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UNIDAD I

Ética y educación

La ética y la educación son conceptos que se unen entorno al ser humano, ya


que este es esencialmente personal y comunitario. Podríamos decir que el ser
humano satisface a su naturaleza cuando establece relaciones de sentido con la
humanidad por medio de las comunicaciones, puesto que, está en su esencia.
Educación proviene del vocablo educere, que significa conducir, guiar y también
sacar hacia fuera, desarrollar lo que está implícito, además también consiste en
lograr que una persona haga, por sí misma, lo que debe hacer lo que constituye a
los valores educativos que se nos entrega desde infantes siendo estos muy
fundamentales. Es decir, la educación muestra el modo en que podemos lograr lo
propuesto en la normativa, en tanto, la ética dicta que es lo que hay que hacer.
Tanto la ética como la educación se combinan de forma viceversa.

Este conjunto de educación y ética juega un papel fundamental en lo que es


la construcción de un cambio para nuestra sociedad ya que ciertamente la ética
regula necesariamente la actividad educacional, convirtiendo a la educación en la
dimensión perfeccionadora de todas las otras estructuras de la sociedad en la que
vivimos.

Relación entre Ética y Educación

La educación y la educación ética son partes imprescindibles de cualquier


formación humana. No se puede formar solamente a las personas desde el punto
de vista laboral; formarles para que sepan apretar botones o para que cumplan
funciones más o menos gestoras, sin haberles formado la capacidad de convivencia
y ciudadanía, que no surge naturalmente de las personas.
La ética es la ciencia que, al estudiar la conducta humana en cuanto al deber
ser, traduce sus principios a exigencias prácticas que deben regular cualquier
actividad, incluyendo el estudio de la misma. Esta exigencia, es tan importante que,
al normar desde un comienzo de las actividades se genera una paradoja que implica,
por un lado, una responsabilidad inmediata práctica, traducida a la buena o correcta
voluntad de actuar bien y, por otro, la posibilidad teórica de descubrir principios
éticos que pudieran contradecir la conducta eventual relacionada con tal estudio. En
otras palabras, la conciencia moralmente recta puede, eventualmente,
contraponerse a una conciencia éticamente errónea.

De la ética surge el fundamento teórico de la moralidad de los actos humanos.


Sin embargo, la moralidad es una exigencia que ha derivado de las costumbres de
los pueblos y se impone por la conciencia moral nacida de esas costumbres. Esto
suele llevar a erróneas conclusiones en torno a la universalidad de los principios
éticos, al confundirse los ethos culturales con principios subyacentes que implican
necesariamente una conciencia recta aunque, jamás, absolutamente verdadera;
pero, tampoco, plenamente falsa, como puede apreciarse en las diferentes culturas.
Es esa conciencia moral la que obliga a actuar responsablemente con el
conocimiento ético de que se dispone en un determinada cultura y tiempo histórico.
De esta forma, si la ética en cuanto ciencia se atiene a los principios de neutralidad
objetiva, la eticidad de los actos humanos obliga a actuar responsablemente
siempre.

Lo único que se determina, entonces, permanentemente en todo proceso


educativo es la eticidad o moralidad. La educación debe corresponder a una
educatividad profesional, desde el punto de vista del conocimiento exigido por los
tiempos y también de las exigencias o responsabilidades éticas per se. Toda
profesión debe generar intrínsicamente una ética profesional que dé cuentas de la
variedad de situaciones contingenciales relativas a la carrera correspondiente.

Entonces es bueno y, es preciso reflexionar sobre la exigencia moral de la


práctica educativa con la pretensión de resaltar que se trata de una tarea
intrínsecamente moral en donde necesariamente intervienen nuestros juicios y
valoraciones.

Es la educación en ética que se imparte en los centros de enseñanza. Puede


articularse a través de asignaturas como filosofía, religión, catequesis, ciencias
sociales y ética, además de formaciones específicas (educación sexual, para la no-
discriminación, entre otras) y en tutoría. Los temas de ética se tratan de forma
transversal en el resto de materias de la educación formal, sean comunes u
optativas. La educación ética y en valores puede ser entendida como una reflexión
sobre la moral, o como un espacio para practicarla. Entendiendo moral como la
práctica de los valores de una comunidad determinada.

El objetivo central del proceso de educación ética, consiste en perseguir la


construcción de una personalidad ética sólida, apoyada en el desarrollo de una
conciencia moral autónoma.

Aplicación de los principios de la ética en el acto de educante

El profesional de la educación no solo tiene por función transmitir y crear


conocimiento, pues su labor educadora debe ir más allá, debiendo estar orientada
hacia la responsabilidad ineludible de la formación moral y ética del estudiantadi.

Consciente de su labor, el docente debe avanzar con la firme convicción de


formar personas que comulguen con el respeto por la coexistencia con otros y ser
uno mismo en valores y principios, asumiendo así la educación como una tarea cívica
ciudadana y una alfabetización ética de la sociedad.

En ese contexto el docente debe aprender a comprometerse con los valores


asumidos por todos, aprender a ser coherente con lo que piensa, dice y hace,
pudiendo así asumirse como sujeto libre individual, pero con un rol ético-social
indiscutible.
La socialización es la clave en la enseñanza para una formación ética de sus
estudiantes. Así serán desafíos éticos para la profesión docente, entre otros:

1.- El deber de que todo acto de enseñanza sea por principio intrínsecamente
un acto ético, por lo cual cada acto y/o discurso del docente debe ser en función del
bien común de sus estudiantes.

2.- El deber de no caer en faltas éticas, como por ejemplo suspender su actividad o
abstenerse de ella utilizando determinadas justificaciones que entren en conflicto
con las normas éticas y morales de las cuales debe ser el crisol para sus alumnos.

3.- El deber de constante perfeccionamiento en sus conocimientos, lo cual importa


un respeto ético hacia su formación y perfeccionamiento, como así mismo un respeto
hacia sus alumnos. Capacidad investigativa.

4.- El deber de consolidar un modo de ser, su ethos, configurado por virtudes


profesionales, esto es, capacidades que destaquen su profesionalidad.

5.- El deber de formarse y perfeccionarse en el conocimiento y no en la información


puesto que información no es sinónimo de conocimiento, lo cual marca la gran
diferencia entre la verdadera acción docente intencionalmente educativa y la mera
entrega de datos.

6.- El deber de alcanzar los grandes objetivos de aprender a conocer y aprender a


aprender, lo cual sólo puede ser alcanzado en un marco ético con el concurso de la
voluntad y los afectos individuales y comunitarios.

7.- El deber de no ser solamente un profesional que maneja su disciplina, sino


también el "sabio" que conoce como obrar, en la ciencia y en la vida.

8.- El deber de encarnar una ética facilitadora del encuentro entre iguales,
congruente con la exigencia de ampliar los horizontes de respeto a todos y cada uno
de los seres humanos.

9.- El deber ser de formar hombres y mujeres libres capaces de autonomía moral.
10.- El deber de estar consciente de que la docencia como profesión se única en un
contexto social, institucional, grupal e individual, de ahí su deber moral de no poder
desconocer las relaciones y determinaciones en ninguno de estos niveles, pues no
todos los obstáculos a los que se enfrenta el docente en el salón de clases se originan
ahí solamente, sino que son reflejo de un problema social más amplio que repercute
en la sociedad misma.

La Educación como ejercicio Ético y Moral

La educación debe ser considerada en todo momento, un acto para


desarrollar la ética y moralidad. El profesor, tanto por la instrucción que suministra
como por la disciplina que impone, hace a sus alumnos capaces de adaptarse a
cualquier ocupación de un modo más efectivo y obtener provechos para su
subsistencia. En tal sentido podemos decir que existen tres principios fundamentales
en la contribución docente al desarrollo y perfeccionamiento de la ética en la
educación:

1.- El principio de beneficencia. Decía Platón que ningún "arte" se ejerce para el bien
del que lo ejerce. Un profesional ético es aquél que hace el bien en su profesión
haciendo bien su profesión. No hay nada más moralizador que cada cual haga bien
lo que tiene que hacer, lleve a cabo cada actividad procurando realizar el bien al que
esa actividad está intrínsecamente orientada.

El ejercicio éticamente responsable de la función docente lleva consigo al


menos estos deberes y responsabilidades: ante todo enseñar, entendiéndola
enseñanza como ayudar a aprender. Enseñar presupone saber, haber aprendido lo
que enseña y estar al día en la materia que enseña, de la que es profesor.

2.- El principio de autonomía. Este principio en el ámbito de la docencia se articula


mediante un diálogo y colaboración entre el profesor y los estudiantes en beneficio
de una mejora de la calidad docente y discente, tendiente a suprimir o a aminorar
la desigualdad del punto de partida. Hay que estar dispuestos a fomentar toda la
igualdad que sea realmente posible, asumiendo con el mismo realismo las
desigualdades que hoy por hoy sean inevitables en orden a que mañana no lo sean.

3.- El principio de justicia. Según éste principio, los primeros deberes de justicia
consisten en que cada uno cumpla con su deber, es decir, con lo que se le ha
encomendado, lo que se espera que haga al encomendarle el puesto o cargo de
profesor en donde ejercerá la docencia, sin extralimitarse. En este ámbito hay que
situar tanto las obligaciones y derechos de todas las partes que intervienen en el
proceso de formación.

Así hablamos de equidad e igualdad, en el sentido de que su propósito


principal es eliminar toda forma de discriminación entre hombres y mujeres y lograr
la igualdad en derechos, oportunidades, responsabilidad, acceso a la educación,
participación social y ciudadanía.

Por todo ello, no basta con enseñar bien (principio de beneficencia) y respetar
a las personas (principio de autonomía); hay que trabajar desde todas partes, desde
todas las profesiones, muy especialmente desde las aulas, en favor de la justicia.

El acto educativo como derecho humano


El derecho humano a la educación está consignado en las Actas constitutivas
de la ONU y, particularmente, en la de su organismo especializado en la educación,
la ciencia y la cultura, la UNESCO, así como en las Constituciones de muchos países;
es hoy una de las preocupaciones fundamentales del desarrollo mundial.

Dentro del esfuerzo que ha desarrollado la ONU en los últimos sesenta años
por proteger los derechos humanos, la UNESCO ha tomado la causa del DE (Derecho
a la Educación) como su misión fundamental.
Ya en la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) este derecho
fue explícitamente afirmado en su artículo 26;5 en su primer párrafo, consigna el
derecho de todo individuo a la educación y de modo general se refiere a la
obligatoriedad y gratuidad de ésta. Su formulación refleja, como es natural, la época
en que se redactó; la necesaria progresividad del DE obligará a interpretar estas
afirmaciones conforme al desarrollo actual de los sistemas educativos. Su segundo
párrafo señala los objetivos de la educación. El tercero establece que compete a los
padres de familia la elección del tipo de educación que reciban sus hijos. Este
derecho de los padres es distinto jurídicamente del DE cuyos titulares son los
individuos (niños, jóvenes o adultos).

La Comisión de Derechos Humanos de la ONU creó, en 1998, una Relatoría


Especial sobre el DE; la relatora asignada fue Katarina Tomasevski, cuyos informes
han contribuido significativamente a definir con mayor precisión el contenido y
alcance de este derecho, además de impulsar el desarrollo de indicadores para
evaluar su incumplimiento.

Ahí se distinguen tres tipos de obligaciones de los Estados parte: las de


respetar, las de proteger y las de cumplir; estas últimas comprenden las de facilita
y las de proveer la educación. Al respecto, el Comité afirma que se considera que a
los Estados corresponde la principal responsabilidad de la prestación directa de la
educación en la mayor parte de las circunstancias; los Estados parte reconocen, por
ejemplo, que se debe proseguir activamente el desarrollo del sistema escolar en
todos los ciclos de la enseñanza.

La concepción del derecho a la educación en el seno de la UNESCO ha


evolucionado con el tiempo. En Daudet y Singh, 2001 puede consultarse el
panorama de los diversos instrumentos normativos emitidos por la ONU sobre el DE,
si bien la fuerza que tienen para los Estados miembros es diversa; en el ámbito de
la UNESCO se han emitido trece instrumentos: dos convenciones (vinculantes al ser
ratificadas por cada Estado miembro), seis declaraciones, tres recomendaciones y
dos documentos de otra naturaleza (la Carta Internacional de Educación Física y el
Deporte y el Marco de Acción de Dakar10). El análisis de estos instrumentos muestra
su coherencia y complementariedad; permite apreciar su valor jurídico como
aportaciones al derecho internacional, no menos que su fuerza moral; y en algunos
de ellos se esclarecen también ciertos procedimientos necesarios para dar
seguimiento y evaluar el avance del Derecho a la Educación.

Acto Liberador en el Desarrollo Integral de las personas

En el desarrollo integral del ser ente humano, en favor de su realización tanto


singular como colectiva, con sentido comunitario, la educación es indispensable. La
educación es un acto liberador, por ser sinónimo de experiencias, reunión de
saberes, transferencia, creación, solución de problemas e instalación de mundo para
el crecimiento integral de la comunidad. Si la educación no responde a ese desarrollo
integral singular y colectivo entra en una negación de su razón de ser en tanto no
cumple su deber social, carece de ser un servicio a la sociedad y no logra la
transformación de la sociedad que la alberga.

Entre la transformación social y la educación de los seres entes humanos se


da una interdependencia. Si no hay transformación social y se vive en una sociedad
en deterioro, es por cuanto la educación entra en estado de decadencia y pierde su
razón de ser. El avance de la educación, implica el avance de todo ser ente humano
y de la transformación social en beneficio de la vida en sentido comunitario, para el
buen vivir de todas y todos los ciudadanos en libertad y autonomía, sin
discriminación.

La apreciación o evaluación de la auténtica educación, de una verdadera


formación, se realiza en la sociedad, que es concreta y factual, real. No basta lo
cuantitativo para apreciar o evaluar la condición de la formación en cuanto número
elevado de profesionales graduados en las universidades, en altas notas obtenidas,
gran número de docentes o establecimientos educativo y de matrícula. Es necesario
ir a la cosa misma de la formación, en cuanto la esencia de retomar y pensar la
educación en la presente época temporal que es pensar el ser ente humano. Una
educación que parte y le compete al ser ente humano viviente con su existencia,
donde transforma el mundo que le pertenece, como un acto liberador. La educación
que nace del ser ente humano no puede condicionar, imponerse y terminar
asumiendo su negación.

Ética y axiología

Teoría de Max Scheler:

Max Scheler (1874- 1928) es un filósofo alemán que consiguió una gran
resonancia mundial y cuyas ideas se introdujeron tempranamente en España, lo que
nos lleva a pensar que los temas que trata en sus teorías son interesantes y nos
conducen hacia alguna conclusión favorable y positiva.

Pero Scheler no se limitó a dar una explicación sobre el término valor, sino
que amplió el campo de visión proporcionándonos una escala de valores. Es
interesante y llamativa la forma de enfocar el sistema de valores articulándolo
jerárquicamente, y también llama la atención que en la cima de su escala de valores
ponga los valores religiosos, siendo la vida de este filósofo un continuo cambio de
pensamiento hacia lo religioso.

Claramente podemos observar la relevancia actual de este tema, que en


nuestro tiempo está tan de moda. Hoy muchos afirman que se están perdiendo los
valores de antaño, lo que demuestra la preocupación de una gran parte de la
sociedad porque cada persona tenga y respete una escala de valores adecuada.
Continuamente se oye hablar sobre el tema de los valores, ya que en nuestros días
se ha establecido una polémica que toca en cierto modo el problema de los valores,
especialmente de los valores morales, debido a que no todos nos preocupamos por
los mismos valores.
Posiblemente es un tema que no solamente tiene relevancia actual, sino que
es un problema que se arrastra a lo largo de la historia de la humanidad: los valores,
especialmente los valores morales, que parece que se pierden y se debilitan a lo
largo del tiempo, a pesar del esfuerzo de algunos porque se conserven firmes e
inalterables. Un ejemplo de esto podría ser la Iglesia, que trata de que la gente
conserve unos valores preestablecidos años atrás.

Parece aceptable y positivo que la gente se plantee establecer una escala de


valores en su vida, jerarquizando los valores y viviendo según ellos. Con esta teoría
de los valores se demuestra que se puede establecer una escala de valores o
jerarquización, de modo que nos podamos guiar a través de ella. Pero como
afirmamos al principio del trabajo, según Scheler los valores cambian con la historia,
lo que parece cierto, y según esta historia, este tiempo, transcurre, los valores que
la mayoría de la sociedad tiene cambian, no siempre siguiendo el gusto de todos.

La teoría de los valores de Max Scheler podría explicarse brevemente,


afirmando que, para este filósofo alemán, no hay valores porque haya bienes y fines,
ni porque haya normas, porque los valores son independientes de las cosas, tan
independientes que ni siquiera son, ya que las cosas son, pero los valores valen. Los
valores serían cualidades, y atenderían a una jerarquización.

El punto de partida de la filosofía de Max Scheler lo expresó en sus dos


primeras tesis (de doctorado y de habilitación). Durante toda su vida desenvolverá
de forma original su interés por los problemas éticos y de la vida del espíritu.

La teoría más llamativa y esencial de este filósofo alemán se conoce como la


“teoría de los valores”, con su nuevo planteamiento de la ética fundada en la doctrina
de los valores. Para Scheler todas las teorías de los valores pueden dividirse en tres
tipos:

- La “teoría platónica del valor”, según la que el valor es independiente de las


cosas, en lo que las cosas valiosas están fundadas. Los valores serían entidades
reales.
- El nominalismo de los valores, según el que el valor es relativo al hombre o
a cualquier portador de valores.

- Lo que Scheler llama “teoría de la apreciación”, emparentada con el


nominalismo ético porque niega la independencia de los fenómenos estimativos,
pero diferente porque el valor moral viene dado por una apreciación.

Scheler no admite estas teorías, porque le parece que ninguna le permite


desarrollar una teoría pura de los valores o axiología pura. Para él, los valores son
aprendidos por una intuición emotiva, y dentro de una teoría pura de los valores se
puede distinguir entre una teoría pura de los valores mismos (que sería una teoría
lógica del objeto) y una de las posturas valorativas (una teoría del pensamient”).

Scheler asume algunas de las teorías de Kant. Comienza rechazando, al igual


que él, toda moral de los bienes y los fines, rechazando la existencia de un Bien
supremo o fin último. El valor moral de la voluntad dependería de la experiencia
histórica, por lo que tendríamos una moral en continua evolución. Por ejemplo en la
actualidad es normal que las mujeres vayan en bikini a la playa, pero esto hace
algunos años sería impensable y totalmente inmoral.

La “teoría de los valores” de Scheler fundaría su nueva ética material, y


respondería a las objeciones de Kant, que creyó poder prescindir de los valores
manifestados en los bienes y confundió los valores con los bienes y los fines,
quedando el valor totalmente confundido con la actividad subjetiva del sujeto moral
en cuanto tal.

Scheler analizó la realidad original de los valores. Su teoría es una teoría


general de los valores y no sólo de los valores morales. Establece los valores como
independientes de las cosas y de sus estructuras reales, intentando mostrar la
diferencia del valor respecto del objeto concreto. Por ejemplo que un helado esté
rico es inherente a él, pero esta cualidad no se desprende de sus propiedades o de
sus diversas sensaciones de agrado, sino que depende de los matices de lo
agradable sensorial de forma independiente de las cosas en que se manifiestan. Esta
manera de ser objetivamente es propia de las esencias.

Por otra parte, Nietzsche (1900) enseña el valor preferente de los


impulsos vitales sobre la razón, así como la subversión de todos los valores y el culto
del individuo de gran estilo (superhombre). Lo bueno es lo noble: lo que cuadra al
carácter y a la raza del superhombre. Lo malo .es todo lo que está a tono con el
esclavo y el débil. Sólo aquel que es creador sabe lo que es el bien y el mal, puesto
que hace creadoramente que lo uno sea bueno y lo otro malo. La historia es una
dinámica de creación y aniquilamiento de valores. Tres son los puntos
fundamentales de su Teoría de los valores: primacía del valor sobre cualquier otra
noción; origen del valor en la voluntad de poder; vigencia de una tabla de valores
establecida al ser transmutados todos los valores para todo hombre.

La figura decisiva de F. Brentano (1917) es la que más influiría en la formación


de la Teoría de los valores. La intencionalidad de la conciencia le permite pasar del
examen de la vivencia al objeto al cual esa vivencia se refiere. A partir de aquí
descubre normas objetivas para el conocimiento y la voluntad. Clasifica las funciones
psíquicas en representación, juicio y sentimiento. La representación es objeto del
juicio y del sentimiento. El juicio discierne la verdad. El sentimiento estima el valor.
El valor se refiere al sentimiento del mismo modo que la verdad al juicio. Los valores
se fundan sólo en el acto valorativo; el cual no es un proceso racional, sino
emocional. El amor posee una peculiar inmediatez de evidencia como criterio
acertado. De aquí arrancarían las teorías de Meinong y Ehrenfels.

Formación de Valores

Los valores son principios que nos lleva a una función que realizamos como
personas tomando en cuenta nuestro comportamiento y actitud frente a la vida, eso
conlleva a saber elegir correctamente para nuestro bienestar y nuestra forma de ser
con las demás personas, por ende son una fuente de satisfacción y totalidad en
nuestros actos ante la vida, para así proporcionarnos intereses valiosos que reflejen
acciones agradables y aspiraciones importantes que sean tanto personales como
colectivas.

En los valores se toma en cuenta las necesidades humanas que representan


ideales, y propósitos positivos, por ejemplo, aunque una persona sea injusta con
nosotros, no podemos perder el derecho de la justicia en algún momento con otra
persona. Los valores valen por sí mismos y son importantes por lo que son, lo que
significan, y lo que representan en la vida de la persona a nivel emocional y afectivo.

Tanto los valores como nuestra actitud frente a la vida, reflejan nuestra
conducta, por la relación que tienen entre si y por lo que hacemos, cuando tenemos
un pensamiento o una idea que nos conduce a una actitud de una situación que
debemos de enfrentar ya sea una inesperada o por ende una situación beneficiosa
para nuestro comportamiento. Hay que recordar y tener presente que, el
pensamiento, la emoción y una conducta están muy ligadas con nuestros valores,
porque de acuerdo a lo que debamos enfrentar actuare a lo que aprendí y lo que
fue inculcado desde la niñez, ya que es fundamental saber que los valores son la
base para todo trato familiar y social.

Es preponderante considerar en todos los ámbitos que nos relacionamos


desde niños y que es a partir de ahí donde se empieza a recibir información tanto
por nuestros cuidadores como nuestro sistema familiar, tomando también en cuenta
la época escolar con los maestros, es un claro ejemplo también que la sociedad se
integra en la enseñanza la importancia de los valores en la que nos vamos a ver
envueltos, donde hay amigos, compañeros con comportamientos diferentes a los de
uno por lo que será un foco importante para llevar a cabo lo necesario que es tener
presente la formación de los valores.
La claridad de los valores y mantenerlos, es siempre como formación propia
que tomaremos en cuenta cuando la vamos a utilizar en su momento dado, ya que
existen los valores éticos y morales ,términos que no tienen el mismo significado,
por ejemplo, los valores éticos son patrones de comportamiento que regulan la
conducta de la persona, tienen un carácter universal y se van marcando durante el
desarrollo individual de la persona conforme se va adquiriendo nueva información
de aprendizaje y por otro lado están los valores morales que son aquellos que son
dados por la sociedad, y que muchas veces vienen determinados por doctrinas de
principios religiosos, hay que tomar en cuenta que pueden llegar a cambiar a lo
largo del tiempo y que son un principio de motivación donde algunas veces limitan
la toma de decisiones y las acciones del ser humano, ya que nos conllevan a normas
de conducta y actitudes según las cuales nos comportamos con los demás y que por
supuesto están de ligados con lo que consideramos correcto.

Valores en la Constitución de a República Bolivariana de Venezuela

Los valores del CRBV los encontramos claramente descritos en el preámbulo


tales como: la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la
integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para esta y las futuras
generaciones; asegure el derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la educación,
a la justicia social y a la igualdad sin discriminación ni subordinación alguna;
promueva la cooperación pacífica entre las naciones e impulse y consolide la
integración latinoamericana de acuerdo con el principio de no intervención y
autodeterminación de los pueblos, la garantía universal e indivisible de los derechos
humanos, la democratización de la sociedad internacional, el desarme nuclear, el
equilibrio ecológico y los bienes jurídicos ambientales como patrimonio común e
irrenunciable de la humanidad; en ejercicio de su poder originario representado por
la Asamblea Nacional Constituyente mediante el voto libre y en referendo
democrático.
Valores en la Ley Orgánica de Educación
Artículo 3º La educación tiene como finalidad fundamental el pleno desarrollo
de la personalidad y el logro de un hombre sano, culto, crítico y apto para convivir
en una sociedad democrática, justa y libre, basada la familia como célula
fundamental y en la valorización del trabajo; capaz de participar activa, consciente
y solidariamente en los procesos de transformación social; consustanciado con los
valores de la identidad nacional y con la comprensión, la tolerancia, la convivencia
y las actitudes que favorezcan el fortalecimiento de la paz entre las naciones y los
vínculos de integración y solidaridad latinoamericana.

La educación fomentará el desarrollo de una conciencia ciudadana para la


conservación, defensa y mejoramiento del ambiente, calidad de vida y el uso racional
de los recursos naturales; y contribuirá a la formación y capacitación de los equipos
humanos necesarios para el desarrollo del país y la promoción de los esfuerzos
creadores del pueblo venezolano hacia el logro de su desarrollo integral, autónomo
e independiente.

Valores en el Currículo de Educación Inicial


En el prologo de Currículo de Educación inicial encontramos los siguientes
valores: la libertad, la igualdad, la fraternidad, la justicia, la paz, el bien común y la
unidad de la América.

La enseñanza moral y a educación ética en el programa de filosofía para


niños y niñas - su enseñanza en la Educación Inicial.

Este planteamiento, conlleva una caracterización del proceso de aprendizaje


según la cual, éste se desarrolla en espacios y tiempos favorables para cada sujeto,
adecuados a las diferentes potencialidades, intereses, aspiraciones, edades, ritmo,
temperamento y género de cada niño y niña; proceso que debe partir de los
conocimientos previos que poseen éstos y éstas. Por otra parte, desde la perspectiva
asumida en la propuesta curricular del subsistema de Educación Inicial Bolivariana,
el proceso de aprendizaje debe tener continuidad, a fin de favorecer un adecuado
desarrollo de los niños y las niñas; tarea para la cual se requiere del empleo de
diversos recursos lúdicos didácticos, métodos y estrategias que permitan propiciar
dicho desarrollo en espacios de interacción entre niños, niñas, familias, maestros y
maestras, en el marco de la interculturalidad como principio de convivencia.

Ello, supone la necesidad de promover experiencias de aprendizaje que


permitan formar al nuevo ciudadano y la nueva ciudadana desde las primeras
edades, con principios, actitudes, virtudes y valores de libertad, cooperación,
solidaridad y convivencia; a un ser humano relacionado con su contexto histórico-
cultural, atendiendo al carácter multiétnico, pluricultural, plurilingüe e intercultural
de la sociedad venezolana, tal y como lo establece el Currículo Nacional Bolivariano,
marco filosófico, sociológico, epistemológico y pedagógico que orienta a la
Educación Bolivariana, entendida como un proceso político y socializador que se
genera de las relaciones entre escuela, familia y comunidad; sustentado en la
interculturalidad, la práctica del trabajo liberador y el contexto histórico-social.

Para el logro de sus propósitos, la Educación Inicial Bolivariana, recurre a la


articulación de los aprendizajes y los elementos afectividad, inteligencia y lúdico, los
cuales guardan plena correspondencia con los pilares fundamentales de la Educación
Bolivariana: Aprender a Crear, Aprender a Convivir y Participar, Aprender a
Reflexionar y Aprender a Valorar.

La Ética en el Ejercicio de la Profesión Docente

El papel del maestro en la enseñanza es central. El eje referencial básico y


elemental del proceso de enseñanza es la relación profesor-estudiante. Lo que el
maestro en su persona implique para el proceso de enseñanza constituirá el marco
de sentido de la teoría educativa. Unido a esta cuestión, está el problema de los
valores. Porque más allá de las disciplinas particulares, existen unos valores
humanos que deben ser transmitidos en el proceso de enseñanza; más allá de cada
disciplina existen unos valores que forman realmente al hombre. Son los verdaderos
valores formativos. Sin ellos no hay formación. Y sin replantear estas cuestiones no
hay teoría educativa. La teoría educativa se construye desde el fondo de sentido de
los valores formativos. Estos valores formativos constituyen el currículo formativo
básico de toda teoría educativa. Es lo que Luis Vives llamara, rememorando a los
clásicos, saber enciclopédico, la educación en lo sustantivo, es decir, aquellos valores
en torno a los cuales debe girar la enseñanza para que produzca formación.

Más allá de las formas y los métodos, es la relación profesor-estudiante la


que puede y debe ser reconsiderada desde su base, en la medida en que reviste el
carácter de una relación de dominante a dominado, reforzada de un lado por las
ventajas conjugadas de la edad, el saber y la autoridad indiscutida; y del otro, por
la situación de inferioridad y sumisión. Nuestra época viene marcada por múltiples
rechazos de este estado anticuado de las relaciones humanas en el seno de la
empresa educativa, rechazo que se expresa tanto por la pasividad como por la
revuelta.

La raíz pues del método de enseñanza, no son los materiales ni los medios
técnicos, sino el contacto con realidades vivas: los profesores y los estudiantes.
Tanto el profesor como el alumno son protagonistas de la interacción, pero de
distinto modo; los alumnos son protagonistas en tanto que destinatarios de la
enseñanza, pero los profesores son los protagonistas educativos. El profesor es el
portador de esos valores y ética realmente formativos. Por tanto, la persona misma
del maestro es la realidad educativa clave y central.

Y es que ahí se juega la imagen de honestidad y ética que proyecte el


profesor, y su posibilidad de ayudar a crecer a otros. El hacer de manera mecánica
y forzada lo que no se ama, conduce a la frustración, a una verdadera neurosis, ya
que no se está viviendo la vida de manera auténtica.

Para concluir al maestro se le pide que se presente no únicamente como un


hombre que posee un saber, sino que además sea el testigo de la verdad, y el
afirmador de los valores. Porque todo hombre, aunque sólo sea por un tiempo,
necesita creer que su vida tiene sentido y un valor. En últimas, esta es la verdad de
la que el maestro da testimonio.

Carácter ético de los pilares básicos de la Educación UNESCO


Los Cuatro Pilares de la Educación han determinado los fundamentos de la
educación en las últimas décadas y han influido en la formación moral y ética, así
como en el desarrollo de las competencias básicas en los sistemas educativos, de
manera que se hace necesario desarrollar actividades para trabajar en las aulas a
partir de estas concepciones:

APRENDER A CONOCER: Este pilar consiste en que cada uno en aprenda a


comprender y a interpretar el mundo que le rodea, de manera que le permita vivir
con dignidad, desarrollar sus capacidades profesionales y comunicarse con los
demás. Por lo que la educación obligatoria debe la formación inicial debe
proporcionar a todos los alumnos los instrumentos, conceptos y modos de referencia
resultantes del progreso científico y de los paradigmas de la época.

APRENDER A HACER: Este pilar consiste en que cada uno aprenda a hacer, y por
tanto este saber hacer está estrechamente vinculado al primer pilar que es aprender
a conocer, por lo que van unidos y tiene el sentido de poner en práctica los
conocimientos que se van adquiriendo.

APRENDER A VIVIR JUNTOS: También llamado aprender a vivir con los demás. Este
pilar consiste en que cada uno aprenda a relacionarse con los demás, de manera
que evite los conflictos y la violencia, y los solucione de manera pacífica, fomentando
el conocimiento de los demás, de sus culturas, de sus lenguas, de sus tradiciones,
etc. Siendo más tolerantes, inclusivos y por tanto multiculturales e interculturales,
para poder vivir en un entorno pacífico fomentando una educación para la paz y la
no-violencia, respetando las diferencias que es lo que nos enriquece e intentando
no fomentar más desigualdades.

APRENDER A SER: Este pilar consiste en que cada uno se desarrolle en toda su
riqueza, su complejidad, sus expresiones y sus compromisos, siendo ciudadano y
productor, inventor de técnicas, durante toda su vida, para ello se necesita el
autoconocimiento, por lo que la educación debe ser ante todo un viaje interior, cuyas
etapas corresponden a las de la maduración constante de la personalidad y del
carácter.

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