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ANALE S
María Magdalena Ziegler D. de la Universidad Metropolitana
Resumen
El discurso de las imágenes no sólo halla un eco en los acontecimientos
históricos, sino que los propios acontecimientos hallan, a la vez, su par en el
imaginario de una sociedad o de un grupo social. El imaginario de una socie-
dad, o de un sector de ella, conlleva un sin número de posibilidades para el
historiador y nos proponemos demostrarlo, así como también crear la confianza
necesaria en la información que brota de las imágenes a través de un análisis
parcial de la iconosfera mariana del período hispánico en la Provincia de
Venezuela, en la segunda mitad del siglo XVIII. Tomaremos como ejemplo la
obra del pintor caraqueño Juan Pedro López (1721-1787).
Para lograrlo, partimos de la consideración del arte como una fuente de infor-
mación histórica que, además, en el ámbito social, es también producción
simbólica y, en ese sentido, condensa una especie de campo de fuerzas en el
cual se escenifica algún tipo de lucha por una determinada serie de valores,
recursos o posiciones. Al lograr establecer cuáles podrían ser estos valores,
recursos o posiciones, incluso anhelos, haremos de la imagen artística uno
de sus mejores aliados en la comprensión de acciones o hechos históricos
particulares. Tal es el caso del concepto del honor en la casta de los blancos
mantuanos de la Caracas del siglo XVIII.
Abstract
The discourse of the visual image finds an echo not only in historical events,
but also in the other way around: historical events find an even scene in a
specific imaginary of a society or social group. This imaginary of a specific
society –or of a part of it– bears numberless possibilities for the historian and
we have proposed to demonstrate it, together with the necessary trust we
ought to the information that springs from the images through a partial analysis
of the Marian iconosfere of the Hispanic period in the Province of Venezuela,
in the second half of the 18th century. We will use as an example the work of
the Caracas born painter Juan Pedro López (1721-87).
To achieve this, we begin from the assumption of art as a fountain of historical
information that is also, in social circuits, a symbolic production and thus
condense a field of forces where it is performed a struggle for a determined
group of values, resources or positions. Once we have established which could
be these values, resources or positions, even yearnings, we will transform the
artistic image into one of the best allies of the historian in the understanding of
particular historical actions or situations. That is the case of the concept of
honor in the lineage of the mantuan whites in Caracas during the last fifty
years of the 18th century.
del Rosario, realizadas por el maestro Juan Pedro López, pintor caraqueño
nacido en 1724 y muerto en 1787.
De todos los pintores activos en la capital de la Provincia de Venezuela
durante el siglo XVIII, Juan Pedro López se presenta como uno de los más
dotados artísticamente. Su obra conocida es bastante grande y da muestras
contundentes de una calidad plástica, a nuestro juicio, no superada por
ningún otro pintor de la ciudad en este mismo período. Sin duda, era un
profundo conocedor de su oficio y dominaba la técnica de la pintura en un
grado bastante elevado, sobre todo si tomamos en consideración que no
hallaremos en Caracas una academia y/o escuela de pintura hasta bien
entrado el siglo XIX. López no dejó tras de sí una corriente o un grupo de
seguidores o alumnos que perpetuaran su talento y conocimiento acerca
del arte de pintar. Los datos que se conocen hoy sobre su vida, nos hablan
de un hombre organizado, metódico y sumamente responsable. Jamás
envuelto en un escándalo o reclamo relativo a su oficio (1). Pero los datos
más relevantes los hallaremos en su obra y es alrededor de ella que este
estudio habrá de girar.
La obra pictórica de López es eminentemente religiosa y más de 40
por ciento de la misma corresponde a la temática mariana. De allí que
hemos considerado pertinente realizar una selección a partir de dos de las
advocaciones más difundidas del período hispánico en la citada Provincia.
Advocaciones estas que además poseen un contenido simbólico muy
importante para la labor de la Iglesia en el Nuevo Mundo: La Inmaculada
Concepción y La Virgen del Rosario.
Destaca aquí la labor “ejemplarizante” que lleva a cabo la Iglesia en la
Provincia de Caracas hacia mediados del siglo XVIII, en la cual la figura de
la Virgen María, a través de las advocaciones del Rosario y la Inmaculada
Concepción, contribuye abundantemente. Y esto sucede no en Caracas
como una situación excepcional, sucede en todo el mundo católico hispánico
de la época por algunas razones dignas de mención y consideración.
Cuando España asume, en el siglo XVI, la titánica tarea de la Conquista
del Nuevo Mundo, debe asumir también, en Europa, el liderazgo político
del mundo católico, que se veía entonces amenazado por el movimiento
reformista iniciado por Martín Lutero. El Concilio de Trento reúne por 18
complicado, Pino Iturrieta lo define, de una manera sencilla pero muy reve-
ladora, como “una reputación sin tacha apoyada en el reconocimiento colec-
tivo” (18). Obviamente el honor era llevar una vida pública sin mancha
(SINE MACULA), convirtiéndose esto en una preocupación constante para
los miembros de las familias más linajudas y privilegiadas de Caracas. De
modo que exhibir un frente inmaculado era para estas personas, tal y como
lo expresa Pino Iturrieta, una “imperiosa necesidad” y además, un tema de
interés vital para los llamados Padres de Familia (19).
Aunque para el hombre y la mujer, el honor tenía algunas variabilidades
en su aplicación, ambos géneros defendían su reputación pública como
personas de honor a capa y espada, muchas veces literalmente. Recono-
cían que habían heredado el honor de sus ancestros y que sólo podrían
pasarlo a la siguiente generación si mantenían una conducta notoriamente
inmaculada. No es casualidad que en predios teológicos, el pecado ocasio-
nara la muerte espiritual del ser humano y que, en el marco de las altas
esferas públicas de la sociedad, la ausencia del honor provocara lo que
Twinan llama muerte civil (20).
El honor era un valor esencial para el grupo social de los blancos criollos.
Inés Quintero, en un estudio recientemente realizado sobre el evento
histórico conocido como la Conjura de los Mantuanos, ha expresado que:
debió estar al alcance de sólo unos pocos (29). La estima local como co-
nocedor de su oficio debió ser bastante sólida, pues incluso la esquina de
su casa se llegó a conocer como la esquina de Juan Pedro López. Y,
además, en el ejercicio de una fuente extra de ingresos –bastante común
entre los artesanos de la época–, López llegó a efectuar “unas cincuenta
tasaciones hechas en el transcurso de su vida, para numerosos herederos
y personas notables de la ciudad” (30). Incluso, para 1785 –dos años
antes de su muerte–, era considerado “el pintor de mejor crédito y más
continua práctica en esta ciudad” (31).
Con estos detalles, su obra mariana, considerada parte de la producción
simbólica de la casta de los blancos mantuanos, adquiere una dimensión
especial. Para nosotros este viene siendo una especie de punto de quiebre,
sobre todo porque quienes han estudiado la obra de López hasta el
momento no han logrado zafarse de la sombra omnipresente de la Iglesia.
Nosotros mismos hemos insistido en que sin la Iglesia, sin la gran carga de
religiosidad presente en el siglo XVIII en la Provincia de Venezuela, no es
posible comprender este período histórico. No obstante, esto no implica
que bajo esa sombra eclesiástica no puedan acunarse algunos otros
aspectos que enriquezcan la interpretación de la obra de arte, aunque
aquéllos se hallen vinculados, de algún modo, con la inefable religiosidad
del período.
Recordemos, además, que para la sociedad caraqueña de este período
–profundamente barroca por demás– no hay nada más espeluznante que
los cambios, las alteraciones innecesarias que trastornen los principios
fundantes de sí misma. “El mundo del Barroco organiza sus recursos para
conservar y fortalecer el orden de la sociedad tradicional, basado en un
régimen de privilegios, y coronado por la forma de gobierno de la monarquía
absoluta-estamental” (32). Cualquier cosa realizada a favor de mantener
el equilibrio tradicional de las clases privilegiadas, no debe extrañar al histo-
riador. Serge Gruzinski ha expuesto, en torno a la imagen barroca en la
Nueva España, que fue precisamente esta sensibilidad barroca la que
derrotó a eso que nosotros hemos llamado aquí borbonidad. “Traída del
exterior, impuesta sin miramientos, la política ilustrada expiró al estallar el
imperio español a comienzos del siglo XIX” (33). Lo que nos sugiere que lo
Citas Bibliográficas
(1) Para mayores detalles sobre la vida de Juan Pedro López pueden verse las
obras de Carlos F. Duarte Juan Pedro López. Maestro de pintor, escultor y
dorador (FGAN, Caracas, 1995) y Diccionario Biográfico Documental (FGAN-
Fundación Polar, Caracas, 2001).
(2) Para mayor detalle sobre lo expuesto por el Concilio de Trento a este respecto
puede leerse el Decreto de la sesión XXV, en torno a La Invocación, Veneración
y Reliquias de los Santos y de las Sagradas Imágenes. Vale decir que la
concepción de la imagen religiosa como palabra sagrada viene desde los
tiempos medievales y fue establecida con propiedad en el Segundo Concilio
de Nicea, en el año 787.
(3) STANLEY y BÁRBARA STEIN (1981). La herencia colonial de América Latina.
México: Siglo XXI Editores, p. 23.
(4) AGUILAR PIÑAL, Francisco (1989). “Predicación y mentalidad popular”, en
Salvador Rodríguez Becerra (coord.). La Religiosidad Popular. Barcelona,
España: Editorial Anthropos, Tomo II, p. 58.
(5) VIRTUOSO, Francisco José ( 2001). La Crisis de la Catolicidad en los inicios
republicanos de Venezuela (1810-1813). Caracas: UCAB, p. 15.
(6) PINO ITURRIETA, Elías (1992). Contra lujuria, castidad. Caracas: Monte Ávila
Editores, p. 15.
(7) Según los datos ofrecidos por Juan Almécija en La Familia en la Provincia de
Venezuela, las exportaciones de cacao pasaron de 63.433 fanegas en 1720
a 193.000 a finales del siglo XVIII; las exportaciones de café pasaron de 442
libras en 1785 a 65.400 libras en 1790; las de cuero pasaron de 46.500
unidades en 1720 a 130.000 en 1810; las de tabaco pasaron de 487.500
libras en 1720 a 1.144.938 en 1786 y las de añil pasaron de 8.710 libras en
1775 a 542.129 libras en 1790.
(8) ALMECIJA, Juan (1992). La familia en la Provincia de Venezuela. Madrid:
Editorial MAPFRE, p. 31.
(9) Cfr. McKINLEY, Michael (1987). Caracas antes de la Independencia. Caracas:
Monte Ávila Editores, pp. 26 y ss.
(10) LEAL, Ildefonso ( 2002). El primer periódico de Venezuela y el panorama de
la cultura en el siglo XVIII. Caracas: Academia Nacional de la Historia Col. El
Libro Menor, Nº 229, pp. 292-293.
(11) Cfr. DUARTE, Carlos F. (1996). Juan Pedro López. Maestro de pintor, escultor
y dorador (1724-1787). Caracas: Fundación Galería de Arte Nacional.
(12) TWINAM, Ann (2001). “Las Reformas Sociales de los Borbones: una
interpretación revisionista”, en Montalban, Nº 34, La Familia en América Latina
(Dossier-Separata), Caracas: UCAB, p. 234.
(13) Ver el ya mencionado Decreto del Concilio de Trento en relación a las imágenes
religiosas.
(14) Después de todo, ya en el siglo XVIII, los artistas estaban bastante conscientes
de que la pintura religiosa era un modo de manipulación de lo sagrado y su
representación, tal y como lo expresa maravillosamente Víctor Stoichita en El
ojo místico (1996).
(15) MARAVALL, José Antonio (1986). La Cultura del Barroco. España: Editorial
Ariel, Barcelona, p. 134.
(16) Cabe destacar que sólo las imágenes de la Virgen del Rosario se refieren a
los asuntos maternales, pues en esta advocación se presenta a María con el
Niño Jesús. No sucede lo mismo en las imágenes de la Inmaculada Con-
cepción, en las cuales el sentido está dirigido hacia la noción de modelo de
perfección.
(17) Ver los estudios de Elías Pino Iturrieta incluidos en la bibliografía de este
artículo.
(18) ITURRIETA, Elías Pino. Op. cit., p. 124.
(19) Cfr. Ibídem.
(20) TWINAM, Ann (1999). Private Lives, Private Secrets. Gender, honor, sexuality
and illegitimacy in colonial Spanish America. Stanford University Press,
Stanford, p. 188.
(21) QUINTERO, Inés (2002). La Conjura de los Mantuanos, Caracas: Universidad
Católica Andrés Bello, p. 228.
(22) DE LA VEGA, Marta (1998). Evolucionismo versus Positivismo, Caracas: Monte
Ávila Editores, p. 27.
(23) TWINAM, Ann. “Las Reformas Sociales de los Borbones: una interpretación
revisionista”, p. 219.
(24) LEAL, Ildefonso. Op. cit., pp. 368-369.
(25) DE LA VEGA, Marta. Op. cit., p. 20.
(26) GOMBRICH, Ernst H. (1991). Temas de nuestro tiempo. Londres: Phaidon
Press, p. 77.