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El concepto de "accountability" hace referencia a la capacidad para asegurar que los funcionarios
públicos rindan cuentas por sus conductas, es decir, a la capacidad de obligarlos a a justificar y a
informar sobre sus decisiones y a que eventualmente puedan ser castigados por ellas.
Mientras que la accountability legal está orientada a garantizar que las acciones de los funcionarios
públicos se enmarquen legal y constitucionalmente.
La accountability política se refiere a la capacidad del electorado para hacer que las políticas
gubernamentales respondan o se adecuen a sus preferencias.
La accountability social puede canalizarse tanto por vías institucionales y como no institucionales.
A diferencia de los mecanismos electorales, la accountability social puede ejercerse entre elecciones
y no depende de calendarios fijos. Se activa “a pedido” y puede controlar tanto los procedimientos
utilizados por los funcionarios públicos como los temas y las conductas de los mismos.
Los mecanismos sociales sirven para exponer y denunciar actos ilegales pero que no tienen
capacidad para aplicar imperativamente sanciones.
Aun cuando los mecanismos de accountability social no siempre pueden aplicar sanciones
obligatorias, sus acciones activan procedimientos en las cortes y en agencias de control que
eventualmente dan lugar a sanciones legales e imperativas. En otras palabras, aun cuando no todos
los mecanismos sociales pueden por si mismos imponer sanciones obligatorias, en muchos casos los
mismos son la condición necesaria para activar la imposición de las mismas.
Una de las vias de ejercicio del accountability social es la utilización de los procedimientos judiciales.
¿Cómo opera este mecanismo y qué tipo de control produce?
La creciente utilización de los procedimientos judiciales para intervenir e incidir en las disputas
políticas ha dado lugar a una creciente literatura sobre judicialización de la política.
1) la creciente intervención de las cortes y de los jueces en la redefinición de políticas públicas que
ya habían sido decididas por agencias políticas como las legislaturas o los ejecutivos,
2) la utilización de los procedimientos judiciales ordinarios para la petición y resolución de demandas
sociales y políticas
El primer tipo de judicialización, se caracteriza por la creciente intervención de las cortes y de los
jueces en la redefinición de políticas públicas ya decididas por agencias políticas, está impulsada por
mecanismos externos y se verifica centralmente en la creciente actuación de órganos con capacidad
para la revisión constitucional de decisiones políticas, como las Cortes Constitucionales Una forma
de judicialización requiere analizar el uso que diversos actores sociales hacen de los instrumentos
judiciales ordinarios.
La segunda forma de judicialización requiere analizar el uso que diversos actores sociales hacen de
los instrumentos judiciales ordinarios. La evaluación de esta segunda forma necesita considerar 1) si
ha aumentado la litigiosidad judicial, 2) si ha variado la composición de las demandas presentadas y
3) si las mismas están siendo utilizadas para revisar decisiones de los funcionarios políticos o la
legalidad de los procedimientos de decisión utilizados.
La tercera forma de judicialización requiere observar si existen otros escenarios en donde demandas
quasi judiciales intentan constituirse en mecanismos de regulación de relaciones interpersonales o si
demandas quasi judiciales están siendo utilizadas para hacer demandas políticas y/o sociales.
En base a la información reputacional que los ciudadanos tienen acerca de dichos agentes. Por lo
tanto, y dado que los reclamos judiciales, las protestas sociales, y las denuncias mediáticas tienen la
capacidad de modificar la información reputacional acerca de dichos agentes, el potencial punitivo
de las mismas no puede ser ignorado.
Lieberman señaló que la litigiosidad es un fenómeno social antes que legal, en consecuencia sus
efectos extralegales no pueden ser ignorados.
Judicialización Cuasi Judicial
las estadísticas de la recientemente creada Oficina Anticorrupción no solo ratifican esta tendencia
sino que también muestran que la mayoría de los reclamos recibidos se originan en denuncias
realizadas por individuos particulares. Este dato ratifica la importancia que tiene la movilización legal
y la utilización de procedimientos quasi judiciales en la interacciones entre ciudadanos y las agencias
estatales.
Comentarios
En tanto la judicialización obliga a rendir cuentas y justificar conductas, la misma permite alcanzar
dos de las metas que caracterizan al ejercicio de la accountability.
En este trámite el silencio se transforma en sospecha, sospecha que induce y en algunos casos
fuerza a los agentes públicos a hacer pública la explicación de sus conductas. El efecto de visibilidad
que se logra y la deliberación que esto promueve refuerza el control, e impide que las decisiones y
políticas publicas se mantengan ocultas.
La judicialización es percibida por los ciudadanos y los movimientos sociales como un instrumento
para obtener importantes ventajas tácticas en las transacciones políticas. En tanto los costos
judiciales pueden ser muy altos, la amenaza de iniciación de este tipo de acciones constituye un
poderoso incentivo para arribar a negociaciones políticas más favorables.
El proceso de judicialización no solo tiene efectos en el ejercicio del accountability sino que también
afecta la dinámica política y a los actores que la utilizan.