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BREVE ESBOZO DE LA FILOSOFÍA

KANTIANA
Por: Jorge Alberto Meza Peralta

Crítica de la Razón Pura I


1. La noción “crítica de la razón”.

Crítica de la razón obedece a una necesidad de la razón misma. Me voy a permitir usar unas
palabras del propio Kant como fundamento de la comprensión de la Crítica. La misma forma
de presentar las citas, son ya una comprensión de la noción “crítica de la razón”.

a. Necesidad de la Crítica de la Razón.

«La razón humana tiene el destino singular, en uno de sus campos de conocimiento, de hallarse
acosada por cuestiones que no puede rechazar por ser planteadas por la misma naturaleza de la
razón, pero a las que tampoco puede responder por sobrepasar todas sus facultades.» (CrPu
AVII).

b. Motivo de la Crítica de la Razón.

«…; es, por una parte, un llamamiento a la razón para que de nuevo emprenda la más difícil de
sus tareas, a saber, la del autoconocimiento y, por otra, para que instituya un tribunal que
garantice sus pretensiones legítimas y que sea capaz de terminar con todas las arrogancias
infundadas, no con afirmaciones de autoridad, sino con las leyes eternas e invariables que la
razón posee. Semejante tribunal no es otro que la misma crítica de la razón pura.» (CrPu A
XI-XII; las negritas de la cita son mías).

c. Contenido de la Crítica de la Razón.

«De todo lo anterior se desprende la idea de una ciencia especial que pueda llamarse la Crítica
de la razón pura, ya que razón es la facultad que proporciona los principios del conocimiento
a priori. Un órganon de la razón pura sería la síntesis de aquellos principios de acuerdo con
los cuales se pueden adquirir y lograr realmente todos los conocimientos puros a priori.» (CrPu
B 24; las negritas son mías).

d. Valoración personal

La necesidad de una crítica de la razón es exigida por el “campo de batalla” en que se


encuentra instalada la metafísica, sumergida en ilusiones producidos por malos entendidos.
Ante esta situación, la crítica será la manera en que la filosofía lleve a cabo su tarea de eliminar
dichos malentendidos.

La tarea crítica gira en torno a una pregunta fundamental: “¿qué y cuánto pueden conocer el
entendimiento y la razón con independencia de toda experiencia?” (CrPu A XVII). Esta no es
una crítica de teorías y sistemas filosóficos, sino de la facultad de la razón pura, es decir, de
la posibilidad de conocimientos a priori y que sean sintéticos. “Se trata, pues, de decidir la
posibilidad o imposibilidad de una metafísica en general y de señalar tanto las fuentes como la
extensión y límites de la misma, todo a partir de principios” (CrPu A XII).

El motivo de llevar a cabo esta crítica es, en resumidas cuentas, la necesidad de un fundamento
riguroso para indicar el camino a una razón que “camina a tientas”. Kant sabe, por la historia
de la razón humana, que le ocurre a ésta que termina su edificio en la especulación sin haber
examinado los cimientos; también sabe que nadie derrumba su edificio para ver si los cimientos
son los adecuados, apresurándose así a dispensarse del examen o dar afirmaciones gratuitas
sobre la consistencia de la cimentación. Esta tarea es una de las genialidades de la crítica de
Kant.

2. Sobre el “giro copernicano”.

Es paradigmático que en el Prólogo a la primera edición no aparece esta metáfora del giro
copernicano, como si el propio Kant se hubiese dado cuenta después del alcance de su obra.

Me parece que la expresión de giro copernicano es una metáfora, como ya había mencionado,
para identificar el proceder racional que ha caracterizado siempre a toda ciencia en formación
(como la tuvo, por ejemplo, la matemática con Tales, CrPu B XI). Con esta expresión se indica
el papel activo del sujeto observador y a partir de sus anticipaciones, hipótesis, esbozos y
experimentos, acercarse a la naturaleza con el cuestionamiento preparado para que ella falsee
o verifique estas previsiones (CrPu B X y ss.).

Nos parece más fundamental ese punto de la expresión de “revolución copernicana”, que la ya
muy sabida, pero no tan clara, traducción escolar: el sujeto deja de girar en torno a los objetos
y los objetos inician a girar en torno al sujeto.

3. ¿Qué espera Kant del “giro copernicano”?

Kant sabe que la matemática y la física son ya de hecho conocimientos que determinan sus
objetos a priori (cf. CrPu B X). La matemática determina su objeto a priori, de forma
meramente pura (CrPu B X-XI). La ciencia natural ha tardado más en encontrar la vía grande
de la ciencia. Pero ha logrado buscar en la naturaleza lo que la misma razón pone en ella (CrPu
B XII-XIV).

La metafísica no ha corrido con la misma suerte de caminar por el camino seguro de la ciencia
y la razón se atasca continuamente. Lo que Kant espera es que la metafísica encuentre ese
camino seguro, superando el supuesto de que el conocer se debe de regir por los objetos.
También el camino de Kant tiene un supuesto: que los objetos han de conformarse a nuestro
conocimiento; pero no es un prejuicio caprichoso, sino fundamentado rigurosamente en la idea
de ciencia de su tiempo y a ejemplo de la física y las matemáticas. Lo que espera Kant, en
resumidas cuentas, es el camino de la metafísica de acuerdo a la “posibilidad de un
conocimiento a priori” de los objetos, un conocimiento que establece algo sobré aquéllos antes
que nos sean dados. Este giro transforma el procedimiento empleado por la metafísica hasta
los días de Kant por medio de la “tarea crítica de la razón pura especulativa”, efectuando así
una verdadera revolución a ejemplo de los geómetras y los físicos. (CrPu B XV-XX).

4. Explica en tus palabras el problema o los problemas que dan lugar a que Kant
introduzca a los juicios sintéticos-a priori. Detalla tu respuesta.

Antes de dar cabal respuesta, considero necesario recordar la legitimidad de los juicios
analíticos y la legitimidad de los sintéticos (de acuerdo al punto IV. “Distinción entre los juicios
analíticos y los sintéticos” en la Introducción, CrPu A 6ss. y B 10ss.).

Los juicios analíticos son verdaderos puesto que no dicen más en el predicado de lo que ya hay
en el sujeto, es decir, son tautologías. Éstos se fundan en el principio de identidad. Son
universales y válidos en todo tiempo y lugar, ya que no hacen más que explicitar lo contenido
en el sujeto, de manera independiente al tiempo y lugar; además, son necesarios. Su origen no
viene por la experiencia, sino por el análisis mental del concepto del sujeto, por ejemplo: el
triángulo (S) tiene tres ángulos (es P). Si tomamos mentalmente el concepto, no necesitamos
recurrir a la experiencia para comprobar que en definitiva, el triángulo tiene tres ángulos o que
la línea recta (S) es una sucesión de puntos (es P). Estamos ante juicios a priori, que no
dependen de un tiempo y un lugar específicos.

Los juicios sintéticos son aquellos en los que el predicado no está contenido en el sujeto, de tal
manera, que, por más que analicemos mentalmente, nunca encontraremos el concepto del
predicado dentro del concepto del sujeto. Son los juicios que añaden algo al sujeto, a nuestro
conocimiento, pues no tienen el lazo de la identidad. Por ejemplo: en la afirmación “el calor
(S) dilata los cuerpos (es P)”, el concepto de calor no nos notifica nada sobre su efecto en
cuerpos combustibles o no combustibles; por tanto, decir que dilata los cuerpos es, tras la
experiencia, una afirmación que añade algo al concepto de calor (en el caso de los cuerpos no
combustibles). Así que, por más que analicemos el concepto de calor, de allí no podemos
predicar la dilatación. Por tanto, el fundamento y legitimidad de estos juicios radica en la
experiencia, en la falsación o verificación sensible. Estamos ante unos juicios que son a
posteriori, y por ello, ni son universales ni necesarios, sino solamente válidos aquí y ahora, es
decir, avalados por la experiencia; por tanto, son contingentes y no son necesarios.

El problema que lleva a Kant a buscar los juicios sintéticos a priori es que la ciencia no puede
ser tal si ha fundando su conocimiento en juicios con validez particular, en un tiempo y un
espacio determinados. Pero tampoco puede serlo si funda su saber en juicios que no añaden
nada al conocimiento, sino sólo explicitan lo ya contenido en el sujeto. La necesidad de estos
juicios es que añadan algo al conocimiento no contenido en el sujeto, pero a la vez sean
universales, verdaderos y necesarios. Y es que los juicios sintéticos no son universales y los
analíticos no añaden nada nuevo al conocimiento. Si la ciencia se constituyera por juicios
analíticos, Leibniz tendría razón con sus verdades de hecho. Si la ciencia se fundara en juicios
sintéticos, Hume tendría razón al proponer el escepticismo y decir que nuestros conocimientos
tienen más de costumbre que de verdad comprobada. Por esta razón, deben existir juicios que
sean sintéticos y a priori a la vez, y legitimar su validez y necesidad es lo que se propone en
gran parte Kant en su obra crítica.

5. Desarrolla el argumento por el que Kant dice que “en la metafísica […] deben
contenerse conocimientos sintéticos a priori” (B 18).

Kant dice que la metafísica debe contener tales juicios porque la metafísica no se limita a
analizar conceptos sino que pretende ampliar nuestro conocimiento, pero de manera a priori.
“La metafísica no se compone, pues, al menos según su fin, más que de afirmaciones sintéticas
a priori.”

6. Cita el argumento, reconstrúyelo en tus palabras y ofrece una valoración crítica del
mismo, por ejemplo, justifica si te parece un buen argumento, si crees que tiene algún
problema o dificultad, si se entienden adecuadamente las premisas, etc. Justifica
adecuadamente tu valoración.

Este argumento lo encontramos en un apartado (el número V.) de la introducción que dice:
“todas las ciencias teóricas de la razón contienen juicios sintéticos a priori”. Con esto y lo arriba
desarrollado, nos damos cuenta que Kant pretende hacer de la metafísica una ciencia en sentido
estricto y riguroso, que salve a la metafísica de su estado vacilante y ciego en el que se conducía
la razón al carecer de dichos principios. Quiere hacer de la metafísica una episteme y sacarla
de la doxolofilia, que abandone ese terreno inseguro y contradictorio por no haberse planteado
antes el problema de los juicios analíticos y sintéticos. De allí que proceda Kant a corroborar
el hecho de que la metafísica no ha sido posible como ciencia, sino sólo como disposición
natural. El motivo de este repaso histórico de la razón es porque Kant pretende hacer de la
metafísica una ciencia, de allí que busque juicios sintéticos a priori para decir que tal metafísica
es posible. Porque se puede arrancar el tronco de la metafísica cada vez que rebrote, pero no se
puede arrancar su raíz.

Bibliografía:

Kant, I., Crítica de la Razón Pura, trad. Pedro Ribas, GREDOS, Madrid, 2014.

Villacañas, J. L., “Estudio Introductorio” en “Kant, I., Crítica de la Razón Pura, trad. Pedro
Ribas, GREDOS, Madrid, 2014”.

Zubiri, X., Cinco Lecciones de Filosofía, Alianza Editorial, Edición de Bolsillo, Madrid, 1980.
Crítica de la Razón Pura II
1. Conocerás y evaluarás el concepto de 'crítica' en la filosofía de Kant.

Para Kant se trata del objeto propio de la filosofía, de “la idea de una ciencia especial que puede
llamarse Crítica de la razón pura, ya que razón es la facultad que proporciona los principios
del conocimiento a priori. De ahí que razón pura sea aquella que contiene los principios
mediante los cuales conocemos algo absolutamente a priori. (…) Por ello podemos considerar
una ciencia del simple examen de la razón pura, de sus fuentes y de sus límites (…) Su utilidad
con respecto a la especulación sería, de hecho, puramente negativa. No serviría para ampliar
nuestra razón, sino sólo para clarificarla y preservarla de errores, con lo cual se habría ya
adelantado mucho” (CrPu B 24-25).

Esta parte negativa nos advierte que no hemos de traspasar los límites de la experiencia con la
razón especulativa. Pero es totalmente positiva en el plano de la inteligibilidad, es decir, al
reconocer que la razón pura tiene un uso práctico (el moral), en el que la marcha intelectiva
nos lanza más allá de la sensibilidad. Pero esto es intelección, no conocimiento, pues de éste
ya se nos ha dicho de qué podemos hablar con sensatez en la parte negativa de la crítica (Cfr.
B XXV).

La filosofía crítica es, pues, la ciencia de la facultad de la razón, de los principios de la razón.
Recordemos que Kant busca, por medio de ésta, poner a la metafísica por la senda segura de la
ciencia. Es por medio de la crítica que la reflexión filosófica deja de ser ontología para ser una
ciencia de los principios de la razón, de los principios del saber. “Sólo a través de la crítica es
posible cortar las mismas raíces del materialismo, del fatalismo, del ateísmo, de la incredulidad
librepensadora, del fanatismo y la superstición, todos los cuales pueden ser nocivos en general,
pero también las del idealismo y del escepticismo, que son más peligrosos para las escuelas y
que difícilmente pueden llegar a las masas” (CrPu B XXXIV).

La crítica, ciencia de los principios de la razón, abre el campo de una dimensión nueva del
hombre: el saber negativo (límites de la razón pura) y el positivo (Saber de la razón práctica),
y la unión de ambos saberes, nos da, en palabras de Zubiri, “el saber de algo que es porque
debe ser. Es la esperanza” (Cinco Lecciones…, p. 108). “Kant tuvo la convicción inconmovible
de la filosofía es metafísica, y de que la metafísica ha de ser una ciencia estricta y rigurosa (…),
la ciencia de los principios supremos de la razón considerada como principio de inteligibilidad
de las cosas para mí. (…) Estos principios usan de los conceptos en dos direcciones, que son
los dos grandes órdenes principales de la razón: el uso cognoscitivo (puro especulativo) y el
uso puramente intelectivo. El primero está determinado por la intuición, y el segundo por el
faktum de la moralidad” (Ibid., pp.110-111).

2. Examinarás y evaluarás cómo se aplica dicho concepto en la investigación de Kant


sobre la causalidad y el espacio.

Basta recordar una clave de lectura que hemos tomado desde el inicio: poner la metafísica en
la senda de la ciencia segura. Es decir, del conocimiento tal y cómo lo entendió Kant (lo dado
en la intuición subsumido por un concepto puro). En este sentido, la crítica es esa ciencia que
determina la posibilidad, los principios y la extensión de los conocimientos a priori. Hay dos
criterios seguros de un conocimiento a priori: necesidad y universalidad estricta.
En B 5 de la CrPu Kant muestra cómo aplicar dicho concepto sobre la causalidad y el espacio,
sirviéndose de la siguiente proposición: “Todo cambio ha de tener una causa”. Y continúa Kant:
“efectivamente, en ésta última el concepto mismo de causa encierra con tal evidencia el
concepto de necesidad de conexión con un efecto y el de estricta universalidad de la regla,
que dicho concepto desaparecería totalmente si quisiéramos derivarlo” de la experiencia o
representaciones de asociaciones.

Esto no es más que un mero ejemplo de la posesión de conocimientos a priori, con esto no
decimos que Kant afirmaba que causalidad sea un primer principio. Es un ejemplo de que
“estamos en posesión de determinados conocimientos a priori que se hallan incluso en el
entendimiento común”. Recordemos que decir conocimiento es lo mismo que decir: juicios
sintéticos a priori, ¿cómo sean posibles éstos? Es cosa que la presente crítica tratará de
responder (CrPu B 19).

Procede del mismo modo con el espacio, que Kant no considera un concepto sino una forma
pura de la sensibilidad. Kant toma el concepto de cuerpo, y elimina de él todo lo dado en la
impresión quedando el espacio como receptáculo de dicho objeto. No se trata de un receptáculo
físico allende de la impresión, sino la posibilidad (y de allí que sea forma pura) de que el cuerpo
afecte a la sensibilidad con notas como la magnitud, la distancia, ubicación, etc.

Estos ejemplos bastan para hacer ver la necesidad que Kant nos urge: ¿Cómo puedo estar en
posesión de dichos conocimientos a priori? No entramos en la clara exposición metafísica y
trascendental del espacio, en su Estética trascendental. Recordemos que es allí donde nos dice
cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en las matemáticas. Cómo sean posibles dichos
juicios en la física nos lo dirá en su Analítica trascendental. Y si existe la posibilidad de que
existan tales juicios en la metafísica nos lo dirá en la dialéctica trascendental. Kant sabe que
éstos son necesarios en la metafísica, pero de su necesidad no da el salto a su posibilidad. De
la posibilidad de tales juicios, pende la posibilidad de la metafísica como ciencia.

3. Identificarás un elemento metodológico importante de la argumentación de Kant:


los argumentos abductivos.

Para iniciar, haremos una comparación entre la inducción, la deducción y la abducción. Para
ello nos serviremos de una larga cita de Ch. S. Pierce, quien no es el primero en usar esta
argumentación, pero sí el que ha defendido dicha modalidad diferenciable de la inducción y la
deducción:

" (...) no hay sino tres clases elementales de razonamiento. La primera, que yo llamo abducción (...)
consiste en examinar una masa de hechos y en permitir que estos hechos sugieran una teoría. De
este modo ganamos nuevas ideas; pero el razonamiento no tiene fuerza. La segunda clase de
razonamiento es la deducción, o razonamiento necesario. Sólo es aplicable a un estado ideal de
cosas, o a un estado de cosas en tanto que puede conformarse con un ideal. Simplemente da un
nuevo aspecto a las premisas (...) El tercer modo de razonamiento es la inducción o investigación
experimental. Su procedimiento es éste. Cuando la abducción sugiere una teoría, empleamos la
deducción para deducir a partir de esa teoría ideal una promiscua variedad de consecuencias a tal
efecto que si realizamos ciertos actos, nos encontraremos a nosotros mismos enfrentados con ciertas
experiencias. Cuando procedemos a intentar esos experimentos, y si las predicciones de la teoría se
verifican, tenemos una confianza proporcionada en que los experimentos que aún no se han
intentado confirmarán la teoría. Yo afirmo que estos tres son los únicos modos elementales de
razonamiento que hay" (CP 8.209, c.1905; las negritas son mías).
Kant parte de los hechos: la existencia de conocimientos puros (a priori), la existencia de juicios
sintéticos a priori en las matemáticas y en la física. Su esbozo ante los hechos es que tales
conocimientos son posibles, pues si no la ciencia no tendría validez o sólo sería un pensamiento
analítico que en nada acrecentaría nuestro conocimiento. Después procede a mostrar cómo es
que espacio y tiempo nos dan las formas puras de la sensibilidad y los juicios y categorías nos
dan las condiciones del conocimiento como condiciones válidas también para el objeto y la
objetividad.

¿Por qué Kant procede de esta manera? Porque si procede por inducción sus conocimientos
quedarían a merced de la contingencia y la universalidad, validez y necesidad serían obra de la
costumbre. Por otra parte, si hubiese procedido por la deducción, su crítica poco hubiese hecho
y en muy poco se hubiese distinguido de Wolff que ya había hecho mucho en cuánto a rigor en
la metafísica, “sobre cómo el camino de la ciencia ha de emprenderse mediante el ordenado
establecimiento de principios, la clara determinación de los conceptos, la búsqueda de rigor en
las demostraciones y la evitación de saltos atrevidos en las deducciones.

4. Examinarás y evaluarás cómo por medio de su análisis de la noción de causalidad,


Kant prueba que hay juicios sintéticos-a priori y, al mismo tiempo, responde al
escepticismo de David.

En CrPu B 13 Kant analiza la noción de causalidad:

«Todo lo que sucede tiene su causa». En el concepto «algo que sucede» pienso, desde luego,
una existencia a la que precede un tiempo, etc., y de tal concepto pueden desprenderse juicios
analíticos. Pero el concepto de causa se halla completamente fuera del concepto anterior e
indica algo distinto de «lo que sucede»; no está, pues, contenido en esta última representación.
¿Cómo llego, por tanto, a decir de «lo que sucede» algo distinto y a reconocer que el concepto
de causa pertenece a «lo que sucede» e incluso de modo necesario, aunque no esté contenido
en ella? (…) No puede ser la experiencia, pues el mencionado principio no sólo ha añadido la
segunda representación a la primera aumentando su generalidad, sino incluso expresando su
necesidad, es decir, de forma totalmente a priori y a partir de meros conceptos.» (Negritas son
mías).

Con esta cita mostramos cómo es que Kant prueba la existencia de juicios sintéticos a priori.
Ahora bien, para Kant la metafísica ha permanecido hasta el presente en un estado vacilante y
contradictorio, porque no se había planteado la pregunta de estos juicios antes, ni siquiera la
distinción de los juicios analíticos y sintéticos (CrPu B 19). Al atribuir este descuido a toda
metafísica anterior, supera a Hume para quien el principium causalitatis se tomaba, de manera
ingenua, desde las “cosas en sí” y no era más que una ilusión que procedía de la experiencia
y adquiría apariencia de necesidad gracias a la costumbre. Kant supera a Hume al extraer la
noción de causalidad, no de la experiencia, sino de los conceptos puros.

5. Para esta unidad, continúa leyendo los prólogos e introducciones de la CRPu.


Además, lee la sección "5. La concepción de la filosofía crítica" de Frederick
Copleston, Historia de la filosofía 6, volumen dedicado al pensamieto de Kant.
6. Bibliografía:
1) Kant, I., Crítica de la Razón Pura, trad. Pedro Ribas, GREDOS, Madrid, 2014.
2) Villacañas, J. L., “Estudio Introductorio” en “Kant, I., Crítica de la Razón Pura, trad.
Pedro Ribas, GREDOS, Madrid, 2014”.
3) Zubiri, X., Cinco Lecciones de Filosofía, Alianza Editorial, Edición de Bolsillo, Madrid,
1980.
4) Fernando Soler Toscano, Razonamiento abductivo en lógica clásica, Cuadernos de
lógica, epistemología y lenguaje, Vol. 2, Series Editors, Reino Unido, 2012.

5) Michael Hoffmann, ¿HAY UNA "LÓGICA" DE LA ABDUCCIÓN?, en


http://www.unav.es/gep/AN/Hoffmann.html

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