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Ansiedades específicas:
El embarazo es una situación que involucra no solamente a la mujer sino también a su pareja
y al medio social inmediato.
-COMIENZO DE LA GESTACION:
Con el embarazo se produce hipersomnia: la mujer necesita dormir mucho más, “está con
sueño” todo el día. La hipersomnia proporciona al organismo un mayor reposo necesario para la
labor que se inicia. En cambio, el insomnio es la expresión de una ansiedad extrema.
La mujer se ensimisma, se halla como en un estado de sopor y un tanto desconectada de los
demás en un estado de RETRACCION. Esto sucede a partir de la segunda o tercer semana y se une
a las ansiedades que despierta la verificación de la falta menstrual: “estaré embarazada?”
Si la embarazada ya tiene un hijo, la situación se complica: la retracción materna es
inmediatamente sentida por el niño que reacciona con un brusco cambio de conducta: terrores
nocturnos, caprichos, alguna enfermedad leve expresan la vivencia para él terrorífica de un rival
oculto que lo despoja de su madre. Esto se tranquiliza cuando los padres les explican el proceso de
gestación y la llegada del hermano, dentro del lenguaje y posibilidades comprensivas de acuerdo a
la edad de los niños.
Todo embarazo produce una situación de menor o mayor conflicto entre una tendencia
maternal y otra de rechazo: el mayor o menor grado de aceptación del embarazo por parte del grupo
familiar cercano refuerza o no la tendencia de la mujer a la maternidad.
Desde el segundo mes se presentan las náuseas y vómitos. Surgen los temores de no ser
capaz de dar a luz y criar un niño, como así también el temor derivado de la situación económica
que se avecina.
Estos comienzan a percibirse a partir del tercer mes y medio de gestación y corresponde a la
aparición de la motilidad, pero frecuentemente recién comienzan a sentirse en el quinto mes. A
veces se expresa como la sensación del “bebé que da patadas”. Los movimientos al principio son
sentidos en forma leve: como una caricia tenue desde adentro, como burbujas, un pececito que se
desliza, un aleteo....ante esta sensación irrumpe una ansiedad que si bien está presente durante todo
el embarazo, se intensifica con la percepción de los movimientos: es la ansiedad culposa por
experimentar una unión tan íntima y personal, tan de a dos, en la que ningún otro puede intervenir.
Ante el sentimiento de “dar vida” aparece el sentido de haber “cedido parte de la propia”:
esta ansiedad se expresa en el temor de morir en el parto.
Aparecen los temores de la factibilidad real de un “niño deforme”: la malformación fetal si
bien es de baja incidencia en condiciones normales es una posibilidad. Esta ansiedad se hace
presente en todos los casos.
A esta altura, el estado de gravidez es evidente: el vientre se ha abombado, los senos están
debidamente hinchados, los cambios corporales son evidentes. La ansiedad toma diversas formas:
temor al hijo deforme, morir en el parto, la angustia de verse con un cuerpo diferente y el temor de
no recobrar el cuerpo anterior. Esta última genera a veces fantasías celosas respecto a su compañero
y una relación ajena. Esto reforzado por la disminución de la libido sexual que a veces aparece
también en este momento.
Hay también sintomatología orgánica: dolores musculares, calambres, acidez, pérdidas
ocasionales que asustan, hipo o hipertensión. Esto hace aconsejable el comienzo de clases de
ejercitación muscular y relajación. Estas clases además de los beneficios de en el cuerpo, producen
otro tan importante como el anterior: apoyarse e identificarse en un grupo de pares que atraviesan la
misma situación, sintiéndose así más protegidas en sus ansiedades.
La pareja por su parte experimenta, en forma conciente, una suerte de “envidia del
embarazo”: le pide a su mujer que le explique cómo son los movimientos, que se los haga sentir,
etc. sobre esto se va formando el amor paternal, que no es innato sino adquirido, primero por
identificación con el propio padre y luego en su relación con su pareja. Cuando esto no es
consciente, la envidia se expresa en hostilidad franca, indiferencia, rechazo sexual, o con síntomas
psicosomáticos. Es que el embarazo también reactiva en el hombre la problemática inconsciente con
la figura femenina materna y puede en caso de que no haya sido bien resuelta, reactualizar viejas
situaciones conflictivas infantiles. Por otro lado, muchas veces también la rivalidad no resuelta con
su propio padre, es proyectada sobre el hijo. Aparecen los temores de dañar al propio hijo en las
relaciones sexuales.
UNMdP – Fac. Cs de la Salud y Servicio Social – Carrera Trabajo Social –
Cátedra Psicología General y Evolutiva
Los otros hijos si los hay, al observar el vientre abultado de la madre ya no tienen dudas de
lo que acontece: demuestran lo que sienten con con el ataque físico al vientre materno, arrojan cosas
por la ventana, expresando los celos y deseos de muerte del rival oculto y siniestro. Todo esta
situación dependerá de que los padres hayan tenido o no, una actitud sincera y aclaratoria con el
niño. En los casos de ocultamiento y mentira, se intensificarán los síntomas como terrores
nocturnos, fobias, etc.
extremadamente angustiante ya que se asocia con la muerte eventual del hijo. En realidad, ese
detenimiento se debe a el crecimiento ha rebasado la capacidad de distensión del útero con lo cual
el espacio resulta reducido para moverse y hay ya además un cierto grado de encaje.
Es importante que el médico comprenda estos accesos de angustia, entendiendo que cuando
una mujer parturienta lo llama es porque no tolera más el nivel de angustia en el que se halla y
merece y necesita ser atendida. A veces produce una “falsa alarma” al percibir contracciones
frecuentes y dolorosas que en realidad se deben al estado de ansiedad y a la contractura muscular
que genera.
el retorno a la situación de no-embarazo. Estos dos hechos, pérdida de un estado y pasaje a otro,
reactiva profundas ansiedades.
Esta ansiedad tiene dos facetas: la pérdida y el temor al ataque por parte de lo desconocido.
La criatura se incorpora a la familia como un nuevo integrante a la familia ya existente,
trastornando el equilibrio familiar: cambian los horarios, se alteran los espacios de sueño, la rutina
habitual se ve alterada.
La fisiología vaginal y sus receptores sensitivos registran las sensaciones de presión como
placenteras, esto explica la sensación de felicidad que siente la mujer mientras siente deslizarse
hacia el exterior el cuerpo de la criatura. Aquí se produce una de las batallas mas importantes que
se libra en el inconsciente en el momento del parto: la prohibición de la sexualidad y la expulsión
que es sentida como una situación sexual en sí misma. La confusión entre acto sexual y parto se
suma a todo lo anterior (vivencia de vaciamiento, castración, etc), por esos los momentos
posteriores al parto producen un estado confusional que se supera al ver al hijo recién nacido y
tenerlo en sus brazos: el hijo denota la especificidad del acto despejando las confusiones.. Dejar al
niño junto a su madre en la sala de partos es la mejor forma de ayudarla a resolver la confusión y a
tolerar la expulsión placentaria y la sutura.
Otro elemento importante es la presencia de la pareja durante el parto, ya que esta provee la
protección que la madre necesita al encontrarse rodeada de desconocidos en una situación
extremadamente angustiante de por sí.
La psicosis puerperal:
Este estado se caracteriza por un rechazo total a la criatura. No quiere verla, le produce
terror. La madre está ausente, triste, alejada. Apática y ni siquiera se dedica a su arreglo personal.
Con frecuencia el cuadro se acompaña con ideas delirantes de persecución de que alguien va a
introducirse en la casa a dañar o robar. Su tratamiento es urgente, el psiquiatra debe ser llamado de
inmediato. El recurso es la psicoterapia con apoyo farmacológico. Por lo general se resuelve pero de
no ser atendido puede pasar a la cronicidad. La internación es el último recurso en los casos que
aparecen ideación suicida. Cuando los síntomas se presentan en forma aguda y no remiten
enseguida, debe pedirse apoyo psicoterapeútico inmediato.
De todos modos, sin llegar a los límites alarmantes del estado psicótico, las ideas depresivas
y persecutorias se hallan más o menos presentes en la mayoría de los casos. La sensación
dominante es haber perdido la propia personalidad y ser una mera esclava de la criatura y el
ambiente. Cuando los familiares y amigos pueden colaborar en forma prudente y eficaz, estas
UNMdP – Fac. Cs de la Salud y Servicio Social – Carrera Trabajo Social –
Cátedra Psicología General y Evolutiva