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Ese día llegaron a la plaza varios hombres y mujeres del común vociferando que no
pagarían las contribuciones, lo que se extendió en una numerosa protesta bajo el lema
"VIVA EL REY, PERO NO QUEREMOS PAGAR LA ARMADA DE BARLOVENTO".
Que era una institución militar creada por el imperio español para proteger sus territorios
ultramarinos americanos de los ataques de sus enemigos europeos así mismo como de
piratas y corsarios.
Esa misma tarde, al ver la dimensión del descontento, el Cabildo suspendió
el cobro de los impuestos y calmó al motín. Pero eso no logró evitar que los
alzamientos se extendieran por toda la geografía nacional.
Las revueltas apuntaban a la destrucción de los símbolos de la realeza colonial, al
desconocimiento de las autoridades españolas y al rechazo a las opresivas instituciones
fiscales. Los insurrectos se dieron cita un mes después, y el 16 de Marzo en el Socorro, los
directivos de la sublevación constituyeron una junta que se denominó 'COMÚN' y le dio
origen al nombre de 'COMUNEROS‘.
Se puede definir en términos actuales como una empresa masiva de desobediencia civil
que proponía expresar al Rey el repudio general sobre las nuevas políticas establecidas
en las colonias americanas.
En un comienzo, los inconformes eran gente del Socorro y de otras poblaciones
vecinas, sobre quienes recaían los gravámenes. Sin embargo, el movimiento de protesta
fue extendiéndose a otros grupos que rechazaban la exclusión a la que se les sometía por
parte de los soberbios españoles.
Criollos, mestizos, indios, negros libertos se reunieron en lo que se denominó la
"coalición multiétnica":
Ambrosio Pisco como representantede los indios;
JOSE ANTONIO GALÁN, de los mestizos,
Francisco Berbeo, Salvador Plata y los demás capitanes del
Movimiento como exponentes de los intereses criollos.
Al final, unas 20.000 personas marcharon hacia Bogotá para presionar al Virrey. Los
líderes de la Revuelta de los Comuneros del Socorro (Santander) eran los campesinos José
Antonio Galán y Lorenzo Alcantuz.
El 2 de junio, un compuesto por 20.000 personas enfurecidas se reunió en el pueblo de
Zipaquirá, clamando por la supresión del monopolio del tabaco y la abolición de muchos
impuestos y del cargo de visitador general.
Cuando el principal negociador de la Junta, el arzobispo Antonio Caballero y Góngora,
llegó a Zipaquirá, recibió de Juan Francisco de Berbeo las Capitulaciones, documento con
35 puntos que exigía reformas administrativas, mayores oportunidades para los criollos y
un mejor tratamiento para los indígenas. Para que el conflicto no se extendiera, y
sintiéndose indefenso frente al ejército enfurecido, Caballero y Góngora firmó el
documento el 6 de junio, el cual fue aprobado por la Audiencia al día siguiente. Teniendo
la victoria en sus manos, Berbeo ordenó a sus seguidores que se dispersaran y
condescendió con las autoridades, al igual que muchos de sus compañeros.
Un sector del movimiento representado por los criollos, en su mayoría, aceptó las
capitulaciones Y regresaron tranquilamente a sus casas. Sin embargo, algunos miembros
de la revuelta, encabezados por José Antonio Galán, desconfiaron de la celeridad con que
fueron aceptadas las condiciones por parte del Virrey y prosiguieron la lucha. Su triunfo
fue efímero. Cuando las noticias del arreglo llegaron a Cartagena, el virrey Manuel
Antonio Flores lo desconoció de manera categórica y el 6 de julio envió quinientos
soldados a Santafé para restaurar el orden.
las Capitulaciones de Zipaquirá fueron anuladas al poco tiempo por las autoridades
españolas y los dirigentes del movimiento fueron castigados, con excepción de Berbeo,
quien fue nombrado Corregidor de San Gil y del Socorro y juró fidelidad al rey,
restableciendo el impuesto de la alcabala en su jurisdicción.
Dirigidos por José Antonio Galán, mestizo de genio violento, aquellos comuneros que no
habían desistido continuaron la lucha hasta que Galán fue capturado en Onzaga-
Santander el 13 de octubre.
Se le condenó a la pena de muerte y al desmembramiento de su cadáver, se declaró
infame su descendencia y perdió sus bienes. ”. Sentencias iguales contra Isidro Molina,
Lorenzo Alcantuz y Manuel Ortiz, compañeros en la rebelión.
Con el orden restaurado, el virrey Flores restableció los aborrecidos impuestos, juzgó y
ejecutó a Galán y a tres de sus compañeros el 1o. de febrero 1782, promovido como
virrey de la Nueva España. En julio de 1782, la corona nombró como su sucesor a Caballero
y Góngora. Uno de los primeros actos del virrey-arzobispo fue conceder un perdón
general a todos los involucrados en la insurrección del 7 de agosto. La paz retornó, desde
el punto de vista de las autoridades reales, pero no para los comuneros.
Aunque el movimiento insurreccional comunero fracasó, se difundió en otras regiones
del Nuevo Reino de Granada dando lugar a los alzamientos Comuneros de Guarne y
Sopetrán en Antioquia, de Pasto y de Neiva. La insurrección de esencia reformista
económica y social evidenció las debilidades del gobierno español y abrió el camino a
posteriores rebeliones, convirtiéndose en el antecedente de la Revolución de
Independencia de Colombia.
http://www.socialhizo.com/historia/historia-de-colombia/insurreccion-comunera-de-
1781 buena referencia para repasar.