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EL SOLSTICIO: UN MOMENTO PARA LA INTROSPECCIÓN

Hace pocos días acabamos de experimentar el solsticio de invierno; esto es, el momento en el
que el Sol abandona su viaje hacia el sur. En la cultura védica se conocen dos grandes
períodos en los que se divide el año: Uttarayana, cuando el sol se dirige en su ruta hacia el
norte, y Dakshinayana, en la que se dirige hacia el sur. Esto tiene grandes implicaciones en la
vida espiritual de un hindú.
Uttarayana comienza en la festividad de Makara Sankranti, el 14 de enero, cuando el sol entra en la
constelación de capricornio. Los días entonces comienzan a hacerse mas largos y el sol comienza a tener
más influencia sobre la tierra. Son días de gran celebración por sus cualidades renovadoras, tanto en las
cosechas como en la vida de los seres humanos en general. Termina en el día de Karka Sankranti, es
decir cuando el sol entra en cáncer, hacia el 15 de julio, momento en el cual el sol inicia su camino hacia
el sur, que no termina hasta este solsticio de invierno.
Entre el solsticio de invierno, en el que el Sol termina su viaje al sur y el Makara Sankranti, cuando
comienza su viaje al norte, hay un breve período de menos de un mes, en el cual el astro aún no parece
moverse. Aunque ya ha comenzado su viaje al norte, es muy leve, debido a lo cual el comienzo de
uttarayana no se celebra hasta el Makara Sankranti, cuando ya es visible. Este período puede servirnos
para hacer una reflexión sobre nuestro año, nuestros logros, deseos, decepciones y expectativas.
La vida entera es movimiento. Desde el punto de vista del Dharma Hindú, no podemos dejar de actuar ni
un solo momento, ya que incluso cuando respiramos estamos llevando a cabo alguna acción. Nos
movemos junto con el girar de los astros y los ciclos del sol. Sin embargo, esta época, en la que el Sol
parece hacer un alto en su viaje, es un momento perfecto para detenernos y llevar a cabo la observación
de nosotros mismos, a fin de tratar de armonizar nuestra vida lo más posible con el Dharma, o el gran
camino hacia la Liberación.
Si bien en estas fechas festivas la costumbre social nos empuja hacia el desorden, el consumismo y el
alboroto constante, nosotros podemos recordar que el mismo Sol, el Señor Surya, detiene brevemente su
camino para descansar en su interminable ciclo que mantiene nuestra tierra con vida. Tal vez si
aprovechamos esta ocasión para el recogimiento y la auto-indagación, nuestro nuevo año sea muy
diferente.
Shloka:
namaḥ savitre jagadeka chakṣuśe
jagat prasuti sthiti nāśa hetave
trayi mayāya triguṇātma dhāriṇe
virinci nārāyaṇa śankarātmane
Saludo a ese Sol, ojo del mundo que nutre, esencia del Veda, creador, mantenedor y destructor del
mundo, que se manifiesta en las tres cualidades materiales como Brahma, Vishnu y el Señor Shiva.

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