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DOSSIER

VICTORIA I
La dueña del mundo

Reina por carambola


Rosario de la Torre

La conquista de la democracia
Alicia Langa

Opulencia y miseria
Esteban Canales

La sociedad en el espejo
Ana Mª Arias de Cossío

A los 81 años de edad, el 22 de enero de 1901, falleció Victoria I, reina de


Gran Bretaña e Irlanda, de las Colonias y Dependencias de Europa, Asia,
África, América y Australia, emperatriz de la India, defensora de la Fe. Su
muerte ponía fin al más largo y glorioso reinado de la Historia de Inglaterra.
En su funeral, el predicador dijo: “Ella ha desaparecido y con ella, una
época. Se cierra el período glorioso que simbolizaba su nombre...
nombre (...) Frente a
Frente
nosotros sese
a nosotros presenta
presentalo lo
desconocido”.
desconocido”.Acababa
Acababadedenacer
nacerel el
siglo XX.
siglo XX.

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE


DOSSIER

Reina por
carambola
Una mujer mal preparada para las
funciones de gobierno ciñó la
corona durante los 64 años de
mayor poder y prosperidad del
Imperio británico
Rosario de la Torre del Río En la portadilla del
Profesora titular de Historia Contemporánea dossier, la reina
Universidad Complutense de Madrid Victoria en su
ancianidad (por

N
I ERA HIJA DE REY NI HEREDERA DE Bertha Muller,
la corona cuando nació la mujer más Londres, National
poderosa que hubo en el siglo XIX y la Portrait Gallery).
que llevó al Reino Unido al cénit de su Como pase se utiliza situó en las clases medias, los whigs llegaron al po- sa hasta Kensington para comunicar a Victoria que
explendor y grandeza. Alejandrina Victoria de Han- un retrato de la der y la duquesa de Kent y su hija pasaron a repre- desde aquel momento era la reina de Inglaterra. La
nover llegó al mundo el 24 de mayo de 1819, en el reina de 1838, al sentar a la mayoría oficial de la nación. heredera contaba 18 años de edad.
palacio de Kensington, hija del duque de Kent, año siguiente de su Había llegado el momento de que la Princesa co-
cuarto descendiente varón de Jorge III. En aquel acceso al trono. A la nociera el destino que le aguardaba; sólo tenía once Melbourne, el perfecto premier
momento, desempeñaba la regencia el Príncipe de derecha, Victoria años y se decidió esperar un año más. La escena es Después de recibir al primer ministro y de presi-
Gales, a causa de la incapacitación del Rey. Sin María Luisa de bien conocida: durante la lección de Historia, Drina dir su primer Consejo de Estado, cuando finalmen-
embargo, su padre –que murió un año después– la Sajonia-Coburgo, encuentra en su libro el árbol genealógico de los re- te se encontró a solas con su madre, expresó su pri-
concibió como reina, consciente de que la muerte duquesa de Kent, yes de Inglaterra; la niña se sorprende, hace una se- mera petición como reina: quedarse sola durante
y la esterilidad de sus mayores podrían entregarle madre de la reina rie de preguntas y, finalmente, comprende la impor- una hora; cuando reapareció ordenó que retiraran
el trono. Victoria, en 1843 tancia de la información, se queda un momento pen- su cama de la habitación de su madre. La duquesa
Y así ocurrió. El incapacitado Jorge III falleció en (por Franz X. sativa y dice significativamente: “Seré buena”. de Kent había logrado el sueño de ver a su hija co-
1820 y no le sobrevivió mucho su primogénito, que Winterhalter, Fulda, La duquesa de Kent creía que su principal obli- mo reina, pero ni se había ganado su confianza ni
reinó como Jorge IV y murió en 1830. Así ciñó la Hesse, Museo del gación era asegurarse de que Victoria se convirtiera tendría sobre ella ninguna influencia futura.
corona el siguiente príncipe en la línea sucesoria, castillo de la en una reina cristiana y todas sus energías se diri- Los primeros pasos de la joven reina entusias-
con el nombre de Guillermo IV. El nuevo rey conta- Faisanerie). gieron a controlar desmesuradamente a su hija: maron a todos: su inteligencia parecía aguda; las
ba 65 años y carecía de herederos legítimos, por lo Victoria alcanzó la juventud sin abandonar el dor- decisiones que tomaba resultaban sensatas; los
que el Parlamento reconoció el derecho sucesorio a mitorio de su madre, sin tener un lugar propio don- discursos que pronunciaba eran discretos y realiza-
la huérfana del siguiente hermano. de descansar o trabajar. Ojos atentos seguían todos ba sus funciones con gran facilidad. La casa real se
sus pasos y hasta el día de su coronación, nunca trasladó de Kensington a Buckingham; la duquesa
Educación inadecuda bajó unas escaleras sin que alguien la llevara de la de Kent fue alojada a distancia de las habitaciones
La niña había empezado a crecer, terca, traviesa mano. Su lengua materna era el alemán y pronto le En aquella vida monacal las visitas eran aconte- Izquierda, Victoria I de la Reina, que mantuvo a su lado a la baronesa
y sincera, mientras su madre, una sobrina de Leo- enseñaron francés e inglés, de forma que fue vir- cimientos excitantes y, como la duquesa tenía mu- (por George Hayter, Lehzen, su institutriz y amiga, y a barón Stockmar,
poldo de Sajonia-Coburgo, la preparaba, a su mo- tualmente políglota, aunque su dominio de la gra- chos parientes, las visitas no faltaban; el diario de Londres, National hombre de confianza de su tío Leopoldo de Bélgi-
do, para el alto destino en el que confiaba. En me- mática inglesa nunca llegase a ser perfecto; adqui- la princesa las recoge y muestra el entusiasmo que Portrait Gallery). ca. Pero estas influencias palidecieron ante la arro-
dio del estallido de nuevas pasiones políticas, la rió también rudimentos de italiano y algo de latín. despertaban sus primos alemanes; en particular, Derecha, el príncipe lladora presencia del por entonces primer ministro.
duquesa de Kent se inclinó por el partido de su es- Aparte de su buena dotación idomática, su edu- Alberto, segundo hijo del duque de Sajonia-Cobur- Alberto hacia 1843 William Lamb, vizconde de Melbourne, tenía 58
poso y los dirigentes whigs (liberales) cerraron filas cación fue poco apropiada para ejercer el poder: go, hermano mayor de su madre, provoca observa- (por Francis Grant, años y era primer ministro de Inglaterra desde ha-
en torno a ella y a la niña. Por entonces, los tories algunas nociones de Historia de Inglaterra, una ina- ciones muy precisas. Victoria tenía 17 años y su Windsor Castle cía tres. Era un gran señor whig, dotado de rique-
(conservadores), que habían dominado la escena cabable formación en historia sagrada, ligerísimas primo –tres meses menor, alto, guapo, cariñoso y Royal Collection). za, educación, prestancia física y encanto personal
política durante más de cuarenta años, comenzaron pinceladas de economía, que no alcanzaron para listo– dejó en ella una indudable huella. que, de golpe, se encontró convertido en el conse-
a declinar. En medio de la crisis, triunfaron las que entendiese la naturaleza de los intercambios o Guillermo IV murió en la madrugada del 20 de jero íntimo y en el compañero habitual de una jo-
fuerzas del compromiso y se aprobó la Ley de Re- de la renta, y algo de música y baile. No leía mu- junio de 1837; tras los funerales, el arzobispo de vencita inexperta. Su conducta hacia la joven reina
forma. El centro de gravedad de la Constitución se cho, quizá porque nunca le dejaron leer novelas. Canterbury y el lord chambelán viajaron a toda pri- fue impecable: mezclaba, con maestría, la atención
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y respeto propios del estadista con la ternura de un Arriba, baile de la


padre. Victoria quedó cautivada al momento; a sus real pareja, en una
ojos siempre fue perfecto. Lord Melbourne fue un litografía popular
gran maestro y, además, ayudó a Victoria a disfru- británica de 1840.
tar con su posición de reina de Inglaterra. Abajo, Jorge III de
Hubo una coronación con una ceremonia inter- Inglaterra, –que
minable, intrincada y anticuada y, tras ella, la vida hubo de dejar el
continuó con la calma habitual. La injerencia del trono a causa de su
rey Leopoldo, cuya correspondencia fue siendo ca- enfermedad
da vez más política y cuyos consejos, cada vez más mental–, sus hijos
concretos e interesados, fue frenada en seco por la Jorge IV y
sobrina, que remitía a lord Melbourne las cartas de Guillermo IV,
su tío y al que contestaba con la calculada fraseo- tuvieron reinados
logía diplomática que le redactaba su primer mi- breves y fallecieron
nistro. Nunca dejó de ser una afectuosa sobrina, sin descendencia,
pero entendió, desde el primer momento, que la dando paso a
política exterior de Inglaterra era de su competen- Victoria, la única
cia y de la de sus ministros y no del rey de Bélgica. heredera legítima
En los primeros años de su reinado, también de la familia (por
aparecieron los rasgos negativos de su carácter: un Allen Ramsay).
temperamento exigente e inflexible, una voluntad
cercana a la terquedad y una vanidad intratable
que se dejó sentir en la etiqueta de palacio, cada
vez más estirada. La rigidez se manifestó también
en su trato social: se rodeó de damas pertenecien- planes para su matrimonio; el primo Alberto, can-
tes a familias whigs y se negó a relacionarse con didato del tío Leopoldo, no parecía tan cercano a su
damas tories; esa inflexibilidad la trasladó al cam- corazón como cuando tenía 17 años. Pero la visita
po político, cuando hubo de sustituir a Melbourne, que le hizo en octubre de 1839 derrumbó todos sus
resistiéndose más allá de lo razonable a aceptar al planes. Era muy guapo, le pareció la perfección he-
torie Robert Peel, candidato a primer ministro, ha- cha hombre y el matrimonio se celebró en 1840.
cia el que mostró abiertamente su desagrado. Peel,
un hombre reservado, orgulloso y tímido, fracasó en Esposa enamorada
todos sus intentos para mejorar sus relaciones con Alberto había recibido una educación muy com- teatro de aficionados; junto al tío Leopoldo de Bél- Arriba, llegada de la Peel nombraría a sus sustitutas. Para la Reina fue
aquella muchacha altiva y hostil, que se salió con pleta, primero en el palacio de Coburgo y después gica, enseñanzas directas de administración del Es- reina Victoria de un momento decisivo; su adorado primer ministro
la suya, porque Peel renunció a formar gobierno. en la Universidad de Bonn: literatura, filosofía, me- tado; cerrando el ciclo formativo, un viaje a Italia. Inglaterra y del se iba y sólo tenía a Alberto para compartir trabajo
Victoria volvió a ser feliz mientras atrasaba los tafísica, leyes, economía política, música, esgrima, Cuando se compromete con Victoria, a todos les pa- príncipe Alberto a y preocupaciones reales, mientras pasaba de un
rece serio, culto, inteligente y preparado para el tra- la estación del Este, embarazo a otro. La salida de palacio de la barone-
bajo que le espera. Como además era amable y de París, el 18 de sa Lehzen, la antigua institutriz y amiga, terminó
HEREDERA DE UNA TORTUOSA LÍNEA DINÁSTICA afectuoso, todos se mostraron encantados. agosto de 1855 de dejar las cosas claras: no actuaría sobre Victoria
Pero Alberto fue pronto consciente de que po- (París, Museo otra influencia que la de Alberto y esa influencia

E l 5 de noviembre de 1817, la muerte en el


parto de la princesa Carlota, la única hija
del Príncipe Regente, y del hijo de ésta,
dieron un giro inesperado a la línea de sucesión
al trono de Inglaterra. Todavía vivía en Windsor
objeto de proporcionar herederos a la Casa de
Hannover. Eduardo, duque de Kent, que ya tenía
cincuenta años, se separó de su amante de toda
la vida y se casó con Victoria María Luisa de Sa-
jonia-Coburgo, una sobrina del que había sido
bía tenido ya una hija y, si bien es cierto que es-
ta había muerto al poco tiempo, parecía capaz de
engendrar otros hijos.
Pero el azar de la muerte abriría el camino al
trono de la pequeña Drina. En 1820 morían el
líticamente era un cero a la izquierda. Lord Mel-
bourne controlaba la vida política de la soberana
y la Constitución británica no otorgaba papel al-
guno al marido de la Reina. No se resignó Alberto
a ese papel de comparsa e impondría pronto su
Carnavalet). Abajo,
Robert Peel
(grabado, La
Ilustración
Española y
sería cada vez mayor.
La familia real crecía: primero llegó Victoria y, en
1841, Eduardo, príncipe de Gales; dieciocho me-
ses después, Alicia; un año más tarde, Alfredo; lue-
go, Elena, Luisa, Arturo, Leopoldo y, finalmente, en
Jorge III, un viejo loco completamente ajeno al esposo de Carlota, la fallecida princesa heredera. duque de Kent y el rey Jorge III; el Príncipe Re- voluntad a una esposa profundamente enamora- Americana). 1857, Beatriz. Una familia dichosa que, con sus
mundo exterior y ninguno de sus doce hijos, sie- La nueva duquesa de Kent tenía treinta y dos gente se convertía en Jorge IV y la duquesa de da. Estudió el sistema británico y empezó a acom- ahorros había podido comprar unas propiedades en
te varones y cinco mujeres, años, eran sus segundas nun- Clarence estaba embarazada de nuevo. La du- pañar a la Reina a sus reuniones de trabajo y a ve- Osborne, en la isla de Wight, donde se hicieron una
todos ellos entrados en años, cias, había tenido dos hijos quesa de Kent, con el apoyo económico de su ces ponía por escrito sus opiniones; después, por gran casa que amueblaron a su gusto. En Osborne,
tenía descendencia legítima; de su primer matrimonio y su hermano Leopoldo, se quedó en el palacio de indicación de lord Melbourne, empezaron a en- junto al mar, entre los árboles plantados con es-
toda la línea dinástica era un casi inmediato embarazo cer- Kensington con sus dos niñas, la joven Feodora señarle todos los despachos de Asuntos Exte- mero, la familia pasaba gratos retiros. Algunos
embrollo de matrimonios le- tificaba la idoneidad de la y la pequeña Drina. En 1821 moría, a los tres riores. Luego, antes del nacimiento del pri- aristócratas se burlaban de ellos, pero la Rei-
gítimos sin descendencia y de elección. El 24 de mayo de meses de edad, la segunda hija del duque de Cla- mer hijo, fue designado regente en caso de na era popular; las clases medias estaban
matrimonios nulos –según la 1819, en el palacio de Ken- rence. En 1827 murió sin heredero el duque de fallecimiento de la Reina. encantadas: adoraban los matrimonios por
ley de matrimonios de la casa sington de Londres, nacía la York, el primero en la línea sucesoria; tres años El momento decisivo llegó en 1841. Hu- amor, les gustaba esa Casa Real que com-
real- y, por lo tanto, de hijos que sería la única hija del du- más tarde, en 1830, moría el rey Jorge IV y as- bo elecciones legislativas y todo el mundo binaba las ventajas de la realeza con su
ilegítimos. que de Kent, una niña a la cendía al trono el duque de Clarence con el entendió que, por fin, los tories iban a lle- sentido del deber, su laboriosidad, su mo-
En aquellas circunstan- que pusieron los nombres de nombre de Guillermo IV. Conscientes de que la gar al poder y, a su cabeza, Robert Peel. A ralidad y sus hábitos familiares y domésti-
cias, los duques de Clarence y Alejandrina Victoria. El naci- nueva reina difícilmente volvería a ser madre, la Reina seguía sin gustarle, pero su mayo- cos.
de Kent, tercero y cuarto en la miento de Drina no recibió Drina, con 11 años, recibió por parte del Parla- ría le garantizaba la la jefatura del Gobierno. A veces había que interrumpir la deliciosa
línea de sucesión contrajeron mucha atención; al fin y al ca- mento el reconocimiento de sus derechos suce- El Príncipe inició la negociaciones con Peel y rutina de la vida doméstica en Windsor y tras-
matrimonios legítimos con bo, el duque de Clarence ha- sorios. la Corona renunció a las pretensiones de 1839: ladarse a Buckingham para inaugurar las sesio-
las más importantes damas whigs se retirarían y nes del Parlamento, recibir a personajes impor-
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tantes o visitantes extranjeros: Victoria se ponía sus que ni whigs ni tories querían conceder. El Prínci- a Alberto. Logró convertirse
mejores galas y Luis Felipe de Francia o el rey de pe deseaba una monarquía en la que el rey fuera el en su amigo; sus cartas ofi-
Prusia, el de Sajonia, el zar de Rusia o Napoleón III presidente nato del gobierno y tomara parte en la ciales se convirtieron en in-
encontraban unas recepciones espectaculares en propuesta y debate de las acciones gubernamenta- formaciones en las que
las que la Reina aparecía como la representación les. Aunque ese tipo de monarquía fuera la de Gui- siempre había lugar para los
más acabada de la majestad. Cuando llegaba el llermo IV, iba en contra del funcionamiento político asuntos personales, las noti-
momento de devolver las visitas, la pareja real se inglés desde los tiempos de la Revolución. Además, cias políticas e, incluso, los
embarcaba en el yate de la Corona y disfrutaba del las circunstancias personales del Príncipe hacían cotilleos. Victoria estaba en-
viaje. sus deseos mucho más peligrosos: todos sabían cantada, nunca había recibi-
El tándem Victoria-Alberto seguía trabajando co- Victoria y Alberto que, de hecho, las funciones de la Corona las esta- do cartas como esas, nunca
mo una sola persona. Sólo parecían enturbiar su fe- con sus primeros ba desempeñando él, que ejercía sobre la soberana había estado enterada de to-
licidad las dudas que planteaba el carácter del cinco hijos, hacia una influencia ilimitada, lo que alteraba el antiguo do lo que pasaba. Para agra-
Príncipe, tan bondadoso como indolente. Por lo de- 1847 (litografía equilibrio de poderes, sutil y celosamente guarda- decérselo, le enviaba, en pri-
más, la vida parecía transcurrir por el camino se- inglesa). Las clases do, de la Constitución inglesa. Sin duda, se puede mavera, ramos de flores que
ñalado: familia y trabajo. La felicidad de Victoria medias estaban especular sobre lo que habría sucedido si Alberto recogía ella misma. En asun-
pareció completa cuando pudieron, primero alqui- encantadas con esa hubiera vivido tantos años como Victoria, pero la tos políticos, la Reina defen-
lar y luego adquirir, Balmoral House, en los pára- Casa Real, que Historia está también hecha de azar y casualidad. dió con energía las posicio-
mos de Aberdeenshire. combinaba las En 1857, se le concedió el título de Príncipe nes del primer ministro tory.
La creciente influencia política del marido de la ventajas de la Consorte, pero eso no contribuyó a mejorar su posi- Pero, en 1868, se desplomó
Reina planteaba un grave problema constitucional: realeza con su ción: siguió siendo considerado un extranjero, sin el Gobierno de Disraeli y le
la definición precisa de las funciones y poderes de sentido del deber y papel alguno reconocido. Al tiempo que crecía su relevó Gladstone. Durante
la Corona. El Príncipe pretendía unas prerrogativas de la familia. decepción iba deteriorándose su salud. A los cua- cinco años, Victoria se sintió
renta años, su figura era la de un trabajador seden- condenada a vivir en perma-
tario pálido y cansado. En el confiado horizonte de Victoria pasó de la más radiante felicidad a la Arriba, aspecto de la nente tensión, originada por reformas que desauto-
Victoria aparecieron los primeros grandes dolores: más oscura tristeza. En los primeros momentos, se Exposición rizaba sin resultado. La Reina consideraba inacep-
la muerte de su madre y, por encima de todo, la en- temió que pudiera perder la razón; después, las Universal de 1851, table tanto la política de Gladstone como su trato;
fermedad y muerte de Alberto. Los médicos no su- emociones se atenuaron ante la perentoria decisión el gran triunfo le parecía intolerable que la considerase sólo una
pieron diagnosticar su enfermedad y unas fiebres de prolongar durante el resto de su vida, sin un so- personal del institución.
tifoideas terminaron con él en diciembre de 1861. lo cambio, la reverencia, la obediencia y la idolatría príncipe Alberto El descontento popular debido a su prolongada
hacia el esposo difunto. Nunca recobró la alegría; (litografía de reclusión se había incrementado con el paso de los
La viuda inconsolable su carácter fue invariablemente depresivo y su vida, Bragg). Abajo, años y el descontento estalló de forma preocupan-
La muerte de su marido fue un punto de infle- una reclusión perpetua. Vestida de riguroso luto, izquierda, Benjamin te. La caída de Napoleón III y la proclamación de
xión en la biografía de la Reina y en la historia del iba de Windsor a Osborne y de Osborne a Balmoral, Disraeli, el premier
constitucionalismo británico; Victoria pensó que su sin pasar por Londres. Al principio ni quería recibir preferido de
vida, la de verdad, había concluido con la de Al- a los ministros, pero lograron convencerla de que Victoria I (grabado,
berto; a partir de entonces, la Corona, en vez de Alberto nunca hubiese abandonado sus obligacio- La Ilustración
proseguir el proceso de fortalecimiento que había nes. Pero se negó a asistir a las ceremonias de Es- Española y
impulsado Alberto, quedó en manos de una viuda tado, renunció a relacionarse con la sociedad y se Americana). Abajo,
inconsolable que se recluyó durante varios años en convirtió en una desconocida para sus súbditos. derecha, Alberto
una soledad y en un duelo que relegó progresiva- Mientras, los premiers de los años cincuenta y Eduardo, príncipe
mente todo el poder en manos del primer ministro. sesenta –Palmerston, Clarendon y Derby– envejecí- de Gales (por Franz
an y se renovó la escena política; Gladstone y Dis- X.Winterhalter,
raeli pasaron al primer plano. Las simpatías de Vic- Fulda, Hesse, Museo
ALBERTO CONTRA PALMERSTON toria resultaron sorprendentes. Gladstone, discípu- del castillo de la
lo de Peel –el antiguo primer ministro que había Faisanerie).

E n 1851 los éxitos del Príncipe alcanzaron la


máxima cota de admiración. El éxito de la
Exposición Universal hizo crecer de forma
incalculable su reputación y pareció asegurarle
un lugar predominante en la dirección de la vida
nistro, en todos los demás problemas exteriores
de aquellos años, que fueron muchos y muy im-
portantes, la pareja real y el ministro estuvieron
en profundo desacuerdo. Palmerston, que enten-
dió de una determinada manera los asuntos de
lord Aberdeen, Palmerston ocupó la cartera de
Interior y lord Clarendon la de Exteriores, la vi-
da política se hizo especialmente confusa y, final-
mente, estalló la tormenta, lord Palmerston di-
mitió dando un portazo mientras los aconteci-
merecido la confianza de Alberto y al que, final-
mente, había llegado a apreciar–, parecía reunirlo
todo para contar con su con-
fianza, puesto que, ade-
más, se había pasado a
nacional mientras parecía culminar su lucha por Portugal, las revoluciones de 1848, el papel de mientos caminaban hacia la catástrofe y la opi- las filas liberales pero
consolidar el poder de la Corona sobre el Gobier- Prusia en el proceso de la unidad alemana y el nión no entendía tantos cambios cuando se ave- ocurrió lo contrario y
no del Parlamento. En efecto, el Príncipe, y con él golpe de Estado de Luis Napoleón, no pareció dis- cinaba una guerra; los rumores se dispararon y nunca congeniaron.
la Reina, venían luchando por el control de la po- puesto a ceder la dirección de esos asuntos ni al la germanofilia del Príncipe fue puesta en entre- Disraeli, que había
lítica exterior y en esa lucha venían enfrentándose primer ministro ni al Príncipe Consorte. El dis- dicho. A las pocas semanas, Palmerston retiró su hostigado a Peel y
con un enemigo muy poderoso: el whig lord Pal- gusto de lord Russell facilitó el aparente triunfo dimisión y la furia popular se desvaneció; des- del que el Príncipe
merston, ministro de Asuntos Exteriores entre del Príncipe que, a finales de 1851 vio como su pués, la Guerra de Crimea demostró el patriotis- había dicho que
1846 y 1851 en el Gobierno de lord Russell. Pues enemigo era destituido. mo del Príncipe y volvió a encumbrar a Palmers- no tenía un gramo
bien, si exceptuamos el problema planteado por Duró poco el triunfo del Príncipe. Unas se- ton, que fue nombrado primer ministro, y que de caballerosidad,
los matrimonios reales españoles y por el com- manas después, el Gobierno sufrió una derrota permanecería en ese puesto los diez años si- se convirtió en el
portamiento de Luis Felipe de Francia, cuestión en en los Comunes, dimitió Russell, se formó una guientes; la batalla por el poder podía haber ministro adorado.
el que estuvieron de acuerdo Príncipe, Reina y Mi- coalición de whigs y tories bajo la dirección de vuelto a empezar. Benjamin Disraeli se
ganó a Victoria elogiando
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poder a los liberales y Disraeli, lord Beaconsfield ció a raíz de un atentado en 1882: cuando cami- Derecha, imagen
por regalo de la Reina, tuvo que retirarse y murió en naba desde el tren a su carroza, un joven abrió fue- histórica en la que
1881. Victoria le demostró el profundo afecto que go contra ella, con la fortuna de que alguien le dio aparecen retratados
sentía por él hasta el último minuto. un golpe en el brazo con un paraguas y no hubo da- los reyes británicos
ños; ese fue el último de una serie de siete atenta- de todo un siglo:
Anciana reverenciada dos contra la Reina a lo largo de cuarenta años. Victoria I; su hijo,
Mientras, la vida privada de Victoria había sufri- La Reina también se reconcilió con su país en lo Eduardo VII; su
do importantes cambios. Con los matrimonios de que se refiere a los asuntos públicos. El segundo nieto, Jorge V y su
los hijos y la llegada de los nietos se había conver- mandato de Gladstone (1880-1885) fue una suce- bisnieto Eduardo
tido en jefa y consejera de un gran grupo de fami- sión de fracasos y, en 1885, el conservador lord Sa- VIII. Abajo, lord
liares en Inglaterra y en Alemania. Cumplía esas lisbury se alzó con el poder. Sería su respetado úl- Salisbury, el último
funciones con celo infatigable; mantenía una co- timo primer ministro. La satisfacción de Victoria premier que gozó
rrespondencia inmensa y seguía con gran interés fue intensa, su espíritu se renovó con sorprendente del afecto de la
las biografías de todos sus parientes. Pero no todos vitalidad, alteró sus hábitos y se entregó a numero- anciana emperatriz
ellos eran igualmente gobernables. Eduardo, el sas actividades públicas. Pero algo no se alteró: im- (grabado de La
Príncipe de Gales, casado con Alejandra de Dina- pidió que se tocasen las habitaciones de Alberto en Ilustración
marca, se había sacudido la tutela de su madre; Windsor, donde se cambiaban las sábanas y se re- Española y
Victoria nunca se fió de su heredero, a causa de su novaba el agua todos los días; sin duda eran, junto Americana,
licenciosa juventud y nunca le dio acceso a las con su panteón, un santuario de su memoria; sin coloreado
cuestiones de Estado. embargo, el duro trabajo diario y el deber cumplido por E. O.).
Sin Disraeli y sin un heredero en quien apoyarse, fueron, en el último tercio de su vida, el principal
la República Francesa estimularon las ideas radi- Arriba, Victoria alivió su soledad con la compañía de John culto a la memoria del idolatrado marido.
cales en Inglaterra: ¿Para qué servía una reina re- proclamación Brown, un escocés del servicio de Balmoral, en
cluida que costaba 385.000 libras al año? Se exa- oficial de Victoria I quien Alberto confiaba cuando salían de excursión. Oro y diamantes
minó con cuidado su lista civil y se discutieron como emperatriz de El sencillo montañés tuvo cierta influencia y casi se En 1887 se cumplían los cincuenta años de su
abiertamente sus gastos y sus ahorros. Fueron ma- la India, en la convirtió en un personaje de Estado. Tal relación pro- reinado y el aniversario se celebró con extraordina-
los momentos, en los que la Reina pudo contar con escalinata de la vocó la maledicencia sobre las afectuosas relaciones ria pompa. Victoria, rodeada de los más altos dig-
el apoyo de Gladstone. Si Victoria hubiese muerto Bolsa de Londres, de una Reina solitaria y un criado solícito. natarios del reino, escoltada por reyes y príncipes,
en los años setenta, la Historia posiblemente diría 1876 (grabado de La Pero más allá de asuntos como este, los años pa- cruzó Londres en medio de una muchedumbre en- cionales y más alejados de los intereses colectivos;
que su reinado fue un relativo fracaso. Pero las Ilustración saban en medio de las inacabables tareas de go- tusiasta que la saludaba como encarnación de la sólo en un campo se acercaron monarquía y pue-
elecciones legislativas de 1874 cambiaron el pano- Española y bierno. El pelo gris se volvió blanco, los rasgos se nación y de la grandeza imperial. La nueva felici- blo: el del patriotismo chovinista que la Reina ani-
rama. Gladstone y los liberales fueron derrotados y Americana, suavizaron, el cuerpo ensanchó y tuvo que ayudar- dad dio a Victoria un aura de benevolencia en sus mó con orgullo.
el partido tory, por primera vez en cuarenta años, coloreado por E. se con un bastón. La opinión pública fue siéndole últimos años; no quebró el estricto protocolo que la Durante los últimos quince años de su reinado,
obtuvo una supremacía incuestionable. O.). Abajo, William más favorable según envejecía y se enfrentaba a un rodeaba, pero demostraba un sincero interés por las el imperialismo fue el credo hegemónico del país.
Siguieron seis años de gratas emociones y de E. Gladstone, un sinfín de desgracias familiares. Su popularidad cre- circunstancias personales de cuantos la rodeaban. En esa dirección siguió Victoria la marcha de la so-
gloria. Los más fantástico sueños infantiles de la primer ministro El decenio que transcurre entre el Jubileo de Oro ciedad británica. Pensar en la India le fascinaba, se
Reina convirtieron en realidad. El artífice fue Dis- con el que nunca se (1887) y el de Diamante (1897) no encuentra pa- propuso aprender hindi, contrató empleados proce-
raeli, que entendió perfectamente la relación entre llevó bien la reina rangón en la Historia de Inglaterra. Victoria encar- dentes de la India que se convirtieron en ayudantes
el medio y el personaje, el orgullo de casta y la arro- (grabado, La nó la culminación de la prosperidad industrial y del imprescindibles; uno de ellos, Munshi Abdul Ka-
gancia, la ingenuidad y la sólida respetabilidad, las Ilustración poder mundial, que desfilaría solemne en el segun- rim, casi llegó a ocupar el puesto que había dejado
limitaciones intelectuales y los deseos ardientes de Española y do Jubileo. Fueron años de apoteosis fi- vacante la muerte de John Brown. La
disfrutar con lo singular y lo exótico; la bautizó co- Americana). nal. Los críticos enmudecieron, las defi- nueva pompa imperial daba a su cargo
mo el Hada y se dispuso a relacionarse con ella de ciencias se disculpaban y nadie men- una significación que armonizaba con
una manera completamente distinta a como lo ha- cionaba la incongruencia entre el rancio sus inclinaciones más íntimas.
bía hecho Gladstone, con una devoción sin límites conservadurismo de la vieja reina y el La muerte le sorprendió en plena Gue-
y con una adulación muy intensa, pero controlada, dinamismo de una nación transformada rra de los Bóers. Las derrotas y los ba-
que conmovieron a Victoria. desde sus cimientos por la revolución ños de sangre tenían sobrecogidos al
En 1876, el empeño del primer ministro por científica e industrial. país. La congoja de la gente exigía la
ofrecer a la Reina la corona de emperatriz de la In- Aunque no se pueda responsabilizar atenta solicitud de la Reina; aunque te-
dia, terminó de ganar su corazón. Pero la dicha no a la Reina ni de lo que hicieron sus mi- nía muchos años, no le fallaron ni la
duró. Las elecciones legislativas de 1880 dieron el nistros, ni de lo que fue producto de una confianza ni el valor: trabajó con reno-
vasta corriente social, se puede censu- vado vigor y buscó todos los medios pa-
rar su comportamiento en los terrenos ra ser útil a la causa nacional. En abril
LA ÉPOCA VICTORIANA, SEGÚN LYTTON STRACHEY donde la Corona podría haber dejado de 1900, con 81 años, viajó a Irlanda,
sentir su beneficiosa influencia: en el de donde habían salido grandes contin-

U na edad de barbarie y orgullo, de noble-


za y vulgaridad, de complacencia y deses-
peración; una edad en la que se descu-
brió todo, y no se supo nada; una edad en la que
las líneas maestras eran espléndidas y los deta-
hora de la cena podía ser cualquier momento
entre las dos y las seis, cuando las dosis de rui-
barbo eran inevitables y gigantescas, cuando los
perros se arrojaban desde las ventanas de los pi-
sos superiores, cuando las cocineras daban tras-
nos de la paja sucia que arrastraban los caballos
por las calles, cuando había un paño para evitar
las manchas en todos los sillones, y los baños
eran diminutos barreños, y las camas estaban
llenas de piojos y desastres.”
moral –muy singularmente en éste–, en
el de las artes, en el de las relaciones y
costumbres sociales y en el de la edu-
cación, en los que podría haber promo-
vido cambios que rimaran con los avan-
gentes de reclutas hacia África de Sur.
La tensión y las ansiedades propias de
la guerra se dejaron sentir, empezó a
flaquearle la memoria y su organismo
se deterioró rapidamente. Murió el 22
lles, sórdidos; en la que las lámparas de gas lu- piés de borrachera en el semisótano, cuando ha- (Lytton Strachey, Retratos en miniatura ces del conocimiento que caracterizaron de enero de 1901. La nación quedó es-
chaban contra la niebla del ambiente, cuando la bía que sentarse durante horas con los pies lle- (1931), Madrid, Valdemar, 1995). a su época. Pero, la Reina se inclinó tupefacta, como si el mundo conocido
siempre hacia los criterios más conven- estuviera a punto de desaparecer. n
38 39

LA AVENTURA DE LA HISTORIA ON-LINE


DOSSIER

La conquista de la
tos de los anteriores, ya que integraron en sus es-
tructuras a representantes de las dos antiguas for-
maciones. Así, el Partido Liberal estaba constituido
por whigs –ricos terratenientes aristocráticos–, radi-
cales –intelectuales e industriales inconformistas–,
y numerosos moderados –oficiales, abogados, caba-

democracia lleros del mundo rural, profesionales–. Por su parte,


el Partido Conservador aglutinaba a representantes
de la nobleza y hacendados de fe anglicana.
Fue en estos años cuando se estabilizó la si-
tuación, tanto dinástica –la Reina había madura-
do al casarse con su primo, Alberto de Sajonia-Co-
Constituía el refugio de los exiliados liberales de toda burgo, formando una amplia familia que asegura-
ba la sucesión–, como política y económica –los
Europa, pero la representatividad política en Gran Bretaña dos grandes partidos se turnaban en el ejercicio
del gobierno y el proceso de industrialización y
fue escasa hasta comienzos del siglo XX comercialización de productos estaba en todo su
apogeo–. La prematura muerte del Príncipe Con-
Alicia Langa masculino y parcial femenino, pero sólo en 1928 sorte determinó el aislamiento de la Reina, pero
Profesora titular de Historia Contemporánea se otorgó el voto universal a la mujer. grandes políticos estaban al frente de la maqui-
Universidad Complutense, Madrid naria del estado (Palmerston, Disraeli, Gladsto-
Reformas y poder ne), unos más queridos que otros por la soberana,

E
L SIGLO XIX CONSTITUYÓ PARA LA MA- Las reformas políticas que dieron lugar al defini- pero todos con grandes cualidades para gobernar,
yoría de los países europeos un largo ca- tivo asentamiento de la democracia se escalonaron no solamente la metrópoli sino también los am-
mino en busca del logro de los ideales li- a lo largo del siglo XIX y primer tercio del siglo XX, plios dominios del Imperio.
berales planteados por los filósofos fran- desbordando, previa y posteriormente, la etapa vic- En esos años de estabilidad se fundaron dos aso-
ceses y los patriotas norteamericanos. La implanta- toriana propiamente dicha. En efecto, la primera ciaciones, la National Reform Union, con programas
ción del liberalismo se consiguió por medio de la La carroza real pasa reforma electoral –Reform Act– se promulgó en de reforma moderados, y la Reform League, con pla-
lucha armada y los levantamientos populares, en ante la catedral de 1832, cinco años antes de la subida al trono de la nes mucho más radicales. Pero fue en 1867 cuan-
una serie de oleadas revolucionarias que obligaron San Pablo, camino reina Victoria. Los dos grandes partidos del mo- do, tras varios intentos infructuosos por parte de los
a los Estados a plantearse las reformas necesarias. de la City de mento, tories y whigs, –los primeros, de ideología liberales, Disraeli conseguía la aprobación de la Re-
Sin embargo, al llegar al último tercio de la centu- Londres, el 9 de conservadora y los segundos, más liberales, pero form Act, que otorgaba el derecho de voto al dieci-
ria todavía existían en Europa monarquías antiguo noviembre de 1837. todos ellos pertenecientes a la clase dominante: la séis por ciento de los adultos, frente al siete por
régimen, como los Imperios Ruso y Austro-Húnga- Era la primera aristocracia terrateniente– estuvieron, desde un ciento conseguido con la primera reforma. Por otra
ro, y monarquías liberales o, incluso, repúblicas aparición pública principio, divididos frente al proyecto de ley –Re- parte, el incremento del volúmen de votantes se
–Tercera República Francesa–, que habían avanza- de la Reina tras su form Bill– presentado en 1831 por lord Grey, jefe producía fundamentalmente entre la población ur-
do en dicho camino sin que todavía la democracia coronación, de filas de los whigs. bana, incorporando al electorado a cierto número de
–en sentido estricto– se hubiera desarrollado ple- (litografía inglesa No obstante, las revoluciones continentales de trabajadores cualificados, lo que supondría la nece-
namente. Se habían conseguido libertades indivi- coloreada a mano). 1830 supusieron una advertencia si no se efectua-
duales e incluso colectivas, pero sin alcanzar aque- ban cambios, aunque fueran mínimos. Evidente- de escaños retirados a los denominados burgos po- Arriba, visita de los
llos objetivos de libertad, igualdad y fraternidad, mente, la reforma de 1832, aunque la redistribución dridos diera entrada en la Cámara de los Comunes a reyes de Inglaterra
defendidos a finales del siglo XVIII. representantes de las ciudades industrializadas, no a los de Francia.
Gran Bretaña significó el modelo a seguir. Los supuso el acceso a la política activa de las clases Sentadas, a la
exiliados buscaron refugio en tierras británicas vol- medias, continuando la preeminencia de la aristo- izquierda, Victoria,
viendo, en su momento, a sus respectivos países cracia, con un 70 por ciento de la Cámara, quedan- sus hijos y damas; a
con ideas bien interiorizadas para intentar de nue- do el 30 por ciento restante en manos de industria- la derecha, la reina
vo la aventura de la libertad. les y comerciantes con un alto nivel de riqueza. Mª Amalia con sus
No obstante, en la vieja Inglaterra del primer Esa era la situación cuando la reina Victoria su- nueras y nietos; de
tercio del siglo, aunque el Estado contara con bió al trono en 1837, acontecimiento que coincidió pie, en el centro,
unas instituciones y, sobre todo, con un Parla- con el brote del Cartismo, movimiento promovido Luis Felipe; frente a
mento que servía de freno evidente a la omnipo- por un grupo de artesanos y obreros de la Asocia- él, el príncipe
tencia de la Corona, el poder político estaba en ción de Trabajo de Londres, descontentos por la in- Alberto y los hijos
manos de las grandes familias aristocráticas –cu- suficiencia de la reforma. No obstante, dicho movi- del rey francés (por
ya riqueza se basaba en la posesión de la tierra–, miento no tuvo suficiente fuerza –por su fragmen- Winterhalter).
alta nobleza que copaba los escaños tanto de la tación interna, la dispersión geográfica de sus inte- Derecha, la Reina en
Cámara de los Lores como de la Cámara Baja o grantes y la represión radical de sus distintos bro- su mesa de trabajo;
Cámara de los Comunes, que se nutría de los se- tes de1838, 1842 y 1848– para conseguir ningu- obsérvese, al fondo,
gundones de las citadas familias. La representati- na de sus demandas. el retrato de su
vidad política era, pues, muy escasa. Hubo que Durante todo el reinado, se alternaron en el po- marido, al que
esperar a 1832 para que se produjera la primera der los dos grandes partidos. Hasta el año 1852, añoró hasta su
reforma, aunque aún quedarían por delante mu- whigs y tories; a partir de esa fecha, liberales y con- muerte (postal de
chos años para que la democracia fuera total. servadores que, incluso cambiando su denomina- finales del siglo
Hasta 1918 no se implantó el sufragio universal ción y renovando sus filas, fueron herederos direc- XIX).

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DOSSIER

te ingleses, formaban la clase dominante–. Gladsto-


PROGRESIÓN DEL VOTO ne, en 1869, consiguió disolver la Iglesia Anglicana
en Irlanda, pasando sus bienes a la Iglesia Católica
Fechas % de electores inscritos y a la Presbiteriana de Irlanda del Norte.
de listas sobre la población No fue suficiente. La presión social irlandesa
electorales de más de 20 años mantuvo sus reivindicaciones autonomistas. En
1886, Gladstone, nuevamente, intentó calmar las re-
1831 5,0% 1832 Primera Reform Act vueltas de la isla y planteó la necesidad de conceder
1832 7,1% la Home Rule, un régimen de autonomía reclamado
1864 9% 1867 Segunda Reform Act por los irlandeses de forma efectiva a partir de 1870,
1868 16,4% que resumía aspiraciones mucho más antiguas.
1883 18,0% 1884-1885 Tercera Reform Act Lo único que consiguió fue la escisión del Parti-
1886 28,5% do Liberal, una de cuyas facciones –los unionistas
1914 30,0% 1918 Representation of the People Act: de Chamberlain– se coaligó con los conservadores
1921 74,0% sufragio universal masculino y voto para de Salisbury, lo que supuso el predominio político
1927 74,0% las mujeres de más de 30 años de esta alianza, a lo largo de dos décadas. Una vez
1931 96,9% 1928 Equal Franchise Act: sufragio universal más, Gladstone, en 1892, a sus 83 años, presentó
femenino a partir de los 21 años. la Home Rule a la Cámara de los Comunes, donde
esta vez sí fue aprobada, siendo, no obstante, re-
chazada por la Cámara Alta. En 1894, Gladstone se
Arriba, Gladstone, sidad de reestructuración de los partidos políticos. oponentes políticos. El sistema de hacer conce- retiraba de la política sin resolver el problema que cluso de humanitarismo, dependiendo de su proce- Rendición de los
jefe de filas de los No obstante, y a pesar del incremento de dicho siones mínimas en el momento apropiado, siguió siguió coleando treinta años más y que, de alguna dencia: cónsules, mercaderes, exploradores o mi- sijs al general
liberales, se dirige a electorado urbano, se mantuvo el mayor peso en dando los mismos buenos resultados de siempre. forma, aún persiste. sioneros. En segundo término, la actitud del Go- británico Hugh
sus electores de la representación parlamentaria de la Inglaterra La andadura hacia la democracia siguió su cur- bierno de Londres –cuyo lema era la prudencia–, Gough, en 1849
Greenwich, en del Sur y de Gales, feudo de los terratenientes. En so. En 1872, se decretó el escrutinio secreto y, en El Estado-Imperio que barajaba todos los pros y los contras antes de (por J. A. Wheeler,
1874; abajo, cualquier caso, el Partido Conservador llevaba a 1884, se llevó a cabo la tercera reforma, esta vez No se puede entender el sistema político britá- decidir una anexión, y que dependía de las prefe- colección
hombres-anuncio, cabo una reforma, necesaria por la presión de los de la mano del Partido Liberal liderado por Glads- nico, sin abordar el tema de su expansión colonial rencias del primer ministro de turno. particular).
con propaganda cambios socio-económicos y de la agitación popu- tone, al aprobarse la Representation of the People a lo largo del siglo XIX. Inglaterra –que mantuvo,
electoral a favor del lar, pero menos radical que las propuestas por sus Act, acompañada, un años después por la Redis- generalmente, un cierto aislamiento respecto a los Codicia colonial
candidato liberal tribution of Seats Act, que aseguró una distribu- problemas del continente y buscó el dominio marí- Es necesario recordar que Disraeli, el mayor de-
(grabados de la ción mas adecuada de escaños, eliminando el ex- timo que permitiera una adecuada expansión co- fensor del Imperio, consideraba la India como el te-
Ilustración cesivo peso de la Inglaterra rural. A partir de ese mercial para su desarrollo industrial, especialmen- rritorio más importante para la metrópoli, por lo que
Española y momento, votó algo más del 28 por ciento de la te a partir del establecimiento del librecambio, su mayor preocupación estaba situada en el Medite-
Americana, población adulta, es decir unos cinco millones de en1846– basó su política exterior en la defensa de rráneo y Egipto, especialmente tras la apertura del
coloreados electores. Pero fue necesario esperar, como se ha unos intereses económicos, muchas veces priva- Canal de Suez. Por último, la evolución de la opinión
por E. O.). indicado, al año 1918, para conseguir el sufragio dos, mediante planteamientos estratégicos que sal- pública, bien dirigida desde el Gobierno, y que pasó
universal masculino y parcial femenino –mujeres vaguardaran la libertad de los mares. de una escasa atención a la defensa a ultranza del
mayores de treinta años– y a 1928 para alcanzar Por ejemplo, su preocupación por la debilidad expansionismo, especialmente en el último cuarto de
el sufragio universal femenino. La democracia no del Imperio Otomano, cuya caída implicaría proble-
sería plena hasta bien entrado el siglo XX. mas en el Mediterráneo y la pérdida de un impor-
tante mercado, determinó su intervención contra PRIMEROS MINISTROS (1835-1902)
La Cuestión de Irlanda Rusia en la Guerra de Crimea (1854-1856). Por
Uno de los problemas que afectó a todo el perio- otra parte, Inglaterra, aunque poseía grandes domi- Vizconde de Melbourne Whig 1835-1841
do victoriano fue la Cuestión de Irlanda, incidiendo nios (Canadá, Australia, Nueva Zelanda, India), Robert Peel Tory 1841-1846
profundamente en el proceso político británico. Por contaba también con amplias zonas de influencia Lord John Russell Whig 1846-1852
un lado, se trataba de un asunto religioso –en Irlan- económica, como las repúblicas de América del Sur Conde de Derby Tory 1852
da, la iglesia oficial era la anglicana, mientras que la y Central. Así, el predominio económico determi- Conde de Aberdeen Conservador-Liberal 1852-1855
población mayoritariamente militaba en la católica–; naba su prestigio y su estatus de gran potencia. Lord Palmerston Liberal 1855-1858
por otro, constituía un importante tema económico y Ahora bien, tras la crisis económica de 1873 Conde de Derby Conservador 1858-1859
social –los grandes terratenientes, fundamentalmen- –que supuso el cierre de los mercados europeos y Lord Palmerston Liberal 1859-1865
el establecimiento de barreras proteccionistas–, la Lord John Russell Liberal 1865-1866
importancia de los territorios ultramarinos como Conde de Derby Conservador 1866-1868
LA EXPLOSIÓN URBANA EN INGLATERRA Y GALES posibles mercados e interesantes zonas de inver- Benjamin Disraeli Conservador 1868
sión, además de fuente de materias primas, creció William Ewart Gladstone Liberal 1868-1874
1801 1851 1861 1871 1881 1891 1901 considerablemente. En consecuencia, la metrópoli Benjamin Disraeli Conservador 1874-1880
trató de ensanchar su Imperio y, a la muerte de la William Ewart Gladstone Liberal 1880-1885
Urbana 1.506 8.991 10.961 14.041 17.637 20.896 25.058 reina Victoria, había conseguido gobernar una cuar- Marqués de Salisbury Conservador 1885-1886
Rural 7.386 8.937 9.105 8.671 8.338 8.107 7.469 ta parte de las tierras emergidas y someter al 20 William Ewart Gladstone Liberal 1886
TOTAL 8.892 17.928 20.066 22.712 25.975 29.003 32.572 por ciento de la población mundial. Marqués de Salisbury Conservador 1886-1892
% Poblac. urbana 16,9% 50,1% 54,6% 61,8% 67,8% 72,0% 77,0% Es significativo, asimismo, el análisis de los dis- William Ewart Gladstone Liberal 1892-1894
tintos niveles del proceso colonizador, en primer Conde de Rosebery Liberal 1894-1895
(Población en miles). Fuente: The Growth of Cities in the 19th Century, New York, 1899. lugar, la acción de los propios colonizadores, lleva- Marqués de Salisbury Conservador-Unionista 1895-1902
dos por sus ansias de riqueza, de aventura o, in-
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DOSSIER

B asándose, fundamentalmete, en la inicia-


tiva privada, pero realizada metódica-
mente y con el apoyo y dirección de la le-
EL IMPERIO BRITÁNICO
ción y la pugna se estableció contra el Imperio
español. La organización de Compañías de Co-
mercio, sobre todo la de las Indias Orientales,
ción y fortalecimiento de este inmenso espacio,
que se amplió en Asia y, sobre todo, en África.
Fue la época que vio el auge de la idea del impe-
Opulencia y miseria
gislación real, la colonización inglesa de terri-
torios ultramarinos había comenzado en el si-
sirvió para ampliar este campo de actuación,
que se extendió por África, el subcontinente
rialismo, base a los planteamientos de la grande-
za británica y de su tarea civilizadora, incapaces
La era victoriana alcanzó la cumbre del poder y
glo XVII –en abierta pugna con holandeses y
franceses– sobre la costa atlántica de América
asiático, Indochina y el Océano Pacífico. Aus-
tralia y Canadá vinieron a sumarse a esta pro-
de encubrir una realidad mucho más prosaica y
fructífera: el control de tierras productoras de
la riqueza, pero padeció las mayores injusticias y
del Norte, donde en 1620 se instalaron los Pa-
dres peregrinos. De aquellas iniciales Trece Co-
gresión incesante, que se extendió durante el si-
glo XVIII por todos los mares y tierras, comen-
materias primas cada vez más necesarias para
fundamentar sus propios procesos industrializa-
miserias... Al comenzar el siglo XX, Gran Bretaña
lonias, nacería, en 1776, Estados Unidos. El
ámbito del Caribe fue intervenido a continua-
zando por el propio Mediterráneo.
El largo reinado de Victoria vio la estabiliza-
dores, de mercados para vender sus productos y
de bases para garantizar su comercio.
había perdido la primacía mundial, pero
disfrutaba de mayor igualdad y democracia
Derecha, vida siglo, excluyendo de este entusiasmo a las clases po-
principesca de la pulares, tanto urbanas como campesinas, más preo- Esteban Canales gozaban de más derechos y libertades que medio si- Retrato ecuestre de
burguesía colonial cupadas por la mera supervivencia. Profesor titular de Historia Contemporánea glo antes. Vivían en una sociedad en la que el repar- la reina Victoria,
británica en la india Este expansionismo era considerado como una Universidad Autónoma de Barcelona to de la riqueza era más desigual; la protección de realizado hacia 1844
(Indian Office forma de elevar la riqueza de la metrópoli y, por los más débiles, menor; el desarraigo, mayor; el ni- (por Francis Grant,

C
Library). Abajo, tanto, respondía a intereses privados o, sobre todo, UANDO LA JOVEN VICTORIA ACCEDIÓ vel de vida de los trabajadores, empeorado y las ten- Windsor Castle,
príncipe indio con de las grandes compañías; pero también se con- al trono en 1837, las repercusiones del siones que desgarraban a la población aumentaban Royal Collection).
alto funcionario templaba como una vocación civilizadora del mun- rápido y descontrolado proceso de indus- de manera peligrosa.
inglés en el siglo do recientemente explorado. Las colonias de pobla- trialización repercutían de manera con- La falta de derechos políticos de la mayor parte de
XIX (anónimo, ción blanca irían pasando a ser Dominios, con gran tradictoria sobre los habitantes de su reino. De un la población seguía siendo, junto con las fuertes res-
Dungarpur, autonomía y con una política basada en la demo- lado, el poder y la riqueza del país habían crecido tricciones al desarrollo de la actividad sindical, el
Rajastán). cracia (Canadá, Australia y Nueva Zelanda), mien- prodigiosamente. Gran Bretaña, triunfadora de las principal déficit democrático de la sociedad a co-
tras que la metrópoli se anexionaba territorios es- guerras napoleónicas, reinaba sobre los mares, am- mienzos de la era victoriana, pese a la reciente re-
pecialmente en el sureste asiático, o reforzaba su parada por una escuadra dueña indiscutible de las forma de 1832. La ley de aquel año concedió el de-
protección a la India, con incursiones en zonas co- rutas de navegación, para mayor seguridad y prove-
mo Afganistán o Birmania. cho de sus buques mercantes. El botín colonial
El expansionismo europeo por toda África sería acumulado al término de aquellas contiendas, me-
una de las grandes cuestiones internacionales de la nos importante por su tamaño que por su valor es-
segunda mitad del siglo XIX. Fue resuelto median- tratégico, constituía un adecuado punto de apoyo
te un reparto en zonas de influencia durante el para futuras conquistas que habrían de redondear,
Congreso de Berlín (1885). No obstante, la codicia con el correr del tiempo, uno de los mayores Impe-
por conseguir las riquezas acumuladas en el sub- rios de la Historia. Ningún Estado constituía una
suelo del continente, motivó situaciones muy con- amenaza para las Islas.
flictivas entre Portugal y Gran Bretaña (1890) o en- El poder británico favorecía y, a su vez, se bene-
tre Francia y el Reino Unido –Fachoda, 1898–, cul- ficiaba del auge de una economía transformada por
minando con la Guerra de los Bóers (1899-1902), ra enmascarar problemas internos; de ahí el especial el impacto de la industrialización. El Reino Unido
provocada, fundamentalmente, por el control de los énfasis en las grandes celebraciones, como la con- era, cada vez en mayor medida, el país más rico del
diamantes de Orange y el oro de Transvaal. cesión del título de emperatriz de la India a la reina mundo, aun cuando las tasas de crecimiento anual
El expansionismo resultó ser una medida útil pa- Victoria en 1876 –organizado por Disraeli– o los Ju- de su producto nacional, entre el 2% y el 3% en las
bileos de Oro (1887) y de Diamante (1897) de la décadas en torno a 1830, no resulten hoy espe-
Reina, con fiestas de gran esplendor en las que in- cialmente llamativas.
tervinieron delegados gubernamentales de los nue- Más importante que este crecimiento eran los
vos Dominios y también dignatarios procedentes de cambios estructurales que lo acompañaban: una cre-
la nobleza autóctona de los territorios imperiales, ciente presencia de la industria como actividad ge-
muy mimada por el Gobierno de Londres, a los que neradora de riqueza y empleo; una paralela transfor-
se añadieron –en la segunda celebración– los repre- mación de esta industria, con el uso de máquinas
sentantes de las grandes potencias. movidas por vapor como característica más destaca-
Si todo esto se completa con el desarrollo del pen- da; una composición de las exportaciones en la que
samiento darwinista aplicado a la política, uno de predominaban los productos manufacturados y un
cuyos máximos exponentes fue el discurso pronun- rápido aumento del número y tamaño de las ciuda-
ciado por lord Salisbury, el 4 de mayo de 1898, en des. Los símbolos del cambio eran la fábrica, con
el Albert Hall –titulado Living and dying nations–, no sus chimeneas cual campanarios de modernas cate-
se podrá entender la política victoriana, especial- drales, y el ferrocarril, que comenzaba a cambiar la
mente a partir de 1873, sin considerar la integración percepción de las distancias e iba a diversificar, con
inexcusable de política interior/política expansionis- su necesidad de hierro y carbón, la actividad indus-
ta, resultando la definición de Gran Bretaña como un trial, hasta entonces centrada en el sector textil.
Estado/Imperio, cohesionado e integral. n No obstante, los ciudadanos británicos apenas si
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DOSSIER

ALBERTO Y LA EXPOSICIÓN UNIVERSAL DE 1851

P ara culminar la apoteosis de la Inglaterra


victoriana sólo faltaba una expresión ma-
terial de los nuevos ideales y de las nuevas
fuerzas económicas y sociales capaz de revelar
su gloria ante los ojos del mundo y fue Alberto
una energía extraordinaria. Los industriales más
prominentes apoyaron la idea con decisión; las
colonias y la Compañía de las Indias Orientales
simpatizaron con el proyecto; se contaba con la
poderosa influencia de sir Robert Peel y con el
quien tuvo la idea de la Exposición Universal. Sin beneplácito del nuevo primer ministro tory, lord
consultarlo con nadie, concibió la organización Russell (1846-1852). La localización de la Expo-
del acontecimiento hasta el más mínimo detalle. sición en un punto de Hyde Park, elegida por Al-
Había habido en el mundo otras exposiciones, berto, fue aceptada por el Gobierno. Entre los
pero ésta las dejaría pequeñas. Debería albergar 234 proyectos para el edificio de la Exposición,
muestras de materias primas de todo el mundo, Alberto eligió el de Joseph Paxton, famoso pro-
de las máquinas e inventos, manufacturas, artes yectista de gigantescos invernaderos. También se
y oficios. No sólo debería se útil y hermosa, de- levantaron voces contrarias al proyecto: se dijo
bería contener una noble enseñanza moral. De- que la Exposición se convertiría en el lugar de ci-
bería ser un monumento internacional que cele- ta de todos los descontentos de Europa y que el
brase las indiscutibles bendiciones de la civiliza- día de su inauguración habría disturbios; las
ción: la paz, el progreso y la prosperidad. iglesias disidentes afirmaron que se trataba de
Durante dos años, el Príncipe trabajó con un acto de arrogancia que acarrearía el castigo
divino, pero el Príncipe, con
tenacidad y paciencia, supe-
ró los obstáculos. Su salud
se resintió, pero la Exposi-
ción salió adelante. ria estaba en la gloria y Alberto era el responsa-
El primero de mayo de ble de aquel triunfo. Las felicitaciones se acumu-
1851, la Exposición Interna- laron; el examen de las cuentas añadió un nuevo
cional fue inaugurada por la éxito: los beneficios ascendían a 165.000 libras,
Reina ante la presencia de que se destinaron a la adquisición de los terre-
un gran número de perso- nos donde se levantaría el museo nacional de
nas, en medio de escenas South Kensington. Más de seis millones de per-
deslumbrantes y de un entu- sonas visitaron la exposición durante los seis
siasmo generalizado. Victo- meses que estuvo abierta.

recho al voto en las elecciones a la Cámara de los Co- Arriba, el príncipe se situaba la población trabajadora, un sector ma- número de horas trabajadas estaba siendo tan alto Asalto a comercios dujeron en la década de 1830 a una explosión de
munes a casi 300.000 personas en el Reino Unido, Alberto, personaje yoritario sobre el que pendía la amenaza de la mi- al menos como antes de iniciarse la industrializa- de Picadilly durante protestas sociales, de las que el Cartismo fue la
en su mayoría varones de clase media residentes en fundamental en la seria, permanente o coyuntural, provocada por los ción, con el añadido de una intensificación de los las protestas más espectacular. La reivindicación de derechos
las ciudades, pero siguió excluyendo a la mayor par- vida de la Reina y bajos salarios, el paro o circunstancias familiares ritmos de trabajo, una despersonalización de las re- obreras de febrero políticos, contenidos en la Carta, redactada en
te de la población adulta: el 93%, mujeres incluidas. en una parte adversas. En 1834, se introdujo una nueva ley de laciones laborales y una utilización del trabajo in- de 1886 (La 1838 por asociaciones de corte radical y democrá-
importante de la era asistencia a la pobreza que, en nombre de los prin- fantil fuera del marco familiar. Como consecuencia Ilustración tico, se convertiría en el referente de una multitud
Férreo control aristocrático victoriana (por cipios liberales, intentaba acabar con el tradicional de todo ello, la estatura de la población tendió a Española y de trabajadores y de algunos sectores de la peque-
Por lo demás, esta modesta incorporación de nue- Francis X. modelo asistencial que aseguraba a los necesitados disminuir en algún momento del periodo y la alfa- Americana). ña burguesía, y a ser vista como la palanca para
vos votantes, todos ellos propietarios, no modificó de Winterhalter de cada parroquia su mantenimiento a cargo de los betización también sufrió un retroceso temporal. conseguir también cambios sociales, con la consi-
forma sustancial una correlación de fuerzas favorable (Londres, National contribuyentes del lugar. Ello supuso para los tra- guiente alarma de las autoridades. Esta moviliza-
a la aristocracia. Ésta siguió manteniendo el pleno Portrait Gallery). bajadores un elemento de indefensión, que vino a Hacinamiento y miseria urbana ción, con visos de conciencia de clase, se iniciaba
control de la cámara no electiva del Parlamento, la Abajo, un aspecto de sumarse a la situación de desarraigo en la que se Algunos de estos hechos guardan relación con las cuando el miedo ya cundía entre la población aco-
de los Lores, de los puestos de gobierno regional y lo- la Exposición encontraban muchos de ellos, inmigrantes recien- características que presentaban las ciudades, en rá- modada ante el aumento de la delincuencia urbana
cal y de los altos cargos de la administración del Es- Universal de tes en un mundo urbano e industrial en el que to- pido crecimiento, sin planificación ni provisión de in- y ante la utilización de la ciudad como escenario de
tado, donde no existía un sistema de selección por Londres, su davía no habían conseguido asentarse. fraestructuras: el paisaje urbano, sobre todo el del mítines y manifestaciones. Para dar una respuesta
méritos. La burguesía, que había mostrado una cier- momento estelar. Quienes consideran que la situación de estos tra- centro de las ciudades, donde tendía a aglomerarse eficaz a los nuevos desafíos, en 1829 se creó la Po-
ta capacidad de movilización en defensa de sus in- bajadores estaba mejorando, aportan como principal la población con menores recursos, se asemejaría a licía, inicialmente en Londres.
tereses, continuaba con una presencia política esca- prueba un apreciable incremento salarial en las dé- los barrios de favelas de ciertas urbes. Las enferme-
sa, inferior al poder económico que iba acumulando cadas posteriores a las guerras napoleónicas; incluso dades infecciosas encontraban en aquellos barrios 1901, una sociedad transformada
al compás de la industrialización. se ha sostenido que los salarios reales se habían lle- obreros el caldo de cultivo adecuado, originando una Seis décadas después, y sin que la reina Victoria
Los británicos eran, en su conjunto, más ricos gado a doblar hacia 1850. Frente a estas estimacio- sobremortalidad que se traducía en una muy baja es- tuviera nada que ver en ello, pese a los honores re-
que en cualquier momento anterior de su historia nes han surgido otros cálculos con aumentos mucho peranza de vida, por debajo incluso de los 25 años. cibidos hacia el final de su larga vida, la posición
pero esta riqueza estaba más desigualmente repar- más modestos y desigualmente repartidos. Como es lógico, los ricos procuraban huir de allí, es- del Reino Unido en el escenario mundial y las ca-
tida, con el 10% de la población copando más del En otros aspectos de las condiciones de vida, las tableciendo su residencia en zonas más salubres de racterísticas de la sociedad británica se habían mo-
50% del total de la renta nacional. A la cabeza de mejoras, caso de producirse, fueron menos apre- la periferia de los centros urbanos. dificado sustancialmente.
las mayores rentas, y con los mayores patrimonios ciables: la mortalidad quedó estancada a partir de Tales circunstancias, unidas a la creciente con- Al cambiar el siglo, ya había quedado atrás el cé-
del país, figuraba la aristocracia. En el otro extremo 1830 después de varias décadas de descenso; el ciencia y organización de quienes las sufrían, con- nit del poder político y económico británico, aun-
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DOSSIER

sobre los acontecimientos europeos, convertido obra infantil pertenecían al


ahora en aislamiento. La guerra bóer (1899-1902), pasado; el horario de trabajo
el enfrentamiento con los colonos de ascendencia era más corto; la alimentación
holandesa en el Sur de África, a los que un ejérci- mejor, más variada y, desde el
to británico muy superior en número no conseguía último cuarto de siglo, más
doblegar, estaba en aquellos momentos revelando barata. Lentamente, las ciu-
la debilidad del poderío militar del mayor imperio dades estaban dejando de ser
colonial. Más preocupante, si bien menos aparente, el centro de todo tipo de en-
era el lento declive económico iniciado un cuarto fermedades infecciosas, si
de siglo antes, que estaba trastocando, en benefi- bien la mortalidad infantil se
cio de Estados Unidos y Alemania, aquella hege- resistía a descender y la espe-
monía en la producción y exportación de manufac- ranza de vida de su población
turas que durante casi todo el siglo XIX había co- todavía era muy baja; la esco-
rrespondido al Reino Unido. larización en edad primaria
garantizaba la alfabetización
Más derechos, menos conflictos de las nuevas generaciones.
Al margen de estas tendencias, la sociedad bri- La conflictividad social se ha-
tánica de 1901 gozaba de más derechos y era me- bía atenuado al mediar el si-
nos desigual y conflictiva que en 1837. Sucesivas glo, tras la extinción del Car-
modificaciones de su legislación electoral habían tismo. La mejora de las condi-
ido extendiendo el derecho a voto en la elección de ciones de vida, la mayor tole-
que no resultaba fácil a los observadores de la épo- Mitin del líder los miembros del Parlamento a un mayor porcenta- rancia de la actividad sindical
ca, inmersos en la autocomplacencia provocada por obrero John Burns, je de población, aunque todavía carecían de él un y la incorporación de un am-
décadas de hegemonía, comprender la nueva situa- durante una huelga tercio de los varones mayores de edad y todas las plio sector de la población al
ción. Además, la visión del gigantesco Imperio, de estibadores en mujeres, y habían introducido mayor limpieza en juego político estaban detrás
aquel mapa escolar en el que el color rojo teñía Londres, contra las las votaciones al garantizar el carácter secreto del de este escenario menos cris-
más del 20% de la superficie terrestre, alimentaba condiciones de voto. Estos cambios impulsaron la modernización pado, aunque no idílico, pues
la sensación de superioridad de unos británicos no trabajo impuestas de los partidos políticos. Los nuevos partidos Libe- las huelgas y la militancia sindical se incrementa- Arriba, visita de so de 1851 había revelado un mapa de la práctica
insensibles a la propaganda que, desde ámbitos tan por la compañía ral y Conservador recibieron la herencia whig y tory ron en el último trecho de la época victoriana. cortesía de la reina religiosa en el que la oficial Iglesia Anglicana no su-
diversos como la literatura juvenil, los espectáculos East and West India pero, a diferencia de aquellas poco disciplinadas Victoria y su peraba al conjunto de las confesiones disidentes. En
musicales o los anuncios de muy variados produc- (La Ilustración agrupaciones de aristócratas, eran organizaciones Ocaso victoriano esposo, el príncipe los años siguientes, los esfuerzos de las diversas igle-
tos, bombardeaba aquella incipiente sociedad de Española y menos elitistas, con una estructura interna, una Sin esperar a que la reina Victoria falleciese en Alberto, a la sias no habían podido evitar una creciente seculari-
masas. Americana). maquinaria electoral, un programa y una presencia 1901, ya habían comenzado a tambalearse algunos escuadra francesa el zación de la sociedad, circunstancia de la que en
El ciudadano de las Islas se lucraba con las desi- continuada en el tejido comunitario. de los valores que poco más adelante serían consi- 15 de octubre de parte ellas mismas eran responsables por su aleja-
guales relaciones de intercambio existentes entre la La sociedad de 1901 seguía siendo clasista, derados, de forma retrospectiva, victorianos. La reli- 1844. El cuadro les miento de los problemas sociales y por la recepción
metrópoli y sus colonias, entre las que la India era la con marcadas diferencias en los valores, hábitos de gión ya no ocupaba el lugar central que antes había representa mientras hostil de los descubrimientos científicos que nega-
pieza principal, la simbólica joya de la Corona que la vida y riqueza de sus miembros, si bien la distan- tenido en las conciencias y la vida del país. El cen- saludan a la ban la literalidad de los textos bíblicos.
reina Victoria, emperatriz desde 1877, ceñía en sus cia entre aristócratas y burgueses tendía a dismi- oficialidad del Otro de los pilares del victorianismo que se estaba
sienes. Un amplio contingente de administradores nuir. Pero, pese a la persistencia de enormes desi- Gomer (por Biarol). resquebrajando era la rígida diferenciación en sexos,
civiles, procedentes en los rangos más elevados de gualdades en el reparto de la renta, la población Abajo, barrendero que limitaba el despliegue de las cualidades afecti-
las filas aristocráticas o de la burguesía pasada por trabajadora disponía de mayores ingresos –lo que londinense en 1848 vas femeninas a la vida familiar. El acceso a la edu-
los colleges más acreditados, de militares de gra- no excluía un elevado número de pobres– y, en ge- (daguerrotipo de cación más allá de las primeras letras y la presencia,
duación, también de extracción aristocrática, y de neral, sus condiciones de vida habían mejorado: Beard, Morning en las últimas décadas del siglo, de mujeres de cla-
soldados voluntarios, se dedicaba a la labor de de- los peores abusos en la explotación de la mano de Chronicle). se media ejerciendo actividades remuneradas en la
fender la causa de la civili- enseñanza y en el sector terciario estaban rompiendo
zación, y de los intereses moldes, aunque para las hijas y esposas de extrac-
británicos, en tan distantes E STRATIFICACIÓN SOCIAL EN 1867 ( B
SEGÚN AXTER ) ción humilde, el trabajo fuera del hogar había sido
territorios. siempre una realidad impuesta por la necesidad.
Pero el esplendor impe- Categoría social Ingresos anuales Efectivos (%) La consecución de iguales derechos políticos que
rial ocultaba síntomas cla- los varones era todavía una reivindicación pendiente,
ros de decadencia. Los Clase Superior + de 5.000 £ 7.500 (0,076%) a la que dedicarían el grueso de sus esfuerzos las su-
tiempos del dominio abso- Clase Media Superior 1.000-5.000 £ 42.000 (0,4%) fragistas de los siguientes años. Más silenciosa, pe-
luto de los mares habían Clase Media 300-1.000 £ 150.000 (1,5%) ro no menos reveladora de cambios, era la reducción
quedado atrás, ante la in- Clase Media Inferior 100-300 £ 850.000 (8,7%) de natalidad que se estaba produciendo entre la úl-
capacidad de la flota de Clase Media Inferior Inferior menos de 100£ 1.003.000 (10,2) tima generación de familias victorianas. El hecho,
guerra británica de afron- Obreros cualificados 1.123.000 (11,4%) que demostraba una quiebra de la moral cristiana en
tar el crecimiento simultá- Obreros semi-cualificados 3.819.000 (38,8%) materia de sexualidad, pues era consecuencia de un
neo de las escuadras de Mano de obra y obreros agrícolas 2.843.000 (28,9%) control voluntario de la natalidad dentro del matri-
países como Estados Uni- TOTAL 9.837.500 (100,0%) monio, estaba conduciendo a la paulatina desapari-
dos, Alemania y Japón. ción de las grandes familias –otra característica del
También era cosa del pa- Población activa en Inglaterra y Gales victorianismo– y a la reducción del crecimiento de
sado el control que la di- Fuente: G. D. H. Cole: The Common People, 1746-1948, London, 10 ed. 1966. una población de Gran Bretaña que, en el reinado de
plomacia británica ejercía Victoria, se había más que duplicado. n
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DOSSIER

La sociedad
ordenada conforme al esquema de la era indus-
trial, con el consabido contraste entre barrios de
una burguesía pujante y barrios obreros, que los
grabados nos devuelven como ámbitos de extrema
pobreza.
De hecho, cuando la reina Victoria subió al tro-

en el espejo no, la riqueza estaba pasando a manos de la bur-


guesía formada por comerciantes y fabricantes,
que cada vez fueron teniendo mayor poder, aun-
que no más cultura, pero aún así fueron los nue-
vos mecenas para los artistas y el público lector
de los escritores. Se hicieron coleccionistas de
Entre la grandeza imperial y el pintores británicos modernos, porque en su men-
talidad preferían la probada autenticidad de una
realismo: un arte para la burguesía firma conocida a los misterios que planteaban los
maestros antiguos y, lógicamente, disfrutaban
mucho más con las historias reconocibles –donde
Ana Mª Arias de Cossío La reina Victoria y valoraban la capacidad narrativa, el detalle des-
Profesora titular de Historia del Arte el príncipe Alberto criptivo y la caracterización, para llegar a senci-
Universidad Complutense, Madrid en un baile de llas moralejas– que la mitología clásica, o la ale-
disfraces (óleo de goría lejana, ofrecidas por la tradición europea.

A
L CONTEMPLAR EL MONUMENTO QUE sir Edwin Landsear, Todo ello provocó la moda de las escenas cotidia-
se levanta en el Hyde Park londinense datado entre 1842 y nas, que dominó al principio la pintura de género.
en honor del Príncipe Alberto, se tiene la 1846, Londres, Irremisiblemente se fue agrandando el abismo
sensación de que más que de un monu- Buckingham interclasista y esa sociedad burguesa del bienes-
mento funerario, se trata de una apoteosis de la Palace). tar dejó a la mayor parte de los desfavorecidos bri-
época victoriana y de su concepción del mundo. tánicos y coloniales literalmente en brazos de la
Una alta plataforma recorrida por un friso donde se miseria. Los pintores y los escritores dieron testi-
esculpen retratos de escritores, músicos, artistas monio de esta otra cara de la moneda, dejando a
de todos los tiempos que con el criterio de selec- la vez constancia de una serie de paradojas que
ción aplicado en ese momento merecían estar en
tan prestigioso altar. En las cuatro esquinas de esa
plataforma, grupos escultóricos de la industria y el
comercio, la agricultura y la ciencia y sobre ella el
edículo gótico que cobija la estatua sedente del fa- agrupan todo este capítulo de la pintura británica Neptuno entrega a
llecido príncipe consorte; en los cuatro pilares que bajo el amplio paraguas del Realismo. Una evi- Britania el reino de
le rodean, grupos alegóricos de los cuatro conti- dente originalidad, como voy a tratar de explicar. los mares, 1847,
nentes por donde se extendió el poder de tan vasto Al mismo tiempo que W. Dyce pintaba el boce- una alegoría de la
Imperio... Así, el Príncipe Alberto se contempla co- to para la decoración al fresco de la residencia ve- supremacía
mo el centro de todo este himno triunfal a la era raniega de la Reina Victoria y el Príncipe Alberto marítima británica
que protagonizó junto a su esposa Victoria. en la Isla de Wight, representando una Alegoría de (fresco de William
Sus autores, como todos los panegiristas de la la supremacía marítima brítánica. Allí aparece Dyce, que decoraba
época, estimaban que victorianismo era sinónimo Britania, acompañada de figuras que significan la residencia de
de prosperidad. Una prosperidad que quisieron los logros de la industria y la ciencia, a la que Victoria y Alberto
mostrar al mundo en la Exposición Universal de Mercurio va a entregar la corona que ofrece Nep- en la isla de Wight).
1851 que impulsó el propio Alberto; para exhibir tuno; como complemento, las nereidas y los trito- Derecha, El mundo
tan preciada mercancía se levantó un magnífico nes señalan las riquezas del mar que ofrecen asi- del autobús en
edificio-símbolo de la utilización de los nuevos ma- mismo a Britania, en ejemplo de la riqueza del pa- Londres, 1859, de
teriales, el Palacio de Cristal, colosal obra de Pax- ís en 1847. William Maw Egley,
ton construida en hierro fundido y forjado combi- Contemporáneamente, otro pintor inglés, G. un cuadro de un
nados y cristal. Fue, ya se sabe, la primera vez que Frederic Watts, pintaba El hambre irlandesa. Para realismo
se levantó un edificio a base de piezas prefabrica- Watts era necesario reflejar esta tragedia moderna meticuloso,
das que se ensamblaban allí mismo. Sin duda no que se traducía no sólo en hambre sino en migra- completamente
cabía mejor espacio... ciones desesperadas a otros países especialmente victoriano en color
a Estados Unidos. y estructura, que un
Arte para la burguesía En uno y otro caso el léxico del crítico asociarla con venerables composiciones que re-
Sin embargo, el largo reinado de Victoria de que disponían los dos artistas contemporáneo cuerdan las “Sagradas familias” rafaelescas.
Kent, que en términos generales supuso la trans- era el clásico, estaba empapado describió como Otras composiciones devuelven las escenas que
formación de la vieja Inglaterra rural en un mo- de la tradición de los maestros “dolorosamente demuestran cómo esa burguesía que va formando
derno país industrializado en torno al cual giraba renacentistas en la alineación y auténtico” (Londres, sus colecciones utiliza las grandes novedades y
la economía del mundo, no fue igual de próspero en el reparto de las masas cro- Tate Gallery). avances de su época. Tanto W. Maw Egley como
para todos sus habitantes. Basta contemplar el mátícas, casi podría decirse que William Powell Frith apostaron por los temas de la
plano de Londres de 1880 para advertir la ciudad Watts ennoblece la miseria al vida moderna capaces de interesar al público bur-
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DOSSIER

gués; y el primero, con El mundo del autobús en ahora. Tanto por el empleo del color como dro que exige una lectura repetida. Sus su-
Londres (1859) y el segundo con La estación por la alegría que muestra uno de los mu- perficies planas y sus figuras se engarzan
(1860). Ambos lienzos son meticulosos en los de- chachos por el trabajo realizado, el como en un rompecabezas y las direccio-
talles de indumentaria y plenamente victorianos en pragmático idealismo de Work es espe- nes seguidas por las miradas, lo mismo
cuanto a color y estructura. Respecto al lienzo de cíficamente insular, insularidad que que en Manet, parecen ser divergentes,
Egley, un crítico de Art Journal lo describía como se ve en cualquier detalle del lienzo como queriendo decir cada una una
una obra “dolorosamente auténtica”. En La esta- porque tanto el pordiosero, como el cosa distinta. Representa a unos emi-
ción –se trata de la londinense de Paddington, bebedor de cerveza o los aristócra- grantes que abandonan la isla y diri-
atestada de gente– Frith tiene gran cuidado en re- tas ociosos del fondo, han sido or- gen hacia ella sus últimas miradas
presentar fielmente el espacio, el ajetreo y la in- Ecce Ancilla denados en relación con el grupo antes de concentrar sus pensamien-
dumentaria de los viajeros, tanto que, como dijera Domini, 1850, de central de peones en el que el mu- tos en el lugar al que se dirigen. En-
el crítico del Times, constituye “un espejo de la Dante Gabriel chacho en pie con la pala, está de al- tre la popa del barco y los acantilados
época porque el señor Frith contribuye a hacer pa- Rossetti, representa gún modo heroizado revelando la so- de la costa hay ya un trecho de mar. La
ra nuestra época lo que Hogarth hizo para la suya”. la lucha por lidaridad del pintor con la clase traba- pareja está conscientemente aislada
Fue ese el momento de Charles Dickens, quien sublimar la jadora. He aquí, pues, una pirámide de con varios elementos realistas, la borda y
dejó páginas literarias inolvidables, no sólo de la sensualidad erótica. la clase media, orientada según ciertos el paraguas. Se trata de una unidad rígi-
infancia desfavorecida, sino también de algunas La áspera crítica estratos, en la que quedan descartadas la damente frontal que se subraya por las ma-
de las hipocresías características de una sociedad sobre los cuadros utopía y la denuncia. nos enlazadas como un juego de señales de al-
burguesa que hacía del puritanismo un valor in- enviados a la Sorprendente tratamiento de la clase trabaja- go que no puede pronunciarse.
cuestionable. No fue, desde luego el único: hay exposición de 1850 dora, si se tiene en cuenta que era el país más in- Desde el punto de vista documental, se refiere a
que contar, también, con Thackeray, G. Bulwer- se cebó en este dustrializado del momento y en el que cabría espe- Última mirada a la ola de emigraciones del año 1852 y parece que
Lytton y con las hermanas Brontë. Aunque estos simbólico idilio, rar crónica reivindicativas de un proletariado que Inglaterra, 1855, el motivo concreto lo proporcionó la emigración del
autores no mantuvieron la fluida identificación auténticamente crea la riqueza de clases superiores. Mas no fue así (Madox Brown escultor Thomas Woolner, pero Brown, como Dic-
con el gran público que tuvo Dickens, sí debe se- prerrafaelista, en el y esa es otra especificidad insular, quizá porque el refleja aquí la ola kens, deja lo anecdótico, igual que en las escenas
ñalarse que inmortalizaron en sus obras ciertos que el autor ahonda movimiento social más fuerte en Inglaterra fue el de emigraciones de de emigración de David Copperfield... En la barca
valores de la época; por ejemplo, en el caso de las en la relación Cartismo, que tenía poca relación con el socialismo, 1852, Birmingham puede leerse El Dorado, pero en realidad se dirigen
hermanas Brontë, la minuciosidad con que des- hombre-mujer bien por la fuerza de la religión metodista entre las City Museum). Abajo, hacia un futuro incierto que rompe con todas las
criben los detalles de su mundo rural recuerda la (Londres, Tate clases populares a las que habían empapado con su La estación, 1860-62 viejas ataduras... Contraimagen del triunfalismo co-
importancia que se dio al estudio de las ciencias Gallery). Abajo, El componente de conservadurismo antirrevolucionario. (por William Powell lonial de la época victoriana que, bajo pretexto de
y contrasta sin duda con su ensoñación poética. trabajo, 1852-65, de Frith, Royal llevar fe y civilización a los salvajes, obligaba a es-
Thackeray es un escritor en quién la ironía es una Madox Brown, es Emigración Holloway, tos emigrantes a buscar felicidad y prosperidad,
nota constante. un microcosmos En este contexto cabe explicar otro cuadro del Universidad de que mana como una fuente entre las colonias y la
burgués que refleja, mismo artista Última mirada a Inglaterra, un cua- Londres). madre patria, en una lejanía tanto más dolorosa si
Los prerrafaelistas no el mundo duro
Todos estos valores encontraron en la Herman- de la industria y las cos que reflejaron con la misma sensación de rea-
dad de los Prerrafaelistas, fundada en Londres en condiciones lidad cotidiana para hacer más comprensible el
1848, sus mejores intérpretes. Sus componentes laborales, sino la mensaje ético que proponían.
estaban en desacuerdo con el academicismo oficial visión que tenía la La verdad es que no tienen, salvo en los mo-
y proponían una regeneración del arte que ellos si- clase media mentos iniciales, demasiada homogeneidad de es-
tuaban en los pintores italianos anteriores a Rafael. británica de la tilo. Por tanto, a lo largo de la segunda mitad del
Trataron argumentos contemporáneos, a los que sociedad victoriana siglo XIX, bajo el epígrafe de prerrafaelistas, caben
dieron siempre una lectura social o moral. Otras ve- (Manchester City estilos muy diferentes que van desde un realismo
ces utilizaron temas literarios, religiosos o históri- Art Gallery). cotidiana a un simbolismo casi críptico a final del
siglo, pero que siempre conservan una lectura mo-
ral que las más de las veces pone en evidencia las
grandes paradojas de la era victoriana.
Pocos lienzos como El trabajo de Madox Brown
representan mejor el programa del reinado de Vic-
toria de Kent. Pintado durante trece años, es una
composición alegórica bajo apariencia cotidiana
con la representación en la calle de las clases so-
ciales entre las que figuran clérigos, reformadores y
personajes ociosos, en un verdadero microcosmos
expresado con una fórmula acentuadamente bur-
guesa y correspondiente a la clase media. El pintor
representa lo que conoce; no la industria dramati-
zada como lo hicieron otros pintores, sino su propio
y reducido círculo.
Comparado con la apoteosis artística de un Cour-
bet, podría hablarse aquí de una insensatez, pero
en realidad este cuadro dice mucho sobre la Ingla-
terra de mediados del siglo XIX y se eleva a la ca-
tegoría de lo típico por basarse en el aquí y en el
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Dos ejemplos del
reverso de la
medalla en el ocaso
de la era victoriana:
Se han ido
(izquierda), 1877
(Frank Holl,
Londres, Museo
Geffrye) y Joven
pescadora de Zand
Voort, 1884, con un
tratamiento del
paisaje que
recuerda aspectos
de la pintura
modernista (óleo de
E. Forbes, Penzance,
Newly Orion
Galleries).

se piensa en su desconocimiento. Es una vez más tores que, con línea sinuosa y precisa, se dedicaron
el reverso de la brillante medalla del Imperio. a evocar escenas de la literatura medieval en enso-
Como la Mariana de E. Millais o el Ecce Ancilla ñaciones evanescentes que se alejan de la realidad
Domini de Dante Gabriel Rossetti, sobre el tema de cotidiana y entran en los espacios de la pintura li-
la alegoría, un idilio simbólico auténticamente pre- teraria, tan característica de los simbolistas.
rrafaelista se intensifica, debido al reducido espa- Los valores del paisaje, con un tratamiento de la
cio donde el tema se desarrolla. La actitud de la fi- luz y el color que recuerda algunos aspectos de la
gura de María asustada y fascinada ante la actitud pintura modernista y aún de la luminista, pueden
del ángel, hace que el cuadro mantenga en sus- encontrarse, a la altura de 1884, en obras de E.
penso el tema del amor celestial y el amor terrenal, Forbes, como Joven pescadora de Zand Voort y,
un tema fundamental en Rossetti, así como la rela- también, en paisajes como el de W. Osborne titula-
ción hombre-mujer. La áspera crítica sobre los cua- do Mañana de octubre, por poner sólo dos ejem-
dros enviados a la exposición de 1850 por los pre- plos.
rrafaelistas se cebó en éste. Sin embargo esta cam- Aún así, no faltan en estos últimos años del si-
paña contra el grupo permitió que surgiera un in- glo artistas que prefieran expresar una vez más el
fluyente defensor, John Ruskin, que en dos cartas reverso de la medalla en el ocaso del reinado de
dirigidas al Times explicó los objetivos de la nueva Victoria. Sir Hubert von Herkomer pintó en 1885
pintura. Tiempos difíciles y Frank Holl por la misma época,
Para Rossetti la obsesión por sublimar la sen- nos dejó, con una técnica de valientes manchas,
sualidad erótica a través de formas mitológicas, re- otra dolorosa muestra: Se han ido. n
ligiosas o literarias es fruto de una lucha personal
casi agónica, de la que es exponente la Beata Bea-
trix (1862). Ideal femenino inalcanzable y, por ello, Para saber más
llevado al éxtasis. BÉDARIDA, F., La Inglaterra victoriana, Barcelona, Oikos-Tau, 1988.
BENET, J., Londres victoriano, Barcelona, Planeta, 1989.
Hacia el Simbolismo BRIGGS, A., Historia social de Inglaterra, Madrid, Alianza, 1994.
Poco a poco, la pintura de este heterogéneo gru- CANALES, E., La Inglaterra victoriana, Madrid, Akal, 1999.
po de pintores que llenan la segunda mitad del si- CHARLOT, M. & MARX, R. (dirs.), Londres 1851-1901. La era victoriana o
glo XIX en Inglaterra se desliza hacia las pautas del el triunfo de las desigualdades, Madrid, Alianza, 1993.
Simbolismo y el decorativismo finisecular –espe- DE LA TORRE DEL Río, R., La Inglaterra victoriana: política y sociedad, Ma-
cialmente en la obra de Burne-Jones, muerto en drid, Arco/Libros, 1997.
1898– y cuyo léxico, salvo en la obsesión por el de- GAY, P., The Bourgeois Experience. Victoria to Freud (2 vols.), W.W. Nor-
talle, poco tiene que ver ya con las propuestas ini- ton, London, 1999.
ciales, mientras que se van acercando a los pinto- HOBSBAWM, E. H., Industria e imperio, Barcelona, Ariel, 1982.
res del continente, bien a los simbolistas, bien a LONGFORD, E., Victoria, R. I., London, 1964.
quienes hacen de la luz y el color elementos pictó- STRACHEY, L., La reina Victoria, Madrid, Valdemar, 1997.
ricos de primer orden. V.V. A.A., Defining the Victorian Nation. Class, Race, Gender and the Re-
Entre los primeros, están las obras de E. Burne- form Act of 1867, Cambridge, Cambridge University Press, 2000.
Jones y las de John Poynter o de tantos otros pin-
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