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METAPOLÍTICA

Vol. 15, núm. 74, julio-septiembre de 2011 SUMARIO


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del Arenal
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- DEL MERCADO LIBERAN AL SUJETO PERVERSO” Entrevista reali-
res, Leonardo
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Pampillo
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Cuervo,Sánchez
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24 SALUD Y ENFERMEDAD. EL CUERPO HUMANO EN LA TEORÍA
Cuervo, Ángel
Sermeño, Sermeño,
Federico Federico
Vázquez Calero,Vázquez Calero,
Silvestre Ville- HUMORAL DE LA MEDICINA por Gerardo Martínez Hernández
gas Revueltas,
Silvestre Danilo
Villegas Zolo. Danilo Zolo.
Revueltas,
31 DEMOCRATIZANDO AL ENEMIGO. OLLANTA HUMALA Y LAS
Coordinador de Debates del presente número:
PERSPECTIVAS POLÍTICAS E INSTITUCIONALES DEL NUEVO GO-
Álvaro
Israel Aragón Rivera
Covarrubias BIERNO EN PERÚ por Jesús Tovar y Ana Cárdenas González de Cosío
diseño, composición y diagramación 40 LA UACM Y LA REPÚBLICA DE LAS LETRAS por Arturo Santillana Andraca
Manuel Ahuactzin
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METAPOLÍTICA es una publicación trimestral (ene- DEBATES


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ro-marzo
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Once maneras de leer a Giorgio Agamben
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de autor: 04-2008-120313370700-102. Número de
de licitud de contenido: 12039. Domicilio: Cam-
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77 PREFERIRÍA NO HACERLO por Korina Ortiz
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SE, CITAS LATINOAMERICANAS EN CIENCIAS SOCIALES 78 DISYUNCIONES ENTRE EL HOMBRE Y EL ANIMAL
por Adriana Hernández G.
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cal Science Abstract); URLICH’S (Internacional Perio- DE TARSO, por Israel Covarrubias
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88 LA GLORIA Y EL CONCEPTO DE LOS POLÍTICO EN GIORGIO


AGAMBEN por Alfonso Galindo Hervás
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Portada: Patricia García Banda, Fotografía


Portada: Arturo
estenopeica, 13Talavera
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IMPRENTA PÚBLICA
100 PALABRAS-CLAVE DE OTRO LÉXICO POLÍTICO: REVOLUCIÓN
vERSUS RESISTENCIA por Pablo Lazo Briones

109 LA LECTURA EN MÉXICO por Josué Barrera

112 Sobre LA POLÍTICA EN LOS BORDES DEL LIBERALISMO. DIFE-


RENCIA, POPULISMO, REVOLUCIÓN, EMANCIPACIÓN de
Benjamín Arditi, por Guillermo Pereyra

118 Sobre ACTORES DE LA POLÍTICA. UN ESTUDIO DE LA LEALTAD


Y LAS ACTITUDES DE CAMBIO DE PARTIDO EN TRES MUNICI-
PIOS DE MÉXICO, A PRINCIPIOS DEL SIGLO XXI de Ignacio
Camargo González, por Sergio Armendáriz

SOCIEDAD Y PATRIMONIO
121 JARDINES DE CINTA CANELA, por Pablo Gaytán Santiago y José
Manuel Valdés
DISYUNCIONES
ENTRE EL HOMBRE Y EL ANIMAL
Adriana Hernández G. *
Mi ala está dispuesta a dar impulso,

pero si siguiese siendo tiempo vivo

Gerard Scholem, Saludo del Angelus


No se trata aquí, de todos modos, de intentar trazar nuevo las ideas y recibiendo otras a la par, perdiéndo-
los contornos ya no más humanos y ya no más se esa aparente continuidad, lo cual lo hace, al menos
animales de una nueva creación que correría el desde mi punto de vista, mucho más disfrutable. Así,
riesgo de ser tan mitológica como la otra” (Agamben, descomponiendo Lo Abierto, iniciaremos este camino.

largo de los veinte textos que componen FIN DE LA HISTORIA Y ANIMALIDAD


El hombre y el animal, la posibilidad de cuestionar-
un hombre reconciliado con la naturaleza, un hombre
de un nuevo hombre, invitando a su vez a centrar la que regresa a su forma animal, enmarcado en una no
atención ya no en la conjunción entre lo animal y lo acción, quedando sólo como resto el arte, el amor, el
humano del hombre, sino justamente en la separación, todo
en su disyunción. Pero, ¿qué nuevo hombre?, ¿qué so- lo que hace al hombre feliz”. Cese de la acción, en un

-
ria, en el epílogo de misma?, ¿seremos posmodernos, muestra Agamben, se resiste a creer que ese resto que
modernos? Ciertamente aquí no se pretende abordar a
fondo este asunto, pero sí trazar caminos desde el texto lado de las prácticas animales. Y es que si en este res-
de Agamben, de modo que surja una invitación a hacer to queda todo lo que hace al hombre estar contento,
más cuestionamientos al respecto; que abran una posi- es interesante cuestionarnos qué es ese todo del que
bilidad de pensar el mundo tal vez fuera de la dialéctica habla Kojève. Un resto en el que queda el todo de una
hegeliana. Iniciando con un hospitalario “Sí” antes de parte, pero transformado en la animalidad. ¿Podría
la cuestión, retomando a Derrida, aunque esto llevara quedar todo desde una anulación de la acción, después
no necesariamente a una respuesta, pero a un espacio del pasaje a la animalidad? No, por ello ese resto de
abierto -
tica que resiste a la cuestión. Sino “sí” para que una de la Historia, no es tan distante de lo que es redimido
cuestión se plantee, para que una cuestión se dirija a dentro del Paraíso (la vida contemplativa), es decir, las
alguien […] para dirigirles la palabra, incluso si es para “funciones animales” quedan relegadas fuera del Pa-
no decir nada” (Derrida, 1977).
Lo Abierto es un texto que si bien lleva una especie de los beatos, la divina de la salvación deja
de línea, entrelazando casi perfectamente una a una sus
veinte partes, es también un texto que se presenta de
forma un tanto fragmentaria, jugándose, moviéndose, y del Paraíso, es la afectividad, lo humano.
chocando, uniéndose, separándose y encontrándose de Para Bataille es inaceptable este epílogo animaliza-
Psicoanalista.
*
do de la Historia; para él, si bien no podría ser huma-

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DISYUNCIONES ENTRE EL HOMBRE Y EL ANIMAL I DEBATES

no, tampoco animal, tendríamos que hablar de una otra dad de abordar ya no las conjunciones, sino las separa-
forma del hombre, una criatura sin cabeza ¿todavía? ciones, los límites, las marcas que dividen, la disyunción
Fin de la Historia, cese de la acción, regreso a la del hombre y el animal en el hombre mismo. De las pala-
animalidad. Sin embargo, Kojève, después de su via-
je a Japón, pareciera reconciliarse con la idea de que
el hombre existe históricamente sólo en la tensión dia- En nuestra cultura, el hombre ha sido siempre pensado como la arti-
léctica que separa al hombre del animal, por lo que el culación y la conjunción de un cuerpo y de un alma, de un viviente
y de un lógos, de un elemento natural (o animal) y de un elemento
hombre, para Kojève, en la época poshistórica tendrá sobrenatural, social o divino. Tenemos que aprender, en cambio, a
forma humana mientras existan animales de la especie pensar el hombre como lo que resulta de la desconexión de estos
Homo Sapiens que sostengan, que soporten lo huma- dos elementos y no investigar el misterio metafísico de la conjun-
no en el hombre, pero, “[…] puede ser humano, sólo ción, sino el misterio práctico y político de la separación. ¿Qué es el
en la medida en que trascienda y transforme el animal hombre, si siempre es el lugar –y, al mismo tiempo el resultado- de
divisiones y cesuras incesantes? Trabajar sobre estas divisiones, pre-
antropóforo que lo sostiene, sólo porque a través de la
guntarse de qué modo –en el hombre– el hombre ha sido separado
acción negadora, es capaz de dominar y, eventualmente del no-hombre y el animal de lo humano, es más urgente que tomar
posición acerca de las grandes cuestiones, acerca de los denomina-
Entonces, ¿qué resto queda ahora?, ¿cómo es el epílogo
desde este lugar que muestra Kojève?, ¿será más cerca-
no a la criatura acéfala de la que nos habla Bataille? De- Hablar desde la desconexión, desde la separación,
permite tomar distancia de la maquinaria que genera
una especie de inmunidad del hombre, sostenida en la lo humano desde una dialéctica de inclusión-exclusión.
negación de su animalidad (trascender y transformar el Por lo tanto, abrir el espacio para una nueva concepción
animal que lo sostiene), y así también de la vida, cor- del mundo y del hombre, ya que el límite entre lo hu-
tando toda potencia de la actualidad, de la acción, pero mano y lo animal está justo al interior del mismo hom-
-
espacio de lo político desde aquí? Regresaremos a esta rior párrafo, me parece esencial, ya que es claramente
cuestión constantemente, de manera un tanto velada, su postura política frente a su propia teorización, pero
como lo hace Agamben a lo largo de su libro. es también una invitación a replantear, desde un otro
Agamben marca irremediablemente aquello que Ko- lugar, lo importante de la “actualidad”.1 En efecto, es
jève no advirtió (al privilegiar la negación y la muerte), mucho más importante situar el análisis desde la sepa-
la vuelta al cuerpo, el hecho de que en la modernidad el ración que desde la conjunción cuerpo-alma, viviente-
hombre está mirando su animalidad, está ocupándose lógos, etcétera, para que de esta forma no nos situemos
de su vida animal, cuestión que es abordada en Fou- en los discursos vacíos de los valores y los derechos
cault desde el biopoder (el Estado moderno a partir del humanos y así se abra la escucha hacia otro lado. Pare-
siglo XVII comienza a incluir entre sus tareas esencia- ciera que Agamben estuviera alertando de aquello que
les el cuidado de la vida de la población, como patri- posiblemente se está “dejando pasar”, aquello olvida-
monio biológico de la misma). Pareciera que este no do… que sólo podremos observar desde la disyunción.
advertir la vuelta al cuerpo, posibilita a Kojève seguir ¿Qué es esto que se deja de lado si no se pone aten-
sosteniendo una dialéctica moribunda, en la no acción. ción en la desconexión, en la disyunción? Agamben
De esta manera, no le será posible ver lo que Agamben
los dos términos colapsan uno contra el otro –como
parece conservar alguna seriedad es la ‘gestión inte- parece suceder hoy–, también la diferencia entre el ser
gral’ de la vida biológica, es decir de la propia anima- y la nada, lo lícito y lo ilícito, lo divino y lo demoniaco
disminuye y, en su lugar, aparece algo para lo que has-
esta mirada en el cuerpo, en la animalidad del hombre?
De esta forma, pareciera que esta tensión dialéctica 49). Una violencia total (totalitaria), tal vez podríamos
pensar que surge algo del campo de lo ominoso.2
1
Actualidad, entendiéndola también como potencia, posibilidad, como acción.
LA DISYUNCIÓN 2

Agamben va nombrando incesantemente la necesi-

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DEBATES I ADRIANA HERNáNDEZ G.

EL FIN NECESARIO DE LA MÁQUINA -


ANTROPOLÓGICA na antropológica moderna, máquina “sangrienta y letal”
Se ha trazado una línea desde Kojève (y al fon- -
do, por supuesto la dialéctica hegeliana), mostrando llo, un progreso, una evolución. De alguna forma se deja
con ello la génesis del hombre desde una maquina-
mejor. La crítica que hace Benjamin es justamente en
múltiples discursos y que Agamben muestra en un este sentido, mostrando que el pathos de la modernidad
paso por Pico della Mirandola (para quien el Homo es no es más que la melancolía. ¿Estamos todavía ubicados
constitutivamente no humano, ya que no puede tener en la modernidad, en la melancolía, en la creación de
lugar ni rostro propio, debiendo moldear su facie a su fantasmas, en la casi obsesión del ideal de progreso? Si
“libre” albedrío, en bestial o divino) y Carlos Linneo retomamos a Benjamin en su descripción del Angelus
Novus
óptica compuesta por espejos, en los que el hombre se
observa en la deformada imagen de un mono, recono- Hay un cuadro de Paul Klee llamado Angelus Novus. En este cua-
ciéndose humano en la base del dro se representa a un ángel que parece a punto de alejarse de algo
como el animal que sólo es si se reconoce no siendo boca abierta y además las alas desplegadas. Pues este aspecto de-
berá tener el ángel de la historia. Él ha vuelto el rostro hacia el pa-
sado. Donde ante nosotros aparece una cadena de datos, él ve una
La máquina antropológica del humanismo es un dispositivo iró- única catástrofe que amontona incansablemente ruina tras ruina y
Homo de una naturaleza pro- se las va arrojando a los pies. Bien le gustaría detenerse, despertar
pia, manteniéndolo suspendido entre la naturaleza celeste y una a los muertos y recomponer lo destrozado. Pero soplando desde el
terrena, entre lo animal y lo humano; y por ello, siendo siempre Paraíso, una tempestad se enreda en sus alas, y es tan fuerte que el
menos y más que sí mismo. […] El descubrimiento humanístico ángel no puede cerrarlas. Esta tempestad lo empuja incontenible
del hombre es el descubrimiento de su faltarse a sí mismo, de hacia el futuro, al cual vuelve la espalda mientras el cúmulo de rui-
su irremediable ausencia de dignitas nas ante él va creciendo hasta el cielo. Lo que llamamos progreso

De esta manera, la máquina antropológica produce lo


humano en la oposición de hombre-animal y humano- Agamben nos invita a recurrir a los espacios de
inhumano, mediante una inclusión-exclusión. Agamben ruptura, desconexión y disyunción para repensar a
da una explicación del funcionamiento de la máquina
antropológica tanto de los antiguos como de los moder- es coincidencia, por supuesto, que retome a Benjamin,
- en las últimas partes del libro, para esta invitación,
tuyendo en su centro una zona de indiferencia en la que siendo Benjamin un autor de lo fragmentario, de lo
debe producirse […] la articulación entre lo humano y el particular, de lo singular, quien ve el futuro (como lo
animal […] Como todo espacio de excepción, esta zona deja ver en su descripción de progreso) como la acu-
mulación de la ruina de la barbarie. Benjamin abando-
76). De nuevo en estas líneas hace una invitación para na la Historia, para buscar las huellas, las marcas que
detenernos sobre la comprensión del funcionamiento el paso del tiempo ha dejado al interior de la misma.
de esta máquina, de modo que puede detenerse. Si esta ¿Será posible seguir este camino?
máquina antropológica crea al hombre desde la articula-
ción y conjunción de la animalidad-humanidad, dando DE LO ABIERTO
un resultado total, el peligro es perdernos en una postura Para abordar lo abierto, Agamben hace un recorri-
de progreso, desarrollo y evolución. Ahora bien, ¿cómo do por diferentes posturas, paralelamente a Uexküll y
detener esta maquinaria? Volvemos a la inicial invita-
ción de Agamben, por detenernos en la disyunción, en propia. Haré este recorrido de forma muy breve, de
la separación que abre la posibilidad de surgimiento de modo que incidamos en algunos puntos.
otro hombre (ya no animal, ya no humano), ¿qué hom- Jakob von Uexküll, iniciador de la ecología, es el
bre?, Más adelante veremos que esta desconexión es primero en romper con la perspectiva antropocéntrica
justamente la posibilidad de una relación (sin comuni- del mundo animal, rompiendo a su vez con la noción de
cación) de ambos, tal vez, mejor aún, una no relación. la ciencia clásica de la existencia de un mundo unitario

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DISYUNCIONES ENTRE EL HOMBRE Y EL ANIMAL I DEBATES

en el que todos los animales tienen un lugar, ordenados Heidegger encuentra en el aburrimiento profundo
jerárquicamente dentro del mismo. Él, por el contrario, el operador metafísico de la antropogénesis en el ser
- devenir Dasein del viviente hombre. Para él, el abu-
ceptivos, todos conectados entre sí, pero en una no co- rrimiento es el ser tenido en suspenso, abandonado en
municación que los hace recíprocamente excluyentes, el vacío de golpe, ya que las cosas no tienen nada que
por lo que todo acercamiento al ambiente animal es un ofrecer, y sin embargo no podemos librarnos de ellas.
Este estar enclavado en lo que aburre, presenta las po-
80). Para Uexküll, existe un espacio objetivo en el que sibilidades que yacen inactivas. El aburrimiento pro-
se mueve un viviente (Umgebung) y una Umwelt, el fundo sería para él eso que une y separa la pobreza del
ambiente constituido por marcas, a las que denomina mundo animal, del mundo del hombre. “El Dasein es
- simplemente un animal que ha aprendido a aburrirse,
teresan al animal, relacionándose con ellas, para actuar se ha despertado del propio aturdimiento y al propio
en su ambiente, sin entrar en relación con el objeto. aturdimiento. Este despertarse del viviente a su propio
Heidegger, retomando a algunos investigadores de ser aturdido, este abrirse, angustioso y decidido, a un
la biología y la zoología, principalmente a Uexküll,
por supuesto, habla de la pobreza de mundo del ani- De esta manera, para Heidegger el hombre es en la
apertura a la clausura de la animalidad y es esto lo que
pobre de mundo y el hombre es formador de mundo. permite la existencia de la polis y de la política. Pero
La pobreza de mundo del animal se muestra en su im- Agamben da cuenta de la contradicción a la que llega
posibilidad de hacer relación con el objeto, más que -
- tenida sino a través de la suspensión de la animalidad
nomina desinhibidores. La forma en que se relaciona y debe por lo tanto mantenerse abierta a la clausura de
con el desinhibidor es a través del aturdimiento, y así, ésta, ¿en qué sentido el intento heideggeriano de captar
absorbido por éste, el animal es capaz sólo de compor- “la esencia existente del hombre” escapa al primado
tarse, es decir, no puede percibir algo en tanto algo. Lo metafísico de la animalitas
que se muestra por un lado, es la práctica instintiva del Se abre aquí la cuestión de la polis, de la comuni-
animal, pero también que el estatuto ontológico del dad, de la política. Agamben retoma a Hegel, a través
ambiente animal está abierto, pero no accesible (no se de Kojève, para pensar que si el hombre ha alcanzado
le revela el ente del ambiente, ni de sí mismo). ya su télos
Heidegger coloca su concepto de lo abierto desde la despolitización de las sociedades humanas, o bien
la alétheia la asunción de la vida biológica como tarea política,
Para él, el animal está abierto en un no develamiento, a la vida natural y su bienestar como la última tarea
través del aturdimiento en el desinhibidor, aturdimien- histórica de la humanidad, un entonces, último e im-
to que se presenta como una intensa apertura cerrada en
la opacidad. Esta intensa apertura cerrada en el no de- esto sucede así, y ya vimos que la modernidad tiende
velamiento, este aturdimiento es lo que Heidegger une ahora a ocuparse del cuerpo (de la propia animalidad),
con el hombre en el aburrimiento profundo, es decir, el siguiendo a Heidegger el ser hace de su propio ser su
hombre en el aburrimiento toca lo cerrado del animal. desinhibidor, olvidando su humanitas, es decir, ca-
yendo en una animalización integral del hombre.
mundo humano los que deban ser presupuestos, para Desde aquí puede entenderse la breve, no velada,
luego alcanzar por vía de una sustracción –median- aunque muy fuerte crítica que hace Agamben al psi-
te una observación destructiva– lo animal; quizá sea coanálisis (y a Nietzsche), colocándolo en el olvido
del ser, en la animalización integral del hombre, y por
esencial entre develamiento y velamiento –sólo puede
ser alcanzada por una operación efectuada sobre lo no
abierto del mundo animal. Y el lugar de esta opera- Tanto en Nietzsche como en Rilke está actuando aquel olvido del
ción –en la cual la apertura humana en un mundo y la ser “que está en la base del biologicismo del siglo XIX y del psi-
coanálisis”, cuya consecuencia última es una “monstruosa antro-
apertura animal al desinhibidor parecen por un instante

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DEBATES I ADRIANA HERNáNDEZ G.

hombre”. Sólo el hombre, es más sólo la mirada esencial de pensa-


miento auténtico, puede ver lo abierto que nombra el develamiento de tareas, herencias, identidades, esencias, una parte
del ente. En animal, por el contrario, no ve jamás este abierto. necesaria que sostiene la realidad del sujeto? Lo que

desde el psicoanálisis podría llamársele una fantasía


Si se reúnen a primera vista los puntos anteriores, ideológica, misma que no enmascara la realidad, sino
puede reconocerse en esta relación (no relación) en la que le da una estructura necesaria y lo que le permite
no comunicación del animal con su ambiente, a través no quedarse sólo en lo simbólico y dar sentido a ese
del aturdimiento en su desinhibidor, algo de lo que el núcleo sobre la división social, que no puede simboli-
inconsciente del psicoanálisis propone. Agamben, sin zarse (lo real). ¿No es acaso la realidad misma ideoló-
mencionarlo explícitamente (aunque no es necesario), gica, aunque se viva como realidad?
muestra cómo el psicoanálisis coloca en esta máquina
antropológica, generadora del deseo (pensando tam- -
bién en Deleuze) al sujeto en una sujeción a su propio carar la realidad; una fantasía que recubre la realidad, en otros
términos, la creación de una fantasía para la negación de la
ente, en un aturdimiento inevitable con su desinhibi- ilusión sobre la realidad. La ideología no es, desde el punto de
dor, aunque nunca pueda develársele como tal. Sin vista del autor, una ilusión tipo sueño para escapar de la inso-
embargo, pareciera que Agamben hace una lectura rá- portable realidad, sino una construcción que sirve de soporte,
pida y un tanto incompleta del psicoanálisis. Si bien, el una ilusión que estructura nuestras relaciones, que encubre un
inconsciente es reconocido por el psicoanálisis como núcleo de la división social que no se puede simbolizar. Podría-
mos decir, continuando con estas últimas ideas sobre la ideolo-
ese saber no sabido que tiene efectos en el sujeto,
gía, que la realidad misma es ideológica, está ya armada como
como eso que emerge constantemente, a pesar de que una ilusión que se sostiene a sí misma, como real en el sentido
no se percate el sujeto de él y en una nunca develación de lo que no puede ser simbolizado absolutamente, de lo que
del mismo, ya que al emerger deja de ser inconsciente, escapa de cualquier intento de ser atrapado simbólicamente
también debe considerarse que el inconsciente mismo sino a través de la fantasía ideológica misma, que se vive como
es una especie de historia indeterminada, una narra-
ción no cronológica ni racional, pero fundada en el
De esta forma y para concluir con estas anotacio-
esta manera, se considera que sujeto y sociedad no son nes acerca de lo abierto, el psicoanálisis no entraría
entidades separadas, ni contradictorias, y de esta rela- en esta máquina antropológica, ya que no pretende
ción emerge también la subjetividad, ya que “el sujeto un discurso total y cerrado en sí mismo. Al contrario,
lleva la marca indeleble de ese deseo al cual está su- desde él se abre la posibilidad de la construcción, de
jetado. Si el individuo no puede constituirse sino en el la historicidad, incluso, ¿de construirse tareas (ya no
deseo, el deseo no puede realizarse sino en lo social” Históricas), sino desde la subjetividad que hace el lazo
social? No tareas únicas y verdaderas, enmarcadas en
sujeto del inconsciente, del que habla el psicoanálisis discursos completos y totalizantes, sino en y desde la
no es una “animalización integral del hombre”, ya que
- todo (el psicoanálisis), no es absoluto. Y en ese no
dimiento, a su propio ser (inconsciente), ya que éste decir todo, la interpelación al sujeto tampoco puede
también es deseo de otro. ser totalizante. Apunta al deseo, a la carencia, a la fan-
Por otro lado, pero siguiendo esta pregunta que
lanza Agamben en cuanto a la polis, en cuanto al lazo, Entonces, lo abierto es para Agamben ese espacio
a la comunidad, a lo social, pero también a la políti- de excepción, libre y vacío, que se abre gracias a la
ca y a una ya muerta tarea histórica, apesadumbrado suspensión de la animalidad del hombre, quedando
capturada y abandonada la vida, quedando a su vez,
entre nosotros hombres y pueblos sin esencia y sin a travesada por la Nichtung, por la nada. Agamben
identidad –consignados, por así decir, a su inesencia- muestra cómo esta maquinaria creadora de lo humano
lidad y a su inoperosidad– buscar en cualquier lugar a está ya girando en un vacío, y de esta manera, nos
- dice, si seguimos a Heidegger, sólo quedan dos po-
rencia y una tarea, una herencia como tarea?” (Agam-
más su propia animalidad en cuanto no abrible, pero

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DISYUNCIONES ENTRE EL HOMBRE Y EL ANIMAL I DEBATES

trata de gobernarla y tomarla a su cargo a través de la tivo que Agamben hago uso de una obra, para hablar
técnica; b) el hombre, el pastor del ser, se apropia de de la sin obra, del otium, aparentemente contradicto-
su propia latencia, de su propia animalidad, que no rio, Agamben muestra de forma aporética, a través de
permanece escondida ni se hace objeto de dominio, Tiziano, lo abierto como inoperante en la humanidad.
sino que es pensada como tal, como puro abandono” Los amantes en la pintura de Tiziano han perdido su
misterio, ¿qué misterio es éste?, ¿qué surge más allá de lo
Tal vez, desde el estar abierto no a una nada, sino humano y lo animal después de esta pérdida? Esta pérdi-
a otro (siguiendo a Levinas), tal vez también en un da, que como mencioné anteriormente deja sólo la huella
responsabilizarse de la propia animalidad, del cuer- de una melancolía, un duelo imposible, ante la pérdida
- de un sin objeto. Pareciera entonces que no se ha supe-
rado la melancolía tan característica de la modernidad.
apertura de un nuevo inicio. Para concluir, Agamben regresa a la separación, la
disyunción, y el hueco que se abre en ella. Como inicié este
DEL PAPEL DEL ARTE
Para Benjamin, el arte funda la historicidad, aún
cuando lo coloca del lado de la Naturaleza, junto con sino mostrar ese hueco, ese vacío en el cual hay un miste-
las ideas, en la “noche salva”. Para Benjamin la natu- rio, que en la ignorancia permita permanecer en el fuera del
raleza es un mundo de clausura y de la noche; la his-
toria, en cambio es la esfera de la revelación. El hom-
bre, que es también naturaleza, se encuentra en una En nuestra cultura, el hombre –lo hemos visto– ha sido siempre
constante tensión entre ambos. La tensión en su ser el resultado de una división, y, a la vez de una articulación de
lo animal y lo humano, en la cual uno de los dos términos de
(también parte naturaleza), la tensión de esta relación, la operación era también lo que estaba en juego. Volver inope-
- rante la máquina que gobierna nuestra concepción del hombre
da como el dominio de la relación entre naturaleza y
humanidad, en un estado de suspensión de la máquina
antropológica y en una no coincidencia, abriendo este hiato que separa –en el hombre– el hombre y el animal, arries-
shabbat tanto
espacio (en el que insiste Agamben), un “entre”, del
que surgiera algo que ya no es animal y ya no es hom-
bre y que “se sostiene en la relación dominada, en la
REFERENCIAS
La naturaleza entonces es el mundo de la clausura Agamben, G. (2002), -
y la noche, mantiene también un misterio. Este miste- mal, Buenos Aires, Adriana Hidalgo.
rio que aparece no resuelto, ni develado, pero alivia al Benjamin, W. (2008) “Sobre el concepto de la histo-
hombre del misterio mismo, en la satisfacción sexual. ria”, en W. Benjamin, Obras, libro 1, vol. 2, Ma-
Agamben, en la penúltima parte de su libro, mues- drid, Abada editores.
tra de una forma exquisita, a través de la obra de Tizia- Benjamin, W. (2008), “El concepto de crítica de arte
no La Ninfa y el pastor, este develamiento del misterio en el romanticismo alemán”, en W. Benjamin,
entre dos amantes (que no son por eso menos impene- Obras, libro 1, vol. 1, Madrid, Abada editores.
trables), colocándolos en una vida nueva, ni animal ni De Gaulejac, V. (2002), “Lo irreductible social y lo irreduc-
humana. “Desnudos o vestidos, ya no están ni vela- tible psíquico”, , diciembre.
dos ni develados sino más bien inaparentes […] En la Derrida, J. (1977), “Decir el acontecimiento ¿es posi-
satisfacción los amantes que han perdido su misterio, ble?”, Montreal, Centro Canadiense de Arquitectura.
contemplan una naturaleza humana que permanece Esposito, R. (2005), -
desou- ción de la vida, Buenos Aires, Amorrortu.
vremet -
C. Fernández y M. L. Tavera (coords.), -
Este ocio, este sin obra que aparece en la naturaleza , México, Univer-
humana, llama la historicidad y así, a una obra, a un sidad Nacional Autónoma de México-Facultad de
actuar, a una postura política. Resulta del todo llama- Estudios Superiores Iztacala.

METAPOLÍTICA núm. 74, julio - septiembre de 2011

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