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A R T E S Y M E D I O S

C I N E

Del más allá al más acá


El cine mexicano de ciencia ficción, ese canto al héroe barrigón, el ordenador
de papel y el monstruo sin articulaciones, tuvo un éxito inusitado con la
presentación del ciclo Futuro + Acá, en Madrid. El ensayista mexicano
Naief Yehya rastrea las razones de este éxito, localizables en su vocación
desparpajadamente crítica de la modernidad y su estatus de culto.

V enus está en aprietos. El último venusino murió víctima


del mal atómico. Por lo tanto, las venusinas organizan
una expedición cósmica para capturar a “los especí-
menes masculinos más bellos del universo”, de forma que
“el más perfecto funde las futuras generaciones de Venus”. La
tivo para aquellos que en el mundo real carecían de poder,
como las mujeres, los habitantes de países pobres y la gente
perteneciente a pueblos y grupos humanos discriminados o
marginados. De tal forma, la ciencia ficción era también un
poderoso género crítico, satírico, irónico, iconoclasta y subver-
aventura en que se embarcan las venusinas parecería prome- sivo. Los desposeídos podían usarla para imaginar un mundo
tedora de no ser porque pronto descubrimos que, a pesar de diferente en el que la alta tecnología y el poder eran irrelevantes
su avanzada tecnología, que les permite recorrer las galaxias y los luchadores enmascarados podían proteger al planeta
cazando especímenes masculinos, nunca han oído hablar de uno de aterradoras pero cachondas invasoras de otros mundos. Las
de sus vecinos, la Tierra. fantasías tecnológicas se vuelven entonces un vehículo para
Esta es la historia que cuenta La nave de los monstruos, el filme mofarse de la solemnidad científica, para crear una complicidad
con que inaugura el ciclo itinerante de cine mexicano de cien- en la ignorancia entre los cómicos y un público sin interés por
cia ficción El Futuro + Acá, organizado con descomunal de- entender los inventos y descubrimientos que están cambiando
voción por el equipo de Itala Schmeltz, Vania Rojas y Héctor al mundo.
Orozco. Otros filmes incluidos en esta muestra son El sexo fuer- En las narrativas de ciencia ficción mexicana tenemos un
te, Arañas infernales, La momia azteca vs. robot humano, El planeta de dominio ultrademocrático en el que conviven en condiciones
las mujeres invasoras y Santo vs. la invasión de los marcianos. de igualdad boxeadores, científicos, cosmonautas, robots, polí-
La nave de los monstruos, del prolífico Rogelio A. González, ticos, sabios, luchadores, electricistas y rancheros. En la lectura
fue estrenada en la Ciudad de México, en enero de 1960, dos de este tipo de artefactos culturales debemos reconocer la
años y tres meses después del lanzamiento del satélite soviéti- búsqueda de una utopía, un espacio de tolerancia y humor en
co Sputnik, esa modesta pelota metálica de 83.6 kilos que dio el que aceptamos los dogmas del progreso como algo inevitable
la vuelta a la Tierra y es universalmente responsabilizada de pero rechazamos su poder totalitario y absoluto. Si es que tal
haber desatado la carrera espacial. Por supuesto que hay un cosa es posible.
inmenso abismo tecnológico entre ese artefacto primitivo y la En general estos filmes nacían del azar, la improvisación, el
prodigiosa nave venusina tripulada por las amazonas Gamma oportunismo, y de cuando en cuando el franco plagio; en gran
(Ana Berta Lepe), comandante de la flota interplanetaria ve- medida no hablaban gran cosa del espacio y sus supuestas
nusina, y Beta (la actriz de culto Lorena Velásquez), una hija amenazas, pero en cambio nos revelaban mucho acerca de nues-
de Ur, el planeta de la sombra. No obstante, la misión de las tra sociedad y nuestra cultura. Como dijo el mil veces citado
venusinas resulta una catástrofe debido a las pasiones que Siegfried Kracauer, el cine refleja la mentalidad de los pueblos.
les provoca un macho mexicano, el cómico Piporro. Quizás De manera que las cintas del Santo, Blue Demon o la Momia
como consecuencia de la flagrante irresponsabilidad femenina Azteca cargaban con una herencia cultural que partía de consi-
de estas viajeras, la mujer del equipo de González que alcanzó derar las conquistas desde la perspectiva de los vencidos, del
el puesto más alto durante la filmación de esta película fue la reconocimiento de que una invasión fue el crimen original que
maquillista, doña Rosa Guerrero. engendró nuestra identidad nacional, esta extraña Edad Media
En el cine mexicano, como en otras cinematografías naciona- entre un pasado glorioso y un inevitable futuro apocalíptico.
les, la ciencia ficción encontró pronto numerosos adeptos. El Sin querer caer en clichés nacionalistas o determinismos his-
género de la ciencia ficción ofrece, aparte del discurso grandi- tóricos panfletarios, podemos reconocer que el escepticismo,
locuente del poder de transformación de la tecnología, la posi- el cinismo y el recurso del humor con tintes de autodesprecio
bilidad única de reinventar el mundo y de esa manera invertir tenían un carácter irónico y chacotero que refleja bien la acti-
los órdenes hegemónicos dominantes. Esto resultaba muy atrac- tud mexicana hacia el progreso y la alta tecnología, como algo

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que no nos pertenece, que no nació
aquí y que debemos apropiarnos con
argucias o con nuestra seductora apa-
riencia pero no con nuestro trabajo.
El robot Tor explica en La nave de
los monstruos que: “Los hombres son
seres que no saben lo que quieren y
que se dedican a destruirse unos a
otros”. Esta frase resume la ideología
de docenas de películas de ciencia fic-
ción mexicanas, las cuales podían ser
absurdas, reiterativas, infantiles, inve-
rosímiles o ñoñas, y sin embargo pre-
gonaban bienintencionados mensajes
pacifistas, como aquel “Amaos los
unos a los otros” que masculla Ana
Luisa Peluffo mientras regresa a la
Tierra a bordo de la Lunave, en El
conquistador de la Luna. Pero esos men-
sajes de paz y armonía cayeron en
oídos sordos. El público que una fría
noche de enero de 1960 pagó su bo-
leto para entrar al cine Chapultepec y
ver a Piporro en La nave de los monstruos,
pudo reír y quizás muy en el fondo
reflexionar al respecto de la fuerza del
átomo, pero difícilmente podría haber
imaginado que un amenaza silenciosa
iba a corroer su ciudad para conver-
tirla en una monstruosidad, un in-
forme Leviatán gris. El siglo XXI está
aquí y en vez de autos voladores o
robots serviciales tenemos un mundo
depredado, contaminado, sobrepo-
blado, miserable, en manos de psicó-
patas y fanáticos.
En una buena parte de las cintas
de ciencia ficción mexicano nos en-
contramos narrativas esquizofrénicas

Foto: Archivo Clío


(fascinadas y aterradas por las pers-
pectivas del progreso tecnológico),
autorreflexivas (en las que algunos
personajes hacen contacto visual con El Santo, la visión de los vencidos.
la cámara para romper la ilusión fíl-
mica y compartir un chiste con el espectador), repletas de refe- patológica. Pero es aún más gratificante convertir la cinta en un
rencias intertextuales (en forma de citas deliberadas y/o incons- objeto de culto, un pretexto para la comunión y la celebración.
cientes a otros filmes, comerciales, escándalos de celebridades Reivindicar es redescubrir e iniciar a otros en el reconocimiento.
y refraseos de viejos clichés). Para todo fin práctico, podemos El ciclo de cine el Futuro + Acá es precisamente eso, un ejerci-
decir que estamos ante obras posmodernas avant la lettre; de no cio de recuperación, un rescate de objetos culturales que se han
ser por un cierto pudor y una necesidad de preservar un mí- convertido en plataformas privilegiadas para entender nuestra
nimo de decoro, casi podríamos llamarlas visionarias. condición, para buscar en el futuro de las visiones del pasado
La fascinación de estos filmes radica en sus inagotables algunas claves que expliquen hacia dónde vamos y cómo de-
posibilidades de hacernos reír, en parte por su humor paródico monios llegamos aquí. ~
y socarrón, y en parte por su solemnidad, torpeza e ingenuidad – Naief Yehya

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M U LT I M E D I A

Tulse Luper: La ficción como


segunda sangre del mundo
Greenaway, el realizador que hizo de la pintura una forma del séptimo arte, es ya
mucho más que un cineasta: es un complejo artista de soportes múltiples –de la
pantalla grande al CD, el DVD y la exposición museística–, con un pie en las nuevas
tecnologías y otro en la historia del arte. Leonardo Valencia hace aquí la reseña
admirada de su último gran proyecto, la trilogía sobre Tulse Luper.
Uno: índice de televisión, tres DVDs, CDs, una página Web y un libro. Tulse

L
a más sencilla de las 92 maletas de Tulse Luper es la núme- Luper se convierte en la señal de una secta de rastreadores de
ro 85. Está dividida en dos compartimentos con líquidos su vida. La promesa no sólo que se cumple sino que se amplía:
cristalizados: uno de sangre y el otro de tinta. En la nota se harán dos largometrajes editados especialmente para festi-
a la maleta consta la siguiente indicación: “Una maleta de tinta vales de cine, los DVDs también serán 92, las páginas Web son
y sangre. Para representar el acto de escritura y todos los ma- más de cuatro y de los libros han aparecido tres a la fecha.
nuscritos y textos impresos. Para demostrar el suministro de co-
nocimiento y los canales de comunicación de la tinta. La tinta Dos: History is only his story
puede ser vista como la segunda sangre del mundo de la que Hay muchos datos –demasiados– sobre Tulse Luper, pero
disponemos”. uno es fundamental: se trata de un artista ficticio. Tulse Luper
Pero la más sencilla de las maletas es la más compleja. ¿De forma parte de la tradición de artistas apócrifos del siglo XX: A.
quién es la sangre y de quién es la tinta? ¿A quién pertenecen O. Barnabooth, Adrian Leverkühn, Emily L. o Jusep Torres
la sangre y la tinta, cómo se utilizan y a quién describen? Las Campalans. La historia de cada uno de ellos es la Historia. Ahora
otras maletas de Luper acumulan cientos de objetos: mapas, vamos despacio porque los personajes de ficción tienen partos
muñecos de plástico, trozos de carbón con silueta de montaña, difíciles. Como Frankenstein: extraños puntos de sutura com-
pasaportes, traducciones de Anna Karenina, acuarelas, cigarrillos, ponen un monstruo de piezas dispares.
etcétera, y aquí el etcétera no sólo es una simplificación, sino Barcelona 2003: Estreno mundial de la primera parte de la
una necesidad: hay demasiados elencos. Cada una de las 92 película Las maletas de Tulse Luper: La historia de Moab. La fecha no
maletas abren a su vez 92 características, lo que eleva exponen- es arbitraria. Luper cumple 92 años. Tampoco el lugar es inter-
cialmente las posibilidades narrativas a más de ocho mil items. cambiable: gran parte de la película se ha rodado en Barcelona,
Hay muchos datos importantes sobre Tulse Luper. Nació en Tortosa y Girona. La película permanece pocos días en carte-
1911 en Newport, Inglaterra. Ha vivido en Amberes –durante la lera. Quince personas en el cine cuando la vio el autor de estas
invasión alemana de Bélgica–, en Turín –donde visitó a Primo líneas. ¿La película? Barroca, humorística, inesperada y ambi-
Levi–, Moscú, Vaux, Barcelona, Estrasburgo, Venecia y Bolzano. ciosa. Empieza por una secuencia de casting de los personajes.
Pasó fugazmente por la mansión de Compton Verney, en Con esto Greenaway enfatiza que está trabajando una ficción y
medio de la reseca campiña inglesa de Warwickshire. Se lo vio que no se someterá simplemente a ilustrar el texto de un guión.
por 1980 en Pekín y probablemente sigue vivo. Vamos muy rápi- No hay una continuidad estricta en el desarrollo de la historia,
do: aparecen nuevos datos y documentos sobre Luper mientras pero se trazan los momentos decisivos. Luper tuvo su primer
usted lee estas líneas. Conocido como El hijo del Uranio por prisión en su casa de Newport, donde decide recorrer el mundo
el guarismo 92 que corresponde a los elementos atómicos del junto con su amigo Martín Knockavelli. Luego lo encontramos
Uranio, ha sido encarcelado muchas veces. Desde cada una de en el desierto de Moab, en Utah, para buscar paisajes naturales.
sus 16 prisiones articuló su visión del mundo. Y coleccionó en La zona de Moab será uno de los centros de explotación del
92 maletas objetos que le sirven para representar el mundo. Uranio. Allí reside una comunidad de puritanos que son los pri-
Para narrar la vida de Luper hay un artífice: el pintor y cineas- meros en encarcelar a Luper, luego de que éste espiara a la que
ta inglés Peter Greenaway. Aunque la ambigüedad semántica sería su amante, Passion Hockmeister. Escapan de América y
de la palabra española “realizador” sería la más pertinente. Para Luper cae prisionero en Amberes. Su tercera cárcel será en una
dar a conocer estos archivos hay mucho más que una trilogía de tina. Hay muchos vacíos en la cronología de Luper; tal como
películas sobre Luper, o al menos eso se promete: 16 capítulos consta en su página Web (www.tulselupernetwork.com), hay un

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calendario donde todavía quedan por investigar (inventar) sus corrido de Luper después de la Segunda Guerra Mundial.
actividades durante varios meses. En esta misma Web hay links Pero parece no haber final en la creación de Greenaway. En
con información complementaria sobre Moab, el Uranio, Enri- Bremen también se estrenará este año una ópera suya, escrita
co Fermi y demás temas asociados. a dúo con Saskia Boddeke.
Barcelona 2004: estreno mundial de la segunda parte de Las Volvamos un poco atrás. La exposición en Compton Verney
maletas de Tulse Luper: De Vaux al Mar. A las pocas semanas la pelí- se abría con un índice. Así tengo que llamar a la sala en la que,
cula es retirada de proyección. Sin demasiado bullicio, con de forma escalonada, divididas en dos grupos, pendían del techo
paciencia de obra genial, el proyecto de múltiples soportes de 92 pequeñas maletas numeradas. Frente a cada una de ellas
Greenaway ha pasado sin éxito masivo: no hay mucha expectati- se encendía un foco de manera aleatoria, iluminando la maleta
va porque no hay una historia narrada de manera convencional. y la numeración correspondiente, marcada con pintura blanca.
Las secuencias se complican por la llegada de la Segunda Guerra Las verdaderas maletas (¿es posible utilizar la palabra verdade-
Mundial. Los fascistas capturan nuevamente a Luper y los perso- ra?) vienen después, abiertas en distintas salas. Si se dedicaran
najes se siguen multiplicando en decenas de historias paralelas. cinco minutos a cada maleta, la exposición exigiría más de sie-
Greenaway escribe que el “cine murió el 31 de septiembre de te horas. Abriré sólo cuatro maletas: la 9 (cartas de amor), la
1983, cuando el control remoto entró en las habitaciones del 34 (traducciones de Anna Karenina), la 73 (elementos atómicos),
y la 83 (mapas). Si el lector no tiene tiempo
puede pasar al pretítulo Tres: una biografía muy
autorizada.
Maleta 4: cartas de amor. Aunque las
maletas están dispersas por grupos en las
distintas salas, la maleta 9 es la excepción.
Ocupa toda una sala. En medio, la maleta se
abre y expone, plegadas, decenas de cartas
manuscritas, de un total de 92, escritas entre
1916 y 1917. En las paredes, enmarcadas, hay
páginas con manuscritos o dibujos. En una
pantalla plana, sobre fondo negro, Tulse Lu-
per –de joven, representado por el actor J.J.
Field– lee a cámara las cartas de amor entre
Carrie Ashdown e Ivor Luper, sus padres.
No las podemos leer, aunque sí escuchar (en
la Web están registradas algunas). No sabe-
mos de cartas de amor escritas por Luper.
Toda biografía empieza por una historia de
Foto: Agencia France Press

amor ajena, la de los padres.


Maleta 34: traducciones de Anna Karenina.
El principal medio de expresión de Tulse
Luper es la escritura. No el libro, como
Greenaway, el triunfo de la dispersión. veremos más adelante. ¿De qué manera es-
cribe Tulse Luper? Colecciona traducciones
mundo. El cine es un medio pasivo”. Frente a esa pasividad, de Anna Karenina y escribe entre las líneas del texto. Principio
Greenaway recurre a lo interactivo. Ese mismo año, entre mar- de la ficción: lo escrito tiene vacíos que se pueden rellenar. Lo
zo y octubre de 2004, se abrió la primera exposición mundial de no dicho nunca queda descartado de la ficción. Por allí se abren
las maletas de Luper en el apartado y casi inaccesible museo nuevos recorridos a la imaginación. Sin embargo, abrí algunos
de Compton Verney. Esta antigua mansión, con su estructura en ejemplares de Anna Karenina en la exposición de Compton
forma de herradura junto a un estanque y un puente coronado Verney. En efecto, eran traducciones, pero no había nada escrito
con cuatro esfinges, acogió la prueba real del mundo ficticio en ellas. La red de relatos está en otro sitio.
y filmado de Tulse Luper. En 2005 la exposición pasará por el Maleta 73: elementos atómicos. El número atómico del Uranio
Walter Gropius Museum de Berlín y el Guggenheim de Bilbao. corresponde a los 92 protones que tiene en su núcleo. Para hacer
Tulse Luper está en todos los sitios al mismo tiempo. Y continúa un homenaje de un artista científico a otro, Luper le entrega a
expandiéndose. Habrá también 1001 relatos de Tulse Luper, a Primo Levi una maleta con símbolos de elementos atómicos. El
modo de una Scherezade contemporánea. regalo, en realidad, lo había hecho antes el escritor y químico
Barcelona 2005: se estrenará la tercera y última parte: De Sark italiano. En su libro de cuentos El sistema periódico, Levi narra
hacia el final. Estamos a la espera de ver cómo concluye el re- cómo un paisano suyo, Bonino, le cuenta con entusiasmo la

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inverosímil historia de un trozo de uranio que le dejaron unos Tres: Una biografía muy autorizada
alemanes. Levi duda de eso, pero Bonino le envía sin proble- Admirador de Bronzino y otros pintores manieristas y barrocos,
mas un pedazo de su peculiar uranio. Claro, el narrador com- y de artistas del siglo XX como Kitaj, Cage, Duchamp, Borges
prueba su duda de que no se trata de uranio sino de cadmio. Sin y Calvino, el creador de Tulse Luper es un hijo de entresiglo.
embargo, Levi, a pesar de manejar la certeza científica, atrapado En esta revisión que hace Greenaway de la ficción posmoder-
como se sentía entre los deberes sociales y la verificación cien- na queda puesta a prueba la acumulación gratuita del arte pop,
tífica, envidia a Bonino por “la libertad infinita de invención de porque articula series de objetos sin pretensión de aludir a
quien ha roto la barrera y ya es amo de sí mismo como para cons- marcas o modas, supera la banalidad improvisada de los ready-
truirse el pasado que le venga en gana, de coser para sí el traje made, y resquebraja la pretensión interpretativa sobre la psico-
de héroe y volar como Superman a través de los siglos, los me- logía de un personaje central. Greenaway suma los recursos
ridianos y los paralelos”. Así Bonino, así Luper, así Greenaway. tecnológicos de última generación y abre el futuro del arte na-
Maleta 83: mapas. “Supremos indicadores de un mundo a es- rrativo a partir de soportes múltiples. La diferencia está en el
cala –dice la nota de la maleta– te muestran dónde has estado, concepto y en su realización: la producción de los objetos repre-
dónde estás, y a dónde irás”. Greenaway se ha reciclado a sí mis- sentados, la implicación de Internet, los retoques digitales, los
mo con la figura del cartógrafo: Luper apareció en la película A planos yuxtapuestos y paralelos en la pantalla están graduados
walk throug H, de 1978. La película es un recorrido sobre los 92 y son visualmente impecables. Si Greenaway había hecho un
mapas de la región de Wiltshire, creados por el entonces orni- cine con encuadres de riqueza pictórica, ahora estos encuadres
tólogo Tulse Luper. La gestación de este personaje lleva más de son portales interactivos, enciclopédicos, de nuevas narraciones.
veinte años. Lo que me recuerda que Pirandello habló de per- Pero lo que en realidad ha hecho posible el proyecto de Tulse
sonajes que buscan desesperadamente un autor que los escriba. Luper es la mundialización de las comunicaciones al alcance de
Tulse Luper puede sentirse tranquilo porque no sólo consiguió productores independientes. El paso de Tulse Luper por Italia,
a un autor, sino al artífice, a un gran director de escena. En rea- por ejemplo, implicó a Greenaway con el equipo de VoLuminA,
lidad, lo que este personaje ha encontrado es un biógrafo: Gree- dirigido por Domenico di Gaetano y Alessandro Amaducci,
naway está trazando la escritura de una vida. Y al modo de “Las dos artistas digitales que desarrollan las piezas multimedia
ruinas circulares” de Borges, la criatura, a su vez, no resiste crear del encuentro de Luper con Primo Levi. Así nace otra pá-
otro engendro: Tulse Luper, bajo el seudónimo de Giacomo gina Web: www.tulseluperinturin.net. Sin dejar de lado la
Farenti, escribe la vida ficticia del teniente Harpsch, vinculado página de Venecia: www.tulseluperinvenice.net. Y es probable
al episodio del oro robado a los judíos durante la Segunda que el paso de Luper por Canadá, Kyoto y Pekín traerá nuevas
Guerra Mundial. Visiten los detalles en www.bolzanogold.com digresiones.
y los 92 relatos sobre el episodio en www.clcwebjournal.icaap.or- Además de un biógrafo, Luper tiene en Greenaway un
g/library/greenaway(tlnstories1).html. publicista. Su biografía es famosa por la combinación de su vida
No hay que olvidar que Luper es un artista. Es decir, tiene de coleccionista pero también por su proyección mediática. Am-
una subjetividad exacerbada y una voluntad creativa que lo bas con un peso correlativo. Las digresiones son amplias, de
empuja a transformar ficcionalmente el mundo. Tinta y sangre, un barroquismo que subvierte la idea de traslado anecdótico
como señala la maleta 85. Hasta aquí Greenaway sigue la tra- a la pantalla. Es lo que siempre ha criticado Greenaway a los
dición del artista como héroe –la de Joyce, Mann, Nabokov, cineastas convencionales que trasladan textos narrativos a la
Bellow o Ishiguro–, aunque por momentos Luper parece un pantalla. Él se detiene en aprovechar el cine por su recurso
periodista por la versatilidad de sus viajes y su voluntad de visual y la interacción de la Web para articular un gran hiper-
comunicación. Pero por encima de esto, Luper tiene vocación texto. Quizá lo más representativo de su aplicación se puede
científica. Y conviene no olvidarlo: su pasión por la taxonomía visitar en www.digiscreen.ca/weblers/tulse/flash.html, donde
y el estudio de la realidad es sistemático, aunque nunca con- vemos el trabajo enciclopédico a través de una webler de la se-
cluye en una ley ni busca un principio inmutable. Hace de gunda película. Sin embargo, cuando una narración se escapa
sí mismo un experimento: el coleccionista selecciona una ruta de la casa de la linealidad temporal, descubre que no puede es-
de trabajo y dispone las piezas para que se pueda proceder a su capar de sí misma. Personaje es sinónimo de progresión: su piel
estudio. Está abocado con una ansiedad imparable a conocer está hecha de tiempo. El nexo entre todos los medios utilizados
el mundo. Esa búsqueda desata su errancia. Y en muchos casos, y los episodios aislados están cohesionados por el principio que
en 16, lo encarcelan. Le mie prigioni –podría decir Luper– son Aristóteles rechazaba por ser el menos sólido para episodios
remansos de reflexión. Como decía Manganelli: la cárcel es la dispersos: la figura del héroe. No hay tensión dramática en
sede natural de las historias. Luper por la cantidad de digresiones. La suma de episodios la
Ante tantas digresiones, ¿dónde encontrar un mapa fiable imposibilita. Y aquí es donde se comprende la ausencia de lo
sobre la vida fascinante de Luper? Como lo apuntaba el índice trágico y la importancia de su sentido cómico.
de Compton Verney: sólo podemos tener una imagen aleatoria Como en las grandes obras narrativas del siglo XX, en Lu-
del personaje. Nosotros seleccionamos un perfil entre tantos per no hay un final, precisamente por la figura de un individuo
posibles. que sostiene débilmente la suma de episodios. Son los perso-

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Foto: Agencia France Press
Tulse Luper, biografía y publicidad.

najes secundarios que acompañan a Luper quienes llenan ese como si Greenaway le siguiera llevando la contra al principio
mundo cómico y épico, aunque no llegan a tener consistencia. básico de la ficción: la libertad de no necesitar pruebas docu-
La relevancia de estos arquetipos no es secundaria para Gree- mentales. Me pregunto si Luper sería menos intenso sin las
naway: es la manera de sabotear la preceptiva clásica de la 92 maletas reales. Quizá no. Pero precisamente apelar a objetos
tensión narrativa. Configura la débil identidad de Luper ro- hace turbadora su existencia: la ficción no sólo cohesiona el
deándolo de objetos y dando forma a las identidades todavía sentido de la realidad, sino que la invade.
más débiles de quienes lo rodean. Luper lucha contra el caos Entonces, ¿qué nos queda de Luper? Quedan miles de
de todas las alternativas, las que dejaban perplejo al personaje objetos, pero sobre todo momentos, como ocurre con todos los
de El Castillo. Cuando K. habla con uno de los funcionarios del personajes de ficción. Momentos que son imágenes: Luper con-
castillo, Bürgel, éste le dice: “Aquí todo está en realidad lleno versando con Knockavelli sobre sus planes para cartografiar su
de oportunidades. Sólo que, a decir verdad, hay oportunidades propia vida. Caroline Dhavernas en el papel de Passion Hock-
que hasta cierto punto son demasiado importantes como para meister, vestida de negro y corriendo con sus amplios vestidos,
utilizarlas; hay cosas que no fracasan más que por sí mismas. repetida en diez planos simultáneos que se deslizan como ella
Sí, es asombroso”. entre tonos azules. El rostro impasible de Isabella Rossellini,
Tulse Luper es un fracaso que triunfa por su dispersión. ¿Qué al modo de las mujeres pintadas por Ingres, con un preciso
queda de una vida como la suya? ¿Objetos o retratos? Las 92 punto rojo y un hilo de sangre en la frente por el disparo recibi-
maletas de Luper son documentos tangibles y evidentes de un do. Las torturas infligidas a Luper por quienes lo consideran
personaje ficticio. Nuestra realidad, parece decir Greenaway, no un intruso, un espía, un impertinente. Algunas anécdotas, como
sólo puede ser una hipótesis narrativa sino que siempre lo es. la de que Luper siempre negó haber formado parte de ninguna
Ni siquiera la realidad se reserva el derecho de verificación. actividad surrealista, o que no se lava las manos después de
Mejor dicho: el énfasis en la realidad, el detallismo del realis- ir al urinario. Pero lo que más queda de él es la inquietante
mo exacerbado, también es una ficción, la más perversa. Luper sensación de irreverencia, de divertimento, de combinación
es un personaje lleno de propuestas y, sin embargo, con vacíos artesanalmente lograda de lo improvisado, de conocimiento
ficcionales por seguir llenando. Pero es un personaje, irguién- de la tradición y sabotaje de la tradición. Paradójicamente, al
dose como el centro unificador de toda esta obra multimedia. abrirse la ficción a varios soportes –incluso 92 maletas– se libe-
Él es el soporte relevante. Sin embargo, queda una sensación de ra de los soportes. Al convertirse la sangre en tinta, la ficción
asombro ante tanto despliegue y derroche. Refuerza de manera desata la interminable cadena de mutaciones. Y no tiene final:
provocadora e inédita lo que nunca se había hecho antes con un nadie sabe dónde está Tulse Luper. ~
personaje de ficción: atribuirle un universo de objetos reales, – Leonardo Valencia

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