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fallos.

Unas zapatillas, por mínimas que sean, falsean toda esa información que nos ofrecen las plantas de
los pies, y cuanto menos mínimas sean las zapatillas, más falseada está esa información. Después de todo
no hemos desarrollado todo este aparato sensorial para ser capaces de notar la suavidad de la tela de
nuestras Nike. Una zapatilla con mucha amortiguación hace que nuestro cuerpo se confunda y crea que
está pisando sobre un terreno blando e inestable, echando a perder la reacción de los amortiguadores
adaptables y confundiendo a todo nuestro sistema reflejo.
Por eso el nombre de este sitio web. Correr descalzo es la principal herramienta que tenemos para el
aprendizaje y mejora de la técnica de carrera, ya que nos muestra cuales han de ser los gestos, movimien-
tos e intensidades de una mejor técnica, la que deberíamos tener de forma natural pero hemos perdido
por tantos años de sedentarismo y de llevar calzado inapropiado.

Hay que tener claro que correr descalzo no es el fin, el fin es mejorar la forma de correr. Correr descalzo
es simplemente una herramienta que nos lleva a ese fin, y cuando lo consigamos estaremos en disposi-
ción de elegir si queremos usar zapatillas y el tipo de zapatilla que más nos conviene. Y aún en el caso en
que nuestra intención final sea correr descalzo siempre que se pueda (la verdad es que resulta un poco
adictivo), también hay que tener claro que no siempre es posible. Hay terrenos, momentos y lugares en
los que no es apropiado y entonces debemos buscar alternativas. Y, por supuesto, la alternativa es algún
tipo de calzado. Además, como hemos aprendido a usar nuestros pies de una forma libre y natural, el cal-
zado que encontraremos más cómodo será el menos restrictivo, el que menos interfiera en la movilidad
y sensibilidad de nuestros pies: las zapatillas minimalistas.

De este tipo de zapatillas hablamos aquí, de las zapatillas minimalistas, que son las que menos restan a
las ventajas de correr descalzo a la vez que nos ofrecen la protección y comodidad que necesitamos para
afrontar cualquier tipo de terreno. Unos preferirán llevar el pie más protegido, otros querrán sentir más el
suelo, a otros quizás les guste usar unas huaraches. Lo importante es que una vez llegados a este punto,
y gracias a lo que hemos aprendido corriendo descalzos, ya tenemos criterio suficiente para saber qué es
lo que necesitan nuestros pies según nuestras aptitudes y preferencias.

Ahora, lo que no sucederá será que, una vez hecha la transición, alguien vuelva a las zapatillas hipera-
mortiguadas.

2. ¿POR QUÉ CORRER DESCALZO?


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