EL INCREÍBLE MOVIMIENTO EN UN ECOSISTEMA

HECTOR HERNÁN MOLANO CORTÉS

UNDACIÓN UNIVERSITARIA CATÓLICA DEL NORTE

ECOLOGÍA
2018
 Introducción

Los ecosistemas pudieran definirse como “la unidad ecológica básica” (Torres, 2012) y

aparentemente pudiese considerarse como algo estático, sin movimiento, porque en algunos

paisajes y para muchos espectadores, los movimientos no son evidentes. No obstante, el

movimiento que se da dentro de estos sistemas es considerable y necesario para que estos

subsistan. El propósito de este corto ensayo es hablar sobre este, haciendo mención de

algunas particularidades propias de los ecosistemas.

Desarrollo

En primer lugar se debe decir que al referirse a los ecosistemas, los estamos situando

dentro del planeta tierra, aunque posiblemente se pueda hablar de los tales en otros

planetas, pero en el caso particular de este ensayo están en el tercer planeta del sistema

solar dominado por la estrella principal a la que llamamos sol. Es precisamente, la luz el

elemento que juega el papel preponderante en la generación energética dentro de los

ecosistemas, es ésta la que es insuflada dentro del ecosistema para que el movimiento se dé

de una manera continua y cíclica. Es la luz la que hace que los elementos del ecosistema se

pongan en funcionamiento; al referirse a la luz, se están hablando de una energía

suministrada por el sol, energía llamada radiación. La radiación y la cantidad («La

radiación solar en los sistemas naturales», 2015) que se proyecta sobre el ecosistema es la

que logra que elementos como el agua puedan desarrollar su ciclo natural, o por ejemplo es

por la luz que las plantas pueden hacer la fotosíntesis de tal forma que sobrevivan y sirvan

para las cadenas alimenticias o procesos de desarrollo para que el ecosistema siga viviendo.
De esa forma, se debe afirmar que sin luz, un ecosistema tiende a la muerte, mientras que la

luz es la que le da vida o la que motiva el movimiento en el ecosistema. Es la luz, pues, el

motor de un ecosistema sin la cual la energía no entra y no hay transformación de ella

dentro del sistema por lo que este iría a desaparecer.

Otro movimiento que se da dentro del ecosistema es el generado por los ciclos

biogeoquímicos, estos se pueden definir como: movimientos cíclicos de los elementos que

forman los organismos biológicos, su entorno geológico y el cambio químico que

interviene («Ciclo Biogeoquímico», 2018), estos ciclos podrían ser por ejemplo gaseosos,

de nutrientes e hidrológicos. En el ciclo biogeoquímico los elementos que están dentro del

ecosistema se mueven, por ejemplo en el ciclo del agua, ésta por acción de la radiación

solar y el calor de esta, se evapora llegando a formar las nubes y estas mediante los cambios

de temperatura vuelve a depositar el agua en la tierra y en los elementos acuíferos; el agua

ayuda a que otros procesos se den dentro del ecosistema, en las plantas y animales es

necesaria para su subsistencia y para el procesamiento de nutrientes, en la tierra alimenta

las semillas para la germinación de plantas e incluso mediante la acción mecánica sobre la

tierra puede desplazar diferentes compuestos químicos de un lado a otro. Si los procesos

biogeoquímicos no se dieran en un ecosistema, los elementos no serían beneficiados unos

de otros, los nutrientes no se repartirían, el agua no pasaría por los organismos vivos;

además, considerando que “la tierra es un sistema cerrado” («Ciclo Biogeoquímico», 2018)

en donde la materia se mantiene igual y las sustancias igualmente no se pierden, pero estas

se necesitan para que los organismos vivan y la única forma que pasan de un elemento a

otro es mediante estos ciclos.

 Hasta este momento se ha visto que el iniciador de este movimiento en el ecosistema es

la luz, y que ese movimiento logrado por la radiación solar también impulsa a los

movimientos que vienen por los ciclos biogeoquímicos, pero ¿qué pasaría si en el

ecosistema no existieran elementos diferentes y diversos para que estos ciclos fueran

posibles y/o necesarios? Por ejemplo se ha descubierto que existe un ecosistema con un

solo elemento, la bacteria Desulforudis audaxviator que vive sin luz pero necesita de los

nutrientes que le proporciona el suelo, como el hidrogeno y un sulfato producido del uranio

(«Un Ecosistema Con una Sola Especie en el Subsuelo Profundo», 2009), esto es, el

ecosistema aparentemente solo sí necesita de otros elementos, ya que la tierra le tuvo que

proporcionar los nutrientes y estos pudieron haber llegado a la bacteria por alguno de los

procesos biogeoquímicos mencionados anteriormente. Con esto, se quiere decir que la

diversidad en el ecosistema es necesaria para que los elementos que están en ella puedan

subsistir, entregando y/o transportando sustancias que son necesarias de unos para otros.

Por otro lado, la biodiversidad ayuda al mantenimiento del ecosistema, de tal forma que a

mayor diversidad biológica es más fácil que un ecosistema sobreviva frente a los cambios

que pueden causar, por ejemplo un evento no cíclico (terremotos, lluvias intensas, etc.)

(Semarnat, 2016). Entonces la biodiversidad facilita el movimiento de sustancias de un

lugar a otro, ayuda al sostenimiento del ecosistema y protege a los elementos que dentro de

él se encuentren.

Finalmente el movimiento dentro del ecosistema se presenta por las relaciones que hay

dentro de los ecosistemas, estas se puede dividir en dos grandes grupos, las intraespecíficas

y las interespecíficas (Pedagógica, 2014) Las primeras referentes a las relaciones que se

dan dentro de una misma especie, por ejemplo está la familia, el gregarismo, el estatal, y de
competencia. Por supuesto las relaciones familiares agrupan a una parte de una especie

generalmente en torno a un líder o con un fin en particular, tal como lo haría un grupo de

abejas alrededor de la abeja reina; en este mismo grupo de relaciones puede darse el

gregarismo mostrado por las abejas obreras o las abejas zángano, igualmente hay una

relación estatal porque hay una sola reina en la colmena y quizá puede presentarse

competencia entre una y otra abeja (poco probable y sí mejor visto en otras especies). La

idea de este movimiento dentro del ecosistema es que la especie entra en contacto con los

elementos del ecosistema en forma grupal o mediante convenciones que regulan el accionar

de la especie, así, las sustancias del ecosistema se van moviendo de un lugar a otro, creando

ciclos, en los que otras especies pueden ser beneficiadas o perjudicadas. Las relaciones

interespecíficas se refieren a las que se dan fuera de cada especie, entre ellas se encuentran

la asociación, el comensalismo, el parasitismo, el mutualismo, la competencia y la

depredación1 (otros autores adicionan inquilismo, comensalismo, antibiosis (Torres, 2012)).

Por ejemplo la competencia es cuando dos o más especies compiten por la comida que es

común a ellas, esto pudiera ser desventajosa para una pero la biodiversidad y la cadena

alimenticia facilita el equilibrio del ecosistema. En algunas ocasiones, una especie vive en

función de otra, sin que la otra se beneficie, en ese caso es un parasito puesto que si se

beneficiase sería inquilismo. La idea de nombrar las principales relaciones en un

ecosistema, solo muestra que el movimiento sigue dándose dentro de este, sea porque hay

1
Depredación: un individuo, depredador, captura y mata a otro para alimentarse; parasitismo: relación
perjudicial para uno de los individuos, pues uno vive a expensas del otro; comensalismo: asociación en la cual
uno de los individuos se beneficia sin perjudicar al otro; inquilinismo: un individuo le da cobijo al otro;
antibiosis: un individuo es nocivo a otro pero no se beneficia; mutualismo: relación entre individuos en los
que los dos se benefician; simbiosis: un organismo depende del otro para vivir. (Torres, 2012)
asociaciones, comensalismos, parasitismos, competencia, etc., lo que sucede en estas

relaciones es movimiento, movimiento y movimiento.

Conclusiones

Un ecosistema no es un lugar estático, no es un lugar donde los procesos no se den, es

un lugar que se encuentra en movimiento, sea de especies, de sustancias, de elementos, de

nutrientes, de desechos por unos alimentos de otros, etc. Lo cierto es que al observar

nuevamente un terreno que parece quieto repiense en todos los movimientos que allí hay,

agua, carbono, nitrógeno, plantas, animales, aire, etc. En un ecosistema la quietud no existe,

el movimiento sí.

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