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Personas sordas y el derecho a la educación: ¿una realidad o una utopía?

Por: Martha Lucía Osorno

En Colombia, las personas sordas tienen que movilizarse con el fin de exigir el
reconocimiento y el respeto a sus derechos, entre ellos el derecho a la educación, debido a
que les son vulnerados permanentemente por los distintos agentes sociales, sus familias y
las personas de la red de apoyo.
La educación, como un derecho, se encuentra consagrada en el artículo 67 de la
Constitución Política de Colombia (1991): “[…] es un derecho de la persona y un servicio
público que tiene una función social: con ella se busca que pueda acceder al conocimiento,
la ciencia a la técnica y a los demás bienes y valores de la cultura” (p. 27). Agrega además,
“que la educación formará al colombiano en el respeto a los derechos humanos, a la paz y a
la democracia; en la práctica del trabajo […]”. De igual manera, la Constitución nos
recuerda que la educación es un deber que recae en el Estado, la sociedad y la familia.
El acceso al conocimiento implica el manejo de una lengua común que posibilite la
comunicación, la interpretación y la apropiación de información entre dos hablantes. Luria
y Yudovic (1994, citados en Claros-Kartchner, 2009) explican que: “[…] la actividad
mental humana se desarrolla bajo las condiciones de la comunicación auténtica con el
ambiente a través del cual el niño adquiere de los adultos la experiencia de muchas
generaciones” (p. 63). Ruth Claros-Kartchner (2009) por su parte, hace énfasis en que es
necesario pensar cuál es “el ambiente” a través del cual el niño aprende mejor “la
experiencia de muchas generaciones”, al considerar que en este entorno debe existir un
idioma común para que se dé una comunicación efectiva.
La educación de los sordos en el país se encuentra regulada por una amplia normativa. La
más reciente es la Ley 1346 de 2009, que adopta la Convención de los Derechos de las
Personas con Discapacidad de la ONU, y su artículo 24, que trata sobre la educación. Sin
embargo, en la práctica, la convención no da una respuesta real y efectiva a los verdaderos
requerimientos de la población sorda, la cual se reconoce a sí misma como minoría
lingüística. Lo anterior lleva a afirmar que existe una doble condición en la persona sorda:
por un lado, es considerada como una persona con discapacidad debido a su deficiencia
sensorial y, por otro, como miembro de una minoría lingüística por hacer uso de la lengua
de señas.
Como consecuencia de lo anterior, las acciones afirmativas y los ajustes razonables que
ocurren en el marco de la educación inclusiva son considerados, en muchos casos,
“pañitos de agua tibia” para un mal que aqueja a la comunidad sorda colombiana por
generaciones: la baja calidad educativa, a la cual el Estado no ha logrado responder. Esto se
puede demostrar al observar la falta de docentes bilingües —biculturales para la enseñanza
a las personas sordas— o la mediocridad de algunos educadores en los colegios. Además,
debido a la escasez de material didáctico adecuado para la enseñanza de la segunda lengua
en niños y jóvenes sordos; la poca oferta de intérpretes de lengua de señas calificados, de
recursos que permitan impulsar investigaciones y estudios sobre la lengua y la comunidad,
entre ellos la planificación lingüística. Esta situación tiene como resultado el bajo
rendimiento académico, la deserción de niños y jóvenes sordos, o bachilleres con una débil
competencia en el español escrito. Todo esto hace difícil avanzar hacia una educación de
calidad para las personas sordas.
Una experiencia que documenta una de las frustraciones que tienen las personas sordas en
el contexto escolar con enfoque inclusivo, la encontramos en la siguiente nota periodística
publicada en el diario El Tiempo (17 de junio del 2014)1:
Jorge Iván Vaquiro Ortiz y Noelva León Mayano, representantes de las
dos familias de Neiva, pidieron el amparo constitucional del derecho a la
educación en condiciones dignas y de igualdad de sus hijos menores. Sus
niños hacen parte del programa de ‘inclusión educativa del estudiante sordo’.
Este tiene dos estrategias: una escuela bilingüe bicultural, para preescolar y
básica primaria, y atención con intérpretes, para básica media y programas de
formación complementaria.
Los demandantes alegan que cada año los menores tienen problemas porque
no están garantizados los recursos para el intérprete. Los estudiantes, de la
Escuela Normal Superior de Neiva, tampoco tienen acceso a un modelo
lingüístico propio para él.
La anterior es tan solo una de múltiples situaciones que viven diariamente los estudiantes
sordos. Son situaciones que limitan su acceso a la educación superior y, por ende,
disminuye la posibilidad de que accedan a mejores oportunidades de empleo y calidad de
vida en el futuro. Para hacer frente a esta situación, Claros-Kartchner (2009, p. 63)
menciona que se debe empezar por establecer que el problema más grande que enfrentan
estos estudiantes es un problema de comunicación. Sin la posibilidad de comunicarse y
acceder a la información que se maneja en las escuelas es difícil, si no imposible, acceder a
“una educación con equidad”.
Domínguez (2009, p. 50) afirma que la educación de calidad para los estudiantes sordos
debe propiciar el acceso a los aprendizajes escolares en igualdad de condiciones en relación
con los compañeros oyentes. Esto implica ofrecer el currículo con las adaptaciones que
sean precisas; posibilitar que de verdad el estudiante sordo comprenda y participe en las
situaciones de aula; propiciar situaciones que posibiliten el aprendizaje de la lengua oral y
escrita de su entorno (con los consiguientes recursos tanto personales como materiales que
necesiten), y ofrecer situaciones que favorezcan el establecimiento de relaciones de amistad
con otros compañeros sordos y oyentes y que promuevan el desarrollo de su personalidad,
lo que permitiría que los estudiantes crezcan en un entorno bicultural.
Puede concluirse que, si bien la educación inclusiva ofrece recomendaciones y aportes
interesantes, también puede confundir y desviar la atención de un asunto que es de
particular importancia que, incluso, podría ser la solución para los problemas que se
presentan en la educación de las personas sordas: la educación bilingüe-multilingüe para
niños y jóvenes sordos. Solo es posible hablar de igualdad en la educación para sordos si
esta se observa a la luz de los lineamientos que orientan la educación bilingüe para
oyentes.

                                                                                                               
1 El Tiempo. (17 de junio de 2014). Colegio deberá pagar un intérprete para niños sordos. El Tiempo.
Recuperado de http://www.eltiempo.com/estilo-de-vida/educacion/colegio-debera-a-pagar-un-interprete-para-
ninos-sordos/14135161  
Hasta que la sociedad no asimile y reflexione sobre esta realidad, la educación de calidad,
justa y equitativa, para las personas sordas, seguirá siendo solo una utopía. Se requiere, por
lo tanto, una revisión o replanteamiento de las actuales propuestas educativas desde una
perspectiva bilingüe-bicultural; así mismo, la promoción de acciones enfocadas, por un
lado, a responder a las necesidades la comunidad sorda y, por otro, a las necesidades de los
agentes que dinamizan la práctica pedagógica.

Referencias bibliográficas
Claros-Kartchner, R. (2009). La inclusión de las personas sordas, como grupo étnico, en los
sistemas educativos. Revista Latinoamericana de educación inclusiva, 3(1), 63-75.
Domínguez, A. B. (2009). Educación para la inclusión de alumnos sordos. Revista
Latinoamericana de educación inclusiva, 3(1), 45-51. Recuperado de
http://www.rinace.net/rlei/numeros/vol3-num1/art4.pdf

Presidencia de la República de Colombia. (1991). Constitución Política de Colombia


(1991). Bogotá: Impreandes.

Derechos: Facultad de hacer o exigir todo aquello que la ley o la autoridad establece en nuestro
favor.
Deber: Obligación moral que afecta a cada persona, según los principios éticos, de justicia y
conciencia que demanda respetar y acatar las leyes de los derechos ajenos.
Minoría lingüística: Término que hace referencia a un idioma o a una lengua que en una
comunidad es utilizado por un pequeño número de usuarios.
Educación inclusiva: La educación inclusiva es una aproximación estratégica diseñada para
facilitar el aprendizaje exitoso para todos los niño/as y jóvenes. Hace referencia a metas comunes
para disminuir y superar todo tipo de exclusión desde una perspectiva del derecho humano a una
educación; tiene que ver con acceso, participación y aprendizaje exitoso en una educación de
calidad para todos.
Frustraciones: Se trata de un sentimiento desagradable que se produce cuando las expectativas de
una persona no se ven satisfechas al no poder conseguir lo pretendido.
Entorno bicultural: Contexto o ambiente que le permite a una persona aproximarse a dos culturas,
en este caso a la cultura sorda y a la cultura oyente.
Educación bilingüe: Tipo de enseñanza que es impartida en dos lenguas (por ejemplo, lengua de
señas y español).
Realidad: Aquello que ocurre o sucede de manera verdadera o cierta.
Utopía: Proyecto, deseo o plan ideal, atrayente y beneficioso, generalmente para la comunidad, que
es muy improbable que suceda o que en el momento de su formulación es irrealizable.
 

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