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:: r: :actcarse al corneil :

1'= 1-: :.-nensiones de .::


; - -_ - :1 naannena n e-

:-: : -arino es muy lirn -


- s:^ lullo y agosto, Á
:: l: escapar a la mue.-
:::'SegUrO de regreSa. l). Mercados locales: la economía política
:= ::cño. Los que elcár de la polis y el ógoro
:r- 3. primavera, pero

: -. .¿.- el peligro; aunque


1- .-= a rqueza significa la Nunca he sentido miedo de hombres que ocupan un lugar en
=-: : ¡Orrr entre laS OlaS medio de su ciudad, donde acuden a estafarse y a abjurar entre
ellos.

-=: -^a parte de las per-


Ésta fue la respuesta quedio Ciro, el gran rey de los persas, a la
delegación espartana que vino a advertirle que no atacara las ciudades
griegas de la costa de Asia Menon El lugar era Sardes, la conquistada
capital lidia, en el 546 a.C, Para que nadie malinterpretara la importan-
cia de este simbólico encuentro entre el este y el oeste, Heródoto aña-
dió una nota:

- :- : sentido de comercio Ciro dijo esas palabras como un reproche contra todos los grie-
gos, porque tenían mercados para comprar y vender, una costumbre
desconocida para los persas, quienes nunca hacen compras en luga-
res abiertos, y que, en realidad, no tienen en todo el país un solo
r.
lugar de mercado

En esta escena se esconde un profundo signifcado para la com-


prensión de Ia polis. Al flnal, Heródoto demostró ser no sólo un histo-
riador más fiable de lo que se cree, sino también un escritor con inge-
nio. Ciro, desgraciadamente, subestimó la f bra moral de sus oponentes
a causa de un objeto dudoso en su aparato social, la costumbre de
mercado. Y en realidad, de no haber sido por la incomparable disciplina
interna de la polls, que limitaba y regulaba el mercado, éste podría
243
haber sido, como indicaba Heródoto, tanto el signo como el origen de
una debilidad moral. Puestas así las cosas, Ios que esperaban tal debili-
que-
dad de los helenos y apoyaban en ella sus esperanzas de victoria
darcn al final decepcionados.

l. Heródoto y la mentolidad helénica

El uso que hace Heródoto de la escena de Sardes es una


represen-
en forma y contenido Su gran obra comprende nada
tación magistral
menos qrá tu rmagen clel rnundo conociclo y e! curso de sus acontenci-
mientos. su flosofía de la historia es un entremés de la envidra
de los
dioses y la arrogancia de los mortales, mezcladas con palabras
de orá-
culos ie doble fllo. El panorama completo de los acontecimientos
se
que encaian en el
dispone en torno a Ia historia de las Guerras l'1édicas
mismo modelo. Tal como Creso el Lidio fue obligado a pagar por sus

victcrias, que habían ultrajado a los dioses, a su vez sus conquistadores'


los persas, tu'vieron que ser castigados por su orgullo y su autoconfan-
za. No fue una casualidad que en el episodro de Sardes' Heródoto
interpretase ógora y polis como tema central en clave menon Consiguió
maravillar: mediante un sencillo truco literario dio al desaire de
Ciro
en
ese toque de arrogancia y ambigÜedad que no debió de faltar
el
Este y el
enfrentamiento entre helenos y bárbaros. El conflicto entre el
oeste repitró poderosamente el tema de la hlstoria universal, y no sin
sutileza.
Heródoto era un patriota griego, y, a Pesar de todos sus fallos'
consideró a su pueblo merecedor de la espléndida herencia que
había recaído sobre ellos en el Egeo. Pero su obra maestra
quería ser
un nnonumento, no sólo para los helenos, sino para toda la civiliza-
cién humana, que, según é1, se criginó en Egipto, y cuyas maravillosas
r:bras adornaron las giandes ciudades pei'sas' La suya no fue una obra
antipersa. Según él n]it.o cuenta, publicó el resultado de sus investi-
gaciones ."n lu esperanza de <<evitar que las grandes hazañas
de los
que merecían>>' Un enfoque tan
lriegos y bárbaros perdieran la gloria
Impá.ciat propi" de un oikoumene en el que se mezclaban de
"ru
forma cur^iosa las similitudes y los cont';astes. Mientras que los persas
era ia
tenían pasión por la justrcia y la verdad, el nervio de los griegos
discusión y la libertad. Atenas era la democracia, Persia el despotis-
244
) srgno como el origen de
mo. El imperio persa, aún en su grandeza e inrgualable pode¡ había
; gue esperaban tal debili_
sido vencido sólo una vez los griegos- y estaba ahora fuera
;)eranzas de victoria que- -por
de Europa. Sin embargo, en muchos lugares, la religión, la cultura y la
moral de los griegos y los bárbaros se entremezclaban. La misma
Lidia, vecina asiática de Jonia, era más griega que asiática, aunque en
contraste con Grecia, Lidia conocía Ia prostitución premarrtal. <<Los
lidios tienen casi las mismas costumbres que los griegos>>, escribió
Heródoto, <<con la excepción de que estos últimos no educan a las
e Sardes es una represen-
chicas de la misma manera» 2. En cuanto a los persas sostenía: <<no
an obra comprende nada
hay nación que acepte con tanta prontitud las costumbres extranje-
3 cd.so de sus acontenci- ras>> 3. Un siglo después de la muerte de Heródoto, Alejandro el
e.rés de la envidia de los
Grande se convirtió en un personaje inmortal por su intención de
iias con palabras de orá- querer casar a los griegos y a los persas para constituir una sola
re ros acontecimientos se
nación.
fédicas que encajan en el
Ciertamente, las guer.ras persas no fueron para Heródoto una
ccligado a pagar por sus lucha entre laluzy las tinieblas. Los griegos estaban asombrados por las
- vez sus conquistadores, ideas morales de los persas. En la educación persa, las ideas éticas abs-
crgullo y su autoconfan-
tractas se sumaban al valor deportivo y militar: «Sus hijos son instruidos
o de Sardes, Heródoto impecablemente, desde los cinco hasta los veinte años, solamente en
r^ clave menon Consiguió
tres cosas: montar a caballo, disparar el arco y decir la verdad>> a. ¡Por
o dio al desaire de Ciro Ulises! ¿No era esto abusar de la virtud de la sinceridad? El texto de
"o debió de faltar en el Heródoto está lleno de insinuaciones: <<Consideran ilegal hablar de
crilicto entre el Este y el cosas que sea ilegal hacer: Lo peor en el mundo, para ellos, es decir una
icria universal, y no sin mentira; y a continuación, tener una deuda, Porque, entre otras razo-
s.
nes, el deudor está obligado a contar mentiras>> Platón, algún tiempo
:ser de todos sus fallos,
después, podría haber respondido a ideas como ésas, pero en general,
s¡!éndida herencia que para los atenienses, una vida sin libertad para explorar los caminos de
co.a maestra quería ser la mente y de la fantasía, o sin la libertad para contraer deudas por
^o Dara toda la civiliza-
ocio, hubiera signifcado la muerte de aburrimiento, y una sincera y fría
]:o. y cuyas maravillosas comodidad.
-a suya no fue una obra Heródoto evita plantear el equilibrio ético. El texto lleva una ligera
rcsultado de sus investi-
carga de ironía hacia ambas partes. Los guerreros laconios, notables
grandes hazañas de los
por su falta de ingenio, debieron de estar en desventaja cuando se
'ecían>>. Un enfoque tan
encontraron con que, por erro[ les habían tomado por mercaderes.
cJe se mezclaban de Heródoto hace de Esparta todas las ciudades griegas la que
v,e¡tras que los persas -de
menos hábito de mercado tenía, de lo cual se sentía muy orgullosa- el
'. c ce los griegos era la
blanco del exabrupto de Ciro, aunque hubiera sido más apropiado
ac a Persia el despotis-
para sus rivales atenienses. Pero, sea como fuere, era bastante cierto
245
.*-

que el hábrto de mercado a veces rba acoi'npañado de un juramentc mane]a:- ::


rnformai, que os persas sóio clabai r en e tempo, y qLe os gr¡sg3. percJic ó- :
rodeai¡an tambrén tradic onainrente, de gr^an so emnidad, Aclenrás, ia po/ls gr e ..
lrbertad clel rrercado delaba la r:r.l dac ce lc;s Deres y a menuclc
tarri:ién los índices, o, ccit'lo dtríanios i-osoir-os, ros prec os-, al arbllrrc
11e las partes"
Pero Circ, ei bá'baro rem gadc, ilispar-ó rrás allá dei bianco. De
ll Er á.:
riranei^a despecttva desafló a os ne encs ccmo pueDlo poi^ la costurn-
Co^- -
bre de ablurar y de l-arc ona[se rrrljtu;.rne[ite en públ co. Ésta fue un¿
de esas cosas con las que ia" purllar.a propa.garrc_la. bárbar¿i. con su pure-
3cr.tpa e- :
za prístina, intentó des¿"crecl tar a os sr^ e?os, Err reai dad e lector ate-
con aes::
clas ai ::.
nrense sabía perféctarnente qr-le irabia. nu-ner^osos ir_rnc onano:; encarga-
itn luga- -.
dos de co¡trclar os tratcs e¡ e í-neica_do ¡, qu-^ ios proced mientos
l-iesíoc:
estaban someticios a una supervistón estr cta ;., ¿ aL.itccontrc ntora,
iugar c: -
Pero. aunque esto era asi naCte p.odía. -)egar,JUe e nrencado estaba
tamb érr abierto ai abusc; que cli ecia teniaclcnes. qr,re a pr-áctca espú-
dóncle :. .
, -te t¡. r'esL.,iraba una prof¿,Lnactón,
cadc, \ -'
rea de cerrar lcs 1.i a'Lc, :o. lr1,
lbdas las pr uebas n-lueslr an que para it-ri;ch¿ gente e i inerr_ado era una ccndrc :-
ltetCiCl:
institucrón si nc sr:specrrosa, sí al rne-rcs co.¡tror.,ertc'a. Err el sigc
colon z. - -
sigu ente P atón segiría. aiin ns s'riencio en prohib r io,c tu[ar¡eltcs en e
mercado y exciur,^ a lcs ctudacjar03 ,:e ia veni_a, actrvtCad por clebalo de
rrolio:-
+.faf
O -. '
su slatus. Alstóteies, a.riitque ¿ me¡Ltilo tc csraba ce acuer.dc con
Platón en c re[erente a la polrs, pronr:gnó separar- el ágora política de
tva a - l
so1ór : -
mercadc y pidió que tcrJa.s es c ases a.tesai-ras ), comerclanres iuesen
priva,das ce la c uclacanra. ,Ér,rrbos mostratr¿n ia debi iitad de la inslrtL;-
ción qure C-iro había eiegrdo con'ro sLr l¡lanco,
de na:. .

Sin ernbargo i'-lerócjo*,c rcrría razór: eri su pian-ream ento. Fn la per -


con c,-
Sor-, de l'- 'i:. c.:c cc,c o / c. r'Lr!: ) t)alt ...n.c .,..r,:¡do- clcl irrplr ,o ii-llrlr-
rCros .
Deí"sa y ta vez e n'rás grar:cie hcr¡bre cr: su ép,tca, los persas fueron
atrap;-rcios en ia rleri^ota 1i¡al, cc¡l.c o i'uerr:n 1os pcderosos y cu [os
sii eirl:
C --
i Cros antes que ei cs. St iey Creso. ha-bí¿ ¿1¿¡¿,¡lc a los persas y alrora
clor:

era su prrsiot'iero en su Dropta ciucact, C"cnlundtdo pc;r e dcble sentido


Cel oi''ácL;lc de Lleiics en a.quei iatícicr,, cr-uce de rio l--lalrs, ha_bía des
trr-¡ido, en vercjac, itr-t gran irnper-io, e !U'/cr. ¿Acaso n<,- est¿.ba Crro pi^e-
pairanCo un desalinu sin'¡i ar pai-¿r" si.r pr-ílp a n¿.i ón? Los persas iuzgaron
n^iaia sLis lr¿a.le:; r'li-¡ iilisiril hicier^on si-s cesaior^tL-rnaclos sucesores,
Dario y jerles. Y su Liiiclic.) eir-r;r'¡rró (aíl'-{lr'lü ¿i i.l lonLrovr¡irci.i nc,¿e
CaCJ gr^lega, el n'icra¿ir..lc;. |'Or sill¡r.s'Lirr.'¡ai' i¡ i;¡i:¿rctrj¿Cr ie los heienos par-a.

x46
tr
nñado de un juramento q manejar esa indisciplinada y ambivalente institución, los persas, para su
mplo, y que los griegos I
perdición, cerraron los ojos a la disciplina cívica y a la resistencia de la
i
solemnidad. Además, la polls griega.
s bienes a menudo
-y
. ros precios al arbitrio
-
más allá del blanco. De
ll. El ágora y e/ srs¿emd grlego

t pueblo, por la costum-


en público. Ésta fue una
Comprender la polls es comprender el lugar que el mercado
ocupa en ella. El historiador debe confesar su vergonzosa ignorancia
:a bárbara, con su pure-
n realidad, el lector ate- con respecto a su verdadero desarrollo. Aunque hay muchas referen-
cias al ágora en los poemas de Homero, la palabra siempre se refiere a
os funcionarios encarga-
un lugar de asamblea 6; lo mismo ocurre en Los trobojos y los dios, de
oue los procedimientos
y al autocontrol moral. Hesíodo, donde aconseja al hombre laborioso que evite el ógoro, el
que el mercado estaba lugar donde se habla de política infructuosa. No sabemos cuándo y
dónde se empezó a emplear esa palabra para deflnir el lugar del mer-
es. que la práctica espú-
ritaba una profanación. cado, Mientras que el período tyronnis de la historia de Grecia fue la
nte el mercado era una condición previa al posterior establecimiento del prototipo griego de
ntrovertida. En el siglo mercado, en su origen tuvo un carácter antimercado. El programa de
colonización rural de Pisístrato aPenas pudo haber estimulado el desa-
bir los juramentos en el
acrividad por debajo de
rrollo del mercado situado en la misma ciudad de Atenas; por el con-
:staba de acuerdo con
trario, la rehabilitación del campo pudo concebirse como una alterna-
var el ógoro polr'tica del tiva al crecimiento del mercado en los períodos solónico y post-
r y comerciantes fuesen
solónico,
. debilidad de Ia institu-
Mientras que la invención de dinero acuñado barrió todo el mundo
de habla griega, el mercado parece haber sido considerado una inven-
lanteamiento. En la per- ción dudosa. Al menos bajo la perspectiva aristocrática, los mercados
:. fundador del imperio minaban la virilidad de los pueblos. Cuando Ciro pensó destruir a los
rcca, los persas fueron lidios a los que había conquistado por su tendencia a la revuelta, Creso,
los poderosos y cultos su emperado[ que se había hecho amigo y consejero de su conquista-
Co a los persas y ahora dor: Cir^o, le propuso una alternativa:
1o por el doble sentido
lel nb Halis, había des- Garantiza el perdón a los lidios, y si quieres asegurar que no se
rebelen contra ti, ni vuelvan a alarmarte, prohhe que tengan armas
rc no estaba Ciro pre-
de guérra, ordénales llevar túnicas bajo el manto y que se Pongan
¡n? Los persas juzgaron
coturnos en los pies, y haz que lleven o sus h4os o que oprendon o
afortunados sucesores,
tocor lo liro, el orpo, y /es enseñen o ser tenderos (kopéleuin). Y pronto
la controvertida nove-
/es verós convertirse en mujeres en vez de hombres, y no volverás a
lad de los helenos para sentirtemor a la revuelta. (Subrayado de K. P.)
247
Se nos cuenta que Ciro adcuó de acuerdo con este consejo: Se debe 1e.3''"r
práctica / ei s-'l:-,
Llamó a su presencia a un medo, de nombre Mazares, y le Atenas cl¿ísic¿ =e-c
encargó llevar a los lidios inslrucciones según los términos del discur-
ese monumea:: :JÍ
so de Creso, :
fue tamblén e :'c
local de alime^-,:-'3
Mazares entró en Sardes, continúa Heródoto,
Su rival, e 1-s
y antes que nada obligó a los lidios a obedecerlas órdenes de su empobrecicla c-e -
amo, y a cambiar (como ocurrió desde entonces) toda su forma de en el mercacic.
7.
vida
1ña_^:i

Los lidios debieron destacar a mediados del siglo quinto como


daca-:-'-e
Y cac¿ :á:
músicos y vendedores de comida preparada, ocupaciones que eran .i6ñtD ^=--
consideradas indignas de su vinl pasado. El propio Heródoto señala que ,, ¡cl e'^i;
hasta la época de Creso habían tenido la mejor caballería del Asia carse ¿ ::
Menon Por algo la caída de Creso se consideró el mayor ejemplo todos :. =
moral del siglo sexto. Tal como el antiguo imperio de los asirros en el Sef Vlc - = '
Tigris se había evaporado en el aire después de la caída de Nínive en
el 606 a.C., así desaparecía ahora, de la noche a la mañana, el brillante De cualq, e-'c
reino de los Iidios de Asia Menor: y su población desplazada se dedicó
a tener puestos en el mercado y a tocar instrumentos de cuerda en las '^'-
tiendas de comida. atav acai :

daoa-: ¿-':
Para el lectol. helénico, Heródoto abundaba en referencias tópicas Ál tr-: ^-á
y exageraciones inevitables. A los lacedemonios, que exageraban sus
amaneramientos dóricos, les reprochaba jocosamente ser los padres de -,
Pero Cin"ó^
los hábitos promiscuos del mercado, cuando era de dominio público
a las tiendas ce :r
que eran sus rivales, los atenienses, los que fomentaban estos hábitos,
mismo del ene- 3
para satisfacción de la mala voluntad espartana. En efecto, gandulear en
el mercado se estaba convirtiendo en una moda en Atenas, por lo c^--
)-: )t
menos en los círculos democráticos. Pero incluso en Atenas el merca- dinerc' ' s

do tenía que alcanzar el nivel necesario. Tardó más de un siglo en apa- arro,á-:'¡'
recer un texto sobre fnanzas públicas estableciendo que «como pro-
tección, es necesario adoptar los sistemas persas y laconios. La El Patrona::
artesanía ateniense, sin embargo, tiene algunas ventajas, Para vende[ señorial oikos. ¡:;
compran..>> 8.
crático, miem:':
Por aquella época, Atenas se había convertido en la primera de las humilde instr:-c'cr
polels democráticas, y, en nuestra opinión, parece cierto que entre pación en la :c''
éstas fue Atenas la pionera del ógoro comercial como forma de vida. mediante una ^-r€
248
$
n este conse]o: tr Se debe hacer notar aquí una curiosa conexión entre la democracia
+
práctica y el surgimiento del mercado, tal como lo encontramos en la
l nombre Mazares, y le
Atenas clásica. Pericles no fue sólo el Pericles de la Oración Fúnebre,
r los términos del discur- tI
ese monumento tucrdideano a la idea de una comunidad libre y culta;
fue también el político que reconoció la ventaja táctica del mercado
local de alimentos para minar la máquina electoral <<conservadora>>,
Su rival, el aristócrata Cimón, al acudir en ayuda de la nobleza
iecer las órdenes de su empobrecida que había sido obligada a tener que comprar la comida
nces) toda su forma de en el mercado,

arrancó las vallas de sus campos, para que los extranjeros y los ciu-
el siglo quinto como dadanos necesitados pudieran coger sin temor los frutos de la tierra.
rupaciones que eran Y cada día daba una comida en su casa; sencilla, es verdad, pero sufi-
ciente para muchos. A ella podán ir todos los pobres que quisieran,
Heródoto señala que
y así recibían su sustento sin esfuerzo y les dejaba libres para dedi-
cr caballería del Asia
carse a los asuntos públicos. Pero Aristóteles dice que no era a
ró el mayor ejemplo todos los atenienses, sino sólo a sus allegados, los laciados, a quienes
io de los asirios en el servía una comida gratis e.
h caída de Nínive en
la mañana, el brillante De cualquier forma, era un espectáculo alegre:
desplazada se dedicó
rrtos de cuerda en las Constantemente era atendido por jóvenes camaradas f namente
ataviados, cada uno de los cuales, siempre que se presentaba un ciu-
dadar:1o anciano mal vestido, estaba dispuesto a cambiar su ropa con
en referencias tópicas
é1. Estt práctica causaba una profunda impresión.
que exageraban sus
:nte ser los padres de
Pero Cimón hacía más que ofrecer su hospitalidad como alternativa
l de dominio público
ntaban estos hábitos, a las tiendas de comidas de ambiente popular: Penetró en el terreno
t efecto, gandulear en mismo del enemigo, el lugar de mercado.
la en Atenas, por lo Sus seguidores llevaban también consigo una generosa suma de
en Atenas el merca- dinero, y se acercaban a los pobres de mejor aspecto en el mercado,
is de un siglo en apa- arrolándoles tranquilamente unas cuantas monedas a las manos r0.
tdo que «como pro-
)rsas y laconios. La El patronato aristocrático practicado por Cimón, basado en su
entajas. Para vende[ señorial oikos, obtuvo una original respuesta de Pericles, el líder demo-
crático, miembro de la gran estirpe de Alcmeón. Pericles patrocinó la
,en Ia primera de las humilde institución del mercado. Plutarco dice que a pesar de su ocu-
ce cierto que entre pación en la política, era capaz de mantener una herencia sin par
no forma de vida. mediante una nueva forma de organización de su hacienda.
249
Consistía vender su producción anual en bloque, y luego
,en
comprar en el mercado cada ar1ículo, según Io No queremos decir que a -
fuena necesitando
para la vida diaria, por esta razón no era se convenido sin más. La luc^'-
vrsto con agrado por sus
hrjos cuando crecieron, ni vieron sus esposas que juega un PaPel tan irn::'-
en ér Jn proveedor
liberal, sino que murmuraban porque gastaba
sólo lo de cada día y comprenderse mejor en rel¿: :-
bajo las más estrictas restricciones, no-dando lugar
a nrg.inlipo a" macía de los PrinciPios subYa::-
abundancia de víveres, como soría ocurrir
en ras grandes casas y toda discusión, como había c:--
balo circunstancias más generosas, sino que todas
lai entradas y sali- rrollo posterior- no fue n-^:=
das diarias iban precedidas de cuenta y medida.
Su agente pu., ur"- través de qué instituciones s: :

gurar esta gran exactitud era un humilde sirviente,


Evángelus, que, o otro asunto.
bren había sido dotado por Ia naturareza, o bien
había sl"do entrena- En la Grecia de Homerc :'
do por Pericres para aventajar a cuaiquiera en cuanto
a economía la redistribución de tiPo tr :.
doméstica
tradiciones tribales, tanto a--:
Los métodos de pe,cres se siguieron considerando
que la hacienda señorial. c-::-
excepcionares
en las <<grandes casas» de toda ra historia ateniense. pseudo- exrstía fuera del nexo triba "
Aristóteles, después de observar que er sistema del
Er -u"nd". casi toda la historla de G'::'
Atica es Plutarco, rePresentaba rJn -=--:
todos los productos y luego comprar sólo lo que
«las casas más pequeñas no armacenan nada
se necesita, añade: dantes haciendas de los ''c:. l
en depósito, ir. Ér ógoro, en propiedades señoriales =:
hizo posible a las pequeñas casas ser autosuficientes:
dia a diase podía dependientes, si no de se-':.
comprar la comida y todo lo necesario para vivir: paralelamente
forma de aprovisionamiento a través der mercado,
a esta través del Estado tenía i::a- "
de tipo señorial, del que Cimón era un elemplo.
sobrevivió el oikos cha mentalidad feuda' c: ::
alternativas: las suPerPos:: :-:
Aunque el mercado empezaba a jugar un papel clave
s;onamrento del puebro, tampoco deLJ er.ge.arse
en el aprovi_ ble a los intereses del o-=: : :
el conjunto de la economía. Er mercado y-er ógoro eran
su rmportancia en o una democracia en e :=-: ::
internos a la potis, sometidos a sus rímites fÁicos
puramente tración de la vida diaria :. =:=
y"porrticos. lr ógoro no Entre estas dos va':- -=.
era más que un instrumento que faciritaba ra operación
der !ir*.ru según el cual se orga -=-:. a
redistributivo, que aún seguía prevareciendo. La
responsabiridad de ra rey, désPota
ciudad en el sustento de sus ciudadanos era -sea
er principio de ra economía
de la ciudad griega. Esta responsabiridad se elercía burocracia cenirai, cc^-: =- :
no sólo estaba sometido a ra supervisión púbrica
en todas direcciones: organizaciones rriba:e; ::: =:
importaciones necesarias, sino que hasta ia misma
el abastecimiento de donde se esperaba c-: :: :
ciudadanos estaba asegurada, hasta cierto punto,
subsistencia de ros ción, la dlstribución de ¿ -=*'
La economía de la polls, en el caso de Atenas,
por el Estado. do, porque ¿cómo .z' =-
=a''
tres ramas, que aún hoy en día seguimos considerando
estaba formada por siones y mantenerse e:r -:
dispares; redis- --: ::
tribución en las haciendas señoriares; redistribución periódicamente, Pasa:¿-
a escara estatal, y necesitaban que el =:-¿l: =j
los elementos de mercado. Las tres coexistían
en un todo orgánico que
deberíamos considerar un tipo peculiar de economía tinción se Podría es-e: :::- '
política. escala, como en Egl:--: ' :
250

-""ím
ffi
u Ü
-_= .: rcque, y luego No queremos decir que la relación entre estas tres ramas se hubie-
-- : -_e2 necesitando, se convenido sin más. La lucha de clases entre demócratas y oligarcas
:.: :l^ agrado por sus
::i :^ é L.Jn proveedor que juega un papel tan importante en la historia de Atenas, puede
-: !l . o de cada día y compnenderse mejor en relación a las tres pautas institucionales. La pri-
- _Z=- a nrngún tipo de macía de los principios subyacentes a la redistribución está más allá de
=^ .s 3randes casas y toda discusión, como había ocurrido en la tribu; el mercado desa-
::::: as entradas y sali_
-un
rrollo posterior- no fue nunca más que un accesorio. Pero cómo y a
:= :_ agente para ase_ través de qué instituciones se iba a organizar la redistribución, ése es
: -: :'rdng€lus, que, O otro asunto.
.
= :- d S|CO entfena_ En la Grecia de Homero existe ya constancia de la diferencia entre
=- :_a-to a economía la redistribución de tipo tribal y la de tipo señorial. La poils heredó las
tradiciones tribales, tanto aristocráticas como democráticas, mientras
que la hacienda señorial, organizada en torno a la propiedad familiar:
:--ac excepcionales existía fuera del nexo tribal y siguió siendo una fuerza demoledora en
3^ e ^s-e. El Pseudo_
casi toda la historia de Grecia. El caso de Cimón, tal como lo cuenta
,= É\lca es vender Plutarco, representába un método: la redistribución mediante las abun-
_<: necesita, añade:
= dantes haciendas de los ricos. Dicho sistema convirtió las grandes casas
:=-ósrto)) )2. El ógoro,
en propiedades señoriales y redujo al campesinado al status de clientes
:s: c'a a día se podía
tr:-a elamente dependientes, si no de siervos. Por otro lado, la redistribución por y a
a esta través del Estado tenía lugar a escala nacional y así trascendió la estre-
: s::revivió el olkos cha mentalidad feudal de los pequeños señores. Aún así había dos
alternativas: las superposesiones de un monarca, aunque fuera favora-
l : ¡ve en el aprovi_ ble a los intereses del pueblo, como lo fueron la mayoría de los tiranos;
= s- importancia en o una democracia en el sentido clásico del término, es decir: la adminis-
:': eaan puramente
tración de la vida diaria llevada a cabo por el mismo pueblo.
-_ LOs, tt agoro no
_
Entre estas dos variantes, la diferencia crucial radica en el método
:':c ón del sistema según el cual se organizaba la distribución de alimentos, El monarca
:s:cnsabilrdad de la
rey, déspota o tirano- necesitaba para su fln contar con una
: c de la economía -sea
burocracia central, como en Egipto, o tenía que mantener intactas las
^ :cdas direcciones:
organizaciones tribales locales, como en Persia. En una democracia,
a:astecimiento de
donde se esperaba que los ciudadanos llevaran a cabo la administra-
s-:sistencia de los
ción, la distribución de alimentos necesitaba de la existencia del merca-
- e Estado.
do, porque ¿cómo iban a poder los ciudadanos procurarse sus provi-
l:-a3a formada por
siones y mantenerse ellos mismos, cuando algunos de ellos, al menos
^:o dispares: redis-
periódicamente, pasaban todo el día dedicados a los asuntos públicos y
e escala estatal, y
necesitaban que el Estado les mantuviese? En palabras actuales, la dis-
::co orgánico que tinción se podría establecer entre la planificación burocrática a gran
:c itica. escala, como en Egipto, y la planificación democrática a pequeña escala,
25r

=
F
con el mercado jugando un paper importante en ra distribución
de ari- la polls; fuera de 'a ¡"'r
mentos, como en la Atenas clásica. En este último ejemplo,
el lugar que no no estaba su.e:3
ocupaba el mercado fue cruciar para Ia constitucióÁ porítrca
deia polis menos que le prc:eg€
democrática.
de Aristóteles nc e2-
El demos fue a -e
tomía entre el de-:s
lll. Lo polis en lo vido helénico nuación de la di*. -: i
que se desarrolla'c^ '
Antes de comprender prenamente er funcionamrento de Ia econo- do clásico, Weste-¿
mía de Ia polls, es necesario def nir cual era el significado de la
disciplina sentido de "justioa' :
cr'vica de la polis. Los griegos estaban convencidós de que
fue la poirs Io de la poll»>1s.
que hizo posible la civilización; en rearidad, pensaban que las dos La ley en la .a
cosas
eran lo mismo. En ninguna parte está mejor expresada esta concepción planteó la cuefió^
que en el primer libro de la políaco de Aristóteles. Hay que recordar
que Estodo se refere a la polis, y que cuando utiliza el término político, En C'=:a
significa perteneciente a la polis. a la conc
=--*¿
tras esté e- .
Es evidente que la polls es una creación de la naturaleza, algo div:: e-
y que el
castigo, :c
hombre es por naturareza un animar porítico... En todos ros hombres =
está implantado el instinto social por la naturaleza, y aquel que de los c cs=
por
vez primera fundó er Estado fue er más grande de todos ros todo el :-e":
benefac-
tores. Porque el hombre, cuando está perfeccionado, es el mejor rlsticos ce " .
de
los animales, pero cuando se separa de la ley y la justicia, es
el peor,.,
Pero la justicia es el lazo de los hombres en los estados, pues
la La disciplina ce ,;
administración de ra justicia, que es ra determinación de ro que
es duo a la polis co-:,e
justo, es el principio del orden en la sociedad política r3.
to de los derechcs '
duo mediante s-
La civilización, en otras palabras, necesita la ley y la justicia; interpretarse co¡-c -
Ia deter_
minación de lo que es justo y su ejecución por medio de ra rey
consti- existencia del inc . I
tuye la principal funcrón de la polls, moderno de de"=:-t
Casi nadie abandonaba er mundo de ra pol,s en er sigro quinto el individuo y el =-s=r
a
menos que fuera expulsado; en la práctica, un abandono signifcaba dicción entre té'- ^:
que
uno se ponía al servicio de otra poris, o der imperio p".ru,ioro La disciplina c:-
testifi-
can Alcibíades y Temístocles ra, sóro excepcionalmente podía
un también la econó- :
extranjero ganarse el derecho de ciudadanía de una ciudad griega; de oferta-dema^c:-:
incluso el gran demócrata pericres prohibió la ciudadanía ateniJnse precio establec,cc. i
a
quien no pudiera demostrar su ascendencia ateniense por Como un inlrur-e1(
ambas
ramas. Y nunca muy raras excepciones- podía un extranjero, La fe subyace--e
-salvo
es dec¡[ un griego de otra ciudad, poseer tierras. La rey sólo existía en mal lugar a Ciro. -
252

§i;-mñ -1ñ il
,,jriti,iiitñ_*_-#
^ ,a difribución de ali- la polis;fuera de la propia polis, o de su esfera de influencra, el ciudada-
c elemplo, el lugar que no no estaba sujeto a ninguna ley, por lo que estaba indefenso, a
¡ jr potrtica de la polls menos que le protegiera algún tratado especial. Así que las indicaciones
de Anstóteles no eran simples aforismos patrióticos.
El demos fue la herencia de la tradición trrbal de igualdad. La dico-
tomía entre el demos y la oligarquía fue fundamentalmente una conti-
nuación de la distinción arcaica entre la tribu y las haciendas señoriales
que se desarrollaron fuera de los confines tribales. Hablando del perío-
^aritento de la econo- do clásico, Westermann observó que la ley de la polls <<expresaba el
- rcado de la disciplina sentido de "lusticia" como la voluntad del cuerpo cívico tribal, es deciri
s ce que fue la poils lo de la poll»>rs.
i:ar que las dos cosas La ley en la polls tenía un carácter autorreforzante. Rostovtzefí
esada esta concepción planteó la cuesttón de la siguiente manera:
,es. Hay que recordar
En Grecia, las leyes están hechas por hombres. Si una ley ofende
za el término político,
a la conciencia de la mayoría, puede y debe cambiarse; pero mien-
tras esté en vigor, todos están obligados a obedecerla, porque hay
:e a naturaleza, y que el algo divino en ella y en la idea misma de ley. Violar una ley conlleva
castigo, no sólo de los hombres, guardianes de la ley, sino también
:" todos los hombres
de los dioses. Esta regla de la ley en la ciudad ley creada por
--aeza, y aquel que por
todo el cuerpo de ciudadanos- es uno de los
-o
rasgos más caracte-
:e :e todos los benefac-
rísticos de la vida pública en Greciar6.
:: c^ado, es el mejor de
, . a justicia, es el peor...
:os estados, pues la La disciplina de la polls era ilimitada, y la subordinación del indiv,
=^
ración de lo que es duo a la polls completa. Jamás se desarrolló en Grecia ningún conceP
-:c'itica
: 3.
to de los derechos inherentes al individuo; la libertad le llega al indivi-
duo mediante su participación en el Estado, Esto no debe
. juficia; la deter-
v ia interpretarse como una negación de la libertad individual, sino que la
^ecio de la ley consti- existencia del individuo era inconcebrble fuera de la polls. El concepto
moderno de derechos individuales, con su antagonismo básico entre
; er el siglo quinto a el individuo y el Estado, les hubiera parecido a los griegos una contra-
i-cono significaba que dicción entre términos.
'c Dersa, como testifl- La disciplina comprendía no sólo la esfera política y militar; sino
:^almente podía un también la económica. Lejos de apoyarse en un inexistente mecanismo
e ;na ciudad griega; de oferta-demanda-precio, insistía en asegurar la oferta adecuada a un
-cadanía ateniense a precio establecido. Esto hizo posible que la polls mirara el mercado
:eriense por ambas como un instrumento útil para el abastecimlento de los ciudadanos.
:odía un extranjero, La íe subyacente de Heródoto en la disciplina de la polls puso en
¡ iey sólo existía en mal lugar a Ciro. En circunstancias excepcionales, el mercado podía ser
253
era- transformado al instante en un instrumento redistributivo. La menticrcs :-.r'
-y
facilidad y velocidad caf-: 1-
con que se podía sustitu¡r una moneda nueva po. Para
otra antigua arranca una sonrisa a Aristófanes en su Ecclesiozusoe. cultura :- .
=:

lYal asunto me resultó esa moneda,


Apenas naca :s:
Vendí mis uvas y me llené ios bolsillos
Bienes, servicios :
de monedas de cobre y me fui
a comprar cebada al mercado.
mente, se tenía e :er
daban en la teso'=-=
Cuando sacaba la bolsa para pagar,
el pregonero gritó: <<No se permiten monedas de cobre. estatuas y otras c:'z
Sólo se acepta plata parapagar o cobra»r7. dad; el grano y 3: :
almacenes estata e:.

El segundo libro de ra oeconomrco pseudo-arstotérica trata de


narlo allí tambiér ::
numerosos ejemplos en los que se fijaban los precios, el valor
o -'
directa
de la -hecha
la oferta- lrgó --
moneda se duplicaba, se reducía a la mitad o se alteraba, se racionaban
y se recogían las mercancías ciudadano empez: =
con efecto inmediato- de Estado por sus se'.":
-siempre
manera perentoria y sin excepcionesrs.
Ahora volve.e-:
si era imposible distinguir ar individuo de la comunidad
-ni tribu
la
ni el señorío conocían tal separación-, era evidente la responsabilidad
ba esta redistribuc :'
de la polis para la subsistencia de sus miembros. La primacía de la redis-
tribución era un legado tribal. Rostovtzeff señalaba lo mismo en unos
términos algo diferentes: lV Lo odministrc::'

Uno de los rasgos principales del desarroilo económico del Hemos hechc -
mundo antiguo consiste en el papel rector que desempeña el tralizada para qLe ':
Estado.,. El cual era ra fueza económica suprema tanto para
organi- redistribución nc -l
zar y estimular como para restringir y destruir.,, de las haciendas se=
de la tribu y orge -
La ciudad-estado, añade, practicaba escala, La democ':.:
estas economías ::
..,|a interferencia der Estado en ra actividad económica de ros indivi-
constitución de C s
duos, algo que no tiene pararelo en er desarroilo económico
moder- crático de la Pots a.
no. Y esta interferencia no es secundaria, no es un obstáculo
insignifi_ das señoriales.
cante para er desarroilo de ra economía privada; es ra actividad
suprema y directiva, «Redistribución de ra tierra y aborición Hemos vistc .:
de ras papel de anfitrró^ :
deudas» no era sóro una consigna revorucronaria, era un aconteci-
miento preeminente, aunque amargo, en ra vida económica de ra rnayores, ya que s-:
mayor pafte de las ciudades griegas... y hechos como las liturgias,
la
la Acrópolis, ((e-?
distribución de grano por parle del Estado, la estricta ,rp"Áririón <<convirtiendo la :,:
que mantenía sobre su comercio y er de todos ios producros
ari- leda fértil, con f-e-
254
: -3c stributivo. La menticios, que tan escrupulosamente organizaba, fueron sufcientes
':-eca nueva por para cambiar completamente los métodos y la evolución de la agr-
" :< -7t tcn^. cultura privada e,

Apenas nada escapaba al alcance de la redistribución municipal.


Bienes, servicios y dinero eran recogidos en el centro, o, alternativa-
mente, se tenía el derecho de repartirlos. El dinero y el tesoro se guar-
daban en la tesorería estatal; los metales preciosos eran convertidos en
estatuas y otras obras de arte que pudieran fundirse en caso de necesi-
: a: cobre.
dad; el grano y los productos básicos se guardaban a menudo en los
almacenes estatales, y en circunstancias excepcionales, podían almace-
narlo allí también los agricultores privados. La distribución de alimento
-i:élica trata de directa o indirectamente a través de la organización estatal de
:. e valor de la -hecha
la oferta- jugó un papel decrsivo y, poco a Poco, la subsistencia del
:., se racionaban ciudadano empezó a depender de los pagos en metálico que le hacía el
^'rediato- de Estado por sus servicios militares, jurídicos y administrativos,
Ahora volveremos al centro, y a los canales por los cuales funciona-
:ac la tribu ba esta redistribución global en la polls.
-ni
= 'esponsabilidad
*a: a de la redis-
-
smo en unos
lV Lo odministroción Público

: económrco del Hemos hecho hincapié en la necesidad de una administración cen-


-e cesempeña el tralizada para que resultase efectiva la redistribución. [a forma tribal de
.¿^:o para organi- redistribución no había srdo capaz de resistir los eíectos demoledores
de las haciendas señoriales autosufcientes; éstas se desarrollaron fuera
de la tribu y organizaron un sistema de redistribución propio a pequeña
escala. La democracia en la Atenas clásica significaba la suplantación de
estas economías por el poder del demos organizado en la pofis. La
- :e de los indivi- constitución de Clístenes consolidó el establecimiento del Poder demo-
::^ómrco moder- crático de la polls, aunque seguía persistiendo la amenaza de las hacien-
::¡áculo insignifi- das señoriales.
. es la actividad
Hemos visto ya a Cimón como benefactor público jugando un
. a:clrción de ias
papel de anfitrión privado. Pero sus servicios a la comunidad fueron
:'a un aconteci-
mayores, ya que sufragó el arreglo de los cenagales de la parte sur de
=:c¡ómica de la
-: as liturgias, la la Acrópolis, <<embelleció la ciudad>> plantando árboles en el ógora y
:-:-a supervisión <<convirtiendo la Academia, de un lugar árido y desértico, en una arbo-
20. Para la primera tarea,
:s ¡r^oductos ali- leda fertil, con fuentes y paseos sombreados>>
255
que tenía como fin facilitar la construcción del muro sur de la deciudadanáa.-¡
Acrópolis, fue necesario verter «enormes cantidades de piedras y relaciones de pa:-:--:
arena» en los cenagales. Esto exigía el esfuerzo de gran cantidad de en Ia imperial.
hombres, al igual que para el embellecimiento del ógoro y de la En resumen. a :s
Academia. Si los obreros estaban permanentemente ligados a la casa salvaguardas ma--e- - €
de Cimón, como los artesanos que siguieron a Demarato desde Como garantía e'e::',
Corinto, es algo que no podemos saben Pero todo ello refleja fielmen- políticamente ac:,= :
te la imagen de una hacienda señorial; baste con tener en cuenta el asamblea, o adn -.---
séquito de jóvenes, que tan generosamente intercambiaban sus mantos an después dos t:- -
en el mercado. Hemos de señalar que la riqueza principesca de Cimón de alimentos ten'a :-*
se derivaba enteramente de la parte del botín que le llegaba como mitía la entrada . .
comandante general de las expediciones militares. Aunque de noble gobierno del pue: ::
nacimiento, había sido tan pobre en su juventud que, según decían una burocracia. ?-::
algunos, vivía con su hermana como marido y mu.1er porque su pobre- derados la antítes s ::
za le impedía a ella casarse con un hombre de su rango2r. samiento mode'-: -r:
La oligarquía, dice Aristóteles, es la ley de los ricos a cuenta de su riéndose f rmen"e- -:
riqueza, mientras que la democracia es la ley de los pobres. distribución por e -_'
Atenas fue el me-:.::
... siempre que los gobernantes deben su poder a la riqueza, sean Un dilema s -
una mayoría o una minoría, estamos en presencia de una oligarquía, Rostovlzefí esta: :: :
mientras que cuando gobiernan los pobres es una democracia. agrícolas y la b.-::-='.
radicalmente oD-=.--¿
lnsiste en que no se trata de distinguir entre el gobierno de unos recaudación a ^ a-:':
pocos o el gobierno de muchos, sino entre el gobierno de los ricos o se quiere evita' : =
el de los pobres, Pero lo cierto es que los ricos casi invariablemente ¿cómo se podía- ::-
son pocos y los pobres muchos, aunque lo que nos interesa destacar es las contratas a 33'::-
que la clave se esconde en la riqueza22. Precisame":e :.
Pero ¿cómo provee la riqueza los medios para mantener el poder sentar una altera--.,
en una polis que tiene una constitución democr¿ítica? ¿Cómo iba a con- productos básrc:s :
trarrestar ese desarrollo la democracia sin perder su carácter de polis u otros, o puec3:3-
democrática, es decir: sin un aparato burocrático? Una vez que habbya como pago
unos cuantos funcionarios pagados para que pudieran participar en la nistraba las rne':.-:
vida pública, su subvención tenía que proceder de los fondos públicos o recibía diarian e-:: :
de las economías privadas de los grandes señores. Si estos ciudadanos era necesaria i¿ : --'
tenían que ser libres y gozar de la igualdad sin caer en la dependencia subsistencia de s-. 1
de los señores, su manutención tenía que provenir de la esfera pública, dependía ento^::. :
porque deber la manutención a los señores feudales, les obligaría a El deseo ce :.:
guardar su fidelidad en una relación que reduciría los derechos Iegales Atenas que los :¿-::
256
':ur^o sur de la de ciudadaná a la nada. Un buen ejemplo lo ofrece Roma con unas
des de piedras y relaciones de patrón-cliente decisivas tanto en la época patricia como
¡ran cantidad de en la imperral.
',e ágoro y de la En resumen, la democracia, en el sentido grrego de la palabra, exigía
:,gados a la casa salvaguardas materiales para evitar el soborno por par te de los ricos.
,

f
)erarato desde Como garantb efectiva, se prohibió a los ricos alimentar a la población ¡-
d
o refleja felmen- políticamente activa que tenía que sentarse en el jurado, votar en la
)-e. en cuenta el asamblea, o administrar en el Pritoneo, Para la mentalidad ateniense vení- l
):Dan sus mantos an después dos requisitos aparentemente contradictorios: la distribución
:;f,esca de Cimón de alimentos tenía que ser hecha por la polls misma, aunque no se per-
e llegaba como mitía la entrada a la burocracia, puesto que democracia signifcaba el
llnque de noble gobierno del pueblo por el pueblo, y no por sus represen-tantes ni por
-e. según decían una burocracia. Tanto la burocracia como los representantes eran consi-
]o'que su pobre- derados la antítesis de la democracia. Rousseau, fuente de todo el pen-
C., samiento moderno sobre la idea de la soberanía populan seguía adhi-
:s a cuenta de su riéndose frmemente a este principio. Pero ¿cómo pudo realizarse esta j
distribución por el Estado en ausencia de la burocracia? La respuesta en '
Atenas fue el mercado de alimentos. *)
- a ;a riqueza, sean
Un dilema similar estaba en la base de las alternativas que
i ce una oligarquía, Rostovtzeff estableció con tanta rigidez entre la recogida de impuestos
. ce.¡ocracia.
agrícolas y la burocracia flnanciera como dos alternativas administrativas
radicalmente opuestas en el mundo antiguo. Pero, salvo encargando su
:o3:erno de unos recaudación a manos privadas, ¿cómo pueden recogerse impuestos si
-o de los ricos o se quiere evitar el desarrollo de la burocracia? Y de manera similan
;' invariablemente ¿cómo se podían construir las obras públicas necesarias si no era dando
:e'esa destacar es las contratas a personas privadas?
Precisamente los pagos de dinero a los ciudadanos pueden repre-
'altener el poder sentar una alternativa a la distribución en especie de alimentos y otros
Cómo iba a con- productos básicos. El pago puede deberse a servicios milttares, políticos
carácler de polls u otros, o puede ser una dieta diaria. Es así como el dinero se utilizaba ,
'./ez que habh ya como pago alternativa al pago en especies- y el mercado sumi- ,
^ participar en la -una
nistraba las mercancías. As( los dos o tres óbolos que el ciudadano
'cndos públicos o recibía diarramente del Estado podían transformarse en comida. No '
estos ciudadanos era necesaria la burocracia,y al tiempo el Estado proveía los medios de
:- ia dependencia subsistencia de sus ciudadanos. La forma democr¿ítica de redistribución
a esfera pública, dependía entonces del uso del mercado.
:s. les obligaría a El deseo de evitar todo elemento burocrático era tal en la antigua
cerechos legales Atenas que los cargos estatales se tomaban por turno entre los ciuda-
257
danos, se ocupaban por sorteo ", y no se podían repetir una segunda do <<fueron desc-o
vez hasta que los demás ciudadanos no hubiesen ocupado esos car- unos benefcios ce r

gos 24. Se hicieron sólo unas pocas excepciones a estas reglas. Se con- ron cien trirreres t
sideraba que la elección por sorteo era la personiÍcación misma de la versión de Heróccr
democracia, puesto que todo hombre tenía la misma oportunidad de entregar diez crac':
ocupar un cargo, sin tener en cuenta sus orrgenes, su rango o sus mes 28, Temístoc
=
habilidades especiales. El sistema de rotación signifcaba que todos los sión para conve^aer
atenienses tenían familiarrdad con el intrincado funcionamiento de la ción de fondos excr
administración pública, al tiempo que se evitaba que aumentara el Grecia, puesto c-e.
número de funcionarios permanentes. Los atenienses no podían dudar la batalla de Sa,¿-t'
de cómo era el Estado, o cómo era la administración de la justicia, del Estado, Pero se
que no estaba representada por una institución distante, sino por el tanto la adjuocacc
conocimiento profundo que cada ciudadano tenía de ella. Pericles sometido a una es
pudo decir: que, en situacio^es
distribución de a n
Consideramos al hombre que no se interesa en los asuntos tipo de burocrac e
públicos, no un ser inofensivo, sino un carácter inútil; y aunque
pocos de nosotros somos creadores, todos somos jueces dignos de
la política... Y digo que Atenas es la escuela de la Hélade, y que el
individuo ateniense parece tener de por sí el poder de adaptarse a
V Rego/os de s-s i
las más variadas formas de acción con la máxima versatilidad y gra-
cia 2s. Para muchos e
democracia a:e^ e:
La democracia c ás
La supervivencia de las tradrciones tribales de redistribución está
suletosasusaa3c
ilustrada en la famosa historia de la desviación que hizo Temístocles de
un abandono:c-¿
los ingresos de las minas de plata de Laurio con propósitos defensivos.
en cuanto a la cs'^s
En palabras de Plutarco:
concepción, a--3..I
... los atenienses solían repartirse entre ellos los ingresos procedentes diecinueve, ig^c-
de las minas de plata de Laurio, pero é1, él solo, se atrevió a presen- Guerras Méd'c- ,
tarse ante el pueblo y decir que debería ponerse fn a esta reparti- ateniense, si c-e-t
ción para que con estos dineros se construyeran trirremes...26. nada era una *ga
Gran Rey, Po. c---a
Tan arraigada estaba esta tradición que Temístocles ni siquiera fue día asegurar e s".,,l-
capaz de utilizar el peligro persa muy real que fuera- como los mismos de'e^sc
razón válida para construir barcos, -por
sino que tuvo que utilizar una ame- La defensa co:
nazamás cercana, la vecindad con Egina, No es de extrañar que, como asegurar los a
dice Plutarco, <<en aquella época no había tesoro público en Atenas>>. subsistencia pa'? J
Según Aristóteles, ese suceso tuvo lugar en el 483 o 482 a.C, cuan- servicios púb coi :

258

-*
-3l3tir una segunda do <<fueron descubiertas las minas de Maronea y el Estado obtuvo
' 3:-pado esos car- unos beneflcios de cien talentos por su explotación>> 27. Se construye-
:s::s reglas. Se con- ron cien trirremes con ese dinero, según Aristóteles y Plutarco; en la
--::: ón misma de la versión de Heródoto, el excedente fue lo bastante grande como para
:-. oportunidad de entregar diez dracmas a cada ciudadano y construir doscientos trirre-
':s. su rango o sus mes 28. Temístocles necesitó hacer uso de todas sus dotes de persua-
':a:a que todos los sión para convencer a los atenienses de que renunciaran a la redistribu-
.^: c¡amiento de la crón de fondos excedentes. Sin esta acción, Persia hubiera conquistado
: :-e aumentara el Grecia, puesto que, como dice Aristóteles, <<con esos barcos ganaron
:=s ^o podían dudar la batalla de Salamina contra los bárbaros>>. Las minas eran propiedad
del Estado, pero se alquilaban a particulares durante tres o diez años;
=: ón de la lusticia,
: -a¡te, sino pOr el tanto la adjudicación del alquiler como el pago de las rentas estaba
- a ce ella. Pericles sometido a una estricta supervisión. Tampoco debe sorprendennos
que, en situaciones críticas, el mercado se considerase otro medio de
distribución de alimentos para la comunidad sin intervención de ningún
::-:sa en los asuntos tipo de burocracia.
,,-e' nútil; y aunque
:-:s jueces dignos de
:: . Hélade, y que el V Rego/os de sus propios fundos
:::er de adaptarse a
-= .ersatilidad y gra-
Para muchos estudiosos de la antigüedad el expansionismo de la
democracia ateniense parecía casi una contradtcción entre términos.
La democracia clásica desarrolló un gran imperio marítimo y mantuvo
: 'ed fribución está
^:c sujetos a sus aliados. La mentalidad moderna tiende a considerar esto
Temístocles de
'::ósitos defensivos. un abandono total de los principios democráticos, lo cual sólo es cierto
en cuanto a la constitución interna de Ia confederación. En general, esta
concepción, aunque compr^ensible bajo la luz del liberalismo del siglo
^i'esos procedentes diecinueve, ignora el aspecto histórico. Tras la advertencia de las
: se atrevió a presen- Guerras Médicas y las pocas salidas que le quedaban, la democracia
:-: in a esla reparti- ateniense, si quería sobrevivir; tenía que crear un imperio. Antes que
:^ i- Te [nes... 26.
nada era una medida de defensa ideada para evitar el desquite del
Gran Rey, Por otra parte, la política económica de Atenas, que preten-
:: es ni siquiera fue día asegurar el suministro de grano y mantener el apoyo f nanciero de
:-e fuera- como los mismos defensores, era una necesidad militar y estratégica.
-e ;trlrzar una ame- La defensa, como había demostrado Ia experiencia ateniense, exigía
::c'añar que, como asegurar los al mentos que venían de ultrama[ así como los medios de
r :o en Atenas>>, subsistencia para una gran parte de la población, que se dedicaba a los
:3 c 482 a.C, cuan- servicios públicos. El imperio signifcaba, en primer luga¡ el control de la
259
importación de grano; y en segundo, ingresos adicionales para mante- S.iDrefnac. -a.:
ner a los ciudadanos. El primer punto lo trataremos cuando examine- csos y ¡:::--'
mos la organización del comercio del grano. En cuanto al último
\ --
-es
decir: la historia general de la política imperial y sus aspectos financieros, : :':
rericles \,
a la que volvemos ahora-, la autoridad en la materia es Aristóteles. ^abía ga-::: ::
Sus obras ofrecen un estudio completo de todo el problema. ^rás co.:': f,€
El período anterior y posterior a la batalla de Salamina se caracte- cuefr"rae "i
rizó por las luchas entre dos <<líderes del pueblo>> rivales entre sí, a impor^--.^: a I
Arístides y Temístocles. Este último, señala Aristóteles en Lo constltu- Pero : =-
j ,ar:
ción de Atenos, «dedicó su vida a dirigir la guerra, mientras que el pri- n aé-'- -

mero tenía fama de ser un inteligente hombre de Estado y el ciudada- ^1 LdPr-r.


-^^:-^
-- '
no más honrado de su época>> 2e. Temístocles, el héroe de Salamina, --c su l-na':- =:j
fue responsable del desarrollo del poderío ateniense en el man Tras i ó a1l a--- ?-

organizar la flota y llevanla a la victoria, procedió a construir un fon- - .o cA ó '=-F

deadero y un puerto, de los que carecía Atenas, puesto que las insrgni- ---rml . i<'= -,

flcantes embarcaciones del pasado se fondeaban sin dificultad en la si ma)'c' :¡':


playa de Falero. ^ ense. E -:'
_^,'
Según Plutarco, -rñiona-:
-a^n ^)- ^ |

equipó El Pireo, porque había observado la forma favorable de sus -adf a-^uv =
_^<
vrÁu - ---
bahías y deseaba unir la ciudad al mar; asi en cierto modo, contrade-
cía la política de los antiguos reyes atenienses. Según se decía, éstos,
en sus esfuerzos por apartar a los ciudadanos del mar y acostumbra-
dos a vivir, no de la navegación, sino de la agricultura, difundieron la
leyenda de que Atenea, cuando Poseidón luchaba contra ella por el
dom nio del país, mostró el olivo sagrado de la Acrópolis a los jue-
ces, y así ganó la partida. Pero Temístocles, como dice el poeta
cómico Aristófanes, «no amasó El Pireo con la ciudad>>, no, sino que
ligó la ciudad a El Pireo, y la tierra al mar. Y fue así como incrementó
los privilegios del pueblo frente a los nobles y lo llenó de fuerza,
puesto que el poder y el control estaban ahora en manos de los
capitanes, contramaestres y pilotos 30.

Describir la ciudad «ligada» al puerto era una exageración; pero el


comentario de Plutarco, de que el desarrollo del poder marítimo forta-
leció la democracia, refleja una verdad fundamental. Aristóteles, al tra-
zar el desarrollo de la extrema democracia ateniense en su Poiítico,
observa que esto fue «debido en gran parte a las circunstancias>>, no a
las reformas de Solón, «porque las gentes que habían hecho posible la
260

qr
E
: :-ales para mante- supremacía naval en las Guerras Médicas se convirtieron en seres orgu-
:s auando examine- llosos y adoptaron a hombres malos para que fueran sus jefes popula-
-:^:c al último res.,.)) 3r. Y en su Constitución de Atencs dijo sobre la expansrón de
-es
.s:ectos fnancieros, Pericles y el programa naval de Temístocles, que, gracias a ello, <<la masa
:-e'-rá €s Aristóteles. había ganado conftanza en sí misma y por consiguiente, cada vez tenía
12. El libelo antidemocrático
:-:ó ema. más control de las cosas en sus manos))
Sz a:n na se caracte- que firma el «Vielo oligarc»> explica el poder del populacho debido a
:., .ivales entre sí, la importancia de la flota para Atenas
3r.

:-: :s en Lo constitu- Pero la armada y el imperio iban iuntos, por miedo a que ambos
- ertras que el pri- fueran destruidos por un embotellamiento de la flota y el bloqueo de
:'ado y el ciudada- la capital. La mayoría de los estudiosos, antiguos y modernos, han pues-
^:'ce de Salamina, to su mayor atención en el logro de Temístocles al desarrollar El Pireo
:-:: en el mar, Tras y la armada ateniense. Pero Aristóteles le pone obieciones al insistir
: :cnstruir un fon- que se le debe conceder a Arístrdes el mérito de haber desarrollado la
,:s:c que ias insigni- forma clásica de democracia. Utilizó el aparato del imperio -sin duda
. ^ drfcultad en la su mayor logro- para transformar el carácter de la democracia ate-
niense. El imperio, como él lo concebía, suminrstró los fondos para
mantener a toda la población. De hecho, propuso una forma de synoe-
cisom, para que los habttantes rurales se trasladaran a vivir a Atenas,
':'--. lavorable de sus pagando el coste con los tributos recibidos de los aliados:
: :.: .nodo, contrade-
:=.-r se decía, éstos,
Después de esto, al ver al Estado crecer en conftanza y riquezas
-: ^'a. y acostumbra- acumuladas, aconseló al pueblo aferrarse al lrderazgo de la Liga y
^
-- .-.a, difundieron la dejar los dlstrltos rurales e lnstalarse en la cludad' Les dijo que ¿odos
-::. .ontra ella por el
::-ópo podrian gonarse lo vida atti, algunos sirvlendo en la armada, otros en
= rs a los jue-
las guarniciones, otros participando en los asuntos públicos, y de esta
! :r^-o drce el poeta
forÁa asegurarían eL liderazgo, El consejo fue seguido, y cuando el
. : -:ad>>, no, sino que
pueblo había asumido el control suPremo, ernpezaron a tratar a los
: 1: aomo incrementó
aliados de una forma más imperiosa, excepto a los ciudadanos de
! : I enó de fuerza,
-:-: en manos de IOS Kios, Lesbos, y Samos,,. Ellos tombién oseguroran el montenimiento de
la mosa de población en lo forma en que Aristldes les había tndicodo.
Gracios o las gonancias de /os impuestos y tributos y las contribuciones
de /os o/jodos se mantuva o mós de veinte mtl pe/'sonds' Había 6 000
:iageración; pero el
lurados, 1.600 arqueros 1 200 caballeros, 500 miembros del
:::' marítimo forta- Conselo, 500 guardias de los astilleros, además de los 5O guardias de
' :':stóteles, al tra- la ciudad unos 700 magrstrados dentro y otros 700 en el etranjero'
- :^se en su Po/ítlco, Además, en período de guerra se añadían 2.500 hombres a las tro-
: -:-nfiancias», no a pas armadas, velnte navios de guardia (cada uno con 200 marineros),
: :- ¡echo posible la y otros barcos que recogían los trlbutos, con unas trrpulaciones que
261
llegaban hasta los 2.000 hombres, seleccionados por sorteo; y aparte se trata ce :r
estaban las personas mantenidas en el Pritaneo, y los huérfanos y dían a sor'^e--e'
carceleros, puesto que todos ellos eran mantenidos por el Eslado. de Pericre-. = -
Era así como la gente se ganaba la vida 3a, (Subrayado de K. P.)
gente de s-s z
auspicios a :r'
La unión del poder marítimo y la democracia reconocida por ciónpor:?f
Arístides también se manifestó en la política de Pericles. Bajo é1, el más polls.Al cc----=-
grande de los demogogos, la talasocracia ateniense alcanzó su máximo gas liturg - :e
nivel. El análisis de Aristóteles sobre cómo Pericles llegó al poderi es de servicios :-: :
especial interés para nosotros; nos lleva por un largo camino hasta la :rincipio ce =
comprensión de la polls democrática. os deberes :=
ña:- ^

as ideas c3 :.-
Después, Pericles asumió su posición de líder popular, habién-
dose distinguido primero de joven por haber procesado a Cimón al
Co a la ree:: a
hacer revisar las cuentas oflciales cuando fue general. Bajo sus aus-
picios la constitución se hizo aún más democrática, Abolió algunos expansió" -4.:
recuperac3 if
de los privilegios del Areópago, y, por encima de todo, encauzó la
política del Estado hacia el dominio naval, haciendo que la masa rabía ga"a:: :
adquiriera conllanza en sí misma y tuviera cada vez más el control )unto ce : s:
de los asuntos en sus manos.,. Pericles fue tombién el primero en tns- impidió' ::',i
tituir el pogo por /os serylcios prestodos en los tribunoles, poro gonorse ooder:2L^:-e
el fovor populor y controrrestor lo riquezo de Cimón. Este último, que cespués ce ,'
tenía propiedades privadas de real esplendor, no sólo realizaba DL ----^
I tu-: -- --.
magníficamente las liturgias, sino que también mantenía a un gran Dericies. c), -,,'
número de hombres de su linaje. Cualquier miembro del linaje de
los laciados podía irtodos los días a casa de Cimón y recibirallíuna
provisión razonable; sus propiedades no estaban valladas, por lo
que cualquiera podía ir allí y servirse y coger los frutos. La propie-
dad privada de Pericles no era comparable a tal magnificencia, y en
consecuencia siguió el consejo de Damónides de Oia,., que era que
como habío sido derrotodo en cuonto a /as posesiones prrvodos, debío
hocer regolos o lo gente de sus propios fondos; y por consiguiente
estableció el pago para los miembros de los jurados 3s. (Subrayado
de K. P.)

EI conflicto entre Cimón y Pericles se expresa acertadamente


como el contraste entre los dos centros de redistribución: el olkos
señorial y la polis democrática. Pericles, el líder democrático, fue alejado \ ^ ^^-s

del poder por la riqueza de Cimón, redistribuida a través de la casa del - uC - :-.
líder conservador y de su generosidad en las liturgias. En cualquier caso
262

'1!S-
- s.'"eo; y aparle se trata de lo mismo: las liturgias las hacían solamente los ricos, y ten-
:s ¡uéi{anos y dían a someter al pueblo a algo semejante a la dependencia. La política
:: 13. el Estado. de Pericles es una clara alternativa a la de Cimón: <<hacer regalos a la
,-^ -_
-- t/
r\, D\
L/
gente de sus propios fondos>>, y así darles más poder; pues «bajo sus
auspicios la constitución se hizo aún más democrática>>, La redistribu-
e.s.locida Por ción por y a través de la polls elaba en la línea de la tradición de la
3a o é1, el más polls. Al contrastar el pago por los servicios en un iurado con las pródi-
^'ó su máximo gas liturgias de Cimón, Aristóteles quiere decir que la realización de
a :oden es de servicios públicos por el pueblo no era más que una extensión del
-:T no hasta la prrncipio de la liturgia aplicado a las masas. La realización voluntaria de
36.
los deberes era la Iiturgia del pobre
De aquí que, hasta cierto punto, Pericles fue el que llevó a efecto
:::riar, habién-
las ideas de Arístides. sin embargo, habían pasado ya veinte años debi-
-..:c a Cimón al
. do a la reacción oligarca que siguió a las Guerras Médicas. Aunque la
3a1o sus aus- 37 había
::olió algunos expansión naval favoreció el poder democrático, el Areópago
:::o, encauzó la recuperado gran parte de su anterior influencia por el prestigio que
:o cue la masa había ganado durante las guerras. Cuando la flota ateniense estaba a
: -ás el control punto de disolverse por falta de pago, el Consejo del Areópago lo
38 Su
: :'nerO en inS- impidió y donó ocho dracmas a cada miembro de la tripulación
:s ioro gon1rse poden aunque disminuía gradualmente, duró hasta unos diecisiete años
:.-: Último, que después de las Guerras lYédicas
3e.

: .ó o realizaba Plutarco, que repite el relato de Aristóteles sobre la ascendencia de


'-e^i a un gran
Pericles, da más detalles de su política redistributiva:
:-: cel linaje de
. 'ecrbir allí una Al principio... al estar en contra de la reputación de Cimón,
.: adas, por lo intentó congraciarse con el pueblo, Y puesto que era inferior en
-::s. La propie- riqueza y propiedades, con las que Cimón podía ganarse a los
':^'cencia, y en pobres de comer diariamente a cualquier ateniense que lo
:. que era que deseara,
-dando
regalando vestimenta a los ancianos, y qultando Ias vallas de
: :'todos, debío sus terrenos Para que cogiera fruta quien quisiera-, Pericles, para
:' consiguiente no ser menos en <<artes» populares de este tipo, tenía el recurso de
. ::. (Subrayado
distribuir la propia riqueza del pueblo,.. Y pronto, con los premios de
los festivales, los salarios de los iurados y otras dietas y dádivas,
sobornó a la multitud y la utilizó para oPonerse al Consejo del
ao,
:e-iadamente Areópago
-: ón: el olkos
:c, fue alejado No podemos asegurar hasta qué punto se llevó a cabo el synoecis-
:e ia casa del mo de Arístides, y si la gente se trasladó del campo a la ciudad
::alquier caso Tucídides escribe que al comienzo de Ia guerra del Peloponeso,
263
Ia mayor parte de la población tenía su casa en el campo a, dLLIV:L:-=: -
lndudablemente hubo muchos que se mudaron a Atenas, puesto que así res- -: :-
Pericles dedicó gran parte de su atención a las multitudes de plebeyos t^^-^^^----

ociosos. Mandaba sesenta trirremes al año a navega[ <<en los cuales disen' -: =-
ban muchos ciudadanos durante ocho meses con salario, practicando y
per-feccionando el arte de la náutica>>, y enviaba miles de hombres a las
Los fondcs :: :.
colonias de Quersoneso, Naxos, Andros, Tracia e ltalia
impuestos de :. .
Todo esto o hacía despertando a la ciudad de1 letargo de su riqueza que A.:=--
masa de incordtantes entrometidos y vagos, rectiflcando los apuros volumen del te.:-:
de los más pobres, y dándoles a los aliados como vecinos una guar, tenía 6.000 taie- --.
nición entera de soldados para evitar la rebelión a2, en 500 talentcs :!
talentos de or^c :--:
(<er::.
Pericles
Gomme supone que hubo un incremento constante de la pobla-
ción entre los siglos quinto y cuarto 43. dad para la n .== =

Pero <<lo que más hermosa hizo a Atenas y la mayor sorpresa para aceptamos el :-- -:
el resto de la humanrdad» fue el programa de construcción de Pericles. dos óbolos pa-= :-'
De él nacieron el Partenón y el Propileón sobre los cuales descansó al teatro de D:-
para siempre la fama de Atenas. El mismo Pericles lo había concebido exaltaba las ccr,-
como un programa de obras públicas a largo plazo, diseñado para man-
tener a una gran par te de la población. desca^. :
el añc --
Era cierlo que su expedición militar contaba con los hombres
mOS al:].
más v gorosos y de más recursos y ios mantenía con los fondos
comunes, y en su deseo de que la multltud pacífica de trabaladores
no quedase al margen de los ingresos públicos ni obtuviera dietas Al comrerz: :=
por a pereza y la holgazanería, propuso con frmeza al pueblo una hacer una dist-:-::
serie de proyectos de grandes construcciones, y diseños para obras Por miecc = :-'
que requerirían ia presencia de artistas y que durarían mucho tiem- vidades, Perrc:- :'
po, para que los que estaban en casa, no menos que os marlneros,
contribuciones :: :
los centinelas y los soldados, pudreran tener un pretexto para obte-
ner una parte de la riqueza pública Los materiales a util zar eran pie- :! ::-.
dra, bronce, marfll, oro, ébano, y madera de ciprés; los arlesanos que neces:- : :
debían idear y dar forma a estos materiales eran los carpinteros, obra: :-= -
moldeadores, bronceros, escu tores, arqultectos, orives, artesanos -. ::
r -io^-
del mar fll, grabadores, por no hablar de los transportistas y suminis- l¡

tradores del material, tales como factores, marinos y pilotos de


i
las a'::. I
barco, y por tierra, los guías, los arrieros y los que tiraban de las bes- )^
UL :-,:
tias, También estaban los fabricantes de cuerdas, los teledores, los
curtidores, los peones camineros y los mrneros. Y cada una de estas
-" .- -

264
: e^ el campo 4r. activrdades contaba con sus grupos de obreros no especLalizados, y
: -e^as, puesto que así resultó que había trabajo para casr todas las edades y para todas
: --:es de plebeyos las capacidades; la gran abundancia de la ciudad se distribuyó y se
:i:-" ((efl los cuales dlseminó en e extranjero para cumplirtal demanda,aa,
, =':, practicando y
,. :e hombres a las Los fondos de esta titánica tarea se sacaban de los tributos y de los
--. impuestos de los aliados o subordinados de Atenas. La cantidad de
riqueza que Atenas obtenía de su imperio queda demostrada por el
.: :el letargo de su
,-':ando los apuros volumen del tesoro estatal en la época de la guerra del Peloponeso;
- tenía 6.000 talentos de plata acuñada en la Acrópolis, objetos valorados
- .ecinos una guar-
en 500 talentos, los adornos de oro de Atenea, que suponían cuarenta
talentos de oro puro, y otros tesoros del templo.
Pericles (<estaba siempre organizando algún espectáculo en la ciu-
r.^:e de la pobla-
dad para la masa, algún festelo o procesión>>, informa Plutarco as, Si
aceptamos el punto de vista de Wrlamowitz, el theortkon, un regalo de
:. :'- So[presa pára
dos óbolos para que los ciudadanos pobres pudieran pagar la entrada
-:: ón de Pericles,
al teatro de Dionisro, fue inventado por Pericles. La Oración Fúnebre
: :Ja es deSCansó
exaltaba las costumbres atenienses:
. '¿bá concebido
-.-:ado para man- Y no hemos olvrdado Car a nuestro cansado espíritu un poco de
descanso dei trabalo duro; tenemos Juegos y sacrificios durante todo
el año; nuestras casas son hermosas y elegantes; y el placer que senti-
. :cr los hombres mos cada día nos ayuda a desterrar la melancolía46.
- : acn los fondos
-
--: ae trabqadores
. - c:tuvtera dletas Al comienzo de la guerra de Arquidamia, en el 431 a.C., hubo que
--.=-a al pueblo una hacer una distribución urgente de tierras y dinero en EginaaT,
:.:ios para obras Por miedo a que hubiese dudas en cuanto a la razón de estas acti-
-'.-a- mucho tiem- vidades, Pericles expone su propia defensa de los usos que da a las
. j :-a os marineros, contribuciones de los aliados:
:-:-3x1o para obte-
=: a -: lrzar eran pie- Es convenrente que la ciudad, una vez equtpada con todo lo
':. ls arlesanos que necesario para proseguir la guerra, dedrque su abundancia a tales
: i^ CS carpinterOS, obras que, una vez acabadas, tendrán una gloria imperecedera, y que
:: :'ves, adeSanOS mlentras estén en curso conve/tirán eso abundancio en servicio real,
':l l'. sias y sumlnrs- porque crean drversas actividades y demandas, que afectarán a todas
':'-3s y plotos de las artes y a todas las manos, que hará que toda lo ctudad esté ocupo
-= : -;-.3an de las bes do y recibienda su pogo, pora que no sólo se odorne, sino gue se mún-
:i :s tejedores, los tengo tombién con sus prop¡as recursosas. (Subrayado de K P)
- :a:a una de estas
265
Para nuestra época, que no hace tanto tiempo estaba preocupada uno o dos óbolcs : .'
por el problema de los <<trabajos sociales>>, vale la pena mencionar el incrementada sL : =-j
comentario de Plutarco sobre los logros alcanzados por este gran pro- durante todo ei . ::
grama estatal. miembros del Cc-=:
aquellos que sei-. :- 3
Entonces se iniciaron las obras, no menos elevadas en su gran- bían una prima ce --
deza que inimitables en la gracia de sus contornos, puesto que los
aftesanos se empeñaron en superarse a sí mismos en la belleza de
se pagaban de lcs ':-:
sus obras. Y lo más sorprendente de todo fue la rapidez con que
cada uno, ademx ::
tados de Delos r-e:: ¿
trabajaron. Cada uno de ellos, pensaron los hombres, necesitaría
muchas generaciones sucesrvas para acaba¡ pero todas las obras se de asuntos exte::=:
concluyeron en el apogeo de una sola administración... se crearon en lidos», los odync.: :
breve tiempo para toda la eternidad ae, sometidos a exa^-:- :
ss.
elegibilidad
No se trataba sólo de planificación estatal, sino de planificación
estatal con un alto nivel de eflciencia. Lord Keynes, en su Teorío generol,
podía muy bien haber juzgado el Partenón, y no las pirámides, como un Vl. E/kcpélos
paralelo histórico de nuestras modernas obras públicas.
Los sucesores de Pericles añadieron otros tipos de pagos regulares. Todo esto nc: -::
Cleofón, que sucedió a Cleón como demagogo, inició el pago de la un mercado al r:'-:
difamada diobelio alrededor del 41019 a.C, 50. La diobelia, un pago uni- Para su consun c :
versal de dos óbolos por día, parece haber sido una medida excepcio- taba en el ógorc '-- =
nal tomada para asistir a la multitud de personas desplazadas a Atenas preparada.
huyendo de las zonas rurales invadidas, que permaneció en vigor El <<semisy^:=: ='
durante varios años. La diobelio tuvo su precedente en las Guerras Moellendorff, srg- : 3

Médicas, cuando las mujeres y los niños atenienses fuenon trasladados recurrió a los :¿-::
por su seguridad a Troezo, antes de la batalla de Salamina, y los habi- Salamina. Si la c'-:= :

tantes de esa ciudad «votaron mantenerlos con los fondos públicos, dotada para la c.':?
concediendo dos óbolos diarios por familia>> sr. Al comienzo de la gue- política entre -:-
C
rra del Peloponeso, cuando Pericles indujo a los habitantes del campo a como la venta ce :':
trasladarse a Atenas, repartió entre ellos una gran parte de la zona de a:e-
se basó, aunque
El Pireo, así como la tierra que se extendía entre las murallas de Atenas damental para :=' I
,, trt
i/ Lr D;.^^
riluu 52 conocemos mLa-: 3:
Cerca del año 400 a.C., se estableció el pago de un óbolo por asis- Para formar:s -
tir a las reuniones de la Asamblea, subiéndose rápidamente a dos y Azconienses llevc -:
luego atres óbolos en el 390 a.C, En la época de Aristóteless3 el pago descomunal, au-:-:
ascendía a un dracma por asistir a las reuniones ordinarias y uno y Los Azconiense-.
t-: Í
medio por la reunión mensual <<soberana>>,. cuyo obletivo era el sumi- guerra del Pelc::-e:
nistro de grano y la política exlerion Los jurados que habían r^ecibido estrategia de Pe- : s
266
:1 l.eocuPada uno o dos óbolos diarios de paga durante la época de Pericles, vieron
-encionar el incrementada su dieta a tres óbolos en tlempos de Cleón, y quedó así
:re Sran Pro- durante todo el siglo cuarto. En tiempos de Aristóteles, también, los
miembros del Consejo obtenían cinco óbolos diarios, mientras que
aquellos que servían en el Pritaneo, el consejo ejecutivo principal, reci-
l:< en su gran- bían una prima de un óbolo exlra, y las comidas que hacían en comÚn
:-esto que los
se pagaban de los fondos públicos. Los arcontes recibían cuatro ób,olos
:^ .-. belleza de
cada uno, además de los servicios de un flautista y un heraldo; los dipu-
1::ez COn que
:-::. recesitaría tados de Delos recibían un dracma diario, mientras que los magistrados
sa <<Los invá-
:1s as obras se de asuntos exleriores cobraban una dieta no especifcada
:e crearon en lidos>>, los odynatoi, tenían una Paga diaria de dos óbolos; estaban
sometidos a examen por parte del Consejo con el f n de determinar su
5s.
elegibilidad
3 r aniflcación
::4o generol,
:es, como un Vl. E/kopélos

:::s regulares. Todo esto nos hace ver que el ágora ateniense era en gran medida !1
: )ago de la un mercado al por menor para la venta de productos alimenticios listos '
-^
Pago uni- para su consumo; y que el kopélos, cuya nunca aclarada figura se asen-
: :a excePcio- taba en el ógoro, fue principalmenter un vendedor minorista de comlda
-::rs a Atenas preparada,
:: ó en vigor El <<semisynoecismo>> de Arístides, como lo llamó Wilamowitz-
:' as Guerras Moellendorff, siguió a la evacuación fbrzosa de Atenas, cuya población
. - :rasladados recurrió a los barcos y fue salvada del hambre por el milagro de
-a y los habi- salamina. Si la cruda cuestión del suministro de alimentos no estuviese
-:3s públicos, dotada para la conciencia pública de una intensidad dramática, la guerra
,-:c de la gue- política entre Cimón y Pericles no se hubiera basado en algo tan trivial
:: cel camPo a como la venta de provisiones en el mercado, Sin embargo es en lo que
:3 a zona de se basó, aunque apenas quedan pruebas directas de ese hecho tan fun-
: as de Atenas damental para la comprensión de la polis y su economía. Tampoco
conocemos mucho sobre la fgura central del ógoro, el kopélos.
::3 o por asis- Para formarnos una idea debemos volver a Aristófanes, que en su
-e^ie a dos y Azcanienses llevó al escenario a un kcpélos exagerado, inconfundible y
--= es 5r el pago descomunal, aunque evita nombrarle para reforzar el efecto cómico.
':'as y uno y Los Azconienses fue escrita y representada en la primera mitad de la
,: era el sumi- guerra del Peloponeso, en Atenas, la capital de la polls en guerra. La
-.: án recibido estrategia de Pericles lncluía la evacuación anual de la población del
767
.-.A^r Lf )-= '

campo para refugiarse en Atenas. Los habitantes marciales del municr- *1'-e
^t-

dracmas:
pio de Arquerna, principal sufridor de los asaltos espartanos, Pertene-
:rafca cc- :s :r
cían al partido de la guerra, mientras que el héroe de la comedia es un
ínalmen:e. :=-=
ciudadano granjero, Diceópolis, que harto de la lucha, flrma una tregua
privada con los espartanos y se dedica por completo a sus asuntos par-
onzas y c-¿:-;'
exlravag¿':: :r:
ticulares. Es el ciudadano f lósofo que resuelve el problema de la guerra
prima ate^ e-s:
y la paz según le indica su sentido comÚn. Es el zoon apolitikon, que rotura; SL ^::=-
evita pronunciar la misma palabra potts, y cree que si la usa no le traeá
a los mie-:-::
más que desgracias. Normalmente, viviría de su terreno y sembraría la
cas; su fc'* = =
tierra que le brindaría la feliz autosufciencia, sin preocuparse jamás de
iragedias :: .-
la ciudad y el mercado, Pero lleva seis años inmerso en la alta política,
indumen-.a-. :€
desprovisto de su tranquilo hogar por las incursiones enemigas, y está
cia de Cu ce.
obligado a acudir: incluso para tener su propio aceite y su vinagre, al
sigue una s::,e
mercado de la ciudad, al que una y otra vez tiene que corresPonden
es el pape ::
Eso por no hablar del estúpido embargo que el gobierno ateniense
diciones ce : :
tenía sobre las importaciones de lYegara, forzando así a nuestro héroe
sfepáf?c3 3:-:
a renunciar a los exquisitos bocados <<enemigos>> y a los placeres de la
como un ^e¡:':
mesa. Los cochinillos de Megara y las anguilas de las marismas beocias tr^
Ll lP^- -=-
ya no son más que un recuerdo,
En esta burla político-fllosóflca, donde nada va bien, Diceópolis t,:
contribuye por casualidad a aportarnos una buena información sobre el
ógoro del siglo quinto, e incluso a un conocimeinto más concreto de la . a-:,
naturaleza exacta del negocio de comidas preparadas llevado a cabo
por el kcpélos. Por inclinación natural, Diceópolis censura el hábito de
't=*
mercado, recordando los tiempos felices de su hogar rural cuando vivía
sin los acosos de la multitud y sin tener que Preocuparse de la cocina.
Aunque la lógica de esta exuberante farsa, con su entramado de esce-
nas realistas y absurdas, le coloca a él mismo en el centro del mercado. IVllJv--r
ln na^- ^
El tiempo es el presente, el año 4)6 a.C, el lugar es el Pnyx, antes de
de alime^::sl
abrirse Ia asamblea. El tema político de la obra, es la paz, las pesadas e
tas>>. Dice::':
inacabadas conversaciones para flrmar la tregua, y la insensata política
de los líderes, Pericles, Cleón, y todos los demás. Diceópolis inútilmen- :,
te se pronuncia en solitario para desacreditar las falsas promesas de los
<<trafcantes de la guerra>>; el fraude de las negociaciones para paclar :
5
con los aliados; los juegos de esas embaladas errantes durante más de _-^':
una década, evadiendo los rigores de la guerra en su propia tierra, mal-
gastando su tiempo y el dinero del país en vanas misiones diplomáticas
:
en el extranjero, Nuestro hombre, harto de estos engaños, frma una
268
-a'c ales del munici- tregua privada con el enemigo espartano al precio módico de ocho
:)fartanos, pertene- dracmas; monta una campaña burlesca de negociaciones traicioneras;
: :e a comedia es un trafca con las ofertas de paz del extranjero, a corto y a largo plazo y
irma una tregua f nalmente, establece una <<fuente constante de paz» de la que dispensa
-:^¿..
::. 2 sus asuntos par- onzas y dracmas de ese precioso elixir a los que él considera dignos. Su
:-::iema de la guerra etravagante broma de exportar espías e informadores como materia
) z))n apolittkon, que prima ateniense, envueltos en paja como la cerámica para evitar su
s a usa no le traerá rotura; su negativa a vender las especialidades de su comercio privado
=
,:--ero y sembraría la a los miembros del partido de la guerra; sus ruidosas flestas domésti-
:'=f,cupanse jamás de cas; su forma de entretenerse disfrazándose de pobre como los de las
:'-SC eo 1a alta política, tragedias de su oponente dramático, Eurípides, y mofanse con esta
:-:s enemigas, y está indumentaria de las pomposas ropas de sus nobles vecinos; la abundan-
r:::e y su vinagre, al cia de dulces y viandas que prodiga en pacíficas meriendas, todo ello
-: :.-;e corresponden sigue una secuencia fantástica. La representacrón principal, sin embargo,
:or erno ateniense es el papel del kopélos, cuyo mercado privado le ofrece todas las ben-
: :s a nuestro héroe diciones de la paz, y al mismo tiempo le da el monopolio de la comrda
. : os placeres de la preparada para la multitud, tan agradable como el placer y tan rentable
.s marismas beocias como un negocio.
En primer lugar le vemos montando su negocio privado.
. a Dien, Diceópolis
Drceópolis: Éstos son los límites de mi mercado, Todos los habi-
^'cr-mación sobre el tantes del Peloponeso, Magaria, Beocia, tienen derecho a venir aquí
: ^^ás concreto de la y comerciar, siempre que me vendan sus mercancías a mí y no a
-::as llevado a cabo Lamaco, Como inspectores de mercado designo a estos tres látigos
::-sura el hábito de de cuero Lepreo, elegidos por sorteo. Avisados están ya todos los
;a-'rral cuando vivía informadores y los hombres de Fasis. Vienen a traerrne el pilar sobre
:-l2rse de la cocina, el cual se inscribe el tratado y yo mismo lo erigiré en el centro del
s6.
:- -'amado de esce- mercado, que esté bien a la vista de todos

::-tro del mercado.


:s ei Pnp<, antes de Un beocio que entra con un esclavo <<llevando un amplio surtido
, 7 )az, Ias pesadas e de alimentos>>, pregunta a Diceópolis si <<va a comprar pollos o langos-
. ? ,r-rS€f-lSáta política tas>>. Diceópolis le pregunta que trae.
) :eópolis inútilmen- Beocio; Lo mejor de Beocia, mejorana, poleo, esparto, candiles,
1 S:S DrOmeSaS de los patos, arrendaios, becadas, reyezuelos, somorgujos
::c cnes para pactar Dlceópo/lsr Las aves están siempre revoloteando en mi mercado.
Beoclo; También traigo gansos, liebres, zorros, topos, erizos,
'^-es durante más de
.- :r^opia tierra, mal- gatos, liras, vencelos, nutrias y anguilas de los lagos Copaicos.
Diceópotis: Ah, amigo que me traes el más delicioso de los pes-
- scnes diplomáticas
s7,
;; ergaños, flrma una cados, deja que salude a tus anguilas
269
Pronto vemos a Diceópolis revelándose como un auténtico maes-
tro de la cocina. Llama a los niños y a las mujeres de su casa para darles
trabajo.

Diceópolis: ... ¡Rápidol Poned las liebres al fuego y que se asen


As'cc^.,9
bien; dad vueltas por los dos lados; apartadlas de la llama; preparad esto nc es --e
las guirnaldas; y alcanzadme las brochetas para que pinche los tordos. ¡,eva e1 c 3:-'E
Primer semi-coro; Envidio tu sabiduría y más aún tu buena comida. ya está ,r; =
Díceópolis: ¿Qué vas a decir entonces cuando veas asar los tordos? :rvamen:e --er
!
Primer semi-coro; ¡Ah, es cierto! tsta =s 2
Diceópolis (o un esclovo): ¡Esclavo, aviva bien el fuego! <opéios. - -
Primer semi-coro (ol otro semi-coro): ¡Ved cómo conoce su nego- connol¿C 3''X
ciol ¡Es un perfecto cocinero!
deliber:*:¿-x
¡Qué bien sabe preparar una cena perfbcta! de la g-e"-
Diceópolis (o un esclovo); Vierte miel sobre elos callos, y ponlos
da ei pe; o
ante el fuego para que se sequen.
Segundo semi-coro: ¿Escucháis cómo da las órdenes?
CC C¿LS¿- -
Diceópolis (o /os esc/ovos que estón dentro de lo caso): Poned las comec a )J(
anguilas en la parrilla,.. Dejad que se hagan bien y se doren sB. :apei ce )c
c ;--n
LI ,<? J

LlrLl't^.-^'-
u --
v!
No se discuten aquí los pros y los contras del mercado como insti- ^ -e

aarac:e----a(
tución. El autor no preconiza los méritos del mercado como tal, expo-
^^^Á^5-
,U Pusvv L
ne sus quejas sobre la diflcultad de vender comida preparada para la
ciudad. Támpoco desaprueba en su obra las formas y costumbres de la
co.ro es;b
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gente del mercado, Ios dueños de los puestos, los taberneros y los
Ld J -
cocineros, indistinguibles de la multitud de los puertos. En general, se --
-oÁa--:
VSUL; -n
trata de una obra a favor del mercado, que presenta las privaciones Ó
^^a
causadas a los ciudadanos por la orden de Pericles de rechazar a los
Megaros <<del mar y la tierra, del continente y de los emporios>>. Al
mismo tiempo, el exuberante ingenio del poeta introduce un tono anti-
competitivo en el mercado privado de su héroe, con todas las contra-
dicciones de ese giro. Sin embargo pisamos tierra firme cuando llega- Notas
mos al detalle trivial, el coro alaba con entusiasmo la perfección de la
eudoimonio de nuestro héroe, En realidad ha inventado para sí mismo
una situación de incomparable felicidad. Obtiene beneficios en el mer- - -:":r3
::.
cado sin trabajo; las grandes ofertas las adquiere sin esfuerzo; está libre
de espías e informadores, de la multitud ajetreada y de las molestias
públicas; no sufre la presión de las ventas, no necesita ofertas para
. . -,:r--l
satisfacer al consumidon
270

-
,^ autenttco maes- En virtud de su tratado es abastecido con todas las mercancías
s, casa para darles extranjeras para comerciar con ellas (diempolon), tanto para cocinar-
se'
las en casa como para consumirlas tibias (chiiora)

1 --ego y que se asen Así comercia con las mercancías que llegan a él de todas partes. Pero
. :e a llama; preparad esto no es todo. Él se ocrpa de vender comida cocinada, que a veces se
:-: ¡ nche los tordos. lleva el cliente para calentar en casa, y otras, y esto es esencial, la comlda
s =-- ,u buena comida. ya está lista para come[ platos preparados, no muy calientes aunque rela-
:: . eó asar los tordos?
tivamente templados, de pescados o aves, asados o a la plancha'
Ésta es por tanto la única aproximación literaria que tenemos del
:- e ';ego!
kopélos. El mismo término kopétos no era más que honorífico, y sus
:a-c conoce su nego-
connotaciones eran demasiado evidentes, por lo que, Aristófanes evitó
7 deliberadamente incrementar el efeclo. Representar al campesino triste
3 es:cs callos, y ponlos de la guerra en la figura de un kopélos astuto, cuyo mercado prrvado le
da el perfil de un filósofo benigno y la dignidad de un mayorista, debió
de causar muchas risas. Sin embargo, este recurso de la verdadera
:= c coso): Poned las comedia puede explicar el hecho de que, en tiempos posteriores, el
- se doren s8.
papel de Diceópolis en estas escenas no se supo identifcar:
El ógoro era sobre todo un mercado de comida cocinada, no muy
-e-cado como insti- diferente de los mercados de la costa guineana en Áf.i.a, cuyos rasgos
:.o como tal, expo- característicos eran límites rrgidos; regulaciones de quién puede y quién
:: l.eparada para la no puede comerciar con quién; inspectores oficiales del mercado, así
s , costumbres de Ia como espías municipales; las mercancías todo productos ali-
por -sobre
el campesino por dinero o a
:s laberneros y los menticios-, vendidas directamente
:-:cs. En general, se cambio de algo. La altura alcanzada por la civilización ateniense no
e^:a las privaciones debería impedirnos ver el carácter primitivo de la institución de merca-
:s ce rechazar a los do que un Pericles consideró digna de su aPoyo personal'
l 3s emporios». Al
':c-ce un tono anti-
:^ iodas las contra-
''-re cuando llega- Notas
; a cer[ección de la
=cc para sí mismo I Heródoto, Los Guerros Perscs, l, 153,
e-eicios en el mer- ) lbíd., 1,94.
' esiuerzo; está libre 3 lbíd.,l, 135.
i , de fas molestias 4 lbíd.,l, 136.
r:es;ta ofertas para 5 lbíd.,1,139.
6 Knorringa, Emporos (Amsterdam, HJ, París, 1926)'pág ll'
27t
/ Heródoto, Los Guenos pei:scs, | 55- I 57
8 Pseudo-Aristóteles, Oeconomlcc,
l, 6.
38 Anstóte:= l:¡
e Puesto que Plutarco contradice 3e lbid.,xx.
expresamente a Aristóteles (Constitución de ao Plutarcc ::-:t
Atenos XXV|l, 3) en este punto, podemos suponer que otras fuentes apoyaron la inter-
IULIUIU=: _- J
pretación de Plutarco.
o Plutarco, Cimón,X, l-3. a2 Plutarcc :=-:t
4l \^/
I Plutarco, Pedcleq XVl, 4-5. ^ -^*--

r2 Pseudo-Aristóteles, (Oxford, B, Blac<.,:


Oecono mico, l, 6,
3 Adstóteles, Política, l,7.
). aa Plutarcc. ::.:t
la Kurt Riezler, Über Finonzen
4s lbíd., xl. :
und Monopole im arten Griechenrand (puttkammer
und N'1ühlbrech,9A7), Pafte l, monográfico,
a6
a7
Tucídide. -: i
s w. L. Westermann, «Greek -avance Plutarcc:=.:¡
Curture and rhourght», Encycropoedio of the sociar 48 lbíd., xt '
Sclences (Nueva York, Ylacmillan) 193 l, vol. l, pág. lB. 4e lbíd.,
16 lY, Rostor,tzeff, xi
A History of the Ancient World (Oxford, Clarendon press, l92g), so Aristóte :.
vol. l, págs, 205-206.
r7 Aristófanes,
s Plutarc: -
Ecclesiozusoe, págs. B I 6,822. s2 Tucídrie-
r8 Ver capítuio
5. s3 Aristóte
e M, Rostovtzeff, «The Decay Of the Ancient =.
World and lts Economic s4 lbid., l:x -
Explanations»,]ournol of Economic ond Buslness History, ll (1930) págs. 2A4_206
20 Plutarco, " lDto., -
Cimón, Xlll, 7,8. s6 Anstófa^e:
^L ^
)t ,7: X.
-:
lb,ld., tV I . 5t lbid., 86--:i'
22 Aristóteles,
Potítico, lll,B. sB ibid, lc"-:_ -r
23 El tesorero
de los fondos mrlitares, los tesoreros der fondo der teatro, el super- 5e lbíd.,9;^ -:-1
intendente del sumrnistro de agua, y los oficiales militares también eran elegidos en
votación, Aristóteles, Canstttución de Atena5 XLlll, l.
2a Los cargos
militares podían ostentarse sin límite temporal; los miembros del
Consejo podían ser elegidos dos veces. Aristóteles, Constitución de A¿enos LXII, 3,
2s Oración Fúnebre,
en Tucídides, Lo Guerro del peloponeso, ll,4O-41.
26 Plutarco, Temístoc/e;
Vl, l.
27 Aristóteles,
Constitucjón de Atencs XXll.
28 Heródoto, Los Guerros Persos, 144.
2e Aristóteles,
Constitución de Ateno5 XXlll, 3.
30 Plutarco, femis¿ocles
XlX,2-4.
3r Aristóteles, Político, ll, 17,
32 Aristóteles, Constjtución de Ateno5 XXV|l, l.
33 Pseudo-.Jenofonte,
Cons¿ltución de Atenos, 1,7.
ra Aristóteles, Constitución
de Atencs, XXlv Aristóteles describe aquí los resultados
de la adopción de la política de Arístides, puesto que el pago para algunos servicios que
él menciona, no fue adoptado el siglo quinto.
3s Aristóteles,
Constitución de Atenas, XLlll, I

36 A
comienzos del período clásico la liturgia era un codrciado derecho honoríflco
asumido voluntariamente por los ricos; sólo más tarde se convirtió en seniiobligatorio y
por eso, algunas veces, los ricos intentaban evitarlo.
37 El alto
consejo de nobles, a diferencia de la Ecclesia, la asamblea de los hom-
bres libres. (N de/ E.)
272
___-

3B Aristóteles, Constitución de Atenas, XXlll.


3e lbid.,xxv.
. r-.,::eles (Constituctón de ao Plutarco, Pencies, lX, 2-3.
---.. '-:^:3s apoyaron
la inter_ al Tucídides, Lo Guerra de/ Pe/oponeso, ll, 16,
a2 Plutarco, Pedcles Xl, 4-5.
43 A,W, Gomme, The Population of Athens in
the Ftfth ond Foutth Centuries B. C
(Oxford B, Blackwell, 1933), capítulo 2, págs.46-47.
aa Plutarco, Pericles, Xll, 5-7,
4s lbíd.,x|,4.
a6 Tucídides, Lo Guerra de/ Pe/oponeso, ll, 38.
a7 Plutarco, Pedcles XXXIV, l.
- r-:. :cpoedra of the
Sociol 48 lbíd.,x|:,4.
4e lbid.,x|| 1,3.
--: -: I arendon Pr-^ss, l92B), 50 Aristóteles, Constitución de Atencs, XXVIll, 3
s Plutarco, Iemistocles, X, 3.
52 Tucídides, Lo Guerra del Pelopanesa, ll, 17.
s3 Aristóteles, Constttución de Atenos, XLI, 3.
,.:-: and lts Economic 54 lbíd., lxll,2.
':, :igs.)a4-2a6, ss /bíd., xllx,4,
s6 Aristófanes, Los Azconienses, 7 19 -728.
57 lbid.,860-88).
sB tbid, t 005- 040.
: -:^:c dej teatro, el super_
1

5e lbid.,977-973.
=: .:-) e1 er¿n elegrdos en
::--::-al; los miembros del
-.-- :: A¿encs LXll, 3,
, -:i: . $-41

::.:-be aquí los resultados


: t:-- algunos servicios que

:: : .Co derecho honoríflco


:- . '' ó en seniiobligatorio y

=. sarlblea de tos nom_

273

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