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COACHING
ONTOLÓGICO
PROFESIONAL
LA PROFESIÓN DEL DESARROLLO
DEL POTENCIAL HUMANO
Oscar Anzorena
Prólogo
El Coaching Ontológico Profesional se desarrolló en las últimas décadas gracias a
profesionales como Rafael Echeverría y Julio Olalla, que entrenaron a miles de coaches no
solo en América Latina sino también en el resto del mundo. Ambos fueron discípulos de
Fernando Flores e influenciados por pensadores como Maturana, Austin, Searle y Varela
entre otros. Tuvieron un rol clave al entrenar también a profesionales que, desarrollando
sus propios programas de entrenamiento para coaches, hicieron crecer la profesión
enormemente. En la actualidad hay miles de coaches entrenados anualmente en
Sudamérica. En la mayoría de los países del Cono Sur, el Coaching Ontológico toma
preponderancia sobre otras modalidades más desarrolladas en los Estados Unidos y
Europa, como el Coaching Co-Activo, Gestáltico, Sistémico, Integrativo, con PNL, entre
otros.
Aunque se escribieron diferentes libros sobre la temática del Coaching Ontológico que
permitieron el desarrollo de la disciplina, este libro de Oscar Anzorena presenta una síntesis
única, resultado de muchos años de experiencia profesional y como formador de coaches.
Es uno de los primeros libros que aborda en forma integral la teoría y la práctica del
Coaching Ontológico, favoreciendo el desarrollo del mismo y haciendo una contribución de
gran valor para la profesión.
Oscar Anzorena rescata la construcción colectiva de los coaches ontológicos en la
Argentina, pero le imprime una particular visión que abre el debate y posibilita repensar
nuestra profesión. Los postulados del libro están sustentados con casos reales que a su
vez dan muestra de la diversidad de problemáticas que puede abordar el Coaching
Ontológico Profesional. Las transcripciones de las sesiones de coaching posibilitan
identificar los elementos teóricos y ofrecen una clara demostración de las distinciones
conceptuales desarrolladas.
Los planteos presentados en el libro tienen sustento y solidez académica, pero a su vez
están redactados de una manera clara y de amena lectura, constituyendo un significativo
aporte que probablemente se transforme en un “manual” de lectura obligatoria para la
comunidad de práctica del Coaching Ontológico Profesional.
Dr. Damian Goldvarg
Master Certified Coach - MCC
Presidente ICF (Internacional Federation Coaching)
2013 - 2014
Introducción
El presente libro nace con el propósito de aportar al desarrollo y consolidación de una de
las profesiones más pujantes y auspiciosas del nuevo siglo: el Coaching Ontológico
Profesional.
La disciplina del Coaching tiene sus inicios a principios de la década de los noventa y va
adquiriendo su legitimación en la efectividad demostrada a través del acompañamiento a
los retos planteados en un mundo en profunda y vertiginosa mutación, donde la
transformación del entorno presupone una continua adaptación y la resolución de nuevas
problemáticas, y en donde las personas, las organizaciones y las sociedades se ven
situadas frente al desafío del cambio continuo y a la necesidad de realizar procesos de
aprendizaje a los efectos de ampliar su capacidad de acción y alcanzar los objetivos
propuestos.
Es así que cambio y aprendizaje emergen como dos caras de la misma moneda, ya que
establecen una intensa relación de mutua influencia. Todo cambio supone un nuevo
aprendizaje que nos posibilita ampliar, corregir o modificar nuestra capacidad de acción y,
a su vez, muchos aprendizajes conllevan profundos procesos de cambio personal. Es aquí
donde la disciplina del Coaching se va consolidando y demostrando su efectividad en la
facilitación de estos procesos de aprendizaje y cambio. Particularmente en el ámbito de las
empresas, donde el Coaching pudo validar su idoneidad al mostrarse como la disciplina
eficaz para acompañar y facilitar procesos de transformación personal en contextos de
cambio organizacional.
Todo esto hizo posible que el Coaching creciera como práctica profesional y se nutriera
de diferentes enfoques conceptuales. El Coaching Ontológico es uno de los enfoques que
ha logrado mayor crecimiento, fundamentalmente a lo largo del continente americano.
Entendemos que la profundidad de su mirada en relación a su concepción sobre el ser
humano y su devenir en el mundo, la valoración del carácter generativo del lenguaje y su
rol en los dominios de la acción y la transformación de las personas, y la concepción ética
y vocación de servicio con la que ha planteado su práctica profesional, son posiblemente
los principales fundamentos que pueden dar cuenta de este crecimiento y consolidación
como profesión enfocada al desarrollo del potencial humano.
Como paso previo a la presentación del contenido del libro, considero necesario y
oportuno realizar un doble reconocimiento. En primer lugar, a quienes han sido los pioneros
y principales referentes de nuestra profesión. Me refiero a Rafael Echeverría y a Julio Olalla,
quienes, por medio de sus libros, sus enseñanzas y la formación de miles de coaches
ontológicos a través de sus respectivas escuelas en numerosos países, han aportado a
difundir y a instalar nuestra profesión. También a Fernando Flores y a Humberto Maturana,
quienes a partir de sus desarrollos teóricos han nutrido el cuerpo conceptual del Coaching
Ontológico.
El segundo reconocimiento está destinado a las asociaciones profesionales de coaching
a las que pertenezco y en las que participo activamente: la International Coaching
Federation (ICF) y la Asociación Argentina de Profesionales del Coaching (AAPC).
Particularmente a esta última, ya que nuclea en su seno a los coaches ontológicos y a
través de su accionar ha posibilitado la conformación de una comunidad de práctica y
aprendizaje donde a través del diálogo, el intercambio y la construcción conjunta hemos
enriquecido y desarrollado nuestro quehacer profesional.
En este marco de aprendizaje comunitario validamos el hecho de que la disciplina del
Coaching Ontológico está viva y en permanente construcción y recreación, teniendo como
foco y visión inspiradora el compromiso ético que asumimos con los coachee con los que
trabajamos, en el sentido de incorporar en forma continua nuevos enfoques y herramientas
que enriquezcan nuestra profesión y nos posibiliten dar respuestas en forma cada vez más
efectiva a las diferentes problemáticas planteadas en el ámbito del Coaching Ontológico.
Esta característica del aprendizaje permanente y de la retroalimentación de la teoría a
través del análisis de la experiencia, le ha ido aportando solidez y mayor consistencia
conceptual a nuestra práctica profesional. A fines del 2014, la AAPC consideró necesario y
oportuno realizar una puesta en común de estos diversos caminos recorridos por los
coaches ontológicos en nuestro país. En tal sentido convocó a un proyecto de investigación
y elaboración colectiva que concluyó con la publicación del libro Significación del Coaching
Ontológico, Constructivista y Sistémico – Modelo 7CCOP, que fue presentado en el Primer
Congreso Latinoamericano de Coaching Ontológico realizado en Buenos Aires en octubre
de 2015.
Este trabajo de elaboración y redacción grupal construido a lo largo de un año con la
activa participación de más de cien coaches ontológicos de todo el país, con el aporte de
los directores de más de veinte Escuelas formadoras en Coaching Ontológico Profesional
y bajo la coordinación y dirección de la AAPC, tuvo la virtud de generar una base conceptual
en común, donde todos los miembros de esta comunidad profesional nos reconocemos y
referenciamos más allá de las diferencias y particularidades que cada uno de nosotros le
imprimimos a nuestra práctica profesional. Me parece fundamental destacar la
trascendencia de este aporte de la comunidad de aprendizaje del Coaching Ontológico en
la Argentina, ya que la considero una experiencia inédita y cuyo valor no sólo reside en
la riqueza del producto elaborado, sino también en el modo de construcción colectiva que
ha logrado desarrollar la AAPC, como un estilo diferencial del ejercicio de la profesión en
nuestro país.
En mi carácter de Director de la “Escuela de Liderazgo y Coaching” de DPO Consulting,
tuve la alegría y el honor de ser un activo partícipe en dicho proceso y colaborar en la
elaboración y redacción del mencionado libro. Alguna de las ideas que en esa oportunidad
conversé y debatí con mis colegas, están retomadas en forma más amplia en el presente
libro.
Me parece pertinente realizar esta mención en la introducción al libro, ya que el mismo
está inscripto en el marco conceptual y herramental construido y consensuado
colectivamente, pero a su vez posee la particularidad que le imprime mi propio recorrido
profesional. Me resulta imprescindible hacer esta aclaración ya que el libro no expresa, ni
pretende hacerlo, una unanimidad de mirada dentro del Coaching Ontológico, sino que,
muy por el contrario, surge con la intención de sumar su aporte al debate que enriquece
nuestra profesión. En tal sentido, se propone provocar la reflexión, ampliar la mirada y
compartir experiencias en pos de abrir nuevas fronteras de posibilidad y alcance a nuestra
práctica profesional.
En relación a la mención a mi recorrido profesional me parece significativo compartir una
experiencia que marcó particularmente la gestación del presente libro. Hace unos cuantos
años se dio la coincidencia de que varios coaches, muchos de ellos egresados de nuestra
Escuela, se acercaron con el pedido de supervisar su práctica profesional. Existía en ellos
la inquietud de que luego de un tiempo de ejercer profesionalmente como coach, se daban
cuenta de que muchas veces les surgía el interrogante de si su forma de intervenir era la
más adecuada. Se planteaban si no se estarían repitiendo a sí mismo y de esta manera
no estaban avanzando en su hacer profesional, como así también se encontraban frente a
situaciones cuya complejidad requería abordajes que trascendían los conceptos y
herramientas adquiridos durante el proceso de formación como coaches.
Más allá del trabajo de supervisión individual con los casos particulares que cada uno de
ellos traía a consulta, ante la reiteración del planteo, me propuse el desafío de desarrollar
una instancia de aprendizaje grupal que se hiciera cargo de esta demanda de los coaches
certificados. Es así que en el 2010 constituimos el primer grupo de lo que denominamos
Seminario de Postítulo en “Coaching Avanzado”, donde se plantea un proceso de
entrenamiento y profundización de la práctica del Coaching Ontológico Profesional, con el
objetivo de consolidar las competencias aprendidas, incorporar nuevas distinciones y
habilidades, y continuar un proceso de desarrollo personal y profesional.
A tal efecto planteamos un espacio de aprendizaje donde fuimos desarrollando una
innovadora metodología basada en un intenso entrenamiento y supervisión de prácticas de
coaching, con procesos de Mentor Coaching y con el análisis y debate grupal de sesiones
de coaching traídas y presentadas por los participantes, como así también con la
incorporación de conceptos y técnicas provenientes de otras disciplinas. Este trabajo
realizado con numerosos grupos de coaches a lo largo de estos años, me posibilitó ir
revisando y enriqueciendo la teoría, como así también los procesos, las técnicas y las
competencias que requiere un coach profesional a los efectos de hacerse cargo en forma
efectiva de la complejidad y diversidad de las problemáticas planteadas. El presente libro
es el emergente de esta intensa y transformadora experiencia.
El libro también viene a dar cuenta de la carencia de textos enfocados a la sistematización
de la práctica profesional del Coaching Ontológico, en contraposición con la nutrida
bibliografía existente dirigida exclusivamente a la teoría. Es por esto que el presente libro
pretende ser un aporte para quienes se estén formando o pretendan hacerlo, y también
para quienes se interesen en conocer no sólo la teoría que sustenta nuestra profesión, sino
también el devenir específico de la práctica del Coaching Ontológico Profesional.
Enfoque Constructivista
Durante siglos existió la creencia generalizada de que podemos percibir la realidad tal
cual es y que logramos tener acceso directo al mundo exterior, independientemente de las
condiciones biológicas, cognitivas y emocionales de las personas. Este postulado ha
constituido durante largo tiempo el paradigma dominante en los ámbitos científicos y
académicos.
El aspecto básico de esta concepción, conocida como epistemología empirista o
racionalista, es que vivimos una realidad única e igual para todos, que percibimos las cosas
tal cual son y que podemos tener un conocimiento “objetivo” de la realidad. Se considera
que el observador puede ser neutral, en tanto su mirada no influye ni condiciona aquello
que observa y, por lo tanto, se supone que su observación puede corresponder a la realidad
en forma autónoma a él.
A mediados del siglo pasado se planteó un fuerte debate y un cuestionamiento a este
enfoque epistemológico. La corriente constructivista y post-racionalista, que rápidamente
se ha expandido a todos los ámbitos del saber, posibilitando importantes avances y
desarrollos en las ciencias de la conducta humana, ha postulado que el aprendizaje es un
continuo y activo proceso de construcción de conocimientos y que la observación del sujeto
no es neutra, sino que el observador introduce un orden en lo que observa y que, por lo
tanto, su percepción es tan dependiente de los hechos o acontecimientos externos a él,
como de su estructura (biológica, cognitiva, lingüística y emocional) que permite, pero a su
vez condiciona, la asignación de sentido a lo observado. Es decir, la percepción siempre
implica una activa construcción de sentido, una atribución de significado a aquello que se
observa.
Sobre esta base del paradigma constructivista, en relación a que la percepción humana
siempre implica una acción de construcción de la realidad, se han generado diversos
desarrollos conceptuales. Tal vez los más significativos en relación a la temática que nos
convoca, son los que se conocen como “Modelos Mentales” y la “Teoría del Observador”.
Ambas miradas son complementarias y le agregan valor conceptual e instrumental al
quehacer profesional del Coaching Ontológico. Realizaremos a continuación un breve
desarrollo de cada una de estas concepciones.
Modelos Mentales
Llamamos modelos mentales al conjunto de opiniones, teorías personales, valores,
paradigmas, distinciones y creencias que utilizamos para percibir, analizar e interpretar todo
tipo de fenómenos y circunstancias de nuestra vida. Estos modelos mentales ejercen una
influencia determinante sobre nuestro modo de observar y comprender el mundo, y sobre
nuestra manera de situarnos y de actuar en él.
Como un cristal que distorsiona sutilmente nuestra visión, los modelos mentales
condicionan nuestra percepción y el proceso de asignación de sentido a los mensajes y
estímulos que recibimos. Determinan el enfoque de nuestra atención y la interpretación de
cualquier acción o circunstancia que observemos, aun sobre nosotros mismos. Condicionan
lo que vemos y lo que no, por qué seleccionamos algunos datos y obviamos otros, cómo
vinculamos y relacionamos estos datos con información preexistente, y qué interpretación
y valoración hacemos de todo ello. Y dado que establecen el modo de explicar el mundo,
condicionan nuestra emocionalidad e influyen en nuestro comportamiento y en la forma en
que nos relacionamos con las demás personas.
Todo ser humano se vincula con el mundo exterior, conoce, aprende, interpreta, toma sus
decisiones y actúa a través de sus modelos mentales. Cada persona vive en su propio y
único modelo del mundo. Y es este modelo el que va a determinar la efectividad de la acción
y la interacción de las personas.
El conocimiento de la realidad no es algo a lo que accedamos en forma neutra y directa,
sino que lo construimos y organizamos en forma activa. Esto encierra la paradoja de que
todo lo que observamos y concebimos es necesariamente la consecuencia de nuestros
propios modos y estilos de percepción e interpretación. A partir de tomar conciencia de la
existencia de nuestros modelos mentales y de que el proceso de percepción implica una
construcción de sentido, podemos darnos cuenta, tal como nos lo señala el Talmud, de
que vemos el mundo que es, de acuerdo a cómo somos.
La construcción de nuestros modelos mentales está condicionada por tres factores
constitutivos, cada uno de los cuales posee distintos “filtros” que inciden en nuestra
percepción:
Factores biológicos
Factores socio-culturales
Factores personales
Factores biológicos
Percibimos el mundo a través de nuestros sentidos. El sistema receptor humano
comprende: visión, oído, tacto, gusto y olfato. Podemos percibir únicamente una porción
del mundo circundante debido a las características neuro-fisiológicas que están
biológicamente predeterminadas. Es por esto que nuestros sentidos constituyen el primer
conjunto de filtros que actúan en la creación de nuestras representaciones del mundo.
Nuestra estructura biológica constituye la base común de la experiencia que compartimos
como miembros de la especie humana.
La Programación Neurolingüística (una de las disciplinas que basa su desarrollo en este
enfoque), ha acuñado el concepto de “sistemas representacionales”, en el que plantea
cómo incide la preeminencia de alguno de nuestros sentidos en la percepción y el
procesamiento de la información del mundo exterior. Los cataloga como sistemas: visual,
auditivo y kinestésico.
Factores socio-culturales
Los segundos condicionantes que intervienen en la asignación de sentido en el proceso
de percepción, son el conjunto de variables sociales y culturales en las cuales estamos
inmersos como miembros de los distintos sistemas sociales a los que pertenecemos.
Aquello que constituye nuestro trasfondo cultural compartido, condiciona nuestra forma de
observar e interpretar el mundo. Nuestra percepción está culturalmente determinada.
Todos estos condicionantes hacen que nuestra mirada esté atravesada por las creencias
y las costumbres consensuadas en nuestras comunidades y ámbitos sociales, y que ellas
incidan fuertemente en la forma en que percibimos las circunstancias que nos acontecen.
En tal sentido, el lenguaje, como construcción social, constituye uno de los factores
determinantes en la manera en que le damos sentido a nuestro acontecer en el mundo
(desarrollaremos más ampliamente este aspecto en el ítem “Enfoque Lingüístico”).
Factores personales
Son las representaciones que creamos en función de nuestra singular historia personal.
Como se sustentan en las experiencias, las creencias, los valores y el universo de
distinciones que cada persona va incorporando a través de su historia y su formación, ello
hace que los modelos mentales de cada ser humano sean únicos e irrepetibles. Podemos
creer que nuestra historia está en el pasado, pero nuestros modelos mentales proyectan
nuestro pasado en la comprensión presente del mundo. Un aspecto constitutivo de nuestros
modelos mentales son las “distinciones” que poseemos de acuerdo a nuestra formación,
experiencia e inserción sociocultural. Las distinciones condicionan nuestra capacidad de
observación.
Enfoque Lingüístico
Lenguaje y comportamiento humano
Desarrollaremos los aspectos centrales del “Enfoque lingüístico” que consideramos que
tienen una importante incidencia en la mirada conceptual que sustenta la práctica del
Coaching Ontológico. Vale aclarar que si bien abordaremos este enfoque desde nuestra
particular perspectiva, el mismo es tributario de los desarrollos y aportes de un conjunto de
destacados autores (John Austin, John Searle, Humberto Maturana, Fernando Flores y
Rafael Echeverría) que han posibilitado revalorizar el rol del lenguaje en relación con la
capacidad de acción y transformación de las personas.
Afirmaciones
Las afirmaciones son aquellos actos lingüísticos en los que describimos el mundo que
podemos observar. Cuando realizamos una afirmación damos cuenta de lo que acontece,
nos referimos a algo que precede a la palabra. Y como la situación, el acontecimiento, el
objeto o el sentimiento preexisten a la afirmación que los describe, las afirmaciones pueden
ser verdaderas o falsas, en tanto coincidan o distorsionen esa realidad previa.
Cuando realizamos una afirmación contraemos el compromiso con la veracidad de lo
enunciado y con la posibilidad de suministrar evidencias que la sustenten debidamente.
Juicios
Un juicio es una interpretación, una valoración que expresa la perspectiva de la persona
sobre su experiencia. Cuando formulamos un juicio estamos emitiendo una opinión,
declarando nuestra “posición” con respecto a determinado evento o situación. Estas
opiniones, que expresan nuestros gustos, preferencias, valores, parámetros de evaluación
y hasta nuestras convicciones más profundas, son las que determinan nuestras acciones
y, por lo tanto, las que nos van constituyendo en el tipo de persona que somos cada uno de
nosotros.
Todo juicio dice más sobre quien lo emite que lo que expresa sobre lo enjuiciado. A través
de sus opiniones, las personas revelan información sobre su forma de observar la situación,
sus estándares de evaluación, sus creencias, sus preferencias y valores. Los juicios nos
permiten observar qué tipo de observador es quien los emite.
La importancia de los juicios reside en la interpretación que proveen, ya que en base a
ella definimos nuestro rumbo de acción. En cada toma de decisión se ponen en
funcionamiento, de forma explícita o implícita, un conjunto de juicios. Éstos constituyen el
basamento sobre el que los seres humanos decidimos nuestras acciones. Dado que
los juicios actúan como las brújulas de nuestro accionar, decimos que pueden
ser facilitadoreso limitantes en función de las posibilidades que nos abran o nos cierren.
En ámbitos sociales o institucionales, los juicios son válidos o inválidos en función de la
autoridad de quien los formule. Fuera de un ámbito institucional, la validez de un juicio
depende de la autoridad que le conferimos a quien lo emite. Es fundamental tener presente
que los juicios son por naturaleza discutibles y nunca son verdaderos o falsos. Cuando
formulamos un juicio nos comprometemos con la validez de nuestra opinión y con la
necesidad de fundamentar debidamente el punto de vista expuesto.
Declaraciones
Las declaraciones son los actos lingüísticos que utilizamos para construir una realidad
que previamente no tenía existencia. En las declaraciones la palabra plasma nuestro
compromiso con la creación de una realidad diferente. Siempre después de una declaración
algo cambia, se genera una nueva realidad. Para que una declaración ponga en marcha un
proceso de cambio, tiene que existir un actuar consistente con lo declarado. Toda
declaración lleva implícita el compromiso de proceder en consecuencia, es decir, la
promesa de que vamos a sostener desde la acción lo que declaramos desde la palabra. El
cumplimiento de este compromiso hace a nuestra integridad como personas. Las
declaraciones a nivel social o institucional son válidas o inválidas según el poder o la
autoridad de quien las realiza.
Pedidos
El pedido es una acción que implica hacerse cargo de algo que uno quiere y no tiene. Los
pedidos nacen de una carencia o del deseo de generar una realidad nueva o diferente a
la existente. Realizar un pedido supone hacer explícito que aspiramos a lograr u obtener
algo con la ayuda o la colaboración de otra persona. Quien realiza un pedido solicita a su
interlocutor que efectúe determinadas acciones en tiempo y forma, de modo de satisfacer
sus necesidades y expectativas. El poder del pedido reside en que es la vía de acceso a un
posible compromiso, a través del cual conseguiremos algo o generaremos una nueva
realidad en pos de nuestros objetivos.
Ofrecimientos
Los ofrecimientos llevan en forma implícita la promesa de realizar la acción que se está
ofreciendo. Al igual que con los pedidos, los ofrecimientos también pueden ser rehusados,
y si esto sucede no se ha concertado el compromiso. Sin embargo, si son aceptados,
automáticamente queda acordado el compromiso y la obligación de su cumplimiento. El
poder de nuestros ofrecimientos radica en que sólo a través de ellos podemos mostrarnos
como una posibilidad para el otro.
Compromisos
Los compromisos son los actos lingüísticos que nos permiten coordinar acciones con
otras personas. Realizar un compromiso siempre supone un acuerdo entre dos partes. El
compromiso es el nudo conversacional que atamos entre dos personas, en el cual se
establece qué va a realizar cada uno, de qué forma, en qué plazo y con qué características.
Las posibilidades que tenemos de lograr nuestros objetivos dependen del mutuo
cumplimiento de los compromisos contraídos. Una conversación para acordar un
compromiso puede iniciarse de dos maneras posibles, con dos actos lingüísticos
distintos: con un pedido o con un ofrecimiento. El compromiso se materializa cuando el otro
acepta el ofrecimiento o el pedido.
Enfoque Conversacional
En este ítem abordaremos la conversación como un fenómeno complejo y
multidimensional de la interacción humana, mencionando y desarrollando brevemente los
aspectos que se ponen en juego en estos encuentros e intercambios entre las personas a
los que llamamos conversaciones.