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Artículo

E. González Monclús Rev Psiquiatría Fac Med Barna 2005;32(1):14-22

Celos, celos patológicos y delirio celotípico

Enrique González Resumen Prefacio


Monclús
Los celos son un fenómeno universal, no exclusivos del
ser humano; muchos animales son capaces de mostrar A comienzos del año 2001 el malogrado Profesor
Facultad de Medicina conductas incuestionablemente celosas. En un grado Antonio Seva invitó al autor de este artículo a par-
Universidad mínimo - celar en castellano significa cuidar con esme- ticipar en la realización de un libro sobre compor-
de Barcelona ro- pueden estimular comportamientos positivos; cuan- tamientos humanos patológicos o conflictivos. El
do se desarrollan en exceso, son destructivos.
libro no iba especificamente destinado a psicólo-
Factores socioculturales influyen en la actualización del
potencial celoso de cada individuo. Este potencial viene gos o psiquiatras, sino a personas tales como co-
moldeado, muchas veces, por factores educativos que operadores sociales, miembros de ONGs, misio-
abonan, en su grado extremo, los sentimientos de pose- neros, educadores y, en general, todas aquellas
sión y pertinencia. que ejercieran una función de orientación o conse-
Los celos se manifiestan en todas las edades, con carac- jo sobre sectores de la población necesitados de
terísticas propias. Se dan en la infancia y, entre los adul- esta ayuda. El tema encomendado, los celos, era
tos, abudan comportamientos, no sólo sexuales o amo- apasionante y fué aceptado con entusiasmo. La-
rosos, en cuya génesis es evidente la existencia de los
mentablemente, la enfermedad y su triste desen-
celos.
La prevención de lo que podrían ser celos psicológica- lace truncaron el proyecto del Prof. Seva. Sirva la
mente comprensibles, en el sentido de Jaspers, debe ini- publicación de este trabajo como un sentido ho-
ciarse en la infancia, mientras que los celos delirantes menaje a su memoria.
exigen tratamiento psiquiatrico, como cualquier otra psi-
cosis.
Palabras clave: Celos. Celos patológicos. Delirio
celotípico. Introducción

Summary En una época en que la violencia doméstica es no-


ticia cotidiana, en que el mobbing está al orden
Jealousy is an universal feeling related not only to human del dia, en que los profesionales y los políticos dedi-
beings but also to animals; actually many animal species can gran parte de sus esfuerzos en descalificar no
show jealous conducts. In an appropriate level, jealousy, sólo a sus rivales sino a quienes teóricamente son
may enhance positive behaviours, but when exessive it sus compañeros, curiosamente se habla poco de
becomes destructive.
los celos.
Sociocultural factors have an impact on the devolopment
of each person's jealous potential. This potential is often
En la búsqueda en dos fuentes de datos sobre el
modelled by educational factors, which can sometimes
enhance possession feelings.
tema celos (Jealousy) se encontaron 63 referen-
Jealousy can express in any age, with its own related cias publicadas entre enero de 1986 y marzo de
features. It takes place in childhood and often adults show 2001, la mayor parte procedentes del campo de
jealousy mediated jealousy mediated behavior. not only la sociología o de la psicología social. Llama tam-
rekated to sex or love. bién la atención que la mayor densidad de trabajos
Correspondencia: Prevention of what could be named as psychologically se acumula en el primer tercio del periodo señala-
understandable jealousy, according to Jaspers, must start do, como si progresivamente se fuera extingiendo
Enrique González Monclús
up in childhood, whereas delusive jealousy needs
Facultad de Medicina no sólo el interés por el tema sino también el pro-
psychiatric care, as any other psychosis.
Casanova, 143 pio tema. Quizá los celos no existan, pero haberlos
08036 Barcelona Key words: Jealousy. Morbid jealousy. Delusive jealousy. haylos.

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Celos, celos patológicos y delirio celotípico

Celos: concepto y generalidades los; Caín consideraba que el agrado del Señor era
de su pertenencia, le correspondia a él.
El término celos es de uso común. Todo el mundo La pertenencia del bien, poseído o apetecido, es
sabe a qué nos referimos cuando lo empleamos, aún incuestionable para el celoso; este bien, material o
cuando nos sea difícil definirlo con precisión, tenien- inmaterial, es suyo; quien aspire a él o, en su caso,
do en cuenta que con dicho término cualificamos un quien quiera seguir poseyéndolo es su enemisgo. Ni
sinfín de conductas generadas por distintos motivos la mas mínima parcela puede ser compartida con
que tienen como denominador común la existencia nadie; así, por ejemplo, el celoso patológico no con-
de tres elementos esenciales: el sujeto celoso, el siente que su esposa ame y sea amada por su propia
objeto - persona, animal, cosa, bien, prestigio- cela- madre.
do y otro sujeto que posee o pretende poseer este
objeto. Se teme, sobre todo en el caso de los celos de pare-
ja, que ésta quiera ejercer la mas mínima opción de
La definición de celos que da la Academia de la Len- libertad porque esto supondría para el celoso una
gua es muy escueta; ni siquiera tiene entrada propia gravísima infidelidad que dañaría no su amor sino
en el Diccionario. Sí la tiene la palabra celo, cuya su orgullo y su amor propio. La desconfianza que se
primera acepción es impulso íntimo que promueve genera, la susceptibilidad del sujeto y su obceca-
las buenas obras y que en la cuarta acepción se ción configuran la conducta del celoso. Es bien sabi-
define como recelo que uno siente de que cual- do que orgullo, desconfianza y rigidez de criterio
quier afecto o bien que disfrute o pretenda llegue definen las conductas paranoides.
a ser alcanzado por otro. La quinta acepción la re-
fiere como apetito de la generación en los
irracionales y es en la sexta en que se define la sig-
nificación del plural como sospecha, inquietud y Naturaleza de los celos
recelo de que la persona amada haya mudado o
mude su cariño, poniéndolo en otra. Los celos se han definido como una emoción com-
De hecho, el fenómeno de los celos es mucho mas pleja (van Sommers, 1988) y los celos patológicos
complejo que sus definiciones académicas, si bien serían un tastorno de esta emoción. En ellos, par-
éstas, a través de su relación etimológica, desvelan tiendo de una alteración afectiva -emoción anormal-
algunos aspectos positivos, cual puede ser velar con se ponen en marcha conductas moldeadas por este
esmero por la persona (u objeto) amada. estado afectivo en las que los pensamientos, los im-
pulsos, las percepciones y, en general, todas las fun-
Si hacemos asociaciones libres alrededor de la pala- ciones psíquicas se alteran profundamente, pero solo
bra celos aparecerán conceptos como envidia, posi- en relación con la emoción perturbadora, es decir,
ción, pertenencia, fidelidad, honor, egoismo, or- conservando plena normalidad de criterio para todos
gullo, susceptibilidad, desconfianza, obcecaión... aquellos temas que no se refieran a sus celos.
y, quizá, otros muchos más. No se nos ha ocurrido
la palabra amor de un modo inmediato, más tarde La disyuntiva entre naturaleza instintiva y naturaleza
procuraremos interpretar este olvido. social de los celos es estéril. Es absolutamente cier-
to que cualquier ser vivo capaz de un sentimiento
La envidia, que se define como deseo inmoderado (no es preciso que se acompañe de una idea) de
de tener los bienes -materiales o inmateriales- que propiedad es capaz de adoptar una conducta celo-
otro posée, se diferenciaría de los celos por ser un sa. Baste unos ejempos para ilustrarlo:
fenómeno dual entre el sujeto envidioso y el bien
envidiado; solo de un modo secundario se puede odiar – Un periquito parlotea siempre que su dueña se
a su poseedor o considerarlo indigno de tal posesión. le acerca, especialmente cuando ésta le dirige
Por otro lado, el bien apetecido no se siente como alguna frase. Junto a la jaula está el teléfono;
propio, como sucede en los celos, sinó vehemente- tan pronto como la señora hace una llamada, el
mente deseado. Sin embargo, a veces se dan situa- pájaro se enfurece y alborota y no para hasta
ciones en que envidia y celos pueden coexistir o, que se ha colgado el teléfono. Es evidente que
mejor, ser una misma cosa: por ejemplo, cuando el periquito considera a la mujer, o por lo menos
Caín mata a Abel lo hace porque el Señor miró con su voz, de su propiedad, no puede consentir que
agrado a Abel y a sus ofrendas; pero de Caín y de esta pertenencia se ofrezca a nadie más.
las ofrendas suyas no hizo caso, por lo que Caín se – Un perro llamado Tom se caracteriza por su pa-
irritó sobremanera y decayó su semblante...(Génesis, sotismo, casi nunca acude a la primera llamada
4.5). En este pasaje hay envidia, pero también ce- del dueño, pero basta que éste susurre el nom-

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bre de un perro vecino para que Tom vaya raudo turas poligínicas en que la mujer es comprada a la
a los piés de su dueño. familia parental. Así, por ejemplo, cuando Linton
– Un matrimonio joven ha convivido con un perro (1945) dice, refiriendose a la cultura de las islas
de presa que solía dormir a los piés de su cama Marquesas, “muy pocas, o ninguna, eran las mani-
sin causar ninguna moledstia ni a ellos ni a las festaciones ostensibles de celos por parte del hom-
personas que les visitaban, incluyendo niños. La bre en el matriminio”, explica que esta cultura se
esposa da luz a su primogénito y al tercer dia de caracterizaba por un modelo en el que “el término
su regraso a casa el perro destroza al recien comunidad doméstica (household) es más apro-
nacido en su cuna mientras la familia está en el piado que el de familia para designar la unidad
comedor. Estas y muchas otras conductas de social básica en aquellas Islas”. Esta comunidad
los animales domésticos y determinados com- estaba integrada por el marido principal, la esposa o
portamientos de animales en libertad pueden esposas y los maridos secundarios. En estas agrupa-
calificarse, sin reserva, de celosas. ciones el número de varores era prácticamente siem-
pre superior al de mujeres y, dice este autor, cual-
Los celos, pues, constituyen un fenómeno universal
quier manifestación de celos se consideraba de muy
del que no escapa la especie humana en ningún pe-
mala educación.
riodo ni en ninguna cultura. La Biblia, aparte del
pasaje transcrito referente a Caín, habla a menudo En oposición a esta sociedad permisiva, que consen-
de distintos aspectos de los celos: José, hijo menor tía los juegos sexuales en la infancia, la promiscui-
de Jacob, fué vendido por sus hermanos a los dad en la adolescencia y toleraba relaciones sexua-
ismaelitas porque amaba Israel a José más que a les sin vínculo afectivo en las fiestas, hay otras so-
todos sus hijos, por haberle engendrado en la ve- ciedades que fomentan los celos sexuales: las
jez, y le hizo una túnica bordada de varios fundamentalistas islámicas y, en determinadas épo-
colores...(Génesis 37,68). En el Libro de los Núme- cas, nuestra propia cultura, tan bien reflejadas por
ros (5,6) se habla de la limpieza, de la restitución y los escritores del Siglo de Oro. Los movimientos fe-
de los celos en que se narra con detalle la liturgia a ministas surgidos del mayo de 1968 plantearon la
que debe someterse la mujer a la que su marido posibilidad de que las relaciones abiertas, no
acusa de infidelidad. monogámicas suprimirian los celos mientras que
consideraban la monogamia el caldo de cultivo idó-
Si bien de todo lo hasta aquí comentado puede de-
ducirse que el sentimiento de los celos es innato, no neo para el desarrollo de los celos sexuales (Robinson,
cabe duda que determinadas conductas lo estimulan 1977).
y fomentan, mientras que otras tienden a minimizarlo; Pero no solo los celos sexuales sinó también los in-
en este sentido, pues, los celos obedecen, en su fantiles, los familiares, los profesioinales, los artísti-
desarrollo, a factores socio-culturales. Y con esta cos, los de status, etc., pueden venir condicionados
adjetivación nos referimos tanto a la macrosociedad por pautas sociales. Es obvio, pues, como se ha di-
en la que el sujeto está genéricamente inscrito como cho mas arriba, que los celos son un fenómeno uni-
la microsociedad próxima y familiar en que se desa- versal -instintivos, al parecer de algunos autores- que
rrolla; ambas esferas tienen sus valores, sus crite- puede venir aminorado o acrecentado por el entor-
rios, sus tabús, que no siempre comparten. Los as- no. Es evidente también que, en sus formas meno-
pectos transculturales de los celos son evidentes y res, cabe considerar no patológicas, pueden tener
aceptados por quienes los han estudiado (Bhugra, ocasionalmente un cierto valor positivo, mientras que
1993; Buunk, Hupka, 1987). en su vertiente patológica son causa de graves tras-
A los condicionantes socioculturales hay que añadir tornos, como muy bien comenta Mira (1954).
factores individuales tales como características de
la personalidad y nivel de autorealización del sujeto,
nivel que según Hawkins (1990) guardaría una rela-
ción inversa con la propensión a ser celoso.
Celos infantiles
Cuando los antropólogos han pretendido describir El niño, en sus primeros meses de vida, no distingue
alguna sociedad en la que los celos eran desconoci- entre su yo y el mundo que le rodea. Este sincretismo
dos suelen referirse a los celos sexuales, en el con- va desapareciendo poco a poco dando paso a la per-
texto de estructuras sociales muy peculiares en las cepción -aunque no la idea- de que él es distinto de
cuales está ausente no solo el sentimiento de perte- lo que le envuelve, sean personas u objetos. Sin
nencia mútua, característico de la monogamia, sino embargo, todo esto que está fuera de él, que antes
también el de pertenencia al marido, propio de cul- había vivenciado como formando parte de sí mismo,

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Celos, celos patológicos y delirio celotípico

de algún modo, es suyo; desarrolla un claro sentido el niño no debe enmascarar la posibilidad de que
de la propiedad: los objetos que le rodean y, sobre éste sufra un trastorno patológico, Recordamos el
todo, la madre, le pertenecen. Es cierto que la con- caso de una niña de quince meses que, coincidien-
ducta celosa se manifiesta plenamente a la llegada do con el nacimiento de su hermanita, empezó a
de un hermano, pero previo a este acontecimiento quejarse de dolores abdominales después de las
el niño no suele tolerar que la madre acaricie otros comidas y se aferraba a exigir el pecho materno o
niños o, a veces, al propio marido; no consiente que el biberón; a esta niña se le diagnosticó una enfer-
otra persona use sus juguetes a no ser que lo haga medad celíaca y sus dolores, reales, obedecían a la
para jugar con él. Aunque muchas veces no se tenga reciente incorporación de alimentos que contenían
en cuenta, estas actitudes del niño condicionan el gluten en su dieta. La negativa a ir a la guardería, a
comportamiento de la madre, con consecuencias muy la que hasta entonces había acudido sin proble-
variables, desde determinar imperceptibles cambios mas, es también un comportamiento muy generali-
hasta evitar toda manifesdtación de cariño hacia zado por parte del hermano mayor.
otras personas. En este ultimo caso, si afectan a un
esposo susceptible, pueden -y esto ocurre con harta Atención aparte merece el comportamiento del niño
frecuencia- deteriorar la relación conyugal o provo- mayor con respeto a su hermanito: muchas veces,
car los celos del esposo con respecto a su propio tras una actitud aparentemente cariñosa y protecto-
hijo, al que ve como un competidor en relación al ra, le inflige disimuladas agresiones físicas, por ejem-
cariño de su esposa. plo, pellizcos o golpes.
Es evidente que hay una franca correlación entre el
El nacimiento de un hermano desencadena, muchas
comportamiento de quienes rodean al niño -los pa-
veces, los celos de los hermanos que le preceden,
dres en primer lugar, pero también abuelos y tíos- y
especialmente si solo había uno. La actitud de los
su conducta celosa. Los adultos, como muy bien
padres puede acentuar o atenuar este hecho. Si el
señala Hernámdez Espinosa (1997), deben tener
primogénito había sido considerado siempre como
presente que los celos son un sentimiento universal
el rey de la casa; el unico amor de mamá; el mas
de cuya influencia nadie ha podido evadirse. A
hermoso de todos los niños o cualquier otra expre-
partir de esta convicción, los adultos deben prevenir
sión que revele una excesiva sobrevaloración del niño
su exceso a través de un trato amoroso pero no ex-
- no el inmenso amor hacia él, que éste nunca es
cluyente respecto a otros sujetos amados y esta pre-
excesivo-, los celos se reforzarán. Como ocurre muy
vención debe ejercerse desde un principio, no solo al
frecuentemente en el tema de los celos, los literatos
nacer el nuevo hermano, ni tan solo a partir del
nos dan una visión mucho mas lúcida que los psicó-
embrazo de la madre, sino desde el mismo momen-
logos: Miguel Delibes en El principe destronado des-
to en que nace el primogénito. Si así se procede, el
cribe magistralmente esta situación.
sentimiento celoso que el niño desarrolle será mode-
La respuesta del niño a su vivencia celosa es muy rado y tendrá las connotaciones positivas implícitas
variada. Frecuentemente y de un modo especial en en alguna de las acepciones de su definición, es de-
aquellos niños con experiencia de haber sido mas cir, serán el estímulo de conductas competitivas y
mimados y atendidos en el transcurso de sus enfer- de emulación necesarias para que el individuo se
medades, aparecen somatizaciones, es decir, realice en el seno de una sociedad que, como la
trasrornos corporales sin base orgánica, recabando nuestra, es competitivo-cooperativa.
inconscientemente una mayor dedicación de sus pa- Los celos fraternales, pero, no son exclusivos del
dres. En otras ocasiones el niño celoso adopta con- hermano mayor con respecto al que le sigue, sinó
ductas regresivas que, como define Hernández Es- también de éste hacia aquel, cuando su nivel de
pinosa (1977) son comportamientos, deseos y ne- desarrollo se lo permite. Así, al propio tiempo que
cesidad propios de una edad inferior a la que tiene se admira y se quiere emular al hermano mayor, se
el niño, tales como no controlar esfínteres, chupar- esta celoso de los “privilegios” de que éste goza: se
se el dedo o utilizar los chupetes del hermanito, le permiten cosas que al menor se le prohiben, el
rechazar sus alimentos queriendo los mismos que mayor goza de un nivel de autonomía que el menor
recibe el reciém nacido, biberón o pecho materno, no disfruta, etc. Estos sentimientos pueden cristali-
o volver a experimentar temores o ansiedades -en zar en sentimientos de rivalidad y de confrontación
la oscuridad del propio dormitorio, por ejemplo- que entre hermanos que perduran en la edad adulta.
ya había superado y que podrían suponer, como
ganancia secundaria, la vuelta al dormitorio de los La escuela psicoanalítica ha aportado una muy com-
padres. Sin embargo, el hecho que los celos deter- pleta interpretación de los celos infantiles, concreta-
minen muy a menudo quejas de malaestar físico en mente de los sentimientos de rivalidad recíproca entre

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la criatura y su padre. Según Freud, este sentimiento La persona celosa, hombre o mujer, se siente posee-
se inicia tan pronto el niño percibe que la madre es dor absoluto y exclusivo del otro miembro de la pare-
una realidad externa a él y persiste invariable en el ja. Esta actitud no supone, por fuerza, reciprocidad;
varón, mientras que en la niña, alrededor de su ter- el celoso puede permitirse -y de hecho, muchas ve-
cer año de vida, es el padre quien centra sus prefe- ces se permite- para sí libertades de las que no tole-
rencias y la madre se convierte en rival. Este proce- raría al otro la milésima parte. Para el celoso, la
so, conocido como Complejo de Edipo, sería común persona apetecida no debe ser apetecible a nadie
a todos los niños y niñas, aun cuando la intensidad más, incluso cuando esta persona, legal o social-
de los celos varía de uno a otro individuo. A partir de mente está vinculada a un tercero y no a él.
este proceso, el sujeto desarrolla su capacidad de
amar y de competir y, en el futuro, ambas conductas Si bien lo común es que el individuo celoso lo esté
serán normales si la situación edípica se ha mante- en función de creer en un acontecer actual, no es
nido dentro de una normalidad, es decir, si los celos rara la existencia de celos retrospectivos y, con me-
hacia al progenitor “rival” se han simultaneado con nor frecuencia, prospectivos. En el primer caso el
sujeto sufre porque su actual pareja ha amado y ha
sentimientos positivos hacia él, mientras que los com-
sido amada, es decir, a su entender ha pertenecido
portamientos celosos patológicos del adulto tendrían
a otra persona. Basta, a veces, para desencadenar
su raíz en una situación edípica mal resuelta y con-
una reacción celosa, la simple mención del nombre
flictiva.
o el casual encuentro con esta persona o con alguien
Es necesario que los padres acepten la existencia o algo relacionado con ella; en ocasiones, no impor-
de los celos infantiles y adopten actitudes de com- ta que esta persona ya no exista. Los celos
prensión y atenuación: negarlos o prohibirlos es con- prospectivos hacen referencia al temor que en un
traproducente. Deben, en primer lugar, plantearse futuro se produzcan situaciones que, a juicio del ce-
si ellos también tienen, en cierto grado, celos del loso, los justifiquen; así, por ejemplo, una mujer pue-
hijo y asumir que el amor y la dedicación maternal de atormentarse y atormentar al marido prediciendo
es compatible con la conyugal. A partir de esta acep- que cuando ella sea mas vieja y menos atractiva, él
tación los adultos procuraran que en todas sus ma- buscará otra.
nifestaciones, juegos incluídos, se haga patente esta Las conductas celosas se ponen en marcha muy a
compatibilidad. Así, por ejemplo, cuando jugando menudo tras la ruptura de la pareja. El sujeto que se
el padre le dice al niño: la mamá es mía, no tuya, siente abandonado tiende a pensar que esta situa-
o cuando la madre dice: eres solo mío. tesoro, es- ción viene determinada por la aparición de un tercer
tamos marcando posesiones, pertenencias exclusi- personaje y revindica, a veces peligrosamente, “sus
vas y excluyentes que, de algún modo, concitan los derechos” a quien supuestamente ha motivado la
celos. ruptura; varios estudios sociológicos lo confirman
(Daly y Wilson, 1982). Otros estudios de esta índole
coinciden en señalar que la infidelidad sexual del
Celos amorosos compañero causa en la mujer menor alteración que
su infidelidad “emocional” mientras que, por el con-
Cuando nos referimos a adultos o a adolescentes la trario, el varón se siente mucho mas afectado por
palabra celos nos hace pensar de inmediato en un cualquier aproximación sexual de su pareja a otra
sentimiento - y en una conducta- de un miembro de persona. En otros estudios sociológicos (Hawkins,
la pareja respecto al otro. Sin embargo, la existen- 1990: Bringle, 1995) se analizan los celos en las
cia de otros referentes celosos (profesionales, so- parejas homosexuales señalando su similitud con las
ciales, artísticos, etc,) obliga a adjetivar los celos parejas heterosexuales, pero coinciden en que , en
de pareja como amorosos, sexuales o, como hacen varones homosexuales, aún cuandp no son
algunos autores anglosajones, románticos. Ningu- infrecuentes las reacciones violentas, las relaciones
no de estos adjetivos abarca todas las posibilida- transitorias fuera de la pareja son, a menudo, mejor
des: unas veces los celos se tienen de una persona toleradas que en los heterosexuales.
que és la pareja de otra y que el celoso querría para
sí: otras veces, no es exactamente el amor, sino el El fenomeno de los celos es dimensional, no
amor propio y el sentimiento de posesión el que los categorial. Queremos decir con ello que, si bien po-
provoca; también, en ciertas ocasiones, la posible seen unos aspectos cualitativos comunes, su intensi-
infidelidad sexual no se contempla, pero se tienen dad varía no solo de un individuo a otro, sino tambien
celos de las atenciones que la pareja tiene para y en un mismo individuo, en este caso, por lo general,
recibe de una tercera persona. acrecentandose con el paso del tiempo. En su forma

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Celos, celos patológicos y delirio celotípico

menor no pueden considerarse patológicos -ya se ha tivos: el sujeto pasivo deja de agradecer, se incomo-
dicho que eran un fenómeno universal- e incluso pue- da, se angustia y, finalmente, teme la agresión, ver-
den tener aspectos positivos: un mínimo temor a bal o física, del sujeto celoso que, como veremos
perder lo que amamos puede inducirnos a cuidarlo mas adelante, puede llegar a comportamientos to-
mejor, tenerle mas atenciones, procurar su bién,es talmente patológicos. En el desarrollo de este pro-
decir, celar en el sentido que tiene la primera acep- ceso hay que tener en cuenta no sólo la personalidad
ción de este término en el diccionario. Esta dedica- del celoso sinó tambien la de su pareja, como señala
ción celosa es agradecida por la pareja; en algunos Vauhkonen (1968). El sufrimiento que esta situa-
casos su inexistencia se vive como una señal de des- ción produce, tanto al celoso como al celado, puede
amor: en el fondo, si mi pareja teme perderme es alcanzar tal intensidad que desestructure por com-
que me ama y me valora. pleto la relación de la pareja en la que cada uno de
sus miembros vive simultaneamente sentimientos
Los celos amorosos han sido el tema de grandes contradictorios: ama y odia; quiere confiar, pero des-
obras literarias. En muchas de ellas el análisis del confía; pretende olvidar, pero no puede pensar en
proceso celoso es psicologicamente magistral. otra cosa. El tormento de los celos puede inducir
Shakespeare, por ejemplo, urde una trama suma- auténticas tragedias.
mente coherente: Otelo parte de un doble handicap:
el color de su piuel y doblar en edad a Desdémona,
circunstancias que no cuentan al principio pero sí en Otras conductas celosas frecuentes
el desenlace. Brabantio, el padre de la joven, siem-
bra la semilla de una duda que florecerá más tarde; El individuo adulto, y también el adolescente, puede
le dice: Vigílala, moro; ha engañado a su padre, no solo tener envidia, sinó aferrarse a la creéncia -a la
también puede engañarte a tí. Pero seguramente vez idea y sentimiento- de que es a él a quien
nada de esto hubiera influído en su ánimo si el envi- correspodería el trato, los privilegios, el premio, la
dioso Yago, “celoso” de los favores que Otelo otorga consideración que -en su opinión inmerecidamente-
a Casio, no hubiese sembrado arteramente las du- se otorgan a otra persona. Así, se puede hablar de
das. Vemos pues, paralelamente, dos conductas “ce- celos profesionales, escolares, artísticos, sociales,
losas”: los celos amorosos de Otelo y los celos de políticos, científicos, etc. Todos ellos comparten las
status de Casio y vemos también como los celos mismas características fundamentales: el convenci-
pueden ser inducidos por una tercera persona. miento absoluto que alguien ocupa el lugar, en el es-
calafón o en la estimación, que en justicia le corres-
Calderón de la Barca, en su inmortal drama El ma-
ponde a él. A alguna de estas formas de celos se le ha
yor monstruo los celos, plantea, entre otros, dos
dado denomoinación propia: así, por ejemplo, se lla-
aspectos dignos de atención. El primero de ellos, la
ma Síndrome de Salieri al cuadro patológico que re-
inevitabilidad de los hechos: una vez puesto en mar-
produce la situación que se atribuye a este compositor
cha el proceso celoso evoluciona fatalmente, inde-
con respecto a Mozart (Duffy & Shaw, 200) y que
pendiente de la voluntad de quien lo sufre, aun cuan-
abarca, a la vez, aspectos profesionales y sociales.
do el amor de la persona que los inspira indujera a
superarlos. Es, también, este inmenso amor que el Como en todas sus variedades, esta forma de celos
Tetrarca siente hacia su esposa Marien lo que le puede experimentarse según una amplia escala de
impulsa a alcanzar la máxima gloria, a superar el intensidad. Dependiendo de esta intensidad se mani-
prestigio y el poder de Octavio que, en cierto senti- fiestan conductas cualitativamnete distintas; como
do, son también el objeto de sus celos. habiamos señalado al hablar de los celos amorosos;
Cervantes - El celoso extremeño, El viejo celoso-, vivencias leves pueden estimular la competitividad
Moliere -Le price jaloux- y muchísimos autores de siendo, por tanto, en cierto modo positivas. Sin
todos los tiempos - y esto corrobora la intemporalidad, embargo,fácilmente se transgrede este umbral y el
la transculturidad y la universalidad del fenómeno de sujeto no solo se siente incómodo y desdichado sino
los celos- tratan con perspicacia el tema. que inicia comportamientos dirigidos, a veces muy
taimadamente, a desprestigiar -y también, perjudi-
Resumiendo, pues, los celos amorosos son, cuando car- el presunto rival.
su dimensión es muy moderada, una manifestación
de amor: a través de ellos, la persona celada se
siente valorada, distinguida de las demás y acepta Celos patológicos y delirio celotípico
un nivel de pertenencia que, en grado de reciproci-
dad, exige al que ama. A medida que este senti- Es difícil, y muchas veces arbitrario, saber cuando
miento celoso crece se establecen cambios cualita- un sentimiento celoso empieza a merecer el califi-

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cativo de patológico. Estrictamente, debería consi- admitir que constituyen un trastorno psíquico grave.
derarse patológico tal sentimiento a partir del mo- Hechos tan banales y anodinos como, por ejemplo,
mento que hace sufrir al sujeto, pero todos conside- la recepción de una llamada telefónica equivocada,
ramos normal, por ejemplo, el sufrimiento de un canviarse de vestido para salir de casa, usar perfume
enamorado que se vé rechazado porque el objeto de o consultar el reloj cuando se acerca la hora en que
su amor ha preferido otra persona. Igualmente exis- el conyuge debe ir al trabajo, son interpretados como
te análogo sufrimiento cuando un compañero de tra- pruebas fehacientes e indiscutibles de la infidelidad
bajo, situado inicialmente al mismo nivel, ha obteni- del conyuge. En casos de celos profesionales, cual-
do un ascenso al que el sujeto tamién aspiraba. El quier conversación del rival con un superior, cual-
sufrimiento no es, por tanto, condición suficiente - quier referencia al buen trabajo realizado por otro,
aunque sí necesaria- para otorgar el calificativo de un simple saludo amable a un tercero, prueban con
patológica a una vivencia de celos. absoluta certeza la conspiración tramada para per-
judicarle.
Cuando la situación que ha despertado los celos se
instala permanentemente en la mente del sujeto, Hasta aquí hemos contemplado los celos como un
desplazando otros pensamientos o prevaleciendo so- desarrollo psicopatológico, en el sentido de Jaspers
bre todos ellos y cuando, en consecuencia, su con- (1977), pero debe constatarse la presencia de tras-
ducta externa viene determinada por esta situación, tornos celotípicos en sujetos con alteraciones cere-
no para salirse de ella es, entonces, cuando cabe brales, fundamentalmente de origen tóxico o
hablar de celos patológicos. degenerativo, más raramente traumático.

El comportamiento inducido por los celos es muy En efecto, entre los alcoholicos crónicos son suma-
variable, dependiendo en parte de la personalidad mente frecuentes las conductas celosas, muchas
de quien los experimenta, de su nivel de autocrítica veces francamente agresivas: Por lo general se tra-
y, como hemos señalado, de la intensidad del fenó- ta de celos amorosos, aun cuando no son raros los
meno. En ocasiones, el sujeto se da cuenta de lo profesionales y sociales. En todos ellos cabe consi-
inapropiado de su preocupación, pero no puede derar diversos factores que, al márgen de la predis-
obviarla. Como le ocurre al obsesivo, el tema se posición ligada a la personalidad, pueden contribuir
hace omnipresente, disminuyendo la capacidad de a su génesis: la escasa autocrítica, el rechazo so-
concentrarse en pensamientos alternativos. En es- cial y familiar -y, también, conyugal- que despierta
tos casos, sobre todo en períodos iniciales del tras- la conducta alcoholica y la disociación entre la
torno, el sujeto es capaz de controlar su conducta, psicosexualidad exaltada y la a menudo disminuída
respetando el trato corecto tanto con el que consi- capacidad de realizarla. Todo ello se suma a las
dera rival como con la persona que goza u otorga el alteraciones cognitivas y caracterológicas directa-
favor que él cree merecer. El sufrimiento es interno mente provocadas por el daño permanente que el
y las manifestaciones externas pueden ser paradóji- abuso alcoholico ocasiona en el cerebro del bebe-
cas, por ejemplo, loando las capacidades o las cua- dor que, por un lado, puede malinterpretar las acti-
lidades de la persona envidiada e incluso cultivando tudes de su entorno, pero que, por otro, ocasiona
su amistad. Más adelante, o a veces ya desde el realmente actitudes de rechazo social y familiar.
principio, el celoso expresa claramente sus senti- Estos sujetos, incuestionablemente enfermos psí-
mientos, procurando desprestigiar al rival, sea éste quicos, cometen frecuentemente actos de violen-
el presunto seductor de su amada, sea el receptor cia, no sólo cuando están ebrios, sino también en
del trato o de los beneficios que, a su juicio, sólo a periodos de abstinencia, durante los cuales saben
él corresponderían. A partir de este punto no sólo perfectament lo que hacen, aún cuando la motiva-
sufre el celoso, sino también aquellos que son obje- ción de sus actos sea delirante, es decir, obede-
to de sus celos: el cónyuge, que es acusado y mu- ciendo a conviccioines que no tienen base real.
chas veces maltratado, o el rival -amoroso, profe-
sional, social, artístico- que es criticado, difamado No es raro tampoco que enfermos seniles desarro-
o acosado despiadadamente. llen ideas de celos centradas en la supuesta infideli-
dad de su pareja, a veces tan deteriorada física y
La vivencia celotípica puede hacerse plenamente mentalmente como el propio cónyuge celoso. En
delirante. Esto ocurre cuando la convicción es in- ocasiones, estas situaciones, si no fuera por el sufri-
controvertible; cuando la seguridad absoluta de que miento que el sujeto experimenta y, a la vez, infringe
la realidad es tal como el sujeto la vive y ningún a su pareja, resultarían cómicas: un anciano acusan-
razonamiento, ninguna evidencia objetiva, la modifi- do de infidelidad a otro que, quizá, está inmovilizado
can en lo mas mínimo. En estos casos, que hay que en cama o en su silla de ruedas. Este tipo de enfer-

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Celos, celos patológicos y delirio celotípico

mos desarrollan a menudo ideas de expoliación: creen mas tarde desarrollará una conducta celosa, ve con
que alguien de la familia les roba el dinero o los desagrado que su pareja, por ejemplo, mantenga una
objetos que, en realidad, elllos mismos han escondi- conversación con una persona de distinto sexo; ce-
do sin recordar, mas tarde, haberlo hecho. Algunas der ante esta situación y evitar tales conversaciones
veces estas ideas van acompañadas del convenci- no siempre es conveniente, puede ser el punto de
miento de que quien supuestamente les perjudica partida para, despues, prohibir el saludo a esta ter-
los tiene envidia y comete estos hurtos con el fin de cera persona.
indisponerle con las personas que deberían quererle,
por ejemplo creen que la nuera urde la trama para, Diversos trabajos (Wiederman y Kendall, 1999; Buunk
desprestigiandole, arrebatar el amor de su hijo. 1966 y Cols), generalmente procedentes del campo
de la sociología, señalan que la mujer suele estar
Conductas análogas pueden presentarse consecuti- mas celosa de la relación emocional que pueda man-
vamente a daños cerebrales, tumorales, vasculares tener su pareja con otra persona, mientras que el
o traumáticos y también por el abuso de drogas, el varon centra más su preocupación en la infidelidad
alcohol entre ellas. sexual. Esta circunstancia explica qué tipos de rela-
ción que el marido considera totalmente anodinas
puedan desecadenar celos a la esposa si es él quien
Prevención y tratamiento de los celos las mantiene. Una buena delimitación de lo que es
tolerable y de lo que no lo es, establecida al comien-
Estrictamente, es inapropiado hablar de prevención zo de la relación, puede evitar la aparición de celos.
y tratamiento de los celos, precisamente por su con- Para que esto ocurra es necesario que entre ambos
dición de fenómeno universal, como se ha señalado miembros de la pareja haya una total transparencia,
al comienzo de este trabajo. Sin embargo, puesto que cualquier tipo de encuentro con otra persona se
que hay factores culturales y educativos que los pro- comunique al cónyuge o, por lo menos, que no se
pician, cabría recomendar a los padres y a todos los oculte. Siempre que se sienta la necesidad de ocul-
que rodean al niño que se abstuvieran de todo aque- tar un encuentro con una tercera persona hay que
llo que le incite a creer que está por encima de los plantearse el porqué de esta necesidad; no basta
demás, que sus derechos no implican ningún deber, que lo justifica la susceptibilidad de la pareja, pues
que por su especial situación de “rey de la casa” la ocultación de hechos, tanto mas cuanto más
todo, incluyendo las personas, le pertenece. Esto no banales son, estimula la susceptibilidad.
significa, en absoluto, no amarle, sinó hacerle com-
prender que el amor que se le dá, que debe ser mu- La educación del individuo en los valores de toleran-
cho, no se sustrae de nadie y que nadie le robará cia, respeto y reconocimiento de los derechos del
este amor, aún cuando los padres, por ejemplo, se prójimo, sería la base remota para prevenir conduc-
amen entre sí y amen a los posibles hermanos del tas celosas. En un nivel más próximo, la formación
niño en cuestión. adecuada de la pareja, propiciando un buen nivel de
comunicación entre sus miembros, puede ayudar en
Es también conveniente no provocar celos directa- esta prevención.
mente, ni en el niño ni en el adulto. Algunos jovenes,
de uno u otro sexo, utilizan el coqueteo con terceras Una vez desarrollados los celos, si se consideran
personas para potenciar el interés de su pareja; en el patológicos por el sólo hecho de su intensidad, es
fondo, para advertir al compañero o compañera que decir, si no hay un sustrato orgánico (alcoholismo,
uno (o una) tiene otras opciones, que podrá ejercer lesión cerebral, etc.) que los justifique y no presen-
si no se le presta más atención. Este recurso, que en tan las connotaciones propias del delirio celotípico,
ocasiones tiene éxito, es un arma de doble filo que la intervención psicológica, fundamentalmente el
puede despertar la inseguridad latente y producir, a abordaje sistémico de ambos miembros de la pare-
veces a largo plazo, conductas celosas que, real- ja, puede ser muy útil, sin excluir ocasionalmente el
mente, deterioren la relación de la pareja. Del mis- uso de fármacos que disminuyan la ansiedad o nive-
mo modo, en el campo social o profesional es siem- len el estado de ánimo.
pre improcedente despertar celos para mejorar el
rendimiento o la relación. Finalmente, cuando hay una patología subyacente,
procede el tratamiento del trastorno determinante,
En principio, en toda relación humana y muy espe- aunque sigue siendo necesasria la psicoterapia de la
cialmente en la relación conyugal, debe quedar muy pareja. En los casos realmente delirantes el enfoque
claro qué es y qué no es exclusivo de los dos miem- fundamental debe ser farmacológico, con
bros de la pareja y saber que esta exclusividad obliga antipsicóticos, a sabiendas que .los resultados pue-
por igual a ambos. Con frecuencia, el individuo que den ser mediocres. Se suele lograr una disminución

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E. González Monclús

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