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Versión esPañola de
Néstor A. Míguez
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Alianza
Editorial
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Título original:
SociologY ol Scíence
Books Ltd-' Harmondsworth'
(Publicado en inglés por Penguin
Middlesex, lnglaterra)
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Agradecimientos
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Introducción ."
tu t'f{-'r ''-tt - Q'fi' Eq.3i. )' -i .{- DE
Darte T EL SURGIMIENTO Y LA INSTITUCIONALIZACION
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TI CTBNCIA MODERI\{A
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1. Las matemáticas y las ciencias
en China y en Occidente' por
23
i; losepb Need.hanz (re56) ... por
lf i: ,, 2. El desartollo de 1a ciencia institucionalizada e¡ Alemania, 46
J. Ben-Daoid. Y A. Zloczouer {L962)
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iionactoll'*' II.
CARACTERES ESTRUCTURALES Y CLILTURALES DE LA
PaTtC
""Crr-ñciÁ-pun¡. coNTEMPoRANEA "' 6l
K' Mer-
). Los impetativos institucionales de la ciencia' pox Robert 64
ton (L942)
4. i"" i*ág."as cientlficos, pot Thomas
S' Kahn (1963) "' "' 79
de la ciencia' g'ot V'O' Hags'
5. El don coÁ pdncipio organizador 103
trom (1965)
6. La diferenciación de las disciplinas,
por V' O' Hagstrorn "' "' 119
I Barry Barnes' 1972
; E:;;i{{;,r','-":**13'.3'ii
A ' Madrid' Iett.
7- E1 crecimiento cultural en la ciencia,
por Micbael Mulkay (1969)' t25
Ir
18 L8. La cu¡iosidad ociosa en la sociedad 315
LA CURIOSIDAD OCIOSA EN LA SOCIEDAD El conocimientg pr?gmádco de Ios rier'.'pos_ primitivos difiere poco
.eD catácter del de las fases más maduru" á. lá cultura. sus majiores
logros en la-dirección de la formu-lación sistemática consisten .o .ihor-
Tbo,rstein Veblen , t¿ciones didácticas ,a Ia economla, Ia prudencia, la ecuanim*rf;;
Extracto de Thorstein Vgblen, <<The place of . science in modern civiüzatio¡», ,administración juiciosa: un cuerpo de máximar iu"u la .orrd.r.tu éon-
Arzerican lournal of Sociology, vol- 2, 1906, p¡i. 585-609. [Se han omitido ,rv€fliente. En este campo, apenas ha habido urr-urr.." de Confucio a
las referencias a la literatura psicológica.l
ley.l smiles- .Baio la guía de Ia curiosidad ociosa, ." .r*Li",-r*
habido un continuo avarrce hacia un sistema cada vez más vastó de
,conocimiento. con el progreso de la inteligencía y experiencia, se
lograro!'' observaciones-mái minuciosas y ut?lirir á¿"-á.i¿ados de
,los hechos- La dramattzactón de la seóuencia de fenómen"s qi"á
cedió- lugar a fo-rmulaciones un poco menos personales, menos antro-
;pomórficas, de los procesos obsérvados; p."á en ninguna .tup" á. r.,
,crecimiento ¡snss en ningufla eÍ;pa alcanzada 6ur¿u'u¡o¡"-
-alesta labor de Ia curiosidád ociosa perdió
ql prodrrcto_de su carácter
dramático. se hacen vasta-s genetalizaciones y óorrt..ryen cosmo-
:Iogías,. pero siempre en forma árarnática. §e ". establecen principios
generales de explicación, que en lo-s_ primeros dlas de la estriecuú¿ió"
tfórica parecen.remontarse invariablémente al amplio prin'cipio vitai
El conocimiento que tiene el bárbaro inferior de los fenómenos + la- generación. la procreugró\, eI nacimienlo,'el alrr."át" y 1u
de la naturaleza, en la medida en que los hace objeto de especula- ,decadencia constituyen gl ciclo de postulados deÁtro del c".i ,igu."
ción deliberada y son otganizados en un cuerpo coherente de conoci- ,'su curso los procesos dramatizados' de l"r i.J*.ior- rrrtr"d.J rn
miento, tiene el catáctet de los ciclos biológicos. Tal cuerpo de cono- "c{eación es procreación, en estos sistemas teóricos arcaicos, y la causa-
cimíento, en 10 esencial, es organizaáo balo la gula de una curiosi- 1ión^es gestación_y nacimiento. Los esquemas cosmorógicós arcaicos
dad bciosa. En tanto es sistematizado'según los cánones de la curio- ,de Grecia, la rndia, Jajón, China, la pólinesia y Améiica tienen el
sidad más que de Ia converriencia, la prueba de la verdad que se mismo tenor general a este respecto. (Véase, por e¡emplo, Tylor, Lg7L,
aplica en todo este cuerpo de conocimiento de los bárbaros es la prue- cap. 8.) Lo mismo parece cierto de los elemenros-elohistas-de há
ba de la coherencia dramática. Además de su cosmología dramática *ttTixr*:Ht:;;ecutación
y sus leyendas populares, ni que decir tiene, esos pueblos poseen biotógica se halla pre§ente oscuramente,
también un considerable cuerpo de sabiduría mundana en una forma en el trasfondo, el reconocimiento tácito de unl causalidad mateúal',
más o menos sistemática. En ésta, la prueba de validez es la uti-
lidad'. ,-ry-".Ia que condiciona las operaciones vulgares de la
'cotirliana, a" t ub,^jÁ
"iár el ,ria"lá
de hora a hora. Páro esta relacián causal entre
y el.producto vulgares se da vagamente por sentada, y rao se hace
1 <<Pragmático)> se usa aqul en un sentido más restringido que el que la co
de ell3 un principio pata efectuai vastas §eneralizaci"nár. Es pasada
nocida escuela pragmática de psicologla moderna asignarla al térrnino. <<Pragmá-
tico>>, <<teleológico>> y otros téminos similares han sido extendidos hasta abarcar Bor alto como cosa trivial. Las generalizaciones superiores toman
imputaciones de fines tanto como aplicación al uso. No pretendemos criticar este ,colo1 {e los rasgos más amplios Jel esquema corrieite de la vida.
uso ambiguo de los términos ni comegirlo; pero esos términos aqul sólo son usa- Los hábitos de pensamiemto que gobiernin ra elaboración de un sis-
dos en el último sentido, que es el único que les conviene por la fuerza de un tema de conocimien-to son los que inspiran ros sucesos más impre-
-antiguo uso y de la etímología. El conocimiento <<pragfnático>>, por 1o tanto, es
el desti¡ado a servir a un fin conveniente para el conocedor, y aquT lo con- .sionantees de la vida, la estructura inititucional en la cual vi.rá 1^
trast¿mos con la imputación de conducta adetuada a los hechos observadgs. La ,comunidad. Mientras las instituciones dorninantes sean las d.e la rela-
razón de que conservernos tal distinción es sencillamente la actual necesidad de
un término simple para distinguir entre la sabiduría mundana y el saber por sl "ción consangufnea, los antepasados y la discriminación de clases, los
m1smo. ,cánones del conocimiento tienen el mis¡6
carácter-
314
3t6 Thorstei. Vebleñ La cutiosidad ociosa en la sociedad 3L7
Los cambios en la situación cultural que _parecen haber tenido artesano para gula de los aprendices que han de realtzat sus bocetos.
consecuencias más importantes para los métodos y el espfuitu de h !,n la,ciencia del siglo xvrrr, esas leyés narurales son las que especi-
pesquisa cientlfica son los que se produjeron en el. campo de la in-
bcan la secuencia de causa y efecro, y admitirán ,,na caraitetizició¡
dustria. A comienzos de los tiempos modernos, la industria es uo 'como interpreiación dramática de la acción de las callsas; estas causas
hecho de un peso relativamente mayor, un factor prevaleciente qu; son concebidas de un modo casi personal. En los tiempos moder-
bajo el régimen feudal. Es el rasgo característico de la cultura 6s- 'nos posteriores, las formulaciones- de
secuencías causalás se hicie-
detna, así como las proezas y la (ealtad eran los rasgos cullurales ron m¡ís impersonales y objetivas,_más f.ácticas; pero la imputación
característicos de la época anterior. Esa industria de comienzos de de activídad a los objetos observados fruRca ha.ce:sado, y ni siquiera
los tiempos modernos se basó, en un grado obvio y convincer_rte, etr en las más recientes_ y maduras formulaciones de la investi§ación
una diestra artesanla. Ni antes ni después ocurrió eso en el mismo aentífica se ha perdiico totalmente en tono dramático. Las causas ac-
grado. El artesano, más o menos hábll y con una eficiencia más o fi¡antes son concebidas de una manera muy impersonal, pero hasta
menos especializada, fue la figura central de la situación cultural de ¿hora ninguna _ciencia (exceptuando, como es obvio, la riatemática)
la época; por ello, los conceptos de los cientfficos fueron tomados se ha contentado con e{ectuar su labor teórica en términos de magni-
de la imagen del artesano. Las dramatizaciones de la secuencia de fides inertes solamente. se sigue imputando actividad a los fenóáe-
fenómenos externos elaboradas bajo eI impulso de la curiosidad ociosa nos que estudia la ciencia; y la activiáad, desde luego, no es un hecho
fueron concebidos en términos de artesanía. Esta suplantó gradual- de obs-ervación, sino que es imputada a los fenóm-e.ro, por el obser-
mente a la dignidad diferencial como canon aatorizado de la verdad vador ". Esto es negado, desde 1r-rego también,'láspor quieries propician
cientlfica, aufr en los niveles superiores de especulación e investiga- una formulación puramente matimática de tárías .forrtifi.ur,
ción. Esto, desde luego, equivale a decir con otras palabras que-la pero tal negación sólo se mantiene a costa de la coherencia. Las emi-
ley de la causa y el efecto recibió el primer lugar, em contraste con nentes autoridades que defienden una formulación matemática inco-
la coherencia dialéctica y la tradición auténtica. Pero esta ley de la lora inevitable y necesariamente vuelven a caer en el preconcepro
c-aula y el efecto de cornienzos de los tiempos modernos ley (esen_cialmente metafísico) de la causalidad tan pronto io-o pu"ut
de las causas eficientes- era de tipo antropomórfico. <<Causas -la iguá- ala labor concreta de investigación cientíÍicaa.
les producen efectos iguales»>, en el mismo sentido en que el pro ' Puesto que la tecnología mecánica ha hecho grandes avances du-
ducto del artesano diestro es semejante al artesano; <<nada hay en fante el siglo xrx y se ha convertido en una fueria cultural de vastas
el efecto que no esté contenido en la causa»>, de igual martera. consecuencias_, las formulaciones de la ciencia han dado otro paso en
E,sas aserciones, pof supuesto, son más viejas que la ciencia mo- la dirección de la factividad impersonal. El proceso mecánico^ha des-
derna, pero sólo en los primeros días de la ciencia moderna llegaron p1721á9 al artesáno.como ,rq.r.lipo a cuya i-*ng"r conciben la causa-
a prevalecer con una indiscutida preponderancia y a relegar los fun- ljda-d io-s investigadores científicós. Así, 1a inÉrpretación dramática
damentos superiores de la validez dialéctica. Invadieron hasta los do de los fenómenos naturales se ha hecho menos antropomó rfica; ya
minios más elevados y recónditos de la especulación, de modo que no concil¡e los ciclos vitales como una causa que actúa pr., prod,réi"
en la transición de los primeros tiempos modernos al perlodo moder- rin efecto determinado un hábil ,rtJrr.ro proár.. ártlculos
no tardfo, en el siglo xvrrr, determinaron hasta los resultados de las -como el ciclo vital como un proceso en el
elaborados-, sino que considera
especulaciones de los teólogos. La deidad, de ser en tiempos medie- wal ia distinción entre causa y efecto no necesira ,", ábr.rrrrda de
vales principalmente un señor feudal preocupado por el mantenimien- un modo detallado y específico, pero en el cual el despliegue de la
to de su propio prestigio, pasó a ser en 1o esencial un creadot causalidad se produce en una secuencia ininterrumpidá dJ cambios
dedicado a la artesanal ocupaciórf de hacer cosas útiles para el hombre. acumulativos. En contraste con las formulaciones plagmáticas de la
Su posición ante el hombre y el universo natural ya no es funda-
mentalmente la de un progenitor, como en Ia cultura de la brarbarie 3 Hablando en términos epistemológicos,
se imputa actividad a los
- fenómenos
inferior, sino la de un talentoso mecánico. Las <<Ieyes naturales>> a mn_el fin de organüarlos en un sisterña
las que tanta importa¡cia asignan los científicos de esta era ya no a véase, por eiemplo, Pearson- (Ls92) ydíamáticimente coherente.
, compárese id.ui á. rás magnitudes
son decretos de una autoridad legislativa sobrenatural, sino detalles hertes presentado en su exposición con su actual labor,"o tal como se ñaila ex-
puesta en los caps. 9, lO y 12, particularmente .n s, .*ám.n
de 1as especificaciones de fabricación transmitidas por el maestro terno>> y temas afines en The Cbances of Deatb (Lg97).
del <<derecho ma_
Thorstein Veblen . La curiosidad ociosa'en la sociedad )2r
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