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LAS ENFERMEDADES PSICOSOMATICAS ENFERMAN EL CUERPO Y EL ALMA

En términos generales se entiende que una persona sufre somatizaciones cuando presenta uno o
más síntomas físicos y tras un examen médico, éstos síntomas no pueden ser explicados por una
enfermedad médica. Además, pese a que la persona pueda padecer una enfermedad, tales
síntomas y sus consecuencias son excesivos en comparación con lo que cabría esperar. Todo ello
causa a la persona que sufre estas molestias un gran malestar en distintos ámbitos de su vida.

Debido a la falta de tiempo en las consultas y al difícil diagnóstico de las enfermedades somáticas,
la Medicina tradicional tiende a centrarse casi exclusivamente en los síntomas físicos de la
enfermedad, olvidando la verdadera causa del problema o aquello que lo puede estar
manteniendo. Es corriente encontrar personas que se quejan de haber recorrido varios médicos
sin que les encuentran nada; sin embargo, continúan sintiéndose mal y presentando algunos de
los síntomas antes comentados. En muchas de estas ocasiones estamos ante problemas
psicosomáticos.

A menudo los médicos tratan con fármacos a estos pacientes administrándoles ansiolíticos, pero al
cabo de un tiempo éstos vuelven con el mismo problema sin resolver o con otros síntomas
diferentes. Así pues, al final el médico deriva a este tipo de pacientes al psicólogo alegando que
todo es una cuestión de “nervios”. Sin embargo, desde el punto de vista del paciente, el no
encontrar una causa física, le hace pensar que puede tener una enfermedad psicológica y
consecuentemente teme por su salud mental. De éste modo, las personas que padecen estas
dolencias no entienden muy bien qué les pasa y se muestran reticentes a acudir a un psicólogo
porque no comprenden cómo éste profesional les puede ayudar. Tal vez, por este motivo, cada
vez hay más gente que busca una primera respuesta en medicinas alternativas que a larga
tampoco solucionan su problema. Actualmente la psicología de la salud y la medicina conductual
se encargan de estudiar esta la relación mente-cuerpo y de tratar al individuo desde una
perspectiva más amplia, teniendo en cuenta la importancia tanto de los factores biológicos como
los psicológicos y sociales en el comienzo o el mantenimiento de algunas enfermedades.

¿Por qué el médico me dice que debo acudir al psicólogo? ¿Si mi problema no es físico, a qué se
debe? Éstas y otras preguntas son comunes en personas que padecen somatización y que son
derivadas a un psicólogo. A continuación intentamos darles respuesta.

A menudo las personas que padecen problemas psicosomáticos no han logrado encontrar una
causa orgánica a sus síntomas o tras realizar distintos tratamientos médicos éstos no mejoran.
Incluso, hay ocasiones en que los fármacos les ayudan durante una temporada, pero entonces
aparece un nuevo síntoma. Las personas que se encuentran en esta situación, frecuentemente, no
creen tener un problema psicológico, y continúan acudiendo de médico en médico para encontrar
una respuesta física. Sin embargo, cuando se indaga un poco en su rutina diaria, éstas personas
tienden a darse cuenta de que hay algo en sus vidas que les crea malestar o ansiedad. No se trata
de tener un trauma infantil ni nada por el estilo, simplemente, hay ocasiones en las que algo nos
supera y no sabemos cómo hacerle frente o bien llevamos un ritmo de vida demasiado acelerado
como para que nuestro cuerpo no se resienta.

Además, ante un dolor o una molestia física, lo primero que tendemos a pensar es que padecemos
alguna enfermedad física, sin embargo, la gran mayoría de las veces no es así. La salud no es el
silencio del cuerpo, y no todos los síntomas o molestias son resultado de una enfermedad física.

Veamos cuales son las causas de nuestras molestias:

De las molestias que sentimos a diario el 70% se deben a causas naturales. Entre éstas,
encontramos las que puede provocar el propio funcionamiento del organismo cuando realizamos
la digestión, cuando respiramos, o cuando sudamos. Incluso, los hábitos de vida poco saludables
como la mala alimentación, malos hábitos de sueño o realizar poco ejercicio físico también pueden
provocarnos malestar físico. Por último el medio ambiente también influye en nuestro cuerpo;
aquí encontramos factores como la contaminación, la humedad, el calor, el frío, hongos, etc.

Sólo un 5% de nuestros dolores se deben a enfermedades físicas. Además, sólo un 10% de éstas
son graves. Así que, de cada 1000 molestias sólo 4 se deben a enfermedades graves.

Finalmente, un 25% de las molestias físicas que podemos sentir se deben a causas psicológicas. En
este punto es donde se encuentran las enfermedades psicosomáticas. Veámoslas con más detalle.

Por lo general, se tiende a pensar que las enfermedades psicológicas sólo causan tristeza, llanto,
sentimientos de inferioridad y otros síntomas que no tienen que ver con el cuerpo, sin embargo,
esta idea es errónea. Nuestros emociones influyen en nuestro cuerpo, al igual que éste influye en
nuestras emociones.

La ansiedad, el estrés y la depresión actúan sobre distintas hormonas, provocando cambios en


nuestro organismo, que nos hacen más sensibles al dolor e influyen en distintas enfermedades. Un
ejemplo serían los estudios que relacionan el estrés con el cáncer. En este sentido, se ha
demostrado que éste puede influir tanto en el origen como en el curso de la enfermedad. Del
mismo modo, se ha demostrado que las personas que padecen depresión presentan una
debilitación del sistema inmunológico o de defensa, con lo que pueden enfermar con más facilidad
o bien les puede ser más difícil recuperarse de ciertas enfermedades.

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