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TEMARIO DE SOCIOLOGIA: TERCER BLOQUE

Periodo: 8 de mayo de 2014 – 5 de junio de 2014

3.1. Teorías sociológicas del orden.

El surgimiento de las teorías sociológicas corresponde a momentos evolutivos de desarrollo social y se


entienden en su fundamentación, a partir de comprender el objeto propio de la Sociología que nació para
buscar mantener la estabilidad social; su función fue dar respuestas a la crisis del siglo XIX con ideas
innovadoras y que estuvieron ligadas a las ideas de orden y progreso, pero la dinámica social misma exige
nuevos paradigmas que armonicen las condiciones socioculturales con la organización social. En tal sentido,
las teorías sociológicas primarias dejaron de ser un elemento de contribución del statu quo, para contribuir,
como ciencia de lo social, en el sentido orientador del ser humano, con base a la racionalidad y equidad
universal.

La primera corriente sociológica que se desarrolla en el pensamiento humano es el positivismo que nació en
oposición a la explicación mágica de los sucesos que impactaron al ser humano en sus primeras etapas de
crecimiento racional, adquiriendo el grado de escuela filosófica, al establecer que el único conocimiento
auténtico es el conocimiento científico, y que tal conocimiento sólo puede surgir de la afirmación positiva de
las teorías a través del uso del método científico.

El positivismo deriva de la epistemología que surge en Francia a inicios del siglo XIX de la mano del
pensador francés Augusto Comte y del británico John Stuart Mill y se extiende y desarrolla por el resto de
Europa en la segunda mitad de dicho siglo. Según esta escuela, todas las actividades filosóficas y científicas
deben justificarse únicamente en el marco del análisis de los hechos reales verificados por la experiencia.

Surge como manera de legitimar el estudio científico naturalista del ser humano, tanto individual como
colectivamente, impactada por sucesos como la Revolución francesa, que obligó por primera vez a ver a la
sociedad y al individuo como objetos de estudio científico.

Augusto Comte considera que la historia humana pasa por tres fases de desarrollo o estados:

1. Estado teológico o mágico: Corresponde a la infancia de la humanidad; en esta época las personas dan
explicaciones mágicas de los fenómenos, utilizan categorías antropológicas para comprender el mundo y
técnicas mágicas para dominarlo. ;

2. Estado metafísico o filosófico: Las explicaciones son racionales, se busca el porqué de las cosas, y se
sustituye a los dioses por entidades abstractas y términos metafísicos.

3. Estado científico o positivo: La aprehensión del conocimiento se basa en la observación y la experiencia


y se expresa con el recurso de la ciencia. Se busca el conocimiento de las Leyes de la Naturaleza para su
dominio técnico.

El positivismo asume que la explicación científica ha de tener la misma forma en cualquier ciencia si se aspira
a ser ciencia, específicamente el método de estudio de las ciencias físico-naturales. A su vez, el objetivo del
conocimiento es explicar causalmente los fenómenos por medio de leyes generales y universales, lo que le
lleva a considerar a la razón como medio para otros fines (razón instrumental).

La forma que tiene de conocer la realidad social es inductiva, contrariando la creación de teorías a partir de
principios que no han sido percibidos objetivamente. En metodología histórica, el positivismo recurre
fundamentalmente a las pruebas documentadas, minusvalorando las interpretaciones generales, por lo que
los trabajos de esta naturaleza suelen tener excesiva acumulación documental y escasa síntesis
interpretativa. Una de sus propuestas más destacadas es la de la investigación empírica para la comprensión
de los fenómenos sociales, de la estructura y el cambio social.

Afirma que no es posible alcanzar un conocimiento de realidades que estén más allá de lo dado, de lo
positivo, lo concreto; y niega que la filosofía pueda dar información acerca del mundo: Esta tarea corresponde
exclusivamente a las ciencias.

El positivismo se define como la teoría que no admite ninguna otra realidad que la de los hechos, susceptibles
de verificación, que pueden ser percibidos por los sentidos.
Advierte en la ciencia el recurso ideal para dirigir la acción, manifestando un carácter definitivamente
pragmático, bajo el principio de Saber para prever, prever para obrar.

En cuanto al positivismo sociológico, que es el que nos ocupa, éste postula un principio fundamental: la
sociedad está condicionada por el saber y una de sus preocupaciones mayores es la búsqueda del
conocimiento positivo, por medio del cual, según esta teoría, es posible la perfección de la mundo que nos
rodea, pero en un reduccionismo del conocimiento científico, considerando como ámbito exclusivo la
experiencia y cancelando de manera absoluta, la posibilidad de la existencia de conocimientos fundados fuera
de los límites de la pura experiencia.

No fueron pocos los que hicieron mofa de este gran filósofo, debido a sus excentricidades, entre las que no
sólo se cuenta su ridícula pretensión de modificar el régimen político y económico establecido por el
emperador Nicolás I de Rusia, a quien envió un ejemplar de su Filosofía positiva, conminándolo a aplicar sus
principios e iniciar reformas para elevar así a ese país a la categoría de sociedad positiva.

Otra de sus excentricidades era su creencia en la higiene cerebral, por lo que se abstenía totalmente de leer
las obras de otros autores, de tal suerte que se aisló completamente del movimiento intelectual, científico y
artístico de su época, a pesar de que desde 1826, y hasta su muerte, sufrió graves problemas mentales que lo
orillaron en alguna ocasión a intentar suicidarse, tuvo muchos seguidores en su país y en el extranjero,
convencidos de que Comte estaba llamado a ser el sumo sacerdote de una nueva religión dirigida por
sociólogos sacerdotes, que tarde o temprano gobernaría al mundo.

Estructural-funcionalismo

Uno de los autores que más influencia ha recibido de Durkheim es, sin duda alguna, el norteamericano Talcott
Parsons (1902-1979), quien, apoyándose en algunas tesis del funcionalismo, formuló la llamada sociología
de la acción y constituyéndose, al lado del también norteamericano Robert K. Merton como uno de los
exponentes principales del estructural funcionalismo o funcionalismo estructural.

El funcionalismo estructural concibe a la sociedad como un enorme casillero, con varios niveles (estratos
sociales), y considera que los individuos ocupan, cada uno, necesariamente determinado sitio (status social)
dentro de alguna casilla de esa enorme estructura. Sus actuaciones o papeles desempeñados dentro de ese
status, se denominan roles del sujeto. Cuando una sociedad ha sido capaz de establecer patrones
conductuales que garantizan su equilibrio y supervivencia, se dice que se trata de una sociedad funcional.

Merton supone la existencia de dos alternativas: Que los roles desempeñados por el sujeto sean voluntarios y
reconocidos (manifiestos) o no deseados ni reconocidos (latentes).

En este último caso pueden presentarse, más tarde o más temprano, lo que Merton llama "disfunciones", es
decir, comportamientos sociales que rompen con los patrones vigentes y que ponen en riesgo el equilibrio y la
seguridad del grupo social.

Ante estas circunstancias, el sistema recurre al empleo de mecanismos de control que pueden ser de índole
diversa, porque van desde las sanciones jurídicas, presión de la opinión pública (controles externos), hasta la
inducción de sentimientos de culpa y vergüenza (controles internos).

Las críticas más frecuentes que se le han hecho al funcionalismo estructural son las siguientes:

 Se trata de una teoría conservadora, pues considera que son funcionales los factores que preservan la
existencia de un determinado sistema.

 La consideración del cambio social como una situación anormal, limita grandemente a esta teoría, pues le
impide explicarse dicho cambio.

 El funcionalismo estructural no advierte la predominancia de la estructura económica de la sociedad.

3.2. Teorías sociológicas del cambio y la dominación burocrática.

En la historia y desarrollo de la sociedad se observa un problema sociológico de fondo: el problema del orden,
acompañado de un estado conservador y el del cambio, acompañado de constante alteración de las
estructuras socioculturales, con observaciones de las contradicciones sobre las que se instaura un sistema
determinado.

La existencia del equilibrio y los consensos están presentes en las teorías sociológicas vistas en la secuencia
anterior, cuya atención y preocupación es el mantenimiento del tipo de sociedad, fundamentada en el régimen
capitalista, en contraposición a las teorías sociológicas del cambio, que observan las contradicciones del
sistema y la coacción en sus diversas formas para mantener un orden que será rebasado en la naturaleza
transformadora de la humanidad.

Los conflictos de clase, se acompañan de conflictos políticos, desequilibrios económicos permanentes,


traducidos como crisis recurrentes, concentración de la riqueza, marginación racial, crecimiento de las
diferencias religiosas, libertad de géneros, sexo y destrucción de tejidos sociales como familia, comunidad,
trascendiendo límites individuales con daños a la sociedad en su conjunto.

El origen de las teorías del conflicto se centra en las reflexiones de Karl Marx y Federico Engels, quienes
consideran que “la historia de toda sociedad, es la historia de la lucha de clases”, en función del
establecimiento de un régimen con bases de desigualdad social y explotación, de manera que el conflicto va a
impulsar los cambios en la ciencia y en el orden económico social, naciendo así su teoría social.

Materialismo histórico.

Durante muchos años el alemán Karl Marx (1818-1883) fue considerado como economista, debido a sus
importantes aportaciones a esta disciplina.

Sin embargo, la obra de Marx es gigantesca, pues lo mismo contribuyó al desarrollo de la economía, que de la
política, la filosofía, la sociología, etc.

Las influencias básicas del pensamiento de Marx deben remontarse a tres fuentes principales:

1. La dialéctica (invertida) del alemán Friedrich Hegel (1770-1831).

2. El socialismo del conde de Saint-Simon.

3. Las ideas económicas expresadas por el británico Adam Smith (1723-1790).

La lógica de Hegel fue su modelo para crear el materialismo dialéctico, sólo que Hegel desarrolló su dialéctica
enfocada hacia las ideas, mientras que Marx lo hizo en función del mundo material.
Existen características fundamentales del análisis dialéctico marxista que lo hacen diferente del resto de
teorías sociológicas.

Los textos principales donde podemos encontrar los fundamentos del materialismo histórico son las llamadas
Tesis sobre Feuerbach (1845), La Ideología alemana (1845/46), La Introducción a la crítica de la economía
política (1857) y el Prólogo de Crítica de la economía política (1859). Quizás sea en este último texto donde
mejor aparece sintetizado su pensamiento.

En general, las teorías sociológicas coinciden en considerar que las influencias sociales se rigen,
indistintamente, por la ley causa-efecto, de manera unidireccional. El método dialéctico de análisis, por su
parte, establece que el elemento A puede tener efecto sobre el elemento B, pero igualmente es posible que el
elemento B pueda influir también sobre el elemento A.

En otras palabras, cuando un sociólogo dialéctico alude a la causalidad, se remite a una totalidad en la que se
da una reciprocidad de las relaciones existentes entre los factores sociales.

Para Marx, los valores no pueden segregarse de los hechos sociales, el análisis de los fenómenos sociales
debe ser acompañado de un análisis de sus implicaciones valorativas.

La mayoría de los sociólogos que no comparte la ideología marxistas, afirman que los hechos sociales y los
valores son aspectos que deben ser estudiados de manera separada.

Para Marx, resulta impensable el estudio serio de una unidad social aislada, es decir, el marxismo adopta,
permanentemente, una perspectiva de tipo relacional, que no se limita el interés exclusivo por la relación
existente entre los fenómenos sociales presentes, sino que incluye la consideración de fenómenos sociales
pasados y futuros.

Así, los sociólogos dialécticos no únicamente manifiestan su preocupación por el estudio de los antecedentes
y la razón histórica del presente, sino también por el destino del grupo social.

"Lo más conocido de la dialéctica tal vez sea su interés por el conflicto y la contradicción (Elster, 1985). Fue
de ese interés del que se derivaron otros subproductos, como la preocupación por el proceso de cambio y por
la creación de un programa político.

Pero lo que más importa es que la dialéctica provoca interés por los conflictos y las contradicciones que se
dan entre los diversos niveles de la realidad social; el interés sociológico más tradicional se inclina, en cambio,
por los modos en que estos diversos niveles se mezclan, de forma bastante clara, dentro de un todo cohesivo.

Aunque Marx era consciente de que las ideologías de los capitalistas se entremezclaban con sus intereses
objetivos, pretendía centrarse en cuestiones como el conflicto entre las grandes estructuras creadas por los
capitalistas y los intereses del proletariado.
Para Marx, la contradicción última del capitalismo se sucede entre la burguesía y el proletariado, como clases
antagónicas.

Los conceptos de falsa conciencia y conciencia de clase son fundamentales en la teoría marxista.

Por falsa conciencia, Marx dice que debe entenderse la apreciación incorrecta que, en el capitalismo, tienen
tanto trabajadores como capitalistas sobre la manera cómo funciona el sistema y del papel que desempeñan
dentro de ese sistema.

Por conciencia de clase, debe entenderse la comprensión clara y definida por parte del trabajador, acerca de
cómo funciona el capitalismo y cómo le afecta.

Con frecuencia se puede comprobar que no son pocas las personas que creen que el materialismo dialéctico,
el materialismo histórico y el marxismo son sinónimos.

El término marxismo comprende, desde luego, un campo mucho más amplio que el correspondiente a los
materialismos dialéctico e histórico. Por ello, considero conveniente reiterar algunas precisiones.

Puntos fundamentales de la sociología marxista:

 Todos los procesos sociales son cambiantes.

 El hombre, utilizando sus conocimientos, participa del desarrollo de procesos naturales y sociales,
modificando con su intervención las condiciones de realización y ajustando los resultados a sus necesidades.

 El trabajo constituye la actividad social, por excelencia.

 El hombre, al margen de su voluntad o de su conciencia, ocupa un sitio determinado en la sociedad (clase


social).

 Las clases sociales son el producto de la división de los medios de producción.

 La clase social y el momento histórico determinan la ideología del individuo, reproduciéndolo en más de un
sentido.

La teoría de la reproducción social encuentra su auténtica continuación en las llamadas teorías de la


reproducción cultural, ambas procedentes, por lo tanto, del marxismo. Dentro de las teorías de la reproducción
cultural, algunas de las más trascendentes son las estructuradas por Pierre Bourdieu, Jean-Claude
Passeron, Christian Baudelot, Roger Establet, Samuel Bowles, Herbert Gintis, Basil Bernstein, Antonio
Gramsci, Luís Althusser y Henry Giroux.

La teoría de la reproducción cultural postula que:

 El cambio social es el resultado de la contradicción entre la técnica y la producción y el reparto de la riqueza


que se produce, aunque el cambio no altera de manera fundamental a la estructura.
 El hombre, paulatinamente, se enajena cuando se somete a sus propias obras (religión, tecnología, etc.).

 La educación es una agencia social por medio de la cual se controla el poder, y de ninguna manera la
educación promueve el cambio, ni mucho la liberación de las clases sometidas. Aunque la educación
contribuye a la movilidad social, ésta es factor de consolidación de la estructura de las clases sociales. Así, las
jerarquías escolares se transforman, dentro de la estructura, en jerarquías sociales, perpetuando con ello la
existencia del sistema capitalista.

 Los profesores, dentro de la estructura, generalmente son impotentes para transformarlo, constituyéndose
simplemente en agentes pasivos o, en el peor de los casos, en conscientes reproductores mecánicos del
sistema.

 La escuela transmite y legitima la cultura impuesta por la clase hegemónica, convirtiendo, paradójicamente,
en ilegítima la propia cultura escolar.

 La escuela acostumbra al alumno a ver las relaciones escolares como las relaciones del trabajo, ocultando
las transformaciones reales que la escuela produce.

 El curriculum escolar es la base de una dominación presente y futura.

Aportaciones de Karl Marx:

Marx legó la teoría crítica. El Capital, es una crítica a la


relación social que el capital supone, una crítica a la
ideología capitalista. Tampoco el marxismo es un
“economicismo” reduccionista, sino una crítica al propio
reduccionismo, buscando establecer un análisis más
allá de las relaciones de producción, en aplicación de la
praxis; es decir, de la aplicación del conocimiento a una
realidad determinada.

Considera al hombre capaz de controlar y dominar su


propia realidad, considerando su inteligencia, pero
critica a un sistema capitalista que convierte al hombre
en cosa, dominando su propia conciencia y ocultando la
realidad verdadera, la felicidad verdadera, para
conducirlo al mundo de lo material, donde se pierde en el mercado funcional de la sociedad, deshumanizando
su ser e importando sólo el tener, el acumular, provocando con ello problemas sociales, cuyo fundamento está
en las bases del sistema capitalista: desigualdad social y relaciones materializadas.

3.3. Teoría Comprensiva

Esta teoría fue concebida por el alemán Max Weber (1864-1920), que establece como premisas
fundamentales de su teoría los preceptos siguientes:

 Las ciencias naturales y las ciencias sociales son completamente diferentes en su objeto y metodología.

 Existe un orden social legitimado, por la dominación que ejerce sobre los individuos.

 Las cosmovisiones en el sistema capitalista son múltiples y contradictorias.

Una de las grandes preguntas que recorre su obra es: ¿cómo es posible que haya un orden social y político
legítimo cuando se constata que en la realidad social existen una pluralidad de intereses y cosmovisiones en
conflicto? Para Occidente, es posible con la dominación burocrática legal, que hace que todos los integrantes
de la sociedad respeten el derecho formal y asuman las responsabilidades, sin violar los derechos de los
otros, pero que permite al mismo tiempo perseguir los intereses individuales.

Por otro lado, este tipo de dominación, es decir, este orden político y social legítimo permite que cada cual
viva de acuerdo a sus axiomas últimos de fe, dado que no le compete al Estado (liberal y de derecho)
entrometerse en cuestiones morales, siempre y cuando las propias creencias no vayan en contra del orden
legítimo y en contra de los derechos de los otros.
La Sociología de Max Weber es, conocida como Sociología comprensiva, porque, según el autor, el nivel
óptimo de la comprensión de los fenómenos sociales se alcanza, siempre y cuando dicha comprensión sea
causalmente adecuada y, al mismo tiempo, adecuada en lo significativo.

 La causalidad adecuada consiste simplemente en la probabilidad de que un acontecimiento sea el


antecedente de otro, y pueda así establecerse una generalización (en el sentido de que es probable que se
presente siempre la misma secuencia).

 La verstehen (comprensión, en alemán), como Weber la utilizó, es más que la internalización de los
elementos observados. Es un procedimiento de análisis racional que no se limita a la mera demostración de
relaciones funcionales, sino que va más allá, pues posibilita la comprensión de las acciones y hasta las
intenciones de los sujetos.

Weber intentó adecuar los recursos metodológicos de la hermenéutica (arte de la interpretación) para
comprender a los actores, sus intenciones y, aún más, la historia toda.

La Sociología se vio enormemente enriquecida con


otra original contribución de Weber: el tipo ideal o
puro; El tipo ideal es la denominación más popular de
la famosa concepción sociológica weberiana, pero tal
vez hablar de tipo puro resulta más adecuado, puesto
que define mucho más claramente el sentido que el
autor le otorga a este concepto metodológico.

El tipo ideal no debe considerarse como una


hipótesis. Se trata de un instrumento para analizar
hechos históricos y acontecimientos concretos. Es,
pues, una herramienta conceptual, una construcción
mental que no puede ser localizada empíricamente
en ningún sitio de la realidad, porque se estructura a partir de la exageración de uno o más rasgos
observables en la realidad y por una gran cantidad de fenómenos concretos individuales, acentuados de
manera unilateral en una construcción analítica unificada.

Weber delineó una gran cantidad de tipos ideales, tipos que, aún dentro de su diversidad, tuvieron en común
la manera como fueron concebidos. He aquí algunos.

• Tipo ideal estructural, constituido por formas obtenidas de la acción social.

• Tipo ideal de acción, basado en las motivaciones personales de un actor determinado.

• Tipo ideal histórico, ubicado sincrónicamente, es decir, el tipo localizado en una época histórica específica.

• Tipo ideal de la sociología, que alude a fenómenos socio-históricos típicos.

• Weber elabora tres tipos ideales de dominación. Distingue entre la dominación tradicional, la carismática y la
burocrática – legal. Nosotros hablaremos solamente de la dominación burocrática legal.

Por dominación debe entenderse la probabilidad de encontrar obediencia a un mandato de determinado


contenido entre personas dadas” (Weber, 1996: 43). Lo distintivo de la dominación frente al poder es que la
misma es legítima, es decir, los mandatos se aceptan como válidos.

Weber nos indica que ciertos tipos de acción social son regulares: “Se puede observar en la acción social
regularidades de hecho; es decir, el desarrollo de una acción repetida por los mismos agentes o extendida a
muchos (en ocasiones se dan los dos casos), cuyo sentido mentado es típicamente homogéneo”. La
sociología se ocupa de estos tipos.

El orden social puede ser frágil si no está asentado en la creencia en su legitimidad: “La acción y, en especial
la social y también singularmente la relación social, puede orientarse, por el lado de sus partícipes, en la
representación de la existencia de un orden legítimo. La probabilidad de que esto ocurra, de hecho se llama
<<validez>> del orden en cuestión.
Un orden sostenido sólo por motivos racionales de fin es, en
general, mucho más frágil que otro que provenga de una
orientación hacia él mantenida únicamente por la fuerza de la
costumbre, por el arraigo de una conducta (...). Pero todavía es
mucho más frágil comparado con aquel orden que aparezca con el
prestigio de ser obligatorio y modelo, es decir, con el prestigio de la
legitimidad”.

Weber no intenta plantear cómo salir de un estado de guerra de


todos contra todos, sino que intentará determinar cómo se da el
orden social legítimo en la sociedad moderna. El problema que se
presenta es que para este autor la legitimidad en la Modernidad
tiene que ver con la dominación burocrática – legal, por la que la
acción regular es la acción racional con arreglo a fines, es decir, un
tipo de acción en la que cada uno persigue fines e intereses
individuales.

Weber distingue los conceptos de dominación y poder. El concepto


de poder significa la probabilidad de imponer la propia voluntad,
dentro de una relación social, aún contra toda resistencia y
cualquiera que sea el fundamento de esa probabilidad.

3.4. Teoría Crítica.

Según Ritzer, la teoría crítica es producto del pensamiento crítico de un grupo de neomarxistas alemanes
que se sentían insatisfechos con el estado de la teoría marxista y, en particular, con su tendencia hacia el
determinismo económico. En filosofía, se denomina al cuerpo teórico principal de los filósofos y otros
pensadores alemanes de diferentes disciplinas adscritos a la Escuela de Fráncfort: Theodor Adorno, Walter
Benjamin, Max Horkheimer, Herbert Marcuse, Jürgen Habermas, Oskar Negt o Hermann Schweppenhäuser,
Erich Fromm, Albrecht Wellmer y Axel Honneth entre otros, de raza judía que, ante la llegada al poder de los
nazis en la década de los años treinta, emigraron a Nueva York, para restablecerse en Europa los años
cincuenta.

Fundada oficialmente el 23 de febrero de 1923, en Frankfurt, Alemania, como Instituto de Investigación Social
(Instituto für Sozial Forschung): institución cultural independiente aunque asociada a la Universidad de
Frankfurt. Fue innovadora al inaugurar una dirección nueva para la investigación. Rechazando la posibilidad
de un positivismo marxista, los miembros de esta escuela han tratado de desarrollar una "teoría crítica" de la
sociedad.

Tiene su origen en el proceso abierto por los filósofos de las Luces contra la sociedad, con una visión más
macro sociológica que le permite analizar más globalmente que el estructuralismo.

Reciben influencia de Luckács (marxista), de Weber, que criticó la burocratización de la sociedad, de Freud
por el psicoanálisis, y se desarrolla en el marco de la ascensión del nazismo al poder, lo que les sirve para
fundamentar su crítica a los fascismos.

El proyecto inicial se define como marxismo heterodoxo, es decir, pretende desarrollar una serie de teorías
atentas a los problemas sociales, como la desigualdad de clases, no sólo desde el punto de vista sociológico,
sino también filosófico. Aspiraban a combinar a Marx con Freud, reparando en el inconsciente, en las
motivaciones más profundas. Por ello la teoría crítica debería ser un enfoque que, más que tratar de
interpretar, debiera poder transformar el mundo. Al mismo tiempo, se propone dar importancia a factores
sociales, psicológicos y culturales a la hora de abordar los temas sociales.

La escuela adopta la forma de crítica, pero su meta última es revelar con mayor precisión la naturaleza de la
sociedad. La crítica a la que hace mención su fundamento, presenta varias vertientes: la primera consiste en
la crítica de la sociedad occidental capitalista y consumista contemporánea, y la segunda, en la de las ciencias
sociales, especialmente de la sociología norteamericana imperante de tipo empirista y positivista. Por su parte
Ritzer agrega la presencia de una crítica a la teoría marxista, del positivismo, de la sociología, de la sociedad
moderna y de la cultura.
En términos generales, caracteriza a la “Teoría crítica” el rechazo por la justificación de la realidad
sociohistórica presente por considerarla injusta y opresora (“irracional”), postulando en su lugar, la búsqueda
de una nueva realidad más racional. Por ello Horkheimer, Adorno y Marcuse definieron a la “Teoría crítica”
como el opuesto a la “Teoría tradicional”.

En las primeras investigaciones sobre comunicación que llevaron a cabo en Estados Unidos, de enfoque
empirista y ligadas a grandes instituciones, como La Fundación Rockefeller, surgieron las principales
diferencias entre teoría crítica y positivismo, que marcarán los sucesivos debates y los estudios sobre
comunicación y sociedad en la mitad del siglo XX.

Desde la teoría crítica se proponía ampliar el concepto de razón, de manera que el pensamiento se liberara de
los límites marcados por la práctica empirista, y de una visión objetiva de la realidad.

La denuncia de la teoría crítica se centrará en las implicaciones institucionales y mercantiles del enfoque
positivista, que naturaliza las exigencias propias de la sociedad de consumo, sin prestar atención a los
conflictos sociales.

En términos generales, caracteriza a la “Teoría crítica” el rechazo por la justificación de la realidad socio
histórica presente por considerarla injusta y opresora (“irracional”), postulando en su lugar, la búsqueda de
una nueva realidad más racional y humana.

El positivismo, también estará en la mira de los teóricos críticos: no compartirán la idea de identificar
conocimiento con la ciencia, ni considerar a ésta como todo conocimiento objetivo. Porque simplemente, esto
supone atenerse a los hechos desechando cualquier forma de valoración, ya sea positiva o negativa.

Para enfocar la realidad desde una perspectiva, es necesario dejar de lado tanto la posición hegeliana que
pretende identificar lo racional con lo real, como el positivismo, que considera a los hechos como el único
aspecto de la realidad. En cualquiera de estos casos, se produce una absolutización de los hechos, que
promueve su aceptación, descartando de plano, la mirada crítica.

Principales características de la teoría crítica

Dialéctica Negativa:

El pensamiento positivo por una parte es


mantenedor de lo dado; y por otra, oculta lo que no
está presente en la afirmación. El pensamiento
crítico trata de descubrir lo no-dicho, aquellos
aspectos de la realidad no definidos por los
discursos formales, pero que forman parte de la
realidad.

Esto se hace especialmente relevante cuando se


analizan los contenidos políticos (decretos,
disposiciones legales) relacionados con la
Organización Escolar dictados por responsables de
la planificación educativa. Se parte de que profesor-
alumno han de tener una visión crítica que les
permita detectar las contradicciones. La finalidad
última no es conseguir unos fines económicos, sino
que está orientado hacia un interés emancipador
que permita al sujeto una vida libre. En definitiva se
trata de conseguir instrumentos capaces de
explicar los fenómenos humanos y, a la vez,
conseguir su transformación.

El alumno es considerado como concreto y


determinado por su contexto y se rechaza la
concepción del individualismo burgués de sujeto:
individuo que tiene poder para cambiar su vida
según su propia iniciativa.
La utopía.

Se rechaza la posibilidad de construir una utopía positiva en tanto no es posible determinar cómo habría de
ser el futuro. Lo que sí es posible es establecer cómo “no debe ser”, lo que alcanza, en efecto, para poder
criticar el presente.

Mediación.

Mientras que en la teoría tradicional se pretende la inmediatez entre el sujeto y el objeto; en la teoría crítica,
se afirma que todo conocimiento está determinado por mediaciones, porque la producción teórica no puede
existir independientemente de los procesos socio-históricos y económicos dentro de los cuales han surgido.

Esto significa que el contexto histórico determina el objeto y la finalidad de toda investigación, de manera tal,
que ninguna teoría puede ser “imparcial” sino que está signada por diferentes intereses, aun cuando una
objetividad aparente oculta su inevitable carácter ideológico. Además, el investigador, tampoco puede
sustraerse de manera radical, siempre será parte misma del objeto social investigado.

De acuerdo a esta perspectiva, podría decirse que la especialización de la ciencia transforma el objeto en algo
abstracto que conduce, en definitiva, a ocultar la realidad. Pero una visión totalizadora (concepto tomado de
Lukácks) podrá transformar en crítica a la teoría, develando sus aspectos ideológicos.

Praxis:

La teoría crítica rechazó el principio de “no valoración” como criterio de objetividad teórica que había
defendido Weber. Para Marcuse, el problema de la objetividad histórica requiere juicios de valor, lo que
implica estar al servicio de la emancipación humana y derivar en una praxis liberadora. En síntesis, los dos
polos de la teoría crítica son razón y praxis.

La escuela de la Teoría Crítica de la sociedad tuvo


como baluarte el texto "Dialéctica de la Ilustración"
escrito por Max Horkheimer y Teodoro Adorno
durante su exilio en Estados Unidos en el primer
lustro de los años 40. En el Prólogo, los autores se
lamentan del deplorable estado de la tradición
científica occidental, sostienen que pese a los
avances de la actividad científica moderna ellos
mismos "se pagan con una creciente decadencia de
la cultura teórica", además, de que si bien el cultivo
de la tradición científica es un momento
indispensable del conocimiento, "en la quiebra de la
civilización burguesa se ha hecho cuestionable no
sólo la organización sino el sentido mismo de la
ciencia".

Sus juicios no son más optimistas en lo referente a la


'cultura de masas' y su capacidad de crítica y
autocrítica: "Si la opinión pública ha alcanzado un
estadio en el que inevitablemente el pensamiento
degenera en mercancía y el lenguaje en elogio de la
misma, el intento de identificar semejante
depravación debe negarse a obedecer las exigencias
lingüísticas e ideológicas vigentes, antes de que sus
consecuencias históricas universales lo hagan del
todo imposible"

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Sociología I, VI Semestre de preparatoria, IMAH.
Profesor: José Alberto Avalos Bobadilla.
Contacto: j_avalos2k@hotmail.com

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