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Diseño interior y cubierta: RAG Gyorgy Lukács

Marx, ontología del ser social


Edición de Manuel Ballestero
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el arto 270 del C6cligo Penal, podrán ser castigados con penas
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una obra literaria, artística o científica, fijada en cualquier tipo de soporte.

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1." eclici6n,
, 2007
1." reim~resi6n, 2013
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! Título original:
«Marx, Ontologie», capitulo IV de la obra Die Ontologie de gesellschaftlichen seins

© Manuel Ballestero, 2007

© Gy6rgy Lukács herederos


I I

IAND~A ~lMON BOLlVAR


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© Ediciones Akal, S. A, 2007

IEECUADOR~ Sector Foresta, 1


28760 Tres Cantos
Madrid - Espafia

Tel.: 918 061 996


Fax: 918 044 028

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ISBN: 978-84-460-2663-1
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Impreso en Espafia ®
akal
Introducci6~

S6lo aliándose con la política, 13. filosofía actual podrá ser verdadera.
Marx

S610 poniendo en duda los viejos conceptos


podemos superarlos, reteniendo el rico contenido,
y s6lo dudando conquistaremos lo n~evo y lo mantend~emos vivo.
~ l.' ¡ \Havemann
.~
,1 • l~·

El texto que presentamos en esta Introducción es el capítulo Iv,


«Marx: Ontologie», de la obra póstuma de Gyorgy Lukács Onto-
logie des gesellschaftlichen Seins1; la obra utilizada para la traducción
es la publicada en Sammlung Luchterhan; con esto queda en cla-
ro que se encuentra contenido en un texto, que ocupa 1.500 pági-
nas, dos gruesos volúmenes y cuya traducción, no hemos empren-
dido, porque evidentemente desborda nuestras fuerzas; sólo el
trabajo de un equipo de investigadores puede llevar a cabo esa in-
gente tarea. Hemos traducido con el 'propósito de dar a conocer a
nuestros amigos y caJ;Ilaradas una parte decisiva de Lukács en su re-
flexión sobre Marx.

1 G. Lukács, Ontologie des gesellschaftlichen Seins, Luchterhand, Darmstadt y


Neuwied, 1971.
6 1V1anuet l1attestero .p ...."J. 'ó
¡ntroafJCCt n
.' . I

Decimos todo esto, para indicar que la más amplia fundamen- '[¡cos en Espafia hananemiado la facultad de juzgar en el ámbito
tación del texto aquí traducido puede exigir una reflexión de la obra político, y el «sambenito» de estalinista cayó sin más sobre toda la
en su totalidad, sin que por ello lo aquí presentado aparezca como obr'á de Lukács. .
fragmentario o incompleto, pero su más exhaustiva transparencia En medio de la ofensiva neoliberal consecutiva al desplome de
puede exigir la reflexión de toda la obra, incluidos los Prolegóme- la URSS, esa caracterización del pensador húngaro, una de las más,
nos redactados más tarde para contestar a las objeciones de algu- sólidas luminarias de la Europa del siglo xx, y su larga y muy seria
nos de sus discípulos (Agnes Heller, Markus, etc.); todo esto nos réflexiónen torno al pensamiento de Marx, llegó muy oportuna-
lleva a justificar nuestro intento. mente, y la apreciación de Axelos logró una credibilidad absoluta-
Hace varios afios leímos este capítulo y nos pareció tan explí- mente infundada..
cito y decisivo para una comprensión en profundidad del pensa- ,Esa caracterización no resiste a la simple lectura de la primera
miento de Marx, que le dedicamos'las páginas de una resefia en la obra propiamente marxista de Lukács. En 1922, época de la com-
revista Utopfas, Nuestra Bandera2 • Lo que entonces extraje de ese . posición de la obra, Lukács llama la atención sobre que «puntos cen-j
texto, de su arquitectura y conceptualidad sigue siendo una apre- trales» del método de Marx «han caído en olvido», recordando que
ciación, creo, acertada; que a aquel intento le faltase la más míni- «el centro vital de este método, la dialéctica, se ha vuelto dificil».
ma atención, puede atribuirse a lo defectuoso de mi exposición o Lukács escribe .esta reflexión en momentos de grandes tensiones
también a la desatención originada en enraizados prejuicios fren- ideológicas en el movimiento comunista5; y no son casuales los en-
te a la obra de Lukács; es ésta una cuestión que merece conside- sayos dedicados en esta obra a la obra ya la reflexión teórica de Rosa
ración más detallada. Luxemburg; también es de recordar la carta de Lenin de agosto de
El entendimiento pragmático del quehacer político en nuestro 1921 al DKP6; estbs datos y sobre todo el equilibrio teórico gene-
país, tiene historia y raíces muy profundas; un investigador como ral de Historia y conciencia de clasé' aventan cualquier. duda o inte-
Maravall, da prueba de ello'en su trabajo sobre el pensamiento po- resada sospecha que pueda tener origen en la imprecisa y grosera apre-
lítico espafiol del Siglo de Oro, en el que, los aforismos y recetas ciación de Axelos en lo que concierne al Asalto a la Razón8•
de «cocina» política, son interpretados en términos de «realismo»; En este punto preciso del juiCio de Axelos, se desvela un pro-
tampoco el concepto que se tiene de lo «político» está desligado de blema de gran calado: Axelos parece no haber captado con clari-
la práctica socio-política de una nación3• Cierta mediocridad llega dad el método: que la crítica de lo i9.eológico~ en tanto que mo-
a confundir realidad y posible cambalache, inclinación que en cuan- mento dialécticamente inserto en la totalidad histórico-social, tanto
to a entender la profundidad teórica de los planteamientos de Lu- Lukács como Marx y Engels lo han aplicado; más tarde trataremos
kács, se vio reforzada por la apreciación de Kostas Axelos, quien en detenidamente la diferencia respecto al «monolítico» de la «vulga-
el prefacio a Historia y conciencia de clasé, llega a hablar de «la- rización»9. .
mentable Zerstorung der Vernunft»; más tarde los desarrollos polí-

5 Cfr. R. Medvedef, Le Stalinisme, París, Le Seuil, 1971, p. 68.


2 Utop{as, Nuestra Bandera, Madrid, 1992. 6 Matma/samm/ug. Vo/k und Wissm, Berlín, Verlag, 1972.
3 Cfr. G. Lukács, ZerstorungtÚr Vernunft, Dietz, Berlín, 1955, p. 42. Acerca 7 G. Lukács, Histoire et conscimce de class'f!, cit.
de la vía prusiana de desarrollo, un pacto de la burocracia semi feudal...y los in- s Citamos por la edición Dietz, Berlín, 1955, cuando indicamos el vol. I-U,
tereses de la burguesía en concordancia arm6nica con la monarquía. se trata de la Destruction de la raison;' ed. Fr., París. .
4 G. Lukács, Histoire et conscimce de classe, París, Minuit, 1960. 9 G. Lukács, Histoire et conscience de classe, cit., p. 63.
8 Manuel Ballestero Introducción 9

Por todas estas raz~nes y para mejor calibrar el alcance te6rico del hist6rico asume nuevo contenido sobrepasando la dialéctica abs-
trabajo de Lukács, me ha parecido oportuno, antes de e-?trar en el co- tracta e incompleta del tratamiento de Hegel, que unifica diferen-
mentario de los pasajes· centrales de la Ontologla, r~flexlOn~ algu-?os cias, cogido todavía en lo l6gico-abstracto, para pasar a la más. com-
aspectos de Historia y conciencia de c/tJse, no por motivoS eruditos, SillO pleja del proceso· real. Lukács no lo hace, pero podría aduclrse la
porque en los momento~ iniciales ~el estudio del marxismo, co~o Lu- crítica de Marx a lo l6gico de Hegel en lo que respecta a su pen~a-,
kács indica en el posfaclO auto crítiCO de 1967, en ese texto de Juven- miento del organismo político del Estado: «Hegel capta la SOCie-
tud se orienta, en medio de oscuridades a una tematizaci6n del pen- dad, la familia en «absoluto» (überhaupt), y la persona moral no en
samiento de Marx lejos de cualquier sacrificio a la interpretación formal, tan to que realización de la persona. real, emp{ric~» 11. • • •
a-histórica y metaftsica. En· efecto Lukács escribe «es imposible tratar 12
Lukács indica Luego con nitidez que en «dialéctica matenahs-
el problema de la dialéctica concreta e histórica, sin estudiar de cerca ta, los conceptos son figuras de pensam~e reaJidades histó~
al fundador de este método, Hegel y sus relaciones con Marx» y re-
cuerda la advertencia de Mar;x:, de no tratar a Hegel como «perro muer-
y que su forma unilateral y abstracta es también .part~, momento
de la unidad verdadera, con lo que la configuraci6n Simple y for-
to». Es claro que la evo~ci6n de Hegel se realiza desde la afirmaci6n malmente 16gica se encuentra instalada ~n un proceso real, adqui~
de una «dialéctica concreta e hist6rica» quedando en en~redicho los riendo en ése la rugosidad y sustantividad de su materia.
lugares comunes de «obra hegelianizante», ya que la dialéctica se en- Esto se encuentra en íntima relaci6n con la relevancia que ad-
tiende en términos de conexiones hist6rico-concretas, y que de ante- quiere la noci6n de totalidad en el proceso, que no se despli~?:..
mano se guarda de cualquier tratamiento 16gico y abstracto de las mis- por la tenSÍ6n aut6n~ma c?_~~e.Etua!116g!ca,_~no E..0r el_~~"~~~~2:.
mas; la concepci6n de los partidos comunistas te6ricamente se instalaba lloa-ela realidad mis1!!~. Se abre por eso el problema de la rela-
en las situaciones reales 10 • Lukács inmediatamente cita la carta de Marx cióñ(feTa--t~~a~y"d; la praxis ·13; y no s610, dice, que la teoría se
a Engels, de 7 de 11 de 1868; donde refiriéndose a Dietzgen, dice: «apodera de las masas», sino que se debe esclarecer «l<l; esencia prác-
«es una lástima para él. no haber estudiado a Hegel». Situado en el co- tica de la teoría desde la teoría misma, ·a·partir de la «relación que
razón de la cuesti6n Lukács lleva a cabo la crítica de la f6rmula he- establece con su objeto»14; y tal práctica material está lejos de la
geliana que lo «falso es un momento de la v~E.dad», y corrige et: pro- te6rica hegeliana, como acentuará y fundamentará más tarde, en
fundidad: «en la pura rustorizaci6n de la dialécnca, esta constataci6n el posfacio de 1967, pero aquí ya latentemente esbozada, s6lo la-
de Hegel se dialectiza a su vez: lo falso es un momento de la verdad tentemente; el vector práctico interno a la dialéctica materialista
en tanto que falso yen tanto que no falso», con lo que no s6lo cam- la desplaza fuera del marco puramente conceptualista y abstracto
bia la relaci6n, sino también" la índole de lo falso. de la Fenomenología y se sitúa en el de entidades sustantivas. Este
Esta doble dialectizaci6n de la constataci6n de Hegel significa materialismo prepara el más tardío enfoque ontol6gico ~unque no
que la unidad de lo falso y de lo verdadero, en el plano del despliegue le es idéntico, ni la posici6n de 1922 es la que se desprenderá del
análisis onto16gico.
10 Cfr., N. Tertulian, Introduction auJournal191O-11, Payot, Rivages, 2006,
p. 8. «La distance critique ... ne l'empechait pas de considérer comme stations dé-
cisives sur le chemin de sa pensée.» No me parece inoportuno decir que las au- 11 Marx, Engels, Werke· (en lo sucesivo citado como MEW), Kritik des he-
tocríticas de Lukács, en su larga y nunca renegada vida de militante, constituyen gelschen Staatsrechts, Berlín, Dietz, vol. 1, pp. 240-241.
una crítica interna y dinámica, una· auténtica Aufhebung que rectifica las posicio- 12 Lukács, G., Histoire et comcience de classe, cit., p. 15.
nes teóricas, y de manera precisa las concepciones «mesiánicas» expuestas en His- 13 ¡bid., p. 18.
toria y conciencia de clase. 14 Ibid.
IU lntroa~ccJ071

. Estas posiciónes de arranque, en las págin~ de. Historia y con- Fundamento ontológico de las conexiones categoriales y del todo
ciencia de clase son. testimonio de que Lukács, de&de la materiali- que el neo positivismo había anulado en su posicionamiento de base:
dad del proceso' histórico-dialéctico, ~ondea al margen' dellogicis- desde estas premisas críticas, aducimos páginas esclarecedoras del
mo formal y hacia un entendimiento ontológico del pensamiento Lehrbuch de Windelband-Heimsoeth 17; cuando examinan lasitua-
dialéctico de MarX. A pesar de no haber teorizado todavía esa orien- ción de la filosofía en el siglo xx.y en panicular la incidencia de la,
tación a la praxis desde el trabajo hu~ano y en eso es perfectamente «Crítica» restringida al método del conocimiento, desbaratada por
ajustada la autocrítica de'1967, que abre, en efecto, un nuevo cur- Hegel, en el Vorrede a la Phitnomenologie, los autores escriben18 : «la
so teórico. forma transcendentalmente restringida de la cuestión jamás puede
Tal e$la conexión dialéctica que en medio de rupturas liga los es- pensar con justeza. ni juntamente valor y realidad, valoración y vi-
critos teóricos de Lukács 15 ; en cuanto a la articulación de las nocio- vencia, experiencia, libertad y realidad de la vida», y en los' neo-
nes -trabajo praxis-, no puede hablarse de abandono de la idea ini- ka~tianos de la escuela de Marburgo: «la realidad, el dominio ob-
cial, sino de aprehensión más profunda siempre en la ya mencionada jetivo del la experiencia se desgaja de la ciencia [... ] de manera que
línea de militante comunista; en ambos trabajos, separados por un toda la conciencia y el pensamiento, la idea, el valor se instalan en
lapso de medio siglo, la crítica de la abstracción idealista -19gico- gno- su abstracción». Este neopositivismo en sentido gnoseológico, es-
seológica en las ciencias ;ffiodernas y de la deformación metaftsica y pecialmente"en Austria, ha tomado la posición firme, qu: «un 'co-
dogmática del pensamiento de Marx ocupan 1.m lugar central. nocimiento' auténtico, sólo puede encontrarse en la reflexión de su
Para la crítica dellogicislI1o y del procedimiento filosófico puede investigación, y todas las cuestiones de realidad y acerca del ser, las
aducir$e el pasaj~ decisivo de Marx: «no la lógica de la cosa, sino la entiende como simples pseudo problemas metafísicos; el hombre,
cosa de la lógica es el momento filosófico»16. la historia, se ignoran».19 n

.Historia y conciencia de clase se centra en la reificación (Verdin- En ese marco y ante tales restricciones20 es cómo Lukács pensó
glichung) de la conciencia, en la reificación fetichista de la realidad la posibilidad y la necesidad metodológica de realizar la crítica de
y en la manipulación a que en este marco histórico-social se presta ese cientismo; planteando. el conocimJ~~~~ <!c:..~~~~_~kl..ª-4»21.
la logización racionalista abstracta: el procedimiento racionalista, La decidida órfentación a la Clf'aléctica de una praxis histórica y
arrancando de la posibilidad formal de calcular los contenidos de material, objetiva, es un primer paso dado en la dirección de los
las formas ... debe definir esos contenidos como inmutables, den- problemas ontológicos. .
tro de cada sistema de relaciones en vigor, negando de antemano la El pensamiento de la praxis de los hombres en la objetividad (el
producción histórica de nuevos·contenidos. Frente a esta concepción trabajo), el movimiento histórico de sus modalidades como conse-
de un universo fijado, ontológicamente suprimido en las conexio- , cuencia de esa praxis, la consideración dialéctica de esas totalida-
nes formales, Marx, enraizado en el pensamiento del proceso real, des activas y móviles, tales son los carriles en los que se' instala un
escribe: «comprender no consiste, como en Hegel, en reconocer por . pensamiento que intenta captar ese todo en su movimiento, y que
doquier la dete¡minación del concepto lógico, sino en aferrar las
conexiones legales del desarrollo histórico concreto de. los procesos».
17 J. B. Mohr, Tubingen, 1935.
18 L~hrbuch, p. 576.
Cfr. N. Tertulian, loe. cít; hay en verdad variaciones de enfoque ya que la
15 19 Ibid., p. 572.
pr~s6 remite a su fundamento
~'- .
trab~i9.
ontol6gico; d,-_._,- 20 Cfr., La D~struction de la raison, op. cit., vol. n.
1 MEW; op. cit., vol.. I, p. 216. . 21 G. Lukács, Histoir~ a conscimc~ de class~, cit., p. 47.
12 . Manuel Ballestero 13
Introducción

plantea desde él la consideraci6n dial~ctica de. lo .real y de lo ide.al, devenida indiferente y por ello de esencia irreal, alienada del pen-
superando la unilateralidad y la aludida restncci6n met.o~0~6g1ca samiento abstracto tanto de la Naturaleza como del hombre»24.
y formal del neopositivismo lo mismo. qu~ la de u~ «obJetivismo» Equivalencia de los procesos 16gico-abstractos y de la pr~ctica real
sociologista vulgar. En Historia y concIencIa yaescnbe: del capitalismo, que en sus cálculos «evapora» el contemdo «valor
de uso» de la mercancía en la «propiedad teoI6gica», el valor de cam-,
Lo que hay de decisivamente nuevo es que el sujeto no es ni bio, donde Marx realiza una crítica hist6rica y simultáneamente te-
el espectador inmóvil de la dialéctica objetiva ni el dueñ~ de las 6rica de tales procedimientos, lo que trae consigo la puesta en va-
':
posibilidades ideales del pensamiento [oo.] así nace una lógica [oo.] ~. '
lor de los contenidos materiales (ente en tanto que ente) para el
!
enteramente nueva: !:!J.~~!:!!....t!:¿ ~on~:p'~.:.~~:!!!q [... lo verdade- conocimiento. .
ro es aprehendido no sólo como sustancia, SlflO también como su- , Ese repliegue y el desprecio de lo ontol6gico, para recluirse en
jeto, cuando elsujeto y su objetividad se encuentran en una rela- la aparente seguridad de la ctítica del método del conocimiento,
ción prdctica y móvil en la que se instalan todos los contenidos22 • como dice en Historia y conciencia de clase, corresponden «a la es-
tructura reificada de la filosofía moderna»25. Lukács reflexiona el
. Con.estas consideraciones queremos fundar y hacer hincapié en lazo que existe entre los problemas te6ricos y los ontol6gicos, re-
la visi6n del proce~o te6rico de Lukács como uno .que .en sus di- l chazando «la equivalencia ingenua y dogmática entre conocimien-
versas autocríticas se ahonda y se confirma en su enralzanuento mar- to racional, formal y matemático y nuestro conocimiento»26.
xista, asumiendo las modificaciones que en su interior sufre el pro- Como muy bien expone N. Tertulian27 «si las únicas certezas
ceso te6rico y político real; ni dispersi6n ecléctica ni oportunidad científicas pertenecen al campo de la 16gica y·de la teoría delco-
tacticista, sino profundizaci6n en los principios; largo y fecundo pro- nocimiento, los problemas ontol6gicos, pueden muy hien confiar-
ceso de elaboraci6n que incluye textos de la relevancia del estudio se a la religi6n. La teoría medieval de la «doble verd3:d» encuentra
detallado y radical del irracionalismo nacional alemán -de Sche- en esto un punto de apoyo», coincidiendo en su argumentaci6n con
lling a Hitler- y los análisis luminosos del Joven Hegel por no citar el contenido de las primeras páginas de Lukács en «Prolegomeni»28.
más que lo esencial; la crítica determinada y austeramente teórica Tal es la conclusi6n de Wittgenstein al final del Tractatus: <<nues-
de la teorizaci6n y de las prácticas del estalinismo ya están presen- . tros problemas vitales ni siquiera se han tocado», por todo esto se
tes en los primeros textos; pero no s610 esto sino indicar que en His- rechaza cualquier intento solo 16gico o gnoseol6gico de crítica de
toria y conciencia de clase ya se desarrolla una reflexi6n crítica del la religi6n; como Lukács interpreta, la reflexi6n de Wittgenstein ex-
formalismo 16gico-gnoseol6gico que Herbert Marcuse llevó a cabo pone la autodestrucci6n de las certezas neopositivistas, por el dua-
decenios más tarde; Lukács además individualiz6 los puntos en que lismo en que coexisten lo 16gico formal y lo eterno y abriéndose a
ese logicismo formal corresponde a procesos material-reales del ca- la alienaci6n religiosa. La reflexi6n de Lukács entiende las catego-
pitalismo; «el ideal epistemol6gico de las ciencias de la Naturale-
za, aplicado a la evoluci6n de la sociedad, aparece colho instrumento
24 K. Marx, Oekonomisch-philosophische Manuskripte, Berlín, Reclam, 1974,
de combate de la burguesla»23; Marx ha hablado, en efecto de la.«16- p.232.
gica como del dinero del espíritu», en la que «la determinaci6n real, 25 ¡bid. p. 144.
26 ¡bid.

27 N. Tertulian, La rinascita dell'Ontologie, Roma, Riuniti, 1986, p. 2l.


22 MEW; op. cit., p. 180. . 28 G. Lukács, Pro/egomeni all'ontologia dell'essere sociale, Nápoles, Guerini As-
23 G. Lukács, Histoire et conscience de classe, cit., p. 29. so ciad, 1990.
14 Introaucczon

rías corno artict.ilacio~es inmanentes del ser (<<determinaciones de lorización teórica los escritos de Marx de 1844 en París; en ellos se
,Q:!~tensi~;' paracerra::res~ h,iato. -. ~"--,----- , plantean con, fuerza aspectos del ser social (trabajo alienado, su se-
Las primeras páginas del texto de nuestra traducción, de modo paración reSpecto a las condiciones de trabajo. su Trennung)30; esta
tensamente conciso, recorren dicha temática; la necesaria disocia- determinación «alienada» del trabajo no puede pasarse por alto en
ción' de lo lógico y de lo ontológico, confundida en Hegel, por ra- función de una más preCisa elaboración de la noción sólo de teo":
zones de sistema, y que el muy joven Marx en sus primeros traba- ría económica de la plusValía, y borrándose las condiciones onto-
jos, todavía no podía metodológicamente dominar. Lukács pone no lógicas, que le subyacen.
obstante de relieve lo decisivo de la Disertación doctoral donde el , En ese distingo estriba el análisis ontológico de Lukács; por eso
jove'n Marx se levanta contra la crítica exclusivamente gnoseológi- , a continuación sefi,ala que en el conocimiento y en la realidad mis-
ca de Kant frente al «argumento ontológico» y llama la atención m;t», «el proceso de ésta, consiste en recíprocas interacciones de ta-
aceréa del específico modo de existencia social de «los dioses grie- r les elementos concretos, reales en el marco de la totalidad»31 y Lu-
gOS» y sobre su «eficacia histórico-ontológica». En esta última afir- kács elucida la necesidad de distinguir «esta prioridad ontológica y la
mación queda claro que Marx no concede existencia alguna a los gnoseológica». ' .
dioses, pero de su eficacia h.istórica se deriva cierto mod~ de «exis- . Apoyándose en esa distinción esencial, Lukács inmediatamen-
tencia social». Marx refuta el alcance de la crítica sólo lógica y gno- te elabora los principios de construcción de El Capital: «que se tra-
seológica de Kant, y Lukács con gran perspicacia teórica, en una ta de un proceso de abstracción a partir del cual ... por la resolu-
nota, se abre a más tardías y muy maduras consideraciones acerca ción de esas abstracciones ... se da acceso a la aprehensión fundada
del papel eseI?-cial social que desempefía «el dinero ideal» en la cir- de la totalidad», la interacción de lo económico y de'lo extraeco-
culación de las mercancías; desde' estos primeros pasos de su aná- y
nómico, nueva peculiar síntesis, que liga orgánicamente ontolo-
lisis Lukács rompe decididamente con la concepción materialista gía-histórica ... con el conocimiento de sus leyes»32. ,
vulgar acerca de la existencia o no de las «representaciones.socia- En efecto, «el valor es una facticidad económica, no un axioma
les» y con su análisis en, términos sólo gnoseológicos. para dedu_c::_~!_~_t:~.~~~~I}acio~»,estaoreéíéñd~ro'tu:nd~--en'te-I;-gé-­
En los momentos iniciales del cuarto capítulo de la obra con- nesis histórica, fáctica del mismo, frente a su índole sólo teórica.
juntase perfila ya la configuración teórica del materialismo dia- Ese enraizamiento del valor y de su proceso genético en el trabajo
léctico y de la materialidad del ser social, que emre sus momentos social, será decisivo en el análisis del carácter de los valores, que se
Iñ.manentes indüye"1ciealicfad y repr~ación. Partiendo de estos conexionan con lo «útil», por mucho que históricamente y en po-
resultados analíticos, Lukács puede sentar: «la prioridad de lo on- siciones desarrolladas, como en el caso de Kant, se rechace, estan-
tológico respecto al conocimiento, no sólo se refiere al ser en ge- do circunscritos en la factiCidad histórica, sin desgajarse en una pro-
neral, sino que la objetividad en su estructuración concreta, en su ducción sólo «ética».33 .
ser en-sí, es de la más alta importancia; tal es la posición filosófica
de Marx en los Manuscritos»29.
La inserción del carácter Olitológico de las categorías del ser so- 30 K Marx, Oekonomisch-philosophische Manuskripte, cit.; «por consiguiente
cial frente a su índole restringida sólo lógica, separada del modo his- sólo para el trabajo la separación respecto al capital ya la propiedad, es una abs- -
tóricamente concreto de su existencia, se conjuga aquí con la reva- tracción necesaria y negativa».
31 G. Lukács, Ontologie des gesellschaftlichen Seins, cit., pp. 29-30.
32 ¡bid., p. 37.
29 G. Lukács, Ontologie'des gesellschaftlichen Sein, cit., p. 26. 33 ¡bid., pp. 80 ss.
Manuel Ballestero Introducción 17
16

En los pasajes qu~ ahora comentamos y en relaci6n con el p.ro- léctico no tiene nada en común con el supuesto metafísico de una
blema anterior, se despeja una cuesti6n novísima, la de la conexI6n substantia que se escinde en atributos que no se identifican36 •
de leyes e historia, superando la antin6mica d~ ~a histor~a en tan- En el valor como categoría social; aparece el fund~m~~;q.. ~l~:.
to que einmalig, «s6lo una vez», ya que esa f~ctIcldad «onenta más n:entalg~J s,e..rS.<?E~~~,e.l ~~~~.~j,º.; Lukács habla de la «inseparable co-
allá de la facticidad»; Lukács llama laatencI6n sobre «este punto nexi6n onto16gica con esta base, material y de su ininterrumpida
.candente de importantísimas tendencias», frente a su índole supues- superaci6n [ ... ] en el sentido de una socialidad pura [... ] el valor
tamente s610 te6rica; como Lukács ampliamente expone en Prole- mismo desprendido de su materialidad»; ambos lados deben seguir
gomenp4 «en El Capital se ha investigado el Y~!9-~~o~O_PE!E!~r~ f.a- unidos en la dialéctica del valor. Y esto contra la antinomia burgues'a
~a en la qt;~§~Aa el e~~?~.?f;ener~ ~e la hlst()n~ de,l.ar!:~~~.Cld de 10 natural y de 10 social. El desgarro de esa conexi6n vuelve in-
econ6ffiica y su fecundidad, ya que onenta a lo más Importante en comprensible 10 específico del ser social. Esta dialéctica de lo ma-
~l ser socia[la-soaalléElcrde la producci6n», esta categoría añade terial que progresivamente avanza hacia lo social, es incomprensi-
«no es una deducci6n l6gica en la descripci6n inductiva de las eta- ble para la intuici6n primitiva de la' realidad, que concibe la
pas hist6ricas, sino una.nue~a y original sí.ntesis que une or~án~ca­ materialidad s610 en tanto que «cosa» (Verdinglichung), atribuyen-
mente une .ontología hIst~nca del ser sOCIal con el des,cubnmlen- do la operaci6n sintética a la conciencia, al modo kantiano.
to de sus leyes concretas y esenciales». ~, El proceso de socializaci6n y de la relaci6n cada vez más desa-
Se.trata de una abstracci6n ontol6gicamente fundada, tal es el rrollada delvalor de uso y del valor, la transformaci6n del trabajo
procedimiento met6dico fundado hist6rica no .16gica, ni axiomá- concreto de un objeto, en el trabajo abstracto creador de valor; no
ticamente; las conexiones y nexos que ontol6glcamente se desve- se funda en una propiedad del conocimiento, sino en la «emergencia
lan, tienen primada so~re las que se establecen en el plano s610 de una nueva categoría del trabajo mismo en su socializaci6n cre-
16gico. . . . . ciente».37
La reflexi6n de esta emergencIa matenal del valor, profundIza Estos conjuntos sustantivos del ser social, ignorados en su fac-
en el alcance de esta .categoría: «un proceso cuyos momentos seña- ticidad por la moderna ciencia abstracta, los transforma en «cosas»,
lan el camino que culmina en categorías (como el valor), que ya se ¡ en fetiches, identificando «exteri6rizaci6n» y «alienaci6n», y el va-
I
han desprendido de su naturalidad material», y afíade; «qu~ .la on- I lor es desgajado de su base material.
tología del ser social debe considerar que las dos capas (utilIdad y
valor) son productos del trabajo humano, del mismo modo que las
categorías de las que se ha evaporado toda material~dad»35 y e~ lo
¡ ***
que concierne al dinero se. pued~ hablar de est~ l6gIca onto16glca, Tras estas consideraciones, en las que Lukács contrapone el aná-
porque «la a.bstrac9.9..I!..4~1. ~r~!?e:l<l. e_~.!~_<?~t!?_!~g~~a.r::~?,t.~ e,~·.~L!~~-
1~~.I~~Q~. . . . '. . .
I lisis onto16gico del ser social al que se funda en categorías en base
gnoseol6gica, Lukács pasa a la reflexi6n de la construcci6n de El
Precisamente en este punto se superan las lImitaCIOneS del ~a- ,\ Capita~
terialismo vulgar e inmediatista para el q.ue el valor, ~eS?rendl~o
de su génesis laboral, resultan aporías te6rIcas; el materIalIsmo dla-
36 Cfr. Oberweg, Grundriss der Geschichte der Philosophie, Basilea-Stuttgart, das
34 ¡bid., p. 30. Altertum, 1926.
35 ¡bid., p. 39. 37 G. Lukács, Ontologie des gesellschaftlichen Seins, cit., p. 39.
18 Introducción
obraen la que el co~plejo d~ contradic<:;Íones instala40 en el valor,. se realizaci6n precede, tanto objetiva corno temporalmente; y de esta
despliega en categorías decisivas como el.Dinero; la 16gica onto16g1ca relaci6n eminente en la teleologische Set.zungdel trabajo humano «no.
que lo deriva del valor, no se reduce a un proceso de pensamiento, se se sigue un saber acerca de las consecuencias de cada acto»42. ~l obrar
trata de una necesidad del ser; cristal de un proceso real (ni dios ni mito), social, ecori6mico de los hombres establece fuerzas, tendenCIas que
por lo que s~ supresi6n es cosa de up proceso productivo, de una su- surgen exclusivamente de la praxis humana, cuyo sentido puede ser
peraci6n real, onto16gica38 • ininteligible para sus productores»43. .
«~o loE.~E_~!Y~~_~~~~!g9J.~J~~.s~», esta afirmaci6n de Fran-
Conforme a la concepci6~ materialista, el fundamento del mé- klin, dice Lukács a fa zaga de Marx, es fundamental para la eco-
todo' científico exige la prioridad de lo ontol6gico, del que lo pen- nomía, pero en tra{lsici6n gradual de la ciencia a la filosofía va más
sado es representaci6n mental y a la filosofía le concierne el papel all~ y engloba todo lo que ocurre en el ser social y en la concien-
de control met6dico y la crítica de 1as generalizaciones. ' cia; si se establece esta relaci6n entre la praxis y la conciencia, los
La generalizaci6n filos6fica no debilita la exactitud cientffi~a de fen6menos de alienaci6n y de fetichismo aparecen como autopro-
lo~ análisis sino que los eI?-caja en una conexi6n necesaria para la com- ducciones de una realidad no entendida, no como expresiones mis-
prensi6n de la totalidad; tales generalizaciones simplem~nte esbo- teriosas. .
zan la totalidad a partir de lo singula¡39. En este marco de precau- Dos puntoste6ricos parece necesario retener en el centro de la
ciones gnoseol6gicas,las leyes «son síntesis que la realidad hace surgir atenci6n: primero la referencia ontol6gica al proceso hist6rico real
a partir de actos prácticos si,ngulares, resultados no pasivos sino trans- y a sus conexiones reales que constituye el contenido de las leyes
cendentes, que van más allá de sus posibilidades de comprensi6n y acerca del ser social; en segundo lugar la índole ,práctica yalterna-
que la teoría fija». En ~ste contexto, 10 ontol6gico y material tiene tiva de los actos singulares y de las posiciones teleol6gicas que es-
la primada sobre lá elaboraci6n pensante de las configuraciones, y tas comportan; las alternativas se establecen dentro del proceso que
a las que sirve d~ base y de ,referencia objetiya. Lukács refuta desde ellas desencadenan, siendo actos prácticos que determinan, deter-
la auténtica articulaci6n del conocimiento y de su relaci6n con lo minados a su vez por su contenido; Marx ha escrito: «los hombres
objetivo práctic~ y singular, las exigencias de una «moral de la res- hacen su historia», a diferencia de lo que sucede en la Historia de
ponsabilidad» fundada en la previsi6n de las consecuencias40 • la Naturaleza; no se encuentran encadenados en una serie causal,
Esas son las condiciones de la aparici6n del principio de la dia- ellos mismos, alternativamente abren el cauce del proceso de una
léctica del valor; y que aparece corno incomprensible y Fatum hQstil. libertad emplazada, no reducida a simple conciencia de la necesi-'
Todo esto ya habla afavor de la ín.tima relaci6n de la teoría so- dad, y el necesitarismo retrocede, y la necesidad niisma se deter-
cial con la praxis no s610 porque .«la teoría es para la acci6n» sino mina y es asumida en la Teleogische Set.zung y se modifi~a, se des-
. de fonna interna a la teoda41 hist6rica y alejada de cualquier prag- plaza.
matismo. Marx mo~!r6 qtl~.,.~o~~ .PEa,?Cis t~e~.e: r~I.~ci.6Il. c9P .!~5.<?!l-_ Nicolas Tertulian en la Introducci6n a los ya mencionados Pro-
:!~~~~~: Se trata -de uñ~acto tde~16gico en el que la finalidad de la legomeni habla de la necesidad y de la forma finalizada, célula de

38 Ibid.. p. 49. 42 G. Lukács, Ontologie des gesellschaftlichen Seins, cit.• p.42; H. K. Wells, Prag-
39 Ibid.. p. 42. . . matism. Philosophy ofImperialism, Lawrence and Wishert, London; 1954; G. No-
40 Cfr. La DestrudÍon de la raison. 1I, op. cit. wack, Pragmatism gegen Marxism, 1975 .
41 G. Lukács, Histoire et conscience de classe, cit., p. 18. . 43 G. Lukács, Ontologfa, véase la presente obra.
I
20 Manuel Ballestero Introducción 21
le que encentrames e'n el análisis del trabajo per Marx, en el que centre en el hembre, y su celecación en el centro del ser secial es
«no sólo. se efectúa una transfermación de ferma en le natural; el ebjetiva48 : se. trata pues de la fundamentación ente lógica verifica-
nabajader realiza en le natural (ausser ihm), al mismo. tiempo. su da de las asercienes tanto. científicas ceme fIlesóficas; es decir, el
finalidad» 44. . . .
enfeque entelógice de les proceses del ser secial cemperta, per la
. Es desde esta censideración entelógica,del trabaje humane, ce me cencepción de la actividad de les hembres la unificación de las afir-
Lukács ésclarece el procese del desarrolle secial45 y de la superación macienes científicas y de las generalizacienes filesóficas. Y Lukács
de les límites naturales, así ce me la elucidación del capitalismo. en cencluye: «esta unidad es una efectividad fundada de audaces ge-
Marx, cen retrospectivas centinuas de las fermacienes primitivas. neralizacienes filesóficas, y censtituye la atmósfera de la primera
En este procese de superación de les límites naturales en el que se parte de El Capita(»49.
preserva la base ergáD:ica, emergen categerías cerrespendientes a u~~ , «Esta parece un refleje de la realidad, no. un experimente abstracto.,
secialidad predeminante (el valer ya le es) ceme la plusvalía relatI- y ese se debe al carácter de le lógico. de esa abstracción ... que pene
va que hace pesible una más intensa expletación del trabaje en .me- de relieve les fundamentes del cambie de mercancías». En esta re-
die de un alza del salario. real. En este procese, que refuta la teSIS de ducción abstractiva a le esencial, les elementes ecenómices y les ex-
Kautsky del «empebrecimiente abselute» y de irregula.t;idades de- traecenómices entran sin desfigurarse, mientras que una abstracción
terminadas desde el ser secial, no. de minadas cenceptualmente per . no. entelógica de le empírico., lleva a una defermación».50 Esta abs-
el marxismo. vulgar, lascategerías superan su eriginaria ligazón yad- tracción «se apeya en la cesa misma, en la esencia entelógica de
quieren más acusado. carácter ,secial, aunque el valer siempre queda le tratade». Lukács en este punte sebre la «ceSa misma» recege la
ligado. al valer de us,?46; Lukács significativamente afiade, la l!atu- erientación central de la crítica de Hegel a la cencepción fermalista
raleza se preserva en formas continuamente superadas., Per la lnter- de las categerías y de la abstracción en Kant; la de Marx se funda en
venció n decisiva de las pesicienes telee16gicas se establecen marees la atención al precese histórico. real: de les artícules de la Neue Rhei- ,
liberades del necesitarismemecánice. y en las cenexienes de le na- nisieche Zeitung «el rebe de lefia» a la Critica a la teorta del estado de
tural se abren espacies de la actuación de le extraecenómice (les ele- ' Hegel (histeria centra la pura especulación de la histeria). A partir
mentes «culturales» que determinan la duración de la jernada de tra- de esta censideración, Lukács emprende el análisis del medo. de cens-
baje): «~l ebrar secial, ecenómice de les hembres instaura fuerzas, trucción de El Capital, que «sebre la base de la abstracción (el cam-
tendencias que surgen exclusivamente de la praxis humana, cuyo. bie de mercancías), injerta nueves elementes, nuevas categerías has-
medo. de ser ... es· ininteligible para su producter»47. ta que esté cemprendida la ecenemía cenjunta del ser secial»51.
Dentro. de la praxis material se eleva la pesibilidad de cencep- Marx, per mucho. que en el primer libro la seciedad entera fer-
tuar esa actividad creadera.de les hembres,"y el hecho. de estable- me el telón de fende, «las expesicienes centrales siempre captan ac-
c~r estas cenexienes, celeca la cencepción propiamente marxista fue- tes individuales», indicando. de manera expresa que «la p'rimera ex-
ra de un vulgar ecenemis~e,.sin aditamentes de valeracienes pesición ha sido. una abstracta, fermal del fenómene»52.
propiamente subjetivas; las categerías ecenómicas encuentran su

48 ¡bid.
44 Das Kapital, Dietz, Berlín, 1953, 186. 49 ¡bid.
45 G. Lukács, Ontologla. véase la presente obra. 50 ¡bid.
46 ¡bid. 51 ¡bid.
47 ¡bid. 52 ¡bid.
Manuel lJattesrero ,Introducción
22
, La abstracción cap~a formalmente el proceso real de los actos in- aquí se trata de la descomposición simplemente pensada y meto-
dividuales: la venta (W-G), no incluye en modo alguno la compra (G- dológica de. un solo proceso, sino de tres procesos reales que hay
W), que aparece lastrada de «casualidad insuperable» Y que. muest~ que concebir en un proceso unitario pero no homogeneizarlos bajo
el modo diferente del proceso global de las leyes ,que conCIernen las rúbricas de producción-distribución-consumo del valor de cam-
todo económico. Es por esa inconexión entre los actoS de co~pra Y bio, sino también en tanto que valor de uso.
de venta de las mercancías, por lo que queda en claro qu: la hgazón Tres procesos de, reproducción del capital industrial, del co-
por la ley del valor no basta, que en el ca~bio es necesano .tener en mercial y del capital-dinero; el proceso conjunto se presenta como
cuenta.el valor de uso, es decir que el caminO de los ac;os singul~es unidad de producción y de circulación, el de producci6n devi,ene
hacia el conjunto, no representa una nueva y más ampha a?str~CcIón mediador de la circ;uIaci6n y viceversa: el círculo conjunto es la uni-
como es de costumbre en los modos modernos de pensar, SinO c?n-, da~ de las tres formas, de aquí que el capital teóricamente no se pre-
trario la supresión de determinados límites formales de la abstraCCIón sente como objetividad cosificada, sino en tanto que relación, cuyo
yun acercamiento a la co~exión de la totalidad con~reta. Este acer- modo de ser consiste en un proceso ininterrumpido, que como tal
camiento lo es a la relación, existente entre los'actos sin~ares, el va- incluye un consumo integrado y dependiente de donde la necesi-
lor de uso y' el consumo real, conexión en la que se supr~me la abs- dad de romper esa circulaci6n constante, y también el cambio de
traccíón formal que tenía lugar en las fórmulas (W-G), (G-W), en cuyo l ." naturaleza del circuito: no el capital, sino los hombres y la necesa-
p'roceso, el dinef0 (Geld) mercancía universal parece suplantar defi- ria socializaci6n de un proceso que no esté al servicio del capital55 •
nitiva y radicalmente las diferencias que se en~rentan en los procesos Al llegar a estas conclusiones de gran aJ,cance teórico y políti-
~eales; el dinero d,esem~, co~o Marx h~ VIsto ~n otros lugares, :1 co por la expansi6n y la naturaleza que adquieren las categorías em-
Jie
pa~ de Uñ.ifí'éición Tórm~.J:!§~~ca l~_4.!f~~en~!~. Es ésta una pn- pefiadas (el capital, el consumo), Lukács los opone a las falsas abs-
tracciones de los discípulos de Marx «en el espíritu de las modernas
merayfuñ'dáiñé"ñt3I eIUcídición del súbtítulo de la obra de Marx: Cri-
tica de.la Eponomfa polftica que manifi~ta y resalta lo~ antagomsmos ciencias particulares» que, en el análisis de la reproducci6n ampliada,
y desgarros que ciertas teorías económIcas metod~lóglcamen~e pasan sucumben a tendencias ya criticadas 56 , «tentaciones de un sistema
por alto o borran; por eso la obra de Mru;x.es «crítica ontológIca de la de relaciones que engloba todas laS posibilidades formales de laexis-
economía política» no simple contr~poslclón a la economía burgue- tencia [ ... ] independientemente de las diferencias materiales y re-
ales y que puedan convertirse en objeto de cálculo exacto», y afia-
sa ni simplemente lógica contra lógIca.
, Tal es el sentido profundo de la advertencia de Lukács, que.Mru;x de: «el camino hacia 10 singular [ ... ] es una concretización que
no ha elevado una nueva teoría económica, en tanto que CIenCIa acerca a lo real», según las clases y las diferencias reales, sin ocul-
particular, sino~~uni:Y.~.~s.~,!:~,~~~~~~..4;i_~}.~~iS~.9:~l,S~~EP'~..q.llé- . tarlas c~mo 'es el caso en el análisis econ6mico abstracto; que las
la. . .Lukács recoge de .este modo las inlCIatlvas. de la «época de oro» proporcIones que Marx da en el libro II «son siempre 'complejos
•l . • • 53 concretos, cualitativamente determinados», por lo que Marx intro-
de la economía SOVIética . . .
Es desde estas perspectivas que se acercan al funCIonamIento en duce le diferenciación entre «medios de producción y medios de,
sí del ser social, como Lukács enfoca el análisis y la valoración del consumo (sectores 1 y II), de manera que el cálculo en términos de
54
proceso de la reproducción ampliada, y concluye : que tampoco
55 ¡bid.

53 Cfr. 1. Rubin, Ensayos sobre el valor, Pasado y Presente, nO 27. 56 G. Lukács, Histoire et conscience de classe, cit., p. 164; también, M. Con-

54 G. Lukács, Ontologla, véase la presente obra. forth, Marxism and linguistic philosophy, London, 1969.
24 Manuel Ballestero Introducción 25

valor de cambio, pasa' por alto las diferencias «cualitativas del va- to adelante ineficaz de la colonizaci6n de las tierras vírgenes, que
lor de uso». propugnara Khrushev, en lugar de desarrollar el sector II de los bie-
Se trata de la práctica burocrática en los .cálculos ,de la repro- nes de consumo, como se insinu6 en el XIX Congreso.
ducci6n ampliada; «en el proceso de producci6n, en tanto que mo- En este plano .de la' reproducci6n ampliada, la transformaci6n
vimiento circular, la copertenencia del valor de uso y del de cam- de la plusvalía en beneficio, es consecuencia de la superaci6n de las
bio, vuelve a aparecer; es decir, es todo el movimiento circular de abstracciones del libro). Aquí no obstante,la plusvalía sigue sien-
producci6n lo que se deforma en el :álculo abstracto». . do el fundamento, pero se encuentra en otro plano según su defi-
, Lukács, en estos pasajes de su crínca, recoge elementos te6ricos nici6n; en efecto, la plusvalía se refiere, en cuanto a su t~~'.,.~~c"~:
de sus reflexiones de los años 20, «se produce una generalizaci6n p~al ~~Q.le, ~~f~~ªdo ~~!i~:S~iiibro~T~Jl~f~:r~~R~_c.!º:=~ c~pi.I~
pseudote6rica' (G-G')>>. La teoría econ6mica en la época de Stalin constanté~ que origma una migraci6n relativamente voluntaria de
consideraba la teoría del valor simplemente como una que mues- uñ dominio econ6mico a otro, de que resulta una tasa media de
tra el funcionamiento del valor de cambio. beneficio y por otro lado también la tendencia a descender.
«Para l~ restauraci6n del verdader9._~~DFi~p:1~~~_~.~~~~~ri~ aten- El carácter tendencial, de esa ley se sigue, de que los complejos
der al. ser (intentio recta), q~~~~iris.~~!.':;1Y~._~! fl.lP~~,~~~? ~e.1a cien- ,I reales están en relaci6n con complejos reales, de manera que tal ley
cia y-áe"T~iÍie~E~UZá"~i.6#:.:mC?.~~~a, no a sus formas; ningún fen6- i .' no es mecáni~, sino hist6rico-real, «que es resultado de movimientos
m~ño'p~ede-~omprenderse sin arrancar de la.consi~eraci6n con:reta 1 dinámicos y contradictorios de actos teleol6gicos de emplazamien-
de la conexi6n de la realidad»57 y «s6lo el acercamIento a la realIdad
concreta del ser social y a la comprensi6n conjunta de su repro-
ducci6n, le da a Marx la posibilidad de una más amplia disoluci6n
de las .abstracciones del principio, y eso tiene lugar en la teoría de
la tasa de beneficio. Tal es el problema del tercer libro»58: «dentro
¡
, !I
í
tos conscientes», y cuyos resultados o difieren o son opuestos.
La caída de la tasa de beneficio presupone un cambio en el va-
lor de los productos como consecuencia del descenso del tiempo
de trabajo necesario a su producci6n y significa también una ele-
vaci6n en la capacidad de direcci6n; hay, pues, una baja tendencia!
¡
dél curso Circular; investigar las leyes que rigen los actos singulares, de la tasa, y simultáneamente la posibilidad de crecimiento del con-
no s6lo de por sí, sino colocados en el marco ~e conjunto. Es.to rre- sumo de masas, como antes hemos recordado.
supone el crecimiento de las .fuerzas productIVas y, por conSIgUIen- Al llegar aquí Lukács te6ricamente establece una diferencia en-
te el descenso del valor y la posibilidad de ser arrojado de un do- tre los libros de El Capital
minio a otro». Lukács añade que «las categorías econ6micas en sus
formas más puras y desarrolladas exigen una más amplia existencia en la primera y segunda parte, dominadas por abstracciones se en-
en el funcionamiento del proceso»59; la superaci6n de los límites na- frentan los capitalistas de la industria y los trabajadores; sólo en el ter-
turales es el resultado. del desarrollo. cer libro tienen un pape! e! capital comercial y e! capital~dinero. La
. En estos pasajes, nos parece que Lukács, pudiera referirse te6- / plusvalía transformada en beneficio entre todos los representantes eco-
ricamente a los fenómenos de estancamiento en la URSS, a los de nómicos necesarios [oo.] constituye 10 esencial del tercer libro. S610 la
un consumo popular desp6ticamente restringido, y también al sal- concretización de todos los valores activos permite pasar sin saltos de
la economía en sentido abstracto, a la estratificación en clases61 •
57 G. LukáCs, Ontologfa.
58 ¡bid. 60 Cfr. Moshe Lewin, Le Siecle soviétique, Fayard, París, 2003, p. 278.
59 ¡bid. 61 G. Lukács, Ontolog{a.
!ntrOauccton ~tUt tlUAIJUK ~ ~I

Es claro que el trabajo.de Marx se ha desarrollado como anál~­ Respecto a la relación entre la producción y el consumo «apa-
sis y crítica ontológica de la economía política, no como exposl- rece en primer lugar el aspecto ontológico ya que [... ] las cate-
ción de una nueva teoría; tomado El Capital como. «teoría econó- gorías son formas de existencia, que constituyen una totalidad en
mica se falsea su sentido y s~ convierte en· una ciencia particular», la que pueden ser concebidas como elementos sustantivos», de ma-
por eso Lukács precisamente aquí añade: «El tercer libro contiené nera que en la síntesis se 'preservan como. tales, no admitiendo s~.
los más importantes y.elaborados incisos sobre los nuevos comple- reducción cuantitativa, y conservando su modo-de-ser ontológl-
jos que aquí emergen, las 'funciones necesar.ias a la producción» y ce; Respecte a la relación de la preducción y el consume apare-
aja que en el libro 1 Marx ya entendía como Gesamtarbeit y al de ce a primera vista que en censecuencia, la relación entre la pro-
su preparación que lleva a cabo el Schulmeister (el maestro de es- ducción y el censl!me tratadas en abstracto. e identificadas «sólo
cuela), y Lukács añade que «tales conexiones se dan ligadas en el pueden aparecer por la penetr~ció~ racional en la! interrelaciones
marco de un desarrollo histórico que remite alos problemas de una concretas y cualitativas; la apanenCla de una relaclón cercana a la
teoría general de la historia del marxismo», de manera· que en la ta- de Hegel, sólo lo es en apariencia metodológica, pero sólo metodoló-
rea de elucidación teórica de El Capital, intervienen conexiones y ,gica». ' . . '
problemas de índole histórica y real del marxismo mis~o. El Ca- En Marx es predominante el m..9-,I?}~!.l:~9..~S.):l~~a.ntl~:O en tanto. que
pital tampoco se constituye como un conjunto de corolarios lógi"" J «determinaciones de existencia» de complejos móviles, y sólo des-
cos, neopositivistamenú~ reducido a la forma de sus enunciados; la de ese deble carácter, de relaciones recíprocas en conexión cempleja
obra es por ello una crítica dialéctica de la ciencia económica, pe- dentro de su propio ser, pueden ser entendidas. «En la dialéctica ma-
gada a la realidad histórica y social, extrayendo de ésta sus catego- terialista ... de la cosa misma, aparece un entrelazamiento de ten-
rías y conexiones lógicas, desvelando sus identidades abstractas, las dencias sustantivas, heterogéneas en tanto. que copertenencia con-
diferencias internas que las habitan, llevando a cabo un trabajo crí- tradictoria de pares de categorías»63. .' .
tico de estas formas desde sus contenidos reales, reproduciendo, La supresión de las determinaciones y engarces -puramente ló-
pues, en este nivel económico, la crítica que Marx efectuó frente a gicos per los cerrespondientes ontológicos de entidades reales lle-
la articulación. y el coptenido logicista de la especulación. va censigo una concretización extraordinaria y una crítica de las de-
Por eso en este punto de la evaluación de El Capital, Lukács abor- terminaciones cualitativas y reales de una relación que no suprime
da el problema en el que «se trata de la relación general de la produc- su modo-de-ser en una identificación abstracta.
ción yel consumo», afirmando la prioridad de la producción que debe, Marx entiende la producción «tan en su cenjunto, que deter-
a ,su vez, caracterizarse; y esclarecerse «el concepto de momento do- mina el objeto, el modo y la inclinación misma del consumo, me-
minante». Marx contesta a esta cuestión rechazando el fundamento ló- diatamente determinado per la producción, no sólo objetiva, sino
gico, ya que es relación de momentos que son de índole real y onto- subjetivamente». Lukács se refiere a que la preducción 'mediatiza
lógica, «porque el desgarro. de se. establece entre la producción y el materialmente el consumo, no. sólo «culturalmente». Esta ebserva-
consumo», no se ha llevado de los. libros a la realidad, sino de la realidad ción hecha de paso nos da ocasión de remitir a los pasajes de Zersto-
a los libros, es real, por lo que se eleva. contra su identificación teórica rung JJ, consagrados a la crítica reducida al ámbito cultural, de te-
(Hastiat). Marx con claridad recuerda: <~los socialistas literarios y los eco- orías que se derivan de la crítica neorromántica, entre otras algunas
nomistas vulgares [... ] consideran la sociedad como un Sujeto»62. de las orientaciones de la Escuela de Frankfurt.

62 ¡bid. 63 ¡bid.
28 Manuel Ballestero Introducción 29

El consumo salido fuera «de su grosería natural» en su proceso terialismo dialéctico, Lukács aborda el punto de las «contradic-
anuncia el devenir hombre del hombre y se muestra como ontol6gi- ciones dialécticas entre lo econ6mico y lo extraecon6mico, lle-
camente social «por su conformaci6n en la inclinaci6n por el objetQ). vándolo a una·conexi6n orgánica· con la cienc¡a de lo econ6mico»,
En este punto se abre una vasta panorámica desde la determi- , ya que la distribuci6n es distribuci6n de los medios de producci6n,
naci6n material del consumo y que Marx filos6ficamente esclarece, y distribuci6n de los miembros .de la sociedad, o subsunción de
ya que «el objeto satisface a un público artificial, capaz de compla- los individuos en determinadas relaciones de producci6n. En es-
cerse en la belleza»; lo estético se eleva desde el modo de produc- tOS análisis, Marx mantiene la conexi6n dialéctica de la categoría
ci6n, «esproducci6n de un sujeto para el objeto», de modo que no y de los factores hist6ricos y extraecon6micbs, todos ellos ancla-
sólo Marx joven, sino el del Esbozo de 1857 «considera la forma- dos en las relacion~s de producci6n, e indica que la falsa aparien-
ción de los sentidos como resultado de la Historia mundial». El hom- cia de una distribuci6n «injusta», procede del punto de vista del
bre «sensible» (sinnlich) también es de la Historia y la antropología individuo, para quien de manera inmediata se hace efectiva una
e~ enfocada en tanto que historia mundial, que no s610 está sinco- ley social, la de su posici6n. En el marco de este análisis, que in-
pada por rupturas, sino que éstas a su vez se dan en conexiones. En- cide e investiga rigurosamente las consecuencias del modo de pro-
tramado.dialéctico de·la producci6n y del consumo, dO.t:Ide este úl- ducción, Lukács r:eflexiona los cambios' que tienen lugar en la dis-
timo determina el proceso productiv064 ; el objeto como finalidad ,,' tribuci6n a consecuencia de una conquista y que parecen «apuntar
crea el impulso para producirlo. Lukács somete a tratamiento dia- a fuerzas extraecon6micas, pero que en una consideración más aten-
léctico la restricción dogmdtica del consumo, recogiendo de paso un ta siempre se ímpone la direcci6n del desarrollo de la producción»,
vector fundamental de la Disertación, ·el elogio de Epicuro, ya que en tanto que momento dominante; las alteraciones fenoménicas
el consumo establece. idealmente el objeto de la producci6n,. en tanto responden a la' esencialidad del modo de producción, -y los saltos
que imagen interna, impulso y finalidad; Marx, en estos esclareci- están determinados desde el desarrollo inmanente. Tal es el curso
mientos reproduce, en un plano más elevado, las polaridades inter- conexionado del ser social, las mutaciones mismas están determi-
nas que tensan el tr;:tbajo, donde la operaci6n productiva está atra- nadas y por las relaciones de fuerza no podrá conseguirse una re-
vesada por la idealidad que la mediatiza y viceversa, poniendo en gulaci6n duradera, independiente de la herencia econ6mica de' la
valor el hecho fundamental de la dialéctica materialista. precedente; Lukács apunta aquí a la conexi6n inmanente desde los
Ninguna int~ra~ci6n recíproca, sin momento dominanté5 y aquí saltos en la continuidad y del curso hist6rico desde su propia esen-
se ant,lda la importancia que en el desplieguehist6rico y social se cia, el eje del trabajo social; por su parte los saltos' son aparentes,
le concede al desarrollo de las fuerzas productivas. y los «tipOS» que la investigaci6n cronol6gica ha construido (We-
En lo tocante a la relaci6n entre la producci6n y la distribuci6n, ber), están abiertos desde su base e interior fluido en movimien-
Lukács significativamente indica que plantea cuestiones de «muy (066, pero esta continuidad no es de tipo «utilitarista» o· economi-
otro tipo»; se trata de. la relaci6n de formas econ6micamente pu- cista; para poder robar, debe haber algo que robar, y por tanto
ras y el mundo hist6rico-social extraecon6mico. producirlo.

4e}~~fi:~.~~=Ki~;;~~,~~~~:.~i~~~~;~~~c~~.~~~Fv~~~i~~~; ,
Al llegar aquí y tras rechazar explicaciones traídas de ciencias
particulares (Freu9., etc.), que rompen.la.unidad te6rica del ma-
16gica», y tiene un~<l:rác:te~ hist6rico-soci.~:". . ·
........ J_ .. ,...... , •••. ~. •..... " . , .J." .• ,.>' •

64 Cfr. I. Rubin, op. cit.


65 G; Lukács, Ontologla. 66 Cfr. J. D'Hondt, Hegel philosophe de l'Histoire vivante, París, PUF, 1987.
'. IntrodUcción
Desd~ esta elucida~ión ontológica del pensamiento de Marx, saca lleva consigo que es preciso aplicárselo a él mismo, ya que su fina-
la categoría de «produ~dón» del marco estrecho de la activi~ad.sim­ lidad eminente es el conocimiento del presente»; se recogen el~­
pIe y mondamente económica captándqla en tanto que mOVImIento mentos teóricos fundamentales del escrito de 192067 . El método eXI-
global de la vida de los hombres sociales, por lo que se trata «de ge su historizaci6n permanente, su verificación en tanto que
hombres cuyas capacidades y costumbres ... $e han instaurado so- encarnado en los procesos reales .. De esta implicación del método,
bre modos concretos de producción». . en la historia se deriva el carácter práctico de sus enunciados, nun-
. Las capacidades de los hombres se enclavan en las condiciones , ca exclusiva ni abstractamente «teóricos», sino internamente vol-
de producción; materialismo humanista, ni abstracto ni evasivo; sus .' cado s en la praxksocial de la lucha de clases. «Se trata del proble~
capacidades surgen del modo de producir, se moldean según el' tra- ma de la teoría y de la praxis»68; Marx se ha expresado sobr~ este
1.
e
bajo, y lo extraeconómico no lo es, también se inmanentiza. punto: «como en toda cie.ncia social. hi~tórica, debe tenerse siem-
.De este modo se lleva a cabo la·crítica laboral y activa de la con- 1 pre en cuenta, en el estudlO del movImIento de las categorías eco-
cepción «fetichizada» de las relaciones entre los hombres, y también it e
nómicas, que estas expresan lormas y con d'IClones
. de exIstenCIa»
. . 69. ,
y simultáneamente la de las fuerzas productivas, cuando se entien- ¡ que por tanto es preciso pensarlas en su carácter. conc:et~. . .
den como una técnica de por sí; desde esa concepción.tecnologis- . Desde esta posición teórica, Lukács, eh su primer lIbro marxls-
ta de las. relaciones interhumanas, se separan fetichistamente de las I 'J ta 'Concluye el carácter inseparable del materialismo histórico y de
fuerzas productivas .históricamente concretas: unidad orgánica de las la dialéctica, por la que la «causalidad rígida». debe ser reemplaza-
capacidades en relación con las fuerzas productivas. Es en el mar- da por la interacción redproca»70. Con esto Lukács, de2.~e aq':l~lle­
co teórico de la unidad.que acabamos de mencionar, donde la «acu- jaQ~2i~p..t~ .~l germ~Il. de.Ja .re!~C:.~9~ renovada, desarrollCl,da en
mulación primitiva» deja de ser. «una ley general abstracta del des- l~~{h.Ae;.la.~elación entre la base f la superestructur~. .
arrollo», y tales cambios en la distribución, pueden desarrollarse en Decimos esto SIempre' en la perspectIva de rastrear la «mcon-
forma. económica. Lukács puede elevarse contra el proceso de co- testable» continuidad de la investigación del filósofo húngaro, con-
lectivización forzosa. en la URSS, siguiendo en ello las orientacio- tinuidad que debe entenderse dialécticamente también como Auf-
nes de Lenin de la necesaria «persuasión», tratándose de las refor- hebungy ahondamiento autocrítico de su propio pensamiento.
mas entre los campesinos. Tras establecer el carácter concreto de las leyes que se despren-
Tras el esclarecimiento del carácter .histórico-concreto de las le- den del movimiento del ser social, Lukács aborda el estudio de la
yes econÓmicas, Luká~s sienta firmemente un principio: que lo eco- plusvalía y afirma que ésta sólo «puede ser extraída por coacción
nómico y lo extraeconómico no se relacionan ni como idénticos ni extraecoIi.ómica», teorizando a partir de esta imbricación de lo eco-
como contradictorios excluyentes, sino en tanto que «identidad de nó.rriico y de lo extraeconómico, las condiciones en que se. da la ren-
la identidad y de la no identidad» ,dialéctica fundamental, no 10- ta del trabajo, que sólo «la coacción produce aquí la realidad a par-
gicista sino histórico-material que se determina en concreto. Con- tir de la posibilidad», con lo que en, el; proceso de génesis de la
creción, histórica de las leyes económicas, que las saca del status abs- categoría económica entra en acción uno real y extraeconómico o
tracto y atemporal, «corpus teórico» desligado, flotante por encima
del proceso real, en tanto que verdad intangible, verdad metafísica
que reintroduce el formalismo del entendimiento kantiano; por eso, (jJ G. Lukács, Histoire et conscience de ciaste, cit., p. 10.
y contra esa petrificación dogmática y acrítica, Lukács insiste en que 68 Ibid. 18.
69 ¡bid., 22.
«el método de Marx es en su más íntima esencia histórico lo que 70 Ibid.
32 Manuel Ballestero Introducción 33

uno de carácter histórico, que anula el automatismo «objetivista»; les concierne -su generalización y sus leyes-, por lo que aduce la
las leyes quedan incluidas· en los procesos reales, y no caen sobre cita del joven Marx, «la ciencia universal como ciencia unitaria de
éstos de.manera metafísica y fuera de ellos. . la historia», noción en la que no se trata sólo de las res gestae, sino
«La fuerza sigue siendo momento integrante en la sociedad de . de la elucidación de los enlaces y conexiones de la teoría.
dases»71, añadiendo que también en esto se trata de una dialéctica Lukács indica que «al menos deben reflexionarse las más im-
ontológica, no de la consecuencia mecánica de una ley abstracta; portantes categorías y conexiones con la histo.ricidad que encier~an»;
por eso enuclea un principio metódico: que la concepción justa del con esto, Lukács sale fuera de una concepCión vulgar de la histo-
ser social debe siempre arrancar de la heterogeneidad primaria de ria, para elucidar categorías y nexos, y no confundirla con las pro-
los elementos de los complejos, y al mismo tiempo de la obligato- puestas simples de~ positivismo.
riedad de su íntima copertenencia a la totalidad; se trata de una con- Lukács en el sondeo teórico ve la condición «unitaria» del pro-
cepción que exige ciertamente el difícil rigor de su establecimien- c~o histórico, excluye que la simple irreversibilidad del tiempo pue-
to: la economía por ley y la coacción necesaria a la efectividad de da dar cuenta de esa conexión; en efecto es un hecho que la 'rever-
esa legalidad, que fuerza a la aprehensión en pensamiento de una sibilidad de muchos procesos tiene lugar en el tiempo, y Lukács·habla
concreción sustantiva y real. Por ello debemos guardarn.os de cual- de que la <<profonda verdad parcial del aforismo heraclitano» se basa
quier legalidad abstraída y abstracta, independiente de los proce- en el movimiento ininterrumpido de la materia, porque !!!QYimieJ;lt9~
sos.histórico-concretos, y simultáneamente del empiricismo, tam-
yElª~!l~_reEresentan los ~a4ºL4~J~_~~É~_~e:. ~.~~~sl~j~cia~ ~ que
bié~ abstracto del «sólo una vez» (Einmaligkeit). El pensamiento que la concreción de esta gemal verdad parcial, sólo puede conSistir en
se esfuerza por captar el contenido del de Marx, tiene que penetrar aprehender el principio substantia en tanto que móviF4, que la fi-
hasta un plano, el. del ser histórico-social que está tan lejos de la losofía del siglo XIX constituye un movimiento de eliminación de la
abstracción como de los «hechos» brutos, no conformados en la to- noción de Sustancia de la visión del mundo. .
talidad ontológica que los funda. Ya en Historia y conciencia de cla- Lukács muy oportuna y significativamen·te explic~ que en He-
s~ ha rozado esa zona cuando elabora la crítica de los hechos72 • gel, la sustancia-sujeto «debe entenderse de manera móvil, ligada
.El rigor co.nstructivo de Lukács, llegado a este punto, encuen- al Sujeto del género humano»; que esta· concepción faltó de in-
tra que la concreción que ha afirmado es todavía abstracta, onto- fluencia, yen el neokantismo, yen el positivismo se ha prolonga-
lógicam~nte indeterminada, porque no se ha elaborado uno de los do el movimiento general de disolución de la noción. Lukács in-
caracteres del ser social: su historicidad en cuanto. al todo y tam- dica que la sustancia como principio ontológico de la permanencia
bié~ en cuanto a las rela~ion~s de las partes, es decir las relaciones en el cambio, frente a su sentido de contraposición excluyente del
internas de ese ser en su articulación en el tiempo; por ello, ahora devenir, y la continuidad como forma del movimiento del.complejo,
aborda el problema de la historicidad y de la generalidad73 • En esta sale fuera de la permanencia estática, abstracta alzándose hasta el
segunda sección de Marx: Dntologie, Lukács conexiona el proble- principio de la reproducción. Esta transformación de la noción de
ma de la ligazón propiamente histórica .de hechos y la teoría que sustancia en una de carácter dinámico, dice Lukács, puede esclare-
cer todos los conceptos de la ciencia, porque tal sustancialidad deja
de estar, como en Espinosa en contradicción con su historicidad.
71G. Lukács, Ontologfa.
72G. Lukács, Histoire et conscience de classe, cit., p. 23.
73 Cfr. A.. LaJ.ande, Vocabulaire technique et critique de la Philosophie, PUF, 1968,
74 N. Hartmann, Zeitlichkeit und Substantialitiit in Der philosophische Gedanke
pp. 414-415. und seine Geschichte, Reclam, Stuttgart, 1953.
IntroaucCton

. Tampoco hasta ei movjmientoeterno para concebir la histo- En ese proceso histórico que se determina en tanto que repro-
ricidad; ésta no es sólo movimiento, sino en su interior mismo, ducción, «el desarrollo más alto, no tiene nada que'ver con valo-
una dirección determinada en el cambio, en tanto que modifica- raciones éticas o estéticas»; éstas surgen con necesidad ontológica
ción cualitativa de determinados complejos en sí y. en sus relaciones. del ser social mismo e intervienen objetivamente en las alternati-
redprocas75 • La «genial verdad parcial del aforismo de Heráclito», vas, de ahí la relevancia ontológica y la objetividad de los valores;.
el paso y derrumbamiento constante, tenebroso· .Untergangr de~~ con estas aseveraciones, Lukács rechaza, como criterio de cientifi-
moronamiento, no captan el proceso del ser soclal en su hlston- cidad la Wertlosigkeit, ausencia de valoración, ya que en el ser so-
cidad; esa configuración desesperada, no sólo borra el presente sus- c~' dallos valores son la base de las posibles alternativas, y la «im-
tantivo, sino el proceso mismo del devenir que se evapora y vacía ~~ parcialidad» equiv~e a no considerar uno de los element~s del
confortablemente.- Hartmann indica76 que el «tiempo» no es el sim- pi9ceso social objetivo. La objetividad científica incluye la toma
ple y abstracto «devenir» de Heráclito, ya que se determina como d~podción. . ' .
«alteración» y «pérdida». (Entstehen und Vergehen), y que en ellos . . Tales valoraciones, no obstante, no tienen nada en común con la
se apoya como en sus etapas, momentos de realidad y no los borra. , ohtología: de la historia: «la orientación al tiempo deb~ liberarse de
Estos análisis de la sustancialidad en un devenir que mantiene las . inmediatez, desantropomorfizarse; se trata de un desarrollo ontoló-
entidades a través de las que se despliega, convergen con los son- ~:.•/ gi¿oque la intentio recta del ganadero puede percibir antes·de que
deos críticos de Lukács en su célebre artículo «Erzahlen und Besch- \/ éste haya sido científicamente fundamentado», como la lucha de cla-
reiben» «;Narrar y describir»)17 donde identifica el método de la ., ses 'antes de que se pusiera en claro, por Marx, el mecanismo de la
descripción en literatura, como una renuncia por parte del autor I «éxplotación». . .
a lasustancialidad y a la vida: «El escritor burgués que se sirve del Estos análisis, en los que Lukács desciende hasta los: procesos y
método de la descripción, instintivamente siente la falta de sen- conexiones ontológicas, se dirigen a una crítica de las dencias mo-
tido de las descripciones», de los acontecimientos descritos. Po- dernas, manipuladoras, y contra la primacía de' una teoría «pura»
drían aducirse diferentes ejemplos de la falsa profundidad de ese frente a la posible intentio recta. .
«amontonamiento de trivialidades»; en amplia visión sintética, los La aprehensión científica del proceso ontológico social, por sus
análisis de Lukács de lo in.diferenciado del movimiento del afo- tensiones internas, entre sus momentos metodológicos incluye «la
rismo heraclitano y la galería, sólo exterior y superficial de las des- toma de partido»78.
cripciones del naturalismo convergen; hasta ese punto Lukács pre- Pero esas «valoraciones no tienen nada que ver con la ontolo-
serva y, a años, de distancia recoge contenidos teóricos que se gía de la historicidad»79, de manera que científicamente conside-
recubren, y esto es testimon.io de conceptuación responsable y ri- rada esa «toma ·de partido» preserva un valor estrictamente objeti-
gurosa. vo, históricamente determinado, no maculado de «subjetivismo».
Todos estos análisis ontológicos y reales, están dirigidos contra
75 G. Lukács, Histoire et cOnScience de classe, cit., p. 24:' «Los hechos no están las ciencias «modernas», cuya «pureza»80 y formalismo, hacen po-
en cambio continuo, sino que son producto de una época determinada». La reflexión
de Lukács, en la elucidación del tiempo y de la sustancia, penetra hasta el interior
mismo de la sustancia ontol6gica, y desde ahí, supera el nihilismo al aferrar el cuer- 78 J. P. Sartre., Situatiom
VIyVII, París,.Gallimard, 1964.
po de los hechos históricos. 79G. Lukács, Ontologia.
76 N. Hartmann, op.cit., p. 83. 80 G. Lukács, Die Zerstorung der Vernunft (análisis de la sociología alemana).
77 G. Lukács, Schickalswende, Aufbau, Berlín,. 1948. Luchterhand, Darmstadt, 1974.
36 Manuel Ballestero . Introducción 37

sible su uso «manipul~dor» y evasivo, y también contra la «falsa con- que supone la ideología burguesa. Lukács rigurosamente liga esa
ciencia» a que inducen.. '. . «apertura» a las estructuras mismas del trabajo human0 83 : «Por el
En este marco crítico, Lukács escribe: «Bast~ poner de relieve trabajo y sus' consecuencias surge ya en el Ser social una estructura
que nuestras consideraciones rehúsan toda forma de teleología, li- peculiar», yen la mo~ificación del. sujeto que ~cabamos de s~~~ar
mitando su validez a los actos singulares, a la actividad humana en «tiene lugar un despliegue en sentIdo ontológICO, ya que la lllICIa-
la sociedad [... ] en el trabajo, cerrando el acceso a cualquier filo- tiva echa atrás los límites naturales».
sofía de la historia»8I. Lukács escribe: «Hemos llegado a una realidad fundamental del
Esta cuestión es de la más alta importancia: el rechazo del nexo ser social»84. Estos elementos teóricos sólo'pueden alcanzarse en el
histórico que se presupone en cualquier filosofía de la historia y que plano ontológico d~l análisis de Marx, ya que en un estudio que se'
aquí expresamente se rehúsa, no remite ni a un proceso de ruptu- limite al encadenamiento formal, ni histórico ni real, de las legali-
ras inconexas, que evacua la conexión unitaria de la historia, ni me- dades económicas, parece ser predominante el necesitarismo de las
nos abre paso a una determinación mecdnica, necesitarista. Una vez m1smas.
más la reiterada expresión de «tertium datur» y de una alternativa Por todo lo dicho, aparece en el análisis un centro de gravedad
históricamente determinada se afirma, porque «aunque toc;los los pro- en cuanto a la índole del ser social, y en él se conjugan «la creación
ductos en una posición te~eológica surgen y actúan causalmente, és- ",1 de valor, la dirección necesaria del desarrollo económico, la socia-
tos tienen la. propiedad social de que, no sólo ellos sino también sus lidad yel retroceso de los lím~tes naturales, que incrementan la can-
efectos.... se desencadenan conforme a alternativas, que tienen la po- tidad de valores creados [... ] con ello está dada la dirección del des-
sibilidad de modificar retroactivamente al propio sujeto»82. El ca- arrollo»; sin intervención de «juicios de valor» subjetivos, está dado'
r~cter áltern<l:tivo de la respuesta a la situación dada, introduce en el criterio del desarrollo social y en consecuencia 'el aumento del ocio:
laca.dena causal modificaciones fundamentales como hemos seña- más valores, menos trabajo; «nos hallamos, dice Lukács ante el he-
lado. anteriormente, estableciéndose una s{ntesis de causalidad y fi- cho objetivamente ontológico de la tendencia del desarrollo»: que
nalidad que, aun p!eservando la unidad del proceso, contiene pun- debe retenerse la conexión dialéctica de este doble lado: la simul-
tos de elección (el hombre, «antwortendes "Wésen», ente que responde). tánea dependencia y autonomía de los proCesos respecto a los ac""
Lukács.a este propósito recuerda que en los animales superiores, la tos singulares; por eso Marx puede formular con todo rigor «que
elección (éste o aquel antílope) es «biológica» y no produce trans- los hombres hacen su historia», pero no la hacen con materiales ar':
formación interna en el predador; la alternativa social, incluso aun- bitrarios, ni escogidos por ellos mismos,' N.9-h<iy.~~eFnCltiy.élS}!º c()g-
que se encuentre ontológicamente anclada, (el sexo) tiene la posi- cret~~._nLde§Ug:;u;i~~4~.§.ll.~i~.~ln~~f; e~3:....det~!:.rgi~~.<=Aó~_c.g_I.J:c.r~la..
bilidad de modificar al sujeto.. . JeTas alternativas radica el núcleo dialéctico de la ontología social·
. Este es el punto en que.dialécticamente se conjugan causalidac;l d~Mai:X:ya·que··;¡toda·-aftemati~~·~oñtien"e·determinaciciñes 'soda-
del proceso y finalidad alternativa, en esa base se encuentran las ini- les, que pueden ser independientes de los propósitos conscientes»,
ci.ativas-elecciones- singulares que no implican una ruptura inde- que provocan nuevas alternativas, estructuradas de manera seme-
terminada, ya que ellas mismas brotan en el proceso de contenidos jante, con lo que aparecen series causales, cuyas legalidades objeti-
de la elección, sin que éstas incluyan el hiato de· libertad abstracta vas están ligadas a actos individuales alternativos. En resumen, en

81 G. Lukács, Ontologia. 83 K. Marx, Das Kapital, vol. l, op. cit., p. 45.


82 ¡bid. 84 G. Lukács, Ontologia.
, Introducción

el entramado' objetiv~, el análisis de Lukács retiene la necesaria in- cuantitativo del trabajo necesario [.:.] se completa por el desarro-
cidencia de las alternativas; éstas se encuentran en el fundamento llo de las capacidades humanas, como ser singular»86., ' ,
de aquél. , ..... Esta perspectiva críticamente abierta en el concepto monolltico de la
. Lukács, contra las objeciones de algunos de sus dlscíp~los, y po- determinación dentro del ser social, desde una consideración más aten-
niendo en claro las dimensiones nucleares de la concepCIón mate- ta y profunda del pensamiento de Marx, por un lado rompe con la con- ,
rialista dialéctica, ha podido pensar, de la mano de Marx,. la l~ber­ cepción ya denunciada en los escritos de juventud de un «socialismo
tad dentro de la necesidad, sin reducirla a ser simple conCIenCIa de de cuartel», con su ciega desatención a la singularidad y supera tam-
la última; concepci6n la de Marx en la que histórica y prdcticamente bién el carácter «cosista» del valor y de la «riqueza» como algo que está
se coordinan el sujeto y el objeto, sin identificación metafísica de alIado del individuo. Marx en efecto ha hablado de riqueza en tanto
ningún género. ' " . qu~ «universalidad de las necesidades, de las facultades, de los place-
En la relación de lo singular y de lo general en el ser SOCIal, apa- res», «de la exteriorización absoluta de su (del hombre) disposición crea-
reée una peculiar modificación cualitativa que no puede darse e~ el dora», la, actividad exterior del hombre redunda en su enriquecimien:
plano. de la naturaleza inorgánica y que sólo alborea e~ lo or?á~Ico to interior. Y Lukács rigurosamente concluye: «se trata del desarrollo
donde los órganos de los animales presentan ya una dlfe~enclaclón. objetivo según la esencia [... ] pero se establece en el hecho del des-
Lukács 'ahonda y precisa su pensamiento de las alternativas sociales, pliegue de las ..capacidades humanas», humanismo que se funda obje-
distinguiendo con precisi~n los niveles dd ,ser: inorg~nico, orgán~­ tivamente, brotando del proceso de objetivación. Así culmina el pro-
co social. El incremento de la autonomía en este último es mam- ceso investigado por Marx «en torno al,fundamento último del valor
fie~'ta, ya que cada ~ombre en sentid~ biológico es un tod?, por lo (el trabajo) [... ] que se topa con el despliegue' de las facultades del hom-
que la relación del.todo y de, la parte, en cu~nto al ser SOCIal, no. es bre, en tanto que resultado de la actividad del hombre»87. ' ,.
simple relación de reflexión; Lukács enunCIa aquí el carácter dIa- En efecto el trabajo es «punto de arranque del dev~nir hombre
léctico de ese todo que es parte del ser socia185 , que en cuanto tal del hombre»; en el marco del idealismo subjetivo, Fichte había vis-
no es no es simple, ni inmediatamente biológico, que se tie~e a sí to que el arranque no sólo es abstracción, sino Tathandlung. Ehra-
mismo, se reflexiona y se pone en su relación con el ser SOCIal. bajo aquí considerado no se entiende sólo económica,' utilitaria:"
En esta elucidación de la relación del todo y de la parte en el mente, es desarrollo de su propia potencia y dominio sobre si; con
ser social, Lukács retiene conceptos filosóficos de la reflexión de Kierke- ello, Lukács, siguiendo paso a paso el desarrollo de MarxB 8 establece
gaard; «el hombreen cuanto hombre no es nunca un ser biológico la relación de la actividad laboral y-el fundamento de la Ética.
ni puede ser separado 'de su realidad concreta»; también en esto re- La relación que acaba de establecerse, en el capitalismo «la plas-
troceden los límites de la naturaleza., , mación exterior de la interioridad humana se muestra como ente-
Elucidadas las relaciones del todo y de la parte en el ser social, ro vacío y objetivación universal, alienación y abatimiento de to-
se trata de pensar dentro de ellas, la emergencia de lo que alg~nos dos los objetivos y finalidades determinadas, como sacrificio de la
en momentos determinados, viven como ilusión de «átomo aIsla- propia finalidad en aras de una totalmente exterioD)89.
do». Marx contra losjóvenes hegelianos, analizó que esa ilusión de
autonomía surge de la legalidad específica de sociedades desarro-
lladas, a partir del retroceso de los límites naturales. «El descenso 86 ¡bill.
t 87 G. Lukács, Ontologfa.
K. Marx, Das Kapital, vol. r. cit., p. 5.

I
88
85 ¡bid. 89 G. Lukács, Ontologfa.
¡
40 Manuel Ballestero
I I Introducción 41

!I, I valoración
En el proceso his'tórico del trabajo,de l~s hombres, el capitalis- cio objetivo en lo concerniente al avance o retroceso; se trata de una
mo es «desvalorización del hombre y máxima socialidad que se pre- que, excluyendo los juicios de valor sólo «morales», pone
Senta en tanto que falsa individuación, que se extiende en «el aire el acento en lo necesario al despliegue, no sqlo económico, de la
¡
viciado de la subjetividad y de la total incomprensión de la lucha i
humanidad y de sus posibles capacidades.
comunista que interpreta como sacrificio de la individualidad». En estos pasajes Lukács inserta la reflexión sobre el «estanca-
- En el marco de los ajustes dialécticos entre la esencia y lo fe- miento» que produce, dice, no menos horrores que la línea euro-
noménico, se dan «acciones de masas» que ,responden a una pro- pea de desarrollo, e in~ica que la cuestión del desarr~ll~ y del pro-
blemática interna dentro de las tendencias objetivas del desarrollo, greso tiene su contenIdo y fundamento «en la pnondad de lo
caso de las revoluciones en las que hay una identificación objetiva ontológico» y del p'leno despliegue de las posibilidades, ampliando
entre lo individual.y el procesq de esencia; y en esta esfera se dan el marco de su reflexión al afirmar, que «historia sólo pueden te-
también movimientos, de masas, de resistencia, que provocan cam- ne~la los complejos» y que las nociones de cambio de estructura,
bios cualitativos: la lucha de. clases en torno a la jornada de traba- sólo es posible responderlas «dentro de los complejos»; ,la valora-
jo, de ,la que surgió la plusvalía relativa, que no fue sólo un cam- ci6n no puede responderse sobre elementos sino sobre bases objeti-
bio de determinaciones económicas., vas y de esencia. , ' .'
Lukács reflexiona lo~ entronques de que estamos h'ablandoen- , Desde este punto teórico, del carácter ontológicamente positi-
tre _el proceso de esencia y las sacudidas fenoménicas, que pueden, vo de la superación del comunismo «ingenuo», Lukács se adentra
o no, coincidir, con lo que, dentro del proceso unitario y esencial, en una consideración de gran envergadura teórica y epistemológi-
se abren espacios ~e,desajuste, que se explican en un estudio en pro- ca; «el complejo se retiene como fundamentación de la historici-
fundidad de los hechos históricos9o . Lukács entiende que la esfera dad»91. La concepción del «átomo» aislado no podía abrir la pers-
fenoménica «ofrece más amplios espacios de autonomía para la ac- pectiva del dinamismo inorgánico, sólo su concepto en tanto que
ción individual, ya que la determinación esencial es histórica no ló- complejo: «e~~~_!,~~a_,es lO,<I,:e~~t,~l:"_~illa el s~ry ~! deye~iJ:A~JQ~_
gica ni, por ello, de simple deducción. Marx considera siempre cen- elementos»92. -
tralla prioridad ontológica social, la historia del principio objetivo -rál~~"dialécticas experimentan'alteraciones radicales en el ser so-
[... ] pero no olvida que el mundo fenoménico puede estar en con- cial, porque sus complejos presentan mayor «labilidad», por el re-
tradicción con ése». troceso de los límites naturales; tan pronto como se sobrepasa la ín-
A· este .respecto aduce la reflexión de Engels: «que bajo la in- dole natural -ser que se reproduce a sí mismo-, los complejos van
corrección formal econqmica, puede ocultarse ll;n contenido eco- más allá de 10 dado en el origen. La dinámica histórica continua
,nómico justO»; la disolución del comunismo primitivo «a primera de los complejos del ser social, materialmente se reproduce rompiendo
vista aparece como una ,degradación», y así 10 entiende Antígona, los límites dados en el inicio. Por eso, esta reproducción' no repro-
·la ley de los muertos frente a la de CreóIl' lo que significa un jui- duce sólo 10 que hubo; estamos; pues, ante un proceso de avance y
cio «moral» subjetivo.frente a la necesidad de superar el comunis- de creación desde la reproducción material misma; desde el p~inci­
mo ingenuo. Lukács, de la mano de Engels, sigue reteniendo el jui- pio se elimina la causación simple, mecánicamente determinada,· ade-
más ésta se mediatiza en las tensiones internas de los complejos mó-
90 Cfr. Schíchsalswende, Dietz, 1948, Grosse und Verfoll des Expressionismus-
1939- que Lukács conexiona con los desplazamientos en'las concepciones del mun- 91 G. Lukács, Ontologla.
do, por la entrada de Alemania en la fase imperialista. 92 ¡bid.
lV1anUet .lJauesrero Introducción

viles; que eStán·en interacción; no sólo la causación se expone como lidad específica de los complejos, que este tipo de legalidad adquiere
interacción (Engels); de las ~scisiones, de las unificaciones, de las su- mayor relieve en lo social, ya que el ~ombre en sí mismo. es un c?m-
bordinaciones surgen a su vez nuevos complejos. El proceso históri- pIejo que procesa; además, en la SOCIedad se da~ complejOS parCIales
co provoca nuevos procesos de reproducción. (Instituciones, asociaciones, cIases), que influyen en el proceso con-
. Esta historia, en tanto que naturaleza en·autotransformación y junto, y que en «la esencia del métod~, .la conexi~n causal de ~os
acumulación de posibilidades, no es «narración» (Lyotard), sólo me- complejos, no cambia nada»96. El anállSls ontológICO de las senes
tódicamente conexa, ni relación lógica o matemática; de estos pro- mantiene la conexión específica sin derogar la metodología de Marx.
cesos e incesante movimiento y transformaciones, Lukács conclu- Lukács por su análisis en profundidad, elimina la linealidad, las de-
ye que «el hombre sólo puede. vivir en sociedad, pero que ésta no ducciones automát~cas; hay historia, hay conexión, pero esas me-
es incondidonadamente la de su nacimiento»93. En este punto en diaciones no pueden elaborarse en «(todos los casos ni exclusivamente
que se afirma la índole expansiva y creadora del proceso social con- co~ la estadística cuantitativa, abstracta, formal, la prioridad on-
junto, se reafirma el carácter orgánico del hombre (nace y muere), tológica no siempre puede homogeneizarse matemáticamente». ~~­
conservando no obstante lo social su peso determinante. El creci- kács lanza una profunda sonda crítica en el cuerpo del neoposm-
miento lento de que habla Portmann, rasgo distintivo deJo humano, vismo, ya que «todo fenómeno captado matemáticamente debe.ría
biológicamente incluso, se asegura de manera social; este rasgo, on- investigarse según su peculiaridad física, biológica, para que la·m-
tológicamente excluye cualquier «individualismo metodológico». vestigación llegue a los fenómenos reales (por ejemplo laabstrac-
1
Lukác~ indica que al «andar erguido, el lenguaje, la aptitud para el ! I
ción del valor)97, es decir que es la "sustancia misma" la que desde
t I
trabajo surgen por su entorno social», frente a las suposiciones bio- su propia dialéctica engendra la categoría (el dinero) que parece. ser
logistas de Spengler y Jung. .
I la base para un tratamiento estadístico-matemático [... ] pero que
.• Tras rechazar ese método que reduce biológicamente la ontolo- desvía los fenómenos». Con toj;~Jª!.~~~~ ~ ~_()~omí~de1:1a~?~~ .
gía de lo humano, Lukács retorna a un análisis detallado del «for- . crítica de J.~.~c.9f.10mía. p~!i~.~c~, y!!! _~~i?4?!~![f!pao.!ltol?gt:!:,. que
malismo», que suprime la concatenación, en favor de lo ontológi- e~ ermétodo están contenidas todas las cuestIOnes de pnncipIo de
co (ser en cuanto ser), contra la simple consideración de las formas 94 . las leyes, del movimiento de los complejos (la tasa de beneficio, las
Lukács se centra ahora en el carácter tendencial de las legalida- proporciones de la acumulación) y que es cuestión concreta cómo este
des estadísticas, que en ningún modo abolen la causalidad: «la sín- método puede transplantarse·en forma matemática. Se plantea con
tesis fáctica de cadenas causales típicas y singulares, es tan causal toda claridad y fundadamente el problema teórico de la historiza-
como éstas»95. La exClusión por tanto de la.categoría de causa, es ción de las leyes, de la pertinencia de una generalidad inserta en el
idea que sólo sostienen investigadores aislados. proceso real e histórico. La cuestión se discute desde Ka.n~ que con-
El carácter. peculiar -:-tendencial- de las. leyes que rigen el ser so- trapuso generalidad e historicidad y que luego se formuló como del
cial sólo proviene de que el método estadístico manifiesta la lega- «sólo una vez»; en cuanto a la circularidad, a la repetición, son no-
ciones que niegan la historia.
En Marx «la historicidad es el movimiento interno, inrn,anente
93 ¡bid. según . leyes..dels~~-oéiaJ, y la tin¡"ca'l~gaJ.rd-acf ohJ~_~~~~-~~~. S_t:L~~~·'
_ _-
94 «Si los sabios se equivoc~n· es por haber ignorado las leyes», H. Poincaré, ...•

La Science et /'hypothese, París, Flammarion. Cfr. Havemann, Dialettica senza dog-


ma, Turín, Einaudi, 1965. 96 ¡bid.
95 G. Lukács, Ontologfa. 97 ¡bid.
48 Manuel Ballestero Introducción

conexiones l6gicam~nte necesarias» de pensamiento; el sond~o crí- Lukács señala que ese «hasta ahora» llama la atenci6n sobre el cad
tico alcanza los más profundo estratos de las derivas dogmdticas, que hist6rico, cas\lal, objetivo de la categoría «clásico», por eso la da
transforman en nexos metafísicos las relaciones hist6ricas y reales; no
dad repres~nta «tipo eterno» alguno, sino el modo fenoménico
el dogmatismo deforma las conexiones reales en nexos intempora- puramente posible «de manifestarse determinada forma social, lo
les y la historia en filosofía de la historia; Lukács reflexiona de ma- I no excluye que podamos reconocer como clásica la forma america
nera puntual y diferenciada la concepci6n de la práctica burocrá- Lukács rechaza su equiparaci6n con la noci6n de «modelo». «El 1
tica, cuyo análisis de mano de Marx se encuentra en la «crítica del do ateniense ha surgido de fuerzas sociales internas»1ll no a caus
derecho público de Hegel»I09, y desde estos análisis, Lukács con- conquista exterior, y Lukács examina el proceso social de la distr
cluye «que la sucesi6n de los períodos y configuraciones surge de ci6n~ .que crea c~mdi~io~es nuevas respecto al uso de la «violencia»j ~
las secuenCias de las categorías l6gicas», pero en Marx, por el con- llama clásico al' desarrollo en el que se expresan fuerzas econ6mica
trario «l~~.sª~~gorías son determinaciones de exi_~t_e~c::}_a»; así se re- deSviadas ni perturbadas»112; por otro lado Lukács dice:
macha la diferenci'iCéíiffé-él procfúo -de' éonocimiento y el del ser, el
enfoque ontológico-histórico y el lógico; onto16gicamenre lo casual pue- De la clasicidad de la polis de Atenas no puede derivarse sup
de llevar en sí una tendencia esencial llO • . ridad alguna frente a otras formas, y menos ya que se dio en tie¡
La relación, entre modos de producción no es una secuencia lógi- y espacios t;leterminados. Lo clásico es un hecho en que se manific
ca.. Lo antiguo es reemplazado por el feudalismo, pero no puede leyes del desarrollo; formas no clásicas pueden ser tan vigorosas
decirse que de la economía esclavista se sigue l6gico-racionalmen- . cluso superarlo. Como criterio la oposición clásico/no clásico nc
te la servidumbre, ya que la secuencia tiene un fundamento hist6- nifica nada. Lenin se ha expresado acerca de que «la revolución SI
rico, onto16gico, no l6gico; en la secuencia se aloja el azar y se es- lista en Rusia, en el sentido económico de Marx, no podía tene
tablece post festum. sentido clásico».
De tales análisis y afirmaciones post festum pueden sacarse con-
secuencias en cuanto-a desarrollos futuros, pero esa necesidad on- Y antes ha recordado que Marx en un momentd arranc6 de
to16gica se falsea cuando se construye una filosofía de la historia. la revoluci6n socialista triunfaría en los países capitalistas 'ava
Además estas conexiones onto16gicas s6lo se dan en totalidades dos1l 3; en estos análisis ~obre el proceso revolucionario, Lukác
sociales; las categorías tomadas de por sí no tienen historicidad; el cuerda que Lenin vio en el comunismo de guerra una forma
dinero no tiene historia al margen de su funci6n en el capitalismo, , ,
impuesta por las circunstancias, y que consider6 la NEP como
o integrado en. otras formaciones sociales como medio de circula- .i forma de transici6n, mientras que Stalin elev6 al rango de mo
.,
ClOno ! la restricci6n por la fuerza de la distribuci6n a la poblaci6n .
Este relieve del carácter onto16gico e hist6rico de las articulaciones, Pero más limportante que estas consideraciones decisivas,
penetra hasta la diferenciaci6n de lo que el marxismo ha denominado noci6n de «desarrollo desigual» (ungleichmlissige Entwicklung,
como «clásico», que aparece como «forma significativa, menos altera- progreso econ6mico con las objetividades sociales del Derecho;
da por influjos perturbadores», y en ese sentido es propio de un «ex- \ Arte; el concepto de progreso, . .
perimento mental». El lugar «clásico hasta ahora» ha sido Inglaterra.
111 G. Lukács, Ontologia.
109. MEW; vol. 1, o;. cit. 112 ¡bid.
110 G. Lukács, Ontologia. 113 ¡bid.
. Introducción )1

no debe'tomarse eilla abstracci6n acostumbrada, que representa la posicione~ teleológicas y s.e det~rmi?an socialmente en estratos; ~u­
aplicación 16gico-g~oseoI6gica de una raz6n absolutizada, extendida kács analIza esa «alternatIva dIverSIficada, que no puede reducIr~e
al curso de la historia; que el progreso económicamente objetivo pue- a identidad ideal y lógica». Se trata 1l5 de subrayar lª-l1e~erogene.!:"
de efectuarse en el despliegue de las capacidades humanas ... como tem-
dad, par~~nci~_~L~.~~,~~ro.go de~~~~l. La dete~minación g~ne­
poralmente (sólo temporalmente) en su depreciaci6n. nJ de la base se mediatiza: en esas posiciones jurídICas normatIvas. '
Marx escribe que: «la representación jurídica de determinadas for-
Se trata de un caso importante del desarrollo desigual tratado mas de propiedad, por mucho que se haya instaurado sobre ~tas,
por Marx como, perteneciéndole. metodológicamente; es la desi- no les es congruente, ni puede serlo». Marx ha pensado una SItua-
gualdad del desarrollo de las capacidades humanas conforme a las ción ontológica en.la que la congruencia no es posibl~, porq~e. es
categorías del ser social más socializado; la socialización es de la esen- el modo fenoménico de una praxis que sólo puede funCIonar en In-
cia del todo, por eso la democratización como valor social, por eso congruencia; el ajuste lógico es imposible desde la divergenci~ co~­
Lukács parece recordar las exhortaciones leninistas y su elogio .del creta de esa praxis 1l6; desde la continuidad del desarrollo hIstÓrI-
«democratismo primitivo». Y Lukács rechaza la crítica culturallsta co, los intentos de captar un fenómeno jurídico, de :e~~esar a
que se basa en esos retrocesos, para negar la existenci~ misma .del, instituciones y a SJ.l re-exposición es imposible; «la adqUISICIón de
progreso: «se dilatan como criterios únicos, simples momentos (Im- una época anterior se funda en' malentendimiento de la .antigüe-
port~ntes) y por eso marran la cuestión», ",fiadiendo que en el cur- dad»; ese málentendimiento, comenta Lukács «no puede Interpre-
s~.histórico real puede existir una disociación entre lo que se pre- tarse gnoseológicamente, se trata de un~ necesi~ad soc~al, d: su cum-
tend~,y ei resultado a que se llega. " plimiento óptimo; en efecto, se neceSIta un SIstema JurídIcamente
, EL carácter des~g~_~~,L~.:~_c:.r~~llo tiene su origen. en la ~ete-
<
homogéneo que implica independencia respecto a la base econó-
r9geneidacraelos elementos que Integran un compleJO; es CIerto mica», porque «los medios de realización de una posición teleoló-
f
que cuanto más socializada la economía, los elementos naturales se gÍca tienen una conexión prop~a, i~manent~»;,las diferencias q~e
I transforman,en el sentido de la socialización, pero este proceso real se sefialan aquí en el proceso hIstórICO, no tIenen nada en comun
¡ 'n~,suprime ni su forma natural ni la heterogeneidad. Lukács, bol- con el despliegue de la substantia de Espinosa. Por otro lado en la
l chevique realista que sostuvo la posibilidad del socialismo en un solo reutilización del pasado" se reúnen dos mundos heterogéne.os, uno
\ país, piensa que no hay homogeneización precipitada ni abstracta, material-en cuanto a la aplicación concreta- y otro teleológICO. En-
I sino la susceptible de asumir democráticamente 1l4 esas heteroge- gels en este contexto ha hablado de determinación «sólo en últi~a
neidades y diferencias. , instancia», y Lukács pone de relieve a todo este respecto, la dualt-
Desarrollo desigual en eL Arte, pero también «en cómo las rela- dad de la formación del derecho y del sistema jurídico: el nacimiento
ciones de producc~ón se presentan en tanto que relaciones jurídi- del derecho nunca es jurídico; la legislación como Mysterium que
cas»; la posibilidad de que en sociedades menos primitivas, la .más concede Kelsen apunta a la grieta en la determinación, en la co-
acusada división del trabajo y,por consiguiente de una esfera Jurí- rrespondencia de lo jurídico 1l7, la revolución niega la realidad exis-
dica más desarrollada, por la emergencia ,de la diferenciación anta- tente, pero sus leyes pretenden plena validez jurídica; Lukács sefiala
gónica entre las clases, traiga consigo la necesidád de organismos
«para la regulación». Tales organismos se instalan según sus propias
115 G. Lukács, Ont%gla.
116 ¡bid.
114 Cfr. A. Rosenberg., Histoire du bolchevisme, París, Grasset, 1936. 117 ¡bid.
52 Manuel Ballestero Introducción 53
esta naturaleza dialéctica del Derecho que surge en tanto que ne- vorable de la génesis; Goldmann porque sociologiza, no tiene en cuen-
gación del derecho, movimiento de negación y de resistencia, re- ta la amplia intervención del favor o del desfovor en cuanto a la gé-
sumiendo todo este análisis de diferencias internas como sigue: «la neszS• 121 . .
desigualdad del desarrollo significa, que la línea en el movimiento Por otro lado, Marx exp~)lle de manera explícita «que los mo-
del ser social [... ] no.se despliega en Jínea recta ni conforme a una mentos de esplendor, no están en relación con el desarrollo eco-
lógica racional, sino a veces por rodeos tales que los complejos que cons- nómico general «y que determinadas configuraciones sólo son po-
tituyen el conjunto deben estar en relación de ·no correspondencia, ta- sibles en niveles no desarrollados». Tanto Marx como Lukács
les desviaciones se basan en hechos ontológicamente necesarios» 118. rechazan la determinación causal y eXigen la' especificación de lo
Las desviaciones respecto a la gran línea del desarrollo según leyes, general. Dentro incluso de la causalidad genética, Lukács disti~gue
son necesarias y pueden integrarse históricamente, no son de in- las relaciones particulares con momentos del todo, por lo que pue-
determinación. de decirse que Goldmann marra por su parte también el concepto
. Dentro de esta concepción global, el problema del Arte debe ela- de «teoría», «el acento que Marx pone en la mitología [ ... ] denota
borars~ en concreto, en el ámbito de un desarrollo desigual. Marx el carácter específico del fenómeno», y esta incitación metódica, tuvo
rompe los prejuicios que dominan entre sus seguidores,: el arte no muy poco eco; los fenómenos del Arte se han tratado de modo so-
se .der:iva simple.mente de la base económica; Marx por el contra- , ciológico abstracto, también en Plejanov, y en el período de Stalin
rio, an;anca deliberadamente de la sociedad conjunta, incluidas las surge una equiparación mecánica, indiferente al desarrollo desigual
te~dencias ideológicas, «pero como todo desarrollo ideológico, tam- de los géneros. . . - ,
bién se instala de manera desigual»1l9. Reténgase, que este pasaje Lukács avanza hacia una determinación peculiar del empuje es-
qu~ romp.e.con toda tradición monolítica, se encuentra en un tra- tético dentro de la arquitectura de lo social «ya que en la simple
bajo de Lukács de 1939. . . existencia del Arte, está dada la desigualdad· de su des~rrollo»; por
.En .el análisis del arte de Homero en Marx, éste se lleva a co- eso, para la ideología monolítica del Estalinismo «la teoría del des-
nexión ~on la «mitología griega», y el Arte se refiere a la totalidad arrollo desigual fue abominable». . ..
de las relaciones sociales. Además, añade Lukács «en la intención La teoría del desarrollo desigual «aparece como un más alto ni-
de un~ obra de arte, se aloja una selección, ya que determinados vel dialéctico», dice Lukács, recogiendo la idea de Marx en la Con-
momentos· son de significación dominante; la mitología no es di- tribución a la critica de la Economla polltica, que «la relación d.~)~,
rectamente la base sino en una relación intencional»120. Además, al (u~t~s,prº.cluctiy,ª§..y 4~J~f!elaciones de prod1.!cc.i~l}~,,~~. d!~ect~~~".
hablar' de génesis no se trata de rel~ción causal entre «base y supe- u~a vez más;;~- . ~-''"'. '_..".. . ................- '. .
res.tructura», y dentro de la conexión ca~sal incluso, ésta puede ser ·....E~· .~(~·~trámado dialéctico que se hace perceptible en la natu-
favorable o no, a la génesis de la obra. Lukács se separa no sólo de raleza de lo 'estético, Lukács significativamente vuelve a'la consi-
los seguidores dogmático-monolíticos~ sino también de Lucien deración crítica del materialismo inmediatista de Feuerbach, quien
Goldmann, de su hipótesis de un «estructuralismo genético» en el hubo de abstraer del curso histórico y fijar el sentimiento religioso
que, al modo.positivista se confunde conexión causal y carácter fa- por si, presuponiendo el individuo aislado, y pensando que la esen-
cia del hombre como género es sólo generalidad interna; existe una
118 ¡bid.
119 Cfr. Grosse und Vcrfall des Expressionismus, in schickdalswende, p. 190.
120 ¡bid. .
121 Cfr. Lukács, Théorie du roman, París, Denoa, 1989.
·J":t. .lY.lurIUC~ .uUUCJI~O
Introducción 55
semejanza'más que ~xterior y casual entre estos tipos de reflexión, Marx en los Manuscritos investiga las consecuencias del inter-
ya que en los .dos casos se enfoca un sobrepasamiento de lo singu- cambio entre los hombres como un momento' importante en el tra-
lar y su simultánea proyección en la generalidad o en lo absoluto; , tO social, «los animales no pueden coordinar las características di-
por debajo de estas formas, la estética y la religiosa, .discurren po- 1 ferentes de su propia especie, ni contribuir al provecho o acomodo
tencias sociales que las determinan en su en-sí. Ya e! «joven Marx» común de la suya». La verdadera .conexión social que se instala en,
recusó la forma estático-natural de Feuerbach, porque conforme «a I la diferencia es clara en la reflexión dialéctica de Marx en cuanto a
1.

su materialismo inmediatista tuvo que abstraer de la historia, y la ./ la posición del otro en la emergencia de! «yo»; ]a-eques D'Hondt
esencia de! hombre en cuanto género, es sólo interna (idealista), no ha hablado de «materialismo relacional» en Hegel y Marx 124 . En es-
concreta». Se trata, piensa Lukács, del humanismo burgués y abs- taS reflexiones de M~rx, dice Lukács, e! reproche no es sólo hacia atrás,
tracto, que se ha impugnado .en una formulación indeterminada, cOI}tra Feuerbach y contra la comparación con'e! género biol6gico,
por lo que Lukács profundiza y especifica e! concepto de género ...Ep «sino hacia de!ante» porque el objeto de trabajo es objetivación de!
lo ?r~I~~~?I,-.l~!. ~~Il~l~~~!~~E:X_~~r~~n. ~.~6~~:!..~~:~~e p~:- ser genérico del hombre, ya que éste no es activo'sólo intelectualmente,
petJia; a re aCIón entre el smgular y e genero es natural, muepen- sino trabajando, realmente desdoblado y se contempla en un mun-
iliente de toda conciencia, de cualquier objetivación cqnsciente; se
do creado por él. El.i!!..d.iyLciu:9._.~..~.:~?:!~__~~~.!~..r)~.~t_~!'!Q!~~~J9P. ~4~_
trata de la generalidad que puede pensar Platón, la racionalidad abs- su vida es exteriorización y. continuación de la: vida social.'
tracta, ideal que se da en el esclavo geómetra; en tal ejemplar no pue- --ETT~divia{iQ-aTsi;do··~;"es·u~"estado"pecülTarr:~'J'de>~t;~ de la'so-
de surgir la conciencia de' género, porque su producción y su re- cialidad, objetiva y subjetiva de! hombre». La reflexión dialéctica
producción no pueden engendrar la unidad-dual del singular y del de Lukács en cuanto a las relaciones de! sujeto con lo otro,' en el
género,; ni siquiera en e! estoicismo, en e! que predomina un Logos trabajo social y con su exteriorización como mundo en el estable-
eterno, no producido, dado en-sí, es e! idealismo de la materialidad, cimiento de sí mismo, identifica los diferentes momentos yescla-
no uno que se construye histórica y prácticamente; República utó- rece y articula analíticamente la identidad que se construye en -el
pica l~ de Platón, no. penetrada de una actividad determinada I22 . proceso de trabajo, histórica y dialécticamente; además levanta (auf-
. Es. evidente que el momento determinante (la unidad-dual del hebt) la psicología, en tanto que estrato determinado en e! proce-
singular y de! género) sÓlo puede constituirla e! trabajo, la activi- so de socialización.
dad en sociedad; que en esto. está la diferencia entre e! hombre y el Es dentro de este arco problemático y de estas tensiones dia-
animal. no sólo ni exclusivamente en el empleo de instrumentos, lécticas donde Lukács instala la crítica de lo que humorísticamen-
sino ~n la «finalización» de la actividad. De ahí la reflexión de Marx te ha denominado «robinsonada de decadencia»: e! existencialismo,
en Deutsche Ideologie acerca de la relación entre e! _tr;<~~j~x_~l~n- la Verworfenheit, tiene un fundamento pseudo-ontológico en e! in-
...s.~aje123. Marx escribe.ra:nbién: «donde ex1steüna.relacIón,"exi~te para dividuo aislado, y también la «aparente actividad» de hi Fenome-
mi;et animal no se relacIOna con nada, para e! ammalla relaCIón con nologla de Husserl, que metódicamente pone entre paréntesis toda
el "otro", no existe como relación»; dialéctica de la relación con la realidad, eclipsando la diferencia entre lo primario (el dato) yel re-
otredad nue implica la «conciencia». '-,,, ............."......._.. '-'~"-"_-
-,,--O..._'"-..., ....... .;J. ....,.,6. '...... ___ ,......'*....~...._... ".~ ..., .................. _ ............. , .• , ....",,, .h~.. . ~_.. - flejo subjetivo de su donación»125.

122 Cfr. M. Riedel, 1. Kant, Schriften zur Geschichtsphilosophie, Reclam, 1974, 124 Cfr. F. Li Vigni, J. D'Hont, Hegel et Marx; une double réhabilitation, Na-
p.10. . poli, La Citta del sole, 2002.
123 G. Lukács, Ontologia. m G. Lukács, Ontologia.
56 Manuel Ballestero
Introducción 57
. Marx ha captado te6ricamente, no s610 como hecho que «s610 Max Weber entendi6 esta situaci6n, pero «sólo en su inmedia-
. en el siglo XVII [ .•. ] al individuo las conexiones sociales, le parecen tez»126, porque no enfocó la naturaleza ontol6gica de la lucha, re-
simples medios para sus fines, pero es la época de las relaciones socia- duciéndola «a un choque de "juicios de valor", y no a la contradic-
les más desarrolladas», yen la Sagrada familia polemiza contra la iz- ción de tendencias ·en el ser social»; Weber s6lo anill;:~eñ-erplañ~
quierda hegeliana (liberal), por que el. individuo se construye en so- 16gico:~o e~"~rd~las'ieñsi'¿nes~ñto16gicas objetivas en acci6n, acha- .
ciedad. tándolas; por su parte, el neo-positivismo suprime los conflictos.
La realizaci6n del carácter fenoménico en el individuo, es inse- El marxismo tradicional pasa de largo ante las cuestiones onto-
parable de las relaciones sociales en que se produce y se reproduce 16gicas del ser social por un falso dualismo también gnoseológico; Ple-
la vida, inseparable por lo tanto de su propia existencia, que está re- janov esquematiza:. el estado de las fuerzas productivas y la supe-
lacionada' de manera inmediata con la actividad social. En ,efecto, res~ructura, «el orden social y el político» ya que se encuentra bajo
la' relaci6n del individuo humano con su género «se transforma y la influencia de la gnoseología del siglo XIX: un ser según leyes sin
se mediatiza por categorías sociales, trabajo, lenguaje, intercambio conciencia, una conciencia sin ser y que «no puede contener nada
y nunca puede ser «muda», sino realizarse en·el plano de la con- de ser en-sí»; paradigma que aplicado al ser social lleva a antino-
ciencia, superada la necesidad bio16gica en el cauce ele una parti- I mias irreductibles.
cularidad hist6rica de la producci6n y reproducci6n sociales. El gé- 1 ..' '«Marx' justamente atribuye a las fuerzas econ6micas una vali-
pero en-sí está ligado al desarrollo del para:-sí y a las formas parciales . \ dez general, semejante a la de las leyes naturales, por eso se estaba
dela vida social. «Una verdad en-sí que deviene para-sí», está his- ; muy cerca de aplicárselas al ser social»; lo econ6mico es un estrato
t6ricamente determinada. «El en-sí genérico de los animales es fijo, "1 decisivo pero no todo el ser social, que incluye las opciones alter-
en el hombre es para-sí y está mediatizado en la particularidad de nativas que abren el espacio de esa determinaci6n; téngase en cuen-
la historia productiva, variable y potencialmente en expansi6n». ta el momento del azar en el proceso y que «los homb,res hacen su
historia».
Hoy está en vías de construirse una interdependencia multilateral El ser social en Plejanov «aparece como un ser puramente natu-
. en un género, proceso concómitante con las fuerzas productivas; se está ral, sin conciencia», dándose así «un enfrentamiento metafísico del
dando la emergencia del género humano y se trata de un dato objeti- ser social y de la conciencia», lo que contradice la ontología de Marx;
·vo que·implica desarrollo de las capacidades humanas; éste es un proce- primero, t~49_ se~ ~<>.c:;!~~~_á i~s~p~a.ble1p,.e.nte.un,ido a aC_~?~.~~..901l~,
SQ teleológico, perQ que lleva a la integración de pequefías unidades ciencia (el emplazamiento teleoI6gico); en segundo lugar aparece una
en las más altas. , :ruperacentuaci6n mecánico- fatalista de la necesidad econ6mica127
en el marxismo vulgar y el «suplemento neo-kantiano» ql:1e corres-
«La historia universal-dice Marx-, no ha existido siempre [... ] ponde a esta deformaci6n, rompe también los nexos dialécticos en-
es simplemente un resultado». «Estamos ante la emergencia del gé- tre los principios y los hechos, entre forma y contenido, abstrayen-
nero no "mudo", ante el establecimiento de las facultades y de sus do aquélla en tanto que determinaci6n «ética» (Adler); pero Marx liga
contradicciones»; Lukács una vez más afirma-la índole contradicto- los dos planos como es punto nuclear en su análisis del trabajo don-
ria del proceso, lejos de cualquier concepci6n lisa, simplemente cu- de «el trabajador por un movimiento sobre la Naturaleza exterior a
mulativa; «esta contradictoriedad, en su dinámica y legalidad, sólo
puede captarse desde la exposici6n de la totalidad del desarrollo de- 126 Cfr. La Destruction de la raison, vol. n, op. cit.
sigual: la diferenciación en clases que actúan de forma antag6nica», 127 G. Lukács, Ontologia.
ManueL .lJaLLestero
Introducción 59

él (ausserihm) modifica simultáneamente la suya»128. La operaci6n «En el valor de uso se instala la transformación de los objetos
sobre la naturaleza exterior lleva consigo la transformación de la del naturales [... ] .en los apropiados a la reproducci6n de la: vida. El sim-
trabajador, quien no sólo provoca «un cambio de forma en la Natu- ple y natural' ser-para- otro [... ] contiene una r~ferencia nueva a los
raleza», sino que «realiza en ella su propia finalidad»129; se unifican hombres»; referencia a lo humano, en la que se colapsa el análisis
dialécticamente en el proceso de trabajo lo exterior y lo interno. objetivista (cosista); la antigua praxis llamaba ya in nuce al enten-
Engels ha presentido la deformación del pensamiento de Marx dimiento dialéctico, y el antihumanismo te6rico prescinde, como
en la divulgaci6n, por·eso dice que «en~!~_~.~.t!.Y la stlpe~.~struc­ el neo-positivismo, del momento útil; en el objeto natural se im-
tUE:Y_~tabl~er~_E~.~~~~_~~s ~C.~.eE9~ªs.~~,!~y que «sería pedante de- planta su utilidad, por lo que la autoconstituci6n de las categorías
ducir un I1.eCho de la necesidad: econ6mica»130; «la base es la base, lleva consigo un re~roceso de los límites naturales «gl valor de us2.
pero los diversos momentos de la superestructura ejercen también es el motor de la transformaci6n de lo natural en social, de~7
su influencia; se trata de una acci6n recíproca entre todos los mo- ori~íeiitoaeraeveñ1rJlombreaerhoí;.'b~~~; i3f:'"'~""~~"""'" ""., .
mentos donde, a través de una cantidad infinita de azares, el mo- P/""Ei estas'con~f~~~-:-~ñtof6giéas"y dícilléiícas se trasciende el co-
mento econ6mico se impone con necesidad». Engels certeramente nocimiento fetichista, alzándose a la concepci6n de un «humanismo»
remite a la génesis de la ideología, a lo relativamente. peculiar de social. Lukács desvela en la noci6n econ6mica de valor de uso, la sus-
esa génesis; se derogan así los nexos simplemente «sociológicos»; por tancia real y humana de la categoría; perfora reflexiva y teóricamen-
eso, Lukács, profundizando te6ricamente indica que en esto, no te el «economicismo», como corresponde a la Critica de la Economfa
debe hablarse de relaci6n forma-contenido, y que «la primacía on- polftica de Marx, yen este camino te6rico se comprende la valoración
to16gica de la economía no tiene en sí relaci6n jerárquica alguna, por Lukács del Esbozo de 1857 (Grundrisse) que establece la relación
ya que se trata de primada s610 en cuanto al ser, exponiendo el «sim- interna entre producci6n -consumo- distribuci6n. La categoría de va-
ple hecho -que la existencia social de la superestructura presupone lor econ6mico influye en la orientaci6n; su realización en sociedades
el proceso" de reproducción», y que «éste no puede pensarse sin con- cada vez más complejas, llama a la vida a mediaciones de las que sur-
ciencia [... ] mientras al mismo tiempo á la esencia de la economía gen alternativas, que no se dirimen en forma económica132; surgen en
le pertenece no poder reproducirse sin una superestructura»; la eco- este dominio valores de índole heterogénea respecto al valor econó-
nomía es el eje de lo social que tiene conciencia ideológica, es un mico, y los valores parecen «cogidos en la inquietud heraclitana del
problema del ente econ6mico, no s610 bio16gico o tecnológico, lo devenir», porque surgen orgánicamente del hic et nunc de cada caso,
mismo que el trabajo.encierra en-sí Vorstellung. Lukács pone el acen- pero esta dependencia no debe entenderse causal y linealmente como
to en que «con el adjetivo social se ha separado de toda concepci6n en la vulgarización del marxismo; esas variaciones de valoraci6n «las
idealista de los valores, transcendentes en la mayoría de los casos, provoca el ser social, no s610 en su nivel económico», «esa dependencia
y que «la necesidad social de la posici6n valorativa es al mismo tiem- -dice Lukács-, puede concretizarse en que un sistema de valores nie-
po presupuesto y consecuencia del carácter alternativo de los actos gue como no valiosas las consecuencias fenoménicas de un estado de
sociales de los hombres»; por eso la contraposici6n de valores (dio- desarrollo». El campo de variaciones valorativas, es amplio, pero no
ses) de que habla Weber no es lucha teol6gica, sino ontol6gica. indeterminado ni caóticamente relativo yno invalida en modo alguno
el método de Marx: la determinaci6n dialéctica según leyes de la co-
128 Das Kapital, vol. 1, p. 186.
129 ¡bid. 131 G. Lukács, Ontologfa.
130 Carta a Bloch de 21-09-1890. 132 ¡bid.
60 Manuel Ballestero
Introducción 61

nexión real de las vaioraciones de las situaciones concretas; en cam- desarrollo. «La nueva concepción de la sustancialidad ... la continui-
bio, la valoración logicista de los valores lleva consigo la «a-historiza- dad, puede constituir la solución de la antinomia»13~ entre el relati-
ción», por la que «s1:1 existencia real y concreta puede entrar en un sis- vismo y el dogmatismo; la sustancia no eterna, sino en tanto que du-
tema formalmente, engreído. de. sí». En este complejísimo ración en el cambio, que supera lo relativo, sin abstraerse en una forma
entendimiento crítico de los valores, Lukács una vez más reclama la intemporal, la cual pasa por su simple duración. , '
valoración en el proceso histórico y real, ya que «los valores surgen en Todo este nudo problemático orienta hacia el papel central de
el proceso dela socialidad y,sólo así consiguen mantenerse»; también lo económico, que no sólo hace posible la instauración del socia-
por eso «se debe renunciar a la "validez eterna" de los mismos [... ] lismo, y cuya función ontológica tampoco puede suspenderse; ~a
'han nacido en un estadio determinado, no como si el proceso histó- esfera económica ep el socialismo sigue siendo «reino de la neceSI-
rico hubiera sido simplemente la realización de un valor eterno». dad». Con sólo enunciar esta tesis, Lukács se vuelve contra Fourier,
, Este análisis refuerza el carácter histórico de los valores, su po- cuya «genial perspicacia crítica» Marx valoró altamente, pero para
sición y su existencia en el entramado de las tensiones sociales. quien el trabajo se transforma en u~a. especie de «juego», y con.tra
, En cuanto a la «renovada validez del pobre y abstracto impera- las teorías según las que con el SOCialismo se entraría en una Vida
úvo categórico, se debe a la relativa abstracción de su. sistematiza- sin economía. «El camino al socialismo es el del desarrollo ya es-
.ción logicista»133. Esto no obstante, Lukács entiende la larga vigen- , bozado en el que, por el mundo desarrollado de la economía, se es-
cia de ciertos valores; lé!. continuación de la sustancia en el ser social, tablece el ser social propiamente dicho, la especificidad del género
'l~ del hombre, la de su crecimiento, «manteniéndose con ello la sus- consciente no simplemente natural y mudo. La econo~,~a.g~va a
tancialidaddel valor, su esencia, su realidad». La realidad y concre- una socialidad cada vez más elevada en las categorías s'ociaIes.
ta s~stancialidad del proceso en s~ continuidad, relega el dilema: re- ---ras'sociea.ades 'd¿'das'es;' éstólo"cúmpleü' sólo de' una manera
,lativismol ~¿gmatismo; mm alld también y sobre todo de las rupturas «que se fetichiza como segunda naturaleza»; este cará~ter de «obje-
,~ fuera de la continuidad o de la continuidad dogmdtica sin rupturas. tividad» independiente respecto a las alternativas singulares, per-
Continuidad de la sustancia del ser social, del trabajo en el inter- manece como insoslayable; el capitalismo actual hace del consumo
cambio con la Naturaleza, del valor de uso. Por eso, al llegar a esta esa s~gunda naturaleza.' ,
visión dialéctica de la continuidad en el cambio, Lukács puede en un- El capitalismo engendra una producción social espont§I?-~a; el
c,iar un prin~ipio ~eneral.: que «la!eferencia al E~~~o resulta sie~- , socialism01:rañsforma'esta espóñtañeídad·eñ"i.iri~_!~~r~~@E...(:()?~~
pre de una lllt~ncló~_.?r~~E.,~~4~é!lp~~e~e~clr al Tuturo» . '", 1 cíéñte~-ra'Hbertad-en-'este-'ao'ininio-solo'-p'-üeaeconsistir en que los
Dicho, de otra manera, ras,ramas del tIempo se Insertan entre sí en el -,,'
hombres socializados, los productores' asociados regulen racional-
proc~o del ser soci~; y así, la per1l?-anencia de lo estético, cuestión a 1 mente su intercambio, en lugar de estar dominados por él [... ] lo
la que no se puede contestarni desde la rigidez del formalismo, ni en I
lleven a cabo con el menor gasto de fuerza y en condiciones dig-
un diferenciación sociologista. Luká~ en esta problemática aduce la nas, adecuadas a la naturaleza humana.
referencia de Lenin a la costumbre:» los hombres liberados del capita- La reflexión última de Lukács es asimilación sintética y reflexiva
lismo, se habitúan a respetar las reglas elementales de la convivencia», dd pensamiento de Marx, tanto en su vertiente «crítica de la econo-
.y ,recuerda que tanto Lenin como Marx hablan de la continuidad del mía», como en la metodológicamente decisiva de la concepción del
ser histórico, contribuyendo a eliminar los parásitos simplificadores,
133 ¡bid. p. 157. Cfr. In extenso, El joven Hegel
134 ¡bid. p. 159. 135 ¡bid., p. 158.
en que se habían sofocado, casi hasta ahogarlas en rápidos esquemas,
las posibilidades de apertura f las instancias inmanentes de creación.
La L.rgp.Qrtªn~ia del análisis estriba en que se rastrean las cone-
xiones ontológic~"d~'l~~"~a~re~funcramentales de la vida de los
hombres tanto la estética, la del derecho como la moral; tres do-
minios que no pueden pensarse, sin elaborar previa y radicalmen-
te las con~iciones de posibilidad de la libertad en el dominio de la
determinación histórica.
t «~~~~.clj~~_~g~rJ~._~o_~~~. su .~f~ La raíz del hombre, ~ el MARx, ONTOLOGfA DEL SER SOCIAL
I E.9mb~>. Nuestra Introducción ha adoptado la forma de lo que los
¡ franceses llaman una «explicación de texto», centrada en torno a tres
I puntos: liberar la figura pensante de Lukács del interesado y garrafal
! sambenito de estalinista con que han intentado neutralizar su ingente
1 e insustituible trabajo intelectual; en segundo lugar traer al recuerdo y
: al estudio su crítica de las «modernas ciencias formales», listas para la
! manipulación de una opinión ingenua o poco advertida; finalmente,
¡ recordar, al margen de esquemas manidos y formales, el pensamiento
l de M~rx, (<,..~ist~rico y dial~~tic::º_e.Q.§l!.~~!?-.<;!a», y eso al servicio de una
reflextón teórica y política que incida en nuestros combates presentes.
La forma «explicación de texto» la exigió la exposición misma
de Lukács, quien sumido en una reflexión filosófica del ser social
histórico desde la profunda aprehensión de esa materia con fre-
cuencia cap!ª-~orías, nexos y relaciones de manera tan compact:¡,
que era necesario ii explidiando;eñcüirquier caso mi introduc-
ción es sólo un instrumento de acceso al texto de la Ontología de
la que no puede separarse. .
.;;.
Lukács, al final de una larga vida militante recoge en su letra y
en su sentido el pensamiento de Marx, y lleva a cabo la crítica te-
órica de la teoría y de la práctica del «socialismo real», sacando del
olvido y de la «sacralización esterilizadora» a Engels y a Lenin, pen-
sadores y agentes de la democracia socialista; con ellos, Lukács se
aleja de cualquier deriva revisionista y oportunista, así como de las
simplificaciones dogmáticas, abriendo el campo a nuevas iniciati-
vas y nuevos rumbos.

París, noviembre de 2006


I
1

Las categorías son formas del ser, determinaciones de existencia.


K. Marx

Cuestiones metodológicas previas

Si se trata de comprender te6ricamente la ontología de Marx, uno


se encuentra en una situaci6n parad6jica: por un lado cualquier lec-
tor imparcial de Marx notará que todas sus enunciaciones correcta-
mente entendidas, sin los prejuiciQs de moda, son pensadas en úl-
timo término como e~_ll:n..~~~~p':~_ª"g:L~.4~~, por consiguiente
como puramente onto16gicas; por otro lado, en él no se encuentra
ningún tratamiento aut6nomo de problemas onto16gicos; una toma
de posici6n para determinar su lugar en el pensamiento, su delimi-
taci6n respecto a la gnoseología, a la l6gica, etc., nunca ha sido em-
prendida por él, ni sistemáticamente ni con la intenci6~ de siste-
,matizarla. Esta dualidad de lados que internamente se copertenecen,
depende sin duda de su decidido arranque y del principio de la fi-
losofía de Hegel l . En ésta, como hemos visto, existe, determinada
por el sistema del pensamiento, la unidad de la 16gica y de la teoría
del conocimiento; el pensamiento dialéctico de Hegel retiene si-

1 Lukács G., Para la ontología del ser social Falsa y correcta ontologla de Hegel,
Sammlung Luchterhand, vol. 49, Neuwied, 1971.
66
JYJU'''', _.---

multáneatnente con 'su propio establecimiento una unificación que conocimiento gozoso y lleno de comprensión que exige sin embar-
tiende a la fusión recíproca. Por eso es natural que el joven Marx en go un desarrollo crítico. Esto es claro en las cartas tempranas (ya en
sus primeros escritos, determinados aún por Hegel, no pudiera lle- 1841), más tarde, en medio de la lucha contJ;'a el idealismo hege-
gar a un planteamiento directo' y consciente de la cuestión ontoló- liano, en la ldeologlaAlemana, tiene un perfil perfectamente unívoco:
gica. Esta tendencia negativa se refuerza por.la ambigüedad (Zwei- «En la medida en que ~euerbac~ es ~aterialista, en. él. no ~arece la.
deutigkeit) del idealismo objetivo y que sólo más tarde fue puesta a historia, y cuando conSIdera la hIstOria, no es materialIsta» . De es-:e
la luz especialmente por Engels y por Lenin. Mientras Marx y En- modo, el juicio de Marx sobre Feuerbach tiene dos caras: reconOCl-
gels, en la separación consciente respecto a Hegel, con todo dere- miento del viraje ontológico, en tanto que ~ni~a hazafia filosó?ca
cho presentaban,. tanto explicativa como polémicamente la contra- de aquel tiempo y ~imultáne~~nte estableclmlento de sus lí~ltes
dicción abrupta y excluyente del idealismo de Hegel frente al ya que precisamente el.!!,1atenallsmo alemán de Fe,:erbach no c~..::
materialismo renovado de ellos, más tarde resaltaron tendencias la- ta en absoluto el problema de 13:.?E~<?~ía ~el ser S.oclal. En esto apa-
tentes enérgicamente activas en el idealismo objetivo. Así, Engels en r~e no s610 la clara visión fllosóficay la universahdad de Marx; esta
el Feuerbach habla del «materialismo de Hegel puesto sobre la ca- toma de posición ilumina su desarrollo temprano y el lugar central
beza»2; así Lenin repitió acerca de los impulsos al materialismo en que los problem~ ontológicos del s~r soc~al ocupan:n él. .
su lógica3• Debe ciertamente afirmarse que Marx, incluso en la !lgU- Por todo ~sto una ojeada a La dtsertactón es muy instructiva; se
da polémica contra la izquierda hegeliana,. como B. Bauer y Stirner, ..- trata de la crítica lógico-gnoseológica de Kant a la prueba ontoló-
jamás identificó el idealismo de éstos con el de Hegel. gica de la existencia de Dios ya su respecto Marx objeta:
Sin duda alguna, el viraje que Feuerbach realizó, de carácter on-
tológico, influyó en la disolución de la filosofía hegeliana ya que por Las pruebas de la existencia no son más que tautologías hue-
vez primera'en el desarrollo alemán, el idealismo y el materialismo cas, por ejemplo, el argumento ontológico no significa más que: 12-
se confrontaron abierta, amplia y efectivamente. Más tarde las de- que yo me represent~_~_~~_(,~aliter), es ~~~~P.r.~~:~~~ón p.~~
bilidades descubiertas en la posición de Feuerbach, por ejemplo su mí, actú~ s.~_~_!"~.mLy ~e s~.§o todos los dioses, tanto los p:--
limitación a la relación abstracta de Dios yel hombre, llevaron con- ga;os'oo~o el cristiano ~c:~~una exist~~al. ¿No ha domi-
sigo el esclarecimiento de la posición ontológica de manera clara y:; nado a~o el viejo Moloch?, ¿el Apolo délfico no fue una poten-
consciente. Este efecto es claramente perce~tible en el Joven Engels, cia real en la vida dé los griegos? La crítica de Kant en este dominio
porque de sus comienzos filosóficos poco claros en la joven 4lema- no significa nada. Si alguien se imagina tener cien táleros; esta re-
nia se desarrolló hasta los jóvenes hegelianós; en éste es visibl~ 10 ra- presentación para él no es ni arbitraria ni subjetiva, si ve en ella los
dicalmente que ha influido la nueva orientación ontológica que táleros imaginarios, tienen para él el mismo valor que los táleros re-
ar~ancó de Feuerbach. Porque si se prescinde de Gottfried Keller y ales; contraerá en su imaginaci6n deudas imaginarias, lo mismo que
de los revolucionarios demócratas rusos, sólo tuvo como resultado toda la humanidad ha contraído deudas con sus dioses 5•
una renovación del materialismo del siglo XVIIi; lo que no cambia
nada en cuanto a la intensidad del origen. No obstante, en Marx es Ya en esto se perciben momentos importantes del pensamien-
apenas perceptible tal sacudida. Los documentos muestran un re- to de Marx; se muestra la preponderancia de la efectividad social

2 Engels, Feuerbach, Viena-Berlín, 1927; MEW, cap. 21, p. 277. " MEGA, 1, cap. 5, p.·34; MEW, vol. 3, p. 45
3 Lenin, Papeles póstumos, Viena-Berlín, 1932, pp. 87, 110, 138. 5 MEGA 1, 1; MEW, volumen suplementario I, p. 370.
,1' Marx, ontologia del ser social 69

en tanto que criterio último en cuanto al ser o no ser social de Un damentos materialistas. La economía corno centro de la ontología
fenómeno; lo que desvela una amplia y profunda problemática que d~;" no significa en modo alguno un «eco no mismo» de la vi-
el joven Marxtodavía no podía dominar metodológicamente. Pues sión del mundo. (Esto aparece sólo en sus epígonos, quienes ya no
por un lado se deriva del espíritu conjunto de la Disertación: que tenían idea del método fllosófico de Marx, y esto trajo consigo equi-
no concede ningún tipo de dioses; por otra parte, que de la efecti- vocar y comprometer al marxismo.) El desarrollo filosófico de Marx,
vidad histórica de determinadas representaciones de Dios, se sigue hacia el materialismo culmina en este viraje hacia la economía; si,
una especie de existencia social. Aquí ya plantea un problema que yen qué medida Feuerbach ha desempeñado un papel importan-
más tarde desempefíará un papel importante en ,el Marx materia- te, no puede establecerse de manera unívoca, aunque Marx estaba
lista y economista. A saber, la función socialmente práctica de de- de acuerdo sin duda con las intuiciones natural-fllosóficas, onto-
terminadas formas de conciencia, sean o no, desde el punto de vis- lógicas y antirreligiosas de Feuerbach, también es 'seguro que en este
ta ont6logico general verdaderas o falsas. Estos pasos importantes dominio, también rápida y críticamente se sali6 fuera, porque se
para el. desarrollo ulterior de Marx, se completan con la interesan- posicion6 tan fuertemente contra la separación tradicional de na-
te crítica a Kant. El. filósofo de la razón pura combate la llamada turaleza y sociedad, aún no superada en Feuerbach, y siempre con-
prueba ontol6gica de manera lógico-teo~ porque-ha cortado sideró de manera ,creciente los problemas naturales en su interac-
~?~().:..~I!~~~",~!l.~~~ !~P"r.~~E~~c~~_r:_y':,:eaIiaad, 'por~,~a"~odo ,o' ción con la s9ciedad. La contraposici6n frente a Hegel se agudizó
carácter O~!'2!~g:c~,~~~~.!..:~~Ii~~~el c~~t_~. El Joven Marx aún más fuertemente que en Feuerbach mismo. Marx s610 reconocJ~.
protesta una vez más en nomore del caracter específico del ser so- una y única ciencia, la de l~ h~~a,~...§~_~fi~r~tan..tQ.aJª_na:
cial, indicando por el contrario con ingenio que en determinadas turaleza como al mundo ae los hombres6• En la cuestión de la re-
circunstancias, los tál~ros imaginados pueden lograr socialmente una g
li ló'ñ:"porqüe'i1Osecoñtenr6 c"Oñ la'i~l~ción abstracta contemplativa
relevancia en cuanto al ser. (En los escritos econ6micos tardíos de hombre-dios ni con la simple ontología de Feuerbach, incluso en
Marx aparece esta,dialéctfca entre el dinero ideal y real, como mo- su intenci6n materialista, Marx contrapuso la exigencia de una ins-
mento importante de la relación del dinero como medio de circu- cripción concreta materialista de todas las relaciones de la vida hu-
laci6n con su funci6n como medio de pago.) mana, ante todo de las histórico-sociales. En este problema de la
En el tratamiento de Hegel ya hemos indicado que Marx, en naturaleza consiguió un esclarecimiento totalmente nuevo.
nombre del modo de ser concreto de las formaciones sociales, exi- Co~.?~.M.a..:!-~~c:,~.~e.)~ producciqn y.E~pr?',4.~_c::~~QP ,pe la yida
ge su investigación concreta según su manera de ser ontológica, en d~lh0n:ll)r~.elEr.2~1.~m.;t,c:en.tral, apare~~n,~_~to.e_I?: C:~.~9E.1b~~.co.~Q.
cambio el método de Hegel rehúsa presentar tales maneras de co- ~E.,!?~?_~,~u~~.bJ~~~~~ P:?-p"<?~~i.C>~~!.!.ela<::i~~~~~c., como do?le de-, . o
nexiones sobre la base de esquemas lógicos. De este modo, en el terminaclón a una base natural lllsoslayable y su conformaclón so- '!f'
camino del desarrollo, del joven Marx aparece la orientación a una cialmente ininterrumpida. Aquí como por todas partes la E:t_~..KQ.: ~
concretización creciente de las formaciones reales, conexiones exis- ría central es el trabajo en el9..~~ ~par~c~~ y~, !!!.~1!:C:e. ~9.4~ J~. o.tr~ ..
tentes, etc., que alcanza en sus escritos económicos precisamente determínicroñes:~;(Coriio 'fórmador'de los valores de uso, como tra-
su viraje filosófico. Estas tendencias encuentran su primera expre- b~rolitir ~l_~~ab~j9..~.por ello condición de existencia independiente
sión adecuada en los Manuscritos econtJ.mico-fil()sÓfiCOS, cuya origi- de todas las formas de sociedad del hombre, una necesidad natu-
nalidad innovadora, estriba en 'que por vez primera en la historia ral para mediatizar el intercambio de materia entre el hombre y la
de 1~"-ª!~f.~a}~s_c_<l:~~g~~f~~.4~. }a~cEI.:.?!.l?-l.a, ta!~~.,~~~?}!l:_4~_p-!:Q:
d~c:~i6I?-.x~~Q~~.4_~~f,~.~E.~~ l..a:yl~a huma.~~,~p..~:r.e~en y ~(),r,b~!h)~~­
cén posible una presentación ontológiCa del s~r so~iár so .r.e fun-
~ ' . <. _.~,",." '. • • • • • • • • •
6 MEGA 1, cap. 5, p. 567; MEW cap. 5,.18.
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naturaleza~ y por lo .tanto la vida del hombre»7. Por ~lbrabajo tie- te de la filosofía burguesa en relaci6n con los llamados «dominios
ne lugar una doble transformaci6n. Por un lado el hom re que tra- del espíritu». De la misma manera, la ~2!ºg[:~A~t~~r:~.C?<:.ial_ ~.!l._M~QC.
baja, se transforma a sí mismo, actúa sobre la naturaleza,. y cambia ~4ure :n~rgi~~~~?!~ _~E-~ simE~~~L~ran~!~~~~~_.~~.~~_I~r~~
al mismo tiempo la suya propia, desarrolla las «potencias» que duer- de a naturaleza ala sociedad, corrio fueel casge.n el~iempo efel da~-
men en ella y las somete a su· poder. Por otro lado, los objetos na- wlñíSñí(;so·aál:I.asIoiñias~de obJetividad del ser social crecen en el·
turales, potencias naturales, se transforman en instrumentos de tra- ¿auéé··de la ·emergencia y del despliegue de la praxis social, a partir
bajo, objetos de trabajo, materias primas, etc. El hombre que trabaja del ser natural y devienen cada vez más expresamente-sociales. Tal
(emplea las propiedades mecánicas, físicas, químicas de las cosas, crecimiento es ciertamente un proceso dialéctico, que comienza con
para dejarlas actuar como medios de fuerza sobre otras cosas, con- un salto, con el emplazamiento teleol6gico en el trabajo, con el que
forme a sus propios objetivos». Los objetos naturales siguen sien- no puede darse analogía alguna en la naturaleza. El salto ontológi-
do en sí lo que naturalmente eran) en tanto que propiedades, rela- co no se revoca por el hecho de que en la realidad se trate de un pro-
ciones, proporciones objetivas, existen independientemente de la ceso de mucho alcance y con múltiples formas de transici6n.
conciencia humana, y s610 por su exacto ser conocidas y puestas en Por el acto del emplazamiento teleol6gico en el trabajo, está dado
movimiento por el trabajo, pueden devenir útiles. Per~ este hacer en sí el ser social. El proceso hist6rico de su despliegue, tiene den-
útiles es un proceso teleo16gico: . tro. de sí los más décisivos cambios de ese en-sí en un para sí, y con
ello, la superaci6n tendencial de las formas y contenidos del ser na-
Al final del proceso de trabajo se da un resultado que al co- tural en contenidos y formas cada vez más puras y propias de la so-
mienzo del mismo, ya estaba dado idealmente en la representación cialidad. El emplazamiento teleol6gico, en tanto que modificaci6n
del trabajador. No que éste efectúe solamente una transformación material de la realidad material, sigue siendo algo fundamentalmente
en lo natural; realiza en lo natural al mismo tiempo la finalidad nuevo desde el punto de vista ontol6gico. En cuanto a su ser, na-
que él conoce y que determina el tipo y la manera de su obrar como turalmente debe derivarse genéticamente de las formas de transi-
una ley, a la que debe subordinar su voluntad8• ci6n. Éstas no obstante s610 pueden interpretarse con justeza, si se
las entiende como resultado de un trabajo llegado a sí mismo, y esta
Sobre la significaci6n teleol6gica del trabajo, la trataremos de- génesis, que no es un proceso teleol6gico, se entiende como su re-
talladamente en un capítulo de la segunda parte 9, aquí s610 se tra- sultado. Esto no s6lo es el caso de esta relaci6n originaria. Marx con-
ta de caracterizar en sus rasgos más generales el punto de arranque sidera de forma consecuente este tipo de comprensi6n como mé-
de la ontología del ser social en Marx.· todo general en lo que concierne a la sociedad.
A este respecto, deben especialmente resaltarse los mom~~!os_que
siguen: ·ante todo; el ser social en su totalidad.y en todos sus proce- La sociedad burguesa es la organizaci6n de la pr?~':l:~~!~~ . h.is_:-

~~~~I;~I~~;~~~?g~·;~~~~-~i~:n~:~~:~~·~~i~~=~t~r~~~~
t6riaUileiite·~áSdesarroIladry-¿ompleJa-:1:aScit-;;gorías que ex-
. presm~ú~ -reia:Cíones,la comprensIÓn de-'sl't articulaci6n, permiten
del ser natural ni como su contrario excluyente, como hace gran par- al mismo tiempo penetrar en la articulaci6n y en las relaciones de
producci6n de todas las formas sociales pasadas con cuyos escom-
7 Marx, K., Das KapitalI, cap. 5, Harnburgo, 1903,9; MEW; cap. 23, p. 57. bros y elementos se ha construido y parte de los cuales todavía se
8 Marx, ibid., pp. 140, 141; ibid., pp. 192, 194, 193. arrastran en ella; simples alusiones que han de desarrollarse hasta
9 G. Lukács, Ontologi~, Arb~it, Sarnm1ung, Luchterhand, vol.92, Neuwied, significaciones plenas. En la anatomía del ho~bre está}a_cl~y~_p;!fa_
1971. la anatomía del mono. :cOs"présagios de lo·m~ alto en las especies
\"0 o o' " o,
72 Gyorgy Lukdcs '. Marx, ontologfa del ser social 73
aniniales inferiores s6lo pueden por el contrario entenderse si se . jetividad fantasmal». M~, i~dica ir6~icamente, co~tra ciertos eco-
.conoce lo más alto. La economía burguesa propo~ciona la claye de nomistas: «Hasta ahora nmgun'químIco ha descubIerto el valor de
lo antiguo, etc lO • cambio de una perla o de un diamante»ll. Por. otro lado, tal obje-
tividad puramente. social no obstante presupone, mediata o inme-
En las anotaciones que siguen a los pasajes aducidos, Marx Se diatamente, objetividades naturales, socialmente transformadas'
eleva contra toda «modernizaci6n», contra toda inserci6n de las ca- '(ningún valor de cambio sin valor de uso: etc.); d~ modo q~e en
tegorías de un nivel más desarrollado en otro más primitivo. Esto verdad, las categorías socialmente puras, SI su totalIdad constItuye
es simple precauci6n contra malentendidos cercanos.que.apar~cen la índole (Eigenart) del ser social, este ser no s6lo resulta del pro-o
con frecuencia. Lo esencial en este examen metodo16gIco sIgue sIen- ceso material concreto de su génesis a partir del ser natural, sino
do la precisa separaci6n de la realidad que es en sí en tanto que pro- que se reproduce cónstantemente en este carril, y desde el punto
ceso, del camino de su conocimiento. La ilusi6n idealista de Hegel de vista onto16gico, jamás puede desligarse enteramente de su base.
consiste, como veremos de manera más detallada en la crítica de La expresi6n «jamás enteramen~~~k!es&t~~~LPº~q1J.~ ..c:;t§.~m.i-:­
Marx, precisamente en que el proceso onto16gico del ser y de su do esencial q.e laconformCic:icS.I). del s.~~~<?~!.~.c~)llsiste precisélrn~nte.
establecimiento mismo se acerca demasiado al proceso gnoseo16gi- eñ'ieemplaZar l~. ~etermina<:iºnesp:u~~~I?:t.e ~a.tl:lf?l~._pq~l~ ~or:
camente necesario de su conceptualizaci6n, que en éste último se .,ffiasmixtas de.. naturalidad, y de ~<?~~ali4~~ (ténganse en cuenta SIm-
ve un sustitutivo e incluso una más alta forma onto16gica de aquél. -plemente losániffiales domésticos) y las determinaciones purame?--
a
Si tras este necesario inciso, volvemos las relaci(~)lle~ ..ºm9légi- te sociales que se desarrollan sobre esta base. La tendenCIa esenCIal
ca~ .~,:?:g~J~~I}~~~.r~~J~_~.2.cie5!ad; e~s~~tE~~o~ ..~l!.e...!~ _~~t~r;o­ 'i. del proceso así establecido es el constante aumento, cuantitativo y
~ías y.)~JeJ.~~~4~JCl__1!~!~El~a, t~~.9_Q.fg~!1~ca C.ºP~(?JIlº.rgá.P~,. en cualitativo, o puro o predominante de c<?mponentes sociales, el «re-
último término (en el sentIdo de una modIficacI6n de su ~encIa), troceso de los límites naturales», como suele decir Marx. Sin ana-
c<?nsti!:~r~~..u_nd: b~~ ~so~!~r~b!~_4_~ l~~<l:~g.?!!~s.~~_<:iales. ~6lo so- lizar ahora este complejo problemático, puede resumirse diciendo:
bre-la base al menos de 'ün conocimiento justo de las propIedades el viraje materialista en la ontología del ser social, culmina en el des-
de las cosas y de los procesos reales, el emplazamiento teleo16gico cubrimiento de la prioridad ontológica de la economía en él, que-
en el trabajo puede cumplir su funci6n transformadora. Que a~e­ presupone una ontología materialista de la naturaleza. Esta unidad
más surjan formas de objetividad enteramente nuevas, que no tle- indisoluble del materialismo en la ontología no depende del grado
nen analogía alguna con la naturaleza, no cambia nada en esta si- en que los científicos marxistas hayan podido exponer, en los diversos
tuaci6n de hecho. Incluso cuando el objeto de la naturaleza de ... dominios del conocimiento, estas conexiones de manera concreta y
manera inmediata parece permanecer en su índole propia, su fun- convincente. Marx mismo ha hablado de la ciencia unitaria de la
ci6n en tanto qu~ valor de uso, es ya algo cu.alitativamente nuevo historia, antes de que esas tendencias se hubiesen desarrollado re-
frente a la naturaleza, y con el emplazamiento socialmente objeti- almente. No es casual que Marx y Engels hayan saludado con mu-
vo del valór de uso, surge en el curso del desarrollo social el valor chas reservas la entrada en escena de Darwin como «fundamento
de cambio, en el que, si se considera aisladamente, toda objetivi- de nuestras opiniones», ni' que Engels se entusiasmase por la teoría
dad natural desaparece y como dice Marx, tiene entonces <<una ob- astron6mica Kant-Laplace 12 • La importancia de una más amplia

11 Das Kapita/, I, cap. 4; MEW vol. 23, p. 52.


10 K.. Marx, Fundamentos de la critica de la economla polltica, Moscú, 1939- 12 Marx a Engels, 19 de diciembre de 1860; MEGA m, cap. 2, p. 533; MEW
1941-Cr. Berlín, 1951, 25. vol. 30, p. 131.
'I~
74 " Marx, ontotogta aet ser soctat IJ

construcciÓn, confor~e al tiempo, del marxismo en esta direcci6n más allá de la doctrina de la contradicci6n absolutizada en su for-
no puede supervalorarse. Aquí-debía simplemente resaltarse qtJ. e la ,ma l6gica 13. Los precipitados críticos del Marx filósofo, en su ma-
fundaci6n de una ontología materialista de la naturaleza, ,que com- yoría pasan por alto, entre otros, esos pasajes en El capital, en los
prende en sí historicidad, procesualidad y contradictorie~ad dia- que Marx, arrancando también en general aquí de la economía,
léctica, está contenida implícitamente en la fundamentac16n me- ofrece una fórmula totalmente nueva en cuanto a la superaci6n de .
todo16gica de la ontología de Marx. Esta posici6n de los problemas las contradicciones.
nos parece apropiada para circunscribir en pocas palabras el nuevo
modelo que la concepci6n de Marx representa en la historia de la Se ha visto que el proceso de cambio de mercancías encierra
filosofía y de la ciencia. Marx nunca ha tenido ~~p.!~~6?c;te la Pie- relaciones contradictorias y excluyentes unas de otras. El desarro-
tensi6n de 'haber creado u~odo o un sí~t~~a~m9_S_(t ~9' En los llo de la merátnda no suprime esas contradicciones, pero crea la
afto;-cuareñtaccirIloateerrae-illsrno·de'Hegel, cada vez más subje- forma en que pueden moverse. Este es en general el método según
tivo en sus discípulos radicales. Tras el fracaso de la Revoluci6n del el cual se resuelven las contradicciones reales. Por ejemplo, es una
48, en el centro de su interés estuvo la fundamentaci6n de una cien- contradicci6n que un cuerpo caiga constantemente sobre otro e
cia de la economía. De ahí deducen muchos de los admiradores de igualmente constantemente se aleje de él. La elipse es una de las
sus escritos filos6ficos tempranos, que se aPa.~~~fi]iIosofía Eara formas p.el m:ovimiento en que esta contradicci6n tanto se realiza
devenir simElelE~p..!:.~_!!!.l_,_~s.P_~~,~~i.~E~ _d~ 13:.~<.:~~~~ía. Es~o, cons~­ como se resuelve 14 •
derado 'mis de cerca resulta una conclusi6n totalmente lnSostefil-
!?15=,. Se apoya en connotaciones p~nte"exteñores;éii "!ameto- Por esta concepci6n de la contradicción, que es puramente on-
dología dominante en la segunda mitad del siglo XIX, que establece tológica, ésta se demuestra como motor constante de las relaciones
una oposici6n rígida entre filosofía y ciencias particulares y que ade- móviles de los complejos unos respecto a otros, de procesos que sur":'
más degrada la filosofía misma a ser una ciencia particular allimi- gen de tales relaciones. La contradictoriedad no es s610 como' en
tarla a la exclusiva fundamentaci6n de la l6gica yde la teoría del Hegel la forma de inversión de un estadio en otro, sino también la
conocimiento. Desde ,tales puntos de vista, a la ciencia burguesa y fuerza de arrastre de un proceso normal. Con ello, naturalmente
alos partidarios del marxismo influenciados por esos modos de en- no se niega la inversión en el paso a otro, la forma crítica de de-
tender, la economía del Marx maduro les pareci6 una ciencia par- terminados sobrepasamientos ni su índole de salto. Su conoci-
ticular en contradicci6n con las tendencias filos6ficas de su juven- miento, sin embargo, exige descubrir las condiciones específicas en
tud. Y más tarde, surgieron algunas corrientes que, bajo el influjo -las que deben aparecer, que no son simples consecuencias lógicas
del subjetivismo existencialista, construyeron un contraste entre los de una contradicción abstracta en absoluto. Ésta, precisamente, y
dos períodos de Marx. : . i Marx lo muestra con claridad, es también vehículo del proceso que
Nuestras consideraciones ulteriores mostrarán la inconsisten'- discurre normalmente; la contradicción se muestra precisamente
cia de tales contrastes entre el joven Marx~ fil6sofo yel puramen- co~principio del ser y piieC1e7er ~on~!-~.p':,_t§_t~~q~.~J·ii.~:'
te economista más tardío, sin polemizar de manera explícita. Ve- d~~to- ªe--tales-p-~ocesos' en la reand~4:. .
remos que Marx no ha devenido menos fil6sofo, sino que por el . En una coñSíáeraci6n más seria, pueden dejarse de lado tales de-
contrario en todos los dominios ha profundizado significativamente l!

sus enfoques filos6ficos. Piénsese solamente en la superaci6n -pu- , 13 Ténganse en cuenta los pasajes significativos en su primera crítica a Hegel:
ramente filos6fica- de la dialéctica de Hegel. Ya en su juventud MEGA 1, cap. 1/1, p. 560; MEW 1, p. 292.
encontramos tendencias hacia ello, en especial cuando intenta ir } 14 El Capital, vol. 1, p. 169; MEW vol. 25, p. 118
76 Gyorgy Lukdcs . Marx, ontologla del ser social 77

senfoques con toda tranquilidad. Las obras del Marx maduro'se cen- para la superación de la ingenuidad falta, simplemente la concien-
tran consecuentemente en la cientificidad de la economía, pero no cia filosófica de lo que en la propia praxis se ha· realizado fáctica-
tiene nada que ver conla concepción burguesa de la economía como mente, de manera que complejos científicameQ.te conocidos se aco-
ciencia particular: l~~~~,r:tg.rr.:~~~~~~_€e~~~~!'?';~~J?~E~:n.:.~~.~.c:.~~ó­ plan art~cia!ment~ con una concepción de! mundo que les .es.aje?a.
micos, la últLma los aísla de las m~(:~r~lac::~o.l}~s redpES?~as ~().t~J~s del En las CIenCIas SOCIales se dan rar<!.mente ejemplos de «realIsmo m-
~~~9~!iI:r:·~n_.!iñ·to:::qv.e.:i§_~~.l~.ª~~, los analiz~ ~n ün aislamiento ar- genuo», declaraciones de atenerse sólo a los hechos, en la mayoría
tificial para, eventualmente, colocar el domIn10 así elaborado en re- llevan a una chata reducción del empirismo, al pragmático encla-
lación abstracta con otro igualmente aislado (derecho, sociología), vamiento en la facticidad dada, pero excluyen conexiones menos
mientras que la economía de Marx siempre arranca de la to~~l!d~d inmediatamente dadas fuera de la aprehensión conjunta, lo que con-
del ser social, y'des(únboca' siempre-'eñ"la-ñíisma:" Como' se ha cli;- duce objetivamente al falseamiento de hechos fetichístamente en-
~'éutid~ y~~ 'értr¡t~rento'cenifaI,exparídido con frecuencia, inma- diosados. .
nente de los fenómenos económicos, tiene su fundamento en que Sólo si se fijan en todos los sentidos tales límites, será posible
la fuerza decisiva que en última instancia arrastra el desarrollo so- exponer los escritos económicos de Marx adecuadamente en su sen-
cial conjunto, ha de buscarse y encontrase en ellos. Esta economía tido ontológico; son de manera inmediata obras.científicas y de ma-
tiene en común con las coetáneas y con las más tardías dencias par- " i ller.~l1Il~A.~_ª!OSOfíi. Pero su .espíritu érentfflco 'e~t'á aúavé~~do'
ticulares sólo un rasgo negativo, que todas. ellas rehúsan el método ,~ defilosofía y nuncalia"aejado de lado que toda constatación de he-
constructivo apriórico de la anterior filosofía incluida la de Hegel, cho, todo conocimiento de una conexión, no pueda establecerse so-
y que sólo ven el fundamento real de la cientificidad en los hechos bre la facticidad inmediata, sino más bien arrancando de ésta y si-
mismos, en sus nexos. Sin embargo, si todas hacen lo mismo, no multáneamente por encima de ella de manera ini.nterrumpida,
es exactamente lo mismo. De manera muy impropia, ese arrancar in"y_estiga~ §~ ..Cl~té~!i~.2...~9gt.~?h:!p~ ~11 C~,a,nt9.<1 Sll ser Y su cu~¡clad
de los hechos, ese rechazo de los nexos construidos abstractamen- ~.ll~ol.<Sgts~· ~~__~!~P.C:}él_ s~~g~.. ~e }él.yj!!& y p'or much~._9.~,~.. ~~. ~g>-ª:
te, se denomina empirismo, pero esta expresión engloba, en su acep- m~C?_1~_~ese~~~~_4.ebel11:~~ ~~E.~~~ª.r.p.Q,s_c::n .1a.yid.~._c.op.,~~PºX!~
ción corriente, posiciones extremadamente diferentes frente a los taneidad ontológica. El paso a la cientificidad puede hacer más cons-
hechos. El viejo empirismo solía ser ingenuamente ontológico: on- cíeñte yrnas'cHdCa: esta insoslayable tendencia de la vida, pero puede
tológico, ya que arrancaba del carácter de ser insoslayable de las re- también debilitada, hasta' hacerla desaparecer. La eco~<?~í~ ~~M~..gs
alidades dadas; ingenuo, porque por principio se atenía a tales do- ~ atr~y~~ª-4'!:.E:~ ..:~.e!.~~t,u . ci~n~~~~.o .s.l:l,e., . e~,~~.~ey~nir c?nsciePJe.
naciones inmediatas,sin considerar con frecuencia las más amplias Y.~ff!.!.~, ja!?~ renunc~a,~ ,s.e.n~i4?~.?Il~?1.óg!co, que más b1en como
mediaciones. ontológicas, con frecuencia decisivas conexiones on- regla crítica instaEí en movimiento él establecimiento de cada he-
tológicas; sólo que en el empirismo que se llevó a cabo sobre bases cho y de toda conexión. Dicho en términos generales, se trata de
positivistas o neopositivistas, desapareció aquella ontología ingenua una cientificidad que nunca pierde su ligación con la colocación
y acrítica para desligarse por medio de categorías manipuladoras, espontáneamente ontológica de la vida cotidiana, que por el con-
abstractamente construidas. En notables investigadores de la natu- trario la purifica críticamente y la desarrolla elevándola y las de-
raleza se desarrolló la posición ontológica espontánea que diversas terminaciones ontológicas que necesariamente fundamentan toda
filosofías han llamado «realismo ingenuo»; en científicos como ciencia, las elabora conscientemente. En esto precisamente instala
Boltzmann o Planck ya no es ingenuo, distinguen dentro del do- claramente su contra~icción con toda filosofía que construye lógi-
minio concreto de investigación con m.~9Ia.p.f~c::~sión el carácter real camente o como quiera que sea. El rechazo crítico de las falsas on-
concreto de determinados-feñ6ñierÍos,
---p-"- -."---. _....... , .. ~.. . ,."" -" grupos
~~~ ... _. - .- -," . . _. .. etc.;
-.. . ._de"fen6menos; tologías surgidas en la filosofía, no significa en manera alguna ac-
-.,,--6/ --, ..... "'J
Marx, ontologla del ser social 79
titud antifilosófica d~ esta cientificidad; por el contrario, se trata N. Hartmann sobre la «intentio recta» sufre, como hemos. in~ica­
de un trabajo conscientemente crítico de la ontología espontánea do anteriormente, de que no tiene en cuenta. en el conOCImIento
de la vida cotidiana, con.la justamente consciente .científica y filo- este importante proceso). Que tales deformaCiOnes lleg~e.n a tener
sófica. El viraje de Marx contra las construcciones abstractas del ide- alidez con más frecuencia y con más fuerza en el dommlO del ser
~~~:n<>.fIl0s.9·ft~~ ~~e~!~1~~~a~:~ñJ"a~r~if~~a~es-~ caS? hlstórico Yocíal que en el de la naturaleza, ya lo vio claramente Hobbes, y se '
particular.. La crIba cdt1ca, e! rechazo crítIco de la CIenCIa coetánea ~efiriósimultáneamente a la causa, a la acción interesada16• Tales
puede ser, en determinadas circunstancias, la tarea central de esta . tereses sin embargo pueden ser patentes en los problemas de la
alianza. Con, razón escriqe Engels sobre la situación en los siglos ID •
naturaleza, sobre todo'en relación con sus consecuenCIas en cuan-'
XVII y XVIII: ' ro a la concepción 4el mundo; baste pe~sar ~n los debates en .tor-
o a Copérnico o Darwin. Como la aCCIón mteresada no obst~n­
Eso es 10 que constituye el más alto honor de las filosofías de !~e es un componente esencial sustantivo, ineliminable del se~ SOCIal,
entonces, que no se dejaron equivocar por los límites del conoci- 'su efecto deformante de los hechos, de su carácter ontológICO, re-
miento natural de la época, y que desde Spinoza hasta los grandes 'cihe una acentuación cualitativa. Independientemente de que tales
materialistas franceses, persistieron en explicar el mundo desd~{ ,deformaciones, no .conciernen al ser en sí de la naturaleza, en el ser
----
mismo, dejándole a la' ciencia futura la justificación en detallel5.
social, en tanto que deformaciones pueden desarrollarse en el en sí
~eiistente de la totalidad hasta llegar a ser momentos ~fica:mente
Esa crítica, con un contenido modificado, es hoy necesaria y ac- ·activos. Por eso el enunciado de Marx de que «toda CIenCIa ~er~a
tual: la limpieza de las ciencias de los. prejuicios neopositivistas, que superflua, si la forma fenoménica y la ese~cia.de las c~sas comCI-
no se limitan predominantemente al dominio de la filosofía en sen- ',diesen de manera inmedíata»17 es extraordmarIamente Importante
tido estricto, sino que también deforman esencialmente las cien- para la ontología del ser social. El principio en sí y po.r sí onto~6-
cias mismas. Este no es e! lugar de entrar detalladamente en este gicamente general, se refiere tanto a la naturaleza como a la SOCIe-
problema. Solo queremos esclarecer e! método de Marx en torno a dad. Más adelante se mostrará que la relación del fenómeno con la
una cuestión c'entral y de importancia. Precisamente en los ~ro­ esencia en el ser social, a consecuencia de su conexión inseparable
blemas de! ser social, la cuestión ontológic,~ de J~_d~f~r~.I~E~a, e la 'Con la praxis, preserita nuevos rasgos y determina~iones. Sólo aduz-
coñtradlcC16n'"j(defnéxó entre'. fénóme~o Y_,esenci~, desempefla üñ co un ejemplo: una parte importante de ~sta relaCIón es que en todo
p~i~Lc;kds.iy~. 'Con f'r~cuencta, ya' ~Illa vida cotidianii;Tos fenó- proceso relativamente cerrado, el re~ultad~ hace d~saparecer el pro-
menos ocultan la esencia de su propIO ser, en lugar de alumbrarla. ceso de la propia génesis (los cuestlOnamIentos CIentíficos surgen
En condiciones históricas favorables, la ciencia puede cumplir un porque en muchos casos el cierre aparenteme~t~ listo del produ:~
gran esclarecimiento: así en e! Renacimiento, en la Ilustración; pue- to, se denuncia en el pensamiento y se hace VISIble su procesuall-
den no obstante darse constelaciones históricas en que el proceso 'dad, fenoménicamente no perceptible. Ciencias enteras, ~oI?o la
tome una dirección contraria, las ciencias pueden oscurecer las po- geología han surgido de tales cuestionamientos). En el dommlO.del
siciones justas o incluso los presentimientos de la vida de todos los ser social, el proceso de la' génesis es uno de carácter teleológICO.
días, o aceptarlos de manera incorrecta. (La fecunda intuición de Esto tiene como 'consecuencia que su producto, s6lo más tarde,
·1

¡¡ 16 Leviathan, Zurich-Leipzig, 1936, vol. 1, p. 149


15 Herr Dühring-Diallctica tÚ la naturaleza, MEGA, Moscú-Leningrado, 1935. ~) 17 Das Kapital, I1I, cap. 2, p. 2,edici6n Hamburgo, 1904, p. 302; MEW; vol.
p. 486; MEW; vol. 20, p. 315
~~25. p. 857.
80 Gyorgy LukdcI ... Marx, ontologla del ser social 81
adopta la forma fenoménica en tanto que producto listo y conclu- dencias de la Filosofia que Marx decididamente rechaz6. En efec-
so,. y hace .desaparecer su propia génesis ~i el resultado. corresp~n­ to, el sistema ante todo tiene en sí, como ideal de síntesis filos6fi-
de a la posición finalista; en caso contrarIO ~u carácte~ IncuU:Phdo ca, el principio de plenitud y cierre, de antemano incompatibles con
remite directamente al proceso de su génesIs. He elegIdo dehbera- la historicidad ontol6gica de un ser y que ya en Hegel suscit6 an-
damente un ejemplo muy primitivo. ~o propio de. la relació~ del tinomias irresolubles. Esa unidad estáticamente pensada surge de'
fenómeno y de la esencia en el ser SOCIal llega hasta el «hacer mte- que las categorías se ordenan en determinada conexi6n jerárquica.
resado», y cuando éste, como es el ~aso general, descansa en los in- La tendencia a tal orden jerárquico, contradice incluso la concep-
tereses sociales de grupos, la ciencia puede fácilmente s~ir fuera de ci6n ontol6gica de Marx. No que le fuera ajeno el pensamiento de
su función de control y convertirse en órgano de ocultación, de des- una articulaci6n en ~érminos de súper o infra. En la exposici6n acer-
aparici6n de la esencia, en el sentido que Hobbes conoci6. Por eso ¡ .ca de Hegel ya hemos indicado que Marx, en el tratamiento de la
no es casual que la afirmaci6n de. Marx sobre la ciencia y sobre la .; interacci6n recíproca, introduce el momento dominante. No obs-
relaci6n del fen6meno y de la esencia se escribiese en el marco de tante, una jerarquía sistemática no s610 se establece para.siempre;
la crítica de la economía vulgar, en polémica con concepciones e para encajar las categorías en una conexi6n definitiva, debe ho-
interpretaciones de formas fenoménicas, absurdas -de~d~ el punto mogeneizarlas y e~ lo posible reducir a una sola dimensi6n las co-
de vista del ser- y que suplantan enteramente las coneXIOneS rea- . nexiones, al precio incluso del empobrecimiento del contenido, o
les. La afirmación filosófica de Marx, tie~e aquí la funci6n de una "'.de violentarlo.
crítica ontol6gica de las falsas representaciones, de un desperta~ de
. Pe~ador co~~ntl'2~ ~~..!!!id~.p~~,~!~g~~o p~~a _~?r: .l~ riq~~z~,
la conciencia científica, con el fin de restablecer en el pensamIen- y la multiElicidad de la estructura dinámica de la realidad, concentra
to la auténtica realidad en sí. Este modo de exposici6n pensante es
típico para la construcciÓn interna de la arquitectura de las obras
se
su interéS recisamente en tipos de.!eIaci~I?:_9.ue no sÚbora¡-ña~_
a- ecua amente a nIngún sistema.'Pero 'precisament¿"esti"oposicÍ6-n
del Marx maduro. Se trata de una construcci6n de carácter ente- frente ala sistematizaclOn tieñeun carácter enteramente opuesto
ramente nuevo, una cientificidad que en el proceso de generaliza- como en el mejor de los casos, el empirismo antisistemático. Ya re-
ci6n nunca abandona este nivel, pero que en toda afirmaci6n de :conocimos antes en este último a veces, un ontologismo ingenuo,
un hecho singular, en toda reproducci6n pensada de una conexi6n es decir una atenci6n instintiva a la realidad de lo que aparece in-
concreta, siempre enfoca la totalidad del ser social, y desde ésta c.on- mediatamente, a las cosas singulares, a las relaciones superficiales
sidera la realidad y la significaci6n de cada fen6meno singular; una .fácilmente observables, porque aquí como la relaci6n con la reali-
consideraci6n ontol6gico-filos6fica de la realidad que es en sí, que dad, aunque recta, es simplemente periférica, el empirista puede fá-
nunca planea por la autonomía de las abstracciones sobre los fe- .cilmente enredarse en aventuras intelectuales fantásticas, por poco
nómenos de la obra, que más bien crítica y auto crítica, ha con- que se atreva a salir fuera del dominio que le es familiar 18 • La crí-
quistado el más alto nivel de conciencia, para poder captar todo ente tica sistemática que tenemos en mientes y que conscientemente de-
en su específico y concreto modo de ser. Por nuestra parte creemos, sarrollada encontramos en Marx, arranca por el contrario, con las
que Marx en esto ha creado una nueva forma de cientificidad ge- conexiones mismas que se indagan, de la· totalidad del ser e inten-
neral, como también de ontología, destinada en el futuro a supe- ta captarlas lo más cerca posible en sus enredadas y múltiples rela-
rar el carácter profundamente problemático de la cientificidad mo-
derna. En las críticas a Hegel de los clásicos del marxismo siempre
está en alto la crítica contra el sistema de pensamiento. Y con todo 18 Engels, Dialéctica de la naturaleza, Buenos Aires, Cártago, 1975; MEW vol.
derecho, porque precisamente en él se concentran todas las ten- 20, p. 337.
o;;

ciones. Pe'ro aquí la totalidad no es una formal-pensada, sino la re- " mer gran intento científico de aprehender el ser social en tanto que
producci6n pensada de lo que realmente es~ las _~ª-~$orías no SOn ser en todos sus aspectos, y extirpar los principios sistemáticos que
piedras de una cO~,st~~c~!?_~_~ist.em~ti~~~~~_~e.i~:~r,9,~~~~__si~~«f~~: frenan el coriocimiento de ese ser, tal es el intento de Maquiavelo
mas del ser;-aiterminacIones de"exIstencIa», elementos constructi- (la orientaci6n a este aspecto de la teoría de Maquiavelo se la debo
Vos de corñp1~T;;-i~1~tIvameñÚ: toiáles:m6viles, ~uyas interrela- a Agnes Heller). El intento de Vico de aprehender ontol6gicamente
ciones dan cada vez complejos más englobantes, tanto extensiva la historicidad del ser social, tiene también aquí su lugar. Pero s610
como intensivamente. Cara al conocimiento adecuado de tales com- en la ontología de Marx estas tendencias consiguen una forma fi-
plejos;la 16gica pierde su papel filos6ficamente dirigente; yen tan- 'los6ficamente madura y plenamente consciente.
to, que instrumento para captar la legalidad de pensamientos cada Esta concepci6n. completa, aunque orgánicamente surgida de la
vez más puros y homogéneos, deviene una ciencia particular como crítica materialista y de la superaci6n del método de Hegel, fue tan
cualquier otra'. Pero el papel de la ,filosofía s610, es doblemente le- extraña a las tendencias dominantes de su época, que en tanto que
vantado en el sentido de Hegel: como crítica ontol6gica del ser para método no pudo ser comprendida ni por sus adversarios ni por sus
todo tipo de fen6menos se mantiene, en tanto que principio de esta , partidarios. Después de 1848, ~ras ~l desplome de la filos?fía de He-
nueva cientificidad, sin la pretensi6n de dominar y subordinar los . gel, y sobre todo t,ras el cortejo tnunfante del neokantIsmo y del
fen6menos y, sus conexiones. Por eso no es casual ni simple espe- j positivismo, 4esapareci6 cualquier entendimiento de los problemas
cificidad de su posici6n científica, que el Marx. maduro titule sus ontol6gicos. 'Los neokantianos echaron fuera de la filosofía la il'!-
obras econ6micas, no economía, sino Critica de la economla poll- cogn,Escible cosa en sí, y en el positivismo se emparejan l~rcep­
tica. Esto naturalmente remite inmediatamente a la crítica' de las -ci6n sulijetiva del mundo y de su reatidad. No es pues de extrañar
intuiciones econ6mico-burguesas -muy importante en este senti- " a un-estado de opinIón así influenciado entre los científi-
do-, pero aquí también se encuentra la crítica ontol6gica inmanente cos, la economía de Marx fuese tenida por una ciencia particular,
ininterrupida de cualquier hecho, de cualquier relaci6n, de cual- pero que debía subordinarse al modo de exposici6n de la metodo-
quier conexi6n según ley. Esto que es nuevo, no surge súbitamen- logía burguesa, en la realizaci6n de la divisi6n del trabajo y del tipo
te como Palas Atenea de la cabeza de Zeus. Necesariamente es el de exposici6n «libre de valores». No mucho después de la muerte
producto de un largo desarrollo que, aunque seguro, no es unifor- de Marx, la inmensa mayoría de sus partidarios ilustrados, estaban
me. En sentido negativo~ la crítica -con frecuencia espontánea- de , filos6ficamente bajo el inHujo de tales corrientes. Mientras se man-
principios filos6ficos que jerárquicamente violentan la realidad, ha , tuvo una ortodoxia marxista, su contenido en lo esencial consisti6
conducido a tales intentos. Consciente y claramente expresado en en consignas radicales de algunos posicionamientos y consecuen-
Marx, en el que esta crítica al más profundo y completo sistema, cias de Marx, petrificados y con frecuencia mal entendidos: así se
el de Hegel, lleva a la elaboraci6n de un nuevo estilo de pensamiento. desarro1l6, por ejemplo con ayuda de Kautsky, la presunta ley de
Pero también hubo impulsos en sentido positivo, en los que el co- .~ ¡ la pauperizaci6n absoluta. En vano intent6 Engels, sobre todo en
nocimiento de la existencia primaria de grandes complejos de ser sus críticas y advertencias epistolares, deshacer tal rigidez, remi-
empieza a hacerse consciente, y donde, en relaci6n con la crítica tiéndola a su dialéctica propia. Es muy significativo que estas car-
del pensamiento idealista, alborea la nueva manera de captar, ade- tas fueron ~blicadas por Bernste!n,Con el prop6slt6 de reforZar
cuadamente tales complejos. Creemos que algunos escritos de Aris- emreTü;It;ariístailas tenaencias revisionistas. 'E¡-nedio'queI¡alé'-
t6teles, ante todo La ética a Nicómaco, son experimentos en esta di- xIbiiIaad ' diaJéCiíca 'eXígiaaporEñ.-gers~y--el -rechazo de la vulgari-
recci6n, ya que la crítica a Plat6n desempeña el papel negativo aqul zaci6n rígida, pudiese ser acogida de esta manera, indica que las dos
considerado. A esto mismo pertenece en el Renacimiento, el pri- orientaciones concurrentes se enfrentaban sin entender la esencia
84 Gyorgy Lukdcs Marx, ontologfa del ser social 85

metodol6gica de la teoría de Marx. Incluso hoy en muchas cues- .. se no obstante que a veces es difícil decidir en qué medida se trata
tiones, verdaderos te6ricos marxistas, como Rosa Luxemburg o , de simples cuestiones terminol6gicas, y cuando tras'ellas se escon-
Frantz Mehring, fueron poco sensibles a las tendencias filos6ficas den problemas objetivos. ,
fundamentales de la obra de Marx. Mientras Bernstein, M. Adler Así dice Lenin sobre la relaci6n de El capital con una filosofía
y muchos otros, creyeron encontrar en la obra de Kant un suple- dialéctica general:
mento para el marxismo, mientras, entre otros, F. R. Adler busco
este suplemento en Mach, Mehring, políticamente radical, neg6 que Si Marx no ha legado lógica alguna, sí ha aplicado una disci-
el marxismo tuviera nada que ver con la filosofia. 5.91<:>_ con Lenin plina lógica, dialéctica y una teoría'del conocimiento del materia-
~~vo_lug~~ .U!l v.erda.dero renaci:rr.!i.~!!_~~_ ~e~ ll].él~~mo. Eñ especial lismo. En El Capital se aplican a una sola ciencia, lógica, dialécti-
en sus Cuadernos filosóficos, surgidos en los años de la.primera gue- ca y gnoseología del materialismo (no se necesitan tres palabras,
rra mundial, que entran de lleno en los problemas centrales del pen- se trata de una sola y misma ciencia); tod5:>}0_ que. C:P- .Hegel~s vá-
samiento de Marx. La detallada y profundizantemente crítica com- lido, ha sido. -apropiado y desarrollado~l.
prensi6n de la dialéctica de Hegel culmina en un rechazo tajante ,. . . . -. - .. .... _... _------- .,.-
del marxismo de hasta entonces: «El c!!:P.!!'!L~Marx, en especial ~l No s610 está aquí el gran mérito de Lenin, en que ha rechaza-
primer capítut<2r'?"'.p'~~de_~n;~~~s~ ~r:.te~~ente, si no se ha es- i ," do decididam.ente la moderna supremacía de la 16gica y de la ~eo­
t~~~49.y.c()~p_~en~Úl.0 . ~0~a.l~ .1?$~~~_Hegel. En con- '1 ría del conocimiento fundadas en sí (necesariamente de manera Ide-
secuencia, desde hace medio siglo, nlllguno de los marxistas ha en- ·1 alista) y contra ella, como es aquí el caso, y remite a la originaria
tendido a Marx» 19. Lenin no excluye a Plejanov, anteriormente ." concepci6n de Hegel de la unidad de la 16gica, de la teoría del co-
valorado por él mismo c~mo el mejor conocedor de Hegel entre nocimiento y de la dialéctica, materialistamente entendidas, es cier-
los marxistas deentonces2o • Lenin restablece con éxito la línea del to. A esto ha de añadirse todavía que, especialmente en Empirio-
Engels tardío, prolongándola y profundizándola en muchos casos. erieismo, en todos los casos concretos, su teoría del cO'nocimiento,
No debe dejarse de considerar que Engels, como veremos, en en tanto que reflejo de una realidad material que existe indepen-
algunas cuestiones en su crítica a Hegel fue menos profundo que dientemente de la conciencia, está siempre subordinada a una on-
Marx y recogi6 -naturalmente en una inversi6n materialista- de- tología materialista.
masiados elementos inalterados que Marx rechaz6 o modific6 de- También aquí es posible interpretar en su objetividad ontol6-
cididamente, por arrancar de unas consideraciones onto16gicas más gica, la dialéctica cogida en esta unidad. Pero como veremos ense-
profundas. guida, en el análisis de la única Disertación de carácter fi~os6fico­
La diferencia entre la aut6noma y plena superaci6n de los fun- metodol6gicQ general de Marx, no s610 no reconoce la UnIdad que
damentos de la filosofía de Hegel por el joven Marx, y del idealis- aquí se establece, sino que p.re~isamer:te no s610 separa.tajan:e~ente
mo filos6fico bajo el influjo de Feuerbach por Engels indica de- ontología y teoría del co~o~lmIento, smo que en el no .cu~phm~ento
terminadas consecuencias en más tardías exposiciones. Lenin no de esta separaci6n perCIbe una de las fuentes de las IlusIOnes Idea-
puede simplemente caracterÁzarse como líder de la línea de Engels, listas de Hegel. En un tratamiento más detallado de !a ~bra filos6-
pero hay algunas cuestiones en las que subsiste tal relaci6n. N6te- fica de la vida de Lenin, querríamos hacer emerger objeCIOnes como
las mencionadas y otras similares, en relaci6n con la superación de

19 Cuadernos filosóficos.
20 ¡bid. 21 ¡bid.
O/
.O~Ü,farx, ontologfa del ser social

la lógica de Hegel y de su utilizaci6n para el desarrollo del marxis- raciones que se produjeron en !a t~oría;. tambi~n. est? sería ~na muy
mo. Una presentaci6n global y crítica de Lenin como fil6sofo, por importante Y actual tarea de SIgnIficaCión multI~le, también prác-
mi parte la tengo como una de las más importantes, actuales y ne- 'ca (que se piense solamente, que la teoría ofiCIal de la planifica-
cesarias investigaciones, ya que sus intuiciones han sido desfigura- t~ón ignora enteramente el momento decisivo de la teoría de la re-
, el
das desde todos los lados; en todo caso la obra de Lenin, desde la :' producci6n social ~e MarX). . . . _
muerte de Engels, constituye el único intento de envergadura de Dicho en térmmos marxIstas, se constltuy6 un total y total
restaurar el marxismo en su totalidad, para aplicarlo a las cuestio- . mente arbitrario subjetivismo qu~ ~e adapta~a -y también toda-
nes del presente y desarrollarlo. El desfavor de las circunstancias his- vía- a legitimar sof{sticamente declSlones ca~r~chosas en tant~ 9.ue
t6ricas ha impedido el efecto, te6rica y metodol6gicamente, radiante . onsecuencias necesarias del marxismo-lenInismo. Esta poslcI~n
de Lenin. ~quí s610 puede ser·afirmada. Si el marxismo hoy debe convertIr-
Es cierto que la gran crisis revolucionaria que surgi6 de la pri- se e'n una fuerza viva del desarrollo filosófico, en todas las cues-
mera guerra mundial y de la fundaci6n de la República soviética, ,tiones ha de referirse a Marx mismo, esfuerzo en el que., mu~ho
suscit6 en diversos países, el estudio nuevo, fresco, no deformado de la obra de Engels y de Lenin puede ser de eficaz apoyo, mien-
por las aburguesadas tradiciones de la social-democracia (de Grams- . tras que en consideraciones corno las que aquí se e~prenden, tan-
ci a Caldwell ha habido una serie de esfuerzos, mi libro Historia y . ,,<'to el período sie la II Internacional co~o el de S:alm pued,en de-
conciencia de clase surgi6 de tales intentos. ~ero la presión aplastante , jarse de lado; por mucho que su más acerada crítlca s~a una tarea
y esquematizadora de Stalin en la Internacional comunista -don- , importante, desde el punto de vista de una restauraCión del cré-
de solamente podían desarrollarse- casi los sofoc6. La madurez y . dito de la teoría de Marx.
la justeza de tales esfuerzos fueron extraordinariamente diversas, y
deben ser investigados imparcialmente, sin supervalorarlos ni mi-
nimizarlos. Esas investigaciones, hasta ahora, s610 las hay en Italia Crítica de la economía política
acerca de Gramsci). El apartamiento de Marx y de Lenin por la po-
lítica de Stalin ha sido en todo caso un proceso gradual, cuya ex- El Marx maduro ha escrito relativamente poco sobre las cues-
'\J posici6n hist6rico-crítica falta hoy todavía. tiones generales de la filosofía y de la ciencia. Su ~royecto,. ocasio-
Sin lugar a dudas, al principio Stalin entr6 como adalid de la nalmente emergente, de exponer brevemente el ~u~leo rac~onal de
teoría leninista, sobre todo contra Trotsky, y algunas publicaciones la dialéctica de Hegel nunca se llev6 a cabo. El UnICO escn.to frag-
de esta época, hasta principios de los afios treinta, presentan la ten- mentario que poseernos de su mano sobre esta problemática es la
de.ncia a oponer la renovaci6n leninista del marxismo frente a la Introducci6n que escribi6 a finales de los afios 50: con el fin de asen-
ideología de la II Internacional. Pero por muy justo que fuera el tar su obra económica. Kautsky, en 1907, publicó este fragmento
acento puesto sobre lo nuevo de Lenin, en el tiempo de Stalin tuvo en su edición «Para la crítica de la economía política», libro surgi-
como secuela, que el estudio de Marx fue lentamente relegado a se- do de este material. Desde entonces ha transcurrido medio siglo.
gundo plano por el de Lenin, y este proceso, en· especial a partir de Pero no puede decirse que este escrito haya· influido realmente en
la publicación de la historia del partido ~con el capítulo sobre fi- cuanto a la comprensión de la esencia y. del método de la teoría de
losofía-, concluyó con la suplantaci6n de. Lenin por Stalin. Desde Marx. Además, en este esbozo están captados en su conjunto los
entonces la filosofia oficial se redujo al comentario de las publica- problemas fundamentales de la ontología del se! s~cial y de los n:é~
ciones de Stalin. Marx y Lenin se adujeron s610 en forma de citas todos que de ella se siguen, en cuanto al COn?Cimiento ecopóm.ico
de apoyo. No es éste el lugar de exponer detall;ldamente las devas-. -dominio central de este plano de la matena-. La poca atencI6n
:\-!~:"
88 Gyorgy Lukács ,/ Marx, ontologta del ser social 89

prestada a este escrito tiene un fundamento que ya hemos consi_ ,: ciones de la concepción burguesa del mundo, nunca ha perdido del
derado y que en la mayoría de los casos ha permanecido incons- 'todo actualidad. .. . .
ciente: la poca atención a la crítica de la economía política y su sUs- \. El caráct'er objetivo., e~ 1~g~ul~i4~.4.._on tº-19$~~~!:t1,~!l:~~_.W·!::_·
titución por una simple economía como ciencia en el sentido . maria cíetQaO ser, por ello ae manera consecuente en ell~ est~iba
burgués. •. Ue se llaga 'constar que el ente es, siempre una totalidad dmánuca ..
. Metodológicamente debe resaltarse desde el principio, que Marx ,frnidad de complejidad y de pro,c:e:~~a,li4~.4~. Como Marx investiga
siempre separa tajantemente dos complejos: el ser socl~que exis- 1 sersoclaClá"ceiiúilida:a--cré'la categoría de totalidad está' para él
dada más inmediatamente que en la investigación filosófic~ de la
:I!~~~~id~~iir-iri~-~¡;~~~~-id~ttia~~r~1i:~6~
..__'~~~~~~~~
yte.. --" .........."....... ,,' ... ~ .... '. ~-""-- ..'...... ' ,,_.' .'. ... . ....P..
p"~-_ naturaleza. En ésta. también puede deducirse de manera eVidente,
prioridad de lo. onto16gico respecto al simple conocimiento se re- mientras que la totalidad está siempre inmediatamente' dada en la
fiere no sólo al ser en general, sino que la objetividad en su estructura soc'iedad (esto no contradice que Marx considere la economía mun-
dinámica concreta es en su ser en sí de la más alta importancia. Esta dial y,' con ella la historia del mund.o, como result~do del proceso
es la posición filosófica de Marx desde los Manuscritos económico- histórico). Que toda sociedad constituye una totalIdad: ya lo sabía
filosóficos. En estos estudios, considera las relaciones recíprocas de .,y claramente lo expresó el joven Marx23 • Pero con est~ simplem.ent~
la objetividad en. sí como la forma originaria de las relaciones on- ;r está. dado el principio general, de alguna manera, 111 la esenCia 111
tológicas entre los seres: «Un ente que no. tiene objeto fuera de sí, ;la propiedad característica de tal totalida~ y menos aú~ el modo
no es un ente objetivo; un ente que no es objeto para un tercer ente, 'según el que está inmediatamell:te dada, 111 como se~ pOSIble su co-
no tiene ningún ente como su objeto, es decir no se comporta ob- nocimiento adecuado. En el esCrIto que estamos conSIderando, Marx
jetivamente, su ser no es objetivo. Un ente no objetivo es un "no- no da respuesta clara a esta cuestión. Arranca de lo que es «real y
ente"»22. concreto», en cada caso es la población en tanto que es «fundam~nto
, Marx aquí rechaza todas las representaciones según las que, de- y sujeto de todo el act~ de. la p.roducción social». En un~ conside-
~erminados elementos del ser ontológicamente, tuvieran una posi- -ración más cercana se mdica sm embargo que con esta Justa afir-
ción preferente en detrimento de las más complicadas y conexas, y mación, poco se ha conseguido en cuanto al conocimie~to real, .con-
como si en éstas las funciones sintéticas del sujeto cognoscente de- creto. Si tomamos la totalidad inmediata o sus complejOS parCiales,
sempeñaran cierto papel en el qué y en el cómo de la objetividad. tal conocimiento inmediáto, orientado a la realidad inmediat~ente
La filosofía de Kant, de modo típico en el siglo XIX, representó dada, siempre se topa con simples representaciones. Estas ~eben p.or
la teoría de la emergencia sintética de toda objetividad concreta, en ello determinarse con más precisión con ayuda de abstraCCIones dIS-
oposición a la unidad de conciencia y por ello la incognoscibilidad criminantes. La economía como ciencia al principio siempre em-
de la cosa abstracta, con lo que, por primera vez, el sujeto cognos- prendió este camino; avanzó por e~ cami.no ~e la abstr~cción cada
cente efectúa la síntesis concreta en cada caso, en una forma que . vez más lejos, hasta que se estableCió la CienCia económica real que
se prescribe conforme a regla. Como el apartarse respecto a la on- arrancó de los elementos abstractos lentamente conseguidos, para
tología de Marx, primero y durante mucho tiempo se llevó a cabo andar de nuevo el camino hacia atrás, hasta llegar otra vez a la po-
bajo el influjo de Kant, resulta útil remitir brevemente a esa con- . blación, «pero esta vez no como representación .caó~ica de un to~o,
frontación excluyente, ya que a pesar de las múltiples transforma- sino en tanto que totalidad de muchas determmaciOnes y relaclO-

22 MEGA vol. 1, cap. 3, p. 161; MEW, volumen suplementario 1, p. 578. 23 ¡bid, cap. 6, p. 180; MEWvol. 4, p. 130.
. <:iyorgy Lukdcs ,:: Marx, ontologfa del ser social 91
'r.. '
nes»24. De esta manera la esencia .de la totalidad económica pres- '"
asible si se desvela su génesis real. Su deducción a partir de co-
cribe el camino de su conocImiento. Pero este camino justo, si no
está constantemente presente la real dependencia respecto al ser, pue-
~e~dones categoriales pensadas, como indica el ejemplo de He~el,
llevan a concepciones especulativas carentes de base. Esto no SIg-
de llevar a ilusiones idealistas; el proceso del conocimiento mismo
:~ nifica que las conexiones racionales de esencia entre los elemen:os
-considerado en aislamiento y como autónomo- tiene en sí la ten-
, conseguidos por abstracci6n, incluso cuando se trata de C?n~IO­
dencia a su falseamiento. Marx dice acerca de la síntesis consegui_
da por el doble camino: .nes de carácter procesual, sean indiferentes para el conOCImIento
, de la realidad. Por el contrario, nunca debe olvidarse que estos ele-
mentos en su forma general abstractiva son pro.ducto del pensa-
Lo concreto es concreto porque es conexi6n de muchas deter-
iento, del conocimiento. Ontológicamente conSIderados son tam-
: ~én complejos enti"tativos en proceso, sólo que I?ás simples y por
minaciones, por consiguiente unidad de! múltiple. En e! pensa-
, miento aparece por tanto como proceso de la conexi6n, como re-
ello' de índole más fácil de captar que los complejOS de los que son
sultado, n'o como, aunque 10 es, punto de arranque de la intuici6n
, elementos. Por ello es de la más alta importancia, sea por,?bserva-
y de la representaci6n. De aquí debe derivarse metodo16gicamen_
dones empíricas, sea por experimentos ~ent~es de abstraccIón, d~­
te e! idealismo de Hegel. Por e! primer camino se establecen las'
cubrir lo más adecuadamente su funclOnamIento regular, es deCIr
determinaciones abstractas de la representaci6n entera, por el se-
)claramente có.rpo son en sí, cómo sus fuerzas internas consiguen pu-
gundo esas determinaciones abstractas l~evan a la reproducci6n de
, ramente efectividad, qué interacciones recíprocas se establecen e~­
lo concreto en el camino del pensamiento. Por eso, Hegel incurre
tre ellas y los demás elementos, cuando se ponen entre paréntesIs
en la ilusi6n de captar lo real como resultado del pensamiento que
las perturbaciones exteriores. Por eso es claro que ~l método de la
se autocapta y profundiza, moviéndose en sí mismo, mientras que
economía política designado por Marx como «~amIno de regres?»
, el método de subir de lo abstracto a lo concreto es s6lo el modo
presupone un trabajo conjunto histórico (genét1~o) y abstracto SIS-
,para el pensamiento de apropiarse de 10 concreto, de reproducir-
temático constante que esclarece el modo de aCCIón de leyes y ten-
lo como un concreto del espíritu. En manera alguna e! modo de
constituirse lo concreto mism0 25 • dencias. La interacción orgánica y por ello fructífera de estos dos
caminos de conocimiento, sólo es posible sobre la base de una crí-
tica ontológica permanente de cada paso; ambos métodos ~ratan de
, . La ruptura con el modo de la representación idealista es doble.
captar los mismos complejos de realidad, bajo ángulo~ dIferentes.
Primero debe verse con claridad que el camino gnoseológicamen-
La elaboración puramente pensada puede por tanto fáCIlmente des-
te necesario para ir hacia el conocimiento de la totalidad concreta
garrar lo que fácilmente s~ cop.ertenece, .Y conceder una falsa ~u­
por medio de elementos conseguidos por abstracción, es simple-
tono mía a las partes, sea hIstórIco-empírIca, sea abstracto-teórIca.
mente un camino de conocimiento, no el de la realidad misma. El
proceso de ésta consiste en recíprocas interacciones de tales ele- Solo~ crític~_~~?!~gi~~_!.~~~;~~r_,:~p~_4.~.Y...~~.~P.~.~E!! .4.~ .lo..~on~:­
mentos, 70ncretas y reales, dentro del marco, activo o pasivo, de cido comonedio o como conexIón, cQp:1o, P!_<?ces~~..como ley" plle-
una totalIdad escalonada. De ahí se sigue que un cambio en la to- el
der~staurar en pensarnlent~"l~ verda4~!a.J':lsp!=s<::i9.~.9.~Jq~.. f~:­
n6nie~os'. G. ~c~nóniía hurgUes a está aquejada de la dualIdad
talidad (incluso de las totalidades parciales queja forman), sólo es
s~fia1ada ~quí de puntos de vista fijos y separados. ~nun polo se
constituye una historia económica puramente empírIca, en !a que
24 Grundrisu, p. 21. desaparece la conexión histórica~e.nte real d~l proceso cO~Junt~;
25 ¡bid. en el otro -desde la teoría de la utIlIdad margmal hasta las mvestI-
gaciones singulares hoy manipuladoras- una ciencia, que de modo
~i
92 Gyorgy Lukdcs ':'~'#arx: on~ologia del ser social 93

aparentemente teórico, puede dejar desaparecer las conexiones co- .:,.- relación indica más bien que la conciencia sólo es posible en un
rrectas y decisivas, aunque por casualidad, en casos singulares, pre- ~:¡ :tadio rel~tivamente elevado de la materia; la biología mo~erna
senten relaciones reales o sus huellas. ::'puede conceptuall,Ilente mos.trar, cómo de ~os modos de reaCClOnes
En segundo lugar, en estrecha conexión con lo hasta ahora adu- .:;; origina~iamente físico-químIcas d~l o:ganI~mo a su entorno, ~pa­
cido, la oposición entre elementos y totalidades nunca se debe re- :'.:. recen gradualmente cada vez más slgn1fica~IV~ formas de concl~n-
ducir a uno, sea en sí simple o complejo. Las categorías más gene- . >cia, que pueden tener sin duda su cumplImle~to en el ser SOC.lal.
rales de «todo y sus partes» tiene aquí una más amplia complicación, .: Lo mismo ocurre con la prioridad de l~ prodUCCIón y reprodUCCIón
sin q~e se supriman las relaciones fundamentales: todo elemento, :,. del ser humano respecto a otras funclOnes. Cuando Engels, en su
; elogio fúnebre de ~arx, habla del he~ho «que ~os hombres deben
' - - - - -_ _ L . . . . . . ~~,._

t9~~J)~EE~~~"_.~~.~~.e~~. ~~" .~?do, e~ ~~~!emento» es s~~1l?,PE-~_I,lE~


P~~_~~E.Pr..'?p~~dad.e~ específicas? cpn.~r~!~~ ..~~~gtéltivas. Comple- ":. nte todo primero comer, beber, aloJarse, vestIrse antes de poder
jo de fuerzas de relaciones diferentes y conjuntamente aCtuantes. ':. aocuparse de política, de ~iencla, . d e ar:e, d e rel"ó
19l n: etc.» 26 , h.!lbl
... a
Pero esta complejidad no suprime su carácter de «elemento»: las ca- : exclusivamenxe dep'riof1d~d ontolQgl~.. Esto lo dl.ce claramente
tegorías justas de la economía son, precisamente en su complic;ada '0 Marx en' el prefacio a la Critica de la econom'~ polltzca. Adem~s es
y procesual complejidad, realmente, cada una en su manera, cada i importante que Marx, «el conjunto de las relaclOnes.de produc~lón»
una en su lugar, algo «último», sólo más ampliamente analizable, ,;, lo considere c;;omo la base real, desde la que se desplIega el ~~nJunto'
pero no desmontable. La grandeza del fundador de la economía es- .de las formas de conciencia, por las que ellas están condlclOnadas
triba ante todo en que ha reconocido este carácter fundante de las ;en tanto que proceso de vida social, política y espiritual: En resu-
autépticas categorías y en que ha comenzado a restablecer entre ellas ; men: «no es la conciencia de los hombres la quedetermllla su ser,
relaciones justas. : sino al_C'üñúario, su séi 10CJ,u~ ..~.~t~~miIla sucoIlcien~.i~»27; pone
. Pero estas relaciones contienen no sólo el ordenamiento de su pOrconslgüie"ñteconjüniamente el.mu?do d~ las formas y co.nte-
yuxtaposición, sino también una trabazón de súper o infraposición. nidos de conciencia, no en la relaCIón lllmedlata de un ser dlrec-
Decir esto parece contradecir nuestra anterior polémica, en la que, . tamente producido por la estr~ctu~a económica, ~ino .con la tota-
.precisamente en nombre de la ontología del ser social en Marx, com- lidad del ser social. La determlllaclón de la conclencl~ por el ser
batíamos el principio jerárquico de los sistemas idealistas. Esta con- social se mantiene en forma muy general. Sólo e~ ~arx1smo vulgar
tradicción es sólo aparente, pues muchos malen.tendidos del mar- -en la época' de la II Internacional hasta l~ estalInIsta y sus conse-
xismo .tienen ahí su origen. Se d5~~_~i~~i~g.uir. ~.9.1!:.p.:~ci~ión entre . cuencias- ha convertido esto en una relaCIón causal unívoca entre
la..'" prioridadonrológica y la gnoseológica, morar, etc.,)·uicios de. .va- la economía, o algunos de sus momentos singulares y la ide?lo~ía,
-·····_,·,.. ·.. - ... ..• -'n_·- ..·....... , ............
····,·,·~-""··~·l"···· ~ ........ --_
,._'""'-"~u_·-'··d .
!~Lco12 . q1!.~. ~~.~~ _~t~~da ,to.~a~ )~ra.~quí~ . ~i~t~~4t.¡f~)~~~J~~~~".~ma- , mientras que Marx mismo, inmediatamente antes del pasaje CIta-
t~naJ.ista v~lgé!-!: Cuando atribUimos a una categoría una prionCfad do, ontológicamente decisivo, hab~a por un lado de que. ~ la ~~p"C;:--.
on.to16gié:a sobre las otras, pensamos simplemente: una puede exis- restructura, correspon4en <~.4e,ter~1ll"a~~ ~o.~m~ ~~ ~o~~!enqa s~-.
tir sin la otra, mientras' que lo contrario es imposible en cuanto al ciál»,y"mrudéjás,'que «el m~do d~.P~~~.ll:c~l6.n.~e 1~ vl~a mater;lal
ser. Igualmente en la tesis central de todo materialismo, que el ser ~~~i.g~e..4.et~r_mina.._~.Il gerie~al el proc~s?"d~lav~~a SOCIal,. polítIca
tiene una prioridad respecto de la conciencia; ontológicamente sig-
nifica simplemente que puede darse un ser sin conciencia, mien- 26 K. Marx, Eine Sammlung von erinnerungen und Aufietzen, Moscu-Lenin-
tras que toda conciencia debe tener como presupuesto, como fun- grado, 1934, p. 21; MEW vol. 19, p. 335.
damento algo que es. De ahí no se sigue jerarquía alguna entre el , " 27 Marx, Zur Kritik der politischen ()konomie, Stuttgart, 1919; LV; MEW vol.

ser y la conciencia. Toda investigación ontológica concreta sobre 13, p. 9.


tiyorgy Lukdcs ¡'y •
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;,,:.:,.
Marx, ontologla del ser soczal 95
,¡o

Lesp.Jritu~»28. En desarrollos ulteriores de este capítulo, así C01110


1reales, incluso cuando en ocasiones llegaron a falsas antinomias (con-
en la segunda: parte, intentaremos mostrar qué rico campo de in- ;, tradicci6n irresoluble entre la determinaci6n del valor y la de la tasa
teracciones encierra en sí la categoría decisiva del momento «do- \ de benefició), en la economía burguesa, en la, mayoría de los casos
minante», incluido éste también y retenido en su determinaci6n;más se establecen experimentos de pensamiento sobre fundamentos de
abierta y ontol6gica. " . realidad periférica (el agúa en el Sahara, en la teoría de la utilidad
Con esta breve digresi6n, inevitable en medio de la actual con- marginal) que por generalizaciones mecánicas y por la orientaci6n
fusi6n acerca del método de Marx, aparentemente nos hemos ale- · a la manipulaci6n del detalle, antes desvían que dirigen en cuanto
jado del tema central de nuestra actual investigaci6n. Si volvemos · al conocimiento del proceso conjunto. Marx se distingue de los más
al método de la economía misma, lo tomamos en la forma más alta : significativos de s~s predecesores por el sentido de la. realidad, fi-
y clara de la'realizaci6n que Marx le ha dado más tarde en El Ca- ): los6ficamente hecho consciente, tanto en la aprehensl6n de la to- ,
pital. (El llamado «esbozo», lleno de instructivos análisis de com- '¡ taridad m6vil, como en la acertada valoraci6n del qué y del c6mo
plejos y conexiones que no figuran en El Capital, no tiene todavía ; de las categorías singulares. Su sentido de la realidad apunta, sin
el ontol6gicamente claro y fundamental nuevo modo de exposici6n ;;embargo, a más allá de las fronteras de la 'pura 'economía: en estas
de la obra maestra.) ; tan audaces abstracciones puede llevar a cabo la interacci6n entre
Si intentamos determinar de manera muy generallo's principios ./ lo -propiamente econ6mico y la realidad extraecon6mica, qu~ tie-
de construcci6n, ,podemos decir como in~roducci6n, que se trata I ne lugar en el marco conjunto del ser social, explicando cuestiOnes
de un proceso de abstracci6n ampliamente planteado, en tanto que · te6ricas anteriormente insolubles, dentro del marco de los proble-
punto de arranque a partir del cual, por la resoluci6n de las abs- mas te6ricos.
tracciones, metodológicamente insoslayables, progresivamente se da La permanente crítica ontol6gica y la auto crítica en la teoría del
acceso a la aprehensi6n pensada de la totalidad, en su concreci6n ser social en Marx, le da al experimento ideal abstractivo en el do-
claramente articulada. minio de la economía pura un carácter nuevo y científicamente es-
Como en el dominio del ser social el aislamiento efectivo de los pecífico: la abstracci6n por una parte nunca es parcial, es decir nun-
procesos singulares por medio de experimentos reales está ontol6- ca es la de una parte, la de un elemento aislado, sino que aparece
gicamente excluido, s610 puede tratarse de experimentos abstrac- el dominio conjunto de la economía en una proyecci6n abstracti-
tos en el pensamiento, en los que se investiga te6ricamente, c6mo va, en la que, por la púesta entre paréntesis provisional pensante
se comportarían determinadas relaciones, proporciones, fuerzas, etc., de más amplias conexiones categoriales, las categorías que se colo-
si las situaciones de hecho que en la realidad econ6mica suelen cru- can en el punto central, se despliegan plenamente y sin perturba-
zarse, frenar Q modificar su puesta en valor, se interrumpiesen. Este ción alguna, y pueden desvelar en formas puras su legalidad inter-
camino ya tuvo que ,emprenderlo el gran precursor de Marx, Ri- na. La abstracci6n del experimento ideal está constantemente en
cardo; y siempre que alborea algo semejante a una teoría econ6mica, contacto con la totalidad del ser social, incluidas sus relaciones ex-
tales experimentos ideales desempefian un papel decisivo. Pero mien- traecon6micas, tendencias, etc. Este peculiar y parad6jico, raramente
tras en pensadores como Ricardo, en tales casos se guiaron por un entendido, método dialéctico, estriba en la ya mencionada visi6n
vivo sentido de la realidad, por un sano instinto para con la'onto- pe~etrante de Marx, que lo econ6mico y lo extraecon6mico en el
logía, de tal manera que captaron siempre conexiones, categoriales ser social se transforman ininterrumpidamente el uno en el otro,
que están en interacci6n insoslayable, de donde, como se ha indi-
cado, no se sigue ni un desarrollo hist6rico «único» sin leyes, ni una
,28 ¡bid.
dominaci6n mecánico-abstracta de lo econ6mico puro; más bien,
96 Gyorgy Lukács Marx, ontologla del ser social 97

la unidad orgánica del ser social, en la cual a las leyes estrictas de colectivo, es decir la clase de los capitalistas, y el trabajador co-
la economía les corresponde ciertamente y sólo el papel de momento lectivo, la clase irabajadora31 •
dominante.
Este recíproco penetrar uno en otro de lo económico y de lo '" Tales momentos extraeconómicos, con necesidad dictada por la
extraeconómico en el ser social, entra muy profundamente en la ,'·ley del valor, entran ininterrumpidamente, con necesidad directa"
teoría misma de las categorías. Marx continúa la economía clási- ;. en la cotidianidad del cambio de mercancías capitalistas en el pro-
ca, porque encaja la teoría del salario en la teoría general del va- : ceso normal de la puesta en valor de la ley del valor. No obstante,
lor, pero sabe que la fuerza de trabajo es una mercancía sui gene- "después de que Marx ha analizado este mundo de estricta necesi-
ris, «cuyo valor de uso tiene la propiedad de efectuar en su valor · dad, conforme a leyes y en su coherencia interna, en un capítulo
de uso real una creación de valor»29. Sin entrar ahora en las remotas .' especial expone su g~nesi~_~~~~ó!i~ (ontológica), la denorninélda,él.cu-
consecuencias de este descubrimiento, limitándonos a la afirma- · mulación primitiva, cadena secular de actos de violencia extraeco-
ción que de esta peculiaridad de la mercancía trabajo, debe nece- · nómica:"p'or~os"qU:e sólo realmente han podido crearse las condi- .
sariamente surgir una ininterrumpida articulación de momentos · ciones históricas que constituyen el fundamento de las leyes teóricas
exrtraeconómicos en la realización de la ley del valor, en la com- , de la economía capitalista: «Tantae molis erat» desencadenar las «le-
pra y venta de esta mercancía. Mientras que en las demás, la re- .iyesnaturales~eternas» del modo de producción capitalista, llevar a
producción de los costes determina el val9r, «la determinación del , cabo el proceso de separación respecto a las condiciones de traba-
valor del. trabajo contiene un elemento histórico y moral»30; fi- ;; jo, transformar la producción social, los medios de vida, en un polo,
nalmente, , en capital, yen el contrario, la masa de trabajadores en asalariados,
en un libre «ejército de trabajadores», producto artificial de la his-
de la naturaleza del cambio de mercancías no se deriva ningún toria moderna32 .
límite de la jornada de trabajo, por consiguiente ningún límite Sólo gracias a la consideración de tal interacción recíproca en-
del plus-trabajo. El capitalista afirma su derecho como compra- tre 10 económico, estrictamente conforme a ley, y 10 extraeconómi-
dor cuando intenta hacer.la jornada de trabajo la más larga po- · ca, las relaciones y fuerzas extraeconómicas 'que le son heterogéneas,
sible y, cuando lo puede, hacer de una jornada, dos. Por otra par- deviene comprensible la construcción del capital: composición ex-
te, la naturaleza específica de la mercancía vendida, implica un perimental de conexiones abstractas, homogéneamente puras, con-
límite de su consumo por el comprador, y el trabajador afirma forme a leyes, y las interinfluencias, a veces hasta su supresión por
su derecho como vendedor, cuando quiere limitar a determina- la inserción de componentes más amplios, más cercanos a la reali-
da duraci6n normal la jornada de trabajo. Se da aquí una anti- , dad, hasta llegar a la totalidad concreta del ser social. Marx ya da en
nomia, derecho contra derecho, ambos igualmente consagrados la redacción temprana, un programa para este proceso .de acerca-
por la ley del cambio de mercancías. Entre dos derechos iguales miento y concretización, cuya realización emprendió en El capital.
decide la fuerza. Así se presenta en la historia del capitalismo la Es cierto que esta obra quedó en forma de fragmento, donde, como
legislaci6n de la jornada de trabaj o como una lucha en torno a resultado del acercamiento a la totalidad concreta son visibles las cla-
los limites de la jornada de trabajo, una lucha entre el capitalista ses, se interrumpe el manuscrito. (En el manuscrito sigue la nota.

29 Das KapitalI, p. 129; MEW cap. 24. p. 191. 31 Ibid., p. 196; ibid, p. 269.
30 Ibid., p. 134; ibid., p. 185. 32 Ibid., p. 725; ibid, p. 787.
;;10 uyorgy LUkdcs · . Narx, ontologia del ser socjal 99
h ..,
«Naturalmente, hoy n~ es posible saber lo que podría eventualmente l' "\central en el sistema del ser econ6mico. Pues, como veremos ense-
encontrarse en el manuscrito original. Riazanov me dijo al princi- 1,:guida, sería una conclusi6n preci{>itada, convertir la posi?ilidad que
pio de los años treinta que los manuscritos de El capital constitui_ i ,y,aquí se hace patente en fundamento general meto~016g1co de toda
rían 10 volúmenes, lo publicado por Engels es s610 una parte de esta 'tUa economía, y aceptar absolutamente un paralehsmo entre ~es­
masa de manuscritos.») Para lograr la realizaci6n completa, la in- ~ai-rollo te6rico e hist6rico (ontoI6gico), entre sucesi6n y separac16n
vestigaci6n debe insertarse en los elementos de significaci6n central. :~ode las categorías econ6micas. No pocos malentendidos de la teoría
Pues el camino que Marx quiere recorrer de 10 abstracto a 10 con- tde Marx tienen su fuente en tales generalizaciones precipitadas que
creto y ahí hacer visible la totalidad, no puede arrancar de una abs- {Marx siempre tuvo lejos de sí. S610 porque en, e! valor, c0m.:0 cate,-
tracci6n cualquiera. Que no se piense, al llegar aquí, s610 en la di- :':gO![~<::~fltr.u dc= la P.r.o~.':lcc::}<?n,~C>cial~ c~)llverge~ las más ~senc~ales
ferencia entre el fen6meno y la esencia tan resaltada por Marx. Porque , > determinaciones que determinan el proceso conjunto, las etapas on-
considerado en abstracto cualquier fen6meno podría abstraerse como , .
¡ : Yeol6'glcas de su génesis, esquemáticas y reducidas a 10 decisivo, po-
punto de arranque, s610 que tal camino nunca llegaría a la com- •. seen una significaci6n como fundamento te6rico también de las eta-
prensi6n de la totalidad; el punto.4~partid:lAe_b.e.s.~r fi.1~s~i~~.~na.. .pas econ6micas concretas.
categorfa_ Qbj~tiYíh ~E..!9,1~.gicameE-~~c~tral. No en vaIl:0 Marx en <: Esta posici6n central de la categoría valor es un hecho onto-
El capital, ha.investigado ~1v:#g~. C::?!E!.-'~pr!~~!.e_S~s!:g?Efa, como pri-·. ~16gico, no un~axioma en tanto que punto de partida de deduc-
mer elemento, y especialmente la manera ~egún la cual éste apare- o ':ciones puramente te6ricas o 16gicas. Sin embargo, una vez reco-
ce en su génesis. Ésta, por un lado indica, de modo abstracto, re- · nacida esta facticidad ontol6gica, por sí misma orienta más allá
duci~o a un' momento decisivo, el esbozo más general de una historia • de su simple facticidad; su análisis te6rico la muestra como pun-
de la realidad econ6mica conjunta, por otro lado, la selecci6n mues- · to candente de importantísimas tendencias de toda realidad sa-
tra igualmente su fecundidad, ya que esta categoría, junto con las ocial. Aquí naturalmente no podemos ni siquiera indicar tal riqueza
relaciones y proporciones que se derivan necesariamente de su exis- . ' de determinaciones. Señalemos con brevedad algunos de los mo-'
tencia, esclarece lo más importante en la estructura del ser social, omentos más importantes. Ante todo en el valor como categoría
la socialidad central de la producci6n. La génesis del valor que Marx , social aparece igualme!1:teel fundamento..elemental del.ser social:
da aquí, ilumina en la misma medida el doble aspecto de su mé- \eI"trabajo. Su conexi6n con las funciones sociales del valor reve-
todo. Esta génesis no es ni una abstracci6n 16gica a partir del con- •fa' á.l mismo tiempo los principios constructivos del ser social, que
cepto del valor, ni la descripci6n inductiva de las etapas hist6ricas ! .
· resultan del ser natural del hombre y al mismo tiempo de su in-
I
singulares de su despliegue, hasta que logre su pura forma, sino una · tercambio de materia (Stojf) con la naturaleza, proceso, cuyos mo-
nueva y peculiar síntesis, ql,le une orgánicamente una ontología his- mentos conjuntos -la inseparable conexi6n ontol6gica con esta
t6rica del ser social, con el descubrimiento te6rico de sus leyes con- base material y su ininterrumpida, en extensi6n e intensi6n, cons-
cretas y específicas. . tante superaci6n, trasformaci6n en sentido de una pura sociali-
Este capítulo introductivo no intenta presentar in extenso la dad- señalan un proceso que culmina en categorías que, como el
constituci6n hist6rica del valor en la vida econ6mica; simplemen- valor mismo, ya se han desprendido de su naturalidad material.
te da las etapas te6rÍcamente decisivas en elautomovimiento de esta · Por eso una ontología del ser social debe considerar siempre los
categoría, desde sus inicios esporádicos y accidentales hasta su ple- dos puntos de vista: primero, que los dos. P9lo~, tant() 19s o~j:­
no despliegue, en el que su esencia te6rica alcanza expresi6n en for- tos que pareceq.oi~!Iledia!a11l~nte.perten.ecer al mun~o natur~ (olI-
m.a pura. Ya esta convergencia de los dos planos hist6rico-ontoI6- vos, animales domésticos, etc.), no obstante, epúltima.. instanci::t,
gico y te6rico -del llegar a sí de la categoría-, indica su colocaci6n s~~ pro~uct~s .del trab~johum.~no'r como las categorías sociales
,f.J~
,"¡" •
100 Gyorgy Lukdcs ~Jv1arx, ontologla del ser soctal 101
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(ante todo el valor ~ismo), de las que ha desaparecidot04~ ma- ' ";t. ya espontánea, objetivamente 'en todo~ los niveles p~imitivos de ~a
tedalidad I;latural, en l~ dialéct~<:.~ _4c::l vals>! cle~en.. s~guir in~~Rª­ i:: sociedad, que, no se trata de una propIedad de un SImple conOCI-
~able~~"r1te ~nlgª$. "Precisamente la inseparabilidad que se expo_ ~' miento, independiente, de la índole ontológica de su· objeto, sino
ne com~ ~oritradictoriedad de. valor de uso y de valor de cambio '~ de la emergencia de una nueva categoría del ser del trabajo mismo,
indica en su aparente e indisoluble conexión esta propiedad on- ~ en el cauce de su creciente socialización, que más tarde se elevó te- ,
tológica del ser social. El siempre teóricamente renovado calle- :; óricamente a conciencia. También el trabajo socialmente necesario
jón sin salida de las filosofías sociales idealistas de la burguesía, i (y por ello, ipso facto abstracto), es una realidad, un momento de
tiene su origen con frecuencia en el contraste antinómico y abs- .; la ontología del ser social, y una abstracción real realizada por ésa
tracto de lo material y de lo espiritual, de lo natural y de lo so- , en los objetos reale~, totalmente independiente de que ésta se cum-
cial, por el cual necesariamente se desgarran to~as las.con~xi.ones : pla, o no,. en la ~o?-ciencia. En e~ siglo ~, millones de ar~esanos
dialécticas, con lo que lo específico del ser socIal deVIene InInte- :, independIentes VIVIeron el devemr efectIVO de esta abstraCCIón del
ligible (una exposición detallada de este com?le~o, s.ólo será RO- ; trabajo socialmente necesario en tanto que su propia ruina, sufrie-
sible en la segunda parte, aquí debe bastar la IndIcacIón de la In- I ron prácticamente sus consecuencias, sin presentir que se enfren-
separabilidad de los dos polos). . ' · taban con una abstracción llevada a cabo por el proceso social. Tal
Pero en segundo lugar, esta dialéctica es incompre'nsible para· ;,¡' abstracción ti~ne ia misma dureza ontológica que' el coche que a ,
cualquiera que no es capaz de elevarse po~ encima de esa pri~it~­ Iuno le atropella. .
va intuición de la realidad que simplemente reconoce la matenalI- " De igual manera deben concebirse ontológicamente las pro-
dad en tanto que cosa (Dinghaftigkeit), sí, como ser objetivo y to- : porciones y las relaciones. En esta cuestión la exposición 'de Marx
das las demás formas de objetividad (relaciones, proporciones, etc.), .~~ va polémicamente mucho más lejos; no se contenta con mostrar las
así como todos los productos inmediatos del pensamiento, reflejos , proporciones y las relaciones como conjuntos entitativos del ser so-
aparentes de la realidad (abstracciones, etc.), los atribuye a una ac- .; cial, muestra además que la inevitabilidad de vivirlos, de contar con
tividad presuntamente autónoma de la conciencia. Los esfuerzos de f su facticidad en la vida práctica, debe transformarlos necesariamente
Hegel por superar estas naturales y falsas intuiciones, entendidas ': en cosificaciones (Dinghaftigkeiten). Ya sabemos que el modo pri-
como inmediatamente naturales, ya los hemos tratad0 33 • , mitivo de la fenomenalidad, de la «recta intentio» ontológica, pue-
El innovador análisis de Marx acerca del valor se muestra tam- de llevar a cosificaciones 'en la conciencia de los hombres y que con
bién en su tratamiento de la abstracción. La transformación del tra~ · frecuencia lleva, incluso en la ciencia y en la filosofía, auna más
bajo en conexión con' la relación cada vez más desarrollada del va- , amplia prolongación y fijación en el pensamiento. MarX, en un ca-
lor de uso y del valor de cambio, lleva a cabo la transformación del pítulo célebre acerca del carácter fetiche de la mercancía, muestra
trabajo concreto de un objeto determinado en el trabajo abstracto : cumplidamente este proceso de cosificación, de proporciones y de
creador de valor, en cuya cúspide logra validez la realidad del tra- ~ relaciones sociales, y demuestra que no se limita a las categorías eco-
bajo socialmente necesario. Si este proceso se considera s~n prejui- nómicas en sentido estricto, sino que llega más bien hasta el fun-
cios de metafísica idealista, habrá de reconocerse, que dIcho pro- damento de una distorsión ontológica de los más sutiles e impor-
ceso de abstracción es un proceso real en el seno de la realidad social. : tantes objetos espirituales de la vida del hombre, cada vez más
En otro contexto hemos mostrado que la media de trabajo surge · sociales. En este punto, Marx vuelve a enlazar en lo más maduro
de su crítica, con los conceptos hegelianos de extef.i~rización y de
alienaci61'l:' Esto debe bastar, porque a este complejo problemático
33 Cfr. G. Lukács, Auténtica y falsa ontología de Hegel. , le consagraremos un capítulo especial en la segunda parte.
102 CJytfrgy Lukdcs f:uarx, ontologla tk! ser socia! . 103

a
. Volvamos la arti~ulación conjunta del primer volumen de El
!({:

p:Pero no debe olvidarse que estas legalidades son síntesis, que la re-
capital. Veremos que el complejo inmanente de co.ntradicciones in- ;Úlidad misma. hace surgir a partir de·los actos practico-económi-
crustado en el valor, desemboca en un más amplIo y maduro des- ii' cos singularés de los individuos, conscientemente realizados, cu-
pliegue de categodas económicas decisivas. Ya hemos aludido a los :;yos resultados, que la teoría fija, no obstante, van más allá de ·las
problemas generales del trab.ajo~ pero antes de q~e lleg~e~os a ha- ::, posibilidades de comprensión y de .las posibilidades de decisión·
blar de ellos otra vez, debe mdIcarse el necesarIO surgImIento del . ~. práctica de los individuos que ejecutan tales actos. Es pues ente-
dinero desde la forma general valor. Algunas observaciones: cuan- ",ramente conforme a leyes que el resultado de los actos económi-
do al final del análisis del valor, Marx deduce como consecuencia •. cos singulares; realizados prácticamente por los hombres (y con
«lógica», esta «lógica» ontológica no puede tomarse al pie de la le- ;~¡ conciencia práctica), para los actores mismos adquieran la forma,
tra, de manera que se reduzca a lo pensado. Debe entenderse que r aparente de un destino trascendente. Así en el caso ya indicado de
se trata de una necesidad del ser; por consiguiente «la deducción» ': la «cosificación» yen el especialmente grosero del dinero, Marx ha
de Marx sólo aparece como deducción lógica por la forma genera- ,: «deducido» racionalmente según leyes la génesis del dinero, ,a par-
lizada y abreviada de su modo de exposición. Enfocado en su ver- .'. tir de la dialéctica del valor, con lógica estricta podría decirse. Aquí
dad, en esto se busca el contenido teórico de nexos fácticos, y Marx :. el producto de la actividad humana,'el dinero que surge, irrumpe
acentúa en el postfacio a la segunda edición alemana de El Capi-:. ~ en la sociedad.: como algo incomprensible, hostil, fatum consagra-
tal, que la apariencia de una «construcciót:l a priori» tiene sus raí- i do que destruye todos los lazos sagrados, y durante siglos detenta
ces sólo en las presentación, no en la investigación misma34 • Con , esta misteriosa fuerza enajenante. Marx en los Manuscritos econó-
ello Marx vuelve a insistir en la prioridad de lo ontológico; cierta- , mico-filosóficos ha compilado algunas vigorosas expresiones poéti-
mente, un principio ontológico que deviene el fundamento de su '.•' cas de este sentimient0 35 •
método estrictamente científico; a la filosofía le incumbe en él sim- , Esto no concierne solamente al dinero. En ello se manifiesta la
plemente el papel de un control ontológico y la crítica, en ciertos :: estructuraJundamental de la relación de lateo,a~-soc:i3.1yde.la pra-
momentos, de una generalización que amplía y profundiza. ,í xis: Un mérito innovador deJa teoría de Marx consiste precisamente
. Esta función de la generalización filosófica no debilita la exac- '; e-ñ esto: que él descubrió la prioridad de la práctica, su función di-
titud científica de los análisis teórico-económicos singulares, sim- : rigente y de control del conocimiento. Pero no se contentó con· la
plemente los encaja en conexiones que son indispensables para la : exposición general de est"a conexión fundamental, sino que mostró
comprensión adecuada del ser social en su totalidad. Esta cuestión ; el método para esclarecer el camino por el que se puede acceder a
la hemos suscitado en cuanto al problema de la «reificación», pero , esta adecuada relación de la teoría y de la praxis. Y además mostró
Marx no se limita en modo alguno a ésta. Pues la exposición es- , que toda praxis, incluso la inmediata y cotidiana, siempre tiene esta
trictamente científica de la génesis ontológica del valor, del dine- :' relación con la conciencia, ya que siempre es un acto tdeológico
ro, etc., en el tratamiento de una ciencia particular podría desper- : en el que la finalidad de la realización, precede tanto objetiva como
tar la falsa apariencia de una racionalidad del curso histórico real, 'temporalmente. De ahí no se sigue en manera alguna que sea po-
que falsearía su esencia ontológica. Porque tal racionalidad según sible un saber acerca de las consecuencias sociales de cada acto sin-
leyes, no es la esencia de los procesos económicos singulares, sino : gular, ni tampoco en qué medida éste constituye la causa parcial
-si bien en forma tendencial-, del proceso económico conjunto. de un cambio del ser social en su totalidad (o en una totalidad sec-

34 Das Kapita!, vol. 1, xvii; MEW vol. 23, p. 27. 35 MEGA 1, 3; MEW, vol. suplementario 1, p. 543.
104 Gyorgy Lukdcs i" Marx, anta logia del ser social 105

tQrial). El ob~ar soci;U, económico de los hombres establece fuer- ,les. Sin siquiera rozar la riqueza detallada de El Capital, indíquese
zas, tendencias, objetividades, estructuras que surgen exclusivamente , sin embargo ,que el modo en que Marx investiga el despliegue de
por la praxis humana, cuyo modo de ser, no obstant~, permanece ," cada complejo de hecho, de cada categoría en la direcci6n de su de-
total o en parte ininteligible para su productor. Así, dIce Marx, res- ;, venir puramente social, pone los fundamentos de una teoría del des-
pecto a un hecho tan elemental, cotidiano, có~o del simple cam- ;.' arrollo ontol6gico del ser social. Hoy está muy de moda reírse con
bio surge la relaci6n de los productos de trabajO en tanto que va- '. ' presunta suficiencia de la idea de progreso y aprovechar las con-
lores: «No lo saben, pero lo hacen»36. Así la situaci6n no se hace , tradicciones que necesariamente aparecen en todo desarrollo para
solamente en el plano de la praxis inmediata, sino allí donde la te- ':~rnenospreciar todo progreso, cualquier desarrollo de un nivel on-
oría se esfuerza por captar en pensamiento la esencia de la praxis. '; to16gico inferior a otro más alto, como un juicio de valor subjeti-
Marx sefiala en Franklin intentos de descubrir en el trabajo el va- !:. vo. En eso, la investigación ontol6gica del ser social muestra que
lor, «lo que no sabe, sin embargo 10 dice»37. Tales afirmacio~es s?n ¡ sus categorías y relaciones han logrado, muy relativamente y a lo
de significación fundamental para la economía y para su hlstona, i; largo de muchas etapas, el carácter de una socialidad pre.dominan-
pero -en transici6n gradual de la ciencia a la filosofía- van más allá :, te. Repetimos, predominante, porque también es propio de la esen-
del dominio de la economía y engloban todo lo que ocurre en este cia del ser social no poder desprenderse nunca por entero de su fun-
sentido en el ser social y en la conciencia. Aquí muestra de nuevo :/' damento nat~ral-el hombre sigue siendo, de manera insuperable,
su potencia englobante la génesis ontológi.ca; si se establece esta .re- un ente bioI6gico-, como la naturaleza orgánica debe incorporar
laci6n entre praxis y conciencia en hechos elementales de la vIda ,i la inorgánica en forma cada vez más elevada. El ser social admite
cotidiana, los fenómenos de cosificaci6n, de alienaci6n y de feti- -' un desarrollo en el que estas categorías naturales, aunque nunca des-
chismo, aparecen como aut.oprodu~cio~es de una realidad no e~­ : aparecen, retroceden no obstante cada vez con más fuerza a favor
tendida, no ya como expreslOnes mlstenosas de fuerzas d~sconocl­ del papel dirigente de categorías que nunca pueden tener analogía
das e inconscientes, de dentro o de fuera del hombre, más bIen como en la naturaleza. Así sucede con el cambio de mercancías, en el que
extensas mediaciones dentro de la praxis misma. (los problemas que , determinadas formas naturales (el ganado como medio general de
aquí afloran, sólo pueden tratarse con más profundidad en la se- ': cambio) son reemplazadas por el dinero puramente social; así tam-
gunda parte). . bién se incrustan en la plusvalía absoluta determinados componentes
.La exposición de Marx de las dos, mercancías. esp~~!flcas, dm~­ «naturales», mientras que en la plusvalía relativa, brotada del cre-
ro y fue!z.~.9:~. ~r~h~jo, cualitativamente difer~ntes entre sí, nos ofre- ,.' cimiento de la productividad, que aminora el valor de la fuerza de
ce- en su detallada ejecución un cuadro lummoso, cerrado y com- , trabajo, se logra una forma de explotaci6n en la que, con un sala-
pleto de la primera producci6n social en sentido pro~io:. del , rio creciente, la plusvalía y con ella la explotación pueden incre-
capitalismo, con retrospectivas permanentes de las m~s pnmltlvas " mentarse; así en la revoluci6n industrial, junto con la introducci6n
formacionesecon6micas, junto con la puesta de malllfiesto de las , de las máquinas, cuando el hombre y su capacidad dejan de ser el
diferencias, con el fin de esclarecer lo más posible y múltiplemen- , factor determinante del trabajo y el trabajo humano se desantro-
te la socialidad específica de la producci6n capitalista, su supera- " pomorfiza.
ción, tanto categorial como de contenido, de los «límites» natura- Todas estas líneas de desarrollo son de carácter ontol6gico, es
decir indican en qué sentido, con qué transformaciones de la ob-
jetividad, de las proporciones, de las relacion~s, etc., las categorías
36 Kapital I, 40; MEW., 23, p. 88. decisivas de la economía, cada vez con más fuerza superan la ori-
37 ¡bid., p. 17; ibid., p. 65. , ginaria y predominante ligaz6n natural, cada vez adquieren más de-
c.:ryorgy LUltacs ;;Ma.rx, ontologfa del ser social 107
l06 ',o

:ididamente un carácter social. Naturalmente surgen en ello, tam- .' los individuos y de ciertas clases, finalmente rompe estacontra-'
)ién, categorías de carácter puramente social. Así el valor; éste no
)bstante a consecuencia de su inseparabilidad del valor de uso, está !
,
,. dicci6n y,coincide con el desarrollo del individuo singular, que por
consiguiente el más elevado desarrollo de la ,individualidad, s6lo
;iempre ligado a una base natural, socialmente transformada. Que ~. puede conseguirse a través de un proceso en el que los individuos
1 esto le precede un desarrollo nadie puede ponerlo en duda, y tan- ~; son sacrificados38 •
to menos que en ello -de manera puramente ontol6gica- h~ de afir-
¡
I~'

marse un progreso, porque las nuevas formas del ser .soclal, en el La referencia del desarrollo de las fuerzas producti~as a la del
curso del desarrollo en medida creciente, llegan a .sí mlsmas~ es de- r género humano, nunca abandona el punto de vista objetivamente
cir se realiza cada vez más en las categorías propIamente dIchas y ::: ontológico; Marx simplemente completa el cuadro objetivamente
que las formas 'naturales se preservan solo en forma s';lpera~a. ~n f dado en la economía· del desarrollo de las fuerzas productivas, con
esas afirmaciones ontol6gicas del progreso, no se contiene .mngun ¡ un cuadro según la esencia también objetivo de las consecuencias
juicio de valor; se trata de una afirmaci6n de hecho onto~6glca, que ~ de este 'desarrollo, para los hombres a quienes concierne (y que prác-
como éste s6lo puede ser juzgada en términos de val?racl6n (es po- e ticame.nte lo .pr.oducen). Y cuando apunta a ~a citada contradicción
sible aprobar, lamentar, etc., el retroceso de los límItes I!atural~s). ¡-tambIén obJetlva-, que ésta más alta formaCIón del género humano
Quedarse aquí, sería con toda justicia un objetivism~ econ~m~co. ~~se puede efect~ar a 'costa de una clase, sigue manteniéndose en el
Marx tampoco 10 hace, avanza más allá pq.r un cammo obJetIva- [(plano de una ontología del ser social, y establece en este dominio
mente ontológico, no subjetivamente valonzante, ya que ~uestra f un progreso ontológico -ciertamente contradictorio-, en lo que re-
las categorías econ6micas en relaci6n re~íproca con los objetos y {salta claramente, que la esencia del desarrollo económico (yen ,úl-
fuerzas del ser social, en el que estas relaCiOnes recíprocas, natural- ~.' timo término el destino del género de los hombres concernidos), .
mente encuentran el centro de su ser en el hombre. Pero la colo- : determina un progreso y que sus contradicciones son sus formas fe-
cació~ del hombre en la totalidad del ser social es ontol6gicamen- ~. noménicas.
¡:
te objetiva, exenta de cualquier toma de po~ici6n su~jetivamente (: Sólo más tarde en el cauce de este capítulo, podremos hablar,
valorativa', frente a los complejos problemáticos surgIdos de tales !, en una elaboración más vasta de la conexión compleja de los com-
procesos. A esta visi6n ontológica de Ma:x, le subyace la ~rofun­ t pIejos, que llega hasta los aparentemente más lejanos, en realidad
da concepci6n del fen6meno y de la esenCIa ~n ~a procesualldad de ~ círculos problemáticos co'mplejamente mediados, de la ética y de
la totalidad del ser social. Las más claras enunCIaCiOnes de Marx acer- r la estética. Pero incluso, si de modo provisional nos quedamos, en
ca de estas cuestiones nó en vano, surgen en la polémica contra quie- t este punto, tanto en su contenido como metodológicamente, el
nes valoran estos desarrollos subjetiva, moral, cultural, filosófica- ¡cuadro de la primera parte de El Capital produce un efecto muy
mente. Téngase en cuenta'el contraste entre Sis~ondi ~ ~card? ! paradójico. Los análisis económicos, estrictamente científicos,
en Teortas de.la plusvalfa. En defensa del economIsta objetivo Ri- ¡ siempre abren perspectivas de tipo ontológico fundadas acerca de
cardo, Marx dice: ~ la totalidad del ser social. En esta unidad se abre paso la tenden-
í da fundamental de Marx que desarrolla claramente las generali-
, La producci6n por la producci6n, no significa nada sino tan- (zadones filosóficas a partir de los hechos comprobados por la in-
,
to como el desarrollo de la productividad humana, por tanto el des- .I
arrollo de la riqueza de la naturaleza humana como finalidad [... ] :t '
No se ha entendido que este desarrollo de las capacidades del gé- 1 38 K. Marx, llOr/as de la plusvalla, n, J, 1921, p. 309; MEW; cap. 2612, p.
nero hombre, aunque al, principio se hace a costa de la mayoría de 1107; cfr. aún más elaborado, Grundrisse, p. 312. . . '

¡
108 Gyorgy Lukdcs €iUarx, ontologfa del ser social 109
~f
vestigación y el método científico, es decir la fundamentación on- : : vos elementos y tendencias ontológicas, en descubrir científica-
tológica verificada de las aserciones tanto científicas como filo- ;¡: mente las nuevas categorías, tendencias, y conexiones hasta que
sóficas. Esta unidad de una efectividad sólidamente fundada y de !;{ finalmente esté ante nosotros comprendida la economía conjun-
audaces generalizaciones filosóficas, constituye ~a atmósfera llena ita como centro primario del ser social. El paso inmediato que des-
de vida de la obra. Para el lector no versado teóncamente, se mar- it, de aquí debe darse, lleva al proceso inmediato global general, cap-.
chita o desaparece un elemento fundamental de la construcción ,:;' rada de antemano. Pues, por mucho que en la primera parte, la
global, precisamente la previa abstracción económica. La abs- '\ sociedad entera constituya el telón de fondo, las exposiciones cen-
tracción que todas las mercancías se compran y se venden a su va- ';; trales enfocan siempre los actos individuales, incluso cuando se
lor; ésta es una abstracción sui generis; le subyace la ley realmen- , trata de una fábrica de muchos trabajadores, con una complica-
te fundamental del cambio social de mercancías, una ley que en i da división del trabajo. Ciertamente se trata de considerar los pro-
la. realidad económica, en medio. de todos los bamboleos de los ces'os hasta aquí conocidos, en su socialidad conjunta. Marx repe-
precios, se impone siempre, en última instancia, el funcionamiento tidamente indica que la primera exposición ha sido una abstracta~
normal de la totalidad. Por ello, también actúa en el descubri- ,.,por ello formal, del fenómeno. Esto se demuestra por ejemplo
miento de las conexiones puramente económicas y de sus inte- .;' en que
racciones recíprocas en realidades y tendencias extraeconómicas
del ser social, no como abstracción, y to.da la primera parte pa- la forina natural del producto mercancía es totalmente indiferen-
rece \ln reflejo de la realidad, no un experimento abstracto de pen- te para el análisis, porque las leyes abstractas son válidas para cual-
samiento. El fundamento una vez más está en el carácter ontoló- quier tipo de mercan cia. Sólo que del hecho de la venta de una
gico de esa abstracción, que no significa ni ~ás ni menos que el mercancía (W-G), en modo alguno se sigue la compra de la otra
poner de relieve la ley fundamental del c~mblO de mercancí~s, su (G-W); muestra en la forma de una casualidad insuperable el modo
validación irrefrenable y no perturbada,. SIn que la desvíen ni mo- diferente de ser del proceso global respecto a los actos de los indi-
difiquen otras relaciones estructurales y procesos que, event~al­ viduos. Sólo que cuando se investiga el proceso global en sus le-
mente deben incidir en tal sociedad. Por eso, en esta redUCCión yes que conciernen al todo de la economía, este enfoque formal
abstractiva a lo más esencial, todos los elementos -económicos y no basta: La transformación de uha parte del producto-valor en
extraeconómicos- entran sin desfigurarse en el fenómeno, mien- capital, la entrada de otra parte en el consumo de los capitalistas
tras que en una abstracción, no fundada ontológicam~nte, u orien- y de las clases trabajadoras, constituye un movimiento dentro del
tada a lo periférico, tiene que llevar a una deformaCión de las ca- producto-valor mismo, en el que resulta el capital total; y este mo-
tegorías decisivas. Esto vuelve a llamar la a~ención sobre .un punt.o vimiento no reemplaza solamente valores sino materias; y por eso
esencial del nuevo método: que no son ni puntos de Vista teón- está igualmente determinado por la relación recíproca de los com-
cos ni metodológicos (menos aún lógicos), los que determinan el ponentes de valor del producto social, lo mismo que por su valor
modo ni la orientación de las abstracciones del experimento pen- de uso, por su forma material39 •
sado, sino la cosa misma, es decir la esencia ontológica de la ma-
teria tratada. Este problema específico, ciertamente central, muestra ya que
Que para Marx, con total evidencia de realidad, se trata de una I el camino de los procesos singulares hacia el de conjunto, no re-
abstracción, lo demuestra la construcción de la obra en su tota-
lidad. Su composición siempre consiste en insertar en el mundo
originariamente construido, sobre la base de tal abstracción, nue- 39 Das Kapital vol. II, Hamburg, 1907, p. 368; MEW, vol. 24, p. 393.
110 uyorgy LUkács mMdrx, ontologia del ser social 111
"~
pr:esenta ningu~a má~ amplia abstracción, .como es costum?re en
,

\;rl, vo a través de los tres estadios. Por consiguiente, el círculo con-


los habituales modos modernos de pensar, smo por el contrarlO una ~:;'" junto es la unidad real de sus tres formas 40 •
supresión de determinados límites de la abstracción y un acerca_ l' '~'i. '
'/3.i,I,.

miento a la concreción de la totalidad conceptuada. Naturalmen- (~~' El análisis de estos recorridos circulares da las más importantes
te tampoco cabe hablar aquí de una concepción conjunta detalla_ ,:~~~proporciones de la ~oci~dad c~pitalista, si~ discusión ~os.i~le, y des-
da y excluyente de la segunda parte; sólo se trata de alumbrar los :,*¡f,iC,ruye la representación i~mediata del capital co~o objetIVidad «co-
problemas fundamentales de este nivel en. su significa.ción ontol~_ f:,'sificada», muestra el capital en tanto que relaCión, cuyo modo de
gica. El proceso conjunto de la reproducción económica.lo cOn~tl­ [;,::ser consiste en un proceso ininterrumpido. Para que se destaquen,
tuye la unidad de tres procesos con sus tres planos: ~a clfculacl6n :~;con justeza plástica, las proporcionalidades que de aquí resultan,
del capital-:-dinero, la del capital productivo y la del capltal-me:canc~a :~Marx disuelve aquí lás abstracciones de la primera parte, realiza una
son sus tres partes. De entrada y de nuevo debe hacerse hmcapIé : ,:'abstracción renovada, ya que escoge como punto de arranque la re-
en que tampoco aquí se trata de la descomposición simplemente i ;' producción simple sin acumulación, para, desde los. conocirr:ien-
metodológica de un proceso, sino d~tr7s procesos reales! ~ de cap- ;,',; cos aquí logrados, acceder a la verdadera, a la reprodUCCión ampliada.
tarlos en un enfoque realmente umtano; la descompo~ición con- ¡,,':Pero, para poder apreciar justamente el método de Marx, debe se-
ceptual no es más que el reflejo conceptual de tres ~rocesos de .re- ' I,;fíalarse que aq\lí también se trata de una abstracción, que representa
producción, del capital industrial, del capit~ comercial. y del capital ',una parte de la realidad, cuya realización -lo mismo que en la pri-
dinero ,(los problemas ligados con esto s.erán más amph~mente exa- j:'mera parte- refleja el proceso real en sus verdaderas determinacio-
minados en la tercera parte de El capztal). El contemdo, los ele- :: nes, aunque necesitado de completarse. «En la medida en que la
mentos, los planos y las secuencias, en los tres procesos ~e repro- , acumulación tiene lugar, dice Marx, la reproducción simple cons-
ducción, son los mismos. Se diferencian no obstante esenCialmente , cituye una parte de la misma y puede por consiguiente considerar-
en dónde y en cómo se implanta cada uno, una vez concluido su .' se por sí misma, y es un factor real de la acumulación»,41.
propio proceso de reproducción. Con ello natu~alment~ no se su- , ,En la redacción de El capital que hoy tenemos, Marx disuelve
prime la continuidad del proceso de reprodUCCIón SOCial. Por un ,·'la abstracción en el paso a la reproducción ampliada, pero la abs-
lado, cada final es al mismo tiempo el principio de un nuevo mo- '. tracción subsiste siempre cara al proceso real, ya que no se tiene en
vimiento circular, y, por otro lado, los tres procesos se entrelazan y 'cuenta la productividad. 'Esto es tanto más sorprendente, cuanto
constituyen la unidad de este movimiento, el proceso conjunto de '; que las disoluciones de la abstracción de la tercera parte, este pro-
reproducción. Marx dice: ' ) blema lo trata continuamente como momento evidente de la teo-
,:da concreta del proceso conjunto. (Sobre esto volveremos también
Tomemos juntos las tres formas, los tres presupuestos del pro- ~ cuando tratemos de la tasa media de beneficio.) Naturalmente es
ceso ,aparecen como su resultado, como presupuestos producidos " posible que en una publicación del texto completo también a este
por el mismo. Cada momento aparece como punto de arranque, , .' respecto las intuiciones de Marx sean las que aquí son perceptibles.
punto de paso y punto de regreso. El proceso conjunto se presen- , Quédese como quiera la cuestión, vale la pena llamar la aten-
ta como unidad del proceso de producción, y de circulación; el pro- ; ción sobre este problema, porque así quedará en claro cómo la eco-
ceso de producci6n deviene mediador del proceso de circulaci6n
y viceversa (... ). La reproducci6n del capital, en cada una de sus
formas, en torno a cada uno de sus estadios es por consiguiente 40 Ibid., p. 72; ibid., p. 104.
continua, como la metamorfosis de estas formas y el curso sucesi- 41 ¡bid., p. 369; ibid., p. 394.
Gyorgy Lukács
.{ t~j:
112 FA'Marx, ontologfa del ser social 113
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l,';'
nomía de Marx puede ser utilizada para el conocimiento del ser i>: de las etapas, donde un valor de uso es imprescindiblemente nece-
s¿cial, desde el momento de su efectividad y para épocas sucesi- 1, sacio para realizar el valor de cambio; pero también al principio de (
vas. Quede en claro que la inserción del crecimiento de la pro- 1 "; cada etapa, cuanqoelcapitalista, para poder producir, se dota de ¡
ductividad en el análisis del proceso conjunto, del paso de la re-
producción simple a la ampliada, enfocado ontol?gicamente, no
I ." los medios ~e producción necesarios y atda fuerza de trabajo para, ¡

>::po~~~l?i'e~, m,<?~imieñto; ambos los compra en forma de valor de 1,


es en principio diferente, aunque puedan au~ malllfes.tarse nuev~ '. lIso par.a la produ.cci~n.' Esto parece un lugar común, y lo es para \
e importantes determinacione.s. La observaci?n antenor~ente. Ci- la «intentio rec:ta» de la práctica cotidiana; pero en eso se engendra
tada de Marx concierne también a esta cuestión, que la mserclón una generalización pseudo-teórica, y así trabaja la economía bur-
d~l alza de productividad intro~uce una .nueva. dimensión en el es- " guesa, con la abstr<l;cción «sin concepto» (G-G', dinero al princi-
tado de hecho 'de esta correlación (la OrIentación a este problema ;;'pio y dinero al final del proceso de producción). Y la economía de
se la debo a Franz Janossy). La fundamentación ontológi~a preci- 9 la época!de Stalin, que se denominaba marxista, consideraba la teo-
s~ente en el método de la abstracción de Marx, hace posible más ~r{a del valor simplemente corno una teoría que muestra corno fun-
amplias concretizaciones, sin que te.t:l~an que cambiarse en l? ~ás , > dona el valor de cambio. Pero para la restauración del verdadero
mínimo sus fundamentos metodológicos. (Esto se refiere Ulllca- ~;. marxismo no es superfluo poner de relieve, que la ontológicamen-
mente' al método de Marx mismo; las falsas abstracciones de sus i:tte verdadera «intentio recta» constituye el fundamento de la ciencia
discípulos, en el espíritu de las ~~dernas c~encias ~articulares, tie- ;': y de la generalización filosófica, y que ningún fenómeno económi-
nen un carácter enteramente dlstmto, como por ejemplo la teoría L co puede comprenderse rectamente, sin arrancar de la conexión mis-
del llamado «empobrecimiento absoluto» en la conocida versión Fma de realidad -en este caso, la inseparabilidad del valor de uso y
de Kautsky.) -)' de el de cambio, incluso en su contradicción.
El análisis económico concreto de los llamados esquemas de la " Sólo el acercamiento a la especificidad concreta del ser social,
reproducción conjunta, dados en la s.egunda parte, no entran ~quí, ~: a consecuencia de la comprensión del proceso de reproducción en
s610debe insistirse en que las proporCiOnes que en ellos se.dan, Siem- , su totalidad, le da a Marx la posibilidad de una más amplia diso-
pre son complejos concretos, cualitativa~en~e determmados. La , lución de las abstracciones del principio. Y esto tiene lugar en la
proporción misma puede expresarse cuant~tativa~en~e de manera , teoría de la tasa de beneficio. Valor y plusvalía siguen siendo la,~
más clara, pero ésa siempre es la de complejOS cualltativa~ente ~e­ : categorí~ fundam~ntales, conforme cil sér dela economía del ca-
terminados; ya la principal ~ivisión se con~tituye en la ~lferencia­ , pii~ismo"7En el nivel de abstracción de la primera parte basta la
ción de las industrias de mediOS de producción y de mediOS de con- " afirmación, que el modo de ser de la mercancía fuerza de trabajo
su~o, que las relaciones entre el. capital con~tante de un~ y, el :;: es capaz de crear un nuevo valor, mientras que los medios de pro-
variable .del otro grupo se determman proporciOnalmente, mdlca ;~ ducción, materias primas, etc., simplemente mantienen su valor
que las proporciones cuantitativas según el valor, deben contener ~: durante el proceso de trabajo. La concretización de la segunda par-
en sí las cualitativamente insuperables del valor de uso. Esta es una
de las consecuencias insoslayables que la concretización de la se-
l te ofrece el análisis del proceso conjunto, en muchos aspectos to-
:¡, davía sobre este fundamento, ya que en tanto que elementos del
gunda parte significa frente a la primera. Ya hemos llamado la aten- " proceso circular figuran el capital constante y el variable, lo mis-
ción acerca de los problemas generales; resáltese solamente que en ", mo que la plus-valía. En ello llega a ponerse en valor la verdad de
el proceso de producción, en tanto que movimiento del proceso cir- . que en el proceso conjunto -considerado puramente en su gene-
cular, la copertenencia del valor de uso y del valor de cambio, vuel- . ralidad, por consiguiente metodológicamente de manera cons-
ve a aparecer por segunda vez: es evidente que, al final de cada una ciente, sin considerar los actos reales que lo constituyen-la ley del
\
!
~'Marx> ontologfa del ser social 115

valor sigue valie~do de manera invariable. Esto es una v~z ~ás una I"za de trabajo, es deCir al capital variable capitalistamente moviliza-
afirmación ontológica justa e importante, pues las desviaclOn~s en ',;dO, el beneficio, ~ue .inmediat~men~e, y por cierto, solo inmedi~­
cuanto a la ley del valor se igualan necesaria~ent~ en la totalida~. .camente, es cuantitativamente idéntiCO con éste, se refiere al capi-
Dicho de manera más simple: el consumo (mclUldo ~l productI- 1!,c~ cons.tante. Los actos si~~lares que r~alizan la produc~i~n, la
vo de la sociedad)., no puede ser mayor que la producción. En ~sto 'CIrculaCIón, están por ello onentados en pnmer lugar al creCImiento
se presupone como abstracción dejar de lado el mercado extenor, I del beneficio. El desarrollo de las fuerzas productivas, que al prin-
r muy justamente, pues siempre es posible levantar esta abstrac- (',cipio necesariamente aparecen en posiciones singulares, en esos ca-
ción e insertar de nuevo en ella las variaciones que surgen en el I sos producirá un beneficio extra, que es el objetivo de los actos te-
complejo de lasleyes; de manera accesoria se advierte qu~ esta cues- r leológicos de los prC?ductores singulares; porque con el buscado
tiÓI1 queda fuera de juego, cuando la economía mundial se con- ~:descenso del valor del producto, la mercancía puede venderse por
vierte en objeto inmediato de la teoría. ; encima de su valor, más barata sin embargo que las de los demás
En todo caso, este es el problema de la tercera parte: dentro del ¡ productores. Sólo en un nivel de desarrollo, que permite una mi-
concebido curso circular conjunto, ,investigar las leyes que regulan f gración relativamente voluntaria del capital de un dominio a otro,
los actos económicos singulares, no sólo por sí sin? en el.marco del , ~,' no surge de ello ningún monopolio duradero, sino el descenso del
conocido proceso conjunto. El efecto de los actos smgular~s que o,n- Lprecio al nivel de la mayor disminución de valor, por la más eleva-
tológicamente modifica las catego~ías e,n el. proceso .conJunto, tl~­ tda'productividad. De este modo, la posibilidad de esta migración
ne no obstante dos presupuestos hlstónco-reales: pnmero el.creci-
miento de las fuerzas productivas con su consecuenCIa de
rt de capital lleva a efecto, por un lado, una tasa media de beneficio,
en cuyo movimiento, por otro lado, surge una tendencia a descender
disminución del valor; segundo, la amplia posibilidad para el ca- ~'continuamente, conforme al crecimiento de las fuerzas producti-
pital de ser arrojado de un dominio a otro. Los do~ presuponen un
[

1vas. .
nivel de desarrollo relativamente alto de la prodUCCIón SOCIal, lo que ~ Cómo Marx expone, el carácter tendencial de esta nUeva ley, en
de nuevo indica que las categorías econóI~:lÍca~ en s~s formas pu~as 1, tanto que proceso puramente económico, no es de este lugar. Con-
y más desarrolladas exigen una más amplIa e:clstencla en e.l funclO- t forme a nuestro propósito sólo debemos afirmar: primero, que la
namiento del ser social, es decir que su desplIegue categonal, la su- ~,tendencialidad, en tanto que forma fenoménica de una ley en' la to- '
peración categorial de los límites naturales es un resultado del des- te talidad ~oncreta del ser sod~, nec~sariame?te, se sigue .de que los
arrollo histórico-social. , "compleJos reales están en lejanas mteraCCIones compltcadas con
En tales circunstancias, el surgimiento de la tasa de benefiCIO I complejos reales; el carácter tendencial de la leyes expresión de que,
como categoría económica ~e~erminante, r:o es ni una ley mecá: ~según la esencia, es el resultado de complejos movimientos diná-
nica independiente de la aCtivIdad e~onómlca de los hombres, III t micos y contradictorios; segundo, que la caída tendencial de la tasa
su producto directo. La transformacIón de. la plusvalía en benefi- f de beneficio, es en verdad el resultado final de actos teleológicos
cio, de la tasa de plusvalía en tasa de b neficlO es en efect? una con-
7
secuencia metodológica de la superaCión de las abstracclone.s de la
i individuales, por consiguiente de emplazamientos conscientes; su
Jcontenido, su orientación no obstante, dan lo contrario de lo que
primera parte en la tercera. También en ~sto.' como hemos VIstO en , ' esos actos, tanto objetiva como subjetivamente intentan. Este he-
todas las abstracciones y en las concretlZaClOnes en que Marx las cho fundamental, elemental y necesario de la existencia, de la ac-
suprime,J~J~hl:.sva.!!a~igue ~iendo el ~ndamento, no obstante ~e tividad histórico-social de los hombres, aparece aquí de manera fác-
encuentra en otra, réfación, igualmente real que depende de la OrI- tica y exactamente controlable; tan pronto como \las relaciones
ginaria. Mientras que la plusvalía sólo se refería al valor de la fuer- 'económicas se captan en su totalidad móvil y concreta, siempre vuel-
'. ~\:

116
Gyorgy Lukdcs (~~/ Marx, ontolog{a del ser social 117
Ü
v~ 9- mostrarse, que ios hombres hacen su historia,yero que los re- :~ ca de la historia de los nuevos complejos económicos que aquí emer-
sultados del curso histórico resultan de modo diferente, ~ veces :~ gen. El capital comer~ial y el capital-dinero, así como la renta de
opuesto,.a cómo las inseparables exteriorizaciones voluntanas, in- ;;: la tierra no pueden esclarecerse sin más en la estructura de la eco-
divid~ales o generales proyectaban~ También a~uí. resulta que, de~­ ;t: nomía conjunta.. Su génesis histó:ic~_~s el_P!~~pll:e~~o parac;qm:-
tro del movimiento conjunto, el progreso' objetivo llega a anl- n: ~ pr~~~e.~ te.?,~icarnC!!i~~s~ef¿ctiyi?a~ e,n el..s!ste¡p.a pe ,1ln3: ~utén~i­
festación. La caída de la tasa de beneficio presupone el cambi.o de Hca prodUC:CIÓg... ~OCI~, aunque, o precIsamente por que esta
valor de los productos, como consecue~cia del des.ce~so del tIem- ,~' "dédticCi6n hist6rica no puede aclarar directamente el papel adqui-
po socialmente necesario de su produccIón. Esto slgmfica de m~e­
vo un alza en el dominio de las fuerzas de la naturale~ P?r lo.s hom-
rt rido. Éste, precisamente, está determinado por la subordinaci6n bajo
la producci6n ind~strial, aunque aquéllos han existido aut6-?-oma-
bres un alza "de su capacidad de dirección, una dIsmmucIón del kmente de antemano, y en su autonomía, a pesar de determmadas
tie~po socialmente necesario de la producción. ., '~' constantes de su modo de ser, cumplían funciones sociales total-
El otro gran complejo que la tercera parte aborda, dIso~vle~do ". mente diferentes. Es claro sin más que la mayoría de las,derivacio-
abstracciones y estableciendo complejos concretos, es la d~stnbu­ ,:~ nes de la génesis del valor que se dan, muestran rasgos de esencia
ció'n social de la plusvalía convertida en benefic~o. En ,la pnmera y ;~ diferentes. Pero l~ prueba de c6mo estas conexiones, ligadas en el
en la segunda parte, detern:inadas por ~bstracclOnes, se enfrentan {' marco unitario del desarrollo hist6rico, retrotrae a los problemas
los capitalistas de la industna y lo~ trabaJ~dore~. Incluso cuan~o en {de una teoría general de la historia del marxismo, que nuestras con-
la segunda parte, comercio y capItal monetano aparecen segun la '~: sideraciones ya han rozado constantemente. No obstante, antes de
esencia, formando parte del movimiento conjunto, representan sólo ": que pasemos a su tratamiento, debemos une vez más mirar al aná-
su lugar en el movimien:o conjunto, ya éste sólo ~o re~ulan las ca- . . lisis de las categorías en la Introducción al esbozo, para que la com-
tegorías aún no diferencIadas de valor y de 'pl~sval~a. Solo en la te.r- ;, p1ejidad y la dinámica de las estructuras y de las conexiones cate-
cera parte tienen su papel c?ncre.to en la dIstnbucIón del benefi~lo : goriales puedan darnos un fundamento más amplio y firme de los
el capital comercial, el c~pl~al dmero (as~ como la ren~a d~ la tIe- :,: problemas hist6ricos.
rra). La ya presentada pnondad ontoló~lca de la dommaclón ex- :;, Se, trata. d~ 1ª"xeJ.~~~611, general d.e)aprodl:lcc.i~n'y del constu}l<?~
clusiva,.de la phisvalía, se muestra también en tanto que este es el J!l:A!~gi.b.ud6.n,"etc. Que para'la'ontología del ser social en el mar-
único punto en que surge un nuevo valor; la plusvalía, ~ransformada ¡xlsmo, a la producci6n' se le atribuye el significado prioritario, es
en beneficio, entre todos los representantes económIcamente ne- . un lugar común, pero que a pesar de su justeza en general, preci-
cesarios de la división social del trabajo, aunque en modo alguno :' samente por su vulgarizaci6n exagerada, en muy distintos aspectos,
creadores de nuevo valor, y el análisis de este proceso, en cuyos de- :,' ha obstaculizado y dirigido por falsos caminos el entendimiento del
talle no podemos entrar, constituye lo esencial de la ter~era.parte. '·auténtico método de Marx. Por eso esta prioridad debe caracteri-
Por ello, tanto más debe advertirse, que s?lo la co?crenZaCI?n de " zarse con más precisión y entenderse de manera adecuada el con-
todos los valores activos de la vida económIca permite pasar sm sal- .' cepto de momento dominante en el dominio de las interacciones
to a la economía en sentido estricto, a la articulación social de la : complicadas.
sociedad, a la estratificación en clases. (Desgraciadamente, sólo sub- Se trata de las más generales categorías de .l~ ,economí~; Ero-
sisten las primeras líneas de Marx: introductivas a este respecto; pero duccióll.L~OnSUmo, distribución, cambio y circulación. La econo-
el' camino es metodológicamente claro.) mía en
burguesa de -la épo'cade"Mélrx ha' identificado' parte estas
De esta situación del problema, queda claro que la tercera par- categorías -por ejemplo producción y consumo-, en parte las ha
te contiene las más importantes y más elaboradas digresiones acer- . enfrentado, de modo excluyente, unas con otras, en parte también
. ~.Marx, onto!ogfa de! ser socia! 119
.~ .. '
'~i

establecido una falsa jerarquía entre ellas. Marx. arregla .cuentas, ante .,' concebidas como elementos, momentos sustantivos. De esto se si-
todo, con la variante hegelianizante de la [alsa ~OneXI?n, que. pre- . gue una doble consecuencia: por un lado, cada una conserva su
tendía -con ayuda de la generalidad, partIculandad, smgulandad, .;' modo de ser ontol6gico, manifestándolo en todas sus interrelacio-
lógicamente entendidas- sacar una conclusión. «Esta es una cone- :: nes con las demás categorías, con lo que no puede darse ninguna
xión general, pero muy superficial», .dice Marx, y muestra que el t forma lógica general para tales relaciones, sino que cada una debe
aparato lógico que produce la conclUSIón, sólo puede basarse en no- , ser entendida en su especificidad; por otro lado estas interrelacio-
tas abstractas, epidérmicas. ' . . ': nes ni tomadas por pares, ni en su totalidad, son de igual valor, sino
En esto se cierra una breve polémica con los partIdanos y con :/: que más bien se impone la prioridad ontológica de la producci6n
los enemigos burgueses de la economía, «que le reprochan el bár- ,1:' como momento dominante.
baro desgarro de lo que se pertenece». Marx contesta una vez más . Si nos basamos en esta concepción, si consideramos en parti-
en nombre del rechazo de un tratamiento lógico, basado en defi- .•. . cular la relaci6n de la producci6n y del consumo, aparece una re-
niciones de relaciones, que las tales son de í~dole ontol?gico, «~omo :; laci6n que está muy cerca de las determinaciones de la reflexión tra-
si este desgarro no fuese llevado de la realIdad a los lIbros, smo al :., tadas por Hegel. Como ya en el plano del entendimiento, la
contrario, de los libros a la realidad y como si en este p~nto se tra- , interrelaci6n siempre aparece como identidad abstracta, y como di-
tase de una equiparación dialéctica de co~ceptos ~ r;o de la com- j' ferencia igualmente abstracta en el fen6meno, ambos puntos de vis-
pren'sión de relaciones r~ales»42. C:0n la ~~sma. dec1S1ón, toma po- ... ca s610 pueden superarse por la penetraci6n racional de las interre-
sición contra la afirmaCIón hegelIana de Identificar la prodUCCIón .: laciones concretas; y en esto aparece un parentesco metodol6gico;
yel consumo. «Los socialistas literarios y los economistas :ulgares i:: pero como tal, s610 metodol6gico. En Marx es p~ed?.~i.!1_ªp.~.e.~I}~.o..:
que representan esta concepci6n caen en el error de consId7rar la " mento sustantivo, estas determinaciones son momentos reales de
sociedad como un sujeto, es decir, de manera falsa, especulatlva»43. · EÚ~iEl~~iI~_;ea1.~~i~~E-;~tf~·~~·_~!~dó-b.~~..~~jáct~~~~:ier= (s~~
Como muchas veces anteriormente, Marx advierte aquí que, la • en relacio~~redprocas y en coneXi6n COI!!riliti.-ª, dentró igualmente
unidad última, dialéctica y contradictoria de la sociedad, resulta, ;: efe su propio ser-j,solo en su-ra:á.ci6nde reflexi6n pueden ser en-
en último término, de la interacción de innumerables procesos ': tendidas. En la dialéctica materialista, en la dialéctica de la cosa mis-
heterogéneos, no debe entender~e coI?o una u?idad ~~mo~énea e~ ;.: ma, aparece un entrelazamiento de tendencias realmente sustanti-
sí, y con tal homogeneización, SImplificada e madmlslble,. lmpedIr i" vas, frecuentemente heterogéneas unas respecto a otras, en tanto que
su adecuado conocimiento; que nos acoplemos especulat1;a o po- ~:' copertenencias contradictorias de pares de categorías. La supresión
sitivistamente a tal homogeneización, el resultado es el ml~mo. : de las determinaciones simplemente 16gicas, para devolver su ver-
. Marx analiza las interrelaciones reales entre la prodUCCión y el o dadera significación a las ontológicas, significa por lo tanto una ex-
consumo, primero en el caso más complicado. Aquí ~omo en otros j, traordinaria concretizaci6n del complejo dual-único de la relaci6n.
análisis aparece en primer plano el aspecto ontológICO, que t~das Marx capta de tal manera la posici6n de la producción tan en
estas categorías, aunque cada una respecto a las otras está en mte- " su conjunto, que ésta determina el objeto, el modo y la inclinaci6n
rrelaciones complejas, son formas de existencia que, como tales, \ del consumo. El primer momento se comprende sin más; el segurido
constituyen una totalidad de la que, científicamente, pueden ser " apunta a más amplias perspectivas en cuanto a la vida colectiva de
· los hombres. A este propósito Marx dice:

42. Grundrisse, p. 11.· Por un lado el objeto no es objeto absolutamente, sino objeto
43 ¡bid., p. 15. determinado que debe ser consumido de una manera determina-
~
o Gyorgy Lukdcs f Marx, ontologla del ser social 121

".
da, mediada por l~ producción. El hambre es hambre, p~ro ham- ¡" pasaje con los que, en los Manuscritos económico-filosóficos versan
. bre que se satisface con carne cocida y comida con cuchillo y te- t sobre el desarrollo de la música y de la musicalidad. Cuando Marx
nedor, es un hambre diferente que la que devora carn~ cruda con aquí, considera. la «~ormació~ de los cinco se~tidos» como. resulta-
la mano, uñas y dientes. No sólo el objeto de consumo, también
el modo del ~onsumo es producido por la producción, no sólo ob-
jetiva sino subjetivamente.

Más claramente todavía es perceptible la posición de la pro-


l

;' do de toda la histOria mundial, formula el mismo pensamiento en
"forma universal 45 . .
El análisis de la relación del consumo con la producción, tam-
~. bién ofrece interrelaciones importantes e imprescindibles, en cuan-
t to a la existencia y funcionamiento del proceso productivo. Así, por
lcción en el tercer momento. El carácter históricamente sustan- ~; ejemplo que la prod~cción verdaderamente se realiza en el consu-
vo de esta relaCión se muestra ya en que Marx anuda su entrada ~ roo; sin consumo, toda producción sería, considerada socialnien-
1 vigor con la salida del c~nsumo «fue:a ~e su grosería natural y ~ te, una simple posibilidad, carecería en último término de objeti-
e su inmediatez», con un nlvel por consigUlente en el que se anun- l vo, sería inexistente. Así se concretiza en su más amplia y recíproca
.a el devenir real hombre, y se esclarece la tendencia al carácter es- t interacción:
tr· .
ecífico de las categorías del ser social. ., .. . ¡
La tendencia general del consumo, c~ya mclmación se media- f":
~ . l' El consumo crea el impulso de producir, crea también el ob-
.za y modifica por el objeto, por vez ~n~~ra desv.ela aq';lí su ca- "~: jeto en 'tanto que finalidad, «es activo en la producción». Es de-
~
kter esencialmente SOCial. Esta mediaCión también eXiste abs- ¡1 cir, como más tarde trataremos en detalle, por el consumo se de-
ractamente en sí, en la situación natural y en el esta~io en que termina el contenido esencial de la posición teleológica que pone
,redominan las determinaciones naturales, pero la relaCión del ob- en movimiento y regula la producción; dicho más precisamen-
~to' con la inclinación suele ser constante en ese estadio, ya que la te: que el consumo establece idealmente el objeto de la produc-
nclinació~ conserva, o pura o predominantemente, su carác~er na- ción, en tanto que imagen interna, cómo necesidad, 'impulso, fi-
ural de instinto. Sólo cuando a consecuencia de la prodUCCión, ~l nalidad46 •
,bjeto -aunque al principio sólo de manera ~radual- está som7t1-
lo a una transformación, surge la nueva relaCión: la conformaCión , Es claro, la interacción recíproca se entreteje multilateral y múl-
le la incli~ación en tanto que proceso por el objeto. Se trata de una t tiplemente. Pero, también al mismo tiempo, es claro que en una
-elación social de carácter universal: En primer lugar de manera na- r relación tan ricamente articulada de determinaciones de reflexión,
:ural, se realiza e~ la producción material, pero luego n~cesariamente t se pone en valor el hecho fundamental de la dialéctica materialis-
;e extiende a aquella productividad, de manera ~e~iata, cultural. ~; tao Ninguna interacción recíproca (ninguna determinación de re-
Por eso Marx insiste en esa conexión: «El objeto artifiCial, como cual- t flexión real) sin momento determinante. Si se abandona esta rela-
quier o~ro producto, crea un público .artificial, capaz de compla- I ción fundamental, surge, o unilateral y por ello mismo mecánica,
cerse en la belleza, por eso la prodUCCión produce no sólo un ob- lla causalidad simplificadora y dominante, o una superficial y tor-
jeto para el sujeto, sino ~ambién un sujeto para el ~bj~to»44. Para 1: nasolada interacción recíproca sin dirección, cuya vaciedad ideal cri-
quienes quieren constrUlr a toda costa u.na cont,radicción entre el t' ticó Hegel en su momento, sin encontrar salida. En el caso de la
joven Marx y el Marx maduro, es muy mstructivo comparar este

45 MEGA vol. 1, cap. 3, p. 120; MEW. Volumen suplementario 1, p. 541.


44 ¡bid., p, 13. 46 Grundrisse, 13.
i~: Marx, onto!ogfa de! ser socia! 123
:~

relaci6n recíproca entre producci6n y consumo, es claro que la pri- 1 ciedad en sus diferentes tipos de producción (subsunción de los
mera es «el punto de arranque real; y por ello el mom.ento domi- individuos en determinadas relaciones de producción).' La distri-
nante»47. Precisamente porque esta última consecuenCIa del análi- bución de los productos es claramente solo resultado de esta dis-
sis de las categorías econ6micas, sin respetar sus presupuestos tribución, que está comprendida dentro del proceso productivo
ontol6gicos, se entendi6 como cuesti6n central del método mar- mismo, que determina la articulación de la producción48 •
xista, era incondicionalmente necesario mostrar, que esta verdad se
trasforma en error si se aplica al ser social, sin sus presupuestos y La falsa apariencia surge del punto de vista del individuo, para
consecuenCIas. . quien de manera realmente inmediata, es efectiva una ley social
Cuando se considera más de cerca la segunda e importante re- . . que determina su posici6n en la sociedad, en la producci6n. Tal
laci6n, la. de la 'producci6n y de la distribuci6n, nos encontramos . ".~'. apariencia es válidá para toda la sociedad, ya que determinados
confrontados con problemas enteramente de otro tipo. En último :1 aco'ntecimientos hist6ricos, por ejemplo las conquistas, en cir-
término de trata de la relaci6n de las formas econ6micas puras y : cunstancias determinadas, innovan o transforman las rlelaciones
del mundo hist6rico-social, que en nuestras consideraciones pre- :' de distribuci6n en el sentido que les da Marx. Indiscutiblemen-
cedentes hemos denominado como extraecon6micas. La tendencia ~; te, en casos de conquista se establece una nueva distribuci6n. O
a menospreciarlas, presente con mucha fue~~ en el mañ?sm.o vul- lel conquistado se somete a las condiciones de producci6n del ven-
gar, significa hacer del marxismo un econO~IClsmo, una cIen~la par- :'-' cedor, o se mantiene el modo de producci6n gravado de un tri-·
ticular burgtitsamente limitada. Que esto se lleve a cabo umlateral ; buto, o finalmente, por recíproca interacci6n, surge algo nuevo.
y radicalmente, o que -por razones epistemoI6gicas-, se le añadan, ~~. Todas. estas variantes parecen apuntar a fuerzas puramente extra-
completándola, otras ciencias particulares, no presenta ~iferéncias econ6micas. En una consideraci6n más concreta es claro no obs-
esenciales; en los dos casos seda una ruptura con la umdad onto- tante, que en la manera según la que se efectúan estas interacciones
16gica y con la especificidad del ser social, y con ello con la homo- entre las relaciones de distribuci6n que surgen extraecon6mica-
geneidad materialista dialéctica de la ciencia y de la filosofía en tan- mente, siempre se impone la direcci6n del desarrollo de la pro-
to que método adecuado de entender. . ducci6n basada en ellas, con lo que a la producci6nle corresponde
Por la elaboraci6n de las relaciones entre la producci6n yel con-. el papel de momento dominante. Como quiera que se establez-
sumo, Marx, trae aquí la contradicci6n dialéctica entre lo econ6- can las relaciones inmediatas de fuerza: los hombres que se im-
mico y lo extraecon6mico a una conexi6n orgánica según leyes con ponen o los que se les someten, son hombres que han reproduci-
la ciencia de la economía, y sobre todo a una ruptura con la con- do su vida en condiciones concretas determinadas, que poseen
cepci6n general y vulgarmente dominante de la distribuci6n. Ésta, aptitudes, capacidades, y s610 pueden actuar conforme a ellas,
en efecto, parecía como simple distribuci6n de los productos y por adaptarse, etc. Si por consiguiente a partir de las relaciones de fuer-
ello, independiente de la producci6n, pero, Marx dice que za, tiene lugar una nueva distribuci6n de la poblaci6n, nunca po-
drá conseguirse una regulaci6n duradera, independientemente de
antes que distribución de los productos, es 1) distribución de los la herencia económica de los' desarrollos precedentes, y siempre a
.' medios de producción, y 2) lo que es una más amplia determina- partir necesariamente de la interacci6n recíproca de los grupos hu-
ción' de la misma relación, distribución de los miembros de la so- manos que se estratifican. Si Marx, junto a estas interacciones re-

47 Grttndrisse, 15. 48 Ibid., 17.


124 Gyorgy Lukács Marx, ontologia del ser social 125

cíprocas, siempre le' atribuye al ~odo de producción l,a función izan, se cosifican -por ejemplo por la identificación de las fuerzas
de momento dominante, debe eV1tarse entender esto segun el prac- ; productivas con una técnica t~mada por sí y p~nsa~a en tanto que
ticismo economicista o utilitarista. El modo de actividad deter- { autónoma-o entonces esa relac1ón resulta un rn1steno.
minado por la producción, puede precisamente tener un carácter " Luego surgen.complejos problemáticos difícilmente resolubles
destructivo, como Marx muestra en sus ejemplos de las devasta- -como hoy con la industrialización de los países desarrollados, y
ciones de las hordas mongólicas en Rusia. Pero tal modo de acti- . ••. cuya solución sólo es posible sobre la base de una concepción mar-
vidad incluso remite a relaciones de producción, a la ganadería, " :x:ista no fetichizada de las relaciones de producción y de la distri-
cuya principal condición fueron las extensiones no habitadas .. Anu- \ bución. Dicho en términos generales: sólo si se concibe con clari-
dándose a todo esto, Marx habla del robo como modo de v1da de ¡~ dad la relación d~l carácter dominante de la producción en la
determinados' pueblos primitivos; pero no olvida señalar que «para · instauración yen los cambios de la distribución, sólo entonceS pue-
poder robar, debe haber algo que robar y por consiguiente una : de' la relación entre 10 económico y 10 extraeconómico concebirse
producción»49. 'con claridad. En efecto, nuestra anterior aserción, que en lo extra-
Es claro, la prodll.c~ió.n c0!ll.?~TI<:>m~nto de~.erIE~n.~!:.~e, se en- :', ecoriómico, en última instancia, el momento económico cumple la
tiende aquí en su'sentidornás am2g<?-=-0~tol?g1co-, e.n tanto-.5.u~ >. determinación, no significa en manera alguna que esta diferencia
producció!l.J~~!~ay_~(;jóI!_.90eJa vlª_a ~~_!?~ hombres, que en sus 1 deba tratarse. como no existente y simple apariencia.
niveles más primitivos incluso (la ganaaerí~ aeToS1Vfongoles) va más Antes hemos analizado la llamada acumulación primitiva, y mos-
allá de la simple supervivencia biológica y debe tener un c:laro ca- , trado que sólo con su cumplimiento pueden ser efectivas las rectas
rácter económico-social .. Esta forma general de la producc1ón es la . y puras leyes económicas, 10 que, respecto al ser social significa: el
qUG, según Marx, determina la distribución. '. nuevo sistema económico del capitalismo, hubiera sido imposible
Se trata de hombres cuyas capacidades y costumbres hacen po- " sin esta previa y extraeconómica inversión de las relaciones de dis-
sible el modo de producción determinado: estas capacidades por ': tribución. Esto no es sin embargo una ley general abstracta del desa-
su parte se han instaurado sobre la base de modos concretos de pro- rrollo que pueda aplicarse sin más a todos los fenómenos.
ducción .. Esta afirmación remite a la teoría general de Marx, que el Por una parte, tales cambios fundamentales en las relaciones de
desarrollo esencial del hombre s~5l.etermina seg.~n_su modo de p~­ la distribución, también pueden desarrollarse en forma puramen-
ducción. El modo. d~pr;-d~cciónffils-'oIrb'aro y alienante forma a te económica, como por ejemplo en Inglaterra en la época del sur-
f~bres de. una manera determinada, que en las interacciones . t- gimiento de la industria maquinista, O' en Estados Unidos en ~os
recíprocas de los grupos humanos -que a primera vista pueden pa- :' últimos decenios.
recer extraeconómicas- desempeña el papel decisivo. · El mismo desarrollo 'puede incluso tener un carácter entera-
Que se considere, por consiguiente, este modo de determinar , mente diferente en condiciones distintas: Lenin distin~e -en_el d~-
la distribución por la producdón, desde el punto de vista del hom- · r~olfo agrario de la época capit~!sta, la vía prusian3:-'lJ~am~~.ª-:_._
bre formándose y transformándose a sí mismo en la producción, ~ a primera signiIrcalaaemolición extremadamente lenta de las
tal relación, sin más, parece evidente. Sólo si, como con frecuen- relaciones feudales de distribución en el campo; la segunda su ex-
cia.ha ocurrido dentro del marxismo, las relaciones económicas no tremo contrario o la ausencia o la liquidación radical del feuda-
se entienden como relaciones entre hombres, sino que se fetichi- lism0 50 •

49 Ibid., 19. 50 Lenin, Obras completas, vol. XII, Moscú, 1953, p. 333.
126 1" Marx, ontótogia del ser social 127

, En esto queda claro, que el desarrollo del capital~smo puede en que se basa la existenc~a de la renta del trabajo, afíadiendo no
avanzar según un tempo muy difúente de tales camblOs, confor- , obstante que «sólo la coacción, produce aquí la realidad a partir de
me a maneras muy distintas. . j' la posibilidad51 ». .
Por otro lado, los cambios inmediatamente extraecon~mlcos se , La recíproca penetraci6n se extiende a lo largo de toda la his-
determinan econ6micamente;.la forma ingl~a de s,uperacl6n de las , toda de la humanidad, Desde la esclavitud, cuyo presupuesto es-
relaciones feudales de distribución, discurre lllmedlatamente con el ': triba en la capacidad progresivamente adquirida del hombre de pro-
empleo de la fuerza, pero está determinada a ello, p~rque Inglate~ra : ducir más de lo necesario para su mantenimiento y su reproducción,
pasó de la agricultura feudal ganadera a la produccI6n de ~a:e!las :, hasta la determinaci6n de la jornada de trabajo en el capitalismo,
primas para la .industria textil. Estos ejemplos pueden, mult~phca:se " la fuerza sigue sie~do un momento integrante de la realidad eco-
a voluntad, Pero esto no concierne a una simple conslderacl~n dIa- nómica en toda sociedad de clases; también en esto se trata de una
léctica de los hechos, según la que puedan enfocarse la esenCIa eco- .• dialéctica onto16gica concreta: el ajuste necesario en conexiones
nómica o la extraecon6mica como una, iden:idad ni co~o c?ntra- ;' económicas según ley, no puede suprimir la contradicción entre
dicci6n excluyente, sino en tanto que !denndad de la Identlda~ y • ambas, y esta contradictoriedad esencial, no puede por su parte su-
de la no identidad; en este caso, es mejor valerse de la conCeFcCI?~ ; primir la necesid~d de la conexi6n. Lo vemos una vez más: la con-
de la realidad según Marx: que el p~~ d~3...l'!anque ~~ pa qUler ' . ,: cepción ontQ16gicamente justa del ser, debe partir siempre"aela
'peruamieñro sori~~~~~t~~;!~~~~.~~~~ ..4~.!._~~:_~~· ero es:o ! héterogeneidacrpñi1iarla aeToSe1ementos singulares, de los pro-

. no significa empmsmo de nlllgun tIpO au~que, como, ya hemos :15- ; ; cesas, de los complejos, unos respecto a otros, yal mismo tiempo
to, también éste puede tener una «lllten~lO recta», ?Ien que untla- ! de la obligatoriedad de su íntima y radical copertenencia, en una

teral e incompleta; más bien debe conceblrs~ cua~qUler hecho co~o , ' totalidad social histórico-concreta. Siempre que hallamos tales en-
parte de un complejo dinámico que, tanto lllt~nor co~o extenor- i, cadenamientos de complejos heterogéneos, contradictorios, debe-

mente determinado por leyes múltiples, está en ,lllteraCcI6n recíproca ,. mas orientarnos a la concreci6n de su aprehensión pensante (re-
con otros complejos, La ontología del ser SOCIal en ,Ma~ se fl:nda ; flejo de su concreción sustantiva), e igualmente guardarnos de una
en esta dialéctica materialista (plenamente contradlctona) umdad ;, legalidad abstracta, así como también de la empírica abstracta del
de ley -y de hecho (que incluye naturalment,e proporciones, y r~la­ ~, «s610 una vez» (Einmaligkeit), En el plano de nuestras presentes
ciones), Aquélla se realiza en éste; éste contIene su determlI~aclón ~, consideraciones, la exigencia de concreción sigue 'siendo un pos-
concreta, su .modo de ser, según el modo que de aquélla se Impo- :t tulado simplemente metodo16gico y abstracto. Y lo concreto de la
ne en las recíprocas ihteracciones. Sin la comprensi6~ de estos ~n­ f cosa, misma, todavía no se consigue. La causa de esta abstracción
trelazamientos en los que la producción y la reprodUCCIón de la VIda ¡ estriba en que hasta ahora, para elaborar las determinaciones más
humana siempre constituye el momento determinante, no puede ,; importantes y generales de la ontología del ser social en Marx, una
entenderse la economía de Marx, : de las determinaciones decisivas, la historicidad de este ser, en
Como conclusión de estas consideraciones, indíquese breve- cuanto a su todo o en cuanto a la conexión de sus partes unas con
mente una vez más que la tan popular contraposici?n de viol~ncia otras, o sus modificaciones según las transformaciones ,del todo
y de economía, en el mejor de los casos es metafísl~a ~ no dIaléc- y de los complejos que lo forman, todo esto, si no lo hemos pues-
tica, La violencia puede ser una categoría eco~ómlca mman~nt7' to «entre paréntesis» -lo que es imposible-, en cuanto a su sig-
En el tratamiento de la renta del trabajo, por ejemplo, Marx llldl-
ca que su esencia, la plu~alía «só~pu~~~ .s~: ~?'t!'a.~4~ p_~r_~oac~!_ón
e:x:traeconómic3». Ademas en esto ananza las condlclOnes económIcas Das Kapital, vol. III-2, p. 324; MEW, cap. 25, p~ 799.
---_.-
.......
51
"
1.
8 Gyorgy Lukács Marx, ontologla del ser social
I 129

fica,ción ontológica, ~odavía no le hem,os con~edi~o la suficie~te tica de esta genial verdad parcial, sólo puede consistir en captar el
lportancia, Es necesario subsanar esta lllsufiClencla er: la seCCIÓn principio fundamental sustancia (como continuidad móvil); que
~uiente. Heráclito mismo haya visto esta conexión, no cambia en nada la
situación de hecho.
(, La expresión sustancia no se ha, aducido por casualidad. Porque
[istoricidad y generalidad teórica ; en la filosofía, desde el principio del siglo XIX, se ha dado un mo-
': vimiento, el de eliminar la sustancia de la visión del mundo. Que
Hasta ahora, 'en todas nuestras considerac~ones ontológicas~ es- ( se piense menOs-én'H~gel, po~q~~ s~ t~~d~~'~i~~la tririsnititación
Lba implícita la historicidad de todo ser SOCIal, como determllla- ~', de la sustancia en sujeto tendía, en último término, no a la elimi-
lón de su ser en cuanto a su todo, lo mismo que respecto a sus de- : nación del concepto de sustancia en la filosofía, sino a que debía
Llles. Si, cuando por ejemplo, hemos aduci~o la ~ntuición del jo:ven , capt'arse de modo móvil, históric'o, ligada al sujeto del género hu-
1arx nunca abandonada por él, de la cienCIa umversal, como CIen- mano; por mucho que tal intento haya sido problemático. Esta con-
ia u~itaria de la historia, ya hemos aludido a este ~spe~t~. Cree- '¡ cepción no tuvo influencia ni amplia ni duradera. En el neokan-
:lOS no obstante que la presencia insinuada de la hIstor,~cldad no ,: rismo y en el positivismo sólo se ha prolongado la disolución
lasta para captar adecuadamente los problemas on~ológlcos es~e­ " .:..gnoseológicamente orientada- del concepto de sustancia; el con-
{ficos, del ser social; deben, al menos en el pensamIento, reflexlO- '" ,traste en Cassirer del concepto de sustancia y del de función pue-
larse las más importantes categorías y conexiones categoriales con , de valer aquí como programa para el positivismo y el neopositivis-
a historicidad que encierran. mo. Estas tendencias parecen apoyarse en las conquistas de los
La historia es un proceso irrev~rs}~l_~,x,pc:>r,~g~.'p-~re~~.~~&~r~n­ ,: nuevos conocimientos, ante todo en las ciencias naturales, -mate-
1
e, en -s~u invesdgiéío!i-'~ t~l§gr~a~~É~,c:.1::~_~~~e a ir.re~e~s.I~I!~cla4 ~.el " rialismo vulgar, vitalismo en biología, etc.- y por ello también de-
l.e'iñ.gü:-:ES-Cíaro-que en ésto se ~a una ~uténtIca coneXIón ontoló- : tentar múltiple legitimación, en la crítica de las antiguas concep-
~ica. Pero si este m,odo de esenCIa del tiempo no ,fuera fundamen- '~ ciones de sustancia. Pero se pasa por,alto la cuestión esencial, que
'almente irrevocable de todo ser, no podría surgIr el problema de { sustancia, como principio ontológico de la permanencia en el cam-
'a necesaria historicidad del ser. Por eso precisamente, para el ser , bio, pierde ahora el sentido antiguo de su contraposición excluyente
,norgánico no está excluida l~ ~eversibilidad de muchos procesos, ; al devenir, y consigue no 'obstante una nueva y ahondada validez,
lo que indica que en ese domllllO no puedan aborda~se los proble- : porque la persistencia es captada en tanto continuamente mante~
mas reales con una relación tan directamente concebIda, porque ~e '1; niéndose, renovándose en los complejos reales en despliegue de la
la simple y abstracta irreversib~lidad ~el. ~iempo no pue~e deduclf- :(i realidad, ya que la continuidad, como forma de movimiento del
se inmediata y directamente la IrreversIbIlIdad de determlllados ,pro- ~, complejo, sale de su permanencia abstracto-estática y se Gonviert~
cesos físicos. Estos están ahí, pero deben comprenderse a partIr de r en concreta dentro del devenir. Esto es valido ya para los comple-
sucesos y de relaciones materiales concretas; tienen lugar en el :iem- ;: jos en el ser inorgánico, y se eleva a principio de la reproducción
po, pero esto lo hacen t~mbién cor: iguallegal~dad los reversIbles, \, en el organismo y en la sociedad. Esta transformación en uno di-
La profunda verdad parCIal del afonsmo herachtano, que n? e.s po- : námico del hasta aquí estático concepto de sustancia, que degra-
siblebañarse dos veces en el mismo río, se basa en el mOVImIento ;' daba el mundo de los fenómenos en favor del sólo y único de sus-
ininterrumpido de la materia, en el hecho ontológico fundamen- ; tancialidad, que subordinaba debajo de sí los muy diferentes
tal que movimiento y materia representan dos lados, dos momen- ¡ complejos dinámicos, puede elucidar filosóficamente todas las con-
tos de la misma reIaciónae sustancialidad; y la corrección dialéc- :, quistas de la ciencia, yal mismo tiempo refutar el simple relativis-
-J-'6J --."'-..~ ~, Marx. ontotogta aet ser social 131

mo y el subjeti~ismo. Pero esto tiene como consecuencia ..,...10 que


"
1. perar. Para un enfoque científico de la realidad, es mucho más pe-
es de decisiva significaci6n para nuestro, problema 'p:esente- que el ligroso si el concepto de desarrollo, infundadamente se generaliza,
concepto de sustancia deja de estar en contraposlcI6n excluyen~e se amplía o se estrecha y se reduce. Además debe particularmente
con la historicidad, como de la manera más exacta sucede en SpI- , resaltarse la expresi6n «ontológica» porque hay casos de' importan-
noza. Por el contrario: las.º.!:l.t!I.,1!úg?-~t~n)~_p-~r:IIl~D-ep~ia, SQgI<>'JJ.rin- , da en los que la «intentio 'recta» de la experiencia cotidiana puede'
~lri.ode ser de ,l'?~~_~~_rri pJ~I~?~_~6vi!es~~~~~_~~'~}~~c:.~4e~cl~~~E~­ mostrar indiscutiblemente casos de desarrollo, mucho antes de que
l6gica]1~ líl~~9Jlci4ª,4_.e.n.. !~~~, 9..~.~,_R.~~Clp'IO_ ~~~ .~,~E.I?~~!E0. haya sido posible su fundamentaci6n científica; el desarrollo filo-
.- Sin embargo tampoco basta la eternIa~d d~l ?IovlmI.ento. para genético de las especies fue conocido, en las praxis ganadera, mu-
determinar la concreci6n específica de la hIstorIcIdad. DIcho en la l. cho antes de ser captado científicamente, lo que es un ejemplo de
Forma más general: ésta no solo tiene en sí un movimiento .en ab- tal circunstancia. Debe sin embargo ponerse de relieve, comO' he-
;oluto, sino también una direcci6n determinada en el cambIo, que mos hecho en la crítica a N. Hartmann, que tampoco debe atri-
;e expresa como modificaci6n cualitativ~ de detern:i~ados. comple- buirse a esta «intentio recta», una seguridad te6ricamente dirigen-
jos en sí- y en relaci6n con otros compleJos. P.ara dIstIngUIr en este te. Porque se apoya en el suelo de una efectividad inmediata pero
punto lo originario y auténticamen:e ontol6gIco, d~ los ~rrados ca- '. indiscutible, puede adelantarse al conocimiento científico, puede
minos que han encontrado expresI6n en las anterIormente deno- "J ohtol6gicamente corregirlo; sin embargo, porque es una intención
minadas ontologías, metafísicas en la mayor:ía de los casos, son ne- , cotidiana, suele estar sometida y desfigurada con frecuencia por los
cesarias algunas observaciones. :;: prejuicios, que surgen necesariamente de ella.
En otros contextos hemos hablado de que el desarrollo (el más L La mencionada negaci6n del desarrollo para la inmediatez del
alto incluso), no tiene nada que ver con su valorizacÍ6n -en sen- , tiempo o muy rápido o demasiado lento, presiona en ese sentido.
tidos ético, cultural, estético, etc-o Tales valoraciones surgen con Pero es más importante todavía que se eleven como criterio de lo
necesidad ontol6gica en el marco y en el curso del ser social, y será que propiamente es desarrollo, las más diversas representaciones an-
un cometido de especial importancia determ.inar con precisi6n la tropom6rficas y que proceden de inadmisibles generalizaciones del
relevancia ontol6gica, es decir la objetividad ontol6gica de los va- proceso de trabajo. Además ante todo se trata de que en los com-
lores. (En contextos y relaciones ulteriores de este mismo <;:apítu- plejos de movimiento, que ontol6gicamente considerados no tie-
lo se llevará a cabo de manera concreta, pero s610 en cuanto a la nen carácter teleol6gico, se desliza directa o indirectamente uno de
ética). . ese tipo. Tales emplazamientos teleol6gicos aceptados y que no exis-
Estas valoraciones, 'para hablar s610 de ellas y no de los valores ! ten, por ello transcendentes, de índole natural o religiosa, se ele-
mismos, además de reconocerse la necesidad de su génesis social, !, van a principios que deben decidir si estamos ante un desarrollo y

de lo significativo de su eficacia, no tienen nada que ver con la on- \ de qué tipo según su esencia ontol6gica. No corresponde, aquí dis-
tología de la historicidad, en el sentido general aquí tratado. Tam- cutir las diferentes consecuencias de tales concepciones. Baste po-
bién la orientaci6n, el tempo, etc., deben captarse en un enfoque ner de relieve que nuestras consideraciones rehúsan toda forma ge-
enteramente general, liberado de inmediatez. Si los miles de millones 'neralizada de teleología, no s610 en la naturaleza orgánica o
de años que requiere el desarrollo astron6mi:o se elimin~n de la e~­ inorgánica, sino también en la sociedad, y limitan el dominio de
fera onto16gica del desarrollo, puede incurnrse en la mIsma eq~ll­ su validez a los actos singulares de la actividad humana en socie-
vocación que si no se quiere percibir el desarrollo en un ser VIVO dad, cuya forma y modelo más significativo es el trabajo.
que existe s6lo u~a hor~ o· unos minutos. Esta.es n? obsta.nte una Pero por el hecho mismo del trabajo y de sus consecuencias, sur-
negati~a en esenCIa de tIpO antropom6rfico, pnmana y fácIl de su- ge en el ser social una estructura enteramente peculiar. Porque aun-
132 Gyorgy Lukdcs ',. Marx, ontología del ser social 133

que todos los produ~tos de una posición teleológica surgen yac- de valores creados con ritmo continuamente creciente, y por otro,
túan causalmente, de modo que su génesis teleológica parece ex- también de manera ininterrumpida, disminuye el trabajo social-
tinguirse en sus efectos, éstos. tienen no obstante la propiedad so- mente necesario exigido por su producción. En términos econó-
cial de que no sólo ellos, sino también sus efectos, en cuanto micos esto significa un aumento de la suma de valores y el des-
conciernen a los hombres, esencialmente se abren conforme a al- censo constante del valor de cada uno de los productos. Con ello
ternativas. Tal alternativa puede de ordinario ser superficial y tener está dada la dirección del desarrollo, según la cual el carácter so-
mínimas consecuencias: es sin embargo una auténtica alternativa) cial creciente de la producción, no sólo se expresa en un aumen-
porque encierra en sí siempre la posibilidad de modificar retroac~ to simple de los productos, sino simultáneamente también en el
tivamente al sujeto propio. Las aparentes analogías en el más ele- descenso del tiempo socialmente necesario. (Es claro que una ca-
vado reino ani"mal -que un león se lance sobre éste o el otro antí- tegoría tan decisiva para la cultura humana como el ocio, está en
lope- ontológicamente no tiene nada que ver, y~ que tal «~lección» conexión con esta tendencia del desarrollo; su tratamiento sólo será
sigue siendo puramente biológica, y no puede provocar tipO algu- posible en la segunda parte.).. '.
1.10 de transformación interna; los procesos de su nacimiento son Sin duda alguna, se trata de un desarrollo objetivo y necesario
simplemente epifenomenciles en el plano del ser biológico. La al-o 1
en el ser social, cuya objetividad ontológica se mantiene indepen-
¡
ternativa social no se queda por el contrario en esta esfera, por muy , ';
f dientemente tanto de las intenciones de los actos singulares que lo
enraizada que esté en lo biológico, como .la alimentación o la se-, producen, como de las evaluaciones que, a partir de los más diver-
xúalidad, sino que siempre tiene en sí la posibilidad indicada de la sos puntos de vista y por diferentes motivos, los hombres efectú-
modificación el sujeto que elige. Naturalmente aquí, en sentido on- an. Nos encontramos ante el hecho objetivamente ontológico de
tológico, tiene lugar un despliegue, porque el acto de la alternati- la tendencia interna del desarrollo del ser social.
va tiene igualmente la tendencia de echar atrás socialmente los lí- La afirmación de la objetividad de tal desarrollo, de su entera
mites naturales. . independencia respecto a la actitud evaluadora de los hombres, es
Con esto hemos llegado a una r~~ntal del des- signo ontológico importante de la esencia del valor económico y
a~l~ ~~1~~iY.?:.~.~.~~!_<?.A~Ls~E~9.~J~l. Pero para sacar con justeza de las tendencias de su despliegue. Esta objetividad debe afirmar-
las consecuencias, siempre. hay que remontarse ha~.~ª,Js>~ hechos se firmemente, aunque -o porque- con ello el fenómeno ontoló-
mismos, hasta las relaciones y las estructuras. Las constelaciones gico mismo, ni con mucho, esté plenamente presentado. Su de-
s'íngufares eñCOntradas..no.deben-Tirn:is.---a:ceptarse acríticamente nominación como vaJ9J-J en todas'las lenguas puede decirse, no es
como esquemas. Ante todo tiene que evitarse interpretar volun- casuaL La telacr6'n'r~al, objetiva, independiente de la conciencia,
tarista o subjetivistamente las inevitables alternativas dentro del que designamos con el término valor, es propiamente, sin perjui-
ser social. . . cio de ésta su objetividad, en último término y sólo en último tér-
El breve análisis de una categoría central del marxismo, el va- mino, simultáneamente el fundamento ontológico de todas las re-
lor, puede indicar en esto la dirección necesaria: ya hemos visto laciones sociales que llamamos valores; y por ello también para
que el valor, en tanto que unidad del valor de uso y de valor de todas aquellas especies de relación de importancia social, que lla-
cambio, económicamente incluye en sí la oposición del trabajo so- mamos valorativas. Esta unidad dialéctica del ser socialmente ob-
cialmente necesario. Y la investigación del desarrollo económico jetivo y de las relaciones de valor objetivamente fundadas, tiene
de la humanidad muestra claramente, que con la extensión de la su raíz en el hecho, que todas estas relaciones, procesos objetivos,
socialidad y paralelamente con el ir rechazando los límites natu- etc., se mantienen y son efectivos independientemente de las in-
rales, por un lado se incrementa ininterrumpidamente la cantidad tenciones de los actos humano-individuales que los realizan, no obs-
134 Gyorgy Lukdcs . Marx, ontologla del ser social 135

tante sólo surgen como su realización, y sólo por su r:troacción las alternativas con lo general, con las legalidades sociales, crea una
sobre ulteriores actos.humanos-singulares, pueden segUIr desarro- , múltiple y tornasolada serie fenoménica, ya que el llegar a ser fe-
llándose. Si se quiere comprender lo específico del ser social, debe nómeno de la esencia social, sólo puede por principio manifestar-
retenerse firmemente este doble lado: la simultánea -dependencia se en el médium de los hombres individuales. (Sobre los problemas
. y autonomía de producciones peculiares y de procesos respecto de específicos que surgen. de esta constelación, sólo podremos hablar
los acto~ individuales que los cumplen o los continúan. Muchas en diferenciadas conexiones reales de la segunda parte.) Aquí sólo
de.las malas interpretaciones del ser social proceden de que uno 7
i," deb~ todavía apuntarse brevemente, a otro pro_blC:l!1:::i. _de la tex~u~,!
de ios cOJ,llponentes -sólo reales en su interacción- se exageró como ~.' del ser_s9cial, que de manera determinante incide en la índole de 1
único absolutamente dominante. Marx: dice: «Los hombreS hacen :,' 1;-relación entre la ~encia yel fenómeno: l~,,~,!!t~r~inél:c~<?~_~~ ~~:- )
su propia historia, pero no la hacen con materiales arbitrarios ni en
~, flexión ~ntrC! el. ~Q.49.y.J~.p'arte. La condición ontológica generar
escogidos por ellos mismos, sino en las circunstancias que en- lana"túi-aleza inorgánica sufre una modificación cualitativa ya en la
cu~ntran de manera inmediata, ya dadas y transmitidas»52. En este orgánica; creemos que podría emerger una duda infundada sobre
pasaje, Marx: se ocupa principalmente de eficacia de las tradicio- si los órganos de los animales pueden captarse en tanto que «par-·
nes; pero es claro que filosóficamente entiende «~ircunst~ncias» en' te». En todo caso poseen una especificación y una diferenciación,
un. sentide;> muy general. Pues, no hayalternatlvas no concretas, una vida propia de autonomía muy relativamente elevada, impo-
ni pueden desligarse nunca del su hic et nu;nc -:en la m~s amplia sible en el mundo inorgánico. No obstante, porque sólo existen con,-
significación de la expresión-o Por esta concreCión preCisamente, forme a, su función, y pueden reproducir su autonomía relativa en
que resulta de la conexión indisociable de los hombre~ sin~ulares la totalidad del organismo, han realizado en un escalón más alto la
y de las circunstancias sociales de su obrar, toda alternativa smgular relación de reflexión de la parte con el todo. En el ser social esta si-
contien~.una serie de determinaciones sociales generales, a conse- tuación experimenta una más alta elevación: lo que en el ser bio-
cuencia de la acción que en ellas tiene su origen y que continúan lógico -:-al menos en su primera inmediatez-'- era el todo, el orga-
su efec~o -independientemente de los propó~itos conscientes-, pro- nismo que se reproduce, deviene parte dentro del ser social. La
vocando nuevas alternativas, estructuradas! de manera semejante, elevación de la autonomía es manifiesta, ya que cada hombre, en
y aparecen series causales, cuya legalidad debe sobrepasar las in- sentido biológico, es necesariamente un todo. Pero ontológicamente
tenciones de. las alternativas. Las legalidades objetivas del ser so- el problema estriba en que precisamente esta autonomía es sopor-
cial ehán ligadas por consiguiente a los actos individuales de ca- <' te del carácter de la parte en el ser social. El hombre en cuanto es
rácter alternativo, pero poseen al mismo tiempo una obligatoriedad fj· hombre no es nunca sólo un ser biológico, lo que nunca se presenta
social independiente de ello. ~: en la realidad, ni puede tampoco, en última instancia, ser separa-
Pero esa independencia es de nuevo un,a vez más de índole dia- . ~! do de su realidad concreta social, lo mismo que el órgano de lo bio-
léctica, que se expresa de manera decisiva en la dialéctica del fenó- ~r lógico, aunque por otras razones y por ello de otra manera. La di-
meno y la esencia. (Además debe considerarse que la dialéctica ma- ~: ferencia está en que la existencia del órgano está inseparablemente
terialista en el fenómeno ve algo sustantivo, no algo en oposición {: ligada con el organismo a que pertenece, mientras que esta cone-
al ser.) La relación recíproca dialéctica de lo singular, del sujeto de Lxión indisoluble -y tanto más cuanto más desarrollada está la so-
1 1
cialidad- sólo se refiere a la sociedad en general y posibilita gran-
;, ¡ des variaciones concretas. También en esto retroceden los límites
.,.52 Marx, El 18 de brumarío de Luis Bonaparte, Berlín, 1927; MEW, vol. 8, ) i de la naturaleza; entre los hombres primitivos, la exclusión fuera
p.115. . . ~i: de su sociedad todavía significaba la condena a muerte. La creciente
ir
:Ji;
136

socialidad de la vida h'umana despierta en algunos individuos, la


Gyorgy Lukdcs
r
t~
,wa,., ,n"'",g/a del", "dal

sino que produce su totalidad? No intenta permanecer como algo


137

ilusión de unas independencias respecto a la sociedad en absoluto, ~~, ' sido, sino que es el movimiento absoluto del devenir55 •
un modo de existir corno átomo aislado. El joven Marx ya protes- . ~' "

tó contra esta concepción entre los jóvenes hegelianos' ~adi~~les53, ,"'1' Es claro que en esto se trata de' un desarrollo objetivo según la
y en otro lugar deriva las il~s.iones de a~tono~ía ~e.los mdlvlduos ~} esencia, pero igualmente claro al mismo tiempo que lo que aquí se
«de lo fortuito de las condiCiOnes de vida del mdividuo» en la so-
ciedad c~pitalista, por oposición con los. estamentos, las ,castas, es'
¡r establece, el hecho en desarrollo es el despliegue de las capacidades
,~', {y necesidades humanas, que constituye el fundamento de todo va-
decir una vez más, a partir del reforzamlento de la le 9ahdad pro- ~,! lor y de su objetividad; , ' .
pia y específica de las, sociedades desarrolladas, a partir por tanto :,' De valor sólo puede hablarse dentro del ser social; e! desarrollo
del retroceso y de la distensión de los límites na~urales54.. ' dentro del ser inorgánico o del orgánico, puede producir formas
Esta digresión, exigida por el tema, nos r~mlte a un meJ~r en- " más' dilatadas de su ser, pero sería puramente verbal llamar valor a
tendimiento del problema del valo~ (!~_~q~~!IÓ,~.c<~,~~l~§'_J!l,~12Ae1 : lo más dilatado. Solo cuando e! desarrollo de! ser social en su for-
qab~ls> s.9-(~iªlIp~.~~F.!l~~e.sari~'. 1 d , ' ma ontológica primaria, en el plano de la economía (de trabajo) lle-
--Lo que se expresa en liley genera.l del va or com? c~í a cuan- va consigo un más alto desarrollo de las facultades humanas, su re-
titativa del trabajo socialmente necesariO en la prodUCCIón de la mer- " sultado en tanto que consecuencia de la auto actividad del género
cancía, es sólo uno de los lados de la conexión conjunta, que se com- ., humano, junto con su existencia objetiva, inseparable de todo esto,
pleta por el desarrollo de las capacidades del hombre en tanto que , tiene carácter de valor.
ser singular. En el llamado Esbozo.' ~arx desarrolla esta coperte- PreCisamente cuando cualquier valor se investiga según su fun-
nencia de ambos lados del modoslgUlente: damento ontológico último, la intención que se orienta a ello se
, topa irrefutablemente, corno su objeto adecuado con e! despliegue
En todas las formaciones aparece (el valor o la riqueza repre- de las facultades humanas, y ciertamente en tanto que resultado de
sentada por él- G. L.) en forma «cosista», sea como cosa,'sea como la actividad de los hombres. Cuando además le atribuimos al tra-
relación por medio de cosas que se encuentra fuera de y casual- bajo y a' sus consecuencias -mediatas o inmediatas-, en cuanto al
~ente junto.al individuo [... ]. Pero de hecho, si se elimina la li-' , modo de' ser del hombre, prioridad por delante de otras formas de
mitada forma burguesa, ¿qué es la riqueza sino la universalidad de " actividad, esto lo mentarilos de manera puramente ontológica. Es
las necesidades, de las facultades, de los placeres, de las fuerzas pro-
: dec,' ir, el trabajo es Cill..t, e,,' t,o, d,,()_g~n~~iqJ.fi1~nte, e! ~,u,11~º de, ªr~,a,ll9.~e ~
ductivas, etc. de los individuos?; ¿el desarrollo pleno del dominio " en el devenir hombre del hombre, en la formaclóI?- 4es~s capacI-
del hombre sobre las fuerzas naturales, tanto sobre la llamada na- . clades,éoúe'laS que'no deb'e'olvida,r.se t::l dominio sobre sí ~ismo.
~uraleza como sobre la suya propia? ¿La exteriorización absoluta de : Adernás, durante uri largo lapso de tiempo, es la única base para
, su disposición creadora, sin otro presupuesto que el desarrollo his- , este desarrollo y para las demás formas de actividad de los hombres
tórico previo, que esta totalidad del desarrollo, es decir el de las que se ligan a los diversos valores y que pueden aparecer autóno-
fuerzas humanas como tales, deviene autofinalidad no medida pre- mas, sólo después de que el trabajo ha alcanzado un nivel relativa-
viamente? ¿Donde él no se reproduce según una determinación, mente alto. Cuánto tiempo, también más tarde siguen ligadas al tra-
bajo, es algo que aquí no puede investigarse; aquí sólo se trata de

53 MEGA, cap. l, p. 3, p. 296; MEW cap. 12, p. 127.


54 ¡bid., cap. 5, p. 65; MEW; cap. 3, p. 76. S5 Grundrisse, p. 387.
38
c.:ryorgy Lukdcs 1 Marx, ontologla del ser social 139
r
sa prioridad ontológica que, repetimos, no tiene nada que ver con :t actos individuales, la generalidad sintetizada que determina el tipo,
erarquía alguna de valor. Se trata exclusivamente d~ lo que, hu- t la dirección, el tempo, etc., del desarrollo social. El hombre singular
nanamente hablando, surge en, el trabajo por el trabaJO., qu.e cons- ~' puede levantarse contra ello, bajo pena de hundirse, y su rebelión re-
ituye justamente el dominio de lo humano sobre el qúe, dIrecta o l: sultará una grotesca y quijotesca caricatura. Esto naturalmente no ex-
ndirectamente, se basan todos los valo:es. . l duye disturbios revolucionarios que, por su parte, son síntesis de in- '
Pero con la afirmación de esta coneXIón ontológIca no está ago- l numerables actos individuales, pero éstos arrancan del todo y se
ado el problema. No por casualidad hemos apuntad?, en el úl- :, orientan también al todo. En el caso límite son revoluciones que no
imo inci~o, a la relación del fenómeno y de l~ esencl~ en el ser ';: s6lo presuponen acciones de masas, sino también una problemática
acial. La cuestión del valor sería mucho inás SImple SI esta rela- :;; interna dentro de l~ tendencias objetivas del desarrollo. Se dan sin
:ión precisamente no se expresase de manera altamente paradó- ':: embargo importantes casos, dentro de esta esfera objetiva, en los que
ica, contradictoria, indicando incuestionablemente con ~1l0 que. :l una resis~encia puede adquirir carácter de masas y en ésta provocar
lOS hallamos ante una relación central" típica y caracter.ístlca den- * modificaciones de movimiento y de estructura cualitativa. Téngase
ro del ser social. Marx, ligado inmediatam~nte al ~as~Je que aca- ;, en cuenta que la plusvalía relativa, cuya índole interna es tan pura-
)amos de citar, describe el modo fenomélllco capltah~ta de este 'K. mente social como la de la absoluta, ha surgido a causa de la resis-
:omplejo:, Yi:encia de la clase obrera, por consiguiente no sólo ni simplemente
, . .' '( por la fuerza motriz de la economía capitalista, sino como resultado
En la economía burguesa -en la época de la producción que ~. de la lucha de clases. El hecho ontológico del ser social, ya ha pues-
le corresponde- aparece la plena plasmación exterior de la inte- .~, to de relieve que el 'tiempo de trabajo sólo está determinado de ma-
rioridad humana como un entero vado, esa objetivación univer- le nera «puramente económica» en caanto a su nivel máximo y míni-
sal como alienación total y abatimiento de todos los objetivos uni- ~'mo, pero el hecho que en cada nivel concreto deciden la lucha y la
lateralmente determinados como sacrificio de la propia finalidad t fuerza, tiene aquí una cualidad alteradora en sumo grado. El mun-
. 56
, en aras de una finalidad total mente extenor . t do fenoménico aquí descrito incide de manera inmediata e irregular
~. en la vida los individuos; el efecto de vacío, la alienación son por con-
Esta' relación de la esencia y del fenómeno debe just~mente en- ~ siguiente más numerosos e íntimamente ligados con las decisiones y
tenderse,. por una parte en la conexión~el valor y de la nqueza, por }: actos de los individuos, que no en el desarrollo general de las facul-
atraparte, como desar:ollo de la~ capacIdades hum,an.as (~m~os as- ¡',tades humanas que, en la mayoría de los casos se cumplen a espal-
pectos, como hemos VIStO, constituyen un complejO mdlso.clable), ~,~das de los individuos, de manera socialmente inconsciente. '
y arrancando de eso derivarse que el fenómeno n~ sólo t1en~ ser l¡,; Sin poder entrar en detalles de este proceso escindidamente uni-
como la esencia, sino que ambos se fundan en l~ mIsma necesld~d titario q~e se tratará más adelante, aquí se establec~ q,ue la- esfera fe-
sodal, que ambos son componentes inseparables de este complejO .¡.::,;nomémca ofre~e mucho más amplIo margen objetivo para la ac-
histórico-social. ' ' ' ~; lción individual que la de la esencia; incide de manera relativamente
Dentro de esta unidad, no obstante, se constituyen entre ambos, ¡tmenos compacta,.menos ~orzosamente que a9uélla. Esta índo~e.~e
en cuanto al ser, muy importantes diferencias que pue~en llegar .has- rila esfera fenomémca, relatIvamente más desajustada, abre poslblh-
ta la contradicción. En la ley del valor misma, predomma a partIr de
¡ 'dades de tomas de posición, de modos de comportamiento, que a
,su manera -naturalmente en su mayoría mucho más amplios y com-
i 'plicados a través de enredadas mediaciones-, y que pueden tener
56 ¡bid. f un efecto retroactivo sobre el curso histórico-social global.
.f
f
~'.

o Gyorgy Lukdcs ~; Marx, ontologla del ser social 141


~.,.
~c
.;,:,
Esta cuestión sólo puede ser cumplidamente tratada en un pla- ,s.justamente ~nota, «econ6mico-formalmente son falsas»; resalta la
) más concreto. De momento sólo podemos aludir brevemente a L argumentaci6n m~ral de éstos frente a la econ6mica de Marx. El
gunos tipos de tales tomas de posici6n cognitivas pasadas al obrar F. problema mor:l' dice Engels, en nada concierne a la economía. Al
irecto, en las que deberá resaltarse que su .diferenciáci6n muestra ~. final de su crítica escribe:
eterminada tipología, pero que ésta, en las diferentes fases del des- ~~.
rrollo hist6rico, puede tener muy diferente carácter según la es- l'
Pero lo que desde el punto de vista formalmente económico
,
".t.,
.J,

:uctura, la·tendencia del crecimiento de laformaci6n econ6mica. 1",


~s f~so, puede ser sin embargo «histórica-mundialmente justo», e
Las observaciones terminales de Marx a los pasajes últimamen- ~
mdic:a que en}a condena moral general de las estructuras y ten-
:: aducidos, y que se complementan recíprocamente, se refieren al de.nclas, ~amb~én puede estar incluida su inaceptabilidad econó-
njuiciamiento y a la evaluaci6n del proceso conjunto en su uni- ml.ca. BaJO la mcorrección formal-económica, puede, por consi-
lad de esencia y de fen6meno. Por eso se acentúa aquí la prioridad gUiente, esconderse un contenido económico58 •
Into16gica del proceso conjunto; Marx se vuelve te6ricamente con-
ra toda. glorificaci6n romántica de un pasado no desarrollado, y :i '. I Engels trata .de ma~er~ ~etol6gicamente semejante l~.disolu­
lue, econ6mica o hist6rico-filos6ficamente, pueda esgrimirse con- ¡~.;1O~ del comu~ismo pnmlt1vo; tambiéll: en ello subraya su necesi-
:ra estados objetivamente más altos; tampoco aquí, donde más di- V dad y el cará~ter concretamente progreSiVO, en tanto que momen-
:ectamente se expresa, falta laalusión al ya señalado contraste: «Por ~i to el~mental, desde el punto de vista de la ontología del ser social
::so el antiguo mundo infantil, por un lado parece como el más ele- ~'. pero igualmente añade que la progresividad de la esencia econ6mica'
v-ado y por otro lo es, en cuanto se busca el perfil cerrado, forma o f~~~'
,
'
límite dado. Es la satisfacci6n de manera limitada; mientras que lo ..
moderno deja insatisfecho, o cuando parece satisfacer, es vulgar»57. a primera vista como degradación, como una caída desde la altu- 1
Ya la denominaci6n «vulgar», para la satisfacci6n dentro del capi- ra moral, sen~il~a de la sociedad gentilicia. Son los inás bajos in- !
talismo, muestra que Marx considera siempre central la prioridad t~r~es -la codICIa vulgar, la brutal búsqueda del placer, la sucia ava- \
ontol6gica social e hist6rica del principio objetivo en el proceso con- nCla, el saqu:o. ~goísta del.patrimonio común-, los que inauguran .
junto, y sin embargo simultáneamente nunca olvida que el modo la~ ~uevas, CIvIhzad~ SOCIedades de clases, los medios más igno-
fenoménico puede estar, respecto a la irrefutable progresividad del ml~lOsos -:1 robo, el engafio, la violencia-, son los que minan la
todo en una contradicci6n con ésta, de 10 que pueden surgir ac- antigua SOCIedad sin clases y la destruyen59 • .
ciones y juicios también objetivamente fundados .
. Quien ha seguido con atenci6n la exposici6n que hemos ela- ~~ ~istoriamisma muestra que en esto no se trata de un sim-
borado sobre la acumulaª~.~J~~_mit.~y"a, encontrará a cada paso este ple JUiClO de valor. moral, circunstancialmente subjetivo, sino, ~omo
contraste. en los casos antenormell:te considerados, de reacciones que pueden
. Esta posici6n ontológica la ha formulado Engels con ingenio en llegar a :ener fuerza SOCial. Esto es claro si se piensa en el inextir-
su tardía introducci6n a Miseria de la filosofia. Ahí habla de los se- pable mito de la'Edad de Oro, que tiene efecto sobre movimien-
guidores radicales de Ricardo que de su doctrina de la plusvalía han
extraído directamente, consecuencias socialistas que, como Engels
," • 58 Engds, Introducción a Miseria de la filosofia, en edición Stuttgart, 1919, vol.
;. IX, MEW, cap. 21, p. 178. .
59 Engels, Origen de la familia, Moscú-Leningrado 1934 p 86· MEW, cap
57 Ibid. p. 387. 21, p. 97. ' ,., ,.
Gyorgy Lukdcs , Marx, ontologia d~l ser social 143
142

tos heréticos, hasta Rousseau ysu influjo en l?s jacobinos ra~ica­ solar con sus elemeritos constituye un complejo, es presupuesto en
les. Esta necesidad histórica se confirma tambIén en. el cam~lO. ~e , cuanto a que sus movimientos, sus cambios es lo que determina el
formaciones: mientras que la disolución del comUnIsmo pnmI~I- : ser y el devenir de los elementos, no al contrario; de igual manera
como el de la antigua esclavitud, más tarde como el feudalts- • 1a tierra debe ser conocida como mi complejo, para que lo que lla-
vo, . ., d 6
mo, y el capitalismo, aparece como. p~InCIpIO e progres.o econ - ti mamos geología, tenga un' fundamento en cuanto a su ser. En lo
mico-social, mientras que el mantenImIento de.las com~nIdad~s e~ f,' orgánico la situación de hecho es todavía más evidente; la célula,
el modo asiático de las relaciones de produccIón, devIene prIncI- , , como elemento, nunca hubiera podido desempefiar el papel que el
pio de estancamiento, 10 que, dicho de paso, pr~duce no menos ho- átomo ha desempefiado en lo inorgánico, porque ella misma es un
rror, ni menos infamia, en el mundo fenoménIco, que la línea eu- ¡ complejo. El nacer y. el per~cer ~el todo orgánico se representa por
ropea de ascenso. . . . lZ, fuer~a como un proceso hIstórICO en pequefio, y desde Lamai"k y
'Los ejemplos podrían multiplIcarse, pero no es necesarIO, ya que, :~ Dar:vin,.el desarrollo filo~enético de las especies aparece como cur-
esperamos, los momentos más importante~ ~ue se dan en la ~one­ I~:: so ~IStÓf1CO' de gran magnItud. Qu~~n _e1.p.l~!?:9,_deJsC!r ~.C?~~!l:~ l~ ~i~,:
xión' 'contradictoria entre el desarrollo obJetivo y las valo.raclones r t~_,c!~E_~odav{a desplegarse más amplIamente, se entIende por
contrapuestas que necesariamente su;gen de aquél! han, SIdo 'Sufi- ,: s[_mi~~~,'y ~~ñu~y~_'en}a- ñiear~iáeil qüe, ias.,
categorías sodáles
cientemente esclarecidas. Una d~~!l~I~.!?:~ás_a~p!I3:A~,.e~to~ .RX9- .; ti~!1e.n!a preponderancia i6hie his-simplemente orgánico-natura-
blemassólo P!l_e~~~e~Jectln~a,clla~~~_~I.1,~l ~':l,r~o d.~l, an.~h~!,~_~S : !~: Por ejemplo, es posible compreñaer el deSarrollo de la conser:
!i'liTstc;riCicEid ontológica de la socIedad, p<?,~ap:1()shablar, a~ I:!.na :; vaci6n de las especies desde la división de la célula hasta la vida se-
éi,;~~ti6~-ta~'importante piiá 'Marx 'como.l~ d~l,desarr()ll(), 4~s~p~al. ~ xual de fas especies animales más altas, en tanto que historia, pero
Tocl;l~'-ahorá-tratado constituye só16una parte del compreJo de' :¡ es claro a primera vista, que la historia de la sexualidad de los hom-
cuestiones de significado central para el marxisI??' . .~ bres, con, el matrimonio, d erotismo, etc., tiene una incomparable
, Las precedentes consideraciones,. sólo provIslO.nales e Inc~m­ ¿superiorjdad en riqueza, diferenciación, gradación y causación de
pletas, por lo menos, llaman la atenCIón sobre realIdades. muy Im- ¿lo cualitativamente nuevo, a partir del complejo de sus determi-
portantes y profundas: la conexi~n.de l~iºI_rn..~~.4c:...~el~~ón como Jnaciones' sociales.
desarrollqy progreso, conla~E~!.9~Iª~ª_ Q!Hql§gIc~ de_lo~ ~~.EU~­ ~ En esto se expresa la peculiaridad ontológica de este nuevo modo
jos sobre sus ere~n~6s:,Historia s.ólo puede tenerla un comPleJo, 2, j.de ser. El complejo se preserva como fundamento general de la his-
porque-sus' componentes constructIvoS, tales con;o estructura, cam- '~' toricidad, pero la índole del complejo experimenta una alteración
bio de estructura, direcci6n, etc., s6lo son pOSIbles dentro de los ;·~;radical. Recuérdese ante todo la labilidad en la delimitación de los
, ;. ',complejos, que es consecuencia directa del retroceso de los Hmites
complejos. ' ' '. . d' 'd'
, Mientras se capt6 el átomo como entIda~ autónoma In IV,I 1- _ , •. naturales. Por muy significativa que sea en cuanto a la labilidad del
ble, no s6lo éste, sino también el efecto conjunto de tales entIda- l :complejo, la diferencia entre los complejos de naturaleza inorgá-
des debía seguir siendo por principio ahistórico;. sól~ des~e que la pica y los de la orgánica, tienen el rasgo común de estar dados una
física moderna descubrió el átomo como complejO dInámICO, pue- . 'vez para siempre, es decir que cada complejo existe con su desarrollo
de hablarse de auténticos procesos dentro, de él y también en el con- ., ist6rico, tan largo tiempo como se preserva su forma naturalmente
junto del mundo inorgánico, la situación en el conocimiento es muy :dada, y que su movilidad sea posible dentro de ella. Nacimiento y
semejante; si en las teorías .de ~nt y de Laplace albore~ una a modo 'muerte de los organismos más devados, expresan claramente los lí-
de historia astron6mica -IndIferentemente delo gue ésta m~todo­ mites de su transformaci6n. Los complejos de la vida social por el '
l6gicamente llegase a conciencia-, el conocimiento que el SIstema '.. contrario, tan pronto como han sobrepasado su carácter natural-un
';:1
144 Gyorgy Lukács
- ,1?

r.,
~
r'
Marx, ontologla del ser social 145
'ser que se reproduce en sí mismo- va,n no obstante, en medida cre- ~.

ciente, más allá de la simple reproducción de la circunstancia dada ,_ ¡, p~r ello nunca ha tenido lugar. Sólo los nuevos y grandes requerí-
en el origen; la reproducción ampliada puede en verdad tener lí- ,~ ~ rIllentos q~e para los hombres en devenir surgen de la sociedad (el
mit~s sociales en las relaciones de producción, pero cualitativamente ~ ,an~ar vertIcal, el lenguaje, la aptit':ld para el trabajo) hacen nece-
eS/~lferente del estancamiento, de~adencia y muerte que en 10 or- ,.í F, sano este. desarrollo ~e~to, y la sociedad por su lado, aporta las co-
r gamco son representadas por la vejez y la muerte; dos o más tribus i. ~ rrespon~lent~s condlci~nes de su realización. Que todo esto sólo
pueden unirse, una tribu puede escindirse, y los complejos resul- f pueda biOlógIcamente fijarse en el curso de muchos decenios de mi-
tantes pueden reproducirse de riuevo con toda validez. Natural- '~" les de años, no cambia nada al carácter social de esta génesis, ni mu-
mente, l~ tribus, las naciones pueden desplomarse, pero este pro- cho ~enos que, cuando esta peculiaridad biológica del hombre se
ceso no tiene nada de semejante con la muerte orgánica; incluso el ha fijado ~omo patr~m~nio biológico, siempre puede realizarse un
pleno exterminio es un acto social. Normalmente de las escisiones más, ~mpho despla:-am~ento de.la ci~cuns:ancia dada, según las exi-
de las unifi~aciones, de las subordinaciones surgen nuevos comp1ejo~ gencI~ del ser SOCIal. sm cambIOS biOlógiCOS específicos. Una sim-
que, a, partlf ,de las nuevas estructuras y posibilidades dinámicas, ple Ojeada comparativa a las formaciones sociales aún primitivas
desarrollan procesos nuevos o modificados de reproducción. sólo ~n comparación con el presente muestra claramente ~ta ten~
Un.presupuesto importante de esta enteramente nueva situación dencla. Es. claro que el cometido de estas reflexiones no puede ser
al que ya hemos apuntado anteriormente, es que el hombre sólo entr~r crí~lcamente en los problemas de la biología. Pero como el
puede existir en sociedad, pero que .ésta en su ser histórico no tie- s~_rlJlológlco del __~0.mbre constituye un momento fundamentiI"'de'
n.e 'l;ue ser incondicionalmente aquélla a la que él pertenece por na- porque,
.t~ o 11 tól~gíá del' s,er so~ial, y' el pensa.niient~ t~ntop re:rllar:'
Clmlento. Todo hombre es naturalmente un complejo biológico, y )¡:l5.ta.como el antl~arx1sta ~urban,el entendimiento, y la justa apre-
por ello ,lleva en sí todos los atributos del ser orgánico (nacimien- h~~sló~ del ser SOCIal del hombre se enturbia por la inadmisible bi~-
to, crecimiento, vejez, muerte). Pero en medio de 10 insoslayable 1991zaclón de las categorías sociales que en la mayoría de los casos
de su ser orgánic9, el ser biológico del hombre tiene un carácter sólo se puede extraer por analogías formales, la cadena de tales in-
preponderante y crecientemente determinado por la sociedad. Cuan- ten~onas va desde la fábula aristocrático-partidaria de Menenius
do los biólogos modernos, como Portmann quieren elaborar la di- Agr~pa,.hasta Spen~ler, Jung, etcétera. -debe al menos en un ejem-
ferencia entre el hombre y el animal, aluden al desarrollo lento del plo mdlcarse el caracter insostenible de tal método.
niño, a su desamparo duradero, a la incapacidad de autonomía de En todo caso, se muestra ya aquí como estructura fundamen-
la especie, que los animales jóvenes poseen desde su nacimiento, y tal de los procesos sociales, que arrancan de m.anera inmediata de
present.an tales. rasgos como peculiaridades del hombre. Esto pare- los emplazamientos teleológicos alternativos, determinados, de los
hombres singulares, que no obstante, dado el curso causal de las
ce.a pnme~a :lsta esc~arec~dor; debería no obstante añadirse que
estas pecuhandades biOlópcas del hombre son en último término posi~ion7s teleológicas, desembocan en un proceso unitario-con-
producto de la sociedad. Si la especie animal, a partir de la que se tradlc~onO de los complejos sociales y de su totalidad y que dan una
ha conformado biológicamente el hombre, hubiese estado consti- conexlón se~ún leyes. Las.tendencias económicas generales que ásí .
tuida como Portmann describe, el hombre habría sucumbido rá- surge~ s~n. SIempre sínteSIS realizadas por el movimiento social de
p~dame~te en la lucha por la. existencia; sólo la tan primi~iva. y)á-
actos mdivlduales, que preservan tal carác~er social económico, por-
b~l seg~g4a~qu~ofrece lasoCledad de los comienzos, puede, inc;1uso.
q.ue 1~ mayoría de los ~ombres singulares, sin que deban tener con-
blOl~glcamente asegurar el lento crecimiento de los recién nacidos. clencla d~ ello, reaCCiOnan de manera adaptada a circunstancias,
Además tal tempo de desarrollo en el animal sería un absurdo; y constelacl~nes f oportunidades típicas en su momento. La resul- '
tante que smtetiza tales movimientos se eleva a objetividad del pro-
uyurgy Lukács ontologla del ser social 147

ceso conjunto. Es sabido que tal relaci6n de los movimien~os par. se combaten. Complejos parciales como instituciones, asocia-
ticulares con el proceso conjunto que constituyen, es el fundamento socialmente determinadas de hombres (clases) que, sobre la
del ser de lo que acostumbra a llamarse método estadístico. Desde de sus dimension'es diferentes de existenci::¡" heterogéneas, pue-
Bolzmann es evidente para la física, que el fen6meno propio ha de nu"v-"- en sus interacciones reales influir decididamente en el pro ce-
verse en tales complejos de movimientos, además para su descu. con·unto. Por eso, pará_~tcono~iI~~ien,to, de Jos procesos en su
brimiento clásico permanece siendo indiferente c6mo los movi. , las interacciones de sus momentos decisivos, surgen com-
mientos molecul~res particulares, que Bolzmann considera cog. ' ; TíCaCIoñes'''íñ.iiTi:iples~'p~io .que 'en~a esenci~ d~i nuevo métod<:>! la
........... _ ... ".. ,._, coneXiones 'de .los ~omplejos, 110 cambIan.
noscibles, están formados. Sus desviaciones respecto a la media dan, .:p
.' eanexi6n
" ... _____caüsarae"1:iS'
lo que en las formulaciones de las legalidades estadísticas se llaman
, dispersiones. Si 'en la consideraci6n de tales conexiones, se arranca
'~~. '.
'.'''''''TaIes complicaciones tienen s6lo com~ consec~encIa, que estos
del simple estado ontol6gico de hecho, entonces parece un puro abo :métodos que en su fundamento ontol6gIco se artIcu~an con.el es:
surdo, la idea que durante largo tiempo ha dominado, hoy afortu- tadístico, no pueden elaborarse ent~dos los ~aso~ Il1 :xcluslva nt
nadamente s610 sostenida por algunos investigadores aislados del 'predominantemente con una estadístIca cuantItatIva, Sl~~ que de-
neo positivismo matemáticamente fetichizado, según l~ cual la le- .' ben ser reemplazados, completados y apoyados en análISIS de co-
galidad estadística o la tendencialidad se encontrasen en COntra- nexiones realés cualitativas. No cabe ninguna duda de .q~e el ~o­
dicci6n excluyente con la causalidad. La s(ntesis fáctica de cadenas 'nacimiento' de los movimientos de tales complejOS puede
causales .típicas y singulares, es tan causal como éstas mismas, in- : ; fomentarse extraordinariamente por la matematizaci6n, y e~ se.gu-
cluso cuando la asociaci6n nueva saca a la luz conexiones desco- , ro que sin la expresi6n matemática de las conexiones cuantl;at!vas
nocidas con anterioridad. Este carácter proviene de que el método y cuantificables que surgen, apenas podría logrars~ el conoclml~n­
~stadístico manifiesta la legalidad específica de la movilidad de los to exacto de tales legalidades. Pero de ello no se SIgue q~e la PrIO-
complejos. ' ridad onto16gica siempre pueda, ya voluntad, homogenelzarse ma-
La situaci6n aquí expuesta, que s610 los movimientos típicos de ," temáticamente en otros contextos; ya hemos apuntado que
«elementos» entran en cuesti6n para el conocimiento del comple- .' cantidad y cualidad son determinaciones de reflexi6?, lo que tiene
jo, conjunto, naturalmente s6lo es simple caso clásico de la legali- como consecuencia necesaria que dentro de determmados -por la
dad estadística. Aquí no podemos entrar en los problemas del mun- cosa misma- límites, sin falseamiento alguno del contenido, pue-
do inorgánico. Ya en el mundo orgánico es evidente que puede den expresarse cuantitativamente. .
tratarse de un cuadro, muy complicado de interacciones de proce- Esta posibilidad no significa en mane.ra alguna ~ue .toda expo-
so~ generales y sit:tgulares de relieve para la generalidad. Esto apa- sici6n matemáticamente correcta de conexIOnes cuantItatIVas y cuan-
rece con mayor relieve en el ser social, aunque s6lo sea porque el tificadas ,deba encontrar auténticas conexiones, importantes y rea-
hombre, como elemento de conexiones econ6mico-sociales, es en les. En la, crítica del neoI?..c~~~tiv.i~~<.>_Y.a. h.:~mo.sjns~s.t.idº.en. q4 e t010",
sí mismo un complejo queproc~sa, cuyos movimientos singulares fen6meno captado mat~JE.~ticamente debería ser lnvest~gad(),. segun
pueden ser prácticamente irrelevantes para las leyes del des'pliegue, ,~~-pecül1~!1Cla<iJlsi~a:·,hi.<:>}.9gic~! etc., p~::.~ueo1a. investi~~~6n al~,
sin por ello ser indiferentes para el desarrollo conjunto de la so- caneé los fen6menos reales. Esta exigenCIa tambIén es válIda para
ciedad. A esto se afiade lo que concretamente se investigará en la ~i 'inéiódo 'estadístlco~'pero ante todo debe aún insistirse 'en que,
segunda parte, que la sociedad no s6lo cuenta entre sus «elemen- s6lo la matematizaci6n que surge de hechos significativos,. puede
tos» al hombre como, complejo peculiarmente determinado, sino lograr resultados reales; sin rozar aquí siquie~a la problen;átIca que
adem~s complejos parciales que se entrecruzan entre sí, se entrela- se elabora en dominios marginales del ser SOCIal, en espeCIal en eco-
j "
148 Gyorgy Lukdcs '$"
~J; Marx, ontologia del ser social 149
nomía, debe aún indicarse, que la sustancia misma, desde su pro- ,:;:: En Marx, al contrario,la.jlj§toricidad es el m~~~miento int~~
pia dialéctica, engendra categorías puramente cuantitativas (sobre ;'~' no, inmanentesegún leyes del ser social mismo. {Ya hemos apun-
todo, el dinero), que de manera inmediata parecen ser una base para t"tadOalas cuestiones geñefares-aelá:hlstoriciaaa de todos los ~om­
el tratamiento estadístico-matemático, pero que si se consideran en
el complejo económico conjunto, desvían de los problemas esen-
:l pIejos. mó~iles en los diver~os planos del s~r). El ~er SOCIal se
.t alza-hlstóncamente por enCIma ,del mundo lnOrgánlco y del or-
ciales en vez de llevar a ellos (Marx con frecuencia habla del sin sen- }:: gánico, pero jamás puede escapar de la necesidad ontológica de su
tido y de la carencia de concepto de la expresión puramente cre- ~'propia ba~e. El miembro mediador q~e de este ~odo y cada vez
matística, cuando se tratan problemas económicos complicados, por '.' más enérgIcamente se levanta por enCIma de la SImple índole na-
ejemplo de la reproducción). En los países socialistas hubo un de- :1\ tural, insuperablemente enraizado en ella, ~s el traba~:. «E? .tan-
bate puramente' escolástico a favor o en contra del método esta- ",' to que formador de valores de uso, en tanto que tra aJo Utll, es
dístico-matemático. fue risible poner en duda su utilidad en nom- ': por ello una condici&t de la existencia del hombre: independien-
bre de una presunta ortodoxia marxista, pero no menos loco querer
imitar con entusiasmo acrítico.el decurso vacío neopositivista. Tam-
r te de todas las formas de sociedad, necesidad eterna, mediatizar el
t: intercambio de sustancia entre el hombre y la naturaleza, la vida
bién en esta cuestión vale decirse que la economía de ~arx es una J humana por con~iguiente»6o. Así se constituye la única legalidad
crítica de la economía política, y en verdad una ontológica como !/ objetiva enteramente general del ser social, que es «eterna» en ~a
hemos dicho. .
En el método general de Marx están contenidas todas las cues-
! misma medida que la socialidad de,1 ser mismo, ya que surge S1-
, multáneamente con el ser social, pero sólo sigue siendo efectiva
tiones de principio de las leyes, tanto internas como externas de los " mientras éste exista. Todas las demás leyes ya dentro del ser social,
movimientos de los complejos (piénsese en la formación de la tasa i~: son de carácter histórico. La más general de todas, la del valor, Marx
media de beneficio, en las leyes de las proporciones de la acumu- en un capítulo introductivo de su obra capital, ha mostrado .su gé-
lación). Dependerá siempre de cuestiones concretas, sí yen qué me- ,nesis. Es ciertamente inmanente al trabajo ya que por el tIempo
dida este método general debe transplantarse en forma estadística de trabajo está ligada con el trabajo mismo, en tanto que desplie-
directamente matemática. Por muy importante que sea esta cues- gue de las capacidades humanas, pero está ya implícitamente con-
tión, es sólo la de la expresión científica, no la de la cosa misma. 5, tenido allí donde el hombre ejecuta trabajo útil, donde su producto
Esta se encuentra en torno al complejo problemático, cómo onto- 1 todavía no se convierte en mercancía, y sigue teniendo validez im-
lógicamente se constituyen en sí las leyes descl;lbiertas. La ciencia f plícita tras la supresión de la compra y venta de las mercandas 61 .
burguesa, en· especial la alemana desde Ranke, ha construido una " Pero su forma explícita, desarrollada, sólo surge cuando se cons-
oposición entre ley e historia. Esta última debe ser un proceso, cuyo tituye la relación de reflexión valor de uso y valor de cambio, por
carácter de «sólo una vez, único e irrepetible» antinómicamente se la que el valor de cambio mantiene su específica forma. puramen-
contrapone a la validez «eterna de las leyes». Como además, ya se te social, desgajada de toda determinación natural. Todas las de-
habían puesto de lado las cuestiones ontológicas, la antinomia se más leyes de la economía, independientemente de su legalidad, que
reducía a la dualidad de modos de consideración que se excluyen, en tanto que leyes de complejos sociales conservan su carácter ten-
que por ello es profundamente acientífica. Cuando por el contra- dencial, son de esencia puramente histórica, ya que su .emergen-
rio asoma una legalidad de la historia, como en Spengler o miti-
gadamente en Toynbee, la leyes de forma eterna, cósmica, y por
su carácter circular también suprime la continuidad de la historia, 60 Kapital vol. 1, cap. 9; MEW cap. 23, p. 53.
yen última instancia la historia misma. 61 Ibid., p. 43 Y45; ibid. p. 91
,-'V uyorgy LUkdcs , ~. Marx, ontologla del ser social 151
, '*
,
:ia, su vigencia dependen de determinadas ,circunstanciashistóri_ ~;' persión de las legalid~des estadísticas,. como relación heterogénea
:o-socialmente determinadas, cuya presencia o ausencia no resul- 1,: casual de dos ,compleJOS y de sus legalIdades entre sí. A todo esto,
:a, o al menos no directamente, de la ley. En la esencia ontológi_ , como característica específica del ser social, se,af1.ade el carácter al-
:a de la legalidad de los complejos, está que en su devenir efectivo,
Jebe poder expresar la heterogeneidad de las relaciones, fuerzas,
,¡ternativo de las posiciones teleológicas individuales, q~e es.tá~ de
, . manera inmediata en su base. Pues en éstas, de forma mehmma-
endencias, que' constituyen los complejos, que además se en- , ;' ble, está dado el múltiple papel del azar. '
:uentran en interacción con complejos igualmente activos y de ín- ,; Tomemos de nuevo el caso más central y al mismo tiempo re-
lole semejante. Por esto la mayoría de las leyes económicas tiene , i lativamente simple: ~l trab~. Que su fundamento sea el inter-
ma validez históricamente detetminada, concreta, socio-históri- Ji cambio de susta~c.ia e.ntre éIliombr~ (la,socie~ad) y la naturale-
:amente determinada. Ontológicamente consideradas, legalidad e ;?~ za, es una casualIdad lnsuperable. Nmgun objeto nat~ral, c~~o
Listoricidad no son tontrarias, 'sino más bien formas estrechamente :~: prolongación de sus propiedad~~, de su inter~a. legalIdad, tIene
íitrelazadas de una reaH~,~d qu~ según su esencia consiste en com- t: en sí orientación alguna a la utIlIdad, (o no utilIdad) para las fi-
~os diferentes?~~yi!~~,_,h-~~~E~g~neos, e~Lb~t~~g~!?-eos ~i­ ~' nalidades humanas, como objeto de trabajo, materia prima, etc.
n.ientos, y a éstos los conexiona en una unidad según leyes pro- f~ Naturalmente la ~ondición insoslayable de cualq~ier posición te-
;ias y específicas. ' " iVleológica en el trabajo, es que puedan ser conocIdos de manera
,Si se considera desde este punto de vista ~ntológico, único ade- ,~, adecuada esás propiedades, legalidades del objeto. Pero no por ello
uado, la legalidad del ser social elaborada por Marx, deben des- 1]> se elimina el azar en la relación de la piedra con la estatua, o de
n.oronarse todos los prejuicios acerca de una legalidad mecánico- ;~~ la madera con la mesa; la piedra o la madera son puestas en una
atalista, ,o de un racionalismo rígido y unilateral. Marx mismo en ¡ii! relación que en su ser natural no está dada, ni siquiera'puede es-
u método ha llevado a cabo de manera consecuente esta visión de ¡;, tarlo, y que por consiguiente, desde el pu.nto de su modo,'de'dar-
a realidad. Siempre ha reflexionado de manera teóricamente jus- ~~ se natural, siempre deben permanecer SIendo casuales, aunque
a este ,complejo de problemas" aunque como en otras cuestiones f -repetimos- el conocimiento dé sus propieda~es esenciales con~..;
lO ha llegado a exponer de manera sistemática y conclusa su vi- 'i tituye la condición indispensable de un trabajO coronado de éXI-
ión. En. su Introducción de los afios cincuenta, quedada en for-
la frag~entaria, de cuyas intuiciones metodológicas ya nos he-
r too Es interesante que en el lenguaje de todos los días esta rela-
1 ción se exprese con précisión. Cuando la materia' natural como
lOS ocupado, en la última parte, transmitida como esbozo, escribe ( tal constituye el fundamento de una elaboración estética -así en
ese respecto: «Esta concepción parece un desarrollo necesario, r. las profesiones artísticas, plástica, arquitectura-, la expresión «ma-
'ero legitima el azar»62. Este papel del azar en el seno de la nece- l:' terial auténtico» tiene un sentido adecuado, porque el producto,
idad de la ley, sólo desde el punto de vista lógico-epistemológico
s algo unitario -de manera distInta según los diferentes sistemas-,
r incluso en una ejecución sin fallos, no tiene por qué ser incon-
i' dicionalmente de material auféntico; por el contrario, donde el
a que el azar, en tant<? que pensado, sólo se capta como el con-
rario que completa la necesidad. Ontológicamente, ~.L~_a~~?tra,
, medio es de carácter puramente social -lenguaje, sistema tonal
en la música- esta cuestión no puede de ordinario suscitarse. La
~n la he!~~g~~idad de la realidad, ~A1~~!~e~~ª~~nt~ 1
;' múltiple conexión entre el trabajo y su fundamento natural, a~­
--._--- -_.- _- como desviación de Ta media, es decir como dis-
.iferenciadas;
.. menta de nuevo, porque en el trabajo, su técnica está determI-
nada dé manera puramente social, por las capacidades y los co-
nocimientos de los hombres que le subyacen. El efecto conjunto
62 Grundrisse, 30.
I de ambos factores se impone en el desarrollo del trabajo: Preci-
52 Gyorgy Lukdcs ~;~ l JI "1
fé.: Marx, onto ogla ue ser saeta 153
f';fJ.;
amente los fundamentales pasos adelante, las más importantes in-
;;!.. Con todo esto, estamos muy lejos de llegar a la cuestión fun-
lovaciones técnicas y sus fundamentaciones científicas que s61 0
;: , :, damental. Si queremos ocuparnos brevemente de la lucha de cla-
parecen más tarde, son con frecuencia causadas concretamente por
, es tenemos' que limitarnos a nuestro' actual problema: Porque la
1 azar; suelen tener lugar al mismo tiempo, de modo indepen_
liente, en diferentes lugares. El componente de la necesidad so-
~u;ha de clases en la praxis social siempre ~s la síntesis d~ leyes ec~-
6micas y de componentes extraeconómlcos de la realIdad SOCIal '
ial constituye el momento dominante, pero la casualidad subsis-
e en la relación con la naturaleza~ A esto se añade que la alternativa,
~isma; por eso aquí se trata exclusivamente de si y en qué medida
TI tanto que característica de todo acto, contiene un momento de
el momento del azar incide en el funcionamiento de las leyes eco-
asualidad. n6micas.
" En diferentes ocasiones hemos indicado que el margen de las
No e~~ifíc~U:om.-E!~r:9-_<:~_g~e:c:ua~to~~ __ c:l.es.~.Q.QJla_4~. ~~t}na !,:: fuerzas extraeconó~icas, lo crea la economía mis~a, está esta-
~c:k9idJ-ª-m.9_~ás a~J:1~~_Y_r.~!fi~.?:.clas _!p:~~i~c~_o~~s ._~r:~~_~?.s_~~: :,/ blecido en ella (determinación del tiempo de trabajO por la lu-
os de eIJ:.lFlaza.qJ.ienJ:_~~~I~~_I~gl_c.:<?._~.o ~_~_~ _~J 7CUC!~ n_..ei~C:J:!Y_ªLy_~g_ll- i;:: cha, plusvalía relativa como producto de la lu~ha .de c~ase;s, la acu-
o más_(:kbe..ª!lp1~.I?-_t.a~_~L..E~p'~1 <:0!F.e~p_<?~4_I~n_te_~~1 az~r:
:" mulación primitiva, deterJ?inadas.formas de dIstnbucIón). En e~te
La relación casual entre la materia natural y su elaboración so- / • contexto, en cuanto a la mteraCCIón de la economía y de la VlO-
llencia extraeconó~ica, lo que importa es doble: primero que las
:ialmente determinada, palidece y en las muy amplias mediaciones,
>arece desaparecer -por ejemplo ene! orden jurídico como ~ome~to
!i. . .
le mediación-, pero la casualidad aumenta con las alternatIvas Sln-
f leyes econóniicas en última instancia se imponen, aunque por ro-
,~' deos, que por sí pueden originar un resultado ~esfavorable de l~s
rulares' y ciertamente tanto más, cuanto más se ramifican éstas, cuan-
~ más' alejadas están del trabajq, y su contenido se aplica a indu- " eventuales acciones de'clase, que luego consolIdan; la secuenCIa
y separación de las formaciones económicas que en sus posibles
:ir a los hombres a más amplias mediaciones por un acto de ',' tipos de lucha de clases, en sus grandes y fundamentales ten~en­
nediación. Los problemas que se presentan, sólo pueden ser trata-
cias, están estrictamente determinados por las leyes econÓmlcas.
los concretamente en el análisis del trabajo. A esto debe añadirse
Segundo, que esta determinación no puede lle~ar de ,manera ade-
lue en la sociedad surgen, de manera históricamente necesaria, po-
cuada hasta las singularidades, hasta los conflIctos smgulares del
:enCias de mediación (instituCiones, ideologías, etc.) que cuanto más curso histórico. .
les arrolladas llegan a ser, tanto más inmanentemente se perfeccio-
El multiforme margen de maniobra de las casualidades .q.ue he-
lan, -tanto más poseen una autonomía interna, sin perjuicio de su
mos esbozado a grandes rasgos, influye no sólo' en ladec1S16n .de
iependencia de las leyes económicas, tanto más ininterrumpida-
las alternativas singulares, en sus choques de un~s con otras; su s;g-
mente inciden en la praxis y con ello acrecen cuantitativa y cuali-
nificación llega más al fondo del desarrollo conjunto, ya que la m-
tativamente las casualidades de las conexiones sobre las que reca-
cidencia de las leyes económicas generales -sin modificar'su carác-
;:n63 • Este grosero esbozo sólo puede apuntar de manera imperfecta
ter fundamental- puede tomar direcciones diferentes, opuestas
li ampli?margen de azar en la efectividad de las leyes objetivas de
incluso, cuyo modo de ser retro acciona sobre la lucha de clases, 10
:a economía, y especialmente porque éste abraza numerosos do-
cual no queda sin influir en la manera de realizarse las leyes eco-
minios del desarrollo económico.
nómicas generales. . . ,
,-
"
Que se piense en cómo la formaCIón del CapitalIsmo en I~gla­
terra y en Francia, tuvo efectos muy diferentes. en las relaclOnes
63 Engels aSchmidt, cap. 27, vol. X, 1890, Marx-Engels, Cartas escogidas, Mos- .
cú-Leningrado, 1934: MEW, cap. 37, p. 490. .
agrarias en ambos países, de donde resultaron dIf~rentes desarro-
llos de las revoluciones burguesas, que a su vez contnbuyeron a con-
lIJorgy Lukd~s . .', Marx, ontoloifa del ser social 155

formar diferentes formas estructurales en el capitalismo de los dos ,J De tal visión lógico-gnoseológica de la legalidad en cuanto a
países64 ~ El análisis ontológico da de sí una situación aparentemente ,~: las conexiones de' hecho y a lo~ pro~esos, surge la concepci?n del
paradójica para la lógica y la teoría del conocimiento, que de ba- , ~, mundo que suele llamarse r~clon~lst~, y ~ue en. épocas dlferen-
sarnos solamente en esas disciplinas, puede llevar, y de .hecho ha ',! tes se ha encarnado en múltIples, slgmficatlvas e mfluyentes filo-
llevado a antinomias irresolubles; mientras que ontológicamente e: sofías. Como quiera que se formule esa racionalidad enteramen- ,
:onsideradas las formas dadas y las interacciones recíprocas en el !~ te englobante, está en contradicción con a~uel fundamen~o
¡en o del ser social, son comprensibles sin más. La dificultad sur- lontológico de cualquier ser, y que ~quí hemos mtentad? deb~tlr:
~e de la concepción lógica y gnoseológica de los términos «legali- '1;", la ~~~~!~~t':l!.~_1.!~~~r~gélea de l~ re~14~9-, de la que se ~enva la me-
iad y racionalidad». Legalidad, ontológicamente entendida, sig- :, vhabilidad del azar.en as interacciones de los complejOS un~s con
lifica, que dentro de un complejo existente o en la relación
~edproca de dos o más complejos existentes, la presenc:ia de he-
i otr~s, sino también la inso~layable relación entre hechos slniple-
~' mente dados (con frecuencIa como en las constantes.más allá no
:ho de determinadas condiciones, lleva consigo, aunque sólo ten- ,i racionalizables) y la racionalida~ concreta de co?ex~ones deter-
iendalmente, determinadas consecuencias. Cuando los hombres ~, minadas que surgen de esas relaclOnes. Ya hemos mdlcado que la
meden observar tal conexión y fijar en el pensamient~ las dr- \~ textura de este tipo de ser debe aumentar constantemente con el
:unstandas necesarias de su repetibilidad, la llaman racional. Si , ~devenir más ¿omplicado de los niveles del ser. No evocamos con
:omo acaece relativamente pronto, se establecen muchas de tales "~. esto un importante problema histórico-,filosófico, el de la tone-
:onexiones, surge entonces un aparato de pensamiento para cap- i xión de la racionalidad del ser con el sentido; o no sentido de la
arlas y para darles la expresión más exactamente posible. Aquí no l vida del hombre, ya que su adecuado tratamiento metodológica-
mede ser. nuestro cometido sino hablar alusivamente de este des- f mente sólo es posible en el marco de la ética. Adviértase aquí so-,
lrrollo. Pero debe hacerse notar que, cuanto más exactamente se :( lamente que esta cuestión sólo puede pl~ntearse de ~anera con-
:onforma ese aparato -sobre todo en matemática, geometría o ló- ~, secuente si se arranca de la plena neutrahdad ontológIca de to.do
;ica-, y cuanto con más éxito funcione en los casos singulares, cre- ~' ser natural cara a la cuestión del sentido. 'En cuanto al ser SOCIal,
:e con más fuerza la inclinación de atribuir a esta ley, por medio ~ esta cuestión se plantea de manera mucho m~ complica.da, ya .ql1;e
le extrapolaciones, una significación de prescripción general, con ;! las leyes del ser en esta esfera según su esenCIa ~ntológlca:obJetl­
ndependencia de los hechos reales (No se olvide que la aplicación :; va son plenamente neutrales en cuanto a ~a cuestl~n ~e la VIda con
;eneralizada de ritos y fórmulas mágicas a determinados grupos j sentido; no obstante, porque en su desphegue obJetIVO, co~o he-
le fenómenos totalmente distintos, por medio de analogías en su mos mostrado, son inseparables del desarrollo de las capaCIdades
structura pensada, tiene cierta semejanza con la extrapolación). " ~i" humanas; por ello aparecen aquí importantes interaccion~s, que
\.Sí surge el impulso, nunca enteramente satisfecho, de captar la van más allá del obrar social inmediato, que en su concreCIón -y
ealidad entera, tanto la naturaleza como la sociedád, en tanto que toda desviación respecto a ella arrastra consigo deformaciones, fal-
onexión unitario-racional, y la ocasional infecundidad práctica de seamientos- sólo 'puede tratarse en la ética. Aquí puede bastar la
ste intento, atribuirlo solamente a lo incompleto del saber en el alusión a una problemática provisionalmente sosl~yada, en tanto
lomento de que se trate. que una auténtica ética debe reconocer la neutralIdad de la lega-
lidad del ser social en su generalidad y en efecto, sus categorías
propias, sólo puede hallarlas y esclarecerlas, como hemos evoca-
. 64 Obras escogidas de Marx y Engels, 1841 a 1850, editadas por F. Mehring, do en el análisis de la ley del valor, sobre la base de aquélla com-
tuttgart, 1913, vol. 1Il, p. 408 -Estudio sobre Guizot-; MEW; cap. 7, p. 207. pleja dualidad de lados del ser social.
56
~<
Gyorgy Lukács f(,¡ Marx, ontologta del ser social 157

Otro importante momento de la exasperación lógico-gnoseo_ ~.'. lo ontológicamente real; la no-razór:, no ob~t~nte, no es ni siquiera
ógica en esta cuestión, es el intento de ligar la racionalidad co-
lOcida con.la posibilidad previa de su evaluación: el «saber para
>una extrapolación, sino una proyeCCIón sub~euva del paso ~trás ate-
)~: rrorizado ante una cuestión real, con ocasIón. de que su Irresolu-
>rever» como criterio de un conocimiento racional adecuado de
a realidad. En esto, naturalmente la astronomía sirve como mo-
r bilidad para el sujeto adopte la forma engañosa de una respuesta
:~. irracional. . .
lelo; ya en la naturaleza inorgánica hay no obstante complejos, por ':: Que el racionalismo unive~sali.sta qu~ ex~rapo~a metafísIca-
~jemplo la posibilidad de predecir el tiempo, que desde este pun- mente, y su contrapolo, cualqUler tlpO de.Ir~acIonahsmo, se mue-
o de vista son mucho más problemáticos, y aunque esto hoy en ~~ ven en el círculo mágico de una antmomla Ir~eal, lo deIn:uest,ra el
~ran medida puede remitir a la falta de fundamentos exactos de W hecho significativo. para la ciencia, y en espeCIal pa,ra la cIen~la ~e
>bservaciones multiples, aún sigue siendo dudoso que pueda 10- i;:·' la sociedad, de la racionalidad posfestum. La praxIS de la CIenCIa
~rarse la posibilidad de predecir con la precisión que en astrono- l~; histórica, trabaja espontáneamente desde siempre con este mé.to-
nía. En biología, yen particular en medicina, como biología apli- } do, porque no se trata simplemente de establecer este ~e.cho, smo
:ada, interviene la singularidad mucho más concreta y, desde su ,~' y sobre todo de mostr~r la textura de s~r q~e ontológ~ca~ent~ le
nanera de ser, más determinada de cada organismo como margen. ~, subyace. En esto preCIsamente cualqUler mterp,retacIón IrraclO-
le. maniobra de imprevisibles casualidades. Incluso si se tiene en jnalista manifiesta su inanidad, ya que a la e~encIa del obrar! tan-
:uenta la futura superación de obstáculos hoy presentes, sigue sien- ,. te de los singulares como de los grupos SOCIales, le es proplO te-
lo cierto lo que ahora nos ocupa, la mayor complejidad cual ita- I ner que encontrar, en circunstancias parcial, o absolutament~ no
:ivamente ya esbozada del ser social. Naturalmente, esto no excluye ./ evaluables, decisiones, y llevar a cabo las aCClOnes correspondIen-
a p~sibilidad de prever, en casos singulares a corta vista; todo tra- tes. En los dos casos ulteriormente se muestra -es lo mIsmo que
)ajo, .toda praxis social se apoya en eso, y la manipulación en el este «ulteriormente» signifique un día o ,un s~glo- qu~ un he~ho.
leopositivismo puede imaginarse haber alcanzado una racionali- que en lo inmediato pareció, inc~mprensIble, mcluso sm sen.udo, .
iad científicamente fundada, porque se limita y excluye todo cues- se ajusta en el curso de la h,lstona, en. el e~tramado necesano de
:i~namiento ontológico. Esta visión ya la hemos criticado, y vol- las causas que lo han produ.cldo, La ra~lOn~hdad que así surge debe
reremosa hablar de ella cuando tratemos del trabaj 0 65. Ahora sólo distinguirse de la axiomátIca del raclOnahsmo filosófico, porque.
ie .tr.ata de la racionalidad general de las leyes y de cómo desde ellas el afirmarse de la legalidad sigue caminos enredad,os, ya que éstos
Juedan extraerse consecuencias obligatorias para los casos singu- comportan el gran papel del azar, Pero como la h~azón entre le-
:ares, de cómo pueda elevarse el ser social en su totalidad y en sus yes y hechos reales (comp~e~os reales! sus, coneXlOnes reales) es
ietalles, en pensamiento a una totalidad cerrada, racional. Los re- conceptualizable, result,a ':'lSlble la ra~lOnah~d que realmente se
Jresentantes de la Ilustración y sus retoños estuvieron llenos de ta- aloja en el acontecer obJetIVO, Estas dIvergen,cIas respecto a las re-
:es concepciones, y CQntra éstas polemizó el contragolpe irracio- presentaciones racionalistas y a las expectatlvas que las acompa-
Jalista desde la Revolución francesa. Con ello, se cae en el extremo ñan, es naturalmente independiente de que esas esperanzas sean
)p~esto, tod~vía más falso porque el irracionalis~o no está onto- . decepcionadas o enteramente se supere~, Se tr~ta del verdadero
,ógicamente fundado. en absoluto. Ya hemos visto que sus adver- hacerse valer de la objetividad del ser SOCIal, Lenl~, habl~ndo pre-
¡arios arrancan de extrapolaciones lógico-gnoseológicas acerca de cisamente de las revoluciones, ofrece la configuraCIón típlca de esta
situación: «La historia, en especial la de las_~<::yol.ltcio~e~, siemI?r~ ..
fue más rica:rriúltiple ipo1ivál_e?_t~;_~:yly~y aSJutp.delo.qu~se.f.i-.
65 Lukács, Ontologie-Arbeit, Colección Luchterhand, vol. 92, Neuwied, (1973). g~~¡b~n 10;;- grli pos más ca nscie.n.t~s ~e van guar~Hél.. o .las clases m~~,
,_. ______~_ _ _ " __ 0"0 o. _ _ o
uyurgy LUkdcs r: Marx, ontologla del ser social 159

progresivas»66. Esta «astucia» del desarrollo de los acontecimien_ .~ rencia, se hayan alzado hasta ~er ~erzas dominantes de la vi~ade
tos, es aquélla sobre lo que ha de orientarse el actuar de los hom- ;~ la sociedad, después por conslg~lente de que se haya c0Z:0cldo la
bres; algo racional y según leyes, racionál pero estructurado de ma- !, interacció~ qu~ sojuzga las .rel~clones puramente económIcas, que
nera diferente de lo que admite el racionalismo filos6fico. ¡ regula la dIreccl6n del mOVImIento, su tempo, etc. Sólo desde esta
Con esto hemos llegado a nuestro punto de pardda: El cono~\ ft; osici6n se dio la posibilidad de presentar las leyes generales de la
cimiento dialéctico tiene en Marx un carácter simplemente apro- \ ,~,p . A'6l
:~ economía (en la que un gemo como nst te es, a pesar e su ~ro-
d
ximativo, y ciertamente por es0 1 porque la realidad ccwsiste en la \ ~; funda visi6n de las cuestiones esenciales, tenía qu~ fallar); por Cler-
interacci6n infinita de complejos que se encuentran, tanto inter- * s610 en formas generales. Si por ejemplo Marx mvestlga las con- .
"~;:; diciones'
tO, de la crisis. económica, se limita a un anál"
lSlS. d e estructura
namente como exteriormente en relaciones heterogéneas, e inclu-
so las síntesis m6viles son con frecuencia de componentes hetero-
géneos en los que el número de momentos efectivos puede darse
t mUy general. La posibilidad de la crisis, en la m~dlda en que se
}; manifiesta en la forma simple de las metamorfOSIS, s6lo surge ~e
hasta el infinito. Lo aproximativo del conocimiento no es de ca- ~" que las dif~rencias de forma -las fases- que r~corre en su movl~
rácter gnoseo16gico, aunque también se inserta naturalmente en la ~'. miento, primero son formas, fases que necesanam~nte se comple
teoría del conocimiento; es más bien reflejo cognoscitiv9 de la de- ,,~. mentan; en segundo lugar, porque a pesar de esta mterna y nece-
terminabiliciad ontol6gica del ser mismo: La infinidad y heteroge- r' satÍa copert~IÍenda, existen indif~rentem:ente.las unas para las ot~as,
neidad ·de los factores objetivamente efectivos, y las importantes con- ¡: caen separadamente en el esraclo y e~ el nempo, son ~artes del
secuencias de esa situaci6n de hecho es que las leyes s6lo pueden f; proceso y formas separadas e mdependIentes. De ello se. SIgue, que
~ntenderse como tendencias y que la necesidad se impone en el en- ~, la crisis no es más que la «validaci6n violenta .de la um~ad de las
redo de fuerzas contrapuestas y en una mediaci6n infinita de aza- t fases del proceso de ~roducci6n, que se habían md~pen.dIzado unas
res. De esta estructura del ser social, no se deduce ni la imposibi- ; ' respecto a las otras» 7. Con ello surge una determma~16n de ese~­
.idad ni siquiera la disminuci6n de la posibilidad de conocerlo. Por : cia de la crisis; sería una ilusión loca pensar que p~~lera predeclr-
~so, como ya se mostr6, han podido descubrirse las leyes generales :; se el momento del estallido de cada una de las cnSlS, como sobre
iel movimiento econ6mico, y las líneas generales también del desa- (. la base de la astronomía de Newton, los movimientos de los pi a-
:rollo hist6rico, y no s6lo fácticamente, sino elevándolas a concepto. t netas. (Que desde entonces haya cambiado n:ultiplemente el ca-
(a hemos establecido este conocimiento preciso y determinado en ~ rácter de las 'crisis, que las medidas de protecc16n contra ellas han
a esfera de problemas que conciernen al valor, que no sufre men- , estado en lo posible coronadas de éxito, no cambia n~da en ~a po-
~ua sino mayor fuerza, 'si se considera el ser social en su movilidad sici6n metodol6gica. Simplemente coloca a los marxIstas, lIbera-
lÍstórica. :! dos del estalinismo, ante la tarea de a~~lizar )o.s JlUevos fen6me:-
El conocimiento del desarrollo de las formaciones sociales más . ~; ~ nos según ~.L~~~<:)do.d~ Marx:r·"- ..-.- - , .
empranas, del paso de unas a otras, es naturalmente un conoci- .,' .-- L:ia1fé!encia que en Marx hemos perfilado entre la esenCIa y el
niento posfistum. Esto también depende de las transformacion~s ? fen6meno dentro de la esfera del ser, una vez más permite captar
ualitativas· del ser social. Una ciencia de la economía (y su criti- , conceptualme,nte los fenómenos más complicados, heterogéneos er:-
a interna), solo puede surgir después de que las categorías pura- tre sí, lo que según las circunstancias puede llegar hasta el espaCIO
o.ente sociales, en tanto que formas y determinaciones de exis-

67 Marx, Teorlas de la plusvalla, vol. III2, Stuttgart, 1921, pp. 279, 282; MEW,
66 Lenin, Obras completas, vol. xxv, Viena-Berlín, 1930, p. 284. cap. 26, pp. 504,506.
.60
Gyorgy Lukács ~+
f)' Marx, ontologia del ser social 161
le l.a vida ~ndividual y de su. praxis. Es verdad que en el camino de ¡~:':

lbaJo a arnba se corre el pelIgro de supervalorar mecánicamente la ~J'. una unidad: La analítica separada en el pensamiento, pero la uni-
).uesta en valor de las leyes generales, y por su aplicación directa ~> dad ontológica indisoluble de las tendencias del desarrollo según
'lOlentarIos hech?~; ene~ c~mino de arriba a abajo, también ace~ ;¡.: leyes, y en su particularidad. La copertenencia,. ontológica de pro-
:ha. el de ~n praCtICISmO Slll l~eas, de l~ ceguera frente a cuanto en :;;':;, cesos heterogéneos dentro de un complejo o en las relaciones en-

r
a.vld.a COtidIana del hombre slllgular surge de los influjos directos ~1.: t~e varios comRlejos, cons:ituye siempre la.base sustantiv~ de una
: llldlrectos de las leyes generales. En la característica general del l~"; Siempre precavida separaCión en el pensamiento. Ontológlcamen-
néto~~ de Marx ya he~os indicado, que en la formulación pro- ¡~~ te se trata de conceptuar el modo de ser de un complejo fenomé-
~ramat1ca ~e su con.cepclón ge,neral, el subtítulo Critica de la eco- ¡: nico, junto con las legalidades generales que 10 determinan y de las
'lO~f~ polftt~a.constItuy~ por lo. menos un principio metodológico ~r que parece al mism.o tiempo desviarse.
leclslvo, la mlllterrumplda y Slempre renovada crítica onto1ógic :; ,Este método por ello significa un tertium datur frente a la his-1
:le los hecho~, de. sus conexiones y también de sus legalidades, jun~ i> tórico-filosóficamente tópica antinomia racionalismo/empirismo. 1\
:0 con. s~ aplIcaCIón concreta. Y esto es válido para los caminos del \: La orientación al ser-así, en tanto que síntesis de momen.tos hete- \
;onOClmlento aquí trat~dos, de arriba a abajo o de abajo a arriba. ~~: rogéneos, levanta las fetichizaciones que, en el racionalismo yen el ;'
~o basta estar en poseslón de una inspección general de la ya in- >::,.empirismo, gnoseológicamente orientados, predomina. Ya hemos
:hca.daestructur~ del ser social que determiFle sus caminos, su di- / hablado de l,a::fetichización de la razón: para un conocimiento ade-
:eCClón y sus ramificaciones. Marx retiene como hemos visto, la abs- ; cuado de la historicidad, surge de ella el peligro de llevar el curso
:r~cción y la generalización en el' proceso del conocimiento, lo histórico directamente al concepto (a un concepto abstractamente
nl~mo queJe. parece imprescindible la especificación de los com- desfigurado), y con ello no sólo de dejar inadvertido el modo de
~leJ~s y conex:ones concretas. Especificación ontológicamente aquí ser de importantes fases y etapas, sino también, por una superra-
ilglllfica: segUlr, tanto las leyes determinadas, como su concreción cionalización del proceso conjunto atribuirle a éste un carácter rec-
m~ modificaciones, su devenir tendencial, las consecuencias deter~ tilíneo, por el que éste puede adquirir una índole fatalista, incluso
:nmadas que resultan. de c~rcunstancias con~retas para los comple- teleológica. La fetichización empirista, en el mejor de los casos gno-
[OS concr~t~~ente determlllados. El conoclmiento puede acceder seológicamente fundada lleva, como ingeniosamente dice Hegel «al
a. ta~es obJetivldades sola~ente por la investigación de los rasgos es- ¡; acostumbrado melindre por las cosas»69, por el que se disuelven con-
peclales de cada compleJO. Por eso Marx dice acerca del conoci- tradicciones profundas, 'y su conexión con leyes fundamentales, y
n: iento de un ~omplejo'tan central como el desarrollo desigual: «La se incurre en el ser-así precisamente de aquellos fetichismos cosifi-
cantes y fijos, lo que debe ocurrir siempre que los resultados de un
d:fic.ultad estnba sólo en la aprehensión general de estas contra-
d:cclO~es. Tan pronto c?mo se especifican, se esclarecen»68. La sig- proceso sólo se consideran en su forma lista y definitiva, y no al
ll1fic~clón de esta aserclón rebasa con mucho su propia circuns- mismo tiempo en su real génesis contradictoria. La realidad se fe-
tanc~a, aunque como ver.emos, no es casual que se enuncie con tichiza en una inmediata y no pensada <<una sola vez», «únicamen-
mot:vo del·desarrollo deslgual. Se expresa en ella, precisamente la te dada» que por ello puede elevarse a mito irracional. En los dos
duahdad de puntos de enf?que, tan característica de la ontología casos se ignoran en el pensamiento relaciones fundamentales, ca-
de Marx acerca del ser SOCIal, y que no obstante ha de constituir tegoriales, ontológicas, como esencia y fenómeno, o singularidad,

68 Fundamentos, p. 30. 69 Lenin, de acuerdo, lo cita, Obras, Cahiers philosophiques, París,1955;Aus dem
philos, Nachlass, p. 50.
lIyorgy LUkdcs 'tMarx, ontologla del ser social 163

particularidad y generalidad, y la visi6n de la realidad por ello, ho- hombre, con el mayor despliegue de las fuerzas productivas del tra-
mogeneizada, simplificada deviene caricatural y sin tensi6n inter- bajo social. Pero le pido me disculpe (eso puede honrarme mucho,
la. Es sorprendente, cuando no fascinante que la mayoría de las pero también afrentarme)11.
lesviaciones del marxismo, recorren metodo16gicamente uno de es-
:os caminos y vuelven atrás, en sentido burgués, respecto a la su- La protesta de Marx c'entra la generalizaci6n fi~os6fico-h.ist6ri­
,eración de esas falsas antinomias lograda por Marx. Sin poder en- , ca de su método histórico se conexiona con la CrítIca de su Juven-
rar más de cerca en esta cuesti6n, adviértase que el dogmatismo : )tud a Hegel. Anteriormente hemos visto que ~e eleva en cont~a,
ectar,io en la mayoría de los casos, emprende el camino de la feti- :!; cuando Hegel cambia las conexiones de la realIdad e~ secuencI~s
:hización de la Razón, mientras que las revisiones oportunistas en '" 16gicamente necesarias de pensamiento. Esto es, en prImer térmI-
u mayoría se inclinan a la fetichizaci6n empirista (hay naturalmente no, una crítica del idealismo de Hegel, pero simultáneamente ~am­
armas híbridas de todo tipo). " bién -lo que no debe separarse ni de la modalidad de e~encIa de
La inseparabilidad onto16gica de historicidad y de verdadera le- aquél, ni de la crítica de Marx- de los fundamentos 16gIcos de la
;alidad racional en el proceso conjunto, es frecuentemente cuan- i fIlosofía de la historia.
lo no regularmente podría decirse, mal entendida. La concepci6n , La sucesi6n de los períodos, de las configuraciones dentro de
llosófico-racionalista del progreso tiene su fascinante encarnación ;:..rellos surge (y~muy claramente en la historia de la filosofía), de ma-
n Hegel, y está muy, cerca -con la vuelta al ~evés materialista y con :~ nera metodólógicamente necesaria de las secuencias de las cate~o-
t legítima preponderancia de lo econóqJ.ico- de ser transferida al I~ rías lógicas. En Marx en cambio, éstas no ~on n~nca en~arna~lO- r
larxismo, y con ello hacer una filosofía de la historia de nuevo tipo. Ir nes del espíritu en el camino de la sustanCIa haCIa el sUJeto; SIlla \
,farx ~iempre ha protestado contra tales concepciones de su mé- simplemente ~~rn:as, ~et~rm!..r;~~ion~~ _4e,,~s_~~!l~~~~ qu~ dentro ,
)do. Por ejemplo, de la manera más clara en una carta (finales de de los complejOS en los que exIsten y en los que son efectIVas, de-
877) a la redacci6n de la revista Otetschenje Zapisk;1°, contra la ben ontológicamente ser entendidas como son. Que los procesos
ladmisible generalizaci6n filos6fico-histórica de su teoría de la acu- conforme a los que aquéllas emergen, están presentes o ~esapare­
lUladón -primitiva, como si su desarrollo en el oeste europeo fue- cen, poseen su racionalidad y su propia lógica, es un medIO meto-
~ una ley invariable a la que debiese de antemano atribuirse una dol6gicamente importante de su conocimiento, pero no, como. e~
alidez lógica también para Rusia. Marx no discute haber estable- Hegel, el fundamento real de su ser. Si se pasa por .alto e~ta deCISI-
ido una ley en el decurso del desarrollo econ6mico, una tenden- va crítica a Hegel -a pesar de todos los atisbos de InversI6n mate-
ia que en determinadas condiciones, se impone: , rialista- quedará en el marxismo un tema hegeliano no superado,
i y la historicidad ontol6gico-crítica del proceso conjunto parecerá
Eso es todo. Pero es poco para mi crítico. Por ello él debe mi ,¡,- una filosofía de la historia logicista en el sentido de Hegel. No es
esbozo histórico sobre la emergencia del capitalismo en Europa, necesaria una acumulaci6n de ejemplos para poner en claro que las
transformarlo enteramente en una teoría general, a la que todos interpretaciones del marxismo están plagadas de tales residuos de
los pueblos están fatalmente subordinados, cualesquiera que sean la filosofía de la historia de Hegel, y que éstas -a pesar del mate-
las circunstancias en que se encuentran, para finalmente alcanzar " I rialismo- 'pueden elevarse hasta una necesidad teleológica, lógica-
la formación económica que asegure el desarrollo multilateral del . mente mediada del socialismo.

70 Cartas escogidas, 291; MEW; cap. 19, p. 111. 71 ¡bid.


54 Gyorgy Lukdcs Marx, ontologia del ser social 165

Después de todo lo ~ducido y expuesto hasta ahora, no sería ne- teria no reductible, particularmente importante cuando, como aquí,
~sario salir al paso de tales concepciones, si el mismo Engels no se-trata exclusivamente del ser social. Es posible captar las leyes ge-
ubiera sucumbido en algunas ocasiones a la fascinación de la 10- nerales de este ser también lógicamente, pero 1).0 10 es ni remitirlas
lzación de la historia por HegeL En uno de sus comentarios a la ni reducirlas a la lógica. Que esto es 10 que aquí sucede, lo dice la
-:rftica de la economla polltica de Marx, plantea el dilema metodo- expresión «c~ualidades perturbador~». Ontológicamente 10 casual .
>gico de «histórico o lógico», y decide de este modo: puede muy bien portar una tenuencia esencial, incluso si ~l azar ló-
gicamente puede entenderse como perturbador. El propÓSIto de.es-
El tratamiento l6gico era el único disponible. Pero éste, de he- tas exposiciones no es polemizar detenidamente con la concepCIón
cho no es más que el hist6rico, s6lo que despojado de su forma de Engels; se trata s~mplemente de poner en claro su oposición res-
histórica y de las casualidades perturbadoras. Con lo que empieza pecto a la de Marx. En la introducción al Esbozo, Marx arranCa de
la historia así debe empezar el camino pensante, y su continuaci6n que la situación histórica de las categorías singulares sólo puede con-
no será sino el reflejo, en forma abstracta y teóricamente conse- ceptuarse en su concreción histórica, en el modo de ser histórico
cuente del decurso hist6rico; un reflejo corregido, pero corregido que les asigna su eventual formación, nunca por su característica
según leyes que el proceso real nos ofrece, ya que en todo :nomento lógica, sea ésta si~ple o desarrollada. Marx insiste: .
puede ser considerado en el punto del desarrollo de su plena ma-
durez, de su «clasicidad»72. LaS categorías simples son expresión de relaciones en las que
puede haberse realizado un concreto no desarrollado, sin que se
Como pronto nos ocuparemos detalladamente de la concepción haya establecido la relación multilateral que mentalmente se ex-
e la «clasicidad» en Marx, está de más la crítica de la observación presa en las categorías más concretas, mientras que el concreto más
:mclusiva de Engels, en la que, la categoría aplicable a un com- desarrollado conserva las mismas categorías como una relación su-
leio total, la concibe como propiedad de momentos singulares, en bordinada73 •
Dntradicción con su propia y más tardía concepción de la que se
ablará en su momento. La contradicción decisiva con la concep- Tal es el caso del dinero: «En esa medida, el proceso de petr-
ión de Marx consiste en la primacía del «modo lógico» del trata- samiento abstracto, que asciende de lo más simple a lo combina-
liento, que Engels establece como idéntico al histórico, «sólo que do, corresponde al proceso histórico real». Marx indica igualmente
espojado de la forma histórica y de las casualidades perturbado- que pueden darse formas no desarrolladas de economía en las que
1S». La historia se despoja de su forma histórica. Aquí está el paso no obstante pueden presentarse muy altas formas de economía,
trás de Engels a Hegel. En la filosofía de Hegel esto era posible, I por ejemplo) la cooperación, una división del trabajo desarrolla-
a que la historia, como tod~ realidad, sólo. aparecía en tanto q~e da, «sin dinero, como en Perú»74. Si se
--_considera
-
una
_... -._---_._
... .•. _- ...c~!~.g~rf.a.s.?-n_
...... .
ealización de la lógica, yel SIstema podía lIberar el acontecer hIs- central como el trabajo, resulta q~é «trabaj~ E~~~ce ~.er.~~a ca~e-_
:Srico de su forma histórica, y volver otra vez a su propia esencia, garla enIerameñte-sIñi¡)Ie.Tá. representación del mismo en esta ge-
10 lógico. Para Marx -y po!.._<?~ra_p.€L!~e__ ~~bién_ para E~K~!s_- la. neúilidad; ~coniotr'abaro-en absoluto- es muy antigua. No obs-
-Ístoricidad e_~-_üñap-ropiedadontológica del movirrlÍento ge la-ma- tante, captado económicamente en esta simplicidad, "trabajo" es
--" ~-- ..

72 Marx-Engels, Obras escogidas, Moscú-Leningrado, 1934; MEW cap. 13, 73 Grundrisse, 23.
.475. 74 ¡bid.
/J,;farx, ontologfa del ser social 167
también una. categoría' tan moderna cQmo las relaciones que en-
5endra est~ SImple abstracción)~75. Pueden multiplicarse los ejem- ~: ser sólo es posible en complejos móviles que constituyen (relativa-
~los a p.artIr de ~ste texto tan nco, perq sólo aducimos la conclu_ ';. mente) totalidades. «Elementos» (categorías singulares), fuera de esas
aón metodológIca: ; .,totalidades en las que realmente figuran, tomadas por sí mismas no
f; tienen historicidad propia alguna. En la medida en que totalidades
.~.\ parciales, son relativos complejos. móviles que se mueven autóno-
. L~ soci~da~ burguesa es la más compleja y multifacética orga-
}l. mamente con leyes propias, el decurso de su ser es igualmente his-
mzaclón. hIstórIca de la producción. Las categorías que expresan
sus relac~ones, !a comprensión de su articulación por ello procu- t tó~ico. ~í la vida de .cada hombre, así tambi~n la existencia de las
ran ~ mIsmo tIempo ~l entendimie,nto de la articulación y de las t'f formaclOnes, compleJOS, etc., que en una SOCiedad surgen en tan-
relaclOnes de produccIón de todas las formas sociales desapareci_ l to que formas de s~r relativamente autónomas, como el desarrollo
das, con cuyos escombros y elementos aquélla se ha construido, :~ de ,una clase, etc. Pero como el desarrollo autónomo efectivo sólo
~arte de cuyos. restos no superados se arrastran en ella, simples alu- ~. puede tener lugar en interacción con el complejo al que pertene-
SlOnes que han de desarrollarse hasta significaciones desarrolladas. ~.: ce, su autonomía es relativa y de tipo muy diferente en los diver-
La ~!Ilía..de!.~ombre es la clave de la anatomía del mono. L .;t sos casos y estructuras históricas. Con la dialéctica de esta situación
alusiones a lo más "atto en 1~ espeCiessub~rdin~das, ~6í~-p-~ede~ ~;. nos ocuparemos más adelante, cuando tratemos del desarrollo de-
entenderse, cuando se ha conocido los más alto. La economía bur- .1(" sigilal. Aquí b'astan estas indicaciones. .
guesa proporciona la clave de lo antigu076• .:' Ahora se trata de exponer en casos particularmente significati-
, vos la ~elación de las .leyes ge.n~r;tle~ ..4~J~_~~~!l_,?_~.~~_"~on..eJ .P!oce-;
. Aquí hallamos ~ambién la ra.tÚ1cación de lo antes aducido, pre- I s~~onJl!~~~ de!Aec~~.o.h.i~.~<?ricosoci.~: Tal caso significativo es lo
lsamente la n.ecesIdad ontológica de la tendencia fundamental al que Marx suele denominar «clasicidad» de una' fase del desarrollo.
esarrollo conjunto, a la qu.e un conocimiento posftstum está ajus- Quizá la más significativa sea su determinación del desarrollo del
ido. De .esto se deduce, pnmero, que esta necesidad ha de enten- , capitalismo en Inglaterra como clásico. Marx expresa claramente el
erse racI0na~mente~ aun9-ue sólo posftstum, con lo que se recusa ~~.~ carácter metodológico de esa determinación. Hace pensar en el fí-
)~a exageracIón raclOnalIsta que esté deducida de una estricta ne- " sico que estudia los procesos naturales, «allí donde aparecen en for-
eSldad ~uramente lógica. Lo antiguo emerge con necesidad y con ma significativa, menos alterada por influjos perturbadores»; por
~ neceSIdad es reemplazado por el feudalismo, pero no puede de- consiguiente acentúa la importancia de ese experimento, que per-
lrs~ que de la economí-a esclavista se siga lógico-racionalmente la mite realizar las condiciones; es evidentemente lo propio del ser so-
:rvIdumbre. De tales análisis y afirmaciones posftstum pueden na- , cial que los experimentos que garantizan el desarrollo puro del pro-
l' ceso, en el sentido de las ciencias naturales, son ontológicamente
lral~ente sacarse consecuencias para otros desarrollos análogos,
I mIsmo que pueden establecerse tendencias de futuro a partir de
'!.' imposibles, a causa del predominio de lo histórico como funda-
s.generalmente.conocidas hasta aquí. Pero esta necesidad onto- j mento y forma del movimiento de este ser. E!.. p.9.~i1;>k_fuJ)d~!1l~.I,l::
~glca. se f~sea' cuando pretende hacerse de ella una filosofía de la : . lt?d-P-dtgQ .~c=..l~ _!q~ e.~o.E-Ó~il~~__g~~~ral.~ A~h.(i~:y~ti~r.s~ ..en .la_r:~a:
Istona lógIcamente fundada. En segundo lugar, esta estructura de j ~ ..3:....mlSm.~!. y~<?r e~~_ e~ ~gítimo analizar etapas del desarrollo
histór!~.o~l!.las quelas fávoraDIes sÍiüiCiorres,_créari""cO'ñIIguraéio-
~es de los comPlejos sociales ya'e .s.~~_!"~la~lones;énque-es~"leye~
. 75 ¡bid. 24. generales pueaenllegar-i~ün alto grado de su despliegue, libre de
76 ¡bid. 25. perturbaciones. De tales reflexiones sobre Inglaterra Marx dice: «Su
: (del desarrollo capitalista, G. L.) lugar clásico hasta ahora es In-
. Gyorgy Lukdcs ti: Marx, ontologia del ser social 169

,terra»77. En esta determinación, la restricción «hasta ahora» debe que, por otro lado permite que surja directamente de la sociedad
)ecialmente resaltarse. Muestra que la clasicidad de una fase del l gentilicia un Estado de forma de desarrollo muy elevada, la repú-
sarrollo económico, es una característica histórica. Los compo_ l· blica democrática78 •
ntes, entre sí heterogéneos, de la arquitectura social, de su des-
'0110 ponen de relieve lo casual de estas u otras condiciones y cir-
l
! Correspondiendo a la esencia de esta formación no desarrollada,
nstancias. Si empleamos ahora la expresión «casual» debemos
.)Car una vez más, el carácter determinado, ontológico, objetivo
r en Engels el acento recae en que el Estado ateniense ha surgido de
~ fuerzas sociales internas, no, como en la mayoría de otros casos de la
:strictamente casual de esta categoría. Como su efectividad se basa l' misma época, a causa de conquista exterior o de sometimiento. Con
te todo .en la condición heterogénea de las relaciones de los com- i. ello se insiste en que, en este estadio, la pura inmanencia social de
~jos sociales, el modo de hacerse valer puede fundarse estricta- fuerzas económico sociales era todavía lo propio en casos singulares, .
~nte y entenderse como racional sólo posfestum. Y como en la ac- particular y casualmente favorables. Desde el punto de vista de la es-
>n recíproca de complejos heterogéneos, cuyo peso, empuje, tructura económica, de las tendencias y posibilidades de desarrollo,:
oporciones, etc. se encuentran sometidos a modificaciones inin- . se. trata de. una cuestió n, cuyos aspectos generales ya hemos tratado,
Tumpidas, las interacciones causales que de tal modo surgen, pue- ; precisamente, el de la relación de la producción con la distribución
n también, en circunstancias determinadas apartarse de la clasi- : ·.·én el sentido amplio y general, tal como lo describió Marx. El des-
iad, o llevar a ella. El carácter histórico de t.ales constelaciones se ~ arrollo clásico se basa ante todo en si las fuerzas productivas de un
presa ante todo en que la clasicidad no representa tipo «eterno» dominio determinado y en un estadio determinado también, tienen
~uno, sino el modo fenoménico más puramente posible de ma- la potencia interna para regular las relaciones de distribución según
festarse de determinada formación, que es la manera más posi- su sentido económicamente correspondiente, o si una violencia emi-
e de una de sus fases. La determinación en Marx del modo de nentemente extraeconómica tenía que insertarse para poner en pie
:sarrollo y de su pasado inglés en tanto que clásico, no excluye en la situación económica llegada a ser necesaria. .
anera alguna que tengamos derecho a reconocer la forma ameri- Es claro que en el caso que Engels trata, el del Estado griego, la
na también como clásica. conquista exterior era lo más frecuente en el proceso no clásico. Na-
El análisis de Engels, sobre una formación más primitiva y tem- turalmente tal fuerza interna capaz de desatar el proceso, no excluye
'ana ·de la emergencia de la antigua pólis, puede aclarar muy bien en modo alguno el empléo de la violencia; en efecto., Engels habla
ie manera concreta esta situación. Engels considera a Atenas como de la significación de la lucha de clases en el desarrollo clásico ate-
encarnación clásica de esta formación: niense. Pero es una diferencia cualitativa si la violencia es un mo-
mento y el órgano de realización de las fuerzas internas que diri-
Atenas ofrece la más pura y clásica forma: aquí, el Estado sur- gen el desarrollo, o si por la inversión directa de las relaciones de
ge directamente de las contradicciones de clase, que se habían de- '1
'. distribución, se crean condiciones enteramente. nuevas para la eco-
sarrollado en la sociedad gentilicia misma [... ] La emergencia del nomía. Es de notar que Marx en El capital, donde presenta como
Estado entre los atenienses es una muestra especialmente típica de clásico el desarrollo capitalista en Inglaterra, no comienza con su
la constitución del Estado, ya que por un lado es enteramente pura emergencia: violenta, con la acumulación primitiva, con la inver- :
y se desarrolla sin mezcla de violencias exteriores ni internas ... por- sión violenta de las relaciones de distribución, con la insoslayable i

77 Kapital, vol. I, cap. V1; MEW, cap. 23, p. 12. 78 Origen, pp. 165, 110; MEW, cap. 21, pp. 164, 116.
171
LlU Gyorgy Lukdcs :,i~Marx, ontologfa del ser social
11]
:reaci6n para el capitalismo del trabajador «libre», sino s6lo tras ha- i¡':' las fases naturales de su desarrollo, pero sí puede abreviar y suavi-
~~~' zar l~s dolores del parto.
80
)er expuesto en su totalidad las leyes econ6micas que se manifles_
:an clásicamente, llega a hablar de la génesis real, y no olvida ob-
:ervar: ~," Esta advertencia de Marx, que muy poco y muy rarament~ se
i' ha valorado, tiene gran significaci6n práctica, y si se sif?Ue con JUs-
Para la acostumbrada andadura de las cosas, el trabajador pue- i" teza, el modo de ser de lo clásico desempefía un papel ~mportante.
.de seguir entregado a las leyes «naturales de la producción», es de- ,~¡ Que se considere la cuesti6n, tan ardientemente debatIda, del des-
cir a las suyas que surgen de las condiciones de producción, que '{ arrollo del socialismo en la URSS. Hoy está fuera de duda que ha
de por sí g~rantizan y perpetúan la dependencia respecto al capi- ':, demostrado en los .más diversos dominios su vitalidad. Pero tam-
tal. Muy otra cosa, en la génesis histórica de la producción capi- <; bién es seguro, que no ha sido en modo alguno el producto de un
talista79 • ,¡ de~arrol1o clásico. C1:lando Marx en su mom:~~o ~!!.a!lc~_~e_q~~l~..
'!: revoluci6n socialista triunfaríaeñl.os paIses capitalistas des::r~.?u.~
Inglaterra, como país clásico del capitalismo, s6lo lleg6 a serlo i §s, P_~~.&.1!~y'~:"~~éJj}a~"f~l~ci?n.,'ae}~·:P!~~ii~¿~~1i:t~~.l~ ~lS,-
lespués y a consecuencia de la acumulaci6n primitiva. $i se quie- :¡!' tribuci6n. Sin du~a 3lguna, el paso al socHihsmo trae conSIgo lm-
e captar con justeza el concepto de desarrollo clásico, debe esta- ;,;../ portantes transformaciones a ~e ~espe~to; sin embarg~, en los países
~lecerse su plena objetividad, liberada de vaJoraciones. Marx llama : altamente desarrollados, la dlstrIbucI6n a la poblacI6n ya corres-
lásico sencillamente un desarrollo en el que, en última instancia :.' 'ponde a las exigencias de una producci6n socialmente desarrolla-
, más que en parte alguna, se expresan con más claridad las fuer- " da, mientras que los países socialmente atrasados pu,eden ~ncontrarse
as econ6micas, ni desviadas, ni perturbadas. Simplemente de la cla- ',' s610 en el principio o en la mitad de este proceso. Lenm, co?for-
icidad del desarrollo en Atenas, nunca puede directamente deri- , me a conocimientos tales, ya se había expresado con toda clarIdad,
'arse superioridad alguna frente a otras formas de p6lis, y menos que la revoluci6n socialista en Rusia,. en el sentido eco~6mico de
'ún, porque de hecho s6lo se dio en tiempos y espacios determi- Marx, no podía tener un sentido clás~co. C~ando, por ~Jemplo en
Lados. Formas sociales no surgidas clásicamente pueden ser tan vi- su libro El izquierdismo, enfermedad tnfanttl deJ comums:n0, habla
;orosas como las clásicas y en muchos casos pueden superarlas. de la significaci6n internacional de la revolUCI6n rusa,. Junto a la
:omo unidad de medida de valor, la oposici6n clásico/no clásico, importancia de este hecho y ~e mu:h0s de su~ eleme?tos mtegrantes,
LO significa gran cosa. Pero tanto mayor es su valor cognoscitivo inmediatamente pone de relIeve, sm confusI6n pOSIble, el modo de
n tanto que «modelo»' dado en la realidad de las legalidades eco- ser no clásico de la revoluci6n:
l6micas relativamente puras. Marx dice acerca de la naturaleza y
le los límites de tales conocimientos: ' Sería naturalmente un gran error exagerar esta verdad, y ex-
tenderla a más de sólo algunos rasgos de nuestra revolución. Tam-
Una nación puede y debe aprender de las demás; inclus~ cuan- bién sería un error no tener en cuenta que tras el triunfo de la re-
do una nación ha desvelado la ley natural de su movimiento -y tal volución' proletaria, aunque solo sea en un sólo país desarrollado,
es la finalidad de esta obra, sacar a la luz la ley económica de la so- con toda verosimilitud; el ejemplo de Rusia ya no sería un mode-
ciédad moderna- no puede ni sobrepasar ni expulsar por decreto lo, sino de nuevo un país atrasado (en el sentido del socialismo y

79 Kapital, vol. 1, p. 703; MEW, cap. 23, p. 765. 80 ¡bid., vol. VIII; ¡bid., 15 ss.
.72 Gyorgy Lukdcs Marx, ¡mtolog{a del ser social 173

del sistema soviético) [... ]. En Rusia, en la situación histórica con- tracción del concepto general de progreso; en última instancia tal
creta, en la peculiar situación de 1917, era fácil empezar la revo- concepto es una aplicaci6n de la posición ~ógica-gn~seológicamente
lución socialista, mientras que sería más difícil continuarla y lle- extendida al decurso histórico de una ratio abs~lut1zada. E!l el t~a-.
varla a su término, que en los países desarrollados81 • tamiento de esencia y fen6m~l1<? ya hemos podido obser:a~ que en
li-cQ:ñc~Ci~~~él.e }v~a.iX. el.i?!.~grt:s9_ ec~n<S.'-:li.ca~~n~e.oh.)et~v? p~e:
La intención de estas consideraciones no puede ser la presenta- de efectuarse en el despliegue general .de l~.~~pacIi:iad.es. humana~
:ión sólo alusiva y esquemática, O más exactamente crítica de al- éó'n -necesidad concreta, "como -temporalmente, por c1erto- en su
;unos actos singulares del régimen soviético; pero sí, indicar que deprééEléión~ d~form~~i6n, etc. ·Se trata, también aquí, de .un cas~
Jenin vio en el comunismo de guerra una medida impuesta nece- importante de desa~rollo desigual-tratado por Marx s6lo 1mpl.íc1-
ariamente por las circunstancias, y que la NEP la consideró como tamente no explícitamente como pertenec1éndole metodol?glca-
ma forma de transición exigida por la situación peculiar, mientras meD:te. Se 'trata de la desigualdad del desarrollo de las cap~c1dades
lue Stalin, elevó a modelo general de todo desarrollo sociali~ta, los humanas, conforme al devenir de las categorías del ser SO~lal, c~da
ntentos de circunscribir por la fuerza la distribución a la población, vez más socializado. Por ello, inmediatamente se habla de camblOs
n un país atrasado. Así, en contraposición con Lenin, proclamó cualitativos: la cap!lcidad de observación de un cazador ~rimit~vo,
omo clásico el desarrollo en la URSS. Mientras predominó esta , .iho puede compararse de manera !nmedi.ata con ~a de un mves.tl9a-
oncepción, fue imposible evaluar con justeza teórica, y po/tanto dor que expeí-imenta en la actuahdad. Sl se co~sldera en dom1~lOs
pli~ar fecundamente, las experiencias importantes del desarrollo aislados por abstracción, se llegará a una con:phcada confronta:1ón
oviético, ,ya que la justeza o la falsedad de una práctica sólo pue- de crecimiento o disminución en las capac1dades de observac1ón,
~e juzgarse de manera adecuada en el marco de un desarrollo no tal que cualquier progreso aislado en una direcci6n debe surgir' si-
lásico. La proclamación de la clasicidad, ha impedido una inves- ~ultáneamente con un regreso en la otra. La crítica de la cultura
igación de este camino al socialismo, internacionalmente tan sig- procedente del romanti~is~o en.la mayoría d~ los casos; suele arrar:-
lificativo, y toda discusión acerca de las mejoras internas ha dis- car de estos retrocesos -md1scutiblemente ex1stentes-, y con la Ulll-
urrido por falsos caminos. dad de medida así obtenida, discutir la existencia del progreso en
Quizá aún más importante para la historia del marxismo es el términos generales. Por el otro lado, se constituye una concepción
a mencionado 4~§Lr-º-llQ _d~lg'y-.~. En sus fragmentarias anota- del progreso, cada vez más simplificada y vulgar, que s~ b.asa en cual-
iones, al final de la introducción del Esbozo, Marx trata ante todo
~. _ _ . _ ....... _ _ _ _ ~_ •• __ • - •• _ •• ~ • •• •• • " _"_ o"' • ~ . . . . . . . . _ . _ _ . _ •• ______ ---, quier puro resultado cuantitativo de ~ro&reso -crec1m~en.to de las
.el «desarrollo des_~gual».de la rela~!~n del progreso económicoc::on fuerzas productivas, ampliaci6n cuantitatlva del conoc1n:1ento-, y
lsooTetiYacloilei'soCíaresj~po~tap te~~-t8Jes -éf s6bú:todo derecI1o"y sobre esta base se decreta un progreso general. En cualqUlera.de es-
l·aáe:.Además insiste igüalmente en un momento ontológico me- tos casos, se dilatan como criterios únic~s del progreso conjunto,
~doI6gic3..!I1ente importante, que debe estar en el punto medio del simples momentos singulares (por ot:a parte, importa.ntes);,Pero ya
ratamiento de tales problemas, el concepto de progreso; de ante- por ello, deben errar en cuanto al nucleo de la cuestión; ~1, la crí-
lano resalta: «que el concepto. de progreso no debe tomarse en la tica de cualquiera de esos métodos, puede parecer plaUSible pues
bstracción acostumbrada»82. Se trata primero. de romper con la abs- fundamentalmente no responden al problema de que se trata. ..
Podría, quizá contestarse que en todo esto sólo se trata ~e una
contradicción en la relación entre el fenómeno y la esenCIa, que
81 Lenin, Obras completas, vol. XXV, pp. 203, 250. no influye objetivamente en el progreso objetivaI?ente necesario
82 Grundrisse, 29 de la esencia. Aunque esto es justo, sería superfiCIal no obstante,
1/;)
I Marx, ontologia del ser social

orque, en última instancia, a través de estas contradicciones, se tanto porque el factor subjetivo no ~a madura~o de manera que
npone el desarrollo ontol6gico' del ser social. Pero porque el pro- corresponda, lo mismo que son pOSIbles exploslOnes p~Rulares a
:eso está indisociablemente unido con el de las capacidades hu- 1 las que no corresponden objetivamente momen~os d~ cnSiS. No es
lanas, incluso desd~ el punto de vista objetivo, no puede ser in- necesario esclarecer con ·más detalle que esta SItuaci6n de hecho
[ferente que el progreso categorial produzca un mundo constituye un momento importante de la desigualdad del desarro~lo
noménico adecuado o desfigurado. Pero tampoco con esto se social. Que se piense solamente en el doble fallo del factor subJe-
)orta gran cosa al interrogante. Ya sabemos, que el !l:1~i!?i,eI?-~o tivo en la moderna Alemania (1848 y 1919): . .
1toI9gi~~~_c:_n te ,o ~ jetivo _ha~i~)a soc~~,l~d~_d m~s _4~splc:~~~~:J)_~- Que en las observaciones metodol6gicas en ~a «Introducci6n»
5le-de este ser, se estabfece de ,manera ,conjunta ,a partIr de ac- de Marx el problema al que aludimos no se considere, no es pr~e­
ones 'humanas~ .e 'incluso'sl láS' decisloñes alternativasdé-r6S'1iom- ba de que a su método no le pertenezca el complejo problem~tIco
:es~eñ deurso de de la totalidad no llevan a saz6n los resultados del d.esarrollo desigual. Marx ha coloca~o ~n el centro especial:s
le se pretende, el resultado final no puede ser enteramente in- constelaciones, nunca tratadas con antenondad y, que a u,na POSi-
~pendiente de tales actos individuales. Esta relaci6n debe for- ci6n no dialéctica le parecen parad6jicas y que Marx, por parecer-
ularse con mucha prudencia en su carácter general, ya que la di- . le evidentes, ha dejado sin tratar83 • Lo mismo ocurre .en cuanto a
[mica mencionada entre alternativas que se fundan en.3ctos ~ta breve indicaéi6n que estamos haciendo sobre la deSigualdad del
.1

19u1ares y el movimiento de conjunto, mues~ra en la histOrIa gran , desarrollo general econ6mico. Es una evidencia trivial. que sus con-
versidad; es diferente en unas formaciones u otras, y especial- diciones son diferentes en los distintos países. La deSigualdad con
ente en su desarrollo y en sus etapas de transici6n; es incluso im- frecuencia desempefia en la realidad un papel sorpre~dente y hon-'
)sib1e s~mplemente indicar las innumerables variaciones en esta damente perturbador. Por aducir si~plemente un eJeIn:pl? dema-.
laci6n. Quizá baste apuntar por un lado que en las situaciones siado conocido, recuérdese la alteracI6n que el descubnmIento de
volucionarias, la toma de posici6n de los grupos humanos (que América trajo consigo eri todo el equilibrio econ6mic~ ~n Europa
lturalmente son síntesis de decisiones singulares), es mucho más con el cambio de las rutas comerciales. En esto es deCiSIVo, que el '
lportante que en momentos de desarrollo pacíficamente conso- desarrollo econ6mico, una vez más y po~ría 4ecirs~ d.~ manera con-
lado de la formaci6n. Y de aquí procede naturalmente, que cre- tinuac'ceá'sífüací'ones'ñuevás; én las que los grupos humanos (des::-
también el peso social delas decisiones singulares. Lenin ha des- Cféla; tripus liaS'tal~na~10nes) tien~n, .o~Jetivay su?jetivam~nte,
ito, en lo esencial con justeza.1a esencia social de esos puntos de ~~y-dist~nta ,capacidad.l?a.~as,u. reaI.~z~ci6p, ~~a,P.?f"!:lCi<?~o. a.proye-·
mbio hist6rico: «S610 'cuando las capas de abajo no quieren, y .1
'. díamiento. Por eso el relativo y precarIo eqUilIbrIO entre ellas debe
; de arriba no pueden tampoco vivir de la antigua manera, s6lo ,!,:siempre ti-astocarse; la subida de ~no y el declive del o~ro le dan
,ton ces puede triunfar" la revoluci6n». Por otro lado, debe afia-: I"~na apariencia enteramente cambiada ~ desarrollo conjunto. (Es
rse, desde el punto de vista del desarrollo desigual que, en todo J';'evidente que todos estos factores de l~ d:sigual~ad s610 pueden con- .
mbio revolucionario los factores subjetivos y los objetivos no s610 '/ ceptualizarse racion~mente a posterIon,. es eVI~ente, pero ~o~ ello,.
Leden diferenciarse con precisi6n, sino también -y éste es el fun- no se suprime la deSigualdad. La recepci6n rápIda del capitalismo
.mento objetivo de la diferencia- que no discurren en manera
~una paralelamente, sino que más bien pueden tener direccio-
.~-------
~s, ritmos e intensidades diferentes según sus complejas deter-
83 Lo tratado por nosotros aflora en sus escritos juve~iles répetidamente en
inaciones sociales. Es pues un hecho objetivamente fundado que relación a Alemania, por ejemplo MEGA, vol. 1; cap. 1-1, p. 616; MEW cap. 1,
Leden darse situaciones objetivamente revolucionarias irresueltas, p.386., .
76 GyorgyLukdcs Marx, ontologla del ser social 177

n Japón, en comparación con otros paises retrasados, se explica a fase imperialista84 . ~n, ~L9:e~a~r?ll6 desigual, ~e P?I?:~ ~e manifiesto,
osteriori sin dificultad, en contraposición con las relaciones asiá-
1~,be~er?g~?~~~~4, ~e ,~ad~ ullo de ;los compo~entes de u~~()nlple­
cas,deproducci6n en China o en la India. Pero este caso era ne- jo, de las relaciones de los coIIlpleJ,os ,entre sí; cuanto mas desarro-
esario para el conocimiento, para comprender en su racionalidad
l ventaja de sus relaciones feudales en descomposici6n para la tran-'
llada y-ffiás socializáda 'está la economía, tánto más pasan a segun-
do plano las heterogeneidades de los elementos puramente naturales, '
ción al capitalismo.} transformándose más puramente en el sentido d~ la socialidad. ~ero
Estas elementales realidades de la vida econ6mica, entre las que este proceso no suprime ni la índole natural, III las ?eteroge~eida­
guran, desde la situaci6n geográfica (la situación geográfica es evi- des. Estas deben sintetizarse en la unidad de la cornente conjunta,
entemente también base natural, pero en el curso del desarrollo ~: y tanto más cuanto. má~ poten:er:nen~e se despli.eguen las categor~­
ist6rico, en última instancia llega a ser predominantemente una :: as sociales, pero su caracter ongmano se mantiene en esa sínte?is
eterminaci6n social. Que un mar conecte o separe a dos países, , y, ~ún dentro de la legalidad del proceso conjun.to, pone de rel~e­
epende esencialmente del grado de desarrollo de las fuerzas pro- , ve la tendencia al desarrollo desigual. Por conSigUiente, éstas no Sig-
uctivas; cuánto más elevadas son ésas, tanto más retroceden los lí- nifican oposici6n alguna a la le~al~dad g~ner:u en, e~ desarrol1~ de
Lites naturales), hasta la distribuci6n interna de la poblaci6n, cuya , la economía, ni m~nos una espeCifiCidad hist6nca «Ulll~» o una irra-
Lovilidad o estancamiento, pueden conferir una significaci6n de- )"j ciohalidad del proceso conjunto; constituyen m~ bien su nece~a­
,siva, a los momentos de la situaci6n, están ya dados desde la ins- '" río mundo fenoménico que surge de la característica. del ser SOCial.
.uraci6n de la socialidad de la producci6n econ6mica. Pero como , Con esto podemos entrar más de cerca en las c,:!-estlOnes .del des-
:gún la esencia son propias del ser social, s610 llevan a cabo su pro- arrollo de~igual, metodol6gicamente tratadas po~ Marx ~ismo. Se
ia actualidad paral,elamente con 'el retroceso de los límites natu- trata-éñ'primer lugar del arte, pero Mao: también co~si~era con
ues, con el devenir cada vez más puramente socializado de la es- énfasis particular, «en tanto que punto particul~me~te di~ícü, c6mo
uctura social'y de sus fuerzas dinámicas. Esta tendencia crece con las relaciones de producci6n en tanto que relaCi?nes JurídiCas se p~e­
entrelazamiento real de los dominios econ6micos. Roma y Chi- sentan en el desarrollo desigual»85. Por desgraCia, en estas anotaciO-
a. tienen, desarrollos econ6micos muy diferentes, pero como no ejer- nes fragmentarias, 'ni una vez se insinúa c6mo Marx se ~epres~nta
eron ningún influjo real entre sí, sus diferencias a penas pueden metodol6gicamente la soluci6n. Por fortuna, en una crítica episto-
asificarse en .el desarrollo desigual, ya lo más, hegelianizando, po- lar del Sistema de los derechos adquiridos de Lassalle, 'Vuelve a hab~ar
ría decirse que el desarrollo desigual ya estaba presente, sin haber otra vez de esta cuesti6n, y Engels, en .unas carta a Conr~d. ~chmidt
:alizado su para sí. Así, -la primera producci6n realmente social, la ', ha dejado algunas observaciones refend~ ~ ~to. 4 p(>Sl~ihdad del
tpitalista, es igualmente eliéúenó apI:opÍa,dopara ~l a,.uténti¿o d~s~­ desarrollo desigual aquí estriba en u,~a. d~~is.l~n, ~:~~~rabaJo ,~ás d~-
liegu'e del desarrollo d~sigual. y esto es así, porque la trabaz6n de
1

1" sarroliada. Mieüiras'los-probleriúisde la cooperacallón y lla convlvenbcla


:critorios éada vez más vastos y multifacéticamente estructurados I sociales'de los hombres se regulan en lo esenci por a costum re,
esde un punto de vista econ6mico, crea un sistema de relaciones 1; y mientras que ellos mismos son capaces de tener en ~uenta y de
Lás rico y entrelazado, en cuyo dominio las diferencias locales pue- , decidir las necesidades que espontáneamente surgen, sm aparatos
m influir, positiva o negativamente en la direcci6n del desarrollo 1:: especiales (familia, siervos domésticos, jurisprudencia en las de-
mjunto. Que tales diferencias en el ritmo de desarrollo econ6mico,
: transformen a su vez en político-militares, tiene que acrecer de
uevo la tendencia a la desigualdad. Lenin con toda raz6n ha teni- .I
i
84 Lenin, Obras completas, vol:XIX, Viena-Berlín, 1970, p. 200.
D en cuenta esta cuesti6n como punto central en el análisis de la 85 Grundrisse, 30. '
1;
uyorgy LUledcs Marx, ontologla del ser social 179

racias inmedi~tas), no se plantea el problema de una esfera ju- desarrollo desigual en este dominio. En la ya men~ion~da c.arta a
:a autónoma respecto a la econQtnica. Sólo un nivel más alto Lasalle, Marx.ante todo indica que «la representación Jurídica de
l arquitectura 'social, la emergencia de las diferenciaciones an- , determinadas relaciones de propiedad, por muc~o que desde és~~
nicas de clase, trae consigo la necesidad de crear organismos e se hayan instaurado, no les son congruentes n1 pued~n ser1?)~ .'
tuciones, para la regulación determinada del trato social y eco- Nuestras consideraciones hasta aquí, muestran que la impOSibilI-
.ico de los hombres entren sí. Tan pronto como surgen estas dad de congruencia subrayada por Marx, no deb.e entend.erse er: sen-
as, su funcionamiento es el producto de sus propias posicio- tido gnoseológico. En ese caso, la incongruenCIa sería SImple InSU-
:eleológicas, que están determinadas en verdad por las condi- ficiencia, y el hecho de afirmarla, la inv:itació~ a ~ncontr.ar o a
~s elementales de la vida social (de las capas que eventualmente ~; restablecer la congr.uencia de las formu!acIone~ JurídICas, mie~tras
terminan), pero que por eso precisamente, deben estar con ellas ~ qu~ Marx piensa ,":na situació.n ~n~ológlco-soclal en la que tal co~=
:lación de heterogeneidad. Considerado socialmente, esto no ~. gruencia es impOSIble por pnnclpio, ya que es el m?do feno~én1
levo: .en el análisis del trabajo, tendremos que ocuparnos de- co de la praxis hist6rico-social que s610 puede func!onar. (me)o~ o
lamente de las necesarias heterogeneidades ontológicas que en "j.. peor, según los casos) sobre el fundamento de esalIncongruenCia.
a '
posición teleológica están presentes. entre el objetivo y los me- ( Desde aquí, Marx pasa ~!A~~~~;.C?ll? . d~~~':1:.... Muest:a pr~cIsame~te
A escala de la sociedad, en tanto que totalidad concreta, se da .:jqueen el cu~so de la"¿OntlI~Uldad del aesarroll~ h:st?nco, los m-
~elación estructurada semejante, pero aú~ más complicada en- , tentos de captar en pensamIento un fen6meno Jundlco y de tras-
L economía y el derecho. Pues esta vez no se "trata simplemen- , ladarlo a la práctica, siempre han tomado y debían tomar la ~o:rna
: heterogeneidad dentro de u~a e idéntica posición ontológi- de regresos a instituciones del tiempo pasado y a su reexposiclón.
no de una entre dos sistemas distintos de posición teleológica. Estas sin embargo se acogieron y se aplIcaron en.l1;na forma que no
~r.echo es posición de manera 'aún más significativa que la es- ¡ correspondía al sentido originario de lo .tr~nsmlt1do y que lo p:e-
:le los actos económicos, ya que sólo surge en una sociedad re- : supone como resultado de un m~~ entendImIento. Por eso Marx dIce
unente desarrollada para la consolidación consciente y siste- "., contra Lasalle en forma paradÓJIca:
:a de las relaciones de dominación en la regulación de los tratos f
: los hombres. Ya de esto se sigue que el punto de arranque de Tu has demostrado que la reapropiaci6n del testamento romano
posición teleológica, debe tener un carácter radicalmente he- se apoya en malentendidos; pero .de ello no se sigue en manera al-
;éneo respecto.a las económicas. En contraste con la economía, guna que el testamento en su forma moderna sea el t.e~t~mento ro-
~ propone en manera alguna producir algo nuevo; presupone mano mal entendido. Podría decirse que toda adqUlslc16n de una
bien este mundo como existente en su totalidad e intenta ins- época anterior, de la que la más tardía se. apropia, e.s una antigüe-
en éste. principios vinculantes, que no hubieran podido desa- dad mal entendida. La forma mal entendida es preCisamente la ge-
trse a partir de su espontaneidad inmanente. neral y en ciertos niveles de desarrollo de la sociedad, la general-
ampoco aquí puede ser nuestro cometido exponer en concre- mente usadas7•
heterogeneidad de estos dos tipos sociales de pQsiciones. Ade-
de las grandes diferencias de las formaciones económicas y de
.stemas jurídicos que producen, esto nos apartaría de nuestro l' 86 Cartas entre Lasalle y Marx, Cartas y escritos póstumos -editados por G. Ma-
:ionamiento respecto de la cuestión que tratamos. Sólo se tra- ter-III, Stutgart-BerHn. 1932, p. 375; MEW, cap. 30. p. 614; Cartas de Enge/s,
: apuntar en términos muy generales la heterogeneidad, para Marx-Enge/s, Cartas escogidas. p. 380; MEW, p. 37. p. 491. .
lr un mejor entendimiento de la concepción de Marx sobre el f 87 ¡bid., MEW, cap. 30. p. 614.

~
!:i
~
180 Gyorgy Lukács Marx, ontologla del ser social 181

Aquí es aún más claro que el mal entendimiento, lo mismo qUe esenciales, tanto mental como prácticamente, para poder ejercer su
la anterior incongruencia, tampoco puede interpretarse teorético- función de ordenación. Este criterio reúne en ~í dos moment?s que
gnoseológicamente. Se trata de una necesidad social, de su cumpli- son heterogéneos, uno material y otro teleológicP. En el trabaJ? esto
miento óptimo, por medio de una posici6n teleológica, cuyo presu- aparece como conexión necesaria de los moment~s ~ecn~lóg~cos y
puesto hemos descrito. Esta se funda de manera aún más alternativa de los económicos; en el derecho como coherenCia Ju~ídlca i~ma­
que los actos económicos, ya que aquí, ni los objetivos ni los me- nente y consecuencia respecto al establecimiento pOlítlCO-~ocia1 de
dios están siquiera relativamente dados en la inmediatez material, los objetivos de la legislación. Ya por esto, en su emplazamiento te-
ya que para·su devenir práctico se requiere la creación de un me- leológico se origina un desgarro pensante; que frecuent~mente. se
dio homogéneo sui generis, sobre la base del que pueda conseguir- formula como dualidad de formación del derecho y de SIstema JU-
se el propósito social. De esto se sigue algo que hace más afilada la rídico, con la consecuencia que el nacimiento del derecho, n~n~a
situación, que el designio social exige un sistema de cumplimien- es jurídico. Esta grieta aparece c~n tan~a fu~rza qu~ Kelsen, ~Ign1-
to cuyos criterios, al menos formalmente, no pueden extraerse, ni ficativo representante del formalismo JurídICO, deSIgna ocaslOnal-
del designio mismo, ni de su fundamento material, sino que han mente la legislación como Mysterium. 88 M enos paradó"pcament;,

de tener criterios inmanentes, internos de realización. Es decir en Kant expresa esta iz:¡congruencia, que naturalmente de ~anera mas
nuestrq caso, que para un ordenamiento jurídico de convivencia de -Bara. se muestta en los casos extremos como las revoluclOnes, por-
los hombres entre sí, se necesita un sistema específico de pensa- , que l~ revolu¿ión, ciertamente niega la legalidad existente, pero que
miento, jurídicamente homogeneizado de prescripciones, cuya es- las leyes de la revolución triunfante pued~n y deben pretender ple-
tructura se apoya por principio en l~ incongruencia con ·la realidad na validez jurídica89 • Que a esta concepcIón moderna del derecho
económica señalada por Marx. En esto se expresa el hecho funda- le precede un largo periodo de los llamados derechos opuestos, cuyo
mental del desarrollo social que analizaremos juntamente con el tra- eco encontramos aún en Fichte y Lasalle no es. de este lu~ar; la. dua-
tamiento del trabajo en sus más simples y elementales determina- lidad jurídica y la heterogoneidad en l~ géneSIS y en la 'VIgenCIa del
ciones: Los medios de realización de una nueva posición teleológica derecho experimenta por ello un camblO en el fenó~e~o, no en su
tienen -dentro de límites determinados, que también han de se- esencia ontológica, y tanto menos que esta contradICCión en. el ~e­
ñalarse- una propia conexión, dialécticamente inmanente y su cum- recho de oposición contiene igualmente un modo fenomélllco ¿u-
plimiento es uno de los más importantes momentos para que pue- I rídico, en otras formas que en el derecho mode.rno. A esto, se ana-
da ser eficaz en el cumplimiento de la posición. Los medios más de, que la posición teleológica en la formaCIón ~el derecho es
diferentes y las mediaciones de la vida social, deben orientarse a pre- necesariamente resultado de una lucha de fuerzas SOCIales heterogé-
parar en sí mismos el cumplimiento inmanente, que en el domi- neas (las clases), que se trate de una lucha llevada hasta el final, o
nio del derecho es igualmente formal-homogeneizador. Con todo, de un compromiso. . ..
esto ~por muy importante que sea su papel en el proceso conjun- Si volvemos al caso aducido por Marx de la actualIzacIón de lo
to e importante por ello su adecuada comprensión- sólo es una par- antiguo que se recibe, es claro, cuán complicada pr~historia inte:-
te d~ la situación real de hecho. Pues es igualmente seguro que no na debe tener semejante posic~ón, a cuántas alternatIva~ -en lo~ dI-
todo cumplimiento inmanente puede alcanzar el mismo grado de versos planos- debe responderse, antes de que se conSIga un sIste-
eficacia social. La coherencia formal de esos sistemas normativos
está, respecto a la materia qu~ debe regular en tanto que su refle-
jo, en una relación de incongruencia, pero a pesar de ello debe cap- 88 Kelsen, Probleme der Staatsrechtslehre, 1911, p. 411.
tar rectamente algunos de sus determinados momentos realmente· 89 Ka.nt,Metaphysic derSitten, Phylosofische Bibliothek, Leipzig, 1907, p. 144.
/ Gyorgy Lukdcs . Marx, ontologla del ser social 183

lrídico destinado a un funcionamiento uniformemente ho- . desarrollo según leyes, se basa sin excepción en hechos ontológica-
neo. Sólo desde esta posición se comprende en su significa- mente necesarios. Si éstos son adecuadamente investigados y des-
ocial el caso del·recurso al pasado tratado por Marx, y su con- velados, la legalidad y necesidad de tales desviaciones sale a la luz; ,
>n de las dichas interpretaciones fallidas. La interpretación sólo que su análisis debe ser el de los hechos y relaciones ontológi-
.da de 10 pasado surge en primer lugar de las necesida4es del camente reales. Ya con anterioridad aludimos a la advertencia me-
lte; la identidad teórica gnoseológicamente objetiva o la con- todológica que Marx aduce para tales análisis. «La dificultad con-
lcia, no pueden ser la causa decisiva de la elección o del re- siste solo en la comprensión general de estas contradicciones. Tan
, Tal motivo consiste en la posibilidad actual de utilización pronto como éstas se especifican, se esclarecen»91.
condiciones concretas presentes, desde el punto de vista de El segundo prob~ema que Marx trata como de~~~,róog? 9-es,~gua,l,.
:sultante en hi.lucha de intereses sociales concretos. Que por es el del arte. Si se quiere hacer justicia a su concepCIón, aeoe' po-
;uiente el resultado de tal proceso para el desarrollo ~e la eco- ñerse"t~blén el acento en'que las condiciones de la desigualdad,
l debe. emprender necesariamente un camino desigual, pare- cuantitativa y cualitativamente, se diferencian de las tratadas hasta
onsecuencia necesaria de la estructura fundamental del desa- aquí en cuanto al desarrollo del derecho. Esta afirmación corresponde
social. No obstante, si tal desigualdad debiera necesariamente I enteramente a la dos veces aducida advertencia metodológica de
rse a la racionalización logicista insuficiente y a la unificación ~ ..,IMarx, que deben elaborarse en concreto' los componentes sociales
Dceso histórico, debería igualmente tom~rse posición contra 1 que determinan el particular fenómeno del arte, en tanto que uno
oncepción que por ello -empirista o irracionalistamente-ne- desigual. Marx, en las notas fragmentarias aquí estudiadas, arran-
Ido tipo de leyes. El, desarrollo ,desigual, en medio de sus com- ca de la índole social concreta de la sociedad sobre cuya base sur-
as síntesis de componentes heterogéneos -en sentidolohto- I ge la obra; En ello se diría que rompe con dps prejuicios que entre
-, se da conforme a leyes. Que las decisiones' alternativas sus seguidores han puesto en peligro su método: primero, con la
ares sean falsas o nocivas al desarrollo, no cambia nada res-
al proceso conjunto, nada tampoco a su carácter según leyes.
v~si~nd!:.qll:~ la_?br~ 4:
arte per:enece"sí,a l~ superestr~ctura que.
simpl.e y directamente puede derIvarse de la base económIca. Marx,
ls, en la carta anteriormente citada, indica tal posibilidad en fa"i- el contrari(), aquí arranca de forma deliberadamente conden-
lecisión estatal respecto a la economía, y con toda justeza se- sada de la sociedad conjunta, incluidas las tendencias ideológicas,
ue las decisiones erróneas pueden traer grandes males, pero las Ultimas en el ejemplo aducido de Homero retienen especialmente
) pueden modificar la línea capital del desarrollo económi- el acento, ya que su arte es llevado a una conexión indisociable con
L~ d<:~.!g!laldad del 'desarrollo_ ~igniftca como mucho, .q~le )a.. la, mitología griega, y se resalta expresamente que la obra de Ho-
ínea en .er·ñiovimi¿nrü-·aeTser sodal, EisoCiaIidiid' creciente mero, en el medio histórico de' otra mitología, o en una época sin
as)asc~t~goría.s:~~,l~cion.es. y prop~'ici~n~s~ ~o-se désp~ie·gañ mitología no hubiera sido posible. A cualquier otro que a Marx,
~3:,.re~ta,. ni. conforme a lóg~cél_alg1:1~~,"!él~i~~al" sino a veces lbs vulgarizadores le hubieran reprochado desdefíar la base econó-
deos (que incluso dejan detrás de sí callejones sin salida) en mica. Se creerá que Marx veía el ser social de las «relaciones mito-
:rues, que los complejos singulares, cuyos movimientos cons- lógicas» como determinado por la estructura económica de la épo-
tl el movimiento conjunto, deben estar enrelación de no cp-
ca. Pero a 10 que Marx apunta aquí es a mucho más que a una simple
'ndencia,. p,ero estas desviaciones· respecto a la gran línea del r~istencia a la vulgarización. Por un lado' refiere. el arte a la totali-

Cartas ucogidas, 379; MEW; cap. 37, p. 489. 91 Grundrise, 30.


r :::~:: ::e~~::, ~:-
184 Gyorgy Lukdcs

dad de las relaciones sociales, por otro lado ve quel.e...intención de etc. Para eso la posición metodológica
una obra de arte, la de un artista, la de un género no puede aline- " cisiva está llevada a cabo en estos esbozos fragmentarios, ya que
arse- con la totalidad extensiva de todas las relaciones sociales, sino Marx -en el marco de la sociedad entera- indica que cada tipo
~~ eals~á
J

que en esto de modo objetivamente necesario se aloja una s~lección, .; de arte en su· singularidad, conforme a su índole Pdarticular,
ya que determinados momentos de las totalidad son de significa- en peculiar relación con 'determinados momentos e esta tot 1-·
ción dominante en la posición artística, así en Homero la forma ¡' dad, cuyas formas y contenidos influyen concretamente en su des-
determinada de la mitología grJega. ~. arrollo específico. Repetimos, ~.s_~~~ede tener_~!J~f~.~t_Q_ ~J:l
En segundo lugar, al m.ostrar la génesis no se trata del nexo sim- ~r el cuadro general del desar~~~l~ conjunto, _~~~u e~~I~entt!al,
ple entre base y superestructura (aquí el arte). La conexión causal ;; de las tendendas aomín~l.!nes. Pero como en cada uno de estos mo-
siempre está ahí; para el concepto marxista de génesis es sin em- '~ ~~tos, Yesped~lni~nte en ios que están íntimamente ligados con
bargo de significación decisiva, si este tipo de determinaci6n es fa- ~ el tipo de arte concernido, la cuestión del favor o desfavor con
vorable o desfavorable para el surgimiento de un arte92 • En El es- t: necesidad interna aparece, con la simple existencia del arte está
bozo que examinamos Marx enfoca directamente el desarrollo t dada simultáneamente la desigualdad de su desarrollo. Desde este
desigual mismo. El arranca de un hecho. generalmente conocido y ~." punto de vista, e~ acento que pone Marx en la mitología gri~ga
reconocido: . ~.I en-tanto que'factor decisivo en la emergencia del Epos homénco
( va más allá de la explicación del fenómeno, tiene significación me-
Es notorio que en el arte, momentos de esplendor no están en t todol6gica. Porque con ello denota el específico carácter social del
relaci6n con "el desarrollo gene~al de la sociedad, por consiguien- :, fenómeno, cuya presencia o su ausencia, cuyo qué y cómo son de
te con el fundamento material, como quien dice con la estructu- t significación tanto en cuanto a su emergencia y desarrollo, como
ra 6sea del organismo». Aludiendo a Homero y a Shakespeare afir- . en cuanto al favor o al desfavor del entorno social. (Que se pien-
ma: «que en la esfera misma del arte ciertas conformaciones se en el papel de la mitología en Virgilio y en la épica tardía así
significativas del mismo, s610 son posibles en planos no desarro- !. como en la poesía épica oriental.) Esta incit~~<?~ _rp._~~ódi~~_ ~e
llados del desarrollo artístico. ~ 11arx, tuvo desgraciadamente poco eco en sus sucesores; los fe-
_ n6rnenos de arte han sido tratados ante todo de modo sociol6gi-
y concluye esta consideración: «Si tal es el caso en la relación } co abstracto, incluso eri Plejanov y Mehring, y en el estalinismo
de los diferentes tipos de arte dentro del dominio del arte, es me- l,....-surge una equiparación puramente mecánica, i~-º-if~F~~.fe al au-
nos sorprendente que tal sea el caso en la relación de todo el do- ; tónomo l des!gual desarrollo de los géneros artístICOS. SI con fun-
minio del arte con el desarrollo general de la sociedad»93. De esto , dan:ie;tos-~éto'aoT(rgIc6srne'permitó"evciéa:r mi
p'ropío trabajo,
se sigue la dos veces aducida frase sobre la problemática del engas- 1, he tratado de mostrar, cómo, partiendo de los motivos .indicados
te general de esta cuestión, exclusivamente fecunda por la especi- ;. por Marx, el desarrollo mismo del capitalismo· trajo·consigo un
ficación. 't: auge de la música, nunca dado hasta él, mientras que para la ar-
Et desarrollo desigual a los ojos de Marx es un hecho que debe quitectura siempre provoc6 una creciente problemática, cada vez
afirmarse, y el cometido de la ciencia consiste en esclarecer sus , más difícil. de dominar94 . .. .

92 Theorien über den Mehrwert, vol. 1, cap. 3, Stuttgart, 1919, p. 388; MEW,
cap. 26/1, p. 248.
1 94 G. Lukács, Die Eigenart des Aesthetischen, Neuwie d/Rhein, 1962, vol. II,
93 Grundrísse, 30. pp. 375, 448.
1
c.:ryorgy Lukács 1. Marx, ontologla del ser social 187
f
Es propio de la esencia ontológica del ser social, que todas las j su propia concepción del mundo, ha abofeteado los prejuicios de
.í,
!cciones, tendencias, etc., que en él surgen, se conexionen a par- ~ la burguesía»?6. Engels, decenios más tarde, en una carta a Mary
ie actos individttales, especificados en tanto que alternativos. En
rte, donde la mayoría· de las objetivaciones que se tienen en cuen- t Harkness, detallando y precisando esta relación, dice. «El realismo
de que hablo puede aparecer a pesar de las opiniones del autor», y
son inmediatamente productos de actos individuales, esta es- f después de haber analizado este fenómeno en Balzac, resume su con-
:tura general tiene una significación particular, es decir la ley del cepción:
¡rroIlo desigual interviene más profunda y decisivamente. El fun-
lento ontológico general de este fenómeno es conocido. El he-
ya visto por Hegel, que las acciones de los hombres dan como
í
~
Que Balzac se vio empujado a obrar contra sus simpatías de
clase y sus p~ejuicios políticos, que vio el naufragio de su queri-
LItado algo diferente de lo que subjetivamente pretendían, que da nobleza í la percib.ió como grupo d~ hombres que no merece
consiguiente, dicho grosso modo en términos generales, que los mejor suerte,....y que VIO a los verdaderos hombres del futuro allí
lbres.hacen su historia con falsa conciencia. En el curso del des- donde sólo podían encontrarse, yo esto lo tengo por .uno de los
1110 del marxismo esta afirmación se redujo a instrumento de po- mayores triunfos del realismo y de los grandes rasgos del viejo Bal-
ica política: desenmascarar al adversario, gracias a una crítica zac97 ,
n preferencia fundada gnoseológico-teóricamente - de la no ¡;
icidencia de su ideología con sus actos. Sin querer entrar aquí .' ~ No es éste el lugar de entrar más adentro en la si~nifi~ación ~e
:uándo, dónde o cómo, tal práctica concuerda con la concep- l: esta afirmación para el conocimiento del arte en su histOria, En dl-
1 propiamente dicha de Marx,.debe indicarse de nuevo que esta ~: ferentes estudios he intentado aplicarla precisándol:¡, Ta,!llP'~~~~e
;tión él nunca la consideró en términos de teoría del conod- 1 necesitan 'p_eJd~.~_!I.l~c~as_E~abras, para demostr~ qU,e p~r~,l,a «ideo-
nto, sino ontológicamente. De lo que se deduce que no sólo de- ~ l~í_a Xñ-(;~9.U~i~ª, der~~t~inl~m6~;~ toda l~' f¿o!.~"m~~i~~a. ~_el cJ.es-
cCÍa críticamente tales inadecuaciones -lo hizo con frecuencia~, ~ a,rrol,~?_ ~eslg~~,.4~)~_a!tes.' fu~, sie~pre, a?~mIIl_aDI.~; Pero para lo
I que en casos históricamente importantes, en ellas se daban fe- 'l esencial de nuestro problema debe·hacerse notar brevemente, que
dos autoengafíos ideológicos, que podían ayudar a los hombres :f el verdadero concepto de Marx sobre lo favorable o desfavorable de
~randes y de otra manera imposibles acciones95 • t una época para el arte (para determinados gé~eros ~rtísti~os), se ~s­
El fenómeno que ahora investigamos tiene, es cierto, co.rp.sdil.D.: pecifica y ahonda significativamente en sentI.do dlalé~tlCO. Se m-
t......

~nt<?_-.9_~~~l~g~c? _~~n~~~I,_!~~~f~~~_c~_~_c.ien~}E:~_,.p~ro en lo esen- I dica.que dentro de este favor o desfavor, que ~I en r~laclón a 10~'gé­
va más leJOS. Se trata a.e que un artIsta que comparte con su ~ :neros artísticos singulares pueden todavía dIferenCIarse, subsIs~en
ipO y con su clase la «falsa conciencia», si se confronta su prác- r .:no obstante categorías sociales generales, lo que para los artistas sm-
artística con la realidad, puede romper y liberarse del univer- ~~ ~.;gulares puede dar, y ha dado de hecho más amplias alterna~ivas, .El
.e sus prejuicios y captar con justeza la realidad en su auténtica :1' :::desarrollo desigual de este modo aparece en un más alt~ lllVel dIa-

:undidad. Naturalmente lo puede en determinadas·circunstan- l' léctico, ya que en un período de desfavor pueden surgl.l: obras de
, pero debe no poderlo. Marx, este fenómeno ya lo percibió en farte significativas. Con ello no se suprime el desfavor -mtentarlo
Llventud. En su crítica·de·Eugene Sue llega a hablar de la for- fllevaría a simplificaciones vulgarizadoras-, sino que sólo se pondría
lograda de su novela y dice: «Sue se ha elevado por encima de l·
~~
~ 96 MEGA, vol. 3, p. 348; MEW, cap. 2, p. 181.
f 97 Marx-Engels, 'Ober Kun,st und Literatur, ed. M. Lifschitz, Berlín, 1948, p.
15 Brumario, cap. 21; MEW, cap. 8, p. 115. 1~ 105; MEW, cap. 37, p. 43.
\
~
188 Gyorgy Lukdcs r' Marx, ontologla del ser social
í
189

a la luz el hecho que dentro del desarrollo desigual todavía es po- bien porque la producción y la reproducción reales de su vida de
sible una más alta potencia. (De esto se deduciría por el contrario .~ por sí no engendran rela~iones por l.as que se explicite la unidad-
que el favor de las circunstancias en modo alguno puede garanti- dual del singular y del gener~. ~s eVIdente ~ue este. momento de-
zar una floración del arte.) Por muy fragmentariamente que se haga í terminante sólo puede cQnstItu!!.k> elJ~, CO_l!._t~4a~)~~_~~_n~
esta exposición -sólo podrá establecerse cuando en la segunda par- f se9!-en~~as9.~~~opl~~y~_p~~a.c:l,~0!l?P-9f.ta.!I!ie.!lJP_d.el h<:H~br~c.?~l
te tratemos las cuestiones tocantes a la Ética, si no se quiere anti- !. sú medio, la nattfr~l~?-~ y _4~~as .cn~!~Fa~.: El Joven Ma.rx repeu-
cipar de manera inadecuada-, no puede darse por cerrada sin abor- .:' dameñ'té-Ctes'cribe esta dif~rencia entre el hombre y el anImal; par-
dar al menos un problema ontológico del desarrollo general del ser ~., tiendo siempre del trabajo y de los fenómeno~ que se deri~an. Así,
social, en el que se expresa una nueva faceta, tanto de su historici- :~ en la Irjeologfa ale11'fana, muestra la emergencia del lenguaJe a par-.,-¡
dad como del progreso objetivo: el problema del género humano. i tir de las necesidades de comunicación de los hombres entre sí, Yi
Marx ya en su temprana edad, recusó la explicación excluyente de .i sobre el animal dice: «Donde existe una relación, existe para I mf'
la reflexión de la totalidad en la forma estático-natural de Feuer- 1 el animal no se comporta, no se relaciona con nada. P~ra el anI- \1
bach. En su sexta tesis sobre Feuerbach escribe que, conforme a su malla relación con los otros no existe como relación»99. Del mis-~
falsa concepción de base, éste se vio forzado: «1) a abstraer del cur- ,; mo modo en los Manuscritos económico-filosóficos, donde investi-
so histórico, ya fijar el sentimiento religioso por sí, y a presupo- 1, ga las consecuen~ias del intercambio entre los hom~res e indica
ner el individuo aislado; 2) la esencia, en tant<;> que género, por ello '1;; que sólo pór la difetencia entre los hom~res el cambIO lle~a a ser
sólo puede ser concebida como generalidad interna, muda que liga un momento importante en el trato SOCIal. Por el contrano, en-
de modo natural a muchos individuos»98. Los falsos extremos que
se establecen en Feuerbach son, por un ladó--~riñdivíd_~o.abst~ª¿~
.'.;
tre los animales es como sigue: .

tó; p-6r -ouo 'Ia-_n~turalidád -muda-del género.' - . Las características particulares de las diferentes razas son de ín-
, C()11 "esto estamos' en el 'centro del modo"de ser del ser social. dole más acusada que las diferencias de las condiciones y activi-
Decir que la vida orgánica engendra los géneros es una triviali- dades humanas. Pero como los animales no pueden intercambiar,
dad. En última instancia sólo produce géneros, porque los ejem- a ningún individuo le es útil la índole diferente de un animal del
plares singulares que los géneros producen real e inmediatamen- mismo tipo, pero de raza diferente. Los animales no pueden co-
te, nacen y perecen, yen cambio sólo e1género se perpetúa en este ordinar las propiedades diferentes de su propia especie, ni tampo-
cambio, mientras se mantenga. La relación que así surge entre el co contribuir al provecho o acomodo comunes de la suya.
ejemplar singular y el género es una puramente natural, inde-
pendiente de toda conciencia, de toda objetivación consciente. El Estas y otras diferencias semejantes l~ da~ a la e~presión, que
género así se realiza en ejemplares singulares, y éstos realizan el el género como relación simplemente blOl~gica y Viva" s61? pue-
género en su proceso de vida. Es claro que, por sí, el género no de tener una generalidad muda, un contenIdo concreto y diferen-
puede tener conciencia; también se comprende que en el ejem- ciado.
plar singular no puede surgir conciencia alguna de género. Y no A primera vista el reproche a~adido parece contra Feu7rbach,
lo es no porque los animales superiores no tengan conciencia; du- que él sólo considera al hombre aIslado, no·al concreto (SOCial), no
rante largo tiempo lo han refutado la experiencia y la ciencia. Más parece derivarse de la misma situación de hecho. Esto es sólo una

98 MEGA, vol. l, cap. 5, p. 539; MEW, cap. 3, p. 7. 99 ¡bid., p. 20; ibid., p. 30.
l;:JU .Gyorgy Lukdcs l· Marx, ontologla del s~r social
191
I
. .
apariencia, aunque la objeci6n de Marx, no s610 mira hacia atrás, za posible la interrelaci6n entre el individuo y la sociedad en cual-
a la comparaci6n con el género simplemente bio16gico de los ani- .
qUiera de asi '"
.exterIOriZaCIOnes d e su Vi'da 102 .
males, sino hacia adelante, en una sociedad con una divisi6n del Que por lo menos en las sociedades alt~elJ.te. de~a:rolla~, y en
trabajo altamente desarrollada, en la que la conexi6n consciente de particular en tiempos de ~risis, p~edan sur~r ~r: mdividuos si~gula-
:os individuos singulares con su esencia genérica puede perderse. res concepciones de que las relaCiones dell~dividuo con .la SOCiedad
El trabajo crea de manera primaria esta relaci6n. Marx dice igual- se establecen de manera simplemente extenor, secur:d~na, c01D;ple-
neñte· en-los Manuscritos económico-filosóficos: mentaria, eventual, artificial, como si pudieran supnmirse o ~eJarse
de lado, es un hecho de la historia de la cultura.. Desde los ermi~afíos
Precisamente el hombre se demuestra realmente como ser ge- del siglo primero d~l cristianismo, hasta la doctnna.del «ser ar~oJado»
nérico en la conformaci6n del mundo objetivo. Esta producci6n (Geworfenheits) de Heidegger, desempefia un papel mdestr~ct1ble po-
es su ser genérico activo. Por ello, la naturaleza aparece como su drÍa decirse en la historia del pensamiento. Desde la «Robmso~ada»
obra y su realidad. El objeto del trabajo es por ello la objetiva- clásica hasta lo que, en la crítica del existen~ialismo, llamé ro~mso- ,_
ci6n del ser genérico del hombre, ya que no s610 es activo en tan- nada de la decadencia, esta concepci6'n domma una par:e .consl~e:a- "./, .
to que intelectual en la conciencia, sino como trabajador, real- . ble de la ideologí3: burguesa hasta hoy; b~ada en _!~~radI~Ión C!~Stl"~-. ~,~;:"'
mente desdoblado, y por eso se contempla en un mundo creado j. na modernainente transformada por Ki~~~~~~, yen fa aparente \i"
por éPoo. 2XaCiliUcíciéla-Penornenoiogía" de HüSSerI, tiene un fundamento pseu- \~ ..'"
do-ontológico. qt1;,~_c:n ~1_l!l~Il49..h~a.n.-o," eI..~_~~vi~u<>.aisl~4(): ~f~n-_ ;1-
Yen otro pasaje de la misma obra, saca las consecuencias de lo ¡. dameQto_º_~igi_Il:g¡<?_~e_~~c!.()Jº_ 4~~~. C?n a~da de una «VISI6n de
:itado hasta aquí: «~ivid':!.9_~~~te..s()fi.ª.l. La exteriorización las-"esencias», es posible pensar todas fas dImensIones del hombr~, to-
le su vida, aunque no aparezca en la forma inmediata de colecti- das las relaciones socialeS como derivadas de él, creadas por él ffilsmo.
'idad con otras exteriorizaciones ejecutadas simultáneamente, es una y corresponde a la esencia de este método -que ~one .entre parér: te-
xteriorización y continuaci6n de la vida social»101. Lo que suele sis toda realidad- eclipsar la diferencia entre 10,PrImarIo, ontol6gIca-
lamarse individuo aislado, consiste en un estado peculiar de con- mente dado, yel reflejo subjetivo de esta donaCIón, para presentar d~l
iencia dentro de la fundamental socialidad, objetiva y subjetiva del revés el fundamento y la consecuencia. Pero con eH?, no se rozan. Si-
lombre. La_P9S!c!.6!l5)!J ~~16gica",qu~ _~U)gI?bE~, en l~ .rnedi.4a.~l} quiera las realidades fundamen~es. Shaw, en sus primeras comedI~,
Lue_~~p.()}11"b.E~' e~_!-!~~nte. social que en ca4~acto de su vida, c<?~~ ha representado con humor 10 lIbres y no deter~llnados por la SOCle-
y
l1:l:.i~E.a_.q.~"eJo_"r~ªeje en su C:~ncieíi'cia, siempre" sin excepción se
-1
dad que se sienten los «rentistas», y c6mo la r:alIdad les :ecuerda con
~aliza a sí mismo, y siffiúItaneaiñenteef"eventúál plcino dé desarrOllo .;,
,,¡ sorpresa lo que han sido los fundamentos S?Clales de s~ I?dependen-
lefiéñero'-Ilünl"ano, aunque en las más diversas formas, no es una ( cia. En El esbozo, junto a la crítica de la robmsonada orIgmarIa, Marx
esis inventada por Marx. Esta verdad fundamental fue repetida con- critica este prejuicio:
:reta y decididamente resaltada desde Aristóteles, hasta Goethe y
-Iegel; quizá baste referirse a una de las últimas conversaciones de Cuanto más hondamente se retrocede en la historia, tanto más
:;'oethe, en la que frente a Soret pone de relieve con la mayor fuer- claramente aparece el individuo, también el individuo que produce,

100 ¡bid., p. 88; ibid., p. 517. 102 Conv~rsación con Sor~t, 5 de enero de 1832, Conversacion~s con Eck~rmann,
101 ¡bid, p. 117, p. 538. Inse!, Lepzig, p. 702.
192 Gyorgy Lukdcs , Marx, ontologla del ser social
¡f
193
como no autónom~ y como perteneciente a un todo, primero en
l'

relación «muda» del ejemplar animal con su género, éste sigue sien-
forma n~tural, en la familia yen la familia extensa hasta la estir-
1'

".
1
do un en-sí y, conforme a ello, se refiere a sí mismo, se realiza en
pe, más tarde en la comuna que surge en form~ diversas de la fu-
los ejemplares singulares, también er: forma pura y ab~t:acta. L~ re-
sión contradictoria de las estirpes; sólo en el siglo XVIII, en la so-
'Ilación del ejemplar singular se mantiene en esa genencldad,. mien-
ciedad burguesa, al individuo le parecen las diferentes formas de
¡: tras el género filogenéticainente se conserve. Como la relaCión del '
conexión social, como simples medios para sus fines privados, como
hombre con el género humano de antem~no se confo~ma ~ me-
una necesidad exterior. Pero la época que produce este modo de
diatiza por categorías sociales, tales el trab.a)o, ell~ngua)e, ellllter-
ver, el del individuo aislado, es precisamente la de las relaciones
cambio y trato, nunca puede ser muda, SlllO realizarse sólo en re-
sociales más desarrolladas hasta entonces (desde este punto de vis-
laciones que actúan. en el plano de la conciencia, surgen d~n~ro del
ta, las más generales). El hO~~!~,es_11.~,_~O_o7n,p{}l¿tiko?Z ens.!!nti,gQ..
! género honibre, al principio en todo caso sólo en-sí, parciali.dad~s
literal, no sólo un anim~Ls9cial, ~~n,o. un ~iIp.~Lqt1l7,s6Iopue4e
¡: y particularidades concretas que en el desarrollo de la .co~ciencia
...iñdI~id~;Jiz~r~~
~ -~~.
~~~o~iedad
_--------_.-._----_.. ....
~ - .. .. -... ..-
", ~
103. '
1. genérica ocupan el lugar de ese en-sí. Se trata por consigUlente de

Marx polemiza, contra laínd?le r:o ontológica, si?o ir:na~ina­


i que la genericidad biológica del hombrc:, ~e índole natural gene-
da y dada simplemente en la conCienCia, del hombre aislado, Siem-
t ral, que existe en sí y como tal debe segUlr Siendo no sobrepasable,
¡~./ en tanto que,género humano sólo Ruede realizarse, por.q~e los com-
pre respecto a las grandes c~est~o?es de la teo~ía social. En ~ltimo
término se trata de que los llldividuos no construyen la SOCiedad,
i pIejos socialmente existentes, prácticamente en su parcialidad y pa~­
- ticularidad concretas, actúan de modo que la índole «muda» del ge-
sino que ellos, por el contrario, se constiturer: en la sociedad, 'por
l ' nero es superada por los miembros ~e una sociedad: ya que c:n los
el desarrollo de la sociedad, y que por cOllSigUlente -por repetir lo
, carriles de este complejo y como mIembros del mIsmo deVienen
ya resaltado con frecuencia- que el complejo real tiene pre~e.rencia ,. conscientes de su genericidad. La contradicción objetiva en esta re-
ontológica respecto a sus componentes. En la Sagrada Fam~l:a y en
lación se manifiesta en que el devenir consciente del género, en aque-
la misma dirección polemiza, cuando se vuelve contra la ViSIón de
~: Has particularidad y parcialidad, oculta más o menos por comple-
la izquierda hegeliana (liberal en lo esencial), ~egún la que el indi-
t to la esencia general del género, o por lo menos la expulsa a un
viduo aislado sería el átomo, cuya masa se ulllficaría en el Estado.
Por el contrario, éste se construye sobre la base de la sociedad, y los { segundo plano. Como la conc~e,~~~~~~p_~~,í-ª5:~~~nt.e ~~~,~,na s?l.o
«átomos» existen y actúan siempre determinados por la índole real f p~~gir en c~[<f~y~~n !?:~~9_CJ.ue ,~on~I_~ncla_~~ su.~ctrvI~
f. dad sociru-(fraba:j o y lengua) ef, ¿te _e~te .m~_d~ la, p,e~~~~~nc_I<l:, co r:t-
de aquélla 104• . ' .
) creraargénero crece ~e ,l_a vi~a en ~0r.n~n y ,de)~ .~~t1yldad. Esto
Si dejamos este pseudoproblerna, para volver a la recta relaCión denecomo-¿onsecueñcia que la humanidad mIsma en tanto que
individuo-género, vemos que la realización del carácter genérico en
¡ género nunca puede aparecer de antemano en el fenómeno, sino
el individuo es inseparable de las relaciones reales en que éste pro-
simplemente la comunidad humano eventual y concreta en la que
duce y reproduce su propia existencia, inseparable por tanto d~l des-
los hombres concernidos viven, trabajan, están en trato unos con
arrollo de la individualidad misma. Esto tiene consecuenCias es-
otros. Ya desde estos fundamentos, la emergencia de la conciencia
tructurales e históricas decisivas para todo este problema. En la
genérica del hombre presenta las más diversas magniwdes y esta-
dios, desde las tribus, sólo conexionadas naturalmente, hasta las
grandes naciones. :
103 Grundrisse, 6. Con la fijación de este fenómeno de, base, no está expuesta toda
104 MEGA, vol. 1, p. 3; MEW, cap. 2, p. 127.
su contrariedad. Debe ante todo tenerse a la vista, que desde la di-
uyorgy LUkács
i~ Marx, ontologla del ser social 195
,'.,

lción del. comunismo primitivo, los complejos sociales de que tante de tales complejos, de manera desigual y llena de vueltas atrás.
ta ahora se ha hablado, no puede"n ser internamente unitarios: ,. Tampoco son.necesarias muchas demostraciones.-Que a~tiguamente
l surgido las clases. No es nuestro propósito 1!i siquiera esbozar :j la tierra estaba poblada de innumerables y pequeñas tnbus que con
'andes rasgos todo este desarrollo. Sólo debe indicarse que la ín- t frecuencia nada sabían del vecino y que hoy está e?- vías de cons-
e interna, plural, dinámica de los complejos así surgidos, pre- ' ¡\ . truirse una unidad econóinica, una interdependencIa ~ng~oba~te y,
ta en el curso histórico las más amplias variaciones, con fre- multilateral de los pueblos más alejados, es un ~echo I~dIscutlble:
ncia contrapuestas. Así el sistema de castas muestra la tendencia < Para nosotros es tanto más importante que tal mtegracIón ~e llevó
estabilización estática de los ·complejos que engloba, mientras ~. a cabo en gran medida sin saberse y más frecuente.mente aun co~­
las más desarrolladas, en la pura forma social de esta estructu- } tra la voluntad de los interesados. La espontánea e Irrefrenable Unl-
iU estratificación en clases, actúa por regla general en dirección ~. ficación de los hombres en un género, no ya «mudo~) ni simplemente
tmica progresiva. Aunque esta estructura no obstante es inhe- t: natural, es por consiguiente un fenómeno con~on:lltante con el des-
:e a todos y cada uno de los complejos sociales concretos, sería e. arrollo de las fuerzas productivas. Ya hemos mdIc~do que tal des-
;ran desenfoque, desde el punto de vista de nuestro problema, ~. . arrollo lleva forzosamente al ascenso de las capacIdades del hom-
ener en cuenta que estos dos sistemas de constitución e.e la co- :~' bre; este proceso ~e completa por el también indicado que lleva a
lidad humana se encuentran en relación de concurrencia, yel í' cabo la emergencia del género hu.mano. Pero, ~ebe resaltarse tam-
:)ma agudo de esto suele manifestarse en las épocas de crisis. La ',¡; bién que esta indicación sólo se pIensa en térmmos purru:nente ~n-
)ria está plagada de alianzas que clases singulares concluyen con 1 tológicos, como camino hacia el género humano en sentld~ SOCIal,
:los extraños, contra el enemigo de clase del propio estado. A ~. como transformación del en-sí natural en un para-sí, sf, haCIa el más
le subyace el hecho que los hombres sólo sienten como Esta- :\~ pleno despliegue del para-sí. Esta consi~~ra~ión. puramente onto-
:uyo o sociedad propia, a reserva de una dominación de clase ~ lógica no contiene valoración alguna, nl mdIcacIón de .valores ob-
e determinado equilibrio de clase). Aquí se muestra el carácter ¡ jetivamente sociales. Es verdad que este desarrollo .contlene -como
:reto de la cc:.1?:ci~_l!Ei~~()~1~ ..9:el.g~p.:~!2.' Mientras que el géne- t los anteriores-, el desarrollo más alto de la~ capacI~ades human~,
iológic6~-mudo, es algo puramente objetivo, incambiable por ;\ y formas objetivamente diversas d~ valóraclón SOCIal. Son cuestIO-
e del ejemplar singular; la relación del hombre con el comple- nes éstas no obstante de las que raCIonalmente sólo p~dr.emos ocu-
>cial en que él realiza su conciencia de género es activa y coo- parnos en un estadio mucho más concreto del conOCImIento de la
constructiva o destructivamente. Por ello, el sentimiento de per- socialidad. Pero aquí sigue vigente la indiscutible as.erción de que
ncia a una comunidad concreta, o al menos el hábito de tener el desarrollo de las fuerzas productivas debe necesanamente lle:ar
tIa su presupue~to, es imprescindible para la emergencia del gé- a cabo tal progreso: así como el trabajo efectuó la tran~formacIón
I en el sentido social. Esto naturalmente no significa que se tra-
,
~, de un animal en un hombre, su más alto desarrollo tambIén la emer-
,;
~ un simple fenómeno de conciencia. La conciencia es ante todo .',1
gencia del género humano en su sentido social. . .
Irma de reacción (y de carácter alternativo) a las diversas rela- Son necesarias algunas observaciones suplementarIas, Junto a esta
es concretas, socialmente objetivas, y el margen de las alterna- simple afirmación de un hecho ontoló~ico fu?-damental, para no
: que se presentan, también está.delimitado objetiva y económico- dar ocasión a ningún tipo de malentendI~o. Pnmero: éste.no es un
umente. Es el moqo de reaccionar del individuo -con frecuencia proceso teleológico. Todas las transformaCIOnes de las relaCIones na-
Lro y emoti~amente- al mundo que socialmente se le ofrece. turales de los hombres entre sí y con la naturaleza se cumplen e~
;in entrar aquí en las variantes y diversos niveles, la simple oje- la sociedad, conforme a las modificaciones espontáneas de la realI-
al despliegue general demuestra la tendencia al incremento cons- dad económica; conformea leyes es simplemente, que -a pesar de
196 Gyorgy Lukdcs I .Ma>% ,""wgia del,,, "dal 197

muchos períodos de estancamiento y de retrocesos- la tendencia I se presenta según este desarrollo en niveles, e~ tambié~ un~ cat~- ,
conjunta de la economía lleva acabo, tanto una elevaci6n de la so- I goda de carácter hist6rico. En El esbozo, Marx dlce: «La hlstona Unl- \
cialidad de las formas del intercambio entre los hombres, como si- 1
! versal no ha existido siempre; como historia universal es siempre \,
multáneamente una integraci6n de las pequeñas comunidades en un resultado»106. El hecho que la ciencia hist6rica hoy ya está en
una cada vez mas amplia, que la ligaz6n de los diferentes comple- vías de descubrir y de exponer el proceso que ha conducido a esta,
jos sociales entre sí, tanto intensiva como extensivamente, esta in- posici6n, que por lo tanto hoy ya se dan l~ condiciones p~ra una
cluida en manera creciente. Por último, el capitalismo crea de he- ciencia de la historia universal, no contradlce esta afirmac16n on-
~ho por ve,!-pr~~<::rª_~na economía mundial, 1~.gg.?:z._6.11.~cO:~(S-iñlca tol6gica, más bien la confirma. Pues en la ciencia, esta historia uni-
de ca-¿a córnunidad conlas orias.La emergenCia del género humano versal s6lo puede desvelar su inexistencia onto16gica hasta hoy, y
ensenfidosoaares ef"¡Jroch.i;ero no necesariamente querido del desa- en ello investigar lo· más importante, el proceso incluso desigual per.o
rrollo de las fuerzas productivas. En segundo lugar -y esto refuer- qu'e se acentúa, de la integraci6n de las pequeñas unidades en Unl-
za una vez más el carácter no teleo16gico de este proceso-, siempre dades cada vez más amplias, el intercambio recíproco creciente, tan-
y de nuevo debe hablarse del desarrollo desigual:- No todas las for- to intensiva como extensivamente, su influjo en las estructuras in-
maciones tienen la misma tendencia a su propia reproqucci6n am- ternas. Historia universal como resultado sigue siendo no obstante
pliada. Marx, por ejemplo respecto a las llamadas relaci6nes'de pro- ./ un fen6meno de las fases más recientes del desarrollo, para la que,
ducci6n asiática, indica que su base econ6mic;:a está orientada a la en tanto que fase previa, es característico que las reacciones de los
reproducci6n simple 105 . Aquí se originan callejones sin salida que, hombres y grupos humanos estén con frecuencia muy lejos de con-
desde nuestro. punto de vista y en último término, tras largos pe- ducirse de manera adecuada a una situaci6n objetiva tal, ya que des-
ríodos de marasmo, s6lo cesan con la entrada del capitalismo y con pliegan una resistencia airada frente a ell~; es cierto qu~ el curs~ de
la destrucci6n desde fuera de las viejas formas econ6micas. A un los acontecimientos muestra que la necesldad econ6mlca debe lm-
callej6n sin salida, ciertamente diferente, lleg6 también la antigua pone ne. . .
sociedad esclavista, que s6lo pudo desarrollarse al feudalismo por Estamos ante la emergencia del género humano no.ya «mudo»,
un azar hist6rico, la penetraci6n por las emigraciones germánicas. ante el mismo problema que ya hemos enfocado en el estableci-
En tercer lugar, se muestra el carácter no teleo16gico de este des- miento de las facultades humanas y de sus contradicciones (alie-
arrollo conforme a leyes en que -lo mismo que en la elevaci6n de naci6n, etc.). La línea general fundamental de la principal tenden-
las facultades humanas- el vehículo de su realizaci6n está en inin- cia econ6mica se realiza siempre, una vez más, en formas que no
terrumpida contradicci6n con la cosa misma: guerras sangrientas, s6lo muestran una desigualdad en el desarrollo concreto, que se ma-
sometimientos, aniquilaci6n de pueblos, devastaciones, degrada- nifiestan no s6lo de manera llena de contradicciones internas, sino
ciones humanas, agravamiento hasta el odio de las relaciones elJ.tre inmediatamente en relaci6n contradictoria con las consecuencias
los pueblos, etc. -tales son los medios inmediatos con cuya ayuda del desarrollo principal según leyes. Esta contradictoriedad, en su
se ha cumplido y se cumple la integraci6n de la humanidad en tan- dinámica y en su legalidad, s6lo puede captarse adecuadamente des-
to que genero-o Pero que no obstante ésto se lleva a cabo sigue sien- de la exposici6n de la totalidad del desarrollo social. Aquí, donde
do un hecho, lo mismo que el desarrollo de las capacidades hu- debemos limitarnos a un aspecto -ciertamente central- de la on-
manas. Pero que la historia del mundo, como realidad social s6lo tología del ser social en Marx, la prioridad onto16gica de la esfera

(
105 Kapital, 1, 323; MEW, 23, 379 106 Grundsrisse, 30.
C:ryorgy Lu/edcs -
199
, Marx, ontoldgla del ser social
Smica, sólo p~demos adelantar algunas muy abstractas alu- y por encima de los dioses y de sus luch~ flota dominante el de~­
s generales a las más tardías y concretas elaboraciones acerca tino, pero no por cierto la ciencia [... ]. Según sUs tomas ~e POSI-
verdadera conexión dentro de la totalidad social. Si hemos ción ultimas, para el singular el diablo 'es uno y el otro dlOs y el
'rendido toda sociedad como un complejo, vemos que con- singular debe decidir quien es dios para él: ~ qui~n el diablo. Y así
:n complejos heterogéneos que actúan unos sobre otros, de ma- va en todos los órdénes de la vida. Los vieJos dlOses desencanta-.
muy enmarafiada y heterógena; además por un lado se debe dos, por ello en forma de fuerzas imperso~ales, sube~ de sus tum-
en cuenta la diferenciación en clases que actúan antagónica- bas y luchan por el poder sobre nuestras Vidas y empiezan de nue-
e y, en segundo lugar en complejos de sistemas de mediación vo la eterna luchaI07 •
~ construyen de manera relativamente autónoma (el derecho,
ldo. etc.). No debe olvidarse, que tales complejos parciales con- Las antinomias aquí expuestas en una «skepsis)~ :rágico patéti-
á su vez en complejos de grupos de hombres y en hombres ca~ repercuten hasta hoy en ulteriores tomas de pOSICIón cara a este
lares, cuya reacción al mundo entorno -que constituye el fun- , complejo de problemas, sólo que se vuelven m~ ~bstractas y ch~-
nto de todos los complejos de mediación y diferenciación- se : tas en las antípodas, neopositivismo y existenclallsmo .. En el pn-
le modo insoslayable en decisiones alternativas. . . mero, por la supr~sión manipuladora de todos los c~nfhctos, en ~l
. interacción de las dinámicas de todas estas fuerzas dan a pn- :ti
,: ../ segundo pO,r.íel despla::a~i.ento de 'todas las :ut:rnatIvas espaciO
vista y de manera inmediata la impresión.de un caos, o al me-
e un campo de batalla de valores qu~ se enfrentan entre sí di-
r enrarecido de ~na s~bJetIvldad abstracta, objetIvamente mexlsten-

.ente abarcable y en el cual, par:¡¡. el individuo es difícil, a veces


1 te, ya una antmómIca huera. . . . .
'1 El marxismo tradicional no puede m slqUlera estar preparado
¡ible encontrar una concepción del mundo que pueda fundar . frente a tales adversarios. Subsiste en él un falso dualismo gnoseo-
:cisiones alternativas. De todos los pensadores del pasado más lógicamente fundado, que por eso mismo pasa de larg~ en ~as cu~s­
lte, Max Weber ha captado con mayor acuidad y descrito más tiones ontológicamente decisivas del ser y de la conclen~l~ SOCIa-
:amente esta situación en su inmediatez. En su conferencia les. Plejanov, el teórico más formado del período p!elemmsta, en
.encia como vocación» dice: lo que se me alcanza, ha formulado de manera muy mfluyente esta
teoría. Determina la relación de la base y de la s~perestructur~ ~omo
La imposibilidad de tomar científicamente posiciones prácti- sigue:_lap~~era"coiisiste -en~er-est3Ao ,~e l~, ~erzas produc~lv~ X
cas [... ] se deriva de fundamentos profundos. Por principio care- -de las relaciones económicas que de ellas~e denYan' Sobre esta .base
ce de sentido, ya que 'las escalas de valor están entre sí en lucha irre- Surge y~en tanto· que stiperestructura:; el «orden soci~ y político»;
soluble [... ]. Si algo sabemos hoyes que algo puede ser sagrado, y sobre este fundamento, la co?ciencia s~cial, que PleJanov define:
no. s610 aunque no sea hermoso, sino por y en la medida en que «La psicología del hombre SOCIal, ~etermmada en parte .por l~ eco-
no lo es [... ] y una sabiduría cotidiana es que, algo puede ser ver- nomía en parte por el orden polítICO que surge de ella». Las Ideo-
dad, aunque y porque no es hermoso,.ni sagrado ni bueno [ ... ]. logías ~eflejan así las características de esta psicologí~108 ..No es d~­
Aquí entre sí luchan los diferentes dioses yen verdad para siem- fícil darse cuenta de que en todo esto Plejanovestá baJO la l~fluencla
pre. Es como entre los antiguos, en el mundo no desencantado de
dioses y demonios, s610 que en otro sentido: como el griego una
vez sacrificaba a Mrodita y después a Apolo, y ante todo a los dio-
M. Weber, Gesamelte Aufiatu, Tübingen, 1922, p. 545.
107
ses de su ciudad, así es hoy en el mundo desencantado y despoja-
G. W. Plejanov, Los problemas fUndamentales del marxismo, Stuttgartt-Ber-
108
do de la mística internamente plástica de aquel comportamiento.
Hn, 1922, p. 77.
200 Gyorgy Lukács
Marx, ontologla del ser social 201
de las teorías del conocimiento del siglo XIX. Estas, en lo esencial,
mientas alternativos). En segundo lugar -y esto concierne menos
surgieron del intento de fundar filosóficamente l~ conquistas de ,l~s
a Plejanov que al marxismo vulgar en gen~ral- aparece. una supe-
ciencias naturales modernas. Además con toda eVidenCia era la 6S1-
racentuación mecánico-fatalista de la necesidad económica. Este es
ca el modelo orientador: por un lado, el ser determinado según
un hecho demasiado conocido para que se necesite una crítica de-
leyes, en el que no podía hablarse de conciencia, por otro la pura
tallada; indíquese solamente que el «complemento».n~okantiano de
conciencia cognoscente de las ciencias naturales que, en su funcio-
Marx se anuda a estas deformaciones, no a las posiclOnes de Marx
misrn.'o. Cuando en el prólo{;.o a.la. <;:r!.t~~a~e la. econom~a polftica
namiento parece no contener nada de la índole del ser. Sin poder
entrar aquí en la problemática de tal teoría del puro conocer, debe
escribe: «no es Rtconcíeriéia del hombre la que determma su ser,
afirmarse que en esta pura dualidad del ser sin co~cie~cia ~ de la slilOa:1éüntrarrÓSU-Sef social- el que determina su.
¿onciencia)~109,
conciencia sin ser, hay una relativa, pero sólo relativa licencia me-
todológica. La inclusión de la vida orgánica en la esfera problemá-
e~to' no'" tiene
n~da que'vercon esaS teorías. Por un lado, ~arx-pone
frente al ser social, no la conciencia social, sino toda conCIenCia. El
tica de la teoría del conocimiento no perturba el funcionamiento
no conoce ninguna conciencia específicamente soci~ ~n tanto 'l;ue
de este modelo, ya que hemos visto que la conciencia de los animales
forma peculiar. Por otro lado, de la primera propOSiCión negatlva
superiores también puede ser considerada como epifenóme~o de lo
se deduce que Mapc protesta contra el idealismo ~ qu~ simplemente
puramente natural: Sólo que l~ aplicación d.e este esq~e.~a del fe- ¡ ,/ afirma la primacía del ser social frente a la conciencia.. .
Engels ha tenido e.l claro sentimiento de que ~s~~s divulgaci~- \
nómeno gnoseológico al ser social, lleva conSigo la apanClOn de una
I.
antinomia irresoluble.
La teoría burguesa del conocimiento resuelve esta cuestión, por
I nes deforman el marxismo. En las cartas que escnblO a personall-
dades importantes del movimiento obrero de entonces, encontra- \
una interpretación idealista de todos los fenómenos sociales, con
lo que naturalmente tenía que desaparecer casi por completo el ca-
I mas indicaciones de que, entre la base y la superestructura ~e \
instauran relaciones recíprocas, de manera que sería pedante dedUCIr I
rácterde ser del ser social. Tal es el caso en N. Hartmann. Los se-
un hecho histórico singular de la necesidad económica. En estas
guidores de Marx se encuentran en este punto en situación difícil. cuestiones siempre estuvo en lo justo, pero no siempre logró con-
Como Marx, con todo derecho, atribuye a las leyes económicas una trarrestar estas desviaciones respecto al método de Marx según los
validez general semejante a la de las leyes naturales, se estaba muy
principios. En sus cartas a Joseph Bloch y a Mehrin~ intentó dar
cerca de aplicarlas sÍIl:-plemente, sin más concretizació?, ni l~mita­ una fundamentación teórica, con una punta autocrítlca, de sus es-
ción alguna, al ser SOCial. Pero de ahí surge una doble distorsión en critos y de los de Marx. Así escribe a Bloch:
cuanto a la situación ontológica. En primer lugar, el ser social mis-
mo -contra la-concepción de Marx-, ante todo su realidad econó-
Según la concepción marxista de la historia, es determi~ante
mica, aparece como un ser puramente natural (en última instancia
en última instancia en la historia, ellllomento de la prodUCCIón y
sin conciencia); ya hemos visto, que más tarde en Plejanov alborea
de la repr?~ucc:ió~ .de l~ vi.4a real: Ni Marx ñi yo jamás hemos afir-
la conciencia como problema. La teoría de Marx, que las conse- '~ado' otra cosa. Si alguien ha interpretado por error que sólo el
cuencias económicas según leyes de los actos teleo1ógicos de los in- momento económico es el único determinante, ése transforma este
dividuos (emplazados por tanto conscientemente) tienen una pro- principio en una frase abstracta, sin sentido, que no dice nada. La
pia legalidad objetiva, no tiene nada 9-ue ver con tal~s te~rías. ,Un base económica es la base, pero los diversos momentos de la su-
enfrentamiento metafísico del ser social y de la conCIenCIa esta en
contradicción con la ontología de Marx, en la que todo ser social
está inseparablemente" ligado a actos de conciencia (con emplaza- 109 Zur Kritik, Iv; MEW, cap. 13, p. 9.
Gyorgy Lukdcs
. Marx, ontologla del ser social 203
perestructura ejercen también su influencia sobre el curso de las .\
luchas sociales y en muchos casos determinan predominantemen- existencia social de la superestructura, según el ser,·presupone siem-
te su forma. Es en una acci6n recíproca de todos estos momentos
pre el proceso económico de reproducci6n, ~ue éste ontológica-
donde, a través de una cantidad infinita de azares, el movimiento
mente no puede imaginarse sin economía, mlentr~ que por otra
econ6mico se impone como necesidad llo . parte al mismo tiempo, q.u~ le p~rtenece a la. esenCia del ser eco-
nómico, no poder reproducirse smllamar a Vida una sup~re~truc-,
1ge1s sin duda expone certeramente rasgos esenciales de esta tura que le corresponda, aún de man~r~ llena de. ~ontradicclones.
La negación de la jerarquía en el dommIO ontol6gico: toca muy de
ión y corrige decididamente algunos errores de la vulgariza-
;i embargo, allí donde intenta darle a su crítica un fundamento cerca a la cuestión de c6mo se sitúa el valor econ6miCO respecto a
lCO, se agarra~ nos parece, al vado. Pues la contradicci6n del otros valores sociales. .
Con el adjetiva" social, de modo provisional y en verdad ~uy
lido (economía) y la forma (superestructura) que debe per-
ab~tracto y declarativamente, hemos separado nuestra concepCión
narse no expresa adecuadamente ni la conexión ni la dife-
de los valores de la idealista (trascendente en la mayoría.de los ca-
. Incluso si a partir de la carta a Mehring se toma la forma
sos): La necesidad social de la posición valorativa es con idénti~a
«el modo y la manera en que estas representaciones s~ reali-
necesidad ontológica al mismo tiempo suposici6n y consecuenCia
:ampoco se va muy lejos. Engels aquí, certeramente remite a
~l del carácter alternativo de los actos sociales de los hombres. En el
esis de las ideologías, a la relativamente p.eculiar legalidad de
acto de la alternativa está necesariamenre contenida la decisión en-
lesis. Pero ésta no debe captarse como relación forma-conte-
Pues como hemos intentado mostrar en el capítulo sobre He- tre lo que vale y lo contra-valioso, y ~sta tiene ontol6gi~amente en
sí también la posibilidad de una elección de lo contra-valiOSO, como
a es una determinación de reflexión, lo que siempre signifi-
la de eqúivocarse en una elecci6n subjetiva de lo que vale.
: formas y contenido en el objeto aislado, en los complejos y
En este nivel de nUestra exposici6n no podemos entrar en la con-
;os, juntamente y s610 juntamente determinan su propia es-
cretización de las contradicciones que surgen en todo esto, pode-
su.ser-así (incluida la generalidad). Pero por eso es imposi-
mos simplemente resaltar algunos rasgos particularm:nte signifi-
.e en la determinación real de complejos diferentes entre sí,
, cativos de las alternativas económicas. Con éstas algo simplemente
gure como contenido, el otro como forma.
,; natural se transforma en histórico y con ello se llamará a vida el fun-
dificultad de cerrar la crítica de las interpretaciones e.r.:róne-
re Marx con una legitimación positiva, estriba en que en el damento material de la'socialidad. ~.n el valor_9-~.u~o sei~pl~~~~
lasta aquí muy abstracto de nuestra exposici6n, todavía no si~1l?:l?re la ~.e~~0.Ef?~i~ ~e lo.~ objetos:ñfiüraIes en l~s que. sOIl_~ti­
1 desarrollarse los s~puestos ontológicos de la dialéctica con-
les.Y1l"p'!.~iaa:~~.~ .la Eep!~d~cCi6n ~e la Vida de lo~ hombres. El s~m­
pIe y naturars'er-para-otro, por el proceso ~e ~u. simple producci6n
r correcta de la base y de la superestructura, por lo que una
Jación podía provocar malas interpretaciones. Pero incluso en :.\ consciente, contiene una referenCia por pnncipIO nueva a los hom-
;tracta exposición debe ante todo resaltarse una vez más que bres, por ella devenidos sociales, y ~ue n~ podía da.rse en la natu-
raleza. Y como en el valor de cambiO el tiempo SOCialmente nece-
nada ontológica de lo económico que Marx recalca, no tie-
sario se ha convertido en unidad de medida y regulador socialmente
sí relaci6n jerárquica alguna. Expresa el simple hecho que la
determinado por la economía del intercambio.soci~ entre los hom-
bres la autoconstituci6n de las categorías SOCiales mstala un retro-
; ceso' de los límites naturales. El valor en su sentido eco!!.~tp.l~e.s
i p~rJ.Q.sal!!<?~~ motor ge ~a~!.~sformaci6n ~e 10 simPfemente na-,
Engels a Bloch, 21-09-1890, Cartas escogidas, p. 374; MEW; p. 37, p. 469.
ente a Mehring, 14-07-1891; ibid., p. 405; MEw, cap .. 39, p. 95.
tural
- en social,. . del cumplimiento
------p._.- .. del
" . hombre del hombr~,
devemr
204 Gyiirgy Lukdcs . Marx, ontologla del ser social 205

en su socialidad. Y como las categorías económicas funcionan como hasta la contradicción. En tales situaciones se expresa la diferencia
vehículo dé--esa transformación, y porque sólo ellas pueden cum- fundamental entre el valor económico y los otros valores: Estos pre-
plir la función de esa transformación, por ello se les atribuy.e la pri- suponen una vez más la socialidad ya presente en ellos y su carác-
macía ontológica de que estamos hablando dentro del ser SOCIal. Pero ter de ser en desarrollo, mientras que aquél no sólo la pone de re-
esta primacía por el tipo de efectividad y por la estructura de las lieve en su origen, sir:o que la produce y la reproduce s~~mpre de
categorías económicas, yante todo la de valor, tiene consecuencias nuevo en forma amplIada. En este proceso de reproducclOn, el va-
de mucho alcance. Primero, el valor económico es la única cate- lor económico siempre adquiere nuevas formas e igualmente pue-
goría de valor cuya objetividad cristaliza en forma de leyes efecti- den surgir nuevas categorías (que se piense en la repeti~amente tr~­
vamente inmanentes. Este valor es al mismo tiempo valor (el de un tada plusvalía relat!va). Sus formas fundamentales segu.n la esenCIa
emplazamiento alt~rnativo) y ley objetiva. Por ello en el curso de se mantienen incambiadas en este proceso ininterrumpIdo de cam-
la historia, su carácter de valor palidece de muchas maneras, aun- bio (Marx en El capital muestra cómo la necesidad socia~ del tie~­
que categorías de valor tan fundamentales como útil o nocivo, lo- ¡.
po de trabajo en las diferentes formaciones permanece lllcamb.la-
grado o fallido, surgen de manera inmediata de las alternat~vas eco- da según la esenciá111 ). Porque toda forma de valor no ecor:ómlco
nómicas de valor.· (No es casual que las categorías valoratryas que i· no produce el ser ~ocial, sino que lo presupone, yen los carnles del
I
se refieren directamente a las acciones de los hombres, larga y obs- I!. .1
ser así dado 'busca y encuentra las alternativas, los modos de deci-
tinadamente se han fundamentado y referido a.las alternativas útil- í sión provocados por ese ser, el ocasional aquí y ahora de l~ estruc-
nocivo). Sólo en niveles relativamente altos de desarrollo de la so- ¡,'
,
(
tura social, de las tendencias socialmente actuantes, determman de-
ciedad, cuando su contrariedad es públicamente evidente, se rechaza cididamente su forma y contenido. Cuando el desarrollo económico
por principio esa referencia, por ejemplo en Kant. En segundo lu-
gar, como ya se ha dicho, la categoría de valor económico influye I produce un cambio real de la estructura social, un despegarse cua-
litativo de formaciones diferentes, como el paso de la economía es-
en la orientación: para su realización en sociedades cada vez más
complejas, tiende a hacer vivir mediaciones sociales en que surgen I clavista de las ciudades estado, por encima del feudalismo al capi-
I
I
talismo, surgen necesariamente modificaciones cualitativas en la
nuevos tipos de alternativas que no pueden dominarse de forma pu- I constitución y en la índole en los dominios de valor no econpmi-
ramente económica. Baste evocar los complejos problemáticos tra- co. No sólo porque los modos de vida que espontáneamente regu-
tados de la elevación de las capacidades humanas, de la integración lan pasan a una direcci6n consciente e institucional de las acciones
en el género. -~ humanas, de modo que surgen necesariamente sistemas de valores
En este mundo de mediaciones naturalmente se constituyen los de nuevo tipo; también éstos deben carecer de aquella conforma-
más diversos sistemas humanos de valores. Ya hemos indicado el ción fija categorial que imprime la transformación según leyes de
hecho socio-onto16gicamente importante que cada una de estas me- lo natural en los valores económicos. A pesar de su prolongada es-
diaciones está en relación de heterogeneidad respecto a la econo- tabilidad, parecen, en sus contenidos y en sus formas, cogidos por
mía propiamente dicha, y que la función mediadora sólo puede la inquietud heraclitana del devenir, y ésto de manera necesaria, pues
cumplirse según tal heterogeneidad, lo cual debe manifestarse en para cumplir su función deben crecer orgáni~amente de la proble-
la índole heterogénea, respecto al·valor económico, del valor que mática social del hic et nunc de cada caso. CIertamente esta índo-
surge en este dominio. Lo indicado hasta aquí explica también que le no puede entenderse, como ocurre en el marxismo vulgar, como
en determinadas circunstancias la heterogeneidad puede llegar a ser
contradictoriedad, ya que los sistemas de valor conducen a alter-
nativas, la diferencia que surge de la heterogeneidad puede llegar l!i Das Kapital, vol. l, p. 43; MEW, cap. 23, p. 90.
Gyorgy Lukdcs
Marx, ontologfa del ser social 207
ndencia directamente causal y líneal. Esta consiste «simple-
te» en que las cuestiones de la vida se plantean por el desarro- especificidad ontol6gica como su heterogeneida~;'si~ ha~la~ de que
e nivel encontrado, que de ahí surgen las alternativas concre- tal lo gizaci6ri debe ser al mismo tiempo una ahl~tonz:cI6n, por lo
Ja.s que se intenta dar respuestas concretas. Por ello existe una que todo valor carece de cimiento concreto, su eXIstencIa real y con-
creta puede entrar en el sistema de sÍ1~ples sombras' formalm~nte
ndencia respecto a la disponibilidad, la cualidad y el conteni-
engreídas de sí..A pesar de todo,.ta~es SIstemas. de valor, tales sl~te­
e las cuestiones y de las respuestas; como no obstante, los re-
matizaciones dentro de un valor (SIstema de VIrtudes) se constItu-
los fenoménicos del desarrollo econ6mico, como ya hemos vis-
yen en masa: Pero s610 poseen 'una significación efímer~, por ~llo
m de índole desigual, .y como cada uno de ellos no s6lo
está desvalorizada, ya que en su mayoría no los valores mIsmos smo
senta un ser social, sino con la misma necesidad onto16gica,
sus reflejos desvirtuados en teoría constituyen los fundamentos de
lto de arranque para nuevas valoraciones, la dependencia a este
su sistematización.
::to .puede concretizarse en que un sistema de valores no eco-
. La doctrina del valor del quehacer práctico de Arist6tel~s tiene /(
ca niegue radicalmente y denuncie como no valiosas las con-
una efectividad de duración no acostumbrada, porque no mtenta l
ncias fenoménicas de un estadio de desarrollo econ6mico
sistematizar te6ricamente, sino que por ello arranca pro~nda y c~n­
se también en el problema de la alienaci6n). A esto s~ afíade
cretamente de las auténticas alternativas sociales de su tIempo, e m- j
lentro de esa dependencia las respuestas posibles tienen un más
vestiga y descubre las conexiones dialécticas internas, las leyes. de
o margen: sus enfoques pueden extenderse desde la inmediata
su devenir real. Pero también el mucho más pobre y abstracto Im-
lidad hasta el enjuiciamiento directo de los problemas del gé-
luma.no, y por consiguiente invocar los efectos del hoy hasta perativo categórico le debe su con fre~uenci~ rer:ovada p~pularidad
a su abstención relativa en cuanto a SistematizaCión logiclsta; cuan-
uro más lejano. Es verdad que este amplio margen no es ni
ado ni caprichoso; su punto de arranque, el estadio hic et nunc I,. do Kant intenta al menos de forma de prohibición negativa, de-
la caso del desarrollo, determina en última instancia, de ma- terminar pOSibilidades concretas de acción por co~clusiones l6~i­
ndisociable, el ser así en la forma y en el contenido del,valor. cas, sale a la luz su problemática (piénsese en las críticas r~futa~onas
contrapuestas de Hegel y de Simmel). Surge así en la histOria del
trabaz6n hist6ricamente tan profunda, acoplada a la diversi-
e realizaciones, se entiende con facilidad que su interpreta- pensamiento la falsa antinomia en la doctrina de lo~ valor~s: P?r
un lado el relativismo histórico, por otro la dogmática lógico-sis-
fuera del método de Marx, se inclinase a un relativismo his-
. Pero éste es s610 un lado de los malentendidos. Porque en
l' temática. No es casual que en los períodos de transición ~n pensa-
, de su multiplicidad, los valores no econ6micos no consti- dores, con sentido aguzado de la realidad, en la pro?lemát~c~ de los
en.modo alguno una multiplicidad desordenada de simples valores se ha escogido conscientemente una expresi6n antisistemá-
ularidades s610 ligadas temporalmente; ya que su génesis real, tica y frecuentemente aforística del pensamiento (La Rochefou-
o desigual y contradictoria, resulta de un ser social unitario cauld). . . . . .
¡ceso, porque s610 alternativas típicamente sociales y con sen- El tertium datur onto16gico fren"te a tales antmomias se denva
ueden condensarse en auténticas posiciones de valor, para el de la continuidad de los procesos histórico sociales. En esto debe-
Lpolo del pensamiento que ordena, tiende a homogeneizarlas mos recurrir a la nueva concepci6n que hemos expuesto de sus-
un sistema.puramente pensado y construido según formas tancialidad según la cual, ésta no se contrapone como relación es-
tática excluyente al proceso del devenir, sino que procesalmente se
s. El principio de homogeneizaci6n descansa en que estos va-
formalmente considerados, son precisamente valores. Pero por modifica en el proceso, renovándose, coad~uvando en el proceso y
l sistematización debe necesariamente pasar por alto tanto su , .Í¡ que no obstante se preserva según la esenCIa. Los auténticos valo-
n res surgen en el proceso de la socialidad, sólo así pueden mante- .
¡('1
208 Gyiirgy Lukdcs ¡ Marx, ontologla del ser social 209
I
I I

nerse y preservarse. Por ello además se debe renunciar radicalmen- estriba en que para nosotros todavía conservan la posibilidad de
te a la validez «eterna», que transcienda al proceso de los valores. I complacencia estética, y que en cierta medida tienen el valor de
Sin excepci6n han nacido en el curso del proceso social, en un es- normas y modelos inalcanzables ll2 •
tadio determinado, como valores reales, no como si el proceso hu-
biera traído consigo simplemente la realizaci6n de un valor en sí La respuesta a la que él' alude se funda en la continuidad del des- ,
eterno, sino que los valores mismos tienen su surgimiento real en arrollo del género humano. Y cuando Lenin en El Estado y la re-
el proceso social y también su real perecer. P~r.~Ja.~0.I?-~i_~l:l1_4~cJ._9~, volución habla de las posibilidades y presupuesto de la segunda fase
la sustancia en el ser social es la del hombre, la de su crecimiento, del socialismo el comunismo, coloca en el centro la «costumbre»
lª"de sú problemátiCa, la de 'sus alternativas. Yen la 'meciid~ en 'lúe d;-f~~ 'hombr~~ a -las condiciones de una vida d'ign~, detho_~bi.~.'
un valor, en su realidad, 'en sus realizaciones concretas, entra en este P;ro~l c;ntenldo' de esa «costüinbre» 'según Leriin consiste en que
proceso, se convierte en un elemento activo ya que encarna un mo- los' hombres liberados de la esclavitud del capitalismo, de. las in-
mento esencial de su existencia social, manteniéndose con ello y en numerables atrocidades, brutalidades, contrasentidos e infamias de
ello la sustancialidad del valor mismo, su esencia y su realidad. Esto la explotaci6n capitalista, se, acostumbraran gradualmente a respe-
se muestra claramente en la consistencia -por cierto no absoluta, tar las reglas más ~lementales de la vida común conocidas desde la
sino hist6rico-social- de los auténticos valores. La hasta aquí apa- ~ ",1 antigüedad, sin violencia ni coacci6n, secularmente repetidas en to-
rentemente insuperable antinomia del relativismo y del dogmatis- : das las prescripciones, sin subordinaci6n, sin el aparato de repre-
mo se basa en que el proceso hist6rico reproduce ininterrumpida- , si6n que se llama Estado 113 • ,
mente tanto el cambio como la duración en el cambio. La constancia Por consiguiente también en ~~!l!n_,- c9}!l!) en l\.1a,l?S.>~e_ha~la.:de
de determinados cuestionamientos éticos o posibilidades de obje- la misma continuidad del desarrollo huma~º.. Esta real y concreta
tivaci6n en el dominio del arte, es tan sorprendente como su na- süsúinClaJ.í~c1.derpro¿eso eñ ~u contlnuidad sobrepasa el falso di-
cer o su perecer. Por eso, sólo la nueva concepci6n de sustanciali- lema de relativismo y dogmatismo en la cuesti6n de los valores. Qui-
dad que hemos resaltado, que aquí se objetiva como continuidad, zá no sea superfluo concretar la construcci6n de la continuidad de
puede constituir el fundamento metodo16gico para la soluci6n de los valores afirmando que la direcci6n real remite del pasado al fu-
estas antinomias. turo; las referencias al pasado resultan siempre con una intenci6n
Que este proceso, como cualquier otro en la sociedad, es desi- a la praxis del presente, 'es decir al futuro. La frecuentemente úni-
gual, que la continuidad ~ veces se manifiesta como un largo des- ~' ca interpretaci6n de remitir el presente a sus «fuentes» en el pasa-
aparecer o un súbito volverse actual, no cambia nada en esta rela- do, puede falsear fácilmente la situaci6n real.
ci6n de la continuidad con la sustancia del ser social, en la .;-
-,' Este esbozo de la ontología de Marx es necesariamente muy in-
efectividad del carácter continuo en la reproducci6n. En relaci6n completo y está muy lejos de tratar los problemas fundamentales
con el desarrollo desigual ya hemos aludido a las intuiciones de Marx conforme a su significaci6n; en la segunda parte se intentará re-
sobre Homero. Precisamente ahí plantea la cuesti6n de la conti-' mediar estas carencias, en cuanto a las cuestiones centrales al me-
nuidad del ser estético. No ve el problema decisivo en la génesis del nos. Pero estas reflexiones no pueden concluirse sin aludir al me-
valor a pa.rtir del desarrollo social. La cuesti6n del valor la plantea nos a la concepci6n general de Marx respecto al desarrollo, y a las
como Sigue:

Pero la dificultad no está en entender que el arte griego, y la 112 Grundrisse, 31.
épica están ligados a ciertas formas de desarrollo social. La dificultad 113 Lenin, Obras completas, vol. XXI, Viena-Berlín, 1931, p. 544.
&yorgy Lukacs ,Marx, ontologla del ser social 211

~ctivassocialistas. Es sabido que su concepción del socialis- "


¡. s<?E.tido cr-0l'i9__ ~~pontánc;a, Lc:.l,'· ~?~i~isI?o transfo~IIla ~s~a esp~n-
deslindó ante todo como científica frente a las utópicas. Si ta~Jga___ ~!l~m~;~~g,~la.:cIó.1]' ~onscIen.te ... En las propOSIClOnes In-
demos esta delimitación desde el pu,n~~~(!_yis.E~_ ~C;:.~~_.?E~_o_­ troductivas y básICas, para la InterpretacIón d~ la economía como
r~sulta aue en Marx el socialism~.~E..a~~,<::.e _ cºIIl~. J~~()~~c.:?_ «reino de la necesidad», Marx dice acerca de la economía del so-
~r~~cesa~lo-(felaél.rálécd¿i·iñterna deL~~E_,S_C?E~,~, efel ~.?to:" cialismo:
~gt,l~-d~',' i~'~~-~_i~!ñta-~.c?~-'t.o.~os"s~Tp r:~~p~e,~t~~ .. ~ ,c9A~~:_
ias, la lucha de clases, mIentras que entre los utópICOS, un La libertad en este dominio s610 puede consistir en que el
rnt'IItfpremente
0110' fallido, debe ser corregido por dedsio- hombre socializado, los productores asociados regulan racional-
cperimentos o dando elejemplo. Esto ante todo significa que mente su intercambio de materia con la naturaleza, poniéndolo
el central de 'la economía, no sólo hace posible la instaura- bajo control ~ocial, en lugar de ser dominados por él como por
.el socialismo, sino que su función ontológica tampoco pue- una potencia ciega; lo llevan a cabo con el menor gasto de fuer-
penderse en la realización del socialismo. Marx habla en El za y en condiciones más dignas, adecuadas a la naturaleza humana.
1de que la esfera de la economía en el círculo de la vida de S610 sobre esta base puede establecerse "el reino de la libertad".
mbres, incluso en el socialismo, sigue siendo «un re~no de Más allá de la cual empieza el desarrollo de la fuerza humana que
esidad». Marx con esto, se vuelve contra Fouder, cuya ge- se siente como autofinalidad, el reino de la verdadera libertad,
~rspicacia crítica altamente valora, pero Fourier pe~saba ~ue pero que s610 sobre la base del reino de la necesidad puede pros-
:ialismo el trabajo se transformaría en una «espeCIe de Jue- perar114
s al mismo tiempo una polémica expresa, una refutación de
las concepCiones según las que en el socialismo se entraría En esto aparece con claridad la ontología de. Marx, frecuente-
a vida «sin economía». En sentido ontológico objetivo, el ca- mente tan mal entendida por sus partidarios. Afirma con todo ri-
al socialismo es el desarrollo antes esbozado en el que por el gor que sólo la economía, el devenir social del ser social, puede tra-
o, por el mundo desarrollado deja economía que de él sur- er consigo esa fase del desarrollo de la humanidad, que para,la
'r su dialéctica inmanente' como motor, se establece el ser so- .. consecución del hombre, aquélla es imprescindible, no sólo como
~opiamente dicho, la especificidad del género humano co~s­
camino sino en tanto que base ontológica imprescindible que debe
, no simplemente natural, mudo. La economía llev~ conSIgo mantenerse. Toda orientáción del espíritu que lo intente, desde otros
)cialidad cada vez inás elevada de las categorías SOCIales. En presupuestos que los de una. situación socialista, cae sin más en la
:iedades de clases, esto se cumple sólo de una manera que se utopía. También es claro -algo a lo que repetidamente hemos apun-
va como «segunda naturaleza» frente a los hombres. Este ca- tado- que la economía sólo es la base, sólo es lo ontológicamente
fundamental de una objetividad enteramente independien- primario, pero que por ella deben llamarse a·vida las capacidades
Jecto a las alternativas singulares, permanece como algo in- humanas, surgir los complejos sociales que traen consigo la reali-
:able; Marx lo' expresa con el carácter de «reino de la zación de las reales necesidades económicas, que aceleran, asegu-
¡dad»: El salto cualitativo consiste en que la «segunda natu- ran y animan el despliegue como realidad social, que en circuns-
.» también esté gobernada por los hombres, lo que ninguna tancias determinadas pueden también frenarlas o desviarlas. Esta
fad de clases púede llevar a cabo. El capitalismo actual, por contradictoriedad dialéctica del necesario desarrollo económico del
)10, debe hacer de la esfera del consumo en forma nunca vis-
~a segunda naturaleza que domina a los hombr~s. La ?~~lJ::.
~d de) capitalism?es ,que engendra unapr~d.uC:C:I<?I:l~.o.cIal en. 114 KapitalMEGA, vol. 1, cap. 6, p. 526; MEW cap. 4, p. 462.
~12 Gyorgy Lukdcs
Marx, ontolog{a del ser social 213
;er social. y las contradicciones concretas entre los presupuestos so- existe. Algunos quieren "demostrar" teóricamente que es una pe-
:iales y las consecuencias en las formaciones econ6micas, y los fac- dantería o un juego de palabras y de conceptos, una demostración
:ores extraecon6micos de la sociedad (por ejemplo, la violencia), real para éste o para casos semejantes sólo puede ofrecerla la prác-
:ambién han sido en la historia hasta hoy un importante funda- tica»116 . .
nento del desarrollo desigual. Las alternativas concretas como for- El camino al socialismo esta en coincidencia plena con la on-
nas de todo obrar humano, de nuevo vuelven en los más altos es- tología hist6rico social general de Marx. Ésta también se expr~sa
:adios, en todo viraje histórico. Es evidente que Marx, porque como oposici6n frente a todas las intuiciones de un «final.de la hIS-
.nantiene la primacía onto16gica de lo económico incluso para el toria». En tiempos de Marx se trataba sobre todo .de utO~I~tas, que
;ocialismo, en cuanto a su génesis se atiene también a la alternati- I
consideraban el socialismo como una circunstancIa definltlvamen-
I

ra. Ya en el Manifiesto comunista esto significa en relación con la i


te realizada digna dei hombre. Pero para M~rx, t~mbién aquí se·~ra-
I

.ucha de clases; y con la emergencia de formaciones econ6micas nue- ta de un más amplio paso adelante en la hIstona. En el prefaclO a·
ras más altamente estructuradas:
la Critica de la economla polit~ca e~cribe: «C~~ ~~_~a i~r.m~ci?i~ ~~.­
cial se cierra por tanto la prehIstona de la socIeaa~ hum,ana» .' La
Hombres libres, esclavos, patricios, plebeyos, barones y sie!yos, pálabra ~~prehist6rí~», h. ha escogido. con mucha. a~encl6n y tiene
maestros, oficiales, en breve explotadores y explotados siempre es- _ ·-'una significad6n doble; primero tácIt~, pe:o dec~4.I4a~ente ~e re-
tuvieron unos con otros en oposición y l1evaro~ a cabo una lucha I I chaza cualquier forma de final de la hIstona~ La expresI6n emple-
ininterrumpida, a veces oculta, otras abierta, una.- ~u.c:;h~"qll~ ~e¡;­ áaapói·Marxdét:ermina también el carácter espe~ífico de ese nue-
mina siempr(! con la tr!J,.nsfqrmación de~oda la so~ied~~.~.c:()!!)~ vo capítulo de la historia. Hemos resaltado repetldamente que los
rúina' común.de las clases en lucha115 •. nuevos niveles onto16gicos del ser social, nunca están dados de una
vez, sino que -igualmente que en lo orgánico- se desarrollan .gra-
Este carácter alternativo del desarrollo hist6rico conjunto, que dualmente hacia su propia forma inmanente en un proceso hIst6-
no suprime la primacía ontológica ni. el papel, en última insta?- rico. En las observaciones previas a la citada conclusi6n, Marx de-
cia determinante, de de la economía, SInO que sólo lo concreta hiS- termina el antagonismo en la sociedad capitalista, como ~a
tórica y socialmente, en los sucesores de Marx se desdibuj6 o de- diferencia decisiva respecto al socialismo. En general esta determl-
sapareció por completo. En parte se simplificó hasta un~ r:ecesidad naci6n puede interpretarse del lado socialista, como que el cese de
mecánica y materialista vulgar, en par.te llevo la OposlcI6n neo- la sociedad de clases necesaria y simultáneamente sobrepasa su ín-
kantiana o positivista frente a esta vulgarizaci6n a un agnosticis- dole antag6nica. Esto que en términos generales es justo, requiere
mo histórico. Solo Lenin también se ha expresado sobre los fun- un añadido no sin importancia respecto al problema que hemos tra-
damentos te6ricos de tal toma de posici6n en el sentido de la tado, la relaci6n del valor econ6mico con los valores objetivos de
concepción de Marx, y en 1920, en el segundo congreso ~e la In- la vida social en su conjunto. .
ternacional comunista, donde llev6 a cabo una doble polémlca con- Como los valores siempre se realizan por medio' de <1:cciones y
tra los que minimizaban la gran crisis de entonces, como también es'
de aCtüs;- claro que su 'exis"tenCia es inseparable" de alternativas
contra los que la habían. considerado como una crisis si.n sali~a para
la burguesía, Lenin dijo: «Situación absolutamente...s;n salIda, no
-en'su" reatizaci6n. La oposici6n entre valor y contra-valor, conte-

116 Lenin, Obras completas, vol. XXV, p. 420.


115 MEGA, vol. 1, cap. 6, 526; MEW, cap. 4, p. 4.62. 117 Zur Kritik, vol. LVI; MEW; cap. 13, p. 9~
Gyorgy Lukdcs Marx, ontologla del ser social 215

~n ,toda decisión, en toda posici~n teleológica, es insoslaya- esta relación puede juzgarse el grado de desarrollo de instrucción
,sto es muy diferente en cuanto a los contenidos y a las for- 1 del hombre»1l8. Aquí se ve la potente cotidianidad de esta situa-
:evalor. Estas, en s9ciedades determinadas pueden estar en ¡ i ción, ahora él antagonismo entre el desarrollo ,económico y el «ni-
Sn antagónica con el proceso económico, y hacerlo efectivo vel de instrucción» es claramente visible. (Aquí nos ocupamos ex-
más diversos niveles del desarrollo económico, y de modo clusivamente de las intuiciones de Marx. Que en la realización del
ignificativo también, en el capitalismo. La superación del an- socialismo bajo Stalin, en cuestiones decisivas se siguió un cami-
[smo, claramente expresada por Marx, se refiere también a no diferente, a veces opuesto incluso, ya lo hemos visto. Aquí, para
>mplejo de problemas: conforme a la fundamental estructu- que no surja malentendido metodológico alguno, debe tomarse po-
nómica del ~er social, de nuevo en la más estrecha ligazón sición frente a toda~ las concepciones que identifican el desarrollo
índole de la esfera económica. En las citadas afirmaciones estalinista del socialismo con la concepción de Marx, con el fin de
Lrx sobre el reino de la necesidad y, de la libertad, no sólo se , cubrir decisiones erróneas o de conservarlas con falsas referencias
de la racionalidad económica óptima en cuanto al ordena- a Marx, y que en parte comprometen el socialismo en general, por-
1:
D del desarrollo económico, sino también de que tal orde- ! que presentan la teoría y la práctica de Stalin: como concordante
nto se cumple en las la condiciones más dignas y adect1;adas [;, con Marx y Lenin.. Sin poder entrar aquí detalladamente en estos
aturaleza humana. Aquí se expresa cl~ramente la base eco- \;. -' grandes problemas, debe decirse que es extraordin~riamente inge-
:a para sobrepasar la antinomia entre los vaJores económicos ¡¡ nuo [o demagógico] despachar una nueva formaCIón tras· un tan
x:traeconómico, en plena concordancia con la concepción que ;; corto período [considerado históricamente] de realización. Aun-
¡
siempre ha representado. En los Manuscritos económico-fi/o- "
\' que todavía serán necesarios decenios para volve: al m~is~o, tam-
I ManeJa entiendeJa relaciól1del.hom~recp~):l p:1!lj~~_c.~~.9 bién ese lapso de tiempo, desde el punto de VIsta hIstónco es re-
~ió.g. geIlérica I.1:a.t.!lral. Esto es justo y significativo en doble lativamente corto.)
o. Por un lado en, esta relación se realiza el fundamento de El reconocimiento de la eficacia de las alternativas, sobre todo
1 del género'en inmediatez insuperable, y por otro no obs- . en aquello en que se habla de sintetizar socio-prácticamente'.las ac-
se realiza en el curso del desarrollo de la humanidad en las ciones humanas, como hemos visto, no contradice la tendenCIa fun-
s que la producción en sentido más amplio le imprimen. (En damental según leyes del desarrollo económico. Marx por ello pudo
rzuscrito sigue la observación: «Las nuevas investigaciones de determinar la necesidad general del carácter cíclico' de la economía
:afía muestran que en los ·estadios primitivos del desarrollo capitalista de su tiempo, y así teóricamente con toda pre~isi?n la
mico esta relación ya está determinada por la estructura so- de las crisis. Pero también en esto se trataba de un conOCImIento
lrrespondiente»). De esto se sigue un antagonismo perma- general de perspectivas y tendencias, con cuya ayuda Marx nunca
y permanentemente reproducido entre las necesidades eco- ha afirmado que puedan determinarse ni aproximativamente ell.u-
:as y sus consecuencias para el desarrollo conjunto del género gar y el momento de las crisis singulares., Desde este punto de ¡IS-
"
tlo. Que este antagonismo sólo aparece conscientemente en
¡
I¡ ta deben también considerarse metodológicamente sus pronóstlcos
gradual, que su puesta de relieve sólo muy lentamente (has- i, ¡I sobre el socialismo. Marx, en la Critica de/ programa de Gotha in-
-) sobrepasa sus inicios esporádicos, y que con frecuencia se , " vestiga ante todo las tendencias económicas más generales, pene-
ra como falsa conciencia, muestra una vez más el carácter his- trando realmente de manera notable en la primera fase de la tran-
de tales desarrollos, pero no cambia nada en cuanto al fun-
nto ontológico de las relaciones de los valores unos con otros.
m Marx pudo decir,aquf.en concordancia con Fourier: «De 118 MEGA, vol. 1, p.3; MEW, Volumen suplementario, vol. 1, p. 595.
216 Gylirgy Lukdcs Marx, ontologla del ser social 217

sición. Aquí afirma' que la estructura del cambio de mercancías, en para el hombre singular en tanto que consumidor, incluso se com-
medio de transformaciones fundamentales, funciona de manera prende que con el crecimiento de las fuerzas productivas, debe man-
idéntica que en el capitalismo. tenerse el tiempo socialmente ,necesario de trapajo, y con ello inal-
terable la validez de la ley del valor, en tanto que reguladora de la
Aquí claramente domina el mismo principio que regula el I '.
producción. Todo esto son tendencias generales necesarias del des-
cambio de mercancías, en tanto que es cambio de valores igua- arrollo, que por eso, en esta generalidad, se establecen científica-
les. El contenido y la forma han cambiado, porque en condicio- mente.
nes modificadas nadie puede dar nada fuera de su trabajo y por- La primera parte ya se ha corroborado, una verificación de la
que, por otro lado, nada puede pasar a la propiedad del singular, justeza de las más ~plias previsiones, sólo puede ofrecerl~ la rea-
fuera de los medios de consumo individual. Pero en lo qUe con- lidad del futuro. Sería insensato pensar que de estas perspectivas de-
cierne a la distribución de los últimos entre los productores in- liberadam~nte mantenidas en su forma muy general, pudieran sa-
dividuales, domina el mismo principio que en el cambio de mer- carse conclusiones para decisiones concretamente práctica~ o incluso
cancías equivalentes, se cambia tanto trabajo en una forma como estratégicas, es decir conseguir indicaciones directas. Lenin fue pre-
en la otra. cisamente muy consciente de esto. Cuando en el marco de la NEP,
J introdujo uIi capitalismo de estado, dijo que no hay ningún libro
Esto tiene para el sistema de mediación social. consecuencias de
mucho alcance. En medio de las transformaciones de la estructura
..
:
con directivas sobre la cuestión: «Marx ni siquiera pensó en escri-
bir una sola palabra sobre esto y murió sin haber dejado una sola
de clases que el socialismo trae consigo, el derecho, según su esen-' cita exacta ni orientaciones irrebatibles. Ahora nosotros tenemos que
cia, sigue siendo derecho igual, por consiguiente «derecho burgués», investigar y ayudarnos a nosotros mismos»120. También en esto con
aunque se desprende de su anterior carácter antagónico, o al me- ¡' Stalin llegó la mala costumbre de deducir toda decisión estratégi-

nos lo atenúa. Luego Marx igualmente indica: ca como consecuencia lógica de la doctrina marxista-leninista, por
la que los principios se adaptaron mecánicamente a las necesida-
Este der~cho igual es derecho desigual para el trabajo desigual. des del día. Y con ello se deformaron, así como se llegó a la des-
No reconoce ninguna diferencia de clase, porque cada uno es tra- aparición de la importante diferencia entre las leyes generales y las
bajador como el otro; pero reconoce tácitamente las dotes indivi- decisiones concretas de Cada día, dando lugar a un dogmatismo de
duales diferentes, y por el ello la capacidad de rendimiento de los práctica voluntarista. Estas indic:~ciones señalan cuán importa.r:te
trabajadores como un privilegio natural. Por ello, según su conte- es, incluso desde.el punto'aé'vistade la práctica,.~estaurarla on-
nido, es un derecho desigual, como todo derecho. 'rología.queMarx, .elal:)QrÓ en sus obras. Aquí, naturalmente y ante
todo,'solo se trata de los resultados teóricos que se derivan de ella.
Sólo en una fase más alta, en cuyos presupuestos socialmente Pero sólo podremos captarla en su plena significación, cuando en
humanos, y posibilitados por la economía, Marx indica la cir- la segunda parte, de cara a los problemas centrales singulares, se exa-
cunstancia devenida posible: «I?.~. ~ada uno según sus posi~ilida-:-. mine de manera más precisa y concreta de lo que era posible en es-
des, a cada un.o según sus necesidades» 119. Con esto cesa la es- tas consideraciones generales.
'trlicúirádel cambi'o de mercancías; 10séfect0s de la ley del valor

119 Obras escogidas, vol. n, p. 580; MEW, cap. 19, p. 20. 120 Lenin, Obras escogt"das, vol. IX, Moscú-Leningrado, 1936, p. 364.
fndice

lt!oducción ............................................................................ . 5 AKAL BÁSICA DE BOLSILLO


Últimos títulos publicados
;uestiones metodológicas ....................................................... . 63
;rítica de la economía política ................................................ . 87 66 ADORNO, THE~DOR W. Dialéctica nega.tiva - La jerga de
Iistoricidad y generalidad teórica .......................................... .. 128 la autentiCidad. Obra completa, 6.
67 ADORNO, THEODOR W. Teorla estética. Obra completa, 7.
68 ADORNO, THEODOR W. Escritos sociológicos 1 Obra completa, 8.
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