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Palabra clave: vivienda mercancía, vivienda valor de uso y de cambio, vivienda como
segregación y ciudad reproductora.
En estos tiempos de incertidumbres, de transformaciones sociales, económicas, políticas y
territoriales, se presenta la realidad bajo una disyuntiva que, sin menospreciar sus virtudes,
obliga a tratar de comprenderla: como un sesgo paradójico o asumir sus hechos como
procesos contradictorios[1]. Sin embargo, para las grandes mayorías de nuestros pueblos, se
ven en la necesidad de enfrentar las desigualdades y las contradicciones que, como
producto de las actuales relaciones sociales de producción, basadas en la reproducción de la
lógica capitalista, se debaten entre ser incluidos o definitivamente excluidos de aquellas
posibilidades que "promete" la ciudad o las grandes urbes. En este sentido, es importante
comprender un componente dinamizador para la reproducción de la fuerza de trabajo[2]: la
vivienda. Es la que conforma la trama de la ciudad y, precisa los intersticios de las
metrópolis de las ciudades mexicanas.
Si bien es importante destacar que existe una diversidad de instancias para la delimitación y
definición de hechos históricos, hoy, plantearemos en este Coloquio algunas hipótesis de
trabajo sobre las actuales contradicciones que los ciudadanos de las pequeñas, medianas y
grandes ciudades nos enfrentamos. Concretamente en el ámbito de la reproducción de la
ciudad, de la fuerza de trabajo y del capital. Precisaremos tendencias y contradicciones; no
obstante, considerar la vivienda como un bien indispensable para el mantenimiento de la
capacidad productiva de los trabajadores (Pradilla, E. 1982, 10), es la esencia de este
proceso.
Desde nuestra perspectiva, el análisis girará entorno a cinco elementos que están
completamente interrelacionados entre sí: primero, la vivienda como un valor de uso;
segundo, como valor de cambio convertida en mercancía; tercero, la vivienda en la
instancia de su valorización como capital; cuarto; la vivienda como reproductora de la
fuerza de trabajo y; quinto, la vivienda como segregación de la ciudad. Estos principios
inciden en la conformación del territorio en las pequeñas como en las grandes ciudades. Por
ende, nos aproximaremos a las contradicciones que se generan bajo las actuales relaciones
sociales de producción capitalista en esta era de la globalización.
El problema de la vivienda para las ciudades mexicanas, se ha convertido en un hecho real
y paradójico que no ha encontrado soluciones desde la perspectiva de las autoridades en
turno. Sus impactos hacia la población mayoritaria, es cada vez más incierta, contradictoria
y enajenante. De momento pensamos que las soluciones desde la lógica aplicada por los
gobiernos sexenales no podrán ser resueltos; además, de no cambiar las políticas y, de no
tomar en cuenta las necesidades de la población demandante, por su precariedad, su nivel
de ingreso y las vicisitudes a las que se enfrenta bajo la política neoliberal aplicadas desde
hace más de tres décadas, no menguarán, ni resolverán los problemas de la vivienda.
Las tendencias de crecimiento que adquieren las ciudades mexicanas en este siglo y las
vicisitudes que enfrentan sus habitantes, obedecen más a la lógica de las formas de la
construcción, consumo y distribución, que el propio crecimiento de las ciudades.
Aunado a esta fase de reproducción de la vivienda y de la sociedad, cabe precisar que la
especulación del sector inmobiliario, los diferentes frentes del capital: bancario, industrial,
comercial, inmobiliario, etc., hegemonizan la producción, distribución y consumo de la
vivienda. En consecuencia, es el capital quien segrega la ciudad en dos direcciones: por un
lado, un sector de la población que se difumina en zonas residenciales de alta especulación
urbana; mientras que, por el otro lado, las diferentes formas de apropiación diferencial para
un sector con pocas posibilidades de acceder al mercado especulativo se ve en la necesidad
de autoconstruir o depender de las políticas y estrategias del gobierno para constituirse en
su cliente pasivo. Dos instancias que permiten un proceso de expansión de la ciudad, por
supuesto, que dependerá de la correlación de fuerzas existentes en cada momento histórico
determinado.
La vivienda como elemento de valor de uso
En esta primera parte de nuestro análisis nos referiremos a las viviendas que presentan
algunas de las características siguientes: a) vivienda de interés social; b) viviendas
autoconstruidas; c) viviendas por encargo; d) viviendas-vecindad; e) viviendas localizadas
en el centro histórico; f) viviendas de las periferias; g) viviendas de sectores medios y; h)
viviendas populares. En síntesis, lo que podemos destacar de estas condiciones de
producción de vivienda es la forma de su adquisición y consumo para la reproducción de la
fuerza de trabajo, en tanto parte importante de un sector de la sociedad. Encontrándose la
división de las clases sociales: desde los pobres que autoconstruyen sus propias viviendas,
pasando por grupos o sectores populares que apropiándose de un terreno[3] se organizan
para buscar las formas variadas de construcción, hasta los que con cierto financiamiento
privado obtienen sus viviendas. Dado que tienen en común un bien que en una primera fase
de su adquisición, le asignan un valor de uso[4] para la reproducción de la vivienda y del
capital, posteriormente, es convertida la vivienda en una mercancía con un valor de cambio
frente al mercado especulativo de sus formas previamente adquiridas. (Pradilla, E. 1987,
17-22 y Harvey, D. 1988, 6671-698).
En el ámbito del proceso de producción de la vivienda, se pueden obtener algunas formas
expresivas de su constitución para el intercambio. En una primera instancia se percibe una
tendencia que convierte a la vivienda en un valor de uso que sólo se establece para la
reproducción de la fuerza de trabajo, es decir, la familia nuclear[5]; también como lugar de
pernoctación, especificando el uso físico funcional dentro de los parámetros de lo
establecido, por ejemplo Coplamar: " ... el mínimo en materia de vivienda sería el límite
inferior al que se puede reducir las características de la vivienda sin sacrificar su eficiencia
como satisfactor de las necesidades habitacionales de sus ocupantes"[6]. Más que un ente
físico de cuatro paredes, es un elemento que va más allá de su aspecto de la forma. En este
sentido podemos constatar que, la producción de la vivienda bajo las actuales condiciones
del modo de producción capitalista, se basa en lo fundamental, hacia el mercado, a la
especulación y a su revalorización.
Una segunda instancia se logra al convertir la producción de la vivienda más allá de su
simple funcionalidad, en tanto que dependerá, directamente para la demanda de un sector
social necesitado. De aquí surgen algunos elementos que hacen que el proceso de
producción tenga su propia lógica: 1. La vivienda se convierte en un fundamento
aglutinador de la familia nuclear; 2. El aspecto físico del elemento, se produce bajo la
lógica de la reproducción del capital inmobiliario; 3. Las especificidades de la vivienda
funcional para la sociedad; no obstante en sí misma es un producto de las necesidades de la
sociedad que se convierte en un bien que tiene su origen en el valor de uso para la
reproducción; en definitiva, se convierte en una mercancía propiamente dicha.
Por último una tercera instancia es el hecho mismo de su producción. Objeto transferible,
utilizable o, intercambiable. Se caracteriza en su esencia como el bien necesario de la
sociedad. Nuevamente surgen aquí tres elementos: a) para la reproducción socialmente de
la fuerza de trabajo; b) como instancia de la reproducción y valorización del capital y; c) el
sustento para la reproducción de la ciudad[7]. Estos tres componentes que en diferentes
momentos históricos precisos adquieren cualidades peculiares entre ellos. Aunque el primer
elemento prevalece hasta ser sustituido por el segundo, finalizando su concreción en la
expansión de la ciudad.
De estos fundamentos planteados, consideramos que además de comprender la esencia
–de la vivienda- su diferentes procesos, sus determinaciones y las formas de
producción; también, es importante precisar sus contradicciones especificas en el consumo
y apropiación, es decir, en la fase de su adquisición como un factor de reproducción. Aquí
nos referimos a la capacidad de los ingresos económicos de una parte imprescindible de la
sociedad: el sector menos protegido[8]. En este sentido aparecen algunas interrogantes:
¿quiénes realmente pueden o tienen acceso a las opciones rentables para la adquisición del
bien como producto para la reproducción de la fuerza de trabajo?, en consecuencia ¿será la
misma fuerza de trabajo, la que es parte necesaria de la reproducción de las actuales
relaciones sociales de producción la que podrá resolver el problema?
En síntesis, el valor de uso de la vivienda, está en constante hostigamiento por los
diferentes frentes del capital que buscan obtener la rentabilidad de sus inversiones;
asimismo un sector de la sociedad es subsumido por la precariedad de sus salarios.
De tal manera que, en el proceso de las actuales condiciones capitalistas de producción
siempre estará en función de la reproducción del capital. Constantemente la sociedad está
igualmente a merced de agentes económicos que producen el objeto-bien, por un lado;
mientras que el capital, se opone al consumo o, valor de uso, producido para tal fin. Bajo
estas formas de producción privada y especulativa de la producción no se logrará
verdaderamente resolver la penuria de la vivienda en condiciones socialmente necesario
para la reproducción de la sociedad. El uso que se le puede brindar a la vivienda, dependerá
de las formas de su producción y/o adquisición, además está directamente en proporción a
las relaciones capitalistas y a la diferenciación de su consumo por parte de las diferentes
clases sociales: el consumo depende de la producción-consumo.
Lo que constituye y marca las pautas de la producción de la vivienda y que la determina es
la renta del suelo. Entendiéndola como fracciones que lleva consigo en el valor de la
vivienda: la urbanización de la zona, los servicios, las infraestructuras, la vigilancia, la
vialidad, statu quo, los centros comerciales, etc. Estos elementos constitutivos y necesarios
en la producción la hacen más rentable, por supuesto, en el mercado. En tanto, es posible
que sumados a los procesos constructivos y el mercado final definen la especulación. En
nuestro estudio de caso, hemos tomado como ejemplo para hacer las comparaciones entre el
valor de uso y valor de cambio de la vivienda, diferentes zonas de la ciudad de México. De
esta manera, la relación entre los usos del suelo y las diferentes áreas, sobre todo, el costo
del suelo urbanizado, nos demuestra que prevalece la renta del suelo y el valor de cambio.
Véase el cuadro 1.
Cuadro 1 Precio en los usos del suelo. Área Metropolitana de la Ciudad de México (AMCM)
Lujos y ocio ($)* Precios por m2 de terrenos residenciales*
Residencias en AMCM AMCM Precio
Rancho en Zempoala, Hidalgo, 280 235,000,000 Santa Fé, La Loma 7 mil pesos
has. 9 recamaras.
Casa Playa, Iztapa Zihuatanejo, 840 100,000,000 Bosques de las Lomas 4 mil pesos
m2 terreno, 5 recamaras.
Lomas de Chapultepec, 5 mil m2 70,000,000 Paseo de las Lomas 4 mil pesos
terreno, 5 recamaras.
Bosques Lomas, 600 m2 terreno, 4 60,000,000 Lomas Country Club 3 mil 500 pesos
recamaras.
Interlomas, mil 500 m2 terreno, 50,000,000 Villa Verdum 3 mil pesos
cancha de tenis y alberca
Pedregal, mil m2 terreno, 4 recs. y 40,000,000 Contadero 2 mil 800 pesos
alberca
Lomas Altas, mil 100 m2 terreno, 4 30,000,000 Los Encinos, Estado de México 2 mil 500 pesos
recamarass.
Paseo de la Reforma, mil 600 m2 20,000,000 Valle Escondido, Zona Esmeralda mil 800 pesos
terreno, 3 recamaras.
Pedregal, mil m2 terreno, 3 15,000,000 Condado de Saayavedra mil pesos
recamaras.
*Precios promedio 30/11/2002
Fuente: AVISO OPORTUNO e investigación directa
* Precios promedio al 15/11/2002
El pecio del dólar fluctúa en promedio: 1 (dólar Estadounidense = $ 11.10 pesos mexicanos.
Fuente: El Universal on line
Los precios de las viviendas, en el espacio de la ciudad del capital, constituyen el obstáculo
central para los pobres migrantes expulsados de sus lugares de origen, principalmente por
las formas precapitalistas prevalecientes en el ámbito rural; son presas fáciles en las
grandes áreas metropolitanas de las ciudades mexicanas. Según J. Bazant en su análisis
plantea que, la concentración de migrantes pobres, aunada a la explosión poblacional
urbana de bajos ingresos, no encuentra alternativas de asentamiento dentro de la oferta
formal de terrenos y viviendas que la ciudad genera en su fundo legal con infraestructura y
servicios, por lo que recurre a terrenos baratos en las periferias que son de tenencia ejidal o
comunal y que carecen de servicios[9].
Los datos que refiere el cuadro 1, nos ilustran las características de los precios de las
viviendas que parte de 15 millones hasta los 235 millones de pesos; tomando en cuenta que
el dólar frente al peso en promedio cotiza en $ 11.10. Con respecto a los precios por metro
cuadrado de suelo que oscila entre mil y siete mil pesos. En consecuencia, estas formas de
especulación sobre el uso del suelo y la vivienda inducen a concluir que, son entre otros
factores, importantes que le dan un contenido mercantilista al proceso de la vivienda. De
ahí entonces el por qué la segregación, la polarización y el proceso en estos últimos años de
la guetización de las zonas residenciales. Formación de Guetos, que al apropiarse de las
áreas para uso común y de dominio público es controlada y privatizada para los residentes,
contraponiendo las leyes que defienden el bien público. Este asunto de la privatización de
las áreas públicas se incrementa por la ausencia de vigilancia de las autoridades, por escaso
apoyo para el funcionamiento de las organizaciones de los propios vecinos y por la falta de
rigor y aplicación verdadera de las leyes ciudadanas.
Vivienda valor de cambio: mercancía
Con base en el planteamiento anterior, pensamos que el estudio del fenómeno de la
producción, distribución y consumo de la vivienda permite precisar, como parte
constitutiva de la producción de la vivienda dos elementos en un proceso dialéctico que, se
encuentran en el contexto de un mismo todo: a) el valor de uso y valor de cambio del bien
material y b) lugar físico de reproducción de la fuerza de trabajo[10].
Desde esta perspectiva y según el planteamiento hecho por Pradilla en el sentido de que "el
objeto vivienda es el soporte material de un conjunto complejo de actividades individuales,
familiares y sociales: alimentación, reposo, ocio, relaciones sexuales de reproducción,
relaciones interpersonales, etc., necesarias al mantenimiento de la capacidad productiva de
los componentes de la familia y a la multiplicación de los individuos ... " (Pradilla, E. 1987,
17). De allí entonces, la expresión en la cual se interrelaciona el objeto como un bien
necesario, inherente al valor de uso para la reproducción de los individuos, al mismo
tiempo su interrelación para el valor de cambio. Estos elementos son necesarios para la
reproducción del capital, de lo contrario no se produciría.
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Ficha bibliográfica: