedia: Muérete ¡y ve- y su elegante forma, los conceptos de los par-
r s
& - . . . ! crítica (pie parece hecha de exprofeso tes oficiales de nuestras pasadas revoluciones
Para México. eran idénticos á los expresados en la composi-
ción del inimitable Bretón.
"Es muy vaga la, noticia. En todas las azonadas se repicaba porque,
Es atrasada la fecha. unos entraban; se repicaba porque otros sa-
Si fué la facción desliedla, lían, se tocaban dianas por la captura de un
¿Qué se hizo nuestra milicia? armón, y el novelero populacho recorría en tu-
472 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

multo las calles de la ciudad, unas veces al gri- ese poder, no arraigaron en el país. En Méxi-
to de ''Viva la liclijjión" y otras, a l d e " T 7 m co no ha habido un Fonquiar-Tinville, ni n n
la Libertad;" rompía faroles y vidrieras, sin Robespierre, ni un Conde de España, hom-
saber por qué ni contra quién iba dirigida bres de encallecido corazón, en el que no ha-
su zana; furores políticos Difundidos por sus cía mella la vida humana y la infelicidad de
malévolos instintos y estimulados por algunos las familias.
Los delitos extraordinarios
<pie en nuestro país se han regis-
trado, fueron debidos á exalta-
ción del momento y á especiales
circunstancias, y no á un siste-
ma inhumanamente concebido
y fríamente llevado á cabo. Si
nuestras revoluciones escandali-
zaron á esas naciones que han
llevado sus actos delictuosos á
un repugnante refinamiento, fué
porque hipócritamente aparta-
ron los ojos de sus tejados de vi-
drio.
Dispénsame, lector amigo,
este desahogo, que ya prosegui-
ré refiriéndote mis impresiones,
REVOLUCIÓN DE LOS POLKOS.-CALLE DEL REFUGIO.
procurando reanudar, lo mejor
que pueda, el hilo que cortó la
corifeos. Tan pronto los animaba el entusias- digresión, causada por uno de esos arranques
mo como el furor, sin distinción de causa, y que no pueden contenerse, cuando estalla la
tan dispuesto estaba cuando dominaba en él indignación.
su primer sentimiento, á pegarse en sustitu- Tratábamos de la participación que toma-
ción de los caballos, á la carroza de un Presi- ba en nuestras revueltas políticas, el popula-
dente como arrastrar, por el suelo, cuando do- cho y tiempo es ya de que te diga lo que él
minaba el segundo, la estatua de su ídolo de mismo tenía por ellas que sufrir.
ayer. Tal es el populacho, y así creo que ha Las tantas veces citadas revoluciones pu-
sido y es el de todas partes, salvas dos nota- sieron en práctica el vicioso reclutamiento, co-
bles diferencias, una en pro de aquél, como la nocido con-el nombre de leva. No solamente
de no ser tan brutal como el de ciertas gran- en los campos y villorrios, con daño de la agri-
des naciones, y otra en contra, como la de te- cultura y de la industria, eran sorprendidos
ner horror al agua y al jabón. los hombres para ser destinados, contra su vo-
Sin embargo, comparando nuestras luchas luntad, á la milicia, sino en las mismas capi-
intestinas con las revolciones de otros países, tales, á ciencia y paciencia, de los legisladores
no ofrecen como éstas, cuadros tan desolado- y magistrados. Con demasiada frecuencia, 1°9
res. En México nunca han existido las Comi- vecindarios de las ciudades y pueblos, se con-
siones de Salud Pública, como en Francia, movían ante el repentino movimiento de hom-
ni las Superintendencias de Vigilancia, como bres del pueblo, cpie corrían despavoridos p°
en España que tanto unas como otras favore- las calles, huyendo de los agentes de la leva,
cían la arbitrariedad, el espinaje, la delación, quienes, con su tenaz persecución y maltrato
la venganza, la traición, el crimen y la inmo- los de su raza, justificaban el refrán de que
ralidad; y si en México se conecieron las in- peor cuña es la del propio palo. Los infort
humanas Cortes Marciales, fueron obra de la nados que no habían podido librarse de aque-
Intervención, de un poder estraño á nuestro llos perros de presa, eran conducidos á los cua
modo de ser, plantas exóticas que, al terminar teles para habilitarlos de soldados, sujetan" 0
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 478

los á una dura disciplina y á infamantes cas- puesto en práctica esas penas, llegando á tal extremo
tigos á pesar de no hallarse ligados á obliga- su arbitrariedad, que varios individuos han sido apa-
leadlos, seles ha negado pasar al hospital, y otros han
ciones impuestas por la inscripción volunta- fallecido, de resultas de tan bárbaro castigo.
ria. Por dichas razones, el Kxmo. señor Presidente, por
Entre las penas recuerdo con horror la de el deber que tiene de guardar la Constitución y ¡as le-
los bancos de palos, siendo los ejecutores de yes; por humanidad y por estímulo de honor que debe
inspirarse á los que sirven en la honrosa carrera de las
ellas los llamados cabos, quienes nunca aban-
armas, se ha servido prevenir que por motivo alguno se
donaban una vara de membrillo, el vil instru- vuelva á aplicar el castigo de banco de palos.
mento con que se les veía por las calles, cami- Y para que no vuelva A repetirse el pernicioso ejem-
nando por detrás de los pelotones de soldados plo de caer en desuso las disposiciones vigentes en este
que vigilaban. particular, ni se contravenga á lo que terminantemente
prohibe la Constitución, ha dispuesto S. K. que el ge-
Desde uno de los corredores del Palacio Na-
neral, jefe ú oficial que mande aplicar el castigo á que
cional, que daba al patio desproporcionado, se hace referencia, ó que lo tolere sin tomar providen-
feo y sucio de un cuartel, convertido hoy en de- cia para corregirlo, quede suspenso de su empleo por
partamentos elegantes do la Secretaría de Ha- tres meses, en virtud de la facultad 20 del art. 110 de
cienda, observé, poseído de la mayor indigna- la Constitución, sin perjuicio de formarse causa al que
hubiere contravenido á esta orden suprema, según el
ción y congoja, el castigo que á un desgraciado mérito y grado de culpabilidad que le resulte.
recluta se le daba. A medida que éste con una Lo cojimnico ú Ud. para su cumplimiento y el de
escoba barría el empedrado suelo, recibía de los individuos de la inspección de su mando.
mano de su verdugo, de tiempo en tiempo, Dios y Libertad. México Julio 3 de 1848.—Arixta."
fuertes varazos que le hacían dar gritos desga-
rradores que degeneraban en ayes lastimeros,
y si por un momento interrumpía su faena, la
proseguía luego, sujeto al mismo martirio.
Otras veces tendido el paciente sobre un banco A pesar do esta circular el abuso continuó,
recibía tantos y tan continuados azotes, que como lo comprueba el hecho á que me he re-
del banco aquel era mandado al hospital. ferido, presenciado por mí algunos años des-
El honrado y virtuoso Presidente de la Re- pués.
pública D. José Joaquín de Herrera, intentó En el terrible drama de nuestras revuel-
poner coto á tales desafueros, y con tal fin, tas políticas, en la época á que he aludido,
hizo expedir la siguiente circular, cuyos con- desempeñaron los principales papeles de la
ceptos comprueban la exactitud de mi rela- exposición, los primeros actores Mr. Poinsett
ción. y D. Lorenzo Zavala con acompañamiento de
las logias; atendieron al desarrollo de la acción
"Ministerio de Guerra y Marina.—Circular. — Estan-
do prohibido por diferentes disposiciones anteriores y en numerosas jornadas, con frecuentes cambios
posteriores á nuestra independencia, el castigo de ban- de decoración y efectos escénicos de sensación,
cos de palos que se aplican á individuos de la clase de los Santa-Annas, Bustamantes y Paredes, y
tropa, y por el cual no se les aplican las penas que las para el desenlace, intervinieron estranos acto-
leyes tienen señaladas ¡í los diversos delitos ó faltas que
se cometen.
res, quienes, con daño de las buenas reglas esta
Tal castigo aplicado á los que sirven en una carrera blecidas que desechan personajes episódicos,
de honor, retrae á muchos individuos para alistarse prepararon con su malaventurada interven-
voluntariamente en una profesión á que sus inclinacio- ción la escena trágica final del cerro de las
nes los llaman, cometiendo por esto, tal vez, el ('rimen Campanas.
de deserción. Como estas disposiciones hayan caído en
desuso, se hace preciso recordarlas, no sólo por no ha-
Los más notables pronunciamientos ocu-
ber ley que autorice semejante hecho, sino muy parti- rridos en el país de 1822 á 1854 fueron los si-
cularmeme, por prevenirlo así el artículo 149 de la guientes -.
l onstitución Federal, el que terminantemente ordena 1822.--« de Diciembre.—El del Coronel
Que ninguna autoridad aplicar¿í clase alguna de tormen- Santa-Anna contra Iturbide, proclamando en
;
to, sea cual fuere la naturaleza del delito y estado del
Proceso. Veracruz la República.
Un abuso de autoridad, ó el capricho de algún indi- 1823.—I" de Febrero. —Plan de Casa Mata
viduo, constituido en cualquiera clase de mando, ha concebido en once artículos, proclamado por
eo
474 EL LIBBO DE MIS RECUERDOS.

Santa-Anna y Echávarri, reprobando los ac- 6, en la que perecieron más de mil hombres,
tos del Gobierno de Iturbide y señalando las hecho de armas al que se siguió el plan de Za-
bases de la convocatoria para un nuevo Con- valeta que secundado por la guarnición de Mé-
greso. xico el 27 del propio mes, dio por resultado la
1827.—23 de Diciembre.- El del Teniente caída de Bustamante, y la elevación al poder
Coronel Montano en Otumba, exigiendo la ex- de Gómez Pedraza.
pulsión de españoles y del Ministro de los Es- 1833.—26 de Mayo.—Del Teniente Coro-
tados Unidos, Mr. Poinsett. nel Escalada en Morelia, por Religión y Fue-
1828.-16 de Septiembre. — Pronuncia- ros, contra Santa-Anna Presidente y Gómez
miento de Santa-Anna en Perote á efecto de Farias Vice-Presiden te.
anular la elección de Presidente hecha en el 1834. - 30 de Junio.—De Cuernavaca pro-
General Gómez Pedraza. clamando la dictadura de Santa-Anna.
1828.—30 de Noviembre.—Pronunciamien- 1835.—30 de Marzo.—Sublevación de Za-
to llamado de la Acordada contra la elección catecas contra la dictadura de Santa-Anna,
de Gómez Pedraza y en favor del General D. quien marchó á combatirla quedando en cali-
Vicente Guerrero, llevado á cabo por el Gober- dad de Presidente interino el General D. Mi-
nador del Estado de México, el General Loba- guel Barragán. Este movimiento terminó el
to y un hombre de bien engañado, Don Lucas día 11 de Mayo con la derrota de los pronun-
Balderas. El alzamiento hízose notable por ciados al mando de D. Francisco García, en el
sus resultados impolíticos y antisociales, como campo de Guadalupe á inmediaciones de Za-
fueron el saqueo del Parián, el asesinato pro- catecas.
ditorio del Conde del Valle, el atentado con- 1835.—Sublevación de Texas.
tra la ley constitucional y la inconveniente ley 1837. — Varios pronunciamientos contra
de expulsión de españoles. Ñuño de Guzmán Bustamante, los que prontamente fueron so-
babía reencarnado en los directores de esa aso- focados, siendo los más notables los siguien-
nada. tes:
1829.—4 de Diciembre.—De Bustamante El de San Luis Potosí, el día 6 de Mayo
en Jalapa contra el Presidente Guerrero, pro- por el Teniente Coronel Ugarte. La derrota
clamando el restablecimiento de la Constitu- en Río Verde de las fuerzas pronunciadas al
ción. Secundado el plan de Bustamante por mando del General Don Esteban Moctezuma,
la guarnición de México y abandonado Gue- que murió en la acción, dio el triunfo al Ge-
rrero por las fuerzas que de la capital ha- neral Paredes que mandaba las fuerzas del Go-
bía sacado para combatir á los pronunciados bierno.
se dirigió al Sur. El del General Urrea en Arizpe el día 26
1832. Pronunciamientos contra Busta- de Diciembre, que proclamaba la federación.
mante.—El de Veracruz, 2 de Enero, por la re- 1838.—7 de Octubre.—Revolución promo-
novación del Ministerio, acaudillado por San- vida por Urrea en Tamaulipas contra el mis-
ta-Anna quien fué derrotado en Tolome por mo Bustamante. La batalla de Acajete el 3 de
el General Calderón, 3 de Marzo. Mayo de 1839 ganada por los Generales Santa-
Los de Tamaulipas 13 y 20 del mismo mes. Anna y Valencia contra los Generales Urrea
El de Zacatecas, 10 de Julio, por la presi- y Mejía, en la que fué hecho prisionero y fu-
dencia de Gómez Pedraza. La fuerza pro- silado el último, puso término á la revolución.
nunciada en número de (5,000 hombres al 1840.—15 de Julio.—Pronunciamiento en
mando del General Moctezuma fué comple- México, de Urrea y Gómez Farias contra Bus-
tamente aniquiladapor el General Bustaman- tamante, levantamiento que se hizo notable
te en la célebre y sangrienta acción del Ga- por los estragos causados, por sus actos aten-
llinero, lugar situado á 4,000 kilómetros N. tatorios contra el Presidente y por su inutili-
N. O. de Dolores, Guanajuato. No menos dad.
cruenta fué la batalla librada contra el Gene- 1841 .—.-8 de Agosto.—Pronunciamiento del
ral Santa Anua por el mismo General Busta- General Paredes en Guadalajara, por la dicta-
mante en el rancho de Posadas, Puebla, el día dura y reformas constitucionales secundado en
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 475

México por el general Valencia (31 de Agosto) neral Arista, quien fué sucesivamente reem-
y en Perote por el General Santa-Anna (9 de plazado por Don Juan B. Ceballos, Presiden-
Septiembre), dando por resultado la caída pa- dente de la Suprema Corte de Justicia, el Ge-
ra siempre de Bustamante y la elevación al po- neral Don Manuel Lombardini, Presidente
der, por tercera vez, del general Santa-Anna. interino y el Geneïal Santa-Anna, dictador.
1844. —1'-' de Noviembre.— Otro pronucia- 1854.—1" de Marzo.—Plan de Ayutla con-
miento del General Paredes en Guadalajara, tra la dictadura proclamado por el General D.
exigiendo el cumplimiento de la sexta base del Florencio Villarreal. Este plan reformado en
plan de Tacubaya por la que Santa-Anna de- Acapulco por D. Ignacio Comonfort y secun-
oía dar cuenta ante el Congreso de los actos de dado en todo el país determinó la caída para
su gobierno. Santa-Anna salió á combatir la siempre del General Santa-Anna.
nueva revolución dejando de sustituto en la Hanse descrito las escenas que en la capi-
presidencia á Canalizo, mas con motivo de un tal de la República se dasarrollaban, las que
levantamiento popular en México á causa de igualmente se reproducían en otras poblacio-
haber Canalizo clausurado el Congreso, y de nes del país, siendo las aldeas y las tincas de
la actitud que asumieron las ciudades de Mé- campo las más expuestas á las depredaciones
xico y Puebla contra las fuerzas de Santa- de las guerrillas, formadas, en general, por in-
Anna, éste abandonó la situación y huyendo dividuos de la peor ralea, pues hay que tener
con dirección á Veracruz fué hecho prisione- en cuenta que los partidos beligerantes no
ro cerca del pueblo de Xico, encerrado en la los elegían, sino que contemporizaban con
fortaleza de Perote y por último desterrado. ellos por cuanto á que eran demasiado listos
1845.—14 de Diciembre,- Otro pronuncia- para distraer á las fuerzas enemigas y vivir
miento más del General Paredes en la hacien- sobre el país, siendo por otra parte inconcusa
da de Peotillos, San Luis Potosí, con las fuer- su utilidad en las guerras extranjeras. El si-
zas que el Gobierno del General Herrera le guiente romance que se me ha venido á las
había confiado para combatir á las huestes mientes, echando una cana al aire, revela (il
norteamericanas que al mando de Taylor ha- carácter de los guerrilleros en general.
bían invadido el territorio nacional. Caída de
JÎ rr¡¡ querido arqigo €nríque fernández (¡roñados.
Herrera y Presidencia de Paredes.
1846.—20 de Mayo,—Pronunciamiento del Dichosos y afortunados
General D. José María Yáñez en Guadalaja- Deben reputarse aquellos
ra, secundado en México por el General D. Que no alcanzaron á ver,
Mariano Salas. Calda de Paredes y Presiden- En no muy remotos tiempos,
cia provisional de Salas quien ejerció el poder De las guerras intestinas
del 5 de Agosto al 24 de Diciembre que lo en- Los episodios sangrientos ;
vegó al General Santa-Anna, nombrado Pré- Ni testigos de miserias,
ndente interino por el Congreso. Y de vejaciones fueron;
1848.—27 de Febrero.--Pronunciamiento Pues ha de tenerse en cuenta,
conocido con el nombre de los Polkos, que tal Respecto de tales hechos,
er
a el nombre que se daba á los Guardias Na- Que no es lo mismo sufrirlos
cionales, sublevados á causa de la ley de Ma- Que en la historia conocerlos ;
nos muertas, recientemente expedida por el Y si, en verdad, hubo entonces
•ice-Presidente Gómez Farias y de la dispo- Hombres de honradez modelo
8
ición para que el Batallón Independencia sa- Y virtud acrisolada,
liese á Veracruz á defender la plaza, á la sa- Los hubo además perversos,
zón bloqueada por la Escuadra norteamerica- Debiendo entre éstos citarse
na- Santa-Anna á su regreso á México repri- A no pocos guerrilleros,
mió el movimiento. Y de ello da prueba al canto
1852.—27 de Julio.—Pronunciamiento de La historieta que refiero.
•D- José María Blancarte en Guadalajara, que Por veredas y caminos,
dio por resultado la caída lamentable del Ge- Por llanos, montes y oteros,
476 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

Merodeaban dos guerrillas Sin refajos, ni qnichquemel,


De gente de pelo en pecho, Que medio nos cubra el pecho.
Mandadas por J y X, A tal interpelación
Cuyos nombres no recuerdo. Contestó el jefe resuelto:
X, con toda su gente, —No pueden ser mis soldados,
Se hallaba en pleno consejo, Autores del atropello,
Cerca del cortijo H Sino los do la guerrilla
Y del monte de Río Seco, Que manda mi compañero;
Discutiendo nuevos planes Si hubieran sido los míos,
Que fueran de más provecho, Os viera á todas tin cueros,
Cuando se le presentaron, Que hasta la piel os quitaran
Procedentes de aquel pueblo, Si valiera ésta dinero.
Mujeres casi desnudas Cuando las pobres mujeres
Y en estado lastimero, Tal declaración oyeron,
Todas exponiendo, á gritos, Para no verse en el trance
De sus quejas el objeto. Que mencionó el guerrillero,
—Nos han dejado en camisa, En camisa y en volandas
Señor, vuestros guerrilleros, Al cortijo se volvieron.

LOS ODIOS POLÍTICOS.

->©«--

f AS escenas que voy á referir, en las que, beza de una guerrilla, ni patrioteras que no usa-
por capricho de la suerte, desempeñé sen en los adornos de sus vestidos él color verde
un principal papel, ponen en relieve el ó rojo, como distintivos de los dos partidos con-
alto grado de exaltación y encono á que había tendientes, dándose mutuamente los apodos
llegado la sociedad á causa de las contiendas de mochas y puras, aunque bien estudiado el
civiles, exaltación y encono que germinaban punto, viénese en conocimiento de que la ad-
en los cerebros de los políticos para dar sus misión de tales colores simbólicos, no obede-
amargos frutos en la Prensa y en los campos cía, en general, á los sentimientos rencorosos
de batalla. No pocas mujeres contribuyeron que pudiesen abrigar, sino más bien á los im-
al estado lastimoso en que llegó á verse el país, pulsos del amor, pues natural era que simp 3 '
digno por mil títulos de mejor suerte. No fal- tizara cada cual, sin atender á otra conside-
taron hembras como La Barragana, que vis- ración, con el partido en que estuviera afilia" 0
tiendo la blusa roja y usando el sombrero ja- el que era dueño de su corazón.
rano y la pistola al cinto, combatiesen á la ca- La batalla de Calpulalpan, 22 de Diciem-
ASUNTOS HISTORIÓOS Y DESCRIPTIVOS. 477

bre de I860, puso término á la desastrosa gue- el ejemplo de los demás, con algunos de mis
rra de tres años y abrió las puertas de la Ca- compañeros de la Escuela de Bellas Artes. El
pital al Ejército constitucionalista. Perdidos pueblo en masa se dirigió al Palacio Nacional
en aquella acción todos los elementos de gue- y, por grupos sucesivos, penetró en los salo-
rra del que lo combatía, el General Miramón nes presidenciales, en uno de los cuales el Ge-
se vio en la imposibilidad de defender la ciu- neral González Ortega recibía las felicitacio-
dad, y entonces fué cuando, poco antes de au- nes y repartía abrazos, rasgo prominente de
sentarse, puso en libertad á los Generales De- su carácter afable, y como yo me hallaba en-
gollado y Berriozábal, que se hallaban presos tre la turba, fui participante de esa caracterís-
en una pieza baja del Palacio Nacional, y á la tica demostración, en la que hago hincapié
población bajo la égida del Ayuntamiento. porque contribuyó poderosamente al buen
La noche de Navidad para los que veían éxito de un asunto en (pie, pocas horas des-
realizados sus ensueños y esperanzas, con la pués, me vi comprometido.
victoria de Calpulalpan, fué como siempre, la En la calamitosa época á que me reñero,
noche feliz del término de las Posadas; mas se esgrimían, como armas de partido, califica-
para los abandonados de la fortuna, que temían ciones de las más ofensivas contra los contra-
las it) mediatas consecuencias de su derrota, rios, y se propagaban con exageración inaudi-
fué una noche funesta. A los cuidados del ta. De lo que provino la alarma que provocó
General Berriozábal y del Ayuntamiento, asi- en muchas familias de la Capital el triunfo de
duos vigilantes en tal noche, y á los servicios las armas liberales en las lomas de Calpulal-
prestados por las rondas de los colonos extran- pan, no bastando para su tranquilidad la enér-
jeros, debióse la conservación del orden en la gica actitud de los jefes del Ejército, que ase-
hermosa México. En esa bulliciosa noche vi- guraba toda clase de garantías á la población
niéronse á mezclar las expansiones de alegría como consta en la nota que dirigió sobre el
de irnos y las amargas lamentaciones de otros, asunto el General González Ortega al Emba-
con las detonaciones de los cohetes y los cán- jador español.
ticos festivos de la Nochebuena, pues muchas Merced á las acertadas disposiciones del
fueron las familias que á pesar de los aconte- Cuartel maestre del Ejército, el orden no se
cimientos del día no interrumpieron el alegre alteró en la ciudad y no se registraron más
novenario con que, anualmente, se celebra el desgracias que dos inevitables: la muerte trá-
nacimiento de Jesús, indiferencia á que habían gica del escritor Don Vicente Segura Argue-
connaturalizado á la sociedad mexicana las pa- lles, á la que él mismo dio lugar por una fatal
sadas revueltas. equivocación, y la que voy á referir como asun-
Al día siguiente, desde la hora del alba to esencial de este artículo.
empezaron á entrar en la ciudad las fuerzas Un ex ministro, poco importa de qué Pre-
constitucionalistas de los Generales Kivera y sidente, que siempre se había mostrado acé-
Carbajal, y á las diez de la mañana se presen- rrimo enemigo del partido liberal y causá-
taron los Generales González Ortega, Jefe del dole no pocos daños, y aborrecido por algunos
Ejército vencedor, y Don Ignacio Zaragoza, individuos, con justicia ó sin ella, aunque co-
Cuartel maestre, con una pequeña fuerza, pues lijo que por sus pecados y flaquezas ministe-
el grueso de ella, de más de 25,(XX) hombres, riales, se ocultó en una casucha del rumbo de
hizo después su entrada triunfal, el día h del Nuevo México, creyéndose en plena seguridad
inmediato Enero. no obstante que desde la víspera de su ocul-
Los repiques á vuelo de las campanas, par- tación, estuviéronse acarreando, indiscreta y
ticularmente de la Catedral, no cesaron desde públicamente, muebles para su escondite.
la madrugada hasta la media noche, y una in- En la tarde de ese día, un pelotón de sol-
mensa multitud invadió las plazas y calles dados penetró en la casuca aquella, y tenien-
centrales de la ciudad, á la vez que por ellas do delante al que buscaban, tendiéronle las
circulaban, con sus respectivos estandartes y arma» é hicieron fuego sobre él, mas el ex mi-
músicas, grupos de individuos pertenecientes nistro pudo salvarse de la muerte desviando
á diversos clubs. Yo, dando fe de todo, seguía oportunamente, con un movimiento de su bra-
478 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

zo, el fusil que debía herirlo. Los soldados, al partido liberal, accedió á mi solicitud, exi-
voluntariamente ó por mandato del que los giéndome, como única condición, el otorga-
conducía, prescindieron de llevar á cabo su miento de una fianza por persona competente
primer intento, mas no de golpear á aquél con que se obligase á presentar al reo cuando se
los cañones y culatas de los fusiles, dirigien- le ordenase. Propuse para esa garantía al
do los golpes particularmente á la cabeza, de cónsul de los Países Bajos, allí presente, y
la que brotó la sangre por varias heridas. Des- habiendo sido aceptado extendiéronse en el
pués de tal acción, vilmente ordenada por al- acto dicha obligación y la orden que yo de-
gún oculto vengador y cobardemente ejecuta- seaba.
da por un grupo de soldados, con una saña in- Ufanos, ya con ésta, montamos en un co-
consciente, el desventurado ex ministro, en un che y partimos para la Ciudadela, deteniéndo-
estado calamitoso fué llevado á la Ciudadela, nos únicamente el tiempo preciso en la casa
de la que debía ser conducido al día siguien- número 2 de la calle del Tercer Orden de San
te al camino de Puebla, á lo que parecía con Agustín, en solicitud del Doctor Garrone, cu-
la maligna intención de aplicarle la ley fuga. yos auxilios eran tan necesarios en aquella
Tranquilo con mi familia me hallaba de ocasión. Obligárnosle á levantarse de la cama,
visita aquella noche en la casa del cónsul de y ya en compañía suya continuamos nuestro
los Países Bajos, cuando se presentó de impro- camino para el vetusto edificio, cuna de tan-
viso, angustiada y llorosa, la bella consorte del tas revoluciones.
ex ministro, y casi de rodillas y dirigiéndose Sería la media noche cuando atravesába-
al cónsul, exclamó: mos el solitario paseo de Bucareli, en los mo-
¡Salve usted á mi marido!—y prosiguió mentos en que entraban algunos grupos de
refiriendo los pormenores del lance. guerrilleros, de blusas rojas, lanzando vivas y
Si tuviese que explicarte con todos sus de- mueras, circunstancia que no dejó de infun-
talles, lector mío, los incidentes de esta histo- dirnos serios temores. Llegamos á la Ciuda-
ria, la haría difusa, y para no desagradarte, dela y presentamos al Comandante Condelle
relataré lo que de ella falta á grandes rasgos. la orden escrita del General, la que sólo en
El cónsul, compadre de la señora, mani- parte fué acatada, manifestando aquél que es-
festó que á nadie conocía y que sus gestiones trechas órdenes particulares no le permitían
serian infructuosas, y yo, entonces, de puro entregar al reo, pero que sí podíamos pasar
compasivo, ofrecí mi débil apoyo, sin esjjerar con el Doctor para atender á su curación.
otra ayuda quo la que Dios quisiera deparar- En medio de un sótano húmedo y de pa-
me. Fui con el cónsul á Palacio y quiso mi redes destartaladas, débilmente alumbrado por
buena suerte.que al subir las escaleras encon- la luz de un farol, distinguimos, acercándonos
trase á mi antiguo amigo el General Don Jo- bastante, reclinado en una silla, á un hombre
sé Justo Alvarez, á quien desde luego expuse de recia complexión, trigueño de color, bar-
mi pretensión y le pedí su ayuda. Recomen- biespeso, con la cabeza vendada y mostrando
dado por él al oficial Calvillo, ayudante del en el rostro coágulos de sangre.
General González Ortega, pude penetrar en el Al vernos, nos saludó y dirigiéndose al cón-
departamento en quo éste se hallaba muy afa- sul, dijo:
nado en el despacho de su correspondencia y — Bien venido, compadre. Es usted mi sal-
del oficio en que participaba al Gobierno, resi- vador.
dente en Veracruz, la ocupación de la Capital. —No, quien es el que salva á usted, en es-
Ya en presencia del General agoté todos ta ocasión, es el joven aquí presente, contestó
los recursos de mi pobre fecundía y para con- el cónsul señalándome.
graciarme con él, candidamente le recordé el Dióme el ex ministro las gracias, y como
abrazo con que, al medio día, me habla favo- no había tiempo que perder, procedió el Doc-
recido. Debíle caer en gracia, pues á pesar de tor Garrone á ejercer su noble profesión, se-
su octipación grave del momento, y del espi- parando con no poco trabajo las vendas pega-
noso asunto de que se trataba, con referencia das á las carnes y al pelo del paciente, á lavar
á.un individuo que mucho había perjudicado las heridas, á curarlas y á cubrir éstas con un
ASUNTOS HISTÓKICOS Y DESCRIPTIVOS. 479

nuevo vendaje, Entonces insistimos en llevar- dad y descubrí en el balcón de una casa de
nos al herido, y el Comandante, que tal vez gran aspecto, á un señor y una señora. El, de
desconfiaba de la autenticidad de la orden, se recia complexión, trigueño de color, barbies-
sostuvo en su repulsa, incidente por el cual peso, mas con el rostro ya limpio y en orden
me vi obligado á volver al Palacio para poner el cabello, y ella una dama de hermoso rostro,
en conocimiento del General la actitud del Co- pero entonces sin expresión alguna de dolor.
mandante, y á poco regresé á la prisión acom- Al reconocerlos, los saludé quitándome el som-
pañado del ayudante Calvillo, con una orden brero, mas ellos no me volvieron el salado y
terminante y las amenazas consiguientes con- dirigieron á otra parte sus miradas.
tra el insubordinado oficial. Contele al cónsul el lance, y él, dudando
A poco salimos con el herido y lo condu- de tan extraña conducta, quiso cerciorarse por
jimos á la casa del cónsul, donde lo esperaba sí mismo del proceder de sus compadres, y tu-
su esposa deshecha en lágrimas, como á mí vo á poco con ellos una entrevista.
también me esperaba mi pobre familia, á la La contestación que dio la hermosa dama
que mis sentimientos compasivos la habían á la explicación pedida fué muy original y dig-
tenido en un continuo sobresalto durante cua- na, lector querido, de que la traslade, con sus
tro horas de tan temida noche. incorrecciones gramaticales, tal cual fué pro-
El epílogo de esta historia demuestra mi nunciada, y quedó indeleblemente grabada en
proposición: la intransigencia y encono que mi memoria:
caracterizaba á los políticos. —¡Sí, compadre, dijo la señora, negamos
Un mes después del acontecimiento refe- el saludo porque éste (éste era yo), cuando
rido pasaba yo por una calle céntrica de la ciu- pudo salvar á mi marido, es porque es de éstos !

EL PERIODISMO.

-->H~S-

\I el gran invento de Guttemberg ha sido para echar á perder aún las mejores institu-
el más poderoso agente de la civiliza- ciones. Durante nuestras contiendas civiles,
ción de los pueblos, también debemos particularmente en la época de las acaloradas
convenir en que ha prestado su valioso poder, discusiones que prepararon la Constitución
por el mal empleo que de él han hecho los hom- de 1857, y en la no menos funesta llamada de
bres; para avivar los resentimientos y recru- tres años ó de la Reforma, la Prensa traspasó
decer las pasiones, por que, desengáñate lec- los límites de le justo y de lo conveniente.
tor mío, los hombres siempre son los mismos Ella fué, por uno y otro bando político, la ins-
480 EL LIBRO DE IS RECUERDOS ____-

tigadora de los desmanes cometidos, porque ñera siguiente: la I a , por los que á causa de
en vez de presentarse con el noble carácter de su instrucción y prudencia merecen tal nom-
conciliadora, sólo trató, por medio del insul- bre, y son los que, con justa razón constitu-
to y de la diatriba, de alimentar los odios po- yen lo que se ha dado en llamar el cuarto po-
líticos. Sin embargo, periodistas hubo que no der; la 2?, por los instruidos, pero faltos de
descendieron de su elevado solio y que, á pe- prudencia que son los que con mayor facilidad
comprometen las causas que defienden; y 3 a ,
por los ignorantes é imprudentes ó sean los
más temibles. Los primeros se distinguen,
particularmente, por su habilidad al atacar un
vicio pues saben presentar con arte, el tipo
general característico de éste y no el indivi-
dual, y los segundos, por el contrario, en que
descubren, con refinada malicia, ante la socie-
dad al individuo y no el tipo general, acción
fea de tales periodistas que se convierten en
denunciantes, si no ante la autoridad judicial,
sí ante el tribunal severo de la opinión públi-
ca, dando pábulo, tan sólo, á la malignidad de
la sociedad que gusta y,se alimenta, en gene-
ral, del escándalo y, por último, los terceros,
en que á su ignorancia adunan el atrevimien-
DON FRANCISCO ZARCO. to, razón por la cual, los he calificado entre los
más dañinos.
sar del alto grado de exaltación á que habían En Francia, en los Estados Unidos y en
llegado los ánimos, defendían con decoro las todo el mundo en que la Prensa constituye el
ideas de sus partidos. Tales escritores se pre-
sentan en nuestra historia como los tipos del
verdadero periodista: Francisco Zarco y Ma-
nuel Payno del partido liberal ; Ignacio Agui-
lar y Marocho y José María Roa Barcena, del
conservador, y el español Anselmo de la Por-
tilla que tanto se distinguió por su talento,
mesura y espíritu de conciliación. El perio-
dismo en México, con honrosas excepciones,
no se ha detenido en la peligrosa pendiente
que adoptó desde los años inmediatos á la
consumación de la independencia, y más bien
ha propendido á continuar por aquélla con
mayor ímpetu, y por tal motivo quiero aban-
donar, por el momento, los hechos referentes
á otras épocas y fijarme en la presente, á fin
de que al señalar los vicios y defectos de que,
en mi humilde concepto, adolece el periodis- DON MANUEL PAYNO.
mo, pueda producir algún resultado este po-
bre artículo. Así por lo menos lo deseo y te cuarto poder, el periodismo cuenta hoy con el
suplico, caro lector, no des torcida interpreta- poderoso auxilio de los reportazgos. Reporte-
ción á mis consejos y ten en cuenta sólo mis ros hay, entiéndelo bien, querido lector, q « e
sanas intenciones. constituyen una calamidad, como que son lp,s
Los periodistas, según he podido observar espías, no sólo del gran mundo, sino también
se dividen en tres clases, formadas de la ma- de las gentes de mediana y baja esfera. Com 0
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 481

el Tenorio de Zorrilla, ellos á las cabanas des- los detiene, ni los gruñones canes coyoteros
cienden y suben á los palacios, y si no esca- de las chozas les estorba.
lan los claustros, es porque ya no los hay, por Ya dentro de los palacios ó cabanas, suje-
lo menos en nuestra tierra, mas se cuelan en tan á los moradores al tormento inquisitorial
de las preguntas, dándose tal arte y tal mafia
que les hacen decir todo lo que no quisieran,
ó bien lo que ellos quieren que digan, prácti-
ca que produce, amabilísimo lector, sus resul-
tados lógicos, cuales son: convertir en mito la
inviolabilidad de los secretos y dar pasto á los
falsos testimonios.
Un buen reportero no se conforma con ge-
neralidades, pues es amiguísimo de los deta-
lles, tanto que para ingeniero topógrafo valdría
lo que pesa, razón por la cual, si desgraciada-
mente (en los Estados Unidos se entiende) caes

DON IGNACIO AGUILAR Y MAROCHO.

todas las habitaciones como el viento por ven-


tana abierta, ó como un dolor de costado, cosa
en que aventajan, con mucho, al robador de
•Doña Inés. Ni los ardores del sol los quema
ni el frío glacial de las noches los entumece.

DON ANSELMO DE LA PORTILLA.

bajo el poder de uno de esos inquisidores de


vidas ajenas, que más te valiera no haber na-
cido, recíbelo bien preparado y haz lo que yo
hice, no me acuerdo en qué país, ni en qué
ocasión. Toma una bocanada de agua en la bo-
ca y dale á entender, por senas, que te aqueja
y. un feroz dolor de muelas, y si aun así te im-
ti/
^* - i -i
portuna haz un esfuerzo para mantener el lí-
DON JOSE MARIA ROA BARCENA.
quido en la boca, pues si lo arrojas eres hom-
bre al agua, contéstale con un hum S i es-
n
i se preocupan con que el prójimo esté des- te consejo sigues, te escaparás de lo principal,
pierto ó dormido, pues seguros están de echar- mas no de lo accesorio, pues al día siguiente
le el guante, cuando más descuidado esté, y verán tus ojos en las columnas del ilustrado
e
Qfin,ni adustos porteros de las casas ricas periódico, noticias como esta: "A Fulano ha
61
482 EL LIBRO DE MIS BEOUEBDOS.

declarádose un terrible cáncer en la lengua, y I se la honra, y de un mejor informados con


según todas las probabilidades y opinion de que se pretende las más veces reparar lo irre-
los facultativos, habrá necesidad de cortarla. parable, es decir, de soldar un roto cristal.—
Hacemos votos, etc."—Otro párrafo de gaceti- Este mal proviene de la facilidad con que el
lla al día siguiente, como consecuencia de la periodista (entiéndase bien, hablo en general)
justa reclamación del interesado, aparece di- acoge, para llenar su gacetilla y causar sensa-
ciendo: "Mejor informados, podemos asegu- ción, la primer noticia que recibe, venga de
rar que la lengua del ínclii o orador Fulano no donde viniere.
ha sufrido desperfecto alguno. ¡Nos alegra- Quien quiera hacerse un periodista temi-
mos!" ble, aunque no apreciado, que meta mucho
Desde el día en que apareció en el perió- ruido aunque no convenza, le bastará con for-
dico el malhadado párrafo, tienes que enseñar mar un arsenal de palabrotas ofensivas y fra-
la lengua á todos los que encuentras en la ca- ses altisonantes, á fin de estamparlas siempre
lle para que no huyan de tí por considerar tu que se presente la ocasión, en los artículos de
enfermedad contagiosa, y no cesas al mismo cualquier color político que sean. Así pues, el
tiempo, de recibir cartas de tus parientes y periodista será un buen liberal si lanza en su
amigos ausentes á quienes, con razón, asustó periódico frases como éstas: le clericalisme;
la noticia. Y no es esto todo, pues siguen los voilá Venemi (plagio neto, pero no importa si
detalles. En el mismo periódico leerás: que con él se ofende á los del bando contrario), "I a
en el corredor de tu casa había un perico que inmunda baba del reptil," "la hidra de la reac-
cantaba el alabado; que en el brocal de la fuen- ción," "la ignorancia y el retroceso del fana-
te estaba una regadera de hoja de lata aboya- tismo," mucha Inquisición con su correspon-
da; que en un rincón del patio yacía recosta- diente calificativo de tenebrosa y, por últim0»
da una escoba de popotes atada con hilo de que despreciativamente, ¡inconsecuencia sin
cohetero; que al pavo real, si pavo real tienes, igual llame mujeres, á jóvenes, dedicadas á la
le faltaban tres plumas de la cola; que la fa- oración y, al mismo tiempo, á las que ejercitan
rola del zaguán tenía dos vidrios rotos, y por el arte del Chiclanero Montes las mencione con
último, que la gran puerta carecía de pes- el nombre de las Señoritas toreras; así como
tillo. para ser excelente periodista conservador, debe
Adivino, caro lector, la idea que bulle en tu atacar á sus enemigos haciendo uso de las si-
mente, y te dispone á preguntarme :—¿ De qué guientes palabras: descamisados (aunque es-
sirve entonces el buche de agua en la boca?— tén más vestidos que el que escribe), y otra»
De mucho, te contesto yo, porque si á todas despreciativas como liberalescos, bandidos, de-
las preguntas respondieses, te verías compro- magogos y chinacos.
metido sin saber cómo ni cuándo con la justi- Mas no basta para ser temible con lo asen-
cia, que es muy quisquillosa y suele mandar á tado, pues es preciso además dar entrada en la 8
mudar temperamento, á cierto edificio, antes páginas del periódico á las ruines pasiones qu e
hermoso edén de lindas colegialas y hoy es- se agitan en el seno de la sociedad. Que los celos
pantoso infierno de facinerosos; ó por lo me- y la envidia tengan en el periódico, mediante
nos te predisponen para un lance de honor. una simple recomendación, su apoyo y el m&s
A pesar de la pintura que te he hecho, mi poderoso baluarte para dirigir desde él y, Hin-
buen lector, apruebo el sistema de los repor- chas veces á mansalva, sus ataques por medio
tazgos y de los reporters, que tiende á dar de los cuales se comprometa el crédito de una
mayor interés á un periódico, enriqueciéndolo casa de comercio, la buena fama de un litera-
con noticias, y más cuando me consta que hay to y la honra de los ciudadanos. Verdad es
reporteros que son prudentes y no traspasan que de esto la principal culpable es la sociedad
los límites de lo justo, razón por la cual mis que imparte su más amplia protección al pe-
advertencias tocan á los que abusan en el des- riódico que mayormente abusa de ese vicio-
empeño de su encargo. Y no importa que una injustificable acusación
De dos frases sacramentales abusa hoy el lanzada desde las columnas de un periódico
periodismo : de un se dice con que suele quitar- comprometa á su vez á éste, pues debe tener-
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 483
8e
preparada la retirada con otra frase de es- El tiempo fué el que se encargó de contes-
tampilla como es la de haberse deslizado la tar que ninguna.
tal acusación en las columnas del diario sin Épocas ha habido en que la Prensa ha ser-
saber cómo ni cuando, tal vez por arte diabó- vido para innobles granjerias y basta para pro-
hco, supuesto que ni al Director del mismo bar la aserción con citar las célebres Memo-
Periódico, ni el regente, ni el corrector, ni á rias de Paulina y otros libelos, pasto de gran-
Q
ingún empleado, les fué dado advertir el pá- des escándalos en la sociedad y origen de al-
rrafo que compromete tal vez la honra de una gunos perjuicios por ésta misma resentidos.
familia. Este pernicioso mal no es de origen mexica-
Sólo á la falta de atención y de cuidado piie- no, sino importado del extranjero; mas en es-
den atribuirse tales deslices, permitiéndome te caso, como en otros, la imitación ha sobre-
asegurar esto que digo los mismos hechos, de pujado á los originales, pudiendo decirse lo
los cuales es oportuno referir nno muy curio- que de las sucesivas ediciones de una obra
so que recuerdo. Allá, por los años de la famo- cualquiera, revisada, corregida y aumentada.
sa guerra de Reforma, hallábame cierto día en La vida privada es inviolable y sagrada,
e
l Café de la Concordia, en compañía de mi tanto por las leyes civiles como por las reli-
amigo Pancho Schiaüno, saboreando los fa- giosas y, sin embargo, periodistas hay que se
mosos mantecados que en aquel establecimien- creen autorizados para descubrirla á la faz del
to se hacían, cuando se dirigió á nosotros un mundo, sin prever que pueden causar la ruina
antiguo periodista, y nos preguntó: ó destruir la paz y felicidad de familias enteras.
—¿Tienen ustedes alguna noticia de sen- De otra costumbre muy generalizada voy
sación que comunicarme? á tratar, pero antes ruego á los que la siguen,
—Sí, contestó el ingenioso Schiafino. no tomen á mal mis conceptos. Apártense los
—Pues voy á proporcionarme con el canti- escritores del camino engañoso que se sigue
nero una hoja de papel, repuso el periodista- para ilustrar al pueblo, pues según la condi-
alejándose inmediatamente. ción en que éste vive, no se le educa ni civili-
Entretanto, di jome Schiafino: za con relaciones de hechos criminosos é inmo-
—Escriba usted que Degollado ha derrota- rales, con los que está connaturalizado, sino
do por completo á Miramón en Salamanca, y infundiendo en él, por medio de sanos y pro-
yo escribiré la noticia contraria: que los fuer- vechosos ejemplos de la historia, según se pro-
zas de Miramón han deshecho á las de Dego- cede con los párvulos en la escuela moderna,
llado en Irapuato. sentimientos de honradez, de lealtad, de civis-
—¿Cómo es posible, le interpelé yo, que no mo, de amor al trabajo, de patriotismo y de
observe la contradición de las noticias ? cuantos puedan contribuir á formar verdade-
—Porque no las lee; usted verá cómo pro- ros ciudadanos, que tales deben ser los indi-
cede violentamente á doblar los papeles y á viduos, no sólo por concesión de la ley sino
guardárselos en la faltriquera sin dirigirles una por sus virtudes públicas y privadas, cualida-
mirada. Al llegar á la imprenta dará, según su des de que desgraciadamente carece, en gene-
costumbre, nuestros papeles á dos cajistas dis- ral, el pueblo.
tintos y mañana ambas noticias aparecerán en Más te pudiera decir, carísimo lector, pero
las columnas (Jel periódico. creo prudente detenerme en la resbaladiza
Y así fué el caso, tanto que puros y con- pendiente en que penetré, arrostrando en ver-
8e
rvadores andaban por las calles azorados dad grandes peligros, aunque guiado por mi
dando crédito cada cual á la noticia que más buena intención, y además, por no ser necesa-
cuadraba á los intereses de su partido, y dos rio citar otros defectos, que no pueden esca-
"las después en varios periódicos preguntába- parse á tu prudente discreción, citando como
se al aludido: ¿cuál de las dos noticias era la he citado, los más culminantes y así por aho-
v
erdadera? ra me despido de tí.
484 EL LIBBO DE MIS RECUERDOS

TRABAJOS EMPRENDIDOS EN EL PAÍS PARA EL ESTABLECIMIENTO

DE LA MONARQUÍA.

---HBHr-

?A idea del establecimiento de la monar- ventes, atrayendo al campo de sus miras inte-
quía en México existió desde la época resadas á hombres prominentes como los minis-
de nuestra emancipación política, mas tros llamos Arizpe y Esteva. La política del
los acontecimientos recogidos por la historia primero de aquellos fomentó la división de los
han venido á demostrar que la nación no ad- mexicanos ,y preparó los acontecimientos que
mite tal institución. Si hubo grande error al dieron por resultado la desmembración de
erigir el trono de Iturbide, mayor fué el come- nuestro territorio, y la del segundo, quien á su
tido al levantar el trono de Maximiliano. La tiempo no fué extraño á tales acontecimientos,
primera falta tuvo su explicación en las cos- acrecentó los odios de partido, excitó con sus
tumbres arraigadas de tres siglos y en el con- obras el desprecio á la ley y ofreció la más des-
junto de circunstancias que concurrían en el carada inconsecuencia respecto de los princi-
héroe que acababa de entrar victorioso en Mé- pios que se proclamaban.
xico, á la cabeza del ejército trigarante, en La revolución de la Acordada de que fué
tanto que la segunda no podía alegar en su el alma Zavala, con sus actos atentatorios, ta-
abono circunstancias tan favorables, puesto les como los proditorios asesinatos, el despre-
que la nación, á pesar de sus continuos movi- cio á la ley, el saqueo del Parián, el doble ul-
mientos políticos, habíase acomodado, después traje inferido á Don Guadalupe Victoria, co-
del sacrificio de Padilla, á las instituciones re- mo Presidente y como insigne patriota, y las
publicanas, y no poseyendo el Príncipe aus- exigencias respecto de la inhumana é impolí-
tríaco tales antecedentes, hubo de admitir el
tica expulsión de los españoles, dio la norma
trono apoyado en la endeble base de una in-
para los movimientos revolucionarios subse-
tervención extraña. La idea monárquica hu-
cuentes.
biera muerto con el suplicio de Iturbide á no
existir los odios de partido que surgieron con Vigorizados por tales antecedentes los odios
fuerza, desde el principio de nuestro ser polí- de partido, hiciéronse cruda guerra los bandos
tico y echaron profundas raíces paia lo por- yorkino y escocés, ó sean el federalista y el
venir. centralista, como continuaron ejerciéndola sus
derivados el liberal y el conservador, siendo
Brillaban, apenas, los albores de la inde- éste el que apeló al sistema monárquico, como
pendencia mexicana cuando se experimenta- un refugio para salvar sus principios y sus in-
ron los perniciosos efectos de los pronuncia- tereses.
mientos iniciados como se ha manifestado, por La historia de la humanidad demuestra
el voluble Santa-Anna, y aparecieron en el que los grandes errores de los gobiernos di-
campo de la política hombres de funesta me- manan siempre de las exaltadas pasiones po-
moria como el Ministro americano Poinsett y líticas, cuyas tendencias dominantes de des-
Don Lorenzo Zavala, cuyos trabajos, vigori- trucción, entre los opuestos bandos, no se avie-
zados por la poderosa acción de las logias, hi- nen, las más voces, á las del bien público.
cieron imposible la reconciliación de los me- Las administraciones que se sucedieron en
xicanos. Uno y otro sirviéronse de su gran ta- la República caminaron siempre por extravia-
lento para poner en ejecución sus ideas disol- dos senderos, inconducentes para la consolida-
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 485

ción de un buen gobierno, y su estado siempre de imprenta. Coadyuvaban á tales proyectos,


fué el reflejo del intranquilo y desordenado de según el mismo Conde de Croy, el Presidente
todo el país. del Consejo de Ministros del Gobierno de Car-
La caída del Imperio de Iturbide con su los X, Mr. de Villele y Mr. Canning, de Ingla-
triste y lamentable epílogo y la intentona des- terra.
graciada del Padre Arenas, en Enero de 1827, Mezclado en estos asuntos y protegido por
no fueron bastantes para hacer desistir de sus el ilustre General sudamericano San Martín,
ideas al partido monarquista, el cual animaba andaba en París un individuo de nacionalidad
con su conducta á los que, desde Europa, cons- peruana, apellidado García del Río. Este so-
piraban contra las instituciones republicanas, licitó del Agente general de la República, D.
dominantes en América. Tomás Murphy, el correspondiente pasaporte
En 1828 pusiéronse de acuerdo en París á fin de dirigirse á México, provisto de cartas
varios individuos, entre ellos algunos ameri- de recomendación para los ministros, pertene-
canos, para promover y llevar á cabo el esta- ciendo éstas á poderosos banqueros, entre los
blecimiento de la monarquía en México y co- que se contaba el célebre Laíitte. El objeto
locar en el trono al Infante Don Francisco de ostensible de García del Río era entablar ne-
Paula, el menor de los hermanos de Fernando gociaciones y proponer empréstitos, pero sus
VII. El alma del complot era el Marqués de verdaderos planes consistían en procurar el
Croy, quien para la realización de su proyec- acrecentamiento de la deuda pública mexica-
to obligó á su hermano el Conde del mismo na y de los males que afligían al país, á fin de
título á prestar cuantiosas sumas, hasta el gra- allanar con el desorden y desprestigio de la
do de arruinarle. Entre los nombres que se nación el establecimiento de la monarquía.
citaban, de las personas inmiscuidas en el Sus declaradas ideas contra las instituciones
asunto, aparecía el del colombiano Don Vicen- republicanas hicieron sospechoso el viaje que
te Rocafuerte, que se creía de nacionalidad meditaba, por lo que el Agente de la Repúbli-
mexicana por hallarse encargado, á la sazón, ca tuvo el buen juicio de negar el pasaporte.
de los negocios de la República cerca del Go- Desairado con esta negativa que causó enojo
bierno de S. M. B., aunque tal aseveración al General San Martín, ocurrió á Mr. Brown,
carecía de fundamento. Ministro Plenipotenciario de los Estados Uni-
Don Vicente Rocafuerte, que sólo conocía dos en París, de quien obtuvo el deseado do-
á México de nombre, había sustituido en la cumento para Nueva York. Puestos en cono-
Corte Británica á Don Mariano Michelena, y cimiento del Gobierno mexicano estos hechos
no olvidando su origen, cuidaba más de los dictáronse las providencias necesarias encar-
intereses de su patria natural que de la adop- gando su ejecución á los gobernadores y muy
tiva, conformándose con revelar al Gobierno particularmente al de Veracruz, que era el Ge-
mexicano las maquinaciones de los monar- neral Santa-Anna, para que se impidiese la
quistas en Europa. Don José María Tornel da entrada en el territorio mexicano á tan peli-
algunos pormenores acerca de ese diplomáti- groso enemigo.
co en su Reseña Histórica, página 295. A pesar de hallarse desvanecidos los en-
A tal grado llegó la alucinación de aque- sueños del Marqués de Croy, insistíase en 1833
llas gentes, que dieron por realizados sus pro- por algunos gabinetes europeos en la idea de
yectos y procedieron á nombrar el Ministerio colocar en el trono imperial de México al In-
del monarca mexicano, en esta forma: fante Don Francisco de Paula, según los in-
El Baron Taillerand, Ministro de Relacio- formes enviados al Gobierno mexicano, el cual
s
nes. por este motivo dirigió, por segunda vez, una
El Duque de Dinuo, Ministro del Interior. circular á los gobernadores de los Estados, en
El Almirante Gallois, Ministro de Guerra. la que, excitando su celo y patriotismo, se les
Mr. de Goupy, Ministro de Hacienda. prevenía estuviesen preparados para rechazar
La Carta Constitucional que debía regir cualquiera invasión, y se les recomendaba, al
en México era la de Francia, con excepción de efecto, que procediesen & completar el contin-
los artículos relativos á la libertad de cultos y gente de hombres que les correspondía y á or-
486 EL LIRRO DE MIS RECUERDOS.

ganizar los cuerpos activos, en pie de fuerza, cesidad, de buscar en una convención el po-
como lo determinaban las leyes. sible remedio á los males que aquejan á la
Todos los gobernadores y los jefes políticos República y opiniones del autor acerca del
de los territorios contestaron á la circular re- mismo asunto. El título por sí sólo basta para
servada de, la Secretaría de Relaciones, mani- revelar las tendencias del escritor. El Gobier-
festando su indignación jDor el acto que me- no de Bustamante, tal vez para calmar los es-
ditaban las Cortes europeas y ofreciendo com- candalosos efectos que causó en el partido re-
batirlo con la fuerza de las armas. publicano aquel escrito, en que descaradamen-
Todavía con fecha lo de Noviembre de te se abogaba por la monarquía, lo desaprobó
1889, el Ministro mexicano en Londres, Don por medio de proclamas á la Nación y al Ejér-
Tomás Murphy, comunicaba al Gobierno me- cito, redujo á prisión á Don Ignacio Cumpli-
xicano la noticia de que los Duques de Sevi- do, cuya sola falta consistió en haber permiti-
lla y Cádiz, hijos del Infante Don Francisco, do la impresión del folleto en su casa, y expi-
habíanse trasladado á los Estados Unidos á dió sus órdenes para que se procediese contra
fin de investigar hasta qué punto podían con- el autor, aunque aparentemente según es de
tar en México con partidarios y elementos pa- creerse, puesto que & dicho escritor le fué po-
ra llevar á cabo el establecimiento de un go- sible escapar sin faltarle los recursos oficia-
bierno monárquico con un príncipe español. les. Si falsas eran las ideas de Gutiérrez Es-
Fernando VII, que soñaba en la reconquis- trada con respecto al cambio de instituciones,
ta de México, ordenó á su hermano que renun- atribuyendo el daño al sistema republicano,
ciara á sus proyectos, y obrando por su pro- verdaderos eran los males que señalaba causa-
pia cuenta, envió á Tampico la expedición al dos por las administraciones, origen de la de-
mando del Brigadier Don Isidro Barradas, á plorable situación del país, siendo tal circuns-
mediados del año de 1829. tancia el motivo principal del descontento de
Los tristes resultados de todos estos tra- los enemigos políticos de Gutiérrez Estrada.
bajos fueron la derrota de Barradas en Tam- Este fijó su residencia en Europa, y desde
pico por los Generales Santa-Anna y Terán, allá siguió ejerciendo su influencia y traba-
y la demanda entablada por un tal Lavañino, jando, sin descanso, para la realización de sus
ante los tribunales franceses, que se declara- ideas, siendo él quien, al fin, como presiden-
ron incompetentes, contra el Infante español te de la diputación mexicana, presentase en
y el Marqués de Croy por las sumas cuantio- Miramar en Octubre de 1868, al Archiduque
sas que había invertido, como agente diplomá- Maximiliano, el decreto de la Asamblea de
tico nombrado para los trabajos relativos á la notables de México, que le ofrecía la corona
soñada monarquía. del nuevo Imperio.
No era extraña, ciertamente, á estos actos La lenidad con que el Gobierno de Busta-
la Santa Alianza, liga establecida en 181o en- mante trató al autor del folleto no se aviene á
tre el Rey de Prusia y los Emperadores de los enérgicos conceptos de las proclamas y no-
Rusia y Austria con el objeto aparente de es- tas oficiales sobre el asunto, entre las que juz-
trechar las relaciones de las naciones cristia- go de la mayor importancia la dirigida á los
nas para la defensa de sus intereses comunes, señores Don Joaquín Velázquez de León y
aunque su fin verdadero era el de sostener el Don Pedro Fernández del Castillo, comisio-
prestigio de la autoridad real y oponerse á la nados plenipotenciarios en Washington, para
propagación de las ideas democráticas. formar parte de la Junta Mixta que había de
Los desaciertos de la Administración y los fallar sobre las reclamaciones contra México.
desórdenes consiguientes en la República me- Dicha Nota es la que sigue:
xicana, no cesaban y daban pretexto á los
adictos á la monarquía para persistir en sus "Octubre 26 de 1840.
intentos, así es que en Octubre de 1840, apa- E E . señores:
reció el folleto de Don José María Gutiérrez En la semana pasada se ha publicado en
Estrada, titulado: Carta dirigida al Excrno. esta Capital un impreso bajo la firma de D.
Sr. Presidente de la República sobre la ne- J. M. Gutiérrez Estrada, en que después de
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 487

pintar con los más negros colores la situación á C. Victoria, está ya en dispersión, pues ni
de la República y deprimir fuertemente á sus aun esperó que se aproximaran las fuerzas del
autoridades y cuanto en ella existe, trata de (íobieno, y por lo mismo ha terminado ese su-
probar que todos nuestros males provienen ceso sin tener consecuencia alguna. La Repú-
del sistema republicano que nos rige y que su blica se conserva tranquila y las Juntas depar-
remedio sería el establecimiento de una mo- tamentales se ocupan con empeño del examen
narquía con un príncipe extranjero. de las reformas propuestas á la Constitución,
Desde luego que vio la luz pública ese cua- verificadas las cuales en medio de la paz y del
derno se notó la indignación que producía en orden se conseguirá la perfecta consolidación
todas las clases de la sociedad, y las Cámaras, de estos bienes y con ellos la prosperidad de la
el Gobierno y otros funcionarios, dieron las Nación.
más inequívocas pruebas de que ni por un mo- Dios y Lib. 2(5 Octubre 1S40.
mento puede tolerarse la sola idea de que la J. M. O. Monasterio.
Nación fuese gobernada bajo la influencia (fal- Excmos. Sres. Don Pedro Fernández del
ta una palabra) y abjurase un régimen que co- Castillo y Don Joaquín Velázquez de León."
mo el republicano, le ha costado tanto y tan
grandes sacrificios, para someterse á la domi-
nación de un Príncipe y renunciar quizá para
siempre á su libertad.
Denunciado, pues, ese impreso como sub- Desdichados tiempos eran aquellos en que
versivo y sedicioso, y tomadas todas las provi- la elevación al poder presidencial se resolvía
dencias conducentes en el caso para aplicar á por la fuerza de las armas. Señalóse el año de
su autor el castigo que merezca, se trata con 1845 por un lamentable suceso que demuestra
empeño de impedir los males que la emisión hasta qué punto ciegan á los hombres sus pa-
de tales ideas pudiera producir y para que la siones sin vislumbrar, siquiera, los perjuicios
Nación esté alerta y no se deje sorprender si hu- (pie con su proceder causan á la Nación.
biese algún atrevido que tratase de ponerla en La revolución triunfante de San Luis abrió
ejecución. Las proclamas adjuntas del E. se- las puertas de la Capital al general Paredes
ñor Presidente y los artículos que sobre la ma- que la acaudillaba, pero franqueó las de nues-
teria hallarán V E E . en los diarios de estos úl- tra frontera al invasor norteamericano. El
timos días, le impondrán de los sentimientos virtuoso y patriota Don José Joaquín de He-
del Primer Magistrado de la República, que rrera hubo de ceder el alto puesto de su ma-
son los de todos los mexicanos, y de las medi- gistratura á aquél, cuyo triunfo debíase á las
das dictadas para los fines indicados. armas que se le habían confiado para defensa
El proceso se seguirá con toda la energía de la Patria.
que demanda su naturaleza y se cortará de raíz En 184G, instalado ya Paredes en la Presi-
ese nuevo pretexto de discordias civiles. En- dencia, volvió á agitarse la cuestión sobre la
tretanto quiere el Presidente que instruido nueva forma de gobierno que se quería impo-
VEE. de este suceso, rectifiquen la opinión ner á la Nación. La idea de la monarquía apo-
en ese país, esforzándose en inculcar la verdad yada por el Gobierno, renació con fuerza; pero
incuestionable de que la Nación jamás pemiti- el sesgo, asaz comprometido, que tomó el asun-
rá el establecimiento de un trono, ni ser gober- to, por las acaloradas discusiones de la Prensa,
nada por extraños, pues perecerá más bien que obligó á aquél á guardar una actitud pruden-
prescindir de su independencia y libertad. te. El periódico El Tiempo, notable por su
Oportunamente comunicaré á VEE. lo más buena redacción, fué el campeón de la idea,
que ocurra en este negocio y les recomiendo y aunque en su primer número reveló sus ten-
el más exacto cumplimiento de esa disposición dencias, no hizo, sino más tarde, en su núme-
del E. señor Presidente. ro del 14 de Abril, su franca profesión de fe,
Por lo demás no ocurre cosa digna de co- obligado por los ataques de los periódicos con-
municar á V E E . La partida de téjanos que trarios, principalmente el Memorial Históri-
unidos á los llamados federalistas invadieron co. El editorial de aquel día fué denunciado y
488 EL LIBBO DE MIS BECUEKDOS.

no obstante que por su forma, hábil y circuns- adquirió, pronunciándose contra el Gobierno
pecta, aparecía acorde con la ley, el Juez lo 'del señor Herrera, organizando de nuevo el
condenó, á causa de sus marcadas tendencias ejército y preparándose para salir al encuen-
subversivas. Manifestábase en dicho editorial tro del enemigo, y en esta vez el pronuncia-
el deseo del establecimiento de la monarquía miento de Jalisco produjo el mismo resultado
como remedio de los males que enumeraba; que el de San Luis. El cargo principal que
pero se hacía observar que no se quería tal hago al General Paredes por su aviesa políti-
institución emanada de un movimiento revo- ca, es el de no haber tomado en la oportuni-
lucionario, sino de la decisión tranquila del dad que se le ofreció, la dirección de la guerra
Cuerpo Legislativo, con facultades paraelegir contra la invasión norteamericana, pues sien-
la forma de Gobierno que más conviniera á la do el más experto y valiente de los generales
Nación. La caída del primer Imperio, repito, de aquella época, la ludia hubiera cambiado
no fué bastante para revelar al partido monár- de fase, más favorable para la República, ó tal
quico su grande error de establecer en Méxi- vez menos desastrosa.
co una institución que repugna al modo de ser Conspirábase además en Europa contra la
de sus habitantes, y fué preciso la caída del tranquilidad de las naciones sudamericanas,
segundo para que la idea recibiese el golpe de sobre todo en los años de 1846 y 1847, duran-
muerte. El pensamiento, tanto de los monar- te los cuales se concertaron las expediciones
quistas de México como el de los gabinetes que debieran llevar la guerra á las Repúblicas
europeos, era, según se decía, el de contener do Colombia y el Perú. Oficiales y soldados
los avances y preponderancia de la nación nor- reclutados en España é Irlanda por el Gene-
teamericana, constituyendo tal pensamiento ral Flores, ex presidente del Ecuador, bajo los
otro grande error, si se atiende á la prudente auspicios do la Reina madre María Cristina,
vacilación de los gobiernos europeos con que eran los que en número de 2,000 debían em-
trataban de oponerse á esas tendencias, y á barcarse en dos navios de vapor y una fragata
los escasos elementos con que pudiera contar alistados en Inglaterra para invadir los tres
México para contrarrestar los que pondría en Estados de Colombia, El Ecuador y Venezue-
juego aquella nación, movida por su propio la, con el designio de convertirlos en otras tan-
interés, y en defensa de sus instituciones y tas monarquías.
de sus miras políticas. El Gobierno mexicano, en vista de tales
La revolución de Jalisco en Mayo de 1846 aprestos, dio instrucciones á sus representan-
que contaba entre las causas del pronuncia- tes en Madrid, París, Londres y Roma para
miento contra el Gobierno de Paredes, la de que le informasen, con la mayor eficacia, acer-
pretender erigir un trono con un Príncipe ex- ca de los auxilios directos é indirectos, pres-
tranjero, acudiendo á un Congreso ad hoc, dio tados al General Floros por los Gobiernos eu-
el golpe de gracia á la convocatoria expedida ropeos y sobre la ramificación y enlace que
con tal fin el 27 de Enero. En Junio, El Tiem- pudiera tener el proyecto con referencia á la
po, abandonado por el Gobierno á sus propios soberauía é independencia de México y de las
esfuerzos dio fin á sus trabajos de propaganda demás Repúblicas americanas, haciéndoles la
monárquica, y el 29 de Julio terminó la ad- oportuna recomendación de que vigilasen la
ministración del General Paredes, en virtud conducta del General Paredes.
del pronunciamiento de la Ciudadela que se- Por las notas del representante de México
cundaba el plan de Jalisco. El ex presidente en París, tuvo conocimiento el Gobierno de
fué reducido á prisión, en su huida de la Ca- que los Gabinetes de Francia é Inglaterra no
pital, y desterrado algunos meses después, fijó daban auxilio al General Flores, quien sólo
su residencia en París, centro de las maqui- contaba con el apoyo personal de la Reina Ma-
naciones contra la paz y el sosiego de México. ría Cristina, y con respecto al General Pare-
Debo decir en obsequio de la verdad, apo- des, solamente se supo que había sido presen-
yándome en los propios escritos de los enemi- tado, primero á Mr. Guizot y luego al Rey
gos de la administración de 1846, que el Ge- Luis Felipe.
neral Paredes trató de borrar la fea nota que El Gobierno español, por medio del Minis-

IIILIPTECA NACtllU
ASUNTOS HISTÓRICOS Ï DESCRIPTIVOS. 489

terio de Comercio, declaró en la Gaceta de Ma- xicano en la Habana, quien manifestaba, en


drid, 17 de Febrero de 1847, que los proyec- Marzo de 1847, que las autoridades de la Isla
tos del General Flores nunca encontraron apo- de Cuba habían sido advertidas, desde Madrid
yo en el Gobierno de S. M. C , por no estar que el Infante Don Enrique, hijo segundo del
de acuerdo con los intereses de la península, Infante Don Francisco de Paula, se disponía á
ni con la armonía que reinaba entre ella y las partir para las Antillas, á fin de tomar el ca-
Repúblicas americanas, y que, en tal virtud, mino de Sud-América, con una escuadra. El
se dictaban las medidas necesarias para frus- anuncio de esa expedición, los ejercicios y si-
trar aquellos planes, como lo había manifesta- mulacros de guerra á que se entregaban, por
do á todas esas naciones por conducto de sus disposición del General O'Donel, las tropas
agentes diplomáticos. México fué en efecto de la mencionada isla, y los rumores que cir-
advertido de esa disposición por el Ministro culaban respecto de una coalición de Inglate-
español Don Salvador Bermúdez de Castro. rra, Francia y España, alarmaban justamente
Coincidían con estas noticias, las comuni- no sólo á la República de México, sino á las
cadas por el Cónsul mexicano en el Havre, y sudamericanas.
Por ellas se adquiría la certidumbre de la exis- Según las noticias que se daban al Gobier-
tencia del plan monárquico amparado por la no mexicano por sus agentes diplomáticos en
Reina madre, así como de las diarias confe- el exterior, Inglaterra, Francia y España eran
rencias habidas entre ésta y su tío el Rey Luis las potencias interesadas en la erección de un
Felipe, y de la organización política que un trono en México, pero de una manera menos
grupo de personajes, aunque en corto número, ostensible la primera, por no contrariar la po-
daban á sus reuniones en París, quienes con- lítica de los norteamericanos, á la que en todo
sideraban que la monarquía era la única tabla se avenía, según lo demostró cediendo á las
de salvación para México, exponiendo como exigencias de aquéllos, respecto del Oregon.
poderoso argumento, favorable á su opinión, Don Juan Nepomuceno de Pereda comu-
nuestros desastres en la lucha con los Estados nicó, desde Bruselas, los trabajos del Gobier-
Unidos. no de Luis Felipe en favor de aquella idea, y
La política del Ministro Plenipotenciario aunque de tal cargo fué defendido el Gabi-
de Nueva Granada y la del Encargado de Ne- nete francés, en 1848, por el Ministro de Mé-
gocios de Chile, nación que vivía sobre aviso, xico en París, Don Fernando Mangino, otras
frustraron por complete los planes del Gene- declaraciones revelaban la verdad del hecho.
ral Flores, pues lograron que las tres embar- El mismo diplomático manifestaba que quien
caciones fuesen embargadas en el Támesis, tales ideas propagaba en Francia, así como la
arrojados de ellas 250 hombres y decomisadas de que México necesitaba de una regeneración
'00 toneladas de carbón. El hecho de no ha- por medio de las armas norteamericanas, era
ber sido suplidos por los bienes ó por el cré- Mr. Michel Chevalier en el Diario de los De-
dito del General Flores, los 700,00ü pesos in- bates, movido por sus simpatías á los Estados
vertidos en dichos planes, demostraba que en Unidos y por STI animadversión á México, pe-
tales asuntos obraba la influencia de persona- ro hay que tener presente que el diario aquél
Jes poderosos. era órgano del Gobierno francés.
El Ministro Don Salvador Bermúdez de Como resultado de las noticias recibidas
Castro, trató de vindicar, como se ha dicho ya, en México y de las declaraciones de un discur-
ft
l Gobierno español, acerca de los cargos que so pronunciado en las Cortes españolas en Di-
8e
le hacían, de proteger los proyectos del Ge- ciembre de 1847, por Don Salustiano Olózaga,
neral Flores, pero nada insinuaba respecto del en el que se daba por hecho el tantas veces
^ u y fundado que se hacía á la Reina María mencionado proyecto, el Gobierno mexicano
Cristina. ordenó á nuestro Encargado de Negocios en
Otras denuncias sobre hechos igualmente Madrid que pidiese al Gobierno español las ex-
a
tentatorios á la soberanía de los Estados ame- plicaciones conducentes, por medio de la si-
ricanos recibía el Gobierno de sus Agentes guiente nota:
Diplomáticos, y entre ellos el del Cónsul me- "Querétaro, Marzo 11 de 1848.—Seriamente
490 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

ha llamado la atención de S. E. el Presidente Reitero á usted, etc.—Dios y Libertad.—Rosa.


Provisional el discurso pronunciado por el S. — Señor Encargado de Negocios en Madrid.'
ülózaga en la Sesión de Cortes de 1" de Di-
ciembre último. Como en él se asegura de una A la Nota digna y circunspecta del ilustre
manera positiva la existencia del proyecto de Don Manuel Eduardo de Gorostiza, Encarga-
establecer en México la monarquía de un Prín- do de los Negocios de México en Madrid, con-
èipe español; como de ese proyecto no puede testó el Gobierno español en términos sinceros
dudar el Gobierno, según las últimas noticias y satisfactorios, manifestando que si la Pren-
recibidas, hay el plan, fomentado por Luis Fe- sa española se había ocupado á veces del asun-
lipe, de traer á este país al duque y á la duque- to, no era con una mira hostil hacia la Repúbli-
sa de Montpensier, y la respuesta del Ministro ca de México, sino animada por sus sentimien-
y lo ocurrido con el seflor Bermúdez de Castro, to de fraternidad respecto de sus hermanos de
con motivo del discurso de Olózaga, de ningún América, cuyos males les afligía como los pro-
modo se puede ver como satisfactorio para la pios ; que el Gobierno español no había dado
República, ni se desmiente lo dicho por el re- importancia á las polémicas periodísticas ni á
ferido señor diputado, el E. S. Presidente pre- las frases vertidas en las Cortes por el señor
viene á usted que prudente y enérgicamente Olózaga, porque las consideraba como una de
exija explicaciones sobre este importante asun- tantas armas de partido esgrimidas por la opo-
to al Gobierno de S. M. C.—Usted debe mani- sición; que declaraba solemnemente la ningu-
festar el profundo sentimiento con que el Go- na participación de España en tales proyec-
bierno de México ve esos proyectos en una tos, y en fin, que protestaba con toda sinceri-
Nación, con la que ha sabido mantener estre- dad, que el Gobierno español al reconocer la
chas y francas relaciones; y expondrá que el independencia de las repúblicas americanas,
Presidente tiene la lisonjera idea de que todo lo había efectuado con la lealtad que caracteri-
lo que en esto se dice sólo sean rumores in- zaba sus actos.
fundados, y á la verdad no puede creer que Si por las sinceras frases de la nota del Mi-
el Gobierno español, faltando á lo estipulado nistro español, el Duque de Sotomayor, renació
terminantemente en los tratados existentes y en México la confianza de la ninguna ingeren-
á los principios reconocidos del derecho de cia del Gobierno de Madrid en los planes de la
gentes, quiera ingerirse en los negocios inte- monarquía, la alarma prosiguió por las conti-
riores de México atacando así la soberanía de nuas revelaciones de los agentes diplomáticos
un pueblo, del cual no tiene ningunos mo- mexicanos en Europa. Según ellas, la que en ta-
tivos de queja, y que éste se hiciere en los mo- les planes insistía á fin de prepararse un refugio
mentos en que más sufría por las consecuen- en la monarquía mexicana, era la Reina madre
cias de la desastrosa guerra que sostenía con María Cristina, laque seguía trabajando por su
la República vecina. Dirá usted que—aun- cuenta, y con el designio de colocar en el trono a
que S. E. no da crédito á esas especies, se uno de sus hijos tenidos en su segundo matrimo-
ve sin embargo en el caso de pedir una ex- nio con el Duque de Riánzarez, como también
plicación franca y leal, porque así lo exige trataba según se decía de dar la corona del Perú
el honor de la República y tiene derecho de á otro de sus hijos. Tal vez obedecieron á estos
esperarla de una potencia con la que México planes la protección impartida al General Flo-
desea conservar y estrechar más y más las res, ex Presidente del Ecuador, y la proyecta-
relaciones amistosas que felizmente existen. da expedición á las Antillas del Infante Don
—Usted obrará en este sentido, sujetándose Enrique.
á estas instrucciones y manejándose con la Las frecuentes entrevistas de la Reina Ma-
mayor prudencia y circunspección, sin mani- ría Cristina con el Rey Luis Felipe, dieron
festar un verdadero resentimiento y limitán- mayor fuerza á la certidumbre de los ocultos ma-
dose sólo á pedir explicaciones.—El Presiden- nejos sobre el asunto del Gobierno francés, &•
te fía este negocio á la ilustración y patriotis- pesar de las notas de Don Fernando Mangino.
mo de usted, esperando se sirva dar cuenta á nuestro representante en París.
vuelta de paquete de todo lo que obtuviese.— Según los documentos que he consultado
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 491

aparece que al Rey Luis Felipe, al apoyar la " Al Sr. Barón Goury de Roslan, Encarga-
idea del establecimiento de la monarquía, le " do de Negocios de Francia.—Junio 2 de 1848.
guiaba el intento de colocar en el trono de Mé- " - - E l infrascrito, Ministro de Relaciones
xico al Duque y á la Duquesa de Montpensier, " Exteriores de la República, ha tenido el sen-
idea presentada en Inglaterra á Lord Palmers- " timiento de no poder contestar, hasta ahora,
ton, por un alto personaje, en su nombre y en " al señor Encargado de Negocios de la Repú-
el de otros, pidiéndole que la apoyase ó á lo " blica francesa la Nota que le dirigió S. Sría.
menos no la contrariase. " con fecha 17 del pasado, relativa á un párra-
Con la caída de Luis Felipe, Febrero de " fo de la exposición con que el infrascrito
1848, desconcertados qixedaron los planes de " presentó á la Cámara de Diputados el tra-
la proyectada monarquía, mas la idea se sos- " lado de paz celebrado entre México y los Es-
tuvo en España bajo los auspicios de María " lados Unidos de América. Los graves é im-
Cristina, acusándose como sostenedores y agen- " prescindibles negocios que han ocupado en
tes de tal proyecto á los señores Valdivielso, " estos días la atención del E. Sr. Presidente
Don Salvador Bermúdez de Castro, Don Car- " no habían permitido al infrascrito dar cuen-
los Landa, que se decía agente de Don Lucas " ta á S. E. con la Nota referida.—De orden
Alamán, y Don Ignacio Loperena. " del E. Sr. Presidente el infrascrito pasa á
Todas estas maquinaciones de que tenía " hacer al señor Encargado de Negocios de la
oportuno aviso el Gobierno mexicano, dieron " República francesa las explicaciones siguien-
motivo á Don Luis de la Rosa, Ministro de " tes.—Al dar cuenta al Congreso Nacional con
Relaciones Exteriores en el Gobierno interino " el tratado de paz el Gobierno del infrascrito
de Don Manuel de la Peña y Peña, para reve- " ha creído usar de su derecho exponiendo á
larlas en la exposición de motivos para la ce- " aquella asamblea la» causas que, en su opi-
lebración del tratado de paz con los Estados " nión han influido para que la Francia y otras
Unidos el 2 de Febrero de 1848, y que para " potencias de Europa no hubiesen interveni-
su ratificación presentó al Congreso. " do, en favor de México, en la guerra que esta
Los términos á que se alude en dicha ex- " República ha sostenido, por tanto tiempo
posición, fueron los siguientes: " con los Estados Unidos de América. Aque-
" Ha exposición era tanto más necesaria, tan-
"Y este Gabinete (el francés) por mucho " to más conveniente, cuanto que se inculpa-
" tiempo fué hostil para nosotros y apoyó has- " ba al Gobierno de no haber hecho esfuerzos
" ta donde pudo en la presente guerra (por lo •' para obtener la mediación de una potencia
" menos con su aprobación) las pretensiones " extranjera. Respecto á la Francia, el Gobier-
" de Norte-América. En el día no es ya un " no del infrascrito ha debido creer que el pro-
" secreto que el Gabinete francés intentaba " yecto de establecer en México una monar-
"establecer en México una monarquía; en or- " quia, proyecto que ha tiempo se atribuía á
" den á esto tiene el Gobierno cuantos datos " S. M. el Rey Luis Felipe, y que ha sidocons-
" puede haber sobre la existencia de un pro- '• tantemente contrariado por la nación, había
" yecto que quedó en embrión oportunamen- " influido demasiado en que el Gobierno fran-
" te." " cés no hubiese intervenido, en manera algu-
Como se ve, Don Luis de la Rosa hizo dos , " na, para hacer cesar con su influencia aque-
cargos al Gobierno de Luis Felipe : el de apo- " lia guerra ó por hacerla menos desastrosa y
yar la guerra contra México y el de tratar de " menos funesta para México. Si el Gobierno
cambiar las instituciones que libremente se " monárquico de Francia no hubiese sido des-
había dado la nación mexicana. " truido por la revolución, el Gobierno del in-
El Encargado de Negocios de Francia, Mr. " frascrito, temiendo comprometer las relacio-
Goury de Roslan, acreditado cerca de nuestro " nes de México con aquella potencia, no ha-
Gobierno, en su Nota de 17 de Mayo protestó " bría hecho alusión alguna á aquel proyecto;
contra los conceptos vertidos por el señor de " pero cuando la monarquía ha sido abolida
la Rosa, y los términos de su protesta frieron " en Francia, cuando el Gobierno republicano
contestados de la manera]siguiente: " de aquella nación no puede tener interés al-
492 EL LIRRO DE MIS RECUERDOS.

" guno en ocultar los proyectos políticos del Acúsase á Santa-Anna de haber entrado
" antiguo Gabinete, el Gobierno del infrascri- de lleno en tal proyecto y de procurar su rea-
" to no ha faltado ni á las conveniencias diplo- lización, acudiendo á la intervención de los
" máticas ni á las consideraciones debidas á extraños. Atendiendo á los caracteres que ofre-
" l a Francia revelando aquellos proyectos que cía la personalidad de Santa-Anna y á la ten-
'• ya no eran ni debían ser secretos diplomá- dencia de sus actos administrativos, particu-
" ticos, sino en sus pormenores y circunstan- larmente en la época de su dictadura, pudiera
" cias. En cuanto á que haya habido en el Ga- creerse que si en su cerebro se agitaba la idea
" bínete francés el designio de establecer en de la monarquía no debía ser con otro fin que
"México una monarquía, el Gobierno del in- con el de realizarla en su propio provecho.
" frascrito tiene sobre ello todos los datos ofi- Así lo hacían presumir las instrucciones re-
" cíales que en materias de esta naturaleza es servadas y las recomendaciones dirigidas á los
" posible obtener.—No creo necesario ni pru- agentes diplomáticos en Madrid, París y Lon-
"dente publicarlo: pero no tendría inconve- dres, quienes daban cuenta de sus gestiones,
" niente en hacerlos conocer al Gobierno de la primero al Ministro Don Lucas Alamán y des-
" República francesa si por ese Gobierno se pués al Ministro Don José María Diez de Bo-
'• juzgara necesario tal conocimiento para per- nilla, por medio de notas escritas con carac-
" suadirse de la sinceridad y buena fe con que teres previamente determinados, todo lo que
" el Gobierno mexicano ha hablado de la po- demostraba el gran interés que se tenía por la
" lítica monárquica del antiguo Gobierno fran- consecución de un. gran pensamiento. Este
" cés, sin lastimar en lo más mínimo las con- consistía en la solicitud de un protectorado ó
" sideraciones debidas á la República france- de una alianza defensiva con España, Fran-
" sa, ni faltar en nada á lo que exigen las re- cia é Inglaterra, protectorado y alianza que
" laciones que felizmente se han restablecido preparaban el terreno para el establecimiento
" entre México y aquella República.—El in- del Gobierno monárquico en la nación mexi-
" frascrito tiene el honor de reiterar al señor cana. A las insinuaciones de aquellos agentes
" Encargado de Negocios de Francia las pro- y á sus memoriales sobre el asunto, abundan-
" testas de su distinguida consideración.— tes en erudición y razonamientos, daban los
" Luis de, la Rosa." gabinetes de aquellas naciones contestaciones
favorables, en cuanto á la esencia de la idea,
En el período transcurrido de 1848 á 1852 pero adversos, con respecto á la posibilidad
el partido monarquista entró en sosiego, no de realizarla, á causa de la instabilidad del Go-
contando, como no podía contar, para sus pla- bierno mexicano y de la política del Gabinete
nes, con el apoyo de las administraciones de de Washington, que había logrado destruir un
Don José Joaquín de Herrera y Don Maria- antiguo proyecto adoptado por España, Fran-
no Arista, época en que nuestra historia re- cia é Inglaterra para sostener el equilibrio po-
gistra dos grandes hechos: la transmisión pa- lítico en América.
cífica de la Suprema Magistratura por minis- Con el Gabinete francés apuraba el diplo-
terio de la ley, y la renuncia del poder supre- mático mexicano unas veces su verbosidad du-
mo para evitar una nueva lucha fratricida y rante sus conferencias, y otras su erudición en
la efusión de sangre; pero llegó el año de 53, extensos memoriales, en los que, para ganar la
y aquel partido creyó realizados sus ensueños voluntad del Ministro de Estado Droyin de
con el ensayo de una monarquía absoluta, Lhuys, se le decía que México, cuya civiliza-
pues por tal debía considerarse la dictadura ción era el reflejo de la de Francia, había fija-
de Santa-Anna. No entraré en explicaciones do sus miradas en S. M. Napoleón I I I , y que
para probar esta aserción, pues para ello bas- la senda que seguía el ilustre General Santa-
tan las páginas de la Historia y reduciré mi Anna era la misma que había recorrido el Em-
discurso á la continuación de la muy particu- perador de los franceses. Para expresar tales
lar que se refiere al establecimiento de la mo- conceptos no le faltaba razón al diplomático
narquía en México con un Príncipe extran- mexicano, pues si el Presidente de la Repú-
jero. blica francesa había dado el golpe de Estado,
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 498

el 2 de Diciembre de 1852, y héchose Empera- " tencias, bajo las cualidades y condiciones
dor; el de la República Mexicana dio el suyo " que por instrucciones especiales se estable-
el 16 de Diciembre de 1853, declarándose dic- cen."
tador á perpetuidad con el título de A liaza Se- " En fe de lo cual he hecho expedir
renísima. '• las presentes, firmadas de mi ma-
Los datos que nos ministra la Historia son " no autorizadas con el sello de la
bastantes para demostrar que la dictadura de Lugar " Nación y refrendadas por el minis-
Santa-Anna llenaba las condiciones de una del sello. " tro de Relaciones, todo bajo la
monarquía absoluta, sin el nombre y la coro- " conveniente reserva, en el Palacio
na, que esperaba aquél recibir mediante el pro- " Nacional de México, á primero de
tectorado europeo. Considerándose fuerte el " Julio de mil ochocientos cincuen-
dictador y arraigado en el poder en 1853, limi- " ta y cuatro."
taba su acción á la demanda de una interven-
ción protectora, pero al ver desconocida su au- (Firmado.) A. L. de Santa-Anna.
toridad en 1854 en que apareció nublado el
horizonte político, se apresuró á solicitar des- La revolución de Ayutla, con su triunfo,
caradamente el establecimiento de la monar derribó la dictadura de Santa-Anna y dio el
quia derivada de alguna de las casas dinásti- golpe de gracia al prestigio del dictador, quien
cas de Inglaterra, Francia, España ó Austria, ya alejado del país, urgía en 1861, desde San
según lo comprueba el siguiente documento Thomas á Gutiérrez Estrada para que procu-
publicado en el Diario del Imperio del sába- rase llevar á cabo, cuanto antes, la consabida
do 20 de Enero de 1866: idea de la monarquía, y desde el mismo lugar
" Antonio López de Santa-Anna, Benemé- continuó dirigiéndole sus cartas, en una de las
" rito de la Patria, General de División, Gran cuales le manifestaba sus plácemes por la can-
" Maestre de la Nacional y Distiguida Orden de didatura de Maximiliano y por la venida de
" Guadalupe, Caballero Gran Cruz de la Real las fuerzas aliadas ; en 186.-3 protestó su adhe-
" y Distinguida Orden de Carlos I I I y Presi- sión al Imperio y en Febrero del siguiente
" dente de la República Mexicana, á todos los año, anticipándose al arribo del Archiduque,
" q u e las presentes vieren, sabed: desembarcó en Veracruz y tomó el camino de
" Autorizado por la Nación Mexicana para Orizaba, de donde Bazaine lo obligó á retro-
"constituirla bajo la forma de gobierno que ceder con destino á San Thomas.
" yo creyere más conveniente para asegurar su La limitación que debo dar á este artícu-
" integridad territorial y su independencia na- lo, cuyo único objeto es el de trazar la histo-
" cional, de la manera más ventajosa y estable, ria de los trabajos monárquicos en México,
" según las plenísimas facultades de que me me releva de un grave peso, como es el entrar
" hallo investido ; y considerando que ningún en otros pormenores que se refieren á la vida
" Gobierno puede ser más adecuado á la Na- del General Santa-Anna, y si á pesar de mi
" ción que aquél á que por siglos ha estado propósito ha corrido mi pluma más de lo que
" habituado y ha formado sus peculiares cos- debiera, culpa es de los documentos acusado-
" tumbres ; res de los actos de un gobernante que tuvo
" Por tanto, y para cumplir este fin, tenien- tantas veces en sus manos la suerte de la Re-
" do confianza en el patriotismo, ilustración y pública.
" celo del señor Don José María Gutiérrez de En aquella época los Estados Unidos de
" Estrada, le confiero por las presentes, los ple- América se hallaban disfrutando de su dilata-
" nos poderes necesarios para que cerca de las da paz interior, sin que viniese á turbar su
" Cortes de Londres, París, Madrid y Viena, tranqiiilidad la cuestión de la abolición de, la
" pueda entrar en arreglos y hacer los debidos esclavitud, y Europa toda estaba preocupada
" ofrecimientos para alcanzar de todos estos con los asuntos de Oriente, razón por la cual,
" Gobiernos, ó de cualquiera de ellos, el esta- los monarquistas mexicanos, pudieron, enton-
" blecimiento de una monarquía, derivada de ces, arrojar en las naciones expresadas, Ingla-
" alguna de las Casas dinásticas de estas po- terra, Francia y España, la simiente de su
494 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS

proyecto, la que había de fructificar en 1861 concernientes á la intervención francesa en los


con la convención de Londres. La interven- asuntos interiores de México, cuyos resulta-
ción de esas tres potencias produjo al tin sus dos fueron la exaltación del Archiduque Maxi-
amargos frutos, desilusiones y desengaños, miliano á un efímero trono, la recrudescencia
que vinieron á demostrar á los que se procu- de los odios políticos, la continuación de una
raron aquélla, cuan verdadera es la proposi- lucha desastrosa y la trajedia de Querétaro.
ción de uno de los apólogos de Fedro : En so- Sólo trataré, por tanto, de algunos detalles re-
ciedad con el débil, el fuerte nunca es fiel. lativos á la organización del nuevo Imperio
Demasiado conocidos son todos los hechos que nació para morir á poco.

m;H

ENTRADA DE MAXIMILIANO EN MEXICO.

—•>©<--

• L movimiento que desde las primeras ho- tamente lo que iba á pasar, guiaron mis pasos,
ras de la mañana del día 11 de Junio hacia las once de la mañana, á la estéril cam-
de lNfüi se observaba en la populosa piña de Aragón. Hállela henchida de gente
México, era el extraordinario que precede á de á pie y de á caballo, que se agitaba en me-
las grandes solemnidades. Todo era ir y venir dio de numerosas carretelas abiertas, ocupa-
y agitación, como que el vecindario daba la das por elegantes damas que, en aquellos mo-
última mano al ornato de las calles y edificios mentos, recibían de lleno los ardientes rayos
para la solemne recepción del Archiduque del sol. Colocáronse los carruajes en dos alas
Maximiliano y de su esposa. Yo vagaba por vistosas que, con los arcos de follaje levanta-
las calles observándolo todo, sin participar co- dos en el mismo llano, formaban contraste con
mo otros muchos, del contento general, por el triste, polvoriento y desolado suelo. Los es-
que conservaba en mi espíritu ese vago pre- perantes permanecieron por mucho tiempo en
sentimiento que de él se apoderó desde el mo- tal situación hasta que apareció, precedida y
mento en que se inició la intervención extran- escoltada por numerosos jinetes, la elegante
jera, á la que consideró como fuente de cala- carroza del Gobierno que conducía á los sobe-
midades y desgracias para el país. ranos, y de la cual tiraban cuatro arrogantes
La curiosidad y el deseo de examinar aten- frisones. Apeáronse las señoras de sus carrua-
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 495

jes y se dirigieron hacia la carroza para feli- dificultad, á favor del prominente lugar en que
citar y ofrecer hermosos ramilletes de flores á me hallaba, al que en tales momentos era ob-
quienes en tales momentos eran recibidos con jeto de atenta curiosidad, pues entre los nu-
grandes aclamaciones. El séquito con mayor merosos acompañantes destacábase por su ele-
número de acompañantes continuó su marcha vada estatura, por el color de su traje, gris
claro, y por su sombrero blanco de alta copa.
Con el ejercicio religioso de la hermosa ba-
sílica y las felicitaciones que le siguieron ter-
minó la tarde de aquel día.
Al siguiente el repique á vuelo de las cam-
panas y las salvas de artillería anunciaron la
llegada de Maximiliano y de su esposa al pa-
radero de la Concepción, en donde fueron re-
cibidos por el Ayuntamiento, que presentó en
bandeja de filigrana de plata, las llaves de oro
y esmalte, de la ciudad, las cuales tenían en
el extremo superior el águila y la diadema
imperial. Las calles del tránsito, Rejas de la
Concepción, San Andrés, .Vergara, 3;l de San
Francisco y Plateros, así como la plaza prin-
cipal, se hallaban engalanadas con cortinajes,
MAXIMILIANO.
banderas, flámulas, festones y arcos triunfa-
les, de los cuales los llamados de la PAZ, de la
y llegó, por la calzada de Guadalupe, al para- EMPERATRIZ, POTOSINO y del.EMPERADOR, eran
dero del camino de tíerro, donde Maximilia- los más notables.
no y su esposa descendieron del carruaje para La entrada de la comitiva tuvo efecto con-
hacer su entrada, á pie, en la ciudad de Gua- forme al programa dictado previamente y que
dalupe, enmedio de un inmenso gentío. Yo en seguida transcribimos al pie de la letra:
"Dos mitades de caballería abrían la marcha
y seguían por su orden, en carruajes abiertos
el Ayuntamiento, el Prefecto político y mu-
nicipal, damas de honor, el Ministro de Esta-
do, el gran Mariscal de la Corte, SS.MM. II.,
yendo á la derecha de la carroza, de la que
tiraban seis hermosos caballos, los generales
Bazaine y D. Adrián Woll, y á la izquierda el
general Salas, cerrando la marcha el general
Barón Neigre, generales mexicanos y el Esta-
do Mayor, tras del cual seguía la columna mi-
litar, engrosada sucesivamente con las tropas
que formaban la valla en toda la carrera."
El primero de dichos arcos era el de la Paz,
de hermosas proporciones, levantado en la bo-
cacalle de la Maríscala bajo la dirección del
CARLOTA. hábil pintor escenógrafo Serrano. El orden
compuesto fué el adoptado para la construc-
me instalé, lo mejor que pude, en una grade- ción de ese monumento que descansaba so-
ría que se había levantado junto al río, y des- bre dos pilastras con tableros en que se leían
de mi asiento pude observar libremente la fa- versos y resaltaban esculpidas alegorías de las
mosa recepción hecha por las autoridades del artes, del comercio, de la música y de la agri-
lugar. Vi desfilar la comitiva y distinguí, sin cultura. Decoraban los lados del arco de me-
496 EL LIBRO DE MIS

dio punto, hacia el frente, los bustos de me- de las bases rectangulares, sostenían el arco,
dio relieve de Napoleón I I I y de la Empera- con espacios vacíos que se adornaron en su
triz Eugenia y por la parte opuesta los de Maxi- parte inferior con hermosos macetones de
miliano y su esposa. Entre loa triglifos del frondosas plantas y en la superior con festo-
cornizamento dórico se leían los nombres de nes de follaje y flores que descendían en for-

ARCO DE LA PAZ. ARCO DE LAS FLORES Ó DE LA EMPERATRIZ.

generales mexicanos y franceses y de perso- ma de pabellón y se recogían simétricamente


najes que más habían contribuido al cambio en las columnas; sobre el lóbulo central apa-
de las instituciones. La estatua de la Paz daba recía en un medallón el busto en relieve de la
remate al referido arco. Princesa Carlota, y á los lados de los lóbulos
La carroza se detuvo en este lugar mien- inferiores, tableros con inscripciones y versos
tras los niños del Hospicio cantaron un himno y, por último, la parte superior, que seguía
y dos de ellos presentaron dos coronas, una exactamente el contorno del arco, estaba co-
de laurel y encina y otra de olivo y rosas blan- ronado por el grupo de las tres gracias, repro-
cas, y luego continuó aquélla su camino para ducción del inimitable de Canova y á los la-
detenerse por segunda vez, frente del mages- dos, en plano inferior, sobre los paralelipípe-
tuoso edificio de Minería, el cxial estaba pro- dos sostenidos por las columnitas, macetones
fusamente adornado. Allí una niña ofreció á con plantas tropicales. El adorno que más ha-
Maximiliano una rama de oliva. cía resaltar el gracioso conjunto del arco era
En la esquina de Betlemitas se alzaba el un genio, sostenido en el espacio por festones
gracioso arco llamado de LAS FLORES, debido de flores. En el grabado se ven zuavos del
igualmente al genio del escenógrafo Serrano, ejército francés que formaron valla y un vítor
el arco, tal vez más bello y airoso de los que de gente del pueblo.
ha ostentado la ciudad de México en sus fes- Frente al Teatro Nacional, que entonces
tividades. Arco trilobulado propio de la ar- habíasele cambiado su nombre por el de Tea-
quitectura ojival y árabe. Cuatro columnitas, tro Imperial, se levantaba un trono.
descansando respectivamente en las esquinas En la bocacalle de la tercera de San Fran-
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 497 n

cisco y Puente del Espíritu Santo se veía un el cuerpo ático del entablamento, sostenido
arco jónico, levantado por los de Tlaxcala, y por el arco, también de relieve, el acto alusi-

ARCO DE L O J POTCSINOS. ARCO DEL EMPERADOR.

en la Segunda de Plateros, hacia las esquinas


do la Palma y la Alcaicería, el arco dolos Po-
tosiuos, hecho de follaje, con trofeos en las
pilastras y la estatua de San Luis, por remate.
En la parte superior, entre dos coronas de flo-
res, había un medallón semielíptico, en el que
se leía esta inscripción:
A MAXIMILIANO
EMPERADOR DE MEXICO,
Y SU AUGUSTA ESPOSA
LA EMPERATRIZ CARLOTA
FIDELIDAD ETERNA
JURAN LOS POTOSINOS.

E L ARCO DEL EMPERADOR, en la esquina


de Plateros y Portal de Mercaderes, era el más
artístico, de estilo romano y de justas propor-
ciones. Cuatro columnas de orden compuesto
sostenían el hermoso entablamento dórico den-
ticular, en cuyo friso se leía este dístico:
POR BASE EL TRONO LA JUSTICIA TIENE,
Y EN LA EQUIDAD Y EL ORDEN SE SOSTIENE.
TEDEUM EN LA CATEDRAL.

En los intercolumnios aparecían, de relie- vo á la Comisión de Miramar, y por el lado


ve atributos de las ciencias y las artes, y en opuesto el de la Junta de Notables. Daban re-
63
498 EL LlBfcO DE MIS REOUEBDOB.

mate al arco, tres estatuas: de Maximiliano cluido el cual, la comitiva se dirigió al Pala-
en el centro; de la Equidad á la derecha y de cio donde tuvieron lugar las felicitaciones acos-
la Justicia à la izquierda. i umbradas. En la tarde Maximiliano acompa-
Maximiliano y su esposa fueron recibidos ñado de su esposa, salió en carretela abierta a
en el atrio de la Catedral por las autoridades ñn de recorrer algunas calles de la ciudad y
y empleados, y en el templo, baja de palio, por visitar el Hospicio de pobres, y en la noche
los arzobispos de México y Michoatían, algunos hubo iluminaciones y vistosos fuegos de artifi-
obispos y el cabildo eclesiástico. Con las cere- cio, continuando las demostraciones en los días
monias acostumbradas, y enmedio de una subsecuentes con vítores, ópera en el Gran
josa concurrencia, se entonó el Tedeum, con- Teatro y bailes.

MAXIMILIANO CON LA VESTIDURA IMPERIAL.


«ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 499

ORGANIZACIÓN DEL IMPERIO DE MAXIMILIANO.

^m<r

tL Imperio de Maximiliano empezó á re- Final. Nuestro Ministro d e . . . . que-


girse por el Estatuto provisional, según da encargado de la ejecución
el cual, el Emperador gobernaba por de esta Ley ó de este Decreto.
medio de un Ministerio compuesto de siete Fecha. Dado e n . . . . á . . . . d e . . . .
departamentos como eran los siguientes: de la Inscripción. Maximiliano.
Casa Imperial, Es- Refrenda. Por el Emperador,
tado, Negocios Ex- El Ministro de
tranjeros, y Mari-
na; Gobernación, El Estatuto á que me he referido trataba
Justisia, Iustruc- además de los Tribunales para la administra-
ción P ú b l i c a y ción de Justicia y de los Tribunales de cuen-
Cultos, Guerra, tas, de las Comisarías Imperiales y Visitado-
Fomento y Hacien- res, del Cuerpo diplomático y Consulados, de
da. Para la forma- las Prefecturas marítimas y Capitanías de
ción de las leyes puerto, de las Prefecturas Políticas, Subpre-
el Emperador oía fecturas y Municipalidades, de la División mi-
al Consejo de Es- litar del Imperio, de la Dirección de Obras
ESCUDO DEL IMPERIO.
tado el cual, según Públicas, de la División política, de los mexi-
el decreto de 1866, debía componerse de trein- canos y ciudadanos, de las Garantías indivi-
ta y seis individuos representantes de las di- duales, del Pabellón nacional, de la Posesión
versas clases sociales y de los Departamen- de los empleos y funciones públicas, y de la
tos, cuyo Presidente era designado por el mis- Observancia y reforma del mismo Estatuto.
mo Soberano, dividiéndose los consejeros en Sobre los expresados puntos expidiéronse las
tantos grupos cuantos eran los Ministerios, leyes reglamentarias.
formado cada grupo de tres individuos perma- Para la formación de la corte, Maximilia-
nentes y uno suplente, de los cuales unos dis- no revivió los pocos títulos nobiliarios de fa-
frutaban sueldo y otros servían el cargo hono- milias mexicanas descendientes de aquellas
ríficamente. que los poseyeron en la época de la domina-
La fórmula para la publicación de las le- ción española, arrimándose á ella la aristocra-
yes era la que sigue: cia del dinero. Restauróse la Orden de Gua-
dalupe y creáronse las condecoraciones del
Inscripción. Maximiliano, Emperador de Águila Mexicana y San Carlos, ésta para se-
México. ñoras.
Introducción. Considerando, etc. (ú otra fra- Los Distritos ó Prefecturas marítimas oran
se semejante). tres.
C Nuestro Consejo de Ministros. El primero, con su capital Veracruz, abra-
Oído) » » de Estado. zaba todas las costas del Golfo.
I „ „ de Ministros El segundo, que por capital tenía á Aca-
v- y el de Estado. pulco, comprendía las costas del Pacífico, des-
Decretamos lo siguiente. de el río Tilapa, frontera de Guatemala, has-
Texto de la ley. Artículos l 9 , 29, etc. ta Cabo Corrientes.
500 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

CONDE KIVINHULLER, CAPITÁN DE HÚSARES AUSTRÍACOS. TENIENTE DE CAZADORES AUSTRÍACOS.


CORONEL DE HÚSARES AUSTRÍACOS. INFANTERIA.

TENIENTE DE CAZADORES AUSTRÍACOS. BARON VANDER-SMISSEN, CONDE DE THUN-HOHENSTEIN,


CABALLERÍA. COMANDANTE DE LA LEGION BELGA. GENERAL COMANDANTE DE LA B R I G A ° A
AUSTRO-BELGA.

El tercero, con Mazatlán por capital, se ex- 1.a Comprendía los departamentos: Valle
tendía á las demás costas, al norte del expre- de México, Iturbide (Chilpancingo, Tixtla y
sado Cabo. Chilapa), Toluca, Guerrero (Taxco é Iguala),
Desde Marzo de 1865.—El territorio nacio- Acapulco, Michoacán, Tula, Tulaucingo. Ca-
nal habíase dividido en 50 Departamentos, se- pital Toluca.
gún el proyecto hecho por Don Manuel Oroz- 2.a Veracruz, Tuxpan, Puebla, Tlaxcala,
co y Berra, sobre la Carta de la República que Teposcolula, Oaxaca, Tehuantepec, Ejutla. Ca-
en 1863 publiqué. pital Puebla.
Las ocho Comisarías imperiales y divisio- 3. a Fresnillo, Matamoros, Matehuala, Ta-
nes militares se hallaban distribuidas de la maulipas, Potosí, Querétaro y Guanajuato,
manera siguiente : Capital San Luis Potosí.
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESOBIPTIVOS. 501

4.a Nayarit, Zacatecas, Aguascalientes, Ja- La esposa de un Comisario ocupaba el pri-


lisco, Autlán, Colima, Coalcoman y Tancítaro. mer rango entre las señoras de la circunscrip-
Capital Guadalajara. ción departamental, y desempeñaba los car-
5.a Coahuila, Mapimí, Nuevo León y Ma- gos de beneficencia é Instrucción Pública, que
tamoros. Capital Monterrey. eran los mismos que la Emperatriz ejercía en
6/ Durango, Nazas, Chihuahua, Batopilas ia Corte.
y Huejuquilla. Capital Durango. El Ejército, en pie do paz, debía constar
7.a Campeche, Yucatán, La Laguna, Ta- de 22,374 hombres, y en el de guerra, de 30,044.
basco y Chiapas. Capital Mérida. 8,39fi hombres constituían la fuerza que
8.a Mazatlán, Sinaloa, Alarnos, Sonora, guarnecía á la Capital, distribuidos de esta
Arizona y California. Capital Culiacán. manera:
Los Comisarios imperiales, como represen- Cuerpos.
Cuarteles. Arma. Hombres.
tantes del Emperador, tenían en los Departa-
mentos de su mando las mismas preeminen- Palacio Puente Correo
Mayor Caballería. Hú-
cias que disfrutaba el Soberano y los honores sares austría-
que á éste se le tributaban. En los actos ofi- cos 70
ciales hablaban en su nombre y no en el del Palacio. Infantería. In-
cargo que desempeñaban y los ejercían como válidos mexi-
el Soberano. Las facultades, honores y pre- canos 225
Palacio. Calle de los Me-
rrogativas de que disfrutaban eran los que co- leros Inf. 81 de línea
rrespondían á los Capitanes Generales, dán- y mus. aust... 400
doseles por escrito y de palabra, el tratamien- Seminario Plaza le idem. Inf. 81 de línea
to de excelencia y vestían el uniforme de su y 3?zuavos.... 200
Betlemitas. C. S. Andrés. Inf. 81 de línea. 400
clase militar.
Santiago.... Tlaltelolco Inf. Reg. extran-
Los edificios ocupados por ellos y sus fami- jero 450
lias, eran de los principales. Sus disposicio- San Cosme... Convento Inf. Dep. Art.
nes, órdenes, circulares y decretos, sólo podían mexicana 100
ser revocados por acuerdo expreso del Sobe- San Cosme... Garita Inf. Com. de Se-
rano, firmado de su mano. Podían comunicar- guridad 145
Concepción... C. de las Rejas. I nf. Reg. ex-
se cor. éste directamente, en los asuntos gra- tranjero 230
ves, y debían ser recibidos por los habitantes Concepción... C. del Progreso. Inf. Reg. y en-
de su circunscripción departamental con de- fermería 45
mostraciones públicas y con los honores civi- Fuerte. Santo
Tomás C. S. Cosme Inf. 81 de línea 250
les, eclesiásticos y militares, siendo el saludo
Belén Arcos de Belén. Cab. Húsares y
militar de 21 cañonazos. Además de los hono- depósito, 200
res oficiales en los actos públicos, correspon- Belén C. de la Prisión Cab. Reg. ex-
dientes á su representación, gozaban los de tranjero 200
ser saludados militarmente al visitar los bu- Rastro C. del Rastro. Inf. 81 de línea. 280
ques y las fortalezas. Todas las autoridades Santísima. Santísima Inf. Dep. de var.
cuerpos 200
civiles y militares y los empleados, tenían la San Lorenzo. Calle de León. Tnf. Depart, de
obligación de presentárseles para ponerse á var. cuerpos.. 110
sus órdenes, sin hacer gasto alguno por cuen- San Agustín.. Convento Infant, y Cab.
ta de los fondos públicos ni derrama entre los Gend. y 81 de
vecinos, á fin de procurarse fondos para solem- línea 220
Cindadela Cindadela. Inf. y Cab., Ar-
nizar la entrada de dichos comisarios. Estos,
tillería y c:oin-
en las festividades religiosas habían de estar pañías 582
acompañados, conforme á la reglamentación SantaClara.... Santa Clara. Inf. B. francés
de precedencias, de todas las autoridades ci- de ingenieros 220
viles y militares y empleados, y ser recibidos Tlaltelolco Convento. Cab. Cazad, de
Africa y húsa-
en el templo por el clero, con los honores de-
res. Caz. de á
bidos á los vicepatronos. caballo 70
502 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS

Cuarteles,
Cuerpos,
Arma.
Tales instrucciones no incluían la obliga-
Ubicación.
ción de concurrir á las audiencias que para la
Peredo Pte. de Peredo.
Africa 300
resolución de los asuntos no exigieran confe-
P. de los Gallos. Equip. Trenis- renciar con el Soberano, pudiendo en los de-
tas 576 más casos, los ministros, resolver aquéllos
Pelón ,. Inf. 81 de línea 50 conforme á sus facultades, debiendo recabar
Nonoaloo Tnf. 81 de línea 50 del Emperador su acuerdo, previo informe del
Tacuba Reg. est. y de-
part, belga... 180
asunto y dictamen del Ministro respectivo,
La Merced.... C. de la Merced. Infant, y Cab. conservándose en el Gabinete de aquél las mi-
(¡uardia mu- nutas.
nicipal 800 La bandera izada en el Palacio señalaba el
Chapultepec. Tnf 81 <1<> linen 940
lugar de la audiencia; pero sino flameaba en
Chapultepec.
en él una hora antes de la señalada, los minis-
austríacos 30
Molino del Key tros se dirigían á Chapultepec.
austríaco 170 En los casos que pudieran ocurrir graves y
Empleados en los almacenes, Casa Mata, hospita- urgentes, los mismos ministros tenían la obli-
les y prisioiu gación de solicitar la audiencia,, por escrito ó
por telégrafo.
Total 8,396
Maximiliano había introducido en su Cor-
Para el sostenimiento del Imperio, el Ma- te el exagerado ceremonial de la de Viena, y
riscal Achilles Bazaine tenía á su disposición si muy afable se mostraba, en el trato fami-
43,000 hombres, inclusive el Ejército mexi- liar, era muy exigente en los actos oficiales,
cano y las legiones austríacas y Belga. El por lo que, sin duda alguna, y por su propen-
Cuerpo expedicionario francés se hallaba di- sión al orden y concierto en todas las cosas,
vidido de la manera siguiente : I a División de era tan dado á las reglamentaciones prolijas.
Infantería al mando del General De Castagny. Las agrupaciones, por orden de precedencia,
2 a . División de Infantería al del General tenían su ceremonial especial y eran las si-
Douay. Brigada de Caballería, al del General guientes :
De Lascours. La Brigadade voluntarios austro- I a Príncipes de Iturbidc que ocupaban su
belgas á las órdenes de su Comandante el Ge- rango después de los príncipes imperiales (que
neral François, Conde de Thun-Hohenstein. Dios no concedió) de los cardenales y co-
El Ministro de Estado, desde el 5 de Sep- llares del Águila mejicana.
tiembre de 1865, circuló á los Ministerios ins- 2¡! Grandes dignidades.
trucciones por las (pie se determinaban los Gran Mariscal de la Corte.
días y horas de audiencia que Maximliano se- Ayudante de Campo general.
ñalaba á los ministros para tratar los asuntos Gran Maestre de ceremonias.
que les estaban respectivamente encomenda- Gran Chambelán.
dos. Limosnero Mayor y Capellán de la Corte.
Lunes, de 11 á 12 de la mañana, Ministe- Caballerizo Mayor.
rio de Estado, Negocios Extranjeros y Marina. Intendente general de la Lista Civil ó Te-
Martes, de 11 á 12, Ministerio de Goberna- sorero de la Corona.
ción. Gran Chambelán de la Emperatriz.
Miércoles, de 11 á 12, Ministerio de Ha- 3 a Casa militar del Emperador.
cienda. Ayudantes de campo y honorarios.
Miércoles, de 1 2 | á 3, Consejo de Minis- Ayudantes de Mar.
tros. Oficiales de Ordenes y honorarios.
Jueves, de 11 á 12, Ministerio de Guerra. 4a Guardia Palatina.
Jueves, de 1 á 2, Ministerio de Eomento. 5 a Servicio de ceremonias.
Viernes, de 11 á 12, Ministerio de Instruc- Secretario de ceremonias.
ción Pública y Cultos. Chambelanes de servicio y honorarios.
Sábado, de 1 á 2, Ministerio de Justicia. 6 a Servicio Sanitario.
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 503

Primer médico del Emperador. | didos en la ley de precedencias, los actos para
Segundo médico de la Corte. el juramento de las personas de la Corte, Ar-
7 a Servicio Religioso. zobispos y Obispos del Imperio y para la pro-
Un capellán de la Corte. testa de los funcionarios del Estado; los lutos,
Dos capellanes más y otros honorarios. que se dividían en luto nacional, gran luto de
8 a Casa de la Emperatriz. Corte, luto de Corte y medio luto; los viajes
Dama Mayor. mayores que dirigía exclusivamente el Caballe-
Gran Chambelán. rizo mayor; los menores, cuya dirección queda-
Damas de Palacio. ba á cargo del Caballerizo designado por el Em-
Damas de Honor. perador, y los de mar, que eran dirigidos por
9 a Prefectos de los Palacios y sitios im- el Ayudante de mar; el servicio de la Capilla
periales. Imperial para la misa de los domingos y días
10. Prefecto de los Castillos imperiales festivos y para las fiestas solemnes, adminis-
de Ultramar. tración de los Sacramentos y ceremonias de la
Castillo de Miramar, en la costa del Adriá- Semana Santa; los trajes del personal de la
tico, al norte de Trieste. Corte, las atribuciones del Ministerio de la
11. Subprefecto de la isla de Lacroma, Casa Imperial para la formación de presupues-
(isla cerca de la costa de la Dalmacia, al sur del j tos y, por último, el servicio de los sitios Im-
puerto de Ragusa). periales.
12. Abad de Lacroma. Dióse á los departamentos, del Palacio la
lü. Director de los Máseos Imperiales. siguiente distribución:
14. Bibliotecario de la Corte. Salón de ¡túrbida, el muy largo y relati-
lô. Lector del Emperador. vamente angosto, llamado de Embajadores, el
El cargo de Lector era elegido entre los cual últimamente ha sido dividido en elegan-
más distinguidos literatos y fué desempeñado tes salones.
por el insigne poeta español Don José Zorrilla. Calería, de pinturas.—El antiguo come-
El Ceremonial de la Corte establecía la pre- dor y sala de los ayudantes del Presidente.
cedencia por las categorías y reglamentaba el Salas de Audiencias.—Salón rojo cuyos
servicio de la Casa Imperial y de los grandes balcones dan á la plaza del volador.
y pequeños séquitos, daba á los departamen- Sala de ("arlos V.- La pieza inmediata,
tos del Palacio de México la distribución apro- al Oriente.
piada á los usos de la Corte y organizaba las Sala de Yucatán.—Pieza entre el patio y
fiestas nacionales, como eran: el aniversario escalera de honor.
de la Independencia, cumpleaños de Maximi- Salón del Emperador.—El local en que
liano; del Corpus y de Nuestra Señora de Gua- estuvo la Secretaría de Gobernación antes de
dalupe, así como las de Corte, á saber: el día ser trasladada á la calle Humboldt.
de San Carlos, los grandes bailes, los grandes Capilla.—Hoy Cámara de Senadores.
banquetes, los grandes y pequeños conciertos, Comedor- Salón de desahogo de dicha
las funciones de gala y ordinarias en el teatro, Cámara.
las fiestas de Palacio, las tertulias y las comi- Galeria de los Leones.—Primer salón de
das en Palacio. Reglamentaba igualmente las espera.
recepciones y audiencias en general, en el Pa- Sala de Consejo.—La inmediata ó segun-
lacio de México, la distribución de condecora- da de espera.
ciones y medallas en los días de fiesta nacio- Para la debida colocación de las personas,
nal, la recepción de Embajadores y Ministros conforme á sus categorías, en sus asistencias
extranjeros y la de las Diputaciones que lle- en los templos y Palacio, dábanse impresos
gaban á la Corte de los diferentes Departa- unos diseños, así como para el orden que de-
mentos del Imperio, las audiencias solemnes, bía guardarse en'las procesiones como el Cor-
las privadas y las públicas; la entrega de la pus y el 16 de Septiembre, se publicaba el
birreta á los Cardenales; la presentación á correspondiente reglamento.
Maximiliano de todos los individuos compren- El uso de la escarapela nacional estaba-
504 EL LIEEO DE MIS RECUEBDOS.

reservado solamente á la servidumbre de los pues como he manifestado y todo el mundo sa-
siguientes personajes: be, había funcionarios encargados de hacer
Gran Mariscal de la Corte, Presidente del cumplir las exigencias de la Corte, tanto que
Consejo de Estado, Ministros, Jefes de misión para probarlo, bastará con recordar el hecho
en el extranjero y grandes dignatarios de la de habérsele reconvenido á un personaje por
Corte. orden del mismo Maximiliano, con motivo de
El Ceremonial en todos los actos de ésta presentarse de mañana con pantalón negro.
observábase con todo rigor. En los grandes Tal vez el señor Abate se refirió á los acicates
bailes y tertulias las señoras se presentaban de algún militar, pero en tal caso no debía ha-
escotadas y lujosamente ataviadas, luciendo berle extrañado tal circunstancia, pues Méxi-
riquísimas joyas y los hombres vestidos de co en esto seguía el uso de la civilizada Eu-
grande etiqueta y de vistosos uniformes, civi- ropa.
les y militares, todos con sus condecoraciones. Dicho escritor no pudo dejar de revelar en
Los Soberanos, según expresión de la Corte, su obra el carácter de ligereza que distingue
dignábanse romper el baile con las cuadrillas á muchos de sus compatriotas al emitir su jui-
de honor, el Emperador, con la dama por él cio respecto de otras naciones distintas de la
mismo designada é invitada por el Chanbelán suya y para quienes la historia no tiene inte-
de servicio, y la Emperatriz con el personaje rés, si no campean en ella rasgos embusteros y
por ella señalado é invitado por la Dama Ma- novelescos, y poseer la circunstancia exclusi-
yor ó por el Gran Mariscal de la Corte, cuan- va de convertir en regla general un hecho ais-
do el Emperador no tomaba participación en lado. El señor Abate, sin duda, concurrió á un
él. Los Soberanos recorrían los salones y di- fandango del barrio de la Palma, y soñó con
rigían la palabra á los asistentes y daba tin el el baile de la Corte.
baile cuando Maximiliano y su consorte se re- Doy término á la digresión y continúo la
tiraban á sus aposentos, lo que generalmente historia.
acontecía á las doce de la noche. Maximiliano, en su carta de 12 de Octubre
Falsos, de todo punto falsos, como calum- á su Ministro de Gobernación expresa el de-
niosos, eran los hechos que el Abate Domè- seo de crear el teatro nacional bajo la direc-
nech asentó en su libro Le Mexique tel qui'l ción del poeta español D. José Zorrilla & la
est. Si para muchos falta fué, políticamente sazón en México, fijando para su inauguración
hablando, la concurrencia de las primeras fa- el 4 de Noviembre ; concediendo dos premios,
milias de la Capital á esos bailes, el hecho no uno de 1,000 pesos para la mejor comedia que
autoriza para permitir que se ataque la hono- se presentase y otro de igual suma para la me-
rabilidad de aquéllas, y más cuando tales ul- jor tragedia. Ninguna pieza de las indicadas
trajes desdoran el nombre mexicano. En esos á concurso hubo de haberse presentado cuan-
bailes no pasaban á los bolsillos de las convi- do la inauguración se efectuó en el teatro im-
dadas los dijes del tocador de la Corte, por las provisado por el mismo Zorrilla en uno de los
tres siguientes razones: primera, y sobrarla salones del Palacio, con el drama "Don Juan
con esta, porque aquellas convidadas eran ver- Tenorio," desempeñado por artistas que ac-
daderas damas; segunda, porque no tenían ne- tuaban en el Teatro Principal. Las decoracio-
cesidad de tales dijes, pues los poseían en sus nes fueron ejecutadas por el hábil escenógra-
casas, en abundancia, y tercera, porque los fo mexicano Serrano, quien muchas veces se
trajes de señoras, para los bailes, no tenían hizo aplaudir en el Teatro Nacional por sus
bolsillos. artísticos telones, particularmente en los que>
Que las espuelas de un bailador desgarra- en la época fastuosa del teatro en México, re-
sen el vestido de una señorita, es otra calum- presentaban los Molinos y la Catedral de
nia tan grosera como la primera. Si algunos Munster de la célebre ópera El Profeta, del
inciviles, admitiendo sin conceder, el hecho, maestro Meyerbeer.
se hubiesen presentado en tales bailes con es- Al presentarse en el salón Maximiliano y
puelas dejando en el patio sus caballerías, no su esposa, fueron saludados por la orquesta,
se les hubiera dado entrada en los salones, con la ejecución de la fanfar que en su honor
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 505

compuso el gran Rossini. Zorrilla leyó con en- Oficial de la guardia palatina y oficial de
tonación magistral una composición laudato- órdenes.
ria, en lo que mucho se semejaba á Virgilio. Un Chambelán y un Ayudante de Campo.
Esta fué su composición: Grandes dignidades, con excepción del Li-
mosnero Mayor.
Augusto Emperador, por donde quiera El Gran Mariscal de la Corte.
que me lleve mi instinto vagamundo, Los Príncipes de Iturbide.
llevaré un buen recuerdo, hasta que muera, Collares del Águila Mexicana.
de nuestro buen encuentro en este mundo. Príncipes imperiales.
Ambos hemos venido á estas regiones, Los Emperadores.
predicando la paz, Vos con grandeza Princesas imperiales.
Imperial, con corona en la cabeza, Señoras Grandes Cruces de San Carlos.
con oro, con poder y con legiones, Dama Mayor.
mas en la mano, al par con ansia viva Damas de Palacio, de servicio.
mostrando al pueblo de la paz la oliva. Dama de Honor, de servicio.
Yo.vine solo aquí con la nobleza Los guardias palatinos eran individuos de
del corazón leal del castellano, alta estatura y de buena presencia, y se pre-
extraño á las políticas pasiones, sentaban en las grandes funciones, con uni-
ajeno á odios de raza y opiniones forme de gala que consistía en levita de paño
á visitar, cortés, á un pueblo hermano. encarnado con bordados de plata representan-

CONDE BOMBELLES,
COMANDANTE DE HULANOS. CAPITÁN DE LA GUARDIA PALATINA. SOLDADO DE LA GUARDIA PALATINA.

Para las funciones de gala en el teatro lle- do hojas de laurel y encima, con botones de
gaban á éste los Emperadores con el séquito plata bruñida y águila imperial de oro, sólo
que ya en el Palacio habíales hecho los hono- en el talle, y con caponas y cordones de plata;
res, y eran recibidos en las puertas del Coliseo guantes blancos de ante; pantalón de lo mis-
Por el Secretario de Ceremonias y por el in- mo ajustado á la pierna y cerrado con tres bo-
tendente y administrador del teatro, quienes tones; botas de charol negro, arrugadas y de
8
e agregaban á la comitiva que se dirigía al boca ancha triangular; acicates de plata con
Palco imperial en medio de la valla que for- correas de charol; espada-sable, cinturón y ti-
maba la guardia palatina, y en este orden : rantes de galón de plata sobre tafilete encar-
Intendente y Administrador del teatro. nado; casco de plata bruñida con el águila im-
Secretarios de ceremonias. perial de oro, en el tope, batiendo las alas, y
64
Ü06 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

al frente la gran cruz del águila, de oro, y por tablecido un orden riguroso. A toda solicitud
último, barboquejo blanco, de cuero de charol. de pobre ó rico, contestábase señalando al so-
Tan luego como el Maestro de Ceremonias licitante día y hora en que debía ser recibido,
anunciaba, por medio de tres fuertes golpes á cuyo fin se llevaba en la Secretaría una lis-
dados con un gran bastón en el pavimento del ta en (pie se asentaban las peticiones según
palco imperial, la llegada de los Soberanos, el orden con que habían sido presentadas. A la
todos los concurrentes, hombres y señoras, se hora indicada se abría la puerta del gabinete
ponían de pit! y así permanecían hasta que imperial y aparecía el chambelán de servicio,
aquéllos tomaban asiento y eran saludados quien después de preguntar por la persona ci-
con (il Himno Nacional tocado por la orquesta. tada y de obtener de ella la correspondiente
En el patio, cuyas lunetas no se veían ocu- respuesta, la hacía entrar al expresado gabi-
padas por las damas, permanecían en pie los nete. Hallábase ya Maximiliano de pie al la-
concurrentes dando la espalda al foro duran- do de una mesa, en la que apoyaba una mano.
te los entreactos, y nadie podía dar señales de Era aquél de elevada y erguida estatura, sien-
aprobación si los Soberanos no la autoriza- do los ragos más característicos de su fisono-
ban. mía, frente espaciosa, nariz aguileña, ojos azu-
Terminada la función, Maximiliano y su lez de mirada expresiva, ligeramente sonrosa-
consorte regresaban á Palacio con el mismo do el cutis, el pelo rubio así como su luenga
séquito y en hermosos carruajes, pero las per- barba partida en dos. Su traje era irrepro-
sonas de la Corte no se retiraban á sus domi- chable y ostentaba en su cuello la condeco-
cilios sino hasta el momento en que los Sobe- ración del Toisón de Oro. De esta manera
ranos quedaban instalados en sus aposentos. daba audiencia y oía la petición, dictaba á su
En todos los actos oficiales seguíase un or- Secretario su acuerdo, despedía con finas ma-
den semejante, publicándose previamente re- neras al interesado y proseguía dando audien-
glamentos que por su laconismo daban exce- cia por el tiempo señalado.
lente asunto al sutil lápiz de Escalante. Si digna de elogio era tal conducta, no me-
Así por ejemplo, en el ceremonial para la recía igual consideración la práctica observada
festividad del 1(5 de Septiembre de 18(55 se para la formación de las listas en que se ha-
leía: Segundo coche, dos asientos, dos caba- cían constar los nombres de los peticionarios
llos, dos damas de Palacio, todo lo (pie el há- con ciertos calificativos que, si bien honrosos
bil caricaturista transladó al papel, dibujando para algunos, eran poco dignos y decorosos
objetos en este orden: un coche bombé de so- para los más, práctica (pie se prestaba á in-
pandas, dos sillas con asientos de tule eu calificables abusos que necesariamente mal
marcha, dos escuálidos jamelgos y dos damas preparaban el ánimo del Emperador. Tales
con manteletas y sombrillas. calificativos eran por este estilo: "Un pobre
No comprendía yo cómo personas indepen- hombre sin importancia"—"ha servido á todos
dientes de más que regular fortuna ambicio- los partidos y á todos ha traicionado"—"es
nasen ciertos títulos y tuviesen por alta hon- hombre de talento pero poco escrupuloso en el
ra verse citadas en los periódicos entre las manejo de fondos"—"conservador de conve-
personas de servicio como chambelanes, caba- niencia" — "liberal adjudicatario"—"hombre
llerizos y otros dictados á que no podía habi- hábil, pero hay que cuidarse de él"—"militar
tuarse mí oído, y menos al tratarse de distin- reaccionario de escasos conocimientos"—"Fu-
guidísimas señoras que (iran reúnas en sus ca- lana de Tal, de malos antecedentes y mezcla-
sas y constituían en Palacio damas de servicio da en la política"—"fué soldado de Porfirio
semaneras. Yo sabía que tales prácticas eran Díaz y puede ser sospechoso"—"militar como
observadas en las viejas monarquías, en las muchos, sin conocimientos."
que los más ameritados personajes disfruta- Pasábase diariamente á Maximiliano un
ban tan honrosas distinciones, pero sea por extracto de los artículos de la Prensa que des-
falta de costumbre ó por natural repulsión, no favorablemente trataban los asuntos del Im-
podía acomodarme á ellas. perio, y como notas marginales al lado de ca-
Para las audiencias, Maximiliano había es- da extracto poníase el acuerdo, ya para hacer
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 507

la 1.a y 2. a advertencia á un periódico, ya para Una Señora que firmaba M a A. B. en un


a
lanzar la 3. que importaba la suspensión de i largo y pesado escrito, decía al principio:
aquél ó el castigo á sus redactores; habiéndo-
se dado el caso, como efecto pernicioso de to- " Postrada al muy Ilustre Sr. Emperador
da intervención extraña, de que la licencia del suelo Mexicano: Quien rendida á sus pies
otorgada por el Soberano para la publicación le dá el parabién de su bien benida á este sue-
de un diario, fuese anulada por la autoridad lo Mexicano desde (pie fué elejido y nombra-
francesa. do, que rrecibio las bendiciones del Cielo, es
Las solicitudes para empleos y socorros llo- tais bos consagrado á Dios para que bengals
vían á millares, y de todas se pasaba igual- Rei mió á derramar el aljobar de buestras bir-
mente un memorial á Maximiliano, quien acor- tudes seáis bien venido en ora buena, á jusgar
daba lo que creía conveniente en cada caso, la causa de una pobre biuda de cincuenta y
distribuyendo muchas y no pequeñas cantida- seis años de hedad, con un ijo adoctivo de
des de dinero. Natural era que al dirigirse á honse años de e d a d " . . . .y terminaba de esta
aquél por escrito los solicitantes, iliteratos en manera : "Y no mas perdono el rei nú Sr. el
su mayoría, y ajenos á los usos y costumbres arrojo que he tenido de manifestarle mis nese-
de una corte, le diesen los más variados y re- sidades. por aliarme completamente destitui-
tumbantes dictados, como: Señor Emperador, da, p'-' á S. M. buelbo mis ojos esperando enju-
Excelentísimo, Rey Soberano, Eminentísimo, gar mis lagrimas con el consuelo que nos ha
S. M. I. el Emperador del Imperio mexicano, mandado pues con ancia lo espero como la tie-
Sagrada é Imperial Majestad, ínclito Sobera- rra seca desea la Uubia, así yo deseo la gracia
no, Sacarreal y otros. del Rey mi Sr. y quedo rendida á sus plantas
Nunca han sido presentados memoriales perpetuamente en tan peregrina gratitud.
más disparatados y en mayor número como en Ma A....B."
la época del Imperio de Maximiliano, de los
que algunos poseo y nc puedo resistir á la ten- (Véanse otras dos curiosas cartas, como la
tación de darlos á conocer á los benévolos lec- anterior, en el artículo del Libro 2", titulado
tores, aunque sea en una parte ínfima. "El Evangelista").

ZXLIV

ESTADO DEL PAIS EN 1866.

--£--|D]-<~-

| | w O S acontecimientos que se desarrollaron nes que basten para recordar el estado gene-
^ ^ en el año de 18(>t>, eran otros tantos pre- ral en que se hallaba el país en los momentos
sagios adversos para el trono de Maxi- en que empecé á ejercer mi profesión, y á este
miliano. No te daré, por cierto, querido lector, fin te presentaré los cabos de los hilos de la
un curso de historia, sino tan sólo las indicacio- maraña política, para ver si puedes desenre-
508 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

darla. El partido conservador, verdadero crea- que consiste en saberse engañar mutuamente
dor del nuevo gobierno, al que fió la salvación los que la ejercen, procurando obtener cada
de todos sus intereses, se hallaba como cuer- cual mayor provecho, sin importar muchas ve-
po político en el apartado é individualmente ces los dicterios, con tal que se hallen revesti-
se codeaba en las altas regiones imperiales dos de la buena forma; nada más que, respecto
con sus enemigos, en tanto que en el partido de esta circunstancia, existía gran diferencia
liberal, contra el cual se instituyó la forma entre la estoica diplomacia del primero de di-
monárquica, residía la fuerza, porque como chos gobiernos que la ejercía para sacar avan-
cuerpo político combatía á aquélla y sostenía te la famosa doctrina Monroe, y la disimula-
la causa de Don Benito Juárez, é individual- da del segundo, por medio de la cual preten-
mente influía de una manera decisiva en los día salir lo más airoso posible, de la ardua
asiintos del Imperio. empresa que había acometido, aprovechando
Dadas estas circunstancias y atendiendo á la ocasión favorable que, para su intento, le
los intereses creados por las leyes liberales, ofrecía la tremenda lucha que sostenían, en los
Maximiliano no podía, aunque hubiera querido, Estados Unidos, los separatistas del Sur con-
retrotraer los asuntos políticos al estado en tra los ejércitos del Norte.
que se hallaban antes de la expedición de di- La correspondencia seguida entre el go-
chas leyes. Sin embargo, debió, en virtud de bierno francés y el de los Estados Unidos, ter-
sus compromisos contraídos con el partido minada aquella guerra, fué el golpe de gracia
que le había elevado al trono, calmar siquie- dado al tratado de Miramar, entablándose, en
ra en parte, los males que éste resentía, pero consecuencia, otra correspondencia, entre los
ni aun esto le fué dado porque los liberales á dos emperadores, Napoleón por la gracia de su
quienes confió los intereses del Imperio, obra- persona y Maximiliano por la gracia de Napo-
ban, á pesar de sus faltas cometidas con su an- león, y esa correspondencia dio origen á otras
tiguo partido, en favor de sus principios, apro- dos, una entre el mismo Maximiliano y Bazai-
vechando la influencia que ejercían en sus al- ne y otra entre éste y el Ministro de Guerra fran-
tos puestos. Maximiliano no sólo aceptó aque- cés. La nota de 31 de Mayo de 186(5 que el pri-
llas leyes (pie nulificaban al partido conserva- mero de dichos emperadores envió al segundo,
dor sino que dictó otras disposiciones que estaba llena de recriminaciones presentadas co-
pugnaban abiertamente con preceptos cuyo mo otros tantos justificantes de la resolución
acatamiento siempre ha exigido la Iglesia ca- adoptada de retirar de México las fuerzas fran-
tólica, como es la abstención de trabajar los cesas, y de privar al Archiduque, ó la vez, de los
domingos y días festivos. recursos pecuniarios, y solóse le aconsejaba que
Desde el mes de Julio de 1864 prevínose procediese activamente á crear su Hacienda y
por una Circular, que los empleados de todas á organizar su Ejército, á fin de atender á sus
las oficinas concurrieran á éstas para desem- necesidades y á su propia defensa, todo lo que,
peñar sus labores de 9 á 12 de la mañana, se le decía, había descuidado.
exceptuándose tan sólo de la orden general, No era neceraria la tal nota para que Maxi-
los siguientes días: Natividad del Señor, Jue- miliano estuviese advertido de la torcida polí-
ves y Viernes Santos, Domingo de Pascua de tica francesa respecto de su Imperio, pues la
Resurrección, Domingo de Pentecostés, Cor- conducta de Bazaine se la había revelado. In-
pus, 16 de Septiembre y 12 de Diciembre. quieto Maximiliano por las creces que adqui-
Si tales circunstancias mucho dañaban á la rían los liberales y hacían posible que el se-
monarquía fundada en México por la Casa ñor Juárez tuviese acreditado cerca de su Go-
de los Hapsburgo, pésimas fueron las creadas bierno un Embajador americano, ordenaba al
por la política americana. Al terminar la gue- Mariscal francés que obrase activamente, au-
rra separatista, la Casa Blanca dio señales de mentando sus fuerzas en los Estados fronteri-
vida con respecto á los asuntos de México y zos para oponerse á aquellas tentativas; pero
empezó el juego diplomático entre el gobier- Bazaine, acatando órdenes de su Gobierno y co-
no de los Estados Unidos y el de Napoleón mo buen militar que trataba de poner á cu-
I I I . La diplomacia desarrolló su alta escuela bierto de una sorpresa ycmkee á sus soldados,
ASUNTOS HISTORIÓOS Y DESCRIPTIVOS. 509

nò obedecía y los replegaba convenientemente iba enturbiándose más y más el horizonte po-
en poblaciones del interior. Esto dio lugar á lítico del Imperio.
la correspondencia seguida entre Maximiliano Hallábame cierto día en la extensa llanura
y Bazaine, en la que se guardaba la buena de la hacienda de San -lavier, al pie de la Me-
forma como correspondía á dos buenos amigos sa de Altica que forma parte de la muy que-
y compadres, pero sin que escaseasen en ella brada Sierra de Jos Pitos, ocup¿ido en traba-
palabras desabridas. jos de nivelación, acompañado de dos excelen-
Las Cortes marciales estaban, á la sazón, tes peones, antiguos barreteros de Real del
en su apogeo y á la orden del día, reforzadas Monte, cuando escuché las pisadas de un ca-
en sus procedimientos por la famosa ley de Í5 ballo que á galope se acercaba. Volví el ros-
de Octubre del año anterior, 1865, y por la ab- tro y mis ojos vieron, cerca de mí, á un jine-
dicación que Maximiliano había hecho de una te, y en las lejanas lomas, la fueiza de caba-
de las más grandes y nobles prerrogativas del llería de la que aquél se había desprendido.
gobernante, cual es la de perdonar, mas á pe- Su traje de cuero con vivos de plata y el som-
sar de la renuncia de ese derecho, algunos brero galoneado, de tres 'pedradas, ó sea apa-
fueron arrancados del suplicio, dicho sea en bullado en tres puntos de su elevada copa, hi-
honor de la verdad. Con esa suma de poder, ciéronme comprender que tenía que habér-
los franceses juzgaban sumariamente á los melas con los plateados, muy temidos como
prisioneros, nivelándolos con los bandidos y ladrones y plagiarios.
fusilaban á su contento, y para alejar del So- A tiempo que el guíete me dirigía la pala-
berano el ejercicio del perdón, cuando se daba bra y no cesaba de dar vueltas á su lazo, mis
entrada en el Gabinete Imperial á una solici- dos peones, Juan y José María, disimulada-
tud de indulto, bastaba un sencillo informe mente sacaron sus puñales y se acercaron á
de los mismos que trataban de perder á aqué- las ancas del caballo.
llos. Reducíanse las informaciones á decir —¿Para (pié son esos jierros que tiene
que el individuo solicitante de la gracia de ahí? me interpeló con grosería el ginete.
indulto, no había sido juzgado como disiden- Yo reprimí la ira que me causara el oír
te, sino como ladrón y asesino. Entretanto, llamar fierros al nivel y me apresuré á contes-
Dupin, el feroz Dupin, con su contraguerrilla tar:
formada de hombres sin corazón y de diversas —Es un instrumento que sirve para com-
nacionalidades, asolaba los Estados de Ta- poner los caminos. Breve respuesta que á fal-
maulipas y Veracruz cometiendo toda clase de ta de su exactitud era la que convenía á la
depredaciones é infamias. obtusa inteligencia del que preguntaba y la
Las guerrillas liberales entraban en pobla- que, inspirándole algún interés, pudiera li-
ciones intervencionistas y las aniquilaban, co- brarme de su asechanza.
mo destruidas quedaban las poblaciones libe- —¿Y qué se mira con eso? dijo señalando
rales que eran asaltadas por las guerrillas im- el anteojo del nivel.
periales, en virtud del terrible derecho de las —Bájese del caballo, le contesté, y acer-
represalias. A los daños que causaba al país qúese para satisfacer su curiosidad.
la guerra sostenida por imperialistas y repu- Muy pronto obedeció á mi invitación y
blicanos, agregábanse los que provenían de la aproximándose al instrumento, púsose medio
no menos cruda que á la sociedad hacían los encorvado, con sus manos apoyadas en las
salteadores de camino y plagiarios, que en su rodillas, aplicó al ocular del anteojo el ojo iz-
vil ejercicio tomaban, á veces, una ú otra ban- quierdo, apretando fuertemente el derecho, y,
dera por pretexto. muy azorado me dijo:
Las guerrillas de Paulino Norioga y Cata- —¡Si veo nublado!
rino Fragoso, así como las cuadrillas de Pla- —Ya verá claro, le respondí, mientras da-
teados, mantenían en continua alarma á los ba vuelta al tornillo para afocar el anteojo.
pueblos de la parte Septentrional del Valle de En ese momento llegó al galope otro jine-
México y especialmente á los de Zinguilucan te y dirigiéndose á su compañero le habló así:
y Tulancingo, como que era la época en que —Dice el jefe ¿que qué haces?
510 EL LIBKO DE MIS BEOÜEBDOS

Es decir, ¿por qué no has lazado al señor y di á los peones la orden para que con ésta y
y te lo has llevado? Tal era la interpretación los estadales partiesen por recónditas veredas
que á esa pregunta pudiera darse, en vista de á Tezontepec. Dirigíme luego á una nopalera,
la actitud del que primero habla llegado. donde tenía á la sombra ini caballo, que, por
Apéate, hombre, contestó el interpelado fortuna, no habla sido visto por los plateados,
y ven á ver lo que estoy mirando. montó en el acto y á poco me perdí en las as-
La curiosidad obligó al segundo á bajarse perezas de la Sierra. Pronto emcumbré la Me-
del caballo, y se apresuró, á ejemplo del otro, sa des Altica y ya con ánimo tranquilo, pues
á mirar por el anteojo. Su sorpresa debió de conociendo, como conocía, más que mis per-
ser inmensa, por la ilusión que le causaran seguidores, los vericuetos de la montaña, fácil
las imágenes invertidas á que daba lugar la me era observar desde aquellas alturas los mo-
combinación de las lentes, y no pudo menos vimientos del enemigo y optar por el camino
que exclamar: (pie me ofreciese mayor seguridad.
—¡Mira, hombre, todas las tierras colga- A poco vi, desde aquella eminencia, á toda
das! la fuerza de los plateados que había acudido
La llegada del segundo guerrillero aumen- al lugar en que habían interrumpido mis tra-
tó mi desazón, creyendo en la posibilidad de bajos, con ánimo, sin duda para hacer facti-
que toda aquella fuerza que en las lomas veía bles mis temores, pero ya era tarde, pues en
se descolgara al lugar de mi estación y carga- tales momentos empezaba yo á descender, al
se con mi persona y con mis peones. Me apre- paso lento de mi caballo, la vertiente opuesta
suré, por tanto, á decir á mis peligrosos é im- de la montaña, con dirección á Tezontepec.
portunos visitantes: En esa población supe á quién pertenecía
—-Ya es muy tarde y tengo necesidad in- la tal fuerza, y al observar á mis peones si no
dispensable de regresar luego á Pachuca. temieron comprometer más nuestra situación
Hecha la insinuación de que se retirasen, sacando á relucir sus armas en los momentos
ambos montaron de nuevo á caballo y se ale- en que podía habérsenos echado encima una
jaron apresuradamente, no sin dirigirme las fuerza numerosa, me contestaron:
siguientes palabras: —Nos prevenimos, señor, para que en el
—Hasta la vista, vale, y cuídese. instante de ser usted lazado, cayese el lazador
Esto no lo dijeron á un sordo, pues en el de su caballo clavado por nuestros puñales.
acto introduje como pude el nivel en su caja, ¡Después, Dios diría!
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 511

2sz\r
UN MILAGRO DE SAN ANTONIO.

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EPISODIO 3DE L A . O - U E K R A 3DE HsTTEIí.VB]SrCIO]Nr.

NUBLADOS POLÍTICOS.

fAS operaciones militares de los franceses la política imperial que, reconociendo los he-
que, á fines de 18<iÜ, habían extendido chos consumados, había adoptado los princi-
su esfera de acción á los Estados de pios liberales, rechazaban esa política diame-
Guanajuato, Aguascalientes y Jalisco, y el tralmente opuesta á sus doctrinas, que por
avance del General Mexía para la ocupación completo desvanecía sus más halagadoras ilu-
de la plaza de San Luis Potosí, asiento á la siones, de retrotraer los asuntos del Estado á
sazón del Gobierno republicano, obligaron á un régimen puramente conservador. Por otra
éste á emprender su retirada á la capital de parte, las cuestiones religiosas suscitadas por
Nuevo León. Creyó el francés que la hora de su unos, y los deseos que en otros dominaban de
completo triunfo había sonado, pero pronto la no intervención francesa en los asuntos de
hubo de convencerse de que le era preciso do- la monarquía, crearon nuevas dificultades que
meñar, más que ejércitos, la inquebrantable tanto revelaron como presagiaron la falta de
voluntad del Presidente Juárez, viva encarna- solidez y la no muy lejana ruina del nuevo
ción, en tan críticos momentos, de las ideas edificio que aquella intervención había levan-
republicanas. tado. La desavenencia entre la corte pontifi-
Los mencionados movimientos militares cia y el Gobierno imperial, con motivo de las
de los intervencionistas eran el preludio délas Leyes de Reforma, cuya derogación aquélla
operaciones enérgicas que hablan de seguir exigía creó, asimismo, dos partidos, de los
en los Estados de Nuevo León, Coahuila, Za- cuales el más poderoso era aquel que en sus
catecas, Sonora y Sinaloa, á fin de estrechar manos tenía las riendas del gobierno y que
más y más el campo de las autoridades repu- abiertamente rechazaba las exigencias del
blicanas, las que pusieron de por medio, para Nuncio apostólico. De todos estos partidos
nulificar el intento, llanos inmensos y ante- surgió el llamado Nacional, que, aceptando
murales, como los desiertos de Mapimí y las la monarquía, negaba toda participación en
asperezas de la Sierra Madre. los asuntos del Gobierno á los franceses.
Las disensiones que surgieron entre los No se ocultaba á la perspicacia de éstos,
mismos partidarios de las nuevas institucio- el poder moral que representaba y el esforza-
nes, que se propagaron entre la regencia y el do aliento que infundía á las masas republi-
jefe de las armas francesas y, por último, ad- canas la enérgica actitud del Presidente, mo-
quirieron mayor desarrollo, entre el poder im- tivo por el cual todos sus esfuerzos fueron di-
perial y la autoridad francesa, eran otros tan- rigidos á apoderarse de la persona de éste ó,
tos elementos que debían dar más tarde sus por lo menos, á despojarle de su prestigio obli-
frutos, favorables á los defensores de la Re- gándolo á pasar la frontera, en tanto que en-
Pública. Los que habían promovido la inter- caminaban .sus legiones á los Estados de Oa-
vención y adoptado el Gobierno monárquico, xaca y Guerrero, en donde los Generales Díaz
como una tabla para ellos salvadora en medio y Alvarez les inspiraban muy serios temores.
d© su naufragio, no podían conformarse con Tal era el denso nublado el cielo
512 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

de la política intervencionista, empezó á for- rácter dulce y afable, y á quien sus sentimien-
marse en los momentos en que tuvo desarro- tos patrióticos habían convertido en un va-
llo el anecdótico é interesante episodio del liente militar.
Milagro de San Antonio. La Providencia tenía reservado á nuestro
héroe para una empresa que si bien no era de
aquellas en que se desafía el peligro frente á
EL GENERAL BELENDEZ. frente de un ejército, no por eso dejaba de ser
ni menos atrevida, ni más arriesgada, como el
Desgraciados tiempos aquellos en que las lector podrá juzgaren el curso de esta historia.
armas intervencionistas y republicanas relu-
cían en los campos de batalla, tiempos de des-
engaños para unos, de constante prueba para
otros y de enormes sacrificios para la nación
entera. Época desdichada que desarrolló un
terrible drama que por prólogo tuvo las fies-
tas de Miramar y por epílogo las sangrientas
escenas del Cerro de las Campanas. Ni odios,
ni rencores que deben desaparecer en el seno
del olvido, preténdese despertar, por esta na-
rración, entre los miembros de la gran familia
mexicana, cuya unificación de miras, hoy más
que nunca, exige el interés de la patria. La
exposición de los hechos requiere ciertos por-
menores, más su recuerdo no debe ser ya bas-
tante poderoso para desatar fraternales lazos,
que más y más han de estrechar los vínculos EL GENERAL BELENDEZ.
sociales, en los que únicamente reside la pros-
peridad de una nación. Trescientos indígenas de la Sierra compo-
Los azares de la guerra favorecían á las nían la guerrilla que mandaba el intrépido Be-
armas intervencionistas las cuales rechazaban lendez, quienes, ya fuera por el cariño que
ejércitos, pero con sus triunfos multiplicaban había sabido inspirarles su jefe, ya fuera por
las guerrillas, (pie se les presentaban por todas el justo orgullo de que se hallaban poseídos,
partes, como otros tantos obstáculos para la como que medían sus armas con los aguerri-
realización de sus miras. Si de los españoles dos franceses, fuera, en fin, por la alta consi-
heredamos el genio inquieto y turbulento, deración que, por esta causa, tenían de sí mis-
también heredamos su valentía y ese indoma- mos, creyéronse contituidos, no en guerrilla
ble sistema de hacer la guerra, apelando al úl- sino en un verdadero cuerpo de ejército, que
timo recurso, nulificando, con su práctica, los como tal debía ser gobernado por un jefe su-
triunfos del enemigo. Un ejército vencido se perior. A la iniciativa siguióse inmediatamen-
fraccionaba, y cada fracción ocupaba los bre- te la elevación del que los gobernaba al rango
ñales de una barranca, un desfiladero, una de General. La proclamación fué ingenua, es-
garganta, impidiendo el paso de las huestas pontánea y entusiasta: la aceptación sancionó
francesas, ó por lo menos causándoles gran el acto, y desde entonces el héroe de este epi-
daño. sodio, antes Coronel, fué conocido con el nom-
En una apartada región de las serranías bre del General Belendez.
de Tlatlauqui y Teziutlán, veíase un grupo de
guerrilleros á cuyo jefe podrá conocer el lec- UNA MISIVA IMPORTANTE. '
tor, si me permite su presentación. Era un
hombre de baja estatura, más bien obeso que Ilusiones incesantes, seguidas de conti-
delgado, de tez morena, pelo negro y lacio, nuos desengaños, van marcando la vida del
ojos vivos y negros como sus cabellos, de ca- hombre, en tanto que más y más espera lo que
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 513

él llama el porvenir. ¿Y qué es el porvenir? General Díaz obre en sus operaciones milita-
Una época incierta, confundida en el piélago tes, de acuerdo con los Gobernadores de Pue-
inmenso de los tiempos futuros, cuya proximi- bla y Veracruz, y que pueda disponer, con tal
dad siempre se ve bajo la influencia de un ve- intento, de algunos recursos. Tal es el objeto
hemente deseo, de una ilusión. Y la ilusión, de las notas que entrego á usted.
¿qué es? Yo la comparo á una preciosa mar- —Señor Presidente, si no muero en la tra-
garita que, en nuestra infancia, se desarrolla vesía muy pronto la actividad de las operacio-
vigorosa y lozana, y que deshojada por el nes en el campo del General Díaz, anunciarán
tiempo año por año, pierde su último pétalo, á usted que he sabido cumplir con mi deber.
que decide de nuestra ventura ó de nuestro in- Un apretón de manos fué la despedida del
fortunio. General.
Si la amistad, los fraternales lazos, los
vínculos más estrechos suelen deshojar esa SAN ANTONIO.
preciosa flor de la existencia, nunca los desen-
gaños y la desilusión se revelan mas que en
los actos de la política. Seguir paso á paso al comisionado del Go-
La suerte habla respetado en Don Benito bierno republicano en su largo viaje, enume-
Juárez el afortunado pétalo de su vida intima; rar los peligros que á cada momento desafia-
pero como todos los hombres, pagó tributo al ba y vencía la astucia, en los lugares ocupa-
desengaño, en su vida pública. dos por las fuerzas intervencionistas, serla ex-
Pocos antes de la retirada del gobierno re- tender las justas proporciones de esta narra-
publicano á Monterrey y de la ocuunción de ción, convirtiéndola en importuna y enfadosa.
la plaza de San Luis Potosí por las fuerzas Básteme decir que disfrazado aquél de arrie-
del general Mejía (25 de Diciembre de 1863), ro, caballero en una cabalgadura que por lo
fué presentado el general Belendez al Señor flaca y ruin pudiera creerse la del héroe de
Juárez, cuya perspicacia hízole descubrir la Cervantes, y conduciendo una recua de asnos
índole del recien llegado, con el que tuvo va- cargados con objetos de alfarería ordinaria,
rias conferencias que le permitieron robuste- recorrió desiertos, penetró en poblaciones, co-
cer su juicio, y en la última habló á aquél en mo ciudad del Maíz, donde burló la vigilan-
los términos siguientes: cia de una guerrilla enemiga, Ciudad de Va-
—General, las decepciones que si bien lles, cuyas cercanías le ofrecieron un seguro
contristan pero no hacen desfallecer mi ánimo,
me obligan á obrar con demasiada cautela, y
así, no extrañará usted que apelando á su
honor, le estreche á que me responda con la
sinceridad del hombre de bien. ¿Está usted
dispuesto á desempeñar lealmente una comi-
sión de, vida ó muerte para la República?
—Señor, contestó el General, estoy dis-
puesto á desempeñar cualquier encargo de
confianza que se me dispense, y sea cual fue-
re la importancia del asunto y la magnitud
del peligro que haya de afrontar, sabré cum-
plir con mi deber.
—General, entrego á usted estas comuni- CASCADA DE LOS NARANJOS.
caciones para el General Díaz, que se encuen-
tra en el lejano Estado de Oaxaca. Ko desco- refugio en las asperezas de la cañada, donde
noce usted la inmensa distancia que tiene que el río de los Naranjos forma una pintoresca
recorrer y los peligros inminentes que va á cascada y Tantima de la Huasteca Veracru-
afrontar: pero la República y yo fiamos en su zana, donde estuvo á punto de ser fusilado;
prudencia y lealtad. Mucho conviene que el traspuso llanuras y montañas y al fin se inter-
65
514 EL LIBBO DE MIS BEOÜEHDOS.

nó en la Sierra de Teziutlán, de la cual se me dad de colores de las plantas da la aparien-


permitirá hacer un bosquejo. cia de mosaicos.
En los confines N E . del Estado de Puebla, Los breñales y asperezas de esta serranía
al terminar las planicies de San Juan de los fueron un refugio para el enviado del Presi-
Llanos, empieza á elevarse el terreno cuyas dente Juárez, entretanto que su astucia fra-
asperezas van siendo mayores, constituyendo guaba otro plan que le pusiese á salvo de to-
los fragosos detalles de la Sierra de Teziutlán, da contingencia en los lugares que faltábale
ligada con otras serranías de la gran cordille- que recorrer, todavía más peligrosos.
ra oriental. Dicha sierra, que eleva á conside- Solo, meditabundo y á paso lento, camina-
rable altura la Cumbre de los Oyameles, es ba por la montaña, discutiendo en su imagi-
muy notable por sus numerosas depresiones y nación los medios más seguros de dar cima á
profundas barrancas que en su fondo determi- su empresa, cuando la suerte le deparó una
nan el curso rápido de los ríos y arroyos de cabana, casi perdida en la espesura de la sel-
Octapa, Consoquico, Tatahuicapa y otros que va. Dirigióse á ella, y sus ojos descubrieron
van á formar los de Santa María de la Torre con sorpresa á un indio que ocupábase en dar
y Bobos. Desde la Cumbre de los Oyameles, fin á una pequeña escultura, la cual pronto
donde las coniferas elevan sus erguidas y an- debía hacer compañía á otras que en un gran
gulosas copas, la vegetación se desarrolla más cesto se hallaban. Tan feliz casualidad fijó en
y más vigorosa, más y más bella y seductora. la mente de nuestro héroe, una idea lumino-
Primero son los encinos de diversas clases los sa, salvadora, cuya realización dependía de la
que imprimen á las vertientes de las monta- adquisición de una de aquellas imágenes. Tan
ñas, indistintamente separadas para formar rápida como su idea, fué la acción del Gene-
las cañadas, la variedad de sus colores: siguen ral, quien dirigiéndose al indígena le habló
los liquidámbar amenizando los paisajes y las de esta manera:
florestas, con su verde, picado y reluciente fo- —¿Cuánto quieres por ese San Antonio
llaje; más adelante las lianas y las floridas en- que has terminado, dándole la última mano
redaderas que en festones cuelgan de las co- de color?
pas de corpulentas higueras, las plantas tre- —Tres pesos, señor.
padoras, los heléchos arborescentes y los gru- —Tómalos, y te daré tres pesos más, si
pos de los bambúes gigantescos, arqueados arreglas la escultura de la manera que voy á
graciosamente, aumentan la espesura de los indicarte. Soy, añadió, para no infundir sos-
bosques, y en fin, los cafetales y tabacales ex- pechas, muy devoto de este santo, y como in-
tienden su verde y dibujado tapiz al pie de la tento pedir limosnas para poder sufragar los
cordillera. Por esta ligera descripción he obli- gastos de su fiesta que se aproxima, quiero
gado al lector á recorrer rápidamente una de que el mismo santo sea el depositario de las
las vertientes más hermosas de la Sierra Ma- ofrendas que reciba. Pártelo cuidadosamente
dre, haciéndole pasar en unos cuantos segun- por la cintura, ahuécalo y entrégamelo junta-
dos, de la región fría á la cálida, de las mayo- mente con un pincel, algún pegamento y un
res alturas á los lugares más bajos y próximos poco de blanco, á fin de que yo mismo, cuan-
á la costa, queriendo con esto establecer una do convenga, pueda unirlo y pintar el cordón.
comparación fiel y relativamente exacta de la Hecha la operación tal cual se exigía, y ya
violencia con que en nuestro país un viajero en posesión del santo, dirigióse el General á
se traslada de una á otra comarca de diversa su escondite, donde asegurado de su soledad,
naturaleza. depositó en el cuerpo de la imagen los impor-
Ya en el descenso de la Sierra, hacia las tantes documentos en papel de seda, confiados
costas veracruzanas, á 1,982 metros de eleva- á su lealtad y discreción ; pegó sólidamente las
ción sobre el nivel del mar y en un valle do- partes divididas y borró la señal, ciñendo la
minado por las eminencias de Zompanticán y cintura con el blanco cordón.
Chinautla, se asienta la pintorezca población Emprendiendo de nuevo su camino, siguió
de Teziutlán, cercada de hermosas barrancas por una solitaria y boscosa cuesta, y se inter-
y de boscosas colmas, á las cuales, la diversi- nó, á poco, en la pintoresca ciudad de Teziu-
ASUNTOS HISTÓRICOS T DESCRIPTIVOS. 515

tlán, en donde se proveyó de una campanilla, das, se cortan en ángulo recto, desembocando
así como de una alcancía, en cuyo frente colo- las principales á una gran plaza, en cuyo fren-
có una estampa del mismo San Antonio. Sos- te principal se levanta la parroquia, templo
teniendo lo mejor que pudo la imagen y la al- extenso y sólidamente construido.
cancía con el siniestro brazo, y dejando expe- Fuerzas intervencionistas, entre las cuales
dita su mano derecha para hacer sonar la cam- se contaban algunas compañías de zuavos y
panilla, que no dejó de agitarse durante la las de un feroz contraguerrillero, guarnecían
travesía por las calles de la ciudad, traspuso la plaza, circunstancia que puso de manifies-
pronto las garitas, dejó atrás la cumbre de los to la aventurada decisión del General, al di-
Oyameles y se dirigió hacia los llanos de Pe- rigirse á un sitio, para él en particular, tan
rote. expuesto y peligroso. Las consecuencias de su
Cualquiera al verle, no podía menos de te- temeridad hiciéronse sentir inmediatamente.
nerle por uno de tantos, que de pueblo en pue- Vagando por las calles en busca de una
blo, de aldea en aldea, va pidiendo para su posada y llamando por todas partes la aten-
santo. ción con la sonoridad aguda de su campanilla,
quiso su mala ventura dar con algunos mili-
Á CHALCHICOMULA. tares, de los cuales uno le dirigió la palabra
en estos términos:
Al descender del entrecortado terreno que —¿Quién es usted y de dónde viene?
forma la base de la cumbre de los Oyameles, —Soy, contestó el General, recobrando to-
empiezan á dilatarse los llanos de Perote, que da su serenidad, muy necesaria en riesgo tan
por la parte oriental terminan al pie de la
gran Cordillera en que se levantan las dos her-
mosas cumbres, el Cofre de Perote y el Pico
de Orizaba. Los llanos, en parte arenosos,
ofrecen á la vista cierta esterilidad que con-
trasta con los lugares próximos á la Cordille-
ra, donde los ocotales adquieren grandes pro-
porciones, hallándose en esta región el cami-
no que conduce á San Andrés Chalchicomula,
dejando al Occidente los cerros de las Derrum-
badas.
Si seguimos las huellas de nuestro cami-
nante, muy natural es que las encontremos en
el verde césped de los bosques, en cuyo labe-
rinto no tan fácilmente penetraban las pes-
quisidoras miradas de los intervencionistas.
La ilimitada confianza que infundía á
nuestro héroe su disfraz, y la ignorancia en
que se encontraba de lo bien guarnecida que
militarmente se hallaba la plaza de Chalchi-
comula, le decidieron á dirigirse hacia la po-
blación, una de las más importantes del Es- LA IMAGEN DE SAN ANTONIO.
tado de Puebla, y en cuyo recinto tuvo efecto
la escena principal de esta histórica relación. inminente, soy sacristán y vengo de la Sierra
San Andrés Chalchicomula se halla al pie de Teziutlán con el intento sólo de implorar
de las primeras eminencias dominadas por la el auxilio de los pueblos, á fin de que con sus
hermosa y nevada montaña del Pico de Ori- limosnas contribuyan al culto de San Anto-
zaba, encontrándose rodeada de cerros, con nio, cuya fiesta se aproxima.
excepción de la parte NE., por donde sale el —¿Tiene usted licencia para pedir limos-
camino para Jalapa. Sus calles, bien orienta- na?
516 EL LIBRO DE MIS BECUEEDOS.

—No señor, ignoraba la necesidad de ella. del lugar, el silencio y la soledad excitaron la
—Entonces, dijo el militar dirigiéndose á imaginación del General despertándole las más
sus compañeros, llevad á ese hombre á la pre- siniestras ideas. Creía que á esas horas tal
sencia del Prefecto. vez un fatal descuido, había determinado la
Pocos momentos después, este diálogo tan rotura del santo, y por tanto, el descubrimien-
bruscamente interrumpido, continuó en la to de los comprometedores documentos, sien-
Prefectura de la manera siguiente : do por consecuencia inevitable la perdición
Me han dicho que usted pide para los de su propio individuo; figurábase oír llamar
gastos del culto de San Antonio, y si esto es á la puerta de su posada, requiriendo á su per-
así, estará usted debidamente autorizado. sona para conducirla al lugar del suplicio; re-
— Señor Prefecto, ya he manifestado que presentábase, en fin, las consecuencias fatales
obro solamente movido por un espíritu piado- que de tal hallazgo habrían de resultar á la
so y que ignoraba la necesidad de una auto- causa de la República. Los primeros rayos de
rización . la aurora que ahuyentan las tinieblas de la no-
—Se me figura que es usted un espía y co- che y alivian los pesares, disiparon de la ima-
mo tal puede pasarla muy mal. ginación acalorada del General, sus pensamien-
tos sombríos.
—¿ Espía yo, señor, cuando la preciosa ima-
gen de San Antonio, en mis manos, puede sig- Levantóse violentamente, pues vestido ha-
nificar el odio que profeso á los liberales V bía acostádose, y echó á andar en dirección de
La venerada y simpática escultura repre- la parroquia.
sentada fielmente en el presente grabado, de- Después de tres ó cuatro horas de espera,
bió haber aparecídose á los ojos de la señora el toque de las campanas conmovía el aire,
Prefecta, con una belleza sobrenatural, para trasmitiendo su harmonioso sonido á las más
que ésta se decidiese á interrumpir el diálogoapartadas comarcas. La gente se congrega-
dirigiendo la palabra al comprometido General.ba para asistir á la ceremonia religiosa que
en el templo se preparaba. Hombres y muje-
—Buen hombre, creemos á usted, y le supli-
co, permita que el Santo nos honre un día con res, paisanos y militares, nacionales y france-
su visita. Tengo un niño enfermo y quiero ses, se agrupaban á la puerta del santuario y
ver por su salud, implorando los auxilios de trasponían los umbrales, animados de un san-
esta imagen, en celebración de la cual maña- to recogimiento, preparándose á oír la solem-
na se cantará en la parroquia una gran misa. ne misa mayor que iba á cantarse en honor de
Negarse en aquellos momentos á lo solici- San Antonio, á expensas de sus devotos. Ha-
tado por la señora Prefecta, hubiera sido por llábase el altar mayor extraordinariamente
demás inconveniente; las sospechas habrían adornado, esparciendo la fragancia de las flores
renacido con mayor fuerza, desaprovechando y profusamente resplandeciendo con la luz de
el General el único medio de salvación que su las bujías. La preciosa escultura, en el centro
fortuna le había deparado. Así es que se apre-del altar, se hacía apenas perceptible, entre
suró á contestar: tanto ramillete, por el intenso color cafó de su
—Ningún reparo tengo en dejar por hoy ropaje, que contrastaba con el nacarado color de
al solícito cuidado de usted esta imagen; mas las rosas.
le suplico impida que la toquen y la maltraten, Sonado que hubieron las nueve horas de
pues me veo en ella, así como que se me de- la mañana, de la sacristía salieron revestidos
vuelva cuanto antes, pues tengo que regresar los sacerdotes oficiantes, precedidos de los mo-
desde luego á Teziutlán. naguillos que conducían los ciriales y el incen-
sario. En aquel momento hiciéronse escuchar
Mañana, después de la misa, le será á us-
ted entregada. simultáneamente los graves acordes del órga-
no en el interior, y los repiques y los atrona-
UNA MISA SOLEMNE. dores estallidos de las cámaras en el exterior.
La misa comenzaba. Prosternados casi todos
Durante la noche de ese día en que tuvo los asistentes y entre ellos los zuavos con una
efecto la entrevista con la primera autoridad rodilla en tierra, se rezó el Confiteor Deoj
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 517

pero ninguno oraba con tanto fervor como el Fácil es comprender la angustiosa situa-
conductor del santo, á quien puedo asegurar ción del General á la vista de aquel grupo de
encomendaba, de todo corazón, el feliz éxito militares que, según todas las apariencias, le
de su empresa, como que abrigaba la íntima esperaban; pero oompreTidiendo qui toda va-
convicción de que el descubrimiento de su ex- cilación en tan críticos momentos echaría por
tratagema señalaría su última hora, tanto por tierra todos sus planes y sacrificios, desper-
la esencia misma del asunto, cuanto por haber tando como era natural, las sospechas de sus
obligado á toda aquella gente á prosternarse enemigos, decidióse á salir del templo con pa-
ante las notas de Don Benito. Preciso es con- so firme y ademán resuelto. Todos aquellos
vencerse de que el artificio del atrevido gene- zuavos y contraguerrilloros ¿qué esperaban?
ral no reconocía una idea sacrilega preconcebi- ¿Cuál era su intención al fijar sus penetran-
da, sino un acto debido á excepcionales circuns- tes miradas en el portador del santo? ¿Acaso
tancias. La misa continuaba, contribuyendo algún indicio había hecho nacer en su ánimo
con sus grandiosas ceremonias 6 devolver la alguna sospecha? ¿Una denuncia, en fin, ha-
tranquilidad al acongojado General, quien en bía reveládoles, quizá, la personalidad del
aquellos patéticos momentos no podía menos emisario del Presidente Juárez? El lector va
que adunar sus sentimientos á los de todos los á salir muy pronto de dudas.
asistentes. ¿Quién no escucha con verdadero Apenas hubo el General llegado al atrio,
deleite las bellísimas frases del Prefacio: veré, cuando se vio rodeado por los soldados, acer-
dignum et jtistum est, irqum et solidare, de cándosele todos con gorra en mano, impri-
ese cántico sublime de la Iglesia católica, que miendo algunos en la escultura un beso, atraí-
unido á las preces de los fieles, y en las espi- dos por las infantiles gracias del Santo y de-
rales del humo del incienso sube al cielo? positando el feroz contraguerrillero, en la ya
El General fué recobrando su perdida calma también célebre alcancía, una peseta.
y al entonar el diácono el ¡te missa est, él, que
sin ser latinista comprendió que la ceremonia
tocaba á su fin y con ella sus angustias, diri- DE TEHUACÁN Á OAXACA.
gióse inmediatamente á la sacristía, donde, pa-
sados algunos momentos, le fué entregado el Lejos de todos aquellos enemigos, causa
San Antonio sin lesión alguna, así como va- natural de sus sobresaltos, el General tomó en
rias limosnas. la posada su caballo, montó en él, echó á andar,
Tan inesperado desenlace llenó su espíritu salió de la ciudad, y trasponiendo un collado,
de contento, tanto que al recorrer la nave de perdió de vista la población que de vez en
la iglesia, y cediendo á los impulsos de su co- cuando le enviaba, en las ráfagas del viento,
razón, manifestó su gratitud á la bondad di- los ecos de sus campanas y del bullicio de sus
vina, pronunciando palabras que muy bien habitantes. La libertad de que disfrutaba en
puedo convertir en las siguientes frases: ver- aquellos momentos y la idea de la pronta rea-
daderamente es digno y justo el daros gra- lización de su delicado y espinoso encargo,
cias, Señor, por el beneficio que me lias conce- hiciéronle apresurar el paso de su cabalgadu-
dido, salvándome de este trance terrible. ra rumbo á Oaxaca, y en pocas horas puso de
No bien hubo terminado su deprecación, por medio las tierras de Chapulco y de aque-
cuando sus ojos percibieron á lo lejos, y en el lla municipalidad y llegó á los límites del Es-
atrio del templo, un grupo de zuavos, entre los tado de Oaxaca. Siempre por veredas y por
cuales se destacaba la corpulenta figura del terrenos agrestes como los que forman las
feroz contraguerrillero. Instintivamente y pa- quebradas comarcas de Teotitlán, Cuicatlán y
ra hacerse ruido, como vulgarmente se dice, em- Etla, continuó su trayecto el intrépido cami-
pezó á agitar violentamente su campanilla dis- nante y se internó por último en el hermoso
poniéndose á trasponer el umbral de la puerta, recinto de la ciudad de Oaxaca, pasando de
aparentando una serenidad de que sólo era ca- allí á Nochixtlán, término feliz de su dilatado
paz su desmedida audacia, muy necesaria en y azaroso viaje. Pocos momentos después de
este, tal vez, más comprometido lance. su llegada presentóse al General Díaz, á quien
518 EL LIBKO DE MIS RECUERDOS.

entregó el sagrado depósito que, merced á San De gran provecho fué para la causa de la
Antonio, había escapado milagrosamente de República la misión del General Beléndez pues
caer en poder de los franceses. * logró poner en comunicación al General Díaz
con el Gobierno republicano, que después de
abandonar sucesivamente Jas poblaciones de
* Kl siguiente certificarlo prueba, on su parte esen- San Luis, Monterrey y el Saltillo había fija-
cial, la Verdad del hecho:
do su residencia en Chihuahua. Entre las más
".República mexicana. -Línea de Oriente.—Gene-
ral en Jefe.
importantes disposiciones que dictó el Gene-
El C. Porfirio Díaz, (ieneral Jefe le la linearle ral Díaz, contábase la que tendía á la reorga-
Oriente. nización de las fuerzas que obraban en la Sie-
Certifico que el Coronel C. Ignacio Beléndez en la rra de Puebla, expidiendo sus órdenes y sus
arriesgada comisión que ha traído del Kstado de Vera- proclamas que hizo circular profusamente el
cruz y Gobierno general, ha procedido con toda la sa-
gacidad, valor y honradez quo era de desearse.
General Beléndez.
Dado en el Cuartel General en Oaxaca á 8 de Mar- El milagroso San Antonio fué, de nuevo,
zo de 1864. — I'orjir'm Día:." el portador de tales documentos.

3CVI
HISTORIA DE LA SOCIEDAD FILARMÓNICA.

-&m<~-
JÎ mi estimado amigo Jtfelesio Jtíorales.

L A CASA DE UN PIANISTA.

njA agrupación de que voy rayo que todo lo aniquila; mas teniendo, por
á tratar fué un her- fuerza que vivir en ese medio, sigamos ade-
moso meteoro que, al lante, luchando contra los duros embates de
extinguirse, nos dejó el re- la fortuna.
cuerdo de sus vividos fulgo- Grande adoración han rendido siempre los
res. Cayó súbitamente derribada, en la fuerza mexicanos, lector amigo, á la musa Euterpe,
de su vigor, al rudo golpe de las pasiones, co- y nada extraño es, por tanto, que hayan bri-
mo la potente encina por el irresistible poder llado en nuestro México músicos distinguidos
de una descarga eléctrica. El celo y las pasio- como Beristáin, Gómez, Bustamante, Valle y
nes que se agitan en el seno de la Sociedad, otros muchos á quienes la divina musa otor-
que ella misma consiente y estimula, son el gó sus favores.
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 519

En la historia que voy á referir, aparece y, para mí, por su bello carácter, uno de mis
en primer lugar un artista, modesto á la par mejores y más queridos amigos. Otras veces
que ilustre. Don Tomás León, pianista dis- poníase al piano Melesio Morales para darnos
tinguido, maestro excelente, amigo sincero é á conocer diversos trozos de su ópera Jldegon-

TOMAS LEON.
ANICETO ORTEGA.

inmejorable padre de familia, era una perso- da ó bien el mismo Aniceto nos deleitaba con
nalidad que á las relevantes cualidades enun- su Invocación á Beethoven, sus nocturnos y
ciadas, adunaba un exquisito trato, gran entu- sus valses tan originales, delicados y llenos
siasmo por el arte que profesaba y una mo- de gracia. En las composiciones de Aniceto
destia suma que lo inclinaba siempre á reco- se reflejaban la belleza de su carácter y la ele-
nocer, ¡cosa rara en los de su profesión! el mé- vación de sus sentimientos, comprobando más
rito de los demás, sin hacer ostentación del que ninguno otro lo de que el estilo es el hom-
propio. Cuantos artistas llegaban á la Capital bre, y e n la ejecución de aquéllas veíase al
eran acogidos con beneplácito en la casa del maestro que obligaba al piano, á fuerza de de-
hábil pianista, quien les proporcionaba idó- licadeza, á dar toda la expresión de que eran
neos oyentes, 3' tanto los encomiaba por todas susceptibles las bellas y conmovedoras frases
partes que al presentarse aquéllos en el tea- de sus composiciones. Aniceto, con un ligero
tro, precedidos de la reputación que les había movimiento del hombro derecho para apoyar
formado, eran saludados por el público con su mano en el teclado, hacía cantar ó suspirar
nutridos aplausos. Tan delirante era León por al instrumento.
el divino arte, que no desperdiciaba ocasión Los más asiduos concurrentes á tan agra-
para recrear su ánimo, en unión de sus ami- dables tertulias eran Aniceto y el Dr. Ortega,
gos que por aquél mostraban igual afición, Francisco Villalobos, Melesio Morales, Julio
ejecutando en el piano esas sublimes obras de Ituarte, aventajado discípulo de León; Don
la música clásica, en la que el fino oído per- José Ignacio Duran, Director de la Escuela
cibe inefables melodías, medio veladas por la de Medicina; Don José Urbano Fonseca, Abo-
riqueza de las combinaciones sinfónicas. Se- gado distinguido; Don Agustín Silíceo, el
bastián Bach, Mozart, Beethoven, Haydn y Doctor Eduardo Licéaga, Don Ramón Terre-
Mendelssohn eran los maestros favoritos, cu- ros, Don Jesús Dueñas y el que esto escribe.
yas obras alternaban con las de Rossini, Me-
yerbeer, Verdi, Gounod, Chopin y Otros de UNA SINFONÍA DE BEETHOVEN.
relevante mérito. Casi siempre acompañaba
á León Aniceto Ortega, el gran filarmónico Nunca olvidaré los entretenimientos mu-
Por intuición, el médico hábil por sus profun- sicales en la casa ,de Tomás León y, sobre to-
dos conocimientos, el literato distinguido por do, el de una tarde en que la naturaleza, por
su vasta instrucción y facultad imaginativa, una feliz coincidencia, asoció á una de las más
el hombre de sociedad por su fina educación hermosas concepciones musicales, una de sus
520 EL LIBBO DE MIS RECUEEDOS

maniCestaciones más sublimes. Ejecutábase á go Don Jesús Dueñas. Tanto por la estima-
cuatro manos la bella Pastoral de Beethoven, ción que todos profesábamos al compositor,
esa excelsa sinfonía, en la que las graciosas como por el patriótico deseo que nos animaba
escenas campestres se desarrollan en la flori- de que la obra, cuyos principales temas nos
da vega de un arroyo murmurante y son inte- eran conocidos, tuviese un éxito trascenden-
rrumpidas por las primeras ráfagas del hura- tal, nos dirigimos un domingo, por la tarde,
cán, precursoras de una tempestad deshecha. al gran teatro y en su pórtico tuvimos con el
Los relámpagos se suceden y los truenos, á empresario Biacchi, la deseada conferencia.
veces intermitentes y á veces continuados, Personas respetabilísimas, como Don José
arrecian por momentos, hasta que los elemen- Urbano Fonseca y Don José Ignacio Duran,
tos desencadenados dan lugar á la espantosa expusieron con la finura que les era caracte-
tempestad. Ejecutaban León y Ortega esa su- rística el objeto de nuestra misión, insinuan-
blime parte de la sinfonía, con el vigor que do los medios que pudieran conciliar los inte-
ella requiere, en los momentos en que la na- reses de la. Empresa y los de nuestro protegi-
turaleza se manifestaba terrible y majestuosa; do. La buena disposición que abrigaba el
(d agua caía á torrentes, azotando con estrépi- empresario según se nos había manifestado,
to las vidrieras de las ventanas, y una atrona- para proteger á un autor mexicano, no se mos-
dora descarga eléctrica en el cercano templo tró en esa vez, pues con sequedad contestó á
de Santo Domingo nos hizo estremecer y po- la proposición, en estos términos:
der apreciar doblemente las enérgicas frases —Conozco la obra de Morales y la juzgo
musicales del gran compositor. La tempestad buena, pero no me decidiré á ponerla en esce-
verdadera, á la vez que la imitativa, fué cal- na porque el nombre mexicano del autor (y re-
mando poco á poco, hasta volver aquélla su calcó la frase) perjudicaría mis intereses y más
completa tranquilidad al tiempo y permitién- cuando tengo en estudio la lone de Petrella,
donos ésta escuchar con deleite el canto reli- que me promete buenas utilidades.
gioso, tierno y melancólico que, al retirarse ¡ Triste concepto de un extranjero respecto
los campesinos, elevaban al Ser Supremo, en de nuestro público, pero que, desgraciadamen-
acción de gracias por haberlos libertado de la te, tenía en qué fundarlo!
pasada tormenta. Algo decepcionados nos retiramos del pór-
üco del teatro y ya en la calle de Vergara, dí-
jele al Sr. Duran:
EL CLUB FILARMÓNICO. —Va á tenernos el empresario en mala opi-
nión, cuando sepa que nuestra sociedad no tie-
ne el título que le hemos expresado.
Estaba para terminar el año de 18(55 y ac- - Tiene usted razón, me contestó, pero fá-
tuaba en el gran teatro, llamado entonces im- cil es el remedio, y dirigiéndose á todos, dijo:
perial, la Compañía de Opera Biacchi, á la sa- —Regresemos á la casa de León para pro-
zón que éste se hallaba irritado contra el Go- ceder en el acto, á instalar el "Club filarmó-
bierno de Maximiliano, A causa de no habér- nico."
sele plagado una subvención ofrecida antes de Si como asienta mi buen amigo Enrique
partir para Europa, á fin de formar su Com- de Olavarría, en su interesante Reseña histó-
pañía, entre cuyos artistas debía contarse á la rica del teatro en México, tal título había si-
Peralta. Bajo tan malos auspicios, maestros y do sugerido, antes, por Don Joaquín Patino,
aficionados al divino arte, que se reunían en experto conocedor de las triquiñuelas del tea-
la casa de Tomás León, adoptaron de común tro, hasta los momentos de nuestra conferen-
acuerdo, la idea de presentarse al empresario cia con Biacchi el nombre de nuestra sociedad
Biacchi, con el carácter de comisionados del no había sido aceptado de una manera oficial.
Club jilarvióirico, á fin de excitarlo para que Instalados todos en la casa de Tomás León
pusiese en escena la ópera lldetjonda del se nombró la Mesa Directiva y se confió al
Maestro Morales, pláticas que habían sido ya claro talento de Aniceto Ortega la formación
iniciadas por el mismo Maestro y por su ami- del reglamento.
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 521

UN ALBOROTO EN E L TEATRO. vención de 5,000 pesos, oficialmente ofrecida


por el Ministerio de Gobernación, en virtud
A la vez que el club se organizaba proseguía de la cual habíase visto obligada la misma
sus conferencias con el empresario Biacchi empresa á contratar en Europa, á la cantante
por medio de su comisión, para ver de poner mexicana Angela Peralta. La junta inspecto-
en escena la expresada ópera de Morales. De- ra de teatros llamó la atención del Gobierno
sechadas las proposiciones del club, y siendo Imperial sobre tal hecho, que reconocía por
inadmisibles las exigencias del empresario que, causa la disposición del nuevo Ministro de Go-
como era natural, sólo miraba por sus intere- bernación que suprimía, por economía, las sub-
ses, aumentábanse cada día las dificultades venciones á los espectáculos teatrales. Maxi-
que se presentaban para la realización del pen- miliano ordenó que se pagase á Biacchi su
samiento, en que se habían empeñado los ami- crédito con aplicación á la lista civil.
gos del compositor. Agriáronse los ánimos por
una y otra parte, dando esto lugar á enojosas
contestaciones por escrito, las que siendo tras- E L RUISEÑOR MEXICANO.
lucidas por el público, determinaron el albo-
roto que estalló en el gran teatro, la noche del Hallábase la cuestión Morales en el esta-
14 de Noviembre. Ejecutábase el Baile de do indicado en el capítulo anterior, cuando
Máscaras, y durante el primer entreacto, el llegó á la Capital la eminente cantante mexi-
público de la galería, en el que se contaban cana Angela Peralta, precedida de fama euro-
muchos alumnos de la Escuela de Bellas Ar- pea y en la plenitud de sus hermosas faculta-
tes, secundado por el del patio, pidió á gritos des artísticas. El veleidoso público, dispuesto
acompañados de palmadas, y por medio de un para ensalzar ó para desdeñar, según las cir-
cartel que decía Ildegonda sostenido en la cunstancias, se dirigió esa vez á la garita de
barandilla de aquélla por el negro Laymón San Antonio Abad, la noche del 20 de No-
criado de la actriz María Cañeta y por el in- viembre, para recibir á la angélica artista, co-
dividuo á quien llamaban el tuerto Suúrez, mo la llamaba su maestro Lamperti, Angéli-
que la empresa se decidiese á poner en esce- ca por su nombre y por su voz. La expresada
na la expresada obra mexicana. La bulla acre- garita, las calles y calzada del tránsito, se ha-
cía, más y más, impidiendo la continuación de llaban invadidas por la entusiasta multitud;
la hermosa partitura de Verdi, hasta que el gente de á pie y de á caballo, señoras en ca-
empresario mandó levantar el telón y se pre- rretelas abiertas, hombres y muchachos con
sentó ante el público manifestando que esta- hachones y faroles, todos confundían su alga-
ba dispuesto á complacerle,.y con tal declara- rabía con los alegres acordes de una música
ción los concurrentes prosiguieron gozando, de viento. Al llegar la artista mexicana á la
sin interrupción de la música del gran maes- garita, fué saludada con ¡ vivas ! y estrepitosos
tro italiano, magistralmente desempeñada por aplausos, y con los bellos acordes del Himno
el insigne tenor Mazzoleni. Nacional; leyéronsele poesías, y fuéle ofreci-
Al día siguiente el empresario Anibale da una hermosa corona por los alumnos de la
Biacchi, mohino por el alboroto aquel, dio un Academia de Bellas Artes, siempre dispuestos
manifiesto al público, en el que nos ponía co- para glorificar todo aquello que pudiera re-
mo chupa de domine á los que formábamos la dundar en honra y prestigio de nuestra patria.
comisión del Club filarmónico, exponiendo Abriendo la marcha gran mímero de jinetes,
además, que trataría del asunto solamente con desfiló la multitud, precediendo la carretela
el maestro Morales. Por lo que toca á mí, bien que, tirada por cuatro frisones, conducía á la
merecía la filípica, pues confieso que no fui mimada artista, y siguió por las calles del Ras-
extraño á esa bulla que causara enojos á un tro, Jesús, Portacœli, Flamencos, Plaza de
empresario tan duro de pelar. Armas, Plateros y Calle de Vergara, en la que
En el expresado manifiesto, hacíase al Go- tenía aquélla su alojamiento.
bierno de Maximiliano el terrible cargo de ne- El martes 28 de Noviembre se presentó
garse á satisfacer, en tales momentos, la sub- Angela Peralta ante el público, en el gran tea-
66
522 EL LIBKO DE MIS RECUERDOS

tro, desempeñando el papel de Amina en la la Peralta y, sobre todo, el ofrecimiento hecho


Somnámbula. La cantante que con tal obrase por el mismo Gobierno de Maximiliano, de
estrenaba, debía confiar mucho en sus gran- cubrir el déficit que resultase en contra del
des facultades, cuando las ponía de manifies- compositor Morales, por tres representaciones
to ante nn pú- de su ópera, estimadas en seis mil pesos, tem-
blico que ha- plaron el corazón del empresario y allanaron
bía apreciado todas las dificultades; de suerte que el público
en todo su va- de la Capital tuvo ocasión de aplaudir al maes-
lor, las inmen- tro mexicano la noche del sábado 27 dé Enero
sas de otra es- de 1866, de llamarlo á la escena repetidas ve-
trella del arte, ces y de coronarlo por mano de la insigne Pe-
la egregia En- ralta. Repitióse la ópera las noches del 28 del
riqueta S o n - mismo mes y 4 de Febrero y por última vez la
tag, astro bri- tarde del siguiente domingo 11. La función
llante que cru- del día 4 fué á beneficio del autor, en la cual
zójpor nuestro el distinguido barítono español Don Mariano
cielo para ex- Padilla cantó la célebre romanza María de
tinguirse pron- Budens y el Ruiseñor mexicano las variacio-
tamente. Los nes del Carnaval de Venecia, tan llenas de
años du 1854, gracia y ejecutadas con destreza admirable.
ANGELA PERALTA.
1865 y 1886 Llenaba el teatro un público entusiasta, de-
marcan en los fastos líricos de México, tres mostrando con sus frecuentes y nutridos aplau-
épocas memorables, siendo la de 1865, el la- sos la estimación con que había acogido la par-
zo de unión de las otras dos, aquella en que titura, siendo coronado el autor por los artis-
el Ruiseñor mexicano lanzaba s\is dulces tri- tas de la Compañía.
nos, reproduciendo los tiernos y melodiosos Si la mencionada ójaera no ha sido escu-
de la cantante alemana, y dejaba vivos, para chada en las siguientes temporadas líricas, cul-
lo futuro, los que debían confundirse con los pa ha sido del indiferente y desdeñoso público,
harmoniosos de la artista italiana, Adelina que, como dijo Biacchi, no da valor á las obras
Patti. de sus compatriotas, exigiéndolas perfectas
Tan excelentes fueron las tres cantantes, desde los primeros ensayos. Si tal desdén hu-
que á ninguna puede asignarse la palma de la biese reinado en Italia, Verdi no hubiera sido
victoria, pues todas, por igual, deleitaron al lo que fué, el sobresaliente maestro de la gran-
público de México. La Peralta, á su argenti- de Opera.
na voz adunaba la flexibilidad y delicadeza Poco tiempo después Morales salió de Mé-
vocal de la Sontag y el arte de la Patti, aun- xico con dirección á Italia para recoger, tras
que desgraciadamente, ni de una ni de otra, de tantos afanes, los laureles de la victoria en
poseía la hermosura individual, circunstancia el teatro Pagliano, de Florencia.
desfavorable para el teatro, que, á no existir,
Europa nos habría arrebatado, para siempre,
á nuestra insigne compatriota, cuya fama de LA SOCIEDAD FILARMÓNICA.
excelsa cantante pregonaban en Europa, Le
Monde artistique de París, y los periódicos Los hechos referidos fueron los preludios
musicales de Milán, Turin, Bérgamo, Reggio, del establecimiento de la benemérita asocia-
Alejandría, Pisa, Cremona, Lisboa, Barcelo- ción cuya historia es el asunto principal de es-
na y Madrid. te escrito. El club filarmónico, que en medio
de tantas luchas inauguró sus trabajos, dióse
EJECUCIÓN DE LA OPERA "ILDEGONDA." su Reglamento y siguió denominándose "So-
ciedad Filarmónica Mexicana," instalándose
El pago de la subvención concedida á la con tal carácter y con 74 socios el 14 de Enero
Empresa de la Opera, los primeros triunfos de del mencionado año de 1866. Agrupándose en
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 523

torno de aquel núcleo de artistas y aficionados, partamento de aquélla, en el histórico patio


que surgió de la casa de Tomás León, todos de los Naranjos de la antigua Inquisición. En
los que profesaban el arte musical y otros mu- ese patio, que se adornaba con cortinajes y fes-
chos que por afecto á él se inscribieron en el tones, ó bien en un salón adyacente, diéronse
catálogo de los los primeros conciertos semanarios. Allí brilla-
socios literatos y ron, como verdaderos astros del canto, Joaqui-
protectores. Des- na y Felicitas González, Soledad Vallejo, Ange-
de esos momen- la González, Pepa y Jesús Contreras, Paz Cas-
tos la hermosa tillode Becerril, Jesús Camina,Clotilde Espino
Euterpe se exhi- de Cárdena y Josefa Lebrija de Razo y otras
bió revestida con más cuyos nombres siento no recordar. Allí se
sus más precio- oían con delicia la aria del delirio de la Linda
sas galas. La So- de Chamouny, cantada por Joaquina González
ciedad Filarmó- con el entusiasmo y brío que le eran caracte-
nica dio señales rísticos, la sentimental Serenata de Schubert,
inequívocas, al dicha con la voz dulce y melodiosa de Felici-
nacer, de su gran tas, hermana de la anterior, y la aria de Ma-
vitalidad y mar- DR. DON JOSE IGNACIO DURAN.
hometo, enérgicamente expresada por la fasci-
có con su existen- nadora contralto Josefa Lebrija de Razo. Allí
cia en México una era del adelantamiento del resonaron las tiernas melodías del Stabat Ma-
arte filarmónico. ter de Rossini, en cuya magistral ejecución las
Seguir paso á paso los progresos de la So- cantantes producían en el escogido auditorio
ciedad, exponiendo todos sus actos, dirigidos inefable conmoción, sobre todo en aquel mo-
con fe, constancia y energía á un mismo fin, mento en que la Razo, con su potente y enér-
cansaría al lector, y para no hacer difusa mi gica voz, daba fin á su cavatina con la frase

PATIO DEL CONSERVATORIO.

narración, me limitaré á referir aquellos que ah amorem jilii, y entonaba luego Clotilde Es-
más prestigio le dieron. pino el Inflamatus con aquella dulce y apa-
Don José Ignacio Duran, Director de nues- sionada voz que Dios le concedió; y allí, por
tra afamada Escuela de Medicina, protector último, León, nos deleitaba con la correcta in-
insigne de la instrucción pública é iniciador terpretación de las obras de Chopin, y sobre
de la Sociedad, dio albergue á ésta en un de. todo de las bellas sonatas de Beethoven, Ituar-
524 EL LIBEO DE MÎS RECUERDOS.

te nos admiraba por la brillantez de su ejecu- Don Ramón Terreros que mostraba predi-
ción y Ortega nos entusiasmaba con su marcha lección por la música fué uno de los socios
Zaragoza. que más contribuyeron á los progresos de la
La Sociedad se trasladó á poco á un de- Sociedad Filarmónica y del Conservatorio, co-
partamento del exconvento de San Francisco, laborando asiduamente con los miembros de
hoy iglesia protestante, de la calle de San la Junta Directiva y alentando á los artistas
Juan de Letrán. con su ayuda y
valimiento. Don
Ramón y su her-
EL CONSERVATORIO DE MÚSICA. mano Don Ma-
nuel, ambos ami-
El pensamiento dominante de la Sociedad gos míos, demos-
Filarmónica, desde su establecimiento en 18fifi, traron con sus he-
fué la creación del Conservatorio de Música. chos que habían
El Presbítero Don Agustín Caballero, distin- heredado los be-
guido filarmónico y digno sucesor de Beris- llos sentimientos
táin, contribuyó á la realización de la idea del primer Conde
accediendo al deseo manifiesto de la Sociedad, de Regla, D o n
de que fuese incorporada al Conservatorio, su Pedro Romero de
Academia de Música, establecida en una casa Terreros. (Véase
DON RAMON TERREROS.
de la calle del Factor. Desde luego, la Socie- en el capítulo 2°,
dad se ocupó en formar el reglamento del nue- Tercera parte, el Artículo "Real del Monte.")
vo plantel y en El Conservatorio abrió sus clases en el mes
nombrar los pro- de Enero de 18R8, ajustándose al programa de
fesores, eligien-
la ley de Instrucción Pública expedida el 2
do Director, co-
de Diciembre del año anterior, que en lo con-
mo un acto con-
cerniente á la enseñanza del arte musical,
veniente y d e
comprendíalas siguientes materias: Aparatos
justicia, al Pa-
de la voz y del oído.- Filosofía y Estética de
dre C a b a l l e r o .
la Música y biografía de sus hombres céle-
Incorporada ade-
bres.—Estudios de trajes y costumbres.—Pan-
más, la Acade-
tomima y Declamación.—Solfeo.—Canto.—
mia de Música
que sostenía el Instrumentos de arco, de madera y de latón.—
Ayuntamiento y Piano, arpa y órgano.—Harmonía y Melodía.
dirigía la Srita. —Composición é Instrumentación.
Doña Luz Oro- DON AGUSTÍN CABALLERO. La Sociedad Filarmónica y su Conserva-
torio siguieron por igual el mismo camino
peza, el Conservatorio adquirió vastas propor- del progreso, y si aquélla, en su primera épo-
ciones, que, aumentando las necesidades, hi- ca, supo atraer á su seno á distinguidas agru-
cieron indispensable su traslación á otro edi- paciones filarmónicas, como las orquestas de
ficio de conveniente amplitud, lo que pudo la Opera y Santa Cecilia, el Orfeón Alemán,
llevarse á efecto por la decidida protección que
el Gobierno del Sr. Juárez impartió al nuevo
Establecimiento, concediéndole para sus úti- blación, sin perdonar para ello sacrificio, ha tenjdo á
les trabajos el edificio de la extinguida Uni- bien señalar para las reuniones y trabajos de la Socie-
versidad. * dad el edificio de la Universidad, con exclusión de sus
accesorias, y en el concepto de que se hará la entrega
del mencionado edificio tan luego como se trasladen ¡í
* El Presidente de la República, accediendo á los otro los archivos, muebles y demás objetos que hoy es-
deseos manifestados por la "Sociedad Filarmónica," tán en él y pertenecen á esta Secretaría.
de esta capital, y deseando cooperar, por su parte, á Independencia y Libertad. México, 25 de Octubre
los esfuerzos que hace aquélla por extender los cono- de 1867.—Blas fíalrárcd.— Señores Vocales de la Jun-
cimientos de ese ramo entre todas las clases de la po- ta Directiva déla "Sociedad Filarmónica."
ASUNTOS HISTÓRICOS Ï DESCRIPTIVOS. 525

las bandas militares mexicana y austríaca, di- dad tan cortos sueldos, lo que no era un obs-
rigida aquélla por Gavira y ésta por Sawerthal, táculo para que aquéllas fuesen desempeña-
y á torios los amantes de la música, el nuevo das con toda exactitud.
plantel conquistó á numerosos grupos de ar- Los adelantos de la Sociedad y del Con-
tesanos que constituyeron los orfeones Popu- servatorio llegaron á su apogeo en 1873, con-
lar y del Águila tando aquélla 101 socios protectores, 57 socios
Nacional, f o r - profesores, 134 aficionados, 9 artistas, i)8 lite-
mados y dirigi- ratos, 28 corresponsales y 14 socios de mérito,
dos hábilmente y éste 43 profesores, 7(>3 alumnos, 2(>0 alum-
por el distingui- nas y más de 3(X) artesanos del Orfeón Popu-
do pianista Ju- lar y de la Águila Nacional.
lio Ituarte, con
lo que se adqui-
rió el doble re- LA BOHEMIA LITERARIA.
sultado p r o v e -
choso de dar ho- En aquellos felices tiempos, algunos lite-
n e s t a distrac- rato i de buen humor l'ormab m una simpática
ción á la clase agrupación con el nombre de "Bohemia Lite-
trabajadora d e JULIO ITUARTE. raria," la cual encabezaba el nunca bastante-
nuestra s o c i e - mente sentido Ignacio Altamirano á quien
dad y de dotar al Conservatorio de grandes con justos títulos todos afectuosamente llamá-
masas corales, que tan útiles debieran serle bamos el Maestro. En ese grupo figuraban
en sus futuras y grandiosas funciones líricas. Chano Sierra,que
Las cuotas mensuales de los socios protec- d e s a p a r e c i ó de
tores apenas alcanzaban para los gastos indis- entre nosotros en
pensables de la Sociedad y de su Conservato- la flor de su edad
rio, cuyas exigencias se hacían mayores con y de su talento:
el aumento de las clases literarias que se cre- Guillermo Prieto,
yó necesario establecer como preparatorias el Romancero Na-
para el arte de la Declamación, y de otras que cional; M a n u e l
8e instituyeron con el fin de dotar á la mujer Peredo, á quien,
de otros conocimientos que les fueran favora- por sus bien es-
bles en los casos adversos de su carrera artís- critos y sabrosos
tica. Si los socios que así cuidábamos de los artículos, llamá-
intereses esenciales del Conservatorio, como bamos con cariño
de los particulares de la mujer, mirando á su IGNACIO ALTAMIRANO. Cervantes el de
porvenir, nos engañamos traslimitando la ins- acá; Pepe Rosas,
trucción que en aquél debiera darse, sírvanos el inspirado cantor de los niños; Luis G. Ortiz,
de disculpa el hecho de no existir entonces el dulce trovador délas damas; Manuel Plores,
los adelantados planteles que para la educa- glorificador del amor apasionado; Facundo, el
ción de las jóvenes hay establecidos hoy en típico narrador de costumbres nacionales ; Lo-
la Capital, así como nuestra conducta al ser- renzo Elízaga, el escritor satírico; Joaquín
vir las clases, todos los profesores por igual, Téllez, el vate jocoso; Manuel Acuña, poeta
sin remuneración alguna, hasta que, después de gran aliento, pero decepcionado, que en
de algunos alios, el aumento de fondos que la algunas de las sesionf s del "Liceo Hidalgo"
Sociedad adquirió con el establecimiento de dejó traslucir el pensamiento fatal que acari-
la Lotería del Conservatorio, que es hoy la de ciaba; Agapito Silva, Julián Montiel y Ra-
Beneficencia, y con la subvención decretada món Rodríguez Rivera, poetas líricos; Alfre-
Por el Congreso, pudieron dotarse las clases do Torroella, hermosa ave de paso, y algunos,
diarias con $30 mensuales y las terciadas con otros más.
i, y aun así, no se satisfacían con regulari- De aquella falange literaria viven aún Jus»
526 EL LIBRO DE MIS BECUEBDOS.

to Sierra, Alfredo Chavero, Pepe Peón Con- la sombra de Nino venía al suelo para demos-
treras, Franz Cosmes, Francisco Sosa, Enri- trar con su porrazo que era un cuerpo huma-
q\ie de Olavarría, Eduardo Zarate y Maximi- no y no tal sombra, ó bien las estatuas del Co-
liano Baz. Este y su hermano Gustavo (Cali- mendador y Don Luis Mejía, de hinojos en
ban ') fueron dos queridos discípulos que tuve en sus pedestales, adquirían movimientos epilép-
el colegio de clases preparatorias que establecí ticos, no pudiendo resistir los enharinados mu-

JOSE ROSAS. GUILLERMO PRIETO. DR. MANUEL PEREDO.

en 18f>(>, en la calle del Refugio, juntamente con chachos que los representaban, las cosquillas
los profesores Doctor Vera, Bernardino del que el ligero roce de unos popotes les p.odu-
Raso, Luis Malanco, Guillermo Rhode (pa- cían en las plantas de los pies.
dre), Arturo Ricardi, Fernández de Córdoba, Conveníales á todos aquellos escritores el
Agustín Marquet y otros. Dichos jóvenes, nombre de bohemios, no porque fuese su vida
casi unos niños, eran considerados como los errante y extremada su pobreza, sino por el

GUSTAVO BAZ. SANTIAGO SIERRA. MAXIMILIANO BAZ.

Benjamines de la familia bohemia, y repu- arte que poseían para ganarse las voluntades
tados como los genios de la travesura, que y por el lazo fraternal que los ligaba, no sien-
sabían distribuir su tiempo entre sus estu- do extraño ver entre ellos á ilustres periodis-
dios y sus diabluras, de tal magnitud éstas, tas, como Don Anselmo de la Portilla; acto-
que hubo de prohibírseles la entrada en los res distinguidos, como Eduardo González,
foros de los teatros, pues estando en ellos Guasp de Peris, Muñocito y el eminente Don
Maximiliano y Gustavo Baz, era seguro que José Valero; grandes artistas, como Enrique
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 527

Tamberlick y Luis Gassier, y entendidos di- algunas excentricidades del excelso Rossini,
plomáticos, como el Ministro de España Don quien, al fin, le permitió que diese el famoso
Feliciano Herreros de Tejada y su Secretario dó de pecho y el vé bemol en las óperas que
Don Justo Pérez Ruano. quisiese, gracia otorgada en virtud del her-
Actores y artistas eran parte integrante moso timbre y grande extensión de aquellas
de la "Bohemia," la que animaba con su pre- notas, oportunamente lanzadas en el Guiller-
sencia las representaciones dramáticas, como mo Tell y en el Utello. De la relación de su
los diplomáticos animaban con la suya las vida artística pasaba Tamberlick á las dulces
veladas y reuniones de los bohemios. expansiones de alegría, enaltecía á la Peralta
A las espléndidas veladas en las casas de y entonaba hermosas cantilenas napolitanas
Luis G. Ortiz, * Altamirano, Agustín Lozano, y sicilianas, que alternaban con las graciosas
•loaquín Alcalde, Francisco Pimentel, Riva canciones francesas de Gassier, 'quien, para
Palacio, Martínez de la Torre, Chavero, Igna- acompañarlas, sacaba raros sonidos de un cris-
cio Ramírez y Agustín Siliceo, Schiaffino y tal, fuertemente restregado con la contera de
"Asociación Gregoriana." siguiéronse las que un bastón. El acto terminaba imitando el
los mismos bohemios celebraron en el Conser- mismo Gassier, con admirable precisión, los
vatorio de Música, dando mayor interés con fuegos de artificio. Subido en una mesa, nos
sus lecturas en prosa y en verso á los concier- decía con extraordinaria gracia: Vot Id h soleil
tos periódicos de la Sociedad. qui arrive, y en esos momentos sus dos bra-
Donde brillaban las letras resonaban los zos adquirían movimientos giratorios imiy rá-
alegres acordes de la música ó los acentos de pidos, oíase el ruido de la pólvora al hacer gi-
una recitación perfecta. Si Valero nos convo- rar las ruedas, ya en un sentido, ya en otro, y
caba á un Salón de Iturbide, la conversación tras de breve pausa, escuchábanse simultá-
se animaba luego con la inimitable verba de neamente los bombazos, que eran producidos
Altamirano, los dichos agudos y oportunos de por los golpes secos que, á puños cerrados,
Peredo y las jovialidades de Justo Sierra, dábase en el pecho y en las espaldas. Este fué
Luis G. Ortiz, Enrique de Olavarría y Pepe el gran artista que, al lado de Tamberlick, nos
Rosas. Momentos deliciosos eran aquellos en deleitaba, desempeñando admirablemente el
que Valero ponía á prueba su rica imagina- papel de Yago en el (Helio y el de Fígaro en
ción, su gran memoria y su facultad imitativa, el Barbero de Sevilla, ambos papeles en que
cualidades por las cuales pasaban revista an- no se le conocían rivales. *
te nosotros eminentes actores, como Carlos La frateriudad y el buen humor reinaba
Latorre, Femando Osorio, Julián Romea, en todas las reuniones de los bohemios; mas
Ventura de la Vega, autor y actor como Mo- debo hacer especial mención de las que tenían
lière, y el actor francés Federico Lemaítre. lugar en las alegres noches de Navidad y en el
Otras veces nos reunía bajo la fresca som- último día del año, unas veces en la casa de
bra de las frondosas arboledas del Tivoli de Nacho Altamirano y otras en la de Cuéllar.
San Cosme el buen amigo y caballeroso Tam- Convertíase la sala en templo del arte para la
berlick, el mimado, por la excelencia de su recitación de las composiciones en prosa y
arte, de la inteligente sociedad mexicana, y el verso y para la ejecución de piezas de canto
amado, por su excelente corazón, de la turba é instrumentales, y trasformábase el comedor,
de muchachos que, aclamándolo siempre, lo por el poder y gracia de Villasana, en una ga-
acompañaba de su morada al teatro y de éste lería de caricaturas espirituales, en lasque se
á su morada. En ese ameno lugar saboreába-
mos, más que los exquisitos manjares, la in- * La admirable partitura du liossini "El Barbero
de Sevilla" ha «ido ejecutada en .México magistral-
teresante relación de la vida artística del gran
mente. En nuestro (¡rau Teatro, cuya d e s t r a m ó » no
cantante, entre cuyas peripecias contábanse pocos lamentamos, brillaron dulcísimas Uosinas como
Enriqueta Sontag, ' Angela Peralta y Adelina l'atti;
* Véanse las Rerixltt» l/ilcriiriax de México, por Ig- eminentes Condes de Almaviva, como Salvi y Enri-
nacio Altamirano, 186S y la Hrst'ña Historien did Teit- que Tamberlick; inimitables Fígaros como Cesar Ba-
tro en México, por Enrique de Olavarría. diali y^Oassier y un Don Basilio como el gran Mariai.
528 EL LIBRO DE MIS BEOÜEBDOS.

reconocían, á primera vista, los rasgos carac- po, razón por la cual el Liceo Hidalgo, ba-
terísticos del "Nigromante," "Cervantes el de jo la presidencia del famoso Nigromante, Don
acá," el "Angel del porvenir," el Viejo Ramí- Ignacio Ramírez ó de Don Francisco Pimen-
rez y de los bohemios más prominentes. En tel, c e l e b r a b a
reuniones como éstas leyéronse las composi- sus sesiones en
ciones que forman el hermoso Album de Na- un departamen- -/S**'
vidad, 1871 ; el Fin del año, de Peredo, y otras to del Conserva-
por el estilo.
La Bohemia fué la que estableció las Ve-
ladas literarias, fundó el ameno é instructivo
torio de Música.
Verdaderamente
notables fueron
9. ¿r *
<

semanario El Renacimiento y tomó activa 1 a s discusiones


participación en promovidas y
todas las festivi- sostenidas, par-
dades de la "So- ticularmente por V
ciedad Filarmó- ambos literatos,
nica" y del Con- á quienes ligaba
servatorio de el talento pero IGNACIO RAMIREZ.
Música. los separaba la
Las Veladas li- manera de razonar, pues en tanto que Pimen-
terarias ejercie- tel, según ha dicho uno de sus biógrafos, "era
ron gran influen- un crítico que podrá llamarse didáctico, pues
cia en el movi- demos traba para
miento intelec- enseñar conven-
tual del país, co- ciendo, fiel siem-
mo la ejercieron pre á las doctri-
LUIS G, ORTIZ.
en 183« y 1850 nas de las auto-
la Academia de Letrán y el Liceo Hidalgo. ridades recono-
El progreso por ellas adquirido, tuvo su más cidas por todos,
brillante manifestación en estas reuniones fra- se recreaba en la
ternales á que se dio el nombre de Veladas verdad c u a n d o
literarias, que nacieron en 1867. Una reunión creía haberla
en el hogar del poeta Luis C Ortiz para la encontrado, Ra-
audición de un drama de Enrique Olavarría, mírez mejor que
y la que siguió en la casa del literato Ignacio crítico, era un
Altamirano, preparada para honrar á nuestro gran satírico, es- FRANCISCO PIMENTEL.
bardo (riiillermo Prieto, fueron el origen de píritu volteriano
una série de Veladas, en cuyos actos se hicie- que ardía en ansias demoledoras, sin deseos
ron admirar verdaderas joyas de la literatura de reconstruir nunca; de todo se burlaba y
nacional, y brillaron nuestros principales in- aparentaba no creer en nada."
genios. Esas veladas tenían efecto semanaria-
mente y por turno, en las casas á que expre-
samente eran invitados los literatos, como las CONSERVATORIO DRAMÁTICO.
de Martínez de la Torre, Riva Palacio. Schia-
fino y otras que competían por la explendidoz El día 29 de Septiembre de 18(58 Don Jo-
con que eran agasajados los concurrentes. Los sé Valero, al terminar su primera temporada
literatos de los Estados enviaban sus compo- dramática en la Capital, inauguró solemne-
siciones para ser leídas en las veladas, por lo mente en el Salón de Actos del Conservatorio
que se ve que la influencia de éstas fué general. de Música el Dramático, siendo presidida la
De la unión tan estrecha entre filarmóni- sesión por él y por Aniceto Ortega, fungien-
cos y literatos provino el que las dos agrupa- do de secretario Manuel López Meoqui y de
ciones se considerasen formando un solo cuer prosecretario Justo Sierra. Todos los bohe-
ASUNTOS HI8TÓBIOOS Y DESCRIPTIVOS. 529

míos recibieron sus diplomas de socios funda- Los Dominós Blancos como el Alcade de Za-
dores, a l a p a r q u e los artistas que residían lamea, El Avaro, Luis Onceno, Guzmán el
en la Capital. El acto fué amenizado con un Bueno y Ricardo Darlington. Si como Direc-
concierto, en que tomaron participación las tor era extremadamente severo con los acto-
distinguidas cantantes de la "Sociedad Filar- res y sirvientes de su Compañía, fuera del tea-
mónica" Josefa y Jesús Contreras, Concep- tro era con ellos inmejorable amigo. Cuidaba
ción Carrión, Adela Masa, María de Jesús tanto de la propiedad de la escena como del
Martínez de Martel y Soledad Vallejo y los buen porte de los actores, fijándose de prefe-
pianistas León, Ortega é Ituarte, cuyas pie- rencia en la entonación y diferentes inflexio-
zas alternaban con las que ejecutaba la or- nes que debía dar á la voz, de conformidad
questa de "Santa Cecilia," y dio término con con las situaciones del drama, para hacer re-
el Himno de Riego, en honor del Sr. Valero. saltar más las escenas palpitantes. Felicitaba
Este insigne actor que, en su segunda tem- yo cierto día á la discreta Salvadora Cairón
porada, 1873, no contaba con un buen teatro por el exacto desempeño de la última escena
para trabajar, llevóse en pos la mejor sociedad del Ricardo Darlington, porque la ficción
de México al entonces jacalón denominado igualaba á la realidad, y me contestó : No es
Teatro Hidalgo, y en el cual rodeado, como fingida mi precipitada fuga en tal escena, sino
siempre, de sus admiradores y sinceros ami- real, porque verdaderamente en tal situación
gos, trabajó con entusiasmo, deleitándonos me infunde miedo mi marido.
con el magistral desempeño de las mejores Convencido estaba Valero de su mérito, y
piezas de su vasto repertorio. Propúsose en- como era merecido, podían disculpársele cier-
tonces radicarse en México, y á eso fin hizo tos rasgos de presunción que ponía de mani-
una indicación que, de haberse admitido, ha- fiesto con sus amigos cuando le hacíamos no-
bría producido al Teatro Mexicano opimos tar las pésimas condiciones y la pobreza del
frutos. La proposición que transmitió el que teatrillo en que iba á representar, por no po-
esto escribe al Subsecretario de Justicia é Ins- der hacerlo en los mejores teatros, á causa de
trucción Pública, fué la de que tanto el Sr. estar actuando en ellos otras compañías, di-
Valero como su señora, la discreta actriz Sal- ciéndonos: Donde vaya Valero allá irá el pú-
vadora Cairón, no abandonarían la Capital si blico, ya sea el escenario de un teatro ram-
8
e les nombraba profesores del Conservatorio plón, ya sea el forillo de mala muerte arma-
Dramático con la corta remuneración, cada do en medio de una plaza; más lo cierto es que
cnal, de cien pe- tal hecho, tuvo su comprobación, pues el tea-
8
o s mensuales, tro Hidalgo, que distaba mucho de ser lo que
*a que, unida á es hoy, tuvo lleno completo con lo más esco-
los productos de gido de la Sociedad mexicana, al llamamiento
8
u profesión en de Valero.
el teatro, ambos
creían suüciente
Para cubrir sus ACTOS SOLEMNES DE LA SOCIEDAD.
necesidades. La
proposición ape- REPRESENTACIÓN DE LA "NORMA."—La fa-
nas fué escucha- mosa y sentimental Norma, ópera de Bellini,
ba y no atendi- nunca dejará de ser una obra maestra, á pe-
da, Valero partió sar de las excelencias de la música moderna.
°°n su b u e n a DON JOSE VALERO.
Su inspirado autor vertió en ella torrentes de
Compañía y inefables melodías y frases delicadas y con-
nuestra culta sociedad quedó entregada á las movedoras, de acuerdo con las apasionadas
delicias del Cancán. situaciones del drama. Fieles intérpretes de
Era Valero un actor genérico inimitable, la sublime partitura, en lo concerniente al ex-
Pues con la misma perfección desempeñaba el presivo canto, Lablache, Rubini, Donzelli, la
Maestro de Escuela, El Domine Consejero y Pasta, Glulia Grisi y laMalibrán, en Europa;
67
530 EL LIBBO DE MIS BEOUEBDOS.

Galli, Mussati y la Albini; Marini, Salvi y la ligente actor español Manuel Osorio la concer-
Steffenone en México, en dos épocas distin- niente á la acción dramática de los cantantes y
tas, 1837 y 1853, unieron sus ilustres nom- al buen servicio de la escena. Los excelentes
bres al glorioso del compositor siciliano, muer- elementos con que contaba la Sociedad permi-
to en la flor de su edad. tiéronle presentar el espectáculo lírico dramá-
En 1868, la "Sociedad Filarmónica Mexi- tico con la grandiosidad requerida por la mis-
cana," cuya J u n t a Directiva se hallaba for- ma obra y por la cultura de nuestro público,
mada por los Sres. Aniceto Ortega, Presiden- tanto que difícilmente volverá á ofrecerse oca-
te; (Jabino F . de Bustamante, * Vicepresiden- sión más propicia en beneficio del arte. Cin-
te; Luis F. Mu- cuenta gallardas alumnas del Conservatorio
ñoz Ledo, Secre- se transformaron en sacerdotisas, que con sus
tario; T i m o t e o blancas vestiduras, cinturón y brazaletes de
F e r n á n d e z de oro y coronas de encina, realzaban su juven-
Jáuregui, Tesore- tud y su belleza, distinguiéndose entre ellas
ro; Vicente Riva los preciosos bardos que empuñaban sus arpas
Palacio, Antonio de oro ó la rotíe gala, especie de viola, casi
Balderas, Tomás cuadrada, con cuatro cuerdas. Doscientos cin-
León, E d u a r d o cuenta individuos de los orfeones Popular y
Licéaga, Antonio Nacional formaron los coros de sacerdotes y
García Cubas y guerreros, aquéllos con sus druídicas vestidu-
Néstor M o n t e s , ras y coronados también de encina y éstos con
vocales, propúso- sus vistosos trajes y armas resplandecientes,
se poner en esce- DON GAB I NO BUSTAMANTE.
que consistían en escudos, lanzas, espadas y
na tan bella obra dardos.
y al efecto, por medio de su Comisión de Con- Dieron realce á los principales pasajes de
ciertos, allanó todas las dificultades. Dio á Ig- la obra, así el aparato escénico como las ma-
nacio M. Altamirano, que presidía la Sección sas corales. La hermosa figura de Norma, con
Literaria, el en- la cabellera suelta y la segur ríe oro en la ma-
cargo de estudiar no, de pie, al lado de la roca druídica que ser-
las costumbres y vía de altar, se destacaba en medio de las sa-
prácticas druídi- cerdotisas, que, puestas de hinojos, escucha-
cas á fin de dar ban con veneración la hermosísima plegaria á
al espectácvdo la la Casta diva, y de los sacerdotes galos y gue-
debida p r o p i e - rreros que en artísticos grupos, invadían la
dad en lo concer- sagrada selva de Irminsul.
niente á utensi- El coro de gtierreros, al que parece que
lios, trajes, ar- sirvió de tema una cantata de Beethoven, be-
mas y decoracio- llamente desarrollada por Bellini, fué desem-
nes ; confió al en- peñado magistralmente por los del Orfeón Po-
tendido profesor pular, de la misma manera que el grupo de
d e l Conservato- DON AGUSTÍN BALDERAS. los sacerdotes ejecutó la patética y dulcísima
rio Agustín Bal- escena que constituye la introducción de la
deras, la dirección de la obra, así como al inte- obra.
Si no me es dable hacer una reminiscencia
* D. Gabino Bustamante, patriota de corazón, de todas las escenas de ésta, me limitaré á ci-
ilustrado ciudadano y excelente amigo, fué uno de los tar, para concluir, las dos últimas, en las que
socios que unis contribuyeron al progreso de la Socie- Bellini tocó á lo sublime. Los lamentos de
dad Filarmónica y del Conservatorio, fué presidente Norma al implorar, para sus hijos, la compa-
de la Junta Directiva en cuyo desempeño demostró la
energía que le caracterizaron en todos sus actos, sin sión de Oroveso,diciéndole: ¡Ah! ¡padre! un
detenerlo el grave mal que padecía y lo llevó al se- prego ancora, están expresados con tan deli-
pulcro. cada ternura, que no pueden menos que con-
ASUNTOS HISTÓBICOS Y DESCBIPTIVOS. 531

mover hondamente el ánimo del que los es- Vals del maestro Morales, El Suspiro,
cucha; mas lo que sorprende, por su maravi- cantado por la Srita. Concepción Carrión.
lloso efecto, es la bella transición del canto Coro San Huberto, por el Orfeón del Águi-
majestuoso de Norma, en mí manor al tono mí la Nacional.
mayor con el que se inicia y desarrolla, en Aria de la ópera La Giralda, por la Srita.
progresión el grandioso final, inspiración que Soledad Vallejo.
sólo puede brotar del cerebro humano en vir- Variaciones en el violin sobre temas de
tud de un soplo divino. Norma, por el Sr. Don Luis (i. Moran.
El acontecimiento musical de los días 23 Sinfonía — himno del maestro Morales,
y 27 de Noviembre de 1868 nos dejó impere- Dios salve á la Patria—ejecutada por coros
cederos recuerdos, no sólo por el espléndido de niños y niñas y por el Orfeón, acompaña-
aparato con que fué exornada la ópera, sino dos por la orquesta, armónico y la Banda mi-
por lo bien concertada por el maestro Agus- litar de Zapadores.
tín Balderas, por la buena ejecución de la or- Al terminar la sinfonía, el maestro fué lla-
questa y por el desempeño sobresaliente de mado al palco escénico, se le colmó de aplau-
los distinguidos miembros de la "Sociedad Fi- sos, leyéronsele poesías y le fué ofrecida por
larmónica," en sus respectivos papeles, cuales la "Sociedad Filarmónica" una hermosa co-
fueron: Norma, la Sra. Clotilde Espino de rona.
Cárdena; Adalguisa, Srita. Concepción Ca-
m ó n ; Polión, Sr. Alberto Hermosillo; Orove- MUSICA CLASICA.
so, Sr. Daniel Ituarte; Flavio, confidente de
Polión, Sr. Antonio Balderas. Muy empeñada se hallaba la "Sociedad
Los productos líquidos de estas funciones, Filarmónica" en introducir en el Conservato-
que ascendieron á más de 4,000 pesos, fueron rio de Música el fecundo germen de la escue-
empleados por la Sociedad en la compra de la clásica y, al efecto, se procuraba iniciar en
unos pianos para el Conservatorio, y en sol- ésta á los alumnos, presentándoles los mejo-
ventar sus deudas. res modelos, y ganar prosélitos entre los asis-
tentes á los conciertos periódicos. El camino
emprendido al principio por la Sociedad sólo
LLEGADA DEL MAESTRO MORALES DE
produjo fracasos, en virtud de que sin procu-
rar la conveniente educación del oído se in-
ITALIA.
tentó hacer aceptar, por primera ven, las pie-
zas más extensas y complicadas de los gran-
Otros actos notables de la "Sociedad Fi- des maestros, las que interpretadas por el pia-
larmónica," después de la representación de no, únicamente pueden agradar al que conoce
la Norma, fueron aquellos que tuvieron por sus grandiosos efectos y sus ricas conbinacio-
objeto dar la bienvenida al maestro Morales, nes en la orquesta. El que esto escribe era
á su regreso á la patria el 13 de Mayo de 1869. uno de los asiduos concurrentes á las tertu-
A la espléndida recepción que se le hizo el lias que semanariamente tenían lugar en la
expresado día, siguióse el concierto privado casa del Sr. Don Gustavo Fiecher. Reunían-
en el Conservatorio y á éste la función de ga- se allí, para gozar con la ejecución de las me-
la en el Teatro Iturbide la noche del 7 de Ju- jores composiciones del repertorio clásico, ver-
nio, cuyo excelente programa fué el que sigue : daderos artistas y ameritados aficionados, sien-
Marcha Schiller, por las orquestas de la do yo el único representante del público es-
Opera y Santa Cecilia. pectador. Estudiábanse con amor y al fin se
Coro de la Opera de Mercadante, El Ju- ejecutaban por la orquesta con perfección, las
ramento, por las alumnas del Conservatorio. obras de Haydn, Mozart, Beethoven, Men-
Aria de la ópera de Pacini, Safo, por la delssohn y otros autores favoritos.
Srita. Emilia Serrano. En mi calidad de simple oyente pude ha-
Fantasía del Baile de Máscaras, en dos cer una observación que, atendida, produjo los
Pianos, por los Sres. León ó Ituarte. mejores resultados en los futuros conciertos
532 EL LIBEO DE HIS BECUEBDOS.

de la "Sociedad Filarmónica," consistiendo do, propagar la escuela clásica, que, más tem-
aquélla en que para educar al público en el prano ó más tarde, constituiría el encanto de
clasicismo debiera darse principio presentán- nuestra culta sociedad, y tercero, introducir
dole las bellas sinfonías de Haydn, tal como en la Capital la costumbre de los grandiosos
eran ejecutadas en la casa del Sr. Fischer, espectáculos.
sinfonías que ofrecían la doble ventaja de ser En celebración del centenario del naci-
de fácil comprensión y no muy extensas. Los miento de Beethoven, tuvo verificativo en el
nutridos aplausos con que celebró el público gran Teatro Nacional, la noche del 29 de Di-
en el salón de conciertos del Conservatorio la ciembre de 1870, el primer Festival mexicano
deliciosa 7a sinfonía de aquel autor, haciendo uno de los espectáculos líricos más espléndi-
repetir cada una de sus partes, comprobaron dos que se registran en nuestros fastos. El
la exactitud de la observación, y desde enton- extenso foro del gran coliseo, que representa-
ces el mismo público ya no se manifestó es- ba un hermoso salón se hallaba ocupado por
quivo con las obras de los grandes maestros. 106 señoras y señoritas elegantemente atavia-
das y por 212 caballeros, entre los que se en-
contraban los del Orfeón alemán, constituye-
El 31 de Agosto de 1870, otro de los acon- ron la gran masa coral, formada de los coros:
tecimientos filarmónicos notables fué el de la 71 sopranos, 35 contraltos, 102 tenores y 110
ejecución de la Somnámbula, de Bellini, en el barítonos y bajos, artísticamente distribuidos
gran Teatro Nacional, por la Srita. Rosenda en distintos planos tras de la numerosa or-
Bernal y el Sr. Don Joaquín Lemus, alumnos questa, compuesta de 90 ejecutantes, á saber:
del Conservatorio, bajo la dirección del maes- 15 primeros violines, 18 segundos, 8 violas, 7
tro Don Agustín Balderas. Cuarenta alumnas violoncelos, 8 contrabajos, 2 arpas, 5 flautas,
del mismo Establecimiento y 150 individuos 4 clarinetes, 2 oboes, 2 fagots, 4 trompas, 4
del Orfeón Popular formaron los coros, cuyos trombones, o pistones, 3 figles y bombardones,
directores fueron los Sres. Don Melesio Mo- 2 timbales y una tambora. Las selectas com-
rales, Don Tomás Hernández y Don Néstor posiciones ejecutadas bajo la dirección de los
Montes. maestros Morales, Sauvinet, Laue y Balderas,
fueron las siguientes:
GRANDES F E S T I V A L E S . Obertura de la ópera de Mozart La flauta
mágica, bajo la dirección del maestro Balde-
La "Sociedad Filarmónica" no daba tre- ras.
gua á sus útiles trabajos, procurando siempre Oda himno á los artistas, poesía de Schiller
el adelantamien- y música de Mendelssohn, por el Orfeón ale-
to en México del mán, bajo la dirección de German Laue.
bello arte musi- ÉT "^\ Gran concierto de Beethoven, ejecutado
cal. Como miem- en el violin por el maestro L u i s G . Moran.
bros de la J u n t a Primer coro final del oratorio de Haydn,
Directiva D o n jmÉ La Creación, dirigido por Sauvinet.
Segunda sinfonía de Beethoven en ré ma-
yor por la orquesta, dirigida por Morales.
El Mesías, coro final y aleluya del orato-
rio de Haendel, instrumentado por Melesio
les y el que esto Morales, y desempeñado por los coros y la or-
escribe, presen- m "'." "— questa, bajo la dirección de Balderas.
tamos la propo- DON ALFREDO BABLOT. El estado grave en que se hallaba en aque-
sición de los Fes- llos días, la muy estimable Sra. Doña Marga-
tivales, cuyos fines, según manifesté en la Me- rita Maza, esposa del Sr. Presidente Don Be-
moria que leí en Enero de 1871 como Secre- nito Juárez, y cuya sensible defunción acae-
tario de la expresada Junta, eran: primero, ció el 2 de Enero de 1871, obligaron á la So-
procurar la unión de los filarmónicos; según- ciedad á diferir el segundo festival, que debía
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 533

haberse efectuado el día siguiente, para la no- doctores, constituían la escena, muebles y úti-
che del 18 de Enero de 1871, con el siguiente les del tan pomposamente llamado Salón de
programa: Conciertos, el que en realidad era la imagen
Obertura en raí mayor de la ópera de Bee- viva de una troje.
thoven Fidelio por la orquesta, dirigida por En 1873, el que esto escribe presentó á la
Sauvinet. Junta Directiva la proposición relativa á la
Coro á voces solas, de Beethoven, La Glo- construcción del teatro, recurriendo para el
ria de Dios en la Naturaleza. caso á la munificencia de los amigos ricos con
Coro á voces solas, de la ópera de Mozart, que, por fortuna, contaba la Sociedad. No sin
Idomeneo, por el Orfeón alemán, dirigido por la natural desconfianza de alcanzar un buen
German Laue. éxito por el medio propuesto, aprobóse la pro-
Gran serenata para piano, ejecutada á cua- posición y se procedió al nombramiento de las
tro manos por Tomás León y Félix Sauvinet. comisiones unitarias que debieran procurar la
Primer coro final del Oratorio de Haydn, suscrición, que la encabezaron desde luego
La Creación. con $600 cada uno de los Señores Don José
Quinta sinfonía de Beethoven por la or- María Iglesias, Don Rafael Martínez de la
questa, dirigida por Morales. Torre y Don Ramón Terreros, nombrándo-
Coro final, aleluya del Oratorio de Hsendel, seme en la misma sesión director de la obra,
El Mesías. previa la presentación oportuna de los planos
El público de la capital que llenó el tea- y presupuesto. Acepté el cargo, renunciando
tro, demostró con sus aplausos que había sa- en favor del Conservatorio mis honorarios.
bido apreciar las excelencias de la música clá- El Sr. Igle-
sica, ejecutada con los buenos elementos que
ella requiere.
Los productos de los dos grandes festiva-
les, que fueron superiores á los de la repre-
sentación de la Norma, empleáronse por la
"Sociedad Filarmónica" en la adquisición de
obras musicales de gran mérito, que enrique-
cieron su repertorio, y en la compra del ins-
trumental de que necesitaba para dotar con-
venientemente las clases del Conservatorio.

del Sr. Don Se-


TEATRO DEL. CONSERVATORIO. bastián Lerdo de DON'JOSE MARIA^ IGLESIAS.
Tejada, como el
La sala de Conciertos, aula general de la Sr. Martínez de la Torre las de los Sres. Don
antigua Universidad, no llenaba las condicio- Antonio Escandón, Don Guillermo Barrón y
nes que exigían los solemnes actos que en ella Don Manuel Iturbe; el Sr. Terreros, las del
efectuaba la "Sociedad Filarmónica." Un fo- Doctor Don Luis Muñoz y Don Manuel Fer-
rillo de mala muerte, en una de las cabeceras nández del Castillo, y el suscrito las de los
de la pieza, figurado con lienzos mal pintados; Sres. Don Antonio Mier, Don Pedro del Va-
unas cuantas bancas de palo blanco, sillas de lle y Don Sebastián Camacho. El Tesorero de
la clase más humilde; dos enormes y pesadas la Sociedad, que lo era el Doctor Don Eduar-
'amparas, de anticuada forma, que pendían do Licéaga, recogía y distribuía los fondos en
de la viguería de cedro, sostenida por grandes virtud de los acuerdos de la Junta.
zapatas, según era de uso en la época virrei- Como era natural, la expresada Junta, an-
n
al, y algunos quinqués fijos en las paredes, tes de proceder á la construcción del teatro,
que ostentaban inmensos manchones salitro- acudió al Gobierno en solicitud del permiso
s a , y en la parte baja, las señales de las en correspondiente, el cual le fué otorgado, co-
°tro tiempo existentes tribuna y sillería de los municándose el acuerdo del Presidente por la
534 EL LIBEO DE MIS BEOUEBDOS

Secretaría de Justicia é Instrucción Pública, puesto que las localidades perdidas por esta
quedando hipotecado el teatro, en virtud de reducción quedaron sustituidas en la parte al-
ese permiso expreso, á los accionistas, condi- ta con los palcos y gradas de anfiteatro.
ción ofrecida por la Sociedad y no solicitada No era sólo objeto de mi estudio la forma
por ellos, con la que quísose garantizar más que debiera darse al salón, sino también el re-
tarde el pago de las acciones de $600, los que lativo á las condiciones acústicas é higiénicas
no causaban rédito alguno. que son tan esenciales en las salas de espec-
Terminado el teal ro, procedí á su entrega táculos. Las paredes rectangulares del local y
la noche del 27 de Enero de 1874 ante una se- la forma del cielo, sostenido por planos incli-
lecta concurrencia, la que fué invitada á la nados, hechos de propósito para cubrir las
función que se organizó al efecto, como preli- grandes zapatas que soportaban las vigas del
minar de la de estreno que debía tener lugar techo, contrariaban las leyes de la acústica,
al día siguiente. En esa función leí la Memo- defecto que corregí sustituyendo los planos
ria en que daba cuenta de mis trabajos á la inclinados por superficies curvas que no ini-

TEATRO DEL CO

Sociedad y de las dificultades que hube de I| pidiesen la libre propagación del sonido, cur-
vencer para llevarlos á feliz término. Consis- vas que por su combinación mejoraban nota-
tían esas dificultades en la necesidad de cir- blemente el aspecto del artesonado. Con el
cunscribir el teatro en un paralelogramo de mismo fin me propuse evitar en las nuevas
dimensiones desproporcionadas y en la impo- construcciones, hasta donde era posible, las
sibilidad de dar á aquél la forma circular. formas angulares ; y por último, para aumen-
Érame preciso proporcionar al salón una pers- tar la sonoridad, dispuse la formación de un»
pectiva agradable, lo que pude lograr acudien- caja harmónica en el lugar que á la orquesta
do al medio de remeter la línea de los palcos corresponde y limitar el arco del proscenio por
respecto de la de las plateas, de tal manera, dos curvas elípticas paralelas.
que desde las lunetas y demás localidades ba- El teatro fué decorado conforme al estilo
jas pudiera abrazarse con la vista todo el con- del Kenacimiento, y entre sus principales ador-
junto y reducir, al mismo tiempo, la extensión nos se cuentan: en la primera curva del arte-
longitudinal del salón, aunque en apariencia, | sonado, 40 medallones con los bustos de m*'
ASUNTOS HISTÓBICOS Y DESCRIPTIVOS. 535

sicos y autores dramáticas que han adquirido manas que sobrevinieron. Penoso es pensar,
mayor celebridad. lector querido, en la triste condición del ser
Compositores á la derecha del proscenio: humano, que ha de dejar á la posteridad el
1, Palestrina, 1524-1594; 2, Kameau, 1683- cuidado de valorar los servicios prestados, y
1764; 3, Hœndel, 1685-1759; 4, Sebastián que sólo el paso de ésta á la otra vida, pueda
Bach, 1685-1759; 5, Gluck, 1714-1787; 6, extinguir ó amortiguar en los malquerientes
Haydn, 1732-1809; 7, Mozart, 1756-1791; 8, los furores de la malignidad é inconsecuencia.
Mehul, 1763-1817; 9, Beethoven, 1770-1827; Si en la sociedad no existieran el amor de la
10, Auber, 1782-1871; 11 Fétis, 1784-1872; familia y el de la patria, los lazos de la amis-
12, Rossini, 1792-1868; 13, Meyerbeer, 1794- tad, nobles agrupaciones de individuos, como
1864; 14, Donizetti, 1798-1848; 15, Bellini, las que constituyen las sociedades científicas,
1802-1835; 16, Verdi, 1 8 1 4 . . . . ; 17, Gounod, literarias y de beneficencia, que con sus actos
1 8 1 8 . . . . ; 18, José Antonio Gómez, 1 8 0 5 . . . . ; honran á la humanidad, y la obligación impues-
Bustamante, 1787-1861; 20, Beristáin, 1817- ta por Dios al hombre, de ser útil á sus seme-
1839. jantes, hubiera enderezado mis pasos por el
Autores dramáticos á la izquierda del pros- sendero del egoísmo hacia el campo exclusi-
cenio: vo del provecho individual.
1, Squilo, 525 A. de J,; 2, Sófocles, 495 A. He aquí la nota á que he hecho alusión :
de J.; 3, Plauto, 227 A. de J.; 4, Terencio, 193
A. de J.; 5, Lope de Rueda, 1500-1567; 6, "Sociedad Filarmónica Mexicana.—Cuan-
Shakespeare, 1564-1616; 7, Ben Jonson, 1574- do la Junta Directiva nombró á usted para
1637; 8, Lope de Vega, 1526-1635; 9, Calde- que dirigiese la construcción del Teatro del
rón de la Barca, 1600-1681; 10, Corneille, Conservatorio, confiaba plenamente en el acier-
1606-1684*; 11, Molière. 1622-1684; 12, Raci- to con que usted acostumbra desempeñar
ne, 1639-1699; 13, Moreto, 1640-1676; 14, Sor cuantas comisiones se le encomiendan.
Juana, 1651-1695; 15, Moratin, 1760-1828; 16, Ha llevado usted á feliz término esta obra,
Víctor Hugo, 1 8 0 2 . . . . ; 17, Alfieri, 1749-1803 ; una de las más importantes que la Sociedad
18, Goethe, 1749-1832; 19, Schiller, 1759- haya emprendido, y el éxito ha superado con
1805; 20, Bretón de los Herreros, 1796-1873. mucho las fundadas esperanzas de la Junta.
Las cuatro ménsulas cercanas al proscenio Pidió á usted un teatro elegante, digno de re-
debían ostentar los bustos de Alarcón, Goros- cibir al escogido concurso que habitualmente
tiza, Calderón y Rodríguez Galván, pero el honra nuestras fiestas, y usted le entrega un
escultor no pudo terminarlos. verdadero templo cuya divinidad es el arte, y
La Memoria á que me refiero sigue tratan- en cuyas aras brillan cual valiosas ofrendas,
do de los trabajos emprendidos para dar al las flores de la juventud, los frutos del talento
salón las condiciones necesarias de ventilación y las joyas de la hermosura, Grandes y de to-
y de otros puntos que omito por no hacer di- do género, las dificultades con que ha tenido
fusa esta relación. que luchar, las ha vencido todas hábilmente
secundado por inteligentes artistas y diestros
La obra importó $17.761, en cuya cantidad
artesanos.
está comprendido el importe de la sillería aus-
tríaca para los palcos, alfombras, bancas de Puede usted desde ahora, satisfecho y le-
cedro, candil, candelabros de bronce y farola gítimamente orgulloso, contemplar y saborear
para gas y las decoraciones y accesorios de la los frutos de su obra, entre los cuales no son
escena. los menos la estimación del público y la ad-
Después de la lectura de mi Memoria, el miración de sus amigos, tributo justísimo á
Secretario Doctor Manuel Peredo, leyó á nom- su talento, laboriosidad y desinterés, prendas
bre del Presidente de la Junta Directiva la de que, por otra parte, tiene dadas antes de
siguiente comunicación, tan honrosa para mí, ahora tan brillantes pruebas.
que ella sola bastó para dejarme sobradamen- Movida de estas consideraciones, la J u n t a
te recompensado de mis afanes, y me basta Directiva acordó en la sesión de ayer dar á us-
hoy para echar al olvido las ingratitudes hu- ted públicamente un voto de gracias por la
536 EL LIBRO DE MIS BEOUEBDOS.

manera tan cumplida con que ha desempeña- Marcha de El Profeta, ejecutada en cuatro
do la comisión que hubo de confiarle; y yo en pianos por las señoritas Guadalupe Alfaro, Ro-
nombre suyo, con el mayor placer, tributo á sa Palacios, Concepción Goya, Concepción
usted este merecido homenaje, y felicito á la Cuevas, Concepción Mena, Concepción Velas-
Sociedad Filarmónica Mexicana, porque cuen- co, Virginia y Herlinda Garay, en combina-
ta en su seno con un miembro que bajo todos ción con la orquesta.
aspectos la honra tanto. Coro de II Giuramento, de Mercadanté,
Me es doblemente grato reiterar á usted por las alumnas de la sección coral.
con este motivo, las seguridades de mi consi- II flor de miei ricordi, de Melesio Mora-
deración particular. les, romanza cantada por Rosa Palacios.
México, Enero 27 de 1874.—J. M. Igle- Una Compañía dramática, en la que se con-
sias.—Sr. D. Antonio G. Cubas." taban alumnos y alumnas del Conservatorio,
dirigida por Antonio Muñoz y por Pilar Bela-
val, inauguró, aunque sin buen éxito, las fun-
Al acordar la Junta Directiva el expresa-
ciones públicas en el expresado teatro.
do voto de gracias en sesión extraordinaria, en
El 8 de Febrero de 1875 tuvo efecto en éste
la que no me hallé presente, determinó, ade-
la muy lucida velada, dedicada á la eminente
más, que se me considerarse como uno de tan-
trágica y distingui-
tos accionistas, con el deseo de compensar de
da dama Adelaida
alguna manera la cesión que de mis honora-
Ristori, por el Liceo
rios había hecho en favor del Conservatorio.
Hidalgo y la Socie-
Los honores que en tal noche me tributa-
dad F i l a r m ó n i c a .
ron bondadosamente mis amigos, quienes me
Fueron notables en
dedicaron una medalla de oro conmemorativa
esta velada tanto las
que me entregó públicamente D. Justo Sierra,
piezas literarias co-
no fueron del agrado de quienes, por antiguos
mo l a s musicales,
gregorianos, dábanme el dulce nombre de her-
sobresaliendo entre
mano. Dos días después del suceso lanzába-
las primeras el dis-
me desde las columnas de un diario las más
curso de Altamirano
injustificables injurias por el delito de haber
y las inspiradas poe-
dotado al Conservatorio de un teatro decente.
sías de Justo Sierra,
El día 28 de Enero de 1874, el teatro se es- L\iis G. Ortiz y José
trenó con un brillante concierto, cuyo progra- Rosas, y entre las
ma fué el siguiente: segundas el dúo de
ADELAIDA RISTORI.

Sinfonía de Dinorah por la orquesta y sec- Marino Faliero, por la señorita Rosa Palacios
ción coral del Conservatorio. y el señor Don Daniel Ituarte; el de Rigole-
Conjuración de la ópera Ildegonda, del to, por la señorita Antonia Ramos y el señor
Maestro Morales. Don José María Cortés y la marcha- himno á
Ave María de Suzzi, cantada por la seño- la Ristori, de Morales, ejecutada por la or-
rita tíuadalupe Gomis. questa y dos pianos.
Fantasía Un Bailo in Maschera, de Pru- La sobresaliente artista llegó á México al
dent, por la señorita Luisa Alcaraz. frente de su excelente Compañía el 29 de Di-
Brindis, Las educandos de Sorrento, de ciembre de 1874 y abandonó la Capital el 10
Usiglio, cantado por la señorita Rosenda Ber- de Febrero del año siguiente. E n tan corto
nal y alumnas del Conservatorio. tiempo deleitó á un escaso público con la per-
Variaciones de Beriot, ejecutadas en el vio- fecta ejecución de obras como las siguientes:
lin por el niño Eugenio Barreiro. Pía de Tolomei, Judith, la María Stuardv
Romanza de Braga, Bello del suo sorriso, de Schiller; la Fedra de Racine, Deborah,
cantada por Juan Zacometti. Renata de Francia, Isabel de Inglaterra,
Serenata á voces solas, de Abt, cantada Sor Teresa; el Macbeth de Shakespeare; Ma-
por G. Zuiver, P . Laue, F . Jens y A. Ezold. ría Antonida, Juana la Loca y algunas oo-
ASUNTOS HISTORIÓOS Y DESCRIPTIVOS. 537

medias como la titulada: Lo que agrada á la Señor Ministro enredarla en aquella maraña,
primera actriz. so pretexto de ser sus miembros moros con al-
En la Compañía de la Ristori, brillaban fanjes, cuando en realidad eran moros de paz.
como astros de segunda magnitud, una joven La batalla de Tecoac, el 16 de Octubre, el
gentil, Giuseppina Stefani que en la Judit, abandono de la Presidencia por Don Sebas-
sobre todo, se manifestaba gran artista, y el tián Lerdo, los pronunciamientos en favor del
Gobierno del Sr. Iglesias, los despronuncia-
caballero Don Eduardo Maierone que hábil-
mientos sucesivos que á aquéllos siguieron y la
mente secundaba á la egregia artista, princi-
actitud de los políticos de la capital, vacilante
palmente en el citado drama Isabel Reina de
la de unos y activa la de otros, fueron los acon-
Inglaterra.
tecimientos que pusieron en manos de los Por-
Dos días después del concierto que se le
firistas los cabos de la enmarañada madeja,
dedicó en el Teatro del Conservatorio, partió
ofreciéndoles la oportunidad de poderla des-
con su Compañía para Puebla, donde se pro-
enredar sin obstáculo alguno. Entonces fué
puso dar el terrible drama María Antonieta,
cuando el Señor Ministro á quien he aludido,
que por la verdad de las escenas y terríficas
obedeciendo los impulsos de su propio carác-
situaciones dramáticas, había despertado de
ter, excitado por algunas intriguillas, y apro-
su letargo al público de México. Ignacio Al-
vechando la ausencia del Jefe del Ejecutivo,
tamirano, comisionado por el Liceo Hidalgo
que al estar presente no hubiera consentido
y por la Sociedad Filarmónica, acompañó á
en la iniquidad que se llevó á cabo, malamen-
la eminente trágica á la ciudad angélica.
te declaró que en la susodicha madeja se ha-
El Concierto dado en el Teatro del Con-
llaban anudados aún los hilos filarmónicos de
servatorio, en honor de la Ristori, fué Ja últi-
origen Lerdista y creyó cortar, por lo sano, un
ma de las grandes solemnidades lírico-litera-
nudo que no existía, arrojando al suelo aque-
rias de la Sociedad Filarmónica.
llos hilos tersos, sin mirar que en sus extremi-
dades iban atados el capital y el trabajo aje-
E L GOLPE DE GRACIA. nos. A tales inconvenientes conducen las exa-
geraciones de la política.
Mal avenidos andaban los liberales en el Por tal motivo, uno de los capitalistas que,
año del Señor de 1876. Los que habían for- con la mejor voluntad, había contribuido con
mado la maraña política, de muy difícil desen- su dinero á la construcción del Teatro del Con-
redo, no prescindían en el ejercicio de los dere- servatorio, díjome pocos días después del su-
chos que alegaban, cuales eran : en el Sr. Lerdo ceso:
el de mando, en los diputados el de compone- —¡Ya ve usted, señor, por qué solemos ser
dores de lo que no tenía compostura, en el Po- egoístas los ricos en México! Nunca fué nues-
der Judicial, el de desfacedor de entuertos, en tra intención cobrar las sumas que ministra-
los Iglesistas el de la legalidad y en los Porfi- mos, pero tampoco es justo que se nos despoje
ristas el de insurrección y, solamente, la "So- de nuestros derechos consignados en escritura
ciedad Filarmónica" gozaba tranquilamente pública, con anuencia del Gobierno del Señor
del derecho de asociación, mas antojósele á un Juárez,

es
CAPITULO II

CUADROS DESCRIPTIVOS
. - * > » .fr-¡<|j$4-•<•—-?/-

HUAZCAZALOYA.
-»&«-

ft L Ingeniero Don José Salazar Ilarre- Huazca, la cual, por su extremada fragosidad,
gui, mi profesor en el curso de topo- era la más inaccesible. Dióseme una buena
'%•"• grafía y geodesia en la Escuela de brújula y una cadena métrica, y se me señaló
l Minas, me facilitó el ingreso en la el punto de partida y de referencia en una hon-
Comisión Científica de Pachuca, á fin de que donada tan erizada de eminencias en su alre-
efectuase mi práctica para adquirir el título dedor, que me hizo presentir la profunda y
de Ingeniero. En atención á los conocimien- escarpada barranca en que pronto había aqué
tos que había yo revelado en la construcción y lia de convertirse. Inexperto como me hallaba
dibujo de cartas geográficas, se me concedió entonces, respecto de las operaciones directas
el sueldo de cien pesos mensuales, igual al que topográficas, me vi algo contrariado, pero el
disfrutaban los demás miembros de la Comi- amor propio ofendido por la conducta de mis
sión. En Septiembre de 1864 llegué al Real compañeros, selló mis labios y nada quise pre-
del Monte, lugar de residencia de la Comi- guntar, resolviéndome á poner en práctica,
sión, y me presenté al jefe de ella Don Ramón por mí solo, los conocimientos teóricos que
Almaraz. Todos los miembros que la consti- había adquirido en el colegio. Al principio ca-
tuían no me manifestaron, desde luego, gran- miné con las dificultades consiguientes á mi
de aprecio, pero pronto supe convertir en ca- inexperiencia, pero muy pronto me adiestró
riño su mala prevención, manifiesta insinuan- lo bastante para proseguir mis operaciones,
do al jefe que me pusiera á prueba señalán- venciendo los obstáculos que á cada paso me
dome, para su levantamiento, la barranca de oponía la fragocidad de la barranca.
540 EL LIBRO DE MIS EEOUEBDOS.

Era ésta una de las más agrestes que he mismo Almaraz, quien desde entonces puso
conocido: sus pendientes abruptas se unían bajo mi dirección al practicante Mariano Re-
por su pie formando el sinuoso álveo del río, yes, joven de talento, alegre y jovial que ha-
sin vegas ni riberas, sino tan sólo con ásperos bía hecho sus estudios en la Escuelas de Mi-
y peñascosos ribazos que encauzaban las aguas nas y acababa de ingresar en la Comisión. No
torrenciales que se estrellaban en las rocas le agradaba mucho al expresado joven el ca-
diseminadas en su álveo. La vegetación en mino de la montaña y me seguía á paso tardo
ambas pendientes era rica en extremo y digna y torpe, resbalando por aquí y cayendo por
de la atención del naturalista: árboles corpu- allí, y cuando lograba hallar algún sendero
lentos, frondosas plantas y espesos matorra- practicable, apresuraba su marcha y se ponía
les se confundían formando bosques sombríos, á cantar alguna romanza, como la del Baile
manteniendo una humedad constante que pro- de Máscaras, ó bien algunas de las muchas
tegía el nacimiento del verde musgo y de los canciones picarescas que sabía y expresaba
más preciosos heléchos, en el suelo, en las ro- con suma gracia.
cas y en las cortezas de los árboles. Entre Al cabo de algunos días, el último torno
éstos, se desarrollaban con profusión diversas de la barranoa me dio inopinadamente salida
clases de encino, como el Quercus laurínea, Q. á la llanura de Huazcazaloya. Grande fué mi
lanceolata, Q. americanus, Q. espicata, y el alegría al dejar atrás las escarpadas eminen-
Q. repanda ó encino chaparrón, entre las co- cias de Cerro Gordo y Cerro del Gallo, y ver
niferas, el ocote ó pinus comunis, el resinoso ante mí extenderse hermosas campiñas cultiva-
ó p. abies y el oyamel ó p. religiosa, y como das. Pronto me hallé en aquella población que
hermosos ejemplares de las cupulíferas los se asienta en una rinconada de la llanura,
ailes ó curilus americanus y de otras plantas á 2,048 metros sobre el nivel del mar. Había
el sapindo amolé ó chicalote y la argemona recorrido hasta ella 3 leguas y descendido 724
mexicana. metros desde el punto de partida, 2,772 me-
Tal era la barranca en que ejecutaba mis tros de altura en las eminencias de las "Na-
primeros trabajos topográficos y en la cual vajas."
sólo en sus cimas encontraba, de vez en cuan- Ya en la llanura, víme cierta mañana sor-
do, un leñador, y en sir interior algún vena- prendido por una pequeña partida de platea-
do que asustado por mi presencia salvaba, á dos, cuadrillas de bandoleros de que ya he tra-
salto de mata, un precipicio para desaparecer tado en el artículo: "Estado del país en 1866,"
luego con la velocidad del rayo en la espesura individuos que infestaban y asolaban el país.
del bosque. El jefe, vestido de cuero con relucientes boto-
Como la inclinación de las pendientes de naduras y ancho sombrero galoneado, se apeó
la barranca era tan fuerte y tan grandes y del caballo y se llegó á mí, saludándome con
frecuentes los despeñaderos, no me era po- la mayor afabilidad.
sible en muchos lugares tender horizontal- —Caballero, me dijo, me permite usted que
mente la cadena, en toda su extensión, y me le ayudé en sus operaciones, pues me juzgo
propuse proceder parcialmente por tramos me- capaz de sustituir á su peón.
nores, acortando aquélla, pero aun así, en al- —No quisiera que usted se molestase, le
gunos sitios no hallaba colocación segura el contesté lleno de asombro, pero haga usted lo
peón que me servía, y en una de tantas esta- que le plazca.
ciones perdió éste el equilibrio y cayó sobre Entonces apartó al peón de su puesto y to-
unos matorrales, los que, afortunadamente, le mó en una mano el extremo de la cadena y en
impidieron rodar hasta el fondo del abismo. la otra las fichas y yo proseguí el alineamien-
A esta circunstancia debí el que se me diese to que llevaba, haciendo á aquél, puesto ya
un telémetro ó anteojo de Rochon que con tan- en cuclillas y dándome el frente, señas á de-
ta insistencia había ya solicitado. recha é izquierda para que se colocase en el
Procuraba desempeñar con limpieza los punto conveniente y clavase en él una ficha.
trabajos que se me encomendaban, lo que me Así procedimos por espacio de un cuarto de
valió algunas muestras de consideración del legua, al término del cual, dio por satisfecho
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 541

su deseo y se retiró, no sin darme antes las Navajas, al pie de las eminencias de los Pe-
gracias por mi condescendencia y de dirigirme lados, punto desde el cual se observan hacia
el más afectuoso saludo. el Norte y en el descenso de la cordillera, las
Sorprendido de la ocurrencia, la referí en hermosas y caprichosas cumbres Peña del
Huazca á mis buenos amigos Faustino y Gui- Águila, el Horcón y el Jacal, que se halla co-
llermo Borbolla, los que me dieron la explica- ronada por un grupo de columnas basálticas,
ción siguiente: sobre las cuales reposan rocas hacinadas que
El individuo de quien usted nos habla es semejan techos de dos aguas y dan al conjun-
el bandido Fulano (el nombre no lo recuerdo), to la apariencia de una choza. Al Norte de es-
autor de muchos robos, y tan audaz que ven- ta eminencia y al Occidente de la barranca,
de á plazos, en lejanas poblaciones, los efec- se observa una hondonada circuida, al frente,
tos robados, conduciéndolos amparados por por una hilera de columnas basálticas, no pris-
documentos aduanales ; mas usted, que le es- máticas, sino cilindricas y de mayor diámetro
tá muy recomendado, nada tiene que temer en el centro, á semejanza de los instrumentos
de él. Usted sabe que en estas poblaciones, de piedra con que se muele el maíz, razón por

SANTA MARIA REGLA. HACIENDA DE BENEFICIO.

los comerciantes estamos obligados á transi- la cual se ha dado á dicho lugar el nombre de
gir con los bandidos y á aparentarles amis- Los Metlapües. La montaña de las Navajas
tad, conducta que muchas veces nos aprove- es el punto más elevado de la Sierra y su ci-
cha, como en el caso presente. ma alcanza la altura de 3,213 metros sobre el
Un ano más tarde supe que mi ayudante nivel del mar.
de aquella mañana, había sido fusilado en La montaña de las Navajas ofrece por to-
Waxcala, en castigo de sus delitos. das partes grandes grupos de rocas basálticas
En Octubre, la Comisión abandonó el Real y criadero; de obsidiana, trabajados por los
del Monte, donde las persistentes lluvias y las antiguos mexicanos. De sus vertientes des-
frecuentes neblinas habíanle impedido violen- cienden las aguas que van á formar el hermo-
ter sus trabajos topográficos y se trasladó á so rio de Izatla, que corre por una cañada la
Huazcazaloya. Yo continué en los detalles, cual se ensancha sucesivamente y ofrece en los
^upándome en seguida en el levantamiento declives de las montañas que la limitan, gran-
del hermoso río de Izatla. La barranca reco- des masas monolíticas de arenisca que traba-
c i d a por éste, es más abierta y menos fragosa jadas por las aguas de las lluvias, aparecen á
l u e la de Huazca: nace en las alturas de las lo lejos como grandes estatuas y monumentos
542 EL LIBRO DE MIS BEOUEBDOS.

revestidos de musgo, liquen y licopodio y, er- ciclo de más de cien metros de cuerda, forma-
guidos entre arboledas, bordan las riberas del do por una columnata de basaltos que alcan-
río. Mezclados con los cantos rodados se ven zan la altura de 25 á 30 metros. Las colum-
en su lecho y brillando á la luz del sol, los nas de sección cuadrangular generalmente,
trozos de obsidianas que han sido arrastrados descansan en capas de arenisca y masas amor-
por las aguas de las alturas de las Navajas. fas de basalto escorioso, y en otros lugares de
En la barranca de Tepezala, afluente de la la cañada los trozos de columnas basálticas se
de Izatla, existe el criadero de finos y hermo- ven agrupados en posición más ó menos obli-
sos ópalos, descubierto hace años por los an- cua.
tiguos alumnos del Colegio de Minería, Don Sólo el recuerdo de tan interesantes sitios
Juan Hill y Don Juan Orozco. En algunas de cuyos detalles conservo vivos en la memoria
ha bastádome para dedicarle las siguientes
líneas.

RIO DE IZATLA Y CASCADA DE REGLA.

Torrente que el ser te dieron


Lejanos y agrestes montes,
Que naciste entre breñales
Para morir entre flores,
De claras fuentes procede
El líquido que recoges,
Linfa de cristal fundido,
Espejo diáfano, donde
Se refleja el puro cielo,
De la aurora los albores,
Los vespertinos celajes
Que tiñen los horizontes,
Y los rayos apacibles
De la reina de la noche.
¡Bello río! limitado
Por altos pinos y robles,
Dominado por montañas
De caprichosos crestones,
Enhiestos como el Zumate,
El Jacal y el Ahuizote,
> GRUPO DE BASALTOS. Desde un lugar prominente
De tus escarpados bordes,
las barrancas que se unen á la mencionada, Con admiración se observa
se encuentran grandes y hermosos troncos de Cómo en tu seno se acogen
madera petrificada, que por sus caracteres Las cuarcíferas arenas
puede distinguirse la clase de árboles á que Acarreadas de los montes;
pertenecieron. Como el agua, ante el escollo
La corriente sigue su tortuoso giro para Que á la corriente se opone,
incorporarse á la de Huazca en la antigua ha- Se arrastra, se remolina,
cienda de San Antonio y continúa hacia el Y en diferentes fracciones,
Norte, encajonada en estrecho álveo de forma- Por grietas del peñascal,
ción basáltica, abierto en la llanura y al lle- Al fin el escollo rompe ;
gar á la Cañada de Regla se precipita en la O salta en gotas deshecha
hondonada en medio de un anchuroso hemi- Sobre riscos y terrones,
ASUETOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 543

Y en las nítidas espumas Son escasos los rosales


Producidas por el choque Que difunden sus olores,
Cada gota es un diamante Mas en cambio la hondonada
De vivísimos fulgores. Se abre en anfiteatro enorme
¡ Bello río ! dominado Con un sello de grandeza
Por altos pinos y robles, Cuya majestad impone.
¿ Qué nos dice tu murmullo Monolíticas columnas
Que a grandes distancias se oye De estéticas proporciones
Conducido por el viento? Se alzan en cerco y tan alto,
Y ¿qué tus ondulaciones, Que parecen los soportes
Generadas por las brisas, De ese fanal azulado
Deshechas por aquilones ? Que forjan las ilusiones;
Nos dicen que tus raudales Verdaderos contrafuertes
Y tus continuas labores Que á los empujes se oponen
Presentan un vivo ejemplo De terrenos y llanuras

CASCADA DE REGLA.

De la vida de los hombres ; De altitudes superiores.


Que todos vamos á un fin, En medio de los basaltos
Que cual tú las horas corren El agua el terreno rompe
Y á las pasadas, suceden Y al estruendo del torrente
Las nuevas generaciones. Otros sonidos responden,
Al terminar la cañada Sonidos que origen tienen
Que bullicioso recorres, En la campiña y el monte •
Impetuoso te despeñas Tales son los que producen
Entre basálticas moles, De almadanetas los golpes,
Cayendo en lecho de espuma Que en el ingenio vecino
Y envolviéndote en vapores, Piedras minerales rompen;
En los que radiante el sol El balido de la oveja,
Del iris el sello pone. El estrépito del roble
En la cuenca que derrumbas Abatido por las hachas
Con fuerza tus aluviones, De robustos leñadores ;
544 EL LIBSO DE MIS BEOUEEDOS

El zumbido de los vientos. Se distinguen por sus trinos


En las fibras del ocote; 0 por sus variadas voces,
De zagala enamorada La festiva primavera
Las campesinas canciones; Y el poligloto cenzontle;
Y el patético alabado En tanto que en las praderas
Que al acercarse la noche, Adyacentes á tus bordes,
Para descansar entonan Diseminadas se observan,
Mineros y labradores; En cantidades enormes,
Y siendo sus preces hijas Las nueces encarceladas
De la fe que el alma acoge, Y los fragantes limones.
Sus himnos van hasta Dios ¡Bello río! en esa cuenca,
Por las etéreas regiones. Con tus raudales mayores,
¡ Bello río ! que te alejas En el sendero que sigues
De la Sierra y sus crestones, Nada á tu curso se opone,
Como los de A to ton i Ico Y á cumplir vas tu destino

SAN MIGUEL REGLA.

Y del Mineral del Monte : Como su destino el hombre;


Que yendo tranquilo, á veces, Que la vida que te dieron
O caminando en desorden, Lejanos y agrestes montes,
Unes tu suerte á otro río Acaba cuando terminan
Que de Grande tiene el nombre- Tu corriente y tus labores,
Así recorriendo sigues Y al fin reposas tranquilo
Florestas de otras regiones, En la Vega, de renombre
Para dar con tus cristales Por sus bellos panoramas,
Más realce á los primores Por sus huertos y sus flores.
De la grandiosa Barranca,
Do circulan ó se esconden
Mariposas esmaltadas A 2 | kilómetros al Sur de la hacienda de
De extraordinarios colores; beneficio de Santa María Regla, se encuentra
Y entre las aves que anidan la denominada San Miguel tan interesante
En la espesura del bosque, como aquélla por sus bellezas naturales.
ASUNTOS HISTÓRICOS T DESCRIPTIVOS. 545

Aquí no es un río el que se precipua en- de la majestuosa y colosal barranca de Río


tre columnas de basalto, sino el nacimiento Grande, con la cual aquélla se comunica.
de un arroyo, tributario de aquél. Un estan- Yo proseguí en mis operaciones por el bor-
que de 150 metros de longitud y 80 de latitud de occidental de Ja barranca de Regla, aban-
y de 2 á o metros de profundidad, se encuen- donando los caballos en la hacienda de bene-
tra rodeado de un tupido bosque de fresnos, ficio con la preconcebida intención de obligar
sauces y plantas innumerables que ostentan al practicante, que mal de su grado me seguía,
las más preciosas y variadas flores, abrigán- á regresar á pie para acostumbrarlo á las fati-
dose en la espesura aves canoras y revolotean- gas de la profesión. Al fin llegué al borde de
do entre las últimas, enjambres de pintadas la barranca principal, y pude contemplar ese
mariposas. El iigua del estanque, verdosa co- gran prodigio de la Naturaleza. Más de dos
mo el berilo, es tan cristalina que deja ver la kilómetros me separaban de la opuesta orilla
blanca arena del fondo, entre la que se abren que veía sostenida por colosales trozos de co-
paso miles de surtidores que afluyen en su lumnas basálticas, en tanto que bajo mis pies
conjunto más de 27,000 litros por minuto. En se extendía una escarpa colosal en que los

BARRANCA GRANDE.

sitio tan pintoresco reina el grato silencio de mantos de obsidiana y masas de pizarra arci-
las selvas, que tanto convida á la meditación llosa y basálticas se sucedían formando gran-
y al goce de las maravillas de la Naturaleza. des é irregulares escalones. Dirigí la vista al
La Hacienda de San Miguel Regla quedó seno de la barranca, á una profundidad de
situada por las visuales que dirigí, sirviéndo- 1,544 metros y observé que el río como una
me del teodolito, á los puntos trigonométricos cinta blanca, brillante y sinuosa surcaba cam-
Atotonilco el Grande, y eminencia del Zuma- pos esmaltados de verde, y que, á veces, se
te, Cerro Alto, Cerro Gordo y Tepezala. perdía entre los bosques de árboles gigantes-
Unidas á las corrientes de los menciona- cos que por la distancia aparecían como en-
dos ríos y á la del llamado San José, que nace marañados y confusos matorrales.
en los bordes de la barranca del Carmen, en la El pxinto en que me hallaba, penúltima es-
Presa de la hacienda de Peñafiel, corren por tación de mis trabajos, por este rumbo, quedó
*a grande abra de Regla, la que á pesar de su situado por visuales á los siguientes puntos
aspecto agreste apenas of rece una débil idea trigonométricos: Cerritos, Zumate, Cerro Al-
69
546 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

to, Cerro Gordo y Tezontle. Su altura sobre pidos por matorrales, mantos de obsidiana y
el nivel del mar, 2,760 metros ; fondo de la ba- enormes crestones de rocas volcánicas, lo que
rranca referido al mismo nivel, 1,216. El Río nos obligaba incesantemente á cambiar de
de Regla se une á Río Grande á los 4,057 me- rumbo y seguir el camino en ziszás, de ángu-
tros de la Hacienda de beneficio. los muy agudos y líneas sumamente cortas.
Encontramónos al fin, al medio día, en el fon-
do de la barranca y echamos á andar por las
extensas y hermosas vegas de Río Grande,
Mis amigos Borbollas organizaron en mi entre una vegetación verdaderamente tropical.
obsequio, una expedición á la Gran Barranca, Los árboles y plantas que había creído arbus-
conocida también con el nombre de San Se- tos, hierbas y matorrales, eran gigantescos no-
bastián, á fin de que pudiera observar de cer- gales (Juylans alba laciniosayJ. mucronata),
ca lo que había causado mi admiración desde sabinos de proporciones colosales ( Taxodium
larga distancia, y con tal intento pusímonos distichum), chicozapotes (Sapota achras), za-
en camino, cierto día, los miembros de la Co- pote blanco (Casimiroa edulis), zapote prie-
misión que residíamos en Huazca y una doce- to, (Dyospiros óbtusifolia), álamos (Popu-
na de amigos. Recorrimos muy de mañana lus nigra), guajes, (Crescentia alata), oco-
aquellas campiñas cultivadas, entre cuyas ar- tillos, (Verbesina virgata), uña de gato, (Ro-
boledas descollaban los corpulentos ahuehue- sa canina), palo dulce ó taray, (Viborquia
tes como los de Atotonilco el Grande, ó fron- polystachia), rosa blanca (Rosa alba), naran-
dosos fresnos como los de Huazcazaloya. La jos, cidras y limoneros; la Datura arbórea à
diafanidad de la atmósfera nos permitía dis- floripondio, la Euphorbia heterophilla ó flor
tinguir el relieve de las montañas que domi- de Pascua, la oliva vulgar ó zabila, la hermo-
naban á aquellas campiñas é interceptaban el sa planta polontia oriphilla de la familia de
horizonte: Cerro Alto hacia el Norte, y al las caparidáceas; guayabos (Psidium pyrife-
Occidente la gran masa de la Sierra, en la que rtim), la anona triloba ó chirimoya, la planta
se alzaba dominante la pintoresca peña del trepadora Clematis sericens, conocida vulgar-
Zumate, y en lontananza los crestones del mente con el nombre de Barbas de chivo; san-
Chico conocidos con el nombre de las Monjas; día ó cucumis citrullus; la Echeverría coccí-
al Sur la cañada del Real, el cónico cerro del nea ó sea Oreja de burro; el Umbilicus sedoi-
Gallo y el voluminoso Cerro Gordo, las emi- des ó Cresta de Gallo, Gallitos ó Lasertia. el
nencias de Tepezala, el Águila y el Jacal, Colorín ó Erytrina Corallodendrum, el Ca-
grupo caprichoso de basaltos, que se destaca- cahuate ó Arachis hipogea, tres especies de
ban entre las tupidas arboledas de las monta- Veronias, la bellísima planta Trisis Corymbo-
fias; y, por último, hacia el Oriente, parte de sa á la que el bulgo le da el nombre de Metatera,
las sierras que limitan el Vallo de Tnlancin- la Ardisia Capollin ó Capulín silvestre; la
go. A pesar de serme la comarca tan conoci- bonita planta Bignonia Stans llamada Trona-
da, todo me sorprendía, y en todo observaba dora ó Trompetilla, la Manzanita de Amor
algo nuevo y digno de atención. esp. de Solanum; la Palma Christi ó Ricinus
Declinaba ya la fresca y hermosa mañana communis; la caña de azúcar y otras muchas
cuando llegamos al borde de la barranca. El plantas.
sol se hallaba á unos 30 grados de elevación Si rica es la barranca que se describe, en
sobre el horizonte, dando de lleno con sus des- su flora, no lo es menos en su fauna, según lo
lumbradores rayos en la pendiente opuesta, y demuestran los datos que se expresan en la
dejando sumergida en la penumbra la mayor Memoria de la Comisión Científica de Pachu-
parte de la barranca, cuyos detalles se perci- ca, debidos, así como los de la flora, á Don
bían medio iluminados por la tenue claridad Manuel Villada, naturalista de dicha Comi-
de la luz difusa. Empezamos á descender la sión.
quebrada vertiente erizada de peñascos, diri- Visitamos los pueblos de San Sebastián y
giendo nuestros caballos por senderos muy es- San Bartolo que se asientan en ambas orillas
trechos é inclinados, y á cada paso interrum- del rio con sus rústicos caseríos dominados
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 547

Por humildes capillas, cuyos campanarios se En tanto que tenga vida,


perdían entre el follaje de los árboles. Al re- Nunca las olvidaré :
correr el espacio de cuatro kilómetros que me- Despierta, adorada mía,
dia entre ambos pueblos, pasamos y repasa- Mira que ya amaneció,
mos el río por sus vados, en uno de los cuales Ya los pajaritos cantan
el descuido del practicante Reyes en apretar Y la luna se metió.
bien la silla de su caballo me puso en grandes Abriéronse á poco las ventanas y asomá-
apuros, obligándome á caminar á su lado pa- ronse por ellas las hadas de aquella misterio-
ra contener con mi cabalgadura el ímpetu de sa mansión, aldeanas rozagantes cuyos ros-
la corriente y prestarle con mi cuerpo el nece- tros, parte en sombra y parte bañados por la
sario apoyo para que no cayese al agua con roja luz que despedían del interior unas bu-
silla y todo. En las vegas del río veíamos con jías, presentaban el mágico efecto que ofre-
profusión las nueces amontonadas y rodando cen los contrastes luminosos, que tanto supo
Por el suelo guayabas, naranjas y otras frutas aprovechar el famoso Rambrand.
tropicales. La profusión de árboles y plantas
Después de los saludos consiguientes, pu-
interceptaban á nuestra vista los términos de
siéronse á cantar aquellas mozas acompañán-
las floridas vegas, y sólo alzando la mirada
dolas con sus guitarras, dos mozos de la mis-
descubríamos, no las simples pendientes de
ma familia. Las canciones eran deliciosas y
una barranca, sino agrestes y elevadas mon-
los versos graciosos y picantes, como lo son,
tanas que limitaban un valle ancho y profun-
generalmente, todas las canciones y versos de
do, al que servía de fanal up límpido y azula-
los campesinos de la República. Entre las pri-
do cielo.
meras recuerdo la del Payo y el Mayordomo,
Ya de noche abandonamos el pueblo de ó sea la canción de Nicolás.
San Bartolo y empezamos á escalar la frago- tí PAYO
sa vertiente de la barranca, auxiliados por la
apacible claridad de la luna, que había llega- ë^f^ffgjg
do á la mitad de su carrera cuando logramos
ascender á la extensa llanura de Atotonilco el
Grande. El astro de la noche bañaba con su
argentada luz aquellas hermosas campiñas, Estaba un payo sentado
Por las que proseguimos nuestro camino á pa- En las trancas de un corral,
so apresurado. Alzábase en medio de ellas una Y ei mayordomo le dijo:
No cstós triste, "Nicolás,
°asa envuelta por la sombra de copados fres- No estés triste, Nicolás.
nos, al frente de la cual hicimos alto enfilan-
Si quieres que no esté triste,
do las cabalgaduras, y como el día se acerca- Lo que pida me has de dar,
ba pusímonos á cantar alegremente las maña- Y el mayordomo le dijo:
nitas. Ve pidiendo, Nicolás,
Ve pidiendo, Nicolás.
Necesito treinta pesos
Por que me quiero casar
Y el mayordomo le dijo:
Amapolita morada Ni un real tengo, Nicolás,
De los llanos de Tepic, Ni un real tengo, Nicolás.
Si no estás enamorada Necesito de mi china,
Porque me quiero casar:
Enamórate de mí. Esa china que tú dices
Despierta, mi bien despierta, Tiene dueño, Nicolás,
Mira que ya amaneció, Tiene dueño, Nicolás.
Que amanece, que amanece, El payo desesperado
Rosita de Jericó. Al barranco se iba á echar,
Y el mayordomo le dijo:
Las mañanitas alegres Date prisa, Nicolás,
Quecontigo me pasé, De cabeza, Nicolás.
548 EL LIBRO DE MIS EEOUEBDOS.

A continuación entonaron la siguiente can- Me voy á civilizar


Con uno de sombrero ancho.
ción que se recomienda por su gracia.
¡Aylque sonecito.
EL SOMBRERO ANCHO Que por él me muero,
Atoderaio
t
¡Ay! que sonecesito
Para mi sombrero.
tuan-to mç yns-£a. ei tinc ~ $o Para el hombre las semitas
Para las tunas el gancho
ÎEESEEÎEElËEËEÉ Para las niñas bonitas
* ê JL—ÉL % Hombres de sombrero ancho
•Ah? CLiaJt-—£o me gas-ta <*/ que-— JO
¡Ay! qu6 sonecito
£EE£EÊE£
E==r-r-r rrrrr- Por último, nos obsequiaron con otra can-
ción de la cual apenas recuerdo el ritmo mu-
sical y las siguientes estrofas:

6d —JO an ar~¿oJ tie mi veut — cho

Te — r6 mas me g us -ta. un ¿c — •
I r r Q i ^ irrÉPTTJFWBI
... ï f f fc— 1 — «= — —7f* c:
'—é1 J1 «= * = ï i —'—*t_-4—ï—
/ V — ro ?ntis me qus-tm Un oe —

Átame con un cabello


Hacia los pies de tu cama,
a'e-ii r-jo We un so tu. te- 0 A'U/l Sùm - Si el cabello se revienta
Seguro está que me vaya.
• r r r F ... r 1 r m— Sombra de Señor San Pedro,
t r r$<*t ~-jo f
-,<&•;•— >—k— <- Me lleva el río, me lleva el río;
de tin sa/n~£re—T'o ttn —• fA¿? ±y Así también se lleva
Tu amor al mío, tu amor al mío.

•ay, eue so -ne - ci


SE
-MI
— to que
if c-n
por el ' me
En tin, llegó el momento de la partida, pe-
ro antes fuimos avanzando de uno en uno pa-
ra pasar sucesivamente por el frente de la
'~ra, ¡«y' ?<" i«-7if_eî./é PLT!
ventana, á fin de despedirnos, con un apretón
de manos, de los habitantes de aquella tran-
quila morada, apresuramos la marcha y lle-
gamos á Huazcazaloya cuando los rayos del
sol doraban ya los hermosos crestones del Zu-
No quiero vivir aquí,
No quiero vivir en rancho, ñíate y el Jacal.
ASUNTOS HISTORIÓOS Y DESCRIPTIVOS. 549

ATOTONILCO EL CHICO.

-^m<r

VELADA DEL 24 DE FEBRERO DE 1872 EN EL SALON DEL CONSERVATORIO.

JTl Sr.*2>. Feliciano Jferreros de Cejada, JVfinistro de €spafla, en testimonia de aprecio.

JUAN agradable, risueño y pintoresco es toresco pueblo de Cerezo. 4 kilómetros al N.


el lugar en que se asienta el Mineral de Pachuca, por las vertientes de los cerros de
del Chico. La topografía y la vegeta- la Magdalena, Trinidad y las Palomas que,
ción primaveral que allí se manifiesta eterna- con las opuestas del lado occidental, San Cris-
mente, ofrecen al naturalista un campo vasto tobal, La Rejona y Esmeraldas forman la
para sus estudios. agreste barranca que encauza el río de Pa-
Atotonilco el Chico se encuentra á tres le-
guas al Norte de Pachuca; y desde el momen-
to en que el viajero sale de este punto con di-
rección al primero, empieza á experimentar

VISTA GENERAL"DEL MINERAL DE " E L CHICO."

las sensaciones más agradables. No existe en-


tre ambos lugares una vía que merezca verda-
deramente el nombre de camino, pues sola- MINA DEL ROSARIO.
mente un estrecho sendero cruza por entre
precipicios y desfiladeros que á cada paso in- chuca, y si bien el ascenso del camino es cada
funden temores y sobresaltos aun al viajero vez más peligroso, ofrece, en cambio, la opor
más animoso, y que sólo lo pintoresco del lu- tunidad de poder admirar más libremente las
gar puede inspirarle el valor necesario para gigantescas obras de la naturaleza. Entre las
proseguir su anhelado viaje. ricas minas sobre la famosa veta de los Anal-
Adelántase el sendero con dirección al pin- cos, El Rosario, San Regis, El Jacal y San
550 EL LIBBO DE MIS RECUERDOS.

Cristobal, la primera, en el Cerro de la Mag- pos de acémilas en los patios de las haciendas
dalena, ha sido la más notable por los tesoros de beneficio recorren en círculo las tortas mi-
que ha producido. nerales que cubren el suelo simétricamente:
El acompasado y lejano ruido de las má- los pequeños carros que conducen el metal,
quinas de vapor, y el que produce el marti- deslizándose por una vía férrea, aparecen sú-
lleo incesante de los morteros en las hacien- bitamente por los socavones de las minas ; y
das de beneficio; el sonido confuso causado por último, la misma Naturalaza parece que
por el choque de las cadenas destinadas á las lucha contra la destrucción decretada por los
obras de desagüe; e.1 rechinar de los malaca- consumidores de leña, porque allí mismo, don-
tes, el estrépito del agua empleada como fuer- de se ven derribados, y muchas veces inútil-
za motriz, y el retumbante estruendo de la mente, hermosos y corpulentos árboles, bro-
pólvora en las concavidades de las minas, no tan los renuevos, como si la Naturaleza trata-
producen, ciertamente, las bellas armonías de se de enseñar al hombre un gran principio
la música ni del canto de las aves: mas aquel económico, que por negligencia abandona.
conjunto de sonidos inarmónicos, aquellas di- Poco más allá del cerro de la Magdalena,
sonancias, hieren, sin embargo, de una mane- el ruido que nace en la industriosa población

VISTA DE PACHUCA.

ra grata el oído del viajero, porque esos soni- de Pachuca, llega al oído como un vago rumor
dos son la voz del trabajo, cuyos ecos, condu- que, debilitándose más y más, acaba por ex-
cidos velozmente por el viento, pregonan por tinguirse completamente: entonces el silencio
todas partes los triunfos de la industria. de las soledades, la quietud de las selvas, se
Allí todo es movimiento: en los tenebrosos enseñorean de esos amenos lugares; silencio
antros de la tierra, miles de trabajadores se y quietud que sólo son interrumpidos de vez
afanan por arrancar á ésta los tesoros que en cuando por los golpes del acha del leñador,
guarda en sus entrañas, mientras que exterior- por el soplo impetuoso de los vientos, ó por el
mente las máquinas de vapor, con el movi- fragor de las tempestades.
miento uniforme de sus balancines, hieren Desde el desfiladero de una gran eminen-
con su varilla maestra la dura corteza de la cia, en el fondo de una barranca, y rodeado de
tierra para extraer el agua que, brotando á to- reducidas tierras de labor, descúbrese el pin-
rrentes por los vertideros, forma después arro- toresco pueblo de Cerezo, cuyo conjunto, por
yos cristalinos: vense girar las poderosas rue- la distancia, aparece como un paisaje en mi-
das hidráulicas con pausado movimiento, para niatura.
comunicarlo á los morteros y arrastres: gru- En lo más fragoso de la sierra se encuen-
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 551
tra un pequeño llano cubierto de césped y' ma- ñas llamadas las Monjas, al S. O. del Chico,
tizado de flores, como un rico tapiz que ha y que aparecen á lo lejos como un grupo de
tendido allí la Naturaleza. Ese llano de corta estatuas.
extensión y cercado de altas montañas, que se Al Noreste, terminando la sierra de Pa-
conoce con el nombre de Sabanilla, con su chuca, se extienden las llanuras de Atotonil-
verde alfombra y sus límpidas corrientes, in- co el Grande, limitadas al Norte por la gran
cita al viajero á descansar de sus fatigas y á barranca de Metztitlán, que es un prodigio de
mitigar su sed. A la derecha de este pequeño la Naturaleza. Dibújase aquella barranca en
Edén, se levanta majestuosa la cresta de la el término* de la llanura, sin que la vista pue-
sierra con una forma caprichosa: parece que da abarcar toda su longitud, y en vano se es-
la mano de un hábil artista ha colocado en la forzaría la imaginación por hallar la causa de
cumbre de la montaña las rocas que la coro- aquella abra sorprendente. La sierra alta de
nan, con arreglo á las precisas reglas de la ar-
Zacualtipan, más allá de la barranca, cierra
quitectura. Una serie de intersticios, forma- el horizonte de tan bello paisaje.
dos por el hacinamiento natural de las rocas, Las feraces campiñas que se distinguen á
hace dudar al pronto de que aquello sea obra lo lejos, que con sus cimas llegan hasta la re-
de la Naturaleza, á no revelarlo la poca sime- gión de las nubes; las vastas llanuras que se
tría, que es lo que constituye esencialmente dilatan perdiéndose en el horizonte, todo des-
lo sublime en las grandes obras de la Natura- aparece ante el nuevo espectáculo que ofre-
leza. Esta cumbre se conoce con el nombre de cen las montañas de Actopan con sus gigan-
Ventanas del Chico. tescos monolitos.
Bellos, majestuosos, sublimes se presentan Hacia el Occidente, en medio de frondo-
los variados paisajes que por todas partes se sas selvas, se extienden las campiñas de Acto-
dibujan en el fondo de un cielo purísimo. pan. Los cerros que por el S. E. circundan
Contémplase en primer lugar la sierra de Pa- esta población, cubiertos de árboles y plantas
chuca, con sus cumbres de formas capricho- sustentan en sus cimas aquellas rocas colosa-
les de pórfido, aquellos monolitos, de los
que algunos alcanzan cien metros de
elevación, y que aparecen como estatuas
gigantescas ó como soberbios edificios,
verdaderas maravillas del arte ó de la
arquitectura.
El aspecto que tales obras naturales
presentan, varia con el lugar de obser-
vación elegido: desde el camino de Mé-
xico al interior, se distinguen como un
grupo de estatuas representando mon-
jes en oración, motivo por el cual se les
da el nombre de los Frailes. Cerca de
Actopan, se ven clara y distintamente
los monolitos, irguiendo sus moles gi-
gantescas y rasgando con sus picos ele-
vados las nubes, que impelidas por los
vientos llegan á chocar contra sus ma-
LAS MONJAS.
sas. Más grandioso, más sorprendente
sas; el Zumate, el Jacal y los Pelados ó Na- es el aspecto que presentan, observadas des-
vajas, la Peña del Águila, las Peñas colora- de las llanuras y montañas de Pachuca: uno
das, las Brujas y el Ahuizote; las que circun- de aquellos monolitos, y de IOB más volumino-
dan el Mineral del Monte; los Jaspes, la Pe- sos, descuella dominando á los demás, y otros
na alta y otras de menor importancia; pero dos á los lados de éste, y en posición más
sobre todas descuella la aglomeración de pe- avanzada y simétrica, figuran la cúpula y las
552 EL LIBEO DE MIS RECUERDOS

dos torres de un templo cristiano. La ilusión fragoso, los huertos y jardines que rodean las
es completa: el viajero llega á creer por un habitaciones, y en posición dominante el tem-
momento que viaja por Inglaterra, y que acer- plo de orden dórico, con su elevada cúpula.
cándose á Londres distingue ya próxima la fa- Un límpido arroyo que va á unirse al río de
mosa catedral de San Pablo. las Adjuntas pasa serpenteando por la pobla-
ción y poniendo en movimiento con el
impulso de su corriente la maquinaria
de la hacienda de San Cayetano. Las
montañas que circundan completamen-
te la población, se hallan, en su totali-
dad, vestidas de una vegetación lozana,
dominando entre las plantas los oyame-
les que, con sus graciosas copas de figu-
ra cónica, se destacan unas de otras con
cuanta simetría puede caber en las obras
de la naturaleza, y se escalonan desde la
base á la cima de las montañas. Brotan
de las eminencias raudales de agua, que
en su caida chocan y saltan de peña en
ÓRGANOS DE ACTOPAN.
peña, produciendo un sonido armonio-
so, se abren paso al través de un rico
Variado y de otro género es el paisaje que cortinaje de plantas y de flores silvestres y
se extiende por el Sur: llanuras interrumpi- fecundizan la cañada de San Diego, sitio de
das por algunas sierras cuyos accidentes y de- los más pintorescos, en donde la prodigi na-
talles se dibujan perfectamente; lagos que turaleza ostenta eternamente su espléndido
bañan con sus aguas una gran extensión de
terreno, y los cuales, vistos desde el declive "
de una montaña al descender á la llanura, pro-
ducen la ilusión óptica de límpidos espejos
verticales ; montañas gigantescas que por par-
tes rodean esas campiñas, y que á medida que
más se alejan aparecen medio veladas por la
bruma, asomando resplandecientes en el últi-
•áf& '-"W* - • ' .«*i """JE
mo término del paisaje las nevadas frentes
* , -,
del Popocatepetl y el Iztaccihuatl. Tal se ve i
el pintoresco Valle de México. ift ,
Prosiguiendo la excursión por la sierra de
Pachaca, interrumpida por algunas horas, á :»' TÍ 'i * * 1^Ë.lhs**^*fJ&****-- '.

causa de la contemplación de los otros lugares T*eJa


descritos y de que no se puede prescindir, el
camino de Pachuca al Chico presenta sin in-
terrupción objetos admirables: ya son los ac-
^ÊBÊ^ÊJ^JM^ÈLJA w^mZ '*'"'•'JLKSKF*

cidentes de aquel fragosísimo suelo; ya la sel- ATOTONILCO EL CHICO.


va umbría con sus aves canoras ó de esmalta-
dos plumajes; ya las rocas caprichosas que co- ropaje primaveral. Allí los árboles corpulen-
ronan las cimas de los montes; ya el aspecto tos con sus nudosos troncos cubiertos de lama
que ofrece el Mineral del Chico, que surge de y plantas parásitas; el agua que juguetea mul-
pronto en el fondo de una deliciosa cañada. tiplicando sus corrientes para encajonarse des-
Desde el momento en que se comienza á pués en su cauce, acariciando con su espumo-
descender por el fuerte declive de la montaña, sa linfa las exquisitas flores de un verde pra-
se descubre el caserío diseminado en un suelo do, y las variadas aves y mariposas que vue-
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 553

lan de rama en rama y de flor en flor, todo za, salían del templo con el mayor recogimien-
forma un bello conjunto, imagen fiel del Pa- to, precediendo á un sacerdote que conducía
raíso perdido, que inmortalizó Milton con BUS el Sagrado Viático. Siguiendo la procesión
cantos. por las asperezas del suelo, se detuvo pocos
Si por su buena suerte llega á presenciar instantes en un lugar, cual si hubiera sido el
el viajero alguna de aquellas escenas conmo- intencionalmente elegido para presentar en
vedoras, muy frecuentes en aquellos lugares toda su majestad aquel cuadro conmovedor.
que tan favorablemente predisponen el alma En ese momento la luna había llegado al
para recibir gratas sensaciones, nace la inspi- punto más culminante de su carrera, despren-
ración y se desea el genio del artista para tras- diendo con mayor intensidad sus rayos lumi-
ladar al lienzo sus impresiones, ó el numen nosos. La tersa superficie de las hojas de los
del poeta para cantar las maravillas natu- árboles, la linfa cristalizada de los ríos, los in-
rales. La imaginación más atrevida apenas clinados techos de las casas, las montañas y
puede forjar un cuadro como el que tuve la el suelo, todo reflejaba la argentada luz de
dicha de presenciar y del que me permitiré aquel astro, y no se veían más sombras que las
hacer un pálido bosquejo. que proyectaban las plantas ó la que produ-
Era una noche de invierno, muy cerca ya cía, de una manera indecisa, el humo del in-
la época del plenilunio. En un cielo diáfano cienso y de las antorchas, el que, como las
y sereno la luna derramaba sus vividos fulgo- plegarias de los hombres, se elevaba al estre-
res por toda aquella espléndida naturaleza : el llado firmamento. ¡Cuadro admirable, lleno
curso y movimiento de las cascadas se halla- de belleza y de unción; poético y pintoresco
ba interrumpido por la congelación del agua, para el artista, sublime y arrobador para el
la cual, herida por los resplandores del astro, creyente!
aparecía brillante, suspendiendo sobre el abis- Aquella procesión continuó su marcha pa-
mo las yertas masas de sus cristales, ó sor- ra llevar los consuelos de la región al mori-
peando por los declives de las montanas como bundo, y regresó al santuario. Algunos ins-
ricos filones de plata virgen. Iluminado el tantes después todo se hallaba sumergido en
interior del templo, de sus ventanas se des- la más completa calma y silencio: sólo el tiem-
prendían los rojizos rayos de la luz artificial, po, por el indefinido sendero de los siglos, y
contrastando con la blanca y apacible luz de el esplendente astro de la noche por su cami-
!a luna. El repique de las campanas, cuyos no sembrado de estrellas, prosiguieron cum-
ecos repetían las montañas, anunciaba un ac- pliendo con las irrevocables leyes de su des-
to religioso. En efecto, los trabajadores de las tino.
minas y algunos niños y ancianos, con cirios El recuerdo de aquella hermosa noche vi-
encendidos y entonando cánticos de alaban- virá eterno en mi alma.

70
554 EL LIBHO DE MIS RECUERDOS.

REAL DEL M O N T E .

"•HSlKr-

J? mi querido arnigo francisco Sosa.

GERMINADOS en Huazcazaloya los tra- el fin de encargarse del albaceazgo. Cuando


bajos de la Comisión, en Noviembre se disponía á regresar al lado de sus padres
de 1864, recibió ésta orden de trasla- retuviéronle en Querétaro los negocios de un
darse al Valle de México para practicar las tío suyo, de los que se hizo cargo, logrando
operaciones topográficas que debían ligarse con su laboriosidad é inteligencia sacar éstos
con las de la antigua Comisión, de la que fué del estado deplorable en que se hallaban, con-
jefe el insigne geógrafo é inolvidable amigo virtiéndolos en fuentes de verdadera riqueza.
Don Francisco Díaz Covarrubias. Muerto su tío, quedó Don Pedro al frente de
Detúveme algunos días en el Real y paso una importante negociación.
á darte cuenta, lector amigo, de lo que con- Entonces no caminaba bien en el Real la
cierne á mi corta permanencia en él, pero an- explotación de las minas de la Veta Vizcaína
tes conviene traer á la memoria los hechos y la de Santa Brígida, recientemente descu-
más salientes de la historia de ese famoso biertas, á pesar de las fuertes sumas en ellas
asiento de minas. invertidas por el ameritado minero Don José
Sin retroceder á los antiguos tiempos en Alejandro Bustamante; mas asociándose á és-
que algunas catas y vetas descubiertas, á tajo te Don Pedro Romero de Terreros, el Mineral
abierto, revelaban la existencia de las grandes adquirió nueva vida, debiéndose á las acerta-
riquezas contenidas en la Sierra de Pachuca, das y nuevas disposiciones dictadas para re-
me concretaré á la época en que los trabajos parar males anteriores, una gran bonanza. La
serios de explotación produjeron inmensos be- fortuna había favorecido, prodigando sus te-
neficios, y dieron al Mineral de que se trata el soros, á un hombre de nobles sentimientos, de
justo título de opulento. alma grande y verdaderamente cristiana, cua-
Admitida por el vulgo una conseja siguió lidades que necesariamente habían de redun-
transmitiéndose por muchos años, cual es la dar en bien de la humanidad. La enumera-
que se refiere al descubrimiento de la riqueza ción de los actos de caridad y de beneficencia •
del Mineral, asegurándose que al encender que llenan la vida del primer Conde de Regla,
unos arrieros su lumbrada sobre el terreno, Don Pedro Romero de Terreros, demuestra el
fundióse una cantidad de plata que éste con- noble uso que. tan gran filántropo supo hacer
tenía, de lo que resultó la aparición de la fa- de sus riquezas.
mosa Veta Vizcaína, que supo explotar con
gran constancia Don Pedro Romero de Terre-
ros. Era éste natural de Cartagena del Arzo- #
bispado de Sevilla é hijo de una familia hono- * *
rable de la que recibió esmerada educación. Al recorrer el camino que de Pachuca con-
Siguió con aprovechamiento los cursos de la duce á las haciendas de beneficio, atrevida-
Universidad de Salamanca, pero al recibir la mente construido por la Compañía inglesa en
noticia del fallecimiento en Veracruz, de su las asperezas de la cordillera, siguiendo las
abuelo Don Francisco Romero, hubo de tras- continuas inflexiones de la montaña y al tras-
ladarse violentamente á la Nueva España con poner una garganta, súbitamente se presenta
ASUNTOS Y DESCRIPTIVOS. 555

en el fondo del Valle la pintoresca población idéntico el movimiento observado en los tiros
conocida con el nombre de Real del Monte. y socabones de las minas, en los patios de la
Agrupadas en la parte central de ella, en des- pepena y en las haciendas de beneficio de me-
orden y con sus techos altos ó inclinados, ob- tales que en su tránsito encontraba.
sérvanse los edificios principales dominados Lo que acerca de tan rico mineral voy á
por las torres de la parroquia y por las esbel- reseñarte, querido lector, no se refiere á la
tas chimeneas de las máquinas de desagüe, época presente, sino al año de 1864 en que lo
en tanto que diseminadas en los declivea de conocí, como miembro de la Comisión cientí-
las montañas que estrechan el Valle, se ad- fica de Pachuca.
vierten las cabanas de los mineros, aumentan- De todas las minas, las de Dolores y Te-
do, por su poética posición, los encantos de rreros, ambas sobre la poderosa veta Vizcaína,
todo el panorama. El descenso á la población es fueron las que más atrajeron mi atención. La
rápido y en el transcurso de unos cuantos mi- primera, por el famoso tiro de su nombre y
nutos, el viajero recorre las tortuosas estrechas por su poderosa y más antigua máquina de
y ondulantes calles que, con tales condiciones, desagüe, y la segunda, por la mayor profun-
ofrecen un aspecto sumamente original. didad de su tiro, que alcanza más de 400 me-
tros, y por ser el asiento de un presidio, esta-
blecido por la acertada disposición del anti-
guo Gobernador del Estado de México, Don
Mariano Riva Palacio.
La veta Vizcaína, por su extensión que es
de 17 kilómetros en su parte reconocida, des-
de Tesuantla al Este del Real hasta el pueblo
de Cerezo, al Norte de Paçhuca, y por su po-
tencia, de 4 metros por término medio, era la
más trabajada y de mayores frutos entre los
tiros de San Patricio al Este y San José al
Oeste, en una extensión de 4 kilómetros.
En la mina de Terreros presencié las prác-
ticas comunes en el Mineral, las que bien me-
recen traerse á la memoria. Todo el edificio
denominado el Presidio, era uno de los más
importantes del Real, y en el que al trasponer
sus umbrales, observábase la mayor anima-
REAL DEL MONTE.
ción y actividad, poderosos justificantes de la
Tan pronto se dominan los planes inferio- salvadora providencia de un hombre ilustra-
res, como se admira desde éstos las eminen- do, secundado en sus designios por la Com-
cias, distinguiéndose, unas veces, desde las pañía inglesa. El canto de alabanza, aunque
alturas, los viandantes y recuas que recorren monótono y triste, pero dirigido á Dios, que
el camino en el fondo de la cañada, y otras, entonaban los trabajadores al dar principio á
desde ésta, las elevadas cumbres que se des- sus faenas, producía un efecto inexplicable.
tacan ante un hermoso cielo, cuando no están Provistos de sus bujías, los operarios, á cuyo
envueltas por las brumas. conjunto se llamaba pueble, se aprestaban á
Tan extraña configuración es el tipo gene- descender al interior de la mina por el tiro, á
ral de nuestros minerales. efecto de lo cual se agrupaban algunos en el ex-
Las gratas impresiones recibidas antes por tremo de la soga, sosteniéndose por medio de
el viajero, al recorrer la pintoresca senda que gazas ó caballos, y de esta manera ejecutaban
de Pachuca lo conducía al Mineral del Chi- la bajada de rosario. Veíase entonces el pau-
co eran las mismas que experimentaba al re- sado movimiento adquirido por la cuerda, al
correr el camino que lo llevaba de la mencio- irse desenrollando del malacate, al que una
nada población al Mineral del Monte, siendo mula servía de fuerza motriz; y descender
556 EL LIBRO DE MIS BEOUEBDOS

aquel racimo de hombres que se sumergía po- ma, así es que para evitar testaradas contra
co á poco en las tinieblas para desaparecer al los respaldos del tiro y que mi cuerpo diese
fin, advirtiéndose tan sólo la continuación del vueltas en el espacio, hube de servirme de los
descenso por el desarrollo y continua sumer- pies y de un chuzo que previamente se me
sión de la cuerda. Excitado el observador más había dado, tocando suavemente, unas veces
y más por la curiosidad, seguía con la vista con aquéllos y otras con éste, las paredes has-
aquel movimiento, interminable al parecer, ta conseguir que la soga recobrase su posición
hasta que por último descubría en el seno de vertical. Acordéme entonces de la burla que
aquella profundidad la débil y confusa luz do en cierto mineral, pretendieron hacerle á nues-
las bujías en lucha con la lobreguez. tro insigne Don Antonio del Castillo, á quien
Distinta era la sensación que experimen- tuviéronle, á causa de su decencia y apostura
taba el que por primera vez descendía al fon- por un petimetre incapaz de sufrir las moles-
do de una mina por escalas de costillares ó tias del descenso por el tiro; más los que tal
travesanos de madera sin labrar, y el que eje- intentaron, quedaron corridos al observar la
cutaba la bajada por el tiro. En el primer ca- sangre fría y la destreza de aquél que les
so, deslizábase por las verdaderas grietas de reveló, desde el primer momento, al minero
la montaña, asiéndose fuertemente, con las práctico. Yo me aproveché en aquella ocasión
manos, de los travesanos aquellos de la escala, de las indicaciones que acerca de actos seme-
puesta casi siempre en posición vertical, y ter- jantes habíame hecho mi inolvidable amigo.
minado el descenso del primer tramo, prose- Ya en los antros de la mina, el enrarecimien-
guíase al del segundo, por otra escala cuya to del aire prestaba poca actividad á la luz
posición, en rumbo, difería de la anterior y de las bujías, permitiendo ésta solamente des-
así sucesivamente, de escala en escala, de tra- cubrir á los trabajadores como fantásticas y
mo en tramo, de uno á otro descanso, cam- misteriosas sombras que con sus zapapicos
biando d e dirección, siempre por reducidísi- se afanaban por tumbar el metal á la tenue
mos espacios y rozando muchas veces con el claridad de sus velillas de sebo, pegadas á sus
cuerpo las asperezas de los respaldos, llegá- gorras ó adheridas, por medio de barro, á los
base á los planes, no sin experimentar gra- respaldos de la mina. Sus trabajosos movi-
dualmente cierta fatiga producida por la débil mientos, su palidez, su fatiga manifestada por
presión atmosférica, la que, en los bajos de una respiración jadeante y su aspecto triste,
la mina era tal, que provocaba en el individuo todo en ellos inspiraba compasión y traía á la
un sudor copioso. mente reflexiones que acababan de condenar
Menos sujeta á fatigas era la bajada á la la inmoderada codicia de los hombres. Por la-
mina por el tiro, á pesar de los inconvenientes mentable que sea á este respecto la condición
y peligros que ofrecía y de las impresiones humana, es irremediable, debiendo tan sólo
que se experimentaban puedes juzgar, lector ser causa de nuestra admiración, la indiferen-
amigo, por las que yo notaba. Montado en una cia con que miraban su porvenir aquellos hom-
soga en forma de mecapal y pasada una cuer- bres, sujetos á penalidades tantas, quienes se
da por mi cintura, quedé asegurado y suspen- retiraban á sus hogares relativamente ricos el
dido de la gran soga sobre el inmenso pozo, sábado y amanecían pobres el lunes inme-
cuya lobreguez me aterraba. El descenso fué diato.
más ó menos pausado en proporción á la ma- Cada grupo de hombres que trabajaban por
yor ó menor lentitud con que giraba el mala- destajo en determinada extensión de las labo-
cate, según la voluntad del que azuzaba la mu- res, llamábase pueble y alternaban sus faenas
la que servía á aquél de fuerza motriz, y á de día y de noche, por períodos de doce ó de
medida que descendía en el tiro, sentía cierta ocho horas, que la Compañía tuvo la humora-
turbación en la cabeza y mis ojos se fijaban da de llamar cuartos.
en el brocal del tiro, cuyas proporciones dis- Sin la excesiva curiosidad que tales escenas
minuían sucesivamente y la luz que por él despertaban, el observador no habría podido
entraba se debilitaba más y más. Unas veces menos que abandonar conmigo esa mansión
la soga oscilaba y otras giraba sobre sí mis- donde la miseria humana se contrapone á los
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 557

inagotables tesoros que la naturaleza esconde trabajadores, la combustión de las velas y de


en el seno de la tierra; pronto, muy pronto la pólvora, viciaban el poco aire respirable
habría salido á respirar el aire libre y á con- que existía en los más ventilados planes y
templar la luz del Sol; mas reteníanle allí sus galerías de las minas, desprendiéndose, parti-
deseos de observación. cularmente de las grietas interiores de la mon-
Los mineros hacían la saca del metal por taña, emanaciones mefíticas, generalmente de
el tiro y se disponían á dar un nuevo cohete, á gas ácido carbónico, á veces de tal densidad,
cuyo efecto taladraban la roca, retacaban con que se hacían visibles, semejando pequeñas
pólvora el taladro, adherían á éste una larga esferas de humo que apagaban las luces y
mecha y la prendían desde cierta distancia constituían otros tantos enemigos peligrosos
sin dejar de ponerse previamente al abrigo de del minero. En ocasiones, aunque raras, esas
la explosión, buscando su escondite detrás de esferas era como el grisou de las minas de
los salientes y más lejanos peñascos. carbón de piedra, de hidrógeno carbonado y
atraídas por las flamas de las bujías se envol-
vían como marañas en ellas y terminaban por
hacer explosión, detonando como una vejiga
inflamada que violentamente se rompe. Sa-
car el torito llamaban los atrevidos barreteros
el acto peligroso de echar fuera de la mina,
por el socavón ó por el tiro, una de esas esfe-
ras. Dos ó tres de aquéllos, con sus cuerpos
inclinados y extendiendo el brazo que soste
nía la vela encendida, caminaban lentamente
hacia atrás atrayendo la mefítica esfera hasta
colocarla en el lugar conveniente, en el cual
aquélla se disipaba poco á poco en el aire li-
bre ó hacía explosión si se le abandonaban en
el suelo ó en las rocas las velas encendidas.
Estos casos peligrosos para los trabajadores,
ya son raros á causa de la buena ventilación
de las minas y de la casi desaparición de los
ademes de madera, pues prefiriéndose hoy em-
prender las labores en las rocas y no en las
partes blandas, las bóvedas han venido á sus-
MINEROS DE LA SIERRA DE PACHUCA. tituir á aquéllos.
Por gozar de los encantos que ofrece la Na-
Al cabo de algunos momentos de cuidado- turaleza á la salida de una mina, cualquiera
sa atención, un estruendo formidable conmo- puede darse la pena de permanecer en el in-
vía la masa de la montaña haciendo sentir la terior de ella por algunas horas, aun cuando
columna del aire comprimido su poderoso pre- no presencie escenas como las descritas. La
sión en el individuo allí presente, y desgaja- luz radia con un brillo que sorprende; la ve-
ba,'en pedazos, la roca sometida al irresistible getación adquiere el del esmalte; el agua se
agente explosivo. Todo esto era casi simul- presenta como torrentes de plata, y los mis-
táneo. Temerosos los mineros de algún inmi- mos edificios se ven como si estuviesen dora-
nente derrumbe, salían poco á poco de sus es- dos á fuego por los rayos del Sol. El azul del
condites, deslizándose pausada y cautelosa- cielo adquiere tal diafanidad, que hace resal-
mente hacia el lugar de la mina que acababa tar más y más la nítida blancura de las nubes
de producir sus efectos, y emprendían de nuevo que se desenvuelven como verdaderos copos
sus labores. de nieve. Todo esto es natural, como que en
Con frecuencia, la descomposición de las unos cuantos instantes se han traspuesto los
substancias minerales, la respiración de los umbrales de la muerte para entrar en la man-
558 EL LIBRO DE MIS BECUEBDOS.

sión de la vida. ¡ Son los goces de un ciego á da perspectiva. Tan pronto era la mina de
quien, debidamente preparado, se ha restitui- A costa, cuya máquina de vapor extraía el
do la vista! agua á torrentes, al pausado movimiento de
De todas las eminencias que rodean el sus balancines, dejando oír á cortos inter-
Real del Monte, sobresale la montaña del Zu- víilos de tiempo, el ruido producido por cada
ñíate, que eleva á la región de las nubes la co- golpe de su poderoso émbolo; como era un pe-
losal y porfídica roca que la corona, cima que queño valle, al extremo del cual se percibía
debes visitar, querido lector, á cuyo efecto te una cristalina cascada al desembocar la ba-
serviré de guía. rranca de Sein Pedro; unas veces se presenta-
Nada era más ameno, más pintoresco y más ban líennosos crestones semejantes á las Pe-
poético, que el trayecto del Real á Omitían. ñas Caryadas, en posición tal de equilibrio,
Descendiendo por la parte Sureste del Mine- que parecían desprenderse de la masa que los
ral, entre las minas de "San Cayetano" y "Do- sostenía, al menor soplo del viento, y otras
lores," y dirigiéndose después al Norte, se re- surgiendo entre jardines y en el centro de la

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MINA DE ACOSTA.

corría la parte inferior de la Cañada, por cuyo cañada, la pintoresca hacienda de beneficio de
fondo corrían Jas aguas del río del ('armen, Guerrero. No bien había dejádose atrás esta
dejando á la izquierda, en alto, el agrupado ca- hacienda, cuando al dar vuelta el camino pre-
serío, y á la derecha las vertientes de los cerros sentábase á la vista la frondosa cañada de la
Alto, San Hipólito, el Judío y Peña del Águi- Virgen, en la que numerosos pinos y princi-
la, viéndose escalonadas en las pendientes las palmente oyameles proyectaban su fresca som-
chozas de los barreteros, unas con sus flori- bra en el río, cuyas murmurantes aguas se
dos jardines y otras con sementeras de maíz y deslizaban en pequeñas rápidas y en parte
cebada. eran conducidas por canales de madera á I a
Las continuas inflexiones del camino, abier- hacienda de beneficio del Aviadero. La confi-
to también por la Compañía inglesa, y estre- guración del terreno producía la ilusión de
chado siempre por los declives de la serranía, creer horizontal el camino, y levantado sobre
desarrollaban sucesivamente hermosos paisa- el horizonte, contra las leyes de la hidráulica
jes, como otras tantas decoraciones de varia- aquel acueducto, por cuyo medio las agua 8
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESOKIPTIVOS. 559

iban á mover lenta y acompasadamente las so hace creer que la roca se mueve, que se
<los potentes ruedas de la expresada hacienda. desliza y que el observador es lanzado al pre-
De allí pasábase á la magnífica de Sánchez y cipicio; pero pronto acude al socorro de éste
de ésta á Omitían, donde era preciso abando- otro movimiento instintivo, que lo hace retro-
nar el camino general que conducía á los de- ceder, levantarse y reponerse del sobresalto
más ingenios y tomar veredas para el Zuma- que le causara su tremenda ilusión, la cual
te, á fin de emprender, entre enmarañados sólo se desvanece al apartar la vista del des-
bosques, la penosa subida. peñadero dirigiéndola á lugares lejanos. Pre-
Por declives más ó menos rápidos; por es- sentarse al Norte las hermosas campiñas de
carpados barrancos; cambiando continuamen- Atotonilco el Grande, limitadas por la pro-
te de rumbo; evitando desfiladeros y malos pa- funda y sombría barranca de Río Grande; las
sos; trepando aquí un peñasco y agarrándose inflexiones de la sierra cuyo pie bañan las
allí de los matorrales, al fin se llegaba á la aguas del río del Carmen, y las columnas ba-
cúspide en la que verticalmente se eleva el sálticas que sostienen sus ribazos, y en lon-
colosal crestón monolítico. Difícil, casi impo- tananza, la Sierra Alta de Zacualtipan, limi-

PEÑA DEL ZUMATE.

sible sería el acceso A la meseta del peñón, si tando el horizonte. Por otra parte, al Oriente,
no fuese porque la misma Naturaleza ha pro- Cerro Gordo y el Cerro del Gallo, que es un
porcionado al hombre los medios. Una enor- perfecto cono de verdura, ocultan la hondona-
me grieta, de arriba á abajo, producida por da de Huazcazaloya, pero dejan distinguir, á
nna descarga eléctrica, divide la roca y hen- lo lejos, el ojo de agua de San Miguel y la ba-
chida aquélla de tierra y hierba, forma des- rranca de Regla.
iguales escalones que facilitan la subida. La Tanto estos ingenios como el de Velasco y
meseta es un plano inclinado en el cual es Sánchez los más ricos y bien montados, Pe-
Preciso poner los pies con cautela, á fin de no ñafiel y los demás que se han mencionado, de-
resbalar y dar con el cuerpo en uno de tantos ben ser el objeto de nuestra visita al descen-
Precipicios que la rodean, que para apreciar- der del Zumate. Descúbrense al Sur las emi-
los preciso es arrastrarse por la superficie, lle- nencias volcánicas del Jacal, los Pelados y
gar así á la orilla, echar fuera la cabeza y son- Navajas, la Peña del Águila, el Ahuizote, y
dear con la vista el abismo. A pesar del áni- otras muchas, tras de las cuales se desarrolla
mo bien templado, un movimiento vertigino- el espacioso Valle de México, cuyos términos,
560 EL LIBEO DE MIS BEOUEBD08.

lejanos y entre brumas, son la Sierra Nevada causado grandes desastres, habiendo sido uno
y la Serranía de Ajusco. Por el Poniente, apa- de los más funestos, el que se desprende de
rece la interminable sucesión de alturas de la la siguiente relación, con la que daré punto á
Sierra de Pachuca, con sus dominantes cres- este artículo.
tones, los Jaspes, las Ventanas y las Monjas, Era una de aquellas noches en que la au-
que surgen de los bien poblados bosques de sencia completa de la luna por una parte, y el
Atotonilco el Chico, eminencias rivales por su gran cúmulo de nubes tempestuosas que in-
bizarra forma de los peñascos porfídicos y no- terceptaban la débil luz de las estrellas por la
tablemente elevados, Los órganos de Actopan otra, engendraban la más lóbrega y espanto-
ó Los Frailes, que igualmente se descubren sa obscuridad. El chasquido que en las rocas
como grupos de estatuas, unas veces, ó como producían los goterones que caían de las ho-
soberbios edificios otras. jas de los árboles, y el confuso ruido de una
Tan hermosa naturaleza mucho ha perdido que otra corriente establecida en los pliegues
de su antiguo esplendor, á causa de la incon- de la montaña, marcaban los últimos efectos
siderada tala de los montes. La mano des- de una tormenta. La luz de los relámpagos,

HACIENDA DE SANCHEZ.

tructora del hombre, tiende á demostrar que algo lejanos, iluminaba á intervalos el terre-
la indiferencia y el egoísmo constituyen los no, y dejaba ver con rapidez suma, el sinies-
caracteres distintivos de la presente genera- tro aspecto de las nubes, dispuestas á abrir
ción, proponiéndose legar á las venideras tan de nuevo sus cataratas para reproducir la
sólo sus despojos, sin considerar que ella mis- tempestad. En tan críticos momentos, unos
ma tiene que ser la primera víctima de esa cazadores á quienes había sorprendido la no-
ceguedad. A tal grado ha llegado la incuria, che, caminaban á paso lento, llevando de la
que han echádose al olvido las prescripciones brida á sus caballos. De pronto hicieron alto,
de las ordenanzas del ramo, las cuales no se y uno de ellos dijo á sus camaradas:
cumplen ni aun en la parte que protege la vi- —Creo que hemos dejado muy atrás el tiro
da del hombre. Existen abiertos en el terre- de los Jabones, y hallándonos tan fatigados,
no, aun en los lugares de mayor tránsito, ti- tiempo es ya de que montemos á caballo.
ros profundos, sin bordes y cubiertos de ma- Diciendo esto subió á su cabalgadura, hin-
torrales que los hacen doblemente peligrosos. có en los ijares de ésta las espuelas, levantó
Esta práctica, abusiva ó ¡inconveniente, ha las riendas y se dispuso á proseguir el cami-
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 561

no á la cabeza de la comitiva. Advertido por los minerales las gratas impresiones que se
su buen instinto el noble animal, de la proxi- reciben en las excursiones, puramente recrea-
midad de un gran peligro, se contuvo, des- tivas.
obedeciendo el mandato del jinete, quien pa-
ra cerciorarse de lo que pudiera ocurrir, avi-
vó el fuego de su tabaco, sirviendo tan sólo
esta precaución para que el caballo, de ma-
yor perspicacia en tales circunstancias, se Terminados mis trabajos de detalles en el
cerciorase de la inminencia del riesgo á que Valle de Huazcazaloya y el Real, fui llamado
la fatalidad los conducía. Aguijoneado más á Zumpango, según lo he indicado ya, por el
y más el animal, se impulsa violentamente y Jefe de la Comisión, á fin de practicar traba-
apoyado sobre las patas traseras, salta con li- jos de nivelación y de detalles como previos
gereza, mas á pesar de su ordinario ímpetu, estudios para las obras del desagüe, conforme
sus pies delanteros no encuentran apoyo en el á las órdenes de la Secretaría de Fomento.
espacio. Jinete y caballo se hunden en un Antes de abandonar las comarcas del Real,
abismo. Un ruido producido por el sucesivo rico vergel y objeto para mí de los más gratos

REAL DEL MONTE. PEÑAS CARGADAS.

golpeo contra las paredes del tiro y, al fin, un recuerdos, encumbré por última vez la peña del
estruendo pavoroso, repercutido con sinies- Zumate á fin de practicar con el teodolito mi
tros sonidos en los antros de la mina, sobre- postrera observación. En la inclinada super-
cogieron de espanto y de angustia á los acom- ficie de la peña existía un taladro" mandado
pañantes. Si el lector hubiese sido uno de practicar por el ingeniero Salazar ílarregui
éstos, y acercádose como ellos al borde del en el tiempo en que daba lecciones prácticas
precipicio, habría observado una estela débil- á sus discípulos del Colegio de Minería. En
mente luminosa, que en espiral y con deter- ese taladro introduje el tjipié del teodolito,
único medio que ofrecía la peligrosa cima ro-
minado apresuramiento, descendía, para morir
deada por todas partes de voladeros y hondos
y sepultarse juntamente con aquel que poco
precipicios, para poder practicar mi necesaria
antes había abandonado de su boca el tabaco
observación, concluida la cual me despedí de
que la producía.
tres de mis compañeros que á aquella altura
El tiro de los Jabones al N E . y á corta dis-
me habían seguido, descendí de la peña para
tancia del Mineral del Monte, fué el sepulcro
tomar mi caballo que al pie de ella me espe-
de un inteligente alemán, director de algunas
raba, y me puse en camino por el quebrado
minas, el señor Carlos Schaarschmidt.
terreno de la montaña con dirección al Real
Contratiempos como éste suelen turbar en
562 EL LIBBO DE MIS RECUERDOS.

del Monte, seguido de mis dos leales é inteli- en la eminencia de aquel crestón, me dirigie-
gentes peones Juan y José María Hernández, ron sïis úlimos saludos con una salva nutrida
antiguos trabajadores de aquel mineral. Mis hecha con sus pistolas, á los que yo contesté
compañeros, á quienes yo apenas distinguía haciendo disparos con la mía.

IV
VALLE DE MEXICO.

~2*m<-

Jl mis queridos anjigos Suis Ç. Obregón y Jesús Colindo y Villa.

Î E S P U E S de mi corta permanencia en combros yace sepultada una cuadrilla de tra-


Tizayuca pasé á Zumpango, donde por bajadores con su capataz, de nombre Solís.
ausencia de los ingenieros Almaraz, je- Un día que mis ocupaciones no exigían mi
fe de la Comisión, y Juan P . Martín, jefe de presencia en el campo, dióme la humorada de
la sección topográfica, quedé encargado de visitar oficiosamente la escuela de la pobla-
aquélla, dedicándome á los trabajos de nivela- ción. Hice leer en alta voz á unos niños, in-
ción, partiendo del expresado pueblo á las ba- terpelé á otros sobre gramática, aritmética y
rrancas de Acatlán y Tequisquiac, así como geografía y examiné las planas de todos. El
al tajo de Nochistongo, descendiendo en los profesor, que sin duda vio en mí á un visita-
primeros 14 metros bajo el nivel del lago de dor oficial, perdió el color y se mostró en ex-
Texcoco y conduciendo mis operaciones en el tremo tímido y asustado, pero pronto calmé
tajo hasta el punto llamado Bóveda Real, en su sobresalto dirigiendo á sus alumnos frases
tanto que el Ingeniero José María Romero, halagadoras que necesariamente redundaban
con los practicantes Nava y Staines, se ocu- en honra suya, y así fué como gané su con-
paba en los trabajos de detalles, y el Ingenie- fianza. Al preguntarle yo cuáles eran los cas-
ro Javier Yáfiez en los de triangulación. tigos que imponía por sus faltas á los alum-
En el tajo hube de conocer aquel lugar de nos, me contestó:
funestos recuerdos llamado la Caída de Soils, —La palmeta, señor, y encierros en el ca-
señalado por el inmenso derrumbe que inte- labozo.
rrumpe la rectitud del canal y bajo cuyos es- —¡Qué horror! exclamé yo, recordando con
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 563

tristeza mi antiguo Colegio de San Gregorio dado, dando por resultado mis buenos oficios
que había llegado á alcanzar la palma en esta el pago al profesor de tres quincenas.
clase de castigos. Qué, ¿no tiene usted, pro- Ocurrencia de otro género fué la que me
seguí diciéndole, otros medios de castigo más sobrevino poco antes de abandonar la pobla-
conformes con las prácticas modernas y más ción de Zumpango. Mis peones «Juan y José
eficaces para lograr el objeto, sin lastimar á María, de quienes he hablado, eran de carác-
los niños ni ofender su dignidad? Espero que ter vivo, de genio festivo y extremadamente
en lo sucesivo no usará usted la palmeta como valientes. No sé en qué diversión se entrete-
medio represivo; procure usted, ante todo, ga- nían los del pueblo y en la cual pretendieron
nar la confianza y cariño de sus educandos, tomar participación mis peones, mas el caso
inspirándoles sentimientos nobles y delicados fué que éstos, con sus burlas y maneras tos-
y seguí diciéndole no sé cuántas cosas más cas, disgustaron á aquéllos, dando origen á
que debieron haberle persuadido, pues me una riña de la que resultó que no pocos indi-
contestó: viduos sacasen á un arrabal de la población

—Ofrezco á usted hacer lo que me acon- á los que de ellos se habían burlado. No bien
t a y para probarle que no es vano mi ofre- se puso en mi conocimiento el hecho, montó
cimiento, atienda usted á lo que voy á ejecu- á caballo sin esperar á que otros me acompa-
tar, y diciendo esto se dirigió al patio de la ñasen, y apresuradamente me dirigí al lugar
escuela y arrojó al pozo la palmeta. de la contienda. Iba á todo correr de mi ala-
¡Al fin me vengué de las palmatorias gre- zán, cuando al pasar unos paredones descubrí
gorianas! repentinamente el grupo de los que peleaban
Antes de retirarme de la escuela rogóme reluciendo sus puñales y dominando los de
«1 maestro que interpusiese mis buenos ofi- Zumpango, por el numero, á mis valientes
cios con el señor Prefecto para que se le pa- peones, que heroicamente se defendían. Ins-
gase siquiera una quincena de seis que se le tintivamente tiré de las riendas, con tal fuer-
debían. Ofrecíle cumplir en el acto con su en- za, para contener al caballo, que éste dio un
cargo y al efecto me dirigí á la Prefectura, soberano sentón, rayando con las patas trase-
hablé con el Sr. González, que era el Jefe y ras un buen espacio de terreno, acción casual
buen amigo á quien estaba yo muy recomen- que debió imponer á los que atacaban á log
564 EL LIKEO DE MIS RECUEBDOS.

peones, viendo en mí á un consumado jinete ción, partí una mañana para la Sierra de los
y hombre decidido para no dejar á uno sólo Pitos, una de las eminencias que limitan los
de ellos con vida, pues todos diéronse á corrf r llanos de Tezontepec. Esta sierra es una de
desapareciendo como liebres entre los mague- las más interesantes por su extensión y altu-
yales, y abandonándome á mis peones sin le- ra y de las más difíciles para su configuración
sión alguna. He aquí cómo pequeñas causas por sus numerosos y complicados detalles.
suelen producir grandes efectos. Desde su cima, que se alza á 2,952 metros so-
bre el nivel del mar, ó 700 metros sobre la lla-
nura próximamente, elegí los puntos conve-
*
#
*
nientes para la mejor conformación de los
triángulos, di principio á las observaciones con
El 8 de Diciembre la Comisión terminó un buen teodolito de Tronghton and Simms,
sus trabajos en Zumpango y pasó á Tezonte- de 1' de aproximación, y configuré la sierra,
pec, pueblo situado en una hermosa y fértil para cuya completa operación hube de repe-

OTRA VISTA DE TEZONTEPEC.

llanura, en la margen derecha del río del Pa- tir á ella mis visitas, las que me proporciona-
pelote, á 28 kilómetros al Sur de Pachuca. ron el pleno conocimiento de sus principales
Grandes fueron las dificultades que encontró vericuetos, conocimiento que había de serme
la Comisión para su alojamiento, y en tanto más tarde de suma utilidad en situación com-
que la mayor parte de los ingenieros ocurrie- prometida, como tuve ocasión de referir en
ron, en último extremo, á la autoridad del lu- otro artículo. Mis puntos trigonométricos en
gar, dejando en medio de la plaza, amontona- este Valle, fueron : Pico más alto de los Pitos,
dos, equipajes é instrumentos. Yo, más preca- cerro de Coatepec y cerro de Huaquichula, ce-
vido, me instalé oportunamente en una con- rro de Cuayuca, cerro de Tepehuisco, cerro
fortable celda de la parroquia, antiguo con- Gordo, cerro de Paula, Maravillas y Observa-
vento de religiosos, merced á Ja amable con- torio de Teotihuacán.
descendencia y fina hospitalidad del señor cu- Además, en todas estas eminencias obser-
ra, debiendo advertir, para que no se me crea vaba los ángulos de altura y depresión para
egoísta, que mis compañeros despreciaron mi deducir las altitudes, y á dirigir interseccio-
consejo y la invitación que les hice para que nes á pueblm, haciendas y ranchos para su
me siguiesen. Como en esta región se me ha- debida situación.
bían encargado las operaciones de triangula- Las diferencias encontradas al cerrar los
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 565

triángulos no excedían de Unos cuantos se- de trasponer, y en el que se asentaba el ran-


gundos, habiéndome propuesto observar to- cho de la Soledad.
dos los ángulos y abstenerme de deducir algu- Desde ese momento abandoné las riendas
nos, y si en los datos de mi triangulación apa- del caballo, (pie en tales ocasiones obra con
recen tres con esa circunstancia, no fué obra más discreción que el hombre, y me entregué
mía sino del Jefe de la Comisión, que se vio en los brazos de la suerte, mis peones cami-
obligado á ejecutarla con motivo de mi sepa- naban á la ventura, sin abandonar por eso el
ración de aquélla, antes de terminar las ope- cuidado de mi persona; aterrábanme á veces
raciones que había extendido en el Valle de los pasos falsos del caballo y, sobre todo, el
Texcoco. rodar de los guijarros, que por los sonidos
En la expresada triangulación tuve tres la- que producían al chocar sucesivamente contra
dos comunes con las practicadas por mis com- las rocas, me hacían presentir el inminente
pañeros Rafael Barberi y José María Rome- peligro en que me hallaba, caminando al bor-
ro, y fueron de notarse las'pequeñas diferen- de de un precipicio. Dos ó tres horas que á
cias obtenidas en la extensión de aquéllos, mí me parecieron una eternidad, duró el esta-
como puede observarse á continuación. do angustioso de nuestros ánimos, más al fin
la Providencia nos salvó y pudimos llegar á
LADO HUAQDICHULA Y TErEHUISCO. media noche, aunque muy maltratados y mo-
jados, á la Hacienda de Cerro Gordo. Mal ce-
Por las observaciones de Barberi. 7,825m.81
namos allí, á pesar de las atenciones y de la
Según las mías 7,825m.94
buena voluntad del Administrador.
Diferencia IB A la mañana siguiente se me unió el prac-
ticante Reyes y con él emprendí la subida á.
TEPEHUISCO Y CERRO DE PAULA. la cumbre de la voluminosa montaña que se
alza sobre el nivel del mar 3,046 metros y so-
Según las observaciones de Bar-
bre el pueblo de Teotihuacán 759. La vertien-
beri <5,413m.72
te Sur facilita la subida á la cima; poca es la
Según las mías (5,413m.93
vegetación, pero muchas las rocas basálticas
que la cubren; sólo en la cumbre y cerca de
Diferencia 21
ella crecen árboles formando bosquecillos,
SIERRA DE LOS PITOS Y COATEPEC. presentándose bajo distinto aspecto la ver-
tiente septentrional, en la que se observa una
Según las observaciones de Ro- hermosa vegetación que con sus pinos domi-
mero 5,566m.60 nantes en número cubre las barranquillas y
Según las mías 5,5f56m.59 cañadas.
Terminados mis trabajos en Cerro Gordo
Diferencia 01
me ausenté de la hacienda y pasé con el mis-
En la Memoria oficial de la Comisión Cien- mo practicante Reyes á la región opuesta
tífica de Pachuca constan estos pormenores. septentrional, á fin de hacer nuevas observa-
Durante mis repetidas expediciones á las ciones en el cerro de Tepehuisco. Pardeaba
montañas, particularmente á la Sierra de los la tarde cuando llegamos al pueblo de Tea-
Pitos, al Sur de Pachuca y á la de Cerro Gor- calco, donde me había propuesto pernoctar,
do en Teotihuacán, sobreviniéronme contra- provisto, como me hallaba, de una carta de
tiempos que no puedo echar al olvido, puesto recomendación dirigida á una anciana de gran
que de mis memorias se trata. Cierta tarde, ascendiente en. la población. Al entrar en
6 las 5 p. m., salí con mis dos buenos peones ésta con el practicante y los peones observé
de la hacienda de Salinas, situada al Norte de que sus vecinos nos miraban con desconfian-
Cerro Gordo, y me dirigía á la de este nom- za y á los que sé les preguntaba por aquella
bre, que se hallaba al Sur. La noche lóbrega señora contestaban por medio de palabras
y lluviosa, me sorprendió en un elevado colla- que sólo ellos las entendían. Pregunté por el
do que forma parte de la montaña que había señor Cura y nadie dio razón de él, interro-
566 EL LIBBO DE MIS SECUEBDOS.

gué por el alcalde y se me dijo que había ido tancia. E s t a e r a una pieza cuadrada con s\is
lejos á un bautismo; mas al fin di con la casa paredes de adobe y techo de tejamanil ; el piso
de la vieja aquélla, que se llamaba Doña de tierra apisonada sobre el cual se hallaban
Petra. extendidos dos petates y el mueblaje se redu-
Recibióme de mal talante, manifestándo- cía á dos ó tres sillas desvencijadas, una tari-
me que en su habitación no había camas, que ma, que hacía veces de cama en un rincón,
esperase allí mientras ella salla para comui- montada sobre cuatro estacas hincadas en el
car nuestra llegada al señor alcalde. Obser- suelo, dando al estrecho lugar la apariencia de
vando yo la extraña conducta de los del pue- alcoba una raída cortina de manta, que pen
blo y la mala disposición de la vieja para per- día de una cuerda tendida de largo á largo, de
mitir que por aquella noche nos prestase una á otra pared ; una mesa sobre la que en
abrigo contra la intemperie el ruin techo de candelero de barro ardía una velilla de sebo y,
su destartalada casa, propuse al practicante por último, arrimado á la pared, un tinajero
y á los peones abandonar aquel inhosjutalario cuyas apolilladas tablas sustentaban dos ó tres
pueblo y ponernos inmediatamente en cami- platos viejos de porcelana de China, rotos ó
no para Tezontepec. Nos disponíamos á eje- con sus pedazos adheridos con pegamento, ta-
cutar nuestro propósito cuando se me presen- zas y pozuelos de lo mismo, vasos de vidrio y
tó la vieja y al observar nuestra actitud de otros objetos de alfarería ordinaria, entre los
marcha uie dijo: que se contaba una alcancía de barro en for-
-Ahora soy yo la que exijo la permanen- ma de pato.
cia de ustedes en mi casa, si quieren evitar un Confiados en el dicho de la vieja nos pro-
contratiempo, pues muchos del pueblo, arma- pusimos descansar, á cuyo fin convertimos
dos de piedras, los esperan cerca de la casa y los petates en colchones, arrimando á la pared
en ésta nada tienen que temer, pues todos el practicante y yo las sillas de los caballos
aquéllos me respetan. para que nos sirviesen de almohadas, y nos
— Quisiera saber, señora, le interpelé ¿cuál abrigamos con nuestros sarapes, en tanto que
es la causa de esa actitud tan hostil como in- los peones seguían nuestro ejemplo en el otro
justificable? petate, quedando de por medio el famoso ti-
— La de ser extranjeros de los invasores. najero. A poco un sueño profundo embargó á
— ¡Extranjeros nosotros! exclamé lleno de mis acompañantes, y sólo yo no dormía teme-
asombro. roso por ellos y por mí, de alguna mala pasa-
—Todos los que no pertenecen al pueblo da que pretendiera j ugarnos aquella gente ma-
son extranjeros, replicó la vieja. lévola, sorprendiéndonos en la estancia que,
El practicante Reyes y yo amartillamos las entre sus inconvenientes poseía el de no tener
pistolas y mis peones sacaron á relucir sus pu- puertas que la asegurasen. La quietud y el
ñales. Al hacerse cargo de nuestra actitud la silencio de la noche hizo salir de sus agujeros
buena señora, salió otra vez de la habitación incontables ratas que se paseaban y saltaban
y á poco volvió manifestando que la turba en nuestros lechos obligándome á refugiarme
amenazadora se había retirado y, por consi- en una de aquellas sillas desvencijadas, en la
guiente, nada, había que temer; que desgracia- que pudiera ser peor el remedio que la enfer-
mente no tenia camas que ofrecernos y, por medad. El practicante que sentía en su cuer-
último, que el señor Alcalde sabía quiénes po el paseo de los roedores ó soñaba que los
éramos é iría muy de mañana para saludar- de Teacalco nos lapidaban, menudeaba puñe-
nos, antes de nuestra partida. tazos á diestra y siniestra, y dio con uno de
Yo contesté que acostumbrados estábamos ellos de lleno al tinajero que vino al suelo con
á pasar malas noches, y.que, respecto de la gran estrépito producido por los vidrios y te-
promesa del señor alcalde, mucho me holga- palcates de los trastos hechos mil pedazos. Al
ba de ello por cuanto á que me ofrecía la oca- estruendo aquel despertaron todos azorados, y
sión para afearle su conducta y la de los ve- violentamente se pusieron en pie creyendo te-
cinos. ner encima al enemigo, en tanto que yo no po-
día, por la risa, articular una palabra. El prac-
La vieja se retiró abandonándonos su es-
ASUNTOS HISTÓRICOSi Y DESCRIPTIVOS. 567

ticante y los peones, al darse cuenta del des- fuesen más urbanos con los transeúntes; que
trozo, vieron en él los efectos de una pesadi- era indigna la prevención que en su pueblo
lla y trocaron su espanto en hilaridad. tenían á los extranjeros y acción grosera y
Serían las cuatro de la mañana cuando la sin nombre la de considerar como á tales á los
hipócrita vieja se nos presentó acompañada hijos del país que no lo eran del pueblo, y por
de su apergaminado marido, diciéndonos sin último, que había llegado á mi noticia que tres
rodeos : días antes, por semejantes tonterías, habían
—Ya es tarde y apresúrense á marchar si sido apedreados por los de su pxieblo unos
quieren llegar con la fresca al cerro de Tepe- arrieros. El alcalde se acercó á mí, me pidió
huisco. la mano para besarla'y se retiró.
— Saldremos cuando lo creamos convenien- ¡Cosas son estas propias del carácter de
te—le contesté con enfado. nuestros indios!
En ese momento sus ojos se fijaron en el Una hora después nos hallábamos en la
estropicio causado por mi compañero, y nun- cumbre del Tepehuisco, de la cual á poco vol-
ca hubiera visto tal cosa, pues la cólera asomó vimos á descender sin haber practicado la ob-
á su rostro é iba á interpelarme con rudeza, servación que á ella nos condujo, por haber
sin duda, pero la interrumpí diciendo. desaparecido de la cima del cerro de Coayuca
—Fué una contingencia de la que ningún la bandera que, dos días antes, había dejado
daño le resultará á usted, pues estoy dispues- para que me sirviese de mira. Ya en la llanu-
to á pagar los trastos rotos. ra, un campesino que fijó su atención en la
—Platos y tazas de China será lo que quie- bandera blanca que dejé enarbolada en el
re usted decir. vértice trigonométrico del cerro de Tepehuis-
—Sí, señora, platos y tazas del Celeste Im- co, sin comprender su objeto, se dirigió á mf
perio, más dígame lo que valen. y me preguntó con la simplicidad digna de un
—Lo menos seis pesos, señor. ignorante :
No pude menos que echar una mirada las- —Dígame usted, señor, ¿habrá paz?
timosa al dormilón del practicante y pagar á —Sí, le contesté yo, cuando exista un go-
la vieja el precio demandado. bernante que quiera trabajar por ella.
Pusímonos en camino á la madrugada, no Peripecias como las referidas llenan la vi-
8
in tomar previamente las debidas precaucio- da del Ingeniero en el ejercicio de su profe-
nes, aunque, por la bondad de Dios, no había sión.
daño que temer, pues los mal prevenidos habi- Cerrado el triángulo, determinado por los
tantes del pueblo, desde temprano habíanse cerros Coayuca, Tepehuisco y Huaquicbula,
retirado á sus hogares; las calles estaban so- con la observación practicada en la última de
litarias y solamente salió á recibirnos el al- dichas eminencias, partí una mañana del pue-
calde indígena que nos dio sus excusas. Yo blo de San Bartolo con dirección á la Hacien-
•ne propuse que él, por sí y por los suyos, pa- da de San Javier. Al recorrer con mis peones
gase los malos ratos que en aquella noche nos la extensa llanura de este nombre vimos refle-
habían hecho pasar, y le dije que no creyén- jarse, bajo el suelo, las montañas Sotula, La
donos aún seguros, le suplicaba que nos acom- Vaca y Palmillas que con otras forman la Sie-
pañase hasta las afueras de la población. Así rra de Tezontlalpan, que se levanta al Occi-
lo hizo', más después de tres cuartos de legua, dente de la expresada finca. Admirábanse mis
observando que yo nada le decía para que se peones viendo anegada en gran parte la cam-
retirase, él mismo me hizo la indicación. To- piña sin haber llovido y su admiración crecía
davía no estamos seguros, le manifesté, y pro- al observar que á medida que nos acercábamos
Se
guimos andando. A la vista del pueblo de á la hacienda la anegación se alejaba, más y
^an Bartolo, que se asienta cerca de una ba- más hasta, su completa desaparición. Expli-
rranca que desciende de Cerro Gordo y cuya q u é e s entonces la,' causa del hermoso efecto
formación de conglomerado llamó fuertemente del espejismo que nos sorprendió al terminar,
^ l atención, dije al alcalde que se volviese á por esta parte del Valle de México, nuestras
811
pueblo, aconsejándole que él y los suyos operaciones topográficas.
568 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

XT-

LAS ESTACIONES EN EL VALLE DE MEXICO.

-»©«•

(VELADA L I T E R A R I A EN E L SALON D E L CONSERVATORIO E L DIA 2 3 D E A B R I L

DE 1872).

jffl Sr. Sic. 2>. Justo Sierra.

> OCOS habrán de ser los lugares de la tie- en todas direcciones y permitiéndonos distin-
rra que desde el punto de vista poético guir aún los objetos que no están directamen-
y pintoresco puedan superar en belleza te iluminados por aquel astro. Si esa luz, que
al Valle de México: contribuyen á esto muy se conoce con el nombre de luz difusa ó de-
poderosamente los variados fenómenos que en rramada, no existiese, la sombra proyectada
él ofrecen las estaciones del año. por una nube ó por cualquier objeto, engen-
Aseguran algunos sabios europeos, que en draría la oscuridad de la noche; y no existien-
las regiones intertropicales aquéllas se redu-
cen á dos : tiempo de sequía y tiempo de llu-
vias, mas en nuestro país no se corrobora este
aserto. Verdad es que en aquellas regiones la
variación del tiempo determina menos marca-
damente el cambio de las estaciones que en
las zonas templadas ; pero esa mudanza se efec-
túa en el Valle de México, según lo comprue-
ban las hermosas y frescas mañanas de su pri-
mavera, pródiga en exquisitas y variadas flo-
res ; los calurosos días de su lluvioso estío, ri-
co en sazonados frutos; las tibias tardes del
otoño con sus bellísimos celajes, y las frías
noches de invierno con su diáfano y estrella-
do cielo.
Al declinar las horas avanzadas de la no.
che en la bella estación de primavera, la den-
PRIMAVERA.
sa oscuridad que envuelve la superficie de la
tierra se disipa poco á poco, y vanse descu- do el crepúsculo, el sol se presentaría en el
briendo los objetos á"medida que la tenue luz horizonte repentinamente y en todo su esplen-
crepuscular invade progresivamente las regio- dor.
nes occidentales. Propagándose los rayos del Los dulcísimos trinos del jilguero, el go r "
sol con un constante movimiento ondulatorio, jeo de las demás aves, el armonioso sonido de
causan reflexiones y refracciones sucesivas en las campanas que en las poblacionas anuncian
la atmósfera y en las nubes, esparciendo la luz la hora del alba: y el labrador que acude &'
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 569

campo con las yuntas para dar principio á sus dines; Mixcoac con sus amenos contornos y
faenas, marcan los instantes en que los es- sus callejones formados de árboles frutales;
pléndidos rayos de la aurora, que preceden á San Ángel, Coyoacán y Tlalpan cun sus arro-
la salida del sol, se difunden por el trasparen- yos cristalinos, sus huertas, sus campiñas y
te fluido de la atmósfera. Al traspasar el sol sus bellas cañadas cubiertas de plantas, de ár-
el horizonte, la región oriental se colora suce- boles y de trepadoras enredaderas.
sivamente con los brillantes tintes; rojo, ana- En todos esos lugares se goza con la em-
ranjado, amarillo, verde y purpurino; el lími- briagadora frescura de la mañana, con la ame-
te de la blanquecina luz crepuscular que en nidad de los campos, y con el ambiente em-
forma de arco se extiende por el espacio, va balsamado por el aroma de las flores. Allí
rápidamente avanzando hacia el zenit, al mis- muestran su belleza los enjambres de maripo-
mo tiempo que la parte superior del cielo que sas de relucientes y pintadas alas, y los coli-
rodea este punto, adquiere progresivamente el bríes, esas preciosas avecillas que dotadas de
matiz azulado más intenso. una volubilidad extraordinaria, hienden el aire
La cresta de la cordillera oriental se dibu- como exhalaciones ó bien, chupando el néctar
ja y destaca sobre un fondo brillante de rosa de alguna flor, suspendidas en el espacio, ba-
y oro; las majestuosas cumbres nevadas del ten incesantemente sus alas y ostentan á los
Popocatepetl é Iztaccihuatl, que se levantan reflejos del sol el verde y nacarado esmalte de
como dos colosos para descubrir los primeros su plum a j (i.
el orto del sol, é iluminados débilmente en su Hacia el Sur de la capital, el suelo del Va-
parte occidental por la luz difusa, aparecen lle se presenta con aspecto diferente del de los
cual si fueran formados de cristal de Bohe- lugares que se acaban de mencionar. No se
mia. De vez en cuando una densa columna de encuentran allí la camelia, el lirio, la rosa de
humo, que se hace perceptible á los albores Bengala ni otras flores exquisitas debidas al
de la aurora, sale del cráter del Popocatepetl, esmerado cultivo; pero crecen en las chinam-
demostrando la constante actividad de este pas, en esas islas artificiales que han conver-
volcán que conserva vestigios de tremendas tido los pantanos en amenos pensiles, la fron-
erupciones. dosa amapola, el purpurino clavel, la elegante
Cuando el sol, trasponiendo el horizonte, dahalia, y la fragante rosa de Castilla.
sigue su marcha ascensional, presenta un be- El canal que une los lagos de Xochímilco
llo espectáculo, en verdad muy difícil de des- y Texcoco, se ve cubierto en los días de pri-
cubrir. Su disco, de un color rojizo y aumen- mavera de canoas cargadas de flores y verdu-
tado aparentemente á causa de la refracción ras, que se dirigen á los mercados de México,
atmosférica, se presenta circundado de una y todo aqiiel que haya concurrido á los paseos
aureola luminosa, y disminuye paulatinamen- cuaresmales de la Viija, recordará siempre con
te su diámetro á medida que va elevándose. agrado la animación que constantemente reina
Sumergida en el horizonte la curva anticre- en ese lugar, en donde el pueblo encuentra
Puscular, el Occidente adquiere la misma su- uno de sus goces predilectos. Puede decirse
cesión de tintas, y la parte superior del cielo que allí se verifica la fiesta de la Primavera y
s« colora con un azul brillante, vivísimo. de las flores.
Deliciosos se presentan desde ese momen-
to los alrededores de la capital. Chapultepec * # #
con sus abundantes y limpios manantiales, su
pintoresca colina, su poético palacio y su fron-
doso bosque de sabinos seculares, de cuyos La duración del día artificial que llega á
ramajes cuelga en madejas el heno cenicien- su máximum durante la época del solsticio de
to, como caballera digna de su ancianidad; * estío, y la acción más directa de los rayos del
Tacubaya con sus palacios, sus parques y jar- sol, en esta parte de la región intertropical,
elevan la temperatura á 24 grados y aun más
* Hace tiempo que los Ahuehuetes fueron despoja-
convirtiendo en calurosos los días frescos y
dos de aus parásitos, ó sea T'dlandúa umeoi.de». agradables de la estación florida.
72
570 EL LIBRO DE MIS REOUEEDOS.

La calina y las brumas, particularmente La ilusión del espejismo es aún más inte-
en las mañanas, empañan la atmósfera, y al- resante, más admirable en el lago de Texcoco,
gunas veces su densidad llega á tal grado, que aun cuando tal fenómeno sea menos frocuen-
ofusca el hermoso conjunto y el relieve de las te en él. Desde las orillas del lago puede con-
montañas que circundan el Valle, las cuales templarse su extensión y la tranquilidad de
sólo aparecen como cubiertas con un velo po- sus aguas en los días serenos. Las pequeñas
co diáfano. y defectuosas embarcaciones, cuyas formas
no han variado desde los días de la conquista,
se ven cruzar el lago cargadas de granos y ver-
duras, destinados á los mercados de México.
Las frágiles y estrechas chalupas de los pes-
cadores y floreras, hienden velozmente la su-
perficie de las aguas, interrumpiendo el silen-
cio de la soledad solamente el chasquido de
los remos ó el acento de los cantos monótonos
de aquellos que conducen tan débiles barqui-
llas. Cuando la temperatura de las aguas del
lago es inferior á la del aire que con ellas está
en contacto, de una manera súbita se ven
aquéllas inversamente flotando en el aire, na-
vegando al impulso de los remos, en un re-
vuelto mar de nubes.
Los fuertes vientos que soplan en esta épo-
ca del año, y muy particularmente en las tar-
des, despejan la atmósfera destruyendo la ca-
El estío, en el Valle, así como las demás lina, y preparan los hermosos días de estío.
estaciones del año, tiene su atractivo particu- Las montañas dibujan sus contornos y pre-
lar. sentan los detalles de su relieve con mayor
Dilatadas desigualmente las capas atmos- claridad. Las nubes (cúmulus) en forma.de
féricas por el fuerte calor de la superficie de caprichosas montañas de nieve, asoman sobre
la tierra, invierten su orden normal. Sabido la cresta de la cordillera oriental, y sucesiva-
es que gravitando las capas atmosféricas su- mente van creciendo hasta que adquieren pro-
periores sobre las inferiores, la densidad de porciones colosales. Esas preciosas nubes,
éstas es mayor, y decrece progresivamente de cuya forma redonda se atribuye al exceso de
la superficie hasta la última, la más ligera y electricidad acumulada en ellas, hacen pali-
sutil, que se llama éter. Contrariada esa ley decer con su extremada blancura y brillo las
general por la dilatación de las capas inferio- nevadas cumbres del Popocatepetl é Iztacci-
res, la refracción de los rayos luminosos, ó sea huatl, y flotando continuamente en la atmós-
la desviaciónjque éstos sufren al atravesar de fera, se unen con otras, extendiéndose sobre
un cuerpo á otro de desigual densidad, se ve- toda la superficie del Valle, y ocultando á éste
rifica de una manera contraria y entonces se por completo su cielo puro y hermoso. Con-
produce el espejismo; ilusión óptica que nos viértense entonces en nimbus, que son las nu-
hace percibir invertidos los objetos debajo del bes tempestuosas sin forma determinada, ce-
suelo ó en medio de la atmósfera. nicientas, y cuyos bordes se tifien débilmente
En los terrenos llanos y resecos que se en- de gris y de un indeciso color morado.
cuentran en la parte Norte del Valle, se ve Con frecuencia las corrientes opuestas del
con frecuencia extenderse la colina sobre la viento, de diferente velocidad y desigual tem-
superficie de la tierra, y retratarse inversa- peratura, cargadas de vapor de agua, conden-
mente debajo de ella las montañas con todos san éste rápidamente, y forman el meteoro co-
sus accidentes y detalles, cual si fuesen repro- nocido con el nombre de tromba, la que al
ducidas por el límpido espejo de las aguas. principio de su formación aparece en'la nube
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCEIPTIVuS. 571

tempestuosa como una pequeña protuberan- medio del cual producen alternativamente sus
cia, momentos en que el relámpago ilumina reflejos, y los árboles y arbustos crujen, resis-
la nube y, se escuchan las tronadas eléctricas. tiendo el fuerte empuje de los vientos que
La protuberancia se desarrolla en dirección hacen inclinar las ramas y follaje, cual si tra-
del suelo, disminuyendo su diámetro, y ad- taran de arrancarlas de sus troncos.
quiere movimiento de torbellinos en su masa y En el transcurso de algunos minutos, el
de translación más ó menos lenta, cediendo cielo se cubre de nubes amarillentas en las
al viento dominante. cuales se proyectan Jas aves que circularmen-
El pavor y el deseo de la observación lu- le revolotean. Los nubarrones que cruzan con
chan en el ánimo, cuando esas trombas se ven velocidad vertiginosa la atmósfera, compitien-
suspendidas sobre las majestuosas torres de do en velocidad, se juntan y se separan alter-
la Catedral, desafiándolas en poder y fortale- nativamente, produciendo con su choque y
za, y cuando se les ve recorrer toda la ciudad rozamiento las fuertes descargas eléctricas,
con actitud cada vez más amenazadora, tan cuyos retumbantes sonidos repercuten en pro-
pronto devolviendo al ánimo la confianza con gresión decreciente las mismas nubes y las
su contracción, como acobardándolo más con montañas. El espacio se ilumina por in-
su acrecimiento; circunstancias que tan dis- tervalos con esa luz deslumbradora que pro-
tintamente se advierten cual si aquellas ma- duce la chispa eléctrica. Un ruido, prolonga-
sas flotantes de vapor y agua estuviesen mo- do á veces, é intermitente otras, es la señal
vidas por invisibles resortes. Si alguna vez precursora de la lluvia de granizo, meteoro de
ese terrible meteoro toca la superficie de la los más interesantes y cuya teoría descansa
tierra, arranca los árboles de raíz, destruye aún en hipótesis. El agua cae á torrentes,
los edificios y abre profundas grietas en las inundándolo todo y haciendo desbordar los
montañas, tanto por su potencia mecánica, ríos con fuertes é impetuosas corrientes que
como por la energía de la electricidad acumu- van á aumentar el caudal de los lagos: y por
lada en su extremo inferior. último, el agua de éstos se agita, formando
Si una tromba, como ha sucedido en nues- oleajes amenazadores para las frágiles embar-
tro valle, desciende al lago de Texcoco, el caciones que en ellos navegan, y remedando,
agua de éste, en su parte influenciada, salta y en pequeño, las desastrosas tormentas del
se remolina formando, como en el mar, otra mar.
tromba ascendente que se une con la prime- Cual nubes de verano pasan pronto, y cesa
ra, la que se ve engrosar con el agua absorvida. la tormenta. El cielo vuelve á su antigua se-
Desde mediados hasta el fin del estío, las renidad y pureza, y los campos, con sus pas-
lluvias son abundantes y copiosas en el Valle, tos, sus plantas y arboledas, ostentan ese ver-
y generalmente las tardes tormentosas, forman- dor brillante y fresco que les comunica la hu-
do contrastes con las mañanas, en que se go- medad. A lo lejos algunas nubes se resuelven
za de los vivificantes rayos del sol y de una en menuda lluvia, la que, herida por los rayos
atmósfera tranquila. del sol ya próximo al ocaso, forman el bello
Muchas veces, á pesar de hallarse despeja- meteoro luminoso del arcoíris, cuyas extremi-
do el cielo de las campiñas, los nimbus que se dades se apoyan, algunas veces, en la elevada
forman á lo lejos y el viento impetuoso, pre- cresta de la Sierra Nevada.
sagian una tempestad próxima y deshecha. Tales son los espectáculos que la época del
El huracán forma en la superficie de la tierra estío nos ofrece en el Valle de México.
nubes de polvo, que se arrastran y remolinan
velozmente; las aves, con sus alas extendidas,
surcan espantadas el aire, tan pronto volando
horizontalmente como inclinándose hacia la
tierra, contra la cual parecen van á estrellar- El tiempo de aguas, volviendo á la atmós-
se; dirígense apresuradamente los rebaños al fera su diafanidad y frescura, y al cielo su
aprisco; los maizales que cubren los campos trasparencia, prepara las encantadoras tardes
adquieren ese movimiento ondulatorio por de otoño.
572 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

La lucidez de la atmósfera, reflejando unas notable como el que ofrece la coloración de


veces los rayos azules del espectro solar, im- las nubes al declinar las tardes, y el aspecto
prime al cielo ese bello color que va dismi- general del cielo, por la parte occidental.
nuyendo de intensidad del zenit al horizonte, El azul de éste, de una trasparencia ex-
hasta terminar en el mismo, más ténue y apa- traordinaria, se ve surcado por unas ráfagas
cible; y otras, reflejando los rayos amarillos y luminosas que convergen en un punto del ho-
rojos, produce variadas y encendidas tintas rizonte, y que extendiéndose como radios de
sobre el horizonte. un círculo, se hacen más perceptibles por el
hermoso color que les sirve de fondo, y por los
brillantes celajes que aparecen á lo lejos.
Las nubéculas que se conocen con el nom-
bre de cirrus, y que á causa de su menor den-
sidad son las que flotan en la atmósfera á ma-
yor altura, se presentan unas veces agrupadas
como vellón cardado; otras extendidas en ban-
das paralelas ó en forma de penachos, dejan-
do entre sí espacios que clan curso libremente
á los hacecillos luminosos del sol; y otras, en
fin, ocupan una gran parte del cielo ó todo él,
en cuyo caso se dice que éste se halla aborre-
gado.
Heridas estas nubes por los rayos del sol,
adquieren sucesivamente los más variados tin-
tes. El color rosado desaparece para dar lugar
á otro purpurino que, desvaneciéndose, termi-
na presentando los matices del violado. Al
Muy importante es el espectáculo que ofre- brillante color del oro sucede el anaranjado, y
cen las regiones orientales del Valle á la caída á éste, por último, el amarillo cromo: trans-
del sol. En esos momentos, como si el astro formaciones todas que se efectúan á medida
trasmitiera á las cumbres de las elevadas mon- que el sol va acercándose al ocaso.
tañas el intenso fuego que lo enciende, tras- Estos efectos singulares, causados por las
forma la nítida blancura de la nieve en los inflexiones de la luz, son aun más notables en
vivos cambiantes del ópalo y de la concha ná- las nubes de la especie cumulus, que además
car. Sobre el horizonte, el cielo adquiere el de presentar las formas más caprichosas, ofre-
encendido color de las auroras boreales, y todo cen los mismos cambiantes de vivos colores, y
aquel brillante y deslumbrador colorido es tan una orla luminosa de extremada blancura en
bello, que sólo un hábil artista serla capaz de sus contornos.
reproducirle con su pincel.
La sucesión de eminencias que gradual-
mente se elevan por el Sur hasta terminar en
el majestuoso Ajasco; las alturas de las Cru- La diafanidad del cielo presagia la entra-
ces y Monte Alto por el Occidente, y la sierra da de la rigurosa estación invernal, con sus
de Guadalupe especialmente, á causa de su frecuentes heladas, su luna refulgente y sus
menor distancia, surgen con todos sus deta- estrellas rutilantes.
lles: y reflejándose en la tierra, en las rocas El benigno clima que por lo general se dis-
y en su vegetación la luz del sol, sus declives fruta en México, hace más sensible el cam-
aparecen como regados de piedras preciosas, bio de estación, y muy particularmente la en-
ofreciendo en su conjunto los variados colores trada del invierno. Hiela con demasiada fre-
y matices de un mosaico. cuencia, y por las mañanas la escarcha, como
De los meteoros luminosos que son tan un frágil cristal, cubre la superficie del agua.
frecuentes en los días de otoño, ninguno es tan ¡Cuan bellas y embriagadoras son las no-
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 573

ches de luna, durante el invierno, en el pinto- su camino en torno del polo boreal ; la Espiga
resco Valle de México! de la Virgen ; el bellísimo Arturo en el Boye-
Bañadas por la refulgente luz de aquel as- ro; Antarés en el Escorpión, y en fin, tantos y
tro las heladas cúspides del Popocatepetl é tan bellos astros que van esparciéndose como
Iztaccihuatl, que se proyectan en un fondo diamantes en la azulada bóveda del firmamento.
azulado, causan un efecto mágico; pero nada Precedida de unas estrellas y seguida de
es comparable con el que ofrece el encantador otras aparece la luna, trasmitiéndonos los ra-
aspecto del cielo por la sucesiva aparición de yos del sol. En su movimiento ascensional so-
las estrellas y su uniforme y oblicuo movi- bre el horizonte, nos presenta análogas cir-
miento. cunstancias á las que el astro soberano del día
ofrece, y las cuales se han descrito al princi-
pio de este artículo.
Bañada por los rayos apacibles de la luna
la superficie de la tierra, la perspectiva que
ofrece la ciudad de México, observada desde
un punto cualquiera de la parte occidental del
Valle, es extremadamente bella. Levántase en
primer término la ciudad con su extensa linea
de edificios, sus variadas y numerosas cúpu-
las y torres, entre las que descuellan erguidas
las de su famosa catedral. Proyectándose és-
tas en un claro horizonte, dejan entrever la
luz de la luna por los espacios que resultan de
sus detalles arquitectónicos, semejando pri-
morosas labores de la más delicada filigrana.
Extendidos sobre la verde alfombra de los
prados y con su linfa plateada, se presentan
INVIERNO.
en segundo término los lagos de Texcoco y
El soberano de los asterismos, el precioso Chalco; y en el tercero y último se levantan
Orion, precedido del bello astro Aldebarán, de dominantes el Telapón, el Tlaloc, el Iztac-
la constelación de Tauro, se presenta con sus cihuatl y Popocatepetl, ostentando los dos úl-
numerosas y brillantes estrellas, entre las que timos sus relucientes y nevadas diademas.
lucen con mayor intensidad Betelguese, Rígel Cuando üotan en la atmósfera los vapores
y los Tres Reyes Magos, ó sea el Cinturón. condensados en estado vesicular ó en heladas
Con los más vivos destellos aparece en se- partículas, ó bien nubéculas ligeras interpo-
guida la gentil y más refulgente estrella del niéndose entre la luna, los rayos luminosos,
firmamento, Sirio, astro principal del Can Ma- reflejados por ésta se modifican, ofreciéndo-
yor. Su luz clara y brillante, examinada con nos entonces el hermosísimo meteoro que se
atención, presenta en su parte inferior la apa- conoce con el nombre de corona. Un gran cir-
riencia de un fuego abrasador, y en la supe- culo de colores, entre los que domina el rojo,
rior, azulados destellos. se dibuja en el cielo, sirviéndole de centro el
Apenas levantado Sirio sobre el horizonte, hermoso satélite de la tierra.
brota hacia el Sur de éste Canopus, lucero no Los fenómenos meteorológicos que se su-
menos bello, estrella principal de la nave Ar- ceden en el Valle de México, la topografía y
gos. extensión de éste, su rica naturaleza y la es-
De la misma manera van apareciendo su- tructura de su suelo, sobre todo, proporcionan
cesivamente los demás astros que contempla- vasta materia para escribir volúmenes ente-
mos en nuestras regiones. Castor y Pólux, ros. En este artículo, unos cuantos rasgos des-
primeras estrellas de la constelación zodiacal criptivos demuestran la importancia de tan be-
Géminis ; Régulus, el Corazón de León ; la Osa lla localidad de la República, y cuan digna es
mayor, que se ve recorrer majestuosamente de investigaciones y de un constante estudio.
574 E L L I B E O DE MIS B E C U E R D O S .

VI
EXPLORACIÓN DE LA MESA DE CORONELES Y RUINAS DE MITLALTOYUCA.

- • > & < • -

jTnjis queridos discípulos Concha, Claudio, Carlos y Cristóbal JVfartinez.

,L 18 de Julio de 1865 salí de México en mosos blancos y brillantes, remedando los del
unión de mi amigo el Ingeniero Gui- mar en sus grandes tormentas. Oiamos el cru-
* Homo Hay, uno y otro voluntariamen- jido de la canoa, fuertemente azotada por las
te agregados al Ingeniero Ramón Almaraz, olas, y yo dirigía mis miradas á las lejanas
comisionado por la Secretaría de Fomento cumbres de Paula y Chiconautla, cuyo ángu-
para estudiar las ruinas de Mitlaltoynca, que lo visual siempre fijo, me advertía que no
en aquel tiempo habían adquirido gran cele- avanzábamos un palmo. E n tan violenta si-
bridad por las asombrosas descripciones que tuación y tostados por los rayos del sol refle-
de ellas hiciera el Prefecto de Huauchinango, jados por las aguas, permanecimos hasta las
D. Juan Bautista Campo. Nunca había em- cinco de la tarde, hora en que obligamos á los
prendido excursión más penosa como la que remeros á entregar la embarcación á la mer-
voy á referir, y tan llena de contratiempos y ced de los vientos, y así pudimos arribar á las
peligros, á causa de la estación en que la lle- cercanías de las playas de Chimalhuacán, y
vaba á cabo. costeando después la parte Sureste del lago,
Nos embarcamos en el Canal de San Lá- logramos llegar, aunque ya entrada la noche,
zaro, en una canoa que, si bien era de grandes en el canal de Texcoco.
dimensiones, se hallaba en su total ruina por
los muchos años que contaba de servicio. A
poco de navegar, qué digo, de arrastrarse la
canoa por el azolvado Canal, empezó ésta á
cortar con su imperfecta proa, propia de los Después de descansar en la confortable
primitivos tiempos aztecas, las aguas turbias casa de Guillermo Hay, emprendimos muy de
del lago, haciendo rumbo hacia la ciudad de mañana la marcha, tomando el camino que
Texcoco. No bien habíamos avanzado dos ki- conduce á Teotihuacán y prosiguiendo por
lómetros, cuando los vientos impetuosos del Otumba y haciendas de Zuapayuca y Tepeta-
Noreste alteraron la tranquilidad de las aguas, tes, nos presentamos ya muy tarde ante la tris-
obligando á los remeros á luchar, con esfuer- te población de Apan, donde otro contratiem-
zos cada vez mayores, para vencer la resisten- po inesperado impidió llevar á cabo nuestro
cia que las olas oponían al avance de la débil propósito de rendir la jornada en aquel pue-
embarcación. Era ya más de medio día, y ape- blo. Los tenaces aguaceros del día habían
nas nos hallábamos al frente de la gran Cruz inundado los campos y determinado en el ria-
de madera que señala el centro del extenso la- chuelo de Apan, que habíamos de pasar, una
go, y á la cual los remeros de toda embarca- de esas avenidas fuertes, á cuyo ímpetu nada
ción que por allí transita, ora sea canoa car- resiste.
gada de mercancías, ora la veloz chalupa re- Un mozo de Guillermo Hay intentó vadear
bosando de verduras y flores de las chinam- el río, y al efecto, con las precauciones del
pas, dirigen sus cánticos de alabanza. hombre habituado á tales lances, introdujo en
El viento arreciaba y los oleajes aumenta- las aguas su cabalgadura, la que caminaba á
ban de volumen, coronándose de copos espu- paso lento y se hundía más y más, y vacilaba
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 575

á medida que aumentaba el ímpetu de la co- cios, y se halla rodeada de cortos terrenos li-
rriente central, hasta que vencidos sus esfuer- mitados por canales, y en los que se dan con
zos, la vimos rodar separadamente del ginete, profusión la hortaliza y las legumbres.
en tanto que éste iba ganando la orilla, á viva Hicieron doblemente agradable nuestra
fuerza, devolviéndonos al fin la calma con su corta mansión en la ciudad las finas maneras
presencia entre nosotros. de D. Gabriel Mancera, en cuya casa nos hos-
De la opuesta margen, un campesino nos pedamos, y las del sabio y virtuoso Obispo,
gritaba y hacia señales, para que esperásemos Dr. D. Juan B. Ormachea, quien nos proveyó
el término cercano de la avenida, que nos per- de cartas de recomendación.
mitiese vadear el rio; más como el estruendo
de la corriente ahogaba sus voces, y sus ade-
manes nos hicieron comprender lo contrario *, * #
de lo que nos indicaba, emprendimos la reti-
rada para ir á hospedarnos en el rancho de De Tulancingo pasamos al pintoresco pue-
Marañón, donde una mala cena y peor cama, blo de Acaxochitlán (cañaveral florido) situado
pero la buena voluntad del ranchero y su fina en las quebradas de la Sierra. El cura del lugar,
hospitalidad, nos hicieron echar al olvido las á quien presentamos la carta de recomendación
fatigas de aquella nuestra segunda jornada. de su prelado, nos recibió con la mayor afabili-
dad, proporcionándonos las mayores comodida-
des, y al informarse del objeto de nuestra excur-
* sión, manifestó los más vivos deseos de formar
parte en ella. Ese digno sacerdote salió en nues-
Hermosa mañana como todas las que si- tra compañía á la mañana siguiente, tan ufa-
guen á las tardes tormentosas, fué aquella en no y tan contento como que iba á realizar, se-
que proseguimos nuestra excursión por los gún nos decía, su dorado ensueño, cual era el
hermosos llanos de Tecocomulco, inundados de visitar las ruinas de la antigua ciudad
en gran parte por la persistencia de las llu- indígena, tan pomposamente descrita por el
vias. Pasamos por el pie de una encumbrada Prefecto de Huauchinango. No bien había-
cordillera que ostentaba sus cimas coronadas mos caminado á caballo durante una hora,
de pinos y cubiertas sus faldas de diversas por aquellos quebrados y resbaladizos terrenos,
plantas y flores aromáticas. El pasto, como cuando se nos presentó la ocasión de conocer
toda la vegetación, se nos presentaba con esa la nobleza de alma de aquel sacerdote, para
lozanía y frescura que adquiere al ser tan pro- quien el cumplimiento del deber era el prin-
fusamente regado por las nubes. A medida cipal rasgo de su carácter. Un campesino que
que avanzábamos en el valle, descubríamos de prisa nos seguía, pronto nos dio alcance, y
terrenos anegadizos, convertidos al fin, en un dirigiéndose al cura, le dijo:
gran lago en el que se hundían hasta los ejes —Señor, regrese vd. por caridad á Acaxo-
las ruedas de la carretela que nos conducía, y chitlán, para impartir los últimos auxilios de
así proseguimos el camino hasta que, al tras- la religión á Fulano, que se muere.
Poner una serie de lomas, nos hallamos en el —Señores, nos dijo entonces triste y contra-
hermoso y fértil Valle de Tulancingo. Allí se riado el cura, señalando con la mano el cami-
extienden ricas y productivas haciendas como no que llevábamos, allí me esperaba el placer,
la de Tepenacasco, se asientan dehesas pinto- mas aquí está la obligación ; con pena os aban-
rescas como San Antonio Farias, se goza con dono y vuelvo en socorro del que sufre.
la presencia de verdes praderas surcadas de Yo que siempre he visto la caridad como
riachuelos cristalinos y de lagos como el de la obra humana más meritoria, consideré des-
Zupitlán, y se disfruta de un cielo puro y de de luego al ejemplar sacerdote como un digno
un clima delicioso. descendiente de los Gante y Motolinía, le di
La ciudad, Sede episcopal y cabeza de Dis- un apretón de manos y le ofrecí visitarle á mi
trito, se levanta en un extremo del Valle; es regreso para referirle el resultado de nuestra
^e planta regular, con buenos y sólidos edifi- expedición,
576 EL LIEEO DE MIS BECÜEKDOS.

mos á la garita de Huauchinango, la que se


hallaba guarnecida de tropas, circunstancia
El camino que seguíamos era en extremo indispensable en aquellos calamitosos y re-
penoso para las cabalgaduras, por hallarse vueltos tiempos. Un quién vive detuvo nues-
practicado en una cuesta de fuerte pendiente, tros pasos, y nos apresuramos á contestar,
cubierta de barro ferruginoso, que impedía á México y gente de paz, á la segunda interpe-
aquellas afirmar sus herraduras, por lo que era lación del centinela. El reconocimiento mili-
preciso caminar despacio y con la mayor pre- tar de ordenanza en tales casos no se hizo es-
caución. perar, mas como nuestro porte y comitiva no
Pardeaba ya la tarde cuando llegamos á la podían infundir recelos, el oficial de guardia
Venta de Totolapan (río de Guajolotes), pasa- nos permitió la entrada en la población y nos
mos el puente del río del mismo nombre y em- hizo conducir á la casa del Prefecto Campo.
prendimos el ascenso de la pendiente opuesta A los aldabazos que dimos en la puerta nadie
la que encumbramos en los momentos en que contestó por de pronto, más á poco abriéronse
la noche nos envolvía en su completa oscuri- las vidrieras de una ventana, defendida por
dad, el viento arreciaba y las nubes nos rocia- enrejado de hierro, y un hombre con pistola

PUENTE BEJUCO.

ban sin compasión. Caminábamos por desfila- en mano se presentó en ella dirigiéndonos la
deros al paso lento de los caballos, precedidos acostumbrada interpelación en tales casos. Yo
de un gula y seguidos de mozos y arrieros que me acerqué á él y le manifesté quiénes éramos,
en muías conducían nuestros equipajes, los el objeto de nuestra visita y el motivo de pre-
instrumentos científicos y aparatos fotográfi- sentarnos tan á deshora.
cos. Sumergidos en la lobreguez de la noche, —Os esperaba, en virtud del aviso oportu-
nada podíamos distinguir, y caminábamos á no que recibí del Ministerio de Fomento, nos
discreción de los caballos. El sonido que pro- dijo el Prefecto, pues tal era el que nos habla-
ducían las herraduras de los animales al res- ba, pasad adelante y tomad posesión de la ca-
balar en la pendiente pedregoza, y el confuso sa en la que se os tiene preparado alojamien-
ruido del agua q ne se agitaba bajo nuestros to. Inútil es enumerar las atenciones que de-
pies, nos causaban á cada momento grandes bimos al Sr. Prefecto, y baste decir que una
sobresaltos, como que allí existía un antro buena cena y excelente cama nos indemniza-
profundo y peligroso que no podía distinguir- ron algún tanto de la penosa fatiga de aque-
se, pero que se revelaba por los ecos lejanos lla jornada.
del torrente. Al día siguiente visitamos la población que
Eran las once de la noche cuando llega- la consideramos como un edén por la profu-
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. S77

sión de sus plantas y olorosas flores, y yo re- tes, Coto y Velasco, y el día 26 nos pusimos
trocedí, acompañado de mi buen amigo Hay, todos en camino acompañados del Prefecto.
al rancho de Galindo, 4 kilómetros al Sur de Empezamos á descender la cuesta, y á medi-
la "Ciudad, para reconocer el camino recorrido da que avanzábamos, iba haciéndose más per-
la noche anterior y proceder á la configura- ceptible el ruido del agua, producido por la
ción del agreste terreno, causa de nuestros so- fuerte avenida del río Necaxa, el mismo que
bresaltos. por medio de un puente de manipostería ha-
Huauchinango, según algunos viene de la bíamos cruzado días antes en la Venta de To-
palabra Cuauhchinanco (lugar fortificado), tolapan. Cuando llegamos á las boscosas vegas
puede considerarse como un inmenso rami- del río, repentinamente se ofreció á nuestra
llete de flores, pues abundan tantas en aquel vista un delicioso paisaje, á cuya belleza con-
bello recinto, que el verde follaje de los arbus- tribuía un rústico puente formado de ramas
tos y plantas desaparece, bajo sus matices y de árboles con amarres de bejuco, y el cual
colores. Situada como las demás poblaciones apoyaba sus extremos en corpulentos árboles,
de la Sierra en terrenos fragosos, sus calles que inclinaban al río sus troncos como que-
ó avenidas no se encuentran en un mismo pla- riendo sumergirse en la corriente. En éste,

VADO DEL RIO SAN MARCOS Ó CAZONES EN TIEMPO DE SECAS.

no. La parte principal de la población ocupa como en todos los pimtos peligrosos, era yo el
la más baja del suelo; en tanto que la avenida primero que, sin vacilar, me arriesgaba á pa-
de las carreras, formada por dos hileras de ca- sarlos prontamente, así es que, eché pié á tie-
sas y jardines, descuella en la superior. Des- rra, abandoné á los mozos mi caballo, y me
de esta avenida se ve, por una parte, la pobla- lancé al puente; mas como éste era de made-
ción con su caserío de techos elevados, sus ros brutos, muy separados entre sí, pasaba de
calles y jardines; y por la otra, una tan pro- uno á otro escalón cuidadosamente y con los
funda barranca, que la vista apenas puede pe- brazos extendidos para apoyarme en las ende-
netrar en el fondo. Esta población, se halla bles barandillas, lo qae me obligaba á cami-
rodeada de ásperas y elevadas montañas, á las nar encogido, mirando continuamente al río,
que domina por la parte S. E., la cumbre del cuya corriente, con su impetuoso movimien-
Zempoala. to, me causaba un desvanecimiento que se con-
vertía en vértigo por la oscilación constante
que al puente imprimía el movimiento de. mi
cuerpo. Al fin pasé y pude observar, desde la
En Huauchinango se nos reunieron los há- opuesta orilla, tal escena repetida por mis com-
biles paisajistas de la Academia de Bellas Ar- pañeros.
73
Ô78 EL LIEKO DE MIS BECUEÈDOS.

Como la dirección que seguíamos era siem- * *


pre al Norte, no pudimos eludir el paso por
los contrafuertes de la Sierra Madre, y por El camino se hacía cada vez más difícil y
sus innumerables cañadas, recorridas por ríos peligroso, pues tan pronto recorríamos un sen-
impetuosos y torrenciales. Empezamos á su- dero apenas practicable por la cresta de la cor-
bir otra pendiente, y muy pronto llegamos á dillera, con insondables precipicios á uno y
la altura del cerro y fortaleza de Necaxa, á la otro lado, como descendíamos por cuestas muy
que poco antes había emprendido tomar á vi- extensas y pendientes, como la de San Loren-
va fuerza la legión austriaca, siendo inútiles zo. Tan fragoso era el terreno de ésta, y tan
bus esfuerzos y de fatales consecuencias su llena de sartenejas escalonadas, que las bes-
intento. La vereda que nos conducía á Dos tias, á pesar de su costumbre de andar en la
Caminos, se hallaba practicada en un desfila- montaña, no podían afirmar los pies. Yo enton-
dero de la sierra, así es que, cuanto más avan- ces montaba una mula herrada, la que por su
zábamos, más y más se hundía el terreno bajo buen instinto caminaba con cuidado extraor-
nuestros pies, hasta quedar éste convertido en dinario, y á pesar de tan buenas circunstan-

CUESTA DE SAN LORENZO.

una hondonada, tan profunda, que el fondo cias, estuve á punto de perder la vida. No pu-
desaparecía á las miradas, y en la cual se pre diendo sacar aquella el pie introducido en una
cipitaba el río después de rodear la eminen- sarteneja, á tiempo que daba el paso, cayó en
cia de Necaxa. Nubes muy cargadas de elec- tierra, y yo, sin darme cuenta de mi desgra-
tricidad cubrían en gran parte aquella inmen- cia, víine repentinamente precipitado en un
sa cuenca, impidiéndonos contemplar el pro- voladero, y ya caído, sentí gravitar sobre mi
digioso salto, y atronaban el viento con sus cuerpo el de la mula, que rae había seguido
frecuentes descargas. rodando por la pendiente ; más quiso la fortu-
Pasada la Venta de Dos Caminos, llega- na que mi cabeza, al recibir de lleno el cho-
mos á la pintoresca población de Xico, que se que del animal, quedase sumergida en el ba-
asienta en un terreno quebrado y de gran fer- rro de otra sarteneja. Sin embargo, el golpe
tilidad, surcado en muchos lugares por co- fué rudo y estuve por el momento privado de
rrientes cristalinas que precipitadamente lle- sentido. E l Prefecto y mis amigos, que vio-
vaban su tributo al río. En tan ameno lugar, lentamente acudieron en mi socorro, me le-
dimos el necesario reposo á nuestros cuerpos. vantaron y atendieron, dándome á oler coñac
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 579

que en sus frascos de viaje llevaban y resta- mos unas colinas, vadeamos un riachuelo y
ñaron con él la sangre de las lesiones que en subimos la pedregosa cuesta del pueblecillo
el rostro había recibido. Este contratiempo de San Pedro Patlacotla, donde pernoctamos.
desaminó á Almaraz para llevar adelante la Cansados de la jornada, extendimos en una
excursión, y propuso nuestro regreso. Yo le choza nuestros catres de campaña, y después
manifesté que una retirada de la Comisión de una cena frugal, nos acostamos. Apenas
sería vergonzosa, por cuanto que en México mis ojos se habían cerrado, estimulados por
se esperaba con impaciencia el resultado de un sueño tranquilo y reparador, cuando una
nuestros trabajos. ¡Adelante, agregué, Dios música festiva volvió á avivar mis sentidos:
nos cuidará! me incorporé en mi estrecho catre y me pu-
Al fin descendimos la penosísima cuesta se en observación de lo que acontecía. Mu-
de San Lorenzo y llegamos á la Venta de Ja- chos indígenas invadieron la choza para feli-
lapilla, situada á la orilla del río San Marcos citarnos y darnos la bienvenida; cada uno de
ó Cazones. Para pasar este río, habíase colo- ellos llevaba en la mano una gran rama de
cado un puente de maroma, el cual consistía ojite, y en tanto que los músicos alegraban la
en una reata tendida de una á otra margen del estancia con sus peculiares sonatas, ejecuta-
río, y sujeta por sus extremos á los troncos de das en violines y guitarras, pusiéronse aquéllos
unos árboles; en esa reata giraba una polea á danzar, haciendo varias figuras, agitando en el

PUENTE DE MAROMA.

que sostenía la soga en la que quedaba colga- aire las verdes ramas y tocando el suelo con
do el individuo ú objeto que había de ser tras- los pies sin perder el ritmo musical. Yo, que
ladado á la otra orilla, Como de costumbre, he sido tan inclinado á la observación, recibí
quise antes que todos pasar el río, y al efecto con sumo agrado aquella demostración, á pe-
monté la soga y me así con ambas manos del sar de mi sueño interrumpido y de la necesi-
cabo de la polea, di la señal, y del primer ti- dad que tenía del descanso, tan maltratado
rón que me dieron de la opuesta orilla, fui á como estaba á causa de mi reciente caída.
dar con mi cuerpo hasta la mitad del río, cuya
corriente impetuosa casi tocaba con los pies,
no produciéndome ésta el efecto que en el pa- *
* #
so del Necaxa, porque apartó de ella los ojos
y no cesó de mirar al cielo. Tirones sucesivos Al día siguiente salimos de San Pedro y
y más pausados, pusiéronme pronto en la otra nos internamos en un precioso bosque en don-
banda, desde la cual me divertía viendo el ir de admiramos entre la profusión de preciosas
y venir de la polea, con el apéndice de cada flores, una que en sus pétalos ostentaba los
uno de mis azorados compañeros. bellos colores de nuestra bandera tan querida,
Después que hubimos pasado el río de San que simbolizan los más notables y tiernos
Marcos, apresuramos nuestro viaje, recorri- sentimientos del hombre.
580 EL LIBRO DE MIS BEOUEEDOS.

, En la bajada de la cuesta de la Pimienti- Ascendimos, en seguida, á una meseta cu-


11a y en el paso del arroyo de Palmatlán, nada yo lugar culminante ocupa la población de
nos aconteció que merezca la pena de contar- Pantepec. En el trayecto encontrábamos gru-
se, si no,es un contratiempo que nos sobrevino, pos de indígenas habitadores del mencionado
á causa del espanto de la mula que conducía pueblo, quienes atraían nuestra atención por
los aparatos y útiles fotográficos de Guillermo su aseo y vistosos trajes, particularmente las
Hay. La mula, á toda prisa seguia la vereda indias, que ostentaban su fustán y quichque-
practicada en un desfiladero, y al trotar sacu- mel ricamente bordados con sedas y estambres
día fuertemente la caja y la hacía sonar como de diversos colores, presentándose bien peina-
matraca, lo que sin duda azuzaba más y más das y con sus sartas é hilos de cuentas y cora-
á la bestia, obligándola á apretar el paso, hasta les al cuello.
que con tanto sacudimiento, abrió la caja su Pantepec nos dio hospitalidad aquella no-
tapa y empezó á dar salida y á regar por el che, y á la mañana siguiente continuamos
camino aparatos, frascos y cristales. Recogi- nuestra azarosa excursión; descendimos otra
mos cuanto se pudo y proseguimos andando, cuesta y empezamos á vadear el arroyo de Co-
lamentándonos de los desperfectos causados lutla, el cual, por sus frecuentes rodeos, hubi-
por la mula asustadiza, y de las dificultades mos de pasar nueve veces. La fuerza de la co-
que al amigo Hay se le esperaban para obte- rriente aumentaba sucesivamente y hacía, ca-
ner sus negativas. El valle hermoso en que da vez más difíciles y peligrosos los vados,
entramos estaba limitado por las eminencias tanto que, en una de las vueltas del arroyo,
de Pantepec, la Sierra de Xalpa y Mesa de Almaraz fué arrastrado por las aguas con mu-
San Pedro, y continuando por él nuestro ca- la y todo, debiendo tan sólo su salvación á un
mino, pronto tocamos la margen derecha del banco de arena donde aquélla se detuvo.
caudaloso río de Pantepec, donde nos espera- El caballo'que montaba el pintor Coto, era
ban las canoas que debían de trasportarnos tan chico, tan ruin y enjuto de carnes, que el
á la opuesta orilla. Guillermo Hay, sin decir rocín de D. Quijote pudiera pasar por un ca-
una palabra, empezó á desnudarse, y yo que ballo normando. Al subir aquel las cuestas,
comprendí su intención, le dije: los descarnados huesos de sus ancas se incli-
—¿Qué vas hacer? estos ríos son muy pe- naban ya á uno, ya á otro lado, y todo su cuerpo
ligrosos. se flexionaba como tratando de amoldarse á las
—Si he pasado muchas veces á nado el quebradas del áspero terreno que trepaba. Yo
Támesis, me respondió, ya debes comprender me daba razón cómo, sin contratiempo algu-
que no me asustan los ríos de tu tierra. no, cruzaba los ríos, pues se me figuraba el
Arrojóse al agua en nuestra presencia y en flaco animal una cuchilla que cortaba el agua;
la de algunos indígenas de Pantepec, y con el pero no me daba cuenta de la firmeza de su
mayor desembarazo empezó su natación. A paso en terreno sólido, no contando, como no
poco, observé que redoblaba sus esfuerzos contó, en su larga y penosa peregrinación, una
para vencer la resistencia de la corriente, y caída, ni un resbalón siquiera. Todos nos bur-
que ésta al fin lo llevaba como á una pluma el lábamos de Coto; mas él se reía de nosotros y
viento. Asustado, manifestaba yo á todos mi de nuestras muías herradas. Bien merece aquel
zozobra, mas los indios, muy prácticos en ese animal, por su entereza heroica, la mención
ejercicio, me animaban diciéndome: que de él hago en estas mis Memorias.
—No hay cuidado, señor. ¡ Va bien !
Al fin vimos al atrevido y diestro nadador
en la otra banda, en la que, á poco, nos reuni- #
* *
mos á él, y entonces dirigiéndose á mi ex-
clamó : Nos acercábamos ya al término de nuestro
•—¡Te juro no volver á desafiar los ríos de viaje, mas faltábanos aún que pasar, por se-
tu tierra! gunda vez, el gran río de Pantepec, ya más
engrosado, y vadear el arroyo Salsipuedes.
El río de Pantepec, que con el Vinasco va
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 581

á formar el de Tuxpan, tiene más de ciento la otra banda, un remolino nos atrajo á él, em-
cincuenta metros de anchura en el Paso de los peñándose una lucha entre la fuerza viva des-
Naranjos. Sus ribazos son rocallosos y sus arrollada por las aguas para perdernos y la
vegas fértilísimas, cubiertas de frondosos bos- producida por los brazos hercúleos de los re-
ques, en los que abundan los naranjos y limo- meros para salvarnos, hasta que vencida la
neros, los guayabos y otros árboles frutales. primera, nos acercamos á las acantiladas ro-
De las corpulentas higueras cuelgan en festo- cas del ribazo que por esa parte encauzaba el
nes las enredaderas y los bejucos, entre los río. Asiéndome de los matorrales, y trepando
que aparece la zarzaparra, que, al hacerle un por las grietas de las rocas, me estacioné en
corte, deja escapar un líquido refrigerante un punto culminante, para observar desde allí
que mitiga la sed. El río, á causa de la esta- el trasporte sucesivo de mis compañeros.
ción, iba en extremo crecido, arrastrando con
*
vertiginoso movimiento troncos corpulentos * #
y hacía estrellar su corriente en los peñascos Habíamos terminado el paso de la Sierra

RANCHO DE JACOME. (MESA DE CORONELES.)

sumergidos en su cauce. La embarcación dis- Madre é íbamos á encumbrar la Mesa, de Co-


puesta para trasportarnos á la otra orilla era roneles á fin de explorar las ruinas de Metla-
de las más imperfectas : reducíase á un enorme toyuca, objeto principal de la expedición. En
tronco de árbol ahuecado, que no permitía más la ribera izquierda del arroyo Salsipuedes nos
carga que la de tres individuos, que eran los pusimos á descansar bajo la fresca sombra de
dos conductores y el conducido. Instáleme en unos árboles, y á restaurar nuestras decaídas
aquel bote improvisado, en cuclillas, y me fuerzas con un buen almuerzo. En tan inte-
afiancé con las manos de sus bordes; los re- resante ocupación nos hallábamos, cuando vi-
meros me recomendaron la mayor tranquili- mos en los arenales de la playa opuesta, un
dad y se pusieron á vogar, pues sus remos no lagarto que había salido de las aguas para go-
alcanzaban el fondo del río. La corriente, en zar délos vivificantes rayos del sol. Todos pre-
su parte media, era tan impetuosa, que obli- paramos las pistolas y empezamos á tirarle,
gaba á los remeros á multiplicar sus esfuer- pero sin dar en el blanco ó sea en el cuero del
zos para dominarla y á seguir la imperfecta animal, sino Guillermo Hay, cuya certera pun-
embarcación un camino oblicuo. Ya cerca de tería obligó á aquel á refugiarse en el río.
582 EL LIBBO DE MIS BECUERDOS.

Una llovizna nos obligó á apresurar la A unos quince metros al occidente del ran-
marcha, y montados ya en las muías y cubier- cho, se encuentra la vertiente occidental de
tos con nuestros capotes impermeables, pasa- la Mesa, de grande escarpa, y cuyo pie baña
mos uno á uno el mencionado arroyo. El últi- el río de Tuxpan, y más retirada, al Oriente,
mo fué Guillermo Hay, quien al encontrarse la Selva Virgen. Al penetrar en ésta nos en-
en medio de la. corriente y al recordarle yo, á contramos en un intrincado laberinto de árbo-
gritos, la existencia del lagarto, se dio tal pri- les gigantescos y frutales, plantas herbáceas
sa y tanto espoleó á la mula, que ésta dio con y matorrales, y obstruidos los pasos por las
su cuerpo en las aguas desprendiéndose de su enmarañadas enredaderas y bejucos que liga-
carga. Vimos entonces flotando un cuerpo in- ban y apretaban toda aquella espléndida ve-
forme á causa del capote de hule que se ex- getación. ¡Grande era la oscuridad, profundo
tendía sobre el agua y que apresuradamente el silencio é inmensa la soledad! Varios peo-

EDIFICIO RUINAS DE METLATOYUCA (DONDE SE HACEN LOS METATES).

ganaba la ribera, lo que, sin duc}a, asustó al nes nos precedían abriendo con sus hachas un
temible lagarto, pues no volvió á aparecer. estrecho sendero por el que pudimos penetrar
poco á poco en aquel antro misterioso é impo-
#^ * # nente de la naturaleza, y al fin llegamos á unas
plazoletas donde se levantan los edificios an-
Ascendimos, al fin, la Mesa de Coroneles tiguos, hoy en ruinas, cuyos despojos calcá-
y nos hospedamos en el pintoresco rancho de reos han impedido el crecimiento de árboles y
Jácome, situado en la hermosa y tupida selva plantas en sus cercanías. Esas ruinas perte-
virgen, que abriga los derruidos monumentos necen á grandes edificios, de planta irregular,'
de Metlatoyuca. Varias chozas de techos de levantados sobre plataformas con escalinatas;
dos aguas, limitaban una plazoleta y consti- á pirámides de diversas dimensiones, cons-
tuían la ranchería que nos dio albergue du- truidas de piedra y barro, revestidas por hile-
rante los cinco días que empleamos en nues- ras paralelas de pequeños sillares de arenisca
tros trabajos de exploración. de grano fino, cubiertas con una capa de meg*
ASUNTOS HISTORIÓOS Y DESCRIPTIVOS. 583

cía, de 2 centímetros de espesor perfectamen- de planta irregular, defendido por una gran
te bruñida, según se advierte en otras muchas muralla por la parte oriental, hacia la gran
construcciones de los antiguos habitantes del escarpa de la barranca, la que con otros para-
pais. La acción del tiempo, desprendiendo petos ponía el lugar al abrigo de toda invasión
grandes trozos del revestimiento de cal, per- de pueblos vecinos, un túmulo, cerrado por
"mite observar la simétrica y alternada coloca- un arco de sillares de arenisca y relleno de
ción de los sillares, asentados y unidos unos grandes piedras y tierra. La disposición de

PLANO. RUINAS DE METLATOYUCA.

con otros por delgadas capas de aparejo. La


mayor de las pirámides, se levanta sobre una
base cuadrada de 40 metros por lado, y forma
seis gradas de cerca de 2 metros cada una y
termina á 11 metros de altura en una meseta
sobre la que se advierten los restos de un teo-
cali. Sin guardar orden ni concierto, respecto
6 rumbos y distancias, se ven diseminadas
otras pirámides menores, túmulus, acueduc-
tos y plataformas que fueron el asiento de
edificios, obras todas de construcción idénti-
ca y, además, extensas murallas de piedra que
dan al conjunto de las ruinas el aspecto de
una antigua población fortificada.
Además de la pirámide principal, fueron
objeto de nuestra preferente atención los si-
guientes monumentos: un edificio al N. E., ÍDOLOS DE METLATOYUCA.
584 EL LÍBfiO DE MIS BEOUEBDOS.

los sillares como las dovelas de las bóvedas camino que habíamos antes recorrido, no sien*
nos indujo á creer que las tribus indígenas do dignos de recordación más que dos hechos:
conocieron los techos arqueados, ó por lo me- el difícil trasporte de aquel pesado monolito,
nos, habíase iniciado entre ellas tal género de unas veces á hombros de indios, en la monta-
construcción; por último, dos esculturas de ña, y otras por balsas en los ríos; y la espan-
arenisca, de las cuales, una fué para nosotros tosa tormenta que nos alcanzó, á las orillas-
de mayor interés por representar una momia, del bosque, poco antes de llegar á San Pedro
con sudario y bendaje, como era costumbre en Patlacotla. Densos nubarrones de un color ce-
el Egipto. Este precioso objeto arqueológico niciento, tirando á negro, ocultaban el cielo
fué trasportado á Huauchinango, con el fin y descargaban el agua á torrentes, y como el
de ser remitido al Museo Nacional. viento era tan impetuoso, cambiaba la direc-

SALTO DE NECAXA.

Los monumentos fueron el objeto de mí ción de la lluvia, de vertical en horizontal,


«studio topográfico, como lo fué para Gruiller- para darnos de Heno en el rostro, sin que pu-
mo Hay el arqueológico, en tanto que Alma- dieran de ella resguardarnos nuestros capotes
raz recorría la Mesa de Coroneles para reco- impermeables, pues el agua se introducía por
nocer los terrenos baldíos, y los paisajistas el cuello y resbalaba en nuestros cuerpos ba-
Velasco y Coto se entregaban á sus ocupacio- ñándolos por completo. Las atronadoras y
nes artísticas. persistentes descargas eléctricas, aunque su-
blimes, nos producían el natural pavor que
infunden tales escenas, á la vez que nos ponía
Terminada nuestra importante explora- en cuidado lo resbaladizo del terreno, las char-
ción, emprendimos el regreso por el mismo cas que se formaban en los hoyancos y la mul-
ASUNTOS HISTORIÓOS Y DESOEIPTIVOS. 585

titud de arroyuelos que corrían por los mul- sa agitada por el viento, árboles y plantas y
tiplicados pliegues del terreno. las enormes rocas que formaban los ribazos
.Tarde, pero al tin llegamos al pueblecillo de la cañada. Si apartábamos la vista de aquel
de San Pedro Patlacotla para despojarnos de espectáculo sorprendente, observábamos, cual-
nuestros mojados vestidos, dar una fricción quiera que fuese el punto á que la dirigiéra-
de aguardiente á nuestros cuerpos, cenar y mos, otros tan dignos de admiración, pues en
entregarnos al necesario descanso. aquellos lugares reinan por completo las ar-
Fresca y hermosa era la mañana del 7 de monías providenciales; ya son elevadas y fér-
Agosto en que nos hallábamos, por segunda tiles praderas limitadas por boscosas eminen-
vez, en las fuertes pendientes de las monta- cias; ya grietas profundas y estrechas caña-
ñas calizas de Xico y en el punto más eleva- das como la de que tratamos y en la que, re-
do del camino que nos conducía á la pintores- cobrando el agua su normal movimiento, se
ca cañada del Necaxa. Favorecidos por una desliza, ora en rompientes por el centro de su
atmósfera tranquila velamos, desde aquel pun- cauce, ora tranquila por las riberas bordadas
to, aparecer, por un flanco de la meseta y fuer- de corpulentos árboles y preciosas flores. Gran-
te de Necaxa, la corriente del río, perder éste des son los contrastes que de tiempo en tiem-
á poco su nivel, dividir sus aguas por inter- po puede ofrecer al viajero la cuenca prodi-
posición de un peñasco en dos voluminosos giosa. O el espectáculo del profundo despe-
torrentes y precipitarse con gran estruendo ñadero en toda su majestad, ó el de una atro-
en el abismo; podíamos seguir con reloj en nadora tempestad que se desencadena bajo
mano el descenso de cada ondulación para sus pies, á la vez que sobre su cabeza, apare-
apreciar por ella la altura aproximada del pro- ce el cielo límpido y sereno.
digioso salto, que estimamos en 130 metros, El día 7 de Agosto nos hallábamos de re-
y ver desprenderse de lo más profundo de la greso en Huauchinango, donde quedó el mo-
barranca, con movimiento ascencional, el agua nolito á cargo del Prefecto Campo por ser re-
en el estado de vapor, que alternativamente mitido á México, lo que no se efectuó, y nos
ocultaba y descubría, como lo hiciera una ga- pusimos el 12 en camino para la capital.

-VII
UNA EXCURSION A LA COSTA VERACRUZANA.

-»©«-

DE LA CUMBRE DE LOS OYAMELES A TEZIUTLAN.

f
emprender nuevas descripciones, tenga por
| A naturaleza, que en México se ostenta
agotadas las facultades de su imaginación.
? por todas partes pródiga y rica, ofrece
? De las alturas de Teziutlán á la desembo-
de continuo al viajero nuevos y bellos
asuntos de que tratar, por más que éste, al cadura del Nautla, en un espacio de veinti-
74
586 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS

cuatro leguas, el viajero puede admirar la ve- quidámbar;y por último, á los bellísimos trinos
getación en su mayor desarrollo y grandeza, de esa ave, de las regiones templadas, se siguen
así en la región fría como en la templada, y en las cálidas el triste lamento de la tórtola, el
caliente. A la variedad de las coniferas que monótono canto de la perdiz y la incesante al-
pueblan las alturas próximas á las regiones gazara de las cotorras y chachalacas.
heladas, se suceden los bosques impenetrables Más que el simple objeto de una descrip-
de la zona templada en la cuesta de Teziu- ción, tiene este articulo el de dar á conocer
tlán y á éstos las vírgenes selvas tropicales- una región que, por sus grandes riquezas,
Fuentes y cascadas, árboles y plantas, flo- tiene marcado un gran porvenir.
res y aves, todo en su conjunto da á aquellas Feraces en extremo sus campiñas, permi-
regiones el triple y rico aspecto de frondosidad, ten que las plantas expontáneas adquieran
de vida y de hermosura. Los heléchos y flo- todo su desarrollo, y no se resisten al cultivo
res, el liquen y los licopodios, engalanan las de las más útiles al hombre. Su temperatura,
profundas grietas de las montañas y matizan a'unque en su mayor parte cálida, no engendra
con los más vivos colores los troncos de los ár- las temibles enfermedades endémicas que
boles y las mismas rocas. A la belleza de la ve- hacen inhabitables otras comarcas de la mis-

CALLE PRINCIPAL DE TEZIUTLÁN.

getación que así cubre las laderas de las monta- ma naturaleza. Los desmontes para abrir las
ñas como reviste con su rico manto de verdura tierras al cultivo, la desecación de algunos te-
las extensas campiñas que terminan en los rrenos húmedos y pantanosos, y las providen-
arenales de la playa, se aduna el confuso rui- cias que se 'sigan al establecimiento de las co-
do del agua y el bellísimo canto de las aves. lonias, darán á los lugares de que me ocupo
De sorpresa en sorpresa, y emocionado ca- la mayor salubridad posible, agregándose á
da vez más, el viajero traspasa sucesivamente estos ventajosos y prósperos elementos, la
los límites de cada zona. Al cesar de percibir más completa seguridad de que se disfruta en
el extraño zumbido que, en las tierras frías, toda la comarca; seguridad que ha llegado á
produce el aire penetrando en el fibroso folla- ser proverbial.
je del ocote, fijan su atención ios ecos lejanos Los terrenos que el camino recorre, perte-
de los torrentes, el estruendo de los saltos y necen, en general, á los cantones de Jalacin-
cascadas, y el armonioso canto del clarín de go y Mizantla, del Estado de Veracruz, y en
las selvas, que por todas partes manifiesta su su menor parte al distrito de Teziutlán, del
existencia entre los frondosos ramajes del li- Estado de Puebla.
ASUNTOS HISTÓBIOOS Y DESCRIPTIVOS. 587

TEZIUTLÁN. neamiento de las casas, las que defienden de las


lluvias, con los aleros de sus techos de teja las
La Cumbre de los Oyameles, punto de par- aceras. Su plaza con un bello jardín se halla
tida en esta descripción, es el más elevado de limitada, al Oriente por la parroquia, al Nor-
todo el camino, situado á veintiséis kilómetros te por las casas consistoriales, de buena apa-
S. O. de Teziutlán. El terreno desciende, ofre- riencia por su simétrica fachada y portal ele-
ciendo por todas partes los más variados y vado, al sur por algunas casas particulares y
pintorescos paisajes: unas veces hermosos bos- al Occidente, el campo abierto va á terminar
ques de oyameles, ocotes y pinos, y otras ex- en la barranca formada al pie de la eminencia
tensas y profundas barrancas, salvando las de Chinautla.
cuales, se descubre á lo lejos Jalacingo en las El exterior del templo, por sus detalles,
vertientes de la pintoresca sierra de su nombre. ofrece una extraña mezcla de estilo de cons-
La cresta ondulada de esta sierra, por la for- trucción: romano en su primer cuerpo, y ba-
ma caprichosa de sus cumbres, se ve corona- rroco en el segundo. El frontispicio corres-
da de corpulentos árboles que se destacan y di- ponde á un vestíbulo que sin duda es de cons-
bujan, á pesar de la distancia, ante un purí- trucción más reciente que la de todo el edificio.
simo cielo. Las sinuosidades del terreno ocul- Una torre aislada destinada exclusivamente á
tan unas veces y descubren otras los bellos las campanas del reloj, se levantaba en la épo-
paisajes que se suceden, apareciendo de im- ca á que me refiero, en el ángulo NE. del re-
proviso la hermosa sierra de Chinautla con el ducido atrio.
caserío de su población diseminado en la fal- La capilla del Carmen, tanto por su bella
da y enfrente de ella, la pintoresca ciudad de forma como por su pintoresca posición, es el
Teziutlán. templo más notable de Teziutlán. Construida
Esta ciudad, cabecera del distrito de su sobre una colina, se asciende al templo por dos
nombre, antiguamente Teziuyntep»tzintla opuestas escaleras, á las cuales se llega por
(cerro de granizo ó fuente granizada al pie una elegante portada, marcando el umbral de
del cerro) se halla situada en la sierra de su ésta la diferencia del nivel entre el piso de la
nombre á treinta y seis leguas N. E. de la ca- pequeña plaza en cuyo extremo se levanta el
pital del Estado, y á los 19° 49' 30" 22 de la- edificio, y el del pavimento de éste, circuns-
titud N., y I o 44' 56" 3 o de longitud E. de Mé- tancia que aumenta la elegancia de la cons-
xico. Sus calles, como las de todas las pobla- trucción.
Los más preciosos árboles, plantas y flores
revisten las pendientes de la cercada colina.
Vense allí, brotando con- profusión, las fra-
gantes rosas de Castilla, al lado de los precio-
sos ramos de azucena, de nardos y alfombrilla
de variados colores, y alternando con el ergui-
do y elevado ciprés, el cónico oyamel, los pi-
nos y los sauces. En el centro de este inmen-
so ramillete de plantas y flores se levanta la
preciosa capilla, coronada por cuatro gracio-
sas y simétricas torres. Tal es el aspecto en-
cantador de este lugar.
Bellísimas y en extremo agradables son
las prespectivas que ofrecen los alrededores
de Teziutlán, desde las alturas del Carmen.
Distingüese á k>' lejos, al Norte, la sierra de
PARROQUIA DE TEZIUTLÁN.
Atolnca; al Oriente, los cerros de Ocotepec y
ciones que tienen su asiento en las fragosida- cordillera de Quetzalan (criadero de quetza-
des de las montañas, ofrecen ascensos y des- les) y en lontananza, las eminencias de Palo-
censos continuos é irregularidades en el ali- mastepecques ; al Sur los montes de Teziu-
588 EL LIBBO DE MIS BEOÜEBDOS.

tlán, cuyas cañadas se ven matizadas por los sas acreditadas que mantienen un comercio
variados colores del follaje de los encinos, activo con los pueblos de las sierras de Tla-
eilites y robles; y al S. O. el elevado cerro, de tlauqui y Zacapoaxtla. Los artesanos se distin-
figura caprichosa, conocido con el nombre de guen por el esmero y limpieza de sus artefac-
Tzompatitan, y en fin, al Poniente la sierra tos, y particularmente en el ramo de carpinte-

TEMPLO DEL CARMEN DE TEZIUTLAIM.

de Chinautla, que á pesar de la distancia pre- ria y ebanistería han adquirido justa fama,
senta bien determinada la extratificación de t anto por la elección de las exquisitas made-
sus rocas, y aisladamente un trozo de pirámi- ras cuanto por el gusto y solidez de los mue-
de en el extremo Norte. bles que construyen.
Domínase la población desde las torres del El clima de la ciudad, aunque frío, es agra-
Carmen, no tanto por la elevación del edificio dable y sano, é influye notablemente en la be-
cuanto por la altura de la colina en que se en- lla índole de sus habitantes, y sobre todo, en
cuentra, presentándose aquélla en toda su ex- el hermoso y rosado color que se advierte, en
tención rodeada de floridas y selváticas co- general, en el cutis de las mujeres.
linas. Las densas nieblas que en el Otoño y en
Vese el terreno surcado por barrancas que el Invierno acumulan los vientos del Norte en
en su mayor parte, hacia el Norte, afluyen al la sierra de Teziutlán, ocasionan lluvias tena-
río del Calvario que se une al de María de la ces que, alguna vez, han durado cuarenta días.
Torre, en tanto que las del Oeste forman el Al principio del Verano el termómetro, á
río de San Pedro y éste el del Espinal: ios la sombra y á diferentes horas del día, da las
bosques de eilites, planta cuya corteza abun- siguientes indicaciones: 15° C. a l a s 6 de la
da en tanino, con su tupido y vivísimo follaje, mañana.—21° alas 2 de la tarde.—23° á las
y los que forman los encinos de varias clases, 3.—16°5 á las 9 de la noche.
los robles y otros muchos árboles, cubren esas Los terrenos de todo el distrito en sus tres
cañadas que desde lejos se distinguen por el climas, frío, templado y caliente, son por lo
aspecto sombrío de sus arboledas. regular fértiles y producen las siguientes fru-
Descúbrese igualmente sobre la cima de tas: pitahaya, (Cereus robustus), tuna (opun-
otra colina, la iglesia de San Juan, cuyas ele- tia), chabacanos (prunnus armeniaca), pi-
gantes torres se apoyan en dos arcos que, tahayas (cereus pitahaya), capulines (cera-
arrancando desde el suelo sirven á aquéllas sus capollin), duraznos (persea vulgaris),
de contrafuertes. peras (pyrus comminis), membrillos (pyrus
La ciudad posée un hospital bien atendi- cydonia), nueces (juglans mucronata), gra-
do, un teatro, varios talleres industriales y ca- naditas de china (passiflora cœrulea), grana-

• I M I T E M IAC1MM
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 589

das cardelinas (púnica granatum), manzanas fríos, se emplea en la curtiduría de pieles por
(pyrus malus), tejocotes (orategus mexica- la abundancia de tanino que contiene la cor-
na), calabazas (cucúrbita mazima), melones teza.
(cucumis meló), sandías (cucumis cytrullus), Cultívase además la caña de azúcar que
higos (ficus carica,), zarzamoras (rubus fruc- rinde 10,000 arrobas de panela, el algodón, la
ticosos), pifias (bromelia anana), mangos vainilla, añil y achotillo.
(manguífera indica), chirimoya (anona hum- Los indígenas' se emplean en la cría de ga-
boldti), anonas (anona glabra y reticulata), nado lanar, cabrío y vacuno.
zapotes blancos (casimiroa edulis), zapotes Continuado el camino de esta ciudad á
negros (dyóspiros obtusifolia), zapote ma- Tlapacoyan, se desciende por la fragosa cues-
mey (lúcuma mammosa), chico zapotes (za- ta de Teziutlán. El terreno, en extremo que-
pota achras), aguacates (persea gratissima), brado, presenta tres series de montañas, de
naranjas (citrus aurantium), limas (c. lime- las cuales la central es la que sigue el cami-
tía), limones (c. limonum), ciruelas (spondia no en continuos ascensos, puesto que, para
purpurea), guayabas (psidium pyriferum), abreviar las distancias, abrióse éste por el es-
plátanos guineos (musa sapientium), pláta- pinazo de la cordillera. El mismo terreno, cu-

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PLAZA ACTUAL DE TEZIUTLAN.

nos largos (m. paradisiaca), plátanos de Ma- bierto en su mayor parte de barro ferrugino-
nila (m. coccínea) y el de Costa rica (m. re- so, adquiere la mayor solidez en las secas; pe-
gia). Prodúcese igualmente la caña de azú- ro de tal manera se descompone el camino á
car, la yuca y raíz de Jalapa. los primeros aguaceros, que se hace intransi-
Muchas y muy estimadas son las maderas table y peligroso.
que se encuentran en estos terrenos, así por Los intereses del comercio y el próspero
su solidez como su finura y belleza, tales son : porvenir que está reservado á la rica comarca
cedros, (cedrela) honguillo, empoalcahuatl, de que me ocupo, exigen la apertura de un
pimiento, chicozapote, caoba (sivictenia), cao- nuevo camino en la cuesta de Teziutlán, úni-
billa, encinos, naranjo, ocotillo, el petrifican- co tramo que imposibilita el tráfico mercan-
te chijol, bienvenido, pitzoyac, rosadillo, trom- til de los pueblos de la sierra con la rica y
pillo, árbol del hule, laurel, tigrillo, platani- feraz región de Nautla y Xicaltepec. Desde
Ho, haya, palosanto, madroño, mesanteco, jo- Tlapacoyan en' adelante se extienden las cam-
bo, jamalcuahuitl, moral, liquidámbar, ojan- piñas y las fértiles vegas de los ríos de Bo-
cho, espino, oyamel, pino, sauz, fresno y boj. bos y María de la Torre, interrumpidas aqué-
El ailite ó eilite que se produce en climas llas en algunos trechos por extensas lomas.
590 EL LIKRO DE MIS RECUERDOS.

Ligeras diferencias de nivel determinan un nando el ajeocuahuit, árbol de madera sólida,


plano ligeramente inclinado y uniforme desde denominado palo de las alturas.
aquel punto hasta el mar, y en él la vegeta- El camino, en la cuesta de Teziutlán, toca
ción se ostenta en todo su desarrollo y loza- en los siguientes lugares, notables por las cir-
nía. La colonización, que en estos terrenos es cunstancias que en seguida se expresan.
ya un hecho, camina á su mayor estabilidad, El Palenque, á ocho kilómetros N. E. de
y el gobierno no debe consentir en que aque- Teziutlán, y á mil quinientos sesenta y cua-
llos pueblos, y los que nuevamente se formen, tro metros sobre el mar, determina el límite
queden incomunicados de la mesa central por superior del liquidámbar.
la hoy inaccesible barrera de la cuesta de Te- Ecostoc, á quince kilómetros y mil ciento
ziutlán. Prosiguiendo el camino por la mon- cincuenta y nueve metros de elevación, lími-
taña ven se á uno y otro lado fuertes declives, te inferior del liquidámbar.
que unidos por su pie con los opuestos de las Dos-Cerros, á veinte kilómetros y nove-
otras cordilleras, presentan fragosas y profun- cientos doce metros sobre el mar, límite en-
das barrancas. Los arroyos Consoquico y Ta- tre los Estados de Puebla, Veracruz. Entre
tahuicapa, interceptan el sendero con fuertes Ocostoc y Dos-Cerros se encuentra el rancho
depresiones, muy peligrosas al caminante, de Agnatitanapa, que produce la guayaba
pues hay que descender en ziszás por una (psidium), la naranja, y se cultiva el cafó.
fuerte pendiente para ascender á la opuesta Buenavista, á veintidós kilómetros y seis-
de la misma manera. Las sinuosidades del cientos cincuenta y siete metros de elevación:
terreno ofrecen por todas partes espléndidas desde este lugar se produce y cultiva el ta-
cañadas y hermosísimos valles. Distingüese baco.
por una parte un río, que serpeando por la Tlapacoyan, á veinticinco y medio kiló-
espesura de un bosque, y perdiendo repenti- metros y á cuatrocientos sesenta y dos metros
namente su nivel, se precipita en un ancho y de elevación, fin de la cuesta.
profundo valle, mientras que por otra se ve la Imposible es determinar con toda preci-
diversidad de plantas y ñores que cubren por sión los límites del reino vegetal y el tránsito
completo los desfiladeros de las montañas: dé una á otra zona. Las plantas se confunden
unas veces admira el caminante las preciosas y la misma temperatura se hace sentir con al-
enredaderas que penden de las copas de los guna intensidad en lugares que por la vegeta-
árboles ó de las rocas sobre el abismo, y otras ción pertenecen á la zona templada. Por las
el corpulento liquidámbar, cuya copa disputa observaciones que pude hacer, la zona calien-
á las encumbradas colinas la altura, en tanto te termina en Ecostoc y la templada en el
que hunde en lo más profundo de la barranca Palenque, hallándose la región más fría, en
su añoso tronco. En las cimas, el camino estos lugares que se describen, en las Cum-
ahonda el terreno formando estrechos pasos bres de los Oyameles, cuya elevación es de dos
cuyas paredes revisten los más variados y pre- mil novecientos veintinueve metros. Es evi-
ciosos heléchos, y en los recodos se admiran dente que de las tres zonas, la más variada y
desde el más pequeño y sutil hasta el más rica, en el reino vegetal, es la templada, pues
crecido y majestuoso llamado helécho arbo- á su propia y exhuberante vegetación hay que
rescente. El ruido del agua que bulle por to- agregar la de los climas frío y cálido, de que
das partes, saltando en las barrancas y derra- participa cerca de sus respectivos límites.
mándose en las florestas, unido al incesante
trinar del clarín de las selvas, produce en
aquellas soledades un encanto inexplicable. TLAPACOYAN.

Los pinos y otros árboles de las Coniferas La villa de Tlapacoyan (lavadero) es ca-
desaparecen al principio de la cuesta para dar becera de la municipalidad de su nombre, del
lugar al liquidámbar y á los variados heléchos canton de Jalacingo (Xalatzinco, arroyito de
de gallardas formas, coronando las eminen- arena), y se halla situada al pie de la cuesta
cias los cedros, el conguillo (árbol sin aroma), de Teziutlán á los 19° 58' 14" 44 L. N., y I o
el rosadillo, mesanteco y el aguacate, domi- 54' 47" 6 de longitud E. de México.
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 591

Poco poblada y con unas cuantas casucas que es el más chico y el más bravo, aunque
presentábase no ha mucho tiempo Tlapaco- fácilmente se domestica. Los tres sirven de
yan, cuyo porvenir se hallaba cifrado en sus alimento. El tigre de manchas negras y ama-
ricos elementos agrícolas. Desarrollados éstos rillas, llamado el grande ó tigre real: es bravo
particularmente por las plantaciones de café y carnicero, habita la sierra y los bosques es-
y de tabaco, adquiere cada día mayor impor- pesos. El tigrillo, de manchas negras, existe
tancia. Las grandes y hermosas hojas de la en los mismos lugares y se alimenta de galli-
nicoticinn colora las campiñas de un verde in- nas, pavos y tórtolas. Er.cuéntranse igual-
tenso, en tanto que el verdinegro cafeto mar- mente leopardos, la onza ó gato montés, ardi-
ca las cimétricas líneas de su plantación en llas, tlacoachis, armadillos, mapaches, especie
los planos inclinados de las colinas. Las ga- de perros que comen peces y aves, perros de
leras en que se secan las hojas del tabaco, agua, la zonista, especie de tejón, cazadora en
despidiendo éstas su fuerte aroma, se ven el monte como las demás fieras; el tejón y la
diseminadas en los campos, alternando con marta: los venados son de dos clases, el gran-
los rústicos talleres donde se beneficia y ela- de pardo, y el temazate alazán; la cuautuza ó
bora la misma planta. tuza real, que llama la atención por su pintada

CAFETAL EN TLAPACOYAN.

Tan rica es Tlapacoyau en el reino vegetal piel, de circulitos blancos en líneas paralelas á
cómo en el animal. En sus montes crece la lo largo de su piel ; y por último, no escasean
higuera gigantesca (ficu), la ceiba, cedro (ce- las comadrejas, conejos, monos, etc.
drela), la caoba (sivíctenia), el encino roble Cuéntanse entre las aves, el papan común,
y encinos de todas clases, así como los naran- papan real (ostinops Moctezuma), pico de ca-
jos, cidras, limón real y limoneros. Sus huer- noa, pito real, urracas, tordos, faisanes, pené-
tos producen zapotes blancos, prietos, chicos, lopes, entre las que se encuentran el ojite,
mameyes, cabellos y de otras clases: entre las chachalacas, perdices, clarines, centzontlis;
anonáceas, la chirimoya y la anona amarilla; primaveras, especie de tórtolas cantoras, pa-
jinicuiles, grande y chico; plátanos, macho lomas, gallinas moctezumas, auras, patos, que-
blanco, blanco hembra de dos clases, guineo brantahuesos, gavilanes, aguiluchos, lechu-
grande y dominico, morado, amarillo de Costa zas, tecolotes, garzas, cocos blancos y rosa-
Rica, manzano, enano, corpulento y chino. dos, pájaros verdes y otros muchos.
De Tlapacoyan en adelante se encuentran REPTILES.—La más venenosa de las cule-
jabalíes de tres clases: el cambamba prieto y I bras, llamada Nauyatl, víboras de cascabel,
grande, de quijada blanca; el común rosillo, boa voladora, llamada así por su costumbre
592 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

de andar por las ramas de los árboles, confun- ña torre improvisada con troncos de árbol.
diéndose muchas veces con los bejucos, es De Tlapacoyan al pueblo se camina por un
pinta de negro y amarillo, y llega á crecer sendero cercado por árboles de piocha que,
cuatro varas; la mazacuatl, más gruesa que cargados de flores, embalsaman el ambiente,
dejándose ver por el lado opuesto á la florida
cerca, la pintoresca, profunda y frondosa ca-
ñada que forma el lecho del Río de Bobos.
Dos lugares, por la suma belleza de su pai-
saje, obligan al caminante á detener su mar-
cha: la cañada del Salto de Tomata y el plan
de Totoapa. Para poder admirar en toda su
grandeza la caída del agua, preciso es des-
cender de la montaña al plano superior del
río de Bobos. El agua pierde su nivel á vein-
te varas de altura, y se precipita en una cuen-
ca. Elevadas rocas basálticas, acantiladas y
NACAS, INDÍGENAS DE'TLAPACOYAN. desnudas, se extienden en círculo á uno y otro
lado del Salto, formando en el extremo opues-
las anteriores, coralillo, bejuquillo, que es su- to una abertura natural, y ofreciendo notable
mamente delgada y larga, culebra prieta y cu- contraste, por su oscuro color, con el fresco
lebra de agua; escorpiones, iguanas, etc. manto de verdura que reviste la parte supe-
rior de las eminencias. Un abundante y an-
cho torrente cae con rapidez y agitado como
Visla la población de Tlapacoyan desde un raudal de plata fundida, que hace elevar
alguna colina, ofrece el más delicioso aspecto. el agua después de su caída, en menudas par-
Sumergidas sus casas entre el follaje de los tículas, formando una niebla que en parte
árboles, apenas se descubren los techos de al- oculta levemente aquella cuenca.
gunas y sus calles cercadas por la muy origi- Encerrada el agua en el fondo de ese vaso
nal planta llamada pochiche y por los floridos semi-cilíndrico natural, forma un lago qu e
árboles de Piocha Melia semper virens. El participa del agitado movimiento del torrente,
pochiche es un árbol sin follaje durante la produciendo pequeños oleajes que se estrellan
eflorescencia. En cada extremidad de sus ra- contra los rompientes de los basaltos, y luego
mas brota una flor amarilla, de la forma y ta- se desliza tranquilamente por la abertura na-
maño de la dahalia, y cuando acaban las flo- tural ya mencionada.
res, el árbol se cubre enteramente de follaje, El plan de Totoapa (pájaro del agua), &
La sierra de Teziutlán, con sus avanzados poca distancia del Salto, es un bellísimo valle
centinelas, los dos cerros, se levanta impo- al que afluyen hermosas y pintorescas cañadas.
nente al ocaso de Tlapacoyan, mientras que Las montañas que lo forman, de figuras ca-
por el Norte y Sur limitan el valle las emi- prichosas, se suceden escalonándose, presen-
nencias cuyos pies bañan los ríos María de la tando en su conjunto una deliciosa perspecti-
Torre y Bobos. Por el N. E. se dilatan sus va. Un plan coù abundante y esmaltado pas-
horizontes hasta el mar, extendiéndose sus ri- to: plantaciones de café que rodean una q « e
cas vegas, y distinguiéndose en elevada posi- otra granja: ganados que se ven pacer en la
ción la hacienda del Jobo. campiña: un río cristalino que serpea al P i e
Si ante la vista de tan bello panorama se de las montañas : eminencias cubiertas de ár-
siente embriagada el alma, mayores encantos boles, plantas y flores, que se retiran gradual-
y sorpresas preparan al ávido viajero los alre- mente ofreciendo distintos términos de pers-
dedores de Tlapacoyan. A cuatro kilómetros pectiva y colorido, y un purísimo cielo, son
sur de esta población se encuentra el pinto- los detalles del pintoresco lugar.
resco pueblo de Tomata, con su rústica capi- Si de las bellezas de la naturaleza pasamos
lla, á la cual sirve de campanario una peque- á los usos y costumbres de los habitantes d e
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 593

Tlapacoyan, mucho hay digno de relatar. Ocú- bres, lo cual influye de una manera decisiva
pase una gran parte de aquéllos en el culti- en el aprecio ó desprecio de su persona.
vo del tabaco y del café y en la elaboración En el primer caso, se procede en la torna-
de puros, y los otros se emplean en el comer- boda á la gran fiesta y baile del tehuaoanzi,
cio ; mas lo que verdaderamente llama allí la en el cual tiene una parte muy importante el
atención es la raza indígena, así por sus cos- ramillete del zempaltxochitl. En el transcur-
tumbres como por sus trajes. so de la fiesta, báilanse, enfrente uno de otro,
Los hombres, menos activos é industrio- el ramo y el coconete, que es un muñeco de
sos que las mujeres, se dedican á las labores cera que allí se introduce con el intencional
del campo y visten sencillamente calzón blan- objeto de indicar á la mujer la ley de su des-
co de manta y cotón de lana, negro ó café. tino. Distribuyese el axole, que es un atole
Las mujeres, mucho más aseadas que los hom- de maíz y de cacao, de que todos gustan, y
bres, usan enaguas y quichquemel de lienzo después de las mayores demostraciones de re-
blanco; traje sencillo que en los días festivos gocijo, concluye la fiesta retirándose los con-
convierten en elegante vestido. Atraen ver- sortes; ella honrada y querida, y él contento
daderamente la atención en tales días, vién- y satisfecho.
doselas errantes en la población, casi siempre En el segundo caso se siispende el baile
de dos en dos, yendo y viniendo á la iglesia y del coconete, y al distribuirse el axole, ofré-
á las tiendas y haciendo ostentación de sus ceseles á la novia y al padre de ésta en una
primorosos trajes. Compónense éstos de ena- jicara perforada en el fondo, de tal suerte
gua blanca terminada en una faja de cuadros que al tomarla aquellos en sus manos, el lí-
azules ó rojos y de un elegante yiiipil que quido se escurre. El padre y la hija saben lo
desciende en airosos pliegues hasta la rodilla, que esto significa, y ambos se retiran, bajo la
y el cual se ve curiosamente adornado con te- impresión más desagradable, á ocultar su
jidos de cordones y cintas de diverso color, afrenta en su humilde hogar.
que forman las más vistosas labores. Hilos de El clima de Tlapacoyan es cálido, marcan-
rosarios rodean sus cuellos, no siendo aqué- do el termómetro á las dos de la tarde y á la
llos otra cosa que unos collares de coral, de sombra 28° c.—Su altura sobre el mar es de
cuentas, de chaquira, y de pequeñas monedas 472 metros 90.—Población 1,238 habitantes.
de plata, en tanto que adornan sus orejas lar-
gos pendientes de metal sobredorado, y por
último, el mastahual, redecilla de cintas, re- HACIENDA DEL JOBO (*)
coge las bien tejidas trenzas de su luciente y
negro cabello que tan bien cuadra á la limpia Comienzan los linderos de la Hacienda del
y morena, tez de su rostro. Jobo á un kilómetro de. la población de Tla-
Cuando eran permitidas las demostracio- pacoyan. Hállase situada la capilla y casas
nes externas religiosas, esmerábanse los hom- de la hacienda sobre una loma á 6 kilómetros
de Tlapacoyan y á los 20° (X)" 48" 99 de lati-
bres, para la festividad del Corpus, en el ador-
tud N. y I o 58" 18" :* longitud E. de México.
no de los palos de tarro (bambú gigantesco),
La capilla es de muy buena construcción,
empeñándose cada cual en superar á los otros
la cual, vista desde lejos, ofrece un aspecto
en las dimensiones del bambú y en el gusto
agradable por las dos torres que la coronan.
de los adornos.
La casa, cómoda é igualmente bien cons-
Los novios colocaban en la extremidad del
truida, tiene un precioso jardín engalanado
tarro una muñeca, en representación de su
con las más preciosas flores, tulipanes dobles,
prometida, haciendo por ese medio, gala de su
rojos y amarillos, el aromático nardo, la pre-
conquista y público su regocijo.
ciosa ninfa que dura todo el año, el encendi-
Consérvase entre estos indios una costum-
bre esencialmente oriental. Acatan y respe-
tan los deberes naturales de la mujer, tanto (*) Después de escrito este artículo la hacienda ha
que en sus casamientos descubren si ésta ha sido fraccionada formándose varias propiedades y co-
sabido ó no guardar la pureza de sus costum- lonias.
75
594 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

do clavel, la fragante rosa de Bengala, el mo- partes lugares amenos que verdaderamente
rado y gracioso zapatillo de la reina (clüoria embelesan.
virginiana), la elegante acacia, y en fin, mu- E L SALON DEL ENCANTO, majestuosa obra
chas plantas y enredaderas cercadas por piña- de la naturaleza, se encuentra á tres kilóme-
les y esbeltos bananos, por el zacate de la pla- tros S. de la casa de la hacienda. Para admi-
ya y el frondoso árbol del mango, recrean la rar en toda su grandeza aquella maravilla, pre-
vista con sus vivísimos colores y embalsaman ciso es fijar la atención, primero, en los bos-
el aire con sus gratísimos perfumes. quecillos de naranjos, limeros, sangre de drago
Desde el extenso mirador que ve al E., se y de otras plantas; bosquecillos por donde
goza de la agradable perspectiva de las costas, atraviesa el sendero que conduce al Encanto.
cuyos horizontes se dilatan en la inmensa su- Los árboles sangre de drago extienden su fo-
perficie del océano. llaje en secciones horizontales como los cedros
La hacienda del Jobo cuenta con 286 ha- del Líbano, y cubren la vía en muchos pun-
bitantes. tos, haciendo sombra al viajero, quien, unas
La temperatura de esta localidad marca veces admira la agrupación de plantas, árbo-
en las distintas horas del día: 21° 5 á las 6 de les y bejucos que interceptan el bosque, y
la mañana; 28° 5 al medio día, 29° 5 á las 3 otras, las verdes plantaciones del tabaco en las
de la tarde y 25° 5 á las 7 de la noche. pequeñas praderas. Interrúmpese la senda por
La humedad de las tierras proviene prin- la fuerte y súbita depresión del terreno, des-
cipalmente del abundante y fuerte rocío de la cubriéndose en bellísimo panorama la dehesa
noche, hasta el grado de hacer gotear los ár- de Alseseca, circundada de montes con sus be-
boles por la mañana como si les hubiera llo- llas campiñas en que pacen los ganados, y un
vido, contribuyendo esta circunstancia á la río de agua cristalina que las riega. Allí la
extremada feracidad de aquellas. hermosa planta gramínea del tarro, que tiene
El maíz da doscientos cuarenta por uno. todos los caracteres del bambú, se alza ergui-
El arroz, sin necesidad de riego, da en da á más de veinte varas de altura. Esta her-
cualquier terreno, y aun en las colinas, 100
por uno.
El chilpotle se produce con suma abun-
dancia.
La caña de azúcar es de superior clase, y
aunque cristaliza bien, hasta hoy sólo ha ser-
vido para hacer piloncillo.
La vainilla se da con profusión desde el
Jobo á la playa, y su explotación produce
buenas utilidades.
El café es aromático y de superior clase, y
hoy se extienden sus plantíos en grande esca-
la, desde Ocostoc en la cuesta de Teziutlán,
en adelante. EL TARRO.

El tabaco es el ramo de preferente cultivo,


así por la superior clase de la planta como por mosa planta no cede en elegancia á las palme-
sus rendimientos. La mayor parte de los ha- ras, sobre todo cuando sus arqueadas ramas
bitantes de toda la zona se halla empleada en se hallan agitadas por el viento. Se producen
su explotación. No es conocido este tabaco en en número considerable de carrizos unidos
la mesa central, porque en su totalidad se ex- por su pie, adquiriendo cada agrupación de
porta para Francia. las que se ven diseminadas por las extensas
La cria de ganados es de mucha impor- praderas, volumen y altura considerables. Las
tancia, los que, en su mayor parte, se consu- hojas son de un verde hermoso y se hallan cu-
men en los diversos cantones de Veracruz. biertas de espinas.
Los alrededores del Jobo ofrecen por todas Descendiendo al plan por una rapidísima
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 595

pendiente, y siguiendo en el llano de Alseseca brotan por aquella estrecha abertura y se de-
la margen izquierda del río en sentido inver- rrama en su ancho cauce al pie de la montaña
so de su corriente, se llega á una ancha y pro- oriental. Acercándose, cuanto es posible, por
funda cañada de paredes verticales que for- la orilla del rio, á la hendedura profunda, se
man el Salan del Encanto, nombre que tan presume, por el extruendo interir del torrente
bien cuadra á la grandeza del lugar. Dos altas y por las menudas partículas que con fuerza
eminencias se extienden en afiteatro, la orien- hieren el rostro, que el agua salta en cascada
tal con sus enormes cantiles completamente ó se desliza con rapidez por una fuerte pen-
revestidos de verde follaje, y la opuesta que diente: lo único que se advierte, algo interna-
se dirige de Este á Oeste y luego tuerce al do en la cavidad, es un monolito al parecer
Norte, presentando inversas sus pendientes, de caliza, que representa un blanco corcel na-
de suerte, que los grupos de sus elevadas ro- ciendo de las espumas del agua. El arroyo
cas, avanzan hacia el espacio formando el antes indicado, une sus aguas al de Bobos en
arranque de una bóveda natural, y bajo la cual el lugar que éste establece su curso en el Sa-
corre un arroyo cristalino. Alternando con las lón del Encanto. Multitud de plantas incli-
desnudas rocas se ven las orquídeas y hermo- nándose hacia el río, empapan en las cristali-

PASO DE NOVILLOS.

sas enredaderas, soltando al aire sus flotantes nas aguas sus follajes, dominando entre todas
festones de flores y follaje. Otras plantas tre- por sus grandes, lustrosas y acorazonadas ho-
padoras, por sus tupidas enramadas, forman jas, la mafafa {arum sculentum?) las cuales,
un verde y cerrado cortinaje que tapiza á por sus dimensiones, sirven muchas veces á
grandes tramos el ennegrecido peñascal. La los indígenas de paraguas.
vista apenas alcanza á distinguir los árboles y
plantas que coronan las alturas, en tanto que
de la verde pradera, circundada por aquellas CONGREGACIONES DEL JOBO.
eminencias, se alzan á gran altura corpulentas
y frondosas hayas. Hacia el fondo del Salón, Si de la hacienda del Jobo se prosigue la
las montañas se separan y forman una estre- excursión por el camino de Nautla, nuevos y
cha y profunda cañada que con extraordina- variados objetos distraen con sus galas y pri-
rio ímpetu recorre el río de Bobos. mores, la atención del viajero.
Por la disposición de las montañas, el cur- Del Jovo á la congregación de Palmillas,
so de éste no se advierte sino hasta el mo- se recorre un trayecto de 4 kilómetros, y du-
mento en que sus aguas blancas y espumosas rante él se admiran los bosques de altas y cor-
59fi EL LIBBO DE MIS EEOUEEDOS

pulentas higueras, entre las cuales se encuen- cundaron con entusiasmo los efuerzos del Sr.
tra la de raíces aéreas. 6 sea ficus religio- Martínez de la Torre en provecho de la colo-
sa; sangre de drago (crotón, sanguijtuum) na- nización. En terrenos de la hacienda, los in-
ranjos, encinos, cedros, limeros, sucino, mag- genieros que para el efecto sostenía allí aquel
nolia grandiflora, bellísimos grupos de tarro, emprendedor y útil ciudadano hicieron los
y floridas enredaderas, que muchas veces su- trazos convenientes para una hermosa pobla-
ben a las copas más altas de los árboles, cu- ción, que será, sin duda alguna y dentro de
briéndolas por completo con sus violados fes- pocos años, una de las más ricas del cantón
tones. Como á la mitad del camino, brota de de Jalacingo. Este lugar llevará en lo sucesivo
entre las floridas matas una fuente de agua el nombre de "Concepción Papanotitlán." (*)
de lechoso color como el del ópalo, y en ella el Elévase la temperatura en este lugar, á las
caminante encuentra un agradable refrigerio. cinco de la mañana 19° C. al medio día 30°
Llámase esta fuente Agua del Obispo. á las 2 de la tarde 31° 2 y á las seis de la tar-
La congregación de Palmillas se halla si- de 27°.
tuada á la margen izquierda del río de Bobos. • De Paso de Novillos, después de recorrer
Las ricas tierras que comprende la con- un tramo de 5y¿ kilómetros, rico y feraz como

COLONIA MARTINEZ DE LA TORRE.

gregacióu de Palmillas son esencialmente azu- los anteriores, se llega á la congregación del
careras, y poseen las ventajas de poder ser re- Cañizo, nombre que sin duda le viene de la
gadas por las aguas del río de Bobos, y por planta del mismo nombre que crece abundan-
consiguiente susceptibles de sacar de ellas temente en sus terrenos y la cual es un otate
opimos frutos. Así lo comprendió el Sr. Mar- de hermoso y verde follaje. El camino, des-
tínez de la Torre, y al efecto, hiciéronse por pués del vado del río María de la Torre, vado
su orden y pusiéronse los cimientos para un peligroso en las fuertes crecientes, el camino se
ingenio. desvía un poco de las márgenes del río de Bo-
De Palmillas á la congregación de Ixca- bos. En todo este extenso tramo se admira
cuaco, se cuentan 8?, kilómetros siguiendo la una vegetación exhuberante y las higueras
misma margen izquierda del río de Bobos. adquieren propociones colosales. En éstas for-
Paso de Novillos, á 41 kilómetros de la an- man sus nidos diversas aves, y muy especial-
terior, es uno de los lugares más importantes
de esta costa, así por sus ricos elementos como
(*) Hoy existe el pueblo con el nombre: Martine?
por su población, que asciende á 421 habitan- de la Torre.—Al frente se encuentra la finca de D. Jo-
tes. Industriosos y activos sus moradores se- sé María Mata, denominada Independencia.
ASUNTOS HISTÓBIOOS Y DESCRIPTIVOS. 587

mente el hermoso Papan real ( Ostinops Moc- estas sabanas se ven pacer multitud de gana-
tezuma), de plumaje café y cola amarilla en dos.
forma de abanico. Acostumbradas estas aves El Pital cuenta hoy con 700 habitantes y
á vivir en sociedad, fijan sus nidos en forma se halla situado á la margen izquierda del río,
de una bolsa alargada, agrupándolos en uno formando sus casas una sola y prolongada
de los más altos ramos de la higuera, y mien- calle.
tras que tan preciosas aves salen á buscar Digno de admiración es el corpulento y
el alimento de sus h i e l o s , ó el material para frondoso árbol, conocido allí con el muy ori-
la construcción de sus nidos, permanece una ginal nombre de raspa-sombrero, y el cual se
de ellas al cuidado de sus notantes habitacio- encuentra en el centro de la calle mencionada.
nes. El papan común (Psilorhinus Morio), de Tan cargado de flores se halla ese árbol, flores
un sólo color, se ve por todas partes, huyendo que se parecen á la de los corpulentos laure-
precipitado ante la presencia del viajero, así les, que se duda mucho de que sea mayor el
como los pericos y cotorras, aturdiendo todos número de sus hojas. Este árbol sirve al mis-
con sus agudos gritos. mo tiempo de campanario, pues de sus nudo.

EL PITAL.

Antes de llegar al Pital, congregación dis- sos brazos y entre su tupido follaje, se ven
tante de la anterior 20 kilómetros, se atravie- pendientes dos ó tres campanas que aumentan
san unas pequeñas praderas, entre cuyo pe- el encanto de tan precioso vegetal.
queño pasto crece la preciosa sensitiva.
La vegetación que circunda estas sabanas,
cambia del todo, y cualquiera creería hallarse COLONIA DE JICALTEPEC.
en los campos de las altas mesas. Los encinos
y uveros, árboles poco crecidos que dan sus A 7 kilómetros del Pital, por un terreno
frutos parecidos á pequeñas aceitunas, son los feracísimo, se llega á la colonia francesa de
únicos que allí se conocen, cargados en su Jicaltepec, dividida por el río de Bobos, ó sea
mayor parte del fibroso heno y de otras plan- ya río de Nautla, quedando la parte principal
tas parásitas. Esta extraña vegetación, en me- de la población á la margen derecha y exten-
dio de una zona verdaderamente tropical, ad- diéndose por la izquierda, en una distancia de
mira y no se acierta en la causa que motive 17 kilómetros, multitud de ranchos poblados
tan repentina mudanza: tal vez influya en ello por mexicanos franceses. Esta colonia, que
la naturaleza del terreno algo ferruginoso. En pertenece al cantón de Misantla, contará con
598 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

unos mil habitantes, trescientos de los cuales Dijón de ese error, modificó sus condiciones á
son de origen francés. Se halla situada á los los colonos de la segunda expedición, según
20° 10' 19" 33 de L. N. y 2 o 16' 11" 1 de lon- las cuales aquéllos eran libres en sus trabajos,
gitud E. de México. pero se les imponía el deber de ceder la ter-
El año de 1832 D. Esteban Guenot com- cera parte de sus productos. Como se ve, las
pró á D. Gregorio Montoya por la suma de nuevas estipulaciones en nada mejoraban la si-
850 pesos, doce leguas cuadradas, poco más ó tuación de los colonos, los cuales al fin tuvie-
menos de terreno, situado á la orilla derecha ron que decidirse á la rescisión, de hecho, del
del Nautla y separado del mar por tierras de contrato, reuniéndose en junta y decretando
la propiedad de otro francés, el Dr. Chavert. el desconocimiento de M. Guenot, como di-
Por iniciativa del Sr. Guenot formóse en rector de la colonia. Esto acontecía en Febre-
Francia el siguiente año la compañía de Co- ro de 1836.
lonización franco-mexicana de Dijón, emitien- Teniendo oportuna noticia de este hecho
do ésta 224 acciones, mitad en favor del Sr. M. Guenot, abandonó la dirección á su her-
Guenot, director de lá empresa, y mitad para mano D. Justino, quien, por las circunstan-
su venta á razón de 1,000 francos la acción, cias, tuvo que proseguir el mismo régimen de
pagando además la sociedad al propio Sr. conducta que su antecesor, quedando por con-

m o DE BOBOS Y FINCA INDEPENDENCIA.

Guenot la suma de 434,000 francos por los siguiente la colonia sometida al propio orden
gastos de viaje. de cosas. Existiendo las mismas causas, for-
La primera expedición, compuesta de 100 zoso era que se siguieran idénticos efectos, esto
colonos, cruzó los mares con dirección á Jical- es, el desconocimiento de los colonos á toda au-
tepeo en Septiembre de 1834, á la que siguió toridad colonial, resolviéndose á trabajar por
la segunda formada de 112 individuos, en su propia cuenta, y á depositar, bajo inventa-
Abril de 1835. Habíaseles impuesto á los co- rio, en la casa de la dirección, las herramien-
lonos ciertas obligaciones que no podían me- tas y útiles de la sociedad, todo lo cual fué
nos que redundar en su propio perjuicio y en el destruido en un incendio que poco tiempo
del establecimiento y subsistencia de la colo- después acaeció.
nia. Obligábase á los de la primera expedi- A la imprevisión de las compañías que se
ción á trabajar en beneficio de la sociedad, formaron en Francia debe atribuirse princi-
retribuyéndose sus trabajos con el salario de palmente los males que se siguieron al esta-
800 pesos anuales y con una corta extensión blecimiento de la colonia; en primer lugar por
de terreno á los nueve años. Fundada sobre el pésimo sistema de colonización adoptado, y
tales bases la formación de la colonia, desde en segundo, por la falta de tacto en la elec-
luego existía en ella un principio antieconó- ción de los colonos, puesto que la mayor par-
mico, no sólo para su prosperidad sino aun te de los que vinieron nunca fueron agricul-
para su estabilidad. À ^vertida la sociedad de tores, y por consiguiente! no podían, en la re-
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 599
gión de que tratamos, acostumbrarse á los ru- ción ha influido en la decadencia de la colo-
dos trabajos del campo bajo la influencia de nia. Aunque Jicaltepec goza de un clima sano
un clima, para ellos, abrasador. y no tan ardiente como otros lugares de la
Establecióse en París, después del aconte- costa, desarrollóse allí en 1861 la terrible en-
cimiento que he referido (en 1839), una nue- fermedad del vómito, que causó la muerte á
va sociedad que organizó otra expedición para trescientos colonos, todos de la margen derecha
Jicaltepec, la cual llegó á su destino en 1840. del río y ni uno sólo de la izquierda. Esta cir-
A la llegada de estos nuevos pobladores ape- cunstancia, que únicamente puede explicarse
nas existían en la colonia diez familias que por la diferencia en las condiciones climato-
habían podido mantenerse y aun adquirir una lógicas y por la elevación y resequedad del te-
modesta fortuna. La disolución de esta últi- rreno, no puede admitirse aquí como causa de
ma compañía dio por resultado la decisión de aquel efecto, puesto que tales condiciones son
los colonos para trabajar cada cual cómo y en ambas partes las mismas. No sé, por tanto,
mejor pudiese. Desde entonces subsiste la co- á qué atribuir aquel fenómeno.
lonia, aunque no eü el estado floreciente que La temperatura de Jicaltepec hace elevar
era de esperarse. la cohimna mercurial:

RIO Y COLONIA DE JICALTEPEC.

Los colonos, en su mayor parte, no traba- A las 6' de la mañana 24° C - -Al medio
jaban en terreno propio, sino en el de la comu- día 28 o —A las 3 de la tarde 29° 5.- -A las ñ de
nidad, y esta circunstancia engendró natural- la tarde 24°.
mente la decadencia en lugar de la prosperi- La temperatura aquí indicada no es, ni con
dad. El colono trabaja con asiduidad, y ade- mucho, semejante á la que el termómetro ex-
lanta en tanto que se halla en aptitud de pro- presa en Paso de Novillos, lugar más retirado-
curarse ún porvenir para él y su familia. El que el anterior, de la costa. Los vientos qu&
Sr. Martínez de la Torre que á las excelentes soplan de las montañas y la brisa del mar re-
cualidades de ciudadano ilustrado, progresista frescan el ambiente, dando salubridad á un lu-
y emprendedor, abogado y orador distinguido, gar, que por su situación próxima á la costa,
adunaba las del hombre benéfico por su bello del golfo, debería ser extremadamente malsa-
corazón, hízoles un bien cediendo á unos y ven- no. El vómito no es aquí endémico como en
diendo á otros, á bajo precio y plazo largo, los Veracruz, y las demás enfermedades son be-
terrenos que de su propiedad desearon aqué- nignas, á pesar de existir montes cercanos
llos adquirir á la orilla izquierda del Nautla. que, al ser destruidos, aumentarán sin duda
Otra circunstancia muy digna de observa- alguna la salubridad.
600 EL LIBKO DE MIS RECUERDOS.

Tampoco existen en Jicaltepec, y aun en rrapata nace de nuevo el pinolillo, y así suce-
toda la zona que Be ha descrito, la cantidad sivamente.
de insectos y reptiles venenosos que atormen- Elevada sobre un ribazo del río deNautla,
tan á los habitantes de otras regiones cálidas. la mayor parte de la Colonia de Jicaltepec,
preséntase, desde la opuesta orilla, en poéti-
ca y pintoresca posició a con sus boscosas co-
linas y montañas en el fondo, y sus hileras de
frondosos mangos y árboles corpulentos bor-
dando las riberas. Las bellezas del paisaje
que se aprecian en conjunto á la clara luz del
día, se tornan en mágicos efectos en tanto que
reina la oscuridad de la noche. Los diaman-
tes de la vegetación, los fosforescentes cocuyos,
cubren á millares el tupido y agitado follaje
de los mangos, á cuyo movimiento, impelido
por la brisa, despiden aquéllos en todas direc-
ciones sus blandos é intermitentes destellos.
Abatida la temperatura por la llegada del
sol á su ocaso, y modificada por las brisas del
LIC. RAFAEL MARTINEZ DE LA TORRE. mar, se goza de un ambiente fresco y delicioso
durante las noches y aún en las últimas horas
Aquí los moscos y el pinolillo, que sufre al- de la tarde. Nadie sino el que haya tenido
gunas trasformaciones, son los animales que ocasión de experimentar, en las zonas cáli-
causan algunas molestias. El pinolillo, insec- das, la transición de los fuertes calores del
to imperceptible (pie se adhiere á las ramas y medio día al temperamento tibio y agradable
hojas de los árboles en número prodigioso, se de las noches, puede comprender esos goces.

r.

CALLE DE JICALTEPEC.

derrama en el cuerpo humano produciendo ALGQ SOBRE COSTUMBRES.


una fuerte irritación, cuando por descuido se
UN BAILE DE TARIMA.
sacude una rama sobre el transeúnte. El pi-
nolillo se trasforma en color adula, insecto Mi permanencia en Jicaltepec me dio á
rojo de mayor volumen; de coloradilla pasa á conocer una costumbre muy generalizada en
conchuda, y este insecto, de mayores dimen- las costas de Veracruz, tal como la de los bai-
siones, se convierte en garrapata. De la ga- les de tarima. Hallábame una tarde á las ori-
ASUNTOS HISTORIÓOS T DESCRIPTIVOS. 601

Has del Nautla, gozando de una refrescante tomímicos; pero los más arrebatadores y bu-
brisa y contemplando los efectos de los rayos lliciosos como el jarabe. La gracia y la des-
del sol ya próximo al ocaso, cuando algunas treza de los que bailan, consiste en no perder
detonaciones fuertes y lejanas llamaron mi el compás, y en imitar con la planta de los
atención. Me apresuré á investigar la causa y pies el ritmo musical. Cántase el estribillo;
se me dijo que eran producidas por los cohe- concluido el cual, cambian de posición las pa-
tes que se arrojaban con el fin de invitar al rejas. El ingenio, la sátira y un fin cáustico
pueblo á un baile que debía efectuarse aque- se revelan en las estrofas, cuya gracia y mor-
lla misma noche. A poco, otras detonaciones dacidad aumentan los cantantes con su pica-
siguieron á las primeras, con objeto de preci- resco modo de decir.
sar el lugar de la reunión, informándoseme, Además de los sonecillos y peculiares can-
además, de que, si al referido baile concurría, ciones de Veracruz, ejecútanse algunos aires
en virtud de tan extraña invitación, y ora so- españoles y muchos del interior del país como
licitado por alguna jarochita para tomar parte La Petenera, El Butaquito y otros de los ex-
en él, no me rehusase á complacerla, por cuanto presados en el artículo "Paseo de la Viga."
á que tal conducta era considerada por toda Muchos de aquellos versos pude coger al
aquella gente como despreciativa. vuelo, como se dice vulgarmente, y retener en
A pesar de estos informes, y á riesgo de la memoria; pero no todos son para escritos,
verme obligado á dar con los tacones de los pues para ello sería preciso mojar la pluma
zapatos fuertes redobles á la tarima, pues de en tinta colorada; sin embargo, muchos hay
todo es capaz el hombre decidido, me dirigí, que pueden trasladarse al papel, tales como
en unión de mis compañeros de viaje, al lugar los siguientes, que revelan el carácter de un
de la fiesta. pueblo muy semejante, bajo muchos aspectos,
En una de las calles céntricas de la pobla- al andaluz:
ción y hacia el medio de ella, se había colo- Eres delgada y alta,
cado una tarima cuadrada, poco elevada del Pareja y lisa,
suelo, y que tendría aproximadamente seis Cual si la vara fueras
metros por lado. Este improvisado salón de De la Justicia.
baile, cuyo techo era la celeste bóveda y sus
paredes en su mayor parte, el espacio, se ha- La mujer que tuvo amores
llaba iluminado por la escasa luz de varios No sirve para casada,
faroles colgados del cerramiento de una puer- Porque dicen los doctores
ta. En torno de la tarima se había formado Que de su vida pasada
el estrado, ocupado y por los invitados que Le quedan los borradores.
antes que nosotros habían llegado.
Negrita, flor de limón,
Como di entero crédito al informe, acerca Dame de tu medicina
de la comprometedora costumbre que h-> indi- Para sacarme una espina
cado, me propuse eludir, tanto como me era Que tengo en el corazón,
posible, las miradas de los concurrentes y en Y al suspirar me asesina.
particular las de ellas, pues, á pesar de mi
firme decisión, llegado el caso, resistíame á El amor que te tenía,
poner á prueba mi mucha ó poca disposición En una rama quedó;
para el fandango. Quiso mi buena suerte, que Vino un fuerte remolino,
nadie fijara su atención en mí, y así, libre de Kama y amor se llevó.
todo cuidado, pude entregarme, á observar tan
Por nombre te han puesto Luz,
curiosa costumbre.
Con muchísima razón,
Una arpa, un bandolón y una guitarra eran Pero no has de alumbrar bien,
los instrumentos á cuyos primeros acordes se Como no te encienda yo.
disponían al baile las parejas, subiéndose á la
tarima. Ejecutaba la música alegres sones, Que te quise, fué verdad;
muchos de ellos pertenecientes á bailes pan- Que te adoré, fué muy cierto;
76
602 EL LÍBBO I)E ïtÎS BEbüEBDÓé.

Que te tuve voluntad; da inclinado al hurto y respetuoso con la gen-


Pero aquel era otro tiempo. te decente, particularmente con los huachi-
nangos, que así llaman á los que de la Mesa
Si me quieres, dimelo, Central descienden á Veracruz. Teniendo su
Y si no, dame veneno,
Que no es la primera dama
Que muerte le da á su dueño.
Si piensas que pienso sí,
Si piensas que pienso no;
Si piensas que pienso en tí,
En eso no pienso yo;
Que vaya á pensar en tí
La madre que

Yo soy un gavilancito
Que ando por aquí perdido,
Por ver si puedo sacarme
Una pollita del nido.
MEDELLÍN.
Se dice que el matrimonio
Tiene su luna de miel; cortante ó machete, su mídante ó caballo y
Mas la luna tiene cuernos, su jembra, ya está satisfecho. Deseoso de ad-
Con que a s í . . . .dispense Usté. quirir renombre principalmente entre las hem-
bras, tan fácil es para provocar á un rival,
Desde que te vi venir
como diestro, para eludir un lance, á menos
Le dije á mi corazón:
¡ Qué bonita piedrecita
Para darse un tropezón !
¡ Qué ojos me pelara el muerto
Si me viera con la viuda,
Hasta sacaría la mano
De su jonda sepxütura!
La vecina de allá enfrente
Es una buena cristiana,
Sale á misa por la noche
Y vuelve por la mañana.
JAROCHOS.
Me dijiste que fué un gato
que la presencia de otros individuos lo esti-
El que entró por tu balcón,
mule para desenvainar el machete, que decide
Yo no he visto gato prieto
la cuestión, con más ó menos efusión de san-
Con sombrero y pantalón.
gre, con más ó menos peligro para él.
Veracruz y sus alrededores y particular- El jarocho es robusto, de buena estatura y
mente Medellín han sido los lugares más á facciones regulares. Viste camisa con vuelos
propósito para adquirir pleno conocimiento en la pechera; calzonera corta de gamuza, con
del carácter, usos y costumbres de los jaro- botonadura de metal y ceñida la cintura por
chos, hábitos que, tal vez, desaparezcan como ancha banda de estambre; paño de solen la
desaparecen, día á día, de nuestro país todos cabeza y sombrero de baja y redonda copa y
los que tienen un carácter nacional. ancha falda. La jarochita, viva y alegre, de co-
El jarocho es indolente, afecto al juego, lor rosado y graciosas facciones, viste para los
celoso y pendenciero, contando entre sus bue- bailes con elegancia, camisa de lienzo tino y
nas cualidades, las de ser aseado, franco, na- enagua de muselina, una y otra vaporosas,
ASUNTOS HISTÓRICOS. Y DESCRIPTIVOS. 603

aquélla de mangas cortas adornadas con enca- lo y, por último completan su atavío, pendien-
jes y éstas con olanes," sin ocultar el del extre- tes, brazaletes, el rosario, el abanico y gene-
mo los diminutos y bien calzados pies; paño- ralmente, flores y fosforescentes cocuyos en
leta gmirnecida de bordados y orlada igual- la cabeza y. en el pecho-
mente de encajes, y por último, rebozo de bo- La jarochita es afable con los extraños,
lita terciado con gracia. Cuida mucho de su muy cariñosa con el marido y entregada com-
tocado y, al efecto, recoje sus trenzas con cin- pletamente á los quehaceres domésticos no co-
tas de seda de color rojo, azul ó amarillo y las noce el tedio ni la general indolencia del ma-
sostiene por medio del cachirulo, alta peineta rido y siempre alegre, natural es que siente
de carey con adornos, de oro, plata y perlas pasión por el baile.
finas, sin faltar, á uno y otro lado del peinado, En los fandangos de la costa veracruzana,
dos ó más peinetillas, lujosas como el cachiru- eran comunes las siguientes canciones:

EL CURRIPITÍ.
Mlet/ra Vo***!*
§ T? - 1 i r <» [ »' » »£^

Coro

rrirrc/ii^rr4f "CJ^1^
lA>z sel*. Coro tor-

Caro
*1f-
r™iÍ M H f- m \m , T—
v
'•*J ffl •fl w .... ~T~' y_|Ljt" *~% 1 1 f*~ 1 • f_J^l J 1

JI'ÍUlll.lU l ' l ' l UCfl J r J


\
Los pajaritos y yo Y le aconseja el jilgueio:
Nos levantamos á un tiempo, Hombre, vive con cuidado.
Kilos, á cantar el alba, C.—Curripití, mamá, ¡ay qué dolor!
Y yo, á llorar mi tormento.
Si' repiten los vermut de la, cuarteta, alternando eon el coro
y para terminar:
Coro. Curripití, mamá, ¡hay, qué dolor!
Voz sola.—Mañana por la mañana, Que siendo yo el carbonero
C.—Curripití, mamá, ¡ay, qué dolor! Una mujer me ha tiznado.
V.—Se embarca la vida mía,
C.—Currupití, mamá, ;ay qué dolor! Alltqrctta LU MANTA

V.—Mal haya la embarcación,


C.— Curripití, mamá, ¡ay qué dolor!
V.—Y el piloto que la guía,
C.—Curripití, Curripitá
Que por el puerto
Xo hay novedad.

El pájaro carpintero
Siempre vive aprisionado,
604 EL LIBBO DE MIS BEOUEBDOS

Unos ojitos negros De mi vihuela,


Vienen bajando, Mas yo he conocido
Sí Mariquita, Que no eres cuerda,
Vienen bajando Sí Mariquita
Desde Sierra Morena, Y vamonos retirando
De contrabando, etc., etc.
Si Mariquita En el mar de tu pelo
De contrabando; - Navega un peine
Y vamonos retirando, Y en sus onditas suaves
Y vamonos á dormir, Mi amor se duerme,
Tu llevarás la manta Y vamonos retirando
Y yo llevaré el candil; etc., etc.
Sí Mariquita,
Sí para divertir, Para cantar la manta
Tú llevarás la manta Es necesario
Y yo llevaré el candil. Sí Mariquita,
Además de la gracia
Te quería para cuerda Otra cosita,
De mi vihuela Y vamonos retirando.
Sí Mariquita, etc., etc.

KLCANUÛ-

i j I ffiri f r~r * i J ; f r i ; p-M


üJJhirtlfCiJ-fpj» -¡ r ~ f s
Donde vas canelo Por medio de las canciones, durante el
Tan de madrugada, baile, los amantes exponen sus quejas y dan
—A cortar lechugas, canelo, celos á las dueñas de su corazón, y los desde-
Para la ensalada. ñados lanzan sus provocaciones á los preferi-
dos.
Han expresádose los versos anteriores sin El que provoca entona su canción y el alu-
los defectos de pronunciación y sin el acento dido contesta arrebatando á aquel el último
peculiar que los jarochos imprimen á las pa- verso de la estrofa.
labras. La supresión de algunas letras en mu-
chas voces y la sustitución general de la S —Aquí anda la polesía
con la J dan á el habla de aquéllos el carácter En carrosaj y en enojoj
de un dialecto fundado en barbarismos, como Mucho favor noj haría,
se demuestra á continuación: Si encarcelara tuj ojoj
Por matonej cada día.
Amarre Ujté su perrito
—Por matonej noche y día
Que esta noche boy aya,
Amo, mulata, tuj ojoj,
No vaya á sé que me ladre,
Que venga la polesía
Y me coja su mamá. Y contendrá suj enojoj,
Alma mía de Masedoña • Si le disej que erej mía.
Gualupita y Agutina, —De tu voluntad confío
Que ya le dije á Poloña Pero fiel te he de advertir
Que no lo sepa Martina Que si erej la vida mía
Que por está con Antoría No me dej en qué sentir
No supe de Catarina. Si me quierej, alma mía.
ASUNTOS HISTÓBIOOS Y DESCRIPTIVOS. 60S
—Si me quierej, alma mía, brero en la cabeza. Si sólo es uno el que hace
No quieraj otro conmigo uso de esta galantería, la jarochita continúa
Que si compartej tu amor, bailando con el sombrero puesto; mas si hu-
No quiero amor compartido biere varios imitadores, aquélla no permite,
Hay en campaña un traidor. para no inferir ofensa, que uno ó más sombre-
ros se sobrepongan al primero, y en tal caso,
—Le diraj á ese tu amante
prosigue bailando con un solo sombrero pues-
A ese mi competidor,
to, y los otros en las manos. Concluido el bai-
Que si tTBBJierro y valor le, la que ha sido objeto de aquellas atencio-
Que se me pare delante. nes, toma asiento en el estrado, conservando
-Que se me pare delante los sombreros y esperando á que sus dueños
Ese traidor, falso amigo, los pidan. Cada quien recobra el suyo y en-
Dile, mi vida al tunante trega á la que lo ha honrado una ó varias mo-
Que el valor anda conmigo. nedas de plata ú oro, con lo cual aquélla reú-
ne buen número de propinas, que está obliga-
Si el que provoca se retira, á pesar de sus da á recibir para no pasar por descortés.
fanfarronadas, para eludir el lance á que las Tales son los bailes de la costa.
palabras comprometen, no falta alguna bruja
que le cante:
Quien te mete á farolero, PUERTO DE SAN RAFAEL.
Perico, siendo pajtor,
Aunque te falte dinero, Si me fuera dable convertir algunas de
fiaj que te sobre valor nuestras ricas minas en otros tantos ríos na-
Y en amor seraj primero. vegables, no vacilaría un momento en efec-
tuar la transformación. La falta, casi absolu-
Según he manifestado, los cantores con ta, de tales vías expeditas de comunicación es
ademán picaresco é intencional hipocresía pro- uno de los obstáculos para el establecimiento
vocan la risa de los oyentes. Al entonar las es- de colonias, y por consiguiente para el progre-
trofas revelan ó fingen la mayor serenidad y so rápido de la industria, de la agricultura y
con indiferencia estoica, lanzan el verso más del comercio, fuentes inagotables de la ri-
picante y mordaz, cerrando humildemente los queza pública. El río de Nautla por sus fre-
ojos cual si se viesen agobiados por el sue- cuentes rápidas, por su lecho arenoso y por sus
Qo. Propónense muchas veces, y por largo frecuentes vueltas, no se presta para una gran
tiempo, una competencia de improvisación, navegación, cual la requiere la fértil zona que
frecuentemente de pie forzado, y entonces los he descrito. En el Pital, á 25 kilómetros de la
mayores desatinos se adunan á una chispean- barra, cesan las rápidas, estableciendo el río
te gracia. su curso más regular, que facilita la navega-
Uno de los bailes más notables es el que se ción á remos hasta Jicaltepec, y desde este
conoce con el nombre de la banda. Extienden punto á la barra, por embarcaciones que no
sobre la tarima una banda de seda en toda su midan más de 35 toneladas y cuyo calado no
longitud, y á poco, los que bailan, sin perder exceda de Om. 70, según lo demostró el Inge-
el compás y el ritmo musical, la enredan con niero Francisco Jiménez en su interesante in-
los pies tejiendo tres lazos simétricos, de los forme dado al Ministerio de Fomento.
cuales el del centro es de mayor amplitud. Te- De todas las rancherías establecidas en la
jida ya la banda en forma de guirnalda, la co- margen izquierda del río, la de Zopilotes es
locan en la cabeza de la jarocha que con ellos la que merece mayor atención, así por los ele-
toma parte en el susodicho baile. mentos que para su prosperidad puede desa-
Otras veces, entusiasmado alguno de los rrollar, como por ser el punto objetivo para el
asistentes por el atractivo de los ojos picares- establecimiento de una colonia bajo nuevas y
cos de la jarocha ó por su destreza en el bai- convenientes bases, y la cual se halla situada
*ei se aproxima á ella y le coloca su ancho som- á 2 | kilómetros N. O. de Jicaltepec, en lavuel-
606 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

ta que hace el río. Como acabo de observar, el cado, los menores accidentes de la Sierra Ma-
lecho arenoso ele éste presenta una dificultad | dre, por el rumbo de Teziutlán y la sucesión
para la navegación por buques de mediano de llanuras desde México hasta el pie de aque-
porte; pero la canalización, removiendo la are- lla sierra por Apan, Huamanta y San Juan
na por medio de una draga, será sin duda, el | de los Llanos, eran otros tantos argumentos
medio más eficaz para destruir aquélla. En- que apoyaban mis ideas para la apertura del
tonces la nueva Colonia de San Rafael, en la referido camino, y hubiera insistido en ellas,
ranchería de Zopilotes, se convertirá en un atendiendo á la buena voluntad de D. Jesús
puerto de exportación de nuestros más ricos Terán, á no haberlo impedido la intervención
frutos. Las embarcaciones pequeñas afluirán europea con sus consiguientes trastornos.
á él para trasbordar á otras mayores, aziícar, No puedo comprender la prosperidad de
café, cacao, raíz de Jalapa, zarzaparrilla, taba- un país sin el desarrollo de las mejoras mate-
co, vainilla, preciosas maderas de construc- riales. Un camino, un puente, un canal, valen
ción, exquisitas frutas y ganados. más para una nación, que por cada una de
Tales consideraciones me hicieron recordar esas obras millones de pesos en efectivo. Dué-
al Sr. Martínez de la Torre, las ideas que des- leme, por tanto, esa apatía, ese egoísmo que se

COLONIA SAN RAFAEL.

de mucho tiempo antes le había manifestado í advierte, con honrosas excepciones, en nues-
respecto de la conveniencia de unir la ciudad | tras clases sociales que, estando en posibili-
de México con el puerto de Nautla, por medio I dad de hacer mucho por su patria, miran con
de un buen camino carretero, ya que no fuera indiferencia sus males. Aquí no se conocen
posible por la vía férrea. Tan arraigada esta- como en los Estados Unidos, en escala relati-
ba en mí esta convicción, que me apresuré á va, las empresas de colonización, ni compañías
exponerla al ilustrado Ministro de Fomento, industriales; nacen las iniciativas y mueren
el Sr. D. Jesús Terán, quien desde luego acep- en su cuna por falta de capitalistas empren-
tó mis indicaciones, ordenándome que desa- dedores. En vano trato de inquirir la causa
rrollara el pensamiento. La proximidad de del adormecimiento del patriotismo, siquiera
Nautla más que otro punto de la costa respec- para revelarla á quien pudiera remediar tan
to de México, la feracidad de los terrenos de nocivo mal.
aquella zona caliente, la bondad del clima re- Para evitar esta digresión en que empeza-
lativamente á los otros lugares de la misma ba á engolfarme, permítaseme antes de con-
costa, las ventajas que ofrece la navegación cluir, apreciar el porvenir de esta región que
del Nautla, en la escala que antes hemos indi he visitado con inmenso placer, y para ello
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 607

volvamos á Tezuitlán á fin de referir tina con- te de su capital en la compra de propiedades


versación que se grabó en mi memoria, y que rústicas y urbanas, asimilando en todo sus
mide bien toda la fe que en el bienestar de costumbres á las del lugar en que viven.
estos pueblos puede abrigarse. Mil reflexiones brotaban sobre esta mate-
Teziutlán, es la tierra natal del Sr. Martí- ria, tomando parte en la conversación el acti-
nez de la Torre, quien entre sus sentimientos vo Jete Político de Teziutlán, así como el de
cuenta con uno, para él de gran poder, el pro- Jalacingo, el Sr. D. José J. Guzman, que fué
fundo amor que le profesa al pueblo en que siempre nuestro apreciable compañero. Todos
nació. Natural es que las personas que le fijaban como base . para la prosperided de
acompañan y visitan le hablen de todos los aquellas poblaciones, el desarrollo de la gran
proyectos de mejoras morales, materiales y so- riqueza de la tierra caliente, que partiendo de
ciales que en aquel rumbo pueden desarro- ios pueblos de la sierra llega á las orillas del
llarse. mar.
En una tarde bellísima subimos á la bóve- El reconocimiento que hice del trayecto de
da de la preciosa capilla del Carmen de Teziu- Teziutlán á Nautla, vino después á compro-
tlán y contemplábamos el encantador panora- barme que los cálculos nada tenían de exage-
ma de la población, dirigiendo nuestras mira- rados. Nuestra conversación parecía un tejido
das sobre todo un horizonte que so presenta- de flores, como lo que los estudiantes llaman
ba bello y halagador á nuestro espíritu de via- jardín en las dulces expansiones de la imagi-
jero, y tierno y patriótico al corazón de Mar- nación. Yo, que no tenia motivos más podero-
tínez de la Torre. (*) sos que mi fría razón para apreciar lo que ha-
Al admirar la belleza con que Dios ha do- bía oído, medité sobre ese halagador presagio
tado á aquella población, viene al espíritu el del porvenir que brotaba de la imaginación
pensamiento de un futuro de felicidad, de estimulada por el patriotismo; y á semejanza
progreso, de grandes adelantos para las gene- de los viajeros que, al recorrer países desco-
raciones que están por venir, y nosotros nos nocidos, aventuran aseveraciones que se refie-
preguntamos: ¿Qué será Teziutlán, tan pre- ren al futuro, voy á permitirme decir lo que
ciosa población, al pasar unos treinta años? creo serán esas poblaciones antes de algunos
¿Cuántas familias la visitarán, cuando el fe- años.
rrocarril llegue á Perote, y pueda hacerse el Teziutlán, hoy ciudad reducida, caminará
trayecto desde México en un sólo día? ¿Cuán- por la senda del progreso á pasos rápidos, y
tos elementos va á reunir esta ciudad que es será siempre notable el adelanto de sus hijos,
el centro de la sierra, la capital propiamente porque allí no hay conflictos privados que di-
dicha, de esos pueblos ricos de bienes de for- vidan á las familias, y la autoridad política,
tuna y aún más ricos por su amor al trabajo el párroco del pueblo y los particulares traba-
y á los adelantos ? jan para mejorar en todo una población que
Este fué el tema de nuestra conversación, por la naturaleza tiene mucho que dar y por
del cual se desprendían vaticinios que dejaban sus actuales pobladores mucho que esperar.
satisfechos á los hijos de aquella preciosa po- Siguiendo el recuerdo de la conversación
blación, en donde encuentran afecto sincero no puedo dejar de estampar aquí un deseo de
todos los que la visitan y una verdadera pa- muchos de los vecinos de Teziutlán. Esta po-
tria los extranjeros, que viven como en la tie- blación dista ocho ó nueve leguas de Perote,
rra propia, formando familias honradas que adonde llegará dentro de poco la línea del fe-
se confunden en todos sus goces con los hijos rrocarril, y es fácil construir un ramal que
del país. ligue esos pueblos. El ramal de Perote á Te-
El comercio en Teziutlán está dividido en- ziutlán presenta facilidades que sabrán apro-
tre nacionales y extranjeros, y éstos tomando vechar aquellos pueblos llamados á ser el de-
afición á ios hábitos del campo, invierten par- pósito de valiosos frutos : tal es el deseo de los
teziutecos.
( *) Téngase presente que este articulo fué escrito y
Ahora que ha entrado México en el cami-
publicado en 1874. no de la paz, es preciso tocar todas las cues-
608 EL LIEBO DE MIS RECUERDOS.

tioues que más de lleno afectan su porvenir, ra aumentar una producción que en su cre-
y entre ellas la colonización tiene á mi juicio ciente progreso, hará sin duda la riqueza de
un lugar de preferente atención. A ella debe esos colonos.
el gobierno consagrarla, y como punto que
satisface cuanto puede apetecer el inmigrante
conviene designar toda la región que atra-
PUERTO Y BARRA DE NAUTLA.
viesa desde Perote hasta Nautla. l'or esa cos-
ta de Veracruz, en la que se hallan situa-
dos también los puertos de Tecolutla, Tuxpan, Habiendo llegado á la colonia de Jicalte-
Tampico, etc., solo se necesita dirigir bien al pec, consideraba ya como un delito no prose-
principio la colonización, que ella vendrá guir mi excursión hasta la plava. La presen-
abundante una vez que haya acierto en los cia del mar siempre sorprende, siempre impo-
primeros pasos. La colonización para producir ne, ora se le vea en calma, ora agitado por sus
sus frutos debe ser expontánea y no forzada. tremendas borrascas. Allí es donde la mente
Esta puede considerarse como parásita que concibe la idea de lo maravilloso y de lo su-
destruye la planta (pie la alimenta, y aquélla blime. Las olas que nacen violentamente á
como fecundante sabia. impulso de los vientos, y que en tanto que
No me creo autorizado para poner como un unas mueren surgen otras de nuevo, su conti-
programa indefectible de los sucesos fxaturos, nuo y iiriiforme movimiento en dirección de
lo que ofrece la colonia de San Rafael; pero la costa, con sus penachos espumosos, brillan-
si el Sr. Martínez de la Torre, firme y cons- tes y agitados; el agua que se derrama sobre
tante en su propósito de fundar una gran co- el plano inclinado y arenoso de la playa, de-
lonia, no se detiene ante las dificultades natu- positando en ella sus calcáreos despojos; y
rales de una empresa de esa magnitud, la nue- por último, la borágine que forman las olas
va colonia será la base de una numerosa inmi- precipitándose sobre el agua q\ie de la playa
gración, porque abundan en sus terrenos las se retira para volver al seno del ( )céano, todo
mejores condiciones: 1" Una tierra fértil con causa al espectador el mayor asombro.
ricas maderas, regada por el copioso y fecun- De Jicaltepec á Nautla hay una distancia
dante rocío. 2'-' Medios de expedita comunica- de 1 1 | kilómetros por tierra, y 1(5 por agua.
ción, porque la colonia situada á la orilla del Por falta de una embarcación hube de hacer
Río Nautla puede fácilmente embarcar sus la travesía por el primer medio. Tres ó cua-
frutos para Veracruz, ó traerlos para la Mesa tro eminencias de poca consideración inte-
Central, ¡i" Grande economía de trasporte pa- rrumpen la planicie de la costa, y desde ellas
ra los inmigrantes, porque desembarcando en se gozan vistas en extremo agradables. Los
Veracruz, pueden en veinticuatro ó treinta franceses han establecido algunas granjas y
horas llegar por Nautla á la colonia. 4'-' La dehesas, á uno y otro lado del río, que se ofre-
inmigración francesa al tocar las playas de cen á la vista del viajero como paisajes pinto-
Nautla se creerá en su propia patria porque rescos de la Suiza, salvo la vegetación tropi-
llega á una población francesa donde hay, por cal, que en todo el trayecto es tan abundante
instrucciones del Sr. Martínez de la Torre y y feraz como la anteriormente descrita: en-
autorizada por el jefe político, una junta de cuéntrase al fin del camino la agrupación de
mejoras materiales que tendrá entre otras casas de lodo, paja y zacate, diseminadas las
atenciones la de recibir á los inmigrantes, más en las llanuras, y formando calles algu-
atenderlos y procurarles trabajo y comodidad. nas, las cuales constituyen la población del
5'-' Gran abundancia de los elementos precisos puerto de Nautla, situado á 20° 12' 43" 44 L.
para la vida, pues que los cereales se produ- N. y á 2 o 21' :•«)" 8 de long. E. de México.
cen prodigiosamente, y carne y pescado fres- Al llegar al paerto, mi primer cuidado fué
co hay de sobra, ti'-' Facilidad de trabajo, por- el de procurarme una embarcación que me
que conocidos y cultivados esos terrenos en condujese á la barra, conseguida la cual, me
alguna extensión por los arrendatarios france- instalé en ella en compañía de mi amigo Sán-
ses, sólo esperan mayor número de brazos pa- chez Fació. El remero, en atención á que el
ASUNTOS HISTÓBICOS Y DESCRIPTIVOS. 609

bote era celoso (1) nos recomendó la mayor acercábamos á la barra, mayores eran los es-
t r a n q u i l i d a d , y botando (2) al principio para truendos del mar y m u c h o mayor mi impa-
boyar 05) d e s p u é s , surcamos las aguas del an- ciencia por contemplarle libremente. Ya cer-
gosto estero de N a u t l a , y á poco nos encontra- ca de la desembocadura del río fué preciso b¿-
mos h e n d i e n d o las cristalinas aguas de la ex- rar (1) á la derecha, p u e s la Barra cruzada,
t e n s a ría del m i s m o nombre. L a s márgenes (2) y la resaca (-5) nos i m p e d í a n salir al m a r
del estero se hallan sombreadas por el precio- en tan débil embarcación como la n u e s t r a . L a
so y florido ramaje de los laureles, macho y ranchería, llamada de la Barra, fué n u e s t r o
h e m b r a , y bordadas por los lirios y la precio- seguro puerto, y a p e n a s puse los pies en tie-
sa majahua, p l a n t a q u e da u n a semilla pare- rra firme, corrí precipitado por los arenales,
cida al ajonjolí. E n las márgenes del río cre- salvando los pequeños médanos q u e me inter-
ce la m i s m a vegetación, distinguiéndose, ade- c e p t a b a n la vista del mar p a r a contempkir la
más, las i m p e n e t r a b l e s barreras de los man- más g r a n d e y maravillosa obra del Criador so-
glares. L a diafaneidad del a g u a permite des- bre la tierra.
cubrir, m u c h a s veces, el lecho arenoso del río Volvíme á poco á la r a n c h e r í a deseoso de
y los peces q u e en su seno se agitan, nadando ver j¡ s ¡jar, (4) deseo q u e no logré por no estar
u n a s veces en opuestas direcciones y saltando el mar en calma, chicha (5) y h u b e de conten-
otras sobre la superficie, produciendo un leve tarme con ver solamente atarraliar, (fi)
chasquido. L a s gaviotas con su rápido vuelo s u r c a b a n
C a m i n á b a m o s en dirección de la Barra, en el aire oblicuamente y se a r r a s t r a b a n por la
los momentos en q u e estaba vaciando la ma- superficie de Jas aguas m a r i n a s p a r a alzar de
rea, (i) como á u n a legua de distancia, cuan- nuevo su vuelo y perderse en el espacio, en
do u n ruido p e r s i s t e n t e y lejano, muy seme- t a n t o q u e de entre los manglares y matorrales
j a n t e al q u e producen las n u b e s tempestuosas del río salían precipitadas otras aves, como
a n t e s d e descargar sus fuertes granizadas, alcatraces, garzas, candiles, y el M a r t í n pes-
atrajo n u e s t r a atención : eran los rugidos del cador.
Océano, enfurecido por el azote de fuertes Antes de regresar á J i c a l t e p e c pasé m u c h o
turbonadas, (5) y en t a n t o q u e el mar perma- tiempo en contemplación delante del O c é a n o ;
necía a g i t a d o á consecuencia del pasado hura- miles de ideas surgieron on mi mente, y me
cán, a p e n a s se hacía sentir en el río u n a lige- creí feliz pensando en q u e podría trasladarlas
ra y a g r a d a b l e brisa. L a límpida superficie de al papel. U n a triste realidad desvaneció mi
las a g u a s formaba anillos (('•>) y cabrillas de ilusión: nú insuficiencia p a r a describir aquel
viento, (7) y n o macheteaba (H) como en el prodigio de la Naturaleza, p u e s todas aquellas
golfo la marejada. {))) A medida que nos ideas q u e su presencia me inspiró, q u e d a r o n
sumergidas en su insondable abismo.

( 1 ) Que es sensible y se mueve mucho.


(2) Ifaeer caminar el bote ¡í impulso del remo que ( 1) Voltear en determinada dirección.
alcanza al fondo del río y se apoya en él. (2) Choque de dos aguas que hace zozobrar una
( 3 ) 1 lacer caminar el bote á impulso del remo pro- embarcación.
duciendo el esfuerzo en el agua. (li) Agitación del mar sobre un cabezo ó punto de
(4) Bajando la marea. arena.
(•*>) Turbonada, huracán momentáneo. (4) Pescar por medio de la lisga (otate en cuya ex-
(6) Pequeños círculos concéntricos formados en la tremidad hay un arpón ).
superficie del agua. (5) Calma completa. Para /isgar noes condición
precisa esta circunstancia, pues basta para ello que la
(7) Ligeras ondas en la misma superficie.
mar no esté muy agitada.
(8) Azotar el aire fuertemente.
(ti) Pescar con aturrulla, que es una red de pita.
(S>) Fuerte golpe de las olas en la playa.

77
610 EL LJRRO DE MIS RECUERDOS.

VIII
UN PASEO A JALAPA (1874).

->&«-

CODEANDO hacia el norte, la extensa fal- Tan extensa, tan profunda es esta violenta de-
da del Nauhcampatepetl ó Cofre, se si- presión, que la vista confunde sus accidentes
gue el camino que de los áridos llanos y apenas percibe débilmente el variado colori-
de Perote conduce á las seductoras florestas de do que al suelo dan las plantas y las rocas. De
Jalapa. Abandonados apenas aquellos campos, la vertiente del Nauhcampatepetl se despren-
se penetra en el bosque poblado de corpulen- de una corriente de lava escoriácea que por to-
tos acocotes y de sus renuevos que brotan por das partes forma colinas y profundísimas grie-
todas partes en cantidad prodigiosa. Los te- tas: los intersticios, con el trascurso del tiem-
rrenos, más y más quebrados, se suceden sin po, se han cubierto de tierra vegetal, de la cual
ofrecer al viajero, á primera vista, cosas nota- han nacido plantas y aun árboles corpulentos,
bles y dignas de su atención; sino uno que presentando en su conjunto esas masas de ro-
otro pueblo de poca importancia y algunas rui- cas y vegetales el aspecto más extraordina-
nas de edificios que fueron en otros tiempos rio. La corriente volcánica se dirige al E. y
las oficinas de haciendas de labor. Ante esos continúa sin interrupción hasta la costa, for-
muros derruidos que surgen entre matorrales, mando en el mar, según se cree, los arrecifes
y en presencia de alguna cruz que entre éstos "Boquillas de piedra." El rio Sedeño nace en
aparece como señal de algún siniestro aconte- la montaña del Cofre, al Poniente de Jalapa,
cimiento, el ánimo del viajero adquiere la tris- pasa al Norte y se pierde bajo la lava en terre-
teza que naturalmente engendra la desolación nos del Paso del Toro, continuando su curso
impidiéndole contemplar las maravillas de la subterráneo hasta el Descabezadero, cuatro
naturaleza y cree que bajo aquel rústico mo- leguas poco más ó menos de distancia, para
numento reposa una víctima, que por bóveda brotar de nuevo, formando una cascada de 20
sepulcral sólo tiene el frondoso follaje de los á 24 metros de altura. En este lugar da prin-
álamos y por oración fúnebre el ruido del vien- cipio el río de Actopan, que continúa su curso
to que zumba entre la maleza. Únicamente hasta el mar, formando al desembocar la barra
piensa en la distancia que le falta que recorrer de Chachalacas. El fondo de esta cañada es to-
para llegar á las Vigas, población que se asien- do de lava roja y arena, constitución física de
ta, en el ancho collado que en este lugar forma que provine la circunstancia que paso á indicar.
la cresta de la cordillera. Existen en Tlacolula unas horadaciones natu-
rales y verticales, por cuyo fondo corre el agua
Desde esta población, el camino desciende
del río sin obstáculo alguno; pero en tiempo
hacia las costas de Veracruz, y la vista puede
de lluvias, no siendo suficiente la cavidad in-
contemplar los más espléndidos y extensos pa-
terior para contener el agua de las fuertes cre-
noramas. Vése primeramente la Hoya, pueblo
cientes, brota aquélla al exterior por dichas
pequeño cuyo caserío se levanta en el fondo de
horadaciones y establece su curso por la super-
un profundo y estrecho valle, y cuya vegeta-
ficie, de manera que en varios lugares se esta-
ción propia de las zonas templadas, se presen-
blecen dos corrientes sobrepuestas. Varios
ta extremadamente bella, revistiendo las fal-
arrollos y ríos se reúnen antes del Descabeza-
das de las montañas. Desde la cuesta de San
dero y ocultan igualmente su corriente por la
Miguel del Soldado, la vista descubre una be-
extremada porosidad del terreno.
llísima y repentina hondonada con el suelo
erizado de eminencias y surcado de barrancas. El camino de Jalapa ofrece todos los encan- >
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 611

tos de una naturaleza lozana y los más esplén- albergarse en las profundas grietas de las ro-
didos paisajes. Las feraces comarcas de la tie- cas, y en vano buscaba yo afanosamente algún
rra caliente se extienden á lo lejos revestidas lugar que me diese seguro asilo contra el des-
de su brillante vegetación tropital, y las mon- hecho temporal.
tañas y colinas se suceden determinando el Arboles corpulentos se doblegaban A im-
carácter agreste del país. La extensa cañada pulsos del huracán, cediendo muchas veces al
de Actopan se presenta en lontananza con su irresistible poder del desencadenado elemen-
aspecto sombrío, á causa de la distancia, y en to, y al dividirse sus añosos leños crugían fuer-
vano la vista se esfuerza por escudriñar el fon- temente cual si lanzaran gemidos los gigantes
do de aquel abismo. de la selva. Nada en su caída los detenía y al
La circunstancia que paso á indicar me desgajarse tronchaban y derribaban con es-
impide no sólo describir, ni aún enumerar truendo otros árboles cercanos. El estampido
lautas bellezas naturales como las que en del rayo, la repercusión en las montañas de su
esos lugares sorprenden al viajero continua- estrindente sonido, el movimiento ondulante
mente. del follaje agitado por el aire, los rugidos del
Al descender durante mi excursión la cues- viento, y el agua que en cataratas se desprendía

VISTA DE JALAPA.

a de San Miguel, densos nubarrones amena- de las nubes inundado el suelo y corriendo
zaban verter el agua á torrentes, obligándome precipitadamente en encontradas direcciones
á apresurar la marcha é impidiéndome con- por los pliegues y quiebras de la montaña, to-
templar los bellos paisajes que por todas par- do se combinaba allí para hacer más imponen-
tes se presentaban á mi vista. El que no ha te el fragor de la tempestad.
presenciado una tormenta en el corazón de Pasada la tormenta, cesó mi natural pavor
uua sierra, no puede concebir ni la más ligera y pude contemplar una atmósfera límpida y
idea de un espectáculo tan sublime como im- trasparente que coloraba de un bellísimo azul
ponente, espectáculo que domina el ánimo ate- el cielo, y me permitía distinguir netamente
rrorizado y acaba por inspirarle la más profun- el relieve de las montañas lejanas con su fres-
da admiración. Los nimbus, de siniestro y ca y brillante vegetación. Los impetuosos to-
sombrío aspecto, avanzaban por las altas re- rrentes disminuían lentamente su caudaloso
giones atmosféricas, con movimiento rápido y volumen, convirtiéndose luego en delgados hi-
vertiginoso, ocultando el cielo poco antes des- los de cristal. Las bellísimas frases musicales
pejado. Los relámpagos y los truenos se suce- de la Pastoral de Beethoven no reconocen
dían como precursores de la tempestad; espan- ciertamente otra fuente de inspiración que
tadas las aves volaban precipitadamente para esos sublimes espectáculos de la naturaleza.
612 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS.

mas que se desarrollan por el Sur, Este y Su-


reste. Hacia el primer rumbo, los ramales que
Asentada sobre la ancha falda del Macuil- se desprenden de la Sierra Madre, avanzan en
tepec y en pintoresca y poética posición, se sucesión gradual hacia las costas, distinguién-
descubre de improviso la bella Jalapa, que por dose con claridad, enclavadas alternativamen-
sus bosques y jardines se presenta como un te, las colinas y cañadas opuestas, de tal suer-
rico verjel, en medio de las selvas veracruza- te, que pueden seguirse con la vista las sinuo-
nas. sidades de las extensas barrancas que surcan
Los azahares y liquidámbar (styraciflua) el terreno. En el primer término de ese pai-
impregnan el ambiente con sus gratísimos aro- saje se extienden los feraces terrenos de Xico,
mas, que á cada momento se renuevan, condu- Teocelo y Coatepec, y en el último la erguida
cidos de los bosques á la población por las rá- y nevada cumbre del Citlaltepetl, en la que se
fagas del viento. aglomeran las nubes á semejanza de inmensas
Antes de penetrar en tan bella mansión, humaredas, que al robar al sol sus tintes ro-
que algún poeta ha llamado nido de palomas, jos, presentan la montaña cual si se hallase
permítaseme dar una ligera idea de los impre- agitada por una erupción desastrosa. Con la
siones que se reciben al contemplar desde la ausencia de las nubes desaparece tan ilusorio
cumbre del Macuiltepec, los más pintorescos cuanto imponente espectáculo para dar lugar
paisajes. al real, frío y sereno aspecto de la montaña,
que destaca su mole colosal y brillante ante
F7T—7 ~~ ' ' T1 su límpido cielo. A lo lejos apenas se dibuja
la sierra de Huatusco, cuyo indeciso color se
confunde con el azul blanquecino del cielo
cerca del horizonte.
La feraz y hermosa cañada de Ac topan,
aparece á la simple mirada del observador co-
mo un insondable abismo, al Oriente del Ma-
cultepec, limitada al N. E. por la sierra de
Chiconquiaco, que se levanta dominante, re-
flejando la luz del sol para hacer mayor su
contraste con el sombrío aspecto que ofrece la
profunda barranca.
Hacia el N. E. y salvando la cañada, se
CALLE DE JALAPA. distingue el Salto y pueblo de Naolinco, que
por la distancia aparece coronando los canti-
Distingüese por el Norte el cónico cerro les de la sierra.
de la Magdalena y la sierra de Chiconquiaco, Por último, deprimiéndose fcl terreno por
cuyos primeros escalones se forman por las al- el S. E., la vista puede dilatarse hasta el mar,
tas y sucesivas lomas de la Banderilla y de la término, por ese rumbo, del horizonte de Ja-
hacienda Lúeas Martín ; al Poniente, los ce- lapa.
rros de San Salvador y Molino de San An- El hacinamiento de los edificios de esta
drés; al Sudoeste, el Nauhcampatepetl, eleva- ciudad en el inclinado plano que forma la fal-
da montaña coronada por el precioso Cofre, da del Macuiltepec, da á la población el bellí-
monolito de pórfido, y cuyas escalonadas emi- simo aspecto panorámico de todo lugar que
nencias, engalanadas con la más exuberante tiene su asiento en un terreno extremadamen-
vegetación, ofrecen distintos términos de una te quebrado.
hermosa perspectiva. Al pie de'la'montaña se Los bosques de liquidámbar, de ginicuilès
extiende el ameno paisaje "que forman las flo- y de otras plantas aromáticas, constituyen las
restas del bien poblado Molino de Pedreguera. barreras naturales de la ciudad, formando, co-
Si se dirige la vista en torno del horizonte mo el Monte de Pacho al Sur de ellos, sus
se fija de preferencia en los hermosos panora- más deliciosos paseos.
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 613

La población, en su interior, revela el buen nada notable revela en su arquitectura, con-


gusto de sus habitantes. serva cierta armonía con el resto de los edifi-
Miichas de las casas son de dos pisos, y de cios. Un precioso jardín, con asientos y sen-
buena apariencia las que limitan la calle prin- deros de mármol y engalanado con bellísimas

PALACIO DE JALAPA.

cipal y la del Calvario, encontrándose en esta plantas y flores, ocupa la parte central de la
última el edificio del hermoso Casino, en don- plaza, constituyendo un paseo de los mas agra-
de periódicamente tiene sus tertulias la alta dables, particularmente en las noches de luna.
El cerrado bosque de Pacho al Sur de la
ciudad, con sus árboles de liquidámbar, jini-
cuiles y muchas plantas de aromáticas flores,
es uno de los sitios más pintorescos y amenos.
Pocos lugares ofrecerán tantos encantos como
la bellísima cañada que recorre el camino que
de Jalapa conduce á Coatepec: aquí el liqui-
dámbar ostenta su verde follaje más ó menos
brillante, según esté ó no directamente ilumi-
nado por los rayos del sol ó tan sólo por la luz
difusa, cubriendo por completo, casi con ex-
clusión de otros árboles, cerros y colinas.
La festonada bóveda de verdura, bajo la
cual avanza en su camino el viajero, intercep-
ta los ardientes rayos del sol, conservando
fresco y delicioso el ambiente. Algunas co-
rrientes cristalinas se deslizan en la espesura
del bosque, ocultándose unas veces entre los
matorrales, y brotando otras de las hendedu-
IGLESIA DEL CALVARIO.
ras de las rocas. Los heléchos, bajo la fresca
sombra de los árboles, muestran en su rica va-
dase de la sociedad. La plaza principal, aun- riedad las más gallardas formas y, por último
que pequeña, es hermosa y se halla limitada las aves interrumpen el silencio de la selva
al Sur por el palacio del gobierno del Estado, con su incesante gorjeo, y animan con su pre-
sencia aquella tan rica como risueña floresta.
y al N. E. por la catedral; edificio que, aunque
614 EL LÎBSO Î>S MIS EBOÜERDOS.
i
El clima de Jalapa es templado, agradable lización de la clase obrera, constituyen en Ja-
y sano. El termómetro, á principios del ve- lapa la base más sólida en que puede afirmar
rano, marca: 20° C. á ^ s o c h o de la mañana. su prosperidad. La virtud sin ostentación, la
afabilidad sin coquetería y la instrucción sin
vanidad, son los caracteres distintivos de la
mujer de Jalapa, en la que se adunan los más
finos modales á la franqueza veracruzana. De

CATEDRAL DE JALAPA.

—25° al medio día.—25,5 á las dos de la tar-


CUESTA DE JALITIC. **»- "
de.—20° á las siete de la noche.
Si las bellezas naturales /le la encantado- esa educación que engendra en la madure de
familia elevados sentimientos, ha nacido el
desarrollo de la instrucción pública, y del pro-
greso intelectual la ilustración del pueblo.
¡ Hermosa cadena de inestimable precio, cuyos
eslabones extremos son la elegante dama y la
lavandera de Jalitic y de Techacapa!

. JALITIC.

Entre las buenas circunstancias que fue-


ron la causa de mi atenta observación en Ja-
CATEDRAL DE JALAPA (INTERIOR).
lapa, una de ellas se refiere al desarrollo que
en la población ha adquirido la instrucción
ra Jalapa causan la admiración del viajero,
pública. (*)
ésta crece al contemplar la población desde el
punto de vista del orden social. La educación ( * ) Téngase presente que mf visita á Jalapa fué
de la mujer, la instrucción pública y la civi. en 1874.
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 615

Una ley sabiamente meditada por la junta silencio y quietud que fueron para mí el pri-
de directores de los colegios del Estado, y de- mer indicio del buen orden allí establecido.
cretada por la legislatura del mismo, declara Los dibujos y las planas que se mostraban re-
obligatoria la instrucción primaria, ordenan- velaban el adelanto de los alumnos; pero más
do el establecimiento de una escuela de niños que todo, el análisis prosódico que todos ellos,
y otra de niñas por cada dos mil habitantes sin excepción, hicieron de un apólogo. La se-
en todas las poblaciones del propio Estado, guridad empleada por el profesor en sus pre-
así como el de una á lo menos, en todo lugar guntas, y el aplomo con que los alumnos las
de algún movimiento industrial ó mercantil. contestaban, me demostraron el buen método
La misma ley impone á las autoridades polí- del profesor y la inteligencia de sus discí-
ticas y municipales la obligación de estable- pulos.
cer escuelas en las cárceles y prisiones, y re- Del colegio del Sr. Longuet pasé al Insti-
comienda por último, álos hacendados y álos tuto Literario que dirige el profesor D. Gui-
dueños de fábricas y talleres, igual procedi- llermo D. Muñiz, y excusado es decir que en
miento en sus fincas, á fin de que en ellas re- ese establecimiento observé el orden estable-
ciban la instrucción primaria los hijos de los cido, el buen método de enseñanza y el ade-
jornaleros. lanto de los alumnos, al nivel del colegio del
Constituyeron la junta para la formación Sr. Longuet.
del proyecto de ley de instrucción pública los Las mismas circunstancias concurren en
Sres. D. Silvestre Moreno Cora, rector del co- el "Instituto Jalapeño,"' del profesor D. José
legio de Orizaba; D. Esteban Morales, rector María Hoz, y en los establecimientos de niñas
del de Veracruz; Lie. D. José María Mena; que dirigen las inteligentes Sritas. Rosario
Presb. D. José de Jesús Carbajal, rector del Martínez y Juana Molina.
colegio de Córdoba; Lie. Manuel Alva, del de El justo temor de hacer difuso un articulo
Jalapa, y ü . Miguel Cházaro, rector del de que más bien tiene el carácter de descriptivo
Tlacotalpam. que de estadístico, me impide dedicar una
La enunciación de los nombres de las ilus- reseña especial á cada uno de los estableci-
tradas personas que formaron esa junta, con- mientos de instrucción pública de Jalapa. La
vocada por el gobernador D. Francisco de Lan- visita que de muchos de ellos hice, sin elec-
dero y Cos, basta por sí sola para infundir una ción determinada, y los adelantos de todos de-
plena confianza respecto de sus trabajos. mostrados, inducen á creer que los demás es-
Al recorrer las calles de la ciudad fijaron mi tablecimientos deben manifestar iguales ven-
atención las multiplicadas inscripciones de tajas. Sin embargo, imposible me sería guar-
colegios que se leen á cada paso, pertenecien- dar silencio respecto del colegio preparatorio
tes unos á particulares y otros al Estado. Des- que actualmente sostiene el Estado. Fundóse
de luego nació en mí el deseo de investigar la el colegio en 1843, bajo los auspicios del Go-
extensión de las materias de enseñanza y el bierno general, por el Lie. D. Antonio M. Ri-
adelanto de los alumnos, á cuyo efecto me pro- vera, antiguo magistrado del tribunal supe-
puse visitar el mayor número de escuelas que rior del Estado.
me fuera posible, empezando indeterminada- Las vicisitudes políticas obligaron á los di-
mente por la primera que se me ofreciera al rectores del Instituto á cerrar sus aulas en
paso, y ésta fué la que tan acreditadamente distintas épocas, interrumpiéndolos progresos
dirige el profesor D. Juan E. Longuet. Los que desde la fundación de aquél se habían ini-
modales afables y corteses de este caballero, ciado. Reorganizado bajo la administración
me inspiraron la mayor confianza animándo- del Sr. Hernández y Hernández, con el nom-
me á exponerle mis deseos, que en el acto fue- bre de "Colegio del Estado," ha continuado
ron satisfechos. difundiendo, sin interrupción alguna, la más
Al penetrar en aquel modesto santuario de sólida y útil enseñanza bajo la inteligencia y
la inteligencia, reinaba un profundo silencio, afanosa dirección de su actual rector el Lie.
que sólo interrumpía el chirrido que sobre el D. Manuel Alva.
papel producían las plumas de los alumnos; Las materias que se cursan en el referido
616 EL LIBEO DE MIS KECUEBDOS

colegio, son: primero y segundo año de latín, nera de hacer las devoluciones equitativas por
matemáticas, gramática, lógica, ideología, geo- falta de cumplimiento al contrato.
grafía, historia., derecho constitucional, mo- La Sociedad no se ha limitado á este fin :
ral, dibujo, idiomas francés é inglés y música sostiene un Casino, en el cual se han llenado
vocal é instrumental, hallándose establecidas las exigencias de la civilización actual. En el
además, conforme á la citada ley, clases noc- vasto y cómodo salón principal, celebra sus
turnas de primera enseñanza para adultos. sesiones ordinarias la J u n t a Directiva, se efec-
A los esfuerzos del benemérito Sr. D. An- túan mensualmente las tertulias familiares de
tonio María Rivera, fundador del colegio, se los socios, y se dan por los mismos lecturas
debe el establecimiento, en el mismo Institu- semanarias sobre un punto determinado, el
to, de una biblioteca pública. cual se somete á discusión.
Réstame sólo hablar de la clase obrera. Los demás departamentos se hallan desti-
Si bien es cierto, cpie en otros lugares de nados á la biblioteca, salas de lectura, clases
la República los artesanos honrados, rindien- de gramática, aritmética, geografía y dibujo,
do culto al saber y á la caridad, han creado y á los billares, de suerte que nada falta allí
asociaciones más ó menos numerosas, la que para la instrucción y recreo de los socios. Los

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COLEGIO DEL ESTADO, HOY ESCUELA NORMAL.

en Jalapa se formó por iniciativa de los ciu- bailes dados por los artesanos sorprenden ver-
dadanos Miguel Ortega y Andrés Villegas, daderamente ai que, por primera vez concurre
ambos carpinteros, no tiene ejemplo, así por á ellos. Los trajes, la compostura, la decencia,
sus nobles fines como por las bases de su ins- todo refleja en las familias de aquéllos la bue-
titución. >l La Sociedad de Artesanos y Agri- na educación y el acatamiento á las conve-
cultores de Jalapa" se estableció en 1" de Ju- niencias sociales.
nio de 1867, y desde esa época la constancia
de sus miembros y el exacto cumplimiento de # *
los preceptos reglamentarios han influido de
una manera notable en la prosperidad de la Al observar la decadencia actual de Jalapa
asociación. Esta tiene por objeto crear un y su reducido comercio, (*) inútilmente se
fondo especial que gira mercantilmente, y á procura investigar las causas que tan directa-
cuyos gananciales tienen derecho los socios mente se oponen al engrandecimiento de un
contribuyentes que han enterado íntegra su pueblo que como el de que se trata, se encuen-
acción de 50 pesos.
Un reglamento previsor determina la ma- (* ) Escribióse este artículo en 1874.
ASUNTOS HISTÓRICOS T DESCRIPTIVOS. 617
tra en tan bellas condiciones de prosperidad. y empleándose como albañiles y canteros, en
En mi concepto esa decadencia, por la razón la construcción de casas en las inmediaciones
expresada, no puede menos que ser transi- de la fábrica, erigiendo una bonita y moderna
toria: la vía férrea de Jalapa reanimará den- población.
tro de poco el vigor amortiguado de un pue- La otra fábrica, con el nombre de "Indus-
plo que para su bienestar cuenta con sobrados tria Jalapena," se halla ubicada en los terre-
elementos. nos más bajos de'Jalapa, en el lugar llamado el

FABRICA "EL DIQUE."


SAN JOSE DE LA CUESTA.

Dique, desde el cual la ciudad presenta el más


Cuatro fábricas industriales existen en Ja- hermoso panorama. Débese á los esfuerzos
lapa, y de ellas dos merecen citarse por su combinados de los Sres. D. Rafael Martínez
grande importancia. Una llamada "La Liber- de la Torre y D. Agustín Serdán, la completa
tad," se halla situada en el lugar del antiguo restauración de la fábrica. A fin de evitar la
Molino de Pedreguera; es de la propiedad del paralización de los trabajos, se ha establecido
Sr. D. Bernardo Sayago, el infatigable indus- una hermosa máquina de vapor que funciona
trial, promovedor de las mejoras materiales. durante la escasez de las lluvias.
Aplicada como fuerza motriz el agua que Entre las mejoras que'au activo y'empren-
proviene particularmente de las lluvias, las dedor propietario ha introducido en el estable-
labores de la fábrica se hallan sujetas á la pe- cimiento, ocupa el primer lugar la creación de
riodicidad y eventualidad de aquéllas, y sin una escuela de instrucción primaria, obligato-
embargo, los operarios durante la paralización ria para los hijos de los operarios.
de los trabajos, continúan percibiendo sus jor- Hombres como Sayago, Martínez de la To-
nales, ocupándose en el acopio de materiales, rre y Serdán, son dignos de eterna memoria.

78
r 618 EL LIBEO DE MIS BEOüEBDOB.

UNA EXCURSION A LA GRUTA DE CACAHUAMILPA (1874).

tUY digno de estudiarse es el camino se desciende, la temperatura se eleva, compro-


que conduce de México á la famosa bando la observación tantas veces hecha, de
caverna que es el objeto principal de que en México bastan unas cuantas horas de
este artículo, más no fijaré mi atención en el camino para pasar de una zona en extremo
tramo recorrido por el ferrocarril de Tlalpan, fría, á otra cálida. La vertiente austral de la
por ser demasiado conocido. serranía de Ajusco, que en esta parte toma el
La serranía de Ajusco, que por el Sur li- nombre de Cuesta de Huitzilac, se presen! a
mita el Valle de México, ligando las sierras revestida de árboles de la familia de las coni-
del Popocatepetl con las eminencias de las feras, observándose los oyameles en las cum-
Cruces y Monte Alto, ocupa en latitud una bres y los ocotes y cedros en los declives, mez-
grande extensión de terreno, presentando en clados, además, encinos de varias especies.
sus declives y muy particularmente en los Multitud de barrancas surcan el suelo y
australes, inclinaciones en extremo rápidas. descienden hacia los planes de Cuernavaca,
Preséntase el terreno recorrido por el ca- encontrándose la ciudad de este nombre, ca-
mino, en gran parte volcánico, y apenas se ve pital del Estado de Morelos, entre dos de esas
en las eminencias que lo coronan una vegeta- depresiones que en mayor número se interpo-
ción pobre en extremo. Aun cuando para el nen entre dicha ciudad y los pueblos de Chal-
viajero, ávido de lugares amenos y pintores- ina y Ocuila, del Estado de México, erizando
cos, estos lugares no tienen ningún atractivo, de dificultades y de fuertes pendientes, las
son, sin embargo, muy interesantes conside- veredas que ligan esas poblaciones.
rándolos geológicamente. Vence por doquie- Distingüese desde la eminencia de la cues-
ra enormes grupos de rocas eruptivas que es- ta, la tierracaliente ofreciendo un bello pano-
tán revelando una acción volcánica tremenda, rama. Las lomas sucesivas que tanto caracte-
y las cuales se presentan como inmensos edi- rizan la topografía de Cuernavaca, desapare-
ficios derruidos por la acción destructora del cen á causa de la altura de donde se obser-
tiempo. El ascenso para traspasar la línea de van, y sólo se admiran campiñas matizadas
la división de las aguas, es en extremo difícil por el frondoso follaje de las plantas tropica-
y se llega, después de algunas horas de cami- les y por los plantíos de caña, cuyo color es-
no, á Topilejo y á la Venta del Guarda, lu- maltado de verde más ó menos intenso, según
gar interesante por determinar el punto más el mayor ó menor crecimiento de las plantas,
elevado del camino y desde el cual puede ob- armoniza con los variados colores que reflejan
servarse el Valle de México en toda su exten- los terrenos sin cultivo. Descúbrense á los
sión, con su más bella perspectiva. vivísimos resplandores del sol y diseminados
Del Guarda se llega á la Cruz del Marqués en las campiñas, agrupados los edificios de
3,015 metros de altura sobre el mar y á 40 ki- las poblaciones y separado el plan de A milpas
lómetros de México, y desde este punto, se del de Cuernavaca, por la sierra de Tetillas,
desciende rápidamente, rapidez que crece de Montenegro y Jiutepec, y por último, sé ven
Huitzilac en adelante, de tal suerte, que los á lo lejos escalonadas, sobre planos inclinados,
carruajes ruedan con una velocidad que casi diversas eminencias que terminan con las ele-
se asemeja á la que adquieren los cuerpos vadas crestas de las lejanas sierras de Huau-
abandonados á su propio peso; y á medida que tla y Ocotlán.
A8UNTOS HI9CÓBI00S T DESOEIPTIVÜS. 619

Cuernayaca (Cuauhnahuac, cerca de la ar- trasta con la blancura de la corriente cris-


boleda) se halla situada á los 18° 55' de L. N. talina, y con el fresco verdor de los helé-
y 0 ° 06' de longitud O. de México, á 1,505 me- chos, de los arbustos y plantas tropicales, que
tros de altura sobre el mar y a 67 kilómetros engalanan aquella cuenca. Grietas profundas
8. de la capital de la Kepública. El terreno surcan horizontalmente las paredes verticales
en que se asienta forma una loma entre dos
grandes depresiones, ofreciendo en sus calles
frecuentes ascensos y descensos. Desde cual-
quiera altura de la ciudad se abarca de una
sola mirada el territorio del Estado en su ma-
yor extensión.
Se descubren las montañas que lo limitan
y las que interrumpen la uniformidad de su
suelo, al Norte, la serranía de Ajusco: al
Oriente las nevadas y majestuosas cumbres
del Popocatepetl y el Iztaccihuatl en último
término, y en el primero, las cimas de formas
caprichosas de la sierra de Tepoxtlán. Los ex-
tensos plantíos de cafia, los platanares que
extienden sus erguidas y lustrosas hojas en
medio de una vegetación lozana, esmaltan los
campos de un verde hermoso, revelando las
riquezas de un Estado esencialmente agrícola.
El clima de la ciudad como el de todas las
poblaciones del Estado, es cálido, marcando
el termómetro como temperatura máxima en
tiempos normales, á las tres de la tarde, 24° á
25° centígrados. La declinación de la aguja
es de 8 o 30' al Este.
Forman los suburbios de esta ciudad que SALTO DE SAN ANTON.
cuenta con 10,000 habitantes los siguientes
barrios: San Pedro y Santo Cristo, por el Sur; de la barranca que miran al Oriente, en tan-
Amatitlán, por el Este, San Antón, por el to que en el declive opuesto grupos de pris-
Oeste, y Guadalupita y el Calvario por el mas basálticos incrustados en el terreno, al-
Norte. ternan con las lucientes hojas de las anoná-
Pasado el pintoresco pueblecillo de San ceas. Los festones de bejuco que, pendientes
Antón, á 3 kilómetros Oeste de Cuernavaca, de la cima, flotan á más de media altura de
se desciende á una profunda barranca por un la barranca, y la frondosidad de los árboles,
sendero estrecho y pedregoso. En esta barran- entre cuyo follaje se descubren las esbeltas
ca y de una altura de 37 metros, el agua que hojas del banano, contribuyen á hermosear el
proviene de otra barranca se precipita, for- lugar, dándole un aspecto encantador.
mando en su caída preciosas ondulaciones, al- Mas allá de las barrancas de San Antón,
ternando con delgados hilos cristalinos que se Aguacate, Tetlama y Toto, á 12 kilómetros S.
apartan de la masa principal del torrente. De O. de Cuernavaca se encuentran las bellas rui-
la cuenca abierta por el agua con su incesan- nas de Xochicalco, de las cuales me abstengo
te golpeo, se eleva ésta en menudas partícu- de hablar, no porque carezcan de interés, que
las, produciendo á los vivísimos rayos del sol, lo tienen en sumo grado, sino por mí propó-
los colores del iris, notables por su persisten- sito firme de no insistir más en estudios que
cia. El continuo-movimiento del agua al pié sólo disgustos proporcionan y nulifican todo
del salto, ha descarnado la montaña abriendo esfuerzo, como me aconteció en Teotihuacán
una gruta profunda que por su lobreguez con- á pesar de mis prudentes disposiciones, enea-
620 EL L·IBBO DE MIS BBOÜBBDOS.

minadas al descubrimiento de los diferentes tes. Sus terrenos son productivos y su vege-
é interesantes detalles de las pirámides. tación tan vigorosa que el maíz de riego, se
El camino prosigue por los terrenos perte- cosecha antes de cuatro meses y el de tempo-
necientes al distrito de Tetecala. Ocupan to- ral á los seis después de su siembra; el plátano
do el distrito, extensas lomas y grupos de ce- siempre da su fruto sin más trabajo que el de
rros de poca elevación que por su aridez for- limpiar la planta y el terreno en que ha creci-
man un notable contraste con las frondosas y do; la caña de azúcar adquiere muchas veces
fértiles cañadas. Los ríos que las riegan son: en su desarrollo una longitud de tres metros;
el de Coatlán que nace al Norte en las monta- se cosecha además el frijol, chile, ajonjolí, ca-
ñas de Ocuila, del Estado de México, pasa por mote y arroz, cuyo cultivo es de mayor impor-
la hacienda de Cocoyotla, Coatlán del Río, Te- tancia en las vegas todas del río Coatlán; de-
tecala, San Miguel Coatlán y Coachichinola, ben mencionarse entre las frutas, sandías, me-
uniéndose ai Amacusac; el río Tembembe na- lones, cocos, aguacates, limas, anonas, timbi-
ce en la barranca de Toto, pasa por terrenos richis, chicozapotes, mangos, ilamas, guaná-
de Cuentepec, Miacatlán, Mazatepec y Alme- vanas, dátiles, ciruelas, mameyes y zapotes

RUINAS DE XOCHICALCO.

huecingo y se une al anterior, á una legua al prietos, produciendo además en abundancia,


Norte de Ixtla. En estos ríos se cogen cama- toda clase de legumbres y verduras.
rones, bagres, cangrejos, mojarras, perros de El calor es insoportable en esta localidad,
agua, roncadores, salmiches y truchas. La la- pues llega á marcar el termómetro á la sombra
guna de Coatetelco, situada al Oriente de Ma- 3lo C.
zatepec y de un kilómetro de longitud, presen- A 4 kilómetros de Tetecala, prosiguiendo
ta un panorama agradable por los plantíos de el camino hacia el Poniente, se encuentra el
caña que la rodean y por la multitud de gar- pintoresco pueblo de Coatlán del Río, (lugar
zas que se ven sobre la superficie de las aguas. de culebras). Erguidos cocoteros se agrupan
Esta laguna produce igualmente truchas y ba- en torno de la iglesia parroquial, de humilde
gres. aspecto; y los cafetos y bananos, entre los cua-
La villa de Tetecala (casas de piedra), ca- les descuella el esbelto papayo, por una parte
becera del Distrito, se halla situada á la mar- y la multitud de árboles frutales, por la otra,
gen izquierda del río Coatlán, y á 40 kilóme- ocultan con sus tupidos follajes las habitacio-
tros S. O. de Cuernavaca, con 2,000 habitan- nes de la población y se dibujan en las aguas
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 621

del cristalino río, que con sus vegas fértiles y cañada, cuya dirección es de Occidente á
amenas aumenta, los encantos del panorámico Oriente. El terreno por el descenso rápido, en
conjunto. tan corto espacio, se convierte en un lugar de
Apenas se sale de esta población se vuelve extremada fragosidad. Vense rocas acantila-
á caminar por lomas y colinas estériles en par- das, dominando el abismo y taladradas por las
te de la estancia de Michapa, con dirección aceradas raíces de los amates. Allí la natura-
al Sur, y sólo de trecho en trecho se distin- leza agreste oculta con un manto de espléndi-
guen algunas cañadas vestidas de vegetación. do follaje, una de sus obras más admirables.
A 6 kilómetros de Coatlán, se penetra en Saltando de uno en otro peñaseo y abriéndose
una cañada formada por opuestas eminencias paso por entre las ramas de los árboles, el via-
en los confines del Estado, límites con el de jero llega á colocarse en un pnnto, en medio de
Guerrero, ascendiendo por una vereda pedre- un río cristalino, desde donde, lanzando instin-
gosa, á la falda de la montaña, hasta llegar al tivamente un grito de sorpresa, puede admirar
pueblecillo de Cacahuamilpa (siembra de ca- á un tiempo mismo dos colosales y bellísimas
cahuates) que dista de Ooatlán 8 kilómetros. grutas, de cuyo fondo salen serpenteando y
Algunas casuchas y un templo pequeño, de en rápida corriente, los dos arroyos que ali-
humildísimo aspecto, ocupan la falda de un mentan el Amacusac. Las piedras calizas que
cerro, y desde este punto, caminando siempre forman las bóvedas de las grutas se hallan dis-
por desfiladeros y en continuo descenso, se lle- puestas de tal manera, que parecen que en su
ga al grupo de cerros elevados, en uno de los colocación intervino el arte con sus precisas
cuales súbitamente se descubre la abertura de reglas ; despréndense de las grietas de las bó-
la famosa CAVERNA de CACAHUAMILPA. vedas y en forma de festones, las estalactitas
con aquel desorden que aumenta los encantos
de la naturaleza.
# * Las bóvedas disminuyen gradualmente de
altura, presentando en el fondo una lóbrega
Antes de penetrar en los antros misterio- abertura por donde sale el agua, dando indi-
sos de la caverna, conviene dar una idea topo- cios de la profundidad de los subterráneos. La
gráfica del exterior, cuyos detalles de tal ma- espléndida luz que ilumina la parte abierta de
nera se relacionan con aquella gigantesca obra las grutas, lucha por penetrar en el fondo pa-
natural, que hacen indispensable el pleno co- ra disipar las tinieblas, y apenas con sus refle-
nocimiento de todos sus detalles. jos, hace brillar el agua en los puntos en que,
Tomando por punto de partida la montaña por algunos pedruzcos, rompe su corriente.
de la caverna, extiéndense al Norte de ella, dos De vez en cuando parvadas de guacamayas,
cordilleras opuestas que forman una cañada, asustadas por la presencia del viajero, aban-
cuyo thalweg tiene una dirección de Norte á donan sus nidos, hendiendo el aire con su rá-
Sur. De estas dos cadenas la occidental se li- pido vuelo, bajo las cenicientas rocas de las
ga inmediatamente con la montaña de la ca- grutas, para proyectarse después en la purísi-
verna, en tanto que la oriental, desviándose ma bóveda del cielo.
enfrente de ella, deja un espacio de terre- Esas dos grutas se hallan en opuesta po-
no, en el cual se elera otra eminencia, de una sición : una hacia el Norte y otra al Oriente
altura casi nula por el lado de la cañada, pe- reuniéndose frente de la primera los dos ríos
ro de grande elevación por el opuesto, en don- que forman el Amacusac. Si se busca el ori-
de la contrapendiente se confunde con la ver- gen de éstos, preciso es remontarse hasta las
tical. alturas de Tenancingo y de Ixtapa de la Sal,
Tan fuerte es por esta parte la depresión en el Estado de México, cuyo territorio riegan
del terreno, que para descender á él, vese uno dirigiendo su curso ya unidos con el nombre
obligado, las más veces, á buscar con las manos de Pilcaya, hacia la montaña de Cacahuamil-
y los pies el necesario apoyo en las ramas y pa, para perderse en ella y brotar de nuevo en
troncos de los árboles para evitar la caída por el agreste lugar que acaba de describirse.
los desfiladeros. Esta cuenca da origen á otra Encumbrando de nuevo la eminencia el
622 EL LIBRO DE MIS EECUEBDOS

viajero puedo contemplar, desde la maseta, la mediatamente dispusieron la primera expedi-


extensa boca de la caverna con los verdes fes- ción.
tones de foliage que la adornan, y algunas con- Muy divida se encuentra la opinión respec-
creciones de estalactitas que se presentan co- to de las teorías referentes á la formación de
mo un indicio de las maravillosas cristaliza- las cavernas: unos la atribuyen á la acción de
ciones que en sus antros aquélla encierra. las aguas y otros á la plutónica.
Llégase á la abertura natural por un sen- La existencia de los dos ríos, que perdién-
dero estrecho y de poca extensión. La longi- dose en la montaña de Cacahuamilpa surgen
tud de la base de esta abertura es de ¿36 me- de nuevo en un lugar más bajo que el suelo de
tros, su mayor altura de 4.75. El rumbo de la la caverna, ha hecho presumir que en la for-
base lí)° Suroeste y la temperatura áL " ce mación de ésta las aguas han ejercido la ac-
del día y á la sombra,, 27° 11. ción principal; pero si se atiende á diversas
La existencia de la caverna permaneció ig- circunstancias contrarias, debe creerse más

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ENTRADA DE LA CAVERNA DE CACAHUAMILPA.

norada hasta el año de JKYA. Los mismos in- bien que tal efecto tuvo por causa una dislo-
dios, antes de esta época, no se at re, vían á pe- cación violenta del terreno, de la misma ma-
netrar en ella, pues hacíales creer su ciega su- nera que se observa en las grietas de los mi-
perstición que la primera estalactita en figura nerales, con sólo la diferencia de haber sido
de chivo, era el espíritu malo ojie defendía la éstas inyectadas por las materias fundidas.
entrada al interior. Los terrenos adyacentes, en los cuales se
Un incidente reveló al mundo civilizado la advierten dislocadas y metamorfoseadas las ca-
importancia de esa tan prodigiosa obra natu- pas calizas, corroboran esta aserción.
ral. Refugiado un criminal en la caverna, per- En los mares el continuo movimiento del
maneció en ella durante el tiempo que duró la agua desaloja las materias sólidas del terreno,
persecución, cesada la cual, pudo regresar á abriendo grietas y grutas profundas, así como
su hogar, asombrando con sus relaciones fan- en las tierras continentales las aguas han con-
tásticas á los vecinos de Tetecala, quienes in- tribuido principalmente á perforar las monta-
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESOKIPTIVOR, 623

ñas. Mas no sólo esta causa puede producir se distingue el brillo de las antorchas, todo
tales efectos: la eyección de materias erupti- ello forma un conjunto de admiración para el
vas, el enfriamiento de las lavas, la expansión hombre indiferente, y de conmoción y asom-
de los gases y vapores y la liquidación ígnea bro para el que ha recibido de la naturaleza el
de las rocas, son otras tantas causas á que de- sentimiento de lo grande y de lo bello.
be atribuirse la existencia de las grutas y ca- Las estalactitas y las estalagmitas no son
vernas que tan justamente nos admiran. Su- otra cosa que las concreciones de caliza in-
pónese igualmente que los espacios hoy libres crustante. Filtrándose el agua que lleva en
se hallaban ocupados en tiempos remotos por disolución el bicarbonato de cal, se adhiere en
grandes masas de sal que, disuelta por el agua, el techo de la caverna á una yerba ó á cual-
fué arrastrada en su corriente; mas lo que no quiera objeto pequeño que forma un núcleo:
admite duda es. que la acción plu tónica ha si-
do el agente principal en la formación de mu-
chas cavernas.
La existencia de los dos ríos próximos á la
caverna debe atribuirse á una coincidencia
casual, como ha podido observarse en otras ca-
vernas cuyas circunstancias son idénticas. La
montaña de Cacahuamilpa, según fundadas
conjeturas, se halla perforada en todas direc-
ciones, formando galerías laterales, quizá tan
interesantes, por sus detalles, como el cañón
principal que ya conocemos. Los ríos de Ix-
tapa y Tenancingo, según mi humilde juicio,
que de ninguna manera puede reputarse como
una conclusión definitiva, no perforaron la
montaña sino que, encontrando sus corrientes
caminos subterráneos, prosiguieron por ellos
su curso.
Por otra parte, no puede creerse sin violen-
cia, que dos ríos de tan escaso caudal, hayan
podido no sólo abrir el cañón principal, sino
las galerías laterales que hacen del conjunto
un verdadero laberinto. En la formación de la
caverna de Cacahuamilpa ha de haber inter-
venido el agua, pero no como agente principal. PRIMER SALON Ó SALA DEL CHIVO.
Prosigamos nuestra excursión al interior
de la caverna. por el desprendimiento del ácido carbónico, la
Descendiendo por una rampa muy inclina- materia caliza vuelve á su estado primitivo,
da, se penetra en la primera galería, entera- revistiendo á aquél objeto. Nuevas filtraciones
mente iluminada por la luz natural. Las ex- producen el mismo efecto, haciendo crecer, por
tensas proporciones de esta galería, con sus agregación sucesiva, las estalactitas, que ad-
paredes de rocas acantiladas y de enormes pe- quieren las más variadas figuras.
ñascos que parece que se derrumban ; los fes- Las gotas que se desprenden de la bóveda
tones de estalactitas que se ven suspendidas y caen al suelo, elaboran de la misma manera
de la ancha bóveda, surcada por grietas pro- otras concreciones en sentido inverso, consti-
tundas; las caprichosas estalagmitas que se tuyendo las estalagmitas, que muchas veces se
presentan, ora en figura de preciosas coliflores, unen á las estalactitas por sus vértices, for-
°ra representando columnas de mármol; y por mando columnas que sustentan las elevadas bó-
último, la pavorosa obscuridad que reina ya en vedas.
las egunda galería, en medio de la cual apenas La atención del viajero, en la primera ga-
624 EL LIBKO DE MIS RECUERDOS.

lería, se fija preferentemente en dos objetos: encaje y filigrana bordan el suelo y rodean las
primero, en estalagmita que representa el chi- enhiestas estalagmitas ; en tanto que bellas in-
vo encantado, que por habérsele destruido la crustaciones, blancas como el mármol de Ca-
cabeza ha perdido su primitiva forma; y des- rrara, revisten las paredes y reflejan la luz con
pués en una preciosa columna que, con su gra- sus prismáticos cristales. En forma de elegan-
cioso capitel á manera de un penacho, sostie- te cortinaje circular-y diestramente arrugado
ne el arranque de un arco natural. La presen- por la mano maestra de la naturaleza, se des-
cia de esta columna despierta la idea de la prende de la bóveda un haz de estalactitas, cu-
creación de un estilo de arquitectura á imita- briendo una concreción que gradualmente se
ción de la Naturaleza; así como un canastillo levanta del suelo.

SALON DEL TRONO.

con preciosas hojas de acanto, infundió á los El cañón principal de la caverna, cuya di-
griegos la idea del hermoso capitel corintio. rección general es al Poniente, con poca incli-
Salvando los obstáculos que ofrece el ha- nación al Sur, se halla dividido por arcos na-
cinamiento de las rocas desprendidas de la bó- turales ó por grandes agrupaciones de estalag-
veda, se pasa al salón del Pulpito, que yo me mitas colosales. Solamente en el tránsito de una
atravería á llamar más bien, galería del Trono. á otra galería, cuyo sitio preciso no recuerdo,
(Esto decía en 1874). Aquí la oscuridad es se observa un cambio brusco de dirección al
completa y apenas puede distinguirse, á la té- S. O., de manera que los ejes de ambas gale-
nue luz de las antorchas, las hermosas concre- rías forman un ángulo agudo para continuar.
ciones, cuyo interés, por su forma y magnitud, El corto tiempo que permanecí en la caver-
crece progresivamente. Primorosas labores de na, no me permitió anotar todos los monumen-
ASUNTOS HISTÓBIOOS Y DESCRIPTIVOS. 625
tos notables que ésta encierra, para poder, á táculo general es un estanque con sus pretiles
lo menos, dar una idea de ellos; me limitaré perfectamente determinados aunque irregula-
por tanto, á describir ligeramente los que ma- res. Debería llamarse este salón Galería de
yor impresión me causaron. la Fuente.
Al penetrar en una de las galerías, se ad- El extenso tramo de los monumentos se
miran bellas y colosales estalagmitas, que ilu- halla dividido por un grupo de voluminosas
minadas por las bujías y vistas de lejos, apa- estalagmitas, y en él, durante nuestra perma-
recen como edificios principales de una gran nencia, los fuegos de Bengala produjeron efec-
ciudad: se ve en primer lugar, un palacio de tos maravillosos.
mármol con sus farolas encendidas, efecto pro- Hallándonos en el término de la galería,

GALERIA DE LA FUENTE.

ducido por las antorchas, y á su izquierda, encendiéronse aquéllos en el extremo opuesto,


medio perdido por las sombras, un templo, en permitiéndonos distinguir, ante un vivísimo
cuyo cementerio se elevan dos ó tres erguidos fondo de luz, las enhiestas moles de las esta-
pinos. La ilusión no desaparece sino hasta el lagmitas, de entre las cuales sobresalía ana por
momento en que casi se tocan con las manos sus esbeltas proporciones, su aguzada cima y
aquellas concreciones. Entonces, como por un disposición de sus cristales, que la hacían apa-
efecto de fantasmagoría, desaparecen los edi- recer como la torre gótica de una catedral.
ficios, convirtiéndose el palacio en una primo- Kodeada esta estalagmita por otras informes
rosa fuente invernal. De dos tazas sobrepues- y agrupadas como los edificios de una pobla-
tas y de mayor ó menor diámetro, se despren- ción, cualquiera creería, atendiendo á la for-
den chorros de agua congelada, cuyo recep- ma de la torre, que desde una altura contem-
79
62« EL LIBBO DE MIS RECUERDOS.

piaba la ciudad de Estrasburgo, á la luz del ciosas palmas; pudiendo decirse que allí la
crepúsculo matinal. naturaleza se halla representada en sus tres
Los reflejos de esa luz, interceptada por los reinos; desde la pequeña coliflor hasta el colo-
monumentos, iluminaban muy confusamente sal sabino con sus flotantes madejas de pará-
la parte superior de la bóveda, que en el con- sitas, convertidas en hilos de cristal ; así en el
junto de sus grandes peñascos y profundas reptil como en el mamífero que se ve á la en-
grietas, aparecía como un cielo nublado y tem- trada de la caverna; y por úlíimo, tanto en las
pestuoso. En vano luchaba la imaginación por piedras oolíticas como en las columnas y ro-
desechar ese efecto ilusorio para dar cabida á cas monolíticas.
la realidad: aquellos monumentos la mantu- Regadas en el suelo de la caverna se en-
vieron viva, hasta que extinguida la luz queda- cuentran pequeñas concreciones globulosas,
ron sumergidos en las tinieblas. que llaman confites, las cuales se forman por
Llama mucho la atención la galería á que la agrupación del carbonato de cal que tiene
se da el nombre de Salón del Muerto. Refié- el agua en disolución, en torno de una burbu-
rese que habiéndose internado un viajero en ja de aire, de un grano de arena ó de un cuer-
la caverna, sin guías y sin la indispensable po orgánico, formándose primero el núcleo y
cuerda que dirigiera sus pasos á su regreso, engrosándose sucesivamente por capas. Estos
pereció presa de las mayores angustias, afa- granos se llaman oolitas si son pequeños y pi-
nándose por encontrar la salida. Consumida sólitas si son grandes y bien determinadas las
la luz de la antorcha y la que se proporcionó capas que los forman. M. Virlet pudo obser-
quemando sus propios vestidos, ya en medio var este fenómeno en nuestro lago de Texco-
de las tinieblas, vagaba á la ventura de uno á co, según hace notar D. Juan Vilanova en su
otro laberinto. preciosa obra "Compendio de Geología." Fe-
E n el Salón de Las Palmeras, entre las nómeno debido, como se expresa en ella, á la
numerosas y bellas estalagmitas, había una "consolidación ó fijación del carbonato de cal
plana, poco inclinada y á la altura de 1.20m. alrededor de cada uno de los huevos, que en
sobre el suelo, en la cual se hallaban varias número prodigioso, depositan en el fondo de
inscripciones y nombres de personas que ha- las aguas la Corixa femorata y la Notonecta
bían visitado la caverna. Entre esas inscrip- unifasciata, insectos hemípteros de la tribu
ciones había una que decía: de los Notonectídeos."
María Carlota, llegó hasta aquí. El Pre- Las estalactitas tubulosas abundan en la
sidente D. Sebastián Lerdo de Tejada, á quien caverna, blancas, huecas y traslúcidas como el
acompañábamos en su excursión, se apresuró cañón de una pluma; así como en las estalag-
á marcar después de dicha frase, la siguiente: mitas de numerosas y pequeñas masas, se ven
éstas agrupadas y arriñonadas en forma de co-
Sebastián Lerdo pasó adelante.
liflor.
La galería de los órganos, es sin duda la Aun cuando en los grandes monumentos,
más notable por la forma y número de las es- las concreciones se presentan opacas y muy
talactitas y estalagmitas que se presentan ba- parecidas al mármol estatuario, se encuentran
jo la forma de cactus cristalizados. Las varia- sin embargo, otras muchas cristalizaciones,
das figuras de unas y otras, y su agrupación unas traslúcidas y otras diáfanas como el cuar-
complicada en grandes masas, dan á esta ga- zo y el cristal de roca.
lería el aspecto de un edificio gótico. La per- El suelo de la caverna va generalmente
cusión en esas cristalizaciones produce so- en continuo descenso de una á otra galería;
nidos más ó menos graves en proporción al de suerte que el viajero puede dominar suce-
grueso y densidad de éstas. sivamente, antes de traspasar cada uno de
Sorprenden otros salones por las figuras los tramos, á los guías que le preceden y el
tan hermosas como variadas que ofrecen las hermoso efecto que producen las luces de las
concreciones, las estalactitas en forma de ai- antorchas en las alturas de los peñascos.
rosas lámparas y las estalagmitas semejando Al regresar de las remotas galerías de la
esbeltos candelabros, elevados obeliscos y gra- caverna, cree el viajero haber dado fin á sus
ASUNTOS HISTORIÓOS Y DESCRIPTIVOS. 627
impresiones, sin sospechar el maravilloso y los guías. Diversas circunstancias revelan,
mágico .efecto que le preparan los primeros muy fundadamente, la falsedad de ta\ asevera-
destellos de la luz natural. Sumergido duran- ción. El aire que se respira y alimenta la luz
te largo tiempo en las tinieblas á pesar de las artificial en lugares tan profundos, demuestra
antorchas, cuyo efecto en los antros de la ca- la existencia de comunicaciones directas con
el exterior. La desconfianza y el temor que
para nuevas exploraciones aventuradas, reve-
lan en sus palabras los guías, dan fuerza á mi
observación, que apoyan así mismo las tradicio-
nes, según las cuales existen galerías en don-
de el estruendo de un torrente infunde cierto
pavor que obliga á retroceder á los explorado-
res, y confírmala, por último, la opinión de un
viajero observador, el Sr. Landecio. Desde
una eminencia, que este señor llama el palco
escénico, en la Sala de los Órganos, se obser-
va la continuación de la galería independien-
temente de aquélla por donde los guías condu-
cen á los viajeros, siguiendo una planta curvi-
línea para volver al cañón principal. Otra ob-
servación hice en aquellos subterráneos en el
momento en que los referidos guías nos con-
dujeron á la galería de los Órganos: el cambio
brusco respecto de la dirección general, tal
vez nos conducía á una galería lateral, única
conocida de las muchas que contiene en su
conjunto aquel laberinto.
No explorada suficientemente, como de he-
cho no lo está nuestra famosa caverna, no po-
MONOLITO CHINESCO. demos asegurar que por su extensión sea la
primera del mundo. La gruta Mammouth, en
verna no es otro que el producido por la luz Kentucky, cerca de Louisville, tiene la exten-
fosforescente de las luciérnagas en la inmensa sión enorme de cuarenta kilómetros, contán-
extensión de los campos, la aparición súbita dose en ella doscientas veinte avenidas, cin-
de los rayos solares le causan la más viva y cuenta y siete cúpulas, once lagos, Biete ríos,
grata impresión. Despréndense en perspec- ocho cataratas y treinta y dos pozos, que por
tiva, como los rompimientos de una decora- su extraordinaria profundidad pueden consi-
ción, las salientes rocas délas paredes y de las derarse como otros tantos abismos.
bóvedas, aquéllas en forma de pilastras y éstas Aventaja nuestra caverna á la mayor parte
en la de arcos naturales, presentándose en últi- de las conocidas, en que de su interior no se
mo término, como el fondo de la escena, la fa- desprenden miasmas deletéreos como en la
mosa entrada de la gruta, por la que penetra Gruta del Perro en el antiguo reino de Ñapó-
una luz verde, ténue y apacible reflejada por las les, y la de la Magdalena en Francia, cerca de
plantas exteriores, y velando, como con una ga- Montpellier, ni su suelo ofrece los precipicios
sa sutil, todos los objetos, creyendo ver por úl- y abismos como el abismo sin fondo de la ca-
timo, el viajero, en todos esos detalles, los pre- verna de Mammouth. Puede explorarse sin
parativos para una representación fantástica. riesgo alguno, y con excepción de los pedre-
La total extensión de la caverna no es co- gales formados por los derrumbes de las bóve-
nocida, á pesar de haber llegado todos los via- das, que causan algunas molestias, el viajero
jeros que la han visitado á la galería de los admira siempre, sin sustos ni sobresaltos, las
Órganos, fin de aquélla, según la expresión de bellísimas concreciones que la adornan. Tal
628 EL LIEEO DE MIS KEOUEBDOS.

vez las nuevas cuerdo de un amigo muy querido, de quien en


exploraciones tal excursión fui compañero, Mariano Barce-
nos den á cono- na, joven lleno de vida, de virtudes y de pren-
cer otras gale- das personales, que le valieron la estimación
rías que no po- general de propios y extraños. Entusiasta
sean esas venta- por las obras de la Naturaleza, dotado de cla-
jas; pero entre rísimo talento y consagrado al estudio, pro-
tanto, p u e d e dujo obras de gran mérito, particularmente so-
asegurarse que bre la geología y flora de México; describió
el acceso á la con ciencia y galanura la caverna 'de Cacahua-
caverna de Ca- milpa, trabajos todos por los que tanto y tan
cahuamilpa no justamente lo distinguieron, sabios y socieda-
ofrece dificulta- des científicas; pero desgraciada y prematura-
des ni infunde MARIANO 9ARCENA. mente pagó el tributo á la Naturaleza dejando
temores. en su hogar un vacío que no se llena y en el
Al terminar esta relación asáltame el re- corazón de sus amigos, pesar profundo.

ULTIMO ARTICULO.

-$H®<-

JÎI Sr. Xic. Son francisco X. de la ¿ana.

JE conducídote, mi buen lector, al término no obran generalmente por decorosa emula-


de mi obra, y te ruego que no atribuyas ción, sino pesarosos del bien ageno.
á debilidad, tan común en los humanos, Imperiosa es la necesidad del que escribe
como es la de formarse cada cual un alto con- sus Memorias de aparecer personalmente en
cepto de si mismo, el hecho de dirigirme á tí la escena y prescindido hubiera de escribirlas,
para referirte actos que directamente me ata- si no estuviese impulsado por el deseo de ofre-
ñen. Considera que en la comedia humana, cerme como testigo de hechos pasados, dándo-
constantemente renovada en el gran teatro del les el sello de verdad que debe resplandecer en
mundo, solamente he desempeñado un papel los asuntos históricos.
de personaje episódico porque nunca quise Si por un evento apareciera otro escritor,
enredarme entre tantos hilos como en aquél se- pues uno hubo ya y por cierto gran amigo
manejan, y en el que no siempre es más aplau- mío, que le diese, como vulgarmente se dice,
dido el actor que mejor representa. Esto pro- la ventolera de escribir mi biografía con- ma-
viene de que los comediantes y faranduleros yores detalles, ya estoy leyendo en sus prime-
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 629

ros párrafos, las fórmulas comunes de toda Que en las aulas se deslizaron tranquilos
obra que se ocupa en relatar vidas agenas. los albores de mi juventud, en parte puedes
Comenzará su narración diciéndote, ora en creerlo, y en parte nó. En lo que concierne á
estilo clásico, ora en el vulgar, que en la gran la conducta que observé en la vida íntima, da
ciudad de los palacios, centro del afamado va- tu voto afirmativo, mas no en lo que atañe á
lle de los claveles y amapolas, se meció mi cu- la que otros observaron conmigo, pues como
na, blandamente movida por las auras puras, he tenido ocasión de contarte en esta mi larga
tibias y perfumadas del lago de Texcoco, cer- historia, tanto en aquel colegiazo de mucha
ca del tradicional lugar en que los ilusos azte- fama, como en las escuelas francesas de feliz
cas vieron á la reina de las aves posada en su recordación, los cxierazos y reglazos se propi-
higuera chumba, devorando una culebra ó pa- naban sin cuento, así como otros castigos que
jarillos, cuestión acerca d é l a cual no están distaban mucho de producir la paz y tranqui-
contestes las historias, que no llegó á diluci- lidad individual. Ya en esa edad, había adqui-
dar Orozco y Berra, ni yo tampoco. rido algunas gracias, como la de tocar el pia-
Que nací de padres honrados, te dirá, y rué- no, consistiendo mi vasto repertorio en dos
gote que des tu asentimiento á esa aserción, piezas, "La Encantadora" y "El Ruiseñor,"
en primer lugar, por ser un indicio favorable valses muy en voga en aquella época. Enton-
el hecho de haber aquéllos venido al mundo ces, no era yo el que fastidiaba á la concurren-
antes de que el siglo XIX desarrollara sus ma- cia, sino ella á mí. ¿Quién podía resistir la
las mafias é ilustración, y cuando brillaban los indicación de jóvenes apuestas y amables pa-
primeros albores de nuestra emancipación po- ra sentarse al piano, á fin de entregarse ellas
lítica, y en segundo lugar, porque yo te lo ase- á los inefables goces del vals? Yo accedía, pe-
guro bajo palabra de honor, mas si dudas á pe- ro á lo mejor, un calderón inesperado, produ-
sar de todo, no por eso han de dejar de hallarse cido por el acalambrado dedo del corazón, que
mis amados padres, de Dios en su santa gloria. se aferraba en una tecla, daba por terminado
Que en mis primeros años fui un prodigio el baile. Tan esquiva fué conmigo la musa
de inteligencia y un portento en la escuela, no Euterpe, á pesar de amarla tanto que hube de
lo creas, por más que te lo cuenten; no acojas divorciarme de ella. Ya he hablado, en otra
esa muletilla en que se apoyan los biógrafos ocasión, de mis adelantos musicales en el cé-
para ponderar las dotes infantiles de aquellos lebre Colegio de San Gregorio, y de las cau-
á quienes desean enaltecer, unas veces con ra- sas que me decidieron á instsribirme en la cla-
zón y otras sin ella. Yo entonces, como todo se en que se daba culto á la divina musa.
niño, pagué tributo á la edad, prefiriendo el Que tuve muchos amigos, es verdad, pero
trompo y la pelota á las tablas de cuentas y á lo que no te dirá el biógrafo, es que pocos fue-
la gramática. No recitó en los estrados fabuli- ron los que me quisieron bien, y los más tra-
Has introducidas en el caletre á fuerza de mar- táronme con desesperante indiferencia. Los
tillo, ni me pusieron de pie sobre un taburete primeros, infundiéronme aliento y vigor para
ó tribuna improvisada para declamar alguna proseguir por la senda que me tracé, pero pron-
oda pindàrica, levantando con insistencia, á to, para mi daño, terminaron los más su pere-
manera de guimbalete, primero un brazo, lue- grinación por la Tierra, dejando en ella las
go el otro, después los dos, y doblando las mu- huellas de su saber y virtudes, y en mi espíri-
ñecas, agitar las manos para significar cómo tu el recuerdo gratísimo de esa verdadera amis-
se cierne en los aires el águila caudal y, por tad que, como hija del cielo, hace en el mundo
final de cuenta, dar una patadita en la tarima hermanos á los hombres.
de la tribuna, á fin de acompañar con estruen- Amigos de otro género me proporcioné di-
do la exclamación ¡aquí fué Troya! con que, á ligente, quienes con sus sabias doctrinas pro-
grito herido, da término la perorata infantil, curaron y aún procuran apartar de mi espíritu
sin perjuicio de las gesticulaciones requeridas la ignorancia, y como soy agradecido, he dá-
Por los diferentes pasajes de la oda. Tales ra- doles en mi casa el honorífico lugar que mere-
zones te convencerán de que no senté plaza de cen. Así procedemos los de la generación pa-
niño sabio. sada y procederían todos los de la presente, si
630 EL LIBBO DE MIS RECUERDOS.

no existieran, en cada esquina de nuestra ca- en Nueva York, por un señor Disturnell, que
pital, mercaderes de libros, y en cada calle dos cuando de ella echaron mano para que diera
ó más expendios de licores. fe de la cesión que de una pequeñísima parte
Que el meollo que á Dios plugo darme, po- de nuestro territorio habíamos de hacer á nues-
see mayor densidad y resistencia que la mé- tros cercanos parientes, porque tal era su vo-
dula del sáuco, es una proposición que puedes luntad, salió contraproducente su testimonio,
aceptar sin escrúpulo alguno, por ser pura- lo que era de esperarse de una bisoja que fué
mente relativa. En la escala ascendente de la la causa, por su estrabismo, de que se nos
inteligencia humana deben marcarse muchos arrancase otro pedacillo más, por algunos mi-
grados, correspondiendo el cero al idiotismo y lloncejos que, al decir de un diplomático, se
el más elevado á la facultad suprema intelec- convirtieron en gotas de agua. Curar á tan
tual. ¿A qué grado de esa escala, querido lec- desgraciado ser era asunto que ofrecía serias
tor, alcanza la densidad del meollo humano, dificultades, pues había que atender, al mismo
más resistente que el del sáuco? Dificililla es tiempo, á su nutrición y al arreglo de todos
la cuestión, sujeta á contrarios pareceres, mas sus miembros dislocados. A corregir los des-
si quieres resolverla con acierto, espera á que perfectos de la niña y á curarla de su profun-
se invente el instrumento que ha de da,r la me- da anemia dirigí todos mis esfuerzos, según
dida exacta de todas las inteligencias, instru- de ello fué testigo mi inolvidable amigo el In-
mento que mucha falta nos hace, y al que no geniero D. Francisco Díaz Covarrubias, quien
seria aventurado llamar ''encefalómetro." lo hizo notar en su opúsculo relativo á la po-
Verdad es que en ciertas masas cerebrales sición geográfica de la capital.
el instrumento nada acusará ó acusará la na- Antes de proseguir la narración que atañe
da ó negación absoluta de la discreción, como á mi persona, bueno es que sepas, lectqr mío,
en las de ciertos filósofos, evaporadas en fuer- la historia y cualidades de esa niña. Se igno-
za de tanto ardimiento; en las de los soberbios ra el lugar preciso de su nacimiento y quienes
y petulantes, rotas por su constante tirantez; fueron sus primeros padres, y tan sólo se tie-
en las de los difamadores convertidas en car- ne noticia de su aparición en esta tierra, cuan-
bón por su calor latente ; en las de los críticos do ésta se hallaba poseída por una raza á me-
injustos y presuntuosos, llenas de huecos por dias civilizada y que entregada aquélla al cui-
esponjadas; y en las de los avaros, atrofiadas dado de sacerdotes nada pulcros, creció desali-
por excesiva compresión. ñada; mas vinieron de Oriente nuevas gentes
Que he sido un hombre bueno, niégalo ro- que mejoraron su condición y la pusieron bajo
tundamente, si asi lo quieres, mas tampoco el amparo de otros sacerdotes, limpios de cuer-
traspongas el adjetivo convirtiéndolo en apó- po y alma, quienes apartaron de ella su aspecto
cope para calificarme, porque la proposición irracional y aun cambiáronle el color, por me-
que resulta no me conviene y la rechazo con dio de la educación y del aseo.
toda la fuerza de mi corazón. La mencionada niña no es como Buda que
Que diga el biógrafo cuanto le plazca, pe- encarna en viejos, sino que renace de sus
ro yo, á mi vez, te pido que me reconozcas dos mismas cenizas cual ave fénix; pero poseyen-
cualidades que he creído merecer: buena vo- do la cualidad de envejecer pronto, hay que
luntad y trabajo, y si graciosamente quisieras cuidar de su persona y renovar, como en su
añadir esta otra: algún estudio, muy reconoci- hermana la Estadística, sus vestiduras añ°
do estaré á tu bondad. por año.
Sin traslimitarme de tus concesiones, te re- En las primeras décadas de su nueva exis-
feriré actos de mi vida tan lacónicamente co- tencia, la niña se desarrolló rápidamente, va&s
mo me sea posible. después adaptó su manera de ser al tranquilo
Allá por el año de 1857, la geografía nacio- organismo colonial, y en su proporcional pro-
nal se hallaba en un estado lamentable. Pue- greso hallóla, al comenzar el siglo XIX, el ilus-
des personificarla, amigo mío, considerándola tre sabio berlinés, quien prendado de sus gra-
como una niña contrahecha y desmedrada. cias juveniles, la tomó bajo su amparo, dio ex-
Tan torcida de vista era, y tan mal educada presión á su semblante, arregló sus vestiduras)
ASUNTOS HISTÓRICOS Y DESCRIPTIVOS. 631

ciñóle espléndida diadema y la sentó en un gos de sus dolencias. Esa primera curación
trono, monumental, imperecedero. me valió la Cruz de la Legión de Honor, y
Sobrevino después la época azarosa de la asombro ha de causarte, lector amigo, al saber
insurrección, que dio por resultado el cambio que por este hecho algunos hubo que pusieron
de colores en aquellas vestiduras, del amarillo el grito en el cielo, exclamando: ¡qué injusti-
y nacarado, á los tres simbólicos de Iguala. cia! ¡qué atrocidad! Si esto han hecho en
No menos azarosa fué la época que á la ni- Francia con el médico, À qué no harán con la
ña tocó bajo el régimen de sus nuevos atavíos, botica que proporcionó las medicinas ? A tu
durante la cual no le faltaron pretendientes discreta inteligencia abandono la calificación
que la obsequiaran con diversas prendas para del silogismo.
adorno de las diferentes partes de su cuerpo, Para poder apreciar las dificultades sin
y sólo atendió al conjunto de su persona una cuento que se oponían á la ardua empresa
noble matrona, bajo cuya tutela fué puesta por mí acometida, preciso era transportarse
aquélla en 1833 y confirmada reiteradamente á la época que abraza las décadas sexta y
la tutoría en los años 1846, 18*8 y 1851. Con séptima del siglo XIX. No fue aquélla, por
patriótico afán y notable constancia, la noble cierto, una era de paz como la que hoy disfru-
señora desempeñó su encargo y procurando tamos, sino extremadamente agitada y de
dar á conocer á la niña, con la mejor indu- completo desquiciamiento social. El rayo lan-
mentaria que podía proporcionarle, la mandó zado desde Ayutla para aniquilar la dictadura
á Europa con el fin de que reprodujesen su efi- de Santa-Anna, produjo un terrible incendio
gie; mas como dicha tutora era pobre y no lo- en todo el país, incendio que se creyó extin-
gró obtener los recursos ofrecidos, la tutorea- guido al constituirse la nación conforme á los
da volvió á sus patrios lares y encerrada en su principios liberales, pero que se renovó con
habitación sus atavíos envejecieron. Si de la mayor energía, desarrollando la desastrosa
noble matrona, de la que he sido uno de sus guerra de tres años. Los cuerpos beligerantes
fieles servidores, no he tratado extensamente se despedazaban sin piedad en los campos de
en mis Memorias, débese á la circunstancia de batalla, hundiendo á las familias en el duelo
hallarse bien escrita su historia por dos ami- y la aflicción; las guerrillas de uno y otro ban-
gos míos, versados en literatura, Ignacio M. Al- do, compuestas de gente desalmada, asolaban
tamirano y Enrique de Olavarría y Ferrari. los campos y saqueaban las poblaciones inde-
Prosigo la narración que á mi persona se fensas ; los bandidos comunes y los que lla-
refiere. maban plateados, infestaban los caminos rea-
Medio arreglada y acicalada la niña, la lle- les, siendo el asesinato, el plagio y la deshon-
vé para obtener su efigie á los establecimien- ra, el más vil complemento de sus robos y
tos de Salazar, Iriarte y Decaen, en los cuales violencias; los recrudecidos odios que anima
desempeñábanse trabajos de mérito para ilus- ban á las gentes de armas, se revelaban no
trar las obras que sacaban á luz los notables solamente entre las diversas familias, sino en-
editores Cumplido, García Torres y Lara, pe- tre los miembros de un mismo hogar, del cual
ro con exclusión, casi por completo, de cartas huía la felicidad y se enseñoreaba la desgra-
geográficas. ¿Creerás, amigo mío, que en el cia; exhausto de por sí el erario, no basta-
último de esos establecimientos me reprendie- ba para cubrir las atenciones de la guerra y
ron por el atrevimiento de emprender curacio- obligaba á frecuentes exacciones que arrui-
nes que estaban reservadas únicamente á doc- naban el comercio, paralizaban la industria y
tores europeos ? Pues cierto fué el caso, así es aniquilaban la agricultura, los tres principa-
que no sin los consiguientes y grandes obstá- les elementos de la riqueza pública; y por
culos que hube de vencer, la niña aquélla de último, el mal estado económico de la admi-
que estamos tratando se vio reproducida en nistración alcanzaba á las familias de las di-
numerosas copias, que la presentaban medio versas clases sociales, haciendo sumamente
curada de los males que la pusieron en la tris- angustiosa la lucha por la vida.
te situación que he referido, aun cuando toda- Tal era la aflictiva situación del país,
vía se reconocían en ella los principales ras- cuando acometí la empresa de prodigar mis
632 EL LIBRO DE MIS RECUERDOS

cuidados á ese aludido ser. que no podía ofre- nuestra graciosa enfermita, con su tez more-
cer mejor semblante que el triste y descom- na, su pelo negro y sus rasgados ojos, no hizo
puesto que en su deplorable estado presenta- en aquellos concursos un mal papel.
ba la misma nación. Para salvar del olvido los apuntes que á
Esa ñifla era todo mi amor y mi cariño, mis Memorias se refieren, mucho tiempo na-
así es que proseguí prodigándole mis cuida- vegué por el mar proceloso de la vida, en bus-
dos, tanto que, ya más crecidita, cinco afios ca de un seguro puerto, siguiendo la única
después, no era la desmedrada aquélla que ruta que el cielo me señalaba y así pude en
lástimas causaba,, sino una adolescente de cu- fuerza de voluntad y sacrificios, evitar esco-
yo gracioso semblante iban desapareciendo llos, esquivar vorágines y arribar, en fin, al de-
las huellas de sus pasados males. Así prose- seado puerto, donde puse aquéllos bajo el
guí por muchos anos, procurando siempre su amparp de los manes de Gruttemberg, manes
mejoría, atendiéndola con mis escasos recursos, esclarecidos que perpetúan las confidencias
hasta que una señora poderosa que fomenta los de los hombreó.
principales ramos de la riqueza pública, re- En estos momentos que te estoy hablando,
cogió á la hija abandonada que yo cuidé con bondadoso lector, oigo la voz del apuntador,
tanto esmero. Otros también pretendieron que me dice "mutis," y tengo que obedecer
asistir á la hermosa niña, pero les faltó cons- retirándome de la escena; mas como en el fo-
tancia ó desesperaron de los medios de cu- ro en que he representado hay dos puertas,
rarla. una á la derecha ó del honor, y otra á la iz-
Mientras estuvo á mi lado la hice visitar quierda ó de la indignidad, permíteme que
los establecimientos de instrucción y la man- por aquélla salga, pues es la misma por la
dé á recorrer tierras extrañas, en las que asis- que entré.
tió á varios concursos con sus compañeras de H e terminado mi obra, cumpliendo la pa-
otras nacionalidades, nobles y hermosas ma- labra que te di, de ofrecerte en libro compa-
tronas, que si en su niñez fueron también ginado, la relación de los hechos que tuvieron
anémicas y desmedradas, hoy se encuentran su desarrollo en la bienaventurada sociedad
enteramente sanas y robustas, merced á un mexicana, y fueron vistos por mis propios ojos ;
largo tratamiento de años y años, y de una sólo me resta darte las gracias por tu benevo-
asistencia asidua, no de uno, sino de muchos lencia, y decirte con toda la efusión de mi al-
doctores insignes, quienes á su disposición ma: ¡queda con Dios! que es el mayor bien
tuvieron los mejores elementos; sin embargo, que puedo desearte.

Hntonío 6arcía Cubae.


INDICE;
PÁQS. PAOS.
INTRODUCCIÓN 7 Convento de Jesuítas 114
de San Diego 117
PRIMERA PARTE.
de San Cosme 119
Los M o n a s t e r i o s en México. del Carmen 121
de la Orden hospitalaria 122
CONVENTOS DE RELIGIOSAS.
de Juaninos 128
Acto de profesión de una monja 13 de Agustinos recoletos 124
Detalles acerca de los Conventos 16 de Benedictinos 125
Organización monástica 18 de Antoninos 126
Muerte y funerales de una monja 20 de Filipenses 128
Conventos existentes al efectuarse la ex- de Betlemitas 130
claustración 21 de San Camilo 132
Refundición de los conventos 37 de Paulinos i;-j.-{
La exclaustración 38 Plano de la ciudad de México (situación
Hermanas de la Caridad.—Su historia en de los conventos) 13(j
México 41
SEGUNDA PARTE.

CONVENTOS DE RELIGIOSOS. Cuadros de Costumbres.

Descripción del Convento de S. Francisco. 53 Mundonuevo 187


Plano del Convento 60 Tribulaciones de un Regidor de antaño.. 145
Iglesia grande.—Festividades 62
MEXICO DE NOCHE.
Las Capillas 71
Historia del Sacristán P . Morales 74 Los Portales. — Calle del Refugio.— El
La Familia Franciscana 78 Viático.—Café del Progreso.— Teatro
Organización Monástica 80 Nacional. — Ejecución de Roberto el
La Sedición 85 Diablo.—Fonducho del Conejo Blanco. 153
La Exclaustración 92 Noche de Luna.—Serenatas.- Vendedo-
Conclusión 94 res ambulantes.—Café del Bazar.—-La
Santiago Tlaltelolco 95 Plaza de Armas.—El Pastelero, el Did-
Convento de Santo Domingo 99 cero, la Retreta.—Los Turroneros.—La
'» de la Merced 104 ! Alcaicería. — Don Gregorito ó broma
» de San Agustín 109 del Vinatero,—El Sereno.—El Cafó del
i. de San Fernando 112 Cazador.—Historia de Pepe el tuerto. . 166
634 INDICE.

PÂGS. PÁGS.
Noche de Luna oficial.—Aspecto tenebro- La Semana Santa.—Tipos de la Semana
so de la ciudad.—El Coche simón.— Santa.—Los Monumentos.— Las Pro-
Baile en la Lonja.—Un Pacto con el cesiones.—Sábado de Gloria 323
Diablo.—Alarma de robo, infundada.— Hechos memorables acaecidos en las Se-
Los Serenos 177 manas Santas de 1850 y 1857 337
Bautismos y Compadrazgos.—Los prepa- Las Fiestas de Tlalpan 349
rativos.—El Bautizo.—El Refresco.. . 182 La Festividad del Corpus 358
Tertulias y Juegos de Salón 187 El Día de San Juan 371
Espantar el sueño á los niños 191 Las Fiestas de la Patria 376
México de día.—La Diligencias 197 El Día de Muertos 380
Vendedores ambulantes. — Los Cafés.—
Desayuno de los pobres 202 TERCERA PARTE.
Tipos especiales.—El Aguador 207 Asuntos Históricos y Descriptivos.
Fuentes públicas 211
El Barbero 214
Proemio y Apólogo 395
Cristalero y Mercero Instrucción pública. — Consideraciones
218
El Pulquero y las pulquerías 220 generales 398
Los Mendigos 224
La Amiga 401
El Evangelista 225
La Escuela Primaria 403
Los Prisidiarios y la Acordada.—El Mi- Escuelas particulares 407
nistro ejecutor 229
Escuelas francesas 408
Tipos Nacionales.—Mantequero, Carni- Pintadas de Venado 410
cero, Panadero, etc., etc 238
Escuelas de Señoritas 411
Trajes de la época 241
Colegio de San Gregorio 411
Tertulias por las tardes en la Librería de Invasión americana 426
Andrade 245
Traslación de la Estatua ecuestre 444
El Tivoli de San Cosme 249
La Dirección de Colonización 447
Diversiones favoritas.—La Maroma.—Tí- Secretaría de Fomento 450
teres.—Paseos y Teatros.— Teatro de Dictadura de San ta-Anna. — Restaura-
Nuevo México. •>— Teatro Principal.— ción de la Orden de Guadalupe.—Ras-
Teatro de Oriente.—Teatro Nacional... 254 gos característicos de la Dictadura . . . 453
Corridas de toros 269
El Conde Raousset 459
Un diálogo interesante entre el toro y el Pronunciamientos de antaño 466
caballo 275
Los odios políticos; 476
Congreso de Diputados 280
El Periodismo 479
Los vítores, las luces y las procesiones.. 285
Trabajos emprendidos para el estableci-
miento de la Monarquía 484
FESTIVIDADES.
Entrada de Maximiliano en México . . • • 494
Fiestas de Navidad.—Las Posadas y sus Organización del Imperio de Maximiliano 499
preparativos 291 Estado del país en 1866 507
Los Nacimientos.—Misas de Aguinaldo. Un milagro de San Antonio.—Episodio
Las Pastorelas.—Día de los Inocentes. de la Guerra de Intervención 511
—Año Nuevo y Reyes.—Rifa de Com- Historia de la Sociedad Filarmónica.—
padres 299 En la casa de un pianista.—Una sinfo-
Festividad de San Felipe de Jesús 305 nía de Beethoven.—El Ruiseñor mexi-
Tiempo Santo.—Carnestolendas 308 xicano.—Ejecución de la opera Ildegon-
La Cuaresma 312 da.— La Sociedad Filarmónica. — El
Diversiones en Cuaresmas 314 Conservatorio de Música.—La Bohe-
Paseo de la Viga 315 mia literaria.—Conservatorio dramáti-
Viernes de Dolores y la Calle de Roldan. 319 co.—Actos solemnes de la Sociedad.—
INDICE. 636
PÁGS. PAOS.
Llegada del Maestro Morales.—Música Valle de México sfta
clásica.—Grandes festivales. — Teatro ... 568
del Conservatorio.—El golpe de gracia. 518 Exploración de la Mesa de Coroneles y
574
CUADROS DESCRIPTIVOS. Excursión á la Cosía veracruzana 58f>
Huazcazaloya 539 610
Atotonilco el Chico 549 Excursión á Cacahuamilpa .. 618
Real del Monte 554 628

- -~£-^-.MNI3>M>-»-^

E R R A T A S NOTABLES.

Pág. 93, 2* columna, linea 8, dice: 1851


lease: 1861
„ 196, 2* „ „ 46, dice: enfatuar
lease: infatuar
280, r 33, dice: pero á otras se les apagaban los fuegos
lease: pero otras, les apagaban los fuegos
338, 2 a 12, dice: institutos
lease: instintos
459, I a 19, dice: y natural era y que
lease: y natural era que
510, 2 a 17, dice: pai a hacer factible
lease: de hacer factible
550, 2» 23, dice: acha
lease: hacha
551, 2 a 16, dice: se distinguen á lo lejos que con sus cimas
lease: se distinguen á lo lejos, limitadas por monta-
ñas que con e-us cimas
574. en-el título, dice: Ruinas de Miltaitoyuea.
lease: Ruinas de Metlatoyuca.
164 I a columna, linea 21 dice: aspereza. Lease: espereza
280 I a ,, ¡t 7 ,, hierros Lease: yerros
406 1? ¡t jt 29 ,, caliendo Lease: cayendo
IIILI0TECA NACIINAL
LA (r v i /-» *-\

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