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La estructura social es una población con una organización, que vive y se desarrolla
en un medio ambiente. Se puede definir ahora el sistema, como está establecida de
hecho la sociedad, llenándola de contenidos, que interactúan por las redes de la
estructura, usando cualquier tabla: cultura como lenguaje, arte, religión, recreación
y deporte etc., valores como gobierno, propiedad, estratificación, familia, grupos,
etc., completando así su identificación e identidad y mejorando su entendimiento. El
sentido de reducir los elementos a dos: cultura y valores, es para separar los
aspectos culturales de los sociales, por ejemplo, la cultura popular como expresión
de los valores populares. Esta clasificación en dos grupos (o más) tiene problemas,
que en apariencia no inciden sobre la estructura, por ejemplo religión, si es la
búsqueda de lo trascendente o es la socialización de las personas, en este caso
estaría en el segundo grupo. Por extensión la estructura social modifica y es
modificada por la tecnología y el medio ambiente. El análisis sociológico de las
estructuras sociales no puede hacerse sobre la estructura en sí misma, pues no es
algo tangible, sino que es una definición formal; es como el hogar de los muchos
componentes, que aquí se han simplificado con cultura y valores.
ESTRUCTURA
Naturaleza jurídica
Tradicionalmente se ha considerado que, el Derecho de Familia, es una sub-rama
del Derecho civil, sin embargo, puesto que este último se estructura sobre la base
de la persona individual y que habitualmente se ha estimado que las relaciones de
familia no pueden quedar regidas sólo por criterios de interés individual y la
autonomía de la voluntad, en la actualidad gran parte de la doctrina considera que
es una rama autónoma del Derecho, con principios propios. Sin embargo, para
considerarse autónoma, es necesario que se den tres supuestos,
la independencia doctrinal, la independencia legislativa y la independencia judicial.
Varios países han recogido legislativamente este cambio doctrinario dictando
un Código de Familia (aparte de un Código Civil). Ése ha sido el caso de
Argelia, Bolivia, Cuba, Costa Rica, El Salvador, Honduras, Marruecos, Panamá, (en
algunos estados de la federación), Polonia y Rusia, entre otros.
Además, y por similares consideraciones, desde hace varios años diversos Estados
han creado judicaturas especializadas en esta materia, denominadas comúnmente
juzgados o tribunales de familia.
Matrimonio
Es una antigua institución social, presente en gran cantidad de culturas, que
establece un vínculo conyugal entre personas naturales, reconocido y consolidado
por medio de prácticas comunitarias y normas legales, consuetudinarias, religiosas
o morales. La unión matrimonial establece entre los cónyuges y en muchos casos
también entre las familias de origen de estos derechos y obligaciones que varían
considerablemente según las normas que lo regulan en cada sociedad. El
matrimonio es una realidad que tiene su propio modo de ser, que puede y debe ser
regulado por el ordenamiento jurídico, pero no es creada ni definida por las leyes.
Las normas matrimoniales están vinculadas con aquellas que regulan las relaciones
sexuales (incesto, adulterio, exclusividad sexual, monogamia, poligamia), la
reproducción y la filiación de los hijos, según las reglas del sistema de parentesco
vigente. El matrimonio suele estar estrechamente relacionado con la familia y en
algunos casos constituye el núcleo de la misma. Las reglas sobre finalización del
matrimonio incluyen aquellas referidas al divorcio.
Tradicionalmente el matrimonio se concretaba sin tener en cuenta la voluntad de los
contrayentes, incluso contra la voluntad de los mismos o por la fuerza, muchas
veces legitimando la posesión forzada de las mujeres por parte de los hombres. En
los últimos dos siglos se ha universalizado la exigencia del libre y pleno
consentimiento de los contrayentes para contraer matrimonio, como uno de los
derechos humanos fundamentales.3 Con respecto al género de los contrayentes,
en los últimos años el movimiento LGBT ha obtenido en varios países el
reconocimiento legal del matrimonio entre personas del mismo sexo, aunque varias
culturas registran antecedentes en el mismo sentido.
Se concreta a través de determinados ritos o trámites legales. En los últimos años,
cada vez más Estados han aceptado el matrimonio entre personas del mismo sexo,
con lo que esta unión conyugal ha dejado de ser patrimonio de la heterosexualidad.
El lazo matrimonial es reconocido a nivel social, tanto a partir de normas jurídicas
como por las costumbres. Al contraer matrimonio, los cónyuges adquieren diversos
derechos y obligaciones. El matrimonio también legitima la filiación de los hijos que
son procreados por sus miembros.
Es posible distinguir, al menos en el mundo occidental, entre dos grandes tipos de
matrimonio: el matrimonio civil (que se concreta frente a una autoridad estatal
competente) y el matrimonio religioso (que legitima la unión ante los ojos de Dios).
Para la Iglesia Católica, el matrimonio es un sacramento y una institución cuya
esencia está en la creación divina del hombre y la mujer. El matrimonio católico es
perpetuo: no puede romperse según los preceptos religiosos (a diferencia del
matrimonio civil, donde existe el divorcio). Una persona separada, por lo tanto, no
puede volver a casarse por Iglesia.
En el lenguaje coloquial, se denomina matrimonio a la pareja formada por el marido
y la mujer: “Vamos a alquilar la casa a un matrimonio de ancianos”, “Un matrimonio
entró al negocio y gastó más de quinientos pesos”, “No lo puedo creer, ayer le
robaron al matrimonio que vive al lado de mi casa”.
Unión de hechos
Una pareja de hecho, emparejamiento doméstico o asociación libre (unión libre,
unión de hecho o unión registrada) es la unión afectiva de dos personas físicas, con
independencia de su orientación sexual, a fin de convivir de forma estable, en una
relación de afectividad análoga a la conyugal.
Dada la vinculación solo afectiva y de convivencia entre los componentes de las
parejas de hecho, que en ocasiones conlleva una dependencia económica análoga
a la de un matrimonio, algunos ordenamientos jurídicos se han visto en la necesidad
de regularlas para evitar el desamparo de alguno de los componentes de la pareja
en ciertas situaciones como muerte del otro, enfermedad, etc.
Elementos:
Ante familiares y relaciones sociales cumpliendo con los fines del matrimonio.
Si bien los efectos de la unión de hecho declarada reflejan casi todos los
efectos del matrimonio, en realidad corresponden a figuras jurídicas distintas.
Presencia y amor
La paternidad nos habla, como vemos, de madurez, de pensar en el otro respetando
sus tiempos, su vocación y sus proyectos, que pueden no ser los míos. La alegría
del padre proviene de la realización y el crecimiento de su hijo, que fue creado a
“imagen y semejanza de Dios”, y no a mi imagen y semejanza. La paternidad
humana tiene, en la Paternidad de Dios, un modelo de libertad, de amor, de perdón
y misericordia que la eleva y enriquece. Siempre digo que esta referencia a la
paternidad divina, que hemos conocido en Jesucristo, es una auténtica escuela de
paternidad. Al buscar el bien de sus hijos la paternidad es una presencia de amor
que no excluye la exigencia y el límite. El amor auténtico es exigente, no es
demagógico ni busca complicidad. Es cierto, también, y en esto hay que tener
cuidado y examinarse, que la exigencia sin amor esclaviza. Cuánta gente se siente
exigida y no amada. Cada uno lo recordará o tendrá la posibilidad de manifestarle
su gratitud y reconocimiento.
Que afecto y oración se unan en este día para festejar la figura de quien ha sido y
sigue siendo una referencia única en nuestras vidas. Valorar la imagen de padre es
signo de una sociedad que tiene historia y futuro.
Sirve también para entender la idea de que para hablar del concepto de padre hay
que hablar del entorno familiar, social y laboral. Carmen Botia Morillas,
del Departamento de Sociología de la Universidad Pablo de Olavide y parte del
equipo que trabaja en TransParent Project –«una investigación internacional
dirigida a parejas primerizas de dos ingresos»–, señala que «el rol de la paternidad
evoluciona conforme evolucionan la sociedad y las familias. Todo se retroalimenta».
De manera, explica, que ese «pacto social» aceptado durante años en la
construcción del estado social, se traducía en que «la mayoría de los varones tenía
un empleo estable y con derechos que generaba un salario suficiente para mantener
la familia». Era el proveedor de ingresos, mientras que «la mujer y los menores
accedían a los derechos de ciudadanía por su condición de cónyuge o hijos del
titular del derecho, que era el padre, el que desempeñaba el empleo». Esa realidad
empezó a romperse en Europa a mediados de los años 70, y en España más tarde.
Es por eso que aquellos que ven con tristeza la desaparición de la "cultura indígena",
en realidad, se lamentan no por la era precolombina, sino más bien por los siglos
xvi y xvii.Los numerosos estudios antropológicos y sociológicos que se han
realizadosobre las sociedades campesinas actuales, ya sean indígenas o ladinas,
resultan muy instructivos en lo relacionado a los aspectos étnicos. Sin embargo,
estudios históricos nos puedan decir más del proceso de cambio en la etnicidad.
Así, este trabajo se propone estudiar históricamente un área, el altiplano oriental de
Guatemala, conocido en la época colonial y durante el siglo xix como la Montaña,
presentando un análisis de cómo y porqué el indígena se transformó en ladino, o en
otras palabras, un análisis de ese proceso conocido como "latinización". Debido a
que las sociedades agrarias como las de Centroamérica han experimentado
considerables cambios a lo largo de los últimos cinco siglos, la perspectiva histórica
es importante si se quiere obtener una comprensión más completa de dichos
cambios, particularmente cuando se trata de hacer comparaciones entre regiones.
El antropólogo Oliver La Farga ciertamente no carecía de dicha perspectiva. En su
obra ha propuesto una secuencia cultural e histórica quedivide la sociedad maya de
tierras altas en cinco períodos. Según La Farreen el primer período, la conquista
trajo violencia e hizo pedazos la estructura básica de la sociedad precolombina. El
segundo período comprende una época que va desde el final de la conquista hasta
cerca de1720, en la que el proceso de aculturación y la adopción de muchos rasgos
españoles llevó la sociedad indígena a una suerte de síntesis aceptable. El tercer
período abarca desde 1720 hasta 1800; en él, según La Farga, los españoles
aflojaron el control y los indígenas empezaron a desarrollar nuevos pero autónomos
patrones culturales. El cuarto período de 1800 a1880 representó la integración de
la cultura indígena y su desarrollo "más allá de sí misma", lo que constituye la marca
distintiva de una cultura bien establecida. Y finalmente un quinto período que va
desde 1880 hasta el presente, período en que la cultura europea o
hispanoamericana penetra la cultura indígena que se había desarrollado
anteriormente.