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Petro… ¿Jefe de la oposición?

Solo un megalómano como Gustavo Petro puede creer que después de la segunda vuelta
de las elecciones presidenciales de 2018, se convirtió en caudillo político y que todos los
que se alinearon con él para la segunda vuelta por odio a Uribe (no a Duque) son sus
vasallos de jure y le deben rendir pleitesía. La oposición más insignificante en el Congreso
será la de los autodenominados "los decentes", y dentro de éstos, la representación de
Colombia Humana, es menor aún.
El jefe de “Colombia Humana” sería el último en la fila de los partidos “de oposición”. Hay
que tener en cuenta que la lista de “La Decencia” fue una coalición de partidos con un grupo
significativo de ciudadanos y cada uno de ellos tiene derecho a su propia vocería como
opositor, si así lo decide.
La coalición de La Decencia, agrupó al Grupo Significativo de Ciudadanos Colombia
Humana, de Petro, y los partidos Unión Patriótica, de Aída Avello, La Opción es Clara, ASI
y MAIS, lograron la elección de cuatro senadores y dos representantes.
Dudo que Aida Avello, de la UP, luego de la ninguneada de Petro a la UP para vice-
presidencia, al optar por una candidata de un partido político ajeno a la coalición y además
perteneciente a un grupo rival, continúe siendo su aliada, sobre todo, conociendo lo
rencorosos y vengativos que son los miembros de la izquierda. Quedan 3 senadores en la
Decencia.
El electo Senador Jesus Javier Chávez Yondapiz es miembro del MAIS – Movimiento
Alternativo Indígena y Social, que ha demostrado ser un grupo independiente y con sus
propios intereses, por lo cual hay una buena certeza que no marchen irrestrictamente en
pos del caudillo Petro, pues su posición depende de la posición de los grupos indígenas,
quienes han sido muy celosos de su autonomía y hasta senadores han apaleado
simbólicamente por no guardar la disciplina.
Quedan 2 senadores de Los Decentes, quienes son de la Colombia Humana: Gustavo
Bolivar, especialista en escribir telenovelas de narcotraficantes, y la activista de DDHH
Gloria Inés Flórez Schneider, los cuales, sumados a Gustavo Petro, quien la misma noche
de su derrota incumplió la única promesa electoral que podía llevar a cabo si perdía, anunció
que si se va a posesionar como senador, conforman la bancada menos numerosa del
senado.
Por el lado de la Cámara, María José Pizarro Rodríguez, hija de Carlos Pizarro, no es clara
su filiación política desde el punto de vista jurídico, pero se le puede sumar a Petro,
asumiendo que siendo hija de un miembro del M-19, será leal al presunto representante
rencauchado de ese movimiento.
Parece que, como David Ricardo Racero Mayorca el otro Representante elegido por la lista
de La Decencia es de Colombia Humana, la bancada total de Colombia Humana en todo el
congreso estará conformada por cinco pelagatos. No se puede contar a la excandidata a la
vice-presidencia, Ángela Robledo, porque esta fue electa por la Alianza Verde, y contarse
en otra bancada, constituye doble militancia, a menos que renuncie a la curul que obtuvo
como miembro de la Alianza Verde, para ser congresista como excandidata a la
vicepresidencia. Este balance paupérrimo del Grupo Significativo de Ciudadanos Colombia
Humana no autoriza a Petro a proclamarse el “jefe de la oposición”, como pomposamente
lo declaró la noche de su derrota.
Falta todavía ver que tan leales le son esos integrantes del Grupo Significativo de
Ciudadanos Colombia Humana, quienes, a diferencia de los militantes de los partidos
tradicionales con personería jurídica y estatutos, pueden disolver impunemente el grupo
significativo de ciudadanos cuando a bien tengan decidir, dejando a sus elegidos totalmente
libres para apoyar a quien a bien tengan escoger. Bien lo sabe Petro que salta de nido en
nido con total impunidad, sin haber sido nunca procesado por doble militancia.
El Estatuto de la Oposición es claro. Las agrupaciones políticas que inscribieron al
candidato electro como presidente no se pueden declarar en oposición. En el caso actual,
el único impedido es el Centro Democrático. Los demás partidos, incluyendo
conservadores, liberales, de cambio radical y de la U, pueden hacer lo que les dé la gana.
La declaratoria de “en oposición” es potestativo de los partidos políticos con personería
jurídica, siguiendo los procedimientos que hayan sido establecidos al respecto en sus
respectivos estatutos debidamente registrados y aceptados ante la CNE. En el caso de los
grupos significativos de ciudadanos, la competencia para declararse en oposición recae en
la bancada electa, es decir, es decisión de todos los miembros del grupo que hayan sido
electos, supongo que mediante votación democrática, debidamente realizada y certificada,
no por un individuo en particular, por lo cual la declaración de Gustavo Petro fue irrelevante
e insignificante, pues no tiene ninguna autoridad para realizar tal declaración ni siquiera a
nombre de Colombia Humana, si no media una votación de todos los miembros de bancada.
Hablar de mayorías de gobierno a favor de Iván Duque, como se está pontificando en
algunos medios de prensa, contabilizando como bancadas del gobierno a los pegotes de
última hora, es prematuro. Podría suceder que los partidos de la cacareada Unidad
Nacional santista, a la poste se conviertan en la principal oposición, dejando en la miseria
política al autoproclamado jefe de la oposición, Gustavo Petro, cuando sus voraces apetitos
burocráticos y presupuestales no sean satisfechos adecuadamente, cosa que sucedería si
Duque cumple lo prometido: ni mermelada ni burocracia para las adhesiones políticas
oportunistas de segunda vuelta. O cuando se inicie el desmonte de los “logros” santistas.
Desde el punto de vista puramente legal, la oposición podría estar constituida por el Partido
Liberal Colombiano (14+35=49), Cambio Radical (16+30=46), La U (14+25=39), el Partido
Conservador Colombiano (15+21=36), la Alianza Verde (10+9=19), las FARC (5+5=10), el
Polo Democrático (5+2=7), y finalmente, Colombia Humana (3+2=5). De la torta para
oposición establecida por estatuto, Colombia Humana puede aspirar tal vez a un par de
milloncitos en financiación, y a unos 30 segundos al año de participación en televisión. En
cuanto a subcomisiones y mesa directiva, no creo que la torta le alcance para nada.
Suponiendo que los grandes partidos se declaren de gobierno o independientes, primero le
toca negociar con la Alianza Verde, el Polo y las FARC, a ver si lo dejan alguna migaja,
cosa que dudo. Ser el perdedor no es la mejor carta de presentación en ninguna parte. La
creencia generalizada es que candidato quemado, más fácil se vuelve a quemar. Nada
prende más fácil que un palo que ya tiene la punta carbonizada.
Desde el punto de vista político es irreal desconocer que Iván Duque y el Centro
Democrático no podrán hacer un gobierno tan siquiera manejable, sin el concurso de
algunas de las bancadas grandes, tal vez los conservadores y bien sean los liberales o los
de Cambio Radical, pero con absoluta seguridad la AV, las FARC, y el PD se van a pelear
a muerte el liderazgo de la oposición, dejando a la Colombia Humana y su jefe como simples
figuras decorativas e históricas. La única manera de que Gustavo Petro mantenga
significancia es una nueva labor de infiltración en un partido político prestablecido
significante, como lo hizo con el Progresismo en la Alianza Verde, o anteriormente con el
M-19 en el Polo Democrático Alternativo, pero no creo que esos partidos se dejen capar
dos veces. Me pregunto que le pasaría a Petro si tratara de hacerle la misma jugarreta a
Timochenco. Seguro que Petro aparecería en una cuneta, con la boca llena de hormigas,
“vilmente asesinado por la derecha reaccionaria”. De una lograrían las FARC mártir y motivo
justificativo de lucha.
El problema de Petro, es que su Grupo Significativo de Ciudadanos son 5 pelagatos en todo
el Congreso y ese Grupo puede desaparecer en cualquier momento. Una cosa es un
candidato con posibilidades y otra el tipo que perdió unas elecciones. No hay subcampeón
presidencial, solo el que perdió. Y los 8 millones de votos no son del partido de Petro, quien
no tiene partido; Petro es un pájaro cuclillo, especialista en empollar candidaturas propias
en partidos ajenos.
Parece que Gustavo Petro olvidó una parte de la biografía de su antiguo rehén, Álvaro
Gomez, el de lo del “acuerdo sobre lo fundamental”, lema que pretendió rencauchar en sus
últimas patadas de ahogado, quien fue eterno candidato presidencial y nunca logró ser
presidente, entre otra cosas por el temor visceral de buena parte de la ciudadanía a los
imputados pecados de juventud, pues aseguraban que había sido el jefe de aplanchadores
de su padre, el temido Laureano Gomez. En el caso de Petro, los pecados juveniles y los
de la edad adulta son evidentes. Coincidencias de la historia, que dicen.

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