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Poesía viva

Me encontré bajo el cuarto menguante

sonriendo sin razón.

Y le declaré mi amor a la luna,

y la guerra a los relojes.

Contemplé el cielo con ojos niños otra vez

el calor naciente

del lado izquierdo de mi pecho

recorre mis lunares y la totalidad de mi cuerpo

hasta llegar a mis manos

y ordenarles la escritura.

A ese cosquilleo conocido

le pertenecen mis sonrisas delirantes,


mis ojos delatantes

y mis sueños más dementes.

Es inspiración: aquella ingrata

que cuando visita hace fiesta,

y esta noche exige


goce y creación.

Y el poema que nace


es el placentero dolor como dar vida,

la estética del mismo lo asegura

Sé que el arte no perece pero se vuelve terrenal,

tan solo adormece

y a diferencia del hombre, es inmortal.

Viste el verso de gala un momento cualquiera,

y crea minutos que se suspenden en el aire

sin vértigo, resuenan sobre mi quijada

ahorason cortinas frágiles mis alas

Y en mirada fúnebre

se traduce mi tácito llanto

el poema exige tanto

que aprendí francéspara entender

los poemas de Rimbaud.

Porque escribir

escalmar un momento sediento

conpoesía embriagante

¡y la tinta como calmante

funciona de maravilla!

cual morfina administrada


a un convaleciente miocardio.

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