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Introducción
Socializar día a día no es sencillo, sobre todo para aquellos que vuelcan sus estudios en otras áreas
del conocimiento. Mantener esa habilidad mental ante los embates diarios puede ser decisivo
para cualquier persona, a diferencia de lo que muchos creen, la mente se defiende más allá del
llamad mundo interior, más allá de la forma en que pensamos y vemos las cosas; al contrario, hay
actos sencillos que poco tienen que ver con ejercicios de respiración o visualización, esto no
significa que los anteriores no sirvan sino que, lo que les daré, no irá por esa rama.
Somos más viscerales de lo que creemos, nuestra mente o al menos sus bases biológicas se
erigieron en un mundo sin oficinas, escuelas o internet, por tanto, cómo si de una cacería se
tratara, la manera en que nos posicionamos nos da desventaja o ventaja. Al afrontar posibles
ataques verbales en una discusión, tener una posición elevada es casi el equivalente a gritar, por
ende, tener un obstáculo físico entre el usuario y el interlocutor genera la sensación de protección
de una cobertura, vaya, de un escudo. Algo como un amplio escritorio o una simple ventana
generan una sensación de mayor seguridad mental; es curioso puesto que esto lo hemos
observado varias veces cuando uno va por ejemplo a un restaurante dónde lo único que nos
defiende del exterior es simplemente una ventana, aunque claro, no siempre es fácil llevar un
escritorio a todos lados y ese tipo de cosas, por fortuna existe una pequeña versión portable de
este tipo de defensas: las gafas negras, los lentes y las gorras, claro, pierden su efecto si se usan en
todo momento, pues al igual que con la nariz, la mente termina obviando que están ahí.
A veces el simple hecho de saberte en un lugar que tu consideras seguro, te da mayor estabilidad,
hay más formas de mejorar tu capacidad de soportar embates o de tener tanta estabilidad que tus
respuestas en una discusión multipliquen su fuerza, asegúrate de tener un espacio que te brinde
comodidad o te sea familiar a la hora de debatir o de negociar.
Gradualidad
Una de las cualidades más interesantes de la mente humana es su capacidad para la adaptación,
claro, este proceso funciona mejor con la gradualidad, con una lenta y pausada exposición a cosas
como los debates, los insultos y hasta las reuniones multitudinarias, sus reacciones negativas
sobre la mente de la persona pueden ser superadas pero todo a través de un lento aclimatamiento
que se puede hacer en condiciones controladas, eso sí, se trata de intentar no ser completamente
ajeno a los males y a retos que sabes que enfrentarás, es posible practicarlo con tu círculo más
inmediato y tu círculo más seguro, adelante, también cuando el riesgo sea bajo exponte a las ya
mencionadas situaciones, aún sin ganar, irás adaptándote.
Mimetismo
Comparación y deconstrucción
Esta última es una técnica más pasiva, sin embargo, posee la utilidad de aminorar los efectos
negativos al menos mentalmente. Consiste en comparar las situaciones difíciles con situaciones
aún más difíciles y, de ser posible, ver y saber de tales situaciones aún más difíciles, o sea que esas
situaciones difíciles las puedes conocer a través de la televisión, del internet de donde sea o ya
simplemente imaginarlas o en algunos casos hasta recordarlas esto ayuda a no sobredimensionar
el problema que se posee, por su lado la deconstrucción consiste en cuestionar cada pequeño
punto de la situación problemática hasta un punto en que aquello parezca ridículo, principalmente
encarándolo ante cuestiones más amplias como la vida misma, el cosmos o ya incluso anteponerlo
a cosas que ya han pasado, básicamente preguntar una y otra vez ¿qué sentido tiene? Hasta sobre
el más mínimo recoveco del asunto esta técnica puede ser útil pero también puede causar
enajenamiento, por lo tanto, debe usarse estrictamente para aminorar el peso de una situación
indeseada o molesta.