Professional Documents
Culture Documents
VICTORIA I
La dueña del mundo
La conquista de la democracia
Alicia Langa
Opulencia y miseria
Esteban Canales
La sociedad en el espejo
Ana Mª Arias de Cossío
Reina por
carambola
Una mujer mal preparada para las
funciones de gobierno ciñó la
corona durante los 64 años de
mayor poder y prosperidad del
Imperio británico
Rosario de la Torre del Río En la portadilla del
Profesora titular de Historia Contemporánea dossier, la reina
Universidad Complutense de Madrid Victoria en su
ancianidad (por
N
I ERA HIJA DE REY NI HEREDERA DE Bertha Muller,
la corona cuando nació la mujer más Londres, National
poderosa que hubo en el siglo XIX y la Portrait Gallery).
que llevó al Reino Unido al cénit de su Como pase se utiliza situó en las clases medias, los whigs llegaron al po- sa hasta Kensington para comunicar a Victoria que
explendor y grandeza. Alejandrina Victoria de Han- un retrato de la der y la duquesa de Kent y su hija pasaron a repre- desde aquel momento era la reina de Inglaterra. La
nover llegó al mundo el 24 de mayo de 1819, en el reina de 1838, al sentar a la mayoría oficial de la nación. heredera contaba 18 años de edad.
palacio de Kensington, hija del duque de Kent, año siguiente de su Había llegado el momento de que la Princesa co-
cuarto descendiente varón de Jorge III. En aquel acceso al trono. A la nociera el destino que le aguardaba; sólo tenía once Melbourne, el perfecto premier
momento, desempeñaba la regencia el Príncipe de derecha, Victoria años y se decidió esperar un año más. La escena es Después de recibir al primer ministro y de presi-
Gales, a causa de la incapacitación del Rey. Sin María Luisa de bien conocida: durante la lección de Historia, Drina dir su primer Consejo de Estado, cuando finalmen-
embargo, su padre –que murió un año después– la Sajonia-Coburgo, encuentra en su libro el árbol genealógico de los re- te se encontró a solas con su madre, expresó su pri-
concibió como reina, consciente de que la muerte duquesa de Kent, yes de Inglaterra; la niña se sorprende, hace una se- mera petición como reina: quedarse sola durante
y la esterilidad de sus mayores podrían entregarle madre de la reina rie de preguntas y, finalmente, comprende la impor- una hora; cuando reapareció ordenó que retiraran
el trono. Victoria, en 1843 tancia de la información, se queda un momento pen- su cama de la habitación de su madre. La duquesa
Y así ocurrió. El incapacitado Jorge III falleció en (por Franz X. sativa y dice significativamente: “Seré buena”. de Kent había logrado el sueño de ver a su hija co-
1820 y no le sobrevivió mucho su primogénito, que Winterhalter, Fulda, La duquesa de Kent creía que su principal obli- mo reina, pero ni se había ganado su confianza ni
reinó como Jorge IV y murió en 1830. Así ciñó la Hesse, Museo del gación era asegurarse de que Victoria se convirtiera tendría sobre ella ninguna influencia futura.
corona el siguiente príncipe en la línea sucesoria, castillo de la en una reina cristiana y todas sus energías se diri- Los primeros pasos de la joven reina entusias-
con el nombre de Guillermo IV. El nuevo rey conta- Faisanerie). gieron a controlar desmesuradamente a su hija: maron a todos: su inteligencia parecía aguda; las
ba 65 años y carecía de herederos legítimos, por lo Victoria alcanzó la juventud sin abandonar el dor- decisiones que tomaba resultaban sensatas; los
que el Parlamento reconoció el derecho sucesorio a mitorio de su madre, sin tener un lugar propio don- discursos que pronunciaba eran discretos y realiza-
la huérfana del siguiente hermano. de descansar o trabajar. Ojos atentos seguían todos ba sus funciones con gran facilidad. La casa real se
sus pasos y hasta el día de su coronación, nunca trasladó de Kensington a Buckingham; la duquesa
Educación inadecuda bajó unas escaleras sin que alguien la llevara de la de Kent fue alojada a distancia de las habitaciones
La niña había empezado a crecer, terca, traviesa mano. Su lengua materna era el alemán y pronto le En aquella vida monacal las visitas eran aconte- Izquierda, Victoria I de la Reina, que mantuvo a su lado a la baronesa
y sincera, mientras su madre, una sobrina de Leo- enseñaron francés e inglés, de forma que fue vir- cimientos excitantes y, como la duquesa tenía mu- (por George Hayter, Lehzen, su institutriz y amiga, y a barón Stockmar,
poldo de Sajonia-Coburgo, la preparaba, a su mo- tualmente políglota, aunque su dominio de la gra- chos parientes, las visitas no faltaban; el diario de Londres, National hombre de confianza de su tío Leopoldo de Bélgi-
do, para el alto destino en el que confiaba. En me- mática inglesa nunca llegase a ser perfecto; adqui- la princesa las recoge y muestra el entusiasmo que Portrait Gallery). ca. Pero estas influencias palidecieron ante la arro-
dio del estallido de nuevas pasiones políticas, la rió también rudimentos de italiano y algo de latín. despertaban sus primos alemanes; en particular, Derecha, el príncipe lladora presencia del por entonces primer ministro.
duquesa de Kent se inclinó por el partido de su es- Aparte de su buena dotación idomática, su edu- Alberto, segundo hijo del duque de Sajonia-Cobur- Alberto hacia 1843 William Lamb, vizconde de Melbourne, tenía 58
poso y los dirigentes whigs (liberales) cerraron filas cación fue poco apropiada para ejercer el poder: go, hermano mayor de su madre, provoca observa- (por Francis Grant, años y era primer ministro de Inglaterra desde ha-
en torno a ella y a la niña. Por entonces, los tories algunas nociones de Historia de Inglaterra, una ina- ciones muy precisas. Victoria tenía 17 años y su Windsor Castle cía tres. Era un gran señor whig, dotado de rique-
(conservadores), que habían dominado la escena cabable formación en historia sagrada, ligerísimas primo –tres meses menor, alto, guapo, cariñoso y Royal Collection). za, educación, prestancia física y encanto personal
política durante más de cuarenta años, comenzaron pinceladas de economía, que no alcanzaron para listo– dejó en ella una indudable huella. que, de golpe, se encontró convertido en el conse-
a declinar. En medio de la crisis, triunfaron las que entendiese la naturaleza de los intercambios o Guillermo IV murió en la madrugada del 20 de jero íntimo y en el compañero habitual de una jo-
fuerzas del compromiso y se aprobó la Ley de Re- de la renta, y algo de música y baile. No leía mu- junio de 1837; tras los funerales, el arzobispo de vencita inexperta. Su conducta hacia la joven reina
forma. El centro de gravedad de la Constitución se cho, quizá porque nunca le dejaron leer novelas. Canterbury y el lord chambelán viajaron a toda pri- fue impecable: mezclaba, con maestría, la atención
32 33
tantes o visitantes extranjeros: Victoria se ponía sus que ni whigs ni tories querían conceder. El Prínci- a Alberto. Logró convertirse
mejores galas y Luis Felipe de Francia o el rey de pe deseaba una monarquía en la que el rey fuera el en su amigo; sus cartas ofi-
Prusia, el de Sajonia, el zar de Rusia o Napoleón III presidente nato del gobierno y tomara parte en la ciales se convirtieron en in-
encontraban unas recepciones espectaculares en propuesta y debate de las acciones gubernamenta- formaciones en las que
las que la Reina aparecía como la representación les. Aunque ese tipo de monarquía fuera la de Gui- siempre había lugar para los
más acabada de la majestad. Cuando llegaba el llermo IV, iba en contra del funcionamiento político asuntos personales, las noti-
momento de devolver las visitas, la pareja real se inglés desde los tiempos de la Revolución. Además, cias políticas e, incluso, los
embarcaba en el yate de la Corona y disfrutaba del las circunstancias personales del Príncipe hacían cotilleos. Victoria estaba en-
viaje. sus deseos mucho más peligrosos: todos sabían cantada, nunca había recibi-
El tándem Victoria-Alberto seguía trabajando co- Victoria y Alberto que, de hecho, las funciones de la Corona las esta- do cartas como esas, nunca
mo una sola persona. Sólo parecían enturbiar su fe- con sus primeros ba desempeñando él, que ejercía sobre la soberana había estado enterada de to-
licidad las dudas que planteaba el carácter del cinco hijos, hacia una influencia ilimitada, lo que alteraba el antiguo do lo que pasaba. Para agra-
Príncipe, tan bondadoso como indolente. Por lo de- 1847 (litografía equilibrio de poderes, sutil y celosamente guarda- decérselo, le enviaba, en pri-
más, la vida parecía transcurrir por el camino se- inglesa). Las clases do, de la Constitución inglesa. Sin duda, se puede mavera, ramos de flores que
ñalado: familia y trabajo. La felicidad de Victoria medias estaban especular sobre lo que habría sucedido si Alberto recogía ella misma. En asun-
pareció completa cuando pudieron, primero alqui- encantadas con esa hubiera vivido tantos años como Victoria, pero la tos políticos, la Reina defen-
lar y luego adquirir, Balmoral House, en los pára- Casa Real, que Historia está también hecha de azar y casualidad. dió con energía las posicio-
mos de Aberdeenshire. combinaba las En 1857, se le concedió el título de Príncipe nes del primer ministro tory.
La creciente influencia política del marido de la ventajas de la Consorte, pero eso no contribuyó a mejorar su posi- Pero, en 1868, se desplomó
Reina planteaba un grave problema constitucional: realeza con su ción: siguió siendo considerado un extranjero, sin el Gobierno de Disraeli y le
la definición precisa de las funciones y poderes de sentido del deber y papel alguno reconocido. Al tiempo que crecía su relevó Gladstone. Durante
la Corona. El Príncipe pretendía unas prerrogativas de la familia. decepción iba deteriorándose su salud. A los cua- cinco años, Victoria se sintió
renta años, su figura era la de un trabajador seden- condenada a vivir en perma-
tario pálido y cansado. En el confiado horizonte de Victoria pasó de la más radiante felicidad a la Arriba, aspecto de la nente tensión, originada por reformas que desauto-
Victoria aparecieron los primeros grandes dolores: más oscura tristeza. En los primeros momentos, se Exposición rizaba sin resultado. La Reina consideraba inacep-
la muerte de su madre y, por encima de todo, la en- temió que pudiera perder la razón; después, las Universal de 1851, table tanto la política de Gladstone como su trato;
fermedad y muerte de Alberto. Los médicos no su- emociones se atenuaron ante la perentoria decisión el gran triunfo le parecía intolerable que la considerase sólo una
pieron diagnosticar su enfermedad y unas fiebres de prolongar durante el resto de su vida, sin un so- personal del institución.
tifoideas terminaron con él en diciembre de 1861. lo cambio, la reverencia, la obediencia y la idolatría príncipe Alberto El descontento popular debido a su prolongada
hacia el esposo difunto. Nunca recobró la alegría; (litografía de reclusión se había incrementado con el paso de los
La viuda inconsolable su carácter fue invariablemente depresivo y su vida, Bragg). Abajo, años y el descontento estalló de forma preocupan-
La muerte de su marido fue un punto de infle- una reclusión perpetua. Vestida de riguroso luto, izquierda, Benjamin te. La caída de Napoleón III y la proclamación de
xión en la biografía de la Reina y en la historia del iba de Windsor a Osborne y de Osborne a Balmoral, Disraeli, el premier
constitucionalismo británico; Victoria pensó que su sin pasar por Londres. Al principio ni quería recibir preferido de
vida, la de verdad, había concluido con la de Al- a los ministros, pero lograron convencerla de que Victoria I (grabado,
berto; a partir de entonces, la Corona, en vez de Alberto nunca hubiese abandonado sus obligacio- La Ilustración
proseguir el proceso de fortalecimiento que había nes. Pero se negó a asistir a las ceremonias de Es- Española y
impulsado Alberto, quedó en manos de una viuda tado, renunció a relacionarse con la sociedad y se Americana). Abajo,
inconsolable que se recluyó durante varios años en convirtió en una desconocida para sus súbditos. derecha, Alberto
una soledad y en un duelo que relegó progresiva- Mientras, los premiers de los años cincuenta y Eduardo, príncipe
mente todo el poder en manos del primer ministro. sesenta –Palmerston, Clarendon y Derby– envejecí- de Gales (por Franz
an y se renovó la escena política; Gladstone y Dis- X.Winterhalter,
raeli pasaron al primer plano. Las simpatías de Vic- Fulda, Hesse, Museo
ALBERTO CONTRA PALMERSTON toria resultaron sorprendentes. Gladstone, discípu- del castillo de la
lo de Peel –el antiguo primer ministro que había Faisanerie).
poder a los liberales y Disraeli, lord Beaconsfield ció a raíz de un atentado en 1882: cuando cami- Derecha, imagen
por regalo de la Reina, tuvo que retirarse y murió en naba desde el tren a su carroza, un joven abrió fue- histórica en la que
1881. Victoria le demostró el profundo afecto que go contra ella, con la fortuna de que alguien le dio aparecen retratados
sentía por él hasta el último minuto. un golpe en el brazo con un paraguas y no hubo da- los reyes británicos
ños; ese fue el último de una serie de siete atenta- de todo un siglo:
Anciana reverenciada dos contra la Reina a lo largo de cuarenta años. Victoria I; su hijo,
Mientras, la vida privada de Victoria había sufri- La Reina también se reconcilió con su país en lo Eduardo VII; su
do importantes cambios. Con los matrimonios de que se refiere a los asuntos públicos. El segundo nieto, Jorge V y su
los hijos y la llegada de los nietos se había conver- mandato de Gladstone (1880-1885) fue una suce- bisnieto Eduardo
tido en jefa y consejera de un gran grupo de fami- sión de fracasos y, en 1885, el conservador lord Sa- VIII. Abajo, lord
liares en Inglaterra y en Alemania. Cumplía esas lisbury se alzó con el poder. Sería su respetado úl- Salisbury, el último
funciones con celo infatigable; mantenía una co- timo primer ministro. La satisfacción de Victoria premier que gozó
rrespondencia inmensa y seguía con gran interés fue intensa, su espíritu se renovó con sorprendente del afecto de la
las biografías de todos sus parientes. Pero no todos vitalidad, alteró sus hábitos y se entregó a numero- anciana emperatriz
ellos eran igualmente gobernables. Eduardo, el sas actividades públicas. Pero algo no se alteró: im- (grabado de La
Príncipe de Gales, casado con Alejandra de Dina- pidió que se tocasen las habitaciones de Alberto en Ilustración
marca, se había sacudido la tutela de su madre; Windsor, donde se cambiaban las sábanas y se re- Española y
Victoria nunca se fió de su heredero, a causa de su novaba el agua todos los días; sin duda eran, junto Americana,
licenciosa juventud y nunca le dio acceso a las con su panteón, un santuario de su memoria; sin coloreado
cuestiones de Estado. embargo, el duro trabajo diario y el deber cumplido por E. O.).
Sin Disraeli y sin un heredero en quien apoyarse, fueron, en el último tercio de su vida, el principal
la República Francesa estimularon las ideas radi- Arriba, Victoria alivió su soledad con la compañía de John culto a la memoria del idolatrado marido.
cales en Inglaterra: ¿Para qué servía una reina re- proclamación Brown, un escocés del servicio de Balmoral, en
cluida que costaba 385.000 libras al año? Se exa- oficial de Victoria I quien Alberto confiaba cuando salían de excursión. Oro y diamantes
minó con cuidado su lista civil y se discutieron como emperatriz de El sencillo montañés tuvo cierta influencia y casi se En 1887 se cumplían los cincuenta años de su
abiertamente sus gastos y sus ahorros. Fueron ma- la India, en la convirtió en un personaje de Estado. Tal relación pro- reinado y el aniversario se celebró con extraordina-
los momentos, en los que la Reina pudo contar con escalinata de la vocó la maledicencia sobre las afectuosas relaciones ria pompa. Victoria, rodeada de los más altos dig-
el apoyo de Gladstone. Si Victoria hubiese muerto Bolsa de Londres, de una Reina solitaria y un criado solícito. natarios del reino, escoltada por reyes y príncipes,
en los años setenta, la Historia posiblemente diría 1876 (grabado de La Pero más allá de asuntos como este, los años pa- cruzó Londres en medio de una muchedumbre en- cionales y más alejados de los intereses colectivos;
que su reinado fue un relativo fracaso. Pero las Ilustración saban en medio de las inacabables tareas de go- tusiasta que la saludaba como encarnación de la sólo en un campo se acercaron monarquía y pue-
elecciones legislativas de 1874 cambiaron el pano- Española y bierno. El pelo gris se volvió blanco, los rasgos se nación y de la grandeza imperial. La nueva felici- blo: el del patriotismo chovinista que la Reina ani-
rama. Gladstone y los liberales fueron derrotados y Americana, suavizaron, el cuerpo ensanchó y tuvo que ayudar- dad dio a Victoria un aura de benevolencia en sus mó con orgullo.
el partido tory, por primera vez en cuarenta años, coloreado por E. se con un bastón. La opinión pública fue siéndole últimos años; no quebró el estricto protocolo que la Durante los últimos quince años de su reinado,
obtuvo una supremacía incuestionable. O.). Abajo, William más favorable según envejecía y se enfrentaba a un rodeaba, pero demostraba un sincero interés por las el imperialismo fue el credo hegemónico del país.
Siguieron seis años de gratas emociones y de E. Gladstone, un sinfín de desgracias familiares. Su popularidad cre- circunstancias personales de cuantos la rodeaban. En esa dirección siguió Victoria la marcha de la so-
gloria. Los más fantástico sueños infantiles de la primer ministro El decenio que transcurre entre el Jubileo de Oro ciedad británica. Pensar en la India le fascinaba, se
Reina convirtieron en realidad. El artífice fue Dis- con el que nunca se (1887) y el de Diamante (1897) no encuentra pa- propuso aprender hindi, contrató empleados proce-
raeli, que entendió perfectamente la relación entre llevó bien la reina rangón en la Historia de Inglaterra. Victoria encar- dentes de la India que se convirtieron en ayudantes
el medio y el personaje, el orgullo de casta y la arro- (grabado, La nó la culminación de la prosperidad industrial y del imprescindibles; uno de ellos, Munshi Abdul Ka-
gancia, la ingenuidad y la sólida respetabilidad, las Ilustración poder mundial, que desfilaría solemne en el segun- rim, casi llegó a ocupar el puesto que había dejado
limitaciones intelectuales y los deseos ardientes de Española y do Jubileo. Fueron años de apoteosis fi- vacante la muerte de John Brown. La
disfrutar con lo singular y lo exótico; la bautizó co- Americana). nal. Los críticos enmudecieron, las defi- nueva pompa imperial daba a su cargo
mo el Hada y se dispuso a relacionarse con ella de ciencias se disculpaban y nadie men- una significación que armonizaba con
una manera completamente distinta a como lo ha- cionaba la incongruencia entre el rancio sus inclinaciones más íntimas.
bía hecho Gladstone, con una devoción sin límites conservadurismo de la vieja reina y el La muerte le sorprendió en plena Gue-
y con una adulación muy intensa, pero controlada, dinamismo de una nación transformada rra de los Bóers. Las derrotas y los ba-
que conmovieron a Victoria. desde sus cimientos por la revolución ños de sangre tenían sobrecogidos al
En 1876, el empeño del primer ministro por científica e industrial. país. La congoja de la gente exigía la
ofrecer a la Reina la corona de emperatriz de la In- Aunque no se pueda responsabilizar atenta solicitud de la Reina; aunque te-
dia, terminó de ganar su corazón. Pero la dicha no a la Reina ni de lo que hicieron sus mi- nía muchos años, no le fallaron ni la
duró. Las elecciones legislativas de 1880 dieron el nistros, ni de lo que fue producto de una confianza ni el valor: trabajó con reno-
vasta corriente social, se puede censu- vado vigor y buscó todos los medios pa-
rar su comportamiento en los terrenos ra ser útil a la causa nacional. En abril
LA ÉPOCA VICTORIANA, SEGÚN LYTTON STRACHEY donde la Corona podría haber dejado de 1900, con 81 años, viajó a Irlanda,
sentir su beneficiosa influencia: en el de donde habían salido grandes contin-
La conquista de la
tos de los anteriores, ya que integraron en sus es-
tructuras a representantes de las dos antiguas for-
maciones. Así, el Partido Liberal estaba constituido
por whigs –ricos terratenientes aristocráticos–, radi-
cales –intelectuales e industriales inconformistas–,
y numerosos moderados –oficiales, abogados, caba-
E
L SIGLO XIX CONSTITUYÓ PARA LA MA- Las reformas políticas que dieron lugar al defini- pero todos con grandes cualidades para gobernar,
yoría de los países europeos un largo ca- tivo asentamiento de la democracia se escalonaron no solamente la metrópoli sino también los am-
mino en busca del logro de los ideales li- a lo largo del siglo XIX y primer tercio del siglo XX, plios dominios del Imperio.
berales planteados por los filósofos fran- desbordando, previa y posteriormente, la etapa vic- En esos años de estabilidad se fundaron dos aso-
ceses y los patriotas norteamericanos. La implanta- toriana propiamente dicha. En efecto, la primera ciaciones, la National Reform Union, con programas
ción del liberalismo se consiguió por medio de la La carroza real pasa reforma electoral –Reform Act– se promulgó en de reforma moderados, y la Reform League, con pla-
lucha armada y los levantamientos populares, en ante la catedral de 1832, cinco años antes de la subida al trono de la nes mucho más radicales. Pero fue en 1867 cuan-
una serie de oleadas revolucionarias que obligaron San Pablo, camino reina Victoria. Los dos grandes partidos del mo- do, tras varios intentos infructuosos por parte de los
a los Estados a plantearse las reformas necesarias. de la City de mento, tories y whigs, –los primeros, de ideología liberales, Disraeli conseguía la aprobación de la Re-
Sin embargo, al llegar al último tercio de la centu- Londres, el 9 de conservadora y los segundos, más liberales, pero form Act, que otorgaba el derecho de voto al dieci-
ria todavía existían en Europa monarquías antiguo noviembre de 1837. todos ellos pertenecientes a la clase dominante: la séis por ciento de los adultos, frente al siete por
régimen, como los Imperios Ruso y Austro-Húnga- Era la primera aristocracia terrateniente– estuvieron, desde un ciento conseguido con la primera reforma. Por otra
ro, y monarquías liberales o, incluso, repúblicas aparición pública principio, divididos frente al proyecto de ley –Re- parte, el incremento del volúmen de votantes se
–Tercera República Francesa–, que habían avanza- de la Reina tras su form Bill– presentado en 1831 por lord Grey, jefe producía fundamentalmente entre la población ur-
do en dicho camino sin que todavía la democracia coronación, de filas de los whigs. bana, incorporando al electorado a cierto número de
–en sentido estricto– se hubiera desarrollado ple- (litografía inglesa No obstante, las revoluciones continentales de trabajadores cualificados, lo que supondría la nece-
namente. Se habían conseguido libertades indivi- coloreada a mano). 1830 supusieron una advertencia si no se efectua-
duales e incluso colectivas, pero sin alcanzar aque- ban cambios, aunque fueran mínimos. Evidente- de escaños retirados a los denominados burgos po- Arriba, visita de los
llos objetivos de libertad, igualdad y fraternidad, mente, la reforma de 1832, aunque la redistribución dridos diera entrada en la Cámara de los Comunes a reyes de Inglaterra
defendidos a finales del siglo XVIII. representantes de las ciudades industrializadas, no a los de Francia.
Gran Bretaña significó el modelo a seguir. Los supuso el acceso a la política activa de las clases Sentadas, a la
exiliados buscaron refugio en tierras británicas vol- medias, continuando la preeminencia de la aristo- izquierda, Victoria,
viendo, en su momento, a sus respectivos países cracia, con un 70 por ciento de la Cámara, quedan- sus hijos y damas; a
con ideas bien interiorizadas para intentar de nue- do el 30 por ciento restante en manos de industria- la derecha, la reina
vo la aventura de la libertad. les y comerciantes con un alto nivel de riqueza. Mª Amalia con sus
No obstante, en la vieja Inglaterra del primer Esa era la situación cuando la reina Victoria su- nueras y nietos; de
tercio del siglo, aunque el Estado contara con bió al trono en 1837, acontecimiento que coincidió pie, en el centro,
unas instituciones y, sobre todo, con un Parla- con el brote del Cartismo, movimiento promovido Luis Felipe; frente a
mento que servía de freno evidente a la omnipo- por un grupo de artesanos y obreros de la Asocia- él, el príncipe
tencia de la Corona, el poder político estaba en ción de Trabajo de Londres, descontentos por la in- Alberto y los hijos
manos de las grandes familias aristocráticas –cu- suficiencia de la reforma. No obstante, dicho movi- del rey francés (por
ya riqueza se basaba en la posesión de la tierra–, miento no tuvo suficiente fuerza –por su fragmen- Winterhalter).
alta nobleza que copaba los escaños tanto de la tación interna, la dispersión geográfica de sus inte- Derecha, la Reina en
Cámara de los Lores como de la Cámara Baja o grantes y la represión radical de sus distintos bro- su mesa de trabajo;
Cámara de los Comunes, que se nutría de los se- tes de1838, 1842 y 1848– para conseguir ningu- obsérvese, al fondo,
gundones de las citadas familias. La representati- na de sus demandas. el retrato de su
vidad política era, pues, muy escasa. Hubo que Durante todo el reinado, se alternaron en el po- marido, al que
esperar a 1832 para que se produjera la primera der los dos grandes partidos. Hasta el año 1852, añoró hasta su
reforma, aunque aún quedarían por delante mu- whigs y tories; a partir de esa fecha, liberales y con- muerte (postal de
chos años para que la democracia fuera total. servadores que, incluso cambiando su denomina- finales del siglo
Hasta 1918 no se implantó el sufragio universal ción y renovando sus filas, fueron herederos direc- XIX).
40 41
C
Library). Abajo, tanto, respondía a intereses privados o, sobre todo, UANDO LA JOVEN VICTORIA ACCEDIÓ vel de vida de los trabajadores, empeorado y las ten- Windsor Castle,
príncipe indio con de las grandes compañías; pero también se con- al trono en 1837, las repercusiones del siones que desgarraban a la población aumentaban Royal Collection).
alto funcionario templaba como una vocación civilizadora del mun- rápido y descontrolado proceso de indus- de manera peligrosa.
inglés en el siglo do recientemente explorado. Las colonias de pobla- trialización repercutían de manera con- La falta de derechos políticos de la mayor parte de
XIX (anónimo, ción blanca irían pasando a ser Dominios, con gran tradictoria sobre los habitantes de su reino. De un la población seguía siendo, junto con las fuertes res-
Dungarpur, autonomía y con una política basada en la demo- lado, el poder y la riqueza del país habían crecido tricciones al desarrollo de la actividad sindical, el
Rajastán). cracia (Canadá, Australia y Nueva Zelanda), mien- prodigiosamente. Gran Bretaña, triunfadora de las principal déficit democrático de la sociedad a co-
tras que la metrópoli se anexionaba territorios es- guerras napoleónicas, reinaba sobre los mares, am- mienzos de la era victoriana, pese a la reciente re-
pecialmente en el sureste asiático, o reforzaba su parada por una escuadra dueña indiscutible de las forma de 1832. La ley de aquel año concedió el de-
protección a la India, con incursiones en zonas co- rutas de navegación, para mayor seguridad y prove-
mo Afganistán o Birmania. cho de sus buques mercantes. El botín colonial
El expansionismo europeo por toda África sería acumulado al término de aquellas contiendas, me-
una de las grandes cuestiones internacionales de la nos importante por su tamaño que por su valor es-
segunda mitad del siglo XIX. Fue resuelto median- tratégico, constituía un adecuado punto de apoyo
te un reparto en zonas de influencia durante el para futuras conquistas que habrían de redondear,
Congreso de Berlín (1885). No obstante, la codicia con el correr del tiempo, uno de los mayores Impe-
por conseguir las riquezas acumuladas en el sub- rios de la Historia. Ningún Estado constituía una
suelo del continente, motivó situaciones muy con- amenaza para las Islas.
flictivas entre Portugal y Gran Bretaña (1890) o en- El poder británico favorecía y, a su vez, se bene-
tre Francia y el Reino Unido –Fachoda, 1898–, cul- ficiaba del auge de una economía transformada por
minando con la Guerra de los Bóers (1899-1902), ra enmascarar problemas internos; de ahí el especial el impacto de la industrialización. El Reino Unido
provocada, fundamentalmente, por el control de los énfasis en las grandes celebraciones, como la con- era, cada vez en mayor medida, el país más rico del
diamantes de Orange y el oro de Transvaal. cesión del título de emperatriz de la India a la reina mundo, aun cuando las tasas de crecimiento anual
El expansionismo resultó ser una medida útil pa- Victoria en 1876 –organizado por Disraeli– o los Ju- de su producto nacional, entre el 2% y el 3% en las
bileos de Oro (1887) y de Diamante (1897) de la décadas en torno a 1830, no resulten hoy espe-
Reina, con fiestas de gran esplendor en las que in- cialmente llamativas.
tervinieron delegados gubernamentales de los nue- Más importante que este crecimiento eran los
vos Dominios y también dignatarios procedentes de cambios estructurales que lo acompañaban: una cre-
la nobleza autóctona de los territorios imperiales, ciente presencia de la industria como actividad ge-
muy mimada por el Gobierno de Londres, a los que neradora de riqueza y empleo; una paralela transfor-
se añadieron –en la segunda celebración– los repre- mación de esta industria, con el uso de máquinas
sentantes de las grandes potencias. movidas por vapor como característica más destaca-
Si todo esto se completa con el desarrollo del pen- da; una composición de las exportaciones en la que
samiento darwinista aplicado a la política, uno de predominaban los productos manufacturados y un
cuyos máximos exponentes fue el discurso pronun- rápido aumento del número y tamaño de las ciuda-
ciado por lord Salisbury, el 4 de mayo de 1898, en des. Los símbolos del cambio eran la fábrica, con
el Albert Hall –titulado Living and dying nations–, no sus chimeneas cual campanarios de modernas cate-
se podrá entender la política victoriana, especial- drales, y el ferrocarril, que comenzaba a cambiar la
mente a partir de 1873, sin considerar la integración percepción de las distancias e iba a diversificar, con
inexcusable de política interior/política expansionis- su necesidad de hierro y carbón, la actividad indus-
ta, resultando la definición de Gran Bretaña como un trial, hasta entonces centrada en el sector textil.
Estado/Imperio, cohesionado e integral. n No obstante, los ciudadanos británicos apenas si
44 45
recho al voto en las elecciones a la Cámara de los Co- Arriba, el príncipe se situaba la población trabajadora, un sector ma- número de horas trabajadas estaba siendo tan alto Asalto a comercios dujeron en la década de 1830 a una explosión de
munes a casi 300.000 personas en el Reino Unido, Alberto, personaje yoritario sobre el que pendía la amenaza de la mi- al menos como antes de iniciarse la industrializa- de Picadilly durante protestas sociales, de las que el Cartismo fue la
en su mayoría varones de clase media residentes en fundamental en la seria, permanente o coyuntural, provocada por los ción, con el añadido de una intensificación de los las protestas más espectacular. La reivindicación de derechos
las ciudades, pero siguió excluyendo a la mayor par- vida de la Reina y bajos salarios, el paro o circunstancias familiares ritmos de trabajo, una despersonalización de las re- obreras de febrero políticos, contenidos en la Carta, redactada en
te de la población adulta: el 93%, mujeres incluidas. en una parte adversas. En 1834, se introdujo una nueva ley de laciones laborales y una utilización del trabajo in- de 1886 (La 1838 por asociaciones de corte radical y democrá-
importante de la era asistencia a la pobreza que, en nombre de los prin- fantil fuera del marco familiar. Como consecuencia Ilustración tico, se convertiría en el referente de una multitud
Férreo control aristocrático victoriana (por cipios liberales, intentaba acabar con el tradicional de todo ello, la estatura de la población tendió a Española y de trabajadores y de algunos sectores de la peque-
Por lo demás, esta modesta incorporación de nue- Francis X. modelo asistencial que aseguraba a los necesitados disminuir en algún momento del periodo y la alfa- Americana). ña burguesía, y a ser vista como la palanca para
vos votantes, todos ellos propietarios, no modificó de Winterhalter de cada parroquia su mantenimiento a cargo de los betización también sufrió un retroceso temporal. conseguir también cambios sociales, con la consi-
forma sustancial una correlación de fuerzas favorable (Londres, National contribuyentes del lugar. Ello supuso para los tra- guiente alarma de las autoridades. Esta moviliza-
a la aristocracia. Ésta siguió manteniendo el pleno Portrait Gallery). bajadores un elemento de indefensión, que vino a Hacinamiento y miseria urbana ción, con visos de conciencia de clase, se iniciaba
control de la cámara no electiva del Parlamento, la Abajo, un aspecto de sumarse a la situación de desarraigo en la que se Algunos de estos hechos guardan relación con las cuando el miedo ya cundía entre la población aco-
de los Lores, de los puestos de gobierno regional y lo- la Exposición encontraban muchos de ellos, inmigrantes recien- características que presentaban las ciudades, en rá- modada ante el aumento de la delincuencia urbana
cal y de los altos cargos de la administración del Es- Universal de tes en un mundo urbano e industrial en el que to- pido crecimiento, sin planificación ni provisión de in- y ante la utilización de la ciudad como escenario de
tado, donde no existía un sistema de selección por Londres, su davía no habían conseguido asentarse. fraestructuras: el paisaje urbano, sobre todo el del mítines y manifestaciones. Para dar una respuesta
méritos. La burguesía, que había mostrado una cier- momento estelar. Quienes consideran que la situación de estos tra- centro de las ciudades, donde tendía a aglomerarse eficaz a los nuevos desafíos, en 1829 se creó la Po-
ta capacidad de movilización en defensa de sus in- bajadores estaba mejorando, aportan como principal la población con menores recursos, se asemejaría a licía, inicialmente en Londres.
tereses, continuaba con una presencia política esca- prueba un apreciable incremento salarial en las dé- los barrios de favelas de ciertas urbes. Las enferme-
sa, inferior al poder económico que iba acumulando cadas posteriores a las guerras napoleónicas; incluso dades infecciosas encontraban en aquellos barrios 1901, una sociedad transformada
al compás de la industrialización. se ha sostenido que los salarios reales se habían lle- obreros el caldo de cultivo adecuado, originando una Seis décadas después, y sin que la reina Victoria
Los británicos eran, en su conjunto, más ricos gado a doblar hacia 1850. Frente a estas estimacio- sobremortalidad que se traducía en una muy baja es- tuviera nada que ver en ello, pese a los honores re-
que en cualquier momento anterior de su historia nes han surgido otros cálculos con aumentos mucho peranza de vida, por debajo incluso de los 25 años. cibidos hacia el final de su larga vida, la posición
pero esta riqueza estaba más desigualmente repar- más modestos y desigualmente repartidos. Como es lógico, los ricos procuraban huir de allí, es- del Reino Unido en el escenario mundial y las ca-
tida, con el 10% de la población copando más del En otros aspectos de las condiciones de vida, las tableciendo su residencia en zonas más salubres de racterísticas de la sociedad británica se habían mo-
50% del total de la renta nacional. A la cabeza de mejoras, caso de producirse, fueron menos apre- la periferia de los centros urbanos. dificado sustancialmente.
las mayores rentas, y con los mayores patrimonios ciables: la mortalidad quedó estancada a partir de Tales circunstancias, unidas a la creciente con- Al cambiar el siglo, ya había quedado atrás el cé-
del país, figuraba la aristocracia. En el otro extremo 1830 después de varias décadas de descenso; el ciencia y organización de quienes las sufrían, con- nit del poder político y económico británico, aun-
46 47
La sociedad
ordenada conforme al esquema de la era indus-
trial, con el consabido contraste entre barrios de
una burguesía pujante y barrios obreros, que los
grabados nos devuelven como ámbitos de extrema
pobreza.
De hecho, cuando la reina Victoria subió al tro-
A
L CONTEMPLAR EL MONUMENTO QUE sir Edwin Landsear, Todo ello provocó la moda de las escenas cotidia-
se levanta en el Hyde Park londinense datado entre 1842 y nas, que dominó al principio la pintura de género.
en honor del Príncipe Alberto, se tiene la 1846, Londres, Irremisiblemente se fue agrandando el abismo
sensación de que más que de un monu- Buckingham interclasista y esa sociedad burguesa del bienes-
mento funerario, se trata de una apoteosis de la Palace). tar dejó a la mayor parte de los desfavorecidos bri-
época victoriana y de su concepción del mundo. tánicos y coloniales literalmente en brazos de la
Una alta plataforma recorrida por un friso donde se miseria. Los pintores y los escritores dieron testi-
esculpen retratos de escritores, músicos, artistas monio de esta otra cara de la moneda, dejando a
de todos los tiempos que con el criterio de selec- la vez constancia de una serie de paradojas que
ción aplicado en ese momento merecían estar en
tan prestigioso altar. En las cuatro esquinas de esa
plataforma, grupos escultóricos de la industria y el
comercio, la agricultura y la ciencia y sobre ella el
edículo gótico que cobija la estatua sedente del fa- agrupan todo este capítulo de la pintura británica Neptuno entrega a
llecido príncipe consorte; en los cuatro pilares que bajo el amplio paraguas del Realismo. Una evi- Britania el reino de
le rodean, grupos alegóricos de los cuatro conti- dente originalidad, como voy a tratar de explicar. los mares, 1847,
nentes por donde se extendió el poder de tan vasto Al mismo tiempo que W. Dyce pintaba el boce- una alegoría de la
Imperio... Así, el Príncipe Alberto se contempla co- to para la decoración al fresco de la residencia ve- supremacía
mo el centro de todo este himno triunfal a la era raniega de la Reina Victoria y el Príncipe Alberto marítima británica
que protagonizó junto a su esposa Victoria. en la Isla de Wight, representando una Alegoría de (fresco de William
Sus autores, como todos los panegiristas de la la supremacía marítima brítánica. Allí aparece Dyce, que decoraba
época, estimaban que victorianismo era sinónimo Britania, acompañada de figuras que significan la residencia de
de prosperidad. Una prosperidad que quisieron los logros de la industria y la ciencia, a la que Victoria y Alberto
mostrar al mundo en la Exposición Universal de Mercurio va a entregar la corona que ofrece Nep- en la isla de Wight).
1851 que impulsó el propio Alberto; para exhibir tuno; como complemento, las nereidas y los trito- Derecha, El mundo
tan preciada mercancía se levantó un magnífico nes señalan las riquezas del mar que ofrecen asi- del autobús en
edificio-símbolo de la utilización de los nuevos ma- mismo a Britania, en ejemplo de la riqueza del pa- Londres, 1859, de
teriales, el Palacio de Cristal, colosal obra de Pax- ís en 1847. William Maw Egley,
ton construida en hierro fundido y forjado combi- Contemporáneamente, otro pintor inglés, G. un cuadro de un
nados y cristal. Fue, ya se sabe, la primera vez que Frederic Watts, pintaba El hambre irlandesa. Para realismo
se levantó un edificio a base de piezas prefabrica- Watts era necesario reflejar esta tragedia moderna meticuloso,
das que se ensamblaban allí mismo. Sin duda no que se traducía no sólo en hambre sino en migra- completamente
cabía mejor espacio... ciones desesperadas a otros países especialmente victoriano en color
a Estados Unidos. y estructura, que un
Arte para la burguesía En uno y otro caso el léxico del crítico asociarla con venerables composiciones que re-
Sin embargo, el largo reinado de Victoria de que disponían los dos artistas contemporáneo cuerdan las “Sagradas familias” rafaelescas.
Kent, que en términos generales supuso la trans- era el clásico, estaba empapado describió como Otras composiciones devuelven las escenas que
formación de la vieja Inglaterra rural en un mo- de la tradición de los maestros “dolorosamente demuestran cómo esa burguesía que va formando
derno país industrializado en torno al cual giraba renacentistas en la alineación y auténtico” (Londres, sus colecciones utiliza las grandes novedades y
la economía del mundo, no fue igual de próspero en el reparto de las masas cro- Tate Gallery). avances de su época. Tanto W. Maw Egley como
para todos sus habitantes. Basta contemplar el mátícas, casi podría decirse que William Powell Frith apostaron por los temas de la
plano de Londres de 1880 para advertir la ciudad Watts ennoblece la miseria al vida moderna capaces de interesar al público bur-
50 51
gués; y el primero, con El mundo del autobús en ahora. Tanto por el empleo del color como dro que exige una lectura repetida. Sus su-
Londres (1859) y el segundo con La estación por la alegría que muestra uno de los mu- perficies planas y sus figuras se engarzan
(1860). Ambos lienzos son meticulosos en los de- chachos por el trabajo realizado, el como en un rompecabezas y las direccio-
talles de indumentaria y plenamente victorianos en pragmático idealismo de Work es espe- nes seguidas por las miradas, lo mismo
cuanto a color y estructura. Respecto al lienzo de cíficamente insular, insularidad que que en Manet, parecen ser divergentes,
Egley, un crítico de Art Journal lo describía como se ve en cualquier detalle del lienzo como queriendo decir cada una una
una obra “dolorosamente auténtica”. En La esta- porque tanto el pordiosero, como el cosa distinta. Representa a unos emi-
ción –se trata de la londinense de Paddington, bebedor de cerveza o los aristócra- grantes que abandonan la isla y diri-
atestada de gente– Frith tiene gran cuidado en re- tas ociosos del fondo, han sido or- gen hacia ella sus últimas miradas
presentar fielmente el espacio, el ajetreo y la in- Ecce Ancilla denados en relación con el grupo antes de concentrar sus pensamien-
dumentaria de los viajeros, tanto que, como dijera Domini, 1850, de central de peones en el que el mu- tos en el lugar al que se dirigen. En-
el crítico del Times, constituye “un espejo de la Dante Gabriel chacho en pie con la pala, está de al- tre la popa del barco y los acantilados
época porque el señor Frith contribuye a hacer pa- Rossetti, representa gún modo heroizado revelando la so- de la costa hay ya un trecho de mar. La
ra nuestra época lo que Hogarth hizo para la suya”. la lucha por lidaridad del pintor con la clase traba- pareja está conscientemente aislada
Fue ese el momento de Charles Dickens, quien sublimar la jadora. He aquí, pues, una pirámide de con varios elementos realistas, la borda y
dejó páginas literarias inolvidables, no sólo de la sensualidad erótica. la clase media, orientada según ciertos el paraguas. Se trata de una unidad rígi-
infancia desfavorecida, sino también de algunas La áspera crítica estratos, en la que quedan descartadas la damente frontal que se subraya por las ma-
de las hipocresías características de una sociedad sobre los cuadros utopía y la denuncia. nos enlazadas como un juego de señales de al-
burguesa que hacía del puritanismo un valor in- enviados a la Sorprendente tratamiento de la clase trabaja- go que no puede pronunciarse.
cuestionable. No fue, desde luego el único: hay exposición de 1850 dora, si se tiene en cuenta que era el país más in- Desde el punto de vista documental, se refiere a
que contar, también, con Thackeray, G. Bulwer- se cebó en este dustrializado del momento y en el que cabría espe- Última mirada a la ola de emigraciones del año 1852 y parece que
Lytton y con las hermanas Brontë. Aunque estos simbólico idilio, rar crónica reivindicativas de un proletariado que Inglaterra, 1855, el motivo concreto lo proporcionó la emigración del
autores no mantuvieron la fluida identificación auténticamente crea la riqueza de clases superiores. Mas no fue así (Madox Brown escultor Thomas Woolner, pero Brown, como Dic-
con el gran público que tuvo Dickens, sí debe se- prerrafaelista, en el y esa es otra especificidad insular, quizá porque el refleja aquí la ola kens, deja lo anecdótico, igual que en las escenas
ñalarse que inmortalizaron en sus obras ciertos que el autor ahonda movimiento social más fuerte en Inglaterra fue el de emigraciones de de emigración de David Copperfield... En la barca
valores de la época; por ejemplo, en el caso de las en la relación Cartismo, que tenía poca relación con el socialismo, 1852, Birmingham puede leerse El Dorado, pero en realidad se dirigen
hermanas Brontë, la minuciosidad con que des- hombre-mujer bien por la fuerza de la religión metodista entre las City Museum). Abajo, hacia un futuro incierto que rompe con todas las
criben los detalles de su mundo rural recuerda la (Londres, Tate clases populares a las que habían empapado con su La estación, 1860-62 viejas ataduras... Contraimagen del triunfalismo co-
importancia que se dio al estudio de las ciencias Gallery). Abajo, El componente de conservadurismo antirrevolucionario. (por William Powell lonial de la época victoriana que, bajo pretexto de
y contrasta sin duda con su ensoñación poética. trabajo, 1852-65, de Frith, Royal llevar fe y civilización a los salvajes, obligaba a es-
Thackeray es un escritor en quién la ironía es una Madox Brown, es Emigración Holloway, tos emigrantes a buscar felicidad y prosperidad,
nota constante. un microcosmos En este contexto cabe explicar otro cuadro del Universidad de que mana como una fuente entre las colonias y la
burgués que refleja, mismo artista Última mirada a Inglaterra, un cua- Londres). madre patria, en una lejanía tanto más dolorosa si
Los prerrafaelistas no el mundo duro
Todos estos valores encontraron en la Herman- de la industria y las cos que reflejaron con la misma sensación de rea-
dad de los Prerrafaelistas, fundada en Londres en condiciones lidad cotidiana para hacer más comprensible el
1848, sus mejores intérpretes. Sus componentes laborales, sino la mensaje ético que proponían.
estaban en desacuerdo con el academicismo oficial visión que tenía la La verdad es que no tienen, salvo en los mo-
y proponían una regeneración del arte que ellos si- clase media mentos iniciales, demasiada homogeneidad de es-
tuaban en los pintores italianos anteriores a Rafael. británica de la tilo. Por tanto, a lo largo de la segunda mitad del
Trataron argumentos contemporáneos, a los que sociedad victoriana siglo XIX, bajo el epígrafe de prerrafaelistas, caben
dieron siempre una lectura social o moral. Otras ve- (Manchester City estilos muy diferentes que van desde un realismo
ces utilizaron temas literarios, religiosos o históri- Art Gallery). cotidiana a un simbolismo casi críptico a final del
siglo, pero que siempre conservan una lectura mo-
ral que las más de las veces pone en evidencia las
grandes paradojas de la era victoriana.
Pocos lienzos como El trabajo de Madox Brown
representan mejor el programa del reinado de Vic-
toria de Kent. Pintado durante trece años, es una
composición alegórica bajo apariencia cotidiana
con la representación en la calle de las clases so-
ciales entre las que figuran clérigos, reformadores y
personajes ociosos, en un verdadero microcosmos
expresado con una fórmula acentuadamente bur-
guesa y correspondiente a la clase media. El pintor
representa lo que conoce; no la industria dramati-
zada como lo hicieron otros pintores, sino su propio
y reducido círculo.
Comparado con la apoteosis artística de un Cour-
bet, podría hablarse aquí de una insensatez, pero
en realidad este cuadro dice mucho sobre la Ingla-
terra de mediados del siglo XIX y se eleva a la ca-
tegoría de lo típico por basarse en el aquí y en el
52 53
se piensa en su desconocimiento. Es una vez más tores que, con línea sinuosa y precisa, se dedicaron
el reverso de la brillante medalla del Imperio. a evocar escenas de la literatura medieval en enso-
Como la Mariana de E. Millais o el Ecce Ancilla ñaciones evanescentes que se alejan de la realidad
Domini de Dante Gabriel Rossetti, sobre el tema de cotidiana y entran en los espacios de la pintura li-
la alegoría, un idilio simbólico auténticamente pre- teraria, tan característica de los simbolistas.
rrafaelista se intensifica, debido al reducido espa- Los valores del paisaje, con un tratamiento de la
cio donde el tema se desarrolla. La actitud de la fi- luz y el color que recuerda algunos aspectos de la
gura de María asustada y fascinada ante la actitud pintura modernista y aún de la luminista, pueden
del ángel, hace que el cuadro mantenga en sus- encontrarse, a la altura de 1884, en obras de E.
penso el tema del amor celestial y el amor terrenal, Forbes, como Joven pescadora de Zand Voort y,
un tema fundamental en Rossetti, así como la rela- también, en paisajes como el de W. Osborne titula-
ción hombre-mujer. La áspera crítica sobre los cua- do Mañana de octubre, por poner sólo dos ejem-
dros enviados a la exposición de 1850 por los pre- plos.
rrafaelistas se cebó en éste. Sin embargo esta cam- Aún así, no faltan en estos últimos años del si-
paña contra el grupo permitió que surgiera un in- glo artistas que prefieran expresar una vez más el
fluyente defensor, John Ruskin, que en dos cartas reverso de la medalla en el ocaso del reinado de
dirigidas al Times explicó los objetivos de la nueva Victoria. Sir Hubert von Herkomer pintó en 1885
pintura. Tiempos difíciles y Frank Holl por la misma época,
Para Rossetti la obsesión por sublimar la sen- nos dejó, con una técnica de valientes manchas,
sualidad erótica a través de formas mitológicas, re- otra dolorosa muestra: Se han ido. n
ligiosas o literarias es fruto de una lucha personal
casi agónica, de la que es exponente la Beata Bea-
trix (1862). Ideal femenino inalcanzable y, por ello, Para saber más
llevado al éxtasis. BÉDARIDA, F., La Inglaterra victoriana, Barcelona, Oikos-Tau, 1988.
BENET, J., Londres victoriano, Barcelona, Planeta, 1989.
Hacia el Simbolismo BRIGGS, A., Historia social de Inglaterra, Madrid, Alianza, 1994.
Poco a poco, la pintura de este heterogéneo gru- CANALES, E., La Inglaterra victoriana, Madrid, Akal, 1999.
po de pintores que llenan la segunda mitad del si- CHARLOT, M. & MARX, R. (dirs.), Londres 1851-1901. La era victoriana o
glo XIX en Inglaterra se desliza hacia las pautas del el triunfo de las desigualdades, Madrid, Alianza, 1993.
Simbolismo y el decorativismo finisecular –espe- DE LA TORRE DEL Río, R., La Inglaterra victoriana: política y sociedad, Ma-
cialmente en la obra de Burne-Jones, muerto en drid, Arco/Libros, 1997.
1898– y cuyo léxico, salvo en la obsesión por el de- GAY, P., The Bourgeois Experience. Victoria to Freud (2 vols.), W.W. Nor-
talle, poco tiene que ver ya con las propuestas ini- ton, London, 1999.
ciales, mientras que se van acercando a los pinto- HOBSBAWM, E. H., Industria e imperio, Barcelona, Ariel, 1982.
res del continente, bien a los simbolistas, bien a LONGFORD, E., Victoria, R. I., London, 1964.
quienes hacen de la luz y el color elementos pictó- STRACHEY, L., La reina Victoria, Madrid, Valdemar, 1997.
ricos de primer orden. V.V. A.A., Defining the Victorian Nation. Class, Race, Gender and the Re-
Entre los primeros, están las obras de E. Burne- form Act of 1867, Cambridge, Cambridge University Press, 2000.
Jones y las de John Poynter o de tantos otros pin-
54