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Objetivos.

1. Conocer los motivos que pueden estar en el origen de los suicidios.


2. Saber cómo prevenir los mismos.
Justificación.
Al hacer este proyecto buscamos que sea útil y práctica para la prevención del suicidio en los
jóvenes, basándonos en estrategias que han probado ser eficaces para lograr dicho objetivo:
 Educación sobre el tema, dirigida tanto a adolescentes como a personal educativo:
riesgos, signos de alerta e intervenciones.
 Detección de la persona en riesgo.
 Ofrecer alternativas de ayuda tales como grupos de apoyo, centros especializados y
líneas de crisis.

¿Es realmente un problema el suicidio?


La adolescencia es definida como una etapa del ciclo vital entre la niñez y la adultez, que se
inicia por los cambios puberales y se caracteriza por profundas transformaciones biológicas,
psicológicas y sociales, muchas de ellas generadoras de crisis, conflictos y contradicciones, pero
esencialmente positivos.
No se pretende enumerar todas las características que definen esta etapa de la vida, mas bien
deseamos a continuación abordar los aspectos más generales relacionados con el
comportamiento suicida del adolescente.
Los aspectos psicosociales están integrados en una serie de características y comportamientos
que en mayor o menor grado estarán presentes durante esta etapa de la vida y que pueden
resumirse de la siguiente manera:

 Búsqueda de sí mismo y de su identidad.


 Necesidad de independencia.
 Tendencia grupal.
 Evolución del pensamiento concreto al abstracto.
 Manifestaciones y conductas sexuales con desarrollo de la identidad sexual.
 Relaciones conflictivas con los padres que fluctúan entre la dependencia y la necesidad
de separación de los mismos.
 Actividad social reivindicativa, tornándose más analíticos, con pensamientos simbólicos,
en los que formulan sus propias hipótesis y llegan a conclusiones propias.
 Eligen una ocupación para la que necesitarán adiestramiento y capacitación para
llevarla a la práctica.
 Necesidad de asumir un nuevo rol social como partícipe de una cultura o subcultura
específica.
El Suicidio se ha dado en todas las sociedades reflejando el nivel de contradicciones políticas,
económicas y sociales, así como las condiciones particulares del individuo en un momento
histórico determinado
Para poder tener un mayor entendimiento de este fenómeno se hace necesario hacer un
recorrido histórico de las principales conceptualizaciones y actitudes que se han tenido hacia
éste en diferentes momentos socio-históricos.
Según Fedden (1972), hasta el siglo XIX no hubo ningún intento de evaluar los suicidios, ni de
estudiar sus causas, sin embargo, estos habían sido objeto de discusión moral o religiosa
durante siglos.
Los suicidios en la historia por lo general están asociados a un personaje célebre o integrado a
una acción histórica importante. En la antigüedad el suicidio era valorado como resultado de los
sistemas religiosos y filosóficos, aunque también dependía de las estructuras sociales,
económicas, políticas y culturales de cada país.
Causas del suicidio.
La adolescencia es un período del desarrollo de mucho estrés lleno de cambios muy
importantes: cambios en el cuerpo, cambios en las ideas y cambios en los sentimientos. El
intenso estrés, confusión, miedo e incertidumbre, así como la presión por el éxito, y la capacidad
de pensar acerca de las cosas desde un nuevo punto de vista influye en las capacidades del
adolescente para resolver problemas y tomar decisiones. Para algunos adolescentes, los
cambios normales del desarrollo, a veces acompañados por otros hechos o cambios en la familia
como el divorcio o la mudanza a una nueva comunidad, cambios de amistades, dificultades en
la escuela u otras pérdidas, pueden causar gran perturbación y resultar abrumadoras.
Culturales y Socio-demográficos.
Los problemas socioeconómicos, los bajos niveles educacionales y el desempleo son factores
de riesgo para el comportamiento suicida pues limitan la participación social activa del
adolescente, impiden la satisfacción de las necesidades más elementales y coartan la libertad
de quienes los padecen.
Los factores asociados a la cultura adquieren una importancia capital en la conducta suicida
entre las minorías étnicas, quienes se ven sometidos a un proceso de coloniaje cultural con
pérdida de la identidad y sus costumbres y también se hace patente entre los inmigrantes. Oberg
fue el primero en utilizar el término “shock cultural” para referirse al proceso de adaptación del
inmigrante, el cual se caracteriza por:
o Esfuerzos constantes por lograr adaptarse a la nueva cultura.
o Sentimientos de pérdida y pena, motivados por los recuerdos de los amigos, familiares,
la profesión, las posesiones y cuanto se ha dejado atrás.
o Sentimientos de ser rechazado por los miembros de la nueva cultura.
o Confusión en el rol, las expectativas, los valores y la identidad ante la nueva cultura.
o Sorpresa, angustia, disgusto e indignación ante las diferencias culturales a las que debe
adaptarse.
o Sentimientos de no ser capaz de adaptarse a la nueva cultura.
Entre las razones que pueden contribuir al suicidio de los adolescentes de estos grupos
poblacionales se encuentran extrañar la tierra natal y sus costumbres, problemas con la pareja,
infelicidad, baja autoestima, carencia de amigos o familiares, el aislamiento social y la falta de
comunicación por las barreras que impone el idioma en caso que el país receptor difiera del
natal.
Situación familia y eventos vitales adversos.
La situación de la familia del adolescente suicida garantiza su infelicidad e impide su
crecimiento emocional, pues son comunes:
o Presencia de padres con trastornos mentales.
o Consumo excesivo de alcohol, abuso de sustancias y otras conductas disociales en
algunos de sus miembros.
o Antecedentes familiares de suicidio o intentos de suicidio y permisividad o aceptación
de esta conducta como forma de afrontamiento.
o Violencia familiar entre sus miembros, incluyendo el abuso físico y sexual.
o Pobre comunicación entre los integrantes de la familia.
o Frecuentes riñas, querellas y otras manifestaciones de agresividad en las que se
involucran los miembros de la familia, convirtiéndose en generadores de tensión y
agresividad.
o Separación de los progenitores por muerte, separación o divorcio.
o Frecuentes cambios de domicilio a diferentes áreas.
o Rigidez familiar, con dificultades para intercambiar criterios con las generaciones más
jóvenes.
o Situación de hacinamiento, lo que en ocasiones se traduce por la convivencia de varias
generaciones en un breve espacio, lo cual impide la intimidad y la soledad creativa de
sus miembros.
o Dificultades para demostrar afectos en forma de caricias, besos, abrazos y otras
manifestaciones de ternura.
o Autoritarismo o pérdida de la autoridad entre los progenitores.
o Llamadas de atención al adolescente que generalmente adquieren un carácter
humillante.
o Si los padres están divorciados, pero conviven en el mismo domicilio, el adolescente es
utilizado como punta de lanza de uno de ellos contra el otro y se le trata de crear una
imagen desfavorable del progenitor en contra de quien se ha realizado la alianza.
o Incapacidad para abordar los temas relacionados con la sexualidad del adolescente, la
selección vocacional y las necesidades de independencia.
Los elementos abordados con anterioridad son muy frecuentes en las familias de los
adolescentes con riesgo suicida, pero no son los únicos. Es muy posible que usted pueda
incrementar esta lista con experiencias conocidas.
Psicopatología del adolescente que constituye una predisposición a cometer suicidio.
Se considera que casi la totalidad de las personas que se suicidan son portadores de una
enfermedad mental diagnosticable, lo cual ha sido ampliamente abordado en las
investigaciones realizadas mediante las autopsias psicológicas. En los adolescentes este
postulado también se cumple y se considera que la mayoría de los que se suicidan pudieron
haber padecido algunas de las siguientes enfermedades:
 Depresión
 Trastornos de ansiedad
 Abuso de alcohol
 Abuso de drogas
 Trastornos incipientes de personalidad
 Trastorno esquizofrénico
Las manifestaciones señaladas con anterioridad son universales, es decir, caracterizan a la
ansiedad como trastorno o cortejo sintomático, pero es conveniente señalar que existen formas
particulares de este trastorno, con síntomas específicos que relacionaremos a continuación:
 Ataques de pánico
 Fobia simple
 Fobia social
 Ansiedad de separación.
 Fobia escolar
 Trastorno obsesivo compulsivo
 Trastorno de estrés postraumático
 Abuso de alcohol. La característica esencial del abuso de alcohol o de otra sustancia
cualquiera, consiste en un patrón des-adaptativo de consumo de dichas sustancias,
manifestado por consecuencias adversas, significativas y recurrentes relacionadas con
su consumo repetido.
 Trastorno Disocial de la Personalidad. Es otro factor de riesgo de suicidio entre los
adolescentes, que por sus rasgos clínicos tiene una elevada propensión al suicidio y a la
realización de daños auto-infligidos.
 Trastorno de la Alimentación. En la cultura contemporánea los medios de difusión
masivos han globalizado un modelo de belleza femenina que en muchas ocasiones se
convierte en un objetivo imitativo inalcanzable, este trastorno puede enmascararse
detrás de esta propuesta de belleza y se caracteriza por un severo trastorno de la
conducta alimentaria que puede adquirir las siguientes formas clínicas:
o Anorexia nerviosa
o Bulimia nerviosa

Antecedentes
Diversas preguntas han surgido en torno a la filosofía del suicidio, incluyendo qué constituye un
suicidio, si el suicidio puede ser una elección racional y la permisividad moral del suicidio. Los
argumentos relacionados a la aceptabilidad del suicidio en términos morales y sociales varían
desde posturas que lo consideran intrínsecamente inmoral e inaceptable bajo cualquier
circunstancia, hasta otras que lo consideran un derecho de cualquier persona que crea que,
racional y concienzudamente, tomó la decisión de finalizar la vida, incluso si son jóvenes y
saludables.
Entre los oponentes al suicidio se encuentran Agustín de Hipona, Tomás de Aquino, Immanuel
Kant y, podría decirse, John Stuart Mill el enfoque de Mill en la importancia de
la libertad y autonomía implica su rechazo a decisiones por las cuales se impida a las personas
tomar futuras decisiones autónomas. Otros filósofos ven el suicidio como materia legítima de
las decisiones personales. Quienes apoyan estas posiciones sostienen que nadie debe ser
obligado a sufrir, particularmente de condiciones como enfermedades incurables o mentales y
la vejez. Además, rechazan la creencia de que el suicidio es siempre irracional, argumentando
que puede ser un último recurso válido para aquellos que enfrentan dolor o traumas duraderos.
Una postura más fuerte argumentaría que a las personas se les debería permitir elegir, de forma
autónoma, morir independientemente de si están sufriendo. Entre quienes apoyan esta posición
se encuentran David Hume y Jacob Appel.
El sociólogo francés Émile Durkheim en su obra Le suicide (1897), señala que los suicidios son
fenómenos individuales que responden esencialmente a causas sociales. Este acto se define
como «todo caso de muerte que resulte, directamente o indirectamente, de un acto, positivo o
negativo; realizado por la víctima misma, sabiendo ella que debía producir este resultado». Para
Durkheim, el suicidio «es el resultado de la fortaleza o la debilidad del control de la sociedad
sobre el individuo».
Durkheim define cuatro tipos de suicidio:
Suicidio altruista: «pedido por la sociedad, debido a su cultura, normas y costumbres». La
persona carece de otra «opción honorable», por lo que seguir viviendo sería una «ignominia». Se
da en individuos «integrados en el grupo pero con carencia de individualización».
Suicidio egoísta: el individuo tiene pocos lazos con la sociedad; «son personas que viven solas,
no tienen familia ni grupo social o institución con quien relacionarse». Prácticamente carece de
exigencias sociales. Se da en individuos «no fuertemente integrados en su grupo social»
Suicidio anómico: ocasionado por una «repentina ruptura» en la relación entre la persona y la
sociedad, por ejemplo, ante la pérdida de «seres queridos, propiedad, prestigio». Es decir, ocurre
en individuos con una «integración distorsionada con el grupo».
Suicidio fatalista: acontece «cuando existe una reglamentación excesiva, que termina
aplastando a los individuos».
Según Rodríguez Pulido. (1990), las conclusiones más relevantes de la obra de Durkheim son:
que el individuo se suicida porque la sociedad a la que pertenece ha perdido su cohesión y que
la religión «ejerce una acción profiláctica sobre el suicidio porque constituye una sociedad». En
contraste, los críticos a su obra han señalado: que la realidad social no es independiente de las
realidades individuales, que hay una tendencia a «extraer conclusiones mediante un análisis
conceptual para demostrar las cosas» y que «[Durkheim] ajustó» los datos estadísticos y las ideas
teóricas para «demostrar la validez de su proposición general»
Religión
En la mayoría de las formas de cristianismo, el suicidio es considerado un pecado, en gran parte
debido a los escritos de influyentes pensadores del Medievo, como Agustín de Hipona y Tomás
de Aquino. No obstante, el suicidio no fue considerado pecado en el Corpus iuris civilis. En la
doctrina católica, los argumentos en contra se basan en el mandamiento «No matarás», así como
en la idea de que la vida es un regalo de Dios que no debe ser desdeñado y que el suicidio va
contra el «orden natural» y por lo tanto interfiere con el plan maestro de Dios para el mundo. Se
cree que las enfermedades mentales o el temor al sufrimiento reducen la responsabilidad del
suicida. No obstante, un gran número de suicidios de seguidores de Dios no son condenados en
la Biblia. En esos pasajes, no se parece considerar el suicidio como un pecado grave.
Para el judaísmo, la vida es sagrada y condena el hecho de acortar la vida. Para esta religión,
el suicidio es un acto criminal, incluso los suicidas son considerados como homicidas, y un delito
grave, dado que implica «negar que la vida sea un regalo divino» y porque «constituye un desafío
a la voluntad de Dios». Igualmente, las religiones islámicas son contrarias al suicidio. El Corán lo
prohíbe al señalar que «no te matarás o destruirás». Por su parte, el Hadiz agrega que el suicidio
individual es ilegal y un pecado. Además existe un estigma asociado con el suicidio en los países
islámicos.
En el hinduismo, el suicidio está, generalmente, prohibido, dado que «interrumpe
la sincronización del ciclo de muerte y renacimiento». No obstante, el hinduismo acepta el
derecho de las personas a poner fin a su vida por medio del ayuno, denominado Prayopavesa,
que no es considerado suicidio dado que es una práctica no violenta y natural y aceptada solo
bajo ciertas circunstancias. El satí, la autoinmolación llevada a cabo por viudas, fue una práctica
común en la sociedad hindú durante la Edad Media.
Legislación
En la gran mayoría de los países occidentales, el suicidio no es un crimen. Sin embargo, en
algunos países musulmanes, todavía es considerado como tal. Aunque en Australia el suicidio
no es un delito, es castigado el incitar, aconsejar o auxiliar el suicidio de otra persona. Además,
explícitamente se permite el uso de «tanta fuerza como sea necesaria» para evitar que se
complete el suicidio. Entre 1996 y 1997, en el Territorio del Norte fue legal el suicidio asistido
por médicos.
En la actualidad, ningún país europeo castiga el suicidio o su intento. En Inglaterra y Gales se
descriminalizó el suicidio por medio del Acta del Suicidio de 1961, mientras que la República de
Irlanda lo hizo en 1993. En la India, el suicidio era ilegal y la familia del suicida podía enfrentar
problemas legales. Sin embargo, en 2014, el Gobierno de la India derogó esa ley. En Alemania,
la eutanasia activa es ilegal y todas las personas presentes al momento del suicidio pueden ser
procesadas por omisión de auxilio.
Por su parte, Suiza legalizó el suicidio asistido en pacientes enfermos mentales crónicos. La
Corte Suprema de Lausana, en una resolución de 2006, garantizó el derecho de una persona
con un largo historial de dificultades psiquiátricas a poner fin a su vida. En los Estados Unidos,
el suicidio no es ilegal pero puede acarrear sanciones para las personas que lo intenten.147 El
suicidio asistido es legal en el estado de Washington para personas con enfermedades
terminales. En Oregón, los pacientes terminales pueden solicitar medicamentos para acabar
con su vida. A los canadienses que han intentado suicidarse se les puede impedir el acceso a
los Estados Unidos. La ley estadounidense permite a los guardias fronterizos impedir el acceso
a enfermos mentales y personas con intentos previos de suicidio.
Fisiopatología
No existe una fisiopatología unificadora de la depresión o el suicidio. Sin embargo, se cree son
resultado de la interacción de factores socioambientales, psiquiátricos y de comportamiento.
Los niveles bajos del factor neurotrófico derivado del cerebro (FNDC) están directamente
asociados con el suicidio e indirectamente asociados con el trastorno depresivo mayor, el
trastorno de estrés postraumático, la esquizofrenia y el trastorno obsesivo compulsivo. En
diversas autopsias han encontrado niveles bajos del FNDC en el hipocampo y en la corteza
prefrontal en personas con condiciones psiquiátricas y sin ellas. Se cree que en los suicidas los
niveles de serotonina se encuentran bajos, lo que se basa, parcialmente, en el hallazgo en
autopsias de niveles incrementados de receptores 5-HT2A. Asimismo, otras pruebas han
encontrado niveles reducidos de ácido 5-hidroxindolacético en el líquido cefalorraquídeo. No
obstante, evidencias directas son difíciles de reunir. También se cree que
la epigenética participa en la determinación del riesgo de suicidio.
¿Por qué en Japón y no en México?
El suicidio en Japón se ha convertido en un tema socio-nacional importante. El país tiene una
tasa de suicidio alta en comparación con otras naciones y está entre las más altas del mundo;
el gobierno japonés informó de la tasa para 2006 como el noveno más alto del mundo; pero el
número de suicidios ha ido disminuyendo y, entre 2013 y 2016, estuvo por debajo de 30 000
durante tres años consecutivos. En 2014, 70 personas japonesas se suicidaron por día, la gran
mayoría eran hombres. Para 2016, las tasas de suicidio habían alcanzado un mínimo desde
hacía 22 años de 21 764, es decir, los de hombres disminuyeron en 1664 hasta 15 017 y los
de mujeres disminuyeron en 597 a 6747. El 71 % de los suicidios en Japón fueron cometidos
por hombres, y es la principal causa de muerte entre los hombres de 20 a 44 años de edad.
Factores en el suicidio incluyen el desempleo (debido a la recesión económica en la década de
1990), la depresión, y las presiones sociales. En 2007, la Agencia Nacional de Policía revisó la
clasificación de los motivos de suicidio en una división de 50 motivos con hasta tres razones
que figuran para cada suicidio.
En la cultura japonesa hay una larga historia de suicidio honorable, como el suicidio ritual de
los samuráis para evitar ser capturados, volar en un avión hacia el enemigo durante la Segunda
Guerra Mundial (ataque kamikaze), o la carga contra el enemigo sin miedo para evitar
avergonzar a la familia.
Demografía
Hubo un rápido aumento de los suicidios desde la década de 1990. Por ejemplo, en 1998 un
incremento del 34,7 % respecto al año anterior. Esto hizo reaccionar al gobierno japonés
incrementando el financiamiento para el tratamiento de las causas de suicidio y para aquellos
que se recuperaban de suicidios fallidos. A pesar de que se ha ido reduciendo
considerablemente la tasa de suicidios desde 2012, todavía está entre los países con mayor
cantidad de suicidios del mundo.
Por lo general la mayoría de los suicidas son hombres; más del 71% de las víctimas de suicidio
en 2007 eran varones. En 2009, el número de suicidios entre los hombres aumentó de 641 a
23.472 (con las edades de 40 a 69 años representando el 40,8% del total). El suicidio es la
principal causa de muerte entre los hombres de 20 a 44 años de edad. Los hombres son dos
veces más propensos a causar su propia muerte después de un divorcio que las mujeres. Sin
embargo, el suicidio sigue siendo también la principal causa de muerte para las mujeres de
entre 15 y 34 años en Japón, más preocupante entre las más jóvenes.
La tasa de suicidios también ha aumentado entre las personas de 20 años, y en 2009 estaba
en su punto más alto de todos los tiempos en ese grupo de edad por segundo año consecutivo,
alcanzando el 24,1 por cada 100.000 personas. El NPA informó asimismo un récord por tercer
año consecutivo entre las personas en la treintena. La tasa entre la población mayor de 60 años
también es alta, aunque las personas de 30 a 40 años son aún más propensas a cometer
suicidio.
En 2009, el número de suicidios subió un 2 por ciento, hasta 32.845 superiores a los 30.000
de los doce años consecutivos anteriores y que equivale a casi 26 suicidios por cada 100.000
personas. Esto equivale aproximadamente a un suicidio cada 15 minutos. En comparación,
el Reino Unido tenía una tasa de aproximadamente 9 por cada 100.000, y la tasa de EE.UU.
Estaba en torno a 11 por cada 100.000. La tasa de suicidio japonesa es especialmente alta
entre los países industrializados.
En 2007, Japón ocupó el primer lugar entre los países del G8 en los suicidios femeninos y en
segundo lugar, detrás de Rusia, en los suicidios masculinos.
La localización más frecuente de suicidios está en Aokigahara, una zona boscosa en la base
del Monte Fuji. En el período anterior a 1988, cerca de 30 suicidios ocurrieron allí cada año. En
1999, se produjeron 74, el registro en el año 2002 descubrió que se habían hecho allí 78
suicidios. El área es patrullada por la policía en busca de suicidas, y ese mismo año 83 personas
con la intención de suicidarse fueron encontradas y puestas bajo custodia protectora. Las vías
del ferrocarril también son un lugar común para el suicidio, y la rápida línea Chuo es
particularmente conocida por sus altas tasas de suicidas.
Actitud Cultural hacia el suicidio
La actitud de la sociedad japonesa hacia el suicidio se ha denominado «tolerante», y en muchas
ocasiones el suicidio es visto como una acción moralmente responsable. La discusión pública
sobre la alta tasa de suicidios también se centra en culpar a las dificultades económicas que
enfrentan los hombres de mediana edad. Sin embargo, el surgimiento de sitios web suicidas en
Internet y la creciente tasa de pactos suicidas han levantado preocupación entre la opinión
pública y los medios de comunicación, que consideran los pactos «irreflexivos».
En 1703, Chikamatsu Monzaemon escribió una obra de teatro de títeres titulada Sonezaki
Shinjuu (El amor suicida de Sonezaki), que fue posteriormente re-diseñado para el teatro kabuki.
La inspiración para la obra fue un doble suicidio real que había ocurrido recientemente entre
dos amantes prohibidos. Los «suicidios dobles» se volvieron entonces tan comunes que con el
tiempo fueron prohibidos por las autoridades del gobierno para desalentar a más parejas a
poner «románticamente» fin a sus vidas.
Durante los años del Japón imperial, el suicidio era común entre los militares. Esto incluía el
suicidio cuando se perdía una batalla. La forma samurái de la gloria a través de la muerte y el
suicidio ritual era visto como algo honorable. El escritor Yukio Mishima es famoso por su suicidio
ritual en pleno siglo XX.
El patrimonio cultural de suicidio como una noble tradición todavía tiene alguna resonancia entre
la sociedad japonesa moderna. Si bien se le estaba investigando por un escándalo en los gastos,
el ministro del gabinete Toshikatsu Matsuoka se quitó la vida en 2007. El gobernador
de Tokio, Shintaro Ishihara, lo describió como un «verdadero samurái» por preservar su honor.
Ishihara también es el guionista de la película I Go To Die For You que glorifica la memoria y la
valentía de los pilotos kamikazes en la Segunda Guerra Mundial
Gobierno
A pesar de una progresiva recuperación económica a partir de 2010, las tasas de suicidio han
seguido siendo altas, lo que hace temer al gobierno japonés. En 2007, el gobierno lanzó un plan
de nueve pasos, el "Libro Blanco de la lucha contra el suicidio", con el que esperaba frenar el
suicidio en un 20% en 2017. El objetivo del Libro Blanco es fomentar la investigación de las
causas de suicidio con el fin de evitarlo, cambiando las actitudes culturales hacia el suicidio, y
mejorando el tratamiento de los suicidios fallidos. En 2009, el gobierno japonés
comprometió ¥ 15,800,000,000 a las estrategias de prevención del suicidio. Naoto Kan, el ex
primer ministro, habló de su deseo de "minimizar la infelicidad" en el país y manifestó en
repetidas ocasiones sobre la necesidad de reducir la alta tasa de suicidios de Japón.
Japón asignó ¥ 12,4 mil millones (133 millones de dólares) en activos de prevención del suicidio
en el año fiscal 2010 que terminó en marzo de 2011, con planes para financiar el asesoramiento
público para las personas con deudas abrumadoras y los que necesitan tratamiento para la
depresión.
En medio del aumento global de la muerte auto infligida de 2009, el Gobierno afirmó que no ha
habido signos alentadores desde septiembre. La Oficina del Gabinete dijo que el número de
suicidios mensuales se redujo mes a mes entre septiembre de 2009 y abril de 2010. De acuerdo
con cifras preliminares recopiladas por el NPA, el número de suicidios se redujo un nueve por
ciento respecto al año anterior.

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