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ESCOLAR
La acongojada madre pidió la máxima pena para los hermanos, Elmer Amao Sillo
(35), Abel Juvenal Amao Sillo (22) y el cuñado de éste último, Abdón Apaza
Soncco (35). Manifestó que la cadena perpetua sería insuficiente para los
criminales que la privaron de las caricias del menor de sus hijos.
Máximo Díaz (58), padre del pequeño, no amaneció bien, angustiado comenzó a
indagar el paradero de Alexander sin resultado, al día siguiente la familia y vecinos
organizaron una vigilia en la plaza mayor de Sicuani, aquí sus tías no descartaron
el secuestro “devuélvanlo”, decían.
la familia volvió a salir, esta vez con la masiva compañía de los escolares de
Mateo Pumacahua a la plaza mayor, aquí arribaron algunas autoridades locales y
representantes de la sociedad civil para gritar a una sola voz “¡Devuelvan a
Alexander!”.
Sus compañeritos también se pronunciarían “Alexander vuelve, si nos estas
escuchando te esperamos con mucho cariño”, clamaban.
César Navarro Nina, director del plantel, por un megáfono resumía la solicitud “No
podemos callar, no podemos dejar pasar por alto, hasta el momento el niño está
desaparecido, actúen con celeridad, no pueden ocurrir estas situaciones”, decía
en clara alusión a la Policía Nacional.
Mientras diversas personalidades se pronunciaban, Máximo Díaz no cesaba en
llanto “Soy sicuaneño, siempre he querido estar en Sicuani por sus bondades,
pero en estos años veo que hay mucha inseguridad, joven que mueren en ríos,
señoritas encontradas por los cerros y mucha delincuencia.
En otro momento su madre clamaba “Que me lo suelten, que le den libertad. En el
Día de la Madre quiero esperarlo, él venía con su tarjeta”.
Los restos con ropa deportiva de la institución educativa en mención y un
sombrero yacían en una pendiente, entre ichus o pajas y yerbas quemadas del
sector Ururmiri a varios kilómetros de Sicuani capital de la provincia cusqueña de
Canchis.
Así tuvo la peor conclusión posible el drama del pequeño Alexander quien había
desaparecido el medio día del 2 de mayo. Allegados a la familia indicaron
a Correo días atrás que la familia temía que se tratara de un secuestro ya que el
padre del menor gozaba de bonanza económica.
La víctima aún vestía el buzo del colegio Mateo Pumacahua pues había sido
secuestrado cerca al medio día cuando regresaba a su centro educativo.