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El arte funerario
Aunque fue esencialmente cerámico, el arte funerario ocupa un rango especial.
Las obras halladas en las tumbas son, sobre todo, esculturas de barro deliciosas
en sus detalles: los tocados, los rostros, los peinados, las vestimentas e incluso
las posturas fueron acabados con una delicada y majestuosa precisión.
La utilidad del arte funerario para los arqueólogos modernos es infinita: gracias a
él se han podido comprender mejor las características físicas del pueblo maya e,
incluso, algunos de sus ritos corporales, como la deformación craneal, la
mutilación de los dientes y la escarificación practicada en mujeres de alta
jerarquía, nobles y sacerdotes. De igual forma, nos permite aproximarnos a la
indumentaria de los personajes enterrados, a su trabajo y a su papel
desempeñado dentro de la sociedad.
Otras artes:
Aquí se pueden apreciar las distintas artes que los mayas dominaban:
La cerámica
La concha y el hueso
La madera y el pedernal
El jade y el oro
La pintura
El arte funerario.
MEXICO
Los panteones mexicanos son una belleza para todas aquellas personas que
aprecian el arte, ya que las figuras que se instalan sobre las tumbas son creadas
con expertos en la materia, en Durango durante muchos años se contó con un
canterista de primera calidad: Benigno Montoya Muñoz, quien en el Panteón de
Oriente dejó un admirable legado escultórico del arte funerario.
Durante la Colonia, en la Nueva España, los entierros tuvieron lugar en los atrios e
interiores de los templos y capillas, además de aquellos lugares que la Iglesia
Católica destinó ex profeso para cementerios y que por lo general se ubicaron en
sitios aledaños a las iglesias.
El control de panteones por parte del Clero continuó hasta el año de 1859, en que
se publicó el decreto Juarista mediante el cual cesó toda intervención de la iglesia
en los cementerios y bóvedas mortuorias en el territorio nacional y se inició desde
entonces la construcción de panteones municipales.
En algunas ciudades del país los panteones civiles actuales son los mismos que
existían cuando la autoridad eclesiástica ejercía el control de los cementerios, ya
que al perder el Clero los derechos sobre ellos, el mismo sitio se convirtió en
panteón de la población; pero no en este acaso el de Durango, ya que el único
cementerio público que existe en la actualidad es el que fue creado a raíz del
decreto mencionado, por lo que los entierros efectuados han tenido lugar a partir
de la fecha de su creación, y de aquellos sitios que fueron destinados a
cementerios hasta la primera mitad del siglo XIX no se conservó nada, sino
simplemente fueron absorbidos por el crecimiento urbano.
El arte de la época porfiriana ha sido más calificado que estudiado; dentro de él, el
arte popular producto de la tradición heredada permanece en espera de una justa
valoración como expresión espontánea, ajena al canon academicista en donde se
conjuraron el oficio y la tradición aprendidos con la creatividad artística del autor.
ESCULTURAS MORTUORIAS
Por un inventario que obra en poder de los descendientes del escultor, se sabe
que trabajó sesenta y cuatro tumbas, de las cuales subsisten cincuenta y cinco:
treinta y tres capillas, cinco relieves y monumentos y catorce cruces.
De los cincuenta y cinco para el panteón, solamente labró tres ángeles niños con
rostro de querubín, entre los que se destaca el de su suegra Luciana Salazar,
posado sobre una nube que descansa en un alto pedestal; sus demás esculturas
de ángeles son figuras renacentistas de facciones finas asexuadas, sin edad, que
portan diferentes atributos porque son la representación del alma, del Ángel de la
Guarda o del Ángel Apocalíptico del juicio final.
En el estilo Montoya los ángeles gustan de dejar al descubierto un pie; tiene gran
expresividad en las miradas, portan vestimentas muy elaboradas y acusan un
trabajo laborioso en las cabelleras ensortijadas.
El relieve que reconstruye la escena de “La Piedad” es una de las piezas más
apreciadas de Montoya. En esta escena lúgubre, el rostro de María se muestra de
tres cuartos levantado hacia el cielo, apreciándose la expresión de dolor en los
ojos cerrados, el ceño fruncido, los labios entreabiertos, sosteniendo el cuerpo sin
vida del hijo. El manto que cubre la cabeza de María se extiende hacia abajo
ocultando con sus pliegues la base del relieve. Jesús también con los ojos
cerrados, los labios entreabiertos, barba recortada y cabello suelto, unido a la otra
imagen por la misma expresión de dolor, descansa sobre el regazo de la madre;
un paño a la altura de la cadera cubre la desnudez del cuerpo. Destaca en este
conjunto el trabajo de los pliegues del manto de María, así como la extensión
muscular del torso desnudo de Jesús. Fue esculpido a la memoria de Ángel
Castillo López.
EN HOMENAJE
Debido al gran legado que este escultor dejó en el Panteón de Oriente, el Instituto
Municipal del Arte y la Cultura, en coordinación con el Voluntariado Cultural, la
Administración del Panteón, e iniciativa privada, el 27 de diciembre de 2002
inauguró el Museo Municipal del Arte Funerario “Benigno Montoya”, con el objetivo
de rescatar la obra de este canterista formado en Durango, a la vez que se difunde
este arte en Durango. Es el primer museo al aire libre y el primero en su tipo en el
norte de la República Mexicana.
SEMBLANZA
Autodidacta
DURANGO: Desde 1883 radicó en el estado, en donde labró sus primeros ángeles
para la tumba de la niña Guadalupe Álvarez.
HISTORIA
Fundación
EXTENSIÓN: 28 hectáreas
UBICACIÓN: Originalmente los lotes para fosas se planearon de forma por demás
sencilla; a partir de la calle principal y teniendo por límite la capilla, los lotes del
oriente llevarían numeración par, mientras lo del poniente serían los números
nones. De ese diseño original, únicamente se preserva el panteón de los niños
cuya sección se ubica a espaldas de la capilla.
ICONOGRAFÍA
Motivos
ROMA
EGIPTO
Los antiguos egipcios creían que el hombre estaba compuesto de tres elementos:
ba, ka y akh. La momificación y la representación artística a través de una
escultura o una máscara eran parte de un ritual necesario para asegurar la
inmortalidad de estos tres aspectos de lo humano. Las pinturas acompañaban
eternamente a las almas de todo lo necesario, y aseguraban la continuidad de los
placeres terrenales en el más allá, les proveían de servidores, lugares de
esparcimiento, espectáculos, comida y guerra. Bajo el reinado de Narmer (3.200
a.C) se establecen los códigos estéticos en la pintura y los bajorelives. Las figuras
se representarán frontalmente cuando deban verse desde su punto optimo. De
esta manera, la anatomía sigue una lógica conceptual, tomándose lo esencial de
la figura (si es humano, animal o mitológico) y se procede a una caracterización de
tipo genérica. Se crearon así una serie de convenciones estéticas complejas que
conformaban un auténtico código que no podía ser alterado. En este sentido, un
desvío a la norma podría ser equiparada a una falta de ortografía o a un error
gramatical. Se aplicaban a la representación de dioses y la familia real. Cuanto
menor era el rango del representado, mayor libertad se permitía a su imagen. Así,
los esclavos y campesinos se pintan de una manera extremadamente naturalista,
en posiciones Para el hombre se reflejan los dos pies de perfil, que es su forma
más representativa, y se colocan ambos del mismo lado, como las manos (es
decir, aparecen dos manos izquierdas, dos pies izquierdos, para no ocultar tras el
perfil el quinto dedo). El rostro también aparece de perfil, pero el ojo, que es el
rasgo más importante, se coloca de frente. También se ubica el tronco
frontalmente (a excepción de los senos que se alinenan de perfil a ambos lados)
De perfil también se representan caderas y piernas, de las cuales una por delante
de la otra, permite identificar el sexo de la figura.
Actualmente, y sobre todo en las regiones rurales y semiurbanas, aún se
siguen realizando ceremonias para el día de muertos. Se elaboran y
adornan altares en los hogares y se lleva ofrenda a las tumbas en los
cementerios.
De ahí surge la práctica del entierro en sepulcros que es, a su vez, una
tradición que arranca de la época de las catacumbas. De esta tradición
funeraria que, en determinado momento se empieza a revestir de formas
artísticas, se tratará en el presente ensayo.
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Estas representaciones tienen un valor estético, pero son también formas
testimoniales que nos remiten al cuerpo de ideas y creencias de los
grupos sociales que Ias produjeron.
Figuras antropomorfas
Representación de dolientes
Los vegetales asumen variadas formas, entre Ias cuales cabe destacar la
de árboles, ramas y tallos—en forma de coronas o borduras—y la de las
flores, en forma de guirnaldas, ramos o solas. La representación de
árboles tronchados tiene relación con el Árbol de la Vida y las vidas
truncadas.
Las columnas rotas remiten a "Ia idea deI activo esfuerzo vital
interrumpido por Ia muerte" (Ibid.,log. cit.) (tumba de Stenie Huguenin de
Cravioto, Panteón Municipal de Pachuca, Hgo.), mientras que en varios
cementerios puede encontrarse Ia representación de iglesias sobre Ias
tumbas (Panteón Municipal de Mérida), quizá en remembranza al papel
que dichos edificios jugaron en los inicios de Ia práctica de
enterramientos en nuestro país.
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