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LO S P E L DA Ñ O S D E L A E S C A L E R A

SON A LA ESCALERA
LO Q U E E L P L I S A D O
A L A FA L DA
POR ALEJANDRA MIZRAHI

Los peldaños de la escalera son a la escalera lo que el plisado a la falda. Como si de un juego de mnemotecnia
se tratara, escalones y plisados remiten a la invariable repetición de una pauta. Esta se diluye a medida que
se distancia de su primera y fuerte impronta, que fortalece la forma para marcarla con claridad. Comienza
como si fuese el juego a completar de La, La casa, La casa tie-ne…entonces La queda al principio de una
infinita oración que funciona como punto de partida y desencadena una serie de situaciones que toman
autonomía de aquel principio. La, en este caso, puede ser una frase, un peldaño, una banana, una remera o
un palo. Empezar nuestra derrotera frase desde cualquiera de estos puntos, significará reconstruir el proceso
al que W y S se aventu-raron hace tiempo. El juego puede continuar hasta formar una frase muy larga, que
es repetida por todos cada vez que nos toca el turno, pero cada cual suma un componente nuevo e inédito.
La frase se repite como un mantra.

Vamos a intentarlo tres veces.

Los peldaños de la escalera son a la escalera lo que el plisado a la falda. La escalera es un cuerpo. Los
peldaños son la estructura que permite funcionalizar ese cuerpo. Las faldas sensualizan la escalera. Peldaños
de madera y tablas de tela se orientan en diferentes direcciones. Ponerse en el lugar del otro o de lo otro,
implica poder salirse del lugar de uno y colocarse en el de ese otro, lo que significa una amplificación de
nuestra comprensión del mundo. Esto forma parte de lo que Kant denominó sensus communis o sentido
comunitario, en el que el sentir es compartido y sólo gracias a que es compartido, es, a su vez, entendido y
comunicado. W y S realizan este experi-mento mental no sólo en el plano especulativo sino material. Ubican
un cuerpo en el de la otra, un objeto en el lugar de sus cuerpos, y así objetos y cuerpos se acomodan a otros
lugares. Objetos, prendas y textiles se desnaturalizan cuando ocupan los lugares de otros.

Los peldaños de la falda…

Los peldaños de la escalera son a la escalera lo que el plisado a la falda. La falda es de tela y esa tela está
plisada. El plisado es un procedimiento que forma parte de lo que en técnicas de produc-ción textil se
denomina manipulación del tejido. Este proceso consta de quebrar la estructura natu-ral del tejido para que
se comporte de otra forma. Cada pliegue esconde un trozo de la misma tela, en un plano distinto. Cuando
el pliegue se abre deja ver el quiebre en su máxima expresión. El emblemático vestido Delphos de Fortuny,
íntegramente plisado, más allá de la importancia que tuvo durante todo el siglo XX, es relevante porque
permite algo que hasta 1906 había sido negado a la relación cuerpo/vestimenta: el cuerpo es ahora quien
da la forma al vestido, no al revés. Nos cuenta Guillermo de Osma en L´abito di Fortuny que cuando Susan
Sontag murió en Diciembre de 2004, su compañera, la fotógrafa Annie Leibovitz, eligió el vestido Delphos de
Fortuny para su entierro. Las faldas plisadas se adaptan al cuerpo-escalera quien las moldea para tomar una
forma única. El Delphos es un emblema de que lo que nos importa es el cuerpo.

Los peldaños de la falda son a la falda lo que las tablas de una escalera… No puedo repetirlo, lo hice tantas
veces como palabras agregué al texto. Así que vuelvo a empezar.

Los peldaños de la escalera son a la escalera lo que el plisado a la falda. El textil nos da informa-ción sobre
cuestiones que van desde lo material hasta una historia de vida. Desde el material po-demos recorrer la
historia de una materia prima, su origen, clasificación, tecnología utilizada para su obtención, etc. Todo esto
y mucho más se puede observar en un textil si lo leemos como si de un texto se tratase. El texto en la
remera -el texto en el textil- enuncia cual slogan, las característi-cas de una superficie, las relaciones con un
mundo a sensualizar. Texto y textil comparten etimo-logía latina, texere que significa tejer. Gracia Cutuli dice
al respecto: La etimología de tejer en su forma protoindoeuropea más antigua es teks, armazón de varillas
para los muros de barro. De allí proviene el latín texere: tejer, texto, textura, contexto, y la teks-la: tela,
urdimbre, red. Los textos se analizan desde sus particularidades sintácticas, semánticas y pragmáticas; los
textiles según su composición, construcción o discurso.

Los cuerpos ocupan el lugar de otros, generando una nueva forma. El textil se propone como un lugar que
posee las huellas del cuerpo anterior y del nuevo. Este nuevo espacio tiene las propiedades sensualizantes
del textil y se convierte en un habitat que no sólo dice algo sino que las hace mientras lo dice, enunciando
performativamente aquellas propiedades.

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