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CARTA UNDÉCIMA

AMIGOS Y ESPERANZAS

Querido Carlos:

Concluye Aristóteles en los primeros capítulos


de la Etica a Nicómaco que la felicidad es <<una
actividad del alma según la virtud perfecta». Tal
virtud es la mejor, la más cumplida en su propia
plenitud, aquella actividad más alta de la que el
hombre es capaz. Cuál sea esa actividad, y por qué
se dice de ella la felicidad, es algo que él mismo te
explica con una lucidez que el paso de los siglos no
ha podido empañar.
Quisiera yo añadir, acompañando modestamen-
te al mayor de los filósofos, que si no se ejercen
esas actividades, cuya semilla anida en nosotros,
nuestra felicidad queda postergada, quién sabe
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hasta cuándo. El hombre porta en sí capacidades La amistad no es algo innato. No se da sin


que le elevan por encima del sufrimiento y le otor- esfuerzo; hay que conquistarla. Ha de ser alcanza-
gan la dicha. Ya vimos, en mi carta anterior, cuán da y mantenida. La amistad necesita, en primer
inevitable es éste y cómo mora siempre en nuestra lugar, unos presupuestos desde los cuales desple-
inmediata vecindad. Hemos de continuar ahora garse. Y, después, dice el profesor Millán Puelles,
nuestro camino hacia dentro, hasta anidar en el «necesita tiempo» de crecimiento, de esfuerzo, de
alma humana y entenderla de modo vertical, arro- ganarse la confianza del amigo, de hacerse dignos
de él.
jando luz consiguiente en el ancho mundo que
habitamos. La amistad es, por tanto, un despliegue, un cre-
Hay modos de ser feliz más altos que la simple cimiento y una diversificación a partir de una si-
huida del dolor, el crédito a la moral individualista tuación inicial, aquella en la cual los hombres y
o el triunfo a corto plazo. En esta nueva carta, que mujeres somos solidarios porque somos iguales.
La solidaridad es una consecuencia de nuestra se-
espero sea más breve, quisiera hablarte de dos
maneras de ser feliz: dos actividades del alma más mejanza con los demás. Por eso surge espontánea-
raras de lo deseable. Ponen en marcha cualidades mente, sin necesidad de pensar, y no puede desa-
humanas radicales: la apertura a los otros y la parecer, por mucho odio o despotismo que exista:
mirada al futuro. Son dos actividades con las cua- el otro, la otra, son iguales a mí. La solidaridad de
les la libertad se funde y dignifica hasta transmu- unos hombres con otros es reacción e impulso
tarse en dicha y estímulo para crecer. naturales: los demás son como yo. La solidaridad
Dice C. S. Lewis, en un excelente libro titulado es la unión de los individuos humanos de una
Los cuatro amores, que la amistad hoyes conside- misma especie. Es cemento de unión hasta formar
rada «algo bastante marginal, no un plato fuerte sociedad cooperando juntos.
en el banquete de la vida ... Pocos la valoran, por- Otro supuesto de la amistad es la fraternidad:
que pocos la experimentan». Podrá extrañarte qui- todos somos hombres, descendemos de un tronco
zá que en un libro como éste te hable de la amis- común. Somos por eso hermanos. La fraternidad
tad. Quiero ser consecuente con lo prometido: no es algo que debamos alcanzar, no es un ideal.
apelar al hombre y a sus riquezas, a realidades no Es nuestra situación inicial, no un lema. Ya somos
contextuales. ¿Hay algo menos convencional que iguales. Es punto de partida, no de llegada.
los amigos? Somos hermanos, solidarios. Pero aún no so-
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mas amigos. Por eso la amistad, dice mi maestro, U n solo par de ojos humanos no pueden agotarla.
podría definirse como una conquista, un desarro- Lo que yo veo puede ser ampliado por otros; pue-
llo voluntario, un intento de hacer coherente y do aceptar el enriquecimiento de las miradas de
madura la fraternidad y solidaridad humanas que los demás. La amistad tiene algo que la transcien-
existen entre los hombres. de y la funda: la realidad, las cosas, la importancia
Como la amistad necesita tiempo, es un de- de lo que hay que descubrir, pensar y hacer juntos,
sarrollo que se vuelve resistente y duradero: no se compartir una tarea, unos problemas. Este carác-
rompe fácilmente. Éste es su primer carácter. Las ter compartido de la amistad está muy bien expre-
amistades que se rompen con facilidad no son sado por C. S. Lewis: «describimos a los enamora-
auténticas, sino simples solidaridades. El concepto dos mirándose cara a cara, y en cambio a los
de amistad efímera o superficial es contradictorio: amigos, uno al lado del otro, mirando hacia ade-
ser sólo un poco conocidos es solidaridad sin más. lante, absortos en algún interés común».
La amistad, si es verdadera, aguanta, no se rompe Por cierto, me pareció especialmente interesan-
por cualquier desacuerdo. Consiste en mantenerse te el modo en que este autor ridiculiza la sospecha
amigos en el desacuerdo. No forma parte del ideal de que en la amistad hay siempre un componente
de la amistad estar de acuerdo en todo. Estarlo homosexual. Es una manera cómica de no enten-
enteramente es imposible. Podemos coincidir en lo derla.
básico, y es ese consenso fundamental lo que jus- El interés común de los amigos es una tarea
tifica las discrepancias. Pero un acuerdo total es compartida en alegre camaradería. Pero ¿qué clase
imposible. Discrepar es saludable si se mantiene el de tarea es ésa? Para contestar podemos dividir en
diálogo. dos fases el crecimiento propio de la amistad. La
Cada hombre tiene que ver con la realidad se- primera es la fase inmadura: la llamaríamos cama-
gún su propia mirada, según el esfuerzo de sacar radería juvenil, compartir actividades lúdicas en
adelante lo que lleva entre manos. Por eso el ideal las que encontramos interesante la compañía del
de la amistad no es el acuerdo total, sino, por así otro. La amistad infantil y juvenil empieza siempre
decir, dotar a la realidad del número suficiente así: jugar y divertirse juntos. Pero la auténtica
de miradas que la realidad necesita para ser bien amistad madura con el tiempo: la vida, con los
vista. años, diversifica las circunstancias de los amigos,
A la realidad no le basta con la mirada de uno. surgen situaciones nuevas, de alejamiento, y la
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vida del otro se vuelve diferente a la nuestra. Se duce en casa, el lugar donde somos por fuera como
hace más difícil entonces compartir el juego y la por dentro. No es una visita. Forma parte de nues-
tertulia abstrayendo de lo que somos fuera de él, tro hogar.
como hacíamos antes. Así pues, el segundo elemento de la amistad es
Es la fase madura: el amigo nos interesa no sólo la pluralidad compatible y enriquecedora de los
por lo que dice, sino por lo que es. La ayuda mutua puntos de vista, el diálogo iluminante, franco, sin-
es recabada como favor que se pide y se da: «esto cero. Toda mirada puede iluminar a otra porque
no se le hace a un amigo». La amistad auténtica es ha visto algo que el otro aún no. El diálogo va del
comprender y compartir el sufrimiento y el gozo desacuerdo al intercambio de opiniones, al dejarse
del otro, y ayudarle en su tarea. Conocimiento y convencer sola y exclusivamente si el otro tiene
ayuda, en definitiva. Así maduran los amigos. Su razón, si lo que dice es verdad. Eso es ser amigos.
lazo es imán atrayente, más fuerte que la disgrega- La justificación para hablar con el amigo es justa-
ción connatural a la vida. La amistad es lealtad, mente que haya algo importante que decir: «los
estar unidos en la adversidad y la ventura, asumir pequeños círculos de amigos que dan la espalda al
como parte de nuestra existencia la del otro, y mundo son los que lo transforman de veras», dice
organizarse contando con ella, para integrar am- Lewis.
bas en un camino común. Lo muestra bien la pe- El tercer elemento de la amistad es la moviliza-
lícula Eternamente amigas. ción de energías por el diálogo: es una potencia-
El segundo elemento de la amistad es el carácter ción recíproca. Con lo que el otro ve, añado a lo
iluminante del diálogo que la constituye. Ante que he visto, incremento lo que veo, y lo que asi-
todo amistad es conversar, hablar, intercambiar milo lo devuelvo al otro. La amistad saca al otro
miradas, lo que se ha averiguado, participar del de la indiferencia y pone en marcha su iniciativa,
saber de otro. Dice Pieper que la amistad se nota amplía el radio de lo que a él le va. Lo mismo es
en el decir sin reticencias ni disimulas: el amigo es ser capaz de amistad y ser capaz de compromiso,
la persona con la que se piensa en alto, con la que de aumentar la atención a las cosas grandes. El
se habla sinceramente, aquel con quien somos sin- enemigo de la amistad es la falta de interés, el
ceros. Con el amigo no nos andamos con remilgos, pasotismo y la indiferencia. La amistad moviliza,
es aquel con quien nos podemos sincerar. La amis- crea energías. Hoy se alude a esto con el término
tad es ámbito de intimidad. Al amigo se le intro- sinergia: una concurrencia de ímpetus que se mul-
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tiplican recíprocamente. La mayor sinergia es ser es gratuito. La amistad da lo mejor que tiene des in-
amIgos. teresadamente. Por eso, lo más opuesto a la amis-
El cuarto elemento es su carácter personal. Sólo tad es la instrumentalización del otro. Cuando el
las personas pueden ser amigas. Hay una caracte- otro no es un fin, sino un medio, no se alcanza el
rística de la persona de la que ya te hablé, y que juego de intimidades, la amistad se degrada. Si yo
conviene volver a resaltar: es un ser generoso, lo sólo busco que el otro haga lo que a mí me convie-
cual significa ser fuente de actos, de novedad, ori- ne en un momento dado, le estoy utilizando.
gen. La persona es el único ser que puede dar sin El cálculo es ajeno a la amistad. Pensar qué
perder. Ser persona consiste precisamente en eso: gano y qué pierdo en mi relación es puro interés.
poner en la realidad algo nuevo, aumentar lo que Hoy, como siempre, el desinterés es moneda rara
existe sin perder el propio ser. Es fuente de reali- en las relaciones humanas. Incluso hay quien dice
dad. Cuando da, no pierde, gana, se expresa a sí que sencillamente no existe: todos los hombres se
misma. La persona aporta, aguanta, sostiene, sirve mueven por interés propio. Ése es el motor del
de fundamento para las realidades a que da lugar. mundo: John Stuart MilI, el pensador más puro
La persona es fuente de ser. del liberalismo, lo razonó detalladamente, junto a
Esto tiene que ver con nuestro asunto: esa rea- muchos otros que explican la conducta humana, e
lidad fontal es amistosa. El cauce para llevar a la incluso el conocimiento, como una determinación o
práctica la capacidad de otorgamiento de la perso- consecuencia de los intereses (el marxismo por
na es la amistad. A través de ella se ayuda, se ejemplo).
ofrecen y abren oportunidades. Aportar es poner Pero en la práctica, el interés sacrifica la amis-
algo nuevo. La oportunidad es abrir caminos, des- tad. Primero mantiene unas relaciones humanas
velar, decir la verdad, dar inspiración para una «amistosas», pero superficiales, fruto de la conve-
tarea. La persona vive siempre en régimen de ama- niencia mutua, que no aguantan el tiempo ni las
necer, no de atardecer: siempre puede dar más. dificultades. Pero en segundo lugar, nuestra amis-
Ésa es la única manera de ser joven. Ésta es una tad llega hasta donde coinciden nuestros intereses.
perspectiva donal del hombre y de la mujer, la más N o más allá. Y así se viven las relaciones entre
real, la más metafísica. Somos asÍ. «amigos»: una separación amable al dejar de coin-
El don es parte irrenunciable de la amistad: cidir, una incapacidad de desatender mis «proble-
quien regala algo no espera nada a cambio. El don mas» para «cargar» con los del otro.
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N o se admite que la relación mutua tenga unas de. Por eso, la amistad en presente es la virtud de
exigencias propias más importantes que los puros la justicia.
intereses de cada uno. La amistad auténtica, por el ¿Y la amistad vivida hacia el pasado? Es la
contrario, es desinteresada, no instrumentaliza, piedad, el modo justo de comportamos respecto
sino que da. Responde a una exigencia metafísica de nuestro origen. La piedad es reconocer que no
profunda del ser humano: la de tener réplica y podemos pagar una deuda: hay deudas impaga-
encontrarme con otra persona para ser yo mismo. bles; uno no puede pagar que le hayan dado la
. Sin el otro no alcanzo a conocerme a mí mismo, existencia. Por muy personas que seamos, antes
pues para conocerme necesito expresarme, y para somos criaturas con una existencia recibida. La
expresarme he de manifestarme. Manifestarse es piedad se vive con Dios, con los padres y con la
hablar, ser escuchado, comprendido. Yeso exige patria. Cuando se es amigo, se tiene piedad, pero
alguien que escuche. Por eso dice mi maestro que no compasión. Quien es amigo de verdad no da
una persona sin réplica, sola, es un absurdo: no importancia a la generosidad. ¿Cómo no va a ser
tendría a nadie a quien manifestarse para conocer- generoso con aquel a quien ama, aquel de quien
se. No sería nadie, ni siquiera para sÍ. recibe algo que no se puede devolver, alguien que
La realidad fontal de la persona desafía el paso nos engendra el alma, el cuerpo o el espíritu?
del tiempo, está por encima de él. Por eso la amis- Y después, el futuro. El destino más alto de la
tad enlaza con las virtudes, que son nuestro modo persona es la fama, la gloria, el perdurar. Lo vimos
de organizar el tiempo y guardar lo que actuamos al hablar de los clásicos. Por eso la amistad está
y conocemos. Por ejemplo: vivir el presente en la hecha de estima, de honor hacia el amigo. Los
amistad es la constante y perpetua voluntad de dar amigos se deben honor, estima, confianza en que
a cada uno lo suyo. Esto es la definición clásica de el amigo vale, en que tiene algo sólo de él, en que
justicia. Pero se trata de dar perpetua y constante- ese algo culminará. Ser amigo incluye la estima-
mente, no una sola vez. Si no vivimos la justicia, ción, pero también la irritación: el que no se irrita
no somos felices porque el otro no tiene lo suyo. cuando el amigo se porta mal es un adulador o un
Para que nosotros seamos felices los demás tam- indiferente, pero no un amigo. Hay que ser parti-
bién han de serlo. Tomás de Aquino dice que el dario del amigo, estar a su lado, defenderle, esti-
amigo es aquella persona para la que se quiere marle, querer lo mejor para él. La estimación es la
algo: lo que le pertenece como suyo y le correspon- clave de la amistad.
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Ser hombre es ser amigo de los demás. El egoís- ponerse en marcha. Éste es el segundo elemento
mo es una frustración ontológica, una oclusión de de la esperanza: el futuro es mío, depende de mi
nuestra capacidad de otorgamiento. Si no tengo esfuerzo, yo voy a por él. Esto se opone a la
amigos, soy ontológicamente pobre, estoy sólo. Ya utopía, que es un futuro mejor que me es dado en
hemos hablado de la soledad: está solo quien no virtud de un dinamismo exterior a mí. Es una
da. Dice un dicho hindú en la película La ciudad esperanza falsificada, porque está hueca de activi-
de la alegría: «Todo lo que no se da, se pierde». dad humana: el hombre utópico piensa que los
N o compartir lo mío es perderme, empobrecerme, tiempos son malos, no hay nada que hacer; la
porque entonces no puedo recibir nada de lo que solución vendrá sin que yo intervenga, sucederá de
los otros tienen. El hombre es así. Te aconsejo modo automático, según una fatalidad histórica de
fundar tu visión de ti mismo en la estructura donal fuerzas extrapersonales, según un dinamismo
de la persona. Si no, te saldrá una antropología en inexorable. En ese sentido, el futuro utópico no es
la que el hombre es un sujeto que sólo pretende mío porque yo estoy alienado en él. El futuro de
autorrealizar un dinamismo ciego, ajeno a los de- la esperanza auténtica está sin embargo abierto
más, atento sólo a un resultado que se torna inerte para mí, no adviene por una fuerza extraña. La
y amenazador. utopía es una esperanza defraudada, un engaño
acerca de la condición humana radical: lanzarme
Quisiera hablarte un poco de la esperanza, una hacia adelante.
virtud radicalmente importante en la estructura de Si la esperanza se monta en el tránsito hacia el
la existencia humana. Para ser felices hemos de futuro, si lo mejor está por advenir, pero no llega-
esperar de una peculiar manera. La esperanza anu- rá sin contar conmigo, el futuro se torna una «ta-
da en sí muchas cosas. rea». La tarea es el tercer ingrediente de la espe-
El primero de sus elementos es el optimismo. El ranza y me impone un deber: construir el futuro.
que espera espera un mundo mejor; piensa que Pero la condición es que en él yo sea mejor. Si no,
éste es mejorable, y por eso no se instala en el caemos en la utopía. He de ser yo quien lo alcance.
presente, sino en el futuro, en el trayecto que con- Llevar a cabo la tarea me exije una cuarta di-
duce a mejorar. Dice mi maestro que esperar es, mensión: saber con qué recursos cuento. Ahora,
ante todo, ser optimista: podemos ir a más. en el presente, no cuento con todos; son más bien
Pero ir hacia lo mejor supone salir hacia ello, escasos. Si yo contase ahora con todo lo necesario,
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lo bueno sería el presente. ¿Para qué necesito en- mentas: primero un sujeto, Frodo. Después, una
tonces el futuro? Lo mejor sería disfrutar lo que tarea: llevar el anillo. Después, algo más: alguien
tengo. Pero no, los recursos con que ahora cuento le ha dado a Frodo ese encargo. Que la tarea esté
son escasos. El futuro no está asegurado de modo encargada, y no sea una ocurrencia o un capricho
necesario. Tiene riesgo, es incierto, puede no ser del sujeto, es ingrediente necesario para que la
alcanzado. Lo importante de la esperanza es decir: tarea sea esperanzada, y para que tenga el carácter
si esperar es querer ser más, por muchos recursos épico que adquiere toda tarea de este tipo, tal y
que ahora tenga, nunca son suficientes, porque lo como lo narra la literatura. La existencia humana
que ahora soy es poco. Así se conjura el pesimis- tiene verdadero carácter épico.
mo conformista. El encargo es la ayuda originaria por excelencia.
Lo importante es que los recursos son escasos. Es lo que pone en marcha la historia, por así decir.
Por tanto, necesito más. Como no los tengo, nece- El encargo no lo pone el protagonista, sino otro.
sito que alguien me los facilite: necesito ayuda. N o En este caso Frodo recibe el anillo sin buscado, sin
puedo acometer sólo la aventura de la esperanza: haber sospechado siquiera el alcance real de la
tengo que ser ayudado. Si no, la tarea esperanzada tarea recibida. Esto se ve cuando nuestro protago-
es imposible. La ayuda es una dimensión irrenun- nista pregunta refiriéndose al Anillo: «¿Por qué
ciable de la aventura esperanzada. vino a mí? ¿Por qué fui elegido?» Y el mago Gan-
Como ya te dije en una carta anterior, la narra- dalf el Gris le replica: «Preguntas que nadie puede
ción de la vida humana es la máxima expresión de responder. De lo que puedes estar seguro es de
su ser. La persona se manifiesta en sus actos, en que no fue por ningún mérito que otros no tengan.
sus palabras, en sus gestos. Y todos ellos pueden Ni por poder ni por sabiduría, a lo menos. Pero
ser dichos abstractamente, pero cuando son narra- has sido elegido y necesitarás de todos tus recur-
dos expresan más cercanamente el hontanar del sos: fuerza, ánimo, inteligencia».
que surgen, porque la persona es biográjicamente. En la ejecución de la tarea hay dos elementos
La estructura de la tarea esperanzada se puede más: primero, la ayuda acompañante que se presta
ver con mucha claridad en un ejemplo: la historia al sujeto en cuanto está en el trance de la acción
de Frodo, en El Señor de los anillos, de J. R. R. misma, caminando hacia el objetivo. Y después
Tolkien. En esta narración, cuyos detalles puedes algo correlativo, que aparece en toda épica: lo que
leer tú mismo con verdadero goce, hay varios ele- se opone a la esperanza, la contrariedad, el adver-
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-Hacia el peligro, de modo no demasiado direc-


sario. Ambos elementos varían en cada caso, pero
to ni demasiado imprudente ...»
están siempre presentes.
Frodo tiene una inmensa cantidad de trampas La estructura esencial de la historia de Frodo,
que superar y de ayudas encantadas que le abren que tiene gran cantidad de matices añadidos, es la
camino. Es un héroe pequeño, magnificado por el estructura misma de la realidad. Es decir, la épica
acecho del adversario y la audacia y tozudez de su es verdad, o dicho de otro modo, nuestra existencia
empeño y el de sus acompañantes. La tarea recibi- es épica. Por eso, si faltan algunos de estos elemen-
da exige una fidelidad y una adhesión inmensas. tos, la historia se vuelve falsa, tiene lugar una
En Frodo el personaje se transmuta en la sustancia mutilación de la esperanza, que se vuelve entonces
misma de su misión.
tan ridícula como la utopía: no se puede pretender
Pero esto no agota la estructura del relato. El que sin Frodo, sin nadie, el anillo llegue a su des-
último factor globalizante de la tarea es que hay un tino.
beneficiario: una persona, distinta del sujeto, a la Cabe añadir dos elementos más de la esperanza.
cual va a beneficiar la tarea encomendada. Esto no El primero está especialmente de manifiesto en el
puede faltar, porque la esperanza es incompatible caso de Frodo: el riesgo. Si no se arriesga, no hay
con la soledad. El fruto, el futuro mejor, no puede esperanza, precisamente porque los recursos con
ser para mí sólo. Es otorgado a otros. que se cuentan son escasos (en el caso de Frodo
Lo dice muy bien Frodo en ese mismo diálogo: realmente escasísismos, desproporcionadamente
escasos; las historias más corrientes no tienen tan-
«-¿A dónde iré? ¿Qué me guiará? ¿Cuál será mi ta desproporción entre recursos y riesgo; aquí el
tarea? riesgo es total, la incertidumbre completa, por eso
el valor que se requiere es mayor). Pero el riesgo
-No ves muy lejos -dijo Gandalf-, ni yo tam- convoca la solidaridad de los demás: Frodo recibe
poco. Tu tarea puede ser encontrar las Grietas del
tantas ayudas precisamente porque arriesga mu-
Destino, pero quizá ese trabajo esté reservado a
cho, y porque todos son beneficiarios.
otros. N o lo sé. De cualquier modo, aún no estás
La esperanza siempre convoca, en último térmi-
preparado para un camino tan largo.
no, las dos grandes fuerzas del espíritu: la amistad
-En efecto, no -dijo Frodo-. Pero mientras
y el antagonismo, el amor y el odio. Una fuerza
tanto, ¿qué ruta tengo que tomar?
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positiva y otra negativa. Si alguien como Frodo se y aún volveremos sobre ello. Si te he hablado así
atreve a correr el riesgo de un futuro mejor para es para inspirarte una inquietud: ser feliz está más
la humanidad, ¿cómo no va a convocar? La espe- allá del éxito, del presente, de mis propias fuerzas.
ranza es, pues, asunto de corazón grande, intrépi- Hay que poner en juego la libertad y mezclarse
do. El corazón del que espera es como una proa. con otros en tareas comunes que nos exceden y
Por eso está siempre protegido, precisamente por- amplifican. El camino de la felicidad pasa por el
que se expone, porque no se mete en una guarida tú, necesita tiempo y sufrimiento. El hombre feliz
(¿qué habría hecho Frodo si hubiera renunciado a tiene muchas cosas que recibe y saca de sí, también
su misión?). la incertidumbre y el esfuerzo. Espero haberte sa-
El último ingrediente de la esperanza es la ale- bido conducir por el camino hacia dentro del que
gría. El que arriesga, convoca, y está alegre, por- venimos hablando.
que va hacia una ganancia. La esperanza es la Hasta muy pronto.
alegría del mundo. Cuanto más grande es la espe-
ranza, más beneficia a la realidad. El individualista
nihilista es el que niega que haya tarea encomen-
dada, y en definitiva el que niega alguna, o todas,
las dimensiones de la esperanza. N o hay quien dé
ningún encargo, no hay beneficiario, salvo yo mis-
mo; no hay más recursos que los que yo tengo, y
todo lo que no sea yo es adversario. No cuento con
nadie, ni tengo tarea, estoy arrojado al mundo, el
futuro mejor es para mí sólo, y todo se me opone.
Una perspectiva realmente triste. La «ética del
amor propio» difícilmente conserva los ingredien-
tes de la tarea esperanzada. Es su antítesis.
La esperanza, como ves, es pilar fundamental
de nuestra existencia porque es el modo humano
de encarar el futuro. Disculparás que me haya
alargado más de lo habitual: el asunto lo merecía,

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