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Resumen
El presente artículo se analizara la figura del Matrimonio y la Unión de Hecho ya que son
realidades distintas que ante la Ley y en la práctica tienen un tratamiento desigual. Por ende se
pretende alcanzar un doble objetivo, primeramente, plantea una mirada general a los procesos
encaminados a la juridificación de las uniones de hecho en el Derecho comparado, así como
también los derechos que les corresponden a los concubinos o convivientes, tanto
patrimoniales como sucesorias, asimismo analizaremos la legislación peruana al respecto
sobre la unión de hecho.
Introducción:
Despertar todos los días al lado de él o ella, tener proyecto de vida en común y procurar
seguridad y estabilidad emocional en relaciones sentimentales menos rígidas y demandantes
es lo que desean las parejas en unión libre, quienes sienten atracción por compartir su mundo
sin tantas complicaciones.
Algunas parejas de hecho escuchan la pregunta con frecuencia: "¿Por qué no te casas?". La
respuesta suele ser un "porque no quiero". Una falta de voluntad que puede albergar la alergia
al papeleo, la sensación de que aún no ha llegado el momento o el derecho a decidir la vida
propia al margen de las instituciones. Y eso pese a los inconvenientes: las uniones de hecho,
registradas o no, tienen ciertos derechos menguados, mayores dificultades para hacerlos valer
y, en ciertos casos, notable inseguridad jurídica. En cambio, el matrimonio, la pauta tradicional.
A la unión de hecho, entendida como aquella unión voluntaria entre un varón y una mujer,
libres de impedimentos matrimoniales, que se realiza con la finalidad de cumplir deberes
semejantes a los del matrimonio y que requiere que haya durado por lo menos dos años
continuos, para que dé lugar a una sociedad de bienes, régimen patrimonial propio y único de
esta unión y que se sujeta al régimen de gananciales en cuanto le sea aplicable, se le han
venido reconociendo en los últimos años, una serie de efectos personales y patrimoniales,
entre ellos el acceso al derecho a la pensión ante la muerte del conviviente, la posibilidad de
adoptar y más recientemente, se le ha otorgado la posibilidad de acceder a derechos
sucesorios, situación a la que pueden acceder los convivientes siempre y cuando dicha unión
se encuentre vigente.
Para aprender sobre la unión de hecho, primero debemos conocer sus defunciones, los cuales
nos ayudaran para tener un mejor entendimiento sobre el tema.
La unión de hecho es la unión libre de una pareja no casada, sin impedimento matrimonial, que
buscan cumplir con finalidades semejantes al matrimonio, que comparten un proyecto de vida
en común basándose en relaciones afectivas recíprocas de carácter singular y que se
encuentran dotadas de estabilidad, permanencia y fidelidad.
En el ámbito jurídico y social existen sendas conceptualizaciones que buscan enmarcar el gran
fenómeno de las Uniones de Hecho. Entre ellas tenemos:
Emilio VALVERDE (1990), comenta que: "la Unión de Hecho es la convivencia habitual, esto
es, continua y permanente, desenvuelta de modo ostensible, con la nota de honestidad y
fidelidad y sin impedimentos para transformarse en matrimonio (p. 71)."
Eduardo ZANNONI (1970), opina que el concubinato es: "la unión de hombre con una mujer en
estado conyugal aparente o de hecho, ello es, sin atribución de legitimidad pero con aptitud
potencial para ello (p. 08).
Podemos definir a la unión de hecho como la unión sexual entre un hombre y una mujer, que
prescindiendo de la legalidad del matrimonio pretenden con proyección de futuro formar una
comunidad de vida.
Para que se de esta figura se necesita los contar con los siguientes requisitos
En el Derecho Comparado no existe una definición universal de lo que se entiende por unión
de hecho.
El Código Familiar reformado para el Estado de Hidalgo de México define al concubinato como
la unión de un hombre y una mujer libres de matrimonio que durante más de cinco años, de
manera pacífica, pública, continua y permanente, hacen vida en común como si estuvieran
casados.
En Bolivia se entiende que existe una unión conyugal libre o de hecho cuando el varón y la
mujer, voluntariamente, constituyen hogar y hacen vida en común en forma estable y singular
con la concurrencia de los requisitos establecidos en la ley. Las uniones conyugales libres o de
hecho que sean estables y singulares producen efectos similares al matrimonio, tanto en las
relaciones personales como patrimoniales de los convivientes. Pueden aplicarse a dichas
uniones las normas que regulan los efectos del matrimonio, en la medida compatible con su
naturaleza, sin perjuicio de las reglas particulares. Quedan comprendidas las formas
prematrimoniales indígenas como el tantanacu o sirvinacu, las uniones de hecho de los
aborígenes y otras mantenidas en los centros urbanos, industriales y rurales. La Constitución
de Brasil de 1988 reconoce la unión estable entre el hombre y la mujer como entidad familiar,
debiendo la ley facilitar su conversión en matrimonio.
En tanto, la Constitución de 2008 del Ecuador46 define a la unión de hecho como la unión
estable y monogámica entre dos personas libres de vínculo matrimonial que formen un hogar
de hecho, por el lapso y bajo las condiciones y circunstancias que señale la ley. En caso de
que se cumplan los requisitos legales, la ley ecuatoriana le otorga a la pareja de hecho los
mismos derechos y obligaciones que tienen las familias constituidas mediante matrimonio.
La ley paraguaya considera unión de hecho a la constituida entre un varón y una mujer que
voluntariamente hacen vida en común, en forma estable, pública y singular, teniendo ambos la
edad para contraer matrimonio y no estando afectados por impedimentos dirimentes,
produciendo efectos jurídicos.
En Costa Rica se considera unión de hecho a la unión entre un hombre y una mujer que
posean aptitud legal para contraer matrimonio, que sea pública, notoria, única y estable por
más de tres años, la cual surtirá todos los efectos patrimoniales propios del matrimonio
formalizado legalmente. Cualquiera de los convivientes o sus herederos podrá solicitar al
Tribunal el reconocimiento de la unión de hecho, y la acción caducará a los dos años a partir de
la ruptura de la convivencia o de la muerte del causante. En el caso peruano, la acción para
entablar el reconocimiento de la unión de hecho sin impedimentos matrimoniales prescribe a
los diez años.
Como dice la constitución, el matrimonio, al igual que la familia, es reconocido como un instituto
natural de la sociedad, por su naturaleza misma, este ira más allá de la simple declaración de
voluntad de los contrayentes, por el mismo hecho que el estado establecerá una serie de
derechos y obligaciones, que están por encima de la voluntad interna de cualquiera de los
consortes lo que pone de manifiesto que este instituto no solo tiene interés las partes, sino la
misma sociedad.
Este cuadro te ayudara a entender las diferencias que existe en el matrimonio y las uniones de
hecho.
Matrimonio Unión de hecho
En el matrimonio, los cónyuges la unión de hecho se manifiesta por
expresan su consentimiento de medio de la posesión constante de
manera formal ante el Registro Civil estado de los convivientes.
para formar una familia. mientras que para solicitar efectos
Para reclamar efectos civiles del civiles de la unión de hecho se
matrimonio deberá presentarse requerirá de la copia certificada de la
copia certificada de la partida de sentencia que la declara
matrimonio. judicialmente reconocida o la
En el matrimonio los cónyuges declaración notarial.
tienen derecho de alimentos durante En cambio en las uniones de hecho,
la vigencia de este. los convivientes solo tienen derecho
Los contrayentes del futuro a solicitar alimentos al término de su
matrimonio tienen el derecho de relación, siempre y cuando se trate
opción para elegir su régimen del caso del conviviente abandonado
patrimonial, sea régimen de y no haya elegido la acción
sociedad de gananciales o indemnizatoria por el daño moral
separación de patrimonios; en sufrido.
cambio, la pareja de hecho no tiene Si bien es cierto que a la unión de
esta facultad. hecho se le ha reconocido el
Los cónyuges, durante el desarrollo régimen de sociedad de
de su relación matrimonial, pueden gananciales, debe haber una
sustituir el régimen patrimonial por declaración notarial o judicial previa
vía notarial si están de acuerdo o que demuestre el cumplimiento de
mediante vía judicial si existe un los requisitos exigidos en la ley y la
abuso de facultades «posesión constante de estado de
convivientes».
En la unión de hecho el régimen de
la sociedad de gananciales es
forzoso porque es el único permitido
por la legislación civil.
Las uniones de hecho no constituyen una realidad uniforme, sino un proceso sujeto a múltiples
variables, esta característica se encuentra presente tanto en sus causas como en sus fines.
Conceptualmente, la denominación que ha logrado posicionarse de mejor manera en la
actualidad es la de "unión de hecho" o "pareja de hecho". Este concepto realza el elemento
fáctico que caracteriza el fenómeno. Sin embargo, bajo el paradigma actual, este factor se
encuentra en entredicho debido a la exhaustiva regulación de la que está siendo objeto, lo que
cada vez lo posiciona más cerca del carácter de institución jurídica. Dentro de las diversas
causas asociadas a esta renovada atención por las uniones de hecho, se vinculan los efectos
derivados del conjunto de reformas que desde mitad del siglo pasado fueron favoreciendo la
situación de la mujer dentro del matrimonio.
De este modo, la incorporación de normas igualitarias dentro del régimen matrimonial
permitirán que la mujer salga de la esfera de lo privado a lo público, contribuyendo a la
economía del hogar, posibilitando su ascenso social y su autonomía económica; cuestión que
históricamente estuvo sustentada en una dualidad de autoridad-sumisión frente a la tutela del
marido. Estos cambios favorecerán la posición de la mujer, quien demandará, un sistema
mucho más respetuoso de su individualidad y autodeterminación.
Frente a estos cambios, la mirada se centró en la crisis de la institución matrimonial, por
esencia cuna de familia jurídica; pero entrado el siglo XXI podemos señalar que este proceso
responde a un cambio mucho más profundo, asociado a las características estructurales del
modelo social, como consecuencia del surgimiento de una sociedad industrializada, globalizada
y liberalizada. Así, resulta relevante la incorporación de la mujer a otras esferas de la vida
pública, esto contextualizado en un cambio de paradigma que trae consigo una sociedad
mucho más democrática.
Gran parte de la discusión respecto de las uniones de hecho se centra en el desafío que
representa la búsqueda de la forma más armónica de regular esta realidad social; en la
indagación de este equilibrio se deberá tener presente elementos esenciales dentro del Estado
de Derecho: el respeto a la igualdad, la libre determinación, pasando por los fines estratégicos
asignados a la familia. De la misma manera, se debe confrontar la mirada histórica existente en
el Derecho de Familia de raíz occidental, sustentada en el predominio de la figura matrimonial,
con la consiguiente inhibición de otras formas de convivencias jurídicamente protegidas.
b) Los requerimientos en relación con conceptos constitucionales. Los principales son: -la
demanda de protección a la familia existente en la convivencia estable y duradera
-el respeto al libre desarrollo de la personalidad;
-el derecho de igualdad con la prohibición de discriminación (este último se presenta
principalmente en la demanda de la población homosexual). En este mismo sentido, se alude
también al derecho a no contraer matrimonio, y a optar por un modelo familiar distinto;
c) Un tercer argumento de fundamentación es la remisión a las orientaciones y resoluciones de
organismos internacionales, vinculadas a la protección de los Derechos Humanos.
Debemos agregar a lo anterior el factor de preponderancia política, reflejado en los cambios de
visión de diversos sectores políticos, que durante largo tiempo defendieron la dualidad de
familia-matrimonio, quienes propiciados por los altos índices de personas que conviven fuera
del matrimonio debieron favorecer los diversos proyectos legislativos enfrentados a la lógica
electoral.
La discusión central se orientará a la forma como asumir este cambio en la estructura
normativa. Para Martínez de Aguirre, la respuesta pasa por reconocer la idea de diversidad
jurídica, tanto desde un punto de vista estructural como funcional, focalizado en el
planteamiento de las funciones estratégicas que se asigna a cada grupo, características que no
son traspasables a entidades de naturaleza diferente.
Existen países como Bolivia, Cuba, Brasil y Colombia, El Salvador, Guatemala, Honduras y
Panamá que sustentan una regulación legal integral y hasta constitucional, produciendo una
virtual equiparación con los efectos del matrimonio.
Estos países desde su norma constitucional reconocen las uniones de hecho, siendo unánimes
en que debe tratarse de una unión libre y voluntaria entre un varón y una mujer, libres de
impedimentos matrimoniales, con la finalidad de hacer vida en común y que reúnan
condiciones de estabilidad y singularidad, y no solo le son reconocidos efectos patrimoniales,
sino también efectos personales.
En Bolivia
La Constitución Política de 1961 reconoce a las uniones de hecho efectos patrimoniales como
también efectos personales; esto implica un derecho de alimentos a favor del concubino
abandonado; es decir que la legislación boliviana ha adoptado una posición radical frente a
otras legislaciones quienes tienen una política abstencionista. El artículo 194° establece en su
segundo párrafo "la uniones libres de hecho, que reúnan condiciones de estabilidad y
singularidad y sean mantenidas entre personas con capacidad legal para contraer enlace,
producen efectos similares a los del matrimonio en las relaciones personales y matrimoniales
de los convivientes y en lo que respecta a los hijos nacidos de ella".
En Venezuela
El Código Civil venezolano en su artículo 767º establece: "se presume la comunidad, salvo
prueba en contrario en aquellos casos de unión no matrimonial, cuando la mujer o el hombre
en su caso, demuestre que ha vivido permanentemente en tal estado aunque los bienes cuya
comunidad se quiere establecer aparezcan a nombre de uno solo de ellos. Tal presunción sólo
surte efectos legales entre los dos y entre sus respectivos herederos y también entre uno de
ellos y los herederos del otro. Lo dispuesto en este artículo no se aplica si uno de ellos está
casado". Asimismo, este dispositivo no se encuentra dentro de libro de familia sino en el libro
segundo relativo a los bienes, la propiedad y sus modificaciones, disponiendo para el efecto la
presunción de la existencia de un condominio iuris tantum en los bienes habido en la unión.
En Honduras
En Panamá
En Cuba
"matrimonios no formalizados" y por tanto para que surta efectos propios de un matrimonio
legal, es preciso que previamente se formalicen mediante reconocimiento judicial.
Este Código dedica su sección tercera denominada "del matrimonio no formalizado" artículos
del 18° al 20°, de tal manera haciendo un breve comentario podemos ver que según el artículo
18 la unión matrimonial entre un hombre y una mujer con aptitud legal para contraerlo y que
reúna los requisitos de singularidad y estabilidad surtirá los efectos propio del matrimonio
formalizado legalmente siempre que fuere reconocido por el tribunal competente, y que esto
puede ocurrir en los siguientes casos: a) cuando uno de los cónyuges falleciera sin haberse
producido la formalización, caso en el que la solicitud del reconocimiento será promovida por el
cónyuge sobreviviente o por los herederos del fallecido; b) cuando uno de los cónyuges se
niega a la formalización, sin romper la unión o habiéndola dado por perdida.
En Brasil
En Ecuador
La Constitución ecuatoriana al igual que nuestra actual Carta Magna reconoce a las uniones de
hecho efectos patrimoniales, es decir no reconoce derecho alimenticio a favor del concubino
abandonado, o este estaría fuera del ámbito de protección constitucional.
En Argentina
En México
En el Perú
“La unión de hecho, voluntariamente realizada y mantenida por un varón y una mujer, libres de
impedimento matrimonial, para alcanzar finalidades y cumplir deberes semejantes a los del
matrimonio, origina una sociedad de bienes que se sujeta al régimen de sociedad de
gananciales, en cuanto le fuere aplicable, siempre que dicha unión haya durado por lo menos
dos años.
La posesión constante de estado a partir de fecha aproximada puede probarse con cualquiera
de los medios admitidos por la ley procesal, siempre que exista un principio de prueba escrita.
La unión de hecho termina por muerte, ausencia, mutuo acuerdo o decisión unilateral. En este
último caso, el juez puede conceder, a elección del abandonado, una cantidad de dinero por
concepto de indemnización o una pensión de alimentos, además de los derechos que le
correspondan de conformidad con el régimen de sociedad de gananciales. Tratándose de la
unión de hecho que no reúna las condiciones señaladas en este artículo, el interesado tiene
expedita, en su caso, la acción de enriquecimiento indebido.
Es una institución que nace como consecuencia de una unión marital de hecho siempre y
cuando se cumplan ciertos requisitos, y que, como la sociedad conyugal, busca regular el
aspecto económico de la unión, aunque teniendo sus características propias.
El matrimonio y la unión marital de hecho son instituciones cuya finalidad es crear una familia
y, por lo mismo, reciben la misma protección constitucional. Pero, ese tratamiento se aplica de
forma diferente en lo relacionado a los temas vinculados con los derechos patrimoniales
producidos de una y otra figura.
Cabe resaltar que al igual que la sociedad conyugal, la sociedad patrimonial solo cobra sentido
y tiene importancia a la hora de buscar su disolución.
Para poder decretar una sociedad patrimonial de hecho se tiene que dar alguna de las
siguientes posibilidades:
Que exista unión marital de hecho durante un lapso no inferior a dos años, entre un hombre y
una mujer sin impedimento legal para contraer matrimonio.
Cuando exista una unión marital de hecho por un lapso no inferior a dos años e impedimento
legal para contraer matrimonio por parte de uno o de ambos compañeros permanentes.
También hacen parte de ella los réditos, rentas, frutos o mayor valor que produzcan los bienes
propios de los compañeros durante la vigencia de la unión marital de hecho.
A la sociedad patrimonial no entran los bienes adquiridos por donación, herencia o legado.
Tampoco entran los bienes adquiridos por los compañeros permanentes antes de la creación
de la unión marital de hecho.
El régimen patrimonial de la unión de hecho comprende los bienes que los convivientes tenían
antes de iniciarse esta, así como los adquiridos por cualquier título durante el período de
vigencia de dicha unión.
El patrimonio de la unión de hecho está conformado por los bienes propios y bienes sociales de
cada conviviente, incluidas las deudas, las cargas y el menaje del hogar.
Como primer antecedente del reconocimiento de los derechos de los convivientes sobre los
bienes adquiridos durante la unión de hecho, contamos con el pronunciamiento del Tribunal
Agrario del 16 de julio de 1970, amparando la pretensión de una mujer concubina a quien se le
otorgó el 50 % de los bienes adquiridos durante el período de convivencia, porque: «(...) en el
concubinato, el demandante debe probar la vida en común, que la ley no presupone, de que se
deriva su derecho a participar por partes iguales del patrimonio común, sin que tampoco tenga
que probar la ayuda y colaboración prestada a su conviviente que se presume por razón de la
vida en común» (Fernández y Bustamante, Ob. cit., p. 223).
Antes de la aprobación de la Ley N.° 30007, solo eran herederos forzosos los hijos y los demás
descendientes, los padres y los demás ascendientes y el cónyuge. El conviviente viudo solo
tenía derecho a la declaración, disolución y liquidación de la sociedad de gananciales, pero no
a los derechos sucesorios. En otras palabras, la unión de hecho voluntaria a que se refiere el
artículo 326 del Código Civil no generaba los derechos hereditarios del Libro Cuarto de
Derecho de Sucesiones del mismo código.
Como los convivientes no eran considerados herederos, los órganos de instancia, al resolver el
proceso desestimaban por improcedentes las demandas, considerando que para demandar la
anulabilidad del testamento materia de la pretensión formulada, debía ostentarse la calidad de
heredero y se sostenía que el reconocimiento judicial de una unión de hecho no generaba
derecho alguno en el conviviente para ser declarado judicialmente heredero del causante.
Yuri Vega comenta que el tema de que los convivientes no heredan no presentaba ningún
cuestionamiento hasta que la Comisión de Constitución, Reglamento y Acusaciones
Constitucionales del Congreso de la República, a la cual se le había encomendado elaborar un
Ante proyecto de Ley de Reforma de la Constitución, publicó, en abril del año 2002, el siguiente
texto: «Artículo 21.- Uniones de pareja: La unión estable de varón y mujer, libres de
impedimento matrimonial, genera derechos hereditarios y alimentarios así como da lugar a una
comunidad de bienes, de conformidad con la ley.» (Vega, Ob. cit., pp. 68-69).
Derecho Peruano
La Ley N.° 30007 tiene por objeto reconocer derechos sucesorios entre un varón y una mujer,
libres de impedimento matrimonial, que conforman una unión de hecho. Según lo que aparece
en el dictamen de la Comisión de Justicia, se aprueba la presente ley porque para el legislador
parlamentario «sería injusto que el ordenamiento jurídico mantenga la diferenciación entre el
matrimonio y la unión de hecho, no obstante que ambas cumplen funciones afines y se
desenvuelven de manera similar, generando vínculos afectivos y filiales e inclusive forjando un
patrimonio común en beneficio de la familia». Esta argumentación nos pone de manifiesto que
el legislador nacional descarta la teoría abstencionista conforme se va incrementando el
número de convivientes en nuestro país, y en aplicación de la tesis de la apariencia del estado
matrimonial, plantea la equiparación de los efectos del matrimonio con la unión de hecho.
Cuando la ley señala que la relación de convivencia se tiene que encontrar vigente, se está
refiriendo a que antes de morir el conviviente, esa pareja se encontraba en posesión constante
de estado de convivencia; es decir, conviviendo bajo el mismo domicilio durante por lo menos
dos años previos a la muerte del concubino o concubina.
Pero lo más importante es que esa unión de hecho con vocación sucesoria haya cumplido los
requisitos exigidos por el artículo 326 del Código Civil como la estabilidad, la singularidad (ser
ambos solteros), la permanencia y la heterosexualidad.
Puede ser que durante la vigencia de la unión de hecho, los convivientes hayan acudido al
notario para que su unión de hecho sea declarada notarialmente y luego inscrita en el Registro
Personal de los Registros Públicos; de lo contrario, la vía idónea será el reconocimiento
judicial.
Como comenta Emilia Bustamante Oyague: «Si la situación fáctica de unión de hecho no se
declaró notarialmente e inscribió en Registros Públicos, requerirá de un pronunciamiento esto
es, que existió una unión de hecho con el fallecido, para que consecuentemente se le declare
como integrante sobreviviente de unión de hecho» (Bustamante, 2013, pp. 4-5). Judicial, previa
estación probatoria, ya que el mero dicho no es suficiente, puesto que deberá acreditarse la
concurrencia de los requisitos previstos en el artículo 326 del Código Civil.
La unión de hecho puede ser declarada ante notario público por ambos convivientes mediante
Escritura Pública e inscrita en el Registro Personal. En caso contrario, la calidad de integrante
sobreviviente de unión de hecho deberá ser peticionada ante el Poder Judicial.
Desde el momento de la muerte de una persona, los bienes, derechos y obligaciones que
constituyen la herencia se transmiten a sus sucesores. La legítima del conviviente es
independiente del derecho que le corresponde por concepto de gananciales provenientes de la
liquidación de la sociedad de bienes del matrimonio.
Para concluir
Por otra parte La regulación del patrimonio familiar voluntario efectiviza el amparo familiar de
quienes conforman una unión de hecho, pues a diferencia de las familias conyugales, los
convivientes se encuentra en situación de riesgo en la protección del patrimonio, destinado al
hogar y la subsistencia, en tal sentido para evitar el desamparo ante situaciones económicas
desfavorables es necesario cautelar el carácter inembargable del patrimonio.
BIBLIOGRAFÍA