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ARTICLE
1 10 10
1 AUTHOR:
Osvaldo Meloni
National University of Tucuman
30 PUBLICATIONS 51 CITATIONS
SEE PROFILE
Resumen
Abstract
The present paper is aimed at discussing the relationship between electoral results and fiscal
performance. I estimate a model of voter’s decision-making à la Peltzman with a panel that
spans over 21 districts and all the gubernatorial elections since the return to democracy in
1983.
Contrary to the dominant opinion in Argentina, it is found that the growth of total public
expenditure, and its component current expenditures, is negatively associated with the
incumbent’s party share of the vote.
JEL Classification: D72 (Economic models of political processes: rent seeking, elections, legislatures,
and voting behavior) and P16 (political economy)
i
Gobernadores y Elecciones: ¿Es “negocio” ser austero?.
Evidencia a partir de Datos en Panel*
Osvaldo Meloni**
Universidad Nacional de Tucumán
Casilla de Correo 209
4000 Tucumán
Argentina
(0381) 436-4093 int. 453
E-mail: omeloni@herrera.unt.edu.ar
I. Introducción
Que las elecciones no se ganan con disminuciones sino con aumentos del gasto público es
una de las afirmaciones que, en apariencia, todo gobernante de raza debe respetar so pena
de perder el poder. Una historia económica reciente signada por incrementos monumentales
en las erogaciones del Estado y no menos espectaculares déficits fiscales han instalado en
la cultura política argentina la idea que los aumentos en el gasto público, en particular en las
cercanías de las elecciones, son un camino seguro para conservar y tal vez incrementar los
favores de la ciudadanía. Para sorpresa de los argentinos, tan propensos a considerarnos
únicos, tal afirmación no es una exclusividad de estas pampas, Peltzman (1992) reporta que
en los EE.UU. también la idea que los votantes apoyan el crecimiento del gasto público pero
no el de los impuestos se ha convertido en parte de la sabiduría popular.
Un primer vistazo a las estadísticas oficiales durante la última década del siglo pasado
muestra que el PBI real creció un 42% entre puntas, mientras que el gasto público
consolidado de nación, provincias y municipios aumentó en un 57%. Esta diferencia
apreciable entre el crecimiento del gasto y del producto se torna dramática si comparamos
este último con el gasto público provincial que prácticamente se duplicó entre 1990 y 1999ii.
A juzgar por estos guarismos, la hipótesis de que el gasto público favorece los resultados
electorales fue tomada como si fuese una verdad reveladaiii.
1
En tiempos en que el “déficit cero” no surge como el resultado de una vocación por la
austeridad en el manejo de las cuentas públicas ni como una estrategia electoral sino por
una imposición de la realidad, el presente trabajo pretende contribuir, desde la evidencia
empírica, a la discusión sobre la relación entre variaciones en el gasto público y el
desempeño electoral del partido gobernante. Para ello estimamos econométricamente un
modelo de decisión del votante à la Peltzman con datos en panel que abarcan 21 distritos
electorales argentinos y las cuatro últimas elecciones para gobernadoriv.
Según Payne (1991), la “teoría electoral del gasto” no está constituida por una sola idea sino
por una familia de teorías que enfatizan distintos mecanismos a través de los cuales
elecciones y gasto se relacionan positivamente. Así, por ejemplo, una de las versiones más
difundidas de esta teoría supone que determinados “grupos de presión” que persiguen
intereses particulares manipulan las elecciones a expensas de agentes irracionales y sin
información.
Payne sostiene que, cualquiera sea la versión, la teoría pun sintetizarse en dos hipótesis
centrales: (1) la hipótesis de las consecuencias electorales, que es una frase
académicamente elegante para referirse a la idea “popular” que los aumentos en el gasto
público mejoran las posibilidades electorales de los gobernantes y (2) la hipótesis de la
inseguridad, que establece que la competencia en el mercado electoral y el temor a la
derrota “fuerza” a los gobernantes a gastar más de lo que personalmente juzgan como
deseable para la comunidad.
2
Abrams y Butkiewicz (1995) que analizan la elección de 1992 en los Estados Unidos; Panzer
y Paredes que centran su atención en el plebiscito chileno de 1988 que significó la derrota
de Pinochet; Meloni (1997) que estudia empíricamente la reelección de Menem en 1995 y
Abuelafia y Meloni (2000) que trabajan con un panel de elecciones presidenciales
argentinas.
Entre los autores que analizan las elecciones para gobernador se destaca Peltzman (1987)
que construye un panel con datos de los estados de EE.UU. para el período 1949–1984 y
encuentra que los votantes responden a las variables locales que el gobernador puede
controlar (principalmente, el presupuesto) y que las condiciones económicas nacionales
afectan los resultados de las elecciones para gobernador cuando el presidente y el
mandatario provincial oficialista son del mismo partido.
Los trabajos que se aplican al caso argentino son escasos Con datos de gobiernos
municipales de la provincia de Buenos Aires, Porto y Porto (1999), llegan a la conclusión
que, luego de un período de aprendizaje, los ciudadanos votan en función del desempeño
fiscal de los intendentes, en particular premian el crecimiento de los gastos de capital. Más
aún, los autores encuentran que la posibilidad de controlar la performance de las cuentas
públicas con el voto es mayor cuanto menor es el tamaño del municipio.
III. Modelo
V iT
= K iT
+ f (W )
i 0T
donde: V iT
es el porcentaje de votos obtenidos por el oficialismo en la provincia i en la
elección llevada a cabo en el momento T.
3
K iT
es el porcentaje del electorado que “normalmente” vota por el partido oficialista
en la provincia i. A diferencia de Peltzman (1990) que especifica K como una constante en el
tiempo, dejé que esta varié entre elecciones para controlar por la cambiante realidad política
argentina y la precariedad de los electorados cautivosvii.
W i 0T
es el cambio en el bienestar del votante entre la elección t=0 y t=T, período
utilizado para evaluar al gobernador (o al partido) en el poder.
f (• ) es una función que convierte W en una decisión de voto por o contra el partido
oficialista.
Esta función de decisión del votante se estima mediante regresiones que toman la siguiente
forma general:
Variable dependiente
Variables políticas
VAVG2it: es el promedio del porcentaje de votos obtenidos por el partido oficialista en las
dos últimas elecciones para gobernador. Esta variable se conoce en la literatura como el
porcentaje de participación electoral “normal” de un partido y se incluye para controlar por la
predisposición del electorado de la provincia i a votar por el partido gobernante. Su relación
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con la variable dependiente puede ser positiva o negativa ya que si en el pasado el partido
gobernante llegó a un “techo”, por el propio desgaste de la gestión se espera que descienda.
En cambio, si en las elecciones anteriores tuvo poca penetración en el mercado electoral, es
posible que, mediando una buena gestión, su porcentaje de votos aumente en el futuro.
V1it: es el porcentaje de votos obtenidos por el partido oficialista en la última elección para
gobernador. Al igual que la variable anterior, su signo no está determinado de antemano.
REEit: es una variable “dummy” que toma el valor 1 si el gobernador se presenta como
candidato a la reelección y 0 en caso contrario. Para justificar la asociación positiva entre
esta variable y la dependiente, suele argumentarse que el gobernador posee la ventaja de
ser un candidato “conocido” (capital electoral), que dispone de medios concretos para llevar
adelante su campaña (a través de obras de gobierno y publicidad oficial) y que por otra parte
no tiene los problemas de agencia que surgen cuando el gobernador debe apoyar la
campaña de otro candidato de su partido.
PRESit: es una variable “dummy” que toma el valor 1 para la provincia de La Rioja en las
elecciones de 1991 y 1995 y 0 para los años 1987 y 1999 y para el resto de las provincias
en todos los períodos. Con esta variable intento controlar la entrega de recursos que el ex
Presidente Menem destinó a su provincia natal durante su extenso mandato. Estos fondos
se reflejaron en la desproporcionada entrega de Aportes del Tesoro Nacional (ATN) pero
también en obra pública directaix. Claramente, el signo esperado es positivo.
DATEit: Variable “dummy” que toma el valor 1 cuando coinciden las elecciones provinciales
para gobernador y las elecciones para presidente y 0 en otro caso. Se espera que DATE
tenga signo positivo ya que en distritos con elecciones coincidentes, el aparato partidario
oficial redobla sus esfuerzos y suelen destinarse más recursos nacionales y partidarios. Aquí
también, se trata de una “proxy” por estos recursos.
TERCERit: es el porcentaje de votos obtenidos por partido que ocupó el tercer puesto en la
elección t en la provincia i. Se espera que la existencia de un tercer partido fuerte merme el
caudal de votos del oficialismo aún cuando surja como un desprendimiento de la oposiciónx.
Variables macroeconómicas
PBIit: se define como la tasa de crecimiento del PBI per cápita en la provincia i entre el inicio
y el último año del mandato del gobernador.
PBICPit: es la tasa de crecimiento del PBI per cápita en la provincia i entre el último año del
mandato del gobernador (t) y el período t-1. Tanto esta como la variable anterior se
expresan en porcentajes y fueron calculadas como diferencia de logaritmos naturales.
Uit: se define como la diferencia entre la tasa de desempleo vigente al inicio y aquella
registrada al final del mandato del gobernador. Dado que busca controlar por el impacto del
desempleo en el largo plazo, su signo esperado es negativo.
UCPit: es el efecto del desempleo en el corto plazo, medido como la diferencia entre la tasa
de desocupación en mayo del año de la elección y octubre del año anterior. También se
espera una asociación negativa entre ésta y la variable dependiente.
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INFLACIONit: es la tasa de inflación registrada en la provincia i entre el inicio y el último año
del mandato del gobernador.
Variables Fiscales
GTOCTEit: tasa de crecimiento del gasto corriente real (como % del PBI) en la provincia i en
el año de la elección T, entre el inicio (T-4) y el último año del mandato del gobernador (T).
Esto es, calculamos el incremento en el gasto corriente para los períodos 1987-84; 1991-88;
1995-92; y 1999-96.
GTOCTETit: tasa de crecimiento del gasto corriente real (como % del PBI) en la provincia i
entre el último año del mandato del gobernador (T) y el período T-1. O sea, computamos el
incremento en el gasto corriente para los períodos 1987-86; 1991-90; 1995-94; y 1999-98.
GTOCTET1it: tasa de crecimiento del gasto corriente real (como % del PBI) en la provincia i
entre el año del mandato del gobernador T-1 y el período T-2.
GTOCTET2it: tasa de crecimiento del gasto corriente real (como % del PBI) en la provincia i
entre el año del mandato del gobernador T-2 y el período T-3.
GTOCTET3it: tasa de crecimiento del gasto corriente real (como % del PBI) en la provincia i
entre el año del mandato del gobernador T-3 y el período T-4.
GTOTOit: tasa de crecimiento del gasto total real (como % del PBI) en la provincia i en el
año de la elección T, entre el inicio (T-4) y el último año del mandato del gobernador (T).
Para ser concretos, se calculó el incremento en el gasto total para los períodos 1987-84;
1991-88; 1995-92; y 1999-96.
GTOTOTit: tasa de crecimiento del gasto total real (como % del PBI) en la provincia i entre el
último año del mandato del gobernador (T) y el período T-1.
GTOTOT1it: tasa de crecimiento del gasto corriente real (como % del PBI) en la provincia i
entre el año del mandato del gobernador T-1 y el período T-2.
GTOTOT2it: tasa de crecimiento del gasto corriente real (como % del PBI) en la provincia i
entre el año del mandato del gobernador T-2 y el período T-3.
GTOTOT3it: tasa de crecimiento del gasto corriente real (como % del PBI) en la provincia i
entre el año del mandato del gobernador T-3 y el período T-4.
GTOPERit: tasa de crecimiento del gasto en personal real (como % del PBI) en la provincia i
en el año de la elección T, entre el inicio (T-4) y el último año del mandato del gobernador
(T).
CAPCTEit: tasa de crecimiento del ratio Gastos de Capital/ Gastos Corrientes en la provincia
i en el año de la elección T, entre el inicio (T-4) y el último año del mandato del gobernador
(T).
Nótese que, a diferencia de Porto y Porto (2000), trabajo con Gastos Corrientes en vez de
Gastos de Capital y, coincidiendo con Peltzman (1992), también incluyo Gastos Totales.
6
IV. Datos
En la tabla 2, que presenta las estadísticas descriptivas de las variables utilizadas en las
estimaciones empíricas, se puede observar que en promedio para todas las jurisdicciones y
las elecciones de 1987, 1991, 1995 y 1999, el oficialismo obtuvo un 49.5% de los votos con
un máximo de 82.4% (obtenido por Angel Mazza, gobernador de La Rioja en la elección de
1995) y un mínimo de 24,2% (logrado en la elección de 1987 por José Domato, gobernador
de Tucumán que obtuvo el cargo en el Colegio Electoral, al pactar con el Peronismo
disidente)
La variable REE considera sólo aquellos casos en que el gobernador se postula como
candidato a la reelecciónxi. El gobernador que logró más reelecciones es Adolfo Rodriguez
Saa, (San Luis) con 4 (1987, 91, 95 y 99). Le siguen con dos reelecciones Eduardo Angeloz,
gobernador de Córdoba (1987 y 1991), Rubén Marín de La Pampa (1995 y 1999) y Néstor
Kirchner de Santa Cruz (1995 y 1999) Además hay 15 gobernadores que lograron una vez
la reelecciónxii. El caso más resonante de un gobernador que buscó la reelección y no la
consiguió fue el de Ramón Mestre, gobernador de Córdoba en el período 1995-1999, que
perdió en manos del actual mandatario José De la Sota.
Con respecto a la variable DATE, merece destacarse que de las 84 elecciones analizadas
hubo sólo 20 coincidencias entre elecciones para gobernadores y presidenciales (23.8%) De
ellas, 14 se registraron en 1995 y sólo 6 en 1999xiii Es interesante observar cómo la fecha de
las elecciones es utilizada por los partidos gobernantes como una estrategia para triunfar en
comicios nacionales y provinciales Por ejemplo, ante la inminencia del triunfo de la Alianza
en la presidencial de 1999, varios gobernadores justicialistas adelantaron las elecciones
cuando en 1995 la habían programado para que coincidiesen con las nacionales.
En el caso de la variable COAT merece destacarse que sólo hubo cuatro provincias en las
que el color político nacional coincidió con el local en todas las elecciones desde 1983:
Buenos Aires, Entre Ríos, Mendoza y Misiones. En cambio, Neuquén es la única que no
presenta coincidencias en el período bajo análisis, ya que siempre estuvo en manos del
MPN.
Por otra parte, una característica importante de la variable TERCER es que el partido que
ocupó el tercer lugar en las elecciones superó el 10% de los votos en 31 de las 84
elecciones analizadas (36,9%).
7
INDEC releva más de un aglomerado en la provincia (los casos de las provincias de Buenos
Aires y Santa Fe con La Plata, Bahía Blanca y los 19 partidos del conourbano y Rosario y
Santa Fe), se ponderaron en función de la población económicamente activa.
Las estimaciones de los PBI provinciales corresponden al CFI, INDEC y Mirabella y Nanni
(1998, 2000) y las de población a las estimaciones intercensales que realiza el INDEC.
Mientras que la tasa de inflación se calculó a partir de los índices de precios al consumidor
(IPC) que relevan y procesan las direcciones de estadísticas provinciales y que procesa el
INDEC.
Por otra parte, las variables que caracterizan el desempeño fiscal de las provincias se
construyeron a partir de series de la Dirección de Relación con la Provincias dependiente del
Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos de la Nación y se calcularon como
porcentajes del PBI para quitar las fluctuaciones de corto plazo del gasto provocadas por los
movimientos en el producto real. En todos los casos, las tasas de cambios se computaron
como diferencias de logaritmos naturales.
V. Resultados
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Tabla 3. Resultados de las Regresiones.
Método: GLS con efectos fijos
Variable dependiente: V N= 84
Variable Fiscal: GTOTO (tasa de crecimiento del Gasto Total (%PBI) entre t y t-4)
Variables I II III
VAVG2 -0.41** -0.38** -0.38**
(-2.52) (-2.43) (-2.53)
DATE 4.06* 3.94* 3.70*
(1.99) (1.95) (1.92)
REE 2.46 2.90 2.85
(1.13) (1.40) (1.39)
PRES 14.77** 15.38** 16.59**
(2.10) (2.21) (2.52)
TERCER -0.48*** -0.50*** -0.49***
(-3.83) (-4.09) (-4.10)
COAT 1.10
(0.72)
PBI *COAT 0.13 0.17** 0.18**
(1.37) (2.12) (2.26)
INFLACION*COAT -0.0005 0.0008
(-0.19) (0.43)
CAPCTE 0.02 0.02 0.02
(1.34) (1.31) (1.25)
GTOTO -0.09* -0.09* -0.09*
(-1.83) (-1.86) (-1.86)
Constante 71.39*** 70.07*** 70.62***
(9.07) (9.20) (9.48)
2
R Within 51.23 50.75 50.59
2
R Between 15.61 23.00 21.89
2
R overall 31.18 34.76 34.07
F F(20, 53) = 2.31 F(20, 54) = 2.30 F(20, 55) = 2.34
Notas: *** significativa al 1% ** significativa al 5% * significativa al 10%
9
Argentina. En la misma, la variable fiscal utilizada es la tasa de crecimiento del gasto
corriente y también presenta un coeficiente negativo de magnitud similar al del gasto total.
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El “timing” del gasto
Una pregunta interesante que tratamos de responder con las estimaciones que se observan
en la tabla 5 es si los votantes son seducidos por el gasto realizado en los meses previos a
las elecciones. Y la respuesta es no. Incluyendo en el modelo las tasas de crecimiento
anuales de cada uno de los períodos previos a las elecciones, encontramos que los votantes
penalizan particularmente el gasto realizado en el año electoral. Más aún, los coeficientes de
las variables GTOTO son decrecientes en el tiempo y pierden significación estadística a
medida que nos alejamos del año electoral.
11
Se observa que en el caso particular de la variable GTOTOT es significativa al 5%, mientras
que GTOTOT3 (la tasa de crecimiento del gasto total en año de inicio de la gestión) es
positiva y significativa al 10% en el modelo IV, lo que podría interpretarse como “el año de
gracia” que se les concede a los gobernantes al comenzar su mandato.
¿Qué sucede cuando incorporamos las tasas de crecimiento anuales del gasto corriente
rezagadas tantos años como dura el mandato del gobernador?
La Tabla 6 muestra que, nuevamente, la tasa contemporánea y los dos primeros rezagos
resultan negativos y el tercero es positivo. Sin embargo, en este caso, GTOCTE3 es la única
que presenta significación estadística (al 5%), lo que podría estar indicando algunos
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problemas de medición en la composición del gasto total. Por ejemplo, es conocido aunque
no suficientemente probado que los gastos de capital incluyen erogaciones que podrían ser
consideradas gastos corrientes.
Por último, es menester aclarar que las variables que se construyeron para medir el impacto
de la tasa de desempleo de corto plazo (diferencia entre el desempleo en dos últimas ondas
del mandato presidencial) y de largo plazo (diferencia entre la tasa de desempleo de inicio y
finalización del mandato) no resultaron significativa y en algunos casos mostraron el signo
opuesto al esperado.
VI. Conclusiones
Entonces, ¿Por qué el gasto público creció de la manera desorbitante que se reporta en la
introducción de este trabajo? No tengo respuestas sino algunas conjeturas. Casi con
seguridad, hay numerosos factores que confluyen a explicar este fenómeno y aventuro que
la economía, en la medida que profundicemos el análisis en futuras investigaciones, puede
echar mucha luz sobre la mayoría aunque no sobre todos. Este trabajo sostiene que los
votantes reciben y procesan correctamente la información fiscal que se les brinda, por lo que
las respuestas habría que buscarlas en el funcionamiento y transparencia del mercado
político. Así lo entiende Peltzman, que logra similares resultados para el caso de EE.UU., y
que pone énfasis en dos elementos: el rol del aprendizaje en las sociedades y los problemas
de principal-agente.
Otra alternativa que se podría explorar esta relacionada con la magnitud de la penalización
que imponen los votantes a los partidos gobernantes por incrementar el gasto público.
Podría pensarse que el castigo no es lo suficientemente grande como para provocar un
cambio de comportamiento en los políticos. No olvidemos que la variable dependiente en
este trabajo no es la probabilidad de triunfo en una elección sino el porcentaje de votos que
obtiene el gobernante de turno, por lo que aún con un porcentaje menor (producto de su mal
desempeño fiscal) puede ganar los comicios
13
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15
Tabla I A
Año
Jurisdicción 1994 1995 1996 1997 1998
Buenos Aires 3.80% 1.50% 4.20% 4.50% 2.30%
Catamarca 0.80% 0.30% 0.20% 0.20% 0.90%
Córdoba 3.00% 3.90% 2.40% 2.60% 3.80%
Corrientes 5.20% 4.20% 2.10% 2.80% 4.20%
Chaco 4.30% 5.40% 3.70% 3.00% 2.90%
Chubut 1.30% 1.40% 1.50% 1.20% 2.70%
Entre Ríos 2.40% 2.40% 2.80% 3.40% 5.40%
Formosa 2.80% 4.50% 4.70% 3.50% 2.20%
Jujuy 0.80% 2.30% 4.00% 5.50% 2.80%
La Pampa 3.00% 2.30% 2.50% 2.90% 5.10%
La Rioja 36.40% 34.60% 34.60% 30.30% 25.30%
Mendoza 2.20% 0.90% 0.90% 1.80% 2.10%
Misiones 0.60% 0.50% 1.30% 3.40% 3.40%
Neuquén 3.90% 4.70% 8.60% 7.00% 8.30%
Río Negro 6.90% 5.10% 2.90% 1.60% 1.50%
Salta 3.20% 5.80% 5.20% 3.50% 2.80%
San Juan 0.90% 4.90% 5.60% 6.50% 6.30%
San Luis 4.10% 2.10% 0.50% 0.90% 0.90%
Santa Cruz 1.80% 1.80% 0.60% 0.20% 0.60%
Santa Fe 3.70% 3.40% 1.00% 2.80% 4.20%
Santiago del Estero 5.50% 4.50% 5.20% 5.10% 3.80%
Tucumán 2.20% 2.40% 4.50% 5.40% 6.40%
Tierra del Fuego 1.30% 1.10% 1.10% 1.70% 2.10%
16
Notas
*
Este trabajo forma parte del Programa 26/F104 “Ciclos Económicos e Interacción entre Política y
Economía en Argentina” financiado por el Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de
Tucumán (CIUNT).
**
Agradezco las sugerencias de Ana María Cerro y la colaboración de Pablo Ayub y Carlos Salomón
en la elaboración de la base de datos electorales y de las series estadísticas. Naturalmente, cualquier
error u omisión es de mi exclusiva responsabilidad.
i
Otro pasaje es no menos elocuente respecto de las ventajas de la austeridad en el gasto: “Un
príncipe, pues, no pudiendo sin daño propio ejercer la virtud de la liberalidad de un modo notorio,
debe, si es prudente, no preocuparse del calificativo de avaro, porque con el tiempo será considerado
cada vez más liberal, cuando vean que con su moderación le bastan sus rentas, puede defenderse de
cualquiera que le declare la guerra, y puede acometer empresas sin gravar a sus pueblos; por este
medio ejerce la liberalidad con todos aquellos a quienes no quita nada, cuyo número es infinito, y la
avaricia con todos aquellos a quienes no da, que son pocos.”
ii
Según el MEyOSP, entre 1990 y 1999 el gasto público provincial pasó de $ 25947millones en 1990
a $ 38319 millones en 1999. Es decir, creció a una tasa promedio anual del 8%.
iii
Obviamente las apetencias electorales no son la única motivación del aumento en el gasto, aunque
consideramos que ocupa un lugar preponderante.
iv
Si bien contamos con la información correspondiente a la elección de 1983, no es posible identificar
un partido oficialista, por lo que la teoría que aquí se esboza y se somete a evidencia empírica no se
aplica a esa elección. Asimismo, nuestro interés está centrado en conocer el comportamiento de los
gobernadores elegidos por el voto popular.
v
La excepción la constituyen los trabajos de Stigler (1973) y Levernier (1992), que no encuentran
relación entre performance económica y resultados electorales.
vi
Porto y Porto (2000) también estiman el modelo de Besley y Case (1995) de probabilidad de cambio
del partido político en el poder para el caso argentino desde el retorno de la democracia.
vii
Peltman (1990) defiende la constancia de K en el tiempo basado en argumentos empíricos (no hay
una tendencia definida en las participaciones electorales de los partidos políticos en las elecciones
presidenciales de EE.UU.) y teóricos (supone que los cambios en la población y la competencia entre
partidos lleva a ajustar las políticas implementadas por éstos y por lo tanto a mantener electorados
cautivos más o menos constantes)
viii
Autores como Stigler (1973), y Peltzman (1987, 1990, 1992) utilizan como variable dependiente el
porcentaje de votos obtenidos por el oficialismo sobre el total de votos obtenidos por los dos partidos
mayoritarios. A nuestro entender ese cómputo de la variable dependiente no se ajusta a la realidad
Argentina donde no hay evidencia de un bipartidismos tan notorio como en el caso de E.E.U.U. (país
considerado por los autores mencionados).
ix
En el Anexo se presentan los ATN recibidos por las provincias en el período 1994-99, destacándose
nítidamente las entregas de estos fondos discrecionales a La Rioja.
x
Abrahams y Butkiewics (1995) utilizan esta variable para controlar por el “efecto Ross Perot” en las
elecciones presidenciales de 1992 en los EE.UU. que determinaron el triunfo de Clinton sobre el
oficialista Bush. En definitiva, se trata de un juego de suma cero en el que lo obtenido por el tercer
partido es pérdida para los otros contrincantes.
xi
Una alternativa no convalidada por la evidencia empírica es la de incorporar aquellos situaciones
que si bien no configuran la postulación a una reelección propiamente dicha -porque el gobernador en
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el poder no se presenta a la reelección- pero la estrecha relación de consanguinidad de los
candidatos permite suponer que el efecto es el mismo. Son los casos de los Saadi y los Castillo en
Catamarca, y de los Bussi en Tucumán. En el primero, el hijo, Ramón, gobernó hasta 1987 y su
padre, Vicente, con el apoyo del oficialismo se postuló y ganó en la elección llevada a cabo ese año.
El caso de los Castillo es similar: Arnoldo, el padre siendo gobernador apoyó la candidatura de su hijo
Oscar como su sucesor en la primera magistratura provincial. En Tucumán, el entonces gobernador
Antonio Bussi propició la candidatura de su hijo Ricardo como representante del partido por él creado,
en las elecciones de 1999. Un caso próximo a los mencionados es el de Neuquén que desde 1983 es
gobernado por el Movimiento Popular Neuquino liderado por la familia Sapag aunque los postulantes
a la gobernación no tenían los lazos de consanguinidad antes mencionados.
xii
Los gobernadores que lograron una vez la reelección son Eduardo Duhalde, gobernador de Buenos
Aires (1995), Arnoldo Castillo de Catamarca (1995), Angel Rozas de Chaco (1999) Carlos Maestro de
Chubut (1995), Vicente Joga de Formosa (1991), Guido Insfrán también gobernador de Formosa
(1999), Carlos Menem, primer mandatario de La Rioja (1987), Angel Mazza de La Rioja (1999),
Horacio Massaccessi de Río Negro (1991) y Pablo Verani, también de Río Negro (1999), Juan Carlos
Romero de Salta (1999) Jorge Escobar de San Juan (1995), Carlos Juárez de Santiago del Estero
(1999). El caso de Eduardo Fellner también puede incluirse en la cuenta porque si bien no ganó una
primera elección para acceder al cargo de Gobernador, asumió como tal tras el deceso de Guillermo
Snopek.
xiii
Las elecciones presidenciales se celebraron en los años 1983, 1989, 1995 y 1999, por lo que las
elecciones para gobernadores de 1987 y 1991 no registran coincidencias.
xiv
Los efectos fijos son variables dummies específicas de cada provincia que controlan por las
diferencias entre éstas originadas en factores e instituciones específicos de cada provincia que no
pueden ser capturados por las otras variables incluidas en el modelo
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