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Anatomía vascular de la médula espinal

RESUMEN: La vascularización arterial medular está formada por una red extramedular y
arterias intramedulares. El origen de las arterias aferentes es múltiple, dependiendo del
nivel medular. En la región cervical el origen es desde las arterias vertebrales, y en el resto
de la médula las aferencias son desde ramas de la aorta. La frontera entre ambos
territorios se establece en torno a D2-D3. La vascularización es más pobre a nivel dorsal.
Las arterias radiculares penetran en el conducto raquídeo junto con el nervio raquídeo.
Cada una de las arterias transversales o radiculares se divide en una rama anterior y otra
posterior y éstas, al ponerse en contacto con la médula por su cara anterior y posterior, se
dividen en ramas ascendentes y descendentes que se anastomosan con las ramas
homólogas superior e inferior, de modo que constituyen vasos longitudinales, uno por
delante de la médula (arteria espinal anterior) y dos por detrás (arterias espinales
posteriores).Entre ambas circulaciones, anterior y posterior, y también entre segmentos
superiores e inferiores se establecen escasas ramas que las ponen en comunicación por la
cara lateral de la médula (arterias circunferenciales), formando una red anastomótica pial,
que es más importante a nivel cervical. Los dos tercios anteriores de la médula espinal
dependen vascularmente de la arteria espinal anterior. La más importante es la arteria
radicular magna o de Adamkiewicz, generalmente a la altura de D10 a L1 (irrigando los
dos tercios inferiores de la médula).
Desde la red extramedular se originan, en dirección centrípeta, las arterias penetrantes
hacia el interior, fundamentalmente desde las arterias espinales anterior y posteriores,
pero también desde las circunferenciales. Desde la arteria espinal anterior se originan las
más importantes, las arterias surcocomisurales o centromedulares. A diferencia de la red
intramedular, en la que hay múltiples anastomosis, a nivel intramedular la mayoría de los
vasos son terminales, sin anastomosis.
Las venas medulares nacen de las redes capilares intramedulares tanto en la sustancia gris
como en la blanca, discurriendo perpendiculares hasta la superficie, donde se
anastomosan en una vasta red perimedular. De forma paralela a la circulación arterial se
forman las venas espinales anterior y posterior (una única vena), y las venas
anterolaterales y posterolaterales. Las venas longitudinales se conectan entre sí por las
venas coronales, que rodean la médula formando otra red extramedular. La circulación
venosa se continúa por las venas segmentarias o radiculares, que acompañan en la salida
del canal medular a las raíces nerviosas, hasta desembocar en el plexo venoso vertebral
interno y, desde éste, termina drenando a la vena cava superior a través de las venas
vertebrales (a nivel cervical), intercostales (a nivel torácico), y lumbares. El plexo venoso
medular interno está contenido en el espacio epidural, entre la duramadre y el periostio
vertebral.

LOS VARICES

La sangre es la encargada de distribuir por todo el cuerpo el oxígeno y los nutrientes, a


través de una extensa y compleja red de vasos sanguíneos. El corazón impulsa la sangre
mediante las “arterias” y descarga los elementos vitales para nuestras células. Desde
todos los rincones del organismo la sangre vuelve al corazón mediante los vasos llamados
“venas”, pero el viaje de vuelta se torna difícil dado que debe luchar contra la gravedad y
no recibe la ayuda de ningún órgano, excepto los músculos (el ejercicio favorece la
circulación de retorno) que al moverse bombean la sangre hacia arriba. Las “venas” de las
piernas disponen de un mecanismo de válvulas, para que la sangre que va subiendo no
vuelva a bajar a causa de la gravedad.

Existen varias razones por las cuales el sistema “venoso” es incapaz de trabajar con
eficacia, para devolver la sangre al corazón (las veremos más adelante). La sangre se
estanca y acumula en las partes más alejadas del cuerpo (este es el caso de las piernas) y
las “venas” se van dilatando para poder albergar un mayor volumen de sangre. Si el
problema circulatorio se resuelve pronto, dicha dilatación es reversible, pero si no se
toman medidas a tiempo la “vena” cede cada vez más y las válvulas dejan de funcionar
correctamente.
Causas
Se sabe que uno de los factores que contribuyen al desarrollo de las varices es la
predisposición genética. Esto significa que las mujeres con antecedentes familiares deben
acudir al especialista en cuanto tengan el más mínimo síntoma, puesto que los problemas
circulatorios pueden degenerar en serios problemas. Las varices son mucho más
frecuentes en las mujeres que en los hombres.
Existen distintos factores que aceleran y agravan los problemas circulatorios:
-Llevar ropa muy ajustada.
-Una dieta inadecuada.
-Los anticonceptivos orales.
-El embarazo.
-La falta de ejercicio.
-La obesidad.
-Las terapias hormonales.
-Las fluctuaciones de peso.
-El estreñimiento.
-Las lesiones en las piernas.
-El envejecimiento.
-Una vida sedentaria.
-Pasar mucho tiempo de pie o sentado.
-El calor directo en las piernas (estufas…).
Síntomas
Es interesante conocer los síntomas que surgen cuando se tiene una circulación venosa
deficiente, para poder atacar el problema desde sus comienzos. Todos estos síntomas se
suelen intensificar al final de la tarde y por la noche. Queremos recalcar que las varices
visibles al ojo humano pueden estar precedidas de las siguientes molestias:
-Molestias y dolor.
-Sensación de tirantez.
-Piernas cansadas.
-Picores, sobre todo en la parte inferior de las piernas y el tobillo. Aumenta cuando la
pierna está caliente o después de quitarse los calcetines.
-Hinchazón y edemas (Insuficiencia Venosa Crónica).
-Pinchazos.
-Pesadez.
-Venas agrandadas y visibles debajo de la piel.
-Coloración parda-grisácea de los tobillos (Insuficiencia Venosa Crónica).
-Úlceras y sangrado (Insuficiencia Venosa Crónica).

En las mujeres, la presencia de varices puede ser síntoma de un problema de salud más
grave, denominado Síndrome de Congestión Pélvica. Consiste en un funcionamiento
deficiente de las venas de la región pélvica y los ovarios, que suele traducirse en la
aparición de varices en las zonas del abdomen, nalgas, vulva y piernas. Deben prestar
especial atención y acudir inmediatamente al especialista, las mujeres que tengan
menstruaciones muy abundantes, sientan dolor en la región pélvica, cuando levanten
peso, tras el acto sexual o cuando estén de pie.

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